Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210704 - Número de Diario 71

(L29A1P1eN071F19210704.xml)Núm. Diario:71

ENCABEZADO

MÉXICO, LUNES 4 DE JULIO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERÍODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 71

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 4 DE JULIO DE 1921

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Se da cuenta con los documentos en cartera, concediéndose licencia al C. diputado Aguirre Colorado Ernesto.

3. - Continúa la discusión del artículo 8o. reformado, del Proyecto de Ley para el Fraccionamiento de Latifundios; es retirado. Se presenta nuevamente reformado; continúa el debate; a votación, se levanta la sesión por falta de "quórum".

DEBATE

Presidencia del C. SOLIS JAIME A.

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 6.10 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día primero de julio de mil novecientos veintiuno. - Período extraordinario.

"Presidencia del C. Agustín Arroyo Ch.

"En la ciudad de México, a las seis y cinco de la tarde del viernes primero de julio de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y cuatro ciudadanos diputados.

"Se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior y diose cuenta con un oficio de la Secretaría de Gobernación, que se acordó agregar a su expediente, y en que se acusa recibo de la declaratoria del Congreso General, relativa a las reformas de los artículos 73 y 14 transitorio de la Constitución general.

"Fue puesto a debate el artículo 8o. reformado del proyecto de ley que trata de fraccionar los latifundios.

"Hablaron en contra los CC. Von Borstel, Francisco Castillo y Gustavo P. Serrano.

"En pro usó de la palabra, a nombre de las comisiones dictaminadoras, el C. Díaz Soto y Gama. El orador interpeló al C. Gustavo P. Serrano y fue interrumpido por aclaraciones del C. Von Borstel y del mismo C. Serrano, así como por preguntas que le dirigieron el referido C. von Borstel y el C. Vicencio.

"Las comisiones, no obstante que a ello se opuso el C. Von Borstel, obtuvieron permiso de la Cámara para retirar el artículo y presentarlo inmediatamente reformado.

"Nuevamente a discusión, se produjo en contra el C. Avilés, quien fue interrumpido por una aclaración del C. Gustavo P. Serrano.

"Los CC. Díaz Soto y Gama, Von Borstel, Avilés y Guillermo Rodríguez, usaron de la palabra para hacer aclaraciones.

"El referido C. Díaz Soto y Gama rectificó hechos y contestó alusiones personales, interpelando a los CC. González y González, Reynoso Díaz, Paz y Borrego.

"A las ocho y treinta y cinco de la noche se levantó la sesión y se citó para las cinco de la tarde del próximo lunes cuatro." Está a discusión el acta. ¿No hay quien la impugne? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario: Se va a dar cuenta con los asuntos en cartera:

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México. - Estados Unidos Mexicanos.

"Sección Primera. - Número 493.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"En la sesión del Senado celebrada ayer, resultaron electos para funcionar en el presente mes como presidente, el C. Jonás García, y como vicepresidentes, los CC. Manuel Brioso y Candiani y Alejandro Martínez Ugarte.

"Lo que participamos a ustedes para que se sirvan hacerlo del conocimiento de esa H. Cámara de la que son dignos secretarios, reiterándoles las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"México, a 1o. de julio de 1921. - Gerzayn Ugarte, S. S. - Barrón Vázquez, S. S." - De enterado.

"H. Asamblea:

"El subscripto, diputado en ejercicio por el 7o. distrito electoral del Distrito Federal, ante vuestra soberanía con todo respeto, expone: que teniendo urgencia de ausentarse de esta capital por algunos días, solicita de vuestra aprobación, con dispensa de todo trámite, que le sea concedida una licencia con goce de dietas por treinta días.

"Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 4 de julio de 1921. - E. Aguirre C."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se concede la licencia. Concedida.

- El mismo C. secretario: Continúa la discusión del artículo 8o. reformado, del proyecto de ley para el Fraccionamiento de Latifundios, que dice así:

"Artículo 8o. Al efectuarse la expropiación de cualquier latifundio en que existan o se estén realizando grandes obras de irrigación cuya conclusión se garantice en plazo perentorio y en forma bastante, a juicio de la Comisión Nacional Agraria, quedarán excluídas de la expropiación, no sólo las obras de irrigación efectuadas o por efectuarse, sino también las tres cuartas partes de la superficie total de terreno que resulte beneficiado con esas obras, quedando el resto destinado a la expropiación, junto con la cuarta parte de las aguas captadas. Los gastos de reparación y conservación de las obras serán cubiertos a prorrata entre todos los que saquen provecho de aquellas.

"De igual beneficio gozarán las fincas en que sus propietarios se comprometan con el Poder público a hacer obras de irrigación de notoria importancia, dentro del plazo que se fije en el convenio especial que para cada caso tendrá que efectuarse con la Secretaría de Agricultura, la cual fijará, además, oyendo a la Comisión Nacional Agraria, el término en que deba empezarse la construcción de las obras, así como las demás condiciones de éstas. Para la debida garantía de la ejecución efectiva de cada proyecto de irrigación, dicha Secretaría señalará las cauciones que deba otorgar el terrateniente. Si éste faltase al plazo convenido para la iniciación o al fijado para la terminación de las obras, perderá el derecho al beneficio de no expropiación que en este artículo se consagra; salvo el caso de fuerza mayor, debidamente comprobado, a juicio de la Secretaría de Agricultura y Fomento. Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, D. F., 1o. de julio de 1921." -

Las comisiones.

Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse. Tiene la palabra en contra el ciudadano Francisco Modesto Ramírez

El C. Ramírez: Señores diputados: Uno mi voz a la de varios de los señores compañeros que me han precedido en el uso de la palabra impugnando la primera parte del artículo 8o., porque estimo, como algunos de ellos, que es inconveniente la forma y la estructura de ese precepto. Al señor diputado Siurob, como miembro de la Comisión, le había sugerido el pensamiento de substituir la palabra "grandes" al tratarse de las grandes obras de irrigación, por la palabra "importantes", teniendo en consideración lo siguiente. Dice el artículo:

"Artículo 8o. Al efectuarse la expropiación de cualquier latifundio en que existan o se estén realizando grandes obras de irrigación."

Decía yo que la palabra "importantes" realizaría la idea que se persigue en este proyecto de ley, por que en muchos casos habrá fincas en que las obras de irrigación, sin ser grandes, sin embargo tengan la importancia que la misma negociación reclame y traiga para la agricultura y para la colectividad los mismos beneficios que relativamente una grande obra de irrigación traería a una finca de mayor extensión. El ciudadano Siurob me había prometido que modificaría el artículo en ese sentido, y por eso fue que con anterioridad a esta sesión no había presentado mis observaciones en esta tribuna. Por lo que toca a la parte final del artículo 8o., que dice: "...no sólo las obras de irrigación efectuadas o por efectuarse, sino también la tres cuartas partes de la superficie total de terreno que resulte beneficiado con esas obras". Creo, como los que me han precedido en el uso de la palabra, que resulta contraproducente esta medida para el pensamiento que tiene la Comisión dictaminadora. En efecto, no es humano pensar ni creer racionalmente que los propietarios de fincas vayan a emprender obras de irrigación teniendo la certeza de que solamente habrán de disfrutar de ese esfuerzo y de esos gastos que ocasionen las obras, las tres cuartas partes del terreno beneficiado con las aguas. Pero más todavía, el precepto en los términos en que lo reformó la Comisión resulta impracticable. Convinieron los miembros de la Comisión en retirar el artículo diciendo que los beneficiados con las obras de irrigación en la cuarta parte que sería motivo del fraccionamiento, estarían obligados a contribuir proporcionalmente a los gastos de conservación y de reparación de la maquinaria o de las demás obras irrigación. En terreno de la práctica nos colocaremos en esta situación: vamos a suponer que se trata de una extensión de terreno de cuatrocientas hectáreas, en donde se han construído obras de irrigación; de ellas trescientas quedarán para el dueño de la finca y de las obras, y las cien restantes, que es la cuarta parte, se dividirán entre pequeños parcelarios. Surge esta dificultad: ¿qué medios coercitivos y apremiantes tiene a su disposición el dueño de la finca para poder exigir a los pequeños parcelarios la parte proporcional en los gastos de reparación y conservación de las obras? ¿qué no puede darse el caso de que, estando aprovechándose de las aguas, estos parcelarios se niegan a hacer efectivas las cantidades que importen esos gastos? ¿En qué situación queda colocado el propietario? Pues no teniendo medios coercitivos a su disposición, no pudiendo hacerse justicia por su propia mano y no pudiendo privar al pequeño parcelario de las aguas, se vería burlado en sus intereses, y en algunos casos no encontrando otro recurso para no seguir sufriendo perjuicios de consideración, lo que haría sería limitar las funciones de su

maquinaria o limitar la producción de agua a la cantidad que necesitaría para su terreno, privado a los parcelarios de la cuarta parte. Por eso es impracticable la idea de la Comisión, al expresar que los parcelarios contribuirán proporcionalmente a los gastos de reparación y conservación de las obras de irrigación. En ese sentido, pues, y teniendo en cuenta que una restricción cuando no obedece a una necesidad ingente a las exigencias de un bien público, como sucede en el presente caso, resulta odiosa, soy de parecer, como los demás diputados, que los miembros de la Comisión reflexionen sobre este particular y supriman esa parte final del primer párrafo del artículo 8o., porque va a ser irrealizable en la forma en que lo pretenden. Era necesario que en forma reglamentaria cuando menos se dijera que el propietario tendrá derecho a no ministrar, a no proporcionar esa agua a los parcelarios cuando éstos no cumplieran a su vez con la obligación recíproca que tiene de contribuir a los gastos de reparación y conservación, y aun cuando esto podría dar desde luego como resultado, dirían los señores de la Comisión, que el propietario abusara de esa circunstancia, para en algunos casos en que no habiendo sido indemnizado de esos gastos, no proporcionar el agua a esos pequeños aparceros o parcelarios, también surge la dificultad de que no es posible, no es justo, no es equitativo que aquéllos, valiéndose de la circunstancia en que los coloca la ley, puedan impunemente estar disfrutando de esos beneficios sin corresponder a la obligación que se pretende imponer en esta ley. Por eso soy de parecer, y oiré las observaciones de la Comisión, de que se reforme el artículo, de que se suprima esa parte final, porque resulta inconducente e impracticable para los fines que la ley persigue.

El C. Díaz Soto y Gama: Pide la palabra la Comisión. La Comisión, señores diputados, tiene que decir muy pocas palabras. El pensamiento de la Comisión es perfectamente claro; se reduce a esto: plantear ante los latifundistas un dilema que en breves palabras es el siguiente: o riegas, o te fracciono. Para evitarse la expropiación y el fraccionamiento, riegan; pero como sabemos que nuestro país en su inmensa extensión está mal regado, queremos aprovecharnos de esta coyuntura, de esta oportunidad que nos da la construcción de obras de irrigación por los latifundistas para que resulten beneficiados los pequeños propietarios. Lo que decían las comisiones ayer, lo repiten: no es cumplir con las promesas de la revolución dar un pedazo de tierra sin agua. Para lograr cumplir con esa promesa, nada mejor que apelar a la iniciativa individual para la construcción de presas fin de lograr dos cosas: que las tierras del país, aunque sigan perteneciendo a los latifundistas, en parte estén bien regadas y, por lo mismo, en condiciones de una producción más barata y más abundante y que se puedan dar tierras en condiciones de irrigación, en condiciones de buen regadío a los pequeños propietarios. Hasta aquí el fondo del asunto. Los detalles que toca al compañero, creo que no tiene él razón ni en que sean insuperables ni en que deban consignarse en la ley. Yo creo que la solución es muy clara; todos esos detalles sobre la forma de contribuir a los gastos, sobre la inspección relativa a que no se abuse por los propietarios o no se falte a su deber por los parcelarios, todo eso cabe en el contrato que celebre la Secretaría de Agricultura con los latifundistas. En ese contrato se va a señalar, según dice el artículo a debate, el plazo en que deben empezarse las obras, el plazo en que deben concluirse; también se pondrán las condiciones conforme a las cuales contribuirán a prorrata y con qué garantías, por un lado el latifundista y por el otro los parcelarios. Allí se expresará que la inspección de esa especie de mancomunidad, en cuanto a los gastos, quedará a cargo de un empleado nombrado por la Secretaría de Agricultura, y se tomarán todas las precauciones que no pueden caber en un artículo. Por eso la Comisión hace referencia al contrato que se celebre, en el cual se establecerán todas las garantías apetecibles. Por lo tanto, en vista de las razones anteriores y a reserva de que se convenza o no a la Comisión, sostiene su artículo.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Guillermo Rodríguez.

El C. Rodríguez Guillermo: Honorable Asamblea: Acabo de oír las razones del compañero Soto y Gama expuestas en una forma completamente sencilla y fácil, y es que está perfectamente bien intencionado en hacer el mayor bien posible a los agraristas; pero no es bastante querer hacer el bien hasta donde sea posible, sino que es necesario tener en cuenta el espíritu humano; para eso es suficiente ir a un mercado y convencerse de que los comerciantes en pequeño prefieren que se les pudra la fruta antes que darla barata. Así el dueño de un terreno, desde el momento en que van a quitarle parte de ese terreno para darla a otros individuos, desde ese momento aquéllos que van a obtener parte del terreno serán sus enemigos irreconciliables; y si el propietario pudiera encontrar una fórmula de volver salitrosos aquellos terrenos para que no le sirvieran a él ni a quienes iban a ser dados, con toda seguridad lo haría, porque hasta allí llega el egoísmo humano.

Por eso es que yo considero demasiado pueril el que se espere que un propietario beneficie sus terrenos y emprenda obras de irrigación, sabiendo anticipadamente que aquel esfuerzo de él, aquel desvelo por mejorar sus terrenos, van a disfrutarlos individuos que él considera enemigos, porque vienen a quitarles parte de sus propiedades. Yo creo que no habrá un propietario que haga estas obras, porque el egoísmo se sobrepondrá, si se quiere, a su interés particular y preferirá perder todo en litigios o en comprarse a la Comisión Agraria, para ver si en cualquiera otra forma se le perdona y lo dejan con sus terrenos, pero no hará mejoras que aprovechen a aquellos a quienes se les van a dar los terrenos. Eso no lo creo yo. Además, suponiendo que llegara el caso, el propietario como todo el tiempo considerará sus enemigos a aquellos a quienes se les ha dado parte de sus terrenos, se valdría de cuantos medios pudiera para cobrar los mayores tributos por las aguas y la mayor cantidad como conservación de las obras.

Así que, desde el momento en que tenemos la seguridad de que esto no es posible, podrían exigirse otras condiciones a los latifundistas; por ejemplo, como lo que se busca es que la producción salga lo más barato posible, podría exigirse que el latifundista fuera el que cultivara directamente el

latifundio o aquella propiedad, porque el mal social en cuestión de tierras proviene de que casi los que cultivan la tierra son medieros. La mitad de la cosecha sirve para el sostenimiento de los zánganos que están en las ciudades disfrutando el producto de las tierras. Así es que ese producto de la tierra reporta dos gastos: el de los zánganos y el de los que propiamente la trabajan, y exigiendo que los latifundistas fueran respetados cuándo fueran trabajados directamente, habría la ventaja de que el producto, no teniendo que sostener más que a un individuo, saldría más barato y podría darse al pueblo en igual forma. También sucede que fincas de gran extensión, latifundios inmensos, tienen comprometidos todos sus productos con el extranjero. Podría citar casos concretos en que ni un solo bulto se azúcar o de cualquiera otro producto de esa clase queda en el país, porque todo se exporta. Esa es otra modalidad que hay que buscar, para evitar que todos los productos de las grandes fincas sean exportados, a fin de que provean de preferencia el consumo nacional. Vemos el absurdo de que las fincas de Cuautotolapan y San Juan Shugar exportan azúcar a los Estados Unidos, la que después viene a México costando más caro. Estas irregularidades hay que evitarlas, porque estamos en la época de las organizaciones, estamos en la época en que cada país debe procurar proteger sus intereses nacionales y económicos. La forma de proteger estos intereses es preferir en todo caso a los habitantes de la República, haciendo que sólo la sobreproducción sea la que se exporte.

Por eso no estoy conforme con la nueva redacción que se ha dado al artículo 8o. Está bien que todos desearíamos que los parcelarios recibieran un edén como parcela; pero si esto no es posible, ¿por qué recurrir a medios que de seguro en la conciencia de todos está que no serán prácticos? Anticipadamente nos conocemos a nosotros mismos. Hagamos un examen de conciencia y veamos si es capaz la mezquindad del espíritu humano de mejorar una cosa que sabemos que se va a dividir para darla a otros; ¡eso no cabe en el corazón de los humanos! Está bien que el compañero Soto y Gama diga que la Comisión Agraria se encargaría de que algunos funcionarios de la Comisión Agraria procuraran que en una forma equitativa se cobrara esa prorrata de las obras de irrigación; pero sucedería entonces que en cada latifundio habría necesidad de tener un empleado que estuviera en los líos de que se les cobrara más o menos a los parcelarios; sería una iniciación de discordia constante, y esto puede evitarse fácilmente: las obras de irrigación pueden multiplicarse. Aquí lo que hay que combatir es la incuria, es la inercia de los latifundistas, que se conforman con sacarle a la tierra un mínima parte; pero los progresistas, los que emprenden obras donde pongan sus capitales simplemente con la producción que traen al país, ese solo hecho trae automáticamente una mejoría al pueblo y con eso deberíamos conformarnos. Ya que la Comisión señala que una parte de los latifundios, quiere decir, una cuarta parte del latifundio será expropiable, hágase la salvedad de si es para que no se cultive; pero todo terreno que sea beneficiado por obras de irrigación, a mi juicio creo que con el benéfico social que reporta su cultivo moderno, es bastante y debemos conformarnos. Eso, si queremos que se efectúen obras de irrigación en la República, porque de lo contrario no quedaremos esperando y nunca llegará el caso de ver estas obras realizadas.

Es tiempo ya de que nos dé vergüenza de que en los Estados Unidos, habiendo jornales al doble, el triple y más que los que se pagan en México, resulten los cereales más baratos en esa República. ¿Por qué? Sencillamente porque se hace el cultivo en grande, se hace el cultivo científico y a la moderna; en cambio, en México vemos no muy lejos de aquí, sencillamente en el Estado de México, a los pobres de espíritu latifundistas, que en su miseria, en su egoísmo, no comprenden los adelantos modernos del progreso y hasta les duele el mísero jornal que pagan a los campesinos; y como si fuera su misma sangre aquel jornal, vemos que hasta las manos les tiemblan cuando van a pagar esos treinta o cuarenta centavos que ganan los campesinos. Así es que contra éstos hay que ir, no contra los progresistas, no contra los que emprenden obras de engrandecimiento y de progreso; a éstos hay que respetarlos, si queremos que nuestra República progrese. (Voces: ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Díaz Soto y Gama: Como la Comisión no ha oído ningún argumento nuevo; como lo que ha dicho el compañero en gran parte es ajeno a la cuestión, y lo único que tiene relación con ella confirma la tesis de la Comisión, puesto que él ha dicho que hay que castigar la inercia de los latifundistas y promover su actividad, que es lo que hace este artículo puesto que permite obras de irrigación o sea mejoría de cultivo, la Comisión no puede retirar su artículo. Estamos de acuerdo en retirarlo para sólo el efecto de cambiar las palabras: "grandes obras de irrigación", por "obras importantes de irrigación", Somete esa reforma a la consideración de la Asamblea, por conducto de la Secretaría.

El C. secretario Valadez Ramírez: Se pregunta a la Asamblea si permite a la Comisión retirar el artículo 8o. para cambiar las palabras: "grandes obras de irrigación", por "obras importantes de irrigación". Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se concede el permiso. Está a discusión el artículo 8o., nuevamente reformado. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Von Borstel.

El C. Von Borstel: Honorable Asamblea: La Comisión, a pesar de haber escuchado razones de peso, como las expuestas por el compañero Francisco Modesto Ramírez y por el compañero Rodríguez, sigue obstinada en sostener la actual redacción del artículo a debate. Como bien decía el compañero Rodríguez, el sólo hecho de que se cultiven las tierras que hoy se encuentran abandonadas, es un bien efectivo que se lleva a la colectividad, es un bien que se lleva al proletario. Si quedara el artículo 8o. en la forma que lo ha propuesto la Comisión, o sea que se tenga que expropiar al agricultor progresista que haga obras de irrigación una cuarta parte, el egoísmo natural de todos nuestros latifundistas y capitalistas hará que nadie en absoluto quiera emprender esas obras de irrigación; creer que el Gobierno podrá hacerlas, es completamente ilusorio.

El Gobierno tiene necesidades apremiantes por otros lados, y ya todos conocemos lo tardado que es que se llegue a dar una resolución cuando se pide que se hagan obras para el fomento de la agricultura. Los argumentos que nosotros hemos expuesto en contra de que se fraccione la cuarta parte de los terrenos que se irriguen con importantes obras de irrigación, no han sido refutados por la Comisión, pues si ésta dice que debe de expropiarse el veinticinco por ciento para dar tierras irrigadas a los parceleros, yo contesto con las propias palabras del compañero Siurob que decía desde esa tribuna que tierras para la agricultura son las que sobran en la nación. Nosotros debemos de establecer un paralelo, una manifiesta desproporción entre aquellos latifundistas o dueños de tierras que deseen hacer obras de irrigación y que por ese hecho favorezcan debidamente a la colectividad, y entre aquellos retardatarios que quieran seguir teniendo sus terrenos sin cultivo. Así pues, suplico a la honorable Asamblea que dé su voto negativo al artículo tal y como se encuentra actualmente, para que sea reformado; y al agricultor que haga obras efectivas de irrigación en lo futuro o las haya hecho ya, se le deje la totalidad de las tierras que haya irrigado.

El C. Castillo Francisco: Pido la palabra para una aclaración.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Castillo Francisco: Ciudadanos Diputados: Como desde la vez pasada en que hice uso de la palabra, estuve conforme con la redacción de la primera parte de este artículo, habiendo sido interrumpido varias veces por el compañero von Borstel, interpelándome y haciéndome las mismas observaciones que hoy hace respecto del propio artículo, estoy en el deber de hacer una aclaración acerca de las palabras del referido compañero en cuanto a los conceptos vertidos sobre esa primera parte. Debemos tener en cuenta al votar este artículo, que nuestro objeto principal, el objeto de la ley y el de la revolución cuyo fin es esta ley, es la repartición de los latifundios. No se venga, pues, aquí a exigir por los latifundistas como un derecho para ellos, que se mantengan inviolables sus propiedades. El principio es la división de latifundios y, por tanto, dejarles un pedazo de tierra en esas condiciones es un beneficio, y nada más. En consecuencia, no debemos reclamar para ellos como si se tratara de un derecho, sino simplemente pidiendo un beneficio; de conformidad con la justicia y la equidad, debemos reclamar para ellos, digo, en estos casos que la ley les conceda ciertas facultades, ciertos beneficios, los cuales están más que concedidos cuando se les dejan las tres cuartas partes de sus tierras. Así pues, no vengamos a hacernos ilusiones. Estamos en la ineludible obligación de cumplir con ese compromiso, sea cuales fueren nuestras ideas, puesto que hemos venido aquí a cumplir y hacer cumplir la Constitución y puesto que en la Constitución, como uno de los principios vitales, está esa división, debemos sostenerla con todas nuestras fuerzas. Así es pues, que no vengamos aquí a hacernos ilusiones de que porque se puede aprovechar el país, de que porque se puede aumentar la riqueza pública nosotros debemos proteger esos intereses, si al fin de todo, señores, si los intereses de los pequeños necesitan que la división se haga, aun cuando esos latifundios estén perfectamente irrigados, deberá primero atenderse al interés social y en seguida al interés particular que es de ellos. Así pues, yo creo firmemente, señores diputados, que aun cuando aquí se me haya tachado, entre otras cosas, de reaccionario en cuanto a ideas, yo entiendo que debemos en este caso sostener a la Comisión en cuanto al primer punto; no así, lo dije, en cuanto al segundo, porque no creo yo que esté en las mismas condiciones. Se trata de latifundios en donde no se ha hecho ninguna obra de irrigación, en donde todavía no se ha invertido un capital que vaya a respetarse; se trata de tierras en donde se va apenas a hacer una inversión, y allí sí estoy yo realmente inconforme, en que se acepte esta parte del artículo, en que se acepte por esta Comisión, porque allí no se va a respetar la riqueza, porque allí no se va a respetar el capital invertido, y por justicia y por equidad debemos nosotros concederles ciertos derechos a los latifundistas. Aquí se trata de terrenos conservados en erial realmente y, ¿por qué nosotros vamos a dejar sin división esos latifundios, por qué solamente la promesa de que se vayan a dividir, si cuando estén éstos irrigados, cuando estén hechas obras de irrigación entonces tendrán forzosamente, por el aumento de población, que dividirse esos latifundios? Porque no es posible, conforme a nuestra Constitución, que eso siga siendo perdurable; por eso digo yo, señores, que respecto de la primera parte sí estoy perfectamente de acuerdo con la Comisión y debemos sostenerla nosotros; en cuanto a la segunda parte, no, porque allí el interés social exige que un latifundios se reparta sobre las promesas de que se harán obras de irrigación. ¿Por qué? Porque está interesada la nación, porque se les ha hecho la promesa de la división y no porque se nos prometa que se van a hacer grandes obras debamos a dejar de dividir esas tierras. En el segundo caso sí creo yo que no debemos permitir que la Comisión sostenga esa segunda parte de su artículo, porque entonces ya se crearán más intereses y esos intereses creados serán los que se opongan con más fuerza que ahora a que esos latifundios se dividan. Así es que yo creo que debemos sostener a la Comisión por lo que se refiere a la primera parte del artículo y no la debemos sostener por lo que se refiere a la segunda. Entiendo yo que si los razonamientos que se han expuesto aquí son bastantes para que la Comisión vuelva sobre sus pasos, que la quite completamente y deje sólo subsistente la primera parte.

El C. Von Borstel: Pido la palabra en contra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra en contra.

El C. Von Borstel: No nos hagamos ilusiones, dice el compañero Castillo; no importa que la riqueza del país disminuya o desaparezca. ¡Qué mezquinos son estos razonamientos! Si tenemos perfectamente bien entendido - no queriendonos salir del medio en que vivimos -, que a pesar de los buenos propósitos que lleva la Comisión al redactar el artículo 8o. No habrá quien haga obras de irrigación, ¿qué mejoramiento llevamos al pueblo dejando la actual redacción del artículo 8o.? En cambio, estimulando la construcción de obras de irrigación, es claro que sí llevamos un mejoramiento

efectivo a las clases proletarias, puesto que la competencia de jornales vendrá a traer una mejoría a la clase trabajadora. La riqueza del país debe respetarse y procurar que aumente, máxime cuando eso no está reñido con el reparto de tierras. Tierras mal cultivadas y tierras en erial, cualquiera que haya viajado por las extensas regiones de la República podrá haberlas visto. Pues bien; si nos guía verdaderamente el deseo de hacer un bien, debemos fraccionar primeramente todos esos terrenos que se encuentran actualmente con obras malas de irrigación, desiertas, o mal cultivadas por la incuria de estos propietarios; pero aquellos terrenos donde existen obras importantes de irrigación o en los que se hagan en lo futuro, deben ser íntegramente dejados a sus actuales propietarios; eso en natural. Lo que dice el compañero Castillo podría tener efecto seguramente sobre las obras hechas, porque los propietarios no tendrían más que cruzar las manos cuando se les dejaran misericordiosamente, como el propio compañero dice, las tres cuartas partes de esos terrenos; pero sobre futuras obras de irrigación, ¿quién podría exigirles que las hicieran? ¿Quién, entre elegir que se expropien esos terrenos que actualmente pueden valer bien poco, y entre que se les expropie la cuarta parte ya irrigada, cuarta parte que puede valer diez veces más que lo que valen los terrenos en la actualidad?

Es natural que los latifundistas, como dice el compañero Rodríguez, egoístas, no vacilarán en dejar sus terrenos en el estado en que se encuentran. ¿Y entonces qué beneficio les hemos llevado a los proletarios al haber redactado el artículo 8o. en la forma en que se encuentra? Ninguno. Mientras que, como ya digo, estimulando que se hagan obras de irrigación, sí hacemos algo práctico en favor del proletario, puesto que le llevamos fuentes de trabajo, que son las que necesitan nuestros trabajadores del campo. Aparte de eso la repartición de tierras no se suspende en lo más mínimo, por eso ni se perjudica, puesto que tierras existen muchas en la República que pueden ser perfectamente irrigadas y que ahorita lo son mal.

El C. Castillo Francisco: Pido la palabra para una interpelación al orador. Nos dijo hace un momento el compañero von Borstel que el compañero Siurob se refirió a que tierras tenemos bastantes en la República, y mi interpelación va a ser la siguiente: Si los que piden las tierras son habitantes o próximos habitantes de un pueblo próximo al lugar en donde se encuentra la finca ¿con qué derecho vamos a exigirles o vamos a arrancar a estos parcelarios que vivan cerca de la finca, que tienen sus pequeños intereses, cualquiera que ellos sean, que ya han vivido muchos años cerca del pueblo y que piden respecto de un finca cercana el fraccionamiento, con qué derecho, digo, vamos a exigirles o vamos a arrancarles a ellos para decirles: esta finca de la cual tú pides un pedazo, no te la podemos dar porque está en tales y cuales condiciones; pero todos ustedes váyanse a tal lugar, porque les podemos dar tierras en otro lugar? ¿Con que derechos los vamos a llevar nosotros de un lugar a otro sin que les demos medios para cultivar sus tierras, que los arrancamos de un lugar donde ya tienen sus relaciones y, sobre todo, si tienen derecho para pedir de aquella finca y lo hacen, por qué les vamos a negar esa petición y los mandamos muy lejos?

El C. Von Borstel: Lo podemos hacer, compañero Castillo, con el derecho que nos da el interés público y el bienestar nacional que también estamos obligados a defender dentro de esta Asamblea. No hemos venido únicamente aquí a repartir las propiedades de la República; hemos venido a defender los intereses generales del país que están encomendados a nuestro cuidado. Si los intereses generales, como lo hemos demostrado, reclaman que no deben ser fraccionadas aquellas fincas, en buena hora digamos a aquellas personas que en aquellas tierras de las cuales es propietario un retardatario, tienen amplio campo para ejercitar sus actividades; pero no destruyamos, no coartemos las ideas avanzadas, más avanzadas propiamente que las que nosotros podamos tener, porque son ideas que han llevado mejoramiento efectivo a la colectividad. Lo que decía el compañero Modesto Ramírez y lo que también afirmaba el compañero Rodríguez respecto a las inumerables dificultades que se suscitarán entre los parcelarios a quienes toque en suerte el 25 por ciento de las tierras que se fraccionen y el propietario de las obras, puesto que no se les da ningún medio para que cobre la cuarta parte que corresponde por reparación, etcétera, sobre las obras de irrigación, es natural que esto es una de las barreras más infranqueables que existen para que nadie quiera meterse a hacer estas obras de irrigación. Es claro y notorio que si queremos hacer obra efectiva de mejoramiento para el campesino, no debemos dificultar por ningún motivo que se hagan estas obras. Por tanto, dejar a medias la diferencia que pueda existir entre el latifundista que tenga sus terrenos en abandono y aquél que se sienta inspirado por ideas nuevas y quiera llevar obras de irrigación, quedaría anulada por completo con la reforma propuesta por la Comisión. Nosotros debemos de exponer las cosas clara y terminantemente a los propietarios: si cultivas, tienes las tierras para tu provecho, las tierras que puedas irrigar, y si no cultivas serás expropiado de ellas para que la nación, que sería quien pudiera irrigarlas, lo haga en un futuro más o menos lejano. Esa es la verdad. No podemos nosotros hacer otra comparación, porque de lo contrario el latifundista, como decía perfectamente bien el compañero Rodríguez, en su egoísmo, en su conveniencia, acaso preferirá a ir a innúmeras dificultades por el hecho grandioso de hacer obras de irrigación, preferirá mejor que sus terrenos de una buena vez pasen a poder de la nación, y él se conformará si acaso con recibir después, por medio de testaferros. productos de sus mismos terrenos, pues tiene capital, y medios le sobrarán para especular con las gentes a quienes se les reparta, sin haber invertido un solo centavo en obras de irrigación que tienen, como dice el artículo, que ser de importancia; no vamos, pues, a respetar las tierras en que haya obras de irrigación naturales, como decía el compañero Avilés; no, necesita ser obras de irrigación en las cuales se hayan invertido miles de pesos, miles de pesos que nosotros , por querer dar leyes avanzadas pero no prácticas, vamos a impedir que se inviertan en el fomento de la agricultura nacional.

El C. Díaz Soto y Gama: La Comisión pide la

palabra. Nos encontramos frente a un curioso caso psicológico o, mejor dicho, etnológico: la tenacidad netamente germánica del compañero von Borstel, como decía con frase atinada un periodista, y la tenacidad netamente oaxaqueña del compañero Castillo, y la Comisión se encuentra en la más embarazosa de las situaciones; no da gusto ni a tirios ni a troyanos, para unos peca de exceso y para otros peca de defecto. Nosotros, los miembros de la Comisión, nos hemos colocado en este caso en el justo medio, no incurrimos en la exageración del compañero Castillo que con pretexto de favorecer al proletariado del campo lo perjudica, porque se trata de dar tierras, pero no desiertos, no arenales, no terrenos salitrosos, no terrenos áridos, no terrenos eriazos. La Comisión hace algo de un poco más hábil, estimula, pica el interés individual, la iniciativa individual de los latifundistas para que rieguen, para que conviertan esos desiertos, esos eriales en terrenos irrigados, y , en lugar de hacer lo que el compañero von Borstel, en nombre de los intereses generales del país gratifica a esos señores con todas las tierras irrigadas, y toma una cuarta parte de esas tierras ya irrigadas, próximas a convertirse en tierras de cultivo, tierras productivas, y las da a los proletariados del campo; la cosa es clara; ¿por qué hace esto la Comisión? Por muchas razones; pero entre otras, por esto que creo que está en la conciencia de todo mexicano conocedor de la situación de su país: en México todavía el capital no ha cerrado su era, todavía la iniciativa individual no ha dado de sí todo lo que tiene que dar. No estamos en Francia, donde la tierra está admirablemente irrigada, donde todo su territorio está surcado materialmente por canales que surcan el país de una zona a otra zona; no, aquí nuestro capital es incipiente, es naciente, está en pañales; pues aprovechemos la iniciativa individual para no obligar a los campesinos que quieran tierras, a que venga la acción del Estado, lenta y perezosa, a hacer las obras de irrigación que puedan hacer en conjunto los capitalistas, los latifundistas en conjunto, en unión con el Gobierno. Esto es claro como la luz, la Comisión se desespera con esta falta de buena voluntad de los compañeros para entenderla. Como no hemos de estar ayudando a los proletarios si no les damos tierras irrigadas, o si nulificamos la obra del latifundista, porque necesitamos de la ayuda del capital para favorecer a los proletarios, con una mano le damos al capitalista la posibilidad de librarse de la expropiación, y con otra sacudimos su inercia con la promesa de que no va a ser expropiado si riega.

Pero el compañero Castillo dice: No, a mí qué me importa que un latifundista se disponga a gastar dos o tres millones de pesos en una gran presa; y la Comisión dice otra cosa: como ese latifundista invirtió sus dos millones de pesos, de esa inversión sacamos doble ventaja: que aquellos desiertos dejen de serlo y que produzcan a la colectividad, y que de los latifundios regados por esas presas sacamos la cuarta parte de tierras regadas. ¿Qué cosa mejor puede desearse que pase, sino que en cada hacienda se construyeran una, dos o tres presas? ¿Cree el compañero Castillo que no bastaría la cuarta parte de los terrenos para satisfacer la demanda de tierras? Si esto es así, dejemos el resto al latifundista para que lo cultive como quiera. ¿Por qué vamos a oponernos a que el latifundista cultive lo demás? Y si son muy pocos los latifundistas que hacen eso, entonces no hay peligro de que falten las tierras para la expropiación. De manera que la Comisión no puede hacer más esfuerzos para demostrar que dos y dos son cuatro, que hoy es de día y que dentro de un momento será de noche. La Comisión ha hecho lo posible por hacerse entender; si el germano Von Borstel y el oaxaqueño Castillo no han entendido a la Comisión, creo que el resto de la Asamblea sí la habrá entendido.

El C. Gandarilla: Pido la palabra para interpelar al compañero Castillo sobre las ideas de su discurso, si me lo permite. ¿Me permite una interpelación? Honorable Asamblea: Por primera vez me complazco, y lo declaro honradamente, en decir que estoy de acuerdo con el señor licenciado Soto y Gama respecto al artículo 8o., y digo que me complazco, porque el compañero Castillo, con esa su tenacidad de que hablaba el compañero Soto y Gama, nos dice que debemos de dividir todos los latifundios, que esa es nuestra misión, que debemos dictar leyes que tiendan a eso, y el compañero Von Borstel quiere que no dividamos aquellas propiedades que por medio del capital sean irrigadas por los propietarios; el compañero Rodríguez nos trae como argumento de peso el argumento más falso de todos los argumentos: habla del egoísmo de los hacendados, que preferirán quedarse sin nada. Yo, como hacendado y latifundista, declaro terminantemente que ya no podemos admitir que se vengan haciendo proposiciones generales falsas en contra del mismo pueblo. No todos los hacendados son reaccionarios, ni todos los latifundistas se oponen a la división de la tierra; en el Estado de Durango hay una Cámara Agrícola que desde el momento en que se iniciaron aquí los trabajos para el reparto de latifundios y esto consta al ciudadano Soto y Gama, por haberle rendido un informe sobre el particular -, está trabajando por dividir las propiedades. Todos los hacendados de Durango han procurado resolver el problema, y a la fecha no hay dificultades, como consta al ciudadano Soto y Gama, por informes venidos del Sindicato Confederado Agrario; en consecuencia, decir que los hacendados son opositores a esta ley, que no podrán ni querrán tampoco exponer su capital para hacer obras de irrigación para el pueblo, es una reposición completamente falsa. No tiene razón de ser. Ahora, para comprender el discurso del compañero Castillo, que nos dice aquí que debemos dividir la tierra sin preocuparnos por el interés general de la República, sin preocuparnos por el producto, sino que debemos hacer el reparto absoluto, le pregunto al compañero que me diga si después de tres meses de discusiones, me puede decir que cosa es, qué entiende él por un latifundio.

El C. Castillo Francisco: Por latifundista, aun cuando.......(Siseos.) Le voy a contestar al compañero, le ruego tenga la bondad de oírme. Por latifundista, aun cuando la ley de división de latifundios no nos dice de una manera expresa, la misma palabra creo que nos lo dice, o lo que debemos entender por latifundio: extensión grande de tierra, y extensión grande de tierra en la República es toda aquella que, aun cuando no sea muy

grande, no es ésta cultivada, que es la idea principal de la ley. Ya sabe, pues, a qué atenerse en cuestión de latifundios; por lo demás, yo creo que así como mi tenacidad es tan grande, la ligereza de usted es tan grande como mi tenacidad, y le voy a decir por qué: porque usted ni siquiera se dio cuenta de mi discurso. Dije - y repito las palabras del señor Soto y Gama -, si usted y el señor Soto y Gama ignoran lo que yo dije, no es mi culpa. Yo no dije que todos los latifundios deben dividirse; dije que con la primera parte del artículo 8o. estaba de conformidad, estaba de acuerdo con mis ideas, puesto que se trataba de obras que están emprendidas, que ya iban a terminarse No me referí, pues, a todos los latifundios, ni a todas las tierras, me refería a la segunda parte que usted dice en su explicación, también de la división aquellas en donde si vamos a proceder nada más por promesas que haya hecho el latifundista de que hará obras de irrigación; eso es lo que yo digo De manera que usted y el compañero Soto y Gama se han equivocado y han declarado de una manera falsa lo que yo he dicho, y más que el ciudadano Soto y Gama, usted.

El C. Gandarilla: Continúo en el uso de la palabra. Únicamente quería, y se lo agradezco cariñosamente al compañero Castillo, que me contestara mi interpelación. Le pregunté qué cosa entendía por latifundio, y la Asamblea se ha dado cuenta de que no sabe qué es el latifundio; dice que es una gran extensión de terreno pero que no lo es en determinadas circunstancias. En consecuencia, yo declaro que la Comisión tiene razón e invito a mis amigos y compañeros para que voten en este sentido.

El C. Von Borstel: Para una pequeña aclaración.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Von Borstel: Honorable Asamblea: Como reglamentariamente si el artículo 8o. fuera rechazado en definitiva, no podría volverse a discutir; yo suplico a los compañeros que no estén de acuerdo con la actual redacción del artículo 8o., que cuando se pregunte si ha lugar a votar, voten que no, para que entonces sí pueda ser reformado por la Comisión. (Risas.)

El C. Díaz Soto y Gama: Pide la palabra la Comisión. Por su parte, la Comisión pide a los compañeros que estén de acuerdo con el artículo, que voten que sí cuando se pregunte si ha lugar a votar.

El C. secretario Valadez Ramírez: No habiendo más oradores, en votación económica se consulta si el asunto está suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Suficientemente discutido. En la misma forma de votación se consulta si ha lugar a votar el artículo 8o. reformado, que está a discusión. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Hay mayoría de pie.......

........ - El C. Von Borstel: ¡Reclamo la votación! (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. secretario Valadez Ramírez: Habiendo sido reclamada la votación, por orden de la Presidencia se designa al ciudadano von Borstel.......... (Voces: ¡Es visible la mayoría! ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí! Campanilla.)

El C. Von Borstel: Habrá mayoría, pero no hay quórum. (Voces: ¡Hay mayoría!

- El S. secretario Valadez Ramírez: Por acuerdo de la Presidencia se designa al ciudadano Domínguez Norberto y al ciudadano von Borstel para que cuenten a los que están sentados.........(Voces: ¡Hay mayoría! Campanillas.)

El C. Borrego: Moción de orden, señor presidente. La mayoría está notoriamente en favor del artículo; solamente se hace el recuento cuando hay duda. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

- El C. secretario Valadez Ramírez:....y a los ciudadanos Maqueo Castellanos... (Campanilla.)

El C. presidente: Siendo notoria la mayoría, se declara que no ha lugar a hacer el recuento. (Aplausos.)

El C. Von Borstel: ¡Reclamo el quórum! (Voces: ¡Estamos en votación!)

El C. secretario Valadez Ramírez: Se procede a recoger la votación nominal.

(Votación.)

El C. von Borstel: Rectifico mi voto, porque pueden presentar otro artículo.

El C. Moreno: Votaron por la negativa 16 ciudadanos diputados.

El C. secretario Valadez Ramírez: Por la afirmativa votaron 95 ciudadanos diputados, no hay quórum. Por acuerdo de la Presidencia se levanta la sesión y se cita para mañana a la 5 de la tarde. (7.25 p. m.)