Legislatura XXVIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19191011 - Número de Diario 30

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ENCABEZADO

MÉXICO, SÁBADO 11 DE OCTUBRE DE 1919

DIARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO II. - PERIODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO III.- NUMERO 30

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 11 DE OCTUBRE DE 1919

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los asuntos de cartera. Varios ciudadanos diputados hacen suya la iniciativa presentada por un grupo de ciudadanos, con objeto de que se reanuden las corridas de toros en el Distrito Federal; a las Comisiones Unidas 1a. de Puntos Constitucionales y 1a. de Gobernación.

3.- En votación nominal se aprueba el dictamen de la 2a. Sección Instructora del Gran Jurado, por el que se declara que son de acusarse los ciudadanos diputados a la Legislatura del Estado de Querétaro y el ciudadano gobernador de la misma entidad federativa; comuníquese a la Grana Comisión para que proponga la Comisión que sostenga esta acusación ante el Senado.

4.- Continúa la discusión, en lo general, del proyecto de ley de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo a facultades extraordinarias del Ejecutivo en el ramo de Presupuestos. Se levanta la sesión por falta de "quórum".

DEBATE

Presidencia del C. SOTO ROSENDO A.

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 4.40 p. m.: se abre la sesión.

- El C. secretario Saldaña, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día diez de octubre de mil novecientos diez y nueve.

"Presidencia del C. Rosendo A. Soto.

"En la ciudad de México, a las cuatro y cuarenta de la tarde del viernes diez de octubre de mil novecientos diez y nueve, con asistencia de ciento veintisiete ciudadanos diputados, se abrió la sesión.

"Sin debate se aprobó el acta de la sesión anterior y se dio cuenta con estos documentos:

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, con el que envía el Proyecto de Presupuesto de Egresos del Gobierno de Quintana Roo, para 1920. - Recibo, a las comisiones de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.

"Circular de la Legislatura de Tlaxcala, en que comunica que inauguró su segundo período de sesiones ordinarias. - De enterado.

"Circular del ciudadano presidente municipal de Arizpe, Sonora, en que participa que instaló el Ayuntamiento de aquella municipalidad. - Recibo, y al Archivo.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, que consulta se aumente la pensión de que disfrutan los hijos del doctor don Belisario Domínguez. - De primera lectura.

"Dictamen de las comisiones unidas 2a. de Puntos constitucionales y 2a. de Gobernación, referente a la reforma de la fracción I del artículo 72 de la Ley de Organización del Distrito y Territorios Federales, de 13 de abril de 1917. - Primera lectura, e imprímase.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Guerra, que propone se pensione a los menores María de Jesús, María Josefa y Mariano Escobedo, descendientes del finado general don Mariano Escobedo.- Segunda lectura, y a discusión el primer día hábil.

"Iniciativa de C. P. A. Villegas, hecha suya por varios ciudadanos diputados, que tiene por objeto derogar el decreto de 2 de septiembre próximo pasado, que se refiere a aumentar los adeudos de los causantes de impuestos en el Distrito Federal. - Segunda lectura. Admitida a discusión, se turnó a la 1a. Comisión de Hacienda.

"Proposición de numerosos ciudadanos diputados, a fin de que, a partir del diez de los corrientes, se celebren sesiones en las mañanas, cada tercer día.

"La fundó el C. Morales Francisco César, y a petición del mismo, debidamente apoyado, se recogió votación nominal, para resolver si se dispensaban los trámites. Votaron por la negativa setenta y seis ciudadanos diputados y por la afirmativa setenta. En esa virtud, la Secretaría declaró que no se dispensaban los trámites y que pasaba la proposición a la Comisión de Gobernación en turno.

"Continuó la discusión del dictamen que trata de la acusación en contra del gobernador y de la Legislatura del Estado de Querétaro.

"El C. Siurob concluyó el discurso en pro que suspendió al levantarse la sesión anterior; el orador solicitó la lectura de varios documentos que obran en el expediente respectivo e interpeló al C. Verástegui José. En contra usó la palabra el C. Trigo, quien fue interrumpido por la lectura de los artículos 346 del Código Federal de Procedimientos Civiles, y 641, 642, 644 y 685 del Código Penal, que solicitaron los CC. León Oscar y

Gómez Noriega; estos y la Presidencia hicieron aclaraciones y el C. Trigo dio fin a sus discurso. A pedimento del C. Verástegui José, se leyeron varias cartas a él dirigidas, procedentes de Querétaro, y acto continuo el C. Leal, a nombre de la Sección Instructora, apoyó el dictamen y contestó interpelaciones del C. Ángeles Carlos L.; éste, a su vez, respondió a otra que hizo el C. Toro. El C. Gutiérrez Orantes hizo aclaraciones relacionadas con las cartas que se leyeron a solicitud del C. Verástegui José.

"A las ocho de la noche, la Asamblea acordó que se prorrogara la sesión.

"Pronunciaron discursos en contra y en pro, respectivamente, los CC. García Carlos y Ortega Miguel F.

"Suficientemente discutido el asunto, a solicitud del C. Verástegui José, debidamente apoyado, se recogió votación nominal acerca de los tres puntos resolutivos que consulta el dictamen.

"El resultado de la votación demostró que no había quórum, y en seguida se levanto la sesión, siendo las ocho y cuarenta de la noche."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

Sí se aprueba.

El C. secretario Aguilar: Se va a dar cuenta de los asuntos en cartera:

"La Legislatura del Estado de México comunica, por medio de su oficio número 92, fechado el día 4 de los corrientes, que fueron electos los CC. diputados Luis G. Solórzano y Félix Garcés, para presidente y vicepresidente del propio Congreso."- De enterado.

"El ciudadano gobernador del Estado de Guerrero remite, con su oficio número 3,455, fechado el día 19 de septiembre, dos ejemplares del decreto por el que se declaran sin efecto los nombramientos hechos a favor de los CC. licenciados Miguel F. Ortega y licenciado Feliciano Bailón, como magistrados del Tribunal Superior de Justicia de aquel Estado." - Recibo, y al Archivo.

"El ciudadano gobernador del Estado de Guerrero envía, con su oficio número 3,558, fechado el día 26 de septiembre, dos ejemplares del decreto por el que se declara 2o. magistrado del Tribunal Superior de Justicia de aquella entidad, al C. licenciado Bonifacio Rodríguez." - Recibo, y al Archivo.

"Honorable Asamblea:

"Los subscriptos, diputados que forman mayoría de la diputación de Guanajuato, respetuosamente exponemos:

"Que hacemos nuestra la iniciativa presentada por varios ciudadanos, con objeto de que se reanuden las corridas de toros en el Distrito Federal, para los efectos de que pase desde luego a Comisión.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados, a 11 de octubre de 1919. - M. Leal. - R. G. Ruiz. - José A. Roaro. - E. Alcocer. - M. Sánchez. - Jesús Pérez Vela. - M. Gutiérrez de Velasco. - Carlos García. - R. Martínez del Río. - J. L. Patiño." - A las comisiones unidas 1a. de Puntos Constitucionales y 1a. de Gobernación.

- El mismo C. secretario: Se procede a recoger la votación nominal del dictamen relativo a la acusación presentada en contra del exgobernador y de la Legislatura del Estado de Querétaro.

"Primera. Los diputados a la Legislatura de Querétaro, CC. Pedro Argáin, Roberto Nieto, Mariano Retama, Lamberto Retama, Juan B. Mendoza, Eugenio Mendoza, licenciado Luis Gómez, Guillermo Alcántara, Juventino Ruiz Alfaro, doctor Salvador Michaus, Gonzalo Montoya, José Orozco, doctor Carlos Alcocer, José Marroquín e Ismael Ugalde, son de acusarse ante el Senado se la República por violación al artículo 1o. de la Ley de 3 de noviembre se 1870 y de los artículos 39, 40 y 41 de la Constitución General de la República.

"Segunda. Por la misma causa, es de acusarse ante el mismo Cuerpo, al C. Ernesto Perusquía, gobernador del estado de Querétaro.

"Tercera. Nómbrese una Comisión de esta Cámara que ante el Senado sostenga la acusación."

Se procede a la votación. Por la afirmativa.

El C. prosecretario Mena: Por la negativa.

(Se recogió la votación.)

- El mismo C. prosecretario: Votaron por la negativa 25 ciudadanos diputados.

El C. secretario Aguilar: Votaron por la afirmativa 102 ciudadanos diputados; en consecuencia, han sido aprobados los puntos relativos del dictamen. (Aplausos.) Comuníquese a la Gran Comisión para que se sirva proponer la Comisión respectiva.

- El mismo C. secretario: Continúa la discusión en lo general del proyecto de ley de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo a facultades extraordinarias del Ejecutivo.

Presidencia del C. LEAL MARIANO

El C. presidente: Tiene la palabra en pro del dictamen el C. Altamirano.

El C. Altamirano: Señores diputados: Después de muchos días tenemos otra vez en el tapete el asunto de vital interés, referente a quitarle al Ejecutivo de la Unión las facultades extraordinarias en el ramo de presupuestos. Yo estoy inscripto, naturalmente, en pro de ese proyecto, y

suplico a ustedes me dispensen unos cuantos minutos de atención.

Allá por el año de 1917, inmediatamente después de que el señor Carranza venía aquí a protestar como presidente constitucional de la República, al día siguiente pidió las facultades extraordinarias amplísimas en el ramo de Hacienda, dizque para poder pacificar la República; es decir, al día siguiente de haber nosotros entrado dentro del orden constitucional volvíamos a salir de él para entrar dentro de un régimen que es el constitucional. Pero en aquella vez, señores diputados, ya que los que se inscribieron en pro de esas facultades extraordinarias no tenían absolutamente ninguna razón legal que aducir para obtenerlas de esta honorable Asamblea, se adujo como motivo principal el de que se necesitaba pacificar a la República y que sobre la ley estaba el interés de salvar las instituciones republicanas, poniendo un valladar a los alzados en armas y obteniendo por medio de las facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión la total pacificación de nuestro país. Pues bien, señores; quizá en aquella época, quizá en aquella fecha el Congreso de la Unión, es decir, la Cámara de Diputados, tuvo facultades, es decir, no tuvo facultades, sino tuvo motivos suficientes para haber concedido esas facultades extraordinarias, porque sobre los principios legales estaba la necesidad imperiosa que les decía a los señores diputados que había que conceder esas facultades extraordinarias para salvar a la República. Pero de aquella fecha a estos momentos han cambiado mucho las cosas; yo le preguntaría desde esta tribuna al ciudadano presidente de la República, a sus ministros, qué han hecho en estos dos años, casi en tres, que han tenido facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda y en el ramo de Guerra. ¿Han pacificado acaso la República? No, señores; cada uno de ustedes puede contestar individualmente que no se ha pacificado la República. Por consecuencia, vemos que con todo y las facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, no se ha conseguido la pacificación de nuestro país; al contrario, el Estado de Veracruz, que es quizá el Estado más revuelto de toda la República, ha aumentado en rebeldía, y así otros muchos Estados. Las razones ustedes las saben: arbitrariedades, imposiciones, desacato absoluto a la ley, todo completamente.....

El C. Verástegui José, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. Altamirano: Sí, señor.

El C. Verástegui José: Con permiso de la Presidencia. La interpelación quisiera yo que viniera del ciudadano presidente de la República a esta Cámara, diciendo: "¿Qué ha hecho esa Cámara? ¿Ha hecho presupuestos alguna vez? ¿Se ha ocupado de trabajar?" (Siseos en las galerías. Voces: ¡Ah!)

El C. Mena: Pido la palabra en nombre de la Comisión de Presupuestos para contestar al ciudadano que acaba de hablar.

El C. Altamirano, continuando: A mí me extraña, ciudadanos diputados, que el señor Verástegui, que nunca ha tenido el honor de venir a esta tribuna a decir una palabra siquiera en favor del pueblo que representa, quiera ahora pretender defender así, con hipocresía, al Ejecutivo de la Unión. (Aplausos en curules y galerías.) Sepa usted, señor Verástegui, si estuvo usted aquí en el periodo ordinario del año pasado, que el presupuesto de Guerra, es decir, ciento veinte millones de pesos lo envió aquí el Ejecutivo un día antes de que se cerraran las sesiones en esta honorable Asamblea. Ya ve usted en ese término, en un día, en unas horas no habría podido esta honorable Asamblea discutir ni un solo renglón del presupuesto de Guerra. ¿Y así nos exige a nosotros que discutamos los presupuestos? No, señores; este es el momento en que todavía no envía aquí ninguno de los presupuestos en ninguno de sus ramos.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

- EL C. Mena, de la Comisión: Honorable Asamblea: Como uno de los miembros de la Comisión de Presupuestos y Cuenta me toca a mí en alguna forma contestar la interpelación que ha hecho el señor Verástegui.... (Voces: ¡No! ¡No!) Si la Asamblea no lo quiere, no lo haré.... (Voces: ¡Si! ¡Si!) No sé cómo él, primero que nadie, no se ha enrojecido de vergüenza al hacer esta pregunta. ¿Que qué hace la Cámara? Entonces, ¿Qué es lo que él viene a hacer? La Comisión de Presupuestos, precisamente porque quiere cumplir con su deber, hoy lo digo una vez más, precisamente por esto ha sujetado a vuestra consideración este proyecto de ley para saber si ha de formular una vez más los presupuestos de ingresos y de egresos. Así verá el C. Verástegui que sí queremos trabajar intensamente y que la Cámara también lo desea; quizá sea usted el único que no lo quiere. (Aplausos y siseos.)

El C. Verástegui José: Pido la palabra para alusiones personales, tengo derecho.... (Siseos.) Para contestar la interpelación que a su vez se me ha hecho, si el orador lo permite.

El C. Altamirano: Con mucho gusto.

El C. Verástegui José: Ha dicho el C. Mena que enrojecido de vergüenza debería yo estar; enrojecidos de vergüenza deberíamos estar todos. La advertencia que desde esta misma tribuna ha hecho a esta Cámara el C. Trejo a todos los hombres bienintencionados que forman parte de las comisiones que tienen deseos inmensos de trabajar, hasta ahora reclama de esta Cámara la labor ingente que se necesita día por día para que no quedemos en ridículo y, sin embargo, se ha demostrado aquí que no tendremos presupuestos para el año entrante, si no nos ocupamos más que de politiquerías y de rencores de partidismo. (Siseos.) Todo el mundo sabe, lo sabe toda la nación; enrojecidos todos debíamos estar, pero principalmente esa mayoría oposicionista, que no hace más que labor de política y no de legislación.

El C. Céspedes: Una palabra, señor presidente, para una interpelación.

El C. García Pablo: Para una interpelación al orador, si lo permite.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Céspedes.

El C. Céspedes: Ha asentado en esta tribuna el compañero Altamirano que hasta la fecha el Ejecutivo de la Unión no ha enviado para ser estudiado en esta Cámara, ni un solo ramo de presupuestos, y el señor diputado Verástegui ha dicho que hemos perdido el tiempo en politiquerías rabonas, debiendo ocuparnos de los presupuestos que tanto necesita la nación conocer. Yo debo hacer una

aclaración muy importante sobre este particular, permitiéndome decir al compañero Altamirano que el Ejecutivo de la Unión ha mandado un muy importante presupuesto, cual es el de Quintana Roo; (Risas.) que ya podemos ocuparnos de estudiar esta materia. (Risas. Aplausos.)

El C. Altamirano: Ya ven ustedes, señores diputados, cómo el Ejecutivo.....

El C. García Pablo, interrumpiendo: Una pregunta, si lo permite.

El C. Altamirano, continuando: .....coadyuvando con nosotros en esta obra legislativa, comienza por la cola, es decir: comienza por Quintana Roo, cuando debía comenzar por el ramo de Guerra, con el ramo de Gobernación, en que tanto hay que estudiar.

El C. García Pablo, interrumpiendo: Una pregunta, si lo permite.

El C. Altamirano: No permito ya interpelaciones, señor compañero, porque si seguimos por el camino en que vamos, no terminaré; no me dejarán acabar.

El C. García Pablo: Es muy pertinente, señor, son dos palabras. (Voces: ¡Si! ¡Si!)

El C. Altamirano: Está bien.

El C. García Pablo: Pido la palabra. Ha dicho usted señor diputado, que durante todo el tiempo que el Ejecutivo ha tenido facultades extraordinarias no ha pacificado al país. ¿Usted cree que retirándole esas facultades pueda pacificarlo luego? (Murmullos.)

El C. Altamirano, continuando: En el curso de mi peroración hallará el señor diputado la respuesta de esa pregunta. Decía yo, señores diputados, que llevamos tres años de no estar dentro del régimen constitucional de hecho, sino sólo de derecho, y que no hemos obtenido nada, al contrario, es de lamentarse, compañero, que en todos los ramos de la Administración Pública vamos para atrás. Los que hemos estado dispuestos a ayudar a este Gobierno a cimentarse; los que hemos contribuido con algo para cimentar el gobierno constitucionalista, nos sentimos verdaderamente avergonzados cuando nuestros enemigos políticos nos dicen con sorna: ahí tienen a su presidente, ahí tienen a su gobierno constitucionalista, ¿qué ha hecho? Estamos peor que antes. Y tienen razón, ciudadanos diputados. Yo creo que el régimen de facultades extraordinarias pugna abiertamente con el régimen constitucional, es decir: el régimen de facultades extraordinarias no es más que una dictadura cubierta con el manto de la Constitución; pero en el fondo, señores, pensad profundamente lo que significan las facultades extraordinarias, y veréis si con ellas se viola completamente el régimen democrático federal para reunir en una sola persona las atribuciones de dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, y eso, señores, está abiertamente en contra de esta Constitución de 1917. Me decía el señor compañero que si yo creo que, quitándole al Ejecutivo las facultades extraordinarias, adelantaríamos algo o si se pacificaría el país. En primer lugar, hemos visto que con facultades extraordinarias el Ejecutivo no ha hecho más que una cosa: ha conseguido llenar de oro las bolsas de determinados individuos que a ello se prestan; conseguir incondicionales para sus fines políticos. En segundo lugar, se han empleado los dineros de la nación en propagandas vergonzosas para imponer en los Estados a determinados individuos. (Aplausos.) Sí, señores, en este momento es preciso hablar claro en esta Representación Nacional, para que la nación sepa que no todos somos cómplices del derroche de las fuerzas materiales de la patria. Ved, señores, el caudal de millones de pesos que produce ese sistema de impuestos que tenemos en la actualidad. ¿Adónde van a perderse? Indudablemente que muchos individuos podrán contestar a ustedes dónde están esos millones; nosotros lo sabemos perfectamente, sabemos para qué han servido: han servido para todo; han servido para sobornar; han servido, como decía yo antes, para conseguir incondicionales; han servido para todo lo malo; pero no han servido para lo único bueno que hubiera sido, que ha sido su fin, que es para pacificar la República; al contrario, con ese sistema de imposiciones en los estados; con esas violaciones flagrantes a la ley; con ese desacato completo a las prescripciones de nuestra Carta Magna; con todo eso, señores, no se ha conseguido más que una cosa: no se ha conseguido más que la rebelión tenga una bandera. Nosotros, señores, debemos pugnar aquí para que cese de una vez por todas este estado lamentable en que se encuentra nuestro Gobierno; es preciso que hagamos todos los esfuerzos que estén de nuestra parte para que aligeremos así el cúmulo de responsabilidades que pueden venir sobre nosotros. Si los legisladores de 1917 tienen quizá algunas responsabilidades por haber votado las facultades extraordinarias, mucho mayor es la responsabilidad de nosotros si seguimos permitiendo esas facultades extraordinarias. Pero no crean ustedes, señores, que es un espíritu, un prurito de atacar todo lo que sea en favor del Ejecutivo lo que me hace hablar en esta tribuna. Fijaos bien en los términos de aquel decreto de 1917 y veréis que el Ejecutivo tiene facultades amplísimas, indefinidas, en el ramo de Hacienda, lo cual es inconcebible. En aquella vez vinieron a esta tribuna hombres de gran talento, como Jesús Urueta, como García Vigil y otros muchos, a clamar por que no se le concedieran en esa forma al Ejecutivo las facultades extraordinarias, y, sin embargo, en aquella vez la Asamblea desoyó la voz autorizada de estos ciudadanos que indudablemente sólo estaban inspirados en el patriotismo. Y decían estos oradores: "si nosotros concedemos facultades extraordinarias en la forma en que se nos piden, indudablemente que habremos puesto la piedra angular para constituir la dictadura." Ved, señores, si no aquella profecía se ha cumplido absolutamente y vemos ahora los frutos de ella. Efectivamente, compañeros, en aquella vez con esas facultades amplísimas se puso la piedra principal a ese edificio que se llama la dictadura. En estos momentos existe una plena dictadura en la República Mexicana. ¿Qué es si no, el C. Carranza, con las facultades extraordinarias amplísimas en el ramo de Guerra y para completarlas, con las facultades extraordinarias amplísimas en el ramo de Hacienda? Es decir, el señor Carranza tiene a su servicio todo el Ejército directamente, directamente mandado por él, como si fuera todavía el Primer Jefe; él tiene a su disposición todos los dineros y todos los millones de la patria.

Por consecuencia, señores, en las manos del presidente de la República esta todo el engranaje administrativo de la República Mexicana, y el señor presidente puede hacer en el ramo Administrativo y en el ramo político su voluntad omnímoda, como ya lo hemos visto, en los Estados todos de la República. Por consecuencia, señores, y por estas razones y por otras del orden político, porque si nosotros queremos cimentar verdaderamente el Gobierno, debemos quitarle las facultades extraordinarias que pugnan con la ley, porque toda política que necesita ir en contra de la ley para seguir un camino, es una política mala; si nosotros seguimos la política de revalidar al Ejecutivo las facultades extraordinarias, señores, no habremos dado un paso adelante; al contrario, habremos cimentado, habremos reafirmado el sistema de Gobierno que nos rige en la actualidad. En consecuencia, señores, hasta por política, hasta por nuestro bien propio, por bien de nuestro Gobierno debemos nosotros quitarle las facultades extraordinarias al señor Carranza. Pero es más, señores; vamos a examinar si existen todavía los motivos que en 1917 existieron para seguirle concediendo al Ejecutivo las facultades extraordinarias. Tengo en mis manos el informe presidencial de septiembre y voy a leer a ustedes dos o tres renglones de lo que dice el señor Carranza acerca de la pacificación. Dice el señor Carranza:

"En los demás Estados de la República, donde todavía se encuentran algunas partidas de bandoleros, se está consiguiendo rápidamente su exterminio, y hace todo esperar que en breve se obtendrá la completa pacificación del país."

Y más adelante agrega:

"El Ejército, cuya composición era desproporcionada, observándose con frecuencia un exceso de oficialidad sobre la tropa, hoy se halla totalmente organizado y sujeto a la ordenanza, pudiendo ya afirmarse que la disciplina es casi habitual en la totalidad de los componentes militares. La mayoría de los cabecillas principales ha perecido, y los que aun retardan la pacificación absoluta se hallan dispersos."

Así podría yo leer otros párrafos de este informe presidencial que, coordinados todos, nos llevan a la conclusión de que el país, de que la República está casi totalmente pacificada. Esta es la voz oficial y no podemos dudar de ella porque es un documento auténtico. Basados nosotros en estas declaraciones del señor Carranza, podemos perfectamente afirmar que no existe ya la causa primordial de pacificar la República para seguir concediendo facultades extraordinarias. Por consecuencia, señores, el mismo presidente de la República nos da la razón para que le quitemos esas facultades extraordinarias. Pero hay más: el mismo licenciado Cabrera, ministro de Hacienda, ha rechazado públicamente esas facultades extraordinarias. ¿Es que nosotros vamos a obrar aquí de un modo oficioso diciéndole al presidente de la república: "Tú no has pedido, no quieres ya las facultades extraordinarias, pero nosotros te las queremos seguir dando"? No, señores; no sería ese el papel decoroso de la Representación Nacional.

El otro punto capital es el siguiente, que ha tratado aquí la Comisión de Presupuestos hasta el cansancio: si nosotros vamos a seguir dando al presidente de la República facultades extraordinarias amplísimas e ilimitadas en el ramo de Hacienda, entonces, señores, no estudiemos el ramo de presupuestos; ocupemos nuestro tiempo en otros problemas de vital interés para nuestra patria y no lo perdamos en discutir los presupuestos, porque sabemos que después de votadas estas leyes que fijan los presupuestos, el Ejecutivo de la Unión, con facultades extraordinarias, podrá hacer y deshacer totalmente en estos mismos ramos. Por consecuencia, señores diputados, nosotros tenemos que resolver este problema: se le conceden, se le siguen concediendo, o no se le siguen concediendo facultades extraordinarias al presidente de la República. Si se vota por la afirmativa, entonces, señores, no estudiemos los presupuestos; si se vota por la negativa, entonces dediquémonos con ahínco y con anhelo a estudiar esos presupuestos, porque en ellos es donde se ejerce con mayor fuerza, donde se ve con verdadero relieve la obra de esta Cámara legisladora. Es la única forma en que los diputados tienen manera de hacer oír aquí la voz de sus representados, quitándoles esas cargas inmensas que se llaman presupuestos, haciendo que disminuyan, reorganizando ese mismo sistema de presupuestos que pesa de una manera formidable sobre el pueblo mexicano. Así es cómo nosotros debemos hacer sentir nuestra influencia legisladora en bien del pueblo que nos ha designado sus representantes. En consecuencia, señores, os invito a que deis un voto aprobatorio a ese proyecto de ley a fin de que podamos dedicarnos con todo ahínco a estudiar los presupuestos; si no, señores, dediquemos nuestro tiempo a otra cosa, pero no lo perdamos. (Aplausos.)

El C. Avellaneda: Pido la palabra para una interpelación al orador, si lo permite.

El C. Altamirano: No permito interpelaciones.

El C. Avellaneda: ¿Rehuye usted la interpelación, señor Altamirano?

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte.

El C. Blancarte: Señores compañeros: Para que podamos aquí, desprovistos de todo lo que puede significar un pasionalismo que no nos conduzca por el verdadero camino que corresponde a esta Asamblea, necesitamos primeramente hacer una reminiscencia de las condiciones que reinaban en la República y principalmente en esta Asamblea cuando se concedieron las facultades extraordinarias. Las facultades extraordinarias no tanto obedecieron a que hubiera necesidad por la situación de la República de hacer una campaña activa en contra de los rebeldes, sino por aquella situación económica verdaderamente fluctuante que a cada momento vemos no solamente en México, sino en todos los países del mundo en los momentos por los que atravesamos. Es de todos conocido que en la Legislatura pasada tenían la mayoría en esta Cámara el elemento que se llamaba oposicionista del Poder Ejecutivo y entonces las reflexiones que se hicieron fueron principalmente de esta índole. La concesión que se hizo al Ejecutivo de facultades extraordinarias, textualmente dice que esas facultades se irán retirando a proporción que se vaya legislando en cada uno de los ramos en que tiene esas facultades; así es que desde el momento en que esto está

contenido, tan luego como se den los presupuestos de ingresos y de egresos, esas facultades cesarán, porque es condicional esa facultad. Así es que si ya la Legislatura pasada dio esa concesión, es decir, hay una ley en estos términos, nosotros debemos de acatarla procurando quitarla por el camino verdaderamente correcto, que es el de legislar para quitar esas facultades. Además, tal vez no sea exagerado decir que es tal la agitación política que se nota en esta Asamblea, que a la hora de discutir los presupuestos sea de tal manera agitada esa discusión que no nos baste el tiempo que falte para hacerlos. Así es que con previsión de que no pudieran darse todos los presupuestos, hay un camino perfectamente indicado para que se cumpla el deseo que se tiene por la Comisión al hacer esta iniciativa y no ir a dar un paseo que realmente nos perjudique. Vamos estudiando cada uno de los ramos del presupuesto de egresos y reglamentando lo necesario para que pueda considerarse como una ley cada uno de sus ramos, y en este caso sí se podrá decir que habiéndose dado para cada uno de esos ramos una ley completa, estará obligado el Ejecutivo a publicarla y se le habrán quitado en cada uno de ellos esas facultades extraordinarias. En los presupuestos pasados hicimos esto: el reglamento o la reglamentación de cada una de esas partidas sólo la dimos hasta el treinta y uno de diciembre. Así es que no podía decirse que se hubiera dado una ley en cada uno de los ramos. Al mandársela, aun se le mandaron con el carácter de una parte de esa Ley de Egresos que nosotros estábamos dictando. Así es que al ir completando cada uno de esos ramos, iremos quitando parcialmente esas facultades al Ejecutivo. (Murmullos.)

El C. Altamirano: ¿Me permite el señor compañero una interpelación?

El C. Avellaneda: No. (Risas.)

El C. Blancarte: En seguida que termine mi discurso concedo todas las interpelaciones que deseen. Por otra parte, señores, si nosotros, después de retirar las facultades extraordinarias, llegamos al 31 de diciembre sin haber discutido todos los presupuestos, ¿qué responsabilidad pesa sobre nosotros y en qué condiciones dejamos a la República? Si tenemos la seguridad de discutir todos los presupuestos hasta el 15 de diciembre, porque necesitamos hacerlo así para poder contestar a las observaciones que se hagan; si tenemos esa seguridad, entonces quitemos en esos términos las facultades al Ejecutivo, diciendo: surtirá sus efectos al retirar esas facultades, tan luego como se vaya dando una Ley de Presupuestos de Egresos, y en esa forma nos quitaremos nosotros la responsabilidad que podemos tener, de que al quitar esas facultades, no poder por otra parte ir dando las leyes necesarias para normar la marcha económica de la República, que de por sí es difícil. Si hasta ahora hemos dejado esa responsabilidad al Ejecutivo, no estamos seguros de poder asumir esa responsabilidad dando las leyes oportunas para que esa marcha realmente no se interrumpa, porque la situación de México, como dije al principio, es sumamente difícil. El señor compañero Altamirano decía: quitemos esa carga de la nación; y yo pregunto: ¿necesitamos quitarle en este momento esas facultades para quitar la sobrecarga que puede pesar por los gastos que no son indispensables y que son como un derroche hecho por el Ejecutivo? Así es que no podemos quitarla en este momento, porque el presupuesto está vigente hasta el último de diciembre; así es que de momento no podemos quitarla. ¿Qué objeto tiene que desde luego se quite, cuando en realidad seguirá rigiendo hasta el 31 de diciembre? ¿O retiramos esas facultades diciendo que regirán hasta el último de diciembre si se han completado los presupuestos o, cuando menos, en las leyes que se hayan emitido, o la damos condicional para que así nos quitemos esa responsabilidad? La Comisión que ha presentado esta iniciativa, la principal razón que alega es esta: si al Ejecutivo no le quitamos las facultades extraordinarias, será inútil el trabajo que hagamos en materia de presupuestos. Señores, ¿Y por qué será inútil? Dicen: porque no nos mandan los presupuestos y no tenemos base para hacer estos estudios. Pues sí tenemos base; tenemos los presupuestos del año actual, tenemos los de los años pasados, que podrán servir de base a la Comisión para hacer su estudio y presentar su dictamen; así es que hay materia para que trabaje la Comisión y, además, que se excite al Ejecutivo para que mande los presupuestos, porque en esa forma habremos logrado lo que principalmente pretende, que es trabajar, quitar algunas de las partidas que crean que son una carga para la nación y no habremos, como dije al principio, colocado a la nación en una situación que no sabemos cómo va a salir de ella, porque si llegamos al 31 de diciembre después de quitar las facultades al Ejecutivo, después de haber dado las leyes necesarias, yo pregunto a ustedes, señores, ¿quién va a convocar para dar una ley que sea necesaria en esos momentos? ¿Quién nos va a convocar para poder dar los presupuestos que no hubiéramos alcanzado a discutir? ¿Qué, acaso podemos obligar la voluntad del Ejecutivo para que lo haga? ¿Acaso tenemos las facultades para citar a sesiones extraordinarias? ¿Acaso en esta situación en que estamos, tenemos la seguridad de que el último de diciembre habremos dado todas las leyes que se necesitan en el período de receso de este Congreso y hasta que el siguiente esté en condiciones de venir a legislar? Así pues, quitemos la responsabilidad que puede venir sobre nosotros y dejemos que pese en todo caso sobre el Ejecutivo, de quien demandará la nación toda la responsabilidad que le corresponda, pero no asumamos una responsabilidad que con toda seguridad podemos tener no dando los presupuestos y sin poder legislar en adelante. Creo que estas son las razones que bastarán para que, en caso de que se retiren esas facultades extraordinarias, sea condicional, es decir, que surtirá sus efectos desde el momento en que se vayan dando las leyes de presupuestos para que normen la marcha de la República.

El C. Altamirano: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Altamirano: Decía el señor diputado Blancarte, que podíamos aprobar los presupuestos y que, a medida de que fuéramos aprobando esos presupuestos, el Ejecutivo podría dejar de tener facultades extraordinarias en esos ramos aprobados y votados. ¿No en la Legislatura pasada, señor diputado Blancarte, se votaron algunos ramos del presupuesto estando vigentes las facultades

extraordinarias; y no el Ejecutivo hizo caso omiso de esos ramos votados para hacer uso, conforme a las facultades extraordinarias, como quiso y como fue su voluntad? ¿Acaso el Ejecutivo se atuvo a esos ramos cuyos presupuestos fueron votados, ateniéndose a ellos en los gastos respectivos, o hizo uso de facultades extraordinarias en todos los ramos?

El C. Blancarte: Si el señor licenciado Altamirano se hubiera fijado en mis palabras, vería ya contestada su interpelación. En el período pasado dimos la reglamentación de todos los ramos del presupuesto el 31 de diciembre, fue lo último que aprobamos en esta Asamblea, y allí reglamentamos la forma, allí completamos cada uno de esos ramos, es decir, haciendo la ley en un solo reglamento; de tal manera, que no podemos decir que mandáramos completos cada uno de los ramos cuando se estuvieron remitiendo al Ejecutivo; y para poder considerar completo cada uno de los ramos, no basta mandar las partidas donde se asignan las cantidades que se van a gastar, sino que se necesita también autorizar al Ejecutivo y decirle en qué forma puede hacerse la aplicación de esos fondos, y esto no lo hicimos en la Legislatura pasada.

El C. presidente: Tiene la palabra para interpelar a la Comisión, el C. Basáñez.

El C. Fierro: La Comisión se reserva hasta que hablen otros oradores en contra, para refutar todos sus argumentos.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Basáñez, en pro.

El C. Basáñez: Ciudadanos diputados: Antes de entrar a este debate, me voy a permitir hacer a la Comisión una interpelación, que consiste en lo siguiente: El proyecto de ley dice: "El Ejecutivo de la Unión deja de tener facultades para legislar en todo lo relativo a presupuestos."

Yo necesito tener conocimiento amplio del espíritu de la Comisión al hacer este proyecto en esta forma, de cual fue su intención al formularlo así.

El C. Trejo: Pide la palabra la Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Trejo: Señor diputado Basáñez: Su Señoría sabe que el ciudadano presidente de la República tiene facultades omnímodas extraordinarias en materia de Hacienda; la Comisión, lo único que ha querido con esto, es no quitarle en lo absoluto todas las facultades; dejárselas en parte, como por ejemplo, en todo lo relativo a aranceles; lo único que la Comisión quiere es que en la parte relativa a los presupuestos de egresos y en la parte relativa a discutir los impuestos, ya el Ejecutivo en absoluto tenga nada que ver. Yo puedo decir a Su Señoría algo más todavía: nosotros estamos viendo que el Ejecutivo se empeña en que por ningún motivo hagamos nosotros los presupuestos, y yo digo que se empeña y tengo motivos para afirmarlo, puesto que hace más de un mes, esta Cámara se dirigió al Ejecutivo pidiéndole los presupuestos, y por conducto de su ministro de Gobernación contestó que los enviaría a la mayor brevedad; esa mayor brevedad nosotros la consideramos que sería en el curso del mes de septiembre, y ayer se dio cuenta a la Asamblea, de que el Ejecutivo enviaba uno de sus principales presupuestos, el de Quintana Roo.... (Risas.) La Comisión casi ha terminado de dictaminarlo, y volviendo otra vez a la pregunta que Su Señoría ha hecho, lo único que queremos es que el Ejecutivo deje de tener facultades para legislar en todo lo relativo a presupuestos.

El C. Basáñez: Al hacer una interpelación a la Comisión, lo he hecho sencillamente porque ustedes no desconocen que es facultad de la Cámara de Diputados hacer el presupuesto de egresos y es facultad de la Cámara de Senadores hacer la Ley de Ingresos, y al establecer ellos la palabra presupuestos, he querido que me dijese categóricamente la Comisión si en esta palabra involucra tanto ingresos como egresos. Como ha contestado afirmativamente, yo me permitiría suplicar a la Comisión - si es que no tiene inconveniente -, que hiciese la aclaración en el artículo respectivo, poniendo: "Ley de Ingresos y presupuestos de egresos."

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión para contestar.

El C. Trejo, de la Comisión: Tiene razón el C. diputado Basáñez; la Comisión no tendría ningún inconveniente en hacer la modificación en ese sentido y la modificación sería, mejor dicho, en la Comisión de Estilo. Toca a la Comisión de Estilo interpretar el pensamiento de la Comisión de Presupuestos, que es lo que ha dicho precisamente el C. Basáñez; para dejar de legislar en materia de ingresos, se dice: Ley de Ingresos y presupuesto de egresos.

El C. Basáñez: Con estas aclaraciones de la Comisión y anuente en que sea la Comisión de Estilo la que haga las modificaciones del caso, me voy a permitir dirigirme a los señores diputados, a aquellos que no traen su conciencia formada en alguna Secretaría, a aquellos individuos de buena voluntad que viene a formar aquí su criterio. (Murmullos.)

Para el caso me voy a permitir hacer historia del por qué le fueron dadas las facultades extraordinarias al Ejecutivo, pues he oído aquí a algunos diputados asentar, unos, que fue por una cosa, y a algún otro que tenía la obligación de saber por qué, como es el licenciado Blancarte, asentar otra. Recordarán todos ustedes que las elecciones para diputados y presidente de la República se llevaron acabo el mes de abril... (Voces: ¡Marzo!) Marzo, y venimos en abril para discutir nuestras credenciales y comenzar nuestro período ordinario el primero de mayo y discutir asimismo al Ejecutivo de la Unión su elección y declararlo electo. El Ejecutivo de la Unión, antes de ser presidente y con su carácter de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, vino a esta Cámara, y nosotros con nuestro corazón sano lo recibimos queriéndole ayudar; y vino y nos dijo: "Mañana entramos dentro de un período constitucional y me encuentro desprovisto de presupuestos; va a tener necesidad de pararse la marcha hacendaria; mañana no puedo ni cobrar ni pagar." Y como ustedes recordaran que antes el año fiscal comenzaba el día primero de julio y terminaba el último de junio, teníamos que hacer presupuestos para dos meses y entonces el Ejecutivo de la Unión nos dijo: "ustedes no tienen tiempo ni habría modo de que hicieran los presupuestos para esos dos meses; yo vengo a solicitar facultades para poder poner en vigor, para poder cobrar o poder pagar los ingresos y los

egresos de la nación", y en la parte expositiva del proyecto que él pidió, dice lo siguiente:

"El encargado del Poder Ejecutivo cree, igualmente, que es de alta conveniencia nacional que el Poder Legislativo de la Federación conceda las amplias facultades necesarias para que el presidente de la República, apartir del 1o. de mayo próximo y hasta el fin del año fiscal corriente..."

El año fiscal terminaba en junio; mayo y junio"..... pueda arbitrarse fondos extraordinarios según las exigencias de la situación, pues no le sería posible atender a las necesidades de la campaña pacificadora, si debería esperar hasta que el Congreso autorizara otras fuentes de recursos para cubrir el déficit señalado."

Verán ustedes, ciudadanos diputados, que estaba verdaderamente imposibilitada la Cámara para dar de un día a otro presupuestos para los dos meses; entonces el Ejecutivo, valiéndose de esto, vino y solicitó facultades extraordinarias al Congreso de la Unión. Nosotros, repito, con nuestro corazón sano, con la buena idea, el buen deseo de ayudarlo, - digo nosotros porque en esa época también fui diputado -, le dimos esas facultades, pero con esa idea, porque si leen ustedes todos los debates de esas facultades, verán que ese fue el criterio de la Asamblea al darle esas facultades, y todavía si no fuere suficiente lo que dice el Ejecutivo al solicitar esas facultades extraordinarias, verán ustedes cómo después a los dos días de haber pedido esas facultades extraordinarias, el mismo Ejecutivo, creyendo no tenerlas, solicitó de esta Cámara que se le autorizara para poner en vigor todas las leyes expedidas con su carácter de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, es decir, el ocho de mayo el Congreso de la Unión expidió esta ley: "Se concede al presidente de la República facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, mientras el Congreso de la Unión expida las leyes que deban normar en lo sucesivo el funcionamiento de la hacienda pública federal."

Y el 17 del mismo mes, nueve días después, el Ejecutivo pedía esto:

"Artículo único. Se autoriza al Poder Ejecutivo de la Unión para continuar recaudando los ingresos del Erario federal, conforme a los decretos, circulares y demás disposiciones dictadas por el C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo, mientras no los derogue o modifique el Congreso de la Unión."

Y la Comisión se lo concedió.

Quiero decir que a los nueve días él mismo, creyendo no tener esas facultades, - que hoy se le ha metido en la cabeza que las tiene -, él mismo pide autorización para que esta Cámara le permita poner en vigor todas las dadas con su carácter preconstitucional, y como si no fuera suficiente esto, a los dos meses el mismo Ejecutivo pide facultades extraordinarias en el ramo de Aranceles. ¿Qué objeto tenía pedir todo esto, si tenía facultades amplísimas en Hacienda? Esta es la verdadera historia de lo que aconteció y es por esto que he querido venir a hacer esta rectificación de hechos en el primer lugar para después entrar a hablar en pro de la iniciativa de la Comisión. El licenciado Blancarte asentaba: "Vamos dándole presupuestos, y así se le quitan facultades extraordinarias." Mentira, señores; el Congreso, la XXVII Legislatura le dio al Ejecutivo de la Unión presupuestos, y el Ejecutivo de la Unión los aprobó. Aquí está el presupuesto que aprobó el Ejecutivo de la Unión; pido a la Secretaría se sirva darle lectura. La Cámara de Diputados aprobó el presupuesto de egresos y el Ejecutivo lo promulgó íntegro. Así es que, conforme a esto, ya habían cesado las facultades del Ejecutivo en este ramo. Antes de nada, ¿me permite una interpelación el compañero Blancarte?

El C. Blancarte: Sí, señor.

El C. Basáñez: Asentaba usted, licenciado Blancarte, que para quitarle facultades al Ejecutivo bastaba dar leyes. Yo, como usted es un compañero de la XXVII Legislatura, quiero interpelarlo: ¿La Cámara de Diputados dio el presupuesto íntegro en la XXVII?

El C. Blancarte: Pido la palabra para contestar.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Blancarte: Si el compañero Basáñez no tiene mala memoria, recordará que faltó parte de ese presupuesto que se aprobara y para que la contestación surta realmente los efectos, debería traer a la vista el presupuesto para que así se viera el documento. Yo no podría recordar con precisión; tengo idea de que falto una parte, pero no puedo, como decía, sin consultar ese documento, contestar categóricamente.

El C. Basáñez: Voy a cumplir con sus deseos. Suplico a la Secretaría lea el decreto del Ejecutivo poniendo en vigor los presupuestos de egresos aprobados por la Cámara de Diputados.

- El C. secretario Aguilar, leyendo:

"Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda y Crédito Público.- Departamento de Bienes Nacionales.

"El presidente de la República se ha servido dirigirme el decreto que sigue:

"Venustiano Carranza, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes, sabed:

"Que la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión ha tenido a bien decretar lo siguiente:

"La Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, en uso de la facultad que le concede la fracción IV del artículo 74 de la Constitución Política de la República, decreta:

"Artículo 1o. El presupuesto de egresos de la Federación de que deberá regir en el año fiscal que comenzará el 1o. de enero de 1918 y terminará el 31 de diciembre del mismo, se compondrá de las partidas correspondientes a los ramos que han sido aprobados por la honorable Cámara de Diputados y las relativas a los Departamentos a que se refiere el artículo 18."

El C. Basáñez: Aquí vienen, señores diputados, todas las partidas. Voy a pedir a la Secretaría que lea la parte final del mismo artículo.

- El C. secretario Aguilar, leyendo:

"Artículo 19. De la partida 7,228 del ramo octavo del presupuesto de egresos, se destinarán $50,000.00 para la fundación de una Escuela de Agricultura en la ciudad de Monclova, Coahuila.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, a 31 de diciembre de 1917. - Aarón Sáenz, diputado presidente. - E.

Portes Gil, diputado secretario. - Miguel Alonzo Romero, diputado secretario.

"Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento.

"Dado en el Palacio Nacional de México, a los diez y nueve días del mes de enero de mil novecientos diez y ocho. - V. Carranza. - El oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, encargado del Despacho, A. Madrazo. - Al ciudadano secretario de Estado y del Despacho de Gobernación. - Presente."

El C. Basáñez, continuando: Como verán ustedes, según la tesis asentada por el diputado mi compañero Blancarte, el Ejecutivo ha faltado a la ley, y no conforme a él, conforme a mi criterio también ha faltado a la ley, porque la ley que se le dio primordialmente decía que cuando la Cámara de Diputados expidiese una ley, cesaban sus facultades en ese ramo. Desde el momento en que la Cámara de Diputados expidió el presupuesto de egresos, cesaron las facultades del Ejecutivo en el ramo de egresos. ¿Por qué el Ejecutivo dio para 1919 el presupuesto de egresos, con facultades extraordinarias? ¿Con qué facultades, si habían cesado, si el Congreso de la Unión había dado el presupuesto de egresos? Atropelló la ley, atropelló al Congreso de la Unión, porque él, si no le habían aprobado algunas partidas, debía poner en vigor las del año anterior. Ahora, en cuanto a los ingresos, también la Cámara de Diputados de la XXVII Legislatura cumplió con su deber y aprobó el presupuesto de ingresos de la nación. Lo que pasó es que, con nuestro sistema bicamarista, llega a la Cámara de Senadores y allá el Ejecutivo puede dar una orden diciendo que no se ocupen de ello, para poder seguir con esas facultades extraordinarias. Y eso pasará aquí si no le quitamos esas facultades; el Ejecutivo tal vez ponga en vigor los presupuestos de egresos que demos nosotros, si queremos; pero los de ingresos pasarán al Senado, y entonces no se aprobarán, igual que en 1917. Así es que ya verá el compañero Verástegui que hablaba de legislar, cómo en la XXVII se legisló en este ramo y el Ejecutivo siguió con esas facultades extraordinarias, a pesar de esa legislación, pasando sobre la Cámara de Diputados, violando la ley. Preguntaba otro diputado al orador que me antecedió en el uso de la palabra, que si quitándole las facultades al Ejecutivo, se pacificaría la República; yo le contestaría que si no se pacificaba, no se alborotaría más, porque entonces no habría dinero de las arcas de la nación para ir a imponer candidatos para que se levantaran en armas los descontentos. (Aplausos.)

Creo que, por lo expuesto, habreís visto, ciudadanos diputados, que no es suficiente legislar; que es necesario, es indispensable quitarle estas facultades al Ejecutivo; esta es la opinión pública: la nación entera clama por que se esté sujeto a determinado cartabón para hacer los gastos y cubrir impuestos. Así es que, por todo lo expuesto, yo suplico a la honorable Asamblea tenga esto en consideración y quite estas facultades; hará un acto patriótico, un acto que, con toda seguridad, la nación se lo agradecerá. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Palacios Moreno. (Siseos.)

El C. Palacios Moreno: Señores diputados: Considero necesario, ante todo, hacer volver el debate a los puntos precisos, tanto de la ley que concede las facultades extraordinarias, como de la proposición que presenta la Comisión de Presupuestos, a fin de que vosotros, despreocupados de toda cuestión política, serenamente, teniendo en cuenta que con esta iniciativa, que con motivo de esta iniciativa se pueden causar trastornos de importancia a la administración pública, procuréis resolverla con toda serenidad.

El estimado señor diputado Trejo y algunos otros compañeros de los que apoyan la proposición de la Comisión de Presupuestos, han venido a jugar el argumento de que el Ejecutivo posee facultades extraordinarias omnímodas e ilimitadas en el ramo de Hacienda. Pues bien, señores diputados; este argumento es falso; el Ejecutivo posee facultades limitadas en el ramo de Hacienda, limitadas a las leyes que expida el Congreso de la Unión; y para probar lo que acabo de afirmar, voy a leer a ustedes el decreto de las facultades extraordinarias, y con sólo que me concedáis vuestra atención, podréis ver que se ha venido a exagerar esas facultades, quizás con el propósito de obtener, más que una votación consciente, una votación política. El decreto dice:

"Artículo 1o. Se conceden al presidente de la República facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, mientras el Congreso de la Unión expide las leyes que deban normar en lo sucesivo el funcionamiento de la hacienda pública federal."

En consecuencia, señores diputados, si vosotros queréis que la hacienda pública federal esté regida por leyes que no dicte el Ejecutivo, lo único que tenéis que hacer es dictarlas vosotros; si la Comisión de Presupuestos lo que desea es trabajar, esa es la mejor manera de que el Ejecutivo no tenga las facultades extraordinarias en el ramo de presupuestos; pero pretender suprimir el remedio dejando subsistente la enfermedad, cuando todavía no ha desaparecido la enfermedad, es sencillamente un absurdo; venir a sostener aquí que es preciso retirar las facultades de expedir las leyes que se necesiten para que funcione la hacienda pública, querer hacer eso antes de expedir esas leyes, es sencillamente venir a plantear una situación de obstrucción y una situación de desquiciamiento en la hacienda pública federal. Yo creo, señores diputados, que para retirar las facultades extraordinarias al Ejecutivo en el ramo de Hacienda, se necesita una de dos cosas: o bien que procedamos a expedir las leyes para el funcionamiento de la Hacienda pública, satisfaciendo así las necesidades de la República entera y de la administración, o bien que haya un hecho financiero tan sumamente grave en uso de esas facultades extraordinarias, que tanto la opinión pública como vosotros, creáis que, habiéndose hecho un abuso, habiéndose extralimitado el Ejecutivo en la confianza que esta Asamblea le concedió. Es preciso revocar ese decreto.

De otra manera, por la simple razón, por la única razón, por el único argumento expuesto por la Comisión, de que es preciso hacer esto para que sepa ella si va o no a poder trabajar, me parece que se va a expedir un decreto cuyo fundamento

es verdaderamente infantil. Yo no puedo creer que los miembros de la Comisión tengan otro propósito ni otro empeño, sino el que han venido a exponer a la tribuna, de trabajar; se ve la nerviosidad de Mena y la actividad de Trejo por que se apruebe esta iniciativa; y yo sí creo que es con el fin loable de trabajar; bien; si este es el fin que se proponen, desearía, no que nos presentarán el dictamen del presupuesto de Quintana Roo, poniéndose a la altura pequeña en que se pone el Ejecutivo, sino que nos presentaran el presupuesto de Guerra y verían entonces cómo la Comisión, trabajando en vez de perder el tiempo, esperando uno o dos meses hasta saber si se suspenden las facultades extraordinarias. Podría llegar al resultado que el Ejecutivo no tuviera esas facultades y que la Hacienda Pública federal se rige por leyes del Congreso; pero la Comisión, en vez de trabajar, ha hecho una cosa enteramente análoga a los que hace el Ejecutivo; éste no manda los presupuestos, no sabemos por qué razón, y la Comisión no quiere trabajar...

El C. Trejo, interrumpiendo: La Comisión de Presupuestos está trabajando.

El C. Palacios Moreno, continuando: porque dice ella que mientras no se revoquen las facultades extraordinarias, considera que no debe trabajar. Bien; la Comisión lleva un mes de querer trabajar y no hace nada; la Comisión espera otro mes para que esta iniciativa pase al Senado y se apruebe o repruebe, y la Comisión es la única responsable de que el Ejecutivo continúe haciendo uso de facultades extraordinarias, de las que ya no usara si la Comisión trabaja.

El C. Trejo: Una interpelación al orador.

El C. Palacio Moreno: No, compañero. Hay algo más; está muy bien que nosotros tengamos el propósito teórico de que la República marche de acuerdo con las leyes que nosotros tenemos también la buena voluntad de expedir; pero también hay que considerar que en estas cuestiones de la hacienda pública, la situación no es tan firme como lo creen los que sostienen que podemos existir simplemente con las leyes que dé el Congreso. La situación cambia de momento, los casos y los conflictos financieros que se presentan surgen en veinticuatro horas; acabáis de ver el alza de la plata y así podréis ver infinitos fenómenos financieros que no podemos no aprobar ni resolver nosotros, dada la constitución política y conglomerada de la Cámara. ¿Pues qué, señores, no pensáis que estas facultades extraordinarias son la única válvula de seguridad para poder resolver un conflicto en veinticuatro horas? ¿Qué, no podéis pensar que se puede presentar, con motivo de las finanzas nacionales y aun de las finanzas internacionales, cualquier fenómeno económico que obligue al Ejecutivo a entrar en el presupuesto? Si no pensáis en nada de esto, si creéis que nosotros podemos reunirnos rápidamente y obedeciendo a esas necesidades, de las cuales no tenemos el pulso, porque ninguno de nosotros ni dentro ni fuera de la Cámara sabemos los movimientos de la hacienda pública, ni conocemos los fenómenos financieros nacionales, ni internacionales, ni siquiera comerciales; ¿creéis que estamos capacitados para suprimir esto que no es más que la salvaguardia del equilibrio económico del país? ¿Creéis que esto debe hacerse solamente para que la comisión de presupuestos sepa si debe o no debe trabajar?...

El C. Trejo, interrumpiendo: ¡Esos no son presupuestos!

El C. Palacios Moreno, continuando: Pues bien, señores diputados; lo mismo que puede pasar en lo que se refiere a cualquier fenómeno financiero, dado que no tenemos reserva para acudir a una necesidad apremiante, del mismo modo se puede presentar intempestivamente el incremento del movimiento revolucionario que puede surgir en cualquier momento con cierta intensidad, como surgió en Chihuahua hace pocos meses, y entonces nosotros, con la política que va de aquí para allá en todas las curules, seguramente no vamos a estar capacitados para discutir si se debe dar un peso más o un peso menos a las partidas de Guerra. ¿Vamos a impedir que el Gobierno de la República sostenga su legalidad, y vamos a impedir que pueda garantizar eficazmente la paz en la República? Yo creo, señores diputados, que aquí no se trata simplemente de una confabulación política, que seguramente yo soy el primero en reconocer que no debe de ser; yo soy el primero en sostener aquí que creo incapaces a mis compañeros de cualquiera de los bloques, de traer ya una consigna expresa de quitarle al Ejecutivo las facultades extraordinarias para dar una muestra de oposición; no lo puedo creer así, y no puedo creer tampoco que se tratara de represalias políticas cuando mezquinamente se negó la licencia al diputado Martínez del Campo, como no puedo creer que en el caso de Querétaro comiencen las persecuciones; la República debe tener esperanza en que los grupos que apoyan candidatos para la Presidencia, como el grupo que apoya al general Obregón, no van a establecer desde ahora la política de represalias, la política de persecución y la política de obstrucción; yo los creo animados de un espíritu más alto y más patriótico; los creo desprovistos de consignas militares y compromisos políticos; los creo mirando por el bien exclusivamente de la nación y los creo también poniéndose a pensar en el grave transtorno que puede sufrir la administración pública al quitar la única válvula de seguridad que en medio de la incapacidad que tenemos nosotros para expedir esas leyes, existe y que son las facultades extraordinarias. Estas limitadas facultades extraordinarias está en nuestra mano suprimirlas con sólo que hagamos lo que debemos y lo que queremos hacer, pero que a veces no lo podemos hacer. En vista de estas argumentaciones, con las cuales creo haber llegado al fondo de la cuestión; en vista de que quitar ciegamente, sectariamente esas facultades extraordinarias por hacer una especie de demostración de hostilidad, una especie de demostración de oposición para captarse una populachería barata y deleznable, creo que en vez de ver este asunto así, debemos pensar que no es el presidente de la República personalmente quien se beneficia con el decreto, (Voces: ¡Son varios!)sino que es la administración pública de toda la República, la cual se pone en peligro, con querer demostrar determinada hostilidad al presidente de la República. Tampoco puedo creer, y así lo sostengo desde esta tribuna, que se trate de un mezquino desquite en contra de la actitud del Ejecutivo por el decreto de aquel famoso que todos

conocéis. (Voces: ¡No! ¡Si!) Vengo a sostener que no es eso, porque no es posible que vosotros castiguéis a la administración pública por algo que no pudimos conseguir del Ejecutivo: tal mezquindad no cabría en el Congreso de la Unión. En consecuencia, descartad este motivo de represalia, descartad también la confabulación política y una consigna militar que pudiera haber para hacer obstrucción al Ejecutivo; descartad la política de represalias, que no puede esperarse en un grupo que aspira a la Presidencia de la República, por que eso sería sentar un precedente fatal; descartados todos esos elementos y poniéndose en frente nada más de un conflicto que pudiera surgir rápidamente en la administración pública, sin que nosotros lo pudiéramos resolver, creo, señores, que vosotros serenamente, reprobaréis esta proposición de la Comisión, que puede trabajar a pesar de que dejemos vigente el decreto de las facultades extraordinarias, y así dejaréis que marche la administración pública con la salvaguardia de las facultades extraordinarias. (Siseos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Trejo, miembro de la Comisión.

El C. Trejo: No pretendo, como mi estimado amigo, el señor licenciado Blancarte, hacer un discurso en esta tribuna, sino contestar punto por punto todos los argumentos traídos aquí por el C. licenciado Blancarte y por el C. licenciado Palacios Moreno.

Desde luego, ciudadanos diputados, en nombre de mis compañeros de Comisión rechazo la suposición, aunque no clara pero sí malévola del C. licenciado Palacios Moreno, de considerar que nosotros vinimos aquí con sentimientos bastardos a presentar a vuestra consideración este proyecto de ley. Personalmente yo, señores, me he caracterizado por no pertenecer a ningún grupo de los que se llaman presidenciales aquí en la Cámara, tampoco como individuo gobiernista, y tengo entendido que los demás compañeros míos, así estén afiliados a los demás grupos, indudablemente que no vienen con sentimientos bastardos y menos se podrá decir esto teniendo en cuenta, como cree el C. licenciado Palacios Moreno, que esto se debe al asunto de Querétaro, o al asunto este, o al asunto aquel, cuando nuestra iniciativa está presentada con fecha 17 de septiembre, es decir, hace cerca de un mes, cuando todavía no habían sido traídos a la consideración de ustedes esos asuntos posteriores. Y ahora, señores, entro de lleno a la cuestión. El señor licenciado Blancarte, en concreto, según apunte que me dio mi compañero de Comisión señor licenciado Fierro, presentó los siguientes argumentos: Primero: "No deben quitarse las facultades sino hasta que tengamos la seguridad de que el Ejecutivo envíe los presupuestos y la Cámara los apruebe." (Voces: ¡No dijo eso!) Segundo: "Que se especifique que se considera que se van quitando las facultades a medida que se vaya expidiendo el ramo de presupuestos", y Tercero: "Que la Comisión ha manifestado que no hará los presupuestos si no los manda al Ejecutivo. " Suplicaría al C. Blancarte me dijera si estos son sus argumentos principales.

El C. Blancarte: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte.

El C. Blancarte: Absolutamente ninguno de esos argumentos.

El C. Trejo: Sí oí que el C. Blancarte nos dijo lo siguiente: ¿cómo dejaríamos al Ejecutivo quitándole las facultades extraordinarias? Voy a contestar al C. Blancarte cómo lo dejamos: nuestro proyecto de decreto trata la cuestión de presupuesto desde dos puntos de vista, desde el punto de vista de la Ley de Ingresos y desde el punto de vista del presupuesto de egresos; desde el punto de vista de la Ley de Ingresos, alguien me va a decir que en este momento la República no está regida por la Ley de Ingresos; yo recuerdo que el año pasado por esta época, o en esta fecha aproximada, ratificamos ciento cuarenta y tantos decretos expedidos por el Ejecutivo en materia de Ingresos; y bien, esos decretos están en vigor. La Comisión de Presupuestos no quiere que se declaren nulos; no pide eso; esos decretos continuarán en vigor, tanto los ciento cuarenta y tantos que dictó el Ejecutivo en 1918 de sus facultades extraordinarias, como los ciento y pico que ha expedido en este año. La Comisión no pide que se anulen; quedarán en vigor; lo único que quiere es que para lo sucesivo no decrete el Ejecutivo ningún impuesto, bueno o malo - quizá más malo que bueno -,sin que lo sepa antes esta Cámara y que los egresos los determinen los impuestos que cubren los habitantes de la República, puesto que nosotros somos los verdaderos representantes de los habitantes de la República. (Aplausos.) Ya ve el C. Blancarte, cómo nosotros, en materia de ingresos, absolutamente nada pedimos contra el Ejecutivo; todo lo que ha hecho ya lo hemos declarado bueno y en su oportunidad derogaremos los decretos que creamos conveniente derogar; por lo pronto, todos quedan en vigor y ya en su oportunidad haremos definitivamente lo que creamos conveniente; pero lo único que queremos es que no dé un decreto. Vamos ahora al presupuesto de egresos. Dice el señor licenciado Blancarte que cómo quedará la nación si nosotros no le damos un presupuesto de egresos, si el Ejecutivo no manda un presupuesto de egresos, si la Comisión no hace un presupuesto de egresos, si la Cámara de Diputados no aprueba ese presupuesto de egresos. Yo le voy a contestar al C. licenciado Blancarte; recuerde Su Señoría el artículo 75 de la Constitución, que voy a solicitar de la Presidencia ordene a la Secretaría que lo lea.

El C. secretario Aguilar: "Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

"Artículo 75. La Cámara de Diputados, al aprobar el presupuesto de egresos, no podrá dejar de señalar la retribución que corresponda a un empleo que esté establecido por la ley; y en caso de que, por cualquiera circunstancia, se omita fijar dicha remuneración, se entenderá por señalada la que hubiere tenido fijado en el presupuesto anterior o en la ley que estableció el empleo."

El C. Trejo, continuando: Ya ve el C. Blancarte y todos los ciudadanos diputados, cómo la Constitución prevé este caso. Supongamos nosotros, ciudadanos diputados, que el Ejecutivo no envía los presupuestos; supongamos que la Comisión de Presupuestos, encontrándose en el caso de que el Ejecutivo no se los envíe, no los haga; supongamos

que la Cámara de Diputados no aprueba si una sola partida; en este caso, para el año entrante, quedaría en vigor de pleno derecho, constitucionalmente, el presupuesto que ha regido durante el año de 1919, que lo dio el Ejecutivo federal en uso de sus facultades extraordinarias. Pero es más, ciudadanos diputados; ya lo dijo el otro día el C. Cabrera: el Ejecutivo de la Unión se está preparando para el evento de que se le quiten las facultades extraordinarias; el Ejecutivo de la Unión se está preparando para el caso de que ya no pueda legislar en materia de presupuestos. Y aquí el Ejecutivo, en el "Diario Oficial" de fecha 27 de agosto; el Ejecutivo en uso de sus facultades extraordinarias, decreta una ampliación de partidas que se ponen en vigor por este año y que si nosotros no diéramos presupuestos nuevos quedarían en vigor para el año entrante. Van a ver Sus Señorías algunas de las partidas ampliadas por el Ejecutivo de la Unión. Por ejemplo, la partida número 3,161 del Ramo Cuarto, Gobernación, dice: "Para gastos de la obra de publicidad nacional y para ayuda de la prensa: $100,000.00." Aumentan $90,000.00, es decir, que para el año entrante, si nosotros no le aprobamos el presupuesto al Ejecutivo, ya tendría una asignación de $190,000.00 para subvencionar a la prensa. (Siseos.) "Partida 5,351. Para remunerar a los administradores principales del Timbre, etc., $1.050,000.00." Aumento: $1.200,000.00, es decir, $2.250,000.00 para el año entrante. Ahora, ve el C. Blancarte y los del contra el Ejecutivo tiene previsto todo para el caso de que nosotros no le demos presupuesto, y así sucesivamente. En el "Diario Oficial" .... (Voces: ¡Ramo de Guerra!) En el Ramo de Guerra nada más para grupos de la Legión de Honor hay actualmente una asignación de $17.546,886.00 y hace un aumento de $10.528,000.00 y así por el estilo, pues en Agricultura, para adquisición de tractores aumenta medio millón de pesos. Recuerdo en este momento el caso de los fletes y pasajes...

El C. Méndez Benjamín: Eso es nominal.

El C. Trejo: Y me dice el C. Méndez que eso es nominal; sí señores; todas estas partidas son nominales y se hacen efectivas en el momento del cobro. (Risas.) Para fletes y pasajes consta en el "Diario Oficial", me parece que de fecha 4 de septiembre, que tenía una asignación anual el presupuesto de este año de $1.200,000.00 y el Ejecutivo ha aumentado esa partida en dos millones y medio de pesos, es decir, para el año entrante tendrá para fletes y pasajes, si no aprobamos el presupuesto, la suma de $2.700,000.00 para fletes y pasajes. Creo que con esta explicación dada al C. Blancarte he destruido lo que trajo como argumento. Ahora, en concreto, me voy a referir a las observaciones del C. Palacios Moreno. Si el C. Blancarte quiere hacer alguna aclaración, estoy a su disposición.

El C. Blancarte: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Blancarte: Como no acostumbro interrumpir a los oradores, cuando concluya el C. Trejo haré una aclaración.

El C. Espinosa: ¡Moción de orden! Conforme al reglamento, solamente se puede hablar para rectificaciones de hechos, para hacer aclaraciones y para contestar alusiones personales, después de los debates, pero no después de que haya hablado un orador. Por lo tanto, si el C. Blancarte quiere hacer aclaraciones, que tenga la bondad inscribirse para cuando le corresponda el turno, o bien contestar la interpelación del C. licenciado Trejo.

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al C. Espinosa que no le ha concedido la palabra al C. Blancarte; únicamente ha tomado nota de la solicitud del C. Blancarte, y le concederá la palabra a su debido tiempo. (Aplausos.)

El C. Trejo, continuando: La primera observación de importancia que hizo el C. licenciado Palacios Moreno, es la de que, con este proyecto de decreto, con este proyecto de ley, se va a ocasionar inmensos trastornos a la Administración Pública. Y aquí el C. licenciado Palacios Moreno se puso a hablarnos de moneda y de otras muchas cosas; del alza de la plata y de cosas por el estilo. C. licenciado Palacios Moreno; esa no es cuestión de presupuestos, Su Señoría lo sabe de sobra. Nosotros lo único que queremos es restringirle las facultades extraordinarias al Ejecutivo en materia de presupuestos, para que no decrete ingresos y para que no apruebe erogaciones que no deban figurar; nosotros no queremos que se le quiten las facultades extraordinarias que se le han concedido, sino que solamente se le restrinjan esas facultades extraordinarias. Decía también el señor licenciado Palacios Moreno que el Ejecutivo de la Unión no posee facultades ilimitadas, sino que están limitadas a medida que se van expidiendo las leyes; pero ya hace un momento lo dijo el señor Basáñez, y Su Señoría el señor Palacios Moreno sabe que al Ejecutivo de la Unión se le concedieron facultades extraordinarias en el año de 1917, y sabe Su Señoría el licenciado Palacios Moreno que la Cámara de Diputados aprobó un presupuesto en el año de 1917, para ponerse en vigor en el año de 1918, y, sin embargo, también sabe su Señoría el licenciado Palacios Moreno que ese presupuesto no fue acatado en todas sus partes, sino que ha tenido multitud de modificaciones.

Ya ve Su Señoría el licenciado Palacios Moreno cómo no quedó limitado el Ejecutivo, sino que, en uso de esas facultades extraordinarias amplísimas que se le concedieron, se creyó autorizado para hacer modificaciones al presupuesto de 1918. Sí el Ejecutivo de la Unión, como dice Su Señoría el licenciado Palacios Moreno, hubiera quedado limitado en el uso de las facultades extraordinarias a medida que se le fueran dando leyes, indudablemente que no hubiera legislado ya en materia de presupuestos en 1918; y si nosotros el año pasado no hubiéramos dado un presupuesto, el Ejecutivo para 1919 debió haberse atenido única y exclusivamente al presupuesto de 1918, y no se atuvo a él. Además, el Ejecutivo por ningún concepto debe decretar estas ampliaciones de partidas, porque entonces, una de dos: o está haciendo mal uso de las facultades extraordinarias, o han quedado en vigor esas facultades extraordinarias. Dice Su Señoría el licenciado Palacios Moreno que nosotros debemos dictar leyes. Esta es una verdad, nosotros debemos dictar leyes; pero nosotros consideramos, la Comisión de Presupuestos considera lo que ya dijo hace un momento al C. Blancarte: que en

estos momentos toda la máquina administrativa está regida por leyes decretadas por el Ejecutivo, y nosotros, insisto, no pedimos la derogación de esas leyes, esas leyes quedarán en vigor; sino que lo único que pedimos, y no me cansaré de repetirlo, es que el Ejecutivo no siga legislando en esa materia. Nos dice el C. Palacios Moreno que por qué razón la Comisión de Presupuestos, en vez de estar dictaminando acerca del presupuesto de Quintana Roo, no dictamina acerca de otros presupuestos, y nos dice que la Comisión no ha trabajado en un mes, que no ha hecho nada. Su Señoría el diputado Palacios Moreno ignora que todos los días los comisionados nos reunimos a las once de la mañana, para tratar cuestiones de presupuestos. Y nos dice también que si nosotros diéramos el presupuesto de Guerra, el Ejecutivo ya no podría seguir legislando en este ramo del presupuesto. Ya le demostré que, habiéndose dado la XXVII Legislatura un presupuesto al Ejecutivo para 1918, éste modificó el presupuesto y no se conformó en modificarlo a su antojo, sino que todavía en 1919 está decretando dos millones y medio de pesos para fletes y pasajes. Ciudadanos diputados: Yo creo que todos los argumentos del pro que han traído a esta tribuna los CC. Blancarte y Palacios Moreno, digo en pro del Ejecutivo, no son argumentos de una gran consistencia; ellos nos hablan de cosas que no tienen razón de ser en este momento; nosotros, vuelvo a decir, no pedimos al Ejecutivo se le nulifique lo hecho, sino que nosotros queremos que el Ejecutivo ya no haga uso de esas facultades extraordinarias, para que no siga dilapidando los dineros de la nación. (Aplausos.)

El C. Méndez Benjamin: Pido la palabra, para hacer una interpelación al orador.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Méndez Benjamin: ¿Sabe el señor licenciado Trejo en qué forma paga el Ejecutivo esos dos millones y medio de pesos que se ampliaron en la partida para fletes y pasajes, si los paga al contado, o es simplemente por medio de una contabilidad que se lleva en los ferrocarriles con este objeto?

El C. Trejo: Me permito contestar que estoy seguro que esas cantidades se llevarán en una contabilidad; pero que también estoy seguro que esos dineros que figuran en el presupuesto, puede disponer de ellos el Ejecutivo con cargo a esa partida, retirándose, por lo tanto, de las arcas de Erario los dos millones y pico de pesos. (Aplausos.)

El C. Méndez Benjamín: Otra aclaración, y es lo siguiente: ¿usted tiene conocimiento de que por las necesidades de la campaña..... (Siseos. Voces: ¡Tribuna!) ¿Usted tiene conocimiento, señor licenciado Trejo, de que las necesidades de la campaña.....

El C. Trejo, interrumpiendo: ¿Cuál campaña?

El C. Méndez Benjamín: La campaña contra los rebeldes.

El C. Trejo: ¡Ah, vaya!

El C. Méndez Benjamín, continuando: Con este motivo se facilitan pasajes para la movilización de las tropas, y de acuerdo con esas necesidades, se lleva en los ferrocarriles una contabilidad que, según los cálculos de la Secretaría de Guerra, se va ampliando; pero, sobre esa partida ningunos fondos pueden retirar el Ejecutivo, ni ninguna erogación tiene que hacer, puesto que es netamente nominal, como se lo expliqué a usted.

El C. Trejo: Efectivamente, ciudadanos diputados: Yo siempre he considerado, como lo dije, que eso se lleva en una contabilidad; pero si el Ejecutivo creyó en 1o. de enero que para ocho meses le bastaban $200,000.00, ¿creéis que es justo que para los cuatro meses restantes el Ejecutivo asigne $2.500,000.00? O es que hay mucha imprevisión en las oficinas del Ejecutivo, o es que se dan pases a diestra y siniestra a cualquiera persona, así sea militar o no lo sea. Por esta razón nosotros lo que debemos exigir a todo trance es que todas las cantidades sean justificadas previamente y aquí las decretaremos sin mezquindad de ninguna clase.

El C. Avellaneda: Pido la palabra para hacer una interpelación a la Comisión, si ella lo permite.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Avellaneda: Señor licenciado Trejo: Debo advertir que yo soy poco versado en eso de artículo de ley; pero se me ocurre aquí una especie de duda y rogaría a Su Señoría se sirviera hacerme el favor de aclarármela. El proyecto de la XXVII Legislatura concediendo facultades extraordinarias al presidente de la República, en su artículo 1o., dice:

"Se conceden al presidente de la República facultades extraordinarias en el Ramo de Hacienda, mientras el Congreso de la Unión expide las leyes que deban normar en lo sucesivo el funcionamiento de la Hacienda Pública federal."

Entiendo yo aquí, profano en leyes, que esto está en vigor desde el momento en que nosotros ratificamos lo anterior, y sólo agregamos: "Se concede autorización al Ejecutivo de la Unión para introducir las modificaciones que crea conveniente en los aranceles de importación y exportación, etc." Según mi leal entender, el primer decreto es el que está vigente y por él están restringidas, por él están limitadas las facultades extraordinarias, por las leyes que a este respecto vaya expidiendo el Congreso. ¿No es lo más lógico, no es lo más natural y no es lo más conveniente que para limitar esas facultades de acuerdo con este decreto, lo correcto será expedir las leyes que de por sí limitarán y derogarán esas facultades?

El C. Trejo: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Trejo, de la Comisión: Su Señoría el diputado Avellaneda no me hizo el honor de oírme cuando subí a la tribuna; fue el argumento que presentaron en concreto los CC. Palacios Moreno y Blancarte, y ya a ellos les contesté, diciéndoles: que, efectivamente, eso es lo que dice la ley, así fue expedida en 1917; pero la XXVII Legislatura, al terminar ese año, dio al Ejecutivo un presupuesto de egresos, por lo que el mismo Ejecutivo en 1918 ya no debió haber hecho uso de esas facultades en materia de egresos; sin embargo, le introdujo modificaciones. Si nosotros en el año pasado no le dimos un presupuesto al Ejecutivo, que debiera regir para 1919, el Ejecutivo debió haberse atenido, en los términos del artículo 75, al presupuesto que le dio la Legislatura anterior. Pero ya veis, el Ejecutivo no se atuvo a él, sino que le hizo modificaciones; por lo tanto, es indispensable que nosotros

digamos al Ejecutivo: "Tú ya no tienes facultades en materia de presupuestos." Me dirá Su Señoría que se puede llamar a cuentas al Ejecutivo si hace mal uso de las facultades: ¿pero cómo vamos a exigir responsabilidades al Ejecutivo, cuando, conforme el artículo 108 de la Constitución, es irresponsable? Lo que debemos hacer es decirle: "Tú ya no tienes facultades extraordinarias", para que se abstenga de seguir haciendo uso de ellas en materia de presupuestos.

El C. Avellaneda: Pido la palabra para una segunda interpelación. (Voces: ¡No! ¡No!) Tengo derecho para interpelar al orador, si él lo permite.

El C. presidente: Tiene usted la palabra, si el orador lo permite.

El C. Trejo: La Comisión está dispuesta a responder con todo gusto.

El C. Avellaneda: Estoy perfectamente de acuerdo con todo lo que usted dijo; pero lo que me llama la atención es que tanto jurisconsulto como hay en la Cámara, no haya desde aquel tiempo llamado nuestra atención, de los que no sabemos leyes, sobre que no debíamos haber aprobado la ratificación de facultades extraordinarias, en vista de lo que podía después acontecer.

El C. Trejo: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Trejo: La Comisión dice al C. Avellaneda, que ésta es la razón por la cual Su Señoría debe votar en pro de este proyecto. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Saldaña, en pro.

El C. Saldaña: Señores diputados: Salvo ligeros incidentes que no valen la pena, el debate relativo a la ley que somete a vuestra consideración la Comisión de Presupuestos, ha estado dentro de un terreno digno, donde han campeado los razonamientos de uno y otro lado, y sólo vengo yo a esta tribuna para reafirmar algunos conceptos del pro, puesto que tengo datos que considero sean de bastante importancia para el debate.

Se ha tratado de insinuar en una forma bastante inteligente, por el compañero Palacios Moreno, que en este asunto puede haber algo de política y mucho de oposición. Yo pregunto: ¿puede calificarse de oposicionista al compañero Rosendo A. Soto, puede ser oposicionista el compañero Fierro, el compañero Trejo, el compañero Mena o el compañero Lucas Bravo?; ¿quién ha conocido a estos señores como oposicionistas? Seguramente que nadie, porque, en efecto, los señores que he citado se han distinguido por la honradez en toda su actuación en esta Cámara y por la independencia con que han procedido en todos los asuntos que se han sometido a nuestra consideración. Así pues, por este lado han fracasado por completo los golpes bastante inteligentes del compañero Palacios Moreno. Cuando se concedieron al Ejecutivo las facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda en el año de 1917, entonces, es un hecho, porque a todos nos consta, la opinión pública clamaba verdaderamente porque el Ejecutivo tuviese esas facultades extraordinarias. La situación era critica, era muy difícil; grandes gavillas amagaban los principales capitales de algunos Estados de la Federación y el orden estaba a tal grado alterado, que no faltaba quienes creyesen que en un momento dado los revolucionarios, puestos de acuerdo los del Sur con los del Este y los del Norte, pudiesen atreverse a atacar la misma capital de la República, y entonces, ante esa situación verdaderamente critica, la Legislatura pasada, compuesta en su mayoría, como a todos nos consta, por ciudadanos que en todos sus actos manifestaron una hostilidad marcada al Ejecutivo, haciendo a un lado partidarismo, haciendo a un lado todo lo que significara personalismo, concedieron al Ejecutivo las facultades extraordinarias, haciéndose eco precisamente de la opinión pública, que reclamaban esa medida. Y desde entonces el Ejecutivo ha venido haciendo uso, o abuso, como muchos representantes dicen, de esas facultades extraordinarias; pero yo pregunto: ¿La situación actual del país es igual o semejante siquiera a la situación en 1917? Incuestionablemente que no; ahora no tan sólo la opinión pública no reclama que siga el Ejecutivo con las facultades extraordinarias, sino, muy al contrario, la opinión pública dice que se quiten esas facultades extraordinarias, porque ya es una temeridad, es un peso enorme el que gravita sobre los hombros del pueblo que paga contribuciones. ¿Por qué? Pues por esas facultades extraordinarias, por esa amplitud que tiene el Ejecutivo para dictar cuantas disposiciones quiere en el ramo de Hacienda. Hay algunos señores diputados que creen que nosotros haríamos un daño enorme, tanto a la nación como al Ejecutivo quitándole las facultades extraordinarias, y nada más erróneo; el mismo señor secretario de Hacienda, esa lumbrera, ese hombre inteligente, en quien todos reconocemos grandes facultades en todos los ramos del saber humano, el señor ministro de Hacienda, repito, esa el primero que desea que las facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda cesen por completo.

Es muy sencillo comprender el por qué; el señor diputado de Hacienda, como todos sabemos, es un hombre muy competente en hacienda principalmente, y dice que eso de manejar los fondos públicos con facultades extraordinarias pueden delegarse en una personalidad de segundo orden, no en Luis Cabrera que puede hacerlo sujeto completamente a todos los preceptos de la ley. Naturalmente que Luis Cabrera, que es un hombre de mucha penetración, dice: No debe el Ejecutivo por su propia voluntad hacer que se supriman estas facultades extraordinarias, porque mañana o pasado puede suceder algo y entonces la responsabilidad sería toda para el Ejecutivo. Así que, hostilicemos al Poder Legislativo, veamos la manera de que todos y cada uno de los señores diputados no puedan tener una frase de aliento siquiera para el Poder Ejecutivo, y de un hachazo, así, de un hachazo, quiten las facultades extraordinarias que disfruta actualmente el Ejecutivo. En este sentido se ha equivocado el señor ministro de Hacienda, porque ya hemos visto cómo con bastante serenidad ha venido discutiendo la Cámara de Diputados este asunto verdaderamente interesante; no queriéndolo festinar, y sin hacerse eco de todos los insultos, de todas las diatribas y de toda clase de ataques que ha esgrimido el señor ministro de Hacienda en contra de los señores diputados, sino que alejados por completo de todas esas pequeñeces nos hemos

puesto a estudiar el punto desde la parte científica que corresponde, y no precisamente por un deseo de ejercitar represalias, como también muy inteligentemente ha venido a insinuarlo aquí el compañero Palacios Moreno. No se crea, señores diputados, que esta obstinación de algunos compañeros en atacar las facultades extraordinarias de que disfruta el Ejecutivo, sea cosa nueva; la historia nos demuestra cómo en otras épocas verdaderamente difíciles, cuando la paz de la República estaba perdida por completo, el Congreso de la Unión se oponía, por cuantos medios tenía a su alcance, para conceder esas facultades extraordinarias. Me voy a permitir citar algunos precedentes que darán bastante luz al debate. Allá por el año de 1852, siendo presidente de la República don Mariano Arista, se levantó en armas el general Blancarte en Guadalajara, contra el Gobierno legal y este movimiento, que tuvo un carácter enteramente local en un principio, se generalizó en toda la República, formándose un movimiento a tal grado grave que el presidente consideró dominarlo si no tenía amplias facultades en el ramo de Hacienda para atender a todos los gastos de guerra; en esas condiciones envió a la Cámara de Diputados el proyecto de ley respectivo. Veamos lo que dice Pérez Verdía en su obra "Historia de México" a este respecto; sus palabras son muy elocuentes y dan muchísima luz en el asunto:

"La sublevación del general Blancarte el día 26 de julio de 1852, en Guadalajara, en contra del Gobierno local de don Jesús López Portillo y que sirvió de origen el plan revolucionario de 13 de septiembre del mismo año que desconoció al gobierno general de Mariano Arista, plan que fue secundado en diversos puntos del país, hizo que este presidente, deseando sofocar la rebelión, pidiera el Congreso de la Unión facultades extraordinarias.

"El presidente Arista, encontrando una injusta oposición en el Congreso, que en tan críticas circunstancias le negaba las facultades extraordinarias que le pedía por carecer enteramente de elementos y no queriendo atacar a la representación nacional ni ensangrentar el país, renunció la presidencia el 4 de enero de 1853."

Ya vemos cómo el respeto del presidente de la República, señor Arista, llegó hasta el grado de renunciar la Presidencia de la República antes que atacar los muy legítimos derechos que tenía el Congreso General para negarle las facultades extraordinarias. (Aplausos.) Pero si esto no fuere suficiente para convencer a todos los diputados sobre lo delicado que siempre ha sido y es delegar las facultades que competen exclusivamente al Poder Legislativo, en manos del Ejecutivo, me voy a permitir citar otro caso que aconteció en el año de 1857 siendo presidente de la República Comonfort. Nadie ignora que en aquel año las circunstancias eran, no digamos difíciles, sino calamitosas verdaderamente para la República, porque se acababa de expedir el Código de 57 y se habían levantado en armas todos los reaccionarios que no estaban de acuerdo con él; éstos no tan sólo tenían el poder de las armas en los campos rebeldes, sino también el poder muy grande, como era en aquel entonces el del Clero, en la misma capital de la República; entonces Comonfort envió al Congreso un proyecto de ley solicitante facultades extraordinarias, las que se concedieron; pero ya veremos, por la lectura que daré de la narración que hace don Justo Sierra en su libro "Juárez, su obra y su tiempo", cómo se necesitaron reunir condiciones muy especiales para que aquel Congreso las otorgara: Dice así don Justo Sierra:

"Reunirse el primer Congreso Constitucional y pedir Comonfort facultades extraordinarias fue todo uno. Lo particular fue en una de las iniciativas, consistente en asignar como término de esas facultades semidictatoriales la expedición de las leyes orgánicas de la Constitución, manifestaba el Gobierno sin embargo su pensamiento respecto de ella, condensando en este concepto: no se puede gobernar con la Constitución. El Congreso, pasando por alto este punto negro, que era el grano anunciador de la tormenta, se resistió a dar esas facultades, sin negar, dado el estado del país y del tesoro público, que fuesen necesarias. Comonfort encargó entonces al coronel Ignacio Mejía, que se encontraba en México solicitando armamento de artillería para la guardia nacional de Oaxaca, que convenciese al gobernador Juárez que aceptase un puesto en el Ministerio del que también formaría parte el abogado oaxaqueño don Manuel Ruiz, reciente secretario del señor Juárez, hombre de clarísima y fácil inteligencia y de verbosidad avasalladora. Juárez vino entonces a México y tomó a su cargo el despacho de la Gobernación; tenía el nuevo Gabinete un tinte muy en consonancia con el radical de la Cámara, y las facultades extraordinarias fueron posibles. La acción del Platanillo, en que pereció heroicamente el gobernador de México don Plutarco González, vencido por Moreno y el famoso Cobos, y la ocupación de Querétaro por Mejía, el infatigable indio valiente, fanático y generoso, el verdadero héroe moral del bando reactor, determinaron al Congreso, y las facultades fueron ampliamente concedidas."

Ya se ve cómo, aquel Congreso de 1857 necesitó concatenar un cúmulo de circunstancias especiales para poder conceder esas facultades extraordinarias; llegó hasta a exigir que en el Gabinete existieran hombres de su entera confianza, aun cuando como ahora, en aquel entonces no había parlamento. Ahora se dice: la Cámara no tiene derecho a protestar porque esté en el Gabinete Luis Cabrera o esté Berlanga, esos son empleados del Ejecutivo; pero, señores, son los que gobiernan, son los que llevan la rienda de todos los intereses sociales, ¿Cómo es que a la Cámara de Diputados que representa precisamente al pueblo, no debe importarle que estén en esos altos puestos tales o cuales personajes? Sí nosotros no podemos ponerlos o quitarlos, cuando menos tenemos el derecho de protestar cuando no correspondan a las exigencias públicas, cuando no sean de la confianza del pueblo. (Aplausos.)

Por supuesto, señores diputados, y puedo decirlo sin temor de equivocarme, que muchos señores diputados pretender votar en contra del proyecto de ley, porque desconocen qué es lo que ha hecho el Ejecutivo con las facultades extraordinarias de que disfruta, y digo esto, porque yo mismo, señores diputados no hace mucho estuve por votar en contra de este proyecto de ley; pero casualmente llegaron

a mis manos unos diarios oficiales, que por lo insípido de sus lectura, casi nunca pasa uno la vista sobre ellos, y lo que a mi me pasó, considero que ha pasado, si no a todos a una abrumadora mayoría de ciudadanos diputados. Así pues, voy a dejar sobre vosotros una verdadera catarata de números para que veáis cómo ese sapiente señor, esa enciclopedia que se llama Luis Cabrera, ha hecho para que el tesoro público se conserve intacto, para que no se malgasten los dineros de la nación, para que los señores diputados no tengan gastos de representación, porque, es natural, es lógico, es justo cuidar todo eso que viene del sudor del pueblo. El 15 de julio pasado, el Ejecutivo, con las facultades extraordinarias de que se halla investido, expidió un decreto ampliando algunas partidas del ramo de Presupuesto, y como no sería posible leer cada una de ellas, me voy a concretar a señalar las que sean de mayor importancia. Del Poder Judicial. "Partida 2,060. Para muebles y útiles y reparación de los mismos, $60,000.00." Aduanas Marítimas y Fronterizas -esto corresponde ya a la Secretaría de Hacienda -. "Partida 5,327. Para imprevistos, $400,000.00." Esto es para los gastos imprevistos, para aquellas insignificancias que no caben en los presupuestos o que no es posible que pueda tenerlos presente el señor secretario de Hacienda. Gastos Generales: "Partida 5,544. Para gastos extraordinarios e imprevistos, $200,000.00." "Partida 5,545. adquisición de edificios, terrenos, etc., destinados a oficinas y servicios del Gobierno, $200,000.00." "Partida 5,561. Para el pago de las cantidades que se hayan dejado de pagar por sueldos y otros emolumentos, etc...... $1.000,000.00." Secretaría de Guerra y Marina. "Partida 7,249. Para gastos de escritorio e impresiones de esta Secretaría, $64,000.00." "Para el pago de cupones de los bonos emitidos con arreglo al contrato celebrado con la Compañia del Ferrocarril de Tehuantepec, $200,000.00." "Partida 9,607. Para sobresueldos en el período de julio a diciembre del presente año, del personal que presta sus servicios en el ramo de Telégrafos, etc.......$430,000.00." Ya veis, señores diputados, y no es más el comienzo, como tuve razón al decir que iba a arrojar una verdadera catarata de números que deben traducirse en pesos sonantes y constantes. Este decreto, expedido el 8 de julio pasado, importa la cantidad de $2.721,194.95. El mismo mes, el día 25, expide el ejecutivo un nuevo decreto; voy a citar, como en el anterior caso, algunas cantidades que se refieren al presupuesto del Gobierno del Distrito. "Para pago de cuentas pendientes de fechas posteriores al 1o. de mayo de 1917 y anteriores al año fiscal de 1919, con exclusión de sueldos, $300,000.00." Para pago de sueldos pendientes de fechas posteriores al 1o. de mayo de 1917 y anteriores al año fiscal de 1919 y de alcances por diferencias de sueldos no percibidos, $375,000.00." No cito las demás cantidades, porque al lado de las ya mencionadas carecen realmente de importancia; el total de esta aumento en el presupuesto es de $2.335,315.44. Unos pocos días después, es decir, el 27 de agosto del propio año, expide el Ejecutivo un nuevo decreto; naturalmente que aquí debemos de fijarnos un poco más, porque se trata nada menos que de la Secretaría de Hacienda, donde se han hecho tantas economías, como a todos nosotros nos consta..... (Voces: ¡Seguro que nos consta!) Secretaría de Gobernación. "Gastos Generales. Para gastos de oficio $3,000.00. Para gastos extraordinarios de emergencia, $20,000.00. Para gastos secretos, $60,000.00. Para gastos de la obra de publicidad nacional y para ayuda de la prensa, $90,000.00. Total. $179,000.00. Secretaría de Hacienda. "Partida 5,351. Para remunerar a los administradores principales del Timbre conforme a la tarifa, así como a los empleados de los Estados y municipios por la recaudación de contribución federal y para cualquiera otra clase de emolumentos que deban satisfacerse por el cobro de los impuestos del Timbre, $1.200,000.00." Naturalmente, señores diputados, ustedes sabrán que en ocasiones los señores administradores del Timbre son muy buenos, perfectos agentes electorales; así es que esta partida está muy bien empleada. Vienen después aquí algunas partidas de diez, quince y veinte mi pesos; pero las cuales no tan sólo no las toco, sino que las alabo, porque se trata de las Secretaría de Agricultura y Fomento, y considero que allí sí se ha empleado el dinero efectivamente bien. Tampoco me detengo a señalar las partidas del ramo de Comunicaciones y Obras Públicas, porque considero que allí también se ha dado un buen empleo al dinero.... (Una voz: ¡Y Cravioto se pone ancho!) aun cuando hay partidas de tal importancia, como las siguientes: "Para la adaptación y construcción de edificios destinados a almacenes de vestuario, etc., $100,000.00." "Para obras de conservación y reparación, etc., $180,000.00." "Para gastos del dragado del río Pánuco y puerto de Tampico. . . . . $2.000,000.00." Departamento Universitario y de Bellas Artes. "Para gastos extraordinarios e imprevistos, $20,000.00." Secretaría de Guerra y Marina. "Grupos de la Legión de Honor, de los que importa un grupo, $1.169,792.40 y, por lo tanto, nueve grupos iguales importan $10.528,131.60. Este aumento de los presupuestos, señores diputados, importante a la nación la respetable cantidad, para nosotros, e insignificante seguramente para el señor secretario de Hacienda, de $21.211,799.60.... (Siseos.) Cualquiera diría que con un aumento de esta naturaleza hecho nada menos que el 25 de agosto de 1919, ya el Ejecutivo no necesitaría más dinero; pero quienes piensen así, se equivocan. En septiembre 8 viene otro aumento y trae algunas partidas de alguna importancia; pero lo más elocuente aquí es el caso de que se expidió este decreto en atención a ese plan que se ha trazado el señor secretario de Hacienda para hacer economías en los fondos de la nación. Efectivamente, la prensa dio amplia publicidad a ese proyecto del señor Cabrera, tendiente a que desaparecieran las direcciones de aduanas y de Timbres, precisamente con el objeto de hacer economías en los presupuestos nacionales pues bien, señores diputados; no me detendré a hacer una explicación de las partidas que quitó y las partidas que puso; únicamente para que vean ustedes hasta dónde llegó el talento luminoso del señor Cabrera, voy a citarles a ustedes la cantidad, no de ahorro precisamente para el tesoro nacional, sino de aumento que tuvieron los presupuestos con estos cambios que hizo el señor secretario de Hacienda, quitando las direcciones de Aduanas y del Timbre y

convirtiéndolas en departamentos. Tenía el presupuesto anterior asignada la cantidad siguiente: $3.513,493.75, y conforme a las pretendidas economías del señor ministro de Hacienda, el presupuesto actual tiene las siguientes cantidades:. . . . . $3.726,886.00; en consecuencia, hay que recargar a la nación la cantidad de $113,392.25. Esto es lo que cuestan, señores diputados, a la nación, las economías del señor ministro de Hacienda. Después de todo esto, y sin hacer alusión absolutamente a los razonamientos, ya de una índole o de otra, que se han traído a esta tribuna para probar lo inconsecuente que sería seguir permitiendo que el Ejecutivo tenga facultades en Hacienda, con sólo la lectura de las cantidades que he citado, ya sería más que suficientemente para dar nuestro voto en pro del proyecto de ley.

En cincuenta y cinco días, señores diputados, hubo un aumento en los presupuestos de $26.381,702.24; estos, señores diputados, en cincuenta y cinco días, del día 15 de julio al 8 de septiembre de año actual. Si seguimos nosotros concediendo estas facultades al Ejecutivo, ¿adónde, señores diputados, vamos a dar? ¿Quién es capaz de medir el grado de aumento que se lleva a los presupuestos? ¿Habrá alguna cabeza tan llena así de clarividencia que pueda decir que en el resto del año con seguridad el Ejecutivo no aumentará los presupuestos arriba de.....$20.000,000.00? ¿Quién es capaz de poder decir esto? Seguramente que nadie, señores diputados. Por último, señores diputados, debemos de perder todo temor al votar este proyecto de ley; no se trata de que se diga que obramos por un espíritu de represalia, porque antes que todo está el bienestar de la nación, y el bienestar de esa nación exige que, haciendo a un lado todas las consejas, cumplamos nuestro deber y con la energía que el caso merece, no demos crédito a esas insinuaciones del compañero Blancarte, porque ya todos nosotros debemos de tener formado un criterio a este respecto. Votaremos con valor, votaremos con energía, que seguramente si nosotros logramos quitar estas facultades, habremos dado un paso de verdadera importancia en la obra legislativa que nos está encomendada. La importancia mayor de la Cámara de Diputados radica precisamente en los presupuestos. ¿Hay algo más que pueda interesarle al pueblo que lo que él gasta para que se cuide el orden y se le den facilidades para emprender sus negocios? ¿qué puede interesarle más al pueblo que esto, precisamente? Pues bien, señores diputados; pongamos todas nuestras energías para salvaguardar los dineros del pueblo; hagamos todo lo posible porque estas facultades se quiten al Ejecutivo y podamos nosotros entonces legislar en el ramo de presupuestos, poniendo aquellas contribuciones que sean capaces de que resista el pueblo en estas circunstancias verdaderamente aflictivas por que pasa la nación. Todos recordáis los esfuerzos que hicimos algunos señores diputados el año próximo pasado cuando se discutió el sesenta por ciento federal; todos sabemos que esta contribución es onerosísima, que ya no puede con ella el pueblo, que está matando materialmente la pequeña industria y la pequeña agricultura; todos sabemos que este impuesto es terriblemente pasado y que el pueblo clama porque se le quite; pues bien, señores diputados, si nosotros no quitamos estas facultades, el sesenta por ciento federal seguirá gravitando sobre los hombres del pueblo; de nada servirán nuestras promesas, de nada servirá que nosotros digamos a los pueblos que representamos que hemos hecho algo de provecho para ellos, si en efecto nada podemos hacer. En diciembre del año pasado que se trató ese asunto, yo recibí varias cartas de mis comitentes, donde me felicitaban por el esfuerzo que había hecho para que este sesenta por ciento desapareciera; pero cuál sería mi decepción cuando después me di cuenta de que habían sido inútiles todos nuestros esfuerzos, cuando el sesenta por ciento siguió subsistiendo y sigue todavía. Así pues, señores diputados, si queremos hacer una obra patriótica, una obra meritoria, votemos afirmativamente este proyecto de ley. (Aplausos. Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Blancarte: Para una aclaración, pido la palabra a la Presidencia.

El C. presidente: Se va a leer una proposición.

El C. Blancarte: Precisamente se trata de una aclaración en el asunto a debate.

El C. presidente: Todavía no se pregunta si está suficientemente discutido, y se va a preguntar, para que la Asamblea resuelva si está suficientemente discutido o no; en consecuencia, conforme al reglamento, se dará a ustedes la palabra posteriormente para una aclaración, puesto que está usted aquí anotado para ese objeto.

El C. Blancarte: La presidencia ha dicho que todavía no se pregunta si está suficientemente discutido, para entonces concederme la palabra para aclaraciones. Como después de declararse suficientemente discutido irá a la votación equivale a decir que no se concede la palabra para aclaraciones, y en ese sentido suplico a la Presidencia que antes de preguntar si está suficientemente discutido, sea cuando se me dé el uso de la palabra.

El C. presidente: Se ha agotado el número de los oradores anotados; pero si Su Señoría reclama el trámite, se le concederá el uso de la palabra.

El C. Blancarte: Si está agotado el número de oradores que han hablado en pro y en contra, sí lo reclamo.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Blancarte.

El C. Trejo: ¡Moción de orden! Su Señoría el diputado Blancarte no ha sido apoyado por dos ciudadanos diputados para reclamar el trámite.

El C. Soto Peimbert: Lo apoyamos nosotros.

El C. Trejo: Conste que fue posteriormente.

El C. Blancarte: Ciudadanos diputados: Enemigo de todo lo que significa este formulismo, como al que se me obliga en este momento..... (Murmullos.) El C. Valadez Ramírez me está interrumpiendo, no sé con qué motivo; yo le suplicaría que si tiene alguna interpelación que hacerme, se acercara a hacerlo presente a la Directiva. Desde que acabó de hablar el C. licenciado Trejo, quise hacer alguna aclaración pertinente, en el sentido de que aquí se había venido a decir que yo me oponía a que se retiraran las facultades extraordinarias al Ejecutivo, queriendo ayudar al presidente de la República. Lo que quiero es ayudar precisamente a la Cámara de Diputados y ayudarla en este sentido: yo estoy conforme en cuanto a que

se retiren las facultades extraordinarias al Ejecutivo en el sentido de que al dar los presupuestos queden sin efecto esas facultades, por tener precisamente el Ejecutivo la facultad de hacerlos. Nosotros debemos hacer los presupuestos en ese caso. Aquí hay una maniobra de partido, que debemos pesar verdaderamente, pues, señores, retiremos esas facultades, pero demos el presupuesto con esas limitaciones, porque del otro modo, con esta moción que se ha hecho para quitar las facultades extraordinarias, pasará al Senado, y si vamos a esperar a que se estudien las partidas hasta que se le hayan quitado las facultades, en este caso, señores, no habrá presupuesto de ingresos ni de egresos y entonces si pesarían sobre la nación todas esas gabelas que el ciudadano ha dicho. Respecto de está moción, me oponía a que se diera cuenta mientras no hiciera esta aclaración y, por lo mismo, ya cumplido ese requisito, no tengo ningún motivo para oponerme.

El C. secretario García Ruiz: Se va a dar lectura a una moción conexa.....

El C. Trejo: ¡Moción de orden! Aunque se diga que esto es un mero formulismo de ley, el C. Blancarte ha reclamado el trámite, y Su Señoría debe ponerlo a votación. (Voces: ¡Ya se desistió!)

El C. presidente: Se ha desistido de reclamar el trámite.

El C. secretario García Ruiz: Se da lectura:

"Honorable Asamblea:

" El asunto en este instante a debate, arduo y difícil....."

El C. Saldaña, interrumpiendo: ¡Moción de orden, señor presidente! Suplico a Su Señoría se sirva decirme, por conducto de la Secretaría, si han hablado los oradores que fija el reglamento.

El C. secretario García Ruiz: Si han hablado.

El C. Saldaña: En consecuencia, corresponde preguntar si se considera el asunto suficientemente discutido. (Voces: ¡Sí! ¡Sí! ¡No!)

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al C. Saldaña que como esta moción tiene por objeto ampliar el debate, y si se dirige la pregunta de si está suficientemente discutido no tiene objeto la moción, la Presidencia creyó pertinente no hacer la pregunta a que se refiere el C. Saldaña.

El C. Valadez Ramírez: ¡Moción de orden! Esa proposición que se acaba de dar lectura..... (Voces: ¡No se le ha acabado de dar!) que se ha comenzado a dar lectura, es, ni más ni menos, que una moción suspensiva, y conforme al artículo 109 no puede presentarse más de una moción suspensiva en la discusión de un negocio, y conforme al artículo 107 ninguna discusión se podrá suspender sino por estas causas:

"Primera, por ser la hora que el reglamento fija para hacerlo, a no ser que se prorrogue por acuerdo de la Cámara; segunda, porque la Cámara acuerde dar preferencia a otro negocio de mayor urgencia o gravedad; tercera, por graves desordenes en la misma Cámara; cuarta, por falta de quórum; quinta, por proposición suspensiva que presente algunos o algunos de los miembros de la Cámara y que ésta apruebe."

Y como esta moción suspensiva ya ha sido presentada otra vez, no debe leerse esa moción que se ha presentado ahí.

El C. presidente: La presidencia va a someter el punto a la resolución de la Asamblea.

El C. García de Alba: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Mancisidor: Reclamo el quórum, señor presidente. (Siseos. Voces: ¡Huy! ¡Huy!) Reclamo el quórum, tengo derecho.

El C. secretario García Ruiz: Habiendo reclamado el quórum el C. Mancisidor, (Siseos. Voces: ¡Huy! ¡Huy!) se va a proceder a pasar lista. (Se pasó lista.)

- El mismo C. secretario: ¿Falta algún ciudadano diputado por pasar lista? Hay una asistencia de 103 ciudadanos diputados; no hay quórum.

Orden del Día para el lunes, a las cuatro de la tarde:

"Proyecto de ley sobre facultades extraordinarias al Ejecutivo. Proyectos de ley facultando al C. Miguel L. Cornejo para aceptar el cargo de cónsul y al C. Gregorio Mendizábal para aceptar el nombramiento de Comendador. Proyecto del Ley del Trabajo. Sesión secreta reglamentaria."

El C. presidente, a las 7.37 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para el lunes a las cuatro de la tarde.