Legislatura XXIX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19211110 - Número de Diario 40

(L29A2P1oN040F19211110.xml)Núm. Diario:40

ENCABEZADO

MÉXICO, JUEVES 10 DE NOVIEMBRE DE 1921

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de la 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO II.- PERIODO ORDINARIO XXIX LEGISLATURA TOMO III. - NÚMERO 40

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 10

DE NOVIEMBRE DE 1921

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. Iniciativa del C. diputado Isauro del Castillo Garrido, apoyada por la mayoría de la diputación del Estado de México, para que se establezca en el Presupuesto de Egresos del Ramo IX, una partida para el pago de pensiones y retiros que concede la Dirección General de Correos; a la Comisión de Presupuestos y Cuenta. Iniciativa del C. diputado Rafael M. González, secundado por numerosos ciudadanos diputados, a fin de que se incluya en el Presupuesto de Egresos, una partida destinada a la construcción de una carretera entre Coalcomán y Morelia, Michoacán; a la Comisión de Presupuestos y cuenta.

3.- Continúa la discusión de la proposición de varios ciudadanos diputados relativa a que se llame al ciudadano subsecretario de Gobernación a informar sobre los sucesos políticos ocurridos en Tacubaya; es aprobada previa modificación. Se nombra una comisión para que dé cumplimiento al anterior acuerdo.

4.-1º A discusión el artículo 1o. del proyecto de la Ley de Ingresos. Se suspende la sesión.

5.- Reanudada esta, se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia a los CC. diputados Bolio y Damián.

6.- Sin debate es aprobada una proposición del C. diputado Valadez Ramírez, y hecha suya por numerosos ciudadanos diputados, para que se entregue al Ayuntamiento de Arandas, Jalisco, $5,000.00 para que se construya un puente sobre el río Sánchez; pasa al Ejecutivo para los efectos legales.

7.- Para hechos usa de la palabra el C. diputado Manrique. Los CC. diputados Borrego y Fernández Martínez, informan de las comisiones que respectivamente se les confirió.

8.- El ciudadano subsecretario de Gobernación informa acerca de los sucesos políticos ocurridos en Tacubaya. Usan de la palabra para hechos varios ciudadanos diputados. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. GUTIÉRREZ TEODOMIRO T.

(Asistencia de 127 ciudadanos diputados.)

- El C. presidente, a las 12:35 p.m.: Se abre la sesión.

- El C. secretario Barragán, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día nueve de noviembre de mil novecientos veintiuno.

"Presidencia del C. Israel Castillo.

"En la ciudad de México, a las once y cincuenta y tres minutos de la mañana del día nueve de noviembre de mil novecientos veintiuno, se abrió la sesión con asistencia de ciento veintiocho ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente paso la Secretaría.

"Sin debate, fue aprobada el acta de la sesión efectuada el día anterior y se puso desde luego a discusión, en lo particular, el proyecto de Ley de Ingresos para el próximo año fiscal.

"El C. Casas Alatriste hizo una moción de orden e interpeló a la Comisión de Presupuestos y Cuenta, después de haber hecho lo propio el C. Moreno Jesús Z. En ambas ocasiones contestó el C. Trejo, presidente de la Comisión aludida.

"Varios ciudadanos diputados apartaron artículos del proyecto de ley, para objetarlos a su debido tiempo, y se dio lectura a los restantes, de acuerdo con el método adoptado en discusiones análogas, y al cual se refirió el C. Casas Alatriste en su moción de orden.

"Presidencia del C. Francisco López Soto.

"Puesta a deliberación de la Asamblea la fracción I del artículo 1o., el C. Moreno Jesús Z. habló en contra, interpeló al C. González Jesús B. y puso en manos de la Secretaría un impreso que dio a conocer el C. Pérez Gasga. El C. Trejo apoyó la fracción citada y pidió permiso a la Asamblea para retirarla, a lo que se accedió en votación económica, así que el C. Moreno Jesús Z. hizo una aclaración y el C. Manrique una moción de orden.

"El C. Manero impugnó la fracción III del artículo 1o., y a continuación se otorgó permiso a la Comisión para retirarla y presentarla en su oportunidad modificada, según las insinuaciones del C. Manero.

"Ocupó la tribuna el C. Manrique a fin de oponerse a la aprobación de las fracciones VI a XX del mismo artículo 1o. del proyecto de Ley de Ingresos, en los términos en que los presenta la Comisión dictaminadora. También fueron retiradas estas fracciones por acuerdo de la mayoría de los ciudadanos diputados, agregándose la fracción V, a moción del C. Casas Alatriste, sostenida por el C. Manrique.

"Este último ciudadano representante, habló en contra del inciso (d) de la fracción XII, y contestó una interpelación del C. Domínguez. El C. Manjarrez apoyó el inciso a debate. El C. Casas Alatriste pidió se suspendiera la sesión, fundado en las razones que adujo, lo que se llevó a cabo a la una y cuarenta y cinco minutos, después de una explicación de la Presidencia y de mociones de orden de los CC. Gandarilla y Castrejón.

"Presidente del C. Israel del Castillo.

"Se reanudó la sesión a las cinco y veinticinco de la tarde, con asistencia de ciento veintiséis ciudadanos diputados.

"La Secretaría paso a dar cuenta con los documentos en cartera:

"Telegrama de la Legislatura de Campeche, que se refiere a la actitud en esta Asamblea de los diputados Juan Zubaran y Prieto Laurens, por lo que respecta a las elecciones extraordinarias de diputados al Congreso de la Unión en el primer distrito electoral de ese Estado.- Recibo y a su expediente.

"Telegrama de Guadalajara, en que varios fabricantes de vino mezcal piden que no se aumente el impuesto sobre ventas de alcohol.- Recibo y a su expediente.

"Memorial en que el presidente y secretario de la Junta Nacionalista de Tuxpan, Veracruz, solicita que al revisarse el tratado de Comercio y Migración entre México y China, se tomen en cuenta las reformas que proponen.- A la 1a. Comisión de Peticiones.

"Solicitud de la señora María Pardo viuda de Valdivielso, relativa a que se le reanude el pago de la pensión que disfrutaba por los servicios que prestó a la nación su extinto esposo el teniente coronel de Caballería Teodoro Valdivielso.- A la 2a. Comisión de Peticiones.

"Escrito del director del Sindicato Nacional de Agricultores, al que acompaña una copia del ocurso por medio del cual se solicita del ciudadano presidente de la República que inicie ante el Congreso de la Unión la reforma del artículo 27 constitucional.- Recibo.

"Dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones, que propone pase a las comisiones unidas 1a. de Gobernación y 1a. de Hacienda, la solicitud del C. Hilario Rodríguez Malpica, referente a que se le amplíe una concesión que le otorgó el Ayuntamiento de esta ciudad para establecer un centro deportivo.- Sin debate se aprobó.

"Memorial del C. Ricardo López F., hecho suyo por los ciudadanos diputados Maqueo Castellanos, Francisco Castillo, Rivera Cabrera, Colón, Martín Barragán y Chapa, en que se hacen consideraciones acerca de los sucesos ocurridos últimamente en Tacubaya, y se pide el nombramiento de una comisión de esta Cámara que se acerque al Ejecutivo para hacer cesar la detención de regidores del Ayuntamiento de aquella población, así como para que se imparta apoyo al regidor Rafael Ibáñez, designado presidente municipal en substitución del C. Luis Jacobo López, y que se llame al ciudadano subsecretario de Gobernación, a fin de que informe a esta Asamblea sobre los mencionados sucesos.

"Se puso a discusión una vez que se le dispensaron los trámites. El C. Borrego habló en apoyo de ella. El. C. Paz hizo aclaraciones e interpeló a los CC. Pablo H. Sánchez, Castrejón y Vicencio quienes contestaron.

"Presidencia del C. Teodomiro T. Gutiérrez.

"El C. Alvarez del Castillo hizo la aclaración de que la Secretaría equivocadamente había leído su firma entre las que calzan la proposición a debate. A este respecto el secretario Barragán hizo otra aclaración. Para mociones de orden usaron de la palabra los CC. Manjarrez y Gandarilla, y en seguida paso a la tribuna para hablar en pro el C. Maqueo Castellanos; interrumpieron al orador los CC. Vizcarra y Manjarrez para reclamar el quórum y los CC. Aldaco, Casas Alatriste y Manjarrez para hacerle interpelación, siendo contestadas las del C. Casas Alatriste, a ruego del orador, por el C. Borrego.

"Sin oponerse a que se llamara para informar al ciudadano subsecretario de Gobernación, habló en contra el C. Pedro de Alba, quien contestó una interpretación del C. Francisco Castillo.

"Los CC. Rafael Martínez de Escobar y Siurob hicieron rectificación al margen de los conceptos del C. Pedro de Alba.

"Presidencia del C. Francisco López Soto.

"El C. Siurob, durante las rectificaciones aludidas, interpeló a los CC. Sánchez Pontón, Federico Martínez de Escobar y Fernández Martínez, quienes respondieron. El orador concluyó sugiriendo una adición para la proposición a debate.

"Siendo visible la falta de quórum, a las ocho y media de la noche, la Presidencia levantó la sesión."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada el acta.

Presidencia del

C. CASTILLO ISRAEL DEL

- El mismo C. secretario, leyendo:

"El C. diputado Isauro Castillo Garrido, apoyado por la mayoría de la diputación del Estado de México, presenta una iniciativa con el fin de que en el Presupuesto de Egresos correspondiente al Ramo IX, se establezca una partida de $50,000.00 para el pago de pensiones y retiros que conceda la Dirección General de Correos".- A la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

(El documento de referencia está concebido en los términos siguientes:)

H. Asamblea:

De acuerdo con la reglamentación de la Ley de Pensiones, Montepíos y Retiros del 29 de mayo de 1896, a partir de esa fecha, todos los gobiernos han concedido pensiones o jubilaciones a determinado número de servidores de la nación; pero la observancia de esa ley ha sido aplicada con demasiada falta de equidad, tanto, que sólo ha lográdose que resulte agraciadas aquellas personas que han disfrutado de influencia en las altas esferas

gubernamentales, o bien que, por suerte, han prestado servicios en determinadas dependencias de la Administración, cuyos jefes, justicieramente e interpretando el espíritu de la citada ley - que entre paréntesis es deficientísima, al grado de que se impone su reforma radical - , han preocupados de los fieles servidores que merecen, en alguna forma, ser premiados por la patria. Así puede verse que, tratándose del ramo Postal, son bien pocas aquellas personas que han sido pensionadas o jubiladas, no obstante que hay, dentro de esa dependencia administrativa, un sin número de individuos que han servido a la nación durante un periodo mayor de treinta años, dentro de los cuales pasaron lo mejor de su vida, encontrándose a la fecha, en plena, decrepitud, con sus energías todas agotadas, su cerebro casi atrofiado, y, en un estado tal, que en vez de ser dignos de estimárseles como elementos útiles bien puede considerárseles como una rémora para el servicio de Correos, y que si aún se les sostiene en sus puestos, es por un verdadero espíritu de humana gratitud. Hay otro grupo no menos considerable, de empleados, dentro de ese ramo, que bien sea por contagio, por el excesivo trabajo que desempeñan, o por el estado de su naturaleza acierta edad, que se encuentran, atacados de enfermedades contagiosas e incurables, y, aparte de que por su estado de salud no pueden desempeñar eficazmente sus labores, son un peligro para el personal con el cual tienen necesariamente que estar en contacto. A estos individuos, igual que los comprendidos en el párrafo anterior, se les conserva en su empleo, no por falta de escrúpulos, sino porque sería también, injusto e inhumano, que se les cesara dejándolos sumidos en la miseria. Por último, buenos y fieles empleados han fallecido desempeñado el servicio postal, muchos de ellos, trágicamente; por ejemplo, agentes en ferrocarril que es en dicho ramo, el grupo más necesario, el más laborioso y el más esforzado y cuyos componentes, siempre a bordo de los trenes, van sujetos a privaciones y contingencias, así como expuestos a todos los peligros y accidentes ferroviarios, como choques, descarrilamientos, voladuras de trenes, asaltos, etcétera, y después que alguno de esos fieles empleados llega a ser mutilado o muerto, sus familiares quedan en el más completo abandono, pues en el primer caso - de mutilación - apenas si, la Dirección General de Correos, apoyándose en una partida exigua de su Presupuesto de Egresos, paga los gastos por atención médica u obsequia a la víctima unos cuantos pesos, para dejarlo, ya restablecido, atenido a su propia suerte, y en el segundo - cuando el empleado muere - , si acaso, eroga los gastos de inhumación y el importe de un mes de sueldos, cuya mezquina suma no puede considerarse como compensación a los servicios del fallecido, ni mucho menos algo que pudiera medianamente asegurar el futuro de sus deudos. Ahora bien; ya que en México, como rara excepción en el mundo, el ramo Postal a pesar de ser un servicio público monopolizado por el Gobierno, en vez de ser una carga el Erario, resulta una fuente de ingresos, no sería oneroso para la nación, que desde luego se pusiese a la Dirección General de Correos, sin intervención de la Secretaría de Hacienda, en condiciones de pensionar o jubilar a todos sus servidores, siempre que por sus merecimientos puedan considerarse comprendidos dentro de los postulados de la ley mencionada o de su reglamento, es decir, que la Dirección General de Correos pueda, con elementos del ramo:

I. Pensionar a los familiares de aquellos empleados que fallezcan en el desempeño del servicio, con una cantidad equivalente a las dos terceras partes de sueldos de que disfruten en la fecha de su fallecimiento.

II. Jubilar a los empleados que resulten mutilados por cualquier accidente en el desempeño del servicio, con una suma equivalente a la mitad de los sueldos de que disfruten en la fecha del accidente.

III. Jubilar a los empleados que dentro del servicio, contraigan alguna enfermedad contagiosa e incurable, con una suma equivalente a la mitad del sueldo de que disfrute en la fecha de su jubilación, siempre que el agraciado no tenga menos de dos años de haber ingresado al servicio Postal.

IV. Jubilar a los empleados con una suma equivalente a las dos terceras partes del sueldo de que disfruten el día de su jubilación, que hayan prestado servicios en el ramo durante treinta años.

V. Jubilar a los empleados con una suma equivalente a la mitad de los sueldos de que disfruten el día de su jubilación, que hayan prestado servicios en el ramo, durante veinte años. Repito, el ramo de Correos, en este país, se sostiene por sus propios recursos no necesitando, por lo mismo, subsidio alguno, como sucede en otros países del planeta, que han adoptado sistema semejante al nuestro, y, en tal virtud, bastará crear las partidas que sean necesarias y que en conjunto sumen la cantidad de $50,000.00, ampliando el Presupuesto de Egresos, en su ramo noveno para que, a partir del día 1o. de enero próximo, empiecen a disfrutar de pensiones o jubilaciones todos aquellos que comprueben debidamente tener derecho a la gracia, y, en tal concepto, me permito someter a la consideración de esta. H. Asamblea la siguiente iniciativa de ley:

Única. Se amplía el Presupuesto de Egresos del ramo noveno en la cantidad de $ 50,000.00 para el importe de las pensiones y retiros que concederá la Dirección General de Correos, de acuerdo con la ley vigente.

Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, 9 de noviembre de 1921.- Isauro Castillo Garrido. Hacemos nuestra la presente iniciativa para los efectos reglamentarios.- José R. Colón.- T. Salgado.- C. Pichardo.- B. de la Vega.- Abraham Franco.- E. del Castillo.- Leopoldo Guadarrama.- Felipe de la Barrera.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"El C. Diputado Rafael M. González, secundado por numerosos ciudadanos diputados, presenta una iniciativa con el fin de que el presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones y Obras

Públicas se establezca una partida de $ 50,000.00 para la construcción de un camino carretero entre Coalcomán y Morelia."- A la Comisión de Presupuestos y Cuenta. (La iniciativa de referencia dice así:)

H. Asamblea:

Rafael M. González, diputado por el 12 distrito electoral de Michoacán, ante esta Representación Nacional y como miembro de la misma, atentamente expongo:

Que el distrito que represento, bañado en gran parte por las aguas de Pacífico atravesando en su mayor extensión por la Sierra Madre y descansando en su totalidad en un terreno eminentemente mineral, hacen de aquella región un centro de riqueza indiscutiblemente quizás el más importante del Estado de Michoacán, ora por sus innumerables maderas preciosas, ora por su minas en su mayoría de oro y plata y porque también es uno de los principales factores como centro de criadero de ganados vacuno y porcino que abastecen los principales mercados de la República, y, señores diputados, triste es decirlo pero que al fin la responsabilidad es de los gobiernos pasados que no preocupándose en lo absoluto, y ello quizás porque los representantes que el propio Gobierno nombraba ignoraban por completo las ingentes necesidades de aquellas apartadas regiones, sus caminos se encuentran en lo absoluto en estado rudimentario, haciendo, si no inaccesible, sí muy difícil la comunicación de aquella región con el resto de la República. Atento lo expuesto y dado vuestro ilustrado criterio, estoy seguro que no podréis menos que aceptar la imperiosa necesidad de abrir paso libre a aquella estancada riqueza, favoreciendo con ello los intereses de sus moradores e impulsando sus vías de comunicación. En esta consideración, me permito proponer, para su aprobación a esta H. Representación, la siguiente proposición:

Única. Destínese en el Presupuesto de Egresos de la Secretaría de Comunicaciones y obras Públicas, la cantidad de $50,000.00 para la construcción de un camino carretero que una al distrito de Coalcomán, Mich., con la capital del Estado, Morelia, pasando por los distritos de Apatzingán y Uruapan.

México, D. F., a 9 de noviembre de 1921.- Diputado por el 12 distrito de Michoacán, Rafael M. González. Hacemos nuestra la anterior iniciativa,- Jaime A. Solís.- Macedonio B. Gutiérrez.- José Castañón.- A. Díaz Soto y Gama.- Edmundo Bolio.- Ignacio C. Villegas.- Luis Guzmán.- F. C. Manjarrez.- Pedro A. Chapa.- V. Alessio Robles.- C. LLaca.- Leopoldo Reynoso Díaz.- Gustavo P. Serrano.- Leopoldo Estrada.- G. C. Correa.- I. Cervantes.- José Juan Ortega.- Tereso Reyes.- José Leyva.- Leobardo L. Lechuga.- M. Montero Villar.- Porfirio del Castillo.- Antonio Ortega.- Isauro Castillo Garrido.- Filemón Basaldúa.- S. Franco Urías.- M. Montes.- J. A. Olguín.- J. C. Miramontes.- Luis Paredes.- Emilio Gandarilla.- L. A. Aldaco.- José de J. Aguilar.- A. V. Ramírez.- Pedro de Alba.- E. von Borstel.- R. Romero.- M. F. Méndez.- Godofredo Guzmán Peláez.- R. A. Alvarez.- Dr. A. E. Vidal.- B. de la Vega.- F. B. Ayala.- F. Castrejón.- E. M. Barragán.- Enrique Meza.- E. Barón Obregón.- Miguel B. Fernández.- Uriel Navarro.- F. B. González.- N. Lavín.- T. T. Gutiérrez.- Joel Flores.- M. G. Toro.- Aurelio P. Márquez.- M. F. Cerqueda.- Juan Quiroga.- Manuel E. Miravete.- Guillermo Rodríguez.- L. Espinosa y Elenes.- F. N. Solórzano.- Gustavo S. Martínez.- E. M. Bonilla.- Fidel Guillén.- J. Macías R.- Manuel Rico G.- F. de la Peña.- Custodio Valverde.- J. Ogarrio Meixueiro.- Leopoldo E. Camarena.- J. A. Castillo Nájera.- N. Domínguez.- Pablo H. Sánchez.- Leopoldo Vicencio.- E. Aguirre C.- Francisco G. Luque.- J. M. Velasco.- G. Rojas.- Fernando B. Martínez.- Lucas Bravo.- J. M. Vergara.- M. F. Ortega.- A. Guerrero.- Fidel Ramírez M.- E. L. Céspedes.- Candelario Garza.- Jesús Z. Moreno .- Abraham Franco.- C. Argüelles.- Herminio S. Rodríguez.- Francisco Reyes.- J. F. Azuara.- J. Siurob.- Luis G. Morales.- Uriel Avilés.- P. Carriedo Méndez.- Vicente Rivera.- C. Rivera.- B. Ibarra.- José Méndez.- J. M. Vásquez.- F. González y González .- N. Cano.- Francisco Garza.- Francisco Z. Moreno.

- El mismo C. secretario: Continúa la discusión de la proposición relativa a que se llame al ciudadano subsecretario de Gobernación y se acerque una comisión al ciudadano presidente de la, República.

El C. Trejo: ¡Moción de orden! Se acordó que las sesiones de las mañanas se dedicaran a la Ley de Ingresos. Creo que es de tal importancia este asunto, que debe cumplirse, con el acuerdo tomado.

El C. Moreno Jesús Z: Pidió la palabra.

El C. presidente: La Presidencia informa al ciudadano diputado Trejo que es verdad que esta Asamblea acordó que en las mañanas se discutiera la Ley de Ingresos; pero también es cierto que la propia Asamblea acordó que por las tardes se tratase la Ley del Petróleo. La Presidencia estima que si vamos a dejar la discusión de este asunto para la tarde, tendría que suspenderse la discusión de la Ley del Petróleo. Por consiguiente, cree que no debe aplazarse la discusión de dicha proposición, y en esta virtud la Presidencia juzga que ha llegado el momento de preguntar a la Asamblea si se suspende la discusión del asunto de Tacubaya para continuar la discusión de la Ley de Ingresos.

El C. Borrego: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Manrique: ¡Moción de orden!

El C. Borrego: Para moción de orden tengo la palabra. Podemos conciliar los deseos de todos. En estos momentos iba a solicitar el permiso de esta Asamblea para modificar la proposición en el sentido exclusivo de que se llamara al ciudadano subsecretario de Gobernación, materia en que todo el mundo está de acuerdo, para que se le cite y venga en la tarde. De manera que suplico a ustedes que permitan que continúe este

punto, a fin de que se nombre la comisión que llame al ciudadano subsecretario de Gobernación y continúe la discusión de la Ley de Ingresos.

- El mismo C. secretario: Se pregunta a la Asamblea si consiente que sea retirada la proposición para presentarla modificada. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Se concede el permiso. Se presenta reformada.....

El C. Manrique, interrumpiendo: ¡Reclamo la votación! (Voces ¡No!) Hecha la declaratoria por la Secretaría, que nos indica su sentir, es el momento oportuno de reclamar la votación.

- El mismo, C. secretario: Habiendo sido reclamada la votación, nuevamente se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si se permite que sea retirada la proposición, para presentarla modificada. Los que estén por la afirmativa se servirán ponerse de pie. Ciudadano Manrique: Se permite que sea retirada. Los mismos firmantes la presentan modificada en el sentido de que se nombre una comisión que se acerque al ciudadano subsecretario de Gobernación para que pase a informar del escandaloso asunto de Tacubaya. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobada. La Presidencia nombra en comisión. para que se acerquen a invitar al ciudadano subsecretario de Gobernación, a los ciudadanos Borrego, Fernández Martínez, Maqueo Castellanos, Padilla, Lechuga y prosecretario Angulo.

El C. Gandarilla: ¡Moción de orden!

- El C. secretario Barragán: Continúa la discusión de la Ley de Ingresos.

El C. Gandarilla: ¡Moción de orden! (Voces: ¡No hay desorden!) Si hay. Soy el primero en estar de acuerdo con un estimable compañero de esta Cámara, el señor Maqueo Castellanos, para que se haga justicia en el escandaloso asunto de Tacubaya; pero no estoy de acuerdo y protesto enérgicamente contra el proceder de la Mesa, admitido por la Cámara. Esa proposición presentada por el honorable compañero Borrego, ni siquiera fue discutida, ni siquiera se dijo si entraba a discusión o no, y la declaratoria de la Presidencia fue ilegal, porque nadie la aprobó. Mi moción de orden consiste en hacer la aclaración, y pido a su señoría que entre inmediatamente a discusión la Ley de Ingresos.

El C. presidente: la Presidencia manifiesta al ciudadano Gandarilla que ya está a discusión la Ley de Ingresos y que tienen la palabra el ciudadano diputado Trejo.

El C. Trejo: H. Asamblea: En contra del inciso (d) de la fracción XII del artículo 1o. de la Ley de Ingresos, habló ayer el ciudadano Manrique. La Comisión va a concretarse únicamente a sostener la conveniencia de que subsista la cuota de veinte pesos establecida con la modalidad de que la Secretaría de Relaciones pueda modificarla y aun condonarla, en virtud de los antecedentes que sobre el particular se va a permitir exponer a vuestra consideración. En 1918, los Estados Unidos de Norteamérica fueron los que establecieron la cuota de diez dólares por pasaporte, y a esta medida tuvo que obedecer, por reciprocidad, ya que esta es la base del Derecho Internacional, la creación, por parte del Gobierno mexicano, de una cuota de veinte pesos oro nacional, por los mismos pasaportes. A la fecha, y desde hace algún tiempo, por convenio celebrado entre el Gobierno americano y el nuestro, se ha permitido que a los residentes en la frontera, en una extensión de cuarenta millas, se les permita sin pago alguno, el libre paso para una u otra frontera. Con países de Centro y Sudamérica, hay convenios también para cobrar la misma cantidad que a nacionales mexicanos se les cobra en esos países. Evidentemente que con la derogación de la cuota que se establece en esta fracción, no desaparecerían, como el ciudadano Manrique pretende, las fronteras, pues quedarían todavía los requisitos de expedición de pasaportes y únicamente vendríamos a cercenar un ingreso que importó, según datos que tiene la Comisión, quinientos veintiún mil pesos en los cinco primeros meses del año actual, o un millón doscientos cincuenta mil pesos anuales aproximadamente. Dentro de la regla de conducta que sigue esta Cámara, de establecer economías, haciendo que el Presupuesto de Egresos no vaya más allá de doscientos veinte millones de pesos, si es posible, cree la Comisión que debe darse un voto aprobatorio a la fracción en los términos en que está redactada, haciendo punto omiso de las razones que planteó Manrique, a quien manifiesta la Comisión que no dejó en lo absoluto, por inercia, ninguno de los preceptos de que forma parte la ley, sino que, con todo detenimiento, estudió inciso por inciso, y de ello puede darse cuenta perfecta, estableciendo la comparación de redacción entre el texto del proyecto actual y el de cualquiera de las leyes anteriores.(Voces: ¡A votar!)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Domínguez.

El C. Domínguez Norberto: Honorable Asamblea: Después de la Exposición hecha por el señor Trejo, poco hay que decir. El artículo que se discute, en sí mismo, y por lo que se refiere a la cuantía del impuesto, no tendría una gran trascendencia, porque se trata de una cantidad demasiado pequeña, que no se sentiría mucho en el Presupuesto General de Ingresos. Pero si he venido a la tribuna, para hablar poco, porque la hora es avanzada y sería una lástima que prolongáramos nuestra sesión y que nos hiciera perder la de la tarde, es porque he querido rectificar algunos conceptos del compañero Manrique, porque cuando hablan esas personas que no tienen significación ninguna, que no tienen preparación intelectual, cuya opinión no pesa en el público, puede pasar inadvertido lo que ellas digan; pero cuando se trata de intelectuales como el señor Manrique, cuya vasta cultura soy el primero en reconocer, y cuya honorabilidad es indiscutible, sí creo conveniente hacer algunas rectificaciones. El tema principal, el argumento capital del señor Manrique para pedir la abolición de este impuesto, fue hablarnos en nombre del internacionalismo, en nombre de la fraternidad humana. Las palabras son bellas, las ideas han adquirido mucha aceptación entre cierta clase de personas, que no se han preparado lo suficiente y que

no han viajado mucho; pero yo, señores, creo que el internacionalismo, tal como nos lo presenta, es peligroso para nuestra patria; creo que el socialismo cosmopolita, que tanto entusiasma a muchos de nuestros bolcheviques, significa para nosotros la muerte de nuestro patria. (Voces: ¡No, hombre, para todos!) No son extrañas tales protestas, compañeros. Usted sabe, compañero Manjarrez, que nunca me hacen más feliz que cuando me interrumpen, que cuando me contrarían, porque así me dan la oportunidad de explayarme más fácilmente y de acudir a toda clase de argumentos.

El C. Manjarrez, interrumpiendo: ¿Entonces me permite usted que le haga una interpelación?

El C. Domínguez Norberto: Todas las que usted guste. Si el diputado Gandarilla es el diputado de las interpelaciones, yo soy el orador de las contestaciones. Puede usted preguntar.

El C. Manjarrez: Dice su señoría que el internacionalismo costaría a México la pérdida de su patria. Es natural, pero claro, ¿no piensa su señoría que al aceptarse la idea del internacionalismo, no sólo México, sino todos los países, perderían la idea de patria? Precisamente el internacionalismo va contra la idea de las patrias, las patrias forjadas por los soldados; el internacionalismo va en pro de una patria universal, de una república única, en que sean los hombres hermanos a través de las fronteras, de los mares y de todo. Luego entonces ve su señoría que no hay peligro alguno para nosotros, porque es el mismo peligro que habría para los demás.

El C. Domínguez, continuando: Muchas gracias. Señores: ¡Qué bella interpelación la de mi compañero; qué satisfacción tan grande me ha causado y qué material me da para continuar! Unicamente le suplico que escuche; yo, como aquel personaje de Anatolio France, Timocles, estoy tan dispuesto a hablar como a callar. Estoy en el mismo caso: Hablo cuando soy escuchado con atención y cuando no lo soy, no pienso extasiarme con las delicias de mi propia voz y no tengo inconveniente en descender de la tribuna. Así es que si ustedes me escuchan, voy a contestar a mi simpático y querido amigo Manjarrez, que es uno de nuestros principales socialistas. Mire usted, compañero, la fraternidad se basa, sobre todo, en la igualdad. La máxima no es propia de la especie humana, sino que es propia de todos los seres gregarios, y voy a decirlo cómo se unen. Los que han estudiado zoología, saben que entre las aves existen muchas de espíritu gregario y que hay una avecilla que se llama "republicana", porque forma grandes nidos y establece una a manera de institución republicana. Si no quiere usted ejemplos de agrupaciones de esas, voy a citarle la de otras clases de animales: los lobos. Soy del Estado de Chihuahua y recuerdo que en mi niñez los lobos habían desaparecido; pero no sé si por efecto de tantas transformaciones que tanto nuestra patria como la humanidad, han experimentado, parte por nuestras revoluciones y parte por la guerra mundial, los lobos, especie que creíamos había desaparecido, han vuelto a aparecer en Chihuahua. Y me platicaban una vez un amigo mío, que hace poco se reunieron alrededor de un jacal 20 ó 30 lobos, le pusieron materialmente sitio y se estuvieron allí hasta que acabaron con los habitantes del jacal y se los comieron. Ya ve usted, pues, compañero, cuán fácil es a los animales grerarios la asociación sobre bases de igualdad, en animalitos tan inofensivos como el "republicano", y la asociación sobre bases de igualdad en animales tan dañinos como los lobos. Pero lo que no se ha visto nunca todavía, es que los lobos y los corderos vengan a establecer una sociedad sobre bases igualitarias, y eso, señores, es el internacionalismo. El internacionalismo es y ha sido muy manoseado, es idea ya muy antigua; yo mismo, que en estos momentos lo estoy combatiendo, cuando me he visto en reuniones internacionales y he venido a referirlo, he tenido una frase con que terminaba un discurso en la inauguración del Correo; decía: "Nos acercamos ya a la armonía humana, a la fraternidad universal". y entonces lo decía, como lo dice usted ahora, compañero, porque usted es joven; los viejos solemos ver las cosas de distinta manera; los jóvenes hablan en favor de las utopías, o de las utopías, dejo a ustedes a la elección la prosodia de la palabra. Los viejos hablamos en nombre de nuestra propia observación; ustedes hablan como cierto jovencito, un niño que estudiaba en una escuela primaria: Su maestro le preguntaba las reglas de las cuatro operaciones elementales, y le decía: - ¿Sabe usted sumar? ¿Sabe usted multiplicar? - Sí señor.- ¿Sabe usted la substracción? ¿Sabe usted la división? - Sí, señor. - Pues mire usted: Su papá me debe cuatro mese a razón de cinco pesos, ¿Cuánto me debe? - Veinte pesos. - Me debe, además, cinco pesos por utensilios. Veinte pesos más cinco pesos, son veinticinco. Bueno. Lleva usted tres recibos de cinco pesos, ¿Cuánto me queda debiendo su papá, mañana? - ¡Veinticinco pesos! - ¡Pero, hombre!, fíjese usted. Cuatro por cinco, veinte, más cinco, veinticinco; le cobra usted quince, ¿Cuánto me debe? - ¡Veinticinco! Y entonces le dice: - Decididamente usted no conoce ni substracción. A lo que el muchacho contestó: - ¡Pero conozco a mi papá! (Risas.) Pues bien, estos señores conocen todas estas bellas teorías, y yo que no solamente he leído, sino que he viajado por el mundo, estoy en contacto con la realidad y yo creo, señores, que si bien está que guardemos relaciones con todos los países de la tierra, que nos entusiasmemos con aquellos que nos mandan representantes de nuestra lengua y que dicen bonitos discursos, como el señor Gómez Restrepo, citado por el señor Manrique; en el terreno literario yo sí participo del pan - hispano - americanismo que nos puso de moda don Venustiano; pero en el terreno político, en el terreno internacionalista no opino lo mismo. En el terreno internacionalista los pueblos débiles debemos estar más celosos que nunca de nuestra nacionalidad, porque ¿Sabe usted, señor, para qué es para lo que quieren el internacionalismo los poderosos?, para abusar de los débiles, para convertirlos en sus explotados. ¿Qué manifestaciones de fraternidad humana nos dan los norteamericanos cuando ponen para los negros un carro reservado y no los dejan que pasen de allí? ¿Sabe usted que bajo el internacionalismo y cuando los pueblos débiles como el nuestro estemos sometidos a los pueblos

fuertes, sabe usted qué es lo que se nos espera? Se nos espera, no a los humildes proletarios, no, señores, a los refinados intelectuales, a los hombres de alta cultura, a los que ostentan títulos rumbosos, ¿sabe usted para qué los quieren los pueblos poderosos? Para limpiabotas, para pelear papas y para fregar platos. Y la prueba de que no exagero es que en ese éxodo doloroso a que han obligado las revoluciones a emigrar a nuestros políticos a los Estados Unidos, les preguntan ustedes cuál ha sido su situación, y les cuentan horrores de allí, y se quedarían ustedes asombrados de los puestos humildísimos que van a desempeñar nuestros altos intelectuales; pero no me gusta hablar sin pruebas: Mire usted, compañero, las delicias del internacionalismo; nadie me dejará mentir, porque aquí traigo un anuncio que está a disposición de quien lo quiera leer. Les ruego la gracia de no leerlo en inglés, porque no estoy seguro de pronunciarlo bien, y, por lo mismo, quiero traducirlo; se trata de un anuncio en el Estado de Texas:

"Va usted a ser propietario de un hermoso lote en la hermosa Rose Terrace. Paga sólo diez pesos al contado y diez pesos por mes. No se cobra interés. Restricciones productoras: Los lotes no pueden ser vendidos a negros ni a mexicanos.- H. D. Dikinson.- 303 - 304 Russell Building"

Este es un anuncio de San Antonio Texas, rigurosamente auténtico, y no crean que es un hecho aislado. Los que hemos ido a Estados Unidos lo sabemos, y conste que yo no la hay de yancófobo, no vengo a atacar a los norteamericanos; ¿y saben ustedes por qué?, porque no me guío por el sentimentalismo, me guío por el sano patriotismo que nos manda colocar el utilitarismo práctico por encima de ilusiones y teorías. Y yo creo que las fatalidades geográficas e históricas nos han puesto al lado de los Estados Unidos, en contacto con ese gran pueblo. Pues bien, señores, por la naturaleza misma de nuestra situación estamos obligados a vivir en buena armonía con los norteamericanos; pero entiéndase bien: De la buena armonía, con los norteamericanos a la fraternidad, hay una gran diferencia. Los pueblos todos de la tierra tienen un desprecio completo por los pueblos débiles. Yo puedo hablar en esto con gran experiencia. Los azares de mi vida me han llevado a viajar por el mundo entero y aun a desempeñar misiones diplomáticas, y sé cómo los representantes de los países poderosos ven a los representantes de los países débiles. Ahora conozco también los procedimientos de las leyes de emigración en diversos países, como los Estados Unidos. Los Estados Unidos son, como ningún pueblo, en estos momentos, y voy a leerles otro documento, el encabezado de "El Universal" de hoy:

"Una queja justificada de las cámaras de Comercio.

"Mientras en México son recibidos los pasaportes sin dificultad, en Estados Unidos se ponen trabas a los viajeros." Las trabas son de esta naturaleza duras para todos, terribles para los pobres, horrorosas para los proletarios; apenas se llega a una estación de ferrocarril o se va a desembarcar de un buque, están allí los agentes norteamericanos preguntando quiénes son, de dónde vienen, cuánto dinero tienen, porque como si fuera un espectáculo, se paga la entrada a los países extranjeros, se paga la entrada; en España también me ha tocado descender, y también se paga la entrada, solamente nosotros queremos poner entrada gratis y permanencia voluntaria...(Voces: ¡Como en el cine!) Como en el cine. Pues bien; la severidad de los norteamericanos en ese punto es tal, que tratan con procedimientos verdaderamente vejatorios; no se conforman con revisarlos por completo a ver si no tienen alguna lacra filosológica, a ver si llevan el bolsillo provisto, sino que quieren cerciorarse de su inteligencia, porque han llegado al grado de pretender que no entren tontos a los Estados Unidos, y para calificar si son o no tontos, no se acude a preguntarles lo que han estudiado en los libros, puesto que hay muchos que a pesar de haber leído son tontos en grado superlativo... (Risas.) ...y otros que a pesar de decir disparates gramaticales son verdaderamente inteligentes, y no cito ejemplos, porque ustedes han de conocer por ahí alguno de ellos. Pues bien, llegan al grado de que para juzgar de las facultades intelectuales, les hacen esta clase de preguntas, una serie de preguntas sencillas, y entre ellas hay esta tan peregrina: Le preguntan a un ignorante: ¿Qué haría usted si lo dejara el tren? Como ustedes suponen, esa pregunta me dejó asombrado, por que ¿Qué haría una persona si lo dejara el tren? Cualquiera de nosotros diría: Pues supongo que tomaría un automóvil, o un coche, o lo que sea. Solamente algún pobre empleado de Correos, cuando fui director, discurrió lo que no se me había ocurrido nunca: Echar a correr tras él. A ese grado llegan los norteamericanos, preguntan para saber si son o no tontos. Si va uno a los países de Europa y llega a las aduanas, se queda asombrado; pocos son los países en donde hay un amplio sentido de libertad, como en Suiza. Es una de las partes donde menos molestan; pero en otros países se cercioran de cuánto se lleva, de qué país se viene, cuánto se tiene; pero nosotros no, queremos bellísima reciprocidad; la reciprocidad que queremos con el extranjero no puede labrar otra cosa más que nuestra ruina. Ya las teorías modernas quieren disolver todas las bases de la sociedad: La religión, la familia, la propiedad, todo y, por último, la noción de patria. La noción de supresión de patria no servirá más que para que los pueblos poderosos, en nombre de la mentada internacionalidad abatan a los pequeños y los esclavicen, y no para otra cosa. No, señores, yo soy mexicano y amo a mi patria en sus tradiciones, en sus glorias, en sus desgracias, y la amo con todo y sus grandes defectos, como se ama a la madre sin discutirla, señores. Y por lo mismo, no desearía por ningún motivo que comenzáramos nosotros a dar concesiones de esas, que comenzáramos a ver que mientras que en todos los países hay tantas restricciones para ser administrados, nosotros vamos a abrirles las puertas, como se las abrimos a tantos individuos entre los cuales hay de todo, hombres inteligentes y de talento en pequeñísima cantidad; pero en mayoría hay vagos y truhanes internacionales que no vienen

a hacer otra cosa que a explotar nuestra credulidad. Señores, yo protesto contra este artículo por el principio que entraña, porque debemos ser patriotas, y hoy más que nunca debemos hacer patria; hoy más que nunca, en las condiciones de nuestra patria, que son difíciles, porque debemos ser cautos, o de otro modo seremos vencidos, y hay que recordar esa sentencia del tiempo de los romanos, de Breno, que dice: ¡vae victis! ¡Ay de los vencidos! (Aplausos.)

El C. Manrique: Hago constar que estoy inscrito en contra.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano diputado Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: Escuché de labio del compañero Domínguez, con verdadera fruición, ayer tarde, la noticia de que se proponía rebatir mis argumentos. Efectivamente, me parece mucho más peligroso el compañero Manjarrez viniendo a esta tribuna a proclamarse internacionalista, pero abogando por razones de orden práctico por que subsista el impuesto, que el compañero Domínguez viniendo aquí a hacer la apología del nacionalismo y oponiéndose enérgicamente a la tesis internacionalista. ¿Por qué? Porque el compañero Manjarrez no habla en nombre de la cordura, y el compañero Domínguez, en cambio, plantea francamente la vieja tesis nacionalista; en consecuencia, deslinda mucho mejor los campos, contribuye a definir los campos; en el momento de la votación que dará claramente definido quiénes son los hombres de espíritu nuevo y que se sienten capaces de prescindir de las viejas rutinas, y quienes están todavía ligados al pasado con todas sus rutinas, con todas sus trabas al progreso y a la marcha de la humanidad. No he escuchado de labios del señor Domínguez un solo argumento serio: Podría fácilmente retorcer el argumento: Cada una de sus frases, cada una de sus expresiones, no hacen sino corroborar mi sentimiento, no hacen sino robustecer mi convicción. Efectivamente, sus argumentos no son otra cosa que una relación de los que en otros países sucede; no hizo sino pintar, con vivos colores, el mismo mal a que yo he aludido; todas esas lacras que son producto del sentimiento nacionalista, que son producto, cuando el amor al terruño se convierte en odio a los ciudadanos de otros países, el sentimiento nacionalista en su aspecto de odio, en su aspecto mezquino, no en su aspecto de amor a la patria, que es para mí profundamente respetable. El ciudadano Norberto Domínguez nos dice que las modernas ideas que la corriente de modernas ideas, trata de disolver y de hacer desaparecer el sentimiento de patria, y nada más inexacto. Yo querría que me escuchase atentamente el compañero Norberto Domínguez.

El C. Domínguez Norberto: Con mucho gusto. Perdone mi descuido.

El C. Manrique: La génesis de la idea internacionalista es perfectamente conocida para quienes la hayan seguido atentamente. ¿Cómo quiere el compañero Domínguez que la idea internacionalista es antagónica de la idea de la patria? Es absolutamente inexacto. Según la idea del compañero Domínguez, habría que argumentar siguiendo los procedimientos de los lógicos, y ahora está de moda hablar de lógica entre nosotros; siguiendo los procedimientos de la lógica, el compañero Domínguez representaría las ideas de nacionalismo y de internacionalismo por dos círculos situados uno fuera del otro, y no, compañero. El esquema serían esos dos círculos concéntricos: La idea de patria dentro de otro círculo más grande, más amplio, la del internacionalismo. No son, pues, ideas antagónicas, sino que son ideas que se constituyen la una y la otra. La idea internacionalista es históricamente posterior a la idea nacionalista; es más amplia y más noble que ella y no la excluye, sino que la comprende. El hombre que mejor ama a su patria, es el hombre que más fácilmente comprende el amor que otros hombres sienten por su propia patria. El internacionalismo que yo proclamo, no es el que quiere la desaparición de la idea de patria, sino para aceptar la gráfica expresión de Heriberto Wells, la ampliación del patriotismo a un estado mundial. No se concibe, señores, que para amar a México haya que odiar al terruño, a eso que se llama la patria chica, seguramente que no. Para ser buen mexicano no es necesario empezar por ser un mal sonorense, empezar por ser un mal oaxaqueño...

El C. Avilés, interrumpiendo: O un mal potosino.

El C. Manrique, continuando: O un mal potosino, o un mal tarasco. (Aplausos.) Rapidísimamente, señores diputados, quiero trazar un diseño de cómo se pasa de estos sentimientos de amor al terruño a otro sentimientos cada vez más amplios y cada vez más comprensivos. Es perfectamente sabido, señores diputados, que en nuestras ciudades ha habido antaño pugnas entre los habitantes de los diversos barrios. Si pudiera yo referirme a San Luis, si quisiera referirme concretamente a San Luis, les hablaría de las viejas pugnas entre los vecinos del barrio de San Miguelito y de San Sebastián, verbi gratia; de las pedreas, pugna que comenzaba entre los pequeñuelos; ¿quién no recuerda de las pedreas entre los chicuelos, entre los colegiales de un barrio y los colegiales del opuesto? ¿Quién no recuerda, más tarde, cuando las fiestas del santo patrono de aquel barrio, las pugnas que terminaban a veces en forma verdaderamente sangrienta entre los habitantes de un barrio y el opuesto? Pero todo ha ido desapareciendo los barrios han ido desapareciendo de las ciudades. Lo que digo de San Luis podría repetirlo de Oaxaca, de Puebla y de cualquiera otra ciudad de la República. Ahora, los habitantes de un barrio no odian a los del barrio opuesto; ahora, a lo sumo habrá una noble emulación mucho más práctica, que consistirá en que tal barrio de una ciudad se distinga por sus mejores materiales o que por sus escuelas sobrepasen al opuesto; ahora la rivalidad ha dejado de ser y el antagonismo se ha convertido en una noble emulación. Podríamos pasar, de lo que sucede en las ciudades, a lo que pasa en las diversas regiones de la República. Si por algo es interesante el habla popular, el folk lore, es porque el estudio de los refranes, tipos, del tipo romancero del habla popular, en suma, es una guía para el sociólogo, para el estudio del estado de ánimo de la psicología, de la psiquis, del alma nacional. Por ejemplo, mono, perico y poblano, no lo toques con la mano; y una serie de motes y remoquetes

aplicados a los habitantes de las diversas regiones. A los de Zacatecas, compañero Buffalmaco, se les dice tusos; a los de San Luis Potosí, corvas dulces; a los de Chihuahua... (Voces: ¡Ay, Chihuahua, cuánto apache!) A cada habitante de la República un remoquete, que era expresión del estado de ánimo de antagonismo de las diversas regiones. Ahora, señores diputados, esto ha dejado de ser, y si todavía me permito llamar a don Jesús B. González tuso, no podría hacerlo sino afectuosamente, dentro del tono de la camaradería; pero antaño yo no me hubiera quedado callado porque el compañero Avilés me hubiera llamado corvas dulces. (Voces: ¡Barbas dulces o barbas tenías!) Pero antaño, compañero, antaño si este remoquete, estos motes eran depresivos, trascendían un sentimiento despectivo de los habitantes de una región respecto de los habitantes de otra región adyacente; ahora, señores diputados, sobre todo gracias al progreso de nuestras comunicaciones ferroviarias, esto ha desaparecido forzosamente; los habitantes de una región han entrado en íntimo contacto con los habitantes de las demás regiones del país, y, estas viejas ideas regionales han ido lenta y paulatinamente desapareciendo y ahora no se concibe ya, que para ser buen mexicano, que para ser buen oaxaqueño o buen sinaloense, haya que comenzar por odiar a los habitantes de los demás Estados de la República. ¿Qué quiere esto decir? Que el sentimiento de regionalismo, que el sentimientos de amor a la patria chica, exacervándose, dé lugar en Oaxaca a acontecimientos que nos son bien conocidos, que en cierta época de nuestra vida nacional explica los motivos separatistas de Campeche y Yucatán, verbi gratia; este sentimiento se ha amplificado para ser substituido por un sentimiento más noble y comprensivo: El sentimiento del amor a la patria mexicana. Sería torpe afirmar, para quienes blasonan de patriotismo en el sentido de amor a la patria mexicana, sería poco digno de afirmar, usando de un razonamiento paralelo al del señor compañero Domínguez, de que sería hacer desaparecer el sentimiento de amor a la región, al terruño; no, proclamando el amor a México, no se quiere hacer desaparecer el amor al terruño, que es algo que está en nuestro corazón. Análogamente, compañero Domínguez, proclamando el patriotismo, como dice Wells, amplificado a un estado internacional, no se quiere hacer desaparecer el amor a la propia patria, lo que se quiere hacer es substituirlo por otro sentimiento más amplio, menos mezquino, substituir el nacionalismo en su aspecto de odio, por un internacionalismo que venga inspirado por un noble sentimiento de cooperación. Y ahora, señores diputados, recojo la expresión del compañero Manjarrez en la sesión de ayer. Afirmaba el compañero Manjarrez que mi discurso habría sido perfectamente oportuno si hubiera plánteadose el problema de nuestra incorporación a las naciones centro o sudamericanas; entonces sí las ideas de Manrique habrían sido oportunamente expuestas, pero ahora sólo se trata de un impuesto. Pues no, señores, yo digo precisamente lo contrario: A la formación de la Gran Confederación siquiera, ya no de un estado mundial, siquiera de la Gran Confederación latinoamericana soñada por Bolívar, no se ha de llegar como por ensalmo, sino por una serie sucesiva de tratados, por una serie sucesiva de contactos: Primero en el terreno comercial, en el terreno aduanal, en el terreno fiscal, en el terreno diplomático, muy secundariamente del terreno diplomático, muy secundariamente del terreno intelectual. La prensa de estos días, ciudadanos diputados, posteriormente a la formación de la Confederación Centroamericana nos anuncia algo muy interesante: Que ya se estudia en la Confederación Centroamericana la adopción del peso mexicano, la adopción de un sistema monetario por moneda cuyo valor equivalga a las monedas mexicanas; la adopción de un sistema monetario auténtico al sistema mexicano. Si esta idea llega a realizarse, si de la unificación de la moneda se pasa a la unificación del sistema postal, si de la unificación del sistema postal sigue la unificación en algún otro aspecto de la vida, es indudable, señores diputados, que dentro de cincuenta o sesenta años si alguien propone la creación de una confederación más amplia que comprenda las repúblicas de Centro América y de México, la idea no podrá encontrar escollos serios en la práctica. El señor Domínguez aseveraba de paso: Lo que el señor Manrique quería no es la desaparición de los pasaportes, sino simplemente la desaparición de la cuota; ¿sabéis por qué no propongo la desaparición de los pasaportes? por una razón muy sencilla; por cuestión de oportunidad; no estamos en estos momentos estudiando las reformas a nuestra ley de emigración, estamos estudiando simplemente las reformas a nuestra legislación fiscal, y viene a cuento el estudio de este impuesto consular y por esto propuse su abolición. Pero es claro que consecuente con esta mi manera de pensar, llegada la oportunidad propondré yo la abolición definitiva de los pasaportes, no se me tache, pues, de inconsecuente. Lo que quiero en estos montos, señores diputados, es que se comprenda que el viejo sentimiento nacionalista en su aspecto de odio sigue siendo fomentado y mantenido por esta serie de restricciones que se llaman el sistema aduanero, que se llama esta serie de fórmulas de visación y expedición dé pasaportes, y por todo este andamiaje, esta complicada estructura de trabas y de impedimentos a la libre comunicación, al libre comercio entre los hombres. Querer que todo esto desaparezca como por ensalmo, esto sí sería un sueño. El ciudadano Norberto Domínguez encuentra muy interesante el aspecto literario de la propaganda hispanoamericana y yo creo, por el contrario, que si la propaganda hispanoamericana, que si la propaganda panamericanista, que si la propaganda internacionalista sólo ha de seguir revistiendo este aspecto de propaganda lírica, entonces es algo perfectamente despreciable, algo que todos los pensadores tienen derecho a considerar como carente de significación, como carente de eficacia en la vida de los pueblos. Si queremos que estas ideas, si queremos abandonar el terreno de la lírica, debemos aceptar estas oportunidades que nos presenta la labor de la legislación; esto es lo que debemos procurar, éste debe ser nuestro verdadero objetivo. En tanto que no propaguemos la desaparición o por lo menos el mejoramiento del sistema aduanero, el establecimiento de mayores facilidades para la intercomunicación de las

naciones, todo esto se quedará encerrado, quedará confiado a los terrenos del lirismo. Por esto, señores diputados, y cabalmente para que no se me acuse de lírico, cabalmente porque quiero comprobar que sé aprovechar las ocasiones que se presentan para llevar a la práctica, para llevar a la realidad nuestras ideas, vengo a proponeros que en una votación consciente y serena, si sois hombres nuevos, ínolulados con las nuevas ideas, votéis consiguientemente contra el inciso (d) de la fracción XII del artículo 1o. de la Ley de Ingresos a discusión.

El C. Manjarrez: Solamente faltó, para que estuviera completo el discurso de nuestro distinguido amigo el señor diputado don Norberto Domínguez, que al terminar él, sonaran los acordes del himno nacional. Esas exhortaciones a la madre patria, a la que debemos amar sin ver qué sea, como se ama a nuestra propia madre, así como muy bien lo dijo el compañero Manrique, son los prejuicios, los prejuicios de siempre. Yo me levanto aquí, señores diputados, especialmente para combatir a ese perjuicio divinizado de las patrias. ¿Qué han sido las patrias, señores diputados, si no la llaga donde hace crisis el dolor de la humanidad? ¿Qué han sido las patrias en toda la época de la historia de la humanidad, si no el punto donde se encuentran los pueblos por rencillas de unos y otros; por dominaciones de los más fuertes? Es allí donde se provocan las guerras. Sin ir más allá, sin remontarnos a las épocas de la antigüedad, basta analizar la última guerra europea que es el problema de la Alsacia y de la Lorena, es la rencilla eterna entre Francia y Alemania, y si a Francia se le dijera: En la guerra pasada tú estás luchando por imperialismo tú estás luchando por venganza, Francia nos hubiera dicho: Francia lo decía: Yo estoy luchando por patriotismo, y el patriota francés iba a las trincheras y el proletariado francés fue a las trincheras sin fijarse en que era una guerra de imperialismo comercial. De la misma suerte vemos a Alemania que sus primates, los hombres directores de la cosa pública en Germanía, también decían a sus nacionales, también le decían al proletariado: Es la defensa de tu patria, es la defensa de la Alsacia y la Lorena lo que vais a defender allí con tu propio esfuerzo, con tu vida misma. Si nos remitimos, señores diputados, a la América del Sur, allí donde hay más afinidad de lengua de raza, allí donde no existe ni siquiera la razón de una división geográfica, donde no existe ni siquiera la razón de una división geográfica, donde no existe ni siquiera la razón de una división administrativa, allí también Chile y el Perú están continuamente en reyerta por la vieja disputa de Tacna y Arica. Y, bien, señores diputados, ¿quién ha formado los límites de cada nación? Los límites de cada nación no los formaron las razas antiguas, sino el derecho del más fuerte, el derecho de la fuerza bruta. Bastó, por ejemplo, que Napoleón Bonaparte, que Julio César, al frente de cincuenta o cien mil hombres, al frente de un numeroso ejército bien disciplinado y bien organizado quisieran pasear sobre todos los pueblos de Europa, para que los hubiera doblegado a su dominación, y así es cómo se forjaron los límites de las patrias. ¿Cómo, pues, señores diputados, vamos nosotros a admitir como eterna como fatalmente eterna, como la quiere aceptar el señor diputado Domínguez, la idea, ese prejuicio divinizado de la patria? No, señores diputados, yo voy un poco más allá de donde va el compañero Manrique. Yo creo, señores diputados, que todos los pueblos de la tierra deben dirigirse, deben encaminar sus pasos hacia la constitución de una federación internacional. Yo llevo en mi alma aquella semilla de aquel hombre obscuro de la revolución francesa, de Anacarsis Clots, que llegó a la guillotina por estar defendiendo con un tesón de iluminado la idea de establecer en el mundo una República Internacional. Pues bien, señores diputados, la única diferencia que existe entre el compañero Manrique y yo es que él mira hacia el Sur y yo miro hacia el Norte. Nosotros no debemos perder de vista esto: El internacionalismo tiene dos aspectos, señor compañero Manrique. En estos momentos de los acontecimientos mundiales que se han desarrollado con motivo de la guerra europea, puede plantearse claramente: El internacionalismo burgués, y el internacionalismo del proletariado. El internacionalismo burgués, tomando como origen las prédicas de míster Wilson, que soñó en la liga burguesa de las naciones, en la liga de los poderosos que solamente se unieron, como decía el compañero Domínguez, para aplastar a los débiles a la postre. En la liga de las naciones que se estableció en el Consejo de los Cuatro, o sea la hegemonía de cuatro potencias mundiales que se disputaban el predominio de todo el planeta. No puede compararse eso, señores diputados, con la idea grandiosa del internacionalismo ruso, porque yo no me espanto a través de los tiempos de las ideas que predicara ayer; yo predico, como en los mejores días, el internacionalismo puro, predico el socialismo puro y yo he de defender mis teorías; si no son oportunas, si no vienen a cuento, que me las combatan otros pero, en fin, yo he de estar siempre al pie de mis ideales. Cuando se ve, pues, señores diputados, que tenemos que estar frente a dos carices, por decirlo así, del propio internacionalismo, no podemos obrar con la misma sinceridad, no podemos obrar son la misma ingenuidad, respecto al internacionalismo imperialista de Yanquilandia y al internacionalismo obrerista del proletariado de Rusia y a la verdadera confraternidad que debe existir entre los pueblos de Hispanoamérica. Por esta razón yo que sí conozco, señor diputado Manrique, y que sí aprecio las dificultades que tienen las nacionales para ir al otro lado, yo que vi, yo que contemplé y que palpé que todas estas dificultades no son sino el producto de una nación dominante, de un Gobierno, por mejor decirlo, imperialista, como es el de los Estados Unidos, no podemos nosotros brindarle a este Gobierno con toda ingenuidad, darle mayores garantías que las que ellos nos brindan; pero en cambio si dirigimos la mirada hacia el Sur, entonces sí, allí sí que no haya pasaportes, no solamente pasaportes, ni impuestos. Alguna vez, en días pasados, me decía un amigo que llegó aquí procedente del Sur de Chiapas, me expresaba lo siguiente: Hay poblaciones mexicanas que tienen una inmensa mayoría de guatemaltecos y naturalmente que ellos eligen a un guatemalteco para presidente municipal, ¿cómo es posible que dentro de la patria

mexicana haya un presidente municipal guatemalteco? y le dije, ¿y por qué no? si es la mayoría de los habitantes de esa población, ¿y por qué no, si son de nuestra misma raza, de nuestra misma lengua? Yo no quiero que sean las naciones del Sur las que se incorporen a México, yo quiero que México sea el que se incorpore a las naciones del Sur. Nosotros debemos tener pendiente en todas nuestras discusiones que México ha sido colocado por el destino en una situación política y geográfica especialísima; los actos de México, los pasos que da México no solamente afectan a México, sino afectan también al porvenir y a los destinos de la América del Sur y del Centro. Cuando yo, por consiguiente, creo, cuando yo miro que México va, por decirlo así, a abrir las puertas sin que haya reciprocidad a un país que no quiere ajustarce a los nuevos idealismos, que no quiere ajustarse a las nuevas teorías de hermandad y de fraternidad universal, como son los Estados Unidos, yo creo, señores diputados, que nosotros por defensa de los países hermanos del Sur tampoco debemos ceder ante ese imperialismo. Precisamente lo que ha hecho grande la política de la revolución lo que ha hecho más grande a México a través de sus guerras, ha sido la resistencia, revolucionaria a los medios imperialistas del Norte; lo que ha hecho grande a México ante los pueblos de Sudamérica es el haber visto con qué tesón y con qué entereza México ha defendido sus derechos sobre el subsuelo, sobre la riqueza máxima del petróleo, en contra de los grandes y brutales atentados del imperialismo yanqui. Si nosotros tenemos a nuestro cargo la defensa, no de nosotros mismos, sino de la América Española en general, nosotros debemos resistir, señores diputados, poniéndonos siempre en el mismas plano en que las naciones imperialistas se colocan con nosotros y abriendo nuestros brazos a los pueblos proletarios. (Aplausos.) Presidencia del

C. LÓPEZ SOTO FRANCISCO

El C. Manrique: Pido la palabra para aclaraciones.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Ramos Pedrueza.

El C. Ramos Pedrueza: Honorable Asamblea: Comienzo mi peroración interpelando a la Comisión para que se sirva informar qué cantidad aproximada cree que se puede recaudar con el inciso (d) de la fracción XII.

El C. Trejo: Pido la palabra para contestar. Algo más de cien mil pesos mensuales.

El C. Ramos Pedrueza: ¿Y tiene la bondad la Comisión de informarme de cuál es la cantidad que tendrá que pagarse por la entrada a territorio nacional?

El C. Trejo. La cuota es variable: Máxima, veinte pesos; pero se paga en relación con la cantidad que a nuestros nacionales cobran los países extranjeros:

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Como usted ve, la cuota es variable y en los términos en que está redactado el precepto, queda sujeta a los que otras naciones señalan para nuestros nacionales.

El C. Ramos Pedrueza: Señores diputados: Acabáis de escuchar que aproximadamente se recaudará como un millón de pesos o poco más, puesto que el señor Trejo nos ha dicho que será como cien mil pesos mensuales los que este impuesto produzca o poco más de cien mil pesos. Yo creo, señores diputados, que bien podría sacrificarse esta cantidad relativamente insignificante para un presupuesto de doscientos y tantos millones con tal de que México sea una de las naciones que marche a la vanguardia de estos nobles ideales internacionales. El compañero Manjarrez comulga con estas ideas, las acepta, pero quiere hacer una excepción tratándose del Norte. No es posible, señores, practicar la fraternidad y el internacionalismo a medias, porque precisamente es el proletariado de los Estados Unidos el que vendrá a buscar campo de acción en nuestras tierras vírgenes; no es probable que fuesen los magnates los que tratasen de llegar a México, si acaso vendría un corto número; los que vendrían serían los proletarios que en estos momentos padecen en los Estados Unidos, puesto que hay seis millones de hombres sin trabajo, seis millones de obreros que están careciendo de toda clase de alimentos, porque no encuentran ningún trabajo; seis millones de obreros que padecen toda clase de privaciones por resultado de la guerra europea; seis millones de obreros que tienden a desparramarse hacia los lugares en que la lucha por la vida es menos amarga y menos difícil. En consecuencia, señores diputados,......

El C. Gómez, interrumpiendo: ¿Entonces, por qué tratan tan mal a nuestros paisanos?

El C. Ramos, continuando: Señor, si aquellos hacen mal, si el Gobierno de Estados Unidos, el Gobierno capitalista obra mal, no veo la razón para que nosotros lo hagamos; en consecuencia, el prescindir de esa cantidad relativamente corta

para un presupuesto de doscientos y pico de millones de pesos, traería indudablemente entre el proletariado universal una nota de simpatía y de aplauso para México. Respecto a lo que el compañero Domínguez dijo, me veo obligado a rebatir sus ideas, porque creo que la tribuna parlamentaria es en estos momentos de transformación social para definir, siempre que haya oportunidad, los ideales que se profesan, y orientar el criterio de las masas por medio de la prensa y por medio de los que asisten a estas discusiones. El señor Domínguez nos ha hablado de patria y de ataques al internacionalismo. Yo le diré lo siguiente: Las grandes naciones modernas son el resultado de un conjunto de pueblos pequeños que estaban antes en perpetua guerra y rivalidades; pero así como la Alemania de 1870 se hizo más grande confederando numerosos principados o ducados que estaban en perpetuas luchas, otro tanto podemos decir de Italia, de la Italia que, con su unión, descollando las grandes y resplandecientes figuras de Garibaldi y Manssini y todos aquellos hombres, acabó con esas rencillas que ensangrentaron a la Italia durante la edad media. ¿No es cierto que Florencia, Pisa, Venecia y Génova, esas raquíticas repúblicas estaban constantemente en luchas cuando había grandes afinidades entre ellas, afinidades etnológicas, afinidades históricas, afinidades por lenguaje y por otras muchas causas, hasta constituirse la Italia moderna? ¿No es verdad, como decía el compañero Manrique, que el gran sueño de Bolívar se va haciendo realidad, pues vamos poniendo en nuestras calles en fechas memorables los nombres de repúblicas centro y sudamericanas, como ellas lo hacen con las nuestras? ¿No es verdad que se siente esa corriente, que nosotros no podemos sentir extranjeros a los centro y sudamericanos, sino que los sentimos mucho más cerca de nosotros que a otros extranjeros? Pues lo que decimos de estas repúblicas sudamericanas, señor compañero Domínguez, y lo que decimos de Italia y de Alemania, lo podremos decir algún día del mundo entero. Es quizá una utopía, dirá el compañero Domínguez; dice que él piensa como los viejos, pero es cruel que trate de atacar a los que pensamos como lo jóvenes; es la vejez, cuando no está representada por un Washington, por un Tolstoy o por un Hidalgo, es la vejez la que quiere aferrarse al pasado, impedir la fecundación del porvenir; esta vez, señor Domínguez, está representado por los pensadores más grandes de la tierra, por los pensadores más cultos, de criterio más amplio; es José Ingenieros en la América del Sur, es Bunge, es Orzabal Quitana, es Alfredo Palacios, es Anatole France, a quien muchas veces ha aplaudido y admirado; es Bernard Shaw, es Wells, son los grandes pensadores que creen una necesidad que esto sea realidad, y tan lo creen así, que Wells, en su libro. "El Salvamento de la Civilización", dice que de no ser un Estado mundial el que más tarde rija los destinos del planeta, el porvenir de la humanidad es la destrucción. Demuestra, habiendo formado parte de la comisión de explosivos en Inglaterra, que las bombas más formidables de 1918, son como un juego de niños, comparadas con las que hoy existen; así se expresa Wells, que es un hombre insospechable por su honradez y competencia intelectual. Y si ahora los gobiernos capitalistas pudieran, arrojarían a los Estados vecinos, bombas de microbios, gases asfixiantes, virus mortíferos, y destruirían en un instante grandes ciudades, y el porvenir de la humanidad, con estos gobiernos capitalistas, con esta idea de patria criminal, porque no es el amor el que genera, si no el odio el que nutre, indudablemente que llegarían a destruirse esos Estados y el mundo sería escombros, montes de cadáveres, y los supervivientes, ciegos, mutilados, enfermos, degenerados. Y como los pueblos no se suicidan, por instinto de conservación, el proletariado inculto y vidente, clarividente en sus altos ideales, sigue estas teorías. Por esto, señor Norberto Domínguez, me atrevo a decir a usted que está equivocado.

El C. Domínguez, interrumpiendo: ¿Le contesto?

El C. Ramos Pedrueza: Le suplico que al terminar.

El C. Domínguez: Como me preguntaba usted....

El C. Ramos Pedrueza, continuando: No es pregunta, es afirmación. Usted no puede sentir la idea de patria, sino en la forma de odio; fue usted porfirista, y los porfiristas, lo han sentido siempre. (Aplausos.) Cuando fue ministro del general Porfirio Díaz, en esa época en que la patria, el amor a la patria fue pisoteado, yo fui a Sonora y el gobernador Izábal no aceptaba a nadie que no hablara inglés para ser alto empleado del Estado. Se protegió al extranjero de una manera criminal, cuando al obrero de Río Blanco se le obligaba a trabajar hasta dieciséis horas, y cuando pidió un aumento de cinco centavos, el patriota general Díaz y los patriotas porfiristas hicieron fuego sobre los trabajadores y velaron por los intereses de los franceses capitalistas. Para garantizar los intereses de los capitalistas norteamericanos, balacearon a los obreros de Cananea que pedían un aumento en sus salarios igual a los extranjeros que trabajaban ahí, porque a ellos se les pagaba la mitad. De manera, señores....

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Ramos Pedrueza, continuando: Le suplico que después, porque se me van las ideas. En consecuencia, señores, cuando al general Díaz se le hacían honores en el extranjero, honores que no se hubieran hecho a otro mexicano ilustre, como a Valentín Gómez Farías, a Juárez a Madero; entre otros de nuestros grandes, verdaderos patriotas, porque enriqueció a muchos extranjeros, porque fue el servidor del capitalismo extranjero. No es posible sentir entonces fervor patrio; tan es cierto, señor Domínguez, que usted no ha sido sincero, que dice que en la literatura lo admite y en la práctica no; pues eso no es ser sincero. El hombre sincero tiene que ser sincero en todo, y no en la literatura decir unas cosas, y otras cosas en el campo de la actividad. En el campo intelectual los literatos sinceros como France, como Ingenieros, defienden esas ideas, esas teorías, lo mismo en el terreno de la literatura exponiéndolas en forma bella, que en los más áridos problemas y en las labores más secas y más serias. Los hombres honrados y sinceros así las defendemos. Por eso hoy,

como siempre, vuelvo los ojos a ese país tan calumniado, a Rusia, de donde nos está llegando lo más grande y lo más adelantado en estos momentos; por más que la prensa capitalina nos pinte eso como un caos, de cuando en cuando aparece una fulguración de verdad. Ya es el obrero Ramírez que publica en "El Demócrata", único periódico que ha querido publicar estas cosas, la verdad de lo que en Rusia pasa. Un obrero, pero es un obrero culto, que ha viajado mucho, y nos dice que en ningún país del mundo se han visto más grandes manifestaciones de arte y de cultura como ahora en Rusia. Cuando se nos pinta aquel país como un conjunto de barbarie y se nos dice que hay hambre, pues si hay hambre es debido al bloqueo infame y criminal de los gobiernos capitalistas, que en nombre de la paz están mirando perecer de hambre a cuarenta millones de habitantes. Las sequías y la falta de elementos de transporte han causado ese desastre en Rusia. Un país once veces más grande que México, con veintidós millones de kilómetros cuadrados, cuando no hay máquinas, cuando ningún Estado capitalista permite que entren, cuando los capitalistas han llevado a individuos perversos, bien pagados, para que inyecten a las bestias de carga y tiro para que mueran, para que se contagien. Naturalmente, y aunque en ciertos lugares hay trigo, no habiendo ni bestias de carga ni medios de transporte, ese es el origen del hambre en Rusia, y este es un crimen de los aliados, de los gobiernos capitalistas. Pues bien; el ciudadano Domínguez, en nombre del odio, aunque usted ha hablado de la patria; usted no puede ser sincero, porque la sinceridad de usted es como la donación de sus 2,500 pesos que yo sé por el padre Cuevas, amigo de usted y condiscípulo mío, que los había dedicado a la Orden de San Vicente de Paul, en Chihuahua, y después supe que usted había dedicado ese dinero para pagar los gastos de su propaganda en Chihuahua. Esa es la sinceridad del señor Domínguez. Yo sé que existe una carta - y los empleados de esta Cámara que la hicieron pueden atestiguar - , que suplicó usted a la Secretaría de Hacienda que, por conducto de la Administración del Timbre se repartiera esa suma entre sus propagandistas. Ya ven, pues, señores diputados, cómo es esa sinceridad. Yo la vi y protesto, bajo mi palabra de honor, ser cierto que se dijo que era para las personas que habían hecho gastos por su cuenta en la campaña electoral del señor Domínguez. Esto no lo hemos hecho algunos diputados que hemos tenido escrúpulos de tocar esa cantidad y, por tanto, no hay sinceridad al oír hablar a un porfirista, que ha dicho en una ocasión en esta tribuna que se preciaba y que estaba orgulloso de haber pertenecido a un Ministerio cuando regía a México el más grande de los patriotas, Porfirio Díaz. El mal ha sido muy hondo, el virus corroe aún a ciertos individuos que en aquella época lo aplaudieron; pero la verdad se va abriendo paso poco a poco, porque ahora el pueblo se ha convencido de que Porfirio Díaz defendió al capitalismo extranjero contra el proletariado de México; Porfirio fue imperialista y hubiera sido un cruel conquistador si hubiera tenido medios y oportunidad; pero como Porfirio Díaz no los tuvo, fue sólo un servidor del capitalismo extranjero. (Aplausos.) Por esto, señores diputados, vengo a pedir que colaboréis en la obra magna de la revolución y de la redención futura humana; aprobemos esta ley para que se sepa que cooperamos con nuestro grano de arena a que no haya fronteras, para que el proletariado pueda venir a México, lo mismo el de los Estados Unidos, en donde hay seis millones de obreros sin trabajo que mueren de hambre, como el europeo, que vengan obreros de Sudamérica, de Centroamérica y de Europa, de todas partes; el proletariado, señores tiene derecho a pasar a todos los países en donde haya tierras vírgenes que explotar, en donde haya minas, petróleo, agricultura; no pongamos esa traba que no pueden pagar los proletarios; ¿que significan para un capitalista cuatro dólares, si queréis, ocho o veinte? Nada, señores; pero para el obrero que viene en éxodo doloroso y amargo, acompañado quizá de sus vástagos hambrientos, para ese significan quizá la comida de sus hijos durante una semana. No pongamos obstáculos y votemos, señores, contra esa fracción y ya se verá de qué manera que no dañe al proletariado, aumentando un poco la contribución federal, se evita esa mancha y se da a México la ocasión de adquirir el aplauso sincero del proletariado universal. Ahora, señores, termino... Diga usted, compañero, haga usted la aclaración. (Dirigiéndose al diputado Gandarilla.)

El C. Gandarilla: Muy bien.

Con permiso de su señoría. (Dirigiéndose al ciudadano presidente.) Verdaderamente satisfecho con el discurso elocuente de su señoría, verdaderamente entusiasmado con las palabras que usted ha vertido en defensa del proletariado universal, me permito preguntar a su señoría si no cree que, aboliéndose ese impuesto de cuatro dólares, es el proletariado de la República el que resulta inmediata y directamente perjudicado, debido a que en Estados Unidos hay un exceso enorme de hombres sin trabajo que vendrán a buscar trabajo en México, con perjuicio de los nacionales. Y estos extranjeros que llegan aquí, como acaba usted de decir, con sus vástagos, muriéndose de hambre, esos extranjeros el día de mañana - porque conozco nuestra historia y conozco nuestro medio social - , el día de mañana se levantan y se convierten en señores de caudales, y entonces, cuando el Gobierno no pueda darles garantías, por circunstancias anormales, cuando no pueda hacer lo que ellos quieren, se van a sus cancillerías para exigir a nuestro Gobierno que se paguen veinte dólares por una gallina que se les pierde en una noche tempestuosa, y tres millones de pesos...por una fanega de tierra, como paso en Tlahualilo. Usted acaba de sostener en esa tribuna, señor, que nosotros debemos ser amantes de las teorías igualitarias; pero usted no ha dicho una cosa: Que si nosotros tenemos amor para esos nuestros hermanos (?) de los Estados Unidos, no existe ese amor en ellos para con los mexicanos. Usted no ha dicho tampoco, señor, que si en tiempos de Porfirio Díaz hubo la protección decidida para el extranjero, en la actualidad, tiempo de democracia, de igualdad, como dice usted, de fraternidad universal, el Gobierno de México, el Ejecutivo de la Unión protege decididamente a los extranjeros. (Aplausos.)

Prueba al canto: Tenemos en

Zacatecas señores, una señora Evans, que tiene una gran extensión de tierra. Pues bien; las autoridades locales han querido cumplir con el artículo 27 en materia de tierras, y el Ejecutivo de la Unión ha dicho: No hay que tocar esas tierras porque son de extranjeros.

En Tlahualilo, en mi tierra, en Gómez Palacio y en Lerdo, existen multitud de hombres que no encuentran trabajo, y usted mismo ha visto por la prensa que el mismo general Villa, que es un hombre que pudiera creerse insensible a los dolores humanos, se ha conmovido y ha procurado buscar la solución de este estado de cosas!....Y el Gobierno nada ha hecho ante la petición de la Comisión Local agraria duranguense, que vino a pedir tierras para los pueblos de Gómez Palacio y Lerdo. ¡Y el Gobierno, el Ejecutivo de la Unión, ha impedido, de hecho, que se cumpla con nuestras leyes agrarias sólo porque se trata de extranjeros!...Yo sueño con el internacionalismo y la fraternidad universal pero no estoy nunca de acuerdo en que mientras a nosotros nos deturpan los extranjeros, nosotros amemos a todo el mundo....¡¡para ser vilipendiados!! (Aplausos.)

El C. Ramos Pedrueza: Constantemente, señores nos dicen los que piensan como el señor Norberto Domínguez que México lo que necesita son brazos, que hay tierras de sobra, que la colonización salvará a este país, y cuando llegamos de veras a proporcionar el medio para esa colonización, para esa abundancia de brazos, para esa explotación de tierras vírgenes, porque se nos dice que hay riquezas de sobra en el país y que hombres de buena voluntad son los que faltan, se ponen trabas como las que el señor Gandarilla ha exhibido.

Solamente contesto sobre este punto: Que con este criterio estrecho nada se puede hacer bueno. ¡Ay de quien descubrió la cocaína, porque pueden existir muchos viciosos! No se piensa que puede ser la anestesia de muchos dolores, sino un peligro para muchos individuos. ¡Ay de quien inventó la pólvora, la dinamita, los explosivos! Y no se piensa en que esto sirve para taladrar montañas, para hacer túneles, para que pasen los ferrocarriles, sino que pueden servir para el terrorismo y segarse muchas vidas. No señores, no tengamos ese criterio estrecho, porque si bien es verdad que en los Estados Unidos, ha habido mucha hostilidad para nosotros, esa hostilidad no ha sido del proletariado de donde ha venido. Yo lo que sé es que cuantas veces se ha intentado la intervención en nuestro país, aquellos obreros han protestado. Tenemos esa deuda moral para el proletariado norteamericano y así como seré yo implacable para todo lo que signifique intereses materiales y conquista, así también seré defensor del proletariado norteamericano y seré también defensor del proletariado del mundo entero. Ahora, señores, termino diciendo al señor Norberto Domínguez que no levante esa bandera, señores; él que siempre se ha preciado de reaccionario, debe pensar también que reacción en nuestro país, en nuestra historia, significa ausencia de patria en el sentido más alto de la palabra; significa la sanción de la infamia, de la conquista de Cortés, la conquista armada que ningún hombre puede ya aceptar, sino solamente la conquista suprema de la ciencia y de la cultura, que fue la que los primeros franciscanos derramaron sobre el país; pero la conquista armada en todas partes del mundo no puede llamarse sino piratería, no puede llamarse sino crimen, en una palabra, señores, no puede llamarse sino bandidaje. Son también, señores, los reaccionarios los que se opusieron a nuestra independencia en 1810, cuando la idea de independencia estaba encarnada en las masas populares; son los que se adhirieron a la revolución de independencia, no para redimir a la patria, sino para crear un privilegio, supuesto que se opusieron entonces a que Nueva España fuera colonia española, porque regía la Constitución liberal de las Cortes de Cádiz en 1820; son los que se opusieron a las reformas liberales de 1833, señor Domínguez, con Valentín Gómez Farías; son los que recibieron a los invasores norteamericanos con repiques en la catedral de Puebla; son los que fueron a mendigar la intervención europea y a traer a Maximiliano en triunfo; son los que apoyaron a don Porfirio en su labor antimexicana, en su labor antinacional, garantizando los capitales extranjeros con mengua de las vidas mexicanas; son los que en la lucha, en la época de Victoriano Huerta, provocaron la intervención con tal de sostener a ese usurpador en el Gobierno; son los que, desterrados por la obra revolucionaria, sin cesar intrigan con los magnates de Wall Street para traer a México la intervención americana. Luego, señor Domínguez, si esto significa la reacción en nuestra historia y usted dice que se precia y gloría de ser reaccionario, yo creo que no es honrado tremolar la bandera de la patria; la levantan los reaccionarios ahora como elogian la Constitución de 57, que calificaron de herética, de absurda y delincuente en otro tiempo, para impedir que la de 17, más avanzada, sobre todo en sus artículos 27 y 123, esté vigente. Y ahora que hay una necesidad en el ambiente de adoptar ciertas medidas con el fin de conseguir la salvación universal, para que no vuelvan hechos como la guerra europea en la que murieron treinta millones de seres; en nombre de la Patria, ahora, señores esgrimen la bandera de la Patria. Siempre van hacia atrás, siempre al retroceso. Cuando el ideal de la fraternidad mundial sea un hecho y se llegue a crear algo más, la fraternidad interplanetaria, tal vez entonces los reaccionarios levantarán entre espumarajos de cólera la bandera nacionalista del planeta tierra.

El C. Salazar: Pido la palabra para una interpelación. Señor diputado Ramos Pedrueza: Usted ha hecho la defensa, o digo, ha hablado en pro de la supresión del inciso (d) apoyándose precisamente en las doctrinas socialistas; pero yo debo decir a su señoría que esta tributación que en el proyecto de Ingresos hemos aprobado cae directamente, abrumadoramente sobre el pueblo mexicano, puesto que aquí, según este proyecto de Ingresos, pagarán los consumidores y, sin embargo, su señoría cuando debió levantar su voz apocalíptica, su discurso eminentemente erudito, nos habla hoy en defensa de los extranjeros y se ha olvidado de este problema mexicano nuestro, de esta tributación que está pensando sobre el pueblo mexicano. (Voces: ¿Cuál?) La tributación en general.

El C. Ramos Pedrueza: Pues ya hablaremos de ella cuando llegue el momento oportuno y hablaré

de esto que es otra cosa. Es una confusión, compañero.

El C. Casas Alatriste: Deseaba solamente suplicarle esto, compañero: Yo realmente me siento conmovido con las ideas de fraternidad universal que usted ha expuesto, pero yo he observado en Sonora y Sinaloa la avalancha de extranjeros que van a explotar verdaderamente los productos mexicanos y a constituirse en una competencia feroz para nuestros mismos proletarios. Yo pregunto al compañero Ramos Pedrueza, puesto que todavía no ha llegado el tiempo de que el mundo entero sea una sola patria, puesto que desgraciadamente todavía existen fronteras, ¿no cree usted que la obligación de todos los proletarios mexicanos, en caso de conflicto de proletarios Mexicanos y Extranjeros, es estar de parte de los nacionales?

El C. Ramos Pedrueza: Contesto la interpelación del compañero Casas Alatriste de que en ese caso sí....

El C. Gandarilla, interrumpiendo: Aprobada la fracción.

El C. Ramos Pedrueza, continuando: No, por que creo hay otros medios y a su tiempo los señalaré porque ahora sería alargar demasiado la discusión. Nuestro país es un país amplio y rico, no hay esa competencia, hay mucho que explotar, señores; lo que se debe hacer es legislar sobre esa explotación, para que no sea con perjuicio de los nacionales.

El C. Trejo, interrumpiendo: Pido la palabra, señor presidente.

El C. Ramos Pedrueza, continuando: Si en nuestro país, compañeros, hay falta de sirvientes, si no se pueden conseguir, si se ve la dificultad que hay para conseguir, si se ve la dificultad que hay para conseguir un sirviente, pues esos extranjeros pueden ser sirvientes sin necesidad de que se mueran de hambre. (Campanilla.)

El C. presidente: Se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan atender al orador.

El C. Ramos Pedrueza, continuando: Compañero Casas Alatriste, a usted especialmente me refiero: Es un problema enorme en nuestro país la falta de sirvientes; no los hay, sobre todo en la frontera. En Cananea, por ejemplo, no se consiguen; en muchas partes de Sonora no se consiguen. Pues esos extranjeros japoneses, chinos, etcétera, pueden ser sirvientes sin necesidad de que se mueran de hambre los nuestros.

Que se estudie la manera de hacer esto, pero no demos ese paso de patriotería ridícula, poniendo impuestos en nuestro país. Vuelvo a repetir: Tenemos una oportunidad brillante para dar una nota de internacionalismo alto, bien pensado, suprimiendo ese impuesto en nuestras fronteras.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Domínguez.

El C. Domínguez: Señores diputados: Aunque son ya las dos de la tarde, y con el estómago vació ni Briand ni Castelar serían escuchados, voy, sin embargo, a decir unas cuantas palabras para contestar una alusión de mi buen amigo Ramos Pedrueza. Desde luego yo tengo en estas ocasiones la inmensa dicha, a causa de mi edad, de ser ecuánime, de no alterarme. El compañero Ramos Pedrueza ha dicho un discurso que es la repetición del que dijo en septiembre del año pasado. Yo no le contesto porque no quiero que ni a él al atacarme, ni a mí al defenderme, nos hagan lo que cuando yo era muchacho nos hacían: Nos contaban un cuento dos veces, sacábamos un pañuelo y se lo poníamos al que hablaba para que ya no lo contara. Así pues, esa indignación que le causa el porfirismo y que no le causaba cuando era inspector del Timbre en tiempo de don Porfirio, como no le causó el huertismo cuando él y yo en tiempo de Huerta cobrábamos en las nóminas como profesores de Historia en la Escuela Nacional Preparatoria...(Aplausos.)

El C. Ramos Pedrueza, interrumpiendo: Por que usted hacía labor a favor de Huerta, mientras que yo la hacía en contra de él y exponía mi vida, como puedo comprobarlo. (Campanilla.)

El C. presidente: No tiene usted la palabra.

El C. Ramos Pedrueza: Se está dirigiendo a mí.

El C. Domínguez Norberto, continuando: ¡Ah, señores, qué mejor prueba puedo dar de que sí tengo esa sinceridad que mi querido compañero me niega, y conste que yo no me enojo nunca! (Aplausos.) Qué mayor sinceridad cuando aquí el nombre de huertismo es una mancha y ¡caramba, quién sabe cuántos Huertistas habrá! Pero lo que sí aseguro es que en tiempo de Huerta el señor y yo éramos compañeros en la Escuela Nacional Preparatoria. (Aplausos.) De manera, señores, que, ¿dónde está esa falta de sinceridad?

El C. Ramos Pedrueza, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Domínguez: Ahora no, no porque no me guste contestarlas, sino por lo que dije: A las dos de la tarde y con el estómago vacío, ¡ni Castelar! Así, señor, si usted se enoja, perdóneme; usted es un paisano a quien aprecio.

El C. presidente: (Campanilla.) Se aplica al orador se sirva no tener diálogos con el señor diputado.

El C. Domínguez, continuando: Es muy justificada la observación de usted.

Voy a seguir dando pruebas de sinceridad. Los cotorreados dos mil pesos, pues sí, señores, yo le puse esta comunicación a la Secretaría de Hacienda. Un hombre que obrara con doblez le diría a algún amigo: "Mira, mándame un recibo supuesto de que fuiste a hacer un jardín o a poner una escuela y paga lo que costaron los impresos de mi propaganda". Un hombre honrado como yo no necesita de eso; ¿para qué cita usted las taquígrafas de la Cámara, si en los periódicos ha salido, en "El Demócrata", esa carta? Usted sabe que yo fui elegido unánimemente a pesar de ser reaccionario y ese trillado tema de reaccionarismo es ya tan viejo, cuando el primero que lo grita a todas horas soy yo. Ahora viene otra cosa. Aquí debo decir a ustedes: mis amigos no han querido cobrarme nunca los gastos de elección, que ascienden a la ridícula cantidad de doscientos pesos. Pues bien; esta es un oportunidad para que los cobren sin escrúpulos. Si mi virtud estaba representada por una unidad, ahora son nueve décimas de virtud, puesto que entregué una décima parte para esa obra. Y viene la segunda parte: que el padre Cuevas, excelente amigo mío, persona honorabilísima y con una competencia en asuntos históricos, que para mí la quisiera en las grandes ocasiones, no digo para mi

compañero, porque él si es un verdadero profesor de Historia....

El C. Ramos Pedrueza, interrumpiendo: ¡Yo sí la quisiera!

El C. Domínguez, continuando: Bueno, ahí está la carta en que dije que les den cincuenta pesos a las damas de la Conferencia de San Vicente de Paul, y si más hubiera tenido, lo habría dado también. Este es un timo que revela la absoluta falta de honradez que hay en muchos políticos mexicanos. Yo nunca doy timos; mi cara es fea, pero vengo con ella. Aquí se quiere hacer pasar a los católicos como una cosa horrible. "- ¡Fulano trae escapulario!" (Una voz: ¡Usted lo trae!) Pues yo voy a decirles mi situación en esto: Yo fui educado en ideas netamente católicas; la instrucción de la Preparatoria y las ideas reinantes me apartaron del catolicismo y me hice librepensador durante mi juventud; a medida que me he ido haciendo viejo, me han dado ganas de ser otra vez buen católico...

El C. Ramos Pedrueza, interrumpiendo: ¡Decadentismo!

El C. Domínguez, continuando: Y no sólo, ya verán ustedes, no me las he aguantado. (Risas.)

Comencé por hacer esto: Efectuar las prácticas, y hago lo que Brunetiere, el famoso orador francés, escribió en su libro "Sur le Chemin de la croyance". Las religiones, desde el punto de vista científico, serán todas absurdas, pero desde el punto de vista moral, dan consuelo a la conciencia.

El C. Salazar, interrumpiendo: ¿Quién califica?

El C. Domínguez, continuando: Dan reglas a la sociedad y prestan servicios utilísimos. Desgraciadamente, como yo soy un poco escéptico y mi escepticismo es el escepticismo burlón, que ya he comparado otras veces al de los romanos en la decadencia, no he podido ser tan buen católico como yo deseara, señor; pero creo que acabaré por serlo y ahora desde luego comienzo por las prácticas y ahora yo voy a misa y a algunos de mis estimables colegas he tenido el gusto de estrechar su mano en misa. (Voces: ¡Nombres!) No necesito citarlos porque si ellos tienen valor civil se pararán y dirán: Yo.

El C. Palacio Rodrigo: Yo.

El C. Domínguez: Celebro, compañero, que se haya prestado la oportunidad para que la mucha estimación y respeto que le tengo se vea realzada por este acto. Pero en México, señores, no habrá nunca moralidad mientras traigamos la patria en el bolsillo, mientras seamos unos timadores y tratemos de engañar a todo el mundo con temas manoseados y que se enojen cuando uno viene y les dice algo a los demás. Yo lo que he dicho ahora no lo hubiera dicho nunca a mi compañero Ramos Pedrueza; hay un refrán vulgar que dice: "El que llama al toro se expone a la cornada". Si mi compañero no hubiera dicho esto, yo no hubiera sacado que él fue servidor en el Gobierno, no digamos de don Porfirio, sino de Huerta. Y que no se me diga que era en pago de un servicio, porque para los hombres de profundas convicciones no hay exculpante que valga. Y les voy a citar un caso. Uno de los revolucionarios a quien yo más respeto y que he tenido muchos deseos de conocerlo para darle un abrazo muy apretado, es un señor que ni siquiera sé cómo se llama, pero sé que se apellida Prieto.

Este señor Prieto era preparador en la Escuela de Ingenieros. Cuando vino el cuartelazo él le puso una comunicación al director de la Escuela y le dijo: No estando conforme con este abominable acto, porque éste ha sido un crimen, y no queriendo yo hacerme solidario ni aun en mínima parte de un Gobierno criminal, presento inmediatamente mi renuncia y le suplico que se sirva darle curso.

El C. Manrique, interrumpiendo: Don Valentín gama también.

El C. Domínguez, continuando: Creo que no. Lo quiero mucho a don Valentín Gama, es mi amigo, pero no está en este caso. Pues bien; el director de la Escuela de Ingenieros se asustó y le dice: ¿Qué hago con esta renuncia? Darle curso.- Pero vea usted lo que dice.- me importa muy poco, cumpla con su deber dándole curso. Y no duró un solo día más. Esto se llama ser hombre, son los que dan prestigio al mundo entero, a un partido, a un grupo, no los que venimos con sutilezas. No, yo le serví al Gobierno, pero lo estaba atacando, mordiendo la mano que me daba el pan; a eso equivale. De manera que hago estas aclaraciones. Conste, pues, que si contra toda la opinión de la Asamblea cometí un acto, una farolería si ustedes quieren, debo decirles a ustedes que la farolería no fue más que para imitar un ejemplo del más apreciable de ustedes, de un amigo muy querido, Rafael Martínez de Escobar. El fue el que publicó la primera carta diciendo que rehusaba la gratificación y yo dije:

"Si el presidente del Partido Liberal Constitucionalista que está respaldado por la simpatía de todos sus correligionarios, hace una cosa de estas, ¿por qué yo, un réprobo, un excomulgado, un reaccionario, un viejo, no ha de proceder de igual manera, señores? Pues entonces procedí y lo hice. De manera que no necesitaba mi amigo el señor Ramos Pedrueza citar el respetabilísimo nombre del padre Cuevas. Ojalá que hubiera tenido más, lo hubiera dado también. Y si como soy católico a medias, fuera un católico convencido y diera dos mil pesos para levantar un altar en la iglesia de mi pueblo, lo diría con más gusto. Yo creo que debe respetarse la opinión de los que tenemos el valor de no morder la mano que nos da el pan; yo por eso, ya que el señor me obliga a repetirlo, le diré que soy y seré porfirista hasta que me muera y seguiré admirando a don Porfirio Díaz. He dicho, y suplico a mi querido amigo el señor Ramos Pedrueza, que si en algo le ofendí, se sirva excusarme, pues lo estimo y aprecio en lo particular, y en este caso, lo único que he hecho, es tener presente esta regla: ¿A que puerta llamarán que no se les responda? (Aplausos. Murmullos.)

- El C. presidente, a las 2:20 p. m.: Se levanta la sesión y se cita esta tarde a las cuatro treinta.

Presidencia del

C. GUTIÉRREZ TEODOMIRA T.

(Asistencia de 128 ciudadanos diputados.)

- El C. presidente, a las 5:22 p. m.: Se reanuda la sesión.

El C. secretario Aillaud: Se ve a dar cuenta con los documentos en cartera:

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. México.- Estados Unidos Mexicanos.- Número 584.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presente.

"En sesión del Senado celebrada ayer, resultaron electos para funcionar en el presente mes, como presidente, el C. José J. Reynoso, y como vicepresidentes, los CC. Joaquín Galera y Jesús J. Corral.

"Lo que tenemos el honor de comunicar a ustedes, para que se sirvan hacerlo del conocimiento de esa H. Cámara, de la que son dignos secretarios, reiterándoles una vez más las seguridades de nuestra muy distinguida consideración.

"México, 8 de noviembre de 1921.- Francisco Field Jurado, S.S.- Rafael Martínez S.S."- De enterado.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. México.- Estados Unidos Mexicanos.- Número 733.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presente.

"Por acuerdo del Senado, y en una foja útil, tenemos la honra de acompañarles el oficio número 2,388 de fecha 28 de octubre último, dirigido por la H. Legislatura del Estado de Durango a esta Cámara, transcribiendo los acuerdos aprobados por dicha Legislatura, relacionados con el proyecto de Ley del Petróleo.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra consideración muy distinguida. "México, 9 de noviembre de 1921.- Francisco Field Jurado, S. S.- Rafael Martínez, S. S."- Recibo y a su expediente.

"H. Asamblea:

"Habiendo recibido un telegrama urgente de mi familia, en que me participan la gravedad de mi señora, madre, ruego a vuestra soberanía me otorguéis, con dispensa de todo trámite, una licencia de treinta días con goce de dietas "Atentamente. "Sala de Sesiones,- México, noviembre 10 de 1921.- Edmundo Bolio."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites a esta solicitud . Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo en alguna forma. Se dispensan los trámites. Está a discusión. En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se concede la licencia.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presente.

"Con el respeto debido comparezco a exponer: Que teniendo urgencia de salir de esta capital al arreglo de algunos asuntos particulares, pido se me conceda licencia hasta por un mes con goce de dietas, para lo cual pido dispensa de trámites. Es gracia que espero alcanzar.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados, a 7 de noviembre de 1921.- C. Damián G."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. Está a discusión. En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Concedida.

"Los ciudadanos presidente y secretario de la Convención de conductores, maquinistas, garroteros y fogoneros, solicitan se expida una ley especial para trenistas ferrocarrileros en relación con la Ley Reglamentaria del Artículo 123 constitucional".- Recibo y a las comisiones que tienen antecedentes.

El C. Portales: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Portales: Suplico a la Presidencia se sirva interpelar a las comisiones a las que se turnó el proyecto de ley que se relaciona con la solicitud anterior, para que informen cuándo presentarán su dictamen.

El C. secretario Aillaud: La Secretaría manifiesta al ciudadano Portales que él puede acercarse a la Comisión haciendo la recomendación que crea conveniente. Conforme al Reglamento, la Comisión tiene quince días para dictaminar.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"H Asamblea:

"Por tres veces consecutivas y con motivo de la discusión anual de los presupuestos de egresos, he presentado una iniciativa para que se adicione la partida correspondiente con la cantidad de cinco mil pesos, destinados a la construcción de un puente sobre el río Sánchez, entre los municipios de Arandas y Atotonilco el Alto, del Estado de Jalisco, sin que llegara a obtener el resultado deseado, porque la ley que abarca los presupuestos de todos los ramos de la Federación no ha sido posible, por diversas circunstancias, darla completa, dando por resultado que el Ejecutivo de la Unión continúe haciendo uso de facultades extraordinarias en el ramo hacendario.

"La obra de que se trata, no obstante la pequeña suma que requiere para su ejecución, es de una importancia muy grande, pues el tráfico comercial que se ha desarrollado entre el Oriente de Jalisco y los pueblos del Oeste de Guanajuato, principalmente León y San Francisco, es cuantioso y contribuye al bienestar económico de una vasta región. Se han abierto varios caminos y se han establecido algunas empresas de transporte, sin que la

Federación haya prestado la menor ayuda, y sólo el puente a que nos referimos para que quede lista una línea de comunicaciones que unirá el ramal de Atotonilco el Alto con Arandas, Jalapa, San Francisco y León, con una extensión de ciento cuarenta kilómetros.

"Como se trata de una erogación insignificante, que en ningún caso constituye una carga para la Federación, y siendo de justicia que los municipios y Estados obtengan alguna ayuda del Centro, ya que ellos contribuyen libremente a los gastos de la Unión, es de esperarse que, tomando en cuenta la importancia que esta obra entraña, la H. Asamblea se servirá aprobar esta iniciativa.

"Por todas estas consideraciones, me permito someter a la consideración y aprobación de vuestra soberanía, pidiendo dispensa de todo trámite, el siguiente decreto:

"Artículo único. Se autoriza al Ejecutivo de la Unión para que, con cargo a la partida correspondiente, se entregue al Ayuntamiento de Arandas, Jalisco, la cantidad de cinco mil pesos, destinados a la inmediata construcción de un puente en el río Sánchez, entre los municipios de Arandas y Atotonilco el Alto, en el Estado de Jalisco.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., 7 de noviembre de 1921.- Antonio Valadez Ramírez." "Hacemos nuestra la iniciativa anterior.- José de J. Aguilar.- E. Fernández Martínez.- E. M. Barragán.- J. B. González.- M. Montero Villar.- L Bravo.- César A. Lara.- L. Espinosa y E.- Leopoldo E. Camarena.- F. de la Peña.- Pablo H. Sánchez.- M. F. Méndez.- F. C. Manjarrez.- Edmundo Bolio.- E. Gandarilla.- Arnulfo Portales.- G. C. Correa.- Fernando B. Martínez.- T. Salgado.- Juan Angel Morales.- Francisco Garza.- L. A. Aldaco.- R. Ramos Pedrueza.- P. Mastache.- A. Gutiérrez Castro.- S. Rodríguez López.- Francisco López Soto.- T.T. Gutiérrez.- A. Hernández Coronado.- Godofredo Guzmán Peláez.- Gustavo S. Martínez.- Aurelio M. Aja.- E. Arrioja Isunza.- José Leyva.- R. Velarde.- José Méndez.- J.M. Alvarez del Castillo.- Procuró Dorantes.- Uriel Navarro.- P. Carriedo. Méndez.- Macedonio B. Gutiérrez.- Rafael M. González.- Enrique M. Bonilla.- A. Aillaud.- Antonio Maldonado.- Juan B. Vázquez.- Manuel Ortiz.- A. Manero.- Arturo Campillo Seyde.- Agustín Arroyo Ch. Gustavo P. Serrano.- Juan Quiroga.- Ignacio C. Villegas.- B. Ibarra.- Rodrigo Palacio.- Francisco Z. Moreno.- Arturo Alarcón.- Pedro A. Chapa.- Enrique Meza.- E. von Borstel.- S. Franco Urías.- I. del Castillo.- Norberto Domínguez.- Leopoldo Estrada.- Vito Alessio Robles.- R. Casas Alatriste.- Antonio Ortega.- R. González.- Socorro García.- Francisco J. Barbosa.- J. C. Miramontes. R. Romero.- Raquel D. Cal y Mayor.- Daniel Castañeda Nigra.- L. Vicencio.- J. R. Berumen.- Ignacio Luquín.- J. M. Velasco.- M. Ramírez.- José Castañón.- Custodio Valverde.- Jaime A. Solís.- Leobardo L. Lechuga.- F. Ramírez Luque.- Gustavo Arce.- José Gómez Luna.- Adolfo G. García.- M. Zapata.- F. Castrejón.- Erasmo Trejo.- Gilberto Sánchez.- Manuel Rico G.- J. A. Olguín.- Manuel Franco Cerqueda.- Salvador Saucedo.- Miguel Martínez Rendón.- A. Guerrero.- Joel Flores.- S. Serrano Hermosillo.- J. M. Vergara.- Candelario Garza.- Enrique Barón Obregón.- José Ascensión Aguilera.- Carlos Chico.- Francisco Castillo.- Pedro de Alba.- G. Martínez."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites.

A discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se va a proceder a la votación. Por la afirmativa.

El C. Hidalgo Catalán: Por la negativa.

(Se recoge la votación.)

El C. secreto Aillaud: Votaron por la afirmativa 137 ciudadanos diputados. En consecuencia, fue aprobada por unanimidad. Pasa al Ejecutivo para los efectos constitucionales.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: Agradeciendo y aprovechando el permiso de la Presidencia molesto por breves instantes vuestra atención para señalar la necesidad de la aprobación por la mayoría de las legislaturas de los Estados de la reforma constitucional recientemente aprobada por el Congreso de la Unión y relativa a devolver a la Comisión Permanente la facultad consignada antes en la Constitución de 1857 y que le había quitado el Código de Querétaro, facultad de convocar a sesiones extraordinarias al Congreso de la Unión. Es sabido que la Constitución de 1857, en su artículo 74, fracción II, daba a la Permanente la siguiente facultad:

"Acordar por sí o a propuesta del Ejecutivo, oyéndolo en el primer caso, la convocatoria del Congreso o de una sola Cámara, a sesiones extraordinarias, siendo necesario en ambos casos el voto de las dos terceras partes de los individuos presentes..."(Murmullos.)

El C. secretario Aillaud: Se suplica a los ciudadanos diputados atiendan al orador, pues es un asunto de interés.

El C. Manrique: "La convocatoria señalará el objeto u objetos de las sesiones extraordinarias. (Reforma de 13 de noviembre de 1874.)"

Así decía el texto de la fracción II del artículo 74 de la Constitución de 1857, por reforma de 13 de noviembre de 1874. Es sabido que la iniciativa propuesta por el presidente de la República, entonces presidente electo de la República - 20 de noviembre de 1920 - , se presentó a las Cámaras, y la Comisión de Puntos Constitucionales dictaminó favorablemente y presentó también a vuestra consideración una serie de reformas a artículos enlazados con la fracción anterior.

Aprobada ya por el Congreso de la Unión esta serie de reformas, se envió la minuta correspondiente a las legislaturas de los Estados para que éstas cumpliesen con lo preceptuado en la Constitución. Ahora, para que la reforma constitucional entre en vigor se necesita de la aprobación de la mayoría de las legislaturas de los Estados. En este caso han contestado ya afirmativamente, es decir, aprobando las reformas, las legislaturas locales de Oaxaca, el 20 de agosto de 1921; Estado de Nayarit,

20 de agosto; Zacatecas, 12 de agosto; Campeche 24 de septiembre; Puebla, 8 de septiembre; Tamaulipas, 17 de septiembre; Tlaxcala, 9 de septiembre; Sinaloa, 21 de septiembre; Chihuahua, 10 de octubre; Hidalgo, 15 de octubre; San Luis Potosí, la misma fecha, y Guerrero 7 de octubre. Son, en consecuencia, 12 las legislaturas que han aprobado ya la reforma. La Legislatura de Querétaro aprobó parcialmente la reforma; no se puede, pues, tener en cuenta. Como se necesita el voto aprobatorio por lo menos de 15 legislaturas, me permito aprovechar la oportunidad, agradeciendo la atención con qué se me ha escuchado, para exhortar a aquellos compañeros representantes de Estados cuyas legislaturas aún no aprueban este decreto, para que a su vez exhorten a sus compañeros de los Congresos Locales con el objeto de que ya el año próximo pueda la Comisión Permanente entrar en el goce de esta facultad que le devuelve el decreto de referencia. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano presidente de la Comisión que fue a ver al ciudadano licenciado Inocente Lugo, subsecretario de Gobernación.

El C. Borrego: Señores diputados: La Comisión que tuvisteis a bien nombrar para acercarse al ciudadano subsecretario de Gobernación cumplió debidamente su cometido; le participó que la Cámara deseaba oír su informe acerca de los asuntos ocurridos en Tacubaya, y el licenciado Lugo contestó que con sumo agrado vendría esta tarde a informar, y entiendo que se halla ya en este recinto. - El C. presidente: Tiene la palabra el presidente de la Comisión que fue a Tacubaya para hacer las investigaciones que se le encomendaron.

El C. Fernández Martínez: Señores representantes: Principiaré por disculparme ante ustedes de ser un poco extemporáneo en el informe que voy a rendir acerca de la Comisión que se sirvió conferirme esta honorable Cámara para indagar el estado y las circunstancias en que se encontraban los ciudadanos compañeros en la ciudad de Tacubaya con motivo de los lamentables acontecimientos que tuvieron verificativo la noche de antier. Yo no había querido tratar este asunto porque prácticamente el informe que iba a rendir ya era conocido por todos vosotros, en vista de que las comisiones que se habían nombrado con anterioridad y de que varios de los asistentes al acto que se verificó habían ya manifestado lo que había pasado; pero creo de mi deber, ya que esta honorable Cámara me confirió en comisión, venir a decir a ustedes lo que paso. Creo igualmente que la Cámara solamente me confirió, es decir, a la comisión que tuve el honor de presidir, le confirió la comisión de informarse de la situación en que se encontraban los ciudadanos diputados y no así del origen de las cuestiones políticas que se debatían allí. En consecuencia, voy a concretarme solamente a lo que esta honorable Cámara se sirvió ordenarnos. Nos acercamos nosotros por primera providencia.... (Murmullos.) Yo suplico a ustedes, ciudadanos diputados, se sirvan escucharme; si no es así, pues con pena abandonaré la tribuna, porque sale por demás estar perdiendo el tiempo. Como decía, nos acercamos al ciudadano presidente municipal de la ciudad de Tacubaya y le hicimos presente la comisión que llevábamos de esta honorable Cámara. El ciudadano presidente municipal nos informó propiamente más que del asunto que se relaciona con los diputados, del origen que había motivado el incidente ocurrido en Tacubaya. Después inquirimos en otras fuentes y manifestaré a ustedes la impresión que recibió el que tiene el honor de dirigiros la palabra. Estando los ciudadanos diputados en el Salón de Cabildos del Ayuntamiento de Tacubaya reunidos con la mayoría de...

El C. Manjarrez, interrumpiendo: ¿De qué?

El C. Fernández Martínez, continuando: Suplico a usted no me interrumpa, yo siempre lo escucho con atención cuando está usted hablando. El ciudadano presidente municipal ordenó al jefe de la guardia que estaba allí, o de la policía montada, que fueran y expulsara a todos los que se encontraban en el Salón; en virtud se presentó el jefe de la Policía suplicando a todos los presentes que abandonaran el Salón. Los ciudadanos regidores dijeron que tenían perfecto derecho de estar allí, desde el momento en que eran los únicos capacitados para ocupar ese lugar, así como todos los asistentes, ya que era una sesión pública la que se estaba verificando. El jefe de la fuerza se regresó y preguntó al presidente municipal qué hacía. Debo advertir antes que ya el ciudadano presidente municipal tenía conocimiento de que allí había regidores en funciones, diputados y gente del pueblo; no obstante eso ordenó que sacaran a todos lo que estaban allí, fueran quienes fuera y como fuera, fuera del Salón. (Risas.) El ciudadano jefe de la fuerza, cumplimentado una orden del presidente municipal, desalojó por la fuerza a todos los que estaban allí, y entre ellos se encontraba el ciudadano Sánchez Pontón, que salió arrollado por la fuerza bruta de las armas. Después de ser herido el ciudadano Sánchez Pontón, fue conducido a la cárcel municipal entre valla de soldados y detenido allí por algunos momentos, no obstante que él quiso hacer valer el fuero constitucional de que gozaba. Junto con el ciudadano Sánchez Pontón iba el ciudadano Peña y algunos otros...

El C. Aguirre colorado Ernesto, interrumpiendo: ¿Pero quién le dio a usted esos informes? Yo no los recuerdo...

El C. Fernández Martínez: Usted no los recuerda, ciudadano Aguirre Colorado, porque usted no se interesó por saber lo que concernía a los ciudadanos diputados; usted fue a indagar allí...

El C. Aguirre Colorado Ernesto: Tan estoy informado, señor Fernández Martínez, que yo soy el que traigo todos los apuntes.

El C. Fernández Martínez: El ciudadano Aguirre Colorado dice que no recibió esos informes...

El C. Aillaud: Moción de orden. El ciudadano Fernández Martínez debe concretarse a informar a la Asamblea, no a entablar diálogos con el diputado Aguirre Colorado.

El C. Aguirre Colorado: Yo fui miembro de la Comisión y tengo derecho a corregir lo malo que se diga.

El C. Avilés: Moción de orden, señor presidente. El ciudadano Martínez puede informar y hacer uso de esa tribuna como mejor le convenga.

Nadie está obligado a coartarle el uso de la palabra.

El C. Fernández Martínez, continuando: Yo me permito manifestar al ciudadano Aillaud que si he entablado este diálogo con el señor Aguirre Colorado, es debido a que él está asentando una cosa contraria a los que estoy yo diciendo y creo que por honor mío y por honor de él debemos dilucidar estos puntos. En consecuencia, debo manifestar a esta honorable Asamblea, no obstante que ya son conocidos estos datos, que cuando esta Comisión se acercó, de los ciudadanos diputados que se encontraban en Tacubaya solamente el ciudadano Sánchez Pontón estaba herido: Que habían sido detenido algunas ciudadanos diputados; pero antes de que esta Comisión se acercara, habían sido puestos en libertad. En consecuencia, realmente no pudo, es decir, no tuvo que intervenir para salvaguardar los derechos que como diputados tenían estos funcionarios que fueron a Tacubaya. Es todo lo que tengo que informar a esta honorable Asamblea. (Aplausos.)

El C. secretario Aillaud: Por disposición de la Presidencia tiene la palabra, para informar, el ciudadano subsecretario de Gobernación.

El C. J. I. Lugo subsecretario de Gobernación: Ciudadanos diputados: En acatamiento a un precepto constitucional, el que habla tiene el honor de venir a informar a esta honorable Asamblea de algunos antecedentes que están relacionados con los acontecimientos lamentables que se registraron hace dos días en la ciudad de Tacubaya. Vosotros sabéis por algunos de los señores diputados que fueron testigos presenciales de esa escena, y por los caracterizados informes de las comisiones que han sido designadas para averiguar los hechos ocurridos, la manera en que se desarrollaron estos tristes sucesos; pero vosotros tal vez ignoráis cuáles fueron los antecedentes que han venido a determinar esta situación. Hace pocos días, con motivo de la escisión que ha surgido en el Ayuntamiento de la ciudad de los Mártires, un grupo de regidores acordó la destitución del presidente y del vicepresidente del Ayuntamiento; después de las discusiones acerca de la legalidad de este procedimiento, fueron reconocidos como presidente y vicepresidente los nuevos regidores que habían sido designados para ese efecto, quedando firme la destitución de los funcionarios que desempeñaban esos puestos. Con este motivo, los ánimos quedaron bastante enconados, y el grupo de regidores que había triunfado en esa lid, optó por excluir a los regidores que pertenecían al otro grupo, entre quienes se cuentan los señores Herrera Alarcón, Iraola y Moreno. Estos señores regidores hicieron gestiones para que se les reconociera su derecho por el cabildo de Tacubaya, pero fue en vano; entonces uno de los señores diputados que está aquí presente, ocurrió a la Secretaría de Gobernación con el objeto de que se les impartiesen garantías y pudiesen hacer uso de sus facultades anexas a su empleo, los supradichos los regidores. El que habla comprendió la razón que asistía a los señores Herrera, Iraola y Moreno, y no tuvo inconveniente en darles una recomendación para el señor gobernador del Distrito y para el señor presidente municipal de Tacubaya, a efecto de que se les respetaran sus empleos a los expresados y se les impartiesen las debidas garantías. (Aplausos.) El señor gobernador del Distrito dio respuesta a mi carta en términos satisfactorios, que me hicieron presumir no tendría consecuencias este asunto. En cambio, el presidente municipal de Tacubaya, me dio respuesta manifestándose inconforme, porque alegaba que no era de su incumbencia, sino del cabildo, la facultad de reconocer o desconocer a los señores regidores. (Aplausos.) Esta es, pues, la causa de los disturbios que se registraron el martes último con los señores regidores Moreno, Herrera e Iraola, que quisieron ir a tomar posesión de sus puestos para asistir a la sesión que se había convocado. El Ejecutivo de la Unión, sabedor de los acontecimientos ocurridos, dio inmediatamente su acuerdo al señor procurador de Justicia del Distrito Federal, para que con todo empeño y un celo especial se practicasen las averiguaciones con la mayor actividad y se deslindaran las responsabilidades de los que las tuvieran, para consignarlos a los tribunales del orden Común. Esto es lo único que puedo informar con relación a este asunto. (Aplausos.)

El C. Vizcarra: Pida la palabra.

El C. Borrego: Pido la palabra.

El C. Vizcarra: Pido la palabra para interpelar al ciudadano subsecretario de Gobernación, con motivo del asunto sobre que está informando.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Vizcarra: Señor subsecretario de Gobernación: ¿Tuviera usted la bondad de decirnos en apoyo o con apoyo de qué ley o esgrimiendo qué derecho usted recomendó al presidente municipal de Tacubaya como legítimos a los regidores Herrera Alarcón, Iraola y Moreno?

El C. subsecretario de Gobernación: Señores representantes: En un puesto político del carácter del de subsecretario de Gobernación, tiene el funcionario necesidad de ajustar sus procedimientos no solamente a la ley, sino a la moral; sus procedimientos pueden seguirse ya sea en la vía oficial cuando se apoyan en la ley, o ya sea en la forma particular y privada, cuando se apoyan en la moral. Cuando hay sucesos que pueden trascender a la paz pública, que agitar los ánimos y provocar disturbios, es deber moral de todo funcionario prever los acontecimientos y dictar las medidas que a su juicio sean oportunas para evitar los trastornos de orden social. Esto fue lo que ha determinado a la Secretaría de Gobernación esta vez a recomendar al señor gobernador del Distrito y al presidente municipal que se impartiesen garantías a unos regidores a quienes no se les había quitado su cargo por ninguna autoridad judicial. (Aplausos nutridos.)

El C. Vizcarra: Me extraña sobremanera, señor subsecretario de Gobernación, que usted tenga dos pesas y dos medidas. Se dio el caso..... (Siseos.) Se dio el caso muy reciente del regidor Ernesto Velasco, de la ciudad de México, suplente del compañero Claudio N. Tirado, y al regidor Ernesto Velasco no se le permitió, bajo ningún

concepto, integrar el cabildo del Ayuntamiento de la ciudad de México, no obstante de haber estado en funciones, y se hizo una sobre - elección, es decir, no obstante que el regidor suplente substituye las faltas temporales y definitivas del regidor propietario, se hizo una elección indebida y el señor regidor Velasco, apoyado en sentencia del juez de Distrito y revisada por la Suprema Corte de Justicia......

El C. Moreno, interrumpiendo: ¡Moción de orden!

- El C. Vizcarra:....No tuvo atenciones de ninguna especie, no tuvo apoyo....

El C. Moreno: ¡Moción de orden!

El C. secretario Barragán: Se llama al orden al ciudadano Vizcarra.

- El C. Vizcarra:...el señor regidor Velasco...

El C. Moreno: Tengo derecho para una moción de orden.

- El C. Vizcarra:...apoyado en la...

- El mismo C. secretario: Por la disposición de la Presidencia se llama al orden al ciudadano Vizcarra. Tiene la palabra el ciudadano Moreno.

El C. Moreno: En ocasión reciente, señor presidente, quien tiene el honor de dirigiros la palabra, se opuso en una moción de orden a que se hicieran preguntas fuera del objeto con que había sido llamado a esta Cámara un ciudadano secretario de Estado. Faltaría al criterio que ha mantenido y mantiene siempre de que guardemos la compostura y la serenidad que demanda la Representación Nacional si me apartara de este criterio. Al ciudadano subsecretario de Gobernación se le ha llamado aquí, se le ha pedido que venga a informar acerca de los sucesos de Tacubaya. Hay un artículo reglamentario, señor presidente, que encarga a la salvaguardia de su honorabilidad el encauzamiento de los debates por medida de orden; en consecuencia, yo me opongo a las preguntas que está haciendo.....(Voces: ¡No! ¡No! Siseos. Murmullos. Campanilla.)

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¡Moción de orden!

- El C. Moreno Jesús Z., continuando:.... porque se está alterando el orden de la discusión.

El C. Gandarilla: ¡Moción de orden! (Voces: ¡Orden! ¡Orden! Murmullos. Campanilla.)

El C. presidente: La Presidencia manifiesta al ciudadano diputado Moreno (Voces: ¡No se oye!) Está hablando la Presidencia. La Presidencia manifiesta al ciudadano Moreno que como en esos casos semejantes se ha permitido el uso de la palabra para interpelaciones, se le ha concedido al señor Vizcarra.

Además, el asunto a que se refiere el señor Vizcarra tiene relación con el asunto a debate. (Aplausos. Voces: ¡Muy bien!) Tiene la palabra el señor Vizcarra.

El C. Vizcarra: El estimable compañero Z. Moreno.... (Voces: ¡Jesús! ¡Jesús!) hace muy mal papel con venirse a constituir en un adicto defensor del señor secretario de Estado. No, señor Moreno, estamos en una época de libertad y usted todavía no puede olvidar el adular a sus caudillos, como aduló usted al caudillo de la Ciudadela. (Siseos. Aplausos en las galerías.) Refiriéndome al punto concreto, señor subsecretario de Gobernación, no sé por que usted se negó en aquel entonces a prestar todo su apoyo, ese apoyo moral que dice usted y que usted entonces, según tengo noticias, dijo no tener ningún requisito legal para intervenir en esta cuestión.

Todavía, más señor subsecretario de Gobernación, yo entiendo que usted, lo mismo que el presidente de la República, ha sostenido la tesis de no intervenir para nada en asuntos interiores de los ayuntamientos. Así vemos en la cuestión del Ayuntamiento de la ciudad de México, en que nosotros esgrimimos la verdad legal y no se nos hizo caso, nada más con la respuesta de que el Ejecutivo no podría intervenir en asuntos de ayuntamientos. Y claro es, señor: los ayuntamientos son libres o los ayuntamientos son manejados por la Secretaría de Gobernación. En este caso, me permito suplicar a su señoría se sirva informarme el por qué ese cambio de criterio: En el regidor Velasco, suplente del diputado Claudio N. Tirado, en funciones, no hubo un solo apoyo de la Secretaría de Gobernación para que se cumpliera ese acuerdo; y todavía más hubo un criterio sereno de los diputados del bloque Demócrata Social, que no quisieron ir a forzar las puertas del Ayuntamiento de México.... (Toses.) para constituirse en los protectores de ayuntamientos libres. (Siseos.)

El C. Lugo: Señores diputados: Muy satisfactorio es para mí contestar la interpelación del señor diputado Vizcarra. Dije hace un momento que los funcionarios públicos deben ejercer sus funciones, ya sea en forma oficial o en la forma particular, según que estuvieran apoyados por la ley o por la moral, solamente. En el caso que cita el señor diputado Vizcarra no se hizo ninguna representación particular para que, en la forma privada, se apoyaran los derechos que asistían al señor regidor Velasco. Fue solicitud con carácter oficial, con fundamento en ley, y con fundamento en la ley, la Secretaría de Gobernación no podía afectar la libertad del municipio.....

(Voces: ¡Muy bien! ¡Muy bien!) Si la Secretaría de Gobernación...(Murmullos. Campanilla.) Si la Secretaría de Gobernación hubiera sido, o si el secretario de Gobernación hubiera sido requerido en la forma particular para que interpusiese su buena intención en favor de Velasco, con mucho gusto, señor diputado Vizcarra, la hubiera interpuesto; pero no se le requirió.... (Aplausos.) Y cabe hacer una advertencia: Los funcionarios públicos no deben tener menos derechos que los ciudadanos; si un ciudadano puede gestionar en la forma particular que se respeten los fueros de algún funcionario, es igualmente facultativo para un funcionario público hacer esas gestiones. En esta virtud, no ha habido dos pesas y dos medidas.... (Voces: ¡Claro!)

El C. Borrego: Pido la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Borrego.

El C. Gandarilla: Me inscribí en el capítulo de interpelaciones.

El C. Lara César A.: Pido la palabra para una interpelación.

El C. Manrique: Moción de orden, señor presidente. Yo creo esto, que indico en moción de orden: Que si hay algunos otros compañeros que

deseen interpelar al ciudadano subsecretario, yo creo que lo lógico es que lo hagan de una vez. - El C. Borrego: Voy a interpelarlo.

(Murmullos. Campanilla.)

El C. Borrego: Señores diputados: No en esta ocasión, desde el día en que se efectuaron los acontecimientos de Tacubaya, yo vine a esta tribuna a afirmar este hecho importantísimo: De que dentro de la legalidad más perfecta, dentro de los principios que extraemos de nuestras leyes, nuestras instituciones, para ejercitar sus derechos varios regidores habían ocurrido al señor subsecretario de Gobernación, pidiendole la ayuda que está obligado a impartir un alto, funcionario, como lo es el señor licenciado Lugo. Y aquí voy a permitirme hacer una interpelación a mi compañero Vizcarra. Le hacía una interpelación al señor Lugo, preguntándole que con qué facultades había dado esas cartas recomendatorias a los señores Alarcón, Iraola y Herrera. Yo le ruego se sirva decirme con qué derecho el gobernador del Distrito mandó fuerza armada y la puso a disposición de quien mandó hacer fuego contra los diputados y regidores.

El C. Vizcarra, interrumpiendo: Eso debe usted preguntárselo al señor subsecretario de Gobernación, que el conducto debido para comunicarse con el gobernador del Distrito. Yo no soy el gobernador del Distrito. (Aplausos.)

El C. Borrego, continuando: La negativa del compañero Vizcarra, al contestar una interpelación que yo considero que cualquier otro compañero habría contestado, es la mejor prueba de cierta estrechez de criterio que tienen ciertos elementos del Cooperatista en funciones de diputados. (Aplausos.) Repito, señores, que estriba toda la cuestión, así como todos los hechos que se han desarrollado en la ciudad de Tacubaya, en los antecedentes que indiqué en aquella sesión: Esto es, que los regidores habían querido obrar dentro de la ley al pretender ejercer sus funciones. Yo pido atentamente al señor subsecretario de Gobernación, si las tiene a la mano, que se sirva dar lectura a las cartas dirigidas al ciudadano presidente municipal de Tacubaya y al ciudadano gobernador del Distrito, y a las contestaciones.

El C. secretario Salazar: La Secretaría va a dar lectura a las cartas a que se refiere el compañero Borrego.

"México, D, F., octubre 31 de 1921.

"Señor Luis Jacobo López." (Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: Se llama al orden a los señores diputados.

El C. secretario Salazar: Se suplica a los señores diputados Moreno y Lara se sirvan atender a la lectura del documento:

"México, D. F., octubre 31 de 1921.

"Señor Luis Jacobo López.

"Presidente municipal de Tacubaya, D. F.

"Estimado señor y amigo:

"Tengo el gusto de presentar y recomendar a las finas atenciones de usted, a los señores regidores José María Herrera Alarcón, Enrique Iraola y doctor Manuel Moreno, a efecto de que se les impartan garantías en el desempeño de sus funciones, y suplicándole se sirva tener una buena inteligencia con dichos señores, para el mejor éxito de ese H. Ayuntamiento.

"Aprovecho esta oportunidad para saludar a usted y repetirme su afectísimo, atento amigo y S. S."

"México, D. F. octubre 31 de 1921.

"Señor Celestino Gasca, gobernador del Distrito Federal.- Ciudad.

"Muy estimado amigo:

"Me es grato recomendar con usted, de una manera especial, a los señores regidores propietarios de Tacubaya, José María Herrera Alarcón, Enrique Iraola doctor Manuel Moreno, a fin de que se les guarden consideraciones y se les den facilidades para el desempeño de su encargo y el mejor éxito de las labores del H. Ayuntamiento de aquella municipalidad.

"Anticipo a usted mis agradecimientos y me repito su afectísimo amigo y S. S." (Voces: ¿Quién afirma?) El ciudadano subsecretario de Gobernación, J. I. Lugo

"Correspondencia particular del gobierno del Distrito.

"México, a 4 de noviembre de 1921.

"Señor licenciado J. Inocente Lugo, subsecretario de Gobernación.- Presente.

"Muy señor mío y amigo:

"La atenta carta de usted, fechada el 31 del mes próximo pasado, me fue entregada por los señores regidores de Tacubaya, José María Herrera Alarcón, Enrique Iraola y doctor Manuel Moreno, quienes fueron atendidos con la mejor voluntad.

"Sin más, soy de usted afectísimo atento y S. S.- C. Gasca."

El C. Borrego: Señores, quiero estereotipar en la conciencia de esta Cámara, el hecho de que los señores regidores no iban a asaltar el Ayuntamiento de Tacubaya, sino simplemente a ejercitar un derecho, según lo ha reconocido el mismo Ejecutivo. Segundo hecho: El señor Celestino Gasca, en las informaciones dadas a la prensa, ha tenido la audacia de hacer esta información: Que él no había recibido instrucciones de la Secretaría de Gobernación para apoyar a estos señores. Ustedes han visto, por la respuesta dada a la carta del subsecretario de Gobernación, que el señor gobernador del Distrito dijo a los periódicos que serían atendidas las indicaciones del señor Lugo; esto es, que los señores regidores Iraola, Alarcón y Herrera, tendrían las garantías que recomendaba el señor subsecretario de Gobernación. En consecuencia, ha faltado a su deber al hacer esas declaraciones a la prensa, y, sobre todo, al haber autorizado al presidente Municipal para cometer los crímenes que se cometieron en esa tarde. Señores compañeros: Por más que se pretenda atenuar la importancia de los sangrientos sucesos ocurridos el martes último, por más que se quiera desvirtuarlos, es indudable que estos hechos han tenido una honda trascendencia, han tenido una honda resonancia, han pasado los límites del Distrito Federal, han pasado las fronteras del Bravo y se han comentado, con toda seguridad, muy desfavorablemente para nuestro país en el extranjero, sobre todo en los Estados Unidos... (Voces: ¿ Por qué?) En vano el señor presidente de la República se empeña en imponer un sello de gravedad a todos los actos

administrativos, en vano el señor presidente de la República quiere moralizar a los funcionarios, en vano el señor presidente de la República se esfuerza por imprimir moralidad a la política gubernamental; ¿de qué sirven todos estos esfuerzos? ¿De qué sirven todas estas energías si hay funcionarios que no sólo no secundan en esta labor, sino que son motivo de deshonor, de desvergüenza, de desprestigio, como lo es el gobernador del Distrito? (Aplausos Voces: ¡Que lo quiten!).. No será, señores diputados, con funcionarios como éste, en estos puestos, como pueda prestigiarse una administración. Señores compañeros: el asunto está enteramente agotado; en la conciencia de todos están estos hechos: El que los señores regidores iban a ejercitar un derecho; está claramente demostrado que los señores diputados fueron víctimas de un atentado de parte del presidente municipal, según declaraciones de la misma comisión especial que fue a investigar los hechos, que los señores diputados fueron llevados entre filas y presos en la Comisaría, que es una violación al fuero constitucional de que se hallan investidos y se cometió un delito que cae bajo el dominio de las autoridades federales. Yo quiero, y en esto pido a mis compañeros que respalden esta solicitud, yo quiero, señor subsecretario de Gobernación, que diga usted al presidente de la República, que esta Cámara no está satisfecha únicamente con que se impartan las garantías a los representantes del pueblo, sino que es de todo punto indispensable que todos aquellos que violen los derechos y garantías de un ciudadano, sean consignados a las autoridades competentes y castigados de acuerdo con la ley.

El C. Reyes Francisco: ¿Me permite usted una interpelación? Le preguntó usted al señor Vizcarra si el gobernador Gasca había facilitado fuerzas al actual presidente municipal con el exclusivo objeto de que cometiera los atropellos muy sensibles que se ejecutaron en días pasados en Tacubaya. Usted sabe que cuando estuvo el señor Torre Guerra, también éste tuvo a su disposición una fuerza de cincuenta hombres, y con la cual el mismo cometió una serie de desmanes.

El C. Avilés, interrumpiendo: Pues entonces es un maniquí el tal Gasca.

El C. Castillo: Yo le voy a contestar, si es que lo permite el orador. ¿Me concede usted la palabra? Yo le contesto: El señor me permite que le conteste. Eso que dice usted, respecto al gobernador del Distrito, están muy bien que hubiese mandado fuerzas tanto a Torre Guerra como al presidente municipal López para guardar el orden; pero en el caso actual, el señor gobernador del Distrito no mandó las fuerzas para guardar el orden, porque estando yo en el salón amarillo, oí que el ciudadano Octavio Paz estaba hablando con el gobernador del Distrito y con el presidente municipal, y que el gobernador del Distrito le contestó a usted, (dirigiéndose al C. Paz) - que es el Judas de la Cámara que ha entregado a sus compañeros... (Murmullos. Seseos. Desorden.) De manera que aquí el gobernador del Distrito ha mandado sus fuerzas ya de antemano con objeto de cometer esos criminales atentados y usted, Judas de la Cámara, es el que ha tenido la culpa, porque no tuvo usted ni el valor para después de haber hecho eso, de irse a meter allí con todos los sicarios que iban a asesinarnos... (Aplausos. Siseos. Desorden. Campanilla.)

El C. Paz: Pido la palabra para alusiones personales. (Voces: ¡Moción de orden! Murmullos. Campanilla.) Me acaban de aludir en este momento, pido la palabra.

El C. presidente: Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Borrego (Murmullos. Gritos. Campanilla.)

El C. secretario Aillaud: Se suplica a los señores diputados atiendan al orador.

El C. Borrego, continuando: Voy a contestar la interpelación del compañero. Ignoro si en alguna ocasión... (Continúan los murmullos. Campanilla.)

El C. presidente: Se llama al orden al ciudadano Paz.

El C. Borrego: Ignoro si en alguna ocasión... (Murmullos. Campanilla.) Ignoro si en alguna ocasión el señor Torre Guerra solicitó del Gobierno del Distrito fuerzas de la gendarmería montada, que están bajo el mando del gobernador del Distrito, eso no viene al caso, eso no tiene ninguna conexión con este asunto. Yo lo que manifestaba era que en buena hora que un presidente municipal pida el auxilio del Gobierno del Distrito para cumplir con la ley, para dar garantías a los vecinos; pero de ninguna manera puede justificarse que se pidan al gobernador para mandar asesinar a ciudadanos indefensos.

El C. Paz: ¡Señor presidente!

El C. Gandarilla: Honorable Asamblea: (Murmullos.) Honorable Asamblea: Pocas veces, como en la tarde de ayer, he sentido vibrar mi entusiasmo al oír discursos explosionantes como el del compañero Martínez de Escobar, y elocuentes como el del compañero doctor Siurob. En aquel escaño no podía contenerme de gozo viendo cómo estos hombres hablan con la voz de la sinceridad, con la voz que brota del corazón, y yo he oído a Martínez de Escobar pronunciar frases tan brillantes y tan significativas como éstas:

"Los revolucionarios todos debemos unirnos para procurar justificar la revolución." El ciudadano Martínez de Escobar en esta tribuna, ciudadanos diputados, decía que al coger "Omega" y "El Mañana", los periódicos de los enemigos políticos de esta Cámara, sentía que se le ponía el "rostro rojo, de rojo sangre de toro", y con "la livedez de la vergüenza", porque los enemigos irreconciliables de esta Cámara decían algo que Martínez de Escobar confesaba que era la verdad! ¿Y hasta cuándo, señores diputados, por estas rencillas personales, por estas politiquerías de ayuntamientos, va a seguir esta Cámara siendo el blanco de sus amigos?... Yo, señores diputados, desde el primer momento que se trajo esta cuestión a debate, indiqué a la Cámara que no era aquí el lugar donde deben tratarse ni en esta forma. Pero ya que se ha hecho, ya que la Cámara, accediendo a los justos deseos del señor diputado Borrego, ha mandado, ha suplicado al señor subsecretario de Gobernación que trajera sus luces a este debate, me voy a permitir interpelarlo sobre algo que ha dicho aquí en nombre - óigalo bien toda la Cámara y todo el pueblo de la República - en nombre del señor presidente de la

República; porque aquí el señor subsecretario de Gobernación no es para nosotros, el señor Lugo, es el apoderado, el representante legítimo del presidente de la República. Pues bien, señores diputados; sin ahondar sobre estas cuestiones de política, quiero hacer hincapié sobre este hecho sensacional: El señor subsecretario de Gobernación ha dicho aquí serenamente, fríamente, que la Secretaría de Gobernación obra de dos maneras; una manera: La manera oficial, cuando se le pide el cumplimiento de las leyes, por oficio, cuando se le pide su intervención oficialmente; y otra manera: La manera privada (?), la manera "de cartas de recomendación" para asuntos políticos. Y yo, señores, no estoy de acuerdo con esa teoría del Ejecutivo, y yo me permito interpelar al señor Lugo, con todo respeto: ¿Por qué ahora, como en tiempo de Carranza; hoy en que decimos que estamos en un tiempo de libertades; por qué ahora, después de haber sacrificado a Carranza y a todo un régimen y a todo un pueblo, el régimen presente, más bien dicho, el Ejecutivo, no el régimen, viene a establecer las mismas doctrinas, y viene a establecer los mismos principios, y viene a establecer las mismas tiranías? ¿Hasta cuándo señores, vamos a hacer respetar nuestras leyes y la verdad de los principios revolucionarios? ¿Por qué, señor subsecretario, la Secretaría de Gobernación obra por medio de cartas que no puedo justificar, yo como aceptables, para recomendar los asuntos litigiosos en cuestiones municipales? Es la pregunta que hago a su señoría. (Murmullos).

El C. subsecretario de Gobernación: Señores diputados: Verdaderamente me ha sorprendido la catilinaria que me ha dirigido el señor diputado Gandarilla con motivo de las declaraciones que he hecho hace un momento acerca de lo que hizo la Subsecretaría de Gobernación con los señores regidores Herrera Alarcón, Iraola y Moreno. El señor Gandarilla se lamenta, pero sin razón, de que los funcionarios públicos escribamos cartas particulares......

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¡De recomendación!.....

- El C. Lugo, continuando:..... De recomendación. El señor Gandarilla no debe ignorar que todos los funcionarios públicos deben de procurar tratar las cuestiones sociales en la medida de sus fuerzas y de sus facultades. Si un subsecretario de Gobernación, como yo, es requerido de un ciudadano para que se le impartan garantías por las autoridades que deben impartirlas, yo, señores, no solamente como subsecretario de Gobernación, sino como ciudadano simplemente, tengo el derecho, tengo el deber de pedir que esas garantías se impartan y que se hagan efectivas por las autoridades respectivas a los señores que tengan amenazadas esas garantías. Por esto, pues, el señor Gandarilla no debe alarmarse de que siga la política del antiguo régimen de las recomendaciones. Si entonces se hacía uso de las cartas particulares para burlar la ley, ahora nosotros hacemos uso de las cartas particulares para demandar derechos. En este concepto, pues, con toda franqueza, y con toda conciencia, asumo la responsabilidad de mis actos. (Aplausos.)

El C. Gandarilla: Ya habéis oído, señores compañeros de esta Cámara, ya habéis oído vosotros, muy apreciables y honorables miembros del partido de la República que demuestra más vitalidad en estos momentos, el P. L. C.: el señor Lugo acaba de decir: El Gobierno sigue la misma política que siguiera.. (Voces: ¡No! ¡No!) Un momento, no hay que ser impacientes. El Gobierno sigue los mismos procedimientos - así ha dicho el señor Lugo - que siguió el Gobierno del señor Carranza; sólo que entonces se hacía para violar.....(Murmullos.) Un momento, compañero (dirigiéndose al C. Padilla). Entonces se hacía para violar la ley y ahora se hace para hacer respetar la ley. ¿Está conforme? (Murmullos. Campanilla.) En consecuencia señores, los procedimientos son exactamente iguales..... (Voces: ¡No! ¡No!) La finalidad es lo que el señor.....(Voces: ¡No! ¡No!) ¡Los procedimientos son exactamente iguales! La finalidad, nos dice el señor Lugo que es lo diferente; pero como esto queda a juicio y criterio de la Secretaría de Gobernación, y como todos los que opinamos en este mundo creemos que nuestra opinión es la verdadera, señores, la Secretaría de Gobernación en casos como éste siempre dirá que se apega a la ley, y yo quiero señalar esta anomalía espantosa: La Secretaría de Gobernación, hoy como ayer, y como en todas las tiranías, procurará hacer su voluntad. ¡Y a esto yo me opongo! ¡Y por esto yo protesto enérgicamente!...... (Aplausos. Siseos.)

El C. presidente: Tiene la palabra para una interpelación, el ciudadano Lara.

El C. Lara César A.: Renuncio al uso de la palabra, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra para una interpelación, el ciudadano diputado Rodríguez Herminio. (Voces: ¡No está!) No encontrándose en el salón......

El C. Sánchez Pontón, interrumpiendo: Pido la palabra. Estoy yo anotado desde antes que principiara la sesión; he pedido la palabra, y el señor presidente me coarta ese derecho. Protesto enérgicamente ante esta Asamblea por ese procedimiento del señor presidente. Estoy anotado ahí; yo deseo hacer una rectificación a los hechos denunciados.

El C. presidente, continuando: La Presidencia manifiesta a la Asamblea que el señor diputado Sánchez Pontón pidió la palabra para informar....

El C. Sánchez Pontón: Y para interpelaciones.

El C. presidente: Tiene la palabra el señor Sánchez Pontón.

El C. Sánchez Pontón: Honorable Asamblea: De ninguna manera me hubiera yo atrevido a distraer la atención de ustedes, si se tratara de un asunto en que solamente interviniera mi persona, absolutamente de ninguna manera; yo me considero el último de esta Asamblea. Creo que los hombres, si alguna respetabilidad tienen, es por la que se dan a sí mismos y no por los cargos que tienen; son por el fuero, que no por su persona. En el asunto que voy a tratar nada tengo que ver; pero como quiera que aquí se trata de la soberanía de la inviolabilidad de un precepto constitucional, es justo, compañeros, que todos estemos acordes en un criterio en estos momentos. Un diputado ha solicitado, y nosotros debemos terminar con esta iniciativa, pero con un criterio firme, ecuánime. Por

lo tanto, me voy a permitir molestar la atención de ustedes unos breves minutos. Se han dicho algunas falsedades y deseo rectificarlas y deseo a la vez que todos ustedes queden convencidos de los hechos, porque se nos ha acusado a los diputados de haber faltado a sus deberes, habiéndose salido de este salón. En dos palabras voy a referirme, para contrarrestar a los que dicen que fuimos a violar la ley: Minutos antes de las seis de la tarde se presentaron unos ciudadanos regidores, a los cuales no tenía el gusto de conocer, e invitado por el ciudadano Maqueo Castellanos, nos dirigimos a Tacubaya. Yo le pregunté: ¿A qué vamos? Y él me dijo: Llévanos en tu automóvil a Tacubaya, se trata de que tomen posesión los señores regidores, que son Fulano, Zutano y Mengano, tres regidores propietarios a los cuales se ha excluido sin formalidad de ninguna especie. Han tomado sus cargos los suplentes y han sido llamados también ilegalmente. Vamos nosotros como una Comisión representativa de la Cámara de Diputados, o, por lo menos, representándonos a nosotros mismos con objeto de que veamos que no se les va a dejar tomar posesión de sus cargos así es que solamente seremos testigos de que toman posesión o no. Eso fue lo único a que fuimos, por lo cual no tuve inconveniente. Creo que no estaba fuera de mis atribuciones, y no como diputados, sino como simples ciudadanos podíamos haber asistido para dar fe de un acto cívico. Llegamos a Tacubaya y entramos al Salón de Sesiones; unos momentos después llegó una guardia, la cual se apostó en la puerta del salón. El ciudadano Maqueo Castellanos acudió con el presidente municipal, en unión de los regidores y luego este ciudadano mandó abrir el Salón de Sesiones y penetramos todos al citado salón. El ciudadano presidente abrió la sesión y en aquel momento, sin que dijera cómo y por qué, se salió, no regresando. Al notar su ausencia salimos a buscarlo, no estando por ahí. Yo no lo conozco, porque no me fijé cuando él abrió la sesión. En ese momento penetraba yo al salón. Me informé que no se podría celebrar la sesión, y en estos momentos estaban dispuestos a llamar a un regidor más para que hubiera quórum, cuando se presentó un oficial con soldados para tratar de arrojarnos... (Voces: ¡Eso ya lo sabemos!) Ya no lo relato porque ya es conocido. Llevaba dispuesta una orden y dijo que de cualquiera manera nos arrojaría, que tenía absolutamente la obligación, que llevaba una orden firmada por el presidente municipal, en la cual se decía que nos arrojaran. Pero voy a lo importante... (Voces: ¡No! ¡No! Desorden. Campanilla.) Yo agradecería a los compañeros un minuto más de atención. No voy a cansar más vuestra atención, pero deseo asentar lo siguiente, porque es preciso... (Voces: ¡Ya lo sabemos!) Efectivamente, ya lo saben, pero deseo sentar este precedente y estos hechos que no son conocidos. Dice el compañero Paz que era natural que nos trataran en la forma en que nos trataron, porque íbamos a violar un derecho, que íbamos a querer arrojar de allí al presidente municipal, lo cual no es verdad. Íbamos únicamente a cerciorarnos de si tomaban posesión los tres regidores; pero aun aceptando la tesis del compañero Paz - El compañero Paz dice que íbamos a violar un derecho -, aun aceptando eso, vamos a suponer que en verdad nosotros hubiéramos ido a eso, con nuestro carácter de diputados, a dar posesión a esos regidores, ¿Qué, es la forma de sacarnos de aquella Asamblea a balazos después de más de diez minutos de consideraciones, después de más de diez minutos de súplicas, porque nos hemos portado con exagerada ecuanimidad, compañeros? Si alguno de los diputados hubiera hecho uso de su revólver, yo lo diría. Yo soy ajeno absolutamente a esas luchas políticas. Ustedes saben que me he separado del bloque del Partido Liberal Constitucionalista y saben también que no pertenezco al Cooperatista; yo lo que quiero es que pertenezca la unidad de la Cámara, de los diputados, que nos defendamos mutuamente, que estemos unidos en los momentos de peligro, porque si esto continúa así, seremos vejados y esta Cámara, que debe ser responsable, no debe permitir que se trate de esa manera. Repito, nosotros no fuimos a violar los derechos de nadie, sino que fuimos a presenciar un acto, y no como decía el compañero Paz Ahora bien; en los momentos en que salía tomó la bocina el señor Paz y se comunicó, y lo que dijeron es imposible que lo sepa; pero sí me recuerdo de estas palabras: "¿Cuántos? ¿Cuarenta son? Son suficientes, pero que estén bien preparados". El compañero Prieto Laurens, que acaba de llegar, porque se hallaba enfermo, tengo noticias de que estaba en la Ermita dando órdenes por teléfono. He querido relatar a ustedes estos hechos para que sepan la verdad. Ahora, respecto a que el señor Gasca no tomó parte significativa, aquí está su periódico, por lo menos se dice que es de él. Pero a mí no me consta esto: "El presidente en guardia. Teniendo noticias de este complot..."

Porque aquí se dice que los peleceanos iban armados.

"Teniendo noticias de este complot, el señor Luis Jacobo López dio inmediato aviso al Gobierno del Distrito, el que puso a las órdenes del señor presidente López, cuarenta y nueve hombres, al mando del teniente J. Solache."

Se llamaba así el teniente. Esto quiere decir que estaba perfectamente preparado. Lo que se trataba era de encerrarnos en un salón y asesinarnos miserablemente. Sí, señores; pueden ustedes tener la seguridad. Más aún, en las azoteas de las casas de la policía dirigía las carabinas hacia todos lados, amenazando a los que pasaban. Yo aseguro a ustedes que si se hubiera dicho que iba a haber balazos, no voy, no acudo; que iba a haber, no digo balazos, sino escándalo siquiera, no acudo, naturalmente, porque no hemos venido a eso. A mí me invitaron para una reunión cívica que está dentro de los derechos de los ciudadanos, y si a mí me invitan a un hecho como el que ocurrió, en lo absoluto hubiera sido capaz de ser actor ni testigo tampoco. Por lo tanto, compañeros, yo interpelo al compañero Aillaud para que me diga si es cierto lo que he dicho respecto a que el gobernador del Distrito ha tomado parte en este asunto. ¿Qué conversación oyó por teléfono?

El C. Aillaud: Por una verdadera casualidad me entere de una conferencia tenida entre el señor Gasca y el señor Paz... (Voces: ¡Judas! ¡Judas!) Bueno será Judas, yo no lo sé... (Risas.) El le participó al gobernador del Distrito que salían

diputados para Tacubaya. Hubo una conversación y se llegó a esta conclusión:

"Le dice: - ya en Tacubaya está todo preparado, son cuarenta. - Sí, pues con esos bastan". Eso fue lo que paso, yo no oí más.

El C. Sánchez Pontón: Lo cual quiere decir que allí se nos esperaba. Yo tengo todos los datos del por qué y forma en que se arrojó a Torre Guerra; éste es un individuo que se hizo acreedor a todos los desprecios, es un hombre que atropelló, que violó la ley y que nunca dio garantías a los ciudadanos de Tacubaya. Por lo tanto, creo que es un hombre que debe estar en poder de la justicia, pero se le arrojó de una manera ilegal, y aun así, a ese hombre que faltó a sus deberes de ciudadano y de hombre, se le proporcionaron fuerzas. Ahora, por lo que respecta al ciudadano Lugo, suplico a ustedes con toda vehemencia, con toda sinceridad, con toda humildad, si es posible, que no vean el atropello en nosotros, como he dicho, y no crean ustedes que valga mucho lo que tengo yo o lo que tenga otro compañero que le hubiera pasado lo que le paso a Sevilla; no es esto, señores, lo mismo hubiera sido si nos hubieran dado un manazo, si nos hubieran empujado, es un atropello, es que sabían a quién se lo hacían, porque lo sabían de sobra, los primeros en disparar, que con este motivo hicieron fuego. Los señores Maqueo y demás compañeros y los regidores no saben esto, pero yo sí, porque fui el último que salí del salón. Me esperaba un esbirro poniéndome la pistola en el pecho, y me sacó por la fuerza del salón. Yo no llevaba pistola, si la hubiera llevado, tampoco hubiera hecho uso de ella, puesto que nosotros fuimos correctos. De modo que los demás diputados y regidores que se quedaron en el salón no hicieron uso de sus armas; el soldado que cayó herido fue mucho después de que se nos hubiera herido a nosotros. Ellos fueron los que hicieron fuego y estaban perfectamente de acuerdo en matarnos, pues nos sacaron para retarnos. Al señor Castellanos igualmente lo querían sacar de allí, y nos llevaron entre filas de soldados de la Federación; aunque se diga que no tomaron parte, sí, fueron los del 37 Regimiento. Y admírense ustedes, señores, mientras a nosotros con crueldad nos trataban así, al señor Gómez Palacio, un licenciado que vive cerca de ahí, ha tenido que presentarse a la 8a. Demarcación completamente desnudo, manifestando que unos ladrones lo habían robado. Ya ven ustedes en qué utiliza el gobernador Gasca las fuerzas de que dispone, asesinando a gente indefensa y, en cambio, dejando que los ladrones hagan lo que quieran. Para terminar: Yo suplico que estemos de acuerdo, que se consigne ante el procurador de la República y que se castigue a los delincuentes, porque no es justo que los que estemos lastimados, más o menos leve o de consideración, quedemos así; se ha violado nuestra calidad de funcionarios y es muy triste que algunos de los autores de lo que paso en Tacubaya vengan a las galerías a reírse y ver cómo queda la cosa. Yo suplico que esta Cámara, velando por la respetabilidad que se merece, tome alguna enérgica medida.

El C. Paz: Pido la palabra para alusiones personales.

El C. Avilés: Señores diputados: No quiero entrar en consideraciones en esta Asamblea con la falta de solidaridad de estos señores compañeros diputados que han tomado este asunto de Tacubaya no dándole la importancia que tiene, sino bajo un aspecto hasta de choteo. Yo a estos señores que han tomado esta cuestión así, en ese caso no tengo para ellos nada más que el desprecio que como compañeros se merecen. Pero no quiere decir eso que yo no haga muy respetuosamente una interpelación al ciudadano subsecretario de Gobernación para que se sirva, si tiene a bien, contestármela. La interpelación es esta: Si después de las aclaraciones que ha habido aquí en esta Representación Nacional, si después que se ha aclarado completamente que es responsable el gobernador del Distrito, este señor Gasca, si después que se ha comprobado plenamente que es responsable el llamado presidente municipal de Tacubaya de los atropellos de que fue víctima el Ayuntamiento de Tacubaya, y de los atropellos de que fue víctima el pueblo de Tacubaya, de los atropellos que fue víctima el grupo de diputados que estaba presenciando ese cabildo, yo interpelo al ciudadano ministro de Gobernación para que se sirva decirme qué providencias ha tomado el Gobierno federal después de haber sabido ya, como debe de saberlo, estos acontecimientos. Yo seré más concreto: Interpelo al ciudadano ministro de Gobernación para que se sirva decirme: ¿Qué es lo que piensa hacer el Gobierno federal después de que se ha atropellado a representantes del pueblo, ya en su carácter de munícipes, ya en su carácter de diputados?

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano subsecretario de Gobernación para contestar.

El C. subsecretario de Gobernación: Ciudadanos diputados: Seguramente me expliqué mal hace un momento, y no me entendió el señor diputado Avilés. Decía que el señor presidente de la República había dictado un acuerdo para que el señor procurador general del Distrito Federal hiciera la investigación con acuciosidad a fin de determinar las responsabilidades de los funcionarios que en ellas hubieran incurrido y que fuesen consignados a las autoridades judiciales competentes para los efectos de la ley. En este sentido, pues, contesto la interpelación que me ha hecho diciendo que de la aclaración que se practique depende que se castigue o no a los responsables, según que aparezcan o no aparezcan. Creo que con esto quedará satisfecho.

El C. Manrique: Pido la palabra, señor presidente.

El C. Borrego: Para una aclaración. Entiendo que los hechos revisten un doble aspecto: Aspecto tanto del delito de orden Común y aspecto del orden Federal. Por lo que atañe a la detención arbitraria de los señores diputados, son de los del orden Federal. Yo quiero hacer esta interpelación al señor subsecretario de Gobernación, sobre esa violación del fuero de los diputados: ¿No se hará la consignación a la autoridad competente, que es procurador general de la nación, y no al procurador de Justicia del Distrito Federal?

El C. Lugo: Indudablemente, señor diputado Borrego, que si de la averiguación practicada resultan hechos que ameriten la intervención de las

autoridades de justicia federal, éstas serán las que tomen conocimiento de los hechos.

El C. Borrego: Yo me permito, ciudadano secretario de Gobernación, para que sea usted el conducto cerca del presidente de la República, de decir que esta Representación Nacional no solamente pide, sino exige, que se castigue a los culpables, y es muy difícil que los culpables sean castigados si es al procurador del Distrito Federal y no al de la nación, a quien se consignen los hechos, y los responsables de esos atentados. Por lo demás, señor subsecretario, yo espero de la corrección de usted, de su respeto a la ley, de lo cual nos ha dado muestras, que signifique al señor presidente de la República que está perfectamente probado que los diputados han sido detenidos que la detención arbitraria de un diputado es un delito del orden Federal y que, por consiguiente, es al señor procurador general de la nación a quien debe consignarse la investigación de estos hechos cometidos ante la faz de la nación.

El C. subsecretario de Gobernación: Ciudadanos diputados: El Ejecutivo de la Unión cumplirá en esta vez con su deber. De manera que tendrá en cuenta la moción hecha por el señor diputado Borrego. (Aplausos.)

El C. Borrego: Muchas gracias.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Aprovecho la oportunidad, señores diputados, para corroborar la interpelación del diputado Avilés. Yo creo que la serenidad es signo de fuerza, creo que los hombres y los grupos políticos que pierden la serenidad no dan signos de fuerza, sino signos de debilidad. Yo desearía, pues, en interés mismo del grupo político más afectado por los sucesos de Tacubaya, que no se pretendiese dar a las cosas proporciones que no tienen, que se den a las cosas sus justas proporciones. Yo no soy un insensible que niegue a lo sucedido en Tacubaya trascendencia, alguna creo que tiene; pero creo que después de la energía denuncia de los hechos por aquellos que como miembros de un partido político o como diputados - y esto lo somos todos -, se sintieron lesionados en sus derechos; después de la denuncia del atropello, calificado con frases más o menos enérgicas, la consignación a las autoridades competentes es lo único que cabe y serenamente debemos seguir desempeñando nuestra misión. Mi interpelación consiste en esto: Yo no deseo ni que el Gobierno federal se convierta en cómplice de las autoridades de Tacubaya ni del gobernador del Distrito, en el supuesto de que se demostrara claramente la culpabilidad de uno y otro; pero tampoco querría que se explotase injustificadamente un suceso cometiendo la injusticia de eliminar a estos funcionarios injustificadamente. Urge, pues, que se esclarezcan los hechos. Como creo que independientemente del resultado de las investigaciones, de las actuaciones judiciales, independientemente, digo, es indudable que la Secretaría de Gobernación tiene medios eficaces, harto eficaces para comprobar por su propia cuenta y responsabilidad si los funcionarios aludidos incurrieron o no en responsabilidad, independientemente, pues, del resultado que arrojen las investigaciones judiciales, el señor subsecretario de Gobernación, después de setenta y dos horas de registrados estos acontecimientos y teniendo, como debe tener en sus manos, todos los antecedentes de la cuestión, debe tener ya una opinión personal sobre la responsabilidad del gobernador del Distrito y sobre la responsabilidad del presidente municipal de Tacubaya, mi interpelación es esta al ciudadano subsecretario de Gobernación. ¿Cree el ciudadano subsecretario de Gobernación encargado del Despacho, por los datos que tiene hasta estos momentos en su poder, que el gobernador del Distrito es responsable de los acontecimientos en Tacubaya? (Murmullos. Voces: ¡No lo puede saber!) Mi interpelación, señores diputados, es concreta: En virtud de los datos que tenga en su poder el señor subsecretario de Gobernación, ¿Puede ya aventurar un juicio sobre la responsabilidad del señor gobernador del Distrito? Para completar mi interpelación debo recordar a los señores diputados que el ciudadano presidente de la República nos hablaba recientemente en un artículo periodístico, de responsabilidades morales y de responsabilidades legales. Independientemente, pues, de la responsabilidad legal, más o menos difícil de definir, según el caso, el presidente de la República puede creer, teniendo como órgano la Secretaría de Gobernación, por los datos recibidos, en la responsabilidad moral del gobernador del Distrito o del presidente municipal de Tacubaya: Independientemente de la acción judicial, proceso y prisión, proceso de los responsables, el presidente de la República tiene una sanción para el gobernador del Distrito: La ratificación o el retiro de su confianza; en consecuencia, creo, señores compañeros que habréis entendido el objeto de mi interpelación. No soy yo en estos momentos un partidista, en este asunto no estoy haciendo el juego del Partido Liberal Constitucionalista, al que ya no pertenezco; pero sí deseo que en caso de que se comprobara la responsabilidad de un funcionario, como el gobernador del Distrito, se proceda como la justicia lo exija, independientemente de los resultados a que puedan llegar las investigaciones de los procuradores de Justicia de la Federación o del Distrito Federal.

El C. subsecretario de Gobernación: Ciudadanos diputados: Las leyes siempre han sido la garantía de los derechos de los ciudadanos, y es por esto que siempre se conceden términos para hacer las averiguaciones de los hechos delictuosos, y ninguna ley, que yo sepa, restringe a cuarenta y ocho horas solamente el término para decretar un auto de formal prisión contra un acusado que ha sido ya consignado como presunto responsable de algún delito, con las diligencias preparatorias que generalmente practica el Ministerio Público. Si, pues, un juez no puede en cuarenta y ocho horas saber si hay motivos que ameriten la detención de un acusado, mucho menos puede ser posible para un funcionario del orden administrativo resolver en tan breve período si algún funcionario es responsable o no de los hechos en que ha tenido alguna intervención. Por esto puedo responder al señor diputado Manrique, que en breve término que ha transcurrido desde la consumación de los hechos registrados en Tacubaya, la Secretaría de Gobernación no puede aún formarse juicio de la responsabilidad en que hayan incurrido, tanto el

presidente municipal de esa municipalidad, como el señor gobernador del Distrito. En cambio, puedo decirle al señor diputado Manrique que ya ha sido consignado este caso al señor procurador de Justicia del Distrito Federal y que también lo será, como lo solicita el señor diputado Borrego, al señor procurador general de la República, quienes, como jefes del Ministerio Público del orden Común y del orden Federal, están capacitados para dilucidar la responsabilidad en que hayan incurrido esos funcionarios. Toca, pues, a ellos informar directamente al señor presidente de la República, como lo previene la Constitución, acerca del resultado que tengan las investigaciones que practiquen y que en vista de esas informaciones es natural que el señor presidente de la República acuerde aquello que esté conforme con la ley y con los principios morales que ha sustentado. (Aplausos.)

El C. Maqueo Castellanos: Pido la palabra para hacer una interpelación al señor subsecretario. (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) No sabe la honorable Asamblea lo que voy a preguntar al señor secretario; en consecuencia, no tiene ningún derecho para decirme ya; cuando conozca lo que voy a decir, entonces sí tendrá derecho para decir si tengo razón o no. Señor secretario de Gobernación: Después de todos los acontecimientos de Tacubaya, en la actualidad todavía se siguen cometiendo una serie de atropellos. Ha sido aprehendido, y está preso sin razón legal de ninguna naturaleza, nada más por ser líder del grupo obrero de Tacubaya, del grupo rojo obrero, el ciudadano Margarito Vázquez. También no se permite que los ciudadanos regidores que desconocieron al tiranuelo de Tacubaya, expresidente municipal López, puedan ir a la población de Tacubaya. Yo deseo saber si la Secretaría de Gobernación tiene algún conocimiento de la serie de atropellos y aprehensiones que se están verificando allá, y si puede en alguna forma impartir garantías efectivas en aquella municipalidad, supuesto que el presidente municipal es enteramente parcial en estos casos y continuamente está aprehendiendo a todos los individuos que tienen simpatías en aquella población por el Partido Liberal Constitucionalista.

El C. subsecretario de Gobernación: Señores diputados: Al llegar a esta honorable Cámara fui informado por alguno de los señores diputados, de los atropellos que se están cometiendo con algunos regidores y con algunos ciudadanos diputados de Tacubaya. En cuanto llegue a la Secretaría, pondré en conocimiento del señor gobernador del Distrito estos hechos para que dicte las medidas que estime pertinentes a fin de que se dé protección a dichos ciudadanos. Debo recordar a esta honorable Cámara, que el Gobierno del Distrito es autónomo, que no depende de Gobernación, que tenemos relaciones entre sí, como las tenemos con todas las demás secretarías de Estado y gobernadores de las entidades federativas; sin embargo, siempre que la Secretaría de Gobernación tiene conocimiento de algún atropello de garantías individuales, inmediatamente corre traslado al gobernador respectivo para que se le impartan las debidas garantías al ciudadano que las solicita. (Murmullos.)

El C. presidente: La Presidencia da las gracias al ciudadano subsecretario de Gobernación por los informes que ha proporcionado a esta Cámara.

El C. Siurob: Pido la palabra, señor presidente, para interpelar a su señoría.

El C. Paz: Pido la palabra para alusiones personales. (Murmullos. Desorden.)

El C. presidente: Tiene la palabra para alusiones personales el ciudadano Paz (Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna!)

El C. Paz: Verdaderamente obligado vengo a esta tribuna por la calumnia con la cual se me ha querido manchar. Yo ya quería hacer punto final en este asunto, porque es verdaderamente repugnante; pero se ha tratado de mancharme con una infame calumnia y tengo que venir a rebatirla. Ayer hice la explicación clara y terminante de mi actuación en este asunto; sin embargo, hoy con toda mala fe vuelven a tergiversarse los hechos. Refería yo ayer - y lo vuelvo a repetir - y está en el DIARIO DE LOS DEBATES, que salía yo de este recinto, ya con intención de irme a la calle, una hora después o tres cuartos de hora después de que habían marchado de aquí los señores Maqueo Castellanos y demás compañeros a Tacubaya, cuando me encontré en la puerta con el señor Felipe Santibáñez, que está en esa tribuna, secretario del Partido Agrarista y me indicó que había una comisión de indígenas de Xochimilco que estaban siendo atropellados por el presidente municipal de aquella población; que él había tratado de hablar con el gobernador del Distrito y que no le había sido posible, ya que no tenía el carácter de diputado; que hablara yo con él para ver si acaso a mí me comunicaban con el ciudadano gobernador. Hasta le manifesté que tal vez en esos momentos ya no estaría el ciudadano gobernador, porque ese día habían cerrado todas las oficinas públicas; entonces todavía insistió y me dijo que sí, que estaba el gobernador allí. Cuando salía yo de este recinto, serían las siete y cuarto o las siete y media, cuando ya habían pasado los acontecimientos de Tacubaya, esto le consta al compañero Alarcón, del Partido Liberal Constitucionalista, y al compañero Carlos Riva Palacio, del Partido Liberal Constitucionalista, y al compañero Castrejón. Con ellos tres salí de este recinto. Pues bien; a las instancias del señor Santibáñez le supliqué me esperaran unos momentos, como me esperaron en el vestíbulo, y vine y hablé con el gobernador sobre lo de Xochimilco, no sobre lo de Tacubaya y ya después, cuando se había terminado el asunto de Xochimilco, en el que me ofrecía prestar garantías a los indígenas, fue cuando pregunté de lo de Tacubaya, le dije que qué sabía de lo de Tacubaya... (Voces: ¡Entonces sí hablaste!) Sí, pero después de los acontecimientos. Yo sabía que había ido una Comisión, un grupo de peleceanos, pues naturalmente comprendí que el gobernador ya tenía conocimiento y más cuando el día anterior se había publicado en "Las Noticias" que en Tacubaya correría la sangre. (Voces: ¡Ese mismo día!) Bueno; en las noticias de ese mismo día. Y el señor Gasca me contestó por teléfono: De Tacubaya no sé nada. (Murmullos.) Bueno; yo no sé si sabría o no, a mí no me interesa saber si sabía o no sabía. El ciudadano gobernador me contestó que él no sabía nada. De manera es que, ¿ Cómo

le podía yo avisar al ciudadano gobernador que había ahí un grupo de diputados, cuando ya habían pasado los acontecimientos? Esto, como digo, le consta al compañero Alarcón, aquí presente, y al compañero Riva Palacio, es decir, a la hora que hablé yo por teléfono. Yo suplico al compañero Alarcón que, en honor de la verdad, tenga la bondad de decirme a qué hora salimos de aquí y nos encontramos al señor Santibáñez.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Alarcón para contestar.

El C. Alarcón: Es exacto que el señor Octavio Paz, en compañía nuestra salió poco más o menos a las siete y cuarto, pero también debo hacer la aclaración que más tarde, cuando el compañero Hidalgo Catalán llegaba de Tacubaya y hacía los comentarios de lo acontecido ahí, el señor Octavio Paz dijo que cuando había visto salir a Novelo y a algunos otros les había hablado por teléfono, diciéndoles: Prevénganse que allá van. (Voces: ¡ah! ¡Judas! ¡Tú los preveniste!)

Presidencia del

C. CASTILLO ISRAEL DEL

El C. Paz: ¡Pero no al gobernador! (Voces: ¡Uh!) Al gobernador le hablé a las siete y media; quiere decir que no previne al gobernador...

El C. Franco: Tú lo preveniste. (Murmullos. Desorden. Campanilla. Voces: ¡Petróleo!)

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. Franco Abraham: Pido la palabra.

El C. secretario Barragán: Se suplica atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan guardar compostura, en obvio de tiempo.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar a la Asamblea, que acaba de ser llamada telefónicamente por el inspector general de Policía, quien le dio la noticia de que está detenido el tesorero Díaz en la Inspección General de Policía. (Aplausos.)

El C. Avilés: ¡Está detenido el tesorero Díaz cuando ya acabó el dinero!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Siurob.

El C. Siurob: Señores diputados: (Voces: ¡Tribuna!) Mi objeto al hacer uso de la palabra es poner punto final al incidente de Tacubaya. (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) La forma en que deseo se ponga punto final a este asunto, es la siguiente: El señor presidente de la Cámara es el encargado de velar directamente por la dignidad y el respeto que se merecen los representantes del pueblo. Al señor presidente de la Cámara le consta que los representantes del pueblo han sido atropellados en Tacubaya; le consta, además, que uno de los compañeros ha sido aun herido, el compañero Sánchez Pontón. En esta forma el Ejecutivo, por su parte, ya va a consignar los hechos al señor procurador general de la República, va a consignar los hechos a un juez y al procurador de Justicia del Distrito Federal también, para su esclarecimiento. Ahora bien; yo suplico al señor presidente de la Cámara me diga si puede tener algún inconveniente en consignar él también los hechos al procurador general de la República por la parte que corresponde a los atropellos cometidos con los ciudadanos diputados, y si tiene inconveniente en consignar estos mismos hechos acompañados del DIARIO DE LOS DEBATES, a la comisión del Gran Jurado para que vea si ha lugar a formación de proceso en contra de Celestino Gasca, En los DIARIOS DE LOS DEBATES se denuncian hechos claros, hechos precisos, con acopio de testigos; numerosos han sido los testigos que se han presentado aquí de los atropellos cometidos en la persona de representantes del pueblo y en la persona del pueblo mismo. No sólo, yo mismo me he permitido citar desde aquí, desde esta tribuna, cómo el gobernador del Distrito ha ido atropellando uno por uno a todos los ayuntamientos de las municipalidades del Distrito Federal. Me permito recordar a todos los presentes de qué manera han sido depuestos todos los ayuntamientos, en la Villa de Guadalupe, en San Ángel, en Tacuba y en otras poblaciones del Distrito Federal, quienes han sido derrocados por la fuerza, enviando el gobernador del Distrito a los mismos gendarmes quizá que envió a Tacubaya para que consumaran en todas partes los mismos atropellos, hasta el grado de que ayer me hizo exclamar la conducta del gobernador del Distrito, que los garrotes de Saldaña Galván habían sido substituídos por las bayonetas de don Celestino Gasca. Así es que como estos hechos constan en el DIARIO DE LOS DEBATES, yo simplemente me concreto a preguntar al señor presidente de la Cámara si tiene algún inconveniente legal, si no entra dentro de su investidura en defensa de los ciudadanos diputados, hacer la consignación de estos hechos y la que pido que se haga con el contenido del DIARIO DE LOS DEBATES, al procurador de la República y a la Comisión del Gran Jurado.

El C. presidente: La Presidencia no tiene ningún inconveniente en hacer la consignación solicitada, como de hecho la hará.

El C. Siurob: Doy las más cumplidas gracias al señor presidente y no esperaba otra cosa de la conciencia que él tiene del papel que le toca representar en el cargo para que ha sido electo. (Voces: ¡Petróleo!)

El C. Rodríguez Guillermo: Pido la palabra, señor presidente. Con apoyo en el artículo respectivo del Reglamento, yo suplico al señor presidente Israel del Castillo, que siendo autor de uno de los votos particulares sobre la Ley del Petróleo, deje la Presidencia a uno de los vicepresidentes, porque si no fácil sería creer que había parcialidad en la forma de dirigir los debates.

El C. presidente: La Presidencia se permite informar al diputado Rodríguez, que es la posición de la Presidencia la menos estratégica para defender el voto particular. Por tanto, no tiene absolutamente ningún interés en conservar la Presidencia; pero sí manifiesta al compañero Rodríguez que no está todavía a discusión la Ley del Petróleo, sino que tiene el compañero Jesús Z. Moreno la palabra como último inscripto en este asunto.

El C. Moreno Jesús Z.: Ciudadanos representantes: Hace unos cuantos momentos, y con motivo de la presencia del ciudadano subsecretario de Gobernación en esta tribuna, el que habla, con un firme propósito, no de estas circunstancias, no de

estas ocasiones, no de estos momentos, sino desde que se puso a discusión la Ley del Petróleo y la Ley de Ingresos quiso poner todo su tiempo y todos sus pequeños esfuerzos al servicio del estudio de estas leyes. Por lo tanto, se había mantenido y quiere mantenerse quien tiene el honor de dirigiros la palabra, perfectamente alejado de estos choques de bandería política. Antes de que se abriera la sesión hablé a varios diputados por el Estado de Veracruz, manifestándoles el propósito que tenía de evitar por todos los medios que se prolongara una sesión estéril con una serie de interpelaciones inútiles, para ganar todo el tiempo que fuera posible. Así es que cuando yo me opuse a las interpelaciones que hacía el ciudadano diputado Vizcarra, no tuve la intención, ni era mi propósito, verme envuelto en las pasiones de bandería que en esos momentos se agitaban. No podrá citar en ese hecho, ni remotamente, el ciudadano Vizcarra que yo le hubiera cometido la menor falta de consideración. Sin embargo, ciudadanos diputados, el ciudadano diputado Vizcarra en presencia de todos los que están aquí presentes se atrevió a lanzarme una injuria y una calumnia, las dos cosas que vengo a rechazar aquí con toda la indignación que puede tener un hombre de bien. La calumnia del ciudadano Vizcarra consistió en llamarme adulador del caudillejo de la Ciudadela. Estas fueron sus palabras. El ciudadano Vizcarra no podrá probar nunca, no digo que de esa persona o de cualquiera otra persona hubiera yo dado muestra de adulación; sin embargo, el cargo lo lanzó porque este ciudadano Vizcarra, que se da aires de valentón de barrio, de valentón, es decir, que cree que puede faltar e injurirar a todo el mundo sin el más ligero motivo, porque a un desdichado pudo golpear alguna vez, cree él que a cualquier otro diputado puede lanzarle injurias impunemente, vengo a decirle que está profundamente equivocado, que tiene el deber de probar la agresión que me ha dirigido, y quien no prueba quiere decir que no es más que un mal hombre que tiene por cerebro un sapo y por corazón un caimán.

El C. Vizcarra: Dos palabras, señores. Sin menoscabo de mi hombradía, no tengo el menor inconveniente en decir que si en un rato de acaloramiento le contesté en esa forma al señor Z. Moreno, se debió única y exclusivamente a las noticias que he tenido de que el señor Moreno fue uno de los que militaron en las filas del señor general Félix Díaz. Si el señor Moreno entiende que esta ofensa es en lo personal, yo no tengo el menor inconveniente en hacer la rectificación; pero yo creo que esto puede ser un ataque político. Yo no me avergüenzo de ninguna manera de haber militado en las filas de los hombres en que he militado, y sepa el señor Moreno que estoy dispuesto a dar a él personalmente, porque hasta hace unos cuantos momentos se mostró como mi amigo, mi más amplia satisfacción personal, si quiere aceptarla, y si no, yo sabré guardar mi decoro personal en cualquier terreno, sin achacármelas, como él dice, de valentón, de valentón de plazuela.

El C. Moreno: Pido la palabra: No quería yo hablar después de la explicación del ciudadano diputado Vizcarra; no quería yo molestar más la atención de vuestra soberanía después de las palabras del ciudadano diputado Vizcarra, porque me parecía estéril. Su explicación me satisface por completo, porque no ha tenido motivos por parte mía para agredirme; de manera que no quería decir que estoy satisfecho, porque no le he dado motivo; pero cuando venga el caso y me agreda, me verá estar en mi papel.

El C. secretario Barragán: Siendo visible la falta de quórum.(Voces: ¡No! ¡No! Desorden.)

El C. Gandarilla: Moción de orden, señor presidente....

El C. Rodríguez Guillermo: Moción de orden. No es la primera vez....

El C. Gandarilla: Para que su señoría se convenza de que hay falta de quórum, es necesario pasar lista. Usted, naturalmente, para hacer esa declaración debería pasar lista; pero entiendo que usted es uno de los más empeñados en que se trabaje en esta Cámara, en que se discutan las leyes de importancia y después de que hemos perdido tres horas en un asunto netamente político, yo me permito suplicar a su señoría no levante la sesión y siga tratando el asunto del petróleo.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar al ciudadano Gandarilla que como él está abajo, no ve que no hay más que ochenta diputados en el salón. Yo creo que la Asamblea después de haber trabajado ocho horas.... (Voces: ¡Lista! ¡Lista!)

El C. Rodríguez, interrumpiendo: Moción de orden. ¡Que se pase lista! Queda confirmada la parcialidad del señor presidente.

El C. presidente, continuando: No están ni siquiera los miembros de la Comisión. (Voces: ¡Lista!) Por otra parte, la Presidencia no tiene inconveniente....

El C. Rodríguez Guillermo, interrumpiendo: Queda confirmada la parcialidad del señor presidente y no es la primera vez que recurre a esa maniobra. Convengo en que es escasa la asistencia de los señores diputados, pero en la otra ocasión era visible la mayoría que había y, sin embargo, su señoría tuvo el atrevimiento, por no decir otra cosa, de levantar la sesión, perjudicando los intereses de la nación. No estoy conforme con este procedimiento y digo, de una vez por todas, que usted, señor presidente, por amor propio debe dejar la presidencia mientras se esté discutiendo la Ley del Petróleo.

El C. presidente, a las 7.30 p.m.: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las once.