Legislatura XXIX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19201007 - Número de Diario 38

(L29A1P1oN038F19201007.xml)Núm. Diario:38

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 7 DE OCTUBRE DE 1920

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 38

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 7 DE OCTUBRE DE 1920

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia al C. diputado Gómez Cosme. Usan de la palabra para rectificar hechos los CC. diputados Rodríguez Guillermo y Meza.

3.- Es aprobada una moción de varios ciudadanos diputados para que una Comisión pida al Ciudadano. Presidente de la República se consigne a Félix Díaz a las autoridades judiciales.

4.- Continúa dándose cuenta con los asuntos en cartera. Oficio de la Secretaría de Gobernación, al que se acompañan los ramos 1o., 3o., 4o. y 5o. el proyecto de Presupuesto para 1921. Dictamen concediendo aumento en la pensión que disfrutan los hijos del C. doctor Belisario Domínguez; de primera lectura. Se aprueba y pasa al senado para los efectos Constitucionales, el proyecto de decreto por el que se otorga una pensión a la señorita Julia Iglesias Calderón.

5.- Se declara de obvia y urgente resolución, se aprueba y pasa al Senado para los efectos constitucionales, el proyecto de ley por el que se deroga la Ley de 8 de mayo de 1917 que concedió al Ejecutivo facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda.

6.- Son aprobados los dictámenes siguientes: Uno de la Comisión de Hacienda para que se turne a la Comisión Inspectora de la Contaduría Mayor, el expediente que se refiere a la ratificación y autorización de pagos y erogaciones hechos fuera del Presupuesto, de mayo a diciembre de 1917; tres de la 1a. Justicia, que se refieren, respectivamente, a que se archiven el expediente formado con varios oficios del ciudadano magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Baja California, acerca de la separación del Juez de la 1a. Instancia de Mulegé, y el que se refiere a la solicitud de licencia del juez 9o. de lo Civil de esta ciudad; que se transcriba al ciudadano contador mayor de Hacienda para que lo cumplimente, un oficio del juez 2o. de lo Civil de esta ciudad, que contiene un auto dictado contra el señor Francisco Palau.

7.- El C. diputado Bordes Mangel informa del resultado de la Comisión que se acercó al Ejecutivo para tratar el asunto referente a Félix Díaz. Para rectificación de hechos usan de la palabra varios ciudadanos diputados. Los CC. diputados Aguirre Colorado Ernesto y Mijares, presentan una proposición para que se reitere al Ejecutivo la solicitud de consignar a Félix Díaz a los tribunales; a discusión. Se da cuenta con una moción suspensiva, la que se discute y es desechada. Vuelve a discusión la proposición anterior y es retirada con permiso de la Asamblea. Es discutida y retirada por los firmantes, una proposición de varios ciudadanos diputados a fin de que se deje en libertad y en su campamento al rebelde Félix Díaz. Queda de primera lectura una moción del C. diputado Montero Villar para que se abstenga la Cámara de tratar el asunto de Félix Díaz. Se levanta la Sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. ALESSIO ROBLES VITO.

(Asistencia de 133 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente, a las 4.55 p. m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Valadéz Ramírez, leyendo:

" Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados el día seis de octubre de mil novecientos veinte.

"Presidencia del C. Antonio Díaz Soto y Gama.

"En presencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados, se abrió la sesión en la ciudad de México, a las cinco y quince de la tarde del miércoles seis de octubre de mil novecientos veinte.

"Sin objeción alguna, se aprobó el acta de la sesión efectuada el día anterior.

"Introducido al salón por los CC. Ortega Miguel F., Franco Abraham y prosecretario Castrejón, rindió la protesta legal el C. Luis Sánchez de Cima, como diputado suplente en ejercicio por el primer distrito electoral del Estado de Puebla.

"A continuación, la Secretaría dio cuenta con los documentos y expedientes recibidos y en el turno que se expresa:

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, en que se transcribe otro de la de Guerra y Marina, relacionado con la solicitud de pensión de la señorita Julia Godínez. - Recibo, y a la primera Comisión de Peticiones.

"Oficio de la Procuraduría General de la Nación, en que se avisa haber sido consignadas las credenciales expedidas por la Junta Computadora del décimo distrito electoral del Estado de Jalisco al Juzgado de Distrito de la propia entidad. - De enterado, y a su expediente.

"Circular del Congreso del Estado de Durango, en que participa la apertura de su primer período de sesiones ordinarias. - De enterado.

"Telegrama de Jalapa, Veracruz, subscripto por la Mesa Directiva de la XXVIII Legislatura del Estado referido, y en que se comunica la instalación de la Junta Preparatoria. - De enterado.

"Mensaje en que el C. Nicolás Flores, Gobernador Constitucional del Estado de Hidalgo, avisa haber vuelto a encargarse del Ejecutivo de la Entidad citada, concluída la licencia que le concedió la Legislatura local. - De enterado.

"Circular del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Tamaulipas, en que se dice haber tomado posesión del cargo de presidente de dicho Tribunal el C. licenciado Antonio V. Quiroz. - De enterado.

"Solicitud de licencia por diez días, con goce de dietas, que suscribe el C. Lucas Lira.

"Dispensados los trámites, se aprobó sin discusión.

"Proposición que firma el C. Luis Espinosa, así como otros varios representantes, a fin de que las comisiones revisoras de credenciales den término a sus trabajos dentro del improrrogable plazo de diez días, que se empezarán a contar desde esta fecha.

"Puesta a discusión, sin ella, resultó aprobada en votación económica.

"La Mesa contestó respecto de una petición verbal que hizo el C. Espinosa Luis.

"Dictamen de la Primera Comisión de Hacienda, que concede una pensión de seis pesos diarios para cada uno de los tres hijos del extinto general Felipe Ángeles. - De primera lectura.

"Memoriales de numerosas agrupaciones obreras, dependientes de la Confederación, cuyo comité central radica en la ciudad de Aguascalientes, en los que se pide que a la mayor brevedad posible se reglamenten los artículos 27 y 123 constitucional y se establezca una comisión reguladora del comercio. - A la primera Comisión de Peticiones.

"Escritos de las señoritas Magdalena Ramos y Gertrudis Perales, en que respectivamente reiteran las solicitudes de pensión que con anterioridad tienen presentadas. - A sus antecedentes.

"Telegrama fechado en san Ángel, D.F., y que firma el C. Manuel Alvarado a nombre de obreros y campesinos, solicitando se discuta a la mayor brevedad la elección de representantes por el undécimo distrito electoral del Distrito Federal. - Recibo, y a su expediente.

"Trece dictámenes de la segunda Comisión de Peticiones, que fueron aprobados sin discusión por la Asamblea y que dicen en sus partes concluyentes:

"Pase a una de las comisiones de Puntos Constitucionales el escrito del C. Ramón Lara."

"Pase a una de las Comisiones de Hacienda el expediente formado con la solicitud de pensión hecha por la señorita Gertrudis Perales."

"Devuélvase al Ejecutivo de la Unión el expediente formado con la solicitud de pensión del C. Agustín Mirón."

"Túrnese a la Comisión de Puntos Constitucionales que corresponda el memorial del C. Salvador Urbina."

"Remítase al Ejecutivo de la Unión el memorial de los vecinos de San Andrés Enguaro, Estado de Guanajuato."

"Acerca de éste último dictamen, el C. Siurob. hizo una petición que dio lugar a un informe de la Presidencia."

"Pase a la Comisión de Guerra en turno el escrito de la señora Carmen T., viuda de Salcedo."

"Túrnese a las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Trabajo y Previsión Social que correspondan, la iniciativa del C. Salvador Villaseñor.

"Túrnese a una Comisión de Justicia el mensaje del C. licenciado Abelardo Morano Lezama."

"Pase a la Comisión de Justicia en turno el proyecto que envió a esta Cámara el Consejo directivo de la "Orden Mexicana de Abogados."

"Archívese, por extemporáneo, el escrito del C. Paulino M. Guerrero."

"Pase a las Comisiones de Hacienda y Crédito Público que tienen antecedentes, la iniciativa del C. Juan Torres Quiroz."

"Túrnese a la Comisión de Relaciones Exteriores que corresponda el escrito de C. Luis Morales Moreno."

"Túrnese a la Comisión de Puntos Constitucionales que corresponda, el escrito del C. doctor Francisco Ortega."

"Proposición signada por el C. Diputado Luis Espinosa, con objeto de que se nombre una comisión que en nombre de esta Honorable Cámara deposite una ofrenda floral en la tumba del doctor Belisario Domínguez y asista a las honras fúnebres que se efectuarán en el panteón francés el día siete del actual, a las diez de la mañana.

"Sin que nadie hiciera uso de la palabra, resultó aprobada en votación económica y se nombró a los CC. Ramos Pedrueza, Zubaran Capmany, Aguirre Colorado Ernesto, Lara César A., Gómez Carlos y secretario Zincúnegui Tercero para integrar la Comisión de que se trata.

"Ocho dictámenes de la 2a. Comisión de Justicia que fueron votados en sentido afirmativo y que dicen, respectivamente, en su parte resolutiva:

"Dígase al ciudadano Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Paz, Baja California, que ocurra ante quien corresponda para que le sean pagados los veinticinco pesos diarios que le asigna el Presupuesto de egresos por el cargo que desempeña, y los catorce pesos diarios para su secretario. - Comuníquese."

"Archívese el expediente formado con el memorial del C. licenciado Brambila Sánchez.

"Contéstese la instancia del ciudadano subsecretario de Estado y del Despacho de Gobernación, en el sentido de que ya fue nombrado el presidente del Tribunal Superior de Justicia en el Distrito Sur de Baja California, y que ya se procede a la elección del juez de la 1a. Instancia de aquel mismo Partido.

"Comuníquese al ciudadano magistrado del distrito Sur de Baja California que ya se procede a hacer el nombramiento del juéz de 1a. Instancia del Partido centro del citado Territorio.

"Comuníquese al C. Cuauhtémoc Hidalgo, que ya se procede a la designación de los funcionarios judiciales del Territorio de la Baja California a que se refiere.

"Contéstese al ciudadano subsecretario de Gobernación Encargado del Despacho, que ya fué

designado el magistrado del Tribunal Superior de Justícia en el distrito Sur de la Baja California, y que se procede a la designación de los demás funcionarios.

"Contéstese al ciudadano magistrado del Tribunal Superior de Justicia del distrito Sur de la Baja California, que para nombramientos de secretarios de los juzgados, debe de proceder en la forma determinada por la Ley.

"Por ser extemporáneo resolverlo, archívese el expediente formado con el oficio dirigido a esta H. Cámara con fecha 10 de junio del presente año, por el entonces secretario general interino, encargado del Despacho del Gobierno del Distrito, y en el que participaba haber concedido una licencia al C. licenciado Francisco Pellicer, como magistrado de la 5a. Sala del Tribunal Superior de Justicia.

"Excepto el 1o. y 7o. de estos dictámenes, que fueron impugnados por el C. Von Borstel y defendidos por el C. Vicencio, miembro de la 2a. Comisión de Justicia, los demás tuvieron discusión.

"El C. Siurob, refiriéndose a un proyecto que tiene presentado, interpeló a las comisiones 1a. de Instrucción Pública y 1a. de Puntos Constitucionales, contestándole los CC. De Alba y Manrique a nombre de ellas. El C. Siurob concluyó con una petición a la Asamblea acerca del mismo asunto.

"Proposición subscripta por los CC. Siurob, Manjarrez y Aguirre Colorado Ernesto, para que se nombre una Comisión que se acerque a la H. Cámara de Senadores, a fin de suplicarle que a la mayor brevedad posible estudie y apruebe o repruebe el proyecto de Ley de Pensiones que le fue enviado por la Cámara de Diputados de la XXVII Legislatura de la Unión.

"Dispensados los trámites y con la substitución de un término por otro, propuesta por el C. Espinosa Luis, fue votada favorablemente esta proposición.

"La Comisión nombrada al efecto la forman los CC. Siurob, Aguirre Colorado Ernesto, Manjarrez, Bolio, Benito Ramírez G. y secretario Zincúnegui Tercero.

"El C. Espinoza Luis solicitó de la Presidencia, siendo cumplimentado, que se excitara a la Comisión que tiene en su poder el expediente relativo al aumento de pensión para los hijos del doctor Belisario Domínguez, a fin de que rinda desde luego su dictamen y se pueda dar cuenta con él en la sesión del día siguiente:

"Dictámen de la 2a. Comisión de Hacienda, por el que se otorga una pensión de quinientos pesos mensuales a la señorita Julia Iglesias Calderón.

"Puesto a discusión, el C. Espinosa Luis habló en pro, e inmediatamente después se procedió a la votación nominal correspondiente, que dio como resultado ciento nueve votos de la afirmativa contra uno de la negativa del C. Soto Francisco.

"Comprobada la falta de quorum, se levantó la sesión a las seis y cincuenta y cinco p.m."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretado, leyendo:

"El C. licenciado José María Truchuelo, magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, envía un memorial por el que pide que el Congreso de la Unión reconsidere la negativa de licencia que solicitó y se le conceda ésta sin goce de sueldo." - Resérvese para la próxima sesión de Congreso General.

"El ciudadano gobernador del Estado de Nayarit, comunica, por medio de su circular número 13, fechada el 25 de septiembre, que en la propia fecha cesó como secretario general interino de Gobierno el C. licenciado Francisco Serrano en virtud de haber presentado su renuncia." - De enterado.

"El ciudadano gobernador del Estado de Nayarit, comunica, por medio de su circular número 14, fechada el 25 de septiembre, que ha expedido nombramiento de secretario general de Gobierno en favor del C. licenciado Jacobo Ramos Martínez." - De enterado.

"El ciudadano gobernador del Estado de Nayarit, comunica, por medio de su circular número 15, fechada el día 25 de septiembre, que en la misma fecha designó al C. licenciado Francisco Serrano oficial mayor de la Secretaría General." - De enterado.

"El C. Tomás Leal comunica, por medio de su circular número 1, fechada en Zacatecas el 1o. de octubre, que en la propia fecha se hizo cargo del Departamento de Trabajo y Previsión Social dependiente del Gobierno del Estado." - De enterado.

Telegrama procedente de Jalapa, Veracruz, 7 de octubre de 1920.

"Cámara de Diputados.

"Ayer instalóse Junta Preparatoria Colegio Electoral XXVIII Legislatura veracruzana, designándose siguiente Mesa Directiva: José Dorantes, presidente; Fidencio Bermúdez, vicepresidente; Tirso Cházaro, secretario.

"Atentamente. - Presidente, José Dorantes. - Secretario, Tirso Cházaro." - Recibido.

El C. Rodríguez Guillermo: Pido la palabra, señor presidente. Deseo saber qué trámite se le dio al telegrama ese.

El C. secretario Valadez Ramírez: Ya se le dio el trámite: Recibo.

- El mismo C. secretario, leyendo:

Telegrama procedente de "San Francisco, Guanajuato, 8 de octubre de 1920.

"Secretario diputado del Congreso de la Unión. "Prensa hoy de ésa informa elecciones 9o. distrito de Guanajuato resolveránse favorables Fernández Martínez, intruso desconocido. Aplaudimos honradez Junta Dictaminadora favor Crespo. Protestamos contra imposición Siurob, verdugo Guanajuato.

- B. Espinosa. - J. M. Sámano. - E. Valdés." - Siguen tres hojas con numerosas firmas.

El C. Ortiz: Señor Presidente, suplico a su señoría se sirva se dé nueva lectura al mensaje, pues algunos compañeros no se dieron cuenta.

- El mismo C. secretario: A solicitud del C. diputado Ortiz, se va a dar nuevamente lectura al telegrama.

Telegrama procedente de "San Francisco, Guanajuato, 8 de octubre de 1920.

"Secretario diputado del Congreso de la Unión.

"Prensa hoy de ésa informa elecciones 9o. distrito Guanajuato resolveránse favorables Fernández Martínez, intruso desconocido. Aplaudimos honradez Junta dictaminadora favor Crespo. Protestamos contra imposición Siurob, verdugo Guanajuato. - B. Espinosa. - J. M. Sámano. - E. Valdés." - Siguen tres hojas con numerosas firmas.

- El mismo C. secretario leyendo:

"H Cámara de Diputados:

"Cosme D. Gómez, diputado propietario en ejercicio, ante ustedes respetuosamente expongo:

"Que habiendo recibido noticias de encontrarse enferma de cuidado alguna persona de mi familia, residente en la ciudad de Juchitán, Oaxaca, a ustedes ocurro, suplicándoles atenta y respetuosamente se sirvan concederme licencia por un mes con goce de dietas, a fin de trasladarme a dicha ciudad, en la inteligencia de que si antes cesan las causas de mi viaje, no haré uso de todo el tiempo de la licencia solicitada.

"Para pronta resolución de esta solicitud, pido dispensa de trámites.

"Protesto a ustedes mis respetos.

"México, octubre 7 de 1920.- Cosme D. Gómez." En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites, en la inteligencia de que se necesitan las dos terceras partes. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. No hay las dos terceras partes. (Voces: ¡Sí! ¡Sí!) Pues párense. (Algunos ciudadanos diputados se ponen de pie.) Ahora sí hay dos terceras partes. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. Se ruega a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados:

"Los que suscribimos, diputados por el Estado de Veracruz, nos permitimos hacer del conocimiento de esta H. Asamblea el siguiente telegrama fechado en Jalapa - Enríquez, capital del Estado, y subscripto por los CC. senador y General Heriberto Jara y diputado Francisco Tejeda Llorca, los dos también representantes al Congreso por el propio Estado:

"Al hacer del conocimiento de todos los ciudadanos diputados los procedimientos y hechos que han ocurrido y seguramente ocurrirán en la capital Veracruzana, solo nos guía la sana intención de que todos vosotros estéis al tanto de ellos, para que, llegado el momento oportuno, sirvan de antecedentes para que forméis juicio exacto de la cuestión electoral relativa al gobernador y diputados que se disputan tejedistas, gaviristas y rinconistas, y cuyos derechos electorales, actualmente en discusión en el Colegio Electoral, parecen dar margen a un conflicto cuyas consecuencias, bien deplorables, deben recaer sobre quienes tratan de obtener derechos que el pueblo no les ha conferido.

"Salón de sesiones de la H. Cámara de Diputados, octubre 7 de 1920. - Enrique Meza. - Francisco Reyes."

El telegrama en cuestión dice así:

"Telegrama recibido en México, D.F.

"Jalapa, Veracruz, 6 de octubre de 1920.

"Diputado Francisco Reyes. - Cámara de Diputados. - Urgente.

"En telegrama de esta fecha decimos al ciudadano subsecretario de Gobernación: "Colegio Electoral para la Nueva H. Legislatura instalóse hoy conforme a la ley vigente, resultando Mesa a favor del partido tejedista, por tener éste mayoría efectiva, aun considerando diez y nueve distritos electorales, máximum que compone el sistema del Estado de Veracruz. Los diputados tejedistas que componen dicha mayoría y que por ahora son en número de diez, tienen sus credenciales debidamente legalizadas, las cuales fueron registradas en la Oficialía Mayor, todo de acuerdo con las prescripciones legales. Presuntos diputados rinconistas, que se hallan en marcada minoría, unidos a los gaviristas, que se encuentran en las mismas condiciones, han puesto en práctica repugnantes maniobras y recurrido al escándalo para disputarnos en esa forma el triunfo, ya que dentro de la ley no pueden conseguirlo. Acaban de recurrir al medio reprochable de introducir por la fuerza al recinto de la Cámara a individuos, que rinconistas y gaviristas llaman presuntos diputados, y que para pretender justificar su presencia en dicho lugar, vedado para ellos, presentan credenciales apócrifas, que la Oficialía Mayor, apegándose a la ley, no ha registrado. Al ordenar el presidente electo del Colegio Electoral la salida de estos individuos que estaban usurpando lugares que habían tomado por asalto, se resistieron tenazmente a cumplir con este mandato, viéndose obligado el citado presidente a solicitar el auxilio de la fuerza pública, para que se hiciera respetar en sus funciones..."

El C. Presidente: La presidencia ruega atentamente a los ciudadanos diputados, que se sirvan tomar asiento y guardar silencio.

- El mismo C. secretario: Se ruega atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules; también se les ruega que no formen corrillos.

El C. Borrego: ¡Protesto! (Voces: ¡No son facultades de la Secretaría!)

- El mismo C. secretario, continúa leyendo:

"Sabemos que los enemigos, tratando de mal impresionar a esa Secretaría de su digno cargo, al ciudadano presidente y al congreso de la Unión, han dirigido telegramas llenos de falsedades, con el doloso fin de ver si nulifican los actos del Colegio Electoral debidamente instalado y quizá pretender que se repitan elecciones nuevamente por estar palpando su derrota. Ya para cerrar este mensaje nos informan que presuntos diputados rinconistas y gaviristas unidos, constituyeron en el mismo recinto de la Cámara algo que ellos llaman Colegio Electoral, desentendiéndose del legítimamente electo, y sin que de ninguna manera pueda funcionar legalmente, pues, según el artículo 56 de la Constitución Política del Estado, no podrán funcionar las juntas preparatorias sin la concurrencia de más de la mitad del número de diputados y ellos en conjunto suman nueve. Todo lo cual tenemos el honor de ponerlo en conocimiento de usted para que se sirva tomarlo en consideración."

"Lo que transcribimos a usted para que sirva hacerlo del conocimiento de las Cámaras colegisladoras. - General H. Jara, senador. - F. Tejeda Llorca, diputado." - Archívese.

El C. Guillermo Rodríguez: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene la palabra para impugnar el trámite el C. Rodríguez Guillermo.

El C. Rodríguez Guillermo: Señores diputados: Con el objeto de desvanecer la impresión que pudiera causar en el ánimo de sus señorías la lectura de este documento, creo de mi deber, como diputado gavirista que me honro en ser, hacer unas aclaraciones con referencia a la situación que prevalece en mi Estado. Es conocido de todos perfectamente, que por motivo de la imposición que pretendió hacerse en toda la República, casi puede decirse que se tomó Veracruz como el cuartel General de la más descarada imposición; precisamente con este objeto y por estas circunstancias tuvo que intervenir la justicia federal concediendo un amparo para que no se verificaran por precipitación las elecciones que estaban fraguadas a base de chanchullo descarado; pero por diversas circunstancias no fue posible remover a todos los ayuntamientos que estaban dispuestos incondicionalmente a prestar todo su apoyo al candidato de la imposición del gobernador Nava, que era el C. Tejeda. Por esta circunstancia no es extraño que ya que en muchos municipios no fue posible remover a esos presidentes municipales, el chanchullo y la imposición hayan seguido adelante y esa es la consecuencia de que no haya podido haber la libre emisión del voto en mi Estado. Por esta circunstancia debe ponerse en cuarentena todo lo que en este documento se asienta, hasta no saber perfectamente la verdad y formarse un juicio exacto de los acontecimientos. Yo tengo telegramas de Jalapa en los cuales me comunican que debido a la presión brutal que se ejerció en contra de los diputados gaviristas, por eso se vieron obligados a reunirse en otro lugar y, ya digo, con el objeto exclusivo de que la Asamblea no se forme un juicio anticipado de los acontecimientos, por eso pido muy respetuosamente que se abstenga de cualquier juicio anticipado hasta no conocer el resultado de este asunto.

El C. Meza: Pido la palabra, señor presidente, para hechos.

El C. Presidente: ¿Con que objeto?

El C. Meza: Para rectificación de hechos; para sostener el trámite.

El C. De Alba: Para una moción de orden.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. De Alba.

El C. De Alba: El C. Rodríguez ha pedido la palabra para impugnar el trámite. El trámite de la Mesa no puede ser más acertado, puesto que mandó al archivo este documento para no darle beligerancia a ninguno de los partidos contendientes en Veracruz. Así es que yo creo que esta discusión es ociosa y que nos está haciendo perder el tiempo con un asunto local que no es de la incumbencia de esta Cámara.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Meza. (Voces: ¡No hay nada a discusión!)

El C. Meza: Señores diputados: Nuevamente se presenta ante los curiosos ojos de la opinión pública un conflicto en uno de los Estados, en nuestro Estado, el estado de Veracruz. El ciudadano Diputado por orizaba, que ha confesado aquí su filiación gavirista, ha subido a esta tribuna refiriéndose a ciertos hechos, y yo he querido a mi vez defender el trámite, aunque él no lo atacó, pero para ello pidió la palabra, porque quiero que esta asamblea se compenetre de que desde luego no somos los llamados a resolver este asunto y, en consecuencia el trámite ha sido bien dado: No se le puede dar otro. Sobre los hechos que nosotros, como firmantes, ponemos en conocimiento de esta Asamblea debo manifestar que son rigurosamente exactos, que ayer por la mañana llegó a esta ciudad procedente de Jalapa, hoy capital del Estado de Veracruz, y que en el tiempo que estuve allá, habiendo estado solamente en círculos políticos, recogí impresiones que hicieron que me viniera profundamente decepcionado de un hombre que ha explotado demasiado el nombre de revolucionario, el general Gavira. El general Gavira trata en estos momentos de unir sus escasos elementos a los escasos elementos del candidato de la reacción, del C. licenciado don Jacobo Rincón. El Estado de Veracruz era antes del pasado movimiento obregonista un Estado en el cual teníamos partidas de rebeldes con diferentes matices políticos. Teníamos en la Huasteca a ese hombre defensor de los intereses extranjeros, teníamos allí, a ese hombre con un poco de todo y un mucho de nada, que se llama el general Peláez; teníamos a ese individuo que después de su propaganda de banquetes que le daban las compañías petroleras en Tampico, vino aquí a deslumbrar a la ciudad de México o a tratar de deslumbrarla con sus proezas de soldado y, señores, ese hombre ni ha actuado como soldado, ni ha actuado como revolucionario, ni ha actuado como político; ese hombre, como alguna vez decía yo, es el tipo del rastacueros.(Aplausos.) Si de botafuego se trata, señores, quiero en ese

caso tener el honor de ser yo quien toque a él y lo señale como un individuo enteramente reaccionario, como un individuo enemigo de las ideas que la civilización actual del mundo exige para poder encauzar su marcha hacia el porvenir. En seguida tenemos a Félix Díaz. Os estoy haciendo, señores, el análisis del Estado de Veracruz, de los contingentes armados del Estado de Veracruz. El C. Félix Díaz, cuya historia conocéis, de acuerdo con ellos para la lucha en contra de la revolución, es el segundo. El tercero, Don Pedro Gabay, que si hace mucho tiempo levantó la bandera de la revolución, hoy, quizá por sus decepciones, quizá por su escasa mentalidad, tiene en su cerebro un velo que le ha ocultado ver la razón, que le ha ocultado ver la idea nueva y se ha hecho un paladín de los intereses de los latifundistas en el Estado de Veracruz; y para no citarlos más, señores, ya he citado a tres divisionarios en el Estado de Veracruz, estos individuos, apenas paso el movimiento obregonista, han querido transformar su situación militar en una situación política, y desde el primer momento los revolucionarios vimos esto como un serio peligro para la Constitución de 1917, que si es muy defectuosa, también es muy gloriosa, porque ha arrancado en este medio moderno algunas de las conquistas que México necesita para su progreso. Estos individuos, enemigos de esa Constitución, se aprestaron a la lucha política en Veracruz, ansiosos de llevar un hombre que saliera de su casta, que saliera de su clase para oponerlo en contra de todos nuestros anhelos revolucionarios. Encontraron a ese individuo en la persona de un antiguo secretario de gobierno, de un gobierno reaccionario, al C. licenciado Don Jacobo Rincón, secretario - oídlo bien-, secretario general de gobernación del C. Lagos Cházaro, victimario - porque entonces sí hubo imposición en contra del general Gavira-, victimario del general Gavira, y es con esos hombres con quienes trata de unirse hoy el general Gavira, traicionando así y no haciendo honor a sus antecedentes de revolucionario. Esa es la situación allá. Al ver que diez credenciales de presuntos diputados tejedistas se encontraban registradas en la Oficialía Mayor, empezaron estos individuos a vacilar y empezaron a temer del tejedismo, lo que solo uno debe temer: Al C. Rincón. El C. Rincón sí debe temer de los tejedistas, como reaccionario que es y como Revolucionario que es el tejedismo; sí debe temer la aplicación de un cuchillo de tres filos, sí debe temer la aplicación de un criterio Político; pero el general Gavira, no. ¿Entonces por qué el general Gavira cede sus tres diputados al partido rinconista para que vaya y forme allá una Legislatura de nueve, porque el C. Tejeda tiene diez?

El C. Zincúnegui Tercero, interrumpiendo: ¡Lo mismo hizo Múgica!

El C. Meza, continuando: Y esta inconsecuencia revolucionaria es lo que me hace hablar con ese calor, no porque crea, porque lo sé demasiado para creer un error, que esta Cámara sea quien vaya a definir este asunto; este asunto se tiene que resolver por los trámites constitucionales, que si otra vez se han pisoteado, hoy espero que saldrán avantes. En consecuencia, señores, ya que no somos nosotros el cuerpo legislativo indicado para resolver estas dificultades, no os quiero cansar más, pero sí os digo desde luego que un contubernio entre reaccionarios y revolucionarios, es decir, entre rinconistas y gaviristas, es un contubernio enteramente asqueroso, es un contubernio que deja en su lugar a los reaccionarios, pero que desde luego baja de su pedestal al general Gavira, por lo menos en el corazón de nosotros, porque esperábamos de él, como revolucionario, que asumiera otra actitud ante aquellos que él lo sabe primero y muchos de vosotros también, son efectivamente enemigos de las ideas que hemos venido proclamando hace tiempo. (Aplausos.)

El C. Rodríguez: Pido la palabra para hechos.

El C. Presidente: No hay nada a discusión.

El C. Rodríguez: Para refutar lo que acaba de decir el C. Meza.

El C. secretario Valadez Ramírez: La Presidencia sostiene su trámite. En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobado.

- El Mismo C. secretario, leyendo:

"H. Asamblea:

"Los subscriptos, diputados, considerando que no se apega a la Constitución General de la República, en nuestro concepto, la determinación del ciudadano Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de que sea simplemente expulsado del país el rebelde Félix Díaz, que tiene responsabilidades bien definidas, conforme al artículo 15 transitorio de nuestra Carta Magna, y conforme a nuestros códigos penales. Considerando, además, que es un mal precedente dejar en libertad a uno de los principales autores de los crímenes de febrero de 1913, pedimos a esta H. Cámara que, con dispensa de todo trámite, se sirva aprobar la siguiente proposición:

"Única. Nómbrese una Comisión que se acerque al Ejecutivo de la Unión para significarle la necesidad de que se ponga al C. Félix Díaz a disposición de las autoridades judiciales, a fin de que se le exijan las responsabilidades por su participación en los crímenes de febrero de 1913 y muy especialmente por el asesinato del diputado Gustavo Madero."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, a 7 de octubre de 1920. - J. Siurob. - A. Díaz Soto y Gama. - Salvador Saucedo. - Luis L. León. - J. de D. Bojórquez. - A. Valadez Ramírez. - A. Manero. - A. Aillaud. - José Maqueo C. - Aurelio Manrique, jr. - V. Alessio Robles. - E. Bordes Mangel. - I. Borrego. - C. Argüelles. - A. Castillo. - Castrejón. - A. J. Mijares."

En votación económica se aprueba si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie.(Aplausos.) Se dispensan los trámites. Está a discusión.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Bordes Mangel para fundar la proposición.

El C. Bordes Mangel: Tras de siete años de estarnos dedicando a la política y olvidando la justicia, queremos levantar ese velo que nos ha ocultado y hacer que fulmine. Hemos presentado una moción para que una Comisión se acerque al Ejecutivo a decirle que no tiene razón, ni constitucionalmente, ni en ninguna otra forma, ni bajo ningún

otro criterio, para expulsar del país al C. Félix Díaz. (Voces: ¡No es ciudadano!) Se nos ha dicho que Félix Díaz será expulsado y queremos saber porque será expulsado; queremos saber, dentro de nuestras leyes, en qué ley se ampara el Ejecutivo para desterrar a Félix Díaz; y queremos saber dentro de nuestro Derecho, porque se nos priva del derecho de juzgarlo como al criminal que es, como al criminal que la opinión pública nos señala. (Aplausos ruidosos.) ¡Cierto! La reacción se levantará delante de nosotros para querer arrebatarnos a su símbolo; nos dirá que con derecho ahora que se trata de que haya paz, ahora que se trata de que haya transacciones, nosotros levantamos nuevamente la bandera roja de la venganza. Y le contestaremos: "No es venganza lo que pedimos: Es justicia a secas." (Aplausos ruidosos.) Y si justicia no se puede hacer con los demás cómplices del gran crimen, si la muerte nos arrebató a unos, si las circunstancias nos arrebataron a otros, no queremos que la justicia resulte escarnecida por las circunstancias, y ahora que se nos presenta - ¡No nos importa como!-, que se nos presenta uno de los que la opinión señala como responsable, no queremos que ese responsable, a título de acción pacífica, a título de transacción, salga con sus mismos honores, siga siendo el símbolo levantado de la reacción, mientras un representante del pueblo, el mártir de todos sus amigos y de sus enemigos, repose en esa tumba sin una voz que se levante para defenderlo. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) La Historia, que desgraciadamente se inspira en la crónica de las circunstancias, todavía no lava el nombre de Gustavo Madero; nosotros queremos que se presente ante sus jueces el asesino de Gustavo Madero. Año por año, porque esas fueron las circunstancias, porque la revolución triunfó, porque los hombres de la revolución eran los fuertes, se recuerda el nombre del presidente Madero, se recuerda el nombre del mártir consciente, José Pino Suárez; pero ninguna voz se levanta a defender el nombre más limpio, el más honrado, el menos merecedor del ataque, el pararrayos de la reacción, desgraciadamente en contubernio con la inconsciencia de la revolución, el nombre de Gustavo Madero. (Aplausos.) Yo sé que, dentro o fuera de la ley, si los hombres de la Ciudadela hubieran asesinado a un criminal, la opinión hubiera dicho que habían hecho bien, la opinión hubiera pasado por encima de las fórmulas legales, la opinión hubiera perdonado la falta de un consejo de guerra o de un jurado que condenara a Gustavo Madero; pero Gustavo Madero no fue un criminal, Gustavo Madero fue el político puro, fue el hombre de la revolución por excelencia, oídlo bien, Gustavo Madero, a quien la reacción atacó, a quien atacaron sus amigos que se dejaban llevar por la voz de los periódicos de todos los días, Gustavo Madero fue el hombre más puro de la revolución de 1910. En el momento en que se acumulaba la responsabilidad sobre su cabeza, en el momento en que temerosos de atacar al presidente de la República, atacaban al hermano que sabían que no gustaba de defenderse, entonces el hermano era sacrificado para satisfacer... ¿a quién? A los periódicos y a los inconscientes, a la reacción y a los que dentro de la revolución se dejaban llevar por un aplauso o por un silbido, y ahora es el momento, la Cámara tiene la obligación de pedir eso. Este es el momento de reclamar que se haga justicia sobre el asesino de uno de los miembros más puros y honrados de la Cámara de Diputados, de Gustavo Madero.(Aplausos) Y esto no quiere decir que retire yo de sobre la cabeza de Félix Díaz la responsabilidad que le corresponde en ese enorme crimen contra la Constitución y contra la paz pública, en ese enorme crimen que el país ha purgado tan sangrientamente, en ese enorme crimen de que todos los que vivimos del Bravo al Suchiate somos víctimas. ¡No! Le corresponden sus responsabilidades, pero que principalmente se levante la Cámara de la Unión para reclamar la responsabilidad especialísima que le toca en el asesinato de uno de sus miembros. Algún periódico de esta mañana publicaba declaraciones hermosísimas, un baño de rosas: "Félix Díaz es inocente. ¿Qué responsabilidad tiene en los asesinatos de febrero?" No, si en opinión de él, el responsable es Huerta. ¡Al fin Huerta ya murió! ¡Al fin Huerta no ha de levantar la cabeza para decir que no es el responsable único! ¡Qué bueno es eso de acumular responsabilidades sobre los muertos! Pero aquí tenemos al vivo, y el vivo, que es el banderín de la reacción; el vivo, a cuyo alrededor se acumulan todos aquellos que se sienten perjudicados por la revolución, es un responsable, y en el caso especial del diputado Gustavo Madero, es el mayor de los responsables, es el directamente responsable. (Aplausos.) Cuando Palacio, dominado por la traición, estaba de poder a poder con al Ciudadela, donde era jefe del punto Félix Díaz, Gustavo Madero fue trasladado de Palacio, donde imperaba Huerta, a la Ciudadela, donde imperaba Félix Díaz; y fue bajo su imperio, bajo su supremo mando, que se asesinó a ese patricio. ¿Quién es, pues el responsable? ¿Huerta, por haberlo mandado? ¡Quizá! No reclamamos justicia contra los muertos. ¿Félix Díaz por haberlo asesinado, cuando menos por haber ordenado o tolerado - que en ese caso es igual - que se le asesinará? Y contra el que vive y contra el que levantó la cabeza para levantar la reacción contra la revolución y contra el mayor peligro público que existe en México, sí reclamamos justicia plena, completa, cabal, que satisfaga a la Nación, que satisfaga a la revolución. (Aplausos.) ¿Qué, en toda la sangre derramada en los últimos siete años, en todos los dolores que han sacudido al país en esa temporada, en todo lo que cada uno de nosotros trae dentro de su corazón, en las desgarraduras que ha sufrido la vestidura de la Patria, ninguna responsabilidad tiene este pretoriano? ¿Qué, vamos a tolerar que pase delante de nosotros, envuelto en la clámide blanca del perdón, disculpado por la inconsciencia o por la inconsecuencia del presidente de la República y vaya tranquilamente a embarcarse hacia el extranjero, para que en el extranjero, siga diciendo que en este país no hay justicia? ¿Qué, el XXIX Congreso de la Unión, que viene aquí pregonando justicia, que viene aquí pretendiendo lavar todas las manchas que sobre la patria se han acumulado desde hace tantos años, va a dejar que el jefe principal, el responsable del movimiento de 1913 salga tan blanco como entró, porque a última hora dice haberse unido a la revolución? ¡No, no hay derecho! (Aplausos.) Con toda la energía de que somos capaces, si pasión puede haber cuando de

justicia se trata, con el desbordamiento de nuestra pasión pedimos a la Cámara de esa Comisión que se nombre - si se nombra - , pedimos a esa Comisión con toda energía, con toda verdad, exija del Presidente de la República que revoque esa orden y consigne al criminal ante los jueces que han de juzgarlo. ¡Eso pide la revolución, eso pide la Nación, eso pedimos nosotros, representantes de la revolución!(Aplausos ruidosos.)

- El mismo C. secretario: En votación económica se pregunta si se aprueba la proposición. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Aprobada por unanimidad. (Aplausos ruidosos.)

El C. Soto Francisco: ¡Por aclamación!

El C. Presidente: La presidencia designa para que se acerquen al ciudadano Presidente de la República, a los CC. Bordes Mangel Enrique, Siurob José, Borrego Ignacio, Soto y Gama, Cerda y al secretario Saucedo. (Aplausos y voces: ¡Que vaya inmediatamente!)

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Gobernación. - Anexos.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"Para los efectos Constitucionales tengo el honor de remitir a ustedes el Presupuesto de Egresos para el año fiscal 1921, correspondientes a los ramos 1o., 3o., 4o. y 5o.

"Me es grato protestar a ustedes las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.

"Sufragio Efectivo No Reelección. - México, octubre 6 de 1920. - El Subsecretario de Gobernación, encargado del despacho, J. L. Lugo." - A la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.

"La Mesa Directiva del Partido Republicano (disco blanco) envía un memorial, en el que solicita se declaren nulos los votos que en las elecciones presidenciales últimas fueron emitidos a favor de los CC. Alvaro Obregón y Alfredo Robles Domínguez, y que se haga la declaratoria que corresponde a favor del C. licenciado Nicolás Zúñiga y Miranda." - Recibo, y agréguese al expediente electoral respectivo.

(Siseos, risas. Voces: ¡Que se lean las firmas!) A solicitud de algunos ciudadanos, diputados, se va a dar lectura a las firmas que calzan este memorial.

"Presidente, licenciado Antonio J. Balandrano. - Vicepresidente, licenciado M. L. Méndez. - 1er. secretario, A. Gallardo. - 2o. secretario, Demetrio Osorio. - Tesorero, licenciado Jacinto Morales. - 1er. vocal licenciado Juan M. Camargo. - 2o. vocal, licenciado Juan B. Casas. - 3er. vocal, licenciado Manuel J. Cardoso. - 4o. vocal, Alberto R. García. - 5o. vocal, M. Arnoldo Oliva."

(Risas.)

- El mismo C. secretario, leyendo:

"2a. Comisión de Hacienda.

"Señor:

"A la 2a. Comisión de Hacienda que subscribe, se le turnó nuevamente el expediente formado con motivo de la iniciativa de varios ciudadanos diputados, a efecto de aumentar la pensión que actualmente disfrutan los hijos del extinto doctor don Belisario Domínguez, en virtud de que la Cámara colegisladora lo devolvió por haber resuelto que no había lugar a votar el dictamen favorable que la Comisión de Hacienda de la misma presentó para su consideración.

"Como las razones que ha tenido esta Comisión, así como las de la Cámara de Senadores, no han sido combatidas con argumentos dignos de tomarse en consideración, esta propia Comisión, convencida de la justicia más amplia al haber propuesto el aumento de pensión de los hijos de tan esclarecido ciudadano, merecedor de toda clase de recompensas, se permite poner a la aprobación de vuestra consideración el siguiente proyecto de decreto:

Artículo 1o. Se concede a la señorita Hermila Domínguez una pensión de diez pesos diarios, que le serán pagados íntegramente por la Tesorería General de la Federación, mientras conserve su actual estado civil.

"Articulo 2o. Se concede al joven Ricardo Domínguez una pensión de diez pesos diarios, que le serán pagados íntegramente por la Tesorería General de la Nación, durante el tiempo que sea necesaria para la terminación de sus estudios, debiendo el interesado comprobar anualmente ante la misma oficina, con los certificados respectivos, los estudios que hubiere realizado.

"Articulo 3o. Se deroga el decreto de cuatro de octubre de mil novecientos diez y siete, que concedió una pensión de cinco pesos diarios a cada uno de los jóvenes Hermelinda y Ricardo Domínguez.".

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 30 de diciembre de 1919. - Marciano González. - Carlos Galindo."

"H. Asamblea:

"Los subscriptos, miembros de la 2a. Comisión de Hacienda, habiendo estudiado el dictamen que antecede y encontrándolo fundado, lo hacen suyo en todas sus partes y ruegan a la Asamblea le dé su voto aprobatorio.

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, a 6 de octubre de 1920. - A. Manero. - Octavio Paz." - De primera lectura.

Se procede a la votación del proyecto de decreto que concede una pensión de quinientos pesos mensuales a la señorita Julia Iglesias Calderón, y cuya votación no se pudo tomar por falta de quórum el día de ayer. Se ruega a los CC. Marco Aurelio González, Enríquez Raimundo, Aguirre Colorado Fernando y Bojórquez Juan de Dios, pasen a auxiliar a la Secretaría. Por la afirmativa. (Se recoge la votación.)

El C. prosecretario Castrejón: Votaron por la negativa 5 ciudadanos diputados.

- El mismo C. secretario: Votaron por la

afirmativa 128 ciudadanos diputados. En consecuencia, pasa este decreto al Senado para los efectos constitucionales.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"H. Asamblea:

"No subsistiendo los motivos que obligaron al Congreso de la Unión a conferir facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda al Ejecutivo, y siendo facultad exclusiva del mismo Congreso el ejercer el Poder Legislativo, con dispensa de trámites, por ser asunto de urgente resolución, en los términos del artículo 62 del Reglamento, sometemos a la deliberación de vuestra soberanía, el siguiente proyecto de ley:

"Artículo 1o. Se deroga la Ley de 8 de mayo de 1917, que concedió al Ejecutivo de la Unión facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda.

"Artículo 2o. Se autoriza especialmente al ejecutivo para expedir aranceles sobre el comercio extranjero."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados, a 7 de octubre de 1920. - Salvador Saucedo. - Rafael Lara. - A. Manero. - R. Casas Alatriste. - J. M. Soto. -F. Trejo - Aurelio Manrique, jr. - Gustavo S. Martínez. - José Maqueo C. - Rafael Martínez de Escobar. - A, Díaz Soto y Gama. - I. Borrego. - L. Zincúnegui T. - A. J. Mijares. - C. Argüelles. - J. Siurob. - E, Bordes Mangel. - V. Alessio Robles. - A. Valadéz Ramírez. - F. Castrejón. - A. Gutíerrez Castro. - A. Aillaud. - A. Arroyo Ch. - Luis Espinosa. - E. L. Céspedes. - Octavio Paz. - B. de la Vega. - Lucas Contreras. - Manuel Ortíz. - V. Chávez. - Lucas Lira.- Ignacio Villegas. - J. B. Vázquez. - R. Velarde."

En votación económica se pregunta si se considera este asunto de urgente y obvia resolución. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se declara de urgente resolución. Está a discusión en lo general el proyecto de ley. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Manero: Pido la palabra para fundar el proyecto de ley.

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Manero para fundar el proyecto de ley.

El C. Manero: Honorable Asamblea: Parece ya inútil venir a fundar una iniciativa sobre la cual la opinión pública, desde mucho tiempo atrás, se ha pronunciado ya en forma clara y definitiva. Desde que fue iniciada esta ley ante el Congreso de la Unión por el extinto presidente Carranza, encontró una dura oposición para que se concedieran las facultades en cuestión; posteriormente, la Cámara trató de retirarlas, y fue motivo de seis u ocho tardes de debates y de combinaciones para completar y descompletar el quórum, que por fin dieron por resultado el que esta Cámara derogara las facultades que había concedido al Ejecutivo en el ramo de Hacienda. Desgraciadamente, al llegar al Senado el asunto, tomó un curso totalmente diferente, y debemos hacer pesar sobre esta parte de la Representación Nacional, los trágicos sucesos con que término el Gobierno de don Venustiano Carranza, porque, seguramente, sin aquellas facultades extraordinarias, no hubiera podido el tal Gobierno tener los fondos necesarios para preparar la imposición, que fue la base de la tragedia que culminó en Tlaxcalantongo. (Aplausos.) La ley de 8 de mayo de 1917, que confiere facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda al Ejecutivo de la Unión, es una verdadera cuña que el Ejecutivo incrustó en la Representación Nacional, para que, pegando sobre esa cuña durante tres largos años consecutivos, viniera a desgajarse y a dejar, verdadera y prácticamente, inútil a la Representación Nacional. En efecto: Entre las facultades que la Constitución General de la República confiere al Congreso de la Unión, se encuentran esencialmente las fracciones VII, VIII, IX y X del artículo 73; estas fracciones dan a la Cámara la facultad de imponer las contribuciones, de dar las bases para contratar empréstitos, de expedir aranceles sobre comercio extranjero y de legislar sobre Bancos, minería, etcétera; fuera de estas atribuciones, las demás que la constitución confiere a la Cámara, son las de formar nuevos Estados, erigir en Estados algunos territorios, cambiar la residencia de los poderes federales, etcétera, facultades que, de hecho, nunca llega la Cámara a tener necesidad de ejercitar, pues las que diariamente ejercita durante sus periodos de sesiones ordinarias, las tenemos delegadas desde hace tres años; la Cámara, pues, está verdaderamente sobrando en el mecanismo de los poderes públicos. El mal que venimos resintiendo desde hace tres años, con motivo de las facultades extraordinarias, está originado desde la iniciativa misma en que fueron presentadas; esta iniciativa dice, en la parte que fundamenta el proyecto de ley que formuló el señor Carranza:

"El ejecutivo constitucional debe hallarse igualmente facultado para el manejo general de los asuntos hacendarios, en forma que no haya restricciones que le impidan atender pronta y eficazmente a las numerosas exigencias pecuniarias de la situación internacional, política, militar y económica del país, hasta tanto que el Poder Legislativo se halle en condiciones de dictar las leyes necesarias para satisfacer debidamente tan elevados fines, abriga la esperanza de que la Representación Nacional tendrá a bien tomar en consideración las razones expuestas, y, en vista de ellas, dar su aprobación, con dispensa de trámites, en atención a la urgencia del caso, al proyecto de ley que se acompaña, según el cual se conceden al Poder Ejecutivo de la Unión facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, durante los meses de mayo y junio del presente año."

Los meses de mayo y junio de 1917, y el proyecto de ley dice en su artículo 1o.:

"Se conceden al presidente de la República facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda, mientras el Congreso de la Unión expide las leyes que deban normar en lo sucesivo el funcionamiento de la Hacienda Pública Federal."

Así pues, el proyecto de ley no hacía alusión a los dos meses que la iniciativa venía pregonando. Ante esta situación, la Cámara de Diputados, en la memorable tarde del dos de mayo de 1917, en que se discutió esta cuestión, no permaneció indiferente sino que, enérgica y vibrantemente se

levantaron contra las facultades extraordinarias, algunos diputados, dos o tres de los cuales tenemos aún el placer de conservarlos dentro del seno de la Representación Nacional; el primero de ellos fue el general García Vigil que, haciendo hincapié entre la divergencia que había en la exposición de motivos que fundamentaba la ley, y la iniciación de la propia ley, pedía que se limitaran las facultades que se iban a conceder al Ejecutivo, en previsión de los males que todavía estamos resintiendo; el general García Vigil dijo en aquella tarde:

"Debemos volver el proyecto de ley a su origen, con objeto de que se encuentre dentro de los preceptos constitucionales, pidiendo autorización limitada, puesto que el término "mientras", es demasiado vago, porque no puede bastarle de ninguna manera a un revolucionario, ni menos a un diputado consciente. "Mientras", no limita; "mientras", da a entender que no será por un tiempo corto y que quien sabe si será por un tiempo inacabable."

Esto dijo el señor general García Vigil, y el señor diputado Urueta tuvo también las siguientes palabras:

"Pues bien; si concedemos la facultad, repitiendo que, por estar estrechados ante un dilema de hierro, exclusivamente por eso, que no vaya a ser este asunto, señores, el asunto del clavo en donde primero se permite colgar el sombrero, y después se van colgando todas las otras prendas de ropa."

El Ejecutivo, durante los tres años que tiene de usar de las facultades extraordinarias, no solamente ha clavado, ha colgado en el clavo susodicho el sombrero y las ropas, sino los jirones también de los principios de la revolución. Ninguno más atinado en aquella tarde memorable para combatir la forma en que iban a otorgarse las facultades extraordinarias que el señor diputado Manrique, aquí presente; sus palabras fueron una verdadera profecía, que es preciso que la Cámara las tenga presentes para la hora que haga la votación en la iniciativa que acabamos de presentar.

"El señor Manrique dijo: Estando de acuerdo en prestar nuestra ayuda al Ejecutivo, es necesario, es preciso, que modifiquemos la redacción del proyecto de ley para que no resulte que el Ejecutivo tenga amplio derecho para usar de facultades absolutamente ilimitadas, de las que es verdad, tarde o temprano vendrá a darnos cuenta, de tal manera, que podremos reprobar el uso que haya hecho de esas facultades; pero una vez hecho uso de ellas, si algún desacierto se cometió será ya irremediable. Se me dirá, y con mucha razón, que los antecedentes del Ejecutivo justifican plenamente la confianza que en él depositemos en esta ocasión, pero de todas maneras, si el Ejecutivo es merecedor de toda nuestra confianza, debemos limitar esas facultades aprobando en concreto las cantidades de que el Ejecutivo necesita disponer en el curso de dos meses, por ejemplo, un término perfectamente limitado y claro. ¿Acaso, señores, dentro de esta ampliación vaga e imprecisa de facultades extraordinarias, no podrá caber hasta la contratación de un empréstito en el extranjero? Sí, señores. (El C. Urueta: ¡Es claro!) Cabría perfectamente dentro del impreciso término "facultades extraordinarias" y si la Representación Nacional da hoy ese pésimo precedente de abdicar de sus fueros y privilegios para dárselos al Ejecutivo, entonces, y ojalá no sea así, habrá sentado la primera piedra de una nueva dictadura."

Digo que el señor diputado Manrique fue un profeta, porque efectivamente la concesión de las facultades extraordinarias por la ley de 8 de mayo de 1917, fue la primera piedra sobre que se cimentó la dictadura de Venustiano Carranza que, repito por segunda vez, vino a derrumbarse estrepitosamente en Tlaxcalantongo. Veamos si las razones que nos asisten ahora son las mismas o más poderosas aún que las que pudieron asistir a la Representación Nacional cuando discutió el que se limitaran las facultades que se iban a otorgar al Ejecutivo y cuando después decretó que cesara en el uso de esas facultades extraordinarias. El asunto podemos verlo desde muy distintos puntos de vista; sobre seis puntos esenciales quisiera hacer muy breves manifestaciones. Comenzaré por el punto de vista político, si es conveniente que el Ejecutivo siga gozando de las facultades que le confiere la ley de 8 de mayo de 1917. La política podemos dividirla para el caso presente, como para todos los casos, en política interna y política internacional. Desde el punto de vista de la política interna, considero que el Ejecutivo no debe de ver un ataque del Legislativo al pedir que no siga en uso de las facultades que le concede la ley a que estoy haciendo referencia, y no debe verlo por las siguientes razones: Una de las preocupaciones más grandes del presidente De la Huerta, interpretando en esto muy correctamente la misión que le estaba reservada como presidente substituto, ha sido la de preparar el país debidamente para que cuando el general Obregón llegue a la Presidencia de la República, encuentre a la nación dentro del orden Constitucional; es así como ha tenido especial empeño en que los Estados elijan a sus gobernadores, en que se elijan los ayuntamientos, etcétera, etcétera; pues bien, el desquebrajamiento más grande que existe en el orden constitucional, es el que subsista por más tiempo las facultades que ha otorgado el Congreso de la Unión al Poder Ejecutivo. Debe de ver, pues, el Poder Ejecutivo, como un acto de cooperación el que nosotros recabemos, el que nosotros reivindiquemos el derecho que tenemos delegado en él, para cooperar debidamente a la reconstrucción del país y la estabilidad constitucional del mismo. El punto de vista internacional parece sumamente delicado en los presentes momentos. En efecto, se nos dice que la situación internacional es sumamente delicada; que se tienen noticias de que existen contratos firmados entre grandes potencias aliándose contra México, y que parece poco patriótico que en estos momentos se censure al Ejecutivo por el uso que ha hecho de las facultades extraordinarias, que en cierto modo no viene a ser otra cosa que el retirárselas en el concepto hipotético en que estoy hablando. El punto de vista que, en mi concepto, debemos tener es totalmente diverso. Desde el extranjero la situación de México debe de juzgarse con menos apasionamiento que aquél que puede juzgarse dentro de la situación interna en el país. El conocimiento por el extranjero de que el Congreso de la Unión tenga delegadas sus facultades en el Ejecutivo, implica forzosamente - de acuerdo con el artículo 29

de la Constitución - que existen grandes peligros internacionales o grandes peligros internos; de manera que debe de ser motivo mayor de alarma para el extranjero el que las Cámaras de la Unión tengan delegadas sus facultades en el Ejecutivo, que el que la nación entre dentro del orden constitucional, teniendo el Ejecutivo sus facultades y el Legislativo las suyas. Todo país que esté dentro del orden constitucional, tiene que inspirar mayor confianza al extranjero, que aquel que por circunstancias especiales - y el artículo 29 señala cuáles son ellas - no está dentro de ese orden constitucional. Considero, pues, muy favorable para los intereses nacionales, el que reivindiquemos este derecho y el que entremos de plano al orden constitucional. Desde el punto de vista administrativo puede juzgarse también el punto en cuestión. El Congreso de la Unión puede desde este punto de vista delegar sus facultades en el Ejecutivo por dos razones: la primera, por la incompetencia técnica del legislativo para poder elaborar algunas leyes, como las de bancos, ferrocarriles, etcétera, etcétera, si no tuviera miembros capacitados en el seno de la Representación Nacional. En este caso está sentado el precedente de que se deleguen facultades especiales; así se hizo en la época de Porfirio Díaz, delegándose facultades especiales al ministro Limantour para que se legislara en materia de crédito bancario y se expidiera la ley general de 1897 que se expidió de acuerdo con autorización especial dada al Ejecutivo. El segundo motivo, desde el punto de vista administrativo, es el que el Poder Ejecutivo se encuentre capacitado para solucionar los asuntos de muy urgente resolución; este caso se encuentra el de la expedición de aranceles y por esta causa el proyecto consulta en su segundo artículo el que se deje esta autorización especial al Ejecutivo para que pueda libremente legislar en materia arancelaria. El punto de vista histórico nos daría también enseñanzas muy importantes para comprender la necesidad de que el Ejecutivo no siga usando de las facultades que tiene delegadas. Tanto en México como en el extranjero, esto ha sido motivo de continuas revoluciones. Pondré uno o dos ejemplos de casos extranjeros: En 1648, durante el reinado de Carlos I en Inglaterra, se suscitó una revolución promovida exclusivamente porque la corona quiso legislar en materia impositiva, sin tener en cuenta las determinaciones del Parlamento. La Revolución del 93 en Francia puede considerarse originada desde 1787 en que Luis XVI quiso contratar empréstitos sin tener en cuenta el criterio de los Estados Generales que fueron convocados por el Parlamento y de cuya convocatoria nació verdaderamente la revolución que culminó en el 93. España ha seguido una política muy sabia en esta materia. Desde que España estaba dividida en diversos reinos: Castilla, etcétera, no puede encontrarse un solo decreto expedido por la Corona en materia financiera y esencialmente impositiva, que no se consultara con la Corte. En la República Argentina, leyendo los mensajes del presidente de la Cámara Legisladora desde 1841 hasta 1910, no se encontrará un solo mensaje en que no haga mención el presidente de la República de la colaboración que en materia de finanzas y de impuestos ha prestado el Legislativo al Ejecutivo. De la Parte Histórica en México no haré mención en este momento, por quererla tratar - aunque muy brevemente también,- al considerar el punto de vista constitucional para desposeer al Ejecutivo de las facultades de que está gozando en Hacienda. El punto de vista económico es también de una gran importancia. La delegación de facultades extraordinarias al Ejecutivo ha traído un verdadero desastre, una verdadera ruina en la economía política. Sobre este particular quiero también hablar brevemente por boca de uno de los diputados que en 1917 se opusieron a que se concedieran facultades ilimitadas al Ejecutivo. Este diputado fue el señor licenciado Sánchez Pontón, que tuvo las siguientes palabras en aquella sesión a que ya se ha hecho referencia:

"Si nosotros concedemos las facultades extraordinarias tales como se piden en el proyecto de ley, sencillamente, señores, no habrá habido ningún cambio del régimen preconstitucional al régimen constitucional. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.) Se habrá abierto el Congreso, se habrán instalado las Cámaras, habrá protestado el ciudadano Presidente de la República, pero ¿Que ha variado el programa político? ¿Que ha variado la administración, especialmente en el ramo económico, que, como ya es perfectamente conocido, es el eje principal sobre el que gira toda nuestra vida nacional? ¿Que habrá cambiado, si mañana como ayer y como antier las facultades extraordinarias del ejecutivo se extienden en el ramo de Hacienda a todo aquello que no han sido solamente más que necesidades ingentes de la nación, es decir: Los pagos necesarios para que la vida administrativa siga su curso, sino que mañana podremos ver nuevamente como hoy las exenciones de derechos en las aduanas, veremos nuevamente el favoritismo que se ha hecho en muchos casos para introducir o para exportar elementos y artículos de primera necesidad, que solamente han favorecido a algunos y han perjudicado a todo el pueblo, a toda la nación? (Aplausos ruidosos.) Veremos mañana, señores, asesinar al ganado que hace falta en necesidades ingentes, para exportar las pieles, como han hecho poderosas compañías veracruzanas. (Aplausos.) Volveremos a seguir mirando, señores, la introducción, sin derecho, de automóviles, y la autorización para formarse poderosas compañías de transportes."

El señor licenciado Sánchez Pontón, no obstante, no pudo prever hasta dónde llegaría el Ejecutivo en el uso de estas facultades y hasta dónde el desastre económico. No pudo prever, en efecto, que el Ejecutivo pasara de legislar solamente en hacienda - como tenía facultades-, a legislar también en crédito público y en materia de crédito bancario, y que pudiera - fundándose malamente en aquellas facultades extraordinarias-, hacer las conversiones del papel de Veracruz y del infalsificable, en la forma en que lo hizo; tomar los fondos de los bancos y hacer decretos que, verdaderamente, no tienen precedente en la historia de las legislaciones bancarias extranjeras, todo esto en uso de aquellas facultades extraordinarias. En el presente instante no quiero hacer cargos, que resultarían sumamente graves y, desgraciadamente, no completamente comprobados; pero momentos antes de ascender a esta tribuna, algunos compañeros se me

acercaron para poner en mi conocimiento negocios de la más grande importancia, que parecía se estaban tramitando en el Ejecutivo, fundándose en las facultades que tiene otorgadas por el Congreso de la Unión; es así como se ha dicho que a un personaje muy amigo del ministro de Hacienda, se le han entregado trescientos mil pesos para que funde un arsenal, y la concesión del arsenal mismo; así se me ha dicho que se expidió nombramiento en favor de una persona como jefe de la Inspección General de Pulques, dándole un sueldo diario de veinte pesos y el uno por ciento sobre la recaudación, o sea alrededor de doscientos cincuenta mil a trescientos mil pesos anuales. Basta estos síntomas para que nos creamos absolutamente obligados a reivindicar el uso de esos derechos que tenemos delegados. Voy a pasar al punto de vista constitucional, para demostrar que, también desde este punto de vista, el Ejecutivo no puede ni debe seguir gozando de las facultades que tiene conferidas en Hacienda. El origen de las facultades extraordinarias y el origen de las tiranías, son hermanos gemelos. Ya he hablado antes de revoluciones suscitadas por la delegación de facultades extraordinarias en Hacienda. En México, desde el emperador Iturbide que, copiando la Constitución de 1812, cuyo artículo 172 confería libertad de criterio, libertad de acción, algo semejante al fuero de que gozamos actualmente los diputados, dio un golpe de Estado, en uso de facultades que le había conferido el mismo Congreso, de hecho se arrogó la tiranía. Ese es el principio donde coinciden la delegación de las facultades extraordinarias con el nacimiento de las tiranías en México. De Santa Anna no puedo decir sino que, prácticamente, gobernó siempre con facultades omnímodas, como un tirano y como un déspota. Comonfort, tan luego como subió al poder, después del Plan de Ayutla, pidió facultades extraordinarias, y con ellas gobernó y con ellas cayó del poder. Sostendré siempre que por el uso de aquellas mismas facultades extraordinarias, dio su golpe de Estado. El general Díaz nunca gobernó, de derecho con facultades extraordinarias, pero siempre tuvo delegadas facultades especiales para cada uno de los ramos de Hacienda, y si de derecho no tuvo facultades extraordinarias, de hecho las tuvo siempre, porque gobernó también como un déspota y como un tirano. El señor Carranza, poco antes de subir al poder, tuvo las facultades extraordinarias y en ellas - repito-, como dijo muy bien el señor diputado Manrique, sustentó la tiranía fue la primera piedra del edificio de la tiranía. El punto de vista constitucional lo aclara magistralmente un discurso del señor ministro Cruz, en el Tribunal Supremo de Justicia de la Nación, con motivo de algunos amparos pedidos por los Bancos, con motivo del uso que don Venustiano Carranza había hecho de las facultades extraordinarias que se le habían otorgado en el ramo de Hacienda. Quiero dar lectura a una parte muy breve de este discurso, porque fundamento, repito, el punto de vista constitucional por el cual no deben subsistir las facultades extraordinarias.

"Al discutirse este artículo - el 29-, lo impugnó el señor Zarco, expresando que esto equivaldría a borrar las garantías sociales que tenía la República confundiendo el poder público en una sola persona. Los miembros de la Comisión replicaron que la autorización concedida por el artículo 29, no significaba la concesión de facultades extraordinarias; que no significaba la delegación de un poder a otro; que no significaba la suspensión de garantías individuales, una de las cuales era la división del poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial; sino sólo la suspensión de las garantías individuales comprendidas en los artículos del 1o. al 29 de la Constitución; y precisamente por esta argumentación, que fue de fuerza y se aceptó por el Congreso, se agregó como reforma que solo se podían suspender las garantías individuales, adicionándose estas palabras, para que no se creyera que el artículo, tal como se había presentado, envolvía la invasión del poder público. De manera que con esta reforma, los constituyentes aceptaron la suspensión de garantías. No se conformó el grupo literal con esta reforma; decían: Es necesario poner algún limite al Ejecutivo cuando se suspendan las garantías; es necesario que no quede de manera tan absoluta dueño del poder, que haga su voluntad; y entonces se invitó a las distintas diputaciones para que propusieran la reforma necesaria, y el señor Olvera propuso que se asociase el Poder Ejecutivo con otros dos individuos más, que formaran un triunvirato, a fin de que se turnaran en el ejercicio de este poder, y cada uno de ellos daría cuenta después de concluído su período, del uso que hubieren hecho de esas facultades extraordinarias. Pero en ésto había una dictadura, y el Congreso desechó el proyecto. De modo que se redactó la segunda parte del artículo 29.....

..."Como se ve, siguiendo las palabras, la letra, ya no sólo el espíritu de la discusión habida, esta segunda parte se redactó con objeto de limitar las facultades extraordinarias del Poder Ejecutivo para el caso de suspensión de garantías individuales; no se redactó esta segunda parte con objeto de dar las facultades extraordinarias, sino al contrario con el objeto, repito, de limitar las facultades que tuviera en virtud de esa suspensión, sólo en el caso urgente de que hubiera una invasión o una perturbación grave de la paz pública.

"El Constituyente de 17 continuó también con aquellas tradiciones; pero quiso limitar el campo a un solo caso; al caso expreso, contenido en el artículo 29 de la Constitución y por esto formuló su precepto en estos términos en que lo hizo.

"Además el Constituyente de 17 no quiso que se creyese que se podía hacer delegación de facultades en todo tiempo y con cualquier motivo; consintió en que se diesen esas facultades al Poder Ejecutivo, pero sólo en el caso del artículo 29; es decir, sólo cuando se tratara de invasión o perturbación grave de la paz pública. Por esto, al establecer la división de los poderes, en el artículo 49 dijo lo siguiente:

"Artículo 49. El supremo poder de la Federación se divide, para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

"No podrán reunirse dos o más de estos poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el legislativo en un individuo, salve el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión, Conforme a lo dispuesto en el artículo 29."

"Así es que siguiendo el principio establecido

por el Constituyente de 17, la doctrina correcta y pura es ésta: Se pueden conceder facultades extraordinarias con la amplitud que estime el Congreso de la Unión solamente en el caso de que se suspendan las garantías individuales de acuerdo con el artículo 29. Luego si no se trata de invasión o de perturbación grave de la paz pública o de un peligro inminente como el de una guerra extranjera, el Congreso de la Unión no puede delegar facultades al Poder Ejecutivo.

"Esta interpelación es incontrovertible; no hay réplica de ninguna clase."

La segunda parte del artículo 29 es precisamente la que dice que no podrán conferirse facultades extraordinarias sino en los casos de graves perturbaciones de la paz pública o de conflictos internacionales. Esa segunda parte es, pues, restrictiva, en sentido completamente opuesto de aquel en que lo ha conceptuado el Ejecutivo de la Unión hasta el presente. Para terminar esta ya larga peroración, quiero solamente insistir en un último punto de vista: El punto de vista moral. La moral, señores diputados, tiene una sanción, y esa sanción la encuentra cada hombre honrado y no honrado en su propia conciencia. Nosotros tenemos dos grandes deberes que cumplir al venir a esta Representación Nacional: El primero de ellos es el de trabajar, el de no tener delegadas nuestras facultades y dormir tranquilamente, desposeyéndonos de la responsabilidad moral que nosotros contraemos al venir a esta Representación Nacional; el segundo es el de defender los derechos que tiene el Poder legislativo. Se está tratando de llevar a cabo una reforma que venga a traer el régimen parlamentario, y nosotros dormimos tranquila y blandamente desde hace tres años, delegando todas nuestras facultades en el Ejecutivo, aprobando todo lo que el Ejecutivo quiere, no solamente en materia de Hacienda - en donde hemos delegado nuestras facultades -, sino en materia de crédito público, - en donde hasta hoy no las hemos delegado y que sí el Ejecutivo ha hecho uso de ellas arbitrariamente -. El señor diputado Urueta, en la sesión a que por tercera vez hago referencia, dijo estas palabras con las cuales quiero terminar esta peroración: "Yo no estaré de acuerdo nunca con que se concedan facultades extraordinarias al Ejecutivo. ¿Por qué? Porque esa es la mejor manera de constituir a sabiendas, conscientemente, una tiranía. Las dictaduras siempre han procedido de aquí, del recinto donde sólo deben proceder las libertades. Aquí siempre se han instituido los dictadores, porque aquí siempre se les han concedido facultades extraordinarias con el pretexto que se contiene en las frases que causan pavor sólo a los chiquillos: "La patria está en peligro", cuando en realidad lo único que ha estado en peligro han sido los gobiernos que se han apartado de la ley, de la verdad y de la justicia." Espero, señores diputados, que con lo anteriormente dicho quede fundamentado el proyecto que por otro lado no necesitaba fundamentarse, repito, tanto porque se ve que la opinión de la Cámara está uniformada por la cantidad de firmas que calzan el proyecto, cuanto porque públicamente se ha revelado la opinión en este sentido desde hace largos años. Espero, pues, una resolución favorable a la iniciativa del proyecto de ley a que se está haciendo referencia. (Aplausos.)

El C. secretario Valadez Ramírez: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se pregunta si ha lugar a votar en lo general.

El C. Ernesto Aguirre Colorado: Reclamo el orden. Debe preguntarse en votación nominal.

El C. secretario Valadez Ramírez: En votación nominal se va a preguntar si ha lugar a votar en lo general.

El C. Manrique: ¡Moción de orden! Pido atentamente que se lean los artículos relativos a esta votación, porque recuerdo que siempre al comenzar las legislaturas, esta votación en el momento de preguntar si ha lugar a votar, se presta a muchas confusiones.

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"Artículo 114. Declarado un proyecto suficientemente discutido en lo general, se preguntará si ha o no lugar a votarlo en su totalidad; y habiéndolo, se procederá a la discusión de los artículos en particular. En caso contrario, se preguntará si vuelve o no todo el proyecto a la Comisión. Si la resolución fuere afirmativa, volverá, en efecto, para que lo reforme; más si fuere negativa, se tendrá por desechado.

"Artículo 115. Asimismo cerrada la discusión de cada uno de los artículos en particular, se preguntará si ha o no lugar a votar; en el primer caso, se procederá a la votación; en el segundo, volverá el artículo a la Comisión.

"Artículo 143. Las votaciones serán precisamente nominales: Primero, cuando se pregunte si ha o no lugar a votar algún proyecto de ley en lo general; segundo, cuando se pregunte si se aprueba o no cada artículo de los que compongan el indicado proyecto o cada proposición de las que formen el artículo; tercero, cuando lo pida un individuo de la Cámara y sea apoyado por otros siete.

" Se procede a recoger la votación. Por la afirmativa.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Por la negativa.

- El mismo C. secretario: Votaron por la afirmativa 134 ciudadanos diputados; por la negativa, cero. En consecuencia, se declara que ha lugar a votar en lo general. Está a discusión en lo particular. A discusión el artículo 1o., que dice:

"Artículo 1o. Se deroga la ley de 8 de mayo de 1917, que concedió al Ejecutivo de la Unión facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda."

(Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

- El mismo C. secretario: Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. No habiéndose inscripto ningún orador, se procede a la votación nominal del artículo 1o., que dice:

"Artículo 1o. Se deroga la ley de 8 de mayo de 1917, que concedió al Ejecutivo de la Unión facultades extraordinarias en el ramo de Hacienda."

El C. Manrique: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: Tiene usted la palabra para una moción de orden.

El C. Manrique: Me parece que cabe votar simultáneamente los dos artículos. Lo indicado es que se pase a discutir el artículo 2o., y si no

se discute, entonces se votarán conjuntamente los dos.

- El mismo C. secretario: No habiéndose objetado el artículo 1o., se reserva para su votación. A discusión el artículo 2o., que dice:

"Artículo 2o. Se autoriza especialmente al Ejecutivo para expedir aranceles sobre el comercio extranjero."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se procede a recoger la votación nominal de los dos artículos, 1o. y 2o. Por la afirmativa.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Por la negativa.

- El mismo C. secretario: Votaron por la afirmativa 135 ciudadanos diputados. No hubo votación por la negativa. En consecuencia, se declara aprobado el proyecto de ley en lo particular; pasa al Senado para los efectos constitucionales.

El C. presidente: Habiendo sido aprobado este proyecto de ley, de acuerdo con el artículo 138 del Reglamento, la Presidencia nombra en comisión a los CC. Manero, Argüelles, Méndez José, Rodríguez López, Vicencio y prosecretario Bojórquez, para que lo lleven a la Cámara revisora.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de Hacienda.

"H. Asamblea:

"El Ejecutivo de la Unión, con fecha 12 de octubre de 1918, sometió a la consideración de la H. Cámara un proyecto de ley, pidiendo se ratificaran y autorizaran diversos pagos y erogaciones hechos fuera de los presupuestos respectivos del 1o. de mayo al 31 de diciembre de 1917.

"La 2a. Comisión de Hacienda de la pasada Legislatura, a la que fue turnado el proyecto de referencia, con fecha 2 de diciembre de 1918, y 23 de octubre de 1919, se dirigió a la Secretaría de Hacienda pidiéndole informara el importe de las partidas en que se había excedido el Ejecutivo durante el período a que se ha hecho mención; en virtud de que hasta la fecha aún no se recibe el detalle correspondiente, los que subscriben, independientemente de que ya excitan al Ministerio de Hacienda para que proporcione los datos que se le tiene pedidos, a fin de que en vista de ellos pueda esta H. Asamblea resolver, se permiten proponer para su aprobación y en obvio de tiempo, el siguiente acuerdo económico:

"Túrnese este expediente a la Comisión Inspectora de la Contaduría Mayor de Hacienda, para que se sirva informar si en la propia Contaduría ya son conocidas las cantidades erogadas fuera de lo previsto en el presupuesto respectivo."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, 5 de octubre de 1920. - Juan Zubaran. - Francisco Trejo."

Está a discusión. Los que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobado.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de Justicia.

"H. Asamblea:

"A la 1a. Comisión de Justicia fue turnado, con fecha 20 de septiembre último, el expediente formado con varios oficios que envió a la H. Comisión Permanente, el C. licenciado Cuauhtémoc Hidalgo, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Baja California, en que comunica los datos relativos a la separación del juez de Primera Instancia del partido Judicial de Mulegé, B. C., C. José Sánchez Saavedra, así como un telegrama que este mismo funcionario envió, en el que se quejaba de haber sido preso injustificadamente.

"La Comisión de Justicia de la anterior Legislatura, a quien correspondió conocer de este expediente, giró con el mismo motivo varios telegramas a las autoridades de dicho lugar, con objeto de esclarecer el asunto que motivó la queja, habiéndose averiguado que el señor Sánchez Saavedra fue encarcelado y separado de su puesto por el delito de lesiones.

"Ahora bien; en atención a que la Representación Nacional de la XXVIII Legislatura, designó el nuevo personal de Justicia para la Baja California, estima esta Comisión que es extemporáneo seguir tratando este asunto, por lo cual se permite sujetar a la aprobación de vuestra soberanía el siguiente acuerdo:

"Único. Por ser extemporáneo resolver este asunto, archívese el expediente a que este dictamen se contrae."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 4 de octubre de 1920. - F. N. Solórzano. - S. García."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de Justicia.

"H. Asamblea:

"El C. Antonio Fernández, en ocurso de fecha 19 de julio último, se dirigió a los ciudadanos secretarios de la H. Comisión Permanente del Congreso de la Unión, solicitando una licencia hasta por veinte días, con goce de sueldo, para separarse del cargo de juez 9o. de lo Civil de esta ciudad.

"Hecho el estudio de la solicitud por esta 1a. Comisión de Justicia, a la que fue turnado con fecha 20 de septiembre próximo pasado, encontró que el C. Fernández no llegó a rendir la protesta del cargo de juez 9o. de lo Civil, para el que fue nombrado; y en esa virtud, no puede estimarse procedente una licencia para separarse de un puesto que legalmente no se ha entrado a desempeñar.

"El solicitante fue nombrado para substituir al ciudadano juez 9o. de lo Civil, a quien se le concedió una licencia, y concluida ésta, se ha vuelto a hacer cargo del Juzgado el ciudadano juez propietario.

"Por las razones expuestas, nos permitimos sujetar a vuestra aprobación el siguiente acuerdo:

"Archívese la solicitud de que se trata, por improcedente."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 4 de octubre de 1920. - F. N. Solórzano. - S. García."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"1a. Comisión de Justicia.

"H. Asamblea:

"A la 1a. Comisión de Justicia fue turnado un oficio del ciudadano juez 2o. de lo Civil de esta capital, en que inserta un auto dictado en el juicio ordinario civil promovido por la señora María Ramírez de Palau, contra el señor Francisco Palau, por medio del cual manda librar oficio a esta H. Cámara de Diputados, a efecto de que se sirva ordenar que, de los emolumentos que percibe el señor don Francisco Palau, se descuente la cantidad de $75.00 cada mes, que serán entregados a la expresada señora Ramírez de Palau, a partir del día 3 de junio último, y por decenas, en la forma acostumbrada para hacer el pago a los empleados.

"Como se trata de una resolución judicial, cuyo cumplimiento no compete discutir a vuestra soberanía, sino acatar debidamente, para que se respete la independencia de poderes y las funciones que a cada rama del poder público le corresponden, la 1a. Comisión de Justicia que subscribe, se permite sujetar a vuestra aprobación el siguiente acuerdo:

"Transcríbase al ciudadano Contador Mayor de Hacienda, el oficio del ciudadano juez 2o. de lo Civil de esta capital, que se menciona en el cuerpo de este dictamen, a fin de que se sirva darle debido cumplimiento. Comuníquese."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 4 de octubre de 1920. - F. N. Solórzano. - S. García."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Bordes Mangel para informar, como presidente de la Comisión que se acercó al Ejecutivo para tratar el asunto de Félix Díaz.

El C. Bordes Mangel: Honorable Asamblea: La Comisión designada para pedir al Ejecutivo de la Unión que pusiera a Félix Díaz a disposición de los tribunales, se acercó a dicho funcionario y después de exponerle la resolución de la Cámara, oyó un informe que sucintamente voy a repetir a Vuestra Soberanía: Durante el movimiento que encabezó el C. De la Huerta, se acercó una comisión de parte de Félix Díaz, a ofrecer su ayuda a la revolución; esta comisión fue rechazada tanto por el C. De la Huerta, como por los demás jefes de la revolución, advirtiéndole que no estaban dispuestos a aceptar su colaboración, sino sólo su rendición incondicional, en su caso. Posteriormente, una nueva comisión de Félix Díaz se acercó al ya entonces jefe del Ejecutivo, para tratar de la forma de su rendición; los nuevos ofrecimientos hechos por el rebelde, no fueron oídos. Desde aquel entonces el C. De la Huerta ofreció al rebelde Félix Díaz que la única forma de transacción aceptable para su rendición, era que saliera del país - para salvar así su decoro -, quien venía a ofrecerle sus servicios. Esta petición o, mejor dicho, orden del Ejecutivo, no fue acatada por el rebelde Félix Díaz. Pasaba tiempo y más tiempo, y no se llegaba a ningún resultado final. Necesitando el Ejecutivo saber cuáles eran las regiones del país plenamente pacificadas, ordenó al jefe de las operaciones en aquella región que procediera a informarse en qué situación, cuál era la verdadera situación en que las fuerzas de Félix Díaz estaban. En tal virtud, el jefe de las operaciones en el Estado de Veracruz se acercó hasta el campamento de Félix Díaz, y nuevamente entró en conferencias con él. Dijo Félix Díaz que no estaba dispuesto a expatriarse. Después de algunos cambios de ideas dijo que sí estaba dispuesto a expatriarse por un término de seis meses, y mandó al jefe de las operaciones un memorándum, que a la vista de la Comisión puso el ciudadano presidente, en el que dice, entre otras cosas, que saldría por el término de seis meses, de aquí; pero que el Gobierno mexicano le pagara un millón doscientos mil pesos por sus propiedades, pérdidas o perjuicios durante el movimiento. Exige el pago de daños y perjuicios y de intereses y de pérdidas en este término; es decir: Se coloca Félix Díaz en el caso de un honorable ciudadano que ha perdido sus bienes a consecuencia de una revolución y, por materia de intereses, le exige condiciones y reposiciones al Gobierno. Pero el ciudadano presidente nos hace notar esto: El Gobierno no tiene pacto ninguno, no tiene compromiso ninguno con Félix Díaz; pero el hecho de haberle ofrecido que voluntariamente se expatriara, de haberle ofrecido ese perdón, siente que lo liga ese exceso de caballerosidad. A pesar de las malévolas insinuaciones que un periódico de la mañana hiciera, de que Félix Díaz había caído en una trampa traidora, quiere el jefe del Ejecutivo que el Gobierno de México no haga el poco airado papel que hizo el Gobierno carrancista cuando se trataba de rendición de rebeldes; pide a la Representación Nacional que, por solidaridad entre los poderes, deje que Félix Díaz salga, si es que consiente en salir, y agregó el jefe del Ejecutivo que, después de lavar así su conciencia, que después de poner a salvo su caballerosidad, si Félix Díaz no supiera corresponder a esta muestra de hidalguía, el día que pisara territorio nacional, como parece que ha manifestado hacerlo, con toda energía el rigor de la ley caerá sobre su cabeza. La Comisión, que no puede tener opinión en este asunto, se limita a dar cuenta a la Representación Nacional de cómo cumplió.(Aplausos.)

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Pido la palabra para un hecho relacionado con este asunto.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Señores representantes: He pedido la palabra para un hecho relacionado precisamente con el informe que nos acaba de proporcionar el C. Bordes Mangel, como presidente de una Comisión que se acercó al

Ejecutivo para pedir que el rebelde Félix Díaz sea consignado a los tribunales federales. Habéis escuchado con todo detenimiento, señores representantes, las condiciones que el rebelde Félix Díaz pone al Ejecutivo de la Unión, como si efectivamente tuviera derecho ese rebelde a poner condiciones a un Gobierno legítimamente constituído, a un Gobierno emanado de la voluntad popular. Félix Díaz, sabedlo y aún estará vibrante en vuestros corazones y en vuestras conciencias, es el origen de toda la sangre derramada por nuestros hermanos desde el 9 de febrero de 1913, en que traicionara al Gobierno del señor Madero. Si, pues, durante siete años constantes de lucha, la Representación Nacional aquí, en estos escaños ha pedido al Ejecutivo de la Unión un acto de justicia para que caiga la ley inexorable sobre ese autor de crímenes nacionales, debe insistir la Representación Nacional ante el Ejecutivo de la Unión, aun salvando el decoro del presidente de la República, que ha hecho todo en honor de él, y el pueblo está obligado a pedir que se castigue a ese infame, que ha originado todos los sacrificios de nuestra patria. Pido, pues, se reconsidere este asunto y se vuelva a insistir con el Ejecutivo para que entregue a los tribunales federales y sea juzgado por el delito de alta traición a la patria.

El C. Bordes Mangel: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Bordes Mangel.

El C. Bordes Mangel: Bien sabe el compañero Aguirre Colorado que hondamente estoy con él en su petición, bien saben los que me conocen, con qué convicción, con qué fuerza de convicción, tal vez hasta con qué pasión, pido yo el castigo de Félix Díaz y demás asesinos de 1913; pero voy a hacer dos aclaraciones a mi informe, que era un extracto de documentos oídos a la ligera, que era la repetición de los informes del Ejecutivo; se me escapó esto: El Gobierno de México no aceptó ninguna de las condiciones impuestas por Félix Díaz, el Gobierno de México no celebró pacto alguno con Félix Díaz; los representantes del Gobierno tenían instrucciones de no firmar nada que parezca un contrato, un convenio que obligue al Gobierno respecto del criminal Félix Díaz; pero el Gobierno de México en alguna ocasión le ofreció aceptar su rendición bajo la condición de que saliera inmediatamente del país y quiere caballerosamente, no diría yo humanitariamente, porque el humanitarismo no está reñido con la justicia, quiere, decía yo, que salga, que acepte esa condición de benignidad que el Gobierno impone, y si de un momento a otro la acepta, no quisiera el Gobierno verse en el poco airoso caso de tener que decirle "¡Pues ahora no!" No quisiera el jefe del Ejecutivo pasar a la Historia como pasará Carranza; no se quiere que haya aquí una sombra de traición, no quiere el Gobierno convertirse en lo que ya la reacción hace aparecer como un instrumento de venganza y bajas pasiones; quiere pasar puro, quiere pasar blanco, que su caballerosidad quede a salvo. Como yo dije antes, como miembro de la Comisión, no he venido sino a rendir un informe. Si independientemente de mi Comisión se me pidiera mi criterio personal, se me dijera cuáles son mis hondos sentimientos, que se me exigiera que los expresara, diría que son los del compañero Aguirre Colorado: Para mí significa mucho el prestigio del Gobierno; pero significa mucho más el prestigio de la justicia. Pero tal vez pudiera haber consideraciones de orden político, tal vez pudiera haber ese enorme deseo de que en estos momentos no haya alborotos en el país; tal vez pudiera haber la decisión del Gobierno, de entregar al Gobierno que le ha de suceder, el país en perfecta calma y ésta se pudiera creer que fuera alterada por ese acto de suprema justicia. Ahora bien; yo no creo que una sola palabra mía se pueda interpretar como una resolución de la conferencia que tuvimos con el Ejecutivo, y es por esto que quiero echarme un nudo a la boca y no seguir diciendo nada más de mis sentimientos personales, porque sé que me iría por el camino que mis sentimientos me llevaran. Así, pues, tengamos lo dicho, repito, como informe de la Comisión, y proceda la Cámara como crea que deba proceder salvando los altísimos intereses de la justicia, y salvando, si puede, el decoro personal del jefe del Ejecutivo. (Aplausos.)

El C. Manrique: Pido la palabra para una interpelación a la Comisión.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Pido atentamente al estimable compañero Bordes Mangel que se sirva explicarnos si supo de labios del representante del Poder Ejecutivo, en qué forma quedó prisionero Félix Díaz en poder de las fuerzas de la Federación, porque cabalmente de la forma en que haya quedado prisionero depende el que tengamos o no derecho para pedir que se ponga a disposición de los tribunales. De este detalle, de este dato, si Félix Díaz como afirma la prensa diaria, quedó detenido a raíz de una conferencia en la cual no se llegó a ningún resultado satisfactorio, entonces ¿Cómo proceder, cómo normar nuestros actos? Suplico muy atentamente al compañero Bordes Mangel que si escuchó de labios del representante del Ejecutivo detalles sobre el particular, se sirva transmitirlos.

El C. Bordes Mangel: El jefe del Ejecutivo presentó a la Comisión el expediente relativo a la aprehensión de Félix Díaz. Como mi falta de memoria pudiera hacerme omitir algún detalle importante, ruego a los demás miembros de la Comisión que estén presentes, que me rectifiquen en el momento en que me saliera del camino de la verdad. Hay un telegrama del general Guadalupe Sánchez en que da cuenta al señor presidente de la República que en virtud de las órdenes que recibió para ultimar los arreglos con Félix Díaz, o tener alguna resolución del rebelde relacionada con su actitud respecto del Gobierno, fue hasta el campamento de Félix Díaz. Ya en su campamento abrió las conferencias, recordando a Félix Díaz el ofrecimiento del Ejecutivo para que abandonara el país. Félix Díaz mandó al día siguiente al general Guadalupe Sánchez un pliego en que hacía proposiciones al Gobierno. Ese pliego comprende las siguientes proposiciones no aprobadas ni iniciadas por el Gobierno: Salir del país sólo por un período de seis meses, recibir del Gobierno la cantidad de un millón doscientos mil dólares en que estimaba sus propiedades que había perdido durante la revolución, considerando dentro de ese millón doscientos mil dólares, el importe de intereses perdidos y no sé qué

otros gajes en que yo no me pude fijar. Agregaba que si se le consideraba un criminal, en cualquier tiempo los tribunales del país podrían juzgarlo. El general Guadalupe Sánchez, sin aceptar ninguna de las proposiciones, las transmitió al Ejecutivo de la Unión para que éste resolviera, y el Ejecutivo contestó ratificando su anterior ofrecimiento que consiste en que sin condición alguna se rindiera Félix Díaz, saliera del país y si, como decía, no tenía para salir ni para sostenerse en el extranjero, recibiera la cantidad de veinte mil pesos que era lo que el Ejecutivo podía poner a su disposición para sus gastos. A esta repulsa del Ejecutivo contestó Félix Díaz con una negativa rotunda diciendo que no podía salir del país si ante todo no se le reponían sus pérdidas; que no podía abandonar el país en estas condiciones ni por un plazo indefinido; es decir, no aceptando la benevolencia del Gobierno. En ese caso el general Guadalupe Sánchez preguntó al Gobierno qué hacer, y el Gobierno se vio ya ante un individuo que tiene a sus órdenes a un grupo más o menos numeroso de gente que todavía no sabemos cómo está, si en actitud rebelde o de parte del gobierno; y es el Gobierno el que indicó a Guadalupe Sánchez que si no había otro camino, procediera a la aprehensión de Félix Díaz. Esta es, en términos generales, la historia de su aprehensión. Ante su negativa absoluta después de haberse colocado plenamente fuera de la ley, porque en el primer término de su negativa hacía constar que se abstenía de expresar su opinión por lo que respecta a la Constitución Política de la República, después de esa actitud francamente rebelde y de rechazar la benevolencia del Gobierno en su propio campamento, fue aprehendido por órdenes expresas del Ejecutivo.

El C. Manrique: ¿No fue, pues, compañero, la aprehensión de Félix Díaz el resultado de celada alguna?

El C. Bordes Mangel: Según mi opinión y de acuerdo con el informe que acabo de rendir, no hubo celada alguna en la aprehensión de Félix Díaz y lamento mucho, no porque crea que el compañero Manrique se haga eco de la malévola especie que la reacción lanza a través de las columnas de un periódico de la mañana, sino que lamento mucho que en la Representación Nacional haya quien haya tomado en serio estas insinuaciones.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Insisto, señores representantes; insisto, señores, en que el rebelde Félix Díaz debe ser consignado a los tribunales militares o a los tribunales federales, después que el señor Bordes Mangel, a pregunta especial del diputado Manrique, ha expresado aquí que sigue siendo rebelde Félix Díaz y ha sido una orden del presidente, del Ejecutivo de la Unión, para que fuera aprehendido por no acatar determinadas benevolencias que se le concedieron al más criminal que ha tenido nuestro país; es, por tanto, indispensabilísimo que la justicia mexicana imponga el castigo que se merece a Félix Díaz, supuesto que no hay pacto alguno, supuesto que no admitió ciertas condiciones, y bajo el punto de vista constitucional, no tiene facultades el Ejecutivo de la Unión para desterrar a ningún mexicano. Lo único que cabe aquí es la consignación - toda vez que ha sido hecho prisionero - a las autoridades federales para que responda de los delitos cometidos en la decena trágica. La Cámara debe ratificar el acuerdo tomado hace un momento, toda vez que la Cámara es el representante más genuino del pueblo y debe insistir nuevamente con el Ejecutivo para que Félix Díaz en, lugar de embarcarlo en el vapor "Esperanza" rumbo a la Habana, venga aquí ante un tribunal especial a responder de los delitos cometidos por él desde 1913.(Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra.

El C. presidente: La Presidencia suplica el C. Aguirre Colorado que haga su proposición por escrito. Tiene la palabra el C. Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: (Voces: ¡Tribuna, tribuna!) Es una aclaración sumamente corta. (Voces: ¡Tribuna, tribuna! El orador va a la tribuna.)

Tengo que hacer una pequeña explicación que versará sobre un punto de hecho. Es cierto que no hubo celada para aprehender a Félix Díaz, pero sí podría, evidentemente, interpretarse como un abuso de la confianza que el Gobierno logró inspirarle, toda vez que a raíz de una conferencia y cuando todavía no estaban rotas, Félix Díaz fue aprehendido , confiado en que no sería perseguido. Eso es de toda evidencia. (Aplausos.) Si Félix Díaz no hubiera tenido por dos o tres veces o más el ofrecimiento de que saldría del país si aceptaba esas condiciones, evidentemente que Félix Díaz no se hubiera prestado a las conferencias o hubiera tomado sus precauciones; pero como en una época en que el presidente De la Huerta, como jefe del movimiento revolucionario y obrando revolucionariamente, le ofreció como un acto de pacificación - según explicaba muy bien el señor Bordes Mangel -, la salida del país sin dificultad y siempre cuando se rindiese, naturalmente Félix Díaz ante ese primer ofrecimiento y ante los nuevos ofrecimientos ratificados en diversidad de conferencias, Félix Díaz contaba con no ser perseguido mientras no se dijera "terminaron las conferencias; las conferencias han terminado"; después de la última conferencia que quedó en punto y coma, vino la petición de él, vino la respuesta negativa, y sobre la respuesta negativa la persecución y aprehensión inmediata; esto no será celada, pero tampoco es absolutamente leal. (Aplausos.) En estas condiciones no cabría, sin desdoro del Ejecutivo que forma parte integrante del Gobierno y con el cual debe ser solidaria esta Cámara, porque el Poder Legislativo y el Ejecutivo forman una sola entidad que se llama representación del país o representación de la Nación Mexicana, no podría, sin menoscabo del decoro del Gobierno, aplicársele el castigo, que sí se le podría aplicar en buena hora si se le hubiera perseguido militarmente y aprehendido en combate. Esta es la opinión del que habla, que naturalmente no puede considerarse afecto a Félix Díaz, a la abominable personalidad de Félix Díaz, y es tanto más necesario hacer esta explicación, y es tanto más necesario que la Cámara se fije en esta situación del Gobierno nacional, cuanto que vivimos en una época en que los actos reprobables, en que los actos de felonía, en que los actos de violación a la fe jurada se han repetido de un modo lastimoso, unas veces por parte de la reacción, como en el caso de Huerta, y otras veces por parte de un individuo que se disfrazó de revolucionario, como

Venustiano carranza. (Aplausos.) En estas condiciones sería verdaderamente deplorable que esta Cámara, dejándose llevar de pasiones - por otra parte muy justificadas -, repitiera la historia de Carranza y obligara al Ejecutivo a adoptar una actitud semejante a la de Carranza cuando ofrecía amnistías, hacía que se amnistiara un jefe, y después fusilar al jefe, como paso en el caso de Carrera Torres. (Aplausos.) En estas condiciones y haciendo la pasión a un lado, la Cámara debe examinar este caso: ¿Qué es preferible: Que nos bebamos la sangre de Félix Díaz, o que salvemos el decoro del presidente De la Huerta, con el cual debe ser solidaria en su actitud, de todas maneras honrada y en todo sentido bienintencionado, la Cámara de Diputados? (Aplausos.)

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Para una interpelación, si me lo permite el C. Soto y Gama.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: C. Soto y Gama: El C. presidente de la República, don Adolfo de la Huerta, de quien todo el mundo, todo el pueblo mexicano, reconoce su honorabilidad y su honradez, ofreció al señor Félix Díaz que, mediante su rendición, con su gente más o menos, saldría fuera del país. El señor De la Huerta lo ofreció como jefe de la revolución en un período preconstitucional, (Voces: ¡No! ¡No!) en un período preconstitucional, (Siseos.) y después como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. El señor Soto y Gama me dirá si aparte de la honorabilidad y honradez reconocidas por el pueblo mexicano, y las Cámaras de la Unión también, en el señor De la Huerta, ¿cree que tenga facultades el presidente de los Estados Unidos Mexicanos para desterrar a un ciudadano mexicano?

El C. Soto y Gama: Pido la palabra para contestar.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Soto y Gama: Explico desde luego al señor Aguirre Colorado, que no fue en un período preconstitucional cuando el señor De la Huerta ofreció la salida sin dificultades del territorio a Félix Díaz; fue en una etapa revolucionaria, en un momento revolucionario en que, quiérase o no, el jefe de la revolución estaba investido de facultades extraordinarias y yo os aseguro que cualquiera que estudie el punto, seguramente convendrá en que Adolfo de la Huerta, jefe de la revolución emanada del Plan de Agua Prieta, tenía en esos momentos facultades sobradas para ofrecer lo que ofreció. Sería un sofisma, sería una argucia poco honorable valernos ahora de pretextos constitucionales para justificar un acto que la conciencia de todos los señores representantes podrá juzgar; sería prevalerse de la ocasión, sería prevalerse de la confianza que se logró inspirar a Félix Díaz para luego aplicarle un castigo que no esperaba y se le había ofrecido no se le aplicaría, pues que se le había dicho que con su salida del territorio nacional quedaría exento de cualquier otro castigo. No sé si habré estado claro y creo más, creo que en este caso no puede hacerse distinción alguna entre el Ejecutivo y el Legislativo, sino que la Nación ha estado representada y lo está ante el extranjero que nos juzga por el presidente De la Huerta; y no puede divorciarse en este caso la Representación Nacional en dos partes: Ejecutivo que ofrece y Cámara que rechaza los ofrecimientos del Ejecutivo. (Aplausos.)

- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:

"H. Asamblea:

"Habiéndose aclarado por el informe que rinde el C. diputado Bordes Mangel, que el C. Félix Díaz no fue preso en la primera conferencia con el divisionario Guadalupe Sánchez, sino por rebelde al Gobierno, sometemos para su aprobación el siguiente acuerdo:

"Primero. Vuélvase a reiterar al ciudadano presidente de la República sea entregado Félix Díaz a los tribunales federales.

"Segundo. Si no aceptare la indicación de la Cámara el ciudadano presidente, constitúyase la H. Cámara en parte acusadora ante el tribunal competente en contra de Félix Díaz." "Cámara de Diputados, a los siete días del mes de octubre. - E. Aguirre C. - A. J. Mijares."

Habiendo pedido uno de los autores de esta proposición dispensa de trámites, en votación económica se pregunta si se dispensan los trámites, en la inteligencia de que se necesitan las dos terceras partes. Se dispensan los trámites. Está a discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra, pueden pasar a inscribirse.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Manrique.

El C. Manrique: Ciudadanos diputados: El diputado Ernesto Aguirre Colorado, apoyado por el diputado Aureliano Mijares, propone volver a reiterar (yo agregaría "vuélvase a reiterar nuevamente otra vez"), (Risas.) vuélvase a reiterar al presidente de la República sea entregado Félix Díaz a los tribunales federales.

"Segundo. Si no aceptare la indicación de la Cámara el ciudadano presidente, constitúyase la honorable Cámara en parte acusadora ante el tribunal competente en contra de Félix Díaz."

No me toca examinar la atingencia de la segunda proposición ya que ésta viene precedida por una proposición condicional "si". De manera que la segunda la aceptaríamos si la aceptáramos, siempre que el presidente desoyese las indicaciones de la Cámara. En rigor, la única proposición a debate es esta: "Conviene que la Cámara reitere la petición que hace momentos hizo al presidente de la República, para que pusiera a disposición de los tribunales federales, de la Justicia Federal, al rebelde Félix Díaz. ¿Conviene que insistamos en nuestra actitud de pocos momentos ha, después de la explicación del Ejecutivo? Creo que no cabe esa insistencia. Yo me permito sugerir que lo indicado es otra cosa. Parecía que holgase mi pregunta, C. Bordes Mangel, después de su clarísima exposición. Es ésta una de las cualidades de la exposición del compañero Bordes Mangel, de su escuela: La claridad, la diafanidad, la transparencia de la exposición de Bordes Mangel. Relataba éste claramente, que no había habido celada, que Félix Díaz no había sido aprehendido en el curso de la conferencia; sin embargo, mi pregunta tenía un objeto. Pocos momentos después la exposición del C. Antonio Díaz Soto y Gama explicaba el

por qué de mi pregunta. Es verdad, Félix Díaz no había sido aprehendido en el curso ni al final de la conferencia; pero sí había sido aprehendido como consecuencia del estado de armisticio, de quietud, de tratados en que se hallaba Félix Díaz relativamente a las fuerzas del Gobierno; en consecuencia, sí hay por lo menos un resquicio por donde pueda insinuarse la sospecha y, señores, debemos ser cuidadosos de nuestro prestigio: El Gobierno es uno, es más, el régimen es uno, no se trata del prestigio personal de Adolfo de la Huerta, porque Adolfo de la Huerta va a desaparecer como presidente de la República y el régimen queda en pie: El régimen heredaría la mancha de Adolfo de la Huerta. Se trata del prestigio del Gobierno entero y de la Revolución y ¿Por que no decirlo? Del prestigio de la Nación. Debemos demostrar que ya no se cosechan las traiciones en México. (Aplausos.) Me parece que lo indicado, señores diputados, es precisamente, velando por el decoro del Gobierno, que el Gobierno repare su error. El Ejecutivo probablemente, no por indicaciones del presidente, ni siquiera de la Secretaría de Guerra, o del encargado de la Secretaría de Guerra sino por culpa de algún jefe inferior, de Guadalupe Sánchez o de Mireles, cometió el error de aprehender a Félix Díaz en las condiciones ya claramente expresadas. Aún es tiempo de reparar el error. ¿Cómo repararlo: embarcando a Félix Díaz, deportándolo? Creo que no. El propio presidente de la República ha expresado ya en más de una ocasión, al interrogarlo sobre si podrían algunos expatriados, como don Francisco Bulnes hace pocos meses, como Vázquez Gómez, como algunos otros expatriados de cierto relieve, si podrían, digo, regresar al país, el señor De la Huerta ha expresado claramente que desde el momento en que no existe en la Constitución de la República la pena de destierro, no puede impedirse a los mexicanos la entrada a la Patria. Aquellos que tengan delitos de que responder ante los tribunales, serán procesados, perseguidos, encausados. En consecuencia, ¿cómo incurrir, sin pecar de ilógicos en una contradicción; cómo permitir el absurdo de que el propio Gobierno que así se expresa, deporte a Félix Díaz? Si Félix Díaz es culpable, ahí están los tribunales para castigarlo; pero no puede castigársele mientras no haya sido hecho prisionero, prisionero de guerra, (Aplausos. Siseos.) y Félix Díaz, reducido a prisión en las circunstancias claramente expresadas por el C. Bordes Mangel no puede, sin desdoro de nuestro prestigio, sin desdoro del régimen actual, ser encausado, ser entregado a los tribunales federales. Lo indicado es, pues, reparar el error, lo indicado - no os asuste la proposición -, lo indicado es dejar en libertad a Félix Díaz dentro del territorio nacional. (Aplausos. Siseos.) La primera impresión que mi proposición pueda causaros es, seguramente, la de extrañeza; pero a poco que reflexionéis, debéis comprender que es lo único indicado. Si el Gobierno ha cometido un error, si pueden sus enemigos - claro que habían de ser sus enemigos - aprovecharse de las circunstancias para atacar rudamente al Gobierno comparándolo con el Gobierno de Carranza o con el de Huerta, todavía es tiempo para el Gobierno de reparar su error; lo indicado, en mi concepto, es volver las cosas a su lugar, llevar a Félix Díaz a su campamento y dejarlo en libertad. (Aplausos.)

El C. Soto: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Manrique; espere usted.

El C. Manrique, continuando: Lo indicado es dejar a Félix Díaz en su campamento y perseguirlo más tarde, después de un plazo prudente. ¿Pues qué, los ciento veinte mil hombres del Ejército Nacional no son suficientes para perseguir al rebelde Félix Díaz en sus más ocultas madrigueras? Yo creo que si Félix Díaz está reducido en estos momentos a las proporciones de un facineroso, a las proporciones de un vulgar capitán de cuadrilla, en consecuencia, el poner en libertad a Félix Díaz a quien no se ha exterminado porque el Gobierno había querido hace algunos meses estar en tratos con él, pactar con él, no asume peligro, no asume proporciones que puedan constituir un serio peligro para la vida y para la tranquilidad de la pasión. Félix Díaz es un fantasma, no es ni siquiera el de 1913; Félix Díaz es un vulgar capitán de bandidos. Yo propongo, pues, concretamente, señores diputados, que desechemos la proposición presentada por el señor Aguirre Colorado y Mijares, que no es en realidad sino la misma anterior que no dio resultado, puesto que el representante del Ejecutivo se negó a acceder a nuestros deseos. Si esto hicierais, yo propondría que continúe la única proposición que es posible aprobar; de otra manera, en realidad la Representación Nacional no tiene injerencia alguna posible en el asunto. Si insistiésemos por otro camino, tocaría al Ejecutivo recordarnos que es la nuestra una Constitución de facultades expresas y que no hay facultad alguna de las que expresamente nos concede la Constitución, que nos faculte para meternos en las facultades del Ejecutivo. Esta es la verdad de las cosas. (Siseos.) Esta es la verdad de las cosas desde el punto de vista constitucional; pero ya que el Ejecutivo ha aceptado nuestras indicaciones y atentamente nos ha escuchado sin aducir que deja de asistirnos la razón, es el momento de aprovechar su buena voluntad y aprobar la única proposición posible que formuló así:

"H. Asamblea:

"El subscripto, diputado, somete atentamente a vuestra consideración la siguiente proposición, para la que pide dispensa de trámites:

"Única. Nómbrese una Comisión del seno de la Cámara para pedir atentamente al jefe del Poder Ejecutivo, como expresión del deseo de la Representación Nacional, que ordene la inmediata libertad del rebelde Félix Díaz dentro del territorio nacional.

"Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

"México, 7 de octubre de 1920. - Aurelio Manrique, jr."

Ya veo que hay diputados que sonríen. No hay cosa, por seria que se considere, que no tenga su aspecto risible; pero insisto en afirmar que esto es lo único decoroso que podemos hacer. Yo os invito, señores, yo os invito, señores diputados, si hemos de hacer algo práctico, a que hagamos lo único que podemos hacer dentro de nuestras facultades: Desechar la proposición presentada por el C. Aguirre

Colorado y aprobar inmediatamente después, si habéis de aprobar alguna, la que acabo de enunciaros.

El C. secretario Valadez Ramírez: Continúa la discusión de la proposición presentada por los CC. Aguirre Colorado y Mijares.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Aguirre Colorado.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Ciudadanos representantes: Las circunstancias de la violencia del caso me impidieron estudiar, con todo detenimiento, la proposición que subscribí en unión del compañero Mijares, y la cual ha venido con sátira el C. Manrique a rebatirla en su forma. No es precisamente la forma de una proposición que viene a debatirse, la que está a discusión: Es el fondo que entraña aquella proposición y que consiste, nada menos, que en revalidar el acuerdo que ha tenido esta Cámara, para pedirle al presidente de la República que el C. Félix Díaz sea entregado a los tribunales especiales. La prensa, en los últimos días, al ocuparse de la aprehensión del rebelde Félix Díaz, ha manifestado que, al despedirse de sus conferencias, el señor general Guadalupe Sánchez, autorizado para tratar por el presidente de la República con el rebelde Félix Díaz, digo, al retirarse de su campamento, (Siseos.) yo interpelo al C. Soto y Gama que me diga si es cierto o no que el...

El C. Díaz Soto y Gama: Me perdona usted, pero no oí.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Precisamente, señor Soto y Gama, yo lo hacía con el objeto de que prestara usted una poca de atención, siquiera por respeto a la Asamblea, al orador que está en el uso de la palabra.

El C. Díaz Soto y Gama: Pido mil perdones al señor Aguirre Colorado, me distraje un momento.

El C. Aguirre Colorado: Pues bien, señores representantes; insisto en mi oposición, para que Félix Díaz sea entregado a los tribunales especiales, en virtud de los informes que ha proporcionado el C. Bordes Mangel, manifestando clara y precisamente, que el Ejecutivo de la Unión mandó aprehenderlo después de no haber querido entrar, por medio de la comisión, en las condiciones que se habían estipulado. Félix Díaz no debe salir del territorio nacional, debe ser castigado; pero no tampoco aprobando la moción del estimable compañero Manrique, que quiere que se provoque aún un poco más de derramamiento de sangre; ¿qué, queremos nosotros, señores, con esa proposición de Manrique, que aún se siga sangrando nuestra patria? No, señores representantes; ya Félix Díaz, sin acatar la proposición, las promesas que le hizo el Ejecutivo de la Unión, ha caído en manos del Gobierno, ha caído en manos de la justicia, y ahora que caiga sobre él la ley; que caiga sobre él la justicia inexorable, vuelvo a repetir, y debe esta Comisión acercarse al Ejecutivo de la Unión para esclarecer debidamente el vago informe que nos diera el señor Bordes Mangel acerca del rebelde Félix Díaz. ¿Por qué ha de ser ahora, después de que no ha acatado ninguna de las condiciones que se le impusieron por conducto del general Sánchez al rebelde Félix Díaz, y haya sido aprehendido, salga fuera del territorio nacional inmediatamente? ¿Por qué ha de ser, por otro lado, como dice el compañero Manrique, que se le suelte ahí, en el campamento propio de él, para que se siga derramando mayor cantidad de sangre hermana? (Silbidos. Siseos. Desorden. Campanilla.) Ahora, debe mandarse esa Comisión para que indique exactamente cómo fue aprehendido el rebelde Félix Díaz y, si posible fuera, cerciorarse de que fue ajeno a todo pacto que el Ejecutivo le propusiera; y convencerse de si ha sido aprehendido, como ha dicho la prensa, por Mireles, sorprendiéndolo en la choza en que se encontraba con alguna de su gente; entonces, que se traiga aquí y que se le consigne a los tribunales militares. Pido, pues, que sea aprobada esta moción, mandando una nueva Comisión al Ejecutivo para que ratifique el acuerdo que anteriormente tuvo esta Cámara. (Aplausos.)

El C. Borrego: Pido la palabra, para rectificación de hechos.

El C. Manzanilla: Pido la palabra.

El C. Cerda: Pido la palabra.

El C. Siurob: Pido la palabra. - El C. secretario Valadez Ramírez: Ha sido presentada la siguiente moción suspensiva:

"Los subscriptos, diputados en funciones de la XXIX Legislatura, por razones de elemental discreción, ya que no debemos invadir las facultades del Ejecutivo, y menos aún, cuando éste manifiesta estar dispuesto a obrar dentro del decoro, sometemos a la aprobación de la Cámara, la siguiente moción suspensiva:

"Única. Suspéndase toda discusión en el asunto Félix Díaz, dejando al Ejecutivo que obre conforme a su criterio."

"México, octubre 7 de 1920. - Manzanilla. - Moisés Huerta."

En votación económica se pregunta si se toma en consideración. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Sí se toma en consideración. Está a discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. León: Pido la palabra en contra.

El C. Bordes Mangel: Pido la palabra en contra de la moción.

- El C. Cuéllar. Pido la palabra. (Siseos. Murmullos. Campanilla.)

El C. León: Yo la pedí primero, señor presidente, en contra de la moción suspensiva. (Siseos. Campanilla.)

El C. Cuéllar: Para solicitar de alguno de los dos firmantes de esa proposición, que la funden.

El C. secretario Valadez Ramírez: Se ruega muy atentamente a los ciudadanos diputados ocupen sus curules y guarden silencio, a fin de que pueda desarrollarse la discusión respectiva.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra de la moción suspensiva, el C. diputado León.

El C. León: Señores diputados: Pedí la palabra en contra de la moción suspensiva, porque yo creo que, frente a un problema político, como es el de Félix Díaz, esta Asamblea debía seguir dos caminos: O abstenerse de opinar sobre él, o una vez que hemos suscitado este debate y hemos enviado una Comisión ante el Ejecutivo, definitivamente votar cuál es nuestro criterio en este problema político, puesto que somos la Asamblea política por excelencia de la República. Abstenernos en este

momento, es demostrar que no supimos resolver el problema que se le presentó al Ejecutivo, y si no sabemos resolverlo, ¿para qué entonces lo trajimos a debate, en medio de gritos, en medio de aplausos, en medio del calor y del entusiasmo de la Asamblea, cuando lo propusimos los firmantes de la primitiva proposición? Nosotros no estamos dispuestos a creer que entonces no teníamos razón; creemos que esta Asamblea debe opinar en este asunto, porque sencillamente se juega la banderola de la reacción. Señores diputados: La lógica brillante y clara del C. Manrique, fuera de toda pasión, analiza perfectamente los hechos. Yo no creo que esté muy claro, que sea un hecho que no se preste a interpretaciones el que Félix Díaz haya sido aprehendido en su campamento, antes, después o en las conferencias, sin combate. ¿Cómo nos explicamos que el jefe de una facción sea aprehendido sin combate, en su campamento? Indudablemente que porque los que llegaron a aprehenderlo tenían como haciendo uso de una tregua, de un armisticio, para usar la palabra de Manrique, porque no venían como enemigos, venían como parlamentarios, si se quiere; pero, indudablemente, no como enemigos que suscitaran sospechas de parte de los rebeldes. En este caso, señores, el escrúpulo del señor presidente De la Huerta, es muy explicable: Él, que ordenó los acontecimientos, que produjo los hechos, sabe perfectamente, en su conciencia de hombre honrado, que no es del todo limpio el procedimiento que se siguió para aprehender a Félix Díaz, y si el error todavía no se consuma, después de aprehendido, haciéndolo marchar al extranjero, ha llegado el tiempo, como dice el señor Manrique, de repararlo. ¿Cómo? Deshaciendo lo hecho, colocando a Félix Díaz en la zona rebelde en que él opera, para batirlo después. (Aplausos. Siseos.) Sino que Manrique no concretó su proposición, porque él creía que era innecesario el que fuera colocado en la zona rebelde sobre la que el opera, y en el término prudente de dos o tres días, proceder a organizar la batida de Félix Díaz. El triunfo en este asunto, que no es una payasada, es el triunfo político. Félix Díaz ha mandado sus proposiciones al Ejecutivo; la vieja banderola de la reacción, él, Félix Díaz, que lleva un apellido que lo cobija como una éjida y que lo presenta agrandado ante los ojos de los viejos aristócratas mexicanos; el Félix Díaz que nos lo presentan como un gran jefe militar salido de las aulas del Colegio Militar; ese Félix Díaz, en los momentos en que el Ejecutivo le ofreció que se rindiera, no pensó en los hombres que lo seguían, más o menos de buena fe, no pensó en el partido que él representaba como rebelde; no pensó en los intereses de la clase que tantos sacrificios hizo por ese Félix Díaz de la Ciudadela, que tanta sangre derramó para llevarlo al poder; Félix Díaz sólo se acordó de sus propiedades, sólo vio sus intereses; ha caído, pues, su voz como bandera reaccionaria; Félix Díaz se ha exhibido en esta conferencia, y la Revolución, lanzándole allá en la región donde opera, ya no lanza una bandera, sino una ignominia, un desprestigio. Ha triunfado la Revolución; y mientras el presidente De la Huerta, en nombre de la Revolución se levanta gigantesco, se levanta quijote al decir: La Revolución no se mancha con traiciones, Félix Díaz, en cambio, traiciona a los suyos y pide únicamente.... ¿qué? Sus intereses, sus intereses económicos. (Aplausos.) Aprovechemos todas las circunstancias; hemos triunfado moralmente sobre esa banderola o pretendida banderola de la reacción; enmendemos el error cometido al ordenarse su aprehensión, pongámosle en la región donde opera, y batámosle noble y francamente; no repitamos los procedimientos de Pablo González, no repitamos los procedimientos de Carranza. (Aplausos.) Salvemos el decoro del Ejecutivo, que es el decoro, en este momento, del último movimiento revolucionario, de la generación revolucionaria, mexicana que no quiere mancharse en sus procedimientos con sangre derramada traidora y vilmente, y salvemos también a la Revolución. Félix Díaz en el extranjero irá nuevamente a levantar a los descontentos de México, a pretender organizar incursiones de gente armada. Hablaba el C. Aguirre Colorado de que no era conveniente el colocar a Félix Díaz en su terreno de rebelde para volverlo a batir, porque se derramaba sangre de hermanos, y Félix Díaz en el extranjero, dentro de seis meses, como nos decían ya, ¿qué, no ha declarado que volverá una vez más a derramar sangre mexicana? Seamos económicos de esa sangre, derramémosla menos, para evitar que se derrame todo un torrente. Por consiguiente, señores, yo creo que debemos votar en contra de la proposición suspensiva, primero, porque esta Cámara debe decir qué piensa del problema de Félix Díaz. Se nos dirá que no lo supimos resolver, que primero se lo planteamos al Ejecutivo y después, no sabiendo cómo resolverlo, tomamos el fácil expediente de nulificarlo sin conocer de él, de entregárselo sólo a sus manos. En el asunto de Félix Díaz está empeñado no solamente el honor del señor De la Huerta: Está empeñado el honor de los hombres que hicieron el último movimiento revolucionario. Resolvámoslo en la forma más franca y más sincera: Si fue un error aprehenderlo, coloquémoslo allí y batámoslo como revolucionario; ya no es bandera, ya es un guiñapo; trabajemos después materialmente para traerlo ante los tribunales, a que dé cuenta de sus crímenes; pero primero ya hemos triunfado moralmente, y por eso, para que no se pierda ese triunfo moral de la Revolución, creo yo que debemos votar, primero, contra la moción suspensiva, y, después, votar la moción que presenta Manrique, modificada en el sentido de que sea colocado dentro del territorio en que él ha estado operando como rebelde. (Aplausos.)

Presidencia del

C. DIAZ SOTO Y GAMA ANTONIO

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Serrano.

El C. Serrano: Ciudadanos diputados: Ante todo, debemos felicitarnos de que un asunto que pudiera excitar vivamente las pasiones, sea discutido tan serena y tan juiciosamente como se está haciendo en esta tarde. He tomado la palabra para apoyar la moción suspensiva, por muy pocas razones, pero que me parecen contundentes y de actualidad.

El Ejecutivo de la Unión ha sido el factor principalísimo en la pacificación nacional; esta Legislatura, que apenas inicia sus labores, no creo yo ciertamente, señores, que haya contribuído eficazmente a este trascendental problema, cuya resolución puede decirse que es un hecho; no solamente la Cámara, sino la nación entera ha depositado su confianza plena, absoluta, en el Ejecutivo que actualmente rige los destinos de la nación, y este Ejecutivo ha hecho buen uso de sus facultades, ha hecho buen uso de esa confianza que la nación entera ha puesto en sus manos y ha llegado a la oportunidad tan anhelada desde hace diez años: La pacificación nacional, después del triunfo de la Revolución. Ahora bien, señores; hace un momento hemos votado - yo también conscientemente de lo que hacía -, la ley que restringe las facultades que el Ejecutivo tenía en los ramos de hacienda. Está muy bien, señores. Ahora queremos señalarle al Ejecutivo qué es lo que debe hacer en un caso particular. El Ejecutivo ha sabido lo que debió haber hecho en el caso general; el problema de la pacificación nacional está casi resuelto; ¿y ahora vamos a señalarle senderos a ese mismo Ejecutivo, vamos a decirle: "No por aquí, sino por acá"; nos vamos a constituir en los encarriladores de la obra de la pacificación? No, señores; cuando ya la pacificación es un hecho, dejemos que se consume y que en estos detalles sea el mismo Ejecutivo, que ha logrado la pacificación, el mismo que los consume y que sea su criterio el único que rija en estos casos, porque si queremos en cada caso estarle poniendo cortapisas, lo único que haremos será entorpecer la obra de la pacificación, si se viera nuevamente alterada. Yo creo que cumplimos más con nuestro deber dejando que el Ejecutivo haga lo que la nación entera le pide, ya que sabe cuál es su deber, que no señalándoselo nosotros mismos. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Bordes Mangel.

El C. Bordes Mangel: Si en términos generales abundo en las opiniones que manifiestan los mantenedores de esta proposición, no veo, precisamente por esos argumentos por qué la Cámara ha de dejar en puntos suspensivos este debate que ha abierto. ¿Tiene o no tiene facultades la Cámara para entrar a este terreno? Ya decidió que las tiene para tratarlo, puesto que ha entrado en él, y si ha entrado en él, ¿para cuando deja la resolución de este asunto? ¿Cuál es el objeto de la proposición suspensiva? ¿No seguir lastimando los oídos de quienes no quisieran oír cosas? (Aplausos.) No veo yo - por más que quiero fijarme - cuál es el objeto que se persigue con aplazar indefinidamente la resolución. ¡Si la resolución de este asunto es cosa de hoy! ¡La resolución de este asunto es cosa de momento! O bien la Cámara ratifica su confianza al Ejecutivo y le dice: "En buena hora, te sostenemos, te ayudemos a cumplir tu compromiso", o bien le ratifica su primera opinión: Consignarlo a los jueces. ¿Pero por qué la moción suspensiva? Este es un debate que debiera agotarse en unos cuantos minutos; esa moción suspensiva no trae otra idea que hacernos perder tiempo en la discusión de la propia moción, el aplazar este asunto no sé para cuando, porque no sé que objeto tiene discutir este asunto, cuando ya no haya entre nosotros Félix Díaz. La Cámara ha ido conscientemente a la discusión; ha enviado una Comisión al Ejecutivo; esta Comisión ha informado; el informe de la Comisión ha causado tal o cual efecto en cada uno de los miembros de la Cámara; sobre esos efectos se han presentado dos nuevas mociones, ¿por qué se ha de aplazar su discusión? Es un asunto de oportunidad, es un asunto para el que la Cámara, por unanimidad, dispensó los trámites, porque comprendió la urgencia de fallar en el caso, ¿por qué, pues, la moción suspensiva? No veo yo absolutamente razón, ni de parte de los pro de las mociones principales, ni de parte de los del contra, para que apoyemos en ninguna forma esta moción suspensiva. Resuélvase el asunto de una buena vez, resuélvalo el criterio de vuestra soberanía, pero resuélvalo; no sigamos dejando todos los días asuntos en puntos suspensivos. ¡Qué brillantemente dijo León aquí: La Suprema Asamblea política del país está en momentos de emitir una opinión política! No dejemos, pues, al pueblo, esperando indefinidamente las opiniones políticas de su Suprema Asamblea. (Aplausos.) De manera terminante me opondré yo, y ruego a todos los que conscientemente han entrado a este terreno, que se opongan a esta moción suspensiva; agotemos el debate, y cuando lo agotemos, entonces sabremos cuál es el verdadero criterio de la Asamblea. (Aplausos. Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Manzanilla.

El C. Manzanilla: Conciudadanos: (Risas y aplausos.) Dijo el C. Manrique que el señor Bordes Mangel se distinguía principalmente por la claridad de sus dictámenes. En esta ocasión la claridad del señor Bordes Mangel se ha empeñado. (Voces: ¡No, hombre Siseos.) El compañero León, tan hermoso frecuentemente en sus discursos, (Risas.) también en esta ocasión ha perdido su belleza. (Risas. Seseos.) Dice que de lo que se trata es de salvar el decoro de la Nación. Pues bien, sí, señores; salvar el decoro de la Nación es precisamente salvar el decoro del presidente de la República, que claramente ha manifestado a esta Asamblea que para él es cuestión de decoro no obrar de la manera que quieren muchos señores diputados que se obre, es decir, abusando de la confianza que se le dio a aquel individuo para que se presentara y luego traicinándolo de la manera más vil. (Aplausos y siseos.) Nosotros no venimos aquí a sostener - ¡ni mucho menos! - la figura de Félix Díaz. Si en este momento se comunicara que Félix Díaz ha pagado en la guillotina todos sus crímenes, seríamos los primeros en batir palmas, ciudadanos diputados. Si nos oponemos a que esta Cámara se pretenda erigir en tribunal para juzgar a Félix Díaz, (Voces: ¡No! ¡No! ¡Si no tiene fuero!) o pretenda que a este ciudadano se le juzgue constituyéndose en Ministerio Público, (Voces: ¡No! Siseos.) como no sé quien dijo aquí, yo solamente quiero preguntar, yo solamente quiero hacer esta pregunta, ciudadanos diputados, (Siseos.) voy a hacérsela al C. Manrique: ¿Tiene facultad la Cámara para inmiscuirse en este asunto, (Siseos.) cuando claramente ha dicho el Ejecutivo que ya no quiere tratar más aquello, porque en su decoro está resolverlo conforme lo crea conveniente? (Siseos.)

El C. Manrique: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Manrique para contestar.

El C. Manrique: Compañero Manzanilla: Ya dijo claramente que sabía muy bien que era la nuestra, Constitución de facultades expresas y que no estaba expresamente consignada en el artículo constitucional relativo facultad que nos autorizara a proceder como lo estamos haciendo. Esto es verdad; pero también es cierto que hace pocos días llamamos al secretario de Gobernación, Lugo, a informar, y yo afirmo que no tuvimos derecho constitucionalmente a llamarlo en aquella ocasión, porque no era el caso previsto por la parte final del artículo 93 constitucional, pero, ¿a quién tocaba en aquel momento, C. Manzanilla, reclamarnos diciendo: "No me creo obligado a acatar la resolución de ustedes, porque no obran de acuerdo con sus facultades, no les reconozco facultad para llamar a uno de mis ministros?" Indudablemente que al Ejecutivo, al presidente de la República. Y si el presidente de la República nos da el ejemplo de aceptar, de no oponer resistencia a la idea del parlamentarismo, no hemos de ser nosotros tan torpes, más papistas que el papa, que cuando el presidente de la República no se llama invadido en sus facultades, seamos nosotros quienes digamos: "No pidamos al Ejecutivo cosa que no está obligado a darnos." No, compañero Manzanilla; si tenemos afortunadamente un presidente con criterio suficientemente amplio para acatar nuestra petición de enviar al secretario Lugo, si hace pocos momentos el propio presidente de la República no reclamó, como podría constitucionalmente haberlo hecho diciéndonos: "Señores, no me creo obligado a informar a ustedes acerca del asunto de Félix Díaz, porque no se trata de un asunto de su competencia." Si esto es así, ¿cómo vamos a volver hacia atrás, si todos estos son precedentes que formarán más tarde una férrea cadena para pasar al régimen parlamentarista, compañero? En consecuencia, termino diciendo que he sido el primero en reconocer que no tenemos facultad expresa, pero si hemos abierto este debate, no es bueno que demos el espectáculo pueril de aceptar la resolución más fácil; indudablemente que lo más fácil de hacer es no hacer nada, pero una vez que hemos iniciado el debate, tengamos el valor civil suficiente para marcar una resolución, buena, mala, o mediana. (Aplausos.)

El C. Manzanilla: Termino, ciudadanos diputados. Efectivamente, dicen los señores que tenemos que dar una solución; en la moción suspensiva precisamente damos la solución, decimos: Que se suspenda el debate y que se deje al Ejecutivo que resuelva el conflicto. Esa es precisamente la resolución que se dé y esa resolución la queremos dar por decoro del Ejecutivo y yo por el decoro de la Cámara, porque seguir tratando este asunto es darle demasiada importancia, es demostrar que la revolución se ésta preocupando demasiado por el fantoche de Félix Díaz. (Voces: ¡No! ¡No! Siseos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Rivera Cabrera.

El C. Rivera Cabrera: Renuncio al uso de la palabra. (Voces: ¡Que se vote! ¡Que se vote!)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Ramos Pedrueza.

El C. Manzanilla: Moción de orden, señor presidente; han hablado ya tres en pro.

El C. presidente: No, señor; el señor Ramos Pedrueza tiene derecho a hacer uso de la palabra.

El C. Rivera Cabrera: Moción de orden.

El C. presidente: Se suplica a los señores diputados no formen corrillos y ocupen sus curules.

El C. Rivera Cabrera: Moción de orden, señor presidente.

El C. secretario Valadez Ramírez: Se suplica muy atentamente a los CC. Huerta, Argüelles, Cuevas, Siurob y Martínez de Escobar, que ocupen sus curules.

El C. Rivera Cabrera: ¡Moción de orden!

El C. presidente: ¿En pro?

El C. Rivera Cabrera: No, señor. Precisamente, quiero decir que renuncio al uso de la palabra, porque considero que la Asamblea está ya ansiosa de votar este asunto, y como quiera que el Reglamento, en tratándose de mociones suspensivas, nada más autoriza el uso de la palabra para un orador en pro y otro en contra, (Voces: ¡No! ¡No!) hago esa moción de orden a efecto de que entremos desde luego a la votación del negocio.

El C. presidente: Conforme al Reglamento, tienen derecho a hablar tres oradores en pro y tres en contra. Habiendo renunciado el uso de la palabra el C. Rivera Cabrera, tiene la palabra en contra el C. Ramos Pedrueza.

El C. Ramos Pedrueza: Honorable Asamblea: Quiero decir unas cuantas palabras para robustecer la tendencia que seguramente existe en la Cámara, y que el compañero León con gran atingencia hizo notar, de que tomemos una resolución en este asunto, porque es muy ridículo iniciarlo y no terminarlo. No es un fantoche Félix Díaz, señores; es la esperanza de la reacción. Basta oír a los reaccionarios, basta sorprender alguna de sus conversaciones en las que se conceptúan ya dueños de la situación y a nosotros los revolucionarios unos agregados; basta tener en cuenta el abolengo de Félix Díaz y lo que en nuestra historia y en nuestro porvenir representa, para tomar una resolución enérgica acerca de este asunto, y no hay más que esta disyuntiva: O se regresa a los campamentos rebeldes a Félix Díaz, se le bate con toda energía, se le vence y se le castiga frente a frente y de una manera decorosa, o se permite que salga del país, para volver quizá en condiciones peligrosas para el mismo. Hemos recibido varios diputados cartas un tanto alarmantes, en las que se nos hablan de reivindicaciones en las que se ataca al obregonismo, y tras de eso está, señores, la reacción, tras de eso está Félix Díaz, tras de eso están los descontentos y los despechados de varios regímenes que no tienen ni bandera ni partidos, sino que sólo alientan por el personalismo y por el despecho. Es una verdadera vergüenza, señores, que años van y vienen, que gobernantes van y gobernantes vienen y que los ignominiosos crímenes de la Ciudadela queden sin castigo, sobre todo, señores, el cometido - indudablemente está en la conciencia de todos - por Félix Díaz. El dirá que en los asesinatos de Madero y Pino Suárez no tuvo una directa responsabilidad, pero en la conciencia de todos nosotros está, señores, que al menos en los de Gustavo Madero y de Bassó fue el directo responsable, porque estaba en la Ciudadela y allí

no se hacía nada sin consultarle. Y hay que evocar esos asesinatos macabros, repugnantes: El de Bassó y el de Gustavo Madero, al que me refería yo hace unos días, cuando a aquel infeliz se le saltó el único ojo que tenía y haciéndole manar sangre, en medio de la ceguera, se le asesinó de la manera más infame. Es, pues, el momento propicio, señores, para que la revolución castigue; es pues, el momento propicio para que digamos como Lerdo: "Ahora o nunca." Ahora o nunca la revolución habrá estar satisfecha; ahora o nunca la Revolución habrá de hacer justicia, pero no la hagamos de un modo innoble, sorprendiendo a Félix Díaz que pacta un armisticio y se atiene a la caballerosidad del Ejecutivo; pero tampoco permitamos que salga impune del territorio nacional. Yo creo que si la Cámara de Diputados toma una resolución prudente y efectiva en este asunto, suplicando al Ejecutivo que se vuelva a Félix Díaz a su campamento y con toda energía y habilidad se le bata, caerá muy pronto, y entonces no será una víctima, no será un engañado, no se repetirá el caso de Zapata, asesinado con alevosía, premeditación y ventaja, sino que poniéndolo frente a frente, dándole tiempo para que se prepare, para que huya o para que haga lo que quiera, atacándolo después, si cae, como esperamos que caerá, entonces las balas revolucionarias harán un acto de justicia. Y en este sentido yo creo que la Cámara debe votar, porque permitir que salga Félix Díaz del territorio nacional, es una burla; ya es un reincidente, ya después de escapar del territorio nacional, vino, señores, a batir a la revolución, a obrar contra la revolución, y si momentáneamente se rindió, no fue por ideales revolucionarios, fue aprovechando el momento para salvar sus intereses, como el compañero León lo dijo tan justa y atinadamente; sólo vino a rendirse por un móvil material. Es preciso, pues, que la Cámara tome una determinación, ya que ha iniciado este asunto, y en ese sentido pido que se deseche la moción para que el Ejecutivo quede en libertad, y que se haga una insinuación al Ejecutivo a fin de que Félix Díaz no salga del territorio nacional, que se reintegre al lugar de la zona rebelde y que allí se le bata y allí se le castigue, y de ese modo, señores, la revolución quedará satisfecha; estaríamos expuestos a que volviera dentro de algunos meses, cuando el país esté reconstruyéndose, cuando esté procurando salir de esta época revolucionaria y que vuelva a perturbar el orden. En ese sentido invito a todos los compañeros de Cámara para que se deseche esa proposición y se haga una insinuación al Ejecutivo para que Félix Díaz vuelva al territorio rebelde y se le pueda batir y castigar debidamente. (Voces: ¡A votar!)

- El mismo C. secretario: Habiendo hablado tres oradores en contra y dos en pro, no habiéndolo hecho el tercero por haber renunciado al uso de la palabra...

El C. Cerda: Pido la palabra en pro de la moción.

El C. presidente: Tiene la palabra el C. Cerda.

El C. Huerta: Pido la palabra como firmante de la moción. Permítame usted, compañero Cerda, yo firmé la moción.

El C. Cerda: Sí, señor.

El C. Huerta: Señores representantes: La resolución que tome esta Asamblea, para mí no reviste más que dos aspectos: o esa resolución está de acuerdo con el Ejecutivo, o está en contra. Si está de acuerdo con el Ejecutivo, entonces procede aprobar la moción, que se suspenda esta discusión y se le deje obrar con toda libertad. Si está en contra del Ejecutivo, entonces eso equivale a no tener confianza de sus actos, eso equivale a invadir las atribuciones que le están conferidas por la Constitución.(Siseos y voces: ¡Huy! ¡Huy!) No os escandalicéis, señores, porque yo sí me escandalizo de que, como niños, habiendo ya capturado a Félix Díaz, ahora lo pongamos en el lugar donde se le capturó para después comenzarlo a batir. Esto me parece más ridículo y más niño. (Siseos.) Lo honrado, lo debido, lo correcto, lo serio, es que dejemos al señor presidente de la República en libertad para que en este caso obre como se lo dicten su conciencia y su honradez. ¿O qué, se pone ahora en tela de juicio su honorabilidad? ¿Se cree que el señor presidente de la República va a ser tan benévolo que deje sin castigo a este delincuente? Si tal cosa hace, será responsabilidad exclusivamente suya; ya la Cámara cumplió con su deber al aprobar en un principio la moción consistente en excitar al ciudadano presidente para que lo sometiera a los tribunales de la Federación, y después de haber contestado a los miembros que se acercaron a él en el sentido de que su decoro no le permitía obrar de otra manera y que esperaba de esta Cámara una colaboración, insistir y oponerse a los actos del Ejecutivo, me parece una inconsecuencia. Estad seguros, señores, de que de la resolución que se tome en esta Asamblea se va a plantear esta cuestión: O se está con el Ejecutivo, como dije antes, o se está en contra.

El C. Manrique, interrumpiendo: ¿Y qué?

El C. Huerta, continuando: Yo, señores, soy de parecer que en este caso le dejemos completa libertad al Ejecutivo. Alguien me dice: "¿Y qué?" - el señor Manrique. - Pues esto quiere decir mucho, señores; yo también le diría: ¿Y qué con dejar al C. Félix Díaz en su campamento? ¿Qué? Eso, que es ridículo, esa colocación material del señor Díaz en su campamento, me parece, como dije antes, una niñería. No volveré a hablar acerca de este asunto, porque me parece que es bastante claro. La proposición dice así:

"Suspéndase toda discusión en el asunto Félix Díaz, dejando al Ejecutivo que obre conforme a su criterio."

Esto no quiere decir que se suspenda por unos días o por unas horas, sino suspender y cortar de una vez por todas toda discusión, (Voces: ¡No! ¡No!) y esto lo hemos propuesto en vista de que en esta Asamblea estoy seguro de que no se llegará a ninguna resolución patriótica, ni mucho menos legal.(Voces: ¿Cómo no?)

- El mismo C. secretario: Habiendo hablado los oradores....

El C. Siurob: Pido la palabra para rectificar un hecho.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Siurob: El hecho que yo deseo rectificar o, más bien dicho, aclarar a la honorable Asamblea, es este: Félix Díaz ha hecho declaraciones a la prensa diciendo que pide ser consignado a los

tribunales. Perfectamente; si Félix Díaz mismo ha pedido esto nosotros queremos ser más papistas que el papa, dejándolo en libertad; si Félix Díaz pide esto, es claro que él confía en que saldrá ileso de los tribunales; ¿y cómo sabemos nosotros si Félix Díaz ha sido un calumniado... (Voces: ¡Ah! ¡Ah! Siseos. Risas.) Los que quieren que Félix Díaz se defienda, creo que tiene la oportunidad evidente de aclarar estos hechos y de que realmente se sepa la culpabilidad que tuvo en esos acontecimientos; si él mismo pide eso, nosotros debemos darle gusto. (Risas.) El conflicto en realidad es este: Por un lado las leyes de nuestro país, la Constitución y los códigos penales; por otro lado, los crímenes de febrero, y especialmente el asesinato de un diputado en ejercicio en aquellos tiempos, y por otro lado la palabra de honor de un presidente de la República, que es el representante de uno de los poderes de la Unión, y que, como quiera que sea, en determinados actos lleva la voz de la Nación en el ejercicio de su cargo. De cualquier manera, nosotros debemos seguir discutiendo esto y esa moción suspensiva sólo tiene por objeto evitarnos que hagamos una discusión todavía más amplía, como lo requiere un asunto tan grave en que está de por medio nada menos que la honorabilidad del presidente de la República, el respeto que debemos a nuestras leyes especialmente a nuestra Constitución, y la voz de todos los que murieron en la epopeya de 1913 en defensa de los ideales del pueblo mexicano. (Aplausos.) Por todas estas razones, yo pido que se deseche la moción suspensiva.

El C. secretario Valadez Ramírez: Habiendo hablado los oradores que marca el Reglamento, en votación económica se pregunta si se aprueba esta moción suspensiva. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. (Voces: ¡No! ¡No!) Se desecha la moción suspensiva. Continúa a discusión la proposición de los CC. Aguirre Colorado y Mijares.

El C. Borrego: Para rectificar hechos, señor presidente.

El C. presidente: Están inscriptos en contra varios ciudadanos diputados.

El C. Borrego: Pido la palabra para rectificar hechos.

El C. presidente: Me permito manifestar al señor Borrego, que habiendo oradores inscriptos no cabe rectificación de hechos, puesto que apenas se reanuda el debate.

El C. Borrego: Voy a ilustrar la discusión.

El C. presidente: Tiene usted derecho a hablar en su turno.

El C. Borrego: Yo no quiero hablar en contra, sino rectificar hechos.

El C. presidente: ¿Pero cuáles hechos?

El C. Borrego: Esos los oirá usted después, ciudadano presidente. (Risas).

El C. presidente: Al terminar el debate daré a usted la palabra para rectificar hechos. (Voces: ¡Que hable! ¡Que hable!)

El C. Martínez de Escobar Rafael: ¡La libertad del pensamiento! ¡Que se le conceda la palabra! (Aplausos y risas.)

El C. presidente: (Dirigiéndose al C. Borrego.) Complaciendo a la Asamblea, tiene usted la palabra.

El C. Borrego: No voy a hablar en contra de esta moción, soy respetuoso del Reglamento; he pedido la palabra para rectificación de hechos, por otra parte, entiendo que en la conciencia caballerosa de esta Asamblea está ya de antemano rechazada esta proposición, porque yo sé que es propio de caballeros cumplir la palabra empeñada (Aplausos.) y que sólo los rufianes se han distinguido violando la fe jurada. (Aplausos y siseos.) Decía el compañero León que en la aprehensión de Félix Díaz había la sombra de algo como una emboscada; tiene completa razón. Yo he ido con la Comisión y de labios del presidente oí una información amplísima de la forma en que se efectuó la aprehensión, y por ello puedo asegurar a usted que con mucha justicia la prensa reaccionaria, si se castiga a Félix Díaz, si se le consigna a los tribunales, dirá que se le preparó una emboscada para entregarlo a un consejo de guerra. Durante la etapa revolucionaria, Félix Díaz ofreció su colaboración al nuevo movimiento armado y la ofreció al general Obregón; posteriormente también la ofreció a Adolfo de la Huerta, y uno y otro le contestaron que la revolución no se manchaba con el fango de la Ciudadela, esto es, no se aceptó su colaboración. Posteriormente Félix Díaz propuso su rendición al Gobierno de De la Huerta, es decir, al Gobierno ya constituído; De la Huerta le dijo que aceptaba su rendición, pero que debería salir inmediatamente del país. Estas fueron las condiciones, paso el tiempo, no se definió esta situación y entonces se le ordenó al divisionario Sánchez que fuera a exigirle a Félix Díaz dijera si aceptaba o no la condición que le proponía el Gobierno. El divisionario marchó al campamento de Félix Díaz, pero al mismo tiempo uno de sus subalternos hizo un movimiento envolvente de manera de tener asegurado a Félix Díaz; esta es la verdad de las cosas, señores diputados. Félix Díaz se confió en el armisticio que existía entre él y el gobierno de De la Huerta, y por eso permaneció en un lugar donde fácilmente pudo ir el divisionario Sánchez. Este era uno de los hechos que quería yo rectificar y que sirva también para ilustrar a la Asamblea. Voy a hacer otras rectificaciones o, más bien dicho, con permiso de la Presidencia voy a ilustrar el debate, porque es indispensable que los señores diputados conozcan toda la verdad en este punto.

El C. Manrique: ¡Y sólo la verdad!

El C. Borrego, continuando: Desde el momento que se entablaron esas pláticas con el rebelde Félix Díaz y que se le insinuó que no se le castigaría, sino que se aceptaba su rendición a condición de que se fuera del país, en virtud de esa promesa - nos dijo el señor presidente de la República -,más de siete mil rebeldes habían depuesto las armas. ¿Qué van a decir ahora, señores, si vemos que el Gobierno, faltando a la fe jurada, consigna a un consejo de guerra a Félix Díaz? Decía el señor Siurob que Félix Díaz deseaba ser juzgado por los tribunales. Sí, pero en estas circunstancias: Que primero se le deje libre, que se le deje ir a residir al lugar que él desee. Probablemente será a una nueva hacienda del Cristo, donde pensará atrincherarse, como se atrincheró después en la Ciudadela. Eso, señores, indudablemente que no puede aceptarse...pero ya estoy hablando en contra y, repito, soy respetuoso

del Reglamento. (Risas.) Quiero terminar esto nada más recordando un pasaje histórico de nuestra vida nacional: Cuando Mr. de Saligny, ministro francés, dijo que la firma estampada en los tratados de Soledad valía menos que el papel en que estaba escrita, en el Parlamento francés se levantó una voz, la de Mr. Fabre, y dijo: "El Gobierno francés jamás se ha distinguido por violar la palabra empeñada." Esto me permito recordar a ustedes, señores diputados; no violemos una promesa que es sagrada. ¿Quién mejor que yo iría a pedir que fuese consignado a un consejo de guerra Félix Díaz, si fui actor en aquellos días trágicos, en aquellas horas tan intensamente vividas? Señor presidente, vuelvo a decir que no hablé en contra, (Risas.) vuelvo a decir, señores, que rechacéis esta proposición. (Aplausos.)

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Pido la palabra como firmante de la proposición. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra el C Aguirre Colorado Ernesto.

El C. Aguirre Colorado: Honorable Asamblea: (Siseos. Murmullos.) Como firmante de la proposición, atentamente ruego a la asamblea se sirva permitirme, en unión del compañero Mijares, que retiremos la proposición que se ha presentado para que el C. Félix Díaz sea consignado a los tribunales militares, en virtud de las razones convincentes expuestas por el señor Borrego (Aplausos.) y desde luego atentamente pido déis vuestro voto aprobatorio para retirar esta proposición, en la inteligencia de que, en mi concepto, para que ni la Representación Nacional ni el honor del presidente de la República sean en lo más mínimo objetados, voy a adherirme a la proposición presentada por el señor Manrique, que pide que se vuelva al rebelde Félix Díaz a su campamento para batirlo. (Voces: ¡No! ¡No! Aplausos.)

El C. secretario Zincúnegui Tercero: Habiendo pedido licencia para retirar la proposición uno de los firmantes, en votación económica se pregunta si se concede que sea retirada la proposición. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Sí se concede. En consecuencia, vuelve a la discusión la siguiente moción:

"H. Asamblea:

"Los subscritos, diputados, sometemos atentamente a vuestra consideración la siguiente proposición, para la que solicitan dispensa de trámites: "Única. Nómbrese una Comisión del seno de la Cámara para pedir atentamente al jefe del Poder Ejecutivo, como expresión del deseo de la Representación Nacional, que ordene la inmediata libertad del rebelde Félix Díaz dentro del territorio nacional y en su propio campamento."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, 7 de octubre de 1920. - E. Aguirre Colorado. - Aurelio Manrique, jr. - Luis L. León. - Pablo H. Sánchez. - L. A. Aldaco. - Manuel Ortiz. - Macedonio B. Gutiérrez. - J. Siurob."

(Voces: ¡No! ¡No!) En votación económica se pregunta si se le dispensan los trámites. (Voces: ¡No!) Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión.

El C. presidente: Está abierto el registro de oradores; se ha inscripto en contra el C. Bordes Mangel. Sigue abierto el registro de oradores.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Bordes Mangel.

El C. Bordes Mangel: Señores diputados: El caballero Manrique nos presenta una moción caballeresca, que en nuestros tiempos cae en pleno ridículo. (Risas ¡Que se ponga en libertad a Félix Díaz! ¡Que bello, qué idealmente bello, qué quijotescamente bello! ¿Pero para qué, señores? Que se le lleve nuevamente a su campamento para que, haciendo uso nuevamente de sus elementos, sea un rebelde más, ahora que ya sabe la expresión de la opinión pública, ahora que ya sabe que no habrá perdón para él, o que se le ponga en libertad para que el brazo airado de la justicia caiga sobre él y mañana la ley, la dura ley se vea precisada a llevar a los tribunales del orden común al instrumento individual de la justicia! Eso es lo que encierra esta proposición. ¿Cabe dentro de la ley, cabe dentro de la caballerosidad? Si el día de mañana un rebelde individual, un sediento de justicia, un pasional matara a Félix Díaz en las calles de México porque hubiérase vuelto de su campamento ¿Qué se haría con él? Juzgarlo por un asesinato proditorio. Ante la opinión estaría la ley, ante la conciencia pública estaría el presidente del jurado popular sentenciando a muerte a quien ejecutaba la suprema justicia. ¿Es a eso a lo que mandamos a Félix Díaz a la calle? ¿A su campamento? ¿Para qué? O no tiene elementos suficientes, y entonces es tan poco caballeroso matarlo como dejarlo dentro de su prisión, o los tiene y entonces entregamos nuevamente a la nación a la Revolución. Félix Díaz es, a pesar de su pequeñez, a pesar de su debilidad, un Díaz; un Díaz que todos los días levanta la cabeza, un Díaz que todos los días tiene abiertos los oídos a las voces de la reacción, el símbolo de la reivindicación del porfirismo, la última esperanza de los pisoteados por la Revolución. (Aplausos.) ¡A su campamento! ¡Oh, la caballerosidad del Apóstol mártir! ¡Oh, el indulto funesto de Veracruz que abrió el arroyo de sangre que todavía nos inunda! ¡A su campamento! Que tome nuevamente Veracruz, que se le juzgue nuevamente en Consejo de Guerra, que se le perdone nuevamente y que nuevamente se le abran las puertas de la Penitenciaría para que tome la Ciudadela y asesine, no al presidente de la República, a la ley suprema de la República! (Aplausos.) ¡A su campamento por caballerosidad, por bondad, por magnanimidad! ¡Si bastante hará vuestra soberanía, demasiado hará con sostener el honor individual del C. De la Huerta, entiéndase bien, del ciudadano presidente de la República! No por favorecer la villanía de Félix Díaz, sí por ayudar al honor prestigioso del primer magistrado, ¡pero por humanidad y caballerosidad devolvamos a este hombre sus elementos, repitamos el caso a este hombre sus elementos, repitamos el caso caballeresco, nobilísimo, pero desastroso para la nación, del indulto de octubre de 1912, señores, confesaríamos ante el mundo entero que de nada nos sirven los golpes que la Historia nos da; confesaríamos no capacidad, sino una debilidad digna de un manicomio! (Aplausos.) A los autores de la proposición, mi ardiente, mi profunda simpatía por su caballerosidad; pero señores, cerremos en su último

capítulo la bellísima historia del hidalgo manchego y abramos de par en par el libro de la justicia si queremos entrar por el camino que tenemos derecho de exigir que entre el país después de esta Revolución. (Aplausos ruidosos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el C. Manrique.

El C. Manrique: Ciudadanos diputados: Decididamente es tan complejo, tan abstruso, tan lleno siempre de inesperadas sorpresas esto que se llama la psicología de las asambleas, que nunca, ni cuando ya nos imaginamos presuntuosamente duchos en estos achaques, ni cuando ya creemos que comenzamos siquiera a deletrear estas cosas, estas complejidades de la psicología de las asambleas, siempre una nueva sorpresa viene a rectificar nuestro camino. Hasta hace pocos momentos yo estaba seguro, y conmigo muchos de vosotros, de que mi proposición iba a ser aprobada. Infructuoso el primer esfuerzo cerca del presidente de la República, desechada la moción suspensiva del C. Huerta, desechada después, por permiso vuestro y por haberse retirado la proposición de Aguirre Colorado y de Mijares, porque Aguirre Colorado, porque Borrego, porque todos los que argumentaban en contra de la moción suspensiva primero, y en contra de la de Aguirre Colorado después, aceptaban mis propios argumentos; ¿qué había de más lógico y de más natural si no que se aceptase esta proposición mía? No es solamente la caballerosidad la que me hace proceder así, es una lógica absoluta y rigurosa. Todos habéis condenado, aplaudiendo rabiosamente, aplaudiendo con un entusiasmo nacido de lo más hondo de vuestro corazón, las palabras de Borrego y habéis aplaudido al compañero León cuando condenaba un procedimiento sobre el que pudiera levantarse siquiera la sombra de una sospecha. Habéis aplaudido las declaraciones del C. Soto y Gama, luego habéis reprobado el proceder de Mireles y de Guadalupe Sánchez al aprehender en plena tregua, en pleno armisticio a Félix Díaz. Sólo vengo a pediros que seáis consecuentes con vosotros mismos; yo no abrigo la necia presunción de creer que sea ésta, la mía, la única, la definitiva solución pero, señores compañeros, una de dos: O interviene la Cámara en el asunto, o se abstiene totalmente de intervenir. Es así que pocos momentos hace habéis desechado por unanimidad, puesto que sólo cinco compañeros, Serrano, Huerta, don Norberto Domínguez, el compañero Miramontes José C. y un compañero más votaron en favor de la moción suspensiva. Luego todos estáis de acuerdo y habéis aprobado tácitamente que es bueno que esta Asamblea adopte alguna resolución. Entonces, señores diputados que habléis en contra de mi proposición, no debéis limitaros a decir que es mala, sino que hay otra mejor así como yo al oponerme a la proposición de Aguirre Colorado apunté tímidamente que la mía era mejor que la suya y acabó Aguirre Colorado por creer lo mismo. Así Bordes Mangel, así Garza, así el tercer compañero inscripto, deben afirmar que si esta Asamblea debe seguir algún camino, no ha de ser de Manrique, sino el de Bordes Mangel, el de Garza, el de algún otro compañero. No basta decir, pues, que mi proposición es mala, que mi proposición es utópica, que es torpe y pueril mi proceder: Es necesario afirmar que algún otro procedimiento es el único lógico y el único compatible con nuestro decoro y con nuestras facultades. Si el estado de vuestra atención me lo permitiese, yo disertaría ampliamente para demostrar que es falso, que es fundamentalmente falso, que la caída de Madero haya de atribuirse, deba lógicamente atribuirse a la magnanimidad. Se afirma, y esta es una lacra común, esta es una de esas consejas, uno de esos clichés que todos aceptamos sin examen - síntoma de pereza intelectual - : se afirma que a Madero lo perdió el haber sido demasiado honrado, el haber sido demasiado recto, el haber sido demasiado justiciero y demasiado apegado a la ley. ¡Como si pudiera haber demasía en el apego a la ley! ¡Como pudiera haber demasía en la rectitud! ¡Cómo si pudiera haber demasía en la caballerosidad! No, el mal era más hondo; a Madero lo perdió no el ser recto, no el apegarse a la ley, sino el divorciarse de la realidad. A Madero lo perdió, compañero Bordes Mangel, carencia de sentido de la realidad, porque Madero no supo adunar sus cualidades de apóstol con sus cualidades de hombre práctico; Madero no supo comprender la época en que vivía, pero pudo haber sido recto, pudo haber sido apegado a la ley y conocer dónde estaban los males sociales. Si Madero no hubiere flaqueado, si Madero no hubiese transigido con los reaccionarios comenzando con el pacto de Ciudad Juárez, aunque Madero hubiera más tarde apegádose a la ley, Madero se habría salvado; pero la Revolución llevaba un cáncer en su seno y éste habría de corroerla. Todos sabemos muy bien, si tuvimos el sentido en la época en que vivíamos, que Madero habría irremisiblemente caído, aunque no hubiesen sido Huerta ni Félix Díaz los que le derrotasen; habría sido Carranza, habría sido Cepeda, habría sido Fuentes D., habría sido un revolucionario, habría sido un Maderista, pero Madero estaba irremisiblemente condenado a caer. Esta es la verdad histórica. (Aplausos.)

Pero no es éste el momento de definir si me asiste la razón; son estas cosas tan hondas y tan complejas, que cada uno de nosotros podrá producir su personal opinión, y difícilmente llegaremos a ponernos de acuerdo; están todavía demasiado recientes los acontecimientos, para que podamos juzgarlos serenamente a la luz de la filosofía de la Historia. Yo no presumo, no podría presumir haber dicho lo definitivo, pero tampoco quiero, como el C. Bordes Mangel, atribuir la caída de Madero al apego a la ley. Madero, al impedir que se fusilase a Félix Díaz, no hizo sino una cosa: Respetar la ley. Si Madero hubiese ordenado que se fusilase a Félix Díaz, pasando por encima de la Suprema Corte de Justicia, aquello abría sido formidable argumento, formidable catapulta contra el régimen de Madero. Porque entonces, ¿cómo condenáis el procedimiento de Venustiano Carranza cuando, amparado Alvarez por la justicia federal, cuando amparado por la Suprema Corte de Justicia, Carranza ordenó que se le asesinase, porque a eso equivalió el fusilamiento en aquellas condiciones, rompiendo y olvidando todas las garantías? (Aplausos.) Entonces, C. Bordes Mangel, seamos lógicos; yo afirmo que a Carranza lo perdió el haber asesinado a Alvarez, primero; el haber asesinado a Felipe Angeles, después, y otros muchos crímenes cometidos,

cadena de crímenes que acabaron por determinar la condenación definitiva de Carranza por la opinión pública; de manera que no erremos: El ser caballeroso el ser recto y el apegarse a la ley, no puede ser nunca un error ni un delito. Yo no sostengo mi proposición como definitiva, pero insisto en hacer un llamamiento a la razón, en hacer un llamamiento a la lógica: O esta Cámara se abstiene radicalmente, como proponía don Moisés Huerta, recordando que las facultades expresas concedidas por la Constitución, no contiene entre ellas la de intervenir en estos asuntos, que son del resorte del Ejecutivo, confesémoslo, del Ejecutivo, y démosle la razón a Moisés Huerta, a quien cinco minutos antes acabamos de rechazar en su proposición, o aceptemos una solución. Me permito encauzar el debate diciendo que, si no estáis de acuerdo con mi proposición, vuestro deber es señalar un nuevo camino, y que no vengáis solamente a decir que esta proposición es mala, porque no hay ideas que no sea combatible, porque no hay idea que no pueda ser atacable; si esta proposición es mala, indicados una mejor, o de una vez por todas abstengámonos de conocer en este asunto, confesando que hemos cometido un error pretendiendo invadir las facultades del Ejecutivo. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el C. Ramos Pedrueza. (Voces: ¡No está!) Entonces tiene la palabra el pro el C. Candelario Garza .

El C. Garza: Pido la palabra.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: La tiene usted.

El C. Garza Candelario: Señor presidente: Quiero que tenga usted la bondad de decirme quién fue a inscribirse en mi nombre.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: Ha habido un error. Se confundió al C. Garza con el C. Daniel Cerda, que fue quien se inscribió. Tiene este ciudadano la palabra.

El C. Cerda Daniel: Señores diputados: Voy a procurar ser lo más breve posible, ya que, no siendo orador, no quiero cansar a usted con palabras mal dichas; pero voy a citar unos cuantos hechos y a decir unas cuantas verdades. En primer lugar creo que es una farsa el pretender que se pueda dejar en libertad a Félix Díaz en territorio nacional, poniéndolo en igualdad de circunstancias a como estaba antes, por la sencilla razón de que no tiene ni puede tener los elementos y el prestigio, si alguno, tuvo, que hace cinco meses. En segundo lugar, Félix Díaz no es un peligro; por consiguiente, el argumento de que pudiera, al remontarse a las montañas, constituir un peligro para el Gobierno, deja de tener valor. Además, señores, yo creo que al Gobierno, a este Gobierno tan justo y tan atingente del señor De la Huerta, no debemos nosotros de imponerle la mancha que caería sobre él al hacer que cometiera un acto igual al cometido por Pablo González en el caso de Zapata, o al cometer un procedimiento igual que Carranza en tantos casos iguales. No debemos nosotros arrojar esta mancha sobre este Gobierno; sobre todo, señores, hay un asunto, hay un punto de vital interés para nosotros: Que no es precisamente la Revolución, actualmente triunfante, ni es Félix Díaz tampoco, es el porvenir de la patria, señores. Además, fíjense ustedes en este hecho: El Gobierno actual no ha sido reconocido por ninguna de las potencias exteriores; (Murmullos.) todos los gobiernos extranjeros están pendientes de los procedimientos que sigue este Gobierno, para ver si es acreedor a que se le otorgue el reconocimiento; están pendientes de cualquier hecho que pueda decir que este Gobierno sigue los mismos pasos de los gobiernos anteriores, para inmediatamente juzgarlo lo mismo que a los demás, y no otorgar, de ninguna manera, la confianza que es necesario y que es preciso que ya empiecen a tener en nosotros. Por todas estas cosas, señores, yo me opongo a la moción del señor Manrique, porque es necesario dar una prueba de consecuencia, una prueba de prudencia y una prueba de política, si es así como debe llamarse. Por tanto, yo pido atentamente a ustedes que se rechace esta moción del señor Manrique y que adopte la que se indicó hace un momento: Que se deje al Ejecutivo que solucione el asunto como mejor lo quiera.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el señor Ramos Pedrueza.

El C. Manrique: Señor presidente: Yo me permití anotar al compañero Siurob inmediatamente después que a mí, si no me equivoco.

El C. presidente: No, señor; se inscribió antes el señor Ramos Pedrueza y después el señor León; de manera que tiene la palabra en pro el señor Ramos Pedrueza. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!)

El C. Ramos Pedrueza: Honorable Asamblea: Tenemos forzosamente, señores compañeros, que llegar a una resolución. Se ha desechado casi por unanimidad la moción del compañero Huerta, para que se deje al Ejecutivo en libertad; luego tenemos que tomar una resolución. ¿Cómo se ha dicho que ¡A votar!, cuando no hemos llegado siquiera a orientarnos sobre este asunto, que es de suma importancia, que merece nuestra atención y que estamos obligados a consagrarle nuestro tiempo? Se ha dicho que es una niñería y un acto quijotesco poner a Félix Díaz en su campamento y después batirlo. ¿Y qué, no es verdaderamente una niñería dejarlo escapar por segunda o tercera vez del país, sabiendo que volverá dentro de algunos meses contra nosotros, contra la Revolución; sabiendo que va ha hacerse de elementos a Europa o Estados Unidos, y sabiendo que, en estos momentos, se cierne un peligro para la República? La prensa de hoy, el "Excelsior", trae una nota muy alarmante en este sentido; habla de la confabulación de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, contra México, diciendo que Carranza no quiso publicar el documento que había, donde se amenaza nuestra nacionalidad. Se sabe que Félix Díaz, como todos los reaccionarios, cuando llegan a cierto grado en que se olvidan hasta del honor - no hablo de los reaccionarios honrados y convencidos -, ha demostrado carecer de todo sentimiento patriótico y que no vacilará en desencadenar una nueva catástrofe sobre la patria, viniendo, si es necesario, acompañado de elementos extranjeros. Personalmente tengo datos a este particular. Decía hace unos momentos que, por conversaciones que he sorprendido y por confidencias que me vedan revelar nombres, hechas por connotados conservadores, sé que Félix Díaz tiene el apoyo de algunos países extranjeros y que, precisamente, en

estos momentos trata de ir al extranjero a conseguir los elementos necesarios: Armas, parque y dinero, para venir después a México. Permitir esto, sí es una niñería, y no me puedo explicar por qué se llama niñería a un acto honrado y caballeresco, al hecho de poner a Félix Díaz en un lugar donde pueda defenderse. Si no tiene elementos para ello, pues allá él, señores; allá él que exija o no irse del país o que se le devuelvan sus propiedades y que más de un millón de pesos vuelva a sus manos; allá él, que sin elementos desafíe cara a cara a la Revolución; y si los tiene, pues a luchar, que por mucha que sea la sangre que ahora se derrame, será mucho más cuando venga él - explotando un momento propicio, con todos los elementos descontentos, adunando a todos los despechados por la victoria de este movimiento - contra el país. Ahora, señores, aludiendo a las palabras del compañero Manrique, es preciso tener en cuenta que, si Madero por su rectitud pereció materialmente, su nombre, su memoria su prestigio, se han inmortalizado; es preciso, señores, tener algo de abnegación; es preciso, señores estimar un poco menos el momento actual y la victoria efímera. ¿Qué importa que Madero hubiera triunfado materialmente, pasando sobre la Constitución y la Suprema Corte de Justicia, prolongándose en el poder uno o dos años más, si con esa mancha - al hacer lo que hizo el general Díaz, que tanto se le reprochó, lo que hizo Huerta y lo que hizo Carranza - habría perdido su gloria? ¡Qué importa! En cambio, Madero pereció materialmente, fue asesinado; pero alguno de nuestros pensadores ha dicho ya: "Madero apóstol, pesa más en el corazón de los mexicanos, que Madero mártir." Porque lavó todas las manchas que hubiera tenido, pocas tuvo; pecados veniales por exceso de bondad, como lo ha dicho Manrique; los tratados de Ciudad Juárez, que hicieron derribar a la Revolución algunas complacencias con enemigos, no por imposición, sino por excesiva bondad. ¡Qué importa que Madero hubiera triunfado materialmente, si después hubiera quedado esfumado en el horizonte de la Historia nacional, si indudablemente la Revolución habría sufrido el desprestigio! De este modo, Madero asesinado y Madero mártir, pereció desde el punto de vista material; pero ha quedado inmortalizado espiritualmente. La Revolución necesita de una reivindicación que, si Carranza no pudo efectuar, otros más nobles y afortunados habrán de realizarla; de manera que no es el camino del deshonor el que hemos de seguir. Aquí no queda más disyuntiva que esta: O se traiciona porque no hay otro vocablo, o se traiciona a Félix Díaz cobardemente - y se arroja un baldón sobre la Revolución -, con alevosía, premeditación y ventaja, o se le envía al extranjero. Traicionarlo, señores, como se traicionó a Zapata, es un crimen, y los revolucionarios no cometemos crímenes. El señor Bordes Mangel decía que había que cerrar el libro del Quijote, y yo digo que hay que abrirlo: Los revolucionarios somos así. Así entiendo la Revolución y las reivindicaciones sociales, como el bello libro del Quijote, luchando por altos ideales, importando poco el triunfo efímero, si se ha de vencer en el triunfo definitivo, en el triunfo eterno. Hay que abrir ese libro de par en par; hay que ser quijotes con Félix Díaz. Si nuestros contrarios no lo han sido con nosotros, los revolucionarios - y por eso amo la Revolución -, tenemos que serlo con ellos. Repito que sí es una niñería enviar a Félix Díaz al extranjero, pasándose sobre la ley, por que no hay ley que autorice el destierro, ¿o dónde está esa ley que el mismo rebelde invoca? No cabe aquí sino el acto caballeresco y honrado, el acto revolucionario de retornarlo a su campamento; si no tiene elementos, que perezca por audaz, por torpe e inconsciente; y si los tiene, que luche, que al fin esta lucha habrá de ser menos sangrienta y terrible que la que más tarde sobrevendrá si Félix Díaz va al extranjero y se prepara allá para venir en el momento que juzgue propicio, a seguir combatiendo la Revolución. A mal paso, darle prisa; démosle prisa revolucionariamente, es decir, caballerosamente, saliendo por la única salida noble que hay. Si a Félix Díaz se le aprehendió sin derecho, abusándose de un armisticio, pues a deshacer el mal, y la única manera de deshacerlo, puesto que se abusó de su confianza y se le tendió una celada, es volverlo a su campamento y después, cara a cara, batirlo hasta exterminarlo. (Aplausos. Siseos.)

El C. Alba Pedro de: Pido la palabra para una interpelación.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Alba Pedro de: Me permito preguntar a algunos de los firmantes, en el caso de que se aprobare esta moción y el Ejecutivo dijese que no la llevaría a cabo, ¿cuál sería la conducta que observase esta Asamblea?

El C. Manrique: Pido la palabra para contestar.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: Es muy sencilla la contestación, compañero. Es bien sabido, todos lo hemos reconocido así, que no tenemos facultad para exigir al Ejecutivo; pero de la misma manera que hace pocos momentos se envió una Comisión para manifestarle los deseos de esta Cámara, y todos sabemos que es en estos momentos el anhelo nacional que haya una perfecta armonía entre los elementos sociales y entre los poderes de la Unión, y el Ejecutivo, al recibir a la Comisión y escucharla atentamente, tuvo a bien informarla y expresó que quería que le ayudásemos a resolver la difícil cuestión; lo que hemos querido es sencillamente dar al Ejecutivo una oportunidad para que repare el error cometido. Si el Ejecutivo no aceptase nuestra proposición entonces nos abstendríamos ya definitivamente - acaso deberíamos habernos abstenido desde un principio.... - (Voces: ¡Eso! ¡Eso!) Como creo interpretar - aprovechando esta oportunidad - como creo interpretar, como creo no equivocarme interpretando el sentimiento dominante en estos momentos, pido permiso a ustedes para retirar mi proposición. (Aplausos.) Si cometo un error al retirarla, culpa habrá sido vuestra, porque os habéis limitado a atacar mi proposición, sin marcar un camino mejor. Pido permiso para retirar mi proposición.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: Se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si se permite al C. Manrique retirar su proposición. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. Sí se permite. Se va a dar lectura a una nueva proposición.

"El subscripto pone a la consideración de esta H. Asamblea, para su aprobación, con dispensa de trámites, la siguiente proposición:

"Única. Absténgase esta Cámara de inmiscuirse en el caso Félix Díaz, para que el ciudadano presidente de la República obre de acuerdo con su honor y con los compromisos que tiene, como jefe de un Gobierno revolucionario.

"Cámara de Diputados, octubre 7 de 1920. - M. Montero Villar."

El C. Bordes Mangel: ¡Pido la palabra en contra!

El C. Siurob: ¡Pido la palabra en contra!

El C. secretario Zincúnegui Tercero: En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites a esta proposición. (Voces: ¡No!)

El C. Solórzano José Luis: ¡Para una moción de orden!

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Solórzano José Luis: ¡Para una moción proposición que se presenta a la consideración de la Asamblea no es sino una moción suspensiva y, de acuerdo con el Reglamento, no puede presentarse en el curso del debate sino una sola moción suspensiva, y una vez que ésta fue desechada, procede seguir discutiendo proposiciones concretas.

El C. presidente: La Presidencia hace constar que no puede llamarse moción suspensiva, porque no hay debate ninguno.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: La Presidencia sostiene su trámite. En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites a esta proposición. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. No se le dispensan los trámites. (Voces: ¡Ha pasado la hora reglamentaria!)

El C. Manzanilla: ¡Moción de orden, señor presidente! Ha pasado la hora reglamentaria.

El C. secretario Zincúnegui Tercero: Queda de primera lectura. Por orden de la Presidencia, se va a consultar a la Asamblea, en votación económica, si se levanta la sesión, en virtud de haber reclamado el C. Manzanilla que ha pasado la hora reglamentaria, o si se prorroga. Los que estén por que se prorrogue, sírvanse ponerse de pie. No se prorroga. (Voces: ¡Que siga!)

El C. presidente: La Presidencia informa que no tiene la Mesa en cartera ninguna proposición sobre el asunto a debate. (Voces: ¡Para una rectificación! Vuelve a decir la Presidencia que no hay ningún asunto a debate. (Voces: ¡Pido la palabra para rectificación de hechos!)

El C. Siurob: Suplico al señor presidente me conceda unos cuantos minutos.

El C. presidente: Tiene la palabra, para interpelar a la Comisión, el C. Rafael Martínez de Escobar.

El C. Vicencio: ¿Cuál Comisión?

El C. presidente: A la Comisión que fue a ver al ciudadano presidente de la República.

El C. Manzanilla: Pido la palabra, señor presidente. (Voces: ¡Moción de orden! ¡Hay en cartera otra proposición! ¡Que se lea! ¡Que se prolongue la sección! Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar a la Asamblea que no hay nada en cartera, ni hay ninguna proposición sujeta a debate. Se han presentado sucesivamente tres, cuatro, o cinco proposiciones, todas diversas, y muchas contradictorias, y es de temerse que una nueva proposición esté redactada tan a la ligera, como las anteriores. Yo propondría, por respeto a la Cámara, y en consideración a la importancia del asunto, que los firmantes de la proposición la estudiasen seriamente y que mañana nos trajesen algo digno de la atención de la Asamblea. (Aplausos.)

El C. León Luis L: ¡En contra del trámite de la Mesa! ¡En contra de la proposición!

El C. presidente: Yo propondría que se levantara la sección, y que mañana se estudiase este asunto.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente (Voces: ¡Que se lea la otra proposición! ¡Vámonos! ¡Sí! ¡No! Desorden. Campanilla.)

El C. presidente, a las 9.20 p.m.: Se levanta la sección y se cita para mañana a las cuatro de la tarde, a sesión de Cámara de Diputados.