Legislatura XXX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19220909 - Número de Diario 15

(L30A1P1oN015F19220909.xml)Núm. Diario:15

ENCABEZADO

MÉXICO, SÁBADO 9 DE SEPTIEMBRE DE 1922

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO I.- PERIODO ORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO I.- NUMERO 15

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 9 DE SEPTIEMBRE DE 1922

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Es leída y aprobada, previa rectificación, el acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los asuntos en cartera, concediéndose licencia al C. diputado J. Ismael Aguado.

3.- Es discutida la proposición de varios ciudadanos diputados, por la que se pide se nombren comisiones que se acerquen al Ejecutivo, al secretario de Gobernación y al gobernador del Distrito Federal, a fin de solicitar garantías para los empleados y obreros de la Compañía Periodística Nacional, S.A.

Se levanta la sesión por falta de "quórum".

DEBATE

Presidencia del

C. ALVAREZ DEL CASTILLO JUAN MANUEL

(Asistencia de ciento cuarenta y seis ciudadanos diputados.)

- EL C. presidente, a las 16:50: Se abre la sesión.

- EL C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día seis de septiembre de mil novecientos veintidós.

"Presidencia del C. Juan Manuel Alvarez del Castillo.

"En la ciudad de México, a las diez y seis horas y cuarenta y cinco minutos del miércoles seis de septiembre de mil novecientos veintidós, se abrió la sesión con asistencia de ciento ochenta y cuatro ciudadanos diputados, según consta en la lista que paso el C. secretario Esparza Martínez.

"Fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día anterior, la cual fue leída por el C. secretario Barón Obregón, quien dio cuenta de los documentos en cartera:

"Tres telegramas procedentes de Jalapa, Veracruz, en los que, respectivamente, se comunica:

"Por el C. Efrén Valenzuela, como presente. de la Junta Preparatoria de la Legislatura de ese Estado, que la misma se instaló legítimamente para el bienio 1922 - 1924;

"Por el C. Josafat Márquez, con su carácter de secretario del Congreso local, que dicho Cuerpo se trasladó a su residencia oficial, una vez que fueron terminadas las reparaciones que se hacían al Palacio Legislativo, y

"Por el C. Joaquín Muñoz, como secretario también del Congreso de Veracruz, que el Gobierno de esa entidad impidió la entrada al Palacio Legislativo a los candidatos gobiernistas, a los que pide no se reconozca, pues el Colegio Electoral legítimo se instaló en la casa número cinco de la calle de Lerdo, de esa ciudad.

"Estos tres mensajes recibieron el trámite de recibo.

"Rindieron la protesta de ley los CC. Guadalupe Estada y Policarpo Mercado, diputados suplentes, el primero por el décimo distrito de Jalisco y el último por el décimoquinto Distrito Federal.

"Escrito en que el C. diputado Luis N. Morones participa que ha iniciado las gestiones conducentes a efecto de que sus dietas se pongan a disposición de la Casa de niños expósitos, mientras perciba sueldo como director del Departamento de Establecimientos Fabriles y Aprovisionamientos Militares,

- De primera lectura.

"Solicitud del C. diputado Carlos Roel, a fin que se le conceda licencia ilimitada para desempeñar una comisión del ciudadano presidente de la República, y que se llame al suplente.

"Solicitud del C. diputado Salomé Vizcarra, relativa igualmente a que se le otorgue licencia por tiempo indefinido, sin goce de dietas, y se llame al suplente.

"Se aprobaron las dos anteriores solicitudes con dispensa de trámites, y sin que nadie hiciera uso de la palabra, declarándose por la Secretaría que se llamaría a los suplentes.

"Cablegrama en que el presidente de la Cámara de Diputados del Brasil contesta el mensaje de felicitación que esta Asamblea dirigió a aquel honorable Cuerpo, con motivo del Centenario de la Independencia de ese país.- A su expediente.

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, al que acompaña la iniciativa de ley aprobando el Convenio propalado el 16 de junio de 1922, entre el Ejecutivo de la Unión por conducto del ciudadano secretario de Hacienda y el Comité Internacional de Banqueros con Intereses en México.- Recibo, a las comisiones unidas de Crédito Público,

primera de Hacienda y primera de Puntos Constitucionales, e imprímase.

"Proyecto de decreto, subscripto por la Comisión de Administración de esta honorable Cámara, que en su parte resolutiva dice:

"Artículo único. Se adiciona el Presupuesto de Egresos vigente, con la siguiente partida:

"Partida 1 bis. Diez diputados, a $33.30 diarios cada uno, del 1o. de septiembre al 31 de diciembre del corriente año . . . $40,626.00" "Declarado de urgente y obvia resolución, se puso a debate. No hubo quien hiciera uso de la palabra y en votación nominal se aprobó por unanimidad de ciento cuarenta y cuatro votos, pasando al Ejecutivo para los efectos constitucionales.

"Los CC. Manuel Gudiño y Juan I. Martínez prestaron la protesta de ley como diputados suplentes por los distritos electorales segundo de Colima y quinto de Nuevo León, respectivamente.

"Telegrama procedente de La Paz, Baja California, en que el ciudadano magistrado del Tribunal Superior del Distrito Sur de ese Territorio, pide se excite a la comisión respectiva para que dictamine acerca de la supresión de los jurados populares en los Territorios federales, y que se nombre magistrado suplente que substituya al propietario en sus faltas accidentales.

"La Mesa acordó agregar a sus antecedentes este telegrama, pero en virtud de que se reclamó el trámite el C. Mauricio Gómez, se turnó a la primera Comisión de Peticiones.

"Solicitud de la señora Herminia Torres, viuda de Mata, referente a que se reanude la pensión que percibían sus hijos Rafael y José de Jesús Mata. - A la primera Comisión de Peticiones.

"Escrito de la Junta de Educación y Mejoras Materiales de Topolobampo, Sinaloa, en que se pide se decrete una cantidad con el fin de proceder al desazolve de trescientos metros de barro en aquel puerto.- A la segunda Comisión de Peticiones.

"Ocurso en que el C. Ignacio de la Torre solicita permiso constitucional para aceptar dos condecoraciones del Gobierno de Francia.- A la primera Comisión de Peticiones.

"Solicitud del señor Antonio Farragut, a fin de que se le declare capacitado para ocupar la plaza de primer maquinista a bordo de los vapores mercantes nacionales.- A la segunda Comisión de Peticiones.

"Solicitud de permiso constitucional para desempeñar el cargo consular de la República de Panamá en nuestro país, que envía el C. José Ignacio Izaca.- A la primera Comisión de Peticiones.

"Ocurso de la señora María Solórzano viuda de Medina, en que solicita se le conceda pensión como descendiente de doña Josefa Ortiz de Domínguez

"Este documento se había pasado a la segunda Comisión de peticiones, pero habiendo hecho observar el C. Arroyo Ch. que apoyaba esta solicitud la mayoría de la diputación guanajuatense, se turnó a la primera Comisión de Hacienda.

"Escrito en que el C. Hilario Flores Caporal pide se violente la tramitación de la iniciativa por lo que se devuelve su autonomía al Municipio de Ixtacalco, D. F..- A sus antecedentes.

"El C. Luis Espinosa, citando el artículo 62 constitucional, impugnó el trámite que recayó al escrito que aparece en esta acta, del C. diputado Morones y por medio del cual este representante pide que sus dietas se pongan a disposición de la Casa de los Niños Expósitos mientras perciba sueldo como director del Departamento de Establecimientos Fabriles y Aprovisionamientos Militares. El C. Mauricio Gómez habló en pro de dicho trámite, invocando el inciso I del artículo 60 del reglamento; le interrumpieron los CC. Arroyo Ch. y Gandarilla para hacer mociones de orden. El C. Espinosa retiró, sus objeciones y el trámite de la Mesa., que era "De primera lectura", subsistió.

"A invitación de la Presidencia, el C. Eliseo L. Céspedes informó acerca del resultado de la comisión que participó al Senado que esta Cámara se había constituído legítimamente el día primero de este mes. La Presidencia dio las Gracias a los comisionados.

"A las diez y ocho horas se levantó esta sesión pública para pasar a sesión secreta."

Está a discusión el acta. ¿No hay quién pida la palabra?

- EL C. Vizcarra Salomé: Pido la palabra. Para que la Secretaría haga constar que no es el ciudadano Salomé Vizcarra el que pidió la licencia, sino el ciudadano Salvador Vizcarra.

- EL C. secretario Barón Obregón: Está hecha la aclaración. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- EL mismo C. secretario: Telegrama procedente de: "Jalapa, Veracruz, septiembre 6 de 1922.

"Presidente Cámara de Diputados: "En mi calidad de secretario Comisión Permanente Legislatura Estado, y asistido por diputado a la propia Legislatura, don Rodolfo Cerdán, hoy, a las diez de la mañana, instalé Junta Previa de Legislatura, que funcionará en próximo bienio, en casa número 3 de la calle Lerdo, por considerar dicha Junta sorprendida en término ley y por constarme que edificio Poder Legislativo háyase guardado por crecido número de fuerza, que no permite acceso a quienes no gozan tarjeta previamente distribuídas por Poder público. Atentamente, secretario de la Diputación Permanente, José Dorantes.- Rodolfo Cerdán."- Recibo.

Telegrama procedente de: "Jalapa, Veracruz, 6 de septiembre de 1922.

"Cámara de Diputados.- Urgente.

"C. diputado secretario de la H. Legislatura, Josafat F. Márquez, en oficio fechado el día de hoy, número 3,281, díceme lo siguiente:

"Ciudadano gobernador del Estado.- Presente.- En cumplimiento del artículo 58 de la Constitución Política local, hoy, a las diez horas, previas las formalidades legales, se declaró legítimamente instalada la Junta Preparatoria de la XXIX (vigésimanovena) Legislatura, que funcionará durante

el bienio de 1922 a 1924, cuya Mesa Directiva quedó integrada de la manera siguiente: presidente, C. Efrén Valenzuela; vicepresidente, C. Aurelio Perdomo; secretario, C. Pedro C. Rodríguez.- Lo que tengo la honra de comunicar a usted para su conocimiento y efectos, protestándoles las seguridades de mi más atenta y distinguida consideración.- Sufragio Efectivo. No Reelección.- Salón de Sesiones de la H. Legislatura del Estado.- Jalapa - Enríquez, a 6 de septiembre de 1922.- Josafat F. Márquez, diputado secretario de la H. Legislatura."

"Lo que a mi vez permítome transcribir a usted, haciéndole presente las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.- EL gobernador constitucional del Estado, A. Tejeda."- Recibo.

- EL C. Altamirano Manlio Fabio: Pido la palabra.

- EL C. presidente: Tiene usted la palabra.

- EL C. Altamirano Manlio Fabio: Señores diputados: Con motivo de los telegramas girados por las dos legislaturas que funcionan en el Estado de Veracruz, quiero hacer unas cuantas aclaraciones preliminares, porque considero que el asunto es por demás interesante y que acarreará, si no toma otro giro la cuestión política de Veracruz, quizá muchas calamidades y muchos disturbios en aquel Estado.

La prensa ha dado ya amplias informaciones acerca de la formación de dos legislaturas: una netamente "tejedista", es decir, absolutamente personalista del actual gobernador del Estado, don Adalberto Tejeda, y la otra constituída por elementos independientes que no lucharon ni bajo la protección de don Adalberto Tejeda, ni con el dinero proporcionado por la Tesorería de aquel Estado, sino que se atuvieron a sus propias fuerzas. Yo quiero hacer saber a la Representación Nacional la manera en que se constituyó la Legislatura "tejedista". Algunos elementos de esta Cámara fuimos invitados para concurrir a Jalapa el día 6 a la formación del Colegio Electoral de la Legislatura; al llegar a la ciudad de Jalapa nos encontramos con que ésta se hallaba convertida en un verdadero cuartel. En el Palacio de Gobierno, en el Palacio Municipal, en el Palacio Judicial y en las torres de la catedral de esa ciudad se hallaba un gran número de soldados de la guardia civil que tiene el gobernador del Estado y que le ha servido únicamente para sus imposiciones electorales. Tres días antes de constituirse la Legislatura en el Palacio de Gobierno, ya estaba en el recinto de él el gobernador del Estado con todos los ciudadanos que él llama diputados y que formarán la próxima Legislatura tejedista; durante tres días no salieron a ninguna parte, allí durmieron, allí comieron y allí permanecieron hasta el día 6 en la mañana, en que trescientos hombres custodiaban el Palacio de Gobierno con ametralladoras en las azoteas, y en esta forma no se permitía la entrada ni a los diputados independientes ni a ningún ciudadano que no llevara la contraseña del ciudadano gobernador, don Adalberto Tejeda. En esta forma les fue imposible a los diputados independientes ni siquiera acercarse al Palacio de Gobierno, porque cualquiera de ellos que se aventuraba frente al palacio era golpeado por cualquiera de los esbirros de don Adalberto Tejeda. En esta forma, señores, era imposible que los independientes permanecieran inactivos; buscaron un local y se constituyeron, instalando el Colegio Electoral de la próxima Legislatura los ciudadanos de la actual, Rodolfo Cerdán y José Dorantes. El odio y la manera arbitraria del señor coronel Tejeda han llegado a tal grado, que los señores Dorantes y Cerdán, por el hecho de haber concurrido al recinto donde se instalaba la Legislatura independiente, fueron desaforados de la manera más rápidamente posible y están en estos momentos a merced de las iras del coronel Adalberto Tejeda. Nos han puesto telegramas urgentísimos y creemos que no consume el atentado porque ya ocurrieron al amparo estos ciudadanos, pero doy este detalle para que se vea las zaña con que el coronel Tejeda persigue a los que no están con él incondicionalmente. ¿Qué fin tiene Tejeda al formar una Legislatura personalista, absolutamente de él? No crean ustedes señores, que persigue el triunfo de ideas revolucionarias; no crean ustedes que persigue la consolidación de ideas altamente socialistas que ha desarrollado las asociaciones obreras y campesinas de aquel Estado; no señores; esta consumación, la realización de estas ideas tiene que venir con el coronel Tejeda y sin el coronel Tejeda, con cualquiera Legislatura que se establezca en el Estado de Veracruz, porque las asociaciones obreras y las asociaciones campesinas ya están encarriladas y están absolutamente imbuídas en las ideas avanzadas para que pudieran retroceder un solo paso. De manera que no es el fin del coronel Tejeda al constituir una Legislatura personalista de él para llevar a cabo principios revolucionarios, que todos deseamos se consoliden en toda la República; no, señores, los fines del coronel Tejeda van por otro camino. Cuando él logró asaltar el poder en el Estado de Veracruz, contrajo un compromiso muy serio con el poblano general Heriberto Jara, (Una voz: ¡No es poblano!) Sí es poblano, ¿quiere que se lo demuestre? Este compromiso . . .

- EL C. Guzmán Apolonio R., interrumpiendo: Moción de orden. Estaba a discusión el trámite de la Mesa y el señor Altamirano no está discutiendo sobre si está bueno el trámite de la Mesa o si fue malo; yo creo que en estos momentos no está a discusión el caso de Veracruz. Yo suplico atentamente a la Mesa no le siga concediendo la palabra al orador, si es que no rebate el trámite de la mesa.

- EL C. presidente: La presidencia manifiesta a su señoría, que el ciudadano Altamirano pidió la palabra para hechos. Yo no puedo coartar la libertad de pensamiento de los ciudadanos oradores, mientras las galerías observen una conducta ordenada.

El C. Guzmán Apolonio R: ¿Aunque se viole el Reglamento?

- EL C. Altamirano Manlio Fabio, continuando:

Yo perdono al compañero, porque es novicio y, probablemente nunca ha concurrido a las galerías de esta Cámara en algunas sesiones donde se hayan tratado cuestiones de los Estados, que interesan, no a un solo Estado, sino a toda la República, porque no queremos que los procedimientos

dictatoriales que tanto hemos censurado en esta tribuna, sigan usándose en toda la República.

Decía yo que el coronel Tejeda tiene compromiso de dejar el Gobierno del estado al poblano general don Heriberto Jara, y a eso conducen todos sus pasos; él necesita una Legislatura incondicional, para que, por medio de ella, se impongan en los municipios autoridades a satisfacción de don Heriberto Jara, que no cuenta con la popularidad suficiente para ser gobernador y necesita del apoyo brutal de las autoridades para sacar avante su candidatura. Esto es lo que hay en el fondo de todos los disturbios políticos del Estado de Veracruz. Yo quiero dar a ustedes nada más, porque ya volveremos a esta tribuna, nada más una muestra de cómo se hicieron las pasadas elecciones de diputados locales en el Estado de Veracruz. Uno de los prominentes adláteres de don Adalberto Tejeda es el diputado Herlindo V. García, de Córdoba, que figura como miembro prominente de la actual Comisión Permanente de aquella Legislatura . . . (Una voz: ¡También poblano!) También del Estado de Puebla. El ciudadano Herlindo García, en su carácter de diputado y de allegado del gobernador, giró en su distrito para sacar avante determinada candidatura, una circular que dice así:

"Al C. Ruperto Solís, presidente municipal.-

"San Lorenzo Cerralvo.

"Estimado y fino amigo:

"Con todo encarecimiento ruego a usted que, al hacer la insaculación de los componentes de las casillas electorales el próximo domingo, procure que, si salen contrincantes, al levantar el acta de dicho acto sólo firmen los representantes de partido; esto, con objeto de que después se levanté otra acta, en la que se anoten como triunfantes en dichas casillas a puros amigos nuestros, rompiendo después la que se haya levantado en la Mesa. Esto, por supuesto, si es que triunfa en la mencionada insaculación algún contrincante nuestro. Una vez hecho lo que antes le indico, comunicará ese Ayuntamiento sus nombramientos a los amigos que se hayan nombrado. Toda protesta que por este motivo le presenten, rómpala y no les haga caso alguno. Que se presenten a tomar posesión de sus puestos el día de la elección, los nombrados, y listo.

"Necesitamos tener en las casillas a amigos sinceros y de absoluta confianza, para así obtener un triunfo legítimo, aunque deseen lo contrario los enemigos.

"En espera de que verá esto con empeño, le anticipo mis más caros agradecimientos.

"Reciba usted, y por su apreciable conducto todos los amigos nuestros de esa localidad, mi más cariñoso saludo.

"Rompa ésta después de enterarse de ella, sin que nadie más que usted se entere.

"En espera de su contestación, queda su atento amigo y S. S.- H. V. García."

El candidato por Córdoba, distrito al cual se refiere esta circular es un señor, García, hermano de don Herlindo V. García, miembro de la Permanente de aquella Legislatura. Yo podría, señores, seguir relatando a ustedes cada uno de los atropellos de que fueron víctimas los diputados independientes en aquel Estado; la guardia civil no le ha servido a Tejeda más que para imponer a sus incondicionales.

Tejeda hizo un gran escándalo diciendo que la Legislatura de él, es Legislatura socialista, y para que ustedes sepan, señores, que esto es una absoluta farsa, que esto es una absoluta mentira del coronel Tejeda, les voy a decir a ustedes que el candidato tejedista por Misantla, que no ha triunfado y que quiere imponer a Tejeda, es nada menos que cantor de la iglesia de aquella ciudad; de modo, señores, que antes de ir a su empleo, porque es administrador de Rentas, a las siete de la mañana iba con toda devoción a cantar la misa en compañía del señor cura de Misantla; éste es socialista por Misantla, que quiere meter Tejeda. No voy a ser más extenso, señores, porque en próximas sesiones tendremos que tratar detalladamente el asunto de Veracruz, ya que no estamos dispuestos a dejarnos los diputados de aquella Entidad.

Voy a terminar, y sólo he querido que ustedes sepan a grandes rasgos lo que se está haciendo en el Estado de Veracruz y que nosotros, los diputados de aquel Estado al Congreso de la Unión, quedemos justificados ante la Representación y ante la República entera; ya que el Estado de Veracruz no consentirá estos atropellos. Las circunstancias adonde se nos lleve, a esas circunstancias podremos concurrir. (Aplausos.)

- EL C. secretario Barón Obregón: El trámite es de "recibo".

- EL mismo secretario leyendo:

"H. Cámara de Diputados:

"Para desempeñar una comisión del Ejecutivo, solicito de vuesta soberanía licencia por tiempo indefinido y dispensa de trámites, y que se llame a mi suplente, que se halla en esta capital.

"Respetuosamente.

Sufragio Efectivo. No Reelección.- México, septiembre 9 de 1922.- Diputado, J. I. Aguado."

- EL C. Altamirano Manlio Fabio: Pido la palabra. Con mucho sentimiento, porque se trata de un compañero mío de diputación, pero queriendo ser consecuente, con un criterio que venimos a sostener desde la tribuna muchos compañeros, vengo a oponerme a que se conceda esta licencia. Me vengo a oponer, señores, por razones fundamentales. Cuando el señor compañero Aguado se dirigió a sus comitentes en el distrito de Córdoba, les prometió que vendría a esta Representación Nacional a defender los postulados revolucionarios; les prometería, indudablemente, que su voz se levantaría aquí airada a cada momento para sostener los principios sociales que estamos proclamando en todos los momentos desde Representación Nacional; les prometería muchas cosas, y ahora resulta que el señor compañero Aguado, por desempeñar un cargo del Ejecutivo, que por más que sea productivo, no puede ser tan honroso como el cargo de diputado, nos pide una licencia para separase e ir a desempeñar funciones dependientes del Ejecutivo.

Nosotros, y especialmente yo, no podemos consentir en esto, y por eso venimos a esta tribuna a pedir a los compañeros de Cámara que den su voto negativo a esta licencia. Se presentarán nuevos

casos, me opondré a la licencia del señor compañero Morones, que ya la solicitó y que paso a comisión, y desde hoy voy a decir por qué me opongo a eso: porque el señor Morones figura en las comisiones de Trabajo y Previsión Social en unión de otros muchos compañeros que creo yo que están dispuestos a trabajar; de modo que los hombres que más han estado dentro de las asociaciones obreras, no es posible que al hacer algo efectivo en esta Cámara de Diputados, se separen de su cargo y dejen esa tremenda responsabilidad a nosotros sólos; por esa es por lo que me opongo. El señor compañero Aguado, cuando hace unos cuantos días se distribuyeron las comisiones en esta Cámara, fue él uno de los que figuraron en la de Hacienda y no sé en cuáles otras importantísimas, porque sabemos que tiene estudios hacendarios; ¿y hoy nosotros vamos a privarnos, por ir a desempeñar un puesto al Ejecutivo, de su contingente en estas comisiones? Yo quiero aquí, yo quiero desde aquí llamar la atención de la Cámara, para que no se sigan concediendo licencias nada más porque sí y así como así; pero cuando se trate de desempeñar puesto del Ejecutivo no se conceda a los diputados ir a desempeñar esos puestos; que vengan aquí a cumplir con sus obligaciones, como lo prometieron a sus electores cuando hicieron su propaganda. (Aplausos.)

- EL C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Aguado.

- EL C. Aguado: Señores diputados: Cuando hice mi propaganda en mi distrito electoral de Córdoba, hice, efectivamente, promesas a los ciudadanos, y entre ellas, que daría oportunidad a mi suplente para que viniese a desarrollar aquí su labor en favor del distrito. Es la oportunidad que quiero darle al señor García que jugó conmigo, persona culta, persona imbuída en los ideales revolucionarios, a quien quiero dar la oportunidad para que en el primer período de sesiones cumpla la promesa que mancomunadamente hicimos a los ciudadanos de Córdoba. Es por esto, señores, que yo ruego que no tomen en consideración las palabras de mi estimado amigo y compañero Altamirano, pues trato precisamente de dar cumplimiento a lo ofrecido a mis electores.

- EL C. Altamirano Manlio Fabio: Yo me permito rebatir al compañero Aguado. El período más importante de la actual Legislatura es el presente. El que se tenga compromiso con su suplente, como lo tengo, yo de dejarlo venir a un año a la Cámara, no es razón suficiente, porque tenga entendido que lo mismo puede dejar venir a su suplente durante el actual período que durante el período siguiente de sesiones. Yo considero su concurso necesario en esta Cámara para las comisiones en las que ha sido nombrado; de modo que sigo oponiéndome a que se conceda esta licencia, como sistemáticamente me opondré a todas las licencias que en semejantes circunstancias se presenten a esta Cámara.

- EL C. secretario Barón Obregón: La Presidencia por conducto de la Secretaría, consulta a la Asamblea si se dispensa los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo poniéndose de pie. Sí se dispensan los trámites.

- EL C. Altamirano Manlio Fabio: Moción de orden, señor presidente.

- EL mismo C. secretario: Está a discusión.

- EL C. miravete: Pido votación nominal.

- EL C. Altamirano Manlio Favio: Pido la palabra. Moción de orden. Festinadamente hizo la declaratoria el señor Barón Obregón, quizá porque él está inclinado a que se conceda esta licencia; pero ha sido visible que no hay la mayoría legal suficiente, conforme al Reglamento para dispensar los trámites a esa solicitud, porque, si mal no recuerdo, para dispensar los trámites se necesitan las dos terceras partes de los ciudadanos diputados, y no han votado las dos terceras partes de los ciudadanos que están aquí.

- EL C. secretario Barón Obregón: Me permito rectificar que el ciudadano Manlio Fabio Altamirano, que la Secretaría en este caso no ha hecho más que cumplir una orden de la Presidencia de los debates.

- EL C. Altamirano: Pues entonces mis palabras son dirigidas al C. presidente de debates.

- EL mismo C. secretario: Por disposición de la Presidencia se va a repetir la votación. Se ruega a los ciudadanos diputados que voten afirmativamente la dispensa de trámites se sirvan ponerse de pie. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo ningún ciudadano. . .

- EL C. Joachín: Pido la palabra en contra.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Joachín.

- EL C. Joachín: (Murmullos.) Voy a comenzar, compañeros, por hacer a ustedes una súplica: Recuerdo que el compañero Padilla decía en una fiesta que teníamos, que hubiera aquí siempre respeto por los diputados. Yo señores, no significo nada en la diputación veracruzana; aceptaré de amigo a amigo cuando a veces escuche estas demostraciones; pero no las aceptaré ni como veracruzano ni como hombre, si las llevan dentro de un aspecto de burla. Me refiero al sonido aquel que ustedes conocen. . . (Risas.) Soy noble, no soy rebelde; sé ser amigo, y como amigo les suplico lo que antes dije. Ahora voy a referirme al compañero Aguado.

Efectivamente, señores, causa pena ver aquí que los que acaban de llegar, sin motivo justificado prontamente comienzan con las licencias, olvidándose de los pueblos, olvidándose de aquella propaganda llena de ofrecimientos, de la propaganda hecha de pueblo en pueblo; cuando se acercaban a nosotros los obreros y les ofrecíamos esto, aquello, y después, al llegar aquí, con el propósito de ir a otro puesto donde se gana más, se aleja uno de aquí. Yo, por lo mismo, no justifico de ninguna manera el que el compañero Aguado tan prontamente se vaya de nosotros. Si me opongo es por que lo estimo y estoy de acuerdo con el compañero González Garza, de que es importante, de que no deben concederse licencias cuando acaba de llegarse aquí, cuando apenas dejamos a los nuestros, a los pueblos que nos eligieron. Vuelvo a repetir, que aun siga escuchando esas demostraciones de ustedes, permaneceré sereno. Efectivamente, bien dijo el compañero Padilla, y aquí muchas veces la Cámara se transforma en algo que en lugar de estar revestido de seriedad, en lugar

ser digno, en un centro de risa; y no debe ser; aquí venimos a trabajar: esa es nuestra misión.

- EL C. Aguado Ismael: Casi, casi voy a tener que repetir lo mismo que hace un momento. Precisamente para cumplir la promesa a mis electores, promesa que estoy dispuesto a llevar a la práctica, ciudadano Joachín, como lo acabo de demostrar, porque uno de los deseos de mis electores era que fuésemos a ayudar a los compañeros locales para acabar con la anarquía y la ignorancia que predomina en nuestro Estado; precisamente para esto he solicitado esta licencia, y también para darle la oportunidad a mi suplente a que desarrolle la labor que él mismo prometió a los electores. No me separo para ir a ganar mayor sueldo, señor Joachín; me voy a ganar menor sueldo, porque voy sujeto a descuento; de manera que mi petición no tiene como mira el interés pecuniario. Pido, pues, a los compañeros, aprueben la licencia y recuerden que hoy por mí y mañana por ustedes.

- EL C. Altamirano: ¡Para una aclaración pido la palabra. Antes de votar quiero recordar a los señores diputados que no es causa justificada ni causa grave la de ir a desempeñar un puesto al Ejecutivo para solicitar licencia. Yo votaría mil veces una licencia cuando se nos dijera aquí y se nos demostrar una causa grave; sabemos nosotros cuántas causas graves hay, y que puede apreciar esta Asamblea; pero dejar el cargo de diputado en los momentos en que tenemos problemas tan graves que resolver, sencillamente esto se llama no saber cumplir con sus obligaciones, y perdóneme el compañero Aguado. Yo me permito interpelarlo para que nos pruebe aquí que uno de los compromisos que tuvo con su pueblo para que votaran por él era dejar al suplente en este período; estoy absolutamente seguro de que no podrá demostrarlo el señor Aguado, porque no hay tal compromiso. De modo señores, que no hay razón bastante legal para conceder este permiso; por eso sigo oponiéndome y solicito de la Asamblea un voto negativo y que no se haga caso del refrán del compañero Aguado, de que hoy por mí y mañana por ti. Si mañana viene su señor diputado y tiene un caso grave y lo justifica aquí, yo seré el primero en votar a su favor.

- EL C. presidente tiene la palabra: Tiene la palabra el ciudadano Morones en pro.

- EL C. Morones: Honorable Asamblea: Me he creído con el deber de hablar en pro de la aceptación de la licencia que solicita el diputado Aguado, porque creo firmemente que es necesario hacer algunas aclaraciones respecto a las causas, a las causas verdaderas que pueda tener el ciudadano Aguado, como tiene seguramente el que habla, en su deseo de solicitar permiso para retirarse, dando su margen a que su suplente venga de aquí, cumpliendo con ello el compromiso contraído con sus electores y su suplente, y al mismo tiempo desempeñar una comisión que no se le confiere nuevamente, sino que en la actualidad está desempeñando. Yo no veo la razón de por qué el ciudadano Aguado deba negársele el permiso de separarse del seno de esta Asamblea, cuando ya se han sentado precedentes en virtud de los cuales se han separado del seno de esta Representación Nacional, temporalmente, algunos ciudadanos diputados, para desempeñar comisiones del Ejecutivo. Al referirse al compañero Altamirano a los inconvenientes que encontraba para que fuera aceptada la solicitud que hace el compañero Aguado, decía que no consideraba pertinente que tan pronto y en forma intempestiva se faltara al compromiso contraído con los electores; que había necesidad de estar aquí y que la Asamblea determinara o él determinaría cuándo era el momento oportuno en que un ciudadano diputado podía marcharse de aquí para cumplir con el compromiso contraído con su suplente. Yo creo que éste es un criterio que tiene como base la parcialidad, la parcialidad cuando se trata de restarle facilidades a un ciudadano diputado para que pueda cumplir con su misión o con los compromisos que tiene contraídos, cuando así conviene; este criterio no se esgrime en forma imparcial, sino que en cada ocasión, cuando al interés de grupo o de diputación conviene, vendrá a exponerse este criterio que me parece a mí debe calificarse de sectario. ¿Qué perjuicios se ocasionan al trabajo, a la labor que va a verificar esta Asamblea, con que el ciudadano Aguado, en uso del perfecto derecho que tiene de ser él el que juzgue, puesto que él es el que tiene la responsabilidad, en el que está depositada la confianza de los hombres que eligieron para ocupar el puesto de diputado en esta Legislatura, qué perjuicio resiente esta Asamblea en su trabajo si viene el suplente, y el encargado de juzgar de la eficiencia de la labor del suplente, el de la responsabilidad inmediata, que es el ciudadano López Aguado, manifiesta que la cultura, que la situación especial en que se encuentra colocado es una garantía para que al venir aquí su suplente pueda prestar toda la cooperación que se hace necesaria con el objeto de que, aunque sea en pequeño, coadyuve al éxito de los trabajos encomendados a esta Representación Nacional? ¿Por qué el ciudadano Manlio Fabio Altamirano al tratarse, por ejemplo, de alguna de la licencias otorgadas, en el caso especial que recuerdo del ciudadano diputado Roel, que desempeña Comisión del Ejecutivo, y que yo recuerde, no argumentó en la forma en que ahora lo hace? ¿Por qué en otras licencias que se han concedido no ha manifestado su criterio, su criterio exclusivista de negar el derecho a un ciudadano diputado para que se retire de aquí cuando lo juzgue conveniente? ¿Quien será el que venga a responder de su actitud: Manlio Fabio Altamirano, ante los comitentes del señor López Aguado, o el mismo señor López Aguado? Indiscutiblemente que quien tiene la responsabilidad es el interesado en este caso, y los compromisos que median son de tal índole, según lo ha dejado ver aquí, que lo obligan necesariamente a dar ese paso.

Ya ha demostrado hasta la evidencia que toda idea que se refiere a considerar que su actitud obedece a intereses personales no tiene razón de ser, toda vez que demostró que al desempeñar la comisión que actualmente tiene, pecuniariamente resulta perjudicado, ¿en dónde está, pues, la razón fundamental para evitar que así como a otros ciudadanos diputados se les ha concedido la licencia, al ciudadano López Aguado se le conceda también o se resuelva de conformidad su petición?

Yo pido que no haciéndose selección de

determinados casos, en que aparentemente se desee demostrar un celo que no dudo en este caso que lo tenga el ciudadano Altamirano, pero que resulta sospechoso si ese criterio no se ha aplicado con imparcialidad, tenga esta Asamblea en cuenta que son muy estimables, completamente consistentes, las argumentaciones del diputado que solicita la licencia y en virtud de ellas pido a la Asamblea que así como se han concedido antes, sin objeción, permisos a otros diputados, no se haga excepción en este caso, porque resultaría injusta.

- EL C. presidente: Han hablado en contra los ciudadanos Joachín y Altamirano, y han hablado en pro los ciudadanos Aguado y Morones. Conforme al Reglamento pueden hablar tres en pro y tres en contra. Inmediatamente después se hará la pregunta. Tiene la palabra el ciudadano Altamirano.

- EL C. Altamirano Manlio Fabio: Voy a ser muy breve. Sólo quiero rebatir los deleznables argumentos del señor diputado Morones.

¡Era claro que el compañero Morones viniera a esta tribuna a defender no el caso de Aguado, sino, en tesis general, la concesión de licencias, porque todos sabemos las circunstancias en que él se encuentra! No es los mismo ser un pobre diputado pueblerino, que viene aquí a ganar treinta y tres pesos diarios, que tener sesenta pesos diarios, sueldo de ministro....(Risas.) gastos extraordinarios, partidas extraordinarias y todo lo demás que sabemos que justamente goza el señor Morones. El dice que se han sentado precedentes y me cita el caso del señor Roel. Desgraciadamente, señor compañero Morones, no estuve aquí, tuve que ausentarme, tuve que estar en Jalapa, para poder haber discutido el asunto de Roel en la misma forma en que lo estoy haciendo hoy y quizá con más empeño, porque creo que el señor Roel desempeña interinamente el cargo de secretario particular del Ejecutivo de la nación. Los precedentes no justifican que se siga obrando en la misma forma en que ya se hizo anteriormente; si la Cámara ha sentado un mal precedente concediendo licencia a diestra y siniestra, mirando nada más el compañerismo, la Cámara puede rectificar; de modo que los precedentes no justifican que la Cámara, o no obligan a la Cámara a seguir procediendo en la misma forma; esto es lo único que yo tengo que decir al señor Morones, cuya solicitud no quiero seguir discutiendo porque ya vendra el momento de discutirla ampliamente y de que yo solicite de la Cámara que se niegue también aquella solicitud de licencia.

- EL C. secretario Barón Obregón: No habiendo ningún orador inscripto, se consulta a la Asamblea si se aprueba la licencia a favor del ciudadano Aguado, los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada. (Aplausos.) Se llamará al suplente.

- EL mismo C. secretario, leyendo:

Telegrama procedente de "Veracruz, Ver., 7 de septiembre de 1922.

"Secretarios Cámara de Diputados.

"En virtud de que Colegio Electoral XXIX. Legislatura Veracruz carecía totalmente garantías en ciudad Jalapa, pues guardias civiles e individuos armados señor gobernador Tejada en número mayor cuatrocientos, constantemente amagaban lugar en que instalóse Colegio Electoral; sucediéndose atropellos con partidarios cooperatistas brutalmente golpeados por jefe guardia civil Enrique Hernández y otros, como aconteció al señor Fernando Ortiz frente a propio Palacio Gobierno, y vista aprehensión presunto diputado Juan J. Guerrero, la cual efectúose injustamente atropellando fuero concédele ley, expresando Colegio hoy madrugada trasladándose este puerto donde cree tener seguidores y ha instalándose provisionalmente en Tenoya, 4, continuando trabajos electorales comisiones respectivas, perfeccionando estudio expedientes justifican legalidad ampáranos como presuntos diputados. Rogamos tomar nota referido traslado que efectuó Colegio vista brutal imposición desarrolló Gobierno Estado para impedirnos acceso local Legislatura, como justificando diputados Congreso Unión presenciaron atropello, y propósitos gobernador integrar fraudulenta Legislatura que hállase desde hace días apoderada Palacio. Respetuosamente pedimos garantías a que creemos tener derecho como legítimos representantes pueblo y ciudadanos veracruzanos, suplicando sálvese conducto Gobierno local por sernos hostil y considerar fuerzas civiles un amago para presuntos diputados y pacífico funcionamiento de "Colegio Electoral. Presunto diputado presidente, José Pereyra Carbonell.- Presunto diputado secretario, Joaquín Muñoz."- Recibo.

Telegrama procedente de "Jalapa, Veracruz, 7 de septiembre de 1922.

"Ciudadano presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. "Ayer dije ciudadano presidente de la República y secretario de Gobernación, lo siguiente: "Periódico "Dictamen" hoy publica telegramas girados Secretaría de Gobernación, firmados personas dícense presuntos diputados XXIX Legislatura local, de cuyo carácter legal no gozan por carecer requisitos debidos; pues ni aún siquiera presentáronse como previénelo Reglamento Cámara ante Secretaría misma hacer registro credenciales. Como dichos individuos que encabezan exsecretario particular Cándido Aguilar, José Carbonell y exprocurador de Justicia Administración aguilarista Eugenio Méndez y que respaldados fuerza federal y periódico aludido que se ha distinguido como enemigo gobiernos locales y general, pretenden justificar administración derrocada por movimiento revolucionario, no deben tenerse en cuenta sus citados telegramas, por carecer seriedad, ya que sólo tratan con ellos desorientar opinión pública y desvirtuar hechos legales consumados al instalarse en este recinto oficial, primera Junta Preparatoria de presuntos diputados legítimamente electos, según avisos que oportunamente giráronse. Esta honorable Legislatura en sesión de hoy acordó dirigir a usted este mensaje haciéndole aclaraciones citadas, para evitar ser sorprendido Ejecutivo Federal por llamados presuntos diputados, quienes usurpando

funciones, y fuera de toda legalidad, sábese pretenden instalarse Gran Hotel esta capital, continuando labor alteración paz pública que han seguido provocando desde que inicióse lucha electoral, contando, como antes decimos, con incondicional apoyo prensa de este Estado que ha logrado desorientar criterio prensa nacional con mengua intereses generales.

Lo que comunico a usted para su conocimiento.- Atentamente, Josefat Márquez, diputado secretario".- Recibo.

- EL C. Altamirano: Pido la palabra. Quiero hacer una aclaración a la Asamblea respecto a ese telegrama. La aclaración es la siguiente: es mentira, como dice el diputado, el llamado diputado Josefat Márquez, que los diputados independientes no se hayan presentado a la Oficialía Mayor a requerir el registro de su credencial. Los diputados independientes tienen acta notarial de que no se les quisieron registrar sus credenciales.

Con respecto al ataque que hacen allí a Pereyra Carbonell y Eugenio Méndez, de que fueron aguilaristas , que recuerde el gobernador actual que él fue jefe del Estado Mayor del general Aguilar, y que éste le regalo el grado de coronel porque no se lo ganó en los campos de batalla.

- EL C. secretario Barón Obregón, leyendo:

Telegrama procedente de "Jalapa, Veracruz, el 7 de septiembre de 1922.

"Presidente de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión.

"Hoy digo ciudadanos presidente de la República y secretario de Gobernación, lo siguiente: "Por diarios capitalinos y puerto Veracruz, mayoría miembros H. Diputación Permanente Estado, han enterádose que diputado José Dorantes, secretario misma H. Diputación Permanente, asistió instalar Junta Preparatoria pseudo Legislatura ocupa Gran Hotel dizque con carácter oficial misma mayoría miembros Diputación Permanente, condena procedimiento dicho funcionario, por no ser exacto que haya asistido con carácter oficial, ya que no autorizósele, menos aún cuando Reglamento interior esta Cámara establece que debe presidir primera Junta Previa presidente Legislatura o de Diputación Permanente. Como aludido acto constituye delito extralimitación funciones, repetida mayoría diputados Comisión Permanente protesta enérgicamente este hecho, y ya informa H. Legislatura, para que proceda como corresponda.

"Lo que hónrome transcribir usted para su conocimiento y ese alto Cuerpo. Afectuosamente, A. C. Patraca, diputado presidente."- Recibo.

Telegrama procedente de "Jalapa, Veracruz, 8 de septiembre de 1922.

"Cámara de Diputados.

"Esta H. Legislatura en sesión hoy acordó comunicar a usted que en sesión verificada ayer fueron desaforados diputados José Dorantes y Rodolfo Cerdán, por considerarlos culpables delitos oficiales cometidos en ejercicio sus funciones consignándolos Tribunal Superior de Justicia este Estado. Asimismo ya consígnase autoridades competentes, individuos, que según prensa este mismo o Estado, hácense pasar como presuntos diputados XXIX Legislatura de cuyos requisitos legales carecen, pues señor José Pereyra Carbonell, secretario particular jefe operaciones militares, general Guadalupe Sánchez, que usurpa cargo como presidente Junta Previa, no tiénese conocimiento haya obtenido credencial legítima, a pesar violentos actos cometidos distrito los Tuxtlas, por fuerzas federales según comprobantes existen esta Cámara y deben existir Secretaría de Guerra. De manera respetuosa, pero enérgica, Poder Legislativo este Estado protesta ante nación entera, por maniobras que llevan a cabo individuos citados, que dirigidos por general José Villanueva Garza y protegidos por fuerzas militares provocan y siguen provocando conflictos que amenazan seriamente paz pública, teniendo que agregar que conceptuamos inexplicable la actitud citado general Villanueva Garza, y ya que éste hízose pasar aquí como diputado en funciones Congreso Unión, siendo que su verdadero carácter era el de general jefe de Estado Mayor de la Jefatura de Operaciones Militares Estado. Este Poder Legislativo, representante genuino pueblo veracruzano, confía en que Gobierno centro, como hasta hoy lo ha hecho con beneplácito público , velará dictando órdenes terminantes fuerzas federales absténgase cometer actos que violen o lastimen Soberanía Estado. Afectuosamente.- Diputado secretario, Josefat Márquez."- Recibo.

"Estados Unidos Mexicanos.- H. Legislatura del Estado Libre y soberano de Veracruz Llave.- Secretaría.- Número 4.

"Al ciudadano presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F.

"En cumplimiento del artículo 58 de la Constitución política local, hoy a las diez horas y previas las formalidades legales, se declaró legítimamente instalada la Junta Preparatoria , de la XXIX Legislatura del Estado, que funcionará durante el bienio de 1922 a 1924, quedando integrada su Mesa Directiva de la siguiente manera:

"Presidente, C. Efrén Valenzuela.

"Vicepresidente, C. Aurelio Perdomo.

"Secretario, C. Pedro C. Rodríguez.

"Lo que tengo la honra de comunicar a usted para su conocimiento y efectos, protestándole las seguridades de mi más atenta y distinguida consideración. "Sufragio efectivo.- No reelección.- Salón de Sesiones de la H. Legislatura del Estado.

"Jalapa Enríquez, a 6 de septiembre de 1922.- EL presidente de la J. P., Efrén Valenzuela.- EL secretario de la J. P., Pedro C. Rodríguez." .- Recibo. Telegrama procedente de: "México, D.F., septiembre 9 de 1922.

"Presidente de la Cámara de Diputados.- Urgente.

"Como presidente República informó Congreso, que prensa gozaba plenas garantías, tengo pena transcribirle telegrama diríjole hoy:

"Gobierno Distrito continúa protegiendo al grupo de asaltantes que tiene nuestro edificio, mientras empleados y obreros manifestaron ayer en mesa ante usted, ser las principales víctimas del inexplicable atentado. La falta de garantías oblíganos suspender la publicación de "El Universal", que fue noble esfuerzo de cultura nacional y cuya desaparición dificultará por mucho tiempo la existencia de la prensa libre de México.- Respetuosamente, Félix F. Palavicini."- Recibo.

"Ciudadano presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión:

"Hoy decimos al presidente de la República:

"Ciudadano presidente de los Estados Unidos Mexicanos:

"Los subscriptos, redactores, colaboradores, empleados y obreros de la Compañía Periodística Nacional, S. A., editora de "El Universal", "El Universal Gráfico", "El Universal Ilustrado" y "El Universal Taurino", venimos a poner en conocimiento de usted los siguientes hechos:

"Con motivo de dificultades surgidas entre el señor Patricio Moreno Irazábal, empleado que fue de la empresa, y la Gerencia de la misma, hoy, a las dos y media horas, un grupo de individuos extraños a la negociación asaltó, a mano armada, las oficinas y talleres de las publicaciones mencionadas anteriormente y nos obligó por la fuerza a abandonar nuestras labores.

"Nosotros no hemos declarado la huelga dentro de la Compañía Periodística Nacional, S. A., porque hasta ahora no tenemos por qué acogernos a las prerrogativas del artículo 123 constitucional, que sanciona tal derecho. Se nos causa una lesión a nuestros intereses, por personas ajenas a la empresa en que laboramos, impidiéndosenos el derecho, sancionado por el artículo 4o. constitucional, de trabajar en ella.

"La fuerza pública en este caso, se muestra parcial a los propósitos de los asaltantes, quienes, sin consultarnos, han impuesto, por la fuerza de las armas, el paro de la empresa en que prestamos nuestros servicios.

"Como estos hechos desprestigian el Gobierno presidido por usted; violan las garantías que consigna la Constitución; sancionan un delito grave, como es el de asalto a mano armada y redunda en perjuicio de proletarios, como somos nosotros, a usted solicitamos que se sirva darnos las garantías legales necesarias, a fin de que podamos reanudar nuestras labores cuanto antes, para ganar honradamente, y de acuerdo con la ley y con el sentido común, el salario a que tenemos derecho.

"No creemos que el Gobierno que usted preside establezca el precedente de confundir el derecho de huelga con el delito de asalto a mano armada a las negociaciones particulares, no sólo en perjuicio de capitalistas, sino también de las clases laborantes, que tiene que ver con las vicisitudes de la política y con los intereses de partidarismos.

"Respetuosamente.- México, septiembre 8 de 1922.-C. Mateos.- Alvaro Medrano.- José C. Aquino.- R. de Aguilar.- R. Vera de Córdova.- F. M. Campos.- F. Ruiz Sandoval.- F. Zamora.- C. Martínez.- M. Dávalos.- Rafael Bolana."- Siguen cinco pliegos de firmas.- Recibo.

- EL C. presidente: Tiene la palabra el diputado Rafael Pérez Taylor.

- EL C. Pérez Taylor: Señores diputados: Al paso que vamos, los oradores que tenemos la enorme audacia de levantar en esta tribuna la voz contra toda clase de atropellos, se verán dentro de poco precisados -nosotros los oradores- a pedirle a la Comisión de Administración que nos faciliten un "tank" para subir a la tribuna, o bien que nos facilite una docena de porta alfanjes para poder regresarnos tranquilamente a nuestros hogares. (Murmullos. Gritos en las galerías. Campanilla.)

- EL C. presidente: Un momento. La presidencia se permite manifestar lo siguiente: desde el momento en que ha sido nombrada para ocupar este alto puesto, deja por todos conceptos, y en una forma absoluta, su carácter de miembro de un partido político para convertirse en custodio y guardián del prestigio de la dignidad de la Representación Nacional! . . . (Aplausos.) En consecuencia, la Presidencia apelará a la fuerza moral de las minorías para que las mayorías no impongan arbitrariamente su voluntad, y al mismo tiempo apelará a la fuerza moral de las mayorías para evitar las dictaduras de las minorías; por otra parte, será absolutamente inexorable, enérgica, intransigente en lo que respecta a la intervención de las galerías en las deliberaciones. (Aplausos.) La Presidencia ha sido liberal para el ingreso del pueblo a las galerías, y el pueblo debe corresponder a esta liberalidad; en su consecuencia, la Presidencia exhorta afectuosamente al pueblo que asiste a las galerías para que colabore con la Presidencia de la Cámara a fin de que los oradores puedan exponer con toda libertad y con todo acierto sus opiniones, sin coacción de ninguna clase. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

- EL C. Pérez Taylor, continuando: Decía yo lo anterior, porque todos aquellos que hemos atacado a los dioses intocables, a los maestros organizadores, y a los ricos socialistas, hemos recibido anónimos de muerte, pero no nos interesa. Yo desde un principio dije, que venía aquí a poner mi conciencia al servicio de la justicia y, por lo mismo vengo a protestar enérgica, honrada, y lealmente, como periodista que soy, contra el atentado que hace unos días se verificó en contra de la Compañía Periodística Nacional, porque ese ha sido sencillamente un ataque a la libertad de pensamiento, un ataque a las garantías individuales y un ataque a la libertad de imprenta, y lo mismo porque se asalto a mano armada las oficinas de "El Universal" vengo hoy a protestar, vendré a protestar el día que, ya sea "Excelsior" ya sea "El Demócrata", ya sea "El Heraldo de México", o ya sea el más insignificante periódico doctrinario en donde se cometan atentados, yo vendré continua y vigorosamente a levantar mi voz de protesta, porque por esto hemos sido designados por los electores, por el pueblo, para de una

vez exhibir todas las llagas y ver la manera de componer esta pobre patria que se halla en medio de falsos y de ruines. Ya sé, señores diputados que el señor Soto y Gama se ríe!

- EL C. Díaz Soto y Gama: ¡Cómo no, hombre!

- EL C. Pérez Taylor: El señor Soto y Gama, cuando la Soberana Convención Revolucionaria y los fusiles zapatistas fueron a asaltar la redacción de el "Monitor", el señor Soto y Gama, que siempre defiende aquí las causas nobles, las causas santas, las cosas justas, vino aquí, como ahora también, a defender los atropellos y a defender los atentados.

- EL C. Díaz Soto y Gama: ¡A defender a la revolución!

- EL C. Pérez Taylor Rafael: Pero vamos a ver, señores diputados, por qué fue el atentado en contra del "El Universal". Es bien conocido, y su señoría el diputado Morones debe saberlo, que uno se agrupa cuando le conviene, y uno no puede agruparse en una sociedad que no le conviene. "El Universal", es el periódico, y esto lo pueden decir todos los compañeros que trabajamos allí, desde el portero hasta el director del periódico, en la Compañía Periodística es donde mejores sueldos se pagan. Debo decir . . . (Gritos. Siseos en las galerías.) La Compañía Periodística es la única, escuchadlo bien, es la única negociación, el único periódico en donde se dan utilidades a sus empleados; en donde hay, señores diputados, contratos de seguros de vida para los empleados; en donde los empleados tienen médico y medicinas y, en fin, como todos vosotros lo habéis visto, "El Universal" ha marchado a la cabeza del periodismo nacional, en unión de "Excelsior"; eso lo sabe todo el mundo, y lo sabe toda la República. Pues bien; si allí encontramos, por ejemplo, linotipistas que ganan al mes más que cualquier director; un linotipista, señor Soto y Gama, llega a alcanzar a veces mil doscientos pesos mensuales, lo que no ganamos ninguno de nosotros los redactores. El sueldo mínimo que se paga en "El Universal" es de ocho a diez pesos diarios; éste es el promedio de la cuestión de sueldos en dicho periódico; su organización es más o menos completa, por no decir casi perfecta , señores diputados; pero aquí entra el asunto. Yo siempre he criticado al señor Morones, lo criticaré siempre por no estar yo perfectamente de acuerdo con sus doctrinas sindicalistas, y voy a decir por qué, voy a decir y a explicar por qué. (Desorden en las galerías. Campanilla.)

- EL C. secretario Barón Obregón: La Secretaría va a dar lectura al artículo relativo a las galerías. (Voces: ¡Ya los sabemos de memoria!)

"Artículo 193. Habrá en cada Cámara un lugar con este nombre, destinado al público que concurra a presenciar las sesiones; se abrirá antes de comenzar cada una de ellas, y no se cerrará sino cuando las sesiones se levanten, a no ser que haya necesidad, por algún desorden o por cualquiera otro motivo, de deliberar sin presencia del público en cuyo caso permanecerán cerradas.

"Artículo 195. Los concurrentes a las galerías se presentarán sin armas; guardarán respeto, silencio y compostura y no tomarán parte en los debates con ninguna clase de demostración.

- EL C. Pérez Taylor, continuando: No importa que de las galerías viertan en contra mía toda clase de improperios, porque en las galerías, felizmente, en estos momentos -salvo rarísimas excepciones- no está el pueblo trabajador, están los libertos de Fabriles... (desorden. Gritos en las galerías.) están los libertos de Fabriles, que son la plebe de Nerón y no el pueblo de los Gracos. (Desorden en las galerías. Campanilla.)

- EL C. Espinoza Luis: Señor presidente: Pido la palabra para una Moción de orden. Así como su señoría exhortó a las tribunas para que guardaran compostura al iniciarse este debate, yo le ruego que, procediendo con toda imparcialidad, llame al orden al ciudadano orador, para que no dirija a las galerías, palabras insultantes, porque, de otro modo, es imposible que pueda haber orden en esta Asamblea y, naturalmente, si el ciudadano orador es el primero en provocar a las galerías, que se atenga a las consecuencias. (Desorden. Aplausos en las galerías. Campanilla.)

- EL C. presidente: La Presidencia no está dispuesta a tolerar que los asistentes a las galerías tomen parte en las deliberaciones y, sobre todo, que insulten a los ciudadanos diputados; en su consecuencia, la Presidencia, si sigue esta actitud de parte de las galerías, por su dignidad, si está de acuerdo en que se desalojen las galerías. Las galerías no pueden, por ningún capítulo, tildar a la Presidencia de parcial, porque ella, con un espíritu civilizado y conciliador, las ha exhortado para que guarden compostura. Tiene la palabra el ciudadano Pérez Taylor.

- EL C. Espinoza Luis: Yo supliqué a su señoría que llamara al orden al orador, y solamente se ha dirigido usted a las galerías para que guarden compostura.

- EL C. presidente: No se le ha concedido a usted la palabra.

- EL C. Espinosa Luis: Yo creía que sí.

- EL C. Presidente: No, señor.

- EL C. Espinosa: Pido a usted la palabra.

- EL C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Pérez Taylor.

- EL C. Espinosa Luis: Protesto porque no se me concede la palabra.

- EL C. Pérez Taylor: Ya sé, señores diputados, que toda esta intranquilidad surge porque es la primera campaña que se libra... (Gritos en las galerías.) Ruego atentamente a las galerías se sirvan escuchar, porque voy a tratar aquí, en la tribuna, aparte de ser organización obrera, es también sobre la cuestión del asalto a "El Universal", que no tuvo absolutamente nada que ver con ningún conflicto suscitado entre el capital y el trabajo. Por lo tanto, ruego muy atentamente a las galerías se sirvan escucharme con atención, que yo me procuraré dominar también mis ímpetus bravíos para no soltar palabra que pudiera molestar a algunos de vosotros.

Pues bien; decía yo que no puedo estar de acuerdo con la política obrera que hasta la fecha ha venido desarrollando el señor Morones, porque siempre he considerado que la organización obrera debe estar separada por completo de toda organización y finalidad política. Desde que estuvimos

en la Casa del Obrero Mundial, y eso le consta perfectamente bien al señor Soto y Gama, aun cuando ahora, con esa sonrisita irónica a la Voltaire, nos diga que no se acuerda, desde aquella época estaba terminantemente prohibido que políticos - escuchad bien -, tuvieran ingerencia en la organización obrera; se aceptaba, por ejemplo, al señor diputado Serapio Rendón, a Chucho Urueta, a Santos Chocano, al filósofo Aragón y a otros más, a que fueran allí a sustentar conferencias de carácter netamente social; pero esos señores tuvieron una ingerencia completa, definitiva y absoluta en la marcha administrativa de la agrupación obrera; allí los sindicatos eran organizados y tanto, estaba perfectamente al tanto de los asuntos obreros, identificado como obrero, pero no como político, y que no tuviera ningún puesto público en donde medrar. A este efecto le voy a citar, sencillamente, al señor Morones, uno de los párrafos del discurso de Morate, que en 1895, en el Congreso de Limoges, declaró terminantemente que las uniones sindicales deberían permanecer en lo absoluto fuera de todas las escuelas políticas. Su señoría, que está perfectamente interiorizado, sabe que los sindicatos, cuestión que se comenzó a tratar en Europa en el año de 1894, tenían por exclusivo objeto una acción pequeña, sin llegar a la acción directa. La acción directa, como su señoría lo sabe bien, fue propuesta por los anarquistas. Los anarquistas tenían una acción perfectamente triste, débil, pálida; se dedicaban exclusivamente a la propaganda de la tribuna y a la propaganda del libro, pero fuera de allí no tenían comunicación directa con las masas populares. Entonces -y eso debe saberlo también su señoría -, en varios congresos internacionales en donde comenzó a sonar la palabra "sindicalista", se acordó tener un pacto entre los colectivistas - los que estaban de acuerdo con las agrupaciones obreras - y los anarquistas. ¿Cómo? Llegando, por finalidad, a lo siguiente: a la acción directa por mediación de la huelga, del boycottage y del sabotaje; pero siempre y en todas partes alejados por completo de toda cuestión política. Hasta aquí yo luché siempre en la Casa del Obrero Mundial.

Cuando me dediqué al periodismo, me separé por completo de toda agrupación obrera y por eso el señor Hernández me llamó alguna vez tránsfuga de las agrupaciones obreras. No, no era yo tránsfuga de la organización obrera, era yo un individuo que me retraía porque no estaba de acuerdo con las politiquerías de lo que eran nuevamente los directores del movimiento social en México; esta es la verdad; pero ahora vamos a regresar a lo que tanto ha escamado a las señoras de las galerías y a algunos señores diputados, como el señor Martín Luis Espinosa. (Risas.)

El atentado porque no puede llamarse de otra manera, esta atentando al derecho y a todo principio de justicia, no lo hicieron los obreros de "El Universal", sino los políticos de Fabriles, los políticos del Gobierno del Distrito y los políticos de Artes Gráficas. Y aquí un caso sumamente curioso, por vivimos en el país de las paradojas: los huelguistas eran los de fuera; los esquiroles eran los trabajadores; los huelguistas eran los individuos que venían de la calle, eran los individuos que no tenían absolutamente ningún contacto con los trabajadores de "El Universal" ni con los redactores y entraron allí y con pistola en mano lanzaron de su casa a los verdaderos trabajadores y a los verdaderos obreros: ¡esa es la verdad! Pues bien, hoy en la mañana que tuvimos una conferencia el compañero Fabela, el compañero Santa Anna y el que habla con el gobernador del Distrito, le preguntábamos: "Señor gobernador, usted es uno de los líderes de la causa obrera, usted es un hombre honrado", y yo sí creó que Gasca es un hombre honrado; yo sí consideró que Gasca, gobernador del Distrito, es un hombre honrado, yo no doy coba. ¿Tuviera usted la amabilidad de decirnos dónde está el pliego de las peticiones de los huelguistas? "No lo tengo". "Pues entonces si no tiene usted el pliego de las peticiones de los huelguistas ¿Cómo mandó usted a la gendarmería montada a "El Universal" a que cerrara la casa y a que impidiera el libre acceso de los verdaderos trabajadores a la Catedral de la Prensa?" Y el señor Gasca de una manera indirecta nos contestó: "No, es que la parte contraria tiene que venir aquí. ¿Pero dónde está la parte contraria, si no hay huelguistas, si no hay más que uno sólo, el señor Moreno Irazábal, redactor de "El Universal Gráfico", quien no quiso firmar el contrato individual y en cuyo favor se libró orden a la caja de la negociación para que se entregaran tres meses de sueldo?" Esa fue la única causa. Yo digo: ¿Un solo individuo, una sola persona puede hacer esa acción directa, cometer ese atentado en contra de "El Universal", como podía ser en contra de cualquiera otra empresa? No, señores; es que la cosa va más lejos; la cosa va más al fondo: es que querían determinadas personas incautarse del periódico, es que están ya viendo ese Moloch fantástico del "futurismo"; esa es la verdad. (Murmullos,) Quieren ya ver ese Moloch fantástico del "futurismo", (Murmullos.) la futura Presidencia de la República, y quieren su periódico. Y así como el zapatismo quería un periódico en la época de la Convención y me corrieron de "El Monitor", ahora también corren al ingeniero Palavicini de "El Universal" porque también determinadas fuerzas quieren un periódico para el "futurismo" en la Presidencia de la República. (Murmullos.) Esta es la verdad de las cosas. Pues bien, señores, comprobado ya, porque está comprobado con documentos que los empleados y obreros de "El Universal" no fueron los que hicieron la huelga, no queda más que el asalto perfectamente definido, el asalto a mano armada que se cometió en contra de una negociación casi enfrente de la Inspección de Policía, a dos cuadras del Gobierno del Distrito y a seis cuadras de la Sexta Demarcación. Pero el asunto no es solamente así, pequeño, como fue lo de "El Monitor"; el asunto es algo más trascendental, el asunto tiene tintes de carácter internacional, y voy a decir por qué, señores. Digo que tiene tintes de carácter internacional el asunto de "El Universal", porque mientras aquí el presidente de la República nos leía en su informe que se darían amplias garantías a la prensa, presenciamos de qué manera se cumple con esa promesa, estrujando la bandera de las libertades, la bandera del pensamiento y la bandera de la justicia. Yo no culpo

aquí al ciudadano Presidente de la República, porque ya sabemos que los altos mandatarios muy pocas veces saben lo que hacen las gentes de abajo, sus subordinados. La cuestión internacional: Mientras nosotros aquí vamos a discutir el convenio Lamont - De la Huerta y vemos que se levanta la tempestad, los Estados Unidos están diciendo en estos momentos, señores, por la Prensa Asociada, que en México no se respeta el pensamiento libre; que en México no se respetan en absoluto las empresas perfectamente organizadas y que las huelgas no las hacen los obreros -porque hay que decirlo con toda franqueza, la huelga, el asalto a "El Universal", lo llevaron a cabo determinados elementos de Fabriles y de Artes Gráficas. Para terminar, señores, digo con todo el dolor de mi corazón, porque es la verdad; yo, como periodista, tendré que defender siempre aquí a los periódicos y a la libertad de imprenta; pero en estos momentos le ha causado más daño a la nación el asalto a "El Universal", que tres batallas ganadas por el general Murguía en el Norte de la República (Aplausos. Desorden en las galerías.)

- EL C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Morones.

- EL C. Morones: Honorable Asamblea: El comendador está triste! ¿Qué tendrá el comendador? Se ha encargado de decirnos uno de sus principales testaferros cuál es la causa de la dolencia del señor comendador. Verdaderamente por esta ocasión han resultado fallidos los propósitos de su excelencia el comendador al confiar la defensa de sus intereses, intereses internacionales -porque hay intereses internacionales de por medio -, a un hombre que por desgracia está señalado por el estigma de los elementos obreros como una tránsfuga de todos los credos, como un ignorante de todas las doctrinas, como un individuo que comenzó al llegar a esta tribuna a lamentarse de que a sido objeto de amenazas y de que se siente cohibido por la actitud de las galerías. No es de extrañarse que este señor, que ha pretendido en forma desastrosa dar a conocer algunos perfiles de la organización obrera, en esta ocasión haya venido hasta aquí cohibido porque la parte teoría socialista que tiene adolece del defecto capital de haber sido adquirida única y exclusivamente como un barniz multicolor que se presenta a casa una de las facciones, a cada uno de los grupos prepotentes que pueden cobijar bajo su erguida a la personalidad insignificante de Rafael Pérez Taylor. ¡No hay huelga! dice el señor asistente del comendador. ¿Porque como a haber huelga en una empresa regenteada por su excelencia el comendador, en donde todo el personal de empleado está contentísimo y satisfecho con el trato que recibe y donde la remuneración es la más elevada que se percibe en la rama de artes gráficas, o periodística! Yo suplico a la secretaría tenga la bondad de dar lectura a dos cláusulas que constituyen fundamentalmente el contrato en virtud del cual son guillotinadas todas las aspiraciones y todos los derechos que la Constitución de 17 otorga a la clase trabajadora.

- EL C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"II. Los empleados y obreros son contratados individualmente; por lo tanto, la compañía no acepta entenderse con agrupaciones de cualquier especie que sean.

"III. Todos los asuntos que conciernan al personal de la empresa, deben ser tratados directamente entre los interesados y la Administración o la Gerencia, sin intervención de interpósitas personas."

- EL C. Morones, continuando: Estas dos cláusulas bastan para haber movido en agitación intensa a todos los grupos obreros del país que tengan programa definido, como ya se ha verificado en otros lugares, para ir en acción coercitiva en contra de la empresa mercantilista y pseudorevolucionaria que regentea su excelencia el comendador Palavicini. Por el crimen, por el enorme crimen -según el señor Pérez Taylor- de haberse negado a firmar un contrato individual de esta índole que es perfectamente leonino, por el enorme crimen de haber sumado su esfuerzo y su personalidad al movimiento de la organización obrera, por ese enorme crimen fue destituído el ciudadano Moreno Irazábal del empleo que ocupaba en "El Universal". Y se pregunta su excelencia el comendador Palavicini, que qué causa es ésta de disgusto. Para este señor y para su personal, ¿qué tiene que ver contratar en esta forma los servicios de un individuo si el contrato, según el pseudosocialista Pérez Taylor, se apega en todo a la tendencia exclusivamente obrerista? Ha venido a evidenciar el asistente de Palavicini un desconocimiento completo de las finalidades, de las tendencias y las características del movimiento obrero internacional. Precisamente la lucha formidable que se desarrolla en todo el mundo, y en esta parte de mundo que se llama México, es fundamentalmente por abolir el contrato de trabajo individual y llegar a que impere el contrato colectivo por ser la única, manera, la única garantía que pueden tener los trabajadores en sus relaciones con el capital al que prestan sus servicios. La razón fundamental es de tal naturaleza importante, como que si este movimiento obrero no incluye en su programa la adquisición del contrato colectivo y la abolición del contrato individual, sencillamente haría imposible y dejaría a merced del poderío capitalista individualmente a cada uno de los elementos trabajadores que tienen que prestar su fuerza muscular a cambio del salario que perciben. Si no fuera una de las tendencias del movimiento obrero abolir ese contrato individual, sencillamente a estas horas no existiría organización obrera en México. ¿Por qué causa? Por la causa exactamente que el señor Palavicini ha tenido presente para tratar de substraer del amparo de la misma organización a todos y cada uno de los elementos que tienen la desgracia de prestar sus servicios en esa compañía. La condición precisa que les ha impuesto este señor es que abdiquen de un derecho consignado en nuestra Constitución, o sea aquel que se refiere a que tienen libertad de asociarse con fines lícitos, dentro de aquellas tendencias de progreso y bienestar que la misma Constitución reconoce a los trabajadores; precisamente le ha impuesto la condición de tratar por separado con él a base de un contrato de esta índole todo lo que se refiere a condiciones, etcétera, para ser admitidos; los talleres, las oficinas de

El Universal los ha convertido en una verdadera cárcel, en un centro de explotación, en donde en forma exigente y amenazadora solamente tienen cabida los que, olvidándose de la condición de clase que debe manifestarse en todos momentos, tienen la desgracia, por su necesidad, de prestar sus servicios a la compañía periodística que regentea el comendador Palavicini. Ahora bien; se trata de dar cariz político a los acontecimientos verificados con motivo de la protesta virilmente ejecutada por un grupo de elementos que acababan de constituirse en "Liga de Redactores de los Periódicos Diarios". Apenas formada esta incipiente organización, dando con ello su ejemplo altísimo de conciencia a los trabajadores intelectuales, compañeros de los trabajadores del músculos, apenas nacidos a la vida social, van, con toda cortesía, con la característica de esta clase de trabajadores, a hacer del conocimiento de su excelencia el comendador Palavicini que han tenido la feliz ocurrencia de organizarse para crear una personalidad definida, para ser considerados como entidades y como factores de valía, y le dan cuenta, le dan aviso de quiénes son los que integran el comité representativo de esta nueva agrupación. Los mismos interesados decían en los salones de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal , miembros de la Confederación Regional Obrera Mexicana: Apenas llegados a la presencia del señor Palavicini, apenas expuesta la comisión que nos llevaba a él; este señor, por toda contestación, descompuesto el semblante por la cólera, nos pedía la lista del personal de "El Universal" que ya formara parte de esta nueva organización con el objeto de, apoyado en una de las cláusulas leoninas de este contrato, echarlos a la calle. Con un espíritu de defensa elemental le dijimos: Como usted ya nos ha manifestado para lo que necesita la lista que nos pide, cometeríamos una verdadera imprudencia si se la diéramos". Pero entre los que iban en comisión estaba Moreno Irazábal, o Irazábal Moreno y al día siguiente fue puesto en la calle, sin ninguna explicación, única y exclusivamente porque había aceptado un puesto representativo en el comité de la Liga de Redactores de Periódicos. En estas condiciones, los interesados, de liga, creada enteramente dentro del ejercicio de un derecho constitucional, tuvo necesidad de ir a la defensa de uno de los suyos y con ello defender su tendencia peculiar. Dirige una comunicación a su excelencia el comendador Palavicini y le suplica que en el lapso de dos días vea si es posible reconsiderar su acuerdo con objeto de que sea repuesto en su empleo el empleado despedido, o en su defecto, apoyando su petición en uno de los artículos constitucionales, que le diera la indemnización de tres meses a que tenía derecho. Se le daban cuarenta y ocho horas, y al efecto, para que se vea que son cierto todos y cada uno de los puntos a que me estoy refiriendo, suplico a la Secretaría dé lectura a esta comunicación.

- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"Liga de Redactares y Empleados de la Prensa del Distrito Federal.- Calle de Rosales, 1.

"Señor ingeniero Félix F. Palavicini, director gerente de "El Universal".- Presente.

"El Comité Ejecutivo de la Liga de Redactores y Empleados de la Prensa del Distrito Federal, se ha enterado con pena de la determinación tomada contra el compañero Luis G. Moreno Irazábal, secretario del interior de nuestra agrupación, a quien se ha dado el cese por el solo hecho de pertenecer a la misma.

"Como la actitud de esa Gerencia no sólo implica la violación de un derecho constitucional, sino que es a todas luces injustificada, para mejor mantener las relaciones cordiales que deseamos existan entre esta liga y las empresas periodísticas, somos de parecer que debiera reconsiderarse la mencionada determinación, y a ese efecto, encarecemos a usted, de la manera más atenta, se sirva hacer cuanto esté a su alcance para dejar las cosas en su primitivo estado, reinstalando en su empleo al mencionado compañero o, en caso contrario, cumpliendo con lo que determina la Constitución general de la República, abonarle la indemnización a que tiene derecho.

"Como quiera que la Gerencia a su cargo necesita un plazo prudencial para resolver nuestra petición, nos permitimos poner en su conocimiento que esperaremos gustosos su apreciable contestación hasta las diez y nueve horas del jueves 7 de los corrientes; en el concepto de que, vencido este plazo, no habiendo recibido ninguna respuesta de su parte, pasará una comisión a recogerla en las oficinas del diario que usted dirige, o a conocer su determinación sobre el particular.

"Salud y Revolución Social.- México D. F., septiembre 5 de 1922.- El secretario general.- El secretario del exterior."

El C. Morones: Como se ve, en forma más comedida no pudieron haberse dirigido los representantes de la Liga de Redactores al señor Palavicini, dándole un plazo razonable, más que razonable, para que éste volviera sobre sus pasos y cumpliera con lo que nuestras leyes mandan. Ni siquiera se dignó su excelencia comendador contestar este atento escrito, y en esas condiciones la Liga de Redactores por medio de sus representantes acudió a poner en conocimiento de la Confederación Regional Obrera Mexicana, del Comité de esta Confederación y del Comité de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal, lo que acontecía en virtud de que esta agrupación le había dado cuenta previamente de que se había instalado en liga de resistencia los empleados de los periódicos diarios, los redactores de los periódicos diarios. Al mismo tiempo participaban que había resuelto de consumo, empleados y obreros, llevar a cabo una manifestación de protesta, hacer una declaración de huelga a efecto de conseguir que sus derechos fueran respetados. Así fue cómo se inició el movimiento y se presentaron, según los informes que tengo recogidos de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal, se presentaron varias comisiones representando a las agrupaciones que integran la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal, acompañado al contingente de la Liga de Redactores de los Periódicos Diarios, a invitar a sus compañeros del "El Universal" a que secundaran la protesta. La protesta se llevó a cabo; la huelga fue declarada y era natural, en estas condiciones, que viniera la soberbia, la audaz soberbia o la soberbia audaz de su excelencia el

comendador Palavicini, a darnos la nota discordante por medio de uno de los menos indicados para hablar de estas cosas, por Rafael Pérez Taylor. ¿Cómo venir a sostener que no es legal el ejercicio de protesta llevado a cabo en virtud de la falta de atención, de la falta manifiesta de justicia por parte de un patrón en contra de los intereses de sus trabajadores, habiendo por demás la agrávente de que no los ha querido tomar en cuenta, de que nos los toma en cuenta, de que no ha dado ningún paso para tratar de solucionar el conflicto una vez iniciado, ni antes de que se determinara? ¿En dónde está el deseo de impartir justicia? En dónde está el criterio de escuchar la queja del personal que es a sus órdenes? ¿En dónde, en fin, la suma de características que puedan darnos una idea menos severa de la personalidad de su excelencia el comendador Palavicini? ¡No! Inmediatamente, sintiendo que sobré él venía la presión enérgica de las agrupaciones obreras apoyando a una agrupación integrada por los elementos de la compañía que regentea Palavicini, apenas se da cuenta de esto, trata de darle un carácter internacional a su caso y manda a uno de sus testaferros a que ponga en tensión la característica de esta Asamblea, diciéndole: "Si esta Cámara no se da cuenta de este atropello a la prensa, etcétera, seguramente que dentro de pocos días vendrán las manifestaciones internacionales, no sé si oficial o extraoficialmente, a abogar por el señor Palavicini". ¡Qué mayor desprestigio pudiera arrojarse sobre la figura de raquítica del comendador que le ha arrojado su defensor al presentarlo como un eunuco y como un instrumento del capitalismo internacional! Un hombre que se preciara de ser verdaderamente patriota y consiente, no permitiría de ninguna manera a los hombres que como Pérez Taylor reciben consignas, que vinieran a amagar a esta Representación Nacional si acaso no se le da el elemento necesario para que obligar a los grupos obreros a que abdiquen del ejercicio de sus derechos y para obligarnos a que pasemos sobre la ley y sobre la carta fundamental. El señor Pérez Taylor dice que en épocas pasadas participó en esta clase de movimientos y que conoce mucho de organización obrera. ¿No recuerda su señoría aquella exposición que hizo en el seno de la Casa del Obrero Mundial cuando llegó a sus puertas mendigando el derecho de que se le permitiera entrar allí, que la profesión de fe que hizo fue la de un decepcionado del campo de la lucha política y de un convencido de que la manumisión de los de abajo sólo podía conseguirse por la organización obrera fuera del ambiente político? ¿No recuerda su señoría que cuando por ser demasiado fuerte para su sistema nervioso aquel espectáculo de constante agitación, huyó de allí porque encontró muy difícil ganarse la confianza del elemento trabajador y fue acomodaticiamente a intercalarse en las filas del movimiento zapatista, haciendo entonces la declaración dentro de este mismo recinto de que estaba decepcionado de la lucha obrera y creía que la acción política, la acción parlamentaria era la única salvadora, etcétera? Y cuando los acontecimientos críticos que determinaron el golpe rudamente asestado por razones X a la fracción zapatista a la cual estaba afiliado, cuando tuvo ante sí la perspectiva de ir a las montañas como rebelde impenitente a mantener su credo, considerando esta situación demasiado fuerte también para su temperamento de neurótico, abdicó entonces del credo político y en una Asamblea, en un mitin obrero verificado en el Teatro declaró que sencilla y terminantemente se retiraba a la vida plácida del hogar; y posteriormente, ¿no recuerda el asistente del comendador, que cuando apenas iniciado el movimiento periodístico de su patrón y de su protector, el señor Palavicini, se suma a sus filas para organizarle concursos de bluff, para hacer una serie de triquiñuelas que elevaran la personalidad raquítica del comendador, y declara desde las columnas del mismo periódico o ratificaba su declaración aquella de que solamente vivía para la prensa? Y posteriormente, en los famosos banquetes literarios del comendador Palavicini, ¿no se ha levantado el ciudadano Pérez Taylor a abdicar una vez más de su credo y se convierte en el protector de la clase media, se convierte en el apologista de esta clase anodina...

El C. Pérez Taylor, interrumpiendo: ¡No es anodina la clase media!

- El C. Morones, continuando:.... y se entrega a ella como un loco, como un elemento irreflexivo, como un elemento carente de convicciones, que va de aquí para allá buscando quien lo proteja, buscando quien dé personalidad? Y hasta esta tribuna vino a hablar en contra de la clerigalla en su primer discurso, queriendo sorprender la buena fe y el desconocimiento que de sus antecedentes tiene la mayor parte de esta Asamblea presentándose como un revolucionario a carta cabal, presentándose como un radical. Y cuando truena contra la clerigalla y contra la reacción, no acaba de bajar de esta tribuna cuando se acuerda que ha recibido la consigna de usar una careta, y pide al presidente que le conceda el uso de la palabra y dice: "Señor: yo respeto todas las creencias; me he expresado mal, quiero hacer una rectificación acerca de los cargos, acerca de las declaraciones que he hecho." Y ahora que se presenta el primer caso en que tiene que demostrarnos el señor Pérez Taylor por qué es protegido del señor Palavicini, ahora viene a negar el derecho y la justicia al mismo elemento obrero que lo ha desechado de su seno, y viene a tratar de darnos clase de sociología este señor que no pudo rememorar ninguno de los incidentes, ninguna de las reuniones que dieron vida al movimiento sindicalista. No fue el mil ochocientos noventa y tantos, señor sépaselo usted, ni en los Estados Unidos, de donde partió la idea de adoptar el sistema sindicalista como acción en contra del capital: fue en Italia, señor, en 1889, donde en un congreso celebrado en la ciudad de Milán fue propuesto condensar el programa de principios de los grupos anarquistas, condensarlo en un método práctico de lucha, que de antemano pudiera abrirse paso en las filas del movimiento capitalista internacional. La acción política que usted quiere traer a colación en este momento, hablando de que hay intereses encontrados que desean apoderarse de la compañía editorial de "El Universal" para tener un periódico por razones poderosas, en esos cargos velados que usted hace, demuestra toda su personalidad de hombre falto de valor civil.

Tenga usted siquiera la vergüenza necesaria para venir a esta tribuna a citar nombres, a hacer cargos concretos; no venga a dar la coba a los pocos elementos laboristas que están aquí hablando, de la honorabilidad de Gasca, que no necesita defensores como usted. Que fue el personal de Fabriles, el de Artes Gráficas y los empleados del Gobierno del Distrito. No para rectificar lo que ha dicho el señor Pérez Taylor y para hacerlo varias de opinión, sino únicamente para orientar a la Asamblea que me escucha, debo decir que, si lo desea su excelencia el señor comendador, dentro de dos horas tendrá, en donde él lo desee, una manifestación de más de mil quinientos obreros miembros de la Federación de Sindicatos Obreros, una pequeña, una pequeñisima demostración de fuerza de esa entidad que se llama movimiento obrero organizado; y yo, en nombre de esas organización a la que me honro en pertenecer, debo decirle que si se pusiera en paralelo la acción que pudiera verificar el grupo de elementos de empleados oficiales justamente con la acción que puede desarrollar, que han desarrollado y que seguirán desarrollando los miembros de las agrupaciones obreras, téngase la seguridad, así, la seguridad, de que en estos momentos el señor Pérez Taylor la hubiera pasado muy mal, que en esto momento otros elementos la hubieran pasado también muy mal....(Voces: ¡No amenaces!) No son amenazas, son advertencias. Ha llegado el momento en que el movimiento laborista del país recoge el guante que le han lanzado desde esta tribuna los pseudo revolucionarios en consonancia con la declaración que hice cuando las galerías integradas por elementos enemigos de la revolución eran echadas encima de nosotros, y entonces sí no hubo la suficiente ecuanimidad de parte del que ocupa la Presidencia para que se desalojaran efectivamente esas galerías.....

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Muy bien!

El C. Morones, continuando: Ya sé que usted es un fracasado, aunque en su propaganda decía - presentando su busto, o su rostro, para darle mayor atractivo -: "Este sí hablará en la Cámara." ¡Ese dí ha hablado aquí; pero qué mal ha hablado el señor asistente del comendador! ¡Claro! No es lo mismo ser orador de salón o de comidas literarias a lo Palavicini, a venir a enfrentarse con la situación planteada. Es muy fácil llegar allí, en un ambiente predispuesto, con comensales la mayor parte de los cuales están predispuestos el aplauso, a erguir la figura gallardamente y a hablar de los ímpetus bravíos; pero esos ímpetus se esfuman en otro lado, porque no sería usted capaz de ir a la esquina, de ir al seno de una organización obrera a sostener ese criterio tan equivocado, tan convenenciero, que le ha valido a usted el estigma y desprecio de todos los elementos trabajadores de la República. Por eso comenzaba usted clamando que había necesidad de imponerse a las galerías. Casi, casi usted convirtió esa aclaración en acicate para obligar a la Presidencia a que exhortara a todos. Quería usted que lo escucharan con atención, porque es usted incapaz de resistir protestas en contra de sus ideas, ya que su figura es demasiado raquítica para convertirse en defensor de un elemento desprestigiado. Yo sé de las arrogancias cometidas por otro ciudadano diputado, queriendo atrevesar la guardia roja para ir, servilmente, a poner su contingente a disposición del amo. Sé también de eso, pero también quiero advertirle, de una manera cariñosa o fraternal, que se abstenga de andar en esas manifestaciones, porque con los elementos trabajadores no se juega. No es tan fácil....

El C. Santa Anna Justo, interrumpiendo: ¡Farsante! (Campanilla)

El C. Morones, continuando: Pues sí, los que están a sueldo del señor Palavicini tienen que hablar en esa forma. Nosotros, los laboristas, sabemos resistir por convicción todas las tempestades. ¿Por qué no? (Murmullos. Campanilla.) De manera que, por el decoro de la Representación Nacional, por el decoro mismo de cada uno de los elementos verdaderamente revolucionarios que yo quiero creer que existen aquí, no se dé cabida, no se cometa la equivocación trascendental de recoger esa amenaza, si ha sido una amenaza, que nos lanza su excelencia Palavicini a través de su asistente Pérez Taylor, esa amenaza hasta de un conflicto internacional.

Censura el mensaje presidencial y dice: ¿Cómo el presidente en su mensaje habla de la libertad de la prensa? ¿En dónde está la demostración de que es mentira, de que no es exacto lo que el presidente asentó en su mensaje? En el caso peculiar y preciso de "El Universal" no puede invocarse bajo ningún concepto; hay periódicos eminentemente reaccionarios y enemigos del Gobierno, que tienen vida, a pesar de que atacan cruelmente al mismo Gobierno. ¿Cómo pues, va a explicarse que un periódico anodino, con un ligero barniz de revolucionarismo, pudiera ser víctima de un atentado por parte del Gobierno, por parte del presidente de la República? ¿Por qué no concreta su excelencia el comendador terminantemente su acusación, por qué en lugar de enfrentarse directa y lealmente con la situación, ya recurre -porque se sabe- en telegramas cifrados al apoyo de sus amigos los capitalistas extranjeros para crearle al Gobierno dificultades? ¿Y va esta Representación Nacional a prohijar una iniciativa, va a apoyar a un hombre que apenas le tocan sus intereses materiales, se olvida de que es mexicano, de que es patriota y clama en su auxilio cobardemente, enfáticamente, la ayuda del capital extranjero para crear mayores dificultades a nuestro Gobierno? (Gritos en las galerías: ¡Traidor!) Que tenga la seguridad Palavicini de que a pesar de las condecoraciones que indebidamente ostenta, el pueblo trabajador de México, cuando llegue el caso, irá a arrancárselas del pecho para ponerlas en manos de los representantes dignos de estas naciones, descalificando en estas forma, porque está descalificado, porque es curiosísimo el caso de que el hombre más desprestigiado de México, como lo es Palavicini, a pesar del concurso de la India Bonita, sea el que ostente condecoraciones que no merecen por ningún motivo.

Pero no, en este caso ha deseado su excelencia el comendador dar margen a que su nombre suene y que la Representación Nacional se ocupe por dos o tres horas de ver cómo garantiza sus intereses, cómo protege su personalidad, y, en una

palabra trata de arrancar de aquí un acuerdo de censura al Gobierno. No lo logrará, lo declaro con toda satisfacción, porque a pesar de haber estado en contra leal y francamente de la mayoría., sé que dentro de ella hay hombres suficientemente honrados y conscientes; verdad es que hemos estado en pugna por cuestión de partidos, pero en tratándose de algo trascendental y grande, habrán de sumar su acción a la nuestra para descalificar de una vez por todas a ese mentecato que se llama el señor Palavicini, Ahora se explica, queda comprobado por qué hacía falta al señor Palavicini tener aquí elementos que lo representaran y abogados que lo defendieran. Ya se ha presentado el caso; apenas se inicia el período de trabajo de esta Legislatura y ya viene a tratarse de poner en el tapete de la discusión la enclenque figura de Palavicini, la asquerosa figura de Palavicini. No, el señor Palavicini no va a tener que entendérselas, porque hay razón para ello, puede estar tranquilo, con el Gobierno, porque -y habla un elemento laborista y hace su profesión de fe - los elementos trabajadores que integran el Partido Laborista - no la Confederación Regional Obrera Mexicana -, partido político de clase, están con el Gobierno leal y francamente y tienen el valor de decirlo y sus compañeros, a los que lo son, a los compañeros que nos tienen confianza y que en casos como éste no temerán que el clamor del elemento contrario, de las claques pagadas, se desate en contra nuestra. No señores: no es con el Gobierno con quien va a entendérselas al señor Palavicini; va a ser con el pueblo trabajador; apenas es ésta como la primera fase en la lucha; esté tranquilo su excelencia; todavía abrigo la esperanza de, en un futuro muy próximo, ver llegar a usted, señor tránsfuga, señor prevaricador de todos los credos, verlo llegar a nuestras filas pidiendo un sitio que lo proteja, que proteja su escuálida personalidad. En tal virtud, yo pido a esta Asamblea que, compenetrada de cuál es la verdadera situación, en virtud de la lucha que llega, de la marcha ascendente, de la marcha impetuosa de las organizaciones obreras, que ni siquiera por un momento se dé un arma a este nefasto individuo que se llama -sarcásticamente hay que decirlo - el señor comendador; que no se le dé un arma que pueda acrecentar su escuálida figura para enfrentarse después a los elementos revolucionarios de esta Cámara, para enfrentarse al movimiento, a la fuerza, al poder de las organizaciones obreras; que conscientemente, levantando nuestro espíritu del nivel en que nuestras pasiones lo han colocado, se ponga la nota, la primera nota de solidaridad entre los laboristas, cooperatistas y agraristas, descalificando, negando su concurso, negando su participación, negando, en fin, con una actitud digna y con un acuerdo sabio, negando toda clase de ayuda a un individuo que ha comenzado por pisotear la carta magna y que tiene la desfachatez de pedir justicia cuando le conviene, justicia a su manera, que convierte la justicia en algo así como un fuelle de un acordeón, acordeón que toca malamente su señoría al asistente del comendador ¡Por eso está triste el comendador Palavicini!

El C. secretario Barón Obregón: Por orden de la Presidencia se va a dar lectura a una proposición concreta para encauzar los debates, en virtud de no haber nada a discusión en estos momentos.

"Señores diputados:

"El viernes a las dos de la mañana, un grupo de hombres armados penetró al edificio de "El Universal" y obligó a los empleados a suspender sus trabajos en las oficinas y talleres y a salir de la casa, destruyendo alguna cantidad de números del periódico correspondiente a la edición de Covadonga, que estaba ya lista para su circulación.

"El grupo de personas que asaltó "El Universal", según lo expresan los mismos empleados de dicho diario, estuvieron sostenidos y lo están todavía por policías apostados a la entrada del edificio, con órdenes de no dejara pasar a los obreros y empleados de la compañía periodística.

"Los asaltantes no pertenecen al cuerpo de empleados y redactores de esa empresa; sino que ha estado encabezado por el señor Moreno Irazabál, reportero de "El Universal Gráfico", que por razones especiales fue separado de su empleo.

"No se trata, en consecuencia, de una huelga, puesto que inmensa mayoría de los empleados, como consta a esta Cámara por la manifestación que acaba de presenciar, está dispuesta a trabajar, y protestar contra la presencia de la policía en el edificio de Iturbide, que le impide la entrada a sus labores.

"Al tener conocimiento de estos hechos, la compañía se dirigió al presidente de la República, pidiéndole garantías, según se desprende de documentos que deben obrar en la Secretaría de esta Cámara. El señor general Obregón, como era de esperarse, contestó diciendo que ya daba órdenes al Gobierno del Distrito para que éste impartiera garantías a los empleados y obreros que desean trabajar.

"Ahora bien, señores diputados; como esas garantías acordadas por el Ejecutivo, no se ha otorgado todavía, los suscriptos, venimos a pedir a esta Cámara que nombre comisiones de su seno y se acerquen al Ejecutivo, al ciudadano secretario de Gobernación y al señor gobernador del Distrito para poner en su conocimiento los hechos sucedidos realmente, y pedirles, en nombre de la Representación Nacional, que se otorguen esas garantías, pues los acontecimientos son de tal manera inusitados, y pueden ser de tal modo trascendentales, que merecen una atención inmediata y una acción urgente en pro de la libertad de imprenta, de la libertad de trabajo y de inviolabilidad del domicilio.

"En efecto, señores diputados, no se trata en el caso del ejercicio del derecho de huelga, puesto que los empleados y obreros de "El Universal" lo manifestaron así al presidente de la República y a esta Cámara, sino que se trata visiblemente de una maniobra política enderezada contra la prensa independiente, nosotros nos sentimos en la obligación ineludible de pedir que se respeten los derechos del hombre; porque si el atentado actual

contra un periódico independiente quedara impune, y, además, lo que parece inaudito, tuviera el apoyo del Poder público, entonces habría muerto en la nación la Libertad de imprenta, que justamente el presidente de la República, en su último mensaje a las Cámaras ha ofrecido respetar y hacer respetar.

"Además, el atentado cometido ha violado también la libertad de trabajo, porque los empleados y obreros de la Compañía Periodística Nacional, que tienen derecho a trabajar, que desean trabajar, y que deben trabajar para llevar al pan a sus hogares, no pueden hacerlo, en virtud de que la policía se los impide; según parece, a petición de personas ajenas a esa compañía, que por ningún motivo tienen derecho a perjudicar a los obreros y empleados satisfechos de su empresa. Si existiere entre algunos empleados de esa compañía algún punto de deseare esclarecer con la Gerencia, esto de ninguna manera constituye una huelga,

"Por otra parte, las autoridades gubernativas han violado el domicilio de un empresa particular, sin orden expresa de autoridad competente que funde y motive la causa legal del procedimiento. Esto tan sólo porque un grupo de sindicalistas, encabezados por un exempleado de "El Universal", expuso al Gobierno del Distrito que existía el estado de huelga en la compañía periodística, cuando ese estado de huelga no existe legalmente.

"Los subscriptos diputados, que han protestado guardar y hacer guardar la Constitución de la República, no pueden permitir tales atentados, sin elevar una protesta ante esta honorable Cámara para conocimiento de ella y de la nación entera.

"En estos momentos solemnes para el país, cuando se trata nada menos de que cimentar nuestro crédito ante el mundo entero por medio de un convenio que demuestre a las naciones extranjeras, no sólo nuestra honestidad financiera, sino nuestra estabilidad política y el imperio de la justicia en todo el Estado, es verdaderamente inoportuno y antipatriótico hacer esas maniobras que más bien parecen fraguadas contra la patria que contra una empresa particular. Porque la sensación que la noticia del asalto al principal periódico independiente del país se ha hecho, debe ser extraordinaria no sólo en los centros políticos, sino en los financieros del mundo civilizado; lo cual redundará en perjuicio de la confianza que ya se estaba conquistando México.

"Habéis de saber además señores diputados que la acción gubernativa, a quien perjudica dicta y profundamente, no es a los accionistas de la compañía, sino a los empleados y obreros de ella, y que hoy y mañana, y quizá mayor tiempo, no podrán llevar el sustento a sus familias.

"En nombre de ellos, de los humildes obreros y empleados que desean trabajar y con apoyo en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, venimos a pedir, con dispensa a todo trámite, lo siguiente:

"Único. Que se nombra comisiones que se acerquen inmediatamente al Ejecutivo, al secretario de Gobernación y al gobernador del Distrito, para que ordenen con urgencia que se impartan garantías a los obreros y empleados de la Compañía Periodística Nacional, S. A., dejándolos trabajar."

"Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, a 9 de septiembre de 1922.- Romeo Ortega.- Isidro Fabela.- Justo A. Santa Anna.- J. E. Domínguez.- J. Prieto Laurens.- . Montero Villa.- José Manuel Puig Casauranc.- Rafael Pérez Taylor.- Lorenzo Dávila.- Mauricio Gómez.- E. Breceda.-

E. Barrera."

Se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se dispensan los trámites.

El C. Altamirano Manilio Fabio: Pido la palabra en contra.

El C. Prieto Laurens: Pido la palabra para apoyarla.

El C. Espinosa Luis: Señor presidente, tengo pedida la palabra en contra.

El C. presidente: Para apoyar la proposición tiene la palabra el ciudadano Prieto Laurens.

El C. Prieto Laurens: Honorable Cámara: Es verdaderamente lamentable que en estos momentos esta Representación Nacional venga a tener necesidad de ocuparse de este asunto tan penoso, de este asunto en el que se habla de muy diversas maneras, tratando siempre de ocultar la verdad. La Cámara que debiera atender desde un principio a sus obligaciones, a lo que está, llamada, a trabajar, la Cámara no puede tampoco dejar pasar inadvertido un asunto de trascendencia nacional. Es de trascendencia nacional no porque se trate del comendador Palavicini, como dice Morones, no porque se trate del amigo de Pérez Taylor; no, señores, se trata de un sistema, de lago preparado de antemano y que es, como lo ha declarado el infatuado líder laborista en esta tribuna, el principio... (Aplausos. Gritos en las galerías.) que es nada menos que el principio de una serie consecutiva de atentados a la libertad individual, de atentados a la libertad de pensamiento y de atentados a la libertad de prensa, diga lo que quiera en contra el líder Morones que tan mal paga... (Aplausos. Gritos en las galerías.) Pero también hay que hacer constar en está tribuna que el Gobierno de la República no ha sancionado, el Gobierno nacional no ha permitido en sus altas esferas que se cometan estos atentados, que en el fuero interno del jefe del Ejecutivo y de todo su Gabinete y de todos los hombres conscientes que están con él, de los que saben ser amigos de verdad, en su fuero interno está que este atentado moronesco es un atropello brutal que no debe permitirse. (Aplausos.) Este líder infatuado que viene a esta tribuna a vociferar y a decir que están dispuestos a ejercer la acción directa porque sus testaferros, sus bribones, su secretario particular que se halla en aquel lugar y todos sus empleados, porque estos individuos lo respaldan en estos momentos con vociferaciones y con insultos y es así como estos hombres que reciban la paga del Gobierno le corresponden a este Gobierno. (Siseos. Gritos en la galerías.) Ciudadanos representantes, a ustedes me dirijo, no a la claque laborista, a ustedes, ciudadanos representantes, me dirijo para hacerles saber que en estos momentos todos los que seamos amigos del Gobierno, en mi humilde concepto, como en el concepto de todo hombre consiente y de todo hombre honrado, debe haber una gran prudencia, debe haber una gran dosis de prudencia para

impedir que la más leve sombra oscurezca el horizonte nacional por una violencia o por una precipitación que pudiera aprovechar a tal o cual interés político. Aun cuando Palavicini sea nuestro enemigo, aun cuando Palavicini no sea partidario de nosotros, Palavicini es un periodista que debe ser respetado aquí y en todas partes, menos en Cafrería, donde deberían estar Morones y sus secuaces. (Aplausos.) No es, señores representantes, procedimiento honrado el que empleó en la madrugada del día del asalto a "El Universal". Nosotros sabemos más que nadie que este atentado lo fraguaban estos individuos de antemano y lo venimos a denunciar en esta tribuna. (Voces: ¡Pruebas! ¡Pruebas! ¡Es cierto! ¡Pruebas!) Estos cínicos, estos desvergonzados, estos individuos que se llaman líderes obreros, estos individuos han podido ejercitar la acción directa solamente en estos casos, a saber: cuando el Gobierno se vió amenazado por el poder absoluto, intransigente, inconsciente también de una mayoría parlamentaria, de la mayoría del Pélece. Entonces ellos, servidores del Gobierno, comprendieron que su papel estaba en movilizar todos sus empleados, todos sus obreros, los que trabajan en las fábricas de Fabriles, los que trabajan en los talleres de Artes Gráficas y los que trabajan en el Departamento del Trabajo. Todos esos individuos se movilizaron para acercarse a las inmediaciones de la Cámara y de entonces acá se han infatuado de una manera tremenda, se creen capaces de ejercitar la acción directa a tal grado que pretenden cohibir hasta a la Representación Nacional de ejecutar tales o cuales actos, cohibir a la Representación Nacional para que se diga en ella la verdad.

No, señores cínicos, no; aquí no nos cohibe ninguna fuerza por poderosa que sea. Ustedes pudieron ejercitar entonces aquello que llamaron acción directa cuando trajeron a sus empleados a las puertas de la Cámara, porque entonces un grupo viril de diputados, y porque el Gobierno mismo estaba con la razón y con la justicia, y ustedes por conveniencia tenían que estar con el Gobierno; por eso pudieron hacer esa acción directa; pero no podrán más contra el orden ni contra la ley, no podrán transgredir un solo ápice de esa ley, un solo ápice del orden establecido. ¿Pues qué, señores a las dos de la mañana, a las tres de la mañana acaso es imposible que el inepto gobernador, que el inepto inspector de Policía y el inepto comisario no hayan podido... (Aplausos. Gritos en las galerías.) no hayan podido sofocar un motín en el centro, en el corazón de la ciudad? ¿qué se espera, señores para la misma Representación Nacional que ha sido amenazada de un modo indirecto? EL DIARIO DE LOS DEBATES dirá lo que dijo aquí Morones, tal vez sus señorías pasaron inadvertidas esas palabras, pero las dio a entender, y el que habla, que conoce cuál es la trama de estos cínicos, de estos pícaros, de estos desvergonzados, viene a decir a la Representación Nacional lo que hay en el fondo de este asunto. No nos importa Palavicini, nos tiene sin cuidado que sea o no director de "El Universal", eso nos tiene absolutamente sin cuidado. (Gritos. Desorden en las galerías.) Pues bien, señores, ya que ha pasado la alharaca provocada por los empleados de estos señores... Ya que ha pasado esa alharaca que impidió la continuación de este debate, con más calma, señores representantes, voy a precisar, voy a puntualizar las razones que me traen a este lugar, las razones por las cuales hemos subscripto esta proposición y distraemos la ocupada atención de esta Asamblea con un asunto en que aparentemente estamos perdiendo el tiempo. Señores representantes, en la Cámara de Diputados hay un precedente que no debe olvidar la Cámara: en una ocasión, con escarnio de la Representación Nacional, fue invadido este recinto por un grupo de obreros o de pseudo obreros; venían confundidos obreros amarillos y algunos de los rojos Pues bien, aquella invasión a la Cámara de Diputados fue tachada por todos, absolutamente por todos. En el momento, los que nos quedamos en el lugar, no nos asustamos, por supuesto; Creíamos que se podrían...(Desorden en las galerías. Campanilla.) creímos, señores representantes que en aquel momento, suspendida ya la sesión por el que en ese día presidía la sesión, podríamos escuchar el objeto que traía a este lugar a los que se decían representantes de los trabajadores. Y entonces, señores representantes, se pudo saber cuál era la razón de aquel movimiento. Estaban indignadas las clases trabajadoras, según el decir de aquellos individuos, por el comportamiento de la mayoría parlamentaria, por el comportamiento de la Cámara de Diputados y también por el de la Cámara de Senadores, que no habían querido, que no habían podido -si ustedes gustan-, cumplir con su deber. Pero ahora, cuando todavía no se puede exigir a esta Representación Nacional que muestre un balance de su labor, de sus trabajos, ahora no nos asustan tampoco las amenazas de la acción directa. Esto lo adelanto, por lo que más tarde van ustedes a saber: la acción directa que se está preparando contra la mayoría de la Cámara de Diputados y contra la mayoría de la Cámara de Senadores, por el despecho de los llamados líderes, que saben perfectamente que ellos son incapaces de toda obra verdadera, sólida, en defensa del proletariado, en defensa de los trabajadores; porque lo único que ha sabido hacer es explotarlos, lo único que han sabido hacer es aprovechar la posición de jefes de sindicato o se secretarios generales de sindicatos, para poder escalar puestos públicos desde hace muchos a|go, que les marca la cara y que no pueden contestar con razones y sí con insultos. Señores representantes: ellos, incapaces de la acción efectiva, incapaces de una labor serena legislativa en favor del obrero del taller en favor del campesino, ellos necesitan cubrir -como se dice vulgarmente- el ojo al macho, tapar el ojo al macho con la acción directa. ¿Y de dónde proviene la acción directa? ¿Dirán ustedes que son los sindicatos, que son las agrupaciones genuinamente de trabajadores las que organizan esta acción directa? No, el ejemplo clásico del asalto nocturno en las sombras de la noche y a la sombra también de un dudoso de honradez gobernador del Distrito, a la sombra de esos momentos y de esas circunstancias, se ha verificado el primer paso -dicen ellos- el principio de su acción directa en las puertas del más importante -por su interés comercial si ustedes quieren- diario de la capital mexicana. La acción directa en "El Universal" no la ejercitan los obreros de "El Universal", los que

podían y deberían ejercitarla contra el contrato individual, contra el cual creo que está la mayoría; también debemos nosotros clamar contra ese contrato individual que Palavicini sostiene; yo creo que esta es una lección para Palavicini o para todos los Palavicini de la República. Sí señores, nosotros, que no venimos a defender el contrato individual ni venimos a defender a los esquiroles, ni venimos a defender la libertad del trabajo, nosotros, los que hemos sustentado aquí y en otras partes, también, que estamos por la agreminación, por la asociación de los trabajadores del músculo, que significa un esfuerzo positivo y no una explotación del Erario. (Aplausos. Gritos en las galerías.) Nosotros no podemos dejar pasar inadvertida la llamada acción directa de "El Universal", porque esa no la ejercitan los trabajadores, ni intelectuales ni del músculo que dicen estos señores; ¿fueron acaso los trabajadores? Un solo redactor, uno solo al que se había cometido una injusticia, se presentó a las puertas de "El Universal" acompañado de los empleados y obreros de cinematógrafo que estaban en esos momentos en huelga, y que en esos momentos se reunían con Morones y sus paniaguados en las oficinas de la Confederación Regional Obrera Mexicana. Y ahí Morones los exhortó y les dijo: esta es la oportunidad brillante para el pueblo trabajador, para esos elementos...(Aplausos. Gritos en las galerías.) Y, efectivamente, estos hombres todo lo que tienen de cínicos lo tienen de vivos, de vividores, y aprovecharon la oportunidad, la injusticia cometida por Palavicini en la persona de Moreno Irazábal - que merece todo nuestro respeto y toda nuestra consideración-, y aprovecharon también la reunión de otros huelguistas que necesitaban asociarse con cualquiera agrupación o individuos para poder hacer mayor presión en los capitalistas que les negaban tales o cuales exigencias. Muy bien, pues los representantes de los cinematografistas en pequeño número, los empleados de fabriles, los empleados de talleres gráficos, con varios líderes laboristas que reciben sueldo del Gobierno, con la complicidad del comisario de Policía, asaltaron la madrugada del viernes las oficinas del "El Universal."

¿Esta es la acción directa? Señores representantes, nosotros debemos ser honrados: el día que veamos la acción verdaderamente directa de los trabajadores, debemos quitarnos el sombrero; pero no el camouflage, el engaño, la mistificación del obrerismo y de la acción directa y de todos los medios de lucha de los trabajadores; eso no debemos tolerarlo, eso es criar cuervos, señores representantes. El Gobierno no debe permitir ni un minuto más que ese gobernador del Distrito siga ocupando ese puesto, porque es una amenaza para la tranquilidad y para el orden públicos. (Aplausos.) Es claro: mañana habrá acción directa centra nosotros, contra todos los que hablamos aquí y contra todos los que votemos en contra de ellos. Y el día de mañana, ¿qué diría el señor Morones cuando me presentara yo con las criadas de mi casa con las de la casa del señor Céspedes, y pusiera una bandera roja en su casa y lo expulsara a él y a toda su familia? (Murmullos.) ¡Qué bonita acción directa! El ha despedido hace unos días a una criada, y esa criada se ha asociado con las veinte que yo tengo, y con las treinta que tiene el ciudadano Céspedes. (Murmullos.) Es un ejemplo, por supuesto, (Risas.) y vamos con las cincuenta viejas, nos plantamos en la puerta del señor Morones y ponemos el trapo rojo y negro que, en manos de ellos, es vergonzoso. (Siseos.) No la bandera roja y negra; eso es otra cosa; el trapo rojo y negro es lo que ellos levantan, es lo que ellos enarbolan. La bandera roja y negra es otra cosa completamente distinta, aunque materialmente pudiera ser lo mismo; esa que ustedes enarbolan es la vergüenza del obrerismo nacional, y si no, que lo digna los verdaderos obreros, los radicales, los que no permiten que en su seno haya políticos, los que no permiten que ocupe puestos públicos ningún trabajador verdadero. Esos son los sindicatos verdaderos; esos sí son respetables, esos enarbolan la bandera roja y negra, es la bandera roja absolutamente; pero los que enarbolan ese trapo, los que usan estilo "El Universal", la acción directa de Morones, esos no merecen el respeto, esos no merecen más que un hasta aquí enérgico, duro, terminante, porque, señores representantes, caerá sobre todos nosotros la responsabilidad de esta lenidad gubernamental, como lo es en estos momentos tolerar que unos asaltantes, que unos criminales estén frente a una institución periodística. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Luis Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Ciudadanos representantes: Creo justo y necesario lo que sucede en estos momentos a "El Universal", aunque el procedimiento para acallar la voz de la prensa independiente en tesis general, me parece sencillamente abominable. Si este procedimiento fuera a ponerse en práctica en contra de todos los diarios de la República, yo no encontraría voz lo suficientemente fuerte, cálida e indignada para levantar mi protesta en contra de estos atentados. Pero refiriéndome, señores, al caso concreto de "El Universal", yo vengo a justificar a todos aquellos que están procediendo en esta forma en contra de ese periódico, vergüenza y oprobio de la nación mexicana. (Aplausos.) Consecuente, señores, con mi actitud parlamentaria en la XXVIII y XXIX legislaturas, no vengo sólo a dar mi aprobación a lo que ahora se hace en contra de "El Universal", sino también a defender el principio eminentemente revolucionario de asociación de los trabajadores, a defender este viejo principio, que es la base fundamental de la fuerza de todos los trabajadores del mundo, no sólo en la República. Y si este principio de agremiarse es la base de la organización obrera en todo el mundo, si es el único recurso que tienen los de abajo para enfrentarse y oponerse al capital, yo entiendo, señores representantes, que en México este derecho legítimo, puesto que lo da nuestra Constitución Política, debe no sólo defenderse, sino estimularse con todo el entusiasmo de que somos capaces. A eso vengo, ciudadanos representantes. (Voces en las galerías: ¡Y a ponerte en ridículo! Siseos. Gritos.)

Señores ignoro, y lo declaro con franqueza, quién o quiénes son los promotores, los causantes del cierre del periódico "el Universal". Lo único que sé, lo que sí puedo declarar, es que el Ejecutivo de la República, a quien quieren que se

pidan garantías en estos momentos los pocos periodistas, los pocos agentes de Palavicini que hay en esta Asamblea, es enteramente ajeno a esta acción en contra del periódico de referencia. Yo sé que el presidente de la República, que los ciudadanos que integran el Poder Ejecutivo, son y tienen que ser completamente ajenos a lo que pasa en estos momentos a "El Universal" Yo sé, señores, que lo que ocurre a "El Universal" no es más que la consecuencia de sus propios actos. (Aplausos.) Yo sé que esto no es más que la consecuencia de sus inmoralidades; yo sé que esto no es más que la cosecha de lo que ha sembrado, predicando teorías completamente ajenas a las clases trabajadoras, que las han irritado y las han irritado y las han indignado hasta asumir esta acción directa por su cuenta propia y por su responsabilidad propia también. ¿Qué ha hecho, señores, "El Universal" de bueno? ¿Dónde está la labor de patria realizada por el insigne comendador? ¿Dónde está aquí la labor en pro de los intereses nacionales hecha por el rebaño de "El Universal"? ¿Dónde hay aquí, señores, en la larga actuación de este periódico un solo hecho que en realidad haga digno de la estimación nacional a este periódico? Absolutamente ninguno. Si nos metiéramos a analizar la labor de "El Universal", señores, no encontraríamos, a fuer de hombres sinceros, más que tres o cuatro cosas que han sido aplaudidas más bien por lo que tienen de jocosas que por lo que tienen de serias. ¿Cuáles? El concurso de la India Bonita, (Risas.) el concurso sobre la exploración presidencial y, últimamente, lo novísimo: "Lo que vió usted ayer". ¡Ah! Se me olvidaba también la organización de las comidas literarias, a cinco pesos cubierto. A eso, señores, se reduce la labor altamente patriótica de "El Universal". Ahora veámosle el lado malo. ¿Qué es "El Universal", señores? No es más que el residuo de todos los intereses de los capitalistas; "El Universal" jamás ha propalado una idea noble; "El Universal" jamás ha prohijado un sentimiento generoso: "El Universal" jamás se ha distinguido por una acción efectiva a favor de las clases que sufren, a favor de las clases menesterosas, a favor de las clases que trabajan; pero, en cambio, sí se ha inflado y se ha enriquecido acogiendo los intereses de todos los que representan al capital. Esta es también labor efectiva y plausible para muchos "El Universal". ¿En cuanto a ideas doctrinarias que ha hecho "El Universal"? Pues sencillamente lo contrario de lo que debería ser un periódico revolucionario. Y la prueba está en esos momentos en nuestras manos. El señor Palavicini, a quien nada le importan los principios revolucionarios, ni la patria cuando de sus intereses personales se trata, se olvida que fue constituyente y que, aunque uno de los impugnadores del artículo 123, que aunque uno de los que no estuvieron conformes con los postulados de la revolución que allá sostuvimos pero que al fin tuvo que someterse a la mayoría revolucionaria y firmar y jurar aquella Constitución, se olvida que está obligado a cumplirla y hacerla cumplir por todos los medios que estén a su alcance. ¿Y qué medios tiene el señor Palavicini para defender los postulados revolucionarios de la revolución? En primer lugar, su periódico que, aunque es un albañal, es un periódico al fin; en segundo lugar la demostración práctica, supuesto que bajo su negocio trabajan un sinnúmero de operarios, y ya vemos cómo el señor Palavicini en lugar de cumplir con sus deberes de constituyente, revolucionario de nombre -porque de hecho nada tiene de revolucionario-, el señor Palavicini lo único que hace es levantarse airadamente contra los trabajadores que tienen derecho de sindicalizarse. Esto es, señores, lo que ha hecho el señor Palavicini de una manera práctica y efectiva: violar la Constitución, atacar la Constitución. A través del texto constitucional, la actitud del sindicato de periodistas es completamente justificada, y la actitud del señor Palavicini es ilegal y, por lo tanto, censurable. El artículo 123, en su fracción XVI dice lo que sigue:

El C. secretario Barón Obregón, leyendo: "XVI. Tanto los obreros como los empresarios tendrá derecho para coaligarse en defensa de sus respectivos intereses, formando sindicatos, asociaciones profesionales, etcétera; "XVII. Las leyes reconocerán como un derecho de los obreros y de los patronos, las huelgas y los paros"

El C. Espinosa Luis: Desde luego, señores, esta fracción del artículo 123 consagra el derecho que tiene el obrero para agremiarse, es decir, para constituirse en sindicatos. La fracción XXII del mismo artículo precisa el caso que se está discutiendo.

El C. secretario Barón Obregón: fracción XXII:

"El patrono que despida a un obrero sin causa justificada, o por haber ingresado a una asociación o sindicato, o por haber tomado parte en una huelga lícita, estará obligado, a elección del trabajador, a cumplir el contrato o a indemnizarle con el importe de tres meses de salario."

El C. Espinosa Luis: El caso es clarísimo, diáfano.

"El patronato que despida a un obrero sin causa justificada, o por haber ingresado a una asociación o sindicato..." como en el caso presente "...o por haber tomado parte en una huelga lícita, estará obligado, a elección del trabajador, a cumplir el contrato o a indemnizarlo con el importe de tres meses de salario."

Yo creo, ciudadanos representantes, que no puede ser más terminante este artículo para resolver el caso presente. La fracción XXVII del mismo artículo dice lo que sigue:

"XXVII Serán condiciones nulas y no obligarán a los contrayentes, aunque se expresan en el contrato:

"g) Las que constituyan renuncia hecha por el obrero de las indemnizaciones a que tengan derecho por accidente del trabajo y enfermedades profesionales, perjuicios ocasionados por el cumplimiento del contrato o por despedírsele de la obra."

Y este otro:

"h) Por todas las demás estipulaciones que impliquen renuncia de algún derecho consagrado a favor del obrero en las leyes de protección y auxilio a los trabajadores."

Y esta ley constitucional es una ley de protección y de auxilio para los trabajadores y, por lo tanto, no puede el ciudadano redactor de este

periódico renunciar a un derecho que terminantemente le da la ley, ni el señor Palavicini puede tampoco desconocerlo sin faltar terminantemente a este precepto constitucional. (Desorden en las galerías. Gritos. Campanilla.)

El C. presidente: Se ordena al comandante de Policía que haga desalojar al individuo que está recargado en la tercera columna, porque son varias las veces que con groserías ha interrumpido a los oradores. (Gritos en las galerías: ¡Fuera! ¡Fuera! Desorden. Campanilla.) Se ordena a la Policía que haga cumplir la orden. Se hace del conocimiento de las galerías que si se oponen a que se cumpla la orden, inmediatamente se desalojarán las mismas. Sigue en el uso de la palabra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis, continuando: He demostrado, con la Constitución en la mano, que el sindicato de periodistas está en lo justo al ejercitar su acción en la forma en que lo hace en contra del periódico reaccionario, absolutamente reaccionario, (Aplausos.) porque yo ni siquiera le concedo tintes, ni ribetes de revolucionario a "El Universal", está en lo justo, y en cambio el señor Palavicini no está en lo justo al oponerse a que uno de los componentes de su redacción le exija el cumplimiento de la ley. Ahora, señores, que se ha hablado de la labor meritoria del ciudadano comendador, y ya demostré cómo a través de su labor periodística nada de meritorio tiene, ahora voy a demostrar cómo la labor individual del señor Palavicini tampoco tiene nada de meritoria ni patriótica: el señor Palavicini no es más que un ególatra, para el señor Palavicini no hay más que un hombre en el mundo: él; Palavicini es un hombre inflado de vanidad y es un completo vacío; Palavicini no es más que un traficante, es capaz de traficar con la nación misma si así conviene a sus intereses personales. (Aplausos.) Palavicini es un megalómano, Palavicini no se conforma con ser él, sino que quiere tener a su servicio hombres incondicionales para aprovecharlos en su servicio personal. Voy a referir a la Asamblea este caso, para que vea lo que es Palavicini. Cuando el Pélece estaba más fuerte, cuando el Pélece era el que decidía de todos los asuntos económicos de esta Cámara, envió a uno de sus más íntimos amigos al bloque de Pélece para pedir que a cambio de la ayuda que este periódico diera al Partido Liberal Constitucionalista, se le aceptaran algunos candidatos para desempeñaran el puesto de jueces en esta ciudad de México. (Murmullos.) Así, señores, ahora pide también Palavicini venir a ofrecer a esta mayoría una ayuda incondicional a cambio de que sus hombres, a cambio de que sus incondicionales vengan a ser instrumentos del mismo Palavicini en esta Asamblea (Aplausos.) Yo cito un hecho concreto, señores representantes, que me consta; queda a vuestro criterio interpretarlo como os plazca. Yo estoy obligado a demostrar lo que afirmo respecto a la personalidad del señor Palavicini en lo privado. Palavicini no está conforme con ser el director - gerente, como pomposa y vanidosamente se hace llamar, de su periódico. Palavicini quiere extender sus tentáculos por todo el organismo de la Administración pública, para ser de esta manera más fuerte y más poderoso, y Palavicini, en su inmoralidad, y Palavicini, en su afán de absorber la cosa pública, no tiene empacho en transar ayer con el P. L. C., como no tiene hoy ni tendrá mañana para transar con los demás partidos políticos que sean fuertes y que constituyan la mayoría. Señores, cuando se iniciaba esta última lucha electoral, en confidencia, en plática íntima con un compañero de Cámara, me decía: ¿Pero qué pensarán los organizadores del partido que domina en estos instantes al aceptar de una manera culminante, de una manera principal a las avanzadas de Palavicini? ¿Que no comprenderán que estos hombres irán a hacer labor personal en la Cámara, a defender al mismo Palavicini? ¿Qué no se darán cuenta que estos hombres serán un peligro para los intereses de la Cámara, para los intereses de la República cuando ya estén dentro de ella? Yo no me explico, le decía, yo no alcanzo a ver lo que serán estos hombres en la Cámara; pero ahora confieso que estaba equivocado. Estos hombres serán una absoluta nulidad dentro de este Parlamento. Estaban bien al apoyar los del Cooperatista a estos individuos que no serán más que votos, no serán más que números, no serán más que personas. ¡Qué distinto, señores, el Pérez Taylor de ayer, arrogante desde esta tribuna, como un Cyrano de Bergerac, con el plumero levantado, con el penacho airoso, desafiando aquí a todos aquellos que no querían someterse a los loores a favor del comendador! Y qué distinto, qué humilde, qué manso, qué suave el señor Pérez Taylor que hoy viene a esta tribuna y se encuentra con qué las galerías le son hostiles! ¿Estos hombres para qué sirven? ¿Hacia dónde van? Sencillamente al más grande de los fracasos, al más absoluto de los desprestigios. Pérez Taylor no servirá en esta tribuna en los momentos en que se trate de jugar la vida, ni siquiera por defender sus convicciones políticas, sino por cumplir con nuestra vergüenza de hombres! (Aplausos en las galerías.)

Y bien, señores; ¿con qué derecho Palavicini clama y hace por medio de tentáculos que su voz se oiga hasta este recinto y pide misericordia y pide garantías si ayer precisamente, cuando los gremios organizados de trabajadores de la ciudad de México, que no el pueblo, vinieron a este recinto a exigirles cuentas, dizque a exigir cuentas a aquella mayoría parlamentaria del Pélece, hicieron irrupción en este recinto y vinieron amenazantes sobre nosotros que permanecimos fieles en nuestro puesto, el ciudadano Palavicini, haciéndose eco de aquellas pasiones de partido, no tuvo empacho, señores representantes, en aplaudir haciendo suya aquella acción diciendo que era necesario que las Cámaras trabajaran y que el pueblo tuviera aquellas actitudes airadas en contra de aquellos malos representantes que nada hacen por el pueblo y así defraudaban los intereses de la patria? Y bien, señores; si ayer Palavicini aplaudió esta actitud agresiva y violenta de los que vinieron a increparnos, ¿por qué hoy no se sostiene como hombre y viene aquí a esa lugar como una mujerzuela, por medio de sus incondicionales, a pedirnos garantías? (Aplausos.) ¡Pero qué garantías vamos a dar nosotros! Señores, qué, ¿vamos nosotros a ser instrumento de las cobardías de Palavicini? ¿Qué

acaso no sabemos nosotros que el Gobierno del cual constituimos una parte principalísima le da garantías no sólo a Palavicini sino a todos los Palavicinis habidos y por haber? ¿Qué nosotros, señores, no sabemos que desde el presidente de la República hasta los más humildes funcionarios, precisamente queriendo hacer patria, precisamente queriendo proceder con honradez imparten toda clase de garantías? Sí señores, oficialmente dentro de las esferas gubernamentales Palavicini ha tenido, tiene y de seguro seguirá teniendo toda clase de garantías para impulsar y seguir sosteniendo su negocio; pero no se nos venga aquí a pedir garantías en contra de hombres que con justicia, según entiendo en este caso, van a exigir a Palavicini una poca de más honradez y de mayor pudor, así como esos hombres ayer injustamente vinieron ante esta Cámara a exigir que trabajáramos, cuando era lo cierto que trabajáramos. Recuérdese, señores -y esto lo digo como una rectificación histórica-, la irrupción que hicieron los obreros en las postrimerías de la XXIX Legislatura; fue so pretexto de que esta Cámara no había reglamentando el artículo 123 y esto es falso, señores representantes, falso de absoluta falsedad. Esta Cámara desde hace dos años cumplió con entusiasmo, cumplió con gusto ese mandato imperativo de la Constitución: reglamentar cuanto antes el artículo 123 de la Constitución, y lo reglamentó; fue una labor patriótica, fue una labor de entusiasmo acogida por toda la juventud revolucionaria de esta Asamblea, y cuando se terminó después de seis meses de concienzudos estudios y de un trabajo incesante, se mandó este proyecto de ley a la Cámara de Senadores, donde duerme hasta estos momentos. ¿Por qué no fue allá la clase obrera con su acción directa y sí vino contra nosotros? Sencillamente, señores representantes, por intereses políticos de grupo. Y bien, señores; dentro de las luchas políticas de los intereses que ahora nos agitan, yo no reprobé aquella actitud a pesar de que no la consideraba legal ni la consideraba justa. Así también Palavicini en esta vez debe someterse a la voluntad de esas clases laboristas y sufrir las consecuencias de sus propios actos. Que no ahora repruebe lo que ayer aplaudió. ¿Por qué? Porque hoy es en contra de él y ayer era en contra del P L C. Aquí se ha hablado mucho de lo que significan las personas dentro de esta lucha revolucionaria y social, y yo quiero, señores, que sepa la Asamblea cómo pienso respecto a estos luchadores Yo sé, señores, que hay mucho de falso; sé que hay mucho de oropel; sé que hay mucho de mixtificación en los individuos que han tomado a su cargo la dirección de la clase proletaria en toda la República; pero sé también que en el fondo de todas estas mistificaciones y de todas estas comedias, que no tienen más fin que el logro, hay mucho, señores, de verdad y de justicia y, sobre todo, de útil y necesario. Yo sé que en el fondo de toda actuación de farsantes, de toda actitud de individuos que trabajan en pro del proletariado, tienen que haber algo noble y grande, algo que se va sembrando y que tendrá que fructificar más o menos tarde. Yo sé, señores, que por más que se quiera desprestigiar a estos individuos, en el fondo hace una labor que debemos considerar sana y sagrada; yo sé que de todas estas mistificaciones saldrán mañana, por medio de la convicción, los verdaderos redentores del pueblo mexicano. (Aplausos.) En cambio, señores, Palavicini, que ni a mixtificador llega, porque apenas si se le puede considerar como un bluff de la política nacional, ¿qué puede esperarse de él? Nada que no sea el desprestigio de la patria y la opresión de los de abajo. ¿Por qué? Porque Palavicini es precisamente de esos individuos de mala pasta, Palavicini es de aquellos que han vivido siempre abajo, que habiendo sido siempre esclavos, el día que se consideran libres, que tienen que comer, se olvidan de los que vivieron la situación miserable que él viviera años antes. Por eso Palavicini en lugar de un apóstol de las clases trabajadoras, será verdugo oponiéndose al principio de reunión de los trabajadores. Señores, nosotros no debemos prestarnos a esta farsa, nosotros no debemos ser instrumentos de Palavicini, instrumentos inconscientes, claro, porque de otra manera sería imposible que lo fuésemos; así como Palavicini por medio de sus incondicionales fue ayer a hacerle proposiciones al Pélece, así viene ahora a pedirnos que vayamos a implorar la protección oficial, que no necesita, porque la tiene, pero nosotros debemos desoír la voz de sus representantes en esta Asamblea y cumplir con nuestro deber.

Para terminar, señores, quiero hacer constar a la Asamblea este hecho: durante todas las legislaturas revolucionarias de la XXVII a la XXIX, la prensa ha sido la que con la que con dedo candente, la que con voz implacable ha pregonado a todos los vientos del país y aun del extranjero que estas Cámaras no trabajan, que no sirven para nada, que no hacen otra cosa que perder miserablemente el tiempo, y yo quiero, señores, fijar este hecho desde ahora: que son periodistas, los agentes de Palavicini, los que vienen a deshonrar por primera vez esta XXX Legislatura haciéndonos perder miserablemente el tiempo durante toda la tarde para tratar intereses muy particulares del señor comendador, que nada absolutamente tienen que ver con los intereses generales de la patria. (Aplausos.) Hemos demostrado, señores, que "El Universal" no ha sido más que un periódico mercenario al servicio incondicional de quienes lo pagan, tal como una mujerzuela que se vende y se alquila al que mejor la paga. He demostrado que Palavicini no ha hecho labor de patria; he demostrado que el pueblo trabajador organizado tiene derecho a proceder como lo están haciendo en estos momentos en contra de ese periódico, y he demostrado también que nosotros no debemos permitir que se nos tome como instrumento para defender a individuos que no merecen que se les defienda, sobretodo porque no hay un solo artículo, ni reglamentario ni constitucional, que nos autorice a prestamos para servir de intermediarios en el arreglo de estas dificultades privadas, porque este es el único conflicto de "El Universal". Como no hay pues, fuerza legal, como no hay precepto que nos autorice a tomar participio en estos asuntos caseros, yo pido a la Asamblea que por el decoro de ella misma, que por respeto a la investidura de diputados que todos tenemos, hagamos a un lado estos intereses mezquinos y bastardos y cumplamos seria y honradamente con nuestro deber. ¿Y cuál es nuestro

deber en este caso? Negamos rotundamente a que se apruebe esta proposición que se discute; de ninguna manera, señores, prestémonos aquí a ser instrumentos de un farsante como lo es Palavicini. Yo os invito, pues, a que rechacéis con vuestro voto, con toda energía, esta proposición; hacer lo contrario sería vergonzoso y en desprestigio de nosotros mismos. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Altamirano.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Altamirano.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Señores diputados: Me he valido de un subterfugio parlamentario establecido aquí en varias ocasiones, para tomar parte en este debate, porque creo que ha llegado el momento esperado por nosotros. Es llegado el momento de iniciar en la Cámara de Diputados de la nación mexicana el debate sobre las cuestiones sociales de México, y en este debate, señores diputados, al iniciar estas luchas parlamentarias, al tratar aquí los problemas sociales que aquejan a todo el mundo, aquí es donde se va a dividir la Cámara exactamente en dos facciones: la facción revolucionaria y la facción retardataria. (Aplausos.) No vengo yo a hablar en contra de Palavicini, ¡qué nos importa a nosotros Palavicini frente a los problemas sociales de México! La figura de Palavicini o de cualquier hombre indudablemente no significa nada para nosotros frente a los problemas sociales de la República Mexicana. Vengo a tratar el problema social que hay en el fondo de este simple hecho: un grupo de obreros agremiados que invaden un taller para invitar a sus compañeros a declarar la huelga mientras no se suprima el contrato individual. Y esto, señores es revelador para nosotros que hemos esperado tanto tiempo estos momentos; esto es revelador para todos los que estamos pendientes del movimiento social del mundo. Esto nos indica que ya la fruta está madura y que muy poco tiempo pasará para que las clases trabajadoras asuman la actitud que deban asumir y que están asumiendo ya en algunas naciones de Europa.

El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: ¡Pero no de zánganos!

El C. Altamirano Manlio Fabio, continuando: Yo no hablo, compañero Prieto, de los zánganos, no me importan a mí los directores, quizá con a personas cuando se trata de problemas sociales, pero como lo dije ya, ¿qué significamos las personas cuando se trata de problemas sociales de tanta entidad como el que nos tiene en estos momentos en esta tribuna? (Aplausos.) Me decía un prominente compañero del Cooperatista: "compañero Altamirano, usted va a romper la solidaridad al inscribirse en pro de esta proposición. Al ir a hablar e contra, va a dejar de ser solidario". Yo les diré a los compañeros del Cooperatista que no se ha discutido este asunto en el seno del bloque, que, por consecuencia, no se puede haber tomado ninguna resolución y sin haber resolución no puede haber falta de solidaridad por mi parte. Estoy absolutamente libre para venir a discutir este problema. (Aplausos.) Si después de haber discutido cualquier asunto dentro del bloque Cooperatista viniera yo a esta tribuna a hablar en contra de lo que se hubiera resuelto allí por mayoría, entonces sí yo habría roto la disciplina del bloque y dejaría de ser solidario; pero cuando este asunto viene a la tribuna exabrupto, cuando es repentino el debate, todos los diputados de la mayoría cooperatista tenemos absoluta libertad para exponer aquí nuestro sentir personal en el asunto que se debate. Hace un momento me llamó uno de los componente de la Liga de Redactores y Periodistas, y al oír que el compañero Prieto Laurens decía que era un grupo de paniaguados de Morones los que fueron a "El Universal" a irrumpir en los talleres, me dijo estas palabras delante del compañero Rodríguez: "Puede usted desmentir al señor Prieto Laurens. No han sido los paniaguados de Morones los que hemos ido a "El Universal". (Aplausos,)

El C. Prieto Laurens: Por caballerosidad le pido atentamente me permita una interpelación. Con permiso de la Presidencia.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Sí, tiene usted la palabra.

El C. Prieto Laurens: Como en estos momentos -dispénseme que le corte el hilo de su discurso - asienta usted el punto toral de la cuestión, me permito interpelarlo. ¿Sabe usted lo que ocurrió ayer en la oficina de un director de periódico, estando presentes los directores de todos los periódicos de la capital, cuando un director de un periódico revolucionario que ha estado parte de ese "paro", de esa huelga, de parte de esa agrupación denominada Liga de Redactores, etcétera,, que se llama" El Mundo", cuyo director es nuestro compañero el señor Martín Luis Guzmán; sabe usted lo que ocurrió cuando el director de "El Mundo" interrogó a un grupo de obreros que llegaron ahí diciéndose empleados de "El Universal", obreros de "El Universal", cuando llegaron a hablar con el director de "El Mundo" los interrogó: ¿quién de ustedes trabajan en "El Universal"? ¿Sabe usted lo que ocurrió?

El C. Altamirano Manlio Fabio: No sé, compañero. (Murmullos.)

El C. Prieto Laurens: Pues se lo voy a decir. Lo que ocurrió señores; lo que ocurrió compañero Altamirano, para que desmienta usted a ese falaz que lo ha engañado, lo que ocurrió fue esto: el señor Martín Luis Guzmán los interpeló; eran muchos obreros, eran muchas caras, las veo en las tribunas, las veo en las galerías; los interrogó, le dijo: señores, de entre ustedes, ¿cuántos obreros, cuántos empleados hay de "El Universal"? Y declararon: ni uno, absolutamente ni uno. (Murmullos.) ¿Y sabe usted lo que declararon, ciudadano Altamirano, todos los de la Regional Obrera? Saben ustedes ya muy bien quién es la Regional Obrera, quién maneja la Regional Obrera. En consecuencia, compañero, debe usted saber perfectamente bien que en el fondo de esto, nosotros no estamos en contra de la Liga de Redactores y Obreros de los Periódicos, ni estamos en favor del contrato individual; pero sí estamos en contra de los mistificadores: pero está usted tocando el punto toral de la cuestión, lo han engañado a usted; usted está ahí de buena fe, porque usted es un defenso de los trabajadores, no de los zánganos,

no de los mistificadores que quieren la huelga, que quieren el "paro" llamando de "El Universal" y en que no hay un solo trabajador de "El Universal", no hay un solo empleado de "El Universal". Ayer en la tarde, es decir, veinticuatro horas después declararon la huelga cuatro linotipistas (usted sabe muy bien que en "El Universal" no hay cuatro linotipistas), nada más cuatro, y éstos lo hicieron solamente por esta consideración: porque ellos quieren aprovechar la oportunidad para que se deroguen el contrato individual, pero esto ha sido posterior a los acontecimientos que es el motivo de nuestra moción. (Aplausos.)

El C. Altamirano Manlio Fabio, continuando: A mí me extraña la catilinaria del compañero Prieto Laurens, porque yo no vengo aquí a defender a los "zánganos", ya he hecho la aclaración categórica de qué cosa es lo que vengo a defender a esta tribuna, y afortunadamente cada una de nuestras palabras queda escrita en el DIARIO DE LOS DEBATES para evitar ataques en lo porvenir. Me decía este señor que pertenece a la Liga de Redactores -y aquí va la aclaración que necesita el compañero Prieto Laurens-, que habían ido a invitar a sus compañeros de trabajo a dejar los talleres por los motivos expresados aquí por el diputado Morones, y el principal era abolir el contrato individual; y me hizo la aclaración este señor -aquí viene la aclaración que debe tenerse en cuenta-: nosotros, que acabamos de constituirnos en una liga; nosotros, que acabamos de surgir a la vida de lucha entre el proletariado y el capitalismo (no el capital, oidelo bien, compañeros; hay mucha diferencia entre capitalismo y capital; los obreros no pueden ser enemigos del capital, porque el capital es cosa muy distinta); nosotros -me decía este redactor-, que acabamos a surgir a la vida de lucha entre el proletariado y el capitalismo, no vamos a luchar solos, porque somos cuatro gatos -palabras textuales de él -, en contra de un elemento tan formidable como el señor Palavicini, que dispone de tantas cosas y de tantos medios

¿Qué cosa es lo que indica la razón para poder luchar con éxito en contra de este empresario? Pues lo que se le hubiera ocurrido a cualquiera de nosotros: pedir ayuda a cualquiera de los gremios trabajadores que ya tienen historia y que ya significan fuerza, para llevar a cabo sus propósitos y sus fines; y esto, señores, estaban en su papel los componentes de la Liga de Redactores y de Periodistas. ¿Iban a ir solos? ¿O no tienen libertad para llamar a sus compañeros de trabajo que están en las fábricas o que están redactando un artículo, trabajadores al fin los dos? ¿Qué no tienen derecho para reclamar al fin la ayuda de los trabajadores de las fábricas y de los talleres para ir a ejecutar un acto de invitación cerca de los demás compañeros que no habían comprendido el fondo del problema? Yo creo que sí tienen derecho estos señores para unirse a los demás trabajadores y llevar a cabo, como decía hace un momento, sus propósitos. Pero vamos al fondo de la cuestión. Repito, a nosotros los revolucionarios de la Cámara de Diputados no nos importa nada Palavicini; no nos importan nada las personas, nos importa el fondo de la cuestión, y el fondo de la cuestión es el siguiente: contrato individual frente a contrato colectivo. ¿Por qué el capitalismo de todo el mundo se empeña de manera sistemática en sostener el contrato individual? Porque el contrato individual significa la esclavitud de cada uno de los trabajadores frente al omnipotente capitalista. (Aplausos.) ¿Es posible, señores diputados, que un trabajador humilde, sin luces intelectuales, sin poder discutir, sin haber tenido tiempo de instruirse, sin ninguna de las fuerzas de que dispone el capitalismo, pueda sustraerse a la voluntad férrea de un señor de estos que dispone de todos los medios? Es imposible. Si unidos, si agremiados tienen que luchar denodada y desesperadamente para defender los principios revolucionarios, ¿qué se va a esperar de cada uno de estos obreros individualmente frente a un capitalista? Indudablemente que el capitalista los arrolla, y ese ha sido el sistema desde hace muchos siglos de que se ha valido el capitalismo para poder dominar a la clase trabajadora. Pero afortunadamente la clase trabajadora del mundo se ha dado cuenta de que para luchar frente al capitalismo organizado, perfectamente organizado, no hay otro medio, no hay otro camino, más que organizarse ellos en la misma forma, para dar en un momento dado la batalla campal decisiva. La cuestión internacional...... ¿Qué efecto puede producir un movimiento obrero que haya tenido cualesquiera consecuencias? ¡Vaya! Voy a suponer más. ¿Qué efecto puede producir un acto, si se quiere de sabotaje -esto suponiendo que hubiera sido así-, en contra de una compañía periodística? ¿Qué, no estamos nosotros viendo los efectos de la gran huelga ferrocarrilera en los Estados Unidos? ¿Qué, no sabemos nosotros que en los Estados Unidos se está haciendo uso de bombas de dinamita para detener el tráfico en aquella nación? ¿qué, no sabemos nosotros que ha habido muertos, tragedias, todo lo que trae consigo la lucha obrera frente al capitalismo? De modo, señores que no podría absolutamente tener ningún viso de trascendencia desde el punto de vista internacional. Yo quiero que la Asamblea se dé cuenta de que efectivamente hay algo de "camouflage" en esta pretendida amenaza; nosotros no tenemos que temer nada en lo internacional, absolutamente nada. ¿Con qué derecho cualquiera nación fuerte podría decir y tacharnos por falta de seriedad y de impotencia del Gobierno para dominar a los trabajadores, cuando en Francia, en Inglaterra, en Alemania, en Rusia, en todas partes del mundo se van aspectos de la misma lucha? ¿Qué pretenderían los cerebros luminosos que dirigen a la gran nación norteamericana, cuando todo el mundo se siente arrebatado por el torbellino de la revolución social que nos rodea por todas partes; cuando dondequiera se escuchan los gritos del pueblo trabajador que sólo clama justicia y que sólo clama reivindicación? ¿Qué, no oímos el estallido de las iras populares en todo el mundo y a nuestro alrededor? ¿Qué, solo México, permanecería impasible; qué, solo México habría de ser una balsa de aceite? ¿Podrían exigir esto los directores de la unión norteamericana? ¡Indudablemente que no, señores! Lo mismo en México que en los Estados Unidos y que en España y que en todo el mundo, tienen que resultar

movimientos esporádicos que a medida que pasa el tiempo y que las clases trabajadoras se den cuenta de cómo deben luchar, se irán haciendo más y más simultáneos, más y más uniformes, más y más coherentes, hasta llegar a dominar, hasta llegar a conseguir lo que queremos los verdaderos revolucionarios: El dominio de toda la cosa pública por medio de las organizaciones de trabajadores. (Aplausos.) Sí, señores; este es el desiderátum de los verdaderos revolucionarios, este es el principio que proclamamos aquí nosotros. Llegará el momento en que en todo el mundo dominarán la cosa pública, la cosa administrativa, las clases trabajadoras, por medio de sus organizaciones. Esta es, señores, la verdadera cuestión. No podemos nosotros asustarnos porque, como decía el ciudadano Morones, estamos acostumbrados a estas tempestades, algunos más, algunos menos, pero todos los que hemos sido en nuestra esfera de acción "líderes", estamos acostumbrados a todas las tempestades de la clase trabajadora, y a nosotros no nos asusta la lucha, estamos absolutamente dentro de ella y creemos haberla comprendido.

El señor Palavicini, cuando viene a decir aquí que se viola la libertad individual, que se viola la libertad de trabajo, asienta algo que está a absolutamente en contraposición con nuestro modo de sentir. Nosotros ya no sentimos con el liberalismo clásico; la etapa, la época del liberalismo clásico ha pasado para siempre, para dar lugar a la época de los derechos de la comunicad, no de un solo individuo. De modo, señores, que cuando los trabajadores agremiados del Distrito Federal, invitados por un grupo de individuos que quieren estar dentro de la lucha, organizados, fueron allí, no hicieron otra cosa, no se hicieron ellos más que eco del sentir revolucionario, es decir: Apelar a todos los medios para lograr que no permanezca solo el trabajador, individualmente sólo frente al capitalismo organizado. Esta es la verdadera cuestión que se debate en este asunto. Por lo demás señores, creo que la Cámara ha hecho ya demasiado honor al señor Palavicini ocupándose de él durante tanto tiempo; creo también que la Cámara de Diputados de este Congreso de la Unión, tiene en su seno mayoría de revolucionarios, pero de verdaderos revolucionarios, señores, porque no creo yo que ustedes vayan a considerar al revolucionario como el hombre que sabe disparar detrás de una trinchera, y que resultó, se ve ahora, como muchos de los que fueron a la lucha armada, ahora son enemigos del verdadero movimiento revolucionario. Yo me refiero a aquellos que sienten el verdadero movimiento revolucionario, como lo sentimos nosotros, y ojalá que al votar la proposición, se vote en contra, para que se vea que, efectivamente, de modo real, en el seno de esta Asamblea nacional, existe mayoría de revolucionarios; pero de revolucionarios como lo espera el pueblo trabajador; no de revolucionarios que a la hora en que se trata de venir a sostener los principios sociales, frente a los principios individuales, les hace falta el valor suficiente, el valor necesario para romper, quizá, con muchas amistades y quizá con todo lo que ustedes quieran, sino que tengamos el valor suficiente, el necesario para venir a hacer sentir aquí nuestro credo social en contra de los elementos que proclaman el criterio individual que ya no cuadra con nuestro modo de sentir. Y siento verdadera satisfacción que comiencen ya a deslindarse los campos en esta Asamblea, porque por circunstancias especiales de política, quizá muchos compañeros hayan censurado algunos de mis actos; pero tampoco tenemos, ciudadanos diputados, de hacer algo las verdaderas mayorías revolucionarias y en esas mayorías creo que estarán también conmigo las actuales mayorías del Cooperatista; se disgregarán algunos, no le hace; algunos nos volverán las espaldas, no le hace; pero si desgraciadamente las mayorías de la Cámara de Diputados en estas cuestiones sociales, se muestran en contra de los asuntos obreros, es decir, en contra de la revolución social del mundo, entonces quedaremos unos cuantos sosteniendo en esta tribuna el credo socialista que triunfará en todas las naciones del mundo. (Aplausos nutridos.)

El C. presidente: En virtud de que el ciudadano Altamirano, a confesión de parte, habló en contra y no en pro, como se había inscripto, y por ser de equidad, tiene la palabra en pro el ciudadano Fabela. (Voces: ¡No está! Tiene la palabra el ciudadano Romeo Ortega.

El C. Ortega Romeo: Ciudadanos diputados: Al pedir a la Presidencia de esta honorable Asamblea que me concediese la palabra para hablar en pro de la proposición que está a debate, me movió única y exclusivamente el interés de sentar de una vez por todas el principio del respecto a las personas y a las colectividades. Una de las consecuencias más sagradas de todas la revoluciones es la adquisición que hacen tanto los individuos como los grupos que forman parte de una nación o colectividad, de que la autoridad en todas sus formas y en todos sus aspectos se dedique única y exclusivamente a defender los derechos que las leyes o las costumbres han sancionado en ese pedazo de tierra o en ese grupo de hombres. No nos importe aquí si el señor Palavicini, comendador o no comendador, dueño de condecoraciones o no dueño de condecoraciones, esté inflado de aire, como decía Luis Espinosa. No nos importa tampoco si "El Universal" como periódico representa una tendencia atrasada o si corresponde a una tendencia revolucionaria; eso importaría a los diputados cuando en la misma forma se tuviera que luchar personalmente contra él o contra su empresa. Y yo creo, señores representantes, que aquí los autores de la proposición que está a debate solamente quieren sentar un principio: Que la autoridad, que por desgracia muchas veces está en manos de quienes no saben hacer uso de ella, no permita, no debe permitir dificultades, debo impedir a toda costa el que un grupo de individuos siguiendo los procedimientos de los malhechores, siguiendo los procedimientos de aquellos que no tienen la suficiente gallardía para exigir sus derechos a la luz del sol, porque tampoco ellos saben cumplir con su obligación, se presenten a la casa de X o Z. al lugar de la empresa A o B, a invitar cortésmente un grupo a los demás a que abandonen el trabajo. ¡Muy bonita invitación! ¡Auxiliados por la policía! ¡Auxiliados por la fuerza armada, por aquellos que deberían prestar garantías; pero que con una lenidad absolutamente llena de desprecio para la libertad colectiva o

individual, continúan impidiendo a otro grupo de trabajadores también, un grupo de hombres que tienen el derecho de trabajar individual o colectivamente, señores! (Siseos. Desorden.) Hay muchos de ellos que están en la galerías a quienes se les impide el que continúen trabajando y que lleven el sustento a sus familias. Esa invitación no ha sido contestada. No ha sido tomada en cuenta; pero, sin embargo, ahí está lo grave: La autoridad, el Gobierno del Distrito, con la lenidad con qué permite que los rateros de las Islas Marías se vengan a la ciudad de México, con la lenidad con que permite que la policía sea cómplice o encubridora de todos los delitos que castiga el Código Penal, ese Gobierno del Distrito presenta su policía no para impedir ni para ayudar a un movimiento huelguista, sino par impedir que un grupo de hombres que dentro del artículo constitucional y dentro de las garantías individuales tiene el derecho de trabajar y el derecho de estar en las empresas en donde mejor les convenga. El contrato individual ha sido atacado con toda justicia, ha sido atacado con toda razón, porque representa una tendencia atrasada y mercantilista, quizá hasta canallesca, porque hace que un hombre renuncie a algo sagrado que es su propia defensa; pero en este caso el contrato individual es atacado de nulidad en su base y esos obreros si tuvieran la energía suficiente lo atacarían y no trabajarían; pero de eso a obligar a aquel que está conforme, a aquel que no ha todavía aleado suficientemente dentro de las organizaciones obreras, abandone el trabajo y también que se impida a una empresa seguir en su desarrollo, a una empresa que trata única y exclusivamente de asuntos públicos bien o mal, con tendencias retrógradas o avanzadas, como decía antes, a eso la autoridad no tiene derecho. Aquí en esta tribuna hemos oído la requisitoria contra Palavicini; Espinosa convertido en agente del Ministerio Público lo ha hecho muy bien, pero aquí la personalidad de Palavicini no tiene absolutamente ningún interés para esta Asamblea; no es más que un hecho aislado, un hecho grave por sus antecedentes y, sobre todo, por sus consecuencias. Las organizaciones obreras cuando sean efectivas, cuando las organizaciones obreras no estén manejadas por los intereses de las personas que con toda injusticia explotan a esos mismos obreros, a esas organizaciones que las hay sumamente serias en la República, pero estas organizaciones nunca se ponen en manos de aquellos que son empleados del Gobierno, de aquellos que se agremian a través de las nóminas del presupuesto, a esos jamás los siguen ni van allí a exigir un salario oficial para después venir cambiándose toda su indumentaria, con la cachucha del obrero, a pedir derechos. Esas organizaciones obreras serias nunca los han seguido y ahora ya estamos viendo la importancia de que en este Parlamento existan elementos laboristas directores de pequeños grupos obreros, esa importancia se convierte en amenaza no sólo para el capital, no solamente para la organización capitalista que está ya en decadencia, no, se convierte en una amenaza hasta para la emisión libre del pensamiento, quizá lo único que nos queda dentro del derecho natural. Señores representantes: Por eso mismo al pedir a vuestra soberanía que se sirva aprobar esta proposición, no venimos a defender a la empresa, no tratamos de defender a "El Universal", no hemos recibido, como asentara el señor Espinosa, ninguna indicación de cambio de servicios del señor Palavicini, como las recibiera el Partido Liberal Constitucionalista; no, no hemos recibido esa indicación y creo que ninguno de los que forman esta mayoría, aceptaría indicaciones que tuviera en éste en una o en otra forma, interés en la discusión, en la discusión más grande que pueda hacer esta Cámara en la administración de justicia. Por esto, señores, no quiero quitar ya más el tiempo por estar suficientemente discutido este asunto y pido un voto aprobatorio para esta iniciativa.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Cantón.

El C. Cantón Miguel: Ciudadanos diputados:

Es la Representación Nacional un lugar adonde se vienen a escuchar ideas y no un lugar en donde se congregan los que han sido designados por el pueblo para venir a escuchar simplemente injurias. La injurias no convencen a nadie, las injurias no pueden llevar a ningún fin, ni pueden defender ningún criterio individual o ningún criterio colectivo. Es por esto que nosotros venimos a esta tribuna no a decir palabras que sean ofensivas, no a decir injurias a ninguna persona, sino que venimos aquí a defender el criterio social, venimos aquí a decir unas cuantas palabras acerca del caso de "El Universal", que es un caso en nuestro concepto eminentemente societario.

Las palabras ya no son simplemente un adorno intelectual; es ya un medio en la lucha por la vida; ya es la lanza que abre las conciencias y que abre los corazones, ya es, como dijera muy bien d'Amicis, el instrumento del trabajo y de la felicidad y, consecuentemente con eso, los que han hecho de la palabra, los que han hecho de la pluma un medio de vida necesitan ser considerados como hombres ya, que están utilizando el instrumento del trabajo y no van a la conquista de la libertad. (Aplausos.) ¡Los periodistas! ¡Con qué desprecio trataban a los periodistas antes! El periodista no era, señores, más que un hombre que tenía que inclinarse servilmente para recibir las órdenes del amo que era el todopoderoso director y gerente; el periodista entonces era la víctima expiatoria y si se desviaba un ápice del criterio del director, entonces todas las iras caían sobre él y si saben la miseria de los compañeros del trabajo en la pluma, si ustedes saben lo que se pasa y se sufre en esas redacciones, comprenderán ustedes la justísima, la legal, el enorme derecho que tienen de agruparse para ir a defender sus derechos; ya que individualmente se les trata como perros, que colectivamente se les trate como hombres. (Aplausos.) La prensa nacional, ciudadanos representantes, no es precisamente "El Universal" ni algunos periódicos como "El Universal"; la prensa nacional son todos los periódicos en que alienta la vida del pueblo, son todos los periódicos en que están consignados los ideales y en los cuales se defiende palmo a palmo, con mucho tesón, con mucha energía, con mucha juventud los ideales de la revolución. La prensa representativa nacional - esa sí es distinta -, la prensa representativa nacional, no "El Universal",

entonces sí. "El Universal", que ha cifrado todo su orgullo y toda su fuerza en ir a mendigar al extranjero las condecoraciones y en general a pedir subvenciones para venir a México a sembrar una discordia entre los mexicanos y precisamente.... (Aplausos.) y precisamente a vender aquellos de los principios constitucionales más caros que son la salvación del país en el porvenir y que el Gobierno actual está defendiendo y tendrá que defender conforme lo han declarado en su mensaje presidencial el presidente de la República y su Gabinete. La prensa venal, esa prensa capitalista, esa prensa que no es la representación de los ideales revolucionarios, no alienta el espíritu mexicano; esa prensa no está dirigida por hombres, sino que está dirigida por el espíritu de Sicard, el ambicioso, y quisieran esos directores gerentes, quisieran esos hombres todopoderosos, que su periódico se convirtiera como la prensa que fundó Zank en Viena, y a este respecto voy a contar a ustedes una anécdota, que encaja maravillosamente aquí. Zank, fundador de la prensa, llamó a su regente y le dijo: Regente ¿Es Ticiano nuestro anunciador? Y a tan sorprendente pregunta vino la respuesta lógicamente negativa: ¿Entonces cómo es posible que se le haga tanto reclamé en el folletín? Así, señores diputados, en los periódicos modernos, cuyo engranaje administrativo está constituído por la inspiración capitalista y que únicamente se persigue el chantaje por cualquiera de las causas y en cualquiera de las formas, se quisiera que cada una de las líneas, aun aquellas líneas parlamentarais, significaran no una idea, no una defensa, no una expresión sentida por los representantes del pueblo y emitida en esta tribuna, sino algo bien pagado, algo bien remunerado, que merezca una frase de elogio de esos periódicos mercantilistas. Aquí en esta lucha, en esta lucha entre los trabajadores de "El Universal" y la poderosa empresa capitalista que edita ese periódico, se está tratando la cuestión social en su base absolutamente económica; son las dos tendencias, como dijera perfectamente el diputado Altamirano: La tendencia individualista del liberalismo clásico, aquella tendencia que ya ha pasado a la historia porque ha dado de sí todo lo que podía dar, y la nueva tendencia, la tendencia colectiva que exige la atención de todo el pueblo, que exige que sean considerados los derechos no individual, sino colectivamente, no de las castas, si no de las clases.

El C. Del Castillo Israel, interrumpiendo: ¿Me permite el orador una interpelación? Como es visible, señores compañeros, que la mayoría parlamentaria está desintegrando el quórum, yo suplico al señor orador le escuchemos, cada vez que un compañero abandone el salón, le llame la atención. (Aplausos.)

El C. Cantón, continuando: Un partido político de clases, necesariamente tiene que estar formado por los trabajadores, y si los trabajadores, abandonando la idea política se agremian simple y sencillamente en sindicatos, entonces es un partido de clases al que falta precisamente la cabeza. Esta declaración se encuentra en los postuladores de la Cuarta Internacional de Moscú y por consiguiente, compañeros, no debemos de tildar a los trabajadores por agremiarse en partidos políticos, sino por el contrario, debemos de alabar el que ellos hayan recapacitado, de que hayan visto el error en que se encontraban y el engaño de que habían sido víctimas, y unidos entren a la lucha política para que, conquistando los derechos que se le han arrebatado, se haga la clase proletaria la justicia a que se ha hecho acreedora por tantos años de sufrimiento y de miseria. (Aplausos.) Decía el escritor italiano Ferri: "¡La multitud! En ella está la inspiración de los poetas, la de los políticos; en ella está la inspiración de los filósofos y de los científicos, porque la multitud viene precisamente en esta ocasión, en este momento psicológico mundial, a demostrar que tienen más razón las masas, que los individuos que explotan a las masas." (Aplausos.) Y si la multitud es la que inspira todos los actos, si la multitud es la que inspira las ideas sociales modernas, ¿por qué nos hemos de admirar de que un grupo de periodistas que se han unido acuda a la multitud de los trabajadores, acuda a la multitud de sus hermanos en pedimento de una ayuda legal y que necesitaban para defender los derechos que en aquellos momentos se les estaban ultrajando? (Aplausos.) Bajo ningún concepto puede admirarnos a nosotros esto, porque en la lucha social hemos visto, como siempre, que un grupo débil acude a los grupos más fuertes en defensa de sus intereses. Cuando se ha intentado coartar los derechos de los trabajadores, cuando a los intelectuales se les ha pisoteado, siempre hemos visto cómo responde el corazón noble del pueblo trabajador, acudiendo y tendiéndoles las manos a los intelectuales. Recuerden en la época de Carranza la huelga general decretada por la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal; cuando los maestros casi estaban muriendo de hambre, se declararon entonces en huelga; fueron los compañeros trabajadores los que con su ademán gallardo de siempre, con su demostración de conciencia que nunca les ha faltado ni en los momentos álgidos, se presentaron a los compañeros maestros y les dijeron: Tu suerte será la mía y venimos aquí a defenderlos a ustedes. Inútil fue todo, las fuerzas giraron en contra de los trabajadores y en contra de los maestros; fueron disueltas las manifestaciones por el Cuerpo de Bomberos; pero la idea de solidaridad, esa idea que ha sido lanzada al mundo por los escritores más notables del universo, es que pide que se unan los trabajadores intelectuales con los trabajadores manuales, se ha llegado a solidificar aquí en México y de un modo patente lo están demostrando los periodistas en huelga.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡Ya van cayendo!

El C. Cantón, continuando: Ciudadanos representantes: Esta es la ocasión en que se presenta por primera vez en la Cámara, como decía el compañero Altamirano, la ocasión de discutir cuestiones sociales y esta ocasión no la podemos perder nosotros porque no venimos a discutir el caso de "El Universal", porque "El Universal" no es el periódico que merezca la atención de los trabajadores; venimos a defender el derecho de unos trabajadores que quieren ser ultrajados

precisamente por despóticos manejos del capitalismo. Es en contra del capitalismo representado por un trust poderoso de los periódicos nacionales; es precisamente en contra del capitalismo contra los que están esgrimiéndose las armas y los entusiasmos de los trabajadores, y nosotros venimos a esta tribuna en representación del pueblo a defender los ideales de los trabajadores y hacer presente a ustedes que ya que se debate una cuestión social, los que se sientan revolucionarios, los que sientan el anhelo de la reivindicación popular, deben oponerse por todos los medios posibles a los manejos del capitalismo, que ha introducido en este recinto precisamente a sus defensores.

Esperamos nosotros, los socialistas, y esta es la ocasión para que lo digamos de una vez para siempre y en claro: El Partido Socialista, como lo dijera perfectamente bien en su telegrama el compañero Felipe Carrillo Puerto, no es apéndice de ningún otro partido, pero sí está ligado y fuertemente ligado con todos aquellos trabajadores, con todas aquellas agrupaciones políticas y sociales que vengan a defender las ideas nuevas de redención social y de felicidad para el trabajador.

Francamente declaramos aquí en esta tribuna nuestra solidaridad de partido social político con el Partido Laborista y con el Partido Agrarista, hermanos nuestros en ideales. Y ya que es ocasión de poder decir aquí algo de lo que sentimos, vamos a expresar que en nuestro concepto a la lucha social no es una lucha del estómago, ni es en defensa de unos cuantos pesos y centavos que pueda ganar el trabajador más o menos en una fábrica o taller; la lucha que están sosteniendo, esta lucha de clases que llamamos, no es lucha del estómago, es la defensa de unas ideas nuevas, de una filosofía social nueva que tiene que venir a transformar la organización mundial para que el trabajador sea considerado como ser humano y, por consiguiente, tenga el derecho a todo el respeto que se merecen los seres humanos. (Aplausos.) Si en una lucha de clases, si en un momento de dificultad nosotros nos encontramos con unos cuantos hermanos que no tienen que comer, sabemos suficientemente que esos hermanos nuestros sacrifican el hambre de sus estómagos en defensa del ideal socialista, en defensa del ideal emancipador, de justicia, que vienen proclamando desde hace algún tiempo los líderes socialistas, y en esa defensa y en esa lucha estamos y en esa defensa y en esa lucha estaremos y nos encontrará el capitalismo en todas las ocasiones en que sea necesario que nos encuentre; dondequiera que se presente el enemigo, allí estarán los trabajadores, y dondequiera que halla una injusticia, allá habrá un trabajador que vaya a reivindicar esa injusticia. Por eso a nuestros hermanos en huelga, a nuestros compañeros de la Liga de Periodistas, les declaramos que el Partido Socialista está de acuerdo y de todo corazón ayuda a los trabajadores huelguistas y creemos sinceramente que en esta ocasión han de triunfar, ya que la razón, el derecho y la justicia les asisten por completo. La Liga de Periodistas del Sureste, que es una agrupación en la cual están representados todos los trabajadores de más de treinta y siete periódicos que se editan en esta región, y de la cual liga me honro en ser presidente, declara que está de todo corazón con los huelguistas de la Liga de Periodistas de la ciudad de México y que en lo que pueda ayudarlos en lo moral, en lo político y en lo económico, estamos todos los periodistas de la Liga del Sureste, así como todos los hombres conscientes de la región del Sureste, todos los trabajadores que formamos el Partido Socialista, estamos dispuestos a prestar nuestro contingente en defensa de esa clase de trabajadores. (Aplausos.)

- El C. presidente Siendo visible la falta de quórum, se levanta la sesión y se cita para el lunes a las 16 en punto. (20.36)