Legislatura XXIX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19201028 - Número de Diario 54

(L29A1P1oN054F19201028.xml)Núm. Diario:54

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 28 DE OCTUBRE DE 1920

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I.- PERIODO ORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO I.- NÚMERO 54

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 28

DE OCTUBRE DE 1920

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera: Telegrama en que la Legislatura de Sonora apoya la excitativa de la Cámara Nacional de Comercio de Guaymas, tendente a que no se derogue el decreto que creó los puertos libres; de enterado y a su expediente. Proyecto de reforma a la base 4a. de la fracción VI del artículo 73 de la Constitución general, suscrito por el C. diputado Federico N. Solórzano y hecho suyo por otros varios ciudadanos diputados; a las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Justicia e imprímase. Proposición de los CC. diputados Aureliano J. Mijares y Salvador Franco Urías y hecha suya por numerosos ciudadanos diputados, referente a que se incluya en el Presupuesto de Egresos una partida para la construcción de un puente sobre el río Nazas y un camino carretero que una las ciudades de Torreón y San Pedro, Coah., y Gómez Palacio, Dgo.; a la Comisión de Presupuestos y Cuenta. Memorial de la "Sociedad Mutualista Obrera" de Salina Cruz, Oaxaca, y hecho suyo por los CC. diputados Rivera Cabrera, Maldonado y Villegas, tendente a que no se derogue el decreto que creó los puertos libres; recibo y a su expediente.

3.- Es aprobada una proposición suscrita por varios ciudadanos diputados, a fin de que se enlute la tribuna de esta Cámara por tres días con motivo de la muerte del C. senador Juan Sarabia, y se nombren comisiones que hagan presente su condolencia al Senado y a la familia del extinto; se nombran las comisiones.

4.- Continúa la discusión del dictamen de las comisiones unidas 1a. de Hacienda, 1a. de Comunicaciones y de Industria y Comercio, que contiene el decreto que deroga el que creó los puertos libres. Se levanta la sesión por haber transcurrido la hora reglamentaria.

DEBATE

Presidencia del

C. BORREGO IGNACIO

(Asistencia de 13 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 4.30 p. m.: Se abre la sesión.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veintisiete de octubre de mil novecientos veinte.

"Presidencia del C. Ignacio Borrego.

"En la ciudad de México, a las cuatro y cuarenta y cinco de la tarde del miércoles veintisiete de octubre de mil novecientos veinte, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.

"La Secretaría dio cuenta del acta de la sesión celebrada el día anterior, la cual se aprobó sin debate, y de los documentos siguientes:

"Oficio de la Cámara de Senadores, en que acusa recibo del proyecto de decreto por el que se pensiona a los hijos del finado general Felipe Angeles. - A su expediente.

"Solicitud del C. Ignacio C. Reyes, relativa a que se le conceda licencia por veinte días, con goce de dietas.

"Sin discusión se aprobó, previa dispensa de trámites.

"Solicitud de los CC. Macedonio B. Gutiérrez, Raimundo Enríquez y Luis Castro y López, a fin de que se les otorguen licencias también con goce de dietas, al primero por veinte días, al segundo por quince y al último por treinta.

"Asimismo se aprobaron sin debate, una vez que se les dispensaron los trámites.

"Telegrama procedente de Cedral, San Luis Potosí, dirigido al C. Aurelio Manrique, por medio del cual el presidente municipal de ese lugar manifiesta que el gobernador de ese Estado, sin causa ni razón, ha ordenado se deponga a las autoridades de aquel Municipio.

"El documento anterior se leyó a solicitud del C. Manrique.

"Circular en que el C. gobernador del Estado de Hidalgo, comunica que designó al C. Amador Castañeda secretario general de Gobierno.- De enterado.

"Mensaje procedente de Monterrey, Nuevo León, en que el ciudadano gobernador provisional de aquel Estado avisa que el veinticuatro del presente mes celebráronse las elecciones para Supremos Poderes de aquella Entidad.- De enterado.

"Circular del gobernador del Territorio de Quintana Roo, en que comunica que se hizo cargo del Gobierno el 8 del presente y que nombró secretario general al C. Estanislao Cortés Teixeiro.- De enterado.

"Oficio del C. Rosauro Rojo, magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Distrito Sur de

la Baja California, en que participa que se hizo cargo del Juzgado de Primera Instancia del Partido Sur el C. licenciado Trinidad Sánchez Benítez.- A su expediente.

"Mensaje procedente de la Paz, Baja California, en que el ciudadano magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Sur de aquel Territorio, comunica que el 30 del presente mes terminará la licencia concedida al juez de Primera Instancia del Partido Sur y que hasta la fecha no se ha presentado el substituto, C. licenciado Senén García. Resérvese para el Congreso General.

"Oficio en que el C. licenciado Abelardo Medina y Díaz avisa que el 17 del mes actual se hizo cargo del puesto de juez octavo correccional interno de esta ciudad.- De enterado y a su expediente.

"Dos oficios del ciudadano juez de Distrito en el Estado de Michoacán, en que transcribe dos autos que ha dictado en el juicio de amparo promovido por los CC. José Cueto y Manuel Gómez contra actos del Congreso de la Unión, y por los que se piden el informe previo y el informe principal relativos.- A la 1a. Comisión de Peticiones.

"Circular en que el C. licenciado M. Gil Treviño manifiesta que fue designado presidente del Tribunal Superior de Justicia en el Estado de Nuevo León.- De enterado.

"Oficio del jefe de la oficina de personal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en que participa que ha sido inhabilitado el C. Carlos Canudas, pagador del grupo "C" de la Legión de Honor, para prestar sus servicios a la Administración Pública por el término de diez años.- De enterado.

"Telegrama en que la Cámara Nacional de Comercio de Puerto México, Veracruz, manifiesta que es partidaria del decreto que establece los puertos libres, pero que juzga atentatoria la parte del mismo decreto que se refiere a expropiación, a menos que no comprenda el fundo legal de la población.- Recibo y a su expediente.

"Mensaje depositado en Hermosillo, Sonora, por medio del cual el C. licenciado Senén García, en vista de la razón que expone, renuncia el cargo de juez de Primera Instancia del Distrito Sur de la Baja California, que le confirió el Congreso de la Unión.- Resérvese para el Congreso General.

"Telegrama procedente de Cedral, San Luis Potosí, en que el ciudadano presidente municipal de ese lugar manifiesta que el ciudadano gobernador del Estado pretende deponer, sin causa ni razón, a los miembros del Ayuntamiento de aquel Municipio.- Recibo y transcríbase al Ejecutivo.

"Telegrama fechado en Teziutlán, Puebla, por medio del cual el ciudadano diputado al Congreso de la Unión, Leobar L. Lechuga, pide la intervención de esta Cámara, a fin de que se den garantías a los partidarios del C. José María Sánchez, candidato al gobierno de aquel Estado.- Recibo y transcríbase al Ejecutivo.

"Mensaje de Villahermosa, Tabasco, dirigido al C. Ernesto Aguirre Colorado, en que el C. Carlos Greene, gobernador de aquella Entidad, hace una relación de los hechos ocurridos en dicha ciudad el 25 del presente mes y que ocasionaron la muerte de dos diputados al Congreso local.

"Este documento se leyó a solicitud del C. Ernesto Aguirre Colorado.

"Escrito del C. Aurelio Manrique, en que a nombre del C. Basilio Vadillo solicita para éste una licencia de doce días, con goce de dietas.

"Con dispensa de trámites y sin discusión se acordó conceder la licencia.

"Telegrama de Michoacán, Morelia, en que el C. Primo Serranía Mercado, con el carácter de gobernador provisional de aquel Estado, participa que nombró secretario general de Gobierno y mandó publicar el decreto de la Legislatura local que hace la declaratoria de gobernador a favor del C. Francisco J. Múgica y de diputados al Congreso y magistrados del Supremo Tribunal de Justicia.- Recibo.

"Este trámite fue impugnado por el C. Zincúnegui Tercero, pero después de aclaraciones de la Presidencia y del C. Manrique, aquél retiró sus objeciones y el trámite subsistió con aprobación de la Asamblea.

"Con las formalidades de costumbre, rindió la protesta de ley el C. Gabriel Martínez, diputado suplente por el 8o. distrito electoral de San Luis Potosí.

Presidencia del C. Vito Alessio Robles.

"Continuó la discusión, en la general, del dictamen por el que se nulifica el decreto que crea los puertos libres, expedido por el Ejecutivo de la Unión.

"El C. Bojórquez habló en contra y así que concluyó su discurso hizo una rectificación.

"El C. Zubaran interpeló al citado C. Bojórquez, quien contestó, e hizo aclaraciones.

"El C. Manero usó de la palabra en pro. El orador dirigió varias preguntas al C. secretario de Hacienda, a las que aquel funcionario respondió, fue interrumpido por una moción de orden del C. Luis Espinosa, a la que siguió la lectura de los artículos 126 y 127 reglamentarios, solicitada por el C. Manrique contestó interpelaciones de los CC. Castrejón, Luis L. León y Jesús Z, Moreno.

"A las ocho de la noche, y encontrándose aún en el uso de la palabra el C. Moreno, la Presidencia, por acuerdo de la Cámara, levantó la sesión."

Está a discusión. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Hermosillo, Sonora, octubre 27 de 1920.

"Señores secretarios Cámara de Diputados.

"Previo detenido estudio del decreto relativo y considerando de alta conveniencia nacional la creación de puertos libres, esta H. Legislatura acordó formular ante esa H. Cámara de Diputados la presente atenta representación apoyando la excitativa Cámara Nacional de Comercio de Guaymas, tendente a que no sea derogado el mencionado decreto.

Muy atentamente, Luis F. Chávez, D. P.- Ramón D. Cruz, D. S.- G. Bórquez H., D. S."- De enterado y a su expediente.

El C. Rivera Cabrera: Pido la palabra para solicitar la lectura de otro documento similar que hace días entregué a la Oficialía Mayor y que todavía no ha sido leído. Por ser en estos momentos pertinente, solicito esa lectura.

- El mismo C. prosecretario: Se leerá después.

"H. Cámara de Diputados:

"Conforme lo dispone la base 4a., fracción VI, del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los jueces de primera Instancia del Distrito y Territorios Federales deben ser nombrados por el Congreso de la Unión.

"Tres años ha estado en vigor este precepto constitucional, y la práctica ha demostrado, en ese tiempo, la necesidad de hacer una reforma substancial a esa disposición.

"En efecto, se ha observado que el Congreso de la Unión es un Cuerpo que para ejercer funciones de la índole expresada, no siempre puede despreocuparse de su actuación primordial política, y atender a las razones de los órdenes científico y moral que deben predominar en la designación de los funcionarios judiciales.

"El principio de la independencia de poderes exige, por otra parte, que ya que no es práctico que la elección de funcionarios judiciales sea directa, intervengan en ella lo menos posible los poderes Ejecutivo y Legislativo.

'No es lógico, además, que si los jueces de Distrito son nombrados directamente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que es su superior jerárquico, no sean nombrados por los Tribunales respectivos los jueces de primera Instancia del Distrito y de los Territorios Federales.

"Y por último, son tales los trámites a que están sujetos los movimientos más urgentes o insignificantes de los expresados funcionarios, como licencias de concesión inmediata y corto tiempo, substitución por muerte, etcétera, que cuando el Congreso resuelve lo procedente, han resentido ya considerables perjuicios la sociedad y los interesados.

"Las razones que anteceden son suficientes para concluir que el Congreso de la Unión no es el Cuerpo más capacitado para elegir los jueces de primera Instancia del Distrito y Territorios Federales, sino que deben ser los Tribunales Superiores respectivos, y así se llegará al buen resultado obtenido mediante el nombramiento de los jueces de Distrito por la Suprema Corte.

"La experiencia ha demostrado también que la disposición constitucional de que se trata reclama, además, la adición de los requisitos esenciales que deben reunir los magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia del Distrito Federal y de los Territorios de la Federación, porque casos se han registrado de individuos que sin práctica en la judicatura y sin título profesional de abogado, sean nombrados para desempeñar aquellas delicadas funciones; y así como la Constitución exige determinados requisitos para ser presidente de la República, diputado, senador, magistrado de la Suprema Corte de Justicia, etcétera, debe exigir los pertinentes para ser magistrado de los Tribunales Superiores de Justicia del Distrito y Territorios Federales.

"En lo expuesto fundo y me es honroso sujetar a vuestra aprobación el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se reforma la base 4a., fracción VI, del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que quedará en los términos siguientes:

"4a. Los magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia del Distrito y Territorios Federales, serán nombrados por el Congreso de la Unión, que se erigirá en Colegio Electoral en cada caso.

"Para ser magistrado se requiere ser mexicano por nacimiento, en el pleno goce de sus derechos, tener treinta años cumplidos el día de la elección, ser abogado con título oficial de un Gobierno en cuya jurisdicción haya escuela de Derecho, tener cinco años de práctica y no haber sido condenado por delito que lastime su buena fama en el concepto público. Estos requisitos serán debidamente comprobados ante el Congreso para hacerse la elección.

"En las faltas absolutas de los magistrados, serán éstos substituídos por nombramiento del Congreso de la Unión, y en sus recesos, por nombramiento provisional de la Comisión Permanente. La ley orgánica determinará la manera de suplirlos en sus faltas temporales.

"Los jueces de primera Instancia del Distrito Federal y de los Territorios de la Federación serán nombrados por los Tribunales Superiores respectivos.

"A partir del año de 1923, los magistrados y los jueces a que se refiere este inciso sólo podrán ser removidos de sus cargos si observan mala conducta y previo el juicio de responsabilidad respectivo, a menos que sean promovidos a empleo de grado superior. A partir de la misma fecha, la remuneración que dichos funcionarios perciban por sus servicios no podrá ser disminuída durante su encargo.

"El Congreso expedirá una ley de responsabilidades por los delitos y faltas oficiales en que incurran los expresados funcionarios."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 23 de octubre de 1920.- Federico N. Solórzano.- Hacemos nuestro el anterior proyecto, S. García G.- M. Lomelí.- A. Valadez Ramírez.- Reinaldo Esparza Martínez.- A. Aillaud.- M. Navarro.- R. Casas Alatriste.- José Juan Ortega.- G. Villalobos.- Ignacio Luquín.- Natalio Espinosa.- Pablo H. Sánchez.- J. C. Miramontes.- L. Chávez Franco.- S. Serrano Hermosillo.- J. M. Cuéllar.- S. Franco Urías.- Gustavo S. Martínez, D. F. 1er. distrito.- Octavio Paz.- E. Aguirre C., D. F. 7o. distrito.- R. Ramos Pedrueza."- A las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Justicia e imprímase.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Honorable Asamblea:

"Aureliano J. Mijares y Salvador Franco Urías, diputados propietarios por el 2o. distrito del Estado de Coahuila y 3o. del Estado de Durango, respectivamente, ante ustedes respetuosamente exponemos:

"Entre las contadas importantes regiones agrícolas del país, la conocida mundialmente con el nombre de Comarca Lagunera, famosa por sus cosechas de algodón, abarca, entre otras municipalidades, las de San Pedro de las Colonias - cuna del cultivo del algodonero en la República - y Torreón en el Estado de Coahuila. Los gobiernos federal y local de hecho hasta la fecha no han querido darle a tan importante región la atención que merece, y así vemos que entre estas dos importantes poblaciones no existe un camino apropiado para vehículos. Además, el río Nazas cruza dichos municipios y en la temporada de avenidas queda en lo absoluto obstruido el paso de una población a la otra a los carros, coches y automóviles que trafican por los pésimos caminos, ya para ir de San Pedro a Torreón o de estas poblaciones a las distintas haciendas y ranchos, por no existir un puente carretero sobre el río Nazas.

"Según la estadística que muestran las oficinas recaudadoras en el Estado de Coahuila:

"La Tesorería Municipal de Torreón

recauda anualmente $ 500,000.00

"La Recaudación de Rentas del

Estado recauda " 500,000.00

"La Tesorería municipal de San Pedro

de las Colonias recauda anualmente " 300,000.00

"La Recaudación de Rentas del Estado

recauda anualmente en San Pedro " 300,000.00

________________

"O sea un total anualmente, en las

cuatro oficinas, de $ 1.600,000.00

________________

"Sobre este millón seiscientos mil pesos, las cuatro oficinas recaudadoras cobran a los contribuyentes un cincuenta por ciento adicional correspondiente a los impuestos federales sobre las contribuciones del Estado y del Municipio, que reporta al Gobierno federal un ingreso de $800,000.00. Aparte de las enormes recaudaciones que logran las oficinas de la Renta del Timbre establecidas en ambas ciudades en donde las operaciones por algodón, año por año sobrepasan la enorme suma de treinta millones de pesos sin contar las operaciones bancarias, industriales y las demás del comercio, sobre las que cobran medio por ciento por compraventa según la ley del Timbre.

"Por tales razones, consideramos de justicia que el Gobierno federal deba hacer las erogaciones necesarias para la construcción de un camino de "macadam" que una a las ciudades de Torreón y San Pedro, y para la construcción de un puente de concreto y hierro sobre el río Nazas.

"La distancia que separa ambas poblaciones es en línea recta 62 kilómetros. El camino se puede construir recto.

"Por lo expuesto, a la H. Asamblea respetuosamente pedimos sea aceptado el siguiente punto de acuerdo:

"Unico. Tómese en consideración en la partida correspondiente del Presupuesto, la cantidad de... $200,000.00 para la construcción de un puente sobre el río Nazas y un camino carretero que una las ciudades de Torreón y San Pedro, Estado de Coahuila, y Ciudad Gómez Palacio, Durango.

"Cámara de Diputados, octubre 26 de 1920.- A. J. Mijares.- S. Franco Urías.- Hacemos nuestra la siguiente solicitud.- V. Alessio Robles.- Rodrigo Gómez.- Luis L. León.- Daniel Cerda.- J. de D. Bojórquez.- Andrés Gutiérrez Castro.- F. González y González.- Marco Aurelio González.- Salvador Saucedo.- Guillermo Rodríguez.- Rafael Martínez de Escobar.- Jesús Z. Moreno.- J. M. Soto.- Fidel Ramírez M.- Rafael Ramos Pedrueza.- B. Ibarra.- José Sánchez.- José Bravo B.- M. F. Ortega.- B. Carrillo.- Miguel Martínez Rendón.- Francisco Soto.- Luis Gutiérrez.- A. Manero.- Angel Alanís.- P. Carriedo Méndez.- José H. Romero.- Ignacio C. Villegas.- A. Maldonado.- Uriel Avilés.- Ed. G. Cantón M.- C. Argüelles.- Aurelio Manrique jr.- L. Espinosa y E.- Francisco Reyes.- A. Aillaud.- Juan Quiroga.- Abraham Franco.- Francisco Garza.- A. Manzanilla.- E. Aguirre C.- Fernando Aguirre.- J. B. González.- Manuel Rico.- Flavio B. Ayala.- D. Montes de Oca.- Lic. L. Castro y López.- Natalio Espinosa.- Macedonio B. Gutiérrez.- Rafael M. González.- I. Borrego.- Octavio Paz."- A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Sociedad Mutualista Obrera".- "Unión Hijos del Trabajo".- Salina Cruz, Oaxaca.

"A la honorable Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F.

"La prensa ha publicado y noticias de otra fuente han confirmado que ante esa honorable Cámara algunos diputados presentaron la iniciativa de ley para la derogación de la que creó los puertos libres de Salina Cruz, Puerto México y Guaymas, debiendo correr, por consiguiente, tal proyecto, los trámites reglamentarios para su discusión y votación.

"La razón fundamental que sustenta la iniciativa, es que la ley de los puertos libres no fue meditada suficientemente, sino que se expidió de súbito y que no protege los intereses nacionales: Esa es la crítica que se le ha hecho, pero los impugnadores no han juzgado con imparcialidad la cuestión, por lo que expresamos en seguida.

"Nadie ignora que antes del 23 de septiembre próximo pasado, fecha de la expedición de la ley, había sido publicada extensamente por la Secretaría de Hacienda, que invitó expresamente a la prensa, a los políticos, a los financieros e industriales, y, en general, a todos los habitantes del país, y en particular a las cámaras de Comercio, para que consideraran ampliamente el entonces proyecto, lo analizaran y sugirieran la conveniencia o inconveniencia del establecimiento de los puertos libres, expusieran libremente sus argumentos en pro o en contra y señalaran omisiones, beneficios, perjuicios, ventajas y desventajas que advirtieran y que el proyecto provocó polémicas, estudios y toda clase de discusiones en la prensa, por las cuales se reveló claramente la opinión de los que apoyaron y de los que atacaron la ley desde todos los puntos de vista; así es que no cabe inculpar ligereza a la Secretaría de Hacienda y debe descartarse el cargo que se le hace de no haber

madurado el proyecto, mayormente cuando se dice que es obra iniciada y concebida desde hace mucho tiempo.

"Por lo que hace a la inoportunidad o inadaptabilidad de los puertos libres en nuestro país, porque acarreará perjuicios a la nación y no garantizará los intereses generales, creemos que los puertos aludidos, sobre todo Salina Cruz y Puerto México, se prestan admirablemente para tal objeto y que no se lesionarán los intereses generales de la nación, ni los particulares de los comerciantes e industriales de otras regiones de la República. Desgraciadamente toda innovación choca siempre contra prejuicios, tradiciones seculares y contra el espíritu conservador, al que asustan y alarman peligros quiméricos, y también casi obligadamente, se vuelve la mirada hacia los Estados que han tenido más larga vida política, para consultar sus instituciones y ver si se compadecen con la innovación o ésta se aparta y diverge de ellas, resultando que muchas veces lo nuevo que se adopta no pasa de ser una servil imitación de lo estatuído en las naciones consolidadas y antiguas.

"Así sucede con esta novedad de los puertos libres, cuyos impugnadores arguyen que Salina Cruz, Puerto México y Guaymas no se encuentran en la situación ni en las condiciones de Hamburgo, Hong Kong, Punta Arenas, etcétera, y que Francia, con ser la luminosa Francia y cerebro del mundo, no ha podido establecer puertos libres, no obstante de que hace tiempo estudia el proyecto; pues Hamburgo está rodeado de Prusia, Hong Kong, está encajado en la República de China y Punta Arenas está independida de Chile, en lo económico; es decir, que los opositores señalan como condición sine qua nno para el establecimiento de un puerto libre que, por su posición topográfica y geográfica, esté aislado de la nación a que pertenece.

"No estamos conformes con esa tesis, que es bastante general para admitir excepción, sobre todo, tratándose e Salina Cruz y Puerto México, pues la situación geográfica servirá, cuando más, para eficacia de la vigilancia fiscal y no para evitar perjuicios a los industriales, comerciantes, etcétera, de otros lugares de la nación. Entendemos que es en consideración a estos perjuicios por lo que se ataca la ley, puesto que la nación nada resentirá en sus ingresos aduanales, toda vez que los productos manufacturados, y de cualquiera otra clase, provenientes de los puertos libres, causan impuestos al introducirse al interior, según reza la misma ley; en consecuencia, habrá ingresos y fundadamente pensamos que serán mayores.

"Quizá se tema la competencia que se haría a los industriales, comerciantes, etcétera, vecinos de otra región del país; pero si se tiene en cuenta que las materias primas que lleguen a los puertos libres han tenido gastos de fletes, comisiones, manejos, etcétera, se comprenderá que, al volver ya manufacturados o entrar al interior del país, previo pago de derechos aduanales y de otra especie de importación su valor de adquisición y el de realización se equipararán al de los similares productos por las industrias que se hallan fuera del puerto libre; y, por tal motivo, no sobrevendrán los perjuicios que se temen y no se protegerán las industrias del puerto libre en detrimento de otras del país.

"Por tales conceptos, la Sociedad Mutualista "Unión Hijos del Trabajo", que tiene el honor de dirigirse a esa Cámara honorable, al saber que se ha iniciado la derogación de la ley a que nos referimos, telegráficamente informó al representante de este distrito electoral en esa Asamblea, que la opinión general apoya la subsistencia de la ley, por benéfica, y en sesión de anoche, acordó elevar este memorial a esa Representación Nacional, para que no se derogue la ley, por estas consideraciones especiales:

"1a. Porque el Istmo de Tehuantepec ocupa una posesión singular para el tráfico internacional y su puerto de Salina Cruz, comunicado con el de Puerto México por el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec, es la llave del mundo en Oriente y Occidente, y relaciona por medio de las vías marítimas al Asia, Centro y Sudamérica y a los puertos del Pacífico de la Unión Americana y del Canadá, con las costas de sotavento y barlovento del Golfo de México, y los puertos del Atlántico de la misma Unión Americana, las Antillas y Europa, sin necesidad de atravesar el Canal de Panamá.

"2a. El establecimiento de los puertos libres en el Istmo, aumentará el tonelaje e intensificará el tráfico marítimo de la marina mercante en dichos puertos, con beneficio de los ingresos aduanales, de las clases laborantes, a las que pertenecemos, y del comercio en general.

"3a. Preparará una era de actividad y prosperidad para la región y abundará el trabajo de que han menester, así las clases laborantes, como todos los demás que emplearán las empresas que inviertan su capital en dichos puertos.

"4a. Surgirán nuevas industrias, quizá hasta las desconocidas en el país y precisamente por la colaboración que necesitan de la mano de obra, se ocuparán trabajadores nacionales que adquirirán prácticamente nuevos conocimientos y hábitos, lo que aumentará su bagaje de elementos para la lucha por la vida, y los volverán más útiles, amén de que los jornales mejorarán indudablemente.

"5a. En la región hay mucha mano de obra, la que urge emplear y dar trabajo; de otros rumbos del país afluirán también trabajadores, como lo vimos en la época próspera y bonancible de que se llevaron a cabo las obras del puerto, muchas de las cuales radicaron aquí definitivamente.

"6a. El clima de Salina Cruz no es malsano y es bien soportable, pues los puertos que soplan casi todo el año, lo refrescan, lo mismo que el Sur, y de ello pueden dar testimonio los que nos han visto, y

"7a. Positivamente se trata de obra nacional y patriótica que ha sido aplaudida y es mucho hacer con no entorpecer la labor del Gobierno, hoy que emprende resueltamente una obra magna, y trascendental y revolucionaria, y quizá por eso ha despertado zozobras que, a nuestro juicio, no tienen razón de ser.

"Por lo expuesto, en cumplimiento del acuerdo tomado anoche por la "Unión Hijos del Trabajo", a esa honorable Representación Nacional ocurrimos respetuosamente en demanda de apoyo para que no sea derogada le ley de que nos venimos ocupando y sí se sostenga su vigencia y subsistencia, por

conveniente y útil, al ser discutida la iniciativa que consulta su derogación.

Protestamos a esa respetable Cámara nuestra leal estimación y distinguida consideración.

"Justicia y equidad en el trabajo.- Salina Cruz, Oaxaca, a 19 de octubre de 1920.- El presidente de la sociedad, Julio L. Luna.- 1er. vocal, Conrado Ortiz.- 2o. vocal, Luis Garfias.- 3er vocal, J. Refugio Chávez.- 4o. vocal, Fidel Ramírez.- 5o. vocal, Angel Vásquez.- 6o. vocal, F. A. Guzmán.- Tesorero, Nicolás Castillejo.- secretario, (firma ilegible.) Siguen numerosas firmas.

"Hacemos nuestro el anterior memorial. México, octubre 25 de 1920.- C. Rivera Cabrera.- M. Maldonado.- Ignacio C. Villegas."- Recibo y a su expediente.

"Señor:

"Habiendo fallecido hoy por la mañana el señor don Juan Sarabia, exdiputado a la XXVI Legislatura y senador propietario por el Estado de San Luis Potosí en la actual XXIX Legislatura, atentamente sometemos a vuestra consideración, los subscriptos diputados en ejercicio, las siguientes proposiciones, cuya aprobación solicitamos, previa dispensa de trámites.

1a. Enlútese por tres días útiles la tribuna de la Cámara.

"2a. Nómbrese una Comisión de la Cámara que exprese a la de Senadores su condolencia.

"3a. Nómbrese una Comisión de la Cámara para que presente su condolencia a la familia y asista a los funerales del señor Sarabia.

"Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados.- México, a 28 de octubre de 1920.- Aurelio Manrique jr.- A. Díaz Soto y Gama.- J. M. Martínez.- F. B. Ayala.- L. Zincúnegui T.- C. Rivera Cabrera.- C. Argüelles.- E. Portes Gil.- J. Borrego."

En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión.

El C. presidente: Tiene la palabra para fundarla el ciudadano diputado Manrique. Se suplica atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules y escuchar al orador.

El C. Manrique: Señores diputados: No vengo a esta tribuna para aprovechar una oportunidad de decir unas cuantas palabras triviales; no quiero tampoco decir unos pocos lugares comunes sobre la muerte de un hombre justo y bueno. Quiero solamente deciros que al presentar esta proposición, no lo hemos hecho los firmantes, principalmente la Diputación del Estado de San Luis Potosí secundada por compañeros del señor Sarabia de la XXVI Legislatura a la que perteneció, no lo hemos hecho, digo, con el objeto de que se apruebe solamente por fórmula que se enlute la tribuna; querríamos expresar que deseamos que se mire en esto una expresión de verdadero sentimiento por la muerte de un hombre digno, que ha dejado escritas en las páginas de nuestra historia revolucionaria de los últimos años muy bellas hazañas. El ciudadano Sarabia, periodista desde su juventud, periodista desde su época de colegial, desde su época de estudiante, tiene como mérito principal el de haber sido uno de los iniciadores del movimiento liberal en la República en los últimos años del gobierno de don Porfirio Díaz; fundador del club "Ponciano Arriaga" en San Luis Potosí y uno de los iniciadores del Congreso Liberal en aquel Estado, secundado por luchadores como Soto y Gama, Arriaga y algunos otros. Posteriormente ya en la capital de la República es bien sabido que contribuyó con su pluma en periódicos tan conocidos en aquella época como "Regeneración", "El Hijo del Ahuizote" y otros periódicos de oposición, diarios y semanarios de oposición; al derrumbamiento de aquel régimen, para nosotros tan reprobable. El señor Sarabia, posteriormente candidato popular al Gobierno de San Luis Potosí, sólo derrotado por toda la fuerza, por todo el alarde de imposición de Venustiano Carranza, era actualmente senador popularmente electo en una designación unánime, como pocas, por el Estado de San Luis Potosí. Creemos, pues, que la proposición está ya fundada por sí sola, pero hemos querido expresar aquí que no se trata sólo de la fórmula de enlutar la tribuna por la muerte de algún miembro la Cámara Colegisladora, sino que se trata del fallecimiento de un hombre ameritado cuya muerte todos debemos lamentar, la muerte de un hombre que, presidiario en San Juan de Ulúa en los días nefastos de la dictadura porfirista, es digno de respeto de propios y extraños. (Aplausos.)

- El mismo C. prosecretario: No habiendo más oradores inscriptos, en votación económica se consulta si se aprueba esta proposición. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Aprobada. La Presidencia, ha nombrado para que vayan al Senado, a los ciudadanos Aurelio Manrique, Rafael Martínez de Escobar, Luis León, Augusto Aillaud, Eliseo L. Céspedes y secretario Valadez Ramírez. Para presentar su condolencia a la familia Sarabia, a los ciudadanos Bordes Mangel, Soto y Gama, Flavio Ayala y secretario Zincúnegui Tercero.

- El mismo C. prosecretario: Continúa a discusión el dictamen formulado en el asunto de los puertos libres.

El C. presidente: Continúa en el uso de la palabra al ciudadano Manero.

El C. Manero: Señores diputados: Antes de reanudar el discurso que por lo avanzado de la hora quedó en suspenso ayer, quiero reparar una injusticia que cometí con nuestro estimado compañero el señor Bojórquez. En efecto, preocupado sólo por la cuestión del debate, es decir, de sostener el dictamen, me olvidé por completo de la persona del señor Bojórquez, cosa que en realidad no es justo, porque su personalidad no es tan insignificante que deba de olvidarse así nada más.

Voy, pues, a reparar esa pequeña injusticia. El señor Bojórquez, que en lugar de ocuparse de los puertos libres se ocupó exclusivamente de las personas que firmamos la iniciativa de ley, motivo del dictamen, se muestra sumamente indignado porque

yo en 1916 hubiera escrito un libro defendiendo la política latinoamericana del ciudadano Venustiano Carranza, y dedicara unas cuantas líneas en elogio del señor Carranza y de algunas personas que entonces eran sus colaboradores. El señor Bojórquez obró con una inconciencia máxima como mexicano, porque si algo tiene de glorioso el extinto presidente Carranza, es el haber tendido la mano a los pueblos hermanos de la América Latina haciendo un gesto viril respecto de la política tradicional de México hacia los Estados Unidos.

El que este gesto y la modesta labor que nosotros hicimos en Sudamérica, haya engrandecido la figura de Venustiano Carranza en aquellos países, más debe enorgullecer a México, supuesto que no hay ningún gran hombre en un país que sea admirado por nosotros, que no tenga deturpadores dentro de su propio país. Por otro lado, el señor Bojórquez se olvidó de que, cuando estaba en Cuba y yo pasé para Sonora, él venía de Centroamérica, en donde sirvió, hasta los últimos momentos de su existencia política y física a don Venustiano Carranza, como segundo o tercer secretario o attaché de la Legación en Costa Rica, disfrutando un sueldo del señor Carranza. No está bien, pues, que me haya imputado el que desde 1916 yo escribiera un libro elogioso para el ciudadano Venustiano Carranza, cuando todavía un año después, el señor general Obregón era su ministro de Guerra; cuando él mismo siguió disfrutando del sueldo del señor Carranza hasta después de muerto, y era una de las personas que, como yo decía ayer, pasaron sin solución de continuidad, del presupuesto de Carranza al presupuesto de don Adolfo de la Huerta. (Aplausos.) Una vez reparada esta pequeña injusticia por lo que respecta al señor Bojórques, paso a ocuparme de lo que debemos ocuparnos: del asunto de los puertos libres.

Cuando se suspende una sesión y un diputado queda aún en el uso de la palabra, sucede algo parecido a lo que pasa con las novelas por entregas o con las vistas de cinematógrafo por episodios: que es necesario hacer un brevísimo resumen de lo anterior, para que pueda ilarse nuevamente el discurso. Expliqué ayer mi criterio primero respecto a la promulgación del decreto, en uso de facultades extraordinarias, creando los puertos libres por el Ejecutivo, y creo haber demostrado que esta promulgación faltó a los más elementales deberes de política, a los más elementales deberes de moral y que, constitucionalmente, es un verdadero atentado. Examiné después, brevemente, el decreto, para demostrar que no encerraba más que tres puntos esenciales: instituir los puertos libres, facultar a la Secretaría de Hacienda para organizarlos, y nombrar cinco personas, dándoles $500,000.00 para comenzar los trabajos. Hecha esta pequeña memoria de lo dicho ayer, voy a continuar sustentando el dictamen.

Se nos pone, como primer ejemplo importante para que se instalen en México los puertos libres, el buen resultado que estos puertos han dado en el extranjero, y se nos citan algunos ejemplos en un folleto, que debo considerarlo oficial, por estar hecho en talleres oficiales y haber sido repartido en esta Cámara por el señor general Alvarado o, por lo menos, por el señor Rolland, amigo íntimo del señor Alvarado, colaborador en esta materia y, posiblemente, director, entre alguno de los cinco, de los puertos libres. Se nos citan, como puertos muy importantes en el extranjero y en los cuales ha dado un gran resultado la libertad aduanera, los de Gibraltar, Hong - Kong y Singapoore. Estos tres puertos, señores diputados, son pequeñas dependencias que corresponden a Inglaterra. Inglaterra, como todos sabemos, es una isla librecambista; de manera que, estos tres islotes, que no son otra cosa, no podrán tener tarifas proteccionistas, tanto porque hacen su comercio casi exclusivamente con Inglaterra, cuanto porque no le convendría que tuviera tarifas proteccionistas. El islote de Gibraltar tiene apenas tres millas de largo por media milla de ancho; la isla de Hong-Kong, al Sur de China, tiene apenas 16 kilómetros en su máxima extensión a lo largo, por 10 a lo ancho; no siendo, naturalmente, rectangular, no tiene más que una superficie de 83 kilómetros cuadrados. Singapoore es una isla inglesa, tiene 40 kilómetros en su extensión máxima, y 25 kilómetros de ancho; no tiene más que 534 kilómetros cuadrados; son estos tres islotes en los que nada se produce. ¿Qué prosperidad podrían tener, si se gravaran sus aranceles para la entrada y salida de mercancías a puntos que están absolutamente destinados a vivir del extranjero? Sería de todo punto inconsecuente. Que ha dado buen resultado en estos puertos el librecambio, y que de eso debemos deducir que el librecambio sea de buenos resultados en todas las naciones. Sea, por ejemplo, que si estoy enfermo del estómago, tengo que tomar un purgante; pero si debo tomar un aperitivo, no tomaré el purgante. Es bueno el librecambio para esos tres islotes, pero no lo puede ser en la nación en que querramos aplicarlo arbitrariamente. Se nos cita también, como ejemplo muy importante, el puerto de Aden: éste es un puerto que se encuentra en la Arabia y que, desde el siglo IV, estando completamente incomunicado con el interior de la Arabia, viene a ser casi una isla, supuesto que es un punto en medio de un verdadero desierto; desde el siglo IV, digo, se llamaba ya a este puerto el emporium romano, porque, en efecto, allí se hacía el más importante comercio con el Oriente desde entonces. Podemos conceptuar, pues, que esto de zona libre, este mencionado puerto de la Arabia, para que este puerto pudiera vivir a expensas de la propia Arabia, se necesitaría que aquellos grandes desiertos hubieran sido surcados por ferrocarriles o caminos y que tuviera alguna conexión con las fuentes de producción dentro de la Arabia; pero, naturalmente, si está independiente del centro de la Arabia, no tiene otros medios, no tiene otros recursos para vivir, que del extranjero, y es natural que entonces no graven la salida ni la entrada de las mercancías, y viene a encontrarse en las mismas condiciones que Singapoore o que los otros puertos a que he hecho referencia. En igualdad de condiciones se encuentra la lejana isla de Santo Tomás y el puerto de Punta Arenas, en el extremo Sur de Chile. Sería muy curioso, por ejemplo, que unos náufragos en el mar, encontrándose agotadas todas las escasas provisiones de su barquilla y encontrándose en medio del océano, cuando vieran aparecer un buque mercante que fuera a socorrerlos, le

dijeran: "Muy bien; pero aquí no se desembarcan mercancías sin pagar derechos." Pues dirían los tripulantes: "Pues muéranse de hambre." De manera que, cuando se encuentra aislado, económicamente algún país, ya sea en medio del mar o ya sea por intermedio de desiertos de los pueblos o de los centros productores, no queda otro recurso que tomar y dar las mercancías sin derechos arancelarios. Se me dirá que el puerto de Hamburgo sí tiene comunicaciones con el interior del imperio y que, sin embargo, es un puerto libre. Esto también obedece a sus orígenes. En años no muy remotos, Hamburgo no hacía comercio sino con el exterior, no estaba ligado económicamente con los actuales ferrocarriles al centro del imperio. Cuando la ciudad de Hamburgo entró en la unión política de Alemania, defendió todavía su privilegio de puerto libre, y desde Bismarck ha sufrido un constante ataque de la política de Alemania para reducirlo a la simple categoría de puerto común, en vista de que más convendría de que así fuera, dadas las comunicaciones intensas que tiene ya el puerto con el interior del país. Es así que, contra estos principios, se quiere venir a fundar puertos libres, precisamente en los lugares que mayor comunicación tienen con el resto de la República, y lugares que debemos hacer el esfuerzo máximo, por tenerlos completamente comunicados con el interior, supuesto que llegarán a ser dependencias extranjeras, si nosotros no consideramos esta unión económica, que dará por consecuencia la unión nacional con estos mismos puntos.

Aclarado, pues, que no pueden servir como base la experiencia de estos puertos extranjeros para fundar los puertos en México a que se hace referencia, y en esto venimos a tener una corroboración en las palabras que el señor general Obregón dijo desde esta tribuna en una mañana pasada, y no es que quiera llamar en mi favor la autoridad del general Obregón, pero es que si sus conceptos están de acuerdo con los que estoy virtiendo, es natural que los invoque. Dijo el general Obregón que era necesario que dejáramos de estar importando hasta nuestras leyes y haciendo una mala adaptación de ellas al país; yo creo que en muy pocos casos podría aplicarse con mayor tino esta aseveración del general Obregón que en el presente por los antecedentes que dejo demostrados. Quiero ahora, como decía desde ayer, hacer algunas concesiones a este debate, supuesto que a debate no está, sino solamente apoyar el dictamen desde el punto de vista constitucional. Voy a glosar las contestaciones que el ciudadano subsecretario de Hacienda se sirvió dar a mis preguntas ayer, y voy a manifestar también lo que pienso sobre las consecuencias económicas, etcétera, a que refería mis mismas preguntas para instalar los puertos libres. Preguntando al señor ministro de Hacienda y Crédito Público sobre las consecuencias económicas que pudiera tener la instalación de los puertos libres tal cual lo presenta su decreto, el señor ministro se sirvió decirme lo siguiente: que habría dos clases de consecuencias económicas, las primeras inmediatas y las segundas ulteriores y consideró que las inmediatas serían desviar el tráfico de Oriente y de Europa hacia el Istmo de Tehuantepec, produciendo, por lo tanto, un mayor movimiento sobre el Istmo de Tehuantepec. Como consecuencias inmediatas por lo que respecta a Guaymas, desviar el tráfico que hace el comercio de Oriente con San Francisco a fin de que se hiciera por Guaymas con el interior de los Estados Unidos - no me atrevo a decir que por New York, porque sería mucho -, y entre las ulteriores la de crear industrias que aprovecharan los productos que pudieran producirse en las zonas limítrofes a aquellas en que se van a crear los puertos libres. Yo considero que estas no son consecuencias de orden económico y voy a demostrar por qué. Desviar las corrientes de navegación, más propiamente, las líneas de navegación que hacen ahora el comercio de Oriente con Occidente pasando por el Istmo o por San Francisco, no es propiamente una consecuencia económica. Además, no habría, ni sería posible desviar ninguna de esas líneas por el solo hecho de fundar en Tehuantepec puertos libres. Ya ayer indiqué cuáles eran las compañías que concurrían a Tehuantepec desde el año de 1910. Como resultaba cansada mi exposición de ayer, no dije sino unas cuantas; pero sírvanse escuchar cuántas son las que ya estaban conectadas con Tehuantepec en 1910, cuando no había puertos libres, para que se vea que no hay necesidad de fundar los puertos libres para que la corriente de navegación venga a afluir a Tehuantepec.

"Las líneas marítimas con navegación directa desde Puerto México son: Para Europa: Cié. Générale Transatlantique, Cía. Transatlántica de Barcelona, Cuban Line, Harrison Line, Hamburg - Amerika Linie, Leylany Line, The Royal Mail Steam Packet Company. Para New York: American - Hawaiian Steamship Company. Para Texas City: Wolvin Line. Para puertos mexicanos: Compañía Mexicana de Navegación.

"Las líneas marítimas con navegación directa desde Salina Cruz son: Canadian - Mexican Pacific S.S. Line. Salidas mensuales de puertos mexicanos y Canadá. Compañía Naviera del Pacífico. Salidas cada 10 días a todos los puertos mexicanos, incluyendo del Golfo de California. Jersen Line, salidas mensuales a puertos de América Central, mexicanos, de los Estados Unidos y del Canadá. Kosmos Line, salidas cada 15 días a puertos de las Américas del Sur y Central, de México, Estados Unidos y del Canadá. Mexican - Oriental S. S. Line, salidas mensuales para China y Japón. Toyo Kisen Kaisha, salidas cada 2 meses para América del Sur, Honolulú y Japón. Pacific Mail Steamship Company, salidas mensuales para San Francisco, puertos occidentales de México, América Central y Panamá."

Y todas estas compañías ya estaban conectadas con Tehuantepec. De manera que no existiendo entonces puertos libres, estaban no obstante conectadas estas vías de navegación. No hay más que conectar, como no se crea que los puertos libres van a crear otras grandísimas empresas para conectar exclusivamente a Tehuantepec.

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Yo puedo demostrar que sí.

El C. Manero: Lo demostrará usted, si puede, después.

El C. Aguirre Colorado: ¿No estaba abierto el Canal de Panamá?

El C. Manero: Ya he demostrado ayer, señor Aguirre Colorado - para satisfacer simplemente la opinión personal de usted -, que tiene inmensas ventajas en favor de esta compañía el tráfico por Tehuantepec en relación con el tráfico con Panamá y que si no se ha seguido haciendo este tráfico con Tehuantepec, no es porque Panamá pueda hacer la competencia a Tehuantepec, sino por la guerra internacional y la guerra civil nuestra que teníamos nosotros. Una vez suspendidas estas dos guerras, será más ventajoso para estas compañías conectarse con Tehuantepec que seguir conectadas con Panamá. (Voces: ¡Es útil!) Sí, señor, es útil; pero para eso no se necesitan los puertos libres. Respecto de Guaymas decía el señor ministro de Hacienda que se desviaría el comercio que se hace ahora por San Francisco. Yo quiero que ustedes conciban, señores diputados, que los buques que salen de Oriente y vienen directamente a San Francisco, en donde tienen grandísimas facilidades para el desembarco, multitud de líneas directas que hacen el tráfico entre San Francisco y las poblaciones interiores de Estados Unidos, si van a venir a dar la vuelta hasta el Cabo de California y entrar a la bahía de California y llegar a Guaymas, ahí se encuentran con una cosa curiosa: que no pueden descargar sencillamente porque no pueden entrar en la bahía; después, porque no hay muelles, porque no hay grúas, porque no hay absolutamente nada para hacer el servicio. Pensar que por el solo hecho de hacer un puerto libre en Guaymas con esto se han satisfecho los requisitos para hacer competencia al puerto de San Francisco en el tráfico con los Estados del centro de la Unión Americana, es indudablemente casi un absurdo. Entre las consecuencias ulteriores que vendrán, según el señor ministro, será el crear zonas industriales dentro de las zonas libres que traerían el consiguiente bienestar económico para que la producción de las zonas contiguas a estas zonas libres sea demandada por la zona libre, para elaborarse allí, y que, por lo tanto, saldrían muy beneficiados los Estados de Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Guerrero, los más cercanos al Istmo de Tehuantepec. Los productos que pudieran encontrarse en estos cinco Estados pudieran ser de dos naturalezas: de aquellos absolutamente necesarios para el consumo inmediato, como son los cereales, etcétera, o aquellos destinados propiamente a la manufactura, como los minerales, las maderas, etcétera, etcétera. Vamos a suponer que pasan todos estos materiales a la zona libre, que se elaboran en la zona libre, y que vuelven a entrar otra vez al lugar donde fueron producidas como materias primas; resultaría, entonces, que los industriales moradores de estas zonas contiguas a las libres se encontrarían con que sus productos tienen que pagar a la entrada derechos para que se manufacturen, y nuevamente derechos para volver a entrar a fin de que sean vendidas otra vez dentro de las zonas en donde se hayan hecho los productos. Por lo tanto, vendrían a pagarlos tan caros como estamos pagando nuestros productos cuando van a manufacturarse a los Estados Unidos y regresan de allá manufacturados. No sé en qué pueda venir una conveniencia para las zonas limítrofes a aquellas en donde se instalen las zonas libres. Pero decía yo que el señor general Alvarado no me había contestado en qué era dañada la economía del país, pero voy a procurar contestarme yo mismo. La economía pública tiene tres factores esenciales: La producción de la riqueza, la circulación de la riqueza y el reparto. Los elementos de la producción son esencialmente cuatro: los elementos naturales, el capital, el trabajo y la organización. Los modernos autores consideran a la organización como uno de los factores de la producción; la mayor parte de los autores de economía, no consideran tal; pero no hay para qué entrar en discusión metafísicas, en discusiones especulativas; es indudable que, de los tres primeros factores, de los que determinan la producción, dos son los principales: el capital y el trabajo. Los elementos naturales no cambian. Vamos a ver en qué no cambian por la instalación de los puertos libres, puesto que, por ejemplo, si hay diez minas en una región determinada, no habrá once porque se funden los puertos libres. No voy a entrar en una discusión que casi es pueril. El capital y el trabajo son los dos factores importantes que debemos tomar en cuenta para ver en qué ataca, que siendo factores de la producción, en qué son atacados por los puertos libres. Todos sabemos perfectamente la necesidad ingente que México tiene de capital extranjero para desarrollar sus empresas, no digo ya las futuras empresas, aun sus empresas actuales están paralizadas por falta de capital. En el momento en que se pusieran en vigor las zonas libres, el capital extranjero tendría que, es decir, que fuera a invertirse en México, tendría que pensar antes en dónde le convenía más invertirse, si dentro de las zonas libres o dentro de la totalidad del territorio que no estaba comprendida en esas zonas libres y en la que hay poderosas industrias. Naturalmente, el capital extranjero para las zonas libres iría allí, supuesto que ahí podía hacer sus trabajos, sus manufacturas, etcétera, sin pagar ninguna clase de impuestos, y esta corriente de capital que podría venir a México, sería desviada del centro de la República, digamos así, hacia las zonas que hubieran sido declaradas libres. Por lo tanto, el capital de que estamos necesitando urgentemente para mover las empresas actuales y para desarrollar otras en las zonas más productivas de México, no vendría; careceríamos de ese capital en el centro de la República, porque ese capital iría a las zonas libres; quiere decir, por consiguiente, que la industria que ya trabaja en el país, o debe trabajar, la instalada y la nueva que pudiera hacerse en el centro del país, sufriría grandes perjuicios, no habría capital para moverla. Respecto el trabajo, debo decir lo siguiente: el trabajo afluye adonde hay capital, naturalmente; adonde la industria es más poderosa, concurren los trabajadores; el trabajo es, pues, siempre un aliado del capital allí donde el capital se encuentra, y es claro que, si la corriente de capital había sido desviada del centro de la República hacia las zonas libres, el trabajo emigraría del centro de la República a las zonas libres, y el trabajo que se está haciendo necesario, la mano de obra que estamos necesitando en el centro de la República, tanto para las empresas ya instaladas como para las que pudieran instalarse en zonas tan productivas como el corazón de la República, no podríamos contar con él. Así pues, estaría atacada toda la parte central de la

República, toda la República que no fuera zona libre estaría atacada en el corazón del capital y del trabajo; la economía estaría perjudicada en su primer factor: en la producción. Viene después el segundo factor de la economía pública, que es la circulación. Nosotros contamos, gracias a las habilidades del señor licenciado Cabrera, con una circulación metálica, es cierto, pero sumamente restringida, apenas si alcanza para las necesidades más urgentes del país. Todos sabemos que en Tampico, que en la frontera del Norte y, según tengo entendido, hasta en la península yucateca y en algunos otros lugares, circula abundantemente la moneda americana; quiere decir que nuestra circulación es muy exigua. La circulación de nuestra moneda sería, naturalmente, atraída por los grandes centros fabriles que se crearan en las zonas libres; vendría un encarecimiento mayor aún en la circulación monetaria que el que ya tenemos, y si esto no sucediera, es seguro que no circularía más moneda, en las zonas libres, que el dólar, y comenzaríamos a perder uno de los grandes signos de nuestra soberanía: la moneda. Para quien no sean suficientes estas razones, voy a poner un ejemplo absolutamente práctico: En la República de Panamá, la zona que ocupa el Canal es una zona que corresponde a la jurisdicción de los Estados Unidos. Dentro de esta zona circula abundantemente la moneda de los Estados Unidos y, en parte no escasa, la moneda de Panamá. Cuando yo estuve en Panamá, precisamente se presentó el siguiente caso: el ministro de Hacienda de los Estados Unidos requirió al ministro de Hacienda de Panamá a fin de que fuera retirada de la circulación en la zona libre del Canal, un millón de balboas - unidad de moneda panameña -, a fin de que no estorbara la circulación de la moneda americana. No era, pues, suficiente, para los Estados Unidos, el haber introducido su moneda en la zona del Canal y en República de Panamá, sino que exigían terminantemente al ministro de Hacienda panameño que retirara un millón de balboas de la circulación metálica de Panamá; y ¿saben ustedes, señores diputados, a cuánto montaba la circulación metálica de Panamá? A dos millones de balboas es decir: se le pedía a la República de Panamá que desmonetizara la mitad de su moneda circulante, porque estaba estorbando a la libre circulación de la moneda de los Estados Unidos en aquella zona. ¿Se quieren más ejemplos para demostrar el pernicioso efecto que sería para México el traer corrientes de moneda americana sobre las zonas libres, lo cual vendría, supuesto que la tenemos ya en los puertos y fronteras mexicanos, que todavía no han sido declarados libres? ¿Vamos a ir entregando así, paso a paso, jirones de nuestra soberanía?

El C. secretario de Hacienda: Es muy gastado ya ese recurso.

El C. Manero: Después los destruirá usted, señor general.

Viene, por último, el reparto de la riqueza, tercero de los factores importantes de la economía pública. Al fundarse zonas industriales poderosas dentro de las zonas libres, es indudable que se fundarían no con capital mexicano, supuesto que no lo tenemos, ¡ya lo quisiéramos sin los puertos libres! Vendrá capital extranjero a fundar poderosas industrias, a fundar poderosos comercios en aquellas zonas, y sucederá, señores diputados, que se harán fuertes núcleos plutocráticos en aquellas regiones, como los que se han formado ya en Tampico con capital extranjero, para la explotación del petróleo. Yo me pregunto cuál es la condición relativa de los trabajadores respecto de las empresas mexicanas y de las empresas extranjeras.

Las empresas mexicanas consideran, con raras excepciones, al trabajador, como un colaborador; en donde tiene un verdadero enemigo el obrero mexicano es en las empresas extranjeras que se han ubicado en México, porque éstas absorben sin piedad absolutamente el trabajo del obrero y no lo retribuyen, para ello tienen detrás grandes acorazados y grandes fuerzas. La formación de poderosos núcleos de capital extranjero en las zonas libres sería, pues, hecho con menoscabo de.... diré de la democracia que debe presidir en el reparto de la riqueza para llegar al buen funcionamiento de la economía pública. Creo, pues, absolutamente claro, señores diputados, que estas zonas o puertos libres dañarán a la economía pública en sus tres factores esenciales: en la producción, en la circulación y en el reparto de la riqueza. (Una voz de las galerías: ¡Ahora háblanos de los Bancos!)

El C. Manero: ¿Qué? Las consecuencias de orden hacendario que tendrá la existencia de estas zonas libres, según el señor ministro de Hacienda sería aumentar los derechos que entraran al Erario, supuesto que las zonas libres no quedan exentas de derechos por lo que se refiere al tráfico que haya con el interior de la República. Yo creo, señores diputados, que las zonas libres menoscabarían hondamente el comercio exterior nacional, quiero decir, las exportaciones que puedan hacerse por productos manufacturados dentro de la República, en zonas que no sean libres, y esto es completamente claro por lo siguiente: La producción que se manda al extranjero, es aquella que puede consumirse en el extranjero y, naturalmente, la exportación que van a tener los puertos libres es de materias que puedan consumirse en el extranjero; por lo tanto, la manufactura que se haga en el interior de la República no podría competir, para exportar sus productos, con la exportación que hicieran las zonas libres. Se dedicaría, pues, la industria interna de México a manufacturar aquellas materias que no tuvieran que exportarse. Por lo tanto disminuirían las entradas aduanales y sí sería lesionada la hacienda pública en esta materia.

El C. León Luis L.: Pido la palabra para una interpelación.

El C. Manero: Con mucho gusto, señor.

El C. presidente: Tiene usted la palabra para una interpelación.

El C. León: ¿No cree usted que, conforme a las estadísticas, el setenta y cinco por ciento o más de las exportaciones es de nuestras materias primas y no de artículos manufacturados, señor Manero?

El C. Manero: Sí lo creo; pero con el otro veinticinco por ciento que me deja usted de artículos manufacturados, si yo demuestro que disminuiría esta exportación, tiene que disminuir forzosamente la entrada al Erario. Yo no digo que toda la exportación sea de productos manufacturados, no he

sostenido semejante disparate. Yo digo que de las materias primas que se manufacturan y que se manden al extranjero ya manufacturadas por las empresas existentes actualmente, disminuiría todavía esta exportación por la que hagan los puertos libres, lo cual de todas maneras atacará a la parte de las entradas que por este concepto deba tener la hacienda pública. Sobre todo, señor compañero, tendrá usted la palabra cuantas veces guste para poder rebatir los argumentos que estoy presentando.

Debilitada la exportación, las consecuencias inmediatas serían las siguientes: Que la balanza comercial se inclinaría en contra de México, consecuencia inmediata sería también el alza del cambio internacional. Como nosotros tenemos que pagar nuestra deuda exterior en moneda extranjera, es indudable que si se provocara el alza del cambio internacional, nos costaría más caro comprar la moneda extranjera que nosotros necesitamos para pagar nuestra deuda exterior, y he aquí otro de los motivos por que sería afectada la hacienda pública. Esto sin contar, señores diputados, con que la experiencia de cuarenta años de existencia de la zona libre en el Norte de la República nos demostró que el comercio se hacía casi generalmente de contrabando; esto no podrá evitarse absolutamente y el contrabando es naturalmente otro de los motivos que debilitan las entradas al Erario. Esto es absolutamente cierto. Por consiguiente, la instalación de estas zonas libres traería estos tres grandes perjuicios: traer sobre México el debilitamiento de la balanza comercial; hacer subir el tipo de cambio y, por consiguiente, pagar más caro lo que debemos ya al extranjero y, por último, el contrabando que disminuiría las entradas aduanales. Pregunté también al señor general Alvarado en qué creía que pudiera ser atacada por las zonas libres la política financiera general que debe regir el país. El señor general Alvarado me contestó que creía no sería absolutamente atacada en nada, supuesto que no se rompe el sistema proteccionista que actualmente tenemos, dado que se siguen pagando tarifas para importar o exportar, podría decir, de las zonas libres todos los productos de que se hiciera comercio. Yo creo que en cuanto se discutieran las primeras zonas libres, ya no en uso de un legítimo deseo, sino casi de una obligación, los señores representantes de muchas zonas del país pedirían que esas zonas fueran libres; ha sido así como el representante de la Baja California pidió que California sea libre, ha sido así como representantes de las regiones de la frontera del Norte, entre ellos mi muy estimado amigo el señor León, pide que la frontera del Norte vuelva a ser zona libre; también algunos representantes de Yucatán han deseado, aunque entiendo que después han retirado su proposición, que Progreso sea puerto libre, y algunos otros más. Por último han dicho, si los puertos de las regiones que nosotros representamos son libres, seremos partidarios de los puertos libres y si no, no lo seremos; esto envuelve un magnífico sentido en el fondo; pero si fuéramos haciendo zonas libres en todos aquellos casos en que sean reclamados por sus representantes, llegaríamos a alterar profundamente, dígase lo que se diga, el sistema proteccionista actual de la República, para convertirnos en un país libre cambista o semi libre cambista. Es preciso, pues, ver de una vez por todas cuál es la política que conviene a México en materia de comercio exterior. No hay más que tres políticas que pueden seguirse en este particular, no creo que nada nuevo pueda descubrirse ni pensarse sobre estas materias. Estos tres sistemas son el proteccionista, el libre cambista y el sistema de tratados aduaneros. Sobre el proteccionismo y el libre cambio, se han escrito tantos volúmenes tan ilustrados y tan interesantes, que no alcanzaría la vida de diez hombres para darles una superficial lectura. Economistas de los más notables se han declarado francamente tanto por un sistema como por el otro, y el estudiante de estas materias queda verdaderamente perplejo sin saber por cuál de los dos sistemas decidirse. Yo voy a exponer mi pensamiento sobre este particular, porque considero que pudiera aclarar la cuestión para quienes no la tuvieran ya de antemano resuelta en su conciencia. Dos son los ideales esenciales que se disputan el campo en la conciencia de la humanidad. Los unos creen que la entidad más importante a la cual debe sacrificarse todo es la patria, es la nación, es el Estado; ante eso, el individuo frente al Estado nada es, nada es la humanidad ante el Estado. Otros son los que consideran que el individuo no forma parte sino de la humanidad, que el Estado es una ficción que debe borrarse definitivamente; borran las fronteras entre los países y consideran al hombre como miembro de una sola nación: el universo. Aplicando cada una de estas ideas a los sistemas arancelarios, resultará claramente lo siguiente: que aquellos que piensan que deben borrarse las fronteras internacionales, piensan también que es monstruoso el sistema proteccionista y que no debe haber obstáculos para que se haga el comercio libre entre todos los países del mundo. Los que piensan que el Estado es la entidad más respetable, creen, por el contrario, que deben afirmarse esas fronteras por todos los medios posibles y que la preponderancia mundial la tendrá su nación en la lucha contra las otras naciones, como la tiene un individuo en la lucha contra los otros individuos.

He aquí, señores diputados, cómo aplicando los dos estados de conciencia a los dos sistemas arancelarios resulta por un lado el libre cambio y por otro el proteccionismo; queda ahora por saber en qué casos es conveniente aplicar el libre cambio, y en qué casos es conveniente aplicar el proteccionismo. Porque hay una cosa curiosa: hasta ahora ningún país en el mundo se ha decidido a borrar sus fronteras y a considerar a sus ciudadanos como ciudadanos de la humanidad; todos se empeñan, por el contrario, todos se empeñan en considerar cada día más vigorosamente a sus ciudadanos como hijos de aquella nación. Veremos primero cuál es el sistema que más conviene a México, para no alargarnos mucho en una disertación que más bien está pareciendo filosófica: Hasta ahora, señores diputados, la lucha internacional es un hecho que no ha podido ser abolida en la humanidad; un país es grande cuando puede sobreponerse económica y moralmente a otros países y un ciudadano es grande cuando es hijo de un país grande, victorioso. Hasta ahora estas razones aplastantes no han podido ser

borradas por los más grandes y más luminosos ideales. Un país, según Lista, uno de los más grandes proteccionistas, dice que debe pasar por cinco etapas diferentes, y que son las siguientes: por la etapa del salvajismo, por la etapa pastoral, por la agrícola, por la manufacturera y, por último, la comercial. El país que llega a tener una potencialidad de comercio mayor, es sin duda el país más poderoso del orbe. Esa era Alemania antes de haber sido vencida por varios países poderosos aliados. México, señores diputados, es un país joven, comienza a desarrollar su agricultura, comienza a desarrollar su minería y no tiene sino una industria incipiente. ¿Cómo podría luchar, pues, en estas condiciones, adoptando el libre cambio, con países tan poderosos como su vecino, los Estados Unidos, y aquellos otros con quienes hace esencialmente su comercio exterior? Sería absolutamente imposible. Sería absorbida toda la economía mexicana por los poderosos países con quienes tiene que luchar, se quitaría esta barrera de las aduanas para procurar el libre intercambio. La historia nos dice esto con numerosos ejemplos: Francia fue hecha económicamente por Colbert, fundándose esencialmente por el sistema proteccionista; los Estados Unidos se han fundado también por el mismo sistema para hacer su grandeza, y en la América del Sur países que han llegado a industrializarse tanto como el Chile, deben exclusivamente su poderío al sistema proteccionista, sostenido en aquel país enérgicamente por el señor Subercasaux. Se nos dice que Inglaterra es un país librecambista que ha progresado enormemente. Sí, señores; pero Inglaterra fue durante muchos siglos país proteccionista, hasta que no pudiendo ya tener ningún beneficio de aquello, fue librecambista. Se dice que en una ocasión el general Grant, presidente que fue de los Estados Unidos, estando en Manchester, fue invitado a una conferencia sobre materia económica para que explicara por qué los Estados Unidos no adoptaban el régimen de librecambio, cuando tan buenos resultados había dado en Inglaterra ese mismo régimen, y el presidente Grant dijo las siguientes textuales palabras en Manchester, en 1879: "Durante dos siglos Inglaterra ha empleado el sistema protector, lo ha llevado hasta sus últimos límites y le ha ido bien, sin asomo de duda a este sistema debe ella su poderío industrial. Al cabo de esos dos siglos, Inglaterra ha adoptado el libre cambio, porque ya no podía sacar nada de la protección. Pues bien, señores; conozco bastante a mis compatriotas para creer que dentro de 200 años, cuando América haya sacado del sistema protector todo cuanto éste puede darle, adoptara resueltamente el libre cambio."

Yo creo que nosotros podremos decir algo semejante a lo que dijo Grant en aquella época. Nosotros deberíamos adoptar el libre cambio dentro de quinientos años, cuando hayamos sacado al sistema productor todo el beneficio que puede darnos como lo dio a Estados Unidos, como lo dio a Inglaterra, a Alemania y a Francia. Creo, pues, que el sistema conveniente para desarrollar el poderío económico de México es el sistema proteccionista. Ahora, señores diputados, este sistema puede ser paliado por el tercer sistema que se conoce para el comercio exterior y es el de los tratados aduaneros. Yo seré el primer defensor del tratado aduanero que se presente en esta Cámara. Los tratados aduaneros traen grandes beneficios, desde luego la riqueza de las tarifas, la solidaridad comercial que se crea entre los países que adoptan el sistema a que aludo, y, por último, las buenas relaciones políticas que viene siempre como consecuencia de las buenas relaciones económicas entre distintos países. El proteccionismo será una bandera de nacionalismo, de esto no puede caber la menor duda. Es, pues, inconcuso que si la creación de las zonas libres debilita el sistema proteccionista sin ser absolutamente un sistema de tratados aduaneros, no deberemos adoptarlo porque pondríamos en grave peligro el desarrollo económico del país.

Vamos a tocar ahora, señores diputados, las consecuencias sociales de la creación de estas zonas libres. Es sumamente importante este punto de vista, porque se está queriendo hacer aparecer, lo que no es sino una protección a la industria extranjera, como un movimiento revolucionario y como un gesto de protección hacia las clases proletarias. Yo creo, señores diputados, que ni personalmente podríamos tener tranquilidad física, ni tranquilidad moral mientras no las procuremos a las clases menesterosas. Me pongo ya en el punto de vista más egoísta de todos, en el punto de vista personal y, repito, nadie podrá tener esta tranquilidad ni física ni moral como no la haya procurado antes a millares de gentes que carecen de pan y que están llenas de necesidades. Pero para ayudar a las clases menesterosas es preciso ser juicioso y no resultar con que con la ayuda que queremos impartirles vayamos a ponerlas aun en peores condiciones de aquellas en que ya se encuentran. La ayuda de nosotros podemos dar al proletariado - estoy hablando desde el punto de vista económico y es el más esencial -, debe consistir primordialmente en aumentar sus salarios y en dictar todas las medidas necesarias para que bajen los precios de consumo, porque de otra manera, si ambos subieran o bajaran simultáneamente, la condición del proletario quedaría inamovible, exactamente igual. Vamos a ver si aumentaría el salario de los trabajadores mexicanos con la creación de puertos libres. Dos centros importantes del trabajo habría en la República después de la creación de las zonas libres: aquel que se desarrollara dentro de las propias zonas, y el que estuviera fuera de ellas, diré: la parte central de la República. Es indudable que dentro de las zonas libres el salario para los obreros sería mayor, esto no puedo discutirlo, pero creo, al revés de los que sostienen la parte contraria a la que estoy sosteniendo, que en todo el resto de la República los salarios no aumentarían. En efecto: Es indudable que los salarios en el lado Norte de nuestra frontera son mayores que en el lado Sur; prueba esto que los trabajadores emigran al Norte en busca de mejores salarios, y digo yo: ¿por qué si del otro lado de la frontera los salarios son mayores, no han crecido ya esos mismos salarios del lado Sur de la frontera?

Esto pasaría exactamente con las zonas libres; los salarios serían mayores dentro de las zonas libres, sin duda, pero se daría el mismo fenómeno que hoy se da; esto no procuraría un aumento en el salario fuera de las zonas libres. El señor diputado

León me ha manifestado varias ocasiones la situación difícil en que se encuentran los trabajadores en la frontera. Podemos nosotros considerar el lado Norte de la frontera como una zona libre para los efectos del salario que se paga allá a los trabajadores; es un salario mayor del que se paga en la parte Sur, ¿por qué, pues, no ha crecido el salario para estos trabajadores en el lado Sur de la República y es necesario consultar la creación de zonas libres de tal manera que se encuentren en igualdad de condiciones de las que están en la parte Norte? Pues de todas maneras resultaría que desde el punto de vista económico, y para los salarios, iríamos bajando paulatinamente la línea divisoria y creando la misma situación por el Sur de esa línea divisoria. Quiero decir: no aumentarán los salarios de los trabajadores en el centro de la República, aunque aumentaran dentro de las zonas libres. En cuanto a los precios de consumo en la parte central de la República, resultaría lo siguiente: que como ya he demostrado antes, disminuida la circulación metálica, aumentaría, en consecuencia, el tipo de descuento, y aumentando el tipo de descuento y disminuyendo la circulación metálica, los precios tendrían forzosamente que subir; de tal manera que el trabajador que dejáramos en el centro de la República y fuera de las zonas libres, lo colocaríamos en la situación de tener menores salarios y de tener que pagar más altos precios por la vida para poderse sostener dentro de ese mismo territorio. Esto es tan lógico que no tiene contestación. ( Murmullos.) Vamos a ver la situación en que quedarían colocados los pocos trabajadores que fueran a colocarse dentro de las zonas libres. Estos trabajadores quedarían colocados en circunstancias muy parecidas a los que van a buscar hoy trabajo al extranjero, supuesto que todos estamos de acuerdo en que las zonas libres no podría haber sino grandes industrias o grandes núcleos económicos extranjeros. Y resulta que los trabajadores en el extranjero, por todos los datos que tenemos, cuando son mexicanos, sobre todo, sufren penalidades de las más grandes y que muchos de los que han emigrado en busca de trabajo y de mejores salarios, regresan al país a ganar menores salarios, pero no tienen, en cambio, que sufrir las vejaciones y el estado miserable en que están colocados en el extranjero.

En la zona de Panamá hay dos clases de operarios, como las hay en todas las zonas adonde viene el capital extranjero y esencialmente el americano: operarios y empleados americanos, y operarios y empleados nativos. Pues bien, señores diputados; en Panamá se paga exactamente la misma cantidad de salarios a los operarios americanos que a los operarios panameños, solamente que a los americanos se les paga en moneda de los Estados Unidos, y a los panameños se les paga en moneda de plata, es decir, se les paga doble a los americanos que a los nativos, haciendo el mismo trabajo y teniendo el mismo carácter, simplemente porque unos son americanos y otros panameños. Algo parecido pasa con nuestros trabajadores en las regiones fronterizas del Sur en los Estados Unidos y aun en el mismo distrito petrolero de Tampico. Es, pues, inconcuso que nuestros trabajadores al entrar en las zonas libres en donde no esté protegiendo sino al capital extranjero, vendrían a sufrir todas las consecuencias de los trabajadores cuando emigran a trabajar bajo banderas extranjeras y a las órdenes de capitalistas extranjeros. Yo creo, señores diputados, que sólo el vigorizar hondamente una unión económica en México haciéndonos todos solidarios de nuestras desgracias y de nuestras grandezas, será lo que pueda hacer que los operarios tengan una condición mejor de la que ahora tienen. Mientras nosotros estemos esperando beneficiar a nuestros operarios bajo la protección, bajo el dominio o bajo las órdenes de los extranjeros, no habremos hecho obra saludable ni obra patriótica, ni habremos sacado a la clase proletaria de la miserable situación en que se encuentra. (Campanilla.)

- El C. Manrique: Moción de orden, señor presidente. Yo pido atentamente a la Presidencia que si se propone en este momento preguntar si se permite al orador que continúe en el uso de la palabra, se suprima este trámite. La Asamblea no da señal alguna de cansancio y este trámite yo creo que debe suprimirse en tesis general y dejarse para casos excepcionales.

- El C. presidente: La Presidencia manifiesta que no se trata en este caso de preguntar a la Asamblea si permite que el orador continúe en el uso de la palabra, máxime cuando la Cámara está escuchando las palabras del orador; pero un ciudadano diputado se acercó a la Presidencia con el objeto de reclamar el quórum y en virtud de esta reclamación se va a pasar lista. (Voces: ¡No hay quórum!)

- El C. Manrique: Para una moción de orden, señor presidente.

- El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique para una moción de orden.

- El C. Manrique: Yo pido atentamente al señor diputado Aguirre Colorado, de quien me parece que partió la petición de reclamar el quórum, que desista de esta pretensión. En buena hora que se reclame el quórum en los momentos de irse a tomar una votación nominal; pero en los momentos en que una Asamblea está escuchando a un orador, no me parece pertinente. ( Aplausos.)

- El C. Manero: Señores diputados...

- El C. Aguirre Colorado Ernesto, interrumpiendo: ¡Para moción de orden, señor presidente!

- El C. Manero: Si quiere usted combatir, venga a combatir a esta tribuna, noblemente, como estoy combatiendo yo. ( Aplausos.)

- El C. Aguirre Colorado Ernesto: Ya lo combatiré a usted como sé combatir a los hombres. (Siseos. Gritos en las galerías. Desorden.) Usted es reaccionario; ya sabré combatirlo, estoy inscripto para combatir a usted. (Continúa el desorden. Gritos en las galerías.) ¡Reclamo el quórum, señor presidente!

- El C. Manero: Yo entiendo, señores diputados....

- El C. Aguirre Colorado Ernesto, interrumpiendo: ¡Reclamo el quórum, señor presidente! (Desorden. Campanilla.) ¡Nada le hace que tenga la claque aquí el señor Manero! (Gritos en las galerías. Campanilla.)

- El C. Manero: Yo entiendo, señores diputados, que el Reglamento de la Cámara es terminante. Al orador

no se le puede interrumpir por ningún concepto mientras él no lo permita. (Aplausos en las galerías.) Y una cosa es que yo haya tenido la gentileza de permitir a todo el mundo que me esté interrumpiendo y hasta que me esté maltratando, para que considere que debemos secundar la actitud del general Aguirre Colorado. Tiempo le sobra y tardes le sobran para venir a demostrar hasta dónde le alcanza su inteligencia para poder tratar estas cuestiones y no nada más esgrimir el argumento de que soy reaccionario y de que él es revolucionario.

- El C. Aguirre Colorado Ernesto: Reclamo el quórum, señor presidente. (Voces ¡No! ¡No! Desorden.) Para una moción de orden.

- El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia exige de las galerías orden y compostura.

- El C. Aguirre Colorado Ernesto, dirigiéndose al ciudadano Manero: ¡Viene a representar a los banqueros! (Campanilla.)

- El C. presidente: Ningún diputado tiene derecho a interrumpir al orador, pero todo diputado tiene derecho para reclamar el quórum. El diputado Aguirre Colorado ha reclamado el quórum y la Secretaría me informa que no llegan a cien los ciudadanos diputados presentes. Yo no puedo continuar una sesión sin quórum.

- El C. Zubaran Juan: Pido la palabra para una aclaración. Sírvase su señoría mandar a la Tesorería, donde hay más de cincuenta diputados cobrando sus dietas

- El C. Aguirre Colorado Ernesto: Esos no están en la Cámara, están cobrando.

- El C. Manzanilla: Moción de orden. ¡Que se pase lista!

- El C. Aguirre Colorado Ernesto: ¡Que se pase lista!

- El mismo C. prosecretario, comienza a pasar lista.

- El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: Moción de orden. El Reglamento no dice que sea facultad de ningún miembro de la Cámara interrumpir a un orador con el pretexto de que no hay quórum. (Aplausos en las galerías.) Tiene derecho para hacer una moción de orden, nunca para suspenderlo en el uso de la palabra, y menos para el exclusivo objeto de suspenderlo en el uso de la palabra, con el pretexto vulgarísimo de que no hay quórum. Precisamente, nosotros, los que estamos en contra de las opiniones, atrevidísimas por cierto, erróneas, del señor Manero, somos los más interesados en escucharlo para refutarlo. (Aplausos.) Pero no queremos que se crea que tenemos temor a escucharlo; todo, menos eso. Si no nos ha convencido, si yo cada vez estoy más convencido de lo contrario; pero ¿cómo vamos a admitir que a un orador se le interrumpa con el pretexto de que se pase lista? Así sería imposible a un orador hacer uso de la palabra; yo tendría el derecho, en cualquier momento, cuando me conviniera, por inquina contra un orador o por mala fe, tendría el derecho de interrumpirlo en el momento menos oportuno. Es la triquiñuela más mala.

- El C. presidente: La mejor contestación que puedo dar al ciudadano Soto y Gama, es mandar leer el artículo 63 de la Constitución. Suplico a la Secretaría que lo haga.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Artículo 63. Las Cámaras no pueden abrir sus sesiones ni ejercer su cargo sin la concurrencia, en la de Senadores, de las dos terceras partes, y en la de diputados, de más de la mitad del número total de sus miembros; pero los presentes, de una y otra, deberán reunirse el día señalado por la ley y compeler a los ausentes a que concurran dentro de los treinta días siguientes, con la advertencia de que si no lo hiciesen, se entenderá por ese sólo hecho....."

- El C. Díaz Soto y Gama: Insisto en mi moción de orden.

- El C. Aguirre Colorado Ernesto: Pero lo que es ahorita, no hay quórum.

- El C. Díaz Soto y Gama: El artículo reglamentario se refiere a la iniciación de las sesiones; no puede hablar del curso de las sesiones, del desarrollo de las sesiones. Vuelvo a decir a su señoría que, si la Mesa sienta este precedente, va a ser imposible la libertad de la tribuna. Cualquier miembro de una minoría parlamentaria, en un debate puede recurrir a ese recurso y gastar al mejor orador e imposibilitarlo para tener un éxito oratorio. Es un precedente fatal. (Aplausos en curules y galerías.) Es un precedente pernicioso. El Reglamento faculta a la Presidencia para interrumpir al orador con motivo de una moción de orden, pero no con motivo de un pretexto, como es el de la falta de quórum, máxime cuando el ciudadano Manrique ha precisado el punto: la falta de quórum será algo fundamental cuando se trate de una votación, no cuando se trate de una discusión. (Aplausos.) Pueden los señores diputados estar fuera, llamados por algunos de sus amigos políticos o particulares; pueden estar en la Tesorería, como pasa en los días de pago y, sin embargo, volver en el momento de la votación o de un discurso que les interese. ¿Cómo vamos a aceptar estos precedentes? ¿Cómo la Mesa va a admitir a los alborotadores, a los intrigantes, a los que gustan de obstruccionar? ¿Cómo va a impedir que interrumpan a los oradores e impedirles sus éxitos oratorios? ¡El precedente sería fatal!

- El C. presidente: La Presidencia considera que, si no tiene facultades para iniciar una sesión por falta de quórum, con mayor razón no la tendrá para continuar una sesión faltando el quórum.

- El C. Aguirre Colorado, interrumpiendo: ¡Naturalmente!

- El C. presidente, continuando: A mayor abundamiento, ruego al señor secretario dé lectura al artículo 107 reglamentario.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Artículo 107. Ninguna discusión se podrá suspender sino por estas causas: primera, por ser la hora que el Reglamento fija para hacerlo, a no ser que se prorrogue por acuerdo de la Cámara; segunda, porque la Cámara acuerde dar preferencia a otro negocio de mayor urgencia o gravedad; tercera, por graves desordenes en la misma Cámara; cuarta, por falta de quórum; quinta, por proposición suspensiva que presente alguno o algunos de los miembros de la Cámara y que ésta apruebe."

(Voces: ¡Ya hay quórum!)

- El C. presidente: Ya ve el ciudadano Soto y Gama que no habiendo quórum, hay que suspender

la sesión. (Voces: ¡Sí hay quórum!) Se va a mandar pasar lista.

- El C. Díaz Soto y Gama: Para fundar mi moción de orden. Una vez más manifiesto que ese artículo se refiere a la suspensión de las sesiones, no a la interrupción del orador en el uso de la palabra. El uso de la palabra de un orador, es algo respetable, es algo sagrado; no debemos absolutamente autorizar a todos los ciudadanos diputados desordenados, que hay muchos, a que tengan una base para sus desordenes.

- El C. presidente: La moción de orden se me hizo dentro del término reglamentario; se acercó el ciudadano Aguirre Colorado a decirme que no había quórum.

- El C. Díaz Soto y Gama: Y lo hay.

- El C. presidente: Las interrupciones de abajo a arriba no las puede evitar la Presidencia.

- El C. Díaz Soto y Gama: Yo reclamo el trámite. Pido a la Presidencia que consulte a la Asamblea si se pasa lista.

- El C. Manzanilla: Moción de orden. Que se consulte a la Asamblea.

- El C. Ramírez Luque: Moción de orden. Es visible que hay quórum.

- El C. Manrique: Señor presidente....

- El C. Espinosa, interrumpiendo: Para una moción de orden.

- El C. Manrique: Acabo de hacer un recuento, y resulta de este recuento, que hay 126 diputados presentes; es visible que hay quórum ya en estos momentos; acaso no lo había hace cinco minutos.

- El C. Rivera Cabrera: Ya vinieron de la Tesorería. (Voces: ¡Que se consulte a la Asamblea!)

- El C. presidente: Se trata de un artículo reglamentario.

- El C. Díaz Soto y Gama: El presidente está subordinado a la Asamblea. Que se consulte a ella.

- El C. presidente: No, porque es artículo reglamentario.

- El C. Soto Francisco: Que se lea el artículo 19, que también es reglamentario.

- El C. presidente: Ya se está haciendo el recuento, ciudadano Soto. La Secretaría informa que ya hay 130 diputados; continúa la discusión.(Aplausos en las galerías.)

- El C. prosecretario Castrejón: Por disposición de la Presidencia, la Secretaría da lectura al artículo 104 reglamentario.

"No se podrá reclamar el orden sino por medio del presidente, en los dos casos siguientes: primero, cuando se infrinja algún artículo de este Reglamento; segundo, cuando se viertan injurias contra alguna persona o corporación."

- El C. Céspedes: Pido la lectura del 103.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Artículo 103. Comenzada la discusión, ningún individuo puede pedir la palabra sino en voz baja y acercándose al presidente, ni se podrá interrumpir al que habla, bajo pretexto alguno, a no ser para reclamar el orden."

- El C. presidente: La Presidencia suplica muy atentamente a los ciudadanos diputados tengan en cuenta las prescripciones de los artículos que se han leído, a efecto de que la discusión pueda correr libre y desembarazadamente. Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Manero.

- El C. Manero: Señores diputados: Dice un refrán que no hay mal que por bien no venga. Esta pequeña interrupción que hemos tenido en el debate que estamos sustentando, ha traído un gran beneficio: el de ver de quiénes son los que quieren discutir sana y tranquilamente estas cuestiones que tan hondamente interesa al país, y el ver también quiénes, impulsados nada más por el espíritu mezquino, por una pasión mezquina más aún que su espíritu, saltan como buenos súbditos de Greene para ver en qué forma se puede meter un tapón en la boca del que habla. (Aplausos nutridos en las galerías.) Yo he sentido mucho que mis palabras se hayan alargado más de lo que yo deseara; el asunto lo ha demandado así, y por más esfuerzos que yo hubiera hecho por ser más concreto, me hubiera sido absolutamente imposible; pero voy a concluir en muy breves palabras mi argumentación tocando, por último, las consecuencias internacionales que pudieran traer las zonas libres a que he estado haciendo referencia. Resulta desde luego que una de las zonas más grandemente interesadas en creerse como libres es la zona que comprende toda la Baja California. En el momento, señores diputados, en que se declara zona libre la Baja California, el comercio de California se haría exclusiva e intensamente con los Estados Unidos.

- El C. Von Borstel: Ya se hace ahora.

- El C. Manero: Se haría, señor partidario de la zona libre en la Baja California, más intenso de lo que hoy se hace, supuesto que todos estamos conformes en que las tarifas aduanales son una traba para intensificar el comercio internacional. Más quizá todavía, señores diputados, afluirían poderosísimas cantidades de oro americano para fijarse definitivamente en la Baja California. Ahora bien; cuando mil, dos mil o cinco mil millones de dólares vinieran a fincarse en la Baja California, que no es absolutamente fantástico el asentar que vendrían, y quisiera la República Mexicana decir a aquella región: "estás exclusivamente sujeta a las leyes mexicanas; por lo tanto, todo ese capital que ha ingresado a la Baja California es mexicano, porque a cien kilómetros de las fronteras y a cincuenta de las costas no puede haber más que capital mexicano", ¿qué diría, señores diputados, ese capital invertido y qué diría tal vez, y desgraciadamente, la Baja California? Pues nos alegramos muchísimo, pero nosotros pertenecemos ya a los Estados Unidos.

- El C. Von Borstel, interrumpiendo: No conoce usted la Baja California.

- El C. Manero: Pero conozco la lógica, y no me siga usted interrumpiendo, porque, aparte de que se lo prohibe el Reglamento, es una descortesía; le sobran a usted tiempo y palabras para venir a combatirme. (Murmullos.)

- El C. presidente : La Presidencia suplica a los ciudadanos diputados no interrumpan al orador.

- El C. Manero, continuando: Pues sí, señores diputados; en la actualidad las pocas empresas que se han ubicado en México con capital extranjero son una especie de cristal sagrado que no podemos ni tocarlas ni verlas sin poner en grave peligro nuestra nacionalidad. Un tiro disparado desgraciadamente durante un tumulto en la calle de San Francisco sobre los aparadores de la Casa Sanborns,

ha puesto a México en una situación verdaderamente peligrosa, las reclamaciones han sido incesantes y se ha requerido una enorme habilidad y hasta una poca de flexión para no llevar a una situación verdaderamente difícil al país. ¿Qué se me diría si una vez que la Baja California estuviera invadida por el capital americano, un señor general mexicano - que nunca falta un traidor - se levantara en aquella península contra el Gobierno del Centro, cómo podría el Centro reducir al orden a aquel traidor? En ninguna forma. ¿Y qué pasaría? Que tendría que declararse autónoma o que tendría que agregarse a la Unión Americana una península, que habiéndola ya perdido económicamente no habría más remedio que perderla políticamente. (Aplausos nutridos. Voces: ¡Muy bien!) Queda, señores diputados, por aclarar este último punto: Vamos a hacer dos puertos libres terminales del Ferrocarril de Tehuantepec y a procurar que concurra allí copioso capital extranjero. La empresa del Ferrocarril de Tehuantepec estará administrada en conexión con los puertos libres. En muy pocos años el capital americano habrá invadido no solamente los dos puertos extremos del Ferrocarril, sino todo el Istmo de Tehuantepec; numerosas concesiones habrían sido dadas allí y se dice ya hoy, que se ha pedido una concesión para hacer un oleoducto que una Salina Cruz con Coatzacoalcos, y que teniendo en cuenta la cantidad exorbitante de dinero que tiene que invertirse para una empresa de tal naturaleza, no pueden estar detrás de tal concesión sino Inglaterra o los Estados Unidos. Y yo estoy absolutamente conforme con esa creencia, porque el sueño de los Estados Unidos, al crear el Canal de Panamá, no fue el de abrirlo al tráfico comercial mundial, sino el de procurar el cambio de sus vapores de guerra de las costas del Atlántico a las del Pacífico, por el peligro enorme en que se encuentran de tener que sostener una guerra con el Extremo Oriente. Entonces, señores diputados, es de primera necesidad ese oleoducto que una los dos puertos extremos, para los Estados Unidos, e Inglaterra le disputará ese oleoducto como le disputó, aunque vencida, el Canal de Panamá. Ahora, señores diputados, veamos cuál es la historia de Panamá. La República de Colombia, que comprendía hasta el Istmo de Panamá, dio una antigua concesión a una compañía francesa para abrir allí un canal, que después de muchos años de discutirse la forma en que debería haberse hecho la empresa y gastarse enormes cantidades de dinero, resultó un fracaso. Francia no tenía tanto dinero como era necesario para abrir aquel canal; sin embargo, lo dejó a las tres cuartas partes de su camino. En este momento intervinieron los Estados Unidos en el asunto; los Estados Unidos tenían un viejo contrato por el cual no podría abrirse un canal ni en Panamá, ni en Nicaragua ni en otro lugar de Centro América, sino que ambas naciones concurrirían para la apertura de ese canal. Eso era indispensable por las rivalidades de Estados Unidos con Inglaterra. Los Estados Unidos triunfaron al fin sobre Inglaterra en una forma muy sencilla: pidiendo esta concesión a Colombia para hacer las obras mancomunadamente con la propia Colombia. Colombia aceptó el tratado en lo general, pero naturalmente, paupérrima, no pudo concurrir a la empresa económicamente y resultó que se firmó en 1903 un tratado por el cual los Estados Unidos harían exclusivamente la obra del Canal de Panamá. Estaba, pues, dada la concesión a los Estados Unidos para abrir el Canal de Panamá y esa concesión se sujetó a la aprobación del Senado de los Estados Unidos y del Senado de Colombia. Los Estados Unidos aprobaron naturalmente el tratado, pero el Senado de Colombia, digno y patriota, lo rechazó. Y sucedió entonces, señores diputados, la cosa más sencilla del mundo: un general rebelde en Panamá, y la pérdida de Panamá para la república de Colombia. Panamá ahora no es más que un suburbio de Nueva York y los moradores de Panamá no son sino esclavos de las autoridades americanas de Panamá. ¿Eso es, señores diputados, lo que se quiere hacer con el Istmo de Tehuantepec? Yo recurro a la conciencia de ustedes y a que lo piensen tranquila y serenamente. No estoy invocando argumentos patrioteros, porque soy el primero en rechazar los gritos en la tribuna; yo ruego que meditéis serenamente sobre el particular y veáis que, efectivamente, aportando enormes cantidades de dinero americano en Tehuantepec, habremos consumado la obra en que ellos sueñan desde hace largos años. Creo haber demostrado, señores diputados, dos puntos de los más importantes: el primero, por lo que respecta a la forma en que fue promulgado el decreto que se trata de nulificar; este es anticonstitucional . Nuestro primer deber es cumplir y hacer cumplir la Constitución y velar por la integridad y por la soberanía de la patria. Espero, señores diputados, que sabremos cumplir con esos dos sagrados deberes. (Aplausos nutridos en curules y galerías.)

- El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Hacienda, general Alvarado, para informar.

- El C. secretario de Hacienda: Se me ha concedido el uso de la palabra para informar, y yo deseo hacer la proposición de que este informe pueda ampliarse al ir aclarando cada uno de los puntos del señor Manero, que ataca al decreto de los puertos libres.

Dijo el señor Manero ayer, que él creía que era inmoral el haber lanzado el decreto de los puertos libres después de que esta Cámara había aprobado la moción de retirar las facultades extraordinarias al Ejecutivo, y debo aclarar este punto en el sentido de que el decreto fue firmado antes de que la Cámara tomara el acuerdo de retirar las facultades extraordinarias, y si fue publicado después, se debió a que es costumbre enviar los decretos a la Secretaría de Gobernación, donde algunas veces se retrasan porque antes de mandarlos al "Diario Oficial" se sacan copias a máquina para remitirlos a los gobiernos de los Estados; esta es la causa y no otra. Se quejó ayer el señor Manero, de que la ley no sea en sí un prolijo y detallado reglamento, porque no sabe o no quiere saber que los detalles son objeto de cuidadosos estudios y largas investigaciones que tenderán a ir remediando todas las deficiencias que en la práctica se observen. En nuestro país es costumbre hacer largos, prolijos y cansados reglamentos que nadie cumple; hasta en nuestras sociedades privadas se gastan meses con objeto de hacer minuciosos reglamentos con el resultado muy frecuente de que al terminar

los estatutos no hay ya a quien darle cuenta con ellos, porque no concurren los socios. No sucedería así si cada medida tomada fuera el producto de la experimentación y de la práctica, como se pretende hacerlo en la reglamentación de los puertos libres. Dijo ayer el señor Manero en su disertación, y lo probó ampliamente, que la vía del Ferrocarril de Tehuantepec es muy superior a la del Canal de Panamá para hacer el tráfico interoceánico, y aunque él no lo hubiera probado, es necesario que los señores diputados sepan que la vía del Canal de Panamá es insuficiente para el tráfico interoceánico actualmente y lo será cada día más, por lo que hay un motivo poderoso para que nosotros tratemos de utilizar la vía nuestra. Dijo el señor Manero que no hay líneas de vapores que toquen a nuestros puertos, refiriéndose a los puertos terminales del Ferrocarril de Tehuantepec. No las hay ahora porque el servicio del Ferrocarril es malo, y el comercio huye de las trabas, de los retardos y de las fiscalizaciones; pero una vez reorganizados los servicios en el Ferrocarril y en las terminales y hecha la debida propaganda, sobrarán líneas que toquen esos puertos, pues todo el mundo sabe la loca carrera de las grandes naciones para acaparar la mayor suma de negocios del mundo. Hizo alusión el señor Manero a la comisión que administrará los puertos libres. En días pasados, en sesión extra - Cámara y con asistencia de no menos de la mitad de los señores diputados, expliqué cómo va cundiendo en el mundo el sistema de Gobierno por comisión; cómo con el experimento de la ciudad de Gálveston, que fue destruida por el ciclón en 1908, se viene a probar la ineficacia de esos cuerpos colegiados irresponsables para hacer obra de administración. Cuando los habitantes de aquella ciudad vieron que sus munícipes no eran capaces de reorganizar la ciudad ni de obtener crédito, porque todo el mundo sabía que eran políticos y no administradores, llamaron a la comisión encargada de administrar las obras del puerto de Gálveston y le confiaron la administración de la ciudad. Del éxito obtenido por esta comisión en la administración de la ciudad Gálveston, vino que los habitantes de Gálveston no quisieran volver al antiguo sistema de Gobierno de políticos irresponsables, y entonces formularon una Constitución, que les fue aprobada por la Legislatura del Estado. Ante los resultados tan benéficos obtenidos en Gálveston, siguieron el ejemplo cientos y cientos de ciudades americanas, que ya no se gobiernan con el sistema de administración irresponsable que todavía tenemos en México, y hasta han llegado algunas de ellas, si mal no recuerdo, Stamford, en Virginia, a contratar un gerente, como se contrata para una empresa ferrocarrilera o como se contrata para una empresa manufacturera, y yo les digo a ustedes, señores diputados, que muy felices seríamos en México si fuéramos abandonando el sistema de Gobierno de política irresponsable, porque ya hemos visto los resultados que da. Hasta hoy, generalmente, confiando los servicios públicos - como lo vemos prácticamente en nuestro Ayuntamiento y en los servicios públicos de los Estados -, confiándolos a personas que no han tenido ninguna práctica, a personas designadas al azar, que no tiene responsabilidad ninguna, ni una reputación que cuidar como administradores, se tiene el desbarajuste que encontramos en casi todos los Estados de la República y en todas las ciudades del país. Esta es la razón por la que se pretende implantar en el país, en cierta clase de asuntos públicos, el sistema de Gobierno por comisión. Además, alguien a dicho que esta es una concesión que se da a cinco amigos míos; no es una concesión, son simple y sencillamente empleados del Gobierno con un contrato y están a las órdenes de la Secretaría del ramo para ser fiscalizados en sus actos, para ser dirigidos, y en la misma Ley de Puertos Libres se estatuye que los reglamentos y demás disposiciones serán con la aprobación de la Secretaría de Hacienda. Los señores que impugnan este sistema no sé qué dirán si tienen en cuenta que muchos de estos puertos en el extranjero no tan sólo son dados a administrar a comisiones de empleados especialmente escogidos, con un contrato, sino que sólo se dan las comisiones a particulares, como una empresa particular cualquiera, para que administre los puertos y sus servicios. Tal sucede con el puerto de Copenhague, en Dinamarca, entre otros.

Dijo el señor Manero que se iban a dar...... $ 500,000.00 para las obras de los puertos libres, y que no son suficientes para las obras de los puertos. Esto no es más que un sofisma para desviar la opinión de los señores diputados, pues nadie ha dicho que la administración de los puertos libres vaya a hacer obras de dragado y otras de ese género, que tendrá que llevar a cabo la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, como hasta hoy lo han estado haciendo. Los $ 500,000.00 que se destinan para los trabajos propios de las accesiones aduanales, tales como expropiación, cercas, almacenes, propaganda, administración etcétera. (Murmullos.) Dice así: " Los $500,000.00 se destinan para los trabajos propios de las accesiones aduanales, tales como expropiación, cercas, almacenes, propaganda, administración, etcétera, y debe notarse que al decir que se destinan, no se ordena que forzosamente deben recibirlos en una sola partida los miembros del Consejo de Administración, sino que se irán proporcionando conforme sean necesarios, a juicio de la Secretaría de Hacienda, que tendrá que ser consultada, como lo es para todos los ramos que de ella dependen. "Habló también el señor Manero de que esos $500,000.00 no alcanzarían para las obras de mantenimiento de los puertos, de iluminación y otras por el estilo, y yo digo que tales obras deben ser mantenidas, deben ser administradas y pagadas, existan o no existan los puertos libres. Tal parece que se tiene la idea de que la institución de los puertos libres es algo así como construir un gran edificio sumamente complicado, y no es otra cosa la institución de los puertos libres que, que una medida fiscal, una simple declaración de que en tal, en un recinto dado, no pagarán derechos las mercancías que hayan llegado para ser reexportadas, que sí pagarán derechos si de allí, de ese recinto, pasan al interior del país, y si del interior del país pasan a ese recinto, pagarán sus derechos, lo mismo que si fueran exportadas para cualquier otro punto del extranjero. Los demás trabajos es enteramente natural que sean objeto de la reglamentación, y más cuando ya se tiene la experiencia de los trabajos que se han

ejecutado en otros puertos análogos a los que se trata de establecer.

El señor Manero insistió largamente, definiendo lo que es el proteccionismo y el librecambio, como para tratar de impresionar a la Asamblea con los males que vendrían al país con la institución del librecambio en él; pero es el caso que nosotros no afectamos con la institución de los puertos libres absolutamente nuestro sistema arancelario. Nada tienen que ver los puertos libres con la política arancelaria que se sigue en el Gobierno, puesto que, como ya he dicho hasta la saciedad, toda mercancía que de México pase al puerto libre, pagará sus derechos como si saliera embarcada para cualquier punto del extranjero; toda mercancía que del puerto libre - ya sea porque allí se desembarque, viniendo del extranjero, o porque allí sea manufacturada - quiera pasar o pase al interior del país, pagará sus derechos. Yo no veo por qué afectan los puertos libres, que no son más que una simple accesión aduanal, al sistema general arancelario del país. Dijo el señor Manero que Gibraltar, Hong - Kong, Santo Tomás y otros puertos por el estilo, era natural que hubieran prosperado, puesto que no producían nada en su territorio, que eran puntos de tránsito, y era natural que no gravaran las mercancías, para que pudieran éstas llegar allí, y nos puso el ejemplo de los náufragos. Y yo digo: si aquellos puertos, que casi son unas simples rocas peladas, sin vegetación, han llegado a prosperar con la benéfica medida de liberar al comercio de los trabajos y fiscalizaciones, con más razón prosperarán nuestros puertos que son, puede decirse, centros de grandes regiones productoras de materias primas, con la institución de los puertos libres. En los puertos de Salina Cruz y de Coatzacoalcos, especialmente, no se hace sino acercar a los lugares donde se producen las materias primas, los centros manufactureros. Dijo el señor Manero que no había ninguna razón para que el tráfico del Extremo Oriente se desviara de San Francisco y del Canal de Panamá para Guaymas, porque allí cuentan con más facilidad para el manejo de las mercancías; pero es que el señor Manero no se ha fijado en que la línea de Guaymas une una gran parte de los Estados de Nuevo México, de Texas, de Oklahoma, de Colorado y algunos otros, que más bien son del Oeste de los Estados Unidos, está mucho más cerca de Nueva Orleans y es mucho más corta esa vía, que la vía de Nueva Orleans o la vía de San Francisco. Y en cuanto a que aquellos puertos tengan las facilidades necesarias para manejar la carga, no creo que esto sea un obstáculo, puesto que yo entiendo que uno de los primeros deberes del Gobierno que próximamente tomará a su cargo la administración del país, ha de ser el de promover las mayores facilidades para las comunicaciones; y digo que el Gobierno que pronto va a tomar la administración del país sin duda va a interesarse en esto, porque lo sé a fondo y, además, porque es absolutamente sencillo y muy fácil el tener esas obras hechas en muy corto tiempo, sin que el país tenga que desembolsar dinero al contado, puesto que hay empresas que, por mi conducto, han ofrecido el hacer todas las obras para que el Gobierno pague con bonos al seis por ciento, a cien años de plazo. De manera que no es un obstáculo el que nuestro puerto de Guaymas, por el momento, no cuente con las facilidades, para que nos crucemos de brazos y no hagamos absolutamente ningún esfuerzo por atraer las corrientes del comercio hacia nuestras costas. Además, una de las trabas más grandes que tiene el comercio y a la que más le temen los hombres de negocio, es al trámite, a la papelería, a la fiscalización. Todos sabemos que, en nuestro país, el despachar un simple balandro de veinte toneladas, de Veracruz para Campeche, o para Tuxpan, requiere la misma suma de papeles que para despachar en Nueva York el "Imperator" o el "Fatherland". Y a eso tiende esa medida fiscal: a evitar esas trabas y todas esas dificultades, pues todos sabemos que un vapor que pierde un día, por estas dificultades, en un puerto, según su tonelaje, llega a perder lo mismo que cuesta su sostenimiento en ese día. Y me consta que algunos de los vapores de la Compañía Mexicana de Navegación han llegado a perder cuatro, cinco, seis o siete mil dólares por estancias o por dificultades en el despacho, y lo que se pretende hacer en los puertos libres es evitar a las mercancías de tránti, o a las mercancías que allí lleguen para manufacturarse, todas esas trabas, reportes y fiscalizaciones. ¿Y por qué no decirlo? Todos los sobornos que es necesario pagar para que las despachen pronto. Dijo el señor Manero que el hecho de establecerse grandes centros industriales en aquellos lugares, que el decreto de puertos libres libera de las trabas y de las fiscalizaciones que hoy tienen el comercio y la industria, no aumentarían los salarios en el país, porque ya se había visto que, a pesar de que en la región Norte del país los salarios son más altos que en la del Centro, eso no había influido absolutamente para que los salarios aumentaran en el Centro y en el Sur del país. Esto no es más que un nuevo sofisma, que voy a destruir. Los salarios no aumentan en México por el hecho de que los trabajadores se vayan al extranjero, de una manera sensible, porque los hombres que se van lo hacen porque sobran para el trabajo en el país; y en el caso de los centros industriales que se fundarán en los puertos libres, no sucede así, puesto que éstos originarán una inmediata competencia, y voy a demostrarlo.

Vamos a suponer que se establecen grandes industrias en Puerto México y en Salina Cruz. Inmediatamente los trabajadores de la Mesa Central, de Veracruz, de Puebla, de Oaxaca, de Tabasco, de Chiapas, concurrirán allí y los que ahora ocupan a esta gente, para retenerla tendrán que alzar los salarios o tendrán que pagarles mejor a los que se quedan en aquellas regiones, por razón de la misma competencia. No sucede lo mismo con los trabajadores que se van al extranjero, porque van a regiones muy alejadas del país y no puede decirse que hagan una competencia sensible, aunque sí la hacen, porque si esos trabajadores que se han ido al extranjero no hubieran podido salir a mejorar su situación, estarían ahora haciendo una competencia terrible a sus demás compañeros en el país, y en lugar de ganar 60 o 70 centavos, como ganan ahora en el centro del país, estarían ganando 25 o 30, porque la competencia haría que cada uno quisiera obtener el trabajo para no morirse de hambre, aunque fuera por unos cuantos centavos.

(Aplausos.) De manera que el razonamiento de que el establecimiento de grandes centros industriales en el país no aumentará los salarios para los trabajadores en general en el país, es falso enteramente. Dijo el señor Manero, en la cátedra que nos dio acerca de cuestiones arancelarias, que el hecho de que estableciera un puerto libre en una región, haría que todas las regiones del país lo pidieran, y yo hago esta declaración: se pueden, en México, quitar absolutamente todas las aduanas, todas las administraciones del Timbre, todas las jefaturas de Hacienda; se pueden quitar todos los impuestos a la industria y se pueden quitar todos los impuestos al comercio. Los que por primera vez oyen esto dicen: "este hombre está desequilibrado", y no hay tal; lo que sucede es que en nuestro país el sistema fiscal es absurdo, porque mata el esfuerzo, mata la iniciativa, mata el trabajo. Ese sistema, que hemos heredado desde la Colonia, los que pretendemos tocarlo somos anatematizados (Siseos.) como son anatematizados todos los que tratan de reformar un estado de cosas que es muy conveniente para muchos. (Aplausos.) Yo afirmo que el país puede vivir, yo afirmo que el país puede vivir y no tan sólo vivir, sino progresar a grandes pasos, rápidamente, con quitarle esa losa inmensa, esa losa pesadísima que tiene la industria y que tiene el comercio en el país y esa fiscalización, restos del sistema colonial. Yo afirmo que pueden quitarse todos los impuestos al comercio; ninguna casa comercial pagaría impuestos con el sistema que yo preconizo; ninguna industria pagaría impuestos; el hombre que construyera su casa no pagaría impuestos, y, sin embargo, la administración se pagaría enteramente al día y mejor que hoy. (Murmullos.) De manera es que al señor Manero le asusta....

- El C. Manrique, interrumpiendo: Una interpelación al señor secretario de Hacienda.

- El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique para una interpelación.

- El C. Manrique: Como es visible que la afirmación rotunda y categórica del señor secretario de Hacienda ha dejado sembrada la duda en el ánimo de algunos compañeros, en el ánimo de algunos oyentes, sírvanse aclarar el señor secretario de Hacienda sus ideas, explicando con qué sistema substituiría el actual, aunque sea a grandes rasgos. (Aplausos.)

- El C. secretario de Hacienda, continuando: Simple y sencillamente tomando para los gastos de la colectividad el aumento del valor de la propiedad por el trabajo de la misma colectividad. (Aplausos.) Si al señor Manero le asusta que la iniciación de estas reformas se lleve a cabo, porque habrá otros muchos que las pidan, a mí no me asustan, porque yo lo que deseo es demostrar en pequeño que se pueden llevar a cabo estas reformas y ojalá en un plazo muy corto y en el caso de que los Gobiernos que sucedan al actual, como lo esperamos sean, son reformistas, se verá que se pueden implantar estas reformas y entonces podrán ser puertos libres todos los de la República. Dijo el señor Manero que los puertos libres no deben establecerse por la triste experiencia de la zona libre; que con la zona libre se pudo comprobar que el contrabando es un mal muy grave. En primer lugar, hay que tener presente que la zona libre tal cual estuvo instituida era una faja de veinte kilómetros de ancho a lo largo de toda la frontera y era algo muy difícil de vigilar; pero en el caso de los puertos libres, lo mismo que de las ciudades libres en la frontera que también vamos a proponer, no se puede hacer el contrabando, porque las ciudades lo mismo que estas accesiones aduanales estarán circundadas de una doble valla, de una calle de cintura que hará muy fácil la vigilancia con una o dos puertas únicamente para hacer el tráfico para afuera de estas ciudades o accesiones aduanales, por lo que no hay ningún peligro de que se haga el contrabando. Naturalmente se hará como se hace hoy, por medio del engaño y del soborno, pero eso no se puede evitar por ahora. Voy a tocar un punto muy delicado: el diputado Manero ha dicho aquí, para tratar de herir la cuerda sensible del patriotismo en ustedes que son mexicanos, como yo lo soy y él también, que las empresas extranjeras tratan peor a los mexicanos y les pagan más mal que las empresas mexicanas, por que los empresarios americanos estiman a sus trabajadores como colaboradores. Yo digo que esto es una mentira. (Aplausos. Siseos.) Voy a demostrarlo. Recuerdo cuando en Cananea se abrieron los trabajos allá por los años de 1902 y 1903, que llegaban millares de hombres del centro del país en muy malas condiciones; recuerdo que de Imuris y de Nogales iban todas las caravanas. Eran los centros ferrocarrileros de donde podía emprenderse el camino hacia Cananea, porque no había ferrocarril entonces. Estas gentes iban en la peores condiciones que se puede imaginar, con sus familias, con sus mujeres, con sus muchachos; cargando sus cestas y fardos llegaron a Cananea. Estos hombres venían de donde el hombre ganaba $6.00 al mes y la ración, y me consta esto porque mi padre pagaba esos sueldos en el río Yaqui. Cuando fueron estos hombres a Cananea empezaron a ganar $2.25 diarios los jornaleros simples, y los carpinteros $5.00, los herreros $6.00 y así por el estilo; los pintores un poco más. Y es necesario tener presente la transformación que se logró en aquellos hombres y es un pasaje que cito yo en una obra que escribí para demostrar que nuestra raza no es inferior y que tan sólo poniéndola en condiciones de mejorar su situación económica revela sus cualidades. Aquellos hombres, que iban en un estado físico lamentable, con el espíritu deprimido por la miseria y por las privaciones, se transformaron antes de un año por la simple acción de la mejoría económica, sin acción oficial de ningún género. Y si, pues, aquellos hombres mejoraron en aquellas condiciones, no hay razón - cito este ejemplo como podría citar millares - para decir que las empresas extranjeras tratan más mal a los mexicanos que a sus connacionales.

Yo no he trabajado nunca con extranjeros, pero soy un hombre muy observador y conozco, por experiencia, en las ciudades de la frontera como en las empresas americanas, el mexicano cuidadoso y laborioso no tan sólo es bien tratado, sino que es estimulado; eso a mí me consta y creo que les constará a muchos de ustedes. Por otra parte, el argumento de que la inversión de capitales extranjeros aquí no beneficia en nada al país, se me hace muy

raro que se venga ha esgrimir en esta forma cuando de bulto está que precisamente el alza de los jornales en la Mesa Central se empezó a verificar cuando empezaron a construirse las líneas ferrocarrileras y entonces los hacendados mexicanos vinieron en comisión a ver al general Díaz para decirle que ordenara a las compañías ferrocarrileras que no pagaran altos salarios a los trabajadores mexicanos porque se iban a quedar las haciendas sin peones. Dijo el señor Manero que él temía que en estos grandes centros industriales que sin duda formarán al amparo de los puertos libres, los trabajadores mexicanos fueran tratados en peores condiciones que los de otras naciones, por lo que él vió en Panamá; señores, esto sucederá si en el país no hay un Gobierno nacionalista y reformista que cumpla con sus deberes; pero si hay un Gobierno que merezca tal nombre, integrado por hombres conscientes de sus obligaciones, eso no sucederá, porque se harán respetar nuestras leyes allí, como en cualquier otra parte del país. No hay ninguna razón para que todo capital extranjero vaya a los puertos libres, puesto que en todo el país hay grandes oportunidades para su inversión; algunos irán allá; otros irán al centro del país, puesto que para industrias de comercio interior están en mejores condiciones los industriales que tengan sus fábricas en el centro del país, que los que estén en los puertos libres, porque, por ejemplo, el industrial de Orizaba recibe el algodón de La Laguna o recibe el algodón de Oaxaca, no paga derechos de exportación y cuando manufactura su tela no paga derechos de importación. Por lo tanto, no hay razón para que los señores industriales se alarmen. Por lo demás, si, como es de esperarse, los Gobiernos que sucedan al actual saben cumplir con sus deberes, procurarán con las tarifas arancelarias proteger la industria del país, si así conviniere al desarrollo de su política. Dijo el señor Manero que en diversas partes del país no circulaba la moneda nacional, y esto es verdad hasta cierto punto; pero no es del todo. Voy a demostrarlo: Cuando se hizo cargo del Gobierno esta administración, todos ustedes pueden recordar la escasez de cambio que había en la ciudad de México, que se pagaba el siete, el ocho y hasta el diez por ciento de premio y era una verdadera obra de romanos el conseguir dos o tres mil pesos de monedas pequeñas. Desde entonces empezamos nosotros a acuñar en grandes cantidades y ya está subsanada esa necesidad en la mayor parte del país. Precisamente el señor gerente de la Comisión Monetaria me informaba ayer que ya había mandado grandes sumas de moneda a la península yucateca, a la región de Tampico, al Occidente de la República y a la Baja California, y como se está produciendo en grandes cantidades diariamente, esperemos que antes de un mes o dos estén llenadas todas esas necesidades. De manera es que no hay temor ninguno de que desaparezca esa moneda, ¡y ojalá que desaparezca! pues es necesario que sepan los señores diputados que con la acuñación de la moneda el Gobierno Nacional gana más de un millón de pesos al mes. El temor que se establezcan empresas extranjeras en los puertos libres, no debe detenernos para llevar a cabo una reforma tan trascendental y benéfica para el país, porque hay leyes económicas que no se pueden torcer por la voluntad de nadie: dondequiera que haya intereses y utilidades, allá irán los capitales y no necesita llamarse la Tehuantepec Industrial and Developement Company, sino que se llamará: Compañía Mexicana de Desarrollo Industrial, y las acciones y los bonos pueden cotizarse como valores en el mercado en todas partes del mundo; no hay nada que impida a cada uno de ustedes sea poseedor de valores del Banco de Francia, del Banco de Inglaterra o de empresas en Alemania o en Francia; de manera es que no hay ninguna razón para temer que por el hecho de establecer los puertos libres se funden estas industrias en detrimento de la soberanía nacional o de la seguridad nacional, puesto que son libres para establecerse en todo el país, como de hecho se han ido estableciendo. Quiero concluir sólo para decir al señor Manero que si en Panamá se dio el caso de que por el hecho de haber construido un canal los americanos se apoderaron de aquella región de Colombia, no debemos esperar que eso suceda en el país; cada vez hay una conciencia nacional más definida a este respecto y cada vez conocemos más nuestros deberes y las diferencias que hay de entre la raza que vive más allá del Bravo y la raza que vive de este lado; esto no lo vengo a decir patrioteramente en esta tribuna; lo dije muchas veces en Nueva York en mi reciente viaje. Dije entonces, también, que la única manera de resolver los problemas en México y que tuvieran seguridad los hombres que vienen a invertir capitales aquí, era la de hacer que la mejoría económica que esta inversión de capitales trajera, no fuera el privilegio exclusivo de un reducido grupo de privilegiados o favorecidos. A este respecto debo decir que yo no soy partidario de las murallas chinas. En los mismos Estados Unidos hay profesores mexicanos dando clases en los Colegios americanos; y no se crea que colegios particulares. Don Balbino Dávalos ha estado dando clases en la Academia de Annapolis, que es la Academia Naval de los Estados Unidos, donde forman a sus marinos; allí tienen ustedes profesores de toda la América Latina dando clases en las escuelas oficiales de los Estados Unidos, y esto no es más sino porque los americanos no se creen inferiores a otra raza; ellos aceptan el concurso de la inteligencia y del trabajo de todos y así han formado esa gran nación. Yo tengo un concepto de lo que es el patriotismo y el patriotismo lo interpreto yo no creyéndome inferior a ningún individuo de otra raza, no queriendo ni creyendo que debemos nosotros interrumpir el desarrollo económico de nuestro país sólo porque temamos que la influencia económica del extranjero venga a ayudarnos a hacerlo, porque yo no creo que nosotros seamos inferiores a los americanos; yo no les tengo miedo ni con la inteligencia, ni peleando, ni en ninguna forma, y es mi deseo muy ardiente y ha sido un sueño que siempre he acariciado, que cuando yo vea en cualquiera discusión, en cualquiera disputa, en cualquiera desavenencia a un mexicano o a un grupo de mexicanos que se enfrenta con un grupo de americanos, que no salga vencido, que no se vuelva a decir que tenemos miedo de estar en contacto con ellos, porque no somos inferiores a ellos. Es necesario que sepan ustedes, señores, que los Estados Unidos se están latinizando a gran prisa, porque somos una raza más vigorosa y

más espiritual que ellos. (Murmullos. Aplausos.) Cualquiera puede decir que estoy diciendo esto como un ardid para obtener favorablemente la opinión de la Asamblea; pero es un hecho reconocido ya por varios sociólogos americanos que la raza anglosajona que predomina en los Estados Unidos tiende a latinizarse y que los individuos de la raza latina están lenta, pero incesantemente imponiendo sus usos, sus costumbres y su mentalidad. Por eso es que no tengo miedo a que vengan los capitales extranjeros al país, porque el hecho de que nos vengan a ayudar a desarrollar nuestros recursos no quiere decir que nos conquisten; nos conquistarían de todas maneras si no tuviéramos carácter para poder luchar con ellos en el campo económico, como en cualquier otro terreno, cuando sea necesario. Es, pues, preciso que ya no más se venga a esta tribuna ni a ninguna otra donde haya mexicanos reunidos a decir: "tened miedo de los del otro lado; volved a la época de la Colonia en que no se permitía la entrada a ningún influjo europeo ni americano; volved a la organización colonial para poner una muralla en derredor de México y usemos aquí solamente productos nacionales". Eso es una regresión y no debemos esperarla. La defensa del país se hace con carácter y con convicciones, no oponiendo desiertos en medio de la civilización y de nosotros. (Aplausos.)

- El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Moreno.

- El C. Moreno Jesús Z.: Señores representantes: En este debate, en que están en juego los más altos intereses de la nación, no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista social, hubiera sido deseo abarcar la cuestión desde el sólo aspecto jurídico que ofrece, porque, señores diputados, se ha dicho en el proyecto sometido a la consideración de vuestra soberanía por la Comisión integrada por los diputados Manero, Zubaran y otros, que el uso de las facultades extraordinarias que en el caso de los puertos libres ha hecho el jefe del Poder Ejecutivo, es inconstitucional. La afirmación de los respetables preopinantes es perfectamente peregrina, y en sesión anterior, el ciudadano diputado Portes Gil, con una claridad abrumadora, vino a demostrar aquí, haciendo una historia concreta y precisa de los artículos 29 y 49 constitucionales, que el uso de las facultades extraordinarias caía perfectamente dentro de la órbita de la constitucionalidad que ha invocado el jefe del Poder Ejecutivo. Y como si creyera yo que el debate en el punto legal hubiera dejado duda alguna por la intervención en pro del dictamen del ciudadano diputado Rama, a quien en este momento quiero rendir un tributo de admiración a sus talentos; si las apreciaciones de orden legal que vino a hacer aquí, hubieran destruido, en parte mínima siquiera, la argumentación del ciudadano Portes Gil, entonces me hubiera creído en el deber de hacer una explanación más amplia de los conceptos de carácter legal por él emitidos en esta tribuna. Creo que el ciudadano Portes Gil incurrió en una omisión de resumen en sus apreciaciones de carácter jurídico, y fue ésta quizá la única a que voy a llegar en este punto. Si una ley otorga facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo, en tanto esa ley no sea retirada, el Ejecutivo hará uso perfectamente legítimo y constitucional de esa ley. Esto mismo vino a declarar uno de los oradores del pro del dictamen, el ciudadano diputado Rama.......

- El C. Rama, interrumpiendo: ¡Protesto!

- El C. Moreno: Protestar es muy fácil....

- El C. Rama, interrumpiendo: ¡Lo demuestro!

- El C. Moreno, continuando: El ciudadano diputado Rama sabe perfectamente bien que, momentos antes de venir a esta tribuna, ocurrí al jefe del Departamento de Taquigrafía, pidiendo la versión literal de su discurso; lo mismo que tengo aquí la versión de todos y cada uno de los discursos relativos a este debate, con excepción del que pronunció el diputado Manero hoy, porque no es posible que lo obtuviera. El ciudadano diputado Rama inició su discurso diciendo que tenía que confesar que el uso de las facultades extraordinarias hecho por el jefe del Poder Ejecutivo, en este caso, era perfectamente razonable y legal.....

- El C. Rama, interrumpiendo: ¡Protesto! Pido la palabra para una aclaración. ¡Que se lea el párrafo completo! (Campanilla.) ¡Yo pido que se lea eso completo!

- El C. Moreno: No; yo nada más la afirmación que hizo usted categóricamente.

- El C. prosecretario Castrejón: El párrafo que el señor Moreno desea que se lea, de lo que dijo el señor Rama, conforme a la versión taquigráfica, dice así:

"Quiero hacer estas pequeñas aclaraciones, para después asentar categóricamente que el uso de las facultades extraordinarias es perfectamente legal en estos momentos por el Ejecutivo, y se querrá decir que vengo a argumentar en mi contra, puesto que yo vengo a hablar en pro del proyecto; pero no, señores, quiero ser honrado y reconocer al Ejecutivo los derechos de que realmente goza."

- El C. Rama: ¡Que siga, que siga! (Voces: ¡Que siga, señor presidente! Desorden. Campanilla.)

- El C. Espinosa: ¡Moción de orden, señor presidente! Que no se mutile la idea, que se lea completa. (Campanilla.

- El C. presidente: ¡No tiene usted la palabra!

- El C. Rama: ¡Que se lea! (Campanilla.) De todas maneras, protesto, porque yo dije que demostraría más tarde que ese uso de facultades, aunque estaba fundado en disposiciones legítimas, era ilegal. (Aplausos nutridos. Desorden. Campanilla.)

- El C. presidente: Se llama al orden al ciudadano diputado Rama, porque hizo uso de la palabra sin habérsele concedido.

- El C. Moreno: Pues bien, señores diputados...

- El C. Espinosa, interrumpiendo: ¡Moción de orden! (Desorden. Campanilla.)

- El C. presidente: No se puede interrumpir al orador.

- El C. Manrique: Para una moción de orden. (Voces: ¡Que se lea! ¡Que se lea!)

- El C. presidente: No tiene usted la palabra.

- El C. Manrique: Para una moción de orden; la pido correctamente, no me estoy tomando la palabra. ¿La tengo?

- El C. presidente: Tiene usted la palabra.

- El C. Manrique: El ciudadano Moreno será más o menos hábil, o más o menos desleal al leer mutilado un pensamiento; pero es claro que

vendrán posteriormente las rectificaciones; entretanto, el ciudadano Moreno tiene, reglamentariamente, el derecho de usar de la palabra como le acomode: esta es la verdad de las cosas. Si los compañeros quieren que se lea un documento, el artículo 110 claramente expresa que la lectura de documentos se hará sin interrumpir al orador; en consecuencia, es en estos momentos potestativo del ciudadano Moreno, de cuyas ideas no me hago solidario, el conceder o no la lectura, sin que sea la Presidencia quien tenga derecho de interrumpir la moción de ningún diputado.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Quiero hacer estas pequeñas aclaraciones, para después asentar categóricamente que el uso de las facultades extraordinarias es perfectamente legal en estos momentos por el Ejecutivo, y se querrá decir que vengo a argumentar en mi contra, puesto que yo vengo hablar en pro del proyecto; pero no, señores, quiero ser honrado y reconocer al Ejecutivo los derechos de que realmente goza. No existiendo, pues, la inexistencia, o sea, dentro del tecnicismo jurídico, que una ley por su propio peso cae, que una ley por su propio peso deje de existir, como en el sistema francés, siendo en nuestro medio jurídico indispensable una derogación para que una ley deje de existir, el uso de las facultades extraordinarias sí es perfectamente legal."

- El C. Moreno: Ya con eso.

- El C. Rama: No, señor; que siga.

- El C. Moreno: Pues bien, permitidme que haga un breve paréntesis a la cuestión que con tanto entusiasmo, pero quizá con sobra de desconocimiento de ella, he venido a abordar en esta tribuna. Hace un momento cuando el ciudadano diputado Manero estaba haciendo un acopio de documentación y competencia acerca del asunto materia del debate, uno de los diputados del contra le interrumpió en el uso de la palabra; fui yo entonces quien deploró el procedimiento, porque ya es hora de que no influya la simpatía personal para arrebatarle la palabra al orador que está en el ejercicio pleno, completo y amplísimo de un derecho. (Aplausos.)

Vuelvo, señores diputados, a la cuestión legal tratada, como decía antes, con un acopio tan completo de documentación, como lo hizo el ciudadano diputado Portes Gil, hasta dejar establecido de una manera clara y precisa que el jefe del Poder Ejecutivo, al hacer uso de las facultades extraordinarias, no estaba más que dentro de los preceptos de la Constitución. Pero hay una consideración de orden político que no quiero dejar en silencio acerca de estas mismas facultades extraordinarias. Sabemos muy bien que no fueron concedidas al Gobierno que preside don Adolfo de la Huerta, sino que la XXVIII Legislatura.... (Voces: ¡XXVII! ¡XXVII!)..... XXVII, es verdad, las concedió al ciudadano Venustiano Carranza. ¿Y sabéis, señores diputados, cuáles fueron las grandes razones que se invocaron entonces para conceder esas facultades extraordinarias? Pues sencillamente se invocaron los preceptos estatuidos por el artículo 29 constitucional, en solo este punto: "....por causa de perturbación de la paz pública...."; se le abrieron las más amplias facultades en el ramo de Hacienda al ciudadano Venustiano Carranza. ¿Y sabéis para qué, señores diputados, se le dieron esas facultades? sencillamente para que tuviera elementos para sofocar la rebelión que se debatía angustiosamente por las conquistas de estas libertades, que vino a traer el movimiento que tuvo por bandera el Plan de Agua Prieta. (Voces: ¡No es cierto! ¡No es cierto! ¡Que culminó en Agua Prieta! Murmullos. Siseos.) No tiene, para mi criterio, la menor importancia el lapsus calami,.... (Voces: ¡No lapsus calami, sino lapsus linguae!) ni es motivo para que se trate de privarme del uso de la palabra. Sé perfectamente bien que el argumento toral para acallar el pensamiento del hombre ha sido el reaccionarismo y el revolucionarismo; pero aquí no hay cuestión de revolucionarismo ni de reaccionarismo, sino sencillamente hay grandes intereses del país. Pues bien, si el concepto general es que los que tienen la facultad de raciocinio, los que tienen la facultad de pensar y de venir a esta tribuna son aquellos que voluntaria y caprichosamente se declaran por sí y ante si paladines de la revolución o del revolucionarismo, declaro que sale sobrando todo aquél que quiera traer una idea y contribuir con su esfuerzo para hacer luz, con tal que se le dé la connotación de reaccionario; no tiene objeto que venga a cumplir con su misión de diputado. (Voces: ¡No! ¡Sí!) Pero me he apartado deplorablemente, por este ambiente artificial que quiere hacerse en torno del punto a debate, de los hechos que quería puntualizar para justificar no sólo el uso de las facultades extraordinarias que en este caso ha hecho el jefe del Poder Ejecutivo, sino para examinar el aspecto económico de la cuestión y el aspecto social, que es lo más trascendental que envuelve. La cuestión de forma legal la resolvió el diputado Portes Gil con este período perfectamente inconmovible: "Estoy de acuerdo en que es inconveniente que el Ejecutivo tenga facultades tan amplias como esas; pero cuando esas facultades son dadas, cuando de ellas se hace un buen uso y cuando al hacer ese buen uso se funda en una ley constitucional, considero que el Congreso de la Unión no debe entorpecer esa esfera de acción del Poder Ejecutivo." Sería torpeza por parte mía pretender mejorar, en mínima parte siquiera, los argumentos de carácter histórico de la ley constitucional que aquí ha esgrimido el ciudadano diputado Portes Gil. Conforme con ellos y puesto que no se ha hecho nada por destruirlos, voy a pasar al aspecto económico de la cuestión. Yo reconozco, señores diputados, que puede considerarse hasta como inaudito el venir aquí a contender en materia económica con un hombre tan bien nutrido de ella, tan bien preparado y tan largamente documentado como el ciudadano Manero, pero tengo que convenir necesariamente en que ha abordado aquí uno de los tópicos de esa cuestión que sí he tenido el tiempo bastante para ilustrar mi criterio con datos perfectamente fehacientes, que van hacer un poco de luz en esto que podríamos llamar un caos de apreciaciones que no han partido de la meditación serena, concienzuda y documental de que con tanto acierto ha hecho gala aquí el ciudadano Manero. (Toses. Murmullos. Campanilla.) Voy a referirme a la vía de transcontinental de Tehuantepec en la íntima relación que tiene con el proyecto de los Puertos Libres. El ciudadano Manero ha dicho aquí que

una de las razones de carácter serio que lo han hecho oponerse al criterio económico que sustenta el proyecto de los Puerto Libres, es que la transcontinental de Tehuantepec no necesita de esas facilidades que ahora vienen a establecerse en una ley con la creación de los Puertos Libres, para hacer de esa región del país lo que está llamada a ser por su situación topográfica especial. En 1903 la Compañía francesa que llevaba a cabo la construcción del Canal de Panamá, de una manera resuelta y definitiva abandonó el proyecto, abandonó la ejecución de ese proyecto, y el ciudadano Manero decía aquí que lo hizo por falta de capital bastante para llevarlo hasta su término. ¿En qué prueba funda su dicho el diputado Manero? No nos lo dijo aquí....

- El C. Manero, interrumpiendo: ¿Me permite usted la palabra para satisfacerlo?

- El C. Moreno Z.: Con mucho gusto.

- El C. Manero: Con permiso de la Presidencia. El señor Bunau Varilla, que fue el que hizo el tratado con los Estados Unidos como concesionario de Colombia, trató primero de colocar en Europa dos empréstitos para abrir el canal; fracasó en sus dos intentos y por eso se puso abiertamente del lado de los Estados Unidos, vendiéndole la concesión que tenía para construir ese canal. Está, pues, probado que Francia fracasó en esa empresa por falta de elementos pecuniarios. Por lo demás, no veo que esto tenga relación con el asunto.

- El C. Moreno, continuando: La explicación que ha tenido la amabilidad de dar el ciudadano Manero es una prueba de la duda que ha sembrado en mi ánimo la afirmación a que antes me he referido, tanto más cuanto que yo sí voy a expresar en estos momentos que un periódico francés de autoridad indiscutible, a raíz de lo que podía considerarse en Europa como el fracaso del canal de Lesseps, hizo la historia de cuáles habían sido los factores determinantes para que los interesados franceses comprometidos en la construcción del Canal de Panamá lo abandonaran dejándolo en manos de los Estados Unidos. La razón es esta, la cual el mismo diputado Manero enunció ligeramente: el estudio geológico que se hizo del subsuelo de la región del Canal Panamá por los ingenieros que proyectaron la obra, dio determinados datos de convicción para considerar practicable ese Canal. Se puso manos a la obra y después de realizar sacrificios imponderables, a costa de torrentes de dinero se vino a descubrir que el Canal de Panamá se resolvía en la cola de los Andes, donde el subsuelo era una materia tan deleznable que lo que las escrepas levantaban en el día, en la noche volvían a tomar el mismo nivel y que, por lo tanto, desde el punto de vista práctico de la ingeniería era irrealizable; que no tenía ni el tiempo, ni los hombres ni el dinero para contrarrestar esas dificultades que no habían previsto. Los interesados franceses en la construcción del Canal de Panamá guardaron, como era natural, con todo cuidado, con toda severidad, el secreto de esto que hacía el desastre del Canal y entonces, por una o dos, o tres, o cien combinaciones, se llegó a soltar lo que se ha llegado a calificar en Europa como el "Elefante Blanco", el Canal de Panamá a los Estados Unidos, que tres, cuatro o cinco veces han declarado que lo van a poner al servicio del mundo y no lo han podido hacer. El pensamiento del Canal de Panamá es lo fundamental para esta discusión. La creación, el proyecto del Canal de Panamá no fue por motivos de estrategia, fue por motivos netamente comerciales, fue con objeto de salvaguardar a Europa de la concurrencia mercantil en el Occidente, en el hemisferio occidental, de la concurrencia que estaban haciendo los Estados Unidos. Los Estados Unidos se dieron cuenta perfectamente de esto y entonces por todos los medios trataron de adquirir esa vía transcontinental que los ponía en unas condiciones desesperadas respecto al dominio, respecto al control de los mercados del hemisferio occidental.

Pues bien señores, el transcurso de los años ha venido a demostrar, con la evidencia con que lo ha hecho, que el Canal de Panamá hoy por hoy, y mientras las ciencias no realicen nuevos descubrimientos para contrarrestar estas dificultades invencibles por hoy, el Canal de Panamá, repito, es una vía de tráfico perfectamente impracticable. Y si, pues, es una vía de tráfico impracticable, cuyo control está en poder de una nación extraña y nosotros Tehuantepec, una vía perfectamente factible, con la estadística de los diez años últimos en que no había disturbios ni revoluciones en el país y que se hacía normalmente el tráfico; si pues el dominio de esa vía nos trae enseñanzas de manera experimental demostrando que allí tiene el país elementos de fuerza indispensables para adquirir preponderancia económica no sólo en el interior de la República sino en el mundo entero, ¿cuál es la razón patriótica que puede invocarse para con una limitación de criterio negar los medios, como son los puertos libres, para alcanzar esa supremacía económica a que tenemos derecho? (Siseos.) Este asunto que parece nuevo para nosotros, al sólo enunciarlo - tristeza de decirlo - se recibe con siseos, en cambio los extranjeros, principalmente los periódicos del Japón, han llenado columnas y más columnas considerando este problema con un apasionamiento tan profundo como si en él estuviera comprometida su propia existencia.... (Voces: ¡Ah!) Y Y nosotros cuando venimos a dar aquí el fruto de los días de meditación y estudio buscando datos, buscando elementos de convicción, los sicofantes de la política sisean. ¡Muy bien, hay que acallar la voz del que piensa, estudia y medita, porque sisear es más fácil que eso! Pero volvamos a la vía transcontinental de Tehuantepec que ha sido para mi modesta consideración el pivote en que descansa la fuerza de la creación de los puertos libres.

Decía el ciudadano diputado Manero ayer, cuando me permití con la mejor buena fe del mundo, con el sólo objeto de recoger un dato más, interrogarlo puesto que él había estado en Panamá, si sabía por observación experimental, porque la hubiera recogido en cualquiera información del libro o del periódico, en donde se quiera, si sabía, digo, si el Canal de Panamá era practicable de acuerdo con el proyecto de Lesseps o el informe oficial dado por el general Goenthals a la Casa Blanca después de declarar terminado el Canal; es decir, si sabía que lo conocía el mundo por documentos oficiales era una verdad o era una verdad que quedaba inutilizada para el porvenir, esa aspiración

muy legítima de los Estados Unidos de tener el control del comercio del hemisferio occidental. El ciudadano diputado Manero eludió la respuesta como vuestra soberanía la ha escuchado, y todavía más: pregunté yo si podía informar lo que en la actualidad cuesta el tonelaje de paso por el Canal de Panamá y si recordaba el dato de lo que el mismo tonelaje cansaba atravesando la vía de Tehuantepec. Tampoco el ciudadano diputado Manero pudo responder a esta pregunta, porque no tenía memoria de este dato de estadística, ¡Muy raro que no lo hubiera tenido un hombre como él, tan acucioso en estudios económicos, tan competente y tan ilustrado! - lo digo de toda buena fe - haber omitido el dato fundamental para hacer apreciaciones en torno de la vía transcontinental de Tehuantepec, para poder decir, en fin, si convenía a los intereses de la República, si convenía a los intereses de la nación favorecer, desarrollar de alguna manera la importancia y la utilidad de la vía de Tehuantepec y llegar a la conclusión definitiva de que los puertos libres, cuando menos en lo que se refiere a Salina Cruz, importan nada menos que un enorme control económico para la República. Tengo, pues, sin conocer los razonamientos del ciudadano diputado Manero, que seguir examinando la situación del Canal de Panamá en relación con la vía de Tehuantepec, para poder establecer de una manera clara la necesidad que hay de estatuir los puertos libres en la República mexicana. En la conciencia de vosotros está que es de ingente necesidad, que es de necesidad nacional favorecer con el establecimiento de los puertos libres esa vía en la que debemos cifrar el porvenir del desenvolvimiento económico de la República. Y voy a hacer un poco de historia... (Voces: ¡Huy! ¡Huy! ¡Huy! ¡Huy! ¡Ya! ¡Ya!)

- El C. secretario Valadez Ramírez: Habiendo pasado la hora reglamentaria, en votación económica se pregunta si se prorroga la sesión. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. No hay mayoría de pie. (Voces: ¡No! ¡Sí!) No se prorroga la sesión.

- El C. Espinosa Luis: ¡Reclamo la votación!

- El C. presidente, a las 7.58 p.m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las 10 a.m. a sesión de Colegio Electoral y a las 4 p.m. a sesión de Cámara de Diputados.