Legislatura XXX - Año I - Período Extraordinario - Fecha 19230505 - Número de Diario 39

(L30A1P1eN039F19230505.xml)Núm. Diario:39

ENCABEZADO

MÉXICO, SÁBADO 5 DE MAYO DE 1923

DIARIOS DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO I.- PERIODO EXTRAORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO II.- NÚMERO 39

SESIÓN SOLEMNE

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA

5 DE MAYO DE 1923

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Se dan cuenta con varios telegramas relacionados con el homenaje al C. primer presidente de la República, general Guadalupe Victoria; a su expediente.

2.- Son introducidos al Salón los restos del C. general Guadalupe Victoria. Penetra al recinto de la Cámara el C. presidente de la República, acompañado de la comisión nombrada al afecto. Usan de la palabra los ciudadanos diputados Gandarilla, Puig y Casauranc José Manuel, y Vasconcelos.

3.- Se retira el C. presidente de la República, así como la comisión acompañando los restos del C. general Victoria. Es leída y aprobada el acta de la presente sesión, levantándose ésta.

DEBATE

Presidencia del C. ORTEGA ROMEO.

(Asistencia de 133 ciudadanos diputados.)

El C. presidente , a las 10.20: Se abre la sesión solemne. Se va a dar lectura a varios documentos relacionados con esta misma sesión.

- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:

Telegrama procedente de: Aguascalientes, Ags., 4 de mayo de 1923.

"Diputado secretario de la Cámara de Diputados de la H. Congreso de la Unión:

"H. Legislatura Aguascalientes rinde profundo homenaje veneración general Guadalupe Victoria, caudillo ilustre en quien se vinculan las hondas raíces de nuestras preciadas instituciones democráticas. Afectuosamente.- Presidente Cámara Local, Ricardo Olavarrieta."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Campeche, Cam., 4 de mayo de 1923."

"Secretario H. Congreso de la Unión:

"Diputación Permanente H. Congreso Estado, en sesión verificada hoy, acordó manifestar ese H. Congreso Unión se sirva honrarlo teniendo presente solemne sesión verificará mismo Congreso día de mañana en honor despojos mortales general Guadalupe Victoria, primer presidente República, que serán llevados esa capital para ser inhumados rotonda Hombres Ilustres.- Afectuosamente.- Diputado secretario accidental, Manuel Segovia."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Saltillo, Coahuila, 4 de mayo de 1923.

"Secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F.

"La Diputación Permanente del honorable XXV Congreso constitucional del Estado libre y soberano de Coahuila de Zaragoza, fiel intérprete del sentir del pueblo del Estado, hónrase rendir pleito homenaje restos del invicto general Guadalupe Victoria, primer presidente República.- Rómulo Cárdenas G., diputado secretario.- Guillermo Barchelmann, diputado secretario."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Colima, Col; 4 de mayo de 1923.

"Secretarios de la H. Congreso de la Unión.- Palacio del Poder Legislativo.- México, D. F.

"Esta H. Cámara únese con todo entusiasmo manifestación de patriotismo que Congreso Unión efectuará mañana en sesión solemne en honor restos del inmortal general Guadalupe Victoria, primer presidente República.

"Suplicámosles hacerlo conocimiento ese Congreso.- Licenciado J. J. Ahumada, D. S.- J. Llerenas, D. S."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 4 de mayo de 1923.

"Secretarios Cámara Diputados.- México, D.F.

"Esta H. Legislatura chiapaneca abunda en sentimientos patriotismo y admiración que Congreso de la Unión, con motivo de translación restos héroes Guadalupe Victoria a la Rotonda Hombres Ilustres, único lugar digno cadáver primer presidente República, de inquebrantables principios liberales. Pueblo chiapaneco únese cordialmente a la Nación al rendir mañana homenaje sesión solemne Representación Nacional.

"Sírvase comunicarlo en momento oportuno.- Diputados secretarios.- Enoch Escobar .- B. Borrás."- A su expediente.

Telegrama procedente de : "Durango, Dgo., el 4 de mayo de 1923.

"Secretarios Cámara Diputados Congreso Unión.- México, D. F.

"La XXIX Legislatura Estado de Durango, por conducto de esa alta Representación Nacional, hónrase presentar, en nombre pueblo Estado, sus respetos y veneración merecidos restos preclaro ciudadano durangueño Guadalupe Victoria, cuyos actos cívicos son honra patria y orgullo legítimo sus conterráneos. Honrámonos igualmente aplaudir justificada actitud rendir homenaje corresponde restos ciudadanos que, como Guadalupe Victoria, fueron fundadores institucionales cuya raigambre en corazón mexicano, ha dado lugar a brillantes páginas en Historia Nacional y forman estructura carácter un pueblo que por camino heroico dirígese hacia un más grandioso porvenir. Rendir veneración restos Guadalupe Victoria, es hacer labor patria, glorificando instituciones, dignificando civismo nacional. Estado de Durango agradece honras su hijo distinguido, que exaltan su memoria en justo reconocimiento patrio.- Respetuosamente, N. Martínez Q., D. P.- Urbano Luna, D. S.- Mariano Campillo, D. S."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Pachuca, Hidalgo, 4 de mayo de 1923.

"Diputados secretarios del Congreso de la Unión.- Cámara de Diputados.

"Los ciudadanos diputados que forman Legislatura este Estado, con motivo llegada a ésa, restos general Guadalupe Victoria, primer presidente República, haciendo eco sentir popular, suplican ustedes atentamente, que al tributarle y justo homenaje, se tenga en cuenta que todos los hidalguenses desearían estar presentes en acto tan solemne, como es el que se verificará en esa H. Cámara.- Con atención.- Diputados secretarios, Alfonso de Ita.- Arturo Madrid M."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Tepic, Nayarit, 4 de mayo de 1923.

"Cámara de Diputados.- Congreso Unión.

"Diputación Permanente segunda Legislatura, secunda y felicita esa H. Cámara iniciativa aprobada sentido de que una comisión su seno acompañe desde Perote hasta esa ciudad, restos general Guadalupe Victoria, que inhumaránse próximo 5, Rotonda Hombres Ilustres.- Secretarios, José María Ruiz.- Francisco P. Camberos."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Oaxaca, Oax., 4 de mayo de 1923.

"Ciudadanos secretarios del Congreso de la Unión:

"La XXIX Legislatura del Estado libre y soberano de Oaxaca, rinde homenaje a la memoria del ilustre patricio, general Guadalupe Victoria, primer presidente nuestra República y envía al seno de la Representación Nacional, su fervorosa admiración por el gran mexicano.- Atentamente.- Gaspar Allende, diputado secretario.- Bamente.- Gaspar Allende, diputado secretario."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Culiacán, Sinaloa, 4 de mayo de 1923.

"Diputado secretario de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. "Esta H. Legislatura complácese tributar justo homenaje memoria heroico general Guadalupe Victoria, primer presidente República, cuyos restos ocuparán desde mañana lugar muy merecido Rotonda Hombres Ilustres.- Diputado presidente, Fausto A. Marín.- Diputado secretario, M. P. Estrada.- Diputado secretario, Eufemio Osuna."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Hermosillo, Sonora, 4 de mayo de 1923.

"Diputados secretarios del H. Congreso de la Unión.

"Con motivo de la inhumación de los restos del ilustre general don Guadalupe Victoria, primer presidente de la República, la XXVI Legislatura de Sonora, en sesión ordinaria de hoy, acordó rendirle un homenaje de gratitud y respeto, designando al efecto a los CC. diputados Antonio G. Rivera y Manuel M. Méndez, para que en su representación depositen una ofrenda floral en la tumba del héreo desaparecido.- Atentamente, secretarios, A. Gayou.- A. B. Sobardo."- A su expediente.

Telegrama procedente de "Villahermosa, Tabasco, 4 de mayo de 1923.

"Ciudadanos diputados secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión: "La H. XXVII Legislatura Estado Tabasco, interpretando fielmente sentimiento pueblo tabasqueño, considera como deber ineludible tributar su ofrenda de inmensa gratitud ante restos egregio patriota llamóse Guadalupe Victoria, y cuyo verdadero nombre fué Manuel Félix Fernández, primer dignísimo presidente de nuestra República; al mismo tiempo, estima justo nuestra Legislatura tributar un aplauso a Secretaría Gobernación por empeñoso afán desplegó hasta encontrarse restos inmortal patricio, encomiendo, asimismo, actitud Congreso Unión, por significativa ovación hace a tan ilustre desaparecido y cuyo recuerdo palpita triunfante, memoria sus conciudadanos.- Atentamente, diputados secretarios, Alejandro Lastra.- S. Ruiz." - A su expediente.

Telegrama procedente de: "Tlaxcala, Tlax., 4 de mayo de 1923.

"Diputados secretarios de la Cámara de Diputados.

"El Congreso del Estado libre y soberano de Tlaxcala se une al H. Congreso de la Unión en el homenaje que rinde a los restos del ilustre patriota, general Guadalupe Victoria.- Diputado secretario, Mauro Angulo.- Diputado secretario, J. N. Nava."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Mérida, Yucatán, 4 de mayo de 1923.

"Cámara Diputados del Congreso de la Unión.- Urgente.

"La XXVII Legislatura constitucional del Estado libre y soberano de Yucatán, con motivo de homenaje que rinde esa H. Representación Nacional al benemérito general Guadalupe Victoria, primer presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, cuyos restos áridos en honor a la justicia más cumplida serán inhumados en la Rotonda de los Hombres Ilustres, quiere que las flores perfumadas del agradecimiento, que palpita en todo pecho mexicano, por los defensores de sus derechos, sean la ofrenda de los corazones yucatecos. Quiere también que se recuerde entre los méritos indiscutibles de varón tan ilustre, que en 16 de septiembre de 1825 hizo efectiva la libertad de los esclavos, decretada por el benemérito de la patria, don Miguel Hidalgo y Costilla, pronunciando las siguientes y sencillas palabras, que ha recogido la Historia: "Esclavos: en este día en que se celebra el aniversario de la libertad, recibidla en nombre de la patria, y acordáos que sois libres por ella para honrarla y defenderla." Este hecho, por sí solo, sería suficiente para nimbar de luz la personalidad de tan ameritado ciudadano. La Legislatura yucateca, de credo socialista, desea que el pueblo mexicano grabe en su conciencia y en su corazón esas significativas palabras para que, laborando siempre por su propia emancipación, construya el basamento indestructible de una patria próspera, respetada y feliz.- Diputado presidente, Hermilo Puerto M.- Diputado secretario, Héctor Victoria."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Durango, Dgo., 4 de mayo de 1923.

"Secretarios Cámara Diputados:

"Nombre pueblo Durango, hónrome patentizar profundo agradecimiento esa H. Cámara motivo honores tribútanse restos insigne patriota general Guadalupe Victoria, hijo ilustre este suelo, primer presidente México y símbolo acendrado instituciones republicanas. Duranguenses honraremos siempre su gloriosa memoria y hacemos fervientes votos porque los mexicanos todos sepamos, a su ejemplo, cuando la patria lo necesite, lanzar la espada en prendas e ir por ella.- Atentamente, gobernador constitucional, J. A. Castro."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Durango, Dgo., 4 de mayo de 1923.

"Diputados secretarios de la H. Cámara de Diputados al Congreso de la Unión. "Guadalupe Victoria hijo del pueblo, saliste serranías Durango en busca gloria, llevando únicamente carácter altivo. Nosotros, hijos tuyos, representantes colectividades, al remover cenizas gloriosas, rememoramos vida entera, llena sacrificios libertad patria. Tu sacrificio no fué estéril; desde entonces somos libres. ¡Salve, héroe durangueño, tus hijos te veneran!- Por el R. Ayuntamiento de Durango, el presidente municipal, Manuel Díaz B. - Secretario, Emilio Siqueiros."- A su expediente.

Telegrama procedente de: "Tamazula, Durango, 4 de mayo de 1923.

"Secretarios Cámara Diputados:

"Como hijo este pueblo, envío felicitación esa H. Cámara por homenaje a acordado a nuestro héreo, Guadalupe Victoria.- Telegrafista, Luis G. León." - A su expediente.

Telegrama procedente de: "Guanaceví, Durango, 4 de mayo de 1923.

"Secretarios Cámara de Diputados.- México.

"Estado Durango, jirón tierra mexicana, ufánase haberle dado un héreo grande todos conceptos, nacido esta región.- Pueblo de Guanaceví y Ayuntamiento." - A su expediente.

Telegrama procedente de "Tamazula, Durango, 4 de mayo de 1923.

"Secretarios de la Cámara de Diputados.- Congreso de la Unión.

"Comité Guadalupe Victoria que labora pro celebración centenario instalación primera República y honrar memoria nuestro héroe, agradece honores esa H. Cámara tribútale. Felicitámoslos entusiastamente.- El presidente, Clemente Corrales."- A su expediente.

Telegrama procedente de "Tamazula, Durango, mayo 4 de 1923.

"Secretarios Cámara Diputados.- México, D. F.

"Como ciudadano y descendiente directo Guadalupe Victoria, agradezco esa H. Cámara honores tribútansele.- Concepción Fernández."- A su expediente.

Telegrama procedente de "Tamazula, Durango, 4 de mayo de mayo de 1923.

"Secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Congreso Unión.

"Ayuntamiento hónrome presidir, dispone háganse presentes esa H. Cámara expresivas muestras gratitud por distinción sirvióse acordar, honrado

insigne patriota Guadalupe Victoria, preclaro hijo de esta Villa. Pueblo Tamazulense felicítalos cordialmente.- Presidente municipal, V. Corrales."- A su expediente.

Telegrama procedente de "Chihuahua, 4 de mayo de 1923.

"Profesor y senador Abel S. Rodríguez.- Calzada de la Piedad, 97.

"H. Congreso Estado suplícale que unión diputación por Chihuahua, lleve representación ante sesión solemne verificaráse mañana recinto Cámara honor general Guadalupe Victoria.- Respetuosamente.- D. S., R. J. Almada.- D. S., Rafael Salazar."

El C. presidente: Se suspende la sesión entretanto llegan los restos del general Guadalupe Victoria.

El C. secretario Barón Obregón: Por disposición de la Presidencia, se nombra a los siguientes ciudadanos diputados: Gálvez, Gómez Mauricio, Villanueva Garza, Esmerio Marcos, Aguirre Benavides y secretario Samayoa para recibir a las puertas de esta honorable Cámara al ciudadano presidente de la República y a los restos del General Guadalupe Victoria.

(Son introducidos al salón los restos del ciudadano general Guadalupe Victoria Penetra al recinto de la Cámara el ciudadano presidente de la República con el ceremonial de costumbre.)

El C. presidente: Se reanuda la sesión. Tiene la palabra el ciudadano diputado Emilio Gandarilla, en representación de la diputación de Durango.

El C. Gandarilla: Señores representantes:

Vengo aquí bajo el dominio de una emoción, para mi, grandiosa..... Nunca como ahora me he sentido tan satisfecho de encontrarme entre vosotros, y de poderos dirigir la palabra en nombre de la diputación duranguense, porque el destino, que no mis escasos méritos, ha querido que este acto tan solemne y tan severo, se involucre en el proceso insignificante de mi vida.

Señores representantes: En nombre del Estado de Durango vengo a traeros los restos de uno de nuestros más grandes hombres, de uno de nuestros más grandes patriotas, de un caudillo que representó a Durango en la epopeya de la República.

¡Don Miguel Fernández Félix, en los anales patrios conocido con el nombre que le dieron sus soldados y la fama: DON GUADALUPE VICTORIA!

El Conjuro maravilloso de la Voluntad Increada ha estremecido el caos, haciendo brillar, en el infinito, miríadas de soles.

Los astros se lanzan, en su rápido giro a través de los espacios inconmensurables, obedeciendo las eternas leyes.

Los seres, que en número incomprensible han surgido al conjuro de la Voz Omnipotente, se aprestan a cumplir sus destinos!....

Entre el conjuro de creaturas que de hoy en más y por eternidad de eternidades formarán el Universo indestructiblemente, hay una a la que marcándosele su misión, hásele dicho: Piensa y desea!....

¡Piensa! Esto es, lanza tu inteligencia a los abismos del cielo, del mar y de la tierra; escala el firmamento, y pues eres Prometeo, roba de los cielos el fuego de los rayos!.....

...Y si el buitre devora tus entrañas, no importa; lucha con él; que fuerzas se te han dado, aférrate a su cuello, rompe sus garras, arranca sus ojos tenebrosos y oblígale a rodar, moribundo, por la montaña sacra donde debes plantar tu palacio de Rey de la Creación.....

¿Ves?....¡El ave negra está vencida! ya no hay monstruos que te detengan ligado a la funesta roca; y si aún llevas un trozo de ella enlazado al eslabón de la fatal cadena, lucha por abandonarlo, y entonces no habrá para tí valladares infranqueables, ni obstáculos invencibles, ni trabas que se opongan al vuelo magistral del pensamiento!.....

¡Y el hombre lanzóse a la lucha e hizo de la roca los elementos de su futura grandeza! Hélo ahí tallando la piedra para convertirla en el hacha con que derribará los árboles, en el cuchillo con que vencerá a la fiera, en la flecha con que alcanzará predominio sobre los otros! Siglos después es Confucio elevando su mente a las sublimes regiones de la Filosofía y la Moral; es el alma del pueblo Ario concibiendo los Vedas e inmortalizando sus épicas batallas en el colosal Mahabarata y en el fantástico Ramayana; es el calculador fenicio que nos lega la maravillosa escritura fonética, o el laborioso egipcio que nos lega sus colosales monumentos: las pirámides, amasadas con su sangre y con su carne, sobre las arenas calcinadas del desierto!.....

Pero sigámoslo en su marcha hacia Occidente, y lo veremos convertido en Licurgo y en Solón, para dar leyes admirables y realizar con Pericles la grandeza de Atenas. Veremos al hombre desplegar las inmensas fuerzas de su imaginación, y ser Fidias dotando al Partenón con Minerva colosal; Esquilo y Sóflocles pintando en sus tragedias los más recónditos secretos del corazón humano; y Herodoto dando vida a la Historia, con el encanto que su mente sabía prestar a los sucesos acaecidos.

¡Piensa, se le dijo a la humana criatura! ¡Piensa, y con la fuerza del pensamiento lanza el buque de vapor sobre las olas del Océano, y si el monstruo ruge, si jadeante de ira amenaza sepultarte en sus entrañas, al verte de pie, erguido, sereno, sobre la cubierta de tu barco, se declarará vencido, y en vez de las voces estentóreas con que intentaba ponerte miedo, escucharás el suave rumor de las olas que, humildes, vendrán a besar el casco del navío; y en vez del impulso de la tempestad que levantaba para derribarte, sentirás las caricias de la juguetona brisa, que, entretejiéndose a las guedejas de tu flotante cabellera, parecerá implorar, con sus halagos, favor del Monarca Omnipotente.

¡Piensa! Y el agua obediente a tus mandatos,

convertida en vapor, te llevará en raudo caminar a través de áridos desiertos o encantadoras florestas!....

¡Piensa! Y el electrón del filósofo de Mileto se transformará en el poderoso dínamo que alumbre y caldee las noches de tus inviernos; en el prodigioso carrete que iluminando el tubo de Crookes te descubra los secretos de la vida guardados en el interior de los organismos, o en el de Branly que te permita transmitir tu pensamiento, y lo que es más sorprendente aún, tu palabra propia, a través de las etéreas ondas.

Y el hombre obedece....¡Y el mundo, estático de asombro, recibe los increíbles descubrimientos! Los inventos que parecían inverosímiles surgen en confusa muchedumbre a la mente creadora, en tanto que las ciudades pueblan sus museos de un arte, que si tuvo en Grecia su decadencia, después de su cenit vuelve a elevarse más pujante y más vigoroso que nunca en la Italia del Dante y de Ariosto, de Miguel Ángel y de Rafael.

Mas el ejercicio del pensamiento implica también el de la voluntad que hizo del hombre un ser libre. ¡Y él quiso serlo en todas las manifestaciones de su vida!....

Ejercitando su libre albedrío instituyó la sociedad gobernada por aquellos a quienes elegía y regida por leyes emanadas del pueblo: ¡Y cuando hubo un Hiparco hubo un Harmodio; y si Darío avanza su ejército hasta Maratón y Jerjes se aventura a pasar las Termópilas, allí están Milcíadas y Leónidas escribiendo en el alcazár de la soberanía humana la sublime palabra: ¡LIBERTAD!

¡LIBERTAD!.... ¡La amada predilecta del hombre!... ¡Tu pusiste en los labios de Demóstenes las Filípicas que hicieron estremecer al soberbio Rey de Macedonia! ¡Tú diste al alma de Judas Macabeo el valor que lo inmortaliza! ¡Tu hiciste insensible la mano de Scévola y diste ánimo a la mujer de Asdrúbal para lanzarse al Océano de llamas en que naufragaba Cartago!....

¡Fué el deseo de poseerte el que armó a Bruto del puñal con que puso fin a las ambiciones de César!....

¡Fué el anhelo de LIBERTAD el que dió a nuestro Cuauhtémoc la grandiosa serenidad con que pudo soportar el cruelísimo tormento!

¡La aspiración del hombre hacia la LIBERTAD!: ha ahí la palanca que derriba todos los tronos, el huracán que abate a todos los tiranos, el impulso que hizo rodar por las gradas del patíbulo las cabezas ensangrentadas de Carlos I y Luis XVI!.... ¡Que envió el Águila Imperial a morir, solitaria y mustia, sobre el abrupto Peñon de Santa Elena!....

¡Fué ese anhelo el que encendió en tierras de América las luchas libertarias a cuyos resplandores surgirán, eternamente evocadoras, las figuras titánicas de un Bolívar sobre las crestas de los Andes, de un Hidalgo sobre el Monte de las Cruces, de un Washington sobre las heladas llanuras de Norteamérica.. ¡Y fué el anhelo de libertad el que engendró en tierras de Hidalgo y de Morelos espíritus inmortales como el de Guadalupe Victoria, espíritus como el de ese hombre cuya vida es un ejemplo para los ciudadanos de la República!....

¡Y es a ese anhelo de libertad al que México debe el haber tenido soldados como GUADALUPE VICTORIA, que en el sitio de Oaxaca exclamara con gesto de espartano: "¡VA MI ESPADA EMPRENDA! ¡VOY POR ELLA!" ¡Y es este anhelo de libertad al que se debe que Victoria, al ser invitado por Santa Anna para abandonar el país, abandonando así la causa de la Justicia y del Derecho, contestara de esta suerte: "General Santa Anna: puede usted retirarse al puerto de Veracruz y ponerlo en estado de defensa, mientras yo me bato por la causa republicana; que cuando usted vea mi cabeza en la punta de una lanza, habrá comprendido que ha llegado el momento de embarcarnos!"....

Señores representantes:

¡Ahí tenéis ante vosotros los restos del hombre que por sus triunfos y por sus desgracias puede ser comparado con Epaminondas!....

¡La justicia nacional en este día solemne, ha reconocido su méritos!

En nombre del Estado de Durango os entrego esos restos venerables. Mi Estado natal no los reclama para sí, porque sabe que los grandes hombres pertenecen, en la vida como en la muerte, a la Patria, cuando no a la Humanidad....

Enviadlos, ciudadanos representantes, a la Rotonda de los Hombres Ilustres, que muy bien estarán al lado de aquel otro duranguense, don Francisco Zarco, el formidable periodista de la Reforma, y al lado de aquel príncipe del arte que paseó triunfalmente por toda Europa el nombre de: ¡Ricardo Castro!....

Enviad esos restos a la necrópolis de los magnos heroísmos, pero no olvidéis ciudadanos representantes, que la vida de este brillante luchador bien vale el epitafio que perdurará eternamente: "¡CAMINANTE, VE A DECIR A ESPARTA QUE HEMOS MUERTO, PERO SABIENDO RESPETAR SUS LEYES!" (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Puig y Casauranc.

El C. Puig y Casauranc J. M.: Un sentimiento de justicia y de compañerismo ha movido sin duda a la Presidencia de esta Cámara al encomendar a un diputado veracruzano una de las oraciones en elogio del prócer que la Representación Nacional acoge hoy llena de respeto y amor. Y ha sido un sentimiento de justicia, porque fué la tierra veracruzana el teatro principal de sus hazañas épicas y fué en Veracruz en donde este glorioso hombre mexicano llegó a ganar definitivamente el amor de la República y en donde tuvo amplia y plena justificación el cambio intuitivo y prodigioso que hiciera de su nombre por el de Guadalupe Victoria, doble símbolo de mexicanismo y de anunciación de triunfo de los ideales nacionales. Hay allá en el corazón de nuestro Estado, en la región de Teocelo y de Naolinco, Jalapa y Xico de nuestro Veracruz, un recuerdo glorioso tan vivo de las hazañas del que fuera primer presidente en nuestro régimen republicano; palpita todavía un sentimiento de recordación y de gratitud tan fuerte en los corazones de aquellos hijos de Veracruz; supo este hombre ilustre impregnar de un modo tan definitivo el ambiente veracruzano con el recuerdo de sus hechos; se acercó tanto al corazón del pueblo que el orgullo regional, más fuerte que la

verdad histórica, ha querido dar a Guadalupe Victoria carta franca de ciudadanía veracruzana y así Naolinco de Victoria se envanece con haber sido cuna de este héroe nacional, de este viejo soldado de la independencia; ufanía tan arraigada y convicción tan firme, que fuera empresa estéril tratar de convencer a aquellas gentes de que Guadalupe Victoria no vió al nacer el suelo esplendoroso que alienta y deslumbra a los veracruzanos, sino que hundió sus ojos infantiles en el horizonte hosco y noble y severo y montañoso del Occidente de Durango. Y, señores, hay que respetar ese orgullo regional, que es síntoma de veneración y de cariño para él, y no sería yo quien pretendiera cometer el crimen de arrancar una ilusión patriótica a los ojos de Naolinco. Ojalá que en casos como éste todos los pueblos de la República creyeran sinceramente que ese héroe nacional había sido hijo de su suelo; ojalá que en todo el país creyéramos sinceramente que cada héroe nacional había vivido con nosotros, porque así su aliento y su entusiasmo y su fe en los destinos de la patria sería definitivo, constructivo del alma nacional.

¿Cómo negar a los hijos de Naolinco este orgullo; cómo negar que fué veracruzano, si muy veracruzano fué cuando dejó su sangre en los zarzales de Xico; cuando en Puente Nacional detuvo por meses enteros al Ejército español; cuando en Jalapa rigió los destinos de aquel Estado, en donde el Pico de Orizaba se antoja un gigantesco obelisco que, como un espejo ustorio, roba todo el reflejo del sol, no para guardarlo egoístamente, sino para dar brillo a toda la República? ¿Cómo negar que Guadalupe Victoria fue veracruzano, si en Macultepec y en las cavernas de las fieras paso meses y meses en época aciagas de persecución y de desastre? ¿Cómo negar que lo fué, si tanto lo amaban cuando en sus épocas de ausencia iban los indígenas a depositar en las encrucijadas de los caminos, alimentos para el héroe, que nadie sabía en dónde se encontraba, pero que todo Veracruz cuidaba con un inmenso amor? Y, sobre todo, fué muy veracruzano cuando después de una vida de sacrificio y de generosidad y de triunfos y de luchas dejó por años y más años sus carnes y sus huesos a la suprema alquimia de la muerte, al cuidado y al amor de la tierra de Veracruz, en tanto que su espíritu se infundía, como en la concepción helénica del morir de los héroes, para alentar por siempre en el espíritu y en el corazón de las generaciones venideras. "Del morir de los héroes", hemos dicho, y la frase es de una perfecta exactitud, porque fué don Guadalupe Victoria uno de los muy pocos y verdaderos héroes mexicanos. Héroe, en la significación que los antiguos griegos deban al vocablo, que, usado desde los tiempos prehoméricos, lo fué por Hesiodo, por Homero, por Solón y por Porfirio para señalar a los humanos guerreros de una fuerza y de un valor sobrenatural, o en general a aquellos que se distinguían de sus conciudadanos por excelsas y constantes cualidades morales, físicas e intelectuales; héroe en el sentido más circunscripto, pero más radioso que dio Clístenes a la palabra cuando para provocar un sentimiento nacional panateniense ordenó que las estatuas de los héroes del Ática fueran llevadas a la Agora; héroe en el significado alentador y constructivo de espíritus de pueblos que el oráculo de Delfos daba al heroísmo, ordenando el cuidado y la conservación perpetua de los restos de los héroes por el poder milagroso de aliento patriótico que estos restos conservan; héroe en la concepción de la literatura teutónica del heroísmo que exige para el héroe prendas sobrenaturales si han de ser objeto de su culto; héroe hasta admitiendo el concepto de fantástico popular de la literatura céltica, que exige a los héroes, que concede a los héroes (como conceden a Guadalupe Victoria los viejos de Naolinco) un poder de transformación, de caracterización que los haga indestructibles, y así, si Sigmundo se convierte repetidas veces en lobo y si Fafnir en la literatura céltica toma el aspecto de una serpiente en trance de apuro para huir de sus perseguidores, los viejos de Naolinco juran que cuando Guadalupe Victoria tenía que refugiarse en las cavernas de jaguares, podía hacerlo gracias a un poder sobrenatural de convertirse en tigre, es decir, señores diputados, que la concepción de héroe llegó hasta la consciencia popular y dió atributos sobrenaturales, sobre los que la mitología y la literatura misma exigen para que estos personajes dejen de ser simplemente hombres y pasen a ser símbolos de los pueblos. Guadalupe Victoria es héroe, en fin, en el sentido actual, presente, de estos tiempos de rectificación, de orientación definitiva hacia la sencillez, hacia la precisión de espíritu y de lenguaje. Época de crítica filosófica ruda, que barre con las figuras borrosas de los principales héroes; crítica que exige hoy para dar el dictado de héroe, que se reúnan obras y vidas de producción real, de inconmovible firmeza de propósito, de humanitarismo sincero y de persecución incesante y práctica de ideales elevados. Y henos aquí, señores diputados, llevados de la mano a intentar un ligero análisis de la vida y obras de Guadalupe Victoria y de la época azarosa en que este carácter se desenvolvió. Pero no podría pasar adelante sin decir que he de ser muy breve en este recorrido histórico y que la misma sinceridad que antes marcaba como tendencia de los tiempos, me obliga a decir con dolor, que tuvo razón, que le sobraba a Sismondí cuando dijo: "En las narraciones históricas sólo se encuentran de ordinario repeticiones de los mismos actos de crueldad, de maldad y de bajeza que fatigan el espíritu, causan fastidio a los lectores y degradan al hombre que se ocupa largo tiempo en recorrer los horrores y estragos de los partidos y facciones". Imaginémonos, señores diputados, el cuadro de la Nueva España de 1811, cuando un estudiante duranguense abandonó el Colegio de San Ildefonso, de esta capital, para lanzarse al campo de la rebeldía; y no será, por otra parte, excesivamente difícil de imaginar el cuadro, ni precisará para ello excelsas imaginaciones de poeta, porque hay que confesar que muchos aspectos de orden político y social de entonces persisten hasta nuestros días. Miremos en el fondo brumoso de ignorancia, de incomunicación espiritual absoluta de los pueblos, de terror ancestral ante los opresores milenarios, de educación religiosa, torcida e invertida hasta la superchería, el fanatismo y la superstición; de absoluto desconocimiento de las distintas

familias que ocupaban el bello solar mexicano; de monopolios odiosos de comercios e industrias y de alejamiento de clases sociales separadas por abismos de fortuna y por abismos mayores de incomprensión; miremos en ese fondo brumoso toda una procesión interminable de encomenderos y subdelegados y corregidores e inquisidores y capitanes generales y virreyes, apoyados todos, lo mismo en sus actos generosos y buenos que en sus atrocidades y en sus vejaciones y en sus hurtos, por la admirable organización de fuerzas del Ejercito colonial; agucemos nuestro poder visual para percibir, si tanto es nuestro poder, para percibir tras esa precisión fantástica la silueta descarnada del indio, del indio que no tenía más defensas, utópica defensa, que el Código de Indias que, como dice Zavala - y cito a un historiador amigo del régimen colonial de entonces -, más que un baluarte que protegiera los pechos de los indios, era la sanción legal de la esclavitud, un código oficial de procedimientos asentados sobre bases que parecían indestructibles, bases de opresión, de reconocimiento, de inferioridad, bases que conforme a la profecía del mismo Zavala, habían de pesar por siglos y por siglos y pesan indudablemente sobre todos los gobiernos de México. Demos a este cuadro de miseria y de dolor sólo una luz, lateral y débil: la influencia de los filósofos franceses en los espíritus cultivados de la época y la sugestión tremenda de la invasión napoleónica en la península, que infiltrada débilmente en los espíritus una esperanza, una posibilidad de triunfo sobre el león español. Y encerrando este cuadro ennegrecido en un marco aún más tétrico, aunque radiante de galas y pedrería, encerrando este cuadro de la situación nacional en un marco tétrico: la alta sociedad criolla mexicana de entonces - sociedad en la que aparecían el virrey, el venerable obispo, el inquisidor hipócrita, la fácil cortesana, el libertino y la madre de familia, para divertir a los virreyes y mendigar sus favores -, encerrado ese cuadro de la situación nacional de entonces en ese marco humillante de la sociedad mexicana tendréis, señores representantes, un reflejo pálido, pero aproximado a la verdad, del México de 1811.

Y no necesito probar que este cuadro sombrío tiene tonos que aún en la actualidad persisten, porque estoy viéndolo en los ojos de los señores diputados y para no poner sino un ejemplo gráfico y sangriento de que está es la verdad, sólo recordaré que lo mismo que en las narraciones de Bartolomé de las Casas y aun de Lucas Alamán, se habla de injusticias y de atrocidades contra indígenas y de persecuciones y de muertes por robos que no habían soñado nunca cometer; apenas hace seis o siete años, en plena revolución, hemos visto casos tan dolorosos y significativos, como el de aquellos zapatistas indígenas que ya he señalado ante la Representación Nacional una vez, zapatistas indígenas del Estado de México, que eran llevados en grupos al paredón y acusados por "libertadores", de constantes robos de ganado para satisfacer su apetito, y que la autopsia de ley demostraba que aquellos infelices, que tenían hasta el aspecto físico de la inanición, que eran tipos perfectos de los hambrientos de la India, no sólo no habían comido por años, quizá, carne rica de bovinos, sino que apenas tenían únicamente en su estómagos, granos no digeridos de maíz crudo.

Pues bien, señores diputados; quien en estas condiciones y para remediar estos males se lanzó a la revolución; quien como Guadalupe Victoria, vive por dos lustros la vida precaria y angustiosa de las persecuciones y las luchas desiguales; quien alienta el vigor patriótico y prende esperanzas en los humildes, con arengas más reales de seguro, aunque de menor alcance poético, que los de Magiscatzin y Xicoténcatl; quien desde Puente Nacional combate por años contra el invasor que avanza desde la garita del puerto de Veracruz; quien cuando tantos se rinden y amnistían, va a buscar asilo entre las fieras veracruzanas, sin perder la fe ni aun en aquel periodo doloroso que siguió a la muerte de Morelos; quien tal hace sin una vacilación, sin una cobardía, merece ser catalogado en la misma línea de hombres legendarios que lo fueron Agamenón o Scévola. Pero esta parte heroica en el terreno militar es, seguramente, la de menos brillo de su vida. Habremos de llegar, para conceder a Guadalupe Victoria el puesto de honor y de respeto que merece en la Historia Patria, a considerar su actuación posterior, propiamente política, cuando terminada - teóricamente - la guerra de Independencia en 1821, México cayó - y hay que confesar que no ha salido de ella - en la garra trágica de nuestro eterno cáncer nacional: la lucha personalista de las facciones y de los partidos, y en esa parte transcurrida desde la consumación teórica de la Independencia hasta que México entró con paso lento y vacilante siquiera, por los terrenos de una organización institucional republicana; cuando tantos se decepcionaban de sus primitivos ideales; cuando en el llamado Congreso Constituyente de 1822 todo era en el fondo - con excepción de algunos espíritus selectos - lucha entre dos grupos monarquistas que apoyaban, unos a Iturbide y otros que soñaban con un príncipe español; cuando se hizo trasplantar a nuestra América los monumentos góticos, que sólo son duraderos cuando tienen la raigambre de la tradición y de la historia, Guadalupe Victoria, siempre un intuitivo ideal, electo diputado por Durango, no quiso autorizar con su presencia ni dar fuerza con su prestigio a la farsa del Congreso Constituyente de 1822 y se retiró a la montaña, a aquella tierra excelsa que hoy lo reclama también como suyo.

Y más tarde, disuelto ya el Congreso, cuando Iturbide sentaba sobre arenas movedizas los cimientos de un imperio ilusorio; cuando nadie se conservaba fiel a a idea republicana, cuando Santa Anna aconsejaba la disolución del Congreso y estimulaba la proclamación del Imperio; cuando Cortazar había sido el órgano de la disolución y era uno de los firmes sostenes del sueño de absolutismo imperial; cuando Echávarri era el confidente de Iturbide; cuando el mismo Bravo aconsejaba la pena de muerte para los que conspiraban contra el trono; cuando el mismo Guerrero había autorizado con su presencia la ceremonia de la coronación, sólo tres hombres: Guadalupe Victoria, Parres y Barragán, no claudicaban y seguían firmes y enérgicos, obrando de acuerdo con sus convicciones republicanas; y así, en el momento de la rebelión contra el Imperio de los cuatro jefes

principales que tuvo el principio el movimiento libertador: Santa Anna, Victoria, Guerrero y Bravo, sólo Guadalupe Victoria podía decir y ser creído, que no había ayudado un solo instante a la sangrienta burla del sentimiento libertario de México. Fué Santa Anna también, es verdad, quien el 2 de diciembre de 1822 proclamó el desconocimiento del Imperio y la implantación de la República; pero del iniciador puede asegurarse, con apoyo de su vida entera de mezquindad y de ambiciones, que obró sólo movido por apetitos y por odios personales, en tanto que Victoria, al secundarlo, sólo era movido por un viejo y noble entusiasmo de republicanismo y era su actitud de entonces sólo una prueba más de la constancia y firmeza de su conducta desde el primer periodo revolucionario.

Y se llega al fin, señores diputados, al año de 1824: por una rara, por una excepcional justicia de la Nación, por una elección plenamente democrática de las legislaturas de los Estados, que obraban de acuerdo con los preceptos constitucionales, a la exaltación a la primera magistratura de la República de ese hombre sencillo, digno de figurar en las "Vidas paralelas" de Plutarco, por la generosidad de su ideal, por la constancia de su actitud, por no haber hecho nunca la guerra por nombres o personas; por haber luchado siempre por principios; virtudes que lograron el raro milagro en nuestro México, siquiera por algún tiempo, de que por primera vez en la República una sanción constitucional impusiera respeto a las masas y fuera un valladar a las ambiciones de los mílites. Todo parecía entonces presagio de un porvenir dichoso; todo señalaba un camino franco, abierto, definitivo, rápido hacia la prosperidad. Y, sin embargo, qué poco se avanzó entonces y qué poco hemos avanzado en realidad hasta hoy! Y hemos avanzado poco - hay que decirlo, cuando la Representación Nacional trae a este recinto, para rendirle honores, al primer presidente de la República -, hemos avanzado poco por las eternas luchas de facciones, por evideces e impulsivimos de la eterna casta militar; porque cegados por el brillo de hombres, olvidamos luchar por las ideas; porque hemos querido resolver por procedimientos políticos, problemas angustiosos de naturaleza social; porque hemos creído, muchas veces ingenuamente, que cuando hacemos una revolución, basta con que triunfemos en el campo de batalla, para que sea feliz y próspera la patria; porque hemos hecho por mucho tiempo y haremos, ¡Dios sabe por cuánto todavía! precisamente lo contrario de que hiciste tú, noble desaparecido, viejo soldado de la Independencia nacional, que ojalá puedas orientarnos algún día por los senderos reales del mejoramiento colectivo, base y función de un sólido engrandecimiento de la patria. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Vasconcelos Eduardo.

El C. Vasconcelos: Dos concepciones contribuyen a formar el juicio histórico: la concepción del niño y la concepción del hombre. En el escenario color de rosa de la vida, cuando la primavera rompe los botones de las flores, cuando el campo se abre amplio y verde a los juegos jocundos de la niñez, una tarde, a la pálida luz de un crepúsculo admirable, fuimos llamados al hogar de nuestros mayores, y al amor de la lumbre, un anciano nos recitó las leyendas y las verdades de la patria. Aprendimos de horoicidades contadas emotivamente por aquellos labios viejos; supimos la invasión de tribus y familias que llegaron a constituir imperios poderosos en la tierra mexicana; conocimos a grandes rasgos, en medio de una atmósfera que imaginamos de rayos, con nubarrones espesos en los cielos, la jornada, al mismo tiempo heroica y salvaje, de la conquista, y vimos, a través de las relaciones al amor del hogar, cómo se habían desarrollado los tiempos medievales del virreinato, y llegamos a la epopeya gloriosa, a la que toda ella evoca luz, a la que prende en nuestro espíritu locos entusiasmos, a la que hace palpitar nuestros corazones a la que mueve nuestra lengua: llegamos a al epopeya de la Independencia y advertimos en todos sus matices la consistencia de esa obra, la intuición suprema de sus directores, la verdad inefable en el fondo de sus doctrinas, y aprendimos entonces, en medio de aquella atmósfera de la niñez, algo que nos parecía simplemente palabra, algo que susurraron a nuestros oídos y que decía: la Independencia sin la República nada vale. Y en medio de aquellos relatos supimos del nombre de Guadalupe Victoria, y el nombre nos impresionó, y el nombre nos fué simpático; nos fué simpático porque en las pequeñas carnes del niño, en el alma pequeña del niño, ya había las ansias de la victoria y pensaba, escudado por la religión del hogar de sus mayores, que era el dulce nombre de Guadalupe, el nombre que evocaba a al dulce virgen india que desde los cielos protege al mexicano. Fué desde entonces grato para nosotros don Guadalupe Victoria: grato por sus hechos y grato por su nombre.

El viejo abuelo nos recordó en aquellos tiempos dulces de la niñez, el heroísmo casi legendario de una leyenda griega o gótica, de Guadalupe Victoria, que se lanza entre el fuego del enemigo, bajo el fuego del enemigo, a conquistar la trinchera cercana con la espada entre los diente. Se nos recuerda esa vida casi de anacoreta llevada por este hombre entre la sombra numerosa de los bosques de Veracruz; se nos recuerda esa vida casi de anacoreta llevada por este hombre entre aquel palpitar de vida; aquella tenacidad en el intento, aquella fuerza de voluntad, aquella consistencia de la voluntad que lo llevó al anacoretismo, pero a un anacoretismo santo y fecundo, santo y fecundo porque iba fomentando en su alma el aliento vivificador de la obra de independencia. Y sabemos, a través de lo que en el hogar nos contaron, cómo él llegó en el momento supremo del triunfo a incorporarse con sus viejos compañeros.

Bien, señores: esa concepción infantil casi es una nebulosa. Dormimos en el regazo de la madre amada, pero en la nebulosa, en esa nebulosa de conceptos y de hombres existe ya el gérmen de una futura coordinación. Es que el hogar ha servido para hacer brotar en nosotros la llama del amor hacia la patria a través de las vidas de sus héroes. Y no está lejano el día en que la vida llegue a despertarnos y a decirnos que somos hombres y en que sintamos fuerzas en el espíritu y fuerzas en los músculos, y entonces toda aquella vaga concepción de la niñez, toda aquella vaga concepción que no entiende

las palabras sino por una imagen elemental, que sabe que la conquista está representada por un hombre acorazado en hierro que mata indios, y por las heroicidades de los indios; que sabe que el virreinato es la imagen de un hombre austero cubierto de púrpuras, que preside procesiones religiosas en unión de frailes tonsurados, y que entiende la esclavitud por la imagen que arrancó de algún cuadro: un hombre con el torso desnudo que soporta los golpes del verdugo; el niño para quien la República es una palabra sin sentido, entonces cuando ya en la madurez de la vida ha llegado, cuando ya se sienten fuerzas en el espíritu y fuerzas en el músculo, cambia el concepto totalmente, y en aquella nebulosa por amor a la patria infundida en el hogar, viene estableciéndose el orden, como de la nebulosa natural ha venido estableciéndose la coordinación de los mundos; y entonces se entiende, señores diputados, cuál es la obra de nuestros héroes epónimos de independencia, entonces se advierte cuál fué la fe profunda que inspiró la gallarda aventura de estos hombres, y entonces se recuerda a Guadalupe Victoria, y en medio de las herejías y descreimientos del tiempo que se vive cuando se es hombre, se recuerda cariñosamente su nombre y se recuerdan cariñosamente sus hechos; sus hechos, porque se le ve valeroso y esforzado abandonar los libros y trocarlos por la espada de combate, porque en esos momentos era preciso el combate de la espada y no el combate del libro; se le ve ir a la vera de Morelos, fluctuar con toda aquella pléyade de héroes en la obra de la conquista de la Independencia patria; y después, un tanto decepcionado, se advierte cuál sería, y se pesa y se mide en todo su alcance el sentimiento de este hombre metido en las selvas veracruzanas, en tanto que todo el mundo claudicaba, en tanto que todo el mundo venía a entregarse rendido a las plantas del vencedor realista. Y después se advierte cuál era el verdadero sentimiento, el verdadero pensamiento, alma máter de la fe de aquellos caudillos de independencia, cuando ya lograda la Independencia, existía una fórmula como un desiderátum: el establecimiento de la República, el definitivo afianzamiento de las libertades que llevaba inherentes la idea de la Independencia: la abolición de los privilegios, la reducción absoluta de las barreras de las castas y de las clases; y entonces es cuando surge más simpática, más vigorosa, cuando llega a tocar los verdaderos límites de la heroicidad la figura de don Guadalupe Victoria. Fluctuando entre aquellos dos polos de nuestros primeros anhelos de independencia: entre la casta figura de Hidalgo y el nervioso brazo y la espada rutilante de Morelos, existe don Guadalupe Victoria, don Guadalupe Victoria honesto, don Guadalupe Victoria bondadoso; es el tipo del vencedor bondadoso, es el tipo que nos recuerda en la Historia Patria a la Verónica; es el tipo que en el momento en que Iturbide, presa del terror, abandonado de los suyos, caído de un trono, a él se acerco Guadalupe Victoria ofreciéndole una amistad que en los tiempos de gracia le había negado. Entonces admiramos todos la personalidad del hombre y la personalidad del héroe, y nuestras presentes ideas de la madurez y de la vida se relacionan con el recuerdo de la niñez y establecemos el traitd'unión entre aquellas dos ideas, entre aquellas dos tendencias, y formamos el verdadero juicio histórico sobre esta personalidad. Y es Guadalupe Victoria de aquella falange de hombres que nos enseñaron a tener fe. Oh, gloriosa Historia Patria que es, más que una gloria del pasado, una lección del presente! ¡Gloriosa Historia Patria que momento a momento nos enseña en sus páginas que todo se realiza por la obra milagrosa de la fe; gloriosa Historia Patria que nos recoge los nombres de todos estos héroes; gloriosa Historia Patria que nos recoge los nombres de todos los hombres avanzados en ideas, de todos los resueltos al sacrificio por el triunfo de una idea y que nos presenta, como en un escenario magnífico, la fe y el entusiasmo! Bienhechores entusiasmos de los hombres de Independencia que hicieron la patria y que constantemente están recordando a nuestros oídos que sólo por la fe se vence; sí, la fe que vivifica, la fe que alienta, la fe que trasplanta montañas, la fe que descubre mundos, la fe que hace milagros, la fe que desvía las aguas del Nilo y hace fecundas las arenas del desierto; la fe que construye sarcófagos eternos para guardar los cuerpos muertos en espera de la resurrección de las almas; la fe que conserva las civilizaciones orientales y levanta palacios sobre débiles cariátides y pone alas de bronce sobre lomos de leones de mármol; la fe que lucha desesperada y heroica en las Termópilas, en Salamina y Platea y que establece en Atenas el centro de la vida universal; la fe que triunfa en Queronea; la fe que realiza milagros en el Granico y que lleva las falanges masedónicas hasta las fuentes del Ganges y del Hindo en el salvaje reinado del Rey Poro; la fe que predice el amor; la fe que triunfa y conquista el mundo a través de la mansa actitud de Pedro y de la gallarda y nerviosa palabra de Pablo; la fe que vence en las Galias; la fe que levanta catedrales en la Edad Media con encajes de piedra y agujas que tocan los cielos; la fe que infunde aliento a los cruzados, la fe que pone el bisturí en la mano de Leonardo de Vinci para descubrir en los cuerpos muertos la esencia estética de la anatomía humana; la fe que inspira la escritura de la Carta Magna en Inglaterra y la Bulas de oro en Hungría; la fe que hizo surgir el renacimiento estrangulando la Edad Media y fundando las premisas de la Reforma sobre el atrio de Wurtemberg; la fe, en fin, que derriba castillos y abate la Bastilla; la fe que en la confederación de las Trece Colonias funda los postulados definitivos de la democracia; la fe que alienta al bondadoso espíritu de Bolívar a predicar la unión de los pueblos americanos; la que da fuerzas de Hércules a Juárez para atravesar el territorio nacional con la bandera de la patria que significa la República y la patria misma; la fe en el porvenir, la fe que nos hará triunfar de los egoísmos presentes, la fe que realizará la raza sintética, la raza en que todos tengamos la misma carne y la misma sangre y los mismos huesos y un espíritu, el mismo, un espíritu generoso, dispuesto al amor y ala concordia; y el culto de los héroes, y el culto de estos héroes sirve para eso, para demostrarnos cuánto vale la fe. Conservemos el culto de los héroes, conservemos el culto de la patria: él será el lago risueño cuyas aguas apagarán la sed de todos nuestros escepticismos. (Aplausos estruendosos.)

(Se retira el ciudadano presidente de la República, así como la comisión acompañando los restos del ciudadano general Victoria.)

- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"Acta de la sesión solemne celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día cinco de mayo de mil novecientos veintitrés.

- Periodo extraordinario.

"Presidencia del C. Romeo Ortega.

"En la ciudad de México, a las diez horas y veinte minutos del sábado cinco de mayo de mil novecientos veintitrés, se abrió esta sesión solemne, con objeto de rendir honores a los restos mortales de don Guadalupe Victoria, de conformidad con el acuerdo que tomó la Cámara en su sesión del día dos del mes en curso.

"Se dió cuenta con unos telegramas, por medio de los cuales las legislaturas de Aguascalientes, Campeche, Coahuila, Colima, Chiapas, Durango, Hidalgo, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala y Yucatán, el gobernador de Durango, los presidentes municipales de Durango, Tamazula y Guanaceví; el comité "Guadalupe Victoria", de Tamazula, Durango, y los CC. Concepción Fernández y Luis G. León, manifiestan su adhesión a esta H. Cámara en ocasión del homenaje en honor de los restos del primer presidente de la República, C. general don Guadalupe Victoria.- A su expediente.

"La Presidencia nombró una comisión para recibir a las puertas de la Cámara al ciudadano presidente de la República, que asistiría a esta sesión .

"Pocos momentos después, los CC. diputados Mauricio Gómez y Cipriano Villanueva Garza penetraron al salón conduciendo la urna que contenía los restos mortales de don Guadalupe Victoria, la cual se colocó en sitio destinado al efecto.

"El ciudadano presidente de la República, acompañado de la comisión que momentos antes se había nombrado, penetró al salón y tomó asiento a la izquierda del ciudadano presidente de la Cámara.

"Los CC. diputados Emilio Gandarilla, José Manuel Puig y Casauranc y Eduardo Vasconcelos pronunciaron discursos alusivos al objeto de esta sesión solemne, haciéndole el primero a nombre de la diputación duranguense.

"El ciudadano presidente de la República se retiró con el ceremonial de costumbre y la urna que contenía los restos del héroe fué sacada del salón por varios ciudadanos diputados.

"Se leyó la presente acta."

Está a discusión el acta. No habiendo oradores en contra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Aprobada.

El C. presidente, a las 11.45: Se levanta la sesión y se cita para el lunes próximo a las diez y seis.