Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210523 - Número de Diario 49
(L29A1P1eN049F19210523.xml)Núm. Diario:49ENCABEZADO
MÉXICO,LUNES 23 DE MAYO DE 1921
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
AÑO I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II - NÚMERO 49
SESIÓN
DE LA
CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DIA
23 DE MAYO DE 1921
SUMARIO
1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.
2.- Cartera. Se concede licencia al C. diputado Lazcano Carrasco. Rinde la protesta de ley el C. Alberto Méndez, diputado suplente por el 14 distrito de Michoacán.
3.- Continúa la discusión del artículo 3o. del proyecto de ley para el fraccionamiento de latifundios. Se levanta la sesión.
DEBATE
Presidencia del C. AVILÉS URIEL
(Asistencia de 130 ciudadanos diputados.)
El C. presidente, a las 5.55 p. m.: Se abre la sesión.
- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:
"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veinte de mayo de mil novecientos veintiuno.- Período extraordinario.
"Presidencia del C. Juan Zubaran.
"En la ciudad de México, a las cinco y cincuenta y cinco de la tarde del viernes veinte de mayo de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.
"Se leyó el acta de la sesión celebrada el día anterior. El C. Quiroga pidió la palabra para impugnarla, pero se limitó luego a solicitar la lectura de un documento. El C. Gandarilla hizo una moción de orden y la Asamblea, a consulta de la Mesa, determinó que no se leyera dicho documento. El C. Céspedes dijo que se había violado el Reglamento y en seguida la Cámara aprobó el acta.
"Se dio cuenta con los documentos siguientes:
"Telegrama de Puebla, en que el C. diputado Manuel Montes ratifica su voto en pro del artículo 1o. transitorio del proyecto sobre fraccionamiento de latifundios.- A su expediente.
"Mensaje del sindicato de Agricultores de Jalisco, en que se felicita a los ciudadanos diputados que firmaron el ocurso dirigido últimamente al ciudadano presidente de la República, con motivo de la política que este funcionario ha venido siguiendo.- De enterado con agradecimiento.
"A pedimento del C. Bojórquez se leyó una nota de la Secretaría Particular de la Presidencia de la República, en la que se dice que este sindicato de agricultores es el mismo que se organizó para oponerse a las leyes del reparto de tierras.
"Solicitud del C. Uriel Navarro para que se le conceda licencia por veinte días y se llame a su suplente.
"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó.
"Escrito en que el C. Manuel E. Miravete pide licencia hasta por veinte días, con goce de dietas.
"Asimismo se acordó de conformidad esta petición, previa dispensa de trámites, y sin que nadie hiciera uso de la palabra.
"Telegrama depositado en Pachuca, Hidalgo, por medio del cual el C. Estanislao Olguín solicita se le prorrogue indefinidamente la licencia de que ha venido haciendo uso.
"Así que se dispensaron los trámites, la Secretaría hizo la aclaración de que el suplente estaba en funciones y acto continuo la Asamblea aprobó la solicitud del C. Olguín.
"Se recogió la votación nominal que en la sesión anterior quedó pendiente por falta de quorum, acerca del artículo 1o. transitorio del proyecto sobre fraccionamiento de latifundios, el cual resultó desechado por noventa y ocho votos de la negativa contra cuarenta y seis de la afirmativa.
"Votaron por la negativa los CC. Acevedo, Aillaud, Alanís Fuentes, Alarcón, Alessio Robles Vito, Alonzo Romero, Angulo, Arroyo Ch., Avilés, Barragán Martín, Berumen, Borrego, Von Borstel, Bravo Betancourt, Bravo Lucas, Castañeda Nigra, Castañón, Castillo Agustín, Castillo Garrido, Cervantes, Colón, Contreras Lucas, Cuervo, Cuevas, Chapa, Domínguez, Esparza Martínez, Estrada, Fernández Miguel B., Flores, Franco Abraham, Franco Cerqueda, Gálvez, Gandarilla, Gómez Carlos, Gómez Cosme D., Gómez Luna, González Marco Aurelio, Guadarrama, Guerrero Eduardo, Gutiérrez Aguilar, Gutiérrez Castro, Gutiérrez Teodomiro T., Guzmán Peláez, Hernández Alvarez, Hernández Coronado, Hernández Macario M., Hidalgo Catalán, Huerta, Laris Rubio, Lavín, Leyva, Lira, Maldonado, Manero, Maqueo Castellanos, Márquez Aurelio P., Martínez de Escobar Federico, Martínez
de Escobar Rafael, Martínez Fernando B., Martínez Gustavo S., Mastache, Méndez José, Montero Villar, Moreno, Ogarrio Meixueiro, Olguín, Ortega Miguel F., Ortiz, Palacio, Peña Ildefonso, Pérez Gasga, Portales, Ramírez Luque, Ramírez Miguel, Ramos Esquer, Reyes Ignacio C., Reyes Tereso, Romero Ricardo, Sánchez Gilberto, Sánchez Pablo H., Sánchez Pontón, Saucedo, Serrano, Silva J. Joaquín, Solís, Solórzano Federico N., Solórzano José Luis, Tovar y Pérez, Valadez Ramírez, Valverde, Vasconcelos, Vázquez, De la Vega, Velarde, Vergara, Vicencio y Zubaran.
"Votaron por la afirmativa los CC. Aguirre Colorado Fernando, Aja, De Alba, Altamirano, Alvarez Ricardo A., Bojórquez, Calderón, Castillo Porfirio del, Correa, Cerda, Chávez Franco, Díaz Soto y Gama, Espinosa y Elenes, Franco Urías, Garza Candelario, Garza Francisco, Gómez Rodrigo, González Martín V. González Onésimo, González Rafael M., Guerrero Alberto, Guzmán Luis, Lazcano Carrasco, Lechuga, Manjarrez, Manrique, Martínez Rendón, Méndez Manuel F., Munguía Clemente, Ollivier, Ortega Antonio, Ortega José Juan, Peña Francisco de la, Prieto Laurens, Pichardo, Quiroga, Reynoso Díaz, Rico, Rodríguez Guillermo, Rodríguez Herminio S., Salazar, Salgado, Siurob, Soto Francisco, Vidales y Villegas.
"Se leyó un escrito a pedimento del C. Quiroga, quien interpeló a los CC. Pablo H. Sánchez y Rafael Martínez de Escobar. Ambos respondieron y el primero hizo aclaraciones.
"Presidencia del C. Uriel Avilés.
"Se puso a discusión el artículo 3o. del mencionado proyecto sobre fraccionamiento de latifundios.
"En contra habló el C. Von Borstel.
"El C. Manrique lo hizo en pro y fue interrumpido por una interpelación de su propinante.
"Usaron de la palabra en contra y en pro, respectivamente, los CC. Luis Espinosa y Siurob, haciéndole el último a nombre de las comisiones dictaminadoras. Este ciudadano, durante su peroración, interpeló varias veces al C. Von Borstel, quien contestó, ampliando el C. Vito Alessio Robles una de esas respuestas, y fue interrumpido por aclaraciones del propio C. Von Borstel y del C. Vasconcelos. El C. Pablo H. Sánchez reclamó el quorum y ello dio lugar a que hicieran mociones de orden los CC. Soto y Gama y Luis Espinosa. Por orden de la Presidencia se leyó la primera parte del artículo 63 constitucional y el 14 reglamentario. El C. Siurob concluyó su discurso y contestó una pregunta del repetido C. Von Borstel.
"A las ocho y media de la noche se levantó la sesión y se citó para el próximo lunes veintitrés, a las cinco de la tarde."
Está a discusión el acta. ¿No hay quien quiera hacer uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie.
Aprobada.
- El mismo C. secretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera: Telegrama procedente de "Campeche, a 23 de mayo de 1921.
"Señores secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
"Estando vacantes cargos diputados propietario y suplente por 2o. distrito electoral este Estado, suplícoles den cuenta esa H. Cámara fin sírvase fijar día para efectuarse elección respectiva. Atentamente. El gobernador constitucional del Estado, Enrique Gómez B. - Secretario, Manuel Rojas Morano."- Recibo y a la Comisión que tiene antecedentes.
"Los gobiernos de los Estados de Campeche y de Chiapas, envían comunicaciones de condolencia por el fallecimiento del C. diputado Atanasio Gutiérrez."- A su expediente.
Telegrama procedente de "Colima, Colima, 20 de mayo de 1921.
"Presidente del Congreso de la Unión.- Cámara de Diputados.
"La actitud patriótica, digna y viril de los diputados que subscribieron el memorial entregado al ciudadano presidente de la República, nos ha conmovido profundamente, porque en ese documento lleno de verdades, se encuentra cristalizada la opinión del país entero, felicitamos y aplaudimos a ese valiente grupo por su notable labor de buenos mexicanos, y hacemos votos por que nuestro digno presidente, C. general Alvaro Obregón, conocedor de sus enemigos, obre con la eficacia que lo ha caracterizado y con ansia esperamos el cambio de política que será salud de este país, llevado a la ruina por esos agitadores sin conciencia.- Sindicato de Agricultores de Colima.- Aristeo Núñez director."- De enterado con agradecimiento.
Telegrama procedente de "Morelia, Mich., a 21 de mayo de 1921.
"Presidente del Congreso de la Unión.- Cámara de Diputados.
"Actitud digna y enérgica grupo diputados ese H. Congreso, poniendo en claro verdad en su plausible manifiesto congratulando por ser pensamiento y creencia de opinión pública. Esperando que convencido esa verdad señor presidente República, cambie su política en bien nuestro desventurado país. Nuestras felicitaciones a ese grupo por su patriótica actitud. Sindicato Agricultores Michoacán.- Director, Francisco Herrejón."- De enterado con agradecimiento.
"H. Asamblea:
"El subscripto, en funciones de diputado propietario por el 8o. distrito electoral del Estado de Oaxaca, atentamente ruega a la Asamblea se le conceda una licencia hasta por treinta días, con goce de dietas para trasladarse fuera de esta ciudad al arreglo de asuntos particulares urgentes.
"Si la Asamblea acuerda favorablemente esta solicitud, empezaré a hacer uso de la licencia el día primero del próximo mes de junio. Pido dispensa de trámites.
"Protesto lo necesario.- Salón de Sesiones.- México, 23 de mayo de 1921.- A. Lazcano Carrasco."
En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Dispensados. A discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie Concedida.
- El mismo C. secretario: Encontrándose a las puertas del salón el ciudadano Alberto Méndez, diputado suplente por el 14 distrito de Michoacán, la Presidencia ha tenido a bien designar a los ciudadanos Ibarra Bibiano, Bravo Betancourt José y secretario Saucedo para que lo introduzcan a rendir la protesta de ley. (Rinde la protesta el C. diputado Méndez Alberto.)
- El mismo C. secretario: Continúa la discusión del artículo 3o. de la Ley de Fraccionamiento de Latifundios.
El C. presidente: sigue en el uso de la palabra el ciudadano Siurob.
El C. Siurob: Honorable Asamblea: La comisión ha querido insistir sobre el punto a debate y las explicaciones conducentes a la Baja California en virtud de que en la vez pasada se habló aquí muy líricamente de parte de algunos representantes sobre el problema de ese Territorio. Ofrecí traer datos y aquí están los relativos a la Baja California, que pueden verse claramente en este mapa que me voy a permitir hacer circular entre los señores diputados. Por él se verán los hechos siguientes: En la Baja California la absoluta mayoría de la extensión de su territorio se encuentra controlada por enormes concesiones de tierras otorgadas en la época de la dictadura y que son los siguientes: "Luis Huller y compañía, superficie 5.394,989 hectáreas; A. Bulle, 702,268 hectáreas, 42 aras y 62 centiaras; Flores Hate y compañía, 1.496,455 hectáreas, y Pablo Macedo, 488,314 hectáreas. Le quedan al Gobierno 2.098,975 hectáreas, 40 aras y 8 centiaras." Aquí está el mapa donde se ven las concesiones por terrenos con distinta clase de anchura y, por consiguiente, pueden darse cuenta de una manera, por decirlo así esquemática, de visu, los señores representantes, de que el Territorio de la Baja California sólo por una verdadera irrisión podemos decir que es nacional, puesto que la mayoría de Territorio ha sido cedida por los anteriores gobiernos, que han pasado en este punto sobre los intereses nacionales, ha sido cedida en gran parte a distintos individuos extranjeros en proporciones fuera de toda justicia y fuera de toda medida, que de hecho han convertido el Territorio de la Baja California en un feudo de extranjeros. Aquí existe todavía un informe amplísimo respecto a las concesiones hechas en la Baja California, de la manera como han ido evolucionando estas concesiones y todos los demás detalles que se relacionan sobre este punto. Si surgieran más dudas sobre el particular, yo me permitiré, en otro turno que toque a la Comisión, hacer leer todos estos documentos para que se tenga una medida exacta del problema. Celebro muchísimo que ésta sea la brillante oportunidad, la feliz oportunidad en que la Representación Nacional, convertida en Cámara de Diputados, acuerde un especial y minucioso estudio en el problema de la Baja California. Yo aceptaré con mucho gusto las iniciativas de los estimables compañeros de la Baja California, en nombre de la Comisión, porque así lo hemos convenido con nuestros compañeros, pero siempre que estas iniciativas no pugnen en lo absoluto con los principios, con la Constitución, ¡claro! que no entren dentro del plan de la reacción, sino que entren dentro del plan de la revolución, dentro del concepto general que tiene la revolución de esta clase de asuntos.
El C. Von Borstel: ¿Me permite usted una aclaración?
El C. Siurob: Con mucho gusto.
El C. Von Borstel: Dígame, compañero Siurob, si cree que fijándose un límite preciso a lo que es latifundio, podrán o no podrán ser expropiables esos grandes monopolios de tierras que existen en la Baja California.
El C. Siurob: No debe fijarse un límite preciso al latifundio en la Baja California por la sencilla razón, en primer lugar, de que un sano radicalismo exige que sea solamente el punto de vista técnico el que se tenga en cuenta al juzgar de los latifundios; segundo, porque en la Baja California hay tierras de tan distinta índole, tan inexploradas - esa es la palabra - , que sería imposible, excepto a una comisión técnica que estudiara el asunto, fijar los límites del latifundio; tercero, porque no existiendo más latifundios que los de los extranjeros, es innegable la conveniencia que existe para el país de fraccionarlos; cuarto, porque si todos quieren inspirarse en un sano radicalismo, si se ha llegado a decir que será conveniente hasta la socialización de la tierra, mucho menos tendrán inconveniente los señores representantes en aceptar un fraccionamiento sucesivo de los latifundios hasta venir a convertirlos en home stead. Este es el criterio de la Comisión y no cederá en lo más mínimo mientras no se le hagan observaciones tan evidentes y tan claras que justifiquen, en concepto de la nación y de los representantes, esta medida. Nos decían aquí algunos compañeros que el Territorio de la Baja California es absolutamente estéril, y aquí existe un informe del señor F. Fernández, instructor práctico de Agricultura, donde se nos dan datos de tal importancia que nos hacen suponer que no es exacto que en su mayoría el Territorio de la Baja California sea absolutamente estéril; no sólo, sino que aquí está un telegrama puesto por el que fue gobernador de la Baja California, ciudadano Esteban Cantú, a la Dirección de Agricultura, al cual pido que la Secretaría se sirva dar lectura.
- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:
De "Mexicali, B. C., el 7 de mayo de 1919.
"D. Agricultura:
"Suyo 2 mayo. Producción algodón año agrícola 1918 a 1919 hasta 13 marzo, como sigue: según datos exportación algodón en pacas, seis millones
ochocientos setenta y tres mil seiscientos treinta y ocho kilos; algodón con semilla, diez y seis millones noventa y un mil ciento cuarenta y dos kilogramos; semilla de algodón, once millones ochocientos setenta mil treinta kilogramos; algodón internado al país en pacas, cuarenta y ocho mil novecientos setenta kilos.- Salúdolo.- El gobernador, E. Cantú."
El C. Siurob, continuando: Tiene datos la Comisión muy suficientes para asegurar que toda la vertiente occidental de la Baja California es un terreno propicio para la agricultura en donde con facilidad se encuentra agua artesiana, pues en toda esta zona existen pozos que dan agua, no digo artesiana, sino ocho o diez metros de profundidad, y puede verse y puede comprobarse la exactitud de esta aseveración por el hecho de que alrededor de Tijuana, existiendo allí, como de hecho existe, un límite enteramente artificial, casi una línea imaginaria entre el territorio de los Estados Unidos y el territorio de México, del lado del territorio de los Estados Unidos se encuentran hermosos huertos verdaderamente en flor, constantemente cargados de fruto; allí lo que existen son limoneros y se pueden ver del lado americano los limoneros cargados de fruto, estando convertido el lado americano en un vergel y el lado nuestro, por la incuria de nuestros propios ciudadanos, es aquello un verdadero desierto. ¿Quién no sabe que igual cosa sucede en el límite de nuestra frontera norte con los Estados Unidos, cerca de Laredo? De este lado del río, la esterilidad más absoluta; del lado opuesto, obras muy grandes de irrigación, la agricultura cultivada no solamente de una manera extensiva, sino de una manera intensiva. De manera que puede asegurarse que los datos que se nos dan de que es estéril el Territorio de la Baja California y de que es impropio para cultivar, si es cierto que existen en lo referente a determinadas regiones, puede decirse que ni siquiera la mitad del Territorio de la Baja California es tan estéril como parecen asegurar aquí algunos compañeros. Para mayores datos, tengo todos estos informes rendidos en distintas épocas a la Secretaría de Fomento; este otro rendido por los señores Alfredo Servín. Este, de que ya me permití hablar a vuestras señorías, que es el informe del ciudadano instructor práctico de agricultura, el ciudadano F. Fernández; este otro informe, que es el informe de la tesis presentada por el ciudadano Felipe de la Garza, ex - alumno de la Escuela Nacional de Agricultura en su examen profesional para la carrera de agrónomo; este joven alumno, habiendo hecho su práctica en la Baja California, trajo un contingente amplísimo que debe utilizar el Gobierno, porque si no es absolutamente inútil que ande mandando comisiones exploradoras a distintas partes del país, si no se ha de dejar guiar por los informes técnicos que se rindan; ese informe demuestra que distintas zonas de la Baja California no sólo no son estériles, sino que son lugares vírgenes hasta el momento y de predilección para establecer colonias. Por último, en este informe rendido al señor presidente de la República por el señor ingeniero, general Amado Aguirre, se da cuenta de la inconveniencia de haber mantenido por el actual Gobierno una de estas concesiones, puesto que el Ejecutivo, a pretexto de que el concesionario entregaba al Gobierno una parte de las tierras, le conservó la absoluta mayor parte de aquella concesión, con el aliciente únicamente de haber recibido una faja como de cinco kilómetros en la Bahía Magdalena y una pequeña faja en la costa. En mi concepto o nuestro Gobierno cometió un error al revalidar la concesión, y así se dice con acopio de datos y documentos en este informe. Creo que ya el ciudadano Von Borstel lo conocerá y lo interpelo para que diga si cree justificado el propio informe.
El C. von Borstel: Como el Gobierno tuvo la oportunidad de haber declarado caducas las concesiones que tenían los Flores Hale, sí creo que el general Amado Aguirre tiene mucha razón en la mayor parte de su informe, puesto que si la nación podía recuperar esas tierras, ya que los concesionarios no habían cumplido con las cláusulas de los contratos, salió sobrando otorgar al señor Haff una nueva concesión bajo bases más onerosas que la primera.
El C. Siurob: Ciudadanos representantes: Ya veis cómo es interesante que dediquéis toda vuestra atención, al menos mientras se discuta este artículo, al Territorio de la Baja California. Celebro que se me haya presentado esta oportunidad, porque si he tenido en otras ocasiones el honor de salir a la defensa de algún otro Estado lejano que está en el otro polo de la República - me refiero al Estado de Yucatán - , cuando el licenciado Luis Cabrera trataba de arrebatar sus ferrocarriles, hoy creo estar dentro de mi papel no sólo como Comisión, sino como miembro de esta honorable Asamblea, al defender y propugnar en favor de los intereses que representa para la nación y para el país el Territorio de la Baja California. Para que se vean algunos de estos datos, y sólo a título de informativos, suplico a la Secretaría tenga la bondad de dar lectura a este documento.
El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo: "Al C. ingeniero Gustavo Durán, agente general de la Secretaría de agricultura y Fomento.- Presente.
"Muy atenta y respetuosamente me permito informar a usted sobre el resultado de la comisión que se me confirió en el Valle de las Palmas, el día 29 del mes próximo pasado, a fin de que estudiara la región que tratan de colonizar un numeroso grupo de mexicanos residentes de los Estados Unidos de Norteamérica.
"La región de que me voy a ocupar, se encuentra a una altura absoluta sobre el nivel del mar de doscientos setenta y cinco metros, siendo conocida con el nombre de "La Palmita", precisamente por existir una palma en la margen de la izquierda del río de Las Palmas, cuya altura aproximadamente es de dos o tres metros.
"El camino que une a Ensenada con Tijuana y que atraviesa el lugar de referencia, será un factor que contribuirá grandemente a facilitar el rápido transporte de los productos que se cultiven; por cuya circunstancia es de creerse, que en un futuro no muy lejano, la agricultura alcanzará tal desarrollo, que no sería difícil que los productos que se obtuvieran alcanzaran para abastecer las propias necesidades, sino también las de otras
regiones, dado el entusiasmo que reina entre los colonos.
"El terreno sobre el que van a trabajar, es de origen cuaternario y de aluvión arcillo - arenoso en la parte alta y muy poco arenoso en la bajada. Dada la composición del suelo, puede decirse que se encuentra en muy buenas condiciones bajo el punto de vista agrícola, pues debido a la topografía del terreno, éste está enriqueciéndose más y más, y aún no ha sido despojado de sus elementos de fertilidad química por los deslaves, precisamente por la circunstancia de que como las lluvias son muy escasas en la región, apenas si son lo suficientes para humedecer una pequeña capa o correr lentamente por la superficie del suelo, cuando es impermeable. Aun en el supuesto caso de que la precipitación pluvial fuera abundante gracias a la misma topografía, los elementos que ahora se encuentran almacenados no serían arrastrados con facilidad, sino que al contrario, aumentarían en cantidad, gracias a que serían ministrados por las pequeñas lomas o cerros cercanos, que verterían sus aguas precisamente en el terreno que se trata de explotar.
"La fertilidad de la región salta a la vista, demostrándolo la exhuberante vegetación que se encuentra a poca distancia del lugar por colonizar y que con ayuda del agua que corre, se ve prosperar bien.
"Los terrenos de referencia, por no haber sido nunca explotados, tienen almacenados sus elementos de fertilidad química y solamente esperan la mano del hombre para entrar en la composición de las plantas que se trata de cultivar; de otra suerte esta riqueza quedará indefinidamente almacenada y seguirá siendo aprovechada por los plantes que crecen espontáneamente y que ningún beneficio prestan ahora.
"La fertilidad por una parte y la gran cantidad de agua que corre por el río de Las Palmas, que, según cálculo aproximado del señor ingeniero Francisco Contreras, es de dos metros cúbicos por segundo, contando con la que corre solamente por la superficie, que bien podría utilizarse construyendo las obras hidráulicas necesarias, son factores que contribuirán grandemente al desarrollo de la región, en lo que respecta a agricultura principalmente.
"Ya que me he permitido tratar este asunto, debo manifestar a usted que en las cercanías se han llevado a cabo perforaciones de pozos, en los cuales se ha encontrado agua a una profundidad de seis metros y aún menos, en otros lugares según se me informó, haciendo notar esto, precisamente por la circunstancia de que como no será posible desde luego aprovechar el agua que corre por el río de referencia, sino hasta que se emprendan los trabajos necesarios para conducir esa agua, el único recurso a que tendrían a que apelar los agricultores para irrigar sus pequeñas siembras de hortaliza y cultivos de cereales, sería instalando pequeñas plantas de bombeo en los lugares más adecuados y propicios. En algunas partes de este Distrito Norte se ha conseguido hacer el riego con muy bien éxito, por medio de este sistema, lográndose levantar cosechas de bastante consideración, las cuales remuneran perfectamente el trabajo de los agricultores, y aun les permite obtener, no obstante de que cultivan pequeñas parcelas y las riegan por medio de bombas con motor de gasolina, muy buenas utilidades. Como en este caso el combustible que se emplea para mover los motores, es la gasolina, creo que podrían conseguirla con bastante economía en San Diego, Los Angeles o San Francisco California, Estados Unidos de Norteamérica, si ésta se compra en cantidad.
"Lluvias.- La escasez de agua para la irrigación en ciertas regiones de este Distrito Norte, es uno de los problemas más serios que se les presentan con frecuencia a los agricultores, y que algunos han resuelto satisfactoriamente por medio de la apertura de pozos; debido a que como las lluvias tienen lugar por lo general en el invierno, por los meses de diciembre a mayo, y es tan exigua, que la cantidad que por este concepto reciben las tierras, se calcula aproximadamente de 100 á 300 metros, de tal suerte, que apenas es la suficiente para humedecer una pequeña capa del suelo, cuyo espesor es insignificante. Con esta precipitación pluvial tan exigua como se dijo anteriormente, la agricultura de temporal es nada menos que imposible.
"Mientras la región no disponga del agua suficiente para el cultivo de plantas propias para ese clima, no será posible transformar en agrícola en toda la extensión de la palabra, una zona que siempre se ha destinado a la cría de ganado.
"Las lluvias, que son las que contribuyen, en parte, a mantener la vida de los pastos, tienen verificativo, cuando el ganado necesita más de las plantas forrajeras.
"Vientos calientes.- Año por año, y regularmente por los meses de julio a agosto, se dejan sentir en la región vientos calientes, los cuales algunas veces son suficientes para quemar el follaje de las plantas que cubren los campos agrícolas. Aun cuando éstos no constituyen una seria amenaza, porque no son lo suficientemente intensos para matar completamente la agricultura, debido a que cuando se manifiestan, bien pueden haberse levantado con anterioridad las cosechas correspondientes a los cultivos de invierno y de aquellos que maduran sus productos precisamente a mediados del año, o poco antes. Los vientos de referencia parece que provienen de la región que ahora se encuentra desierta en el Valle Imperial, y que siendo precisamente en esa época cuando el calor se deja sentir con intensidad, no sería extraño, que los vientos que allá se forman, fueran los mismos que visitaran la región.
"El único medio que me permito aconsejar en mi humilde concepto, por considerar más práctico y económico para controlar los efectos de estos vientos, sería por medio de la plantación de árboles, de preferencia álamos, los que por abundar en la localidad y poseer abundante follaje, ayudarán mucho en este sentido, debido a que por intermedio de las estomas de las hojas principalmente, tendría lugar una fuerte evaporación, lográndose así cambiar completamente las condiciones climatéricas de la región, tal cual ha sucedido en Mexicali, B. C., y aún más, si se procura la repoblación del pequeño bosque de álamos, que se encuentra en la margen derecha del río de Las Palmas.
"Heladas.- Por ahora no es posible conocer exactamente la intensidad y frecuencia con que éstas se manifiestan, debido a la falta completa de observatorios meteorológicos, por lo cual únicamente me
concretaré a indicar que las heladas tienen lugar por los meses de diciembre a febrero, no siendo de mucha intensidad, según los datos recogidos. Solamente nieva en las partes altas de la sierra.
"Los cultivos de avena, trigo y cebada, se emprenden con muy buen éxito y no son perjudicados por las heladas.
"Tractores.- Al seleccionar la clase de maquinaria agrícola que deba emplearse en el labrado de las tierras, deberá tenerse especial cuidado de emplear aquélla que sea más resistente y que, además, posea la cualidad de efectuar el trabajo con bastante rapidez y economía. Entre los tractores que en Mexicali han dado mejores resultados, figuran en primer término los del "Sistema Caterpillar", que efectúan un trabajo bueno, caminan con bastante rapidez y fácilmente suben pequeños bardos y colinas, que otros tractores están muy lejos de hacer, efectuando un trabajo bastante eficiente y económico en esta clase de suelos. Los tractores "Avery" creo que podrían emplearse también con buen éxito, y tal vez serían más recomendables debido al poco precio que tienen en el mercado, si se les compara con los demás. No me atrevo a indicar el precio exacto, debido a que no poseo datos sobre los que actualmente tienen los dos tractores que he recomendado, pero por informes, sé que no es muy elevado el del "Avery".
El C. Siurob: Honorable Asamblea: Como he observado que no existe mucha atención para escuchar este interesante informe, prefiero no cansar la atención de la Asamblea con él; pero sí solamente de lo que va leído quiero que se tome nota de los hechos que allí se especifican; primero: que las tierras sí son cultivables en una gran extensión; segundo: que estas tierras, siendo cultivables, tienen la inapreciable ventaja de que tienen agua en el subsuelo; tercero: que si el cielo es verdad que no es muy abundante en lluvias sí en cambio tienen la ventaja de que no hiela casi, puesto que las heladas se producen en los meses de enero y febrero, y como todas estas condiciones son las condiciones de preferencia para establecer el home stead, no para establecer el latifundio, por eso la Comisión insiste en defender el artículo 3o. tal como está, supuesto que se fracciona sin piedad el latifundio, en donde quiera que se encuentra éste, tanto en el Distrito Federal como en los Territorios, bajo las bases no ya más amplias y liberales, sino bajo las bases más ampliamente sociales que se pudiera imaginar, dadas las circunstancias especiales del terreno y las circunstancias que concurren. Por tanto, la Comisión se concreta a pedir a la Asamblea la aprobación del artículo 3o.
El C. Z. Moreno: ¿Me permite usted una interpelación?
El C. Siurob: Con mucho gusto.
El C. Z. Moreno: Pido la palabra. La principal objeción que se ha hecho al artículo 3o. que es materia de este debate, es que en este artículo no se fija la extensión del terreno que debe considerarse como latifundio. Los escrúpulos de los que se han opuesto al artículo tal como está expreso en el proyecto de ley, consisten en que, de no expresarse la cantidad de terreno que debe entenderse por latifundio, se daría lugar a que propiedades pequeñas, no solamente los latifundios propiamente hablando, los terrenos sin cultivo, sino propiedades de pequeños agricultores fueran a ser objeto de la expropiación y división en parcelas. Siendo este el punto fundamental de las objeciones hechas al artículo 3o., invitaría a usted seriamente a que justificara de una manera formal el punto de vista de la Comisión. Mi pregunta es la siguiente: ¿Tiene usted el dato estadístico, numérico, de la proporción de terrenos de la Baja California que pertenecen a nacionales y que pertenecen a extranjeros?
El C. Siurob: ¿Me hicieran el favor los representantes de decirme dónde está el mapa? ¿Quién lo tiene?
El C. Z. Moreno: Si la Comisión no tiene el dato a la memoria, yo se lo puedo proporcionar.
El C. Siurob: Aquí está el informe en que se especifica ampliamente el asunto.
El C. Z. Moreno: Pido que se me dé el porcentaje de tierras pertenecientes a nacionales y extranjeros.
El C. Siurob: No lo he sacado.
El C. Z. Moreno: Yo sí puedo decir que el porcentaje es el siguiente: siete décimos de dichas tierras pertenecen a extranjeros, y tres décimos a nacionales. Ahora bien, ¿no cree la Comisión que a la hora de dejar ad libitum a la Comisión Nacional Agraria la distribución o la parcelación de esas propiedades, se efectuarán preferentemente los derechos de los nacionales? Debe tenerse en cuenta que las propiedades de los extranjeros tienen puntos de contacto de índole serio para ir a ellas por el carácter internacional que se da a esta clase de cuestiones. Si la Comisión cree que esa es la proporción de la propiedad en la Baja California, creo que debe darnos argumentos, y para esto le vuelvo a hacer un llamamiento de seriedad y de peso, para justificar que debe quedar ad libitum de la Comisión Nacional Agraria la designación de qué propiedades son latifundios, aunque éstas consistan en pequeñas porciones de terreno. Yo creo que la Comisión debe contestar concretamente a la pregunta que he hecho. Si tiene décimas partes de la propiedad del Territorio de la Baja California están en propiedad de extranjeros y tres décimas partes en poder de nacionales, la Comisión Nacional Agraria para actuar forzosamente tendrá que ir con los propietarios nacionales aun cuando éstos representan una cantidad mínima de propiedad, y por lo tanto lo que esta ley debe fijar de una manera concreta es la porción de terreno que debe entenderse por latifundio. Este es el escollo de la objeción que ha hecho el compañero Von Borstel.
El C. Siurob: La Comisión contesta de una manera definitiva y categórica las interpelaciones hechas por el compañero Z. Moreno. La contestación de la Comisión es la siguiente: puesto que la absoluta mayoría, las nueve décimas partes del territorio de la Baja California están en poder de extranjeros, se impone la necesidad absoluta que tiene el Gobierno que reivindicar aquellas tierras para la nación y como es la nación la que en realidad va a fraccionar aquellas tierras y no los actuales poseedores de ellas, a espaldas de la ley, se deduce que el Gobierno nacional es el que debe hacer estos fraccionamientos, de una manera directa con los fraccionistas, y como el Gobierno nacional es el que va a hacer estos fraccionamientos en un
terreno que no está explorado, se impone que sea el mismo Gobierno, por conducto de la Comisión Nacional Agraria, el que estudie técnicamente las tierras para después otorgar las parcelas. No es verdad que no se encuentre marcado el límite del latifundio; el límite del latifundio está marcado en el artículo 9o. Así es que el ciudadano Moreno no tiene más que leer el artículo 9o., y allí se encuentra el límite del latifundio. El límite del latifundio es todo lo que pase de la proporción máxima que un ciudadano puede poseer.
El C. Cuervo: ¿Cuál es?
El C. Siurob: Aquí está; vea usted el artículo 9o.; el artículo 9o. dice así: (si usted no quiere leerlo, yo se lo voy a leer.)
"La extensión de tierra que se conceda a cada individuo, variará en la forma siguiente:
Mínimo Máximo
En tierras de riego de 10 a 20 hectáreas
En tierras de temporal, 1a. clase, de 20 " 40 "
En tierras de temporal, 2a. clase, de 30 " 60 "
En tierras de temporal, 3a. clase, de 40 " 80 "
Para cría de ganado podrán concederse a cada individuo hasta doscientas hectáreas, siempre que no se perjudique el derecho de las solicitudes de tierra laborable, y a todos los solicitantes de tierra de labor se les pondrán conceder hasta cien hectáreas de tierra de pastos para el sostén de los animales de labranza."
Ahora bien, el problema de la Baja California en lo que ve al fraccionamiento de latifundios tendrá que ser por lo pronto un problema internacional, si es que estos extranjeros tratan de revalidar su acción a los terrenos valiéndose del derecho internacional; pero nosotros esperamos del patriotismo del Gobierno de la rectitud con que ha procedido siempre y de la circunstancia especial de que tiene toda la razón de su parte, que logrará reivindicar dichas tierras. Lo que los compañeros suponen, que la Comisión Nacional Agraria va a fraccionar las pequeñas propiedades, no pasa de ser una sospecha malévola, porque es suponerla tan perversa, tan pícara, tan especuladora, tan fenicia - como se ha dado la costumbre de decir en esta Asamblea - , que vayan los miembros de esa Comisión a hacer predominar sus intereses personales a los intereses del país. Esto no tiene obligación de preverlo el legislador, porque no está obligado a prever el carácter ni la conducta de los individuos cuando se les confiere una misión; sino que sencillamente tiene que atenerse al promedio de moralidad que existe en el país y a la moralidad que debe suponerse en los individuos nombrados por el Ejecutivo, quienes se cree que serán individuos capaces de cumplir con los principios; por eso la Comisión no puede tomar en serio semejante objeción.
El C. Z. Moreno: Por vía de aclaración deseo hacer otra pregunta. Con permiso de la Presidencia. Ciudadano Siurob, ¿no cree la Comisión, por boca de usted, que una ley absolutamente clara, de observancia general y obligatoria en el Distrito Federal y Territorios sería la mejor base para evitar conflictos de carácter internacional e interpretaciones erróneas? ¿no cree que sea eminentemente patriótico que esta ley establezca con absoluta claridad que en el Distrito Federal y Territorios se considera como latifundio toda superficie de tierra que tenga N número de hectáreas? De esta manera si mañana hay un solo latifundio, una sola propiedad que sobrepase a esta cuantía, es evidente que cae bajo la sanción de la ley. Ningún extranjero ni nacional, teniendo estas bases de claridad la ley, podrá intentar modificaciones de la acción oficial. Por lo tanto, señor, mi pregunta para hacer luz en esta Asamblea, es que me diga si no cree la Comisión, si no entra dentro de su criterio la idea de que se fije de una manera expresa la cuantía de lo que es un latifundio, en obvio, previendo precisamente dificultades ulteriores que puedan hacer malograr el espíritu y la tendencia de esta ley, que es eminentemente útil.
El C. Siurob: La Comisión no sólo cree conveniente fijar un límite al latifundio, sino que ya lo ha hecho. Se le ha citado al compañero como límite la cantidad que un individuo puede poseer en esa región, la cantidad marcada en el artículo 9o.; por tal motivo, la Comisión ha cumplido con esta obligación. No puede la Comisión señalar otro límite por la sencilla razón de que otro límite se opondría al fin y al objetivo de esta propia ley. Así es que la Comisión contesta en esta forma la interpelación del ciudadano Z. Moreno.
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Del Castillo Israel.
El C. Del Castillo Israel: Honorable Asamblea: Apenas se ha concretado la discusión de la Ley de Fraccionamiento de Latifundios al Distrito Federal y Territorios, la Comisión por primera vez nos trae aquí datos que en nada tienen que ver con el artículo 3o. (Voces: ¡No te enojes!) El artículo 3o. a discusión, señores compañeros, me voy a permitir leerlo, esperando que de la atención de los compañeros Chapa, Franco y Solís, que están un poco distraídos, se fije, para que lo oigan con atención:
"Artículo 3o. Se considera como latifundio toda finca rústica que por su extensión, calificada con relación a los factores que se detallan en el artículo siguiente, sea perjudicial a los intereses sociales, bien porque engendre el monopolio de la producción agrícola en la región donde se encuentre ubicada, ya porque contribuya a provocar crisis de carestía o escasez en los artículos alimenticios, o porque dé lugar a un rendimiento notablemente menor, en proporción, que el de las fincas vecinas, u obstruya, por cualquiera otra causa, el desarrollo agrícola del país o el derecho consagrado por el artículo 1o. de esta ley."
Desde tiempos de los griegos se había descubierto y se había caracterizado por el nombre de poliseteceo el sofisma que consiste en amontonar grano por grano, una cantidad determinada de arena, hasta llegar a tener cierto volumen; preguntándose entonces: ¿cuándo este montón de arena ha dejado de ser chico para convertirse en grande? Este sofisma que fue clasificado desde la época de los griegos, es lo que chorrea el artículo 3o. a debate. Efectivamente; decir que una fracción de tierra
será latifundio cuando ahogue la producción, cuando monopolice ésta, cuando viole el derecho consagrado en el artículo 3o., ¿no equivale a lo que indico? ¿Cómo vamos a medir todas estas cosas? Pero no es eso todo; es que en el artículo 4o. se nos dice que la Comisión Nacional Agraria será la que se encargue de declarar cuál terreno es un latifundio y cuál no lo es; de ahí el empeño de la Comisión en defender el artículo 3o., para tener un juez de la propiedad, que siempre ha constituído un derecho respetable y respetado; para que una señora Comisión Nacional Agraria sea la que defina si una hacienda debe o no ser fraccionada. Esta elasticidad del artículo no es cosa ni siquiera seria y no debemos, por ningún motivo, permitirla. Indudablemente que no quiero suponer mala fe en los miembros de la Comisión; pero, señores, aquí del dicho aquel vulgar que dice que tanto peca el que le tiene la pata como el que ordeña la vaca (Risas.) La elasticidad de este artículo indudablemente que tiende a que la Comisión Nacional Agraria, que sería la encargada de dictaminar sobre si tal o cual hacienda es un latifundio, fuera la señora a la cual recurrieran todos los latifundistas y así, tendidos todos los hilos del Ejecutivo para todos los hacendados, ya tendría otro control más para brillar en las próximas elecciones el sufragio efectivo, señores compañeros. (Aplausos. Siseos. Murmullos.) Esa es la verdad, y vosotros, señores, que os llamáis agraristas, que no sé quienes sois, porque no conozco aquí, de los que se llaman agraristas, más que al ciudadano Soto y Gama y al ciudadano Paz, que son los han venido aquí a defender lo que ellos llaman agrarismo, y nos han llamado sus enemigos, que somos enemigos del agrarismo, y vamos a ver, señores, si después de haber parido esta ley que saldrá de este Parlamento, que está controlado por el Partido Liberal Constitucionalista, el Partido Liberal Constitucionalista es agrarista o no es agrarista. (Aplausos. Siseos.) Hacer nosotros leyes, señores, adaptables a nuestro medio, hacer leyes aquí que hagan bien al pueblo, y no hacer leyes que sirvan mañana, quizás sin premeditación o con ella, pero que sirvan de arma política para preparar una nueva imposición, eso esta Representación Nacional, que es el parto de la última revolución, no puede permitirlo. Pero ahora, señores, como ya el artículo transitorio ha sido rechazado, ya ahora la Comisión no tiene gran interés en venir a defender su artículo 3o. Ahoy (Voces: ¡Hoy! ¡Hoy!) ya probablemente no veremos el encalorado orador licenciado Antonio Díaz Soto y Gama, palidecer cuando vio que la Asamblea por noventa y tantos votos rechazó el artículo transitorio; no le veremos desencajado, porque ya el hilo ya no se extenderá por toda la República y menos en los Estados que han tenido la atingencia de legislar en esta materia, sino que solamente se concretará al Distrito Federal y a los Territorios. Esta acción política que la ley tiene para el porvenir, caerá sobre los señores que votaron afirmativamente el artículo transitorio que tal pretendían y nosotros, señores, los laboristas, los agraristas y los peleceanos no debemos andar haciendo aquí leyes que sirvan de arma política para burlar el sufragio porque, efectivamente, señores, considero que todos vosotros sois revolucionarios; debemos ir a reforzar nuestras filas en la opinión pública, señores cooperatistas; no debéis ir a buscar reforzar vuestras filas en los individuos a quienes la opinión pública ha señalado tan sólo para que administren sus intereses ni para que preparen sucesiones; allí debemos buscar nosotros la fuerza y tened la seguridad de que así se luchará de una manera democrática y honrada y no os señalará la opinión pública como un partido que es el partido de los que, olvidándose de sus labores, se concretan ahora a preparar un grupo político para la sucesión presidencial. El Partido Liberal Constitucionalista no anda buscando el apoyo de ningún gobierno, no anda buscando el apoyo de ninguna administración, (Voces: ¡Sí! ¡No!) el Partido Liberal Constitucionalista busca su apoyo en la fuerza formidable de la opinión pública: ¡ahí está la fuerza del partido! (Aplausos. Voces: ¡Una interpelación!) ¡No las permito! La prueba de mi aserto está en el último memorial dirigido al presidente de la República, donde de una manera material el Partido Liberal Constitucionalista y muchos agregados de este Parlamento, independientes, honrados y de buena fe, hicieron la declaración terminante de que este Parlamento no es bolchevique ni está de acuerdo con los procedimientos anárquicos que vosotros estáis sembrando en las masas. (Aplausos. Siseos.) Pero volvamos al artículo 3o. que ya, repito, no tiene muchos interesados en defenderlo; pero yo sí estoy interesado en atacarlo. Así como firmé el memorial dirigido al presidente, no por ser peleceano ni político, sino por ser mexicano, así también vengo a atacar el artículo 3o. La Comisión, que nos ha traído por ahora muchos datos acerca de la Baja California, no se acordó de que la ley va a regir también en el Distrito Federal y en el Territorio de Quintana Roo; olvidó también la Constitución, donde se soluciona el problema y donde de manera clara y terminante se dice cómo debe hacerse esto. La Comisión se encastilla en sostener un artículo que, por sus sofismas y la manera como está concebido, es digno de figurar en una tanda de género chico, pero no salir de esta Representación Nacional. Pues bien, los incisos (a) y (b) del artículo 27 constitucional señalan con precisión qué es lo que debe ser este artículo 3o.
Dice la fracción:
"a) En cada Estado y Territorio se fijará la extensión máxima de tierra de que puede ser dueño un solo individuo o sociedad legalmente constituída.
"b) El excedente de la extensión fijada deberá ser fraccionada por el propietario en el plazo que señalen las leyes locales, y las fracciones serán puestas a la venta en las condiciones que aprueben los gobiernos, de acuerdo con las mismas leyes;"
Así pues, señores compañeros, ya la Constitución en su inciso (a) del artículo 27 nos dice que debemos señalar cuál es la extensión máxima que debe tener un individuo y si la Constitución nos dice esto, ¿por qué la Comisión no procede a hacer un estudio sensato de las condiciones en que se encuentran tanto las tierras del Distrito Federal como las de los Territorios, y de acuerdo con esas condiciones, si quiera pueblo por pueblo o distrito por distrito, señala ella cuál es la extensión máxima que puede tener un individuo? Al no hacer esto la Comisión, está faltando al cumplimiento de la
Carta Fundamental, puesto que la Carta Fundamental de una manera terminante nos dice que hagamos eso. Probablemente la Comisión no ha querido argumentar lo que podría o lo que pudiera sobrevenir, señalando a cada uno de los propietarios... Ciudadano Paz: suplico a usted que me atienda... cuál es la extensión máxima que pueden tener. Me dirán lo que alguna vez nos objetaba aquí el ciudadano Obregón, diciéndonos que esto aniquilaría a la propiedad, a la gran propiedad actual, que es la que en la actualidad está manteniendo el estado económico que nos da vida. Este artículo, señores - antes de que se me pase - , tal y como está concebido tiene otra enorme desventaja que no me había acordado señalar y es ésta: como cada uno de los propietarios no sabe a punto fijo si su tierra es latifundio o no es latifundio, porque la definición es sofística, y es sofisma de los más malos, es natural que estos señores propietarios ya no quieran invertir su dinero en mejorar sus tierras por la sencilla razón de que no saben si invirtiendo ahora un millón de pesos en una obra de riego, mañana la Comisión Nacional Agraria, porque así convenga a la producción y no sé cuántas cosas, vaya a resultar con qué es latifundio, y como hablo de obras de riego, el ciudadano Siurob me va a decir que está previsto el caso en la ley, pero le puedo hablar de cualquiera otra mejora, ya que no sólo las obras de riego lo son, sino también en otras muchas, como bien lo sabe el ciudadano Siurob qué es latifundista. Pues bien, señalando con precisión y de acuerdo con los datos, con las necesidades de cada región la extensión máxima que puede tener un individuo... Suplico a los compañeros una poca de atención activa. ¡Parece mentira que sólo cuando se dicen aquí chistes o se está tratando de política de campanario, entonces sí tengan todos los ojos abiertos de par en par, y que cuando se trata de una materia árida, como son los problemas económicos, entonces estén divagando! Suplico, pues, a los compañeros una poca de atención activa, especialmente a los señores Bordes Mangel y Maqueo Castellanos, para que voten a conciencia. Pues bien, señores, si nosotros le decimos al latifundista, y aquí verá el ciudadano Soto y Gama si un humilde miembro del Partido Liberal Constitucionalista viene aquí a defender a los hacendados; si nosotros le fijamos a ese hacendado que no puede tener más que cien o cincuenta hectáreas y le decimos: el resto te verás en la necesidad de fraccionarlo; pero no vamos nosotros a acabar con la gran propiedad, ese fraccionamiento que va a ser de toda propiedad, se debe respetar para que siga en producción en las condiciones en que está, solamente que cuando se presente un individuo que garantice su moralidad, que garantice sus hábitos de trabajo, que garantice que tiene una familia, que garantice, en fin, que él sabe y puede cultivar la tierra, entonces tú le darás un pedazo de esa tierra que tienes y él mismo te la pagará en un plazo que no sé cuál pueda ser, que puede ser de veinte o treinta años - que nada significan para la vida de un pueblo - , y después dentro de veinte o treinta años habremos sembrado en esa hacienda que hoy está cultivada por el hacendado, una enorme cantidad de pequeños propietarios. El hacendado tendrá en su bolsa el capital que importe la hacienda y se le habrá quitado al país esa falange de hacendados que han tenido explotando la tierra con el sudor del pueblo. Después este individuo, que ya tendrá entonces su capital, ya él si no es avaro, se verá en la necesidad de emprenderla en algo, de poner su capital en funciones de reproducciones y entonces creo que habremos logrado hacer prosperar a la patria. Esto es por lo que toca a terrenos cultivados, y por lo que toca a los terrenos sin cultivo, que yo llamaré en lo sucesivo terrenos ociosos, esos terrenos de plano, señores, de plano que se le quiten al individuo que no los cultiva, esos terrenos que no pueden cultivar o que no quieren cultivar, que de plano se les quiten, pero no para declararlos iguales, señores, sino para cuando haya solicitantes que quieran esos terrenos y si nosotros logramos que en esos terrenos, de los cuales hay muchos en el Estado de Morelos, señor Soto y Gama, se hagan obras de irrigación, abramos nosotros los brazos de par en par a los capitales extranjeros para que vengan con ellos a impulsar esas obras de irrigación que son las que hacen producir a la tierra; entonces, señores, habremos nosotros sembrado la pequeña propiedad y habremos conseguido el impulso de la producción. Si alguna persona piensa distinto a mí, yo le suplico que venga aquí a esta tribuna a decirlo, pero antes ruego que me pongan atención y esto lo digo por el ciudadano Romero, que a pesar de las súplicas que he hecho a la Asamblea, no pone atención al debate. (Voces: ¿Cuál Romero?)... En resumen, señores, yo opino que se rechace el artículo tercero a discusión a efecto de que la Comisión señale con precisión si quiere pueblo por pueblo, porque el problema es tan complicado que no solamente para toda la República, como quería mangonear la Comisión, no, señores, ni para cada Distrito, ni para cada Territorio, es un problema para cada individuo que hay que estudiar y resolverlo a base de garantía de producción. Que se retire este artículo transitorio... (Voces: ¡No es transitorio!) que se retire este artículo tercero para que la Comisión, de acuerdo con la Constitución y de acuerdo con las razones que he expresado y señalado, y de acuerdo con los estudios que se hagan, porque no venga a traer aquí un montón de papeles la Comisión y nos diga tal o cual cosa, sino que ya fije cincuenta o cien hectáreas, lo que debe ser un latifundio. Dicen que la Baja California es un terreno en que están las siete décimas partes en poder de los extranjeros y las tres décimas partes en poder de los mexicanos. Qué tanto mejor que acabar, que el Gobierno dicte una ley que le dé la Representación Nacional a ese efecto, para decirles a esas compañías: según esa ley tú debes tener nada más 50 hectáreas y las demás se te expropian, y se le den al trabajador que las solicite. Esto acarreará amparos y chanchullos de carácter judicial a que se presta este artículo, porque tengo la seguridad de que los hacendados de mala fe serán los que, apoyándose en la falacia de este artículo, demuestren que tal o cual hacienda que tienen no es latifundio, podrán demostrarlo, en efecto, cuando lo sea en realidad. En resumen: que se concrete, que se limite, que se diga hasta qué superficie se llama latifundio, que se siga aquí para la solución del problema agrario que tenemos enfrente, y que se
respete el capital y la producción actual, usando ese capital para resolver el problema, pues es el capital el que podemos emplear para resolver el problema; fomentar con política a fomentar de una manera inteligente la inmigración de capital abriéndoles de par en par las puertas a los extranjeros de todos los países del mundo para que vengan a poblar este país, que se dice que necesita tierras porque están acaparadas por unos cuantos, y es vergonzoso decirlo, que tiene quince millones de habitantes y veintidós millones de kilómetros cuadrados y que tiene problema de tierras; que se abran de par en par las puertas a esos individuos y así se hará progresar a nuestro país. Eso sí hará que esos quince millones de habitantes que hace ciento veinte años que los tenemos y que no podemos aumentar ni en un millón más, eso sí hará que venga a transformarnos de nuevo, porque nuestro mal está un poco más hondo, nuestro mal está más profundo. Yo, pues, suplico a esta Asamblea que rechazando este artículo y aprobando por otro lado, en tesis general, la línea que he señalado para resolver el problema agrícola, creo y tengo la seguridad de que todos vosotros habréis hecho labor de patria.
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rodríguez Guillermo.
El C. Rodríguez Guillermo: Señores diputados: Yo creo que cualquiera que venga a ponerle defectos a un artículo, tiene la obligación de presentar concretamente la forma como a su juicio debe quedar ese artículo mejor. El compañero Israel del Castillo nos ha venido a decir que el artículo no le parece en ninguno de sus puntos; pero no ha tenido la precaución de redactar otro en una forma más correcta, más precisa y más justa. Yo creo que en la Asamblea en general no hay ninguno que pueda enorgullecerse de haber resuelto el problema agrario. No hay ninguno, ni el propio compañero Soto y Gama, ni Siurob, ni nadie de la Comisión, sencillamente porque han tratado la resolución de este problema de una manera superficial. Ahí queda confirmado precisamente el desencanto de los trabajadores, de la mala forma de gobierno de los intelectuales, que no se profundizan en los asuntos, que no estudian todas las modalidades de la ley para que ella sea de efectos prácticos. Los que pasamos media vida en un taller nos acostumbramos a metodizar nuestro trabajo, lo hacemos en orden; primero se nos dice qué vamos a hacer, después sabemos para qué va a servir la pieza que vamos a hacer, buscamos el objeto, lo modelamos, lo trazamos y después comenzamos a sacar aquella pieza; pero ya sabemos anticipadamente que va a dar resultado; y los líricos, los intelectuales, esos no proceden en igual forma. Para muestra basta un botón...(Risas.) Allí tenemos al talentoso ingeniero Bulnes, una eminencia mundial, si se quiere, y, sin embargo, cuando quiso aplicar el producto de su ingenio, de sus conocimientos, queriendo dirigir una sencilla construcción de una casa de altos en la Colonia Roma, ¿qué sucedió? Que a última hora se olvidó de dejarle el espacio suficiente para colocar la escalera por donde se había de subir al segundo piso y tuvieron que romper una habitación ya terminada para poner la escalera, y eso ni al más humilde albañil le hubiera sucedido. Igual sucede en esta ley: que quienes la han formulado, precisamente hombres líricos no estudian las diferentes modalidades de la ley. Los socialistas, los del Partido Socialista creen que esta ley es eminentemente socialista, y es lo contrario; en cualquiera asamblea de obreros se dice... (Voces: ¡Eso no es hablar en pro!) Voy a explicarme. En cualquiera asamblea de obreros se dice que los intereses creados son los que obstruccionan el desenvolvimiento de los trabajadores y del proletariado; pues sencillamente la ley en la forma en que se ha hecho crea nuevos intereses creados, nuevos burgueses y no resuelve absolutamente el mejoramiento general, el mejoramiento de la sociedad. Voy a demostrarlo: porque sencillamente en todas las industrias, en todas en general, la producción en grande resulta más económica, pues todos sabemos que si tomamos cien parcelarios, aquellos cien parcelarios necesitan todos cien arados, doscientas yuntas, en fin, cada uno de ellos infinidad de aperos de labranza, cada uno en lo particular su equipo completo. ¿Cómo hacen el cultivo en pequeño? No están en condiciones ni estarán tampoco en competencia con la producción de los Estados Unidos, que se hace a base de cultivo intensivo, a base de cultivo científico; así es que si el grupo socialista fuera consecuente con las doctrinas que proclama, sencillamente buscaría que el repartimiento de la tierra no mejore únicamente a los que reciban las parcelas, sino que lo hiciera en forma conveniente y trajera como consecuencia la superproducción y trayendo la superproducción, traería como consecuencia el abaratamiento de todos los productos de la tierra, y este abaratamiento vendría a remediar la terrible miseria actual de las clases proletarias. Esto no se conseguirá en la forma en que está hecha la ley; así es que vuelvo a repetir que nadie en la Asamblea puede enorgullecerse de haber resuelto atinadamente este problema. Yo hablaba ayer o antier con el doctor Siurob, que no sé si está en la Asamblea en este momento, y después de haberle, con torpeza, pero sí con profunda voluntad, explicado mi pensamiento y mi idea, me dio la razón y él cree que si entre yo y él concretamos el asunto, quizá podría hacerse una cosa mejor; pero ya que no es posible, ya que este problema después de haberle dado tanto bombo, diciendo que iba a atraer el beneficio general a toda la República, se ha reducido adonde menos puede aplicarse, pues conformémonos con lo que está hecho, quiere decir, calmar la impaciencia del pueblo para que de una vez experimentada la ley, se vea que ésta no ha dado resultado; que hemos sido ineptos para resolver el problema y otros, precisamente con el fracaso de la ley, lo resuelvan como deba resolverse, como lo he apuntado, que no beneficien exclusivamente a los que reciban las parcelas, porque entonces sucederá lo que se está combatiendo en el mundo entero, que es el individualismo, crear nuevos intereses burgueses; sino buscar la forma de hacer cultivo en forma intensiva, quiere decir, que en vez de darla a cada uno, individualmente, se dé a grupos, por ejemplo de cincuenta parcelarios, y aprovechando tantos alumnos del Colegio de San Jacinto que para nada sirven aquí en las calles de la ciudad, se les ponga al frente de aquellas colonias agrícolas o como quieran llamarlas, a un técnico con fondos del
Gobierno, que se les proporcionen implementos modernos para que la producción salga demasiado barata y el provecho no sólo sea para quien recibe la parcela, sino que el provecho lo obtenga el público en general.
El compañero Israel del Castillo señalaba que esta ley daría margen a grandes injusticias. Yo también así lo creo, compañero; debemos convenir en que la ley no va a tener aplicación en el cielo, donde podría haber hombres justos, sino precisamente aquí donde el medio está completamente corrompido, aunque valiéndonos con la linterna de Diógenes se encontrara un grupo de la Nacional Agraria que estuviera en México y ese grupo que estuviera en México no iba a trasladarse a las apartadas regiones de la Baja California a hacer estudios y declarar que tal o cual latifundio lo es, sino que se valdría de los informes que proporcionaran esos agentes que fueran a esos lugares apartados y de seguro que el agente daría informes convencionales, informes que habrían sido obtenidos por medio de dinero o por cohecho. También a estos agentes agraristas repartidos en los Estados, yo les veo, y tengo derecho a afirmarlo, una gravísima orientación política, porque sencillamente allí está Veracruz, ya está reglamentada allá la ley agraria y se sabía por los dictaminadores, por la Comisión Nacional Agraria, que nunca tendría aplicación en Veracruz esta ley que estamos discutiendo; sin embargo, en un distrito de Veracruz había un agente agrarista a sueldo del Gobierno, que iba de pueblo en pueblo diciendo: Nada más que termine de discutirse la Ley Agraria en México y todos ustedes tendrán tierras, y, señores, esto que estaban diciendo es una falsedad y sencillamente en esta misma ley se decía o se dice, que no tendrá aplicación cuando ya estuviese reglamentada. He allí precisamente el descubrimiento de que también encierra la ley o tendrá una tendencia política. Está bien; como yo no soy de los que impugnan un artículo sin procurar buscarle la salida que convenga, ni tampoco que se preste a injusticias, si no se determina a qué norma, a qué regla debe sujetarse dicha Comisión Agraria, yo agregaría al inciso que ha determinado cómo, cuándo y en qué condiciones se considera latifundio, yo agregaría esto, que dijera: "Las expropiaciones comenzarán invariablemente en el Distrito Federal y Territorios en las fincas que en igualdad de circunstancias tengan mayor extensión, hasta reducirlas al tamaño máximo que se tiene señalado en la presente ley, y conforme se presenten las solicitudes de parcelas", quiere decir que esto determina de una manera clara y con un agregado de unas cuantas palabras, que cuando estuvieren en igualdad de circunstancias una de otra, a la que fuera más grande, a esa se le echaba mano primero para reducirla al tamaño máximo que la Comisión señala en el artículo 9o., y así no se dejaba que caprichosamente, al arbitrio de la Comisión, el que cuando hubiera algún latifundista que diera suficiente cantidad al comisionado agrarista, aquel agrarista, sencillamente por un pretexto o por otro, lo eximiera de dar aquella posesión de las tierras. Este es todo el agregado que creo necesario hacerle al artículo para hacerlo aplicable y evitar que él sea injusto.
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Manuel Zapata. (Voces: ¡No está!) No encontrándose en el salón, tiene la palabra en contra el ciudadano Moreno Jesús Z.
El C. Z. Moreno: Ciudadanos representantes: Toda la argumentación fundamental que vengo a exponer a esta tribuna, rola en torno a una interpelación que hice momentos antes a la Comisión dictaminadora del artículo 3o. de la Ley Agraria que se discute, y que por más esfuerzos de voluntad que hice para obtener una respuesta categórica y clara, no la pudo dar el ciudadano Siurob. En estos momentos me acercaba al ciudadano Díaz Soto y Gama, miembro también de las comisiones, con el objeto de conocer también su punto de vista acerca de si las comisiones unidas estaban dispuestas a sostener el artículo 3o. tal y como ha sido presentado a esta Asamblea, o modificarlo en el sentido de fijar de una manera clara y expresa la cantidad de terreno que debería entenderse por latifundio, y el ciudadano Díaz Soto y Gama me manifestó que tenía que convenir en que mi interpelación anterior no había sido contestada con toda claridad por el ciudadano Siurob, pero que él, con objeto de ilustrar a la Asamblea, estaba dispuesto a satisfacer estas dudas. Pues bien, ciudadano Soto y Gama: hago a vuestra señoría la misma interpelación, con el objeto de que me precise usted estos conceptos: ¿las comisiones unidas no creen que de dejar el artículo 3o. tal como está concebido en este proyecto de ley, entrañará para el futuro, independientemente de otras consideraciones de orden delicado y grave, fricciones y desinteligencias con los extranjeros propietarios de extensiones de tierra tanto en la Baja California, como en el Territorio de Quintana Roo? Ruego a su señoría que se sirva satisfacer esta duda.
El C. Díaz Soto y Gama: ¿A esos se reduce la interpelación del compañero? Con permiso de la Presidencia. Yo quisiera que me hiciera un conjunto de interpelaciones, repitiendo las que hizo el compañero Siurob, para contestar a usted de una vez.
El C. Z. Moreno: El ciudadano diputado Díaz Soto y Gama dice que repita toda la serie de interpelaciones que hice al ciudadano Siurob y que yo dí por contestadas algunas de ellas, según el leal saber y entender del ciudadano diputado Siurob. Para mí la pregunta fundamental, la que dejó en pie, la que no pudo satisfacer en manera alguna, fue la que acabo de formular nuevamente al ciudadano Díaz Soto y Gama; es decir: si en el artículo 3o. no consideran las comisiones unidas que una ley de aplicación general y observancia en el Distrito Federal y en los Territorios, vendría a prevenir, a prever y a eliminar obstáculos en el futuro para su aplicación, fijando la cantidad de terreno que debe entenderse por latifundio. ¿Para qué, ciudadanos diputados? Sencillamente para que los propietarios de terrenos en el Distrito Federal y Territorios supieran de una buena vez que se ha dado una ley de carácter general para el Distrito Federal y dichos Territorios, que fija y define de una manera clara cuál es la cuantía de un terreno que debe considerarse latifundio. Esto, en mi modesto sentir, vendrá a evitar futuras emergencias con los propietarios extranjeros; la Comisión no ha querido contestar eso, no ha querido decirnos cuál
es el criterio fundamental, porque se empeña en no fijar la extensión de tierra que debe considerarse latifundio. Se nos ha dicho aquí, ciudadanos diputados, que en artículo 9o. que todavía no está a discusión para hablar de él con toda amplitud, se fija la extensión de tierra que deba considerarse latifundio. Yo verdaderamente no sé cómo explicarme este modo de razonar de la Comisión; en el artículo 9o. de esta ley, que todos vosotros conocéis se dice la cantidad de terreno que tendrá derecho todo individuo de adquirir; pero la cantidad de terreno que cada individuo tiene el derecho de adquirir para formar eso que el ciudadano doctor Siurob llama el home stead, es cosa perfectamente diferente de la cantidad de terreno que vaya a expropiarse por concepto de latifundio. Esto es eminentemente claro, esto es eminentemente lógico. Yo no sé cómo pueden las comisiones llegar a la conclusión del derecho de adquirir, por parte de los que van a dedicarse a la agricultura, a la parte que el dueño del terreno tiene y debe considerarse en concepto expreso y preciso como latifundio o como cantidad de terreno que pueda él cultivar. Voy a señalar a ustedes, a propósito de la gravedad que entraña la sola enunciación de este artículo 3o., hechos que se están verificando ya en la Baja California.
El C. Martínez de Escobar Federico: ¿Qué pasa con la interpelación?
El C. Z. Moreno: La hice y no se me contestó, señor. Decía a la Comisión, en vista de que yo pedí ese dato, si sabe qué cantidad de terreno de la Baja California, por ejemplo, pertenece a extranjeros y que cantidad de terreno pertenece a nacionales. Llegamos a la conclusión de este dato: siete décimas partes de la extensión territorial de la Baja California, de los terrenos de aquel Territorio, son de propiedad de extranjeros; tres décimas partes pertenecen a nacionales. Indudablemente que este proyecto de ley que tan ardorosa, que tan fervientemente ha sido defendido por las comisiones unidas, fue conocido en toda la República, pero especialmente en la Baja California, donde los propietarios nacionales, que son incuestionablemente y fuera de toda duda, los poseedores de porciones de terreno más pequeñas, inmediatamente empezaron a vender a los extranjeros, considerando que ellos también iban a ser los únicos objeto de la expoliación por parte de la Comisión Nacional. Y esto, señores diputados, se habría evitado, estos males se habrían evitado sin duda alguna, si en esta ley se hubiera propuesto por las comisiones, en vista de todos estos estudios que han traído aquí, en vista de todos estos datos que se han recabado en las diversas secretarías de Estado, porque yo no tengo duda en afirmar que las comisiones han trabajado, han buscado todos los elementos de información para venir a defender su proyecto a esta tribuna, si hubieran, digo, en vista de todos esos informes, haber hecho la declaración: se entenderá por latifundio en el Distrito Federal y Territorio de la Baja California y Quintana Roo, toda porción de terreno que comprenda la cantidad de X hectáreas; así se hubieran tranquilizado todos los propietarios del Distrito Federal y de los Territorios porque, señores, ¿cuál es la base? ¿de qué punto va a partir un propietario de la Baja California, del Territorio de Quintana Roo y del Distrito Federal, si en una ley para el reparto de tierras no se especifica con absoluta claridad cuál es la cantidad a que tiene derecho el propietario para cultivar para sí, para obtener de esa tierra su beneficio en igualdad de condiciones con cualquiera otro hombre? ¿Qué tiene que pensar el propietario que no tiene una pauta fija que le permita tener seguridad de su propiedad? Pues sencillamente dice: si una Comisión Agraria, que es la que establece el artículo 4o., el siguiente al 3o., para calificar lo que es un latifundio mañana viene y dice por sí y ante sí: es latifundio la propiedad de don fulano de tal de la Baja California, terreno fértil, que lo constituyen veinte hectáreas? ¿Ese propietario qué recurso tiene para oponerse al reparto de lo que es apenas una propiedad que él ha podido formar a base de esfuerzo, a base de sacrificio y que apenas le basta para las necesidades y atenciones de su vida?
Yo creo, señores, que debemos hacer una labor sensata, de orientación, de juicio, de tranquilidad, para todos los que van a ser objeto de esta ley; fijar la cuantía de un latifundio. Yo no sé, no veo, ni la Comisión podrá explicarme, qué peligro se encierra para el país, en que hagamos esa definición de latifundio, con los datos, con las investigaciones que la Comisión tenga. Por ejemplo, se entiende por latifundio en la Baja California, todo terreno que exceda de 500 hectáreas, y ahora sí interpelo nuevamente a las comisiones para ver si tengo la fortuna de que se me responda, pero concretamente, la pregunta que le hago: ¿Qué inconveniente encuentra la Comisión de que en este artículo 3o. se fije con absoluta claridad, si se considera como latifundio en el Distrito Federal toda porción de terreno que exceda de X hectáreas, se considera latifundio en el Territorio de la Baja California toda extensión que exceda de X hectáreas, así en Quintana Roo? Esta es la pregunta concreta a la Comisión. ¿Cuál es el mal de que se pueda llevar a efecto eso?
El C. Soto y Gama: Pido la palabra. La Comisión ha notado que el debate ha languidecido visiblemente por falta de precisión en los conceptos. La interpelación del compañero Moreno, aunque las comisiones unidas la consideran perfectamente infundada, tiene siquiera la ventaja de obligar a la Asamblea y a la Comisión a poner los puntos sobre las íes estudiando el punto fundamental o, más bien dicho, la razón fundamental del artículo 3o. Empiezo por decir al compañero Moreno, que lástima que no recuerde él los antecedentes de esta ley agraria. Los antecedentes de esta ley agraria que no habría necesidad, creía la Comisión, de explicar, son los siguientes: la Comisión 1a. Agraria que tengo el honor de presidir, presentó un proyecto exactamente igual al que usted indica ahora, es decir, un dictamen haciendo suyo el dictamen de la XXVII Legislatura, subscripto entre otras personas, por el señor doctor Siurob, y ya olvidó el compañero Moreno - entiendo que el resto de la Asamblea no - que ese dictamen dio lugar a un cambio de impresiones por todos conceptos interesante entre el presidente de la República, general Alvaro Obregón, entonces presidente electo que aún no tomaba posesión, y la Comisión Agraria, y que en ese cambio de
impresiones el presidente de la República, el presidente electo, demostró hasta la saciedad el peligro inmenso, los inconvenientes tremendos de que se fijara una extensión máxima numérica. Yo creía que el compañero Moreno había estado en ese debate, en ese cambio de impresiones, y que recordaba ese cambio de impresiones; pero puesto que no lo recuerda, tendré que hacer un resumen de los argumentos del general Obregón, que tuvo en cuenta la Comisión y la Asamblea entera, para considerar que prácticamente estaba derrotado el dictamen y obligar a la Comisión a presentar otro. Esa es la historia de este asunto. Los argumentos del señor presidente de la República se redujeron a estos: primero, señalar una extensión máxima a cada propietario, fuera de la cual sería considerada como latifundio y, por lo mismo, equivaldría, según el general Obregón, a matar de un golpe toda la producción agrícola del país. Por esta razón muy sencilla: Voy a poner un ejemplo gráfico al compañero Moreno. Este es: un predio, pongamos de cien mil hectáreas, en donde usted lo quiera poner, Distrito Federal, en la Baja California o en Quintana Roo. Si viene una ley que dice: es latifundio lo que exceda de cien mil hectáreas, inmediatamente el propietario amenazado con el repartimiento de las restantes 99,000 hectáreas dice: Perfectamente, pues me limito a cultivar mil y dejo sin cultivo 99,000. ¿Por qué? Porque se me quitan y se me pagarán con bonos de reembolso dudoso, según yo. Por lo tanto, no cultivo, queda paralizada la producción agrícola de ese predio y lo que se dice de éste se dice de los demás predios amenazados de expropiación de esta ley. Esto es claro; yo no puedo verlo más claro.
El C. Sánchez Pontón: ¿Me permite usted una interpelación - ?
El C. Díaz Soto y Gama: Voy a concluir. Decía el general Obregón que, además de matarse la producción agrícola, se mataba el crédito agrícola, porque refiriéndonos al mismo caso, ese propietario a quien se le quitaban desde luego 99,000 hectáreas y se le dejaran sólo mil, perdía su crédito por lo que hace a las 99,000 hectáreas y no habría bancos absolutamente en la República que fuesen tan torpes de prestarle sobre cien mil hectáreas cuando sólo se le iban a dejar desde la fecha de publicación de la ley, mil hectáreas; es decir, se imposibilitaría al grande agricultor para realizar los progresos que por la ley Obregón se trata de realizar, es decir, el impulso a las obras de irrigación, el impulso de mejoramiento de cultivo. También es claro esto, ¿o no es claro? Si no es claro, la Comisión hará un esfuerzo sobrehumano para ser más clara...
El C. Sánchez Pontón: Con permiso de la Presidencia. ¿No cree el ciudadano Soto y Gama que sea lo contrario, que precisamente no cultiven los agricultores porque no saben, perfectamente bien marcado, lo que es latifundio? Naturalmente ellos estarán expuestos a que, según lo marque la Comisión Nacional Agraria, es decir, las modalidades que indican el tercero y cuarto artículos, dirán: lo que yo tengo no sé si mañana o pasado, por un capricho o por justicia de la Comisión Nacional Agraria, declarará mi propiedad como un latifundio. Creo que esto sí será verdaderamente un peligro para que el propietario no cultive, porque teniendo una finca chica o grande, como no sabe si mañana o pasado vendrá la Comisión Agraria a decir: esta finca tiene tal o cual de los defectos que señala al artículo 3o. o el 4o., por lo tanto, creo que en este caso no laboraría, no trabajaría; y mientras que si se marca la cantidad, una cantidad, como dice el ciudadano Soto y Gama, de que de mil hectáreas para arriba es latifundio, el que tenga más de mil ya sabe que está enteramente propenso a que se le divida la finca, habiendo peticiones o no. Creo que nuestro deber es preocuparnos por que todas las fincas chicas o grandes produzcan el máximo, que siempre estén en producción, exigir a los propietarios que trabajen de tal manera que la finca produzca al máximum absolutamente; después haré otras consideraciones. Mi pregunta al ciudadano Soto y Gama se reduce a esto: que si cree, bueno, él dice que pasando de mil sí se considera latifundio y probablemente el propietario no cultivará la tierra y yo creo lo contrario, que no fijando es como no se cultiva, pues él con toda seguridad estaría expuesto a que la Comisión Nacional Agraria le hiciera ver que su propiedad es latifundio con fundamento en tal o cual de las modalidades del 3o. o 4o. artículo. Es lo que quiero que usted me diga; lo he explicado con alguna torpeza, pero creo que me habrá entendido su señoría.
El C. Díaz Soto y Gama: El compañero Sánchez Pontón olvidó uno de los datos del problema, el más interesante, que es el sistema Obregón. En el sistema Obregón no se reduce a lo que yo he dicho, sino que se completa con esta noción, con este postulado, o como se le quiera llamar: sólo se expropiarán aquellas partes de latifundios que sean solicitados expresamente por jornaleros que quieran cultivarlos; es decir, no se va hacer el disparate de decir de cien mil hectáreas, las 99,000 restantes van a ser fraccionadas, es decir, se destruirá el latifundio sin que haya nadie que substituya al latifundista; lo cual sería un enorme disparate, sería matar la gallina de los huevos de oro, se mata la gran propiedad y no se crea la pequeña. Para este se necesitará que previamente se le presente al Gobierno un grupo de jornaleros que quieran convertirse en pequeños propietarios y substituir al latifundista. Si se presentan peticiones relativas a cinco mil hectáreas, se fraccionarán cinco mil hectáreas; si sólo se presentan por quinientas, se fraccionarán quinientas; si sólo se presentan por cien, se fraccionarán, cien y si no se presentan, no se fracciona ninguna parte de terreno.
Luego el propietario no debe tener ese temor, no puede tenerlo, ¿por qué? porque conoce mejor que nadie las condiciones de su peonada. ¿Sabe usted otra de las ventajas de esta ley que prácticamente hemos estado viendo los que hemos estado platicando con los latifundistas o con amigos de los latifundistas? Es que el latifundista dice: para librarme yo del peligro del fraccionamiento, voy a tratar mejor a mis peones, voy a aumentarles jornales, voy a mejorar las condiciones del aparcero y arrendatario, es decir, voy a quitarles a mis peones o jornaleros el deseo o la necesidad de pedir el fraccionamiento. ¿Ve usted qué distinto es el planteo del problema bien conocido, de como lo planteó el compañero sin darse cuenta siquiera de dónde está el problema? A mí me lo han dicho ya algunas personas, entre ellas un hacendado del
Estado de Jalisco: bueno, y si mis contratos de aparcería son buenos, si están contentos mis peones, ¿por qué se me quita la tierra? Al contrario, le he contestado yo, si usted tiene satisfechos a sus jornaleros no pedirán las tierras y si hay algún hacendado cerca de usted que sea tan infame que establezca o imponga contratos de aparcería verdaderamente leoninos, ese hombre tendrá buen cuidado de mejorar las condiciones de los aparceros para que no se le vaya encima la avalancha de solicitudes de tierra de esos aparceros. Todo en este sistema es claro como la luz y todo es impulso y progreso, todo, absolutamente todo. Lo que es disparatado es el proyecto que sostenía el compañero, que es el proyecto viejo de la Comisión 1a. Agraria, el primero práctica y realmente derrotado por Obregón. Esto ya estaba tan superabundantemente contestado por las comisiones en distintas ocasiones, por el compañero Manrique, por el compañero De Alba, que creíamos innecesario insistir; pero puesto que hay algunas personas que no recuerdan esos datos, que no recuerdan esos argumentos las comisiones unidas tienen que seguir insistiendo, insistiendo e insistiendo siempre; pero sin prescindir ni un ápice de las convicciones firmemente arraigadas de que este artículo 3o. es el que salva la solución del problema agrario.
El C. Sánchez Pontón: Con permiso de la Presidencia Compañeros: Como mi deseo al tomar parte en este debate es que aclaremos absolutamente todos los puntos, hasta el más pequeño, para que nuestro voto sea enteramente a conciencia, yo suplico a todos mis compañeros que si alguna torpeza comete al interpelar me la perdonen y no será hija de mal deseo, sino de ignorancia, pero a la vez de mi buena fe. El artículo 3o. dice a letra lo siguiente: - me perdonan ustedes que disgregue un poco del punto, porque deseo aclarar - lo siguiente:
"Artículo 3o. Se considera como latifundio toda finca rústica que por su extensión, calificada con relación a los factores que se detallan en el artículo siguiente, sea perjudicial a los intereses sociales, bien porque engendre el monopolio de la producción agrícola.
El monopolio de la producción llama aquí, no el monopolio de la tierra, de la extensión; así es que el monopolio de la producción lo produce la tierra. Supongamos, si son diez que tiene pequeñas parcelas que existen en la región y uno de ellos monopoliza esa tierra, porque la compra, ¿sería por esto latifundio la tierra del que la compra o toda la producción? ¿Cómo se puede monopolizar una producción? Concretando, respóndame usted, compañero: ¿Cómo se monopoliza la producción de una finca? ¿cómo se monopoliza la producción agrícola de varias fincas?
El C. Díaz Soto y Gama: Es sensible que tenga que llegar la Comisión a definir algo tan claro. ¿Quiere usted que le defina lo que es el poder monopolista de los latifundios?.....
El C. Sánchez Pontón: De la producción agrícola, compañero, no dice de los latifundios.
- El C. Díaz Soto y Gama. Creo que está usted confundido. ¿Usted cree que el que compra todos los cereales de una región cae bajo el peso de ese artículo?
El C. Sánchez Pontón: Bueno, para aclararlo precisamente.
El C. Díaz Soto y Gama: Fíjese en lo que dice; dice: el que sea propietario de una finca en extensión tal, que por su extensión calificada en relación a los demás factores que se detallan en el artículo siguiente, engendre el monopolio de la producción; ese monopolio de la producción se engendra por el solo hecho de la extensión de la finca; si esa finca es de tal manera grande que las otras fincas tienen que rendirse ante el poder económico superior del mayor propietario, ese propietario es el que da la ley, es el que fija los precios, es el que engendra el monopolio. Exactamente igual que en un ramo cualquiera, por ejemplo, en los molinos de nixtamal. Una sociedad que abarca la mayoría de los molinos de nixtamal es la que fija precios e impone la ley en el mercado, como en los Estados Unidos impone la ley al mercado la gran compañía petrolera que tiene el monopolio de los pozos y que no puede luchar contra ella una compañía que tiene un pozo solamente. Así, pues, no se necesita acaparar toda la producción, sino acaparar la producción que imponga una ley en el mercado.
El C. Sánchez Pontón: Agradezco la contestación. Yo sabía que efectivamente usted me iba a contestar y si ha extrañado a algunos compañeros mi tonta pregunta, es por esto, porque precisamente como se dice: "aquella finca que por su extensión", y mientras no marquemos la extensión se puede prestar a muchas dudas.
El C. Díaz Soto y Gama: Vea usted el resto del artículo.....
El C. Sánchez Pontón: Dice por su extensión calificada según las modalidades que señala el artículo siguiente; pero bien, si nosotros no marcamos la cantidad de lo que es latifundio, con todo y la conferencia que ustedes tuvieron con el general Obregón, la verdad a mí y a algunos otros no nos satisfacen y es por esto que quiero aclarar estos puntos. Yo creo que es mucho más radical marcar de una vez lo que es latifundio, porque así se evitará toda clase de amparos, alegatos, etcétera, etcétera, porque es mucho más revolucionario, en mi sentir, marcar los latifundios por este detalle: Supongamos, yo soy propietario de una finca, de una grande y enorme extensión; llega la Comisión Nacional Agraria y dice: La finca de usted tiene tales y cuales detalles, los cuales hacen que caiga bajo la sanción de lo que es latifundio. Como hay varios artículos diferentes o varios incisos dentro del artículo, yo voy derecho a alegar mañana ante la autoridad judicial correspondiente y tengo derecho a alegatos sin fin, lo cual hará que se retarde el que aquella finca se reporta; mientras que marcando lo que es latifundio, ya no tiene remedio, puesto que la ley lo dice de una vez por todas. Por lo tanto, sí me parece muy difícil mientras la ley fuera para toda la República; pero siendo para el Distrito y territorios federales, creo que es sumamente fácil que las diputaciones de Quintana Roo, Baja California, y del Distrito Federal nos digan, según su concepto, hasta dónde debe marcarse lo que es latifundio. En mi concepto esto es más práctico y más radical y se evitarán muchos conflictos.
El C. Díaz Soto y Gama: Precisamente,
compañero, reduciendo la ley al Distrito Federal y territorios, es como se ven más gráficamente los términos extremos del problema; es decir, los términos extremos de las condiciones diversas de las tierras del país. Aquí encuentra usted algunos puntos de contraste entre las condiciones de la propiedad cerca de la capital de la República, a orillas de ésta, con un censo de un millón de habitantes, y las condiciones de la propiedad en desiertos como los de la Baja California. ¿No ve usted ahí el contraste visible?
Aquí cerca de la capital puede ser racionalmente declarado latifundio lo que pase de cien hectáreas, y en la Baja California, donde no hay habitantes en ciertas regiones, sería un disparate monstruoso declarar latifundio, no digo ya cien hectáreas, quinientas, mil o cinco mil. Allí viene lo absurdo de la cuestión. Si usted se pone a hacer el disparate de decir: es latifundio en Quintana Roo, como decía el proyecto hecho suyo por el compañero, es latifundio lo que pasa de cinco mil hectáreas en Quintana Roo o en la Baja California, o es latifundio en la Baja California lo que pasa de diez mil o veinte mil hectáreas, se encuentra usted con este resultado: el fracaso de la Ley Agraria, porque se queda escrita sobre el papel; ¿qué gana usted con declarar que está sujeto a expropiación lo que pase de cinco mil, diez mil o veinte mil hectáreas en la Baja California, si no se presenta nadie a solicitar esas tierras? Pues allí está la prueba del absurdo que es fijar numéricamente lo que es latifundio; allí propiamente no empieza la noción de latifundio, sino donde empieza la demanda de la tierra. Si aquello no lo quiere cultivar nadie, si nadie lo quiere cultivar, ni el pequeño ni el grande propietario, no hay perjuicio social; empieza el perjuicio social cuando hay conflicto entre la demanda de tierras, entre el deseo de tierras que tienen los pequeños propietarios, y la negativa del capital para dar esas tierras; entonces empieza el perjuicio social y la noción de latifundio. Pero yo quiero contestar a usted ampliamente, entro al fondo de su pregunta....
El C. Sánchez Pontón: Permítame una palabra antes de que se me vaya la idea Precisamente lo que acaba de decir el señor Soto y Gama es lo que me hace imterrumpirlo; él dice que de nada serviría marcar, por ejemplo en Quintana Roo, cinco mil hectáreas como principio de latifundio si nadie solicitaba aquella finca; pero naturalmente que no se va a subdividir nada más porque pase de cinco mil hectáreas; se subdividirá toda finca que pase de cinco mil hectáreas y que la soliciten los vecinos; es natural que mientras tanto lo que se exigirá al propietario que tenga más de esa cantidad, es que produzca el máximum, su finca; naturalmente exigirle que produzca el máximum, según los datos que se puedan tener, que cultive todo lo cultivable; es claro, para eso la ley de tierras ociosas. Precisamente, sin andar más lejos, para concretarme: cinco mil hectáreas que yo tenga, de esas dedico cien, (esto en Quintana Roo) claro es que no porque yo tenga cinco, o diez mil, aunque no las solicite nadie, mientras no las solicite nadie yo quedo con mis diez mil hectáreas; pero en cuanto los vecinos soliciten tierras que son de mi propiedad, entonces ya se subdividirá sin necesidad de nada, más que de avisarme, porque ya sé que tengo un latifundio en mi poder. Así es que no creo que la objeción que me ha hecho el compañero tenga mucho de particular, porque desde luego que no se dará ninguna tierra que no sea solicitada, el mismos propietario procurará ir aumentando su cultivo, pero vendrá el fraccionamiento y se irá reduciendo su finca.
El C. Soto y Gama: Ahora sí que puede decirse que peor está que estaba. Ahora nada más por darse el lujo de definir un latifundio, aquí se argumenta aéreamente, así como argumentos en el aire. Se dice: diez mil hectáreas es un latifundio y todo es fraccionable; pero no es fraccionable, sino que será fraccionable lo que se solicite. ¿Entonces para qué se hace el disparate de amenazar al propietario con quitarle todo lo demás, la amenaza latente, virtual? ¿Sabe el compañero Sánchez Pontón qué cosa es virtualmente?
El C. Sánchez Pontón: ¡Sólo que me crea usted muy tonto!
El C. Díaz Soto y Gama: Creo que sí lo sabe usted ¿verdad? Pues la virtualidad, la posibilidad de que se le quite todo lo que pase de diez o cinco mil hectáreas, lo que ese hombre no cultive, lo demás que ese hombre no cultive porque sabe que se le puede quitar por la amenaza que tiene encima, por aquello de la espada de Damocles que está continuamente suspendida sobre su cabeza: el fraccionamiento. ¿Qué todavía el compañero no se penetra de la sabiduría, de la precaución de Obregón para evitar el obstruccionismo justificado en los latifundistas, justificado en ese caso de decir: no, yo no vuelvo a cultivar sino aquello que se me deje de una manera fija; aquello que se me va a quitar, que la ley dice que se me quite, eso no lo voy a cultivar. En la época de la convención, cuando entró el zapatismo aquí con todas las ideas radicales en la cabeza, con todo el lirismo revolucionario en la cabeza y que nos proponíamos destruir los latifundios, ¿sabe usted la amenaza de los latifundistas del interior hecha en esos momentos a los individuos que defenderíamos los asuntos agrarios? - Ustedes tendrán el gusto de dar la ley de fraccionamiento, pero nadie cultiva un pedazo de tierra en el interior, es decir, en Guanajuato, en Querétaro, etcétera, etcétera; es decir, el hambre. Lo que quiere la Ley Obregón es evitar eso, que venga el hambre, la muerte de la producción agrícola por la amenaza enorme consistente en decir: fuera de tal superficie, todo lo que pase de esta superficie es latifundio. Yo no sé cómo esto no se quiere entender: ha tenido tiempo la Asamblea, han tenido tiempo el señor Sánchez Pontón y el señor Moreno para estudiar seis meses este punto; el cambio de impresiones con Obregón fue en noviembre, a diciembre, a enero, a febrero, a marzo, a abril y a mayo, seis meses y todavía no se dan cuenta del peso de las razones de Obregón.
El C. Sánchez Pontón: Quiere usted....
El C. Díaz Soto y Gama: Quisiera yo acabar de explicarle al compañero el por qué hay imposibilidad absoluta. Voy a explicar a usted por qué hay imposibilidad absoluta para definir matemáticamente lo que es latifundio.
El C. Moreno: ¡Moción de orden! Pido la palabra. Honorable Asamblea: Hice una
interpelación a la Comisión con el objeto de aclarar los razonamientos que se estaban exponiendo aquí y resultó que la Comisión se pone a establecer diálogos alejados completamente de mi pregunta que había que satisfacer para llegar a una conclusión. Yo creo que esto no es serio, ni ordenado, ni juicioso. Estamos haciendo argumentaciones, estamos examinando una ley; que la Comisión se concrete a la pregunta que se le ha hecho, con objeto de llegar al fin que se propone el orador que está en la tribuna.
El C. Díaz Soto y Gama: Yo no tengo la culpa de que me haya hecho una interpelación el ciudadano Sánchez Pontón interrumpiendo mis explicaciones y que la Presidencia le haya concedido la palabra. A todo lo que ha dicho el señor Sánchez Pontón es pertinente contestar, pero voy a concretarme al punto que a usted le escuece: (Risas.) El por qué la Comisión no pone extensión máxima. Le voy a explicar a usted por qué. ¿Sabe el compañero Moreno, según datos del Catastro que tengo aquí a la vista, según datos que tengo a la vista, porque este expediente es del Catastro, (Catastro del Distrito Federal) que me fue proporcionado precisamente para tener datos oficiales. Sabe el compañero, según los datos de ese Catastro, cuántas clases de tierras hay solamente en el Distrito Federal? Técnicamente presentados por el Catastro, que es la autoridad más competente para definir este punto. Me voy a permitir decirle el número de clases y sus nombres. Son diez y ocho clases de tierras sólo en el Distrito Federal, son:
"Primera clase, tierra de labor de temporal; segunda clase, tierra de labor de riego; tercera clase, prado de temporal; cuarta clase, prado de riego; quinta clase, potrero; sexta clase, magueyera; séptima clase, hortaliza; octava clase, huerta; novena clase; salina...." etcétera.
Son diez y ocho clases; todo el Oriente, por ejemplo, está formado por terrenos salitrosos; en el Norte hay muchas tierras de pésima calidad. Sabe el compañero que cada una de esta diez y ocho clases de tierras se subdividen en tres o cuatro clases más o calidades; quiere decir, que, ¿cómo se va a hacer esa división numérica para sólo el Distrito Federal? Voy a seguir en mis argumentos. Tengo aquí la tarifa de precios por hectárea de cada clase y calidad de las parcelas rústicas en Tacuba. Tomemos al azar cualquiera clase de esas tierras: Primera clase, tierra de labor, calidad primera - porque esa primera clase llamada tierra de labor se subdivide en tres subclases - , tomando la primera subclase me encuentro yo con que esa tierra de labor de primera calidad en Tacuba tiene un valor fiscal de trescientos setenta pesos. Paso a Atzcapotzalco y me encuentro con que la misma tierra de la misma clase y con las mismas subdivisiones tiene un valor de cuatrocientos noventa y dos pesos. Ve usted hasta qué punto todo esto en lugar de ser absoluto, de prestarse a una clasificación absoluta, se escapa por su complejidad de toda definición numérica y es por esto que los problemas sociales, los hechos sociales, son complejos, no son simples; siendo complejos tendrán una serie de factores, un sinnúmero de factores en la composición de cada uno de esos hechos, quiere decir, que no puede usted definir el latifundio numéricamente ni aunque se muera, es materialmente imposible. Voy a poner casos. Con que aquí están ya simplemente desde el punto de vista de la calidad de la tierra diez y ocho clases divididas en tres o cuatro subclases total: cuarenta clases de tierras. Agréguese a esto el factor clima, porque no vale lo mismo ni puede calificarse lo mismo la tierra de labor situada en el terreno tropical que en el terreno frío. Evidentemente vale más la tierra de labor en terreno tropical; tiene usted considerado, además, el factor situación, lo que dista de la capital, o lo que dista de la ciudad. Es claro que la tierra que está pegada a la capital vale infinitamente más que la que está a cien leguas de distancia o la que esta en un desierto, como la Baja California. De manera que se tiene sobre todas estas clases o divisiones fundadas en la calidad de la tierra, otra serie de divisiones y de subdivisiones fundadas en la situación, no sólo en relación a la ciudad, sino en relación a las vías de comunicación, a los puertos, a las fronteras. Hay más: tiene usted que tomar en cuenta todos los otros factores que nosotros señalamos y que no son todos, porque faltan aquí algunos. No es posible que nosotros, en un simple análisis, tomemos en cuenta todos estos factores. ¡Qué cantidad de definiciones se necesitarían y qué tarifa más difícil y más absurda tendría que resultar! Yo apuesto mi vida a que si son doscientos cincuenta los diputados, los doscientos cincuenta encuentran cada uno doscientas cincuenta tarifas distintas de latifundios, completamente definidas. (Voces: ¡No! ¡No!) Evidentemente, con toda seguridad. (Voces: ¡No! ¡No!) Entonces, no me he explicado, o no me quieren entender. Voy a explicar que además de los factores que deben tomarse en cuenta, comunicados, entrelazados, conexos, existen otros que es preciso considerar para precisar lo que es un latifundio. Hemos tomado en cuenta calidad de tierras de diez y ocho clases, hemos tomado en cuenta la altura sobre el nivel del mar, segundo factor. Nosotros podemos tomar el régimen meteorológico de la región, pero no podemos decir: tierras de primera calidad situadas en terrenos tropicales, tanto; tierras laborables de primera calidad situadas en terreno frío, tanto; según su situación; si están a una distancia de diez leguas, tanto; si están a quince leguas de distancia, tanto; es casi imposible de hacer esa clasificación. Voy a seguir: "la ubicación de la finca con relación a los centros de población..." Bueno, eso ya está tomado en cuenta. Quinto factor: "La abundancia o escasez de brazos y el tipo medio de jornal en la comarca". Es claro que debe tomarse en cuenta la cantidad de capital necesario para la explotación, ¿no es eso? Todavía otro factor: "La falta de cultivo en todo o en parte y los procedimientos primitivos o modernos empleados para éste". Este factor se escapa enteramente a una definición numérica, por eso el compañero De Alba, en un discurso magnífico, que no lo juzgó bastante el compañero Moreno, dijo: es absurdo definir numéricamente un hecho, una noción, un concepto, pues es un fenómeno que se escapa por su complejidad a la precisión matemática. Exactamente lo mismo dijo Manrique. Aquí tenemos que definir algo orgánico, algo relativo, y lo relativo no se mide en números: lo relativo resulta de un concurso de factores que al variar hacen
variar el término que resulta de esa unión; es una complicación tal, un haz tal de factores, que imposibilitan en absoluto la precisión matemática. ¿Usted puede definir matemáticamente a un individuo como el compañero? No, se acerca usted a su definición dando toda clase de datos, datos de estatura, de color, de complexión, de robustez, etcétera, pero nunca llega a definir al individuo. Lo mismo pasa con la noción individual de latifundio. El latifundio llega a convertirse en una entidad individual: Hacienda tal, hacienda "Clavería" en Jalisco, por ejemplo. Necesita usted, para definirla, tomar en cuenta una serie de condiciones: primera, calidad de la tierra; segunda condición, distancia; tercera, clima: etcétera, etcétera. De manera que para llegar a definir esa entidad individual necesita usted dar toda esa serie de factores a una comisión técnica, para que estudiando los factores los aplique a la finca y diga si es o no latifundio. No sé si está en estos momentos el compañero Serrano. El compañero Serrano, que es ingeniero, ha estudiado el asunto y me ha ofrecido caballerosamente explicar a la Asamblea su opinión, su opinión de hombre moderado, sereno, y estudioso sobre la definición que contiene el artículo 3o. combinando con el 4o. Yo le ruego al compañero Serrano, con permiso de la Presidencia, naturalmente, que explique a la Asamblea esa opinión para que se vea si está o no de acuerdo con la opinión sustentada por la Comisión.
El C. Moreno, interrumpiendo: Moción de orden, señor presidente.
El C. Díaz Soto y Gama: Completo mi respuesta: Voy a repetir yo, por boca del señor...
El C. Serrano Gustavo P., interrumpiendo: ¿Me permite, compañero? (Voces: ¡Sí! ¡Sí!)
El C. Moreno, interrumpiendo: Para una moción de orden. (Campanilla.) Estos debates, ciudadanos diputados, se están haciendo verdaderamente interminables por las galimatías del ciudadano Soto y Gama. Aquí se la ha hecho una interpelación concreta para que explique una duda, una duda concreta, perfectamente clara, y ahora resulta que ya no son diálogos, sino a ocurrir a cada uno de los ciudadanos diputados. ¿A dónde va a dar, ciudadanos diputados, un diputado que trae un estudio hecho, que trae un propósito, cuando aquí se trunca por estas verdaderas logorreas, galimatías, o como quieran llamarse? Esto no es serio. (Voces: ¡No hay quórum!)
El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Señores: Es inconcebible la actitud del ciudadano Moreno en el momento en que la Comisión se está imponiendo la tarea de explicar, no las galimatías, sino las complejidades del problema agrario con relación al latifundio. El compañero se espanta de que la Comisión entre al estudio, al fondo del problema. Si no entiende las explicaciones el compañero, puede llamarlas galimatías, pero no son. Además, señores, la Comisión quiere, para ilustrar a la Asamblea, porque no está para ilustrar sólo al compañero Moreno, sino a la Asamblea entera, quiere acudir como refuerzo a la opinión de un perito en la materia. ¿Por qué se le ha de negar el derecho a la Comisión, de querer que la Asamblea sea ilustrada por la opinión de un técnico? (Aplausos.)
El C. Alonzo Romero: ¡Reclamo el quórum!
El C. Serrano Gustavo P.: Honorable Asamblea: Efectivamente, yo procuré ver si era posible fijar límite para el Distrito Federal y Territorios, como máximum para el latifundio, y me encontré con la misma dificultad con que se encontró la Comisión. Esa clasificación que trae la Comisión que ha hecho el Catastro de las tierras del Distrito Federal, es perfectamente lógica y natural; por consecuencia sería un verdadero mare magnum estar fijando límites para cada caso en el máximum de la propiedad. Ayer algunos compañeros que atacaban el artículo quisieron fijar límites; yo todavía tenía esperanzas de que estos límites fueran juiciosos; pero cuando vi que los límites eran enteramente arbitrarios, entonces ya no tan sólo me propuse no obstruccionar - como algunos pudieran haber pensado - la marcha de este artículo, sino al contrario, me acerqué a la Comisión para manifestarle mi opinión y a decirle que estaba dispuesto hasta a hablar en pro del artículo, puesto que se proponía para substituirlo, era peor todavía que el que la Comisión consultaba. (Aplausos.) Yo no creo que la definición que la Comisión da, sea perfecta; pero francamente, yo mismo no sabría dar otra mejor ni creo que haya alguien que pueda darla. El día que se me convenza de que hay otra definición mejor y que se puede fijar un límite al latifundio, entonces yo lo aceptaré; pero cuando se nos viene a decir que en Mexicali el límite de la propiedad debe ser de veintisiete hectáreas y que el resto de la Baja California debe ser de mil o mil quinientas hectáreas, esto sencillamente me parece un disparate. Ahora bien; ¿que la Gran Comisión Nacional, la Secretaría de Fomento o cualquiera comisión encargada de llevar a la práctica esta ley, pueda cometer equivocaciones? Perfectamente, yo lo acepto, y no tan sólo: yo he sido de los que han atacado esos poderes dictatoriales en la Comisión Nacional Agraria; pero sería peor encerrarla dentro de un límite estrecho, del cual no podría salir, porque entonces se le quitará toda responsabilidad en los fracasos que vengan con la aplicación de la ley. (Murmullos.) En el caso de la Baja California, como las condiciones de Mexicali y las del resto del territorio son tan diferentes, no se podría fijar un límite, por la razón que adujo el compañero Manrique hace dos o tres sesiones, esto es: que esas condiciones tienen que estar cambiando constantemente, y lo que hoy será bueno, dentro de cuatro o cinco años será muy malo. De manera que, si fijamos ese límite, tendremos que estarlo cambiando constantemente. Por último, refiriéndome al caso particular de Mexicali, debo decir que hay ciertas regiones dentro del mismo Mexicali que son muy diferentes de las que están a una legua de distancia. Hay ciertas regiones que son invadidas por las aguas turbias del río Colorado, que arruinan durante cierto periodo a las tierras y las imposibilitaban para seguir cultivando lo que antes se cultivaba. De manera que los colonos que están en esos terrenos, tienen que irse a otra parte a disponer de una extensión suficientemente grande para estar cambiando el cultivo de las tierras que están imposibilitadas para cultivarse de algodón. Respecto a los grandes latifundios de la Baja California, debo decir que me parece irracional fijar el límite de la propiedad en mil o dos mil hectáreas,
como alguno proponía, sencillamente por la razón de que esos latifundios ya no servirán para nada. Un ganadero no podrá hacer nada en propiedad de mil a mil quinientas hectáreas. Por último, como el problema de la Baja California, como en otras ocasiones dije, es más político que agrario, se necesita que la Comisión Agraria, la Secretaría de Fomento o la que esté comisionada para resolver el problema, tenga una amplia libertad para poderse en cada caso sujetar a las condiciones del caso particular. Así explicaba yo el caso de que un lote de ochocientas mil hectáreas había vuelto a poder de la nación pagando solamente cincuenta centavos por hectárea, mientras que con esta ley de fraccionamiento de latifundios, fijando el límite máximo, se habrían pagado dos o tres pesos por hectárea, es decir, cuatro o seis veces más de aquello en lo que se obtuvo, y así se podrá seguir haciendo con los demás. Por eso creo que tratándose de la Baja California, es donde menos conviene poner un límite al latifundio. (Aplausos.)
El C. Díaz Soto Gama, continuando: La contestación del compañero Serrano es concluyente: a una legua de distancia de Mexicali cambian totalmente las condiciones de las tierras; a una legua de distancia. ¿Qué será en la inmensa diferencia de condiciones que existe entre el Distrito Federal, por un lado, la Baja California, por otro, y Quintana Roo, por el otro? Precisamente el problema agrario de la Baja California no se presta a presiones de ninguna clase; allá absolutamente todo es vago, todo es impreciso, porque hay una enorme cantidad de contrastes, digamos así: junto al oasis, el desierto; junto al terreno admirablemente regado, el terreno completamente estéril. De manera que precisamente la torpeza inaudita del compañero von Borstel, está en pedir para su tierra - que no conoce, que ha demostrado no conocer - esa imbécil definición numérica. (Aplausos.)
El C. von Borstel, interrumpiendo: Pido la palabra.
El C. Díaz Soto y Gama, continuando: No retiro la palabra: una imbécil definición numérica. No hay cosa más absurda, más disparatada que la definición numérica de latifundio en Quintana Roo en la Baja California y aquí mismo en el Distrito Federal. (Voces: ¡No!) Ni aquí mismo se puede. Aquí se podría, haciendo un esfuerzo sobrehumano, haciendo una tarifa que se componga de quinientas partidas. Voy a concluir. La Comisión termina esta parte de sus explicaciones en esta forma: Como se encuentra frente a frente, no de un problema topográfico, como se quiere tontamente hacerlo creer, en cuestión de medir topográficamente quinientas o mil hectáreas, sino como se encuentra aquí la Comisión frente a un problema que por una parte es económico y por otra parte es de naturaleza técnico - agrícola, no le ha quedado más remedio, no ha encontrado otra solución mejor que ésta: a una comisión técnica: la Nacional Agraria, o la que ustedes quieran, el departamento que ustedes gusten fijar al discutir el artículo 4o., que esa comisión técnica, tomando en cuenta todos los factores, los económicos, los de carácter técnico - agrícola que intervengan en el problema, decida entonces, teniendo en cuenta esos factores, si una finca es o no latifundio, es decir, que la Comisión resuelva el problema como lo es: técnico, el problema técnico; orgánico, el problema orgánico. El resto, como no es problema topográfico, no lo puede resolver matemáticamente, y el que quiera hacerlo comete un disparate. Yo anuncio desde ahora a la Asamblea y a los diputados que se atreven a sostener aquí la definición numérica o aritmética del latifundio, que se van a poner en un verdadero ridículo. Desde ahora lo vaticino. (Murmullos.)
El C. presidente, a las 8.15 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las cinco.