Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171109 - Número de Diario 55

(L27A2P1oN055F19171109.xml)Núm. Diario:55

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 9 DE NOVIEMBRE DE 1917

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

PERIODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 55

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

CELEBRADA EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1917

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.

2. - Se da cuenta con los asuntos en cartera. Petición de varios CC. diputados para que la Gran Comisión presente candidatos para integrar una Comisión especial que se encargue de reglamentar el artículo 4o. constitucional. Aprobada. Es aprobado en votación económica un dictamen de la Comisión de Estado, Interior, que amplía la licencia del C. Ramírez Garrido. Dictámenes de la 1a. Comisión de Hacienda, concediendo pensiones a la señorita María Luisa Palacios y a las señoras E. R. viuda de Valderráin. C. Solórzano y Domínguez y señoritas Josefa y Rosa Alcocer. Primera lectura. Dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, concediendo pensión a la señora T. Cabello viuda de Vásquez. Primera lectura. Proyecto de ley de las Comisiones unidas de Comercio e Industria y 2a. de Trabajo y Previsión Social, sobre autorización al Ejecutivo para que se incaute de las fábricas en los casos de paro. Se dispensa la segunda lectura y a discusión el primer día hábil e imprímase.

3. - Se pone a discusión en lo general el dictamen de las Comisiones de Estado, Interior, y 2a. de Guerra sobre petición del C. Gobernador del Estado de México, para organizar fuerzas de seguridad. Es aprobado. A discusión en lo particular es aprobado el artículo 1o. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. DEL CASTILLO PORFIRIO

(Asistencia de 147 CC. diputados.)

El C. Presidente, a las 4.18 p. m.: Se abre la sesión de la Cámara de Diputados.

El C. Prosecretario Limón: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados, el día siete de noviembre de mil novecientos diez y siete.

"Presidencia del C. Porfirio del Castillo.

"En la ciudad de México, a las diez y veinte de la mañana del miércoles siete de noviembre de mil novecientos diez y siete, con asistencia de ciento veintisiete CC. diputados, según consta en la lista que previamente pasó el C. Secretario Aranda, se abrió la sesión.

"El mismo C. Secretario leyó el acta de la sesión celebrada el día seis del presente mes, la cual, sin debate, se aprobó en votación económica.

"El C. Secretario Portes Gil declaró que se iba a proceder a la votación del título I del dictamen relativo al proyecto de Ley de Organización del Ministerio Público Federal y reglamentación de sus funciones, con excepción de los artículos 10 y 12 y fracción XIII del 16, separados por algunos CC. diputados, cuya votación se declaró sin efecto en la sesión celebrada el día de los corrientes, por falta de quórum.

"El C. Méndez retiró su objeción referente a la fracción XIII del artículo 16, y el C. Mariel apartó el artículo 8o., por lo que, incluyendo aquélla y excluyendo éste, así como los artículos 10 y 12, según se ha expresado, antes se procedió a la votación del título I, que resultó aprobado por ciento veintidós votos de la afirmativa, contra tres de la negativa, de los CC. Mariel, Pardo y Saucedo Salvador.

"La Secretaría hizo la declaración correspondiente y en seguida fue puesto a discusión el artículo 8o. del mismo título I, que, como se ha dicho, fue separado a petición del C. Mariel.

"El C. Rueda Magro, en nombre de las Comisiones, apoyó al referido artículo a solicitud del C. Hernández Garibay, y después contestó una interpelación del C. Mariel, con lo que se consideró el punto suficientemente discutido, reservándose para su votación el artículo 8o.

"El artículo 10, apartado por el C. Portes Gil, lo presentó reformado la Comisión, de acuerdo con una modificación sugerida por dicho C. Portes Gil; el C. Méndez insinuó otra reforma, que no fue aceptada por las Comisiones, a las que, acto continuo, permitió la Asamblea retirar el mencionado artículo 10, como en su dictamen lo proponen y presentarlo reformado en los términos que dio a conocer la Secretaría; el C. Méndez insistió en su propósito

y el C. Rueda Magro hizo una aclaración después de la cual se consideró agotado el debate respecto al artículo 10, el que también se reservó para su votación.

"Por lo que se refiere al artículo 12, objetado por el C. Olivé, las Comisiones obtuvieron permiso de la Cámara para modificarlos en la forma que expresó la Secretaría; y como en seguida se declarara que se iban a votar los artículos 8o., 10 y 12, el C. Méndez, pidió se recogiera votación aparte para el artículo 10, a lo que accedió la Mesa. En consecuencia, solo fueron votados juntamente los artículos 8o., y 12, los que resultaron aprobados por ciento treinta votos de la afirmativa, contra dos de la negativa, de los CC. Mariel y Pardo.

"El C. Rocha pasó a la tribuna para informar sobre el resultado de la Comisión que él presidió para asistir al sepelio del C. diputado Valentín Flores Garza, y en seguida se realizó la votación relativa al artículo 10, la que fue interrumpida por el C. Padilla, para solicitar la lectura de la fracción I del artículo 142 reglamentario, que llevó a cabo el C. Secretario Aranda; el C. Secretario Portes Gil hizo una aclaración y terminado el cómputo de votos se declaró aprobado el citado artículo 10, por ciento treinta votos de la afirmativa, contra seis de la negativa, de los CC. Carrillo Eduardo S., Fernández Martínez, López Miro, Mariel, Méndez y Pardo.

"El C. Secretario Aranda dio lectura al título II, el que sin discusión, excepto el artículo 31, separado por el C. Méndez, se aprobó por ciento veintisiete votos de la afirmativa, contra dos de la negativa, de los CC. Mariel y Pardo.

"El artículo 31 fue presentado por las Comisiones con una modificación propuesta por el C. Méndez, en lo que consintió la Asamblea. Este artículo, a moción del C. Manrique, se reservó para su votación, así como el título III, que leyó el C. Secretario Aranda, y respecto del cual nadie usó de la palabra.

"Los artículos transitorios con que termina el dictamen de que se trata, sufrieron modificaciones que fueron permitidas por la Cámara, e insinuadas por los CC. Manrique y Sánchez Tenorio, en las fracciones VI y XV del artículo 3o.; el C. Peña propuso asimismo, una modificación respecto de la fracción XIII del mismo artículo, que no aceptaron las Comisiones por las razones que expuso el C. Rueda Magro, quien seguidamente pidió se admitiera a debate una adición al dictamen conceptuada como artículo 24 bis, lo que aceptó la Asamblea. Nadie habló acerca de esta adición, la que fue votada al mismo tiempo que el artículo 31 del título II, el título III y los transitorios que, como se ha dicho, se reservaron para su votación. Esta produjo ciento veinticuatro votos de la afirmativa, contra dos de la negativa de los CC. Mariel y Pardo, por lo que, acto seguido, se hizo la declaración de que quedaba aprobado el dictamen de las Comisiones unidas, 1a. y 2a. de Justicia, relativo al proyecto de Ley de Organización del Ministerio Público Federal y reglamentación de sus funciones, y que se nombraba en Comisión para que lo llevaran al Senado, a los CC. Rueda Magro, Peña, Ruiz Juan A., Méndez, Manrique y Prosecretario Limón.

"A las doce y treinta y cinco p. m. se suspendió la sesión, para reanudarse a las cuatro y diez y ocho de la tarde, con asistencia de ciento cincuenta y cuatro CC. diputados, según aparece en la lista que previamente pasó el C. Prosecretario de la Barrera.

"El C. Secretario Aranda dio cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio de la H. Cámara de Senadores, acusando recibo del proyecto de ley en que se concede licencia al ciudadano mexicano Constantino de Tárnava que para desempeñar el cargo de Cónsul de Bélgica en Monterrey. - A su expediente.

"Oficio de la Secretaría de Estado, Negocios Interiores, en que se participa que el C. Presidente de la República desea utilizar los servicios del C. diputado Marciano González en el desempeño de una comisión de guerra, en virtud de la cual se solicita licencia para dicho C. diputado. - A la Comisión de Estado, Interior.

"Solicitud del C. diputado Luna Enríquez, a fin de que se le conceda licencia por dos meses, sin goce de dietas, con objeto de hacerse cargo interinamente del Gobierno del Estado de Zacatecas.

"Se dispensaron los trámites y fue aprobada en votación económica.

"Solicitud del C. diputado José Villaseñor, para que se le conceda licencia hasta por veinte días, con goce de dietas.

"El C. Sepúlveda pidió que el interesado fundara su solicitud, y como éste no estuviera presente, el C. Blancarte hizo una aclaración. Dispensados los trámites, fue puesta a debate, pasando a la tribuna para hablar en contra el C. Pruneda, quien fue interrumpido por mociones de orden de los CC. Peralta y Hay; los CC. Rocha y Sepúlveda usaron de la palabra en pro y en contra, respectivamente, y luego el C. Blancarte apoyó la solicitud del C. Villaseñor, la que en seguida fue impugnada por el C. Villarreal Filiberto C.; el C. Blancarte hizo una aclaración a sus conceptos anteriores, y el C. Manrique habló en pro e hizo una proposición que no se tomó en cuenta, en virtud de una moción de orden del C. Rocha. Se consideró el asunto suficientemente discutido, y a petición del C. Carrascosa, apoyado por varios CC. diputados, se llevó a cabo la votación nominal, para resolver sobre el particular, la que dio un resultado de ochenta y nueve votos de la afirmativa, contra setenta de la negativa, declarándose en seguida que se concedía la licencia al C. Villaseñor.

"Presidente del C. Rueda Magro Manuel.

"Iniciativa de ley subscripta por los CC. López E. Ricardo y Villarreal Filiberto C., que se refiere a la elección de Ayuntamientos en el Distrito Federal.

"El C. López Lira interrumpió la lectura del documento anterior para solicitar se le dispensaran las dos lecturas y se pusiera a discusión el primer día hábil, después de impreso; solicitud que motivó una moción de orden del C. López F. Ricardo, aclaraciones de la Presidencia y del mismo C. López y del C. Hay. Terminó la lectura y el mencionado C. López pidió se dispensara la segunda a su iniciativa de ley el C. Vadillo, inscripto en contra de esta petición, renunció a hablar en tal sentido por la razón que expuso; el C. Cabrera, después de oír un informe que suministró el C. López F. Ricardo, habló en contra de la dispensa de la segunda

lectura; el repetido. C. López lo hizo en pro, y en contra el C. Hay, declarándose el punto, suficientemente discutido. El G. Aranda, de conformidad con el artículo 62 reglamentario preguntó a la Asamblea si consideraba el asunto de urgente resolución, y como se resolviera en sentido negativo, se turnó el mismo a las Comisiones 2a. de Puntos Constitucionales y de Estado, Interior. El C. Hay solicitó se recomendara a estas Comisiones dictaminaran a la mayor brevedad, y contestó el C. Presidente que así se haría.

"El C. Zubaran pidió se fijara el día para la discusión del dictamen relativo a la acusación contra el Gobernador Mucel, a lo que accedió la Presidencia.

"Se reanudó la discusión del dictamen que trata del proyecto de Ley Organización de las Secretarías de Estado, en lo que respecta a la Escuela Nacional Preparatoria e Internado Nacional, estimados como dependencias del Departamento Universitarios y de Bellas Artes, según aparece en el artículo 8o. de dicho dictamen.

"Ocupo la tribuna para rectificar hechos el C. García Eliseo, de quien contestó una interpelación el C. Ramírez G. Benito; a petición del orador el C. Secretario Aranda leyó un documento de cuya autenticidad dio fe; el C. García Eliseo terminó su discurso después de dirigir una interpelación al C. Cravioto.

"Acto continuo también rectificaron hechos los CC. Sáenz y Siurob, pero antes de que éste lo hiciera, con motivo de que se escucharon manifestaciones de los concurrentes a las galerías, el C. Secretario Aranda leyó el artículo 195 del Reglamento, el C. Figueroa hizo una moción de orden y otra el C. Manrique en virtud de la cual también se leyó el artículo 197 reglamentario.

"Presidencia del C. Porfirio del Castillo.

"Durante el discurso del C. Siurob, la Presidencia recomendó a los CC. diputados no interrumpieron al orador y llamó al orden a las galerías.

"Asimismo el C. Rivera José usó de la palabra para rectificación de hechos y una vez que terminó, hizo una moción de orden el C. García Eliseo porque se concedió la palabra para contestar alusiones personales al C. García Jonás, quien habló con ese fin después de una aclaración de la Presidencia, y proporciono un documento al que dio lectura el C. Secretario Aranda.

"También rectificó hechos el C. Cabrera, y el C. Román hizo diversas consideraciones sobre el asunto a debate y solicitó que, de conformidad con el artículo 127 del Reglamento, informara a nombre del Ejecutivo el C. Subsecretario del Interior, quien pasó a la tribuna para ese objeto. Y una vez que el C. Blancarte apoyó el dictamen, la Asamblea, en votación económica, resolvió que el asunto estaba suficientemente discutido y se pasó a su votación nominal. Esta dio un resultado de noventa y siete votos de la negativa, contra cuarenta y ocho de la afirmativa.

"Durante la lectura de las listas de votación, los concurrentes a las galerías hicieron manifestaciones de desorden, las que dieron lugar a mociones de orden de los CC. García Jonás y Hernández Maldonado y a que la Presidencia ordenara se expulsara a los concurrentes que no guardaran compostura.

"En vista del resultado de la votación la Secretaría declaró que volvía el dictamen a las Comisiones, para que lo reformaran en el sentido de la discusión, esto es, dejando de considerar como dependencias del Departamento Universitario y de Bellas Artes, a la Escuela Nacional Preparatoria e Internado Nacional.

"El C. Secretario Aranda leyó la orden del día para la sesión siguiente, y para la del próximo martes 13, y a las ocho y diez de la noche se cerró ésta."

Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Aprobada.

El C. Secretario Portes Gil: "Secretaría de la Cámara de Senadores del Congrego de los Estados Unidos Mexicanos. - Sección 1a. - Número 148.

"Para los efectos constitucionales, tenemos el honor de remitir a ustedes el expediente y decreto relativo a la autorización que se concede al C. Gobernador constitucional del Estado de Hidalgo, para que forme las fuerzas de seguridad pública; así como el oficio número 2943 del Subsecretario de Estado del Interior, en el que comunica que el Ejecutivo cree prudente que el Congreso fije el tiempo durante el cual deba subsistir la autorización concedida, y la cantidad de fuerza armada que dicha autorización comprenda.

"Reiteramos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, noviembre 8 de 1917. - Luis J. Zalce, S. S. - L. Pescador, S. S. - A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - A las Comisiones unidas, 2a. de Puntos Constitucionales y 2a de Guerra.

"Secretaría de Hacienda y Crédito Público. - Mesa 2a. - Número 24310.

"Por la atenta esquela de usted, de 6 del actual, ha quedado enterada esta Secretaría, con sentimiento, de que en la expresada fecha falleció el C. diputado Valentín Flores Garza, propietario por el undécimo distrito electoral del Estado de México.

"Reitero a usted mi distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 7 de noviembre de 1917. - El Subsecretario Encargado del Despacho, R. Nieto. - Al C. Presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos. - Presente." - A su expediente.

"Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra y Marina. - México. - Departamento de Infantería. - Sección 3a. - Mesa de pensiones. - Número 7387.

"Tengo la honra de remitir a usted con la relación adjunta, veintiocho expedientes formados por este Departamento con motivo de la solicitud de pensión que han dirigido a esta Secretaría igual

número de deudos de militares constitucionalistas muertos en campaña, a fin de que esa H. Cámara de Diputados se sirva resolver lo que estime conveniente.

"Protesto a usted las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 11 de octubre de 1917. - El general Subsecretario Encargado del Despacho. - J. A. Castro.

"Al C. Presidente de la H. Cámara de Diputados. - Presente. " - Recibo y pasan los expedientes por turno, a las comisiones de Guerra.

"Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra y Marina. - México. - Departamento del Servicio Sanitario. - Sección 1a. o de personal. - Número 8308.

"El C. Presidente de la República ha tenido a bien disponer se remita a esa H. Asamblea, a fin de que se sirva determinar sobre el particular, el expediente formado con motivo de la instancia que eleva a esta Secretaría la señora Manuela González viuda de Beaven, en la que pide unas pensión, en vista del fallecimiento del señor teniente de ambulancia, Ventura C. Beaven, su esposo, que falleció en acción de guerra.

"Reitero a ustedes las seguridades de mi atenta consideración.

"Constitución y Reformas. - México, 26 de octubre de 1917. - El general Subsecretario, J. A. Castro."

"A los CC. Secretario de la H. Cámara de Diputados. - Presente." - Recibo y a la Comisión de Guerra.

"Juzgado 2o. de Distrito Supernumerario del Distrito Federal. - México. - Sección 1a. - Amparos. Número 223.

"En el juicio de amparo promovido por la señora Esther Lobato viuda de Barreira, contra actos de esa H. Cámara de Diputados, proveí un auto resolviendo que, con sujeción a los artículos 702, fracción V, inciso C, y 747, fracción III del Código Federal de Procedimientos Civiles, es de sobreseerse y se sobresee en este asunto, por causa de improcedencia.

"Lo que tengo el honor de comunicar a usted, para que se digne ponerlo en el superior conocimiento de ese H. Congreso de la Unión.

"Protesto a usted las seguridades de mi distinguida y respetuosa consideración.

"Constitución y Reforma. - México, noviembre 7 de 1917. - El Juez 2o de Distrito Supernumerario, R. Aguilar Águila."

"Al C. Secretario de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. - Presente." - De enterado.

"H. Asamblea:

"Los subscriptos, diputados en ejercicio al XXVII Congreso de la Unión, ante Vuestra Soberanía, con todo respeto pasamos a exponer:

"El artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su parte final, dice los siguiente:

"La ley determinará en cada Estado, cuáles son las profesiones que necesitan título para su ejercicio, las condiciones que deben llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo."

"Como se ve, dicho artículo necesita una reglamentación especial, que, por lo que toca al Distrito Federal y Territorios, corresponde a llevarla a cabo al Congreso de la Unión, según la facultad que le presta la fracción VI del artículo 73.

"En la Constitución de 57, el artículo 3o era el que correspondía al 4o. actual, y, según consta en historia de nuestras Legislaturas, varias veces se intentó llevar a cabo la reglamentación de dicho artículo, sin llegar a ningún resultado definitivo, pues desde el año de 1861, a la fecha, se han presentado, entre otros, los siguientes proyectos:

"El del diputado don Manuel Dublán, 27 de septiembre de 1861; el del diputado don Pantaleón Tovar, el 10 de marzo de 1868; el de una Comisión especial, el 6 de enero de 1869; el de la diputación de Guanajuato, 24 de noviembre de 1874; el de la diputación de Oaxaca, 7 de noviembre de 1877; en 1879, proyecto de una Comisión especial; el 27 de octubre de 1880, proyecto del diputado don Juan A. Mateos, y el de la Comisión de Puntos Constitucionales, 10 de noviembre de 1901.

"La mayor parte de ellos fueron discutidos; mas por una especie de fatalidad, ninguno tuvo feliz término, pues en tanto que unos quedaron olvidados, por llegarse al receso, otros lo fueron para dar preferencia a diferentes asuntos, otros por mociones suspensivas, etc. Todo ello nos demuestra que, desde nuestros constituyentes de 57, ha habido una tendencia manifiesta a ocuparse del asunto, pues a nadie se ha escapado su importancia e interés.

"Varios de los firmantes, penetrados de la trascendencia de esta reglamentación, sobre todo en lo que se refiere a la profesión de médico, que es la que más se presta al charlatanismo y donde éste es más pernicioso, tiene un proyecto de reglamentación de dicha profesión; mas como el artículo 4o. constitucional se refiere al ejercicio de todas las profesiones, creemos que debe ser nombrada una Comisión especial que se encargue de dicha reglamentación, y a la que daremos, en su oportunidad, los datos que tenemos.

"Por lo expuesto, y con todo respeto, nos permitimos pedir a la Asamblea la aprobación de la siguiente proposición, para la que pedimos la dispensa de trámites:

"Dígase a la Gran Comisión que presente a la mayor brevedad a la aprobación de la Cámara de Diputados, el personal de una Comisión especial que se encargue de reglamentar el artículo 4o. constitucional."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congrego de la Unión. - México, 7 de noviembre de 1917. - Francisco Medina. - Eugenio Méndez. - R. Narro. - José D. Torres. - A. Cravioto. - G. Padrés. - L. Mariel. - Tomás Valle. - A. Manrique. - M. G. Aranda. - Hernández Garibay."

Se pregunta a la Asamblea si dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. (Voces: ¡No, no se pide eso!)

La proposición es la siguiente: "Dígase a la Gran Comisión que presente a la mayor brevedad a la aprobación de la Cámara de Diputados, el personal de una Comisión especial que se encargue de reglamentar el artículo 4o. constitucional."

El C. Manrique: Pido la palabra:

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Los trámites cuya dispensa se solicita son la segunda lectura y luego la pregunta que se acostumbra hacer a la Asamblea; si se acepta o no a discusión; como el asunto es realmente de obvia resolución pedimos que pase desde luego a la Gran Comisión.

- El mismo C. Secretario: En votación, económico se pregunta si se dispensan los trámites. Los que están por la afirmativa se servirán poner de pie. Sí se dispensa los trámites. Está a discusión. ¿Nadie hace uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvase poner de pie. Aprobado Pasa a la Gran Comisión para los efectos respectivos.

- El mismo C. Secretario: "Comisión de Estado, Departamento del Interior.

"H. Cámara:

"Se turnó a esta Comisión de Estado, Departamento del Interior, un telegrama procedente de Ciudad del Carmen, Campeche, del C. diputado J. D. Ramírez Garrido, pidiendo ampliación hasta por un mes más a la licencia que le fue concedida, por no haber vapor para transladarse a esta capital.

"Como las causas expuestas por el C. diputado Ramírez Garrido, las considera esta Comisión como de fuerza mayor, y estando en funciones su suplente, cree de justicia concederle el permiso solicitado; y en tal virtud, sometemos a la deliberación de la H. Asamblea el siguiente acuerdo económico:

"Concédase ampliación hasta por un mes, sin goce de dietas a la licencia que disfruta el C. diputado J. D. Ramírez Garrido."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 6 de noviembre de 1917. - Francisco Medina. - Flavio Pérez Gasga."

Está a discusión. En votación económica se pregunta si se aprueba el dictamen. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. No se aprueba el dictamen. (Voces: ¡Sí, sí! Reclamo la votación.) En votación económica se pregunta si se aprueba. Aprobado.

"1a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"A la Comisión que subscribe, fue turnado el expediente en que la señorita María Luisa Palacios solicita le sea concedida la pensión de que disfrutaba su señora madre, hija del constituyente del 57, don Ponciano Arriaga, en vista de que la pensión que asignó esta Representación Nacional a la señora madre de la peticionaria, Micaela Arriaga, ya muerta, le fue retirada en virtud de haber contraído matrimonio.

"La pensión que disfrutaba la señora Micaela Arriaga, madre de la peticionaria, era de $ 150.00 mensuales, y por esta misma cantidad solicita la pensión la nieta del constituyente Arriaga.

"Esta Comisión, pesando las angustias actuales del Erario Nacional y las muchas solicitudes de pensiones a que tenga que atender la Representación Nacional, se permite someter a vuestra aprobación, el siguiente proyecto de ley:

"Único Concédase una pensión de $90.00 mensuales, oro nacional, que serán pagados íntegramente por la Tesorería General de la Nación, a la señorita María Luisa Palacios, nieta del constituyente don Ponciano Arriaga, pensión de que disfrutará mientras no cambie su actual estado civil."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados. - México, a 5 de noviembre de 1917. - Juan Zubaran. - G. Padrés. - C. Limón." - Primera lectura.

"1a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"A la Comisión que subscribe, fue turnado el expediente en que la señora Emiliana R. viuda de Valderráin solicita le sea aumentada la pensión de $ 30.00 mensuales de que actualmente disfruta y que es pagada por la Tesorería General de la Nación, por orden del Subsecretario del Interior.

"En el expediente figura un memorial en que, varios vecinos de Mocorito, Sinaloa, testifican que el señor Clemente Valderráin fue asesinado por las huestes de Villa; asimismo en otro testimonio del señor Secretario del Interior, Aguirre Berlanga, certifica que el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encarado del Poder Ejecutivo de la Unión, tuvo a bien conceder esta pensión a la señora viuda de Valderráin, en vista de los méritos que por servicios a la causa constitucionalista prestó su citado esposo.

"La peticionaria pide que le sea aumentada la pensión a la suma de $100.00 oro nacional; y esta Comisión, pesando la situación crítica porque atraviesa el Erario Nacional, así como de que hay muchas solicitudes de pensiones que tendrá que acordar la Soberanía de este Congreso, se permite proponer a la consideración de esta H. Asamblea, el siguiente proyecto de ley:

"Único. Concédase a la señora Emiliana R. viuda de Valderráin, una pensión de cuarenta y cinco pesos mensuales, que le serán pagados íntegramente en oro nacional, por la Tesorería General de la Nación, mientras no cambie su actual estado civil."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados. - México, a 5 de noviembre de 1917. - Juan Zubaran. - G. Padrés. - C. Limón." - Primera lectura.

"1a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"A esta Comisión fue turnado el expediente en que solicita la señora Camila Solórzano y Domínguez, nieta de la Corregidora de Querétaro, doña Josefa Ortiz de Domínguez, una pensión, como descendiente de la que prestó eminentes servicios a la Patria.

"La señora solicitante disfruta de un montepío de su señor padre don Pedro Solórzano, de $ 30.00

mensuales que le son pagados por la Tesorería General de la Nación; pero en atención a que la cantidad es bastante exigua para las necesidades de la vida en estos momentos, y en atención a que la solicitante tiene derecho ocurrir a la Representación Nacional por un auxilio, para su subsistencia como nieta de la Corregidora de Querétaro, esta Comisión somete a la aprobación de esta H. Asamblea, el siguiente proyecto de ley:

"Único Concédase una pensión de treinta pesos mensuales, oro nacional, que serán pagados, íntegramente por la Tesorería General de la Nación, a la señora Camila Solórzano y Domínguez, como nieta de la Corregidora de Querétaro, doña Josefa Ortiz de Domínguez, en tanto no cambie su actual estado civil."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados. - México, a 5 de noviembre de 1917. - Juan Zubaran. - G. Padrés. - C. Limón." - Primera lectura.

"2a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"Esta Comisión ha estudiado la solicitud que presentaron las señoritas Josefa y Rosa Alcocer, nietas del C. Vidal Alcocer, a las cuales en el año de 1902, la Cámara de Diputados les asignó una pensión de cien pesos mensuales, la que estuvieron percibiendo hasta el mes de diciembre del año próximo pasado. En la actualidad esta pensión está reducida a la cantidad de veinticinco pesos, según lo manifiestan las solicitantes.

"Esta Comisión, teniendo en cuenta los eminentes servicios prestados a la República, por el C. Vidal Alcocer, abuelo de las peticionarias, el cual contribuyó con su peculio a varias obras de interés público, entre las que cuenta la de haber cedido al Supremo Gobierno unos terrenos destinados para las escuelas, es de opinión se favorezca a las señoritas Josefa y Rosa Alcocer, pero no siendo posible por las aflictivas condiciones del Erario Nacional, el que les sea pagada íntegra la pensión de cien pesos que les fue concedida en 1902, estimamos que es la justicia por lo menos, concedérseles una pensión de cincuenta pesos mensuales, mientras mejoran las condiciones del Erario Nacional.

"En tal virtud, nos permitimos someter a la aprobación de Vuestra Soberanía, el siguiente proyecto de ley:

"Páguese a las señoritas Josefa y Rosa Alcocer, el cincuenta por ciento de la pensión concedida por la Cámara de Diputados el año de 1902, o sea la cantidad de cincuenta pesos mensuales, los cuales les serán pagados íntegros por la Tesorería General de la Nación, mientras no cambien de estado."

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 7 de noviembre de 1917. - J. R. Padilla. - R. Basáñez. - J. Silva Herrera." - Primera lectura.

"2a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"Esta Comisión ha estudiado debidamente el expediente que se relaciona con la pensión solicitada por la señora Teodora Cabello viuda de Vásquez, la cual se dirigió primeramente al Ejecutivo, por conducto de la Secretaría de Gobernación, y posteriormente a esta H. Cámara de Diputados, en demanda de la pensión de referencia.

"La Comisión ha hecho un estudio minucioso de los siete comprobantes que originales acompañó la peticionaria, encontrando debidamente comprobado que el señor arquitecto Silvestre Vásquez, esposo de la solicitante, fue asesinado en la ciudad de Guatemala el día 9 de septiembre de 1913 por los pretorianos del usurpador Victoriano Huerta.

"El señor Vásquez era el único sostén de su esposa, así como de su hijo, Prisciliano Vásquez, que se encuentran actualmente en condiciones verdaderamente críticas, según constancias que obran en el mismo expediente.

"Esta Comisión estima, que, dada la forma en que se sacrificó el arquitecto Silvestre Vásquez, por la causa constitucionalista, bien merece su viuda que se le otorgue una pensión para su sostenimiento y el de su hijo y son los deseos de la Comisión, que esta pensión fuera todo lo suficiente para el objeto; pero como quiera que las circunstancias económicas del Erario Nacional, son tan aflictivas en la actualidad y es abrumador el número de pensiones que pesan sobre el Gobierno, en vista de las innumerables víctimas de la Revolución, tanto civiles como militares, venimos a proponer que por ahora esta H. Asamblea se limite a conceder a la señora Teodora Cabello viuda de Vásquez un pequeño subsidio de treinta pesos mensuales, con lo que, por lo menos, podrá atender a sus más apremiantes necesidades.

"Por lo expuesto, nos permitimos someter a la aprobación de Vuestra Soberanía el siguiente proyecto de ley:

"Se conoce a la señora Teodora Cabello viuda de Vásquez, un pensión de treinta pesos mensuales, la cual le será pagada íntegramente por la Tesorería General de la Nación, mientras no cambie de estado."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 6 de noviembre de 1917. - J. R. Padilla. - R. Basáñez. - J. Silva Herrera." - Primera lectura.

"Comisiones unidas de Comercio e Industria y 2a. de Trabajo y Previsión Social.

"Señor:

"Las Comisiones unidas de Comercio e Industria y 2a. de Trabajo y Previsión Social, han estudiado el proyecto de ley que envía a esta H. Cámara, la de Senadores, relativo a la autorización que se desea dar al Ejecutivo para la incautación de fábricas en los casos de paros.

"Como se recordará, de esta H. Cámara partió la iniciativa y en ella se propuso un proyecto de ley por el cual se facultaba al Poder Ejecutivo para ejercer las funciones a que se refiere a fracción XX del artículo 123 constitucional, entretanto se expedía la Ley Orgánica relativa. Y se facultó al mismo para que se incautara los establecimientos industriales en los casos de paros temporales o definitivos que no estuvieran autorizados por la Constitución. Por último, en el artículo 3o. de aquel proyecto se proponía que se invitara a las Legislaturas

de los Estados para expedir una ley semejante.

"La Cámara de Senadores devolvió el proyecto, suprimiendo la invitación a las Legislaturas de los Estados, y en lugar de facultar al Ejecutivo para ejercer las funciones a que se refiere la fracción XX del artículo 123 constitucional, entró de lleno al asunto, formando una especie de ley orgánica de la citada fracción, que puede tomare como una ampliación de lo que esta Cámara proponía en el artículo 2o. de su proyecto.

"La Comisión hubiera deseado, hacerle algunas pequeñas modificaciones al proyecto de ley enviado por el Senado, pero no siendo estas modificaciones substanciales, se ha abstenido de hacerlas, porque siendo tan corto tiempo que queda a la actual Legislatura para funcionar, seguramente que no habría tiempo para que el Senado tomara en consideración las modificaciones que se propusieran, ni mucho menos si estas modificaciones no fueran en su totalidad aceptadas por aquella Cámara colegisladora, lo que daría por resultado que quedáramos sin ley en materia tan importante.

"Por estas consideraciones, tomando en cuenta, repetimos que las diferencias de parecer de las Comisiones no son substanciales en el proyecto de ley enviado por el Senado, sometemos a la deliberación de esta H. Asamblea el mismo proyecto de ley que envió el Senado, el cual es como sigue:

"Artículo 1o. Los Gobernadores del Distrito y de los Territorios Federales, dentro de sus respectivas jurisdicciones, procederán desde luego a citar a los obreros y empresarios, para que nombren unos y otros un representante por cada industria, dentro de los tres días siguientes, nombrando dichas autoridades en el mismo plazo, el representante del Gobierno.

"Si alguna de las partes rehusa nombrar su representante dentro del término citado, lo nombrará el Gobernador del Distrito Federal o del Territorio.

"Artículo 2o. Por las industrias en que haya obreros sindicados, si éstos constituyen mayoría, ellos serán quienes nombren al representante de los obreros.

"En aquellas industrias en que no hubiera obreros sindicados o estén en minoría, la designación de su representante se hará por mayoría de votos.

"Artículo 3o. Las personas designadas conforme a lo dispuesto por el artículo 1o., integrarán las juntas centrales de conciliación y arbitraje del Distrito Federal y Territorios, las cuales conocerán, en pleno, de los conflictos entre el capital y el trabajo, que afecten a todas las industrias de su jurisdicción.

"Cuando el conflicto afecte sólo o alguna o a algunas industrias, conocerá de él una junta, que se integrará por los representantes de ellas en la junta central y por el representante del Gobierno.

"Artículo 4o. Las juntas se sujetarán al siguiente procedimiento:

"I. El representante del Gobierno, el mismo día que tenga conocimiento del conflicto, convocará a la junta respectiva, a fin de que ésta notifique a los interesados que tienen tres días para presentar sus demandas y excepciones, rendir sus pruebas y alegar todo cuanto a sus derechos e intereses convengan:

"II. Al concluir el término expresado, la junta cerrará la averiguación y pronunciará sentencia, a mayoría de votos, dentro de las veinticuatro horas siguientes.

"Artículo 5o. Contra los resoluciones de las juntas en pleno o parciales, no habrá más recurso que el de responsabilidad.

"Artículo 6o. En los conflictos en que se trate de paros y a falta de una conciliación, las juntas establecerán siempre en sus resolución, si el paro es o no lícito.

"Artículo 7o. Se faculta al Ejecutivo de la Unión para que se incaute de los establecimientos industriales y los administre por su cuenta, en los casos de paro temporal o definitivo de éstos, que no estén autorizados por la Constitución; en el concepto de que esa facultad subsistirá únicamente entretanto los empresarios sigan renuentes a reanudar las labores suspendidas.

"Artículo 8o. cuando el paro sea lícito, el empresario o los empresarios no podrán efectuarlo sino transcurridos diez días, a contar de la fecha en que la junta de conciliación y arbitraje haya dictado su resolución en los casos siguientes:

"I. Cuando aquél tienda a producir la falta de luz, de agua o de aire o a suspender el funcionamiento de los ferrocarriles o de los tranvías urbanos.

"II. Cuando por el mismo hayan de quedar sin asistencia los enfermos a los asilados de una población.

"III. Cuando su consecuencia sea que los habitantes de un Municipio queden privados de algún artículo de consumo general y necesario.

"Artículo 9o. En los casos señalados por el artículo anterior, el Poder Ejecutivo procederá a dictar las medidas de interés público que estime pertinentes para hacer desaparecer, dentro de su esfera de acción, las causas que hayan determinado el suceso.

"Artículo 10. En los casos de paro lícito que atañe a los servicios públicos, el Ejecutivo podrá incautarse del establecimiento industrial respectivo, siempre que tenga por objeto evitar la paralización del indicado servicio público.

"Artículo 11. Los autores de paros efectuados antes de que transcurra el plazo señalado por el artículo 8o., serán castigados con la pena de arresto mayor, por la autoridad penal del orden común que sea competente.

"Artículo 12. Queda autorizado el Ejecutivo de la Unión, para expedir los reglamentos que estime necesarios para el mejor cumplimiento y la mayor eficacia de la presente ley."

"Salón de sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 6 de noviembre de 1917. - Eduardo Hay. - Julio Zapata. - J. M. González. - José Pascual Alejandre. - S. Gonzalo García." - Primera lectura e imprímase.

El C. Hay: Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Hay: Para suplicar a la Asamblea, por conducto de la Presidencia, se dispense la segunda lectura de este proyecto de ley, porque es de urgente necesidad que esta ley pueda salir rápidamente

de aquí de la Cámara de Diputados para que vaya al Senado y allí sea revisada y vuelta a aprobar, a efecto de que pueda pasar al Ejecutivo y se cumpla. De otra manera habría dilación y esto sería de grandes perjuicios para la clase obrera. Por eso me permito suplicar a los señores diputados que se sirva aprobar la dispensa de la segunda lectura, para que no sufra perjuicio la clase obrera, y a la mayor brevedad posible podamos hacer efectiva esta ley que es de tanta utilidad para la Nación.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: A petición del C. diputado Hay, se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si despensa la segunda lectura al proyecto de ley que acaba de ser leído. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobados. Se dispensa la segunda lectura. Se pondrá a discusión el mencionado proyecto el primer día hábil. (Voces: Imprímase.) Que se mande imprimir, igualmente.

- El mismo C. Prosecretario: "Comisiones de Estado, Departamento del Interior y 1a. de Guerra.

"Señor:

"A las Comisiones unidas, de Estado, Departamento del Interior y 1a. de Guerra, fue turnado un oficio del general Agustín Millán, Gobernador del Estado de México, en el que manifiesta que es de urgente necesidad para obtener la pacificación de aquel Estado y asegurar la tranquilidad pública, el establecimiento de fuerzas de seguridad que dependan directamente del Ejecutivo del Estado, por el tiempo, que sea necesario para lograr los fines indicados, y en esa virtud, solicita la autorización del Congreso de la Unión, prevenida por el artículo 118 de la Constitución Política. También expresa el C. Gobernador del Estado de México, que las fuerzas a que se refiere podrán al mismo tiempo prestar servicios de policía de seguridad, cooperar con las de la Federación en las operaciones militares que impone la situación de la República.

"Las Comisiones estiman fundada la solicitud de que se han hecho mérito, y por ese motivo se permiten someter a la deliberación de esta H. Asamblea, el siguiente proyecto de ley:

"Artículo 1o. Se autoriza al C. Gobernador Constitucional del Estado de México, para que pueda organizar fuerzas de seguridad pública, en el Estado, hasta por mil hombres.

"Artículo 2o. Dichas fuerzas dependerán directamente del Gobierno del Estado de México y su sostenimiento será a cargo del Presupuesto de Egresos de dicha Entidad Federativa; pero quedarán sujetas a las prescripciones de la Ley Orgánica y de la Ordenanza General del Ejército, actualmente en vigor, mientras se reglamenta la guardia nacional de dicho Estado."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 25 de octubre de 1917. - Francisco Medina. - Flavio Pérez Gasga. - J. M. A. del Castillo. - J. B. Treviño. - Ernesto Aguirre."

Está a discusión en lo general. Las personas que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Céspedes.

El C. Céspedes: Señores diputados: En ocasión anterior y a propósito de la autorización análoga que el Ejecutivo de Puebla solicitó de esta H. Asamblea, tuve oportunidad de exponer las razones que tengo para oponerme a esta clase de autorizaciones; entonces, como hoy, sigo sosteniendo la misma idea, porque juzgo que estas autorizaciones son inoportunas e impolíticas en los actuales momentos. Es cierto que el artículo 118 constitucional en su fracción II dice textualmente lo que sigue: "Artículo 118. Tampoco pueden, sin consentimiento del Congreso de la Unión:

"II. Tener, en ningún tiempo, tropa permanente ni buques de guerra."

Se refiere a los Gobernadores de los Estados. Entre las facultades que el artículo 73 constitucional da al Congreso de la Unión, la XV, que es la única relacionada con este asunto, dice lo que sigue:

"XV. Para dar reglamentos con objeto de organizar, armar y disciplinar la Guardia Nacional, reservándose a los ciudadanos que la forman, el nombramiento respectivo de jefes y oficiales, y a los Estados la facultad de instruirla a la disciplina prescripta por dichos reglamentos."

Se deja entender, señores diputados, que es requisito previo, requisito necesario que este Congreso, antes de dar autorización a los Gobiernos de los distintos, Estados, dé una ley reglamentaria de esta nueva institución militar que surge a la vida política, pues de lo contrario estas fuerzas que cada una de los ciudadanos Gobernadores armen para la seguridad interna de sus respectivas entidades, permanecerán sin sujeción a ningún reglamento, sin hacer caso a ninguna ley que establezca obligaciones y condiciones para todos estos ciudadanos que se armen. Por una parte, el espíritu constitucional de estos artículos que acabo de citar, por otra parte, señores diputados, la Constitución Política que nos rige, en artículo especial reza que los ciudadanos Gobernadores de los Estados o jefes militares que aspiren a Gobernadores de los Estados y que tengan el carácter de militares, deberán dejar, en tiempo anterior, al mando de sus respectivas fuerzas, con objeto de que lleguen al gobierno por el mandato espontáneo de sus conciudadanos y no bajo la presión armada de sus subalternos.

Con estas autorizaciones, señores diputados, no hacemos más que permitir que el espíritu de este artículo constitucional se viole, que este artículo constitucional se haga a un lado, ¿por que? por que estos ciudadanos Gobernadores militares, con esta autorización se verán ungidos de la facultad suficiente para volver otra vez a adquirir en su régimen gubernamental el mando de las fuerzas que antes dejaran con pena, para llegar al poder ansiado por ello. ¿Qué sucede con esto, ciudadanos diputados? Pues sucede que el ciudadano Gobernador de carácter militar no tendrá la sanción moral exclusiva de sus actos, sino la sanción arrancada por la fuerza de las armas, y es condición que nosotros debemos exigir en nuestra naciente

democracia, que los gobernantes sólo tengan en apoyo de su Gobierno la fuerza moral de sus actos, la fuerza moral de su administración.

Por otra parte, ciudadanos diputados, estas autorizaciones que el Congrego o la Cámara de Diputados, mejor dicho, ha dado en los casos del Gobernador del Estado de Hidalgo y del Gobernador del Estado de Puebla, establecen una jurisprudencia en tal forma, que no da puntos ningunos de defensa a esta Cámara para poner cortapisa a las nuevas peticiones que de esta naturaleza tendrán que venir de los diferentes Gobiernos de los Estados; son extremadamente ambiguas estas autorizaciones y así se deja comprender, ciudadanos diputados, de la observación que el ciudadano Presidente de la República hace a la autorización que para el Estado de Hidalgo acabamos de conceder; en ellas no establecemos ningún límite de fuerzas; ningún límite de fechas políticamente.

Ciudadanos diputados: es fuerza que nosotros analicemos estas cuestiones, porque si bien es cierto que muchos Gobiernos de los Estados, Gobiernos constitucionales actualmente, son de nosotros perfectamente conocidos por su firmeza de ideas revolucionarias, por su acrisolada fe revolucionaria, por su garantía de honradez, etc., muchos que tendrán que nacer, que emanar de las urnas electorales de cada elección que tenga que verificarse, no podemos de muchos de ellos, no podemos aventurar, no podemos establecer desde hoy nuestros juicios. Del tal modo, ciudadanos diputados, que he pedido la palabra en contra de este dictamen, porque nuevamente quiero hacer hincapié en estas autorizaciones y repetir a ustedes que políticamente debemos analizar estas cuestiones y no dejarnos guiar porque se pidió por el ciudadano Fulano tal autorización; no señores, porque esto establece una jurisprudencia que, ya digo y repito, no nos deja lugar a defendernos para cuando nuevas autorizaciones de nuevo Gobernadores que surjan de las urnas electorales nos vengan aquí. Es necesario que, ya que esta Cámara estableció en los dos casos señalados la jurisprudencia de conceder autorización para levantar gente en sus respectivos Estados, es necesario que fijemos siquiera sea una fecha, ciudadanos diputados, y una fecha que esté dentro del período de tiempo debe durar uno de estos ciudadanos Gobernadores, porque, ya digo, esa es una de las coyunturas que los ciudadanos Gobernadores militares quieren aprovechar para volver a tener mando de fuerza y no para tenerlo dentro de su Gobierno nada más, sino para salir de allí con el mando de fuerza, porque sienten mucho haber dejado esas fuerzas para poder escalar el puesto de Gobernador. Es necesario que estos señores se conformen con el nuevo título alcanzado en las nuevas urnas electorales, título honroso, y abandonen por este período el mando militar, que deja mucho que decir, que da mucho a sospechar de su manejo en el Gobierno.

Por lo tanto, señores diputados, yo pido que, si no la jurisprudencia sentada por ustedes en los dos casos anteriores, les veda dar un voto negativo para esa autorización, siquiera pongáis una cortapisa, una fecha que señala hasta cuándo debe autorizarse a esos Gobernadores para que levanten fuerzas, para que tengan bajo sus órdenes esas fuerzas, siempre que esté dentro de su período gubernativo, para que de allí salgan estos señores, no con estas fuerzas que tratan ahora de levantar, sino que salgan con el carácter de civiles, con la conciencia levantada de haber gobernado a un pueblo, con las satisfacción de sus triunfos militares anteriores, pero con la completa destitución de fuerzas y desprovistos completamente de todo mando militar. Yo bien tengo entendido, ciudadanos diputados, que con esta autorización no se da margen más que a esto: ¿Quiénes serán los elementos que van a ingresar de buena voluntad, a empuñar el arma de buena voluntad y sujetarse a todas las restricciones que imponen las obligaciones militares? ¿Quiénes son estos elementos que se prestan a recibir única y exclusivamente el sueldo que se les dé? Pues sencillamente, ciudadanos diputados, que serán aquellos elementos que, por sus elementos anteriores, le tengan cariño a la institución que se crea. ¿Quiénes son ellos? En su gran mayoría serán los ex federales, que se nos meterán otra vez, serán los que pongamos, los que elegiremos, vendrán en solicitud de una carabina, en solicitud de una arma para aprestarse a la defensa dizque de sus respectivos intereses; porque no hay que creer a pies juntillas que lo haga el agricultor, que tiene que atender a su familia, que tiene que atender a sus sembrados que tiene que atender a buscarse el pan para sus hijos de una manera más holgada y amplia; éstos, señores diputados, no se prestarán en mayor número de empuñar esas armas, porque saben que tras de ellos está la obligación militar, está la Ordenanza, está la cortapisa que establecerá el reglamento para esa institución. De tal modo, ciudadanos diputados, que yo exhorto a ustedes para que penséis políticamente la autorización que en la actualidad se discute, a fin de que, desde este caso, vayamos sentado una nueva jurisprudencia, que nos ponga a defensa de las nuevas peticiones que sobre este particular se nos presenten. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Román.

El C. Román: Señores diputados: Apenas se necesita venir a sostener el pro de este dictamen, porque, como lo ha dicho el mismo señor Céspedes, que se ha inscripto en contra del él, la Cámara ya ha fijado, por medio de dos autorizaciones que ha dado, ha fijado lo que pudiéramos decir su política a este respecto, ha sentado un precedente. Indudablemente que tanto en la petición que hizo el Gobernador de Estado de Hidalgo, como en la que hizo el Gobernador del Estado de Puebla, se han tenido en cuenta las condiciones especiales en que se encuentra la República, se ha tenido en cuenta que cada uno de los Gobernadores debe contribuir en su esfera de acción a la obra de la pacificación nacional; pero hay más: resultaría verdaderamente inconsecuente, resultaría un acto inconsciente, por decirlo así, se había autorizado al Gobernador del Estado de Puebla para formar un cuerpo de seguridad pública, hasta por cinco mil hombres, y no se autorizara al Gobernador del Estado de México para formar un cuerpo de fuerzas de seguridad en el Estado, por mil hombres, en uno de

los Estados de mayor extensión entre los Estados del Centro de la República.

La observación que hacía el ciudadano Céspedes respecto a que se fijara el tiempo porque debe darse esa autorización, sería objeto de una adición al dictamen de la Comisión, pero en modo alguno puede ser motivo para que éste se vote en contra. Creo, por lo mismo, que, como decía antes, apenas se necesita hablar en pro del dictamen que ha presentado la Comisión, puesto que éste simplemente ha sido consecuente con los dictámenes anteriores. Por otra parte, indudablemente que muchos de los señores diputados saben que tanto los pueblos, puede decirse en general, los pueblos del Sur, sobre todo los del Estado de México, y muchos de los pueblos del Estado de Guerrero, casi de una manera espontánea, de una manera franca, tienden a ayudar a la pacificación de esta región de la República. Con frecuencia, cada uno de estos pueblos se acercaran al Ejecutivo del Estado respectivo pidiendo elementos para hacer por sí mismo la pacificación de la región que le corresponde.

Respecto del Estado de México, me voy a permitir hacer alguna rectificación. Yo me explico que ante esta Representación Nacional alguna vez venga a clamarse contra un Gobernador que suprime la Comisión Local Agraria, a otro porque sienta algún principio en su Constitución que es atentatorio contra el municipio o la libertad del municipio o contra cualquier otro gobierno que de cualquiera manera pueda vulnerar los principios revolucionarios, y a este propósito yo invito al C. Pruneda a que puede citar siquiera algunos hechos en que de alguna manera se manifieste que el Gobierno del Estado de México no sea uno de los que de una manera más franca y sincera sostiene los principios revolucionarios. Ya aquí, en otra ocasión, vine a rectificar afirmaciones que había hecho el C. Cabrera a propósito de creer que solamente los intelectuales, solamente los hombres intensamente cultivados, fueran una garantía para la Revolución, y los que pudieran ser el brazo fuerte para consolidar nuestras libertades. Después, como se habrá visto por unas declaraciones que hizo el C. Cabrera en "El Demócrata," ha venido precisamente a estar con todos aquellos que hemos dicho que más valen los hombres sinceros, los hombres convencidos, los hombres de voluntad, para llegar verdaderamente a consolidar las libertades por las que ha luchado el pueblo mexicano.

El C. Pruneda, de una manera, yo no creo que envuelta por pasiones innobles, quizá por un espíritu un tanto ligero, decía que el C. Gobernador del Estado de México sabía tanto de gobernar... algunos diputados de la Cámara le contestaron: "Como tú de ser diputado;" otros: "Como tú de cantar misa," y a él le gustó más la segunda frase. A este propósito, señores, ¿acaso el C. Pruneda puede decir que él ha estado o que está perfectamente preparado para tratar asuntos de estadista, asuntos verdaderamente importantes? No, indudablemente; pero su buena voluntad, su buen juicio y otras cualidades que le adornan, indudablemente que lo ponen en condiciones para poder opinar, si no con el mayor acierto, sí con la mejor buena voluntad.

El Gobernador del Estado de México ha seguido en su carrera política una línea rectilínea; no podrá ninguno de sus detractores probar que al llegar al gobierno de aquel Estado ha comenzado a claudicar y comprometer los intereses por los que ha luchado toda la falange de constitucionalistas. Creo, por lo mismo, que en lo general no hay motivo absolutamente para no votar, como se ha votado en favor de la autorización que se ha dado al Gobernador del Estado de Hidalgo y al Gobernador del Estado de Puebla. Las objeciones que hace el Ejecutivo se refieren pura y exclusivamente a que se limite la cantidad de hombres que deben figurar en los cuerpos de seguridad pública para los que autorice esta H. Asamblea; otro tanto respecto del tiempo en lo que se refiere a la primera, puramente se fijó al Estado de México la cantidad de mil hombres, en lo que se refiere a la segunda, la Cámara podrá perfectamente resolver si debe marcarse este tiempo y yo absolutamente haría objeción a esto, porque no es una dificultad ni para el objeto que se propone el Gobierno, ni significaría de parte de esta H. Asamblea una obstrucción que se hiciera a cada uno de los Gobernadores de los Estados para contribuir, en la medida de sus funciones y obrando sobre la región en que actúan a la pacificación nacional que indudablemente es una obra de verdadera trascendencia a la que nosotros no debemos oponer obstáculo alguno. (Aplausos.)

El C. Presidente: tiene la palabra en contra el C. Valle Tomás. (Aplausos y siseos.)

El C. Valle Tomás: Yo no sé, señores diputados, cuáles son los datos en que se basan algunas de nuestras Comisiones para venir a rendir dictámenes a esta Representación Nacional; por que los dictámenes que ellas rinden sin datos, sin nada en lo absoluto, quizá basados en un capricho, son sencillamente para venir a sorprender a esta H. Asamblea, y voy a fundar todo lo que digo y cada una de las palabras que aquí diga, van a estar absolutamente fundadas con razones, no con siseos. Decía yo que la Comisión en este caso ha sido absolutamente ligera para venir a decirnos en su primera parte:

"Artículo 1o. Se autoriza al C. Gobernador Constitucional del Estado de México, para que pueda organizar fuerzas de seguridad pública, en el Estado, hasta por mil hombres."

¿De dónde sacaron las Comisiones que el Estado de México debe tener fuerzas de seguridad pública hasta por mil hombres? ¿De dónde vino este dato? Me he quedado sorprendido, estoy azorado sencillamente de ver que las Comisiones tomen los escritos tal y como vengan o nada más porque vienen del Gobernador X . o R.; pero no debe ser. Yo soy tan honorable como el Gobernador del Estado de México y tan revolucionario como él y voy a rectificar: esto de los mil hombres. Conozco el Estado de México y sus necesidades de seguridad pública quizá mejor que él, porque he operado mucho tiempo dentro de este Estado. Efectivamente, señores diputados, estos serían los casos en que se necesitaran las fuerzas de seguridad pública en el Estado de México; son tres nada más. Lamento que las Comisiones no hayan solicitado estos pormenores para poder dictaminar, para poder traer aquí un dictamen verídico, absoluto, de acuerdo con las necesidades

de seguridad del Estado de México. Decía yo que son tres los casos en que las fuerzas de seguridad pública en el Estado de México, se necesitan: primero, para conducir el comercio de Toluca a Sultepec; segundo, para conducir el comercio de Toluca a Tenancingo, Ixtápan de la Sal y Zacualpan, y, el tercero para conducir el comercio de Toluca a Valle de Bravo. Reto a cualquiera que me diga que hay otro caso más en que se necesite fuerzas de seguridad pública en el Estado de México; en lo absoluto, la pacificación la están haciendo los catorce mil hombres de las fuerzas del Ejército permanente que se encuentran operando actualmente dentro de ese Estado. Ahora, señores diputados, voy a seguir ampliando estos pormenores y éstos son datos sacados de la práctica.

Para transladar este comercio de Toluca a Sultepec, las fuerzas permanentes han distraídos siempre una escolta de veinticinco hombres, y con eso ha sido suficiente para llevar el comercio de Toluca a Sultepec. Yo quiero suponer que las fuerzas de seguridad que se van a crear no estén lo suficientemente fogueadas para afrontar una situación como nuestras fuerzas fogueadas; veinticinco hombres que se necesitan de estas fuerzas de seguridad, fuerzas nuevas, fuerzas no fogueadas, admito que se necesite el doble, no se necesita más gente. Así, pues, cincuenta hombres serían suficientes para llevar el comercio de Sultepec, Tejupilco y demás regiones a Ixtápan de la Sal, Tenango y a estos rumbos, siempre se ha distraído una escolta no mayor de veinticinco hombres. Quiero suponer también que no sean suficientes esos hombres no fogueados y que se necesiten cincuenta hombres, es un total de cien hombres. Para Valle de Bravo con otros veinticinco hombres ha sido suficiente; quiero suponer, siguiendo también en relación, que con ciento cincuenta hombres de seguridad pública en el Estado de México sería suficientes para cubrir las necesidades; por lo general Agustín Millán viene saliendo con que necesita hasta mil hombres. ¿Para qué? Para nada necesitaría los mil hombres (Siseos.)

No me canso de lamentar que las Comisiones se pongan a dictaminar sin datos, a la ligera, y que las mismas sorpresas que algún C. diputado quiera darle a esta Asamblea vengan después autorizadas nada menos que por una Comisión nombrada de nuestro seno; eso no me lo explico. Por lo demás - y en estos detalles no quisiera entrar -, en el Estado de México, al día siguiente de haber sido nombrado el C. general Agustín Millán Gobernador de ese Estado, que no ha defraudado la Revolución, se podría contesta con este solo hecho: ¿Quién es actualmente el Secretario General de Gobierno en el Estado de México? Molina Enríquez, un connotado reaccionario, ¡hombre!, el autor del plan de Texcoco aquel perverso, aquel malvado individuo que estuvo haciendo tanta oposición al Gobierno del señor Madero. ¿No es esto defraudar los ideales de la Revolución? ¡Meter nada menos que en el segundo puesto del Estado a este individuo! Yo no sé si ustedes conocerán las condiciones del general Millán, no quiero tampoco meterme en estos asuntos; por consiguiente, dejo al compañero Pruneda que, al hacer su rectificación de hechos, haga todas estas rectificaciones que son de urgencia también; yo voy a seguir impugnando el dictamen.

Mil hombres. Para cubrir el presupuesto de mil hombres, ¿cuándo dinero necesitaría el Estado? Uno de los Estados que tiene su presupuesto en más absoluta bancarrota es precisamente el Estado de México. Con hechos, como lo dije, lo voy a demostrar. Para cubrir las más imperiosas necesidades de ese presupuesto se a tenido que vender hasta la Casa de Gobierno; esa Casa de Gobierno estaba presupuestada allá en aquellos tiempos en doscientos mil pesos y se ha tenido que dar en treinta mil, y ¡qué tantas otras cosas están sucediendo en el Estado de México! Yo, como uno de los representantes de un distrito del Estado de México, no toleraré nunca que a este pobre pueblo abnegado, sufrido y trabajador, como es el pueblo del Estado de México, porque en el Estado de México, no hay bandidaje, ahí hay gente sufrida, trabajadora; los bandidos vienen del Estado de Morelos, de otras partes; pero en el Estado de México no hay bandidos, tengo la convicción, porque los conozco, he estado con ellos, sé que son individuos abnegados, sufridos, trabajadores, y yo, como representante, no toleraré nunca que se grave más todo lo que pagan ya al presupuesto, para venir a tener que sufrir, además de todos los gastos que están sufriendo actualmente, tener que pagar mil hombres más todavía; esto no es posible, esto no debe ser, y, por consiguiente, yo suplico que este dictamen no se vote en el sentido en que lo han presentado las Comisiones, porque está deficientísimo el estudio; no son mil hombres los que se necesitan en el Estado de México; ciento cincuenta hombres de seguridad pública son suficientes para llenar las necesidades de seguridad pública en el Estado de México.

El C. Presidente: Tiene la palabra, en pro, el C. Ruiz Juan A.

El C. Ruiz Juan A.: CC. diputados: Empiezo por manifestar a ustedes que al tomar la palabra en pro de este dictamen no me guía ninguna ambición, ni tampoco tengo ningunas ligas con el señor general Millán. Todos son testigos de que fui el primero en esta tribuna que dirigió algunos ataques al señor general Millán; pero en estos momentos no se trata del señor Gobernador del Estado de México, sino que se trata de dar más garantías a la sociedad de ese Estado. Yo creo que sí es necesaria la formación de estos cuerpos rurales, que será el nombre que tendrá que dárseles, son necesarias en el Estado de México.

El señor Valle ha indicado muy bien la situación por el lado de Sultepec, Tenancingo y Valle de Bravo, y, en efecto, como él dice, con veinticinco o cincuenta hombres bastan al Gobierno para que pasen el comercio. Yo también he operado por este lado; pero también no ha indicado lo que pasa por el otro lado, por el Distrito de Lerma, el cual represento, y el cual también conozco perfectamente. Para pasar de Lerma a algunas otras Municipalidades, como la de Otzoltepec y San Francisco, es necesario también proteger el comercio y es también necesario que haya una vigilancia por ese lado. Se ha soltado mucho el bandolerismo por este lado; por eso creo que es necesario autorizar al Gobernador de México para la formación

de estas fuerzas; con esa autorización y al empezarse a formar los cuerpos que solicita el Gobernador, creo yo que entrará un poco de más conformidad a la misma sociedad de los distintos otros lugares porque, como he dicho, se ha soltado mucho bandolerismo. Así es, señores diputados, que yo pido un voto aprobatorio al dictamen. No sé por que el señor Valle haya atacado a la Comisión, cuando es conocido de todos que ya van dos casos como este que hemos aprobado, el del Estado de Hidalgo y el del Estado de Puebla.

El C. Valle, interrumpiendo: Porque este caso lo conozco, los demás no.

El C. Ruiz Juan A., continuando: El señor Valle dice que ese es el caso que conoce; en efecto, no sé si conozca los otros casos; pero como él ha indicado conoce sólo una parte del Estado, como él mismo ha dicho y ha operado por ella; pero yo he operado por otras regiones también y creo que es necesario proteger al comercio para que haya más garantías. Las Fuerzas que actualmente operan en el Estado han tenido un brillante comportamiento y han hecho los esfuerzos que han sido posibles para lograr la pacificación; pero ha sido enteramente imposible porque hay muchos lugares que están desguarnecidos y otros muchos lugares que están guarnecidos, es necesario que las fuerzas salgan para llevarlas de un lugar a otro. Por lo tanto, señores diputados, pido a ustedes un voto aprobatorio para este dictamen.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. diputado Pruneda.

El C. Pruneda: Compañeros diputados: Ya en la anterior ocasión tuve el gusto de subir a esta tribuna a atacar una proposición parecida a la que actualmente están a discusión; se trataba del señor Gobernador del Estado de Puebla, del hermano del señor Luis Cabrera. Yo ataqué con energía y con verdades esa petición para llevar al Estado de Puebla una organización que la Constitución permite de acuerdo con la Cámara de Diputados; decía yo, una organización de un ejército permanente que cuidará del mismo Estado en sus poblaciones pequeñas que están frecuentemente, y más ahora, que nuestras fuerzas tiene que atender a los núcleos bastante fuertes de revolucionarios, que atendieran, digo, a los pueblos pequeños que no tienen guarniciones, y que están a expensas de dos o tres individuos que llegan a robar o a cometer las peores infamias, ya sea contra el honor o contra la vida. Ahora, señores diputados, el caso es completamente distinto aunque parezca igual.

En aquella ocasión la Cámara tuvo a bien dar su anuencia para que esas fuerzas rurales existieran en el Estado de Puebla; pero no obstante que es igual la petición, no es lo mismo, porque no es lo mismo el Estado de Puebla que el Estado de México, porque no es lo mismo el doctor Cabrera que Millán; aunque los dos son Gobernadores de un Estado, no son en la parte moral iguales un doctor Cabrera y un general Millán. Debo aclarar, señores diputados, que vengo a hablar en contra porque no deseo que me protejan para una reelección, (voces: ¡Muy bien!) y no deseo que me protejan para una reelección, porque si salgo reelecto, ha de ser por el voto popular. (Risas y aplausos.)

El C. Díaz González Ismael, interrumpiendo: ¡Esta vez no saliste!

El C. Pruneda, continuando: ...no porque el señor Millán proteja a cualquiera de los que hablan en pro, no lo digo por los compañeros que lo han hecho, sino por aquellos que con mala intención pudiera venir aquí a tratar de un asunto que favorece directamente los intereses personales del Gobernador y del Secretario General de Gobierno y con esa labor obtendrán seguramente eso, si no precisamente la imposición del Gobernador, por lo menos una neutralidad benévola. (Risas.)

Voy a rectificar, antes que todo, hechos y voy a contestar las interpelaciones del estimable señor doctor Román y procuraré ser lo más breve posible, porque este asunto, que creo ya está en la conciencia de todos, debe ser desechado, por la persona que lo pide. (Voces: ¡No, no!) Como en otra ocasión dije, unos dicen que sí y otros que no; vamos a ver quién triunfa. Se han sentado procedentes en esta Cámara para conceder licencia en igual sentido al Gobernador del Estado de Hidalgo y al Gobernador del Estado de Puebla; perfectamente. ¿Cree el compañero Román que un crimen justifica otro crimen? Nunca. ¿Por que? ¿Que por qué hemos sentado el precedente de haber concedido licencias para que haya fuerzas permanentes que cuiden a los pueblos en los Estados de Hidalgo y Puebla, vamos a concederla a otro Estado, donde aquellas fuerzas no servirán sino únicamente para excitar en el ánimo de los gobernantes ese amor al feudalismo, ese deseo de cacicazgo? Eso no puede ser. Repito, que un crimen no justifica otro crimen y deseo que la Asamblea tome en consideración el hecho de que haya precedentes malos, y no porque hay precedentes malos debemos continuar por el mal camino; debemos levantar la frente, pensar seriamente y decir: si ayer cometimos una falta, vamos ahora por otro camino y con un movimiento de honradez, con un movimiento de entusiasmo, vamos a sacar, como vulgarmente se dice, la espina, para quedar dentro del camino de la revolución honrada.

Decía yo que no es el mismo Cabrera, que Millán y que Flores ¿Quién no conoce la capacidad intelectual, la capacidad revolucionaria, la capacidad moral del general Millán? El que no sea revolucionario no la conoce, el que es revolucionario, sí la conoce, porque los revolucionarios han palpado, han sentido la manera de ser, han palpado la dureza de corazón, el callo que tienen en el espíritu estos señores revolucionarios que pretenden llamarse revolucionarios; por eso es que digo que los que conocen a Millán es que son revolucionarios. Yo por ningún motivo diría que el compañero Juan A. Ruiz ha venido aquí a hablar en pro con alguna mala intención; no, al contrario, es bien intencionado, y porque él es bien intencionado cree que Millán también lo es, y es una equivocación garrafal que es muy disculpable en personas que tienen el ánimo lleno de bondad y que sus características son la caballerosidad y el honor; pero usted, compañero Ruiz, no está en igualdad de circunstancias con Millán y con el Secretario General de Gobierno; hay una diferencia como del cielo a la tierra, es diametralmente opuesta la honorabilidad de usted con la del Secretario General de Gobierno

no del Estado de México. Decía el señor Román: "diga el compañero Pruneda si el Gobierno del Estado de México ha sostenido los ideales revolucionarios." Y va a contestar el compañero Pruneda que conoce al general Millán y conoce al Secretario General del Gobierno; y va a contestarle a usted con la sinceridad que le ha caracterizado siempre y con la energía de que es capaz en todos los actos de su vida: No los ha sostenido.(Voces: ¿Quién?) Y no los ha sostenido y lo voy a demostrar: ¿Es revolucionario el hombre que lleva a la Secretaría General del Gobierno de un Estado a un individuo que obstruccionó terriblemente al Presidente legalmente elegido, como fue el señor Madero? ¿Es revolucionario el individuo que lleva a la Secretaría General del Gobierno a un hombre que fue reyista de los más recalcitrantes, de los verdaderamente intransigentes, conociendo perfectamente la nulidad personal e intelectual del general Reyes? ¿Es revolucionario y sostiene los ideales de la Revolución un individuo, sea general o sea Gobernador, cualquiera que sea, o particular, que lleva a un puesto de esa importancia a un individuo que firmó el Plan de Texcoco, lleno de vaciedades y estupideces, nada más para retardar la labor revolucionaria? ¿Es revolucionario ese individuo que ha llevado a ese puesto a Molina Enríquez, zapatista de los de más baja... Callaré! ¿Es revolucionario un individuo que sostiene a un zapatista en la Secretaría General de Gobierno, cuando ese zapatista ha sido un" cambiachaquetas" como se le llamaba en los periódicos jocosos de la época del señor Madero, un individuo que ha saltado de aquí para allá y ha andado constantemente rindiendo caravanas y es de aquellos que tiene la columna vertebral perfectamente doblada hacia adelante de tanto hacer rendez -vous y muecas de asentimiento a los poderosos? ¿Eso es ser revolucionario? Si eso es ser revolucionario si eso es sostener los ideales de la revolución, maldita sea la Revolución y los revolucionarios! No es Millán el que va a enseñar a sostener los ideales de la Revolución, ¡ese qué va a sostener! Ese nos enseñará a no sostenerlos. ¿Dónde se encuentra un Secretario General de Gobierno, en qué Estado donde haya habido elecciones hay un Secretario General de Gobierno del tipo de Molina Enríquez? En ningún Estado. Y esto que estoy diciendo ahora es del conocimiento de toda la Asamblea y naturalmente si el perverso Molina Enríquez, es Secretario General del Gobierno del Estado de México, ¿para qué van a servir las fuerzas permanentes? Para mejor darme a entender, conociendo la intelectualidad del general Millán tan baja, ¿quién no se va a dar cuenta de que quien va a ser indicado para manejar y el que efectivamente está manejando los destinos del Estado de México va a ser el Secretario General de Gobierno?

El Secretario General de Gobierno es un hombre astuto, inteligente, sagaz, intrigante, un hombre que tiene algunas cualidades de carácter intelectual; pero lleno de falsedad y de malicia y de crueldad y de insidia; eso está en la mente de todos y también está en la mente de todos los que la cultura del general Millán no es para ser Gobernador del Estado de México, y que el que va a gobernar y está gobernando efectivamente el Estado de México, es el Secretario General de Gobierno. ¿Qué contesta, pues, el estimable doctor Román? Que el señor general Millán no sostiene en lo absoluto los ideales de la Revolución, al contrario, pasa por ellos como ha pasado tantas veces por encima de las leyes que deben sujetar al hombre, hacerlo digno y hacerlo honorable. Efectivamente, el general Millán- tiene usted razón, doctor Román -, el señor Millán no estoy seguro de que pueda llegar, o mejor dicho, de que esté en la posibilidad de ser un buen gobernante; en este momento no, señor, al contrario, es detestable como soy yo detestable como diputado, y como son detestables la mayoría de los diputados presentes. (Aplausos.) Y, es natural pensarlo, señor Román, compañeros, es natural pensarlo si es la primera vez que venimos nosotros; hay otros diputados, por ejemplo, el licenciado Urueta y algunos que han estado en otros Congresos, que tienen la práctica necesaria para poder ser diputados; además, son personas de alta cultura, están en otras circunstancias. Sonríe el compañero Narro, pero es la verdad; es la verdad, el licenciado Urueta está en unas circunstancias completamente diferentes a las de usted, compañero Narro, y a las mías (risas y aplausos); es la primera vez que venimos nosotros aquí y por eso somos inexpertos, lo mismo que el general Millán, y he ahí precisamente por qué es sencillamente terrible, espantoso, darle al general Millán, teniendo un Secretario General de Gobierno tan perverso, fuerzas rurales que mañana vayan a imponer Presidentes Municipales, después diputados, y después Gobernador del Estado de México, que esa ha sido la eterna ambición del señor Molina Enríquez.

Es raro que no me hayan pedido pruebas, pero van allá. (Risas.) El licenciado Cabrera, cuando se trataba de su hermano, asunto en el que se preocupó grandemente, naturalmente, por tratarse de su hermano, hice alusión a una carta y esa carta la leyó el General, digo, el licenciado Cabrera, que es el general de los civilistas - no decía yo mal -, pero esta es otra y voy a leer parte, porque más adelante hay algunos asuntos de carácter privado.

"Otumba, noviembre 5 de 1917.

"Señor don Alvaro Pruneda.- México, D. F.

"Muy estimado señor y fino amigo:

"Su amable e interesante carta fechada el 31 de octubre, y que oportunamente recibí, no fue desde luego contestada, porque deseaba proporcionarme noticias que comunicarle.

"La actual perspectiva política en estos rumbos es totalmente distinta de la que impresionó mi ánimo al escribirle mi carta del 27. La imposición parece subsistir, pero no en favor del señor López, como se creía, sino el de un señor Gregorio Alarcón, futuro suegro del diputado Millán, figurando como síndico el licenciado Rafael Hernández Pimentel, a quien usted conoce," etc.

¿Saben ustedes quién es el diputado Millán? El suplente de mi contrincante, aquel huertista a quien ustedes echaron de aquí, que fue expulsado de aquí y fue admitido por Millán, por cierto parentesco lejano, en la Legislatura local del Estado. ¡Eso es sostener los ideales de la Revolución, lo demás son tonterías! ¿Saben ustedes quién es Rafael Hernández Pimentel? (Voces: ¡No, no!) Un oaxaqueño, un abogado que llegó comisionado por el

general Millán para ser juez en Otumba y que a la presente tiene pendientes el asesinato de dos o tres personas, habiendo sido éstas sacadas de la cárcel de Otumba hace unos cuantos meses y fusiladas a espaldas de la misma cárcel, sin jueces y sin nada que conocieran de esa ejecución. (Voces: ¡Pruebas!) Van allá. Lo que se dice en esta tribuna, lo que se dice en esta tribuna , señores diputados, consta en el "Diario de los Debates," y el que venga a falsear la verdad, merece ser expulsado de una Asamblea como ésta. Naturalmente cuando yo he dicho que están pendientes aquellos asuntos de los asesinatos contra este señor Hernández Pimentel, lo digo con la certeza de que en la Municipalidad de Otumba, en la Presidencia Municipal a cargo del señor Presidente Felipe López, está una declaración del alcalde de la cárcel de Otumba, en la que dice: "Señor, yo no tengo la culpa de la muerte de estos señores, el señor Hernández vino con escolta y los fusiló a unas cuantas calles." El que guste informarse del asunto puede hacerlo, no hay necesidad de ir a Otumba, un telegrama es suficiente; estos son los señores que apoya Millán; a Millán segundo, que es pariente de él, y al otro que es un asesino. Si esto se hace ahora sin las fuerzas permanentes, ¿qué no se hará cuando un Gobernador de un Estado, como Millán, tenga poder suficiente, como lo tiene, para gobernar, para ordenarle a un Presidente Municipal que él imponga, y él a su vez ordenar al Secretario y el Secretario a las fuerzas permanentes? Ordenar una imposición y después vendrían las imposiciones de diputados y esta Cámara, que hoy es libre, mañana vendría a estar ocupada por individuos que han sido impuestos, lo mismo que lo fueron los de ayer en la época del general Díaz. Esto se va a conseguir con las fuerzas permanentes, y tengan la seguridad, señores diputados, de no equivocarme al hacer este augurio y más en el caso presente, el general Millán no puede nunca, porque no sabe gobernar, dirigir dignamente, como es debido, la formación y la aplicación de aquellas fuerzas rurales o permanentes. Decía el señor doctor que no ha claudicado; no necesito contestar: ha claudicado de sobra.

Ahora, señores, réstame una cosa, quizá me equivoque, todo depende de la anuencia o siseos de la Asamblea. Dice la Constitución que se permite a los Gobernadores de los Estados tener fuerzas permanentes, mientras el Congreso aprueben que estén a su cargo; perfectamente, dice: "fuerzas permanentes." Hay diputados por el Estado de México con los cuales he hablado hace unos momentos, quienes me decían que no se trata de fuerzas permanentes, que no van a tener organización militar, sino que simplemente van a hacer el papel de gendarmes. Para formar gendarmes no hay necesidad de molestar a esta Asamblea; eso lo puede hacer el Gobernador. No, señores, las fuerzas van a tener el carácter de permanentes, con su régimen militar adecuado; y no se crea que van a estar dirigidas únicamente por los Secretarios de los Ayuntamientos, sino que van a contar con instructores y jefes militares, como es muy natural, porque, de lo contrario, para nada servirían. Estas fuerzas van a ser el apoyo de un cacique o, mejor dicho, de todos los caciques que hay en el Estado de México. Yo me he visto en casos verdaderamente apurados; en el Distrito de Otumba me conocen mucho, como suficientemente revolucionario que soy, y me han dicho: "Señor, pida usted que se nos quiten las fuerzas que están aquí, porque nos han robado cuanto hay." Lo he logrado. Los pueblos del Estado de México están mejor solos. Se me ha dicho muchísimas veces: "Estamos solos, señor, mejor que con fuerzas, pues nos dedicamos a trabajar."

Prueba evidente de esta afirmación la tenemos en esto: ¿de dónde ha salido mayor cantidad de maíz en los últimos años, de los Estados de la República? Del Estado de México. ¿Por cuáles causas? Porque son más trabajadores, menos levantiscos y cumplen en general más con su deber que algunos de los nuestros compatriotas de otros Estados; no necesitan que se les vaya a cuidar, hasta de sobra con el temor que los indígenas tienen el juez auxiliar de uno de aquellos pueblos para que no cometan faltas de ninguna gravedad; faltas comunes y corrientes, como... pues son las de embriaguez, no se le pueden quitar el pueblo mexicano, porque primero se necesitaría quitar el alcohol; eso no tiene nada de particular; no hay faltas graves en el Estado de México. La única parte que está amagada hasta la fecha, es la parte que cuida Tejada, protector de Millán en las elecciones, y ya se acercan poco por allí, porque las fuerzas del general González han avanzado sobre el Ajusco y otras posiciones. Esta es la única parte donde efectivamente se acercan los rebeldes. Por el lado de Toluca está el honorable general Noboa, que desgraciadamente va a una comisión a Jalisco, y esa parte de allá está perfectamente cuidada por esas fuerzas; hay también fuerzas del general Benjamín G. Hill, en el camino de aquí a Toluca, que es a donde verdaderamente se han acercado los zapatistas. ¿Para qué se necesitan en Valle de Bravo cuando en Valle de Bravo, pues, una que otra vez llegan a acercarse y eso por la decidia de algún jefe de fuerzas de destacamento que hay en esos pueblos; una que otra vez, señores? En el Distrito de Otumba hace ya más de dos años que no se acerca una sola partida por allí; otro Distrito, el de Amecameca, no obstante que ha estado emagado desde hace dos años, está tranquilo, absolutamente tranquilo; así es que las fuerzas rurales en el Estado de México son sencillamente innecesarias, perfectamente innecesarias y no van a ser policía, como decía un compañero del Estado de México, van a ser fuerzas permanentes, van a ser un ejército diseminado, pero ejército que va con el único objeto de imponer la voluntad del Gobernador del Estado, mejor dicho, no del Gobernador del Estado, que resulta una persona insignificante junto a su Secretario General de Gobierno, ese ejército va a hacer la voluntad del Secretario de Gobierno, enemigo de la Revolución y enemigo de los revolucionarios, un hombre perverso, como lo he manifestado y como lo he demostrado y creo que no habra una sola persona que pueda negar los cargos que he hecho contra el señor Secretario General del Gobierno.

Por lo tanto, pido a la H. Asamblea que, teniendo en consideración que no es necesaria la organización de fuerzas permanentes en el Estado de México, como que tampoco hay en el amago de bandidaje

que se aduce en la petición, y que sólo serviría estas fuerzas para perpetrar crímenes políticos, porque crímenes políticos son las imposiciones, suplico a la Asamblea medite esta ocasión un poco más que en la anterior y no dé su anuencia para que se cometa otro crimen como el que acabamos de cometer en el Estado de Puebla, concediéndole fuerzas permanentes dentro de su territorio.

El C. Paredes Colín: ¡No fue crimen!

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Rocha.

El C. Rocha: Señores diputados: Yo no puedo estar conforme con que se prive de garantías a los habitantes del Estado de México, sólo porque el Secretario General de Gobierno es un reaccionario. La diputación del Estado, siendo más escrupulosa, debiera tomar otro género de medidas para quitar ese mal elemento que actúa al lado del general Millán, pero no venir a tomarle como pretexto para causar daños sin cuento a los habitantes del Estado. No es verdad lo que ha venido a asentar el diputado Pruneda, asegurando que el Estado de México está completamente pacificado...

- El C. Pruneda:, interrumpiendo: ¡Yo no he dicho eso!

- El C. Rocha, continuando :Actualmente están operando por el Oro, Valle de Bravo, Tenancingo, Ixtlahuaca y otros lugares importantes de los más cercanos a Toluca, fuerzas que estuvieron a mi mando antes de que yo viniera al Congreso; Con este motivo recibo frecuentemente - y con toda seguridad que son dignas de crédito porque vienen de mis subalternos.- noticias en que se me habla de infinitas calamidades; y lo que no hubiera querido decir, tengo que decirlo ahora: no hace muchos días que las fuerzas enemigas se metieron hasta un punto que se llama San Antonio, que está tan cerca de Toluca, como pudiéramos decir Peralvillo en la metrópoli. Esto viene a demostrar a ustedes que no es verdad que el Estado de México esté pacificado; además, las fuerzas de seguridad que pretende organizar el Gobierno del Estado de México, son para diseminarlas en todo el Estado, en todos los pueblecillos que están distantes de donde hay núcleos de fuerzas del ejército permanentes para que les den garantías. Yo no sé cómo han venido aquí a hablar sin haber tomado antes datos para atacar el dictamen de la Comisión; yo sí tuve oportunidad de tomarlos y sé que hay 578 pueblecitos que están distantes de donde hay fuerzas del Ejército Nacional. Teniendo presente esta cantidad y, por otra parte, que el Gobierno solamente pide mil hombres, no le alcanzarían a cada pueblo para su salvaguardia ni cinco hombres siquiera.

Los escrúpulos del señor diputado, el que habló en primer término, Céspedes, verdaderamente me llamaron la atención. ¿Cómo es que habiendo sido él constituyente y donde se trató este asunto desde aquel entonces, no puso las objeciones que vino a hacer ahora, lo que él presume, lo que él cree que puede suceder? Señores, yo pienso que si vamos a tener ese espíritu pesimista, que si vamos a creer que se nos viene el mundo encima, la verdad es que no iremos con nuestra tarea, por bien intencionada que sea, a ningún término feliz.

En cuanto a las observaciones que hace el señor compañero doctor Valle, pues tampoco me las explico. El dice que a Tenancingo y a otros lugares se puede ir perfectamente con Venticinco hombres; señores, yo fui con quinientos hombres y me mataron cincuenta y nueve...

El C. Valle, interrumpiendo: ¿Cuándo?

- El C. Rocha, continuando:... a Valle de Bravo, pues a él le consta que nos están matando continuamente gente; todos nuestros mejores jefes y oficiales allí han perecido, allí los han matado. ¿Cómo vamos a creer que esté aquello completamente en paz? Yo no tengo más argumentos que hacer; creo que debemos darle al Gobierno del Estado de México la autorización que solicita, porque su mente principalísima, sus mejores deseos son darle garantías a la sociedad. Estas fuerzas de seguridad podrán también detener muchos de los atentados que desgraciadamente cometen con suma frecuencia las fuerzas del Ejército Nacional. Por estas consideraciones, yo os suplico deis un voto en pro del dictamen. (Aplausos.)

El C. Secretario Portes Gil: No estando inscriptos más oradores en contra, se pregunta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido en los general el dictamen. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Suficientemente discutido. Se procede a la votación nominal del dictamen en lo general.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: "Proyecto de ley:

"Artículo 1o. Se autoriza al C. Gobernador Constitucional del Estado de México, para que pueda organizar fuerzas de seguridad pública, en el Estado, hasta por mil hombres.

"Artículo 2o. Dichas fuerzas dependerán directamente del Gobernador del Estado de México, y su sostenimiento será a cargo del Presupuesto de Egresos de dicha Entidad Federativa; pero quedarán sujetas a las prescripciones de la Ley Orgánica y de la Ordenanza General del Ejército, actualmente en vigor, mientras se reglamenta la Guardia Nacional de dicho Estado."

- El mismo C. Prosecretario: Por la afirmativa.

El C. Prosecretario Muñoz: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Votaron por la afirmativa 116 CC. diputados, que son los siguientes: Aguirre Crisóforo, Aguirre Efrén, Alejandre, Alvarez del Castillo, Ancona Albertos, Andrade, Aranda, Araujo, Arellano, Barragán Juan Francisco, Basáñez, Bello, Betancourt, Blancarte, Bravo Izquierdo, Campero, Cano, Cárdenas, Carrillo Eduardo S., Cepeda Medrano, Córdova, Curiel, Chapa, Dávalos Ornelas, Díaz González, Domínguez, Dyer, Esparza, Fentanes, Gámez Gustavo, Gámez Ramón, García Adolfo G., García de Alba, García Jonás, García Pablo, García Salvador Gonzalo, Garza González, Gómez S. Emiliano, González Ibarra, González Jesús M., Guajardo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Orantes, Hernández Garibay, Hernández Maldonado, Higareda, Izquierdo, Lailson Banuet, Lanz Galera, Lizalde, López Couto, Luna Enríquez, López Celis, Malpica, Manjarrez, Manrique, Manzanilla Tejero, Manzano, Márquez Josafat, Mendoza, Meneses, Mercado, Moctezuma, Montes, Montiel, Morales Hesse, Narro,

Olivé, Ordorica, Ortega, Otero, Porchas, Padilla, Padrés, Paredes Colín, Pedroza, Peñafiel, Pereyra Carbonell, Pérez Gasga, Pesqueira, Pineda, Plank, Portes Gil, Prieto, Ramírez Genaro, Rebolledo, Rivera Cabrera, Robles Domínguez, Rocha, Rodríguez, Saro, Rojas Dugelay, Román, Rosas, Rueda Magro, Ruíz José P., Ruíz Juan A., Sánchez Tenorio, Segovia, Silva Herrera, Silva Jesús, Siurob, Solórzano, Soto, Suárez, Téllez Escudero, Torre Jesús de la Treviño, Uruñuela, Vadillo, Velásquez, Ventura, Villareal Jesús J., Zapata y Zavala.

A petición del C. licenciado Enrique Parra, se incluye su voto en la lista de la afirmativa, por no haberse anotado antes, y se rectifica el voto del C. Padrés, quien votó por la negativa; en consecuencia, votaron por la afirmativa, deducido el voto del C. Padrés y aumentado el del C. Parra, 116 CC. diputados.

El C. Prosecretario Muñoz: Votaron por la negativa 33 CC. diputados, que son los siguientes: Alonzo Romero, Arreola, Avendaño, Cancino Gómez, Castañeda, Castillo del, Céspedes, Cienfuegos y Camus, Cruz, Figueroa, García Vigil, González Galindo, González Justo, Hay, Leyzaola, Márquez Rafael, Méndez, Muñoz, Navarrete, Padrés, Pardo, Peralta, Pruneda, Reynoso, Rivas, Ruíz Estrada, Sánchez José M., Saucedo J. Concepción, Saucedo Salvador, Sepúlveda, Urueta, Valle y Villareal Filiberto C.

En vista del resultado de la votación, se aprueba en lo general el dictamen de la Comisión que ha sido discutido. Está a discusión en lo particular el artículo 1o. Los que deseen hacer uso de la palabra, se servirán pasar a inscribirse.

Presidencia del C. RUEDA MAGRO MANUEL

El C. Pruneda: ¡Que se lea!

El C. Prosecretario Muñoz: A petición del C. diputado Pruneda, se va a dar lectura al artículo 1o. del proyecto.

"Artículo 1o. Se autoriza al C. Gobernador Constitucional del Estado de México, para que pueda organizar fuerzas de seguridad pública, en el Estado, hasta por mil hombres."

El C. Pruneda: Es verdaderamente vergonzoso..... (Campanilla.)

El C. Presidente: No ha solicitado usted el uso de la palabra..... (Voces: ¡Abajo, abajo!)

El C. Pruneda: Sí he solicitado el uso de la palabra, tal vez Su Señoría no escuchó. Pido la palabra en contra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Pruneda: Es verdaderamente vergonzoso que una Asamblea revolucionaria haya votado por la afirmativa un proyecto de ley que no radica, que no tiene otro fin, mejor dicho, que aumentar el poder absoluto de un gobernante que no es gobernante; y es vergonzoso, señores, porque aquí se ha dicho en muchas ocasiones que esta Cámara es el último baluarte de la Revolución, y hoy estamos demostrando ante el público de la Nación, ante todos nuestros hermanos, que no somos revolucionarios y que lo que venimos a hacer aquí....

.. - El C. García Jonás: ¡Moción de orden! Según un precepto reglamentario, los acuerdos de esta Asamblea son inatacables; por lo tanto, suplico al orador se sirva suspender su discurso.

El C. Presidente: Me permito manifestar a Su Señoría que esa no es moción de orden.

El C. Villareal Filiberto C.: ¡Moción de orden!

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Villareal Filiberto C. para una moción de orden.

El C. Villareal Filiberto C.: Los diputados sí pueden censurar, cuando quieran , cualquier acuerdo de la Asamblea.

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Seguro que sí!

El C. Presidente: Tampoco esa es moción de orden, ciudadano Villareal.

El C. García Jonás: Pido la palabra.

El C. Presidente: ¿Con qué objeto?

El C. García Jonás: Sencillamente para decir a usted que cuando no se está observando un precepto reglamentario, se está fuera del orden, y precisamente ese ha sido el objeto de mi moción.

El C. Presidente: La Presidencia insiste en que no se está violando ningún artículo reglamentario. Continúa en el uso de la palabra el C. diputado Pruneda.

El C. Pruneda, continuando: No hay ningún artículo reglamentario que me prohiba censurar las decisiones de la Asamblea.....

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Cierto!

El C. Pruneda, continuando: La moción de orden del diputado Villareal no es moción de orden, pero es moción de verdad.

Yo critico a la Asamblea por las mismas razones que dije y que voy a repetir. Aquí se ha dicho hasta el cansancio que esta Asamblea es el último baluarte de la Revolución y ahora estamos demostrando con hechos palpables que deben avergonzarnos más tarde, cuando veamos los crímenes que se van a cometer, cuando veamos las grandes faltas que se van a cometer con esas fuerzas permanentes, vamos a ver, mejor dicho, van a ver los que votaron por la afirmativa, todo el mal que van a causar a la República. Hay que pensarlo profundamente, señores diputados y hay que tener en consideración las causas que se aducen para rechazar un dictamen, para pedir que se rechace un dictamen como el que se pone a la consideración de nosotros. Si el Estado de México estuviera gobernado por hombres inmaculados,- que no los hay -, pero por lo menos estuviera gobernado...

El C. Díaz González, interrumpiendo: ¡Por ti!

El C. Pruneda, continuando: por personas que por lo menos tuvieran las altas dotes intelectuales, el gran revolucionarismo y la bondad caballeresca del compañero que me aludió hace un momento, pudiera ser que sí pudiera dársele una autorización para tener fuerzas permanentes en el Estado; pero he dicho, señores, que el Secretario General de Gobierno es un reaccionario y lo he probado, y nadie me puede demostrar que es lo contrario. He demostrado que la labor que se hará en el Gobierno del Estado de México, será del todo

reaccionaria; he demostrado que todo lo que se haga en el Estado de México y para lo cual se utilicen esas fuerzas, será del todo reaccionaria y perjudicial, por consiguiente, a la Revolución y sus principios. ¿Por qué han venido los diputados que se llaman revolucionarios a votar en pro de una iniciativa de ley que de manos libres a un reaccionario que está en el poder, a un individuo sin principios y sin cultura? ¿A dónde vamos a dar con tal procedimiento que no es revolucionario y sí antirrevolucionario? ¿Dónde está quien pueda levantar la frente y declararse revolucionario después de haber apoyado semejante proyecto de ley?

El C. Rocha Federico, interrumpiendo: ¡Yo! (Voces: ¡Yo, yo, yo!)

El C. Pruneda, continuando: ¡Todos!... pero no es lo mismo correr la libre y alcanzarla que alcanzarla sin correrla y esto es lo que ha pasado con los que han votado por la afirmativa....

El C. Rocha, interrumpiendo: ¡Yo la he corrido y la he alcanzado!

El C. Pruneda, continuando: No hay regla sin excepción; pero apuesto a que la mayoría de los diputados que votaron en pro, alcanzaron la liebre y no la corrieron... (Voces: ¡Miente, miente!) He dicho que la mayoría; no se ofendan aquellos compañeros que no han corrido la liebre ni la han alcanzado...¡Quién de vosotros que ha votado por la afirmativa podrá levantar la frente y decir que es revolucionario y ha hecho buena labor dentro de la Cámara? ¡Ninguno! (Siseos.) Cuando se vean los frutos de esa ley, entonces ese voto se rectificará en sus conciencias, ya que no es de caballeros.... (Siseos y murmullos.)

El C. Presidente: Se suplica a la Asamblea se sirva dejar al orador que continúe su discurso... (Voces: ¡Está borracho!)

El C. Pruneda: Desearía que quien lanzó la injuria se pusiera de pie, siquiera para conocerlo.

El C. Hernández Maldonado, levantándose de su curul: ¡Yo!

El C. Presidente: La presidencia exhorta al diputado Hernández Maldonado para que retire esa palabra.

El C. Hernández Maldonado: Señor Presidente y señores diputados: No puedo explicarme que un compañero insulte de esa manera a toda esta Cámara; solamente estando borracho se puede obrar en la forma en que él lo ha hecho. (Aplausos.)

El C. Pruneda: Yo protesto...(Campanilla.)

El C. Presidente: La Presidencia vuelve a excitar al diputado Hernández Maldonado, para que retire la frase que ha proferido.

El C. Hernández Maldonado: Por respeto a la Asamblea y a la Presidencia, la retiro.

El C. Pruneda, continuando: De todas maneras, señores diputados, doy las Gracias al compañero que se comprende que por una exaltación y porque él fue atacado directamente en lo personal, lanzó la ofensa. ¡Las ofensas yo las tomo como de quien vienen y a mí me ofende el que puede, no el que quiere, señores diputados, no el que quiere, óigase bien! (Toses.) Yo protesto enérgicamente contra las aceveraciones del compañero y si yo estoy hablando aquí con deseos de hacerme oír, de hacer llegar mis palabras al corazón de los revolucionarios, lo hago con noble fin, no porque venga yo en estado deplorable; no señores, lo hago con la mejor buena intención, con la intención con que puede obrar un hombre sincero...

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Cierto!

El C. Pruneda, continuando: Si yo he subido a esta tribuna y si aquí en esta Cámara, y que da vergüenza... y voy a hacer aquí, voy a dar un mea culpa; soy muy joven, señores diputados...

(Voces: ¡No! Murmullos.)

El C. Padilla, interrumpiendo: Es el niño prodigio!

El C. Pruneda, continuando: Suplico a los compañeros diputados que me oigan. Naturalmente, la juventud para los espíritus mezquinos es digna de mofa, pero yo quisiera que la humildad estuviera llena de jóvenes con buenos ímpetus, aunque al principio, como en todos los principios, no supiéramos llevar a feliz término, como con la práctica, todo lo que deseáramos. Es comprensible que haya compañeros diputados que se burlen de un orador, perfectamente; lo que no es comprensible es que no oigan las palabras que no son del orador, sino que son las del representante, del patriota, del hombre revolucionario. Yo protesto, ya digo a ustedes, porque aquí vengo a atacar este inciso de ley con el único objeto de que se tenga en consideración que el individuo que va a llevar el mando de esas fuerzas es un Secretario de Gobierno, que es reaccionario,...

El C. Padilla, interrumpiendo: ¡Que lo quiten!

El C. Pruneda, continuando: ...ese individuo no va a hacer una labor revolucionaria, entiéndase lo que en castellano quieren decir estas palabras: "No va a hacer una labor revolucionaria;" todo lo contrario, quizá y acepto todas las injurias y todas las mofas de la Asamblea; pero más tarde, cuando veáis que os traiga las pruebas de las faltas que se cometen por esas fuerzas permanentes, entonces daréis la razón a ese muchacho a quien ahora habéis mofado, burlado y escarnecido con vuestras burletas de muchachos de escuela y de indignos diputados; entonces veréis cómo me concedéis la razón.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. diputado Vadillo.

El C. Vadillo: Señores diputados: Yo encuentro absolutamente inexplicable, pero de ninguna manera lo justifico, el que algunos CC. diputados, en cuanto por cualquier motivo se trata de asuntos de su Estado, interpreten estos asuntos desde el punto de vista exclusivamente político local y saltan indignados de su curul para venir a pronunciar un discurso fulmíneo que muchas veces toca en buena parte a la misma Asamblea, como una crítica injustificada a la Soberanía Nacional y desde luego a las resoluciones tomadas por este Cuerpo que, de todas maneras, es respetable en sus resoluciones; pero ya va siendo muy frecuente el espectáculo de algunos ciudadanos representantes que parece que bajo la piel legisladora traen una botella de Leiden siempre dispuesta a saltar en la chispa urente de las alusiones personales. Este debate es un caso típico y sería muy razonable examinarlo desde el punto de vista de la inmoralidad con relación a la verdad que encierra y desde luego de la trascendencia que tiene para la efectividad

en los debates. Notaría perfectamente la Asamblea que al ponerse este proyecto de ley al debate en lo general, la discusión toda se desvió, no sólo a lo particular de la misma ley, sino a un verdadero torneo de política local del Estado de México, en que salieron a relucir, desde el general Millán, Gobernador del Estado, hasta el Secretario del Gobierno y hasta el suegro del C. Millán, sin que yo me explique qué relación puede tener con la lógica del debate, el suegro del C. Millán en el seno de esta Representación Nacional.

Para no incidir en el mismo error de invertir los términos de la discusión, debería concretarme a hablar, tal como lo he solicitado de la benevolencia de la Mesa, acerca de la justificación que asiste al Gobierno del Estado de México para solicitar la formación de guardias nacionales, que este nombre tenemos que darles, en el Estado; pero es necesario hacer aquí una consideración de orden general, ya que, como repito, al discutirles en lo general esta ley no se trató verdaderamente el punto en cuanto a la consideración general que una ley reclama al discutirse primeramente en términos generales, es decir, en la estructura de esa misma ley.

El C. Pruneda, muy estimable joven por sus años, por su entusiasmo y por su espíritu revolucionario, pero que siempre habla en esta tribuna a la temperatura a que se funde el azufre, viene a hacernos el cargo de que no es revolucionario el conceder a los Estados facultades para que organicen las fuerzas especiales que ellos necesitan dentro de sus territorios, y tengo yo que hacer, por lo que a mí toca, puesto que di yo un voto afirmativo a esta ley en lo general; tengo que hacer una rectificación a ese principio. La palabra "revolucionario" en esta Asamblea, como las monedas, va perdiendo poco a poco el relieve que tenía en las primeras sesiones que celebramos nosotros en esta misma corporación. Yo, por un espíritu más de curiosidad que de otra cosa, tengo en el fondo de mi gaveta las impresiones sucesivas que me va causando este concepto: El criterio revolucionario al través de los tiempos en esta Legislatura, y es verdaderamente curioso observar cómo la acepción que se da a la palabra "revolucionario" tiene tan diversos matices que es una verdadera anarquía de conceptos, que ya no sabemos en estos momentos, muchos, qué casi es por fin un ser revolucionario.

Una vez sucedió que un joven subió a esta tribuna y dijo: "Yo soy revolucionario, porque habiendo luchado desde 1910, apenas soy mayor del ejército, aun cuando pudiera ser general." Es decir, que este sujeto estimaba que los grados militares son el único concepto por el cual un individuo puede ser revolucionario. ¡Ay de mí! - exclamé -, ¡entonces el ahuehuete heroico de Popotla, debiera ser por lo menos a estas horas, mariscal de campo! (Risas.)

Otro C. diputado vino a decir en esta tribuna: "¡Yo soy revolucionario, porque yo fui a Veracruz!" Pero, señores diputados, ¡qué bien sabemos que muchos fueron a Veracruz y vinieron de allá, no con un bagaje de ideas revolucionarias, ni de propósito favorables al pueblo, ni de decisiones resueltas a favor de las grandes verdades que están revolucionando a la humanidad, sino que volvieron de allá robustos y lucios por el arroz con bacalao que tomaron en el puerto! (Aplausos.)

Dijo un C. diputado alguna vez: "Fulano de tal es reaccionario, porque no habló ni una palabra en el Congreso Constituyente;" pero, señores, aquí se ha dicho que uno de los que más hablaron en el Congreso Constituyente, es decir, Palavicini, es un reaccionario; entonces no es una garantía el haber hablado mucho en el Congreso Constituyente, porque no puede ser tampoco la logomaquía un testimonio de revolucionarismo, pues entonces el C. Manrique fuera el propio Ravachol de esta Cámara. (Aplausos y risas.)

Pero faltaba, señores diputados, que el C. Pruneda viniese a establecer un nuevo concepto de revolucionarismo; decía este joven y vigoros diputado, que todos los que no conocen al general Millán son reaccionarios. (Risas.)

El C. Pruneda, interrumpiendo: ¡Yo no dije eso!

El C. Vadillo, continuando: Lo cual prueba que la palabra "revolucionario" va perdiendo de día en día el concepto propio de ella; y sería muy bien que de vez en cuando, dentro de la conciencia legisladora de todos los que aquí se sientan para fincar el porvenir de la Patria sobre el basamento perfectamente conocido de las ideas revolucionarias, hicieran todos los días un examen de sus propias conciencias para ver en qué concepto son revolucionarios.

Yo he sentido o he tenido por lo menos la convicción de que ser revolucionario es aceptar los principios de la verdad, de la justicia y de la libertad y llevar estos principios hasta sus consecuencias más legítimas, pero más lejanas, para poder ser verdaderamente un revolucionario frente a las necesidades de la Patria... (Voces: ¡Muy bien!) Ahora bien, señores, dentro de esas ideas, ¿es o no Revolucionario que los Estados de la República Mexicana formen poco a poco las futuras milicias nacionales que han de subsistir al Ejército Federal en la acción Militar que forzosa y necesariamente debe existir en un país en los tiempos modernos todavía? Sería muy satisfactorio para los miembros radicales de esta Cámara, decir de una plumada y para siempre - pero esto no trascendería. A los hechos -, "Que deberíamos desde luego limitar el espíritu militarista en los países jóvenes de América y declararnos en seguida contra todo aquello que fuese un símbolo de fuerza como un elemento de coordinación en las sociedades modernas;" Pero mientras nadie tengan el valor de declarar que nuestro país tienen que estar ya fuera de la esfera de la guerra o de la fuerza militar o del Ejército - que no es más que la brutalidad organizada -, mientras no haya una cabeza sana que pueda sostener estas teorías, tenemos que admitir que para salvaguardia de las instituciones liberales en México y para salvaguardia de la nacionalidad, si todavía creemos en las nacionalidades, tenemos que admitir una fuerza organizada llamada ejército y de entre ese Ejército de la Federación que da una superioridad al Gobierno general sobre todos los Estados a exigir la fuerza organizada en cada una de las Entidades Federativas como un respeto, como una garantía de su propia soberanía, yo afirmo que es más democrático y

que es más revolucionario el aceptar las milicias nacionales que entregar los Estados de la Federación al capricho de una fuerza, tal como la que tiene el Presidente de la República al frente del Ejército Nacional.

Para poder convencer al C. Pruneda y a quienes tienen el escrúpulo de que los revolucionarios radicales de esta Cámara deberíamos haber dado un voto negativo a esta ley, podría leer el programa del Partido Socialista Español, que en el número uno de su prospecto señala la disolución del ejército permanente, estableciendo milicias nacionales, que es más o menos el mismo concepto, en el fondo, que nosotros perseguimos. al establecer, al conceder a los Estados el derecho, la facultad, más todavía, el deber de solicitar cuanto antes permiso para organizar fuerzas locales que sean la garantía de su propia soberanía. En México, señores diputados, lo sabe perfectamente bien quien conozca la historia de nuestra política interior, es más que en otra parte necesario que los Estados de la Federación tengan la garantía de su propia soberanía en un ejército organizado por ellos; los Estados en nuestra República no han sido jamás verdaderamente independientes; en nuestra historia política, esto es un axioma, don Francisco Bulnes consideraba al Presidente de la República en ciertas condiciones, como un mero chambelán del Ejército. Nosotros Estados, nuestros gobernantes, no han sido más que verdaderos chambelanes de la Federación.

Decidme: ¿en qué se ha manifestado la soberanía local en cada una de nuestras Entidades Federativas en los dos tercios de siglo que lleva la historia de México luchando entre estos dos Poderes, entre esta fuerza centrífuga de la soberanía democrática de los Estados y entre esta fuerza centrípeta del Gobierno Federal que tiene el mando del Ejército? ¿Ha habido soberanía intelectual? Las discusiones pasadas acerca de la Universidad Nacional pueden demostrarnos que no, porque los Estados son de todas maneras verdaderos subsidiarios de los gastos que hace el Distrito Federal en cuanto a la educación superior. ¿Lo han sido económicamente? No, porque el sesenta por ciento de contribuciones que existen en la actualidad a favor de la Federación en todos los Estados, nos está probando que todos ellos son, dentro de una armonía que es más ventajosa para la Federación, verdaderos subsidiarios de los gastos mismos de la Federación. ¿Lo han sido políticamente? Jamás, absolutamente, porque dentro del falseamiento sistemático del sufragio popular, siempre los Gobernadores habían sido impuestos por el Centro. Ahora que se pretende, pues, dentro del régimen revolucionario, dentro del régimen constitucional, pero seguidamente de una Revolución eminentemente democrática, eminentemente descentralizadora, es absolutamente lógico, es absolutamente necesario, es absolutamente justo que cada uno de los Estados tenga verdaderamente un poder efectivo manifestado no sólo en sus leyes, manifestado no sólo en su soberanía política, sino también en la salvaguardia de esa misma soberanía, que sea su ejército permanente.

En la actualidad se discute si el C. Millán podrá organizar hasta mil hombres. La verdad es que la Asamblea, excepto tal vez los ciudadanos diputados que representan al Estado de México, la Asamblea no puede conocer el número justo de soldados que ocupará el C. Millán en el Estado de México. Así, en general, podemos afirmar que dada la extensión del Estado, que dada la proximidad de este Estado con los pocos en donde existe todavía bandidaje, dada la topografía del terreno, el número que solicita este ciudadano Gobernador debería ser precisamente el que el nos solicita, porque seguramente que él, con la responsabilidad que tiene de su Gobierno, sabe hasta dónde tendrá necesidad de hombres para garantizar la paz pública dentro de su Estado. Cualesquiera otros datos que nosotros diésemos serían absolutamente ligeros, porque no tendríamos base justa para poder afirmarlos.

El C. Valle, haciendo un cálculo bastante superficial, afirmaba que solamente para las necesidades comerciales del Estado se necesitan fuerzas públicas en el Estado de México; pero esta es verdaderamente una manifestación del optimismo de este ciudadano diputado.

Las fuerzas en estos momentos no se ocupan para fines comerciales; las fuerzas en estos momentos se necesitan para una imperiosa urgencia de pacificación en todos los Estados. La Ley de Suspensión de Garantías que está todavía. en cartera, es uno de los mejores elementos de convicción que debe tener la Cámara para persuadirse de que en todos los Estados de la Federación se necesitan elementos formados allí mismo, conocedores del terreno, conocedores del enemigo para batirlo y hacer la pacificación en todo el Estado. Por consiguiente, señores diputados, creo que está mejor informado de las necesidades que experimenta el Estado de México, el Gobernador del Estado de México, que todos nosotros; y si la diputación por el Estado de México no hubiese desprestigiado su acción en esta tribuna con relación a este asunto, porque lo ha hecho derivar a asuntos políticos de orden puramente personal, pudiéramos creerlos; pero siendo esto así, opino que debemos estar con el dictamen, con lo que pide el C. Gobernador del Estado de México; y en lo general opino yo que debiéramos cuanto antes y con las mayores facilidades hacer que los Estados organicen en sus respectivos territorios, fuerzas regionales. (Voces: ¡Bien dicho! Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Valle.

El C. Rocha: Pido la palabra para rectificar un hecho.

El C. Presidente: Se le concederá oportunamente.

El C. Valle: Señores diputados: No voy a perder el tiempo haciendo un análisis más o menos profundo y filosófico de cómo ha evolucionado el concepto de revolucionarismo en esta Cámara; no voy tampoco, como el diputado Vadillo, a decir en qué debe estribar principalmente la soberanía de los Estados; no vengo a perder el tiempo en discusiones bizantinas que a nada conducen, cuando tenemos al frente un asunto perfectamente concreto. Hace un momento me oponía a este primer artículo que dice: (Leyó.) Insisto en lo que decía hace un momento, sobre que en mi concepto no se necesitan

más que 150 hombres para la seguridad pública, no para la pacificación, C. Vadillo; los hombres que hacen la pacificación son otros, son los miembros del Ejército Permanente. Sin embargo, acepto, porque es de aceptarse, la observación del C. Juan A. Ruíz. De todas maneras, cuando más doscientos hombres serían necesarios y no voy a conceder ni uno más.

Voy también a rectificar lo que dijo el C. Rocha. Dice el C. Rocha que como cinco mil pueblos ¡qué se le figura a él!, pero, en fin, que cinco mil pueblos están sin guarnición. Yo le voy a decir al C. Rocha, que debería saberlo y no haber venido a hablar a la ligera, que el Estado de México está dividido en cuatro sectores, el sector que abarca Ixtlahuaca y El Oro, el sector que abarca Valle de Bravo y la región de Valle de Bravo y el sector que abarca Tultepec y Tenancingo, son los cuatro sectores; por el Valle de Toluca que hay que cuidar porque es donde con más frecuencia hacen más incursiones los bandidos. Si dentro de esos sectores quedaran los cinco mil pueblos, que no son cinco mil, pero los acepto, si quedan los cinco mil pueblos a que se refiere el C. Rocha, ¿no quedan estos mismos pueblos perfectamente protegidos por las fuerzas hábilmente manejadas por el jefe de las operaciones militares, no quedan perfectamente guarnecidos?

Otra cosa que voy a rectificar también: yo, que hace mucho tiempo, es decir, desde que entramos al Estado de México, desde que les quitamos a los zapatistas y a los villistas su capital de la República que la tenían establecida en Toluca porque allí estaba la Convención, desde entonces he estado yo con las fuerzas del Estado de México y el C. Rocha como llegó como jefe del Estado Mayor del general y doctor Rafael Cepeda, llegó cuando fue Gobernador el doctor Cepeda y desde entonces a esta fecha no tengo noticias de que las fuerzas del general Cepeda hayan atravesado del sector que está cubriendo El Oro a algún otro sector, ni mucho menos que le hayan matado cuarenta y nueve hombres. Yo quiero rectificar estas impresiones, estos hechos asentados, porque lo que yo digo son cifras y son datos que debemos tener en consideración para votar en este dictamen una cosa que sea justa y legal, que por lo demás, mi obligación es oponerme a que el pueblo del Estado de México no sufra esta nueva calamidad de mil hombres.

El C. Rocha: Pido la palabra para rectificar un hecho.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra para rectificar un hecho.

El C. Rocha: Yo he sentido muchísimo que el señor diputado Vadillo haya venido a decir aquí que nosotros nos hemos desviado del asunto; lo he sentido más, porque he venido aquí con mi muy buena voluntad, procurando separar todo aquello que oliera a política, y sólo a pedir que se aprobara el dictamen, porque yo busco que el Gobernador del Estado de México tenga facilidades para pacificar todo el territorio que está a su cargo. Respecto a lo que dice el señor Tomás Valle, ciertamente de Toluca a Tenancingo jamás salieron las fuerzas del general Cepeda; pero yo recuerdo haber dicho que, cuando de Tenancingo a Toluca venía con quinientos hombres, me mataron cuarenta y nueve, y para esto puedo presentar en su oportunidad el parte respectivo, que es un documento oficial. Esto sucedió cuando yo recibí orden de pasar del Estado de Morelos al de México, por ese camino. Estos son los hechos que yo quería rectificar, y me retiro, todavía sentido con lo que nos ha dicho a los diputados del Estado de México, el señor diputado Vadillo.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Bravo Izquierdo.

El C. Bravo Izquierdo: Ciudadanos diputados: No vendría a hacer uso de la palabra, si no estuviera inconforme con algunos conceptos vertidos en esta tribuna por el señor diputado Valle, pues los argumentos bastante justos del señor diputado Vadillo, respecto a la aprobación del dictamen que presenta a vuestra consideración la Comisión, han sido para el señor diputado Valle incontrastables, no los ha podido contestar. Se ha concretado a decirnos que para las necesidades del Estado de México, bastan doscientos hombres. Es absolutamente inexacto; no está en lo justo el diputado Valle; no se trata únicamente de proteger al comercio en el Estado. Bien saben todos ustedes que el Estado de México es uno de los que están más invadidos por el zapatismo. Si, pues, para proteger al comercio, bastan doscientos hombres, entonces yo me permito preguntar al señor diputado Valle: ¿para qué el Gobierno del centro tiene distraídos allí algunos miles de soldados? Indudablemente que necesita de un contingente bastante fuerte. Sabemos que el Gobierno no ha podido emprender sus operaciones sobre el foco principal del zapatismo, que es el Estado de Morelos, por la falta de fuerzas, porque están distraídas en los principales puntos de la República, donde existe actualmente el foco de la Reacción. Si el Gobierno del Estado de México pudiera organizar fuerzas suficientes para batir a los revolucionarios que andan por allí, evidentemente que el Gobierno del centro podría retirar todas esas fuerzas que tiene allí, y disponer de ellas para los puntos más a propósito.

Recuerdo que el señor diputado Pruneda, si no me equivoco, dijo que en el Distrito de Otumba los soldados de la Federación robaban; puede ser muy cierto; yo no lo sé, pero aquí cabe aquello de que ningún ladrón se roba a sí mismo, sino que procura robar a otro. Si se organizan las fuerzas en el Estado de México, seguramente que esas fuerzas que se organizan allí no procurarán robar ninguna propiedad de su pueblo, sino que irán a robar fuera de él; por consiguiente, sería una garantía para el Estado de México, que cuanto antes quedarán organizadas esas fuerzas.

Yo no estoy conforme en el concepto en que nos tiene el señor Vadillo al creer que hemos confundido los diputados del Estado de México, que hemos confundido, repito, los asuntos políticos y personales con el bien general del Estado; precisamente en eso es en lo que he estado en contradicción con el señor diputado Pruneda, pues yo no puedo venir a decir a ustedes que el señor Millán o el Secretario General de Gobierno, sean o no revolucionarios. pero el caso es que aquí nosotros debemos hacer una labor en pro del Estado en general; no somos, pues, todos los diputados del Estado de México, los que tratamos de obstruccionar

la buena intención que tiene el Gobierno. del Estado en organizar sus fuerzas. Que conste al señor diputado Vadillo, por lo demás, ya sus argumentos son más que suficientes para declarar este punto suficientemente discutido.

Yo hubiera estado conforme con los preceptos vertidos aquí por el señor diputado Valle y el señor diputado Pruneda, crean ustedes que no habría hecho uso de la palabra, porque creo que soy el menos indicado para ello, concretándome únicamente a suplicarles, por ser de estricta justicia, porque hemos sentado un precedente y que es absolutamente necesario si queremos la completa pacificación del País, que deis un voto aprobatorio al dictamen de la Comisión.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano diputado Céspedes.

El C. Céspedes: Señores diputados: Yo no veo perfectamente explicable ni consecuente la tesis tan a priori sostenida aquí por el llamado socialista Vadillo, a propósito del asunto que se discute.

El C. Méndez, interrumpiendo: ¡Muy bien! (Voces: ¡Muy bien! Murmullos.)

El C. Céspedes, continuando: Si es verdad que ulteriormente este bello ideal puede ser benéfico a las clases proletarias que forman en las filas del socialismo, lo cierto es que, en la actualidad, es echar sobre ellas una nueva carga. Es bello ideal sostener que las milicias locales substituyan la fuerza que la Federación actualmente controla; pero la verdad es, señores, que no estamos procediendo con ningún método; la verdad es que no tenemos una ley orgánica que organice estas fuerzas, que militarice y que arregle estas fuerzas, y una ley orgánica que no la vayamos a dar después que estas fuerzas se hayan levantado; no, una ley orgánica que salga hecha con los mandatos innovadores e imperiosos que imprime la actual Revolución. Porque si es cierto que el proyecto dice que estas fuerzas queden bajo el control del Gobierno, de lo que prescribe la Ley Orgánica Militar actual, deja mucho que desear en lo que toca a la organización de las fuerzas regionales, o de las fuerzas de la guardia nacional

esta Ley Orgánica Militar . Dice el señor diputado Vadillo que no estamos ni somos los indicados para juzgar de las necesidades exactas que demanda para su pacificación el Estado de México. Pues debe y no debe preocuparnos este asunto, señores: debe preocuparnos porque es la oportunidad precisamente para sentar una base proporcional, una base equitativa, una base que nos haga, que nos dé un punto de donde partamos en las ulteriores peticiones, que seguramente vendrá a esta Cámara.

De acuerdo con mi sentir, ciudadanos diputados, esta tarde se ha leído aquí un oficio del ciudadano Presidente de la República, en el que objeta la ley, la autorización que concedimos al Gobernador del Estado de Hidalgo. En ese oficio, el Ejecutivo dice que digamos qué numero y hasta qué fecha debe autorizarse a ese Gobierno para que levante fuerzas; de tal modo, que debemos preocuparnos señalando el número de fuerzas que debe levantar cada Estado, para tener una base proporcional, ya digo, de donde debemos partir en la autorización que debe concedérseles a los otros Gobernadores. ¿Por qué no haber fijado aquí una base proporcional a la población de cada Estado? Eso sería lo consecuente, señores diputados, que el Estado de México tiene tal número de habitantes, pues no necesita más que tantos hombres, que son los que deben levantar y a los que puede sostener. No debe preocuparnos mucho esto también, digo, puesto que, con esos hombres, los Estados no van a responder a las actuales exigencias de pacificación, dado que existe en la Constitución la obligación imperiosa de que el Ejército, el Ejército Federal que en la actualidad existe, acuda en auxilio de todas las disenciones intestinas, de todos los trastornos intestinos en cada Estado. Los Estados no van a hacer su pacificación sólo con las fuerzas que les autoricemos que levanten; los Estados necesitan del auxilio de las fuerzas federales, y esa obligación establece la Constitución actual.

En tal virtud, señores diputados, yo vengo a oponerme al artículo 1o. de la ley que se discute, porque como en el anterior proyecto que aprobó esta Cámara autorizando el Ejecutivo del Estado de Hidalgo, se fija en éste un término, una cifra muy vaga; en aquél se decía: "Se autoriza al Estado de Hidalgo para que levante una cifra hasta de cinco mil hombres," y aquí se dice: "Se autoriza al Gobernador del Estado de México para que levante una fuerza hasta de mil hombres." Seguramente que consecuente con el sentir de hoy, manifestado en su oficio, el Ejecutivo, cuando le mandemos esta ley en los términos en que está concebida, dirá: "Surge para mi la misma duda;" en tal concepto, digámosle qué número de hombres, a qué número de hombres se le da autorización al Ejecutivo del Estado de México. (Voces: ¡Hasta por mil hombres!) Hasta la cantidad de mil hombres se dice, como se decía en el proyecto para el Estado de Hidalgo que hasta por cinco mil individuos. El número es vago, que se precise, pero en proporción a la población de cada Estado y a las exigencias también proporcionales del mismo.

En tal virtud, ciudadanos diputados, ruego a ustedes voten por la negativa para que vuelva al seno de la Comisión y desde luego juzgue las objeciones que sobre este particular ha hecho el Ejecutivo con motivo de la ley del Estado de Hidalgo.

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Díaz González. (Voces: ¡Uuuh! ¡A votar, a votar!)

El C. Díaz González: Señores diputados: Yo no vengo aquí a discutir si el diputado Vadillo es socialista o no lo es; yo no vengo aquí a discutir las personalidades de los gobernantes de mi Estado; vengo únicamente a apoyar este dictamen, porque creo que con esto se favorece a la sociedad del Estado de México. El diputado Valle ha dicho que sólo con ciento cincuenta hombres..... (Voces: ¡Doscientos!)

El C. Valle, interrumpiendo: ¡Doscientos hombres!

El C. Díaz González, continuando: Doscientos hombres, dijo más tarde, con esta cantidad podía asegurarse la sociedad de mi Estado, no el de él; y yo voy a probarle que solamente en mi distrito

hay ciento cincuenta hombres voluntarios, que ellos mismos han quitado las armas al zapatismo y han hecho buena labor en pro del constitucionalismo. De suerte es que ¿Cómo, si solamente en mi distrito hay ciento cincuenta hombres voluntarios para ayudar al Gobierno, cómo es posible que se necesita solamente doscientos para todo el Estado, siendo que son diez y siete los distritos que cuenta el referido Estado? Tenemos también el pueblo de Acasulco y el pueblo de Ocoyoacac que están a los lados de la vía del ferrocarril de Acámbaro. Gracias a la ayuda eficaz, armada, que han presentado estos pueblos, se debe el que tengamos comunicación con el norte de la República por esta vía. Ese número de voluntarios ascienden también aproximadamente a unos doscientos y así sucesivamente en todos los distritos del Estado hay voluntarios que prestan sus servicios al Gobierno sin necesidad de retribuirles con sueldos. De suerte es que de esta manera, si no autorizamos al Gobierno del Estado de México a que organice fuerzas hasta la cantidad de mil hombres, como pide, para el sostenimiento del orden en el propio Estado, pues resultará que estos hombres se verían obligados a entregar sus armas, y, en consecuencia, estaría en un maremágnum el pobre de mi Estado. Simplemente mi distrito, en las demás municipalidades donde no existen esos voluntarios, diariamente llegan a la cabecera del mismo uno o dos muertos que son asaltados en el camino, en sus propias casuchas, en las rancherías, en las hacienda; de suerte que no puede concebirse por qué el compañero Valle dijo que nada más doscientos hombres son suficientes para el sostenimiento de la seguridad del Estado. El se refiere a lo que no conoce, él no conoce mi distrito, ni conoce el distrito del compañero Rocha. De suerte que yo suplico a ustedes, señores diputados, que apoyéis el dictamen, porque es de estricta justicia.

El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Aguirre Escobar.

El C. Olivé: ¡A votar, a votar!

El C. Aguirre Escobar: Perdone el diputado Olivé que le venga a ocupar un minuto más en contra de su voluntad. Vengo a oponerme al dictamen de la Comisión, no por la cuestión de fondo, en lo que estoy enteramente de acuerdo, vengo a oponerme al dictamen de la Comisión, en cuanto al número, y para ello voy a dar mis razones. Acabamos de aprobar hace pocos días un decreto en que se autoriza al Gobernador del Estado de Puebla para que pueda poner sobre las armas hasta un número de cincuenta mil hombres para defender la seguridad del Estado. El general Millán, Gobernador del Estado de México, viene a pedirnos aquí mil hombres para hacer los servicios de policía del Estado. Yo no encuentro la razón de por qué el Gobernador del Estado de Puebla pueda disponer hasta la cantidad de cinco mil hombres, siendo el Estado de México un territorio más invadido por el zapatismo y hasta por el salgadismo mismo, que el Estado de Puebla. Hace dos años y medio me tocó a mí en suerte, o por fortuna, militar en ese Estado y conozco sus exigencias militares. Actualmente el Estado de Puebla puede considerarse enteramente pacificado, y sin embargo de eso, sin embargo de los elementos militares que allí trafican, se ha autorizado al Estado de Puebla para tener cinco mil hombres. Al Estado de México, para el Estado de México se piden mil hombres actualmente. Yo vengo a oponerme al dictamen de la Comisión, precisamente por la cantidad; en el fondo, estoy enteramente de acuerdo que cada Estado debe tener en milicia especial, precisamente para poder conservar incólume, para poder conservar intacta, para poder conservar en toda su esencia y en toda su latitud esa tan zarandeada condición de federalismo de que alardeamos todos los mexicanos y que, en el fondo, siempre vemos al centralismo de una manera pura y de una manera directa.

Se ha dicho aquí que los soldados que los Gobiernos de los Estados piden para resguardo de la sociedad en sus respectivas jurisdicciones, y para conservar su debida soberanía, son una amenaza precisamente para conservar el voto de los ciudadanos. No es cierto, señores diputados; día llegará- y está muy próximo -, en que las milicias de los Estados tienen que jugar su papel esencial, y aquel en que tengan que encararse de una manera directa al Ejército federal que, dependiendo del Centro, tendrá que imponerse en todos los Estados, como se ha estado imponiendo de hace seis meses a la fecha. De hace seis meses a la fecha, el Ejército federal ha estado imponiendo su fuerza directa en Veracruz; de hace seis meses a la fecha el Ejército federal ha estado ejerciendo su presión directa en Coahuila; de hace seis meses a la fecha, el Ejército federal ha estado ejerciendo una presión directa en San Luis Potosí, y solamente por las milicias de los Estados que ahora se piden por el Gobierno del Estado de México, podrá mañana equipararse, podrá mañana controlarse, podrá mañana oponerse frente a frente la soberanía de los Estados contra el centralismo del Centro; podrán mañana ponerse los Estados "de tú a tú" con el Gobierno del Centro y decirle: "Somos una República federal; no estamos en los tiempos de Santa Anna, en que mandaba aquí sus consignas para que las Legislaturas, o más bien dicho, los Gobernadores de las provincias, hicieran lo que a Su Alteza Serenísima le venía en gana." El Gobierno del Estado de México pide mil hombres; yo apelo al juicio de los que conocen el Estado de México para que digan si son bastantes mil hombres para poder conservar la seguridad pública del Estado.

El C. Díaz González, interrumpiendo: Por ahora son insuficientes.

El C. Aguirre Escobar, continuando: ¿Qué razón tiene entonces el Estado de Puebla para pedir cinco mil hombres? Yo sé muy bien que en vista de estos antecedentes mañana vendrá el Estado de San Luis Potosí a pedirnos dos o tres mil hombres, dizque para hacer la seguridad del Estado, mañana o pasado, y mientras termina este periodo ordinario de sesiones, vendrá el Gobernador, dizque electo de Coahuila, Gustavo Espinosa Mireles, a pedirnos dos, tres, cuatro, cinco, diez y hasta veinte mil hombres, no importa....

El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: Con todo derecho.

El C. Aguirre Escobar, continuando: Mañana vendrá Chihuahua a pedirnos una cantidad igual; no importa, también se la debemos conceder. Los

Estados debemos ser libres cada uno respecto del Centro. Si los Estados no tienen la conciencia de sus derechos, entonces debe borrarse el nombre de República Mexicana y decir solamente: "Somos unas provincias ocupamos la parte Sur del Continente Americano;" pero no debemos estar engañando a la Nación, no debemos estar engañando a la naciones extranjeras con que somos una República Federal cuando estamos realmente mandados por el Gobierno del Centro. He dicho esto con toda conciencia, señores.

Vengo a oponerme a este dictamen, porque me parecen muy poco mil hombres para el Estado de México. Yo quisiera ver en cada Estado de la Federación Mexicana- y doy al nombre de Federación toda la rectitud y toda la aceptación que debe tener un Estado libre.

Yo no vengo aquí tampoco, a hacer el papel de venir a representar un Estado libre, cuando yo pudiera saber que los individuos que ocupan aquel Estado no son más que los que funcionarios de una provincia, que están haciendo el papel hipócrita de funcionarios, de individuos que no cumplen más que las órdenes del Centro, como en la época de Antonio López de Santa Anna; o somos una República Federal y estamos dispuestos a sostener sus principios de una manera efectiva y honrada como hombres de toda convicción, o borremos el nombre de Estados Unidos Mexicanos, pongamos el de República Mexicana, que es como se han distinguido siempre los gobiernos conservadores en nuestra Patria.

Dije a ustedes que mañana puede venir Sonora a pedirnos cinco mil hombres, Sinaloa a pedirnos cinco mil hombres, u otro Estado a pedir una cantidad igual; yo estoy dispuesto a que se le conceda esa cantidad máxima y no la mínima, la ridícula, la infeliz que viene a pedir aquí el Estado de México, porque nuestro defecto nuestro defecto de raza, nuestro defecto histórico ha sido levantarnos siempre contra la dictadura del centro; pero cuando nos vemos engolosinados con el triunfo, siempre acostumbramos venir a inclinarnos aquí ante los Poderes del Centro, señores. (Murmullos.) Prueba de ello la tenemos al calce: En el estado de Coahuila, allí está precisamente el poder único que existe: el Poder de la Federación; allí no hay un soldado del Estado, y qué ha sucedido allí?

El C. Valle, Interrumpiendo: ¡Sí hay!

El C. Aguirre escobar, continuando: ¿Qué sí hay? ¿Cuál es?

El C. Valle: Hay fuerzas locales en el Estado de Coahuila.

El C. Aguirre Escobar, continuando: Sí, a gusto de Espinosa Mireles y del Presidente de la República. (Murmullos.) Precisamente como no puede haber una homogenidad completa en la tendencia de los Gobiernos de los Estados, si es que éstos tienen una verdadera idea de la Federación, yo opino que cuando se trate de estas diligencias, debemos dar facultades máximas para que el día que el Gobierno de la Federación quiera abusar del poder que desgraciadamente la Constitución le concede, encuentre una resistencia en cada Poder.

Estamos cansados ya, señores, de tener en el Gobierno Federal el supremo mandatario de todas nuestras instituciones; estamos cansados ya de que desde 1821, hasta la fecha, siempre sea el poder central el que mande a los Estados, así se llamen provincias o Estados confederados de la República. Por eso, cuando yo veo ese dictamen que dice: "Mil hombres para el Estado de México," me causa vergüenza. No debía haber pedido el general Millán una concesión de mil hombres para ese Estado que cuenta con un millón de habitantes. Si mañana viniese Coahuila solicitando cinco mil hombres, yo sería el primero que le diera mi voto para esos cinco mil hombres, aunque sepa muy bien que el Gobernador Espinosa Mireles no es un individuo de mi afecto, no es un individuo de la Revolución, ni es un individuo que pueda hacer la felicidad de Coahuila; pero sí con cinco mil hombres Coahuila estará dispuesto siempre a enfrentarse al Gobierno del Centro, así este representado por Venustiano Carranza. (Murmullos.)

En el año de 1911, a propósito de la candidatura del C. Venustiano Carranza para el Gobierno de Coahuila, siendo yo uno de los que fueron a ofrecer esa candidatura al individuo que habíamos elegido, nos contestó de la manera siguiente, el C. Venustiano Carranza, hoy Presidente de la República: "Yo acepto la candidatura para Gobernador del Estado de Coahuila, con una condición única; que los ochenta y siete delegados que forman la Convención de este Estado, estén dispuestos a ir al terreno de las armas para sostener la Soberanía del Estado de Coahuila, en tratándose de las imposiciones del Centro. Yo quiero que Coahuila, cuando menos Coahuila, sea un Estado confederado y no una provincia de la capital de la República." Entonces nosotros, y a mí me cupo la honra de firmar ese documento; di mi firma y estoy dispuesto a sostenerla hasta ahora lo mismo que siempre, de que Coahuila, lo mismo que Zacatecas que cualquier otro Estado de la Federación, sean verdaderamente Estados confederados y no provincias de un Gobierno mal llamado Confederado.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. González Jesús M., para rectificar hechos.

El C. González Jesús M.: Se habrán fijado los señores diputados, cómo cuantos han venido a hablar aquí en contra del dictamen, han hablado realmente como si se estuviera discutiéndose en la general. Se oponen hasta a que se conceda un soldado al Gobernador del Estado de México, y yo creo que están completamente fuera de orden. Ya el señor diputado Valle asentó que en su concepto, podría concederse autorización al gobernador del Estado de México para organizar hasta doscientos hombres. Admite desde luego que es necesario conceder doscientos hombres o ciento cincuenta, y, si lo juzga necesario, entonces hay que aceptar que se organicen fuerzas por el Gobierno del Estado de México; pero hay que tomar en cuenta, no sólo como argumentaba aquí el C. Céspedes, la extensión de la población, sino también la configuración topográfica del Estado, la extensión del mismo y el grado, podríamos decir, de belicosidad de esa región donde va a combatirse el bandidaje presente para fijarnos qué tanto es, en nuestro concepto, lo que debe organizar, o hasta qué tanto debemos conceder al Gobierno del Estado de México para que organice estas fuerzas.

Así, pues, se ha discutido en lo general primeramente, y por una mayoría de votos se ha aprobado que es necesario que se organicen allí fuerzas, que se conceda lo que solicita el Gobierno del Estado de México, y resta solamente ahora saber que tanto es, o hasta qué número deben organizarse esas fuerzas. Así, pues, sale sobrando, y están fuera de orden, todos los que vengan a esgrimir esa clase de argumentos, si ya se ha aprobado en lo general.

Por lo que hace a la alusión del C. Céspedes al diputado Vadillo, yo podía recoger el guante; no se dirigió exactamente a la personalidad del señor Vadillo, sino a un socialista, pero mucho me temo que el preguntar al señor diputado Céspedes qué es socialismo, se viera obligado a parodiar a aquel que, cuando se le preguntó qué era "moral," contestó que "un árbol que daba moras." (Voces: ¡Ah! Aplausos)

El C. Presidente: Tiene la palabra en pro el C. Rivera Cabrera. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Rivera Cabrera: Señores diputados: Habiendo observado con algún detenimiento el estado psicológico de la Cámara en estos momentos, tentado estuve a renunciar al uso de la palabra, porque he comprendido perfectamente que ya los señores compañeros arden en deseos de entrar a la votación de este artículo que se debate, tanto más cuanto que la discusión, en verdad, se ha repetido en lo general y no en lo particular; en este sentido lo hizo únicamente el diputado Díaz González que fijó en síntesis el número de soldados, o de guardias civiles que se necesitan para la seguridad del Estado de México; y casi yo hubiera renunciado al uso de la palabra a no ser por los conceptos vertidos en esta tribuna por el compañero Aguirre Escobar. El señor Aguirre Escobar manifestó que es exigua la cantidad de mil hombres que el Gobierno del Estado de México solicita para el resguardo de la Entidad Federativa que gobierna, y que por este motivo pediría se desechara el artículo a fin de que, vuelto a las Comisiones, éstas dictaminaran ampliamente el número de combatientes, o el número de guardias que solicita el general Millán. Casi casi yo sería del mismo parecer del señor Aguirre Escobar si se considera la extensión territorial del estado de México que, según tengo entendido, no es menor de treinta y cinco mil kilómetros cuadrados, con un número de habitantes no menor de ochocientos mil; tanto más si se hace la comprobación entre el Estado de Puebla que solicita un número de cinco mil individuos para la completa pacificación y seguridad del mismo; pero ante esta consideración proveniente de la extensión territorial del Estado de México y de su población, me viene a la idea de que la única persona capacitada por controlar la política general del Estado, es el Gobernador del mismo, la única persona capacitada para determinar el número de hombres que se necesitan para el servicio de la seguridad, tanto por controlar la política del Estado, cuanto por estar al tanto de los recursos económicos del mismo, y si, pues, esa persona estima que es mil el número de hombres que se necesita para resguardar los intereses comunales, es indudable que nosotros no tendríamos derecho, ni mucho menos atingencias en esta discusión, para poder imponerle la obligación de poner sobre las armas una mayor cantidad de hombres que probablemente no podría soportar el Estado. Me parece , pues, que esta es una razón de mucho peso y por tal motivo yo creo que la honrada Asamblea que me escucha hará muy bien y procederá con bastante atingencia aprobando el artículo tal como se ha servido presentarlo la Comisión dictaminadora.

No me quiero referir, tanto por ahorro de tiempo, cuanto porque nada dijeron sobre el particular, a lo expresado por los señores Pruneda, Valle y Céspedes. porque, como ya dije, estos señores, aunque pidieron la palabra para hablar sobre este artículo en lo particular, únicamente repitieron sus argumentos ya expresados en la discusión en lo general. Pido, pues, a la H. Asamblea se sirva aprobar el artículo tal como ha sido presentado. (Voces: ¡A votar, a votar!)

El C. Presidente: Han hablado en pro, los CC. Vadillo Basilio, Bravo Izquierdo Donato, Díaz González y Rivera Cabrera Crisóforo, y en contra, los CC. Pruneda Alvaro, Valle Tomás, Céspedes Eliseo y Aguirre Escobar Juan; y para rectificación de hechos, los CC. Rocha Federico y González Jesús M.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: No habiendo más oradores inscriptos ni en pro ni en contra, en votación económica se pregunta a la asamblea si considera suficientemente discutido el artículo 1o. del proyecto de ley. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se declara suficientemente discutido. Se procede a la votación nominal.

El C. Manrique: Que se lea el artículo para la inteligencia de la Asamblea.

El C. Sánchez Tenorio: El artículo 1o. dice: "Artículo 1o. Se autoriza al C. Gobernador Constitucional del Estado de México, para que pueda organizar fuerzas de seguridad pública, en el Estado, hasta por mil hombres."

(Se tomó la votación.)

El C. Prosecretario Limón: Votaron por la negativa los CC. diputados Aguirre Escobar, Avendaño, Cancino Gómez, Castañeda, Céspedes, Cruz, Fernández Martínez, Figueroa, González Galindo, González Justo, Jurado, Leyzaola, Márquez Rafaél, Méndez, Muñoz, Navarrete, Padrés, Pardo, Pruneda, Rivas Ruíz Estrada, Saucedo J. Concepción, Saucedo Salvador, Sepúlveda, Valle y Villareal Filiberto C. Total: 26 votos.

El C. Prosecretario Sánchez Tenorio: Votaron por la afirmativa los CC. Aguirre Crisóforo, Aguirre Efrén, Alejandre, Alonzo Romero, Ancona Albertos, Andrade, Aranda, Arellano, Arlanzón, Arreola, Bandera y Mata, Barragán Martín, Bello, Benítez, Blancarte, Bravo Izquierdo, Campero, Cano, Carrillo Eduardo S., Carrillo Iturriaga, Cepeda Medrano, Córdova Gabriel J.,Curiel, Chapa, Dávalos Ornelas, Dávila, Díaz González, Domínguez, Dyer, Echeverría, Esparza, Fentanes, Gámez Gustavo, Gámez Ramón, García Adolfo G., García de Alba, García Jonás, García Salvador Gonzalo, Garza González, Gay Baños, Gómez S. Emiliano, González Ibarra, González Jesús M., Guajardo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Hay, Hernández Garibay, Hernández Maldonado, Higareda, Izquierdo, Lanz Galera, Lechuga Val, Limón, López Couto, López Celis, Malpica, Manjarrez, Manrique, Manzanilla Tejero,

Martínez de Escobar, Mendoza, Meneses, Mercado, Montes, Montiel, Morales Hesse, Muñoz, Narro, Olivé, Ordorica, Porchas, Paredes, Colín, Parra, Pedroza, Peña, Peñafiel, Pereyra Carbonell, Pérez Gasga, Pesqueira, Pineda, Ramírez Genaro, Ramírez Llaca, Rebolledo, Rivas, Rivera Cabrera, Robles Domínguez, Rocha, Rojas Dugelay, Román, Rueda Magro, Ruiz Alberto, Ruiz José P., Ruiz Juan A., Sánchez José M., Sánchez Tenorio, Segovia, Silva Herrera, Silva Jesús, Siurob, Solórzano, Soto, Téllez Escudero, Torres Berdón, Uruñuela, Vadillo, Velásquez, Ventura, y Zavala.

Total, 109 CC. diputados por la afirmativa.

Por lo tanto, se aprueba el artículo 1o. del proyecto de ley, por 109 votos de la afirmativa, contra 26 de la negativa.

El C. Cancino Gómez: Reclamo mi voto. Debe estar en la negativa.

El C. Manrique: Está corregido ya, compañero.

El C. Secretario Aranda: "Orden del día 9 de noviembre, a las diez de la mañana: "Proyecto de ley para declarar de utilidad pública el cultivo de las tierras de labor. Proyecto de Ley de Pensiones."

El C. Presidente, a las 7.55. p.m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez de la mañana.

El Jefe de la Sección de Taquigrafía, JOAQUÍN Z. VALADEZ.