Legislatura XXVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19171205 - Número de Diario 75
(L27A2P1oN075F19171205.xml)Núm. Diario:75ENCABEZADO
MÉXICO, MIÉRCOLES 5 DE DICIEMBRE DE 1917
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
PERÍODO ORDINARIO XXVII LEGISLATURA TOMO II.- NUMERO 75
SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
CELEBRADA EL 4 DE DICIEMBRE DE 1917
SUMARIO
1. - Se abre la sesión. Es leída y aprobada el acta de la anterior.
2. - Se da cuenta con los asuntos en cartera.
3. - Es presentada, dispensada de trámites, discutida y rechazada, una proposición de varios ciudadanos diputados para celebrar sesiones todas las mañanas.
4. - Es aprobado el dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda concediendo pensión a la señora Riveros, viuda de Valderráin.
5. - Rectificación de hechos.
6. - Continúa la discusión del dictamen de la Comisión de Presupuestos, acerca de renta a los templos destinados al culto. Es rechazado en votación nominal.
7. - Continúa la discusión del Título II del proyecto de Ley Orgánica del Ministerio Público del Distrito y Territorios Federales. Se levanta la sesión por falta de quórum.
DEBATE
Presidencia del C. SAENZ AARÓN
(Asistencia de 125 ciudadanos diputados.)
El C. Presidente, a las 4.20 p. m.: Se abre la sesión.
El C. Prosecretario Limón: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados, el día tres de diciembre de mil novecientos diecisiete.
"Presidencia del C. Aarón Sáenz.
"En la ciudad de México, a las diez y veinte de la mañana del lunes tres de diciembre de mil novecientos diecisiete, con asistencia de ciento veintisiete ciudadanos diputados, según aparece en la lista que previamente pasó el ciudadano Secretario Aranda, se abrió la sesión.
"El ciudadano Prosecretario Muñoz dio cuenta del acta de la sesión celebrada el día treinta del mes próximo pasado, la que, sin discusión, fue aprobada en votación económica.
"Acto continuo rindió la protesta de ley, como diputado suplente al Congreso de la Unión, por el 7o. distrito electoral del Estado de Zacatecas, el C. Antonio Cervantes, quien fue introducido al salón para ese efecto por los CC. Arellano, Dyer y Prosecretario Muñoz.
"Se dio cuenta con los documentos siguientes:
"Oficio de la Secretaría de Estado, Negocios del Interior, en que acusa recibo del proyecto de ley que autoriza al Ejecutivo de la Unión para incautarse de los establecimientos industriales en los casos de paro temporal o definitivo. - A su expediente.
"Oficio de condolencia del Gobierno del Estado de Coahuila por el fallecimiento del ciudadano diputado Valentín Flores Garza. - A su expediente.
"Telegrama procedente de Bravos, Guerrero, en que participa el ciudadano Gobernador de aquel Estado haberse instalado en esa ciudad el Gobierno y que ya empiezan a funcionar sus tres Poderes. - De enterado.
"Dos circulares del Gobierno del Estado de Colima, avisando que se concedió licencia de quince días al ciudadano Gobernador constitucional, J. Felipe Valle, y que se nombró para substituirlo al C. Salvador V. Rubalcaba. - De enterado.
"Oficio del Congreso del Estado de México, por medio del cual da a conocer los nombres de las personas que integrarán la Comisión permanente durante el receso de aquel H. Cuerpo. - De enterado.
"Solicitud del ciudadano diputado Porfirio del Castillo, para que se le conceda licencia por veinte días, con goce de dietas.
"En votaciones económicas sucesivas se le dispensaron los trámites y fue aprobado, sin debate.
"Proposición de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, a fin de que, a partir del día tres de los corrientes, se celebren sesiones todos los días en la mañana y en la tarde, con objeto de discutir la Ley de Egresos que regirá durante el próximo año de 1918.
"El C. Basáñez fundó la dispensa de trámites y en contra de ella habló el C. Ibarra. Y como la Asamblea, previa consulta de la Secretaría, resolvió que no debía considerarse este asunto de urgente resolución, se turnó a la Comisión de Estado, del Interior.
"Reanudada la discusión sobre el dictamen que consulta un proyecto de ley por el que se declara de utilidad pública el cultivo de las tierras de labor,
se puso a consideración de la Cámara el artículo 10, el que, en seguida, fue retirado por las Comisiones para reformarlo.
"El C. Cepeda Medrano, inscripto en contra del referido artículo, manifestó su inconformidad con el procedimiento que se propuso seguir la Mesa en esta discusión, concediendo la palabra, en contra y en pro, a los ciudadanos diputados inscriptos en la sesión del viernes próximo pasado, último día en que regio la Mesa anterior. Con tal motivo, el ciudadano Presidente hizo una aclaración y se leyeron los artículos 94 y 95 del Reglamento por el ciudadano Secretario Portes Gil, quien agregó otra aclaración. El mencionado C. Cepeda Medrano pasó a la tribuna para insistir en su protesta, y luego la Presidencia expresó que estando ya retirado el artículo 10, no tenían objeto las observaciones del C. Cepeda Medrano; pero que en lo sucesivo, en estos casos, se observaría distinta práctica de la que ahora se había pretendido seguir.
"La Secretaría leyó el artículo 10, modificado por las Comisiones, y, puesto a debate, usó de la palabra, en contra, el C. Cruz José C., y en pro lo hizo el C. Vadillo, miembro de las Comisiones. El C. Cruz José C., rectificó un hecho y fue interrumpido por una moción de orden del C. Mariel, en virtud de la cual, la Presidencia indicó al orador se concretara a rectificar hechos. El C. Cepeda Medrano refutó el punto a debate, y en seguida el C. Siurob, a nombre de las Comisiones, pidió permiso para retirar el artículo 10 y modificarlo en la forma que dio a conocer.
"Se concedió ese permiso y se leyó dicho artículo con la nueva modificación
"El ciudadano Secretario Aranda dio a conocer la orden del día para continuar después esta sesión, la que se suspendió a las doce del día y se reanudó a las cuatro y veinte de la tarde, con asistencia de ciento veintinueve ciudadanos diputados, según consta en la lista que pasó el mismo ciudadano Secretario.
"El ciudadano Secretario Portes Gil pasó a dar cuenta con los documentos siguientes:
"Iniciativa subscripta por los ciudadanos diputados Martínez de Escobar, Cámara y Torres Berdón, para que se apruebe una partida de cien mil pesos, oro nacional, relativa al Presupuesto de Egresos de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, y que se destinará a la apertura y canalización del Río Cunduacán, del Estado de Tabasco.- A la Comisión de Presupuestos.
"Dictamen de la Comisión Especial de Reglamentación del artículo 27 constitucional, que consulta el proyecto de ley reglamentaria del decreto expedido por la Primera Jefatura el 6 de enero de 1915.
"La Cámara, en votación económica, dispensó la primera lectura y acordó se imprimiese.
"Dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que termina con un proyecto de ley en que se concede a la señora María Luisa Beltrán viuda de Garmendia, una pensión de cinco pesos diarios.- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.
"Dictamen de la misma Comisión, que consulta un proyecto de ley por medio del cual se aumenta la jubilación de cien pesos mensuales que actualmente disfruta el C. Andrés Oscoy, a la cantidad de cuatro pesos diarios.- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.
"Dictamen de las Comisiones unidas, 2a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Guerra, que se refiere al proyecto de ley que devolvió modificado el Ejecutivo, relativa a la autorización al Gobernador del Estado de Hidalgo para que organice fuerzas de seguridad pública hasta por tres mil hombres.- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.
"Dictamen de la Comisión Especial de Reglamentación del artículo 27 constitucional, que concluye con un acuerdo económico, en que se propone se archive el escrito del C. Vicente Ferrer Aldana, que trata de materia agraria, por haber llenado su objeto.
"Puesto a debate, sin él, se aprobó en votación económica.
"Dictamen de la propia Comisión, que propone lo mismo que el anterior respecto al escrito del C. F. León Aguirre, que contiene algunas consideraciones sobre la reglamentación del decreto de 6 de enero de 1915.
"Sin discusión se aprobó en votación económica.
"Solicitud del ciudadano diputado José T. Cantú, a fin de que se le conceda licencia de quince días, con goce de dietas.
"por no habérsele dispensado los trámites, se turnó a la Comisión de Estado, del Interior.
"Dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda que en su parte final contiene un proyecto de ley, que dice:
"Artículo único. Concédase al C. Doroteo Rodríguez una pensión de retiro de sesenta pesos mensuales, que le serán cubiertos íntegramente en moneda nacional por la Tesorería General de la Nación."
"Puesto a debate, sin que nadie hiciera uso de la palabra, se aprobó el proyecto de ley transcripto por ciento cuarenta y tres votos de la afirmativa, contra dos de la negativa de los CC. González Galindo y Martínez Joaquín.
"Se hizo la declaración de que pasaba al Senado para sus efectos constitucionales.
"Dictamen de las Comisiones unidas, de Guerra, el que, de acuerdo, en parte, con una proposición del C. Zapata, adicional al artículo 2o. del proyecto de Ley de Pensiones, aprobado ya por esta Cámara, la fracción siguiente:
"II. Los hijos legítimos, los legitimados, los naturales reconocidos, los que no estándolo, se encuentren en posesión de estado de hijos naturales...."
"A discusión el dictamen, el C. Zapata habló en contra, y el C. Treviño en pro, a nombre de las Comisiones; por éstas contestó el C. Rueda Magro una interpelación del C. Mariel, y acto continuo, usaron de la palabra para hacer aclaraciones el C. Velásquez y el mencionado C. Rueda Magro. El C. Fernández Martínez, apoyó la adición a debate, y el C. Mariel la refutó. Y una vez que el C. Rueda Magro rectificó hecho y que a su solicitud el C. Secretario Portes Gil leyó los artículos 197, 212, y 213 de la Ley de Relaciones Familiares, se estimó agotada la discusión y se procedió a la votación nominal correspondiente de la que resultó aprobada la fracción inserta por ciento treinta y seis votos de la afirmativa contra ocho de la negativa de los CC. Aguilar José D., Araujo, Cristiani, Mariel,
Olivé, Sánchez Pontón, Silva Herrera y Velásquez.
"Se declaró que quedaba aprobado el proyecto de Ley de Pensiones y que pasaba al Senado para sus efectos constitucionales. La Mesa designó en Comisión para que lo llevaran a aquella Cámara colegisladora, a los CC. García Vigil, Treviño, Aguirre Colorado, Peralta, González Torres y Secretario Magallón.
"En seguida se prosiguió el debate sobre el dictamen de la Comisión de Presupuestos relativo a la proposición para que se imponga renta a los templos destinados al culto.
"Hablaron en contra los CC. Peñafiel, Siurob y Cámara y en pro los CC. Medina Hilario y Cepeda Medrano, siendo interrumpido éste por una aclaración del C. Cienfuegos y Camus.
"El C. Secretario Portes Gil manifestó que la orden del día para la sesión pública siguiente era la de continuar este debate así como el relativo al dictamen que se refiere al proyecto de Ley Orgánica del Ministerio Público del Distrito y Territorios Federales, y a las siete de la noche se cerró esta sesión para pasar a secreta."
Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Aprobada el acta.
El C. Secretario Portes Gil: "Secretaría de Hacienda y Crédito Público.- Departamento de Bienes Nacionales.- Mesa 4a.- Expediente 164.- Número 6.
"Tengo la honra de remitir a ustedes, para los efectos consiguientes, los proyectos de Presupuestos de Egresos para el ejercicio fiscal próximo, correspondientes a los Ramos Quinto y Sexto, Secretaría de Hacienda y Secretaría de Guerra y Marina, respectivamente. En el de Guerra y Marina, se observará que falta el presupuesto relativo a los Establecimientos Fabriles Militares, el cual presupuesto se ha pedido con urgencia a la Secretaría de Guerra, como complemento del de su Ramo; y será remitido a ustedes tan pronto como lo envíe dicha Secretaría.
"Protesto a ustedes las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.
"Constitución y Reformas. - México, 3 de diciembre de 1917.- El Subsecretario, Encargado del Despacho, R. Nieto.- A los CC. Secretarios de la Cámara de Diputados.- Presente."- Recibo, a la Comisión de Presupuestos, e Imprímase.
"Suprema Corte de Justicia de la Nación.- Sección de Presidencia.- Número 56.
"Tengo el honor de comunicar a la H. Cámara de Diputados, por el digno conducto de ustedes, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, abrió su segundo período de sesiones, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 94, párrafo primero, de la Constitución, en relación con el 9o. de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
"Constitución y Reformas.- México, 3 de diciembre de 1917.- El Magistrado en funciones de Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Enrique Colunga.- A los CC. Secretarios de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Presente."- De enterado.
"XXVII LEGISLATURA
SEGUNDO AÑO
PERÍODO ORDINARIO
ESTADO que manifiesta el número de expedientes tramitados por las Comisiones respectivas de la Cámara de Diputados, en los días del 1o. al 30 de noviembre de 1917.
COMISIONES NGA PASADOS A TOTAL DESPACHA- PENDIEN- ANTERIOR COMISIÓN DOS TES
Estado, Departamento
Interior. 3 10 13 10 3
Estado, Departamento
interior, y Segunda
de Puntos Constitucionales,
unidas 2 0 2 0 2
Estado, Departamento
Exterior. 0 1 1 0 1
Primera y Segunda de
Justicia, unidas. 2 0 2 2 0
Unidas, de Justicia y
Puntos Constitucionales. 1 0 1 1 0
Primera de Justicia 1 0 1 0 1
Segunda de Justicia. 1 0 1 0 1
Primera de Puntos
Constitucionales. 1 1 2 0 2
Primera de Puntos
Constitucionales y segunda
de Justicia unidas. 0 1 1 0 1
Primera de Puntos Constitucionales
y de Estado, Departamento
Interior, unidas. 0 1 1 0 1
Primera y Segunda de Puntos
Constitucionales, unidas. 0 1 1 0 1
Segunda de Puntos
Constitucionales. 2 1 3 0 3
Segunda de Puntos
Constitucionales y Segunda
de Hacienda unidas. 1 0 1 0 1
Segunda de Puntos
Constitucionales y Segunda
de Justicia, unidas. 1 0 1 0 1
Segunda de Puntos
Constitucionales y de
Reglamento, unidas. 0 1 1 0 1
Segunda de Puntos Constitucionales
y de Estado, Departamento
interior, unidas. 1 1 2 0 2
A la vuelta. 16 18 34 13 21
COMISIONES EXISTENCIA PASADOS A TOTAL DESPACHA PENDIEN
ANTERIOR COMISION DOS TES
De la vuelta. 16 18 34 13 21
Primera de Hacienda. 11 3 14 6 8
Primera de Hacienda y
Primera de Puntos
Constitucionales, unidas. 1 0 1 0 1
Primera y Segunda de
Hacienda, unidas. 2 1 3 0 3
Segunda de Hacienda. 8 5 13 6 7
Segunda de Hacienda y
Segunda de Guerra, unidas1 0 1 0 1
Segunda de Hacienda
Segunda de Justicia y Segunda de Puntos
Constitucionales, unidas. 4 0 4 0 4
Segunda de Hacienda
e Inspectora, unidas. 0 1 1 0 1
Presupuestos. 3 1 4 0 4
Primera de Instrucción
Pública. 0 1 1 0 1
Primera Agraria. 1 0 1 1 0
Segunda Agraria. 1 1 2 2 0
Especial para la reglamen-
tación del artículo 27. 5 0 5 5 0
Fomento, Especial para
la reglamentación del artículo 27 y
Segunda de Puntos Constitucionales,
unidas. 0 1 1 0 1
Comercio e Industria 1 0 1 1 0
Primera Especial para
estudio y presentación de
leyes reglamentarias. 2 0 2 0 2
Segunda Especial para
estudio y presentación de
leyes reglamentarias. 0 1 1 0 1
Peticiones. 40 34 74 39 35
Segunda de
Comunicaciones 0 1 1 0 1
Tercera de
Comunicaciones. 0 1 1 0 1
Primera de Guerra. 170 14 184 0 184
Segunda de Guerra. 172 14 186 1 185
Tercera de Guerra. 173 14 187 0 187
Gran Jurado. 5 2 7 2 5
RAMO SECRETO
Administración. 0 2 2 0 2
TOTALES 616 115 731 76 655
México, 1o. de diciembre de 1917.- E. Portes Gil, D. S.- M. G. Aranda. D. S." - Insértese en el acta.
Las legislaturas de los Estados de Campeche y Sinaloa envían oficios de condolencia por el fallecimiento del ciudadano diputado Valentín Flores Garza. - A su expediente.
Estando impreso y distribuido el proyecto de ley presentado por el ciudadano diputado Daniel S. Córdoba, a fin de que se declare de utilidad pública el terreno que en las haciendas y rancherías sea necesario para dar a cada obrero un solar en que habite, y como apoyan dicho proyecto numerosos ciudadanos diputados, entre los que hay mayoría de diputación, se turna el expediente desde luego a la Comisión Especial del artículo 27.
- El mismo C. Secretario: "Los subscriptos, tomando en consideración que el tiempo que se está dedicando al estudio de las leyes agrarias es insuficiente para dar fin, durante el actual período de sesiones a una legislación que venga a resolver en definitiva el importantísimo y complicado problema agrario nacional, por lo que correríamos el riesgo de dejar sin reglamentación la ley de 6 de enero de 1915, así como el artículo 27 Constitucional; y tomando también en cuenta el inmejorable estado de ánimo que para trabajar en este sentido se hace sentir en todos los ciudadanos diputados de cualquier grupo político que sean, tenemos el honor de someter a esta H. Cámara, la siguiente proposición, para la que pedimos dispensa de todo trámite:
"Dedíquese las mañanas de todos los días hábiles al estudio de las leyes agrarias que haya en cartera o que se presenten."
"Salón de sesiones del Congreso de la Unión.- México, a 29 de noviembre de 1917.- L. Sánchez Pontón.- J. Jesús Ibarra.- J. M. Sánchez.- R. Aveleyra.- J. R. Lizalde.- M. Rueda Magro.- B. Vadillo.- José Luis Figueroa.- A. Ruiz Estrada.- Eladio Domínguez.- C. Plank.- G. Padrés."
Se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si se considera este asunto de obvia resolución. Los que estén por la afirmativa se servirán poner de pie. Se considera de obvia resolución. Está a discusión.
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano doctor Román.
El C. Román: Señores diputados: Antes de hablar sobre este asunto, me permito preguntar a los firmantes de la proposición si su propósito es que haya sesión todos los días de la semana, a mañana y tarde, o solamente en la forma en que se ha convenido, es decir, únicamente los lunes, miércoles y viernes por la mañana y todos los días en la tarde. (Voces: ¡Todos los días!)
Señores diputados: Repetidas veces me he permitido hacer uso de la palabra con motivo de proposiciones análogas a la presente, y creo que he sido uno de aquellos que más ha insistido en que se trabaje de una manera ordenada y procurando tener el mayor ventajoso resultado en los trabajos de esta H. Asamblea; por lo tanto, me opongo a que se apruebe la proposición, porque si resolvemos que haya sesiones todos los días a mañana y tarde, simplemente tendremos un trabajo mayor en
cantidad, pero menor en calidad. No se necesita a este propósito, tener amplios conocimientos en psicología, sino que basta que cada uno de nosotros nos preguntemos a qué estado de ofuscación y de agotamiento llegaríamos, si tuviésemos sesiones a mañana y tarde. Ya alguna otra vez se ha hecho la experiencia a este respecto, y se ha visto que la atención de los ciudadanos diputados decae al prolongar el trabajo de una manera exagerada, e indudablemente que estaríamos expuestos a aprobar proyectos de ley en los que no hubiéramos puesto la mayor atención. A medida que los asuntos son de mayor trascendencia, nuestro empeño debe consistir en despacharlos de la manera más ventajosa. Alguno de los errores que nos hemos visto obligados a censurar, a lamentar, que se verificaron en el Congreso Constituyente, indudablemente que no obedecieron a otra causa que a ese exceso de trabajo que teníamos por la mañana, por la tarde y muchas veces en sesiones que se prolongaban hasta las últimas o hasta horas muy avanzadas de la noche. Si nosotros aprobáramos esto, conseguiríamos que después de una semana de trabajo, estuviéramos realmente agotados e incapacitados para trabajar de una manera ventajosa; por otra parte, no es, ni nadie puede afirmar que fuera por pereza, puesto que todos los señores diputados saben, o la mayoría, que los días en que no tenemos sesión, los dedicamos para hacer estudios preliminares que, indudablemente, muchos influyen para venir a esta Representación preparados de una manera ventajosa; así es que esos días que no trabajamos, los martes, jueves y sábados, como esta mañana, los hemos dedicado a estudiar los asuntos que venimos aquí a deliberar por la tarde; yo creo que es sumamente desventajoso y que nos dará un resultado contraproducente, si esta H. Representación fuera a aceptar el contenido de esta proposición. Es verdaderamente ilusorio creer que, teniendo sesiones a mañana y tarde, sin tener las tres mañanas de la semana para estudiar, para consultar, para reflexionar sobre los asuntos que tenemos a debate, que fuera ventajoso para nuestro trabajo. Por lo tanto, yo me permito proponer que, si se desea aumentar el trabajo que hasta ahora verificamos, lo único que podríamos hacer es que en vez de comenzar las sesiones por la mañana a las diez, las principiáramos a las nueve; creo que es lo único que se puede hacer en favor del propósito de lo señores firmantes de la iniciativa.
Todos los diputados que hayan pasado por las aulas, recordarán que cuando el trabajo es excesivo, si por un momento se consigue adquirir aparentemente mayores conocimientos, siempre éstos resultan de más baja calidad; en consecuencia, si nos proponemos no dejar pasar una hora del día de descanso o de preparación para los estudios que tratamos aquí, indudablemente que en vez de conseguir producir, por decirlo así, un mayor número de leyes, lo único que haremos es pasar sobre algunos asuntos sin la reflexión bastante. Por lo tanto, pido que no se apruebe esta proposición, y que si la H. Asamblea se siente con fuerzas bastantes para trabajar una hora más, nuestras sesiones comiencen a la nueve de la mañana y no a las diez, los lunes, miércoles y viernes.
El C. Secretario Portes Gil: No habiendo ningún orador inscripto en pro, se pregunta a la Asamblea si considera suficientemente discutido el asunto. Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Suficientemente discutido. En votación económica se pregunta si se aprueba. (Voces: ¡Que se lea otra vez la proposición! Se volvió a leer.) Los que estén por la afirmativa sírvanse poner de pie. Desechada.
"Comisión 1a. de Hacienda.
"Señor:
"A la Comisión que subscribe fue turnado el expediente en que la señora Emiliana R. viuda de Valderráin, solicita le sea aumentada la pensión de treinta pesos mensuales de que actualmente disfruta, y que le es pagada por la Tesorería General de la Nación, por orden del Subsecretario del Interior.
"En el expediente figura un memorial en que varios vecinos de Mocorito, Sinaloa, testifican que el señor Clemente Valderráin fue asesinado por las huestes de Villa; asimismo, en otro testimonio del señor Subsecretario del Interior, Aguirre Berlanga, certifica, que el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, tuvo a bien conceder esta pensión a la señora viuda de Valderráin, en vista de los méritos que, por servicios a la Causa Constitucionalista, prestó su citado esposo.
"La peticionaria pide que le sea aumentada la pensión a la suma de cien pesos, oro nacional; y esta Comisión, pesando la situación crítica por que atraviesa el Erario Nacional, así como de que hay muchas solicitudes de pensiones, que tendrá que acordar la Soberanía de este Congreso, se permite proponer a la consideración de esta H. Asamblea, el siguiente proyecto de ley:
"Único. Concédase a la señora Emiliana R. viuda de Valderrain, una pensión de cuarenta y cinco pesos mensuales que le serán pagados íntegramente en oro nacional por la Tesorería General de la Nación, mientras no cambie su actual estado civil.
"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados.- México, a 5 de noviembre de 1917.- Juan Zubaran.- G. Padrés.- C. Limón."
Está a discusión ¿No hay quien pida la palabra? En votación nominal se va a preguntar a la Asamblea si se aprueba. Se procede a la votación.
El C. Aveleyra: Por la afirmativa.
El C. Secretario Portes Gil: Por la negativa. (Se recogió la votación.)
El C. Secretario Portes Gil: Habiendo votado solamente 121 ciudadanos diputados, se repite la votación en virtud de haber llegado otros ciudadanos diputados posteriormente. Se procede a la votación.
(Se recogió la votación.)
- El mismo C. Secretario: Votaron por la afirmativa los siguientes ciudadanos diputados: Aguirre Crisóforo, Alejandre, Alonzo Romero, Alvarez del Castillo, Aranda, Araujo, Arellano, Arreola, Aveleyra, Anaya, Barragán Juan Francisco, Basáñez, Bello, Blancarte, Bravo Izquierdo, Cámara, Campero, Cano, Carrascosa, Carrillo Eduardo S.,
Castro, Cepeda Medrano, Céspedes, Cisneros, Córdoba Daniel S., Córdoba Gabriel J., Cravioto, Cruz, Cervantes, Dávalos Ornelas, Díaz González, Domínguez, Dyer, Echeverría, Esparza, Esquivel, Fentanes, Hernández Martínez, Gámez Ramón, García de Alba, García Jonás, García Pablo, García Vigil, Garza Pérez, Gaxiola, Gómez S., Emiliano, González Galindo, González Ibarra, González Justo, González Lauro, Guajardo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Hay, Hernández Garibay, Hernández Jerónimo, Herrera, Higareda, Izquierdo, Jurado, Lanz Galera, Lechuga Val, Leyzaola, Lizalde López F. Ricardo, López Ignacio, López Lira, López Celis, Lechuga, Magallón, Malpica, Manrique, Mariel, Márquez Josafat, Márquez Rafael, Martínez de Escobar, Martínez Joaquín, Mata Filomeno, Medina Francisco, Medina Hilario, Medina Juan, Mendoza, Meneses, Meza, Moctezuma, Morales Hesse, Molina, Narro, Navarrete, Neri, Olivé, Ordorica, Ortega, Ortiz, Porchas, Padilla, Padrés, Pardo, Paredes Colín, Peña, Pereyra Carbonell, Pesqueira, Pineda, Plank, Portes Gil, Portillo, Prieto, Ramírez Genaro, Ramírez Llaca, Rebolledo, Reynoso, Ríos Landeros, Rivas, Robles Domínguez, Rocha, Rodríguez Saro, Rojas Dougelay, Rojas Rafael R., Román, Ruiz Alberto, Ruiz Estrada, Ruiz José P., Ruiz Juan A., Sáenz, Sánchez Pontón, Sánchez Tenorio, Saucedo Salvador, Segovia, Sepúlveda, Silva Jesús, Solórzano, Soto, Torre Jesús de la, Torre Rómulo de la, Torres Berdón, Torres José D., Treviño, Uruñuela, Vadillo, Valle, Velásquez, Ventura, Villarreal Jesús J., Villaseñor, Zapata y Zubaran.
Aprobado por 147 votos. Pasa al Senado para los efectos constitucionales.
El C. Presidente: Tiene la palabra para rectificar hechos el C. Lechuga Mariano.
El C. Lechuga Mariano, leyendo: "Ciudadanos diputados:
"Con profundo respeto vengo por primera vez a presentarme en esta tribuna para rectificar varios conceptos que solamente se explican por la fogosidad de los oradores y la poca meditación del alcance de sus palabras; soy de los que creen que para discutir la necesidad de un impuesto a los templos de las distintas religiones que en el país existan, no es necesario insultar a los ministros encargados de los cultos y mucho menos a los creyentes que buscan consuelo a sus pesadas aflicciones espirituales y remedio para sus necesidades temporales, acudiendo llenos de fe a la divinidad que adoran..."
(Siseos, desorden, voces.)
El C. Martínez de Escobar, interrumpiendo: Respeto.
El C. Lechuga, continuando: Tienen libertad mis compañeros para criticar todas mis palabras y todos mis actos. (Voces: ¡Pero allí en la tribuna!) En donde gusten, soy demócrata y respeto en lo absoluto la demostración de las ideas de cualquier manera que se hagan. (Sigue leyendo:)
"Cábeme el honor en esta vez, de poner mi palabra y mi personalidad, muy insignificantes, en defensa de una gran sociedad cruelmente calumniada, pero que siempre se ha distinguido por su amor a la verdad, por su profundo respeto para los que piensan de otra manera y por su inmenso entusiasmo para el progreso de las ciencia. Por el solo enunciado de estos tres principios habréis ya comprendido que se trata de aquel grupo que con Juan Huss y Savonarola se vistió de llamas en el más bello sacrificio por la virtud; y con Martín Lutero ostentó el ropaje brillante, blanco e inmaculado, del valor, de la abnegación y de la verdad, en la Dieta inquisitorial de Worms. Una religión, una sociedad sublime y hermosa por sus actos heroicos, que cuenta con maestros excelsos como Cristo, que ofrendó su vida por aquella humanidad que ha descendido a las capas más profundas de la miseria y de la corrupción, no puede ser fanática como cruel despiadadamente la llama el señor Cepeda Medrano..."
(Siseos, murmullos, desorden.)
El C. Secretario Aranda, interrumpiendo: Se suplica a los ciudadanos diputados que permitan hablar al orador. (Voces: ¡Claro, que lo dejen leer! ¡Siga, compañero!)
El C. Lechuga, continuando: No me molestan, no me molestan porque digan lo que quieran. (Leyendo:)
"Una religión que con Huss, Savonarola y Lutero, rasga el denso velo del obscurantismo y quebranta y despedaza las cadenas de la opresión y de la tiranía, no puede estar nunca formada de traidores a su patria, como falazmente lo dejó entender el señor Cepeda Medrano. Una religión en donde cada ocho días cuando menos, se vierten los conceptos más hermosos de lealtad y de honor..."
(Siseos, desorden.)
El C. García Pablo: Pido la palabra para una moción de orden.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. García Pablo: Que se llame la atención al orador; la tribuna no es púlpito, que vaya a predicar a un templo. (Aplausos.)
El C. Lechuga: No es predicación, compañero, no es predicación. Estoy rectificando hechos. (Voces: ¡Que hable, que hable!)
"El protestantismo por su origen, por sus tendencias y por la grandiosa obra que realiza, es digno y acreedor al respeto no solamente de los hombres que piensan serena y tranquilamente en los benefactores de la humanidad..."
El C. Hay: Para una moción de orden, señor Presidente.
El C. Presidente: Tiene la palabra para una moción de orden el C. Hay.
El C. Hay: El orador ha pedido la palabra para rectificación de hechos, y nos está hablando de dogmas tanto del católico como del protestante. Ahora bien, las religiones, ninguna, ni la católica ni la protestante, han sido atacadas aquí; se ha atacado a los malos clérigos de esas religiones. Por lo tanto, no ha lugar a rectificaciones. Como tenemos asuntos de suma trascendencia que tratar, yo suplico a Su Señoría...(Voces: ¡Muy bien! Aplausos nutridos.) Apelo al patriotismo del señor compañero para que tome en cuenta que es más importante el tratar cuestiones agrarias, u otros asuntos que tenemos en cartera, que tratar cuestiones
de dogmas religiosos. No está eso a discusión.
(Aplausos ruidosos.)
El C. Presidente: La mesa suplica al orador se sirva concretarse a la rectificación de hechos.
En contestación a la moción de orden del C. Hay, debo manifestarle que la Mesa no está en posibilidad de conocer anticipadamente la manera cómo van a hablar los oradores cuando solicitan la palabra para rectificaciones de hechos. La Mesa confía solamente en el buen criterio de los ciudadanos diputados para que se concreten exclusivamente a la rectificación de hechos. (Voces: ¡Que hable! ¡Que hable! Murmullos.) La Presidencia suplica a los ciudadanos diputados, para obviar todas estas rectificaciones de hechos, se sirvan escuchar al orador.
El C. Cepeda Medrano: ¡Que hable! (Voces: ¡Sí, que hable!)
El C. Lechuga, continuando: Interpelo al compañero Cepeda Medrano para que diga si no estoy rectificando hechos que le imputó aquí al protestantismo. El señor Cepeda Medrano podrá justificar, o no, mi conducta.
El C. Cepeda Medrano: Es cierto, que hable.
El C. Lechuga, continuando: Estoy rectificando hechos, señor compañero Hay, porque el señor Cepeda Medrano imputó al protestantismo muchos.....
El C. Padilla, interrumpiendo: Moción de orden.
El C. Presidente: Tiene la palabra, para una moción de orden, el C. Padilla.
El C. Padilla: La rectificación de hechos no se debe ceñir más que.... (Siseos y voces: ¡Cura, cura!) Desde el momento en que se entra a discutir una doctrina no hay tal rectificación de hechos.
(Murmullos y voces: ¡Ahora dos curas!)
El C. Lechuga: Respeto a la H. Asamblea y dejo la rectificación de hechos. Soy el primero en someterme a las decisiones de la Asamblea y dejo la rectificación de hechos. (Voces: ¡Que hable! ¡Que hable! Desorden. Campanilla.)
El C. Padilla: Pide la palabra la Comisión.
El C. Presidente: Aún no está a discusión el dictamen de la Comisión de la Ley de Ingresos; se están haciendo rectificación de hechos, y una vez terminada se le concederá la palabra al C. Padilla, como miembro de la Comisión. Tiene la palabra, para rectificar hechos, el C. Jonás García.
El C. García Jonás: H. Asamblea: Es verdaderamente penoso tener que venir a este lugar para hacer la rectificación de conceptos vertidos aquí por algunos señores diputados sin conocimiento absoluto de causa. De no levantar una voz de protesta a esos conceptos, quedarían como historia en los anales de esta Representación, y siendo errores crasos, no es justo el que como tales anales e historia en esta Representación Nacional figuren. El C. Cepeda Medrano, en su discurso de ayer tarde, referente a las cuotas de los templos, aludió de una manera muy directa a mi humilde personalidad, y creo de mi deber venir a hacer la defensa de mi personalidad y también de mis principios y que esto no signifique para los ciudadanos diputados una inconveniencia, porque no es el caso de que atribuyáis a que se pretende hacer una discrepancia religiosa cuando sólo se quiere sentar la verdad de los hechos en puntos religiosos, que ya han sido tratados en esta tribuna. El C. Cepeda Medrano arremete lanza en ristre contra el protestantismo, sencillamente, señores diputados, porque él no conoce en lo absoluto ese sistema que combate, no sabe lo que combate ciertamente.... (Voces: ¡Todas las religiones son malas!) El C. Cepeda Medrano señala al protestantismo y le señala su cuna en los Estados Unidos y luego viene a esta conclusión: Es un peligro, y es un peligro, dice, en el orden moral, en el orden espiritual, en el orden físico también.
El C. Aveleyra, interrumpiendo: Como todas las religiones es un peligro.
El C. García, continuando: Ya vemos que tenemos la invasión aun de las cosas más insignificantes que nosotros usamos en nuestra vida diaria, elaboradas en los Estados Unidos; es una invasión aun en las prendas de vestir, en el calzado mismo, y en la ropa y en el traje mismo, así como en el sombrero, en el "Stetson," que quizá el señor Cepeda Medrano compre año por año (una voz: ¡Cada mes!); es una invasión también, porque aun en las cosas del hogar, quizás los mismos cubiertos que el señor Cepeda Medrano use en su mesa - si es que los usa -, (risas), son de confección americana; los mismos botones y las mancuernas de su camisa, son de confección americana, ¿y qué más diremos de esta invasión que no es tanta y que no aterra al señor diputado Cepeda Medrano, si hasta la tortilla que enguye en las tres comidas del día es ahora una importación de los Estados Unidos, cuando de allí el maíz nos está viniendo actualmente? Pero en el orden moral, él señala un peligro y llega hasta la intervención armada, que cree que los protestantes son capaces de traer en un momento dado a nuestra Patria, para que nuestro suelo sea hollado por plantas extranjeras. Está en un error muy craso el señor Cepeda Medrano y no ha hablado con conocimiento de causa; no conoce a los protestantes el señor Cepeda Medrano....
El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: ¡Porque no soy ministro!
El C. García, continuando: Entiéndase bien: los protestantes son patriotas.
. - El C. Barragán, interrumpiendo: ¡Uf.!...
. - El C. García, dirigiéndose al C. Barragán: Sí, señor, mal que le pese a usted. Cuando la expedición punitiva americana y cuando a punto estaba México de romper sus relaciones con los Estados Unidos, los protestantes de este lugar y de otras partes de la República fueron los primeros que fueron a ofrecer su ayuda al Gobierno para combatir la invasión extranjera si se rompían esas relaciones. (Aplausos y murmullos. Voces: ¡Pruebas!) Están en la Presidencia de la República. (Murmullos.) El señor Cepeda Medrano aquí, sin pretender por supuesto predicar un sermón - que diríais vosotros -, ha atacado la lectura de la Biblia, dizque porque cierto diputado acostumbra esa lectura en su casa. ¿Qué tiene que hacer esta alusión cuando cada quien es muy libre para profesar las ideas en religión que bien le acomoden, que mejor le acomoden? ¿Qué tiene que hacer esto, por qué se señalan sencillamente estas prácticas de un hogar? ¿No es esto llegar a la intimidad del hogar que está vedado a pasar por él? ¿No es acaso eso - si para alguno de vosotros no lo es, sí lo es para una gran parte de la humanidad -, que en la Biblia es donde
se enseñan los principios de la más pura y de la más sana moral? ¿No es allí donde está el gran principio de que todo lo que queráis que los hombres hiciesen con vosotros, hagáis vosotros con ellos? ¿No es allí donde se dice: "Amad a vuestros enemigos y también amad a vuestro prójimo?" ¿No son estos principios de la más pura, de la más sana moral, que ya los quisiera el C. Cepeda Medrano....? (Desorden. Siseos. Confusión. Voces: ¡Campanilla!)
El C. Sánchez Tenorio, interrumpiendo: No seas reaccionario, bájate de la tribuna!
El C. García, continuando: Estoy rectificando hechos, señores diputados.... (Voces: ¡No son hechos, son conceptos!) Son hechos en la forma que los he ido señalando y son hechos los que estoy rectificando. El C. Cepeda Medrano atacó el fanatismo protestante y lo señaló como más peligroso que el fanatismo católico.... (Voces: ¡Son iguales los dos!) No sabe el señor Cepeda Medrano lo que es fanatismo, no sabe que en el protestantismo se sabe lo que se cree y se sabe por qué se cree. (Risas sarcásticas.) No hay una fe ciega en el protestantismo, es una fe razonada, mal que les pese a los señores diputados; los protestantes saben lo que creen y saben por qué lo creen. Es cosa terrible, señores diputados, hablar siempre con desconocimiento absoluto de causa y por eso se cometen los errores que ha venido a cometer aquí el señor Cepeda Medrano. No debe extrañaros, señores diputados, que entre la gran falange de revolucionarios se encuentre una gran parte de los protestantes mexicanos, cuando entre los primeros que levantaron la voz de la Revolución en tiempo de la tiranía, se cuentan muchos protestantes. (Murmullos.) Allí está José Rumbia, por ejemplo, en Veracruz, cuando levantó a los obreros señalándoles el camino del deber en contra de todas las tiranías, y allí están, precisamente, las consecuencias de la tiranía cuando los sucesos de Río Blanco. ¿Y esto por qué? Porque un alma que vosotros llamáis con desdén y con menosprecio, protestante, supo estar a la altura de su papel como revolucionario y como demócrata interesado en la felicidad del pueblo. Esta es la característica de los protestantes, señor Cepeda Medrano, y no era necesario que usted, para discutir el punto de las cuotas a los templos, se hubiera metido en un terreno que no era propicio para esta discusión.
El C. Siurob, interrumpiendo: Pido la palabra para interpelar al orador, siempre que él lo consienta.
El C. Presidente: Si lo consiente el orador.
El C. García Jonás: Sí.
El C. Siurob: Para demostrar a todos los compañeros que tan fanáticos son los católicos como los protestantes, en este momento voy a hacer una interpelación al orador, quien se va a ver con muchas dificultades para contestar. (Voces: ¡Zás!) ¿Por qué usted, ciudadano compañero.... (voces: ¡Don Jonás!), don Jonás García, por qué usted, teniendo la seguridad y la conciencia de que era usted sacerdote protestante, y sabiendo que en la Constitución de Querétaro está prohibido a los sacerdotes pertenecer a este Congreso, por qué, con la conciencia plena de que no podía usted pertenecer a este Congreso, siendo usted tan respetuoso de la ley, se atrevió usted a entrar a este recinto?
(Aplausos ruidosos y voces: ¡Bravo!)
El C. García Jonás: Voy a contestar a Su Señoría. La enfermedad del señor Cepeda Medrano es la misma del señor Siurob (risas), que procede sin conocimiento de causa. No conocen el sistema protestante y no saben que en el sistema protestante cada creyente es un predicador del Evangelio. Por otra parte, señor Siurob, cuando yo vine a esta Representación Nacional, desde que se me ofreció mi candidatura en mi tierra natal, hacía más de un año que yo me había separado de las prácticas religiosas como ministro del Evangelio, y me encontraba trabajando en la Dirección de Escuelas como inspector de una zona escolar aquí en la capital. (Voces: Uuuh!) ¿Está satisfecho el señor Siurob? (Voces: ¡No!)
El C. Siurob: No estoy satisfecho; pero esto es una muestra ante la H. Asamblea, de que en ambos casos, cuando se trata de venir aquí a defender fanatismos, tan inconsecuentes son unos como otros. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)_
El C. García, continuando: Puede el señor Siurob tener el concepto que guste.
El C. Medina Hilario, interrumpiendo: Para una moción de orden.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Medina Hilario: Me permito, respetuosamente, llamar la atención de la Mesa, que las llamadas rectificaciones del compañero que ocupa la tribuna, están degenerando en una verdadera discusión religiosa y que, en el caso de que la Mesa acepte que la Asamblea entre en ese terreno, a mí también me inscriba en la lista, porque así no vamos a dar fin a las tareas tan importantes que tenemos en cartera.
El C. García Jonás: No se trata de discusión religiosa.... (Campanilla), quiero que sepa el señor Medina.... (Campanilla.)
El C. Presidente: La Mesa se permite manifestar al ciudadano diputado Medina, que no está en capacidad de poder comprender las intenciones que los ciudadanos diputados llevan al pedir la palabra para rectificación de hechos, como ya lo dije hace un momento, y que esto lo deja al criterio de los oradores, para que se concreten a la rectificación de hechos y solamente la Asamblea puede quitarles el uso de la palabra.
El C. García Pablo: Moción de orden.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. García Pablo: Como en la Orden del Día no figura la discusión sobre religiones, que se aplace esta discusión para otro día y que se cumpla ahora con la Orden del Día. (Aplausos.)
El C. Presidente: La Mesa manifiesta al ciudadano diputado García, que, efectivamente, no figura esto en la Orden del Día; pero, conforme al Reglamento, los ciudadanos diputados tienen derecho para hacer uso de la palabra para rectificación de hechos, y en virtud de este precepto reglamentario, se ha concedido la palabra a los ciudadanos diputados que en este sentido lo han solicitado.
El C. García Jonás, continuando: No distraeré ya mucho vuestra atención, señores diputados; he querido venir a hacer la rectificación de hechos sobre un ataque que juzgo insidioso, porque en la conciencia de él está, como en la conciencia de cada
uno de los diputados, que en lo que a punto de religión trata o se refiere nuestra Constitución, no hace excepciones de ninguna naturaleza, y ¿a qué venía que el señor Cepeda Medrano viniera a provocar el escándalo en la Asamblea, diciéndole a la Asamblea misma que se ha declarado enemiga del catolicismo y amiga del protestantismo? Se sabe precisamente, señores diputados, que la Constitución no hace excepciones y esas excepciones no las tenemos los protestantes, de ninguna manera, ni para nuestros templos, si se convierte en ley esta iniciativa, ni para ninguna de las demás prerrogativas que pudiéramos tener -y los protestantes somos los primeros colosos en el respeto de la ley-, estaremos dispuestos para acatar la Constitución, aunque esta vaya en contra de nuestros intereses.
El C. Secretario Portes Gil: Continúa la discusión sobre el proyecto de ley de renta de los templos.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Padilla, miembro de la Comisión. (Voces: ¡Ese es cura, ese es cura!)
El C. Padilla: Señores diputados: No es teócrata el que va a dirigiros la palabra, ni vais a oír un sermón, indudablemente, como los que acabáis de escuchar: Os habla, indudablemente, un apóstata. (Murmullos y voces: ¡Pruebas, pruebas!) No es mal sastre el que conoce el paño; precisamente porque lo conozco, voy a daros las razones para que aprobéis el dictamen de la Comisión. (Voces: ¡Nunca! ¡Sí!) Os repito: Pega, pero escucha.
Señores diputados: El Santo Sepulcro de Jerusalém.... (risas y voces: ¡Uuuh! Desorden y campanilla.)
El C. Secretario Aranda, interrumpiendo: La Presidencia suplica a los señores diputados se sirvan escuchar al orador.
El C. Padilla, continuando: Decía que el llamado "Santo Sepulcro" de Jerusalém, nunca había producido, nunca se había convertido en un filón de oro para sus explotadores, los franciscanos, como cuando la Sublime Puerta, el imperio otomano, se propuso cobrar una gabela de ocho "paras" a cada uno de los peregrinos que visitaran aquel lugar. Desde aquel momento, los franciscanos, una de tantas sectas unas de tantas religiones de que consta esa máquina complicada del catolicismo, pudo explotar, pudo imponer una contribución adicional de cinco francos a cada uno de los que pagasen las ocho "paras," que son treinta y dos centavos, al gobierno otomano. Yo conozco perfectamente todas las artimañas de la teocracia. Para mí son iguales, señores, todas las religiones positivas, todos los cleros. Para mí la única religión es aquella que no tiene templos, ni tiene ministros ni dogmatismos ni liturgias; para mí no hay más templo que el infinito, ni más religión que la conciencia. (Aplausos.)
Yo conozco perfectamente la perfidia del clericalismo; yo que entré allí de buena fe; yo que en mi juventud fui a estudiar y hundí la mano a ese océano creyendo encontrar perlas, me asombré y me escandalicé al haber sacado la mano llena de cieno; ¡tales son sus crímenes, tal es la impudicia de todos los clericales! (Aplausos.)
¿Sabéis cuál va a ser la conducta del clero si imponemos esta gabela, es decir, este derecho, esta contribución, esta renta sobre los templos? Parece que lo estoy viendo, melifluo, en los púlpitos, gota a gota dejar caer el veneno, infiltrando el odio entre las clases bajas de nuestro pueblo contra el Gobierno constituido; multiplicará los cepillos, allí dirá: "para pagar al Gobierno la renta que nos impone por este santo templo," y por cada peso que le saquemos al clero, ellos sacarán al pueblo veinte o treinta pesos indudablemente, señores. (Voces: ¡Claro, claro!) Ya vislumbro la sonrisa de ironía de todos los jesuitas que ya se relamen porque nosotros expidamos esta ley, porque saben que tendrán un nuevo filón de oro, porque si al Gobierno le produce este impuesto diez millones anuales, indudablemente al clero le producirá cien millones de pesos anuales.
Señores diputados: yo estuve en Roma, en Jerusalem y en Palestina y allí vi cómo del famoso "Santo Sepulcro," los frailes franciscanos y otras sectas religiosas, tanto católicos como protestantes, porque habéis de saber que en Nazaret, frente a la Casa Nueva de los católicos, está la Casa Roja de los protestantes, es un verdadero comercio con los peregrinos, que se ven constantemente asediados; allí se les venden escapularios, pedazos de tierra, flores secas, hojas de oliva y todo sale, señores de los fanáticos que visitan aquellos lugares gravados por mil y mil gravámenes; pero nunca, repito, antes que el gobierno otomano hubiera impuesto una contribución, había rendido tales utilidades a partir de aquella fecha de aquella contribución; eso lo supe por labios de los mismos franciscanos, pues me dijeron que habían podido hacer hasta siete casas de asilo en Nazaret; una en Jaffa, y treinta y tantas en Jerusalem. Ahí tenéis, señores diputados, cómo es negativo enteramente imponer un impuesto para que lo exploten los frailes.
Por otra parte, una vez que decretemos este impuesto, una vez que se celebre un contrato de arrendamiento entre el Gobierno y el fraile que explota la iglesia, éste se cree que adquiere derechos y el Gobierno tendrá que hacer el papel del dueño de una casa que se da en arrendamiento y tendrá la obligación de repararla, etc.
Nuestro proyecto, señores diputados, es otro: nosotros queremos y creo que con nosotros todos ustedes, que en lugar de religión haya ciencia, que en lugar de templos haya escuelas. Yo quiero que se limite el uso de estos templos, en donde se difunde el obscurantismo, para que sean reformados en escuelas, si el Gobierno está pagando actualmente cuatrocientos mil pesos de renta por escuelas, puede muy bien adaptar muchos de los templos de la República para que en ellos estén las escuelas que tendrán en ellas un lugar amplio y bien ventilado. Talleres, escuelas de artes, museos: He aquí el uso que podemos hacer de los templos; pero no hagamos un contrato con el clero, no le reconozcamos un derecho, porque será de fatales consecuencias. Señores diputados: Por eso, porque lo conozco, porque sé que puede hacer una arma contra nosotros, porque conozco sus ardides, os lo digo, señores diputados, debemos trabajar exclusivamente por disminuir el número de templos. Así como hay un diputado
por cada sesenta mil habitantes, que haya un templo para tantos miles de habitantes, no importa de qué color. Repito, para mí todas las religiones son malas; para mí la mejor religión es la que no embauca, la que pinté antes. Todas las teocracias, desde Moisés que fue un gran embaucador, todas, no han hecho más que medrar a costa de los imbéciles, a costa de la ignorancia de las masas. (Aplausos.)
Por esas razones, que son de orden político y de orden moral, para que el Gobierno emanado de la razón, hoy que empieza a prestigiarse, no sufra un envenenamiento en la conciencia por parte de los curas, para que no nos entenebrezcan los conceptos de estos eternos embaucadores, yo os pido que, por lo menos, emplacemos este problema y que por lo pronto reduzcamos, invitemos al Ejecutivo - como lo está haciendo ya -, a seguir transformando las iglesias en escuelas. En una palabra, en lugar de religión, siempre, señores, la verdad. (Aplauso.)
El C. García Pablo: Para una interpelación a los autores del proyecto de ley sobre renta a los templos, si me lo permiten.
El C. Presidente: Si la permiten los autores.
El C. García Pablo: ¿Me permiten los señores que presentaron esa proposición para que los templos paguen renta, que les haga una pregunta? (Voces: ¡Sí!) Dicen ustedes, señores, que los templos católicos deben pagar rentas. Y yo pregunto: ¿las casas cúrales no? ¿El palacio arzobispal y los palacios episcopales no deben pagar? (Voces: ¡Sí!) Tengan la bondad de contestarme.
El C. Manjarrez: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manjarrez, para contestar.
El C. Manjarrez: La mente de todos nosotros es la de imponer un impuesto a todas éstas, llámense casas curales, llámense sacristías, o como se llamaren. La cuestión es que estos bienes, que ya están declarados de la Nación, que la Nación ya ha tomado posesión, como debe tomar posesión de ellos, entre definitivamente a poder de la Nación, y de esta manera vamos a afirmar la posesión del Gobierno, imponiendo una renta a aquellos que los usan. En tal virtud, queda contestada la interpelación del señor, diciéndole que también a las casas curales y a todas....(Voces: ¡Pues que se especifique!)
El C. Presidente: Tiene la palabra, en pro, el C. Zapata.
El C. Zapata: Señores diputados: Yo tengo la absoluta seguridad de que cuando llegue el momento del crujir de dientes, no voy a llamar a ningún señor cura de ninguna religión para que me haga el favor de ayudarme a bien morir.... (Aplausos.) Digo esto por las palabras que pronunció ayer el ciudadano diputado Cepeda Medrano a propósito de que los que atacaban las religiones, pocos momentos antes de morir se acordaban de ella. Yo tengo la absoluta seguridad, repito, de que no acudiré a ningún sacerdote y más, me complace tener la seguridad al mismo tiempo, de que ni mis amigos, ni mis familiares me interrumpirán en aquellos momentos llevándome un señor sacerdote, porque desde hace muchos años ellos, mejor que nadie, conocen mis opiniones sobre el particular. Tampoco tengo yo ningún afecto por los señores protestantes, para mí los católicos y los protestantes son iguales, con la diferencia de que unos dan palmaditas en la espalda y otros se frotan las manos, es la única diferencia que, en mi concepto, tienen unos de otros. El debate se ha ampliado lo bastante, señores diputados, para que ya no tenga yo nada nuevo que decir; sin embargo, yo necesito rectificar algunas palabras, principalmente del ciudadano diputado Ibarra, que en una sesión pasada nos ha dicho aquí, para probar que no tenía miedo absolutamente a los clericales, que él fue de los que en compañía de otros soldados penetraron a caballo a los templos e hicieron pastar allí sus bestias.
El C. Bravo Izquierdo, interrumpiendo: ¡Es una brutalidad!
El C. Zapata, continuando: Yo comprendo perfectamente, señores diputados, que en la lucha violenta porque hemos pasado, se cometan atropellos contra los clérigos, porque, en fin, ellos forman parte de las fuerzas conservadoras, y esta lucha fue entre liberales y conservadores. Creo más: Creo que en la lucha son disculpables, o cuando menos, explicables, actos como el relatado por el C. Ibarra; pero de ninguna manera yo aplaudo esos actos. Yo sencillamente deseo manifestar que si por la violencia de la lucha son explicables, en ninguna forma son aplaudibles. El C. Cepeda Medrano ayer ha hecho muy bien increpando a esta Asamblea porque no permitimos ni soñamos permitir que entraran aquí sacerdotes católicos, pero sí habíamos dejado penetrar ministros protestantes. (Voces: ¡Sí! Murmullos.) El señor Cepeda Medrano, señores diputados, tuvo mucha razón el día de ayer. La rectificación de hechos que hoy han dado dos diputados, al mismo tiempo ministros o exministros protestantes, es la mejor prueba de las aseveraciones del ciudadano diputado Cepeda Medrano.
El C. Cantú, interrumpiendo: ¡Que los manden al Gran Jurado!
El C. Zapata, continuando: La ley comenzó, como ya explicó el ciudadano diputado Medina, por ser un ataque directo a los templos católicos. Después se modificó, pero no recuerdo bien si en concepto del diputado Medina, pero sí en concepto mío, la ley continúa todavía bajo esas mismas circunstancias, aun cuando no sea, señores diputados, sino por la sola razón de que hay mayor número de templos católicos que de templos protestantes en la República. Esto para mí sería bastante para inclinarme a no aprobar esa ley.
Las palabras del diputado Cepeda Medrano tienen mucho de justicia, tienen mucho de razón. La conquista comercial de que hablaba en estos momentos el diputado Jonás García, es un hecho entre nosotros. Es indudable que nuestros vestidos son de factura americana; esa es ya una invasión o una conquista de carácter comercial. Estamos luchando desde hace muchos años y quién sabe cuánto tiempo lucharemos más por evitar la conquista política, y si después de la conquista comercial, y si después de la conquista política, vamos a tener la conquista espiritual, entonces sí definitivamente hemos acabado, señores diputados, por que es muy posible, es una cosa relativamente fácil, dominar a un pueblo comercialmente por otro que es superior; es también muy fácil dominar políticamente a un pueblo inferior, pero dominarlo
espiritualmente, es realmente difícil, y si a ello nosotros comenzamos a allanarnos, si a ello comenzamos a prepararle al enemigo la forma de una dominación espiritual, entonces estamos absolutamente perdidos de antemano. Esto, como digo, me bastaría para negarme a aprobar la ley, pero el argumento principal es el que se ha repetido aquí hasta la saciedad, no importa que se repita una vez ni diez veces más, porque es un argumento muy interesante. ¿Quién va a pagar la contribución a los templos? ¿Van a pagarla los curas? ¿La va a pagar la Iglesia como entidad moral, es decir, los directores de la Iglesia, no.....
El C. Manjarrez, interrumpiendo: El rico.
El C. Zapata, continuando: El rico tampoco. compañero Manjarrez, la va a pagar precisamente el pobre, el infeliz, y nosotros, si lo sabemos - porque creo que ningún ciudadano diputado será capaz de decir que este impuesto no va a caer sobre el pueblo-, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿está el pueblo en condiciones de sufrir nuevas cargas?
El C. Sánchez Tenorio, interrumpiendo: Lo pagarán, en todo caso, los que quieran.
El C. Zapata: Favor de no interrumpirme.
El C. Sánchez Tenorio: Como usted pregunta, por eso le contesto.
El C. Zapata: Suplico a la Presidencia llame al orden al señor.
El C. Secretario Portes Gil: Se llama al orden al ciudadano Prosecretario Sánchez Tenorio.
El C. Zapata, continuando: Repito, señores diputados, la contribución indudablemente que no la van a pagar los jefes de la Iglesia, sino que la va a pagar el pueblo. Nosotros estamos previamente convencidos de que ya es muy difícil que el pueblo soporte nuevas contribuciones; ya sea en una forma o en otra, nosotros debemos evitar nuevas cargas sobre el pueblo, y si para la subsistencia del Gobierno es necesario imponer otras, me parece que lo conducente será formar o buscar aquellas medidas que no tengan los inconvenientes que tiene la propuesta. Ya el ciudadano diputado Medina ha explicado a la Asamblea cómo funcionaría este impuesto y cómo se llegaría, cuando menos conforme a las conciencias de las masas, a hacerse un ataque a la religión. Ya nos ha dicho también el ciudadano diputado Siurob que las religiones, en su concepto, y en concepto de algunas obras que ha leído, son un mal necesario, porque sirven de mucho para los retrasados. En este país, en que el novecientos noventa y nueve por mil son retrasados, ¿tenemos derecho a atacar las religiones basándonos en esa teoría del diputado Siurob? De ninguna manera. Yo creo, señores diputados, que ha habido siempre una gran confusión; tanto durante la lucha armada como después, se pretende confundir lo que es la religión con lo que es el poder político a que aspiran las instituciones llamadas Iglesias. Nosotros tenemos perfecto derecho; estamos en el más sagrado deber de impedir que la Iglesia tenga un poder político en nuestro país, porque debemos reducirla exclusivamente a su poder espiritual....
El C. Manjarrez interrumpiendo: ¡A ninguno!
El C. Zapata, continuando: Cualquiera intervención de la Iglesia para hacerse una fuerza política, debemos atacarla, y yo estoy con todos los señores diputados que quieran ir por este camino, pero exijo - porque ya lo he dicho muchas veces, yo soy liberal, a mi modo -, exijo para la religión absoluto y completo respeto, cualquiera que sea esta religión. Concluyo, señores diputados, repitiendo a ustedes el inconveniente principal que tenemos para la expedición de esta ley: que el impuesto que impongamos por rentas o en cualquiera otra forma, sobre los templos, va a recaer directamente sobre el pueblo, que ya no puede sufrir mayor número de contribuciones. Por este motivo, o por esta razón, ruego a ustedes se sirvan aprobar el dictamen de la Comisión, rechazando la iniciativa (voces: ¡No!), y que los señores que iniciaron esta clase de contribución, presenten alguna otra proposición tendente a quitar poder político a la Iglesia, pero no que sea de aquellas que recaigan directa y exclusivamente sobre el pueblo. (Siseos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. González Galindo.
El C. González Galindo: Sólo viéndolo, señores diputados, es como puede creerse la oposición que encuentra la iniciativa que impone contribuciones a los templos, cualquiera que sea el credo religioso que en ellos se practique. No se explica, positivamente, que una medida de orden enteramente económica, haya venido a provocar escrúpulos en las personas que, aún diciéndose liberales, descreídos y ateos, sienten positivamente heridos sus principios religiosos. Es positivamente un fanatismo reprobable el que vino a inspirarlos para venir a contrariar esa iniciativa, el venir a atacarla impidiendo que el Gobierno de la Federación obtenga así un ingreso respetable para satisfacer sus necesidades políticas. (Voces: ¡Públicas, públicas!)
Los señores compañeros que han venido a hablar en contra, algunos de ellos que han venido a defenderse de cargos que se les han hecho en la tribuna, he oído decir a la Asamblea, mejor dicho, a algunos diputados de la Asamblea, que todos son fanatismos, es fanatismo el catolicismo y es fanatismo el protestantismo. Las dos sectas, que yo llamo sectas y no religiones, son odiosas y fanáticas en el concepto de ustedes y en el mío también; pero también es un fanatismo este de los señores diputados que no dejan la palabra libre a los diputados para defenderse; apenas vienen a hacer rectificaciones para fijar conceptos o atacar hechos, cuando ya se les vienen los silbidos, gritos y siseos para impedirles el uso de la palabra. Y yo pregunto: ¿ese no es un fanatismo político? Señores diputados, los fanatismos tanto en el orden político como en el orden religioso son malos. ¿Y por qué condénase en el orden religioso y no en el político? ¿Por qué vosotros que sois liberales no concedéis la palabra a los diputados para que se defiendan, escuchando sus conceptos? Yo diría, señores diputados, que si positivamente sois liberales, debéis dejar la más amplia libertad de palabra demostrando un verdadero respeto a las creencias políticas como a las religiosas.
Dos argumentos se ha venido a esgrimir en contra de la iniciativa: uno es el que se viene a atacar con ella a las religiones, y especialmente a la católica. No es exacto. Si están desprendidos de todas preocupación mística, si solamente les inspira
el interés, el bienestar social, el bienestar económico de la Nación, no deberían calumniar a los autores de la iniciativa, porque es una verdadera calumnia cuando se viene a decir aquí que se va a perseguir a una religión; no se persigue a ninguna religión, eso no es perseguir a ningún fanatismo, por más que esto no sería malo; todos los mexicanos, todos los patriotas tienen la obligación de perseguir a los fanatismos, todos los patriotas tienen la obligación de decir la verdad y si el fanatismo religioso es el que tiene la inteligencia embotada, si el fanatismo religioso es el que ha constituido una venda en los ojos de la multitud, si el fanatismo religioso tiene enervado el pensamiento de todos los mexicanos, preciso es que nosotros mismos quitemos esa venda, que combatamos los fanatismos y esto es laudable en vez de ser condenable; ojalá y positivamente medidas como esta tendieran efectivamente, a perder a los fanatismos. Esta es una obra altamente patriótica, puesto que de ese modo emanciparemos la inteligencia, porque un pueblo que no tiene libertad de pensamiento, que no puede pensar, que no tiene inteligencia, no es un pueblo que pueda prosperar, es un pueblo refractario a la prosperidad y al progreso y este pueblo está condenado a ser siempre vejado y humillado por los más poderosos que han sabido hacer uso de su inteligencia. Así, pues, emancipar el pensamiento es una obra de alto patriotismo y esto no debe decirse en esta tribuna donde se viene a alardear de verdadera liberalismo. Se ha dicho también que solamente a la iglesia católica se trata de perseguir y repito que no es ni a la iglesia católica ni a la protestante ni a la mormona, ni a la judía, ni a ninguna religión se trata de perseguir, sino únicamente de darles garantías a todos; para esto es necesario fundar este concepto: La tolerancia religiosa es un principio del credo liberal; la libertad de pensamiento, de que hacen alarde muchos señores diputados, debe precisamente inspirarles el sostener aquí esta iniciativa de contribución a los templos; si es un impuesto o renta, la forma se verá después, pero hay que fijarse en que los templos deben constituirse en un arbitrio para el Gobierno, arbitrio económico: No se viene, pues, más que a buscar un fondo de riqueza.
Decía hace un momento que el Estado tiene la obligación, y en lo particular cada uno de los ciudadanos, de respetar todas las creencias religiosas, por más que algunas de ellas, en verdad, no merezcan respeto alguno; pero ese mismo respeto a las creencias debe garantizar el libre ejercicio de éstas, el Estado está en la obligación de respetarlas y darles, no protección, no ayuda, sino simplemente garantías a todas ellas y creo que estando definido por la Constitución que los templos, cualquiera que sea su naturaleza, su índole, han pasado al dominio absoluto de la República, del Gobierno de la República, éste tiene el derecho de imponer una contribución; de otra suerte no tendría objeto que se hubiera pasado ese dominio a ese Gobierno. ¿Para qué? Pues si los templos son unos bienes, deben producir algo, todo bien muerto como las tierras ociosas, deben producir algo, es antipatriótico y antieconómico que haya muebles raíces, o bienes raíces, que no produzcan un solo centavo. Acabamos de aprobar la Ley de Tierras Ociosas que capacita a los ciudadanos que se encuentran con elementos para aprovecharlas, para que las trabajen y para que les arranquen el producto a estas tierras ¿por qué a los templos, que son bienes muertos, no se les ha de arrancar un producto? Yo creo que es completamente económico imponerles esa contribución y es por esto por lo que la iniciativa debe ser aprobada. Pero hay otra razón que exponer en contra de otro argumento que se ha venido a exponer, de que el pueblo, en último resultado, es el que va a pagar esa contribución porque, - y esto lo dicen los señores del contra, o los señores del pro del dictamen -, que los ministros de los cultos podrán cepos en el interior de los templos para que en ellos se deposite el dinero que quieran los feligreses para la renta. Esta práctica no es nueva, señores diputados, y precisamente porque no es nueva la han venido a sostener, Siempre ha habido cepos en el interior de las iglesias y ese dinero que se recibe allí ya no puede ser tan abundante; lo que se recauda, se ha recaudado antes y seguirá recaudándose, de manera que de esas recaudaciones que se hagan en el interior de los templos, tendrá únicamente que descontarse. Si el pueblo, que no creo esté tan atrasado como algunos señores diputados lo creen, ciertamente que es católico, tiene sentimiento religioso, pero ya no es tan fanático, ya no es preciso para él y estoy seguro de esto, que ese pueblo por más religioso que sea, por católico que sea, sabe bien, aunque intuitivamente, maquinalmente si se quiere, sabe bien que el mejor culto a la divinidad, el mejor culto a Dios es la práctica de las buenas obras y nada importa que le agrade o no le agrade al cura, que vaya o no a la iglesia; ellos mismos lo dicen, los mismos sacerdotes católicos lo han predicado muchas veces en los templos diciendo que primero está la obligación que la devoción; esto lo saben no solamente los hombres, que son más libres de espíritu sino hasta las señoras y muchas por esta razón se abstienen de ir a las pláticas religiosas. Pues bien, no se les arranca el sentimiento religioso, únicamente se les va a reglamentar el uso de los templos; no se les va a herir en lo más mínimo el sentimiento religioso y no creo que por sostener a los curas, que el pueblo sabe ya muy bien qué clase de alimañas son éstos, vaya a aumentar la contribución, vaya a dar su óbolo para el sostenimiento de cualquier cofradía religiosa; esas recaudaciones, repito, tendrán que ser disminuidas por la renta que se imponga a los templos; no puede dar más el pueblo, lo único que va a hacer y eso será el clero, al ver disminuidas sus rentas, y esto no debe, molestarles a ellos porque saben bien que el apostolado cristiano consiste, no en ocupar elegantes carruajes y en habitar grandes palacios, sino en vivir modestamente, en vivir pobremente como hizo su gran maestro el divino Nazareno, que vino a redimir a la humanidad.
Creo, señores diputados, que lejos de provocar escrúpulos esa medida, esa iniciativa que es puramente económica, debiera desprenderos a todos de que no se va a tratar de perseguir a ninguna religión; únicamente se trata de allegar emolumentos al Gobierno; los católicos, que son muchos ciertamente, no van a protestar, únicamente habrá,
ciertamente, un grupo de reaccionarios que recabarán firmas, como lo hicieron cuando aprobamos el artículo 3o en Querétaro, algunas firmas de señoras de aquí y de Monterrey y nada más; pero, por lo demás, no, porque protestaron entonces, porque protestó don Clemente de Jesús Murguía cuando Juárez expidió las Leyes de Reforma para que se expropiaran los bienes del clero, quedaron abolidas; no, siguieron existiendo y si no se pusieron en práctica fue por la filiación clerical de los gobiernos que se sucedieron desde entonces hasta la época de Porfirio Díaz; pero las leyes existieron, no han sido un óbice esas leyes para que el pueblo siga contento, para que el Estado dé garantías a todas las religiones aunque, repito, muchas de ellas, más bien todas, son un fárrago de superstición y de mentira. Hay que aprobar la iniciativa para poner punto final al debate, que ya se va haciendo largo.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano...
El C. Zapata, interrumpiendo: Pido la palabra para una interpelación al orador.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Zapata para una interpelación, si el orador se lo permite.
El C. Zapata: Para suplicarle al orador me diga si es cierto, como aseveró la tarde de ayer el diputado Cepeda Medrano, que es protestante.
El C. González Galindo: Tan poca o ninguna importancia tuvo este incidente, que no quise ni ocuparme de él, hasta se me olvidó. No soy protestante, señor compañero, no soy ni católico, ni judío, ni mahometano, ni nada que se parezca; pero es cierto, como dijo el señor Cepeda Medrano, que tengo una Biblia en mi casa y yo le contesto que no solamente tengo la Biblia, sino que también tengo las leyes del Manú, la religión de los chinos; el Corán de los mahometanos, la Biblia católica de Seio de San Miguel, y eso no quiere decir que practique esas religiones, quiere decir que me agrada leer, para que cuando venga a hablar sepa de qué hablo. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Molina en pro.
El C. Molina: La Comisión está en lo justo, pues por las circunstancias anormales en que se encuentra nuestra República, imponiendo rentas a los templos, daremos un brazo fuerte a los enemigos en contra del Gobierno, nos pondremos en muchas más dificultades. Ahora bien: ¿de dónde han salido los hombres grandes que nos han dado libertad, sino del clero? (Siseos y murmullos.) Sí, señores, el cura Hidalgo perteneció al clero, (Voces: ¡Abajo!) sí, señores, al Benemérito Benito Juárez lo instruyó el clero y por los mismos debemos guardarle consideración al clero...(voces: ¡Abajo! Siseos, murmullos, desorden) si es que se les guarda a los hombres que son grandes en nuestra República. (Murmullos y voces: ¡Uh, uh! Desorden.) Sí, señores, si no ¿A dónde vamos?
El C. Fernández Martínez, interrumpiendo: Para una interpelación al orador.
El C. García Pablo: ¡Para una pregunta! (Desorden.)
El C. Molina: Digan lo que gusten, señores. (Desorden.)
El C. García Pablo: ¿Se me concede o no se me concede la palabra?
El C. Presidente: No la ha pedido Su Señoría.
El C. García Pablo: Una pregunta, si el señor orador consiente.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. García Pablo: Señor diputado: El cura Hidalgo proclamó la independencia de México y el clero de aquella época, ¿aceptó la idea del cura Hidalgo o la persiguió?
El C. de la Barrera: Moción de orden. No está a discusión si se le deben guardar o no consideraciones al clero, está a discusión si se imponen rentas a los templos; suplico a Su Señoría que exija a los oradores que se concreten al punto.
El C. Molina: Allá voy precisamente. (Voces: ¡Que hable, que hable!)
El C. Fernández Martínez: Para una interpelación al orador.
El C. Molina: Si vienen a interpelarme todos, entonces, señores, no hay educación en el Congreso; es preciso que se respete al orador que emite sus ideas.
El C. Presidente: Se suplica a la Asamblea se sirva prestar atención al orador. (Aplausos.)
El C. Molina: Sí, señores, decía que deben guardarse consideraciones en vista de que también a los hombres que mueren en la batalla y que cuando riegan su sangre en el campo del honor, a su familia se le da una pensión; pues aquí no se quiere que se le dé una pensión, se quiere que se le guarden consideraciones al pueblo que nos ha dado el nombramiento para venir a ocupar este lugar y no imponerle una contribución que pese sus hombros; (aplausos) esa contribución, impuesta, va a pesar sobre el pueblo, va a pesar a nuestra amada Patria, porque se tiene que derramar más sangre. (Siseos y silbidos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra en contra el C. Martínez de Escobar. (Aplausos nutridos.)
El C. Martínez de Escobar: Ciudadanos representantes: El pensamiento de la Revolución es uno, aunque vasto en su floración, la reforma social, la reforma económica, más que la reforma política. Levantémonos, señores diputados, dignamente hasta su cumbre excelsa, sin temor a los rayos que descarguen sobre nuestras conciencias las clases conservadoras del país.
Un sociólogo profundo a quien admira devota y religiosamente nuestro culto compañero Manrique, Gustavo Le Bon, dice en una de sus más hermosas obras: "La humanidad se aferra desesperadamente a las ideas muertas, como a los dioses muertos. Si las ideas nuevas y de progreso son lentas en su formación, esas ideas, cuando con el transcurso del tiempo se envejecen, son más lentas para desaparecer convertidas todas ellas en errores para los espíritus cultos - dice este escritor -, y siguen siendo verdades evidentes para las multitudes y para las masas populares." Esta es una verdad, señores diputados, y es por eso por lo que ahora vemos a un señor Cepeda Medrano, representante de sesenta mil habitantes aquí, estar aferrado desesperadamente a los ideales muertos, quemando cuajadas gotas de mirra en sus aras ruinosas.
De todo se ha hablado en esta tribuna y en verdad
no hemos puesto nuestra atención y nuestro esfuerzo al servicio del verdadero punto y debate. Vemos, por ejemplo, al señor Manrique que toma esta tribuna como pretexto para dar vuelo a sus alas intelectuales; lo vemos hablando de sentimiento religioso, lo vemos hablando de qué es el fanatismo, de qué cosa es el espacio y qué cosa es el tiempo y qué es la materia y qué es el espíritu y qué es el alma y qué sé yo cuántas cosas más; no, señores diputados, nada de eso es lo que está a discusión aquí, es una cuestión perfectamente concreta y dentro de ella es que debemos sujetar nuestros esfuerzos intelectuales para llevar al convencimiento de la Asamblea lo que es justo, lo que es moral, lo que es razonable, lo que es verdadero en esto, ciudadanos diputados. (Aplausos de las galerías.)
¿Que se afecta el sentimiento religioso porque existamos aquí una pléyade de hombres que venimos a sostener una cosa justa? ¡Qué va a afectarse el sentimiento religioso, señores diputados! Yo creo que ni el señor Manrique con todos sus conocimientos, ni el señor Cepeda Medrano saben qué cosa es el sentimiento religioso; no lo saben, ellos confunden el sentimiento religioso con la creencia o con la religión y es otra cosa el sentimiento religioso; el sentimiento religioso es algo perfectamente integrante de la naturaleza humana, de la naturaleza del hombre y nada nos importa saber su origen, si depende por obra de un Creador, como creería un católico, o si depende por la acción del organismo sobre el medio o del medio sobre el organismo; el sentimiento religioso, lo mismo existe en un Mora y del Río, en un Abad y Queipo, que en un Juárez y en un Carranza y que en todos los hombres; es algo perfectamente integrante del mismo y que existe por virtud de que la ciencia no ha dicho la última palabra, porque no ha obtenido la última conquista, porque no sabemos la causa primera ni la causa final. Eso es el sentimiento religioso y ese existe en todos, hasta en el ateo existe el sentimiento religioso, no obstante que para él Dios es la idea simbólica absoluta de la nada, porque puede ser la deificación de lo absurdo, como es para mí; pero el sentimiento religioso es muy mío y es absolutamente de todos; ese sentimiento no lo puede arrancar nadie y no puede afectarse aprobando nosotros que los templos paguen una renta; es un error de estos compañeros.
Han desfilado por aquí, como película cinematográfica, mahometanos, judíos, protestantes, clericales y yo no sé qué más, y ahora es necesario que desfile un mexicano que ponga en estos momentos la cuestión a debate, para que se vea claramente. Es lo único que yo procuraré hacer aquí, no obstante que si fuera clasificado desde el punto de vista que he clasificado a los demás oradores, sería un verdadero ateo, jacobino, como quieran ustedes llamarme. Me siento muy satisfecho. (Aplausos.) En el concepto de que también deseo rectificar el hecho que a cada momento me lanzan al oído como un epíteto sangriento, la palabra de jacobino. Jacobino es aquel que cree que posee la verdad absoluta de determinada cuestión y que en la realización de esa verdad está la salvación y la felicidad del pueblo o de la humanidad; de manera que jacobino puede ser también el clerical católico, lo mismo que un Saint Just o Fouquier de Truville. Es un error que nos estén llamando jacobinos porque siempre estamos hablando de la cuestión clerical, porque estamos al tanto de lo que ha sido la cuestión clerical, no la cuestión religiosa, porque la cuestión religiosa es muy otra en nuestro país. ¿Que por qué o con qué derecho el Estado o el Gobierno va a imponer rentas a los que hacen uso de los templos? Pues con un derecho muy sencillo, con el derecho de la propiedad perfectamente sancionada y reconocida por nuestras legislaciones. El derecho de propiedad, dice nuestro Código Civil, es el derecho de usar, gozar, y disponer de una cosa sin más límites y restricciones que las que impone la ley; esos límites y restricciones es la libertad social. Pues bien, en virtud de esa restricción legal es por lo que el Estado, el Gobierno, puede perfectamente, en virtud de ese derecho, porque la Constitución le ha dado el derecho de propiedad, en virtud de él es por lo que el Estado puede imponer, debe imponer y es justo que imponga una contribución anual o mensual a los templos y que caiga sobre los individuos que usan de ellos. Esto ha existido en todos los tiempos, hasta los mismos monarcas y reyes; quién no recuerda, por ejemplo, a Pedro el Cruel, atrevidas incautaciones verificadas sobre bienes clericales; quién no recuerda a Isabel la Católica, incautaciones atrevidas también de veinticuatro millones de maravedíes; quién no recuerda también que Carlos V desmembró en cierta forma el presupuesto eclesiástico con quinientos mil ducados, y aun Felipe II también desmembró el presupuesto eclesiástico; de manera que esto es de mucho tiempo atrás, porque ha habido en esos momentos una necesidad económica y esta es la necesidad económica ingente y fuerte, porque se va a beneficiar al pueblo. No es que el pueblo va a tener sobre sus espaldas, sobre su esfuerzo y sobre su trabajo, va a tener que pagar esa contribución; si en cierta forma y aparentemente la paga, en una forma completamente vigorosa será en provecho del pueblo mismo, porque con esos cuatro, cinco o seis millones que entren a las arcas del tesoro, se abrirán escuelas, como quiere el C. Cepeda Medrano (aplausos de las galerías); se abrirán más bibliotecas, habrá más museos, habrá más institutos, más escuelas rudimentarias, porque hay seis u ocho millones de entradas por cinco o seis centavos más que dará el individuo. Vemos, pues, que desde un punto de vista individual, es un asunto que beneficia absolutamente al único soberano de este país, al pueblo de mi Patria. (Aplausos de las galerías.) La Iglesia Católica, escuchadlo bien, señor Cepeda Medrano, la Iglesia Católica, que constituye el concepto subjetivo del clero, es la que tiene que ser objeto de nuestro estudio, de nuestras investigaciones y de nuestros métodos salvadores proclamados por la Revolución, porque es la que se yergue altanera a través de nuestra historia, pisoteando todos los derechos y todas las libertades públicas del país y convirtiendo su gran poder social en arma política cuando le ha convenido, para hacer grandes conspiraciones contra las libertades del pueblo. En cambio, no se ha presentado el caso de que la Iglesia Protestante tenga esa enorme responsabilidad sobre sí como la tiene la Iglesia Católica, aunque sea un peligro.
El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: ¡Y muy grande!
El C. Martínez de Escobar, continuando: La Iglesia Católica, como saben todos, en todas las luchas patrias en que ha padecido más el pueblo mexicano, surge como la responsable de todo; por esta razón, de una manera especial nos hemos fijado en la Iglesia Católica; pero también contra la Iglesia Protestante estamos todos los librepensadores, menos el espíritu santo del señor Cepeda Medrano, (Aplausos y risas en las galerías.) La Iglesia, señores, tiene dos vidas; una vida íntima, una vida esencial, y una vida oficial, una vida política. La vida de la Iglesia Católica aquí ha sido una vida política y una vida oficial; abstracción completa ha hecho de la verdadera religión; en su esencia, absolutamente, ha estado querer tener un poder temporal mucho más que el poder espiritual, un poder social más que espiritual, esto es una verdad.
Y es necesario tomar medidas, y medidas fuertes, sin temor a que se nos diga que el enemigo se armará más y será más potente contra nosotros, no; es necesario que nos aprovechemos del momento revolucionario, sin temor a que con estas medidas sobrevengan nuevas catástrofes y revoluciones. Nada más propio, señores diputados, de la vida íntima y esencial de la Iglesia Católica, que la patena en que se alza la hostia, nada más propio, señores diputados, que el cáliz en que se liba el vino consagrado, nada más propio que el ramo de azucenas que lleva el Esposo de María (dirigiéndose al C. Cepeda Medrano; risas), que la corona que ciñe sobre su cabeza el niño Jesús en los brazos de su madre amorosa, pues todo esto, esta vida íntima y esencial de la Iglesia, haya sido roto por la boca de los cañones, cuando el pueblo ha necesitado avanzar y progresar.
La Iglesia ha venido perdiendo terreno día a día, desde ha largo tiempo, desde hace mucho tiempo, pues bien sabemos que la dirección de los cielos se la arrancó Copérnico y Galileo; bien sabemos que la dirección de la razón humana - y conste que no soy protestante -, se la arrancó Lutero y Calvino; bien sabemos que la dirección de la razón se la arrancó Descartés y Bacon; bien sabemos que en México la dirección de la cuestión social se la arrancó nuestra guerra santa de Reforma. (Aplausos nutridos.)
¿Por qué no queremos, por qué no seguimos siendo lógicos e inflexibles, escuchando la voz de nuestros grandes muertos, que surgen de las entrañas subterráneas en que se encuentran sus cadáveres, pero vivos sus espíritus? ¿Por qué temer al enemigo? No, señores, reforma, reforma y más reforma, es lo que se necesita en México. (Aplausos.) ¿Qué diríamos nosotros entonces, señores diputados, si nos transladamos un momento con los ojos de nuestro espíritu al pasado? ¿Qué diríamos si estuviéramos en pleno momento de esa revolución social llamada Guerra de Reforma, cuando en un momento en que todo el mundo era católico, en un momento en que todos, absolutamente todos eran católicos en México, en que a las doce se arrodillaban en las calles para persignarse y tomar agua bendita, cuando se lanzaron las leyes de nacionalización de bienes eclesiásticos, tembló de espanto, de espanto tembló toda la clase conservadora; y, sin embargo, cinco o seis reformistas miraban serenos que la obra que hacían era una obra colectiva y no se arredraban y amilanaban ante ningún revés, ante ninguna dificultad ni ante ningún enemigo que se les ponía enfrente? Cuando se instituyó el Registro Civil, cuando se instituyó la destrucción de los diezmos y primicias, cuando se privó de esa entrada al clero, que para aquel momento -escuchadlo-, era mucho, pero que en estos momentos de lo que se trata es de que el clero dé al tesoro público; cuando se quitaron los diezmos y primicias, decía yo, cuando todo el mundo tenía que pagar: nacía alguien, contribución por el nacimiento; vivía alguien, contribución por la vida; moría alguien, se tenía que pagar contribución hasta por la muerte; pues en aquellos momentos en que había verdadero fanatismo en México, se dieron las Leyes de Reforma, mucho más trascendentales de las que queremos dar y, sin embargo, ¿estamos atemorizados? No, de ninguna manera y bajo ningún concepto; políticamente es necesario, porque si es verdad, como me decía hace un momento un compañero, que realmente cuestión religiosa no tenemos en México, porque en ese sentido las ideas de evolución y de progreso han dominado a esas ideas atrasadas, sí tenemos cuestión clerical, y esto tenemos que estudiarlo dentro de la sociología mexicana, y eso si existe dentro de nosotros. Bien sabemos que allende el Bravo está el clero lanzando proclamas y haciendo circular papeles por todos lados y dando conferencias para venir a destruir nuestras instituciones; pues justo es que entren a las arcas del tesoro -bastante exhausto-, seis u ocho millones que, vuelvo a repetir, no caen sobre el pueblo, es una mentira, quienes los pagan son las clases aristocráticas y mochas (aplausos), las clases aristocráticas y mochas, que todavía piensan en celebrar matrimonio religioso, que debe estar completamente exterminado de todos aquellos que sean revolucionarios y progresistas (aplausos), de todos aquellos que todavía tienen ideas tan retrasadas de ir a bautizar a los hijos, cuando esto nada más les produce una enfermedad, por el agua que ponen en sus frentes. (Aplausos.)
Estas son, en verdad, señores, y no os dejéis alucinar por esas frases relampagueantes del señor Cepeda Medrano ni por la cultura del señor Manrique; eso es la verdad, las clases que se hallan aferradas a los ideales muertos, son las que pagan, el pobre no puede pagar; que pague cinco o diez centavos más porque se le cobre contribución al clero, pues éstos, reunidos, serán cincuenta o sesenta mil escuelas, muchas bibliotecas. Ved, pues, que éste es el fondo, la verdad de las cosas y no la otra, como lo han pintado aquí los que han hablado bajo el sentimiento religioso y bajo el fanatismo. Aquí se trata de una cuestión económica, de un impuesto al clero, porque esos templos pertenecen a la Nación; vuelvo a decir, votad en contra del dictamen, que la Comisión estudie la reglamentación de la ley, que la Comisión estudie las dificultades que nos ponen, porque eso es ser liberal, eso es ser reformista y revolucionario.
Estoy seguro que todos, absolutamente todos, votarán en contra del dictamen, menos el espíritu santo del señor Cepeda Medrano. (Aplausos y risas. Voces: ¡A votar, a votar!)
El C. Presidente: Habiendo hablado en pro del
dictamen los CC. Manrique, Medina Hilario, Cepeda Medrano, Padilla, miembro de la Comisión, Zapata y Molina, y en contra los CC. Manjarrez, Peñafiel, Siurob, Cámara, González Galindo y Martínez de Escobar, de acuerdo con lo prescripto en el Reglamento, se va a preguntar a la Asamblea si considera suficientemente discutido el dictamen, en la inteligencia de que están inscriptos para hablar en contra los CC. Sánchez Tenorio, Esquivel, Ruiz Juan A., Fernández Martínez, Pruneda, Rocha, Cienfuegos y Camus, Cámara, Córdova Gabriel J. y Escudero Salvador, y para hablar en pro los CC. Velásquez, Basáñez y Manrique. (Voces: ¡A votar, a votar!)
El C. Prosecretario Muñoz: Se pregunta a la Asamblea si considera suficientemente discutido el punto. Suficientemente discutido.
El C. Alonzo Romero: Se procede a la votación nominal. Por la afirmativa. (Voces: ¡Que se lea, que se lea!)
El C. Prosecretario Muñoz: El dictamen dice así:
"Única. No es de aprobarse la iniciativa presentada por un grupo de diputados, que consulta la imposición de rentas a los templos destinados al culto."
El C. Secretario Alonzo Romero: La Mesa consulta a la Asamblea que, como no se trata de un artículo de ley, sino de una proposición, si se procede a la votación nominal o a la votación económica. Los que estén por la votación nominal se servirán poner de pie. Se procede a la votación nominal. Por la negativa.
El C. Prosecretario Muñoz: Por la afirmativa. (Empezó a recogerse la votación.)
Presidencia del C. RIVERA JOSÉ
El C. González Galindo, interrumpiendo: Moción de orden. Deseo que se fije la pregunta de si se va a votar el dictamen. (Voces: ¡Claro, claro!)
(Se siguió recogiendo la votación.)
El C. Manrique, interrumpiendo: Pido la palabra para una moción de orden. (Voces: ¡Estamos en votación!) Estamos en votación, sí, señores; pero no estamos en orden.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manrique.
El C. Manrique: Para pedir a la Presidencia que se sirva hacer cumplir el Reglamento. Yo personalmente sé que doy mi voto, a pesar de la Asamblea, cuando ella me es hostil; pero hay diputados que no saben resistir a un siseo de la Asamblea y deben respetarse sus votos. (Voces: ¡Nombres!)
El C. Presidente: La Mesa suplica a los señores diputados guarden la corrección necesaria, pues la respetabilidad de esta Asamblea va de por medio.
(Continúa la votación.)
Presidencia del C. SAENZ AARON
El C. González Galindo, interrumpiendo: Moción de orden. Conforme al Reglamento está prohibido a los señores diputados que salgan a la hora de la votación y algunos han salido a los pasillos, no sé si por temor de votar y expresar de alguna manera su creencia, pero creo que es de valor civil el venir a decir aquí: sí o no.
El C. Presidente: Se manifiesta al C. diputado González Galindo, que por conducto de la Oficialía Mayor de la Cámara se mandó llamar a los ciudadanos diputados que se hayan ausentado.
(Concluye la votación.)
El C. Prosecretario Muñoz: Votaron por la afirmativa los CC. diputados Arellano, Anaya, Bello, Blancarte, Cantú, Cárdenas, Cepeda Medrano, Céspedes, Gaitán, García Adolfo G., García de Alba, García Jonás, García Pablo, Garza González, Gómez Mauricio, González Lauro, Lanz Galera, Leyzaola, Manrique, Medina Francisco, Medina Juan, Molina, Olivé, Ortiz, Porchas, Padilla, Pereyra Carbonell, Pesqueira, Rebolledo, Robles Domínguez, Rodríguez Saro, Rojas Dugelay, Soto, Suárez, Uruñuela, Velásquez y Zapata. Total: 37 votos.
El C. Secretario Alonzo Romero: Votaron por la negativa los CC. diputados Aguilar José D., Aguirre Crisóforo, Aguirre Escobar, Alejandre, Alonzo Romero, Aranda, Araujo, Arreola, Aveleyra, Barragán Juan Francisco, Barragán Martín, Barrera de la, Betancourt, Bravo Izquierdo, Cámara, Campero, Cano, Carrascosa, Carrillo Eduardo S., Córdoba Daniel S., Cruz, Cervantes, Chapa, Domínguez, Esquivel, Fentanes, Fernández Martínez, Figueroa, Gámez Gustavo, García Eliseo, García Jonás, García Salvador Gonzalo, Garza Pérez, González Galindo, González Ibarra, González Justo, Guajardo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Hernández Garibay, Hernández Jerónimo, Hernández Maldonado, Higareda, Ibarra, Izquierdo, Jurado, López F. Ricardo, López Ignacio, López Lira, López Celis, Lechuga, Magallón, Malpica, Manjarrez, Mariel, Márquez Josafat, Márquez Rafael, Martínez de Escobar, Medina Hilario, Mendoza, Meneses, Mercado, Moctezuma, Muñoz, Navarrete, Neri, Ortega, Otero, Padrés, Paredes Colín, Pineda, Portes Gil, Portillo, Prieto, Pruneda, Ramírez Genaro, Ramírez Llaca, Rivas, Rivera José, Robledo, Rocha, Román, Ruiz Alberto, Ruiz Estrada, Ruiz José P., Ruiz Juan A., Sáenz, Sánchez José M., Sánchez Tenorio, Saucedo J. Concepción, Saucedo Salvador, Sepúlveda, Silva Jesús, Siurob, Torre Jesús de la, Torre Rómulo de la, Torres José D., Treviño, Vadillo, Valle, Ventura, Villarreal Jesús J. y Zavala. Total: 104 votos.
El C. Manjarrez: Reclamo el voto del señor Díaz González, que votó por la negativa y no se hizo constar.
El C. García Jonás: Estoy en las dos listas y voté por la afirmativa.
El C. Prosecretario Muñoz: Se rectifica el voto del C. Jonás García, quedando sólo por la afirmativa.
El C. García Vigil: Yo deseo hacer constar que
no voté; voto por la afirmativa si se me permite votar. (Aplausos.)
El C. Alonzo Romero: Manifiesto a Su Señoría el diputado García Vigil, que ya no puede votar.
El C. Prosecretario Muñoz: Rechazado el dictamen de la Comisión por 103 votos de la negativa, contra 37 de la afirmativa. (Voces: ¿Y el de García Vigil?)
El C. Secretario Alonzo Romero: No se tomó en cuenta. (Voces: ¡El de Díaz González!) No ha reclamado el señor Díaz González.
El C. Prosecretario Muñoz: Vuelve a la Comisión para que se reforme en el sentido de la discusión. (Aplausos.)
- El mismo C. Prosecretario: Continúa la discusión sobre el Título II de la Ley del Ministerio Público.
"TITULO II
"Incompatibilidades.- Impedimentos.- Licencias. Residencia de los funcionarios.- Correcciones disciplinarias
"CAPITULO I
"Incompatibilidades.- Impedimentos.- Licencias.
"Artículo 29. El Procurador de Justicia y los Agentes del Ministerio Público están impedidos:
"1o Para desempeñar otro cargo o empleo de la Federación, de los Estados y Distrito o Territorios Federales;
"2o Para ser apoderados judiciales, síndicos, árbitros de derecho, notarios, agentes de negocios o asesores y para ejercer la profesión de abogado ante los Tribunales, excepto en causa propia.
"Artículo 30. El Procurador y los Agentes están en el deber de excusarse en todos los casos en que conforme a las leyes estén impedidos para poder intervenir en algún negocio.
"Artículo 31. Son causas de excusa:
"1a. El parentesco con alguna de las partes, sus abogados o procuradores por consanguinidad, en línea recta, sin limitación de grados en la colateral, dentro del cuarto grado, y por afinidad dentro del segundo.
"2a. El interés personal directo o indirecto, en el negocio de que se trate;
"3a. Ser socio, arrendatario, dependiente, donatario, deudor o fiador de alguna de las partes;
"4a. Haber sido tutor o curador de alguno de los interesados, o haber prestado a estos servicios como abogado, procurador, perito o testigo en el negocio de que se trate;
"5a. Las demás que determinen las leyes. "Artículo 32. La calificación de las excusas de los Agentes del Ministerio Público, la hará el Procurador de Justicia. Si calificare como buena la excusa que se le hubiere presentado, lo comunicará al Agente y a quien deba substituírlo.
"Artículo 33. Cuando el Procurador de Justicia se considere impedido para conocer de algún negocio, lo pondrá en conocimiento del Presidente de la República, para que éste funcionario determine quién deba substituirlo si los Agentes auxiliares están también impedidos.
"Artículo 34. Los funcionarios y empleados del Ministerio Público no podrán abandonar el lugar de su residencia, ni dejar de desempeñar sus funciones, sin la licencia previa correspondiente.
"Artículo 35. Las licencias que se concedan por el Ejecutivo a los funcionarios y empleados del Ministerio Público del Distrito y Territorios Federales, se regirán por lo dispuesto en la ley respectiva.
"CAPITULO II.
"Residencia de los funcionarios del Ministerio Público.
"Artículo 36. El Procurador de Justicia, sus auxiliares y empleados, así como los Agentes adscriptos al Tribunal y Juzgados de la ciudad de México, residirán en ésta; y los Agentes del Ministerio Público en el lugar de sus respectivas adscripciones.
"Artículo 37. El Procurador de Justicia del Distrito y Territorios Federales, por acuerdo del Presidente de la República, podrá cambiar la adscripción de los Agentes.
"CAPITULO III.
"Correcciones disciplinarias.
"Artículo 38. El Procurador de Justicia podrá imponer a los funcionarios y empleados del Ministerio Público del Orden Común, por sus faltas y según la naturaleza de ellas, las correcciones disciplinarias siguientes:
"1a. Apercibimiento o amonestación;
"2a. Multa que no exceda de cien pesos;
"3a. Suspensión de sueldo y empleo que no pase de un mes.
"Artículo 39. Para la imposición de toda corrección disciplinaria, se instruirá el expediente respectivo para que contenga el motivo de ella.
"Artículo 40. El funcionario o empleado a quien se impusiere alguna de dichas correcciones, será oído en justicia, si lo solicitare, al notificarle o comunicarle la imposición de ella. Al efecto, elevará dentro de tres días un escrito a la Procuraduría alegando lo que crea conveniente a su defensa y acompañando si hubiere hechos que justificar, los comprobantes que estime oportunos. El ciudadano Procurador resolverá en definitiva oyendo el parecer de sus Agentes auxiliares.
"Artículo 41. Los Tribunales y Juzgados, en caso de tener conocimiento de alguna falta de los Agentes, darán parte al Procurador de Justicia, para que éste la corrija o consigne al responsable al Tribunal competente, siempre que el hecho no fuere de los que pueda castigar el mismo Tribunal.
"Artículo 42. En los casos del artículo anterior, si la falta fuere de palabra o por escrito al Juzgado o Tribunal ante quien ejerzan sus funciones, éstos remitirán copia de lo conducente del acta de la audiencia, en que se harán constar las ofensas, para que el Procurador de Justicia, si la falta
no hubiere sido castigada por el Tribunal o Juzgado, imponga la corrección que proceda o consigne al responsable ante quien deba juzgarlo, y en todo caso dé parte al Ejecutivo cuando se tratare de falta grave.....
El C. Cepeda Medrano, interrumpiendo: ¡Moción de orden! Es notable la falta de quórum.
El C. Presidente: Hay muchos diputados en los pasillos y se les va a mandar llamar.
El C. Cepeda Medrano: Permítame Su Señoría que le manifieste que no se puede seguir la lectura que se inició, si no hay quórum en el recinto de este salón.
El C. Presidente: Se va a proceder a pasar lista para saber si en efecto hay o no quórum.
(Se pasó lista.)
El C. Prosecretario Muñoz: Hay una asistencia de 121 ciudadanos diputados. No hay quórum.
El C. Presidente, a las 7.18 p. m.: Se suspende la sesión por falta de quórum y se cita para mañana a las 10 a. m., continuando la discusión de la Ley de Tierras Ociosas.