Legislatura XXX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19230223 - Número de Diario 11
(L30A1P1eN011F19230223.xml)Núm. Diario:11ENCABEZADO
MÉXICO, VIERNES 23 DE FEBRERO DE 1923
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.
AÑO I. - PERÍODO EXTRAORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO II. - NÚMERO 11
SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA 23 DE FEBRERO DE 1923
SUMARIO
1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.
2. - Cartera. Se concede licencia a los CC. diputados Ramírez Luque y Alcaraz Romero. Es nombrada una comisión que asista a la inauguración de los nuevos pabellones en la Facultad de Ciencias Químicas. Proyecto de decreto por el que se amplía la partida 142 del Presupuesto de Egresos vigente; a la 2a. Comisión de Hacienda.
3. - Continúa el debate en lo general, del proyecto de Ley Orgánica del artículo 27 constitucional, en el ramo del Petróleo. A votación, se levanta la sesión por falta de "quórum".
DEBATE
Presidencia del
C. COVARRUBIAS RICARDO
(Asistencia de 131 ciudadanos diputados.)
El C. presidente, a las 17.07: Se abre la sesión.
- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:
"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veinte de febrero de mil novecientos veintitrés. - Periodo extraordinario.
"Presidencia del C. Ricardo Covarrubias.
"En la ciudad de México, a las diez y seis horas y cuarenta y ocho minutos del martes veinte de febrero de mil novecientos veintitrés, con asistencia de ciento treinta y seis ciudadanos representantes, se abrió la sesión.
"Sin debate, fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día trece del actual y se dio cuenta con los asuntos en cartera:
"La H. Cámara de Senadores comunica que eligió para presidente y vicepresidentes de su Mesa Directiva que funcionará en el presente mes, a los CC. Claudio N. Tirado, León Salinas y Camilo E. Pani, respectivamente. - De enterado.
"La Comisión de Administración presenta un proyecto con el fin de que en el Presupuesto de Egresos de la Contaduría Mayor de Hacienda figuren dos nuevas partidas. - A la 2a. Comisión de Hacienda.
"Telegrama procedente de Guadalajara, Jalisco, en que el C. diputado Manuel Hernández Galván solicita licencia por quince días, con goce de dietas.
"Una vez que se le dispensaron los trámites, la Asamblea le otorgó su aprobación en votación económica.
"Solicitud de licencia con goce de dietas, del C. diputado Refugio Cervantes, por el tiempo que permanezca enfermo.
"Dispensados los trámites, como se pide en la solicitud, la Cámara acordó esta licencia de conformidad.
"Telegrama depositado en Saltillo, Coahuila, por medio del cual pide licencia con dispensa de trámites y goce de dietas, hasta por veinte días, el C. diputado Adrián Aguirre Benavides.
"Previa dispensa de trámites y sin discusión, fue aprobada por la Asamblea.
"El C. diputado Ignacio Sánchez Campa eleva ante esta Cámara una solicitud en iguales términos a la anterior.
"Así que se le dispensaron los trámites, habló en contra el C. Rodríguez Guillermo. El C. Luis Espinosa apoyó la solicitud, y después de una aclaración del C. Rodríguez Guillermo, en votación económica se aprobó la licencia pedida.
"Telegrama procedente de Tampico, Tamaulipas, en que el C. diputado Azueta solicita licencia por ocho días, con goce de dietas.
"El C. Guillermo Rodríguez se opuso a que se concediera esta licencia, y la Asamblea, en votación económica, la aprobó.
"Mensaje depositado en esta ciudad, por medio del cual participa el C. diputado Vidales que no podrá asistir a las sesiones de esta H. Asamblea por encontrase enfermo. - De enterado.
"El Comité Ejecutivo de la "Agrupación Pro Madero" invita a esta Cámara para que se nombren comisiones que la representen en las ceremonias que tendrán verificativo el día veintidós del actual, en conmemoración del décimo aniversario del asesinato de los CC. Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, así como para depositar una ofrenda floral en la tumba de éstos.
"Para asistir a las ceremonias oficiales en representación de esta H. Cámara, la presidencia designó a los CC. Roque González Garza, Isidro Fabela, Israel del Castillo, Francisco Z. Moreno, Francisco Escudero, Mauricio Gómez, Luis Espinosa y secretario Samayoa; y para asistir a la velada alusiva,
a los CC. Pérez Taylor Rafael, Dávila Lorenzo, García Téllez Ignacio, Argüelles Carlos, Malváez Luis G., Barragán Enrique M., Benitéz Daniel y secretario Barón Obregón.
"Telegrama depositado en Guadalajara, Jalisco, en que el C. José G. Zuno participa que el día veintiocho de este mes, rendirá la protesta de ley como gobernador constitucional de ese Estado ante el Congreso local, e invita a esta H. Cámara para enviar una comisión que la represente en el acto oficial.
"La Presidencia designó para integrar la comisión, a los CC. Robledo, Padilla, Montero Villar, von Borstel, Vizcarra Rubén, Bravo y secretario Gandarilla.
"Dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda, relativo a varias iniciativas del Ejecutivo relacionadas con el presupuesto de Egresos del ejercicio fiscal pasado, que concluye con el siguiente proyecto de decreto:
"Artículo único. Se aprueban los gastos hechos por el Ejecutivo federal fuera de las partidas autorizadas en el presupuesto de 1922, los que ascienden a la suma de trece millones quinientos tres mil trescientos diez y siete pesos cinco centavos, y que se detallan en las iniciativas presentadas por el mismo, con fechas, 5,6,18 y 22 de diciembre del año próximo pasado."
"El C. Luis Espinosa habló en contra de la dispensa de trámites solicitada por la comisión dictaminadora, y a nombre de ésta usó de la palabra el C. Avilés, después de lo cual la Asamblea accedió a la dispensa de trámites.
"Puesto a debate, el C. Manrique solicitó que la comisión fundara el dictamen, respondiendo el C. Avilés como miembro de ella, y contestando algunas interpelaciones del C. Espinosa Luis. Este representante sugirió una reforma que no fue aceptada por la comisión.
"El C. Murguía, uno de los firmantes de dictamen, contestó interpelaciones del C. Espinosa, así como el ciudadano Mauricio Gómez, miembro también de la comisión.
"Por último, hablaron en pro del dictamen los CC. García Téllez, Gandarilla y Manrique, Después de haber usado de la palabra en contra el C. Luis Espinosa.
"Suficientemente discutido el asunto, se procedió a la votación nominal, y el dictamen anterior fue aprobado por unanimidad de ciento sesenta y cinco votos, pasando al Ejecutivo para los efectos constitucionales.
"Dictamen de las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales, de Agricultura y Fomento y la 1a. Agraria, que en su parte resolutiva propone los siguientes acuerdos:
"I. Envíese al Ejecutivo atenta nota, conteniendo sintéticamente las ideas anteriores, suplicándole que en caso de profesarlas en todo o en parte, sea servido remitir a esta Cámara los proyectos de ley que seguramente tendrá ya dispuestos, para ser promulgados de acuerdo con la solicitud, ofreciéndole esta Representación Nacional, avocarse a su estudio de la manera más activa a fin de que produzcan sus efectos en el plazo que él hubiere proyectado. Manifiéstesele igualmente que, por lo que toca a los proyectos de leyes orgánicas del artículo 27 constitucional que no tenga de antemano dispuestos, la Representación Nacional vería con agrado la realización de la comisión mixta que quedó plantada últimamente.
"II. Indíquesele que , en caso de que su sentir difiera esencialmente del de esta Cámara, la misma está dispuesta a reconsiderar el acuerdo anterior, previamente que haya oído con toda amplitud el criterio del Ejecutivo, a cuyo efecto veríamos con satisfacción que su representante en el ramo de Agricultura y Fomento se sirviera asistir a este recinto para informar sobre el particular a los ciudadanos representantes que lo deseen."
"Este dictamen recibió el trámite de imprímase y a discusión el primer día hábil.
"Proposición firmada por los CC. Manrique, Del Castillo Israel, Vasconcelos, Luis Espinosa, González Garza y Solís Jaime, que contiene el siguiente acuerdo económico:
"Único. Nómbrese una comisión que se acerque al ciudadano presidente de la República para pedirle que dé instrucciones al ciudadano procurador de Justicia del Distrito Federal, para que se active la investigación policial tendiente a averiguar quiénes son los responsables del atentado de que fue víctima el ciudadano gobernador del Estado de Oaxaca."
"Dispensados los trámites en votación económica, el C. Vasconcelos la fundó, y en pro usó de la palabra el C. Emilio Portes Gil.
"Suficientemente discutida, a solicitud del C. Manrique se recogió votación nominal, que dio un resultado de ciento cincuenta y cuatro votos de la afirmativa. En consecuencia, fue designada al comisión a que se refiere el acuerdo económico transcripto, quedando integrada por los CC. Emilio Portes Gil, Eduardo Vasconcelos, Guillermo Castillo Tapia, Agustín Arroyo Ch., Samayoa Mariano y secretario Gandarilla.
"La secretaría declaró que continuaba la discusión, en lo general, de la Ley del Petróleo, que había quedado pendiente en el período ordinario anterior, y se concedió la palabra al C. Gómez Campos, a lo que se opuso el C. Cerecedo Estrada en una moción de orden que motivó una aclaración de la presidencia, seguida de otra moción de orden del C. Quiroga.
"La Secretaría consultó a la Asamblea si continuaba la discusión, en lo general, de la referida ley del Petróleo, y como la respuesta fuera negativa, se declaró que el debate sería reanudado al día siguiente.
"A las diez y nueve horas y diez minutos se suspendió la sesión, con objeto de pasar a sesión de Colegio Electoral.
"Reanudada a las diez y nueve horas y cuarenta y ocho minutos, fue introducido al salón por la comisión designada al efecto, para rendir la protesta de ley, el C. Alberto Pérez Rojas, diputado propietario por el 16 distrito electoral del Estado de Jalisco. A él se dirigió el ciudadano presidente en la forma acostumbrada, y el interrogado respondió: "Sí protesto".
"A las diez y nueve horas y cincuenta minutos se levanto la sesión."
Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta
si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada el acta.
- El mismo C. secretario, leyendo:
"Francisco Ramírez Luque, diputado en ejercicio por el 1er. distrito electoral del Estado de Querétaro, ante vuestra soberanía, con todo respeto, expone:
"Que teniendo que atender varios asuntos relacionados con mi distrito, he sido llamado violentamente, y suplico a esta H. Asamblea se sirva concederme, con dispensa de todo trámite, una licencia con goce de dietas por veinte días, a fin de poder atender a las necesidades de aquella localidad.
"México, D.F., a 19 de febrero de 1923. - Francisco Ramírez Luque."
Se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Dispensados los trámites. En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se concede la licencia.
Telegrama procedente de "Huetamo, Michoacán, 22 de febrero de 1923.
"Presidente de la Cámara de Diputados:
"Por seguir mi familia enferma, atentamente suplico H. Asamblea me prorrogue licencia diez días más. - S. Alcaraz Romero."
En votación económica se consulta a la Asamblea si dispensa los trámites a esta solicitud. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Dispensados los trámites. En votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Concedida la licencia.
"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Educación Pública. - Número 139.
"A los ciudadanos secretarios de la honorable Cámara de Diputados. - Presente.
"Tengo la honra de remitir a ustedes una invitación para la inauguración de los nuevos pabellones de esta Facultad, que el señor presidente se dignará hacer el próximo sábado 24, a las 10; y me permito suplicar a ustedes que se sirvan dar cuenta con ella, para lo que esa honorable Cámara tenga a bien resolver.
"Retiro a ustedes las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.
"Sufragio Efectivo. No Reelección. - Tacuba, D.F., a 20 de febrero de 1923. - El director, I. Sierra D."
La Presidencia ha nombrado en comisión para asistir a este acto, a los ciudadanos diputados Candelario Garza, vicepresidente de la Cámara; Arnulfo Pérez H., José J. Razo, Angel Montoya, Saltiel Oliver y prosecretario Santa Anna.
"La Comisión de Administración presenta un proyecto de decreto, por el que se amplía la partida 142 del Presupuesto de Egresos vigente." - A la 2a. Comisión de Hacienda.
- El mismo C. secretario: Continúa a discusión en lo general el proyecto de Ley Orgánica del Artículo 27 constitucional en el ramo del Petróleo. Continúa en el uso de la palabra el ciudadano diputado Gómez Campos.
El C. Gómez Campos: Señores diputados: Es un principio generalmente admitido en Derecho público, el que sostiene que para que sea legítima y buena una ley reglamentaria, es necesario que, en lo general, esté inspirada en los mismos principios básicos de la ley que se trata de reglamentar. Es por esto que, al apoyar en lo general la Ley del Petróleo, en la ligera exposición que os he hecho, he llevado como hilo de mi argumentación, éste que pudiéramos llamar un silogismo que resume todo lo que dejo expuesto: en tanto debemos admitir la Ley del Petróleo en lo general, en cuanto que está inspirada y flotan en todos y cada uno de sus artículos, los mismos principios básicos que informan el artículo 27 constitucional. Es así que en la Ley del Petróleo y en lo general, flotan y les sirven de base esos dos principios que informan el artículo 27 constitucional, luego en lo general debemos admitir la ley a discusión. La que suelen llamar la menor del argumento es decir, que en la Ley del Petróleo a discusión, flotan los mismos principios básicos que informan el artículo 27, me parece haberla demostrado ya en el curso de mi peroración. Los dos principios que informan el artículo 27 constitucional en sus siete primeras fracciones son, según dejo expuesto, el uno eminentemente histórico y el otro legítimamente jurídico. El primero, que sostiene este hecho: la propiedad privada ha emanado siempre de la nación. El punto eminentemente jurídico es éste: la nación, el soberano del Estado, cualquiera que sea quien la represente, tiene y ha tenido en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que exige el interés público. Estas dos proposiciones las he dejado ya demostradas y únicamente quiero referirme, señores diputados, al tercer argumento que tengo en apoyo de la Ley del Petróleo en lo general, y ese argumento está tomado de las legislaciones de las naciones más cultas que han tratado el asunto.
Recuerdo, señores diputados, que en el año de 1920 un abogado de las compañías petroleras se expresaba más o menos en contra de México, con esta falaz diatriba: "¿Con qué derecho se despoja a los ciudadanos americanos de lo que legítimamente les corresponde? ¿Cuándo se ha visto que una garantía constitucional, cual es el derecho de propiedad, cuales son los derechos adquiridos al amparo de leyes legítimas, se viole, despojando al propietario de su posesión sin la forma de indemnización?" "Don Luis Cabrera -seguía diciendo - se apoderó de las propiedades de los americanos y los lanzó de la República en forma más o menos bochornosa. Siguiendo ese sistema, don Venustiano Carranza se apoderó de los ferrocarriles,
y ahora el general Obregón, para apoderarse de la propiedad del petróleo, ha tenido necesidad de apoyarse en un artículo que no puede tener jamás la interpretación que se le ha querido dar."
Yo comprendo, señores diputados, que, por ser este abogado de las compañías petroleras, pudiera haberse expresado de esa manera; pero si hacemos un ligero recorrido de todas las legislaciones en los países que cuentan con este elemento de fuerza y de vida, tanto económico, como político, como industrial, que es el petróleo, podemos observar que en todos ellos aun cuando no tengan un precepto constitucional que reglamentar, se ha reconocido el dominio eminente de la nación sobre el subsuelo. Cuando en Roma servía de base a sus instituciones el derecho quiritario, el dueño de la superficie era considerado también como dueño del subsuelo; pero apenas - dicen los historiadores - , apenas comenzaron a prosperar las artes y las industrias, y tuvo que darse una legislación, reconociendo que el subsuelo correspondía originariamente a la nación. En Francia, señores diputados, sacudida por el verbo ardiente de Mirabeau, en la Convención se declaró que el Estado tenía una participación muy directa sobre los combustibles minerales; y así fue como se establecieron tres impuestos: el impuesto sobre la producción, el impuesto sobre la superficie y el impuesto directo que el llamaba, o sea a regalía. Posteriormente se declaró de una manera clara y terminante en preceptos de ley, que el Estado era el único que estaba capacitado para la explotación y exploración de los subsuelos, prohibiéndose la adquisición de estos minerales combustibles a los extranjeros. Y hemos visto cómo la misma Francia, en un momento de suprema angustia, se ha apoderado hasta de los automóviles particulares, reafirmando así el supremo derecho que tiene a la vida.
Un año después, señores diputados, votada en la República Mexicana la Constitución de 17 y empapado en los mismos principios del artículo 27 constitucional, en el Parlamento inglés se declaraba una ley respecto al petróleo, que dice así en su artículo 1o.:
"Artículo 1o. Su majestad tendrá el derecho exclusivo de explorar, perforar y de extraer petróleo en el Reino Unido, y si otra persona, no autorizada por S. M., para trabajar por su cuenta, o que no tenga una licencia conforme con esta ley, y extraiga petróleo en el Reino Unido, pagará a su majestad una suma igual a tres veces el valor del petróleo extraído."
Veamos cómo los representantes del Reino Unido, basados en los mismos principios que informan nuestro precepto constitucional, comentaban este artículo que desde entonces se encuentra en vigor. El representante, señor Strong, decía así:
"Nosotros podemos tener hombres, municiones y dinero; pero si no tenemos petróleo, si carecemos de la gran fuerza motriz que él suministra, el valor de nuestras ventajas será comparativamente pequeño. Fuera del Parlamento, el proyecto de ley, ha sido muy discutido y prácticamente aceptado; por la cual juzgo innecesario extenderme en explicaciones acerca de él. Yo espero que el Parlamento se servirá aceptarlo sin pérdida de tiempo. La experiencia de otros países enseña que la presencia del petróleo en nuestro territorio desarrollaría en alta escala el espíritu de empresa, que lleva imbíbitas las grandes fuerzas de la competencia y de la especulación."
En la República del Brasil, el diputado don Leobardo Dato, en el año de mil novecientos veinte, propuso un proyecto de ley que igualmente fue aceptado y que en lo conducente dice así:
"El Congreso de Nacional, decreta:
"Artículo 1o. El gobierno federal entrará en acuerdos con los Estados o particulares con el fin de proceder a estudios y ejecutar pesquisas en los lugares en que señales inequívocas revelen la existencia de yacimientos petrolíferos.
"Artículo 2o. Verificada la existencia, capacidad económica y valor de dichos yacimientos, queda el Gobierno autorizado a explotarlos, desapropiándolos por utilidad pública, en los términos del artículo 59-F 2a. n. 4 del Código Civil."
Finalmente, señores diputados, en el año de mil novecientos veinte en la República de El Salvador se propuso un proyecto de ley, que fue aprobado y que en los artículos que tienen semejanza con nuestra actual Ley del Petróleo que está a discusión, dice así:
"El Poder Legislativo, decreta:
"Articulo 1o. La exploración de minas de petróleo y la explotación de las mismas y de industrias que se derivan de dicha explotación y le sean anexas, serán objeto de concesiones especiales que el Poder Ejecutivo otorgará, en cada caso, como mejor convenga a los intereses nacionales.
"Artículo 2o. El Poder Ejecutivo no podrá, sin embargo, otorgar concesiones a personas o compañías extranjeras, sino bajo las condiciones siguientes..." etcétera.
En la República Argentina, señores diputados, la ley de 25 de noviembre de 1887, declara que las minas pertenecen a la nación y las provincias y su propiedad es susceptible de concesión y es distinta de la del suelo. En la República de El Salvador, os acabo de dar lectura a la ley relativa. Venezuela, su Ley Minera de 30 de junio de 1891, en su artículo 1o. hace semejante declaración a la que formula en su párrafo cuarto el artículo 27 de nuestra Constitución. En Alemania, Noruega, el Brasil, Holanda y el Japón tenemos leyes enteramente semejantes. De manera que aun cuando la Ley del Petróleo, en algunos de sus artículos, en lo particular, que serán cinco, más o menos, no esté del todo ajustada a los preceptos constitucionales, y ya al discutirse en lo particular vendré a objetarla desde esta tribuna, sin embargo, en cuanto a lo general debemos aceptarla, porque, según dejo dicho, palpitan en ella los mismos principios que palpitan en el artículo 27. Y para ser consecuentes con el principio de Derecho Público, que dice que cuando la ley en lo general esté informada en los mismos principios de aquella que trata de reglamentar deberá aceptarse, creo que para no alargar más este debate y a fin de que no vayamos a dejar sin votar esta ley por falta de quórum, voy a renunciar a hacer uso de la palabra sobre otras razones más en apoyo de dicha ley.
Quiero únicamente, señores diputados, hacer referencia a lo que el compañero Israel del Castillo nos decía cuando se comenzó a discutir esta ley.
Es una ley de gran trascendencia para la vida económica, política y aun jurídica de la República Mexicana y debemos recordar que precisamente por eso puede engendrar un peligro para la estabilidad de nuestras instituciones y más aún: puede engendrar un peligro para nuestra propia nacionalidad, porque es bien sabido, decía el diputado Israel del Castillo, que todo descubrimiento científico o industrial de gran importancia ha traído siempre como consecuencia una guerra mundial o un trastorno en la sociedad. Que el monje aquél que descubrió la pólvora fue el que dio un golpe de muerte al feudalismo; que el que logró colocar una aguja imantada sobre un punto de apoyo fue el que descubrió todos los imperios occidentales, y que todo esto podría traer mucho peligro, porque el petróleo, a la vez que es una fuerza, que es una energía, es un elemento de vida nacional. No creo yo, señores diputados, que exista ese peligro a que se refirió el compañero Israel del Castillo; pero suponiendo que existiera, nosotros debemos afrontar este problema nacional con toda entereza y valor: Por algo esta Cámara Nacional está compuesta de elementos jóvenes y elementos revolucionarios, y ya sabemos que las instituciones viejas se dan de mano para traer a las instituciones nuevas; que lo mismo que sucede con las instituciones sucede con los hombres: los hombres viejos son dejados atrás y los hombres nuevos son llamados a la arena. La sociedad, señores diputados, espera de nosotros que se salve el principio de nacionalismo al votarse esta Ley del Petróleo, y debemos salvarlo, porque de lo contrario, defraudaríamos los intereses de toda la República Mexicana, y la República Mexicana está acostumbrada a ver la idea nueva en la frente joven, en el joven a toda la juventud y en la mayoría la esperanza de la patria. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano diputado Murguía.
El C. Murguía Salvador: Señores diputados:
El proyecto de ley a debate es, indiscutiblemente, uno de los más importantes que se han presentado a la consideración de esta honorable Asamblea, porque lleva por objeto la resolución de un problema esencialmente político, económico e internacional, de cuya sabia o torpe resolución depende en mucho nuestra propia nacionalidad. No creo necesario venir a esta tribuna a disertar sobre el derecho que al nación tiene para imponer modalidades al régimen de la propiedad, porque este principio - como dicen bien en su dictamen las comisiones unidas del Petróleo - es un principio admitido por todos, que ha venido a constituir un verdadero axioma jurídico. Tampoco creo necesario venir a disertar sobre la importancia que para las naciones imperialistas tiene el acaparamiento del mazú y demás derivados del petróleo, porque todos sabemos que la victoria de las naciones aliadas sobre los imperios centrales fue la victoria del petróleo, ya que por medio de él los aliados pudieron auxiliar ventajosamente sus frentes debilitados, transportando tropas e implementos de guerra en enormes camiones, minuto a minuto, merced al petróleo proporcionado por Estados Unidos. Sí, señores diputados; al día siguiente del armisticio de 1918, el multimillonario y sabio inglés lord Curson dirigía a los miembros de las conferencias interaliadas del petróleo estas significativas palabras "Los aliados caminaron a la victoria sobre olas de petróleo". Tampoco creo necesario venir a disertar sobre la influencia que el petróleo a tenido en nuestro adelantos modernos y en nuestra compleja estructura social actual, porque este asunto es de sobra conocido y todos sabemos que la futura prosperidad comercial e industrial del mundo será del país que logre acaparar el mayor número de fuentes de producción de este maravilloso combustible.
Así pues, creo que nuestra discusión debe concretarse a comprobar si el sistema propuesto por las comisiones del Petróleo, es el que conviene a la nación para poner un hasta aquí a nuestras dificultades económicas internacionales y abrir un sendero amplio y patriótico para el desarrollo de nuestra enorme riqueza nacional, en beneficio de nosotros mismos y en beneficio de las energías y de los capitales invertidos en ella, sin menoscabar un ápice nuestros principios avanzados y cristalizados en la carta magna de Querétaro. No es mi deseo, no es mi intención venir a impugnar la ley en lo general; tan sólo deseo que algunos miembros de las honorables comisiones unidas del Petróleo se sirvan, para ilustrar más mi criterio, para ilustrar más el criterio de esta Asamblea, se sirvan exponernos cuál es el sistema por ellos propuesto para la resolución de los tres primeros puntos principales que, en mi concepto, encierra la reglamentación del artículo 27, en lo relativo al petróleo, y son: primero, titulación - en esto va involucrado el sistema de exploración, de localización, de perforación y explotación del petróleo - ; segundo, impuestos; tercero - éste es el más delicado de los que deben de ser tratados en la ley - : la protección de los "derechos adquiridos" e "intereses creados." Y aquí también va incluído lo que las comisiones unidas del Petróleo entiendan en este caso concreto por "derechos adquiridos" e "intereses creados", tanto en cuanto a los superficiarios, como a los industriales petroleros. Tomaré parte en la discusión de la ley en lo particular y adoptaré el sistema de interpelaciones que es, en mi concepto, el que más fácilmente mantiene la atención de la Asamblea y puede ir marcando, punto por punto, los artículos de la ley. Así, pues, para terminar, ruego a alguno de los honorables miembros de las comisiones se sirva contestar mis tres preguntas anteriores.
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Puig y Casauranc, en nombre de las comisiones, para contestar al ciudadano Murguía.
El C. Puig y Casauranc José Manuel: Señores diputados: Como miembro de las comisiones del Petróleo, voy a responder a las interpelaciones del compañero Murguía, interpelaciones inspiradas en el más sano propósito del amplio conocimiento de la ley y del deseo de trabajar; pero antes debo manifestarle, sinceramente, que las comisiones del Petróleo, al presentar el proyecto de ley, no traemos el más insignificante amor propio vinculado a ese proyecto; que sabemos perfectamente que muchos de sus artículos adolecen de deficiencias o de verdaderos defectos; que este proyecto de ley que resuelve de un modo definitivo y completamente satisfactorio para la soberanía nacional y para
el decoro patrio los problemas de orden político e internacional relacionados con el artículo 27, posiblemente en sus aspectos netamente técnicos o en el articulado que se refiere a los distintos intereses que están envueltos en la cuestión del petróleo, no resuelva satisfactoriamente todos los puntos; pero los miembros que formamos las comisiones del Petróleo, no quisimos dar a esta Asamblea el espectáculo poco agradable de votos particulares en asuntos de interés secundario o de interés particular. Estando todos perfectamente de acuerdo en los principios fundamentales y con respecto al espíritu del artículo 27 que traduce este proyecto de ley, quisimos reservar a la Cámara de Diputados la discusión amplia y minuciosa de cada artículo y someternos con toda atención a los dictados de la mayoría de esta Asamblea, motivo por el cual ni siquiera los que formamos parte de las comisiones del petróleo, quisimos presentar este proyecto al Bloque Cooperatista, de que formamos parte; porque pensamos que una materia de interés nacional, como es la Ley del Petróleo, debía presentarse a la Cámara de Diputados y no traer de antemano un voto formulado en un sentido o en otro, para cada uno de sus artículos, sino solicitar la cooperación de todos los hombres honrados y patriotas que forman esta Asamblea. Queremos significar con esto que los miembros de la comisión no estamos casados, como vulgarmente se dice, con ninguna de las ideas que expresamos en los artículos que forman este proyecto y que, a su debido tiempo, las mismas comisiones presentarán modificaciones a algunos de sus artículos que, desde el tiempo en que este proyecto fue formulado hasta ahora, se nos han ido presentando por distintos compañeros y en ocasiones por distintas secretarías de Estado.
Los puntos a que se refieren las interpelaciones del ciudadano Murguía son, si no recuerdo mal, el capítulo referente a la titulación, en el que está involucrado, decía el, el sistema de exploración, de localización, de perforación de pozos y de explotación de aceite. El capítulo relativo a impuestos y, por último, la protección a los derechos legítimamente adquiridos o a los intereses creados tanto en lo que se refiere a los superficiarios como a las compañías petroleras. Desde nuestra "exposición de motivos" procuramos establecer con toda claridad esos tres puntos a que se refiere el compañero Murguía, y aunque en el capítulo de la titulación, nuestro proyecto, en el sentir de algunos compañeros, no expresa con perfecta claridad lo que a exploración se refiere, ello fue debido a que los miembros que formamos parte de la Comisión del Petróleo creemos que el derecho de explorar sin términos precisos para la perforación, no confiere derechos reales que deban ser respetados, sino que la palabra "exploración" y los permisos para exploración superficial, de que tanto se ha abusado en el pasado y en el presente, son una de las causas fundamentales del acaparamiento de las tierras petroleras y, por lo mismo, todo nuestro empeño fue el definir y precisar los términos de explotación, considerando la exploración petrolera como una preparación forzosa de la explotación, porque el compañero Murguía sabe que en materia de petróleo, donde hasta los informes de los geólogos más autorizados, son castillos en el aire en tanto que no brote en aceite, lo único preciso, el único sistema indudable de exploración lo constituye la perforación de un pozo; y como la perforación de un pozo, salvo casos excepcionales, no puede ser materia de un sondeo de poco costo, sino que, desde que inician, es acompañada siempre de las obras necesarias para la explotación del petróleo, si el petróleo se obtiene, pensamos nosotros que, reglamentado lo que se refiere a explotación, no caíamos en el peligro de conceder derechos por lo que a exploración se refiere; exploración que, en muchos casos, como antes decía, sólo ha servido para acaparar enormes extensiones de terrenos, llamando exploración al recorrido fantástico de algún geólogo que va a explorar el arroyo, que explora los campos y hace un día de campo o un pic - nic en un chapopotero. Estos trabajos de exploración no nos parecieron suficientemente serios para que la nación por ello se considerada obligada a respetar derechos, y en nuestro proyecto de ley consideramos que lo único que verdaderamente tiene importancia, vale y merece ser protegido, es la exploración cuando ha sido acompañada de inversión verdadera, de propósitos de verdadera explotación, para lo cual se ha llegado, en la inmensa mayoría de los casos, o a la explotación, es decir, a la perforación de un pozo y al dispositivo de todos los aparatos para el caso, o por lo menos, a la preparación de máquinas y artefactos para obtener petróleo. De otra manera, casi todo el territorio nacional tendría derechos adquiridos, porque es raro el Estado que no haya sido recorrido por geólogos, merced a permisos de exploración superficial; pero esto será en materia de la discusión en lo particular.
El segundo punto, que se refiere a los impuestos, es, desde ahora, confieso, uno de los puntos débiles de la ley a debate; pero esto tiene una explicación que la sinceridad de las comisiones obliga a expresar a la Asamblea: la materia de impuestos, la materia fiscal, es verdaderamente la palpitante en los asuntos del petróleo. Cuando este proyecto se formuló había en la Cámara y fuera de ella serias resistencias para que la Ley del Petróleo se trajera a debate; había enormes intereses enfrente de la reglamentación del artículo 27 en el ramo del Petróleo; y la Cámara de Diputados tuvo oportunidad de ver en una sesión solemne que hasta alguna manifestación de orden internacional se hizo en cuanto se anunció el debate de la cuestión petrolera. Y si los miembros de la comisión, que no todos tenemos en materia fiscal el mismo criterio, nos hubiéramos atenido a esperar una uniformidad y determinado criterio en lo que se refiere a impuestos o a esperar una situación internacional favorable para la presentación de esta ley, no sólo no habríamos podido presentar un dictamen firmado por todos los miembros de las comisiones, sino que indudablemente el Ejecutivo mismo, viendo la anarquía dentro del seno de las comisiones no habría aceptado nunca convocar a la Cámara de Diputados para la resolución de este problema en el período extraordinario, como era absolutamente indispensable para las necesidades del país. Por esto el capítulo que se refiere a impuestos es verdaderamente vago en la ley; ni siquiera señalamos cuántas clases de impuestos sobre el petróleo habrá; comprendemos que es perfectamente deficiente este punto,
pero ya algunos miembros de las comisiones hemos estudiado con toda atención esta parte del proyecto de ley, y en su oportunidad presentaremos modificado el artículo y oiremos con todo gusto la opinión respetable de los compañeros. Pero lo interesante era presentar un proyecto de ley, era traer a debate, antes que llegara el período de septiembre que tendrá que ser un período eminentemente político y no un período legislativo, la resolución de este problema fundamental para la vida nacional, y hay que decirlo con toda claridad, indispensable de reglamentar para los intereses económicos del Gobierno actual, porque, señores diputados, la falta de reglamentación del artículo 27 que en el pasado pudo provocar serios transtornos internos y exteriores, en la actualidad es fuente de graves perjuicios de orden económico, y la explicación es muy sencilla: quizá el ochenta por ciento de los terrenos contratados antes de 1917, de aquellos terrenos de los que se ha estado de acuerdo en respetar los derechos adquiridos, quizá el ochenta por ciento de esos terrenos están agotados ya, y el veinte por ciento que resta, que pueden considerarse como terrenos de ventura; y todos los demás contratos posteriores a 1917 no quieren, lógicamente, ser explotados por las compañías petroleras porque éstas, en justa defensa de sus intereses, necesitan saber qué garantía tendrá el capital que inviertan y por eso desde hace algunos meses se viene notando el grave fenómeno del decrecimiento de la producción nacional, no porque esté exhausto nuestro subsuelo, sino porque los terrenos explotados por contratos anteriores a 1917 han sido gastados ya y los terrenos en que tienen las compañías grandes esperanzas no empezarán a ser explotados en tanto no se reglamente el artículo 27. Por ese motivo la reglamentación de este artículo es un imperativo categórico de orden económico, ya que siempre lo había sido de orden político. Esta protección a los derechos adquiridos sobre la que pregunta el compañero Murguía, derechos del superficiario, derechos de las compañías petroleras y qué se entiende por derechos adquiridos, todo está con bastante claridad expresado en la ley que hoy se presenta a debate y en el curso de cada uno los artículos que se refiere a estos intereses anteriores o posteriores a la Constitución de 17 y a intereses del superficiario y de las compañías petroleras, procuraremos definirlo exactamente - para lo cual presentaremos una modificación muy esencial en el artículo que se refiere a las concesiones otorgadas en terrenos baldíos o nacionales - cuáles son los que se consideran derechos - derechos por un acto generoso de la nación que no considera indispensable para su desenvolvimiento ir al despojo de las inversiones que hayan sido hechas con perfecta buena fe - ; pero, como decía, en la discusión en lo general de este proyecto de ley, todas estas observaciones de orden particular verdaderamente huelgan; lo que nos interesa saber si la necesidad política exige la reglamentación del artículo 27 en el ramo del Petróleo; si el momento es oportuno para intentar esta reglamentación; si los compromisos de orden económico exigen que esta reglamentación se haga cuanto antes. Y en lo que se refiere a todos estos puntos, estoy cierto de que la Asamblea tiene que convenir con la comisión en que no podría haberse escogido momento más oportuno para lograrlo. Desde luego, la penuria del Erario nacional que va a acentuarse en el segundo semestre de 1923 si para entonces no está reglamentado el artículo 27 en lo que se refiere a petróleo, hace de perfecta necesidad el que la Representación Nacional, que acaba de aprobar un compromiso de honor que devuelve el crédito financiero a la República, busque los elementos financieros para que el Gobierno pueda cumplir con esos compromisos. Firmando el convenio De la Huerta - Lamont y sin elementos para poder cumplirlo en el año próximo, sería letra muerta todo lo firmado, y los esfuerzos del Gobierno para la rehabilitación económica de México en el exterior vendrían abajo y no podría cumplirse si no se define de una buena vez cuáles son los terrenos en los que de modo indubitable pueden las compañías petroleras hacer inversiones de capital sin temor a futuros despojos. Pero no sólo es el problema de orden económico el que hace imperiosa y verdaderamente categórica la reglamentación del artículo 27 en el ramo del Petróleo; desde el principio los miembros de las comisiones hemos insistido en que éste es un problema esencialmente político, y no hace todavía una semana que tuve ocasión de comprobar plenamente que el problema petrolero en la actualidad para todos los países es un problema el más alto de política internacional, leyendo una de las concesiones que el Gobierno de la Rusia soviet dió a compañías petroleras y en el caso de la Sinclair Oil Company para explorar y explotar petróleo en la parte Norte de la Isla Sakhaline. Se consideró de tal manera fuerte, transcendental, el petróleo en los asuntos de política internacional, que el Gobierno de la Rusia soviet, con una comprensión clara e inteligente de su verdadero papel como Gobierno de un país que tiene la riqueza más grande de los tiempos presentes, puso en el artículo de las concesiones a la Sinclair Oil Corporation los siguientes artículos que son la verdadera clave de la significación política que puede tener la reglamentación de la Ley del Petróleo. Dice el artículo 3o. de la concesión dada a la Sinclair en la Isla Sakhaline:
"El Gobierno, por medio de un aviso telegráfico a la compañía, se reserva el derecho de cancelar esta concesión dentro de los primeros cinco años, a contar desde el día en que se firme este arreglo suplementario, si el Gobierno de los Estados Unidos de América llegara a celebrar con algún otro Gobierno cualquier pacto que amenace la integridad territorial o menoscabe la soberanía de la República del Lejano Oriente o de la República Federal, Socialista Soviet de Rusia; o si el Gobierno de los Estados Unidos de alguna manera efectúa actos claramente hostiles que amenacen la integridad territorial o la soberanía de la República del Lejano Oriente o de la República Federal, Socialista Soviet de Rusia."
Y hay un artículo cuarto en esa concesión que todavía es más trascendente y que fija de una manera más clara todavía la importancia definitiva de los intereses petroleros en la política internacional: "Artículo 4o. El Gobierno, por medio de un aviso telegráfico a la compañía, se reserva el derecho de cancelar esta concesión si después de cinco años contados desde la fecha en que se firme
este arreglo suplementario, no se han establecido relaciones oficiales normales entre el Gobierno de los Estados Unidos de América y la República del Lejano Oriente en la forma de un reconocimiento de jure del Gobierno de la República del Lejano Oriente por parte de los Estados Unidos de América"
Es decir, señores diputados, que el asunto del petróleo es de tal naturaleza grave y tiene tanta significación en la vida política de los pueblos, que Rusia, dando un ejemplo verdaderamente inteligente y glorioso a los pueblos débiles, ha llegado al extremo de usar de las organizaciones capitalistas como socios, como agentes gratuitos para gestionar cerca de un gobierno eminentemente capitalista el respeto y el reconocimiento de los derechos del pueblo ruso. Esto quiere decir también, señores diputados, que una reglamentación hábil, nacionalista y patriótica de las leyes del petróleo puede venir a asegurar el statu político internacional de México y a eso tendemos, y la comisión espera y espera fundadamente que el patriotismo de los señores diputados la acompañará para cumplir satisfactoriamente su deseo. (Aplausos.)
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa Luis en pro.
El C. Espinosa Luis: Señores diputados: Ha llegado el momento en que la Cámara de Diputados se ocupe del problema más trascendental para el país . El compañero José Manuel Puig y Casauranc, miembro de las comisiones dictaminadoras, ha manifestado a vuestra soberanía que el problema del petróleo es el problema político de mayor importancia para la República. Esto no necesita repetirse, porque de seguro flota en la conciencia de todos vosotros. Aparejado al problema político, casi con la misma magna importancia aparece el problema económico, íntimamente relacionado con el primero.
Si estamos compenetrados de que el problema del petróleo es la vida o la muerte de la independencia de nuestro país, yo no veo, ciudadanos representantes, el afán de aplazar todavía, una vez más, la reglamentación de el artículo 27 en la parte relativa al petróleo, reglamentación aplazada, no por una, sino por dos, por tres, por cuatro y hasta por cinco veces.
Haciendo a un lado estas consideraciones de orden político, yo quiero llevar a la conciencia de la Asamblea este concepto, esta verdad irrefutable: los proyectos de ley se discuten o, mejor dicho, se atacan en lo general, para conseguir una de estas dos finalidades: o bien que no se dé la ley porque no convenga, o porque se persiga la modificación de los postulados esenciales que tienen relación íntima con todo el cuerpo de la ley. ¿Por qué? Porque modificándose estos artículos fundamentales, se modifican al mismo tiempo todos los demás artículos que pudiéramos llamar tributarios, y así se ahorra tiempo y se hace una ley de manera consciente y fácil.
Estos son, en concreto, los dos únicos motivos que pudieran invocar los del contra para seguir combatiendo este proyecto de ley reglamentaria en lo general. No puede invocarse en el presente caso la conveniencia de no expedir la ley, porque es una necesidad suprema para el país expedirla; tampoco puede invocarse la necesidad de modificar fundamentalmente algunos de sus artículos para modificar también de manera automática la mayor parte de los otros, porque el proyecto presentado por las comisiones es la síntesis de cinco o seis proyectos elaborados desde la XXVIII Legislatura, por la Cámara de Diputados.
Este proyecto de ley, como lo confiesa con toda honradez la misma comisión, tiene muy grandes lagunas, encierra muy grandes deficiencias. Y es natural, señores: se trata de legislar sobre una materia importantísima, sobre algo de que no hay antecedentes en nuestro país; y si este asunto, pues, es importante y es completamente nuevo entre nosotros, natural y explicable es, señores compañeros, que adolezca de todos esos defectos. Yo nunca he creído que la reglamentación más o menos correcta del artículo 27 en lo relativo a petróleo pueda salir de una manera perfecta del seno de las comisiones dictaminadoras; esta reglamentación tiene que ser labor colectiva, labor de la mayor parte de los ciudadanos representantes que pongan en ella toda su buena voluntad y todo su patriotismo.
Por fortuna, a través de los cinco años en que se ha venido tratando este asunto dentro de la Representación Nacional, algunos compañeros ya se han especializado en la materia. Puedo desde luego citar entre los que recuerdo de momento a Céspedes, a Israel del Castillo, a Vasconcelos, a Gómez Campos, al compañero José Manuel Puig y Casauranc, a Barón Obregón, al ingeniero Certucha, al compañero Murguía, al compañero Aquilino Rama, al compañero Ollivier y a algunos otros.
Es natural, señores representantes, que ya este contingente, que el concurso de tantos compañeros resulte valioso y nos permita hacer una ley reglamentaria más o menos aceptable, y digo más o menos aceptable, porque no podemos tener la pretensión de dar una ley reglamentaria definitiva, una ley reglamentaria perfecta e impecable de una sola vez; lo que debemos hacer nosotros es tener la conciencia de que esta ley debe darse y el valor civil suficiente para darla con todos los defectos que pueda tener. ¿Por qué? Porque no es una ley que no pueda modificarse. Así como este congreso, el XXX, el XXXI, o algún otro, de acuerdo con las necesidades del momento, podrá reformar la ley reglamentaria. Esta ley, por su misma naturaleza, por la industria que reglamenta, estará perennemente sujeta a continuas modificaciones. La política mundial y las necesidades del país exigirán modalidades constantemente a esa ley. Si éstas son, pues, verdades innegables, yo invito a los estimados compañeros que quieran combatir esta ley en lo general, a que no lo hagan y que en obvio de pérdida de tiempo la aprobemos desde luego, ofreciéndoles unirme a ellos para atacarla cuando se discuta en lo particular, ya que no estoy conforme con la mayor parte de sus artículos, en algunos por el fondo y en otros por la forma.
Por lo que hace al fondo general del dictamen, declaro con verdadera satisfacción que es el que más se asemeja, es, casi pudiera decir, un dictamen gemelo al voto particular que tuve la satisfacción de presentar ante la XXXIX Legislatura; esto lo hago notar, no porque me envanezca tal coincidencia, sino porque veo que en contra de lo que algunos
compañeros, probablemente para los que no soy grato, aseguran; mi labor modestísima dentro de esta Cámara, al fin viene coronándose con le éxito; en contra de los ataques de que se me hace blanco de cuando en cuando, yo compenso estas amarguras de mal compañerismo con el dulce sabor del triunfo que gozo a solas. ¡Cuántas veces se me ha atacado de una manera ruda y, en mi concepto, injusta!
Yo recuerdo en estos momentos la vehemencia con que Vásquez se oponía a la promulgación de la Ley de Amnistía, ley tan humana y tan necesaria en los momentos en que yo la presente a vuestra soberanía. Sois testigos de que sin modificaciones esta Cámara y la colegisladora le hicieron el honor, a mi modesto proyecto de ley, de aceptarlo. Poco después vino la discusión borrascosa, durante un día entero, de los artículos reglamentarios del Presupuesto de Egresos. Todos vosotros también sois testigos de que con la tenacidad de que me caracteriza cuando creo defender algo que es justo y noble, ataqué rudamente aquellos artículos y de que muchos de vosotros estuvisteis en pro. ¿Para qué? Para hacerme justicia al día siguiente, justicia que yo he agradecido en todo lo que vale. Y lo mismo podría decir del problema del agua en la ciudad y de la huelga última de tranviarios, que fue resuelta por el ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público, precisamente tal como yo lo había predicho desde esta tribuna.
No quiero cansar más vuestra atención sobre el particular; el proyecto de ley que vamos a discutir es aceptable en la mayor parte de su fondo y malo muy malo en su forma, en la que tiene cosas tan inconsecuentes como esta: al final, casi en el apéndice, se encuentra el artículo relativo que declara la industria del petróleo de utilidad pública. Esta declaración, que es la consagración de un precepto constitucional, debe figurar en el 2o. o 3er. artículo del cuerpo de la ley reglamentaria. Tiene entre otros artículos defectuosos, el que se refiere a la adquisición del derecho para explotar petróleo por concesión sin previo denuncio, como estaba en el proyecto de reglamentación anterior. Esto es de una capital importancia, como lo demostraré en su oportunidad. En este momento no hago más que señalar los errores más grandes que en mi concepto encierra este proyecto de ley reglamentaria; tiene otros artículos inconvenientes como este, que, de seguro, la Asamblea los votará en contra: el de forzar e intensificar la producción dentro del término de dos años. Esto es completamente antieconómico e inconveniente, como lo probaré también en su oportunidad. Tiene, además, el relativo a la confirmación de los derechos sobre concesiones anteriores a la Constitución de 17, artículo defectuoso que consagra una confirmación, pero que la consagra a medias, en una forma relativa, que desde luego ya no es una confirmación; las confirmaciones deben entenderse absolutas, que ratifican todas y cada una de las partes de las concesiones otorgadas, y aquí no pasa eso. Hay concesiones otorgadas para explotar yacimientos petrolíferos que no tienen término ninguno, y esta ley reglamentaria les impone un término de treinta años; este artículo, el de las confirmaciones, es una contradicción, es una violación a esas concesiones anteriores hechas por los gobiernos de México.
Hay otros artículos que tienen una trascendencia capital, aunque aparentemente no parezca; me refiero al artículo que concede al Ejecutivo de la República facultades para hacer una sobrerreglamentación de la ley que nosotros vamos a expedir. Esto es de capital importancia: o se trata de darle facultades extraordinarias al Ejecutivo en el ramo de Industria y Comercio, o se trata de una redundancia que ya nos aclarará en tiempo oportuno la muy estimable comisión. Pudiera ser una redundancia, pero entonces con suprimir el artículo, quedará remediado este mal; si, por el contrario, se trata de darle facultades extraordinarias al Ejecutivo por medio de este artículo, aquí estaremos nosotros, los enamorados de las facultades de esta Cámara para rechazarlo. (Aplausos.)
Termino, ciudadanos compañeros, pidiéndonos que aprobéis el dictamen de las comisiones en lo general, ya que carece de todo objeto seguirlo discutiendo, seguros de que yo estaré con vosotros cuando se discuta en lo particular.
El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Barón Obregón.
El C. Barón Obregón: Señores diputados:
Traía una serie de anotaciones para producir una requisitoria a los comisiones unidas del Petróleo acerca del dictamen que han presentado a vuestra consideración, pero las palabras consoladoras del estimable compañero diputado doctor don José Manuel Puig y Casauranc me han convencido de que a la Asamblea sólo se le ha presentado un verdadero esqueleto que ha sido desmenuzado ya interiormente en el fuero de las propias comisiones, porque ellas solas han quedado convencidas de la inutilidad del proyecto y solamente como un verdadero cuerpo en conjunto podría la Asamblea votar afirmativamente este proyecto de ley, este proyecto de ley que no resuelve absolutamente nada en los problemas que están latentes y que están presentes a la vida y que puede cualquiera de ustedes comprobar en la zona petrolera, la zona que va a ser realmente la afectada por esta reglamentación del artículo 27 constitucional.
El señor doctor Puig y Casauranc tiene en sus manos cerca de treinta y tantas modificaciones que le ha hecho anteriormente, como decía, en familia, la comisión, y solamente porque es la voz de uno de los miembros de la comisión, solamente quisiera yo interpelar a uno también de los muy distinguidos colaboradores de esta ley, de este proyecto que se ha presentado a vuestra consideración, al ciudadano diputado don Aquilino Emilio Rama, para ver si también está de acuerdo con todas esas modificaciones que ya el señor Puig y Casauranc ha presentado y ha expuesto a esta honorable Asamblea, a fin de que entonces sí no perdamos el tiempo, porque yo no puedo nunca venir a esta tribuna a oponerme a la legislación de algo verdaderamente trascendental, verdaderamente importante para la nación y muy especialmente para el distrito que tengo el honor de representar. Por ello, por conocer justamente si las comisiones están realmente unidas, si las comisiones marchan con el mismo criterio, y para evitar mayores discusiones
y poder después exponer humildemente a ustedes algo que puede ser simplemente una visión de lo que está sucediendo por allá, por ello quiero oír la opinión del distinguido diputado don Aquilino Emilio Rama, para así definir mi actitud en las discusiones, que seguramente vendrán bastante reñidas, en el artículo de esta ley. Interpelo, pues, al compañero Emilio Rama, a fin de que nos exponga su criterio.
El C. Rama Aquilino Emilio: Para contestar la interpelación, señor presidente.
El C. presidente: Tiene usted la palabra .
El C. Rama Aquilino Emilio: Señores diputados, señor diputado Barón Obregón: (Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna!) Es una interpelación; yo creo que la puedo contestar desde mi lugar. Debo manifestarle..... (Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna!) Señores diputados: Contesto al señor diputado Barón Obregón en la interpelación que acaba de hacerme y digo que si él cree que las modificaciones que puede admitir la Comisión del Petróleo y que están en manos del compañero Puig y Casauranc, son de aquellas modificaciones que pudieran llamarse de fondo, está en un error. Las comisiones del Petróleo harán a su dictamen modificaciones de mera forma, de carácter netamente secundario; por ejemplo: que un plazo es de dos años y se aumenta a tres o a cinco años; que la limitación del fundo varía de una escala a otra; pero, substancialmente, en cuanto al fondo, creo que ninguno de los señores miembros de las comisiones del Petróleo, después de haber firmado un dictamen de la trascendencia como lo es del petróleo, venga a modificar su criterio. Indudablemente, señores, que el desconocimiento de determinados datos estadísticos, porque todos vosotros sabéis cuán deficiente es la labor estadística en México en materia de petróleo, podrá hacer a nosotros, los miembros de las comisiones, que varíemos determinados datos que nosotros mismos desconocíamos o que conocíamos de una manera incorrecta; pero en aquello que se llama la parte toral de esta ley, lo que constituye su médula, señores, eso es el fruto de un pensamiento muy largo, es el fruto de una meditación muy profunda, y no creo que vayamos a modificarlo a vuela pluma. Por eso, después de que este dictamen ha sido brillantemente fundado por el compañero Puig y Casauranc, después de que lo apoyó el señor licenciado Gómez Campos, después de que el señor Espinosa creyó que era hermano gemelo del voto que él presentó, y que nosotros decimos que esta muy lejos de tener esa similitud que él encuentra, después de que algunos compañeros lo han impugnado, yo creo, señores diputados, que es una materia demasiado seria, que es una materia demasiado trascendente para que la pasemos así como quiera. En consecuencia, el compañero Barón Obregón debe objetarnos; nosotros estaremos aquí para contestarle. Naturalmente, haremos lo posible por sostener nuestro dictamen, señores; pero si se nos aporta una nueva luz, si se nos trae un nuevo conocimiento, nosotros seremos los primeros en aplaudirlo. Queremos la lucha, la lucha patriótica, la lucha que lleve a todos nosotros al convencimiento de que hemos hecho algo saludable para el país. No queremos que pase a vuela pluma; yo exhorto a los compañeros a que vengan aquí con todo entusiasmo a discutir un problema de tanta trascendencia para la patria. Así es que contesto al ciudadano Barón Obregón diciéndole, que si sus objeciones son de fondo, puede hacerlas, porque hasta estos momentos las comisiones del Petróleo no tienen en cartera sino modificaciones de mera forma.
El C. presidente: Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Barón Obregón.
El C. Barón Obregón: La exposición del ciudadano diputado Rama viene a darnos, precisamente la clave de este asunto: al presentarse esta ley a discusión, dos caminos quedan a la Cámara de Diputados, y de ello, seguramente, los honorables miembros de esta Asamblea tendrán que estar convencidos y dar un voto verdaderamente consciente. El Reglamento interior de esta Cámara señala que, cuando un proyecto de ley es presentado en un período, sea ordinario o sea extraordinario, se discuta en lo general, se consulte a la Asamblea si ha lugar a votar, y si la Asamblea contesta negativamente, este proyecto puede seguir dos caminos: desecharse, o pasar nuevamente a comisión. Como todo esto sería materia de pérdida de tiempo, y como la nación, especialmente en estos momentos, requiere la atención de esta Asamblea para dictar una ley que es indispensable para la vida de la propia nación, el diputado por el distrito petrolero de Tuxpan, no puede nunca venir a objetar una ley si no es con fundamentos, y voy a hacer una exposición breve de estos razonamientos que acabo de apuntar.
La ley - tipo, la ley ideal que podría dar esta Asamblea, sería aquella que resolviera los tres períodos de la vida, del desarrollo de la industria petrolera en la nación mexicana: el primer período, comprendido antes de la vigencia de la Constitución de 1917; el segundo período, comprendido desde la promulgación de la Constitución vigente hasta la fecha en que estamos precisamente proponiéndonos reglamentar este artículo; y la tercera fase, a partir de esta reglamentación, para el futuro. Es precisamente como se marcan las dificultades en la zona petrolera, ciudadanos diputados, es precisamente el problema que encuentra cada uno de los habitantes de aquella región; es el problema que encuentran tanto las compañías petroleras, cuanto los pequeños y los grandes propietarios de aquella zona petrolera; es la pregunta que se hacen: ¿cómo vamos a quedar todos aquellos que nos hemos colocado en cualesquiera de esos tres periodos de la vida y desarrollo de la industria petrolera nacional? Podría preguntar a las comisiones si creen de una manera cierta y franca que este proyecto presentado a la consideración de esta Cámara, resuelve cada una de esas fases; pero no habrá necesidad, y solamente un análisis minucioso y somero de este proyecto, nos vienen a dar la clave justamente de este problema que tenemos a la vista; pero como acabo de manifestar a ustedes, el camino que queda a esta Asamblea es votar negativamente esta ley o aprobarla en lo general y trabajar en este período.
Si votamos negativamente esta ley, seguramente que el mismo Reglamento interior de la Cámara obliga a la Asamblea a permanecer ociosa en todo el período, porque, por Reglamento, no podrá entrar
nuevamente esta ley a discusión durante este mismo período de trabajo; en consecuencia, ciudadanos diputados, en tesis general, la ley conviene con cada uno de los puntos nacionalistas que persigue cada uno de vosotros como revolucionarios; la ley conviene en cada uno de estos puntos, también con algunos de los postulados que sostenemos los que vivimos en aquellas regiones; pero desmenuzada ya esta ley en lo particular, seguramente que está afectada de grandes vicios, que tendremos que señalar, y para no entorpecer con una discusión en lo general que tenga mayor extensión, para no entorpecer, precisamente las funciones de estas Cámara, me veo en la necesidad de renunciar a atacar la ley en lo general, para ir al grano, para ir punto por punto, cuando sea necesario, detallando y dando luces en lo poco que pueda yo proporcionar a esta Asamblea. Por eso, ciudadanos diputados, creo necesario que la Asamblea debe votar afirmativamente esta ley, no porque la ley resuelva, no porque el proyecto presentado por la Comisión resuelva de una manera franca y sincera los problemas que tenemos a la vista, no, señores; sino por la necesidad que hay de trabajar, por la necesidad precisamente de dar una ley a la nación, como es la del petróleo, que está pidiendo desde hace muchísimo tiempo, porque no ha habido una Cámara bastante revolucionaria, bastante fuerte, para oponerse a todas las triquiñuelas internacionales y presentar un espectáculo verdaderamente patrio. Por eso, ciudadanos diputados, es necesario votar esta ley en lo general, y tendremos todo el tiempo necesario también para discutir punto por punto, cada uno de los postulados que ella señala, y entonces mi estimado amigo, el señor diputado Rama, se convencerá de que hay diferencia en el criterio de la comisión que ha presentado este proyecto de dictamen; que hay, probablemente desde el primer artículo, ya una pequeña diferencia que va a notar el señor compañero Rama, y la Asamblea, en este caso, podrá conocer de una manera franca y sincera, cual es la verdadera situación del problema petrolero y cuál es la verdadera situación de la acción gubernamental que en estos momentos está siguiendo el Gobierno en favor o en contra de la legislación petrolera. Pido, pues, a la Asamblea que, en obvio de tiempo y de dificultades y para no perder este período extraordinario, vote inmediatamente la ley, vote por la afirmativa, para poder a continuación trabajar en lo particular. (Aplausos.)
El C. presidente: No habiendo oradores inscriptos en pro, se concede la palabra en contra al ciudadano diputado Cerecedo Estrada.
El C. Cerecedo Estrada Daniel: En vista de las razones que ha expuesto la comisión y el ciudadano diputado Barón Obregón, me reservo para atacar en lo particular la ley, en el transcurso de los debates.
El C. Barón Obregón: No habiendo oradores inscriptos ni en pro ni en contra, en votación económica se pregunta si está suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Suficientemente discutido. En votación nominal se consulta a la Asamblea si ha lugar a votar en lo general. Se va a proceder a recoger la votación nominal. Por la negativa.
El C. Barragán Enrique: Por la afirmativa.
(Se recoge la votación.)
El C. secretario Barón Obregón: Votaron por la afirmativa noventa ciudadanos diputados; en consecuencia, no hay quórum.
El C. presidente, a las 18.36: Se levanta la sesión y se cita para el próximo lunes, a las diez y seis.