Legislatura XXIX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19210726 - Número de Diario 83

(L29A1P1eN083F19210726.xml)Núm. Diario:83

Colegio Electoral

ENCABEZADO

MÉXICO, MARTES 26 DE JULIO DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO II.- NUMERO 83

SESIÓN DE COLEGIO ELECTORAL DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 26 DE JULIO DE 1921

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Continúa la discusión del dictamen relativo al 17 distrito electoral del Estado de Puebla; es aprobado. Se levanta la sesión para abrir la de Cámara de Diputados.

DEBATE

Presidencia del C. SERRANO GUSTAVO P.

(Asistencia de 130 ciudadanos diputados y presuntos diputados.)

El C. presidente, a las 6.02 p.m.: Se abre la sesión de Colegio Electoral.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Acta de la sesión del Colegio Electoral celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veinticinco de julio de mil novecientos veintiuno. - Período Extraordinario.

"Presidencia del C. Gustavo P. Serrano.

"En la ciudad de México, a las ocho y quince de la noche del lunes veinticinco de julio de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia del mismo número de ciudadanos diputados que estaban presentes al levantarse la sesión de Cámara de Diputados inmediata anterior.

"Aprobóse el acta de la sesión celebrada el día veintidós de los corrientes y se acordó agregar a su expediente un telegrama en que varios clubs políticos de Zacatlán, Puebla, piden se respete el triunfo del C. Enrique M. Bonilla como diputado propietario por el decimo séptimo distrito electoral de aquel Estado.

"Habiéndose leído en la sesión pasada el dictamen de la mayoría de la séptima sesión de la primera Comisión de Poderes, acerca de las elecciones extraordinarias de diputados celebradas en dicho distrito electoral, la Secretaría dio a conocer a la Asamblea el voto particular, firmado por el C. Porfirio del Castillo.

"A discusión el dictamen, que propone para diputados propietario y suplente, respectivamente, a los CC. Enrique M. Bonilla y Raúl G. Sosa, fue fundado, a pedimento del C. Riva Palacio, por el C. Moisés Huerta.

"El C. Aurelio P. Márquez usó de la palabra en contra, siendo interrumpido por una interpelación del C. Huerta y por una moción de orden del C. Jesús Z. Moreno. El C. Huerta contestó una pregunta del C. Miravete y el C. Porfirio del Castillo hizo una aclaración.

"Así que concluyó de hablar el C. Márquez, el C. Arroyo Ch. se produjo en pro del dictamen. El orador aún no concluía su peroración, cuando el C. presidente manifestó, a las nueve y media de la noche, que habiendo transcurrido la hora reglamentaria, se levantaba la sesión. Se citó para el día siguiente, a las cinco de la tarde, a sesión de Colegio Electoral."

Está a discusión el acta. No habiendo quien la impugne, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada.

El C. presidente: Se reanuda la discusión del dictamen relativo a las elecciones en el 17 distrito electoral de Puebla. Tiene la palabra en pro el ciudadano Arroyo Ch.

El C. Arroyo Ch.: Honorable Asamblea: Ayer, en los momentos de cerrarse la sesión, decía yo que todos los documentos que obran en el expediente electoral correspondiente al 17 distrito electoral del Estado de Puebla, aseguraban el triunfo del ciudadano Enrique Bonilla. Desmenucé hasta donde lo podía hacer, para seguir desmenuzándolos hoy, los argumentos que vino a exponer el ciudadano Márquez. Decíamos que habían tomado participación a favor del ciudadano Hernández los elementos mismo que tomaron participación en la vez pasada y voy a seguirlo demostrando.

Adán Monrroy, secretario del Consejo Municipal de Tepetzintla, tomó parte en la elección. Cándido Cruz, secretario de la Junta Auxiliar de Tonalixco del Departamento de Tepetzintla, tomó parte en la elección.

Juan Candanedo, secretario de la Junta Auxiliar de Xochitlaxco, del Departamento de Tepetzintla, tomo parte en la elección.

La constancia de que todos estos ciudadanos son empleados y otros muchos más que tendré el gusto de hacer o saber a quienes se interesen a favor del ciudadano Hernández, está en esta constancia dada por el ciudadano presidente municipal de Zacatlán, el ciudadano Reyes Amador; pero si todo esto no fuese suficiente, señores diputados, yo quiero recordar la actitud de muchos de vosotros y sobre todo de los ciudadanos del Estado de Puebla que hoy tanto se han interesado por el ciudadano Hernández, respecto a la forma en que votaron la vez pasada; ellos mismos fueron los que vinieron a darnos razones para nulificar las elecciones por la presión brutal y decidida que había habido a favor del ciudadano Hernández. Aquí tengo a la mano las listas de votación de aquella fecha y aquí consta el ciudadano Aja, por Puebla, votando por que se nulificaran las elecciones; el ciudadano Barbosa, por Puebla, votando por que se nulificaran las elecciones; el ciudadano del Castillo votando por que se nulificaran las elecciones y así sucesivamente, algunos de los ciudadanos que votaron o que ahora pretenden defender al ciudadano Hernández, votaron por que se nulificaran las elecciones. Hoy yo respeto todo el interés político, local, que les guía a estos señores para defenderlo; pero lo que sí yo no respeto es que se metan a argumentar en forma muy burda, en forma muy áspera y en forma muy despreciable. Hoy andaba el ciudadano Guzmán Peláez diciendo a algún compañero que aquí se había ofrecido dinero por hacer triunfar al ciudadano Bonilla. Me voy a permitir interpelar al ciudadano Castillo Francisco, de quien supe o por quien supe la versión, a lo que acuden ellos, pero quiero precisamente destruir estos cargos. Ciudadano Castillo, ¿Es cierto o no que el ciudadano Guzmán Peláez ha dicho que hay intereses materiales que se han interpuesto aquí para que triunfe el ciudadano Bonilla?

El C. Castillo Francisco: En efecto: Hace un momento el ciudadano diputado... (Siseos. Campanilla.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Castillo.

El C. Castillo Francisco: En efecto, ciudadanos diputados, hace un momento que me acerqué al ciudadano Godofredo Guzmán Peláez para suplicarle, ya que el pertenece a un mismo partido, me dijera lo que había sobre el particular y me dijo que censuraba la conducta de algunos de los compañeros de el; pero que el seguiría una conducta contraria a éstos y, sobre todo, ya que según aparecía el diputado Hernández no había triunfado legalmente, entonces indicó él lo siguiente: Que él estaba dispuesto aun cuando fuese -esto lo digo con honradez-, aun cuando fuese en contra de los intereses de su partido y aun cuando por esta circunstancia se le excluyese de seguir perteneciendo, que él estaría en favor del diputado o del presunto diputado Hernández o del candidato Hernández, porque no era el Quijote que iba a defender a capa y espada ideas o disposiciones o etcétera, de un partido que en este caso no tenía la razón y no la tenía por esta circunstancia: Porque sabía que el ciudadano Arroyo Ch. iba a recibir cuatro mil pesos, es decir, cuatro meses de lo que iba a recibir el ciudadano Bonilla y que por tal razón no estaba dispuesto a defender o a seguir otra opinión que no fuera la suya, sobre todo en este caso, porque el señor Arroyo Ch. estaba defendiendo una causa injusta. Es lo que me dijo el compañero Guzmán Peláez.

El C. Arroyo Ch.: Ya veis, pues, señores, cómo después de que no han podido triunfar con armas nobles, se valen de la calumnia; lo mismo ocurrió con el señor Hernández la vez pasada y eso es imperdonable entre gente seria. Que venga el señor Guzmán Peláez, en hora buena a demostrar todo lo que el quiera y después de que nos haya convencido de que nosotros no tenemos derecho para defender la legalidad, después de que nos haya convencido de todo esto, que nos convenza también que no venimos con buena fe, con toda honradez y con toda razón a luchar por lo que él tal vez no conoce: Por un ideal. Nosotros no queremos aquí que sigan entronizándose lo mismo sea en Puebla,que en Guanajuato, que en Tabasco, que en Michoacán, caciques como el que ha establecido ahí el señor Barrios. (Aplausos.) Y al hablar así, ciudadanos diputados hablo tomando las palabras de un ciudadano representante del Estado de Puebla, del ciudadano Lechuga, quien también en esta ocasión, a propósito de esta credencial del ciudadano Enrique M. Bonilla, vino a decirme que lo ayudara, que había que ayudar a este señor, porque él tenía la razón y no sé porqué después, confabulando con los demás, viene a oponerse al triunfo del ciudadano Bonilla. El ciudadano Lechuga, en ocasión pasada, decía esto:

"Gracias, compañero Manrique. Efectivamente, mientras Gabriel Barrios domine en la sierra Norte de Puebla, señores, vendrá como diputado por el distrito de Zacatlán el que quiera Gabriel Barrios. Hoy, si la voluntad de ustedes es arrojar a Rodolfo Hernández Galindo, el menos malo de los candidatos que vienen, (Aplausos.) si la voluntad de ustedes es arrojar a Hernández Galindo, en las próximas elecciones, podrán venir Federico Cabrera, Salustio Cabrera o Alfonso Cabrera; pero mientras Gabriel Barrios esté ahí, siempre vendrá el que diga Gabriel Barrios."

Ya ven ustedes cómo esto es a lo que nos oponemos todos nosotros; a que un ciudadano representante no lo sea aquí de un cacique, ni de un mandón, ni de un hombre atrabiliario, sino que sea representante genuino del pueblo. Pero volviendo a la cuestión en que más se ha fijado el ciudadano Del Castillo para fundar su voto particular, vamos a los documentos que existen en el expediente y los que existen también en el archivo que trae cada uno de los candidatos. Decíamos ayer que no podíamos admitir bajo ningún concepto un certificado del presidente municipal de Zacatlán, don Porfirio Becerra, padre del delegado principal, don Porfirio Becerra hijo, de la candidatura del ciudadano Hernández, porque con anticipación, y como lo dice ya el expediente y como lo demostré ayer, había dicho que sí se habían instalado esas casillas de Nanacamila. El certificado del ciudadano Becerra, primero, tiene como confirmación la firma del representante del ciudadano Hernández en la Junta Computadora, firma que consta aquí en esta lista de todos los ciudadanos que asistieron a esa junta, y en esa junta no hubo protestas; en esa junta no supo decir Hernández, ni sus hábiles

representantes confabulados con la autoridad, que había habido fraude o que no había habido elección en alguna parte, ni esto se les ocurrió, hasta después que vieron que había obtenido el triunfo el ciudadano Bonilla. Por ejemplo, el dictamen de la Comisión tiene fecha 27 de mayo y el ciudadano Del Castillo hizo su voto particular el día 24 de junio, un mes después, mes suficiente para que el ciudadano Hernández fuese a Zacatlán y a todos aquellos puntos para recoger documentos con que venir a demostrar que su elección era buena. Esto no es debido, señores. (Aplausos. Siseos.) Luego si así ha sido, si nosotros tenemos la convicción profunda y moral de que triunfó el ciudadano Bonilla, ¿Cómo vamos a darle el triunfo al ciudadano Hernández, como lo desean aquí algunos ciudadanos poblanos y el ciudadano Márquez lo pretendió ayer? Cometeríamos, como dije, una inconsecuencia mayúscula. Nosotros ya la vez pasada dijimos que no podíamos admitir al representante de un tirano y aquí están los votos de todos los ciudadanos diputados que en aquella ocasión votaron por que se nulificaran las elecciones y no había otra circunstancia mayor ni menor que la que hoy venimos a alegar, es decir, que tomaron participación las autoridades civiles, y los elementos militares al servicio del ciudadano Barrios, y esta circunstancia que nos hizo la vez pasada rechazar al ciudadano Hernández, nos hará en esta vez no admitirlo como lo desean sus defensores. (Aplausos.) Por esto es que pido, ciudadanos representantes, que dando una muestra de cordura y de respetabilidad a vosotros mismos, votéis a favor del dictamen. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra del ciudadano Godofredo Guzmán Peláez. (Voces: ¡No está!) No encontrándose en el salón el ciudadano Godofredo Guzmán Peláez, tiene la palabra el ciudadano Castillo Porfirio del.

El C. Castillo Porfirio del: Señores diputados: En la opinión que como miembro de la Comisión dictaminadora tengo formulada sobre las elecciones verificadas en el 17 distrito del Estado de Puebla, al referirme al dictamen que se llama de la mayoría de la Comisión, yo lo conceptúo siempre la opinión personal del ciudadano Moisés Huerta....(Voces: ¡Es de la mayoría!) No es de la mayoría, compañero, porque el señor diputado Aillaud, que suscribe ese dictamen, no conoce absolutamente la elección, y sí esta aquí el compañero Aillaud, si está aquí el compañero Aillaud, le suplico que acepte una ligerísima interpelación sobre ese caso electoral, para demostrar a vosotros absolutamente que no conoce la elección...(Voces: ¡No está! ¡Sí la conoce!) Ayer se me censuraba de que yo, oficiosamente, hubiese ido a estudiar el caso electoral con toda amplitud, porque según el criterio estrechísimo del señor diputado Huerta, la Comisión dictaminadora debe encerrarse entre los límites que le imponen las pasiones o los intereses personales de los dos contendientes. ¡Curiosísimo criterio, señores diputados! Es decir, que las comisiones dictaminadoras, que tienen una responsabilidad moral y política, que tiene la obligación de responder a la confianza de la Asamblea, que tienen el deber de formular un dictamen autorizado y con pleno conocimiento de causa, que yo con toda amplitud empezara a investigar la verdad electoral y examinara cuidadosamente los expedientes electorales y de este criterio estrechísimo se ha hecho eco el estimable compañero Arroyo Ch., que no es tonto, (Risas.) según sus irónicas vanidades de ayer, y para usar de las mismas palabras de él, yo le pregunto: ¿En qué cabeza cabe, compañero Arroyo Ch., semejante disparate? (Aplausos.) Por esta declaración del propio diputado Huerta habéis quedado entendidos, ciudadanos diputados, de que yo estudié más ampliamente el expediente electoral y lo conozco perfectamente y estoy dispuesto a hacer todas las declaraciones que se me pidan, a responder a todas las interpelaciones que se me hagan, con tal de que ellas no sean malintencionadas, porque tengo la seguridad y la confianza absoluta de haber estudiado con escrúpulo toda esta elección. En la ocasión anterior yo tomé parte en la discusión sobre el mismo distrito, y en esta vez en que como miembro de la Comisión me tocaba dictaminar, tenía necesidad, para justificar mi actitud, de presentar un voto consciente y perfectamente documentado. Ayer decía el compañero Arroyo Ch. que debe dársele crédito completo a la Junta Computadora, porque la estima imparcial, y está en un error el compañero Arroyo Ch. Desde luego el presidente de la Junta Computadora, el ciudadano Angel Vela, es uno de los ciudadanos representantes de la candidatura del ciudadano Bonilla, y aquí está la prueba. En el certificado expedido por el presidente municipal de Zacatlán, en el cual constan los representantes de la candidatura Bonilla, figura el ciudadano Angel Vela, que después resultó presidente de la Junta Computadora. Ya veréis entonces por qué más tarde, oficiosamente la Junta Computadora se pone a explicar en su acta todo aquello que conviene a los intereses de la candidatura Bonilla; así, por ejemplo, la Junta Computadora fue la que oficiosamente llamó la atención sobre el ciudadano Idulio Jarillo, de quien dice que es militar en servicio, a la vez que secretario de una junta auxiliar, y que tomó parte en la casilla electoral de ese lugar.

El C. Arroyo Ch.: ¿Permite una interpelación?

El C. Castillo Porfirio del: Las que guste.

El C. Arroyo Ch.: Me hace favor de decirme ¿Quién suscribe ese documento?

El C. Castillo Porfirio del: ¿Cuál documento ?

El C. Arroyo Ch.: Ese con que quiere demostrar usted que Jarillo no es militar

El C. Castillo Porfirio del: Todavía no trataba ese punto.

El C. Arroyo Ch.: Lo está usted exhibiendo.

El C. Castillo Porfirio del: Voy a él. (Toma un documento.)

El C. Arroyo Ch.: No, el otro, el que acaba usted de leer. (Risas.) (Sube a la tribuna a ver el documento aludido.) ¡La firma es de Barrios! (Risas y aplausos.)

El C. Castillo Porfirio del: Se cree el ciudadano Arroyo Ch. haber pescado al vuelo un triunfo. No, ciudadano Arroyo Ch... (Voces: ¡Si lo pescó!) La Junta Computadora dice que Idulio Jarillo es militar y a la vez secretario de la junta auxiliar en el pueblo de San Felipe, y tacha de sospechosa la elección de ese lugar. El candidato Hernández, para demostrar que Idulio Jarillo no es militar, ocurrió a la jefatura de la Guarnición de la cabecera de Zacatlán pidiendo que se le

certificara el cargo militar de Idulio Jarillo, y el jefe de la guarnición de Zacatlán certifica que Idulio Jarillo no es militar, que no pertenece al Ejército. Si no son las autoridades militares y las inmediatas las que deben certificar el carácter militar de otro individuo, ¿cuál es entonces la autoridad que va expedir este certificado?

El C. Arroyo Ch.: ¿Me permite usted otra aclaración?

El C. Castillo Porfirio del: Pero a mayor abundamiento. Un momento. Si es militar el ciudadano Jarillo o si no lo es, según el certificado del jefe de la guarnición de Zacatlán, ni el ciudadano Huerta en su dictamen ni yo en mi voto particular por exceso de escrúpulo tomamos en consideración la casilla de ese pueblo; la dejamos de computar, para nosotros no existía; hasta allá llegamos nosotros con el deseo de demostrar la legalidad de las elecciones. De manera que aun no habiendo razones bastantes para nulificar la casilla electoral de este lugar, sólo por la sospecha que se asienta de que Idulio Jarillo es militar, dejamos de considerar absolutamente la casilla electoral de ese pueblo. ¿Qué más se quiere en contra de Hernández? ¿Qué más complacencias en favor de la candidatura Bonilla?

Decía el compañero Arroyo Ch., que no se explica el cambio de actitud de la diputación del Estado de Puebla, cuando en ocasión anterior votó por la nulidad de las elecciones y hoy la diputación entera viene a ponerse a favor de la candidatura Hernández. El compañero Arroyo Ch., ya olvidó las circunstancias especiales que concurrieron en aquel caso. El olvida que se trataba de eliminar a Rodolfo Hernández, el menos malo - como dijo el diputado Lechuga, según las palabras que acaba de leer el compañero Arroyo Ch., en el DIARIO DE LOS DEBATES-, se trataba de arrojarlo, digo, para hacer entrar aquí a Reinaldo Lecuona, uno de sus contrincantes, y convencidos nosotros los poblanos y convencida toda la Asamblea de la inmoralidad, de la conducta inmoral del individuo Lecuona, por graves hechos que cometió en aquel distrito nosotros preferimos la nulidad de las elecciones antes que aquel individuo viniera a ocupar una curul en la Cámara. Esa es la explicación, compañero Arroyo Ch. (Aplausos.)

El C. Arroyo Ch.: ¿Me permite una interpelación?

El C. Castillo Porfirio del: Las que guste.

El C. Arroyo Ch.: Dice usted que hay que tener fe absoluta en todo lo que dicen las autoridades; que ellas son las únicas que pueden justificar cualquier aserto. Yo suplico a la Secretaría que se sirva dar lectura a este certificado del presidente municipal de Zacatlán, ciudadano Aurelio Reyes Amador, en donde dice: "Que por las constancias existentes en la Secretaría del Ayuntamiento que me honro en presidir, el ciudadano Idulio Jarillo es secretario de la Junta Auxiliar del pueblo de San Felipe, Departamento de Amixtlán." Luego si hay que hacer fe plena, vale más este certificado del presidente municipal de Zacatlán, que esa constancia firmada por uno de los ciudadanos al servicio de Barrios, y que la firmada por el ciudadano Barrios defensor de Hernández. (Aplausos. Siseos.)

El C. Castillo Porfirio del: Ni el diputado Huerta ni yo hemos negado que Idulio Jarillo, militar o no, es el secretario de la Junta Auxiliar del pueblo de San Felipe. Está aceptado eso y por exceso de escrúpulo nosotros por sólo ese hecho y por las sospechas que se asientan sobre la intervención que pudiera haber tenido Idulio Jarillo, no se computó la casilla de ese lugar.

El compañero Arroyo Ch., llamó la atención sobre el hecho de que un mes después de que el ciudadano diputado Huerta había dictaminado, formulé yo mi voto particular, dando tiempo al ciudadano Rodolfo Hernández para que fuese a Zacatlán a recabar todos los papeles convenientes a sus intereses. Este ataque velado, que no fue lo suficientemente franco, del ciudadano Arroyo Ch., queda destruido evidentemente por los documentos presentados por el ciudadano Rodolfo Hernández. Un mes después formulé mi dictamen... (Siseos.) Y el ciudadano Rodolfo Hernández traía el certificado en que se demuestra que no se instalaron las casillas 46 y 47 expedido en San Cristóbal y en Zacatlán el 7 de marzo de 1921. Aquí está, compañero. Certificado legalizado ante la autoridad de la cabecera, autentificando las firmas de las autoridades del lugar en abril 27 de 1921; en consecuencia, estos documentos fueron recabados inmediatamente después de verificadas las elecciones; no están dentro del mes de junio que yo ocupé para formular mi dictamen. Queda, pues, destruida la sospecha del ciudadano Arroyo Ch. (Aplausos. Siseos. Voces:¿ No! ¿No!)

El ciudadano Arroyo Ch., con nobilísimo propósito, viene a interesarse porque destruyamos el cacicazgo de la sierra de Puebla. Gracias, compañero Arroyo Ch. Nosotros también queremos que en el Estado de Puebla no existan cacicazgos militares, ni políticos, ni de ninguna clase, pero estaremos con usted para combatir el cacicazgo de la sierra de Puebla cuando usted comprenda, con los poblanos, las circunstancias especiales del cacicazgo de la sierra de Puebla, que tiene raíces un poco más hondas. Sabed, ciudadano Arroyo Ch., que el cacicazgo representado actualmente por Gabriel Barrios es la herencia del patriarca Juan Francisco Lucas, de aquel hombre que fue el ídolo de aquellos indios y que en su lecho de muerte, reunidos sus indios, le confió sus destinos a Gabriel Barrios, haciéndoles entender que era su sucesor y que a él encargaba sus intereses y les recomendaba sumisión y obediencia. Estamos de acuerdo en que deben emanciparse el espíritu y la voluntad de aquellos hombres es necesario hacer evolucionar ese patriarcado, ese cacicazgo de la sierra de Puebla; estamos conformes en la extinción de todo cacicazgo como el de la sierra Norte del Estado de Puebla, pero ya véis que éste tiene raíces más hondas; Gabriel Barrios sigue viviendo con los indios, en las montañas, sigue viviendo con ellos, hablándoles diariamente en su misma lengua totonaca, y de todo esto resulta una influencia decisiva que conserva todavía Barrios. Cuando usted, señor Arroyo Ch., conozca las circunstancias especiales del cacicazgo de la sierra norte del Estado de Puebla, estará entonces mejor informado y podrá combatirlo con más éxito. No es aquí, ni rechazando a Rodolfo Hernández, ni aceptando a Enrique Bonilla, como habrá

quedado destruído el cacicazgo de Puebla. En las elecciones extraordinarias verificadas en Zacatlán, la candidatura Enrique Bonilla -y esto lo digo con profundo convencimiento-, tuvo a su servicio un tinterillo hábil, cínico y audaz, muy práctico en suplantar expedientes y en escribir hábilmente cualquier certificado para mistificar sufragios y para burlar la voluntad de los pueblos, y aquí existen constancias judiciales de hechos graves denunciados ante la autoridad, denunciados por muchos representantes de la candidatura Bonilla. ¿Por qué la Junta Computadora dejó de abrir nueve expedientes que se presentaron a ella, alegando que habían sido extemporáneos? ¿Por qué esos expedientes llegaron tarde a poder de la Junta Computadora? Sencillamente porque esos expedientes fueron objeto de la violación y de los hechos delictuosos que cometió algún representante de la candidatura Bonilla. El mismo candidato Bonilla acudió a la autoridad judicial a denunciar el hecho de que a un indígena se le había quitado su expediente, seguramente para cambiarlos, y cuando la autoridad judicial inició la investigación y llamó a declarar al indígena y al propio candidato Bonilla y a su representante, don Gonzalo González, el propio señor Bonilla se contradijo y echó por tierra todas las sospechas que había asentado en esa acta. Aparte de esto aquí están las constancias judiciales también de otros hechos delictuosos denunciados por el representante del ciudadano Rodolfo Hernández, señalando las causas graves en las cuales se substrajeron los expedientes electorales y en los cuales se cambiaron las votaciones. Y esto ha quedado plenamente evidenciado porque si váis a ver las boletas y los paquetes electorales de determinadas casillas, encontraréis este hecho, que es muy claro, no se necesita un gran esfuerzo de inteligencia para intentarlo: Boletas a favor de Rodolfo Hernández fueron nulificadas con una sola letra, con un mismo lápiz, agregando los nombres de Bonilla y de su suplente en las mismas boletas marcadas en favor de Rodolfo Hernández. ¡Qué en casillas de municipios distintos, a gran distancia uno de otro, en el mismo día, una misma mano y un mismo lápiz pudiesen haber duplicado la votación. Además en los expedientes electorales y en las mismas casillas no hay un solo indicio, no hay una sola protesta, los escrutinios vienen perfectos, las actas también.

Todas ellas dicen que la elección se verificó regularmente y ninguna señala el vicio de duplicidad de votos en una misma boleta, como vino a resultar en la Junta Computadora después de que se practicaron constancias judiciales de que muchos indios perdieron sus expedientes, que estuvieron en poder de don fulano y don zutano, representantes de la candidatura Bonilla. Pero a pesar de todo esto, señores diputados, yo no agregué un sólo voto a la candidatura Hernández, sostuve la cifra aceptada por la Junta Computadora y ratificada por el ciudadano Huerta, sostuve la misma cifra señalada en favor de la candidatura Bonilla, así como la del tercer candidato, Manuel Obscura; sin alterar un solo voto de los candidatos, computados por la Computadora y aceptados por el compañero Huerta, sólo con deducir las casillas 46 y 47, no instaladas, el ciudadano Rodolfo Hernández tiene mayoría de sufragios sobre la fórmula Bonilla. No es verdad, como decía ayer el ciudadano Arroyo Ch., que yo hubiese computado otras casillas. Señalo razones bastantes para demostrar que hay muchas casillas electorales que deben computarse a la fórmula Hernández G., pero no computo un solo voto, para demostrar que sólo dentro del mismo cómputo de la Junta Computadora y de la Comisión del señor Huerta sale triunfante la fórmula Hernández, deduciendo las casillas no instaladas y que se computan en favor de la candidatura Bonilla. Y vais a ver aquí la contradicción, la inconsistencia del criterio seguido por el ciudadano Huerta. En la casilla de Nanacamilpa, compañero Arroyo Ch., no Nanacamila, es Nanacamilpa -y razón tenemos para conocer los nombres de los pueblos de nuestro Estado-, en la casilla de Nanacamilpa consta por certificado oficial, que no se instaló esa casilla.

El C. Lara G. Rafael: Nanacamilpa es Tlaxcala. Usted no sabe nada del Estado de Puebla.

El C. Castillo Porfirio del: Asegura que sí se instaló la casilla, y que la elección es buena por el hecho de estar firmado el expediente por el ciudadano Rafael Hernández, representante de la fórmula Rafael Hernández. Entonces, señores, diputados, ¿Por qué las casillas del municipio de Camocuautla, en donde están firmados los expedientes y los certificados de escrutinio por el representante de la candidatura Bonilla y por el representante de la candidatura Obscura, por qué allí no se aceptó el mismo criterio y no se declaró buena, como se declaró buena la elección de otro lugar, por el hecho de estar firmando por el representante de Hernández? Aquí están los certificados de escrutinio de las casillas 1 y 2 de Camocuautla. El escrutinio está de acuerdo con los expedientes electorales y autorizando estos certificados está aquí la firma del representante de la candidatura Bonilla y Sosa, Ramón González, representante de la candidatura Obscura - Hernández, firmas éstas, así como las de los miembros de la Mesa de la casilla electoral legalizadas debidamente ante la autoridad. Si, pues, los representantes de los dos contendientes de Rodolfo Hernández, de Bonilla y de Obscura, están conformes y autorizan estos escrutinios, ¿Por qué no son buenos? La documentación electoral, además, viene correcta, los escrutinios de acuerdo y las boletas en perfecto orden. Estos son los expedientes que la Junta Computadora dejó de tomar en consideración y ya veis cómo en este caso en que debe aplicarse el mismo criterio que en el otro, en que firma el representante de Hernández, Rafael Hernández, no se tomó bajo esa misma base ¿Que el representante de la candidatura Bonilla fue un hábil tinterillo? Esto es evidente. En uno de los documentos presentados por el señor Arroyo Ch. el día de ayer, se dice que el secretario de la Junta Auxiliar de Coatepec, Elías Sosa, escribió una carta a Rodolfo Hernández, contestándole otra de tres meses antes, en la cual le dice que la elección fue verificada con toda felicidad. El señor Bonilla... ¿Dice que no, el señor Arroyo Ch.? Es que yo tengo que referir todos los hechos traídos aquí como argumentos, por el pro, para demostrar que son inexactos, que son muy ligeros. Este individuo Elías Sosa, que aparece como secretario... (Siseos. Aplausos.) de la Junta Auxiliar de Coatepec, fue el que

hizo los expedientes electorales; es la misma letra, y por esa razón el diputado Huerta la nulifica. Efectivamente, señores diputados, la letra de los expedientes es enteramente igual a la de este individuo que se hace aparecer como el secretario del Ayuntamiento de Coatepec; pero no es tal , este individuo, suplantando el nombre del verdadero secretario del Ayuntamiento, se prestó a una maniobra indigna y aprovechando la circunstancia de que él había escrito los expedientes electorales, dirigió una carta a Rodolfo Hernández, diciéndole que fue ganada la elección y firmando como de secretario del Ayuntamiento. Afortunadamente en el mismo expediente vienen otros dos certificados de las autoridades de este lugar, certificados que tienen la misma letra del individuo que formuló los expedientes; pero en este certificado, autorizado por el verdadero secretario, está aquí la firma legítima y no del otro, que es apócrifa y que sirve de argumento para nulificar esta elección. No se necesita gran esfuerzo para comparar aquí las firmas del auténtico secretario del Ayuntamiento y del otro que se prestó a la maniobra aprovechando la circunstancia de haber escrito los expedientes, que pasando la misma letra se hiciese sospechosa la elección y la pudieran nulificar. (Aplausos. Siseos.) Como caballito de batalla sigue el ciudadano Arroyo Ch. graciosamente llamándome la atención sobre que Idulio Jarillo -aquí está el certificado del secretario del Ayuntamiento de San Felipe, en que se dice que es militar- se sospecha que haya tomado parte en la elección, pues con este motivo ni el ciudadano Huerta ni yo en mi voto particular hemos computado un solo voto. (Siseos Aplausos.) El ciudadano Huerta leyó perfectamente mi voto particular y seguramente que sabía de antemano las razones y los argumentos que yo tendría en esta tribuna; no necesita, pues, el compañero Rivera Cabrera, llamar la atención. Dice el ciudadano Arroyo Ch. que trabajaron en favor de la candidatura Rodolfo Hernández los mismos individuos, y no nos dice si se usaron los mismos procedimientos, si existen los mismos vicios, los mismos motivos que tuvimos en la ocasión anterior para tenerlos ahora como prueba para nulificar la elección en favor de Rodolfo Hernández. ¿Por qué los contrincantes de Rodolfo Hernández, que tan escrupulosos han estado para traer aquí cuanto perjudique a la fórmula Hernández - Sotero, no han presentado en todo el expediente ni en toda la documentación electoral del décimo séptimo distrito electoral una sola protesta, una sola queja, un solo documento demostrando la presión militar, la intervención militar? No hay un solo caso señalado aquí por los contrincantes, por ninguno de ellos, ni por la Junta Computadora, excepto el caso único de Idulio Jarillo. Y es natural, y es lógico, es elemental, compañero Arroyo Ch. Si usted cree que los barriistas se empeñan en favor de la candidatura Rodolfo Hernández, si en la vez anterior se demostró que la favorecieron, si son amigos de él, claro es que en esta ocasión, comprendiendo que en aquella vez por ayudarle lo perjudicaron, en esta vez es lógico que se abstuvieran completamente para no perjudicarlo y para que su elección fuese legal. (Siseos. Aplausos.)

Por otra parte, compañero Arroyo Ch., ya lo habéis leído en el "Diario de los Debates" y declarado aquí por el compañero Lechuga: Empeñándose Gabriel Barrios, desgraciadamente, en la sierra Norte de Puebla, empeñandose él, la candidatura que él sostuviera traería indiscutiblemente la credencial. Yo sólo he querido demostrar que estudié la elección con todo escrúpulo y con perfecto conocimiento de causa, y así vine a formular mi voto particular. ¿Qué queda de los argumentos en favor del dictamen de la mayoría de la Comisión? ¿Qué queda en contra de la candidatura de Hernández y qué queda respecto de la censura que se me hizo de haber estudiado oficiosamente más allá de lo que quería o de lo que convenía a Bonilla o a Hernández? Pero si nosotros, si la Comisión dictaminadora tiene que investigar la verdad legal, y no sólo tiene que saber si Bonilla tiene razón o si Hernández tiene razón, quién de los dos tiene mayoría de sufragio, cuál de los dos tiene mejores sufragios, sino tienen que averiguar también si la función electoral ha sido buena, si la elección ha sido válida, para que la asamblea, declarando primero que es válida la elección pueda declarar después quién ha triunfado en ella. (Aplausos.) Si yo he ido con todo escrúpulo oficiosamente a estudiar todo el dictamen, toda la documentación electoral; si me he esforzado entonces por haber cumplido con mi deber, mejor, suficientemente más que la otra parte de la Comisión, digo que el señor compañero Huerta, porque repito que el compañero Aillaud no sabe nada de la elección; en consecuencia, compañeros diputados, si aquí se ha de imponer la voluntad del pueblo que ha sufragado; si aquí se ha de respetar la efectividad del sufragio; si aquí no se han de imponer compromisos personales ni fanatismos ni intereses del grupo, entonces, compañeros diputados, respetando la voluntad del 17 distrito electoral de Puebla, quien ha triunfado legalmente en la candidatura Hernández Sotero. (Siseos. Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Jesús Z. Moreno. (Siseos. Aplausos Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Moreno Jesús Z.: Honorable Asamblea: Al venir a esta tribuna traigo la convicción profunda de que ya hay un criterio perfectamente formado en la Asamblea, y voy a ser tan breve, que espero que la brevedad misma con que me voy a producir, calmará las impaciencias de quienes creen tener ya asegurada una victoria.

Para mí sería absolutamente difícil seguir al ciudadano Del Castillo por ese intrincado laberinto que ha querido hacernos en torno de la elección del 17 distrito electoral del Estado de Puebla, y sólo quiero referirme en breves palabras al aspecto legal de la cuestión. Decía ayer el diputado Márquez que ciento veinte votos que daba la casilla de Nanacamila, no Nanacamilpa -a pesar del dicho del diputado Castillo, que es poblano- (Voces: ¡Es de Tlaxcala!) que esos ciento veinte votos descontados de la fórmula Bonilla, le deban un mayoría a la fórmula Hernández, y para justificar esta pretensión se nos decía que existe un certificado del presidente municipal de este lugar, en cuyo certificado se hace constar que no hubo elección. Pues bien; la Asamblea se ha dado perfectamente cuenta de que los impugnadores de la fórmula Bonilla no han traído aquí ni un solo argumento de

seriedad ni de peso, y ahora mismo voy a tener el gusto de interpelar a su señoría para que me diga qué valor probatorio tiene un certificado de un presidente municipal en contra precisamente de la declaración de siete miembros que integraron una Junta Computadora y que son a quienes la Ley Electoral les da la facultad única para calificar una elección.

El C. Márquez: La autoridad a que hice referencia, y cuya certificación se leyó ayer, dice de manera terminante que ni las boletas, que ni los padrones, que ni los documentos electorales fueron recogidos de la oficina respectiva. Yo creo que la autoridad es más respetable que el dicho de cinco individuos, que bien pudieran haber sido supuestos. (Aplausos.)

El C. Moreno Jesús Z.: Me esperaba yo esta respuesta, para tener el gusto de... (Siseos. Aplausos.) para hacer patente aquí el poco respeto que inspira a algunas personas, que se creen poseedoras de un título profesional, la apreciación siquiera de que se conoce la carrera que se ha hecho. (Voces: ¡Aah!) Y yo digo sencillamente: Si fuéramos a aceptar semejante blasfemia jurídica, llegaríamos a este caso: Supongamos que en un distrito electoral se verifican las elecciones y estás resultan en favor de Pedro o Juan; supongamos también que los presidentes municipales de todo ese distrito electoral, verificada una elección, certifican todos y cada uno de ellos que no se han verificado allí elecciones, a pesar del escrutinio y a pesar de la declaración de la Junta Computadora. Aquí no cabe más que esta única consideración: El legislador que le dio la facultad a la Junta Computadora para llenar esa función no supo lo que hizo, o sencillamente se pondría cada elección al evento del Poder y a la voluntad de los presidentes municipales. (Aplausos.) Yo no creo que el diputado Márquez seria y serenamente pueda sostener aquí o fuera de aquí, donde no se mueve un interés de partido político, personal o efectivo, a sostener esta blasfemia y, por último, señores, para no seguir cansando la atención de ustedes, voy a referirme a una consideración que acaba de hacernos desde esta tribuna el diputado Porfirio del Castillo, que también no sé como es posible que se le haya escapado.

Decía el ciudadano Del Castillo que vendrá a esta Representación Nacional seguramente la persona que quiera el coronel Barrios. ¿Por qué? Pues, sencillamente, decía, como cosa muy plausible, porque Gabriel Barrios ha heredado el cacicazgo de don Juan Francisco Lucas, el invicto general serrano. ¿Pues qué, señores diputados, es posible que aquí, donde tanto se pregona de revolucionarismo; que aquí, donde tanto se están propagando las ideas modernas, vamos a proclamar la necesidad de los cacicazgos? (Voces: ¡Huy! Aplausos.) Yo no puedo entender esta manera de razonar en una elección. El hecho cierto, indiscutible, señores, es este: La mayoría de la Comisión, que ya nos ha informado por la autorizada voz de uno de sus miembros - el señor licenciado Huerta-, ha hecho una exposición perfectamente clara y sucinta de los elementos legales que concurrieron en favor de la elección del ciudadano Bonilla. (Murmullos.) Por lo tanto, yo pido a vuestra soberanía que dé un voto aprobatorio al dictamen de la mayoría de la Comisión. (Aplausos. Voces: ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Miravete.

El C. Miravete: Cedo mi turno al ciudadano Guzmán Peláez.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Guzmán Peláez, por haberlo cedido el turno el ciudadano Miravete.

El C. Guzmán Peláez: Señores diputados: Si no tuviera la conciencia y si en la conciencia de toda la diputación poblana no estuviera que el triunfo del candidato Hernández es legal, no habría venido nunca a levantar mi voz de protesta a esta tribuna; no habría venido nunca a sostener el voto particular del compañero Del Castillo; pero era natural que este compañero poblano estudiara el expediente con toda calma y con toda la paciencia que el caso requiere, en virtud de que de todos los miembros que forman la Comisión, es el único que conoce los medios y las circunstancias en que la elección se verificó. Por una parte. Por la otra, el compañero del Castillo, como diputado poblano, se ve en la precisa necesidad de tratar continuamente con personas de aquella región, y habría tenido algún reproche si hubiera hecho causa común con los compañeros Aillaud y Huerta, a quienes les importa un bledo que mañana o pasado surjan dificultades o represalias como consecuencia de tanta injusticia al irse acumulando gota a gota tanta decepción.

Pensad, compañeros, por un momento, que nuestro pueblo ha luchado once años, que nuestro pueblo se ha sacrificado, que millares de huérfanos pululan por las calles enseñando sus miserias que sin pan y sin abrigo mendigan hoy un harapo, mañana un mendrugo que llevarse a sus labios como herencia única, como premio al sacrificio que sus padres han hecho de su vida en pro de nuestros derechos, en pro de nuestras libertades y en pro también de nuestro sufragio efectivo. Sí, señores, pensad también en los huérfanos, pensad en las vírgenes (Voces: ¡Huy!) que ante el temor de la miseria se han entregado a sus seductores, (Voces: ¡Huy! ¿A dónde vamos?) como patrimonio de sus padres al haber sacrificado su vida en esta lucha sin cuartel que ha desolado a nuestra patria y que sigue sangrando sus miserias y sus desdichas. No, compañeros, no pospongáis vuestras mezquindades y vuestras flaquezas humanas ante las aspiraciones de un pueblo que nos pide justicia. Yo, como representante de sesenta mil habitantes y como diputado del Estado de Puebla, pido más equidad, pido más justicia y pido más honradez para el ciudadano Hernández y para el pueblo de Zacatlán. (Aplausos. Voces: ¡ Huy!)

Dieciséis diputados son actualmente los que forman la diputación poblana; los dieciséis diputados estamos diseminados en los diferentes bloques que existen en este Parlamento y todos, como un solo hombre, tienen en cuenta que la elección corresponde al ciudadano Hernández. (Voces: ¡No !Aplausos. Murmullos.) Si en el concepto de ustedes la diputación poblana no merece que se le tenga en cuenta, abandonadla; pero si creéis que debe tener respeto y consideración, votad con ella

y así habréis hecho justicia al pueblo de Zacatlán. (Aplausos y voces: ¡No! ¡No!)

El C. Sánchez Pontón Carlos: Pido la palabra para una interpelación al ciudadano Arroyo Ch.

El C. presidente: No esta en el uso de la palabra el ciudadano Arroyo Ch.

El C. Sánchez Pontón: Tengo derecho a hacerle una interpelación.

El C. presidente: Está en el turno del contra el ciudadano Miravete.

El C. Sánchez Pontón: Bueno, pues se la haré al ciudadano Miravete.

El C. Siurob: Moción de orden. Acaba de hablar un orador en contra; debe hablar un orador en pro, según el reglamento.

El C. presidente: La Presidencia aclara al ciudadano Siurob que no hay ningún orador inscripto en pro. (Voces: ¡Que se pregunte si está suficientemente discutido! ¡A votar!) El ciudadano Bonilla desea hacer uso de la palabra. (Aplausos y siseos.)

La presidencia hace la aclaración de que el ciudadano diputado Moreno Jesús Z. se acercó a ella a manifestarle que el ciudadano Bonilla renunciaba al uso de la palabra, y por este motivo se la concedió al ciudadano Miravete en contra. Tiene la palabra el ciudadano Bonilla.

El C. Bonilla: Honorable Asamblea: Agradezco al señor Porfirio del Castillo el haber formulado el voto que habéis escuchado, porque si hubiera firmado el dictamen de la Comisión, indudablemente que mi credencial hubiera pasado sin previa discusión, y sinceramente declaro que no hubiera quedado tranquilo ni tampoco satisfecho si así hubiera ocurrido. Mi gratitud para el señor Del Castillo hubiera sido mayor si desechando prejuicios y alejándose de toda sospecha de parcialidad se hubiera apegado a las constancias de los expedientes pero no ha sido así, el señor Del Castillo -lo declaro sinceramente- no solamente ha desvirtuado los hechos, sino que los ha falseado, como lo voy a probar.

No he tenido necesidad de recurrir a medios reprobados para obtener mi credencial, porque sencillamente cuento con el apoyo de todo el elemento consciente de mi tierra, y también con la mayoría de todos los pueblos de la sierra. (Voces: ¡A votar! ¡A votar! Aplausos.) El triunfo se puede pesar por los votos conscientes que cualquiera de los candidatos tenga; pero en este caso repito, que también el pueblo de la sierra me ha apoyado y voy a las pruebas: En Zacatlán obtuvo mi contrincante, con todo y el numeroso grupo de empleados y de hombres armados, cuatrocientos votos, mientras yo obtuve mil. Cuando se formó la Junta Computadora estuvieron presentes sesenta y cuatro presidentes de casilla, y de esos sesenta y cuatro presidentes de casilla solamente dieciséis apoyaron la planilla de mi contrincante, mientras que yo tuve a mi favor cuarenta y siete presidentes. Eso prueba que la elección está de mi parte. (Aplausos y siseos en las galerías.)

El C. Siurob: ¡Ay, qué porra callista! (Risas.)

El C. Bonilla, continuando: Dice el señor Del Castillo que la elección pasada fue nulificada por la participación de los señores Barrios, es decir, por el cacicazgo militar que se ha entronizado desde hace más de un lustro. Pues debo decir al señor Del Castillo que la situación en mi tierra es enteramente idéntica a la de agosto pasado, cuando vino aquí impuesto el ciudadano Rodolfo Hernández. No se había movido un solo Ayuntamiento hasta las elecciones éstas de marzo; y aquí están las pruebas, señores. Yo suplico a alguno de los señores secretarios se sirva dar lectura a este documento.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"El C. Aureliano Reyes y Amador, presidente provisional del Ayuntamiento de este Municipio, certifica: Que los consejos municipales y secretarios de los departamentos de Camocuautla, Hueytlálpam, Tenango, Tepetzintla y Tlapacoya, así como las juntas auxiliares y sus respectivos secretarios, de los pueblos pertenecientes a los departamentos mencionados, son los mismos que fueron designados siendo gobernador de este Estado el C. doctor Alfonso Cabrera, cuyas corporaciones hasta la fecha están en funciones, y por consiguiente, las mismas que intervinieron en las elecciones ordinarias para diputados al Congreso de la Unión por este distrito, verificadas el día primero de agosto de mil novecientos veinte, y a las extraordinarias que tuvieron lugar el seis de marzo del corriente año. Asimismo hace constar que en las cabeceras municipales de Camocuautla, Hueytlalpan, Tepango, Tlapacoya y en los pueblos de Chicomotepec, (San Simón) y Xochitlaxco, (San Baltazar) pertenecientes a Tepetzintla, existen grupos de hombres armados que obedecen órdenes del general Brigadier Gabriel Barrios.

"A pedimento de los clubes unidos de esta cabecera, expido el presente, en Zacatlán, a los diecinueve días del mes de julio de mil novecientos veintiuno. El presidente municipal, Aureliano Reyes y Amador. - I. Rivera, secretario interino."

Ya ven ustedes, señores diputados, cómo la situación es la misma, los mismos empleados hicieron las elecciones. Ahora, para no cansar a la Asamblea, me remito a la justificación de ella. (Aplausos. Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Miravete en contra.

El C. Miravete: Sin ninguna preparación, señores diputados, ya que no era yo de los llamados a hacer la defensa del ciudadano presunto diputado Hernández Galindo, vengo, sin embargo, a unir, a sumar mi pequeño esfuerzo al de los estimables compañeros que desde esta tribuna bregaron honrada y denodadamente por tan justa causa. Y lo hago porque esta falta de preparación no me impide de manera alguna (Voces: ¡Espinosa!) venir a pugnar por desvanecer las imputaciones lanzadas en contra del ciudadano Hernández Galindo por el muy honorable ciudadano Arroyo Ch., honorable, porque cabe suponer honorabilidad al ciudadano que ha llegado a escalar el más alto sitial de esta Representación Nacional, aunque sea por obra y gracia del grupo o partido dominante en esta Cámara. (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Muy pagado de sí mismo, con una suficiencia rayana en pedantería, vimos cómo ayer el ciudadano Arroyo Ch. trató de tonto al señor licenciado Aurelio Márquez.

El C. Moreno, interrumpiendo: ¡Y lo es, hombre! (Risas y aplausos.)

El C. Miravete, continuando: Lo trató de tonto por el solo hecho de no pensar como él en el asunto que se debate. Y yo pregunto, señores diputados: ¿Quién es el señor Arroyo Ch. para juzgar así a un hombre que, como el ciudadano Márquez, se quemó las pestañas durante diez largos años en las aulas, donde abrevaron, como dijera el ciudadano Espinosa, hombres de la talla de Covarrubias y de Lerdo de Tejada? (Aplausos y siseos.) Ya se ve, pues, que el tonto resulta ser el ciudadano Arroyo Ch. (Voces: ¡Eso qué nos importa!) Me olvidaba yo un poco del asunto principal que motiva esta discusión, y voy a concretarme siguiendo el estribillo de los señores compañeros que me han precedido en el uso de la palabra, para no cansar mucho la atención de la honorable Asamblea. (Toses.)

Vosotros recordaréis perfectamente, ciudadanos diputados, que al discutirse anteriormente la credencial del ciudadano Hernández Galindo, el ciudadano Arroyo Ch., entonces como ahora, lo llenó de injurias y de denuestos haciéndole cargos propios sólo de una imaginación calenturienta y mezquina como la del ciudadano Arroyo Ch. Uno de los cargos que se hacían al ciudadano Hernández Galindo, entonces, era de que el coronel Barrios, jefe militar de aquella zona, lo había impuesto por medio de las armas y quedó demostrado palmariamente, plenamente, que el documento que quería hacer valer ante esta Asamblea como legal y verdadero el ciudadano Arroyo Ch., era absolutamente apócrifo. Interpelo al ciudadano Arroyo Ch. para que me desmienta.

El C. Arroyo Ch.: Pido la palabra. Suplico a su señoría se sirva decirme a qué documento se refiere, porque está diciendo cosas que no he dicho. (Aplausos.) Yo dije del ciudadano Márquez que me hacía preguntas de tonto, porque no son otras las que me hizo. Me preguntaba que cuántos Rafael Hernández había en Zacatlán, y esa pregunta solamente la hace un tonto. (Aplausos.)

El C. Miravete: Habéis visto, ciudadanos diputados, el ciudadano Arroyo Ch. no ha contestado a la interpelación que le hice. Otro de los cargos, ciudadanos diputados, que se hicieron al presunto diputado Hernández, era de que desempeñando el empleo de administrador de Correos de Zacatlán, se había levantado con los fondos de dicha oficina, y yo voy a demostrar a la Asamblea que esa fue una calumnia.

El C. Arroyo Ch.: ¿Me permite una palabra?

El C. Miravete: Como rehuye usted las interpelaciones, yo no admito ninguna interrupción.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: La Secretaría tiene a la vista una hoja de servicios del ciudadano Rodolfo Hernández G. Fecha 16 de marzo 1916.

"Estados Unidos Mexicanos.

"Dirección General de Correos. - México. - Sección de Personal.

"Hoja de servicios del C. Rodolfo Hernández.

"Categoría: Administrador. - Oficina: Necaxa, Puebla. - Fecha en que cesa: 26 de mayo de 1906. - Causa: Renunció. - A pedimento del interesado se expide la presente. - México, D. F., julio 16 de 1921."

Aparece aquí la firma del jefe del Departamento Administrativo, Rochín, y la del director general, Hinojosa.

El C. Miravete: Queda desvanecida esa imputación. (Voces: ¡No! ¡No!) Otro de los cargos, ciudadanos diputados, fue el de que igualmente encontrándose el ciudadano presunto diputado Hernández Galindo desempeñando la Tesorería Municipal del mismo lugar, Zacatlán, había resultado desfalcado y yo me permito suplicar a la Secretaría, por conducto de la Presidencia, que dé fe del documento por el cual hizo entrega de su oficina.

- El mismo C. secretario, leyendo:

Al margen un timbre de cincuenta centavos, cancelado con un sello que dice: "Ayuntamiento Constitucional del Municipio Libre de Zacatlán. - Estado de Puebla. - Presidencia. - Estados Unidos Mexicanos.

"El que subscribe, originario vecino de esta ciudad, hace constar que: Nombrado tesorero municipal y habiendo tomado posesión de ese cargo en diciembre del año de mil novecientos catorce, en substitución del C. Rodolfo Hernández G., que lo desempeñaba, durante la permanencia en esa plaza de fuerzas del Ejército Constitucionalista, no encontré responsabilidad alguna de este señor por cuanto al manejo de fondos ni desfalco en los mismos; por lo que a petición del mismo y para los usos que pudieran convenirle, expido el presente en la ciudad de Zacatlán, a los diez y siete días del mes de julio de mil novecientos veintiuno. - Lorenzo Oropeza."

"El subscripto, presidente municipal de esta cabecera, certifico: Que la firma que calza la constancia que antecede, es la que usa el ciudadano Lorenzo Oropeza en todos sus actos, así como que: De la documentación de la Tesorería Municipal se desprende que este señor, efectivamente, fue el tesorero municipal, de diciembre de 1914 a agosto de 1915.

"Zacatlán, a diez y seis de julio de mil novecientos veintiuno.- El presidente municipal provisional, Aureliano Reyes y Amador."

El C. Miravete: Ese otro documento se refiere, ciudadanos diputados, a la certificación que hace el actual tesorero municipal de Zacatlán.

- El mismo C. secretario: Y dice:

Al margen un timbre de cincuenta centavos, cancelado con un sello que dice: "Tesorería Municipal de Zacatlán, Estado de Puebla. "Al centro: "El subscripto, tesorero municipal de esta cabecera, certifico: Que en el archivo de esta oficina no existe ninguna constancia por la cual se compruebe que el C. Rodolfo Hernández G. haya salido desfalcado con los fondos del Erario municipal durante su permanencia en ésta como tesorero municipal.- Y a pedimento del interesado para los usos que le convengan, extiendo el presente en la ciudad de Zacatlán, Estado de Puebla, a los diez y seis días del mes de julio de mil novecientos veintiuno." -Una firma ilegible y una certificación del documento anterior con una firma también ilegible.

El C. Miravete: Para no cansar más a la Asamblea, voy a referirme al último cargo que el mismo ciudadano Arroyo Ch. desde esta misma tribuna hizo al presunto diputado Hernández Galindo. El ciudadano Arroyo Ch., con la misma ligereza, asentó en aquella época, que el ciudadano Hernández

Galindo nunca había sido revolucionario y yo me permito suplicar a la Secretaría se sirva dar lectura a esta carta. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Correspondencia particular del general Máximo Rojas. - Tlaxcala, Tlax. "México, D. F., a 23 de junio de 1921.

"Señor Rodolfo Hernández. - Ciudad.

"Apreciable amigo:

"Con gusto me refiero a su grata de ayer, manifestándole en respuesta, que me consta que en la época del usurpador Huerta, usted militó a las órdenes del extinto general Esteban Márquez, y que por su actuación netamente revolucionaria, dicho general nombró a usted secretario de la Comandancia Militar del distrito de Zacatlán, con residencia en el municipio de Tenango, de la propia jurisdicción.

"Con esto dejo satisfecho sus deseos, autorizándolo para que de esta carta haga el uso que a usted convenga.

"Quedo de usted, deseándole todo bien, atto. afmo. amigo y S.S. - Máximo Rojas."

El C. Miravete: He querido traer a la consideración, al conocimiento de esta Asamblea, todos estos hechos para que en el caso de determinar que no es de admitirse en su seno al ciudadano presunto diputado Hernández Galindo, sean otras las causas, pero de nunca la de ser indigno, porque no puede ser indigno, ciudadanos diputados, un hombre que sella todos los actos de su vida con la más absoluta honradez, honradez que en vano ha tratado de desvanecer aquí el ciudadano Arroyo Ch. de una manera atrevida y mendaz. Queda, pues, al criterio de la honorable Asamblea, la fe que puedan merecerle las imputaciones falsas del ciudadano Arroyo Ch. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Arroyo Ch.: El ciudadano Miravete me atribuye frases que nunca he lanzado en contra del ciudadano Hernández Galindo.

El C. Miravete, interrumpiendo: ¡Ahí está el "Diario de los Debates"!

El C. Arroyo Ch., continuando: Hablé en contra de la elección. Si en el "Diario de los Debates" se dice que el ciudadano Hernández fue el que salió desfalcado alguna vez, eso consta por documentos de los ciudadanos Cabrera. Eso lo dice un hermano, sobrino o tío de don Luis Cabrera, en un documento que está aquí. (Murmullos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se consulta si se considera suficientemente discutido el dictamen. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido.

El C. Guzmán Peláez: Pido votación nominal. (Voces: ¡Sí! ¡No!)

El C. secretario Valadez Ramírez: Estando suficientemente apoyado el ciudadano Guzmán Peláez, se recogerá votación nominal para el segundo punto. En votación económica se pregunta si se aprueba el primer punto relativo a la validez de la elección. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Hay mayoría de pie. Aprobado el primer punto. Se procede a recoger la votación nominal del segundo punto, que dice así:

" 2o. Son diputados propietario y suplente, respectivamente, por el mencionado distrito, los CC. Enrique M. Bonilla y Raúl G. Sosa."

(Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!)

El C. secretario Zincúnegui Tercero: Por la afirmativa.

El C. secretario Valadez Ramírez: Por la negativa. (Votación.) ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? Se procede a la votación de la Mesa. Votaron por la negativa 46 ciudadanos diputados.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: Votaron por la afirmativa 85 ciudadanos diputados. (Aplausos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: En consecuencia, la Presidencia, por conducto de la Secretaría declara: Son diputados propietario y suplente, respectivamente, por el 17 distrito electoral del Estado de Puebla, los ciudadanos Enrique M. Bonilla y Raúl G. Sosa.

El C. presidente, a las 7.45 p.m.: Se cierra la sesión de Colegio Electoral y se pasa a sesión de Cámara de Diputados.

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 26 DE JULIO DE 1921

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Rinden la protesta de ley los CC. Raquel D. Cal y Mayor y Enrique M. Bonilla, diputados por los distritos electorales 4o. de Chiapas y 17 de Puebla, respectivamente. Usan de la palabra para hechos los CC. diputados Siurob y Zincúnegui Tercero. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. SERRANO GUSTAVO P.

(Asistencia: La misma de la sesión inmediata anterior.)

El C. presidente, a las 7.45 p.m.: Se abre la sesión de Cámara de Diputados.

El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo: "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veinticinco de julio de mil novecientos veintiuno.- Período Extraordinario.

"Presidencia del C. Agustín Arroyo Ch.

"En la ciudad de México, a las seis y veinte de la tarde del lunes veinticinco de julio de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión, con asistencia de ciento veintinueve ciudadanos diputados.

"Fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día veintidós del mes en curso.

"Se puso a discusión en lo particular el dictamen de la primera Comisión de Puntos

constitucionales, relativo a la forma de la fracción IV del artículo 79 constitucional y que, aceptando las modificaciones del Senado, propone dicha reforma en estos términos:

"Artículo 79. Fracción IV. Acordar por sí o a propuesta del Ejecutivo, la convocatoria del Congreso o de una sola Cámara a sesiones extraordinarias, siendo necesario, en ambos casos, el voto de las dos terceras partes de los individuos presentes. La convocatoria señalará el objeto u objetos de las sesiones extraordinarias."

"Nadie hizo uso de la palabra, y declarado el dictamen con lugar a votar, resultó aprobado por ciento treinta y tres votos de la afirmativa, contra uno de la negativa, del C. Borrego. La Secretaría declaró que pasaba la reforma constitucional a las legislaturas de los Estados para los efectos de ley.

"Continuó la discusión del proyecto de ley sobre Fraccionamiento de Latifundios.

"Las fracciones X, XI, XII y XIII del artículo 46 reformado, sin debate se declararon con lugar a votar y se reservaron para su votación.

"Presidencia del C. Gustavo P. Serrano.

"Tampoco dio lugar a discusión el artículo 46 bis, y asimismo se declaró con lugar a votar y se reservó para su votación.

"Las comisiones presentaron el artículo 48 reformado.

"El C. Enrique M. Barragán habló en contra. El C. Siurob, a nombre de las comisiones, apoyó el precepto, pero no obstante, aceptó las observaciones del C. Barragán, y el artículo 48, con permiso de la Cámara, se modificó en estos términos:

"Todo ciudadano mexicano queda facultado para ocupar y cultivar hasta veinticinco hectáreas de terrenos nacionales en los Estados, y cincuenta en la Baja California y Quintana Roo, que se le titularán gratuitamente cuando lo solicite, siempre que compruebe haberlos ocupado de una manera continua hasta por cinco años después de promulgada esta ley y no poseer propiedad alguna de extensión igual o superior a la mencionada. Los que ya estuvieron poseyendo estas tierras en la extensión fijada, podrán obtener su titulación desde luego.

"Para los efectos del párrafo anterior, se entenderá que un terreno ha sido ocupado, siempre que esté acotado por medio de zanjas. mojoneras, cercas. etc. que se haya construído habitación dentro de su perímetro y que se hubiere cultivado cuando menos en su tercera parte.

"Quedan excluídos de la acción de esta ley los bosques y zonas forestales protectoras existentes en los terrenos mencionados, entendiéndose por estos últimos, aquéllos en que es necesario su perpetua conservación y la restauración de la vegetación forestal para proteger el suelo o mantener el régimen de las aguas fluviales y de las permanentes, ya sean superficiales o subterráneas. En consecuencia, dichos bosques y zonas protectoras quedarán ítegras en poder de la nación y no podrán ser ocupados como efecto de ninguna Ley Agraria."

"Así reformado el artículo 48 ya no motivó discusión, se declaró con lugar a votar y se reservó para su votación.

"Se procedió a recoger la votación nominal de todas las partes del proyecto de ley que se habían reservado, resultando aprobados por ciento quince votos de la afirmativa, contra once de la negativa de los CC. Acevedo, Cuervo, Espinosa Luis Estrada, Márquez, Miramontes, Moreno Jesús Z., Ramírez Luque, Reyes Tereso, Serrano Gustavo P. y Toro, el artículo 11 bis, las fracciones IV, V, VI, VII, IX, X, XI, XII y XIII del artículo 46 reformado el artículo 46 bis, la fracción II reformada del artículo 46 reformado y el artículo 48, inserto.

"De acuerdo con lo dispuesto en el Reglamento, se dio cuenta con una adición firmada por el C. Guillermo Rodríguez.

"El C. Siurob aclaró que esta adición no tenía relación alguna con el proyecto sobre fraccionamiento de latifundios. El C. Rodríguez fundó su iniciativa. La Secretaría leyó el artículo 123 reglamentario. Hicieron aclaraciones los CC. Siurob y Guillermo Rodríguez, y mociones de orden los CC. Borrego y Luis Espinosa.

"La Cámara, en votación económica, no admitió a debate la adición, por lo que se consideró desechada.

"Se hizo la declaración de que pasaba al Senado el proyecto de Fracciomamiento de Latifundios para los efectos constitucionales y se nombró en comisión, para que lo llevaran a la Cámara colegisladora, a los CC. Siurob, Díaz Soto y Gama, Ortega José Juan, Castillo Nájera, Miravete, Navarro Uriel y secretario Zincúnegui Tercero.

"A las ocho y quince de la noche se levantó la sesión, para pasar a sesión de Colegio Electoral."

Está el acta a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

Encontrándose a las puertas del salón los ciudadanos diputados Cal y Mayor y Bonilla, la Presidencia ha tenido a bien designar a los ciudadanos diputados Solís, Espinosa y secretario Zincúnegui Tercero, para que los introduzcan a rendir la protesta de ley. (Rinde la protesta de ley los ciudadanos diputados Cal y Mayor y Bonilla.)

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos el ciudadano diputado Siurob. (Aplausos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: Se ruega atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules y guardar compostura.

El C. Siurob: Ciudadanos representantes: Un asunto de principios en que está de por medio mi honorabilidad como revolucionario, me obliga a solicitar en estos momentos vuestra atención. Comienzo por pediros excusa de tratar este asunto en la Cámara de Diputados, pero las disculpa más completa que puedo presentar para esta circunstancia es el hecho de que los diputados -y sobre todo los diputados revolucionarios- comenzamos a no tener otro lugar de defensa, otro lugar en donde podamos hacer oír nuestra voz, un lugar en donde podamos descargarnos de todos los sambenitos que se nos cuelgan, de todas las mentiras que en contra de nosotros se inventan, de toda la

acción que se ejerce en contra de la Cámara de Diputados . Comenzamos, digo, a no tener otro lugar en donde hacer patente la verdad, que esta tribuna parlamentaria. Y aun este lugar, en donde nosotros podemos hacer la rectificación de nuestros propios hechos, tiene una fama en parte obscurecida, porque nuestra pobre prensa de la República todavía no ha podido libertarse.. (Aplausos ruidosos.) Lo digo con pena, no ha podido libertarse del sentimiento personalisimo de sus directores y de sus mecenas. Y es natural, desde el momento en que esta prensa está como el presidiario que lleva una enorme bala de plomo en los pies, atada a las ligas que tiene toda empresa capitalista con las que dependan del oro oficial. Cuando un pueblo censura a un diputado, el diputado debe estar muy atento, el diputado debe atender aquella queja, porque las más de las veces aquella queja tiene razón. Cuando un funcionario público es censurado por otro funcionario público, entonces esta censura no puede ser dirigida sino por tres causas: Primera, porque haya razón; segunda, porque sea esgrimida esta arma con fines políticos; tercera, porque aquél funcionario haya sido inducido a error respecto de la conducta del otro. Yo, señores, con motivo de la última toma de posesión de la Mesa directiva del Partido Liberal Constitucionalista, pronuncié allí un discurso que me ha valido las censuras del señor presidente de la República, censuras, debo confesarlo, envueltas en ese hermoso eufemismo que acostumbra usar siempre el presidente de la República y más para los que titula sus amigos. A mí en la misma censura me llama una persona a quien él estima altamente. Agradezco muy sincera y profundamente esta muestra de estimación del señor presidente, que correspondo con creces por los altos merecimientos de que está investido, por los grandes servicios que ha prestado al país y por todas las circunstancias que en él concurren para que esta estimación sea aumentada con creces; pero esta no es una razón para que yo, en mi calidad de diputado, no rechace un cargo que se me lanza y que considero como injusto porque es hijo único y exclusivamente del mal informe que acerca de mis palabras tuvo el señor presidente de la República. En este discurso, después de hablar yo acerca de los defectos de nuestros actuales sistemas, después de decir que habían fracasado la mayor parte de nuestros sistemas de gobierno en sus distintas fases por aquellas y las otras razones, que había fracasado el municipio libre, que había fracasado el sistema presidencial, que había fracasado la manera como se rigen las actuales condiciones del trabajo, y expresado yo el remedio para cada una de esas cosas, decía yo que el partido debía tomar aquellas cosas para considerarlas en una Asamblea general y que en esta Asamblea general se debías introducir las nuevas doctrinas que ya se encontraban impresas en la opinión pública, en la mente y corazón de los allí presentes, y en seguida venía el párrafo a que especialmente se refiere la censura y que voy a suplicar a la Secretaría le dé lectura, tomado de la copia del discurso que, por fortuna para mí, tomó un taquígrafo, el señor Ceniceros, en aquel acto.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Nuestro problema consiste en realizar todo esto y en adaptar, mediante una Asamblea general, nuestros antiguos programas a las tendencias nuevas que entre nosotros palpitan, en poner un hasta aquí a este régimen absurdo en que todo depende y gira alrededor de una sola voluntad y en que todo gobernante, por más puro que sea, más acrisolado que se le suponga es un candidato a tirano, puesto que las circunstancias en que el país mismo lo coloca, lo impele por ese camino fatal y comienza olvidando a su partido, después olvidando sus compromisos, y acaba dando la espalda a los principios, a la justicia, a la libertad, y a todo lo que antes juró y que colocado en estas circunstancias pisotea, porque siendo el hombre fruto de su medio y siendo el medio que rodea a estos hombres aquel en que se forjan los dictadores, necesitaríamos, como lo decía Bolívar, que naciese para cada ocasión un gran hombre y que fuere superior a su medio y su siglo.

"Nosotros somos ejemplo viviente. ¿Cuántas cosas hubiera podido realizar nuestro partido triunfante, ya dos veces en la gran contienda presidencial? ¡Qué hermosas ocasiones para realizar los principios! y sin embargo, el día mismo del triunfo, cuando todos se felicitan y los grupos alborozados predican ya con seguro optimismo una era mejor, se encuentra con que los compromisos íntimos, los parásitos arribistas, las camarillas absorbentes, los pactos secretos, y los paisanajes egoístas, han arrebatado el lugar a los que profesan y aman los principios, a los que sufrieron por ellos, a los aptos no serviles y comienza el declive funesto en que el mismo correligionario que ayer se ufanaba de serlo, es el primero en tirar secretamente contra las hermanos de ideales, en obstaculizar su camino, en restar elementos a su propia causa, y en abandonar la recta senda del ideal para seguir el mismo tortuoso y estéril camino de Tlaxcalantongo."

El C. Siurob: Esta es la copia taquígrafica del párrafo a que alude indudablemente el señor presidente de la República en su aclaración... (Voces: ¡En su catilinaria!) a las ideas vertidas por mí. Aquí hay muchos testigos, muchísimos testigos, muchos señores diputados asistieron a este acto y yo me permito a interrogarlos para que digan si es o no verdad que esas fueron mis palabras, para que se sepa perfectamente que esas fueron mis palabras, para que sepa perfectamente que estas fueron precisamente mis palabras, que no las vengo yo a falsear aquí. (Voces: ¡Sí es cierto! ¡Las verdades duelen!) Ahora bien, señores diputados yo pregunto al público todo, a la opinión pública. ¿Estos dos párrafos se refieren en una forma concreta, en una forma definida al actual Gobierno? (Voces: ¡Sí! ¡No! ¡A éste y a todos! ¡No tenga miedo! ¡Sosténgase, hombre!) El público que asistió en aquellos momentos a aquel acto aplaudió estos párrafos de una manera entusiasta y completa que yo le agradecí, y vosotros me habéis hecho el mismo honor. Yo declaro que mi intención fue única y exclusivamente hablar contra el régimen presidencial en general; si algo le toca a este sistema, si dentro de este sistema están verificándose parte de estos hechos -cosa que en verdad sí están verificándose-, entonces no tuve la intención de decirlo; pero hoy

no vacilo en afirmar que es la verdad. (Aplausos.) Pues bien; ¿Es esto decir lo que se me atribuye -todos vosotros habéis leído el párrafo que publicó hoy toda la prensa- en mi discurso, o sea que hay que premiar a cada correligionario que dé su voto con un empleo público? (Voces: ¡No!) De esto no se desprende que yo haya lanzado el cargo directo en contra del actual primer magistrado de la República, de que no ha ocupado a los miembros del Partido Liberal Constitucionalista, que no haya ocupado de preferencia a los que han sentido los principios revolucionarios, a los aptos y no serviles, a los absolutamente intachables y honrados. Esto sí es verdad y está flotando en la opinión pública. No tuve entonces la intención de aplicarla al régimen actual, sino que mi intención fue decirlo en general para todos los regímenes presidenciales; pero vosotros habéis visto que esta parte de la refutación del general Obregón indudablemente que no se debió a otra cosa que al error del primer magistrado en virtud de haber sido mal informado por algunos de sus paisanos que no hacen más que una pérfida e infame labor. No digo que todos los paisanos del general Obregón sean de esta índole: Hay algunos de ellos que son estimabilísimos y muy dignos revolucionarios; pero que esto es un mal del sistema presidencial, nadie lo puede negar. (Aplausos.) ¿Quién puede negar, por ejemplo, que en la época de Porfirio Díaz, durante treinta años, los desgraciados pueblos soportaron el paisanaje de don Porfirio, y que cuando había un empleado, algún juez apolillado de aquellos que mantenían los expedientes hasta que los ratones acababan con ellos, quien no recuerda que al preguntar los pueblos y decir por qué está aquí este imbécil, todos decían, calladita la voz y a escondidas: "Porque es de Oaxaca" ¿Quién no recuerda que en la época de don Venustiano Carranza...(Voces: ¡Coahuila!) Vosotros lo estáis repitiendo; el nombre adulterado de Coahuila sonaba en los jacalones de los teatros de barrio? (Voces: ¿Y hoy?) Hoy...solamente me permito decir que a los Ferrocarriles Constitucionalistas ya empiezan a llamarlos: La Sonora News Company. (Aplausos.) Y así podría citar otras oficinas. ¿Necesitaré probar ante vosotros que el régimen presidencial ha sido funesto para el país? ¿Necesitaré traer aquí el relato, como en los cuentos de las Mil y Una Noches, del cúmulo de tesoros que se han robado a la nación? ¿Necesitaré desenterrar del lodo a los favoritos de los anteriores gobernantes que han vendido la justicia y los favores y han traficado con las honras de los ciudadanos? ¿Necesitaré hablar de este régimen presidencial, verdadero elefante blanco de nuestra civilización importado de otros países? ¿Necesitaré volver a repetir que no es otra cosa que la semilla de la discordia, que no es otra cosa que el germen de muchas de nuestras artificiales revoluciones? ¿Necesitaré volver a decir que no es más que el pretexto para los levantamientos políticos, para todo este cúmulo de calamidades, que no son verdaderas revoluciones de principios, y que han gravitado sobre el pobre pueblo mexicano? ¿Necesitaré volver a decir que el fracaso de nuestra instrucción pública a eso se debe y que es un hecho comprobado que el analfabetismo entre nosotros es secular, tan secular como lo son nuestros legendarios ahuehuetes? ¿Y nuestra justicia? Nuestra justicia es ciega, sorda y servil. ¿Y todo ese cúmulo de calamidades y de miserias nuestras no debe ser atribuído en gran parte a este torpe sistema que encuentra en una sola mano todas las facultades, que concentra en una sola mano todas las atribuciones, que hace verdaderamente imposible el despacho de los negocios públicos y que todavía es recargado por costumbre en nuestros actuales presidentes, porque cosas que no debían corresponderles conforme a la ley ellos las acaparan queriendo remediar algún mal? Refiriéndome al general Obregón, el caso es obvio: El general Obregón, con la más pura, con la más recta y con la más sana intención ha ido pasando, por ejemplo, los Ferrcorriles, de Herodes a Pilatos; de un secretario de Estado al otro con objeto de ver si aquello se reforma, y aquello, en lugar de reformarse, sigue convertido en una cueva de ladrones en manos de multitud de ineptos, y en lo que antes se perdía como cinco, ahora se pierde como diez y quizá llegará el momento en que se paralicen los Ferrocarriles, y al paralizarse los Ferrocarriles, se paralizará la vida nacional. ¿No es éste un ejemplo de lo que yo acabo de decir? Asciende a un millón de pesos mensuales el déficit en los Ferrocarriles, en los actuales momentos en que nuestros ingresos estan disminuyendo y en que necesitamos hacer grandes economías. ¿Y necesitaré censurar que en las gestas del Centenario se van a gastar dos millones de pesos, cuando esos dos millones hacen falta para tantas cosas útiles para el país? (Voces: ¿Y los pegasos?) Pues bien; declaro que la censura tan bienintencionada, pero errónea en este caso, de mi excelente amigo el señor general Obregón, no coartará en ninguna forma mi intención de decirle la verdad, como verdadero amigo, siempre que sea necesario. Creo, por el contrario, como toda la opinión pública, que son precisamente los amigos los que deben decir absolutamente la verdad. El general Obregón y esta Asamblea no pueden dudar de mi colaboración con el actual Gobierno; ellos me han visto tomar parte en muchos proyectos de ley que ha estado discutiendo esta Legislatura, hasta el grado de que casi no se han discutido aquí sino proyectos en que he dictaminado o que he presentado a la Asamblea, y voy a citar alguno: La Ley de Ejidos, en que dictaminé; la Ley de Latifundios, en que dictaminé, y a propósito de esta ley debo observar que si las comisiones tuvieron algunas dificultades, fue por adaptar la Ley Agraria al proyecto primitivo del general Obregón, porque no quisimos desairar un proyecto tan bienintencionado como ese; y lo mismo podría decir a propósito de la reglamentación de la fracción XII del artículo 127, que es una iniciativa mía. Así pues, no se me puede tachar de que no soy un colaborador del actual Gobierno. He permanecido mucho tiempo sin decir una sola palabra de censura para ningún funcionario, ¿Pero esto va a ser indefinido? ¿No puede hacerse una censura honrada, discreta, honesta, sin que se crea que es un ataque al régimen? Por el contrario, he sido el primero en invitar a todos los bloques de esta Cámara a una unión, ya que ha sido mi opinión que mientras haya dificultades en el exterior, no debemos lanzar ningún ataque al presidente de la República ni a su Gobierno, sino sólo cuando sea absolutamente

indispensable y sólo que la opinión pública materialmente nos empuje a ello. ¿Qué otra cosa hemos hecho? Cuando ha habido serias dificultades, hemos ido personalmente a ver al presidente de la República a fin de señalárselas, porque no es nuestra labor en este momento agitar la opinión pública, porque nuestro deseo es laborar por el bienestar y tranquilidad del país; pero tampoco por esto vamos a tolerar que las cosas malas sucedan sin que tengamos una positiva y debida ingerencia. Esta es mi doctrina, este es mi criterio.

El señor general Obregón se ha equivocado en esta vez, porque ha sido mal informado. El fracaso ha sido, no suyo, ha sido de los pícaros informantes... (Murmullos. Risas.) de los tergiversadores de la verdad. (Murmullos. Risas.) de los falsos paladines de la verdad, (Murmullos. Risas.) de los que comienzan a formar el corito de los aduladores. (Murmullos. Risas. Aplausos.) Por fortuna, el señor general Obregón es suficientemente discreto y espero que los rechazará a su debido tiempo, aunque sean sus paisanos. He concluído, señores diputados. Solamente quise hacer esta rectificación, porque debo hacer constar que el diputado José Siurob, muy humilde revolucionario, nunca ha pregonado ni pregonará jamás, ni son sus ideas ni sus principios, que por cada voto que se dé en favor de un individuo, se le ha de dar un empleo; ni tampoco he pregonado que mi partido deberá acaparar los puestos públicos; sino que debe ayudarse a los hombres que han sentido, a los hombres que han sufrido por los principios revolucionarios y que, además, son honrados y aptos y no son serviles; a esto hombres debe ayudárseles dondequiera que se les encuentre pero de preferencia en el partido que a uno lo sostuvo cuando llegó al Poder.

He concluído, señores diputados. Sólo me resta para la prensa de la República decirle que lamento sinceramente, como lo he lamentado en muchas ocasiones, que permanezca -como decía yo- con el enorme fardo, con la enorme bala de plomo de los compromisos de sus directores o de sus Mecenas para no decir la verdad, cuando la verdad es necesaria en muchas ocasiones. La prensa ha querido, dando la noticia de una manera escandalosa, llevar a todos los ámbitos de la República la noticia de que el ciudadano José Siurob, diputado se equivocó, y que el ciudadano presidente de la República lo rectificó. A mí personalmente esto no me importaría, porque mi personalidad nada vale ni nada significa; pero como diputado, como miembro de mi partido, como revolucionario, eso sí me importa, porque el presidente de la República me merece muy alta estimación, para que yo dejara pasar desapercibida esta oportunidad de rectificar, con todo el afecto que él se merece, una opinión suya. La prensa ha querido coronarme de espinas. Si yo fuera realmente un enemigo del régimen, diría: El César me sirve la cicuta en una copa de barro de la prensa oficial o en una copa de oro de la prensa burguesa; pero como no soy enemigo del régimen, me concreto a decir, parodiando sencillamente a Godofredo de Bouillon al entrar a Jerusalem cuando le ofrecieron una corona de oro: no aspiro a que los señores de la prensa me coronen con una corona de oro de adulaciones y falsedades: Todos los revolucionarios en México han usado siempre una corona de espinas. (Aplausos nutridos.)

El C. Avilés: ¡Que vivan los ballets oficiales!

El C. Zincúnegui Tercero: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Zincúnegui Tercero: Me permito respetuosamente interpelar a las comisiones unidas de Justicia y Puntos Constitucionales, sobre los trabajos que hayan efectuado respecto de la Ley de Amnistía General, enviada por el Ejecutivo. Desearía que las comisiones respectivas me hicieran el favor de informarme. Aunque las comisiones no me contesten, puedo asegurar que todavía no hay dictamen. Me he fijado en que faltan muy pocos días para que posiblemente el Congreso de la Unión clausure su período de sesiones extraordinarias. Si alguna ley es verdaderamente popular, quiero decir que si alguna ley positivamente favorecerá los intereses del verdadero pueblo, sería esta Ley de Amnistía General, que podría remediar muchos errores e injusticias. (Voces: ¡No!) Oigo levantarse de algunos escaños voces de protesta. Pues bien, señores revolucionarios; si en algo amáis la revolución y al pueblo, debéis estar conmigo en este caso, porque pretendo que las comisiones a la mayor brevedad emitan su dictamen, a efecto de que, en su oportunidad, todo lo bueno que tiene esa ley, naturalmente que para eso va a ser discutida, no la vamos a admitir en la forma radical en que ha sido presentada; pero sí, señores diputados, es de justicia, es de rudimentaria justicia aprobar esa ley antes de clausurar este período de sesiones. (Murmullos. Voces: ¡No!) A los que dicen que no, les diría yo que dieran una vuelta por los presidios y por las cárceles para que se dieran cuenta de lo que pasa; los señores abogados saben perfectamente que allí yacen en el olvido muchos infelices. (Murmullos. Risas.) No riaís, ciudadano Franco, que tenéis todas las características de un burgués. (Aplausos.) ¿O reís porque nunca habéis sido víctima de las injusticias a que se sujeta al pueblo pobre? Cuando por contingencias de la política habéis caído preso, vuestros amigos hemos trabajado por vos, y eso os consta, y cuando no habéis tenido dinero suficiente para salir de la cárcel, también os hemos ayudado; pero ido a ver todo ese cúmulo de injusticias que se cometen con esos infelices, que no tienen un abogado que los defienda, porque los abogados de oficio son una bella mentira, porque en los juzgados el individuo que no tiene dinero o que no tiene influencias, se pudre en los presidios y pasan meses y a veces años, ciudadanos representantes, sin que se vean las causas de aquellos infelices; y cuando las enfermedades, y cuando el vicio, y cuando todo ese cúmulo de desgracias han sido soportados por uno de estos infelices, se le despide con un "usted dispense", después de haber pasado aquel hombre por toda clase de privaciones y maltratos de que son víctimas. (Aplausos.) Se arguye en contra de esta ley -y permitidme que me extienda, porque quiero fundar debidamente mi tesis-, se arguye por algunos compañeros que abriendo las cárceles y los presidios quedaría amenazada la sociedad. Ya decía hace pocos momentos que cuando se discuta aquí la ley, seré el primero en sostener que a los verdaderos criminales no se les conceda esa merced; pero a todos aquellos infelices

que han delinquido en un momento de impremeditación a todos aquellos en cuyas causas no hay las agravantes de los criminales natos, a todos aquellos individuos que no son rateros conocidos, ¿Por qué no vamos a hacerles un acto de justicia? No quiero extenderme más, como deseara, porque no está a discusión la ley; lo único que pretendo es hacer una excitativa a las honorables comisiones para que, con carácter de urgente, rindan su dictamen a fin de hacer algo bueno al conmemorar las fiestas del Centenario, ya que se van a hacer cosas tan malas como la descabellada idea del descenso de los pegasos. (Aplausos.)

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra para hacer una súplica.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa Luis: Señores compañeros: Ya hay un acuerdo tácito para que el Congreso de la Unión suspenda sus sesiones a fines de este mes, y todavía faltan por discutirse dos credenciales, las que, según entiendo, ni siquiera están dictaminadas. Como sería una injusticia incalificable que para el el último de este mes esos candidatos que esperan pacientemente la limosna conmiserativa de los miembros de las comisiones dictaminadoras, no obtuvieran justicia, suplico a la Presidencia que con toda energía excite y obligue, si es necesario, a esos apáticos miembros, para que dentro del improrrogable término de 24 horas, rindan dictamen...(Aplausos.) o bien, que esos señores, por dignidad personal, se levanten de sus asientos y declaren que están incapacitados para emitir ese dictamen dentro del tiempo que he señalado y que renuncien a dictaminar sobre el particular. (Aplausos.)

El C. presidente: La Presidencia ya con anterioridad había excitado a las comisiones respectivas para que produjeran su dictamen, y momentos antes que el ciudadano Espinosa tomara la palabra, acababa de recabar informes de la Oficialía Mayor para saber si ya se habían presentado los dictámenes, e iba a excitar nuevamente a las comisiones con tal objeto.

El C. Huerta: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Huerta: Como miembro de la 7a. Sección Revisora de Credenciales, hago del conocimiento de la Asamblea, que apenas hace cuarenta y ocho horas que me fue turnado un expediente que estuvo más de cuatro meses en poder de otra Sección y, en consecuencia, no es posible que en veinticuatro horas yo pueda dictaminar. (Voces: ¿Qué expediente es ?) Es el expediente relativo al distrito de Tlalnepantla, Estado de México. De tal manera que yo pido a la Asamblea siquiera cuarenta y ocho horas para presentar ese dictamen. (Voces: ¡Sí! ¡Sí!)

El C. Hidalgo Catalán: ¡Falta otro expediente por dictaminar!

El C. presidente: La Presidencia excita nuevamente a la otra Comisión que falta por producir su dictamen, para que lo haga a la mayor brevedad posible. Se cita...

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¡Pido la palabra!

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Gandarilla: Acabo de oír, señor presidente, que dentro de unos cuantos días se terminarán estas sesiones extraordinarias. No estoy enterado absolutamente de nada de esto, y sí quiero que su señoría me haga el favor de informarme si ya se entregaron los dictámenes relativos a la Ley del Petróleo y a la Ley de Bancos, que son de urgente necesidad.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: La Secretaría informal ciudadano Gandarilla que el dictamen relativo a la Ley de Bancos ya obra en poder de la Oficialía Mayor desde hace mucho tiempo, así como el dictamen respecto a la Ley de Secretarías de Estado.

El C. Gandarilla: ¿Y el del petróleo?

El C. secretario Zincúnegui Tercero: El dictamen relacionado con el asunto del petróleo todavía no lo ha presentado la honorable Comisión.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: Hay otro asunto más interesante y oportuno, desde el punto de vista de la próxima celebración del Centenario de la Independencia Nacional, y es la Ley de Amnistía General. (Voces: ¡Ya se trató eso!)

El C. Ollivier: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Ollivier.

El C. Ollivier: Suplico a la Asamblea, y en particular al señor licenciado Gandarilla, que recuerden que, según un acuerdo tácito de esta misma Cámara, se convino en aplazar la discusión de la Ley del Petróleo y, por lo tanto, el dictamen, que ya está terminado, permanece en poder de las comisiones. (Voces: ¡No se acordó eso!) De todas maneras, la Comisión ofrece que el dictamen se entregará con toda oportunidad para que sea discutido antes que cualquiera otra ley, por supuesto después de aquellas cuyos dictámenes han sido ya presentados.

El C. presidente, a las 8.30 p. m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana, a las cinco de la tarde, a sesión de Cámara de Diputados.