Legislatura XXX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19230309 - Número de Diario 16

(L30A1P1eN016F19230309.xml)Núm. Diario:16

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 9 DE MARZO DE 1923

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO I. - PERIODO EXTRAORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO I. - NUMERO 16

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 9 DE MARZO DE 1923

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Se concede licencia al C. diputado González Julián S. Rinde la protesta de ley el C. Apolonio R. Castro, diputado suplente por el 2do. distrito electoral de Sonora.

3. - Continúa a discusión en lo particular, el dictamen relativo a la Ley del Petróleo. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. VALADEZ RAMÍREZ ANTONIO

(Asistencia de 132 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.25: Se habré la sesión.

El C. secretario Esparza Martínez, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día ocho de marzo de mil novecientos veintitrés. - Período extraordinario.

"Presidencia del C. Antonio Valadez Ramírez.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y trece minutos del jueves ocho de marzo de mil novecientos veintitrés, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y tres ciudadanos diputados.

"Fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día anterior, y se dio cuenta con los siguientes documentos:

"Escrito en que el C. diputado Jenaro V. Vázquez, a nombre de sus comitentes, invita a la Cámara para las ceremonias que tendrán lugar en Etla y San Pablo Guelatao, Oaxaca, con motivo de la inauguración de mejoras materiales y en honor del benemérito de las Américas, Benito Juárez. Aceptando esta invitación, la Mesa designó en comisión a los CC. Jenaro V. Vásquez, Certucha, Barragán, Valencia, Bravo Gustavo y secretario Gandarilla.

"Oficio de la Secretaría de la Comisión Permanente, con el que remite la iniciativa de la Comisión de Administración de la Cámara de Senadores para que se amplíe la partida 153 del Presupuesto de Egresos vigente. - Recibo, y a la 2a. Comisión de Hacienda.

"Proposición de numerosos ciudadanos diputados, que en su parte resolutiva dice:

"La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, en consideración a la fecunda labor desarrollada en pro de la clase trabajadora por el infatigable orador argentino doctor Alfredo L. Palacios, lo invita solemnemente a una de sus sesiones, designándose al efecto las comisiones respectivas."

"Con dispensa de trámites se aprobó en votación económica, después de que pronunciaron discursos en apoyo de ella los ciudadanos Martínez Rendón y Pérez Taylor.

"Se nombró en comisión para hacer la invitación al señor Palacios e introducirlo al Salón de Sesiones, a los ciudadanos Martínez Rendón, Torregrosa, Rodarte, González Guerrero, Rodríguez Guillermo y secretario Samayoa, y para hacer uso de la palabra en la sesión a que aquél concurra, a los CC. Toregrosa y Pérez Taylor.

"Dictamen de las comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales, de Agricultura y Fomento y 1a. Agraria, que en su parte resolutiva dice: "Es de aceptarse el retiro de la solicitud que sobre facultades extraordinarias para legislar en terrenos baldíos y nacionales, colonización, pesca, caza y forestal, hizo el ciudadano presidente de la República a esta H. Asamblea con fecha seis de febrero anterior."

"El C. Hernández Galván, miembro de las comisiones, fundó el dictamen a solicitud del C. Gandarilla, y contestó una pregunta del mismo representante.

"El C. Barón Obregón hizo una proposición, que motivó una aclaración del C. Fabila, y en seguida el dictamen se consideró suficientemente discutido y se aprobó en votación económica.

"Continuó el debate del artículo 3o. del proyecto de Ley Orgánica del Artículo 27 Constitucional en el ramo del Petróleo.

"El C. Luis Espinosa dio fin a su discurso en contra, suspendido en la sesión anterior, y las objeciones que hizo a la fracción I fueron aceptadas por los dictaminadores, según lo expresó el C. Rama. El C. Espinosa fue interrumpido por interpelaciones de los CC. Barón Obregón y José Manuel Puig y Casauranc.

"Los CC. Guerra y López Lira renunciaron al

uso de la palabra en contra por la razón que dieron a conocer.

"También se produjeron en contra los CC. Cerecedo Estrada, Salvador Murguía y Guillermo Rodríguez. Los dos primeros interpelaron a las comisiones, contestando los CC. Israel del Castillo, José Manuel Puig y Casauranc y José Certucha. El C. Rodríguez fue interrumpido por aclaraciones del C. Rama, y suspendió su discurso en vista de que era visible la falta de quórum.

"A las diez y nueve horas y veintidós minutos se levantó la sesión y se citó para las diez y seis del día siguiente."

Está a discusión el acta. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

México, D. F., marzo 9 de 1923.

"Ciudadanos secretarios de la Cámara de Diputados. - Presente.

"Por encontrarme enfermo y tener que sujetarme a una larga curación, atentamente me permito solicitar de esa H. Cámara se me conceda una licencia hasta por dos meses, sin goce de sueldo, llamándose desde luego a mi suplente. "Solicito dispensa de trámites. - Julián S. González."

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. A discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

Encontrándose a las puertas del salón el ciudadano Apolonio R. Castro, diputado suplente por el 2o. distrito electoral del Estado de Sonora, la Presidencia ha tenido a bien designar para que lo introduzcan a rendir la protesta de ley, a los ciudadanos diputados Montero Villar, Sepúlveda Aurelio, Estrada J. Guadalupe y secretario Samayoa.

(Rinde la protesta el C. Apolonio R. Castro, diputado suplente por el 2o. distrito electoral de Sonora. Aplausos.)

- El mismo C. secretario: Continúa a discusión en lo particular el dictamen de las comisiones unidas 1a. y 2a. de Petróleo, que consulta un proyecto de Ley Orgánica del Artículo 27 Constitucional en el ramo del Petróleo. Está a discusión el artículo 3o.

El C. presidente: Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Rodríguez Guillermo.

El C. Rodríguez Guillermo: Señores diputados: Lamento tener la mala suerte de ocupar la tribuna en día de pago, porque desearía de todo corazón ver pletórica esta Asamblea con el mayor número de representantes.

Decíamos ayer que era indispensable dedicar la mayor atención a este asunto trascendental y grave, en cual se juega el provenir de la República. Lamento también que mi estimadísimo amigo y compañero, el doctor José Manuel Puig, no esté en el salón, porque me gusta refutar a mis impugnadores frente a frente, de modo que tengan oportunidad de decir que estoy equivocado o que falto a la verdad; pero como este debate no puede suspenderse y yo debo refutar los conceptos expuestos por el doctor Puig ayer tarde en esta misma tribuna, debo decir que él nos manifestaba enfáticamente que las concesiones se otorgarían previa subasta. Y, señores, es indispensable fijarse perfectamente bien en la ley que está en nuestras manos: Los señores de la comisión dividen las concesiones en dos clases: las que se conceden sobre terrenos particulares, y las que se otorgan sobre terrenos baldíos, o nacionales.

En el Estado de Veracruz hay más de seiscientas mil hectáreas contratadas, y de esta fabulosa cantidad, que casi constituye la mitad del Estado, solamente una parte mínima corresponde a terrenos nacionales, y terrenos baldíos, y es únicamente a estos terrenos baldíos y nacionales a los cuales se garantiza en el sentido de otorgarse las concesiones por medio de subasta, pero la mayor parte del terreno que está ubicado en propiedades particulares no tiene ninguna garantía, porque las dos están consignadas en la ley, en vez de ser un beneficio positivo para la nación, son un perjuicio, y grave, como estoy dispuesto a demostrarlo. Decía que es indispensable poner la mayor atención en este asunto que no interesa exclusivamente a los veracruzanos , sino a los representantes de toda la República. Veracruz hace muchos años que está cediendo esta riqueza fabulosa, que no ha sido aprovechada como debía haberlo sido. Los geólogos han anunciado que es posible que toda la República sea petrolera y por esta misma razón, tanto a los de Yucatán como a los de Nuevo León, San Luis, Oaxaca, etcétera, interesa, y quiero ver su entusiasmo y su dedicación en este asunto. Tenemos una grave responsabilidad histórica y debemos resolver atinadamente todo lo que concierne a la Ley del Petróleo, y en este artículo 3o. se juega precisamente el vender o malversar definitivamente esta fabulosa riqueza de México. Si nosotros, por el cansancio, por el pago, por el poco interés de los diputados, por la poca elocuencia de quien os dirige la palabra no ponéis la atención necesaria, tal vez cuando no haya remedio, entonces nos arrepentiremos de esta falta de dedicación; y como un exhorto, como el único medio que encuentro y que viene a mi memoria para interesar la conciencia de ustedes, voy a referirles un episodio ocurrido a un amigo mío, voy a referirles una leyenda o cuento, como queráis tomarlo. Era un amigo que tenía a su madre muy enferma de una enfermedad grave y fulminante. Vino el doctor y aseguró a aquel hijo amantísimo que si la cuidaba, que si le aplicaba la medicina minuciosamente, puntualmente cada media hora como la necesitaba, seguramente aquella madre se salvaría; y el hijo, que era amoroso y bueno, comenzó

A cumplir fielmente con la prescripción del facultativo, comenzó a dar la medicina eficazmente, con regularidad cada media hora; pero sucedió que a la primera aplicación de la medicina vio que su madre mejoraba, la calentura disminuía y era posible el alivio que el facultativo había prometido, y él, confiado en esto, en vez de velar a la autora de sus días prodigándole toda clase de cuidados, se olvidó de ello y se durmió a un lado de la cabecera de la cama de su madre. Después, cuando los rayos de la aurora vinieron a sacarlo de su sueño, tuvo el desencanto, el sufrimiento terrible de encontrar a su madre muerta. ¡Ya no había remedio! (Murmullos.) Veo con profundo dolor y pena que algún representante le parecen pueriles mis argumentos. ¿Qué he de hacer si son pobres mis argumentos, si no cuento con otros recursos oratorios para impresionar a la Asamblea? ¡Qué más quisiera yo que hacer este debate interesante! Pero ya que otros que cuentan con mayor disposición, con mayores conocimientos, porque son profesionistas que han tenido la suerte de estar años y años en las escuelas, no toman el debido interés por estas cuestiones, pues justo es que yo, con mi voluntad, substituya esa negligencia de quienes pueden hacer más que yo! (Aplausos) Yo siempre he tenido un respeto profundo por la prensa, por que en muchos casos ella ha sido la verdadera encauzadora de la opinión pública -cuando quiere-. Yo ruego a los cronistas que nos acompañan tarde a tarde en nuestras tareas, ganando menos que nosotros y quizá trabajando más, desde el momento en que deben llevar la historia de los asuntos que tratamos, les ruego que se acuerden de que son mexicanos y que ellos también me ayuden a hacer la luz y a buscar la verdad en este debate. Yo decía, y pueden rectificarlo quienes tengan interés en los intereses de la República, que el artículo 3o. deja sin ninguna garantía a las concesiones que se otorguen en los terrenos particulares; podéis leerlo, está en vuestras manos el dictamen. En los terrenos particulares solamente se dice que se establezcan trabajos regulares, pero esto no es una garantía, esto es un resultante lógica, es como si al que compra una cajetilla de cigarros se le dijera: "sí te la vendo, pero te la vas a fumar"; claro está que para eso la quiere. Otro de los defectos que tiene el artículo es el siguiente: dice que se darán las concesiones, pero por un plazo que no exceda de cincuenta años. ¿Y cómo podrían concederlo por más años, si los geólogos han comprobado y dicho en muchas ocasiones que el petróleo, cuando más dilata en producción en los pozos veinticinto o treinta años? Claro está que los cincuenta años hasta se exceden del término natural del agotamiento de los pozos. Esto es una demostración de que las condiciones que se ponen como garantía en este artículo 3o. no son una garantía sino una apariencia para ofuscarnos, para decir que el artículo satisface las necesidades y las conveniencias de la nación. Yo quisiera que el doctor Puig y Casauranc, a quien considero benévolo y suficientemente estudioso para que tomara mis observaciones y me desengañara si estoy equivocado, estuviera en esta Asamblea, pero no está desgraciadamente; tal vez algún otro miembro de la comisión, muy engreído con su dictamen, considerándose bastante suficiente para ni siquiera tomar en cuenta mis argumentos, ni siquiera los impugne y diga: me basta con la indiferencia de la Asamblea, me basta con el cansancio de los diputados para que salga aprobado mi artículo. Pero nuevamente vuelvo a rogar a todos los representantes que se den cuenta precisamente de que si nosotros no determinamos en una forma clara la manera de que queden garantizados los intereses de la República, después de hechos los contratos con extranjeros, ser muy difícil, casi imposible deshacer lo que hoy no procuramos que se haga bien hecho.

Yo voy a asentar una verdad que me basta con que quede escrita en el DIARIO DE LOS DEBATES, para demostrar que el plazo que señalan como máximo para las concesiones, en vez de ser benéfico para los intereses de la República - y no digamos ya de la República, para los intereses mismos de la humanidad- es altamente perjudicial. Tened presente que el pueblo, que la nación que cuente con petróleo, cuando en todas partes esté agotado, seguramente será el árbitro, o la más favorecida de todas las demás naciones. Lo que pretenden al fijar un plazo máximo para que se agoten esas concesiones, es dar lugar para que cuando las concesiones estén por terminar, venga un desenfreno loco de parte de las compañias explotadoras, hasta dejar agotado el subsuelo de nuestra República. También debemos tener presente que para las necesidades mismas de la nación es indispensable una reserva. Desde luego notamos la falta de previsión que tienen los dictaminadores sobre las responsabilidades del porvenir. Dice la comisión, así, confidencialmente, cuando me he acercado a ella a tratar de convencerla con estos pobrísimos argumentos que estoy exponiendo, que mis objeciones son objeto de una ley reglamentaria. Pero si en la ley pone la comisión condiciones que no significan nada, ¿por qué razón no toma en cuenta artículos que sí son de trascendencia, artículos que sí significan una garantía para los intereses de la República? Pregunto: ¿Qué hay algún cartabón, algún diseño que nos diga: las leyes deben ser así y en esta forma, con tantos renglones? Seguramente que no.

Creo también que una Asamblea compuesta de hombres jóvenes y que hacen alarde de revolucionarismo, deben dar seguramente leyes revolucionarias también, presentándose en forma y términos que convengan a la República. ¿Qué importa que tengan más renglones, que no estén coordinadas unas y otras letras, si llenan la necesidad del momento, si garantizan el deseo que todos tenemos? Por esto os ruego antes de dar un voto aprobatorio os desengañéis con vuestros propios ojos. Yo quisiera ver en las manos de cada uno de ustedes el dictamen, para que se convencieran de que no es mentira lo que estoy diciendo: que la mayor parte de las concesiones otorgadas en terrenos particulares, no tienen, conforme a este proyecto de ley, que seguramente vamos a aprobar así, ninguna garantía; y yo no quiero que suceda esto, yo quiero que concedáis el tiempo necesario a este debate para que salvemos siquiera la responsabilidad histórica que pesa sobre nosotros. (Aplausos.)

El C. Rama: Señor compañero, para una interpelación.

La Comisión del Petróleo agradecería al compañero Rodríguez que precisara en términos claros y concretos cuál es su objeción. Lo hace con el fin de contestarle también de una manera concreta.

El C. Rodríguez Guillermo: Atendiendo a la buena disposición que manifiesta el ciudadano Rama, miembro de la comisión, le diré que mi objeción concreta consiste en que, en el proyecto del dictamen y en las modificaciones, se apartan los terrenos baldíos y nacionales del capítulo que comprende los contratos o las concesiones en terrenos de propiedad particular, y sólo en los terrenos baldíos y nacionales es donde se concede la garantía de que las concesiones se otorguen por subasta. Esto puede leerlo el ciudadano Rama.

El C. presidente: Tiene la palabra la comisión.

El C. Rama: Honorable Asamblea: La Comisión del Petróleo, por mi conducto, viene a contestar todas y cada una de las objeciones hechas al artículo 3o. de nuestro proyecto por los compañeros que hablaron ayer y por el señor Rodríguez, que ha hablado hoy. No os alarméis creyendo que os voy a decir un discurso demasiado largo: respetuoso de la Asamblea, procuraré emplear los términos más concretos, los más concisos; pero queriendo dar una absoluta claridad a nuestro artículo, a fin de que la Asamblea de la manera más consciente dé su voto en el momento oportuno.

Señores diputados: Las objeciones hechas a este artículo son las siguientes:

Hay una que es de fondo, que es seria y que la Comisión del Petróleo quiere contestar, para establecer de una vez por todas, cuál ha sido nuestra mente, cuál ha sido nuestro deseo al proponer este artículo. El señor Israel del Castillo que, en honor a la verdad, ha estado muy acertado en esta ocasión, dijo que el artículo 3o. adolecía de un defecto capital: omitir lo que ha dado en llamarse "regalía", y que esa omisión significaba nada menos que desatender, que despreciar la soberanía nacional. Desgraciadamente el compañero Puig y Casauranc, miembro prominente de esta Comisión del Petróleo, estuvo conforme. Nosotros, los demás miembros de las comisiones unidas del Petróleo, no podemos consentir en semejante afirmación del compañero Israel del Castillo. Dice el compañero Israel del Castillo - y con ello estuvo conforme el señor doctor Puig y Casauranc - que la "regalía" es el atributo esencial de la soberanía de un pueblo. Yo creo que está en un error: La "regalía", como todos vosotros lo sabéis, tuvo su origen en la Edad Media, cuando los reyes se creían autoridad de origen divino; en virtud de esa autoridad, se decían dueños de todos los bienes raíces y tabién de alguna de las otras clases de bienes que se encontraban en el territorio sujeto a su dominio. La regalía consistía en la parte de los productos que el súbdito, que el vasallo entregaba al rey, al monarca, en términos generales. Evolucionando este concepto jurídico, señores diputados, hemos llegado al concepto del Derecho moderno, en el cual la regalía se encuentra perfectamente desacreditada. Hoy aquella herencia de los reyes ha pasado a la nación, en la actualidad se considera que la nación, que la entidad llamada Estado o nación, es la propietaria -una clase de propiedad determinada, que no es del caso ampliar en estos momentos- de los bienes que se encuentran en su territorio, de todos aquellos bienes inmuebles que están dentro del territorio de su jurisdicción.

El C. Cerecedo Estrada: Y que son distintos de los componentes del terreno.

El C. Rama: Muy bien, compañero; estoy de acuerdo en todo lo que usted quiera. Este concepto de regalía que se tuvo en la antigüedad, se ha traducido hoy, en virtud de esta revolución jurídica, al derecho de imposición. El Estado tiene hoy, precisamente como fundamento filosófico de la antigua regalía, el derecho de gravar con impuestos a los bienes inmuebles que se encuentran en el territorio de su jurisdicción. En nuestra ley, señores diputados, nosotros dejamos a la nación el derecho de gravar, el derecho de imponer todos aquellos agravámenes que se consideren necesarios para regular la industria del petróleo. ¿En dónde está perdido el concepto de soberanía a que aludía el compañero Israel del Castillo? No, señores, nosotros salvamos perfectamente tanto el espíritu del artículo 27 constitucional, como el espíritu del nacionalismo que anima a esta Asamblea. Estad seguros todos vosotros de que con este artículo en nada se menoscaba, ni en un ápice, la soberanía del pueblo mexicano.

Quiero contestar la segunda objeción. Nos decía en segundo lugar el mismo diputado Del Castillo, que nuesrto artículo 3o. había un número ilimitado de concesiones. Señores diputados: nosotros no hacemos otra cosa que estar a lo prescripto por el artículo 27 constitucional; este artículo no pone límites, no los fija para el número de concesiones, y nosotros no podíamos ir más allá de lo que dispone la misma Constitución en el artículo que reglamentaremos. Pero es más: ¿qué límites podríamos poner nosotros? ¿Vamos a decir a un individuo X que no se le pueden conceder más de tres, cuatro o cinco concesiones? Todos vosotros sabéis cuán fácil es violar la ley en esta forma, valiéndose de interpósita persona, con lo que se llega al mismo resultado que el señor Del Castillo trataba de remediar. No hay remedio para esto, y la única salvación que queda en esta materia es una hábil política fiscal, que podrá ir arreglando momento a momento la industria del petróleo.

Decía en tercer lugar que, con el sistema de concesión-contrato que adoptamos nosotros, a diferencia del adoptado en la XXIX Legislatura, que establecía la misma concesión, pero previo requisito de denuncio, se dejaba a merced del poderoso a los débiles. Este punto, que ha sido tratado por muchos compañeros y que ha sido el ataque más constante y sistemático que se ha hecho al artículo 3o., vale la pena de que la comisión lo conteste en toda amplitud. Dicen los impugnadores: "El denuncio es una ventaja para el pobre; el denuncio es una garantía para el pequeño propietario."

Y la comisión dice exactamente lo contrario: Nunca ha estado tan garantizado, señor compañero Cerecedo Estrada, señor compañero Barón Obregón, señor diputado Rodríguez, nunca estará tan bien garantizado el pequeño propietario como lo estará adoptándose el sistema de concesión - contrato

y voy a deciros por qué: Todos vosotros sabéis, señores compañeros, cómo hace el coyote para adueñarse del trabajo, del pequeño capital de los débiles: Se establece el sistema de denuncio -que ya ha estado establecido, señores diputados, por los decretos de Carranza-; va un individuo de la ciudad, de aquí de México, adonde hay una expectativa de un campo petrolífero; denuncia un pedazo "X", cualquiera, sin importarle si es bueno o si es malo; hace un denuncio. Se viene a la ciudad de México y aquí, en la Bolsa de Valores - muchos de vosotros lo sabéis, pues es público y notorio - va y remata al mejor postor ese denuncio, diciendo que es una verdadera expectativa de un magnífico fundo petrolífero. El dueño del terreno, señores compañeros, ni siquiera se da cuenta, ni siquiera sabe que su terreno está denunciado. ¿En dónde está, pues, la defensa del débil? ¿Dónde está la garantía que otorga el denuncio al proletariado de esos distritos petrolíferos? ¡Yo no la veo, señores! En cambio, con nuestro sistema de concesiones, lo sabe muy bien el compañero Barón Obregón, aunque se sonría, él sabe que hasta aquí en la Cámara se han venido a revelar esos denuncios; en cambio, con el sistema de concesiones, señores diputados, que es una cosa más seria, que es una cosa más dilatada, que es una cosa que necesita una serie de trámites especiales que entorpecen a cualquier individuo que solamente busca un lucro inmediato, no ser perjudicado el pequeño propietario. ¿Por qué? Porque en primer lugar esa concesión será en subasta, como dice el compañero Rodríguez, en concurso, como decimos nosotros, que es lo mismo. El concurso traerá como consecuencia la subasta, traerá, compañero - que toda la Asamblea lo diga - el concurso no quiere decir...

El C. Rodríguez Guillermo: ¿Me permite una aclaración?

El C. Rama: Con mucho gusto.

El C. Rodríguez Guillermo : Con permiso de la Presidencia. Convengo, compañero, en que puede ser lo mismo subasta que concurso; pero lo esencial, lo que yo refuto es que ustedes exclusivamente a las concesiones otorgadas en terrenos federales o baldíos les conceden esta garantía, y a la mayoría, a las contratadas en terrenos particulares no les conceden garantía de ninguna clase. Ahí, está el dictamen, léalo usted.

El C. Rama: Para contestar. Señor compañero, yo solamente suplico a usted que lea el artículo 3o. modificado, como lo hemos presentado las comisiones del Petróleo. Desde la discusión de ayer con toda claridad dijimos que el término "en concurso" debía también agregarse a la primera parte de este artículo.

El C. Rodríguez Guillermo: No está agregado.

El C. Rama: Pues no está agregado porque no está impreso, pero en la conciencia de todos está esto y debe constar en el DIARIO DE LOS DEBATES. Ayer le hice una interpelación, que también debe constar en EL DIARIO DE LOS DEBATES, y le dije que así se debía atender; pero usted se ha obstinado en seguir defendiendo un criterio enteramente contrario a lo que dice el artículo 3o. En lo último caso, si antes no lo había entendido, ahora sí debió entenderlo. El principio es en concurso en todos los casos, sea en terrenos de propiedad particular, que en terrenos de propiedad federal. Su objeción viene por tierra, que es la única que hizo.

El C. García Téllez: Ya que ha sido interrumpido el compañero con una interpelación y abusando de su bondad, voy a permitirme a mi vez hacerle esta otra: Desde ayer se ha estado bordando alrededor de la moralidad administrativa garantizada en la forma de concesión-concurso, y el compañero sabe bien que el concurso requiere analogía de situaciones; que en todas las formas legales en que el concurso se presente, para que no haya privilegios ni arbitrariedades en el concurso, se requieren bases previas que se señalen para los que tengan derecho a comparecer en el concurso. Si en la ley no se fija ninguna base previa, si en la ley no se crea esa analogía de situaciones, se mantiene aun dentro del pomposo nombre de concesión bajo concurso, la más amplia arbitrariedad administrativa. Mi interpelación muy respetuosa al compañero va a lo siguiente: en la forma de concesión bajo concurso, ¿cómo se reprime, cómo se destierra, cómo se evita la arbitrariedad administrativa, base de los privilegios y de las inmoralidades administrativas, si no se señalan en la misma ley las formas reglamentarias de la analogía de situaciones de los concursantes?

El C. Rama: Pido la palabra para contestar, señor presidente. El tema de la inmoralidad administrativa ha sido ya muy debatido; no quiero agregar más palabras a esto, y quiero contestar en concreto a su interpelación. Efectivamente, es necesario que exista un número de bases para poner en identidad de condiciones a los concursantes; ¿pero no le parece a usted, compañero, que es abogado, que eso es materia de un reglamento? ¿No le parece a usted que esa no es materia de una ley substativa, como es la que estamos estudiando en estos momentos? Hay un artículo, señor compañero, en nuestra ley que dice que los reglamentos de esta ley serán hechos por el Poder Ejecutivo, por el Ejecutivo de la Unión, previa consulta y previa aprobación del Congreso de la Unión. Hay muchos puntos, señores, hay muchos puntos, no solamente el que enuncia el compañero, que se pueden considerar como un eco en nuestra ley; pero no se debe perder este punto de vista: estamos estudiando una ley substantiva en donde deben solamente figurar preceptos categóricos. Indudablemente que es nuestra intención y nuestra idea, y así queda contestada su interpelación, para el día en que se necesite la interpelación auténtica en el DIARIO DE LOS DEBATES. La comisión antes que nada quiere sujetar a todos los concursantes al mismo cartabón; eso desde luego, señores compañeros. La palabra concurso creo que es demasiado clara, creo que no se puede concebir un concurso en desigualdad de circunstancias, compañero; aun gramaticalmente concurso tiene una acepción demasiado conocida por todos vosotros, pero el escrúpulo del compañero Rodríguez quedará subsanado al estudiar los reglamentos de esta ley. Creo que queda contestado su señoría.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado García Téllez.

El C. García Tellez: Para contestar, más bien dicho, replicar a lo contestado por el compañero, voy a hacer las siguientes aclaraciones: primera, que la Ley Reglamentaria del Petróleo, análoga en cuanto a su reglamentación, a las leyes reglamentarias de minería, de aguas y otras, se aparta en este punto de señalar bases generales, que garanticen la igualdad de situaciones legales, de aquellos que soliciten una concesión de parte del Gobierno. Segunda, que el alma de la discusión, la diferencia capital entre el sistema de denuncio y el sistema de concesión, ha sido que el sistema de denuncio crea un derecho que va a reconocer el Estado, puesto que el que denuncia se cree con un derecho mejor que cualquier otro, y en el sistema de concesiones, mientras no fije base ninguna, no de solución alguna, mientras no fije sistema general a que deben sujetarse los concursos, no resuelve absolutamente nada del problema, ni destierra la inmoralidad, ni reconoce derecho alguno preexistente.

En cuanto al argumento del compañero de que la ley debe ser reglamentada por el Ejecutivo, aun cuando no está a discusión ese artículo, que es anticonstitucional, puesto que sujeta a la Cámara a la ratificación de una facultad exclusiva del Poder Ejecutivo, es tan amplia la facultad reglamentaria, y los reglamentos deben más bien llenar y pulimentar la base principal que fija la ley orgánica, que no es conveniente dejar en una ley reglamentaria lo que es tan importante para un sistema de moralidad administrativa.

El C. Rama: Señores compañeros: La comisión tendría que contestar lo que antes ya dijo; la comisión insiste en que la palabra concurso tiene una acepción gramatical perfectamente conocida, que no se presta a torcidas interpretaciones; la comisión insiste en que no se puede concebir otro concurso, como no sea aquél que signifique otorgar la concesión a quien dé mayores ventajas para la nación.

Queda en pie, estereotipada nuestra idea en el DIARIO DE LOS DEBATES para los momentos de una interpretación auténtica; usted sabe, señor compañero, que ahí está la fuente donde se busca la idea, donde se busca el principio en que norma la Legislatura, en que norma una Cámara determinado artículo de determinada ley. Una vez más la comisión ratifica esto; creo que la Asamblea estará conforme con nosotros; lo que los compañeros pretenden es solamente mayor seguridad; pero sería redundante, señores compañeros, poner en este caso, por ejemplo: "se otorgarán en concurso, en igualdad de condiciones -por ejemplo, desprendo de las ideas del compañero-, a tales y cuales individuos." Yo creo, señores, que es bastante claro nuestro artículo. Las objeciones del compañero Rodríguez fundamentalmente consitían en que no se sujetaban a concurso todas las concesiones; ahora ya está plenamente convencido de que todas las concesiones en terrenos particulares, están sujetas de antemano al requisito de que sean otorgadas en concurso, que era lo que decía vuestra señoría hace unos minutos; no sé por qué ahora haya cambiado de opinión, si era todo lo que pedía, si era todo lo que alegaba en esta tribuna.

El C. Rodríguez Guillermo: Para una pequeña interpelación con permiso de la Presidencia. Yo ruego muy atentamente al señor Aquilino Rama me diga qué inconveniente habría en agregar, después de la palabra "en concurso", las siguientes palabras, para garantía absoluta de los intereses de la República, decía yo, agregar esto: con las siguientes preferencias: primero, al que ofrezca mayor porcentaje de contribución al Gobierno; segundo, al que ofrezca elaborar sus productos dentro del territorio mexicano; tercero, a las compañías que, en igualdad de circunstancias, estén constituídas por mexicanos, y así podrían agregarse cuatro o cinco condiciones de éstas, para que sirvieran de base fija, para saber distinguir dentro del concurso, a cuál se le daba preferencia. Nada más eso, cinco renglones arreglan el asunto.

El C. Rama: Señor compañero: Si nosotros aceptáramos esa enumeración que usted propone, incurriríamos en el error en que se cae siempre cuando se recurre a enumerar; dejaríamos muchos huecos, señor compañero; comprenda usted que no son esas todas las condiciones que pueden existir en un concurso; la comisión, sinceramente, por más esfuerzos que hace, no encuentra seria la objeción de los compañeros, e insiste en que la palabra concurso indica todo lo que usted acaba de decir, compañero: a quien ofrezca mayor porcentaje, a quien ofrezca establecer refinerías, a quien ofrezca emplear mayor número de braceros mexicanos; serían infinitos los casos que podrían citarse como requisitos para otorgar una concesión. Yo creo, señores, que no debemos ser tan desconfiados, no debemos creer a tal grado la inmoralidad administrativa. Es indudable que cuando se es inmoral no hay ley que pueda detener a un individuo cuanto éste es inmoral; se pasa por encima de la ley, más bien dicho, se pasa por encima de la ley más precisa y clara que pueda concebirse; pero la palabra concurso no tiene que interpretar otra cosa sino su acepción gramatical, no es término jurídico; en consecuencia, no veo la dificultad. Por otra parte, ya se ha dicho hasta el cansancio el sentir de la Asamblea en este sentido, creo que esa objeción no es de tomarse en cuenta y nos sometemos a la decisión de esta honorable Asamblea los miembros de la Comisión del Petróleo.

El C. Rodríguez Guillermo: Una última pregunta, con permiso de la Presidencia.

El C. Rama: Con todo gusto.

El C. Rodríguez Guillermo: Conviene conmigo en que en un concurso debe ser gradual en ventajas para la nación; dígame usted si estos concursos aceptan que sean publicados por medio de la prensa, o si se van a hacer concursos de gabinete, en que nada más el secretario de Industria sepa quiénes son los concursantes. Yo quiero que los concursos sean a la luz del público, que vayan a los periódicos para que allí la nación sepa a quién se le va a dar la preferencia, no de puerta cerrada.

El C. Rama: Yo creo, señores diputados, que el primer elemento de un concurso es una convocatoria; la convocatoria implica publicidad, desde luego. Además, señores diputados, suponiendo que exista una inmoralidad administrativa a tal grado que sea capaz de violar la ley en este sentido, ¿qué, acaso para mañana va a dejar de existir la

Cámara de Diputados? ¿qué mañana la Cámara de Diputados no podrá descubrir y patrocinar, como lo hace en estos momentos, a sus comitentes en beneficio de sus distritos? ¿no podrá descubrir aquella inmoralidad administrativa y, en ese caso, qué por casualidad la Cámara de Diputados va a dejar en definitiva y para siempre como buena esta ley? ¿Es, acaso, que la Cámara de Diputados, en cualquier momento, no puede establecer una modificación? Yo creo, señores compañeros, que no vale la pena insistir más en este punto. La comisión, por último, declara que insiste en su proposición, que insiste en sostener el artículo en esa forma, y espera del buen criterio de la Asamblea, que lo acepte, puesto que las objeciones hechas, en realidad no son de peso.

Queda la última objeción que yo quiero contestar, una objeción en que yo en lo particular -y entiendo que los demás miembros de la comisión estarán conmigo en este caso- debo dar la razón al compañero Cerecedo Estrada. Decía él esto: es muy grave dar como única indemnización al superficiario un cinco por ciento de la producción bruta en el caso de aparición de un pozo petrolero, porque como muy bien sabemos, de los pozos que se perforan con un promedio aceptable, puede calcularse el cincuenta por ciento de los pozos como productivos, y el cincuenta por ciento restante, de pozos que los petroleros llaman pozos secos. En este último caso, cuando un individuo o una compañia petrolera va a explorar y a explotar determinado terreno y se encuentra con que en este fundo no existe el aceite mineral, se llega a la conclusión de que el propietario de aquel fundo sufre graves y serios prejuicios, toda vez que se estuvo ahí por tres, cuatro o cinco meses y hasta un año, ocupando sus terrenos, ocupando la superficie de su fundo sin que, a la postre, obtenga ningún resultado. Tiene razón el compañero Cerecedo Estrada, y la comisión propone remediar este inconveniente al discutirse el artículo 12 en lo particular. Ya le dije yo al compañero Cerecedo Estrada que se haría, y creo que está conforme así, lo mismo que al compañero Miravete, que también hacía la misma objeción. No vale la pena hacer esta modificación en el artículo 3o., porque quedaría un artículo raro, un artículo que perdería su carácter substantivo. Para el objeto del compañero Cerecedo Estrada y para los deseos de la comisión, el número del artículo no importa nada; el caso que él nos citó ayer quedará perfectamente previsto en el artículo 12, y yo suplico al compañero Cerecedo Estrada que, en gracia a la buena voluntad de la comisión, retire su objeción en este caso, toda vez que estamos comprometidos a obsequiar sus deseos al llegar al artículo 12.

El C. Cerecedo Estrada: Para contestar al compañero. Yo estoy en que la reforma debe hacerse en el artículo 3o., porque es la base de toda ley, y como ahí se trata precisamente de la exploración y de la explotación, es oportuno hablar de una manera clara y terminante, en qué concepto queda lo que han dado en llamar superficiario, y que yo llamo propietario con toda justicia.

El C. Rama Aquilino: Est muy bien, ¿si tiene argumentos que aducir a esto....

El C. Cerecedo Estrada: Tengo algunos, compañero.

El C. Rama: La comisión ha encontrado una forma de obsequiar sus deseos, compañero Cerecedo Estrada: se propone hacer una modificación en una de las condiciones que pone en el primer inciso de este artículo 3o., en que dirá, es decir, será un nuevo inciso, el cuarto inciso que diga "que el concesionario acepte pagar al dueño de la superficie una indemnización mientras no haya lugar a la explotación del petróleo y a la participación de de que se habla en el artículo 12 de la ley."

Creo, señores compañeros, que han quedado contestadas todas las objeciones hechas al artículo 3o.; lo que la comisión ha encontrado razonable, lo aceptó, desde luego lo ha aceptado; en consecuencia, señores compañeros, previo permiso que pide la comisión para retirar este artículo, ya con las modificaciones requeridas en el caso, yo suplico, señores compañeros, que deís un voto aprobatorio, seguros de que hareís un bien a la partida y seguros también de que en nada se viola el espíritu consagrado en el artículo 27 y seguros también de que sea quizá la mejor forma que encontremos para resolver este problema ya tan difícil, ya tan grave, del petróleo nacional.

El C. presidente: Han hecho uso de la palabra los ciudadanos Gómez Campos, Castillo Israel, Luis Espinosa, Cerecedo Estrado, Murguía Salvador y Rodríguez Guillermo; renunciaron al uso de la palabra los ciudadanos diputados Guerra José A. y López Lira; quedaron inscriptos los ciudadanos diputados Barón Obregón y Cerecedo Estrada.

El C. Barragán: Habiendo hablado los oradores que señala el Reglamento, se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si considera el asunto suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa se servirán manifestarlo. (Voces: ¡No! ¡No!) No hay mayoría. Continúa el debate. La comisión pide permiso a la Asamblea para retirar el artículo 3o. y presentarlo reformado nuevamente. Se consulta a la Asamblea si concede el permiso. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Se concede el permiso. El artículo reformado que presenta la comisión, queda así:

"Artículo 3o. El derecho de explorar y explotar el subsuelo, se adquirirá originalmente de la nación por conducto de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, mediante concesiones que se otorgarán, en cada caso, bajo las siguientes bases:

"I. Se otorgarán a individuos o sociedades, mexicanos o extranjeros. En lo que concierne a estos últimos, siempre que cumplan con los requisitos exigidos por el inciso I del artículo 27 de la Constitución, y

"II. En dichas concesiones se estipulará :

"a) Que los interesados establezcan trabajos regulares en la forma y plazos que los reglamentos respectivos señalen al efecto y otorguen las garantías necesarias.

"b) Que no se transpasarán, en todo o en parte, los derechos derivados de esas concesiones a gobiernos o soberanos extrangeros, ni se admitirán a éstos como socios o asociados, ni se constituirá a su favor ningún derecho sobre aquellos, cualquiera que sea la forma u objeto de esta constitución.

"c) Que el término de la concesión no excederá de cincuenta años.

"d) Que el concesionario acepte pagar al dueño de la superficie una indemnización por el uso superficial de las hectáreas que ocupe mientras no haya lugar a la explotación y a la participación de que habla el artículo 12."

Está a discusión el artículo 3o. en la forma en que lo presenta la comisión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra, se servirán pasar a inscribirse.

El C. Murguía: Pido la palabra para una interpelación a la comisión. como el inciso (c) no ha sido leído, yo ruego a la comisión se sirva decirme si ha sido suprimido el inciso (c) del artículo 3o.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: ¡No, hombre, por qué!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Barón Obregón.

El C. Barón Obregón: Señores diputados:

El tema está verdaderamente agotado y yo, que ocupo el noveno lugar en esta discusión, pues tendré muy poco que agregar a las objeciones bastantes serias que han presentado algunos de los compañeros; sin embargo, sigo insistiendo y sigo creyendo a la vez que los señores miembros de las comisiones al formular este proyecto de ley no han tomado en consideración algo verdaderamente importante, o sea la parte donde va a surtir sus efectos esta ley, la parte inmediata, por decirlo así, ya que desde luego se sobreentiende que surte sus efectos sobre todo el territorio nacional; pero como quiera que el señor Puig y Casauranc ayer vino a esta tribuna e hizo algunas observaciones cuando me permití hacerle algunas interpelaciones al ciudadano diputado Espinosa, quiero hacer una breve aclaración antes de entrar en materia.

Si se viene a esta tribuna a hacer la defensa de intereses de un distrito que se presenta y se tiene la conciencia, de una manera precisa, de lo que realmente sucede en aquella región, el compañero Puig y Casauranc no podrá llamar a quien en estos momentos habla, sino como un verdadero revolucionario en la completa acepción de la palabra; porque yo no comprendo que el ciudadano Puig y Casauranc crea que se es revolucionario cuando se hace la explotación de algo que se ha conquistado por medio de la revolución. Sabrá la Asamblea y dice estar conforme y casi la mayor parte de los compañeros están también conformes y coinciden conmigo, en que la explotación de esas ideas revolucionarias ha sido en grande escala desarrollada por algunos elementos durante la década que está terminando, de tal manera que cuando se legisla sobre un asunto de tanta trascendencia como éste, no se debe de vivir seguramente sobre castillos en el aire ni en cosas que tal vez pudieran ser buenas cuando no se están palpando como las hemos palpado algunos en una completa realidad. Sabe el compañero Puig y Casauranc, y sabe la Asamblea, que en materia de petróleo ha habido toda clase de explotaciones inmorales; sabe el compañero Puig y Casauranc que desde que se abrieron los campos petrolíferos mexicanos, ha sucedido una serie de cosas que realmente choca ya referirlas a la Asamblea, porque ya las conoce. Todo el país sabe también, compañero Puig y Casauranc, que muchas grandes fortunas de algunos pseudo revolucionarios se han formado precisamente al calor de estas concesiones y sabe también la Asamblea y est convencida de que esa realidad que estamos palpando no podemos nunca pasarla por algo que no sea un análisis completo de la ley que estamos formulando en estos momentos. Si, pues, se está honrando sobre el vacío; sí , pues, se está haciendo suposiciónes de moralidad que no existe; sí, pues, se est creyendo que esta ley que se va a dar va a ser aplicada con todo el rigor de un moralidad absoluta, la Asamblea se equivocó, se quivoca desde estos momentos, y la nación entera tendrá que censurar a esta Cámara en haber votado una ley que está fuera del medio en que necesariamente tiene que ejercitar.

Voy a señalar un caso concreto al compañero Puig y Casauran. Hace poco tiempo cuando a un revolucionario se le preguntaba y se le hacia esta indicación, de que antes de la revolución no tenía dinero y ahora si lo tenía y se le hacía ver aquello, al calor de la revolución, lo había robado, contestó con algo muy especial que puede dar la medida de lo que es esta ley, contestó diciendo: no, amigo, si no es que haya robado, es una concesión del petróleo que me han dado; la vendí y todo está arreglado; por eso tengo dinero .Esa es la manera cómo se ha venido lucrando en todos los casos; por ello señores diputados, tenemos que hacer un estudio minucioso de este artículo porque tal como está redactado en su parte primera, significa nada menos que incurrir en el error que constantemente estamos viendo; diariamente se están sucediendo estas concesiones que se otorgan a favoritos y que se otorgan por el simple plurito de hacer rico a un individuo de la noche a la mañana. ¿Quién siente estos perjuicios? Claro está que es el lugar donde se ejerce la actuación de estas concesiones, y por ello, ciudadano Puig y Casauranc, ayer que le decia yo a usted que yo ejercía realmente las funciones de un diputado distrital, dentro de algo federal, por supuesto, dentro del concepto nacional, por eso le decía yo que hoy vendría a la tribuna a hacerle a usted estas indicaciones y hacerlas a la nación entera. Es necesario tener justamente el concepto de lo que es ser diputado por un distrito que está y que va a resentir justamente la acción de esta ley. ¡Si nosotros lo hemos visto que en aquellas zonas se han hecho millonarios de la noche a la mañana una partida de sinvergüenzas; si estamos viendo de una manera clara y de una manera precisa que aquella zona se ha expropiado a infinidad de individuos por el solo hecho de hacer ricos a algunos, a quienes se pretende ayudar! Por eso, señores diputados, el que habla tiene la necesidad de venir a hacer algunas defensa de aquella región, y por eso creo yo que cualquiera de los diputados que se encuentren en estas circunstancias tendrá que seguir la misma norma, tendrá que seguir el mismo camino que en estos momentos estoy planteando a esta honorable Asamblea. Sabemos que un señor, no quiera decir nombres. (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) No quiero decir nombres, ya lo sabe todo el mundo, el señor que también fue a vender una concesión a los Estados Unidos ....(Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) (No, señores, no hay necesidad, no quiero citar

nombres en este momento, después los daré, si es oportuno.

El C. Ramírez Corzo: No tenga miedo.

El C. Barón Obregón: No tengo miedo:¡qué voy a tenerlo! ¡nunca lo he tenido! Sabemos también, ciudadanos diputados, que al calor de todas estas concesiones se han formado verdaderas historietas, verdaderas historias que ya han sido relatadas desde esta tribuna y en gran parte por el que habla; sabemos, señores diputados, que si consentimos nosotros el dejar un solo punto aquí en esta ley que no esté fijado categóricamente, que no defina clara y precisamente la forma en que va actuar, en el medio que va a legislar, sabemos también, señores diputados, que los abogados en este caso tiene la oportunidad para poder sacar, de este único punto la forma de explotar como siempre lo han hecho, en las compañias petroleras; no me refiero al caso de los abogados de la Cámara, ciudadanos diputados, me refiero al caso de los malos abogados mexicanos de defienden los intereses de las poderosas compañias petroleras. Sabemos de una manera clara y precisa, y que lo hemos visto hasta la saciedad, pues acabo de referir un asunto de ese llamado lío de Juan Felipe aquí; ¿y saben ustedes qué es lo que ha hecho la Huesteca en estos últimos días? Pues le otorgaron siete permisos después de haber sido verdaderamente combatidos aquí en la Cámara; Después de saber el presidente de la República, después de saber la Secretaría de Industria y Comercio, después de saber la nación entera que esta Cámara no comulgaba con esos procedimientos, sin embargo, se otorgaron esos siete permisos. Pues bien, ciudadanos diputados; ahora resultan permisos dobles. ¿Cómo no es eso? Ahora mandan hacer la averiguación cuando no están perforando pozos, el 1-A el 2-A y el 3- A, etcétera, etcétera; después de haberse perforado el 1, el 2, el 3, etcétera, etcétera; en consecuencia, señores, si vivimos en este medio de realidad completa y absoluta, ¿todavía vamos a dar una ley con un artículo en la forma que estamos presentando? Pues, señores, eso no es más que atizar la hoguera; esta Asamblea con todo su revolucionarismo, con todo lo que ustedes quieran, no podrá permitir nunca que se siga violando en esta forma la ley. Por ello, ciudadanos diputados, es necesario que entremos nosotros en un análisis completo de lo que quiere decir aquí sencillamente la primera parte del artículo.

"El derecho de explorar y explotar el subsuelo, se adquirirá originariamente del Ejecutivo federal, por conducto de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo...."

Pues bien, ciudadanos diputados; no me refiero al secretario actual, no me refiero a los pasados, me referiré a los futuros, si ustedes gustan; pero sabemos que, tanto los pasados como los presentes y tal vez los futuros seguirán la misma línea de conducta que se ha seguido hasta esta fecha. Esto, señores diputados, nos dará la medida necesaria para pasar, para racionar, para de una manera definitiva decir y poner un hasta aquí a este estado de cosas que ya no podemos tolerar los que tenemos y los que sentimos materialmente el látigo que nos cae sobre las espaldas, los que vivimos en aquella región, no los catrines que viven en la ciudad de México, digámoslo claro, no los que van a formar un ley aquí en un estrado. Nosotros necesitamos que se legisle, que se nos diga clara y terminantemente las condiciones en que van a quedar todos los propietarios, todos aquellos individuos que tolerantemente han resistido, mejor dicho, que han sido tolerados, aquellos contratos de 1918 hasta esta fecha. Por ello, ciudadanos diputados, es necesario que esta Asamblea se convenza de que nunca debe permitirse, porque estamos viviendo una realidad completa que este artículo queda redactado dando facultad a nadie. Aquí tenemos que estudiar la forma en que haya un contrato verdaderamente perfecto, que diga clara y terminantemente, diáfanamente, que nadie confunda, que nadie interprete, sino que el que lea de manera clara interprete lo que la Asamblea quiso decir al reglamentar el artículo 27 constitucional en materia de petróleo. No vamos a dejar interpretaciones, como decía el compañero Rama, como nos dijo en su discurso el compañero Aquilino Rama, no vamos a dejar que interpreten los que lean el DIARIO DE LOS DEBATES, ¿Quién va a leer el DIARIO DE LOS DEBATES? los abogados de las compañias petroleras, seguramente, pero el pueblo, los individuos que están esperando en estos momentos que definan de una manera clara y precisa cómo van a quedar sus propiedades e intereses, ese pueblo no va a interpretar el DIARIO DE LOS DEBATES, interpretará lo que la prensa mañana diga. Por ello, ciudadanos diputados, por la necesidad que hay que declarar esto, es por lo que está Asamblea debe discutir hasta cansarse, si necesario es, este artículo y nunca permitir que estas facultades se concedan en esta forma tan amplia ¿a quién? ¿sabemos nosotros quién venga mañana? Pues quien venga, señores, tendrá que seguir el mismo procedimiento ¿por qué? porque en todas estas oficinas no hay más que una cauda de sinvergüenzas que están allí constantemente, obligando en forma de amistad, de lo que ustedes quieran, a los funcionarios federales a concederles, muchas veces por cansancio, una migaja de pan para que se larguen de allí y no fastidien más la paciencia. Por ello es necesario que estudiemos esta ley con verdadero interés.

Voy a entrar en algo que he podido, en un momento dado, pensar: se dice aquí que se van a otorgar conceciones para explorar y explotar, ¡pero qué absurdo más grande! ¿no todo el mundo sabe que explora libremente o qué, cree el compañero Rama o cree la comisión que se lleva un machete y se van a cortar palos o con una hacha se van a tumbar palos para averiguar si hay petróleo ? ¡no! ¡es un absurdo completo! ¡No, ciudadanos diputados! El geólogo es quien hace la exploración, va a estudiar a los planos anticlinales y sinclinales, estudia en el terreno, estudia en las barrancas, donde puede ver la forma de la corteza del terreno; es allí donde har la exploración, es allí adonde irá a hacer esa labor. ¿Cómo, pues se va a otorgar concesión para explorar? ¿qué va a darse? ¿sobre qué se va a otorgar? Es, pues, un absurdo decir que se va a otorgar concesión para

explorar. Se otorga la concesión para explotar porque una vez.....

El C. Puig y Causaranc José Manuel: No dice eso.

El C. Barón Obregón: Si, señor; dice que para explorar y para explotar, claro está, La explotación viene inmediatamente después de una exploración; pero quien va a un terreno, no va ha ir al fundo del Pedro Hernández y se fija en que allí hay petróleo, no; estudia en géneral una zona, y dice: es probable que aquí haya petróleo. Luego no puede caber ni siquiera la palabra la palabra denuncio: ¿qué va a manifestar? ¿cómo va a denunciar una cosa que no existe? Se denuncia una veta, algo palpable, algo a la vista, que se pueda medir, que se pueda llevar un rumbo, que se pueda definir matemáticamente en un plano si necesario fuera. Eso si puede denunciarse; pero lo que está en el subsuelo a cuatrocientos o quinientos metros de profundidad, pues eso no lo puede denunciar. El denuncio no cabe más que en una forma: de apropiarse de lo ajeno, hasta de lo de la nación. Yo reconozco, comprendo, y soy el principal admirador del artículo 27, porque es la mayor conquista de la revolución; pero claro está que si vivimos en un país, si vivimos nosotros que tenemos conciencia, es decir,que tenemos la conciencia de lo que es la patria, no vamos a permitir que las riquezas de la patria vayan a caer en las manos de cuatro o cinco sinvergüenzas. Eso sí, señores, eso sí es robar a la nación, y cuando se roba a la nación en estos casos, se roba al infeliz propietario del terreno, porque se llega ahí denunciándole o en forma de concesión se le hace un maltrato completo de la superficie. Hasta ahora acaban de convenir ustedes en que se indemnice en alguna forma, cosa que yo venía a discutir con ustedes ampliamente para demostrarles que hay necesidad de eso; hasta ahora acaban de convenir en que se les haga una indemnización. Pues bien; ¿cómo puede darse en concesión para explorar? Es un absurdo. ¿Puede cobrar algo la nación porque se exploren sus terrenos? Es otro absurdo. Si de lo que se trata es, precisamente de impulsar la industria petrolera, pues deben darse toda clase de facilidades para que se explore el país. Tenemos lugares aquí, y da vergüenza decirlo, en la República Mexicana, en donde seguramente no se ha parado ser humano desde hace cincuenta o cien años probablemente. Pues bien; en esos lugares deberían pagarle al que fuera a explorar, y no que uno tenga que pagar algo porque vayan a explorar un terreno. Pues bien, señores diputados; tocando el punto principal de la inversión tan grande de capitales que se hace en una exploración, no puede caber también que se denuncie o que se dé una concesión; cuando ya se haya presentado la manifestación clara y precisa, o sea el petróleo en un fundo petrolífero -y en estos momentos voy a plantear la cuestión a los ciudadanos miembros de la comisión-: hay un lugar que se ha explorado por la compañía, por un particular o por quien ustedes quieran; ha gastado tres o cuatrocientos mil pesos en hacer aquella exploración , abre caminos, etcétera, empieza a perforar; una vez que encuentra petróleo, viene explotación; pero alrededor hay una serie de terrenos sin explotar o, digo, inexplorados, con el solo hecho de la presentación del petróleo adquieren un valor y adquieren una cierta estimación y todo el mundo desea presentarse a hacer la explotación de aquella zona. Pues bien, ciudadanos diputados; ¿puede caber en la imaginación de ustedes -haciendo el balance de un empeñero de un abarrotero común y corriente, que dice: yo tengo metidos aquí cien pesos y voy a sacar ciento veinticinco; él hace perfectamente sus cálculos y por eso se mete a hacer el trabajo-, puede caber en la imaginación de ustedes, puede caber en la conciencia de ustedes que haya una empresa seria que traiga cuatro a diez millones de dólares o de pesos para hacer una inversión, para que una vez que haya encontrado petróleo, venga una partida de pícaros, una partida de coyotes, a denunciar, a pedir concesiones y darle vueltas a la Secretaría de Industria, hasta poder sacar una concesión de esta naturaleza? ¿pues quién creen ustedes que va a venir a trabajar? Hay que ver clara y francamente cómo se hace la exploración del petróleo, para poder conocer este problema, porque cuando no se conoce, no se puede pensar. Las compañías petroleras van a una zona explotan y exploran determinados lugares, hacen cálculos de reserva, porque indudablemente que un óleoducto no cuesta un centavo, cuesta cincuenta millones de pesos, o treinta millones; pero se habla de millones de pesos. Pues bien, ciudadanos diputados; una vez trazado el óleoducto de esa naturaleza, ¿va a concebirse que una empresa gaste sus dineros de esa manera, para que venga un don petate a denunciar o a pedir una concesión al lado de él? Pues claro que no. ¿Qué es lo que esta sucediendo en este momentos en toda la región petrolera, ciudadanos diputados? Pues sencillamente lo siguiente: se hace una exploración, se principia una perforación y se deja, cuando se encuentra petróleo, se tapa, se cierra las válvulas de aquella perforación sencillamente. ¿no hay petróleo? No hay exploración; ¿por qué? Para que venga otro a molestarlos; porque con esta ley tan elástica que queremos, que de cogernos lo ajeno, es una cosa admirable para quién esta a la espectativa, para quien pueda estar viendo que alguno está gastando su dinero en un pozo, y una vez que ya el otro gastó su dinero y encontró el petróleo, ¡pues, amigo, a Industria y Comercio, y me presento y digo que doy mejor que cualquier otro! ¡Y claro está que obtengo una concesión! Esto no puede ser racional, esto lo no podemos entender nosotros como nacionalismos; si eso es reaccionarismo, seré cien mil veces reaccionaria; pero eso no quiere decir que pueda creerse que alguien pueda venir a poner un centavo aquí, a este país, donde todo el mundo está esperando la oportunidad para ir a cogerse lo ageno. Señores diputados: ante estas razones de peso, ante esa conciencia, ante la realidad de lo que está sucediendo, necesitamos nosotros vivir verdaderamente alerta; ver esto no en la forma en que se ha estado viendo con aquella idea que, ¡bueno! ¡la honorabilidad! Y no, señores; hay que verlo desde otro punto de vista, desde lo real y positivamente sucede. Por ello, señores, mis objeciones las estimo serias, las estimo nacidas de algo que estoy viendo palpablemente, de algo que todos los días he encontrado en mi distrito y en los distritos adyecentes al mío, y creo que cada

uno de vosotros que tenga ese mismo problema, encontrará exactamente lo mismo que estoy manifestando desde esta tribuna a la Asamblea. Decía ayer el señor Puig y Casauranc que los superficiarios estaban perfectamente garantizados con este artículo 3o. y que, por si acaso no, ya se consignaba en el artículo 6o., decía él, decía que ya se consignaba que tenía tres años para hacer el denuncio o para hacer la manifestación de concesión o pedir concesión en caso de que se apruebe que sea concesión; pues bien: basta leer el artículo 6o. para ver que no hay tal cosa; dice aquí una parte: "Si durante este plazo se presentare un tercero solicitando la concesión, la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo correrá traslado al superficiario para que ejercite su derecho de preferencia dentro del término de ciento ochenta días."

Pues bien, señores, hay tres años. En esta mañana surte efectos esta ley, pasado mañana voy yo y me presento a un terreno de un individuo y le digo a la Secretaría de Industria: yo solicito la concesión de esto, y entonces le corren traslado al propietario, cuenta ciento ochenta dias ¿y dónde están esos tres años? Es cuestión de contar, es cuestión de leer nada más para saber que no es esto más que un absurdo; en consecuencia, no hay tal garantía y la verdad de las cosas es que si ustedes pudieran hacer un viaje aquella región para oír todas las opiniones, se convencerán de que ya nadie piensa como se pensaba al principio de la revolución, como pensaban ocho o diez meses a un año después de la vigencia de la Constitución de 17; todo el mundo está conforme con la Constitución: con lo que no están conformes es con que se les vayan a robar. Están conformes y dicen: lo de encima es mío lo de abajo es de la nación: es así como interpretan ellos el artículo 27. Pero aquí viene el compañero Rama, el talentoso abogado Rama, compañero dignísimo, un hombre de bastante cultura, y nos viene aquí con su discurso en que nos echa veinticinco sofismas y se acabó: ¡ahí está la Constitución, ahí está el artículo 27! ¿ustedes creen que pueda alguien interpretar esta ley como una reglamentación? ¡si esto está peor que la reducción del artículo 27 que no esta completo, que debia haberse redactado en una forma más clara para que lo entendiéramos ahora nosotros, justamente! Si nosotros, un cuerpo colegiado donde domina un noventa por ciento de profesionistas, de intelectuales, no podemos entender esto; si nosotros, que admitimos una discusión desde esta tribuna, que venimos con toda clase de luces, que veniamos a dar a la asamblea, en último caso, nuestros humildes esfuerzos, no lo entendemos, ¿cómo van a entenderlo los infelices aquellos? Pues tendrán que ir a buscar a un abogado, y el abogado interprete en la forma que mejor le conviene. Por ello ciudadanos diputados, es un absurdo también creer que están garantizados los pequeños propietarios. La tesis del compañero Cerecedo Estrada, que ya la comisión en una forma clara y precisa aceptó, pues era una cosa que no tenía ni que andarse discutiendo. Ayer le dijeron que era "pelaecista"; hoy reconocen de una manera clara y precisa que el compañero Cerecedo Estrada no es pelaecista, sino que tenía razón. Yo admiro, sostengo también desde esta tribuna que mis admiraciones son tanto más para mi estimado amigo el licenciado Aquilino Rama, porque lo conceptúo como un hombre bastante culto, como un hombre completo para esta tribuna, yo admiro que vengan aquí a seguir sosteniendo lo que sostuvo desde hace dos años; pero lo que no quiero entender, lo que no quiero comprender,acaso tal vez por falta de cabeza si ustedes quieren, no quiero comprender que él no entienda la realidad de las cosas, lo que está pasando. Hace un año le vine a decir yo aquí a la Asamblea clara y terminantemente: ¡Mire, están robando, están haciendo esto; el país está dado todo en concesiones! Pues bien; ahora hace dos meses tuve yo aquí un verdadero achuchón con lo de "Juan Felipe". Les dije lo mismo, y, sin embargo, ¿Qué ha hecho la Asamblea? Nada. Y, sin embargo, nos viene hablar el licenciado Rama con una ingenuidad muy especial para él; que él sea ingénuo, convengo; que sea el compañero Puig y Casauranc, si acaso quiere él ser ingénuo; no es ingénuo el compañero Puig y Casauranc en este caso; él reconoce, porque me ha dicho muchas veces:"deme usted una forma de solucionar esto". Yo no la he encontrado.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: ¡Ah!

El C. Barón Obregón: Pero ello con comisión, yo no soy más que un impugnador de esto, porque veo que lo que nos han presentado no es una ley, no es un artículo, no es nada; en consecuencia, ciudadanos diputados, creo que la comisión debe meditar este asunto porque ésta es la base, porque ésta es la clave del asunto, y la Asamblea para votar tiene que votar de una manera consciente. Lo que está sucediendo, lo estamos viendo en el país, y toda la nación espera un estudio más detenido de esta ley. La nación ya sabe y comprende lo que están haciendo estos sinvergüenzas. Pues es claro, ¿por qué vamos a ocultarlo aquí? ¿pues qué, no es aquí el lugar de decir eso? ¿No es aquí, pues el cargo de diputado el que nos da esas facultades, ya que no tenemos otra cosa que hacer, porque los diputados en este momento estamos aquí sujetos a un papel verdaderamente ridículo, a una dictadura,si ustedes quieren, a una dictadura presidencial, si ustedes quieren más claro, porque el presidente, según la Constitución 17, no es más que un simple dictador. Pues bien, ya que nos han quitado las facultades, pues que nos quede la lengua, que nos quede la lengua que tenemos libre, y yo vengo a decir aquí la verdad. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra la comisión.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Señores compañeros:

Realmente el compañero Barón Obregón ha hecho mal en abandonarnos tanto tiempo; sus facultades tribunicias han disminuído notablemente; ya no ha venido a presentar el compañero Barón Obregón ni siquiera aquellos argumentos de fuego de artificios que obtenía en materia de petróleo yendo a los aspectos humanos de la cuestión. El compañero Barón Obregón sabía perfectamente que cualquier forma que el artículo 3o. tuviera, lo había de impugnar; el compañero Barón Obregón ha gastado largas parrafadas protestando contra el denuncio, y no se le ha ocurrido decir, no por falta de ingenio, sino por sobra de malicia, que precisamente las comisiones han sido enemigas constantes del denuncio. De modo que todos esos ataques al denuncio

salen absolutamente sobrando en el curso del debate en el artículo 3o. en la forma en que lo presenta la comisión. Analizando ese artículo 3o., encontraríamos, que todas las objeciones que de modo brillante o más que mediano se han presentado en esta tribuna -y hay que insistir en que desgraciadamente este debate que principió luminoso y brillante con las objeciones del compañero Israel del Castillo, ha ido descendiendo hasta convertirse en un verdadero caos de objeciones-, este artículo, decía ha sido objetado principalmente por el sistema de concesión que las comisiones han adoptado y porque los superficiarios no estaban protegidos suficientemente. El compañero Barón Obregón ha creído que su papel es el de un diputado distrital, y como piensa en los votantes tenedores de tierras petroleras, cree cumplir con su deber viniendo a hacer una defensa exagerada y bastante torpe de los superficiarios. Yo voy a demostrar al compañero, en primer lugar, que podría sentirme más obligado que él a defender a los superficiarios, porque el distrito del que compañero es representante, es un distrito petrolero casi agotado ya; desgraciadamente el agua salada ha aparecido hasta en los brillantes campos de Pánuco hace dos días, en tanto que mi distrito es un distrito de expectiva petrolera; pero como consideramos nuestro deber de diputados de modo muy distinto, el compañero Barón Obregón se empeña en defenderlos exageradamente sin comprender que los pone en grave peligro de ser acusados de falta de lealtad y de obediencia a la carta magna de la nación, y este modesto representante que habla de lo que procurado hacer por su distrito, es denunciar ante la Secretarias de Hacienda el hecho de que pozos petroleros de enorme producción habían sido ocultados sistemáticamente en combinación con los agentes de la secretarías de Industria y de Hacienda, y ha tenido la satisfacción de algún compañero de esta Cámara, todo honorabilidad, fue escogido por la Secretaría de Hacienda para ir hacer una visita de inspección a mis distrito y encontró que, efectivamente, existe brotado apenas hace dos meses un enorme pozo en el distrito de La Concepción que augura para los distritos de Minatitlán y de Acuyucán un porvenir petrolero verdaderamente brillante; pero el compañero Barón Obregón se equivoca rotundamente si juzga que los ciudadanos verdaderamente leales, que los verdaderos patriotas, así sean propietarios de terrenos petroleros, quieran una defensa exagerada, y le voy a dar una prueba absoluta de que no es necesario llegar a pedir lo imposible, de que no se necesita venir a sostener a esta tribuna que olvidándonos de la letra y del espíritu del artículo 27, debemos seguir permitiendo que los superficiarios contraten libremente, como es su deseo; que basta para satisfacer a los superficiarios de terrenos, verdaderamente patriotas, con hacer la modesta labor proteccionista de esos superficiarios, que he estado representando, y la decidida y enérgica labor nacionalista que estoy firmemente resuelto a proseguir. La demostración indudable, absolutamente es este oficio de felicitación, de adhesión de siento setenta y seis dueños de terrenos petroleros enemigos míos durante mi elección y que ahora se sienten perfectamente satisfechos con obtener el cinco por ciento de regalía que ellos no esperaban siquiera obtener. Ve, por tanto, el compañero Barón Obregón, que para cumplir con sus propósitos de servir a los comitentes que lo enviaron a esta Cámara, podía haberse tenido dentro de los justos límites de una acción netamente nacionalista y no distrital. Porque es la oportunidad de decir a esta Asamblea-y quiero expresarlo claramente, porque de este DIARIO DE LOS DEBATES he de enviar a mi distrito un gran número de ejemplares y ellos me servirán alguna vez para que las gentes de honor se sientan satisfechas de tener un representante en esta Cámara -,que los intereses de distrito nada valen ante los intereses de la nación;-que me importan muy poco los intereses de los petroleros de Minatitlán y de Acayucán en frente del espíritu y de la letra del artículo 27 constitucional. (Aplausos.)

El C. Barón Obregón: ¡Al grano!

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Al grano quiere el compañero Obregón quiere que vaya, y éste es grano, y de los que duelen, compañero. (Risas. Aplausos.)

El C. Barón Obregón: ¡ A las concesiones!

El C. Puig y Casauranc José Manuel: El sistema de concesiones que el compañero Barón Obregón, que se impacienta, quiere que se trate desde luego, ha sido atacado por razones de dos órdenes: porque se considera mejor el sistema de denuncio, o porque se creyera que el sistema de concesiones se prestaba a inmoralidades de las que el compañero Barón Obregón gusta de venira exhibir a esta tribuna y que son muy pocas para las inmoralidades que en realidad existen y que en el curso de este debate iremos apuntando, ayudando en esta labor eminentemente moralista al compañero Barón Obregón. Los miembros de las comisiones, como hemos venido sosteniendo desde el principio de este debate, para establecer el sistema de obtención de un derecho de exploración y de explotación de un fundo petrolífero, no podíamos acudir sino a dos procedimientos: el de concesión en curso, o el de denuncio; y como el sistema de denuncio era materia juzgada, y materia juzgada ya por la inmoralidad de que se había hecho objeto, y con el procedimiento de conceciones en curso parecía, sin que pudiera asegurarse, que se prestaba menos a las inmoralidades y a las coyoterías puesto que exigían las garantías necesarias, y que el sistema de concurso haría que públicamente se presentaran los candidatos para la obtención de un fundo, las comisiones se decidieron por este sistema, y olvidaron en absoluto aquel torcido sistema de denucnio, que ya sabemos que no produjo otro resultado que el de enriquecer a quince o veinte coyotes. Los superficiarios en este artículo 3o. tienen muy poco que ver, en realidad no tiene nada que ver. Si el compañero Cerecedo Estrada no hubiera impacientado, en el artículo 12 habría tenido oportunidad de defenderlos suficientemente; pero la comisión precisamente, para demostrar de una buena vez sus deseos de favorecer al superficiario, siempre que no se perjudicara a la nación, no ha tenido inconveniente en establecer desde ahora que el concesionario para obtener una concesión se verá obligado a dar a título de compensación, por el uso de la superficie, una cantidad determinada; con esto indudablemente las objeciones que pudieran

referirse al superficiario ya no tienen razón de ser; las objeciones que se refieren al procedimiento, la adopción del denuncio, la adopción del sistema de concesión, indudablemente que han sido ya suficientemente tocadas por todos los oradores del pro. Las distintas circunstancias que el compañero Rodríguez desea que se establezcan en este artículo harían de esta ley un verdadero mamotreto en que estarían clasificadas las circunstancias por las cuales habría de concederse una concesión, es decir, en que estarían clasificadas tres o cuatro circunstancias, y, en cambio, habría otras muchas más que no se apuntarían. Todos estos asuntos que se refieren a la manera de verificarse los concursos, lógicamente se entiende que no pueden ser objeto sino de una ley reglamentaria de naturaleza secundaria que venga a establecer en qué forma, bajo qué plazos, en qué requisitos, con qué preferencia se establecerá el criterio oficial a la hora de otorgar una concesión. Poner aquí que se daría eso, que se daría a la compañía que ofreciera más o a la que ofreciera establecer refinerías, sería dejar mil huecos; habría otras muchas circunstancias; las compañías podrían proponer condiciones que no estuvieran consideradas en esta enumeración y que precisamente por no estarlo, aun cuando pudieran ser de fondo y de naturaleza más importante todavía, serían del todo inútiles. El compañero Rodríguez sabe perfectamente que en una enumeración es absolutamente imposible averiguar todos los casos.... ¿Qué decía el compañero Rodríguez?

El C. Rodríguez Guillermo: Aprovechando la oportunidad de que mi estimadísimo compañero Puig Casauranc está tratando la cuestión del concurso y de la subasta, que tratábamos el compañero Rama y yo, debo aclarar que hace un momento, sorprendido por el sofisma del compañero Rama, yo acepté erróneamente que subasta o concurso eran dos cosas idénticas, y no es así. Yo pugnaba por que fuera por subasta para evitar esto que es muy frecuente: que al citar a un concurso, uno de los concursantes, el favorito, diga: yo ofrezco cinco centavos más de derechos que el que ofrezca más. Claro que es él el preferido y no hay ya lugar a nuevas pujas. En cambio, en subasta pública sí hay oportunidad de que otra compañía al saber que fulano ofrece el diez por ciento, ella daría el quince o el veinte por ciento; por eso decía yo que por subasta. Hago esta aclaración aprovechando la oportunidad que me da el compañero.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Me permito observar al compañero Rodríguez que probablemente está confundiendo de una manera lastimosa las concesiones de terrenos particulares las concesiones de terrenos nacionales, baldíos o federales; y me asalta esta duda porque el compañero Rodríguez habla de regalías que pudieran ser mejoradas por otros proponentes, y precisamente éste fue uno de los puntos capitales de verdadera importancia que con toda maestría tocó el diputado Israel del Castillo. En este artículo no se establece regalía de ninguna naturaleza; de manera que si el escrúpulo del compañero es que una compañía habría de proponer regalía mayor que otra, quede sin cuidado, porque ninguna ofrecerá un tanto por ciento, por pequeño que sea, de regalía, ya que en el artículo no se establece la regalía, ya que no se ha querido, de todo intento, y dejando para la acción fiscal sacar el máximum de rendimiento del subsuelo en este artículo que califica terrenos particulares, consignar la cuestión de regalía; era lo que le expresaba al compañero Rodríguez. Indudablemente que su intención es de lo mejor; que eso sería lo deseable. Si pudiéramos nosotros expresar todos los requisitos que deberían llenar los proponentes para obtener una concesión sería deseable, aun cuando la ley resultara extraña por revivir de una manera tan novedosa artículos o preceptos substantivos, y adjetivos; pero como no va a ser aquí como el compañero Rodríguez quiere que sólo se pongan tres o cuatro puntos y, en cambio, se dejen cien vacíos, que servirán para cuando se presenten nuevas proposiciones, que resulte algún otro proponente, no se acepten porque no estén catalogadas entre las que establecen preferencia con las palabras "en concurso"; cumple a esta Representación Nacional con su deber de evitar en lo posible inmoralidades oficiales. El compañero Rodríguez tiene que saber, y lo sabe perfectamente, que una ley perfecta, que una ley que pudiera ser perfecta -y que naturalmente por perfecta no emanaría de esta Representación Nacional -, que una ley perfecta sería violada por un gobernante inmoral, que encontraría mil recovecos por dónde escurrirse, por dónde burlar los preceptos de los legisladores. Voy a darle al compañero Rodríguez una prueba de que estas palabras en concurso, producen verdadero escozor en las esferas oficiales; y que a pesar de que lo producen, las comisiones tienen verdadero interés y tendrán interés en todos los artículos subsecuentes en que siempre se establezcan las palabras en concurso. Como miembro de la comisión y como autor con el ingeniero Certucha de algunas de las modificaciones al proyecto originario de esta ley a debate, envíe a la Secretaría de Hacienda, cumpliendo con un deber leal de amigo y de miembro de la mayoría afecta al Gobierno, estas modificaciones, pidiendo que se estudiaran y se me dieran observaciones por escrito, y el cuerpo, la oficina de petróleo de aquella Secretaría, inmediatamente encontró en las palabras en concurso un grave inconveniente.

"No es de aceptarse -dicen- que las concesiones se otorguen en concurso, porque es un estorbo para el solicitante que realmente quiere trabajar, y se presta a la especulación por una parte, y por otra, a la oposición de los grandes intereses, al trabajo de los pequeños capitalistas, cuya iniciativa puede impedir acaparando concesiones por medio de ofertas liberales, como grandes regalías."

Como se ve, hábilmente, no es el secretario de Hacienda, sino el Departamento del Petróleo, los técnicos, nuestro eternos técnicos que son los enemigos de todo lo que signifique avance, o libertad, o justicia; los técnicos de la Secretaría de Hacienda se espantaron pro las palabritas "en concurso"; no querían esas cosas, querían que el secretario de Industria y Comercio pudiera dar la concesión a quien se le pegara la gana. Esto debe satisfacer al compañero Rodríguez, porque esto significa que, puesto que fue objetada esta adición, y puesto

que se habla de estorbos y de dificultades, en efecto va a serlo, va a ser estorbo y a crear dificultades para las inmoralidades. Por lo tanto, yo quiero que el compañero Rodríguez desista de su adición, de esas adiciones que no tendrán lugar en esta ley, y que con esta prueba documentaria se convenza de que hemos puesto el dedo en una llaga, y de que con las palabras "en concurso", vamos a evitar muchas dificultades y muchos coyoteos. El artículos 3o., señores diputados, en la forma en que ha quedado redactado al final, con las modificaciones aceptadas por la comisión, creemos sinceramente que satisface en lo posible los anhelos de esta Representación Nacional; y a menos de que algún compañero tratara de modificar absolutamente el procedimiento, ninguna argumentación nueva podría añadirse a las expuestas por los diez oradores del contra; y el compañero Cerecedo Estrada, si no es demasiado exigente, debe estar satisfecho ya con la adición que se ha puesto. Y aquí, de paso y para terminar, voy a advertirle el ingeniero Barón Obregón - o lo sabrá leyendo el DIARIO DE LOS DEBATES- que hay un procedimiento más eficaz que el de enseñar la oreja de defensor de los terrateniente para congraciarse con los superficiarios, y era como hizo este miembro de la comisión, que sabía perfectamente que de la Cámara brotaría un verdadero chaparrón de ataques, por haber dejado olvidados a los superficiarios en este artículo 3o., esperar a que ellos insistieran, insistieran e insistieran, y cuando hubieran agotado la paciencia de la Asamblea y de la comisión, cumplieran con un verdadero deseo de este representante de un distrito petrolero, de que también los superficiarios se sientan protegidos por esta ley y que reciban algunos buenos miles de pesos.

El C. Barón Obregón: Muy bien, ¡luego estamos de acuerdo!

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Pero no somos tan torpes.

El C. Rodríguez Guillermo: Una aclaración. Doctor Puig: abusando de la bondad de usted y de su paciencia, quiero preguntarle en frases concretas lo siguiente: ¿no cree usted que es absolutamente indispensable decir que no se otorgarán estas concesiones a la compañía o trust que tuviera la explotación cuando menos de un máximo de treinta y tres por ciento de la producción total en la República Mexicana? Y esto lo digo para no dar lugar a que una poderosa compañía se adueñara en lo absoluto del petróleo de México; y una vez dueña en 1o absoluto del petróleo de México, si hoy tenemos que pagar, es decir, los que tienen automóvil, veinte centavos litro de gasolina, ¿qué no sería desde el momento en que fueran dueños completos del mercado? Y para evitar este acaparamiento absoluto, ¿una prohibición así no cree usted que cabría?

El C. Puig y Casauranc José Manuel: El compañero Rodríguez trata de evitar que alguna poderosa compañía de petróleo acaparara siquiera el treinta y tres por ciento de la producción del país. El compañero Rodríguez va a alarmarse exageradamente cuando sepa que estamos legislando, en realidad, para la "Standard Oil"; que ya paso el tiempo en que hubiera podido hablarse de un treinta y tres por ciento acaparado por una compañía extranjera; que en la actualidad, compañero Rodríguez, estas leyes casi son para la "Standard Oil".

El C. Rodríguez Guillermo: ¡Malditos sean los que dieron esas concesiones!

El C. Murguía: Una interpelación al orador, si la permite.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Con mucho gusto.

El C. Murguía: Con permiso de la Presidencia. Abusando de la bondad del compañero Puig y Casauranc, voy a permitirme hacerle dos interpelaciones concretas. Primera: ¿qué razón ha tenido la comisión para poner cincuenta años como máximum para la concesión? Y segunda: ¿a poder de quién pasará el petróleo o cualquier otro producto que quede después de haber terminado la concesión, conforme al artículo 3o.?

El C. Puig y Casauranc José Manuel: La comisión, al proponer el término de cincuenta años como máximum, lo hizo para dar más confianza sobre un punto que no perjudicaba en absoluto a la nación, a los intereses que se invirtieran en esta industria. No tiene especial interés la comisión en sostener este término; en materia de términos cualquiera sería el mismo. Respecto de que cuando termine el plazo de cincuenta años a quién pasaré lo que pudiera quedar, si esta ley se cumple y si los términos se llevan a cabo y si se hacen las explotaciones, no se dar el caso de que un terreno petrolero contratado en 1924, tenga una gota que extraer dentro de cincuenta años; porque el compañero sabe que aquellos casos excepcionales de pozos que, como Potrero del Llano, duraron ocho años y seis meses, han pasado a la historia que aquellos pozos duraron tanto porque estaban protegidos por centenares y a veces por miles de hectáreas, y en la actualidad una tierra petrolera es una pichancha, y que suponiendo un geyser, el más grande de los que haya podido haber en la historia de México, un Potrero del Llano, un Cerro Azul, un Dos Bocas, suponiendo un pozo que llegara a tener como máximo de producción doscientos millones de barriles, que no se ha dado el caso en la historia del petróleo mundial, suponiendo esto, es posible que duraría sólo lo que duró Potrero del Llano, que fueron ocho años y medio, y que no estaría sólo, porque ahora, con las limitaciones de fundos que otras compañías puedan perforar, y raro ser el caso de una gran pozo petrolero que pueda llegar a tener la duración de un lustro. Creo, por tanto, que la observación del compañero no procede; pero suponiendo que dentro de cincuenta años hubiera todavía petróleo en un fundo petrolífero perfectamente limitado, que se contrate mañana, se comprende, es de lógica elemental que quien tuviera maquinaria instalada en un fundo petrolífero, volvería a encontrarse en condiciones de preferencia para obtener una nueva concesión, y como hay que suponer que dentro de cincuenta años habremos avanzado bastante en moralidad de procedimientos, ¿qué Gobierno se atrevería a disputar a una empresa que hubiera tenido cincuenta años un fundo petrolífero, que hubiera gastado centenares de millares de pesos, para que a su vencimiento se le quitara el terreno? Entonces esa misma compañía entraría al concurso y esa compañía en concurso

expondría el tiempo que había estado explotando el fundo y los gastos que había hecho en él; es, por tanto un escrúpulo de muy poca importancia el del compañero Murguía.

El C. Murguía: Una última interpelación.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Con gusto.

El C. Murguía: Estoy conforme con lo expuesto por el compañero Puig y Casauranc respecto a petróleo; pero yo me voy a permitir ponerle un caso concreto. Como el compañero sabe, hay en la República una veta de gilsonita (que es un betún que se emplea para pintar; y una pequeña cantidad de ese betún se vuelve una gran cantidad de pintura), de diez mil kilómetros, una de las más importantes que existen en el mundo; y ese denuncio ya esta hecho y ya la concesión está dada a H. o R, no recuerdo. Esos diez mil kilómetros cuadrados, por cualquiera circunstancia no pueden ser explotados desde luego, ya sea porque el betún que producen no tenga suficiente comercio actualmente, ni dentro de veinticinco o treinta años, y no le conviene a la compañía explotar esa veta hasta unos quince años antes de fenecerse la concesión. Yo me permito rogar al compañero Puig y Casauranc me diga si después de terminados los cincuenta años de la concesión, el Gobierno estaría capacitado para revalidar esa concesión, naturalmente al que más derecho tuviera, que sería el primero.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Yo creo que el caso es el mismo. En realidad la gilsonita durar -y esto el compañero lo sabe- muchos millares de años. No habrá zapatos suficientes para gastar el betún que encierran esos diez mil kilómetros de gilsonita en México. No hay que preocuparse, compañero Murguía, muy posiblemente para dentro de cincuenta años no se usará betún en los zapatos.

El C. García Téllez: Estimados compañeros: Debo ante todo pediros mil perdones porque vengo a tomar participación en este debate, ya que mis palabras y mis argumentos pudieran aparecer demasiado débiles al lado de los serios y jugosos argumentos de la comisión; pero creo que cuando se trata de defender un principio que tiene por base fundamental la moralidad y la pureza administrativa, será poco el tiempo, serán pocos los esfuerzos que se hagan cuando se llegase a obtener en bien de la puridad administrativa.

El argumento capital y el punto principal de las discusiones del artículo 3o. ha sido el sistema que reconoce o que estipula este artículo para el ejercicio del derecho de explorar petróleo. La comisión ha sostenido, después de algunas modificaciones, el sistema de concesiones mediante concurso, y voy a procurar en cuanto me sea posible, siendo bastante sintético, objetar el procedimiento de la comisión y proponer el que, en mi concepto, garantiza más la honorabilidad y honradez administrativas.

Decía desde luego el compañero Puig y Casauranc que solamente dos argumentos o dos medios se habían propuesto a la comisión, o dos medios conceptuaba ella existentes: uno, que era el de los denuncios; otro, que era el de las concesiones mediante concurso. El de los denuncios lo conceptúa demasiado desprestigiado, inmoral y caduco, y prefiere el reconocimiento del sistema de concesiones bajo concurso. Al lado de este sistema, por más que sea conceptuado por la comisión como igual al sistema de subasta, voy a señalar las diferencias substanciales entre el sistema de subasta y el sistema de concurso, y voy a procurar demostrar, dentro de mi posibilidad, que el sistema de subasta garantiza más el fin que se persigue. La forma en que en mi concepto quedaría más completa y garantizaría la moralidad administrativa en el artículo 3o. discutido, es la siguiente: que dijese: "El derecho de explorar y explotar el subsuelo se adquirir originariamente de la nación por conducto de la Secretaría de Industria y Comercio, mediante concesiones que se otorgarán en subasta y previa publicación de la convocatoria". ¿Cuáles son las ventajas que este procedimiento que propongo tiene sobre el sistema que propone la comisión? Las ventajas y diferencias substanciales son las siguientes: primera - y para no ser ya cansado y discurrir nuevamente sobre estos concursos, puesto que ya se trató, diré solamente las diferencias principales -, en el sistema de concursos , salvo que la comisión quisiera ser en este caso original, para cambiar lo que se entiende comúnmente por concurso, la proposición del solicitante se hace bajo sobre cerrado y se abre en presencia de la autoridad para calificar después las proposiciones. Primera diferencia. ¿Qué diferencia tiene en cuanto al sistema de subasta? La siguiente: Que en el sistema de subasta las proposiciones no son ocultas; las proposiciones se hacen a la luz pública. Y en materia de moralidad mientras más públicos sean los actos, más se sentirá la sociedad garantizada de la labor administrativa. ¿Qué desventaja tiene la forma de concurso? Que no siendo conocida la proposición, se presta m s a que un gobernante inmoral se guiase por algún privilegio personal o por alguna influencia, y es bueno no olvidar que todo legislador no debe tener en cuanta el presente, que debe tener siempre fija su vista en el futuro y que aun cuando la administración de hoy fuese honrada y diese absolutamente garantías a toda la nación, nadie puede saber, porque hasta hoy no es conocido el medio de garantizar, que en lo sucesivo contaran las mismas personas con la misma moralidad en el manejo administrativo. Luego hay que hacer lo que decía Duguit, en una de sus obras, un profesor de Derecho Constitucional moderno, el legislador debe eternizarse, eternizarse legislando siempre para el futuro, ¿y cuáles la forma de eternizarse? Olvidar y hacer a un lado por susceptibilidades personales, que por honrada que sea hoy una administración, en lo futuro pudiese haber una pésima administración. (Aplausos.)

El C. Rama: ¿Me permite una interpelación el orador, con permiso de la Presidencia? He visto que la tendencia de la Asamblea es tan sólo para dar publicidad al concurso, es decir, para lograr que vaya el mayor número de interesados y que se haga en las condiciones más liberales para la nación. ¿Estoy en lo justo, verdad? Mi interpelación es la siguiente: ¿No cree usted, como abogado que es, que supuesto que subasta implica venta, no admite usted que venta implica autorización

y derecho de traslado de propiedad? Para arreglar todo, sería muy fácil poner en este artículo estas palabras: la concesión se otorgará en público concurso o en concurso público. Así se logra el objeto de la Asamblea y no se cae en el gran peligro de que después los abogados de los petroleros digan que subasta implica venta, y la venta trae como consecuencia el traslado de la propiedad.

El C. García Téllez: Voy a contestar la pregunta del compañero. Si estuviésemos en un Senado romano, y si estuviésemos también discutiendo dentro de las viejas formas de Derecho quiritario romano, tendría absoluta razón el compañero; porque bien sabe por la etimología de la palabra, que subasta significa "bajo el asta", es decir, bajo aquel símbolo de autoridad que en el antiguo Derecho Romano significaba la operación de compraventa. Pero no hay que juzgar ni vivir a lo romano, y una de las transformaciones más grandes que se están operando en el momento presente es precisamente el derrocamiento absoluto de las doctrinas del Derecho quiritario romano, y mal puede aplicarse en este momento la etimología exacta del concepto de subasta que se tenía en el Derecho Romano, en los tiempos de transformación moderna. Y bien sabe el compañero que tan es así, que la subasta no es compraventa en los tiempos actuales, que basta recorrer el Código de Procedimientos Civiles en lo que se refiere a subasta o remate público, y verá cómo no en todos los casos el remate recae para la operación de compraventa, sino que podrá hacerse la adjudicación en bienes...

El C. Rama, interrumpiendo: No es propiedad, es traslado de propiedad.

El C. García Téllez: Concede, entonces, usted, que no todo traslado de propiedad es operación de compraventa; pero como no deseo que se vaya a creer que soy de los que se encariñan con un término o de los que se enamoran de una etimología o de un concepto literal a tal grado de que personalicen un término, estoy conforme con el compañero y creo que esta condición que ha aceptado es precisamente una de las condiciones que, en mi concepto, vendrían a solucionar en mucho la garantía de la operación. Desearía que me dijera el compañero en qué forma va a quedar.

El C. Rama: Puesto que el compañero ha aceptado la objeción que a lo que él proponía hace la Comisión del Petróleo, creo que quedar en pie. Lo que la misma comisión propone y lo que ha dicho desde un principio, que quiere que sea en público concurso, ese es el deseo, esa es la idea que ha tenido la comisión desde un principio; en consecuencia, creo que no hay discusión en esta materia; creo que podemos pasar a votar. Dirá en concreto: en público concurso o en concurso público, como le guste a usted más.

El C. García Téllez, continuando: Pues para terminar, primero manifiesto mis agradecimientos a la comisión, y solamente quisiera llamar la atención de esta honorable Asamblea para que en esta materia del petróleo se procurase tomar toda la importancia que se merece y que, si bien muchos de los que tomamos participación en los debates, no tenemos la larga preparación y, sobre todo, los conocimientos prácticos que la experiencia en el terreno de los hechos, procurasen darle a esta materia toda la importancia que merece. Me permito recordar, por último, la actitud de esta Asamblea en materia tan trascendental, en materia tan importante, no solamente para la prosperidad económica de nuestra nación, sino también para la autonomía política de ella, aquellas palabras pronunciadas en una célebre reunión en la Revolución francesa cuando, si mal no recuerdo, Saint Just dijo: "No nos separaremos de esta Representación Nacional, no nos separaremos de esta sala, sacrificaremos todo lo que nuestros esfuerzos personales requieran, hasta concluir nuestra obra." Pues bien, compañeros; que esta discusión no se vea interrumpida ni suspendida por otra razón; ya que la Cámara se ha avocado el conocimiento de este asunto, que día a día, minuto a minuto, procure enfrentarse su conocimiento y no interrumpir su labor hasta terminar su obra. (Aplausos.)

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Moción de orden. Dentro de cinco minutos el compañero Cerecedo Estrada podrá hablar, porque me dice que es para otra cosa. Dice que son hechos personales.

El C. Cerecedo Estrada: Entonces me inscribo en contra.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Después de que se declare suficientemente discutido.

El C. Barón Obregón: Para una aclaración.

- El presidente: Tiene la palabra el ciudadano Israel del Castillo.

El C. Barón Obregón: Solamente una aclaración.

El C. presidente: Si lo permite el orador.

El C. Del Castillo Israel: Sí, cómo no.

El C. Barón Obregón: Mi aclaración es ésta: Que lo que ha manifestado el señor diputado Rama, que es justamente lo que hemos venido discutiendo en torno de este artículo, se escriba de una manera clara para que no haya lugar a duda, y que se presente en la forma en que lo acaba de indicar.

El C. Del Castillo Israel: Señor presidente, honorable Asamblea: Yo quería que, en vista de que este artículo está ya para votarse y sólo restaría oír mis últimos argumentos, usted, si a bien lo tiene, levantara la sesión, en vista de que no hay quórum. A la hora de hacer la votación se encontraría que no lo hay; y como quiero que mis argumentos últimos, los últimos cartuchos que voy a quemar con el objeto de defender el principio puro del artículo 27, sean oídos por una Asamblea, cuando menos que sea con quórum, yo desearía que le señor presidente suspendiese la sesión.

El C. secretario Gandarilla: La comisión manifiesta a la Presidencia por conducto de la Secretaría , que pide permiso para retirar este artículos a fin de que se presente modificado en el sentido de la discusión. Se consulta a la Asamblea si concede permiso. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Concedido el permiso. Retirado el artículo 3o., para modificarlo en el sentido convenido.

El C. presidente, a las 19.37: Se levanta la sesión, citándose para el lunes a las diez y seis horas.