Legislatura XXVIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19191204 - Número de Diario 72
(L28A2P1oN072F19191204.xml)Núm. Diario:72ENCABEZADO
MÉXICO, JUEVES 4 DE DICIEMBRE DE 1919
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
AÑO II. - PERÍODO ORDINARIO XXVIII LEGISLATURA TOMO III. - NÚMERO 72
SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA 4 DE DICIEMBRE DE 1919
SUMARIO
1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.
2. - Cartera.
3. - Son turnados a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, un proyecto de ley del C. diputado Avilés que hace suyo el ciudadano diputado Lanz Galera, derogando el decreto expedido por la XXVI Legislatura, por el que se estableció la imprenta de la Cámara de Diputados, y una iniciativa del C. diputado Mota, que hacen suya varios ciudadanos diputados, con el fin de que se aumente el sueldo a los oficiales primeros, segundos y terceros de la Dirección General de Correos.
4. - Primera lectura de dos dictámenes de la 1a. Comisión de Relaciones Exteriores: uno, consultando un proyecto de ley que concede permiso al C. Ramón Uribe Valencia para que acepte y desempeñe el cargo de cónsul "ad honorem" de la república de Nicaragua en la ciudad de Guadalajara; y otro en que se concede permiso al C. Benjamín Barrios para que admita y use las condecoraciones de comendador de la Orden del Imperio Británico y de la Orden de El Salvador y de caballero de la Orden de Leopoldo I.
5. - Segunda lectura del dictamen que presentan las comisiones unidas 1a. de Gobernación y 2a. de Puntos Constitucionales, relativo al proyecto de decreto por el que se autoriza al Gobernador de Aguascalientes para organizar un cuerpo de seguridad hasta de 200 plazas; a discusión el primer día hábil. Segunda lectura del dictamen de la 3a. Comisión de Guerra sobre el proyecto de decreto que concede una pensión de $10.00 diarios a la señora María Luisa Espinosa viuda de Nafarrate; a discusión el primer día hábil.
6. - Continúa la discusión del Presupuesto de Egresos. Prosigue el debate del ramo sexto: Aprobación de la partida 5561. Discusión, reforma y aprobación de la partida 5576. A votación las partidas 5544, 5545, 5547 a 5560, 5562 a 5575 5577 a 5582 que no fueron objetadas; se levanta la sesión por falta de "quórum".
DEBATE
Presidencia del C. SERRANO FRANCISCO R.
(Asistencia de 127 ciudadanos diputados.)
El C. presidente, a las 4.32 p. m.: Se abre la sesión.
- El C. secretario Castillo, leyendo:
"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día 3 de diciembre de mil novecientos diecinueve.
"Presidencia del C. Francisco R. Serrano.
"En la ciudad de México, a las cuatro y veinticinco de la tarde del miércoles tres de diciembre de mil novecientos diecinueve, con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados, se abrió la sesión.
"Sin discusión se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior y se dio cuenta con estos documentos:
"Oficio de la H. Cámara de Senadores, en que participa que eligió presidente y vicepresidentes para el presente mes. - De enterado.
"Dos oficios de la Secretaría de Gobernación, en que acusa recibo de la transcripción que se le hizo de los escritos dirigidos a esta Cámara por los representantes de los pueblos de Santiago y Zitácuaro. - A sus expedientes.
"Oficio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en que manifiesta que abrió su sexto período de sesiones con fecha 1o. de los corrientes. - De enterado.
"Circular por medio de la cual el C. E. Recio participa que se hizo cargo del Poder Ejecutivo del Estado de Yucatán, en virtud de licencia concedida al gobernador constitucional. - De enterado.
"Telegrama fechado el Culiacán, Sinaloa, en que el ciudadano Gobernador de aquel Estado reitera la solicitud que tiene presentada para introducir al país, libres de derechos, 5,000 dólares de medicinas, destinadas a los establecimientos de Beneficencia. - Agréguese a sus antecedentes.
"Un ejemplar del decreto expedido por la Legislatura de Tabasco reunida en Boca de Amatitán, que envía el C. Francisco Castellanos Díaz, y por el que se establece que se acepta la renuncia que este ciudadano presentó como gobernador constitucional interino de aquella entidad y se designa en su lugar al C. Esteban Abreu Domínguez. - Recibo, y al Archivo.
"Oficio en que el C. Julio Viniegra comunica que se clausuró la escuela libre de la Agrupación de Estudiantes en la ciudad de Puebla, en virtud de haber reanudado sus cursos el Colegio del Estado. - Recibo.
"Iniciativa que presentan los CC. Francisco P. Ramírez, Juan de Dios Bojórquez y Roberto V. Pesqueira, y que hacen suya numerosos ciudadanos diputados, relativa a que en el Presupuesto de Egresos para 1920 figure una partida de $60,000.00
para ayuda de la Escuela de Artes y Oficios "Cruz Gálvez", fundada en la ciudad de Hermosillo. - A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.
"Solicitud del C. diputado De la Barrera, a fin de que se le conceda licencia por quince días, con goce de dietas. se aprobó sin debate, previa dispensa de trámites.
"Dictamen de las comisiones unidas 1a. de Justicia y 1a. de Puntos Constitucionales, referente al proyecto de ley por el que se reforman los artículos 67 a 70, 75 a 77 y 80 a 82 de la Ley Orgánica de los Tribunales del Fuero Común. - Primera lectura e imprímase.
"Dictamen de las comisiones unidas 1a. de Justicia y 1a. de Puntos Constitucionales sobre el proyecto de ley que establece la forma de suplir en sus faltas temporales a los magistrados del Territorio de la Baja California. - Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.
"Memorial en que los ciudadanos presidente y secretario de la Compañía Mercantil de Abastecimiento y Consumo de la población de El Mesón, Veracruz, solicitan ayuda para construir una carretera para camiones entre el pueblo de Santiago Tuxtla y la ribera del río de Alonso Lázaro. - A la 2a. Comisión de Peticiones.
"Escrito de la señorita Soledad Arriaga, al que acompaña un certificado que tiene relación con la solicitud de pensión que tiene presentada. - Agréguese a sus antecedentes.
Escrito de la señora Romana viuda de Cruz, fechado en Douglas, Arizona, Estados Unidos, en que transcribe una carta que dirigió al ciudadano presidente de la República Mexicana y pide que el Congreso interponga su influencia para que se le haga justicia en el asunto a que se refiere. - A la 1a. Comisión de Peticiones.
"Ocurso fechado en Gálveston, Texas, Estados Unidos, firmado por el señor Juan Federico Philippi, en que pide se le permita exponer personalmente su proyecto de formar una liga o confederación de las naciones americanas. - A la 2a. Comisión de Peticiones.
"Memorial del C. Antonio Maldonado y Osuna, en que reitera su solicitud relativa a que se le pague una cantidad que por concepto de bonos se le adeuda. - A sus antecedentes.
"Memorial en que el C. Benjamín Sánchez Tagle, jefe de la sección de Taquigrafía de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, solicita se reconsidere el Presupuesto de Egresos del ramo tercero, con el fin de aumentar los sueldos a los taquígrafos parlamentarios. - A la 2a. Comisión de Peticiones.
"Solicitud de varios ciudadanos, empleados de la servidumbre de la Cámara de Senadores, con objeto de que se les aumenten los sueldos de que actualmente disfrutan. - A la 1a. Comisión de Peticiones.
"Escrito de varios vecinos del pueblo de Santa Clara Huitziltepec, municipio de Tecali, Estado de Puebla, en que protestan por la acusación que ante el Congreso de la Unión se presentó en contra del gobernador de aquel Estado. - Agréguese a sus antecedentes.
"Proposición del C. Espinosa Luis, tendiente a que se nombre una comisión que se acerque a la Cámara de Senadores para suplicarle que preste atención preferente al estudio del proyecto de decreto que le envió esta Cámara y por el que se retiran al Ejecutivo de la Unión las facultades extraordinarias en Hacienda. Después de que se le dispensaron los trámites, hablaron en pro los CC. Mena y Espinosa Luis, y en contra el C. Blancarte. Suficientemente discutida, se recogió la votación nominal a solicitud del C. Espinosa Luis, debidamente apoyado, y por setenta y cinco votos de la negativa contra sesenta y tres de la afirmativa, resultó desechada.
"Continuó la discusión del ramo sexto del Presupuesto de Egresos para 1920, que se refiere a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
"La partida 5543, cuya votación quedó pendiente en la sesión anterior por falta de quórum, se aprobó por ciento nueve votos de la afirmativa contra veintitrés de la negativa.
"A discusión la partida 5544, el C. Espinosa Luis, por la razón que expuso, renunció al uso de la palabra en contra. La presidencia le pregunto si retiraba sus objeciones sobre las demás partidas que había separado, con objeto de que se votaran juntamente y el C. Espinosa manifestó su inconformidad con ese procedimiento; el C. Trejo hizo una moción de orden y la Secretaría leyó el artículo 129 del Reglamento. La partida de que se trata se reservó para su votación.
"Lo propio se hizo con la partida 5545, pues aunque la impugnó el C. Siurob, éste retiró sus objeciones, así que informó el ciudadano secretario de Hacienda.
"El mismo C. Siurob habló en contra de la partida 5546 y el ciudadano secretario de Hacienda volvió a hacer uso de la palabra para informar. Suficientemente discutido el punto y con lugar a votar, se aprobó la partida por ciento quince votos de la afirmativa contra doce de la negativa.
"El C. Siurob renunció a hablar en contra de las demás partidas de la Sección XXXVII, que había separado, las que se reservaron para su votación.
"A debate de la partida 5561, comprendida en la Sección XXXVIII, habló en contra el C. Villaseñor Mejía; la Comisión aceptó las objeciones que hizo y solicitó permiso para retirar la partida, a fin de reformarla, pero la Cámara no lo concedió. Agotado el debate y con lugar a votar esta partida, se recogieron ciento dieciocho votos de la afirmativa contra cuatro de la negativa.
"En vista de la falta de quórum se levantó la sesión, siendo las seis y cincuenta y cinco de la tarde."
Está a discusión el acta. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.
El C. secretario Aguilar: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera.
"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México, - Estados Unidos Mexicanos. - Oficialía Mayor. - Número 140.
"Ciudadano presidente de la H. Cámara de Diputados. - Presente.
"Tengo el honor de manifestar a usted que, con motivo de haberse constituído el Senado en Gran Jurado el día 2 del corriente, y de no haberse celebrado sesión el día de ayer, por falta de quórum, no fue posible dar cuenta a la Cámara con el atento oficio de usted, de fecha 2 del actual, en que se sirve citar a los señores senadores a fin de reanudar la sesión del Congreso General, para hacer la elección de juez 9o. de lo Civil de esta ciudad.
"Protesto a usted las seguridades de mi más distinguida consideración.
"Constitución y Reformas. - México, diciembre 4 de 1919. - J. I. Lugo, S. P." - Se fija el día 9 del presente, a las 11 a. m., para reanudar la sesión de Congreso General.
"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Gobernación. - Sección de Legislación y Justicia. - Número 2,629.
"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.
"Para los efectos legales correspondientes, con el presente oficio tengo el honor de remitir a ustedes varias modificaciones que se hacen a los proyectos de presupuesto de diversas secretarías de Estado.
"Al suplicar a ustedes se sirvan dar cuenta con lo anterior a esa H. Cámara, me es grato renovarles las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.
"Constitución y Reformas. - México, 3 de diciembre de 1919. - El secretario, Aguirre Berlanga." - Recibo, a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.
"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Gobernación. - Sección de Legislación y Justicia. - Número 2,628.
"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.
"Para los efectos legales correspondientes, el Ejecutivo de la Unión tiene el honor de remitir a esa H. Cámara, anexos al presente oficio, un ejemplar de los proyectos de Ley de Ingresos y Presupuestos de Egresos para el próximo año fiscal de 1920, correspondientes al Gobierno del Distrito Federal.
"Ruego a ustedes se sirvan dar cuenta con lo anterior a esa H. Cámara y aceptar las seguridades de mi atenta consideración.
"Constitución y Reformas. - México, 3 de diciembre de 1919. - El secretario, Aguirre Berlanga." - Recibo, a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.
"La Secretaría de Gobernación manifiesta, por medio de su oficio número 5,079, fechado el día 3 de los corrientes, que ha quedado enterada de la elección de presidente y vicepresidente de esta H. Cámara para el presente mes." - A su expediente.
"El C. general Francisco de P. Mariel comunica, por medio de su oficio número 29,388, fechado el día 3 de los corrientes, que con fecha 2 del mismo se hizo cargo, por orden del ciudadano presidente de la República, de la Jefatura de la guarnición de esta planta." - De enterado.
"La Legislatura del Estado de Zacatecas comunica, por medio de su circular número 10, fechada el día 1o. del presente, que en la misma fecha clausuró su primer período ordinario de sesiones, dejando nombrada su Comisión Permanente." - De enterado.
- El C. secretario Aguilar, leyendo:
"El C. Diputado Uriel Avilés presenta un proyecto de ley, derogando el decreto expedido por la XXVI Legislatura, por el que se estableció la imprenta de la Cámara de Diputados.
"Para el efecto de que pase a Comisión, hace suyo dicho proyecto el C. diputado Lanz Galera." - A las comisiones unidas de Presupuestos y Cuenta, y de la Imprenta.
(El documento de referencia está concebido en los siguientes términos:)
H. Asamblea:
En vista de los crecidos gastos que causa al tesoro nacional el sostenimiento de la imprenta en que se edita el Diario de los Debates, puesto que ascienden dichos gastos a más de $250,000.00, y siendo que el decreto de diciembre de 1911 sólo señalaba para ella $37,815.04; en vista también de que no es posible que la Comisión de Administración y los encargados de la publicación expresada eviten las irregularidades y deficiencias que todos notamos al diario referido, me permito someter a la consideración de la Representación Nacional el siguiente proyecto de ley:
Artículo 1o. Se deroga el decreto expedido por la H. XXVI Legislatura, el 2 de diciembre de 1911, y que estableció la imprenta de la Cámara.
Artículo 2o. Remátense al mejor postor los implementos de que está compuesta la referida imprenta.
Artículo 3o. A partir del 1o. de enero de 1920, en subasta pública y al mejor postor, dése la impresión del Diario de los Debates.
"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 3 de diciembre de 1919. - Uriel Avilés. - Para los efectos de que pase a Comisión, hago mío el proyecto de ley que antecede. - Joaquín Lanz Galera."
"El C. diputado Julio Mota presenta una iniciativa con el fin de que los oficiales primeros, segundos
y terceros de la Dirección General de Correos, tengan un sueldo de $10.00, $8.00 y $7.00 diarios, respectivamente.
"Hacen suya esta iniciativa los CC. diputados Mercado, Ortega, Avellaneda, Barragán y Lanz Galera." - A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.
(El documento de referencia dice así:)
H. Asamblea:
Antes de discutir el ramo de Comunicaciones, quiero llamar vuestra atención sobre los sueldos de los Empleados de la Dirección General de Correos, a fin de que la Comisión de Presupuestos tome debida nota y obre con toda justificación al formar el dictamen correspondiente.
Y para no cansar vuestra atención, me voy a concretar a unos cuantos nada más, y son los siguientes:
Los jefes de departamento ganan $18.00; los jefes de sección ganan $15.00, y los oficiales primeros ganan $8.50, los segundos, $7.00, y los terceros ganan $6.00.
Como ustedes los ven, a la simple vista se nota la enorme diferencia que hay entre los jefes y los oficiales y el brinco que se da de oficial primero a jefe, casi del doble del sueldo. Estos oficiales, además de ser competentes y tener la responsabilidad directa de sus servicios, tienen que sufrir el descuento de su sueldo para pago de fianzas.
Los sueldos de los jefes han sido aumentados en varias épocas, en cambio de que éstos no han sufrido ningún aumento desde 1912, a pesar de que la vida ha variado en la capital y que todos los sueldos han sido modificados, teniendo en cuenta estas razones.
En tal virtud suplico a la H. Asamblea se sirva tomar en cuenta estas razones y modificar los sueldos de los oficiales en la forma siguiente:
Oficiales primeros, $10.00; oficiales segundos, $8.00, y oficiales terceros, $7.00.
Con lo que creo hacer justicia y obrar con toda equidad.
"Constitución y Reformas. - México, a 3 de diciembre de 1919. - F. Mercado. - Julio Mota. - M. F. Ortega. - Avellaneda. - M. Barragán.
Para los efectos correspondientes, hago mía la anterior modificación. - Joaquín Lanz Galera.
- El C. secretario Aguilar, leyendo:
"La 1a. Comisión de Relaciones Exteriores presenta su dictamen, que consulta un proyecto de decreto concediendo permiso al C. Ramón Uribe Valencia, para que acepte y desempeñe el cargo de cónsul ad honorem de la República de Nicaragua en la ciudad de Guadalajara." - Primera Lectura.
(Este dictamen está redactado en los términos siguientes:)
1a. Comisión de Relaciones Exteriores.
H. Asamblea:
El señor Ramón Urive Valencia, en escrito fechado el 1o. de octubre último, en la ciudad de Guadalajara, se dirige a esta H. Cámara solicitando se le conceda el permiso constitucional respectivo para poder aceptar y desempeñar el cargo de cónsul ad honorem de la república de Nicaragua en aquella ciudad, según lo exige la fracción II del artículo 37 de nuestra Carta Magna.
La Comisión que subscribe, a cuyo estudió pasó el expediente formado con motivo de la solicitud a que se hace mérito, considera que no existe ningún inconveniente ni razón legal para no acceder a lo que pide el C. Uribe Valencia y, por lo mismo, opina que debe resolverse esta cuestión en sentido favorable.
Por lo expuesto, sometemos a la aprobación de esta H. Asamblea el siguiente proyecto de decreto:
"Artículo único. Se concede permiso al señor Ramón Uribe Valencia para que, sin pérdida de sus derechos de ciudadano mexicano, acepte y desempeñe el cargo de cónsul ad honorem de la república de Nicaragua, en la ciudad de Guadalajara."
Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, a 3 de diciembre de 1919. - Enrique Parra. - Enrique Meza.
"La 1a. Comisión de Relaciones Exteriores presenta su dictamen relativo al proyecto de decreto por el que se concede permiso al C. Benjamín Barrios, para que admita y use las condecoraciones de comendador de la Orden del Imperio Británico y de la Orden del Salvador y Caballero de la Orden de Leopoldo I." - Primera lectura.
(El dictamen de referencia está redactado en los siguientes términos:)
1a. Comisión de Relaciones Exteriores.
H. Asamblea:
El C. mexicano Benjamín Barrios, en un memorial que desde París dirigió con fecha 1o. de septiembre a esta H. Representación Nacional, solicita se le conceda el permiso constitucional respectivo para usar las condecoraciones de comendador de la Orden del Imperio Británico; comendador de la Orden del Salvador; y caballero de la Orden de Leopoldo I, que le otorgaron los gobiernos de la Gran Bretaña, Grecia y Bélgica, respectivamente.
Turnado para su estudio y dictamen el expediente de que se trata, a la subscripta Comisión de Relaciones Exteriores, ésta ha examinado los documentos que comprueban que el C. Barrios ha sido objeto de las honrosas distinciones que se expresan y considera que no existe motivo legal alguno para no acceder a lo que pide el ocursante, ya que en este caso han quedado satisfechas las prescripciones del artículo constitucional correspondiente.
En tal virtud, sometemos a la deliberación y aprobación de esta H. Asamblea, el siguiente proyecto de ley:
"Artículo único. Se concede permiso al señor Benjamín Barrios para que, sin menoscabo de sus derechos de ciudadano, pueda admitir y usar las condecoraciones de comendador de la Orden del Imperio Británico; comendador de la Orden del Salvador, y caballero de la Orden de Leopoldo I, que le fueron conferidas, respectivamente, por los gobiernos de la Gran Bretaña, Grecia y Bélgica."
Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, a 3 de diciembre de 1919. - Enrique Parra. - Enrique Meza.
- El mismo C. secretario: Está de segunda lectura el dictamen que presentan las comisiones unidas 1a. de Gobernación y 2a. de Puntos Constitucionales, relativo al proyecto de decreto por el que se autoriza al gobernador de Aguascalientes para organizar un cuerpo de seguridad hasta de 200 plazas. - A discusión el primer día hábil.
- El mismo C. secretario: Está de segunda lectura el dictamen que presenta la 3a. Comisión de Guerra, sobre el proyecto de decreto que concede una pensión de $10.00 diarios a la señora María Luisa Espinosa viuda de Nafarrete. - A discusión el primer día hábil.
- El mismo C. secretario: Se va a proceder a recoger la votación nominal de la partida número 5561, que quedó pendiente en la sesión pasada por falta de quórum. (Voces: ¡Que se lea!)
El C. Morales Francisco César: La partida 5561 dice así:
"5561. - un agente de investigación mercantil...............$ 25.00"
Por la afirmativa.
El C. secretario Saldaña: Por la negativa.
(Se recoge la votación.)
Votaron por la negativa 5 ciudadanos diputados.
El C. Morales Francisco César: Votaron por la afirmativa 127 ciudadanos diputados; en consecuencia, ha sido aprobada la partida 5561.
(Votaron por la afirmativa los CC. diputados Aguilar Antonio, Aguilar Pablo, Aguilera, Aguirre León, Alarcón, Alcocer, Alejandre, Alencáster Roldán, Anda de, Angeles Jenaro, Arlanzón, Arriaga, Avellaneda, Balderas Márquez, Balderrama, Baledón Gil, Bouquet, Bravo Lucas, Breña Cancino, Carriedo Méndez, Carrión, Castillo David, Castro Roberto, Céspedes, Colina de la, Cornejo, Crespo, Chablé, Díaz Infante, Esparza, Fernández Ledesma, Ferrel, Flores, Franco, Frías, Fuentes Barragán, Galindo Aurelio F., Galindo Carlos, Gámiz ,García Adolfo G., García Antonino M., García José Guadalupe, García Norberto, Garza, Gil, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, González Jesús N., Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Atanasio, Gutiérrez de Velasco, Huerta, Jiménez, Lara, Lazcano Carrasco, Leal, León, Liekens, Limón Uriarte, López Emiliano, López Serrano, Macías Juan E., Macías Rubalcaba, Madrid, Mariel, Márquez Galindo, Martín del Campo, Martínez Ignacio, Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Méndez Pánfilo, Mercado, Meza, Morales Francisco César, Morales Hesse, Morales Sánchez, Mota, Meade Fierro, Navarro, Ocampo, Olivé, Ortega, Ortiz, Pastor, Paz, Peña, Pérez Carbajal, Pérez Vargas, Pérez Vela, Quiroga, Ríos Landeros, Ríos de los, Rivera Castillo, Roaro, Rocha, Rodríguez de la Fuente, Rodríguez Herminio S., Rodríguez Matías, Rodríguez Sabino, Rojas Rafael, Romero Cepeda, Ruiz H. José María, Saldaña, Sánchez Margarito, Sánchez Salazar, Schulz y Alvarez, Serrano, Silva Jesús, Siurob, Solórzano, Soto José M., Soto Rosendo A.., Suárez José María, Tamez, Torre de la, Uzeta, Vadillo, Valadez Ramírez, Valverde, Verástegui Franco, Verástegui José, Villalobos, Villaseñor Mejía, Villaseñor y Zavala Dionisio. Total, 127 votos.
Votaron por la negativa los CC. diputados Casas Alatriste, Lanz Galera, Lomelí, Segovia y Velásquez López. Total, 5 votos.)
El C. secretario Aguilar: Está a discusión la partida 5576 que fue separada para impugnarla por los CC. diputados Villalobos y Espinoza Luis, y que dice:
"5576. - Para el pago de las cantidades de se hayan dejado de pagar por sueldos y otros emolumentos a los empleados y funcionarios civiles de la Federación, generales, jefes y oficiales del Ejército y Armada Nacional, hasta el 31 de diciembre de 1919 y que se paguen de acuerdo con los decretos de 31 de enero y 8 de agosto de 1917.............$ 1.000,000.00"
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Villalobos.
El C. Villalobos: Honorable Asamblea: Vengo a impugnar la partida 5576, que se refiere al "pago de las cantidades que se hayan dejado de pagar por sueldos y otros emolumentos a los empleados y funcionarios civiles de la Federación, generales, jefes y oficiales del Ejército y Armada Nacional, hasta el 31 de diciembre de 1919 y que se paguen de acuerdo con los decretos del 31 de enero y 8 de agosto de 1917", porque siguiendo el criterio que uno de los miembros de la Comisión de Presupuestos y Cuenta ha reconocido que debe observarse a propósito de las leyes de ingresos y del Presupuesto de Egresos, es necesario que esta H. Asamblea fije su atención no solamente en el monto de la partida que se pide para los efectos indicados en ella misma, sino también en el uso que se ha hecho de ella y en las probabilidades que hay de que se siga haciendo el mismo mal uso que en el pasado. Alguno de los miembros de la Comisión de Presupuestos decía que al hacer los presupuestos, que al hacer la Ley de Ingresos o el Presupuesto de Egresos, no se hacía una ley propiamente, sino que se recopilaban leyes que estaban en vigor con el objeto de fijar el monto de las erogaciones o de fijar el caudal de ingresos para el año fiscal próximo. De manera que al hablar de la partida requerida para el pago de las cantidades que se hayan dejado de pagar a los empleados civiles y a los servidores militares, la misma Comisión de Presupuestos y el Ejecutivo reconocen que estas erogaciones se deben de hacer de acuerdo con dos leyes: de acuerdo con la ley de 31 de enero y de acuerdo con el decreto de 8 de agosto, ambos del año de 1917. Estos decretos. - que tengo en mi poder y que pongo a la disposición de todos los
ciudadanos diputados - se referían: el primero, a la necesidad en que se ve el Ejecutivo de pagar los sueldos de los servidores de la Nación solamente en un tanto por ciento: al expedirse ese decreto, un 50 por ciento de la asignación que les fija el Presupuesto; actualmente un 75 por ciento, en virtud de que el Erario no está en condiciones de pagar íntegramente esos sueldos, y se decía en uno de los considerandos del decreto relativo que se pagaría el resto, la cantidad que se le reconocía al empleado o al servidor militar cuando hubiera ingresos extraordinarios o cuando hubiera un superávit en los presupuestos. Dice así el artículo 3o. a que me acabo de referir: "El pago de esta deuda nacional se hará precisamente en metálico, haciéndose dicho pago con los primeros ingresos extraordinarios de que pueda disponer el gobierno, o tan pronto como haya superávit en los presupuestos." De manera, señores diputados, que el gasto de $1.000,000.00 que se presupone en esta partida para pagar del remanente la deuda que se tiene con los empleados, debe de hacerse de acuerdo con el decreto de 31 de enero de 1917. Yo he estado a recoger informes en todas las oficinas que pudieran proporcionármelos, y una de las más autorizadas o por lo menos una de las más adecuadas es la Contraloría. En la Contraloría me informaron que de este año se han pagado ya hasta el 26 de noviembre $1.808,546.58. Cualquiera supondrá que el Ejecutivo, celoso de este decreto que él mismo expidió y que está en vigor, pues no hay ningún otro que lo haya derogado, ha acordado estos libramientos porque según los términos de su mismo decreto ha habido un superávit en los presupuestos o ha habido ingresos extraordinarios; pudo informarnos sobre este particular el alto empleado de la Contraloría que se sirvió proporcionarnos estos datos, que no había habido ni superávit ni ingresos extraordinarios; en consecuencia, este $1.808,546.58 se ha pagado violando de una manera flagrante y expresa los mandatos del decreto de 31 de enero de 1917. El C. diputado Espinosa, al replicar al ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, hacía volar el rumor persistente y de todos sabido de que el pago de los bonos a los servidores federales es un verdadero negocio para algunos altos funcionarios muy allegados y muy cercanos al Ejecutivo. (Aplausos.) El señor secretario de Hacienda lo único que hizo fue lavarse las manos; no dijo que él tuviera pruebas en contrario de esta aseveración, sino que sus funciones como secretario de Hacienda y Crédito Público se limitaban exclusivamente a pagar los libramientos firmados por el presidente de la República; que éstos se hacían de acuerdo con la liquidación aprobada por la Contraloría y que él no tenía ni derecho a objetar siquiera esos libramientos. En consecuencia, el señor secretario de Hacienda dejó en pie este cargo y por los hechos que acabo de narrar y por lo que dentro de breves instantes explicaré, este cargo queda en pie y esta H. Asamblea puede perfectamente pregonar a todos los vientos de la fama que esta partida de .... $1.000,000.00, que es ampliación a la de $1.000,000.00 que ya se había acordado y a la de cerca de ...... $200,000.00 que ya se han erogado, son un privilegio concedido a los funcionarios de la Federación, que no tienen por cierto ni méritos revolucionarios, ni méritos sociales, ni méritos intelectuales para valerse de ese privilegio indebido. (Voces: ¡Pruebas! ¡Pruebas!) En buena hora, señores, que los empleados, que los servidores de la nación, ya sean militares que exponen su vida en los campos de batalla por sostener a las instituciones o por sostener la integridad del gobierno, o los servidores modestos de las oficinas que con su labor sencilla y cotidiana contribuyen al sostenimiento de ese gobierno, sean remunerados, sean compensados por sus servicios en lo íntegro de la asignación que se presupone, en buena hora; pero si el mismo gobierno ha establecido limitaciones como ésta a que acabo de dar lectura, consignadas en el decreto de 31 de enero de 1917, a estas limitaciones debe sujetarse el mismo Ejecutivo y pagar con estricta sujeción a ese decreto las erogaciones a que se refiere esta partida 5576. Por los datos que yo recogí en la Contraloría de la nación puede afirmarse, señores diputados, que la cantidad que anualmente se deja de pagar a los servicios de la Federación por concepto del 25 por ciento que se les reconoce de su sueldo y de sus haberes, monta a la respetable suma de $8.000,000.00. Así pues, habiéndose pagado este año hasta el 26 de noviembre pasado....... $1.800,000.00 de ese adeudo y votándose $1.000,000.00 más para pagar una parte del resto de ese adeudo, se pagarán alrededor de $3.000,000.00; en consecuencia, se deberán todavía a los empleados...... $5.000,000.00 para el ejercicio actual que está por fenecer. Si tuviéramos una ley que especificara, que graduara las preferencias conforme a las cuales debe pagárseles a los empleados ese 25 por ciento, en buena hora que se les siguiera pagando así, aun cuando no hubiera ingresos extraordinarios, pero no hay ninguna ley; yo me informé en la Contraloría, yo pedí informes en otros departamentos del Ejecutivo y se me informó que los acuerdos que el presidente de la República firma concediendo a los solicitantes el 25 por ciento de sus haberes o sueldo, no se ajusta a ninguna ley, no se ajustan a ningún cartabón, no se ajustan a ningún decreto; el señor presidente los ajusta exclusivamente a razones que no hace conocer sino en cada caso concreto o que él se reserva porque hay muchos casos en que no las hace conocer. En consecuencia, como ustedes ven, señores diputados, se dejan de pagar $5.000,000.00 y no se deja de pagar a aquellos que menos lo necesitan, sino que se deja de pagar a aquellos que más lo necesitan; os puedo asegurar que esos $5.000,000.00 se dejan de pagar precisamente a aquellos empleados que por modestos o por carecer de influencias no pueden pagar la comisión que ya se tiene establecida o no tiene la influencia necesaria en las altas esferas del gobierno para que se les paguen los bonos a que tiene derecho. (Aplausos.)
Por otra parte, señores diputados, según los términos del mismo decreto de 31 de enero de 1917 que invoca el Ejecutivo en la partida 5576, estos adeudos no deben pagarse por acuerdo del presidente de la República, sino que deben pagarse de conformidad, en los términos de una ley que es necesario dictar cuando ya se haya impreso, cuando ya se hayan repartido y entregado estos bonos; dice así:
"Artículo 5o. del decreto de 31 de enero de
1917. - "Los títulos de la deuda pública serán estrictamente nominales, debiendo cobrarlos precisamente la persona a cuyo favor se otorguen, o sus herederos legítimos, si a la fecha del cobro hubiera fallecido el interesado, y su pago podrá hacerse en una sola vez o en cantidades parciales del veinticinco por ciento del importe total, según las entradas de que el Erario pueda disponer, pero sin hacer ninguna excepción y usando el mismo procedimiento para todos."
Ustedes ven que este artículo se ha violado abiertamente. El siguiente, el 6o. dice así:
"Para el caso en que el Gobierno deba hacer la amortización en pagos parciales, los bonos llevarán tres cupones divisibles, a fin de separar cada uno de ellos al hacer los tres primeros pagos del veinticinco por ciento y de recoger el talón al efectuarse el último pago."
Por los términos de este artículo 6o., señores diputados, es inconcuso que tienen que expedirse títulos, documentos que amparen ese crédito para que su poseedor nominal, para que el empleado acreedor los cobre en los términos de ese mismo decreto. Esta condición es condición de equidad y se relaciona con las restricciones impuestas en el artículo 5o., del mismo decreto que expresa que no se deben hacer excepciones, que no se deben hacer clasificaciones, que no se deben hacer preferencias. En consecuencia, mientras estos títulos no se hayan autorizado, no se hayan repartido, no se hayan entregado a sus dueños, no debe pagarse esta cantidad por concepto de bonos, porque seguirá siendo una ironía, porque seguirá siendo un escarnio de la justicia. De todo lo expuesto, señores diputados, creo que se desprende fácilmente la necesidad de que vosotros rechacéis de plano esta partida; esta partida no debe autorizarse porque o se fija en la cantidad necesaria para pagar a todos, o no se fija en ninguna cantidad, porque entonces se pagará solamente a algunos y ya hemos visto y sabemos por el rumor de la calle, a quiénes se les paga. Como he dicho anteriormente, para pagar a los empleados las cantidades que se les adeuda por concepto de veinticinco por ciento durante este año, sería necesario aproximadamente poner $6.000,000.00; en consecuencia, o autorizamos que esta partida tenga $6.000,000.00 o no autorizamos que tenga $1.000,000.00, porque, como ya os he dicho, quedarían fuera de cortadura un buen número de servidores de la nación, que por regla general siempre son los más humildes.
En nombre de la equidad, en nombre de los principios revolucionarios, en nombre del prestigio de esta H. XXVIII Legislatura, señores diputados, os pido que rechacéis de plano esta partida. (Aplausos.)
Presidencia del C. GAMIZ LUIS G.
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa.
El C. Espinosa Luis: Deseo que la Presidencia tenga a bien mandarse informar de si está presente el secretario de Hacienda y Crédito Público, porque considero indispensable su presencia en esta Asamblea, para poder tratar este asunto. (Voces: ¡Ahí está ya!) En vista de que ya llegó el secretario de Hacienda, continúo. (Risas. Voces: ¡Es tu sombra!)
El C. Espinosa Luis: Honorable Asamblea: En ocasión pasada, refutando el presupuesto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, dije que estas partidas enormes amparadas en la sección de gastos generales no sirven más que para hacer negocios sucios en los que únicamente salen beneficiados algunos funcionarios públicos y algunos allegados a estos funcionarios. (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) Las pruebas y los nombres, señores compañeros, las tendréis en seguida, porque vengo suficientemente documentado para satisfacer hasta las exigencias más insignificantes y demostrar con hechos concretos estas inmoralidades imperdonables de algunos de los hombres emanados de la Revolución y que por este solo hecho están obligados a ser honrados y a ser defensores de los intereses de la patria.
Ya que me pedís pruebas, quiero dároslas anticipadamente y, al efecto, sólo lamento que en estos instantes no se encuentre en esta Asamblea el ciudadano licenciado Martínez del Río, que aparece precisamente embarrado con el lodo de un negocio sucio.
El ciudadano Martínez del Río, dentro de esta Asamblea, y el licenciado Heriberto Barrón, director de un libelo infamante, que sólo es comparable con "El Debate" de Ramón Corral, allá afuera; y el de allá afuera y el de aquí adentro, paladines del civilismo, van a ser exhibidos por mí, en este instante, y voy a demostrar hasta la evidencia lo que son estos individuos, como profesionistas y lo que sería el gobierno de los llamados civilistas rodeado de hombres tan inmorales (Voces: ¡Duro! ¡Duro!)
Lanzo el cargo sobre estas gruesas partidas del presupuesto de Hacienda y al decir de Hacienda no quiero referirme nada más a ese departamento, sino también a las demás dependencias del Ejecutivo; y es triste, ciudadanos representantes, que cuando la Revolución vino predicando moralidad en la administración de los fondos públicos, veamos que estos funcionarios, salidos precisamente del seno de la Revolución, no han hecho otra cosa que repetir los procedimientos verdaderamente indignos de los hombres del tiempo de la dictadura.
El hecho concreto que quiero referir, ciudadanos representantes, es el siguiente: A fines de 1917, los ciudadanos Ramón Martínez del Río y Heriberto Barrón, patrocinando a la casa Back y compañía sociedad en comandita, de esta plaza, se presentaron ante la Secretaría de Hacienda reclamando el cobro de 50,000.00 por concepto de lanzas que esta casa había vendido al usurpador Victoriano Huerta, cuyas lanzas sirvieron, como recordaréis muchos de vosotros, para armar a aquellos flamantes cuerpos de lanceros que fueron algo así como una vanidad del usurpador.
Estos ciudadanos: Heriberto Barrón y Ramón Martínez del Río, justificaban su actitud de patronos ante el gobierno de la Revolución, diciendo que si era cierto, como lo era, que estas lanzas habían sido vendidas al usurpador, también lo era que ellas, las lanzas, estaban en aquellos días al servicio del Ejército Constitucionalista.
La Secretaría de Hacienda pasó este negocio a la Secretaría de Guerra y Marina por ser de la incumbencia de este ramo; la Secretaría de Guerra abrió una averiguación minuciosa de este asunto y del resultado de ella se obtuvo la certidumbre que de estas lanzas, que importaban $50.000,00, sólo había setenta de ellas al servicio del Ejército Constitucionalista y el dictamen del departamento respectivo de Guerra terminaba diciendo que en su concepto era de pagarse, por lo tanto, el valor correspondiente a esas setenta lanzas, pero en manera alguna los $50,000.00 que reclamaban los patronos de la casa Back y compañía. Hasta aquí la primera fase de este negocio.
El C. Rocha José Federico, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación el orador?
El C. Espinosa Luis, continuando: Más tarde, ciudadanos representantes, los apoderados de la casa Back y compañía idearon una nueva forma para conseguir el pago de estos $50,000.00; asociados con algún funcionario de la Secretaría de Hacienda convinieron en que no harían la reclamación por concepto de las decantadas lanzas sino por maquinaria, útiles y materiales, sin especificar qué clase de útiles, ni qué clase de materiales, ni qué clase de maquinaria de aquélla.
Ya sabéis, todos vosotros, que estas partidas de útiles, maquinaria, materiales, etc., etc., son precisamente el disfraz que sirve para encubrir los fraudes al Erario nacional y, naturalmente, ya con esa nueva forma la Secretaría de Hacienda procedió a la tramitación de este negocio sucio; pero como a fuerza había que dar órdenes y éstas deberían seguir todas las tramitaciones de ley, el entonces alto funcionario interesado en este negocio, que había hecho sociedad con los patrones de la casa Back y Cía., procediendo torpemente, dejó huellas, y huellas imborrables, señores representantes, de la tramitación de este asunto, y así fue como el oficio, cuyo número y fecha citaré a continuación, fue pasando por todas y cada una de las dependencias por las que tenía que pasar, hasta llegar al departamento de Bienes Nacionales.
El jefe de este departamento, que por lo visto es un individuo raro entre los actuales, entre muchos de los que manejan fondos de la Nación, se vio sorprendido con aquella orden y, como es natural, ciudadanos representantes, siendo este hombre honorable y escrupuloso, procuró aclarar el por qué de aquella orden tan extraña; y es así que consultando sobre a qué partida debería cargarse el pago de $45,000.00, porque en la orden que había girado Hacienda decía de manera terminante que ya habían sido pagados $5,000.00 - fijaos bien, porque este detalle es interesantísimo -, y que, por lo tanto, solamente habría que pagar para el 31 de enero del mismo mes - la orden había sido girada el 8 del mismo enero -, $45,000.00; el jefe del departamento de Bienes Nacionales formuló la consulta en los términos que indica este documento que me permito suplicar a la Presidencia invite a la Secretaría a que de lectura.
- El C. secretario Castillo David, leyendo:
"Secretaría de Hacienda y Crédito Público. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Cuenta. - Departamento de Bienes Nacionales.
"Mesa 3a. - Exp. 95. - Núm. s\n.
"Como resultado de las gestiones hechas por los CC. licenciados Heriberto Barrón y Ramón Martínez del Río, representantes de los señores Guillermo Back y Compañía, S. en C., esta Secretaría ha tenido a bien acordar que por $50,000.00 (Cincuenta mil pesos), de los que han sido pagados ya......$5,000.00 (Cinco mil pesos), se salde toda la cantidad que el gobierno reconocía aquella sociedad por compra de maquinaria, útiles y materiales.
"Atentamente me permito suplicar a usted que se sirva indicar a qué partida del presupuesto de esa Secretaría se carga la cantidad de $45,000.00 (Cuarenta y cinco mil pesos) que habrán de entregarse el próximo día 31 del actual.
"Reitero a usted mi atenta consideración.
"Constitución y Reformas. - México, 15 de enero de 1918.
"Al ciudadano subsecretario de Guerra y Marina. - Presente."
Solamente dice: "Un sello", etc., y todo está escrito en máquina; es una copia.
Presidencia del C. SERRANO FRANCISCO R.
El C. Espinosa Luis: La firma, ciudadanos representantes, es lo de menos; los documentos originales existen en poder de persona que, cuando los hombres del gobierno garanticen más los intereses no sólo de los Poderes Públicos, sino de la sociedad, irá ante los tribunales a exigir responsabilidad a quienes la tengan; pero si alguien duda de la autenticidad de estos documentos, para acallar toda sospecha y toda maledicencia, no tengo inconveniente en responder de una manera amplia, completa y suficiente de la veracidad de estos documentos; yo me hago solidario de la autenticidad de ellos.
El C. Rocha José Federico: ¿Me permite una interpelación oportuna el orador?
El C. Espinosa Luis, continuando: Como ha visto la H. Asamblea, este documento no deja lugar a dudas de ninguna naturaleza. El encargado del departamento de bienes nacionales consultaba al prominente funcionario que entonces estaba en Hacienda, a qué partida debería cargar esos cuarenta y cinco mil pesos. (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!)
El C. Rocha José Federico, interrumpiendo: ¿Quién era el encargado de Hacienda?
El C. Espinosa Luis, continuando: No es necesario, ciudadanos representantes, descender a personalidades y pronunciar nombres. Vengo a denunciar hechos, no hombres; el hecho existe y yo lo sostendré siempre, porque es cierto. Es muy mezquino y de pasiones muy bajas querer exhibir nombres de personas, cualesquiera que éstas sean; por lo tanto, yo pido de mis compañeros el respeto necesario para estos funcionarios.
Ya lo he dicho: este es un hecho cierto, yo respondo de él ante los tribunales y en cualquiera otra parte. Creo que basta con mi dicho para acallar cualquiera sospecha.
El C. Avellaneda: No basta.
El C. Espinosa Luis: ¿El compañero Avellaneda dice que no? Entonces no digo nada.
El C. Avellaneda: Nada he hablado.
El C. Espinosa Luis: Entonces, ciudadanos representantes, el funcionario que estaba en connivencia, que estaba asociado con Martínez del Río y Barrón, viendo que su torpeza lo había colocado en condiciones difíciles y temiendo que su reputación de funcionario quedase lesionada, quiso deshacer lo hecho, lo que no era posible ya deshacer, porque este negocio había dejado huellas imborrables; entonces, valiéndose de un recurso infantil, giró una orden - súplica al jefe del Departamento de Bienes Nacionales, diciéndole que quedaba insubsistente la orden de tal fecha; es decir, la orden a que se refiere la consulta del jefe del jefe del Departamento de Bienes Nacionales; pero esto no tendría nada de particular, porque ya se sabe que una orden queda insubsistente por virtud de una orden posterior que manda lo contrario; pero no se limito el encargado de las finanzas nacionales a decir que aquella orden quedaba insubsistente, sino que de un modo suplicante pedía que se le devolviese, demostrando, naturalmente, con esto, la culpabilidad que el tenía en este negocio que yo vengo denunciando ante vuestra soberanía. La orden respectiva es esta:
Suplico al señor presidente ordene a la Secretaría se sirva darle lectura.
El C. secretario Castillo: Documento análogo al anterior, sin firma.
"Secretaría de Hacienda y Crédito Público. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Departamento de Bienes Nacionales. - Urgente.
"Mesa 3a. - Exp. 95. - Núm....
"Suplico a usted atentamente se sirva considerar insubsistente el oficio número 95 que tuve la honra de dirigirle con fecha 5 del actual, relativo al pago de la cantidad de $5,000.00 (Cinco mil pesos), que se adeudan a los señores Guillermo Back y compañía, S. en C., por compra de maquinaria, útiles y materiales, y devolverlo a esta propia Secretaría, con el portador si fuera posible.
"Reitero a usted las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.
"Constitución y Reformas. - México, 21 de enero de 1918.
"Al ciudadano subsecretario de Guerra y Marina - .Presente."
El C. Espinosa, continuando: Como ha oído la H. Asamblea, los objetos de este documento eran dos; el primero, recoger el oficio número 95, de 15 de enero de 1918, por medio del cual se ordenaba el pago de los $45,000.00, y de los que, como se confiesa en el mismo documento, ya habían sido pagados $5,000.00. El segundo era que quedara como único rastro esta nota, donde se decía que quedaba insubsistente la orden para pagar estos mismos $5,000.00, y ya ven vuestras señorías que no se trataba de $5,000.00, como se decía en el oficio, sino de $50,000.00, y era natural, al entonces encargado de las finanzas le convenía que quedara como único rastro de este negocio sucio este simple papel.
Desgraciadamente no pudo conseguir, porque ya era demasiado tarde, ni que la orden primera le fuese devuelta, ni que el negocio quedase oculto entre las tenebrosidades impenetrables que guardan tantos y tantos misterios de la Secretaría de Hacienda.
Sí es seguro que si el encargado de las finanzas mexicanas hubiese procedido con más cautela, y en lugar de girar aquella orden funesta para él, hubiese puesto de acuerdo al jefe del Departamento de Bienes Nacionales - en el supuesto que éste se hubiese prestado a esa combinación -, entonces hubieran conseguido el pago de estos $50,000.00, que estoy obligado a creer que lo consiguieron por otro concepto, cargándolo a otras partidas, porque ya hemos visto que estos gastos generales de Hacienda son muchos; no están contenidos únicamente en una partida, sino en varias partidas, sino que hay ahí gastos que no se expresan claramente para qué son.
He querido recordar este hecho, porque es elocuentísimo; se trataba de pagar lanzas, ciudadanos representantes, y después vemos que ya no eran lanzas, sino una lanza en la que salió ensartado el ciudadano encargado de las finanzas en aquel entonces, porque en lugar de lanzas se decía: "maquinaria, útiles", y quién sabe qué otras cosas. Así pues, como con toda franqueza y desvergüenza se decía que lo que debería pagarse por lanza ya no habría que pagarse por ese concepto, sino por maquinaria, ¿qué de raro tiene que ahora el encargado de Hacienda diga que esta partida ampara tales y tales gastos? Esto, en todo caso, sería la apariencia legal del asunto; pero lo que hay en el fondo es, ciudadanos representantes, lo que saben solamente los hombres que tiene en sus manos esos dineros.
Está claro que en los documentos, órdenes o libramientos podrá ampararse toda clase de gastos por maquinaria y otros útiles que jamás se justifican, porque no hay quien investigue la existencia de esos objetos y, naturalmente, nunca, absolutamente nunca, llegará a aclararse esta inversión falsa de los fondos nacionales.
Por esa razón, ciudadanos representantes, me opondré con la tenacidad que me caracteriza, a que aprobemos este presupuesto que, como antes dije, ampara cinco millones para gastos generales de la Secretaría de Hacienda. ¡$5.000,000.00 que no se habían visto nunca, en ningún presupuesto, desde que México tiene vida independiente! ¡Sumas fabulosas, $5.000,000.00 para gastos extraordinarios! Ya comprobé que son $5.000,000.00, a pesar de que el señor secretario de Hacienda se ha esforzado en demostrar a la Cámara que no son más que.... $3.000,000.00. Este caso concreto no es más que una muestra de lo mucho que hay podrido en esta clase de asuntos, y así como éste, existen muchísimos por cantidades todavía mayores.
Si esto nos lleva al convencimiento de que hay esta inmoralidad en los manejos de fondos públicos, ¿por qué, ciudadanos representantes, no tomar medidas saludables para procurar que haya más moralidad y más honradez en el manejo de estos dineros? (Una voz: ¡Ya llegó Martínez del Río!)
Creo, ciudadanos representantes, que he exhibido con suficiente diafanidad las lacras que hay en este cuerpo administrativo; pero quiero contestar al ciudadano secretario de Hacienda, ya que es también motivo del debate, el participio que tiene la Secretaría de su cargo en la cuestión del pago de los bonos.
El ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, con esa suficiencia que le da su alto puesto y esa solidez que le permite sus argumentos
bien coordinados y contundentes, aunque sofísticos, vino a la tribuna el primer día a decir que la Secretaría de Hacienda no tiene que ver nada con el pago de los bonos; que era el presidente de la República únicamente quien expedía las órdenes o libramientos, y la Contraloría la que se entendía con el pago de estos bonos.
Desde luego que los paga la Tesorería y que la tramitación la hace la Contraloría, queda demostrado que el secretario de Hacienda en aquella ocasión no estuvo en lo justo.
Si el millón de pesos que ahora se nos pide figurara en la partida que se discute "Para el pago de las cantidades que se hayan dejado de pagarse por sueldos y otros emolumentos a empleados y funcionarios civiles de la Federación, generales y oficiales del Ejército y Armada Nacional, hasta el 31 de diciembre de 1919, y que se paguen, de acuerdo con los decretos de 31 de enero y 8 de agosto de 1917", viene a demostrar también que es esta Secretaría la que tiene que ver con estos manejos de fondos, ya que ésta es la directamente responsable del dinero que entra en sus dependencias, y la Tesorería General de la Nación es una dependencia, como todos vosotros sabéis, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; así pues, tiene que ver - aunque el secretario de Hacienda lo niegue -, y mucho, en estos asuntos la Secretaría de Hacienda a su cargo.
Sí convengo, porque es una gran verdad, que es el ciudadano presidente de la República quien, como una gracia, como una merced a sus allegados, rubrica el páguese de esas solicitudes por concepto de bonos; sí convengo que es también la Contraloría, ese biombo tras del cual se esconden estos manejos personales del Ejecutivo, la que tramita todas las órdenes de pago; pero, en resumen, cuanta demanda hay, pasa por la Secretaría de Hacienda, y la prueba está en que, como finalidad de cuentas, es la Tesorería General la que liquida las cantidades por concepto de bonos.
Pero, ciudadanos representantes, no quiero atenerme a mis simples palabras y, al efecto, voy a permitirme suplicar a la Presidencia autorice a la Secretaría para que tenga a bien leer estas pequeñísimas fracciones de los dos decretos que autorizan este pago por concepto de bonos.
- El C. secretario Castillo, leyendo:
"Diario Oficial de los Estados Unidos Mexicanos. - Órgano provisional del gobierno provisional. - México. - Jueves 8 de febrero de 1917.
"Cuarto. Que el propósito perseguido por esta ley se encamina al mejoramiento futuro de todos aquellos que han tenido y tienen la abnegación suficiente para sufrir privaciones, colaborando a la reconstrucción nacional, y que a fin de que los interesados reciban directamente el beneficio, precisa que los títulos de la deuda sean estrictamente nominales para librar a los beneficiados de que sean víctimas de los acaparadores que, aprovechándose de sus exigencias y privaciones, adquieran sus bonos a bajos precios, neutralizando en gran parte la significación que esta ley debe tener en lo futuro."
"Artículo 5o. Los títulos de la deuda pública serán estrictamente nominales, debiendo cobrarlos precisamente la persona a cuyo favor se otorguen, a sus herederos legítimos, si a la fecha del cobro hubiere fallecido el interesado, y su pago podrá hacerse en una sola vez o en cantidades parciales del veinticinco por ciento del importe total, según las entradas de que el Erario pueda disponer, pero sin hacer ninguna excepción y usando el mismo procedimiento para todos."
El C. Espinosa, continuando: Como ha oído la H. Asamblea, en el considerando cuarto del decreto del entonces Encargado del Poder Ejecutivo, se viene a la conclusión de que el propósito perseguido por esta ley es enteramente encaminado al mejoramiento futuro de todos aquellos que han tenido y tienen la abnegación suficiente para sufrir privaciones, colaborando a la reconstrucción nacional.
De eso se desprende, ciudadanos representantes, que el objeto primordial, que el espíritu de esta medida no fue otro que el de favorecer a todos estos abnegados servidores de la nación, tal como textualmente lo expresa el cuerpo de este decreto y, sin embargo, ciudadanos representantes, ya hemos visto como hay una diferencia enorme entre lo dicho por el Ejecutivo y entre lo hecho por los hombres del Ejecutivo.
Es una ironía, ciudadanos representantes; pero no como esa ironía de los labios proféticos de Luis Cabrera, sino de esa ironía que chorrea sangre por lo brutal, que los hechos han venido a demostrar cómo el Ejecutivo predica una cosa en lo personal y practica otra muy distinta por medio de los hombres que lo rodean. Lo que voy a decir no es una denuncia: es público, lo saben los que viven en la metrópoli y lo saben los que viven en todos los puntos de la República; lo saben los que han sido víctimas de este procedimiento verdaderamente vergonzoso y degradante de los hombres públicos de hoy, a pesar de la buena intención de este decreto, que soy el primero en reconocer; pero a todos os consta que se trafica de la manera más descarada con esos pagos de bonos, y ya hemos visto lo que representan para los servidores de la Nación estas economías que se les imponen a fuerza y que han aceptado de muy buen grado, porque han creído que, efectivamente, cuando la Nación está pobre y afligida, es un deber de buen mexicano sacrificarse por el bien de todos.
Ya hemos visto, ciudadanos representantes, cómo este espíritu altísimo del decreto ha sido pisoteado villanamente por algunos funcionarios actuales que si han hecho objeto del lucro, y de lucro el más desmedido, estos sueldos retenidos, no sólo por meses, sino hasta por años, a los servidores más leales de la actual administración.
Es así como un infeliz que no ha percibido por meses y aun por años, parte de los sueldos que ha devengado, ya sea exponiendo su pecho a las balas enemigas, o bien sirviendo con toda honradez y con toda actividad en las oficinas del gobierno, cuando ha alcanzado por este concepto algunos cientos de pesos, tiene que mendigar como un mendrugo, como una limosna del Ejecutivo, una parte misérrima de lo que debería percibir haciendo uso de un derecho legítimo.
¿Y es así como nosotros, ciudadanos representantes, vamos a aceptar que ahora se conceda este millón de pesos que nos pide el Ejecutivo para pagar estos bonos que se adeudan hasta el último del año en curso? Debo declarar, ciudadanos representantes, que yo
no me opongo a que se apruebe esta cantidad de $1.000,000.00, si es que ella es necesaria para liquidar todo lo que se deba hasta el 31 de diciembre del año en curso; lo que vengo a pediros es que aprobemos esto, pero reformando la ley, exigiendo que se reglamente antes en la forma en que deben pagarse de un modo equitativo, sin privilegios de ninguna naturaleza, todas estas cantidades pendientes, porque solamente así habremos hecho una obra justa; de lo contrario; no haremos más que dar una oportunidad a estos favorecidos del gobierno para que sigan enriqueciéndose con el sudor, con las lágrimas y con la sangre de cientos y tal vez de miles de pobres empleados y servidores de la Nación. Esto, ciudadanos representantes, sería una inmoralidad que en manera alguna debemos permitir; pero ya que ahora se trata de llevar a vuestras conciencias la convicción más íntima para que asumáis una actitud enérgica, yo os daré pruebas suficientes de que lo que os he denunciado es verdad, la absoluta verdad.
Al efecto, debo hacer esta declaración sincera: jamás, en mi vida de revolucionario, he pedido o había pedido al ciudadano presidente de la República un servicio personal; pero en el año de 1917, encontrándome sumamente grave de una fiebre palúdica que había adquirido en la campaña de las costas del pacífico, vine a curarme, disfrutando una licencia de dos meses, a la capital de la República, y por la necesidad que tenía de dinero para atender al restablecimiento de mi salud, tuve, muy a pesar mío, que romper y pasar por encima de mis escrúpulos y dirigirme al ciudadano presidente de la República, en carta muy atenta, solicitando que tuviese a bien acordar el pago de parte de los bonos que se me adeudaban, y la contestación del primer funcionario de la Nación es la siguiente:
- El C. secretario Castillo, leyendo:
"Correspondencia particular del presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
"México, D. F., febrero 25 de 1918.
"Señor mayor Luis Espinosa. - 4a. del Fresno número 145. - Ciudad.
"Muy señor mío:
"Recibí la atenta carta de usted, fecha 16 del actual, y en contestación le manifiesto que no es posible por ahora acordar de conformidad lo que solicita, debido a las actuales condiciones del erario.
"Quedo de usted afectísimo y atento S. S. - V. Carranza."
El C. Espinosa, continuando: Ya ha oído la H. Asamblea cuál es la respuesta del primer mandatario de la Nación, cuando un humildísimo servidor de la patria, como el que habla, tiene la desgracia de dirigirse a él para suplicarle que le pague lo que le debe. Y declaro, señores representantes, que mi carta al primer mandatario fue una carta de súplica, no fue una carta de exigencia, a pesar de que tenía derecho a haber exigido que se me pagase lo que legítimamente se me debía. Obtuve esta respuesta, porque fui lealmente ante el ciudadano presidente de la República a pedirle lo que se me debía; si yo hubiese seguido el camino tortuoso, si yo hubiese seguido el camino de las influencias, si yo hubiese seguido el camino del descuento del 50 por ciento para que se me pagasen los bonos, estoy seguro que sí hubiera conseguido el pago de ellos y en un término demasiado corto.
Si estos documentos que yo exhibo a vuestra consideración, son pruebas suficientes para poner de relieve estas vergonzosas inmoralidades de los hombres que actualmente están en el poder, ¡cómo vamos nosotros, sin enojarnos, sin dejar de cumplir con nuestro deber, a aprobar la fabulosa suma de $1.000,000.00 así nada más porque nos lo pide el ciudadano secretario de Hacienda?
En manera alguna, ciudadanos representantes; ya os lo dije: si ese millón de pesos es necesario para liquidar las cuentas pendientes, para liquidar las cuentas que no se han pagado, en buena hora, concedámosle, pero antes reglamentemos la ley que indique la forma correcta, la forma justa, la forma razonable de hacer estos pagos.
Que no siga el presidente de la República con la investidura omnipotente de dictador absoluto para disponer de este millón de pesos a su antojo, que no quede este millón de pesos al alcance del Ejecutivo y de los suyos para lucrar ellos mismos y favorecer a unos cuantos allegados.
Si está en la conciencia de vosotros conceder esta enorme suma, pensad bien que $1.000,000.00 significa un enorme sacrificio de la patria,.... $1.000,000.00 no es un puñado de dinero que se tome de donde lo haya; $1.000,000.00 significa muchos sacrificios de la patria.
Yo suplico que por esta vez oigáis mi humilde voz que representa el clamor general de la República Mexicana. Sed escrupulosos y cumplid con vuestro deber honradamente; poneos la mano sobre el corazón y con vuestra conciencia alta, pensando en los dolores de todos los abnegados servidores de la patria, exigid primero al secretario de Hacienda la ley que, como antes dije, reglamente de una manera equitativa, de una manera justa, la forma de repartir este millón de pesos y entonces, con gusto, yo seré el primero en votar en pro, porque sí considero este millón de pesos necesario; pero mientras tanto, retiremos la partida, que quede en suspenso para que cuando se nos haya presentado la reglamentación. Entonces concederemos este millón y más si es necesario para saldar estas cuentas pendientes, porque esto, como el mismo Ejecutivo lo dice, es una deuda sagrada, es una deuda nacional que debe pagarse de preferencia.
Termino, ciudadanos representantes, suplicándoles que déis toda la importancia que tiene a esta partida del presupuesto de egresos de la Secretaría de Hacienda. Convencido de que contaré con vuestro apoyo, quiero únicamente, en síntesis, repetir el cargo lanzado al diputado Martínez del Río, porque no soy de los que acostumbran lanzar un cargo cuando al que se le ataca no se encuentra presente. Esta forma de acometer es triste, y es menguada; pero ya que el ciudadano Martínez del Río está presente, quiero repetir en pocas palabras el cargo que yo le hice desde esta tribuna.
Ciudadano Martínez del Río: Durante vuestra ausencia os acusé...
El C. secretario Castillo, interrumpiendo: Habiendo transcurrido los treinta minutos reglamentarios, se pregunta a la Asamblea si se le prorroga el permiso al orador...
El C. Martínez del Río: Pido la palabra. Para
que continúe el señor Espinosa, para que acabe de hacer la acusación que quiere hacer.
- El mismo C. secretario: Sí se concede el permiso.
El C. Espinosa: Agradezco a la H. Asamblea la distinción que me hace de permitirme que ha pesar de haber expirado el plazo reglamentario, continúe en el uso de la palabra; ofrézcoles que seré breve, porque no quiero más que satisfacer un deber de caballero.
Hice un cargo al ciudadano Martínez del Río cuando se encontraba ausente y quiero repetirlo ahora que se encuentra aquí frente a frente, sintetizándolo hasta donde sea posible:
Acuso a usted, señor Martínez del Río, de que en sociedad con el licenciado Heriberto Barrón y un funcionario de la Secretaría de Hacienda, un alto funcionario de la Secretaría de Hacienda, (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) usted patrocinó un negocio sucio que fue el siguiente: la casa Back y compañía de esta ciudad vendió al usurpador Huerta cierto número de lanzas para equipar a sus lanceros; cuando la revolución constitucionalista vino triunfante a esta capital de la República, cuando ya la administración pública estaba más o menos organizada, a fines del año de 1917, usted y el señor Barrón se presentaron ante la Secretaría de Hacienda a reclamar el pago que el gobierno usurpador debía a aquella casa extranjera, y este pago era nada menos que $50,000.00. Entonces se llevó a la Secretaría de Guerra la reclamación respectiva, porque era a la Secretaría de Guerra y no a la Secretaría de Hacienda a quien correspondía dictaminar sobre el particular. La Secretaría de Guerra hizo las averiguaciones del caso y se llegó a la conclusión terminante que de aquellas lanzas solamente había en el ejército setenta. Para esto debo retroceder un poco: Usted y Barrón, para apoyar su petición, decían que sí era cierto que estas lanzas habían sido vendidas a la usurpación, les constaba que estaban al servicio del Ejército Constitucionalista. De ahí la investigación hecha por Guerra. Como fracasó este intento para que fuese pagada esta enorme cantidad de $50,000.00, se adoptó otro recurso a efecto de llegar al mismo fin. Este fue que de acuerdo con uno de los funcionarios de finanzas de aquel entonces, se pretendía cobrar esa suma, pero ya no por el concepto de lanzas, supuesto que no les había servido ese modo para sacar los... $50,000.00. Entonces se pidió el pago por maquinaria, útiles y materiales, sin especificar qué maquinaria, qué clase de útiles ni qué materiales. Y entonces usted con su socio Barrón, como patronos de la casa Back y compañía, S. en C., consiguieron un libramiento de acuerdo con el funcionario de Hacienda, por $50,000.00 y ese libramiento se pasó del Departamento de Bienes Nacionales para que pagase el resto, es decir, $45,000.00, porque ya, según consta en el documento a que di lectura, su señoría y Barrón habían recibido $5,000.00 a cuenta de los $50,000.00; pero como entonces no se tuvo la precaución necesaria para hacer este negocio sucio de tal manera que dejara un rastro limpio, fue necesario que el honrado encargado del Departamento de Bienes Nacionales preguntase al encargado de las finanzas mexicanas con cargo a qué partida se pagaban los $45,000.00 restantes que conforme a la orden que antes expliqué debería pagarse en el término de veintidós días, supuesto que la orden fue expedida el 8 de enero de 1918 y se decía en esa misma orden que los $45,000.00 deberían hacerse efectivos el día último de enero del mismo año.
Entonces el alto funcionario socio de usted en aquel negocio, viéndose descubierto, quiso borrar las huellas, sin comprender que era ya imposible y entonces giró un oficio diciendo que quedaba sin efecto la orden anterior por $5,000.00 y pedía que se le devolviese esa orden y así lo dice muy claro: "Suplico a usted tenga a bien devolverme el libramiento anterior" sin comprobar que era ya imposible y quedando, por lo tanto, como única prueba el documento de $5,000.00 que como dato curioso decía que no debían pagarse; pero el mismo oficio declara que ya su señoría y Barrón habían recibido a cuenta esos $5,000.00.
El C. Martínez del Río: No fueron $50,000.00; fueron $60,000.00. (Risas.)
El C. Espinosa: Así pues, este es el caso que yo he denunciado durante la ausencia de vuestra señoría; quería nada más como una lealtad a mi manera de proceder en esta Cámara, repetíroslo frente a frente.
El C. Martínez del Río: Para una aclaración, señor presidente, pido la palabra.
El C. Villalobos: ¡Moción de orden, señor presidente! He tenido noticia de que la respetable Comisión de Presupuestos, que dictaminó este asunto, atendiendo a las observaciones y razonamientos expuestos en la tribuna por el C. Espinosa y por el que habla, va a pedir permiso a la H. Asamblea para retirar esta partida hasta que no se reglamente, como lo pedimos nosotros, la manera de pagar a los servidores de la Federación; en consecuencia, para obviar debates, para ganar tiempo, suplico a la Presidencia pregunte formalmente a la Comisión si, en efecto, va a retirar esta partida, a fin de que desde luego se retire.
El C. presidente: La Presidencia manifiesta al C. Villalobos que no podía haber adivinado que la Comisión tuviera este propósito, y espera que la Comisión haga indicaciones a este respecto para someterlo a la votación de la Asamblea.
El C. Gutiérrez de Velasco: Pide la palabra la Comisión.
El C. Martínez del Río: Pido la palabra para una aclaración.
El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.
El C. Gutiérrez de Velasco, de la Comisión: Honorable Asamblea: Los argumentos que se han esgrimido en contra de esta partida, son de mucho peso; la Comisión se ha impresionado verdaderamente con ellos, pero considera que no es la partida la que debe retirarse. No solamente, la Comisión cree que la partida es corta para las necesidades que va a cubrir; pero lo único que se necesita es expresar en esa partida qué necesidades son las que se van a cubrir, porque esta partida puede servir perfectamente, por ejemplo, para los deudos de los empleados que fallezcan; para los empleados que queden cesantes; para aquellos empleados que necesitan curarse y cuyos sueldos no sean suficientes para las curaciones y, para algunas otras
necesidades que la ilustración de algunos compañeros nos puedan indicar, con el objeto de reglamentar verdaderamente esta partida; por consiguiente, la Comisión va a solicitar de esta Asamblea retirar la partida, con el objeto de hacer esta reglamentación. (Nutridos aplausos.)
El C. Espinosa: Señor presidente, quiero hacer una aclaración..
El C. presidente: Tiene la palabra para una aclaración, el señor Martínez del Río.
El C. Espinosa: Es muy oportuna, una palabra nada más.
El C. presidente: Ya se le concedió al C. Martínez del Río.
El C. Espinosa: Para una moción de orden.
El C. Martínez del Río: Permítame hablar, señor Espinosa.
El C. Espinosa: Mi moción de orden consiste en que la Comisión ha pedido a la Cámara permiso para retirar esta partida de la discusión; por lo tanto, el C. Martínez del Río puede esperarse hasta que se haya pedido ese permiso y no interrumpir esas labores ni el orden de estos debates, haciendo ahora aclaraciones enteramente personales.
El C. presidente: La Presidencia manifiesta al C. Espinosa que la Comisión anunció que va a pedir permiso para retirar esta partida. Tiene la palabra el C. Martínez del Río.
El C. Martínez del Río: Señores diputados: Lamento tener que ocupar la atención de ustedes para rechazar, no cargos, calumnias del señor diputado Espinosa.....
- EL C. Espinosa: ¡Injurias!
El C. Martínez del Río: He dicho calumnias, porque es el sistema a que ha recurrido últimamente el señor Espinosa para poder atraer la atención de los señores representantes; no es el otro sistema; a falta de talento, recurre a la calumnia; este es el procedimiento de este señor. Voy a referirles a ustedes textualmente, con toda claridad, los asuntos a que este señor se refiere. No sabe nada de lo que ha ocurrido en este negocio. La casa Guillermo Back y compañía, de quien yo soy apoderado, vendió al gobierno usurpador de Victoriano Huerta una cantidad en maquinaria, en materiales y en útiles.....
El C. Espinosa, interrumpiendo: ¡Y en lanzas! (Risas.)
El C. Martínez del Río, continuando: importando alrededor de quinientos y tantos mil de pesos. Voy luego a las lanzas, señor Espinosa; vendió al gobierno usurpador de Victoriano Huerta una cantidad en maquinaria, útiles y materiales, que importaba al rededor de seiscientos y tantos mil marcos. La casa de Diener Hermanos, que tiene su joyería en la Avenida de San Francisco, vendió al gobierno usurpador mil quinientas lanzas. Como apoderado de la casa Guillermo Back y compañía, me acerqué al entonces subsecretario de Hacienda, señor Nieto, y le dije: "La maquinaria que vendió la casa Guillermo Back y compañía al gobierno usurpador de Victoriano Huerta, importa tanto, aquí están los contratos; vengo a pedir que se me pague el importe de esa maquinaria." Contestación: "he mandado traer por teléfono a mi empleado, a fin de que traiga los expedientes relativos a Guillermo Back y compañía;" y respecto a Diener, me contestó el señor Nieto, encargado entonces de la subsecretaría de Hacienda: "El gobierno del señor Carranza no reconoce absolutamente contratos celebrados en la época del gobierno usurpador, según decreto de tal fecha." Obtenida esta contestación, le dije al señor Nieto: "Los contratos celebrados en la época de Huerta, son nulos, según este decreto; en consecuencia, la maquinaria que existe es mía; si existe alguna maquinaria, esa es mía, como representante de Guillermo Back y compañía." Una argumentación enteramente incontestable; el gobierno del señor Carranza declaró la nulidad de los contratos celebrados con Huerta; no podía absolutamente aprovecharse de los objetos vendidos cuando esos objetos vendidos estaban en poder del gobierno constitucionalista. En esas condiciones, señores diputados, el gobierno del señor Carranza, por conducto de la Secretaría de Hacienda, me dijo: "Compruebe la maquinaria que exista en poder del gobierno." Y por certificados expedidos tanto por el jefe de la Maestranza, por el jefe de la Fábrica de Cartuchos, como por algunos empleados de la Secretaría de Guerra, comprobé - todavía puede el señor Espinosa ir a ver esa maquinaria a la Fábrica de Cartuchos, y me comprometo a enseñársela -, toda la maquinaria que me pagó el gobierno del señor Carranza, en poder del gobierno constitucionalista. Esa cantidad importaba, señores diputados, no la irrisoria suma a que se refiere el señor Espinosa, importaba sesenta y tantos mil pesos, no cinco mil.....
El C. Espinosa, interrumpiendo: ¡Cincuenta mil!
El C. Martínez del Río, continuando: Por ese concepto me pagaron a mí como representante de Guillermo Back y compañía, las cantidades correspondientes; no es, en consecuencia, un favor. Más todavía: está pendiente y tiene pendiente la casa de Guillermo Back y compañía reclamar el pago de alguna otra maquinaria que no he podido obtener que se me pague todavía, y seguiré ejerciendo mis derechos hasta que se cubra la cantidad total. (Murmullos.) Si el señor Espinosa desea, puede pasar a las sección de Bienes Nacionales, en la Secretaría de Hacienda, expediente número 96, y tomar, antes de venir a hablar aquí, todos los datos que quiera.
El C. Espinosa, interrumpiendo: ¡Y el expediente 95?
El C. Martínez del Río: Las lanzas, ¿no? (Risas.) No ha pagado el gobierno del señor Carranza un solo centavo por ese concepto a la casa Diener Hermanos. Miente el señor Espinosa.
El C. Villalobos: Moción de orden.
El C. Martínez del Río: Repito, insisto, miente el señor Espinosa, (Siseos.) calumnia el señor Espinosa, (Siseos.) no ha pagado el gobierno...(Siseos.) pueden las galerías silbar, miente el señor Espinosa, calumnia el señor Espinosa. (Siseos. Campanilla.)
El C. Villalobos: Señor presidente: Por respeto a la Asamblea, y de acuerdo con el Reglamento, ruego a usted pida al orador que retire esas palabras.
El C. Espinosa: Para una verdadera moción de orden.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Espinosa: Honorables compañeros: Suplico, de una manera atentísima a todos vosotros, que permitáis al C. Martínez del Río que tenga para mí las palabras más degradantes...
El C. Martínez del Río, interrumpiendo: No es degradante.
El C. Espinosa, continuando: ...como las que viene empleando. Me ha llamado calumniador y mentiroso; esas palabras, cuando vienen de un hombre como Martínez del Río, enaltecen a quien van dirigidas. Por lo demás, en su oportunidad yo exigiré a Martínez del Río que escoja: si espontáneamente hace desde esta tribuna una reparación que satisfaga mi honor ampliamente, o prefiere que allá afuera (Siseos. Aplausos.) yo le exija a patadas que retire sus palabras. (Aplausos. Siseos.)
El C. Martínez del Río: El señor Espinosa miente, el señor Espinosa calumnia, el señor Espinosa a dicho aquí desde esta tribuna que yo he andado en negocios sucios; he dicho que el señor Espinosa miente y, repito, que en este asunto de los señores Diener y Hermanos no ha pagado el gobierno absolutamente ni un solo centavo. El gobierno de Huerta recibió esas lanzas cuyo precio reclamé al gobierno constitucionalista del señor Carranza por estar algunas de esas lanzas en poder de este gobierno, y me han contestado que reservara esas reclamaciones para la oficina correspondiente, porque el gobierno no pagaba ni un solo centavo sobre este asunto; dentro de un momento me traerán las comunicaciones oficiales relativas a este asunto y tendré el gusto de exhibirlas ante esta Asamblea.
Por lo que se refiere al duelo personal, hace algún tiempo que comisioné al señor Alarzón para que me representara en todos estos asuntos; no veo al señor Alarzón, pero me ofreció que cada vez que se me presentara un lance personal, estaría para representarme en todos estos casos. (Risas.) ¡Ah! está presente el señor Alarzón. No me desafió, no soy un hombre que dirima contiendas personales en el terreno del honor; puede el señor Espinosa tener por ciento que no aceptaré una insinuación de esa naturaleza. (Voces: ¡Miedo!) Llámenlo los señores diputados como quieran, el señor Alarzón es el encargado de representarme. (Risas.) Repito, señores diputados, el cargo éste me tiene sin cuidado; dentro de un momento vendré y haré que la Secretaría tenga la bondad de leer las comunicaciones oficiales de la Secretaría de Hacienda, relativas a este asunto.
El C. Pérez Vela: Pido la palabra para una aclaración, señor presidente.
El C. Espinosa: Había pedido la palabra para una aclaración.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Espinosa: H. Asamblea: Antes de formular la aclaración que necesito, debo hacer honor al altísimo concepto que me merece el C. Gutiérrez de Velasco, miembro prominente de las comisiones de Presupuestos y Cuenta y uno de los dictaminadores de los presupuestos de Hacienda. Debo también hacer honor público al alto concepto que me merece el compañero Pablo Aguilar, secretario de esta H. Asamblea.
A estos dos ciudadanos los considero insospechables como funcionarios y en lo particular, para aceptar ninguna sugestión, así sea ésta del ciudadano secretario de Hacienda o de cualquier otro secretario de Estado.
Pero sí quiero aclarar este punto que, en mi concepto, es de capital importancia: el ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, cuando fue diputado en esta Asamblea - y ya lo hice notar en sesiones pasadas -, censuró desde esta tribuna, en su discurso de despedida, la conducta del ciudadano ministro Aguirre Berlanga, que venía a este parlamento a hacer política personal haciendo manifestaciones de afecto a algunos ciudadanos representantes, y ahora el C. Cabrera viene a emplear el mismo procedimiento que en aquel entonces empleaba el ciudadano secretario de Gobernación.
He visto, y lo ha visto la Asamblea toda, que el C. Gutiérrez de Velasco antes de subir a la tribuna a pedir permiso para retirar su dictamen, habló el ciudadano secretario de Hacienda con él. (Siseos.) Ya vimos también que cuando el compañero Aguilar, secretario de esta Asamblea, subía a la tribuna, también habló el ciudadano secretario de Hacienda con él (Siseos. Murmullos.) y, naturalmente, en mi concepto, señores representantes, este procedimiento es muy sospecho; este procedimiento desdice mucho de la personalidad de un secretario de Estado. (Murmullos.)
Yo le reconozco a un representante del Ejecutivo la facultad y el derecho que tiene para venir a contender con nosotros desde la tribuna, para venir a convencer a la Asamblea, por medio de razonamientos, por medio de argumentaciones; pero en manera alguna para soplar a los oídos de nadie insinuaciones en tal o cual sentido.
Este procedimiento es verdaderamente despreciable, y yo, con toda la indignación de que me siento poseído en estos instantes, rechazo y censuro ese proceder del ciudadano secretario de Hacienda. (Voces: ¡No!)
Ya sé que este ciudadano dirá que ha hablado efectivamente con estos diputados; no puede negarlo, y si pudiera, lo negaría también, pero que en manera alguna les ha dicho tal o cual cosa que se refiera al debate. Es natural, yo tampoco me hago solidario de que les haya hecho tal o cual insinuación. (Voces: ¡Ah! Siseos.) Acuso al ciudadano secretario de estar hablando continuamente con los miembros de la Comisión dictaminadora y con los secretarios de la Cámara. Es seguro que el C. Cabrera no sabía lo que el ministro de Gobernación decía a los que le acercaban, y con el derecho que Cabrera censuró a Aguirre Berlanga, yo censuró a Cabrera; eso es todo. (Aplausos de las galerías.)
Para terminar, ciudadanos representantes, quiero manifestar a vuestra soberanía, dentro del respeto que me merece, que en manera alguna exigiré a este pobre hombre que se llama Martínez del Río, reparación de ninguna naturaleza; que no crea el C. Martínez del Río que yo pueda tomar en serio que él pueda aceptar un duelo; cuando se tiene en concepto tan bajo que tengo yo de la hombría de Martínez del Río, (Aplausos de las galerías.) sería degradarse haciéndole el honor de pretender contender con él por medio de las armas.
Yo sé que Martínez del Río lleva un crucifijo bajo la camisa y un puñal en la lengua viperina, y el hombre que tiene estas características, nunca puede estar a la altura del que ha pretendido, a
costa de su vida, defender su decoro, no solamente dentro de esta Representación Nacional, sino en todas partes.
A Martínez del Río se le ha bañado aquí de ignominia y de lodo, y Martínez del Río ha sonreído con sonrisa de cínico y se ha cruzado de brazos; no tiene éste derecho a esperar de mí que le mande mis padrinos. (Aplausos en las galerías.)
- EL C. Aguilar Pablo: Manifiesto al C. Espinosa, que el ciudadano secretario de Hacienda, efectivamente, me habló...(Voces: ¡El chicle, trágalo! Risas.) Efectivamente, el ciudadano secretario de Hacienda me habló para un asunto referente al debate y el asunto fue este: que solicitaba de la Presidencia el uso de la palabra para informar en el asunto que estaba a discusión.
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Pérez Vela.
El C. Pérez Vela: Honorable Asamblea: He pedido la palabra para una aclaración y suplico únicamente a todos vosotros vuestra atención para manifestaros que el asunto a que ha hecho aquí referencia el compañero Espinosa relativo a las tan llevadas y traídas lanzas compradas por el gobierno usurpador de Huerta, me era ampliamente conocido. Este asunto vino a mi conocimiento en una ocasión en que llovieron - realmente esa es la palabra que debe emplearse - sobre mí una serie de acusaciones y de cargos más o menos ciertos o falsos en contra del señor ingeniero don Antonio Madrazo. El memorándum en que se hablaba de este asunto relativo a las lanzas, me fue presentado por conducto del compañero Rocha, que no sé si estará presente en estos momentos en la Asamblea, y quien podrá referirlo. Como de los bancos de las izquierdas y de algunas otras curules de la Cámara parte en estos momentos la frase de que tal vez este alto funcionario de Hacienda a quien se refiere el compañero Espinosa sea el ingeniero Madrazo, creo que nada más justo que en estos momentos se puntualice y se diga quién es ese alto funcionario cuyo nombre no nos ha manifestado hasta estos momentos el compañero Espinosa. (Voces: ¡Ah!) ¿No señala el compañero Espinosa el nombre de este alto funcionario de Hacienda, por ventura, porque es un correligionario político? Yo recuerdo que cuando lancé cargos concretos en contra del pasado gobierno de Guanajuato, tanto en esta tribuna como personalmente, en la misma capital de Guanajuato, fui a hacerlos frente a frente de las personas que acusaba y le consta al ciudadano diputado don Ernesto Alcocer; en esta forma es como me gusta que se hagan los cargos, que se señalen, que se nombren las personas y que se sostengan con el valor suficiente sin que se escuden con facilidad bajo la denominación genérica de un "alto funcionario de Hacienda." (Murmullos. Siseos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Hacienda.
El C. secretario de Hacienda y Crédito Público: He pedido la palabra, tanto para informar, cuanto para sostener la necesidad de esta partida de $1.000,000.00 para el pago de sueldos atrasados. Declaro que en toda mi experiencia parlamentaria no había habido ningún contrincante que me dejara tan absolutamente confuso y tan absolutamente imposibilitado de poner orden en mis ideas para exponerlas, como el diputado Espinosa. (Risas.) Cuando yo venía hoy por la tarde, digestión fácil, ánimo alegre, pensando que ayer el diputado Espinosa había abandonado la liza, fue verdaderamente una sorpresa para mí verlo nuevamente en la tribuna; pero esto es motivo de presentarle desde aquí mis congratulaciones porque en verdad hace honor a su tenacidad de conducta. Si estuviese aquí Urueta, él me soplaría el nombre del héroe griego que cada vez que caía vencido y mordía el polvo y azotaba la tierra, recobraba ánimos de la madre y volvía nuevamente al combate. Ese es Espinosa. Cada vez que sufre una derrota que lo obliga inconscientemente hasta escupir la palabra incondicionales hasta a sus mismos amigos, cada vez que se considera verdaderamente vencido, reposa un momento sobre la tierra y al día siguiente vuelve otra vez a la lucha. Pero no fue de la tierra de donde se levantó Espinosa, fue del lodo. ¿Pues qué, tiene derecho un diputado a escupir injurias mencionando hechos y en cuanto se le dice que miente se indigna y considera lesionado su honor? ¿Qué es más deshonroso, decir la mentira o escuchar que se le diga que la ha dicho? ¿Qué es más deshonroso, lanzar la calumnia o indignarse porque se le diga que ha calumniado? Yo no soy de los que muerden las palabras para no dejarlas salir cuando es necesario decirlas; los términos del debate deben decirse como son y, por consiguiente, suplico a la Cámara que considere que estoy hablando en mi carácter de deliberante, para que si es necesario decir las cosas por sus nombres, no sea el carácter oficial el que me lo impida. Ya hace mucho tiempo que es costumbre escupir injurias contra la Secretaría de Hacienda, pero siempre que se ha tratado de precisar la injuria, resultan las lanzas. Yo no conocía, entre paréntesis, este asunto; no conozco de él mucho más de lo que haya escuchado en estos momentos; pero diariamente pasan comunicaciones de una Secretaría a otra, de Hacienda a otra Secretaría, preguntándose a que partida cargamos tal o cual desembolso. El solo hecho de que exista un documento en donde se dice a qué partida se carga un desembolso, no significa absolutamente nada; es el uso que se hace de los documentos con la suspicacia que es madre de ciertas calumnias. Antes de conocer los hechos, el hombre de prudencia debe abstenerse de mencionarlos y mucho menos lanzar una imputación. Cuando se conocen los hechos y se está convencido de que no hay base para una imputación, realmente se calumnia si se lanza. Cuando se lanza la calumnia antes de conocer los hechos, muy probablemente esto no es ni siquiera calumnia; esto es meramente un acto de inconsciencia, semejante al que un desequilibrado podría hacer disparado su pistola que no sabe si está cargada o no. (Risas.) Pero la explicación del diputado Martínez del Río y las demás que a este efecto vengan y las que oportunamente pudiera proporcionar la Secretaría de Hacienda, darán de una vez al traste con este incidente que llamaremos o bautizaremos ahora con el nombre de la "Lanza de San Baltasar", (Risas.) la que probablemente dará por único resultado que en vez de que aquella divina lanza que "hasta cien llegó a ensartar", no sea más que una lanza que ensarte
a uno, como siempre resulta con el calumniador, que es el único que se ensarta. (Risas.)
En efecto, señores diputados, el uso de una partida tan considerable como $1.000,000.00 para complementar los sueldos que se adeudan a los servidores de la Nación, en una forma enteramente arbitraria, en una cosa anormal y que puede prestarse, en efecto, a muchos abusos. Yo no vengo a decirle al diputado Espinosa que no haya habido y pueda seguir habiendo muchos tontos que paguen 50 por ciento de la comisión porque les consigan sus bonos...
El C. Espinosa, interrumpiendo: ¿Y la necesidad?
El C. secretario de Hacienda y Crédito Público, continuando: .... y muchos necesitados que hayan sido expoliados por personas de pocos escrúpulos. Yo no digo que haya abusos en cualquiera parte de cualquiera administración. La tarea del funcionario consiste en preverlos y evitarlos; pero reglamentar esta fracción y reglamentar la forma en que deben cobrarse los alcances por los bonos a servidores de la Nación que tienden por millares las manos, cuando apenas podemos disponer de 1 ó $2.000,000.00 para cubrir esos déficits, es algo verdaderamente difícil no solamente de hacer con ecuanimidad, sino de reglamentar con talento.
En la actualidad, aunque los reglamentos no siempre están escritos, cuando un funcionario desea poner orden en una oficina, siempre hay un reglamento tácito, que consiste en determinadas reglas generales que él mismo se impone y que impone a sus subordinados; en la actualidad, la partida de fondos para el pago de bonos, se dispone de ella de preferencia para el pago de los alcances de los muertos, es decir: independientemente de la paga de marcha, que llamamos la paga de defunción, la liquidación de todos los alcances que por bonos deja el funcionario que muere. Esta es una regla absoluta que no exige en ningún caso una firma especial del presidente de la República, porque desde que el que habla se hizo cargo de la Secretaría de Hacienda, obtuvo del presidente de la República un acuerdo escrito en que se determinaba que podía la Secretaría de Hacienda, sin necesidad de orden especial de la Presidencia, pagar todos los alcances por bonos de defunción. Segundo: en todos los casos que los servidores de la Nación manejan fondos y se ven obligados a otorgar fianzas y, por consiguiente, a incurrir en erogaciones para cubrir estas fianzas, se ha seguido y se sigue invariablemente la costumbre de que la fianza de los servidores de la Nación que manejan fondos, se cargue a sus bonos. Tercero: en todos los casos en que un empleado ha sido cesado, se obtiene, sobre todo últimamente que hemos hecho en Hacienda grandes movimientos de personal, se ha obtenido el acuerdo también general del presidente de la República para que todos aquellos ceses vengan acompañados de un doble pago de cese, que se hace siempre con cargo a los bonos. Ciertas reglas generales existen igualmente para que, en determinadas regiones del país, no se pague el 75 por ciento, sino que se cubra íntegro el haber, por razón de la carestía de la vida. Hay también, con carácter de general, cierta disposición en favor de grados superiores del Ejército; los generales brigadieres, de brigada y de división, obtienen siempre una liquidación automática de sus bonos. Podría yo seguir diciendo en esta forma que no carece, en el fondo, de reglamentación, el uso de estos fondos y que es reglamentación, por regla general, que se impone el funcionario para disponer de una partida de tanta consideración; pero llega el último punto, cuando es la necesidad del empleado la que lo obliga - verdadera necesidad -, a pedir sus bonos, ¿cuál es el criterio que pudiera segurse para que el presidente de la República supiese si ese empleado es verdaderamente un empleado en la necesidad o es meramente un empleado que pide? ¿Cómo podría saber el presidente de la República, al recibir la carta del mayor Espinosa, fuera de la recomendación que le pudiera haber hecho, por ejemplo, el general don Jesús Agustín Castro; si el mayor Luis Espinosa, realmente estaba necesitado, o no? Probablemente el general don Jesús Agustín Castro no habló al señor presidente de la República del mayor Espinosa, como habla respecto de todos los subalternos o hablaría respecto de todos los subordinados de su Secretaría, y el señor presidente de la República no tuvo conocimiento. Ahí está donde empieza la suposición, porque, en honor de la verdad, desafió - aquí diría a la Comisión -, con todo respeto, y a cualquiera de los diputados, a que inventen una reglamentación para saber cuando están necesitados y cuando no están necesitados; allí es donde puede entrar el abuso. Es cierto que puede existir el abuso, pero me limito a decir - y fijarse en mis palabras -: puede existir el abuso. Espinosa no lo admite, dice: "Me consta que existe el abuso; yo he visto que existe el abuso." Probablemente Espinosa, en sus suposiciones, no ande muy lejos de la verdad; pero siempre aconsejan la prudencia y el respeto, esperar hasta conocer otras circunstancias para poder juzgar. Es cierto que existe un abuso considerable, que en la actualidad está casi abolido, esto es: el que vende anticipos de sueldos, haberes o alcances, o pagos de cualquiera otra naturaleza por medio de un descuento para obtener inmediato pago, ¿cómo podría el tesorero general de la Nación evitar que una persona que tiene que recibir $1,000.00 de la Tesorería y que no los ha recibido en tres días que lleva de tener su libramiento, que esa persona fuese engañada por cualquiera en el corredor de la Tesorería diciéndole: "Yo te compro tu libramiento dándote $500.00 en vez de $1,000.00" ¿Cómo podría el tesorero evitar que llegase al día siguiente con carta poder o hasta con poder en forma de aquel necesitado, a cobrar aquel dinero? Hemos hecho un verdadero abuso, por nuestra parte, para evitar ese abuso: hemos negado sistemáticamente a los apoderados el cobro de los alcances de los bonos, de los pagos, simplemente para obligar al interesado directo a presentarse y evitar hasta donde nos es posible que sea explotado. ¿Vamos a hacer más? Se nos ha dicho: "¿Con qué derecho rehusa usted el pago de este libramiento, si aquí está mi carta - poder, que me autoriza para percibirlo?" No hay más que una solución, y es la que hemos empleado para ayudar a los interesados a que se defiendan de los explotadores. Sépase el diputado Espinosa que meses hace, cuando se dio la disposición general
para que los pensionistas civiles y militares no cobrasen por apoderados, se descubrió que había persona, y por cierto mujer, que cobraba por doscientas ochenta y tantas pensionistas, que tenía doscientas ochenta y tantas cartas - poderes que la autorizaban a cobrar todas aquellas pensiones. ¿Qué podría hacer el tesorero para evitar la explotación de estas pobres viudas o huérfanas? Simplemente rehusarse a pagar a aquellos que no fuesen directamente los interesados; era un abuso del tesorero, pero era una de las formas únicas que podía tener a su disposición para evitarlo, y fueron precisamente las pensionistas las que elevaron un ocurso al tesorero, diciendo que se les perjudicaba grandemente con no pagar a sus apoderados, porque ellas no podrían ir cada decena a cobrar a la Pagaduría, que preferían pagar la Comisión que pagaban. ¿Puede saber el tesorero si realmente es una comisión o es el agio, el anticipo, o es la venta aquella comisión? Imposible. Es necesario estar en contacto con la vida; estar en contacto con los hechos; estar en contacto con las necesidades del día, con las gentes que ven, que andan, que sufren, para saber realmente cuáles son las dificultades de una administración; no basta proclamar así, con desatención : yo no he sido jamás empleado público ni tengo que serlo; yo nada mas soy representante de la Nación aquí por un distrito del Estado de Chiapas. No, es necesario haber vivido la vida que viven los de abajo; haber vivido la vida del empleado, para saber también cómo se manejan los asuntos. Así pues, no sólo esas, muchas dificultades, muchísimas más; muchos abusos, muchísimos más hay que se presentan, pero no puede decir el diputado Espinosa que a cada abuso que se conoce no se haya pensado en un medio de remediarlo. No es preciso decir al Ejecutivo: "No te doy el millón de pesos hasta que tú no reglamentes o hasta que no convengas en hacer esto," porque entretanto, no se pagará todo el resto de los bonos que están pendientes de pagarse; no sufrirá el Ejecutivo; sencillamente no pagará los bonos, porque al fin y al cabo el Ejecutivo, es decir, el presidente de la República con sus secretarios, no se echan a la bolsa un solo centavo de este millón de pesos, por la sencilla razón de que este millón de pesos se paga haciéndose una liquidación especial de los días y los meses que se han trabajado y sale el dinero a cambio de esa liquidación; de manera que es imposible que ese dinero se distraiga en otra cosa que no sea el pago de bonos. Me dirá el diputado Espinosa: "Sí, pero se paga a unos y no se paga a otros." Es cierto, esta es la injusticia proveniente de la imposibilidad de conocer las necesidades, personalmente, de cada uno. ¿Manera de remediarlo? Ser cauto hasta donde más sea posible serlo. ¿En qué forma? En muchas ocasiones las órdenes son de carácter general: "Páguese a toda la servidumbre los bonos hasta el fin del año de 1917." Orden que recibí del señor presidente de la República hace como tres meses, y entonces no es el mozo zutano ni el mozo mengano a quienes se paga: es absolutamente a todos a los que se les practica la liquidación y a todos se les paga.
Hay reglas; no es cierto que solamente sea el capricho o el arbitrio o la simpatía por cada quien; hay reglas que se siguen hasta donde humanamente es posible seguirlas para esos pagos, y en esta forma se han pagado en el curso del presente año $2.000,000.00 de bonos, porque la partida del año pasado que asignaba $1.000,000.00 quedó casi agotada; aproximadamente por los meses de junio se amplió por $1.000,000.00 más, y está casi a punto de agotarse. Tengo la certeza de que por lo que hace a las personas que hayan recibido ese dinero, habría indudablemente un ciento por ciento de abuso, pero es injusta la suposición de que toda la partida en esa materia fuera usada por medio del abuso, por medio de influencias. Me dirá: ¿Qué proporción de esta partida se paga conforme a reglas generales? Muy probablemente el cincuenta por ciento de esta partida se paga conforme a reglas generales: finados, cesados, fianzas, servidumbre, jefes de Hacienda, gradaciones, etc. ¿Queda todavía un margen de arbitrio? Es cierto, queda un margen de arbitrio. ¿Puede la Comisión dar una regla a la cual se someta el Ejecutivo? Muy bien venida, el Ejecutivo la acepta. Eso es lo que le dije al señor Gutiérrez de Velasco cuando subía a la tribuna; es muy fácil decir las cosas. ¿Qué no puedo estar en contacto con las comisiones? ¿Qué el Reglamento no dice expresamente que las comisiones deben estar en contacto con los secretarios de Estado? ¿Qué me ha visto el diputado Espinosa andar de curul en curul, soplando o haciendo otra cosa que desdiga de la dignidad de los secretarios de Estado? No tengo más contacto en esta Cámara que con las comisiones y con la Mesa, contacto que tengo el derecho a tener y debe suponerse que cuando habló al jefe de la Comisión y frente a toda la Cámara, no voy a soplarle, suponiendo que sea un títere al cual pueda mover con una sola palabra que le he dicho; se entiende que cuando le he dicho tan brevemente algo, es algo preciso y ese algo preciso fue los siguiente: "Estoy dispuesto a aceptar una reglamentación de ese artículo." La materia de arbitrio, en el uso de las grandes partidas, es inevitable; no es que el Ejecutivo quiera, como diría Espinosa, estar siempre con las manos libres; es que el Ejecutivo necesita usar de esas partidas y tendrá por fuerza que valerse de su arbitrio para juzgar de las condiciones en que se usa. La partida que ahora se discute podría perfectamente redactarse, pues podría hacerse una de dos cosas: o no votarse, o redactarse más o menos en la siguiente forma: "Para pago de alcances por bonos, conforme a las reglas de carácter general que al efecto se dicten." Sería suficiente. ¿Se estudia? No, porque no hay una regla general para juzgar de las necesidades de los empleados. ¿A quiénes se debe pagar y a quiénes no? Se supone que primero a los más necesitados por razón de pequeñez de sueldo, por razón de insuficiencia de sueldo, por razón de pobreza, por razón de cese, por razón de muerte. Es natural, son los necesitados por una razón de carácter general, y los demás, si no tenemos los 7 ú $8.000,000.00 que necesitaríamos para cubrir este veinticinco por ciento, que no llega ya a más, porque hay muchos sueldos que se pagan íntegros, ¿qué hacemos con ellos? ¿En qué forma redactaría esto la Comisión? Si yo no la puedo encontrar y ella la encuentra, la acepto de muy buena voluntad. ¡Qué forma habría de dar a la regla general? La que en la actualidad se sigue es la siguiente: cada
empleado ocurre a su jefe inmediato o al secretario de su ramo, solicitando el pago de sus bonos; el jefe de cada Secretaría o de cada Departamento juzga más o menos de las necesidades, y entonces somete al presidente de la República tres, cuatro, diez, veinte o cien solicitudes de pago de bonos, y casi siempre el presidente de la República, sin poder juzgar directamente, firma los libramientos de bonos que le propone el jefe de un Departamento. En ocasiones estas órdenes se transmiten al secretario de Hacienda, el cual las lleva al presidente de la República para su firma, sin discusión de ningún género, porque él tampoco pude juzgar. Dadas las órdenes por el presidente de la República, estas órdenes dicen más o menos: "Acuerdo para el secretario de Hacienda y Crédito Público: Practíquese una liquidación de los alcances del empleado fulano en el puesto tal, durante tal época y hágase el pago de lo que el alcance por bonos." La Secretaría de Hacienda recibe esta orden del presidente y no le pone más que un acuerdo: "A Contraloría para la liquidación." La contraloría practica la liquidación, y aquí también diré una palabra acerca de la tan aporreada por Espinosa, Contraloría. El departamento o sección de "Liquidación de alcances de bonos" en la Contraloría, es algo que contribuye un verdadero problema: No habiendo habido anteriormente no hojas de servicios ni archivo en muchos casos, la Contraloría tiene que estar pidiendo informes a los diversos departamentos y secretarías para saber desde cuándo, hasta cuándo ha trabajado aquel empleado; qué tanto de sueldo ha recibido, etc., por lo cual las liquidaciones no pueden ser hechas de la noche a la mañana. Hay casos en que son bien sencillas: "Practíquese una liquidación de lo que haya dejado de percibir el secretario de Hacienda desde el 9 de abril que es secretario de Hacienda, hasta el 30 de noviembre." Ya se sabe muy bien qué quiere decir la liquidación; desgraciadamente ese acuerdo no ha llegado todavía. (Risas.) Pero en otros casos, la liquidación exige consultas al ayuntamiento de la ciudad de México, al gobierno del Distrito, al gobierno de un Estado, a otra Secretaría, a otro Departamento; en esto siempre transcurre por término medio, un mes. Encontrados los datos se práctica la liquidación y Contraloría dice a Hacienda: "Te remito la liquidación del empleado con la orden auténtica del presidente de la República", la Secretaría de Hacienda expide un libramiento y manda pagar. Esa es toda la tramitación de los alcances de bonos. Por regla general nunca pagamos bonos a nadie que no sea personalmente el interesado, salvo en el caso de defunción; por regla general evitamos los poderes; por regla general no damos en ningún caso ninguna preferencia a determinada persona respecto de otra, y las únicas preferencias que pueden darse en esta materia son, por ejemplo, tratándose de servidumbre que se supone que tiene mayores necesidades o más apremiantes que los demás. Así pues, y para concluir, diré: no hay regla para juzgar de las necesidades y se han tomado todas las precauciones que humanamente es posible tomar para evitar los abusos que existen todavía, sí, pero, ¡cuántos más existirían si no se tuviera esa medida de prudencia! ¿Medios de remediar esto? Si encuentra la Comisión un procedimiento, una reglamentación, bienvenido sea el procedimiento, nadie mejor que el Ejecutivo se alegrará de no tener que estar usando a su arbitrio de este poder, y nadie mejor que el presidente de la República agradecerá a la Cámara un principio de reglamentación a este respecto. ¿Que no se puede? Entonces el remedio no consiste en negar el dinero al Ejecutivo que ha de servir para el pago de estos alcances; consiste en vigilar cuidadosamente el uso que de esta partida se hace; consiste en vigilarla como la vigila la Contraloría en la actualidad, desde ahora, para que cualquier abuso que se encuentre, se corrija inmediatamente. Espero oír la forma que la Comisión quiere darle a esto; como secretario, no tengo facultades para proponer una nueva redacción, pero sí puedo aceptar, si es sensata, la nueva forma que se de. No se opone al Ejecutivo a que se le reglamente, de ninguna manera, pero desea que esa reglamentación no vaya a recaer, como siempre sucede, precisamente sobre lo más menesteroso. En la actualidad se encuentran pendientes de firma por el secretario de Hacienda, para pasar a Tesorería, aproximadamente la cantidad de doscientos mil pesos por el pago de bonos, y la partida quedó agotada el día de ayer; de hoy en adelante, si se firma un solo bono, está fuera de la partida, y Contraloría no podrá dejarlo pasar. Los bonos que en la actualidad se trata de que se firmen son casi siempre los que ha expresado con anterioridad y todas aquellas órdenes de carácter correcto dadas por el presidente. La partida en el año pasado, creo que ya lo dije, significaba al principio $1.000,000.00, y hubo necesidad de ampliarla por otro millón más. Se me preguntará entonces: ¡en este próximo año por qué propone el ejecutivo $1.000,000.00? Porque ha tenido la Secretaría de Hacienda la idea, precisamente, de reglamentar esta materia, aplicando de preferencia los sobrantes de bonos; ha determinado una especie de seguro automático de los empleados que tal vez le permita no necesitar pagar todo. En el año pasado hubo necesidad de pagar alcances de bonos que quedaban pendientes desde la época preconstitucional, más todos los del año de 1917, más todos los del año de 1918, y por eso se emplearon $2.000,000.00 en los que ahora se han pagado. En el presente año, habiendo ya otros funcionarios - Secretaría de Guerra, Relaciones y un gran número de funcionarios que reciben sus sueldos íntegros -, es menos el deficiente por bonos y, además, propiamente no queda pendiente atender con urgencia más que los alcances de bonos del año de 1919. Por consiguiente, la Secretaría de Hacienda creyó que bastaría con $1.000,000.00 si se obraba con economía y prudencia, pero real y efectivamente, habrían necesidad de que fuese una partida más amplia. Espera por consiguiente, el secretario de Hacienda, oír las razones de la Comisión o la forma en que la Comisión desee proponer el nuevo artículo.
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Villalobos.
El C. Villalobos: Señores diputados: contra mis previsiones, este asunto ha tomado no sólo un desarrollo intenso dentro de sus propios lineamientos, sino hasta un curso personal. No fue mi objeto llegar hasta ese extremo, pero puesto que el señor secretario de Hacienda ha puesto los puntos sobre
las íes, en principio nos ha dado la razón a los impugnadores, es decir, al señor diputado Espinosa y a mí, reconociendo que es posible, que es razonable una reglamentación para el pago de los bonos, y que esta reglamentación la aceptará el Ejecutivo, en obsequio de la invitación que hace, o atendiendo la invitación que les hace a las comisiones - que yo recojo -, de dar los lineamientos generales de esta reglamentación, me permito nuevamente la libertad de ocupar vuestra atención, en la inteligencia de que hoy, como siempre, sólo lo haré para tratar los asuntos que afecten a los negocios de interés general que nos reúnen en esta Asamblea. De paso, señores diputados, tendré que insistir sobre algunas de las afirmaciones que yo me permití hacer desde esta tribuna en ausencia del señor secretario de Hacienda, con el objeto de que las recoja también, y como lo he dicho desde esta tribuna, las ratifique en parte o las rectifique en lo que ellas tengan de irreales o distantes de la verdad.
En efecto, señores diputados, para obtener el pago de los bonos se sigue toda esa tramitación que el señor secretario de Hacienda ha bosquejado ya ante esta honorable Asamblea en dos memorables ocasiones. Se hace la solicitud al superior inmediato, la tiene en cuenta el ministro del ramo, etcétera, hasta llegar al pago; pero precisamente en eso esta el quid de la cuestión, en que el señor presidente de la República por la multitud de asuntos que se le presentan para su firma y el señor secretario del ramo por la índole de estas solicitudes que son, en el orden de los asuntos que se le presentan para su firma al presidente de la República, de ínfima importancia, ni uno ni otro pueden prestar la debida atención y pueden, como ya se han dado casos, sin que medie mala fe del presidente de la República, sin que haya perversidad de parte de los secretarios de Estado, cometer injusticias como constantemente se han esta o cometiendo en estos pagos de bonos. Después de que hube ocupado la atención de ustedes al tomar la iniciativa para impugnar esta partida, platicaba yo con algunas personas interesadas en este asunto y que me daban informes que a ellos les constan. Por ruego especial de los mismos no vierto ante esta H. Asamblea los nombres de los informantes que, por otra parte, no vienen al caso. Ellos me decían que ninguno a casi ninguno de los empleados de la Contraloría Mayor de Hacienda han recibido el veinticinco por ciento que se les adeudaba por concepto de bonos. Con esto se demuestra, señores diputados, que el criterio que se sigue por el Ejecutivo para pagar estas cantidades es un escrito unilateral, humano, exclusivamente humano pero unilateral al fin; prefiere desde luego en lo general al grupo de los supervisores que están subordinados directa o indirectamente a él y descartar completamente a los servidores de otro Poder cualquiera; en consecuencia, descartando a los servidores del Poder Legislativo o a los servidores de uno de los departamentos del Poder Legislativo, a los empleados de la Contraloría Mayor de Hacienda, se comete con ellos una gran injusticia. ¿No están ellos necesitados? ¿No están en condiciones de que se les paguen íntegramente los emolumentos que se les asignan por la presentación de sus servicios? Indudablemente que sí, y, sin embargo, no se les paga. Esto es perfectamente humano y he venido a remarcar aún más la injusticia, el procedimiento antiequitativo que se sigue para el pago de estas cantidades. Por otra parte, el señor diputado Espinosa nos ha traído a colación otro argumento: el señor diputado Espinosa, en la época de su enfermedad, era un obscuro servidor de la Federación y no obstante su solicitud, no obstante el efecto que el señor general Castro le tiene - afecto que conoce perfectamente el señor secretario de Hacienda -, no obstante los buenos informes que el señor general Castro dio de este servidor, no se le pagaron sus bonos, porque no vio seguramente a una persona que pudiera estar más en íntimo contacto con el señor presidente de la República.
Voy ahora al caso concreto de la reglamentación de que habla el señor secretario de Hacienda. Dijo al principio, o en intermedio de su peroración, que esta reglamentación no la concebía, que no era posible ni era razonable, y, sin embargo, él fue formulando una serie de categorías de servidores de la Federación, que se sigue para pagar los emolumentos que por concepto de bonos se les adeuda, y dijo así: "En primer lugar, se les pagan los bonos a los deudos de los empleados que fallecen". Ya ve el señor secretario de Hacienda que él mismo reconoce que es posible establecer una gradación y que se puede referir y colocar en el pináculo de ese catálogo los deudos de los empleados que fallezcan. En segundo lugar, mencionó a los empleados que manejan fondos, por la razón de que éstos estarán menos tentados para disponer de ellos súbitamente, sigue viendo el señor secretario de Hacienda que es posible establecer un reglamento. En tercer lugar mencionó a los empleados cesantes; sigue siendo posible la reglamentación. Pero a este particular, respecto de esta categoría, debo hacer una observación que ilustra suficientemente: el caso del señor Espinosa. Con estos empleados cesantes se hace una diferenciación, prefiriendo naturalmente a aquellos que puedan tener más fácil acceso a las antesalas del Ejecutivo. En quinto lugar menciona a aquellos servidores de la Federación que están colocados en regiones en que la vida es demasiado cara; sigue siendo posible la reglamentación. En sexto lugar menciona a los señores generales brigadieres, de brigada y de división. Me permitirá el señor secretario de Hacienda, pero el considerar a los generales en grado preferente para recibir el veinticinco por ciento que les adeuda por concepto de bonos, no es justo; antes, en mi concepto, se debía haber puesto a los servidores humildes, a los que perciben sueldos de 3, 4 de $5.00, porque los señores generales están amplísimamente remunerados; todos sabemos que, además de los sueldos que perciben, asignados en el Presupuesto, tienen algunos otros ingresos lícitos que les permiten perfectamente cubrir sus egresos. (Voces: ¿Cuáles?) Están en la conciencia de todos los señores diputados. Dice el señor secretario de Hacienda que en séptimo lugar deben pagarse los bonos a los necesitados, a los que presentan sus servicios a la Federación o han cesado o que por la poca importancia de sus emolumentos no les basta el sesenta y cinco por ciento de sus sueldos para subvenir a sus necesidades. Ya hemos visto
que antes están colocados los señores generales; sin embargo, a propósito de esto yo debo hacer la observación que ya me permití hacer anteriormente: no todos los empleados necesitados reciben íntegramente sus sueldos; puedo referir el caso concreto de los empleados del Poder Judicial. los empleados del Poder Judicial del Distrito Federal reciben la exigua suma de $2.60 diariamente; el señor secretario de Hacienda, al tratar de sostener la partida relativa a los sueldos de los mecanógrafos de la Secretaría a su cargo, manifiesto que las labores de los escribientes o mecanógrafos de las Secretarías de Estado son muy inferiores a las labores de un escribiente de un juzgado, porque éstos necesitan conocer la manera de levantar actas, necesitan conocer la manera de practicar diligencias y que, en consecuencia, se les debe remunerar mejor. Pues bien; el señor secretario de Hacienda reconoce que éstos están mal pagados, porque un sueldo de $2.60, igual al que percibe un gendarme e inferior al que percibe un ujier de esta Cámara, no bastará seguramente para que cubran sus necesidades estos humildes servidores de la nación y harán que se inclinen, se resbalen por el plano inclinado del cohecho y con el pretexto de copias certificadas, con el pretexto de recibir donativos o ayudas para pagar el traslado de ellos a los lugares en donde deben verificarse las diligencias, de todas maneras repondrán el gasto y desprestigiado sistema de abusos. En consecuencia, no es justo que a estos señores, servidores humildes de la nación, no se les abone absolutamente un solo centavo de sus bonos. Yo puedo asegurarle al señor secretario de Hacienda que la totalidad, o el noventa y cinco por ciento de los empleados humildes del Poder Judicial del Distrito Federal están en este caso. Algún señor diputado me acaba de indicar también otro caso muy conocido: los señores profesores de instrucción primaria elemental y superior que estuvieron pagados por la Federación en parte y en parte por los municipios, también están todavía esperando no solamente tres o cuatro decenas íntegras que se les deben, sino, además, están esperando que se les pague el veinticinco por ciento de los sueldos que han devengado desde hace dos años y pico. En consecuencia, si los profesores, si los humildes servidores de la nación están en este caso, si no se les ha pagado el veinticinco por ciento y sí se les ha pagado seguramente a los señores generales, el procedimiento que se ha seguido para el pago de bonos es antiequitativo, es hasta odioso. Pero si no bastara este sistema, si no fuera aceptable por razones que en este momento no se me ocurren, cabría entonces respetar el decreto de 31 de enero de 1917 que se invoca en esta partida; expedir los bonos y amortizarlos en la forma regular en que se amortizan los bonos: bien por sorteos, bien estableciendo gradaciones por series, etc., pero expidiendo los bonos dándolos al acreedor del veinticinco por ciento y permitiendo que éste los cobrara en aquellos casos en que la suerte los favoreciera o en que le llegara su turno por pertenecer a la serie que se fuera amortizar; de manera que cualquiera de los dos sistemas que se adopten, o por la reglamentación que el secretario de Hacienda ha bosquejado, o por el sistema generalmente adoptado para la amortización y los bonos, ese procedimiento evitaría todas estas irregularidades y acabaría por reivindicar al Ejecutivo del odioso sistema que ha empleado para el pago de los bonos; pero, además, señores diputados, invocando como invocan esta partida, el decreto de 31 de enero de 1917, debe respetarlo, y el artículo 3o. dice, como ya tuve el honor de leeros:
"El pago de la deuda nacional se hará precisamente en metálico, haciéndose dicho pago con los primeros ingresos extraordinarios de que pueda disponer el gobierno, o tan pronto como haya superávit en los presupuestos."
Toda esta reglamentación debe subordinarse a este criterio: pagarse los bonos, y no con los ingresos ordinarios del Presupuesto, sino con el superávit que se haya logrado obtener, o con los ingresos extraordinarios que entren a la Tesorería federal. Uno de los miembros de la Comisión de Presupuestos que acepta este sistema, me decía que el procedimiento que debe seguirse es, en los artículos adicionales del Presupuesto, establecer esta reglamentación o hacer las salvedades pertinentes, y yo le repliqué lo que en estos momentos voy a tener el honor de manifestaros: que esta reglamentación que se haga en los artículos adicionales del Presupuesto, no deben estar en oposición con el decreto de 31 de enero de 1917, porque este decreto, dictaminado por el Ejecutivo, en virtud de las facultades extraordinarias que le han dado la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores de la Unión, no debe ser derogado por una disposición que expida solamente la Cámara de Diputados, como artículo adicional en el Presupuesto de Egresos. Por lo expuesto, señores diputados, creo que debe concluirse de todo lo expuesto que, o debe rechazarse de plano esta partida, o debe esperarse para votarla que se expida o que se haga la reglamentación, que sujete el pago de bonos a los términos de la más estricta equidad.
El C. Leal: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Leal: Señores diputados: El diputado aspirante a ministerial - y digo aspirante, porque ni allí ha logrado que se le tome en serio -, acaba de hacer uso de la palabra para venir a insinuar que el ingeniero Madrazo es el que está inmiscuido en el asunto sucio de las lanzas. no voy a contestar con más argumentación que con un documento que pido a la Secretaría se sirva leer, con objeto de que las reputaciones de cada individuo queden en el lugar que corresponde.
- El C. secretario Saldaña, leyendo:
Un sello que dice: "Secretaría de Hacienda y Crédito Público. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Departamento de Bienes Nacionales. - Mesa 3a. - Número 7,500.
"En respuesta al ocurso de usted, fechado el 21 del actual, en el que con su carácter de representante de los señores Diener Hermanos insiste en la reclamación que tiene presentada, para el pago del importe de las lanzas que vendieron a la Secretaría de Guerra durante la usurpación, le manifiesto que oportunamente tuvo conocimiento la propia Secretaría del certificado a que se refiere usted, por habérsele enviado, y al devolverlo resolvió que debe
hacer gestiones ante la Oficina de Reclamaciones que muy en breve comenzará a funcionar.
"Constitución y Reformas. - México, junio 29 de 1918. - P. O. del subsecretario encargado del Despacho, el oficial mayor, A. Madrazo.
"Al señor Ramón Martínez del Río, representante de los señores Diener Hermanos. - Presente."
El C. Espinosa Luis: ¡Moción de orden! estando inscriptos en la lista de oradores del C. Mejía y el que habla antes que ningún otro, me extraña que la Presidencia haya concedido la palabra a personas no inscriptas en su oportunidad.
El C. presidente : La Presidencia no ha estado sino sujetándose al Reglamento, que ordena que se conceda alternativamente la palabra en pro y en contra. Tiene la palabra la Comisión.
El C. Gutiérrez Velasco: La Comisión solicita retirar la partida a debate.
El C. secretario Saldaña: Habiendo solicitado la Comisión permiso para retirar la partida a debate, en votación económica se consulta a la Asamblea si lo permite. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Sí se permite.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Pérez Vela.
El C. Pérez Vela: Creo que el diputado Leal, aspirante a ser el primer abogado en Guanajuato, no ha fijado su atención en las palabras que pronuncié antes desde esta tribuna, y al efecto lo emplazo para que lea mañana, con la atención debida, los apuntes taquigráficos. He dicho antes, y yo mismo señalé la persona, el señor Rocha, por cuyo conducto se me entregó el documento en que se me decía que en este asunto de las tan llevadas y traídas lanzas, había algo de inmoralidad, y que allí se señalaba entonces que pudiera corresponderle parte de esa inmoralidad al señor Ingeniero Madrazo. Yo mismo, la mejor demostración que tiene su señoría y que tiene toda la Asamblea es que, en momentos casi tal vez aflictivos para mí, y en los que pudiera tener yo una pasión que dominara por completos mis sentidos, no hice uso de tales cargos, como de otros muchos que tengo en mi poder, e invito a su señoría pase a verlos donde guste o delante de las personas que quiera. De manera que ya ve su señoría que vine a suplicar al C. diputado Espinosa que señalara quién era ese alto funcionario de Hacienda que había cometido tan tremenda inmoralidad, que había pretendido sacar o substraer un oficio ya dirigido a la Secretaria de Guerra; en fin, yo quise eso, que se aclarara por el diputado Espinosa, quién era esa persona, porque a mí se me había dicho que era el señor ingeniero Madrazo, como a otros diputados se les había dicho. Ya ve, pues, su señoría, lejos de haber querido venir a pretender mancillar la conducta del señor ingeniero Madrazo, he venido a que se haga la aclaración que en justicia correspondía hacer.
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Luis Espinosa.
El C. Espinosa Luis: Es extraño que el ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público se haya puesto la camisa que, al menos a mi inteligencia, no le correspondía ni le venía en este caso. En manera alguna mezclé la personalidad del C. Luis Cabrera en el asunto de las lanzas, y es por esto ciudadanos representantes, que me extraña que su señoría el ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público se haya dado por aludido y haya venido también a esta tribuna a decir que yo calumniaba y que yo mentía.
Es muy fácil, ciudadanos representantes, y más cuando se es ministro de Hacienda y Crédito Público, venir a esta tribuna decir: El representante fulano miente y el representante zutano calumnia.
¿Por qué, ciudadanos representantes? Porque en la voz, porque en las palabras de un ministro, por el solo hecho de ser ministro, todo parece salir autorizado, sin comprender que la altura del puesto nunca pone en la boca del que habla la verdad de las cosas.
Es necesario, para probar que yo he venido aquí a calumniar, para decir que yo he venido aquí a faltar a la verdad, que se me pruebe, pero con hechos fehacientes, no con palabras que nada significan aunque estas palabras broten de labios tan respetables como son los ciudadanos secretario de Hacienda y Crédito Público, que no es cierto lo que yo he asentado desde esta tribuna.
En cambio, yo invito al ciudadano secretario de Hacienda a que nombre a un representante, ya que él no se dignaría a hacerlo personalmente, para que vaya conmigo a examinar hoja por hoja el expediente número 95, que existe en la secretaría de su cargo, con motivo de esta tan debatida cuestión de las lanzas; y será entonces cuando él esté verdaderamente autorizado para venir a decir que calumnio o miento, si es que no es cierto que existen estos documentos que me he permitido traer al conocimiento de esta Asamblea. Yo, con el valor que da la convicción de las cosas que constan y que se han visto, emplazo a los representantes para que, una vez que se haya hecho la revisión de ese expediente, si es que el secretario de Hacienda acepta mi invitación, vengamos a decir quién es el que ha mentido y calumniado.
Esto en cuanto a la primera parte de las palabras del ciudadano secretario de Hacienda, palabras absolutamente faltas de respeto no sólo para el que habla, sino también para esta Asamblea.
El secretario de Hacienda, inspirado por quién sabe qué interés, se obstina aquí en unir mi humilde nombre con la personalidad del general Jesús Agustín Castro; no sé qué interés pueda tener el secretario de Hacienda al asociar mi nombre con el de este prestigiado revolucionario; pero sí debo hacer constar que no acudí al general Jesús Agustín Castro a fin de que me diera una recomendación para el presidente de la República a efecto de que como una merced me fuesen pagados los bonos a que hice referencia, porque siempre he creído que el individuo tiene como uno de sus principales deberes bastase a sí mismo y porque también siempre he creído que cuando se reclama un derecho no se necesita ir apoyado por la influencia de nadie.
Pero no es esta la única razón que podría oponer al cargo tan velado hecho por el secretario de Hacienda con motivo de este debate. Era natural que entonces el que debía haberme recomendado ante el presidente de la República, si es que efectivamente por una fatalidad son indispensables las recomendaciones para alcanzar como gracia aquello
a que se tiene legítimo derecho, era el ciudadano general Salvador Alvarado, quien era entonces jefe de las operaciones del Sureste y a cuyas órdenes militaba yo como segundo en jefe de la infantería de marina, fuerzas que operaban bajo mi mando en las costas del Pacífico.
Esta es la razón, ciudadano Luis Cabrera, porque no llevé, como maliciosamente dice, recomendaciones del ciudadano general Jesús Agustín Castro, para que fuese atendido y despachado favorablemente.
No alcanzo a comprender que encierran en el fondo estas operaciones tan fuera del caso, que ha traído a vuestra consideración el ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público; es probable que quiera unir a estos momentos la personalidad del ciudadano general Jesús Agustín Castro con la mía, porque muchos creen que el ciudadano general Jesús Agustín Castro es un caído de la gracia del señor presidente de la República y porque algunos han supuesto, como lo dijo torpemente un libelo del puerto veracruzano, que mi actitud de oposicionista en este parlamento obedecía a insinuaciones del ciudadano general Jesús Agustín Castro, que en otros tiempos fue mi jefe en el Ejército.
Y éste, ciudadanos representantes, es el cargo más venal y más absurdo y más falso que pueda hacerse a un hombre honrado, como lo es el ciudadano general Jesús Agustín Castro. Yo estoy desligado de este ciudadano general desde hace cerca de dos años, completamente desligado, tanto en lo que se relaciona a mi personalidad militar, como con lo que se relaciona con mi personalidad política en este Parlamento; para el ciudadano general Jesús Agustín Castro no tengo más que las consideraciones de respeto, que las altas consideraciones de respeto que él me merece, pero nada más; mi actuación parlamentaria está absolutamente desligada de toda influencia, porque yo nunca la he aceptado ni de mis jefes jerárquicos en lo militar ni de ninguna otra personalidad, y es raro, ciudadanos representantes, que el ciudadano Cabrera, que todo la sabe, no haya también recordado aquí que el estaba obligado a darme estas recomendaciones era el divisionario Salvador Alvarado.
Es por esto que yo he querido ver en sus palabras algo muy torcido y algo muy negro; pero como alcanzo a penetrar el misterio de sus palabras, no puedo refutarlas en el sentido que yo desearía; por lo tanto, me concreto a consignar el hecho ante vuestra soberanía para que lo considere y lo juzgue en la forma que lo crea más pertinente.
No me resta más que aplaudir la actitud de la Comisión de Presupuesto y Cuenta que gustosa se ha apresurado a pedir permiso a la Asamblea para retirar la partida del Presupuesto que se discute para que sea reformada. Sí debo advertir que no estoy de manera alguna de acuerdo con la proposición del ciudadano secretario de Hacienda a efecto de que se haga la reforma en el mismo cuerpo del presupuesto. En mi concepto, esta reforma debe hacerse de una manera radical, por medio de un decreto que derogue las anteriores; y para que no venga después el sofístico Luis Cabrera a decir que no hubo tiempo para ello, quiero fijaros las condiciones en que puede reglamentarse el pago de bonos. El decreto de 31 de enero de 1917 a que ha hecho mención el licenciado Villalobos, expresa casi en una forma de reglamentación cómo deben pagarse esos bonos, y textualmente el artículo 5o. dice: "Estos bonos serán pagados sin excepción alguna." El Ejecutivo dio su decreto pensando que se pagase a los servidores de la nación sin excepción y sin privilegios que son odiosos; pero después, ya en la práctica, se encontró un medio de medrar y se desvirtuó por lo tanto el altísimo concepto que tuvo entonces el Primer Jefe. Si éste dice que debe pagarse sin excepción y hemos visto que lo que se ha hecho es precisamente cometer muchas excepciones y verdaderas injusticia, ¿cómo vamos a. permitir que en el mismo cuerpo de este dictamen del presupuesto se haga sobre la rodilla una enmienda cualquiera para dejar las cosas en el mismo o peor estado?
En cambio, procediendo de una manera radical, honrada y justa, hagamos un decreto rápido, sencillo, de uno o dos capítulos, que se discutirá en una o dos horas y quedará aprobado en una misma tarde. Ya hemos visto que el Ejecutivo, cuando observa algún presupuesto, acepta la mayor parte de las partidas, promulga la mayor parte de los presupuestos y deja pendientes dos o tres partidas, si éstas no merecen su aprobación. ¿Por qué nosotros no vamos a hacer lo mismo tratándose de esta partida? Yo os lo dije desde un principio: no me opongo a que se apruebe este millón de pesos para el pago de bonos; si es necesario fijar una cantidad mayor, fijémosla; lo que pido es que en manera alguna cometamos la ligereza de permitir que este millón de pesos quede en manos del Ejecutivo para seguir favoreciendo a sus allegados, para que éstos continúen haciendo negocios al amparo de estos dineros que deben ser sagrados para nosotros. Así pues, ciudadanos representantes, yo lo único que os pido es que busquemos la forma práctica y rápida de pagar a todos los que tienen derecho a estos bonos, sin excepción de ninguna naturaleza.
La forma, ya el señor licenciado Villalobos expuso bastantes detalles para hacerlo; yo solamente me concentraré en deciros que con un poco de buena voluntad podemos hacer una reglamentación que tenga como bases, estas: pagar sin excepción de ninguna naturaleza; hacer diferenciaciones como son a los más necesitados primero y que ganan sueldos bajos; a los deudores... (Murmullos. Risas.) a los deudos de los muertos, a los individuos enfermos y así sucesivamente por un grado de verdadera necesidad; pero en manera alguna por medio de estos favoritismos que siempre son odiosos. Es, pues, muy fácil esta reglamentación y yo os pido que os opongáis de una manera terminante a este proyecto que os presenta la Comisión, hecho de una manera ligera y sin fundamento ninguno. En cambio, en una sola tarde podremos hacer un nuevo decreto que responda a la necesidad de pagar estos bonos en una forma justa y correcta.
El C. secretario Saldaña: La Comisión presenta la partida reformada en los siguientes términos:
"5576. Para el pago de las cantidades que se hayan dejado de pagar por sueldos y otros
emolumentos a los empleados y funcionarios civiles de la Federación, generales, jefes y oficiales del Ejército y Armada Nacional, hastate el 31 de diciembre de 1919 y que se paguen de acuerdo con los decretos de 31 de enero y 8 de agosto de 1917 y los artículos adicionales de este Presupuesto............. $1.000,000.00"
La parte reformada dice así: "..... y los artículos adicionales de este Presupuesto." La partida quedó por el mismo importe de un millón de pesos.
El C. Gutiérrez Velasco: Pido la palabra.
El C. Lara César A.: Pido la palabra en contra.
El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.
El C. Gutiérrez Velasco, de la Comisión: Honorable Asamblea: Ya os habéis percatado perfectamente de las dificultades que presenta la reglamentación de esta partida, y habiendo cambiado impresiones con los demás compañeros de Comisión, así como con el secretario de Hacienda y los opositores, creemos lo más conveniente esperar a discutir los artículos adicionales, para en esta sección del Presupuesto incluir los artículos correspondientes para poder reglamentar perfectamente bien el uso que debe hacer el Ejecutivo de este millón de pesos. Por consiguiente, la Comisión espera de vuestra soberanía se sirva aprobar esta partida, afín de seguir discutiendo el presupuesto. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Espinosa.
El C. Espinosa: H. Asamblea: Bastante ha avanzado la Comisión en su buen propósito de llegar al fin que perseguimos: ya aceptó que se tenga en cuenta el decreto de 31 de enero de 1917 y el de 8 de agosto, si mal no recuerdo; pero olvidó la Comisión que no es ésta la oportunidad para venir a decir que se tendrán en cuenta estos decretos.
Ya se sabe que el Ejecutivo está obligado a cumplir con esos decretos, y no lo ha hecho; y si esta es una verdad ¿cómo vamos a prestarnos en estos instantes para aprobar ese millón de pesos, sin saber antes cuáles son los artículos adicionales a que se refiere la Comisión? Es claro que, como antes dije, mucho se ha ganado con que la Comisión reconozca que esos pagos deben hacerse da acuerdo con los decretos expedidos; pero nada hemos avanzado si se comete el error gravísimo de aprobar esta partida sin conocer de antemano cómo estarán concebidos dichos artículos adicionales.
Es indispensable que dejemos la votación de la partida para cuando se hayan formado los artículos; así habremos procedido con cordura, con lógica, y habremos salvado también los intereses representados en este millón de pesos que servirá para pagar el sueldo de tantos empleados que están hambrientos, por todos los ámbitos de la República, por estas medidas arbitrarias con que se les ha arrebatado sus derechos.
Si está en nuestra conciencia que estos decretos ya existían y han sido letra muerta para el Ejecutivo, ¡cómo vamos a atenernos a ellos? yo os exhorto para que, con toda rectitud y con toda serenidad, nos opongamos a que sea aprobada desde luego esta fracción del artículo. No es cierto que se necesite a fuerza aprobar esta partida para seguir discutiendo el resto del Presupuesto de Hacienda; hagamos a un lado nada más esa partida, neguémonos a votarla, y así habremos salvado el principio que defendemos, y así también daremos oportunidad a que se sigan discutiendo y aprobando las demás partidas del Presupuesto de Hacienda, pero de ninguna manera aprobar, como lo pide la Comisión, desde luego, esta partida, porque después nos arrepentiríamos; una vez aprobada ya no estaríamos en condiciones de poder poner artículos adicionales que definieran el gasto honrado y equitativo de este millón de pesos; es por estas razones que yo os pido déis nuestro voto negativo a esta partida, si es que se pone a votación desde luego; me permito suplicar a la Comisión que consienta en retirar esa partida y en no pedir su votación sino hasta que estén aprobados los artículos adicionales respectivos. En caso de que la Comisión se oponga, entonces, ciudadanos representantes, la defensa de este millón de pesos, de este dinero del pueblo está en que déis vuestro voto negativo a efecto de que no sea aprobado desde luego.
El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.
El C. Gutiérrez de Velasco, de la Comisión: Honorable Asamblea: Me extraña verdaderamente la actitud del diputado Espinosa, porque es perfectamente bien sabido que todos los presupuestos vienen con artículos adicionales, que sirven para reglamentar muchas de las partidas del propio presupuesto. Bajo la forma que dice el diputado Espinosa, entonces muchas partidas debían haberse discutido posteriormente a esos artículos adicionales que reglamentan las partidas; pero como la Comisión no tiene objeto, o no tiene absolutamente ningún deseo en encastillarse en lo que propone el C. Espinosa, no tiene inconveniente ninguno en retirar esta partida y discutirla en cuanto vengan los artículos que la reglamenten, si la Asamblea así lo considera conveniente. Por lo consiguiente, la Comisión no está dispuesta a retirar su proposición, la Asamblea será la que resuelva. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)
El C. Villalobos: señor presidente, pido la palabra. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)
El C. presidente: Tiene la palabra el C. César A. Lara. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)
El C. Lara: Yo sí no estoy de acuerdo con el diputado Espinosa cuando dice que se ha adelantado algo con que la Comisión diga que se tomarán en cuenta las leyes relativas a este asunto. Estamos en el mismo estado en que nos hallábamos al principiar la discusión. Hemos venido a la consideración de que es necesario que se reglamente la manera como se va efectuar el pago de los bonos, y la Comisión nos dice que se agregarán algunos artículos adicionales reglamentando el pago, con los que se desvirtúa el acuerdo que por aclamación casi tuvo esta H. Asamblea, no efectivamente, pero sí lo dio a entender con sus demostraciones. Que se reglamenten primeros los pagos después que se apruebe la partida.
El C. secretario Saldaña: No habiendo más oradores inscriptos.....
El C Villalobos: ¡Yo estoy inscripto! (Voces: ¡Ya no! ¡Ya no!)
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Villalobos. (Voces: ¡Nooo!)
El C. Villalobos: Ciudadanos diputados: Yo ruego encarecidamente me prestéis..... (Voces ¡No! ¡No! ¡Bájate! Siseos.) sólo unos instantes de atención..... (Voces ¡Nooo!) porque el asunto merece vuestro estudio (Siseos.) Dos únicas cuestiones voy a formular a propósito de esta discusión, No han hablado más que dos oradores y tengo derecho a hablar. (Voces: ¡No! ¡No! Siseos. Gritos. Desorden.) El asunto amerita tratarse con toda la extensión necesaria, porque en él se versan los intereses de una inmensa clase de servidores de la nación. (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) Entiendo que, de acuerdo con los deberes que nos impone el Reglamento y la protesta que hemos rendido, debemos prestar atención a lo que se expone desde la tribuna, porque esto significa sencillamente cumplir con nuestra obligación. (Voces: ¡Basta! siseos.) Voy a formular dos únicas preguntas, de cuya contestación depende que no se vote esta partida, como lo hemos pedido los oradores del contra. Esta partida está destinada a pagar los bonos por las cantidades que se han dejado de pagar a los servidores públicos hasta el 31 de diciembre actual; y si, como dice el decreto de 31 de enero de 1917, los bonos deben pagarse cuando hallan ingresos extraordinarios o cuando haya superávit, si no ha habido superávit en este año si no ha habido ingresos extraordinarios, como puedo afirmarlo rotundamente, en virtud de los informes fidedignos que he adquirido esta mañana, en consecuencia, no debe votarse esta partida, respetando el decreto de 31 de enero de 1917 expedido por el propio Ejecutivo. Por otra parte, señores diputados, como lo he dicho ya, los artículos adicionales del Presupuesto de Egresos votados exclusivamente por esta Cámara no pueden estar en oposición con el decreto ya mencionado, en virtud de que éste ha sido expedido con facultades extraordinarias y, en esa virtud, virtualmente ha sido expedida pro el Congreso de la Unión. Un decreto expedido por esta Cámara no pude contradecir ni derogar un decreto expedido por las dos cámaras; en consecuencia, señores diputados, apelado a vuestro patriotismo, apelado a vuestros sentimientos de equidad, espero que votéis esta partida, rechazándola. (Voces: ¡No! ¡No!)
El C. secretario Saldaña: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se consulta a la Asamblea si se considera suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.
Hay mayoría de pie. Suficientemente discutido. En la misma forma de votación se pregunta a la Asamblea si ha lugar a votar. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.
Hay mayoría de pie. Ha lugar a votar. Se procede a la votación nominal.
El C. Secretario García Ruiz: Por la afirmativa.
El C. secretario Saldaña: Por la negativa.
(Se recoge la votación)
Votaron por la negativa 39 ciudadanos diputados.
El C. secretario García Ruiz: Votaron por la afirmativa 94 ciudadanos diputados; en consecuencia, ha sido aprobada la partida.
(Votaron por la afirmativa los CC. diputados Aguirre León, Alarcón ,Alcocer, Alejandre, Amezola, Anda de, Araujo Emilio, Araujo Francisco, Alarzón, Avellaneda, Balderas Marquéz, Balderrama, Bandera y Mata, Barragán, Blancarte, Bouquet, Bravo Lucas, Carriedo Méndez, Casas Alatriste, Castillo David, Castillo Garrido, Cervantes Olivera, Céspedes, Colina de la, Cornejo, Chablé, Díaz Infante, Esparza, Fernández Ledesma, Fernández Martínez, Franco, Frías, Gaitán, Gámiz, García Adolfo G., García José Guadalupe, García Ruiz, Gil, González Jesús N., González Marciano, Guerra, Gutiérrez de Velasco, Huerta, León, Limón Uriarte, Lomelí, Macias Juan E., Madrid, Mariel, Márquez Galindo, Martín del Campo, Martínez Ignacio, Méndez Benjamín, Méndez Fortunato, Méndez Pánfilo, Morales Hesse, Morales Sánchez, Mota, Meade Fierro, Navarro, Ocampo, Ordorica, Ortíz, Padrés, Palacios Moreno, Parra, Pastrana Jaimes, Pérez Vela, Reyes, Ríos de los, Rivera Castillo, Rocha, Rodríguez Alfredo, Rodríguez Sabino, Romero Cepeda, Saldaña, Sánchez Margarito, Schulz y Alvarez, Segovia, Solórzano, Soto José M., Soto Peimbert, Soto Rosendo A., Tamez, Torre de la, Treviño, Uzeta, Valadez Ramírez, Velázquez, Verástegui Franco, Vilchis, Villaseñor Mejía, Villaseñor Salvador y Villela. Total, 94 votos.
Votaron por la negativa los CC. diputados Alencáster Roldán, Arriaga, Avilés, Breña, Crespo, Espinosa Bávara, Espinosa, Ferrel, García Antonino M., García Norberto, Garza, Gómez Cosme D., Gómez Gildardo, Guerrero, Gutiérrez Antonio, Gutiérrez Atanasio, Jiménez, Lanz Galera, Lara, Lazcano Carrasco, Liekens, López Emiliano Z., López Serrano, Macías Rubalcaba, Mendoza, Mercado, Ortega, Pérez Vargas, Roaro, Rodríguez Matías, Rojas Rafael, Ruiz H. José María, Sánchez Salazar, Serrano, Silva Jesús, Suárez José María, Valverde, Villalobos y Zincúnegui Tercero. Total, 39 votos.)
- El mismo C. Secretario: Se procede a recoger la votación de las partidas no objetadas del ramo sexto.
El C. secretario Saldaña: Por la afirmativa.
El C. secretario García Ruiz: Por la negativa.
(Se recoge la votación.)
El C. secretario Saldaña: Votaron por la afirmativa 123 ciudadanos diputados; en consecuencia, no hay quórum.
El C. secretario García Ruiz: Orden del día para mañana a las cuatro:
"Presupuestos de Egresos de la Secretaría de Hacienda, de la Administración de Justicia del Fuero Común y de la Secretaría de Gobernación."
- El C. presidente, a las 7. 53 p. m.: Se levanta la sesión.