Legislatura XXX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19231024 - Número de Diario 25

(L30A2P1oN025F19231024.xml)Núm. Diario:25

ENCABEZADO

MÉXICO, MIÉRCOLES 24 DE OCTUBRE DE 1923

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II. - PERIODO ORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO III. - NUMERO 25

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 24

DE OCTUBRE DE 1923

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación de la Acta de la anterior. Rinde la protesta de ley el C. Joaquín Quintana, diputado suplente por el 11 distrito electoral de Guanajuato.

2. - Cartera. La Secretaría de Gobernación envía una iniciativa de ley por la que se descuenta el 10 por ciento de los sueldos a los funcionarios y empleados de la Federación; recibio, a las comisiones unidas 1a. y 2a. de Hacienda, e imprímase.

3. - Usan de la palabra para hechos varios ciudadanos diputados.

4. - Se continúa dando cuenta con los documentos en cartera.

5. - Varios ciudadanos diputados, usan de la palabra para hechos.

6. - Sin debate se aprueba una proposición suscrita por los CC. diputados Ollivier, Barragán, Montero Villar y Puig y Casauranc Carlos, para que se llame al ciudadano secretario de Hacienda, a fin de interpelarlo acerca de su informe sobre la situación económica. Es nombrada la comisión respectiva. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidente del

C. FERNÁNDEZ GUILLERMO

(Asistencia de 134 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.15: se abre la sesión.

- El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veintidós de octubre de mil novecientos veintitrés.

"Presidencia del C. Guillermo Fernández.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y cinco minutos del lunes veintidós de octubre de mil novecientos veintitrés, se abrió la sesión, con asistencia de ciento treinta y tres ciudadanos diputados.

"Se aprobó el acta de la sesión anterior, celebrada el día diez y ocho del mes en curso, y se dio cuenta con los documentos que había en cartera:

"Oficio en que se comunica que con fecha seis de este mes dejó de prestar sus servicios como oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el C. Francisco Trejo.- De enterado.

"Oficio por medio del cual se dan a conocer los nombres de los diputados que forman la Mesa Directiva del Congreso de Puebla y que funcionará en el período extraordinario que se inauguró el veintidós del actual. - De enterado.

"Telegrama en que el C. Tomás Garrido C. participa que se hizo cargo nuevamente del Poder Ejecutivo del Estado de Tabasco. - De enterado.

"Solicitud de licencia por quince días, con goce de dietas, del C. diputado Lorenzo Dávila.

"Se aprobó con dispensa de trámites y sin debate.

"Proyecto de decreto de los CC. Valadez Ramírez, Covarrubias, Pérez Rojas y otros muchos ciudadanos diputados, tendiente a que se establezcan dos partidos en el Presupuesto de Egresos en vigor, una para gastos de representación de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y otra para el pago de sueldos a secretarios particulares de los mismos funcionarios.- A la 2a. Comisión de Hacienda.

"Proyecto del C. Cándido Avilés, hecho suyo por otros varios ciudadanos diputados, relativo a que en la Ley de Ingresos para 1924 queden exentos de derechos de exportación algunos productos de pesca y se deroguen las fracciones I a XXI del artículo 1o. de la tarifa de derechos de explotación sobre pesca, de 30 de diciembre de 1921.-A la Comisión de Presupuestos y Cuenta, e imprímase.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Hacienda que propone no se apruebe la iniciativa del Ejecutivo que establece un nuevo impuesto para los expendios de bebidas embriagantes.- A discusión el primer día hábil.

"Dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones que propone pase a la de Hacienda en turno la solicitud de la comisión colectora para la construcción de la Casa del Obrero en Torreón, Coahuila, relativa a que esta Cámara aporte su contingente en efectivo para eso objeto.

"Sin debate se aprobó.

"Dictamen de la Comisión de Reglamento, que trata de la reforma iniciada por el Senado acerca de los artículos 189 a 192 del Reglamento del Congreso.- Segunda lectura y a discusión el primer día hábil.

"Iniciativa de los CC. Siurob, Israel del Castillo y Vasconcelos, para que se reforme la Ley Electoral en el sentido de que los dictámenes que

recaigan sobre las credenciales de los presuntos diputados se discutan aisladamente.

"El C. Siurob fundó la iniciativa y la Asamblea le dispensó los trámites, pasados a la 1a. Comisión de Gobernación.

"Telegrama en que el ciudadano gobernador del Estado de Tabasco informa haberse dirigido al presidente de la República proponiéndole se descuente un diez por ciento sobre sus sueldos a los empleados que dependen de aquel Gobierno, a fin de aliviar el estado el estado en que se encuentra la Hacienda pública federal. - Recibo.

"Telegrama de los diputados a la Legislatura del mismo Estado, en que exponen que hacen igual ofrecimiento al ciudadano presidente de la República y que ya se dirigen a las legislaturas de los Estados y a las Cámaras de la Unión para secunden su actitud.- Recibo.

"Telegrama de Cuernavaca, Morelos, en que el "Gran Bloque Opinión Pública del Sur", pide a esta H, Cámara que conserve su ecuanimidad ante las declaraciones del ciudadano presidente de la República, motivadas por el informe del ciudadano secretario de Hacienda, referente al estado actual del Erario. - Recibio.

"Telegrama de Chihuahua, en que el C. Jesús Salas B. protesta nuevamente en contra de las aseveraciones del C. diputado Gandarilla, relacionadas con el asesinato del general Francisco Villa. - Recibio.

"Solicitud de licencia, por tiempo indefinido, del C. diputado Manuel Hernández Galván, a fin de poder suplir en la Cámara de Senadores al C. Enrique Colunga.

"Se dispensaron los trámites y sin debate se aprobó.

"A las diez y siete horas y treinta y cinco minutos la secretaría anunció que era visible la falta de quórum y que se levantaba la sesión."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

Encontrándose en los pasillos de la Cámara el ciudadano suplente del diputado Hernández Galván, la presidencia, por conducto de la Secretaria, nombra en comisión a los ciudadanos diputados López Lira, Guerra y prosecretario Barragán, para que se sirvan introducirlo a prestar la protesta legal.

(Rinde la protesta de ley el C. Joaquín Quintana, diputado suplente por el 11 distrito electoral de Guanajuato. Aplausos.)

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Poder Ejecutivo Federal. - México. - Estados Unidos Mexicanos. - Secretaría de Gobernación. - Secretaría Particular. - Número 646.

"A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presente.

"A fin de que se sirvan ustedes dar cuenta a esa honorable Cámara, para los efectos legales, tengo la honra de remitirles la adjunta iniciativa de ley que presenta el ciudadano presidente de la República para que sea aprobada la reducción que ha ordenado un 10 por ciento en los sueldos que señala el Presupuesto general de Egresos, a los funcionarios y empleados de planta de todos los ramos de la Administración pública federal.

"Me es grato renovar a ustedes con este motivo las seguridades mi consideración más distinguida.

"Sufragio Efectivo. No Reelección. - México, D. F., a 23 de octubre de 1923.- El secretario, Enrique Colunga." - Recibo, a las comisiones unidas 1a. y 2a. de Hacienda, e imprímase.

(La iniciativa de referencia está concebida en los términos siguientes:)

Estados Unidos Mexicanos. - Presidencia de la República. - México, D. F.

Alvaro Obregón, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, en uso de la facultad que le concede la fracción I del artículo 71 de la Constitución federal de la República, y

Considerado: que las erogaciones de la Administración pública de la Federación, durante todo el presente ejercicio fiscal, han superado a los ingresos percibidos y que los saldos resultantes de tal desequilibrio han venido acumulándose sucesivamente hasta el punto de poner en peligro el decoro del Gobierno y del país con la inminencia de un grave catástrofe financiera, según lo demuestra el incluso informe del ciudadano secretario de Hacienda y Crédito Público.

Considerando, por otra parte, que la prudencia y la moral aconsejan que, antes de recurrir al expediente de aumentar los gravámenes que ya pesan sobre la riqueza pública, y que siempre se traducen en mayores sacrificios para el pueblo, se intente una estricta economía en los gastos del Gobierno.

Considerando, por último, que entre las medidas que con tal fin ha tenido que adoptar el Ejecutivo de mi cargo, la que afecta los sueldos del personal de planta de los distintos ramos de la Administración, Pública federal, requiere la sanción de la H. Cámara de Diputados;

Tengo el honor de someter al patriotismo de vuestra soberanía , solicitando la dispensa de trámites, que exigen las apremiantes circunstancias del momento, el siguiente proyecto de ley:

Artículo único. Se aprueba la reducción que ha ordenado el Ejecutivo, de un 10 por ciento en los sueldos autorizados por el Presupuesto general de Egresos para los funcionarios y empleados de planta de todos los ramos de la Administración pública federal.

Dando en El Fuerte, Jalisco, a los diez y seis días del mes de octubre de mil novecientos veintitrés.

Sufragio Efectivo. No Reelección0.- El presidente de la República, A Obregón.- El secretario de Hacienda y Crédito Público, A. J. Pani.

A los ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.

"La Secretaría de Hacienda y Crédito Público comunica que con fecha 21 de octubre se hizo cargo de la Oficialía Mayor del propio Ministerio, el C. ingeniero Octavio Dubois." - De enterado.

Telegrama procedente de: "Puebla, 24 de octubre de 1923.

"H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Urgente.

"H. XXXVI Legislatura, erigida en Gran Jurando, resolvió en sesión de hoy desaforar ciudadano José María Sánchez, por delito fraude, de que acúsasele ante el juez segundo criminal por Ministro Público. Resolución tomada por unanimidad de votos. Comunicámoslo para su conocimiento. - E. Carmona, jr., diputado secretario. - E. H. Ortega, dispuesto secretario. - Urgente." - Recibo.

El C. Castillo Tapia: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Castillo Tapia: Señores diputados:

La Legislatura de Puebla envió a esta Cámara el mensaje que acabáis de escuchar. (Voces: ¡ Que se lea otra vez!)

El C. prosecretario Barragán: La Secretaría, por disposición de la Presidencia y acatando la petición de algunos ciudadanos diputados, va a leer nuevamente telegrama.

Telegrama procedente de: "Puebla, 24 de octubre de 1923.

"H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - Urgente.

"H. XXXVI Legislatura, erigida en Gran Jurado, resolvió en sesión de hoy desaforar ciudadano José María Sánchez, por delito fraude de que acúsasele ante juez segundo criminal por Ministro Público. Resolución tomada por unanimidad de votos. Comunicámoslo para su conocimiento. - E. Carmona, jr., diputado secretario. - E. H. Ortega, diputado secretario. - Urgente." - Recibo.

El C. Castillo Tapia: A nadie en la Asamblea ni en la nación entera, se le obscurece quiénes y quién ha inspirado al asesino máximo de estos tiempos, a José María Sánchez, para atreverse cínicamente a volver a hollar terreno de Puebla. Los acontecimientos que en la República se están desarrollando, inspirados invariablemente por la política presidencial que se avecina, van a tener un desenlace muy fatal si se continúa en esta forma de ejecución.

El C. Prieto Laurens: Lo mandó don Elías.

El C. Castillo Tapia: Lo mandó don Elías, sí, señores, esa es la verdad.... (Voces: ¿Qué Elías?) Elías Calles. ¡Cuando, señores, se iba a atrever este cobarde, este bribón de José María Sánchez a volver a Puebla! ¡A Puebla tan llena de dolores por su historia, tan azotada por los tiempos! ¡Cómo se iba a atrever si no estuviera respaldado, desgraciadamente, por el Gobierno y por el partido del señor general Calles! (Murmullos. Siseos. Aplausos.)

El C. Prieto Laurens: ¡Ya lo vamos a probar!

El C. Castillo Tapia: Señores:

Sobre todas las calamidades que están pesando; sobre el señor ministro Pani- ¡una de las calamidades falsas de la República!-, sobre las falsedades de muchos altos mandatarios, todavía se quiere enviar a Puebla a José María Sánchez, para que ejerza violencia y procure por medio del terror, hacer callista al Estado. Esta es la verdad, señores, y a mis amigos que están en el partido contrario, y a mis respetabilísimos amigos partidarios de Calles, respetable para mí también, no se les oculta esto, no se les oculta de ninguna manera, no podría estar tan ofuscados para que no vean con clarividencia lo que está pasando. La situación por que atraviesa Puebla en estos momentos, es perfectamente grave, es muy trascendental. la culpa de los acontecimientos, lo que se desarrolle en Puebla y si degenera en tragedia, invariablemente, señores, que pesar sobre muchos altos mandatarios, de la República y principalmente sobre los que manejan la política futura presidencial. No se ha parado en nada. ¡Que comparación, qué proceso, señores, podríamos hacer, qué fuerza comparativa podríamos establecer en estos momentos entre los acontecimientos desarrollados en el 20, durante el tiempo del señor don Venustiano Carranza y los actuales! ¡Que diferencia, señores, qué diferencia tan radical! ¡Había pudor allá entonces, no se les oculta que había mucho pudor! (Risas.) ¡Ya lo creo que había mucho pudor! (Aplausos. Murmullos.) Y reunamos valores y hagamos comparaciones: cuando la imposición, efectivamente imposición, que se intentó del señor Bonillas -y conste que yo siempre estuve en contra de ella -, se guardaron todas las fórmulas. El gobernador de Guanajuato, señor general Federico Montes, pidió su renuncia, pidió su renuncia de su alto cargo para ponerse al frente de los partidarios del señor Bonillas o de la imposición del señor Bonillas, como queráis llamarla. Y aquí, señores, ¿qué se hizo? Un gobernador, el señor gobernador de Yucatán, presidió la Convención que postula al señor general don Plutarco Elías Calles, ¿Qué diferencia hay de eso? ¿Había pudor allá ? ¿Se guardaron las fórmulas acá? ¿Existe acaso comparación entre una y otra? Indudablemente que no, señores.

Y si así vamos examinando paso a paso el desarrollo de los acontecimientos, veremos con rubor, veremos con profundo rubor y con perfecta vergüenza, que vamos nosotros en una escala ascendente hacia el crimen, hacia el horror de una imposición nefasta y terrible que no sé adónde nos conduzca. Eso es claro. Nos hemos rodeado de todas las impudicias; tenemos un ministro impúdico de Hacienda que atropella amistad, que atropella gratitudes, que atropella toda hidalguía para hacer un mamotreto de calumnias contra un hombre absolutamente puro e impecable. (Aplausos.)

Yo sé bien que los honrados callistas no pueden estar del lado de ese señor que se llama Pani, ese señor cobarde en todos los sentidos de la palabra, ese señor cobarde en todos los sentidos de la palabra. Y no abuso de la tribuna: A la hora que él quiera, personalmente se lo digo. (Aplausos.) Yo sé bien, señores, yo lo sé, que los honrados callistas, los líderes callistas como un Soto y Gama, como enorme Soto y Gama, no pueden estar, no pueden comulgar, no pueden hacer maridaje con ese señor. Yo os voy a contar, pues, la política financiera y hacendaría del señor Pani. Por las pequeñas cosas se conocen los grandes hombres. Y va de cuento.

El señor Pani tenía una novia (Risas.) hace tiempo en Tacubaya; una mujer agraciada y llena de encantos. ¿Sabéis, honorables representantes, por

qué quebró? Por este asunto financiero: porque debía ser conducida al teatro y hubo una discusión perfectamente financiera: si la traía en Ford o la traía en tren. (Risas.) ¡Claro está que ella quedó vencida y, naturalmente, quebró con un hombre sórdido como éste, y así aplicó su finanza y quedó en ridículo eternamente! Esto es perfectamente histórico. (Risas.) Marchad por todos los centros obreros, marchad por todos los centros socialistas, marchad por todos los partidos y veréis que hay una corriente perfectamente determinada de repugnancia contra este señor Pani. El público, la mayoría de las gentes, unos le dicen "la foca" y otros le dicen "rata maicera". (Risas.) En fin, hay que elevar, señores este asunto que es muy trascendental. Yo quiero llevar al convencimiento de ustedes y al convencimiento de la nación, que los acontecimientos que en Puebla se desarrollen, si son sangrientos, si son trágicos, invariablemente que se deberán a la política oculta de las altas esferas que manejan la imposición oficial. (Aplausos.) Yo he hablado con muchos callistas honrados, con muchos callistas nobles, bien intencionados.... (Una voz: ¡No los hay!) Que los hay, los hay, aunque eso parezca raro, los hay. (Risas.) Y ellos, ellos con mucha gentileza, con mucha pena -y callo nombres por hidalguía-, me han dicho con profundo dolor que se sienten tristes, que se sienten apenados, que se sienten llenos de melancolía por la forma en que se sienten llenos de melancolía por la forma en que se ha encauzado esta lucha electoral. Están comprendiendo que no existe una lucha noble, comprenden que ya se están dando pasos criminales, y hablaba yo ayer, ayer en la tarde, en la escalinata de este edificio con uno de los más connotados y muy nobles líderes callistas y él me decía: yo lamento, lamento eso, que un hombre como Pani desgraciadamente tenga que estar entre nosotros. Esto me decía a mí un callista y esta es la verdad.... (Murmullos.) no puedo decir nombres. (Voces: ¡No hay necesidad!) Yo, señores, pido a la Asamblea, pido a todos los elementos congregados aquí que, llegado el caso, ponga toda su buena voluntad y pongan todo su patriotismo para hacer justicia, a fin de que se impida llegar al gobierno de Puebla a este hombre perfectamente criminal, lombrosiano neto, José María Sánchez, porque sería un nuevo bofetón a ese Estado que tanto a sufrido, tan glorioso y tan digno de respeto en toda la República. (Aplausos.)

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Pido la palabra, señor presidente. Ruego al compañero Bautista que me permita hacerle una interpelación.

El C. Bautista: Con todo gusto.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: ¿Es cierto, compañero Bautista, que anoche me preguntaba su señoría si la intentona del general Sánchez estaba respaldada de algún modo por la política callista? ¿Y es verdad que le manifesté terminantemente al compañero que era un hecho ajeno en lo absoluto a nuestros propósitos, y en el que no se tenía la más insignificante parte? (Murmullos.)

El C. Pastoriza: Así se lavó las manos Pilatos. (Risas. Aplausos.)

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Está equivocado el compañero. Cuando el compañero Bautista me hacía la pregunta, me decía: Si esto es un propósito político, por disciplina callaré. Y yo le manifesté al compañero Bautista desde anoche: Compañero puede usted tener libertad absoluta, porque este asunto no tiene que ver nada con la política presidencial de los callistas. ¿Es la verdad, compañero Bautista?

El C. Bautista: pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Bautista: La situación por que atraviesa el Estado de Puebla dentro de los elementos políticos que deben tomarla en consideración, probablemente a nadie toque profundamente como a mí. El papel que desempeñe en el Estado de Puebla, cuando mi tierra natal se encontraba bajo la férula ignominiosa de José María Sánchez, me obliga a levantarme en cualquier terreno en que me encuentre como un celoso defensor de mi Estado contra las artimañas y contra las audacias de José María Sánchez. (Aplausos.) Yo no puedo permitir por un solo momento que mi Estado vuelva a encontrarse nuevamente en la dolorosa situación en que vivió cuando José María Sánchez fue a desgobernarlo. José María Sánchez culminó con el asesinato de los hermanos Moro, una serie no interrumpida de crímenes. Cuando José María Sánchez, al principio de su Gobierno, ordenó al inspector general de Policía, Arturo Camarillo, que asesinara a unos rateros, me levanté en la tribuna de la Cámara local y deje: José María Sánchez principia asesinando rateros y terminar asesinando a hombres honrados y políticos que piensen de manera distinta a la suya; y se cumplió exactamente aquella predicción mía. No puedo tolerar, no puedo tolerar que José María Sánchez pretenda una vez más llevar su mano criminal para pretender dirigir los destinos de mi Estado; pero mi Estado está perfectamente tranquilo; José María Sánchez no significa absolutamente nada para él.

Crean ustedes que como político callista sincero y leal, les voy hacer esta confesión: para mí, juzgando las cosas desde el punto de vista de mis conveniencias políticas políticas, del triunfo de las orientaciones que he tomado, me convendría indudablemente que José María Sánchez no fuera a mi Estado; no habría más torpeza, no habría paso más mal medido, no habría hecho más estúpido de parte de los callistas que pretender mandar a José María Sánchez al Estado de Puebla, porque si ahora en el Estado de Puebla se puede contar col alguna opinión callista, yendo José María Sánchez a Puebla pretendiendo hacer con carácter de callista, todo el Estado de Puebla sería anticallista. (Aplausos.) Esta solo razón, señores diputados, creo que puede servir, y estoy en mi deber y en mi obligación de hacerlo, como una defensa a los intereses callistas. Anoche cuando preguntaba al señor diputado Puig y Casauranc si José María Sánchez iba con el carácter de callista a pretender asaltar nuevamente el Poder en mi Estado y se me indicaba que no, he sentido la mayor de las satisfacciones. José María Sánchez desde el punto de vista legal tiene la partida, Y es necesario que la Cámara conozca algunos antecedentes, El candidato con el cual simpatizo decía en uno de sus discursos que faltando poco tiempo al general Obregón para dejar el Poder, los políticos ingratos lo abandonaban y se atacaba al general Obregón. Probablemente la relación que voy a hacer a ustedes

pueda interpretarse como un ataque al señor general Obregón, pero quiero hacer la salvedad de que este ataque que de parte mía para el general Obregón pudiera haber, por ningún concepto oculta ante mi conciencia los méritos que el Gobierno del general Obregón tiene ante el país. (Murmullos.) Cuando José María Sánchez fue desaforado por la XXV Legislatura del Estado, se acercó al señor presidente de la República para pedirle su apoyo y conseguir alguna defensa. Fuimos llamados ante la Presidencia de la República algunos diputados al Congreso local, y el señor presidente de la República nos manifestó amigablemente, no con su carácter de presidente, que él deseaba quitarse a Sánchez de todas sus instancias y de todas sus suplicas, concediéndole nosotros una licencia para separarse del Poder. Nosotros comunicamos este deseo de amistad del señor presidente de la República, a los demás miembros de Cámara y se concedió la licencia den estos términos: "Se concede licencia para separarse del Poder a José María Sánchez, para el caso en que después del fallo judicial pudiera estar capacitado para volver al Poder en el Estado."

Esta resolución de la Cámara motivo el siguiente telegrama del presidente de la República: "En vista de que no se hizo lo que amigablemente le pedí a esa Legislatura, doy por terminada mi intervención amistosa". En aquellos momentos de agitación, con poca experiencia política nosotros; en momentos de terror para nuestro Estado, en que esas palabras del presidente de la República "Yo doy por terminada mi intervención amistosa", era tanto como decirnos: retiro mi apoyo de las fuerzas federales para la Legislatura local y daré todo el apoyo necesario a José María Sánchez para que vuelva al Estado, no tuvo más remedio la XXV Legislatura que conceder la licencia a José María Sánchez para separarse del Poder". Pero como debe comprender fácilmente la Cámara, esto que hizo la Legislatura no en más que un disparate: después de estar desaforado José María Sánchez, después de haber sido entregado el proceso hecho por las comisiones del Gran Jurado al juez respectivo y haber encausado a José María Sánchez, estaba por demás decir que se le concedía una licencia para separarse del Poder; esto es tanto como si yo fuera diputado y la Cámara de Diputados en estos momentos votara una licencia para que me separara del puesto de diputado; y con esa licencia José María Sánchez pretende volver al Poder, cuando todavía las autoridades judiciales del Estado no han dicho todavía si José María Sánchez en inocente o es culpable del asesinato de los hermanos Moro. Hay más, y quiero que la prensa llegado mañana a mis comitentes y a mis amigos de la Cámara de Diputados locales, diga lo siguiente: en los archivos del Congreso local de Puebla pesa sobre José María Sánchez la acusación de incendiario, porque José María Sánchez mandó incendiar el teatro Variedades de Puebla; de tal manera que si José María Sánchez pretende volver al Estado de Puebla para hacerlo víctima de todas sus felonías, no tiene más que hacer, no tiene más que hacer la Legislatura que procesarlo nuevamente, desaforarlo nuevamente, como presunto responsable del delito de incendio. Ya ven ustedes, señores, y muy estimado Guillermo Castillo Tapia, que no es un peligro local para el Estado de Puebla el que José María Sánchez pretenda ir, y si José María Sánchez, por medio de la fuerza pretende ir a asaltar el Gobierno de mi Estado natal, tengo la seguridad, porque conozco el sentir de todo mi Estado, que sabrá empuñar las armas para ponerse enfrente de las autoridades legales locales, aun cuando sean enemigos políticos míos, para impedir que José María Sánchez asalte una vez más el Poder.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Jorge Prieto Laurens.

El C. Prieto Laurens: Señores diputados:

Desgraciadamente no son las cosas como las pinta el estimable y respetable compañero Bautista, uno de los callistas sinceros y de buena fe que se hallan en esta Cámara de Diputados, en el grupo de los callistas que yo denomino "sueltos"; porque a todos ustedes les consta, señores diputados, forma apasionada en que yo siempre he combatido como miembro de mi partido a los miembros de los partidos contrarios, a los representantes en esta Cámara de los partidos Laborista y Agrarista. Los callistas que forman parte de estos partidos tienen una consistencia, en una personalidad, una disciplina, una organización que no tienen los callistas sueltos, que no tienen los compañeros que ayer militaron orgullosamente a nuestro lado y que integraron parte de la mayoría cooperatista de esta Cámara. A eso se debe, señores representantes , que los estimables compañeros que están a los órdenes del general Calles y que no forman parte de ningún partido, que no están disciplinados en ningún grupo, ignoren las maniobras ocultas y no conozcan la verdadera intención de su jefe y de su caudillo.

El caudillo Calles es el autor de toda esta intriga, y para no andarnos con rodeos, el presidente de la República en persona es también autor de esta intriga. (Aplausos. Siseos. Murmullos.)

Es preciso hablar aquí con toda verdad, con todo valor civil, aunque a algunos compañeros les parezcan exageradas y audaces mis palabras. No voy a emplear, ciudadano Soto y Gama, ninguna palabra que moleste vuestros oídos; ninguna palabra voy a emplear ninguna palabra que pueda herir o lastimar la susceptibilidad de alguno de los señores diputados. Me mantendré dentro del mayor respeto a los compañeros que han tomado la causa callista, pero tendré que decir con toda claridad, con toda verdad, que el ciudadano presidente de la República, que padece una grave enfermedad mental, es víctima en estos momentos de intriga y de maquinación del ciudadano Plutarco Elías Calles, y de todos los que en los Ministerios, de todos los que en el gabinete presidencial están sosteniendo esa candidatura con el oro de la nación. (Aplausos.) Es bueno que sepáis, ciudadanos representantes, es bueno que sepáis que no se pueden meter en nada, que no se pueden meter ni en pro ni en contra de Gobierno del ciudadano Manjarrez, que allá se las arregle Manjarrez con el ciudadano general José María Sánchez, que va.... (Voces: ¡No es general!)

Que no es general, tienen razón los compañeros, con el llamado general José María Sánchez, que va bien pertrechado por la Secretaría de Gobernación, que va bien pertrechado por la Secretaría de Guerra, que le han dado órdenes para las armerías de la capital para llevar suficientes carabinas, ciudadano Bautista, ciudadano Macip, ciudadano Gonzalo E, González, ciudadanos callistas de buena fe de la diputación de Puebla, José María Sánchez va armado hasta los dientes por vuestro caudillo, por vuestro líder, por vuestro candidato; José María Sánchez va a hollar el honor del Estado de Puebla; como dijera el simpático y viril Castillo Tapia, va a hollar José María Sánchez la tierra de Puebla con su presencia asquerosa y manchado en sangre como está, y enlodado como está, apoyado por el ciudadano general Calles; repletas de oro del general Calles sus alforjas, llegará con sus carabinas y con sus voluntarios hasta la ciudad de Puebla a desalojar del Palacio de Gobierno al honrado Manjarrez, al verdadero agrarista Manjarrez, al verdadero revolucionario Manjarrez, porque las fuerzas federales no le darán garantías al Gobierno legítimo de Puebla ¡Porque tienen que ser neutrales en esta lucha política! Esa es la verdad y es la misma maniobra y es la misma intriga de Nuevo León y de San Luis Potosí, y la misma que se habrá de ejercitar mañana en cualquier otro Estado en donde el gobernador no pueda impedir, no se preste para impedir que la opinión pública esté con don Adolfo de la Huerta. (Aplausos nutridos.) El ciudadano secretario de Gobernación, de quien se esperaba que actuaría imparcialmente en esta Secretaría, ya está cumpliendo con su sagrada misión de oriente a las mensadas burocráticas y ya apunta en sus declaraciones, dizque de neutralidad, dizque de imparcialidad oficial, en defensa de la imparcialidad del Gobierno, de la neutralidad del Gobierno, ya apunta, ya señala Manjarrez; ya estaba preparada la maniobra y el ciudadano Colunga, que no tuvo conflictos políticos en su elección de gobernador gracias a la cultura del pueblo de Guanajuato, gracias a que el Partido Laborista se retiró de la lucha y gracias a que la reacción insignificante presentó un candidato que no podía compararse con el ciudadano Colunga; el ciudadano Colunga, olvidado sus antecedentes, olvidado que es un hombre honrado, se está prestando para la maniobra, para la imposición, se está prestando para quitar a Manjarrez del Estado de Puebla, y el ciudadano Colunga será responsable, justamente con el ciudadano secretario de la Guerra y con el ciudadano presidente de la República, de la muertes, de los atropellos, de las ignominias que se cometan en nombre de Plutarco Elías Calles en el Estado de Puebla, y contra los honrados ciudadanos de aquel Estado.(Aplausos.)

Toda la maquinaria oficial se mueve en pro del general Calles. (Voces: ¡Toda! ¡Toda!) He aquí una prueba más, aunque parezca que no viene al caso del llamado general Sánchez, Es bueno que sepáis también que el jefe del Departamento de Reglamentación de los Telégrafos Nacionales ha dado la siguiente orden al jefe de la oficina Central en esta capital:

"México, D. F., octubre 23 de 1923.

"Al ciudadano jefe de la Oficina General.- Presente.

"De orden superior sírvase usted ordenar sean revisados todos los mensajes de prensa que deposite en esa oficina la Agencia Mexicana Trens, evitando que en sus textos contenga informaciones políticas.- El jefe del Departamento de Reglamentación. - Zárate."

(Siseos. Voces: ¡Huy! ¡Huy!)

¿Y sabéis, ciudadanos representantes, lo que esto significa? Es que la Agencia Mexicana Trens es la única que en estos momentos francamente ha acogido la causa de don Adolfo de la Huerta y transmite mensajes, que paga con su dinero, a toda la República, a la prensa de los Estados, y era la única fuerza, era la única arma que podía contrarrestar a la Secretaría de Gobernación, que podía contrarrestar al licenciado Valenzuela hace tiempo, y ahora al licenciado Colunga, pues sistemáticamente, diario a diario, como les consta a muchos representantes, está enviando la Secretaría de Gobernación telegramas falsos, telegramas que tuercen la verdad y que presentan los hechos de modo completamente diverso de como son, para orientar la opinión de los Estados en favor del ciudadano general Calles y en contra del ciudadano Adolfo de la Huerta. La Secretaría de Gobernación, que a diario envía mensajes a la prensa de los Estados, está sirviendo los intereses del general Calles, y si estuviera aquí Julián González, y si estuviera aquí el compañero Pereza, me podrían decir cómo los periódicos de Sonora reciben mensajes de esta Secretaría de Gobernación, reciben mensajes de esta Secretaría con informes parciales en favor del ciudadano Calles y en contra del ciudadano de la Huerta, y podría ir interpelando a los demás representantes para que me dijeran cómo en sus respectivos Estados igual cosa ocurre con los periódicos locales y podrían demostrar hasta la evidencia que la Secretaría de Gobernación está enviando sistemáticamente estas informaciones. Pues bien; era necesario que lo único que contrarresta esa labor, lo único que se ejercita dentro de la ley, lo único que se ejercita dentro del derecho, que lo que se hace con recursos propios, no con recursos de la nación, con recursos particulares, puesto que esa agencia es enteramente mexicana, mexicanos la manejan y mexicanos la sostienen, es una agencia de información que lleva información internacional y nacional a toda la República, era necesario que se le pusiera el veto, que se le pusiera una traba incontrastable, que no pudiera ser vencida -Para eso se tiene a un testaferro como director general de Telégrafos-, y es necesario, señores, que los callistas de buena fe, los callistas disciplinados a los partidos Laborista y Agrarista, y los sueltos, se den cuenta, por su puesto los de buena fe, de que esta es una asquerosa imposición mucho más cínica, mucho más brutal, mucho más criminal que la de Ignacio Bonillas. (Aplausos.)

El C. Malváez: ¿Me permite una interpelación el orador? ¿Sabe el señor Prieto Laurens que en el Correo se viola la correspondencia?

El C. Prieto Laurens: Me consta, porque a mí mismo me violan la correspondencia y puedo traer pruebas aquí. (Murmullos.) El ciudadano

Cosme Hinojosa representa en esta tragicomedia en papel importantísimo; se le hace el deshonor, la falta de respeto y de consideración a esta Cámara y a la de Senadores y a la misma suprema Corte de Justicia de la Nación, de considerar que aquí entre callistas, delahuertistas o naturales, hay individuos capaces de venderse por el miserable oro, por la miserable soldada que arroja a los pies de algunos individuos el Ejecutivo de la Unión por conducto del ciudadano director general de Correos, por conducto de los secretarios de Estado o por conducto de otros esbirros que aquí dentro de la Cámara existen, Señores representantes, el Ejecutivo ha dicho que tiene suficiente oro para comprar magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con objeto de que en San Luis Potosí no pueda imperar el Gobierno legítimo que tengo el honor de presidir en aquel Estado, y para que en el Estado de Nuevo León no pueda imperar el Gobierno legítimo del ciudadano Alfredo Pérez, ungido por el voto popular, (Aplausos.) Y el ciudadano presidente de la República en persona ha puesto mensajes al presidente de la Corte, llamándolo para darle consigna, y este ciudadano, que es un hombre honrado, se ha negado a recibir la consigna. Igualmente se ha hecho con algunos senadores. Varios ciudadanos secretarios de Estado que se prestan para la farsa neo - bonillista, varios secretarios de Estado están llamando a diputados y están enviando personas que les hablen al oído a algunos compañeros que ya se han manifestado en pro del ciudadano De la Huerta.

Al ciudadano general Reyes Márquez le han ofrecido dinero y el sostenimiento de una escolta personal con objeto de que se retire del grupo Pro - De la Huerta, a pesar de que el ciudadano Reyes Márquez, por su honor, ha estado en la convención delahuertista de Puebla y ha dado su palabra de sostener la candidatura de don Adolfo de la Huerta. Yo no sé, no quiero creer, no quiero admitir, no quiero pensar siquiera que el ciudadano Reyes Márquez se preste para esa farsa, pero los hechos nos van a decir, no con palabras... (Murmullos del C. Candelario Garza Campanilla.) No me interrumpáis, porque os respeto, compañero Candelario Garza, porque tenéis la obligación de respetarme. Os suplico nada más que me dejéis terminar serenamente. Estoy hablando un poco apasionadamente, un poco exageradamente, si ustedes quieren, en los términos; pero creo que hasta este momento no he ofendido la dignidad personal de ninguno de vosotros. Y digo que al ciudadano Reyes Márquez se le ha ofrecido eso y lo sostengo y lo pruebo, y el ciudadano Reyes Márquez podrá negarlo aquí, pero los hechos nos dirán si él responde a su honor, si él responde a su palabra empeñada, si él responde a sus compromisos en el Estado de Puebla, porque él estuvo en la convención y firmó el acta que se levantó en esa convención y hasta formó parte de la Mesa Directiva de esa convención. Y si mañana aparece el ciudadano Reyes Márquez militando entre los sueldos del castillo, entonces mis palabras habrán quedado subrayadas con un formidable anatema para este ciudadano representante, de quien yo solamente espero que respete su palabra y que haga honor a su nombre. (Murmullos. Aplausos.)

Pues bien; así como a Reyes Márquez, a otros representantes, un representante del Estado de Oaxaca, el mismo individuo que los llevó a la Secretaría de Guerra con el general Andrew Almazán, trató de llevarlos a la presencia del general Serrano.

Vamos a tener que revelar en esta Cámara muchas ignominias que los honrados callistas no podrán pasar por alto, que tendrán que hacerlos reflexionar y poco a poco vendremos a poner los puntos sobre las íes, y antes de que termine el período de esta Cámara podremos ver en qué lugares están los verdaderos representantes del pueblo, los honrados representantes del pueblo, y en que lugar se encuentran; si a las órdenes del nuevo tirano de México o a las órdenes del pueblo Mexicano, que en masa tendrá que imponerse con la candidatura del ciudadano don Adolfo de la Huerta. (Aplausos. Voces: ¡Bravo! ¡Bravo!)

No espero, no solicito rectificación ni ratificación de mis palabras; los hechos y el tiempo, como dice el compañero Manrique, el tiempo es buen amigo -lo dijo en italiano (Risas.) se lo dijo a los periodistas- lo publicó "El Universal" y algún otro periódico: "Il tempo e un gentil hommo," Pues el tiempo, ese mismo amigo de Manrique, también es amigo mío y amigo de todos, y el tiempo ser el que nos diga la verdad de todas estas triquiñuelas y maquinaciones. El que ayer se burlara de nosotros y creyera que en Jalisco era fácil imponerse, está también en esta maquinación sanchista, y aunque está ahora mancornado con algunos compañeros verdaderamente libres, verdaderamente revolucionarios del Estado de Jalisco, él por debajo del agua tratar de herir solapadamente a esos mismos compañeros, a esos honrados compañeros que me merecen respeto, porque su callismo en callismo de convicción, porque realmente, entre los callistas sueltos también hay que hacer otras dos clasificaciones: la clasificación primera es la de buena fe, la de convicción; y otros los hay de conveniencia, indudablemente de despecho nada más; los hay de mero compromiso. Algún compañero callista del Estado de Guanajuato me ha dicho ayer que él se vio comprometido en virtud de estar aislado, porque se encontraba en el grupo de De la Huerta y se vio comprometido a unirse al carro del callismo porque llegó Calles a su pueblo y él, creyendo ir a encontrarse con De la Huerta, se tropezó con Calles. [Risas] Yo, señores diputados, no necesito decir nombres ni los diré, si es que ustedes me los piden; ustedes los sobran después; todos ustedes lo van a saber muy pronto. Esto lo digo para que se conozca la fuerza de la convicción de estos señores; para que se sepa y se aquilate el grado de servilismo de algunos individuos; el grado de incultura cívica de estos ciudadanos que se dicen representantes del pueblo. ¡Menguada representación! ¡Desdichado pueblo el nuestro que tiene esos representantes! Es necesario dignificar a esta Representación Nacional, que se purifique; en buena hora quedamos en minoría, que os ganéis la palma de todas las intrigas y de todas las maquinaciones; que tengáis la frente coronada con los laureles del ministerialismo;

que podáis vosotros ostentar orgullosamente el título de intrigantes y de instrumentos de las secretarias de Estado, como pudieron ostentarlo y siguen ostentándolo los ciudadanos Portes Gil y Luis L. León. (Aplausos.) Y conste, señores que esto tengo que decirlo constantemente, que esto lo he dicho antes, que tengo que repetirlo, porque la verdad debe repetirse para que no se olvide. Sigo la escuela de Díaz Soto y Gama; Díaz Soto y Gama ha sostenido aquí que el repetir mucho una cuestión es necesario. ¿Por que? Porque esa repetición, al fin y al cabo es un martilleo que abre los oídos y os hace escuchar alguna vez la voz de vuestra conciencia, porque a ella nada más me dirijo, porque a esa conciencia apelo, porque espero que los que sois callistas por convección no paséis por alto las ignominias del Gobierno actual, de este Gobierno que empezó brillantemente una labor revolucionaria y honrada, y que ha acabado con torpezas y con titubeos, pisando en falso constantemente, consignando el caso de Coahuila al Senado, yéndose para atrás, volviendo a consignarlo y volviendo a que se publique y volviendo o desconocer a los que estaban con la consignación del Senado; así como si se tratara de un chiquillo o de un enfermo como es la verdad: el general Obregón está muy enfermo, gravemente enfermo, hay que decirlo a los cuatro vientos, Ya que la Agencia Trens no puede comunicarlo hasta los campos y los talleres y las ciudades pequeñas, ¿no es preciso que desde esta tribuna dignifiquemos a la Representación Nacional y digamos la verdad? El general Obregón está enfermo, y se aprovechan de su enfermedad, de sus viajecitos, para poder en esos momentos de desarrollar la intriga para poder envenenar el ambiente, para poder alcanzar el éxito de los serviles, el éxito de los canallas.

Tengo ya que emplear esta otra palabra que tanto me ha criticado el compañero Díaz Soto y Gama. Esta palabra "canalla" la aplico al que realmente la merece. Yo sé, yo creo, lo creo firmemente, con toda convicción, que es canalla el hombre que traiciona a la revolución en la forma en que la están traicionando muchos, desgraciadamente, en estos momentos. Todos aquellos que se confabulan en la forma que lo están haciendo para impedir el libre desarrollo de una candidatura que ha empezado solicitada por el pueblo, espontáneamente, no por ninguna agrupación política, no por ningún partido, sino por la opinión pública, que es lo más grande, lo más satisfactorio. (Voces: ¡Bravo! Aplausos.) En fin de cuentas, los partidos más o menos organizados de la República estamos naturalmente ligados a determinados intereses, intereses de grupo, intereses que fácilmente nos pueden cegar en un momento dado; intereses que nos habrán hecho cometer alguna injusticia, injusticia que yo reconoceré con gusto; pero no me arrepiento ni me avergüenzo, como algunos, de nuestra conducta en los dictámenes globales, por ejemplo; no me avergüenzo de ello, ejercitamos un derecho y nada más que un derecho y no vulneramos, mentira que vulneremos la voluntad popular, el sufragio, como se ha dicho por allí en un manifiesto en contra nuestra. ¡Y quiénes lo dicen! Algunos que entraron nada menos que dentro de los globales. Pues bien, ciudadanos representantes; los partidos políticos al fin suelen estar ligados a intereses particulares de grupo; pero la opinión nacional, la opinión genuina de la República, la opinión de los humildes, de la clase media y de las demás clases sociales, la opinión pública ha solicitado del señor don Adolfo de la Huerta que se separara de la Secretaría de Hacienda y asumiera el papel que debe asumir en estos momentos, él que realmente tiene la simpatía del pueblo; ¿ Y qué ha pasado? Inmediatamente que lanzó esta candidatura, el presidente de la República in cápite, de le echó encima al candidato popular, tratando de desprestigiarlo y de descalificarlo y colorarlo en situación difícil, imposible, materialmente para seguir luchando; trata de incapacitarlo, trata de impedir que este ciudadano siga adelante su campaña, mejor dicho, no que siga adelante: que la inicie. A Obregón, Carranza le permitió recorrer más de media República; a Obregón le permitió Carranza que hiciera la labor que hizo en el Ejército y en el pueblo, con el derecho que tenía, de revolucionario, de pedir a los soldados que no voltearan sus armas contra el pueblo, que no usaran sus armas para imponer a vuestro jefe Bonillas, de algunos de vosotros que hoy también tenéis de jefe al nuevo candidato de la imposición. (Aplausos.)

Y Obregón llegó a decir tales cosas y todos pudimos decir entonces tales cosas: en Tampico, en Monterrey, en San Luis Potosí, en todas partes, donde, por cierto no vi yo a algunos bonillistas, donde por cierto no vi yo a algunos callistas de ahora. Y a Obregón jamás se le impidió que pudiera llevar adelante su campaña, Me rectifico: Cuando Carranza ya vio todo hecho, cuando ya la opinión verdaderamente no necesitaba de propaganda, cuando ya Obregón había recorrido casi toda la República, entonces, esporádicamente, torpemente, aunque con cierto pudor -repito que estoy con las palabras de Castillo Tapia-, con pudor todavía lanzó algunos esbirros en contra nuestra, en contra de Obregón y de los insignificantes que le acompañaban: y trató de impedir la realización de un mitin en Tampico. Pero a Carranza nunca se le ocurrió pretender en un principio, cuando Obregón aceptó su candidatura, cuando él firmó su manifestó en Nogales, no se le ocurrió a Carranza incapacitar al candidato; no se le se le ocurrió a Carranza decir que Obregón tenía tales o cuales lacras, graves defectos políticos que le impidieron seguir adelante su campaña, porque está en la conciencia de todos vosotros, y lamento que no estén Portales Gil y Luis León, aunque parece que ellos no son ahora líderes: lo son nuevos individuos de mayor significación; pero yo quisiera que estuvieran aquí para interrogarlos, para que me dijeran si en la conciencia de ellos está que lo que canallescamente ha afirmado Pani, y lo que ha afirmado el general Obregón, gracias a su enfermedad mental, si ambas cosas son la verdad; si es cierto que De la Huerta ha cometido esas torpezas y esas ignominias de que se le acusa; si es posible que Luis León, que le ha firmado una carta que pronto conoceréis, que la opinión nacional conocerá muy pronto, elogiando de una manera extraordinaria y estrambótica al ciudadano De la Huerta; que antes de retirarse de la Secretaría de Hacienda quiere dejarle las palabras de

su corazón....o algo por el estilo. ¡Una frase de esas de él! Luis León, que reconoce en De la Huerta al hombre más puro de la República, al hombre más honrado, al hombre más sincero, al hombre más trabajador, más constante, más empeñoso, etcétera, en la labor de la Secretaría de Hacienda, Luis León no podrá decirnos ahora que tiene razón Obregón y que Pani dice la verdad. Por eso es que digo yo que el general Obregón, enfermo y todo, ha lanzado a los cuatro vientos de la República una acusación tremenda contra don Adolfo de la Huerta, pretendiendo incapacitarlo cuando apenas don Adolfo de la Huerta aceptaba su candidatura; habréis de saber que la mañana anterior a la en que se publicó el documento de Pani y Obregón, el señor De la Huerta hizo sus declaraciones, que aceptando su candidatura; esas declaraciones, que le parecieron a algún exbonillista un poco elásticas o no sé cómo, las llamó... (Una voz: ¡Gelatinosas!) Eso es, gelatinosas. Pues esas declaraciones honradas de caballero, de hombre que no se autopostula, de representante genuino de la opinión que siente que ha llegado hasta él; ese hombre honrado no podía autopostularse y por eso no dijo: soy candidato a la Presidencia de la República, desde Soledad de la Mota. Claro está que no podía decir eso el señor De la Huerta; no podía jamás. Pues el señor De la Huerta hizo sus declaraciones, por ejemplo hoy, y al día siguiente, cinco o seis mensajes urgentes apremiaban a Pani para que publicara lo que el presidente de la República había ordenado en El Fuerte. Pani, que todavía tenía cierto pudor carrancista, se dirigió, naturalmente, a los periódicos y mandó la consigna del presidente y las calumnias que se le han ocurrido en su locura al general Obregón. Y bien, señores representantes, apenas de que se inicia la campaña de don Adolfo de la Huerta con la aceptación que hace de la candidatura que todos proclamamos, apenas se inicia eso, el presidente de la República en persona pretende incapacitarlo y -algo verdaderamente ignominioso- se mezcla al Ejército en la intriga. ¿Sabéis cómo! Se ordena por la Secretaría de Guerra que el documento Pani-Obregón, el mamarracho ése que todos conocen, sea leído en la orden del día en todas las jefaturas de operaciones. Y en algunas jefaturas de operaciones. que me permitireíes no decir el nombre, se hizo pedazos antes de que se leyera. (Aplausos.)_ Porque con el mismo sagrado derecho con que Obregón hizo en el Ejército labor sediciosa contra Carranza, él, que pretendía imponer a Bonillas, con ese mismo sagrado derecho los revolucionarios de ahora evitaremos que los hombres que tienen las armas de la nación las vuelvan contra el pueblo y las utilicen para imponer al asqueroso turco! (Aplausos estruendosos. Voces: ¡Bravo!)

El C. Pastoriza: ¡Así hablaba Zaratustra! (Voces: ¡Viva De la Huerta!)

El C. Reyes Márquez: Señores compañeros: En vista... (Voces: ¡Tribuna!) Señores compañeros: En vista de lo que acaba de manifestar el compañero Prieto Laurens, debo decir a ustedes que, efectivamente, yo solo y el coronel Hernández fuimos a la Secretaría de Guerra para ver si lograba hablar con el general Serrano para entregarle una comunicación que todavía tengo en el hotel, en la que me suplicaba el teniente que fué jefe de mi escolta, que yo solicitara equipo para ellos. No puede hablar con el general Serrano y me retiré. Pero ningún jefe me llevó, yo fui solo con el coronel Hernández, nadie me forzó; no me ha ofrecido dinero nadie, porque no me vendo, soy hombre honrado. (Aplausos.)

El C. Olivé Isaac: Para una aclaración, señor presidente.

El C. Castillo Tapia: ¿Me permite una interpelación su señoría! ¿En qué grupo político militáis en estos momentos?

El C. Reyes Márquez: Estoy en el grupo delahuertista en Puebla. (Aplausos.)

El C. González Garza: Pido la palabra, señor presidente.

El C. Gómez Campos: Señores diputados:

La tribuna de la revolución francesa fué llamada la inmensa boca del espíritu humano, y fué llamada así, porque lo decía todo, lo atropellaba todo, lo confundía todo, para que de esa tiniebla pudiera salir la luz. Ya que de gobernadores de los Estados comienza a tratarse desde esta tribuna, voy a permitirme quitaros un momento la atención para referirme al gobernador del Estado de Michoacán.

Señores diputados: tengo la palabra en nombre de la querida diputación michoacana ante esta honorable Representación Nacional. Sidronio Sánchez Pineda, gobernador del Estado de Michoacán, y éste es el único título que puedo ostentaros de este sujeto en esta noche en que voy a proponerme, desde esta alta tribuna, sacarlo de la miseria y de la nulidad en que vegeta, para engrandecerlo, sacándolo, digo, desde la inmensidad de sus miserias y desde la grandeza de sus crímenes. (Aplausos.) Y este es el único título que puedo ostentaros, señores representantes de la nación, respecto de ese hombre, de ese nombre mejor digamos, sin nombre, revestido o disfrazado de funcionario público, de esa nulidad prestigiada que por desgracia para nuestro querido Estado ha llegado a la primera magistratura. (Voces: ¡Arrastrándose! ¡De lacayo del presidente!) Hace tiempo, señores diputados, que en la diputación michoacana hervían como en una marmita enorme todas las angustias reflejadas y remitidas de sus distritos, y es ahora cuando queremos hablar del asunto.

Sánchez Pineda el menguado -y es el único título más propio y más adecuado que puedo darle desde esta respetable tribuna-, así el título de Napoleón el pequeño fué propio y adecuado para aquel libro todo antorchas en que Víctor Hugo perfiló la inmensa figura de Napoleón III. Pero no se crea, señores representantes, que ni siquiera mentalmente voy a hacer un paragón entre ese enorme déspota, Napoleón III, Napoleón el Pequeño, con Sidronio el Ruin, no, señores; aquel tenía toda la inmensa grandeza de los enormes déspotas de Oriente y Occidente; aquel caminaba codo a codo con Carlos III, y a éste le falta esa grandeza cesárea; aquel tenía,aun dentro de los crímenes cometidos en diciembre de 51, en el enorme golpe de Estado que prodigó a la Asamblea Nacional, toda la grandeza, toda la magnitud de los hombres

enormemente grandes; éste tiene mucho de cobarde, mucho de tonto y mucho de vil.

Hace pocos días que un compañero guasón me refería lo siguiente: Una pobre mujer del distrito de Huetamo, Estado de Michoacán, tuvo la infeliz ocurrencia de morirse, y al llegar a las mansiones eternas de la "eterna eternidad", como dijera aquí un poco antigramaticalmente nuestro querido cuistre el compañero Pastoriza, (Risas.) se le ocurrió por última vez ir a saludar a su esposo, que a la sazón había muerto poco antes. Creyendo, como es natural y humano creer, que su esposo disfrutaba de muy buena suerte, se fué a las regiones del cielo en busca de su marido; pero allí le informaron: Señora: su marido; no está en el cielo. Un poco angustiada, creyendo que estaría purgando algunos pecadillos que cometió en esta mísera vida, se fué al purgatorio, porque deseaba saludar a su marido; pero en el purgatorio le dicen: señora: su marido no está aquí. Poco faltó, señores diputados, para que esta pobre mujer volviera a nacer y volviera a morir, considerando que su marido estaba sufriendo las penas eternas del infierno; pero va al infierno y le dicen: su marido no está en el infierno. Se quedó perpleja esta señora del distrito de Huetamo, y uno de los guarda-eternidad, como pudiéramos decir guarda-bosque, le dice: pues, señora, dígame usted qué señas tiene su marido, quizás lo haya visto pasar por estas regiones. Pues, señor, le dice la interpelada: mi marido no era ni blanco ni negro, no era ni gordo ni flaco, ni era virtuoso ni canalla, mi marido no era bueno ni malo. Bueno, bueno, le dice este sujeto: es decir, su marido era una especie de medianía, algo así. Pues sí, señor. Pues vaya usted a buscarlo al Gobierno de Michoacán, por allá debe estar de gobernador o de secretario de Gobierno. (Aplausos. Risas.)

Pero Sánchez Pineda, así a secas, no es sólo el tipo representativo de un Gobierno nulo, medianía, donde si no es algo más, es el representativo de un Gobierno criminal por todos los conceptos, como os voy a referir. Sánchez Pineda, que profesa el aforismo poco moral de la época preconstitucional, que decía: "Hay que tener Poder para poder tener"; y así como ha establecido el más odioso nepotismo en todas las esferas gubernamentales: Sánchez Pineda es el gobernador de Michoacán, y marcial Pineda ese el oficial mayor del Gobierno, y Efrain Pineda es el presidente de la Comisión Local Agraria.....

El C. Castillo Agustín, interrumpiendo: ¡Como en Yucatán, compañero!

El C. Gómez Campos, continuando: Y Silvestre Guerrero y Sánchez, según se dice, hermano de leche del gobernador, (Risas.) es el secretario general de Gobierno. Y hay Sánchez jefes de importantes secciones de la Secretaría de Gobierno, y hay Pinedas jefes de los grandes departamentos del Gobierno. Y así, desde el imberbe Pinedillo que apenas sabe pronunciar el "chihues" de la región de Huetamo, hasta el enorme Pinedón con actitudes de gendarme matoide, todos están apoderados del mamón del Erario. (Aplausos.) Todos, absolutamente todos, están exprimiendo las ubres de ese pobre Estado. En el año de 1921 a 1922 fuí compañero de Sánchez Pineda en la Cámara local. Entonces, cuando la Legislatura del Estado calificaba en última instancia sobre la validez o nulidad de las elecciones municipales, Sánchez Pineda dirigió al que habla una carta a propósito de un folleto que publicamos en defensa del Municipio Libre, protestando y alegado con razones constitucionales, la incompetencia de la Cámara para calificar esas elecciones; nos dirige la siguiente carta que fué publicada al calce del referido folleto, y pido a la Secretaría, con permiso de la Presidencia, se sirva darle lectura:

- El C. Secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"Casa de ustedes, diciembre 14 de 1921.

"Señor diputado licenciado Agustín Gómez Campos y demás signatarios.- Presente.

"Estimados compañeros y amigos:

"He leído con toda atención el escrito que se proponen publicar y que trata de libertad que la Constitución general de la República y la particular de nuestro Estado, otorgan al Municipio.

"Como la intención de los señores diputados que subscriben dicho documento, es conocer mi manera de pensar sobre la materia de que se trata, para que en caso de estar de acuerdo, lo autorice con mi firma, me permitió manifestar a ustedes que soy un partidario decidido de la libertad municipal, tal y como la consagra nuestro Derecho Constitucional.

"Ahora bien; como en el estudio a que me refiero se hace mención a un incidente parlamentario en el Congreso local, incidente que desconocía, toda vez que al discutirse la ley que motivó dicho escrito, disfrutaba de una licencia para permanecer separado de mis funciones de diputados por un pequeño lapso de tiempo, creo de mi deber manifiestar a ustedes, como lo llevo expresado, que participo de vuestra ideas en el caso en cuestión y que sólo lamentaría que, de un asunto como éste y amparado por su bondad, fuera a hacerse una arma política.

"Autorizo a ustedes para que, si desean publicar mi anterior opinión, puedan hacerlo; en el concepto de que mi actitud en este caso, no tiene ningún fin político.

"Soy de ustedes su atento compañero y amigo respetuoso, Sánchez Pineda."

El C. Gómez Campos: Y este partidario de la libertad municipal ha atropellado todos los ayuntamientos del Estado. No hay actualmente en el Estado de Michoacán, y aquí tengo todos los telegramas relativos, un solo Ayuntamiento libre. Todos han sido impuestos por Sánchez Pineda, destituyendo a los legítimos representantes del pueblo a caballazos.

El C. Manzano Paulino: Para una moción de orden. (Voces: ¡No hay desorden! Campanilla.) Para una moción de orden.

El C. presidente: No hay desorden.

El C. Gómez Campos: Suplico no se me interrumpa.

Compañeros, un ilustre escritor decía hace poco lo siguiente: si pasáis frente a un obrero que está en la carpintería forjando las puertas de vuestra mansión, le saludaís atenta y correctamente; si pasáis frente a un albañil, si pasáis, señores... (Campanilla. El C. Manzano pidiendo la palabra para una moción de orden. Gritos. Voces: ¡Siéntate!)

Si pasáis, señores, frente a un obrero, cualquiera que él sea, bien sea el que forja la nave, bien sea el que carda la lana, bien sea el que construye vuestro edificio, le saludaís y le miraís con más o menos respeto y atención; pero si pasáis frente a un maestro de escuela, no hacéis caso de él, lo véis con su traje roto y andrajoso y pasáis de largo. ¿Y sabéis lo que este maestro de escuela está haciendo?¡Está forjando almas! ¿Y qué diréis, señores, de este individuo que toma esa actitud? Que ese individuo es un miserable. Bien, señores, ese título corresponde a Sánchez Pineda, no sólo porque ve con ese desprecio al maestro, sino porque ha suprimido en el Estado de Michoacán el cincuenta por ciento de las escuelas. Sí, se han suprimido -me dirán- porque no hay dinero en el Erario para pagar a todos los maestros que había, conforme al Presupuesto de Egresos del año anterior. Convenido. ¿Pero por qué no hay dinero suficiente para pagarlos? No hay, señores, porque el grupo de la diputación michoacana que estemos aquí representando a nuestros distritos, dejamos en la Legislatura local un presupuesto de ingresos de tres millones trescientos mil pesos, que se cubrían religiosamente, y Sánchez Pineda, por compromisos y compadrazgos, ha reducido estos tres millones trescientos mil pesos, a un millón seiscientos mil pesos, para el Estado de Michoacán, que es enormemente rico y pudiéramos decir uno de los Estados más grandes de la República, que está siendo gobernado por uno de los hombres más pequeños y más menguados. No sólo hay bancarrota en la Hacienda pública por la reducción de los impuestos, no sólo no ha comprendido, los principios socialistas; no sólo no los ha comprendido, no digamos no los ha sentido, porque uno de los principios del socialismo consiste en socializar directamente las industrias ya maduradas; otro es el sistema indirecto de Proudhon y otros consisten en el impuesto directo sobre la propiedad. No sólo hay bancarrota por la reducción de los impuestos, hay también bancarrota por la reducción de los valores fiscales. El gobernador de Michoacán, que lo he conocido como un socio humilde del concesionario del Rastro, que tenía sobre su sueldo, que es pequeño, una pingüe ganancia, que estaba quebrado y a la institución Bocanegra le debíamos muchos, ahora se ha comprado una magnífica casa en la Colonia del Valle, que le ha costado miles de pesos, y otra magnífica casa en Tacuba y ahora es rico; el que antes era pobre, el que antes vestía y calzaba y dormía de tal manera que daba cierta risa, ahora es rico; Sánchez Pineda ha rodeado al tesoro de Michoacán. (Aplausos.) Y así como podía decir Carlos V, mis caballos; así como podía Napoleón III, mis coches; así como podía decir los magnates después que se enriquecían con el sudor del pueblo, mis dominios, Sánchez Pineda puede decir: "mis casas". (Risas.) Y no sólo está en bancarrota el Estado de Michoacán, porque este individuo disfrazado de funcionario público, porque esta nulidad prestigiada, porque esta medianía desprestigiada ha robado al Erario, sino también porque ha pagado a la prensa de la capital cuatro mil pesos para que le inserten ese informe canallesco, mentiroso y oficioso de 16 de septiembre, en donde da cuenta a los representantes del pueblo que ha hecho inmensa mejoras al Estado de Michoacán. Y no sólo está en bancarrota el Estado de Michoacán por esas causas: también porque se ha constituído, no en jefe de Estado, sino en capataz de camarilla; porque se ha revelado, no el mandatario con la ley en la mano, sino el caudillo de una propaganda electoral. Y allí lo tenemos viajando por todos los distritos del Estado para recomendar su candidatura como senador por el Estado de Michoacán en las próximas elecciones federales; y allí lo tenemos llevando y presentando a nuestro compañero Enrique Ramírez, que ser una buena persona, recomendándolo para gobernador del Estado; pero también es buena persona el dulcero de la esquina, y qué, ¿por eso lo vamos a designar presidente de la República? Además de estas violaciones a todas las leyes, a toda honradez, a toda vergüenza política, porque hay que decirlo muy alto, en Estado de Michoacán en cuestión de leyes, ha pasado lo que con los velos del templo: siempre se rompen de arriba a bajo. Todas las leyes, lo mismo de la divinidad, que las de la vergüenza personal y política, lo mismo las de la justicia que las de la razón, han comenzado a violarse, del gobernador del Estado para abajo. Ha habido inmensas violaciones al artículo 123 constitucional. Si no temeria cansar vuestra benevolencia, os leería todas las comunicaciones que hemos girado los diputados por Michoacán en favor de los mineros de Tlalpujahua y de Angangueo, en favor de los peones del campo, que reclamaban indemnizaciones o el pago de los tres meses de salario por haber sido cesados muchos contra toda ley y por el solo capricho de los patrones, y de esas comunicaciones no se ha recibido siquiera el acuse de recibo del gobernador de Michoacán, con violación del artículo 27 de la Constitución; y aquí tenemos comunicaciones dirigidas a la Comisión Nacional Agraria pidiendo que influya para que el gobernador de Michoacán dé posesión de la tierras a los pueblos que están ya amparados en esa posesión por una sentencia dictada en la oficina local agraria y por una sanción del gobernador de Michoacán, general Mújica. Cuando el general Mújica se ausentó del poder, dejó firmadas multitud de sentencias en la Comisión Local Agraria, y Sánchez Pineda ha venido a preguntarle al general Obregón: ¿qué hago, señor? Mújica ha dejado firmadas multidud de sentencias; se me va a revolver el Estado de Michoacán, que ya ve usted es anarquista, y la situación en que lo ha dejado Mújica. ¿Doy o no doy posesión de estas tierras? Y el general Obregón, para honra del mandatario, le ha contestado en los siguientes términos: ¿La Constitución general de la República previene o no previene que se den esas posesiones? -Pues sí, señor .-¿Está dictada una resolución sancionada por el Ejecutivo? -Pues sí, señor". Y a pesar de los dos "sí señor", no ha dado una sola posesión en el Estado de Michoacán.

Voy a concluir, señores diputados, manifestando lo siguiente: todos, absolutamente, todos los funcionarios secundarios, jueces, inspectores de Policía, agentes del Ministerio público que han secundado la labor infame en todos los casos y

atropellados que os he referido, lejos de recibir el condigno castigo, han sido ascendidos los jueces a agentes del Ministerio Público, los agentes del Ministerio Público a procuradores generales de Justicia del Estado de Michoacán; y aquí tengo las pruebas.

Y antes esta inmensa canallada yo quisiera, señores diputados, lanzar desde esta tribuna un inmenso redoble de tambor que se oyera en todos los ámbitos de la República, con una clarinada de atención, para decir a todos los pillos: Vosotros, los que sentís instintos de apoderaros de lo ajeno y de robar, id al al Estado de Michoacán, que allí contáis con impunidad con tal de que aduléis al primer mandatario; vosotros, los que sentís reblandecida vuestra espina dorsal, id al Estado de Michoacán, que allí se os vestir de un frac colorado, una media blanca y una zapatilla de seda para que en una bandeja ofrescais al primer mandatario todas vuestras impunidades y todos mandatario todas vuestras impunidades y todas vuestras miserias; vosotros; jueces venales que tenéis inclinaciones por venderos, id a poneros a las órdenes de Sánchez Pineda y allí, si soís jueces, se os hará agentes del Ministerio Público; si soís agentes del Ministerio Público, se os hará procuradores de justicia, con tal que vayáis a lamer la bota de Sánchez Pineda, de ese partido en política de la lampara encendida; de ese que va a besar -y aquí están representados todos los partidos políticos-, de ese que va a besar la mano del Señor, del que manda, del que gobierna, del que es más, no importa que sea Enrique VIII o Federico II, no importa que sea cualquiera, con tal que sea el que manda. Pues bien, señores diputados, para concluir, debo manifestaros que en el Estado de Michoacán se han roto todos los pibotes de la justicia social, se ha atropellado todo el orden, toda la razón, toda la justicia, como os dije, de arriba abajo; allí podéis acusar a cualquier criminal, con la plena seguridad de que le dáis, dentro de la organización de justicia, la más absoluta defensa, cualquiera que él sea; acusad a un ladrón, y el ladrón dirá al juez: ¿De qué me acusáis, por qué me vas a castigar, si el gobernador ha robado los fondos del Erario? Acusad a un falsario, y él os dirá: ¿Qué no ha falseado el escrutinio y la voluntad popular al destituir a caballazos los ayuntamientos locales? Acusad allí a un falso testigo, y él os dirá: ¿de qué me queréis castigar si Sánchez Pineda protestó guardar la Constitución y el es el primero que viola ese juramento, la cogió de los caballos y la apuñaleó por la espalda? ¿Por qué? Porque la Constitución de Michoacán exige para se gobernador treinta y cinco años, y Sánchez Pineda no los tiene. Se me dirá: ¿Y por qué lo designaste? Porque fuí uno de los que fuera gobernador. Por esta razón. (Voces ¡Aaaaah!) Un indígena, un indio de raza pura, cuando llega a la edad de la pubertad, adquiere un físico que le permanece toda la vida y no se puede saber si es joven o es viejo, si no por otras señales exteriores. (Siseos.) Sánchez Pineda, que es el tipo de indígena falsificado, tiene toda la apariencia de llevar sobre su pasado treinta y cinco años; pero cuando presentaron a la Legislatura local el acta de nacimiento, en donde manifiesta tener treinta y cuatro años y le pidieron la renuncia, ¿sabéis cómo ha respondido a la voluntad popular? Cogiendo a los diputados independientes que tuvieron el valor de presentar el acta, cogiendo a los representantes del pueblo de los caballos, por conducto de sus esbirros, y apaleádos en plena calle. (Siseos.) Era preciso, señores diputados, que se dijera todo esto; era preciso, porque ya en el corazón de la diputación michoacana no podía permanecer oculto este odio a todos esos atropellos a la ley, y desde esta tribuna, la más alta de la República, a nombre de mi querida diputación, yo lanzo todos estos cargos que deberán ser un inmenso bofetón, no en el rostro, porque no lo siente, porque no tiene vergüenza, pero sí sobre la conciencia honrada, si es que tiene algo de honradez, contra Sánchez Pineda a secas.

El C. Pastoriza: Señores representantes:

A pesar de que en este momento político para la República estamos divididos en grupos, que por un lado se levantan los que postulan al general Calles y por el otro los que van del lado de Adolfo de la Huerta, o cualquier otro grupo político, creo que a pesar de eso no hemos llegado al momento triste de pertenecer a los eunucos ni a los castrados, sino que todavía en la conciencia de todos vosotros, sin buscar perfil político y sin encontrar ningún tatuaje, todavía debe haber aquí algo que pueda llamarse la honradez alta de un principio, y es para mí el principio que merece la libertad de imprenta y la libertad del pensamiento. No vengo en estos instantes a lanzar mis hidrofobias, como yo quisiera, porque en estos instantes -tenedlo entendiendo, señores, yo quisiera tener hidrofobia-, yo no vengo a lanzarla, sino que vengo, simple, sencilla y serenamente, en estos instantes de contienda y de lucha, a hacer todavía un supremo esfuerzo y que ese supremo esfuerzo sea, señores representantes, el ejercicio y la práctica de algo efectivo dentro de la índole democrática. (Una voz: ¡Agua!) No, señor, la fuerza de mi palabra no la necesita, la fuerza de mi palabra no necesita agua, necesita la fuente profunda de su convicción. Si al venir aquí, creyendo que en estas asambleas todavía puede prevalecer la fuerza de la serenidad, soy un equivocado, todavía quiero ser un iluso, señores; pero si no es posible, entonces también tened entendido, señores, que yo he aprendido en la escuela del dolor las viejas y las inmensas frases del Dante Alighieri, cuando dijo que en la vida sólo hay cosas que se contestan con el puñal en la mano. (Aplausos.) Yo también vengo a decir, sin eufemismo, para vosotros los valientes de cualquier bando que seáis , yo traigo en estos instantes el gesto de la serenidad. Odio al choteo; el que quiera el choteo que lo busque en otro camino, no en estos instantes en que yo quiero tener todavía dentro de la turbulencia de mi espíritu y dentro de la fuerza de él mismo que no conoce en estos instantes de política, señores, más que la necesidad de que la nación y la República se conserven, dando un bello gesto de civismo, porque de otro modo, señores, no llevaremos más que la muestra de castrados en la democracia, ya que no resolvemos estas cuestiones más que por el camino de las torpezas y las falsedades. (Aplausos.) He dicho yo que sobre los partidarismo políticos, y si me ví en la necesidad de hacer esta pequeña digresión, fué porqué escuché la voz destemplada de algún compañero que todavía no puede serenar su espíritu porque

está en la contienda política que por desgracia en América, y principalmente en México, sólo podemos hacer contienda política a base de ditirambos e insultos, de befa y de escarnio, de invectiva o de pistola Colt o rifle o Mausser, porque creemos que la democracia de América, y principalmente de México, sólo debe resolverse como lo hicieran las huestes de Tamerlán y de Atila o cualquiera de las huestes barbaras que vengan a conquistar el Poder por medio de la fuerza avasalladora de sus bayonetas. No, señores, que haya un hombre como yo, que en medio de esta contienda venga a reclamar de vosotros esa serenidad tan rara en los espíritus humanos, sobre todo en este momento histórico y trascendental. Hay algo interesante, señores callistas, señores delahuertistas, ¿qué acaso la prensa de la República no merece el mejor elogio, ya que se ha aclamado a los cuatro vientos que ella es el cuarto poder? ¿No se ha dicho que ella es la que controla la opinión, que ella es la que dirige las conciencias, a excepción hecha de Soto y Gama, para quien toda la prensa es reaccionaria y sólo la que lo alaba es la que merece el mejor de sus calificativos? De cualquier manera, para mi concepto humildísimo, la prensa de la República representa un orientación y una tendencia; ¿y qué acaso el telegrama que ha leído aquí el diputado Prieto Laurens, con motivo de la circular que se paso para que no se traten las informaciones políticas por conducto de la Agencia Trens, señores, es así como se puede empezar una campaña política, capando a los hombres intelectualmente? ¿Es así como se puede hacer una contienda de amplia serenidad? Indudablemente que no, señores, porque tened entendido que la dinamita, mientras más se la oprime, tiene que ser forzosamente más fuerte en su explosión. Si hoy empiezan por poner un límite al pensamiento de la prensa de los Estados de toda la República, sin duda alguna, señores, que la expresión más fuerte de la voluntad cívica irá en contra de aquel que trata en estos instantes de permitirlo y de ponerle un dique. Yo aprendí, señores representantes, y perdonadme que os lo diga sin lisonja, cuando pasé por las aulas y cuando estudié lo poco que he aprendido, las frases inmensas y gráficas de Juan de Mariana, el viejo revolucionario español, quien dijo que las armas no acaban con las revoluciones, que las armas, cuando más sirven de dique, que aquellas tienen que romper tarde o temprano; que mientras existan las causas que les dieron origen, aparentemente las revoluciones pueden estar reducidas a la impotencia, pero que viven en el alma popular; y cuando viven en la conciencia pública y en la opinión son terribles, y ni el poder de los reyes ni el de las bayonetas puede ser valladar para ellas. Yo vengo a vosotros, señores diputados, a deciros que no quiero que llegue el instante de ayer, de tristeza y de dolor, de vergüenza y de inquietud en que la República se vea envuelta en un nuevo movimiento armado para llegar a conquistar sus libertades y llegar a la transmisión del Poder. El sueño del general Obregón -y lo sabemos todos-, no ha sido más que el sueño de Manón, sueño que no ha podido, señores, en estos instantes realizar, yo ignoro por qué. No quiero abrir todavía los campos ni los fuegos; espero el momento en que venga a tomar ya la trinchera que en esta lucha me corresponde; ya tengo definida mi barricada, allí espero con toda la serenidad de los espíritus; pero antes quiero venir a decir a vosotros, señores compañeros, a vosotros, señores callistas: id a los campos de la lucha; pero que aquellos que os defiendan, no estén haciendo la frase eterna, vulgar, de aquél que dijo: "Compadre, no me defiendas". Hay en estos instantes, señores, y vosotros los sabéis mejor que yo, los disparates administrativos, los disparates gubernamentales que a la sombra de aquéllos que quieren ser más papistas que el Papa, están poniendo a la revolución; a vosotros, señores, los mismos callistas, los de buena fe para quienes no traigo en estos instantes en mi escarcela, para quienes no llevo en mi escarapela más que la vieja liga de los cooperatistas que siempre estuvimos unidos contra todos nuestros enemigos comunes, que ahora los hombres como Morones, como Díaz Soto y Gama y como aquellos compañeros que siempre fueron nuestros enemigos, estén en nuestra contra; no es un postulado que venga a espantarnos, es algo que está en lo propio de sus tendencias; ellos están colocados en sus barricadas y desde allí tendrán que empezar la lucha electoral; pero para vosotros, compañeros, si queréis prestigiar la candidatura del general Calles y que ésta no siga tildándose en la República entera, en todas partes, de que es la candidatura del nuevo Bonillas, decidid vosotros, señores, que no venga la máquina gubernamental y de la manera más torpe esté con estas noticias y con estos telegramas pretendiendo poner la mordaza a la prensa, porque la prensa en estos instantes, lo digáis o no, es el poder fuerte que va orientando la política de México; allí tenéis a vuestros compañeros en los casos particulares de San Luis Potosí. Yo veo el rostro del compañero Romeo Ortega; luchamos juntos en la misma barricada potosina; tuvimos siempre la misma energía cuando por allí iba el señor Soto y Gama, en el mejor ejercicio de sus convicciones, cuando el señor Morones iba a ejercitar los mismos derechos, y todos, como un solo hombre, supimos luchar en contra o a favor de Prieto, ¿y será posible que en estos instantes de distanciamiento político podamos olvidar los viejos vínculos? Indudablemente que no. Entonces, no es la máxima de justicia del Ejecutivo federal en la cuestión política de San Luis que toda la prensa de la República ha reconocido en sus editoriales; y vayamos a seguir haciendo un análisis circunstanciado de toda la política de la República en los distintos Estados en la obra del Ejecutivo y para coronar la obra del señor presidente, a quien no quiero calificar en estos momentos, porque ante todo está la serenidad, recuérdese sus declaraciones con motivo de la gestión del señor De la Huerta. Tenemos aquí al diputado León que hoy milita en bando contrario, ¿pero qué importa, qué interesa si él ha dicho que la obra del señor De la Huerta es digna de todo encomio? ¿Y será posible que en los instantes de la ofuscación política lleguemos a pensar que la obra del señor De la Huerta fue un desastre para la República? Sin duda que no. Pero es que en el Palacio Cobián, en la Secretaría de Hacienda y en otras partes, están los enemigos del general Calles, que aparentemente pretenden ser sus amigos. Compañeros de grupo,

antiguos cooperatistas, he estado ligado con vosotros por un ideal, y ahora, estamos desligados por simpatías de candidatos; tenéis derecho a exigir que en esta contienda no se menoscabe el derecho del pueblo mexicano y que a vuestro candidato se le ponga el mote de imposicionista, porque es un dolor para los que no hemos sabido entender la revolución, sino que apenas empezamos a estudiarla. Pero todavía hay algo más grave: se dice que a todos los periódicos que tienen alquiladas rotativas se les quitarán; yo presentaré datos, en estos instantes vuelvo a decir, no traigo encono ni pasiones políticas, simplemente levanto mi voz de protesta como humilde representante contra ese desacato a la libertad del pensamiento; ya en su oportunidad, si la contienda no se serena, seguiré el viejo pensamiento de Sócrates, perdonadme lo que diga, que es el siguiente: "Para mí la verdad de las cosas y su verdadero valor, no consiste en derribar y vencer al contrario, sino en convencerlo y persuadirlo." Si por desgracia para la revolución y la democracia de América no se puede convencer al contrario con la elocuencia de las palabras y la verdad de los hechos, entonces sigamos la máxima de las elocuencias y de las frases: "Es la revolución la que acaba con los que se entronizan y se convierten en tiranos del mañana." (Aplausos.)

- El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo:

Telegrama procedente de: "Puebla, Puebla , 24 de octubre de 1923.

"Secretarios Cámara de Diputados:

"Honrámonos hacer conocimiento esa H. Cámara contenido mensaje hemos dirigido esta fecha a Suprema Corte de Justicia de la Nación: "H. Legislatura Estado solicita muy respetuosa y encarecidamente a ese alto Tribunal sírvase declarar urgente y obvia resolución amparos Sánchez, pues intensa alarma todas clases sociales Estado, augura grave trastorno tranquilidad pública caso no quedar definitivamente resuelto este asunto.- Muy atentamente.- Diputado presidente, L. Bermudes G.- Diputado secretario, E. P. Ortega."- Recibo.

"La Legislatura del Estado de Sonora comunica que apoya y secunda la iniciativa del Congreso del Estado de Campeche, sobre reglamentación del artículo 27 de la Constitución federal."- Recibo, y a su expediente.

"El C. Pedro C. Rodríguez, presidente de la XXIX Legislatura del Estado Libre y Soberano de Veracruz Llave, participa a usted con profunda pena que hoy, a las 12 horas y 30 minutos, falleció en esta ciudad el C. Juan Ochoa Díaz, diputado propietario por el XV distrito electoral del Estado.- Jalapa, octubre 1923."- De enterado con sentimiento.

Telegrama procedente de "Puebla, Puebla , 24 de octubre de 1923.

"Ciudadanos secretarios Cámara Diputados.- México.- muy urgente.

"Tengo el honor de hacer del conocimiento de esa H. Cámara, el oficio número 1094 que me ha dirigido la H. XXVI Legislatura Estado. Con motivo de la consignación hecha por el C. juez Segundo de lo Criminal de este Municipio en contra del C. José María Sánchez, exgobernador constitucional del Estado, como presunto responsable del delito de fraude, esta H. Legislatura en sesión de Gran Jurado celebrada el día de hoy, por unanimidad de dieciocho votos se sirvió aprobar las siguientes proposiciones: Primera. Ha lugar a la formación de causa contra el C. José María Sánchez, gobernador constitucional del Estado, por el delito de fraude. Segunda. Con las inserciones conducentes devuélvase al juez Segundo de lo Criminal el expediente relativo a las averiguaciones practicadas en el juzgado a su cargo, y que remitió a este Congreso con oficio número 1107, de fecha 15 del mes en curso. Tercera. Comuníquese al C. José María Sánchez. Tenemos la honra de comunicarlo a usted para su conocimiento y fines consiguientes, siéndonos grato reiterar las protestas de nuestra distinguida consideración.

"Hónrome hacer presente a usted las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.- Respetuosamente.- Gobernador, F. C. Manjarrez." - Recibo.

Telegrama procedente de: "Hermosillo, Sonora, 22 de octubre de 1923.

"Secretario de la H. Cámara de Diputados:

"Gobernación.- Circular 111.- Hónrome participar a usted que habiéndoseme concedido por la H. Legislatura local licencia hasta por un mes para estar separado del Poder Ejecutivo, hoy previas formalidades de ley, he hecho entrega del mismo al C. Jesús G. Lizárraga, nombrado por la misma H. Legislatura para substituirme.

"Salúdolo afectuosamente.

"El gobernador constitucional del Estado, Alejo Bay."- De enterado. Telegrama procedente de: "Hermosillo, Sonora, 22 de octubre de 1923.

"Secretario H. Cámara de Diputados:

"Gobernación.- Circular número 112.- Hónrome participar a usted que hoy previas formalidades de ley me hice cargo Poder Ejecutivo del Estado en sustitución del ciudadano Alejo Bay, gobernador constitucional, a quien la H. Legislatura local concedió licencia por el término de un mes para estar separado de su cargo.- Salúdolo afectuosamente.- El gobernador constitucional interino del Estado J. G. Lizárraga."- De enterado.

Telegrama procedente de: "Puebla, Pues., 24 de octubre de 1923.

"A la H. Cámara de Diputados.- Urgente.

"Respetuosamente hago de su conocimiento que Ayuntamiento presido se dirige Suprema Corte de Justicia siguiente forma: "Procesado por varios delitos el C. José María Sánchez, pretende consumar atropello reasumiendo ilegalmente funciones gobernador de Estado, provocando dicho intento intensa alarma diversas clases sociales, puede originar serios trastornos. Ayuntamiento de esta ciudad, secundando fuerte corriente opinión, solicita ese alto cuerpo despache urgentes amparos del referido Sánchez. Por tranquilidad pública seriamente amenazada, encarecemos su intervención.- Respetuosamente.- El presidente municipal, Raymundo Ruíz R."- Urgente.- Recibo.

"Unión Nacional Revolucionaria.- México.

"México, D. F., octubre 20 de 1923.

"A la H. Cámara de Diputados del Congreso de "la Unión.

"Presente.

"Ayer dirigimos al C. secretario de Gobernación "las dos comunicaciones que siguen "Acabamos de recibir el siguiente telegrama:

"Frontera, Tabasco, 19 de octubre de 1923. Presidente Unión Nacional Revolucionaría.- Uruguay "19.- México, D. F.- Por orden Tomás Garrido, gobernador, anoche policía pretendió prenderme, agrediéndome tiros, hiriéndome gravemente. Encuéntrome mi casa después habérseme llevado arrastrando declarar Palacio Municipal. Gestione garantías carecen miembros Unión.- Firmado:

Adolfo Martínez, delegado general.

"Y nos permitimos transcibirlo a usted para su conocimiento y para pedirle atentamente que, de una buena vez, declare al Ejército federal qué clase de garantías va a impartir a los ciudadanos que repudien -como la inmensa mayoría del pueblo mexicano - las candidaturas de imposición y, especialmente, qué medidas tomar para que los gobernadores de Tabasco, Campeche y Yucatán, transformados en jefes natos y ostensibles de la propaganda "callista" en el Sureste de la República, no sigan haciendo víctimas de sus persecuciones y atentados a los ciudadanos libres.

"Numerosas quejas han dirigido los partidos independientes al Ejecutivo federal denunciando violencias y crímenes políticos y el Ejecutivo, o se ha limitado a transcribir las denuncias a las autoridades responsables para que, ensoberbecidas con la impunidad, se ensañen más contra las víctimas que han incurrido en la temeridad de quejarse, o ha contestado que no puede impartir dichas garantías.

"Ante la situación política creada, que cada día se agrava más, ante las solemnes promesas que acaba usted de hacer a la Nación al tomar posesión de esa Secretaría de Estado y ante la interesantísima declaración del C. presidente de la República de que el gobernador de Estado que haga labor de partidarismo político, pierde su carácter de funcionario y debe de ser desconocido como tal, hacemos a usted esta solemne interpelación: "Si el pueblo se rebela contra esos gobernadores que han trocado su papel de autoridad por el de imposicionistas políticos y cuya gestión es insoportable y odiosa porque está manchada con toda clase de atentados, ¿el Ejecutivo federal ordenará que entonces sí intervenga el Ejército para combatir al pueblo?"

"Protestamos a usted....etcétera.

"Al C. secretario de Gobernación.- Presente.-

"En estos momentos (7 p.m.) acabamos de recibir el siguiente telegrama de nuestro representante en Frontera, Tabasco:

"Frontera, 19 de octubre de 1923-. Presidente Unión Nacional Revolucionaria.- Uruguay 19.- México D. F.

"Acaba morir delegado Adolfo Martínez consecuencia balazos disparóle anoche policía.

"Este mensaje es el luctuosos epílogo de los atentados que comunicamos a usted hoy en la mañana.

"Protestamos enérgicamente contra este nuevo crimen que acaban de cometer las autoridades imposicionistas que pretenden ahogar en sangre la libertad electoral, y reclamamos a usted con urgencia, una respuesta categórica a nuestra interpelación de hoy.

"La Unión Nacional Revolucionaria, señala al gobernador de Tabasco, C. Tomás Garrido, líder callista, como autor intelectual del cobarde asesinato de nuestro delegado y, para normar su conducta futura, desea conocer de modo concreto cuál será el proceder del Ejecutivo federal y, en particular, de esa Secretaría de Estado, ante los atentados que día a día aumentan contra los ciudadanos libres que repudian las candidaturas oficiales.- Atentamente.

"Todo lo cual nos permitimos transcribir a esa H. Cámara de Diputados para los efectos legales consiguientes.- Sufragio Efectivo. No Imposición.

"Unión Nacional Revolucionaria.- Presidente, J. Sánchez Azcona.- Secretario, C. Maldonado R."- Recibo.

El C. Olivé: Pido la palabra, señor presidente, con motivo de ese telegrama.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Olivé.

El C. Olivé: Honorable Asamblea:

Todos ustedes, compañeros, son testigos de la indignación profunda con la cual subí a esta tribuna el año pasado cuando se hicieron las elecciones para gobernador del Estado de Tabasco, con motivo de los atropellos y las iniquidades que soldados, disfrazados de paisanos, cometían entonces en contra de la candidatura del licenciado Tomás Garrido apoyando la candidatura del general Ramírez Garrido. Hoy, señores, que este gobernador Tomás Garrido, que entonces reprobó - como nosotros reprobamos - con energía e indignación, los atropellos que está cometiendo actualmente, no puedo yo callar, no puedo de dejar de levantar mi voz en nombre del pueblo tabasqueño para venir a protestar con indignación todavía mayor que la de entonces, señores, porque verdaderamente no puedo concebir cómo individuos que rechazan

procedimientos atentatorios, que repudian en un momento dado los crímenes como medidas políticas, ahora no tengan empacho en seguir los mismos procedimientos que sus contrarios siguieron aquella vez. ¿Qué quiere decir esto? Que estos individuos no tiene principios, no son ciudadanos honrados y que únicamente lucharon con indignación contra los atropellos porque estaba de por medio su ambición, porque estaba de por medio su persona, porque contra su ambición se esgrimían aquellos crímenes; pero ahora señores, que ellos son los que están queriendo amordazar al pueblo tabasqueño, que no es cobarde y que sabrá , virilmente, arrojar si es necesario, al gobernador del puesto que ocupa, porque un pueblo como Tabasco no puede amedrentarse con la imposición y los crímenes, como se amedrentó entonces; así como entonces, ahora está dispuesto otra vez a tomar las armas, airado, para oponerse a la imposición callista que se trata de hacer en el Estado por conducto de Tomás Garrido. No es señores, la primera víctima que hay en el Estado con motivo de la lucha presidencial. Estamos ya verdaderamente cansados, verdaderamente alarmados de ver el cinismo tan grande con el cual están procediendo las autoridades del Estado que asesinan. El gobernador de Tabasco, valiéndose de que lo armaron con seiscientas pistolas y cien rifles, llega a Frontera y, airado y rodeado de sus esbirros, no sólo se ha limitado a tirotear a los hombres humildes, a los ciudadanos desarmados de la Frontera, sino que ante ellos, haciendo lujo de valentía, sabiendo que los demás estaban desarmados y que la policía de Villahermosa lo rodeaba, abofeteó a un humilde cargador, todo porque este señor no estaba con ellos. ¿A dónde vamos a parar? El Presidente de la República dice que no hay imposición y cierra los oídos ante tanta ignominia y ante tanta intriga, ¿Qué es lo que va a pasar? Colunga dice que es neutral y estamos viendo que no es posible que lo sea; dice que los gobiernos de los Estados están imponiendo candidaturas, y Valenzuela dijo que renunciaba porque era amigo de Calles, porque estaba identificado con su política y porque no creía decoroso estar donde pudiera prestar ayuda a un amigo. ¿Y el Gobierno cómo responde ahora? Nombrando al mismo Valenzuela secretario de Industria y Comercio. ¿No es esto una imposición? ¿De qué sirve que el Presidente de la República, a voz en cuello, diga que no habrá imposición y que Colunga repita también que no habrá imposición si los hechos son contrarios a sus palabras? ¡El pueblo mexicano no es un niño! Ya Carranza también dijo que no que no impondría a Bonillas; Carranza dijo que dejaba en libertad al pueblo para elegir a sus mandatarios, e hizo todo lo contrario; Obregón dice lo mismo y se va a El Fuerte y allí vemos que va a conferenciar Calles con él y de El Fuerte salen muchas cosas que están llenando a la República de pavor. ¡Esto es una cosa imposible! (Aplausos.) Nosotros los que luchamos en la época del general Obregón con decisión y entrega contra el bonillismo, que no le tuvimos miedo a Carranza y que no nos amedrentamos cuando nos aprehendieron en Acámbaro, ahora estamos también dispuestos a luchar con esa misma entereza y no nos importan las maniobras del Gobierno. Sabemos que se ha constituído un comité para comprar diputados y senadores creyendo que son susceptibles de venderse. Eso mismo hizo Carranza: destruyó la, mayoría obregonista. ¿No recuerda el general Obregón que cuando lanzamos en su manifiesto éramos ciento ochenta, que la Permanente la perdimos por doce o trece votos y que en abril éramos cincuenta? ¿Qué paso, señores? Que el pueblo mexicano se impuso. Quedamos cincuenta allí, pero cincuenta hombres de corazón, que estuvimos con el pueblo mexicano. (Aplausos).

Y veamos lo de Puebla, señores: Obregón no tiene empacho en ir brazo a brazo con Sánchez, que es un asesino, y Obregón se considera imparcial! Dice que es neutral, ¿y no manda a Sánchez a San Luis Potosí como agente de él? y después que Sánchez exhibe el oficio en el Senado, Obregón nos los niega personalmente, ¿Quién es este hombre, señores? ¡Es un falso indudablemente! (Voces: ¡Está loco!) El general Obregón, señores, cuando la Cámara nos nombró en comisión para ir a tratar el asunto de Nuevo León - y aquí están los compañeros de Nuevo León que no me dejarán mentir -, Pastoriza, que tenía la obsesión del asunto de Querétaro, después de que tratamos el asunto de Nuevo León, le dijo: "Señor: En Querétaro el doctor Siurob está haciendo una verdadera farsa: trata de engañarlo." Y el presidente de la República, para cortar la palabra a Pastoriza, nos dijo: "Señores: Ustedes no se imaginan cómo tengo de quejas y cómo tengo de memoriales de todos los partidos políticos, y la verdad de las cosas es ésta: el caso de Querétaro no se parece al caso de Nuevo León ni se parece tampoco al caso de San Luis: En Querétaro, en realidad, el gobernador del Estado puso a la disposición del jefe de las armas la Policía, el día de la elección, y en esas condiciones no podemos decir hubo imposición. En San Luis Potosí - fíjense en lo que dijo el presidente- las cosas pasaron de distinta manera: el Gobierno local fue irreprochable en su conducta; permaneció imparcial; las fuerzas federales no se metieron; los partidos políticos lucharon y la verdad es que, aun cuando hubo irregularidades, éstas las cometieron de partido a partido, tanto a un partido como otro, y, en realidad, el que triunfó fue el que tuvo más fuerza y el que contó con la opinión pública, y las elecciones en San Luis Potosí son buenas. En Nuevo León -dijo el presidente de la República- parece que el gobierno local sí ha intervenido..." Pero dicen que está enfermo el presidente y probablemente debido a eso tiene esa incongruencia siempre en sus pláticas. Siguió diciéndonos: "El general Sáenz ya me ha informado bien del asunto de Nuevo León. El general Sáenz me dijo que realmente triunfó Porfirio González." Pero después, olvidándose de eso que nos había dicho, dijo: "El general Sáenz me dijo ya a mí cómo había estado lo de Nuevo León, y la verdad es que éste conflicto para mí, porque aunque legalmente el Congreso instalado en el recinto oficial tiene todas las apariencias legales; aunque la ley lo apoya de una manera decidida, yo también tengo el deber moral, me considero con la obligación de velar porque la voluntad del pueblo no se tuerza." Es decir, él mismo se declaraba ante sí gran elector, se consideraba obligado, quién sabe por quién, a revisar las elecciones y enderezar entuertos que se

cometieran en las elecciones. "Estoy estudiando el caso de Nuevo León y lo resolveré esta noche," dijo el mismo Obregón. Después agregó que el general Sáenz le había informado que realmente Porfirio González perdió la votación. Entonces le dije: "Señor, si Porfirio González perdió la votación, ¿entonces por qué usted lo quiere apoyar?" El presidente de la República nos dio a comprender que quería que Porfirio González fuera el que tomara posesión del Palacio; pero que se consideraba, por los procedimientos de los partidos que estaban posesionados del mismo, imposibilitado para hacerlo. Y cuando le dije: "Señor, si González no cuenta con voluntad popular, si usted dice que lo que quiere es hacerla respetar, ¿por qué no respeta la decisión de la Cámara instalada en el recinto oficial?" Ya entonces, cuando le dije estas cosas, se molestó, la platica entonces se hizo confusa y después nos despedimos. Interpelo a los diputados Quiroga y Pastoriza para que digan si esto es cierto.

El C. Quiroga: Sí es cierto.

El C Olivé: Hago notar que el presidente de la República era un denodado porfirista cuando Porfirio González estaba en Soledad de la Mota; él quería imponer a Porfirio González, a pesar de que reconocía que no le asistía ni el menor átomo de legalidad; cuando González estaba en Soledad de la Mota, repito, y cuando Calles hacía declaraciones en favor de Porfirio González, el presidente de la República se inclinaba en favor de González. ¿Esto no es una imposición, a pesar de las declaraciones de Colunga? ¿Y qué están haciendo en Puebla? No somos tan niños para no comprenderlo. Los que conocemos la situación de ese Estado, los que asistimos a esa tragedia que se desarrolló en Puebla, como el que habla, quien entonces desempañaba un cargo oficial en dicha ciudad y que fue testigo del inocuo asesinato de los hermanos Moro, vimos esa manifestación tan enorme y tumultosa como pocas veces se ha visto en Puebla, protestando contra la administración de Sánchez; y la indignación que se veía en los poblanos y cuando de México llegaron noticias de la parcialidad, de la tibieza del presidente de la República para ponerse de una manera decidida del lado del pueblo, cuando el pueblo rechazaba a Sánchez, realmente uno se quedaba admirado al ver esa entereza con que el pueblo poblano se portó cuando lo tirotearon los policías desde la torre de la Catedral, y ahora, señores, que Sánchez está consagrado como criminal, que toda la prensa lo ha dicho, se arma a Sánchez y lo mandan a Puebla y se erige en Gobierno . ¿Eso que significa? ¿Cuál es la filiación de Sánchez? ¿No es "callista"? ¿Entonces qué pasa? Y dice el Gobierno federal: "Yo no impongo". El presidente va a Veracruz y realmente conmovido ante la demostración enérgica y viril del pueblo veracruzano, hace aquellas declaraciones memorables. ¿Y qué pasa? que por un milagro que no sabemos a qué atribuirlo, el presidente de la República se desiste, a pesar de que el pueblo veracruzano es testigo de sus declaraciones. (Aplausos.) ¿Y todo por qué? Porque las declaraciones habían sido hechas contra un gobernador "callista". ¿Y en Yucatán, señores, donde se tiene como norma de Gobierno el crimen? El presidente de la República calla también. ¿Y en Tabasco, señores? (Murmullos.)

El C Torregrosa, interrumpiendo: ¡Miente usted! (Desorden.)

El C. Olivé, continuando: Compañero, en Yucatán es cierto que se tiene como medio de política el crimen. Podemos probarlo. (Aplausos.)

- El C. Torregrosa:, interrumpiendo: ¡Miente usted!

El C. Olivé, continuando: No miento; podemos probarlo.

El C. Malváez: En Yucatán se han suspendido las garantías individuales.

El C. Olivé: Yo invito a los compañeros, si creen que el Gobierno de Yucatán realmente es popular, a que saquen las fuerzas federales y que ellos se defiendan solos...(Desorden.)

- El C. Torregrosa, interrumpiendo, con todo gusto.

El C. Iturralde: Con todo gusto...

El C. Olivé: Pero no lo pidan políticamente: insinúen ustedes que las fuerzas salgan de Yucatán, aver si Carrillo Puerto se sostiene en Yucatán. (Continúa el desorden.)

El C. Torregrosa: Con todo gusto. ¡Miente usted!

El C. Iturralde: Con todo gusto...

El C. Olivé: Ya ven ustedes, señores. Y los señores dicen que no hay imposición!

El C. Mena José de la Luz: Pido la palabra para una interpelación al orador.

El C. Olivé, continuando: Pues bien, señores diputados; los que siempre hemos seguido una norma de conducta, los que siempre hemos seguido una línea de conducta recta, que no tenemos nada que reprocharnos, los que somos revolucionarios por principios... (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Sí, señores, los que somos revolucionarios por principios... (Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Yo fuí "antibonillista", señores, porque creo que es un crimen que la revolución no pueda permitir que un Gobierno ponga a un candidato, y si entonces yo tenía como norma de mis principios que la revolución jamás puede permitir la imposición, ¿por qué ahora vamos a creer que el Gobierno únicamente por salvar, como él dice, la revolución, vaya imponer? Carranza también decía lo mismo, decía que tenía principios sagrados que defender; que su política internacional era luminosa y que era la salvación del pueblo mexicano, siendo preciso que fuera presidente de la República un individuo que siguiera su política. Eso mismo dice ahora Obregón: "¿Cómo se va a permitir que se divida la revolución? No es posible; la revolución soy yo". Y dicen esto señores: "si la revolución se divide , entonces sacrifiquemos a aquel que sea motivo para que se divida la revolución". Y amenazan al señor De La Huerta. (Voces: ¡No! ¡Sí! Gritos en las galerías. Desorden.) Sí, señores; Adolfo de la Huerta está amenazado de muerte y oportunamente se probará. (Gritos.) Así como a Villa se le asesinó , ahora que se va aclarando que realmente era un factor importante en cuestiones políticas, porque sabían que era un brazo fuerte contra la imposición, también se quiere eliminar a Adolfo de la Huerta. (Desorden.)

El C. presidente: Se llama al orden al ciudadano Candelario Garza.

El C. Garza: Nada más me ve a mí. La presidencia es parcial.

El C. Olivé: Yo solamente digo al general Obregón, porque ya es necesario que nos dirijamos a él, porque no le tenemos miedo, como no se lo tuvimos a Carranza, que sepa que si Carranza llegó hasta Tlaxcalaltongo, Obregón no llegará a Villa de Guadalupe. (Aplausos. Siseos.) Obregón está cometiendo ahora un crimen mayor que Carranza, porque Carranza estaba ofuscado y decía que para salvar a sus principios, para salvar a su Gobierno, era necesario que viniera a ocupar la Presidencia de la República un hombre que fuera realmente un borrego para continuar su misma política; y Obregón, que entonces luchó con nosotros, que fue nuestro jefe, que nos enseño a combatir la imposición, que él realmente repudiaba a Carranza por traición a la revolución, porque una traición y no otra cosa era la política de Carranza entonces; nosotros, señores, que estuvimos con Obregón, ahora le decimos a Obregón que está cometiendo un crimen mayor, porque él, que fue nuestro jefe, nuestro maestro, ahora nos da las espaldas y nos traiciona. (Aplausos.) ¿Qué podemos pensar de este hombre, señores? ¿Obregón era sincero entonces? ¿Al combatir la imposición lo hacía de corazón, porque realmente en su cerebro estaban atenaceándole las ideas revolucionarias? ¿O era un ambicioso? Señores: Si Obregón hubiera sido realmente un revolucionario sincero entonces, si Obregón no hubiese combatido la imposición "bonillista" porque iba de por medio su ambición, si entonces Obregón hubiese sido un hombre recto, ahora no podría ser imposicionista. Está haciendo traición a la revolución. ¡Esa sí es traición a la revolución! (Aplausos.) Pero nosotros que, como digo, sí fuimos de principios, somos de principios y continuaremos siendo de principios...

El C. Torregrosa, interrumpiendo: ¡Cobardes!

El C. Olivé, continuando: .... en el próximo período, si se vuelve a cometer lo mismo, estaremos contra la imposición. No podemos claudicar y tenemos que decirle al presidente Obregón que tendrá que salir como salió Carranza, porque el pueblo ya no quiere imposiciones. (Aplausos.) Es preferible una revolución, señores, y yo ya estoy dispuesto a irme a ella, como me fuí entonces. Sí, mil veces es preferible la revolución a tener en la Presidencia de la República a un individuo que no esté realmente sancionado por la voluntad del pueblo mexicano. Así es que yo solamente digo ahora, como una protesta viril y enérgica, a la República que sí hay imposición; que no son los gobernadores únicamente, que no es Carrillo Puerto, que no es Flores, que no es Tomás Garrido, que no es solamente éste o el otro, sino que también es Obregón. (Aplausos ruidosos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el C. diputado Morones.

El C. Morones: Señores diputados: (Murmullos.)

Mientras llega el momento que anunciaba el ciudadano diputado que me procedió en el uso de la palabra, de que una nueva conmoción revolucionaria se deje sentir en el país mientras que los arrestos gallardos de los que se dicen hombres de principios tienen su verificación más alta en el campo de la lucha armada, me creó en el deber de levantar desde la tribuna mi más enérgica protesta en el momento en que vivimos, en contra de los que todavía hace unas cuantas semanas hacían cola en las antesalas de Gobernación o en las antesalas de la Presidencia. (Aplausos. Voces: ¡Nombres!) Las tres cuartas partes de los integrantes del actual Cooperatista puede figurar en esa lista que me están pidiendo. (Voces: ¡No es cierto! Aplausos. Gritos.) Si Alvaro Obregón, revolucionario ayer y revolucionario hoy... (Voces: ¡No! ¡Sí!) se plegara a las exigencias personalistas de los señores diputados y sus testaferros que tratan de sacar hasta el último centavo de la Tesorería de la Nación: si Alvaro Obregón, revolucionario de ayer y revolucionario de hoy...

El C. Malváez, interrumpiendo: ¡El dinero se ha sacado por conducto de Fabriles para la campaña de Elías Calles! (Desorden.)

El C. Morones, continuando: ¿Pero, señores, por qué tanto grito, por qué tanto alarde; no decís que contáis con la opinión pública? ¿Por qué no queréis que un ciudadano hable? (Aplausos.) Tengo la esperanza, señores, de que muy pronto, si es preciso ir a la revolución habremos de tener a los laboristas, agraristas y demás aliados de la satisfacción de ver las espaldas a muchos de los que arrogantemente han venido a preconizar aquí la revolución! (Aplausos. Desorden.)

El C. Vizcarra: ¡Al contrario!

El C. Montero Villar: ¿Cuántas veces ha peleado usted, señor?

El C. Pastoriza: Nomás me dice por qué camino se va, para seguirlo.

El C. Prieto Laurens: Nosotros les vimos las espaldas a usted cuando se fue a Nueva York, en el momento en que combatíamos. (Aplausos. Desorden. Murmullos.) Yo sí estuve en la revolución y usted se largó a Nueva York a disfrutar de sus comodidades... (Sigue el desorden. Campanilla.)

El C. secretario Puig y Casauranc: La Secretaría, por orden de la Presidencia, manifiesta que a las galerías que ha así como se ha dejado hablar a los anteriores oradores, se dejar hablar a todos y que es la primera y única amonestación que se les hace. (Aplausos.)

El C. Morones, continuando: Señores diputados:

En el momento solemne que vivimos, cuando el ciudadano Pastoriza se presentaba en esta tribuna dirigiéndose a la Representación Nacional y le decía que la serenidad debía ser la norma de todos nuestros actos, ¿por qué asustarse? (Voces: ¡No!) ¿Por qué protestar por las palabras que he vertido? (Risas.) Pues los hechos desdicen las manifestaciones que en estos momentos hacen algunos de los ciudadanos representantes. Hay que saber en determinados instantes controlar los nervios. Ya llegará el momento en que empuñando ese fusil que buscaba el ciudadano que me antecedió en el uso de la palabra, nos encontramos frente a frente. Vamos a ver, entonces veremos si también los hechos corroboran las arrogancias; ¿pero ahora por qué se quiere impedir, por qué se trata de armar escándalo para acallar la voz de un ciudadano que

tiene tanto derecho como los que le han antecedido en el uso de la palabra, para externar sus opiniones? Yo sencillamente me creo en el deber de hacer algunas rectificaciones en virtud de los cargos que se han lanzado desde la tribuna llamando al elemento que simpatiza con la candidatura del general Calles, elemento que acepta la responsabilidad de un acto imposicionista emanado del Gobierno actual. La responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos ante los elementos que modesta, pero sinceramente, representamos, nos impone el deber de hacer estas rectificaciones y, sobre todo, si no fuera por otra causa por la que creemos también, como el ciudadano Pastoriza, que nuestro deber en este momento nos señala la serenidad hasta donde es humanamente posible que se manifieste, para hacer un esfuerzo supremo y ver si es posible salvar los intereses de la revolución, el legado de la revolución confiado a nuestro honor; ya llegará el momento en que si no somos capaces de controlar nuestras pasiones, si no somos lo suficientemente abnegados para colocarlas por abajo de nuestros deberes cívicos, si no tenemos el convencimiento de nuestras responsabilidades, nos destrocemos, como se destrozan las fieras; pero mientras ese instante no llega y estamos ocupando un sitial en este recinto, no haríamos honor a la representación que nos trajo a este lugar si no nos esforzáramos en evitar al país una conmoción pequeña o grande: este es el único espíritu, el sincero espíritu que me mueve en el momento presente para dirigirme a la honorable Asamblea. (Aplausos.) Vengo aquí sin los odios que pudieran determinarse en mi pasión, en la parte débil, en la parte innoble que todo individuo lleva al recordar viejas pasiones, al recordar viejas batalladas verificadas en el seno de esta Asamblea; vengo aquí no a tratar de arrojar leña a la hoguera de esas pasiones, sino a tratar de que esta Cámara que hasta el momento presente, por desgracia y por culpa de todos en mayor o menor grado, ha perdido la virtud que no debiera nunca haber perdido de albergar en su seno a hombres que contendieran no con la diatriba ni con la injuria apoyados en porras más o menos numerosas, sino haciendo que esplendiera el pensamiento y que las ideas única y exclusivamente forjaran los criterios de los representantes de esta XXX Legislatura, (Aplausos.) vengo a expresaros que creo llegado el momento en que esta Legislatura cumpla su altísima misión, prescindiendo, no por cobardía de parte mía o de los elementos que con toda modestia y sinceridad represento, no por abstención, no por falta de espíritu combativo, decir, sino porque conscientes de que el elemento reaccionario acecha, conscientes de que todas las fuerzas antagónicas a la revolución se dejan sentir en todos los ámbitos del país, si hay elementos, si hay hombres que puedan salvarse todavía de este posible naufragio de las voluntades y de los principios, no debemos nosotros, por un sectarismo mal entendido y peor practicado, negar la posibilidad decorosa a los hombres que se sientan revolucionarios, para hacer el análisis sereno de la presente situación, y tener la gallardía, unos y otros, de desnudar, pero caballerosamente, a los actuales representativos de la voluntad popular, a los actuales candidatos a la Presidencia de la República; pero así, caballerosamente, y no como rufianes, no como salteadores de honras, etcétera, sino como verdaderos analizadores de la parte moral, del pasado, del presente y del futuro de esos mismos hombres...

El C. Guzmán Martín Luis, interrumpiendo: ¡No como le hicieron a De la Huerta!

El C. Morones, continuando: No vengo a prejuzgar, vengo a tratar de presentar mi credo revolucionario , no como un elemento enconado - lo he dicho - por la vieja lucha, sino como un elemento que desea invitar a todos a que, prescindiendo de las pasiones innobles, vayamos al torneo de las ideas y del análisis, prescindiendo de todos estos procedimientos que nos maculan, queramos o no; vengo a invitaros a que de nuevo el ambiente que aquí reine sea el ambiente que la lucha parlamentaria determine, pero fuera completamente de los procedimientos indecorosos que hasta ahora nos hemos visto obligados a emplear en determinados casos. Vengo, no a acusar: vengo a acusarme también. (Aplausos.) No os alarméis si al comenzar mi peroración he dicho que Obregón revolucionario, hoy como ayer. Tengo el derecho, señores diputados, de pensar y expresarlo así, y he callado respetando las manifestaciones que en contra de Obregón han hecho los ciudadanos que creen de manera distinta que yo. No tengo ya sobre mí el índice acusador de los que pudieran considerarme enemigos para señalarme como un empleado todavía de Obregón o un hombre incapaz de albergar un sentimiento de dignidad; felizmente en el momento que vivimos creo que estamos siendo víctimas todos los esfuerzos de un tercer elemento que trata de darse la satisfacción de que se destroce todo lo que queda, todo lo que existe en materia de defensores de la revolución. (Aplausos.) Cada uno de los hechos que hieren los intereses de una de las facciones, de uno de los partidos, se tiene especial cuidado en agrandarlos, se tiene especial cuidado en soliviantar nuestro impulsivo innato, se tiene especial cuidado en presentar como única solución de estas dificultades la violencia y las tempestades que se determinan en virtud de la falta de criterio y de la falta de control que adolecemos las más de las veces. Yo os invito a que hagamos un ligero resumen de las características que ha venido teniendo en los distintos períodos de trabajo esta Asamblea apara llegar a la conclusión de que por el camino que marchamos no queda más que una solución a unos y a otros: abstenernos de que las ideas capeen, abstenernos de que el raciocinio se manifieste, y lanzarnos a reclutar partidarios sacando el dinero de amigos, etcétera, para sumar contingentes y dejar a éstos el cuidado de dirimir a base de pasión, a base de obcecación los trascendentales problemas que nuestra falta de prudencia y nuestra falta de control nos han impedido que resolvamos por nosotros mismos , faltando al cumplimiento de nuestro deber como representante del pueblo. Yo veo el enorme peligro de que en días no lejanos no solamente se dividan en dos, tres o más grupos los elementos de esta Cámara, sino que una verdadera confusión dé margen a que el elemento reaccionario clave el puñal y remate todo lo que alienta, todo lo que se manifiesta todavía proponiendo a defender los triunfos o las

conquistas revolucionarias. Indudablemente que en el momento presente, al juzgarse los actos del presidente de la República, presenta la resultante de ese análisis dos aspectos como todas las cuestiones: para aquellos que se creen favorecidos por una determinación del primer magistrado, para aquellos que tienen fe en él, que no la han perdido, que han tenido la dignidad bastante para discutir frente a frente en momentos en que su criterio ha discrepado del ciudadano Obregón, para éstos, repito, la disposición que en tal o cual sentido dicte el primer magistrado, es inmejorable. Para aquellos a quienes afecta, a quienes lesiona esa disposición en sus intereses de grupo, hasta cierto punto en sus intereses personales, para esos, claro es que el resultado del análisis que hagan, refiriéndome a las disposiciones del primer magistrado, tiene que determinar un criterio punitivo en contra de esas mismas disposiciones. ¿Qué es lo que en estos momentos puede colocar en su justo medio a unos y otros, a los que asentimos que la política del Ejecutivo y a aquellos que difieren de esta política? El razonamiento, la deducción lógica de las causas que pueden determinar al general Obregón a dar tales o cuales disposiciones que están sujetas a nuestro estudio, o a nuestro análisis. Como el caso fundamental, como el caso típico, como la piedra de toque que ha movido voluntades y pasiones ha sido indiscutiblemente la candidatura de Calles y la candidatura De la Huerta; examinemos a fondo, pero con toda la seriedad de que podamos ser capaces, qué interés puede tener el Gobierno, el presidente en este caso, para que triunfe Calles sobre De la Huerta, si todavía hace muy pocas semanas que eran amigos. (Voces: ¡Eran!) Yo ruego a los señores diputados que tengan la calma suficiente para escucharme, porque creo que en este momento es con calma y paciencia como debemos tratar de resolver las dificultades que se han presentado. Decía: "¿Qué interés puede tener Obregón en que triunfe Calles sobre De la Huerta? Los dos han sido sus amigos, los dos han disfrutado de una confianza ilimitada, los dos han obrado en representación del presidente de la República y han sido largos años de amistad los que han unido a esos tres hombres. ¿Qué fuerzas, qué intereses han intervenido para hacer el papel de cuña que destruya ese triángulo que vosotros y yo hemos aceptado como un triángulo simbólico que representaba a los principales hombres de la revolución? Hace unas cuantas semanas, estoy seguro, que vosotros, como yo, nos considerábamos obligados a mantener ese triángulo, a mantener las relaciones de esos hombres, porque hemos creído que ese entendimiento, que de esos factores que se han completado los unos con los otros, podía esperar todavía mucho bueno el país. Vamos, pues, a poner el dedo en la llaga y ver hasta qué punto la actitud del presidente Obregón como funcionario y como amigo puede ser juzgada como una traición al amigo De la Huerta, cómo puede ser juzgada una traición a la revolución misma, traición que lo empuja, que lo empuja a seguir el mismo camino de ignominia que han seguido en antaño los hombres que, poderosos un momento más o menor largo, se olvidaron de sus compromisos y trataron de imponer su voluntad dictatorial a la lógica de los acontecimientos. Si el señor De la Huerta, viejo amigo nuestro, compañeros de Cámara, Adolfo de la Huerta que fue el primer hombre que tuvo contacto con los elementos obreros; Adolfo de la Huerta, que antaño siempre se manifestara amigo de ayudar al desenvolvimiento de la organización obrera, y en Calles, que también - creo que hemos tenido la oportunidad de conocerlo, hablo con el criterio laborista - hemos encontrado en él a un hombre cumplido, un hombre íntegro, un hombre dispuesto a ayudar al desenvolvimiento de la tendencia obrera dentro de las leyes, repito, estos dos factores, ¿por qué han chocado? ¿Qué ha habido en el fondo de esta interrogación que todavía puede serlo para los que no se han tomado el trabajo de estudiar las causas de este rompimiento? ¿Qué ha habido en el fondo de esta interrogación, decía, para romper la unidad de criterio? ¿Quién ha tenido la culpa? ¿Ha sido uno culpable, han sido dos, o han sido los tres culpables,? Si los tres han sido culpables, entonces que el fallo de la revolución caiga sobre los tres por igual; pero antes hay que estudiar la situación y precisarla. ¿Adolfo de la Huerta, en la posición en que estuvo colocado, respondió a la confianza en él depositada por el ciudadano Obregón, por el amigo Obregón. Un informe de un secretario de Estado, que ocupa actualmente el puesto que ocupara nuestro examigo De la Huerta... (Murmullos.) Aquí me refiero a nosotros; dejo en libertad, naturalmente, de que lo sigan considerando como su amigo aquellos hombres que crean considerarlo así. (Siseos.) Este informe señalaba grandes responsabilidades al exsecretario de Hacienda. ¿Quién da este informe? Desde luego, por la trascendencia que de él se deriva, merece ser observado por aquellos que tenemos el deber de juzgar a estos hombres. No he tratado al ingeniero Pani; no sé si es un hombre capaz o susceptible de apasionarse; un hombre que ya tenido rencillas con el señor De la Huerta o un hombre que desconozca el tecnicismo de una Secretaría que ha sido confiada a su ciudadano; pero dentro de la Cámara deben existir hombres que conocen al señor Pani. Está, por ejemplo, el señor Martín Luis Guzmán. Con toda atención, con todo respeto, me permito interrogar al señor Martín Luis Guzmán: ¿Tuviera la bondad de decirme si sabe que el señor Pani haya tenido dificultades, escisiones con el señor De la Huerta, que pudieran haber impreso en sus determinaciones alguna parcialidad, que en tales o cuales apasionamientos escritos lo hayan resuelto a rendir un dictamen no meditado?

El C. Guzmán Martín Luis: Voy a la tribuna, compañero, porque esa muy larga la respuesta. (Aplausos.) Señores diputados: Hace cuatro días que estoy esperando este momento, esta prueba innoble, profundamente innoble, a la que la pasión política trae a un hombre que se sabe que es amigo de dos amigos para que coja carne de uno que sirva de fuego para quemar al otro, y estoy muy satisfecho de haber sido sometido a la prueba, porque sé que voy a salir de ella absolutamente ileso. Soy amigo del ingeniero Pani, y lo considero un hombre íntegro, integérrimo; lo creo un hombre capaz y prudente. Soy amigo de Adolfo de la Huerta a

quien, como dijera León, uno de los que ahora lo atacan, cubre caído desde sus hombros un manto inmaculado. (Aplausos.) Y porque me siento amigo de los dos y capaz de seguirlo siendo a pesar de la política, no puedo menos que protestar contra esta actitud asumida por los callistas con el objeto de ver si dentro de los elementos de De la Huerta pueden sacar una persona que sea capaz de dar una voz en contra de su candidato. ¿Qué es lo que ha hecho el ingeniero Pani? ¿Por qué se necesita ahora dentro de la Cámara a alguien que venga a decir el valer y el valor del ingeniero Pani, que es conocido del pueblo mexicano desde 1910? Hasta hace ocho días no había un callista que no conociera al ingeniero Pani y que no tuviera un concepto perfectamente formado de su personalidad; pero bastó que el ingeniero Pani fuera a Hacienda, que se produjera un informe que puede entenderse malicioso en contra del señor De la Huerta, que a ese informe se pusieran unas apostillas apasionadas impropias del señor presidente de la República...(Aplausos.) bastó eso para que desapareciera todo el conocimiento que de él se tenía y fuera necesario que un amigo del señor Pani, que lo es también del señor De la Huerta, dijera quién es uno y otro. ¡Es una profunda injusticia! Pero se me ha llamado a hacer justicia y la voy a hacer; no seré el primer juez que haya fallado entre dos amigos; y es más, ignoro el concepto que tenga de la amistad el doctor Puig y Casauranc, que fue el primero en decir en la prensa que me iba a interpelar en esta forma; no sé qué concepto tenga él de la amistad y de los deberes de la amistad; pero teniendo yo un altísimo concepto, creo que la mejor prueba de amistad que se puede dar a un amigo, es aplaudirlo cuando acierta y censurarlo cuando se equivoca. No hay déficit de treinta y siete millones en el Erario federal; no hay tales treinta y siete millones de pesos; el ingeniero Pani, al llegar a la Secretaría de Hacienda, hizo, yo creo que con muy buena fe, y como voy a decir la verdad, aquí conviene que conteste la interpelación del compañero Morones, sí ha habido multitud de rencillas, porque ésta es la verdad; si el ingeniero Pani, que es mi amigo, me escuchara, se descubriría ante mí, porque tengo el valor de decirlo: si ha hablado rencillas entre el señor De la Huerta y el señor ingeniero Pani. No creo, sin embargo, que el informe del señor Pani haya estado movido por los resquemores de tales rencillas; creo que el ingeniero Pani obra en su informe como lo hace cualquier hombre de gabinete: al llegar a la Secretaría de Hacienda se puso a hacer números. He leído en el informe del señor ingeniero Pani que no hay una sola apreciación, una sola observación que pudiera caracterizarse como política. El ingeniero Pani no ha hecho más que números...

El C. Prieto Laurens: ¡Pero equivocados!

El C. Castillo Tapia: ¡Que encierran política y perfidia!

El C. Guzmán: Ahora, los números del ingeniero Pani conducen de la mano a la conclusión de que en la gestión administrativa en Hacienda del señor De la Huerta, del primero de enero de 1923, al 20 de septiembre, había un desequilibrio de treinta y siete millones entre los ingresos y los egresos; eso, desde luego, con excepción de la cifra treinta y siete millones, no es ninguna novedad, porque hace muchísimos meses que todos sabemos, absolutamente todos, que hay desequilibrio entre los ingresos y los egresos en esta pobre República. (Voces: ¡Y en todos los países!) Esto dio lugar a que el presidente de la República dijera que estaba la Secretaría de Hacienda en una bancarrota material y moral, y esa afirmación es lo grave del asunto: no son los números en el informe del ingeniero Pani lo grave del asunto, sino las interpretaciones políticas del presidente de la República al día siguiente que el ciudadano Adolfo de la Huerta declaró que atendiendo al llamado del pueblo, sí aceptaba su candidatura. (Aplausos nutridos.) Y si por el hecho de haber desequilibrio entre ingresos y egresos está en bancarrota una Secretaría y autoriza al presidente a decirlo, yo vengo a decir aquí, y lo digo al presidente de la República, que la bancarrota material y moral abarca todo el Gobierno comenzando por la Presidencia de la República. Adolfo de la Huerta no ha hecho durante diez o nueve meses más que esfuerzos inauditos que jamás le agradecerá lo bastante el país ni este Gobierno que ahora lo ataca, para pagar los libramientos que han salido de todas las Secretarías a sabiendas de que en la Tesorería no había fondos y de que no se podían pagar. Eso es todo lo que se le puede decir a Adolfo de la Huerta. ¿Esta Representación Nacional tendría el valor de censurar al ministro de Hacienda por un desequilibrio entre los ingresos y los egresos, cuando esta misma Representación tiene adelantos de dietas que montan a cerca de un millón de pesos? Y lo que digo de la Cámara de Diputados,... Y quiero decir una cosa: que los más adelantados no están de este lado, sino de aquél. (Aplausos.) El compañero Balderrama está pagando hasta el 31 de agosto....

El C. Prieto Laurens: ¿Y Manrique?

- El C. Guzmán Martín Luis:...y a su suplente, además, se le dio una cantidad accesoria. Y al compañero Manrique, candidato triunfante en San Luis Potosí,....

El C. Prieto Laurens: ¡Gracias! (Risas.)

- El C. Guzmán Martín Luis:...le han sido adelantadas sus dietas hasta el día 31 de agosto; y hay algunos compañeros callistas que se dedican a organizar corridas de toros, y que cuando no tienen para pagar la cuadra o los adelantos a los matadores, y a sabiendas de que está quebrada la Hacienda pública, todavía obtienen adelantos de dos mil pesos después de que se publica la circular del ciudadano presidente de la República en que se ataca al señor De la Huerta por tal desequilibrio. (Voces: ¡Nombres!)

El C. Prieto Laurens: José Guadalupe López.

El C. Guzmán Martín Luis: Los Establecimientos Fabriles Militares (Risas. Voces: ¡Ahora!) tienen partidas excedidas hasta por novecientos mil pesos.

El C. Prieto Laurens: (dirigiéndose al ciudadano Morones.) ¡Qué mal le resultó la interpelación! (Risas.)

El C. Morones: ¿Cuáles partidas?

El C. Guzmán Martín Luis: Compañero, no podría precisar cuál partida; pero le prometo a su señoría que tan pronto como tenga un instante para

ir a la Secretaría de Hacienda, le traeré el dato y explicaré por qué razón acabo de decir lo que he dicho. Son datos proporcionados por el oficial mayor de la Secretaría de Hacienda. Y hay por ahí una partida a la que esta Cámara asignó cien mil pesos, y que se ha excedido en un millón y aparte de ese millón, son ochocientos mil pesos para pagar La Hormiga, la residencia oficial del secretario de Gobernación. (Aplausos Murmullos.) Y entre los treinta y siete millones existe algo más de diez y siete que se han girado a cargo de las partidas de Deuda Pública por adeudos del año anterior y esos adeudos son exclusivamente de todas las secretarías, con excepción de cuatrocientos mil pesos de adeudos de la Secretaría de Hacienda; y de los treinta y siete millones, dos millones trescientos mil pesos son por el concepto de desembolsos hechos para construir el ferrocarril de Yabares, en el Estado de Sonora.

El C. Prieto Laurens: ¡Para sacar el garbanzo de cierta compañía!

El C. Guzmán Martín Luis: De suerte que si nosotros vamos a hacer cuentas, llegaremos con una gran facilidad, facilísimamente, a distribuir los treinta y siete millones aludidos y encontraremos que los han gastado todas las secretarías, comenzando por la Presidencia de la República, que pidió una ampliación a esta Cámara de algo más de un millón de pesos. De suerte que ya ven los señores diputados que si el informe del ingeniero Pani, informe frío hecho con números, hecho -la verdad es que no sé en qué contabilidad, porque de acuerdo con la ley la contabilidad radica en la Contraloría y en este país la Contraloría tiene tan mala contabilidad que en el informe que presentó el Ejecutivo a esta Cámara se equivocó en diez millones de pesos-, (Risas. Aplausos . Voces: ¡La Contraloría depende del presidente de la República.) De acuerdo con la ley, la Contraloría debe el día 20 de cada mes rendir al presidente de la República un informe diciéndole cuál es el estado de los ingresos y de los egresos, es decir, que en este país, de acuerdo con la ley, el presidente de la República está obligado a saber cada día veinte cómo anda la Hacienda y por lo tanto está impedido el presidente de la República está obligado a saber cada día veinte cómo anda la Hacienda y por lo tanto está impedido el presidente de la República en este país de aceptar la renuncia de un secretario de Hacienda diciéndole que hizo una labor fecunda y fructuosa y a las tres semanas decirle que estaba en banca rota moral el departamento encontrado a su cargo. De suerte, compañeros, que vean ustedes con gran claridad cómo haciendo justicia, haciendo mérito a la amistad que me liga con el compañero Pani y haciendo justicia a la amistad que me une con el señor de la Huerta, puedo con toda franqueza venir aquí a decir la verdad, y a decir que en éste caso la razón la tiene don Adolfo de la Huerta. (Aplausos estruendosos. Murmullos.)

El C. Castillo Tapia: ¿Me permite una pregunta el señor Morones?

El C. Morones: Haga usted la pregunta.

El C. Castillo Tapia: Yo trato de demostrar lo siguiente: Yo subí a la tribuna a decir que el señor Pani es un falaz y tengo que demostrarlo. Y el señor Martín Luis Guzmán dice que es un integérrimo individuo. Y yo interrogo al señor Guzmán para que me diga lo siguiente: ¿Son verídicas las declaraciones de don Adolfo de la Huerta contestando a la difamación del señor Pani, en las cuales le dice que cuando marchó a Nueva York el señor de la Huerta con motivo del tratado Lamont- De la Huerta, el señor Pani envió otro individuo para hacer otras proposiciones? ¿Es verdad o no es verdad lo que dice en su escrito el señor don Adolfo de la Huerta?

El C. Guzmán Martín Luis: Compañero Castillo Tapia, en este asunto lo que ocurre es lo siguiente: el señor De la Huerta al lanzar esta acusación al señor Pani, dijo lo que es para él una verdad. Yo, sin embargo, que tengo el conocimiento, porque lo tenía, en efecto, de que sir William Weissman, que es la persona a quien sin mencionarla se refiere el señor De la Huerta, no estaba autorizado para decir en Nueva York lo que dijo, sino que asumió un papel que no tenía. Debo confesar a la vez que no es verdad que el señor ingeniero Pani hubiera hecho eso; todo se debió, como le digo a usted, a que una personalidad en el mundo de los negocios, como es sir William Weissman, se arrogó en la ciudad de Nueva York una representación que no había tenido. El señor De la Huerta está en su perfecto derecho, en su perfectísimo derecho para creer que sir William Weissman obraba autorizado; él quizá tenga móviles propios para no creer lo que en mi concepto es verdad; lo que a mí me consta, y es que sir William Weissman no obraba autorizado en lo que dijo, por el ingeniero Pani.

El C. Castilla Tapia: Voy a indicar a su señoría que está en un error. Fue el señor Téllez quien marchó a Nueva York comisionado por el señor Pani para que de una manera velada, innoble e indecorosa trastornara y descompusiera los tratados Lamont - De la Huerta. ¿A un individuo cómo se le califica, que obra así, señor Guzmán?

El C. Guzmán Martín Luis: Compañero Castillo Tapia: es la primera vez que tengo conocimiento de esas gestiones que atribuye usted al señor Téllez. Es claro que si el señor Téllez hizo lo que su señoría asegura, tendrá usted razón para decir en ello todo lo que está diciendo.

El C. Castillo Tapia: ¿Cómo se le llama a un hombre que obra así? ¡Falaz! Luego el señor Pani en concepto de la Asamblea debe quedar como un falaz. (Risas.)

El C. Morones, continuando: La respuesta dada por el ciudadano representante Martín Luis Guzmán a la interrogación que me permití hacerle indica claramente que el señor Pani rindió un informe malo, porque el mismo señor Martín Luis Guzmán comenta al referirse a la contabilidad de la nación, en el sentido de que el señor Pani no era quien estaba en posibilidad de rendir un informe de la naturaleza del que rindió, sino el Departamento de Contraloría, por una parte; por la otra aseveró el mismo ciudadano Martín Luis Guzmán que el señor Pani es un elemento capaz de producir un informe sereno, etcétera, etcétera, para que el informe que él dio a la publicidad pueda merecer crédito a la persona a quien va dirigido, del funcionario a quien va dirigido y por ende de aquellos que conocemos de este mismo informe. No creo que sea bastante la interpelación hecha al ciudadano Martín Luis Guzmán y las respuestas que él ha dado, que son hasta cierto punto

contradictorias en mi opinión, para poder, por parte de esta Asamblea, determinar el grado de justicia que pueda existir, que pueda asistir o que asiste al ciudadano Alvaro Obregón, presidente de la República, para, apoyado en el informe de un hombre que tiene el derecho de ser creído, como es el actual secretario de Hacienda, en su papel de funcionario, haya emitido una opinión pública, opinión trascendental, opinión delicadísima, opinión que ha tenido un alcance incuestionablemente importante, pero que de todas maneras se ha prestado para que las pasiones se manifiesten en una forma intensa y por esas mismas causas creo yo que habiendo sido el origen de la ruptura, de la mala inteligencia, el informe del ciudadano Pani, secretario de Hacienda, claro está que se impone la interpelación a este secretario de Estado con el objeto de que se tenga oportunidad de poder hacerle todas las preguntas que los distintos ciudadanos diputados deseen hacerle acerca de este asunto importan, para ir fijando las responsabilidades que pudo haber tenido o que tenga el ciudadano De la Huerta, y aquellas que pudieran ser de la incumbencia del actual primer magistrado de la nación. Dice el ciudadano Martín Luis Guzmán que algunos ciudadanos diputados solicitaron y obtuvieron adelantos de consideración, que tienen pagados sus emolumentos hasta el 31 de agosto, y que son muchos los que se encuentran en este caso. Nada más justo que ir a la investigación serena de estos hechos; si están del lado de los callistas, para que nos consideramos sinceros callistas, sepamos que no pueden ser objeto de nuestra atención, que no pueden ser objeto de nuestra consideración y de nuestro respeto hombres que se atreven a señalar culpas ajenas, cuando pesan sobre sus conciencias graves faltas.

Yo invito a todos aquellos que tengan cargos que hacer este respecto, a que los hagan; no importa el tiempo que esta Asamblea tenga que emplear en desentrañar este complicadísimo asunto, porque por el mismo prestigio que pudiera merecerles a los ciudadanos amigos actuales del secretario de Hacienda, por el mismo prestigio que ante el país y fuera del país pudiera merecer el debate acerca de los procedimientos del exsecretario de Hacienda, por todo eso se impone la necesidad de ir a ese análisis único que puede salvar el decoro de esta Representación y el decoro de los hombres que militan en uno u otro partido, para poder fijar el criterio de los que sinceramente militamos en las filas del callismo, para saber si efectivamente el ciudadano presidente de la República, revolucionario ayer y revolucionario hoy, a mi entender, ha faltado a sus obligaciones con el partido revolucionario y con el país, con la nación, y que se ha dedicado parcialmente a poner a disposición de un candidato los elementos que el pueblo de México confiara a su honor para otros fines. Para llegar a este resultado necesitamos ir a esa investigación, y el punto de partida es la interpelación al ciudadano secretario de Hacienda.

Ahora que el ambiente político se encuentra agitadísimo, no faltan hombres que de buena o de mala fe, al comentar la ruptura del ciudadano Obregón, del presidente Obregón con el ciudadano De la Huerta, con el exsecretario de Hacienda, digan que se fundamenta en que se considera, considera el primer magistrado burlada la confianza por parte del señor De la Huerta, en otras palabras, que el señor De la Huerta, abusando de la confianza del primer magistrado, obró sin autorización de él y llevó a cabo tales actos que lo colocan en situación bien difícil; y hay quien se pregunte: ¿estará el tratado Lamont - De la Huerta en las mismas condiciones? ¿Habrá en ese tratado algo que haya escapado, al conocimiento del presidente de la República y del congreso? ¿Se encontrar en situación crítica el ciudadano De la Huerta por esos actos? ¿Quién va a hacer luz en esta cuestión si no es la Representación Nacional?

El C. Prieto Laurens: ¡Ya la hizo!

El C. Morones: Yo creo, ciudadanos representantes, que si la Cámara, que si el Congreso dio su voto aprobatorio a ese convenio, tiene el derecho esta misma Cámara, no a rectificar uno solo de los conceptos de ese tratado, porque el honor de México ante el crédito internacional está comprometido; tratado bueno o malo, el país debe cumplirlo, debe llevarlo a feliz término. (Aplausos.) Sin fijar las responsabilidades en las cuestiones de detalle, en las cuestiones para que nosotros sí tienen importancia, o sea aquellas que se han echado a correr por la calle diciendo que México está imposibilitado para cumplir con estos compromisos; el señor De la Huerta lo sabía, y, sin embargo, ocultó esta verdad.

El C. Prieto Laurens: ¿Me permite una interpelación?

El C. Morones: ¡Un momento! Para todos habrá para que no arrebaten, dice un proloquio vulgar. (Aplausos.) Yo he declarado que el criterio nuestro - no se alarmen los señores amigos sinceros o convenencieros del señor De la Huerta, no se alarmen -. (Murmullos.)

El C. Valladares: ¿Me permite una interpelación?

El C. Morones: Respecto a este tratado, si lo hubiera firmado De la Huerta, X, Z o H, se firmó en nombre del Gobierno mexicano, y el pueblo, la Cámara y todos que estuvieron respaldando ese acuerdo, sabrán respetar todos los puntos y todas las comas contenidas en ese tratado. No se trata en este caso sino de fijar la responsabilidad moral de Adolfo de la Huerta, exsecretario de Hacienda, por lo que se refiere al uso que hizo de la confianza depositada en él por el primer magistrado; eso es todo.

El C. Prieto Laurens: ¿Me permite una interpelación respetuosa?

El C. Morones: Con todo gusto.

El C. Prieto Laurens: Señor diputado Morones:

Su señoría insinúa hábilmente a la Representación Nacional, y por conducto de ella a la nación entera, una posible responsabilidad grave moral del ciudadano Adolfo de la Huerta con motivo del tratado Lamont - De la Huerta que esta Cámara conoce y que el Senado de la República conoció, y que el Ejecutivo, el general Obregón, conoció, en detalle, en esos detalles que queréis conocer también.

No somos unos niños, ni los senadores son unos inocentes, ni el presidente de la República estaba completamente enajenado entonces (Risas.) para ignorar, (Risas.) para ignorar, digo, punto por

punto de dicho tratado. En consecuencia, yo pregunto a usted con todo respeto, con el respeto que me merece un enemigo que siempre ha estado en el bando contrario, porque es muy distinto el enemigo leal y abierto a las pequeñas e insignificantes viborillas que nos acechan. (Aplausos. Risas.) Le pregunto con respeto a usted, que ha dicho hace un momento que el señor De la Huerta era un hombre honrado, y que, en su concepto, cree que sigue siéndolo, que hizo labor obrerista genuina y sincera, porque usted es testigo de ello. . .

El C. Morones: En el pasado.

El C. Prieto Laurens: Pues bien; el señor De la Huerta, que en ese campo de la revolución para ustedes nunca fue dudoso como hombre radical, como hombre capaz de ser absolutamente revolucionario, ¿usted cree, señor diputado Morones, que el señor de la Huerta fue capaz de engañar a la Representación Nacional, a la Cámara de Senadores y al Ejecutivo, cuando obraba en todos y cada uno de los casos por instrucciones concretas y precisas del ciudadano general Alvaro Obregón?

El C. Morones: Yo no afirmo, yo dudo, (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Siseos.) y por eso pido que informe el ciudadano Pani, quien está en posibilidad de informarnos por estas razones que voy a decir: Del informe del señor Pani se desprende una imposibilidad manifiesta para que México pueda hacer frente a sus compromisos interiores y exteriores hasta tal grado. (Murmullos.) hasta tal grado, que habrá que apelar a verdaderos sacrificios en materia de economía para nivelar enteramente el presupuesto de la nación. En estas condiciones, la aceptación por parte del presidente de la República de ese informe, dando a la publicidad, autorizando su publicación, indica que él ignoraba estas cuestiones a primera vista juzgado. . . (Murmullos.) ¡Un momento! Pero si el ciudadano presidente de la República las conocía ¿por qué vamos a privarnos, amigos y enemigos, de la satisfacción de señalarle al presidente de la República que no hay motivo para que si conocía todos y cada uno de los detalles de la situación financiera, por qué ahora presenta un criterio diferente? ¡Si yo participo de la misma opinión de usted, ciudadano Prieto Laurens! ¡Yo deseo ir a buscar la verdad con la íntima convicción, con la arrogante convicción de que si se desprende, se deduce, se encuentra que Alvaro Obregón ha mentido en lugar de que el que ha mentido sea Adolfo de la Huerta, pedir yo desde esta tribuna que la protesta del pueblo mexicano caiga sobre él. Este es mi criterio.

El C. Prieto Laurens: ¿Me permite terminar?

El C. Morones: Con todo gusto.

El C. Prieto Laurens: Pues bien, señores diputados, si nosotros tenemos la evidencia de que el tratado Lamont - De la Huerta fue sancionado por el Congreso de la Unión y que esta sanción fue dada conscientemente porque entiendo que los diputados laboristas votaron a conciencia este tratado. . . . (Voces: ¡Sí, señor!) . . . .Porque entiendo que los diputados agraristas votaron a conciencia ese tratado; porque entiendo que los socialistas del Sureste también lo votaron y con gusto; porque entiendo que Luis León pronunció aquí palabras de elogio y de aprobación para dicho tratado con absoluto conocimiento de causa, porque entiendo que Valderrama, porque entiendo que todos los ciudadanos diputados de la comisión que dictaminó desmenuzaron dicho documento, porque entiendo que el licenciado Escudero conoció a fondo y en detalle todo lo que contiene ese tratado; si todos nosotros hemos votado a conciencia el tratado Lamont - De la Huerta, ¿por qué ahora queremos poner en tela de juicio la honorabilidad de Adolfo de la Huerta? Yo pregunto a usted sinceramente: ¿cree usted que ha lugar siquiera dudar de la honradez de Adolfo de la Huerta? ¿Cree usted que debe encausarse a Adolfo de la Huerta, o más bien cree usted que debe encausarse al presidente de la República? (Aplausos.)

El C. Morones: Ciudadanos diputados: No ha sido mi intención, lo he declarado terminantemente, que inicie una investigación que nos conduzca a la reconsideración del tratado Lamont - De la Huerta; sería un disparate, sería algo que nos colocaría como verdaderos culpables ante la nación, seríamos responsables de que el crédito de México, el que tenga, poco o mucho, quedara destruído para siempre; negaríamos valer a un funcionario, malo o bueno, que investido con un poder firmó en representación de un Gobierno tales o cuales compromisos, que después el Congreso de la Unión ratificó. No, lo que yo trato de saber, lo que yo deseo saber, en beneficio mismo del señor De la Huerta, en beneficio de todos y cada uno de los elementos que militan en los distintos partidos que actualmente se disputan o se preparan a disputarse el triunfo en la próxima campaña política presidencial, es sencillamente saber si las previsiones, si el presidente de la República conocía el grado de posibilidad por parte de la nación para hacer frente a esos compromisos, sin el desquiciamiento de la organización financiera interior del país. Eso si tiene derecho de saberlo esta Asamblea por muchas razones. (Voces: ¡Lo sabía!) Yo tengo derecho de inquirir, y de proponer a esta Asamblea que se abra esa investigación. Yo creo que los hombres que tienen fe, que los hombres que tienen confianza en el señor De la Huerta, yo creo que los hombres que se han encargado de documentarse como el señor Martín Luis Guzmán, a nadie mejor que a ellos conviene desde luego que se abra esta investigación si están seguros de que al final de ese camino que recorramos, el resultado a que lleguemos favorecerá a su amigo, favorecerá a su candidato , y que hará luz a los hombres que militamos en estas filas del callismo, y tal vez podremos rectificar nuestro criterio respecto al presidente de la República. ¿Por qué no? Hasta ahora yo le he considerado revolucionario. Yo creo que es un hombre que ha representado dignamente a la nación; yo creo que dentro del credo obrerista ha hecho todo lo que humanamente le es posible hacer a un funcionario; pero si llego, en virtud de esa investigación a convencerme de que el presidente, abusando de su posición ha faltado a sus deberes de amigo, ha fallado a sus deberes de caballero, y ha faltado a sus deberes de funcionario, en ese caso yo seré el primero en rectificar mi criterio, y yo lo que pido a esta Asamblea, esencialmente a los amigos del señor De la Huerta, es que den facilidades para llegar a esa investigación; es que

sean ellos los que conduzcan de la mano por lo que para mí es un vericueto todavía. Yo no deseo rectificar el trabajo Lamont, absolutamente, de ninguna manera, bajo ningún concepto; pero sí deseo, señores diputados, saber si los sacrificios que ahora tenga que hacer el país para hacer frente a esa deuda, fueron conocidos por el presidente de la República; yo deseo saberlo, yo tengo el derecho de saberlo.... (Murmullos.) Tal parece que lo que se trata es de evitar que se inicie una investigación.... (Voces: ¡No! ¡No!) Entonces ya que pensáis como yo, ya que todos estamos de acuerdo a ese respecto ¿por dónde comenzar la investigación? ¿No es interpelando al que ha comenzado a poner la alarma por medio de un informe, a sembrar la desconfianza entre unos y otros, y desorientarnos? Queremos saber el grado de justicia, de ecuanimidad, de conciencia que ha movido a este hombre, a este funcionario público a rendir ese informe para después arrojar la responsabilidad que se derive de los sacrificios que tenga que soportar el pueblo trabajador y todo el pueblo, toda la nación, arrojar esa responsabilidad sobre el verdadero culpable; si es Adolfo de la Huerta, sobre Adolfo de la Huerta; si es el presidente de la República, sobre el presidente de la República.

El C. Guzmán Martín Luis: ¿Me permite una interpelación cortísima?

El C. Morones: Lo que usted quiera.

El C. Guzmán Martín Luis: Tan sólo para no emplear el tiempo más allá de lo debido. (Campanilla.) Con permiso de la Presidencia. Quiero que si señoría, y ahora le voy a invertir el juego, usted que conoce muy de cerca al señor presidente de la República, que ha estado muy cerca de él, me conteste, para ilustrar a la Asamblea, sobre el juego psicológico de política que hay en todo esto: si cree su señoría que en el caso de que el ciudadano Adolfo de la Huerta al renunciar a la Secretaría de Hacienda hubiera aceptado un cargo de ministro plenipotenciario en Europa a de agente financiero en los Estados Unidos y se hubiera marchado olvidando esta política que a nosotros nos corroe, ¿cree su señoría que el informe del señor ingeniero Pani hubiera sido publicado, en ese caso, por el presidente de la República con los corolarios que hemos leído, a riesgo de destruir, como se ha destruído, el crédito interior y el crédito exterior de este país?

El C. Morones: Yo creo que sí. Yo creo que el ciudadano Obregón en cualquier momento, en cualesquiera que fueran las situaciones en que se hubiera colocado uno de sus colaboradores, si por determinadas circunstancias creía de su deber hablar, con entera claridad lo haría a la nación, lo haría aun tratándose, como en este caso, de un amigo tan querido como el señor De la Huerta.

El C. Prieto Laurens: ¡No lo había hecho!

El C. Morones: Yo creo que sí, tengo derecho de creerlo.

El C. Castillo Tapia: ¿Me permite una interpelación?

El C. Morones: La que usted quiera.

El C. Castillo Tapia: He visto que a su señoría una de las cosas que la ha enfadado, la ha espantado....

El C. Morones: No me he enfadado ni me espanta nada. (Risas.)

El C. Castillo Tapia: Digo, le ha espantado dentro de su espíritu rectilíneo, dentro de su conducta diáfana, dentro de su espíritu franciscano..... (Risas.)

El C. Morones: Alarmado.

El C. Castillo Tapia: Le ha alarmado a su señoría que algunos diputados hayan sido adelantados en sus dietas, y cree eso como un acto.... (Murmullos.) ¿Cree su señoría que sea indecoroso que un representante haya pedido dietas adelantadas?

El C. Morones: Según para el objeto a que las haya destinado. (Risas.)

El C. Castillo Tapia: ¡Hombre! Se necesitaría poner un detective tras de cada diputado, y eso sería muy difícil. En general, ¿cree su señoría?.... (Voces: ¡No lo dijo!) ¡Sí, señor!

Sí se espanta de que el señor De la Huerta durante su administración en Hacienda haya adelantado a algunos diputados sus dietas, y a algunos, como yo, que estoy adelantado probablemente hasta el otro período. (Risas.) Es claro, y voy a decir a su señoría esto sin descaros absolutamente: probablemente su señoría porque desarrollaba un coeficiente de trabajo mayor, obtenía dentro de ese coeficiente una cantidad mayor también para sus necesidades. Y claro está, algunos de los diputados, entre ellos yo, pues tenemos necesidades y pedimos muchos adelantos, muchísimos, y todos el señor De la Huerta se los dio, a todos, sin mirar qué clase de diputados eran, absolutamente a todo el mundo trató igual. De manera es que, de adelantado, ya le presento yo muy limpio el camino al respetable compañero Morones sobre esta investigación. ¡Si es cierto que recibió el que habla sus dietas para actos muy morales, excesivamente morales! Una que otra copa, pero eso no tiene importancia. (Risas.)

El C. Morones: No ha sido mi ánimo, compañero Castillo Tapia, el manifestar mi alarma por que se hayan adelantado a uno o a varios diputados sus dietas. Yo no me considero con derecho, con autorización, para determinar las exigencias que tenga cada uno. Yo me refería a esto incidentalmente, porque alguno de los diputados, me parece que el señor Guzmán, hizo hincapié en que algunos diputados habían percibido ya sus emolumentos hasta fines de agosto, y nada más. Tiene derecho su señoría para pedir todos los adelantos que guste.

El C. Espinosa Luis: Señor presidente:

Pido la lectura de ese documento relacionado con el debate y donde nos dará una magnífica lección, porque mientras nosotros nos destruimos arrojándole la responsabilidad a De la Huerta, a Calles, a Obregón, ya el enemigo, probablemente reaccionario, acusa al presidente de la república y a este Gobierno del que formamos parte, de algo más grave que yo quiero que conozca vuestra soberanía. (Aplausos.) Tengo el derecho, apoyado en un artículo reglamentario que me autoriza a interrumpir al orador.

El C. Morones: ¿Me permite que termine? Voy a terminar.

El C. Espinosa: Lo siento, compañero.

- El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"La patria destrozada por Hughes y Obregón.

"Por fin, se ha roto el candado que mantenía herméticamente cerradas las puertas del "Caso México" y se abre paso la verdad, sobre los criminales arreglos secretos pactados entre Obregón y la Casa Blanca.

"Los labios de Mr. Hughes, que ha coyoteado con los derechos que le declinaran Inglaterra, Francia y otras naciones del Viejo Mundo; que ha hecho a gato y a ratón en sus prédicas doctrinarias y ha abusado de la inconsciencia e inmoralidad de nuestro Gobierno, hasta el grado de exigir el sacrificio de la soberanía nacional, se han abierto para decir a los cuatro vientos: "el precio del reconocimiento es la supresión de la Constitución de 1917 y la protección "ad infinitum" exclusivamente para las vidas e intereses de los americanos." ¡Como si los hijos de México y las distintas colonias de otros países fueran un conglomerado de ilotas."

(Voces: ¡Ya no! ¡Ya no! ¡Ya no! ¡Que no se siga leyendo!) Por orden de la Presidencia se consulta a la Asamblea si se continúa dando lectura al documento o se suspende. (Voces: ¡No! ¡No!)

El C. Espinosa Luis: Señor presidente, para una aclaración. Desde luego hago presente mi energía protesta, se está violando el Reglamento, que para nosotros es una ley, y cuando vuestra señoría está apoyando por una ley, no se necesita que se consulte a la Asamblea; si no existiera un artículo tendría razón de sujetar a la consideración de la Asamblea, pero existe una ley por lo tanto yo ruego a su señoría que, cumpliendo con la ley, la Secretaría dé lectura hasta lo último y con voz fuerte a ese documento.

El C. presidente: Siendo soberana la Asamblea, compañero Espinosa, y habiendo manifestado su opinión, esta Presidencia no puede contrariarla. Puede seguir en el uso de la palabra el ciudadano Morones.

El C. Morones: A pesar de las interrupciones, necesarias o innecesarias, pero que de todas maneras distraen la atención de la propia Asamblea, yo me permito someter a la consideración de ustedes la proposición de que, si verdaderamente se toma en cuenta el espíritu sincero que anima no solamente al que tiene el honor de dirigirse a ustedes, sino a elementos revolucionarios que creo que los haya en todos los bandos, en todos los partidos, debemos comenzar por interpelar la ciudadano secretario de Hacienda para tratar de dilucidar las responsabilidades que han servido de base para formar criterio. (Voces: ¡Sí! ¡Sí! ¡No! ¡No!) Yo creo que solamente por este camino podremos formarnos una opinión precisa del sitio que debemos ocupar para el futuro; es tiempo, no por las mezquindades contenidas en el papel que se comenzó a leer, no por las manifestaciones de impotencia hasta cierto punto alentadas por la actitud que han mantenido los grupos contendientes, sino por el provenir que se señala a los mismos elementos reaccionarios, que cuentan con nuestros impulsivimos para acabar con todo lo que en México puede significar adelanto, revolucionario, etcétera, etcétera.

Por todas estas consideraciones yo os invito a hacer un esfuerzo supremo, a acallar las pasiones, las pasiones que se expanden en un momento dado de parte de todas y cada uno de nosotros; os invito a que con ese criterio sereno apoyéis mi proposición de interpelar al ciudadano secretario de Hacienda y que el interrogatorio que se someta a su consideración, el debate que se verifique con este motivo se distinga por la ecuanimidad, por el decoro, por la penetración, por el buen deseo que debe alentar a cada uno de los ciudadanos representantes a efecto de que una nueva era se inicie dentro de esta Cámara. Habrá tiempo para destrozarnos si no somos capaces de comprender nuestros deberes; habrá tiempo para ir a la contienda armada si hemos de declarar, aunque sea perentoriamente, derrotada a la razón; habría tiempo de que la acometividad se manifieste; pero hagamos un supremo esfuerzo todos, absolutamente todos, por colocar en esta tribuna, en este sitio, el perdón de la revolución, sin distingos de partido, sino simple y sencillamente el perdón de la revolución. (Aplausos.)

El C. Arce: Pido la palabra para hacer una interpelación al orador.

El C. Prieto Laurens: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Arce.

El C. Arce: Ciudadanos diputados:

Voy a hacer una interpelación al orador. El ciudadano Morones ha indicado la conveniencia de Indadano Morones ha indicado la conveniencia de investigar si el ciudadano presidente de la República tuvo conocimientos de la situación, de la posibilidad, de la fuerza de la nación para cumplir el pacto, el convenio Lamont - De la Huerta. Y aunque esto parece un verdadero contrasentido, porque podemos asegurar, y si no debemos creer que la República Nacional en un plazo verdaderamente perentorio pudo conocer todos los pormenores de este asunto y penetrarse claramente de que la nación sí podía, y no solamente podía, sino que debía acometer la empresa de cumplir aquel convenio, es absolutamente inaudito, es absolutamente torpe pensar que el ciudadano presidente de la República, que marginó punto por punto y acto por acto todos los asuntos relacionados con este convenio, no hubiese tenido el conocimiento exacto de la magnitud del problema y de la posibilidad de la nación. ¿Acaso si hoy se dice que Obregón está debilitado del cerebro los estuvo en aquella ocasión? ¿Acaso no era obligación del ciudadano presidente de la República conocer cuál era la posibilidad de la nación para acometer una empresa de esta índole? Evidentemente. Y aquí va mi interpelación al ciudadano Morones. ¿Qué el ciudadano diputado Morones no cree que era obligación y era deber del ciudadano presidente de la República, antes de someter a la consideración del Congreso de la Unión, antes de sancionar él mismo el convenio Lamont - De la Huerta, no cree que era obligación y deber de él conocer la aptitud y posibilidad de la nación para cumplirlo?

El C. Morones: Con todo gusto me permito manifestar a la Asamblea contestando la interpelación del ciudadano Arce, que porque deseo precisamente, porque deseo precisamente comprobar si había un acontecimiento perfecto de esa posibilidad tantas veces enunciada, es por lo que, para fijar la responsabilidad, ya lo he manifestado, del presidente

de la República o de quien sea, estimo que es enteramente necesario abrir la investigación a que me he permitido referirme al presentar este caso a la Asamblea.

El C. Arce: En relación con la interpelación, debo manifestar que la investigación debe encaminarse y dirigirse directamente al presidente de la República. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí! Aplausos.) Y como desgraciadamente las disposiciones constitucionales escudan y protegen a la persona del presidente de la República y hacen recaer las responsabilidades sobre sus ministros como un verdadero contrasentido del régimen presidencial, yo pido que la Representación Nacional en masa se presente ante el presidente de la República y le pida estrecha cuenta de todos los asuntos.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano José de la Luz Mena Alcocer.

- EL C. Mena Alcocer: El ciudadano diputado Isaac Olivé hizo dos acusaciones contra el Gobierno de Yucatán, y con el objeto... (Murmullos. Siseos.) y desde la curul lo interpelé con el objeto de pedirle autorización para hacerle una interpelación y en virtud de haberse negado, me he inscrito con el objeto de suplicarle al ciudadano diputado Olivé se sirva decirme si está perfectamente documentado al hacer aquellas imputaciones. Dígame el ciudadano Olivé si sostiene que el gobernador actual de Yucatán no pueda permanecer sin la presencia de las fuerzas federales en el Estado.

El C. Olivé: Pido la palabra, señor presidente, para contestar. Me está interpelando y debo contestar. Mi contestación, se la voy a dar, permitiéndome antes interpelarlo en la forma siguiente: (Risas.) ¿No ofrecen ustedes, compañero, en Yucatán, dar absoluta libertad para que se haga una investigación completa e imparcial de todos los crímenes que se han cometido?

El C. Mena Alcocer: ¡Sí existe libertad completa, compañero! Sí tienen ustedes libertad; puede gozar y siempre han gozado de toda clase de libertades.

El C. Olivé: No, compañero. Y es que nosotros estamos en condiciones de mandar a Yucatán a investigar todos los crímenes. Por lo pronto le digo a usted: ¿quienes son los responsables del asesinato del senador Florencio Ávila Castillo? ¿Por qué lo asesinaron?

El C. Mena Alcocer: El ciudadano Florencio Ávila Castillo era secretario particular de la confianza íntima del compañero Felipe Carrillo Puerto. Era un socialista de verdad, era un socialista querido por todos los socialistas de Yucatán. Hasta hoy se ha estado investigando esto. Todos los enemigos recalcitrantes del compañero Florencio Ávila Castillo, eran los reaccionarios, los latifundistas, los enemigos del pueblo; por eso es que el Partido Socialista sigue llorando....

El C. Guzmán Martín Luis: Lágrimas de cocodrilo.

El C. Mena Alcocer: ...y sigue sosteniendo la memoria del compañero Florencio Ávila Castillo.

Ahora quiero que me conteste el ciudadano Olivé, ¿Usted ha estado en Yucatán? (Voces: ¡Contesta después!) ¿Usted ha estado en Yucatán? Me permito interpelarlo.

El C. Olivé: Yo no necesito estar en Yucatán para saber el estado en que se encuentra.

El C. Mena Alcocer: Usted no ha estado en Yucatán y lo declara de una manera categórica.

Ahora me voy ha permitir interpelar a algunos compañeros que han estado en Yucatán, como, por ejemplo, si estuviera aquí el compañero Joachín, o el compañero Barragán, que han estado en Yucatán, y han presenciado y han visto la organización del Partido Socialista del Sureste. Quiero diga el compañero Barragán si el pueblo de Yucatán no llevó al actual gobernador allí, y si no puede permanecer ese Gobierno sin el auxilio de las fuerzas federales. (Voces: ¡No está a discusión eso!)

El C. Barragán: Pido la palabra para contestar. Contestando a la interpelación del compañero Mena Alcocer, me satisface decir a la Asamblea que es verdad, que es verdad que la organización del Partido Socialista del Sureste es absoluta, y que, en mi concepto, es la única por el control que sobre ella ejerce el líder Felipe Carrillo Puerto; se entiende que Carrillo sabrá sostenerse sin las fuerzas federales. (Aplausos.)

El C. Mena Alcocer: Ya oyó que ha estado en Yucatán. No es el único compañero Aguilera, el compañero Garza. El compañero Aguilera tenga la bondad de decir si el actual gobernante de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, no puede sostenerse sin la presencia de las fuerzas federales en Yucatán.

El C. Aguilera: Efectivamente he estado en Yucatán y puedo afirmar que el Partido Socialista del sureste es el más fuertemente organizado de la República y que sostendrá al Gobierno actual a pesar de las bayonetas que se armen en su contra.

El C. Mena Alcocer: Está demostrado, una vez más, compañeros que solamente vienen a hacer aquí labor de falsía, labor de calumnia y labor de intriga para poder deshacer las verdaderas organizaciones de la República; porque ustedes vieron respaldos únicamente por una iniciativa global... (Murmullos.) presentada aquí; no vinieron ustedes respaldados por el pueblo, sino por elementos políticos, entraron por las gateras de la Cámara. (Aplausos.) El partido de ustedes, el Partido Cooperatista es el que ha pretendido hacer una imposición en los Estados, ejercer una intromisión en los Estados y en el Estado de usted, cuando salió de aquí la comisión, que nosotros nos opusimos para que fuera ha hacer las investigaciones y nosotros hicimos constar que era una intromisión ilegal de la Cámara en los asuntos que competen al Estado de Tabasco, y ahora viene usted aquí a hablar en contra del gobernador de Yucatán, elevado por el pueblo, como a usted le consta, puesto que fue la comisión de la Cámara a hacer las averiguaciones respectivas y es el mismo gobernante que protegió, por decirlo así... (Murmullos.)

El C. Olivé Isaac: ¡Está faltando a sus deberes imponiendo a Calles!

El C. Mena Alcocer: Ya han visto ustedes, la imposición de Calles viene del pueblo, es un movimiento popular...(Aplausos. Silbidos. Campanilla.) Y como ustedes no pueden con el pueblo, porque ustedes no podrían continuar mangoneando como lo han venido haciendo en la misma Secretaría

de Hacienda, recibiendo un sobre sueldo más, como eso ya no puede existir en el Gobierno de Calles, que ser un Gobierno revolucionario, por eso es que ustedes no pueden ver la candidatura de Calles...(Voces: ¡Nombres!)

El mismo Prieto Laurens, que viene a gritar en estos momentos, consta allí en el órgano de la Cámara lo que ha venido a decir en favor de Felipe Carrillo y del Partido Socialista del Sureste, y ahora que se encuentra completamente derrotado en San Luis Potosí...(Voces: ¡Huy! ¡Huy! Gritos. Campanilla.)

El C. Altamirano Adolfo: ¡Qué bruto eres!

El C. Dávalos Aragón: ¡Mientes! ¡Es una falsedad!

El C Mena Alcocer: ¡No miento!

El C. Dávalos Aragón: Sí, señor. Pruebas.

El C. Mena Alcocer: El señor Prieto Laurens estuvo pidiendo la intromisión de las fuerzas federales para ir en contra de la libertad del pueblo.

El C. Dávalos Aragón: ¡Miente usted!

El C. Altamirano Adolfo: ¡Miente usted!

El C. Mena Alcocer: Allí están los periodistas que lo digan, y se pueden presentar aquí. Es una verdad que ha pedido el apoyo de las fuerzas federales.

El C. Prieto Laurens: ¡Miente usted! (Gritos. Desorden. Campanilla.)

- EL C. Mena Alcocer: ¿No ha pedido usted el apoyo de las fuerzas ferales para imponerse allá?

El C. Prieto Laurens: ¡No es verdad! ¿Sabe usted lo que hice? ¿Me permite una interpelación? El primer acto mío fue retirar las fuerzas federales del Palacio de Gobierno. No las necesito. (Aplausos nutridos. Gritos. Desorden. Campanilla.)

El C. Mena Alcocer: Si a usted de nada le sirvieron las fuerzas federales, ¿Por qué estuvo usted clamando la intromisión del Ejército para poder detener el avance del pueblo que lo iba a sacar de San Luis Potosí, y que si no lo sacó fue por haberse salido de allí? (Voces: ¡Huy! ¡Huy! Gritos. Desorden. Campanilla.) Ya han visto ustedes cómo están en el mismo caso el señor Prieto y el señor Olivé. (Voces: ¡Mientes! Desorden. Campanilla.) Todos son una partida de farsantes, los que vienen a clamar aquí contra la candidatura Calles...

El C. Prieto Laurens: ¡El único farsante es usted!

El C. Mena Alcocer: Pero yo sólo he venido ha demostrar que en el caso de Yucatán hay hombres que pretenden venir a manchar la organización tal vez mejor de la República, ya que pretenden venir aquí a decir únicamente falsedades. Por eso es que, como lo ha demostrado al señor Olivé y al señor Laurens, que ha pedido la intromisión de las fuerzas federales. en Yucatán no se necesitan absolutamente. Sepan ustedes, señores diputados, que antes de que Felipe Carrillo llegara al Gobierno del Estado, el Gobierno del centro mandó que las fuerzas se reconcentraran en la ciudad de Mérida, y todos los latifundistas, todos los reaccionarios, y el Clero, que han sido siempre aliados y puros plutócratas, entre los cuales se encuentra la antigua mayoría cooperatista, hoy minoría, (gritos: ¡Huy! ¡Huy! Desorden. Campanilla.) empezaron a pedir que no se retiraran, que no se reconcentraran las fuerzas, que porque el Partido Socialista contaba con sesenta mil hombres entonces, y hoy cuenta con más de noventa mil. Desde entonces ha sido fuerte el Partido Socialista y ha continuado siempre fuerte y hoy es la organización mejor que sostiene a Plutarco Elías Calles para la Presidencia de la República. Esto les demostrar que no es un candidato de imposición es el que ustedes pretenden imponer. (Siseos. Aplausos. Murmullos. Campanilla.) y como no cuentan con el apoyo del Gobierno federal, con el apoyo de las bayonetas para imponer ese candidato, de allí viene que hoy el señor Prieto Laurens venga a injuriar al presidente de la República, llamándolo en la forma en que lo han llamado, porque le ha hecho justicia en el caso de San Luis y está haciendo justicia en el caso presidencial. De manera que, compañeros, una vez más digo que vienen aquí a hablar personas como Olivé, que desconocen , la organización de Yucatán, que no saben como está formada, y así vienen a clamar aquí contra los verdaderos hombres que han luchado por la Revolución, que están trabajando por el proletariado; pero péseles a ustedes, el Clero y ustedes no volverán a gobernar, como ha gobernado desde el tiempo de Maximiliano. (Aplausos. Siseos. Campanilla.)

El C. Prieto Laurens: Las palabras un tanto serenas, las palabras que ha pronunciado aquí el ciudadano Morones, llevaron un momento la reflexión a los espíritus de todo los bandos, de los ciudadanos representantes, que en ese momento escucharon la voz tranquila del ciudadano Morones, que solamente por un momento se salió del carril que se había marcado, amenazando con vernos las espaldas. Vengo a justificar también la inquietud mía de aquel momento, lo interrumpí y falte a el respeto a la Asamblea, quizá; lo interrumpí, porque, señores representantes, si él venía con el propósito se serenar la contienda, si él deseaba que las ideas imperaran, y lo deseo yo también, y lo desean todos los que sinceramente venimos aquí a defender principios y programas que sentimos también, deseamos que imperen las ideas a esos sermones que nos han venido a espetar aquí algunos compañeros. No vale la pena discutir si Carrillo Puerto ha asesinado o no ha asesinado, y no vale la pena saber si carrillo Puerto podría sostenerse con o sin fuerzas federales. Es más importante llegar a el fondo de este debate político, esencialmente político, que han provocado los señores que ayer fueron amigos de Adolfo de la Huerta, que recibieron gran favor de él; ninguno de nosotros, casi se puede decir, sino por mera excepción algún compañero del grupo de la huertista, recibió favores del señor De la Huerta como los recibieron los que hoy están colocados en el bando contrario. Es público y notorio que el señor De la Huerta hizo la grandeza del Partido Laborista; es público y notorio que a él se debe el que ellos hayan entrado a Gobierno; que a él se debe que desarrollaran un programa obrerista, sincero, radical; es público y notorio que durante

la administración de don Adolfo de la Huerta los ferrocarrileros llegaron a tener una preponderancia y fuerza tal, que el Gobierno se consideró obligado a subvencionar la convención general de los ferrocarrileros, la convención a que convocaron las sociedades ferrocarrileras de la República, y de allí que esa reunión magna de verdaderos trabajadores, de luchadores, de patriotas que han sabido sacrificar sus vidas muchos de ellos en las luchas armadas, que han sido un factor importantisímo en las guerras intestinas de México y que siempre han estado de parte del débil, que siempre han estado de con el pueblo, que siempre han estado con los caudillos, que este mismo pueblo ha levantado aquellos hombres, los ferrocarrileros de entonces llegaron a tener un auge tal, que alarmaron grandemente a los obreristas de hoy, que los obreristas de hoy trataron de romper esa organización y entonces vinieron los esquiroles y entonces vinieron los rompe - huelgas y entonces vinieron los pseudo obreros, los pseudo laboristas a pretender desorganizar a esa gran Confederación Ferrocarrilera. Y estos son hechos serenamente consignados aquí para qué la Cámara vaya anotando, glosando los hechos revolucionarios, verdaderamente revolucionarios, eminentemente revolucionarios de Adolfo de la Huerta, y los hechos de falso revolucionarismo, de traición a la revolución, que realizaron muchos individuos fomentando la desorganización de una respetabilísima agrupación de obreros.

Esto lo apuntó así, al azar; ligeramente he pescado, por decirlo así esta idea para que lo apuntéis vosotros, para que vayaís glosando, repito, los hechos que pueden determinar muy pronto el análisis, el resumen que vamos a sacar de quiénes son los verdaderos revolucionarios, los verdaderos obreristas, y de quién es el culpable o los culpables de la ruptura de este triángulo que todos creíamos irrompible, y que para el compañero Morones, como para mí y creo que para todos vosotros, es la base de la Revolución, la defensa que tenía la revolución, y algo más: la patria misma tenía puestas todas sus esperanzas en ese triángulo irrompible. Y no ha sido, por cierto, Adolfo de la Huerta el que lo ha roto; no ha sido por cierto, Adolfo de la Huerta el que ha lanzado los ditirambos, el que ha lanzado las invectivas, el que ha lanzado los cargos calumniosos; y por eso no creo haber faltado a la verdad ni haber traicionado a la respetable agrupación que representamos aquí los miembros de la todavía mayoría cooperatista, cuando he venido a decir que consideramos - al menos considero yo en lo personal - grandemente culpable de los actuales acontecimientos al ciudadano presidente de la república, general Obregón, cuyos actos como funcionario público tenemos derecho a discutir; y nadie debe escandalizarse de lo que venimos a hablar claro, con valor civil, de la personalidad de Alvaro Obregón. (Aplausos.) No me mueve el despecho más mínimo por lo que pudiera haber en mí de pasión en contra del Ejecutivo que ha desconocido mis derechos y los de mis conciudadanos en San Luis Potosí; me mueve en estos momentos solamente, exclusivamente, el deseo de aportar luz a esta deliberación trascendental, que en verdad debemos sostener con toda serenidad, con toda calma. El ciudadano Morones desea que se abra una investigación amplia, minuciosa, de todo lo que pueda rodear la personalidad de don Adolfo de la Huerta, no solamente del informe de pani que se ha publicado, de ese precipitado informe que no se sabe de donde obtuvo el ciudadano Pani los datos tan violentamente para poder consignarlos allí con tanta facilidad. A mí me asombra y creo que a todos os ha asombrado que antes el Ejecutivo no conociera estos mismos datos. Ya lo dijo Martín Luis Guzmán: según la organización actual del Ejecutivo, en todas sus dependencias, hay una esencialmente responsable, la Contraloría, que debía estar al tanto, exactamente, al centavo, por decirlo así, de todos los movimientos de la secretaría de Hacienda. Pero ya no es solamente el informe de Pani lo que ha preocupado a algunos representantes, es algo más grave y trascendental: es el tratado de Lamont - De la Huerta, algo ya indiscutible para nosotros porque tiene la sanción del Congreso de la Unión, porque tiene la sanción previa de los consejos de ministros en donde la voz de Plutarco Elías Calles llevó el pro en el tratado Lamont - De la Huerta, lo sabéis. En los consejos de ministros el ciudadano Plutarco Elías Calles, que entonces era secretario de gobernación, el jefe del gabinete, llevó la voz del pro de ese convenio Lamont - De la Huerta. En consecuencia, no nos hagamos ahora los inocentes, los ignorantes, los que desconocemos ciertos detalles, ciertas pequeñeces, algo que quizá el presidente de la República también ignoraba que era posible o que es posible admitir, que el presidente de la República firmó aquello después de las deliberaciones del Consejo de Ministros, y después de que, como lo ha dicho el compañero Arce, punto por punto ha marginado el ciudadano presidente de la República todos los actos del exsecretario de Hacienda, don Adolfo de la Huerta, y por instrucciones de él, instrucciones telegráficas algunas veces, instrucciones verbales otras, instrucciones escritas las más, don Adolfo de la Huerta procedió a llevar a cabo ese tratado, ese convenio. Se desliza aquí una maniobra política francamente antipatriótica, así la señalo, tengo derecho a señalarla con ese nombre, con esta designación: es antipatriótica la maniobra política de poner en duda de la honorabilidad del ciudadano De la Huerta como secretario de Hacienda, y de poner en duda la posibilidad de que la nación no pueda cumplir ese tratado; y si acaso la nación se ve en dificultades para cumplirlo, nadie tiene la culpa más que aquél o aquellos que han hecho que el país pierda el crédito, aunque por un momento ese crédito pudiera estar perfectamente asegurado.(Aplausos.) La nación lo sabe, y en el extranjero es más sabido aún, que la confianza en Adolfo de la Huerta es y seguir siendo ilimitada, absolutamente ilimitada; y el simple hecho de la separación del ciudadano Adolfo de la Huerta del Gabinete presidencial, empezó a perjudicar el crédito nacional; el simple hecho de la separación, a pesar de que el Ejecutivo consignó en documento memorable todas las felicitaciones, toda la sanción, todo el aplauso para la obra de Adolfo de la Huerta, es contradictorio, es inconcebible, es absurdo que después del mismo Ejecutivo, llamándose a sorprendido, llamándose a traicionado, alegando infantilmente que abusó de la confianza, de su confianza el ciudadano

exsecretario de Hacienda, publique, haga publicar y comente tontamente el informe del ciudadano De la Huerta, que presenta la bancarrota nacional, que nosotros sabemos, señores diputados, vosotros los callistas lo podéis decir. Y vosotros todos... (Gritos en las galerías. Voces: ¡Sáquenlo!) No os molestéis si hay algún esbirro en las tribunas. (Aplausos.) Todos vosotros, y en primera fila los callistas, podéis demostrar a la nación entera que decena por decena se pagaba religiosamente a los empleados, no obstante el gran número de empleados supernumerarios, del que se espanta el secretario de Hacienda de estos días. El señor Pani se sorprende del gran número de empleados y de canonjías que había en todas las secretarías de Estado y de los embutes del secretario de Guerra y de todas las cosas que ... yo no sé . ¡Esos embutes, señores! Todavía no se conocen las cantidades de dinero que se juegan en el Casino Sonora - Sinaloa por connotados callistas. (Aplausos nutridos.) Y ya lo dijo el compañero Martín Luis Guzmán: las grandes cantidades, las fabulosas sumas de dinero que se gastan en regias mansiones para que vivan los ministros laboristas, para que vivan los ministros agraristas, los amigos del proletariado.(Risas. Aplausos.) Señores diputados, ochocientos mil pesos por una casa para que viva el secretario de Gobernación cuando está en bancarrota el país, pues no es nada. Con ochocientos mil pesos apenas se compra una pobre casa que se llama el Rancho de La Hormiga, (Risas.) y así sucesivamente. (Una voz: ¡Ya no vive allí.) Ya no vive allí; pero ahora vive su "botones" Gilberto Valenzuela. También vive el callista, el líder vuestro, Gilberto Valenzuela, el que renunció la Subsecretaría de Gobernación, según lo consignó en un documento también memorable que se ha publicado en la prensa libre de México, Gilberto Valenzuela que renunció por pudor, porqué según él mismo afirma en su renuncia, le parecía indebido continuar en el Gabinete, al lado del Ejecutivo, porque no se sospechara que él, como amigo leal, íntimo e incondicional de Plutarco Elías Calles, iba a aprovechar la influencia oficial para favorecer la candidatura de Calles. Gilberto Valenzuela ahora, después de la renuncia, cuando el general Calles imitó a Adolfo de la Huerta saliéndose de una casa de Gobierno, Gilberto Valenzuela aceptó -creo que ya es un hecho, la prensa de estos días lo ha dicho- una cartera ministerial para corresponder así a la confianza del Ejecutivo y al pudor de que hace gala en su renuncia el subsecretario.

Pues bien, señores representantes; perdonad la digresión de este momento, el ciudadano Pani, que consigna en su informe un exceso personal, el ciudadano Pani lo sabe porque era secretario de Estado también, se cubrían las decenas religiosamente mientras el señor De la Huerta fue secretario de Hacienda, y además de que se cubrían las decenas, ¡Y con puntualidad!, además de eso, el ciudadano secretario de Hacienda, don Adolfo de la Huerta, pudo perfectamente cumplir con las obligaciones que adquirió la nación y depositó lo que ya todos saben: depositó veintiún millones de pesos en Nueva York, y cuatro millones en el Banco Nacional de México, para empezar a cumplir el compromiso sagrado de la nación, adquirido mediante el tratado De la Huerta- Lamont. Y de eso no hace mención el informe de Pani. ¿No es doloroso, no es bastante para vosotros, los que queréis investigar, los que queréis conocer la verdad, los que queréis saber quién ha roto ese triángulo irrompible antes; no es bastante esto para tener un punto de luz clarísima en esta cuestión, para saber que ha sido otra persona y no Adolfo de la Huerta el que ha querido romper ese triángulo? ¿Por qué ocultar lo de los veinticinco millones ya depositados y por qué ocultar también que con la contribución de los bimestres que faltan, lo relativo a producción -no sé cuál es el renglón-, (Una voz: ¡Exportación!) con lo de exportación que falta es suficiente para cubrir los millones que faltan, a fin de completar los treinta millones que se van a pagar? ¿Por qué el ministro de Hacienda, el exsecretario de Relaciones, el que mandó al encargado de negocios, Téllez, desde Washington a Nueva York para desbaratar los arreglos de don Adolfo de la Huerta, porque esta es la verdad, y el compañero Guzmán lo ignoraba quizá; el señor De la Huerta me ha autorizado para decirlo, me ha dicho que el encargado de negocios en Washington recibió instrucciones de Pani para que se presentara en Nueva York a pretender que los tratados Lamont - De la Huerta no se llevaran a cabo con la intransigencia del purísimo don Adolfo de la Huerta, sino que se llevaran a cabo con un criterio que ahora sí, señores representantes, el compañero Romeo Ortega podría calificar de flexible, de elástico, de gelatinoso. El criterio gelatinoso de Alberto Pani le permitía enviar instrucciones al encargado de negocios, al representante diplomático, a pesar de que estaban rotas las relaciones, pero era reconocido como representante oficial en los centros diplomáticos oficiales de Washigton, para que, siguiendo este criterio gelatinoso, se presentara ante los banqueros y les dijera que don Adolfo de la Huerta era un hombre díscolo - éstas son las palabras de Téllez, consigna de Pani-; que el señor De la Huerta, además de díscolo, era intransigente, era espero, quería sacarlo todo, quería ganarlo todo y que él, Pani, autorizaba al encargado de negocios, Téllez, para tratar con más liberalidad a los banqueros. Este es el patriotismo del secretario de Relaciones de ayer y el secretario de Hacienda de hoy; la nación tiene que conocer todo esto. Don Adolfo de la Huerta en persona va a publicar declaraciones terminantes y categóricas y va a abrir un horizonte muy grande para que vosotros, los callistas de buena fe, podáis rectificar honradamente vuestro camino y podáis tener una opinión mucho más completa de quién es el actual presidente de la República, y que yo atribuyo su actitud a enfermedad y no a otra cosa, y quién es el candidato que está con nosotros. El señor De la Huerta va a revelar algo trascendental que se relaciona con la Secretaría de Relaciones Exteriores, que podréis saber muy pronto, y se refiere a las pláticas de Warren y Payne, que fueron suspendidas en memorable ocasión, que habían fracasado, y que Don Adolfo de la Huerta logró que se reanudaran, que Adolfo de la Huerta fue el salvador de México ! (Aplausos nutridos.) Por eso, señores representantes, no me corre prisa, ni a

vosotros tampoco os debe correr prisa, ni menos a la nación, el saber tantas cosas como se van a saber, el poder aclarar muchos puntos hasta ahora dudosos y poder saber algo acerca de ese anónimo o lo que sea, que quiso que se leyera el compañero Espinosa. Hay algo, hay algo podrido en Dinamarca, algo que va a conocer toda la nación, y de lo que os váis a escandalizar, seguramente, los que tengáis la conciencia tranquila, los que creéis que debéis ser partidarios acérrimos de Calles por suponer que en él genuinamente está representada la revolución, porque creéis que encarna las aspiraciones populares, porque creéis que está con los humildes, con los de abajo, porque le importa muy poco el extranjero, a pesar de que en su manifiesto de autopostulación en Soledad de la Mota dijo, si mal no recuerdo, que él apoyaba, como apoyó en el Gabinete presidencial, en el consejo de ministros, incondicionalmente, todo lo que se hubiera hecho con motivo de los arreglos del tratado Lamont - De la Huerta, que estaba perfectamente identificado con la forma en que se habían resuelto las relaciones de México con los Estados Unidos y los demás países. Pues bien; muy pronto la nación va a conocer esto, que es más grave que la llamada bancarrota nacional; esto sí lo van a saber los diputados y la nación entera, y por eso repito que no me corre prisa en comunicarlo. El propio señor de la Huerta va a abrir un amplísimo horizonte para que allí podáis investigar todo lo que podáis creer que es investigable. La investigación que se puede hacer del exsecretario de Hacienda, del a cual secretario de Hacienda y del presidente de la República es tan amplia, tan vasta, que esta investigación será suficiente para quitar todo el tiempo a la Representación Nacional, para poder dedicar un solo instante a otros asuntos a que está dedicada nuestra atención. Y la investigación relativa al informe de Pani la podemos llevar en este momento; aquí no se necesita de que venga Pani a informar para desmenuzar ese informe y presentarlo a la nación tal como es. El informe de Pani carece de fundamento; en unos cuantos minutos fue destruído por el señor De la Huerta, demostrando que había cumplido la nación con sus compromisos, depositando veinticinco millones de pesos; que la nación estaba capacitada para seguir cubriendo sus compromisos sin sacrificios ni molestias, pues a todo mundo le consta que sólo cuando De la Huerta se iba a Sonora a cumplir con sus deberes de gobernador, entonces no se pagaban las decenas puntualmente. Si se cumplió con las obligaciones de la nación, si se depositaron veinticinco millones de pesos, si esos veinticinco millones no van a ser substraídos para la campaña presidencial próxima, por lo menos los cuatro millones de pesos que están más cerca...(Risas.) si no se avoraza - perdonadme el vocablo-, el Gobierno, que se ha constituído en partido político, a pesar del astribillo del general Obregón, de que los gobiernos no deben constituírse en partidos políticos, el Gobierno, ya constituído en partido político, si se avoraza sobre esos cuatro millones de pesos y realiza la imposición y compra diputados comprables, y senadores comprables y magistrados comprables, entonces sí estamos perdidos, señores representantes; entonces sí podremos declarar a los cuatro vientos que la bancarrota moral es inmensa y que es posible que en México una mayoría se desmorone porque francamente vengan a ellas los inmensos caudales que la nación tiene depositados para cumplir con sus sagrados deberes.

Pero si nosotros resistimos a las tentaciones, si nosotros impedimos que lleguen hasta esta Representación Nacional los que quieran mancillarla con esas compras ignominiosas -que desgraciadamente yo creo que sí va a poder existir algún comprable, porque ya por fortuna sabemos quiénes son capaces de venderse y quiénes no lo son -; si nosotros logramos resistir esa avalancha que amenaza cubrirnos de ignominia, de lodo, de fango, que va hacer de esta Representación Nacional un harapo verdaderamente despreciable, algo que no puede servir ni para el uso más infeliz, más triste de la vida; si nosotros resistimos a todo eso y si salimos airosos de esta campaña, de esta lucha formidable en que ciertamente la reacción está empeñada, en que la reacción quiere que se divida la revolución, en que la reacción quiere que el Gobierno pierda los bártulos, que el presidente de la República se ciegue e invierta los millones de pesos y dé consigna a los militares para que impongan gobernadores, para que impongan ayuntamientos, senadores y diputados, y, finalmente, para que impongan al presidente de la República; si nosotros vemos que desgraciadamente se realiza todo esto, entonces sí la bancarrota de que habla Pani y la bancarrota de que habla el general Obregón es absoluta. Pero todavía debemos mantener muy en alto la esperanza de que fracasen los intentos de la reacción y de que la ceguera del general Obregón o la enfermedad del general Obregón se cure de alguna manera, yo no sé cómo, (Risas.) pero que se cure pronto, que vuelva a ser el revolucionario de ayer, el rebelde, el que se indignaba porque un esbirro, Orozco, en Tampico atropellaba a Manrique, a Martínez de Escobar y a Manlio Fabio Altamirano, que están en el bando contrario al mío, pues bien, si el general Obregón volviera a ser el revolucionario de ayer, al que todos hemos alabado verdaderamente, porque hemos sentido en nuestro corazón que era un hombre genuinamente identificado con las aspiraciones del pueblo y que protestaba contra todas las ignominias; si el general Obregón abre los ojos y ve claramente, pronto comprender que ha cometido una enorme injusticia tachando a don Adolfo de la Huerta, cuando ayer le tuvo una confianza ilimitada y pudo saber a ciencia cierta, minuto a minuto y centavo por centavo, cuál era el manejo del señor De la Huerta en la Secretaría de Hacienda. Aquí hay documentos, hay pruebas que pueden llevar mucha luz a esta discusión, ya que vosotros todos queréis que se haga luz en este asunto. ¿Queréis que se consigne a alguien? Tenemos que respetar la ley, tenemos que respetar la Constitución, y la Constitución manda que el único consignable es el presidente de la República, presidente de la República que da a conocer la bancarrota nacional; el presidente de la República que pide que se haga un descuento del 10 por ciento a todos los empleados federales, inclusive el Ejército, el presidente de la República debe venir a responder; no es don

Adolfo de la Huerta el que debe responder; sin embargo, don Adolfo de la Huerta no rehuye la investigación, la desea, la solicita, la quiere. El señor De la Huerta hará declaraciones próximamente y pedir que se haga una investigación más amplia, fuera del carril oficial, fuera de ese cuadro en que estamos nosotros enmarcados, porque indudablemente que nos va a detener la fórmula, la ley, el Reglamento, la Constitución y no podremos llegar al fondo de todas las cosas. El señor don Adolfo de la Huerta quiere que comisiones honorables del Senado, de la Suprema Corte de Justicia, de la Cámara de Diputados y de todas las clases sociales, si es posible, investiguen todo lo que se relacione con sus manejos, con sus labores como secretario de Hacienda. El señor De la Huerta se presenta ante el pueblo de la República absolutamente tranquilo, seguro de que va a salir limpio de esta lucha, de esta campaña en la que está todo el Poder contra él y esto es bastante para comprender que hay algo de por medio que obliga al Gobierno a enfrentarse a un candidato popular; Adolfo de la Huerta, que quiere esta investigación, seguramente en estos momentos, al saber que se empieza a tratar el asunto, está feliz, está contento, está satisfecho, y más aún lo está porque sabe que han pedido que se investigue su conducta los que ayer fueron favorecidos por él, sus mejores amigos, los que ayer lo proclamara con verdadero amigo del trabajador; no tiene temor ninguno de que esta investigación sea minuciosa, y yo para ello me voy a permitir interpelar en primer término al compañero Jesús B. González para que dé lectura a un documento autorizado que aportar muchos datos importantes para que esta Asamblea de que Adolfo de la Huerta es intachable, de que Adolfo de la Huerta merece un voto de confianza de nosotros. (Aplausos.)

El C. González Jesús B.: Yo, que soy por idiosincrasia un devoto de la serenidad y la ecuanimidad, no puedo menos que felicitarme y asombrarme de la conducta del ciudadano Morones, que viene a pedirnos a todos serenidad y ecuanimidad para tratar este asunto; he quedado asombrado, positivamente asombrado de que él se aleje de aquellos actos de violencia y de aquella su intemperancia. Mi asombro es casi el mismo que sentí al ver al elefante marino, alejado de las playas de California y suspirando tranquilamente en las praderas del bosque de Chapultepec. No crea el señor Morones que es una alusión. (Risas.)

Voy a dar lectura a la carta que me dirigió Roberto Casas Alatriste al abandonar, contra su voluntad y por compromisos contraídos anteriormente, la ciudad de México, pues él hubiera deseado tomar parte en este debate, ya en su carácter de exsubagente financiero en Nueva York que le permitió conocer muchos detalles de la Hacienda pública que ahora van ustedes a conocer por medio de estas líneas.

"México, 22 de octubre de 1923.

"Señor diputado don Jesús B. González.

"Presente,

"Mi querido amigo.

"Como sabes, tengo que salir esta noche, imprescindiblemente, con destino a Dallas, Texas, en virtud de la representación que me ha otorgado la Asociación de Contadores Titulados de esta ciudad, para concurrir a la Convención de contadores que se celebrar en esa población norteamericana los días 26 y 27 del corriente mes, representación que como a tí te consta, acepté hace más de un mes.

"Esta circunstancia probablemente me privar de asistir a las sesiones de la Cámara de Diputados en que se trate sobre el informe rendido por el ciudadano Alberto J. Pani al ciudadano presidente de la República sobre el estado en que, según él, se encontró la Hacienda Pública federal. Como durante mi estancia en Nueva York desempeñando el puesto de subagente financiero del Gobierno de México y presidiendo una comisión para estudiar los documentos preparados una comisión para estudiar los documentos preparados por el Comité de Banqueros con intereses de México, para lanzar la convocatoria para el depósito de los bonos de la deuda que fueron materia del convenio conocido en el mundo con el nombre de "De la Huerta - Lamont", puede darme cuenta de las gestiones hechas por el señor don Adolfo de la Huerta para normalizar las finanzas nacionales y cubrir los deficientes que iban a arrojar los presupuestos durante el presente año, creo conveniente poner en tu conocimiento los hechos mencionados, autorizándote desde luego para que hagas de esta carta el uso que estimes conveniente cuando juzgues necesario hacerla conocer de la Asamblea, en el concepto de que a mi regreso, que ser dentro de una semana más o menos, ampliaré los detalles a que voy a referirme.

"I. Crisis económica prevista para este año. Cuando se firmó el convenio "De la Huerta - Lamont", tanto don Adolfo como los banqueros tenían la confianza de que el reconocimiento de nuestro Gobierno por parte del de los Estados Unidos sería cuestión de pocos días. Como consecuencia de esos dos hechos (convenio y reconocimiento) se esperaba una afluencia de capitales a México muy considerable, y naturalmente el desarrollo de nuestras riquezas materiales y un auge general en el país y mayores ingresos al Erario federal, los que compesarían seguramente las cantidades que debían ponerse en manos del comité para atender a las obligaciones exteriores de México, salvando el crédito del país, rescatando al mismo tiempo, a la Compañía de los Ferrocarriles Nacionales, cuyos acreedores tenían derecho para apoderarse de las líneas y rematarlas o explotarlas como lo creyeran conveniente. También se pensaba en el pronto establecimiento del Banco de México, factor esencial para el desenvolvimiento económico del país.

"En vez de que se realizaran esas previsiones, el reconocimiento se hizo esperar por largos catorce meses, no hubo inyección alguna de capitales extranjeros en el país, las compañías petroleras redujeron su producción, entre otra causas, por la baja del aceite mineral en los Estados Unidos, a consecuencia del descubrimiento de nuevos e importantes yacimientos en el extranjero, y bajo el especioso pretexto, también, de falta de una legislación adecuada en nuestro país. El Banco de México, tampoco pudo fundarse, especialmente porque la falta de reconocimiento por parte de las principales potencias de la Tierra, hacía a los

banqueros retraerse e indicar que no podrían llevar adelante ninguna negociación en firme antes del reconocimiento.

"Por otra parte, las necesidades imperiosas del país, y las constantes gestiones de todos los ciudadanos miembros del Gabinete y aun del ciudadano presidente y de las comisiones de Administración de las Cámaras, para que se pagaran todos y cada uno de los libramientos que expedían a cargo de la Tesorería de la Federación, obligaban al ministro de Hacienda a hacer poderosos esfuerzos para arbitrarse recursos, y puedo afirmar, sin temor de equivocarme, que era debido solamente a la confianza que la personalidad del ciudadano Adolfo de la Huerta supo inspirar tanto en el interior como el exterior del país, como pudieron arbitrarse recursos para pagar puntualmente las decenas de los empleados y las pagas del Ejército, sin desatender tampoco las demás obligaciones del Gobierno, haciéndose esfuerzos para salvar la situación mientras venía el reconocimiento tan ansiado por el Gobierno y que tantas esperanzas había hecho concebir a los hombres de empresa de México y del extranjero que estaban muy deseosos -especialmente los norteamericanos-, de hacer inversiones en México, pues están sintiéndose los efectos económicos de la plétora de riqueza improductiva que tienen acumulada.

"La situación interior del secretario de Hacienda era, pues, según yo lo ví en Nueva York procurar pasar la crisis sin provocar medidas que pudieran interpretares como signos de debilidad económica del Gobierno, hasta tanto que se pudieran palpar los efectos económicos benéficos del reconocimiento y de la rehabilitación del crédito de México, por medio del cumplimiento del tratado "De la Huerta - Lamont".

"Nunca se pensó, en consecuencia, en la sencilla y doméstica solución propuesta por el señor Pani al presidente de la República, solución que se le ocurre a la más indocta ama de casa: reducir el puchero hogareño, ya que a otro tanto equivale la "luminosa" idea de reducir los sueldos a los servidores de la nación.

"Esta medida, lo mismo que la torpe e inoportuna publicidad del informe de que me ocupo, habrían traído como consecuencia inmediata la debilitación del crédito del Gobierno en extranjero, y la desconfianza sobre su capacidad pagadora, consecuencias que me temo mucho van a traer las declaraciones del secretario de Hacienda y del ciudadano presidente".

Los bonos del 4 y 5 por ciento han bajado muchos puntos, según las últimas cotizaciones en Nueva York.

"Medidas financieras para pasar la crisis.

"Desde luego, los trabajos del secretario de Hacienda se dirigieron principalmente a dos puntos:

"a) Conseguir recursos extraordinarios y aumentar los ordinarios.

"b) A fundar el Banco de México para inyectar vida al enrarecido ambiente de moneda circulante.

"Como primer paso para conseguir recursos extraordinarios, el ciudadano De la Huerta dio instrucciones a la comisión que fue a Nueva York compuesta por los señores Elías S. A. de Lima, licenciado Miguel Palacios Macedo, Olallo Rubio y por mí, de continuar con todo vigor y energía los arreglos que ya había indicado a efecto de que el Comité Internacional de Banqueros le permitirá disponer de los ingresos de la contribución sobre los ferrocarriles y de los derechos de exportación del petróleo, que excedieran de los $30.000,000.00 que como mínimo debía entregar el Gobierno durante el año de 1923. La comisión celebró diversas juntas con los banqueros y al final, después de muchas discusiones y de que se les puso de manifiesto la situación económica del país, el señor Lamont hizo proposiciones al señor De la Huerta para que éste dispusiera de una parte de esos excesos, y este último señor estaba insistiendo en que se le concedieran todos. Como no pudo ponerse de acuerdo, entonces, a todos los miembros del Comité para este efecto que se consiguió que en el contrato de deposito, celebrado por los tenedores de bonos mexicanos con el Comité de Banqueros, se autorizara a éstos para conceder al Gobierno que dispusiera de esos excesos. Cuando se expidió la convocatoria, salí de Nueva York, dejando el asunto en esos términos; esto es, con la oferta de los banqueros de conceder parte de los excesos y con la insistencia del ministro que se le concediera el total de ellos."

Yo he tenido en mis manos, señores, un folleto impreso en que constan todas las facultades que los tenedores de bonos concedieron al Comité Bancario en que está incluída la de que el Gobierno mexicano hiciera uso de todo o parte del excedente de treinta millones de pesos, de lo que resulta que el informe en este punto adolece de un gran defecto y de una mentira.

"Entiendo que en vista de estas negociaciones, y teniendo $en cuenta que en la actualidad hay situados en Nueva York ya alrededor de ............ $21,000.000. 00; que en Banco Nacional había $11,000,000.00 y que las probables entradas por petróleo y ferrocarriles en lo que falta del año, podían ascender a un m íntimo de $8,000,000.00, el señor De la Huerta, para solventar las necesidades urgentes, no tuvo inconveniente en disponer provisionalmente, mientras se terminaban los arreglos, de la cantidad que el señor Pani anota en su informe, como tomada del fondo de la deuda, y que el señor presidente, sin duda sin información, califica de "tomado sin el consentimiento de sus dueños". Poseo copia de los telegramas del señor Lamont en que ofrece conceder parte de los excesos sobre los $30,000,000.00 de este año, que demuestran que los banqueros están de acuerdo en hacer esta nueva concesión a México, gracias a las gestiones del señor De la Huerta y a la confianza que este señor había hecho que tuvieran en México.

"Adelanto de los petroleros.

"Para pagar los giros pendientes en la Agencia financiera, durante el tiempo en que estuve en ella, se consiguieron varios adelantos sucesivos de los petroleros, por concepto de contribuciones de producción, los cuales debían de ser pagados por cuartas partes. La parte insoluta, una vez considerado un millón de dólares que se dice se empleó en atenciones diversas a las que lo había destinado el señor De la Huerta, y que este último señor gestionó y obtuvo, debía quedar saldada en enero próximo.

A este respecto hay que tener en cuenta que sólo una mínima parte, alrededor del 20 por ciento de

los derechos de producción, eran los que quedaban afectos al pago de los anticipos en cuestión y que, en consecuencia, el Gobierno podía disponer para sus atenciones ordinarias del 80 por ciento restante. Se ve, pues, que es mexicano decir que estaban comprometidos los ingresos del petróleo hasta enero. "Giros contra la Agencia Financiera.

"Para pagar los giros contra la Agencia Financiera se contaba, además de los adelantos de los petroleros a que antes se ha hecho mención, con los productos de la recaudación de los consulados, fondos que debían ser concentrados en la Agencia, y a este respecto debo comunicarte un hecho muy elocuente: el señor Pani, como ministro de Relaciones, ordenaba directamente al Consulado de Nueva York, hacer pagos extraordinarios, como consecuencia de esas órdenes, las concentraciones a la Agencia Financiera se veían considerablemente mermadas, evitando que la Hacienda tuviera control alguno.

"Medidas para aumentar los ingresos ordinarios.

"Al mismo tiempo que se hacía lo anteriormente dicho para conseguir recursos extraordinarios, se procedía a nombrar un personal de visitadores e inspectores extraordinarios, con el fin de procurar un aumento en las recaudaciones, reorganizándose la Gendarmería fiscal. De aquí proviene el gasto de empleados extraordinarios.

"Fundación del Banco de México: Mucho han dicho los periódicos sobre los arreglos que el señor De la Huerta estaba llevando a cabo con los banqueros internacionales representados por el señor Legorreta; pero para demostrar el celo del exsecretario de Hacienda y su empeño decidido para fundar ese Banco en las mejores condiciones, puedo decirte que la Agencia Financiera, por instrucciones del señor De la Huerta, estuvo tratando con los señores Blair & Co. la consecución de un empréstito de $25,000,000.00 para fundar el Banco, en el caso de que no prosperaran los arreglos con los banqueros internacionales, y que estos arreglos, que iban por muy buen camino, tuvieran que suspenderse, a petición de dichos señores Blair & Co., para reanudarlos una vez que la Casa Blanca Hubiera reconocido a México.

"Consideraciones generales: Se ve, pues, que el secretario de Hacienda puso cuanto estuvo a su alcance para salvar los momentos de crisis por que atravesamos, y que no sólo pudo subvenir a todas las necesidades ordinarias del Gobierno, sino aun las necesidades extraordinarias. No tengo en mi poder datos para analizar la exactitud de los números anotados por el señor Pani en los capítulos equivocadamente llamados de "Activo" y Pasivo", error de tecnicismo que de paso diré que no comete el estudiante de primer año de contabilidad, pues lo que quiso decir el señor Pani fueron "Ingresos" y "Egresos"; pero tomando como buenos sus números, resulta de ellos un deficiente del Erario, y no una bancarrota moral y material, como la que sí puede provocar su informe, y como indudablemente puede calificarse a los comentarios presidenciales. Todos los países europeos tienen déficits en sus presupuestos, y México ha estado teniendo déficits constantes. El mismo señor Pani expresa que los presupuestos fueron ya dados con un déficit de $90,0000,000.00. Según él mismo, después de nueve meses, ese déficit es sólo de $37,000,000.00. Esto en vez de ser consurable debía haber sido encomiendo por este señor, y debía de alentarlo para procurar, sin hacer de ellos víctimas a los soldados y a los empleados, que ese déficit siguiera en disminución, no suprimiendo los guardias fiscales, sino exigiéndoseles, como los hacía su antecesor, un estricto cumplimiento de su deber, que se tradece en mejoría inmediata de los ingresos.

"Conclusiones: De todo lo anterior puedes concluir:

"Primero: los presupuestos les fueron entregados al ministro con un déficit considerable, y él ha hecho esfuerzos sobrehumanos para, sin lastimar intereses, reducir el déficit y arbitrarse recursos extraordinarios para cubrirlo.

"Segundo: que si un financiero estuviera al frente de la Secretaría de Hacienda, se preocuparía por fomentar el desarrollo económico de la República procurando fortalecer su crédito, fundando el Banco, y no haciendo un informe inflado y exagerado de un situación que dista mucho de una bancarrota, produciendo pánico en los espíritus timoratos, y debilitando considerablemente el crédito en el extranjero, haciendo aparecer a su antiguo colega de ministerio como autor de esa bancarrota, cuando de la situación creada, no es él el culpable sino todos, desde el presidente de la República y sus ministros.

"Tercero: que la verdadera bancarrota moral y material dimana del informe mismo y de la glosa presidencial. pues significa el olvido de elementales obligaciones, conveniencias y responsabilidades, olvido que no tiene derecho a padecer el presidente de la República, que en todo tiempo puede ordenar a sus secretarios que le informen. A este respecto cabe preguntarse si el señor presidente aquilató alguna vez, durante los tres años en que tuvo a su lado al señor De la Huerta, todos los esfuerzos, todos los desvelos, todas las angustias que tenía que pasar el señor De la Huerta para pagar puntualmente los sueldos.... y todo lo demás que ordenaban desde la Presidencia hasta la última dependencia del Gobierno? En tres años todo se pagó, con mayores o menores dificultades, en espera siempre del reconocimiento y del auge económico, y una vez que el "culpable de la bancarrota" sale de la Secretaría, no se sabe qué hacer para continuar haciendo frente a los compromisos.

"Soy tuyo, afectísimo amigo.- R. Casas Alatriste."- (Aplausos nutridos y prologados.)

El C. Prieto Laurens: Creo, señores representantes, que este aplauso viene a rubricar lo que ya hemos dicho y que tal vez ha cansado a algunos de ustedes.

- El señor De la Huerta no es responsable de ninguna irregularidad, que cuando menos así se le puede llamar al cargo que se le hace de haber tenido malos manejos en la Secretaría de Hacienda, y no malos manejos para su provecho personal, sino -como se dice en el informe- por exceso de empleados, porque se dispuso de dineros que debían estar destinados para otros fines; en fin, por todo lo que alega el ingeniero Pani. El documento de Casas Alatriste, que es persona autorizada en esta cuestión porque estuvo al tanto de todos estos asuntos, arroja suficiente luz y

satisface el deseo de investigación del compañero Morones y de todos los que deseamos saber la verdad de esta cuestión. En el fondo de esto no hay más que una maniobra política; es preciso que nosotros pongamos un hasta aquí a esta maniobra política e invito a todos los representantes, lo mismo callistas que de la huertistas, a todos los que ayer sancionaron y elogiaron la conducta del señor De la Huerta, a que todos, puestos de pie, den un voto de confianza al ciudadano Adolfo de la Huerta. (Aplausos nutridos. La mayoría se pone de pie.) Señores representantes: Yo podría exigir que esto quedara consignado en el acta, en forma de declaratoria oficial, pero me basta, me satisface el movimiento sincero de todos ustedes...

El C. Garza Candelario, interrumpiendo: ¡De la huertistas!

El C. Prieto Laurens, continuando: No, señor; de todos los sinceros revolucionarios que no pueden ver a Adolfo de la Huerta al traidor a la revolución....

El C. Garza Candelario, interrumpiendo: ¡Ha traicionado a la revolución!

El C. Prieto Laurens, continuando: No pueden ver en Adolfo de la Huerta un individuo que puede ser capaz de hacer de la República Mexicana - y os pido una poca de serenidad, señor Candelario Garza: venid a la tribuna a desbaratar mis argumentos, si es que sois capaz de ello: solamente gritáis, solamente vociferáis, nunca habéis venido a la tribuna a sostener alguna tesis...- (Desorden en las galerías. Campanilla.) Yo recuerdo, señores representantes, que estos mismos que ahora no quieren dar un voto de confianza a don Adolfo de Huerta, en aquel entonces en que don Adolfo era todopoderoso, cuando tenía la confianza absoluta del presidente de la República, entonces lo elogiaban, lo aplaudían, lo iban a ver y solicitaban favores de él. Yo conozco aquí a algunos ciudadanos representantes que ocuparon, a la vez que su curul, alguna jugosa canonjía de la Secretaría de Hacienda, y precisamente del bando callista. Pues bien; no quiero desviar la discusión, yo quiero mantenerme dentro de ese carril de serenidad que ha solicitado el compañero Morones; yo he probado con los datos que estoy aportando a la discusión y con los que aportó el documento que leyó Jesús B. González, que el informe de Pani es absolutamente falso, absolutamente doloso y que el ciudadano presidente de la República, por su enfermedad fue capaz de subscribirse, después de ese informe, el comentario que hiere la honradez y el honor del señor De la Huerta y que no va encaminado más que impedir que el señor De la Huerta estuviera en posibilidad de iniciar su campaña presidencial, nada más. He probado que es una maniobra política y con toda serenidad he dado los datos que aquí se han solicitado; he recordado que el señor De la Huerta en unos cuantos renglones inmediatamente contestó al señor Pani, inmediatamente refutó las calumnias de Pani y los comentarios del general Obregón; que no tuvo empacho inmediatamente en decir lo que es la verdad, que podía haberse callado para no seguir adelante que podía haberse callado para no seguir adelante esta bola de nieve que tanto desprestigio va a traer al país, y no a don Adolfo de la Huerta en particular, sino a los otros, a los que lanzan los cargos, a los que hoy se avergüenzan del señor De la Huerta, a los que ayer fueron favorecidos por el señor De la Huerta. A los que estamos en el mismo terreno y en el mismo plano de ayer, no nos preocupa en lo más mínimo la calumnia ni los cargos dolorosos de Pani, ni los comentarios de Obregón; más eso debe preocupar a vosotros, porque es una arma innoble que Carranza no se atrevió a esgrimir contra Alvarado y Obregón y que avergonzaría a Marciano González y a Federico Montes, los líderes del bonillismo de ayer; (Aplausos.) debería avergonzaros a vosotros, callistas, que el presidente de la República se haya convertido en el primer callista, en el primer enemigo de don Adolfo de la Huerta, porque lo debéis saber, el presidente de la República -y por eso me he atrevido a atacarlo a el, sin andarme por las ramas atacando a Pani o a fulanito de tal -, el presidente de la República, él, en persona llamó al señor De la Huerta y le dijo: "Es necesario que definas tu actitud. Eso de que el pueblo quiere que seas candidato a la Presidencia es falso; tu eres el que quieres ser candidato a la Presidencia de la República". Y le contestó De la Huerta: mis declaraciones no admiten, absolutamente, interpretación: son claras, y precisas y terminantes. Pues sí -le dijo el presidente-, tú has hecho esas declaraciones, pero el movimiento de la huertista sigue y no me explico cómo sigue ese movimiento; sólo me lo explico porque tú lo estás alentando. Pero si a mis amigos íntimos -decía De la Huerta- les he dicho que por ningún concepto acepto mi candidatura. Y yo soy testigo de ello, señores representantes. El que habla recibió el consejo honrado de don Adolfo de la Huerta, de que sostuviéramos la candidatura de don Plutarco Elías Calles, por que hasta entonces De la Huerta creía que era necesario que no se dividiera la revolución y se sostuviera la candidatura Elías Calles. Y a muchos de vosotros lo dijo el señor De la Huerta; pero De la Huerta no quiso hacer el papel que vosotros ansiosamente queríais que hiciera: vosotros, todos los que vienen a esta tribuna, Portes Gil, vuestro jefe, incápite; Portes Gil, vuestro jefe, vino a esta tribuna - el DIARIO DE LOS DEBATES tiene consignadas sus palabras textuales- a prorrumpir en elogios para De la Huerta, diciendo que era incapaz de lanzar su candidatura a la Presidencia, ¿por qué? Porque dentro de Portes Gil latía este sentimiento el deseo de ver proclamado a Adolfo de la Huerta, proclamado como candidato popular y retenerlo acobardado en su casa, no aceptando las consecuencias terribles de los hombres feroces que van a enfrentársele y que desde entonces se le habían enfrentado hipócritamente. Y el presidente de la República le dijo a Adolfo de la Huerta: Ese movimiento popular que hay en favor de tu candidatura, tú lo estás alentando, y tú debes marcharte del país o ver la manera de resolver esta situación de algún modo. Y entonces Adolfo de la Huerta le dijo estas palabras: Yo mismo me sentiría avergonzado y sentiría pena de ser tu amigo, si tan cobardemente abandonara el país. Y añadió: Yo no soy un general Bernardo Reyes. Entonces De la Huerta recibió la amenaza directa del presidente de la República: dijo que él se consideraba en el deber

de impedir que la revolución de dividiera - fijaos bien en la maniobra-, porque le dijo que Calles contaba con la revolución, porque a el lado de Adolfo de la Huerta se iría parte de la revolución, y que una y otra cosa era mala y había que impedirlo.

Aquí está el intríngulis de la cuestion; aquí esta la verdad de ese triángulo que se ha roto; aquí está el autor de que se haya roto el triángulo, de que se haya roto la solidaridad y la disciplina de ese grupo fuerte de hombres que estaban defendiendo los principios de la revolución. Pues el General Obregón amenazó a el señor De la Huerta con que sería necesario sacrificar dos o tres, cuatro o cinco vidas, que por lo menos habría que cortar la del que se enfrentar con Plutarco Elías Calles. (Aplausos.) Y, señores representantes, ya se ha visto por allí conferenciar misteriosamente a cierto jefe militar y jefe de departamento de la Secretaría de guerra con el mismo autor del informe contra De la Huerta, con Alberto J. Pani, cierto general que está en relación muy estrecha con Salas B., el autor que se dice directo y único de la muerte de Villa; cierto general - cuyo nombre pronto podrán conocer - está en pláticas muy íntimas, misteriosas, importantísismas, de grandísima trascendencia para el país, y vosotros los callistas, con objeto de tramar la coartada criminal en que quiere hacer caer muerto a don Adolfo de la Huerta, y pronto la nación entera conocer los detalles de esta intriga criminal, sangrienta, vergonzosa, que jamás se le ocurrió a Venustiano Carranza. Pues bien, nosotros debemos decir que en estos momentos para que la nación lo sepa, ya que es forzoso que lo sepa cuando lo digamos aquí, que a pesar de que se trata de amordazar a la prensa, a la prensa libre, quitándoles las rotativas a aquellos periódicos que las tienen alquiladas por contrato con el Gobierno, a aquellos periódicos que han sido, a pesar de eso, enteramente libres, independientes, porque la revolución ha permitido que la prensa libre sea una de las conquistas más seguras e indiscutibles; pues ya no lo está siendo, ya viene la amenaza, ya están amordazados, ya tienen ante ellos la formidable cuchillada del Ejecutivo encima de la imposición, que se ha propuesto impedir que la prensa diga la verdad, impedir que siga orientando la opinión pública, impedir que siga recogiendo los dictados de esta misma opinión y por eso se amenaza a la prensa con quitarles, a los grandes periódicos independientes, las rotativas que tienen adquiridas con contratos hechos lícitamente; y no sólo eso, muchos de vosotros, el Ejecutivo en persona, están tratando de impedir que la verdad se abra paso, pero la verdad se tiene que abrir paso y por eso, aunque parezca que nos salimos de la serenidad, de la ecuanimidad, es preciso revelar a la nación aquí muchas verdades y entre otras esta que os revelado y que os ha causado risa porque sois imbéciles. (Aplausos.) Señores, yo en particular no soy capaz de injuriar a nadie que no injurie a la nación misma, a la Representación misma, burlándose de hechos que se están relatando en estos momentos, de hechos verdaderos, de algo que va a traer quizá la ruina del país, porque ya no tolerarán los juegos de levantamiento y cuartelazos los extranjeros que han visto serenamente nuestras contiendas y han visto cómo de han desarrollado estas contiendas, no podrán permitir, estoy seguro, porque lo sabe la nación entera, porque se traduce en todos los actos del extranjero y la nación misma, que la desconfianza que existe para México es más grande que la que existía antes del reconocimiento ¿y todo por que? porque ha habido hombres capaces de olvidar su pasado, de olvidar sus antecedentes de revolucionarios y que se han convertido ahora en los impresionistas del nuevo cuño, en los que son capaces de amordazar a la prensa, en los que son capaces de violar la correspondencia, de poner veto y de impedir que se expidan telegramas con informaciones políticas honradas a los diputados desde hace mucho tiempo por ser de la huertistas se les impide que pongan telegramas a sus distritos y se les devuelven y en cambio a vosotros sí os pasan todos los telegramas que queréis, lo sabemos bien, no somos inocentes, sabemos bien con todo lo que contáis pero no nos asusta, no nos amedrenta que haya muchos millones de pesos y de muchos puñales asesinos para conquistar mayorías y para amenazarnos.(Aplausos ruidosos.) Y si Venustiano Carranza compró a algún diputado con un pase anual de ferrocarril, Alvaro Obregón cree que va a comprar a algunos diputados con unos cuantos "cuartitos". No, se equivoca; Alvaro Obregón tendrá la satisfacción de encontrar algunos serviles, como ya los ha encontrado en vosotros, los "callistas" sueltos, los mismos que ayer protestasteis por vuestro honor defender la causa de vuestro partido, los mismos que teníais la obligación de haber acatado la Disciplina del partido del Partido, de haber ido hasta el último instante con el Partido Cooperatista, porque el Partido Cooperatista celebrar su convención próximamente y allí se dirá cual es la actitud del Partido Cooperatista. Se ha tachado a el Partido Cooperatista de facción "prietista", despectivamente, y los que se avergonzaban, como digo en una carta que ha desapretado tantos comentarios, los que se avergonzaban ayer de llamarse mis amigos, ahora andan en los pasillos hablando con mis enemigos, ahora llaman despectivamente "prietista" al Partido Cooperatista, sólo con el propósito de satisfacer la consigna que tenéis, que habéis recibido de Plutarco Elías Calles, que os ha dado esta orden: "Es necesario dividir a los "cooperatistas", es necesario destruir la mayoría, es preciso que algunos que no son muy íntimos de Prieto Laurens se sientan avergonzados de que el grupo sea llamado "prietista". Si es un partido de principios, naturalmente que aquellos que no son amigos personales de Prieto Laurens, se sentirán avergonzados de que se les llame "prietistas", porque tanto equivale a decir que son incondicionales de alguna personalidad insignificante como él". Os felicito porque estáis haciendo honor a vuestros antecedentes nulos, a vuestros antecedentes...(Aplausos. Siseos.) Yo, en cambio, tengo a orgullo - y a orgullo muy grande - haberme conquistado la simpatía, el aprecio y la estimación sincera de muchos compañeros, y los que ayer lloraste y perdisteis por favor entra a esta Cámara, ahora os avergonzáis!

(Aplausos ruidosos. Silbidos en las galerías.) Aquí hay muchos testigos de algunos individuos que materialmente se arrastraron; que estaban apenados, temerosos de no entrar a la Cámara y ahora atacan los dictámenes globales, son enemigos de los actos que sancionaron; y vuelvo a repetir, esos actos fueron legítimos, fueron los que se prestaron, los que dieron origen a que estéis formando parte de esta Representación Nacional, ciudadano Mena, porque entrasteis en los dictámenes globales también. (Aplausos.) Porque cuando todavía no se rompía la Confederación Revolucionaria o la Alianza del Partido Cooperatista con los laboristas, agraristas y socialistas del Sureste, aceptasteis y sanción steis todos, uno por uno, los actos nuestros, los que llevábamos la dirección y responsabilidad de aquellos momentos y entrasteis uno por uno en los dictámenes globales y no os vergonzásteis de tal cosa. Naturalmente ahora que ya paso, habéis roto lanzas con nosotros; ahora que contáis con las arcas nacionales ampliamente, más ampliamente que ayer, mucho más, porque es cierto que el compañero Morones ha renunciado a Fabriles Militares y Gasca ha renunciado el Gobierno del Distrito y así sucesivamente, Valenzuela ha renunciado la Subsecretaría de Gobernación; pero si bien es cierto todo esto, esas renuncias no son más que un mero camouflage, un verdadero engaño a la nación, porque en cambio se lleva a la Secretaría de Gobernación a un amigo íntimo y personal del general Calles. ¿Quién ignora que el licenciado Colunga ha sido colaborador, abogado consejero consultor y amigo personal del ciudadano general Plutarco Elías Calles? No hay ningún callista que se levante a negarlo.

Ya empiezan a enfrentarse las baterías de la Secretaría de Gobernación al único gobernador honrado que ha tenido Puebla en muchos años, al ciudadano Froilán Manjarrez; ese individuo ya está prestándose para la consigna, para la consigna, para la imposición brutal, cínica, descarada, sangrienta, que vamos a presenciar. (Voces: ¡No! ¡No!) La farsa del domingo avergonzaría a Federico Montes y a Marciano González. Tengo entendido que estos señores generales dijeron riéndose: ¡Caramba, siempre fuimos más listos nosotros! Es claro; los trenes traídos del Estado de Morelos, del Estado de Hidalgo, del Estado de México; ¿las órdenes de la Dirección General de Ferrocarriles acaso las ignoráis? ¿no sabéis las órdenes telegráficas que ya obran en nuestro poder afortunadamente y que próximamente publicaremos, en las que se autoriza a los jefes de estación X, Z, en fin, etcétera, para conceder medios pasajes a los señores que venían con "don Procuró Dorantes" de quién sabe dónde, con "don Fernando X".....? ¿Para qué voy diciendo los nombres si los vimos, avergonzados, con la multitud de indígenas, pobres indígenas, a los que se trajo aquí acompañados de sus mujeres y con sus ayatitos .... (Aplausos. Risas.) a formar en la mascarada? (Gritos en las galerías, que trataron de expulsar a un individuo. Campanilla.) Las órdenes de los ferrocarriles y otras muchas órdenes oficiales, perfectamente garantizadas por el Tesoro para cubrir el importe de los pasajes de vuestros manifestantes, esas órdenes de ferrocarril hablan muy elocuentemente y arrojan muchísima luz, compañero Morones, en el asunto de la bancarrota. Claro después de desprestigiar al país con el informe de pani, después de infundir desconfianza al extranjero, después de destruir el crédito, encima de eso, encima del descuento del 10 por ciento, del sacrificio que hace el Ejercito y del sacrificio que hacen los empleados públicos - que nunca fueron sacrificados por De la huerta. De la Huerta nunca sacrificó al Ejército ni a los empleados con un centavo siquiera de reducción, ni aun con retardo en el pago de sus haberes y de sus sueldos-, encima de todo eso se organizan manifestaciones y se organizan mítines y se organizan muchas otras cosas con los dineros de la nación. Porque, en último término, ¿quién paga a los cargadores del express que administra el compañero López? Señores: el express es una institución particular intervenida por el Gobierno; el Gobierno paga. Pues el compañero López enroló a todos los cargadores y a todos los empleados en la manifestación, y salieron caros porque como era domingo, cobraron doble. (Risas. Aplausos.) Y aunque el Gobierno dio autorización a los jefes de estación para que nada más se pagara medio pasaje, pues en último resultado el que paga también es el Gobierno porque paga Abundio Gómez en México y así sucesivamente; paga Parrés en Morelos ¿y para qué voy hacer más enumeraciones si los nombres de todos son bien conocidos? De manera que todas esas farsas no sirven sino para poneros en ridículo, para avergonzarnos; me da tristeza, lástima vuestra triste condición! (Aplausos.)

El C. Montero Villar: ¡De Morelos no vinieron campesinos!

El C. Prieto Laurens: No quiero cansar demasiado a la Asamblea, hay mucha tela que cortar en este paño que ha extendido Morones; ya ve cómo Martín Luis Guzmán apuntó cierto exceso en una partida de Fabriles Militares, aunque sin precisarlo, pero ya se precisar , no se inquiete usted. Pues bien ; el voto de confianza que habéis dado al ciudadano De la Huerta debe ser punto final de toda esta intriga, de toda esta maquinación; sin embargo, el señor Pani puede venir aquí y entonces le preguntaremos muchas cosas sobre las reuniones de Bucareli, entre otras; le preguntaremos también como obtuvo esos datos y que órdenes telegráficas recibió; en fin, va a aclararse muchísimo el horizonte. Es claro que Pani debe venir. Los primeros en solicitarlo somos nosotros; hay ya subscripta, y esto antes de que viniera Morones, la iniciativa de que venga el señor Pani e informar; después la han subscripto otro compañeros porque se alentaron al ver a Morones. Por último, es necesario, es preciso, es indispensable que la Representación Nacional se dé cuenta de que van a salir adelante las maniobras políticas, de que la maniobra que se inició con el informe de Pani se va a continuar aquí y que, repito, hay por ahí muchos encargados de conseguir que en la Cámara se dé un voto en contra de De la Huerta y se busca la manera de incapacitarlo para ser Presidente de la República. ¿ Y todo esto alentado por quién? por el mismo Ejecutivo, por el Presidente de la República; vuelvo a repetir los cargos que contra él he hecho, vuelvo a presentarlos ante vuestra consideración para que los estudiéis y pido que se

consignen en el acta de hoy y en el DIARIO DE LOS DEBATES para que si es preciso, en un día no lejano, si hay dignidad, si hay virilidad y valor civil, se consigne el único responsable, al general Obregón, al presidente de la República. (Aplausos.) Y mi última palabra, ya que habláis de serenidad y del deseo sincero -por que yo creo que Morones habló con sinceridad aquí - de que se haga luz sobre todo esto y de que honradamente digamos todos los cargos que tenemos que presentar contra unos y contra otros; pues bien que se desnuden todas las personalidades y que se presente con absoluta imparcialidad el representante del Ejecutivo, quien sea él, y que venga a responder a las interpelaciones de esta Cámara; que se presente aquí a contestar, no solamente las preguntas de los callistas o las preguntas que se relacionen con este informe, sino que nos diga por qué razón continúa en la Secretaría Particular del Ejecutivo el yerno del general Calles.(Aplausos. Voces: ¡Ah! ¡Ah!) Porque entre otras cosas, señores representantes, dicho yerno, el ciudadano Torreblanca, es uno de los principales en llevar adelante la imposición y es el que obstrucciona los envíos de telegramas de los De la huertistas. Y allí está un mensaje subscripto por muchos compañeros diputados que no pudo llegar al presidente de la República porque lo guardó el secretario particular. Dicho mensaje se refería a los crímenes que se estaban cometiendo en San Luis Potosí, o a los que se pretendía cometer, y nosotros en estos momentos estábamos tranquilos y seguros porque nos bastamos para contrarrestar a los locos, a los insensatos y a los malos hijos de San Luis. (Aplausos ruidosos.)

- El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"H. Asamblea:

"Teniendo en cuenta la esencia del debate que se celebra en estos momentos, nos permitimos presentar la siguiente proposición, para la cual pedimos dispensa de trámites:

"Única. Llámese a esta Representación Nacional al ciudadano secretario de Hacienda, con objeto de interpelarlo respecto de su último informe publicado por la prensa diaria."

"Salón de sesiones.- 24 de octubre de 1923.- F.Ollivier.- Enrique M. Barragán. -M. Montero Villar.- Doctor C. Puig y Casauranc."

Se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Dispensados. Está a discusión. No habiendo quien haga objeciones, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado. Quedan nombrados los diputados Murguía Salvador, Rama Aquilino Emilio, Bosques Gilberto y prosecretario Barragán para que complementen este acuerdo.

El C. presidente, a las 22.15: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez y seis horas