Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210606 - Número de Diario 57
(L29A1P1eN057F19210606.xml)Núm. Diario:57ENCABEZADO
MÉXICO, LUNES 6 DE JUNIO DE 1921
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
AÑO I. - PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 57
SESIÓN
DE LA
CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA
6 DE JUNIO DE 1921
SUMARIO
1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.
2. - Cartera. Se concede licencia a los CC. diputados Altamirano, Garza Francisco y Mijares. Varios ciudadanos diputados usan de la palabra para rectificar hechos.
3. - Se recoge la votación acerca del artículo 6o. del proyecto de Ley para el Fraccionamiento de Latifundios. Aprobado el artículo 6o. A discusión el artículo 7o. Se levanta la sesión.
DEBATE
Presidencia del
C. RIVA PALACIO CARLOS
(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)
El C. presidente, a las 6.10 p. m.: Se abre la sesión.
El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día dos de junio de mil novecientos veintiuno. - Período extraordinario.
"Presidencia del C. Rafael Lara G.
"En la ciudad de México, a las seis de la tarde del jueves dos de junio de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintiocho ciudadanos diputados.
"Se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior y se dio cuenta con los siguientes documentos:
"Oficio de la Cámara de Senadores, con el que remite el expediente relativo a las reformas del artículo 14 transitorio y de la fracción XXVII del artículo 63 de la Constitución, así como el proyecto de declaración que aprobó a este respecto. - Recibo y a las comisiones unidas que tienen antecedentes.
"Oficio de la misma Cámara colegisladora, en que manifiesta que para el presente mes eligió presidente al C. Francisco Field Jurado y vicepresidentes a los CC. Jesús Zafray Cristóbal Ll. y Castillo. - De enterado.
"Oficio de la Secretaría de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, con el que envía los documentos que obraran en su poder referentes a la solicitud del Ayuntamiento de Mexicali, Baja California, para que se erija a esta población legalmente en pueblo y se le dote de terrenos para fundo legal, asunto que debe ser tratado en el actual período extraordinario de sesiones. - Recibo y a la 1a. Comisión de Gobernación que tiene antecedentes.
"Oficio en que el C. licenciado Enrique Moreno participa que fue electo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para el año que principió el 1o. de los corrientes y concluirá el 31 de mayo de 1922. - De enterado.
"Doce memoriales de numerosos vecinos de Arenal, Jiquilpan, Apulco, Apango, Ameca, San Gabriel, Etzatlán, Tuxpan y Ahualulco, Estado de Jalisco, por los que protestan en contra de las disposiciones agrarias vigentes y piden no se apruebe la ley que actualmente se discute sobre fraccionamiento de latifundios . - Recibo y a su expediente.
"Dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones, que propone pase a las comisiones unidas 1a. y 2a. agrarias el estudio acerca del problema agrario que envió el C. David Cuéllar Calderón.
"Sin discusión se aprobó.
"Continuó la discusión del artículo 6o. de la iniciativa sobre fraccionamiento de latifundios.
"El C. Gustavo P. Serrano habló en contra, interpeló al C. Rodrigo Palacio y contestó una pregunta del C. Gandarilla.
"El C. Díaz Soto y Gama, a nombre de las comisiones dictaminadoras, rebatió al C. Serrano y luego ambos hicieron aclaraciones.
"La Secretaría, con apoyo en el artículo reglamentario 121, citado por el C. Franco Urías, consultó a la Asamblea sobre si el punto estaba suficientemente discutido, y ésta resolvió afirmativamente.
"Así que se declaró con lugar a votar el precepto de que se trata, el C. Siurob contestó una interpelación que a las comisiones hizo el C. Luis Espinosa. Se recogió en seguida la votación nominal correspondiente y se vino en conocimiento de que se había desintegrado el quórum.
"A las siete y diez se levantó la sesión."
Está el acta a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se
consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.
El C. Manrique: Pido la palabra para hechos.
Presidencia del C. LARA G. RAFAEL
El C. secretario Valadez Ramírez: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera:
"Numerosos vecinos de Ocotlán, Zacoalco, Zapotlanejo y la Barca, del Estado de Jalisco, envían siete memoriales en los que protestan en contra de las leyes y disposiciones referentes a materia agraria que se encuentran vigentes, así como del proyecto de ley de Fraccionamiento de Latifundios. - Recibo y a su expediente.
"H. Asamblea: "Manlio Fabio Altamirano, diputado propietario en ejercicio por el 8o. distrito electoral del Estado de Veracruz, ante vuestra soberanía, con el debido respeto, comparece y expone:
"Teniendo asuntos de suma urgencia en el Estado de Veracruz, se ve en el caso de solicitar una licencia hasta por veinte días, con goce de dietas, para poder atenderlos.
"En virtud de lo anterior y con apoyo en los artículos 50 y 51 del Reglamento Interior del Congreso General, vigente, viene a solicitar, con dispensa de todo trámite, la licencia anteriormente referida.
"Protesto lo necesario. - México, D. F., a 6 de junio de 1921. - M. F. Altamirano". En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Hay mayoría de pie. Concedida.
"H. Asamblea: "Francisco Garza, diputado propietario por el 3er. distrito electoral del Estado de Nuevo León, solicita, con todo acatamiento a vuestra soberanía, con dispensa de todo trámite, una licencia con goce de dietas hasta por veinte días, que dedicará al arreglo de asuntos privados que demandan urgente atención.
"Por vuestra deferencia al atender mi solicitud, os hago patente mi agradecimiento.
"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados. - México, D. F., a 24 de mayo de 1921. - Francisco Garza. - A los honorables secretarios de la Cámara de Diputados. - Presente."
En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Concedida.
Telegrama procedente de "San Pedro, Coah., junio 4 de 1921.
"Ciudadanos secretarios Cámara de Diputados.
"Vuestro honorable conducto pido respetuosamente Cámara concederme licencia separarme tres meses mis labores esa Representación desde esta fecha llamándose mi suplente, Leopoldo Pimentel. Respetuosamente. - Aureliano J. Mijares."
En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede. Los que estén por la afirmativa se servirán manifestarlo. Concedida y llámese al suplente.
El C. presidente: Tiene la palabra el C. Manrique.
El C. Manrique: Ciudadanos diputados: Ausente yo durante cuatro días de la pasada semana, no pude intervenir, como habría sido mi deseo, en la discusión originada con motivo de las declaraciones del ciudadano diputado Antonio Díaz Soto y Gama. Creo que en estos momentos sería inoportuno que tocase yo determinados tópicos; en consecuencia, como el asunto tan apasionadamente debatido en aquellos días es de los que no pierden fácilmente su actualidad, tiempo habrá en las discusiones que se avecinan, quizás hoy mismo, para declarar cuál es, cual sigue siendo mi credo; pero porque soy enemigo de pedir la palabra para hechos, creo que la discusión misma nos proporcione coyunturas que debemos aprovechar y esto será lo que haga en breve; sólo quiero referirme a esta circunstancia: El 2 de junio, hallándome en la ciudad de San Luis Potosí, envié un telegrama a mi compañero Manlio Fabio Altamirano, que pidió al ciudadano presidente don Rafael Lara que este mensaje se leyese. Yo no sé si el mensaje tenga o no trascendencia; lo que sí sé es que la negativa del ciudadano Rafael Lara para que se diese lectura a este pedazo de papel sólo revela una cosa: que estamos enfermos de miedo. (Siseos.) No soy yo quien califica la importancia de mi mensaje, pero tengo derecho a afirmar que al negársele lectura es un signo..... de lo que ustedes quieran, ciudadanos diputados. (Siseos y risas.) Mi mensaje dice así simplemente y es sólo la expresión de mi opinión, que tenía el deber y el derecho de expresar:
Telegrama procedente de "San Luis Potosí, S. L. P., el 2 de junio de 1921.
"Manlio Fabio Altamirano, Cámara de Diputados.
"Mi comentario único a lacrimosas declaraciones Díaz Soto, que parecen hechas in artículo mortis, y tan regocijadamente comentadas por prensa burguesa y enemigos justicia y verdad, es un
cálido e pur si muove. - Suplícole pida lectura este mensaje. - Salud y firmeza . - Aurelio Manrique, jr."
(Voces: ¡No pidió la palabra!)
El C. Altamirano: ¡Sí la pedí!
El C. presidente: La Presidencia, como aclaración a lo aseverado por el ciudadano diputado Manrique, debe manifestar que en efecto el diputado Altamirano se acercó a la Presidencia con objeto de que se diera lectura a ese telegrama junto con los documentos en cartera, a lo cual la Presidencia se opuso; pero en cambio invita al diputado Altamirano para que diga si es o no verdad que le dije que cuando él lo creyera conveniente pidiera que se leyera el telegrama y la Presidencia no tendría ningún inconveniente en hacerlo. Suplico al señor Altamirano diga si es verdad eso.
El C. Altamirano: Con el mensaje del compañero Manrique en la mano ocurrí al señor presidente de la Cámara y le dije que a fin de evitar cualquiera discusión que pudiera surgir con ese motivo, quería que el señor secretario le diera lectura a este telegrama haciéndolo yo mío, pidiendo yo que se le diera lectura, de manera que entrara detrás de todos los documentos en cartera este telegrama, para que no hubiera discusión de ninguna especie. Insistí varias veces con el compañero Lara, como presidente de la Cámara, y no quiso acceder a lo que yo le pedía.
El C. presidente: Para poner punto final, debo hacer la aclaración de que la Presidencia no creyó pertinente dar lectura a ese telegrama, porque no venía dirigido a la Cámara, sino a un ciudadano diputado, teniendo éste el derecho de pedir la lectura cuando lo creyera pertinente. (Aplausos.)
El C. Sánchez Pontón: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene la palabra para hechos el ciudadano Sánchez Pontón.
El C. Sánchez Pontón: Compañeros: sólo deseo referirme a lo ocurrido en la votación de la sesión antepasada, para hacer patente una vez más la inconsecuencia y falta de criterio de la Comisión o las comisiones agrarias. Todos ustedes recordarán que en el artículo 6o. el ciudadano doctor Siurob aceptó antes de que yo razonara sobre mi petición de que fueran no cinco como pedía, sino diez los vecinos que se reunieran para pedir la división de un latifundio, sin embargo, después en la sesión siguiente, ellos dijeron que no aceptaban que se rectificara de ninguna manera el artículo 6o. Como decía, quiero hacer patente, como dije al principio, que no somos los inconsecuentes nosotros, sino ellos que aceptan que se reforme un artículo como él dijo cuando se pidio aquí razonamientos. En seguida aceptaron; después, en la sesión siguiente, como no estuve presente se aprovechó esta ocasión y no quisieron absolutamente que se rectificara el artículo; por lo tanto, hago ver que aún es tiempo de que la Asamblea obre como debe hacerlo, con criterio firme, esto es: que se aceptó en la sesión pasada que fueran cinco los peticionarios.
El C. Siurob: (Voces: Ya estamos en votación.) Pido la palabra para hechos.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Siurob: Señores representantes: La Comisión no tiene más obligación durante todas las discusiones que se establezcan con motivo de la ley a debate, que ser consecuente con el espirítu de la Asamblea, con la opinión de la Asamblea, que en su mayor parte fue contraria a la idea que había sido propuesta por el ciudadano Sánchez Pontón. La Comisión no insistió en hacer la adición que propuso el ciudadano Sánchez Pontón y hoy la Asamblea con su voto va a rectificar o ratificar su opinión. (Voces: ¡A votar¡ ¡A votar¡)
El C. secretario Valadez Ramírez: Se procede a recoger la votación pendiente del artículo 6o.
(Voces: ¡Que se lea¡) El artículo que se va a votar dice así:
"Artículo 6o. Las expropiaciones a que se refiere esta ley, sólo podrán hacerse a medida que vayan siendo presentadas las solicitudes de parcelas respecto de cada finca en particular."
Por la afirmativa.
El C. Aillaud Augusto: Por la negativa. (Votación.) ¿Falta algún ciudadano diputado por votar?
El C. secretario Valadez Ramírez: ¿Faltan algún ciudadano diputado por votar? Se procede a la votación de la Mesa. (Votación.)
El C. Aillaud: Votaron por la negativa 5 ciudadanos diputados.
El C. secretario Valadez Ramírez: Votaron por la afirmativa 122 ciudadanos diputados. Ha sido aprobado el artículo sexto de la ley sobre fraccionamiento de latifundios.
El C. presidente: La Presidencia informa a esta honorable Asamblea que ha tenido el honor de recibir la visita del excelentísimo señor Malbrán, ministro de la Argentina, quien suplicó que por conducto de esta Presidencia se den las gracias a la Cámara de Diputados por la cariñosa felicitación con que se adhirió esta honorable corporación a las demás instituciones que fueron a felicitar al señor ministro con motivo del centenario de la República Argentina. En nombre de la Cámara de Diputados acompañé al señor ministro y le dije que, como siempre, los diputados mexicanos están de todo corazón con la República hermana. (Aplausos.)
El C. secretario Valadez Ramírez: Está a discusión el artículo 7o., que dice:
"Artículo 7o. No podrán ser expropiadas, conforme a esta ley, las fincas rústicas en que haya establecida alguna industria que se arruinaría como consecuencia del fraccionamiento, en la extensión que a juicio de la Comisión Nacional Agraria sea necesaria para no hacer perder a dicha finca su carácter de unidad agrícola industrial."
Los señores diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. Tiene la palabra en contra el ciudadano Manrique Aurelio.
El C. Manrique: Señores diputados: Está a discusión el artículo 7o. de la ley, que prohibe la expropiación en aquellas fincas en las que existiesen algunas industrias, y el artículo dice así:
"Artículo 7o. No podrán ser expropiadas, conforme a esta ley, las fincas rústicas en que haya establecida alguna industria que se arruinaría como consecuencia del fraccionamiento, en la extensión
que a juicio de la Comisión Nacional Agraria sea necesaria para no hacer perder a dicha finca su carácter de unidad agrícola industrial."
El criterio que norma este artículo lo encontramos también imperando en el artículo 8o. "Al efectuarse la expropiación", dice este último artículo....
"Artículo 8o. Al efectuarse la expropiación de cualquier latifundio en que existan o se estén realizando obras de irrigación, o se proyecte realizarlas, garantizando su pronta ejecución en forma bastante, a juicio de la Comisión Nacional Agraria, quedarán excluidas de la expropiación, no sólo las obras de irrigación efectuadas o por efectuarse, sino también las extensiones de tierra que resulten beneficiadas con dichas obras."
Como véis, los artículos 7o. y 8o. están ideológicamente enlazados, preside en ambos el mismo criterio. Gracias al artículo 8o. las tierras en que hubiere obras de irrigación o en que, por lo menos, estuviesen éstas próximas a ejecutarse, habiendo por este supuesto garantía de que se trabaje, es decir, que se lleven a cabo grandes obras a juicio de la Comisión Nacional Agraria, y según el artículo 7o. aquellas tierras en que existiese alguna industria, en que haya alguna industria, no podrán expropiarse en caso alguno. El criterio dominante es, pues, el mismo en ambos artículos. La resolución que esta Asamblea dé al artículo 7o. probablemente sea, mejor dicho, tendrá que ser el mismo criterio por lo menos reflejado seguramente en la aprobación o reprobación del artículo 8o. Debo referirme, de todas maneras, concretamente al artículo 7o. Gracias al artículo 7o., si suponemos un latifundio en el que exista alguna industria, industria textil u otra, por este hecho sólo el latifundio queda exento, queda a salvo de la expropiación; no podrá expropiarse el latifundio hasta hacérsele perder su carácter de unidad industrial. Me parece que la Comisión revela en los artículos séptimo y octavo un espíritu, pues si no queréis llamarle reaccionario, por lo menos de harta moderación, distinto del criterio que campea en tesis general en la ley o por lo menos, para ser más exacto, en el proyecto primitivo de la ley, en el dictamen primitivo de la Comisión, que ha sufrido en el curso de estas sesiones serias reformas; primero por haberlo impuesto el criterio aquí dominante - hablo en este caso, por ejemplo, del artículo primero transitorio- , después por haber lamentablemente cedido la Comisión a pesar de haberse presentando aquí bastante pertrechada de argumentos, por haber cedido al criterio aquí dominante, ante el temor de una derrota segura. De todas maneras, el hecho de observación es éste: esta ley que en un principio parecía prometedora de una seria y radical reforma, va siendo cercenada, va siendo mutilada lenta y sistemáticamente, ora porque lo impone el criterio de la Cámara al llegarse a una votación, ora porque la Comisión rectifica prudentemente, sensatamente sus propósitos. Gracias al artículo séptimo aquellas propiedades en que hubiese alguna industria serían por este hecho sólo intocables, y yo protesto, debo protestar contra este criterio de la Comisión. Se trata, señores diputados, de resolver el problema social, por lo menos uno de los aspectos del problema social, en este caso el problema agrario. Es bien sabido, se ha dicho esto hasta la saciedad, que no hay un problema social, sino muchos problemas sociales; a cada problema, pues, corresponderá una resolución adecuada, concreta, propia; pero quien carezca de un criterio de conjunto, de un criterio general que deba aplicarse a la resolución del gran problema social, entendiendo por éste el conjunto de problemas sociales, se expone a errar lastimosamente, revelando a la vez un criterio radical y en otras un criterio moderado o reaccionario. Creo que debemos esforzarnos lo indecible por ser lógicos, por presentar en todos nuestros actos unidad de criterio, unidad de acción; en pocas palabras, la objeción al artículo es ésta: Supongamos una industria existente en determinado latifundio, Si aceptásemos el criterio de la Comisión, la sola existencia de la industria - de cuyo estado de prosperidad, por otra parte, nada se dice - , bastaría la existencia de la industria en un estado floreciente o no para que el latifundio fuese respetado. Todo esto no es, ciudadanos diputados, otra cosa que el seguir, sistemáticamente, poniendo trabas a la destrucción de este injusto estado de cosas, estado de privilegio y de injusto acaparamiento de la propiedad de toda suerte en manos de unos cuantos privilegiados. Mientras no nos opongamos valiente y afanosamente a la obra, a despecho de todas las decepciones, a despecho de todas las resistencias, será en vano. Seguro obrero, y todas estas cosas, estas medidas de que hoy se habla para remediar el problema social, no son a la postre sino paliativos al mal, paños calientes, como se dice en lenguaje familiar. Si no nos aplicamos afanosamente a la resolución del verdadero problema social, es decir, si no nos esforzamos cada vez que se nos brinda una coyuntura o forjando la coyuntura forjando la ocasión si ello es menester, por combatir el sistema de privilegio que actualmente nos rige, todo será en vano. La revolución francesa y otras revoluciones que en ella se inspiraron, dieron al traste con algunos privilegios, pero no con todos los privilegios. El triunfo de la revolución francesa, el triunfo de las ideas proclamadas por la revolución francesa en el mundo, significa la abolición de algunos privilegios en la esfera de lo político; sin embargo, la democracia seguirá siendo una vana palabra, una palabra sin sentido práctico, sin sentido real, en tanto exista la desigualdad económica. La dolorosa observación de lo acontecido en el pasado siglo y en lo que va del actual nos demuestra que en tanto la desigualdad económica no desaparezca, la igualdad política existente proclamada por los códigos y por las constituciones de todos los países del mundo, la igualdad ante la ley, la igualdad ante la sociedad, serán vanas fórmulas y mentiras injustas; y por todo esto y para que todo esto desaparezca debemos esforzarnos, no por combatir determinados privilegios, sino por combatir el privilegio en todas sus formas, por combatir la injusticia en todas sus formas y por comprender que en tanto no destruyamos la desigualdad económica, de esta desigualdad se derivarán imperiosa y fatalmente todas las obras desigualdades. Teóricamente, ciudadano Siurob, teóricamente ante la Constitución todos los mexicanos de veintiún años si son casados y de 18 si son solteros.... (Voces:
Al contrario.) Al contrario, de 21 si son casados y de 18 si son solteros.... (Risas.) de 18 si son casados y de 21 si son solteros, todos son ciudadanos con idénticos derechos o con idénticas prerrogativas, como dice ahora la Constitución de 17, retorciendo un poco el idioma. Esto es absolutamente falso. Frente al capitalismo con medios de opresión y de corrupción en sus manos, frente al banquero, frente al latifundista, el jornalero de los campos y el obrero de las ciudades se hallan colocados en una situación de irritante desigualdad. Llegados los días de agitación política, los obreros, los campesinos, cuando han comenzado a interesarse por estas cosas y cuando comienzan a imaginar debido principalmente a la obra de los agitadores políticos, que en las urnas está su salvación, muestran entusiasmo inusitado y en las pequeñas rancherías y en los pueblos más insignificantes de la República advertimos siempre una enorme proporción del proletariado que va a las urnas imaginándose que de ellas surgirá como por arte de magia la noble matrona de los pechos próividos y de todas esas cosas de que nos hablan en cierta literatura, de que ya estamos hartos. Y la dolorosa verdad es que el campesino y el proletariado de la ciudad continúan en el mismo estado de postración y de miseria. Surgen gobiernos, surgen ejecutivos y cámaras legisladoras que se dicen revolucionarios. El hacendado, el latifundista y el banquero no intervienen en las elecciones. ¡Para qué¡ ¡Si quien ríe al último habrá de reír a la postre mejor¡ ¿Para qué afanarse si a la postre el gobierno dominante, el régimen denominante, cualquiera que haya sido su extracción y cualquiera que haya sido su origen, así se ufane del más puro y más radical revolucionarismo, se doblegará sistemáticamente y fatalmente a las exigencias del verdadero gobernante, del capitalista? Aparentemente la caída de Díaz substituído por Madero, la caída de Carranza substituído por Obregón, son cambios serios y radicales en la historia de nuestro pueblo; en realidad el cambio de gobierno siempre es aparente, los verdaderos gobernantes siguen entre bastidores intocados e intocables: los privilegiados, los capitalistas, los latifundistas. (Aplausos.) ¿Por qué entonces, ciudadanos diputados, no nos esforzamos por resolver el verdadero problema, el problema social? Yo no soy el torpe, no he de ser el torpe que venga a afirmar, decepcionado de pasadas actitudes, que es indiferente para el pueblo mexicano que lo gobierne Carranza o que lo gobierne Obregón.
No, señores diputados, urge precisar conceptos; frente a un grupo de hombres que medran en el Gobierno, frente a un grupo de favoritos que en el Gobierno se enriquece, de un lado, y frente a un grupo de hombres que maneja más honradamente o menos impuramente la cosa pública, que se esfuerzan algo, que se esfuerzan positivamente por hacer imperar sistemas de moralidad administrativa, que se esfuerzan por que los impuestos sean un poco más equitativos, gastados con una poca más de honradez, invertidos para el beneficio nacional, vías de comunicación, escuelas, etcétera, etcétera, es indudable que no hay vacilación posible para nosotros entre el régimen de Carranza y el grupo de Obregón, estamos con el grupo de Obregón; pero es necesario que confesemos que la sola moralidad administrativa por muy seria que se suponga, no nos da el alivio del mal, la clave del problema, sino que solamente un paliativo al mal; pero no será el alivio del mal, la corrección definitiva del mal. Pongámonos, pues, animosamente a la obra y cuando se nos presenta una ocasión tan preciosa como esta para tocar al privilegiado, para arrancar al poderoso sus privilegios, para determinar siquiera sea relativamente un cambio de sistema, aprovechemos, señores diputados, porque de lo contrario sólo merecemos el desprecio de nuestros electores, los eternos oprimidos y los eternos miserables.
Merced al artículo 7o. el capitalista, el capitalista latifundistas, tan pronto como pueda demostrar que hay, siquiera sea incipiente, alguna industria en su territorio, en su fundo, en su propiedad, se salvará de la expropiación y, señores diputados, se trata de arrancar, - esta debe ser la finalidad que persigamos - , de arrancar la riqueza de las manos de unos cuantos privilegiados para procurar que ella beneficie a la colectividad, pero que el beneficio sea en el máximum posible. Esta Comisión presenta más tarde un artículo en que se nos habla ligeramente, en que ligeramente se alude al sistema cooperatista, ¿puede el ciudadano compañero Siurob servirse indicarme cuál es el artículo de la ley, el número del artículo de la ley en que se pide a la Secretaría de Agricultura y Fomento que se preocupe por el establecimiento del sistema cooperativo o cooperatista?
El C. Siurob: Es uno de las transitorios, compañero.
El C. Manrique: Muchas gracias. Es verdad, la Comisión, en el artículo 3o. transitorio nos dice así: "Tercero. En tanto se expide una ley sobre funcionamiento de cooperativas agrícolas, la Secretaría de Agricultura y Fomento ayudará a la formación de colonias agrícolas, con objeto de facilitar los fraccionamientos a que se refiere esta ley."
Este artículo, señores diputados, es letra muerta en tanto no se aproveche la oportunidad que se nos brinda para fomentar el establecimiento de cooperativas agrícolas en el país, y dicho sea de paso, el cooperatismo como el solidarismo y como otros sistemas análogos no nos dan la solución del problema, sino son también paliativos, verdaderos paliativos al mal. Sin embargo, es incuestionable que el cooperatismo constituye una transición, un enlace con el comunismo, desiderátum nuestro. Entonces, si es esto verdad, si el cooperatismo es en estos momentos un ideal asequible, si puede en estos momentos determinarse, fomentarse y determinarse, el establecimiento del sistema cooperatista en la República en forma natural, tranquila y ponderada, sin violencias ni excesos, ¿por qué no se aprovecha esta brillante oportunidad para determinarlo? ¿Por qué no se modifica el artículo 7o., y correlativamente el 8o. en forma que se establezca, en forma tal que se establezca que aquellos terrenos, aquellos latifundios en que ya existiese una industria, aquellos latifundios en que existiesen importantes obras de irrigación o en que estas obras estuvieran próximas a ejecutarse, podrán también fraccionarse siempre que se garantice el establecimiento por parte de los solicitantes de tierras, por parte de los solicitantes de parcelas, de una cooperativa
de producción? Si se cierra rotundamente, categóricamente la puerta al fraccionamiento, entonces el hecho sólo de hallarse establecida una industria en determinado latifundio, pondrá al latifundista a salvo de toda expropiación. Señores diputados: es evidente que lo que la Comisión quiere no es impedir la destrucción de una industria, floreciente o no, en determinada región, sino que esta industria pueda ser fomentada, substituída o mejorada; lo que la Comisión piensa es esto: hay ciertas industrias que, por su magnitud, sólo pueden ser explotadas con un gran capital. Esto sucede sobre todo, ya que tratamos de un problema agrario, en aquellas regiones, por ejemplo, en ciertas regiones del país en que se cultiva la lechuguilla o alguna otra fibra, es perfectamente bien sabido que la explotación sólo resulta costeable en grandes extensiones de terreno. Fraccionar, pues, un terreno de esta índole sería dar muerte a la industria sin que resultase que los nuevos propietarios se enriqueciesen en idéntica proporción. Es claro que esto sería fatal para la economía nacional; es claro que el fraccionamiento de un latifundio en que existiese una industria sin tener la garantía de que esta industria seguiría en auge, sería fatal, sería torpe y la Cámara no debería cometer esta torpeza. Es claro que si un latifundio debe su riqueza principalmente - voy a referirme en este momento al artículo 8o. - a las obras de irrigación que en él se hayan ejecutado o piensen ejecutarse por algún capitalista, es claro, digo, que el fraccionamiento de ese latifundio ya irrigado impediría que se siguiese explotando o aprovechando el sistema de irrigación; el capitalista progresista que hubiese invertido un capital más o menos serio, más o menos respetable en obras de irrigación, se vería despojado de sus tierras sin provecho para la comunidad. Este es, indudablemente, el pensamiento de la Comisión, que no presumo, que no me ufano de haber interpretado fielmente; pero tiene seguramente una actitud de defensa, de defensa de lo establecido, por temor a que resulte que aquello que se trata de establecer sea contraproducente.
Presidencia del
C. MARTÍNEZ DE ESCOBAR
FEDERICO
Pues bien, señores diputados, en el caso de una industria, que es a lo que se refiere el artículo 7o., si concediésemos el fraccionamiento en aquellos casos en que se garantice plenamente el establecimiento de una cooperativa, la dificultad habría desaparecido. El compañero Romero, con un movimiento de pesimismo indica claramente que esto sería absurdo. ¡Ah¡ Pero al capitalista que no haya efectuado obras de irrigación a las que se refiere el artículo 8o., pero que garantice suficientemente, a juicio de la Comisión Nacional Agraria, el establecerlas, a ese sí se le escucharía; a los campesinos que tratasen de establecer una cooperativa, a los campesinos que absolutamente no podrían explotar aquella industria a la que se refiere el artículo 7o. pero que en conjunto pudieran establecer una cooperativa, garantizando, a juicio de la Comisión Nacional Agraria, el éxito de esta cooperativa, a éstos no debería hacérceles caso, la garantía no sólo sería insuficiente. Es claro, la voz del capitalista es más poderosa que la del proletariado. Dejar, pues, la prescripción escueta: "en tanto se expida una ley, la Secretaría de Agricultura y Fomento cuidará del establecimiento de cooperativas agrícolas", me parece vano e inútil; modificar, en cambio, el artículo 7o. más o menos en esta forma, modificarlo en forma tal que se exprese que el fraccionamiento seria pertinente cuando se garantice, a juicio de la Comisión Nacional Agraria, el establecimiento de una cooperativa, sería fomentar seriamente el establecimiento del sistema cooperatista en el país. Claro que las condiciones especiales del establecimiento de tales cooperativas agrícolas habría de definirlo la ley del caso, la ley que aprobase posteriormente este Congreso.
Insisto en expresar que el cooperatismo no es, en mi sentir, como no lo es el solidarismo y algunos otros sistemas, la verdadera solución del mal; puede, sin embargo, constituir un serio paliativo, ¿por qué no aceptarlo? ¿Por qué cerrar la puerta a toda tentativa de progreso, del verdadero progreso, la abolición del privilegio, cuando esta magnífica oportunidad se presenta? Creo pues, señores diputados, que el artículo es de rechazarse, lo mismo que el artículo 8o., que es el artículo que sigue, y antes de terminar creo necesario expresar que a pesar del ambiente aquí dominante, que a pesar del ambiente dominante aquí en esta Cámara, en el país entero, y si queréis en el mundo entero, fuera una torpeza engañarse respecto de la verdadera finalidad y respecto del porvenir del movimiento avanzado y radical en el mundo. En el momento en que los paladines de ayer, en que los espíritus fuertes de ayer abdican de su actitud de rebeldía y enérgicos protestan contra "todo el mal y la injusticia toda" debemos reconcentrarnos quienes - pocos o muchos, el número en cosa secundaria - no nos hallamos aún contaminados por este espíritu de desaliento y de decepción que traidora y sistemáticamente se filtra por todas partes; concentrarnos un poco en nuestro ser para analizar el estado actual del mundo, el estado de nuestra patria y nuestra sociedad y -- para hacer balance - también de nuestras energías, para preguntarnos si a pesar de todo somos capaces de continuar la obra iniciada. Las declaraciones que escuchasteis aquí en pasados días... (Una voz: ¿De quién?) Torpe o desmemoriado sería quien lo preguntase. Las declaraciones que aquí escuchasteis en pasados días, señores compañeros, (Voces: ¡Nombres¡ ¡Nombres¡ Murmullos.) tienen trascendencia no porque las consideremos intrínsecamente, sino como signo de un sistema y de un plan general; no son hechos aislados, no constituyen un hecho aislado: constituyen un hecho que debe examinarse relacionándolo con la marcha general de la política gubernativa; con la conducta iniciada por el presidente Obregón, con el terror blanco iniciado en nuestro país a imitación de lo que sucede en estos momentos en todas las naciones capitalistas; no se trata de un movimiento aislado, se trata de un acto de imitación de lo que está sucediendo en Europa y en Norteamérica; pero a pesar de todos los desfallecimientos, tenemos derecho a afirmar que el valer de una causa no se mide
por su éxito o por su fracaso, óiganlo bien los pesimistas, óingalo bien esos que tienen ojos y no ven: el valor de una causa se midió siempre por lo que en ella había de hondamente, de eternamente humano, de notablemente humano. Querer que la historia sea la expresión de la justicia es torpe error, la historia no es sino la narración y a veces la apología del hecho consumado, y el hecho consumado no es siempre la expresión más alta de la justicia. Que don Francisco Bulnes escriba al servicio del capitalismo, en un reciente artículo de réplica a don Rafael Nieto, afirme que la mejor prueba o que el mejor argumento en contra del comunismo - en concreto, del bolchevismo - , es que se observa en estos momentos en el mundo entero una poderosa reacción contra el comunismo, que en Italia, a juzgar por los informes que la prensa nos suministra, solamente triunfaron en las pasadas elecciones catorce diputados comunistas en lugar de ochenta y tantos que había determinado la elección inmediata anterior; que en Francia y los Estados Unidos de Norteamérica se observan hechos análogos ¿qué importa? ¿esto significa, es esto un argumento serio en contra de la justicia de la tendencia? El hecho de que las nobilísimas aspiraciones, de que la santa rebeldía del pueblo sudafricano contra el imperialismo inglés hayan dolorosamente fracasado, el hecho de que los bóeros hayan sido oprimidos por Inglaterra a pesar del movimiento de dolorosa simpatía que en todos los corazones de todos los hombres bien nacidos de la tierra determinó la clase de los bóeros, es argumento para determinar que la causa de los bóeros es mala? El hecho de que sir Roger Casement, que protestaba contra la matanza universal europea, contra la matanza que hemos presenciado recientemente, el hecho de que sir Roger Casement haya sido ahorcado, llevado al patíbulo, ¿es razón suficiente para afirmar que el sir Roger Casement no tenía razón? El hecho de que Inglaterra esté reprimiendo a sangre y fuego, con sistemática frialdad sajona, el movimiento de liberación de un pueblo oprimido, el pueblo irlandés, ¿es razón suficiente para afirmar que Irlanda no tiene razón?
- El C. Morales Juan Angel, interrumpiendo ¡Son cosas distintas¡
Presidencia del C. LARA G. RAFAEL
El C. Manrique, continuando: El hecho de que los Estados Unidos de Norteamérica se lleve a cabo en estos momentos una verdadera cacería, una verdadera persecución contra todos los hombres que no se conforman con el pensamiento hecho, catalogado y secundado de su época; contra los hombres que afirman que este estado social en que nos hallamos es esencialmente injusto y malo y que creen necesario exponer su vida y su tranquilidad a trueque de combatir el privilegio, ¿es razón suficiente para que se afirme que el movimiento radical avanzado comunista debe desaparecer; que este movimiento constituye un peligro, no para los intereses creados, sino para el progreso, para el verdadero progreso, justicia, verdad y bondad del mundo entero ¿Yo creo que no. Fuera torpe y mezquino engañarse en este particular. Podrá el comunismo estar llamado a desaparecer del mundo....
El C. Soto y Gama, interrumpiendo: ¡No, hombre¡
El C. Manrique, continuando: ¡Ahora dice el ciudadano Antonio Díaz Soto y Gama que no! Podrá el movimiento comunista u otro cualquier movimiento avanzado estar condenado a desaparecer, pero los espíritus libres tienen derecho a afirmar categóricamente, a despecho de los fallecimientos y de las decepciones de toda suerte, que el mundo marcha a pesar de todos ellos; (Aplausos.) tenemos derecho a afirmar, a pesar de los enemigos y a pesar de los desertores, que la causa es intrínsecamente buena, que lleva en sí una virtualidad, una promesa de justicia y de bondad tales que nada será capaz de detenerla. Vino aquí el ciudadano Díaz Soto y Gama a decirnos la perogrullada de que el comunismo es bueno en Rusia, pero que el problema ruso no es idéntico al problema mexicano, es decir, algo estéril e infecundo.
El C. Soto y Gama: Lo sostengo toda la vida.
El C. Manrique: El problema ruso no es idéntico al problema mexicano, y difiere también del problema francés; pues sí, ya lo sabemos.
El C. Soto y Gama: ¿Me permite una interpelación? Dos palabras.
El C. Manrique: No, señor. Señores diputados: El problema podrá diferir en detalle, el problema ruso no será, no puede ser idéntico al problema mexicano nadie ha afirmado aquí semejante torpeza; diferencias de detalle, pero el problema esencial de la distribución de la riqueza en manos de unos cuantos privilegiados, el odioso sistema del privilegio económico, que es a la postre el privilegio moral e intelectual, porque el capitalista es a la postre quien tiene en sus manos los medios de presión intelectual y moral, el problema fundamental es idéntico en el mundo entero. La simpatía la cálida simpatía, con que se sigue en el mundo entero el movimiento de Rusia, la simpatía con que siguió en el mundo entero el movimiento revolucionario francés de fines del siglo XVIII, no son a la postre sino una expresión de esta gran verdad: los problemas humanos son fundamentalmente los mismo en el mundo entero. Para ser más claro, este interés con que seguimos la marcha de la revolución rusa, los unos para denigrarla, para aprovechar sus enseñanzas los otros, este interés es revelador de una sola cosa, a la postre un poco egoísta; ¿pues de cuñado acá ha surgido entre nosotros este amor o este odio por un pueblo tan distante como el ruso? No este interés es revelador de este sentimiento, de esta institución de que algo podemos aprovechar de lo que pasa en Rusia ya para evitar en reincidir en los mismos errores, diría don Norberto Domínguez, ya para aprovechar las gloriosas enseñanzas, como diría uno de nosotros, pero de todas maneras este interés con que amigos y enemigos observamos lo que allá sucede, es expresión de esta creencia, de esta convicción, de esta intención nuestras: el problema social es esencialmente el mismo en todos estos países. De manera que si venimos aquí a decir la perogrullada de que el bolshevismo está bueno en Rusia, equivale a la postre a decir que no debemos preocuparnos por la
implantación pronta o tardía del sistema comunista entre nosotros.
El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: No, compañero; no equivale, ¡cómo va a equivaler!
El C. Manrique, continuando: En consecuencia, señores diputados tengo derecho a afirmar, terminando, que si es verdad que el caso personal, el caso personalísimo de Antonio Díaz Soto y Gama es para nosotros - sobre todo para sus amigos - algo perfectamente explicable y disculpable, porque el nombre que tiene de haber luchado intensamente, sufriendo persecuciones y cárceles, muchos años en defensa de sus ideas, bien puede desfallecer en un momento dado. (Risas.) Ciudadano Díaz Soto y Gama, hablasteis de desfallecimiento - porque no es el sentido intrínseco de vuestras palabras el que me hace hablar - ...
El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡El no entenderlas!
- El C. Manrique, continuando:...sino el movimiento de aplauso que provocaron vuestras palabras en todos los que por una razón o por otra se empeñan en negar el progreso, porque el tono en ellas dominante - oídlo bien - fue de desaliento, de pesimismo, de decepción. ¡Si vuestras declaraciones habrían podido firmarlas, sin que se notase la diferencia, el mismo don Norberto Domínguez, don Francisco Bulnes o don Carlos Díaz Dufóo! Porque, ciudadano Díaz Soto y Gama, no vengáis a decirme que hay verdades eternas y que las verdades no son patrimonio de nadie, nada más relativo que la verdad, porque al lado del elemento objetivo tropezamos fatalmente, invariablemente con el elemento subjetivo, todo es cuestión de punto de vista. Nuestros obreros están mal preparados técnica, moral e intelectualmente; si ya lo sabemos, la diferencia está en el punto de vista, la diferencia está en el elemento ideal y subjetivo que cada uno aporte a la discusión del problema. De un lado los pesimistas, los viejos que nos dicen siempre afanosamente y con un tonillo de superioridad: ustedes los muchachos siempre arreglando el mundo, si no han de arreglar el mundo, si nuestros obreros están mal preparados técnica, moral e intelectualmente. Y del otro lado los entusiastas, los rebeldes, los que saben que el mundo está mal y que no se conforman con esta afirmación y se ponen a la obra para remediarlo. Si ya lo sabemos, si no somos ilusos y ciegos, si conocemos esta verdad, esta realidad que nos rodea y sabemos toda la suerte del proletariado oprimido. Pues si ellos no hacen otra cosa más que acrecentar nuestra simpatía por el oprimido, si nuestro papel no es sino cerrar los ojos y arremeter rabiosamente. Pero cuando el pesimismo y el desaliento os han contagiado, ciudadano Soto y Gama, debisteis haber recordado que os habíais convertido, merced a vuestros esfuerzos de muchos años, en hombre guía, en hombres de cuya conducta, de cuyos hechos y de cuyas palabras estaban pendientes muchos; debisteis haber recordado que así como vuestros entusiasmos se contagiaron antaño a muchos iniciados, así también vuestros pesimismos podían perjudicar a la misma causa de progreso que hasta ayer sostuvisteis y debisteis entonces, a menos que hubiese guiado vuestras palabras un torpe cálculo, haber enmudecido y sellado vuestros labios, no por lo que significasen intrínsecamente vuestras palabras, sino por la explotación miserable que de ellas podrían hacer los enemigos de vuestra causa. Pero como quiera, ciudadano Soto y Gama, que nuestra causa tiene una virtualidad enorme, ciudadano Soto y Gama, de hoy en adelante habrá un soldado menos en nuestras filas, y nada más. Creo, pues, ciudadanos diputados, que debemos esforzarnos, esforzarnos lo indecible si ello es necesario, quienes todavía alentamos un poco de entusiasmos, porque creemos en el valor intrínseco y fundamental de nuestros principios, por aprovechar toda coyuntura que se nos presente para marcar el verdadero sentido de progreso humano, de progreso en el sendero de la justicia y de la moral para el logro de este ideal, de este lejano ideal nuestro. El artículo 7o., que rechazado para ser substituído en la forma que propongo daría una oportunidad para estimular el establecimiento de cooperativas agrícolas; para arrancar de manos del capitalista el instrumento de opresión que sólo sirve para aumentar la miseria moral, intelectual y física de nuestros proletarios, nos suministra una brillante oportunidad. Es éste el momento de aprovecharla, ciudadanos diputados. (Aplausos ruidosos.)
Presidencia del
C. MARTÍNEZ DE ESCOBAR
FEDERICO
El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra.
El C. von Borstel: Pido la palabra para una moción de orden. (Desorden.) Tengo la seguridad de que el compañero Soto y Gama va a refutar los cargos políticos que se le han hecho... (Voces: ¡Si! ¡Si! ¡Que hable!) Como yo estoy inscripto en pro del artículo, suplico que se me deje hablar y que después el ciudadano Soto y Gama refute los cargos que se le hicieron... (Murmullos. Campanilla.)
El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra para contestar alusiones personales. La Presidencia me dice que si la Asamblea no se opone, me la concede. (Voces: ¡Que hable!) Voy a ser breve, porque de ninguna manera quiero estorbar o dilatar el curso del debate. Es la primera vez que oigo de un luchador convencido y honrado, como mi compañero Manrique, es la primera vez que oigo en boca de un hombre de esta clase la afirmación audaz de que la verdad puede ser perjudicial. El dijo que, efectivamente, el proletariado mexicano estaba poco preparado, mal preparado o impreparado técnica, intelectual y moralmente para llegar de un golpe, de un salto, de un brinco, al comunismo. Eso es exactamente lo que yo dije. ¿Por qué cree el compañero que esa afirmación que él califica de verdad es peligrosa? ¿Es peligrosa la verdad? Yo creo que no. Es mi primera rectificación. Decir la verdad, dar un toque de atención al proletariado para que haciendo él un esfuerzo y haciendo la clase intelectual otro esfuerzo llegue más aprisa y mejor al ideal común, al ideal humano, al ideal general de la reforma social, decir eso no es abdicar, no es retractarse, no es ser víctima del desaliento ni provocar desaliento, es al contrario, hacer obra de verdad que tiene que ser fructífera por la sencilla razón de que significa un estímulo y una excitativa. Lo que yo he querido hacer es alejarme de la
corriente general de los agitadores, los agitadores de los obreros que adulan a los obreros. (Aplausos.)
Sólo tiene en la boca palabras de halago para los obreros: ustedes son los dueños no sólo del porvenir, sino del presente: ustedes no tienen defectos, los defectos están del otro lado; ustedes son un dechado de virtudes, ustedes pueden substituir en este momento, hoy mismo, con sólo el hecho de que tengan la fuerza bruta a su disposición, pueden substituir a la clase directora; ustedes son ya, de hecho, la clase directora. Eso no es cierto; ustedes deben ser la clase directora, ustedes están llamados a ser la clase directora, ustedes están llamados a hacer el progreso, a prepararlo, para hacer eso, deben estar en condiciones de hacerlo; eso es lo que yo quiero que se diga y que se haga. En cuanto a que esté yo desalentado, que sea yo un soldado menos en la lucha del progreso, el compañero Manrique me va a ver en esta tribuna cuando se discuta la Ley del Trabajo; me va a ver en esta tribuna sentar y desarrollar todo un programa, que será el siguiente: hacer una serie de reformas sociales preparatorias de la reforma social completa. ¡Eso no es defeccionar, esto no es desalentarse, esto no es prevaricar, esto es ser cuerdo! (Risas. Voces: ¡Eso es miedo!) No; a la que yo tengo miedo es al suicidio de la revolución, al suicidio del proletariado por medio de una revuelta prematura, de esa revolución prematura que denuncia enérgico y sensato Anatole France - citado no sé si por Manrique o por quién - , diciendo al proletariado: "Cuídate, presérvate de la trampa que te pone la burguesía. La burguesía te está poniendo la peor de las trampas: te llama a una revolución prematura para ahogarla brutalmente y para luego retrogradar a la peor de las dictaduras."
Presidencia del C. LARA G. RAFAEL
El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Eso es lo que sucedería aquí si se llegara brutal y torpemente al bolchevismo. ¿Qué sucedería entonces? Que la sociedad entera, las fuerzas todas, la clase medía, los mismos campesinos, muchos de los obreros, al ver la paralización de la vida nacional, la paralización de las industrias, la falta de comercio, la falta de comunicaciones, el desastre, en una palabra, todas esas fuerzas amenazadas, todas esas clases amenazadas, aprobarían evidentemente el regreso a una dictadura peor que la de Porfirio Díaz, peor que la de Victoriano Huerta, peor que la de Carranza. ¡Y eso es lo que los defensores conscientes del proletariado, los defensores conscientes del progreso, queremos, evitar! ¡Eso es todo! (Aplausos ruidosos.)
Yo creí que el compañero Manrique se había dado cuenta de que al decir yo que admiraba el bolchevismo para Rusia, para Francia, para Inglaterra, para Italia, se había dado cuenta de que yo admiraba el bolchevismo para los países preparados para él; se había dado cuenta de que yo proclamaba aquí, como lo proclamo ahora y siempre, que el ideal de la humanidad es el comunismo, la reforma social, la supresión de la explotación y del privilegio, por el régimen que desaparezca la explotación y el privilegio, porque ese es el ideal. ¿Cómo llegar a ese ideal? ¿De un brinco, contra todas las leyes naturales, yendo a la catástrofe, yendo al fracaso como aconseja pueril y torpemente el compañero Manrique? No; yendo al éxito, yendo a la victoria, y para eso hay que preparar la victoria. Lo único que yo digo es esto: preparemos el camino del ideal, eso no es una retractación, ni abdicación, ni prueba de desaliento; es, repito, una prueba de cordura y consciencia plena del momento actual, y de esta verdad: que el presente no es más que la preparación del porvenir; el presente lleva en sí, como en una gestación enorme y sublime, el porvenir. Preparemos esta gestión para que en lugar de resultar un feto, resulte un alumbramiento glorioso, un alumbramiento fecundo. (Aplausos.)
El C. Manrique: Pido la palabra para una interpelación.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Manrique: Ciudadanos diputados: La discusión de principios es eterna, estas cosas no pierden su actualidad; yo seguiré tratando de estas cosas cuando a mano vengan; pero como hice objeciones serias, es decir, que creo dignas de tomarse en consideración, al artículo 7o., concreto: como quiera que sería un error el querer involucrar mis declaraciones accidentales sobre principios generales con motivo de las declaraciones de pasados días, con mis objeciones concretas, buenas o malas, serias o no, al artículo 7o., pido atentamente a la Comisión, no al ciudadano Díaz Soto y Gama en persona, sino como presidente, como miembro de una Comisión, que se sirva contestar mis objeciones si lo fueren.
El C. Siurob: Pide la palabra la Comisión, señor presidente, nada más para contestar la interpelación que le ha sido hecha.
El C. presidente: La Mesa ha concedido la palabra en pro al ciudadano von Borstel.
El C. Siurob: Pido al compañero que me permita nada más dos palabras.
El C. Manrique: Yo pido perdón al compañero si le quité el turno, yo creo que no hay inconveniente en que la Comisión hable al final, lo interesante es que hable.
El C. Siurob: Me ha concedido la palabra el ciudadano von Borstel. Unicamente para decir al compañero Manrique que la Comisión contestará a su debido tiempo las objeciones que se ha servido hacer, y que no sólo no le parecen triviales, sino que le parecen importantes; por tanto, la Comisión en su debida oportunidad contestará estas objeciones importantes del compañero Manrique, pero cuya importancia, en concepto de la Comisión, no es de tal naturaleza que haga modificar este artículo.
El C. von Borstel: Honorable Asamblea: La íntima convicción que abrigo de que tanto el artículo 7o. como el 8o. de esta ley, están basados únicamente en la necesidad de no destruir la poca agricultura existente en el Distrito Federal y Territorios, es lo que me hace venir a defenderlos a esta tribuna. Yo creo que de no existir estos artículos, esta ley daría resultados completamente contraproducentes, pues en lugar de procurar un aumento en la riqueza agrícola, traería por consecuencia una disminución inmediata, ya que la alarma cundiría
hasta a aquellos hombres honrados y esforzados que se han preocupado, no por tener sus propiedades abandonadas, sino por mejorarlas, por llevarlas adelante y no tenerlas estacionarias. Nosotros debemos tratar, en verdad, de favorecer al pueblo, y no por darnos baños de un socialismo exaltado, debemos de venir a hacer leyes que si pueden llamarse avanzadas, avanzadísimas, en la práctica solamente vendrían a reflejarse en un dolorosísimo fracaso, y eso no sería ni práctico ni honrado. Ese fracaso, como es natural, vendrían a reportarlo todas nuestras clases sociales, lo mismo el jornalero que la clase media y que tal vez la capitalista. Lógico y justo es, y basta tener algo de sentido común para comprender que en lugar de fustigar a aquellos agricultores que se han preocupado, como he dicho, por el mejoramiento de sus propiedades, debemos de estimularlos, debemos de ayudarlos, haciendo patente a todos aquellos que hasta la fecha no han hecho nada en pro de la agricultura y de la riqueza nacional, haciéndoles patente que deben de procurar hacer las obras de irrigación o erigir las industrias de que hablan los artículos 7o. y 8o., para que sus fincas no sean expropiadas. El artículo 7o. y el artículo 8o. demarcan claramente lo que se necesita para que una finca no sea expropiable, y yo creo que eso es necesarísimo para preservar fincas que hoy constituyen emporios de riqueza y de trabajo, para preservarlas de una injusta incautación que sembraría el pánico entre todos los agricultores grandes o pequeños.
Absurdo sería que bajo pretexto de querer favorecer al proletariado nosotros ciegamente fuésemos a destruir las pocas fincas florecientes que existen en el Distrito Federal y Territorios, fincas que de no conservarse la unidad agrícola, es claro que irían a un sonadísimo fracaso; fincas que deben conservarse para bien del proletariado y para bien de la nación que demasiado necesita que se cultiven sus tierras y que se aumente la riqueza nacional; fincas que deben de conservarse en el apogeo en que se encuentran. Qué espectáculo tan lastimoso sería también el que diera la Representación Nacional, si llevada de un jacobinismo exaltado quisiera ir a repartir obras de irrigación que se han hecho, no con robos, no tal vez de una manera injusta, sino con el sudor de muchos años de trabajo, con las economías de hombres honrados que centavo a centavo lo han juntado, no debemos, pues, destruir esas obras de irrigación que ahora sirven para mantener a muchos trabajadores y a muchas familias de los dueños. Y todavía falta que ver, compañero, si conforme a esta ley - que yo no juzgo buena por lo que de ella llevamos aprobado si el provecho seria únicamente para unos cuantos que pudieran aprovecharla, y en cambio, ¡qué desazones, qué miserias y qué trastornos llevaríamos a muchos agricultores honrados que han coadyuvado desde hace mucho tiempo a engrandecer a la nación por medio de una ley, tal como la piden algunos compañeros, como el ciudadano Manrique, que pudiera dejarlos en la miseria!. Eso no sería justo, ni equitativo ni tampoco patriótico. El general Obregón, que sabe sin duda alguna lo que es agricultura, ha puesto estos artículos en esta ley porque debe sentirse compenetrado de todas las razones expuestas, y la misma Comisión, la Comisión cuyo agrarismo todos reconocemos, ha dejado los artículos 7o. y 8o. y tal vez venga a defenderlos, porque, como he dicho, sólo se necesita tener algún entendimiento para comprender la necesidad que existe de que estos artículos estén dentro del texto de la ley. Todos queremos un mejoramiento social, un mejoramiento para las clases proletarias, pero hay que irnos pausadamente, no querer de golpe y porrazo, como decía muy bien el ciudadano Soto y Gama, llegar a un extremo que resulte contraproducente y que entonces todo lo que nosotros tenemos de sinceros para quererles favorecer venga a trocarse en un fracaso lastimoso de todos los ideales que tal vez mañana o pasado, en un futuro próximo, puedan de verdad implantarse, pero que ahora es imposible. Ahora debemos tener nosotros el convencimiento de que no podemos llegar a extremos lamentables que vengan a perjudicar directamente la prosperidad del país. Con lo dicho, compañero, creo que basta para justificar plenamente los artículos 7o. y 8o. Tengo, pues, la convicción de que la Asamblea no se dejará llevar de ridículas exaltaciones y que aprobará los artículos 7o. y 8o., porque en ellos se preserva únicamente a aquellos agricultores que, muy lejos de ser retardatarios, que muy lejos de haber tenido estacionada la riqueza del país, se han preocupado por fomentarla, fomentando asimismo la riqueza nacional. Todo aquel hombre que, llevado de un espíritu de progreso, ha procurado mejorar sus terrenos, ya construyendo una fábrica para la mejor explotación de ellos, ya haciendo obras de irrigación para aprovechar debidamente las aguas que pasan por sus terrenos, es un hombre digno, al que debemos estimular muy lejos de tratar de llevarle a un desasosiego, que sería general. Eso no creo que sería patriótico ni lo creo conveniente en ningún grado. Así pues, compañeros, espero que los artículos 7o. y 8o. serán aprobados por unanimidad en la Asamblea pues como bien decía el compañero Manrique, el 8o. está compaginado con el artículo 7o., porque ellos sólo favorecen a los progresistas, no a los retardatarios, a los que llevados de un espíritu de progreso, han hecho mejoras materiales en sus propiedades, mejoras materiales que, no se escapará a vuestra penetración, han redundado en beneficio directo de la patria.
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano diputado Reyes Tereso.
El C. Reyes Tereso: Honorable Asamblea: El artículo 7o. a discusión expresa que no deberán fraccionarse las fincas rústicas, pero en la extensión en que se halle alguna industria que se perjudicaría de seguro con el fraccionamiento es decir, que deberán respetarse en la extensión que sea necesaria las explotaciones o las industrias que se encuentren en alguna finca rústica afecta al fraccionamiento. Como el fin que nos proponemos, señores diputados, es el de aumentar la producción agrícola multiplicando las fuentes de producción; el fin que nos proponemos es el de aumentar la producción agrícola multiplicando el número de productores, o sea creando la pequeña propiedad rural por medio del fraccionamiento de tierras, se comprende desde luego, señores diputados, la importancia de este punto y la necesidad de analizarlo ampliamente, a fin de expresar con toda claridad cuáles son aquellas
industrias que deberán respetarse en las fincas rústicas afectas al fraccionamiento. Con este motivo, señores diputados, vengo yo a analizar esta cuestión, pero no vengo porque me considere el más competente para hacerlo, vengo porque deseo llamar la atención de ustedes sobre la importancia de este punto y la necesidad que hay de estudiarlo ampliamente, pero no desde el punto de vista puramente político, no desde el punto de vista puramente social; debemos estudiar este punto desde el punto de vista económico, desde un punto de vista industrial y desde un punto de vista jurídico, que son los puntos de verdadera importancia, con tanta mayor razón si, como ha dicho el señor ingeniero don Norberto Domínguez, esta ley puede ser consultada por las legislaturas locales con el fin de formar su legislación agraria, y entonces, señores, será mucho mayor la trascendencia de este punto. Honorable Asamblea: Ya he dicho muchas veces desde este mismo lugar, y ahora vuelvo a repetirlo, que entre todos los problemas que se han desarrollado en esta Cámara ninguno, después del problema de la instrucción pública, ninguno ha sido tan importante ni de tanta trascendencia para la nación como el problema de fraccionamiento de tierras, porque si la instrucción pública tiene que ser la base de nuestro mejoramiento moral y social, el fraccionamiento de tierras tendrá que influir poderosamente en el desarrollo de la agricultura y todos sabemos que la agricultura es la fuente principal de la riqueza pública y la base de nuestro progreso material. Con este motivo, señores diputados, yo desearía poner todos mis cinco sentidos en el estudio de esta ley, el único deseo de que está, en su aplicación, venga a satisfacer ampliamente las necesidades económicas de la clase proletaria, de la clase desvalida, de la clase necesitada de nuestra población rural, pero sin perjudicar en lo más mínimo las necesidades económicas de la clase proletaria también, de los operarios, de los artesanos y de todos los individuos que habitan en las villas en los pueblos y en las ciudades; así como también que no perjudique la demanda de las industrias nacionales. Con este motivo, señores diputados, vengo a proponer a vuestras señorías, con el mayor respeto, se reforme el artículo 7o. expresando claramente que al fraccionarse los latifundios se respeten en la extensión que sea suficiente: primero, las zonas de cultivo agrícola; segundo, las zonas de pastizales, y tercero, las zonas forestales, siempre que en estas zonas se estén haciendo las explotaciones agrícolas en grande escala y que satisfagan ampliamente las necesidades económicas de los pueblos y la necesidad de las industrias; es decir, señores diputados, yo deseo que se respete en la extensión que sea necesaria la zona de cultivo agrícola, siempre que en esta zona se estén llevando actualmente aquellos cultivos que sirvan de base a la alimentación general y se estén cultivando aquellas plantas agrícolas cuyos productos sirvan de materia prima para el desarrollo de las industrias en la zona de pastizales; que respete la extensión que sea necesaria, siempre que en esas zonas se esté haciendo la cría y la reproducción de los ganados vacuno, caballar, lanar, de pelo, aunque no sea por los medios zootécnicos, pero siempre que estas explotaciones se estén haciendo en grande escala, y sostenga ampliamente las necesidades económicas de los pueblos y las necesidades de las industrias; que en las zonas forestales se estén haciendo la conservación y regeneración de los bosques y arboledas; que la explotación de las maderas de construcción y las maderas de combustible esté haciéndose en gran escala y satisfaga también ampliamente las necesidades económicas de los pueblos y las necesidades de las industrias. Las razones en que me fundo son de peso, porque son de carácter económico, como lo voy a demostrar.
Todos sabemos, señores, que la producción agrícola depende de tres factores principales que son: primero la tierra, segundo el capital, tercero el trabajo, además de los agentes naturales, y todos sabemos también que la cantidad, que la calidad y aun el valor de la producción está en razón directa primero de la capacidad extensiva y productiva de la superficie del terreno sometido a la explotación; segundo, que está en razón directa del capital o de la importancia del capital que se emplee en la explotación, y tercero, que está en razón directa de la clase, de la naturaleza y potencia del trabajo que sirva para obtener esa producción, y cuarto, que esa producción agrícola está en razón directa también de la clase, de la naturaleza y de la potencia de los motores que intervienen en ese trabajo, que es el que origina la producción, y todos vosotros sabéis, unos por experiencia práctica y otros por criterio puramente racional, que en la pequeña explotación agrícola, que en el pequeño cultivo, que en la pequeña propiedad agrícola, o que en la pequeña explotación que se hace en pequeña escala, todos sabemos que la superficie de terreno sometida a la explotación es bastante reducida. Sabemos también que el capital empleado en la pequeña explotación agrícola es bastante pequeño; sabemos, además, que el trabajo que se desarrolla para tener la producción agrícola en la explotación que se hace en pequeña escala es un trabajo puramente manual: es el trabajo personal desarrollado por el pequeño propietario y por su mujer e hijos; y, por último, sabemos, señores diputados, que los motores empleados en la pequeña explotación agrícola son únicamente motores de sangre, y estos motores están representados por el mismo agricultor y por los animales de tiro o de carga que generalmente los posee en corto número. En cambio, sabemos, señores, que la explotación agrícola que se hace en gran escala, la explotación agrícola en grande, la superficie del terreno sometida a la explotación es bastante considerable, es bastante grande comparada con la superficie del terreno que se somete al cultivo en la pequeña explotación agrícola y sabemos también que en la grande explotación agrícola, que se hace en gran escala, el capital sometido a la explotación es bastante grande comparado con el pequeño capital que emplea el pequeño agricultor; sabemos, además, que el trabajo desarrollado en la grande explotación no es un trabajo manual puramente, no es un trabajo personal puramente, es también un trabajo desarrollado por las máquinas y no por las máquinas simples, no por las máquinas más sencillas, sino por aquellas máquinas de gran potencia, sino por aquellas máquinas más perfeccionadas, y, por último, sabemos también que los motores agrícolas empleados en la grande explotación
agrícola no son puramente los motores de sangre, sino que también entran en la grande explotación los motores de vapor, los motores eléctricos, los motores hidráulicos representados por las turbinas, así como también los motores aéreos que, como sabemos, tienen bastante aplicación en la grande explotación agrícola, sobre todo en aquellos terrenos áridos en donde falta el agua de manantiales o las corrientes de agua potable, esos motores aéreos son útiles y económicos, son útiles para extraer el agua de las grandes profundidades de la tierra para formar depósitos artificiales en esos terrenos áridos, cuyos depósitos sirven para alimentar los ganados y para el cultivo de las plantas de hortaliza y sabemos también, señores diputados, que esos arados - carros, que esos arados - polirrejas, que esos arados de disco, que esas sembradoras, que esas segadoras de gran potencia que esas trilladoras y que todos esos motores que hemos mencionado, que todos los aparatos agrícolas que han inventado y que ha inventado la mecánica agraria, y que en todas las naciones civilizadas han servido para llevar la agricultura a un grado muy alto de desarrollo y cuyos aparatos los recomiendan todas las personas progresistas, todos los intelectuales, de cuyos aparatos criticamos muy duramente a los agricultores de México por su resistencia en aplicarlos, sabemos, señores diputados, que estos aparatos, que estas maquinarias que estos motores no tienen aplicación de una manera racional y económica en la pequeña propiedad agrícola, en la pequeña explotación agrícola; no tienen aplicación en el pequeño cultivo. Estos aparatos económicamente no tienen aplicación en la pequeña propiedad agrícola, pues no resulta económico para un pequeño propietario que tiene que cultivar una o dos hectáreas de terreno, aplicar un arado de carro, o un arado de disco, para poder labrar el terreno; ni tampoco puede aplicar una sembradora o una segadora o una máquina trilladora de gran potencia. Estos aparatos, señores, estos motores sólo tienen aplicación en la explotación agrícola que se hace en grande escala; estos aparatos sólo tienen aplicación en la gran explotación, pero no en los pequeños cultivos. Todavía más: el pequeño propietario, el pequeño agricultor por los elementos económicos con que cuenta, no puede disponer de los miles de pesos que se necesitan para adquirir estas maquinarias para adquirir estos aparatos, ni mucho menos contará con los elementos pecuniarios para hacer la reparación de estos mismo aparatos o de estas maquinarias. En consecuencia, estas maquinarias que sirven para aumentar la producción, sólo tienen aplicación ventajosa, económica y racional en la explotación agrícola que se hace en gran escala. Advierto, señores diputados, que no estoy defendiendo el latifundio, es muy distinta la explotación agrícola que se hace en gran escala a lo que me voy a referir aquí. Por todas estas razones señores diputados, la producción agrícola que se obtiene de la pequeña propiedad, la producción agrícola que se obtiene del pequeño cultivo, la producción agrícola que se obtiene de la explotación que se hace en pequeña escala, esta producción por los factores que entran en ella y por las circunstancias en que obran estos factores, esta producción tiene que ser menor en cantidad, tienen que ser menor en calidad y, además, esta producción tiene que ser también de un precio muy subido, de un precio de costo muy elevado comparado con la producción agrícola que se obtiene en la explotación en gran escala, porque la producción agrícola que se obtiene en la gran explotación es calidad y en cantidad muy superior a la producción agrícola que se obtiene tiene en la pequeña propiedad y, además, por los factores que intervienen en ella, esta producción es de un precio mucho muy inferior. En consecuencia, señores diputados, yo deseo que este artículo se reforme en el sentido de que se respete en la extensión que sea suficiente, primero las zonas de terreno cultivado, las zonas de terreno forestal y las zonas de terreno de pastizal, siempre que estas zonas se encuentren actualmente cultivadas en gran escala y que satisfagan ampliamente las necesidades económicas de los pueblos y las necesidades de las industrias, porque así como está en este artículo, señores, no está bien explicado, está obscuro, no se entiende cuáles son esas industrias que deben respetarse.
Presidencia del
C. MARTÍNEZ DE ESCOBAR
FEDERICO
El C. Siurob: Pide la palabra la Comisión.
El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.
El C. Siurob: Pide la palabra la Comisión. Honorable Asamblea: La Comisión ha estado escuchando pacientemente, de acuerdo con el principio que se trazó desde el principio de la discusión de este artículo, todas las objeciones que se han estado haciendo, y la verdad es que algunas de ellas tienen bastante peso, y no sólo, sino que hay algunas objeciones que se le han ocurrido a la propia Comisión sobre su artículo y que tendrá que tener en consideración. Voy a exponer algunas de ellas: por ejemplo, supongan ustedes una finca productora de pulque, donde está la industria del pulque. ¿Qué, por respetar la industria del pulque, se va a conservar el latifundio? Indudablemente que no y así por el estilo podrían citarse otras industrias de esta índole. Cierto es que no tiene razón en parte el compañero Manrique cuando dice que por el hecho de existir cualquiera clase de industria. Eso no dice el artículo. El artículo dice: cualquiera clase de industria que se vería perjudicada como consecuencia de la disminución de la extensión de terreno.
El C. Manrique: Entendido.
El C. Siurob: Dice:
"Las fincas rústicas en que haya establecida alguna industria que se arruinaría como consecuencia del fraccionamiento."
De manera que si es una finca rústica, por ejemplo, estuviese establecida una fábrica de chocolate, pongamos por caso, y no se cultivase allí el cacao, pues indudablemente que no es una industria comprendida dentro del artículo 7o.
Presidencia del C. LARA G. RAFAEL
El C. Manrique: ¿Me permite una aclaración?
El C. Siurob: Fue un error vuestro, ciudadano Manrique.
El C. Manrique: ¿Me permite usted una aclaración?
El C. Siurob: Con gusto.
El C. Manrique: Con permiso de la Presidencia. El alcance de mi objeción es éste, y hasta recordará la propia Asamblea que leí el artículo antes de iniciar la discusión. Estoy completamente de acuerdo en que la Comisión no trata de proteger a un latifundio, a una propiedad rústica, cuando exista allí una industria, sino que trata de proteger en todos los casos, es decir, sólo hasta el límite en que pudiese desaparecer, es decir, la Comisión tolera el fraccionamiento de una hacienda, de un latifundio en que exista alguna industria, con un límite: el momento en que el fraccionamiento, en que la expropiación amenace quitar a la propiedad rústica su carácter de unidad agrícola industrial. Entonces - dice la Comisión - la expropiación ya no debe seguirse adelante. Esta idea de la Comisión la acepto, la entiendo; pero mi objeción es ésta: aun en aquellos casos en que el fraccionamiento amenazase quitar a la propiedad privada, a la finca rústica, su carácter de unidad agrícola industrial, podría hacerse siempre que se garantizase la creación de una cooperativa agrícola. A esto se reduce mi objeción.
El C. Siurob: En efecto; nada más me referí a la parte que el ciudadano Manrique citaba, sin hacer referencia a la salvedad que el mismo artículo ponía; pero ahora voy a referirme al caso especial, nada más que suplico a los compañeros Gandarilla, Moreno, y a los demás estimables colegas, que me hagan favor de poner atención, porque el asunto es importante. Se trata del caso siguiente: una cooperativa, dice el compañero Manrique, y está de acuerdo en este punto con el ciudadano Guillermo Rodríguez, que había propuesto la idea antes que él, una cooperativa puede perfectamente expropiar una finca. Muy bien; pero me encuentro este obstáculo constitucional: la Constitución dice que nadie puede poseer en común.....
El C. Rodríguez Guillermo: Sí puede una sociedad legalmente constituída.
El C. Siurob: El artículo es claro y lo conoce toda la Asamblea. De manera que, desde este punto de vista, no se podría dar la posesión a una cooperativa, a menos que ésta fuera para la industria y no para la propiedad, porque sólo en ese caso se admitiría, tratándose de un grupo de individuos que poseyendo en común una finca, se constituyan en cooperativa para la industria; pero entonces se obtendría el resultado de que al disolverse la cooperativa industrial, quedaría en peligro la integridad agrícola industrial Creo que me habrá comprendido la Asamblea; pero si alguno tiene dudas, explicaré el punto hasta la saciedad. Repito que éste es el único obstáculo que la Comisión encuentra para dar satisfacción y cumplimiento a la idea del ciudadano Manrique, mejor dicho, del ciudadano Guillermo Rodríguez, y lo digo, porque a cada quien debe corresponder la paternidad de sus propias ideas. Pero no podrá cumplirse esto, a menos que se demuestre en esta tribuna que las agrupaciones pueden poseer en común, de acuerdo con la ley, y como de acuerdo con la ley no podrá demostrarse esto, quiere decir que será uno de los temas de reforma constitucional para el porvenir, a efecto de poder llegar a la socialización de la tierra en un futuro lejano.
Por otra parte, sí estoy de acuerdo en que se haga como una objeción a este artículo, es decir: como un caso especial en que sí se puede expropiar una finca aun cuando tenga una industria, el caso de las fincas magueyeras, porque si no, resultaría que una finca que poseyera grandes extensiones de cultivo de maguey, aunque fuera latifundio no podría ser expropiada. Ahora no me refiero a las fincas de que hablaba el compañero Manrique, de la lechuguilla, fibras textiles y otras, porque no existen en el Distrito Federal ni en los Territorios. De manera que esta es una objeción que no puede hacerse razonablemente a este artículo aplicado al Distrito Federal y a los Territorios. Sin duda el compañero Manrique quiso referirse al caso de que este artículo pudiera ser imitado por algunos gobiernos de los Estados; pero es mucho prever hasta el caso de una imitación. Francamente, el legislador no puede prever más que para el caso que se le tiene que presentar en virtud de la extensión de la región donde se va a aplicar la ley. Yo creo señores, que este artículo es, por decirlo así, substantivo, es decir, establece el caso en que el latifundio no puede ser expropiado; pero puede tener objeciones y las objeciones no pueden estar incluídas dentro de este artículo, sino que tienen que ser forzosamente objeto de adición a este artículo. En este concepto, el artículo debe subsistir tal como está, puesto que simplemente define la substancia de este artículo y los otros van a ser artículos de ampliación, de explicación de este artículo, es decir, artículos adjetivos de este artículo substantivo. De tal manera, que en estas razones se funda la Comisión para proponer hasta este momento que se vote todavía en favor de este artículo, con la única salvedad de que presente algún ciudadano la adición relativa a las fincas magueyeras, en al inteligencia de que si no la presenta ninguno al finalizar la ley, la propia Comisión tendrá el honor de presentar esta adición al artículo 7o. En cuanto a lo que el compañero Manrique señalaba, también creo que debe ser objeto de otra adición. Suplico al estimable compañero que estudie bien el punto, porque yo desde luego le señalo esa objeción que he encontrado desde el punto de vista constitucional. Ahora bien; la Comisión se complace en estos momentos, por mi conducto, en manifestar a esta honorable Asamblea que realmente ha procurado cumplir, dentro de su esfera de acción, con el papel que se le había señalado al venir a sostener esta ley tan importante, tan lejos de un fanatismo como del otro, tan lejos de una exaltación como de la otra. Yo muy poco he venido, afortunadamente, a tratar asuntos políticos cuando se ha tratado de esta ley; pero ahora celebro muchísimo que hasta mi estimable compañero de Comisión, cuando venga a tratar asuntos políticos, se ciña estrictamente a los hechos concretos, a lo que puede ser y no a lo que podría ser en un futuro absolutamente lejano.
(Aplausos.) Se ha colocado el estimable compañero, diríamos, dentro de un criterio francamente peleceano: no es otra cosa lo que el Pélece ha querido siempre. Y en cuanto a los demás compañeros les suplico que dejando a un lado las exaltaciones, vengamos al terreno de la práctica. El ciudadano Manrique ha construído muy poco dentro de esta ley; le pico su amor propio para que construya algo dentro de la misma. Ha señalado un punto; que no sea el último, así como ha sido apenas el primero. En vez de irse a hacer propaganda bolchevique a San Luis Potosí, venga a trabajar en esta ley, porque estas exaltaciones hasta ahora no han hecho más que poner en ridículo al proletariado.
¿Qué aprovecha el proletariado de la República con que se dispare una bomba pequeñita, así como de juego, a las puertas de la catedral de Gupadalajara? El señor obispo, Su Ilustrísima y Reverendísima se encontraba muy lejos para que no le molestara ni el ruido: así lo dice la prensa. Una multitud de escandalitos nada más han puesto en ridículo al proletariado. ¡No pongáis en ridículo una cosa tan respetable; vamos a trabajar honradamente en favor del proletariado! De manera que invito a mis compañeros de ideas socialistas y a mis compañeros peleceanos, especialmente a los de ideas socialistas, a que demos el ejemplo y que frente a los exaltados de un lado y de otro, conservemos nuestro buen juicio, ya que hasta el propio ciudadano Soto y Gama se ha retractado de su antigua actitud; reflexionemos que debemos ser ecuánimes, sinceros y honrados en nuestra actitud, tal como lo ha sido siempre el Partido Liberal Constitucionalista. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Avilés.
El C. Avilés: Señores diputados: Yo seguiré pugnando en contra de los artículos de esta ley, campeando en mí siempre el criterio que me he sentado de que esta ley en nada favorece absolutamente a las clases laborantes del país, es decir, al proletariado del campo. Esta Asamblea, por un descuido o por cualquier otra causa, dejó pasar un hecho, que es un hecho de principios, que es un hecho de elocuencia, supuesto que estuvo con la Comisión y no aprobó, no quiso aprobar que al latifundio se le diera la medida que debía de tener. Y ahora la Comisión quiere remachar el clavo con este artículo 7o., que en verdad no resuelve en nada absolutamente el problema agrario y sí más bien lo echa por tierra completamente. Después de que se apruebe este artículo 7o., señores diputados, no habrá que seguir discutiendo nada absolutamente esta ley, ni es bueno hablar ya nada absolutamente de agrarismo, porque precisamente este artículo 7o. mata el agrarismo en el país. (Voces: ¡Pruebas!) Voy a dar pruebas a sus señorías de cómo este artículo 7o. mata completamente el agrarismo en el país.
El C. Gandarilla: ¡Si es para el Distrito Federal...!
El C. Avilés: Aquí en el Distrito Federal; pero como el ciudadano Gandarilla debe de tener en consideración que las legislaturas de los Estados calcarán..
El C. Gandarilla: ¡No, hombre!
El C. Avilés: ...calcarán, sí, señores, habrá excepciones, supongo, Zacatecas tiene ya su ley; pero el resto de la República no la tiene, y el resto de las legislaturas calcarán esta ley y esta ley será la que rija en toda la República con raras excepciones. Decía que a nadie se le oculta, señores diputados, que en cada hacienda que hay en el país hay una industria, y esta industria, por pequeña que sea, favorece a esas fincas conforme a este artículo 7o. de la ley y como consecuencia lógica no podrá - óigalo bien el ciudadano Gandarilla - , no podrá repartirse ni un solo metro, ni un solo kilómetro de tierra al proletariado. Aquí mismo en el Distrito Federal, ciudadano Gandarilla, ¿en qué parte de una finca medianamente bien organizada en el Distrito Federal, no hay establecida una industria? No hay una finca donde no esté establecida una industria y, como consecuencia, esa finca queda exenta, conforme a este artículo, de que se haga el reparto. Ahora tenemos el artículo 8o., que viene a acabar, no ya de remachar el clavo, sino de hundir la cabeza. Dice así: "Al efectuarse la expropiación de cualquier latifundio en que existan o se estén realizando obras de irrigación o se proyecte realizarlas", etcétera. Todavía hasta con un proyecto de realización queda exento el latifundio de ser fraccionado. Yo que conozco el Estado de Michoacán y que sé que en este Estado indiscutiblemente tomarán como base esta ley, no puedo aprobarla, porque sé que el proletariado del campo nada tendría absolutamente si se aprobasen estos artículos 7o. y 8o.; y yo, como michoacano, indiscutiblemente que estoy en contra de ellos, porque sé que en aquella Entidad se adoptarán a pie juntillas estos artículos y toda la ley. Tienen sus señorías en el Estado de Michoacán obras de irrigación tan perfectas, que abarcan una extensión de kilómetros inmensa, sobre cuyas llanuras se echa el Cupatitzio, que arroja un caudal no menor de catorce metros cúbicos por segundo; pues bien; esa enorme extensión, conforme a esta ley, no podría ser dividida. Así podría señalar casos en el distrito de Zitácuaro, en el de Maravatío, en el de Ario, en el de Jiquilpan, Zamora, y en cualquier parte donde ustedes quieran; puedo demostrar que poniendo en práctica esta ley, la que, para desgracia de los michoacanos, sería adoptado por el Gobierno local, el proletariado del campo resultaría perjudicado; y entre paréntesis, digo que el Estado de Michoacán, no obstante que tiene cantidades enormes de minerales y otros elementos, ahora única y exclusivamente vive de la agricultura; es un Estado netamente agrícola, y si la Legislatura de allá, casi es cierto y seguro que adoptará esta ley, indiscutiblemente que los campesinos del Estado de Michoacán no tendrán un palmo de terreno.
El C. Gandarilla: ¿Me permite una interpelación?
El C. Avilés: Pues su señoría dirá que no, pero yo digo que sí, porque yo que conozco el medio, yo que vengo de allá, yo que he recorrido el Estado, estoy en condiciones de venir a sostener esta tesis. No es cierto que el Estado de Michoacán tenga una ley de latifundios; ya sé que esa es la observación que me va a hacer el compañero; no tiene una ley de latifundios el Estado de Michoacán; lo que tiene es una ley para los ejidos de los pueblos; eso es lo que tiene el Estado de Michoacán.
El C. Gandarilla: ¿Me permite una interpelación el compañero Avilés? Respetuosamente se la hago.
El C. Avilés: Pues esa fue la ley que en la época del gobernador Ortiz Rubio se dio precisamente para crear los ejidos. Esa es la verdad; yo sí sigo sosteniendo la tesis de que de aprobarse estos artículos, pues la verdad es que los que sean agraristas deben irse desconsolados a sus casas, porque nada, nada absolutamente gana el proletariado de los campos con esta ley, a la cual se le ha hecho tanto bombo, con la cual se ha perdido tanto el tiempo; porque no llevará algo práctico al proletariado del campo. Yo desde esta vez, señores diputados, que será la última vez que me ocupe de atacar esta ley, puesto que una vez que sus señorías aprueben este artículo, esta ley absolutamente en nada favorecerá a los pequeños, es decir, el proletariado del campo, en nada absolutamente lo favorecerá, yo para terminar, si es que vuestras señorías no quieren tomar en cuenta estas objeciones que hago, pues no me queda otra cosa, señores diputados, que protestar, y yo protesto desde aquí, desde esta tribuna, que es la más alta de la República, desde aquí protesto en nombre del proletariado de mi pueblo, protesto porque esta ley absolutamente en nada resolverá el problema agrario. No lo colocará ni siquiera en mantillas ni nada absolutamente; seguirá el proletariado del campo en las mismas condiciones o en peores, si se quiere, porque en esta ley, una vez aprobados los artículos 7o. y 8o., no hay para qué seguir adelante; está todo consumado, señores agraristas, señores pseudo agraristas; pero el proletariado nada tendrá.
El C. Gandarilla: Una interpelación. (Voces: ¡No hay quorum!)
El C. Siurob: Voy a hacer una pequeña rectificación. He estudiado el punto constitucional relativo a si sociedades cooperativas pueden o no adquirir, y he encontrado que las sociedades cooperativas sí pueden adquirir; no hay, pues, obstáculo constitucional. En tal virtud, acepto la idea del ciudadano Manrique, como Comisión, y sólo deseo que se proponga como adición, porque este artículo es substantivo y la idea realmente es una adjetivación de la idea primitiva. Por lo tanto, si el ciudadano Manrique no la propone en una forma concreta, la Comisión la hace suya y la propondrá a su tiempo.
El C. Secretario Zincúnegui Tercero: a las 8.23 p. m.: Siendo visible la falta de quorum, se levanta la sesión y se cita para mañana a las cinco de la tarde.