Legislatura XXIX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19201211 - Número de Diario 89

(L29A1P1oN089F19201211.xml)Núm. Diario:89

Colegio Electoral

ENCABEZADO

MÉXICO, SABADO 11 DE DICIEMBRE DE 1920

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

AÑO I. - PERIODO ORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO I.- NÚMERO 89

SESIÓN DE COLEGIO ELECTORAL DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 11 DE DICIEMBRE DE 1920

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Usan de la palabra para hechos varios ciudadanos diputados. Se levanta la sesión de Colegio Electoral.

DEBATE

Presidencia del C. GOMEZ RODRIGO

(Asistencia de 131 ciudadanos diputados y presuntos diputados.)

El C. presidente, a las 11.24 a. m.: Se abre la sesión de Colegio Electoral.

El C. Alessio Robles Vito: Pido la palabra.

El C. presidente: Está abierta la sesión de Colegio Electoral.

- El C. Lara César A. :Moción de orden.

El C. Alessio Robles Vito: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Alessio Robles Vito: La Asamblea ha acordado que los sábados en la mañana hubiera sesión de Cámara de Diputados, y el presidente no puede pasar por encima de este acuerdo de la Asamblea. (Aplausos.) Estamos perdiendo lastimosamente el tiempo. La función esencial de la Cámara es la aprobación de los presupuestos, hemos estado perdiendo el tiempo con una proposición que no debe aprobarse y ahora debemos terminarla para estar listos el lunes para la discusión y aprobación de los presupuestos. (Aplausos.)

El C. presidente: La Presidencia, teniendo en consideración que no debemos perder el tiempo y viendo que en la Asamblea no se encuentra el número suficiente de diputados para que haya quórum, porque apenas se ha reunido el suficiente para la sesión de Colegio Electoral, ha resuelto que se abra la sesión de Colegio Electoral. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Aillaud: Pido la palabra. Que se pase lista de Cámara.

El C. Altamirano: Moción de orden, señor presidente.

El C. secretario Valadez Ramírez: La Secretaría hace una aclaración: al hacer la declaratoria de que había 131 ciudadanos representantes, se encontraban 124 ciudadanos diputados y 7 presuntos diputados en el salón; acaban de llegar los ciudadanos Ramos Pedrueza y Gómez Carlos y, en ese caso, ya hay 126 ciudadanos diputados.

El C. Altamirano: Pido la palabra. ¿Tengo la palabra?

El C. presidente: Un momento. La Presidencia considera de su deber sujetar a la consideración de la asamblea la disposición de que se pase a Colegio Electoral.

El C. Lara César A.: Moción de orden.

El C. Altamirano: Pido la palabra. Ya hay un acuerdo previo y no se puede sujetar nuevamente a votación esto; parece que tiene miedo el señor presidente. (Voces: ¡Que presida Martínez de Escobar!) Moción de orden, señor presidente.

El C. presidente, a las 11.27 a. m .: Se abre la sesión de Cámara de Diputados.

El C. Garza Candelario: Pido la palabra. Reclamo el quórum; ahora tiene usted la obligación de mandar pasar lista.

El C. presidente: Que informe la Secretaría si hay quórum para Cámara de Diputados.

El C. Garza Candelario: Reclamo el quórum, señor presidente.

El C. presidente: Que se vuelva a pasar lista.

- El mismo C. secretario: Se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules.

- El mismo C. secretario: Hay una asistencia de 128 ciudadanos diputados. Hay quórum.

El C. presidente, a las 11.45 a. m.: Se levanta la sesión de Colegio Electoral.

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 11 DE DICIEMBRE DE 1920

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se continúa el debate de la proposición que se refiere a las últimas elecciones municipales verificadas en el Distrito Federal, a votación; se levanta la sesión por falta de "quórum".

DEBATE

Presidencia del C. GÓMEZ RODRIGO

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

- El C. presidente, a las 11:45 horas a.m.: Se abre la sesión de Cámara de Diputados.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, del día diez de diciembre de mil novecientos veinte.

"Presidencia del C. Aurelio Manrique.

"En la ciudad de México, a las cinco horas y cinco minutos de la tarde del viernes diez de diciembre de mil novecientos veinte, con asistencia de ciento veintinueve ciudadanos diputados, se abrió la sesión.

"Una vez que fue aprobada el acta de la celebrada el día anterior, rindió la protesta de ley el C. Carlos Sánchez Pontón, diputado propietario por el 5o. distrito electoral de Puebla, y se dio cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio del Senado, en que participa que se enteró de la elección de presidente y vicepresidentes de esta Cámara para el mes en curso. - A su expediente.

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, al que acompaña el proyecto de Presupuestos de Egresos del Ramo Segundo, en substitución del que envió anteriormente. - Recibo, a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.

"Circular en el que el C. Francisco M. Villalobos comunica que, bajo su presidencia, se instaló el Tribunal Superior de Justicia de Aguascalientes. - De enterado.

"Proposición de varios ciudadanos diputados, a fin de que se cite a sesión de Congreso General para elegir la persona que deba substituir al C. licenciado José María Truchuelo en el cargo de magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó y la Presidencia manifestó que se citaría a sesión de Congreso General el próximo martes 14.

"Dictamen de la primera Sección de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo a la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo.

"La Asamblea acordó dispensarle las lecturas, que se imprima y se discuta en su oportunidad.

"Solicitud del C. diputado Ramírez Garrido, con objeto de que se le conceda licencia ilimitada para aceptar un cargo dependiente del Poder Ejecutivo.

"Se aprobó sin debate, después de que se le dispensaron los trámites.

"Minuta de la primera Comisión de Corrección de Estilo, referente al proyecto de decreto por el que se convoca a elecciones extraordinarias de diputados al Congreso de la Unión por el 17 distrito electoral del Estado de Puebla.

"Sin discusión se aprobó y pasa el proyecto al Ejecutivo para sus efectos legales.

"Proyecto de ley que presenta el C. diputado Federico N. Solórzano, tendente a reformar los artículos 19, 28, 29 y 30 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. - Primera lectura, e imprímase.

"Dictamen de la segunda Comisión de Hacienda, que consulta un proyecto de decreto por el que se reforma el de 6 de enero de 1920, relativo a la pensión de que disfrutan las señoritas Josefa y Rosa Alcocer. - Primera lectura.

"El trámite "segunda lectura, y a discusión el primer día hábil", recayó a tres dictámenes de las comisiones que a continuación se mencionan y que consultan los proyectos de decreto a que se hace mérito:

"De la segunda de Puntos Constitucionales. - Permiso al C. Vicente Rivera Reyes, para desempeñar un empleo en los Estados Unidos de Norte - América.

"De la segunda de Hacienda. - Pensión a la señorita Julia Iglesias Calderón.

"De la primera de Guerra. - Pensión vitalicia al C. teniente coronel de Caballería, Cosme Pérez.

"Dictamen de la primera Comisión de Peticiones, que propone pase a la de Guerra en turno la solicitud de pensión de retiro del C. teniente coronel Victoriano Cortés.

"Sin debate se aprobó.

"Dictamen de la tercera Comisión de Guerra, que concluye con el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se concede a la señorita Ana María Palacios, mientras conserve su actual estado civil, una pensión de cinco pesos diarios, que le serán pagados sin descuento alguno, por los servicios que prestó a la nación su finado padre, el C. general de Brigada, Miguel Palacios."

"Puesto a discusión, sin ella se aprobó por ciento veintiséis votos de la afirmativa contra tres de la negativa de los CC. Leopoldo Estrada, Manuel Ortiz y Francisco Ramírez Luque. Pasa el proyecto a la Comisión de Corrección de Estilo en turno.

"Proyecto de decreto, firmado por numerosos ciudadanos diputados, con objeto de que se conceda una pensión a la señora Margarita Meza viuda de Nieto, y se faculte a la Secretaría de Gobernación para que gestione la repatriación de la familia del extinto C. Fausto Eduardo Nieto, que se encuentra en San Antonio, Texas, E. U. A. - A la segunda Comisión de Hacienda.

"Las comisiones unidas primera de Instrucción Pública y primera de Puntos Constitucionales, presentaron tres dictámenes referentes, los dos primeros, a las adiciones al proyecto de Ley Reglamentaria de la fracción XII del artículo 123 constitucional, iniciadas por los CC. diputados Guillermo Rodríguez y Fernando Aguirre Colorado, y el último al artículo 2o. del mismo proyecto, que fue retirado para su reforma. - A discusión el primer día hábil....."

- El mismo C. prosecretario, interrumpiendo la lectura: Pido la palabra. El secretario que está leyendo el acta, debe hacer esta aclaración a los ciudadanos diputados: nadie hace caso a la lectura de las actas; en tal concepto, yo no me creo obligado a esforzar mi voz para ser complaciente con gentes que no me escuchan. (Aplausos.)

El C. Bordes Mangel: No nos regañe, señor.

- El C. prosecretario Castrejón, leyendo:

"A solicitud del C. Altamirano, se leyó una carta a él dirigida, por medio de la cual los obreros de la fábrica "San Bruno", en Jalapa, Veracruz, se quejan por varios atropellos militares de que fueron víctimas." (Campanilla.)

El C. presidente: Se suplica al ciudadano Rivera Cabrera se sirva ocupar su curul, para que se restablezca el orden.

El C. Rivera Cabrera: No me siento. (Siseos. Voces: ¡Sí! ¡Sí!)

- El mismo C. prosecretario, continuando la lectura:

"El propio C. Altamirano, así como el C. Guillermo Rodríguez, usaron de la palabra para hacer consideraciones acerca de los hechos que en esta carta se relatan.

"El C. Zincúnegui Tercero pidió, y la Mesa accedió a ello, la lectura de una carta en que los jornaleros de la hacienda de Santa Clara, Queréndaro, Michoacán, se quejan del mal trato que reciben del administrador de esa finca.

"El C. Zincúnegui Tercero relató varios hechos relacionados con esta queja, e hizo constar su protesta.

"Memorial firmado por los CC. Rafael García, Joaquín Martínez y Miguel Melche, hecho suyo por varios ciudadanos diputados, en que se solicita, en nombre de los trabajadores de Veracruz, Tampico, Puerto México, Progreso, etc., se nombre una Comisión de esta Cámara, que se acerque al ciudadano presidente de la República, para pedirle que no desconozca el contrato firmado entre el C. presidente substituto de la República, Adolfo de la Huerta y la Liga de Trabajadores Marítimos del puerto de Progreso.

"Se aprobó esa solicitud, una vez que la apoyó el C. Altamirano, y la Comisión a que se refiere quedó integrada por los CC. Cano, Jesús Z. Moreno, Guillermo Rodríguez, González y González, Portales y Secretario Valadez Ramírez.

"Presidencia del C. Rafael Martínez de Escobar.

"El C. Miguel Alessio Robles usó de la palabra para hechos, con motivo del fallecimiento del C. Jesús Urueta.

"Presidencia del C. Rodrigo Gómez.

"La Secretaría declaró que continuaba el debate de la proposición que se insertó en el acta de la sesión anterior, y que se relaciona con el resultado de las elecciones municipales celebradas en esta ciudad el último domingo.

"El C. Luis Espinosa propuso se preguntara a la Asamblea si el asunto estaba suficientemente discutido, y la Presidencia exhortó a las galerías a que guardaran compostura durante esta discusión.

"Presidencia del C. Rafael Martínez de Escobar.

"Nuevamente la Presidencia recomendó a los asistentes a las galerías se mantuvieran dentro del orden debido, y enseguida el C. Díaz Soto y Gama continuó la peroración que en pro de la proposición inició en la sesión anterior. Fue interrumpido en varias ocasiones por el ciudadano presidente, para conminar al público, a fin de que se abstuviera de hacer manifestaciones; por mociones de orden de los CC. Tirado, Cienfuegos y Camus y Ramos Pedrueza y por interpelaciones del propio C. Ramos Pedrueza y del C. Siurob; la pregunta del primero motivó aclaraciones del C. Prieto Laurens. El C. Pedro de Alba, en señal de protesta por el desorden que imperaba, abandonó el salón y a invitación suya hicieron lo propio otros ciudadanos diputados.

"Presidencia del C. Rodrigo Gómez.

"Continuó en el uso de la palabra el C. Soto y Gama, quien proporcionó varios documentos, que la Secretaría hizo del conocimiento de la Cámara, interrumpiendo la lectura de uno de ellos, con una moción de orden, el C. Luis Espinosa. Otra vez el C. Soto y Gama fue interrumpido, en esta ocasión por una pregunta que le dirigió el C. Bordes Mangel, y luego por una moción de orden del C. Rafael Martínez de Escobar, ocasionada por el tiempo que había durado el discurso del orador.

"A las ocho y cuarenta y cinco de la noche, la Presidencia, en vista de que el desorden continuaba, levantó la sesión."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Como miembro de la Comisión de Presupuestos, me permito manifestar a la honorable Asamblea que aún no se ha recibido el presupuesto del Departamento de Establecimientos Fabriles Militares, tampoco el de Contraloría; así es que, por conducto de la Secretaría, suplicaría al señor presidente ordene que se giren los oficios respectivos, para que cuanto antes vinieran estos Presupuestos. Asimismo, para participar a la honorable Asamblea que el lunes próximo serán presentados los primeros dictámenes del Presupuesto de Ingresos, y que la Comisión ya tiene estudiados los dictámenes del Presupuesto de Ingresos, pero que, consecuente con la opinión de la honorable Asamblea, primero presentará el Presupuesto de Ingresos y en seguida el de Egresos; esto es lo que tiene que comunicar la Comisión de Presupuestos a la honorable Asamblea.

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia, por conducto de la Secretaría manifiesta al ciudadano Siurob, que se girarán los oficios a que ha hecho referencia.

El C. Casas Alatriste: Pido la palabra para un hecho relacionado con este asunto.

El C. Moreno: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Casas Alatriste.

El C. Casas Alatriste: Para manifestar que tampoco ha llegado el Presupuesto correspondiente a la Universidad; en consecuencia, pido que se incluya en la excitativa.

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia manifiesta nuevamente, por conducto de la Secretaría, al compañero Casas Alatriste, que se hará un oficio en el mismo sentido que los anteriores.

El C. Moreno: Pido la palabra para un hecho.

El C. presidente: Se ha concedido la palabra al señor Bolio para una interpelación a las comisiones de Puntos Constitucionales e Instrucción Pública. Tiene la palabra el ciudadano Bolio.

El C. Bolio: Ciudadanos diputados: He pedido la palabra para interpelar a las comisiones unidas primera de Puntos Constitucionales y segunda de Instrucción Pública, a efecto de que nos digan qué motivos han tenido para no obedecer la excitativa que esta honorable Cámara hizo, aprobando la que yo presente para que presente dictaminado el artículo 3o. constitucional, cuya reforma - iniciativa que obra en poder de la Comisión misma - existe desde hace un año. Digo esto, señores, porque es precisamente un asunto de trascendental importancia, es un asunto que amerita la atención inmediata de esta honorable Representación Nacional, porque ya vemos cómo el Clero, ya vemos cómo toda la sociedad interesada en éste asunto, tiene fijos los ojos en la reforma de este postulado constitucional. Esto se comprueba, esto lo viene a ratificar la noticia que "El Universal" de ayer da, y que dice lo siguiente; es de trascendental importancia dar lectura a esto en este momento, y suplico que me dispenséis vuestra atención. Dice así: "Lo que pide el Clero mexicano." Entre otras consideraciones que hace, para no cansar a la Asamblea, sólo me voy a limitar a la parte conducente, que dice:

"a) Libertad de enseñanza primaria, secundaria y profesional, sin que el Estado tenga más ingerencia en la instrucción no impartida por él, que la de comprobar la suficiencia de los profesionistas en la profesión que pretendan ejercer, y sin que ataque las creencias religiosas en la que él imparte.

"b) completa libertad de asociación para cualquier fin religioso.

"c) Capacidad legal de las asociaciones religiosas para poseer en propiedad y administrar sus templos y demás edificios y bienes, como cualquiera otra asociación que tenga personalidad jurídica.

"d) Que no se limiten los derechos civiles y políticos de nadie, a causa de la religión que profesa.

"e) Que los sacerdotes gocen de todos los derechos civiles y políticos que tengan los demás ciudadanos.

"f) Que ni el Congreso de la Unión ni las legislaturas de los Estados tengan facultad de dictar leyes relativas a asuntos religiosos," etcétera, etcétera; tiene otros postulados de gran interés en este asunto.

Como verán, ciudadanos diputados, el Clero ya se apresta a la lucha, el Clero ya en estos momentos se está reforzando en sus trincheras, para que las Leyes de Reforma sean un mito en nuestra Constitución. Es de verdadero interés que esta honorable Representación fije su atención en este asunto, porque el postulado del 3er. artículo de nuestra Carta Magna entraña, efectivamente, algo que les va a interesar, si es que se reforma o no este asunto. Además, el Congreso Pedagógico a que se ha convocado en esta capital, va a iniciar sus trabajos y también está interesado en que se sepa cuál es el sentir de esta Asamblea en ese punto. Ya hemos visto cómo el Clero está interviniendo en todas las cuestiones sociales y cómo en todos los templos de esta capital empieza a entornarse el rerum novarum de León XIII.

El C. presidente: Tiene la palabra la Comisión de Puntos Constitucionales, para contestar.

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, pregunta si está en el salón algún miembro de la Comisión de Puntos Constitucionales, para que informe sobre el asunto a que acaba de hacer referencia el compañero Bolio.

El C. Estrada Leopoldo: A la Comisión de que formo parte ha sido turnado para su estudio el expediente que contiene la reforma el artículo 3o. constitucional. Esta Comisión, dado lo trascendental del asunto, lo ha estado estudiando con el detenimiento debido, y espera la propia Comisión que para la próxima semana se presentará el dictamen correspondiente.

El C. presidente: Continúa a discusión el asunto relativo a las elecciones municipales. Tiene la palabra el ciudadano Díaz Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: (Aplausos. Siseos.) Ciudadanos diputados: Ofrezco solemnemente durar en la tribuna exclusivamente diez minutos,que pueden contar, reloj en mano, los señores diputados, con una salvedad: que espero que ellos, en esta vez, cumpliendo con su deber, todos, peleceanos y no peleceanos, me ayudarán a imponer silencio a las galerías, porque con interrupciones no se hace nada, y procurarán, para que no se me corte el pensamiento, no hacerme interpelaciones, que interrumpen el curso de mis ideas. Con estas dos salvedades, me comprometo a durar diez minutos en la tribuna.

El C. prosecretario Castrejón: La Presidencia indica a la Secretaría dé lectura del artículo 103 reglamentario.

"Comenzada la discusión, ningún individuo puede pedir la palabra sino en voz baja y acercándose al presidente, ni se podrá interrumpir al que habla, bajo pretexto alguno, a no ser para reclamar el orden."

El C. Díaz Soto y Gama: Señores diputados: Ayer, en fuerza de interpelaciones, que fueron otras tantas trampas, se trató de enmarañar el debate, y como estamos obligados los diputados que venimos a esta tribuna a hablar con honradez y no a enmarañar ni obscurecer, ni a introducir confusiones en los debates, sino a establecer claridad absoluta en ellos y en las ideas que aquí se discuten, mi deber primero es precisar la materia de esta discusión. La materia del presente debate es pura y sencillamente esta: ¿Se debe o no hacer la luz en el asunto de las elecciones municipales del Distrito Federal? ¿La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión está o no obligada a intervenir en este asunto para garantizar la libertad electoral, promesa la primera, la fundamental de la Revolución desde 1910? A esto se reduce el debate. Ayer mañosamente, el doctor Siurob quiso enredar el asunto tratando, aunque en vano, de hacer de este asunto una cuestión de planillas. Aquí no están a discusión las planillas ni del Pélece, que es muy mala fundamentalmente, ni la del Cooperatista, que tiene graves defectos; no se trata de las planillas, no se trata aquí de un mitín electoral, no se trata de discutir la candidatura para munícipes o regidores del Distrito, se trata de algo enteramente distinto: de una acusación fundada en cargos graves, como ya hemos demostrado ayer, tendente a que se haga luz en un asunto de suyo sucio, de

suyo manchado, de suyo abominable; eso es todo. Después de que la Cámara apruebe, como creo que honradamente lo aprobará, porque sé que hasta el compañero Martínez de Escobar ya comprendió que el honor de su partido exige que se haga luz completamente en este asunto, después de que la Cámara de la Unión apruebe, como creo que aprobará, el nombramiento de una Comisión de la Corte de Justicia que haga la averiguación a fondo en este asunto, vendrá lo que debe venir; ¿las elecciones fueron bien ganadas por el Partido Liberal Constitucionalista? Queda en pie la candidatura hoy a discusión. ¿Las elecciones no fueron ganadas por el Partido Liberal Constitucionalista, sino que éste ejerció presión y hubo en las elecciones actos fraudulentos? Vendrán las nuevas elecciones en la ciudad de México en masa y no un partido, no una camarilla, no un grupo, llámese peleceano o cooperatista, toda la ciudad de México será la que haga la elección. Entonces vendrá el cambio de planillas y, seguramente, entonces nosotros, los que ayudamos al Cooperatista, exigiremos que reforme su planilla, y entonces los peleceanos, si son conscientes y hábiles, reformarán la suya. Así es que no se trata de las planillas, se trata de hacer luz, se trata de hacer justicia, se trata de que brille la verdad en el asunto electoral del Distrito; esto es todo. En consecuencia, lo que yo deduzco de este debate, la deducción a que yo llego de lo que se ha dicho en esta tribuna por una y por otra parte, son las ventajas que se han obtenido, y a eso voy. Primero, necesidad de cumplir lo que no se ha cumplido hasta la fecha, la promesa del sufragio efectivo. Segundo, necesidad de reformar radicalmente la Ley Electoral, que se presta a toda clase de abusos y chanchullos. Tercero, necesidad - óigalo bien el ciudadano Martínez de Escobar, porque por ahí se puede salir - de quitar a los ayuntamientos todo carácter político, toda intervención en los asuntos electorales, porque por no haberse hecho esto, por haber permitido que los ayuntamientos tuviesen atribuciones políticas, se ha dado el escándalo de que las elecciones no las haga el pueblo, sino el Ayuntamiento, y ni siquiera el Ayuntamiento, sino el presidente municipal. Es necesario, pues, volverá la buena doctrina, a la doctrina únicamente admisible en esta materia, de que los ayuntamientos son simplemente los administradores de los intereses de la ciudad, que no deben ni pueden tener el derecho de falsificar, de suplantar a su antojo el voto público. Y que no me diga el ciudadano Martínez de Escobar que los ayuntamientos sí tienen carácter político, porque nuestra obligación de legisladores es quitarles ese carácter y reducirlos a su verdadero papel de administradores. Cuarto, necesidad de prestigiar al nuevo régimen, que no puede empezar con imposiciones, sino por actos de honradez. Quinto, necesidad de allanar el camino a la nueva administración, a la administración presidida por el general Obregón. Para esto se necesita, estoy puntualizando, abrir al proletariado la vía de la legalidad, la acción política, el camino de las reformas por medio del sufragio, por medio del Parlamento, por medio de las reformas económicas efectuadas por los legítimos representantes del pueblo.

Que no se me venga mañana a decir que yo he exhibido aquí el bolchevismo, es todo lo contrario, nosotros los socialistas conscientes, señor Martínez de Escobar, vemos que, o al pueblo se le permite llegar a las reformas económicas, a la conquista de su mejoramiento económico, por los medios legales, es decir, por medio de representantes constituídos en ayuntamientos o constituídos en parlamentos, o constituídos en Poder Ejecutivo, o los pueblos se hacen justicia por su mano; es el dilema que planteamos. Segundo, manera de allanar el camino a la administración obregonista, impedir la formación de camarillas, de grupos políticos imperialistas y absorbentes, de eso está ya cansada la República; no se quiere que un grupo encarne absolutamente la revolución, se quiere que la revolución esté completa, que toda la opinión pública se haga valer, no que haya un grupo vencedor que se reparta el botín, no que las luchas municipales se reduzcan a una lucha de canes hambrientos, de canes salvajes que se arrojan sobre el botín municipal. Como consecuencia de esto, para aclarar este pensamiento, es preciso entrar a la revolución hecha Gobierno a todos los grupos, a todas las facciones revolucionarias, cualesquiera que sean sus matices; es decir, señor Martínez de Escobar, hay que realizar de hecho dentro del Gobierno la unificación revolucionaria. Dentro del Gobierno tiene derecho a caber no sólo el Pélece, no sólo el Cooperatista, sino también la facción convencionista olvidada, también el grupo socialista, también los maderistas, toda la revolución, en una palabra; es decir, no hay que monopolizar el Gobierno por una pequeña facción, por un pequeño grupo que se abrogue la representación no sólo de toda la revolución, sino del país entero. Para esto, señores, hay algo muy sencillo; imitar al general Obregón, gobernante honrado, gobernante de espíritu práctico, que le ha puesto la muestra, que le ha dado la elección total al Partido Liberal Constitucionalista, porque el general Obregón, hombre dotado de espíritu de gobernante, no cometió la torpeza de adoptar la exclusivista planilla del Pélece, porque al ir a depositar su voto en las urnas electorales, se alzó, se levantó sobre esas pequeñeces ¿por qué? porque el general Obregón no quiso cometer el error de los gobernantes anteriores, el general Obregón no cometerá el suicidio político de gobernar con una camarilla, el general Obregón ve algo más hondo, y ve algo más lejos y en la planilla del general Obregón está el germen de todo un programa de gobierno. En esa planilla, señores diputados, el general Obregón dio cabida a todos los elementos revolucionarios, desde el elemento maderista burgués, porque en el maderismo hubo mucha burguesía y era natural, era la primera etapa de la revolución; desde el maderismo burgués representado por don Carlos B. Zetina, industrial de pujanza, hasta los elementos radicales y rojos, hasta los llamados bolcheviques, que no lo son sino con cierta relatividad hasta los elementos socialistas, hasta el que habla, modesto socialista; y Obregón incluyó en su planilla a todos los grupos, puso de todos los matices, aceptó a elementos socialistas honrados, y allí está Vasconcelos; a los elementos convencionalistas y allí está Garza González; aceptó, también, a peleceanos, pero no a toda su planilla, pues éstos no encarnan en sí mismos toda la revolución, son una fracción

estimable de la misma, por no son únicamente toda la Revolución; y Obregón aceptó también a los laboristas, al calumniado Luis Morones, porque sabe que éste es una fuerza y en política deben aceptarse todas las fuerzas; a Prieto Laurens, a los cooperatistas y a los socialistas, a todos los grupos del único y gran partido revolucionario que integralmente tiene derecho a entrar a coadyuvar a la obra de reconstrucción nacional. De manera que el ejemplo puesto por el general Obregón debe ser imitado por el Pélece; éste, si quiere subsistir, debe prescindir de su tendencia absorvente y no debe dormir sobre su pasado, que es glorioso, pero no está a discusión su pasado sino su actuación presente; y si su actuación actual, si sus procedimientos políticos no son honrados, el porvenir del Partido Liberal Constitucionalista está en tela de juicio. Creo que no tengo nada más que decir; sólo ruego una cosa: como el compañero Martínez de Escobar va a ser brillante, el compañero Martínez de Escobar si habla, deslumbrará a esta Asamblea con su oratoria; pero si el compañero Martínez de Escobar habla, le ruego que nos diga a dónde vamos a dar si todas las elecciones, no sólo las municipales, sino las más altas, las federales, las locales, se realizan sobre el pie... (Voces: ¡Ya! ¡Ya! Campanilla.) sobre la base, sobre el sistema de asalto de casillas, asalto de casillas que se ha puesto en práctica. ¿A dónde va a dar la democracia mexicana? Lo que quiero que nos diga es si es urgente o no imponer un correctivo a todos los vicios, a todas las corruptelas, a todas las infamias, a todas las ignominias que se han puesto en juego, de cuatro y cinco años a esta parte en las elecciones municipales; esto es todo. Creo que estoy dentro de los diez minutos y no quiero salirme de ellos. (Aplausos. Siseos. Gritos en las galerías. Campanilla.)

Presidencia del

C. BORREGO IGNACIO

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Martínez de Escobar (Aplausos estruendosos en las galerías. Voces: ¡Viva Martínez de Escobar!)

El C. Martínez de Escobar: Ciudadanos representantes: Los pasteles electorales del Partido Liberal Constitucionalista, confeccionados sabrosa y exquisitamente a su sabor por los ciudadanos diputados Prieto Laurens y Antonio Díaz Soto y Gama, rendidamente suplico a la Asamblea que con toda dispensa de trámites, por ser de obvia y urgente resolución, me permita que se los obsequie a estos señores, elevando una plegaria a los dioses para que no vayan a congestionarse y vayan así a destruirse sus ricas y preciosas vidas en flor, sus juventudes blancas, puras, inmaculadas, como las azucenas que adornan los encantos de las vírgenes antes del emocionante momento del tálamo nupcial. (Aplausos. Voces: ¡Viva Martínez de Escobar!) Una sonora carcajada de ironía brota de mis labios al ver que se alza el telón pintarrajeado de la farza para obligarnos a contemplar una comedia de género chico salpicada de chuscas escenas con letra de don Roque González Garza y música de los señores Prieto Laurens y Díaz Soto y Gama. (Aplausos.) Y bien, ciudadanos representantes, pudiéramos dividir esta comedia en sólo dos actos, intitulado el primero: "El Cooperatista de don Jorge" o "Don Jorge el cooperatista rugiendo con enfermizos rugidos de impotencia"; (Aplausos.) y el segundo: "Don Antonio el Agrarista" o "El Agrarista de don Antonio temblando con temblores de despecho". (Aplausos.) No, señores representantes, a esos señores lo que les sucede, y usaré una imagen que alguna vez ya usé, es lo que a estas tribus selváticas, primitivas que en momentos de impotencia y de despecho lanzan sus flechas al cielo intentando atravezar el corazón de los astros y esas flechas, por la ley de la gravedad, vienen y les destrozan el corazón. Estos señores lanzan un borbotón de calumnias al Partido Liberal Constitucionalista, ellas se vuelven contra estos señores, les muerden el corazón, les nublan el espíritu y les ciegan la conciencia. (Aplausos ruidosos.) Yo voy a demostrar a esta Asamblea que el Partido Liberal Constitucionalista a través de toda su vida ha venido sembrando a todos los vientos, en todas las horas y en todos los surcos - óigalo bien el señor Soto y Gama-, la simiente de la libertad, quiera usted o no quiera. (Aplausos estruendosos en las galerías.)

Yo voy a demostrar, señor Soto y Gama, que el Partido Liberal Constitucionalista sólo ha sabido golpear dictaduras, aplaudir democracias y sembrar puñados de verdades. ¡Ah, señores representantes, la hora del tiempo es funesta y destructora, este señor Soto y Gama, que cuando llegó a la Asamblea y no había tenido el gusto de estrechar su mano, que deseoso estaba de hacerlo y al verlo por primera vez me recordó a Robespierre de la antigüedad, cuando lo escuché las primeras veces que lo oí en esta tribuna, me acordé, ciudadanos representantes, de los nietos de Escipión el Africano; me acordé de los nietos de Pablo Emilio; me acordé de los hijos de Cornelia; me acordé de Tiberio Sempronio Graco y de Cayo Graco; sí, a tal grado que lo llamaba: el Graco del Parlamento mexicano, el hijo de Cornelia, desde el punto de vista agrario, con esta diferencia: si aquellos hombres, sobre todo el primero, había sido educado, había sido formado en el seno de la aristocracia, en el seno de los de arriba - para usar la frase del ciudadano Díaz Soto y Gama-, pero ante las terribles injusticias de aquel medio corruptor y corrompido, dio las espaldas a su clase y levantó la roja bandera del proletariado; aquel hombre que comprendió que la reforma necesaria e indispensable que había que hacer en aquel medio como base para las otras reformas era dictar la Ley Agraria, repartir las tierras, arrebatar éstas a aquéllos que las habían usurpado, lanzó, como ustedes recordarán, la llamada Ley Sempronia; ese hombre vino de las clases aristocráticas y murió otorgando su vida en holocausto a su ideal. ¿Y Soto y Gama? Al revés. Soto y Gama viene de las clases, si no proletarias, sí de las clases medias; siempre defensor de ellas al iniciarse su vida; allí se formó su espíritu; cuando debía estar vigoroso, potente, recio, defendiendo sus ideales, abandona esa roja bandera del proletariado y se entrega en el seno de las clases plutócratas. ¿Cómo, ciudadanos representantes, va a

poder el ciudadano Soto y Gama venir a contribuir después, a dictar el Código Obrero, a dictar las reformas agrarias, a dictar las reformas petroleras, a dictar las reformas bancarias, si antes de tiempo, si a medio camino, entre gorjeos y cánticos de adulación se ha confundido en un infinito beso de amor político con toda la reacción, como lo ha demostrado ayer y antes de ayer en esta tribuna? (Aplausos ruidosos en las galerías. Voces: ¡Bravo! ¡Bravo!) El señor Soto y Gama, señores representantes, que, como Robespierre, todo mundo creía que habría sido capaz, para satisfacción de sus principios, para la cristalización de sus ideales, no sólo de llevar al tablado de la guillotina a Luis XVI y a María Antonieta, sino aun a madame Rolland, sino aun a Marat, si Marat no hubiese sido matado en el baño, y a Dantón; el señor Soto y Gama, señores se nos presenta fusionado con los hombres que dan la espalda al porvenir y que contemplan el pasado. Yo me pregunto en estos momentos, yo me digo en estos momentos al contemplar este luto de la tribuna recordando al glorioso, al genial, al esplendoroso, al floreciente Urueta, y repito con él: Mirabeau el revolucionario de la Constituyente, cuando paso por su espíritu la gloriosa, esplendorosa, la bella la atrayente, la sugestiva imagen de María Antonieta, él, defensor del pueblo contra la monarquía, se transformó en defensor de la monarquía contra el pueblo. ¿No será que alguna imagen de María Antonieta haya pasado a través del espíritu de Soto y Gama y de defensor del pueblo contra la dictadura, contra el capitalista, contra el clerical, contra la tiranía, contra la imposición, hoy defienda a la imposición, y defienda al clericalismo, al terrateniente y al capitalista en contra del pueblo?... (Aplausos.) Pero vamos, ciudadanos representantes, a llevar el debate a razonamientos concretos. El señor Soto y Gama tiene que creer en la lógica; el señor Soto y Gama está obligado, como hombre inteligente y como hombre culto, como abogado, como sociólogo, a creer en el desenvolvimiento lógico de los acontecimientos políticos y sociales. Para poder juzgar a un partido, como para poder juzgar a un hombre, hay que tener en cuenta indudablemente su origen, sus procedimientos, sus finalidades y el resultado que haya obtenido de ellos después de haber desplegado energías y esfuerzos. Bien; así hay que tratar estas cuestiones, sin venir nada más a encerrarnos en un pequeño acto concreto: chanchullos, violación a la ley, a la libertad y a la justicia; no, esto es más elevado;... (Desorden en las galerías.) esto es algo más importante y más trascendental. El Partido Liberal Constitucionalista nació a la vida en los momentos en que se pensó transformar el régimen preconstitucional en constitucional; en ese partido, desde el primer momento, con espanto de los Pablo González, de los Cándido Aguilar, con espanto, señor Soto y Gama, en el seno de ese partido se escucharon verbos cálidos, palabras quemantes y palpitantes como una entraña, donde se dijo que no debíamos lanzar la candidatura de Venustiano Carranza, porque se burlaban los ideales de la revolución, y que me desmienta alguno si no es cierto que ese fue el origen del Partido Liberal Constitucionalista, es decir, el Partido Liberal Constitucionalista nació defendiendo el principio de la no reelección. Y a poco, al ver que este partido seguía su conducta rectilínea, empezaron a desfilar los que sólo sienten como ideal el apocalipsis del estómago, aunque sea a precio de la conciencia y el honor, ¡de esos fueron los Aguilar y los González! Inmediatamente, señores, el partido proclamó muy alto que los gobernadores de los Estados que tenían el carácter de provisionales no debían de ser postulados como gobernadores constitucionales, y esto despertó la cólera y la rabia y el enojo del Júpiter de la política de esa época, don Venustiano Carranza; fuimos a la lucha, y ese partido por su pujanza y por su fuerza política y por su vigorosidad política, envió a esta Representación Nacional un grupo de jóvenes pletórico de vida, y venimos, ahí está el DIARIO DE LOS DEBATES, a sostener desde el primero hasta el último día los ideales revolucionarios. Y hace poco, muy poco, me decía el señor Soto y Gama en una de estas curules: ¿qué ha hecho el Partido Liberal Constitucionalista por el problema agrario? Porque el señor Soto y Gama, si acaso es algo revolucionario todavía, lo es unilateral, cree que nada más el problema agrario es la síntesis de la revolución; él no comprende, no siente, no vive ni piensa los otros problemas; luego no puede ser un revolucionario integral completo. Pues, señor Soto y Gama, en esa Legislatura, aquí, hubo serios combates contra las derechas, que entonces de verdad había derechas, es decir, serviles, incondicionales del Gobierno, que afortunadamente ahora no hay. Aprobamos proyectos de leyes creando las deudas agrarias de los gobiernos de los Estados; aprobamos proyectos de leyes creando la dotación y creación de tierras para los pueblos; aprobamos que se declarara de utilidad pública el cultivo de las tierras de labor, y si esas leyes no se han realizado, culpa fue de la muralla que nos opuso Carranza para que no pudieran cristalizar en verdades y hechos saludables y benéficos estas determinaciones de la Representación Nacional. Ved, pues, cómo el Partido Liberal Constitucionalista no podía hacer nada; no estaba en el poder, sino que estaba en él un enemigo del partido; ese enemigo podía poner el veto, y si no lo ponía, no expedía los decretos porque no se le antojaba, porque no se le venía en gana.

El Partido Liberal Constitucionalista no ha llegado, por lo tanto, a estar en el poder para que se pueda decir que ha volteado las espaldas a los ideales revolucionarios. Los partidos políticos, como se sabe, tienen dos programas: uno, programa político, que son las idealidades, las finalidades que se persiguen a través del tiempo, sin que se pueda señalar término fijo; y el otro programa es aquél que contiene los asuntos, los problemas que deben ser resueltos dentro del tiempo que el partido está en el poder. Solamente podría acusarse al Partido Liberal Constitucionalista de que ha volteado las espaldas si hubiera estado en el poder, y dentro del término fijado no hubiera realizado las reformas que han sido sus más entusiastas anhelos y que los lleva inscriptos en los rojos pliegues de su bandera. (Aplausos.) En cambio, el señor Soto y Gama, señores representantes, que cuando se habla del Partido Liberal Constitucionalista siente la rabia, siente como el toro cuando ve la capa roja, el señor Soto y Gama que dice que no viene a atacar al Partido

Liberal Constitucionalista, pero que a pesar de su honradez que le reconozco, no es franco en este sentido, es decir, no se atreve o no quiere enfrentarse a lo que él llama el monstruo, pero que sí lo ha venido a atacar aquí, porque cuando el señor Prieto Laurens, a quien sí le doy la razón para que lo haga. ¿por qué? porque ese es jefe de un partido o de una partidita, si queréis, pero honradamente.... (Gritos. Silbidos en las galerías. Desorden. Campanilla.) ....Bueno, pero que dice lo que él cree que es la verdad defendiendo a su agrupación. Yo saludo con entusiasmo la aparición de Prieto Laurens aquí al desahogarse, al desencadenar o al desatar sus pasiones; la pasión es germen fecundo hasta de virtudes, yo saludo a Prieto Laurens que vino aquí con todo valor civil a atacar al Partido Liberal Constitucionalista; yo lo que no quiero es que se navegue entre dos aguas, como el señor Soto y Gama, que queriendo ser un ecléctico navega entre el Partido Cooperatista, Laborista, y el Peleceano; eso sólo me hace el efecto, me hace exclamar que este señor, como la vestidura de Floriano, tiene todos los colores y no tiene ninguno. (Siseos. Aplausos. Gritos en las galerías. Campanilla.) Yo, ciudadanos representantes, que en lo particular sigo estimando mucho al ciudadano Soto y Gama, pero que no sé de términos medios; yo que le supliqué, lo confieso sinceramente, que no trajera a esta Representación Nacional asuntos estériles, porque hay muchas miserias que aliviar, muchas llagas que curar; hay problemas nacionales de capital importancia en donde los diputados debemos poner los medios para resolverlos de la mejor manera, y porque íbamos a transformar esta Asamblea en un circo de gladiadores políticos, debo manifestar lo que él me contestó: "Ah, un joven como usted, un líder del temple de usted tiene miedo, como los diputados porfiristas, a las tempestades populares"; y fue cuando dije al ciudadano Soto y Gama: "No, una cosa es que no quisiera el escándalo y la pérdida de tiempo, ya que casi no hemos hecho nada en este periodo y que podemos dedicar estas últimas sesiones a cosas útiles; pero si usted gusta, si usted llama a la contienda, si usted provoca el escándalo, lo acepto, como lo aceptan todos lo peleceanos, pero no con términos medios. Señor Soto y Gama, dice usted que representa a los demás compañeros, pero la verdad es que me repugna creer que ni Cantón, ni el vicepresidente, ni Bolio, ni ninguno estén conformes con los pensamientos vertidos por usted ayer aquí, empapados de clericalismo y reaccionarismo, porque indudablemente que tienen ellos otras tendencias". "Sí, dijo él, una vez que es así, no queremos estar con el Pélece, no queremos un vicepresidente en las elecciones de Mesa y luego...." en fin, ya ven ustedes cómo el señor Soto y Gama le dio un abrazo al ciudadano Prieto Laurens, cuando este lanzó una serie de ataques vigorosos, que por su juventud los considero enteramente desorientados. Yo voy a probar al estimable compañero Soto y Gama que las palabras del señor Prieto Laurens, que sus ataques son infundados y que están afectados de parcialidad, y que si el ciudadano Soto y Gama abrazó al señor Prieto Laurens, fue solamente porque atacó al P. L. C. y luego vino el señor Soto y Gama a la tribuna a decir: yo no ataco a Martínez de Escobar, yo no ataco a García Vigil, yo no ataco al P. L. C. Nosotros asumimos la responsabilidad tanto de la directiva como los miembros del P. L. C., y si ha habido chanchullos, como dice usted, nosotros los habremos cometido. Yo voy a demostrar que eso no es cierto, sino que el peso de la opinión pública está con el P. L. C. y que la opinión es la que ha llevado a los regidores al seno del Ayuntamiento. (Aplausos ruidosos en las galerías. Gritos. Desorden. Campanilla.) Permítanme; no voy a descender al terreno donde descendió el jovencito Prieto Laurens. Aquí se me ocurre en estos momentos que también se pudiera escribir una novela que se llamara "El niño Jorge sube y baja, el niño Jorge se estira y se encoge". No voy a descender al terreno donde él me quiso llevar, al terreno donde quiso llevar a los miembros del P. L. C. porque ninguno de los de nuestro partido gusta de revolcarse en el fango. Pero decía el ciudadano Soto y Gama, el agrarista Soto y Gama que no tiene otra frase candente, quemante a flor de labios que latifundista, terrateniente, acaparador de la riqueza, de la conservación de la riqueza, del capital, etcétera, el señor Soto y Gama, señores, estuvo cinco años en las montañas de Morelos y hasta ahora no sé que este culto abogado, que este culto agrarista, en el terreno de los hechos obligado como estaba a ser consejero jurídico, social y político de Zapata, haya repartido ni una cuarta de tierra en el Estado de Morelos. (Aplausos. Silbidos. Gritos. Campanilla.)

El C. Soto y Gama: ¡Todo Morelos!

El C. Martínez de Escobar: Yo, señores representantes, no habría deseado este torneo a que nos obligaron estos señores y exijo que se me escuche porque vengo a decir verdades.... (Voces: ¡No!) Dice un compañero que jamás entreabre los labios, que no; bueno, a lo menos voy a decir lo que creo que es la verdad. El señor Soto y Gama, que cuando habla de justicia dice: soy la justicia, por más que la diosa Temis sienta sus mejillas empurpuradas y enrojecidas de pudor al escuchar que hay quien se dice ser la justicia; él, que cuando habla de libertad dice: soy la libertad; y cuando se habla de Derecho, dice: soy el Derecho, porque así habla en esta tribuna, afirmando, ha leído la Psicología, de Gustavo Le Bon, que dice: "afirma, repite y contagiarás mentalmente"; el señor Soto y Gama, que ha venido a decir al tratarse de la hermosura, soy la hermosura; al tratar de la belleza, soy la belleza, y al hablar del amor, soy el amor...; (Aplausos.) él, señores representantes, y me ocupo de él porque ustedes verán esto: a Jorge Prieto no lo puedo tomar en serio, al único que puedo tomar en serio es al señor Soto y Gama y como el señor Soto y Gama dice: soy la opinión pública, la señora opinión pública, esa dama poderosa que... ¡bueno!... no digo aquí como.... él dice que sintetiza la opinión pública y es al único, entre los del pro, al que podemos tomar en serio; tengo que ocuparme de él, porque él cree que es la opinión pública la que está hablando aquí y así el señor Soto y Gama, el que con Zapata y con Genovevo de la O vio flamear el pendón rojo de la guerra civil en el Sur, el que estuvo con Zapata, indudablemente redentor social, indudablemente un hombre que llevaba relampagueando en la frente y en sus ojos un apostolado social, él, ciudadanos representantes, él no se ocupó

ni nos podría decir aquí en qué consiste el problema agrario de Morelos; él no ha entendido este problema, como lo vamos a demostrar los peleceanos cuando aquí se trate; él que cree que el problema agrario es uno en el mundo, ya no en México, y que basta con repartir cuarenta o cincuenta hectáreas de terreno para que se resuelva; él que no sabe, o que no quiere saberlo, que hay que tener en cuenta la densidad de la población, la extensión del territorio, clima, etcétera, él estuvo en Morelos y en esos cinco mil u ocho mil -no lo sé yo muy bien, no podría decirlo - de kilómetros cuadrados, digo cinco mil, porque alguna vez en alguna geografía he visto que tenía cinco mil kilómetros y en una estadística que tenía nueve mil. No sé, entre cinco mil y nueve mil, pongamos seis mil quinientos kilómetros, no pudo resolver en ese pedazo de tierra el problema agrario. El, señores representantes, que ahora ha pactado con la reacción, él, señores, que ¡oh ironía del tiempo! ¡oh sarcasmo de la vida! ¡oh crueldad que así váis destruyendo los ideales! él, ciudadanos representantes, que firmó la sentencia de muerte de Otilio Montaño tan sólo por sospechas de que había pactado con la reacción, hoy pacta con ella.... (Aplausos nutridos en las galerías.) hoy pacta con ella y yo franca, sincera y entusiastamente le digo que si ese vengador, ese redentor social, Zapata, hubiera escuchado a Soto y Gama aquí, él firmaría ahora la sentencia de muerte del ciudadano Soto y Gama.... (Aplausos en las galerías.) Bien; vamos a la lógica política, a la lógica de los hechos, de los sucesos: el Partido Liberal Constitucionalista, que trajo al seno de esta Representación Nacional más de 150 diputados; el Partido Liberal Constitucionalista, que en las elecciones pasadas de munícipes lanzó una planilla en donde sólo dio, y eso a tantas súplicas, tres miembros al Partido Cooperatista, ¡seamos lógicos y no vengamos con farsas y mentiras! si ese Partido lanzó hace un año una planilla con tres candidatos y el Cooperatista Nacional no se unió ni con el Nacionalista ni con el Laborista porque los creyó débiles y no lanzó una planilla de tú a tú con el Pélece, sino que entró a él a fuerza, a regañadientes, suplicando que se le dieran tres miembros, y el Pélece... (Gritos. Injurias en las galerías.)

El C. presidente: Se previene a la policía que debe desalojar del salón a toda persona que pronuncie palabras descompuestas. (Aplausos.)

El C. Martínez de Escobar: ¿Por qué, pregunto yo a los hombres sensatos, a los hombres conscientes (y a los ciudadanos diputados les ruego que se fijen en esto, porque estamos obligados a raciocinar, a discernir, no a dejarnos llevar en alas de la imagen más o menos bella del sentimentalismo y de la emotividad; vamos a juzgar de estos consecuentes teniendo en cuenta los antecedentes, es decir, vamos a tomar en cuenta la ley de la casualidad. Toda causa engendra un efecto, el efecto es el consecuente del antecedente) si hace un año el Cooperatista Nacional aceptó, no aceptó, solicitó y lanzó la planilla con tres de los cooperatistas, eso que quiere decir, ciudadanos representantes? Quiere decir que el Cooperatista en relación con el Partido Liberal Constitucionalista, aceptó que era, por ejemplo, cuatro, cinco o tres veces menor en pujanza política que el P. L. C.; porque si no, habría ido solo a la lucha, porque no ha sido cobarde, hay que decirlo en su honor. Fíjense, pues, en estos hechos: Ganamos las elecciones municipales, y tres representantes del Cooperatista, única y exclusivamente, fueron al Ayuntamiento, de tan vigoroso, de tan fuerte partido, y aquí se me ocurre esto: no hay que confundir, compañeros, los partidos políticos con los bandos, con las facciones, con las parcialidades, con las banderías. Los partidos políticos se sustentan sobre una columna, esa columna sí es efectivamente la opinión pública, la razón de ser de su existencia, esa es la opinión de la sociedad, sin ella es absolutamente imposible que viva, es la negación, es el absurdo, no puede existir. Si aquí no hay verdaderos partidos políticos en México, verdaderos partidos políticos como los hay en Inglaterra, en Francia, en Estados Unidos, es una verdad sociológica y no podría yo venir a alegarlo, porque no quiero llegar al absurdo, señor Soto y Gama, si el Partido Liberal Constitucionalista tuvo diez y tres el otro, quiere decir que en relación éste es una bandería y el otro un partido dentro de la relatividad de nuestro medio. Y bien, viene, ciudadanos representantes, la elección de diputados, porque yo quiero traeros, llamándolos a la razón y a la conciencia, a la inteligencia y al talento; vino la elección de diputados y en siete distritos de la ciudad de México: primero, segundo, tercero, cuarto, séptimo y octavo gana las elecciones el Partido Liberal Constitucionalista. Ni la palabra de Soto y Gama ni la de Prieto Laurens se hizo sentir en esta tribuna, protestando; solamente perdió el Partido Liberal Constitucionalista la del quinto distrito electoral, y digo que perdió, porque tenemos que aceptar los hechos consumados, ya que el general Garza fue admitido en el seno de esta Representación Nacional. Se vé entonces cuál es la relación de fuerza política entre ambos partidos: siete distritos ganados por el P. L. C., contra uno que ganó el Cooperatista. Y decidme, señores, ante la evidencia, ante la verdad, ante los hechos, ¿cuál es el verdadero partido, cuál tiene más fuerza? Contestadme, señores cooperatistas. (Aplausos.) Vamos, pues, tratando la cuestión en esta forma para que se vaya haciendo la conciencia en la Cámara, a fin de después ocuparme de todo esto que hablaba el señor Soto y Gama. Vienen las elecciones de presidente de la República.... ¡Ah! pero se me olvidaba, en esas elecciones de diputados fueron dos los partidos que lucharon, el Laborista y el Cooperatista, contra el Pélece. Vienen después las elecciones presidenciales. Ustedes se dieron cuenta de la inmensa votación del general Obregón en esta ciudad de México. Os protesto, bajo mi palabra de honor - y el que lo dude puede ir conmigo para que veamos los expedientes - que de las casillas electorales de la ciudad de México no hubo veinte ganadas por el Cooperatista y que todo el resto es del Partido Liberal Constitucionalista; los votos a favor del presidente en boletas del Partido Liberal Constitucionalista, unos cuantos en boletas del Partido Cooperatista. ¿Esto no os da a entender que el que tiene la fuerza política es el Partido Liberal Constitucionalista? Pues esta es la deducción - si vamos a creer en la lógica, esto es - obtenida primero por un sistema inductivo para llegar a una proposición y después aplicarla a hechos concretos, por

eso estoy hablando en esta forma. Yo siento premisas acerca del proceso de cada una de estas agrupaciones políticas, y ya vemos, como decía, que en todos los casos ha tenido una superabundancia de fuerza el Partido Liberal Constitucionalista sobre el Cooperatista y vemos, señores representantes, en esta elección - y lamento que no esté aquí Jorge Prieto - cómo empezó a enviar emisarios al Partido Liberal Constitucionalista. Estando yo en la Avenida Juárez 75, (yo lamento que el ciudadano Soto y Gama no haya estado en este ir y venir de Prieto Laurens, para que no viniese a asentar aquí cosas, que por su honradez las creo, pero que debía haberle hecho advertir para estar sobre los acontecimientos, sobre lo sucedido, y no venir a hacer el triste papel, un hombre talentoso, que no viene a hacer aquí más que el papel de una pelota con que se juega el señor Prieto Laurens.) (Aplausos.) Y se presenta Prieto Laurens, muy especialmente porque ha tenido muy buena amistad conmigo, me suplica que descienda yo de la Directiva para tener un momento de plática; desciendo, ciudadanos representantes, y en el local del mismo Partido me dice: "licenciado, deseo que usted intervenga para que el Partido Liberal Constitucionalista acepte jugar con nuestro Partido". Prieto Laurens a mí me decía: "lástima que estén esos laboristas, si no tuvieron gente para ganar una sola casilla, ¿cómo vamos a ganar en las elecciones de diputados? Esos laboristas no sirven para nada, nada más para gritar, pero a la hora de la hora no los encuentra uno listos para nada". Eso me dijo. "No podemos entrar con ellos, es imposible; le rogamos a usted que interponga sus buenos oficios para que seamos aceptados". El me hablaba de armonía, de unión, de equilibrio estable, de solidaridad, etcétera, de todo lo que menos entiende y dice Prieto Laurens, y le dije: "con todo gusto, yo creo que es necesaria la unión revolucionaria, que es necesaria la agrupación, es decir, que no seamos todos los revolucionarios un grupo de individuos, un polvo de individuos, sino fuerza unida, cohesión; naturalmente que aceptando ustedes la proporción en razón de la calidad y de la fuerza política de su partido". Y entonces me dice: "Por mi parte, licenciado, todo. Quiero que usted nos ayude". Y le pregunté: ¿Quiénes son sus candidatos? A lo que contestó: "Pues, señor, don Pedro Lascurain...." (Risas.) ¿No lo creen? "para presidente municipal...." (Voces: ¡Qué bárbaro!) Siguió diciendo: "Don Pedro Lascurain será la síntesis de toda la colectividad social mexicana. El por su honradez, por su cultura y sus conocimientos, por su política y su práctica para administrar será aceptado lo mismo por los hombres que destacan su figura en las doradas cimas de la riqueza, que por los que pertenecen a la subclase, que es a manera de un puente de oro entre el capitalista y el proletario, y por el proletariado mismo". Agregué entonces: "¿Quién otro, compañero?" Respondió él: "Jorge Carregha, Ramón Riveroll...." Bueno, señores, cuatro o cinco más por el estilo. "Ya no puedo contener más mis nervios, le dije, don Pedro Lascurain ya usted lo conoce. Entonces ha estado de más la revolución. ¿Cómo vamos de farsantes en la Cámara de Diputados a tronar contra Moheno, Lozano y Olaguíbel? Entonces, o somos siempre rectilíneos, o somos unos farsantes; ¿qué es lo que pasa con algunos revolucionarios? Pedro Lascurain no puede ser aceptado por ninguno, aunque sea absolutamente honrado; no se trata de la honradez individual; él será muy honrado para sus negocios, pero en la política es fatal, no cabe dentro del medio revolucionario que existe ardoroso en este país". Se puso pálido, palideció, porque yo le dije: "¿todo un joven como usted, que ha tenido valor civil y no sólo valor civil, sino que ha sabido ir a empuñar el rifle como un hombre al lado del general Obregón, y no por el general Obregón ni por un individuo, sino por los ideales, por los principios, pues nada importan los hombres sin los principios; usted quiere ayudarlos ahora para escalar los escaños del Ayuntamiento, usted compañero? Yo no vengo a manchar reputaciones, yo no vengo a macular a nadie, no me consta lo de Riveroll y Carregha, pero lo oí en el Ayuntamiento siendo munícipe; allí se decía que eran unos estafadores, que eran unos ladrones, que eran unos verdaderos sinvergüenzas y todo lo más malo que ustedes pueden imaginar.... (Aplausos.) Y el señor que había dicho todo eso, ahora venía bajo su firma diciendo lo contrario. ¿Creen ustedes que puede uno tomar en serio a un partido que no tiene diez elementos o doce para lanzar una planilla? Si no se necesitan hombres de gran talento, eso es mentira; ya hemos visto que en este país han fracasado en política la sabiduría y la ciencia, es decir, estando los hombres en el poder; ya hemos visto, señores, a los científicos que tuvieron el poder tanto tiempo y fracasaron; que Macedo, Casasús, Rabasa, muy honorables, como ustedes quieran, no vengo, repito, a macular reputaciones; ¿pudieron estos hombres sostener al general Díaz, pudieron estos hombres, que por tanto tiempo tuvieron las riendas del Gobierno, procurar que se hubiese verificado una sucesión del Poder en los momentos epilépticos revolucionarios? ¿A caso a estos hombres no se les tuvo que llamar ladrones del Erario, corruptores de la justicia, hombres que tenían sobre sí las iras populares? ¿Acaso no se dijo de mil maneras que sobre ellos caería el eterno baldón de la historia y las cóleras populares? ¿Acaso no estamos convencidos de lo que dice el divino Platón en su "República", que el gobierno no debe estar entre sabios y filósofos, que es mentira, porque son los más malos administradores? ¿Acaso esta revolución no nos ha indicado que los que en este país pueden gobernar es la subclase, la clase media; ni el proletariado, la clase baja, porque no tiene la cultura, la aptitud, la ilustración suficiente para darse cuenta de lo que es la labor del Estado, ni la clase de arriba, porque aunque tengan brillantísimo dominio intelectual, no tienen un sentido práctico de las cosas y, sobre todo, porque parece que su entusiasmo rastrea, que su voluntad rastrea como el vuelo de las golondrinas? ¿No tenía el Cooperatista 10 miembros, no tenía diez amigos los ciudadanos Prieto Laurens, y Soto y Gama, y obreros que pudieran formar una planilla, aunque no fueran sabios? Prieto Laurens me dijo: aquí están nuestros candidatos, y aquí está la firma de Prieto Laurens ¿para que voy a cansar a la Asamblea? Aquí habla de Carregha y Riveroll; (Voces: ¡La lista! ¡Los nombres!) son muy honrados, yo no digo que no lo sean, no conozco a estos señores ni tampoco que

tengan procesos; él fue quien dijo que eran unos estafadores y ahora dice que no se puede dudar de su honorabilidad. Yo no sé que haya habido ningún proceso que se haya resuelto en los tribunales. No les leo los candidatos porque da tristeza, pero están bajo la firma de él. Yo le dije: "Compañero, yo con toda honradez le digo que con esos candidatos no los aceptamos. Nosotros aceptamos la responsabilidad de nuestros actos e iremos solos, como siempre vamos; por unidad revolucionaria aceptaríamos tres, si acaso". Pues en vista de esto, Prieto Laurens manifestó que cambiaría los candidatos, y que aceptaba los tres. El señor Pérez Abreu fue el mediador en este asunto; nosotros no quisimos tratar con ellos. Manifestó que estaba conforme y se hizo la Convención en el Tívoli y se les dejaron tres candidatos, como deseaba Prieto Laurens. Prieto Laurens fue el día en que se verificaba esa Convención donde había más de dos mil personas y el mismo Prieto se asustó al contemplar esa masa humana que existía allí, caldeada de entusiasmo, reverberante de ideales. Estuvo como diez minutos y se fue asustado al ver que su agrupación política no reunía ni cincuenta hombres y eso a tostón por cabeza. (Aplausos nutridos.) Fuimos a la lucha, ciudadanos representantes, y yo os juro por mi honor, yo os protesto que el que habla, que jugó por el segundo distrito electoral de la ciudad de México, en donde tomamos, es decir, en donde el comité nuestro pudo reunir elementos suficientes para que el día de la elección de diputados, a las nueve y media a más tardar estuvieran las treinta casillas electorales funcionando en el segundo distrito en donde sin instalar nosotros las casillas, no se presentó un cooperatista a disputarlas, podíamos haber estado hasta la una o dos y media, ni una mosca cooperatista, ni una mosca blanca pudo presentarse allí; estos son hechos, estas son verdades; tomamos las 30 casillas, la votación fue de cuatro mil contra trescientos. Ahora, en las elecciones municipales yo no anduve por otros distritos, bajo mi palabra de honor; pero en el segundo distrito se verificaron las elecciones sin incidentes, con excepción del de Jesús Carranza; de las 30 casillas, ni representantes del Cooperatista ni nadie que quisiera ir a disputarle las casillas al Pélece en el segundo distrito; esta es la verdad y lo puedo comprobar como lo deseen, no vengo a mentir; en la de Jesús Carranza, tomada la casilla por los del Pélece, tuvieron un rasgo de valor los del Cooperatistas, quisieron quitarla y hubo un muerto.... (Murmullos. Aplausos.)

¡Sí es natural! ¿Por qué vamos a creer que un partido - yo quiero la lógica, señores-, por qué vamos a creer que un partido, que un mes antes, vamos, que un año antes, que después, seis meses antes; que inmediatamente, anterior, un mes antes no puede hacer nada en las casillas, como por encanto mágico, como transformación, como transfiguración sublime, como animado por un genio superior, de la noche a la mañana de niño se desenvuelve en hombre? ¿Qué de guijarros se transforman en montañas? ¡Sí, ya lo creo! ¿Acaso un desenvolvimiento milagroso, espontáneo, se ha verificado con una serenidad inmensa? ¿Se considera acaso más vigoroso y más fuerte que el Pélece? ¿Creéis que en 15 días se puede verificar un misterio de estos en cuestiones políticas? ¡Decídmelo, ciudadanos diputados! (Voces: ¡No es posible! ¡No! ¡No! Desorden.) ¿Entonces por qué esa protesta? ¡Es claro! ¡No vengamos aquí con mentiras, no vengamos aquí con gritos destemplados; esta es la verdad, de las 30 casillas, 30 ganadas sin discusión, sin fraudes, sin nada en el 2o. distrito, y exactamente igual, según me informan, en los demás, en el 1o., en el 3o. - y voy a decir a ustedes esto: Ese miembro del Cooperatista, el licenciado José María Gutiérrez, presidente de una casilla, íntimo amigo de Jorge Prieto Laurens, me dijo esto en el Ayuntamiento: "Yo declaro (esto dice el licenciado José María Gutiérrez, que es juez Menor por el Ayuntamiento nombrado y ganado por Prieto), yo declaro que... (y conste que fue casilla tomada por el Cooperatista), yo declaro que, me dijo, que la tendencia material (fue su frase como abogado. El se acuerda de lo que es posesión en derecho; tenencia material de la cosa); la tenencia material la ganaron ustedes; es decir, hubo un número muy insignificante de casillas tomado por nosotros, la material, es decir, la votación que se recibió allí en las casillas; ¿pero ustedes pueden saber acaso que en este país tan lleno de lacras, si Jorge Prieto y los demás tenían actas de instalación, padrones y todos los documentos? porque ya ve usted que en este lugar se hace todo." Eso me declaró a mi un cooperatista, ¿pues cómo va a poderse demostrar el triunfo de una elección? Pues indudablemente que si la ley dice que se instalarán casillas y allí empieza la lucha, pues claro que los partidos políticos que tienen deseos de triunfar, lo primero que procuran es tener la mayoría de las casillas para no tener necesidad de representantes, para estar viendo que no se hagan chanchullos. Deben saber que en las elecciones del año pasado, con los saldañistas, que existía un artículo de Carranza que decía que las casillas no instaladas por el instalador eran nulas, nosotros los peleceanos y tres de los cooperatistas entonces, fuimos a la lucha municipal y nos acobardaron los garrotes de Saldaña Galván, fuimos a las casillas, e instaladas nuestras casillas, cooperatistas y peleceanos, a pesar de que los saldañistas tenían entonces la fuerza militar y del Gobierno de Carranza; ellos hicieron sus elecciones la noche anterior, lo sabe el señor Prieto Laurens, pero nosotros fuimos dispuestos a enfrentarnos con los saldañistas y tuvimos la tendencia material de las casillas. ¿Por qué los cooperatistas, que son tantos, por qué no obtuvieron esa tendencia material? ¿por qué sólo en seis o en siete casillas hubo fraudes y sangre? ¿Van a decir que porque quisieron ser ecuánimes y juiciosos, que quisieron ser tranquilos... (Risas. Aplausos.) que quisieron ser tranquilos, como las azules aguas de un lago, por donde bogara un blanco cisne? Por esto no tomaron las casillas. ¡Que hubo sangre! ¿Y el ciudadano Soto y Gama se horroriza! ¡Usted señor Soto y Gama, que todavía lleva en las narices el olor de la sangre de Ticumán y de la cima! (Aplausos.) Se horrorizan, retroceden asustados, espantados, ¡una gota de sangre! ¡qué horror! ¡el Cooperatista transformado en virgen pudorosa! (Risas. Aplausos.) ¡En virgen pudorosa podía transformarse de la noche a la mañana un sátiro? Voy a decir por qué: ¿queréis una prueba de que la primera sangre que se derramó en esta

elección fue provocada por el Cooperatista? ¡Ahí tenemos un monumento vivo, un herido, miradle, allí está! (Señala a un asistente a las galerías.) Por qué lo agredieron, dice este señor. ¡Muy bien! Unos dicen que fueron los atacados; otros que fueron los que atacaron. ¡Yo no vengo aquí con hipocresías, yo acepto todas las responsabilidades de mi partido, de nuestro partido; yo acepto todo esto: que atacaron. Pues bien; ¿creen ustedes que un país que para evolucionar (estas son verdades), que para evolucionar, que para prosperar, que para progresar... (El C. Garza lo interrumpe en voz baja.) Un momento. No me estorbe usted, ¡estos son piquetes de chinches que no sirven más que para estorbar. (Aplausos.) ¿Creen posible que en este país que ha tenido necesidad de estallidos de su alma, de sacudimientos de su corazón, que ha tenido necesidad de estar revolucionando, que todavía no hemos podido conseguir la transmisión pacífica del poder; que este país, señores, porque así hay que hablar, cómo quiere el ciudadano Soto y Gama, una blanca virgen democracia, cómo quiere que sea pura en el Jordán democrático? No es posible, es absolutamente imposible todavía, ¿por qué le extrañan esos garrotazos y esas gotas de sangre? ¿Acaso no sabemos que en este país en 25 o en 30 años hemos tenido cuartelazos, asonadas, motines, golpes de Estado y planes revolucionarios? ¿Acaso no sabemos que está Santa Anna disolviendo el Congreso, Iturbide, que lo hizo primero; Juan B. Ceballos, que Huerta hace poco lo hizo, que después Carranza, que enarboló la bandera revolucionaria, no supo cumplir con su deber? Esto quiere decir lo siguiente: que este país todavía no puede estar a la altura democrática de aquéllos países que ya tuvieron sus cuartelazos, sus motines, sus asonadas y sus planes revolucionarios, y que ya tienen tantos siglos y siglos de vida y que ya han llegado a este estado de solidaridad que tienen entre gobiernos y gobernados. ¿Por qué le extraña esto? Es muy raro que esto no lo pudiera sostener el señor Soto y Gama; puede un ignorante no sostenerlo, pero él sí. Quizá me diga: ¿por qué no existe la democracia en México como en Francia? ¡Oh, señor! Yo por eso ayer me encendí, me acaloré, me disgusté al escuchar al señor Soto y Gama, culto e inteligente, porque ha vivido leyendo toda su vida, hasta en los momentos en que sentía la nieve de las faldas del Ajusco, de que viniera aquí a hacerse el ignorante. Las elecciones de México, como un dilema, se impone compañeros; o tienen que ser hasta ahora, por razón del medio, del tanto por ciento que se tiene que aplicar en los fenómenos sociales por razón del desenvolvimiento de leyes sociológicas, inevitables, que naturalmente han sido fatales, que no se pueden evitar, porque no tenemos más que cien años de vida; o son como en la época de Díaz, y, señor Soto y Gama, ni los cooperatistas, que hay muchos hombres en él, ni los liberales constitucionalistas quieren hundirse ya en materia electoral en tumbas egipcias, no quieren convertirse en momias, no quieren retrogradar a las cavernas. Ayer cooperatistas y peleceanos pugnaron en este juego de voluntades, de sentimientos y fuerzas, que ha derramado una que otra gotita de sangre, que ha asustado al ciudadano Soto y Gama, y ellos ya empuñan la antorcha, y avanzan, y avanzan, y avanzan, entretanto, empuñando la antorcha del progreso electoral. (Aplausos.) Ese partido político, o sea esa agrupación política nacional que se llama Cooperatista, quiere vencer; esa hormiga (no es insulto, estoy haciendo comparaciones para explicarme), esa hormiga, que la llama bloque cooperatista y que en realidad tiene derecho a vivir, a expansionarse, como tiene menos fuerza que el otro, va y arremete contra el Pélece, y el otro, que es más fuerte, le gana, lo vence y lo despedaza; esta es la verdad de lo que ha sucedido. Democracia pura, ¿como cuál, ciudadano Soto y Gama? ¿Como la francesa? ¡Pues, señores, cree el señor Soto y Gama, yo ruego a los compañeros que se fijen que no estoy descendiendo al terreno de personalismos insultantes; la democracia francesa , la democracia francesa, señor Soto y Gama, tiene un glorioso, un esplendoroso abolengo de ideas, y usted lo sabe, y en ese glorioso abolengo de ideas está, señor Soto y Gama, la ciencia de Descartes, la crítica punzante y fina de Voltaire, está, señor Soto y Gama la pluma brillante y sencilla de Rousseau, está, ciudadano Soto y Gama, todo ese monumento glorioso que se llama Enciclopedia; tiene una corte gloriosa de tribunos esa democracia como antecedentes, tiene, ciudadano Soto y Gama, a un Mirabeau que es la tempestad de ideas de la fascinante Francia; tiene, ciudadano Soto y Gama, a un Vergniaud, a un Dantón, a un Robespierre y a toda esa falange de la revolución francesa, que se llamaron los girondinos; y usted sabe, ciudadano Soto y Gama, que también hubo necesidad primero de la Asamblea de Notables, después de los Estados Generales, después del Constituyente, después de la Convención, más tarde vino el Directorio, vino el Imperio, vino la restauración y todo eso que no puede ignorar el ciudadano Soto y Gama, para llegar a este estado en que se encuentra ahora la democracia francesa... (Aplausos nutridos.) Si queréis la democracia anglosajona que primero tiene tras de sí como columna vigorosa toda la historia de las libertades públicas, toda la historia del Derecho y de las libertades políticas de la evolución, Inglaterra; pero tomando a esa república anglosajona, ustedes saben que tiene como antecedentes un publicista famoso como Otties, ustedes saben que tiene un Washington, un Lincoln y tantos y tantos hombres famosos; que ha tenido unos cuantos movimientos evolutivos felices y que, sin embargo, ha tenido que atravesar, no obstante que es una raza importada de la Inglaterra a Estados Unidos - por periodos difíciles; y así tendremos que ir, señores diputados, analizando: no se puede dar un paso gigante en México en cuestiones de democracia. Ninguna nación ha podido tener esto que quiere el ciudadano Soto y Gama, ni la Grecia, donde se dilatara el mundo de la filosofía, el mundo del arte; ni Roma, donde se dilatara el mundo de la política y del derecho; ni Inglaterra, donde se dilatara el mundo de las libertades; ni América, donde se dilatara el mundo de las democracias. ¡Jamás! Han tenido necesidad de ir pasando por estos tropiezos, por estas vacilaciones, por estas dificultades. Por esto es que no puedo contemplar una democracia así, suave, carinosa, sin sacudimientos, sin estremecimientos. ¡Esta es la verdad! O de lo contrario tendríamos que ir a aquellas elecciones porfirianas

en donde una bella mañana, si acaso uno que otro ciudadano sabia que había elecciones en México, y solo se daba cuenta de que las había, la comadre de vecindad, mal educada y chismosa, de una portería que por casualidad tenía de jefe político a algún su esposo (Risas.) y que éste iba con seis o siete briagos de la empleomanía, ya con las actas listas, con todos los documentos electorales; si acaso estaba cinco minutos, y al otro día diputados ya usted sabe quiénes, aquellos a quienes usted con verbo candente supo siempre darles formidables latigazos y que con desencanto y desilusión de muchos de sus amigos, hoy les entona usted cantos de loa. (Aplausos.) ¿Esa es la democracia que quiere el señor Soto y Gama? Ya no es posible, señores, porque no se puede negar la ley de la casualidad. Estas fueron elecciones, fueron malas, si se quiere, pero hubo elecciones. Los mismos que ayer se enfrentaron con Saldaña Galván y dispuestos estaban a ir a las casillas a tomarlas a sangre y fuego, hoy desgraciadamente...(El ciudadano Soto y Gama aplaude.) No se asuste, señor Soto y Gama, yo desearía que no fuera así, yo con el alma protesto y llevaré y desplegaré energías e ideas para que esto no suceda, pero no se puede ir contra las leyes naturales. El señor Prieto Laurens, ciudadano Soto y Gama, y sus amigos cuando reclamaron, el señor Zubaran hizo que se fueran repartiendo las boletas a un cooperatista y a un peleceano; cuando iban saliendo a la vuelta de una esquina se escondían los del Cooperatista y después caminaban cinco cuadras y atacaban a los del Liberal Constitucionalista para quitarles las boletas. Desgraciadamente son sucesos desarrollados y yo los estoy analizando, es decir, quiero hacer labor de psicología social, de psicología política. Permítanme estos paréntesis. Yo he querido levantar un poco este debate. Se asusta el ciudadano Soto y Gama porque no están resueltos todavía los problemas de la revolución, el agrario el obrero, etcétera; no es posible, por más que hayamos tenido la vigorosa guerra de Independencia, la de Ayutla, la de la Reforma, etcétera, etcétera; la Constitucionalista, y quién sabe cuántas más deberemos de tener en lo sucesivo! ¡quién sabe cuántas más, obedeciendo a leyes sociológicas inflexibles y naturales! Mientras no sea resuelto el problema agrario, no habrán desaparecido en México las dificultades y nosotros no estamos obligados a resolverlas. (Siseos.) ¡Pues es natural! Cuestión social es herencia fatídica, señor Soto y Gama, que se pierde en la noche de los tiempos: el acaparamiento de la riqueza nacional por un grupo nefasto de señores feudales, indudablemente que si con los ojos del espíritu contemplamos el pasado, se abrirá a nuestra vista un doloroso panorama histórico. Muchas colectividades que sin afinidad etnológica, reinos y señoríos sin afinidad etnológica; pero con esta característica únicamente: gobiernos despóticos, militares y aristocracias agraristas. Si venimos al régimen colonial, sabemos cómo los conquistadores se repartieron los despojos de nuestras riquezas, como los sayones se repartieron las sagradas túnicas de Cristo. Vino el conquistador y se apoderó de lo que se llamó.. ¿Cómo se llama lo que tenía Cortés? ¡Ah, sí, el marquesado del Valle de Cortés con sus anexos y 30,000 indios! Vinieron las encomiendas, los repartimientos y esto siguió porque los soldados, los capitanes, los amigos, etcétera, etcétera, pedían sus premios y por esto ha venido nuestra revolución. Estos fenómenos sociológicos en cuestión agraria marchan a compás, marchan dándose de la mano con el fenómeno político. ¡Es exactamente igual lo que pasa! La evolución se va haciendo paralelamente en los fenómenos sociales, cuestión agraria y obrera; y en los fenómenos políticos, cuestiones electorales y de voto; esto es indudable. Por esto no hemos llegado a lo que ustedes quieren, ¡pero hubo elecciones! (Aplausos.) Ahí voy, no tiene remedio, nos obligaron a la defensa y a la defensa vamos; voy a demostrar a usted, ciudadano Soto y Gama que usted no debió haberse hecho solidario del señor Prieto Laurens, del señor licenciado don Jorge Prieto Laurens. Se asusta el señor Prieto Laurens porque el licenciado Zubaran no obedeció el auto de suspensión del juez. Que se asuste el señor Prieto Laurens; no, señor Soto y Gama, usted es abogado y tenía y tiene obligación de contender con el que habla, como abogado, en este punto. (Aplausos.) Se verifican las elecciones y los cooperatistas, movidos por su jefe, por su general de división sin ejército, don Jorge Prieto, sin ejército..(Risas,) sí, señores, dice "¿pues qué hacemos? Ya yo conozco prácticamente que estamos perdidos, pero vamos a ver si podemos." Se verifican las elecciones; los del Partido Liberal Constitucionalista, el lunes, dentro del término de la ley, se presentan con sus documentos que los acreditan como presidente de casillas.

Esto revela que las elecciones, porque todas las casillas estuvieron, la mayoría, tomadas por los del Pélece, que terminaron sus elecciones, cerraron su documentación y uno por uno, dispersos, no en grupo, fueron a registrar sus credenciales. La ley le dice a Zubaran: "está usted obligado - es un imperativo categórico - a registrar las credenciales". El no pregunta de qué partido es, él tiene qué registrar las credenciales; el lunes registró ciento y tantas; debe usted saber que mucho más de treinta o cuarenta fueron rechazadas por no reunir los requisitos de ley, fueron rechazados sin saber si eran del Pélece o del Cooperatista; después se supo que eran del Pélece. Al día siguiente, a las 12, un ejército cooperatista. (Risas.) con dos generales, con dos generales González Garza y su jefe de Estado Mayor, don Jorge Prieto; un ejército cooperatista fue a registrar sus credenciales. ¿Qué hacía una autoridad que conforme a la Ley Electoral tiene absolutamente necesidad de cumplir con ella? Claro, se registra y se anotan las casillas cuyas actas fueron entregadas. Al día siguiente se presenta otro grupo "Quiero que me registre estos documentos". "Sí, señor". El jefe que tiene que registrar va y ve: casilla número 2, está registrada conforme a la Ley y como tiene que cumplir con su obligación porque si no se le hubiera procesado, pues de otro modo se llegaría al absurdo, a lo inaudito, si se acepta ese sistema que quieren Soto y Gama y Prieto Laurens. Al otro día se pueden presentar otros 100 más, y al otro día otros 100, y otros 100 y otros cientos encabezados mañana por Prieto Laurens, después por Soto y Gama y Vizcarra, y después por Equis. ¡Pues es claro no puede hacerse ese registro porque se lo prohibe la Ley, porque hay un

delito; (Siseos.) no prejuzgo y se dice, según Soto y Gama: Hizo papel de juez Zubaran; hizo papel de juez; por consiguiente, usurpación de funciones. Años, hace mucho tiempo no ejerzo mi profesión; hace tiempo que no leo un Código Penal; pero después de seis años de estudio, tengo qué saber cuáles son los elementos característicos de un delito ¡es claro! Usted tampoco, no puede ser por ignorancia y o es por ignorancia o por mala fe, yo no lo creo, porque el ciudadano Soto y Gama me merece confianza y creo que no he pronunciado una palabra grosera en su contra y si es que la he pronunciado la retiro con toda cortesía, porque no ha sido mi ánimo hacerlo. ¡Usurpación de funciones! ¿Dónde está? ¿Pues qué juzgó el señor Zubaran, hizo algún proceso, hay declaraciones, se dio vista, se alegó, se recogieron pruebas, dio sentencia? Sólo así se puede comprobar el cuerpo del delito, sólo así se puede comprobar la usurpación de funciones, pero no porque no quiso incurrir en un delito registrando documentos buenos o malos; ante él el primero que se le presenta es el que debe registrar sin prejuzgar de las elecciones; quien tiene que hacerlo es la Junta Computadora...

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Me permite una interpelación el orador?

El C. Martínez de Escobar: No acepto interpelaciones; absolutamente ninguna; no me gusta que me estorben y no gusto de razonar dialogando. (Aplausos.) Quizá como ya tengo dos años de estar en el Parlamento con la solución de continuidad de la Legislatura pasada, yo sé que estas interpelaciones no sirven más que para desorientar y ya vimos ayer al ciudadano Soto y Gama cómo fue completamente desorientado; yo no acepto esto ni quiero que me estorben. Entonces piden amparo los cooperatistas.. ¡amparo los cooperatistas! (Risas.) ¡amparo! Señor Soto y Gama ¿Usted hizo la demanda?

El C. Díaz Soto y Gama: ¡No!

El C. Martínez de Escobar: ¿Usted aconsejó que pidieran el amparo?

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Para qué?

El C. Martínez de Escobar: Señores representantes: Dice bien el señor licenciado Soto y Gama que para qué, si el que habla está diciendo barbaridades, porque el señor Candelario Garza sabe lo que es el amparo; no, señores representantes, no vengamos aquí con farsas ni con mentiras, el amparo, ciudadanos representantes, es la única conquista científica nacional de predominio mundial, es el orgullo de la República Mexicana. (Aplausos.) El amparo, ciudadano Soto y Gama es...

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Es tinta!

- El C. Martínez de Escobar:.. es tinta (Risas.) El amparo, ciudadano Soto y Gama, el amparo, ciudadanos abogados, no Rivera Cabrera; señor licenciado Rama, señor licenciado Estrada, el amparo.. pues, señor Soto y Gama, el amparo que tiene forma de juicio y que sólo por su finalidad se puede decir que es un recurso, sin que sea recurso y sin que sea juicio; el amparo que por medio de fórmulas jurídicas, a petición de parte y en cada caso concreto tiene por objeto, escuchadlo bien, reponer al quejoso en el imperio de su garantía violada o el dilema, ciudadano Soto y Gama, de procurar la ponderación o el equilibrio de la soberanía que coexiste en una federación; eso es el amparo y están obligados a saber los abogados que sólo procede cuando se vulneran las garantías individuales, aquellas que forman parte integrante de la naturaleza del hombre, que son inalienables, que son imprescriptibles, no cuando se trata, compañero, del asunto político, porque eso se llama la calidad ciudadana y allí hay el recurso en la Constitución y en el Código Federal de Procedimientos Civiles, acerca de qué es lo que se debe hacer, y en el Código Penal cuando se viola el voto público. ¿Para qué sirven entonces las instituciones de un país? El amparo, señor Soto y Gama, que tiene como antecedentes el interdicto homine liberi exidendus; el amparo, señor Soto y Gama, que tiene como antecedente al anterior del Derecho Romano, que tiene el Habeas Corpus, señor Soto y Gama, el Habeas Corpus inglés y los rights ingleses, ese amparo que no tiene más objeto sino que se respete al quejoso en su garantía violada, usted sabe que de ese amparo se quiere hacer un trapo sucio para satisfacción de los despechados y de los impotentes. (Aplausos nutridos.) El amparo, ciudadanos representantes, que está perfectamente prescripto en disposiciones que tienen que conocer los que a esto se dedican, le dice terminantemente a un juez de Distrito qué es lo que debe hacer cuando son notoriamente improcedentes las demandas: desecharlas. Y entonces se presenta este conflicto en el caso de las elecciones municipales: un juez de Distrito y, señores, yo he dicho que vengo a decir verdades desgraciadamente, y aquí el ciudadano Soto y Gama nos los dijo hace algún tiempo, que nuestras autoridades federales, en su mayor parte, son enemigas de los movimientos evolutivos, de estas evoluciones progresivas, de estos estallidos revolucionarios; ellas, por más esfuerzos que quieran hacer, están dominadas por el pasado, no entienden de los elementos adquiridos, de los que van generando y de los que van fecundando el medio de la evolución en que vamos desenvolviéndonos; ellas son enemigas de todo lo que significa avance y progreso; ellas son enemigas de todo lo que significa independencia y progreso; ellas, especialmente dos de ellas, Pellicer y Díaz Lombardo, aceptaron (sí, estoy seguro) la demanda, y el juez que ha surgido de este último movimiento revolucionario va a dictar el auto de suspensión provisional, es decir, concediendo el amparo, que solamente se puede dictar cuando están los intereses de la sociedad y del Estado en peligro, y aquí dicen estos señores que los intereses de la sociedad y del Estado están con el Cooperatista, porque es la opinión pública, y la opinión pública y el Estado lo representan Prieto Laurens y Soto y Gama.

"Pues suspendo el acto", y se le dice a Zubaran: "Por 72 horas te ordeno que no instales la Junta." ¡Claro! Hay entonces un choque, un conflicto de autoridades a Zubaran que se le dice por imperativo categórico: instala la Junta tal día, y tiene obligación de instalarla, porque se trata de un acto completamente electoral, perfectamente prescripto por la Constitución y las leyes orgánicas respectivas, y el juez que dice: "te ordeno que suspendas ese acto"; un juez que vulnera la ley, un juez que vulnera la Ley Orgánica, un juez que vulnera la Constitución, un juez que se cree que forma parte del poder conservador del año de 1836,

de aquella Constitución centralista con que podían hacer todo y que eran irresponsables, como ellos decían, hasta ante la divinidad, si la divinidad existe, esos que podían poner y quitar presidentes, es lo que se ha creído este juez de Distrito al ordenar a un hombre que, como abogado, tiene obligación de saber la ley que suspenda el acto; pero entonces dice una ley imperativa, categórica: tienes que instalar la Junta y el juez, violando la ley e incurriendo en un delito, el juez que debía ser el acusado, este señor con verdadera habilidad y destreza dice: debe acusarse a Zubaran por usurpación de funciones y por desobediencia a un mandato de la autoridad. Los mandatos de la autoridad son aquellos que la ley les dice que pueden dictar; pero si se extralimitan en sus funciones, se transforman en reos. El reo es aquí el juez de Distrito, y el que cumplió con la ley fue el licenciado Zubaran. (Aplausos nutridos.) Estaba en su obligación, no podía eludirla; y esto es lo que yo no entiendo, compañeros; yo no entiendo la duplicidad de espíritus, yo no entiendo la desconexión de un hombre en sus mismas actividades intelectuales o sociales: el señor Prieto Laurens y todos estos señores, Carregha, Riveroll y compañía, todos estos señores el 24 de octubre no hace mes y medio, le dieron un banquete a Zubaran por el día de su onomástico (Risas.) -porque era el día de su santo-, los católicos cooperatistas, en Xochimilco; invitaron a ciertas personalidades de relieve, tengo entendido que unos distinguidos gentlemen, (Una voz: Se dice gentleman) y uno de esos gentlemen...(Otra voz: Se dice gentleman.) no, señor, gentlemen, hombres. Sí, señor, no sé el inglés, pero este es hombres. Muy bien; uno allí pronunció, para demostrar a los americanos que sabe el inglés, un correcto brindis en inglés, en el clásico inglés, elevándole..(Risas.) Sí, en lenguaje de Shakespeare, elevándolo hasta las nubes: el gran hombre, el gran alcalde, el que respeta la ley, el que respeta la justicia, el que respeta el derecho, y uno, un obrero (¡se dice obrero!) el señor Velasco que - escúchenlo bien si creen que están aquí los de la Contaduría Mayor de Hacienda, que no es verdad-, y no es extraño, señores, el que haya gente peleceana. Es claro que los cooperatistas les dicen a sus partidarios que vengan, no hay que ser hipócritas, yo no vengo aquí a decir mentiras. Pues el individuo Velasco, que ayer mandó a los de la maestranza a acá arriba, porque conozco a muchos de ellos, a más de veinte que estaban escandalizando, y lo digo porque estuve en Obras Públicas, ese señor Velasco, señores, tuvo un gesto de rebeldía, tuvo un gesto de valor cívico para protestar contra las bajezas, y las ruindades, y los servilismos, y los cantos de adulación, y la música del cielo con la cual querían arrullar los oídos de Zubaran, y entonces éste atacó, dijo unas cuantas frases atacando a Zubaran. ¡Pero ah, señores! ¡Que barbaridad y qué delito había cometido Velasco! Se levantó erguido, febricitante, vehemente Prieto Laurens y le dice: "¡qué estáis haciendo, qué pecados, qué blasfemias están brotando de vuestros labios!" Y entonces, señores, entona un himno de alabanza a Zubaran como eminente, como hombre honorable, como un gran político, como hombre de gran tacto. ¡Y para qué serían todos esos servilismos y todas esas adulaciones? ¿Sería porque Zubaran es sugestionador, agradable y simpático? ¿No sería que le estaban haciendo el amor y que querían conquistar la novia electoral? (Risas.) Sí, señores, y de la noche a la mañana, Zubaran, de honradísimo se transforma en un político doble. ¡¡Oh, qué desacato ha hecho Obregón con llevarse al Ministerio a un Zubaran, a un explotador de la Revolución, a aquél que se le había dicho horas antes: "eres un superhombre, tú eres el hombre que sintetizas los intereses de la ciudad"!! Después, es un explotador. No, ciudadanos representantes; los hombres que se meten en política deben ser, como digo, hombres. (Voces: ¡Claro!) deben estar caracterizados por esos órganos que distinguen al hombre de la mujer. (Risas. Aplausos nutridos. Gritos.) Dije los partidos políticos, no quise decir que Prieto Laurens sea un cobarde, no, señores; es un muchacho valiente, así como no creo que sea cobarde el señor Soto y Gama; no vengo a decir mentiras, no creo que sea un cobarde; más aún: quiero aceptar, ciudadano Soto y Gama, que un peleceano agredió a Vizcarra; estuvo éste en su puesto y en su lugar. Pues bien, ese (Señalando a un ciudadano de las tribunas.) no me importa que esté herido, ese amigo que está allí, no importa que después de que se alardee de ser hombre y de ser valiente y de que se van a comer fritos a los peleceanos y que mañana en una casilla se peleen y se maten, al otro día, por una gota de sangre, porque son hombres y tiene esos órganos a que antes me referí, (Risas.) entonces el Pélece levanta una montaña de sangre! (Aplausos.) Yo acepto, compañeros, responsabilidades de uno y otro lado; hay cinco o seis heridos del Pélece, son hombres ¡y qué importa! Ya no pueden ser las elecciones porfirianas, con el silencio de sepulcro, con el silencio de panteón; ya no son silenciosas, es natural; ¡pero qué sangre se derramo? ¡Siquiera se hubieran muerto cien o doscientos! No, señores, ¡no murió más que uno y hubo unas gotitas de sangre! ¡Pero, hombre, en estas elecciones! Pues sí, en casi todas las elecciones del mundo pasa eso cuando hay libertad electoral, compañero Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡No, hombre!

El C. Martínez de Escobar: ¡Claro que sí (Voces: ¡No! ¡No!) ¡Claro que sí! Yo no deseara que fuera, pero yo estoy asentando los hechos tales como se presentan, tales como acaecen, tales como suceden. Si ya he venido demostrando la desproporción que existe en la calidad y vigorosidad política del Cooperatista, después de un proceso político hasta estos momentos, todo lo que nos indica la ciencia y la lógica política a base de observación y de experiencia, es que el Pélece tenía que ganar estas elecciones, esto es indudable, solamente los ciegos como Soto y Gama no lo ven. (Aplausos en las galerías.) ¿Que en tales casillas hubo chanchullos? Pues, señores, yo no quisiera entrar a esos detalles, yo no quisiera llegar a esos pormenores, porque la luz, como quiere el señor Soto y Gama, nunca se podrá hacer, nunca, señor Soto y Gama, serían las tinieblas siempre y yo voy a decir por qué: yo señores, voy a recordar los argumentos del señor Soto y Gama. Yo no entiendo al ciudadano Soto y Gama, hoy

transformado en Marat pidiendo sangre, y mañana transformado en Mora y del Río en esta tribuna. (Risas. Aplausos.) Yo no entiendo a un hombre que viene y dice aquí colérico, chispeante la mirada, centelleantes los ojos: ¡ni un terrateniente en está Asamblea, ni un latifundista, ni un cacique! ¿Qué mengua para los revolucionarios! Y dale contra los señores de las derechas, es claro, pues ustedes están admitiendo un cacique, un latifundista, un terrateniente; esos hombres que no quieren dar un pedazo de tierra, esos poseedores de esas grandes extensiones de tierra, a esos millones de indios que cuando clarea la aurora tienen la cabeza reclinada sobre el pecho, entristecidos, elevando una plegaria a los dioses y no los escuchan; viene la tarde, siguen con la cabeza reclinada en le pecho, se hunde el sol en el ocaso y siguen entristecidos; todos ustedes los de las derechas, ¡reaccionarios que aceptan a un latifundista! ¿Es sincero el señor Soto y Gama? Sí, yo así lo creo (Aplausos.)

Sí, lo creo; creo que Soto y Gama toda su vida le ha puesto, señores diputados, ha puesto su cerebro y su corazón al servicio del ideal agrario y, por consiguiente, el problema de más vital importancia para él en éste y que cuando se trate aquí, señor Soto y Gama, este problema, usted escuchará mi palabra y la de muchos peleceanos que quizá irán más allá, un poco más allá, dentro de los procedimientos lógicos, dentro de la sociología agraria mexicana, porque no vamos a resolver el problema trayendo antecedentes ingleses, ni los de Australia o de Nueva Zelandia o de Francia, sino que resolveremos el problema dentro del medio social mexicano. (Aplausos nutridos.) Soto y Gama, queriendo llevar al tablado de la guillotina al latifundista, a los clericales y haciendo un insulto a nuestros estimables compañeros, que ostentan su vigorosa política, hasta ahora inmaculados también en las derechas, bien tiene derecho el ciudadano Soto y Gama, "es la pasión" dice el psicólogo, una idea y un sentimiento fijo, la intensidad de ese sentimiento y de esa idea, la duración a través del tiempo de esa idea y de ese sentimiento Es la pasión y la pasión estalla, ciudadano Soto y Gama, y yo soy el primero y resueltamente lo digo que bien hacéis, estáis obrando para salud de la nación mexicana. Bien porque él así lo cree, ese es su credo; hasta allí nuestro aplauso delirante, no de los aplausos delirantes de los del Jockey Club que son los que pueden deshojar azucenas y violetas en loor de Soto y Gama. (Aplausos.)

Pero más tarde ya no se trata de la Asamblea Parlamentaria, se trata del Ayuntamiento y entonces, pues, señores, ¿y qué tiene qué ver que vaya un caballero de Colón, que baila muy bien un minuet estilo Luis XV, a desarrollar los intensos problemas administrativos del Ayuntamiento de México? Allí no puede ir el soplo vivificante de la revolución; no allí no va a administrar, la Cámara de Diputados no va administrar, pero va a legislar, señor Soto y Gama, y desgraciadamente por incompetencia de los legisladores es que no se han venido resolviendo los problemas nacionales. Es el papel del legislador de lo más difícil y si usted acepta que venga un terrateniente porque, (y conste que yo sí lo acepto), porque yo no entiendo el socialismo como el señor Soto y Gama, yo no entiendo el ser bolchevique como el señor Soto y Gama lo entiende, el socialismo científico; aquí no puede venir un terrateniente porque va a legislar y se opone al problema agrario ¡pero en el Ayuntamiento no le importa que entre un terrateniente! ¡Ahí tiene derecho la sociedad de estar representada! En la Asamblea nacional donde se representan todos los intereses de la República, desde las estepas frías del Norte hasta las fronteras con Guatemala, ni un terrateniente, y se los quiere comer vivos el ciudadano Soto y Gama. ¡Yo no entiendo la duplicidad del señor Soto y Gama, señores! Y viene un señor que anduvo con Victoriano Huerta, que dio banquetes, un señor De Quevedo, y aquí está la fotografía y él, que dice que debemos dar una disposición para que no se le dé entrada a los huertistas! ¡él vibrante y él, revolucionario, diciendo: Yo vengo a levantar mi voz porque entre uno, el señor De Quevedo, que entre Zárraga y que entren todos! Yo no entiendo esto ni esta tesis: un hombre que ésta constantemente sosteniendo la armonía social, el equilibrio político, la solidaridad; él que cree que hay una columna radical, una columna broncínea que le sirve de base al edificio institucional, y otra columna conservadora y retrógrada que sirve para contrarrestar los ímpetus de la anterior, evita el derrumbe y así se hace el equilibrio. Bien que lo venga a decir don Norberto Domínguez, que es su papel, está en su derecho; pero lo que no entiendo es que el ciudadano Soto y Gama tenga dos criterios, tenga dos opiniones: una cuando está interesado y otra cuando grita lleno de despecho y de impotencia, que triunfen ciertos individuos que no pueden tener jamás la opinión pública, porque ella no es una cortesana que deje que todos los consejos de la política vengan dejando sangrientos residuos entre sus...(Risas. Aplausos.) Que venga el señor Z. Moreno y sostenga este tesis; que venga cualquiera de los compañeros de las derechas que honradamente así lo cree; pero yo no entiendo así a un hombre que hoy habla de radicalismo, de un jacobinismo rampante, de un jacobinismo despedazador, de un jacobinismo fulminante y que luego de león..bueno, pero es que pasa una cosa: yo creo que el señor Soto y Gama es un león revolucionario que se ha dejado cortar la melena por el Cooperatista. (Aplausos.); ha defendido a los reaccionarios cooperatistas. Pues bien, decía usted muy bien, pues entonces es que el señor Soto y Gama es un Sansón que se ha dejado afeitar por el niño que sube y baja, Jorge Prieto. (Risas.) Hay en lógica un principio que se llama de contradicción; no puede una cosa ser y dejar de ser en el tiempo y en el espacio. O se es revolucionario uniforme, completo, integral siempre a través de todos los problemas, enfrentándose con ellos, intentando resolverlos aunque sea con idealismos exquisitos, aunque sea con sentimentalismos románticos, o un revolucionario práctico, un revolucionario que no vive en las zonas azules, sino que está escuchando con los oídos y transformando sus poros en oídos, que tiene los oídos para escuchar todas las necesidades populares e irlas resolviendo, si es una u otra cosa; pero no se puede ser lo uno y lo otro. El dilema absoluto se impone: Si se es revolucionario agrarista, para ser plenamente revolucionario se tiene que ser también en todas las demás manifestaciones del

espíritu revolucionario; pero sostener aquí una tesis y otra, o es una ignorancia, o es malicia. Os dije que asistíamos a un teatro; el telón pintarrajeado, de la farsa, se levanta, nos hacen contemplar una comedia; ya sabéis son los comediantes, los que deben estar preparados para la resolución de problemas nacionales, que quizá porque han estado remontados en las montañas del Sur, quizá porque la nieve de algunas de ellas ha encarnecido su cabeza y su deseo y los centros del pensamiento, - porque las canas del pensamiento son peores que las que salen en los cabellos-, entonces por una y otra cosa y ya sabéis a qué ateneros, ya sabéis quiénes se dedican aquí a hacer labor de revolucionarismo.

Señores, en la casilla en que fue a votar el ciudadano Obregón, y conste que yo no adulo al general Obregón; pero digo que en la casilla en que fue a votar creo que fue la casilla número 37, él lo sabe y están personas como Aarón Sáenz y otros testigos, tuvieron que estar renovando los trabajos porque los cooperatistas se llevaron los documentos. Ahí tenemos un chanchullo. (Siseos.) Pero, señores, si es verdad, si es esa nuestra idiosincrasia..(Desorden, Campanilla.) Señores, si es nuestro temperamento. (Desorden. Gritos. Campanilla.) Pues yo sí acepto que en alguna que otra casilla lo pueden haber hecho los peleceanos, ¿para qué venimos con hipocresías, para qué jesuitismos, para qué mentiras, para qué farsas? ¡ Malditas sean las farsas y todos los farsantes de este país! (Aplausos nutridos.) Allí hubo chanchullos y entonces los peleceanos reinstalaron la casilla y en la calle de Jesús Carranza hubo algo semejante y así estuvo salpicado de estos incidentes, de incidentes de esta naturaleza toda la elección. No podéis, señor Soto y Gama, aunque queráis bañar en el Jordán democrático todos estos expedientes electorales, no se puede hacer la luz; lo razonable es que dentro del cálculo de las probabilidades, dentro de la lógica, tiene que ser el Pélece el que ganó, porque ya hemos estudiado sus antecedentes, ya hemos estudiado su fuerza política, no es posible derrumbar la tradición y los esfuerzos que ha hecho en cinco años el Pélece y que venga una agrupación política todavía en pañales queriendo destruirlo en cinco minutos; no es posible.

Quiere el señor Soto y Gama, entonces, que vaya a la Corte; eso es lo que a mí me choca. Yo por eso no deseaba este debate, yo sabía que no podía hacer abstracción de un verbo fustigante; no, no lo deseaba, porque trae consigo separación entre amigos, trae consigo un disgregamiento entre los que han estado siempre fundidos fraternalmente en un abrazo; pero la verdad hay que decirla, aunque se enojen los amigos. El ciudadano Soto y Gama viene y dice aquí: "¡Aah! ¡Aah!" cierra los ojos, aprieta los dientes, da el salto y dice: "la cuestión de la Piedad en manos de la Suprema Corte de Justicia actual de la República." Conste que no soy yo, no estoy hablando yo de personalidades; estoy analizando psicológicamente al ciudadano Soto y Gama ¡La reacción en la Suprema Corte! (Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: La policía mandará expulsar al que ha cometido desordenes (Expulsan a un asistente a galerías.)

El C. Martínez de Escobar: "La reacción asoma sus pavorosas fauces en la Suprema Corte de Justicia. ¡Oh manes de los revolucionarios, oh manes de Aquiles Serdán, oh Madero, oh todos los revolucionarios que han ofrendado en holocausto su vida por los intereses de la revolución, de la revolución más grande que ha venido sacudiendo México en plenos movimientos revolucionarios", grita Soto y Gama: "¡una Suprema Corte de Justicia en donde sólo falta que esté Mora y del Río impartiéndola en este país democrático y laico! (Aplausos. Risas.) ¿Cómo fue don Adolfo de la Huerta, en su plan de Agua Prieta, a reconocer todos los poderes y sobre todo a aquellos dos que habían sido generados por la imposición desenmascarada y brutal de Aguirre Berlanga en consorcio fatídico con Carranza? ¿Cómo no se escuchó la voz del más recio de los caudillos de la actual revolución mexicana, que se llama Alvaro Obregón? y que allí, donde cada paso en un abismo, allí, donde ha reinado la disolución, donde se andaba en pos de altos ideales de ética social y de ética política, dirá, ¿cómo no se escuchó la voz del caudillo Obregón, que desconoció al Poder Legislativo y al Poder Judicial, sobre todo a éste, que sintetiza la reacción? ¿Cómo no se escuchó a Soto y Gama despidiendo a cada uno de nuestros magistrados que ostentan su figuras en los sitiales de la Suprema Corte de Justicia? ¿Cómo un asunto revolucionario lo vamos a llevar a manos de la reacción? Eso mismo pregunto yo al ciudadano Soto y Gama, ¿esos hombres, que son la reacción, van a tener interés en que se dilucide un problema revolucionario? Esto es una mentira, esto no es posible; (Aplausos.) pero se trata de que el agrarista hizo el gran honor, obsequió un infinito timbre de gloria al Cooperatista, consistió en que con letras de oro esplendoroso, con brillantes letras de diamante se pusiera en su planilla - aunque sea como título decorativo-; el Partido Agrarista postuló - cualquiera hubiera pensado que a un nuevo Robespierre, a un nuevo Marat, pero postuló al hombre, que dentro del medio bien puede tener la psicología de Luis XVI, del conde de Artois o del conde de Provenza; el ciudadano Soto y Gama puso su nombre como título decorativo - Claro, como ahí aparece su nombre, pues tiene interés. ¿Qué interés? El nacional, aquél en donde sí se juegan los intereses republicanos, aquél en donde sí está en tela de duda si se va a respetar la Ley de nacionalización de 1859, aquél en que sí se está tratando de las Leyes de Reforma; entonces, como es un asunto importantísimo cómo se va a llegar a la Suprema Corte y si la Suprema Corte tiene conocimiento de este asunto hacemos pedazos a la Suprema Corte por esto, por aquello o por lo de más allá; pero como alguien tiene interés personal, porque no quiere que pierda su partidito, entonces que vaya a la augusta Suprema Corte para que la justicia que esparce su brillo no sólo en las altas regiones donde vuelas las grandes aves, también venga a impartir su justicia esa que quiere que gane en el Ayuntamiento Soto y Gama y Prieto Laurens. (Aplausos. Voces: ¡Bravo!) Pero veamos ahora: piden estos señores que se llame a informar al ministro de Gobernación, ¿Qué puede informar el ministro de Gobernación, don Plutarco Elías Calles, que tomó posesión del puesto el día 1o. de este mes? Diga usted - dicen estos señores agraristas - cooperatistas - laboristas-, informe usted

por qué la fuerza pública hizo presión en los ciudadanos para depositar la simiente de su voto en el surco, que lo es la urna electoral. Yo creo que se equivocaron, yo creo que no quisieron decir "diga usted por qué la fuerza pública", no; sino "por qué la fuerza de la opinión pública hizo presión"; la presión de las masas, la presión popular que hizo a esta ciudad votar por el Pélece. (Aplausos en las galerías.) Pero, ¿qué puede venir a informar aquí el general Calles? Estamos obligados, compañeros, a conocer nuestras instituciones; si los diputados, si los que venimos a legislar no sabemos cual es la división institucional que existe, que hay tres poderes, etcétera, etcétera, y que hay, además de esos tres poderes, por ejemplo, un poder constitucional latente y potencial siempre cuando se trata de una reforma constitucional, porque es la concurrencia de las legislaturas de los Estados con la de la nación. Si no vamos a saber que en la Constitución existe un precepto que declara la autonomía municipal, si no vamos a saber que no hay autoridad intermedia entre el Ayuntamiento y los ejecutivos, entonces, ¿qué concepto se van a formar de los intelectuales de este país, que un abogado como Soto y Gama quiere que de todas maneras haya una institución intermediaria entre el Ejecutivo y la cuestión municipal?

El C. Garza Candelario: ¿Y los soldados de Hill?

El C. Martínez de Escobar: Entonces, si se trata de los soldados de Hill, encárence con Hill, tengan valor, pero no vengan aquí con farsas. (Aplausos.) Vamos a ver, ya está aquí el general Calles, el señor general Calles; ya está aquí el señor Lugo; nosotros les preguntamos: ¿por qué la fuerza pública hizo presión en las elecciones? ¿Qué nos van a contestar? Tenemos obligación de prever nosotros los legisladores, sucesos por venir, ¿qué va a decir el ministro de Gobernación? ¿Tiene que ver algo conforme a la Constitución y conforme a las leyes orgánicas con la cuestión del Municipio?

El C. Garza Candelario: Con la fuerza pública.

El C. Martínez de Escobar: "Pues, señor nos dirá el ministro de Gobernación, no sé a qué fuerza pública se refiere usted. ¿A la fuerza militar? Pues yo no soy el ministro de la Guerra. ¿A la de los gendarmes? Allá el señor Gasca, que es cooperatista y que seguramente. (Aplausos.) pues al señor Gasca, que es cooperatista", ¡y qué ingenuidad! el señor Gasca, cooperatista, mandando a los gendarmes a votar por el Pélece, sólo me lo imagino si el señor Gasca, ante el peso formidable de los antecedentes puros, vigorosos, fuertes del Pélece, de un momento a otro recapacitó, se verificó un rapidísimo proceso psicológico en él, se acostó cooperatista y en la mañana electoral se levantó peleceano y ordenó a la policía; sólo así, ciudadanos diputados. (Aplausos.) ¿Pero el ciudadano Ramírez Garrido? Pues el ciudadano Ramírez Garrido, sépanlo ustedes, el día de la elección tenía detenidos a 5 ó 6 cooperatistas y a 5 ó 6 peleceanos, porque Ramírez Garrido nunca ha ido a las asambleas del Pélece, nunca. Una vez que se presentó fue buscándome a mí para tratar un asunto político, dos minutos salí con él; pero en las asambleas no lo he visto; al contrario, yo he visto más a Ramírez Garrido con los estimables generales Garza y Serrano y con el estimable compañero León, en comidas y en reuniones, que en el Pélece; pero Ramírez Garrido acuarteló los policías que de él dependían y no votaron los policías, esto es fácil de comprobar. ¿Entonces para qué va a perder el tiempo esta Asamblea en llamar al ministro de Gobernación? ¿Qué va a contestar? "Pues no sé, contestará, no sé por qué la fuerza pública hizo esa presión, ni sé si la fuerza pública lo hizo, porque yo no tengo en mis manos la fuerza pública." Pues entonces la siguiente proposición: "Nómbrese una Comisión de esta Cámara, que haga que la Corte nombre una Comisión para que investigue el voto público." Aquí el absurdo, el vacío, la vacilación de Soto y Gama; pero vamos a suponer que la Corte es revolucionaria, que va a decir la verdad. Primeramente, ciudadanos representantes, la Corte tiene en estos momentos grandes cuestiones nacionales por resolver, la Corte tiene miles de expedientes de asuntos penales en donde está interesada la sociedad por que se respeten los derechos del hombre. La Corte tiene en estudio trascendentalísimos asuntos en materia civil del orden Común y en materia civil del orden Federal. En virtud de la errónea organización que le hemos dado, de que no haya ponente, de que sea toda ella, sin división de salas, la que resuelva estos asuntos, no tiene tiempo para poder ir resolviendo todo esto que es de urgentísima y de inmediata necesidad, en donde sí no están interesados los intereses meramente personales, que son los que palpitan, los que se estremecen en el espíritu de Prieto y de Soto y Gama, desgraciadamente. ¿Qué haría la Corte? Ya se nombró la Comisión, ¿va a hacer que dos magistrados o tres se dediquen a investigar la violación del voto público aquí? Mentiras, no lo hace y yo tengo derecho y obligación de decir que no lo hace, porque he asistido constantemente a las sesiones de la Corte, y en estos casos lo más que hace, si ésta en vacaciones -pues cada año tiene un período de diez días de vacaciones, o de ocho, no recuerdo-, sólo que éste en vacaciones, si se trata de averiguar el voto público, de una ley federal, manda a uno o dos magistrados, sólo en ese caso; pero si no está en vacaciones, ¿saben lo que hace? Nombra de tal o cual bufete dos o tres abogados, un presidente y dos secretarios; de manera que bien puede caer el nombramiento hecho por la Corte, que sería la más que haría, en tal o cual licenciado, de tal bufete. Y entonces vienen los intereses de los partidos y el Cooperatista va a hablarle a su querido maestro fulano de tal para que le nombre a tal abogado y el otro, es decir, una demanda de solicitudes para que se nombre a tal o cual abogado de tal despacho para que vea si se infringió el voto público. ¿Creen ustedes que con ese sistema se va a investigar si se violó o no el voto público? Si se obtiene que sea nombrado un abogado que simpatice con el Cooperatista, ya estará que el Cooperatista tiene razón; si se nombra a dos abogados del Pélece, ya de todas maneras, aunque sea la verdad, como es, que ganó; pero, si no hubiese ganado, pues triunfó el Pélece. ¿Así se va a hacer la luz? ¿Así en está vez se va a hacer la verdad? Es la panacea de todos nuestros conflictos el que una Comisión de la Corte investigue esto, cuando no va a ser la Corte, sino abogados, sino delegación que la Corte va a hacer

en abogados, y se va a mover el dinero, y se va a hacer más intrincado este asunto, y se va a hacer más obscuro, y se va a hacer más personalista este asunto. Pero yo sostengo que no procede constitucionalmente esto y voy a decir por qué. ¿Que investigue la Corte el voto público del Municipio? Y dicen: artículo 97, que habla genéricamente del voto público, especies, violación del voto en diputados locales, en gobernadores, etcétera, Pues no, señores; que vaya el ciudadano Soto y Gama al DIARIO DE LOS DEBATES del Constituyente y verá en las discusiones - traía hasta los números, hasta las páginas, pero se me perdió el apunte-, verá que solamente se le da esa facultad a la Corte cuando se trata de violación del voto público; porque cuando un precepto no es claro, cuando la letra no es clara, se va a los antecedentes, a al exposición de motivos, a las discusiones; y allí se ve que sólo se le da esa facultad a la Suprema Corte cuando se trata de violación del voto público federal, que es el que ésta íntimamente ligado con el Poder federal, pero nunca local, porque es invasión de soberanías y, en ese caso, el recurso de amparo, que ya dije que tiene por objeto ponderar o hacer la coexistencia de las soberanías que existen en una Federación y es natural, porque, ¿qué hace la Corte? ¿qué sanción tiene este precepto de la Constitución, un precepto que es de rudimentario derecho, que no tiene sanción? Pues nada. ¿Qué hace la Corte? ¿Hace alguna declaratoría? ¿Quién se atreve, de los abogados de esta Asamblea, a decir que sí? No hace ninguna declaratoria, no puede hacerla, no está capacitada, y si queréis, id a la Corte, señor Soto y Gama, y preguntad a cualquiera de los magistrados, ya yo me tomé la molestia de ir. Ya está sentada la jurisprudencia de que sólo procede el nombramiento de estas comisiones, con algún éxito, en la violación del voto público federal, no en el voto público local, para eso están las autoridades locales, las autoridades del orden Común; pero en dos o tres casos anteriores en que se ha cometido ese error que se nombró al licenciado Novelo, al licenciado Aquiles Elorduy, y no recuerdo qué otros abogados, hace ocho o diez meses, para investigar la violación del voto público, creo que en Guanajuato, se trajo todo el expediente relativo a las declaraciones a este respecto y duerme el sueño del justo y no puede hacer nada la Corte, porque luego en sesión se dijo: bueno, ¿y qué? Aquí están las declaraciones, pero la Corte no puede hacer nada; id a la Corte. ¿Para qué vamos a perder el tiempo? Y si esto que digo no es verdad, que se me califique como se quiera; esa es la jurisprudencia que ahora existe en la Corte y no puede ser otra. De manera que resulta inútil esta proposición. ¿Y qué digo que no puede hacer nada la Corte en materia local? ¿Pues para qué está el procurador de Justicia del Distrito Federal, no de la República? No le hace que sea cooperatista, pues mejor para nosotros que sea cooperatista; pues esa es la autoridad a quien se le debe consignar el hecho relativo a la violación del voto público en las elecciones municipales. ¿Para qué a los ministros, si no tienen tiempo, y para qué van a delegar sus atribuciones los ministros de la Corte en abogados peleceanos o cooperatistas, en quien tenga más influencia, para que vayan a hacer esa averiguación, si allí está el señor Fierro, que es cooperatista, que puede practicar las primeras diligencias, que luego consigue el asunto a un Juzgado Penal y allí pueden llevar todos sus expedientes los cooperatistas, todas sus actas de instalación, todos sus padrones, todas sus boletas, allí pueden ir los instaladores, allí pueden declarar? Pues ahí está, señores, la justicia, que es lo que quiere el señor Soto y Gama; ahí un juez competente está capacitado para declarar si hubo delito y ustedes saben que si hubo delito, por consecuencia natural es nula la elección en todos esos casos en que se demuestra el hecho delictuoso. Dicen también: el Pélece tiene miedo de que vaya una Comisión a la Corte. No es verdad, el Pélece nunca ha tenido miedo, lo que pasa es que el Pélece sabe encresparse ante las bajezas, tiene sinceridades que producen escalofríos a aquellos que no saben sentir en su espíritu y en su cerebro esa transfiguración infinita, esa transfiguración esplendente, señor Soto y Gama, que produce en los espíritus el ideal cuando ésta en ellos vivamente encendido. (Aplausos ruidosos.) Bien; he demostrado hasta la evidencia, sin mentiras, que el hecho de que venga el ministro de Gobernación no tiene objeto; he demostrado que si se trata de hacer luz y justicia, allí están las autoridades judiciales; no vengamos con la farsa de la Corte que es reaccionaria, no lo he dicho yo, lo ha dicho el señor Soto y Gama; pero que vayan los presidentes de casillas del Cooperatista ante las autoridades judiciales, que vayan allá, que se siga todo el trámite y que esto se trate.

Ved, pues que va a perder tiempo la Cámara interpelando al ministro de Gobernación y pidiendo que la Corte nombre una Comisión; no seamos perezosos, trabajemos, señores, el Partido Liberal Constitucionalista está integrado de un núcleo incontaminado de jóvenes, aunque haya uno que otro que tenga canas, y en estos momentos yo recuerdo, yo sé que en el eterno vaivén entre el idealismo y la mediocridad, es el porvenir siempre de los soñadores, de los visionarios, de los idealistas; esa lucha, señor Soto y Gama, de la mediocridad y el ideal, tiene su símbolo, y nunca - dice el poeta - pudo haberlo clavado en sitio más elevado y más digno Benvenuto Cellini, que en la plaza de Florencia; nunca mano de orfebre ha plasmado concepto más sublime. Sí, señor Soto y Gama..

El C. Soto y Gama: No lo niego. (Risas y aplausos.)

- El C. Martínez de Escobar, continuando:..y cuando los jóvenes, cuando los idealistas se detienen a contemplar aquella maravillosa obra de arte transfiguradora, sublime, parece que el metal se reanima, parece que el metal se vivifica; se exhibe allí a Perseo, teniendo la cabeza de Medusa que se estremece en contorsiones de reptil bajo sus pies alados, y a esos jóvenes les dice que no hay error en pensar con el corazón y en seguir su temperamento, que hay que alentar todo germen de romanticismo, porque es la única manera de enguirnaldar de aurora la única primavera que no vuelve jamás; y a los viejos a los ancianos, que sean jóvenes, pero que tengan el espíritu lleno de canas como Soto y Gama, aquellos que llevan las primeras canas matizando de otoño sus más

vehementes quimeras, castigadlos a custodiar sus ideales, bajo el palio de la más severa dignidad, de las tentaciones que conspiraron para encenagarlos en la laguna Estigia donde se abisman los mediocres. Y parece, señores, dice el poeta, que en el gesto del bronce el idealismo despedaza y decapita a la mediocridad y entrega esa cabeza al juicio de los siglos; así el idealismo del Pélece decapita y despedaza a la mediocridad cooperatista y entrega su cabeza al juicio de la Historia! (Aplausos estruendosos. Voces ¡Bravo!)

El C. secretario Saucedo: Hablaron en pro Prieto Laurens, Reyes Francisco y Días Soto y Gama Antonio; en contra, Ramos Pedrueza, Paz Octavio y Martínez Escobar Rafael. Se pregunta a la Asamblea sí se considera suficientemente discutido.

El C. Soto y Gama: He pedido la palabra. (Voces: ¡Sí! ¡Sí)

- El mismo C. secretario: Suficientemente discutido.

El C. Soto y Gama: Moción de orden, señor presidente. (Murmullos. Gritos. Desorden. Campanilla.) ¡Pido la palabra una moción de orden! (Murmullos. Gritos) ¿Tengo la palabra? (Continúa el desorden.) ¿Tengo la palabra para una moción de orden?

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra para una moción de orden. Conforme al Reglamento, una vez que un asunto ha sido declarado suficientemente discutido, la votación debe hacerse en el acto. (Aplausos. Voces: ¡A votar! ¡A votar! Desorden. Campanilla.)

El C. Hidalgo Catalán: Moción de orden, señor presidente. Pido que se lea el artículo 112 de Reglamento.

El C. secretario Saucedo: Se procede a la votación. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!)

El C. González y González: Antes de que se declarara suficientemente discutido el asunto, pidió la palabra para rectificar hechos el ciudadano Soto y Gama.

El C. Saucedo: Se procede a la votación. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí! Aplausos.)

El C. Soto y Gama: Pido la palabra para moción de orden (Voces: ¡Tiene derecho!)

El C. secretario Saucedo: Por disposición de la Presidencia se va a dar lectura al artículo 112 del Reglamento:

"Cuando hubieren hablado todos los individuos que puedan hacer uso de la palabra, el presidente mandará preguntar si el asunto está o no suficientemente discutido. En el primer caso se procederá inmediatamente a la votación; en el segundo, continuará la discusión; pero bastará que hable uno en pro y otro en contra, para que se pueda repetir la pregunta.

" Habiéndose declarado suficientemente discutido el asunto, se procede a la votación. (Aplausos.)

El C. Soto y Gama: Tengo derecho para rectificar hechos. (Voces: Después de la votación.)

El C. González y González: Después de la votación ya no tiene caso. (Gritos. Desorden Campanilla.)

El C. presidente a las 2.30 p.m.: Se levanta la sesión. (Murmullos. Desorden. Voces: Que se reanude la sesión!)

Presidencia del

C. MARTÍNEZ DE ESCOBAR R.

El C. presidente: Se reanuda la sesión.

El C. González y González: Pido la palabra. Ya fue levantada la sesión, señor presidente. (Voces: ¡Que se pase lista!)

El C. presidente: Voy a explicar. Como se creyó que hubiera parcialidad de la Mesa, porque el señor Soto y Gama quería hacer aclaraciones, y como el que habla es el que ha contenido con él, deseo de la ecuanimidad de la Asamblea que se le deje hablar. (Voces: ¡No! ¡No! Desorden.)

El C. Bordes Mangel: No, señor.. (Desorden. Murmullos. Campanilla.) Moción de orden., señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Bordes Mangel: La Secretaría ha declarado ya que se abre la votación; la votación no puede ser interrumpida; el ciudadano Soto y Gama puede rectificar hechos después de la votación. (Desorden. Murmullos.)

El C. presidente: Un momento; va a hablar la Presidencia. La Presidencia vino a ocupar el lugar que dejó el ciudadano Borrego, porque creyó.. (Voces: ¡Se levantó la sesión!) Un momento. Primeramente yo entendí que el ciudadano Borrego me decía que viniera yo a ocupar la Presidencia. En segundo lugar, como creí que se me pudiera tildar de parcialidad - el que habla es efectivamente presidente en este mes - quise demostrar que no había parcialidad y le concedí la palabra al ciudadano Soto y Gama, es decir, quise demostrar que aquí no se el tiene miedo a la libertad del pensamiento; ya lo ha visto el ciudadano Soto y Gama. Después de que él hable, podemos seguir hablando muchos peleceanos, todavía tenemos muchos tiempo para ello; pero ahora lo ha deseado la Asamblea y conforme el Reglamento, debe procederse a la votación; para saber si hay quórum o no, debe procederse a la votación respetando el Reglamento de la Cámara de Diputados. (Aplausos.) (Voces: ¡Que se pase lista!)

El C. secretario Saucedo: Se procede a la votación. Las proposiciones son las siguientes:

"1a. Llámase al C. ministro de Gobernación para que informe por qué motivo la fuerza pública ha protegido directa y ostensiblemente a uno de los partidos políticos de la actual lucha municipal en el Distrito Federal, violando la libertad del sufragio.

"2a. Nómbrese del seno de esta Representación Nacional una comisión que se acerque a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que con apoyo en el artículo 97 constitucional, nombre a su vez una comisión que investigue la violación al voto público en el mencionado Distrito Federal." Se procede a la votación nominal.

El C. Quiroga: Que se pase lista, señor presidente No hay quórum.

El C. Hidalgo Catalán: Pido votación nominal (Voces: ¡Votación nominal!)

El C. secretario Saucedo: La Secretaría informa al señor Quiroga que como va a ser votación nominal, se sabrá si hay quórum o no. Se procede a la votación nominal.

El C. Gandarilla: Pido la palabra. (Voces: ¡Estamos en votación!)

El C. prosecretario Castrejón: Por la afirmativa.

- El mismo C. secretario: Por la negativa. (Se recoge la votación.)

- El mismo C. prosecretario: Votaron por la afirmativa seis ciudadanos diputados (Voces: ¡Que se lean los nombres!) Con mucho gusto. Votaron por la afirmativa los siguientes ciudadanos diputados: Ayala, Casterjón, Garza Candelario, Garza Francisco, Portes Gil y Quiroga.

- El mismo c. secretario: Votaron por la negativa 72 ciudadanos diputados; en consecuencia, no hay quórum. Se levanta la sesión y se cita para el lunes a las diez de la mañana a Colegio Electoral, y a las cuatro de la tarde para sesión secreta y pública posteriormente.

El C. presidente, a las 2.45 p. m.: La sesión reanudada se levanta, conforme a esa orden del día.