Legislatura XXX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19221117 - Número de Diario 55

(L30A1P1oN055F19221117.xml)Núm. Diario:55

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 17 DE NOVIEMBRE DE 1922

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO I.- PERÍODO ORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO I.- NÚMERO 55

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 17 DE NOVIEMBRE DE 1922

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Discusión de las partidas que fueron objetadas del Ramo Tercero del Presupuesto de Egresos, y que la comisión presenta reformadas; se reservan para su votación. A debate la partida 2080 bis, propuesta por la comisión dictaminadora, se suspende la sesión.

3.- Reanudada ésta, se da cuenta con un oficio de la Secretaría de Gobernación en que se transcriben, por acuerdo del Ejecutivo, las notas cambiadas entre el ciudadano Secretario de Relaciones Exteriores y el señor G. T. Summerlin, relacionadas con la Ley del Petróleo. Es discutido, adicionado y aprobado el trámite de la Mesa que recayó a este asunto. Se nombra una comisión que comunique al Ejecutivo el trámite de referencia.

4.- Usan de la palabra para hechos los CC. diputados Arroyo Ch. y García Téllez.

5.- Cartera. Se les dispensan las lecturas a los dictámenes de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, correspondientes al Ramo Segundo, al del Gobierno del Distrito y al Ramo Décimotercero del Presupuesto de Egresos para 1923; a discusión el primer día hábil. Se concede licencia al C. diputado Aldaco.

6.- Dictamen de las comisiones unidas de Guerra y 2a. de Hacienda, sobre el proyecto de Ley de Pensiones a los miembros del Ejército Nacional; primera lectura e imprímase.

7.- Segunda lectura al dictamen de la Comisión de Industria y Comercio, relativo al contrato del C. Manuel P. Barbachano por el que suministra fuerza eléctrica a Tijuana, B. C.; a discusión el primer día hábil. Se dispensan los trámites al proyecto de Ley de Amnistía, de los CC. diputados Espinosa Luis y Vasconcelos, y senador Ortega Miguel F.; a discusión el primer día hábil.

8.- Se aprueba, sin debate, una proposición firmada por el C. Morones y varios ciudadanos más, a fin de que sean transcritas a las legislaturas del Centro y Sudamérica, las comunicaciones cambiadas entre el Gobierno de Estados Unidos y el de México,. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. FRANCO URÍAS SALVADOR

(Asistencia de 134 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 11.07: Se abre la sesión.

- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día diez y seis de noviembre de mil novecientos veintidós.

"Presidencia del C. Salvador Franco Urías.

"En la ciudad de México, a las once horas del jueves diez y seis de noviembre de mil novecientos veintidós, se abrió la sesión con asistencia de ciento cuarenta y dos ciudadanos diputados.

"Fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día anterior.

"Se puso a discusión el dictamen de la Segunda Sección de la Comisión de Presupuestos y Cuenta, relativo al Ramo Tercero del Presupuesto de Egresos para 1923, que corresponde al Poder Judicial.

"La Presidencia y el C. Lailson Banuet, éste como miembro de la sección dictaminadora, contestaron interpelaciones del C. Siurob, quien usó de la palabra en contra, interrumpiéndole una moción de orden del C. Gandarilla. El C. Aquilino Emilio Rama, miembro también de la sección dictaminadora apoyó el dictamen y contestó una pregunta del C. Aurelio M. Peña. El C. José Manuel Puig y Casauranc habló en pro y en contra lo hizo el C. Luis Torregrosa. El C. Lailson Banuet usó de la palabra para informar y contestó preguntas de los ciudadanos Elpidio Barrera, Martínez Adame y Cantón, interrumpiendo esta parte del debate mociones de orden de los CC. Barón Obregón y Gandarilla. La Mesa invitó a los ciudadanos diputados para que apartaran las partidas que quisieran objetar y a esto se opuso el C. Manrique, quien hizo consideraciones sobre la distribución del trabajo en el seno de la Comisión de Presupuestos, interpelando al C. Lailson Banuet, quien contestó, y dando respuesta a una pregunta del C. Gandarilla. La Secretaría hizo aclaraciones y trató de consultar a la Cámara si se pasaba a la discusión en lo particular sin votar el dictamen en lo general. Ello dio lugar a una moción de orden del C. José Manuel Puig y Casauranc y en seguida el C. Siurob se opuso a dicha consulta y contestó una pregunta del C. Gandarilla. El C. Prieto Laurens hizo una moción de orden y

atendiendo a ella la Cámara estimó que la discusión habida había sido en lo general y aprobó en votación económica, que los demás ramos se discutan primero en lo general y luego en lo particular. "Presidencia del C. Salvador Murguía.

"Se declaró agotado el debate y se aprobó el dictamen sobre el Ramo Tercero, en lo general, por ciento cincuenta y un votos de la afirmativa contra dos de la negativa de los CC. Silva Joaquín y Siurob.

"Los ciudadanos diputados apartaron para su discusión en lo particular las siguientes partidas: 2,001, 2,008, 2,009, 2,010, 2,012, 2,014, 2,016, 2,019, 2,022, 2,026, 2,027, 2,029, 2,030, 2,031, 2,037, 2,039, 2,044, 2,046, 2,047, 2,050, 2,052, 2,055, 2,057, 2,058, 2,060, 2,062, 2,068, 2,069, 2,074, 2,075, 2,080, 2,089, 2,090, 2,101, 2,102, 2,103, 2,104, 2,107, 2,110, y 2,111; las demás partidas se votaron en un solo acto y fueron aprobadas por unanimidad de ciento treinta y siete votos. Previamente el C. Gandarilla sugirió que los impugnadores de las partidas enumeradas se acercaran a la sección dictaminadora, a fin de que ante ellas hicieran las observaciones respectivas.

"A las trece horas y treinta minutos se suspendió la sesión.

"Presidencia del C. Salvador Franco Urías.

"Se reanudó la sesión a las diez y siete horas, con asistencia de ciento cincuenta diputados.

"Se dio cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio de la Secretaría de Hacienda en que expresa su sentir en lo que respecta a ala formación, estudio y discusión de la próxima Ley de Ingresos.- Recibo, y a la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"Oficio del ciudadano subsecretario de Agricultura y Fomento, encargado del Despacho, en que participa que de acuerdo con la invitación que se le hizo, asistirá a la discusión del proyecto de Ley para la Cooperación Agrícola y pide se le diga el día en que dará principio.- A su expediente, y en su oportunidad comuníquese la fecha relativa.

"El C. Gilberto Fabila informó del resultado de la comisión nombrada para hacer la invitación a que se refiere el documento anterior.

"Solicitud del C. Manlio Fabio Altamirano, relativa a que se le conceda licencia, con goce de dietas, hasta por dos meses, con objeto de que pueda cumplir la misión a que hace referencia. Se dispensaron los trámites y sin debate se aprobó.

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, al que acompaña el expediente que trata de la pensión solicitada por la señora Esther Bermúdez viuda de Sánchez Herrera.- Recibo, y a la Primera Comisión de Guerra.

"Circular del C. gobernador de Jalisco, en que transcribe la contestación que dio a la recomendación del presidente de la Comisión Nacional Agraria para que no se haga efectivo el impuesto predial sobre los terrenos con que se dote a los pueblos.- Recibo.

"Circular en que el C. Angel Casarín avisa que continuará por diez días más al frente del Gobierno de Veracruz, en virtud de que se prorrogó por ese término la licencia de que disfruta el gobernador constitucional.- De enterado.

"Telegrama de San Luis Potosí en que el C. diputado Agustín E. Vidales dice que las fuerzas federales reaprendieron a los vecinos amparados por el juez de Tancanhuitz, atropellando a la justicia federal y que urgen garantías.- Transcríbase al Ejecutivo.

"Solicitud de licencia, con goce de dietas, de los CC. Rubén C. Navarro y Miguel Cantón, por veinte días la del primero, y por un mes la del último. Con dispensa de trámites y sin debate fueron aprobadas.

"Se recogió la votación nominal que en la sesión anterior quedó pendiente por falta de quórum, acerca de catorce dictámenes de las comisiones de Puntos Constitucionales y Primera de Relaciones Exteriores, que consultan proyectos de decreto concediendo permiso a varios ciudadanos para aceptar condecoraciones de gobiernos extranjeros y desempeñar cargos consulares y que se insertan en el acta de la mencionada sesión anterior. Resultaron aprobados por unanimidad de ciento cuarenta y seis votos y pasaron al Senado para los efectos constitucionales.

"Solicitud de licencia por diez días, con goce de dietas, del C. Vicente Aranda. Se dispensaron los trámites y sin debate se aprobó.

"Continuó la discusión del dictamen de la Primera Comisión de Comunicaciones que se refiere al proyecto de Ley de Caminos Carreteros.

"La Comisión presentó reformado el artículo 5o., refundiendo en él artículo 7o. Puesto a discusión, el C. Certucha, a nombre de la comisión, lo apoyó, y refutó una objeción que hizo el C. Siurob. El C. Jesús B. González habló en contra; el orador interpeló a la comisión, contestando el C. Certucha, y fue interrumpido por aclaraciones de los CC. Castillo Tapia y Certucha, y por una interpelación del C. Julián S. González. En vista de las contestaciones que el mencionado C. Jesús B. González dio a una pregunta del C. Gandarilla, se estimó que el artículo 5o. no había sido propiamente objetado y se reservó para su votación.

"El artículo 6o. fue atacado por el C. García Téllez y defendido por el C. Certucha, quien contestó una pregunta del C. Montero Villar. El C. García Téllez retiró sus objeciones y este artículo se reservó para su votación.

"Se paso al artículo 8o., pues el 7o., según queda asentado en esta acta, se refundió en el artículo 5o. Dicho artículo 8o., sin debate, se reservó para su votación.

"Lo propio ocurrió con los artículos 9o. y 10, después de que el C. Certucha contestó una interpelación del C. González Garza, acerca del artículo 9o., y otra del C. García Téllez con referencia al artículo 10.

"Los artículos 11, 12, 13, 14, 15, 16, y 17 no dieron lugar a debate y se reservaron para su votación.

"El artículo 18, reformado por la comisión, motivó una pregunta que la misma dirigió el C. Enrique B. Domínguez, contestando el C. Certucha, y aclaraciones de este diputado y del C. Ramírez Corzo. Este artículo también se reservó para su votación.

"El artículo 19, reformado, asimismo se reservó para votarlo después, sin que nadie hiciera uso

de la palabra, así como los artículos 20, 21, 22, 23 y 24 que adicionó a su dictamen la comisión.

"Igualmente se adicionó al dictamen el artículo 25. El C. Gómez Campos estimó redundante este precepto y le refutó el C. Certucha. Como los anteriores, este artículo se reservó para su votación.

"Respecto del artículo 1o. transitorio, el C. Enrique B. Domínguez hizo una objeción, pero luego la retiró atentas la razones expuestas por el C. Certucha, reservándose el artículo para votarlo después.

"Presidencia del C. Salvador Murguía.

"El C. Luis Espinosa impugnó el artículo 2o. transitorio, rebatiéndole los CC. Certucha y Gandarilla. El C. Castilleja interpeló al C. Certucha y éste respondió, agregando que la comisión acepta las observaciones hechas y en esa virtud modificaba el precepto, estableciendo que en el presupuesto de Comunicaciones y Obras Públicas para 1923 se incluirán las partidas necesarias para la construcción y conservación de Caminos Nacionales. El artículo se reservó para su votación.

"Presidencia del C. Salvador Franco Urías.

"Se procedió a la votación nominal de todos los artículos reservados y se aprobaron en un solo acto por ciento cincuenta y siete votos de la afirmativa, contra uno de la negativa del C. Hernández Marín.

"Pasó el proyecto al Senado para los efectos constitucionales y se nombró en comisión para llevarlo a esa Cámara a los CC. Certucha, González Garza, Avilés y secretario Barón Obregón.

"Los CC. Barón Obregón y Gustavo Arce usaron de la palabra para hechos, refiriéndose a la liquidación judicial que últimamente han pedido dos casas bancarias establecidas en esta capital y a a la necesidad que existe de legislar a la mayor brevedad en asuntos bancarios.

"Concluyó la sesión, dándose cuenta con el dictamen de la Novena Sección de la Comisión de Presupuestos acerca del proyecto de egresos del Gobierno del Territorio de Quintana Roo, que recibió el trámite de primera lectura, dispensándosele la segunda lectura, a moción del C. Enrique M. Barragán, para que se discuta el primer día hábil.

"A las veinte horas y quince minutos se levantó la sesión."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta a la Asamblea si la aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Honorable Asamblea:

"La subscripta Comisión de Presupuestos, de acuerdo con el sentir de la Asamblea, en la discusión del presupuesto correspondiente al Poder Judicial, somete a vuestra aprobación la siguiente reforma:

"La partida 2,001, que asignaba como cuota diaria, para cada ciudadano magistrado, $60.00 diarios, se reduce a $50.00.

"La 2,008, correspondiente a un oficial del turno, distribuidor de expedientes, con la cuota de $6.00, en vez de la de $8.00.

"La 2,012, un jefe de la Sección Administrativa, con $15.00, en vez de la que le había sido asignada de $16.00.

"La 2,014, un oficial pagador, con $10.00 diarios, en vez de $12.00.

"La 2,016, correspondiente a un oficial auxiliar pagador, ha quedado suprimida, e igualmente la 2,019, correspondiente a un jefe revisor de las versiones, empleados que percibían $6.00 y $10.00 diarios, respectivamente.

"La 2,022, que consultaba el aumento de un taquígrafo, queda conforme al presupuesto anterior, o sean cuatro taquígrafos.

"La partida número 2,026 se reduce en $1.00 diario, correspondiente al jefe de la Sección de Estadística.

"La 2,027 se reduce a $6.50 diarios para cada uno de los dos oficiales, también correspondientes a la misma Sección de Estadística, en vez de $8.00 que se les había asignado.

"La 2,029, correspondiente a un oficial de partes, se reduce, de $14.00, a $12.00 diarios.

"La 2,031, que consultaba tres mecanógrafos con el sueldo de $5.50, se reduce a dos plazas solamente.

"La partida número 2,037, correspondiente a un conserje, queda reducida a $6.00, en vez de $7.00 que se habían asignado.

"La 2,039, correspondiente a un redactor abogado, se reduce a $20.00, en vez de $25.00 que proponía la Suprema Corte.

"La 2,044, que consultaba un aumento de $1.50 diarios para el corrector de pruebas, queda reducida a $5.00 diarios.

"Las números 2,046, 2,052 y 2,057, correspondientes cada una de ellas a los magistrados de circuito, quedan reducidas, todas ellas de $40.00 a $33.30 cada uno.

"La 2,047, correspondiente a un secretario, abogado del Tribunal de Circuito, se constituye en ...$20.00, habiendo en ella una economía diaria de $5.00.

"La 2,055, correspondiente a 28 escribientes, cuya asignación era de $5.50 diarios para cada uno, ha quedado reducida a la de $5.00.

"La 2,060, correspondiente a 4 escribientes, queda reducida en igual proporción.

"La 2,062, correspondiente a 6 jueces supernumerarios de distrito, se reduce a $30.00, como cuota diaria para cada uno de ellos, en vez de la de $33.33 que tenían asignada.

"La partida número 2,068, correspondiente a un juez de distrito con residencia en el puerto de Tampico, se reduce a la cantidad de $40.00, en vez de $50.00 que consulta la Suprema Corte de Justicia.

"La 2,069, correspondiente a un secretario del anterior Juzgado, queda con la asignación original de $30.00.

"La partida número 2,074, correspondiente a 5 jueces de distrito, con residencia en Chihuahua, Coahuila, Sonora, Tamaulipas, Ciudad Juárez, Piedras Negras, Nogales y Nuevo Laredo, se reduce, de $36.00 a $30.00 diarios para cada uno, y a

los respectivos secretarios de esos mismos juzgados, también se reduce la cuota diaria, de $21.60 a $18.00 diarios.

"La partida 2,080, correspondiente a 32 jueces de distrito residentes en los Estados de México, Morelos, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Zacatecas, Durango, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Colima, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Campeche, Tabasco, Yucatán, Tuxpan, Ver., Istmo de Tehuantepec, 2o. distrito en Baja California, Quintana Roo, y supernumerarios en los Estados de Coahuila, Puebla, Veracruz y Yucatán, se les asigna, en vez de $30.00 para cada uno de ellos, la cuota de $25.00.

"Los gastos ordinarios han sido reducidos en la partida 2,101, destinada al pago de rentas de casas, de $40.00 a $30.00.

"De los eventuales, hemos reducido la 2,102, aplicada a libros y formas impresas, de $10,000.00 a $8,000,00 anuales.

"La 2,103, aplicada a la compra de muebles, útiles y reparación de los mismos, de $25,000.00, queda reducida a la de $15,000.00.

"La de sueldos eventuales, o sea la 2,104, se reduce, de $48,000.00 a $30,000.00.

"La número 2,107, creada para la compra de uniformes de mozos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se reduce, de $2,500.00 a ...$1.000.00.

"La 2,110, creada para el pago de honorarios de peritos, se reduce, de $12,000.00 a $8,000.00.

"Y los gastos ordinarios, cuya partida correspondiente es la 2,111, queda reducida también, de $30,000.00 a un 50 por ciento, o sea la suma total de $15,000.00.

"Como con todas estas reducciones creemos haber interpretado fielmente el espíritu de la discusión habida sobre el presupuesto citado, esperamos de vuestra soberanía que esta vez se sirva otorgar al presente dictamen un voto aprobatorio, toda vez que las reducciones alcanzan la suma de...$242,540.20, no debiendo reducirse a mayor cantidad, sin grave perjuicio de los servicios de este ramo.

"Sala de Comisiones.- México, a 16 de noviembre de 1922.- Por la comisión, M. Lailson Banuet."

Está a discusión.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Lailson Banuet.

El C. Lailson Banuet: Señores diputados: La comisión, de acuerdo con los señores del contra, hizo estas reducciones, las que no comento; la sensatez de vosotros hará aprobar o reconsiderar aquellas que efectivamente han sido demasiado mermadas, como es el sentir personal del que habla, y por espíritu de justicia, me permito hacer la aclaración de que la comisión estaba en lo justo ayer, al sostener que el aumento efectivo de la Suprema Corte de Justicia no era de cien mil pesos, sino de ochenta mil cuatrocientos diez y seis pesos treinta centavos, y el error se debió a que fue distribuído el presupuesto de 21 en vez de distribuirse el presupuesto de 22, y por esto la cantidad es infinitamente menor, como queda demostrado, si se hace una comparación. Yo estoy igualmente animado del buen deseo de que se haga una cosa equitativa. No tengo empeño de beneficiar a nadie, ni de perjudicar a nadie, sino que seamos equitativos, y la comisión está enteramente dispuesta a hacer las modificaciones que se juzguen pertinentes.

-C. Puig y Casauranc José Manuel: Ruego a la Mesa se sirva ordenar sean retiradas las partidas 2,008, 2,068, 2,080 y 2,101.

El C. Manrique: Pido atentamente que se anote la 2,027 como objetada.

El C. secretario Barón Obregón: Por disposición de la Presidencia, y a fin de encauzar el debate en una forma práctica, se pone a discusión la partida 2,001. Los oradores que deseen hacer uso de la palabra, pueden pasar a inscribirse.

El C. Espinosa Luis: En contra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Espinosa Luis: Señores representantes: De las impresiones cambiadas entre los miembros de las distintas secciones que componen la Comisión de Presupuesto, se ha manifestado el criterio en el sentido de que los presupuestos que regirán en 1923, no sean mayores a los del año en curso. Desde luego, este acuerdo merece el aplauso de todos nosotros, y haciendo contraste con esta medida general, algunos compañeros, probablemente impulsados por el buen deseo de hacer economías, han llegado al grado de proponer la modificación de algunas partidas, disminuyendo sueldos, diminución, que, en mi concepto, no está justificada. La partida 2,001, relativa a los sueldos de los magistrados de la Suprema Corte, trae una diminución de diez pesos diarios. En el presupuesto actual, los magistrados de la Corte Suprema ganan sesenta pesos diarios; conforme a la partida modificada, ganarán, en 1923, cincuenta pesos diarios (Voces: ¡Es suficiente!) Señores, yo no vengo a alegar si es, o no, suficiente esa cantidad; yo vengo aquí a hacer consideraciones de índole completamente moral, para llevar al convencimiento de vuestra soberanía que no estamos precediendo, según mi entender, con equidad y con justicia en este caso. Yo quiero, señores representantes, desde luego, comparar lo que gana un secretario de Estado con lo que gana un magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Una voz: ¡Ganan igual!) No señores; naturalmente, conforme a los presupuestos actuales, ganan igual, pero no son funciones iguales ni responsabilidades iguales. Un secretario de Estado, dentro de la Constitución, dentro de la forma de Gobierno que nosotros tenemos, es un funcionario respetable, de alta representación dentro del Ejecutivo; pero no tiene responsabilidades de ningún género, no tiene responsabilidad oficial, no tiene responsabilidad política, no tiene responsabilidad de ningún género; son muy distintas las representaciones de una Secretaría de Estado con las representaciones de un magistrado de la Suprema Corte. Ahora, señores, por lo que hace a conocimientos técnicos, por lo que hace a conocimientos científicos, ¿cómo puede compararse un secretario de Estado con un ministro de la corte? (Siseos. Aplausos.) Yo quiero, señores compañeros, que no nos guíe la pasión; que no vengamos aquí a cometer arbitrariedades, quizá por

un impulsivismo, no de hacer economías de una manera disparatada. Yo estoy seguro de que la Asamblea puede convenir en que sí son necesarias las economías que se imponen., y que hay que hacerlas a toda costa; pero veamos cómo: Desde luego, señores diputados, yo entiendo que los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación son hombres de decoro, respeto y dignidad. (Siseos.) Me refiero, considerándolos individualmente; podrán tener muy grandes defectos, muy grandes lacras, si se quiere, como abogados o en cualquier otro orden que se les juzgue; pero dentro del puesto que ellos representan actualmente, estoy obligado a tributarles el más alto respeto, porque como componentes de un Poder, estoy obligado a tratarlos con el mismo respeto que yo quisiera que ellos me trataran a mí. Desde luego, pregunto a los compañeros: Veamos: ¿qué pensarían, qué opinarían, si en lugar de tener la facultad que tiene la Cámara de Diputados, de expedir el Presupuesto de Egresos, fuera la Suprema Corte, fueran los magistrados los que tuvieran esa facultad, y por un prurito de reducir los sueldos, de hacer economías a lo tonto, a lo inconsciente, de buenas a primeras, de una sola plumada, dijeran: Los diputados, que no hacen nada, según la voz de la calle, la voz general, con veinte pesos diarios tienen de sobra; desde luego suprimámosles trece pesos treinta y tres centavos? ¡Ahí sí dolería, señores compañeros!, y por lo que significara sólo la reducción de trece pesos treinta y tres centavos diarios, no, porque sentiríamos menoscabada nuestra consideración de hombres dignos. (Voces: ¡No!) ¿Por qué hacernos tontos, por qué decir que no? Cuando duele es muy fácil. (Aplausos.) Pero en vuestro fuero interno pensáis como yo; pero naturalmente, no siempre se puede ser sincero. Si todos vosotros queréis proceder con toda justicia, con honradez y con equidad, empezad por descontaros las dietas, fijándoos veinte o veinticinco pesos, y yo seré entonces el primero en aprobar la conducta de los que vienen a pedir la reducción de los sueldos. (Aplausos en la galerías.)

El C. Fabila, interrumpiendo: A los que les gusta la reelección, como a vos.

El C. Espinosa Luis, continuando: Ahora, señores, si queremos ser justos, equitativos y morales, si pensamos respetar las dietas tan crecidas que ahora ganamos, respetemos los sueldos de los magistrados... (Voces: ¡No!) que no se han creado hoy, que se han dado desde las legislaturas pasadas, y si también quierés ir ser justos y equitativos, en buena hora reducid todos aquellos sueldos, pero también reducid los vuestros. No tengáis el impudor de dejar este crecido sueldo que muchos de vosotros no ganáis, y reducir, dentro de un criterio mezquino, a aquellos que sí lo ganan, a los que en mi concepto sí lo merecen. (Aplausos.) He querido poner al desnudo la pasión y el criterio tan torcido que piensa seguir esta Asamblea con la reducción de estos sueldos. En buena hora, ciudadanos representantes, que los miembros de la Suprema Corte sean las primeras víctimas de vuestra inconsciencia, pero que la nación os conozca y sepa con qué torpes estáis procediendo en este caso. (Aplausos en las galerías. Voces en las curules: ¡Huy!)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Manrique.

El C. Fabila: Pero, cómo, ¿dos seguidos en contra? Entonces pido la palabra en pro.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Fabila.

El C. Fabila: Señores diputados: Uno de los argumentos que han causado más impresión en las galerías, del compañero Espinosa, me sugiere la recordación de un cuentecillo de mi pueblo: sucedió una vez, que en la parroquia había una gran función y una gran aglomeración de gente, de manera que para poder entrar, tenían que irse poniendo las puntitas de los pies en los lugares desocupados, que apenas dejaban las faldas esponjadas de las beatas. Paso un aldeano, y una vieja de esas muy regañonas, se creyó pisada o estropeada por el individuo aquél y se volteó muy enojada y le dijo: "Ya me atrompillo usted." "Pero, señora, ni la he tocado a usted." "¿Pero si me hubiera atrompillado"? "¡Si no la he "atrompillado" a usted!" "Sí me ha "atrompillado." "No la he "atrompillado." Y así se estuvieron un cuarto de hora, hasta que se acabó la misa. Lo mismo le pasa al compañero Espinosa. Dice: si los magistrados fueran los autorizados para dictar el presupuesto, es decir, si los magistrados nos "atrompillarán", (Risas.) pues, entonces, compañero Espinosa, ellos tendrían la palabra, y vuelvo a insistir, si nos pudieran "atrompillar"; pero como no nos pueden "atrompillar", el derecho está en nosotros: ¡vamos a "atrompillarlos"! El compañero Espinosa creo que padece un error, porque no se les ha de rebajar su categoría a los magistrados por rebajarles sueldo, sino porque son sueldos en los cuales es posible una reducción. Son, por regla general, individuos de recursos muy superiores a los secretarios y a los oficiales, que ganan cinco y seis pesos diarios. Un individuo con sesenta pesos puede vivir más que holgadamente; por esto es que se les hace una reducción de diez pesos. La misma se les hace a los secretarios de Estado, que en cuanto a trabajo y competencia, no puede haber término de comparación entre ambos. El compañero Espinosa lo único que quiere hacer es venir a "atrompillar" la labor activa de trabajo de esta Legislatura, que desea a toda costa que se expidan los presupuestos. Yo le suplicaría al compañero Espinosa que

El C. Espinosa Luis: Para una aclaración, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: No deseo ir a fondo del debate; creo que si en esta Asamblea prevalece la opinión de reducir lo sueldos del alto personal del Poder Judicial, de los individuos de la Suprema Corte de Justicia, no es necesario, no tengo razones en este momento para ir contra esa opinión dominante; sólo quiero observar que ya que en el presupuesto que ha de aprobarse se calcula el sueldo por día y el sueldo por año, el sueldo total, la comisión debe tener en cuenta, según sea el resultado de esta votación, debe tener en cuenta lo preceptuado por el artículo 127 constitucional; es decir, o dicho de otro modo: en el

supuesto de que está Cámara aprobase la reducción de sesenta pesos, que actualmente disfrutan los magistrados, a cincuenta pesos diarios, esta reducción sólo podría afectar a los magistrados electos próximamente, a partir del mes de junio, del primero de junio próximo. Quiere decir que, aun cuando esta Cámara aprobase la reducción del sueldo, de sesenta a cincuenta pesos diarios, constitucionalmente tendrían derecho los actuales magistrados, a seguir disfrutando la asignación de sesenta pesos diarios, del primero de enero de 1923, hasta el 31 de mayo del propio año. Efectivamente; el artículo 127 constitucional expresa en el capítulo de "Prevenciones generales" de la Constitución, título séptimo: "El presidente de la República, los individuos de la Suprema Corte de Justicia....."

Pero debo insistir : "Los individuos de la Suprema Corte de Justicia recibirán una compensación por sus servicios, que será determinada por la ley y pagada por el Tesorero federal. Esta compensación no es renunciable, y la ley que la aumente o disminuya...." Y estoy planteando, me estoy colocando en la hipótesis, estoy suponiendo que la Cámara aprobase una Ley de Presupuestos que disminuyese la asignación:

"..... y la ley que la aumente o disminuya no podrá tener efecto durante el período en que un funcionario ejerce el cargo."

El por qué de este artículo constitucional es perfectamente conocido: Se trata de impedir que un Poder- El Legislativo en este caso- trate de ejercer presión moral sobre los otros poderes; se trata de impedir que el Legislativo pueda obstruir la labor del Ejecutivo, reduciendo su sueldo injustificadamente, reduciendo sus asignaciones injustificadamente. Se trata de impedir que el Legislativo se aumenta a sí propio sus asignaciones; se trata de impedir que el Ejecutivo trate de lisonjear o adular al Legislativo, proponiendo aumentos en las dietas de los representantes populares. Sea de ello lo que fuere, el artículo 127 constitucional está vigente; en consecuencia, si la Cámara aprobase la diminución de sesenta a cincuenta pesos diarios, la comisión debería hacer una distinción en el presupuesto. Tantos magistrados a sesenta pesos diarios, del primero de enero de 1923 al 31 de mayo, tantos miles de pesos. Es un problema que se resuelve con lápiz y papel. El mismo número de magistrados, once magistrados de la Suprema Corte de Justicia, a cincuenta pesos diarios, del primero de junio de 1923 al 31 de diciembre del propio año..... tanto. Esta es la única observación que quiero hacer a la comisión. (Aplausos.)

El C. Espinosa Luis: Señor presidente: Había pedido la palabra.

El C. presidente: ¿En qué sentido?

El C. Espinosa Luis: En contra.

El C. presidente: En contra tiene la palabra, en vista de no haber oradores en pro, el ciudadano Bautista.

El C. Bautista: En vista de que la razón que iba a exponer es exactamente la misma que acaba de exponer el ciudadano Manrique, no hago uso de la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Debería renunciar al uso de la palabra. El compañero Manrique ha puesto el dedo en la llaga. Ha invocado el artículo constitucional, que tienen obligación de respetar las comisiones y que, quieran o no quieran, tienen que pedir permiso las comisiones para retirar este artículo y presupuestarlo modificado en el sentido que lo manda el artículo 127 de la Constitución. De tal manera que el señor ingeniero Fabila es el que salió trompicado en esta ocasión, porque no fue a la tribuna a exponer razones de ningún fundamento, sino a barbarizar únicamente, sin comprender que estaba por detrás de él un artículo constitucional, el 127, que él desconocía, y las razones que yo había invocado. De tal manera, que sale sobrando a seguir perdiendo el tiempo oponiéndose a este artículo para que no sea aprobado; la Asamblea tiene que respetar, y las comisiones muy principalmente, la Constitución. Yo pido, pues, que se retire este artículo, que no debe ser, para no seguir perdiendo el tiempo.

El C. secretario Barón Obregón: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, manifiesta que, habiendo sido presentado un dictamen por la comisión respectiva y habiendo sido objetadas las partidas 2,001, 2,008, 2,027 ,2,068, 2,080 y 2,101, hace constar que esas serán las que entrarán a discusión; las demás partidas se entienden reservadas para su votación. Y no habiendo oradores inscriptos en pro o en contra de la partida 2,001, que está discutiéndose, se pregunta a la Asamblea si está suficientemente discutida. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutida. Se procede a recoger la votación nominal.

El C. González Julián S.: Moción de orden. En vista de que el ciudadano Manrique hizo objeciones de mucho peso, que la comisión debe tomar en cuenta, y para ahorrarnos un tiempo que es preciso en estos momentos, yo propongo a la comisión que pida permiso para retirar esa partida, con lo que nos ahorraremos un tiempo precioso que estamos necesitando mucho.

El C. presidente: La comisión iba en este momento a pedir permiso para retirarlo.

El C. secretario Barón Obregón: Habiendo pedido permiso la comisión para retirar la partida 2,001 y presentarla reformada en el sentido de la discusión, se consulta a la Asamblea si se concede el permiso. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Está a discusión la partida 2,008. No habiendo oradores inscriptos en pro ni en contra, a pesar de haber sido separada esta partida, se reserva para su votación.

El C. Manrique: ¿La apersona que retiró esta partida ha retirado sus objeciones?

El C. presidente: La Presidencia aclara al ciudadano Manrique que algún compañero diputado objetó desde su curul, indicó a la Secretaría que apartase esta partida, pero la Secretaría no tomó nota del nombre. (Voces: ¡Fue el doctor Puig Casauranc!)

El C. Manrique: Yo pido atentamente que se reserve.

El C. secretario Barón Obregón: La Presidencia consulta, por conducto de la Secretaría, a la

Asamblea, si en virtud de no estar presente el doctor Puig Casauranc, que fue quien objetó este artículo, se reserva para su votación.

El C. presidente: La Presidencia aclara que el propio doctor Puig apartó las partidas 2,008, 2,068, 2,080 y 2,101. La 2,008 está; apartada por el compañero Espinosa.

El C. Manrique: La 2,008 fue objetada por el propio doctor Puig. La 2,007 por mí. Yo solamente pido que se deje para el último término. Si en el momento de anunciarse nuevamente a discusión no está presente el compañero Puig, naturalmente no debe esperarse más.

- El mismo C. secretario: Se va a hacer una consulta a la Asamblea para orientar el debate. Habiendo solicitado el ciudadano Manrique que esta partida se reserve para discutirla al final de las demás, la Presidencia consulta a la Asamblea si se concede este permiso. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. No se concede.

El C. Cuéllar: Moción de orden. Yo creo que la Presidencia debe poner la discusión por orden numérico las partidas, en la inteligencia de las que no sean objetadas deben reservarse para su votación.

- El mismo C. secretario: La Presidencia nuevamente consulta a la Asamblea si concede el permiso que solicita el ciudadano Manrique. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. No se concede el permiso que solicita el ciudadano Manrique. Se reserva para su votación.

- El Domínguez J. Enrique: Para una interpelación. Deseo que la comisión tenga la bondad de informarme si, como se acordó ayer, los que objetaron algunas partidas se acercaron a ella para que tomara en cuenta sus objeciones, y en este caso, si la partida de que se está tratando ya fue modificada, la comisión la presenta modificada en este sentido.

El C. Lailson Banuet: En efecto, ya que fue modificada, pero como las asambleas en proporción difieren de ideas de un día a otro, hoy está nuevamente a discusión.

El C. Manrique: Pido que se aparte la partida 2,008.

El C. González Julián S. : Para un interpelación a la comisión.

El C. Manrique: Pido que se reserve la partida 2,008.

El C. Presidente: La Presidencia aclara que había sido el ciudadano Espinosa quien había apartado esa partida.

El C. secretario Barón Obregón: La Presidencia, por conducto de la Secretaría, hace la aclaración siguiente: que ha consultado dos veces a la Asamblea si se reserva esta partida para discutirse, y no habiéndose presentado ningún orador en pro ni en contra, la Asamblea ha votado dos veces que se reserva para su votación; en consecuencia, la Presidencia considera una necesidad hacer esta aclaración: de que se ha presentado ahora el diputado Espinosa ya fuera de turno y nuevamente tendrá que consultar a la Asamblea si se le concede la palabra; de lo contrario, sería estar jugando.

El C. Cuéllar: Está reservada ya para su votación.

- El mismo C. secretario: Nuevamente la Presidencia consulta a la Asamblea si se toma en consideración la proposición del ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Moción de orden.

El C. Cuéllar: Moción de orden.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Cuéllar José María.

El C. Cuéllar: Indebidamente la Presidencia consulta una vez más, cuando ya la Secretaría hizo la declaratoria de que quedaba reservada para su votación esta parida. Esto no sería más que alterar el orden.

El C. Espinosa Luis: Moción de orden. Señores compañeros: No hay necesidad de festinar esta discusión. El señor presidente anunció que por no encontrarse el ciudadano Puig Casauranc, que había separada esta partida, se reservaba para su votación y que Luis Espinosa tenía separada la partida 2,008. De tal manera, señores compañeros, que lo que yo entendí que se reservaba para votar eran únicamente las partidas separadas por el compañero Puig y de ninguna manera la 2,008 que yo había separado y que el mismo señor presidente había declarado que yo la había separado. De tal manera que mal podía atacar esa partida, tenía que esperar a que me llegara el momento y cuando creí que había llegado, lo he reclamado; de tal manera que no es culpa mía no haberla atacado antes, era imposible haberlo hecho. Yo ruego, pues, a la Asamblea, que por un espíritu de justicia, acceda a que se discuta esta partida.

El C. presidente: La Presidencia manifiesta a la Asamblea que, habiendo consultado dos veces si se reservaba para su votación y habiendo contestado la Asamblea que quedaba reservada para su votación, se ve en el penoso caso de no conceder la palabra al ciudadano Espinosa, a no ser que la Asamblea tome otra determinación.

El C. Manrique: Para una moción de orden, señor presidente. Perdóneseme si es duro el calificativo: me parece que es necio el proceder así. De lo que se trata es de aclarar si se comete una injusticia al reducir la partida 2,008. Yo pedí que se aplazara la discusión hasta que estuviera presente el compañero Puig; pero probablemente hubo confusión en la votación y esto es todo. El compañero Puig se ha presentado y creo que ninguno de nosotros tendrá inconveniente en que exponga sus ideas en contra de la partida 2,008.

El C. secretario Barón Obregón: La Presidencia, en virtud de haber sido un acuerdo de la Asamblea, insiste en sostener la resolución que había dictado, a no ser que la Asamblea no modifique y, en consecuencia, para terminar este debate pregunta nuevamente a la Asamblea si de acuerdo con la proposición del ciudadano Manrique y estando presentes los señores Espinosa y Puig Casauranc, concede que sea puesta a discusión esta partida que ya había sido reservada para su votación. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. No hay mayoría. Se reserva para su votación, Está a discusión la partida 2,027.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Manrique.

El C. Manrique: Señores diputados: Es verdaderamente lamentable que no se tenga para dirigir esos debates un espíritu de mayor amplitud. Si a

interpretación y aplicación del Reglamento vamos, podremos hallar, hojeando el Reglamento, un artículo que autoriza a cualquier diputado, el día en que definitivamente se vota una ley, para presentar adiciones o modificaciones a esa misma ley. En consecuencia, aun cuando se haya declarado que no procedía la discusión de la partida 2,008, en el momento oportuno cualquiera de nosotros que desee objetar el artículo 2,008 después de votar las no objetadas, podrá aún presentar un proyecto de modificaciones a la partida 2,008. De manera que contra argucias de quienes invocan el Reglamento, hay armas de buena ley que el mismo Reglamento nos concede a quienes queremos hacer valer un derecho.

El C. Gandarilla, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación?

El C. Manrique: No, compañero; ahora no estoy en vena de admitir interpelaciones. (Risas.)

El C. Gandarilla: Lo siento, compañero.

El C. Manrique: La partida 2,027, señores, la reduce la comisión, de ocho pesos diarios a seis cincuenta. Anima a la comisión el mismo espíritu de economía que la indujera momentos antes al proponer la reducción de la partida 2,008, de ocho pesos diarios a seis pesos. Yo creo, señores, que si se trata de economizar, la economía debe dirigirse, el espíritu de economía debe dirigir su atención a los gastos globales, a las partidas globales, a las partidas de gastos extraordinarios, a las partidas de cierta cuantía, a los emolumentos asignados a los funcionarios de alta categoría; pero, señores, ¡imaginar que el problema económico de la nación se resuelve disminuyendo el sueldo de un escribiente, que apenas vive con ocho pesos diarios!, disminuyendo este sueldo en un peso cincuenta centavos o en dos pesos, es no tener una idea de lo que significa la economía nacional. Imaginar que el problema económico de México se resuelve reduciendo la mísera asignación de un oficial a quien se reconocen ocho pesos diarios, a la misérrima de seis pesos cincuenta centavos, es un error que comete la comisión Yo pido pues, que la partida 2,027 se modifique dejándola en ocho pesos diarios. Si se trata, compañeros, de dos oficiales de estadística cuya misión es en la Suprema Corte hacer una estadística minuciosa de todos los negocios que tramitan los juzgados de Distrito y la propia Corte; se trata, pues, de un enorme volumen, de una enorme masa de negocios, que son abogados a quienes debe suponerse competencia. Pido, pues, atentamente, que de seis pesos a que la comisión quiere reducirla, se deje en ocho que actualmente tiene. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra la comisión.

El C. Lailson Banuet: Si la Asamblea está de acuerdo, la comisión pide permiso para que sea retirada y modificada la partida objetada; pero me permito hacer que ahora la Asamblea está reconstruyendo lo que ayer demolió, lo que demuestra desde luego que tenía yo razón, y sí han venido aquí a exhibirse mucho.

El C. Gandarilla: Muy bien, eso es.

El C. secretario Barón Obregón: Se consulta a la Asamblea si se concede permiso para retirar la partida 2,027. Se concede permiso.

Está a discusión la partida 2,044.

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Gutiérrez.

El C. Gutiérrez José F.: Señores diputados: Entre las partidas que me permití separar ayer del proyecto de presupuestos del Ramo Tercero, se encuentra la marcada con el número 2,044, que se refiere a un corrector de pruebas del Semanario Oficial. El objeto al apartar esta partida, fue el de pedir, por creerlo de estricta justicia, que se aumente el sueldo de corrector de pruebas, toda vez que es un trabajo laborioso y es un trabajo que muy pocos efectivamente pueden desempeñar a conciencia, porque para ser corrector de pruebas no se necesita solamente saber leer con toda corrección, se necesita, además de esto, conocer los defectos tipográficos que muchas veces los hombres que no conocen de estas labores, no pueden apreciar de una manera fácil. Por esta razón, como realmente es un trabajo verdaderamente técnico, me permití apartar esta partida con objeto de someter a la consideración de ustedes esta proposición: de que el sueldo de corrector de pruebas en vez de ser seis pesos y medio, como lo marcaba el primer presupuesto de ayer, se aumente a la cantidad de ocho. El trabajo que tiene que desarrollar el corrector de pruebas, muchas veces acaba con la vista del trabajador que se dedica a estas labores. Además, se necesita ser un verdadero conocedor del trabajo de tipografía, como decía antes, para poder apreciar no solamente los errores de caja, como vulgarmente se dice, no solamente los errores que por distracción del linotipista puede cometer al hacer la composición del periódico, sino también los errores tipográficos que solamente un técnico, un individuo que conozca la tipografía, pueda apreciar en su verdadero punto para que el trabajo resulte lo mejor posible y lo más correcto. En muchas ocasiones aquí, en el DIARIO DE LOS DEBATES, se encuentran algunas personas desempeñando el cargo de correctores de pruebas sin que efectivamente lo sean y, sin embargo, tienen un sueldo muy superior al que se asigna en la partida 2,044 al corrector de pruebas del Semanario Judicial. Y si, pues, como aquí en el DIARIO DE LOS DEBATES, habiendo elementos que desempeñan el cargo de correctores, sin serlo, porque no conocen absolutamente el trabajo de tipografía, y como una prueba de este aserto puede verse el DIARIO DE LOS DEBATES repartido ayer en esta Asamblea, con una errata garrafal en uno de los discursos pronunciados por un señor diputado. Esto demuestra que solamente los verdaderos conocedores, los verdaderos técnicos en materia de tipografía, pueden desempeñar el trabajo de correctores de pruebas. Por esta razón pido a la honorable comisión que en lugar de bajar el sueldo de los correctores de pruebas a la suma de cinco pesos diarios, lo aumente a ocho pesos por creerlo de estricta justicia. Pido a esta honorable Asamblea que me apoye en esta petición, porque solamente así podremos estimular el trabajo de los compañeros obreros que se dedican a esta clase de labores que implican un trabajo excesivo y muchas veces hasta la pérdida de la vista por el cuidado con que tienen que efectuar su trabajo. Pido a la Asamblea dé su voto aprobatorio, y a la comisión que retire esta partida para que se aumente el sueldo de los trabajadores a que me refiero, a la cantidad de ocho pesos diarios.

El C. Lailson Banuet: Honorable Asamblea: La

Suprema Corte de Justicia consultó como sueldo para este empleado, la suma de seis pesos cincuenta centavos diarios; pero los diputados del contra, ayer sólo aceptaron cinco pesos. Ahora la comisión pide permiso para retirar la partida y presentarla con la suma que consultó la Suprema Corte ..... (Voces : ¡No!) Pues si el sentir de la Asamblea es que se fijen ocho pesos diarios , la comisión así lo hará.

- El C. Secretario Barón Obregón: Habiendo pedido permiso la comisión para retirar la partida 2,044 y presentarla reformada en el sentido de que la cuota sea de seis pesos cincuenta centavos , se consulta a la Asamblea se concede el permiso. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. No se concede el permiso. Continúa la discusión.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Rodríguez Guillermo.

El C. Rodríguez Guillermo: Señores Diputados: El compañero Manrique me convenció de que las labores de este corrector de pruebas lo hacían merecedor de que se le asignara un sueldo de seis pesos cincuenta centavos diarios. Los que impugnaron ayer esta partida partieron de una base falsa, hacían la comparación con el Presupuesto de 1921 y por esta razón redujeron el sueldo a cinco pesos. Ahora bien; como hay dos opiniones, una en el sentido de que el sueldo se deje como está en la actualidad y otra que propone un aumento hasta ocho pesos diarios, yo vengo a opinar en este caso, basado en la crisis espantosa que se deja sentir en toda la República, que nos pone en condiciones de no consentir absolutamente un centavo de aumento, porque estamos viendo que gran número de trabajadores -miles de ellos- están próximos a quedarse sin trabajo, que si nosotros vamos a recargar el Presupuesto por el prurito de aparecer que estamos aumentando sueldos, cometemos un disparate. Además, seguramente yo no volveré a esta tribuna a discutir en este asunto del presupuesto del Poder Judicial, porque lo único que deseo es que se compenetren todos los diputados de que si vamos a discutir partida por partida, no conseguiremos hacer absolutamente ninguna economía por esta razón me extraña, señores diputados, que habiendo estado la comisión enteramente dispuesta ayer a oír todas las insinuaciones, todas las observaciones que se le hicieron sobre las diferentes partidas de este ramo, no se hayan acercado a tiempo los ciudadanos diputados y vengan hoy con el propósito exclusivo de obstruccionar o de alargar indefinidamente la discusión de presupuestos para que no haya presupuestos, a objetar las partidas, cuando antes tuvieron ocasión de remediar esto de una vez por todas. Si queremos que haya presupuestos, si queremos hacer economías de trascendencia, debemos esperar a que se discutan las partidas globales, porque en ellas seguramente podremos hacer economías de millones de pesos y en esta forma sortear la crisis espantosa que todos estamos mirando. Sabed, ciudadanos diputados, que en la región de Orizaba los obreros han sido notificados de que están próximas a cerrarse las fábricas, es decir, están próximos esos obreros a quedarse sin recursos para llevar el sustento diario a sus familias. Y en otras regiones del país está sucediendo lo mismo y no es conveniente, no es justo que nosotros por exhibicionismo estemos reclamando aumento de sueldos cuando no estamos en condiciones de hacerlo, sino, al contrario, hacer todas las economías posibles para reducir la pesada carga que tiene el pueblo.

El C. Montero Villar: Quiero poner de manifiesto que el compañero Rodríguez se ha olvidado por un momento de los obreros a quienes en este momento hay que defender. Voy a enseñarle que el corrector de pruebas es un obrero eminentemente aventajado, porque para serlo se necesita haber estado sobre la caja y el linotipo no menos de veinte años; he interrogado al compañero Gutiérrez para que diga qué tiempo se necesita estar sobre el "machete" (componedor) de la imprenta y las máquinas de escribir para ser un buen corrector de pruebas.

El C. Gutiérrez José F.: Pido la palabra para contestar. No es precisamente un tiempo de veinte años el que se requiere, pero el compañero Montero Villar está en lo justo, pues casi siempre para llegar a ser corrector de pruebas, se necesita haber estado cuando menos de diez a doce años doblado sobre el peinazo o sentado en un linotipo para poder conocer a conciencia lo que significa el trabajo de un corrector de pruebas.

El C. Montero Villar: Así es que ya ve el señor Guillermo Rodríguez cómo se ha olvidado de los obreros siendo él, según dice, un enamorado de ellos...

- El Rodríguez Guillermo, interrumpiendo: No me he olvidado, no he dicho que no merezcan mayor sueldo.

El C. Montero Villar, continuando: El trabajo de referencia no lo puede desempeñar cualquiera persona, aunque se cree generalmente lo contrario. Me he encontrado con varios amigos míos, quienes en la calle me han dicho: -Tú tienes amistad con el director del periódico fulano; tengo en la noche algún tiempo disponible, y por tanto hazme favor de darme una recomendación para que me ocupen, aunque sea de corrector de pruebas. Pero yo les he dicho: -Están ustedes en un error, porque un corrector de pruebas tiene que ser quizá más listo que el escritor, porque tiene que corregir las erratas de imprenta y muchas veces hasta las cuestiones gramaticales. En consecuencia, para que un individuo sepa perfectamente el oficio de impresor y la gramática, es ridículo que le pongamos cinco pesos de sueldo o seis pesos cincuenta centavos; lo menos que puede ganar son diez pesos, pero no los pido, sino sólo acepto lo que está en la mente de la Asamblea, esto es, que sean ocho pesos. Y garantizó al señor Rodríguez que si hubiera subido que era éste un ascenso que tiene en un trabajo un tipógrafo, no se hubiera opuesto, porque no es justo que después de diez años el corrector de pruebas gane menos de ocho pesos y un linotipista llega a ganar hasta veinticinco pesos diarios. Por tanto, suplico a la Asamblea conceda que se den a estos individuos ocho pesos de sueldo.

El C. Arroyo Ch.: Para una interpelación a la comisión.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Arroyo Ch. para una interpelación a la comisión.

El C. Arroyo Ch.: Quiero que la comisión tenga la bondad de decirme si sabe qué tanto ganan los correctores de pruebas de los talleres de la imprenta de esta Cámara; si sabe qué tanto ganan los correctores de pruebas de los talleres gráficos; si sabe qué tanto ganan los correctores de pruebas de los periódicos más importantes de la capital. Si sabe eso, entonces podrá normar su criterio y convendrá en que sí tiene razón el ciudadano Gutiérrez para pedir ocho pesos diarios para el corrector de pruebas del Poder Judicial.

El C. Lailson Banuet: Me permito contestar al señor compañero que no puede la comisión tener criterio, si no hay se está volviendo a hacer lo que ayer se rechazó. Es imposible que un individuo piense al igual que doscientos y tantos ciudadanos que debería estar aquí presentes. (Risas.) Yo propuse seis pesos cincuenta, aumentando un peso cincuenta centavos, y ese peso cincuenta centavos lo echaron abajo ayer en la discusión....

El C. Cantón, interrumpiendo: ¡No!

El C. Lailson Banuet, continuando: Sí, señor Cantón. Usted no está enterado de qué partidas fueron objetadas ni en qué sentido lo fueron. Yo invoco la caballerosidad del señor compañero Barrera para que me diga si de acuerdo con él se hicieron estas modificaciones.

El C. Barrera: Debo advertir que esta es una de las partidas que no fue objetada por mí.

El C. Lailson Banuet: De acuerdo con usted se hicieron las correcciones. (Voces: ¡Ya está bueno!) Por consiguiente, la Cámara está hoy de acuerdo en que se le asigne el sueldo de ocho pesos, pero ayer fue duramente atacada porque aumentó cincuenta centavos a alguno.

El C. González Julián S.: Señores diputados: Es lamentable perder tiempo en cosas que son verdaderas nimiedades, pero a veces es necesario para hacerle honor a la justicia. Si vamos a proceder con esa lógica inflexible que proclama muy alto el compañero Rodríguez, de que no se aumente ni una sola partida aun cuando se trate de actos de verdadera justicia, yo creo, señores, que no habremos cumplido realmente con nuestro deber. La comisión asienta algo inexacto al manifestar que esa partida fue separada ayer con el fin de que fuera rebajada como la generalidad de las partidas. Debo advertir al compañero Lailson Banuet que una partida pudo haberse separado ayer con el fin de que fuera rebajada o aumentada, y en este caso a ocurrido lo último. El compañero Gutiérrez separó esa partida para que fuera aumentada, y la Asamblea parece estar inclinada en el sentido de que se aumente, porque es justo que un corrector de pruebas gane los ocho pesos que propone el ciudadano Gutiérrez.

Yo he sido un mal corrector de pruebas en mis tiempos pasados y, sin embargo, no hubiera estimado mi trabajo de mal corrector de pruebas por seis pesos cincuenta centavos, que propone la comisión. Ahora bien; en el Semanario Judicial de la Federación, en el que debe contraerse enorme responsabilidad, por la índole misma del trabajo que desempeña el corrector de pruebas, queda éste hasta mal retribuído con ocho pesos diarios; pero en la imposibilidad de aumentarle el sueldo, por la penuria del Erario, sostengo que debe fijarse la suma de ocho pesos, esperando que la comisión no tenga tantos escrúpulos para hacer este cambio. "Aplausos.)

El C. secretario Barón Obregón: Habiéndose acercado la comisión a la Presidencia, solicitando permiso para retirar la partida que se discute y presentarla modificada con la cuota de ocho pesos, se consulta a la Asamblea si concede el permiso. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Se concede el permiso. Está a discusión la partida 2,068; y a petición del ciudadano diputado Puig y Casauranc, la Presidencia pone a discusión al mismo tiempo las tres partidas que objeta el mismo diputado, o sean las 2,068, 2,080 y la 2,101.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Señores diputados: la aparente contradicción de criterio que se observa en esta Asamblea respecto de la sesión de ayer y la de hoy, se debe, en realidad, a las torpezas, muy naturales en la primera sesión de discusión de presupuestos. Ayer se creyó ganar tiempo permitiendo que la comisión retirara todas las partidas objetadas sin consultar, como debiera hacer en cada caso, si la Asamblea permite que se retire cada partida que se objeta. No es, por tanto, de extrañar que muchas de las partidas objetadas ayer, hayan sido hoy aprobadas con un criterio distinto. Las pequeñas injusticias que se cometen en la revisión de presupuestos, guiados por un espíritu de excesiva economía, no traen ningún beneficio a la nación, y es perfectamente explicable y satisfactorio que una Asamblea rectifique algún error anterior, inclinándose por el extremo contrario. Este fue el caso, por ejemplo, del corrector de pruebas, que la Asamblea ha llegado a considerar en su verdadero papel de importancia. Efectivamente; en este caso se trataba de un obrero -porque tan obrero es el que obtiene el producto de su trabajo como el esfuerzo de su músculo, como aquél que, por un trabajo intelectual, llega a tener arrugas en la frente-; el corrector de pruebas es de tal modo importante, que quiero contar a la Asamblea -aunque sea para que se ría un poco - lo que puede hacer un corrector de pruebas que tenga empeño en hundir una reputación: En los poco felices tiempos del general González, un periodista de los que hay siempre, que sólo saben escribir artículos laudatorios, escribió un editorial que se titulaba: "Los honrosos antecedentes del general González". Y el corrector, que era más hábil en políticas que el director del periódico, dejó pasar un error de linotipo y apareció: "Los horrorosos antecedentes del general González". (Risas.) Naturalmente, aquella acción del corrector, verdaderamente purificador de la política de aquellos días, fue la puntilla para el periódico oficioso. Nuestro misterio Mariscal, en una hermosa composición poética con motivo de la muerte de algún literato de aquellos días, empezaba una elegía diciendo: "Siento un dolor atroz que me devora....." El corrector cambio la "o" por la "a" y dejó: "Siento un dolor atrás que me devora....." (Risas.) llegando muchos a creer que padecía de hemorroides el poeta. (Risas.) Pero las partidas objetadas, para cuya benévola atención he querido referir estos chascarrillos que venían al caso, en beneficio de

las personas a quienes voy a referirme, son más importantes, porque tratan ya no simplemente del beneficio particular de un trabajador, siempre digno de respeto, sino del beneficio de la colectividad, por los aspectos de justicia de las personas encargadas de este puesto.

La partida 2,068 se refiere al juez de distrito de Tampico; venía en presupuesto de la Suprema Corte, considerada esta partida con una asignación diaria de cincuenta pesos; y ayer, en ese ambiente de propósitos de economía exagerada que predominaron en la Asamblea, y particularmente para demostrar -lo entiendo así - a la nación el sentimiento de disgusto que existía en esta Asamblea por el modo como verificaban sus funciones los magistrados de la justicia federal, fue separada esta partida, apareciendo hoy con una asignación de cuarenta pesos. Pues bien; esta asignación es absolutamente insuficiente para los gastos de una vida, por modesta que sea, en el puerto de Tampico. Un juez de distrito, por su representación social, por su decoro mismo, por la posición en que se encuentra, tiene que gastar, forzosamente, más de cuarenta pesos para vivir y presentarse medianamente limpio. Es aquella una ciudad que muchos compañeros conocen y donde la vida es fantásticamente cara. El humilde orador que habla, en ejercicio profesional nunca tuvo entradas en Tampico inferiores a varios miles de pesos mensuales, y nunca ahorró un centavo, haciendo la vida modesta a que ha estado acostumbrado siempre; y un juez de distrito, que gana cuarenta pesos, que tiene que comer y mantener a su familia y vestir con decoro, no puede, materialmente, vivir, y forzosamente más orillado, sino ha dejarse cohechar, por lo menos, a recibir las propuestas, más o menos veladas, de cohecho, de todas las compañías y de todos los intereses que ven en un individuo que gana veinte dólares en Tampico, a un infeliz. Los trabajadores en Tampico -y viven miserablemente- no ganan muchos de ellos una cantidad inferior a la de cuarenta pesos; albañiles en Tampico hay, y obreros de los que hacen conexiones de tubería, por ejemplo, que ganan de veinticinco a treinta pesos, ganando los maestros siempre arriba de treinta y cinco, y si en estas condiciones estos obreros, que no están obligados a los aspectos sociales, no pueden vivir y no pueden ahorrar, ¿cómo es posible que un juez de distrito, con sólo cuarenta pesos pueda mantener el decoro a que le obliga su categoría? Yo considero, por lo tanto, de elemental justicia, que volvamos a poner al juez de distrito de Tampico, la asignación que consultaba anteriormente la comisión, es decir, la asignación de cincuenta pesos diarios, con lo que apenas le bastará, decorosamente, para vivir.

El C. González Julián S.: Para una interpelación, señor presidente.

El C. presidente: Tiene usted la palabra para una interpelación al orador.

El C. González Julián S.: Aunque no conozco Tampico, tengo entendido que uno de los gastos que minan el patrimonio o el sueldo de una persona, es la renta de casa, porque principalmente usted me ha dicho que es exagerada. Yo quiero preguntar a usted si tiene conocimiento, compañero Puig y Casauranc, de si el juez de distrito de Tampico reside, como la mayoría de los jueces de distrito, en la casa que paga la nación para los juzgados. Si es así, no hay caso para aumentar a cincuenta pesos diarios, como usted propone, porque esa circunstancia le evita pagar las crecidas rentas que se pagan en Tampico, porque con esta ayuda no creo que tenga caso el aumento que usted propone ciudadano Puig.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Efectivamente; el juez de distrito de Tampico reside en alguna casa que se paga con cargo a partida distinta; pero precisamente porque reside en esa casa, encuentro yo posible que viva un juez de distrito con cincuenta pesos. Si el juez de distrito tuviera que pagar su habitación, necesitaría aumentar su presupuesto, por el sólo concepto de casa, en no menos de quinientos pesos. Dos piezas que yo ocupaba en Tampico me rentaban doscientos veinticinco dólares. Es claro que, como el juez de distrito no tiene que pagar casa, por eso puede alcanzarle el sueldo de cincuenta pesos para vivir con un insignificante decoro, y siempre que sea una persona de orden, que no distraiga nada de su sueldo en atenciones de otra naturaleza que las de una vida moderada.

Los señores diputados saben perfectamente que el clima de Tampico es de tal manera fuerte para personas que no están acostumbradas a él, que imposibilita a las personas que no son de aquellos lugares, a vivir todo el curso del año en Tampico. No hay profesional cuya familia sea del centro de la República, que no se vea en el caso de tener como unos ocho meses a sus familiares en cualquiera otra población, en San Luis, en México, en cualquiera otra parte del interior de la República. La asignación de cincuenta pesos diarios - y hay aquí muchos compañeros que conocen Tampico- apenas será suficiente para que el juez de distrito pueda vivir con cierto decoro. El actual juez de distrito en Tampico -puedo dar este dato a los señores diputados- en ocasiones en que su familia está ausente del puerto, no puede ir a comer a ningún restaurant, sino que tiene necesidad de ir a comer a una modesta fonda de segunda, tercera o cuarta categoría, como le paso al compañero Portes Gil, a quien vi comer en una de esas fondas en la que yo también tuve el honor de comer.

El C. Portes Gil: Efectivamente, la asignación de cuarenta pesos para el juez de distrito de Tampico me parece sumamente reducida, pues aun con la cantidad de cincuenta pesos diarios, el juez de distrito tendrá que llevar una vida muy humilde. Como en la actualidad la Suprema Corte de Justicia ha designado como juez de distrito en Tampico a un abogado muy honorable y muy competente, que tiene honrosísimos antecedentes en la judicatura, es el señor licenciado Lira y Lira de Guanajuato, me parece muy conveniente que no se escatime a este abogado la bicoca de diez pesos de sueldo, con los cuales apenas cubrirá modestamente su presupuesto.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: La partida 2,080 se refiere a treinta y dos jueces de distrito que consulta la comisión, en este nuevo espíritu de economía que ha prevalecido hoy, con la asignación diaria de veinticinco pesos....

El C. González Julián: ¡Moción de orden! No nos vamos a entender así. Si el señor Puig y Casauranc va a discutir a la vez varias partidas, cuando llegamos a la última, habremos olvidado sus argumentaciones y sugestiones.

El C. Puig y Casauranc: Como se trata de dos partidas de la misma naturaleza, creí oportuno evitar a la Asamblea la molestia de subir a la tribuna por segunda vez; pero si los compañeros lo desean, ruego a la comisión que retire la partida que se refiere al juez de distrito de Tampico para señalarle la dotación de cincuenta pesos diarios que se consultaba ayer. Después me ocuparé de las partidas posteriores.

El C. secretario Barón Obregón: La comisión ha pedido permiso para retirar de la discusión la partida 2,068 que se relaciona con el sueldo de juez de distrito del puerto de Tampico. La Presidencia, por conducto de la Secretaría, consulta a la Asamblea si se concede el permiso. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

El C. González Julián: Pido la palabra en contra. (Voces: ¡Estamos en votación!)

- El mismo C. secretario: Se concede el permiso. Está a discusión la partida 2,080.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Señores diputados: La partida 2,080 se refiere a treinta y dos jueces de distrito para los cuales la comisión consulta una asignación diaria de veinticinco pesos. En este mismo presupuesto, y entre las partidas que no han sufrido objeción y que por lo mismo han sido separadas para votarse posteriormente, me encuentro la partida 2,073 en donde se consulta la asignación diaria de treinta pesos para los jueces de distrito de la Baja California, Chihuahua, Coahuila, Sonora y segundo distrito de Tamaulipas. No hay razón - no puede encontrarla por lo menos el oponente- para que jueces de distrito de la misma categoría tengan distinto sueldo. Si en la partida 27 hemos aceptado ya -ha aceptado la Asamblea, puesto que no se objetó- que se les dé una asignación de treinta pesos, ¿por qué motivos las partidas correspondientes a los jueces de distrito consignados en el renglón 2,079 se consultan a veinticinco pesos? Podría pensarse, señores diputados, que porque la vida es más cara; voy a demostrar a la Asamblea que no lo es. En el renglón 2,079, entre los jueces de distrito, se consulta el de Tuxpan y el de Tehuantepec; y, señores diputados, si la ciudad de Tampico es cara, la de Tuxpan es por lo menos dos veces más cara, hasta el extremo de que los que hemos vivido en aquella región, cuando salimos de Tampico y vamos a los campos petroleros a la región de Tuxpan y tenemos que pagar los exorbitantes precios que se acostumbran en esta regiones, cuando regresamos a Tampico, a pesar de los precios exagerados, tenemos la impresión de que nos están regalando las cosas. De modo, ciudadanos diputados, que ¿por qué vamos a poner al juez de Tuxpan una asignación de veinticinco pesos con la cual no podrá posiblemente comer a medio día, señores diputados? Todas las demás poblaciones consideran en este renglón, quizá son de vida más barata que las poblaciones de la Baja California y demás que están consideradas en la partida 2,080, pero tratándose de empleados de la misma categoría y en la imposibilidad de establecer un verdadero tipo de costo de vida, me parece preferible pagar uno o dos pesos más, y no hacer que por lo menos dos de los jueces de distrito, el de Tuxpan y el de Tehuantepec, tengan asignaciones absolutamente insuficientes. Me permito observar a los señores diputados que el resultado forzoso de estos sueldos insignificantes, es que los hombres verdaderamente competentes, los abogados que no son fracasados, no puedan aceptar posiciones de esta naturaleza. Si son honorables, sabiendo que tienen una asignación que no les basta para sus necesidades, no pueden conscientemente ir al sacrificio personal y de las familias y entonces queda la puerta abierta únicamente, como sucede casi siempre, para aquellos fracasados, para aquellos hombres que por tener taras, por insuficiencia intelectual, por falta de honradez o por cualquiera otra cosa, son verdaderos descalificados de la profesión de abogado, y a ellos se les da el puesto porque nadie lo solicita para ir a esas regiones. Lo mismo pasa en el Territorio de Quintana Roo.

Voy a hacer a los diputados una demostración palmaria absolutamente de lo poco codiciados que son estos puestos. Los señores diputados saben que en nuestra organización eminentemente burocrática, obtener un empleo es algo así fantástico; se necesita meses e influencias y más influencias para obtener un modestísimo empleo, aun en la imprenta de esta Cámara, donde el compañero Barón Obregón abre sus brazos de patrono; pues a pesar de esto, en una ocasión que un amigo me suplicó que le ayudara a conseguir un empleo en un Juzgado de Distrito de la región petrolera, bastó una suplica de medio minuto al procurador general, de quien no era amigo, para que dejara: "Si, hombre, ¡Encantado! si hace dos meses que estamos buscando quien vaya allá y nadie quiere ir". De manera que si además de las malas condiciones del clima, la insalubridad de la región y otras desventajas reducimos el sueldo, vamos a hacer que sólo vaya la escoria de los abogados. Pido que esta partida se rechace y que se presente con la cuota de cincuenta pesos diarios.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Barón Obregón.

El C. Barón Obregón: Voy a ser sumamente breve, pero quiero hacer un razonamiento muy parecido al que acaba de hacer el diputado Puig y Casauranc en lo que se relaciona al juez de distrito de Tuxpan. Ya en alguna ocasión he tenido la oportunidad de señalar a esta honorable Asamblea la forma de vida que se tiene en la región petrolera, muy especialmente en el puerto de Tuxpan; pero si se consulta una partida con la asignación de cincuenta pesos para el juez de distrito del puerto de Tampico, y la Asamblea está perfectamente acorde en conceder esta cantidad para que ese puesto esté representado por un abogado competente y honorabilísimo, yo tengo que usar los mismos argumentos que el estimable compañero Portes Gil, pidiendo lo mismo para el juez de distrito de Tuxpan, que está en idénticas condiciones a las del juez de Tampico, con la agravante de que el juez de distrito del puerto de Tuxpan es el que está conociendo en este caso de todos los asuntos de índole petrolera y en la inteligencia de que el sueldo que percibe este funcionario no

está de acuerdo con las exigencias del medio en que va a trabajar; con toda seguridad tendrá que sufrir la corrupción de ese medio, corrupción perfectamente explicable cuando se está en contacto con millones y millones de pesos, como en aquella región. Por ello pido a la honorable comisión que retire de esta lista la partida 2,080, la referente al juez de distrito de Tuxpan, a efecto de que quede comprendida en una partida especial, como en el caso del juez de Tampico, puesto que están en las mismas condiciones y el decoro de aquella región lo exige.

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra. Señores compañeros: A lo dicho por los compañeros Puig y Obregón, quiero agregar algo que de seguro convencerá a sus señorías para que se fije la cantidad de treinta pesos diarios a todos los jueces de distrito de la República.

Desde luego, señores, la función del juez de distrito es una altísima misión; estos funcionarios del Poder Judicial son los más expuestos a las arbitrariedades de los gobernadores de los Estados y de las autoridades militares; por sus mismas funciones, por la naturaleza de ellas, son los que tienen que desafiar las iras de los malos gobernantes y están expuestos a toda clase de atentados y hasta a asesinatos. Yo no encuentro justo, ciudadanos diputados, que después de que los presupuestos de 1920, 1921 y 1922 fijan la cantidad de treinta pesos a estos ciudadanos, ahora nosotros, por ese espíritu que antes criticaba yo, de hacer economías, encajen o no encajen, les reduzcamos cinco pesos y se creen privilegiados odiosos a favor de determinados jueces de distrito. Yo creo que por un espíritu de equidad debemos asignarles el sueldo que han tenido y tienen, esto es, treinta pesos diarios a todos y cada uno de ellos. Desde luego estoy de acuerdo con los impugnadores porque las economías deben hacerse en las partidas globales, en aquellas que suman cientos de miles de pesos y que se destinan para gastos más o menos obscuros y de difícil explicación; pero tratándose de sueldos y más de los que corresponden a los jueces de distrito, creo que no hay razón para disminuirlos. Debemos sostener el sueldo de treinta pesos para todos los jueces de distrito de la República, porque es el sueldo que han venido disfrutando desde hace varios años. Ruego a la comisión tenga la bondad de modificar su partida en el sentido que propongo, y a la Asamblea que lo apoye.

El C. secretario Barón Obregón: Habiendo solicitado permiso la comisión...

El C. González Julián S.: ¡Moción de orden! Un momento. Tengo la palabra en pro.

Presidencia del C. MURGUÍA SALVADOR

El C. Presidente: La comisión va a retirar su dictamen .

El C. González Julián S.: No lo puede hacer.

El C. secretario Barón Obregón: Habiendo perdido permiso la comisión para retirar esta partida, hay la necesidad de consultar a la Asamblea si lo aprueba o no porque así es la práctica reglamentaria. En consecuencia, la Secretaría consulta a la Asamblea si permite retirar a la comisión la partida 2,080 para presentarla modificada en la forma siguiente: partida 2,080 bis, especial para el juez de distrito de Tuxpan, y una partida 2,080 para todos los demás jueces de distrito, señalándoles la cantidad de treinta pesos diarios en lugar de veinticinco. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie.

El C. González Julián S.: ¡Moción de orden!, señor presidente.

El C. Espinosa Luis: ¡Moción de orden! Que se haga la pregunta partida por partida, para que la Asamblea no vaya a encontrarse forzada queriendo votar en pro una y en contra otra.

El C. González Julián S.: Quiero saber por qué se pide permiso para retirar una partida que no está en el presupuesto, o sea la 2,080 bis, que es una innovación.

El C. presidente: La Presidencia aclara que habiendo el diputado Espinosa pedido la palabra para una moción de orden en el mismo sentido de que se vaya votando partida por partida, no tiene objeto la moción de orden del ciudadano González.

El C. secretario Barón Obregón: La Secretaría, de acuerdo con la petición del ciudadano Espinosa, va a consultar a la Asamblea si permite a la comisión retirar la partida 2,080 para presentarla con exclusión de la de Tuxpan, Veracruz, en la forma siguiente: asignando treinta pesos en lugar de veinticinco para todos los jueces de distrito. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. (Voces: ¡No hay mayoría! ¡Si hay mayoría!)

El C. González Julián S.: ¡Reclamo la votación!

- El mismo C. secretario: La Presidencia declara que hay mayoría.

El C. González Julián S.: Reclamo la votación, señor presidente; no hay mayoría. - El mismo C. secretario: La Presidencia comisiona al ciudadano diputado González para que ayude a contar. Se ruega a los ciudadanos diputados que voten afirmativamente, concediendo permiso a la comisión para retirar su dictamen, se sirvan ponerse de pie. La Presidencia manifiesta que hay mayoría; en consecuencia, se retira el dictamen de la discusión. Está a discusión la partida 2,101, que se relaciona con los gastos ordinarios, y dice:

"Los gastos ordinarios han sido reducidos en la partida 2,101, destinada al pago de rentas de casas, de $40,000.00 a $30.000.00."

El C. Barragán Enrique M.: Ruego a la comisión, representada por el estimable compañero Lailson Banuet, se sirva decirme qué fundamento tuvo para reducir de cuarenta a treinta mil pesos la partida 2,101, que se refiere a rentas de casa.

El C. Lailson Banuet: Ese razonamiento ha estado haciendo desde ayer. A varios ciudadanos diputados, encabezados por el ciudadano Barrera, les pareció que debía reducirse la renta, sin fundamento legal, a mi juicio, porque no tuvieron los contratos a la vista. La comisión, por lo tanto,

no hizo ahora más que presentar el artículo en el sentido de la discusión de ayer.

El C. Barragán: En este caso yo ruego a la comisión se sirva dejar la partida tal como fue presentada en un principio, toda vez que estas sumas de dinero están destinadas a cubrir rentas de casas que la Suprema Corte de Justicia alquila en todos los ámbitos de la República para sus dependencias. Estas casas están sujetas a contratos y la Suprema Corte se vería en difícil situación si se le redujera esta partida.

El C. Barrera Elpidio: Pido la palabra, señor presidente, en pro de la reforma. En el presupuesto antiguo, señores, hay treinta mil pesos, y hoy se aumenta a cuarenta mil pesos. Nosotros, consecuentes con el espíritu de economía, en este caso muy justificado, no admitimos el aumento de diez mil pesos. Suplicamos a la Asamblea que deje la partida tal como estaba en el presupuesto, o sea con treinta mil pesos.

El C. secretario Barón Obregón: Continúa a discusión. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra en pro o en contra, sírvanse pasar a inscribirse.

El C. Domínguez J. Enrique: Una interpelación. Que informe la comisión si se acercó a la Suprema Corte para tomar datos acerca del importante de los contratos celebrados por arrendamientos de casas.

El C. Lailson Banuet D: Iniciada la discusión, la comisión manifestó que fue la Suprema Corte de Justicia que allí se le convenció de que los gastos eran justos y que, en el criterio de la comisión, era bueno lo que presentaba a vuestra consideración. Si hoy esta soberanía cambia de opinión, la comisión también tendrá que cambiar.

El C. Domínguez: Suplico a la comisión haga una exposición de las razones que tuvo la Suprema Corte de Justicia y que convencieron a la propia comisión.

El C. Lailson Banuet: Entre otras cosas, el alza inmoderada de las rentas que se experimenta en todo el país y que tiende a aumentar cada día; después, el cambio de locales, con tendencia a mejorar decorosamente los sitios donde están establecidos los juzgados de Distrito.

El C. Montero Villar: ¿No cree la comisión que se vería muy apurada la Corte cuando tuviera que contestar en el amparo de un propietario al que no se le pagara la renta, sencillamente por no haber dinero para pagarlas?

El C. Lailson Banuet: Yo agradecería al compañero Barrera que él se encargara de contestar a usted.

El C. Barrera: Yo sostengo, señores, que creo excesivo el aumento porque, por ejemplo, en Saltillo, la casa que ocupa el Cuerpo Judicial, es amplísima; las oficinas del magistrado de circuito ocupan dos cuartos, y el resto de la casa lo ocupa el señor licenciado con su familia, y paga por esa inmensa casa, cien pesos al mes, y hay muchas partes de la República donde las rentas son muy baratas. Se adujo por el señor diputado Puig y Casaurac que en Tampico las rentas son excesivas; no es cierto, ya paso esa época; ahora las rentas han disminuído notablemente; todo el mundo sabe que allí los negocios han decrecido, y esto tiene que ir de acuerdo con lo que el propietario cobra por rentas de casas. Respecto de esto, voy a referir a ustedes que hace tres años viví en Tampico, y el juez de distrito se asistía en la misma casa que yo, ¿y saben ustedes cuánto pagaba mensualmente por la asistencia? Noventa pesos. La vida en Tampico, en relación con la vida capitalina, es la misma, con excepción de la renta de la casa. Por eso yo estaba en contra; pero ya la Asamblea aprobó que se pagaran cincuenta pesos al juez de distrito de Tampico; cuarenta pesos sobra y basta para vivir allí; sin embargo, ya la Asamblea lo aprobó y no tengo más qué decir. Acerca de esto, señores saben que la razón que adujo el compañero Lailson Banuet como manifestada por la Suprema Corte, del aumento excesivo en las rentas, no es razón que debamos tomar en cuenta, porque son casos excepcionales en la República el que las rentas sean excesivas.

El C. secretario Barón Obregón: Habiendo pedido permiso el ciudadano Lailson Banuet para retirar de la discusión la partida dos mil.... (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Barrera: ¡Pero si nadie la ha objetado, señor presidente!

El C. presidente: Pero la comisión quiere retirarla. (Voces: ¡No! ¡No!)

- El mismo C. secretario: La comisión pide permiso, y la Asamblea si permite retirar de la discusión esta partida. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. No se concede el permiso. Continúa la discusión.

El C. Lailson Banuet: Queda en pie la cantidad de treinta mil pesos, en vez de la de cuarenta mil, y se reserva para su votación.

El C. secretario Barón Obregón: En consecuencia, no habiendo oradores inscriptos ni en pro ni en contra, la Secretaría declara que la partida 2,101 se reserva para su votación. La comisión presenta a la consideración de la honorable Asamblea, la partida 2,001 reformada en la siguiente forma:

"Once ministros propietarios del 1o. de enero al 31 de mayo, a $60.00 diarios." Está a discusión. No habiendo oradores inscriptos, se reserva para su votación. La misma comisión presenta la partida 2,001 bis, que dice:

"Once ministros propietarios, del 1o. de junio al 31 de diciembre, a $50.00 diarios."

Está a discusión. No habiendo oradores inscriptos ni en pro ni en contra, se reserva para su votación.

La misma comisión presenta reformada la partida 2,027, como sigue:

"Dos oficiales, a $8.00 diarios."

Está a discusión. No habiendo oradores inscriptos ni en pro ni en contra, se reserva para su votación.

La misma comisión presenta reformada la partida 2,044, como sigue:

"Un corrector de pruebas, a $8.00 diarios."

Está a discusión. No habiendo oradores inscriptos ni en pro ni en contra, se reserva para su votación.

La misma comisión presenta la partida 2,068, reformada de la siguiente manera:

"Un juez, con residencia en Tampico, $50.00 diarios."

Está a discusión.

Presidencia del C. PUIG Y CASARANC JOSÉ MANUEL

El C. Barrera Elpidio: Pido la palabra en contra.

El C. González Julián S.: En contra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Barrera.

El C. Barrera: Señores diputados: Habiendo aceptado la partida 2,011 para los magistrados de la Suprema Corte, con una asignación de cincuenta pesos diarios, no creo justo que al juez de distrito de Tampico se le asigne una cantidad igual. En Tampico, señores, la vida ha disminuído notablemente. Los que hemos estado allí sabemos que la carestía de la vida era exorbitante hace dos o tres años, en que los dólares se barrían con la escoba; pero ahora, cuando Tampico esto pasando por una crisis espantosa, las rentas, que es lo único que ha estado siempre caro allí, han bajado notablemente. Os decía hace un momento que el juez de distrito de Tampico se asistía en la misma casa que yo; nos daban una asistencia buena, por noventa pesos, en aquel entonces. Yo he pagado ciento cuarenta pesos mensuales de asistencia únicamente, pero ya era una asistencia en que yo comía a la carta. Aquí, en México, señores, muchos diputados que vivimos sin familia, sabemos perfectamente que tenemos los mismos gastos: cien pesos por asistencia, noventa cuando menos. Así es que no hay razón para conceptuar al señor juez de distrito de Tampico con unos gastos exorbitantes. Regularmente, el individuo que vive allí, vive sin familia, así es que tiene menos gastos que hacer. Yo ruego, señores, que aprobéis la asignación de cuarenta pesos diarios para el juez de distrito de Tampico.

El C. Barón Obregón: Me he inscripto en pro de la proposición presentada por la comisión, por otras razones muy distintas de las que ha considerado el diputado Barrera. No es en aquella región la vida ni los gastos personales del empleado lo que debe tomarse en consideración; es necesario que vuestra atención caiga en otra cosa de más importancia. Como acaba de manifestarse, en aquellas regiones donde la justicia tiene que estar administrada por elementos de honorabilidad absoluta y por personas que tengan completo conocimiento, en esas regiones es más radical la selección. Es necesario, pues, que el juez esté perfectamente bien retribuído; en sus manos están los grandes negocios de las compañías petroleras. Hay las mismas razones que aduje para pedir que el juez de Tuxpan tuviera igual remuneración que el de Tampico; por sus manos pasan constantemente negocios en que se versan cantidades de representan millones de pesos, y no es el mismo caso de la justicia a secas que administran los jueces de distrito en otras partes de la República, donde no hay en juego esta clase de negocios de las compañías petroleras. En aquella región son tentadoras para todos los funcionarios de la Federación las ofertas que constantemente reciben de las compañías para que administren justicia en una forma indebida en bien de los intereses de las propias compañías. Allí es donde precisamente el Poder Judicial debe estar mejor remunerado aún que los propios magistrados de la Suprema Corte de Justicia. Por estas razones, y no por carácter personal que acaba de indicar el ciudadano Barrera, es por lo que solicito de la Asamblea que consienta en que estos jueces de Tampico y Tuxpan estén pagados especialmente, y que a la hora de nombrarlos, los que tenemos interés en aquella región, pidamos y exijamos en una forma clara y contundente que estas personalidades sean nombradas dentro de lo más escogido del foro mexicano y dentro de lo más honorable del mismo.

El C. González Julián: Señores diputados: Lo que paso ayer, después de todo, según se está viendo, no fue sino una tempestad en un pequeño vaso de agua. La tendencia que demostró ayer esta Asamblea de disminuir los sueldos de los empleados del Poder Judicial, o cuando menos dejarlos como se encontraban en el actual período de ejercicio, ya está pasando a la historia; ya estamos volviendo por los fueros del derroche y de la prodigalidad; ya estamos creando una burguesía burocrática a costillas del Gobierno de la Federación... (Voces: ¡Del pueblo!) y esto no es justo y es absurdo. Se pretende que basándose en la carestía de la vida en Tampico, el juez de distrito gane cincuenta pesos diarios y no cuarenta, como lo había propuesto la comisión. Ahora el ciudadano Barón Obregón nos viene con un argumento, pero que en el fondo es el mismo argumento ya en desuso desde que estamos discutiendo presupuestos: la codicia tentadora que está al alcance de los jueces de distrito. En ese caso, si vamos a querer que los jueces de distrito queden inmunes a esa codicia, si vamos a querer ponerles una barrera para que no pase ese oro líquido que viene de los bolsillos de Green muchas veces para corromper a los funcionarios judiciales, entonces no serán bastantes cincuenta pesos diarios para poner esa barrera; entonces, ciudadano diputado, será necesario que estemos pendientes de que si la Huasteca Petroluem Company quiere tentar al juez de distrito con cinco mil pesos, el Gobierno federal esté listo para ofrecerle diez mil, para que de esa manera no se venda. (Aplausos.) Es absurdo, ciudadanos diputados, que se haga este aumento únicamente a base de la carestía de la vida, a pesar de que no puede ser más que un sofisma la mencionada carestía, puesto que ya dijo el compañero Barrera que la vida en Tampico no es más cara que en la ciudad de México; y si tenemos, ciudadanos diputados, que el juez de distrito en Tampico va a disfrutar de una buena casa que le paga la Federación; si tenemos que el sueldo le va a quedar íntegro para sus necesidades familiares, entonces no veo la razón para que les llenemos los bolsillos a estos jueces que muchas veces son testaferros de los gobiernos de los Estados y eunucos de las compañías petroleras. (Aplausos.) Queremos equiparar a un juez de distrito, en muchos

casos persona despreciable por su venalidad, con un funcionario que haga algo en bien de las ideas redentoras de la humanidad; a esos individuos que en la mayoría de los casos, en la generalidad de los casos están vendidos al capital, porque esos son sus antecedentes, porque esa es la educación que han recibido desde las aulas; queremos deificar a esos personajes mistificadores, a esos personajes que no se sujetan al espíritu de la ley, sino únicamente a la letra muerta de las leyes. Los jueces de distrito, que nunca se ha visto que hagan algo en bien de los trabajadores, en bien de las clases agremiadas; los jueces de distrito, que constituyen el látigo que macera las espaldas de los desvalidos, de los desheredados, esos, señores, van a ser ahora los que merezcan nuestra atención, les vamos a llenar los bolsillos de oro, únicamente porque la vida es cara en el puerto de Tampico. Yo pregunto a cualquiera de los ciudadanos representantes de la Entidad tamaulipeca, que me diga cuál es el sueldo de que disfruta el gobernador de aquel Estado.... (Murmullos.) Me dirijo principalmente al ciudadano Candelario Garza, para que tenga la bondad de decirme cuánto gana, nominalmente, por supuesto, el ciudadano gobernador del Estado de Tamaulipas.

El C. Hernández Marín: Nominalmente, ¿eh? Sin buscas....

El C. Garza Candelario D: Pido la palabra para contestar. Debo decir al compañero que en el presupuesto que yo conocí, y que no sé si habrá sido cambiado, tiene dos mil pesos mensuales; no le puedo asegurar al compañero si esto es con gastos de representación, o sin ellos; pero sí le puedo asegurar que esa es la cantidad que ha ganado.

El C. González Julián S.: ¿Y el ciudadano secretario de Gobierno?

El C. Garza: El ciudadano secretario general de Gobierno gana mil pesos.

El C. González Julián S.: Pues bien estoy muy satisfecho, y muchas gracias, compañero Garza. Tenemos, pues, que el ciudadano gobernador del Estado de Tamaulipas, cuya personalidad indudablemente que está muy por encima de la personalidad de un juez de distrito... (Voces: ¡No! ¡No!) ¡Sí, señores!, porque esos jueces de distrito, que deberían estar para defender a la sociedad, porque esos jueces de distrito, que no deberían ser tan vendidas y tan venales, en la generalidad de los casos no son sino una lacra para el Poder judicial. (Murmullos.) Pues bien; el gobernador de un Estado gana dos mil pesos, el secretario general del Gobierno gana mil pesos, y, en cambio, a un juez de distrito, que no sirve más que para conceder amparos indebidos, vamos a concederle cincuenta pesos diarios. ¡Este es un absurdo! ¿O qué es, ciudadanos diputados?

El C Martínez Adame: Pido la palabra para hacer una interpelación al orador.

El C. González Julián S. D: Sí, señor, con mucho gusto.

El C. Martínez Adame: Señor diputado: Usted seguramente no es abogado ni conoce de Derecho....

El C. González Julián S., interrumpiendo: No, ni quiero.... (Risas.)

El C. Martínez Adame, continuando: ...pero ya es tiempo de que empecemos a poner los puntos sobre las íes. Es muy fácil venir aquí a proferir todas las injurias contra una Administración de Justicia que la misma Asamblea ha creado, no ésta, sino la pasada. En nuestras manos está crear la nueva Administración de Justicia; vamos a laborar para el futuro; de manera que no tenemos derecho de estar arrojando cieno constantemente contra las personas que son honorables. (Aplausos en las galerías) y usted, señor diputado, sabe que tanto un juez de distrito como un magistrado de la Suprema Corte, como todo funcionario judicial, tiene el deber ineludible de protestar, como protestamos nosotros, respetar la Constitución y las leyes que de ella emanen. Los jueces de distrito que conceden amparo porque la Ley de Amparos es defectuosa, no son los responsables; somos nosotros, que hemos hecho leyes adecuadas al medio social; de manera que ya es tiempo de que refrenemos esa manía barata de injuriar a la Administración de Justicia, y reformar las leyes, y ya que estamos en el momento de proceder al nombramiento de la nueva Administración de Justicia, nombrar personas idóneas, y reformar la ley, la ley, señores, sobre todo, porque para el juez, su misión más alta y su misión debida es solamente cumplir la ley.

El C. González Julián S.: Tenía que ser un abogado, ciudadanos diputados, el que viniera por los fueros de sus correligionarios; tendría que ser un abogado el que quisiera venir a cubrir las úlceras que existen en el actual Administración de Justicia. (Aplausos. Siseos. Murmullos.) ¡Menguada Administración de Justicia, ciudadanos diputados, que se vende al mejor postor; menguada Administración de Justicia, que es la barrera donde se detienen todas las reformas y todas las conquistas de la revolución! (Aplausos.) Los que hemos venido propugnando desde tiempo atrás por traer una conquista efectiva para las clases obreras de donde provenimos ciudadanos diputados, no podemos nunca oír ese desplante con que se nos viene a hablar de lo bondadoso, de lo generoso, de lo grandioso que resulta actualmente el funcionamiento de la justicia federal. Si hemos visto, ciudadanos diputados, que todas esas mejoras consignadas en el artículo 123 de la Constitución caen al golpe del hacha de la Suprema Corte; si hemos visto que cuanta medida avanzada surge, si hemos visto que todas las ideas redentoras, que todo lo que palpita dentro de los revolucionarios recibe un golpe de muerte de manos de los funcionarios judiciales, entonces, ¿por qué vamos a tener respeto para esa Suprema Corte, para esos jueces de distrito que, como decía aquí y sostengo, en la generalidad de los casos son venales y vendidos? (Aplausos. Murmullos. Voces: ¡No todos!) Pero si esto no fuera bastante, si las tiradas líricas salidas al azar de mis labios no fueran suficientes para convencer a esta honorable Asamblea de que no debemos deificar al ciudadano juez de distrito de Tampico y al de Tuxpan, entonces, si únicamente porque la carestía de la vida es notoria en esos puertos, entonces midamos a todos con la misma vara, usemos los mismos procedimientos. Si tenemos, por ejemplo, empleados de la Federación como un administrador de Aduana que gana un

sueldo un poco mayor, ciertamente, a causa de la carestía de la vida, que en otros puertos fronterizos, ¿por qué entonces vamos a aumentar en esa desproporción asombrosa los sueldos del juez de distrito de Tampico y del juez de distrito de Tuxpan? Si tenemos que al resto de los jueces de distrito, que al resto de los de la República se les asigna la suma de treinta pesos diarios, ¿por qué ha de ser aumentado casi en el doble el sueldo de los jueces de distrito de los lugares mencionados? Yo creo que el pequeño aumenta para equiparar el costo de la vida entre Tampico y los demás lugares de la República, costo que admite y que debemos admitir todos, sería lo ordenado, sería lo lógico, y no proceder de esta manera absurda con que estamos procediendo, únicamente, señores diputados, para halagar a un juez de distrito, juez de distrito que en muchos casos puede ser honorable, pero que en otros casos puede llevar una lacra más a la Administración de Justicia.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro, el ciudadano Portes Gil.

El C. Portes Gil : Señores diputados: He oído, he escuchado las palabras vertidas aquí por el diputado Julián S. González, que ha lanzado, podríamos decir, una enorme bocanada de cieno sobre un Poder respetabilísimo, como lo es el Poder Judicial. Lo cierto es que en el Poder Judicial existe un gran número de funcionarios y empleados que trafican con la justicia abiertamente y de cuyos, casos escandalosos ha dado la prensa noticias extensísimas; pero esto no quiere decir que todo el Poder Judicial adolezca de esos defectos y que todo el Poder Judicial sea acreedor a esa bocanada enorme de cieno que le ha arrojado el compañero González.

El C. González Julián S., interrumpiendo: Se la merece.

El C. Portes Gil, continuando: En la Suprema Corte existen personas honorabilísimas, magistrados honorabilísimos.... (Voces: ¡Nombres!) entre ellos, pudiéramos citar al señor licenciado Vicencio, al señor licenciado Noris, sobre cuyas personalidades absolutamente nadie se ha atrevido a decir una sola palabra. He dado estos dos nombres, no porque crea que son los dos únicos funcionarios que existen en la Suprema Corte, que merecen el calificativo de honorables e íntegros; seguramente que entre los magistrados habrá algunos otros también que merezcan este calificativo. El hecho de que un juez de distrito trafique con la justicia, como han traficado aquí algunos de esos funcionarios, no quiere decir que todos sean unos traficantes. En la Suprema Corte de Justicia hay expedientes de jueces de distrito de los que jamás se ha tenido una queja en contra de ellos; jueces de distrito que cumplen estrictamente con sus deberes de tales, limitándose a aplicar la ley en todos los casos, y si en muchos otros se ha abusado del juicio de amparo, concediéndose suspensiones, es en realidad, señores, que nuestra Ley de Amparo adolece de gravísimos defectos que debemos remediar a toda costa; pero esto no quiere decir que toda la administración de Justicia federal y que todos los funcionarios que la desempeñan sean como los ha calificado el señor diputado González, como eternos obstruccionistas, como eternos prevaricadores de la justicia y como eternos traficantes de los intereses de los particulares. Yo desearía realmente que todos los compañeros se fijasen bien en lo que es un juez y en lo que es un magistrado. Se ha llegado a equiparar al magistrado de la Suprema Corte de Justicia con el ministro de Estado, es decir, con los secretarios de Estado; puede ser que por categoría y constitucionalmente tengan la misma y se puedan equiparar, pero en realidad, ciudadanos, las labores de uno y otro funcionarios son esencialmente distintas: el magistrado de Justicia debe ser un técnico; constitucionalmente le exige la ley que tenga determinados conocimientos jurídicos, toda una larga práctica profesional, todo un cúmulo de conocimientos que se adquieren en el transcurso de muchos años, que se adquieren a costa de grandes desvelos y de completa dedicación; en cambio, la Constitución no exige, para ser secretario de Estado, más que determinados requisitos que pudiéramos llamar naturales, requisitos de naturaleza, edad; no exige ni probidad ni competencia, y por eso hemos visto desfilar, a través de todos los períodos constitucionales de nuestra Historia, por los ministerios, a verdaderos analfabetos, que en muchos casos han puesto en ridículo a los gobiernos que los han llevado a ese lugar. Yo desearía, como digo, que todos los compañeros se diesen cuenta de la verdadera función del juez, de la verdadera función del magistrado; no por escatimar un pequeño aumento para estos funcionarios, vamos a privar a la nación entera del derecho que tiene de tener allí verdaderos jueces y verdaderos magistrados. Si la Administración de Justicia federal, hasta ahora ha sido tachada de inepta e inmoral, el Congreso de la Unión, por la designación que está obligado a hacer de jueces del Distrito Federal y Territorios, y de magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debe prevenir para lo futuro que se sigan empleando a nulidades y a personas absolutamente amorales. Esto está en sus manos; pero si desde ahora el Congreso, es decir, la Cámara de Diputados va a obstruccionar el camino para tener buenos funcionarios, recortando los sueldos indebidamente, jamás podremos tener buenos funcionarios, ¿por qué? se me dirá: sencillamente porque no puede haber abogado competente, porque no puede haber abogado verdaderamente entendido que por un miserable sueldo- que desde ahora le asigna la Cámara de Diputados, y que no tendrá efecto sino desde el primero de junio en adelante -, quiera ir a esos puestos, porque ahí se necesitan verdaderos abogados, de competencia y de moralidad reconocida. Yo creo que si queremos tener buenos jueces, que si queremos tener buenos magistrados, debemos pagarles bien. En buena hora que se exijan responsabilidades a aquel que no cumple con su deber, a aquel que trafica con los intereses de los particulares; para esto la Cámara debe expedir la Ley de Responsabilidades correspondiente; pero no que se vaya a escatimar un peso o dos por una economía mal entendida, puesto que es el Poder Judicial el que va a percibir unos pesos más, que no le sirven de nada a la nación, y que sí se aprovechan en buenos servidores; es el que está ahorita seguramente más necesitado de que se le aumenten los sueldos.

En buena hora que a otros poderes se les recorten, que se recorten los gastos extraordinarios, que se recorten los viáticos, que han constituído verdaderas canonjías; pero el Poder Judicial, que se mueve dentro de un límite estrechisímo de facultades, que no puede tener elasticidad en materia pecuniaria, que es excesivamente conservador, oídlo bien, conservador, porque tiene que obedecer al cumplimiento de leyes expedidas, no creo justo por ningún motivo, digo, que se quiten al Poder Judicial determinados sueldos que son indispensables para el mejor funcionamiento de ese Poder. El diputado Puig y Casauranc vino aquí a defender la partida correspondiente a los jueces de distrito de Tampico y de Tuxpan; yo creo que hará muy mal la Cámara de Diputados -y perdóneme los compañeros que se sientan aludidos- con escatimar a esos jueces la miserable suma de diez pesos diarios.

Hay más: La región petrolera de Tampico y de Tuxpan es tan absorbente en la vida, es tan excesivamente cruel allí la naturaleza, que acorta muchísimo los años de vida, que exige un esfuerzo considerabilísimo de energías, un gasto enorme de energías para que el funcionario pueda cumplir con su deber. Cuarenta pesos diarios los gana un empleado inferior de compañías petroleras; cuarenta pesos diarios los gana el inspector de Policía, el comandante de Policía de Tampico; cuarenta pesos diarios los gana cualquier infeliz allá, y no es justo que a un juez de distrito, a un funcionario de la Federación en Tampico y en Tuxpan, donde la vida es tan excesivamente cara, se le vayan a escatimar diez pesos; ¿para qué? Para evitarse que mañana u hoy mismo se tenga un buen juez de distrito en Tampico o en Tuxpan? Porque, como he dicho antes, no habrá ningún abogado entendido, probo, que quiera aceptar un puesto allá con la misérrima suma, con la miserable suma de cuarenta pesos diarios. Por eso, ciudadanos diputados, yo vengo a defender esta partida y que sea ya el principio aceptado por la Representación Nacional, a fin de que en el mañana que tengamos buenos jueces y magistrados, no se les escatime el aumento de sueldo cuando sepan corresponder debidamente a las funciones que se les han encomendado. Que sea esto un medio, uno de los poquísimos medios que tenemos para mejorar el Poder Judicial hoy tan agraviado, hoy tan tambaleante, pero que nosotros estamos obligados a mejorar en el futuro, y a respetar, puesto que la Constitución así nos lo exige. (Aplausos.)

El C. secretario Barón Obregón: No habiendo oradores inscriptos ni en pro ni en contra, se va a proceder a recoger la votación nominal.

Se va a votar la partida número 2,068 correspondiente a un juez de distrito con residencia en el puerto de Tampico, y a quien se le asigna la cantidad de cincuenta pesos diarios como emolumento. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Si! ¡Si!) Por la afirmativa.

El C. secretario Samayoa: Por la negativa. (Votación.)

Votaron por la negativa veintiséis ciudadanos diputados.

El C. secretario Barón Obregón: Votaron por la afirmativa ciento ocho ciudadanos diputados. En consecuencia, ha sido aprobada la partida número 2,068, presentada por la Comisión de Presupuestos. Está a discusión la partida número 2,080, que dice: "Treinta y un jueces de distrito a treinta pesos diarios."

No habiendo oradores inscritos ni en pro ni en contra, se reserva para su votación.

Está a discusión la partida 2,080 bis, que se relaciona con el sueldo del juez de distrito de Tuxpan, Veracruz, con la asignación de cincuenta pesos diarios.

El C. Cabrera: Pido la palabra para hacer una pregunta al señor diputado Barón Obregón. ¿Tiene la bondad de decirme el ciudadano Barón Obregón, cuánto ha ganado hasta ahora el juez de distrito de Tuxpan?

El C. Barón Obregón : El juez de distrito de Tuxpan, Veracruz, ciudadano, diputado, ha ganado hasta hoy treinta pesos diarios; pero voy a decir a usted este dato para que usted norme su manera de apreciar.

Hace aproximadamente año y medio, hubo una epidemia de fiebre amarilla en el puerto de Tuxpan, y murieron seis abogados, de los cuales tres eran de la Administración de Justicia y tres postulantes. Eso le podrá dar a usted idea de si puede haber algún abogado de reconocida competencia, como se necesitan e n esa zona, que vaya a vivir con el miserable sueldo de veinticinco pesos que proponía la comisión; es una ciudad donde las condiciones higiénicas son desastrosas, y donde verdaderamente la vida está ahí en un constante peligro, y naturalmente no es posible que pueda usted llevar a un buen abogado en esas condiciones.

El C. Martínez Adame: Moción de orden. Señores diputados: Cuando estuvimos de conformidad con que la comisión retirara determinadas partidas, para que las reformara en determinado sentido, ya estaba claramente definido el sentir de la Asamblea; de manera que no vamos a consentir que cada vez que la comisión vuelva a presentar esas partidas, se vuelva también a discutirlas, porque esto va a ser interminable, porque va a dar cabida a que cada vez que la comisión traiga reformada una partida de acuerdo con el sentir de la Asamblea, haya un nuevo diputado que quiera discutirla.

Presidencia del C. MURGUÍA SALVADOR

El C. González Julián: Pido la palabra en contra.

El C. Barrera D: Pido la palabra para hacer aclaraciones al señor Barón Obregón. El argumento de peso que nos ha expuesto el señor Barón Obregón, ha consistido en esto: que aquella región es muy malsana. En primer lugar, ha dicho que hay necesidad de aumentar el sueldo para poder tener allí a un juez honorable; yo sostengo, señores, que esto depende de la sección de esos jueces, no depende de lo que les paguemos; y si va la Asamblea a permitir un aumento de veinte pesos diarios, ¿dónde está el espíritu de economía? Decía el compañero Espinosa que nosotros debíamos de principiar por nuestra propia casa. Bien, señores; cuando llegue el turno de la discusión del presupuesto de los diputados, yo seré uno de los que apoyen la

reducción de las dietas, pero no por eso, señores, vamos a permitir aumentos en un momento tan inoportuno. Yo ruego a la Asamblea que no se permita que se separe a este juez de la partida en que está incluido y que se vote con los treinta pesos que tiene en la actualidad.

El C. Barón Obregón: Solamente voy a hacer una brevísima aclaración a lo dicho por el señor diputado Barrera. ¿Podría usted decirme, usted que conoce aquella región, si dentro de los argumentos presentados aquí a la Asamblea por el estimado diputado señor Portes Gil. no halló usted puntos de semejanza tales que sobrepasen, por decirlo así, a las razones invocadas para el aumento de sueldo al juez de Tampico, en el caso del juez de Tuxpan?

El C. Barrera D: Conste a su señoría que yo he votado en contra de los cincuenta pesos para el juez de Tampico.

El C. Barón Obregón: En consecuencia, el ciudadano Barrera ha seguido sosteniendo su punto de vista; la Asamblea, en una forma consciente y cuerda, ha dado ya su votación en favor del aumento al juez de distrito de Tampico, y tácitamente consintió en el aumento para el juez de distrito de Tuxpan, desde el momento en que al presentarse, se ha presentado por la comisión reformado en el sentido en que la Asamblea asintió; pero una votación, si ustedes gustan, podrá dar la resolución de este asunto.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano González Julián, en contra.

El C. González Julián S.: Ciudadanos diputados: Quizá no sea muy airoso el papel que hace un diputado viniendo a hablar a esta tribuna ante una Asamblea hostil; pero ello, en el fondo, no deja de ser satisfactorio y no deja de constituir algo íntimo que le agrada al diputado que, como yo, está impuesto a hablar ante asambleas hostiles. Pero debo hacer declaración de que en este caso estoy seguro de que esta Asamblea, que hace un momento se mostró decidida a que el juez de Tampico ganara cincuenta pesos, en este caso no ocurrirá lo mismo, porque no es el mismo caso, no concurren las mismas circunstancias, ni es justo que el juez de Tuxpan gane los cincuenta pesos que propone su representante en esta Cámara, el ciudadano Barón Obregón.

En primer lugar, ciudadanos diputados, yo creo que la importancia de Tuxpan, como ciudad, no puede equipararse nunca a la importancia de Tampico; la representación que necesita un juez de distrito en Tampico no debe ser nunca igual a la que necesita un juez de distrito en Tuxpan; así pues, si la anterior partida fue aprobada, yo apelo a los sentimientos de la necesidad más íntima que tenemos los diputados de velar por los intereses que se han confiado en nuestras manos, para que no se autorice este aumento indebido de veinte pesos diarios aquí. La Cámara, si aprueba esta partida, dará el bochornoso espectáculo de resultar más papista que el papa, porque la Suprema Corte, al hacer su presupuesto y considerando que la carestía de la vida en Tampico, unida a la representación que necesita un juez de distrito en aquel puerto requiere un emolumento de cincuenta pesos diarios, esa misma Suprema Corte, que tan pródiga se mostró en el caso de Tampico, no consideró necesario que en el caso de Tuxpan se aumentara también a cincuenta pesos; y ahora el ciudadano Barón Obregón oficiosamente viene a proponernos ese aumento indebido de veinte pesos diarios, es decir, de seiscientos pesos mensuales, que es a lo que equivale, haciendo una pequeña operación aritmética. (Murmullos.) Yo creo que la lógica que se está observando en esta Asamblea, que esos razonamientos eufemistas y sofísticos de los ciudadanos del pro, esa advertencia que hacía desde su curul un ciudadano diputado, de que el clima de Tuzpan es destructor, que acaba con el organismo más fuerte, que destruye al individuo en poco tiempo, ese clima maligno, ciudadano Castillo Agustín, ¿usted fue el que hacía esa observación...?

El C. Castillo Agustín: Sí, señor.

El C. González Julián S., continuando: ...que ese clima maligno de Tuxpan no es suficiente para autorizar que el juez de distrito gane cincuenta pesos, porque en ese caso los celadores del resguardo deberían ganar esa suma, porque creo que la humanidad de un pobre celador de resguardo, que únicamente gana cuatro pesos cincuenta centavos, más el cincuenta por ciento de aumento, ciudadano Barón Obregón, se hace acreedora a que se le considere, desde el punto de vista humanitario, como al juez de distrito. Yo creo que es tan susceptible un celador del resguardo de dar cabida a un paludismo mortífero, como el juez de distrito. Por lo tanto, es ilógico, señor Castillo, no tiene razón de ser, y esta Asamblea hará muy bien reduciendo la partida propuesta de cincuenta pesos diarios y aprobando la de treinta pesos diarios, que es la que propone la Suprema Corte.

El C. Covarrubias: Pido la palabra.

El C. Domínguez J. Enrique: Pido la palabra para una interpelación al orador, si lo permite.

El C. presidente: La comisión ha pedido la palabra.

El C. Lailson Banuet: La comisión, queriendo salvar dificultades y para conciliar los intereses de la nación con los de aquel ciudadano juez, propone a vuestra soberanía la suma de cuarenta pesos diarios. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Domínguez J. Enrique D: Pido la palabra.

El C. secretario Barón Obregón: Se consulta a la Asamblea si en virtud de haber pedido la comisión permiso para retirar su dictamen y presentarlo modificado en la forma que lo ha expresado, se le concede. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. No se concede permiso.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Barón Obregón.

El C. Barón Obregón: Señores: El estimable compañero González, desconociendo realmente el fondo de esta discusión y colocándose únicamente de defensor, según él, de los intereses que el pueblo le ha conferido, viene a la tribuna a objetar la proposición que me permití hacer a vuestras señorías. Yo, colocándome en las mismas condiciones que el señor diputado González, no puedo hacer menos que venir a la tribuna a defender también los intereses de mi distrito. Yo he pedido a vuestras señorías en muchos casos que, dadas las circunstancias especiales en que se encuentra aquella zona petrolera, especialmente por el clima que se tiene que soportar, por el contagio que se tiene

allá con enormes riquezas, por la circunstancia especialísima también de la carestía de la vida, que si bien en Tampico, donde hicieron la observación de que el costo de la vida había bajado en una proporción muy fuerte, en la ciudad de Tuxpan no sucede lo mismo que en la ciudad de Tampico: allí, muy al contrario, como ahora se están avecinando las industrias petroleras cerca del casco de la ciudad de Tuxpan, la vida ha aumentado en una desproporción considerable, que podría yo declarar terminantemente que esta desproporción ha crecido en un quinientos por ciento. En consecuencia, señores diputados, si las razones que fueron expuestas para el caso del juez de distrito de Tampico, que no tiene ninguna función mayor que el juez de distrito de Tuxpan y que sí este juez de Tuxpan está probablemente en condiciones de mayor trabajo que el propio juez de distrito de Tampico, porque la afluencia de negocios proviene del Estado de Veracruz y no del Estado de Tamaulipas, no hay razón fundamental, señores diputados, para que mostréis vuestro criterio en este caso diferente al que acabáis de sancionar con vuestro voto, no hay razón, señores diputados, para que considerando a la ciudad de Tampico con unas condiciones de vida cincuenta mil veces más higiénicas que las de la ciudad de Tuxpan, para que considerando que si Tuxpan es un centro de verdadero paludismo permanente y de fiebre amarilla permanente, adonde no ha llegado nunca la acción del Gobierno federal para poder corregir esos males, en donde desgraciadamente vemos desfilar las riquezas únicamente por las puertas de mi ciudad natal, no es posible, señores diputados, que en este caso escatimáis un voto aprobatorio de un aumento de sueldo a un funcionario judicial que yo seré el primero en exigir que reúna todos los requisitos de honorabilidad y especialmente de competencia. Por eso, señores diputados, vuelvo a insistir en que os coloquéis en el mismo terreno, que no cambiéis de criterio, porque no hay razón para que cambiéis de criterio cuando se asigna al juez de distrito de Tampico la cantidad de cincuenta pesos, y al de Tuxpan únicamente la de treinta pesos, quien merece, indudablemente, por todas las condiciones que acabo de señalar, este aumento de sueldo.

El C. González Julián S.: Para una interpelación al orador, señor presidente. Usted, ciudadano Barón Obregón, no ha aducido las razones que adujeron los que propugnaban por que el juez de Tampico gane cincuenta pesos; usted se ha referido únicamente al clima mortal y destructor que hay en el puerto de Tuxpan. Yo le pregunto a usted, ciudadano Barón Obregón: según ese criterio, ¿usted estaría conforme en que el ciudadano juez de distrito de Tuxpan tuviera por cuenta de la nación un médico de cabecera y se le construyera un palacete de cristales y mosaicos?

El C. Barón Obregón: No, señor diputado, no he llegado a ese desequilibrio que usted se imagina que tengo yo; es muy distinto. No creo que la Asamblea necesite que vuelva yo a hacer una exposición tan completa y tan seria como la que acaba de hacer el ciudadano Portes Gil. El ciudadano Portes Gil se refirió en una forma un poco más amplia para conseguir el triunfo que obtuvo en el caso de Tampico, a las condiciones en que se encuentra el juez de distrito de esa ciudad; y en el caso de Tuxpan yo he señalado a ustedes con toda razón, con toda justicia y con toda sinceridad nada menos que las condiciones de mi ciudad natal, adonde va a tener su residencia el juez de distrito, ese juez de distrito que va a tener en sus manos nada menos que los intereses petroleros de la nación, porque hoy por hoy el cantón de Tuxpan y los adyacentes de la Huasteca Veracruzana son los que dan acopio de trabajo a ese Juzgado de Distrito.

Si el señor González pudiera estudiar un poco más esta cuestión a fondo, vería y comprendería que el Juzgado de Tuxpan resuelve un cincuenta o ciento por ciento más de expedientes que cualquier otro Juzgado de Distrito de la República. Si un hombre que trabaja en estas condiciones, si un hombre que tiene que resolver cuestiones arduas, cuestiones verdaderamente trascendentales, porque un fallo de un juez de distrito puede ocasionar un alboroto como el que hemos tenido aquí, en este recinto, cuando se concedió un contrato leonino a La Huasteca; si un juez de distrito de esa categoría puede ser comparado con un juez de distrito de cualquiera otra población donde se ventilen negocios enormes, en ese caso el diputado por Tuxpan no ha dicho una sola palabra; pero su señoría no puede contestarle al diputado por Tuxpan porque, en este caso, está hablando no en defensa personal del juez, no, señor; defiende el interés de tener en aquella localidad un hombre honorable, probo, técnico y competente, que pueda naturalmente la nación pagarlo con justicia, porque de allí se sacan los dineros de la nación, señor diputado González.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Covarrubias.

El C. Covarrubias: Estimables compañeros: Extrañará, quizá, a ustedes que, acabando de dar mi voto en contra al aumento de cincuenta pesos al ciudadano juez de distrito de Tampico, venga en estos momentos a hablar en pro del asunto que propone nuestro compañero Barón Obregón. En la imposibilidad de razonar el voto y en la imposibilidad ya de tomar participación en la discusión di mi voto negativo al aumento del juez de Distrito de Tampico, ya que yo no creo que sea bastante que venga a conciliar de una vez por todas las discusiones sucesivas que se empeñen; si nosotros, en cada caso, en atención a las condiciones regionales, y tras de escuchar las opiniones de los ciudadanos diputados que representan las diversas regiones, vamos a conceder esos aumentos, no acabaríamos nunca, estimables compañeros, si en cada caso fuéramos a tomar en consideración las condiciones especiales de cada punto y de cada lugar- como al presentarse la discusión del ciudadano juez de distrito de Tampico-, creo yo que no debemos deliberar; al discutir cualquier otro presupuesto, al venir el presupuesto de Instrucción Pública, al venir el presupuesto de Gobernación, llegaremos a escuchar nuevamente los mismos razonamientos, los mismos casos, vendremos a encontrar aquí la misma oposición, vendremos a encontrar nuevamente la palabra de los representantes de esos distritos, que vienen a decirnos el

por qué solicitan y el por qué ese aumento. Yo, señores, voté en contra del aumento al ciudadano juez de distrito de Tampico, porque yo estimo que tendremos que solucionar de una vez por todas, de una manera absoluta y de una manera completa, esas dificultades que los presupuestos nos presentan. Yo creo, ciudadano Barrera y ciudadano González -a quienes he visto hablar en contra de estos asuntos-, que no es justo, que no es posible que nosotros nos neguemos a oír al compañero que, con el conocimiento perfecto del terreno, con el conocimiento perfecto de las necesidades, viene a pedirnos aquí determinado aumento. El error absoluto que hay en la legislación de la República, ciudadanos diputados, y el error que hemos palpado todos los que venimos de regiones remotas, es el de que en México no se considera lo mismo para la legislación, lo mismo para los presupuestos, lo mismo para todo dictado que dan las Cámaras federales, más que una sola voz: la del ambiente de la capital, la del ambiente completamente localista. Nosotros, que debemos ser realmente federalistas; nosotros, que tenemos un criterio absolutamente amplio, somos totalmente centralistas, totalmente centralistas para todo; nosotros jamás tomamos en consideración las condiciones especiales de determinada región. Y, ciudadanos diputados, si veinte pesos en la capital permiten la vida de un hombre, veinte pesos en el Territorio de Quintana Roo no bastan ni aun siquiera para las necesidades más elementales de la vida. ¿Y cómo es posible que nosotros vayamos a poner un rasero, cómo es posible que nosotros vayamos a sujetar a un cartabón, y cómo es posible que nosotros cerremos los oídos a la voz de los representantes que conocen las necesidades de sus distritos? Esto no es posible, ciudadanos diputados. Yo estoy de acuerdo en el principio de economías; yo estoy totalmente compenetrado de la necesidad que tiene actualmente la patria de hacer economías; pero no economías malentendidas, no economías que a la postre vienen a ser verdaderos dispendios; no economías que lo son tan sólo en apariencia, porque si llegamos al momento de la práctica, no habrá funcionario que resista las condiciones de determinada localidad con un suelo misérrimo y en un abandono completo. La región de Tuxpan, tal como lo acaba de exponer el compañero Barón Obregón, tal como nosotros la conocemos, tal como nosotros la creemos, no puede ser una Jauja, no puede ser una región donde quien vaya allá no tenga forzosamente que resignarse a sufrir un abandono completo, un mal clima, condiciones de vida altísimas; ¿y nosotros vamos a cegarnos y vamos a cerrar los oídos a la voz de la razón? ¿creemos nosotros que el ahorro de quince pesos diarios para la nación, es el ahorro máximo que nosotros podríamos lograr? ¿no comprendemos que ese ciudadano juez teniendo, como tiene, los intereses allí, recurra, en razón de la frecuencia con quien tiene necesidades, de la frecuencia con que ve los capitales que por sus manos pasan, no llegará a ser un juez que se corrompa, o llegaremos a poner, quizás, a un hombre honorable en el tocadero para tenerlo que destituir un mes después? ¿Y eso, ciudadanos diputados, únicamente por no escuchar al representante de ese distrito, quien verdaderamente debe conocerlo y en cuya honorabilidad debemos confiar, así como en su competencia, en su franqueza y en su sinceridad, con el fin de que nos venga a decir cuáles son las condiciones que allá concurren? ¿Entonces, por qué las diversas regiones de la República tienen aquí sus representantes? ¿por qué nosotros, al venir aquí, a la Cámara, intentamos hacer una ley e intentamos lanzar un presupuesto que verdaderamente sirva a la República? Y yo digo: en el asunto de presupuestos, compañeros, no debemos tener un criterio estrecho, no debemos fijarnos en quince, veinte o cincuenta pesos que gane determinada persona; debemos fijarnos únicamente en que el presupuesto sea eficiente, que llene su cometido, verdadero y completo. Y, ciudadano González, vos que conocéis las condiciones de Sonora, ¿no llegará un caso en el cual Sonora pugne completamente con las condiciones generales de la República, y en que se necesitara para los funcionarios que vayan a Sonora mayor retribución o condiciones diferentes de las que pueden necesitar otros funcionarios de la República? Y la misma pregunta hago al ciudadano Barrera, y la misma pregunta hago a todos los representantes reunidos, porque yo vengo precisamente de una región totalmente diversa del centro de la República, yo, que tengo sobre mí y sobre mi conciencia la tristeza enorme de ver que no hay legislación para los Territorios; yo que, al llegar aquí, me he encontrado con la desgracia de ver que todas las leyes exclusivamente para la capital de la República, leyes en donde exclusivamente se engloban los Territorios como si fuera un verdadero lastre; yo, indudablemente tendré que levantar mi voz, tendré que pedirles atención a los diversos representantes, cualesquiera que sean los representantes que vengan aquí a pedir algo, especialmente para su distrito, porque indudablemente tenemos que confiar en su honradez, debemos confiar en su competencia y debemos confiar en que él quiere sobre todas las cosas, el bien de su distrito y el bien de la patria, y que nosotros no debemos negarle, no debemos obstinarnos en poner cortapisas a esa justa pretensión. Estoy a su disposición compañero Barrera.

El C. Barrera: Con permiso de la presidencia. Mi distrito, señores, está en el caso que menciona el compañero Covarrubias. La vida en el Norte de Coahuila, en Piedras Negras, donde tenemos juez supernumerario, es más cara que en ninguna otra parte del mismo Estado. En las rentas, por ejemplo, si en Saltillo una casa vale cien pesos, en Piedras Negras vale tres o cuatrocientos pesos; de manera que si todos vamos a pedir algo para nuestro distrito, resulta que dejaríamos a un lado las economías, y yo no pido nada para Piedras Negras, no obstante que está incluído en los treinta pesos, porque no creo justo que los que hasta ahora han ganado treinta pesos, no los sigan ganando.

Ahora al señor Barón Obregón ha confesado con toda sinceridad esto: "yo quiero que vaya un juez honorable". Y yo digo que Tuxpan es el centro corruptor de la justicia; si allí se manda a un individuo con cincuenta pesos diarios y no es honorable, se corrompe lo mismo que ganado treinta pesos. ¿Para qué vamos a permitir un aumento de veinte pesos diarios, cuando que en concepto,

señores, de quien está mucho mejor enterada que el señor Barón Obregón y que el compañero Covarrubias y que yo, como es la Suprema Corte de Justicia, se proponen treinta pesos para ese juez? ¿Cómo vamos nosotros a aumentar ese sueldo? Yo comprendo que el señor Barón Obregón está muy bien intencionado; pero el juez que vaya a violar la ley allá, la viola lo mismo ganado treinta pesos que ganado cincuenta. (Voces: ¡No! ¡No!) Sí, señores; el individuo que es honrado, como os dije el otro día, con un peso diario que gane es honrado, no lo corrompe nunca el dinero; pero, señores, aunque aquella región es malsana, no podemos, repito, en estos momentos en que deseamos hacer economías, aumentar veinte pesos diarios. ¡Es una barbaridad este aumento, señores diputados! (Voces: ¡A votar!)

- El señor Covarrubias: Únicamente quiero decir unas cuantas palabras. (Voces ¡ A votar!) Sí, compañeros, un momento. Yo estoy completamente de acuerdo con el criterio del compañero Barrera: un hombre honrado es honrado dondequiera, y es tan hombre honrado ganado un peso, como ganado cincuenta; pero no se trata compañero Barrera, de las funciones individuales; no se trata, compañero Barrera, únicamente de la vida espiritual del hombre, se trata en estos casos de un funcionario, de un verdadero funcionario que tiene la sociedad, y ante el medio que vive diversas...

El C. Barrera, interrumpiendo: No hay sociedad... (Murmullos.)

El C. Covarrubias, continuando: Compañero Barrera: Los medios no significan nada al individuo; el hombre que está acostumbrado a tener compromisos sociales, los tiene lo mismo en una ranchería que en una gran ciudad; el hombre que está acostumbrado a cumplir determinadas funciones, lógicamente no puede abdicar de ellas, aun cuando se le ponga en el sitio que se le coloque. En razón de eso, yo vuelvo a decirlo, el criterio de la Asamblea está unificado; tengo entendido que todos los representantes que tengan algo que exponer en razón de las condiciones diferentes a sus distritos y en el curso de las discusiones de presupuestos, tengan forzosamente que venir a esta tribuna a hablar algo en favor del distrito; en favor de la justa retribución de los funcionarios de que se trate, serán oídos y escuchados, porque esto es justo, porque esto es necesario, porque éstos no son ahorros, porque no son sino verdaderos dispendios. Todos nosotros, los representantes que tenemos algo que exponer, al final de la discusión del ramo del Poder Judicial - y lo digo por mí a propósito de mi distrito-, vendremos a pedir una pequeña adición, una adición porque, ciudadanos representantes, el sueldo que se consulta para el Distrito del Norte de la Baja California es un sueldo miserable, irrioso. Pero yo, compañeros, pretendo que de una vez por todas obviemos estas discusiones; yo quiero que, si es posible, en esta ley al concluirse la discusión del Presupuesto coloquemos un artículo segundo en donde se diga que los funcionarios nombrados para el Territorio de la Baja California disfrutarán de un tanto por ciento más. Al llegar su tiempo, en el momento en que se trate este punto, al consultar a la comisión le pediré que sea un cincuenta por ciento, en razón de las condiciones que existen allá. Yo no lo consulto en este momento, pretendo únicamente adelantarme a lo que vamos hacer con el fin de que se vea la justificación que tuve al negar mi voto aprobatorio a los cincuenta pesos del juez de Tampico y con el fin de solucionar de una vez por todas estas discusiones inútiles, donde hay verdadero acaloramiento sin necesidad, y en donde creo que todos los representantes debemos poner algo de nuestra parte con el fin de llegar a la solución. Yo desearía que usted nos aclarara a qué se debe ese cambio de frente; yo desearía saber por qué hace un momento estuvo usted en contra de los cincuenta pesos que ganaría el juez de la ciudad, de la gran ciudad de Tampico, de la populosa ciudad de Tampico, donde el funcionario debe tener más obligaciones indudablemente que en Tuxpan. Yo desearía saber eso. A mí se me figura, compañero Covarrubias, que cuando se trató el caso de Tampico, usted no se acordaba de que iba a estar en el caso de necesitar la ayuda del compañero Barón Obregón y de otros para aumentar el sueldo al magistrado del Distrito Norte de la Baja California. Después usted se acordó de eso; y por eso ha cambiado de frente. Yo, señores diputados, ya para cerrar este debate y antes de que me conteste el ciudadano Covarrubias, hago un llamamiento desde esté curul a los ciudadanos revolucionarios de esta Cámara, a los ciudadanos laboristas, a los ciudadanos agraristas; en este momento se está debatiendo una cuestión social, aunque aparentemente no lo sea; en este momento se aduce que el juez del distrito de Tuxpan necesita cincuenta pesos diarios para guardarse de las inclemencias del tiempo y para curarse de los males que allí aquejan; yo pregunto: ¿acaso un celador del resguardo de Tampico y de Tuxpan no están en las mismas condiciones de humanidad, no necesita también medicinas, las mismas medicinas que necesita un juez de distrito? ¿Acaso el juez de distrito necesita mayor atención, únicamente porque viste un flux más elegante que el miserable celador que se juega la vida muchas veces en el resguardo de una aduana marítima?

¿Acaso no se necesitan las mismas atenciones? Si la nación no puede hacer el gasto dispendioso de pagar cincuenta pesos diarios a los que están en igualdad de circunstancias... (Voces: ¡No! Desorden. Campanilla.) Entonces yo hago este llamamiento a los laboristas, para cuando se debata una cuestión social. (Voces: ¡A votar! ¡A votar! Desorden. Campanilla.)

El C. Covarrubias: Un instante... Voces: ¡No! ¡No! ¡Ya no queremos oírte!)

El C. González Garza Roque: Moción de orden. Señores diputados: No parece sino que queremos perder el tiempo discutiendo en detalle una que otra partida. El fundamento de la cuestión aquí, en mi concepto, es el siguiente: Hay un espíritu amplio en toda la Asamblea, de verdadera economía, pero esa economía no radica en la partida 2,080, sino en las partidas globales, que son el resumidero de todas las ambiciones y de todos los despilfarros, (Aplausos.) así como en los gastos secretos de la secretarías. (Aplausos.) Reservemos nuestras energías para que, llegado el caso, allí sí apliquemos el criterio de verdadera economía: dejemos

estas discusiones y estas interpelaciones que está haciendo constantemente el señor González, de muy buena fe, sin duda, pero que nos está quitando el tiempo que debemos utilizar en cosa mejor.

Mi moción de orden consiste en suplicar al señor presidente que tan luego como note que dos señores diputados entren en diálogos, en una discusión de preguntas y respuestas que no vienen al caso, les quite inmediatamente la palabra que se pueda encauzar el debate. (Voces: ¡No! ¡No! Desorden. Campanilla.)

El C. Covarrubias: El compañero González... (Voces: ¡A votar!)

El C. Rodríguez Guillermo: Moción de orden. ¡Moción de orden! Señores diputados: Yo creo que la impaciencia de la Asamblea de debe a lo avanzado de la hora; esto no quiere decir que no tengamos la obligación de evitar que se establezca el precedente de hacer un aumento oficioso de veinte pesos diarios, dadas las circunstancias aflictivas que nadie puede dejar de reconocer. (Gritos . Desorden.) Yo pido atentamente... (Gritos. Siseos. Desorden. Campanilla.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Rodríguez.

El C. Rodríguez Guillermo: Tengo la palabra para moción de orden. Habiendo transcurrido la hora reglamentaria, y siendo visible que ya los ciudadanos diputados no se aguantan sin comer, pido atentamente al ciudadano Covarrubias que termine lacónicamente de hablar; que a la tarde se reanude la sesión a la hora reglamentaria. Esta es mi moción de orden.

El C. Barón Obregón: Para una verdadera moción de orden. Es verdaderamente incomprensible en estos momentos que la Asamblea, dando muestras de falta de respeto para discutir un asunto de trascendencia, no permita en estos momentos que continúe el debate. (Campanilla. Continúa el desorden.)

El C. Covarrubias: El compañero González no se ha explicado mi actitud; no se le ha explicado porque yo lo que intento es... (Continúa el desorden. Campanilla.)

- El C. presidente, a las 14.05 se suspende la sesión y se cita para las diez y seis.

SESIÓN DE CONGRESO GENERAL

EFECTUADA EL DÍA 17 DE NOVIEMBRE DE 1922

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Se concede licencia al C. licenciado Jesús Moreno Baca, juez Primero de lo Penal de esta capital.

2.- Elección del substituto; escrutinio; resultado; declaratoria. Rinde la protesta de ley el C. licenciado Pedro Rodríguez, juez Primero substituto de lo Penal de esta capital.

3.- Lectura y aprobación del acta de la presente sesión, levantándose ésta.

DEBATE

Presidencia del

C FRANCO URÍAS SALVADOR

(Asistencia de 39 ciudadanos senadores y 174 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.15: Se abre la sesión del Congreso General.

- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"Ciudadanos secretarios del H. Congreso General:

"Jesús Moreno Baca, juez 1o. de lo penal, en esta capital, respetuosamente expongo: que, según así lo acredita el adjunto certificado médico, estoy enfermo; y para combatir mi enfermedad y reestablecer mi salud, necesito de un mes, cuando menos, de curación y atenciones facultativas.

"En esta virtud, a ustedes, ciudadanos secretarios, suplico con encarecimiento , se sirvan dar cuenta en su oportunidad, con el presente, al H. Congreso General, para el efecto de que, si a bien lo tuviere, de digne concederle licencia, con goce de sueldo, por el indicado tiempo de un mes.

" Al protestar a usted mi atenta y distinguida consideración, me permito la libertad de proponerle, para que me substituya en mi enunciado puesto, al señor licenciado Pedro Rodríguez, 1er. secretario de este juzgado de mi cargo y persona que, por su experiencia y el conocimiento que tiene de todos los asuntos de la incumbencia del mismo juzgado, continuará dirigiéndolo acertada y honradamente.- México, noviembre 14 de 1922.- Jesús Moreno Baca."

Acompaña un certificado médico, que dice:

"Estados Unidos Mexicanos.- Dirección del Servicio Médico Legal.- Distrito Federal.

"Los subscritos, peritos médico legista, reconocimos al señor licenciado Jesús Moreno Baca, con el objeto de dictaminar acerca de la enfermedad que padece y del tiempo que necesita para su curación.

"El resultado fue el siguiente: El licenciado Jesús Moreno Baca padece nefritis calculosa, por que lo necesita de un tiempo no menos de un mes, para atender su curación.

" México, a diez días de noviembre de mil novecientos veintidós.- A Zárate.- Jesús Torres F."

Se consulta a la Asamblea si se dispensa los trámites. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba la licencia. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Aprobada la licencia.

- El mismo C. secretario: Por disposición de la Presidencia se conceden cinco minutos a los

honorables senadores y diputados a fin de proceder a la elección. ( Voces: ¡Ya estamos unificados!) Se procede a recoger la votación. (Votación.) Se va a proceder al escrutinio. (Escrutinio.)

Se procede a dar cuenta del escrutinio:

Obtuvieron votos para juez 1o. de lo penal de esta capital, los ciudadanos licenciados siguientes: Pedro Rodríguez, ciento setenta y dos; Barón Obregón, tres y un voto cada uno de los ciudadanos José Mora y del Río, Constantino Morales Estrada, Querido Moheno, Nicolás Zuñiga y Miranda, Luis Ortiz, Ezequiel Burguete, Carlos Chico y Antonio Valladares.

En consecuencia, la Presidencia, por conducto de la Secretaría, declara: que es juez 1o. interino de lo penal de la ciudad de México, el ciudadano licenciado Pedro Rodríguez.

En consecuencia, se declara que es juez 1o. interino de lo penal el ciudadano licenciado Pedro Rodríguez.

El C. presidente D: Encontrándose a las puertas del salón el ciudadano licenciado Pedro Rodríguez, se nombra en comisión para que lo introduzcan a prestar la protesta de ley a los ciudadanos senadores Tirado, Diputado Espinosa y Elenes y secretario Barragán.

(Rinde la protesta de ley el C. licenciado Pedro Rodríguez, juez 1o. interino de lo penal de esta capital.)

- El C. secretario Barón Obregón, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por el Congreso de la Unión el día 17 de noviembre de 1922.

"Presidencia del C. Salvador Franco Urías.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y quince minutos del viernes diez y siete de noviembre de mil novecientos veintidós, se abrió la sesión con asistencia de ciento setenta y cuatro ciudadanos diputados y treinta y nueve ciudadanos senadores.

"Se dio cuenta con una solicitud de licencia del C. licenciado Jesús Moreno Baca, juez 1o. de lo penal de esta capital, por el término de un mes, con goce de sueldo, por causa de enfermedad.

"Se dispensaron los trámites y sin debate se aprobó, procediéndose a la elección del substituto.

"El licenciado Pedro Rodríguez obtuvo ciento setenta y dos votos, y otros candidatos, corto número de votos.

"Se hizo la declaratoria favorable al C. licenciado Pedro Rodríguez, quien fue introducido al salón por una comisión designada por la Mesa.

"El ciudadano presidente se dirigió al referido C. licenciado Pedro Rodríguez, en la forma que previene el artículo 137 de la Ley Orgánica de los Tribunales del fuero Común en el Distrito y Territorios de la Federación. El interrogado contestó: "sí protesto", y el ciudadano presidente repuso: "si no lo hiciereis así, que la nación os lo demande."

"Se leyó la presente acta."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán manifestarlo. Aprobada el acta.

El C. presidente, a las 17.52: Se levanta la sesión de Congreso General y se pasa a sesión de Cámara de Diputados.

CONTINUACIÓN DE LA SESIÓN DE CÁMARA DE DIPUTADOS

PRESIDENCIA DEL C. FRANCO URÍAS SALVADOR

(Asistencia de 174 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.52: Continúa la sesión de Cámara de Diputados. Se suplica atentamente a los ciudadanos diputados que ocupen sus curules, porque se va a dar cuenta con un asunto de importancia. (Murmullos.)

El C. secretario Gandarilla: Se suplica a los señores diputados presten toda su atención a este trascendental asunto:

"Poder Ejecutivo Federal.- México.- Estados Unidos Mexicanos.- Secretaría de Gobernación.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados:

"El ciudadano presidente de la República ha tenido a bien disponer se hagan del conocimiento de esa H. Asamblea, para los efectos a que haya lugar, los hechos siguientes:

"El día 19 de octubre próximo pasado, el señor ingeniero Alberto J. Pani, secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno mexicano, recibió una carta subscripta en inglés por el señor G. T. Summerlin, en papel oficial de la embajada de Estados Unidos de América, la cual, traducida fielmente, es como sigue:

"México, octubre 19 de 1922.- Personal.- Mi querido señor Pani: Confirmando nuestra conversación de anoche, tengo el gusto de enviar adjunta una copia de la minuta de la Ley Orgánica del Petróleo. Se me ha dicho privadamente que este es el último proyecto, pero que cambios adicionales podrían hacerse aún. Le agradecería mucho si una copia oficial me pudiera ser suministrada para la información del Departamento de Estado.- De usted, muy sinceramente."

"El documento inserto fue contestado el día 21 del expresado mes de octubre por nuestro secretario de Relaciones Exteriores, en la forma siguiente:

"Señor don George T. Summerlin.- Embajada Americana.- Presente.- Muy estimado señor Summerlin: Tengo el gusto de acusar recibo de la carta de usted, fechada el 19 del corriente. Se que muy en breve será presentado al congreso, por el Poder Ejecutivo, el proyecto definitivo de Ley

Reglamentaria del artículo 27, en la parte relativa al petróleo. Inmediatamente después que esto suceda, tendré el gusto, de acuerdo con sus deseos, de enviar a usted una copia de dicho proyecto de ley. Soy de usted, como siempre, atento y seguro servidor."

"Con estos antecedentes, el día 15 de noviembre en curso, el señor de Relaciones recibió, también en papel oficial de la Embajada de Estados Unidos de América, un memorándum en inglés, que traducido a la letra dice:

"Con referencia a la minuta de una propuesta Ley Orgánica del Petróleo, una copia de la cual fue enviada personalmente al señor Pani, en octubre 19 último, el señor Summerlin ha recibido instrucciones de su Gobierno para decir al señor Pani que el proyecto de Ley de Petróleo arriba mencionado, es enteramente inadecuado para la protección de los derechos legalmente adquiridos por los ciudadanos americanos."

"El memorándum de referencia fue contestado el día 16 de este mismo mes, en los términos siguientes:

"Señor G. T. Summerlin, encargado de negocios ad interium de los Estados Unidos de América. -Presente. - Muy estimado señor Summerlin: Con referencia a su memorándum de ayer, que me fue entregado por el señor Winslow en la Embajada del Brasil, y en el cual me comunica usted las observaciones que el Gobierno americano hace al proyecto de la Ley Orgánica del Petróleo, cuya copia me envió usted en su carta del mes pasado, el señor presidente de la República desea hacer constar: primero: que ignora en lo absoluto la fuente de donde haya partido el proyecto de ley a que se refiere y que obra actualmente en poder del Departamento de Estado de Washington, ya que en la fecha en que se sirvió usted remitirlo a esta Secretaría, era desconocido, tanto del señor presidente, como del que subscribe; y segundo: que el Ejecutivo de la Unión no ha enviado aún a la Cámara de Diputados ningún proyecto relativo a la reglamentación del artículo 27, en lo que se refiere a petróleo. Me encarga, además, el señor presidente de la República, manifestar a usted que el decoro y la soberanía de la nación lo incapacitan absolutamente para aceptar que las leyes que son de la exclusiva competencia del Poder Legislativo federal, reciban censuras previas de gobiernos de otros países. (Aplausos nutridos.) Quedo, como siempre, de usted, atento amigo y seguro servidor, A. J. Pani." - Rúbrica.

"El mismo ciudadano primer magistrado de la nación me encarga del conocimiento de esa H. Representación Nacional, que, no obstante que el Ejecutivo federal ha seguido siempre la práctica de tratar con absoluta discreción todos los incidentes de carácter internacional que hasta la fecha se han suscitado con motivo de la situación de carácter internacional que hasta la fecha se han suscitado con motivo de la situación que prevalece entre nuestro país y algunos otros con los cuales no ha reanudado aun sus relaciones oficiales; en el caso presente considera que faltaría a su deber de solidaridad para que con el Poder Legislativo, si ocultarse el penoso incidente a que se contraen los documentos insertos, ocurrido precisamente en los momentos en que se disponen a poner sobre el tapete de las discusiones las leyes reglamentarias del artículo 27 constitucional, entre las que figura en primer término la relativa al petróleo; dando lugar, con ello, a torcidas interpretaciones.

"El Ejecutivo federal tiene la firme convicción de que esa H. Asamblea sustentará invariablemente el criterio de que todos sus actos deben normarse en el interés público, substrayéndose en lo absoluto a influencias extrañas.(Aplausos nutridos.)

"Protesto a ustedes las seguridades de mi distinguida consideración.

"Sufragio Efectivo. No Reelección. - México, D. F. noviembre 17 de 1922. - El secretario de Gobernación P. Elías Calles."

(Aplausos nutridos y prolongados. Vivas al presidente de la República.)

Trámite: Recibo, y manifiéstese al Ejecutivo que la Cámara de Diputados agradece y estima en todo su valor la información que sienta un precedente de consideración y respeto al Poder Legislativo, y agréguese: que la misma Cámara de Diputados, al disponerse a expedir una Ley de Petróleo, se inspira en el mismo sentimiento nacionalista y patriótico del Ejecutivo. (Aplausos.)

El C. presidente: Para consideraciones al trámite, tiene la palabra el ciudadano Luis L. León.

El C. León: Señores diputados: Violentando un mucho mi manera de ser, combativa y violenta, apretando los dientes para que no escape como un desahogo la ola de indignación que ante hechos y atentados tan brutales debe conmover a todo pecho mexicano, haré un esfuerzo para ser sereno y ante estos acontecimientos acallemos los latidos de nuestro corazón y dejemos únicamente que fría y serenamente sea el cerebro el que haga una glosa de esos atentados.

No hace quince días, señores, recuerdo haber leído en la prensa diaria, que el señor Hughes, con su voz de juez austero y de hombre indiscutible, decía en voz tonante ante los sonrientes y complacientes rostros de los burgueses norteamericanos, que la gran nación norteamericana, al estar dirigida y regida por el Partido Republicano, por el presidente Harding, su representativo y su símbolo, había cubierto todos los expedientes de la moral internacional, había respetado a todos los pueblos débiles, había implantado una política internacional de respeto para la legislación, para la libertad de la legislación y para la autonomía y la independencia de todas las naciones de la tierra; que había evitado mezclarse en los conflictos de la Europa que aún no conmueven tan profundamente a la América; y es más, a título de glosa, el "Wordl" decía que hasta la Casa Blanca, a pesar de tanto empeño, a pesar de tanto empuje, no había llegado todavía el olor del petróleo. Y aquí, señores, esa comunicación vergonzosa, vergonzante de Summerlin, vino a quitar la careta y a explicarnos claramente y de una manera viva que verdaderamente en la Casa Blanca, sí no llega todavía el olor del petróleo, si llegó ya el petróleo transmutado, como en los tiempos medievales del alquimismo, en la forma mágica de la matería; el oro. Por eso nosotros, serenamente, para glosar estos acontecimientos debemos pensar que

no es un desahogo patriotero el que debe vibrar en esta tribuna; que nosotros debemos comprender que no es el pueblo americano el que se empeña en hacer presión sobre nosotros para robarnos la conquista revolucionaria del artículo 27, y no puede ser el pueblo americano el que pretende imponer el imperialismo de su Gobierno a todo el continente americano; no pueden ser los mineros americanos, no pueden ser los trabajadores americanos por sus distintos voceadores de la opinión, quienes han clamado en vano durante más de dos años pidiendo el reconocimiento de este Gobierno por considerarlo serio y honrado; distintas legislaturas de los Estados americanos, cámaras de comercio institutos científicos y agrupaciones obreras, como la Federación Americana, del Trabajo, han clamado, han llegado en este clamor hasta la Casa Blanca pidiendo el inmediato reconocimiento de esta administración; que no tiene más delito, que no ha cometido más delito que pretender sostener los principios revolucionarios que el pueblo con su sangre se diera como un nuevo molde para organizar la vida futura de la nación. Pero ahora que ha caído la careta sí podemos decir en alto que la administración americana es la verdadera enemiga de México, no el pueblo americano; que es mentira toda esa serie de declaraciones y toda esa serie de bellas bombas retóricas de que aman a todos los pueblos, de que desean la justicia, de que desean la moral internacional, de que desean los relaciones entre los pueblos libres y que respetarán a los débiles; indudablemente que los magnates del Gobierno americano no son ahora ya más que los representantes o los juguetes de la organización capitalista americana, y es claro que no pueden permitir que se siente el precedente de una reglamentación del petróleo, dada y cimentada sobre una concepción nueva de la propiedad, poniéndole modalidades al uso de ella con fines de provecho colectivo, y no a base fundada en egoísmo personales. Pues bien, señores, ¿ante estos acontecimientos cuál deberá ser nuestra conducta? Indudablemente declarar a la faz de la nación que el Ejecutivo y el Legislativo, unidos para defender los intereses nacionales y los intereses revolucionarios, rechazan y protestan por esta intervención, por esta presión brutal que gobiernos e intereses capitalistas pretenden hacer para desvirtuar nuestra legislación petrolera. Y la contestación al canto, la bofetada más formidable que podemos dar a esos intereses mezquinos y bastardos, es trabajar inmediatamente en la reglamentación del artículo 27 en su parte referente al petróleo, conservando en todo, con verdadero celo, los principios revolucionarios consignados en ese artículo.

Ahora, bien, señores; esta en una bella oportunidad para destruir las leyendas que los malos mexicanos y los enemigos de México, han expresado más allá de nuestras fronteras. Se decía, como un argumento formidable sin estudiar aún la esencia misma del convenio Lamont - De la Huerta, que todos nosotros aprobamos como un solo hombre por creerlo conveniente para los intereses nacionales, que este Gobierno en una especie de regateo, mendigando el reconocimiento y el apoyo de los capitalistas americanos, había ido dando poco a poco todo, absolutamente todo lo que había conquistado, de nacionalismo y de dignidad como nación libre la revolución mexicana, se decía que Adolfo de la Huerta la había entregado, agonizante y sangrienta, a la rapacidad de los banqueros internacionales. Se dice que en la misma forma estamos dispuestos a transigir en el 27 a favor de los intereses petroleros, entregando las conquistas revolucionarias a cambio de un mendrugo de reconocimiento. Se decía que en la misma forma nosotros, sí por un lado teníamos agitadores oficiales para propagar las ideas bolchevique entre los obreros, ofreciéndoles lo que el artículo 123 legalmente les concede y algo más, por el otro coqueteábamos con los capitalistas diciéndoles: perded cuidado el artículo 123 no se reglamentará nunca o cuando menos no se reglamentará mientras dure esta administración y mientras tanto podéis tener un festín explotando a los trabajadores mexicanos. Y todo eso que se ha dicho viene a caer por tierra como un castillo de naipes, como una calumnia que no tiene base en qué sostenerse, aunque desde el momento en que el Ejecutivo ha callado -y con toda prudencia- tantas notas imprudentes americanas, que no ha hecho una agitación patriotera, como otros regímenes, cada vez que han sentido la fuerza poderosa y el orgullo de estos hombres; el Ejecutivo de la nación, que ha callado con tanta prudencia, viene ahora, porque se trata de la dignidad del Poder Legislativo, que en estos momentos se dispone a reglamentar la Ley del Petróleo, a unirse con nosotros como un solo hombre para salvar la dignidad nacional y las conquistas revolucionarias. Con esto podremos destruir toda esa campaña y podemos decir tranquila y serenamente: nosotros no aceptamos consignas de nadie, nosotros no culpamos ni calumniamos al pueblo americano, pero si la Casa Blanca y los capilatistas que la sostienen y la manejan, creen que esta administración, que este Gobierno, formado por los tres poderes va a ceder a cambio de un reconocimiento, están equivocados; esta Legislatura tendrá orgullo de dar una legislación revolucionaria del petróleo y vendrá o no el reconocimiento, pero habremos salvado la dignidad nacional. (Aplausos nutridos.) Ahora, señores, en los momentos en que nos caían de nuevo con el peso de una guillotina los cortantes y acerados conceptos del señor Summerlin, pretendiendo calificar previamente un proyecto de ley mexicano, en esos momentos de excitación, en esos momentos de emoción y de sobresalto, se me presentaba a mí, a mí que siempre he sido calificado como socialista, una visión que alguna vez tuviera yo en una fiesta agrarista, y cuando ellos nos han hablado de moral internacional y de justicia, yo veía simbolizada esa moral internacional y esa justicia en la figura mitológica, en la Themis griega que nos representa primorosamente el concepto de justicia, que ellos tienen de esa justicia burguesa que sólo favorece al fuerte y que aplasta al débil. Efectivamente, la Themis creo que está vendada de los ojos para no ver las infamias y las angustias de los hombres; la Themis creo que llevan en la balanza del mercader, para pesarlas, todo en oro, conciencias y convicciones; la Themis creo que lleva una espada que los militaristas

le pusieran en un brazo para sojuzgar a los pueblos débiles. (Aplausos.) Pues bien, señores; en esos momentos de angustia, al contemplar tanta infamia, se me figuraba a mí, con mi imaginación de socialista mexicano y ante el alma del pueblo mexicano, que la Justicia, la Themis, creí que se transformaba, que arrojaba quebrada en mil pedazos la espada de los militares, que arrojaba la balanza de los mercaderes, se levantaba la venda de los ojos, para contemplar las angustias y los dolores del pueblo mexicano, y haciéndose humano, y coloreándose el mármol y palpitado con los dolores de nosotros, en un estrecho abrazo nos prometía la justicia de hoy y la felicidad de mañana: de la patria del porvenir: (Aplausos nutridos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro del trámite, el ciudadano Romeo Ortega.

El C. Ortega Romeo: Después de la lectura, señores diputados, del interesante documento que el Ejecutivo de la República ha mandado para que los ciudadanos diputados se enterasen de una de las circunstancias especiales que han mediado cuando esta Cámara se ha dedicado a reglamentar la conquista revolucionaria contenida sabiamente en todas y cada una de las palabras del artículo 27, siento, como dice el compañero León, y como él, también siento profunda indignación, profundo deseo de venir a manifestar con toda la energía de que soy capaz, como mexicano y como diputado, la vergüenza que siento cuando un pueblo fuerte y grande que se dice representante de la justicia y del Derecho, viene a demostrarnos que ni es fuerte ni es grande, sino que única y exclusivamente tiene mandatarios que no saben obedecer el dictado de ese mismo pueblo. En efecto, el pueblo americano, como lo ha asegurado el compañero León, ha tenido multitud de manifestaciones de simpatía no sólo para nuestro Gobierno, sino para nuestra patria; en muchos tonos ha dicho que las reivindicaciones populares conquistadas por la revolución son justas, son nobles y no son única y exclusivamente patrimonio de México, sino que ya son patrimonio de la humanidad. Así, pues, cuando los mandatarios de esta nación, siguiendo el dictado de sus mandantes -que no son el pueblo americano, sino que son los trusts, los sindicatos burgueses y capitalistas que manejan desde al presidente de la República, hasta el último juez de condado de Estado americano-, cuando ellos vienen a pretender lanzar una bofetada a nuestra soberanía, cuando pretender sentar un precedente de Derecho Internacional público, de que las leyes que los pueblos expiden en uso de esta soberania, son capaces de recibir la sanción previa de encargados de negocios y que no se atreven estos encargados, de una manera franca y sencilla, a decir que vienen a defender, no los intereses del pueblo que representan, sino los intereses de unos cuantos aventureros que desde hace mucho tiempo explotan nuestras riquezas con perjuicio de nosotros mismos y de los humildes a quienes jamás ha llegado ese oro en ninguna forma; pero, por fortuna, señores, en la actualidad, rompiendo con las tradiciones de gobiernos anteriores, rompiendo también con las tradiciones violentas de los pueblos de carácter latino, como el nuestro, que se traducen siempre única y exclusivamente en pérdidas de energías, el Ejecutivo se ha puesto en su lugar y en una condición especial que reune el documento que se acaba de leer en esta tribuna, y es que el Ejecutivo también viene a darnos justicia y a decir: El Poder Legislativo de esta República es el único que tiene derecho a legislar en lo que se refiere a los intereses nacionales; el es el único que debe, que tiene la obligación sagrada de conservar los intereses nacionales, y al conservarlos, debe tener enfrente, como un solo faro, como un solo deseo, la conquista revolucionaria, la conquista verdad, la conquista de los humildes que han sufrido siempre y que hasta la fecha no han tenido gobiernos ni legislaturas que se hayan acordado de el, sino única y exclusivamente para explotarlos. El Ejecutivo ha establecido el precedente de verdad internacional en bien del pueblo humilde: que no admitimos los pequeños y los débiles la intromisión en las labores legislativas, de pueblos extraños, mejor dicho, de gobiernos extraños.

La Presidencia de la Cámara ha dictado el trámite inteligente y patriótico que ustedes han escuchado. Así, señores, con toda la serenidad que el caso requiere, con la verdad y la justicia -que ésta si es justicia-, que asiste al pueblo mexicano, que en estos momentos se encuentra representado por vuestra soberanía, vengo a pedir que el trámite de la Mesa sea aprobada con caluroso aplauso, porque obedece única y exclusivamente a este solo dictado: Solidaridad de los poderes, dentro de la libertad y soberanía mexicana. Nuestra patria, nuestra patria que en estos momentos se agita através, no de un problema económico aislado, sino de un problema de justicia inmanente, de un problema que siempre se había desconocido, que es la justicia de los débiles, que es la justicia de los humildes, de la única propiedad que les queda: siquiera en pedazo de tranquilidad dentro de su propio suelo, para que puedan gozar de sus propias perspectivas, que parece que hasta eso pretenden quitarles esos enormes poderosos que se sienten gobiernos de pueblos, a quienes estos mismos odian. Por esto pido un aplauso para este trámite y una aprobación inmediata. (Aplausos.)

El C. presidente: Para observaciones al trámite, tiene la palabra el ciudadano Puig y Casauranc, miembro de las comisiones del Petróleo.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: El Ejecutivo, señores diputados, con estos documentos que han merecido la aprobación más calurosa y cordial de esta Representación Nacional, nos presenta a las comisiones del Petróleo una ocasión única y brillante de exponer, en visperas de presentar ante vuestra consideración un proyecto de ley relativo a la cuestión del petróleo: nuestro criterio sobre este punto constitucional.

Cada vez, señores, que se ha iniciado la discusión del artículo 27 en alguno de sus ramos, ha habido en el horizonte político nacional e internacional presagios de tormenta, invocando, unas veces, la incapacidad de las Cámaras revolucionarias para legislar sobre esta materia eminentemente técnica, e invocando, en otros casos, altas razones de orden patriótica y de política internacional, se ha logrado hasta hoy que este artículo quede sin

reglamentar. Y es preciso declarar en esta tribuna que esto ha obedecido, más que a una verdadera necesidad nacional, a conveniencias de todos órdenes, a intereses encontrados de toda naturaleza, que desgraciadamente en épocas de gobiernos inmorales, hasta en el mismo seno del Gobierno se han infiltrado. Porque, señores diputados, la política misma de las compañías de petróleo, en lo que se refiere al artículo 27 constitucional y la actitud de la Casa Blanca a este respecto, no ha sido la misma en el transcurso de los años pasados, desde 1917 en que se dio la Constitución, y así hemos visto que algunas veces una compañía, El Agwi, por ejemplo, flirtea con el Gobierno federal, quema incienso ante el artículo 27, para obtener, mediante el espíritu constitucional de este artículo, concesiones en el río Tancochín, y cuando ya no conviene a sus intereses, esta misma compañía, en ocasión del asunto de Juan Felipe, viene a invocar los intereses particulares, para oponerse al espíritu constitucional. Lo mismo, señores diputados, ha sucedido con otras muchas empresas. Cuando los terrenos petroleros contratados antes de 1917 han parecido suficientes para las necesidades de la industria, no se ha tenido miedo al artículo 27 constitucional; la reglamentación no importaba, porque, amparados esos derechos por concesiones o por contratos anteriores a nuestra Constitución, en último resultado habría venido a lesionar intereses de rivales. Pero cuando por condiciones geológicas o por agotamiento de zonas, los terrenos amparados por contratos anteriores a la Constitución de 17, no parecen ya de porvenir, entonces la gritería crece y se hace un clamor verdaderamente ensordecedor en ocasiones, para impedir que se reglamente el artículo constitucional, para hacer que se mantenga esta situación caótica que conduce, que desgraciadamente ha conducido en casi todas las épocas a una grave inmoralidad, a convertir numerosas dependencias del Ejecutivo en verdaderos centros de coyoteo máximo.

Las profecías, señores diputados, en materia de reglamentación del artículo 27 son escalofriantes, y quiero referirme a una profecía de un hombre a quien el país, a quien los ingenuos del país han considerado frecuentemente como una pitonisa nacional, porque en alguna ocasión tuvo la frase célebre profética de que "Carranza", el verdugo de hoy, sería la res agarrotado de mañana." La pitonisa nacional, Francisco Bulnes, dijo, al venir al país, cuando después de varios años de ausencia los ingenuos volvían sus ojos a él para oír de labios del que llamaban maestro, la resolución de los problemas nacionales, dijo textualmente: "El único camino salvador de México, estará en dar el petróleo a quienes lo quieren, para evitar que quienes lo quieren, nos lo arrebaten". Y bien, señores diputados, una Asamblea verdaderamente revolucionaria, debe sentir placer en que esta profecía no se haya cumplido, en que llegue la ocasión en que se vaya a demostrar que puede perfectamente legislar sobre materia petrolera, sin los peligros que las pitonisas decían, pitonisas que, por lo demás, habían profetizado también, no hace mucho tiempo, en un libro que corre impreso 15 años atrás, que México era un país paupérrimo y sin esperanza, porque en esta época de fiero industrialismo, país que no tenía combustible, era un país paupérrimo y que, por tanto, las consejas de Humboldt que hablaban de que México era un país de maravillosa riqueza, eran sólo para engañar a los tontos, que México, como país sin combustible, era un país destinado a perecer; y bien, señores diputados, se explica que Humboldt en 1808 ignorara todo lo que sobre petróleo en México se conoce en la actualidad; pero aquel hombre, como un crudito, sí sabía de petróleo todo lo que se conocía en aquellos tiempos y había leído a Herodoto, cuando habló de las fuentes de Persia, y conocía los relatos de Walter Raleich, que había descubierto un lago de petróleo en La Trinidad y que había visto, también, los mapas de Peter Kalm, que allá por los años de 750 había marcado en rojo en sus mapas las fuentes de Pennsylvania y del Estado de Nueva York, aunque tardara un siglo para empezar la explotación de carburo de hidrógeno en América. Y en México, en esa época, señores diputados, ya se habían gastado sangre y fortunas en exploraciones petroleras, y si los hombres que en aquellos tiempos tenían fama de eruditos, lo hubieran sido verdaderamente, y hubieran conocido desde las relaciones de Fray Sagahún hasta crónicas de Andrés de Tapia, que señalaban los yacimientos petroleros de la zona Huasteca, y hubieran conocido los trabajos del doctor Autrey, que apenas en 1872 había logrado extraer y refinar petróleo en el distrito de Tuxpan, indudablemente que no se habría cometido la insigue torpesa de retirar de la legislación minera la materia del petróleo, y no habría sido preciso que la revolución, años después, hubiera venido a introducir el petróleo dentro de la modalidad del artículo 27; porque el petróleo, considerado como producto minero, estaba sujeto desde entonces a la nacionalización. Pero desgraciadamente, señores diputados, en nuestro país las eminencias pensantes proceden frecuentemente como procedió en este caso la pitonisa de los hechos trágicos, y hubo necesidad de que viniera la revolución y que asentara, aun cuando fuera inconscientemente, en el artículo 27, el postulado más hermoso, ni siquiera novedosa, pero sí más hermoso que ha alentado la humanidad, al considerar que los productos de la tierra, que la substancia misma que compone la corteza terráquea, es, en principio y originariamente, propiedad de la nación. Con esto, señores diputados queda firmemente expreso el criterio de las comisiones de petróleo. El que habla, por lo menos, ni aun discute si es o no retroactivo el artículo 27, no puede concebir que un artículo de una nueva Constitución que va a sentar modalidades nuevas de Derecho, fuera a respetar modalidades anteriores; pero por condiciones especiales, por impulsos generales, por propósitos en que ha alentado la revolución y en que alienta el actual Gobierno, de no proceder con injusticia, de no provocar excesivas asperezas, la comisión, respetando el fondo del artículo 27 constitucional, presentará ante vuestra soberanía un proyecto que, dejando vivo el artículo 27, no hiera de muerte a la industria y permitirá el florecimiento del importante ramo petrolero. La revolución, señores diputados, que en casi todo el país a costa de bienes morales produjo enormes

perjuicios materiales en la región petrolera, provocó al mismo tiempo el desarrollo de la industria petrolera por la falta de respeto al espíritu constitucional del artículo 27, provocó trastornos y demoras y nuevas complicaciones que estamos viendo manifiestas en las comunicaciones que nos presenta el Ejecutivo, y es la oportunidad, señores diputados, en estos momentos en que posiblemente surge muy lejano el fantasma con ocasión de la reglamentación del artículo 27, de una reacción movida por intereses petroleros, es preciso decir en esta tribuna que el alma fatídica de aquella revolución huasteca que estorbó de hecho la reglamentación del artículo 27, dando garantías materiales a los intereses extranjeros, aquel espíritu que animó a la revolución de Peláez, ha muerto, absolutamente, en el Estado de Veracruz.

Alguna vez, señores diputados, viendo el mapa de Tampico, pensaba en lo que puede representar, en lo que representa para nuestro México aquella ciudad símbolo; Tampico, señores diputados, como si hubiera ido adaptándose a la fisonomía de la República al convertirse en la esencia de su problema, más palpitante y angustioso; Tampico en los últimos diez años había ido adquiriendo el aspecto de la República Mexicana; tiene el mapa de la ciudad simbolo, señores diputados, la configuración exacta de la República; tiene su Golfo de México, que es la laguna del Carpíntero; tiene, como Océano Pacifico, la laguna de Chamal y los ríos Pánuco y Tamesí, que dibujan con exactitud las líneas de la costa occidental de la República; pero falta, señores diputados, al mapa de Tampico, al mapa de esa ciudad símbolo, algo: las aguas de la laguna de Carpintero parece como que hubiera comido algo de la costa oriental, algo como que hubiera avanzado quitando todo lo que de la región veracruzana va desde el Pánuco a Papantla, y viendo ese mapa de la ciudad símbolo pensaba, señores diputados, hasta qué punto pudiera suceder, hubiera podido suceder, si debilidades de gobernantes o propósitos traidores de los hombres diligentes del Poder público hubieran, con excesivo radicalismo inoportuno que hoy se puede ya llevarse adelante, o bien como fieras acometidas, a lo que ellos llaman el legítimo capital, que hubiera podido suceder en la República representada por la ciudad símbolo. Pero, señores diputados, de entonces para acá, durante los años calamitosos que siguieron a 1914 y 1915, en que la soberanía de la República estaba a merced my frecuente de una ligereza, las corrientes mundiales de opinión se han modificado de modo absoluto y ahora ya no extraña a nadie que en materia de petróleo México sostenga la nacionalización, cuando lo mismo ha sostenido Inglaterra inmediatamente que hubo la presunción del primer pozo de petróleo en uno de los condados de Hampshire y tampoco puede llamar la atención la nacionalización del petróleo cuando en esa corriente mundial que vino después de los años de la guerra, se ha sentado como principio indefinido el bienestar de los más enfrente del bienestar y el progreso de los menos. Las comisiones del Petróleo, señores diputados, van a presentar en breve un proyecto a la consideración de estas Cámaras y quiero terminar recordando que el señor presidente de la República, en una entrevista con las comisiones del Petróleo, nos dijo: hace dos años el Ejecutivo pudo pensar que las Cámaras dieran facultades al Ejecutivo para reglamentar sobre el petróleo; ahora el Ejecutivo está firmemente convencido de que esa legislación no tendría fuerza, no tendría base moral, si no saliera de las Cámaras; no piense, por tanto, solicitar de la Representación Nacional permiso para reglamentar en esta materia, queda a la consideración de las Cámaras nacionales la resolución de este problema, el más profundo, el más intenso, pero al mismo tiempo, señores diputados, el que encarna definitivamente el respeto a una de las pocas conquistas verdaderamente revolucionarias: el artículo 27 constitucional. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Roque González Garza.

El C. González Garza: Señores diputados: Venir a hablar en esta ocasión concretamente en pro del trámite, no sería el motivo real de mi presencia en esta tribuna. Me mueve un sentimiento profundo, porque me ha impresionado homdamente la actitud digna y levantada del Ejecutivo federal, para poder dar a conocer mis puntos de vista sobre este transcendental asunto, que no otra cosa entraña esta discusión.

Yo deseo, aunque sea de mala manera, decir terminantemente que mientras en los Estados Unidos administre la cosa pública el Partido Republicano, México, nuestra patria, no podrá esperar nada bueno. El Partido Republicano, actualmente en el poder en los Estados Unidos, es el representativo por excelencia de la clase conservadora y capitalista, y en México, por nuestra fortuna, es eminentemente revolucionario y es eminentemente renovador; en consecuencia, hay una pugna fatal e irremediable entre ambas administraciones.

Fue mi intención dejar para el final de mi pequeño discurso la actitud infame y miserable de alguno o algunos empleados de la Secretaría de Industria y Comercio que subrepticiamente han dado a conocer un proyecto que allí, entiendo yo, se elaboraba, pero que nunca llegó a las esferas oficiales- me refiero a la Cámara de Diputados-, nunca llegó aquí. El anatema mío y mis más acres censuras para empleados mexicanos de tal laya, porque esa indiscreción, esa mala acción es la causante, a mi manera de ver, de la crisis política que en estos momentos estamos empezando a resentir, así como la crisis económica verdaderamente espantosa que estamos presenciando; mi anatema también y mis más acres censuras para el compañero que, no pensando en las consecuencias que podía tener una indiscreción, dio la noticia de que el presidente de la República había invitado a un grupo de diputados para tratar este grave asunto hace unos cuantos días. Pero como quiera que haya sido, ya está en el tapete de la discusión este asunto y por fortuna, como lo ha informado uno de los honorables miembros de la Comisión del Petróleo, dentro de unos cuantos días se presentará a la consideración de esta honorable Cámara el proyecto de ley que reglamente el artículo 27 en lo que respecta a petróleo.

Yo temí, señores diputados, que nuestro carácter, inflamable por naturaleza, después de la

lectura el interesante documento enviado por el señor presidente, la Cámara entrara en un desahogo muy grande y que las pasiones se desbordaran; por fortuna veo que todos vosotros estáis tranquilos, quizá meditando ya lo que cada uno de vosotros va a hacer en unos cuantos días, y me reservaré para entonces algunos de los argumentos que yo hubiera querido traer aquí, por ahora yo sólo quiero manifestar a mis compañeros que nunca como ahora la Representación Nacional, dignificada en alto grado por la patriótica actitud del presidente al conceder el exclusivo derecho que tiene para tratar estas cuestiones, caso insólito en nuestra historia política, necesita estar a la altura de su deber. Necesita revestirse de la ponderación más grande y del buen juicio más acentuado para resolver con calma y con desinterés, noble patrióticamente, este problema, que es vital, quizá de vida o muerte, para nuestro país.

Hablar en pro del trámite dado muy justamente por la Mesa, resultaría redundante; ya los oradores anteriores han puesto de manifiesto la bondad de él y los aplausos de la Asamblea han premiado la actitud de la Mesa; en consecuencia, yo creo que por mi parte ha terminado mi misión, deseo que la Cámara continúe como hasta aquí, quieta y razonable, tratando con ecuanimidad este asunto, que bien podemos resolverlo si cada uno de nosotros pone en alto el corazón de patriotas mexicanos. Pido un voto de aprobación inmediato para el trámite dado por la Mesa. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Rama.

El C. Rama: Señores diputados: Un hecho verdaderamente inaudito, algo inconcebible para los que hemos vivido y para los que sentimos dentro de los cánones del moderno Derecho Internacional, me obliga a venir a esta tribuna a levantar mi voz.

Mi inscripción en contra del trámite de la Mesa, señores compañeros, no es propiamente con un ánimo de contrariar ese trámite ni mucho menos de restringirlo: pero, señores diputados, creo sinceramente que no hemos llegado al fondo del debate, creo, señores compañeros, que nuestra misión es un poco más elevado y es un poco más profunda que dar simplemente las gracias por la deferencia que ha tenido el Ejecutivo para esta Representación Nacional. Es necesario, señores diputados, que nosotros como representativos del pueblo, como los que podemos expresar aquí el sentir de la conciencia popular, hagamos una exposición para contestar la torpe arrogancia de los funcionarios norteamericanos. ¡Cuánto siento yo, por mi parte, que tan sólo en las breves palabras llenas de falsedad, que tan sólo en las breves palabras que encubren un verdadero sentir como acostumbra usarse en una nota diplomática, nos presenten su pretensión los funcionarios norteamericanos! ¡Qué bueno hubiera sido, señores, que nosotros estuviéramos en aptitud de ampliar este debate con ellos; qué bueno hubiera sido estar en aptitud de someternos a un tribunal internacional, a un tribunal perfectamente honorable que le diera a cada nación lo suyo! Desgraciadamente estamos en las condiciones tristes y deleznables en que siempre se encuentra el débil hacia el fuerte. Es una ocasión, señores diputados, de que nosotros, sin embargo, ahondemos este problema y que nuestros labios, por conducto de la prensa diaria, por conducto del DIARIO DE LOS DEBATES, sepa el pueblo norteamericano cuál es el sentir del pueblo mexicano.

Dicen en su pretensión los funcionarios norteamericanos: el proyecto de ley que envias para su discusión al Congreso no satisface, no garantiza nuestros intereses. Y yo pregunto a los funcionarios norteamericanos que redactaron semejante nota: ¿En dónde radica el derecho? ¿En qué postulado de Derecho Internacional fundan su pretensión para venir a preguntarnos, para venirnos a decir qué uso es el que vamos a hacer de nuestros derechos como nación soberana? Yo pregunto al Gobierno norteamericano: ¿Por qué ese Gobierno tan estricto para defender los intereses de sus súbditos, por qué ese Gobierno que cree sentirse lastimado por nuestras leyes perfectamente justas, perfectamente honradas, no se fija, señores diputados, en que dentro de su propia unión tiene Estado en los cuales su legislación sólo autoriza la explotación y la perforación de pozos petroleros solamente a ciudadanos norteamericanos? ¿Por qué esa restricción a los demás ciudadanos del mundo? Por qué, señores, ¿quién les ha criticado por qué lo hacen en uso de su soberanía, en uso de una soberanía tan alta y tan grande como la que tiene México? Porque es cierto, señores, que en materia internacional el concepto soberanía y el concepto voluntad popular no se miden ni con mucho por las proporciones geográficas de una nación. Quiero, señores diputados, llevar a vuestro ánimo esta convicción: Por más que se diga, nuestras leyes, aun dentro de su radicalismo, aun dentro del concepto netamente revolucionario, no se han apartado un solo paso del terreno de la honradez, nosotros nos sentimos sumamente extrañados de que los funcionarios norteamericanos han podido darse cuenta de un proyecto de ley que ni siquiera hemos concluido, señores diputados, que ni siquiera lo conocen los compañeros de la Cámara, que no ha pasado de los compañeros Oliver, Pulg y Casauranc, y Onésimo González, en fin, de los que integramos las comisiones del Petróleo. ¡Hasta dónde llega la suspicacia de este Gobierno norteamericano, señores. El otro día en sesión privada, privada de bloque, quiero decir, no secreta, relata la historia de la Ley del Petróleo os decía con cuántas vicisitudes habíamos trabajado para concluir nuestro proyecto. Siempre, señores compañeros, hemos guardado la más absoluta discresión, os protestamos sinceramente que de nuestros labios no ha podido salir una sola palabra de indiscreción, una sola palabra que hayan podido aprovechar estos señores para su nota - reclamación. Pero el verdadero fondo de la cuestión es este: yo quiero, señores diputados, que no solamente la Cámara apruebe el trámite dado por la Mesa de esta Asamblea; no lo critico, señores, es patriótico, así debe contestarse, pero yo creo que debemos ampliarlo, debemos pedir que haya una comisión del seno de la Asamblea y que personalmente entreguen

la contestación al presidente de la República, que le haga sentir que esta Asamblea, como un solo hombre, se ha levantado con aplauso unánime por su brillante contestación; que le haga sentir que el pueblo mexicano, representado legalmente -aunque pese a quien pese - , representado legalmente por esta Asamblea, no puede consentir semejante bofetón del Gobierno americano; que se haga saber al pueblo - oídlo bien, que no al Gobierno-, al pueblo norteamericano, que nosotros sabremos dar leyes que estén estrictamente dentro del terreno de la moral internacional; que nosotros no por radicalismo necios hemos de apartarnos de esas normas que nos imponen todas esas ciencias auxiliares del Derecho; que nosotros sabremos respetar los intereses creados, siempre y cuando se sujeten a las modalidades que se les quiere -que lo oigan bien- imponer el pueblo mexicano; que nosotros sabremos respetar los intereses de los petroleros en tanto que ellos quieran reconocer la justicia y honradez de nuestras leyes, pero que nunca, tan sólo porque la Cancillería de la Casa Blanca nos notifica que no satisface a sus intereses un proyecto que ni siquiera conocemos nosotros mismos, cambiaremos nuestra conducta. Es demasiada suspicacia, compañeros; yo quiero que aprobéis esta pequeña modificación al trámite dado por la Mesa, para que vaya una comisión, para que revele, para que haga patente el sentir de esta honorable Asamblea al señor presidente de la República...(Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí! Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Juan Manuel Alvarez del Castillo.

El C. Alvarez del Castillo: Señores diputados: Breves, muy breves serán mis palabras, toda vez que en mi modesto concepto el punto de nuestra deliberación, prácticamente está agotado. Hecho raro en esta Cámara: en esta vez el criterio de la Representación Nacional por manera milagrosa se ha unificado.

Si no resultare una ironía cruel dentro de una lógica implacable, deberíamos demostrar nuestro reconocimiento a la Casa Blanca; porque nos ha proporcionado bella e incomparable oportunidad para evidenciar que el actual Gobierno de México está capacitado para ejercitar sus derechos en representación de un pueblo libre, y para cumplir con sus obligaciones con toda serenidad, honor y decoro.

Entrando al corazón del asunto, señores diputado, observamos un contraste verdaderamente notable entre la actitud del Departamento de Estado americano y la actitud del Gobierno de México. En el primero notamos inquietud, acometividades, injusticias, en una palabra: El encargado del Gobierno americano nunca debió de tomar en consideración algo que no era una ley ni siquiera un proyecto de ley. En lo que respecta al Departamento de Estado, jamás debió de pretender hacer polvo el principio moderno consagrado por el Derecho de la soberanía popular, o sea el del Gobierno de la nación por la nación misma.

¿Cuál ha sido, señores diputados, la actitud del Gobierno mexicano? De serenidad, de moderación, de patriotismo, de patriotismo bien entendido. A decir verdad, y fuera de todo partidarismo, ¿en que ha consistido la obra internacional del actual Gobierno de México? Su obra, señores, fundamentalmente ha sido de cosmopolitismo. Para no hablar de otros aspectos de la obra internacional de nuestro Gobierno, bastará, señores diputados, hacer hincapié en este sentimiento de profunda y verdadera simpatía que se ha despertado en la gran masa del pueblo de la Unión americana para nuestro país. Dos grandes tendencias se agitan en los Estados Unidos respecto de México; la una, de amor; la otra, de odio; la una, de cordialidad y de acercamiento; la otra, de aspereza y de hostilidad ¿Cuál es nuestro deber? Fomentar la primera, hacer porque triunfe la primera. Si algunos funcionarios de la Unión americana, olvidándose de su condición de estadistas, se convierten en agitadores vulgares y tratan de hallar nuestra soberanía, tratan de arrojar fango en nuestra bandera y de hacer ultrajes a nuestra nacionalidad, en hora buena, allá ellos, señores; los juicios históricos sabrán exigirles escritas cuentas y fulminará sobre su memoria las más terribles reprobaciones. (Aplausos.) Nuestro papel, señores diputados, ha de ser de optimistas; nuestro optimismo debe descansar, indudablemente, en el cumplimiento de nuestro deber, en la tranquilidad de nuestra conciencia, en el fomento de una unión civilizada con los demás pueblos de la tierra. Nosotros debemos creer, con el gran tribuno español, que, en política internacional, puede más la fuerza de los hechos que la fuerza de los hombres. Hay que decir, señores, parodiando al duque de Guisa: "Los americanos no se atreverán." ¿Pero cuál es el camino que debemos seguir? Uno solo, señores diputados, por ahora: ir ante el Ejecutivo mexicano a demostrarle nuestra adhesión, nuestra sincera adhesión por su solidaridad con el Poder Legislativo y por su entereza patriótica. Con la Unión americana, con el Departamento de Estado, señores diputados, ¿cuál ha de ser nuestra actitud, qué es lo que debemos contestar a la Casa Blanca? Debemos contestar, señores, con un sólo hecho legislativo: con la reglamentación inmediata del artículo 27 constitucional, siempre que esa reglamentación sea nacionalista, sea sensata y sea justiciera. (Aplausos nutridos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa.

El C. Espinosa Luis: Señores diputados.....

(Voces: ¡Tribuna!) Voy a ser muy breve, sólo quiero poner una adición al trámite de la Mesa.... (Voces: ¡Tribuna! Asciende a la tribuna.) Señores compañeros: El ciudadano representante del Ejecutivo, haciendo a un lado desusadas prácticas parlamentarias, ha enviado los documentos que son del conocimiento de vuestra soberanía, directamente, demostrando con esto cordialidad y solidaridad hacia el Poder Legislativo. Yo creo, señores compañeros, que nosotros, en correspondencia, debemos también hacer a un lado las prácticas acostumbradas en estos casos, y nombrar una comisión que, por esta vez, sea portadora del pliegorespuesta que da esta Cámara al ciudadano presidente de la República. Si os parece justa mi petición, os suplico que la aceptéis y que la Presidencia modifique su trámite en ese sentido.

El C. presidente: Han hablado tres oradores en pro y tres en contra, y están inscriptos todavía

los ciudadanos Pérez Taylor, Fabela Isidro y Castillo Tapia. (Voces: ¡A votar! ¡A votar!) La Presidencia pregunta si se les concede la palabra. Los que estén por la afirmativa, se servirán ponerse de pie. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) Habiendo mayoría de pie, continúa el debate. Tiene la palabra el ciudadano Pérez Taylor.

El C. Pérez Taylor: Señores diputados: Hay momentos..... (Una voz: ¡En la vida de los pueblos! en la vida de los pueblos..... (Risas. Siseos.) en que las asambleas no están dispuestas, por determinado movimiento interno, a pesar, sino a sentir. El momento psicológico especial que debe reinar en estos momentos dentro de la Asamblea, es sencillamente uno de esos movimientos psicológicos tan grandes que han revuelto a todas las naciones y han forjado a todos los grandes héroes y que son, sencillamente, estos dos movimientos esenciales: el movimiento religión y el movimiento patriotismo. Yo quisiera que ahora aquello que llamaba Cromwell su inspiración, Mahoma su ángel Gabriel, César su consejero y Sócrates su demonio, viniera en mi ayuda para decir, de manera tonante, como Júpiter que recoge las nubes, que ya es tiempo de que nosotros no permitamos más la insolencia de los gobernantes norteamericanos que, a pretexto de cada cosa, a pretexto de nuestras revoluciones intestinas o a pretexto de las cuestiones petroleras, vienen aquí y tratan de salpicar nuestra dignidad nacional, y por eso es que todos nosotros, en un gran impulso, en un momento de entusiasmo, de esos entusiasmos juveniles, de aquellos que efectivamente, épicamente, dentro de la Asamblea Nacional cuando Dumoriez, aquel bravo y jubiloso general francés pedia a la Asamblea Nacional francesa, no soldados, sino más ejemplares de la Marsellesa, para que sus soldados, al grito del cántico aquél, soberbio e inmortal, fueran en contra del enemigo. Por eso nosotros, en estos momentos, no debemos concretarnos a apoyar éste o el otro trámite; no, en este momento, cuando estamos perfectamente convencidos de que el Ejecutivo, que es el representante del pueblo, ha obrado con toda cordura y ha obrado con todo patriotismo, nosotros, los que tenemos todavía ilusiones en nuestra alma y en quienes se agita todavía la grimpola revolucionaria dentro de nuestro cerebro, debemos lanzarnos en masa, ir en masa por las calles a ver al Ejecutivo, ir por las calles, como lo hacian los revolucionarios franceses, acompañados del pequeño Gavroche. Hay que ir con el pueblo que está en las tribunas, que está en las galerías y con todos vosotros, representantes del pueblo, a decir al general Alvaro Obregón, presidente de la República Mexicana, que ha cumplido sabiamente, inspirado por los manes del cura Hidalgo y de Morelos. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Isidro Fabela.

El C. Fabela: Señores diputados: Sin preparación de ninguna especie, porque no sabía que se fuera a tratar el asunto que se ha trarado, me atrevo, sin embargo, a tomar la palabra, creyéndolo un sagrado deber, ya que me he dedicado a estudiar las cuestiones internacionales, especialmente aquellas que se refieren a la actitud de los Estados Unidos de Norteamérica hacia los países hispanoamericanos.

La conducta de los Estados Unidos, mejor dicho, la conducta de la Casa Blanca hacia México, en esta vez, no es sino la consecuencia de su conducta anterior, no sólo hacia México, sino hacia todo el continente. La política de los Estados Unidos ha sido, desde 1808, francamente imperialista; primero, conquistadora, y después intervencionista: intervencionista, ya desde el punto de vista militar, ya desde el punto de vista diplomático, o ya desde el punto de vista financiero. La política conquistadora ya la conocéis. Gracias al crecimiento estupendo demográfico de ese enorme y gran país, los Estados Unidos sintieron la necesidad de extenderse en el continente; de ahí la compra de Alaska, de ahí la compra de la Luisiana y de la Florida; de ahí la conquista de Haway y, por último, la cercenación injusta e infame de Texas, de Arizona y de la Alta California, que nos quitaron a nosotros. El porvenir, de Cuba estaba, desde 1808, desde la época de Jefferson, estaba ya en vista en los Estados Unidos, en el sentido de apropiársela. La victima fue España y, en una forma en que, sin dar libertad a Cuba, habiéndosela ofrecido, se quedaron con ella. Puerto Rico no debió jamás haber quedado incluído en el Tratado de París y sin embargo, fue una conquista la que hicieron los Estados Unidos, absolutamente injusta. La enmienda Platt, que Cuba aceptó y que es una ley nacional en Cuba, nacional en los Estados Unidos, e internacional entre ambos países, hace de nuestra República hermana un país semisoberano.

La situación de Cuba, señores diputados, es para nosotros de una grave importancia, porque nos cierra absolutamente las puertas del Golfo: por un lado tenemos la frontera Norte con el coloso militar y financiero que es ese gran país; por otro lado Guatemala, que en estos momentos se encuentra, podemos decirlo, subordinando también a la política de Washington; por otro lado Cuba, en el Golfo de México, cerrando las puertas del mismo Golfo, esto es, imposibilitándonos en cualquier momento de dificultades internacionales para que cualquier país europeo o americano nos prestaran ayuda. El Gobierno mexicano, en la época de la guerra de los Estados Unidos con España, no pudo o no supo ver la importancia y la trascendencia que tenía para México la defensa de la independencia de Cuba, y nos encontramos en este momento prácticamente con esa puerta cerrada, porque los Estados Unidos dominan Cuba financiera, política y militarmente. Respecto a Centro América, ya sabéis, señores, cuál es la política de los Estados Unidos: Nicaragua fue dominada por el señor Knox, por la política llamada del dólar, de la diplomacia del dólar; obligaron a Nicaragua los Estados Unidos a aceptar empréstitos que traían aparejada hipoteca nacional, hipoteca de los puertos, hipoteca de los ferrocarriles y la hipoteca, en fin, de la soberanía. La política seguida en Honduras ha sido semejante; la política seguida en Costa Rica al amparo de una compañía frutera, ha sido también la de echar abajo a un Gobierno nacional, a un Gobierno electo popularmente, para poner a válidos de los Estado Unidos, que hacen

lo que la Casa Blanca quiere. El único país que ha permanecido independiente es El Salvador, pero El Salvador es una república pequeña que no puede ayudar a sus hermanos y que difícilmente podría ayudarnos a nosotros. El caso más típico de imperialismo norteamericano es sin duda alguna el caso de Panamá. El señor Roosevelt, para algunos ciudadanos americanos el representativo de la raza, confesó paladinamente en un discurso que pronunció en el Oeste de los Estados Unidos, que él había tomado Panamá. ¿Y cómo, señores? Fraguando, fabricando artificialmente una revolución que no existió en Panamá, que no podía existir, todo para quitarle a Colombia el istmo y hacer después el canal que había de darle, y le ha dado ya, el dominio completo del continente, México no pudo hacer antes el canal de Panamá, como quizás se haya proyectado, no supo evitar tampoco la intromisión de los Estados Unidos en aquel asunto, y por lo demás, México no ha podido, desgraciadamente, hacer que el Ferrocarril de Tehuantepec cumpla la misión que hubiera tenido; si se hubiera trabajado con inteligencia y habilidad, habían servido para que Europa pasara al Asia, y el Asia a Europa, utilizándose ese ferrocarril en vez del canal de Panamá. El señor Roosevelt, desde Washington, preguntaba por telégrafo a sus agentes en Panamá: ¿Ya surgió la revolución? Porque como la revolución estaba acordada para determinado día, él esperaba la noticia de que ya había estallado, pero la revolución, que no existía, no podía estallar. Volvió a telegrafiar el señor Roosevelt: ¿ya estalló la revolución? Hasta que al fin le dijeron que la revolución había estallado. Cuarenta y ocho horas después de esa artificial revolución, los Estados Unidos reconocieron a un Gobierno espurio, naturalmente, de Panamá, cometiendo una de las infamías internacionales más grandes que se han cometido en el mundo en contra de Colombia, en contra de nuestra hermana Colombia, cuyo Senado, con toda gallardia, con toda hombría, con todo patriotismo, repudió el tratado que se había celebrado para aquella cercenación infame. No sólo hizo tal cosa el Gobierno americano, sino que la indemnización que debió haberse pagado a Colombia, de algunos millones de pesos, no se ha pagado aún...

El C. González Garza, interrumpiendo: Colombia no los ha querido aceptar.

El C. Fabela, continuando: Es cierto. El Gobierno de Colombia se ha negado sistemáticamente a recibir el dinero, porque no ha conceptuado que es cuestión de más o menos pesos su asunto de Panamá, sino que es una cuestión moral, una cuestión de honor. El Gobierno de Colombia quiere que el Gobierno de los Estados Unidos le dé una satisfacción, pero esa satisfacción no ha venido: los pesos no le importan, a Colombia lo que le importa es su dignidad nacional. (Aplausos.) La política de la Casa Blanca hacia nuestro país, señores diputados, se bien conocida. En la época del general Díaz, el general Díaz, prácticamente se avino a aceptar los deseos del Gobierno norteamericano. Recuerdo que cuando Nicaragua precisamente lanzó de su país al presidente Zelaya, lo hizo por presión de los Estados Unidos; entonces el presidente Zelaya pidió el apoyo del general Díaz; el general Díaz le ofreció hospitalidad en nuestra tierra, y cuando aquí se encontraba, el general Díaz manifestó al presidente Zelaya, que con sentimiento le pedia que saliera del país, porque así se lo habián pedido los Estados Unidos...

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¡Que lo apunten en las memorias!

El C. Fabela, continuando: Al estallar la revolución, todos los que están seguramente tienen conocimiento de ello, porque todos fueron revolucionarios, la política de Washington fue cambiante, unas veces favoreciendo a un partido, otras a otro y perjudicando siempre a la nación; a veces levantaban el embargo de las armas, otras veces lo volvían a poner en práctica; lo volvían a levantar, lo volvían a poner en práctica, y así siempre, sin justicia, los Estado Unidos no siguieron una política franca, una política legal, una política justa desde el punto de vista internacional. Cuando el caso de Benton, que es un caso que nosotros debemos recordar con orgullo, el Gobierno constitucionalista recibió de la Casa Blanca una intimación para que el señor Carranza aceptara la representación de los Estados Unidos en el caso de la muerte de un inglés. Benton había sido muerto en Chihuahua; el cónsul inglés no quiso dirigirse a las autoridades constitucionalistas porque el Gobierno inglés no había reconocido al Gobierno constitucionalista , sino al Gobierno de Huerta. Entonces se valió el Gobierno inglés de la Casa Blanca para, por conducto de ella, hacer la representación diplomática consiguiente. El Gobierno constitucionalista no aceptó esa representación; el señor Carranza manifestó que no aceptaba la tutoría de los Estados Unidos en asuntos de política internacional, ni nacional. Manifesto que si el Gobierno inglés deseaba hacer alguna representación, de cualquiera naturaleza que fuese, respecto a un súbdito inglés, debía la Gran Bretaña hacer una representación, pero no los Estados Unidos; "y si para eso -decía una nota que yo tuve el honor de hacer-, si para eso quieren ustedes nombrar, no a un miembro diplomático, no a un agente o a un cónsul, nombren a una persona cualquiera que tenga la representación directa del Gobierno inglés, pero no de los Estados Unidos". Esto, es que en apariencia no era más que un acto de dignidad nacional, entrañaba el desconocimiento de la Doctrina Monroe, que después fue pública y abiertamente desconocida. ¿Por qué? Porque la Doctrina Mouroe, dicen los Estados Unidos, tienen por objeto no permitir que Europa intervenga en nuestros asuntos internos, y como Inglaterra no puede intervenir -dicen los Estados Unidos - y nosotros nos hemos constituído en tutores de México, vamos nosotros a hacer la representación consiguiente en nombre de Inglaterra. (Siseos.) Entonces el Gobierno de México sentó el principio de que ni de Inglaterra, ni de España -había una representación también por las minas de Guanaceví, de españoles -, el Gobierno constitucionalista acepta la intromisión del Gobierno americano. Quería que fuese hecha directamente por los gobiernos perjudicados. Cuando la ocupación de Veracruz, la pretendida imposición del Gobierno de Washington fue todavía peor. No sé si la Cámara recuerde que en aquellos

días, aciagos, cuando por un lado estaba la Convención y por otro el Gobierno del señor Carranza con muy pocos elementos en el Estado de Veracruz, los Estados Unidos, después de haber ofrecido el señor Wilson por medio de un telegrama que se recibió el 15 de septiembre de 1914, que desocuparía Veracruz, después de ese ofrecimiento solemne que venía de un Gobierno a otro Gobierno, los Estados Unidos no retiraron las fuerzas que ocupaban Veracruz, y en vez de desocuparlo, como era su deber para cumplir como caballeros, como nación y como estadistas, los Estados Unidos mandaron una nota a nuestra Cansillería, diciendo que desocuparían Veracruz bajo tres condiciones: primera, que los ciudadanos que hubieran prestado sus servicios al Gobierno de Huerta no fueran castigados; segunda, que a las monjas y los frailes que se encontraban en Veracruz se les permitiera salir libremente y que los que se quisieran quedar gozaran de completas garantías; tercera, que no se cobraran dobles derechos a los causantes que ya hubieran pagado sus derechos en Veracruz... (Voces: ¡No devolvieron el dinero!) En efecto, no devolvieron las sumas cobradas. Nuestro Gobierno -uno de nuestro gobiernos-, el Gobierno constitucionalista, contestó que no aceptaba la imposición del Gobierno de Washington, que el Gobierno había ofrecido por un telegrama subscrito por el señor Bryan, dirigido a mí, que se había de desocupar Veracruz en la fecha indicada, no la recuerdo exactamente. Que, además, como la cuestión de dar garantías a los frailes y a las monjas y a los huertistas y la cuestión de los impuestos eran asuntos de soberanía interna y, por consiguiente, que dependían única y exclusivamente de la voluntad de nuestro Gobierno, no podíamos avenirnos a sus deseos. Insistió la Casa Blanca, insistió el Gobierno constitucionalista, y entonces el pueblo de Veracruz vino a resolver una dificultad que no tenía salida. Las tropas constitucionalistas, frente a frente de las americanas, estaban ya en una situación imposible; diariamente, como estaban tan cerca, llegaban hasta hablarse e injuriarse; dos o tres riñas llegaron a iniciarse, impidiéndose, gracias a la energía de los jefes constitucionalistas. Los telegramas que recibía el señor Carranza diariamente, eran alarmantes; "la situación era insostenible, unos soldados y otros están llegando a las manos, de un momento a otro puede estallar un conflicto". El pueblo de Veracruz, siempre gallardo, siempre patriota, siempre noble e inteligente, encontró la solución. Dijo: nosotros, que hemos servido al Gobierno de Huerta, estamos dispuestos a que se nos castigue, y no aceptamos la protección de un Gobierno extranjero; preferimos la cárcel y no la libertad con la protección extranjera. Los causantes de impuestos dijeron: estamos dispuestos a pagar dos veces, pero no queremos la imposición extranjera, y entonces el señor Carranza expidió un decreto diciendo: por la iniciativa del pueblo, por la voluntad del pueblo, yo expido estos decretos condonando las deudas que haya, no cobrando dobles derechos, y ofrezco absolutas garantías a todos los que hayan trabajado con el Gobierno de Huerta. Y así quedó solucionado el conflicto y hasta entonces, sólo entonces, el Gobierno americano mandó desocupar nuestro primer puerto.

¿Cómo hemos de extrañar, señores, con esos antecedentes que el señor Summerlin se atreva una vez más a poner una carta de intimación a nuestro Gobierno diciéndole que la Ley del Petróleo no satisface e insinuándole modificaciones de antemano? Eso han hecho los Estados Unidos a todos los países débiles de América; eso hicieron a Nicaragua alguna vez mandándole una acta que sobre poco más o menos decía: "Sabe este Gobierno que el Congreso de Nicaragua va a expedir una ley sobre tal cosa. Antes de que esa ley se discuta, suplico que me remitan un proyecto de ley para devolverlo después con las modificaciones a que haya lugar". (Voces: ¡Qué bárbaros!) ¡Esto hicieron los Estados Unidos a Nicaragua! El Gobierno de Nicaragua, sometido ya a los señores Chamorro, aceptó las imposiciones, porque la República de Nicaragua desgraciadamente es una colonia de los Estados Unidos.

En estos momentos solemnes, cuándo vemos palmariamente cuál es la conducta internacional de los Estados Unidos hacia nuestra América, sabemos que se va a celebrar en Washington el 4 de diciembre una conferencia entre los países de Centroamérica. ¿Qué, esta Cámara no hará alguna representación ante nuestras hermanas de Centroamérica para decirles; no cometáis la ingenuidad de ir a Washington para firmar allí lo que el Gobierno de la Casa Blanca quiera dictarles? México, señores, es el baluarte, es la bandera de la raza; el día que México no ayudo a sus hermanos siquiera sea moralmente, el día que México claudique en el sentido de no levantar su voz y protestar en la Cámara, en el periodismo, en la voz del Ejecutivo, como ahora, su voz de protesta en contra de todas las injusticias y de todas las invasiones atentatorias contra la soberanía de nuestros pueblos, ese día, señores, los Estados Unidos invadirán toda la América, llegando quizás hasta las fronteras de la República Argentina y de Chile. ¿Por qué? Porque ya lo dijo algún estadista americano: "Nosotros llevaremos nuestra bandera hasta la Patagonia. Ya se dijo: América tendrá que ser nuestra". Por eso dicen ellos: "América, somos nosotros". Yo pido que de esta Cámara salga algún aviso, salga alguna nota para los presidentes de las repúblicas de Centroamérica, invitándolos a que no concurran a las conferencias de Washington, porque si concurren a esas conferencias, van a cortarse ellos mismos la cabeza; van a cortarse ellos mismos la cabeza; van a suicidar, a matar a sus países. Claro, señores, que nuestra política internacional, siempre digna y altiva en medio de nuestra pobreza, nos va a acarrear graves dificultades -cada día mayores- desde el punto de vista financiero. Tenemos que pensar en el porvenir; somos pobres, y mientras más altivos y más y más dignos estemos frente a los Estados Unidos, más dificultades habremos de tener; llegará un momento en que nos crucemos de brazos para preguntar al destino qué va a ser de nuestra suerte si tenemos libertad y no tenemos dinero; si tenemos dignidad y no tenemos pan. Ante este problema fatal y tenebroso que todos nosotros sentimos día a día - ahora más que nunca -, yo pregunto, señores diputados, ¿por qué no volvemos nuestros ojos a Europa? ¿En Europa está nuestra salvación? ¿Por qué nuestros gobiernos, por qué el actual Gobierno no vuelve sus ojos, por ejemplo a España?

- El C. Puig y Casauranc José Manuel, interrumpiendo ¿Europa existe?

El C. Fabela, continuando: Europa existe, señor Casaurane; España vive, España alienta. La España pujante de hoy debía reconquistar América, porque puede reconquistarla. (Murmullos.) No puede venir ya España a traernos conquistadores, porque ni ella lo quiere ni la espada del Cid se hizo para esas cosas; pero España, señores diputados, es el país más rico quizá en estos momentos, de Europa; es el único país que tiene en sus arcas dinero; es el único país que podría prestarnos dinero. ¿Por qué no hacemos un arreglo con ella? Yo, hace poco, en un artículo que publiqué, propuse, o mejor dicho, hice mía la proposición de un cónsul de España; el señor Badía Malagrida pronunció alguna vez en el Casino Español una conferencia en la que proponía eso.

España es el único país que puede prestarnos dinero; nosotros debemos a España una fuerte cantidad; la dotación de ejidos hecha en tierras de españoles no se ha indemnizado aún; ese dinero que se debe a los españoles se pagaría de preferencia de un empréstito que se hiciera con España y el resto serviría para salvar a la República. ¿Por qué no hacerlo, por qué no intentarlo? Cuando estuve en España tuve el mismo pensamiento y fui a ver al director del Banco Hispanoamericano, diciéndole: ¿Estaría el Banco en disposición de prestar dinero a México? Me contestó: "Tenemos dinero pero la situación de México no nos presta garantías". Luego son las garantías las que faltan; pero si se hace un convenio en esa forma, estableciendo que el primer dinero que tenga sea para indemnizar a los españoles, seguramente que esto constituira una invitación para España que fuera perfectamente factible de aceptar. En general, señores diputados, ya que nuestras relaciones con los Estados Unidos son difíciles, creo que nuestra política debe ser la de acercamiento con aquellos países europeos que puedan ayudarnos; con Holanda, con España, con los países escandinavos... (Voces: ¡Con Rusia!) ¡Por qué no hacerlo? Afortunadamente, como decía, según entiendo, el señor Alvarez del Carrillo, la política de Estados Unidos hacia México no es la política popular; la política de los Estados Unidos hacia México es la política de los trusts, la política de los imperialistas norteamericanos; en consecuencia, debemos tener esperanza en esas falanges nuevas de los Estados Unidos, en los hombres avanzados, en los obreros, en los labradores, en los socialistas que nos han tendido ya su mano; en la clase proletaria, que en las grandes dificultades con México ha estado siempre con nosotros; en los intelectuales, que han estado siempre o casi siempre de parte nuestra; en las universidades. Confiemos pues en ellos.

Y para terminar, señores debo decir que al enterarme del acuerdo que nuestra Cancilleria diera a la carta del señor Summerlin, he sentido orgullo de mexicano, porque la dignidad y la entereza de esa respuesta es digna de nuestro pasado, digna de nuestro presente y digna, seguramente, de nuestro porvenir. Confiemos en nosotros mismos, y tengamos optimismo para el futuro. (Aplausos ruidosos.)

El C. González Garza: Para una pequeña aclaración, señor presidente. (Voces : ¡No! ¡No!) Es cuestión de medio minuto; es una aclaración histórica.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Castillo Tapia. (Desorden.)

El C. González Garza: Un momento. Independientemente de la digresión que hizo el señor Fabela, del tema a debatir, cumple a mi deber decir que no fue en tiempo del Gobierno de la Convención cuando los americanos ocuparon Veracruz: fue en 1914, y en esa época.... (Voces: ¡Todo el mundo lo sabe!) y en esa época, todos los "constitucionalistas" estábamos unidos, luchando en las distintas partes del país. (Siseos.) Fue mucho tiempo después cuando sugirió la Convención, y por rectificar este dato histórico, que podría ser mal interpretado por algunos, pido al señor Fabela que haga la rectificación necesaria. (Voces: ¡No! Siseos. Voces: ¡Todo el mundo lo sabe!)

El C. presidente: Tiene la palabra, en pro, el ciudadano Castillo Tapia.

El C. Castillo Tapia: En esta hora de suprema indignación, quisiera que se olvidara por un momento el Reglamento de la Cámara y que por esta tribuna pasaran los oradores de todos los partidos, para que aquí vaciaran su indignación, dijeran palabras de esperanza e hicieran vibrar desde esta tribuna a todo el país con la máxima injusticia, una más, que comete este pueblo de hombres de ojos azules y alma bárbara, como dijera el poeta máximo. Yo quisiera, señores, que en este momento vaciaran todo su patriotismo, toda su espiritualidad patriótica los representativos del Partido Agrarista, del Partido Socialista, del Partido Cooperatista: que pasaron por esta tribuna Vasconcelos, Padilla, Soto y Gama y Prieto Laurens, con su santa indignación, para que todo el pueblo se compenetrara de que vibramos al unísono; y yo, como si señor Pérez Taylor, quiero que desde aquí salgamos todos en conjunto, en masa, a vibrar, a pronunciar discursos en las esquinas de las calles, a decir que con el pueblo mexicano se está cometiendo una injusticia más; que salgan todas las galerías con nosotros... (Voces en las galerías, ¡Sí! ¡Sí!) a proclamar nuestro dolor tan grande...(Aplausos.) y tan justificado. Todos los días la prensa nos da noticias de linchamientos en los Estados Unidos; todos los días las autoridades americanas cometen injusticias con nuestros obreros; todos los días la prensa americana nos trae noticias que reproduce la prensa mexicana, de todos los crímenes, de todas las infamias, de todas las inquidades que cometen las autoridades del Norte con los que van allá llenos de esperanzas, llenos de fe, a vaciar sus energías, a depositar todo su trabajo en aquel pueblo muy laborioso, manejando por el Gobierno más criminal que registra la Historia. (Aplausos.) Con entusiasmo, señores, se logran las libertades, con entusiasmo se rompen las cadenas. La fuerza analítica, la fuerza técnica expresada aquí por los hombres laboriosos, está muy bien; pero no es el momento del análisis técnico; es el momento del entusiasmo, es el momento en que debemos vibrar todos como un solo corazón, y olvidando por un momento nuestras rencillas, vaya el Partido Agrarista, el Partido Cooperatista, el Partido Socialista,

todos unidos en un fuerte abrazo, a defender, a decir al Ejecutivo: "Contigo pensamos, contigo estamos. Estas notas que se han cambiado son la vanguardia de un artículo próximo, mayor, y si el horizonte de la patria se obscurese más; si probablemente se quiere vejar y atropellar a este pueblo, tan lleno de amarguras, tan lleno de dolores, iremos al sacrificio de una vez." Todos tenemos hijos, todos queremos legarles libertades, todos queremos purificar las páginas de nuestra Historia, todos ambicionamos legar a los nuestros mucha libertad, muchas esperanzas para el futuro. Mucha sangre se ha derramado para conquistar estas libertades, y el Gobierno americano, aquella burguesia, quiere arrancárnosla, como quiere arrancar sus libertades a los veinte pueblos de la América Latina. (Aplausos.) Y si hemos, señores, de vivir bajo esta espada damocliana constantemente; y si hemos de vivir sojuzgados; si hemos, perennemente, de estar ultrajados por esta gente; si al fin y al cabo -hora maldita- va a flamear en el Palacio de Cortés la bandera de las estrellas (Voces: ¡No! ¡No! ¡No!) que se hundan los montes, señores, y todos vayamos -si ese día llega- a derramar nuestra sangre, y como Leónidas en las Termópilas, el único que quede, que ponga allí con su propia sangre: "Caminante, caminante: no te detengas; anda, ve y dile a los manes que hemos muerto por defender sus santas leyes." (Aplausos ruidosos.)

El C. Espinosa Luis: Moción de orden, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa, para una moción de orden.

El C. Espinosa Luis: Ruego a su señoría que, en atención a que es muy posible que después de esta sesión salga de aquí alguna manifestación pública que haga escándalo en la calle, quiero que su señoría, en atención a la seriedad de este caso, a la circunspección y serenidad con que el Poder Legislativo debe tratar estos asuntos, declare oficialmente que no se hace solidario de ninguna manifestación callejera.... (Siseos en las galerías.)

El C. secretario Barón Obregón: Se consulta a la Asamblea......

El C. Espinosa Luis: No he terminado. (Voces en las galerías: ¡Cobarde!) No es cobardía. Sé que el patriotismo de nosotros, como representantes del pueblo, debe, precisamente, consistir en nuestra serenidad, en nuestra ecuanimidad, y no ir a gritar a la calle y hacer escándalo, porque nosotros, como representantes, como seres conscientes, debemos comprender que no nos compete el papel de provocadores, sino sencillamente hacer frente a la situación, de una manera gallarda, serena y patriótica. (Aplausos en las curules.) No inculpo a los compañeros que han invitado a las galerías a hacer manifestaciones públicas; sé que no lo han hecho, como muchos han creído, por falso patriotismo; sé que los dos compañeros que tal cosa han pedido, serian capaces de morir como buenos mexicanos, en caso necesario; pero no confundamos las cosas: nosotros aquí estamos en funciones de Cámara de Diputados y somos los representantes del pueblo. En buena hora que privadamente, en las calles, se hagan grandes manifestaciones, todas las que se quieran; pero que no tengan un tinte oficial arrancando de esta Asamblea popular. Sintetizando la aspiración, el anhelo de todos nosotros, ruego a la Presidencia que consulte a la Asamblea si aprueba mi adición al trámite. Estoy seguro de que todos nosotros, como un solo hombre, no tendremos inconveniente en llevar al señor presidente de la República ese pliego, manifestandole de esta manera nuestra solidaridad y aprobación por su respuesta arrogante, a la vez que serena y patriótica, dada al Gobierno de los Estados Unidos. Ruego a los compañeros que, no como una muestra tímida de simpatía al Ejecutivo, sino como una muestra de robusta solidaridad, se consienta en que esa comisión lleve el pliego de respuesta al presidente de la República.

El C. presidente: Para moción de orden, tiene la palabra el ciudadano Jesús B. González.

El C. González Jesús B.: Teníamos en pie, señores diputados, una proposición, consistente en que se nombrara una comisión de la Cámara de Diputados, para que se acercara al Ejecutivo y le manifestara que esta Asamblea había visto con mucho beneplácito la contestación que se había dado a la cancillería americana. Señores diputados: Sobre esto no se ha resuelto nada, y yo me he aprovechado de este momento y he querido hacer de éste una oportunidad para recordaros una cosa que es muy conveniente en estos momentos traer a cuanto: Henri Barbousse hacía en uno de sus libros la critica de que los hombres de Estado, los altos hombres del Gobierno, muy pocas veces se preocupaban de los destinos de los pueblos, porque ellos se quedaban siempre detrás de las grandes catástrofes. Y referían cómo antes de la guerra del 70, el representante de Alemania cerca del Gobierno francés, se despedía en un festín de todos sus compañeros, diciéndoles: "Dentro de poco tendré el gusto de volveros a ver...."

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: Después de unas cuantas batallas.....

- El C. González Jesús B., continuando:"...después de unas batallas en que habrán caído miles de hombres de uno y otro lado." Señores: Es necesario que recordemos a Barbousse; es necesario que no nos dejemos llevar de este entusiasmo tan simpático de este mosquetero Castillo Tapia; es necesario que reconozcamos nosotros aquí que estamos desempeñando un papel muy serio y muy importante y que no nos debemos dejar llevar de arrebato, arrebatos muy explicables en estos momentos. Hasta allí está bien: hasta el momento en que nosotros recibimos con júbilo, con satisfacción, con orgullo, la conducta del Poder Ejecutivo; hasta allí está bien, señores diputados; que nosotros consideremos con mucho respecto, pero también, como ya lo dije en algún debate pasado, con mucha tranquilidad, el cumplimiento del deber. El presidente de la República, ciudadanos diputados, ha hecho sólo una cosa: cumplir con su deber; cumplamos nosotros con el nuestro, viendo serenamente estas cosas y conservando toda nuestra serenidad; que se desarrollen los acontecimientos solos pero no compliquemos nosotros, con un impulsivismo inconsecuente, esos mismos acontecimientos, seamos sensatos. Alguna vez algún compañero de la Legislatura anterior, me pidió un pensamiento para un álbum, y recuerdo que yo le

puse estos cuantos renglones: Soy partidario del patriotismo de gabinete, no del patriotismo de barricada. Debemos de considerar a nuestra patria como una madre y no como una amante." Pues bien, señores diputados; esto lo repito ahora: debemos considerar el patriotismo siempre así, con esa serenidad, con la serenidad fría del hombre de gabinete. Ya sabemos que todo nuestro corazón y, dado caso, todo nuestra sangre estará con la patria; pero en los momentos difíciles de nuestro pueblo, debemos tener toda la frialdad y toda la serenidad del hombre de gabinete. (Aplausos.)

El C. secretario Barón Obregón: Habiendo hablado diez oradores, se consulta a la Asamblea si considera el asunto suficientemente discutido. Los que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Suficientemente discutido. En votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba el trámite dado por la Mesa, con la edición presentada por el ciudadano Espinosa. Los que estén por la afirmativa sírvanse ponerse de pie. Aprobado.

El C. presidente: La presidencia nombra en comisión para que lleven la contestación de la Cámara de Diputados al Ejecutivo, a los siguientes ciudadanos diputados: Juan Manuel Alvarez del Castillo, Roque González Garza, Romeo Ortega, Manlio Fabio Altamirano, Aquilino E. Rama, Luis Espinosa, Ezequiel Padilla, Luis N. Morones, Díaz Soto y Gama, Vasconcelos, Torregrosa, Luis León, Juan de Dios Robledo, Salvador Murguía y secretarios Barón Obregón, Gandarilla y Samayoa.

El C. presidente: Tiene la palabra para hechos, el ciudadano Arroyo Ch.

El C. Arroyo Ch: Honorable Asamblea: quise que el señor presidente de la Cámara de Diputados me concediera la palabra para, en Congreso General, hacer del conocimiento público un asunto de verdadera trascendencia que, además de serlo para el Estado de Guanajuato, lo es para todo el país, porque acabamos de descubrir cómo las maniobras de los capitalistas están haciendo que en la Cámara de Senadores se tergiverse un asunto y fracase el triunfo de la justicia. En estos momentos, cuando alguno de los oradores trataba el asunto trascendental que nos participó el señor presidente de la República, dijo una enorme verdad: no es el pueblo de los Estados Unidos el que está contra nosotros, son los capitalistas de los Estados Unidos, y yo debo agregar que no solamente son los capitalistas de los Estados Unidos, sino todos los capitalistas extranjeros que han venido a enriquecerse con el sudor y la sangre de nuestros trabajadores y son los primeros que en estos momentos se oponen a que triunfe la justicia y, por lo tanto, a que vayan a los puestos públicos los hombres que han sido adictos a la Revolución.

En el Senado de la República hace muchos días se está debatiendo la cuestión de senador por el Estado de Guanajuato, y allí se han puesto en juego intereses y se han dicho falsedades que, muchas veces, han sido acogidas con sencillez, con sinceridad y de muy buena fe por personas honorables que, una vez que conozcan todos estos asuntos, sabrán de qué parte está la justicia y de qué parte está la honradez.

El C. Santa Anna Moción de orden, ciudadano presidente. Antes de que el señor siga pronunciando su discurso, voy a pedir a usted respetuosamente que se incluya en esa comisión a un miembro del partido regional mejor organizado en la República: el Partido Socialista del Sureste.

El C. presidente: La presidencia se anticipó a los deseos de su señoría, nombrando al ciudadano diputado Torregrosa, miembro de este partido, para que forme parte de la comisión.

El C. Arroyo Ch.: El ciudadano Barrón Vásquez, que contendió con el ciudadano licenciado Enrique Colunga, al lanzar su candidatura para senador, fue a pactar con uno de los individuos que en estos momentos son para el Estado de Guanajuato una rémora para que triunfen todas las ideas modernas. El ciudadano Barrón Vásquez simuló un partido, al que llamó partido independiente, y él, en compañia de cuatro o cinco paniaguados que no sirven para nada, puesto que uno de ellos mismos ha venido aquí a entregarme esos documentos, pactó en esta forma con don Eusebio González: le dice el secretario de ese partido a don Eusebio González:

"Mayo 19 de 1922.

"Señor don Eusebio González. - Ciudad .

"Señor de toma mi estimación y respeto:

"Me es grato comunicar a usted el acuerdo tenido en la sesión verificada anoche, respecto a su proposición. Todos los que figurán como candidatos de este partido, se comprometen a tratar los asuntos de usted, de conformidad con sus deseos.

"Creo con la anterior noticia y el recibo que lo extendemos, y que será firmado por nosotros, estará usted conforme.

"Sírvase aceptar las seguridades de mi más atenta consideración y respeto.- Benjamin Ramírez."

Y aquí está el documento que contiene la firma del señor Barrón Vásquez, que es para los guanajuatenses un baldón de ignominia, que ya lo era y lo es ahora, y lo seguirá siendo más por este documento que subscribió; dice así:

"Recibimos del señor Eusebio González la cantidad de $300.00.." Por trescientos pesos se vende un guanajuatense. "....para el desarrollo de la campaña electoral en el Estado de Guanajuato, como préstamo, y con la garantía del C. senador por dicho Estado, señor Juan Barrón Vásquez. Quedando en el compromiso legal estipulado en las siguientes bases:

"1. El pago de la cantidad de $300.00 (trescientos pesos), se hará en el próximo mes de septiembre.

"2.- Los candidatos que sostengan el Gran Partido independiente de Guanajuato, se comprometen a que tan luego como entren a la Cámara a trabajar, desarrollarán una labor encontra de la que hace el gobernador Madrazo contra los intereses del acreedor." Es decir, don Eusebio González.

" 3. Sostener en la Cámara las peticiones que en favor de sus propiedades haga dicho señor González al Gobierno.

"México, D. F., Mayo 23 de 1922. Juan Barrón Vásquez. - Gustavo Laborde.- Hilarión Muñi. - A. Ortiz Arellano .-B. Ramírez."

Los asuntos que ha tenido don Eusebio González con el ingeniero Madrazo o con el Gobierno de Guanajuato, fueron esos de que ya dio noticia toda la prensa de la República: don Eusebio González, dueño de una negociación de hilados y tejidos en Soria, una fresca mañana, y sin decir agua va, cerró la fábrica dejando sin trabajo a cientos de obreros. Los obreros le exigieron una indemnización, y recurrieron al gobernador del Estado estuvo departe de los obreros y fue hasta la incautación de la fábrica; entonces Barrón Vásquez se acercó a Eusebio González, se puso al servicio de él, y aquí están los documentos que lo justifican. Es necesario que estas cosas las digamos aquí para que tengan resonancia y lleguen con todo su vigor hasta el Senado de la República, donde el capitalismo, que lo mismo es español que americano, y que lo mismo nos causa perjuicios cuando se opone al triunfo de las ideas, debemos combatirlo enérgicamente y con toda lealtad, a fin de que sean efectivos los triunfos de la revolución.

El C. presidente: Para hechos tiene la palabra el ciudadano García Téllez.

El C. García Téllez: Señores diputados: La sesión ha sido larga; (Murmullos. Risas.) pero también el asunto tan trascedental para la patria, que se debatió en ella, así lo ameritaba; por esta razón ocuparé vuestra atención solamente dos o tres minutos. (Voces: ¡Dos!) Mi objeto es que se sepa que los diputados al Congreso de la Unión, del Estado de Guanajuato, en su mayoría, protestamos ante toda la nación por el atropello incalificable que se pretende hacer a nuestro Estado, poniendo en el Senado a un individuo de ningunos antecedentes para el mismo Estado, y que está íntimamente ligado con todo el régimen capitalista de aquella Entidad y que, en cambio, la maniobra se aprovecha para restar la mayor fuerza política que se pueda, a todas las organizaciones obreras del Estado. Por esta razón, señores yo quiero que mi voz débil pero digna, se levante con otra de este acto que mancha la reputación de un Congreso, digamos de una Cámara alta, que vulnera las libertades de nuestro Estado; que sepa la nación que en este caso el Estado de Guanajuato sufrirá un golpe rudo en todas sus libertades, y que sería inútil ir a una revolución para mancillarla más tarde, claudicando de la manera más vergonzosa e imponiendo a los hombres más indignos, contra la libertad de un pueblo grande, cuna de inmensas libertades para la patria (Aplausos. Siseos.)

Presidencia del C. MURGIA SALVADOR

El C. Barragán: Se va a dar cuenta con los documentos en cartera:

"La Secretaría de Gobernación transcribe, por medio de su oficio número 9052 , de fecha 15 del presente, un oficio de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el que se ofrecen facilidades para que la Contaduría Mayor de Hacienda haga visitas extraordinarias a las oficinas con manejo de fondos." - A la Comisión Inspectora de la Contaduría Mayor de Hacienda.

"El C. gobernador del Distrito Federal envía un proyecto de reformas y adiciones a los presupuestos del propio Gobierno, para el año de 1923." - Recibo, y a la Comisión de Presupuestos y Cuenta.

"La 5a. Sección de la Comisión de Presupuestos y Cuenta presenta dictamen sobre el Ramo Décimotercero del Presupuesto de Egresos, correspondiente al Departamento de Aprovisionamientos Generales."

En votación económica se consulta si se le dispensan las lecturas, quedando a discusión el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensan las lecturas. A discusión el primer día hábil.

"La 9a. Sección de la Comisión de Presupuestos y Cuenta presenta dictamen sobre el Presupuesto de Egresos del Gobierno del Distrito, para el año de 1923."

Se consulta en votación económica si se le dispensan las lecturas, con el fin de que se discutan el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se le dispensan las lecturas. A discusión el primer día hábil.

"La 6a. Sección de la Comisión de Presupuestos y Cuenta presenta dictamen sobre el Presupuesto de Egresos del Ramo Segundo, correspondiente al Poder Ejecutivo."

En votación económica se consulta si se le dispensan las lecturas, quedando a discusión el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se le dispensan las lecturas. A discusión el primer día hábil.

"Honorable Asamblea:

"Teniendo necesidad de atender a mi quebrantada salud y por prescripción médica, cambiar de clima por una temporada, he de merecer a vuestra soberanía me sea concedida una licencia ilimitada, sin goce de dietas, llamándose desde luego, a mi suplente, C. Emilio Aguirre, que vive en el número 122 de la Avenida de los Hombres Ilustres, de esta ciudad.

"Atentamente pido sean dispensados, a mi solicitud, los trámites reglamentarios.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados. - A 17 de Noviembre de 1922.-L. A. Aldaco."

En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa

sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámite. Está a discusión. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra pueden pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Aprobada, y llámese al suplente.

Telegrama procedente de " León, Gto. - 17 de noviembre de 1922.

"H. Cámara de Diputados:

"Aprobación del subsidio solicitado por diputado este distrito licenciado García Téllez para exposición de enero de 1923, obligamos felicitar esa H. Asamblea por alteza miras y patriotismos que con ello demuestra.- Comité Organizador de la Exposición - Presidente, J. G. Nuñez."- Recibo, y a su expediente.

"El C. Andrés Basurto L. solicita se le conceda pensión por más de cuarenta años de servicios que ha prestado a la Administración pública, muy especialmente en el orden profesional.

"Apoyan esta petición los CC. diputados Barón Obregón, Angel Montoya, Luis L . León, A. R. Guzmán, Rafael Torres."- A la. Comisión de la Hacienda.

- El C. Barragán, leyendo:

"Las comisiones unidas 1a., 2a. y 3a. de Guerra y 2a. de Hacienda presentan dictamen sobre el proyecto de Ley de Pensiones a los Miembros del Ejército Nacional, enviado por el Ejecutivo de la Unión." - Primera lectura, e imprímase.

(El dictamen de referencia dice a la letra:)

Comisiones unidas de Guerra y 2a. de Hacienda.

Las comisiones 1a., 2a. y 3a. de Guerra y 2a. de Hacienda, han estudiado detenidamente el proyecto de Ley de Pensiones a los Miembros del Ejército Nacional, que fue enviado a esta H. Cámara por el Ejecutivo de la Unión, y turnado, para su estudio, a las propias comisiones.

Estas han examinado detenidamente el proyecto de referencia y consultado las diversas leyes que rigen la materia hasta la fecha. En términos generales, las comisiones han aceptado el proyecto de que se trata, haciéndole las modificaciones que se han considerado más de acuerdo con la justicia y con las tendencias de la época. De estas modificaciones, las principales son las siguientes: prohibición de que pueda disponerse, por testamento, del derecho a una pensión, fundándose en la tendencia marcada por las orientaciones socialistas, en el sentido de hacer que desaparezca el sistema de herencias, y si tal principio se pretende implantar en la legislación común, es más razonable introducir esta reforma en la Ley de Pensiones, que debe conciderarse como excepcional. Igualmente justo se ha estimado reducir el monto de las pensiones, teniendo en cuenta las circunstancias difíciles por que atraviesa el Erario nacional, fijándose, con este motivo, el 50 por ciento para los generales, jefes y oficiales, y el 75 por ciento para la clase de tropa. Otra de las reformas que se considera de trascendencia, es la relativa a negar el derecho de ser pensionados quienes disfruten de bienes de fortuna suficientes para proporcionarles una vida cómoda. Por equidad, se ha aumentado la ley relativa con un artículo que previene que la Secretaría de Guerra recabe de oficio los documentos conducentes a comprobar el derecho de los pensionistas insolventes, teniendo como finalidad esta disposición, favorecer especialmente a la clase de tropa. Algunas otras modificaciones de menos importancia se han introducido.

Por lo expuesto, las comisiones que subscriben se permiten someter a la consideración de esta H. Asamblea el siguiente proyecto de ley:

Artículo 1o. Las pensiones que asigna la presente ley, se concederán a los deudos de los miembros del Ejército y de la Armada nacionales, así como a los asimilados, que fallezcan en acción de guerra, o a consecuencias de heridas recibidas en campaña, defendiendo la integridad nacional, a los gobiernos legítimamente constituídos o a la Constitución Política de la República. En idénticas condiciones disfrutarán de pensión los militares que fallezcan por actos ejecutados en el servicio o con motivo de enfermedades contraídas en él. Estas pensiones consistirán en un 50 por ciento del haber diario para los deudos de los generales, jefes y oficiales, y de un 75 por ciento para los de tropa.

Artículo 2o. Tienen derecho a pensión:

I. Los hijos legítimos menores de edad o incapacitados para el trabajo, y las hijas legítimas, mientras no tomen estado y vivan honestamente;

II. La viuda, mientras lo sea y lleve vida honesta;

III. A falta de los citados, los hijos e hijas naturales reconocidos, en los términos de la fracción I;

IV. Los padres legítimos, y

V. A falta de los anteriores, la madre, cuando se trate de hijos naturales reconocidos.

Artículo 3o. Los grados de parentesco se justificarán por los medios de prueba que establece la ley, y a falta de éstos, por información rendida ante los jueces de primera instancia del lugar que escojan los interesados, y en la que se acredite la posesión del estado civil en que se funda el derecho a la pensión. Cuando por cualquiera circunstancia los interesados no acompañen a su solicitud los certificados de las actas del Registro Civil, ni la información judicial, la Secretaría de Guerra y Marina podrá recibir administrativamente todas las pruebas que se presenten, a fin de resolver sobre la pensión solicitada, en la inteligencia de que deberá pronunciar la resolución respectiva, a más tardar a los 180 días de aquel en que se presentó la solicitud, sin perjuicio de que la propia Secretaría, cuando lo estime conveniente, conceda desde luego la pensión con carácter provisional. Las pensiones provisionales se concederán hasta por el término de 180 días. Si durante ese tiempo los interesados, por insolvencia, no pudieran presentar los comprobantes respectivos, la Secretaría de Guerra los recabará de oficio.

Artículo 4o. Las patentes de pensiones que se expidan. contendrán:

I. El nombre del agraciado, su edad y parentesco que haya tenido con el causante;

II. La parte proporcional que le corresponda, cuando la pensión deba dividirse entre varios, y

III. La fecha desde la cual deberá entrar al goce de la asignación, que será desde que se le expida la patente respectiva, expresándose que al concluir el derecho de alguno de los pensionistas, por fallecimiento, mayoría de edad o cambio de estado, no acrecerá de ninguna manera a sus coherederos.

Artículo 5o. Los parientes de los miembros del Ejército Nacional que no fallecieren en campaña o en actos del servicio, tendrán, sin embargo, derechos de cobrar, por una sola vez, el 10 por ciento del haber del causante calculado sobre un año.

Tendrán derecho a percibir la pensión anterior, los parientes del causante, en el orden establecido en el artículo 2o.

Artículo 6o. Los interesados que no se presentaren a reclamar la pensión de que hablan los artículos anteriores, dentro del año siguiente a la muerte del causante, perderán todo derecho a ella.

Artículo 7o. Ninguna persona, cualesquiera que sean sus derechos o títulos, percibirá más de una pensión, y en los casos en que tuvieren títulos para percibir más de una, sólo disfrutarán de la mayor.

Artículo 8o. Las personas que se crean comprendidas en la presente ley, y cuyos causantes hayan fallecido con anterioridad a la promulgación de la misma , se presentarán a justificar sus derechos, precisamente en el transcurso de un año, a partir de la fecha de esa promulgación, y de no hacerlo así, prescribirá su derecho.

Artículo 9o. Todo el que reciba alguna pensión, quedará obligado a justificar su supervivencia y estado civil, en los plazos y forma en que determinan las leyes.

Artículo 1o. Respecto a retiros, continuarán observándose las prevenciones de la Ordenanza General del Ejército y de la Marina de Guerra y de los decretos de organización del cuerpo de Artillería, de 25 de febrero de 1894, la Ley de 2 de diciembre de 1878, la Ley de 2 de mayo de 1880 y la de 3 de mayo de 1894.

Artículo 11. No se concederá pensión, a juicio del Ejecutivo, cuando ostensiblemente los interesados tengan bienes de fortuna.

Artículo 12. Se derogan todas las leyes y reglamentos en los que se oponga a la presente, que comenzará a regir desde la fecha de su promulgación. Transitorio. Se faculta al Ejecutivo de la Unión para que reglamente la presente ley.

Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso General. - México, a 6 de noviembre de 1922. - Onésimo González. - Aurelio Sepúlveda. - R. Reyes Márquez. - I. G. Téllez. - Ismael Romero G. - R. Quevedo. - R.Garibay. - Mauricio Gómez. - Isidro Cardona. - C. Aviles. - Leopoldo Reynoso Díaz. - Francisco de P. Alvarez.

- El C. Barragán, leyendo:

"Está de segunda lectura el dictamen de la Comisión de Industria y Comercio, por el que se consulta un decreto concediendo al C. Manuel P. Barbachano prórrroga de diez años para suministrar fuerza y energía eléctricas a la población de Tijuana, Baja California." - A discusión el primer día hábil.

"Proyecto de ley de Amnistía.

"Honorable Asamblea:

"Con apoyo a las fracciones segundas de los artículos 71 y 57 de la Constitución general de la República y del Reglamento Interior del Congreso, respectivamente, venimos ante vuestra soberanía a proponer que aceptéis y aprobéis el presente proyecto de Ley de Amnistía General que tenemos el honor de someter a vuestra muy respetable consideración.

" Al afecto, nos permitimos pedir que declaréis tan importante asunto de obvia y urgente resolución y le dispenséis todos los trámites reglamentarios

. "El Congreso General de la República, de acuerdo con la fracción XXII del Artículo 73 de la carta general, es el elemento del Poder público capacitado para conceder amnistía por los delitos cuyo conocimiento pertenezca a los tribunales federales. Y nosotros, miembros integrantes de este Poder, poseídos de un amplio sentimiento de fraternidad hacia nuestros conciudadanos que por causas que no nos corresponden juzgar ni analizar, han hecho armas en contra del Gobierno de la República, legítimamente constituído, con el fin de deponerlo; y considerando que la clasificación de "delitos políticos" con la que se envuelven a todos los descontentos con el régimen actual, es vaga, confusa e imprecisa en nuestros códigos, hemos creído conveniente precisar que la amnistía que hoy solicitamos es para todos aquellos descontentos que, según, los artículos 1,095 fracción IV, y 1,123 fracción II, del código Penal, son considerados reos de rebelión y sedición, y para todos los que de acuerdo con los artículos relativos del mismo Código sean considerados reos de delitos políticos, es decir, para los que hayan cometido actos conexos con los delitos que claramente especifican los dos artículos citados.

"El país está sediento de paz y de trabajo. Los hombres que en otras ocaciones empuñaron las armas, y, los civiles en general, después de doce años de luchas enconadas entra hermanos, se dedican, indiferentes y desengañados, a reconstruir sus hogares, sordos a las llamadas de sus antiguos jefes, convencidos de que el Gobierno es, moral y materialmente, fuerte, y de que una nueva lucha tratricida es, por todos conceptos, antipatriótica.

"La eliminación de los principales rebeldes, del escenario revolucionario- Murguía, Carrasco, etcétera, etcétera - y la retirada de Cándido Aguilar a la Habana, dada a conocer por los periódicos de estos últimos días, indica claramente que la rebelión en el país a llegado a su fin de una manera absoluta y definitiva.

"Este hecho innegable debe traer, como consecuencia natural y lógica, la benignidad del Gobierno, sin que por esto pueda tachárse de débil o pusilánime, ya que en los momentos actuales

nadie duda de su fuerza ni discute su triunfo sobre el movimiento que se organizó para deponerlo.

"Por las razones expuestas, nos permitimos proponerle a la consideración de vuestra soberanía, el siguiente proyecto de Ley de Amnistía General:

"Artículo 1o. Se concede amnistía por los delitos de rebelión y sedición y los actos conexos a ellos, que se hayan cometido hasta la fecha de la publicación de la presente ley.

"Artículo 2o. Quedan comprendidos en la amnistía los delitos del fuero de Guerra que hayan servido de medio para la realización de los delitos mencionados con el artículo anterior.

"Artículo 3o. En caso de duda acerca de si un delito del orden militar o común ha sido conexo y necesario para realizar los de rebelión o sedición, se substanciará, ante el juez que conozca del proceso, un incidente con audiencia del Ministerio Público y del interesado, el cual incidente se sujetará a los siguientes trámites:

"I. Una audiencia en la que las partes expondrán sus pretensiones;

"II. Un término de prueba no mayor de quince días, si las partes lo pidieren o el juez lo creyere necesario, y

"III. Una audiencia en la que se expondrán los alegatos y se dictará el fallo.

"Artículo 4o. Las resoluciones que en este incidente se dicten, tendrán los recursos que otorga el Código Federal de Procedimientos Penales y del fuero de Guerra, en su caso.

"Artículo 5o. Para que puedan gozar de la amnistía las personas que aún se encuentran levantadas en armas al comenzar a regir la presente ley, deberán presentarse a los jefes de operaciones o a los gobernadores de los Estados, o, en su efecto, a las autoridades municipales o militares subalternas, dentro del término de quince días, contados desde la publicación de esta ley, en cada cabecera municipal. Las autoridades militares, los gobernadores o los presidentes municipales, anotarán los nombres de los que se presenten y el día y la hora en que lo hagan, dando conocimiento de esto, por la vía más rápida, a las secretarías de Guerra y de Gobernación.

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, a los 17 días del mes de noviembre de mil novecientos veintidós. - Luis Espinosa. -Senador por Guerrero, M. F. Ortega. - Eduardo Vasconcelos."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan todos los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo.

El C. Manrique: Me opongo a la dispensa de trámites, señor presidente. (Voces: ¡No hay quórum!)

El C. Barragán: Se pide dispensa de trámites, compañero....

El C. Espinosa Luis: Moción de orden. En atención a que es visible que no hay quórum y a que es necesario fundar esta proposición detenidamente, ruego a su señoría que quede pendiente este asunto para la sesión de mañana en la tarde.

El C. Barragán: En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. A discusión el primer día hábil.

El C. Reyes San Germán: Moción de orden. Ya no hay quórum, señor presidente.

- El C. Barragán leyendo:

H. Asamblea: Los subscriptos nos permitimos someter a la consideración de vuestra soberanía la siguiente proposición:

"Diríjanse mensajes a las Cámaras legisladoras de las repúblicas centro y sudamericanas,, transcribiéndoles las comunicaciones cambiadas entre el Gobierno de los Estados Unidos de América y el de México, dándoles a conocer la resolución enérgica del ciudadano presidente de la República y de esta XXX Legislatura, en representación del pueblo, tendiente a afianzar la política nacionalista que el propio ciudadano presidente ha adoptado en el caso de que se trata.

"Salón de Sesiones, a 17 de noviembre de 1922.-L. N. Morones. - J. F. Gutiérrez . - Salvador López Olivares. - C. Flores Olvera. - J. M. Iturralde T. - Luis Torregrosa. - Castillo Torre".

(Voces: ¡No hay quórum! ¡Sí hay!) En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. Esta a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.

El C. presidente, a las 20.18: Se levanta la sesión y se cita mañana sábado, a las diez y seis.