Legislatura XXX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19221103 - Número de Diario 45

(L30A1P1oN045F19221103.xml)Núm. Diario:45

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 1922

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 45

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 3 DE NOVIEMBRE DE 1922

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2. - Se da cuenta con los documentos en cartera.

3. - Segunda lectura a los dictámenes siguientes: de la 2a. Comisión de Gobernación, proponiendo como cabecera de Mulegé, B. C., el puerto de Santa Rosalía; y de la 1a. de Comunicaciones, en que consulta un proyecto de Ley sobre Caminos Carreteros; a discusión el primer día hábil. En forma de acuerdo económico, se aprueba un dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones.

4. - El ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo, informa sobre las concesiones petrolíferas de Juan Felipe.

5. - Rinde la protesta de Ley el C. José F. Gómez, diputado por el 17 distrito electoral de Oaxaca. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. FRANCO URÍAS SALVADOR

(Asistencia de 132 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 16.50: Se abre la sesión.

- El C. secretario Gandarilla, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día primero de noviembre de mil novecientos veintidós.

"Presidencia del C. Salvador Franco Urías.

"En la ciudad de México, a las diez y seis horas y cincuenta y cinco minutos del miércoles primero de noviembre de mil novecientos veintidós, se abrió la sesión, con asistencia de ciento treinta y dos ciudadanos diputados.

"El acta de la sesión celebrada el día anterior fue aprobada en sus términos , después de que los CC. González Garza y Enrique M. Barragán y la Secretaría hicieron aclaraciones relacionadas con el proyecto de decreto relativo a la erogación de veinticinco mil pesos para los damnificados de Quintana Roo, que figura en dicha acta.

"El C. Manuel H. Rodríguez rindió la protesta de ley como diputado suplente por el segundo distrito electoral de Coahuila.

"La Secretaría dio cuenta de los documentos en cartera:

"Oficio en que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público comunica que el C. Vicente Garcilazo cesó como inspector fiscal del petróleo en Tampico, Tamaulipas. - De enterado.

"Telegrama en que los secretarios de la Legislatura de Tabasco participan que la misma eligió presidente y vicepresidente para el mes de noviembre. - De enterado.

"Mensaje del gobernador constitucional de Chihuahua en que manifiesta, con referencia a la comisión que nombró últimamente esta Cámara para entrevistar al Ejecutivo, que en la capital de ese Estado no se han efectuado ni se efectuarán actos religiosos prohibidos por la Constitución. - A su expediente.

"Los CC. Angel G. Castellanos y Sáenz Juárez hicieron aclaraciones acerca de este asunto.

"Solicitud de permiso constitucional para aceptar y usar una condecoración del gobierno del Japón, que formula el C. Félix F. Palavicini. - A la 1a. Comisión de Peticiones.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Gobernación, que consulta un proyecto de decreto para que se reconozca el puerto de Santa Rosalía como cabecera de la municipalidad de Mulegé, perteneciente al distrito Sur de la Baja California y que el Ayuntamiento de dicha municipalidad en su nueva cabecera, comience a funcionar el primero de enero del año próximo. - De primera lectura.

"Proposición de los CC. Elpidio Barrera y González Garza, a fin de que, en vista de las razones que exponen, se solicite del Ejecutivo de la Unión la devolución del expediente que trata de la solicitud de pensión de la señora Esther Bermúdez viuda de Sánchez Herrera, y se continúe la tramitación del asunto en el seno del Congreso.

"Se dispensaron los trámites y sin debate se aprobó.

"Iniciativa de los CC. Ricardo Covarrubias y Enrique M. Barragán, tendiente a que se reformen varios preceptos de la Ley Orgánica del Ministerio Público del Distrito y Territorios federales promulgada el nueve de septiembre de mil novecientos diez y nueve. - A la 2a. Comisión de Justicia, e imprímase.

"Iniciativa de los mismo CC. Covarrubias y Barragán, que tiene por objeto reformar la Ley Orgánica del Distrito y Territorios federales, en

los términos que se indican. - A la 2a. Comisión de Gobernación e imprímase.

"Proposición de los CC. Barón Obregón y Guillermo Rodríguez, para que se nombre una comisión que pida al Senado estudie y apruebe a la mayor brevedad el proyecto de decreto aprobado por esta Cámara y que resuelve ceder al municipio de Veracruz los terrenos ganados el mar.

"Dispensados los trámites, el C. Guillermo Rodríguez la apoyó y el C. Manlio Fabio Altamirano hizo aclaraciones. En seguida se aprobó en votación económica, y la comisión quedó integrada por los CC. Enrique Barón Obregón, Guillermo Rodríguez, Manuel Miravete y secretario Samayoa.

"Solicitud del C. diputado José Villanueva Garza, a fin de que se le prorrogue por dos meses la licencia de que ha venido disfrutando, sin goce de dietas, y continúe en funciones el suplente.

"Con dispensa de trámites y sin debate fue aprobada.

"Dictamen de la Comisión de Agricultura y Fomento, que propone no se apruebe el contrato celebrado entre la Secretaría de Agricultura y Fomento y el C. Plácido Díaz Barriga, para la desecación de la laguna de Cuitzeo, ubicada en Guanajuato y Michoacán, en vista de las razones que se aducen en el propio dictamen. - Imprímase y a discusión el primer día hábil.

"Iniciativa que envía el Comité Ejecutivo de la junta de Mejoras Materiales de La Ladrillera, con objeto de que se segregue la parte oriental de la municipalidad de Mixcoac, para formar una nueva villa, que lleve el nombre del general Anaya. Hacen suya esta iniciativa los diputados Rubén Vizcarra, Romero Ortega, Enrique M. Barragán y Roque González Garza. - A la 3a. Comisión de Gobernación, e imprímase.

"Ocurso de varios vecinos de la municipalidad de Barrón Escandón, Estado de Tlaxcala, en que solicitan garantías para que los ciudadanos de aquel Estado puedan ejercer libremente sus derechos electorales en las próximas elecciones de ayuntamientos. - Transcríbase al Ejecutivo.

"Iniciativa de los CC. Guillermo Rodríguez, Manlio Fabio Altamirano y Roque González Garza, que tiene por objeto destinar a los fines que en la misma se mencionan, las contribuciones que percibe el Ayuntamiento de la ciudad de México por licencias de vehículos, derechos de piso, infracciones, placas, etc., así como todas las que se relacionan con el pavimento y que deberán considerarse en lo sucesivo como impuestos directos. - Primera lectura, e imprímase.

"El C. Salvador Murguía usó de la palabra para hechos, refiriéndose a la labor de las comisiones permanentes de la Cámara.

"El C. José Manuel Puig y Casauranc produjo un informe como miembro de la 1a. Comisión de Petróleo y por lo que respecta a la presentación del dictamen referente a la Ley del Petróleo.

"La Presidencia manifestó que continuaba el debate acerca de la proposición del C. Castillo Tapia, para dar un voto de confianza al ciudadano presidente de la República, con motivo de la política internacional que últimamente ha seguido, e inmediatamente dispuso que se diera cuenta con una moción firmada por los CC. Jesús B. González y Roque González Garza, referente a que suspendiera dicho debate.

"Después de que el C. Jesús B. González fundó la moción suspensiva, la Cámara la tomó en consideración y fue a debate.

"El C. Luis Espinosa habló en contra.

"Presidencia del C. José Manuel Puig y Casauranc.

"El C. Roque González Garza, inscripto en pro, se reservó a usar de la palabra después de oír a otro orador del contra. En este sentido pronunció un discurso el C. Eduardo Vasconcelos, quien antes de iniciarlo contestó una pregunta del C. Jesús B. González. El C. Roque González Garza se produjo en pro y en seguida la Cámara aprobó la moción suspensiva en votación económica.

"El C. Luis Espinosa pidió que la comisión que fue últimamente a Tabasco, informara del resultado de su cometido; pero la Presidencia hizo observar que era visible la falta de quórum.

"A las diez y ocho horas y cincuenta y cinco minutos, se levantó la sesión y se citó para las diez y seis del viernes tres de los corrientes."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, tengan la amabilidad de manifestarlo. Aprobada el acta.

-El mismo C. secretario, leyendo:

"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Procuraduría General de la Nación. - Número 31,369.

"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Presente.

"Con la atenta nota de ustedes, número 180, de fecha 25 del presente mes, girada por la Mesa de Correspondencia, se recibió hoy en esta Procuraduría, original, el oficio número 3,037, del ciudadano presidente municipal de Mexicali, Baja California, relativo a la aprehensión de varios ciudadanos regidores de aquel lugar, así como tres ejemplares del DIARIO DE LOS DEBATES de esta H. Cámara, en que aparecen los antecedentes respectivos.

"En debida respuesta tengo el honor de manifestar a ustedes que desde luego, se procede al estudio del caso de referencia, para tomar el acuerdo que proceda con arreglo a la ley; acuerdo que oportunamente me será satisfactorio poner en conocimiento de esa H. Cámara de Diputados.

"Reitero a ustedes las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.

"Sufragio Efectivo. No Reelección. - México, D. F., 31 de octubre de 1922. - El Procurador general de la República, Eduardo Delhumeau." - A su expediente.

"El Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal comunica que ha elegido presidente, para el período que principió el día 1o. de noviembre y terminará el 31 de diciembre próximo, al C. magistrado Eleuterio Martínez." -De enterado.

"El Congreso del Estado de Jalisco comunica que con fecha 31 de octubre cerró el 2o. período ordinario de sesiones de su 2o. año de ejercicio." - De enterado.

"El C. J. Jesús Ahumada comunica que con fecha 28 de octubre hizo entrega del Poder Ejecutivo del Estado de Colima, que interinamente estaba a cargo, al C. gobernador constitucional, Miguel Alvarez García." - De enterado.

"El C. Miguel Alvarez García comunica que con fecha 28 de octubre se hizo cargo nuevamente del Poder Ejecutivo del Estado de Colima." - De enterado.

"El ciudadano gobernador constitucional del Estado de Chiapas comunica que por licencia de dos meses, concedida al secretario general del Despacho, C. licenciado Amado Ruiz, se ha hecho cargo de la propia Secretaría, el oficial mayor, C. Francisco Rincón." - De enterado.

"El C. general César López de Lara comunica que, habiendo terminado la licencia de que disfrutaba, se ha hecho cargo nuevamente, con fecha 24 de octubre, del Poder Ejecutivo del Estado de Tamaulipas." - De enterado.

"El C. Enrique C. Huerta, diputado suplente por el 12 distrito electoral del Estado de Veracruz, reitera su escrito anterior, en el que solicita le sean impartidas garantías, de que dice no disfruta ante las autoridades de su distrito." - Recibo, y a la comisión que tiene antecedentes.

"Varios ciudadanos vecinos de los pueblos de La Magdalena y San Jerónimo, D. F. envían un memorial pidiendo sea agregado al expediente relativo a la erección de la nueva municipalidad de La Magdalena." - Recibo, y a su expediente.

-El mismo C. Secretario, leyendo:

"2a. Comisión de Gobernación.

"Señor:

"El C. Enrique Liekens, diputado que fue por el distrito Sur de la Baja California en la XXVIII Legislatura de la Unión, presentó a la consideración de la Cámara un proyecto de decreto, por el cual se consulta el establecimiento en el puerto de Santa Rosalía, de la cabecera de lo que entonces dio en denominarse distrito Centro de la Baja California.

"El expediente formado por la iniciativa de referencia fue turnado tanto en la XXVIII como en la XXIX Legislaturas, a la 2a. Comisión de Gobernación de aquellas HH. Cámaras; pero todavía al formarse la XXX Legislatura, a la que nos honramos en pertenecer, nada se había trabajado, ni datos se habían pedido y, por tanto, no se había llegado a formularse dictamen.

"El largo tiempo transcurrido desde que la iniciativa se presentó, ha hecho que los subscriptos tomen en consideración las nuevas divisiones territoriales de la Baja California y las necesidades actuales de aquella península y, en vista de que prácticamente ha desaparecido el llamado distrito Centro de la Baja California, y que sólo subsiste la municipalidad de Mulegé, en cuya comprensión territorial se encuentra el puerto de Santa Rosalía, cuya importancia material nos confiesa y recomienda el actual representante por el distrito Sur de la Baja California, han podido formar su criterio y, en esta virtud, se permiten presentar a la consideración de la H. Asamblea el siguiente proyecto de decreto:

"Único. Se reconoce como cabecera de la municipalidad de Mulegé, perteneciente al distrito Sur de la Baja California, el puerto de Santa Rosalía.

"Transitorio. El Ayuntamiento de Mulegé comenzará a funcionar en su nueva cabecera el día 1o. de enero de 1923."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, a 26 de octubre de 1922. - Ricardo Covarrubias. - R. González Garza." -Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

Está de segunda lectura el dictamen formulado por la 1a. Comisión de Comunicaciones, que consulta un proyecto de Ley de Caminos Carreteros.

Estando impreso y distribuído este dictamen, queda a discusión el primer día hábil.

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"A esta 1a. Comisión de Peticiones, por acuerdo de vuestra soberanía, fue turnado el escrito que con fecha 30 de marzo último envió el C. Félix F. Palavicini, solicitando de la Representación Nacional el permiso indispensable para aceptar y usar la Gran Cruz de Comendador de la Orden Imperial del Sol Naciente, que le confirió el Gobierno del Japón.

"Como esta solicitud se ajusta en todo a los preceptos legales, creemos debe conocer de ella la Comisión de Puntos Constitucionales en turno, y a este fin nos permitimos consultar a vuestra Soberanía, pidiendo sea aprobado, el siguiente acuerdo económico:

"Túrnese a la Comisión de Puntos Constitucionales que corresponda, la solicitud del C. Félix F. Palavicini."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, a 3 de noviembre de 1922. - Francisco Garza. - E. Gandarilla."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra en contra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Aprobado.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo, para informar. (Aplausos.)

El C. Miguel Alessio Robles, secretario de Industria Comercio y Trabajo: (Aplausos.) Señores diputados: No valdría la pena de ocupar el altísimo puesto que desempeño, si el mecanismo de su intrincado funcionamiento no nos proporcionara algunas inmensas y profundas satisfacciones.

Acatando vuestro llamado, vengo hoy a tener el honor y la satisfacción de informar a esta ilustrada Asamblea del ruidoso asunto de Juan Felipe, porque la nación tiene el derecho indiscutible de conocer el manejo de sus negocios y el comportamiento de sus funcionarios. Comprendo bien que ningún derecho tiene la Cámara de Diputados para hacer esta interpelación, pero de todas maneras aquí estamos para responder desde la altura de esta tribuna parlamentaria la interpelación que me habéis formulado en vuestra nota de 31 de octubre último.

El caso de Juan Felipe, señores diputados, es el siguiente: varios condueños de la hacienda de Juan Felipe solicitan el permiso para perforar dentro de ese predio; a todos se les ha contestado que pueden perforar en la hacienda de Juan Felipe, siempre que llenen los requisitos establecidos en el acuerdo presidencial de fecha 17 de octubre último. Estos requisitos son los siguientes: primero, depositar previamente en la Tesorería General de la Nación la cantidad de tres millones de pesos oro nacional. Segundo, dar principio a la perforación dentro del plazo de quince días después de concedida la autorización correspondiente y no suspender los trabajos, si no es por causa de fuerza mayor y a juicio de la Secretaría de Industria, en donde se comprobará debidamente por qué fueron suspendidos esos trabajos. Tercero, presentar dentro del plazo de treinta días los documentos fehacientes en que comprueben los condueños o las compañías o los solicitantes tener, cuando menos, el setenta y cinco por ciento de los derechos totales de ese predio. Cuarto, para explotar cualquiera de los pozos que brote, la compañía que haya perforado deberá otorgar otra garantía en la Tesorería General de la nación que, como la anterior, servirán para garantizar debidamente los derechos de tercero. Quinto, en caso de que no se presenten los documentos a que se refiere la condición tercera del acuerdo presidencial, o en caso de que a juicio de la Secretaría de Industria y Comercio, no sean suficientes esos documentos para comprobar que la compañía tiene cuando menos el setenta y cinco por ciento de los derechos en el predio Juan Felipe, se cancelarán inmediatamente esos permisos y la compañía perderá en favor del Erario federal un millón de pesos oro nacional, que se tomará del depósito que haya constituído en la Tesorería General de la Nación y que, como he dicho, asciende a la suma de tres millones de pesos. Voy a tener la satisfacción de leeros el acuerdo presidencial de 17 de octubre último para que podáis formaros cuenta completa de dicho acuerdo.

"Acuerdo del ciudadano presidente de la República .

"Se faculta a la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo para que permita la iniciación de los trabajos de perforación de pozos de petróleo en la hacienda de Juan Felipe Tepezintla, Veracruz, a las compañías que los han solicitado hasta la fecha, siempre que depositen previamente en la Tesorería General de la Nación la cantidad de $3.000,000.00 (tres millones de pesos), siempre que dichas compañías se obliguen:

"I. A dar principio a la perforación de cada pozo dentro del término de quince días, después de haber obtenido la autorización correspondiente y a no interrumpir los trabajos sin causa justificada, a juicio de la Secretaría;

"II. A presentar a esa Secretaría, dentro del plazo de treinta días, a contar de la fecha del primer permiso de perforación que obtengan, los documentos fehacientes que comprueben que la compañía solicitante tiene cuando menos el setenta y cinco por ciento de los derechos totales de propiedad del predio, de conformidad con lo dispuesto en el acuerdo de esta Presidencia, de veintinueve de agosto último;

"III. Para poder explotar cualquiera de los pozos que broten, la compañía que lo haya perforado deberá constituir la fianza que acuerde esta Secretaría , destinada como el depósito, a garantizar los intereses de tercero, conforme al acuerdo de veintinueve de agosto de mil novecientos veintidós;

"IV. En caso de que no se presenten dentro del plazo fijado los documentos a que se refiere la condición segunda, o en caso de que a juicio de la Secretaría los documentos presentados no comprueben que la compañía tiene cuando menos el setenta y cinco por ciento de los derechos totales de propiedad del predio, se cancelarán todos los permisos para perforar en la hacienda de Juan Felipe que se hayan otorgado a dicha compañía y ésta perderá en favor del Erario federal la cantidad de un millón de pesos oro nacional, que se tomará de los depósitos que haya constituído en la Tesorería General de la Nación;

"V. Una vez que la Secretaría haya declarado a cual de las compañías que hayan obtenido permisos en virtud de este acuerdo, correspondiente el setenta y cinco por ciento de los derechos totales de propiedad de la hacienda de Juan Felipe, se procederá en todo lo relativo a los mismos permisos, de conformidad con lo prevenido en el expresado acuerdo de veintinueve de agosto último; quedando entendido que continuará la explotación del predio de Juan Felipe únicamente la persona o compañía que acredite tener cuando menos el setenta y cinco por ciento de los derechos totales de propiedad del predio, luego que quede realizado el estudio de los respectivos títulos que deberán presentar conforme al inciso segundo de este acuerdo."

Como veis, señores diputados, por todos los datos que he tenido el honor de proporcionaros, todas las personas o compañías que posean derechos en la hacienda de Juan Felipe pueden perforar, siempre que llenen los requisitos correspondientes especificados

en el acuerdo presidencial de 17 de octubre último. Los permisos se dan con el carácter de provisionales y serán revocados siempre que las compañías no justifiquen, a juicio de la Secretaría de Industria, que poseen por lo menos el setenta y cinco por ciento de los derechos de la propiedad del predio de Juan Felipe; de esta manera queda justificado ampliamente el espíritu amplio y liberal con que el Ejecutivo de la República procedió en este caso, y la Secretaría de Industria manifiesta que hasta ahora no ha expresado qué compañía o qué personas poseen el setenta y cinco por ciento de los derechos de propiedad de ese predio. La Huasteca ha depositado tres millones de pesos en la Tesorería General de la Nación, de acuerdo con el decreto o con el acuerdo a que he hecho referencia, y desde luego se le otorgaron nueve permisos para perforar, pero aun ahora mismo yo declaro terminantemente que si las demás personas o compañías interesadas, hacen el depósito hoy mismo en la Tesorería General de la Nación, en este instante quedarán firmados los permisos para que ellos también perforen en dicho predio. no se han tenido preferencias por ninguna persona ni por ninguna compañía, ni se ha constituído un monopolio en favor de ninguna de ellas. Muy al contrario, a todos se les ha manifestado que pueden perforar dentro de dicha hacienda, siempre que garanticen ampliamente los derechos de todos los condueños y otorguen las garantías en la Tesorería General de la Nación. La Secretaría de Industria no ha dictado disposiciones extraordinarias; es que el caso de Juan Felipe por sí solo es un caso extraordinario en los anales de las especulaciones petrolíferas del mundo, y el Ejecutivo de la República no ha querido, en manera alguna, que las fuentes más vivas de la riqueza nacional, permanezcan cegadas tan sólo porque tres o cuatro condueños, que constituyen la minoría, se opongan a la explotación de esas riquezas, y las minorías queden ampliamente garantizadas con los depósitos otorgados y exigidos por el gobierno, para que respondan de la explotación de esas riquezas, en las cuales está vivamente interesada toda la nación. Al reivindicar el artículo 27 de la Constitución el subsuelo y todas sus riquezas, el Gobierno, según nuestra Carta Magna, puede hacer concesiones en favor de particulares y que redunden siempre en beneficios de la Nación, vigilando, como en este caso, por que los interesados de la minoría queden ampliamente garantizados. Queda demostrado también, señores diputados, que el Ejecutivo de la República no ha violado ni derogado leyes antiquísimas del Derecho Civil. ¡Ojalá que el Ejecutivo de la República tuviera facultades para derogar esas leyes antiquísimas del Derecho Civil! (Aplausos en las galerías.) Pero el Ejecutivo de la República, señores, no tiene facultades para derogar esas antiquísimas leyes del Derecho Civil; pero todas aquellas personas o compañías que resientan un perjuicio, pueden recurrir a los tribunales de la nación, en el concepto de que la Secretaría de Industria no defiende intereses particulares, sino que defiende los intereses públicos y legítimos del estado, el cual está empeñado vivamente en que no se detenga el progreso de México ante el hierro herrumbroso de un precepto judaico, y que se derrame la riqueza por todos los ámbitos del país, ya que tenemos infinidad de obreros y de campesinos que se mueren de hambre porque no tienen trabajo, y queremos que vuelvan otra vez a llevar a sus humildes y honrados hogares el pan conquistado con el vigor de sus brazos y con el esfuerzo de sus corazones, (Aplausos.)

La Secretaría de Industria no ha violado en manera alguna la soberanía del Poder Legislativo, ni del Poder Judicial, ha obrado siempre dentro de la Ley, dentro de la justicia, dentro del derecho, dentro de la equidad, dentro de la moral, dentro de sus atribuciones, procurando siempre el bien de todos. ¿Como, señores diputados, el Ejecutivo de la República va a invadir las esferas, va a invadir las funciones del Poder Legislativo en el ejercicio de sus funciones? Sería tanto como asegurar que la Suprema Corte de Justicia, al pronunciar un fallo en un asunto cuya resolución le compete a este alto tribunal de la República, sería tanto como asegurar que viola o invade las atribuciones del Poder Ejecutivo de la Unión. Si todas las secretarías de Estado creyesen que de esa manea se violaba la soberanía del Poder Legislativo, ninguna Secretaría de Estado, ningún secretario de Estado volvería a ejercer sus funciones y vendrá la paralización inmediata de la máquina administrativa. No se tiene preferencia por nadie; no se han concedió monopolios a favor de nadie; únicamente deseamos que el progreso de México se desarrolle por todas las partes del país. ¿Cómo no, señores, si todos vosotros sabéis perfectamente que el pibote de las finanzas y de nuestros presupuestos radica en el impuesto del petróleo? Si yo viniese a exponer a un areópago de talmudes o de rabinos este problema de un precepto, de un proyecto clarísimo, seguramente que la solución sería dudosa; pero como no, estando en una Cámara de genuina genealogía revolucionaria, el plantear el problema ante vosotros es considerarlo como resuelto.

Yo felicito efusivamente a su señoría el señor diputado Barón Obregón y felicito también a su señoría el diputado Azueta, porque de una manera tan desinteresada se han constituído en defensores gratuitos de los indios, de los pobres, de los desamparados, de los indios de la región de la Huasteca que se dicen despojados por las compañías petrolíferas, y estoy dispuesto a seguirlos en su noble peregrinación, en su maravillosa cruzada, hasta que se les haga amplia y cumplida justicia, ya que el Gobierno tan empeñosamente ha vigilado por sus intereses, a través de sólidas, efectivas y reales garantías. Todos los momentos de placer y de alegría son idénticos; pero cada dolor y cada desgracia ofrecen un aspecto diferente. Parodiando al ilustre pensador francés, podríamos decir nosotros: todos los actos de honradez son idénticos, pero cada inmoralidad ofrece un aspecto diferente. Venturosos vosotros, señores diputados, que no tenéis atado vuestro corazón con las pesadas cadenas de los intereses materiales, de los intereses privados, de los intereses particulares.

Cuenta el inmortal Cervantes en el incomparable y delicioso Quijote, que el armiño es un animal que tiene una piel blanquísima que, cuando quieren cazarle, los cazadores usan de este artificio:

que sabiendo la parte por donde suele pasar y acudir, los atajan con lodo, y después, ojeándole, le encaminan hacia aquel lugar, y cuando el armiño llega al lodo, se está quedo y se deja prender a trueque de no pasar por el cieno y ensuciar y manchar su blancura impoluta, que la estima en más que su libertad y su vida. Sacrifiquemos nosotros, señores diputados, nuestra vida y nuestra libertad, como el armiño antes que pasar por el cieno de las dolientes inmoralidades que tanto hemos combatido, bajo el amparo misericordioso de la mágica bandera de la revolución, levantada y sostenida por el esfuerzo perseverante del heroico pueblo mexicano. (Aplausos en las galerías.)

El C. presidente: Tiene la palabra para interpelar al ciudadano secretario de Industria, el ciudadano Barón Obregón. (Aplausos.)

El C. Barón Obregón: (Aplausos.) Señores diputados, señor secretario de Industria y Comercio: Cuando hace aún breves días vuestra Señoría el ciudadano secretario de Industria y Comercio anunciaba por uno de los periódicos de esta capital, que había puesto ya punto final a este intrincado asunto que se conoce con el nombre de Juan Felipe, yo tuve un momento de sonrisa en mis labios, porque nunca he creído que este asunto podía terminar por una brevísima declaración del señor secretario de Industria y Comercio; ¡cuán equivocado estaba el señor don Miguel Alessio Robles cuando pensó que aquí en esta honorable Asamblea, que aquí en el recinto donde se congregan los hombres que puedan hablar con todo calor y con toda la verdad no había un diputado por el 4o. distrito electoral del Estado de Veracruz que viniera a esta tribuna a poner las cosas en su lugar y a dar a cada quien lo que se merece.

Tengo el mis manos treinta y una interpelaciones, que me voy a permitir hacer al señor secretario de Industria y Comercio, pero antes quiero... (Siseos en las galerías. Campanilla.) hacer un pequeño paréntesis, dirigirme respetuosamente a los señores asistentes a las galerías para suplicarles que no formen porras en este asunto en que la conciencia nacional debe estar perfectamente clara y debe de sentir el rigor de la verdad. (Aplausos.)

Señores diputados: Voy a tener que ser un poco extenso en la narración que voy a hacer, porque deseo pintar muy a lo vivo la situación de quienes en estos momentos estoy defendiendo. No pretendo por ningún motivo echar lodo sobre la honorabilidad de nadie, no pretendo tampoco, por ningún motivo, forjar aquí una historieta que mañana pueda ser desmoronada por el análisis juicioso de aquellos que puedan hacerlo mediante las columnas de la prensa nacional, sólo quiero decir a esa prensa, y muy especialmente al respetable editorialista del periódico "Excélsior", que en estos momentos va a hablar el plebeyo Barón, como así me lo han indicado desde las columnas de ese periódico. Seguramente que en mi distrito nunca pensaron mandar aquí a esta Representación Nacional a algún conde o a algún marqués; aquí he venido por la voluntad de mis comitentes, y cuando salí de aquella región para abordar y desempeñar este cargo que verdaderamente es difícil de desempeñar cuando se tiene la conciencia y cuando se quiere hacer una labor patriótica y efectiva por los intereses de un distrito; cuando salí de aquella, región nunca pensé por ningún motivo que venía yo investido de ningún título de nobleza, muy al contrario, señor cronista de "Excélsior", señor editorialista de "Excélsior" es el plebeyo Barón el que va a hablar. (Aplausos.)

Hace muy poco tiempo tuve la grandísima satisfacción de recorrer la Huasteca, es decir, toda la zona petrolera en explotación, acompañado de un corresponsal viajero del periódico "El Demócrata", La importancia de esta comisión en aquel distrito hacía, naturalmente, que esta pequeña caravana integrada por el ingeniero Norberto Domínguez, por el que habla y por un fotógrafo del periódico "El Demócrata, fuera recibida en cada campamento y paso a paso con verdaderas muestras de interés, interés en que naturalmente entraban en juego dos categorías: la del obrero, la del humilde trabajador que veía en aquella expedición algo así como un principio de redención del maltrato que reciben en aquella zona, y a de los jefes de las compañías que veían también una oportunidad de esconder y de oropelar todos los vicios de que adolece la explotación de nuestro suelo patrio, mediante los grandes intereses de las compañías petroleras. Recorriendo la zona petrolera de aquí y de allá, llegamos al famoso Cerro Azul, al emporio de la Huasteca; llegamos a eso que para algunos de vosotros deberá ser un cerro y deberá ser azul; pues nada, queridos compañeros, ni es cerro, ni es azul. (Risas.) Cerro Azul es un verdadero feudo que encierra en sus entrañas al tramp más grande que ha venido a la República Mexicana en son de conquista, a William C. Green. (Aplausos.)

En aquella ocasión, el que os habla tuvo oportunidad de cruzar de parte a parte ese feudo, ese verdadero castillo - casi podría yo decir -, encantado, donde para poder llegar al núcleo, al centro, a los palacetes que habitan los americanos prominentes de esa compañía, hay que trasponer con mil y tantos sacrificios una serie de puertas engoznadas, con grandes candados, para poder llegar en pleno territorio mexicano un diputado de un distrito a conocer lo que es aquel centro de picardía. En ese lugar, señores diputados, en ese feudo no esperéis vosotros encontrar nada azul; muy al contrario, allí casi, casi, la sangre del antiguo propietario de ese feudo es la que ha enrojecido desde el pasto, desde las colinas, hasta el firmamento; allí la sangre de Hilario Jacinto es la que revolotea y se pone en convulsiones en un momento de desesperación para pedir justicia; allí, señores, es el emporio de la Huasteca. En esa ocasión el ingeniero Domínguez, corresponsal de "El Demócrata", no quiso atender algunas indicaciones que hacía yo, no quiso narrar en las columnas de ese periódico lo que él propiamente vio, de lo que fue testigo el fotógrafo Casasola, ni quiso narrar por ningún motivo nada que diera a la luz pública la serie de picardías que se cometen en aquella zona. allí, señores diputados, el que habla, tuvo el primer altercado, en esa expedición que hasta ese momento había sido todo amistad, todo fraternidad, con el ingeniero Domínguez; allí, en la verdadera madriguera del tramp William C. Green, allí le hice yo

ver cuáles eran las cosas que la nación debería conocer por medio de las columnas de un periódico que había tenido la suerte de recorrer en esa forma la región petrolera; de un periódico que había en aquella ocasión manifestando su sentimiento de nacionalismo; de un periódico que hubiera tenido la oportunidad de desenmascarar en una forma violenta y en una forma satisfactoria para todo el pueblo mexicano las intrigas y el cúmulo de sinvergüenzadas que se cometen en esa región petrolera.

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¡Y de asesinatos!

El C. Barón Obregón, continuando: ¿Quién es William C. Green? se preguntarán algunos compañeros que no estén compenetrados de este asunto. William C. Green quedaría pintado tal y como lo vimos nosotros cuando llegamos al propio Cerro Azul; es un hombre fornido, de andar acompasado , casi matemático, de tipo de soldadón, como que fue degradado del Ejército americano y mandado de Filipinas, casi, casi por hacerle el servicio de no fusilarlo por las fechorías que había cometido en el propio Ejército americano; ese, señores, es William C. Green; William C. Green, que vino a dar al país como bodeguero de una compañía; William C. Green, que tuvo la táctica suficiente para envolverse a todos los que fueron sus jefes, tramando en contra de los que eran jefes de la Huasteca en aquella ocasión, para poder ocupar el puesto que ocupa ahora, el puesto de gerente de la compañía de la Huasteca; William C. Green, señores, es un hombre que no se toca el corazón para cometer los crímenes más grandes; William C. Green es el prototipo del tramp; William C. Green es el prototipo del hombre que viene aquí al país en son de conquista, es la vergüenza de la nación americana, y es la vergüenza del pueblo americano, que ha sido, que está representando aquí por un elemento de esta categoría y por un elemento del poder y fuerza que tiene William C. Green.

Haré una pequeña historia para que todos vosotros comprendáis a qué compañía se le ha dado un monopolio, William C. Green, como acabo de manifestaros, es un hombre del tipo de los conquistadores, un hombre que ha llegado al país para hacer su santa voluntad y no respetar nunca las leyes del país; es el tipo genuino del hombre que busca constantemente, así, en cada caso y en cada acto, malestar al país, al país, que lo ha enriquecido, al país al que debía agradecerle todos los millones que posee en estos momentos. Señores, la hacienda de Cerro Azul perteneció a cinco individuos originalmente; tengo en mi poder la copia de las escrituras originales de esa hacienda; pues bien, se trataba, después de las investigaciones que habían hecho los geólogos de esa compañía, especialmente Doheny, se trataba de adquirir esa propiedad "cueste lo que cueste", pero naturalmente no en dinero, sino en vidas. La hacienda de Juan Felipe, o digo, la hacienda de Cerro Azul, perteneciente a cinco condueños, era imposible obtenerla en totalidad, porque uno de aquellos cinco condueños había fallecido y éste no había dejado herederos: se trata de un señor Hernández. Quedaban cuatro personas propietarias de la hacienda de Cerro Azul; había, pues, que entendérselas con ellos, y la parte que no estaba representada, pertenecía de hecho al Fisco del Estado de Veracruz. Había, pues, que hacer la combinación para comprar. Cuentan allá en aquella región las crónicas, cuentan las gentes viejas y cuentan todos aquellos que han podido observar paso a paso el desarrollo de las riquezas de la gran compañía Huasteca, grande por sus millones, cuentan que en aquella ocasión, cuando se hizo el pacto de venta entre Hilario Jacinto y la Huasteca, se suscitó el siguiente fenómeno: Hilario Jacinto, que había ido al Estado de Texas y había podido observar allá cuál era el desarrollo de la industria petrolera que en aquellos momentos estaba tomando incremento en todo el mundo y muy especialmente en los Estados Unidos, Hilario Jacinto pudo comprender y pudo ver que el predio que él tenía, del que era dueño su esposa, la señora Eufrosina Flores, valía una millonada, y cuando a Hilario Jacinto se le pidió el precio por la hacienda de Cerro Azul, este hombre, que ya sabía lo que podía valer aquella hacienda, pidió cinco millones de dólares. Era una cantidad enorme y naturalmente había necesidad de buscar los medios para que esa hacienda pudiera pasar a la propiedad de la Huasteca sin costar esas millonadas, esos cinco millones de dólares. Pocos días después Hilario Jacinto caía asesinado en Piedra Labrada por dos individuos. Está aquí presente, señores diputados, el hermano de la víctima, está en aquella tribuna, y él podría desmentirme si lo que yo digo en estos momentos no es cierto. Hilario Jacinto cayó asesinado por dos individuos que fueron después conducidos a la ciudad de Tuxpan para ser juzgados, porque felizmente pudieron ser capturados; pero de allí, de la ciudad de Tuxpan, se los llevaron a San Juan de Ulúa, y antes de que pudieran hacer una sola declaración, esos dos individuos desaparecían envenenados en las mazmorras de San Juan de Ulúa. Era, pues, necesario eliminar a Hilario Jacinto para poder tratar con la viuda, con la viuda que era una señora que no tenía experiencia y que no conocía absolutamente nada del valor que representaban las tierras que poseía. En aquellos tiempos, señores, se había congregado en mi tierra, en la ciudad de Tuxpan, un terceto de sinvergüenzas integrado por el jefe político, por el notario público y por el juez de primera instancia. Todo se podía hacer, señores; pero ¡admiraos que ahora después de esta cruenta lucha revolucionaria, después de tanta sangre derramada y después de haber pregonado por todo el país los principios revolucionarios, se siguen cometiendo esos mismos crímenes y se siguen cometiendo esas mismas sinvergüenzadas que dan vergüenza a la nación entera y que darían vergüenza al diputado por Tuxpan si no las expusiera aquí ante la conciencia de vosotros y ante la conciencia nacional; que darían vergüenza al diputado por Tuxpan si no tuviera el valor civil suficiente para venir a esta tribuna a desenmascarar a todos estos bribones. (Aplausos.)

Señores: Así fue adquirida la hacienda de Cerro Azul; pero ¡admirarse! Todavía desapareció otro de los condueños, y pudo la Huasteca así comprar tres partes en una cantidad verdaderamente insignificante, comparada con el valor de esa propiedad. Intervinieron allí algunos coyotes, cuyos nombres recuerdo y cuyas estampas son odiadas por toda la región de la Huasteca, porque.... (Voces:

¡Nombres! ¡Nombres!) Voy a decirlos, más después, ciudadanos diputados; yo no he de parar aquí por decir la verdad, pésele a quien le pese. (Aplausos.) Así fue adquirida la hacienda de Cerro Azul; el Estado de Veracruz todavía tiene un derecho legítimo de reclamar una quinta parte de esa hacienda; pero es imposible luchar con una compañía que compra desde el más alto hasta el más bajo; es imposible luchar con los millones de William C. Green, con los millones de la Huasteca; por eso el Estado de Veracruz está reducido a cruzarse de brazos; no puede reclamar lo que justamente le corresponde. Podría yo, cansando a la Asamblea, naturalmente, leerles únicamente un pequeño párrafo de esa escritura, para que puedan ver que no se trata de palabrería hueca ni de nada absolutamente que no esté justificado. Esta es una copia seria, con toda la legalidad necesaria para dar fe, que dice: "venta de la hacienda de Cerro Azul a sus cinco primitivos dueños: Antonio Pulido, Antonio Maranto, Ignacio Flores, Antonio Hernández y Apolonio Jácome, el día 9 de abril de 1861."

Cinco condueños, señores, que adquirieron esta propiedad. La Huasteca en su escritura hace aparecer únicamente a tres de estos dueños, es decir: ha comprado los derechos de tres, de tal manera que a uno hubo necesidad de asesinarlo para poder, en una forma vulgar, común y corriente, enredar a la viuda por medio de una partida de abogados que defienden a esa compañía; quedan, pues, los derechos legales y legítimos de una quinta parte para el Estado de Veracruz que, mañana o pasado, cuando la nación salga de ese sueño letárgico en que está sumida y cuando en esta Cámara de Diputados haya la virilidad suficiente y necesaria para fijar los puntos sobre la íes, entonces mi Estado, el Estado de Veracruz, recuperará esa quinta parte que hoy por hoy no puede recobrar, porque le es imposible luchar contra una millonada de abogados de La Huasteca y contra un verdadero atesoramiento de oro de esa propia compañía.

Al frente de la Compañía Huasteca, en el país, está Wiliam C. Green; a este hombre es inútil describirlo ya más como un verdadero pícaro; este hombre es un sagaz completo, busca todas las formas para proteger su retirada, para cubrir toda apariencia de sinvergüenzada que pueda traslucirse al público; William C. Green, señores diputados, es el hombre capaz, como acabo de decir a ustedes, de asesinar a cualquiera persona, por la espada, naturalmente, y con ayudantes; así se asesinó a Hilario Jacinto. Cuentan las crónicas, también de aquella zona, que Hilario Jacinto no murió al golpe de las dos o tres puñaladas que le dieron aquel par de bribones, sino que, herido, fue conducido a una ranchería, cerca de la hacienda de Cerro Azul, y allí, señores, recibió el consuelo de la visita del médico de la compañía Huasteca.....

El C. Altamirano Manlio Fabio: Que lo acabó de matar. (Murmullos.)

El C. Barón Obregón: Poco tiempo después murió el señor Hilario Jacinto, ayudado en su buena muerte por el médico de la compañía Huasteca.

Veamos y analicemos cómo ha podido progresar la compañía Huasteca en la República Mexicana, cómo ha podido darle impulso a su propiedad, cuál fue una de sus primeras explotaciones que tuvo la compañía Huasteca en la República, en la zona petrolífera: Juan Casiano. Señores: allí tenéis otra negra historia, la de la adquisición de Juan Casiano. Juan Casiano perteneció a la señora Encarnación Cruz de Betancourt, señora que le había dado poder a un hijo de ella, para arrendarlo a un señor Merino; a este hijo, que le había dado en una forma clara y completa poder amplio para arrendar, a este hijo lo envolvió también la Huasteca, haciendo y simulando la venta completa de todos los derechos en la cantidad ridícula de cuatro mil y pico de pesos, y asignándole una renta anual de ciento cincuenta pesos a la señora Betancourt, después de haber explotado en la cantidad de ciento diez millones de barriles de petróleo la propia compañía, aquel predio. Pero, ¡admiraos, señores diputados: hay más todavía! Pocos años después, y habiendo sido ya despojada esta señora, murió. Alguien sugirió a sus familiares que pidieran a la compañía Huasteca el dinero suficiente para enterrarla, para comprarle lo muy indispensable: un cajón de madera. Señores: la compañía de la Huasteca tuvo un verdadero gesto y no le dio el dinero; quien enterró a esta señora fue el ingeniero Ricardo Monjes, dando de su propia bolsa trescientos pesos para los gastos de esos funerales. Así, señores, la Huasteca adquirió un predio del cual sacó más de ciento cincuenta millones de dólares, y así sucesivamente podría irles citando a ustedes punto por punto, caso por caso, la entrada de esa compañía maldita, porque no puede llamarse en otra forma, a la región petrolera, ya desgraciadamente acercándose a las puertas de mi ciudad natal.

En aquel viaje que referí a ustedes, y estando en el propio corazón de la madriguera del tigre Green, le hacía yo ver al ingeniero Domínguez la necesidad de poder explica a la nación, pero en una forma clara, todos estos detalles que él pudo comprobar allá, porque no había una persona que no le dijera esto que estoy relatando a ustedes; el ingeniero Domínguez no quiso hacer caso, prefirió contar mejor de la mujer bonita, del hombre más viejo, en fin, de algo que no era la misión para que se le había comisionado. Pues bien, señores; salimos de Cerro Azul un día, rumbo a Juan Felipe; caminamos, y después de abrirse quince o veinte puertas, pudimos entrar a ese otro feudo de Green; pero antes de llegar al pequeño casco de Juan Felipe, con verdadero asombro vi una gran carpa que estaba instalada en uno de los recodos del camino; ¡sorpresa!, porque pensé que se trataba de alguna comisión de ingenieros geólogos que estaba explorando, o algo así por el estilo, algo del trabajo material de la explotación del petróleo; pues no, señores diputados: allí estaba la carpa mágica; la carpa mágica era, y es todavía -porque todavía está -, la oficina de terrenos de la compañía Huasteca; hace, pues, ocho o diez meses, señores diputados, se empezaba allí, en aquella carpa maldita, a preparar este golpe que ahora acaba de asestar la Huasteca, con el consentimiento de la Secretaría de Industria y Comercio. En aquella ocasión, señores diputados, el que habla, el Ingeniero Domínguez y el fotógrafo Casasola, pudieron ver claramente cómo dentro de aquella

carpa había nada menos que una bacanal: champagne, sidra a discreción, toda clase de bebidas embriagantes; allí estaba el juez de primera instancia de Ozuluama, estaba el notario público de Ozuluama, estaban los escribientes del Juzgado, estaba el notario público de Pueblo Viejo, estaban acompañado al jefe del departamento de Terrenos, aquel hombre que se llama Manuel Casado, y que mañana o que dentro de un momento describiré a ustedes. En esa carpa, señores, era en donde se fraguaban toda clase de picardías; allí llegaban los pobres indígenas al llamado de aquella gente, para dar "una pequeña, firmita", cualquiera cosa, y firmaban nada menos que su despojo, allí las autoridades y los tenedores de la fe pública, en concubinato con los empleados de Green, en una forma verdaderamente odiosa, explotaban a aquellos pobres indígenas que ahora, en estos momentos, tengo el orgullo de defender desde esta tribuna.

Allí, señores, se fraguaban títulos, allí se fraguaba toda clase de sinvergüenzadas; en esa carpa, que yo he titulado como carpa mágica, nacieron las posesiones de la compañía Huasteca, y ahora de una manera ingenua, por decirlo así, el ciudadano secretario de Industria y Comercio ha creído que efectivamente son poseedores de aquellos predios, cuyos verdaderos condueños, cuyos verdaderos poseedores, que tienen la posesión desde sus ancestrales muy retirados, que tienen la posesión cuidando allí un pequeño corral y una pequeña miseria de capital, y que no encuentran, señores diputados, una persona que pueda elevar la voz en defensa de ellos, allí, señores diputados, es donde se han fraguado todas estas picardías que ahora quieren culminar con el famoso tratado Huasteca - Alessio Robles o Green - Alessio Robles o no sé cómo podría yo denominar este contrato. (Aplausos.) Juan Felipe, señores, es una miserable congregación del municipio de Tepetzintla; tiene siete mil quinientas hectáreas; pertenecía originalmente a diez propietarios, que lo compraron a la marquesa de Ulupan en dos mil quinientos pesos, primitivos; de tal manera que estos diez propietarios, de los cuales uno murió y no dejó herederos y que, por consiguiente, los derechos también pertenecerían al Fisco, este predio en cierta ocasión y en el período más álgido de la revolución felicista, un día se vio arrasado e incendiado por completo. Declaración de un general, que era el jefe del sector de ese lugar, el sector de Tepitzintla, un general Luis Velasco Ruz, declaraciones de ese hombre han venido a comprobar de una manera palpable, patente y efectiva, que al autor intelectual, que el amo que mandó, que el amo que pagó fue William C. Green, para preparar el incendio a Juan Felipe. ¡Cuál era el fin que perseguía William C. Green incendiando aquel miserable pueblo que no tenía de ninguna manera un punto de vista estratégico o cosa por el estilo para que pudiera interpretarse como acción militar? Era necesario, señores diputados, algo que pudiera complementar esa trama que se ha estado forjando en esa carpa maldita; era necesario que de una manera efectiva, ya sin usar muchos abogados y muchos notarios, se borrara algo que no podría haber borrado nunca William Green; la posesión de aquellos pobres indios, de aquellos propietarios, de los herederos de aquellos diez primeros propietarios de la hacienda de Juan Felipe; era necesario, pues, borrar, pero completamente, arrasar, borrar linderos, huellas, todo aquello que pudiera señalar de una manera palpable que allí había habido posesión de los legítimos dueños poseedores del terreno. Era, pues, necesario cometer ese nuevo crimen en Juan Felipe; fue, pues, necesario arrasar, quitar todos los linderos de aquello para poder después de una manera quieta y ya reposada, mandar cercar, el señor don William C. Green con toda calma y con todo reposo, mandar cercar con alambre de púas todo el predio. Hay detalles muy significativos que harían que esta historia que estoy reseñando en estos momentos a ustedes, tan interesante que podría estarme aquí una semana relatando a ustedes, dato por dato, pequeñez por pequeñez, si ustedes quieren, para llegar a la conclusión de que ese nefasto, de que ese pervertido, de que ese maldito adinerado llamado William C. Green es capaz de todo, ha sido capaz de forjarse en los Estados Unidos toda clase de historietas, toda clase de revoluciones, toda clase de males que han venido a la nación y han venido por conducto de este hombre, por conducto de la propia compañía Huasteca. Después de incendio, Gabriel Avendaño, uno de los condueños de ese predio, pretendió naturalmente reconstruir su pequeña propiedad, y como no habían quedado detalles de lo que fueron sus linderos, sacó la conformidad de todos los condueños que pudo encontrar para que en determinado sitio, que era donde él reconocía que había tenido su casa, pudiera reconstruirla. Señores, ¿qué cosa más noble, qué cosa más necesaria para una pobre familia que vivía a la intemperie? ¿Pues acaso pudo reconstruirla? Nada de eso; William C. Green se opuso. ¿Por qué se opuso? Por qué atrapó de esta manera a Gabriel Avendaño? Porque, señores, el terreno, el pedazo, el predio que tenía antes del incendio perfectamente limitado Gabriel Avendaño, se encontraba precisamente sobre la estructura geológica que los geólogos habían denunciado como capaz de contener una enorme cantidad de petróleo. Allí tenéis, pues, un nuevo atropello. William C. Green mandó por trasmano -porque siempre tiene esa poderosa compañía elementos para poder corromper a todo el mundo -, mandó por trasmano a decirle a Gabriel Avendaño - esta es declaración de Gabriel Avendaño ante testigos, y yo lo podría probar -, mandó decir a Gabriel Avendaño, señores, que si firmaba la cesión de esa tierra a la sociedad de que después hablaré, que había formado William C. Green, que entonces con todo gusto podría en una forma amplísima hacer su casa, pero nunca en el lugar donde la tenía, sino en otro lugar, que él le señalaría. Hay que hacer esta salvedad: la estructura geológica que ha sido denunciada allí, no abarca la extensión de las siete mil quinientas hectáreas de Juan Felipe; es una faja que puede calcularse aproximadamente en unas mil hectáreas. De manera, pues, que Green necesariamente tiene fijada su atención en ese lugar para aprovecharse, para apoderarse de esa zona, cueste lo que cueste. William C. Green, buscando alguna manera efectiva de poder despojar a los condueños de Juan Felipe de sus tierras, ideó un plan diabólico: formar la sociedad

denominada "Congregación de Juan Felipe", Este es el nombre; de la medida de lo que quería hacer William C. Green; juntó nueve condueños y les hizo proposiciones admirables, les dijo: "Señores, yo les voy a dar a ustedes ciento cincuenta mil pesos, y vamos a formar una sociedad; esa sociedad se va a denominar "Congregación de Juan Felipe", es para explotar petróleo. Yo tengo aquí tales y cuales derechos; ustedes tienen también tales y cuales derechos; en consecuencia, ¿para qué seguir perdiendo el tiempo? Vamos a organizar esta sociedad. De esta manera podremos explotar inmediatamente aquello". Perfectamente bien. Allí había un individuo que hacía cabeza y que era empleado de William C. Green. Hay que ver que siempre se han valido del hombre más sinvergüenza para poder consumar los crímenes más monstruosos. Se valió de aquel individuo y entonces organizaron la sociedad ; pero el contrato de esa sociedad, que yo tengo en mis manos, daría vergüenza al propio notario que lo formó, señores diputados, si es que este hombre pudiera tener vergüenza. El notario, que se llama Wenceslao Urbina y que tiene la Notaría número 2, de Tuxpan, este hombre es tan desalmado como los propios empleados de la Huasteca, que han estado tratando de despojar a aquellos individuos. Este notario, que debía haber sido el representante de la fe pública, que debía de haber explicado la fuerza, el valor, etcétera, de todas las cláusulas de aquel contrato, se limitó a hacer constar en un protocolo, que lo llevan a lomo de mula a cualquiera parte, a lo más intrincado, no importa que haya revolución, allí hay necesidad de que vaya el notario, y el notario va, claro está, va bien pagado; ese notario consigna el contrato más monstruoso que podía haberse hecho en la República Mexicana, y el final de esto fue que los condueños no recibieron los ciento cincuenta mil pesos, que se los cogió el individuo aquel que señalo a ustedes como cabecilla que había mandado la Huasteca para que entrara en esta combinación, y resultó que aquellos individuos reclamaron a la Huasteca en las oficinas de Tampico los derechos que les correspondían, repartiendo ciento cincuenta mil pesos entre nueve condueños que habían firmado aquella escritura, y casi fueron desalojados a patadas de las oficinas de la Compañía y les dijeron que leyeran el contrato, que el contrato decía que William Green, Doheny y Bright y demás que habían formado la compañía por una parte, habían quedado autorizados para hacer lo que quisieran, que ellos no tenían la culpa de que se cogieran el dinero, etcétera, etcétera.

De esa manera se organizó la famosa compañía, y estos son los detalles que fue a revisar un empleado subalterno, un empleado de la Secretaría de Industria y Comercio; estos son los detalles sobre los cuales va a fallar un empleado de la Secretaría de Industria y Comercio en una forma muy paulatina: son muy buenos o no son buenos, etcétera. ¿Pues qué, en la República Mexicana no hay justicia?, ¿pues qué, en la República Mexicana no hay organizado un Poder Judicial competente y suficiente para poder juzgar sobre la validez de una propiedad, o no? Esa pregunta quisiera que me la contestaran después el ciudadano secretario de Industria y Comercio. Las cosas han llegado en Juan Felipe a este extremo, señores, buscando la manera de conquistar al estilo de Cortés, mandando cambiar perlas falsas por oro, cuentas de vidrio por oro; quiso darles un poco de coba -por llamarle así - a los pobres infelices indios de Juan Felipe, y en un pueblo de chozas de zacate mandó poner luz eléctrica, agua potable, y construyó un magnífico edificio que se denomina escuela municipal de "William C. Creen" de Juan Felipe. Mejor construcción no pudo hacerse; pero ahora vais a admiraros de lo que significa la perversidad de este hombre. Cuando estos señores condueños de Juan Felipe se dieron cuenta de la tomada de pelo que les había dado Green, recapacitaron, sea por intuición propia o por asesoramiento de cualquier abogado: recapacitaron que les habían robado sus propiedades y sus derechos, fueron ante un notario en Tampico y revocaron los poderes que habían dado a Green, a Dohenney y socios para formar esta sociedad llamada Congregación de Juan Felipe. Entonces vino la venganza, naturalmente, el enfurecimiento del ogro Green, y mandó cortar la luz, el agua, y cerrar la escuela de Juan Felipe. Ahí tenéis la forma muy simpática de laborar del señor Green. Green es un poderoso, señores, Green tiene organizado en el país un sistema de espionaje tal, que voy a relataros una pequeña hazaña. Imaginaos que en cierta ocasión y después de estar asediada la Presidencia de la República por una serie de informaciones y de quejas de todos los vecinos de aquel lugar, de la acción de esas llamadas guardias blancas que había organizado esta compañía y que todavía existen...

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¡Contra la Constitución!

El C. C. Barón Obregón, continuando: Pues le dio orden, en una plática, en una plática que tuvo el presidente de la República con el general Sánchez en una de las salas de la Presidencia, le ordenó que desarmara a las guardias blancas de la Huasteca. El general Sánchez salió para la Huasteca a cumplir su cometido y a otros asuntos del servicio. Pero, ¡oh, fenómeno!, llegó a Cerro Azul, y en el momento en que se presentó a desarmar, es decir, a cumplir la orden que le había dado el ciudadano presidente de la República, se encontró con el propio Green, que venía acompañado de otros individuos, y dijo: "Señor general: ya sé a lo que viene usted, a desarmar a las guardias blancas por orden del señor presidente de la República." ¿Cómo pudo saber Green esto? Es uno de los misterios grandes que existen, que se necesitaría un poco de trabajo para desenmarañarlos. Pues bien; ¿cómo pueden ustedes imaginarse que un cuarto de hora después de dado un decreto presidencial, o bien una disposición de la Secretaría de Industria y Comercio, que afecta a los intereses de la Huasteca en pro o en contra, esta compañía, un cuarto de hora después tiene conocimiento en todas sus oficinas, toma todas sus providencias y está pidiendo amparo o ejecutando el decreto? ¿Cómo puede esto saberlo? Yo no me explico más que por medio del dinero, del soborno; no hay otra forma, y es una de tantas cosas que la Secretaría de Industria y Comercio tiene la obligación de investigar allí

en sus propias oficinas, para no dar este espectáculo de que en un país libre como el nuestro, ni siquiera los actos del propio magistrado de la nación, que son dados confidencialmente en forma de orden, puedan respetarse. Ya veis, señores, la forma en que está engranado todo esto que acabo de manifestaros. Ahora comprenderéis quién es esa compañía, quién es Green, y a quién se le ha dado esa pequeña concesión que vamos a discutir en el terreno legal el señor secretario de Industria y Comercio y un servidor. El diputado Azueta y yo, anunciamos aquí en esta tribuna que vendríamos con toda clase de datos y documentos para hacer, de esta manera, una labor de saneamiento en este caso. Hemos ocurrido a todas las fuentes de información que pueden ustedes imaginarse; claro está que hay partes que están afectadas por la Huasteca, que son muchas, y que todas ellas han tomado interés, en proporcionar el mayor número de datos; hasta hemos visto al condueñazgo, al señor Martínez Lescher; a la compañía del "El Águila", a este, al otro, veinticinco o treinta abogados; en estos pocos días hemos visto a muchos, para tomar los datos e informes necesarios para venir a esta Asamblea con una documentación seria, para exponer el caso que está en estos momentos a discusión y que de una manera -llamaría ingenua -, se ha dicho que no tiene importancia. ¿Esto no tiene ninguna importancia? ¿Vamos a permitir que sigan cometiendo sinvergüenzadas estos individuos? ¡Vamos a permitir que una zona donde se encuentra la riqueza del país, sea manejada en la forma en que está manejada actualmente? Pues no, señores; mientras yo esté en esta Cámara, seguiré tratando este asunto. Me han mandado anónimos diciéndome que me asesinarían. No me importa nada; este es el cumplimiento de mi deber, y yo espero aquí. (Aplausos.)

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¡Yo te defiendo!

El C. Barón Obregón, continuando: Voy a relatarles a ustedes una pequeña cuestión ya de orden moral. Vamos a entrar al terreno de la práctica . Vamos a dejar un poco estas divagaciones históricas, si ustedes quieren llamarlas así.

En la Secretaría de Industria y Comercio hay dos empleados: el ingeniero Prieto Souza y el licenciado Víctor Rendón. Estos señores, subordinados del ciudadano secretario de Industria y Comercio, fueron acusados por partes interesadas, entiendo que por los señores del condueñazgo, de Martínez y Lescher, y ya es público y notorio que fueron acusados ante el señor secretario, de que éstos estaban coyoteando ahí en la Secretaría; es decir, en pocas palabras y en pocos puntos: Que conseguir permisos para perforar para una compañía X, etcétera, se podía obtener rápidamente, con un poco de dinero. Hay la circunstancia, y ustedes serán los que van a deducir lógicamente lo que voy en estos momentos a relatar, ustedes sacarán la deducción: un señor McLaughlin es el representante o gerente de la Foundation Company. Este señor se presentó a los señores del condueñazgo y a los señores Lescher y Martínez, diciéndoles que no fueron tontos, que ya tenían siete meses perdidos de gestionar un permiso en la Secretaría de Industria y Comercio, que no podían conseguir, que él lo conseguía en un momento, que tenía dos grandes elementos allí, con lo cual no había ninguna manera de evitar su acción inmediatamente. Este señor Mclaughlin fue y ofreció a los señores que acabo de citar a ustedes, que mediante una pequeña suma, veinticinco por ciento de la explotación de todos los pozos que salieran allí en Juan Felipe, se conseguirían inmediatamente los diez y seis permisos que estaban gestionando en la Secretaría de Industria y Comercio. Los señores Lescher y Martínez, el abogado del condueñazgo de Juan Felipe e interesados en este asunto, le dijeron a ese señor que iban a pensarlo, en fin, alguna disculpa, y se fueron a continuación a ver al señor secretario de Industria y Comercio. Le manifestaron el caso, señores, y el señor secretario de industria hizo su bilis en aquel momento, y terminó por acceder, después de algún altercado, para despedir a estos señores de la Secretaría de Industria, y entonces cesaron en sus empleos, el señor Rendón, por un lado, y por el otro, Prieto Sousa.

Ahora el señor Rendón, que en aquella ocasión era abogado del Departamento Jurídico, es ahora el jefe del Departamento Jurídico, y el señor Prieto Sousa no tiene empleo; se rumora que va a Europa a visitar las agencias de la Secretaría de Industria y Comercio. Esta es una relación firmada y calzada en una forma por los interesados, señores Lescher y Martínez, y ellos son los que responderán de estas aseveraciones que hago a ustedes. (Voces: ¡Es una calumnia!) Podrá ser calumnia, señores, pero en todo caso, yo digo de dónde vienen estas cosas.

Por otro lado, entrando de lleno al asunto, yo quisiera - y esta es una cosa verdaderamente de interés que voy a poner a la consideración del señor secretario de Industria -, la voz popular, la voz de algunos individuos señala al señor secretario de Industria en este momento como una persona que está asesorada por el abogado don Manuel Calero, abogado consultor de la Huasteca Petrolum Company. Yo lo único que puedo decir a ustedes, es que hace dos días vi al señor Miguel Alessio Robles en un automóvil con el señor Calero, platicando en la avenida Juárez. No puedo decir más; es una de tantas voces de la opinión pública. (Aplausos.)

El C. secretario de Industria y Comercio, interrumpiendo: Ando también con el abogado de Lescher y Martínez.

El C. Barón Obregón, continuando: Por lo demás, señores, el señor licenciado don Miguel Alessio Robles tendría que justificarnos de una manera clara por qué en sus últimas declaraciones que hizo por la prensa, tomadas así en conjunto y analizadas esas declaraciones, son una verdadera defensa para la compañía Huasteca. Ya para terminar esta pequeña explicación que he dado a ustedes, pequeña, porque sería muy grande si entrara en toda clase de detalles, voy a decir tres palabras sobre este asunto y después formularé interrogaciones al señor secretario. El día 10 de octubre, entiendo que se firmó el decreto presidencial a que acaba de dar lectura el señor secretario de Industria; el día 21 de octubre, señores diputados, se terminó el plazo para que fueran allá a depositar cándidamente sus tres millones de pesos los que quisieran entrar a esa lotería. . . (Una voz: ¿Quién le había de entrar?)

¡Claro, quién le había de entrar! Quien tuviera los tres millones y otro más . Bueno; pues el día 21, a las diez de la mañana, las calderas de nueve pozos de petróleo empezaban a silbar en son de alegría en la región de Juan Felipe, y en ese momento las barrenas golpeaban trágicamente la costa terrestre. ¿Qué hacer pues, señores diputados? ¿Cómo está eso? ¿No hay un decreto, no hay una disposición de la Secretaría de Industria y Comercio? Señor secretario: ¿no hay una disposición de usted que dice terminante y claramente que cuando se solicite un permiso se debe solicitar por todos los caminos necesarios y comenzando por la agencia del lugar de donde se trate, es decir, la agencia de Tuxpan? ¿Cómo se concedieron nueve permisos el día 21 a la Huasteca, y ese mismo día las máquinas estaban trabajando? Esta es una contestación que necesito. Por último, señores diputados, la prensa se ha ocupado en dos editoriales, uno de "El Demócrata" y otro de "Excélsior", se ha ocupado de vuestro servidor. En uno dijo "El Demócrata" que la verdad no se explicaba cómo la Cámara de Diputados había vuelto a admitir este asunto que no tenía ningún interés, que ya se había dado el caso de El Aguado, y que por qué no hubo entonces aquí borlote. La verdad es que entonces no había diputado por el 4o. distrito de Veracruz, ni había por el 1o. de Veracruz, y no se ocuparon de ello. No los había, es una falta imperdonable, pero fue otro chanchullo del mismo de éste. "Excélsior" dice que estamos durmiendo, y que hemos despertado, y que Barón, que aparentemente podría ser de origen noble, resultó un plebeyo. Quiera la suerte que en todos los casos en que se trate del interés de mi distrito, este plebeyo pueda decir verdades en la tribuna de esta Cámara, señores diputados. (Aplausos.) Para concluir, voy a dar lectura a treinta y una interpelaciones que voy a hacer concretamente al señor secretario de Industria y Comercio. La primera dice así:

"1. Diga el señor ministro si se ha sujetado estrictamente a la legislación petrolera vigente, o si por el contrario, ha obrado en la concesión de los permisos de perforación de pozos petroleros con un criterio independiente?

"2. ¿Ha observado en todos los casos de otorgamiento de permisos las disposiciones del decreto de 8 de agosto de 1918?

"3. ¿La Secretaría de Industria se ha creído investida con facultades extraordinarias para revocar o modificar algunos artículos del Código Civil del Distrito Federal relativos a la mancomunidad, gestión necesaria de negocios, prohibiciones para contratar, etcétera, tal como lo ha hecho en virtud de los acuerdos de 29 de agosto y 10 de octubre?

"4. Si la Secretaría de Industria ha considerado el subsuelo de Juan Felipe como de propiedad de la nación, ¿por qué no se tramitaron hasta su terminación los denuncios de los condueños hechos conforme el decreto de 8 de agosto de 1918?

"5. Si la Secretaría de Industria ha considerado el subsuelo de Juan Felipe como de propiedad nacional, ¿por qué no estipuló ningún señorío para la nación al conceder los permisos de perforar a la Huasteca, como se ha hecho en todos los casos sin excepción?

"6. ¿Por qué precisamente a la Huasteca Petroleum Co., que desconoce los derechos de la nación sobre el subsuelo, se le dan concesiones gratuitas de ese mismo subsuelo?

"7. Si el ciudadano ministro tenía tanto empeño en el desarrollo del subsuelo de Juan Felipe, ¿por qué dejó perder siete meses, en cuyo lapso estaban empeñosamente tratando ante la Secretaría, el condueñazgo de Juan Felipe, los señores Lescher y Martínez y muchos otros condueños, de obtener permisos para perforar más de veinte pozos de petróleo en Juan Felipe?

"7 bis. Si este empeño del señor ministro es cierto, ¿por qué después de habérseles concedido por acuerdo presidencial un permiso de perforar a las compañías de Agwi, lo mandó cancelar el señor secretario, aplicando retroactivamente los acuerdos presidenciales del 29 de agosto y 10 de octubre?"

El C. secretario de Industria y Comercio: ¡Qué bueno, qué bueno! ¡Ya salió el Agwi! ¡Ya estamos defendiendo a una compañía! (Gritos, Desorden.)

Presidencia del C. PUIG CASAURANC JOSÉ MANUEL

El C. secretario Gandarilla: Moción de orden. (Campanilla.)

El C. presidente: La Presidencia se permite exhortar a los ciudadanos diputados a que se mantengan en orden hasta agotar, este importante debate de interés nacional; pero al mismo tiempo hace saber que está firmemente decidida a conducir los debates con serenidad, y ruega a la Asamblea la apoye en este propósito.

- El C. Barón Obregón, leyendo:

"8. ¿Tiene conocimiento el señor ministro que las compañías La Corona, la Mexican Gulf, la Internacional, la Sinclair, las del Agwi, la Texas, la Trascontinental y la Atlantic, que son todas compañías serias, que tienen óleoductos, estaciones de bombas y campamentos en la misma región de Juan Felipe, no tienen actualmente petróleo bastante para mantener en actividad todo este sistema costosísimo de transporte de petróleo?

"9. ¿Cree el señor ministro honradamente que pueda la Huasteca sacar de Juan Felipe, ella sola, el petróleo que están dispuestas a sacar todas las demás compañías, muchas de las cuales ya tenían grandes contratos firmados para transportar el petróleo de los condueños?

"10. ¿Sabe el señor ministro que colindando con Juan Felipe existe un campo petrolero que la Huasteca Petroleum Co. viene explotando con gran éxito desde hace muchos años, (Cerro Azul)?

"11. ¿Sabe el señor ministro que según los estudios geológicos de todas las compañías petroleras y conforme a los planos preparados por la Secretaría de Industria se considera que Juan Felipe y Cerro Azul forman un solo yacimiento petrolífero y que por consiguiente todo el petróleo contenido en el subsuelo de Juan Felipe puede ser sacado por los pozos de Cerro Azul?

"12. Sabe el señor ministro que la Huasteca Petroleum Co. no paga ni un solo centavo de señorío a nadie, y menos al Gobierno por el petróleo que ha extraído y está extrayendo por Cerro Azul?

"13. ¿Se ha dado cuenta el señor ministro de que al sacar la Huasteca Petroleum Co. petróleo por Juan Felipe, conforme con los nuevos permisos que se le han otorgado, tiene que pagar por cada barril de petróleo que extraiga, suponiendo que tenga el setenta y cinco por ciento de los derechos totales de la hacienda, un treinta y cinco por ciento de señorío, o sea un veinticinco por ciento a los condueños que no contrataron con ella y un diez por ciento a los condueños que con ella contrataron?

"14. ¿Sabe el señor ministro que la Huasteca Petroleum Co. y todas las compañías de Doheny tienen por lema no pagar nunca a nadie ni un solo centavo de señorío?

"15. ¿Tiene noticias el señor ministro de que la Huasteca, o alguna de sus compañías filiales, haya pagado alguna vez aunque fuera un sólo centavo de señorío?

"16. ¿Cree honradamente el señor ministro que sentado lo anterior tenga interés la Huasteca en sacar el petróleo por Juan Felipe, pagando un treinta y cinco por ciento de señorío, pudiendo sacarlo por Cerro Azul sin pagar nada?

"17. ¿Sabe el señor ministro que la Huasteca perforó en Juan Felipe un pozo en el año de 1911 denominado de la Cañada, el cual resultó de gran producción, según el mismo señor Doheny informó oficialmente a los accionistas de sus compañías?"

A propósito de esto, la comprobación por medios que no pueden fallar, porque son medios matemáticos de cómo la Huasteca, invadiendo derechos legítimos de los propietarios de Juan Felipe, perforó un pozo sin consentimiento de nadie ni de los condueños ni del Gobierno, conectó una tubería subterránea con el pozo número 4 de Cerro Azul y de día se tomaba del pozo número 4 de Cerro Azul y de noche del de Juan Felipe, ¿cómo podéis comprobar esto? de una manera muy sencilla: voy a tener oportunidad de explicároslo.

"18. ¿Consta de la Secretaria de Industria si alguna vez la Huasteca ha explotado ese pozo, o el señor ministro sabe de un modo extraoficial que alguna vez se haya explotado?

"19. ¿Sabe el señor ministro, como es público y notorio, y como últimamente lo declaró el señor Doheny en el órgano oficial de la Bolsa de Nueva York, que la Huasteca Petroleum Co. nunca ha querido explotar dicho pozo a pesar de tener gran producción?

"20. ¿Sabe el señor ministro por qué la Huasteca no ha explotado ese pozo durante tanto tiempo y sí explotaba a toda capacidad sus pozos de Cerro Azul?

"21. ¿Qué el señor ministro no ha entendido que lo que la Huasteca desea con su depósito de tres millones y sus nuevos permisos, es únicamente proteger sus pozos de Cerro Azul, evitando con una simulada e insignificante explotación en Juan Felipe, el que otros compañías interesadas puedan sacar por Juan Felipe el petróleo que la Huasteca está sacando por Cerro Azul?

"22. ¿Sabe el señor ministro que por acuerdo expreso del ciudadano presidente de la República, general don Alvaro Obregón, la Secretaria de Industria concedió a los señores Nelson y De Alba, representantes de varios condueños, permiso para perforar diez pozos de petróleo en la hacienda "proindivisa" de Toteco, y que la Suprema Corte de Justicia no permitió que esos permisos fueran suspendidos?

"23. ¿Qué no sabe el señor ministro que el otorgamiento de esos permisos a los condueños de Toteco y las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de que no fueran suspendidos, hizo pensar a los directores de la Huasteca Petroleum Co. en que así como se habían concedido permisos a los condueños de Toteco, podía el ciudadano presidente conceder permisos a los condueños de Juan Felipe, y esto equivaldría a que sus pozos de Cerro Azul quedaran sin protección?

"24. ¿Qué no se ha dado cuenta el señor ministro que a la Huasteca Petroleum Co. le convenía más depositar no sólo tres millones de pesos, sino hasta el doble o el triple de esa cantidad, con tal de evitar que se les concedieran permisos de perforar a los condueños de Juan Felipe como de les había concedido a los condueños de Toteco?

"25. ¿Qué no sabe el señor ministro que el señor Doheny envió expresamente a sus abogados de Nueva York, señores Emilio Cervi y Manuel Calero Sierra, a gestionar cerca del Gobierno de expedición de los acuerdos de 29 de agosto y 10 de octubre en que se apoyan los actuales permisos de la Huasteca?

"26. ¿Diga, señor ministro, si es cierto que el señor licenciado Manuel Calero Sierra, ha tenido con usted repetidas y largas conferencias, y que las sigue teniendo aún, como es público y notorio?

"27. ¿Diga, señor ministro, si después de conocer todos los antecedentes, no considera más justo y equitativo y más favorables para los intereses de la nación, conceder permisos para perforar en Juan Felipe a todos los que representan legítimos derechos de los condueños, del mismo modo que el señor presidente con toda justificación lo hizo tratándose de la hacienda de Toteco?

"28. Para terminar, señor ministro, sólo cuatro preguntas más: ¿Sabe usted que en la Secretaría de Industria existe un acuerdo presidencial de marzo de 1919, por medio del cual se ordenó de la Secretaria de Industria, que en vista de la numerosas quejas presentadas por los vecinos de Chiconcillo, se apercibiese al señor William Green, gerente de la Huasteca Petroleum Co. en Tampico, que si persistía en continuar sus numerosos atropellos a la propiedad privada y seguía siendo tan irrespetuoso a las leyes mexicanas, como lo era, se le aplicaría el artículo 23 de la Constitución, como extranjero pernicioso, para reprimir sus desmanes?

"29. ¿Sabe el señor ministro si el señor Green obedece la prevención que se le hizo?"

Esto es muy necesario; si ya se le había dicho a este señor, "a la otra que vuelvas a hacer se te corre"; de manera, pues, que ya estaba entendido que la Secretaria de Industria no debía de tratar nada con el señor Green, porque es un pillo. (Aplausos.)

"30. ¿Qué no han llegado a oídos del señor ministro los continuos y numerosos atropellos que ha cometido el señor Green en Juan Felipe contra los vecinos de la congregación y las autoridades judiciales? ¿Qué, no sabe que el señor Green mandó cerrar todos los caminos públicos que conducen a

Juan Felipe para que sólo pudieran entrar y salir de la congregación los que tuvieran pase de él?

¿En qué país vivimos? Vivimos donde un gringo como este Green nos cierra todos los camino, y los dueños de los terrenos no pueden transitar por sus caminos vecinales que los gobiernos y la Constitución les da permiso claro y terminante para usar. ¿No pueden transitar sin permiso del señor Green?

"¿Qué no sabe usted que los vecinos se han dirigido repetidas veces a las autoridades del Estado, a la Secretaria de Gobernación y el ciudadano Presidente de la República? ¿Qué no sabe usted Green ordenó arrojar por la fuerza a los condueños que no le eran adictos , como el señor Cárdenas, habiéndose cometido por orden de Green los delitos de asaltos, incendio y robo? ¿Qué no sabe usted que al ir al Juzgado de primera Instancia de Tuxpan a investigar estos delitos, no puedo llevar a cabo sus investigaciones porque encontraron a Green rodeado de más de doscientos hombres armados que se mofaron del juez y lo amenazaron gravemente?

¿Qué eso no es falta, señores? ¿Qué esto no merece que esta Asamblea tome una determinación enérgica?

"¿Qué no sabe usted que por orden de Green, un capataz de nombre Ventura Calderón hirió gravemente y atropelló con hombres armados al señor Ernesto de la Rosa por el único delito de haber transitado por un camino vecinal de Juan Felipe, sin pase del señor Green?"

Son casos concretos. Y la última interpelación, señor:

"31. ¿No cree usted, señor secretario, que después de todas estas interpelaciones y las explicaciones que he dado a esta honorable Asamblea, se desprende de una manera palpable, que usted ha sido engañado por ciertos elementos del personal técnico de su secretaría, y que ese engaño se ha trasmitido al ciudadano presidente de la república al presentarle el famoso decreto de 10 de octubre para su firma, y que el propio presidente, que ha delegado sus facultades en usted y que carece del personal técnico que usted dispone, y que por sus muchas ocupaciones no está capacitado para juzgar sobre la improcedencia constitucional de los puntos que contiene el citado decreto, como usted si debe estarlo, ha firmado engañado en este caso por el ciudadano secretario de Industria, Comercio y trabajo, que es en quien están delegadas las responsabilidades de la buena marcha de esa Secretaría?"

Estas interpelaciones, señor secretario, que pongo a vuestra disposición, deseo que de una manera concreta y precisa se sirva usted contestárnoslas, para de esa manera darle un aplauso si ha cumplido con su deber, o darle un voto de censura si no ha cumplido con su deber. (Aplausos.)

Presidencia del C. FRANCO URÍAS SALVADOR

El C. Rama Aquilino: Para una interpelación al orador.

El C. Barón Obregón: No acepto interpelaciones en este momento. Voy a terminar.

El C. Guzmán Martín Luis: señor presidente: A propósito del interrogatorio, pido la palabra para una interpelación.

El C. presidente: No tiene usted la palabra.

El C. Guzmán martín Luis: Yo se lo pido al orador. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Barón Obregón: Le ruego encarecidamente que no me interrumpa. permítame usted terminar mi discurso, y después oiré todo lo que ustedes quieran.

Así pues, señores, han sucedido las cosas. Y para no causar vuestra atención, voy a dar a ustedes este dato muy importante: este croquis del pozo perforado por la compañía Huasteca sin permiso del Gobierno y los condueños de Juan Felipe, está situado, según la orientación, a sesenta grados Noroeste magnético. En el momento en que la compañía Huasteca recibió la autorización para perforar, los nueve pozos quedaron localizados de la manera siguiente: El pozo número 1 de ese permiso quedó sobrepuesto a este que se había ya perforado y que se había explotado; lo comprueba el mismo rumbo magnético que tengo a la vista: 51 grados 21 minutos, más la declinación que está exactamente igual, son 60 grados; de manera, pues, que hay allí dolo. Se fue a localizar este pozo, del permiso que se acaba de conceder en 21 de octubre, de un pozo perforado en 1911, de una manera indebida, cometiendo un delito en una propiedad ajena. Después, ¡casualidad también muy grande!, y no es lo que dice el licenciado Robles, que yo defienda a otra compañía: son puntos de contacto que hay necesidad de fijar. Es uno de tantos permisos de estos nueve; fue localizado exactamente sobre el anterior que se le había concedido a la compañía de El Águila y que después el ciudadano secretario de Industria revocó; de manera, pues, que, como ustedes ven, ha habido preparación oficiosa de la Huasteca para cometer un delito: primero, fijando en el pozo viejo de Juan Felipe, y después en el que se le había dado permiso para perforar a la compañía de El Águila.

De esta manera, señores, creo que he cumplido con mi deber. Excusadme si en alguna forma haya preferido frases que no debieran decirse en esta tribuna; pero creedme que esto no es más que el deseo, que no nace de mí más que de una revancha que estaba deseando ardientemente que viniera; ¿Por qué? ¿Por qué esta revancha, por qué esta forma de venirme a expresar aquí? ¿Acaso creéis lo que ha dicho "El Demócrata", que ha habido dinero de por medio? Nada, nada hay de eso, señores; la revancha es muy justificada, ha sido alimentada en mi pecho por espacio de dos meses, porque he tenido que contender en mi distrito electoral con el diputado que me quería imponer la Huasteca Petroleum Company, con un diputado a quien la Huasteca Petroleum Company le dio cuarenta o cincuenta mil pesos para que fuera a mi distrito a hacer una compañía; esto ese lo único por lo que he venido a esta tribuna en una forma agresiva contra una compañía malvada, nefasta y traidora para la patria. (Aplausos.)

El C. Rama Aquilino: Señor presidente: Pido la palabra.

El C. Espinosa Luis: ¡Moción de orden!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano secretario de Industria y Comercio.

El C. Espinosa Luis: Ruego a la Presidencia tenga la bondad de que se cumpla con los artículos 124 y 125 del Reglamento, que de una manera precisa previenen que cuando un secretario de Estado tenga que contestar o que tomar participio en un asunto que se discuta en la Cámara, debe pasárselo antes que su estudio. Como creo que las interpelaciones hechas por el ciudadano Barón Obregón, demasiado numerosas, no fueron conocidas a tiempo por el ciudadano secretario de Industria y Comercio, debe concedérsele, dentro de esta misma sesión, si se quiere, un plazo necesario para que pueda hacerlo con serenidad, para que pueda contestar categóricamente y con toda amplitud. Creo que el espíritu de estos artículos es bien claro y que el compañero Barón Obregón no tendrá inconveniente, no sólo por caballerosidad, sino por cumplir con su deber de diputado, en consentir que se dé este breve plazo, para que el ciudadano Alessio Robles haga un estudio serio a estas preguntas, ya que, en mi concepto, son de importancia. (Siseos.) Ruego a su señoría se sirva dar lectura a esos dos artículos, y que si me petición es pertinente, pido que se cumplan.

El C. presidente: La Presidencia se permite informar al ciudadano Espinosa, que oportunamente fue pasado el aviso respectivo al ciudadano secretario de Industria y Comercio, informándole en términos generales cuál era el objeto de las interpelaciones formuladas por el ciudadano Barón Obregón. Así es que, en cuanto a esta parte, el artículo reglamentario está cumplido en sus términos. Por lo tanto, tiene la palabra el ciudadano secretario de Industria y Comercio, para contestar:

El C. Rama Aquilino: Una interpelación, si el ciudadano secretario de Industria y Comercio lo permite.

El C. secretario de Industria y Comercio: con mucho gusto.

El C. Rama: Señores diputados: Siento en esta ocasión sentirme un poco distanciado de mis compañeros de la diputación de Veracruz. (Siseos.) No me alarman los siseos. Lo siento, señores, profundamente, porque como presidente de la Comisión del petróleo, he estado muy de cerca con ellos y siempre dispuesto a ayudarlos en todo lo que se refiere a sus intereses locales. Desgraciadamente, señores, en esta ocasión el señor diputado Barón Obregón, quizá por un exceso de amor a su distrito, quizá por un exceso de provincialismo, se ha salido de su papel de diputado federal y se ha dejado llevar por algo que no debía haberse tratado en la Representación Nacional. Señores diputados: No me consta un rumor, pero a título de rumor os lo digo, de antemano os he hecho la confesión de que no soy testigo presencial, se me dice que podrán exhibirse las pruebas muy en breve. Hay quien afirme, señores representantes, que esa requisitoria fulminante del compañero Obregón es obra nada menos que de Zubaran. (Desorden. Gritos. Campanilla.)

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: ¡Qué barbaridad!

El C. Rama, continuando: He dicho señores representantes, que próximamente se verá si existen pruebas o no en este asunto, y conste que yo con toda honradez os lo he trasladado como un rumor; pero voy a lo esencial. Admitiendo , señores compañeros, admitiendo que todos los cargos hechos por el señor Obregón al secretario de Industria sean ciertos, admitiendo que cuanto ha dicho sea estrictamente la verdad, yo me permitiría suplicar al señor Barón Obregón que me dijera: ¿Qué relación puede tener esos atropellos, si es que lo son, con nosotros...? (Desorden.) ¿Qué vamos a remediar...? (Aumenta el desorden.) ¿Qué va a remediar la Asamblea popular? (Campanilla. Gritos.) ¿Qué van a remediar la Asamblea?... (Desorden en las galerías. Gritos. Campanilla.)

El C. presidente: Se prohibe a las galerías hacer manifestaciones de ningún género, porque la Presidencia está dispuesta a hacer cumplir el Reglamento.

El C. Rama, continuando: En acaso, señores compañeros, que nosotros estamos facultados para establecer el derecho? ¿Es acaso, señores representantes, que en el caso de que haya existido un atropello a los particulares, oídlo bien antes de que protestéis... (Voces: ¡Son pobres!) por qué esos señores, por qué esos individuos que se sienten lesionados, no recurren por el procedimiento judicial...? (Desorden. Campanilla. Gritos en las galerías.)

El C. Santa Anna: Porque no hay justicia en México, por eso no se hace. Por que no hay tribunales en México.

El C. Rama. continuando: Lo cierto y positivo es que esos señores que se sienten lastimados, con recurrir a un amparo echarían por tierra las resoluciones... (Voces: ¡No! ¡No! Continúa el desorden. Campanilla.)

El C. prosecretario Martínez Adame: La Presidencia excita a los ciudadanos diputados para que se sirvan escuchar al orador, con compostura.

El C. González Julián S.: No admitimos esa excitativa.

El C. Rama, continuando: He visto, señores compañeros, que existe una predisposición manifiesta en este asunto. Creo que por desgracia se ha perdido la serenidad y es para mí muy sensible que en un asunto que entraña una grave trascendencia, que en un asunto en que debe haber serenidad...

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: ¡Luego es grave!

El C. Rama, continuando: Sí, compañero, no desconozco la gravedad. Pues bien; decía yo que en un asunto, que en un acto cualquiera que por imprudencia nuestra pueda entrañar quizá que se agraven nuestras relaciones internacionales... (Voces: ¡Ah! Risas. Desorden. Campanilla.) No es un temor, señores diputados (Continúa el desorden. Campanilla.)

El C. presidente: Atentamente suplico a los compañeros se sirvan atender al orador y se abstengan de hacer manifestaciones, pues que si quieren hablar en contra deben pasar a inscribirse. Es necesario el orden, si no nunca vamos a terminar. (Aplausos.)

El C. Rama: Veo, señores diputados, que es sencillamente imposible haceros reflexionar; que

es un poco inadecuado, debemos ser más prudentes en este asunto. He podido darme cuenta de que están demasiado excitadas las pasiones y que tal vez tan sólo un acto de compañerismo a la diputación, por todos conceptos muy estimable, de Veracruz, nos lleva a cometer un acto del cual quizás tengamos que arrepentirnos. No quiero, pues, insistir, porque veo la manifiesta hostilidad de la Asamblea. Mi interpelación en concreto es la siguiente: Yo quiero que -que si interesa de una manera fundamental a la Cámara -, y es que el señor ministro de industria diga si el contrato actual, si la concesión otorgada en este caso no entrañará un principio que mañana o pasado venga a establecer un nuevo sendero que tenga que seguir la República en asuntos de carácter petrolero; esto es, si no cree que los petroleros norteamericanos, principalmente, digan mañana o pasado que ya se ha establecido un precedente y que, en consecuencia, ellos no se sujetarán a otra tramitación que la establecida en la concesión a que he aludido.

El C. secretario de Industria y Comercio: Habéis escuchado el discurso que he pronunciado con toda serenidad, hablando del interés público y de los deseos que tiene el Ejecutivo de la República en impulsar la Industria petrolera, para que todas esas riquezas se derramen en la sociedad, en el comercio y en la industria. Habéis escuchado de mis labios que constantemente os aseguraba que no había monopolio de ninguna especie; habéis escuchado también que dije terminantemente en mi discurso que todas las compañías que se creyesen con derechos en el condueñazgo de Juan Felipe podrían perforar desde ahora, siempre que constituyesen en la Tesorería General de la Nación el depósito requerido, conforme al acuerdo presidencial de 17 de octubre último. A ninguna de mis argumentaciones se refirió el señor diputado Barón Obregón, se concretó a decir que obraba por venganza en contra del señor Green, porque quería imponer a un diputado que viniese a representar a la Huasteca Petroleum Company en esta Representación Nacional. Debo manifestaros, de una vez por todas, señores como lo he declarado terminantemente desde esta tribuna, que yo no defiendo intereses particulares de nadie, solamente defiendo los intereses de la nación; yo no defiendo los intereses de la Huasteca Petrolum Company ni de ninguna de las compañías petroleras de México; si desean hacer ese depósito de tres millones de pesos en la Tesorería General de la Nación, hoy mismo quedarán otorgados los permisos para que puedan perforar desde luego en el condueñazgo de Juan Felipe . Si tuvieran el setenta y cinco por ciento del condueñazgo de Juan Felipe varias compañías petroleras, nos arrebatarían los permisos en el acto.

El C. González Julián S.: Una interpelación, señor. ¿La permite usted?

El C. secretario de Industria y Comercio: Las que usted guste.

El C. González Julián S.: Con permiso de la Presidencia: Señores diputados: Desde antes, en la primera parte de su discurso, el ciudadano secretario de Industria y Comercio manifestó que se encontraba dispuesto a aceptar la proposición de cualquiera compañía, siempre que tuviera el setenta y cinco por ciento requerido para establecer el contrato con esa Secretaría de Industria. Como en este caso el entero se divide en cien partes y como para celebrar un contrato se necesitan setenta y cinco de esas partes, no creo que aritméticamente se puedan sacar dos fracciones constitutivas de setenta y cinco partes cada una para constituir la mayoría que se necesita para formar un contrato de esta naturaleza. (Aplausos.) Por lo tanto, mi interpelación va a esto: dice usted, señor, que esto no es monopolio: cuando una compañía petrolera o cualquiera industria que vaya a monopolizar el setenta y cinco por ciento de un entero, yo pregunto a la Representación Nacional y a la nación entera, que me diga si es o no esto un monopolio. (Aplausos.)

El C. secretario de Industria y Comercio: Varias compañías petroleras solicitaron anta la Secretaría de Industria y Comercio permiso para perforar en el condueñazgo de Juan Felipe; todas ellas aseguraban que tenían setenta y cinco por ciento de los derechos del condueñazgo; como no era posible que todas esas compañías tuvieran ese setenta y cinco por ciento y como la nación no podía permanecer cruzada de brazos viendo que no se explotaban nuestras riquezas, viendo infecundos aquellos pozos petrolíferos, se les dijo a las compañías: Todos tienen derecho a perforar, siempre que depositen tres millones de pesos en la tesorería General de la Nación, después se revisarán sus títulos, y en caso de que no tuvieran el setenta y cinco por ciento de los condueñazgos de San Felipe, perderían un millón de pesos para beneficio de la nación. (Aplausos.)

Queda contestada la interpelación. Ahora, señor Barón Obregón, toda la vida he sido enemigo político del señor Manuel Calero y Sierra, ha sido pública mi animadversión para dicho señor; constantemente lo había ultrajado y lo había vilipendiado. La Huasteca lo mandó desde Nueva York con el señor Lescher, a quien no tenía el gusto de conocer, y las puertas del Ministerio de la Industria se abrieron para recibirlo, porque no tengo distingos de ninguna especie; yo recibo en el ministerio a todas las personas que vayan a tratar asuntos (Aplausos.) ¿Será posible que, acaso yo en el Ministerio, fuera solamente a recibir a las personas que van a solicitar un empleo y a quienes van a solicitar dinero de mi peculio? No es posible. Soy secretario de Industria y Comercio, y necesito ayudar a la Secretaría de Hacienda para que cumpla con todos los compromisos que tiene la nación y que están vivos y latentes. ¿Cómo me impedís que trate con los hombres de negocios? ¿Qué solamente voy a tratar con los que van a solicitar empleos? Tenemos una infinita piedad, tenemos una infinita compasión..... (Aplausos.)

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: Perdone que lo interrumpa, señor secretario.

El C. secretario de Industria y Comercio: Con mucho gusto, señor Barón Obregón; puede usted decir lo que guste.

El C. Barón Obregón: Con permiso de la Presidencia. En una de mis interpelaciones concretas a que he dado lectura..... (Voces: ¡Recio! ¡No se oye! En una de mis interpelaciones concretas

que recibí y que le he dejado al ciudadano secretario de Industria y Comercio en la tribuna, le hago una pregunta que puede darnos la clave de este asunto. ¿Considera usted, señor secretario? Me parece que así dice:

"1. Diga al señor ministro si se ha sujetado estrictamente a la legislación petrolera vigente, o si, por el contrario, ha obrado en la concesión de los permisos de perforación de pozos petroleros, con un criterio independiente."

Esto es muy necesario que tenga usted la amabilidad de aclarar, porque de esa manera podemos entrar en un debate más serio y de fondo en esta cuestión.

El C. secretario de Industria y Comercio: Ya he manifestado varias veces que la Secretaría de Industria y Comercio ha obrado siempre dentro de la ley, dentro de la moral, dentro del Derecho y dentro de sus atribuciones, vigilando siempre por el bien de la comunidad. (Voces: ¡Ah! ¡Ah!)

El C. Barón Obregón: Señores diputados: vosotros habéis oído ya la contestación que ha dado el señor secretario de Industria y Comercio. El señor Alessio Robles, en sus funciones de secretario de Industria y Comercio y como funcionario público, ha respetado la ley. El decreto de 9 de agosto de 1918 dice en una de sus partes: Artículo 37 - fijaos en este punto, que es el que va a definir la situación -:

"En los terrenos de comunidades que no hayan sido legalmente contratados para la explotación petrolera, solamente los condueños podrán denunciar fundos petrolíferos, y la tramitación de los denuncios se suspenderá hasta que todos los condueños o sus representantes se reúnan ante el secretario de Industria, Comercio y Trabajo, convocados por él mismo con la prudente anticipación, para hacer manifestación expresa y comprobada de sus derechos individuales y, puestos de acuerdo, se les extienda el título en común del fundo petrolífero que ampare el subsuelo del terreno "proindiviso". En estos títulos se expresará la representación de cada condueño. La convocatoria por medio de la cual se cite a los condueños, se fijará en la tabla de avisos de la Agencia de Petróleo respectiva, durante un plazo de sesenta días, se publicará por tres veces durante el mismo plazo en el Diario Oficial y en los dos periódicos que más circulen en la localidad.

"La Secretaria de Industria, Comercio y Trabajo queda facultada para nombrar una comisión que se encargue de gestionar ante quien corresponda, la expedición de los títulos de propiedad a los condueños."

Antes de esto, señor secretario, otros condueños de Juan Felipe habían solicitado permisos: usted, obrando conforme a la ley, debió sujetarse al artículo de 9 de agosto de 1918. Más antes, el señor Cárdenas, condueño también de Juan Felipe, interpretando el artículo 27 constitucional, es decir, considerando que el subsuelo es propiedad de la nación, denunció dos fracciones, y la Secretaría de Industria cerró los ojos, no vio nada, no quiso atender a Cárdenas, que legalmente hacía una solicitud dentro de este decreto, no quiso atender tampoco a los otros condueños que solicitaban permisos, y terminó por dar la concesión a la Huasteca.

El C. secretario de Industria y Comercio: Señor Barón Obregón: Ya he repetido infinidad de veces que estoy dispuesto a defender con usted a los indios y a los desamparados; pero no estoy dispuesto en manera alguna a que se perjudique la nación tan sólo para defender al señor Cárdenas, que detrás de él está el señor don Rafael Zubaran. Todavía no ocupaba la secretaría, cuando ya el señor licenciado don Rafael Zubaran me presentaba a los representantes de El Agwi para que diera concesiones indebidas, injustas, con perjuicio de toda la nación, y yo no podía hacer tal cosa, señores no he podido hacerlo. Estimo a mi amigo Rafael Zubaran; pero vuelvo a repetir: por encima de los intereses míos particulares y de mi familia, están los de la nación. No hace mucho tiempo que estuve yo en un acuerdo presidencial, cuando se presentó el licenciado Zubaran, y quería allí arrancarnos un acuerdo al presidente y a mí, sorprendiendo al presidente de la República. Yo manifesté entonces que si es cierto que había firmado un escrito al juez de distrito, en que manifiesta que el señor Cárdenas es copropietario de un predio enclavado en el rancho de Juan Felipe, era porque no había leído el informe; pero que yo estudiaría con todo detenimiento el asunto, y que si tenía el señor Zubaran razón, no necesitaba recurrir a las antesalas presidenciales. Señores: Yo le daría amplia y completa justicia. El Señor Zubaran había sido recibido en el Ministerio de Industria con las puertas abiertas, sin antesalas de ninguna especie; se les concedía todo lo que solicitaba; pero cuando se trata de perjudicar a la nación, no podía permitir, y no sabía cómo el señor Zubaran acudía a las antesalas presidenciales después de haber abandonado el Ministerio de esa manera como abandonó. ¡Ah, señor Barón Obregón, andaba con don Manuel Calero Sierra! Es verdad, ando con todos los abogados de los condueños de Juan Felipe; ando con el abogado de los señores Lescher y Martínez, ando con el abogado de la Sinclair, con los abogados de todo el mundo; a mí no me importan credos; pero no me diréis que un hermano mío o amigos con quienes he tenido mi bufete abierto, van a hacer negocios a la Secretaría de Industria y Comercio.

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: Eso no lo digo yo.

El C. secretario de Industria y Comercio: ¿Pues quién lo dice?

El C. Barón Obregón: No lo digo yo.

El C. Secretario de Industria y Comercio: Ah, claro, como que no tenéis derecho a decirlo. (Aplausos en las galerías. Campanilla.)

El C. Barón Obregón: Pues claro que no.

El C. secretario de Industria y Comercio: Contestaré al interrogatorio del señor Barón Obregón. La primera pregunta ha quedado contestada.

"¿Ha observado en todos los casos de otorgamiento de permisos las disposiciones del decreto de 8 de agosto de 1918?"

Siempre supuesto que las ejecutorias de la Suprema Corte de Justicia ya han declarado que son ley esos decretos expedidos por el régimen del señor Carranza.

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: Una

interrupción, señor secretario, con permiso de la Presidencia.

El C. secretario de Industria y Comercio: No puede estarme interrumpiendo a cada momento....

El C. Barón Obregón: He demostrado que no ha obrado usted de acuerdo con el decreto. (Siseos de las galerías.)

El C. secretario de Industria y Comercio: Pues después habla usted, señor.

El C. presidente: se suplica al ciudadano diputado Barón Obregón guarde silencio y no interrumpa al orador. (Campanilla.)

El C. secretario de Industria y Comercio, continuado: "¿La Secretaría de Industria se ha creído investida en facultades extraordinarias para revocar o modificar algunos artículos del Código Civil del Distrito Federal relativos a la mancomunidad, gestión necesaria de negocios, prohibiciones para contratar, etcétera, tal como lo ha hecho en virtud de los acuerdos de 29 de agosto y 10 de octubre?"

Ya lo he manifestado, señores diputados. ¡Ojalá que tuviésemos atribuciones para derogar esas antiguallas del Derecho Civil! ¿Pero si ya todas las corrientes vivas y modernas del derecho civil han tomado asiento glorioso, de orgullo y de triunfo en el artículo 27 de la Constitución, que ha reivindicado para la nación del subsuelo y todas sus riquezas! (Aplausos.) ¿Y todavía, señor Barón Obregón, hablar de los antiquísimos, de los antiquísimos preceptos del Derecho Civil! ¿Oh, señor Barón Obregón!

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: ¿Es el respeto a la ley!

El C. secretario de Industria y Comercio, continuando: ¿Pero si sobre la ley civil está la constitución de la República, están los intereses del país, está todo sobre esa antigualla del Derecho Civil...! No nos habléis de los antiquísimos preceptos de Derecho Civil; habladnos de otra cosa, señor Barón Obregón. ¿Eso no hace mucho tiempo lo dejamos atrás, como el Digesto y los Códigos Cesáreos y todas esas cosas imposibles de una Cámara revolucionaria! ¡Eso ya no lo podemos tolerar, señor Barón Obregón!

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: ¿El respeto a la ley siempre debe imperar!

El C. Guzmán Martín Luis: ¿Moción de orden! Con perdón del señor secretario de Industria y Comercio. Atendiendo a un llamado anticonstitucional de la Cámara de Diputados. (Siseos.) Atendiendo a un llamado anticonstitucional de la Cámara de Diputados -y el que no esté de acuerdo que lea el artículo respectivo de la Constitución - atendiendo a un llamado anticonstitucional, el señor secretario de Industria y Comercio ha venido a informar a esta Cámara. Se encuentra el señor secretario de Industria y Comercio en nuestra casa como representante del Poder Ejecutivo. Creo yo, y todos han de estar de acuerdo conmigo, que lo menos que puede hacer esta Representación Nacional, ya que recibimos en nuestro seno a un representante de otro Poder, es obligar a las galerías a que guarden respeto al señor secretario de Industria y Comercio. De las galerías están saliendo voces irrespetuosas y ofensivas en contra del mismo....

El C. Altamirano Manlio Fabio: ¿Moción de orden! (Voces: ¿Moción de orden!)

El C. Guzmán Martín Luis: Estoy precisamente en moción de orden y ruego a la presidencia tenga la bondad de hacer efectivo el artículo del reglamento que estatuye en este caso de una manera terminante que se manden desalojar a las galerías a las personas que estén faltando al respeto, no al señor ministro, sino a la representación de que está investido como enviado del Poder Ejecutivo. (Aplausos.)

El C. Altamirano Manlio Fabio: ¡Moción de orden!

El C. presidente: Un momento. Precisamente en este momento la Presidencia daba instrucciones a la secretaría a fin de que leyera los artículos reglamentarios que se refieren a las galerías. Por tanto la secretaría va a dar lectura a los artículos 195 y 197 del Reglamento.

- El C. secretario Samayoa, leyendo:

"Articulo 195. Los concurrentes a las galerías se presentarán sin armas; guardarán respeto, silencio y compostura, y no tomarán parte en los debates con ninguna clase de demostración.

"Artículo 197. Los que perturben de cualquier modo el orden, serán despedidos de la galería en el mismo acto; pero si la falta fuese grave o importare delito, el presidente mandará detener al que la cometiere y consignarlo al juez competente."

El C. Altamirano Manlio Fabio: Otra moción de orden.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Altamirano para una moción de orden.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Estoy de acuerdo con la moción de orden de Martín Luis Guzmán, pero si de las galerías se han vertido palabras contra el señor ministro de Industria, Comercio y Trabajo, muy buen amigo mío, desde las galerías también, que no están integradas como lo están todos los días han partido palabras para los diputados que no están de acuerdo con el sentir del señor ministro de Industria y Comercio. (Aplausos.) Y si el señor Martín Luis Guzmán reclama respecto, como debemos tenerlo todos nosotros, por la amistad y por el cargo que desempeña el ciudadano ministro de Industria y Comercio, yo reclamo aquí también respecto, no para ningún ministro del Ejecutivo, sino para la representación Popular, para el pueblo mexicano que está aquí representando y que tiene derecho de hacer oír su voz por medio de Altamirano, por medio de Martín Luis Guzmán y por medio de cada uno de los que se sientan en estas curules. (Aplausos.)

El C. secretario de Industria, continuando: La cuarta pregunta del señor diputado Barón Obregón dice lo siguiente: "Si la Secretaría de Industria ha considerado el subsuelo de Juan Felipe como de propiedad de la nación, ¿por qué no se tramitaron hasta de terminación los denuncios de los condueños hechos conforme el decreto de 8 de agosto de 1918?"

Yo agradezco profundamente al señor Barón Obregón la indicación que hace a la Secretaría de Industria y Comercio en beneficio de los intereses nacionales. Es muy de considerarse la indicación

del señor Barón Obregón: tan pronto como entren en explotación los pozos de la compañía petrolera a quien se le ha dicho que puede perforar esos pozos, además de la garantía que nuevamente tiene que exigir la nación, se le exigirá al señorío a que se refiere el señor Barón Obregón. De tal manera quedan satisfechos los deseos de su señoría. Así, ve palpablemente que yo sólo defiendo los intereses públicos y, vuelvo a repetir - porque no me cansaré de decirlo -, que nunca defiendo los intereses particulares de nadie.

El C. Puig Casauranc José Manuel, interrumpiendo: Para una interpelación me permito en señoría la palabra?

El C. secretario de Industria y Comercio: Sí, señor.

El C. Puig Casauranc José Manuel: La interpelación es interesante, señores diputados. El señor presidente de la República, cuando una comisión de esta Cámara se presentó ante él para pedirle explicaciones en el caso de Juan Felipe, nos convenció, a la mayor parte de los miembros de la comisión, de que eran justificados dos permisos, por las siguientes razones: Nos dijo el señor presidente de la República: "La nación se halla ante una enorme crisis de producción petrolera. Los impuestos por derechos de exportación han bajado en modo alarmante; en sólo el último bimestre ha habido una disminución de once millones de pesos. Junto con esta situación crítica se enfrenta al país el grave compromiso internacional que significan los convenios Lamont - De la Huerta, y entonces el Gobierno ha tenido imperiosa y absoluta necesidad de favorecer la exportación de petróleo y de dar toda clase de facilidades para que exista nueva producción. Como la zona codiciada en estos momentos, como la cuenca petrolífera que más producción tiene en la actualidad Juan Felipe, el Ejecutivo permitirá la perforación de pozos petroleros en Juan Felipe; pero para proteger a los derechosos que no han venido sus pesos primitivos, el Gobierno de la República ha encontrado un medio original de hacerlos accionistas a fuerza". Estas fueron palabras textuales del señor presidente. Le preguntamos entonces: ¿Como va usted a hacer accionistas a los derechosos no representantes en el setenta y cinco por ciento de las compañías que perforen? Y nos dijo: la compañía podrá explotar petróleo y exportar el setenta y cinco por ciento, y el veinticinco por ciento restante se distribuirá entre los derechosos que no han cedido sus pesos primitivos. El procedimiento es de tal manera generoso y hábil, que tenemos que estar convencidos; ¿pero por qué en este contrato que ha firmado la Secretaría de Industria y Comercio no se expresó clara y terminantemente que iban a protegerse los derechos de los tenedores de pesos primitivos que aún los conservarán? No me interesan los derechos de Lescher y Martínez. Este asunto es para mi absolutamente desagradable, porque es una cuestión de odioso coyoteo de ambos lados; tan odioso es para mí Lescher y Martínez, como lo es la Huasteca Petroleum Company. Los que conocemos aquella región sabemos que el superficiario, el legítimo derechoso casi siempre es estafado; por lo mismo, no puedo sentir indignación por que se den o no derechos a Lescher y Martínez, que no se distinguen de los coyotes de la Huasteca sino en que aquéllos son coyotes millonarios y éstos son coyotes infelices que están tratando de hacerse millonarios; esta es la verdad, señores. (Aplausos.) El objeto de mi interpelación -explicado que la mayoría de la comisión que fue a interpelar al presidente se convenció de que había la mejor intención, la mejor buena fe, y un verdadero patriotismo en el acuerdo presidencial - es este: ¿Tendría usted inconveniente, señor ministro de Industria, para satisfacer a los desheredados, a los que no se han dejado robar aún sus pesos primitivos, en que existiera esta cláusula terminante en el contrato?

El C. secretario de Industria y Comercio: Ningún inconveniente tiene la Secretaría de Industria y Comercio en atender a vuestras muy atinadas y humanitarias indicaciones; así se hará, señor diputado. Debo manifestar a su señoría que la nación ha tenido un empeño especial en que se hagan dos depósitos: primero antes de conceder los permisos para perforar, y otro al brotar el primer pozo de petróleo. Se vigilará, entonces, por los intereses de los pobres y de los desheredados. Yo felicito a su señoría por la muy atinada y muy humanitaria indicación que se ha servido hacer. (Voces: ¡Eso es lo práctico! ¡Eso es lo que queremos!)

"¿Por qué precisamente a la Huasteca Petroleum Company, que desconoce los derechos de la nación sobre el subsuelo, se le dan concesiones gratuitas de ese mismo subsuelo?"

Ya he manifestado que la Huasteca no explotará si no es exigiéndole el señorío correspondiente a los depósitos requeridos por la nación, además de los impuestos que exigirá a su debido tiempo la Secretaria de Hacienda.

"¿Si el ciudadano ministro tenía tanto empeño en el desarrollo del subsuelo de Juan Felipe, por qué dejó perder siete meses, en cuyo lapso estaban empeñosamente tratando ante la Secretaría, el condueñazgo de Juan Felipe, los señores Lescher y Martínez y muchos otros condueños, de obtener permisos para perforar más de veinte pozos de petróleo en Juan Felipe?"

Señor Barón Obregón: Se perdió todo ese lapso de tiempo por aquellos antiquísimos preceptos del Derecho Civil, y en realidad yo supe de la existencia de los señores Lescher y Martínez y de los señores del condueñazgo de Juan Felipe cuando la ya Huasteca había comenzado a tratar este asunto. En realidad este asunto comenzó a tratarse desde el mes de junio último, en que llegó de Nueva York una carta del señor Doheny dirigida al presidente de la República y otra a mí, en que trataba este asunto. Desde ese momento la Secretaría de Industria y Comercio, viendo que podía explotarse un fundo petrolífero en la región de la Huasteca, que podía ser productivo para la nación, desde entonces tuvo empeño especial en que se concedieran esos permisos. No sabíamos nosotros de la existencia de otros condueños; tan pronto como lo supe, inmediatamente y precisamente para evitar toda maledicencia y para evitar lo que se ha dicho aquí respecto a que había un monopolio, se

indicó a todos que tenían derecho a perforar dentro del predio de Juan Felipe llenando los requisitos especiales a que se refiere el acuerdo presidencial de 17 de octubre último.

Voy a contestar la octava pregunta, señor Barón Obregón.

"¿Tiene conocimiento el señor ministro que las compañías La Corona, La Mexicana Gulf, la Internacional, la Sinclair, las del Agwi, la Texas, la Transcontinental y la Atlantic, que son todas compañías serias, que tienen oleoductos, estaciones de bombas y campamentos en la misma región de Juan Felipe, no tienen actualmente petróleo bastante para mantener en actividad todo ese sistema costosísimo de transporte de petróleo?"

Ignoro la pregunta señores diputados.

"¿Cree el señor ministro honradamente que pueda la Huasteca sacar de Juan Felipe ella sola el petróleo que están dispuestos a sacar todas las demás compañías, muchas de las cuales ya tenían grandes contratos firmados para transportar el petróleo de los condueños?"

Todo mundo puede perforar en la Hacienda de Juan Felipe. Ya he dicho las condiciones e inmediatamente se concederán los permisos para que perforen en el acto.

"¿Sabe el señor ministro que colindando con Juan Felipe existe un campo petrolero que la Huasteca Petroleum Co. viene explotando con gran éxito desde hace muchos años (Cerro Azul)?"

Sí lo sé.

"¿Sabe el señor ministro que, según los estudios geológicos de todas las compañías petroleras y conforme a los planos preparados por la Secretaría de Industria se considera que Juan Felipe y Cerro Azul forman un solo yacimiento petrolífero y que, por consiguiente, todo el petróleo contenido en el subsuelo de Juan Felipe puede ser sacado por los pozos de Cerro Azul?"

No podría contestar esa pregunta; no tengo conocimiento sobre ello.

"¿Sabe el señor ministro que la Huasteca Petroleum Co. no paga ni un sólo centavo de señorío a nadie, y menos al Gobierno, por el petróleo que ha extraído y está extrayendo por Cerro Azul?"

Creo que tiene razón.

"¿Se ha dado cuenta el señor ministro de que al sacar la Huasteca Petroleum Co. petróleo por Juan Felipe, conforme con los nuevos permisos que se le han otorgado, tiene que pagar por cada barril de petróleo que extraiga, suponiendo que tenga el 75 por ciento de los derechos totales de la hacienda, un 35 por ciento de señorío, o sea un 25 por ciento a los condueños que no contrataron con ella y un 10 por ciento a los condueños que con ella contrataron?"

Ignoro por completo esta pregunta.

"¿Sabe el señor ministro que la Huasteca Petroleum Co. y todas las compañías de Doheny tienen por lema no pagar nunca a nadie ni un sólo centavo de señorío?"

Ignoro la pregunta, señor Barón Obregón. Ya he repetido que estoy dispuesto a hacer que la Huasteca pague el señorío a que se refirió el señor Barón Obregón.

"¿Tiene noticia el señor ministro de que la Huasteca o alguna de sus compañías filiales haya pagado alguna vez, aunque fuera un sólo centavo de señorío?"

Como lo anterior.

"¿Sabe el señor ministro que la Huasteca perforó en Juan Felipe un pozo en el año de 1911, denominado de la Cañada, el cual resultó de gran producción, según el mismo señor Doheny informó oficialmente a los accionistas de sus compañías?"

Ignoro por completo la pregunta.

"¿Sabe el señor ministro, como es público y notorio y como últimamente lo declaró el señor Doheny en el órgano oficial de la Bolsa de Nueva York, que la Huasteca Petroleum Co. nunca a querido explotar dicho pozo, a pesar de tener gran producción?"

Ignoro también la pregunta, señor Barón Obregón.

"¿Sabe el señor ministro por qué la Huasteca no ha explotado ese pozo durante tanto tiempo y si explotaba a toda capacidad sus pozos de Cerro Azul?"

También ignoro la pregunta.

"¿Qué el señor ministro no ha entendido que lo que la Huasteca desea con su depósito de tres millones y sus nuevos permisos, es únicamente proteger sus pozos de Cerro Azul, evitando con una simulada e insignificante explotación en Juan Felipe el que otras compañías interesadas, puedan sacar por Juan Felipe el petróleo que la Huasteca está sacando por Cerro Azul?"

Señores diputados: Ustedes, vosotros, mejor dicho, habéis oído el discurso del señor Barón Obregón: manifestó en el seno de esta Asamblea que tan pronto como la Secretaría de Industria y Comercio les concedió los nuevos permisos para perforar en el predio de Juan Felipe, inmediatamente se oyeron sonar trágicamente los silbatos de las bombas de los que desean perforar, sino únicamente proteger su campamento de Cerro Azul, cómo ha llevado allí su maquinaria para inmediatamente comenzar a trabajar y a buscar petróleo, cuando bien sabido es por todos vosotros qué costosa es esa maquinaria y cuántos gastos tienen que erogar esas compañías? (Siseos. Murmullos.)

El C. Guzmán Martín Luis, interrumpiendo: Para una moción de orden. Hago constar que en aquel palco hay una copia del interrogatorio, que se está cotejando cuando el señor ministro de Industria lee cada una de las preguntas.

El C. Barón Obregón: Yo he dado esas copias. (Voces: ¡Y son extranjeros!)

El C. secretario de Industria y Comercio: De todos lados hay extranjeros, en un lado y en otro y todos están amparados por mexicanos. (Desorden. Campanilla.)

"Sabe el señor ministro que por acuerdo expreso del C. presidente de la República, general don Alvaro Obregón, la Secretaría de Industria concedió a los señores Nelson y De Alba, representantes de varios condueños, permiso para perforar diez posos de petróleo en la hacienda "proindivisa" de Toteco, y de la Suprema Corte de Justicia no permitió que esos permisos fueran suspendidos?"

Sí lo sé.

"¿Qué no sabe el señor ministro que el

otorgamiento de esos permisos a los condueños de Toteco y las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia, de que no fueran suspendidos, hizo pensar a los directores de la Huasteca Petroleum Co., en que así como se de habían concedido permisos a los condueños de Toteco, podía el ciudadano presidente conceder permisos a los condueños de Juan Felipe, y esto equivaldría a que sus pozos de Cerro Azul quedaran sin protección?"

Lo ignoro.

"¿Qué no se ha dado cuenta el señor ministro que a la Huasteca Petroleum Co. le convenía más depositar no sólo tres millones de pesos, sino hasta el doble o el triple de esa cantidad, con tal de evitar que se le concedieran permisos de perforar a los condueños de Juan Felipe, como se les había concedido a los condueños de Toteco?"

Se puso esa cantidad de tres millones, para que todos tuviesen al alcance de esa cantidad y pudiesen perforar en el predio de Juan Felipe. Mayor cantidad hubiera sido imposible y entonces, tal vez, se hubiera creído que se trataba de un monopolio.

"¿Que no sabe el señor ministro que el señor Doheny envió expresamente a sus abogados de Nueva York, señores Emilio Cervi y Manuel Calero Sierra, a gestionar cerca del Gobierno la expedición de los acuerdos de 29 de agosto y 10 de octubre, en que se apoyan los actuales permisos de la Huasteca?"

Sí lo sé, señor Barón Obregón. El señor Doheny envió al señor Cervi (?) y al señor Manuel Calero a tratar con el presidente de la República y con el secretario de Industria y Comercio los permisos a que se refiere este interrogatorio.

"Para terminar, señor ministro, sólo cuatro preguntas más: ¿Sabe usted que en la Secretaría de Industria existe un acuerdo presidencial, de marzo de 1919, por medio del cual se ordenó a la Secretaría de Industria que, en vista de las numerosa quejas presentadas por los vecinos de Chiconcillo, se apercibiese al señor William Green, gerente de la Huasteca Petroleum Co. en Tampico, que si persistía en continuar sus numerosos atropellos a la propiedad privada y seguía siendo tan irrespetuoso a las leyes mexicanas, como lo era, se le aplicaría el artículo 33 de la Constitución, como extranjero pernicioso, para reprimir sus desmanes?"

Lo ignoro por completo.

"¿Sabe el señor ministro si el señor Green obedece la prevención que se le hizo?"

Lo ignoro por completo. Únicamente sé que varias se siguen quejando, y entre ellas vuestra señoría.

"¿Que no han llegado a oídos del señor ministro los continuos y numerosos atropellos que ha cometido el señor Green en Juan Felipe contra los vecinos de la congregación y las autoridades judiciales? ¿Qué no sabe que el señor Green mandó cerrar todos loa caminos públicos que conducen a Juan Felipe, para que sólo pudieran entrar y salir de la congregación los que tuvieran pase de él? ¿Qué no sabe usted que los vecinos se han dirigido repetidas veces a las autoridades del Estado, a la Secretaría de Gobernación y al ciudadano presidente de la República? ¿Qué no sabe usted que Green ordenó arrojar por la fuerza a los condueños que no le eran adictos, como el señor Cárdenas, habiéndose cometido por orden de Green los delitos de asalto, incendio y robo? ¿Qué no sabe usted que al ir al Juzgado de Primera Instancia de Tuxpan a investigar esos delitos, no puedo llevar a cabo sus investigaciones por que encontraron a Green rodeado de más de doscientos hombres armados, que se mofaron del juez y lo amenazaron gravemente? ¿Qué no sabe usted que por orden de Green un capataz de nombre Ventura Calderón hirió gravemente y atropelló con hombres armados al señor Ernesto de la Rosa por el único delito de haber transitado por un camino vecinal de Juan Felipe sin pase al señor Green?"

Algunas cosas de estas sé, porque han llegado a conocimiento de la Secretaría de Industria y Comercio; otras muchas las ignoro por completo."

"¿No cree usted, señor secretario, que después de todas estas interpelaciones y las explicaciones que ha dado a esta honorable Asamblea, se desprende de una manera palpable, que usted ha sido engañado por ciertos elementos del personal técnico de su Secretaría, y que ese engaño se a trasmitido al ciudadano presidente de la República al presentarle el famoso decreto de 10 de octubre para su firma, y que el propio presidente, que ha delegado sus facultades en usted y que carece de personal técnico de que usted dispone, y que por sus muchas ocupaciones no está capacitado para juzgar sobre la improcedencia constitucional de los puntos que contiene el citado decreto, como usted sí debe estarlo, ha firmado engañado éste en este caso por el ciudadano secretario de Industria, Comercio y Trabajo, que es en quien están delegadas las responsabilidades de la buena marcha de esa Secretaría?"

Debo manifestar a la última pregunta del larguísimo interrogatorio del señor Barón Obregón, que no he sido engañado por el personal técnico del Departamento del Petróleo; el único responsable de este asunto es el ciudadano que tiene el honor de dirigirnos la palabra: ni el presidente de la República ni los empleados inferiores; he tratado directamente este asunto con el presidente de la República, él y yo lo hemos acordado de conformidad ambas partes; pero, repito, yo soy el único responsable y estoy dispuesto a asumir todas esas responsabilidades. Quedan de tal manera satisfechas todas las preguntas que se ha servido dirigirme el señor Barón Obregón. (Aplausos.)

El C. Barón Obregón: Pido la palabra.

El C. presidente: ¿Con qué objeto?

El C. Barón Obregón: Con objeto de hacer algunas aclaraciones.

El C. presidente: Entonces se le concede la palabra al ciudadano Cisneros Canto, que ya la tenía pedida con anterioridad.

El C. Cisneros Canto: Ciudadanos diputados: No vengo a la tribuna a defender a ninguna de las compañías petroleras que se disputan el dominio en el predio de Juan Felipe; vengo sólo a levantar la palabra en defensa del licenciado Víctor Rendón Ponce, que fue mi condiscípulo en la Escuela de Jurisprudencia, de Yucatán , y quien me consta que es hombre perfectamente honorable, sobre quien no pueden caer todas esas bajas

calumnias de que se ha hecho eco el señor Barón Obregón. Voy a dirigirme a él para interpelarlo, porque acaba de hacer graves imputaciones a la reputación de un hombre perfectamente honorable, como lo es el señor Rendón Ponce, para que me diga - porque un caballero como lo es usted, señor Barón Obregón, no puede hacer imputaciones a nadie sin tener las bases, las pruebas suficientes -, decía que lo interpelo para que me diga cuáles son las pruebas de esos actos de venalidad que usted aplica al señor Rendón.

El C. Barón Obregón: Con permiso de la Presidencia voy a contestar. Cuando me referí al caso del señor Rendón y de Prieto Souza, dije que era de dominio público, porque esta escrito en la prensa - ya lo han leído todos ustedes, o la mayoría por lo menos - un artículo, en el que se hacen graves imputaciones a los señores Víctor Rendón e ingeniero Prieto Souza, imputaciones que trascienden desde luego relacionadas con los cargos que al ciudadano secretario de Industria y Comercio fueron a hacerle los representantes de los condueñazgos y los señores Lescher y Martínez. Estos cargos que ellos hicieron a los señores Rendón y Prieto Souza -no yo, porque ya he declarado desde esa tribuna en el sentido de que fue una declaración de otras personas -, esos cargos que les hicieron motivaron que el ciudadano Alessio Robles, secretario de Industria y Comercio, cesara en sus empleos a los mencionados señores; pero que me extrañaba - y eso sí lo dije yo como una aclaración mía - que ahora el señor Rendón fuera jefe del Departamento Jurídico de la misma Secretaría, dada la magnitud de los cargos que le habían hecho los señores indicados.

El C. secretario de Industria y Comercio: ¿Me permite una interpelación?

El C. Cisneros Canto, continuando: Entonces, de lo que dice el señor diputado Obregón he sacado la consecuencia de que no tiene absolutamente ningún fundamento más que los díceres de los interesados en esta cuestión.

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: ¡Ya lo he dicho, señor!

El C. Cisneros Canto, continuando: Pues no se pueden hacer cargos en esa forma contra la reputación de un individuo como el señor Rendón, que es perfectamente honorable, porque cuando se hacen cargos de esa naturaleza, hay que traer las pruebas de ellos. Me voy a permitir interpelar a su señoría el secretario de Industria y Comercio para que me diga cuáles son los motivos por los que este señor paso, de la Sección de Petróleo a la de Abogados Consultores.

El C. secretario de Industria y Comercio: Para hablar con toda verdad y con toda sinceridad, como acostumbro hacerlo siempre, debo manifestar que en repetidas ocasiones tuve quejas de que el señor Víctor Rendón trataba con poca cortesía a las personas que iban a tratar asuntos de petróleo, pero jamás ninguna persona me manifestó que el señor Víctor Rendón traficase con los asuntos de petróleo. Al contrario, me consta que el señor Víctor Rendón, hijo de Serapio Rendón, de una víctima del huertismo, es un joven perfectamente honorable, laborioso y entregado al ejercicio de su profesión. Por el motivo que he indicado me vi precisado a removerlo del puesto que tenía y en lugar del abogado consultor del Departamento de Petróleo, lo nombre jefe del Departamento Jurídico, puesto que desempeña con toda honradez, con toda eficacia y con toda probidad. (Aplausos.)

El C. Cisneros Canto. continuando: Entonces, señores diputados, queda demostrado que no tiene ningún fundamento la imputación dolosa que el señor diputado Obregón ha hecho al licenciado Víctor Rendón Ponce.

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: Yo no la he hecho.

El C. Cisneros Canto: Compañeros, no debe usted hacerse eco de esas cosas que son graves, ya que se refieren a la reputación de un hombre. Por otra parte, creo que el señor Barón Obregón absolutamente no tiene ningún derecho de hacer imputaciones de esa naturaleza cuando todo el mundo sabe, lo hemos visto desde aquí, que cuando el ministro leía las interpelaciones en esta tribuna, estaba un agente de Zubaran con las copias del interrogatorio mirando si estaban de acuerdo con lo que iba respondiendo el señor ministro. (Aplausos.) Por eso creo que ha sido usted un instrumento de Zubaran en estas maniobras. (Aplausos.)

El C. Malváez: Las copias estaban traducidas al inglés.

El C. Cisneros Canto: Usted señor Barón Obregón, conoce perfectamente los intereses de dicho señor en asuntos petroleros. Usted citó una carta de Lescher y Martínez, en que hacía una imputación al señor licenciado Víctor Rendón Ponce.

El C. Barón Obregón: Por la prensa se hizo.

El C. Cisneros Canto: Usted dijo que traía una carta firmada.

El C. Barón Obregón: No, señor.

El C. Cisneros: Se puede comprobar mi afirmativa por la versión taquigráfica Tengo que decir algunas palabras respecto a ese contrato, respecto a esos presuntos derechos de los señores Lescher y Martínez, porque estos asuntos son los que están moviendo este asunto, junto con la Agwi.

Los señores Lescher y Martínez acudieron a la Secretaría de Industria y Comercio solicitando permiso para perforar catorce pozos en el predio de Juan Felipe y para acreditar sus derechos presentaron cinco escrituras otorgadas ante el juez municipal del pueblo de Ozuluama, Estado de Veracruz; en la primera de esas escrituras, los señores Lescher y Martínez comprobaron únicamente haber adquirido de un señor Clicerio Avendaño, que se dice condueño de esas tierras, los derechos reales correspondientes a treinta y tres centavos del valor primitivo del predio de Juan Felipe. Todas las escrituras se retiraron el 14 de febrero del presente año. El propio Clicerio Avendaño, sin comprobar su personalidad como representante, sin comprobar su personalidad, como representante de la que dijo ser su madre, donó a la misma sociedad Lescher y Martínez una cantidad correspondiente a cincuenta y cinco centavos y un cuarto de centavo, de los primitivos sobre el predio de Juan Felipe, y luego, en otra escritura, unos once pesos cincuenta centavos. Todas esas escrituras comprueban, sencillamente, que los señores Lescher y Martínez solamente habían

adquirido -admitiendo que no fueran legales los derechos - doce pesos treinta y nueve centavos, y como el valor de este predio es de dos mil quinientos pesos, resulta que solamente habían adquirido doce pesos cincuenta centavos. Y como la ley exige, para que se pueda conceder el derecho de perforar en Juan Felipe, que se tenga adquirido cuando menos el setenta y cinco por ciento de los derechos del fundo, resulta que estos señores Lescher y Martínez no tenían base para que se les hiciera esa concesión. En esa virtud, el licenciado Rendón opinó que se les negara el permiso, como efectivamente se hizo. (Murmullos.) Y en el mismo sentido en que el señor Víctor Rendón Ponce opinó contra Lescher y Martínez, también opinó cuando se trató de la Huasteca Petroleum. El señor Rendón opinó en esta forma, fundándose exclusivamente en los preceptos del Derecho Civil. (Murmullos.)

El C. presidente: Se ruega a los señores diputados ocupen sus curules y presten atención al orador.

El C. Cisneros Canto, continuando: Decía yo que el señor licenciado Rendón cuando la Huasteca Petroleum pidió autorización para perforar en el fundo de Juan Felipe, rindió un dictamen negando ese permiso. Contra está resolución del señor abogado consultor, la Presidencia de la República, fundándose en altos principios de Derecho Público que han sido expuestos aquí por el compañero Puig y Casauranc, y en necesidades sociales, convino en que se permitiera la perforación en ese fundo a todos los que manifestaran tener derecho sobre él, siempre que esos derechos fueran el setenta y cinco por ciento, garantizándose en la forma en que lo ha dicho el señor ministro de Industria y Comercio.

El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: Moción de orden, señor presidente, con permiso del señor orador. He pedido la palabra para una moción de orden porque, fundado en el Reglamento, el compañero Barón Obregón y los que con él han estado en este asunto, han provocado esta discusión enteramente inusitada, fuera completamente de orden y de las facultades de la Cámara. El Reglamento autoriza a la Cámara para llamar a un secretario de Estado, pero cuando hay algo a discusión, cuando hay una ley o un presupuesto o algo que está dentro de la facultad de la Cámara. (Aplausos.) Como no hay sino una maniobra verdaderamente sucia, algo que ha venido a sorprender a la Representación Nacional..... (Aplausos.) y como, por otra parte, el mismo compañero Barón Obregón, a quien creo honrado, se va a convencer de lo que hay detrás de esto, juzgo absolutamente indispensable que se ponga punto final a esta indebida discusión, de la que ya se ha agotado la materia, puesto que el señor ministro acudió al llamado de la Cámara y contestó las interpelaciones concretas del señor Barón Obregón, no obstante estar esto en contra del Reglamento y en contra del Derecho consuetudinario nacional, porque han venido ministros sólo cuando está algo a discusión, no cuando por sorpresa, sin precedente, ni tener nada a discusión, se llama a un secretario de Estado para que informe d tales a cuales asuntos, que sirven de pretexto a maniobras políticas. (Aplausos.) Sostengo que el compañero Barón Obregón, Azueta y toda diputación Veracruzana, saldrán airosos de este asunto poniéndole punto final, viniendo por los fueros de esos indios, de esos desamparados a quienes el secretario de Industria y Comercio está dispuesto a proteger y a quienes el compañero Puig y Casauranc atinadísimamente pidió que se les tomara en consideración, viniendo por los fueros de ellos en otra ocasión propicia y no validos de una maniobra política, de una maniobra mercantil, a lo Zubaran. (Aplausos.)

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: Protesto enérgicamente.

El C. Prieto Laurens, continuando: Conste, señores diputados, que yo juzgo que el compañero Barón Obregón y el compañero Azueta son absolutamente honorables; que no son ellos los autores de esta maniobra; pero ellos, en su afán de servir a su distrito; pero ellos, en su afán de cumplir con su deber; pero ellos, con el deseo de defender a los desamparados, han tenido que acudir -como me lo ha confesado el compañero Azueta momentos antes, en aquella curul - al despacho del licenciado Monges, socio de Rafael Zubaran. (Aplausos nutridos.)

El C. Azueta: ¡Pido la palabra! ¡Pido la palabra! ¿Pido la palabra! (Desorden. Campanilla.)

El C. Barón Obregón: ¡Sí, es cierto!....

El C. Prieto Laurens: (No he terminado. Ellos me lo están comprobando, asintiendo en forma bastante clara, bastante terminante, para que sean ellos los primeros en ponerle punto final a este asunto. Sabed, pues, que detrás de esta cuestión, que detrás de esta interpelación, que detrás de este acto inconstitucional -no anticonstitucional -, inconstitucional por completo, detrás de esto está un digno representante de Zubaran y un digno representante de intereses tan mezquinos, tan malvados, como son los de la Huasteca y como son los del Agwi. Iguales unos y otros. (Aplausos.) Y, por último, señores diputados, ya lo ha dicho Puig y Casauranc atinadamente: Tan huele a petróleo el pro como el contra. Tan huelen a petróleo la Huasteca o El Agwi, como ese Cárdenas que, aparentemente, es un desamparado; y junto con todas estas cuestiones se han mezclado la verdad y la perfidia: ha habido un acto de nobleza del compañero Barón Obregón en defensa de su distrito y en defensa de sus representados; pero junto a la picardía, señores, se revuelve la verdad y la pureza y la defensa de los derechos patrios y la defensa del proletariado; se mezclan aquí, con las negociaciones de bolsa, más o menos hábiles de los Zubaran, los abogados del Agwi y de todos los coyotes internacionales. Es, pues, necesario que la Cámara sepa cumplir con su deber: que le ponga punto final a este asunto, porque no hay de momento ninguna ley a debate y, por consiguiente, no hay razón para estas interpelaciones, y porque en su oportunidad podremos poner los puntos sobre las íes. El Reglamento nos manda que se ponga punto final a este asunto. (Aplausos ruidosos.)

El C. Malváez: Moción de orden. (Desorden.)

El C. presidente: la Presidencia va a responder a la moción de orden del ciudadano Prieto Laurens, porque la cree pertinente. La Cámara,

realmente, en este caso, no ha tenido facultades para hacer este llamado; (Murmullos.) pero como, de cualquiera manera, el acuerdo está tomado y la Presidencia no puede, así como quiera, revocar ese acuerdo, esta misma Presidencia se permite consultar a la Asamblea si continúa o no este debate.

El C. Altamirano Manlio Fabio: ¡Moción de orden! (Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: Suplico atentamente a la Secretaría que haga esta pregunta.

El C. Manrique: ¡Moción de orden!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Altamirano para moción de orden.

El C. Altamirano: Mis nervios ya no han podido resistir, y valido del subterfugio de las mociones de orden, he venido a esta tribuna. No estoy conforme con que termine el debate.

El C. presidente: Con mucha pena manifiesto al ciudadano diputado Altamirano que no se le podrá conceder la palabra sino para el objeto que la pidió.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Sí, señor; haré uso de la palabra..... (Desorden.)

El C. presidente: El compañero Altamirano ha pedido la palabra para moción de orden, y honradamente ha confesado que no hay tal moción de orden. En tal virtud, harán uso de la palabra los oradores a quienes corresponda el turno.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Así como hace un momento dije que no tenía moción de orden que hacer, ahora digo que sí voy hacer una moción de orden. (Gritos: ¡Sí! ¡No!)

El C. presidente: ¿Qué artículo del Reglamento se está violando? Señale usted el artículo.

El C. Altamirano Manlio Fabio: No puedo señalarlo. Es la primera vez que el señor presidente exige que se señale el artículo que se está violando. ¿Por qué ahora se le ocurre al presidente exigir que se cite el artículo violado, cuando antes no se le había ocurrido? De modo que no cito el artículo y pido la palabra y hago uso de la palabra para moción de orden. Señores diputados en este debate.....

El C. presidente: ¿Es realmente para una moción de orden?

El C. Altamirano Manlio Fabio: Sí es realmente, señor. (Risas.) Igual que la de Prieto. Señores diputados: Como el señor compañero Prieto pidió la palabra para una moción de orden y propuso que se terminara este debate, y como lleva visos de prosperar esa proposición, yo he pedido la palabra para oponerme terminantemente a eso en una moción de orden, si lo quiere el señor presidente de está Cámara, porque no estoy conforme con que después de haberse iniciado un debate en que la nación, una parte de la nación (Risas. Voces: ¡Huy! ¡Huy!) está abriendo ojos desmesurados para auscultar el fondo de todas esas cuestiones que, como decía Prieto Laurens, trascienden a petróleo; en estos momentos en que nosotros -algunos de los diputados que no hemos jamás tramitado un solo asunto de petróleo - nos estamos quedando pasmados al ver tanta sinvergüenzada, al ver tantas cosas (Murmullos.) y deberíamos avergonzarnos y salir por esa puerta sin escucharlas; nosotros ahora, nosotros, el pueblo de la República representado, estoy seguro, por la mayoría de nosotros, exige que se hable hasta el final. (Aplausos.) ¿Que hay coyotes de una y otra parte? que se citen los nombres para que la nación los maldiga. (Aplausos.) Si hay algún diputado que sin saber cumplir con su deber y sin saber levantar muy alto el nombre del representante se encuentra mezclado y le brillan los ojos ante un puñado de aztecas, que se citen los nombres (Aplausos.) Sí, señores, necesitamos nosotros los que podemos aquí tremolar la bandera de la honradez, necesitamos que los que no están tan limpios aparezcan aquí, desde la más alta representación nacional, para que mañana el pueblo los señale con dedos de fuego. Sí, señores, no queremos quedar manchados muchos de nosotros con la mancha que tengan otros. ¿Por qué, por qué vamos a cargar nosotros, mañana que la prensa se deshaga en comentarios en este asunto, con el sambenito con que cargan los coyotes que están inmiscuídos en estos negocios de petróleo? No, señores, los que no olemos a petróleo pedimos que se hable hasta el final, Sí, Señores, y si hay coyoteo en el Ministerio de Industria, que se le diga al ministro para que corrija el mal. (Gritos en las galerías.)

El C. presidente: Se advierte a las galerías que deben abstenerse de hacer manifestaciones, porque de lo contrario se les mandará desalojar.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Muchas veces el mismo ministro no sabe si se coyotea en su Ministerio. El necesita pacientemente escuchar aquí todo lo que se diga para corregir, en honor de nuestro Gobierno, todo lo malo y podrido de su Ministerio, y nosotros necesitamos escuchar la verdad hasta el final. Yo como veracruzano no sé los negocios de petróleo que se están ventilando; pero si se que la Huasteca Petroleum Company es una maldición en la Huasteca veracruzana. (Aplausos.) Sí, señores, sé que allí se compra al notario, y el notario se vende; sé que allí se compra al juez, y el juez se deja comprar ; sé que se compra al Ministerio Público, y el Ministerio Público se deja comprar; esto lo sabemos todos nosotros. Pues bien, que lo sepa toda la nación , que lo sepa todo el mundo, para ver si es posible todavía poner el remedio a esa infamia, a esa desvergüenza y a esa falta de honradez. Sí, señores, que se hable hasta el final y yo, como veracruzano que no huele a petróleo, pido y exijo de mis compañeros por su honor que me apoyen y se siga hablando hasta el final para que se escuche la verdad absoluta y desnuda.

El C. González Garza: ¡Moción de orden!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Portes Gil.

El C. Portes Gil: Señores representantes: Me había hecho en un principio e firmísimo propósito de no tomar participación de ninguna especie en este debate - información que tanto nos ha preocupado, pero realmente los tremendos cargos que se han hecho en esta tribuna y, sobre todo, la serie de aseveraciones que de una y otra parte se han hecho también, me ha decidido a venir a tomar parte en este debate con el único y exclusivo objeto de emitir mi criterio verdaderamente libre, verdaderamente independiente en este asunto. Debo declarar desde luego que jamás he prestado servicios de ninguna especie a ninguna

compañía petrolera, que jamás he recibido emolumentos de ninguna compañía petrolera, que reconozco todas las manchas que tienen todas las compañías petroleras y, sobre todo, las extranjeras; que hay inmoralidad, puede decirse, en todas las compañías petroleras; que esa inmoralidad existe también en los otros grupos de coyotes que sin estar al servicio de compañías petroleras explotan también inicuamente, tanto como lo hacen las compañías petroleras, a esa pobre gente indígena, dueña de comunidades en la Huasteca, y que con esa misma iniquidad y con esa misma mala fe que las compañías petroleras, esos coyotes hacen negocios, en muchos casos fabulosos, y se ponen después también al servicio de las mismas compañías que al principio combatieron. Conozco, pues, todos los aspectos de la cuestión petrolera en lo que respecta a este punto. He observado muy de cerca todos los procedimientos de las compañías petroleras, así como los de los coyotes explotadores de las comunidades de indígenas, muchos de los cuales se encuentran en los palcos de esta Asamblea presenciando esta discusión y, naturalmente; tanto los representantes en esta Asamblea en las tribunas, como los representantes o, mejor dicho, los coyotes efectivos de las comunidades de indígenas, deben estar muy contentos de que nosotros nos hagamos pedazos poniendo en muy mal concepto el decoro del Gobierno de la Nación, y deben estar muy contentos ellos, digo, porque así logran mejor sus intenciones, porque así logran mejor sus explotaciones. Otra aseveración en la cual sí estoy absolutamente de acuerdo es esta: no creo que el señor ministro de Industria y Comercio, no creo tampoco que el señor subsecretario de Industria y Comercio se presten a coyoterías de ninguna especie; pero sí en la Secretaría de Industria y Comercio hay un nido de coyotes que paga el Gobierno y que cohechan las compañías petroleras. (Aplausos. Voces: ¡Nombres!) Permitidme que no dé nombres de ninguna especie, porque no soy afecto a estas cosas.

El C. secretario de Industria y Comercio: Suplico al señor Portes Gil... (Campanilla.)

El C. presidente: No se ha concedido la palabra al señor secretario de Industria y Comercio.

El C. secretario de Industria y Comercio: Pido perdón. ¿Me lo concede usted?.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. secretario de Industria y Comercio: Me permito suplicar al señor diputado Portes Gil se sirva dar los nombres de todos los coyotes que hay en la Secretaría de Industria y Comercio, en bien de la nación y para decoro del Gobierno, en el concepto de que serán cesados inmediatamente. (Aplausos.)

El C. Portes Gil: Ojalá hubiese venido preparado para este debate, pues con todo gusto le daría al señor secretario de Industria y Comercio los nombres de las personas que pertenecen al nido de coyotes de la Secretaría de Industria y Comercio; pero ofrezco al señor licenciado Alessio Robles, al honorable señor ministro, porque sí es honorable, que oportunamente le ministraré nombres de algunos de los que allí trafican con estas cuestiones. Esto mismo nos decía hace algunos momentos el señor Barón Obregón, cosa que no desmintió el señor licenciado Alessio Robles, que había cesado a uno o dos empleados, jefes de departamento, porque se les había acusado de tal o cual coyotaje; y desde el momento en que coyeteaban en la repetida Secretaría. Una sola presunción me basta para saber que en la Secretaría de Industria y Comercio existen coyotes y es ésta: La Secretaría de Industria y Comercio desde hace mucho tiempo, quizá desde que fue creada, ha venido adoleciendo de ciertos defectos en su personal, en alguna parte de su personal; no me refiero a todo y faltaría al honor y al respeto que me tengo al decir que todo el personal de esa Secretaría. Digo, la Secretaría de Industria y Comercio ha venido, a pesar de sus cambios de ministros, trayendo un lastre de personal que siempre ha coyoteado. Como el señor licenciado Alessio Robles no ha quitado a todo ese personal, indudable es que allí, sin conocerlo él, sin saberlo él, seguramente que existe alguno que otro coyote y que yo oportunamente señalaré el señor ministro Alessio Robles. Que no aparezca esta aseveración que hago como un ataque al señor licenciado Alessio Robles o al señor subsecretario de Industria y Comercio, en cuya honorabilidad tengo absoluta fe, de cuya honorabilidad jamás he dudado y sí he creído que son dos dignos representantes del Ejecutivo en la Secretaría de Industria y Comercio. Pero, es natural, ellos no pueden ahondar todos los bajos fondos: ellos no pueden percatarse de la conducta que sigan, ya no los jefes de departamento, sino los empleados, los mecanógrafos, que son en muchos casos los que se cohechan, que son en muchos casos los que dan informes, que son en muchos casos los que pueden dar el aviso ese a que se refirió el ciudadano Barón Obregón de que se había otorgado tal o cual concesión. Yo tengo la seguridad plena de que en muchos casos los jefes de departamento, y mucho menos el ministro y el subsecretario o el oficial mayor, se enteran de que el empleado Fulano o de que el taquígrafo Zutano a quien se le ha dictado un acuerdo, no va a venderlo por cien o doscientos dólares, como es muy acostumbrado en todas las secretarías de Estado. En consecuencia, que no aparezca esta aseveración como un ataque al señor secretario de Industria y Comercio. Yo ya he dicho que creo en la honorabilidad del señor secretario de Industria y Comercio y que tengo absoluta fe en que es un hombre honrado a carta cabal. He venido, conciudadanos , a tratar este asunto exclusivamente desde el punto de vista legal. Como aquí se está poniendo en tela de juicio la honradez del Ejecutivo... (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Barón Obregón: ¡No! Yo soy el primero en protestar por ello.

El C. Portes Gil, continuando: Pues no otra cosa es lo que se ha dicho aquí por algunos compañeros oradores, que sin tener el valor civil suficiente de decir: El Ejecutivo de la Unión; dicen: pues alguien que exista en la Secretaría de Industria. Que se tenga el valor suficiente para señalar quién es ese "alguien", que se diga quién es la persona responsable de tal o cual acto malo o perverso, pero que no se ponga aquí en tela de

juicio de la honorabilidad del Ejecutivo o los buenos procedimientos que hasta ahora, en concepto mío, han sido aceptados y reconocidos por casi toda la nación o, mejor dicho, por toda la nación, y digo que han sido aceptados y reconocidos como honrados los procedimientos del Ejecutivo, desde el momento que casi toda la República goza de una tranquilidad bastante considerable de que hacía muchos años no gozaba y, por otra parte, todos sabemos que la válvula principal de protesta contra los actos malos del Gobierno reside en las Cámaras de la Unión, y en las Cámaras de la Unión, hasta ahora, que yo sepa, no se ha levantado una sola voz de protesta en contra del Ejecutivo. Esta es la primera vez que, como decían algunos compañeros, inconstitucionalmente se llama a un secretario de Estado para que venga a informar sobre asuntos que no nos competen, óigase bien, sobre asuntos que legalmente no nos competen en forma alguna. El artículo relativo de la Constitución dice que la Cámara podrá llamar a los secretarios de Estado para que informen sobre asuntos que se estén tratando, leyes que se estén discutiendo, y la Cámara ni está discutiendo ley alguna, ni está tratando legalmente el asunto para que constitucionalmente le correspondiera llamar al secretario de Estado. Yo creo que inconstitucionalmente se ha llamado el representante del Ejecutivo, pero no soy tan radical que no convenga en que puede venir el representante del Ejecutivo a informar. La ley no lo prohibe; la opinión pública, que está representada en esta Asamblea por todos nosotros, reclama que un representante del Ejecutivo vengan a informar, y ese representante del ejecutivo está aquí informando; si no está esto dentro de la Constitución, tampoco la Constitución lo prohibe; en consecuencia, creo que sí tenemos derecho, aunque sea en principio, de pedir determinados informes a Ejecutivo cuando se traten asuntos de vital importancia.

Decía que primero iba a tratar la cuestión exclusivamente desde el punto de vista legal, punto que han descuidado tanto el señor don Enrique Barón Obregón, como el señor secretario de Industria y Comercio; y el punto de vista legal exclusivamente lo tenemos en uno de los artículos transitorios de la Constitución, o sea el II, que dice así:

"Entretanto el Congreso de la Unión y los de los Estados legislan sobre los problemas agrario y obrero, las bases establecidas por esta Constitución para dichas leyes, se pondrán en vigor en toda la República."

Este artículo como ustedes ven, ciudadanos representantes, tiene relación muy íntima con el artículo 27 de la Constitución general de la República, que declaró como bien nacional tanto los terrenos y aguas pertenecientes a la nación, cuanto al subsuelo de los terrenos. Como el Congreso, hasta ahora, no ha expedido la ley reglamentaria del artículo 27 de la Constitución, y ya van tres o cuatro períodos que se está estudiando esta ley y no se expide, indiscutiblemente que el Ejecutivo de la Unión está obligado a llenar los huecos que esa ley no ha llenado; huecos que llenará por medio de acuerdos, por medio de circulares, por medio de decretos, usando de las facultades que tiene en el ramo de Hacienda, como lo ha hecho hasta ahora. En consecuencia, el Ejecutivo sí ha tenido facultad para expedir el acuerdo que tanto se ha discutido en esta Asamblea y la facultad esa está fundada exclusivamente en el artículo 11 de la Constitución, a que me he referido. - El C. Guzmán Apolonio R.: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. Portes Gil: La que usted guste, ciudadano.

El C. Guzmán Apolonio R.: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Apolonio R. Guzmán, para hacer una interpretación al orador.

El C. Guzmán Apolonio R.: El artículo 11 transitorio de la Constitución dice perfectamente bien y muy claro: cuando se trate de leyes agrarias y de cuestiones obreras, pero no de petróleo; y está relacionado con el artículo 27 en todo lo que se refiere a restitución, dotación, o división de latifundios, de repartición de aguas y constituir centros de población agrícola; pero no para cuestiones de petróleo.

- El c. Portes Gil: Efectivamente, ciudadano Guzmán, tiene usted razón. Yo no me había fijado detenidamente en el artículo ése; pero tengo la seguridad de que existe un acuerdo del ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, es decir, un decreto en que se dieron facultades al Ejecutivo de la nación para expedir toda la reglamentación, circulares, etcétera, etcétera, relativas a materia de petróleo; yo no recuerdo cuál es ese decreto, pero el ciudadano secretario de Industria y Comercio seguramente que sí ha de saber que existe un decreto en ese sentido, y desde el momento en que el Ejecutivo ha expedido una serie de circulares, de acuerdos y disposiciones sobre legislación petrolera, es indudable que en algo se ha basado; y como, por otra parte, las Cámaras hasta ahora no han reglamentado esa facultad, seguramente que existe ese decreto. Además, como decía yo hace un momento, no traje conmigo los datos necesarios para tomar parte en este debate, porque no tenía yo intención de tomarla, pero indiscutiblemente que sí existe ese decreto.

El C. Manrique: Hay ejecutorias de la Corte.

El C. Portes Gil: El compañero Aquilino Rama me ha traído la idea, mejor dicho, el fundamento que existe para que el Ejecutivo pueda dictar resoluciones y acuerdos en materia petrolera; yo no recordaba cuál era, pero el compañero Rama me ha traído a la memoria las diversas ejecutorias que la Corte Suprema de Justicia ha pronunciado en materia del petróleo, en materia de amparos; cuando alguien lo ha pedido por violación de tal o cual garantía constitucional, ha declarado de manera terminante que el Ejecutivo sí tiene facultades para reglamentar provisionalmente y para dictar acuerdos en esta materia, mientras el Congreso de la Unión hace la debida reglamentación de acuerdo con el artículo 27 constitucional. En consecuencia, el punto o, mejor dicho, la legalidad o ilegalidad del acuerdo presidencial está perfectamente fundado en las diversas ejecutorias de la Suprema corte de Justicia, y con esto hago la aclaración y contesto la interpelación que me hizo el ciudadano Guzmán. Aquí el principal

argumento que se ha esgrimido en contra del acuerdo presidencial, es que no se garantiza suficientemente el interés o el derecho de las comunidades de indígenas, de la propiedad que tengan, y exclusivamente todo el debate ha versado sobre el primer punto de acuerdo, o sea el depósito de tres millones de pesos, como condición indispensable para poder perforar en la comunidad de Juan Felipe, y no es esto todo lo esencial del acuerdo del Ejecutivo: vea el compañero Barón Obregón, vea el compañero Azueta, a quienes no juzgo instrumentos de ningún coyote, ni de ningún político, a quienes juzgo celosísimos representantes de su distrito, en cuya honradez tengo absoluta fe, porque los conozco desde hace mucho tiempo, digo, vean estos estimables compañeros que el Ejecutivo, además de la condición de los tres millones de pesos que fija como depósito y como condición para permitir la perforación, fija otras condiciones más importantes, y son estas: primero, exige que dentro de los quince días siguientes al permiso que empiece la perforación. Este requisito, como ustedes comprenden, está basado en el mismo interés que la nación tiene de que las propiedades petroleras no permanezcan ahí abandonadas , exclusivamente a la decidia, ya sea de las compañías o a la decidia y la audacia de los coyotes, sino que la nación debe, por todos conceptos, fomentar la perforación de sus terrenos petrolíferos, para fomentar, al mismo tiempo, su riqueza. Otra de las condiciones que exige, es que la compañía a quien se haya autorizado para perforación, debe otorgar fianza suficientemente bastante para que no se perjudiquen los demás propietarios, con cuya fianza quede perfectamente garantizado el derecho de los demás propietarios que por su escasez de recursos no han podido depositar los tres millones de pesos. Pero esta cláusula es concordante con otra que exige a quien quiera perforar, que debe comprobar con documentos auténticos ser propietario del setenta y cinco por ciento de los terrenos; naturalmente que ahí debe la Secretaría de Industria y Comercio poner toda su atención desde el punto de vista técnico para el examen de esa documentación, para que no se vaya a presentar una documentación falsa ni se vaya, de esta manera, a sorprender al Ejecutivo. Si, pues, ciudadanos representantes, las compañías que tengan el setenta y cinco por ciento de propiedad en la comunidad dan, además, la fianza suficiente para garantizar los intereses de los propietarios que no han tenido o no han adquirido el derecho de perforar; si, pues, dan esa fianza esas compañías, está suficientemente garantizado el derecho de los pequeños propietarios que, como dije antes, no han tenido lo bastante para adquirir el permiso de perforación. Natural es que esa cláusula también está en la relación con el acuerdo de fecha 2 de septiembre de 1922, que me voy a permitir leer para que se sirvan todos los ciudadanos diputados hacer el favor de escucharlos. "Se autoriza a dicha Secretaría, a la de Industria, Comercio y Trabajo, para que, conforme a las disposiciones vigentes, conceda permisos para perforar en los predios indivisos o de propiedad comunal, siempre que los solicitantes acrediten tener cuando menos el setenta y cinco por ciento de los derechos totales de propiedad del predio; en la inteligencia de que para proceder a la perforación, deberán previamente otorgar fianza a satisfacción de la Secretaría, para garantizar el pago del veinticinco por ciento del producto de la explotación del pozo o pozos perforados, y este veinticinco por ciento del producto de la explotación, deducidos los gastos de perforación, se depositará a satisfacción de la misma Secretaría, en la institución que designe, con el objeto de que se distribuya entre los propietarios del veinticinco por ciento de los restantes derechos de propiedad del predio, cuando los acrediten."

En consecuencia, ciudadanos diputados, si se hace el depósito del veinticinco por ciento, a que no tiene derecho la compañía que sólo representa el setenta y cinco por ciento, yo no veo de ninguna manera perjuicio para los pequeños propietarios de ese 25 por ciento. Lo esencial, naturalmente, en el caso, es que el ejecutivo se imponga el deber de hacer que se cumpla con ese acuerdo, es decir, de obligar a la compañía autorizada para perforar en Juan Felipe a depositar ese veinticinco por ciento, propiedad exclusiva de los pequeños propietarios que no han cumplido, que no han tenido los tres millones de pesos como condición indispensable para hacer la perforación.

El C. Altamirano Manlio Fabio: ¿Me permite una interpelación?

- El C. Portes Gil, Con gusto.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Yo he oído algo aquí, compañero, con respecto a lo de Juan de Felipe, y la dificultad está en esto: Dicen los que atacan a la parte de la Huasteca, que no es cierto que la Huasteca tenga el setenta y cinco por ciento de los derechos sobre Juan Felipe. Me dicen algunos que no tienen ni quinientos pesos primitivos y, como acaba de decir el ciudadano Barón Obregón, la hacienda está valuada en dos mil quinientos pesos primitivos. De modo que lo difícil es que previamente esté comprobado que la Huasteca tenga por medio los títulos legales, porque acaba de decir el ciudadano Barón Obregón que por medio de asesinatos, por medio de títulos supuestos o falsos es como hacen las compañías sus negocios; de manera que el escrúpulo consiste en esto: ¿la compañía de la Huasteca, efectivamente tiene el setenta y cinco por ciento para poder perforar?

El C. Portes Gil: Siento verdaderamente no poder contestar al ciudadano Altamirano la pregunta que me hace, porque desconozco en lo absoluto la titulación de Juan Felipe; por eso decía hace un momento que el Ejecutivo deberá velar por el absoluto cumplimiento de este acuerdo, poner suficiente personal o, mejor dicho, el licenciado Alessio Robles, secretario de Industria y Comercio, creo que está en el deber, y creo que de ello no podemos dudar, de que se haga un examen minucioso, absolutamente minucioso, no sólo de la Huasteca, sino absolutamente de todas las compañías que soliciten permisos de perforación, inclusive también los títulos de las comunidades indígenas, que en muchos casos pueden tener tales, o cuales defectos, pero que son títulos perfectamente legítimos y perfectamente adquiridos. En consecuencia . . .

El C. Barón Obregón: ¿Me permite usted una brevísima interpelación?

El C. Portes Gil: Con todo gusto.

El C. Barón Obregón: Con permiso de la Presidencia. La cuestión toral de este asunto, señores diputados, es esta: ¿cree el señor licenciado Portes Gil , y a su vez el ciudadano secretario de Industria y Comercio, que sea procedente, que sea constitucional, que sea legal que la Secretaría de Industria y Comercio comisione a empleados subalternos para que hagan esa revisión de títulos, habiendo en la República Mexicana la justicia perfectamente instituida, y que será la que al final pueda decirles: "Tú eres el dueño de esto, tú eres dueño de esto otro, y tú tienes derecho a perforar aquello, o no tienes derecho para hacerlo?" ¿No cree el ciudadano Portes Gil que éste es el asunto verdaderamente sentimental de este caso? ¿Qué, en este asunto se da el privilegio a la Huasteca, cuando no lo merece, cuando no debe de dársele ese privilegio, habiendo intereses, no me importa de quienes sean; si no vamos aquí a tratar el asunto...

El C. Malváez, interrumpiendo: ¿Aun cuando sea de Zubaran?

El C. Barón Obregón, continuando: Aun cuando se de Zubaran; ¡qué me importa a mí Zubaran!

Yo lo he vapuleado desde esta tribuna, y nadie me puede tomar como un defensor de Zubaran, cuando le he venido a decir en su propia cara dos o tres claridades . ¿No cree usted, señor Portes Gil, que es improcedente, que no debe ser eso en un país donde existe la justicia, que un empleado subalterno, el señor licenciado X, sea el que de una manera ligera allá, en su despacho, se ponga a estudiar y diga: los títulos de la Huasteca son buenos, o diga: no son buenos los títulos de la Huasteca, haya o no haya una fianza de un millón de pesos? Eso es lo que quiero que tenga la bondad el señor licenciado Portes Gil, de decirlo. Ç

El C. secretario de Industria y Comercio: señor presidente: ¿Me permite un momento?

Señor Barón Obregón: El trámite que se le va a dar al asunto en la Secretaría de Industria y Comercio, es el siguiente: el abogado consultor del Departamento del Petróleo revisará los títulos; está pendiente la licencia que ha solicitado el ilustre magistrado don Manuel E. Cruz para ir a ocupar es puesto en el Departamento del Petróleo; todos sabéis que es el señor magistrado Cruz es un hombre honorable, gloria de nuestro foro mexicano, y que saldrá del Departamento del Petróleo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación; tan pronto como rinda su dictamen el abogado consultor del Departamento del Petróleo, se sujetará al trámite siguiente: será revisado por el ministro de Industria y Comercio y, en definitiva, el presidente de la República fallará; en caso de que los interesados no estén conformes con ello, pueden recurrir a los tribunales de la República, y allí se hará o no justicia. (Aplausos.)

El C. Portes Gil: Yo voy a permitirme, después de la acertada contestación del ciudadano secretario de Industria, Comercio, y Trabajo, contestar al señor diputado Barón Obregón, si me hace favor de escucharme, la interpelación, en los siguientes términos: Usted sabe, compañero, que la ley exige determinados requisitos para que un título llene todas las condiciones de legitimidad que debe llenar. Cuando se han expedido títulos de una propiedad determinada, la autoridad administrativa está perfectamente facultada por nuestras leyes y perfectamente capacitada para calificar de la legitimidad o ilegitimidad de un título. Si un título llena los requisitos que la ley exige , y si nadie reclama contra la declaración que haga una Secretaría de Estado, de que tal título es perfectamente legítimo, pues aquello ya es una resolución que no admite réplica, y si alguien reclama contra aquella resolución, como usted ha dicho muy bien, los tribunales son los competentes para decidir si aquello está bien, si aquel título es legítimo o si no lo es ; para eso es precisamente el depósito que exige el Ejecutivo de la Nación por conducto de la Secretaría de Industria y Comercio; para eso es la fianza y para eso es el depósito del veinticinco por ciento de producción de los pozos : para pagar, para indemnizar al propietario que tenga la titulación. Una cosa es consecuencia de la otra. Si la Secretaría de Industria y Comercio opina que tal título es legítimo, puede dar el permiso; pero aquel título todavía está sujeto a la demanda que se entable ante los tribunales de la República para que pronuncien la resolución definitiva y, como consecuencia de ello, si los terceros poseedores de esos títulos son lesionados en sus derechos, la indemnización les viene con el depósito que se haga del veinticinco por ciento restante y de la fianza que ha de dar la compañía perforadora, fianza suficientemente bastante para desagraviar a quienes hayan recibido perjuicios con motivo de esos permisos provisionales, podríamos llamarlos así, que da el Ejecutivo de la Unión. En consecuencia, ciudadanos representantes, me he esforzado, y ojalá haya logrado llevar a vuestro ánimo, aunque sea en principio, la demostración evidente de que el Ejecutivo de la Unión sí tuvo facultad para dar ese acuerdo, acuerdo que, como dice el Sr. Barón Obregón, lesiona los intereses privados; pero si hemos de ser respetuosos del artículo 27 constitucional, tenemos que echarnos sobre determinados intereses que antes eran, conforme a la antigua legislación civil excesivamente conservadora. Si hemos reconocido a la nación el derecho sobre el subsuelo, el poder Legislativo tiene facultad, pues, de hacer abstracciones en ciertos casos, del interés privado, para sobreponer a él el interés público. Segundo punto: Creo haber hecho todo lo posible para demostrar que el criterio del Ejecutivo, en mi concepto, ha tenido un fondo de buena fe, de absoluta buena fe y de absoluta honradez; que no se beneficia dándole un monopolio a una compañía y , por último, tercero: que los intereses de las comunidades indígenas, que los intereses de los pequeños y pobres propietarios de Juan Felipe están suficientemente garantizados con la fianza ilimitada, bastante, para garantizar esos intereses, con el depósito del veinticinco por ciento de la producción de cada pozo, según rezan los acuerdos correspondientes del Ejecutivo federal. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Puig y Casauranc José Manuel.

- El C. Puig y Casauranc José Manuel:

señores diputados: Este largo y enojoso debate ha sido en realidad el preámbulo de la cuestión petrolera que vamos a tratar muy próximamente en esta Cámara; por esto especialmente hemos tenido interés en que el debate continúe. Vais a legislar sobre una materia y no está mal, no puede estar mal que la Asamblea nacional conozca algo de lo referente a ese problema del petróleo, y que lo vaya conociendo por el conocimiento de las compañías y de los hombres que manejan las empresas petroleras de México.

En la peroración del licenciado Alessio Robles, quizás solamente una palabra no podía haber tenido lugar, no podía haber tenido cabida; habló el licenciado Alessio Robles de armiños. Señores diputados: si la fábula cuenta que el armiño se detiene ante lingotes de oro para no mancharse, yo puedo creer que no se así y que continúe adelante; pero mi conocimiento de las cuestiones de petróleo, mi vida íntima con la gente de aquellas regiones me dan la absoluta seguridad de que el armiño se detendrá horrorizado ante la cavidad caliza de una cuenca de petróleo tan negro, tan manchante, tan odioso, tan lleno de intriga, de deshonor y de infamia, como hay muy frecuentemente en los asuntos petroleros.

El C. secretario de Industria y Comercio, interrumpiendo: ¡Si aquí lo estamos viendo...!

El C. Puig y Casauranc José Manuel, continuando: También el licenciado Alessio Robles, con un conocimiento profundo de la psicología de una Asamblea de extracción y de tendencias revolucionarias, pudo interesarnos llamándonos la atención hacia algo que a todos conmueve: hacia el aspecto de la cuestión social que extraña el problema del petróleo, hablándonos de los desheredados, de los faltos de trabajo, que irían a encontrar con el desarrollo de la industria, prosperidad y bienes materiales. Y ese aspecto de la cuestión social que daba interés humano al debate y que lo limpiaba de las impurezas de oro que se agitan de una y otra parte, ha sido seguramente lo que ha podido mantener viva vuestra atención. Se trata, en último extremo, en el desarrollo de la industria petrolera, de dos grupos de desheredados, de dos grupos de humildes: los tenedores pequeños de tierras y los trabajadores del petróleo. Pero, señores diputados, este aspecto de cuestión social que ha tenido que mantener la atención de esta Asamblea, es desgraciadamente ajeno al fondo de la cuestión netamente petrolera, cuestión que tiene que reducirse áridamente a cifras, a impuestos, que es lo único que queda en nuestra dolorida tierra mexicana de esa industria que pudo haber hecho la felicidad de nuestro país; impuestos solamente, señores diputados. Los tenedores de tierras casi ya no existen. Alguna vez, visitando los campos petroleros de Oklahoma, me extrañaba , me dolía que el Gobierno americano hubiera tenido necesidad de cambiar toda una población indígena de muchos miles de propietarios de tierra a otro Estado de la Unión, en cuanto apareció el petróleo. Lo hacía así el Gobierno americano porque, conocedor de las garras de buitre de los explotadores de esta industria en aquel país, sabía perfectamente que sólo cambiando a los indios de locación, sólo poniéndolos bajo una condición de tutoreados del Estado, podría librarlos de la codicia de los poderosos, podría hacer que fuera a las bolsas de los superficiarios algo del capital, algo del rendimiento que había de dejar el oro negro. Desgraciadamente -lo digo con toda sinceridad -, desgraciadamente en nuestro país, nuestro espíritu constitucional, nuestros ideales generosos y excesivamente igualitarios, han hecho daño al propietario de tierras petroleras, porque impidiendo que el Gobierno hubiera ejercitado una acción de tutor noble y saludable sobre ellos, los ha entregado absolutamente a las garras de los coyotes y los ha dejado en las mismas, en la eterna miseria de siempre. Porque no os dejéis engañar, señores diputados, cuando sepáis que diez o veinte tenedores de tierras petroleras se han hecho millonarios, la enorme mayoría, un tanto por ciento que podrías precisar por estadísticas que producirían escalofríos de horror , un tanto por ciento enormes es víctima de un perpetuo engaño. El coyote, por un procedimiento o por otro, toma su acción, se apodera de su peso primitivo; si no se puede apoderar de él, lo falsifica con frecuencia. Los pesos primitivos, señores diputados, no tienen ordinariamente más documentación que un recibo con un sello y una firma con lápiz, y esta situación de los tenedores de tierras es precisamente la que mueve, la que indudablemente ha animado a los signatarios de esta proposición para que fuera llamado el secretario de Industria, signatarios que no fueron todos los miembros de la diputación de Veracruz, que fueron dos diputados únicamente, y que los demás no lo fueron, supongo que, como yo, por ese horror enorme que sentimos los que conocemos de cuestiones petroleras en todos los aspectos de estos asuntos, porque siempre en el fondo, y aun ignorándolo nosotros, existe algo de podrido, algo de sucio, algo de coyoteo que no podríamos presentar ante la Representación Nacional. Todo lo que el diputado Barón Obregón ha dicho es absolutamente cierto en cuanto se refiere a las condiciones de aquellas tierras petroleras. Hablaba Barón Obregón de una señora Betancourt, propietaria del fundado petrolero de "Juan Casiano", de aquel pedazo de tierra, maravilla del mundo, que produjo más de doscientos millones de barriles y una ganancia neta de ciento sesenta y cinco millones de pesos, y voy a referir a la Representación Nacional, sólo para que tenga este recuerdo y pueda alguna vez , en la próxima Ley del Petróleo que se debata, acordarse piadosamente de los superficiarios y ayudarlos y protegerlos, si es tiempo todavía; voy a contar a la Representación Nacional cómo conocí a la propietaria de "Juan Casiano", a una mujer dueña de un fundo petrolífero que produjo ciento sesenta y cinco millones de pesos.

Fui nombrado con dos médicos más de Tampico para hacer un examen pericial a un pobre, a una anciana. Nos encontramos ante una ciega imbécil; era una ciega hacía diez y seis años, y esta ciega, once años antes, había cedido ese pedazo de tierra, y en la escritura de cesión no se hablaba de su ceguera, circunstancia absolutamente elemental para la validez de esa escritura. Y esta ciega, esta anciana imbécil, afectada de una imbecilidad que médicamente tenía que haber tardado más de veinte años en producirse, era ya imbécil, era ya

inconsciente, estaba absolutamente incapacitada para contratar cuando había cedido por seiscientos pesos aquel pedazo de tierra de donde salieron ciento sesenta y cinco millones de pesos. (Aplausos.) Todo lo demás, señores diputados, es absolutamente cierto. El oro de las compañías hace milagros de engaño y de horror. En Zacamixtle no existía allí el pueblo; pero había necesidad de que existiera un pueblo para poder hablar de los ejidos de ese pueblo, y el pueblo se construyó en menos de cinco meses, y fueron tan habilidosos, que buscaron horcones viejos, materiales inservibles, para dar un aspecto de vejez a Zacamixtle, y cualquiera que hubiera visto aquella población habría jurado que tenía cien años de existencia; y no señores, porque en los techos se olvidaron de la antigüedad y los techaron de texaca, y así se logró, señores diputados, hablar de ejidos en Zacamixtle, que era una población que no existía anteriormente.

El C. Barón Obregón, interrumpiendo: Rigurosamente cierto.

El C. Puig Casauranc José Manuel: ¿Es verdad?

El C. Barón Obregón: Completamente.

El C. Puig y Casauranc José Manuel, continuando: Se ha hablado de tramps; pero señor, si los que hemos vivido en Tampico estamos acostumbrados a codearnos con millonarios que llegaron a Tampico como tramps y que no porque se han enriquecido en nuestro suelo son capaces de abrigar un átomo de amor o de gratitud por esta tierra. Si conocemos a Bokleen, no solamente a Green, si conocemos a Bokleen que llegó como un coyote, absolutamente indigente, sin elementos para pagar una semana de hotel; si conocemos a Bokleen que por nuestra eterna generosidad, por la eterna generosidad de nuestro Gobierno para con los extranjeros, obtuvo la Isleta, y de la Isleta obtuvo cuando menos seis millones de pesos en un solo año que le vi trabajar en los terrenos de la Isleta; y Bokleen ha ido a los Estados Unidos a ser el presidente de una sociedad de defensa de los intereses americanos en México y de las oficinas de Bokleen han sido muchas veces y han de salir en lo futuro expediciones filibusteras a ensangrentar nuestro país. El otro grupo de miserables que hacía recordar la cuestión, esta eterna cuestión social tan vieja como la humanidad misma y que siempre conmueve porque entraña el problema de la felicidad de los más, en frente del bienestar físico de una insignificante minoría, de este otro grupo de desheredados, de los trabajadores, que el señor ministro de Industria y Comercio creía con toda honradez que resultan beneficiados por las exploraciones de petróleo, tampoco es verdad, señores diputados. Quisiera que me acompañárais con la imaginación, aquella noche en que, atraído por la maravillosa riqueza de Tampico, por su prestigio de cuento de hadas, por el miraje de felicidad que toda la República creía ver en aquella zona, arribé al primer puerto tamaulipeco que quiero como a mi propio Veracruz. Tenía mis ojos deslumbrados por el maravilloso espectáculo de catorce kilómetros de río, iluminadas las dos orillas por focos eléctricos, como la mejor calle de la ciudad de México. Parecíame aquello que había de ser un centro de felicidad, puesto que era un centro de producción y de enormes riquezas, el centro de riqueza más grande que ha habido en la humanidad en los últimos cuarenta años, sólo comparable con el Klondike de Alaska y con la California del año de 60. Y nunca podré olvidar aquella impresión de mi primer amanecer en Tampico, cuando en el balcón de un hotel veía salir en sol tras la laguna del Carpintero: en toda la extensión de los llanos del Golfo, en todos los terrenos desecados, un inmenso caserío, una enorme población obrera de treinta mil casas, de cincuenta mil habitantes, hablaba de prosperidad, de felicidad. Poco, señores diputados, duró aquella ilusión. A los primeros rayos del sol, la laguna del Carpintero se tornó en una charca pestilente de aguas verdes, y el caserío blanco, de refugio y de paz, se me presentó como inmundas pocilgas, como millares de millares de pocilgas sobre estacas en el pantano, pocilgas que supe después rentaban cuarenta o cincuenta dólares y no paso mucho tiempo para que me convenciera de que aquella horda miserable, que el resto del país podía suponer dichosa, gozando de las bienandanzas del petróleo, no era sino un rebaño doloroso y enfermo que iba trágicamente a ganar un altísimo jornal, para dejarlo día a día en las necesidades materiales y en las casas de vicio; porque eso sí, en Tampico se cuidaba tanto de ahorrar el jornal del infeliz, que para que no hubiera necesidad de que viniera hasta el centro a gastar los diez centavos del tranvía, se habían distribuido sabiamente, científicamente en cada centro obrero, una casa de juego abierta noche y día para que el obrero dejara su jornal y su vida. Esta es, señores diputados, como os decía, y está bien que vayáis tomando el tono agrio del asunto que vais a resolver, esta es la parte humana, la única parte noble e interesante del problema del petróleo. Pensamos en desheredados hoy, cuando admitimos que fuera tan largo este debate y precisamente por ellos, para salvar, si es posible salvar aún, a los que pocos superficiarios que quedan, es por lo que aprovechando la presencia del secretario de Industria, quiero pedir, como miembro de la Comisión, que no se retarde más el envío de esa decantada ley sobre el artículo 27, que puede, al mismo tiempo que venir a salvar los prestigios de México y a mantener los compromisos internacionales, defender también lo poco que queda de mexicano en esta industria del petróleo. (Aplausos.)

Señores diputados: Las Comisiones del Petróleo, estoy autorizado por dos compañeros para decirlo, no quieren esperar más, ya nos sentimos verdaderamente lastimados con que la Asamblea, tarde tras tarde, en voz alta o tácitamente, nos diga: ¿Qué pasa con la ley reglamentaria del artículo 27? Queremos ya trabajar. Tenemos en nuestro poder el proyecto, que parecía por lo menos definitivo, de la Secretaría de Industria y Comercio. No queremos esperar más. Y por todos estos dolores, por todas estas infamias, por todo este oro, por toda esta capa que envuelve a tanta gente y que es más aisladora del amor y de la comprensión de los demás que todo el hule de los socialistas de Sureste; por este oro, señores, que

mientras tarde más la discusión del artículo 27 pudiera infiltrarse, pudiera llegar a infiltrarse hasta esta Representación Nacional, pedimos los miembros de la comisión al Ejecutivo, por conducto del secretario de Industria y Comercio, que vayamos de una vez a la resolución de este problema. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Barón Obregón.

El C. Barón Obregón: Señores: Después de todo este debate en el que se han manifestado en una forma clara y precisa las razones que hemos tenido, el diputado Azueta y el que habla, para hacer que esta honorable Asamblea pusiera un poco de atención escuchando al ciudadano secretario de Industria y Comercio , en las razones que tuvo para fundar el decreto que firmó el ciudadano presidente de la República, quiero, para terminar, hacer unas breves aclaraciones. Primero, me extraña demasiado, y esto no lo digo a título despectivo para el ciudadano secretario de Industria y Comercio, sino más bien como una satisfacción para el que habla, por haber formulado las preguntas que le hice, que el ciudadano secretario de Industria y "Comercio, la única persona que se puede creer que está perfectamente documentada sobre los asuntos que se ventilan en su Secretaría, haya contestado en unas cuantas palabras diciendo: "lo ignoro, no lo sé, desconozco", etcétera, etcétera. No es, ciudadano secretario de Industria y Comercio, vuestra señoría la que debe desconocer estos asuntos que son del resorte de vuestra Secretaría. Precisamente en la contestación de esas preguntas estriba el éxito de la información que vuestra señoría debía dar a esta Cámara; precisamente de la forma en que usted contestara a esas preguntas, quedaría satisfecha la Asamblea y la nación entera de que ese contrato no había sido un monopolio, que es el punto de vista de que partimos nosotros, el diputado Azueta y yo, al presentar la proposición que la Cámara conoció y que votó en sentido afirmativo. Me extraña también que el ciudadano secretario de Industria y Comercio no haya comprendido que en este caso había una lucha, había una pugna abierta, entre elementos mexicanos y elementos extranjeros; me extraña también que no haya tenido la Secretaría de Industria y Comercio conocimiento de aquel decreto viril del ciudadano Carranza, en que se le ponía de manifiesto a William C. Green, que si continuaba haciendo los desmanes que estaba cometiendo en la República, sería expulsado, es decir, se le aplicaría al artículo 33; como este señor Green ha seguido cometiendo a la luz de todo el público -y es la verdad porque nadie lo desconoce -, ha seguido cometiendo desmanes cada día más, hasta llegar a actos verdaderamente bochornosos que un diputado por un distrito no puede permitir que se cometan en el distrito donde debe de reinar y de imperar la justicia y la ley, en ese caso también me extraña que la Secretaría de Industria y Comercio no haya tenido conocimiento de eso y siquiera por un resto, por un gesto de patriotismo, haya desechado cualquiera proposición que viniera de William C. Green. Por eso, señores diputados, nosotros hemos tomado con verdadero calor este asunto; por ellos, señores diputados, y no por mediación, como han creído verlo algunos ciudadanos compañeros, que de una manera tal vez ligera, creyeron que nosotros teníamos atrás la defensa de un sinnúmero de coyotes; no, señores diputados, a mí no me interesa Zubaran, ya os he dicho desde esta tribuna y está escrito en el DIARIO DE LOS DEBATES, les consta a todos los que estuvieron en la XXIX Legislatura, que desde esta tribuna vine a hacerle cargos concretos a Zubaran cuando era secretario de Industria y Comercio, como se los haré a todo aquel secretario que no dé garantía a los habitantes de mi distrito.

Si, pues, con las declaraciones del ciudadano secretario de Industria y Comercio, de que no se daba a título gracioso esa concesión a la Huasteca, sino que reconoció su error, puesto que nos ha dado las gracias por haberle sugerido esta idea; reconociendo él honradamente que no se había estipulado en ese contrato el derecho de que la nación tiene de percibir un porcentaje en un caso como este, es decir, por la explotación del subsuelo nacional; si, pues, el secretario de Industria y Comercio ha reconocido su error, yo estoy satisfecho por la defensa en este caso de los intereses de la nación, pero también exijo y vuelvo a pedir, y pediré siempre que los intereses privados, que los intereses de los condueños de Juan Felipe, sean respetados en una forma enérgica, en una forma práctica y no tal como se han presentado en el contrato que impugno y seguiré siempre impugnando, que formulo el ciudadano Alessio Robles, Eso para mí, mientras no se me demuestre en un ciento por ciento que no haya más que un setenta y cinco por ciento, y que ese setenta y cinco por ciento tenía forzosamente que recibirlo la Huasteca, mientras no se me demuestre que el ciudadano secretario de Industria y Comercio ha venido, de acuerdo con el decreto de 8 de agosto de 1918, decreto que señala de una manera precisa y clara las obligaciones administrativas de la Secretaría de Industria y Comercio, debiendo en todo caso recabar el acuerdo de todos y cada uno de los condueños de una comunidad para poder conceder el permiso de perforación, seguiré sosteniendo una y mil veces, siempre desde esta tribuna, que en este caso el ciudadano secretario de Industria y Comercio no se ha sujetado a la ley, es decir, a la ley vigente, a ese decreto que fue dado por el señor Carranza y que está vigente hasta la fecha. (Murmullos.) No me importa a mí, como acabo de deciros y vuelvo a repetir, para terminar este enojoso incidente; no me importan ni los Martínez, ni los Lescher, ni ese señor Monges (Murmullos.) o no sé cómo se llama, ni me importan los Zubaran; no me interesa a mí nada de eso. Yo no soy defensor de ninguno de ellos; he acudido, como lo dije desde un principio, a todas y cada una de las fuentes donde podía recabar datos precisos, y acudí a las oficinas de la compañía Agwi para recabar el dato que manifesté a ustedes, el dato de que la compañía Agwi había solicitado un permiso y este permiso le fue concedido; pero que después, previo acuerdo de la Secretaría de Industria y Comercio, fue revocado. Y esto no está dentro de la ley. Nosotros, señores diputados, debemos ser forzosamente, tenemos que ser, como diputados en ejercicio, los defensores del cumplimiento de la

ley. Por otro lado, y para terminar, me referiré al caso concreto de un señor Cárdenas o no sé; no conozco absolutamente la historia de este señor, ni sé quién es el patrono de él; pero es que Cárdenas es mexicano y solicitó un permiso, mejor dicho, denunció, conforme lo prescribe el decreto de denuncia, el fondo petrolífero de que es propietario en Juan Felipe; que ese denuncio debió haber sido tramitado por la Secretaría de Industria y Comercio, que no lo fue malamente y que, en consecuencia, sí había ya intereses anteriores a los que ahora trata de representar la Huasteca, que se preocupaban por perforar en Juan Felipe y, en consecuencia, si había intereses, si había compañías que trataban de perforar en Juan Felipe, podía haber habido un acuerdo más patriótico, en último caso, diciendo a los condueños y no a la Huasteca: "Señores, puesto que vosotros sois los propietarios legítimos de este predio, perforad también en vuestra propiedad." La Huasteca dice que también tiene derechos; algunos, efectivamente son reales, pero la mayor parte, probablemente un noventa por ciento, son usurpaciones de títulos; en ese caso, también a la Huasteca se le podía haber dado permisos para perforar, pero no poner esa traba de los tres millones. Claro está que un pobre indígena no va a pagar esos tres millones, ni va a poder garantizar a los demás. Es una verdadera forma....(Siseos.)

El C. Guzmán Martín Luis, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación el orador? Con permiso de la Presidencia. Un pobre indígena no tiene dinero suficiente para garantizar sus derechos, es verdad; pero yo le ruego al orador que nos diga si el pobre indígena tendrá dinero para hacer los pozos o si tendrá que vender sus derechos; es decir, traspasarlos, coyotearlos a alguna otra compañía, que en el fondo viene a ser lo mismo. (Aplausos.)

El C. Barón Obregón: Usted, si es dueño de una cosa, es libre de hacer lo que mejor le plazca con ella....(Siseos.)

El C. Guzmán Martín Luis: Pero no con el subsuelo.

El C. Barón Obregón, continuando... lo que mejor le convenga, y si tienen intereses en esa propiedad, puede usted darlos, coyotearlos, regalarlos o hacer lo que mejor le parezca. (Siseos. Voces: ¡No! ¡No! Yo no estoy conforme con que la Huasteca haya tomado un monopolio en el suelo más rico de la nación y que le protejamos este negocio, en el cual ha ganado más de doscientos millones de pesos. (Murmullos.)

El C. secretario de Industria y Comercio: Señores diputados: Ya lo habéis descubierto, lo único que pretende el señor Barón Obregón, es que la Tesorería General de la Nación, no tenga los tres millones de pesos que ha depositado la Huasteca en la Secretaría de Hacienda. Queda descubierta completamente la maniobra... (Voces: ¡No! ¡No!) ¿Cómo se garantizan entonces los derechos de los condueños si no es con esa garantía subsidiaria que tienen que dar después, si es con la producción de los pozos, es decir, si la Huasteca perfora y no tiene ninguna producción, quién cubre el demérito de esos indígenas que tanto defendéis, señor Barón Obregón? ¡Pobres! ¡Cómo defendéis a los desamparados! (Aplausos.)

El C. Barón Obregón: Quiere decir, señor secretario de Industria y Comercio , que la nación, que necesita dinero, va a consagrar un robo en una propiedad para poder tener ese dinero. ¿Pero de dónde le viene a usted, señor secretario, esa idea de que para poder obtener dinero hay necesidad de consumir un delito, y es un delito despojar de un derecho de propiedad a los que verdaderamente lo tienen?

El C. Malváez: ¡Para una interpelación!

El C. Barón Obregón: No permito interpelaciones. Ruego a su señoría que me permita terminar, porque estoy cansado.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Señor diputado Barón Obregón, ¿usted se propone el beneficio de los derechosos que no están comprendidos en el setenta y cinco por ciento de la Huasteca, es eso, o no?

El C. Barón Obregón: Sí, señor.

El C. Puig Casauranc José Manuel: ¿Usted cree en la sinceridad del señor presidente de la República, sí o no?

El C. Barón Obregón: Sí creo.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: El señor presidente de la República ha manifestado a las comisiones, y el señor Alessio Robles ha manifestado también, su mejor voluntad de expresar terminantemente, de modo que no quede lugar a duda en ese contrato, que un veinticinco por ciento del valor de los productos se aplicará a los derechosos no comprendidos en el setenta y cinco por ciento de la compañía que perfore, es decir, usando las frases del señor presidente de la República: se va a hacer accionistas a fuerza a los derechosos pobres; ¿Lo cree usted, señor Barón Obregón o no? ¿Por qué se opone entonces?

El C. Barón Obregón: Voy a contestar. En la República Mexicana tenemos derechos perfectamente definidos y uno de tantos de ellos es hacer lo que como ciudadanos, como habitantes de la República, creemos nosotros que está dentro de las leyes; pero en la República Mexicana no hay ninguna ley que diga: "Amigos: aquí van a hacer ustedes lo que se me dé la gana, lo que a mí se me antoje, lo que se le antoje al ciudadano secretario de Industrias y Comercio . Agarra a todos los descontentos y ¡run! a meterlos en un saco y quédese allí" (Risas. Voces: ¡Huy!) Es claro, hay cuarenta individuos, cuarenta condueños que están agrupados en una sociedad que se llama condueñazgo. Estos ciudadanos, agrupados en esa forma de liga de resistencia contra la Huasteca, formaron el condueñazgo y éste se ha opuesto todo el tiempo, naturalmente, a que la Huasteca entre en posesión de las propiedades que titularmente, de qué ley, sea el Ejecutivo sea el ciudadano secretario de Industria y Comercio, en virtud de qué ley se va a obligar a estos individuos a decirles: "Hombre, amigos, la nación no tiene dinero está "arrancada"; hay necesidad forzosa de que ustedes entren en este negocio y a la fuerza los voy a asociar a ustedes aquí." .(Siseos. Una voz: ¡Es interés público!)

Claro que es interés público perjudicar a cuarenta o cincuenta condueños si son ciudadanos mexicanos, como cualquiera de nosotros. La nación

necesita dinero; el dinero proviene de los impuestos al petróleo. Este es el corolario y no hay que andar buscando vueltas. Hay una zona que se dice muy rica: Juan Felipe. Esta zona pertenece a varios condueños, inclusive la Huasteca y entonces, para poder tener ese dinero, se le dice a la Huasteca, que es la más poderosa: perfora. Todos estos no tienen más derecho, que los que les voy a reconocer con sus tres millones de pesos. Esta es la verdad de las cosas. En resumidas cuentas, señores diputados, para terminar: La Cámara ha conseguido en estos momentos una cosa de mucho valor, de mucha importancia: dinero para garantizar los intereses de la nación por medio de ese señorío que formalmente nos ha ofrecido el señor ministro de Industria y Comercio y, en segundo lugar, es un procedente para el futuro, para que se vea que en todos los casos en que pueda haber despojo, esta Cámara será en todo caso un albergue de la justicia y de la razón. (Aplausos. Voces: ¡Ah!)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Gandarilla.

El C. Secretario de Industria y Comercio: Señor Gandarilla, ¿me permite usted un momento?

El C. Gandarilla: Con mucho gusto.

El C. secretario de Industria y Comercio: Señor. presidente, Señores., diputados: no puedo permanecer impasible ante las últimas declaraciones del señor diputado barón Obregón: si no es una propiedad el condueñazgo de Juan Felipe pertenece a la nación. ¿Cómo, si mañana van a leer en la prensa todos vuestros representados lo que estáis diciendo, señor Barón Obregón, van a quedar perplejos, van a decir que no los defendáis, por piedad no los sigáis defendiendo. Si es de la nación el subsuelo, ¿cómo la nación no va a poder disponer de sus riquezas en beneficio de los habitantes de Veracruz, en beneficio de la República, del Gobierno, en beneficio de todos? (Aplausos.)

El C. Gandarilla: Honorable Asamblea: (Voces: ¡Tribuna!) Honorable Asamblea: (Voces: ¡Tribuna!) En este debate, por demás interesantísimo, yo ruego a la Asamblea y a los honorables miembros de las galerías escuchen, que en este caso puedo usar la frase célebre:" ni quito ni pongo rey, sólo sirvo a la justicia"; en este debate verdaderamente interesante, hay que fijar puntos que son de interés verdaderamente nacional. Y me refiero, señores, aquí en esta tribuna se ha traído a debate un asunto en el que parece hay cuantiosos intereses de una y otra parte. La Cámara nacional no puede, no debe, no se hará nunca un instrumento de esos intereses, pero quiero, señores diputados, y quiero, honorables asistentes a las galerías, que tengáis presente una declaración del ciudadano secretario de Industria y Comercio, y esa declaración es esta: él nos ha dicho, y no él, el Ejecutivo a quien representa: yo protesto que serán garantizados en este contrato, estableciendo una cláusula en estos contratos, por medio de la cual quedan garantizados los derechos de los infelices a los cuales se referían algunos ciudadanos diputados. ¿Es cierto eso o no, señor secretario de Industria y Comercio?

El C. secretario de Industria y Comercio: Sí es cierto, señor Gandarilla.

El C. Gandarilla: En consecuencia, está perfectamente establecido que este debate no ha sido estéril. El presidente de la República, por conducto del honorable secretario de Industria y Comercio, nos ha rectificado una vez más que está dispuesto a defender los intereses del proletariado, de los resherados, de los humildes. He aquí algo que se ha obtenido en esta sesión; pero hay algo también trascendental. Hace un momento, en su brillante discurso el compañero Puig y Casauranc vino a tocar el punto toral de la cuestión. Nos decía que era necesario cuanto antes que esta Asamblea, en uso de sus facultades, viniese a expedir la legislación petrolera que pusiera al abrigo los intereses nacionales, y el compañero Puig decía al honorable secretario de Industria y Comercio: pedimos que nos mande cuanto ante el proyecto que tiene la Secretaría sobre la legislación petrolera. Yo, haciéndome eco del sentir de la Asamblea y teniendo en cuenta la corrección y honorabilidad del señor secretario de Industria y Comercio, vengo a decir: Queremos que nos manden un proyecto, a suplicarle diga cuándo nos enviará el proyecto de legislación sobre el artículo 27 en materia petrolera.

El C. secretario de Industria y Comercio: Señores diputados...

El C. presidente: Se suplica atentamente al ciudadano secretario pida la palabra.

El C. secretario de Industria y Comercio: Ah, sí, perdón, señor presidente. En la semana entrante tal vez podremos mandar el proyecto de ley a que se refiere el ciudadano Gandarilla, o en caso contrario, dejaremos en absoluta libertad a las Cámaras de la Unión para que legislen sobre la Ley Reglamentaria del Artículo 27 de la Constitución general de la República. (Aplausos.)

El C. Gandarilla: Quiero, como representante genuino popular, sin embargo, hacer resaltar este hecho que a algunos compañeros escocía más de lo que yo me esperaba: Nos decían algunos compañeros de Cámara que no era debido que el señor secretario de Industria informara sobre cuestiones de interés nacional, y el señor presidente de la República, por conducto del señor secretario de Industria, ha accedido en una forma democrática, a informar a la Cámara, estableciendo así, desde ahora, algo que debe enorgullecernos: Que los poderes no tienen nada secreto; que el Ejecutivo puede informar ampliamente a la Asamblea cuando la Asamblea necesite sus luces en cuestión de intereses nacionales, porque esto significa la solidaridad, que existe entre los poderes que forman el actual Gobierno. (Aplausos. Voces: ¡Bravo!)

El C. presidente: Tiene la palabra, para una interpelación, el ciudadano Arce.

El C. Arce: ¿El señor secretario tiene la bondad de informar qué tanto tiempo hace que tiene conocimiento en su Secretaría de asuntos relativos a Juan Felipe, poco más o menos?

El C. secretario de Industria y Comercio: Creo que yo desde el mes de junio.

El C. Arce: Muchas gracias, señor. Yo hago esta interpelación, cuya contestación agradezco mucho, para hacer una indicación a la Cámara a

propósito de esta cuestión y es que en realidad, sin desconocer absolutamente la buena fe, la buena intención de los ciudadanos diputados -muy estimados camaradas nuestros - que han promovido este debate que ha tenido efectos y resultados satisfactorios tanto para la Representación Nacional como para el mismo Ejecutivo, quiero hacer algunas reflexiones a propósito de esto y es que evidentemente el Ejecutivo de la nación ha procedido cuerdamente en esta cuestión. Yo creo que no desde el mes de junio que tuvo conocimiento la Secretaría oficialmente, desde mucho antes, han estado debatiéndose y discutiéndose asuntos relativos al condueñazgo de Juan Felipe, y nunca los condueños habían llegado a un arreglo, para la explotación de este fundo, no podían llegar a un acuerdo; ¿por qué? Porque había positivos intereses de por medio, en que no había más que el propósito de especulación y de lucro por un lado y otro, que no podemos, que no me atrevo a censurar porque son intereses legítimos que se debaten legítimamente en cuestiones particulares. Pero, digo yo: el Ejecutivo de la nación, tratándose de intereses nacionales sin explotación, tratándose de una riqueza pública como esa, sancionada ya como riqueza nacional, ¿la nación iba a permanecer cruzada de brazos ante el cúmulo de solicitudes y peticiones de tantas gentes interesadas en la explotación de esa riqueza, hasta que aquellos individuos particulares llegaron a ponerse de acuerdo para conciliar sus intereses particularísimos? ¿Cuándo iban a ponerse de acuerdo, señores? ¿Cuándo ocurrieron ante los tribunales de la nación? ¿cuándo ocurrieron ante la justicia a definir sus controversias? ¿cuándo hubieran podido llegar a solucionarlas? Evidentemente que nunca, señores, y en esta forma hubieran pasado meses y meses y hasta años sin que la nación hubiera podido tomar una determinación en estos asuntos, perjudicando de un modo claro y preciso los intereses nacionales y una industria en que positivamente está vinculado un gran interés de la nación. Por esta razón creo, ciudadanos diputados, que la actitud del Ejecutivo con las aclaraciones, con los informes que nos ha dado el ciudadano secretario de Industria, ha procedido cuerda, discreta y hasta prudentemente, asegurando así los derechos de los superficiarios. No nos vengan aquí con que esos derechos que se están defendiendo dentro de nuestros ideales socialistas y avanzados; no creo, sin que se nos diga esto, que debemos admitir que son derechos legítimos los que defienden, no; los derechos y los intereses de los superficiarios no tienen el valor ni significación que tiene toda la significación y el valor de los derechos de la nación en un principio como este, que ha venido a ser reconocido dentro de nuestra legislación, o sea la socialización de estos productos, de estas inmensas riquezas que pertenecen por derecho a la nación. Nosotros estamos obligados a defender, a apoyar y a proteger los intereses, los derechos del proletariado, los intereses del campesino consagrados y vinculados en la tierra, haciéndolos trabajar, dándoles toda clase de facilidades, de privilegios y concesiones para sacar de la tierra todos los beneficios a que justamente tienen derecho. Este es el principio nuestro; pero no estamos obligados a defender a aquellos dueños propietarios que, por pequeños que sean, ven vinculados sus intereses en la explotación de una riqueza que, si por ciertas razones especiales sólo pueden ser explotadas por grandes capitales y poderosas empresas, en nuestro concepto elevado de nuestro criterio social y más adelante, debe ser el Estado el que explote y trabaje estas riquezas. (Aplausos.) En este concepto, únicamente quiero hacer esta indicación marginal: que por el sentimiento, por la demostración de esta Asamblea, creemos que estamos satisfechos con los informes amplios y precisos del ciudadano representante del Ejecutivo. (Aplausos .)

El C. presidente: La Cámara de Diputados, por mi conducto, agradece al ciudadano secretario de Industria y Comercio la deferencia que tuvo de informar a esta Cámara, obedeciendo al llamado que está le hizo.

El C. presidente: Encontrándose a las puertas del salón el ciudadano José F. Gómez, diputado propietario por el 17 distrito electoral del Estado de Oaxaca, se nombra en comisión, para que lo introduzcan a rendir la protesta de ley, a los ciudadanos Francisco Modesto Ramírez, José Gálvez y secretario Gandarilla.

(Rindió la protesta el C. José F. Gómez.)

El C. presidente, a las 21.20: Se levanta la sesión y se cita para el lunes a las diez y seis horas.