Legislatura XXX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19231029 - Número de Diario 28

(L30A2P1oN028F19231029.xml)Núm. Diario:28

ENCABEZADO

MÉXICO, LUNES 29 DE OCTUBRE DE 1923

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II.- PERIODO ORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO III.- NUMERO 28

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 29

DE OCTUBRE DE 1923

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Se da cuenta con los documentos en cartera.

3.- Usan de la palabra para varios ciudadanos diputados. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. OLLIVIER FRANCISCO

(Asistencia de los 136 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 16.42: Se abre la sesión.

- El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día veintiséis de octubre de mil novecientos veintitrés.

"Presidencia del C. Guillermo Fernández.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y ocho minutos del viernes veintiséis de octubre de mil novecientos veintitrés, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y un ciudadanos diputados.

"Se aprobó sin debate el acta de la sesión celebrada el día anterior.

"Se concedió la palabra para hechos al C. Aguado, y con ese motivo el C. Díaz Soto y Gama hizo una moción de orden, pretendiendo continuar el discurso que inició en la sesión anterior. La Presidencia hizo una aclaración a ese respecto.

"La propia Presidencia contestó una interpelación del C. Siurob, quien apoyó la moción de orden del C. Díaz Soto y Gama.

"El C. Luis Espinosa hizo una moción de orden y acto continuo se levantó la sesión, siendo las diez y siete horas y veintidós minutos. Se citó para el lunes veintinueve del actual a la diez y seis horas."

Esta a discusión el acta. ¿No hay quien pida la palabra? En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- El mismo C. secretario: Se va a proceder a dar cuenta con los documentos en cartera.

"El C. Ramón Ross comunica que con fecha 25 de octubre tomó posesión del cargo de gobernador del Distrito Federal, en substitución del C. Celestino Gasca, que renunció."- De enterado.

"La Legislatura del Estado de Chihuahua comunica que ha concedido licencia hasta por un mes al ciudadano gobernador constitucional, general Ignacio C. Enríquez, designado para substituirlo interinamente al C. licenciado Rómulo Avilés."- De enterado.

Telegrama procedente de: "Puebla, Pues., el 28 de octubre de 1923.

"Señor presidente Congreso Unión.- Cámara Diputados.

"Con esta fecha dirigimos al señor presidente de la República el siguiente telegrama: "XXVI Congreso constitucional Estado acaba ser informado que general Juan Andrew Almazán, jefe operaciones, asegurando obrar con acuerdo usted, ha llamado a algunos miembros esta Cámara, indicándoles conveniencia deponer gobernador actual, designando substituto a doctor Lauro Camarillo, por ser este el que goza confianza esa superioridad, según afirma propio general Almazán. Constitución local facultad ampliamente Congreso Estado para, en caso falta gobernador constitucional, designe persona sin intervención Ejecutivo federal, quien, siempre respetuoso soberanía Estado, abstiénese hacer indicaciones anticonstitucionales, que romperían pacto federal. En vista lo anterior, Cámara acordó sesión esta fecha dirigir a usted respetuosa súplica esta vía a efecto nos diga si este Congreso, en uso legítimas facultades, sería respetado por Gobierno y fuerzas federales, pues jefe operaciones anticipa que en caso no ser oído asumir actitud expectante, dejando que agitadores enemigos este Gobierno provoquen desordenes en este Estado". Y para conocimiento de

esa H. Representación Nacional, rogámosle se digne ordenar se dé cuenta este mensaje.- Atentamente.- Secretario, Jesús Cruz.- Presidente, L. Bermúdez G..- Secretario, E. H. Ortega.".- Recibo.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Olivé Isaac.

El C. Castillo Tapia: Pido la palabra.

El C. secretario Puig y Casauranc: La Secretaría, por orden de la Presidencia, vuelve a dar lectura al telegrama fechado en: "Puebla, Pues., el 28 de octubre de 1923.

"Señor presidente Congreso Unión.- Cámara Diputados.

"Con esta fecha dirigimos al señor presidente de la República el siguiente telegrama: "XXVI Congreso Constitucional Estado acaba ser informado que general Juan Andrew Almazán, jefe operaciones, asegurando obrar con acuerdo usted, ha llamado a algunos miembros esta Cámara, indicándoles conveniencia deponer gobernador actual, designando substituto a doctor Lauro Camarillo, por ser éste el que goza confianza esa superioridad, según afirma propio general Almazán. Constitución local faculta ampliamente Congreso Estado para, en caso falta gobernador constitucional, designe persona sin intervención Ejecutivo federal, quien, siempre respetuoso soberanía Estado, abstiénese hacer indicaciones anticonstitucionales, que romperían pacto federal. En vista lo anterior, Cámara acordó sesión fecha dirigir a usted respetuosa súplica esta vía, a efecto nos diga si este Congreso, en uso legítimas facultades, sería respetado por Gobierno y fuerza federales, pues jefe operaciones anticipa que, en caso no ser oído, asumir actitud expectante, dejando que agitadores enemigos este Gobierno provoquen desordenes en este Estado". Y para conocimiento de esa H. Representación Nacional, rogámosle se digne ordenar se dé cuenta este mensaje.- Atentamente.- Secretario, Jesús Cruz.- Presidente, L. Bermúdez G.- Secretario, E. H. Ortega."

El C. presidente: Por haber cedido su turno el ciudadano Olivé Isaac, tiene la palabra el ciudadano Castillo Tapia, Guillermo.

El C. Olivé: Sí, pero reservándome la palabra para después.

El C. Castillo Tapia: Nada más elocuente, señores representantes, que este telegrama. Necesito hacer un poco de historia para que llegue yo a convencer a vuestros criterios de la parcialidad, de la infame parcialidad que en estos momentos pesa en el Estado de Puebla, por parte del Gobierno. El señor general Juan Andrew Almazán, jefe de las operaciones del Estado de Puebla, no se ha concretado - y ha sido su historia militar muy discutible -, no se ha concretado a sus obligaciones de soldado, de hombre conductor de tropas; no se ha concretado a guardar el orden. El señor Juan Andrew Almazán desde tiempos pretéritos ya había sido laudado, ya había sido su conducta elevada a la hipérbole por el señor general Calles, cuando era ministro de Gobernación, y os lo voy a demostrar. Hace tiempo, cuando el señor general Juan Andrew Almazán era jefe dependiente de las operaciones en Chihuahua, el señor general Martínez, viejo luchador, viejo soldado, lo tenía bajo sus órdenes. Cuando paso por Torreón el señor general Calles, vino a decir a la Secretaría de Guerra que Andrew Almazán era el Napoleón de México. ¿Algo más ridículo y algo más terriblemente irrisorio habrá ? Por la comparación, es vergonzoso. Yo no guardo prejuicios para el señor Juan Almazán, me ligan viejas amistades; yo fuí con él prisionero nueve meses en la Penitenciaría de México. En estos dolores, que unen a los hombres hacen que me aleje yo de los prejuicios respecto a su conducta; quiero, pues, serenamente, en estos momentos, juzgar su parcialidad en estos momentos que pesan sobre el Estado más angustiado de la República, sobre el Estado que más se ha flagelado, sobre el Estado que más se ha golpeado rudamente por todos los regímenes; es indispensable que esta Asamblea, de hoy para siempre y de una vez, dictamine y disponga alguna medida moral para que no siga pesando sobre el Estado de Puebla tanta inquina y tanta infamia. El señor general Juan Andrew Almazán, pues, desde aquel entonces se perfiló un perfecto callista - muy humano y muy bien; no crítico yo ese personalismo del señor general Almazán; pero cuando la lucha se avecina, cuando los elementos componentes del Gobierno deben ser cuerdos, cuando deben alejarse de todo apasionamiento, entonces el Estado de Puebla, después de que fracasan de la manera más estrepitosa, de la manera más ignominiosa, de la manera más ruidosa fracasan los actos maquiavélicos que sobre el Estado pesaban, la Suprema Corte, con un gran juicio, da un severo fallo que salva a Puebla; entonces, señores representantes, se quiera hacer, se quiere de una manera -y quiero que mis frases sean lo menos severas posible porque no quiero enardecer a la Asamblea, sino quiero que me escuche con tranquilidad y llevar a su conciencia la justicia que tiene el Estado de Puebla -, cuando fracasan en la Suprema Corte, entonces señores, mandan a los esbirros y convierten al general Juan Andrew Almazán - de una historia militar perfectamente dudosa; está en estos momentos bajo la crítica y por eso lo digo -, el general Almazán se convierte en un esbirro - y esbirro marcadamente callista, señores, ¡callista!, es la verdad, señores representantes -, el telegrama que de la Legislatura local habéis escuchado es muy claro, es muy preciso: el señor general Juan Andrew Almazán ha mandado llamar a la mayor parte de los diputados que componen el Congreso local, y el señor general Almazán hasta los ha amenazado si no deponían al señor gobernador Manjarrez; a Manjarrez, señores, que, entre paréntesis, y permitidme la digresión, efectivamente ha cumplido con todos los postulados de la revolución, aun cuando no lo quiera mi querido amigo el señor Soto y Gama; pero es la verdad, absolutamente la verdad, contra la burguesía, contra todas fuerzas que se le han opuesto.

Froylán Manjarrez ha cumplido de una manera absolutamente revolucionaria con todos los postulados de la misma. A Froylán Manjarrez se le quiere hacer víctima en estos momentos de algo

muy grave. Yo pido a la Asamblea, yo pido a los honorables representantes que reflexionen, que piensen en todo lo que ha sufrido esa Puebla, señores, esa Puebla que ha sido teatro de los gestos más épicos en nuestra República; Puebla sobre la cual han pesado los hombres más protervos y más malvados; y cuando llega una Froylán Manjarrez que da garantías y que sigue con paso enérgico, formidable, hacia adelante los postulados revolucionarios, entonces un caudillo, el señor general Calles, envía al señor general Juan Andrew Almazán para que haga política y haga fuerza en contra de los diputados para que molesten al Estado y sea víctima de la política callista. El caso es más grave aún: Yo he sabido hace una hora u hora y media que al señor Manjarrez y a la Legislatura local se pretende darles un golpe de Estado y no lo dudo, señores, claro está, ojalá y se dé ese paso; ojalá para el futuro, ojalá para el bien de la patria; ojalá para que la opinión pública se percate de una manera perfectamente definida de la forma en que se está iniciando esta lucha electoral. Ojalá que así sea, ojalá que una poca de sangre que se derrame en el Estado de Puebla, víctima ya desde ha muchos años, dé al traste con la candidatura del señor general Calles; ojalá y esto sea para bien de la República. Juan Andrew Almazán ha indicado que cualquier trastornador del orden público no ser atacado en Puebla, y más aún, se ha disfrazado tropa federal para que haga disturbios en las orillas, en las goteras de Puebla, y esto es verdad. Y a vosotros, señores callistas, más que a ninguno me dirijo: vais a permitir, revestidos de vuestra representación, vais a permitir que se desprestigie más aún la candidatura del general Calles, haciendo este atropello ingnominioso en el Estado de Puebla? Claro está que no. Claro está que invariablemente vosotros vais a apoyar mi proposición para que se envíe inmediatamente una comisión al señor presidente de la República, del seno de esta Cámara, para darle cuenta de los acontecimientos desarrollados en Puebla, para que se retire de allí a este señor Almazán, y mande la Secretaría de Guerra, a cuyo frente está un hombre muy honorable, el señor general Serrano, que envíe algún otro jefe militar como jefe de las operaciones. Al mismo tiempo felicitemos de una manera calurosa, de una manera muy justiciera a la Legislatura local de Puebla por su actitud en este caso, que nunca ha tenido miedo - como que Puebla nunca ha tenido miedo a nada -; si las cosas se extreman, si no obstante la justicia que ampara a Puebla, si no obstante lo que esté pasando en ese Estado, que ha sido una víctima donde han corrido todos los dolores y todas las aflicciones, donde se han volcado todas las ignominias; si en ese Estado bendito, si en ese Estado, teatro de muchas libertades y de muchos gestos épicos, no se hace justicia, morirán muchos poblanos, pero Froylán Manjarrez - oídlo bien -, si no es amparado por el manto de la ley y por el manto de la justicia, no saldrá , pese a los esbirros, pese a Juan Andrew Almazán y pese a los señores callistas. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Olivé Isaac. (Gritos. Desorden en las galerías. Campanilla.) La Presidencia se permite excitar al compañero Castillo Tapia para que presente por escrito su proposición.

El C. Olivé: Honorable Asamblea:

Como se trata de un asunto que tiene demasiada importancia, y a pesar de que ya escuchamos por dos veces la lectura del telegrama de Puebla, yo suplico atentamente a la Presidencia que ordene a la Secretaría vuelva a dar lectura a ese mensaje, porque es de verdadera importancia para que ustedes se fijen en lo que significa.

- El C. prosecretario Barragán, leyendo:

Telegrama procedente de: "Puebla, Pues., el 28 de octubre de 1923.

"Señor presidente Congreso Unión.- Cámara Diputados.

"Con esta fecha decimos al señor presidente de la República el siguiente telegrama: "XXVI Congreso constitucional Estado, acaba ser informado que general Juan Andrew Almazán, jefe operaciones, asegurando obrar con acuerdo usted, ha llamado a algunos miembros esta Cámara, indicándoles conveniencia deponer gobernador actual, designando substituto a doctor Lauro Camarillo, por ser éste el que goza confianza esa superioridad, según afirma propio general Almazán. Constitución local faculta ampliamente Congreso Estado para en caso falta gobernador constitucional, designe persona, sin intervención Ejecutivo federal, quien siempre, respetuoso soberanía Estado, abstiénese hacer indicaciones anticonstitucionales, que romperían pacto federal. En vista lo anterior, Cámara acordó sesión esta fecha, dirigir a usted respetuosa súplica esta vía, a efecto nos diga si este Congreso, en uso legítimas facultades, serían respetado por Gobierno y fuerza federales, pues jefe operaciones anticipa que en caso no ser oído, asumir actitud expectante, dejando que agitadores enemigos este Gobierno provoquen desordenes en este Estado." Y para conocimiento de esa H. Representación Nacional, rogámosle se digne ordenar se dé cuenta este mensaje.- Atentamente, secretario, Jesús Cruz.- Presidente, L. Bermúdez G.- Secretario, E. H. Ortega."

El C. Olivé: Este telegrama, señores diputados, es suficiente para calificar la moral del Gobierno y de los señores callistas. (Siseos.) Sí, señores. Con este telegrama se califica suficientemente la moral de ustedes. Con este telegrama se ve claramente el.... (Desorden.) con este mensaje se ve claramente....

El C. presidente: La Presidencia suplica atentamente a los ciudadanos diputados se sirvan escuchar al orador, y previene a las galerías que por unica vez se les manifiesta que guarden la debida compostura.

El C. Olivé: Y es claro, señores diputados, no podía ser de otro modo. El general Calles, que ya ha hecho una jira al través de la República, que culminó con la ridícula manifestación que le hicieron el domingo.... (Desorden.) Es claro, señores, que el general Calles ha visto ya su fracaso completo, ha visto que el pueblo no está con él, que necesita de la imposición más fuerte y formidable del presidente de la República para ver si es posible que su candidatura salga avante; pero a pesar de esto, señores diputados, el general Calles no ser presidente de la República, ni hará revolución,

como dijo el señor Puig y Casauranc en esta tribuna.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano González para una moción de orden.

El C. González y González: Suplico a la Presidencia se sirva decirnos cuántos diputados están inscriptos para hablar sobre este asunto; porque hay una proposición, según entiendo, del señor Castillo Tapia, que no se ha presentado a discusión; y en ese caso quiero que me informe la Presidencia cuántos diputados están inscriptos para hablar sobre este asunto.

El C. presidente: La Presidencia informa a su señoría que se han inscripto para impugnar el trámite los siguientes diputados Castillo Tapia, Olivé Isaac y Prieto Laurens Jorge.

El C. González y González: Yo quiero que me haga usted favor de decirme si hay alguno inscripto en pro del trámite.

El C. presidente: Conforme al Reglamento, no se puede privar del derecho de hablar a los ciudadanos diputados que deseen hacerlo en contra.

El C. González y González: Pero van a hablar tres ciudadanos diputados en contra de este dictamen, sin que los haya en pro.

El C. Olivé, continuando: El general Calles, que seguramente no será presidente de la República y que seguramente no podrá hacer revolución, porque para hacer una revolución, señores, es necesario llevar como bandera algunos principios, y los callistas, señores, ¿qué bandera nos presentan? ¿cuál es la bandera revolucionaria del general Calles? El, como programa político, dice que va a cumplir con la Constitución. ¡Qué valiente programa: cumplir con la Constitución! ¡Claro! ¡Qué presidente de la República no va a cumplir con la Constitución, si la Constitución es la Ley Suprema que obliga a todos los funcionarios públicos! Ese no es programa de Gobierno; ese cualquiera lo puede tener, aun el más reaccionario, y cuando el general Calles grita públicamente que es un gran revolucionario porque va a cumplir con la Constitución de la República, señores, no podrá hacer revolución, porque para eso el pueblo elige sus mandatarios; así es que por este motivo el general Calles no podrá hacer revolución, porque no tiene principios nobles qué defender; el señor Calles, señores, hará un cuartelazo, si quiere, como el ridículo cuartelazo de Murguía y de Lucio Blanco; pero acabar como Murguía: metido en un curato donde ser fusilado. Sí, señores, todos aquellos movimientos que no están apoyados en la opinión pública, tienen que acabar, como Murguía, como Lucio Blanco, como han acabado todos. Si el general Calles es tan popular, si tienen ustedes tanta confianza en el triunfo efectivo del general Calles, ¿a qué vienen esas imposiciones? (Desorden.) Cuando un candidato, señores, tiene la seguridad de que va a triunfar, no necesita cometer los atropellos que están cometiendo en Puebla. Ustedes acaban de oír lo que está sucediendo en Puebla.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Arroyo Ch. para moción de orden.

El C. Arroyo Ch.: Suplico a la Presidencia, con toda atención, se sirva decir, también con toda atención, al orador que se circunscriba al punto a discusión, pues esta pronunciando un discurso político sobre cosas que desconoce; y esto, señor presidente, no es asunto de la Representación Nacional; porque si el ciudadano Olivé quiere que discutamos políticamente, también tenemos nosotros con qué demostrar que el señor De la Huerta es un farsante y un .... (Desorden. Campanilla.) Suplico con toda atención se sirva decir al orador que se sirva circunscribirse al punto a discusión si queremos hacer labor honrada. Vamos, señores, al fondo de las cuestiones, pero que no se aprovechen aquí de estas nimiedades para atacar al general Calles.

El C. presidente: La Presidencia tiene la pena de manifestar a su señoría que dada la amplitud de criterio con que se propone presidir la sesiones posible restringir el derecho de que hace uso el ciudadano Olivé. (Aplausos.)

El C. Olivé, continuando: Ya lo han oído, señores; nimiedad, dice Arroyo Ch. al atropello a la soberanía de un estado; nimiedad a la imposición brutal que pretende hacer el presidente de la República, obligando a la Legislatura de Puebla a que cambie gobernador para imponer a un callista. A esto le llama nimiedad el compañero Arroyo Ch. (Aplausos.) Y también va a ser nimiedad que el presidente de la República, el año entrante, diga, en medio de su locura: la elección ha sido viciosa, la elección no es buena, De la Huerta ha triunfado por la voluntad popular, pero yo, Alvaro Obregón, como héroe de la revolución, declaro por mí y ante mí que no ha habido elecciones y continúo en la Presidencia de la República. ¡Estas son las nimiedades de los señores callistas! ¡Y estos son los revolucionarios!....

El C. Arroyo Ch.: ¡Una aclaración!

El C. presidente: Si el orador la consiente.

El C. Olivé, continuando: ¡Estos son los revolucionarios! ¡Estos son los que dicen que van a arrastrar al pueblo a una revolución, como si el pueblo no supiera que son unos farsantes que no le ofrecen nada, que no persiguen más fin que la ambición personal, que no ofrecen ningún programa de Gobierno que sea capaz de sugestionar al pueblo para llevarlo a la práctica, y para hacer una revolución por ese programa. ¡No! Estáis equivocados, señores callistas; el pueblo sabe que no son nimiedades las cuestiones de Puebla, el pueblo sabe que tras el asunto de Puebla hay algo muy grave que puede llevarnos al derrocamiento del Gobierno de la República, porque, óiganlo bien ustedes, señores: ya el pueblo, aunque quieran ustedes disfrazar la imposición, el pueblo no se dejar engañar.

El otro día hablaba yo precisamente de la imposición que el presidente de la República quiere hacer del general Calles, como sucesor de él, y se nos decía que nosotros veniamos a hablar porque sí, a lanzar calumnias ¿Y qué dicen ahora ante este telegrama terminante? El general Almazán se presentó ante varios diputados de Puebla y los amenazó para que depongan a Manjarrez, en la inteligencia de que si no lo hacen no los apoyar , para que impongan a un callista, para que impongan al general Calles, porque éste en Puebla es impopular, porque solamente que disfracen ahí a los soldados de indígenas, o que los lleven del Estado de

México o de Jalapa, o de otros puntos de la República, a Puebla, gente que vaya a la manifestación, solamente así lograrán tener algunos elementos que desfilen, como desfilaron aquí elementos que no son del Distrito Federal en la pasada manifestación. Y porque saben eso los callistas, quieren quitar a un gobernador honrado que ha cumplido con su deber y con los postulados de la revolución. ¿Por qué, si Manjarrez es un revolucionario honrado tratan de derrocarlo? ¿Qué culpa tiene Manjarrez? ¿Cuál es el derecho que tiene el presidente de la República para intervenir en eso? ¿Por qué, si Manjarréz es revolucionario quieren quitarlo? ¿por qué, digo? Es porque Manjarrez da garantías al pueblo y libertad, no porque sea cooperatista. Y porque el presidente de la República sabe perfectamente todo esto, porque necesita hacer lo mismo en cada uno de los Estados de la República, por esto tratan de derrocar a Manjarrez; pero si lo hacen, el pueblo se levantar como un solo hombre contra esa imposición brutal y aunque se trate de derrocar a los demás gobernadores de los Estados, de nada les servir al señor Calles, porque al fin al cabo el pueblo se impondrá, el pueblo verdadero, el que no es farsante, el que no se deja engañar. ¿De qué le sirve, por ejemplo, al general Calles contar en Tabasco con el gobernador? De nada absolutamente, porque a pesar de las imposiciones y atentados, a pesar de todos los crímenes políticos que están cometiéndose, el pueblo de Tabasco está reaccionando con rapidez y está sosteniendo con verdadero vigor y energía a Adolfo de la Huerta. (Aplausos.) Yo, señores, como representante verdadero del pueblo, (Una voz en las galerías: ¡Y no!)... aunque a ustedes les pese...(Gritos en las galerías. Campanilla.) como hombre que siempre ha luchado contra la imposición, vengo a protestar enérgicamente contra la actitud del ciudadano presidente de la República, por los atentados que está cometiendo en Puebla, y apoyo de manera decidida y franca - y así pido a mis compañeros que lo hagan -, a Castillo Tapia para que se nombre una comisión que entreviste al presidente de la República imponiéndole de los hechos, aun cuando esto, después de todo, ya lo sabe el presidente de la República, como que son órdenes de él; estoy seguro de que él se va a escudar diciendo que ignora lo que pasa en Puebla, pero no le hace; es necesario que la opinión pública sepa lo que está haciendo el presidente de la República desde El Fuerte, donde ésta maquinando contra la verdadera libertad del Sufragio.

Yo, señores, por estos motivos invoco el compañerismo de todos los ciudadanos diputados, incluyendo a los señores callistas, si es que en el callismo hay individuos que de una manera decidida y enérgica rechacen la imposición; incluyo a los callistas que todavía tienen vergüenza, que todavía tienen dignidad; aquellos que todavía consideran que son una afrenta todos estos atentados, también los invito a que de una manera categórica y franca apoyen la proposición de Castillo Tapia. (Aplausos. Gritos. Desorden en las galerías. Campanilla.)

El C. Siurob: Pido la palabra para moción de orden.

El C. presidente: Para moción de orden tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Siurob.: Su señoría manifestó hace pocos momentos que para impugnar el trámite iba a conceder la palabra a tres personas; conforme al artículo 120 del Reglamento sólo tienen derecho a hablar dos del pro y dos del contra.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro del trámite el ciudadano Angel Castellanos.

El C. Castellanos Angel G.: Señores diputados...

El C. presidente: La Presidencia se permite advertir al ciudadano Siurob que se inscribieron todos los oradores que pidieron el turno en contra, y conforme al artículo 121 del Reglamento.

El C. Castellanos: Señores diputados: Es lamentable que cuando algún individuo de los compañeros de esta Asamblea quiere defender una causa buena, según él, mala, según otros, no recurra a los procedimientos y a las razones que realmente le asisten para defender su criterio. Es lamentable y perfectamente injustificado que los que más obligación tenemos de venir a esta tribuna a tratar con un criterio amplio y sereno, pero al mismo tiempo justiciero, en todo asunto, cualquiera que él sea, de cualquier orden que sea, siempre vemos que no se trata más que de una cuestión política; es lamentable que nosotros mismos que en un momento dado, en momentos en que nos hablan los sentimientos, cuando nos habla la razón verdaderamente vengamos a pregonar que es necesario serenar los ánimos y que esta Asamblea y, por consiguiente, los oradores vuelvan por sus fueros; pero apenas acabamos de decir semejante cosa y en el mismo momento, con cualquier pretexto volvemos a hacerlo peor que antes. El asunto de Puebla, que seguramente en el concepto del compañero Castillo Tapia tiene perfecto derecho para venirlo a hacer y creo que cumple con un gran deber de excelente amigo del señor gobernador de Puebla, debió precisamente, para haber defendido a su gran gobernador, el no haberse metido por esos vericuetos, precisamente de la política que todo lo rodea y después resulta que no puede sentar su tesis para defender su causa, que todo lo ve a través de la cuestión político - Electoral. Yo felicito al señor compañero Castillo Tapia porque vino a defender al señor Manjarrez; pero es muy discutible....

El C. Castillo Tapia. interrumpiendo: ¡Al estado de Puebla!

El C. Castellanos: Pero es muy discutible la labor del señor Manjarrez, porque aunque él dice que el compañero Soto y Gama no reconoce su labor agraria, el mismo compañero Castillo Tapia, en esta Asamblea, siempre ha juzgado de la manera más alta y más justa al compañero Soto y Gama....

El C. Castillo Tapia, interrumpiendo: Sigo juzgándolo.

El C. Castellanos: De manera que si pues así lo sigue juzgando, es muy lógico suponer que debe tener el señor Soto y Gama perfecto conocimiento de lo que el señor Manjarrez, por lo que se refiere a la cuestión agraria, ha hecho en Puebla. Yo solamente debo decirle al compañero Castillo Tapia que seguramente podría obtener estos datos cuando él guste, porque están las puertas abiertas en

todos los partidos, sobre todo en el Partido Nacional Agrarista; él puede ir allí a ver la serie, el montón - por decirlo así - de pliegos en los cuales se quejan de la labor agrarista del señor Manjarrez. Lo que pasa es que el señor Manjarrez como hombre, seguramente bastante ducho en el asunto, ha sabido plantear la cuestión de tal manera que para los que no están bien interiorizados de la cuestión agraria, para los que no saben cómo está la situación agraria en Puebla, parece a la simple vista que efectivamente ha hecho una gran labor ejidal; desgraciadamente, desgraciadamente, digo, porque en lo general esto no es cierto; tan es así que yo he tenido oportunidad de asistir a algunas convenciones de carácter social agrario y a otras convenciones de carácter social - político en Puebla, y me he convencido por mis propios ojos y por mis propios oídos de la atmósfera malísima que tiene entre el elemento campesino el señor gobernador de Puebla. No hace mucho tiempo, apenas hará un mes y probablemente de esto tenga conocimiento el compañero Castillo Tapia, que se verificó una convención en San Martín Texmelucan, y allí hubiera visto el compañero Castillo Tapia cómo multitud de campesinos concurrieron quejándose del señor Manjarrez y presentando en los archivos del Partido Nacional Agrarista las pruebas, que allí están, compañero Castillo Tapia, y tengo que denunciar este hecho: Que esbirros o empleados - como quieran ustedes llamarles - del señor gobernador de Puebla cuando supieron que esta convención se iba a verificar, se fueron por distintas partes del Estado a hacerlos que desistieran , a unos por la buena y a otros por la mala; es decir, como encontraban el terreno así procedían; pero invitándolos a que no asistieran a esa convención de San Martín Texmelucan; me consta que un grupo de indígenas que viajaban para asistir a esa convención - no los conozco pero me consta el hecho - se acercó a los campesinos un grupo de individuos y les dijeron que no concurrieran a esa convención porque iba a haber balazos, que un grupo de soldados disfrazados habían sido mandados para disolver esa convención, que no asistieran porque de lo contrario se verían en una mala situación.

El C. Guzmán Martín Luis: Una aclaración.

El C. Castellanos: Dispénseme, compañero, es usted muy afecto a las aclaraciones.

El C. Guzmán Martín Luis: Hágame favor, compañero.

El C. Castellanos: Yo estuve en la convención y los empleados de Manjarrez fueron a decir que los soldados iban a disolverla.

El C. Castillo Tapia: ¿Me permite usted una aclaración?

El C. Castellanos: No acabo nunca con las aclaraciones....

El C. Castillo Tapia: Un segundo, señor doctor,...

El C. Castellanos, continuando: El Congreso de Puebla, según su sentir, según lo que dice el telegrama, pide garantías, porque es, en resumen, lo que pide. Creo que hasta ahora no ha podido encontrarse a un solo hecho, sino que dice que el general, Almazán se acercó a decirles tales y cuales cosas. El papel de esta Asamblea en semejante situación yo creo que no puede ser otro que aprobar el trámite dado el telegrama por la Mesa, y así quedar perfectamente en su lugar esta Asamblea, para que no después se nos venga a decir que desde aquí nosotros queremos resolver las cuestiones de los Estados, ya hemos visto que un prominente líder de esta Cámara ha dicho que aquí en México se quieren resolver las cuestiones de los Estados; de manera que está más que justificado el que yo venga a sostener el trámite de la Mesa.

Para concluir, debo decir lo siguiente: el compañero Olivé dijo en esta Asamblea - y lo dijo de una manera más desastrosa que de costumbre - que en asunto no había más que la cuestión de la imposición callista; no argumentó nada, no dio absolutamente ninguna razón ni en pro en contra, sino que todo fue alrededor de la cuestión de los honrados callistas y la locura del presidente de la República, cosas que para un hombre como Olivé no quedan nada bien. Hay necesidad de que venga a sentar un principio, a defender más una tesis, pero no con palabras ásperas que a nada conducen. (Una voz: ¿ Y el telegrama qué dice?) Yo lo que sí debo manifestar es que está muy equivocado, probablemente por no haber estado en Puebla últimamente; pero sí le debo manifestar que en Puebla, dos hechos concuerdan con respecto a la cuestión política electoral: Me consta el primero que, efectivamente, en la ciudad de Puebla probablemente, como en varias ciudades de la República, probablemente no tenga una gran mayoría la candidatura del señor general Calles....(Desorden.) de lo cual el que habla - y creo estar autorizado por mi grupo -, que absolutamente nos creeríamos honrados por esta adhesión al general Calles. Ya sabemos....(Escándalo.) lo que son por lo general las opiniones de las ciudades. Las opiniones de la ciudad siempre están subordinadas a los triunfos de afuera. Ya sabemos que las ciudades ahora más que nunca han perdido aquello de que allí era donde todo se hacía, Ahora la ciudad no es más que el apéndice de la vida del campo, de la vida del taller; no depende de la ciudad más que de la vida del campo, de manera que si en Puebla a mí me consta que la opinión de los campesinos y de los trabajadores está con el general Calles, (Desorden.) yo me siento verdaderamente satisfecho y yo me sentiría un poco molesto si supiera que en los salones de la aristócrata Puebla se aplaudiera al señor general Calles. (Desorden. Campanilla.)

Y bien, señores diputados; es necesario y es tiempo de que nosotros nos demos cabal cuenta de la situación y no por ser muy adictos a un candidato, cualquiera que él sea, queramos nosotros invertir la situación social; es necesario que los simpatizadores de señor De la Huerta....(Voces en las tribunas: ¡Viva de la Huerta! Campanilla.) no vengan continuamente a esta tribuna a amenazarnos con aquello de la contrarrevolución. Estamos perfectamente curados de espanto. (Se oyen cuatro disparos en el corredor que conduce a las tribunas. Gritos. Campanilla.)

El C. Presidente: Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Castellanos.

El C. Castellanos: Decía hace un momento, compañeros, que es el momento... (Continúa el tumulto en las tribunas.)

El C. presidente: Se suplica a los concurrentes a las galerías....

El C. Quiroga, interrumpiendo: Ya no se debe suplicar, debe ordenarse.

- El C. presidente, continuando:....guarden orden, porque si no lo hacen, la sesión no podrá continuar. Se ha ordenado que la policía civil entre a las tribunas para que sean desalojados los escandalosos.

El C. Castellanos, continuando: Decía yo hace un momento, señores compañeros, que una cosa es que tengamos nuestras simpatías: los señores delahuertistas por el señor De la Huerta, nosotros los callistas por el señor general Calles; pero que en esta campaña que tiene que ser seguramente bastante difícil, nos demos cuenta del papel que estamos desempeñado en la actuación social, porque ya es tiempo, sobre todo para reconocer que mientras no se haga una organización social que responda a las aspiraciones de la mayoría del pueblo trabajador, es imposible que con pura politiquería, es imposible que con puras campañas electorales podamos resolver el problema social. Yo veo con bastante pena que los señores delahuertistas - decía hace un momento - nos amenazan continuamente con la contrarrevolución. (Desorden. Campanilla.)

El C. Pastoriza: ¿Y el compañero Puig?

El C. Castellanos: Debo desde luego decirles a ustedes dos cosas: Si acaso fuera cierto, nos tiene sin cuidado, (Desorden.) y nos tiene sin cuidado no tanto por lo que respecta a que tengamos confianza en nuestros elementos, sino porque hasta ahora se ha visto en la historia del mundo que ésta cuente una página en que las contrarrevoluciones hayan triunfado. Por otra parte.... (Desorden. Vivas.) Por otra parte, también es tiempo de decir y averiguar el Dicho vulgar - permitidme que os lo diga sin que se ofenda personalmente ninguno -:Perro que ladra no muerde. (Risas.)

El C. Aranzábal: Eso debemos decirles a ustedes.

El C. Castellanos: Ahora bien; es necesario que todos los simpatizadores del candidato contrario a nosotros sepan que si quieren ellos encerrarse en la ciudad, seguramente ya saben a qué atenerse. (Voces: ¡No somos Morones!) Ya saben ustedes que las ciudades dependen del campo, y nosotros cordialmente pedimos que siquiera por vosotros mismos penséis que en el campo está la fuerza de la nación, está la fuerza de la revolución y que si alguna revolución hemos de hacer ser la social y no la política. (Aplausos.)

El C. Castillo Tapia: Señor presidente: Pido la palabra para varias alusiones personales.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Castillo Tapia para contestar varias alusiones personales.

El C. Castillo Tapia: Señores representantes:

Vengo a hacer uso de la palabra refiriéndome a varias alusiones personales del señor doctor Castellanos. Antes de aludir a ellas debo recordar a las galerías algo muy solemne, algo muy uncioso de un líder de ustedes, del señor Morones. (Voces en la tribuna izquierda: ¡Viva!) El señor diputado Morones, es un discurso uncioso....(Gritos . Desorden en la misma tribuna.)

El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden, señor presidente. Según la lista de oradores, le corresponde el turno al señor Prieto y no al señor Castillo Tapia.

El C. Castillo Tapia: Pedí la palabra para alusiones personales. En la otra sesión el señor diputado Morones pronunció un discurso lleno de enseñanzas para ustedes. Voy a recordaros un pasaje para que a vuestros espíritus llegue algo de la ánfora del saber.

Cuenta magistralmente el gran escritor Valle Inclán, que San Bernardo fue a un país extraño a su lengua y no obstante que no era comprendido por los humildes ignaros, sin embargo, pudo reclutar un ejército glorioso para ir a la conquista del Santo Sepulcro. No es precisamente el concepto sólido, no es precisamente la frase lógica o el concepto lleno de verdad lo que hizo que aquel conjunto de hombres que iban a la muerte fueran con fe y con la sonrisa a flor de labio; era la melodía de la voz del santo varón, la melodía, de su voz impregnada en el ambiente de la verdad lo que hubiese conquistado tantos prosélitos para ir a conquistar los santos lugares hollados por la planta del Rabí Divino. Cuando yo escuché, cuando yo leí esta leyenda del magistral escritor, del estupendo escritor, cuando leí que el ejército del santo varón llegaba a la Ciudad Eterna y conquistó los santos lugares, se preguntaban en todos los Ámbitos del orden: ¿qué había hecho para poder llevar esas huestes a la gloria y al triunfo, sin que el lenguaje fuera análogo al lenguaje del varón? Y la verdad en ésta: era el ritmo de su voz, que no lo comprendían; pero iban por la fuerza inmanente, la fuerza vital, por la fuerza que conduce a los pueblos conscientes al dolor, al sacrificio y a la muerte; y cuando yo escuché al señor Morones en esta tribuna un discurso lleno de unción, convidando al bien, convidando a la discusión solemne y tranquila, creí que todos vosotros sus copartícipes, todos ustedes los que le siguen, habían comprendido sus conceptos y habían seguido el ritmo de su voz, casi franciscana en esos momentos. ¡Pero cuánto desmerecéis vosotros del líder! ¡Qué diferencia amplia y basta existe entre los líderes y los que les siguen! ¡Qué poca armonía, qué poca síntesis de especialidad existe entre la inconsciencia de vosotros y el consejo que os dan vuestros mentores! (Una voz en la tribuna izquierda: ¡No queremos clases! A vosotros se os culpar mañana de que no tengamos libertades. ¡Qué bien lo dijo el pensador: los grupos inconscientes de las sociedades son los que forjan más los eslabones de sus cadenas! Yo vine aquí a contestar alusiones personales. (El desorden en las galerías continúa. Campanilla.)

El C. Presidente: La policía de las tribunas aprehenderá a los escandalosos y los consignará a la autoridad correspondiente. (Aplausos.)

El C. Castillo Tapia, continuando: En esta tribuna no se han venido a decir más que frases laudatorias para vuestros líderes. Ellos, en tiempos pasados, se quejaban de que venía aquí una mayoría a estorbarles en su política; pero nunca se llegó a la ignominia, jamás, como se está viendo en estos momentos. Yo jamás he ofendido a vosotros, jamás os he dirigido una frase canallesca, y sí he dado muchas intranquilidades en mi hogar

y tengo atravesado mi cuerpo por varias balas, cosas que muy pocos de vosotros tenéis. (Aplausos.) Desgraciadamente se acaba de ir de esas tribunas, de esos asientos, el general Hay, con quien tuve también el gusto de coparticipar de actos de rebeldía para poder fincar el sillar de vuestras libertades. Yo os pido, no en nombre mío, que no valgo nada; no en mi nombre, soy perfectamente efímero, no solamente como humano, si no en nombre de vuestras libertades, de esas libertades que váis a conquistar; yo os ruego e invoco a vuestros hogares invoco la tranquilidad de vuestras madres, de vuestras hermanas, de vuestras matronas, de vuestras esposas; invoco algo respetable para que escuchéis un momento con el respeto que merece esta Asamblea. (Desorden. Campanilla.) Si no queréis, muy bien, ya se os dará un mendrugo si así seguís el flajelo de Atila. Yo vine a esta tribuna, he repetido, a contestar alusiones personales del doctor Castellanos y voy a pretender elevar el debate.

El señor doctor Castellanos indicaba que el asunto del Puebla, perfectamente político, perfectamente injusto, colindante con los campos de la criminalidad, decía él que es pretexto, que usamos de pretextos como esos, y los llama baladíes, para venir a perturbar a la Asamblea; muy lejos de mí eso! ¡no me anima! ¡muy alejado de ese asunto! Yo no quise decir ninguna frase candente, me habéis escuchado y están los taquígrafos allí, de que mi pasado discurso no hubo una frase candente o alterada que pudiera romper el orden. Vine a acusar con el valor civil necesario, ante vosotros, señores callistas honrados, callistas los que quedáis honrados...(Murmullos. Campanilla.) yo os vengo a exponer a vuestras conciencias, muy honradamente , el hecho de Puebla, y es que es una de las cosas que a mí me interesan en esta tarde; os vengo a exponer ese telegrama firmado por personas altamente honorables, muy dignas de respeto, porque es una Cámara local legislativa la que envía ese telegrama y acusa de una manera formidable, en una catilinaria, al señor general Andrew Almazán. La personalidad intrínseca del señor Andrew Almazán ni me importa dentro de este recinto, ni me quiere importar. Cuando era mi amigo, cuando fue mi amigo si es todavía mi amigo, me importa en lo privado. Bien; lanza el señor Castellanos sus diatribas y sus ataques formidables en contra de Manjarrez, y abusando y explotando la cuestión agrarista, como máxima acusación dice el señor Froylán Manjarrez no ha repartido tierras en Puebla, que ha estado alejado de las cuestiones sociales, que no ha respondido a los postulados máximos de la revolución. Voy a interpelar, con permiso de la Presidencia al señor Castellanos para ver si su memoria no le es frágil, y me repita más o menos algunos postulados de una conversación que tuvimos hace unos cuantos días, hace...días, no recuerdo cuantos precisamente, en esta Cámara, respecto al señor Manjarrez. Con permiso de la Presidencia.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Castellanos.

El C. Castillo Tapia: Si recuerda su señoría que hace algunos días, probablemente veinte - no recuerdo cuantos -, sentados junto a la curul del ciudadano Soto y Gama...(Murmullos. Campanilla. Desorden en las galerías.)

El C. presidente: Sírvase la policía desalojar a los individuos que escandalizan en las tribunas; al individuo de sombrero blanco. Sírvase la policía aprehenderlo y consignarlo. (Voces: ¡No! ¡No! Desorden. Gritos.)

El C. Castillo Tapia: Señor doctor Castellanos:

Su señoría recuerda que hace algunos días, conversando sobre cuestiones agrarias y haciendo un estudio más o menos comparativo de la acción gubernativa del asesino Sánchez y sobre la acción de Gobierno revolucionario del señor Froylán Manjarrez, me decía su señoría que, efectivamente, algunos o uno de los gobernadores que más había cumplido con la cuestión agraria, con un raro, con exquisito tino, había sido el señor Manjarrez. Más aún: Me dijo vuestra señoría que había puesto al frente del Departamento Agrario a David Manjarrez, hombre de ideales, y que conocía perfectamente el problema; que el grupo agrarista estaba muy contento, perfectamente satisfecho de la actitud agrarista del gobernador de Puebla. ¿Es verdad? En nombre de vuestro honor.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Castellanos.

El C. Castellanos: Lamento que el compañero Castillo Tapia me esté confundiendo con algún otro compañero.

Respecto a esto, yo francamente, y por mi honor, declaro que no recuerdo haber tenido una sola conversación sobre este particular con el señor Castillo Tapia. (Aplausos. Siseos.) Un momento.

Hace unos ocho o diez días hablé con el señor Castillo Tapia por las calles de Tacuba, y hablamos de la cuestión presidencial. diciéndome él que era delahuertista, y yo le dije: tú - lo mismo que le dije hoy - haces bien en estar con él, así como haces bien en estar con Manjarrez.

El C. Castillo Tapia: Eso es diferente.

El C. Castellanos: Si de eso se desprende que yo haya dicho que hacía buena labor, eso ya es cuestión del señor Castillo Tapia

Por otra parte, debo decir al señor Castillo Tapia que de ninguna manera podía haberle dicho esto, por dos razones principalisimas: primera, en el Congreso Agrarista que se verificó el 1o. de mayo del presente año, todos los delegados que vinieron de Puebla - y ahí están las constancias en el archivo de ese congreso -. se quejaban del señor Manjarrez. De manera que habiéndolo hecho esto públicamente en ese Congreso, no necesitaba yo ni siquiera ir a registrar los expedientes para saberlo. Más todavía: estos individuos se quejaban de la cuestión agraria desde el momento en que el hermano del señor gobernador que, entre paréntesis, sí es muy sospechoso que esté allá, fue presidente de la Comisión Local Agraria. Esto es lo que debo decir al señor Castillo Tapia.

El C. Castillo Tapia: Yo invoco a la gentileza perfectamente establecida y sancionada por todos los hombres de conciencia, de Soto y Gama, para que me diga si en una conversación que sostuvimos allí, yo sentado en el escritorio, sobre la actitud que asumía en cuestiones agrarias el señor Manjarrez , y le pregunto a su señoría que me diga

si no lanzó frases verdaderamente halagadoras para la actitud. para el trabajo agrarista que estaba haciendo el señor Manjarrez.

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra para contestar. (Gritos en las galerías.) Contesto a usted, señor. Para los que diariamente estamos tratando asuntos agrarios de Puebla y otros Estados, no hay nada oculto de lo que pasa en el Estado de Puebla. La gestión agraria del ciudadano Manjarrez fue buena mientras estuvo - fíjese el compañero -, mientras estuvo en la Local Agraria el ciudadano Ignacio Figueroa, que había sido director auxiliar de la Comisión Agraria, y hay la coincidencia de que se quejan los vecinos de que apenas se separó Ignacio Figueroa de esa Comisión Local, cambió enteramente la política agraria del señor Manjarrez; eso se lo puedo demostrar al señor Castillo Tapia y a toda la Cámara con verdaderas resmas de documentos, montones de quejas que nos han llegado de los pueblos del Estado de Puebla, los cuales desde luego protestaron contra la separación de Ignacio Figueroa y supusieron que algo pasaría después de esto Además, Manjarrez, el hermano de Froylán, el encargado de la Local, trataba con demasiada condescendencia a los hacendados, queja de los pueblos que yo personalmente transmití al ciudadano Manjarrez, queja que no me contestó. Después los pueblos, viendo con su instinto que no se engaña, que Manjarrez andaba en compañía de los ricos de Puebla, y como ellos tienen el instinto que les da su dolor y su sufrimiento, todo lo deducen malo, por aquel adagio que dice: dime con quién andas y te diré quién eres. (Aplausos en las galerías) Esto es muy vulgar, pero la circunstancia de la afinidad de trato, de este trato continuo entre los dos - la reacción y Manjarrez, gobernador de Puebla -, hirió el ánimo de los indígenas, que mandaron cartas al partido, que puedo enseñar al señor Castillo Tapia y a la Cámara, y también se mandó una queja al señor Manjarrez y no la contestó. Punto tercero: se quejan los pueblos de que el gobernador Manjarrez tomó pretexto de un famoso impuesto sobre los ejidos que fijó la Nacional Agraria; con motivo de ese impuesto amenazó a los pueblos en esta forma: si no se prestan a pagar el impuesto sobre las parcelas, no tendrá ingenieros la Local Agraria y tendría que suspender todos los trabajos. Estos hechos después se han venido a complicar con otros más graves. Tenemos una queja de un pueblo cercano a Atlixto, en la cual expresaban los indígenas que Manjarrez hermano del gobernador y presidente de la Local Agraria, amenazó a los vecinos de ese lugar para que no siguieran pidiendo tierras. Puedo traer cuando quiera al compañero Castillo Tapia una copiosa documentación en que están contenidas las quejas de los pueblos. En resumen, la labor de Manjarrez fue franca y decididamente agrarista el momento en que separó a Figueroa; separó a Figueroa por presión de la reacción, y después que fue substituido Figueroa por su propio hermano, desapareció la labor agraria, o no fue ya de tal manera eficiente, como lo había sido antes. Es la respuesta que doy al compañero. (Aplausos. Siseos.)

El C. Castillo Tapia: Deploro que el señor Soto y Gama no me haya contestado de una manera categórica mi pregunta. Yo en ocasión propicia a demostraré Cuál ha sido la labor del hermano del señor Manjarrez en la cuestión agraria me voy a permitir nada más echar por tierra todos los argumentos y todos los ataques, de una manera muy serena, de una manera muy tranquila y de una manera muy amigable, que se han dirigido al señor Manjarrez. ¿Me lo permite la Presidencia? (Murmullos.)

¿Fuera tan amable el diputado Soto y Gama de decirme qué Estado de la República conceptúa más agrarista?

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Díaz Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: Compañero, yo creo que los únicos que compiten en agrarismo son los Estados de Morelos y Yucatán.

El C. Castillo Tapia: ¿Fuera tan amable de decirme, proporcionalmente en Morelos qué cantidad de hectáreas se han repartido de terreno?

El C. Díaz Soto y Gama: Pues en Morelos se han repartido todas las hectáreas necesarias para dotar a todos los pueblos y a todas las rancherías.

El C. Castillo Tapia: ¿Sabe la superficie con que cuenta el Estado de Morelos?

El C. Díaz Soto Gama: Soy poco creyente de la estadística. Y, la verdad, creo más en los hechos que en los números. (Aplausos. Siseos. Murmullos Campanilla.) La estadística es tan engañosa como esto que le voy a referir al compañero:

En un autor de Derecho Penal me encontré este hecho curioso: se formó en Madrid una estadística sobre el número de adulterios que se cometían, y resultaba que para determinado distrito...(Murmullos. Campanilla.) Si me escucha el compañero se lo agradeceré. Resultaba que para un distrito determinado de la ciudad de Madrid, tocaban en adulterio a razón de cuatro adulterios por cabeza. (Murmullos. Risas. Campanilla.) De ahí deduce que todas las mujeres de ese distrito habían engañado cuatro veces a sus esposos, siendo que algunas los habían engañado veinte o cuarenta veces. ¡Ya ve usted qué poco seria es la estadística! De manera que lo único que le digo es esto: el argumento de momento se le voltea a usted, porque si Puebla es muy agrarista ningún chiste hace el gobernador en dejarse llevar por corriente agraria; lo malo es que detenga, lo malo es que no dé plena satisfacción.

El C. Castillo Tapia: No solamente no la ha tenido, sino que se han repartido en Puebla, noventa y ocho mil hectáreas de terreno, comprobadas, y ofrezco al ciudadano Soto y Gama traerle copia de los documentos para que la Asamblea llegue al convencimiento de que uno de los gobernadores más revolucionarios que efectivamente existen ha sido Froylán Manjarrez. Para terminar....

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Quiere que acabe de contestar? De esas noventa y ocho mil hectáreas le apuesto, compañero, que la inmensa mayoría corresponden al período de Ignacio Figueroa, y una cantidad muy corta relativamente a Manjarrez.

El C. Castillo Tapia: Ya comprobaré lo contrario en su oportunidad. Por último, señores diputados, debo de llevar a vuestro espíritu el concepto de que no es este un motivo de ataque a la

candidatura del general Calles que haya sido ocioso; es una demostración perfectamente lógica y real de la inconsecuencia, de la forma arbitraria y torpe como se están iniciando estas luchas, El señor general Juan Almazán tiene orden de dar un golpe de Estado. Si ustedes no dan su voto, allá vuestras conciencias, pero observadlo bien, ustedes deben de dar una demostración de civismo, de valor civil y de consecuencia política aceptando que sí vaya esa comisión y que se envíe un telegrama al señor presidente protestando por la actitud del general Andrew Almazán y consignándolo a las autoridades competentes. (Aplausos. Siseos. Murmullos.)

El C. presidente: Para alusiones personales tiene la palabra ciudadano Morones Luis N.

El C. Morones: Ciudadanos diputados:

Contestando las alusiones personales hechas por el ciudadano diputado Castillo Tapia, creo de mi deber manifestar, a la Asamblea, puesto que parece que de las mismas alusiones a que me estoy refiriendo trata de sacar la consecuencia el diputado Castillo Tapia de que el criterio del que habla no es el mismo que expusiera en sesiones anteriores respecto a la actitud, respecto al ambiente que debe caracterizar los trabajos de esta Representación: decía a ustedes, me creo en el deber de declarar que sí es el mismo, y que si las circunstancias nos han empujado desgraciadamente a corresponder al ataque, a la acción de que fueran víctimas, de que fuimos víctimas los elementos callistas en ocasión en que el secretario de Hacienda asistió a esta Cámara para ser interpelado, si nuestra acción francamente defensiva o francamente ofensiva, como quiera llamársele ha tenido verificativo a partir de la sesión anterior, llamo la atención de los ciudadanos representantes sobre que el único motivo que la ha determinado ha sido el que acabo de asentar. Nosotros nos creemos con el deber, ya que en la sesión en que hice las declaraciones a que se refiriera el compañero Castillo Tapia, de éstas pudo entender la Asamblea que eran un verdadero llamado al raciocinio, llamado al control de nervios, etcétera, etcétera; si las circunstancias presentes, si ese toque de atención dado ayer y repetido hoy pudiera hacer mella en la conciencia de todos los representantes, creo que la dignidad de esta Representación, que todos por distintas causas estamos ayudando a que se lesione, podría reaparecer, podría revivir en la conciencia nacional, relevándolos de las responsabilidades que se derivan del espectáculo en que todos somos actores. Creo de mi deber en estos momentos en que hemos venido los callistas resueltos, como muchos de los delahuertistas, a jugarnos si es preciso la vida, ya sea adentro o ya sea afuera de esta Cámara, creo de mi deber, si es tiempo todavía de reflexionar, si es tiempo todavía de volver por los fueros de esa dignidad de la Representación Nacional tantas veces invocada y tantas veces olvidada, pedir a esta Asamblea que dividamos nuestra acción en dos partes: la acción dentro del Parlamento, y la acción fuera de la Cámara de Diputados. (Aplausos, siseos.)

Yo he increpado acremente, yo he golpeado el pupitre que está por delante de mi asiento; yo también he tomado participación en todas estas manifestaciones escandalosas; pero si es tiempo de que nos sintamos con la suficiente conciencia amigos y enemigos de las galerías, y amigos y enemigos políticos.- yo les hago la formal invitación para que por medio de un compromiso efectivo, garantizado como las circunstancias lo determinen, dejemos las manifestaciones escandalosas, la acción del garrote o la acción de la pistola para las calles que circundan este edificio y aquí permitamos que el pueblo, cualesquiera que sean sus coloridos, presencie nuestros debates, haciendo de este recinto lo que siempre debiera ser: el templo, la atalaya de la idea, la atalaya de la razón por encima de todas las pasiones humanas. (Aplausos.) Dije en ocasión pasada que tiempo habrá para todo, y lo repito: tiempo habrá para todo. Todavía podemos dar un ejemplo edificante a la nación, todavía podemos cada uno de nosotros presentarnos ante los hombres que nos dieron su confianza en los comicios como verdaderamente respetuosos de esa confianza; todavía puede la investigación que ha motivado, que ha germinado el ambiente de apasionamiento en que vivimos, llevarse a feliz término; pero para eso precisan dos cosas: precisa que positivamente de uno y otro lado haya suficiente la honorabilidad para que cualquier compromiso que se estipule a este respecto sea cumplido, y que no se repitan casos como el que caracterizó la sesión a la que asistiera el señor secretario Pani, en la cual en forma parcial fuimos relegados a último término los que estábamos inscriptos para interpelaciones. Que los hechos corroboren la rectitud de los hombres capaces de sentirla y practicarla, de los dos bandos. ¡Creéis, ciudadano diputados que éste es el camino que nuestro deber, que muestra conciencia nos impone, en el momento en que todos, no dudo de que cada uno de los ciudadanos representantes tenga el valor civil para subrayar , si llega el caso, dando su propia vida, los compromisos políticos que ha contraído, creéis que en esas condiciones, sin llamar a unos más valientes o cobardes, sino a todos por igual, como cumple a caballeros, creéis que éste camino que me permito señalar sea el que esta Representación debe seguir, creéis que esas galerías integradas por nuestros amigos, porque los elementos socialistas de la Cámara, los elementos callistas no vamos a negar que allí están nuestros amigos, ni tampoco pueden negar los cooperatistas que formando parte de esas galerías existen sus amigos? No quiero saber si son empleados de aquí, empleados de allá; son amigos, son elementos parciales en esta contienda en razón de la influencia bajo la cual obra cada uno por su parte.

En estas condiciones, si lo que aquí se diga, si las sesiones que aquí se verifiquen no han de resolver los problemas encomendados a nuestro criterio y a nuestra honorabilidad, entonces, como los hombres, no mandando empleados de una u otra parte, a partidarios de uno u otro lado, sino encabezando los grupos, haciendo honor y respetando este recinto, salgamos a la calle a dirimir las cuestiones pistola en mano o a como haya lugar. (Aplausos. Siseos. Gritos en las galerías. Campanilla.)

Todavía el país espera de esta Legislatura la solución de importantes cuestiones que afectan a intereses que deben ser sagrados para todos. Todavía el país confía en que la idea, en que la

caballerosidad, en que la civilización triunfe por encima de nuestros apetitos.

Por encima de nuestros impulsivismos. ¿Queréis, ciudadanos delahuertistas, queréis, ciudadanos callistas, que nos dediquemos a este trabajo y que como válvula de escape señalemos las calles de la metrópoli o donde sea preciso para dirimir las cuestiones que tengan que dirimirse como los hombres primitivos? (Voces. ¡Sí! ¡Sí!)

El C. Joachín: ¡Oportunamente en Veracruz! ¡Yo respondo!

El C. Morones: Señor diputado:

Hago un llamado a todos por igual y estoy tratando a todos por igual; no vengo aquí a contar cuántos son ustedes y cuántos somos nosotros; creo de mi deber tratar a todos por igual. ¿Por qué se empeña el ciudadano que me increpa, por qué se empeña en mantener esta actitud, sabiendo que si a otro camino nos llaman....?

El C. Joachín: Es que yo aquí en México no tengo gente como usted. En Veracruz tenemos mucha.

El C. Morones: Compañero: No es la cuestión de la gente......

El C. Joachín: Allá tenemos muchos campesinos y muchos obreros y usted aquí tiene mucha gente.

El C. Morones: Pero está usted y estoy yo, y en todo caso usted y yo podemos dirimir la cuestión.

El C. Joachín: Cuando lo encuentre.

El C. Morones: ¡Cuando usted quiera! (Aplausos. Siseos. Campanilla.)

El asunto en cuestión no es contar - y lo he dicho y me he cansado de repetirlo - no es contar cuántos son unos y cuántos son otros; sería innoble que a usted ciudadano diputado, por el hecho de estar alejado del centro donde sus actividades le han conquistado tanta voluntad, sean veinte, cincuenta o mil...

El C. Joachín: ¡Varios miles y con rifles!

El C. presidente: Se suplica al ciudadano Joachín no interrumpa al orador.

El C. Morones: Yo debo hacer esta aclaración al ciudadano diputado que

interrumpe....

- El C. Joachín ¡Con obreros!

El C. Morones: Yo como hombre le estoy hablando a usted y a la hora que usted quiera, por esa calle salgo, a la hora que usted guste. (Aplausos.) Es verdaderamente lamentable, ciudadanos diputados, que cuando se trata por conveniencia de todos los partidos, por interés de la misma nación, de que hagamos un esfuerzo por presentar estos espectáculos que estamos invocando tantas veces de gente civilizada, todavía nos empeñemos en que diariamente quienes tienen la razón sean los que tengan más fusiles. Esto es completamente absurdo. Se está hablando precisamente .... (Murmullos. Gritos en las galerías.) Se está hablando precisamente de que con la cooperación de todos, sin dar lugar a que el amor propio constituya un grillete que nos impida ser elementos conscientes, sin dar margen a que la estrechez de criterio de los más o menos pusilánimes, de los más o menos inconscientes sea la que triunfe sobre la conciencia sobre los principios y sobre los intereses nacionales; se está llamando al orden a unos y otros, y hoy como ayer el que habla, comenzando por llamarse al orden a sí mismo...

El C. Aranzábal: ¿Me permite una interpelación el orador?

- El C. Morones:... por llamarse al orden...

El C. Aranzábal: Yo soy quien le suplica tenga la bondad de concederme una interpelación. Me extraña que esté usted invocando el orden y hace un momento era usted el que invitaba a las galerías a que lo secundaran. (Voces: ¿Ya lo dijo!)

El C. Morones: Tengo la franqueza necesaria para decir, para comenzar por declarar que yo mismo he tomado parte en esta manifestación escandalosa. (Aplausos.) Yo no soy de los elementos que consideran que solamente sus amigos o sus empleados son los que deben asumir las consecuencias de una actitud enérgica. Creo yo de mi deber, como del deber del ciudadano que acaba de interpelarme, no cruzarme de brazos, sino definirme. No hay cosa peor en momentos como este, que permanecer única y exclusivamente a la expectativa, ciudadanos representantes. (Aplausos. Murmullos. Campanilla.)

El C. Aranzábal: Para contestar a usted...

El C. Morones: Voy a declararle esto: que sin que haya tomado parte en esta cuestión o no, por olvido de lo que he manifestado en esta tribuna, es por lo que se atreve usted, con todo derecho, a interpelarme; pero yo le contesto caballerosamente que sí he tomado parte en la forma en que he indicado en el ambiente de esta Asamblea. (Murmullos.)

El C. Aranzábal, interrumpiendo: ¿Me permite usted contestarle la alusión personal?

El C. Morones: Yo no dudo cómo es... Ya he contestado la interpelación.

El C. Aranzábal: Pero la alusión personal que acaba usted de hacer de mi definición. ¿Me permite usted?

El C. Morones: No lo he aludido. ¿Y sabe usted por qué no lo he aludido?

El C. Aranzábal: ¿Como no? Usted ha dicho que no me he definido.

El C. Morones: Ya sé que está usted definido.

El C. Siurob: Moción de orden.

El C. Aranzábal: ¡Ah! ¿Pues entonces por qué dice usted que no me he definido?

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob para una moción de orden.

El C. Siurob: El Reglamento Interior de la Cámara prohibe los diálogos (Murmullos.)

El C. Morones, continuando: En estas condiciones yo me permitiría proponer a la Asamblea que cada uno de los bandos contendientes fijara estos bandos aquí en la puerta de la Cámara, si gustan, y que se suplicara no se arrojaran de las galerías a los amigos de unos y otros y se suplicara que fueran desalojadas por su propia voluntad, y que esperan allá afuera nuestra salida, para que también nos dieran oportunidad de desahogar nuestras pasiones a como haya lugar; pero aquí, respetando este recinto, entablamos la controversia, discutimos, lleguemos a resoluciones, las que sea preciso hacer... (Gritos en las galerías. Campanilla.) Téngase en cuenta que lo que todos desean, con derecho, es tener libertad para expresarse, sin que manifestaciones en un sentido o en otro se

los impida. Si este razonamiento, que con toda caballerosidad hago, ha de ser tomado en cuenta por la Asamblea, sin que se vea en ello ninguna manifestación que pudiera interpretarse como una celada, yo quiero demostrar, deseo demostrar a mis enemigos políticos que los elementos que están con el grupo laborista de la Cámara, como los que están aliados con nosotros, son lo suficientemente caballeros para cumplir con cualquier compromiso como el que he bosquejado. Si se trata únicamente, ciudadanos diputados, de que los primeros que salgan sean los nuestros, no tenemos absolutamente a la responsabilidad que esta recomendación entraña para nosotros, en suplicar a nuestros amigos que sean los primeros que desalojen las galerías y que en seguida las desalojen los amigos de los cooperatistas, y que venga aquí, puesto que la prensa, y tienen derecho los representantes diplomáticos, que vengan aquí todos los que se interesen en conocer el fondo de nuestras cuestiones, que vengan aquí y que no se dé el espectáculo de que las tribunas se encuentren vacías porque no se supongan con las garantías suficientes para sentarse allí con los derechos que nuestras leyes les dan, ante el temor de ser víctimas de un momento dado de la confusión. si creéis que esta proposición entraña un sentimiento sincero, a vosotros, simpatizadores de la candidatura De la Huerta, me permito interpelarlos. Algunos de vosotros, quiero saberlo... (Voces: ¡Está bien!) En resumen, como vía de prueba, si ustedes quieren, yo me permito invitar a los ciudadanos laboristas, simpatizadores de la candidatura Calles, a ese grupo de nuestros amigos que llenan las tribunas, a que si alguna confianza les merece el que habla y el partido a que pertenecen, si alguna consideración les merecen los ciudadanos representantes que enarbolan el estandarte político de De la Huerta, den una prueba desalojando esas tribunas, en la inteligencia de que inmediatamente ser n desocupadas, así lo espero, por los ciudadanos simpatizadores de la candidatura del ciudadano general Calles... (Voces: ¡Viva Calles!)

El C. Díaz Soto y Gama: ¿No sería mejor, compañero, dado el interés... (Murmullos.) Dado el interés que tienen los elementos de uno y otro componentes, no sería mejor que permaneciesen en las galerías y excitarlos los líderes de los grupos representantes en esta Cámara que se produzcan con mayor corrección y seriedad? Por que no es fácil que los compañeros quieran dejar de asistir a un debate en que sencillamente están de por medio los destinos de la República. Hago una observación... El señor Ollivier, presidente de la Cámara, se sonríe, lo que demuestra que él quisiera más bien que continuara el desorden, o yo no sé qué. El señor Ollivier en este caso no es serio. El ha ofrecido amplitud de criterio para que aquí se discutan todas las cuestiones y, sin embargo, ha permitido que hablen cuanto quieran los compañeros que opinan como él.

Estamos esperando nosotros que hable el señor Prieto para contestarle. Por nuestra parte, deseamos que esto sea en presencia de todo el público y esperamos que así como nosotros oiremos calladamente al señor Prieto, los amigos del señor Prieto nos oigan a nosotros cuando nos toque nuestro turno. (Aplausos. Siseos.)

El C. presidente: La Presidencia, lo único que ha hecho, es observar que la colaboración, que mucho agradece, del ciudadano Morones para conservar el orden, desgraciadamente no ha resultado eficaz. (Aplausos. Siseos.)

El C. Morones: Yo insisto, ciudadanos representantes, en que debemos dar pruebas de que si cada uno de los grupos contendientes tiene el suficiente control sobre sus elementos, que para cuando las circunstancias lo determinen, invitarlos, para que exista una seguridad completa, a que desalojen las tribunas. Claro es que si a esta medida se correspondiera con otra, violando compromisos relativos, o compromisos, más bien dicho que yo me permito proponer, entonces quedaríamos relevados y no volveríamos a insistir en estos toques de cordura, en estos llamados al orden para todos, sino que dejaríamos que la acción de cada uno de los grupos tuviera verificativo como hubiera lugar.

Ya lo expresado y me permito proponer a la Asamblea que se invite a las galerías de uno y de otro bando a que se retiren; tienen derecho para quedarse en las puertas de la Cámara. Si las circunstancias exigen que tengamos que llegar a excesos, que no sea este recinto, que no siente esta Legislatura el precedente de que los hombres que nos sucedan a nosotros en la representación vengan cohibidos. No todos tienen la suficiente ecuanimidad, la suficiente fuerza de espíritu para sobreponerse a las tempestades que se desatan desde las galerías y desde las tribunas. ¿Qué precedente se sienta, si mañana habrán de triunfar única y exclusivamente los testaferros de las porras? Hoy pueden ser elementos sinceros o no sinceros; pero mañana, ¿quién puede asegurar que la reacción con todo el dinero de que dispone, no compre hombres que sirvan, por desgracia, aquí como en todos lados, que se alquilan y que nos llenen esas tribunas, no de miembros de uno y otro partido, de los que existen, sino con elementos pagados, por verdaderos rufianes. Y para apoyar la acción de sus portavoces desaten tempestades e improperios sobre los oradores y sea imposible que la obra constructiva de la revolución, que los deberes encomendados al Poder Legislativo puedan ser llevados a feliz término? Esto es lo que trato de impedir yendo al control que nunca hubiera podido perderse; esto es lo que yo me propongo, ciudadanos representantes.

El C. Guzmán Martín Luis: Compañero, yo tengo por usted un profundo respeto, lo he tenido desde que se inauguraron las labores de esta Legislatura y creo que salvo pequeños incidentes inevitables en la actividad de un diputado, ante la actitud de un diputado, jamás habría dejado de manifestar que es cierto lo que estoy diciendo; pero así y todo, yo suplico a su señoría que nos diga - porque tengo motivos para dudarlo -, si se siente absolutamente respaldado por todos los elementos callistas en esta agradable, amable y saludable proposición que está haciendo con tanta solemnidad, y voy a decirle a su señoría que los motivos de duda que tengo son eficientes: Antes que al generoso espíritu de usted se le ocurriera ir a la tribuna a hablar en los términos que hemos

Escuchado, yo, en una sesión secreta de Cámara que se efectuó el día primero o dos del mes en curso, quizá no con tan bellas palabras, sino más humildemente, hice exactamente la misma proposición, y tuve el gusto de que al hablar yo, absolutamente todos mis compañeros del grupo delahuertista aplaudieran y sancionaran mi proposición, y aun algunos elementos callistas, entre los que, si mal no recuerdo, descolló el señor doctor Puig y Casauranc, pero una persona connotadísima del grupo que apoya dentro de la Cámara al señor general Calles, el diputado Soto y Gama, con él pretexto o con la razón, no se, de que él no cree ni en el honor podía aceptar lo que estaba yo proponiendo, y me ví en la necesidad de retirar la proposición que hacía. Así es que por eso digo de que tengo duda acerca de que lo respalde toda la facción de la Cámara a que usted pertenece en estos momentos. (Aplausos.)

- El C. Morones: No ha habido acuerdo previo, ciudadano diputado Martín Luis Guzmán, acerca de la proposición que me he permitido hacer; creo yo que todos mis compañeros a quienes he tenido la oportunidad de tratar últimamente, y conocer su espíritu, conocer su criterio a este respecto, pensarán como yo. Por lo que a mi se refiere, si alguno de los ciudadanos que integran el bloque callista de la Cámara hiciese una proposición, como entiendo yo que siendo miembro de un grupo, estar en torno de una bandera impone no la disciplina arbitraria, sino la confianza absoluta, la confianza, ante todo la solidaridad de grupo, creo yo que cuando habla Soto y Gama estoy obligado a respaldar una a una todas sus palabras, cualquiera que sea la significación que de ellas se derive. Cuando hable cualquiera de los ciudadanos del grupo a que pertenezco, también siento esta misma obligación; sin embargo, no vengo aquí oficialmente a representar el criterio del grupo callista de la Cámara; tocará a ellos en su oportunidad contestar; pero ya que por allí debemos comenzar, como muy atinadamente lo hace notar, aunque sea en forma indirecta, el ciudadano Martín Luis Guzmán, también me permitiría preguntar a quien pueda ser el jefe... (Voces: ¡No hay jefes!) al ciudadano Prieto Laurens, ya que se me insinúa, me permitiría interrogarlo: ¿cree el ciudadano Prieto Laurens que pudiera llegarse a una inteligencia por lo que se refiere a la actitud de los partidarios de uno y otro bando, en la forma en que me he permitido ponerlo a la consideración de la Asamblea, y cada una de sus palabras representarán el sentir del bloque a que pertenece?

- El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Prieto Laurens.

- El C. Prieto Laurens: Obligado por su interpelación, compañero Morones, pero sin aceptar que en nuestro grupo haya jefe ninguno, aunque el bloque tiene un presidente y él podría contestar en este caso más atinadamente, debo manifestar a usted que coincido absolutamente con la forma de pensar de su señoría, si los demás diputados, los del grupo callista, están dispuestos a respaldar la proposición de usted, compañero Morones. (Voces: ¡Si! ¡Si!) Creo yo que los compañeros delahuertistas, no tendrían ningún inconveniente, para respaldar mis palabras. (Aplausos. Varios ciudadanos diputados se ponen de pie.)

- El C. Morones: Creo que hemos llegado a un entendimiento, y con las manifestaciones hechas de una y otra parte queda contestado el ciudadano Martín Luis Guzmán y yo también.

Lo único que falta saber, ciudadanos representantes, ya que se sabe oficialmente, digámoslo así, cuál es el sentir de uno y otro grupo, es buscar el camino más efectivo para llegar a un feliz resultado, al cual creo que podemos llegar, a pesar de nuestros odios y a pesar de nuestra parcialidad. Y el resultado es el siguiente: ¿Tienen suficiente control los ciudadanos cooperatistas sobre los elementos que asisten a las tribunas para que con una recomendación que se haga de parte de los directores del partido, en el sentido de que mantengan compostura cuando alguno de los que representan los intereses contrarios se levante y venga a hablar a esta tribuna? Me permito interpelar al señor Prieto y a mi vez declaro, antes de la interpelación, que declaro que creemos tener el suficiente control con nuestros amigos, con nuestros amigos del partido, para que si les pedimos solemnemente desde esta tribuna que mantengan orden y respeten a los oradores que aquí suban, que aquí manifiesten sus ideas, lo harán.

- El C. Prieto Laurens: Del mismo modo que la anterior respuesta, puedo manifestar que nuestros amigos, los que sean realmente amigos personales o amigos políticos de nuestro partido, no tendrán ningún inconveniente en secundar la actitud serena que propone el compañero Morones, y que ya antes había propuesto nuestro compañero Martín Luis Guzmán; pero debo de manifestar que no tenemos el control de los empleados públicos y que ustedes puede ser que sí tengan el control de los empleados de Gobierno del Distrito y de Establecimientos Fabriles. (Aplausos.)

- El C. Morones: A la consideración de la Asamblea dejo las palabras del ciudadano Prieto Laurens. Yo no he tratado en forma alguna este asunto y al dirigirme a los elementos de la tribunas he llamado amigos de un bando o de otro, puede que existan del Departamento de Fabriles algunos trabajadores ¿pero ustedes pueden responder que no existan en las tribunas empleados del Ayuntamiento?

- El C. Prieto Laurens: ¡Señalelos usted!

- El C. Morones: ¡Qué fácil es romper la armonía y qué fácil es destruir un trabajo que la buena voluntad, que la elevación de ideales de parte de todos nosotros había puesto en condiciones de volver por los fueros de esta Representación Nacional! No se puede ir más allá de lo que la conciencia, de lo que la confianza, de lo que la honradez permite; pero sepa la nación que hasta el último momento, el que habla, sancionado por el grupo callista, ha querido impedir que esta Cámara se convierta en un campo de batalla; pero a partir de este momento hágase lo que se quiera. (Aplausos.)

- El C. González Jesús B.: Pido la palabra para una aclaración.

- El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Prieto Laurens. (Gritos. Campanilla.)

- El C. Prieto Laurens: Ruego a los señores

diputados que con ningún pretexto me interrumpan, porque hace más de dos turnos debiera yo haber ocupado esta tribuna, y se ha venido con aclaraciones y mociones de orden para no dejarme expresar serenamente mi criterio con respecto al punto que está a discusión. Es necesario, señores diputados, que vengamos con toda sinceridad a esta tribuna a demostrar que queremos realmente sostener una idea y no a emplear una especie de coartada para después dar un golpe teatral y demostrar francamente que no se quiere serenamente discutir un asunto. Primero propone el compañero Morones que se comprometan los diputados y los amigos de los diputados a no interrumpir a los oradores, a que el campo de Agramante sea afuera de la Cámara. ¿Quién de nosotros se ha negado a que esto suceda así? Simplemente por el hecho perfectamente demostrado de que en las galerías hay empleados del Gobierno del Distrito y hay empleados de los Establecimientos Fabriles que todavía manejáis (Voces: ¿Y de la Contaduría Mayor de Hacienda? Gritos. Desorden en las galerías. Campanilla.) Escuchen un momento... por este hecho, señores diputados, por este hecho que yo demuestro que hay empleados de vosotros, de algunos de los diputados que aquí están reunidos en esta Asamblea con nosotros, nosotros que no tenemos mando de ninguna oficina, que no tenemos ninguna oficina a nuestro cargo ... (Gritos en las galerías: ¡Huy! ¡Huy! Campanilla.) que no pueden ustedes, señores diputados, demostrar...

- El C. Siurob: ¡Eso no es sincero!

- El C. Prieto Laurens: Es sincero, doctor Siurob. Le puedo demostrar a su señoría que uno de los diputados ha andado llevando a las galerías a los empleados de los Talleres Gráficos y ha estado llevando a los empleados de los Establecimientos Fabriles Militares. (Gritos en las galerías. Campanilla) Y nosotros hemos venido aquí con nuestro simple carácter de diputados. Y es claro, los amigos nuestros, los miembros del partido que están con nosotros secundarán con gusto la moción que presenta el compañero Morones. ¿Por qué el compañero Morones tan fácilmente rompe el propósito que traía a esta tribuna? ¿Porque yo al contestar su interpelación, al contestar a su pregunta, a su pregunta capciosa, he dicho lo que es natural, lo que es lógico? ¿Cómo vamos a mandar nosotros a todo el público que llena las galerías? Ellos los mandan porque son sus jefes, porque son sus empleados los que están en las galerías... (Aplausos. Gritos en las galerías. Siseos. Campanilla.) En consecuencia, nosotros no tenemos el propósito ni nos preocupa absolutamente que las galerías secunden o dejen de secundará nuestra actitud serena; nosotros venimos a discutir aquí los asuntos que interesan a la nación, y a ustedes es a los que les asusta, a ustedes es a los que les preocupa... (Gritos en las galerías. Campanilla.) ¡Sí señores diputados! Yo suplico a los señores representantes que hablan de serenidad, que no vociferen, que no insulten, que no interrumpan al orador, que escuchen mis palabras. (Gritos en las galerías: ¡Huy! ¡Huy! Campanilla.) Al señor doctor Castellanos le parece, como antes al señor diputado Arroyo Ch., a uno le parece baladí que se venga a discutir aquí el atropello a la soberanía del Estado de Puebla, y al diputado Castellanos le parece que este asunto se debe discutir fuera de la política. Pero, señores representantes, si es un asunto político, meramente político; si esta institución, si esta Cámara es una reunión de políticos y política y nada más que política es la que estamos obligados a hacer dentro de esta Cámara, pero política... (Aplausos. Siseos. Murmullos.) ¿qué entendéis por política entonces, diputado Castellanos? ¿Acaso creéis que no es política el discutir los intereses públicos, los intereses de la nación, los intereses de un Estado, los intereses políticos de toda la República? Eso es hacer política y aquí venimos a discutir asuntos políticos; solamente en algunos cerebros poco claros, que están realmente ofuscados, puede creerse o puede admitirse que no sea política la misión de los diputados. ¿No es eminentemente política la misión de los diputados? ¿Acaso la Representación Popular no es una representación política? ¿Y el caso que está a discusión, el asunto Puebla, en donde un jefe de operaciones, en donde un general de División, oídlo, compañero Bautista; oídlo, compañero Macip; oídlo, compañero González y González; oídlo los callistas de Puebla de buena fe, un jefe de operaciones, un general de División ha tenido la audacia, ha tenido la osadía de, llevando una consigna no sabemos de quién, y esto es lo que quiere la Representación Popular que se aclare, esto es lo que quiere la Representación Popular que se investigue, un jefe de operaciones, un general de División ha ido a llamar uno por uno a los miembros de la Legislatura local de Puebla para aconsejarles que depongan al gobernador Manjarrez, una vez que fracasó la intriga de José María Sánchez, apoyado por Plutarco Elías Calles. ¿Qué diríais vosotros, señores representantes de Yucatán, vosotros que defendéis y con toda justicia a vuestro gobernador, vosotros que defendéis la Entidad federativa que tenéis el honor de representar aquí, qué diríais vosotros de que el día de mañana un general de División, un cualquiera enchamarrado, llámese como se lame el enchamarrado en cuestión, fuera a ver a los diputados... (Murmullos.) fuera a ver a los diputados que integran el Congreso... (Murmullos. Desorden. Campanilla.) Pues bien... (Gritos en las galerías.) Ese alcohólico, ese pobre alcohólico que quiere interrumpirme... (Desorden. Gritos en las galerías. Campanilla.)

- El C. Díaz Soto y Gama: ¡Moción de orden! Mi moción de orden es la siguiente: quisiéramos que las galerías o la parte de ellas que es amiga nuestra, comprendiera que en nuestro deber y también en nuestro interés está oír quietamente al señor Prieto Laurens, para que después me oigan a mí con la misma quietud y con el mismo recogimiento. (Aplausos.)

- El C. Prieto Laurens: Decía yo, ciudadanos representantes, ¿qué os pareciera, ciudadanos diputados de Yucatán, si el día de mañana un divisionario, por respetable que éste sea, descendiera a la categoría de esbirro, descendiera a la categoría de un cualquier pretoriano - y por eso llamé un cualquier enchamarrado al general Andrew Almazán - que el día de mañana... (Murmullos.)

- El C. Torregrosa: ¿Me permite usted?

- El C. Prieto Laurens: Respondedme una vez que haya terminado mi interpelación... Que el día de mañana un enchamarrado cualquiera, como el general Andrew Almazán, se dirigiera a vuestra Legislatura local e invitara a está a derrocar al gobernador electo por el pueblo, al ciudadano Felipe Carrillo Puerto? ¿Qué diríais? (Murmullos.) No nos he pregunta todavía todo lo que os quiero preguntar y quiero que con serenidad, con calma, con toda justificación me contestéis; pero con serenidad verdadera, no saliéndose del terreno a discusión.

El caso concreto a discusión es el siguiente: un general, jefe de operaciones, que debe mayor respeto a su jerarquía, que debe mayor respeto a la confianza en él depositada por el Ejecutivo y por la nación, que ha puesto en sus manos armas y poder, ese hombre que se ha atrevido a invitar a los diputados de la Legislatura local, quienes personalmente lo denuncian, quienes en este mensaje que ha sido leído, repetidas veces a la Asamblea denuncian que han sido invitados por ese general de división para derrocar al ciudadano Manjarrez, ellos, los representantes de Puebla que le han dado un bofetón, un latigazo a ese enchamarrado diciendo que no aceptan sus consignas ni lo secundarán en sus iniciativas, esos representantes del Estado de Puebla merecen todo nuestro respeto, y creo que los diputados de Yucatán, como los de cualquiera otra legislatura - podría yo interpelar a cualquiera otra diputación -, me podrán contestar que en el Estado de Yucatán imitarían a la Legislatura gloriosa - en este momento - de Puebla, que está en peligro de ser asesinada por los esbirros de Juan Andrew Almazán. (Aplausos)

- El C. Torregrosa: Pido la palabra. Señor diputado Prieto Laurens:

Si la Diputación de Yucatán se encontrara en un caso como el que usted cita, lo primero que haría, inmediatamente, sería investigar, para tener certeza de que no se trataba de una maniobra delahuertista para poder ultrajar e infamar a un jefe de operaciones. (Aplausos.)

- El C. Prieto Laurens, continuando: Entonces, señores diputados, ya sabemos que hay dos pesas y dos medidas: a vuestra legislatura tendría que creérsele al pie de la letra, pero a la Legislatura poblana no se le puede creer. (Aplausos.) Habeís eludido la respuesta, y la habeís eludido porque os está quemando la conciencia y el corazón el cargo concreto que os estamos lanzando desde esta tribuna. (Risas.) Es un cargo serio, es un cargo que no se contesta con risas, ni con insultos ni con interrupciones; es un cargo que tenéis que destruir con hechos concretos, con pruebas. Mientras no se demuestre lo contrario de lo que está aquí, lo que está aquí plenamente comprobado; mientras no se demuestre el general Almazán no se ha dirigido a los diputados de la Legislatura poblana, no podréis salir airoso de este debate. En cambio, nosotros venimos con pruebas, con documentos, un documento que merece todo respeto y crédito. ¿Por qué nada más la Legislatura de Yucatán habría de merecer confianza, respeto y atención? Porque la Legislatura de Puebla cuando apremiantemente se dirige a esta Representación Nacional, donde cree encontrar virilidad, dignidad y valor civil y donde cree fundadamente que un doctor Siurob, como un Soto y Gama y como un Luis Morones tendrán que poner su patriotismo y su revolucionarismo por encima de su callismo y de cualquier ismo personalista, la Legislatura de Puebla, que se dirige a esta Representación Nacional, no lo hace en vano. Esa Legislatura espera una correspondencia de la Representación Nacional, justa, acertada, enérgica y pronta; no el trámite de recibo, trámite común y corriente que se da a toda la correspondencia vulgar y sin trascendencia alguna; esta es una correspondencia grave y delicada Algún periódico dice que las revoluciones van germinando lentamente, no las rebeliones, no los cuartelazos con que quiere asustarnos el doctor Puig y Casauranc; las revoluciones, las verdaderas revoluciones, las que llegan al corazón del pueblo, las que nacen de las masas, van germinando lentamente; y una de tantas causas, uno de tantos motivos para que existan revoluciones es la invasión a la soberanía de los Estados, los atropellos militaristas a la misma soberanía. El caso de Puebla es un caso típico de pretorianismo en contra de los representativos de su Estado... (Aplausos, Siseos.)

- El C. Siurob: Una interpelación.

- El C. Prieto Laurens: Después con mucho gusto. Yo me he significado en la Cámara como violento y apasionado; pero eso no quita que en estos momentos tenga la suficiente calma y serenidad para venir a discutir un asunto, naturalmente, señor doctor Castellanos y señor diputado Arroyo Ch., relacionado con la política. Aquí no podemos emanciparnos de esa liga que tenemos, de ese compromiso sagrado que tenemos adquirido con nuestro pueblo. No soy representante de Puebla, lo soy de San Luis Potosí; pero tengo derecho como hermano de Puebla, a levantar mi voz.

- El C. Manzano: Una interpelación.

- El C. Prieto Laurens: Tranquilícese usted, en seguida le contesto la interpelación.

Señores representantes: Tengo derecho a levantar mi voz en defensa de un Estado hermano amenazado por el pretorianismo, como ayer la he levantado, como mañana la levantaré por otros Estados. La he levantado por Jalisco y la he levantado por otros muchos estados. Yo nunca he sido cobarde para no asumir la responsabilidad de una solidaridad política que me exige en estos momentos venir a protestar contra un atentado que está plenamente comprobado.

El ciudadano Díaz Soto y Gama, con su verbosidad inteligente y tal vez también con sus habilidades, con la demostración que ha dado a esta Representación Nacional de torcer la discusión hábilmente, llevar el tema que estamos tratando a un terreno distinto y hablar de agrarismo y de Zapata y de muchas otras cosas, menos del atropello a la soberanía de Puebla. (Aplausos.) Y en este asunto, en el que se versa una cuestión trascendental, es necesario, compañero Díaz Soto y Gama, honradamente venir a discutir el punto que está a debate, sin mezclar para nada la cuestión que usted tiene como estribillo. Y, sin embargo, esa misma cuestión está en este caso de parte de nuestra tesis. Ya el diputado Castillo Tapia y otros más en distintas ocasiones han demostrado que la acción

revolucionaria, que la acción agrarista del gobernador Manjarrez ha sido satisfactoria y ha sido completa.

Que no se arguya que el jefe de la Comisión Local Agraria era un don fulano de tal y que gracias a él se desarrolló la labor agraria en el Estado de Puebla: pero que ese fulano se retiró hace quince días, hace dos o tres meses y que de entonces acá se ha detenido la labor agraria. Allí sí, señores, está una martingala, una maniobra política que consiste en pretender desprestigiar al gobernador que nombró lo mismo al anterior que al actual jefe de la Local Agraria y que es el único responsable y el verdadero autor de la acción agrarista en el Estado de Puebla.

- El C. Guzmán Apolonio R., interrumpiendo: ¡Hay puro nepotismo!

El C. Prieto, continuando: Nada de nepotismo, señores representantes. Vosotros, sinceramente, debéis apreciar la labor agrarista del ciudadano Manjarrez; pero esto es punto secundario en relación al debate. Este es punto secundario, no porque no nos interese a nosotros que se desarrolle una labor agraria en la República; nos interesa mucho, cumpliéndose estrictamente con la ley y no propasándose en su cumplimiento como algunos mal llamados agraristas lo han querido hacer en otras partes. No, señores, el ciudadano Manjarrez ha repartido más de noventa mil hectáreas. Y que me diga algún ciudadano diputado que esto es falso! Esas noventa mil hectáreas son la mejor comprobación, la mejor comprobación de revolucionarismo con que se puede presentar aquí la personalidad de Froylán C. Manjarrez; Froylán C. Manjarrez que ha cumplido con la Ley Agraria, que ha hecho labor revolucionaria entre los obreros, que ha organizado los sindicatos que antes se llamaban de libres de la región de Atlixco, que hoy están sindicalizados gracias a su acción; Manjarrez que ha dado otras muchas pruebas de verdadero revolucionarismo, no puede ser víctima de vuestras saetas, ciudadano diputado Apolonio Guzmán; vuestras saetas no le alcanzan; vuestros insultos y vociferaciones son incapaces de destruir una obra positivamente constructiva y revolucionaria, como la obra de Manjarrez que está muy por encima de vosotros.

Señores: en estos momentos en que es preciso deslindar los campos, es indispensable que se señale a los responsables. No es nuestro propósito injuriar, atacar a un jefe de operaciones, no lo pretendemos; sabemos la mayoría del Ejército, la mayoría de los jefes son verdaderos revolucionarios, verdaderos revolucionarios consientes que no permitir n que se utilicen ni sus grados ni sus posiciones para impedir que el pueblo desarrolle libremente sus facultades, sus derechos cívicos; y en estos momentos en que se amenaza con levantamientos y cuartelazos, porque no otra cosa se puede llamar lo que dijo el diputado Puig y Casauranc en solemne ocasión con motivo de un mitin callista en presencia del candidato Calles al amenazarnos con una revolución, digo mal, con un cuartelazo, si no triunfa Plutarco Elías Calles. ¿Pues qué, ya desde ahora están pensando los callistas que no van a triunfar? Hacen bien en pensar que no van a triunfar, que no es posible que la imposición se realice en este país donde se ha dado hartas pruebas de que el pueblo sabe defender sus derechos. (Aplausos. Siseos.) ¡Qué curiosa es esa revolución, permitiéndome el término que usó el doctor Puig y Casauranc! No puedo llamar revolución, y a cada paso tengo que rectificar, a ese cuartelazo, a ese movimiento de coartada que quieren hacer; eso lo hemos descubierto, mejor dicho, vuestros ineptos jefes lo han descubierto, esto creyendo que hay dos jefes, el de los sueltos y el de los disciplinados. El jefe de los sueltos, Puig y Casauranc, ha dicho que si no triunfa Calles seguir una nueva revolución o cuartelazo. ¡Claro ya ven que el pueblo mexicano se opone y resiste a la imposición, y entonces no habrá más remedio que simular un movimiento armado y en un lugar, en otro y en otro, en tres o cuatro, como en Puebla por ejemplo, se levantarán en armas uno, dos o tres jefes militares. ¿Y a eso le llamáis revolución? No, compañeros, estáis muy equivocados si creéis que la revolución se hace con los enchamarrados. No creáis que la reacción ha tenido razón en decir que el general Obregón subió al Poder, escaló el Poder gracias a que los militares lo apoyaron: los militares no hicieron durante el movimiento obregonista más que secundar a la opinión pública, y ahora no podrán secundar a la imposición los militares y tendrán que sujetarse a la opinión pública, y sus armas no se podrán volver contra el pueblo, que airado impedir la imposición. (Aplausos ruidosos.) Ya conocemos esa coartada. ya sabemos que en donde haya jefes de operaciones capaces de dar consigna, en donde haya jefes de operaciones capaces de manchar su espada, en esos lugares don Adolfo de la Huerta y todos los delahuertistas estarán amenazados y podrán ser hasta asesinados. (Murmullos.) Sí, señores: sabemos bien en qué lugares vais a acechar el paso de don Adolfo de la Huerta; pero el pueblo en gran número acompañar a Adolfo de la Huerta y lo escudar . (Aplausos.) Y para eso vuelvo a emplear la frase del compañero Morones: el tiempo es bien amigo y el tiempo nos dirá si el pueblo va a acompañar a Adolfo de la Huerta o no; si el pueblo va a rodear a Adolfo de la Huerta para impedir que los puñales y las balas asesinas le impidan realizar su marcha triunfal a través de todos los Estados de la República, por que Adolfo de la Huerta ha dado pruebas ya de honradez, de serenidad y de verdadero revolucionarismo y en estos momentos el punto a debate que está íntimamente ligado con la cuestión presidencial, nos dice claramente una cosa: que por un lado está el pueblo, que por otro lado está el Gobierno. ¡Ya se deslindaron los campos! (Aplausos ruidosos.) No es un deseo sistemático de venir a atacar al Presidente de la República ni a ninguno de sus ministros: es la fuerza de la razón, de la lógica que nos obliga a venir a demostrar ante esta Asamblea y ante la nación entera que el Gobierno se a convertido en partido político y cuantos de los jefes militares, a unos cuantos de los jefes de operaciones para que lleven consignas a las legislaturas de aquellos Estados donde los gobernantes no se van a prestar ni se prestarán para la cochina, para la asquerosa imposición de Plutarco Elías Calles. (Aplausos ruidosos.)

Hoy en el Estado de puebla, mañana será cualquier otro, no importa el nombre, en donde el gobernante no quiera prestarse para realizar la imposición de Calles, si no es el jefe de operaciones, porque ese tampoco se quiera prestar, entonces será cualquier otro esbirro, quizás algún diputado, quizás algún senador. Es posible, efectivamente, sin querer herir la susceptibilidad de ninguno, que algunos de los diputados sí quiera prestarse o por buena fe o por buena fe o por mala, para servir de instrumento a la imposición y ya lo estamos viendo. ¡Que fácil ha sido descubrir la maniobra, qué burda, qué falta de inteligencia tienen vuestros jefes, vuestros líderes, para poder ocultar siquiera la imposición de Calles! En el Estado de Puebla, lo sabemos bien, el llamado general José María Sánchez quiso asaltar el Gobierno; ¿Y que sucedió? Que la prensa entera de la República... (Voces: ¡Está vendida!) Para vosotros está vendida porque no podéis comprarla, porque está por encima de todos los capitales habidos y por haber. (Aplausos.) Ese argumento de que la prensa no traduce la opinión pública, sin querer yo tampoco adular a la prensa, ese argumento está ya muy gastado; os aconsejo que no lo uséis porque se vuelve contra vosotros. Tenéis el dinero, tenéis el Poder, las arcas nacionales están a vuestro servicio y sabemos bien que ese mismo jefe de operaciones, ese general Almazán es el mismo que se acercara a un diputado de Oaxaca para llevarlo ante el Secretario de Guerra y el mismo que se acercara ante un diputado de puebla par llevarlo ante el propio secretario; y yo que ya denuncié en anterior ocasión esas maniobras, vengo a rubricarlas nuevamente con un cargo tremendo que lanzo contra el presidente de la República, contra el secretario de Guerra y contra el general Almazán, que son los responsables de lo que pueda suceder aquí y fuera de aquí en la próxima lucha. (Aplausos. Gritos.) ¿Y como no han de ser responsables el presidente, el secretario de Guerra y dicho jefe de operaciones, si primero se invita a diputados a que abandonen la mayoría ofreciéndoseles canonjías y dinero, señores representantes? ¿no es claro, bastante claro esto? Y si, además, después se ofrece a los diputados de Puebla toda clase de dinero, toda clase de garantías, toda clase de elementos con la condición de que derroquen al ciudadano Manjarrez, entonces el juego está descubierto. Y vosotros, representantes del Estado de México, los que ayer fuisteis amigos sinceros y desinteresados de Manjarrez, ¿con qué cara váis a contribuir para esa maniobra, con qué derecho váis a contribuir para esta maniobra que tarde o temprano se ha de volver contra vosotros; que mañana o pasado, cuando el general Abundio Gómez recapacite y comprenda que no puede ser instrumento de una imposición, porque es revolucionario; cuando mañana o pasado cuando el peligro en que se coloca al prestarse a ser instrumento de una imposición y haya un jefe de operación que pueda presentarse a derrocarlo, entonces con qué derecho podréis venir a defender aquí los fueros, la soberanía de vuestro Estado? Entonces podréis avergonzaros de vuestra actitud. Yo creo que hay algunos de buena fe, pero hay otros de mala fe; hay unos que son esbirros y otros de buena fe; hay algunos que se han prestado para ir a cambiar la opinión de un partido honrado, y otros que en este momento son víctimas de la disciplina de ese mismo partido; nada más que esto ocurre ante nuestros ojos, ante nuestra vista. Señores representantes del Estado de Guanajuato: Vosotros que hacéis gala de la cultura de vuestro pueblo, vosotros que queréis ver a vuestro Estado tranquilo, que queréis que no se impida en él la libre expresión del sufragio; vosotros que habéis tenido una lucha tranquila, serena, civilizada; ¿Vosotros podríais protestar mañana si el jefe de operaciones de vuestro Estado interviniera en la política local? ¿Con qué derecho el secretario de Guerra va a exigir mañana a los jefes de operaciones que no se inmiscuyan en política? Quiero que algún ciudadano diputado me conteste: ¿Con qué derecho el presidente de la República y el secretario de Guerra van a impedir que otro jefe de operaciones, en Guanajuato, en Yucatán, en México o en cualquiera otra parte, atropelle la soberanía de esos Estados y la dignidad de la Representación local de esos mismos Estados Ya me contestar n. Alguno contestará eludiendo la pregunta, como el compañero Torregrosa; otros me contestarán diciendo que creen incapaz al presidente de la República de dar una consigna y al ministro de la Guerra, que lo creen un verdadero revolucionario.

Yo también, señores representantes, confieso que antes hemos creído en el revolucionarismo del general Obregón y del general Serrano; que ayer creímos - óiganlo bien Soto y Gama -, en el revolucionarismo de Venustiano Carranza; creímos de buena fe en su revolucionarismo, pero no quisimos prestarnos para la burda imposición de Bonillas y tampoco podremos prestarnos para la imposición de Plutarco Elías Calles. (Aplausos.)

- El C. Siurob: Una interpelación.

- El C. Prieto Laurens: Al terminar, para no cortar el hilo de mi discurso. En es Estado de Nayarit, que representan genuinamente dos compañeros aquí, los diputados Esmerio y Romero, han empezado a llegar personas que son conocidas como empleados de altos departamentos del Ejecutivo; vengo a denunciar sus nombres para que queden consignados en el DIARIO DE LOS DEBATES y para que el día de mañana, cuando ocurra algún desorden, cualquier atentado contra la soberanía del Estado de Nayarit y que se repita el caso de Puebla, entonces sepa toda la nación quiénes son los responsables y por quién han sido mandados; son José Ballesteros, Telesforo Santiago, Miguel Espinosa, Juan Pérez, Pedro Amézquita y Antioco Rodríguez, quienes han sido enviados por un departamento del Ejecutivo al Estado de Nayarit, llevando veinte mil cartuchos substraídos del parque que corresponde a la nación, y armas que ha comprado Calles para utilizar todo esto en dicho Estado, donde el gobernador no puede prestarse ni se prestar para la imposición del mismo.

- El C. Guzmán Apolonio R.: ¡Lo han engañado a usted, es falso!

- El C. Prieto Laurens: Poco a poco la Representación Nacional va ir escuchando nuestra voz débil o debilitada por las interrupciones que se hacen o por el esfuerzo que tenemos que hacer para que despierten las conciencias dormidas o para que

esos oídos que se han tapado con la consigna y con la disciplina se abran y oigan la voz de la verdad. El director general de Telégrafos, el mismo que ayer diera consigna para que no se permitiera la transmisión de noticias telegráficas a la prensa local de los Estados, a esa misma prensa vendida, como dijera el señor doctor Castellanos, o el llamado doctor; el director de Telégrafos, el mismo que no quiere que la Agencia Trens trasmita su correspondencia diaria telegráfica en favor del señor De la Huerta, este mismo individuo acaba de emprender una jira interesantísima para la nación. Es claro, andan mal las líneas telegráficas, y veinte empleados de sus dependencias suficientemente retribuidos con un costo de trescientos ochenta y cinco pesos diarios, con ese enorme costo para la nación en estos momentos en que se habla de economías y en que se reduce el haber de la tropa y el sueldo de los empleados, de vosotros, en estos momentos...(Voces: ¡Huy!) En estos momentos, señores representantes, se gastan trescientos ochenta y cinco pesos diarios, sin contar los sueldos que representa esta comisión, para que haga una jira política por todos y cada uno de los Estados de la República. Y mañana presentaremos pruebas ante esta Representación Nacional, de la labor activa, de la labor acuciosa, de la labor completamente servil del director general de Telégrafos, que habrá de visitar toda la República, con tren especial, como lo hizo también el general Calles cuando de Monterrey vino hasta San Felipe en el carro especial del general Amaro. . . . (Aplausos.)

- El C. Arroyo Ch.: ¡No! (Desorden.)

- El C. Prieto Laurens, continuando: Pero si no nos sorprende, compañero Arroyo Ch. No nos espanta que Pérez Taylor acompañe en carro especial al candidato, cuando también en carro especial acompañó al candidato de hace dos o tres años. Señores representantes: a nosotros no nos pueden engañar sobre este particular, porque tenemos pruebas fotográficas del carro especial del general Amaro en que venia el general Calles, y que paso por San Luis Potosí...

- El C. Barrera, interrumpiendo: ¡No es cierto!

- El C. Prieto Laurens, continuando: En San Luis Potosí se detuvo unos cuantos minutos y allí se tomó la fotografía del carro. En la plataforma estaban el teniente coronel Abitia y el general Plutarco Elías Calles. (Desorden. Murmullos. Aplausos.) Y bien, señores representantes, todo esto que parece insignificante, todos estos datos que van siendo tomados de aquí y de allá , aisladamente, un día la interrupción a las Agencias Trens para la correspondencia telegráfica favorable a De la Huerta, otro día, la excursión del director de Telégrafos, y otro día el jefe de operaciones del Estado de Puebla, que hace viaje violentamente a la capital de la República, invita a uno y a dos representantes para que abandonen a la mayoría, y después el mismo jefe de operaciones que va a la capital de Puebla e invita a los diputados de la Legislatura local, que es el hecho que se denuncia ante vosotros, es el hecho que se presenta escueto, sin comentarios: La Legislatura de Puebla lanza el cargo, presenta las pruebas, dice: En sesión de esta Legislatura se han presentado las pruebas, dice: En sesión de esta Legislatura se han presentado varios representantes a declarar que el general Juan Andrew Almazán los llamó para que ellos se prestaran como instrumento, con objeto de derrocar al gobernador constitucional interino; estos hechos, señores representantes, no os bastan aunque sea aisladamente, aunque esporádicamente se presentan ante vuestra consideración y aunque tengan un carácter completamente distinto, aunque un día se trate de un diputado y mañana de un senador y después de un gobernador, estos hechos no son suficientes para que la representación política que tenemos nos obligue a levantará nuestra voz y a llamar vuestra conciencia exigiendo de vuestra virilidad y dignidad que protestemos enérgicamente y que si no basta la protesta entonces, si no nosotros, sea el pueblo el que se haga justicia, sin amenazas de revolución ni de cuartelazos, sino como el pueblo se ha sabido hacer justicia toda la vida? Y en Puebla el gobernador Manjarrez cuenta con el pueblo verdadero y los ciudadanos de Puebla no permitir n el atropello de su soberanía, como no lo permitirán en San Luis, ni en Jalisco, ni en Nuevo León ni en ningún otro Estado de la República, donde es imposible ya que prospere esa planta maldita de la imposición! (Aplausos. Gritos. Varios ciudadanos diputados piden la palabra para interpelaciones.)

- El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

- El C. Siurob: Compañero Prieto: ¿Tiene usted la bondad de decirme, si usted es tan absolutamente enemigo de la imposición y de todos los actos violentos contra la ley, por qué cuando el P. L. C. tenía mayoría en esta Cámara, usted vino con porras armadas, acaudillando esas porras, formando cuerpo con ellas, dentro de las cuales venían soldados armados y vestidos de paisanos...(voces: ¡No! ¡No!) por qué vino usted a ejercer presión en el ánimo de los ciudadanos representantes? ¿Por qué cuando aquí nosotros protestábamos porque el ciudadano presidente de la República llamaba a los diputados para decirles que votaran de otra manera y no como se los dictara su conciencia, no se hizo usted eco de esas protestas? ¿Por qué usted, ciudadano Prieto, posteriormente a eso, recorrió con porras viajeras, respaldadas con la impunidad de los jefes de operaciones, algunos Estados de la República para quitar de allí a los gobernadores electos por el pueblo?

- El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: ¿Contesto?

- El C. Siurob, continuando: Usted, señor Prieto, tendría perfecto derecho para lanzar las imputaciones que lanza desde esa tribuna si se encontrara limpio de esa mancha. (Aplausos ruidosos.) Pero usted, señor Prieto, ha sido autor en aquella época y colaborador de un acto del Ejecutivo, que tendió a aplastar al único partido que se encontraba entonces organizado, como representante genuino y verdadero de la revolución. Lo que usted está cosechando ahora es lo que sembró entonces, compañero. (Aplausos en las galerías) Ahora dígame usted, compañero...

- El C. Valladares, interrumpiendo: Para una aclaración.

- El C. Prieto Laurens: Voy a contestar. (Voces: ¡No! ¡No! Desorden.)

- El C. Siurob, continuando: Dígame usted, ciudadano Prieto, ¿qué esperanza tiene la República, de que haya libertad de sufragio cuando sabe que si son ciertas las irregularidades de que usted se queja, del lado suyo hay Estados enteros en donde no puede haber libertad de sufragio, porque habrá también imposición del otro lado... (Voces: ¡Uh! ¡Uh! Aplausos.) Y le voy a citar el caso concreto: el mismo Manjarrez, de quien se habla ahora, hizo una manifestación "delahuertista" y para ella se valió de todos los elementos del Gobierno. (Aplausos. Desorden. Campanilla.) En el Estado de Querétaro acaba de verificarse una brutal y villana imposición; en aquel Estado todo se encuentra en estos momentos bajo la bota de un advenedizo llevado ahí por la complicidad del gobernador Truchuelo; en aquel Estado sabemos que no habrá libertad de sufragio porque toda la reacción en masa, con el gobernante a la cabeza, es delahuertista y no tolerar que haya allí libertad de sufragio. (Aplausos. Gritos.) En el Estado de Tamaulipas, a cuyo frente se encuentra César López de Lara, revolucionario de hecho, pero, desgraciadamente, no de principios; ahí se ha visto la más brutal imposición durante las pasadas elecciones. El que hace un cesto hace ciento y por eso, señor, es de suponer que en aquel Estado no habrá libertad electoral y que, por consiguiente, ahí no saldrá electo más que aquel que el gobernante quiera, y como él tiene filiación delahuertista, es natural suponer lo que sucederá en ese Estado (Gritos.) En el Estado de Veracruz, el jefe de operaciones, Sánchez (Gritos en las galerías.) quiero decir, que mientras al gobernador se le acusa de hacer presión por determinada candidatura, el jefe de operaciones, también absolutamente parcial, hace presión precisamente por la candidatura contraria. (Voces: ¡Si! ¡Si! ¡No! ¡No!) ¿Qué pasará en el Estado confiado al cuidado de usted, porque no sabemos todavía si usted es el gobernador de San Luis... (Voces: ¡Sí! ¡Sí! ¡No! ¡No!) diputado al Congreso de la Unión o jefe del Ayuntamiento? ¿Qué suceder en el Estado en donde usted pretende ser el gobernador, si ya sabemos, señor Prieto, que usted no puede obrar sino con un criterio absolutamente unilateral, que no respeta absolutamente la libertad del sufragio, si sus hechos anteriores lo hacen aparecer como el autor moral, uno de los autores morales de los responsables de esta bancarrota de la libertad del sufragio que existe actualmente en la República? (Aplausos. Siseos.) Si aquí mismo en el Ayuntamiento de México, y no me refiero a usted, señor Prieto, porque lo he visto en las oficinas adonde he ido arreglar algunos asuntos, donde he visto por dondequiera los retratos de la candidatura que usted pretende, del señor De la Huerta, habiendo ahí también oído gritar vivas a ese candidato, qué suceder ? Sé perfectamente, compañero, que no habrá libertad de sufragio aquí en la ciudad de México, como no lo hubo en la elección pasada. ¿Qué no recuerda usted, con vergüenza para usted mismo, compañero... (Aplausos. Desorden en las galerías. Campanilla.) ¿Qué no recuerda usted, compañero, con pena que debe darle, que en las elecciones pasadas para Ayuntamiento, ningún partido independiente pudo contender? ¿Por qué? Porque usted lo abarcaba todo, compañero, con su grupo; porque usted pretendía la política de "carro completo". Ahora, compañero, no argumentemos con la prensa. Yo tengo datos y por eso lamento sinceramente que no haya venido el señor Pani para que lo interpeláramos los independientes en esta Cámara. ¿Por qué? Porque nosotros hubiéramos preguntado al señor Pani: ¿Es cierto que de muy poco tiempo a esta parte se han dado trescientos mil pesos para la prensa metropolitana? Y le exigiríamos los comprobantes; que los trajera a la tribuna para que se viera que la prensa metropolitana? sí ha recibido dinero salido de la Secretaría de Hacienda, antes de que entrara el actual ministro. (Aplausos. Voces: ¡No es cierto!) Si a nosotros mismos nos estáis coartando con vuestra mayoría, que funciona como un grillete dentro de esta Cámara, el derecho de interpelar a los ministros para saber cuál es el estado real de nuestras finanzas y en qué consiste esa bancarrota moral que ha pregonado el jefe del Ejecutivo para saber si el jefe del Ejecutivo, o el secretario de Hacienda anterior miente, y, en todo caso, aclarar la verdad! Si usted mismo no me ha permitido aquí, por medio de su mayoría y de todas estas maniobras de que nos ha hecho víctimas, a mí, representante de una minoría independiente -porque soy representante de la minoría "peleceana"-; si usted nos ha impedido esa libertad dentro de aquí mismo, ¿cómo puede usted tener derecho, cómo pueden tener respetabilidad sus palabras, cómo puede usted tener opción para venir a denunciar una imposición que está verificándose en toda la República, si usted es el primer cómplice? Fíjese usted bien, compañero Prieto, que yo no lo insulto...

- El C. prieto Laurens, interrumpiendo: Yo tampoco.

- El C. Siurob, continuando: Fíjese usted bien: he expresado mi manera de pensar honradamente y le suplico encarecidamente no vaya a insultarme. Ya otra vez, compañero, usted ha dicho que trata de refrenarse de la costumbre que usted tiene de ser impulsivo en la tribuna. Le suplico, por respeto a es Representación Nacional, que su contestación se concrete a responder, diciendo estrictamente la verdad. Ahora, soy el primero en lamentar lo acontecido en Puebla...(Aplausos.) Si ese acontecimiento es cierto, porque permítame usted que todavía dude de esa afirmación; pero si eso fuera cierto sería el primero en pedir que se metiera al orden a ese encargado de las fuerzas locales. Pero, compañeros, creo que es muy tarde para que vosotros vayaís a poner el ejemplo a toda la República, donde antes disteis el ejemplo de la imposición. (Aplausos. Gritos.) Yo señalo a vosotros los que habéis ido a la cabeza a raíz del movimiento de Agua Prieta y que no habéis respetado los derechos del pueblo, yo señalo a vosotros como los responsables de los acontecimientos sangrientos que se vengan y que desgraciadamente es de presagiar que vengan como consecuencia de violaciones a la libertad del sufragio; porque como en la cena de Lady Macbeth, tengo derecho a deciros, como ya lo hecho, que todos estáis manchados y para decir que vosotros sois los responsables de la situación a

que se llegue, ya que el pueblo ha exigido por medio de varias revoluciones el respeto a la libertad del sufragio. Esto lo dije alguna vez en la tribuna, que vosotros os encastillabais dentro de un solo postulado de la revolución y de él queríais hacer vuestro escudo y coraza, olvidándose de que la revolución no es más que una y los postulados integrales que todos deben respetar. Perdone usted la vehemencia y exaltación de mis palabras, pero son dictadas por los hechos. Recuerde usted aquella campaña en que usted, colocándose del lado de los nacionalistas de Carranza, usó en aquella época del garrote por primera vez...

- El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: ¡No es cierto!

- El C. Siurob, continuando: Yo mismo vine a esta tribuna a exhibir uno de aquellos garrotes...(Voces: ¡No! ¡No!) Pues celebraría estar equivocado y que usted me lo demostrara; pero de todas maneras, sírvase usted aceptar mi interpelación como el mejor y mayor deseo de que en esta campaña refrenemos todos estos apetitos insaciables, porque ya que no se trata de principios, puesto que los habéis pisoteado de esa manera, se pueda tratar de ambiciones y llegando al terreno de las ambiciones, cuando menos no excitarlas, como lo ha propuesto el compañero Morones - yo no tengo motivo para dudar de sus palabras -, para que reine la armonía y todos nos dediquemos, ante todo, a mantener primero, la paz de la República; segundo, a respetar los principios, tercero, a estar todos del lado de donde esté mejor garantizada la revolución. (Aplausos.)

- El C. Prieto Laurens: Ante todo, ruego al compañero Díaz Soto y Gama me excuse si la interpelación del compañero Siurob me obliga a alargarme un poco. Y no crea que hago uso de este derecho con el deseo de ejercer una maniobra política. Me han interpelado; me han lanzado cargos concretos y vengo a contestar serena y concretamente uno por uno de dichos cargos. Primero que nada, ruego a los señores representantes, a los honrados representantes de la XXIX Legislatura que están aquí presentes, me digan si es cierto o no es cierto que el presidente peleceano de aquella época fue el que introdujo a los esbirros, a los soldados con la bayoneta calada a atropellarnos a nosotros. (Voces: ¡Es cierto!) Pido, señores representantes, que no griten. Suplico a los honrados representantes de aquella Legislatura que se pongan en pie, inclusive los que sean "callistas", y que recuerden que a deshoras de la noche vinieron a atropellarnos por orden de Vasconselos. (Aplausos. Voces: ¡Es cierto! Varios diputados de los distintos lados de la Cámara se ponen de pie.)

- El C. Portes Gil: ¡Es cierto! (Aplausos ruidosos.)

- El C. Prieto Laurens: Ruego a los señores representantes que se calmen un momento.

- El C. Siurob, interrumpiendo: ¡Una aclaración!

- El C. Prieto Laurens, continuando: Yo no lo interrumpí a usted, compañero; le ruego que me deje terminar. Ruego al compañero Montero Villar que ocupe su curul y que no me interrumpan, porque los cargos han sido calumniosos e injustos y necesito contestarlos con toda calma.

- El C. Siurob, interrumpiendo: La fuerza vino para contrarrestar las porras que ustedes traían.

- El C. Prieto Laurens, continuando: Yo ruego al doctor Siurob que se tranquilice, porque ya le he dado una contestación más que elocuente, con la presencia, con el testimonio de personas que no pueden ser sospechosas en este momento de parcialidad hacia mí. El compañero Cuervo, Portes Gil y otros muchos...

- El C. Siurob, interrumpiendo: Permítame la palabra .

- El C. Prieto Laurens, continuando: No me interrumpa. Le ruego que de la misma manera respetuosa y tranquila como yo lo escuché, me oiga usted; no le concedo que me interrumpa, después puede, si gusta, presentar pruebas en contra. Hasta estos momentos he tratado el primer cargo que es enteramente deleznable. Que quede consignado en el DIARIO DE LOS DEBATES que es falso de toda falsedad y que está comprobado por representantes que no son parciales en estos momentos y a quienes agradezco su testimonio, que el que mandó los esbirros en contra de los diputados fue el representante del partido del doctor Siurob, Eduardo Vasconcelos, presidente de aquélla Cámara...

- El C. Siurob, interrumpiendo: No es cierto. Vinieron las fuerzas a contrarrestar las porras.

- El C. Prieto Laurens continuando: Sí es cierto. Ruego al doctor Siurob me escuche. No vengo a negar desde esta tribuna que en aquella ocasión solemne e histórica para la República, los cooperatistas, los agraristas, los laboristas y los sociales del Sureste de entonces se aliaron, y el pueblo en masa de aquella época apoyó nuestra acción dentro y fuera de la Cámara y a eso se llama porras, cuando el Gobierno lo tenía el Pélece y tenía varios ministerios, cuando como ahora el callismo tenía los ministerios, la fuerza, el dinero, el Ayuntamiento. ¿Qué, no recuerda Siurob que yo denuncié, y consta en el DIARIO DE LOS DEBATES un recado que mandó el jefe de la Sección de Limpia del Ayuntamiento al presidente de aquel entonces, diciéndole que ya estaban dos mil hombres listos en las tribunas para atacarnos, para insultarnos y hasta para agredirnos personalmente? El doctor Siurob no me escucha, pero queda consignado en el DIARIO DE LOS DEBATES, y los representantes honrados e imparciales que me escuchan saben que estoy diciendo la verdad. Nunca nos hemos aprovechado cuando el pueblo nos respalda, sea aquí, afuera o en cualquier lugar; entonces hubo víctimas y murieron algunos obreros del distrito que representaba, del Distrito de San Angel y Tlálpan, que yo entonces representaba aquí y que vinieron conmigo, que vinieron con el Cooperatista de aquel lugar. El compañero Policarpo Mercado, representante ahora de San Angel, podrá decir, si está presente , si es cierto o no que vinieron en masa más de trescientos obreros de Tizapán, y otros tantos de Contreras y de Tlálpan a respaldar nuestra acción; y que vinieron también obreros simpatizadores de Morones, obreros simpatizadores de Salcedo, y que vino Yúdico y que vinieron muchos otros elementos "laboristas" y "agraristas". ¿Quién lo niega? Y el diputado agrarista Montes salió conmigo y con el coronel Benito Ramírez, que

está presente y que aunque no es diputado, podrá atestiguar si es cierto o no - porque era diputado a aquella Legislatura -, en la madrugada, a la puerta de la Cámara, después de que habíamos sido agredidos en este salón por los esbirros, entonces salimos a la puerta de la Cámara y fuimos agredidos a balazos por los esbirros del Ayuntamiento "peleceano", cayendo muerto, a nuestros pies, un obrero... (Escándalo en las galerías. Campanilla.) a quien en la confusión le hicieron fuego. Pues bien... (Voces: ¡Siurob! ¡Siurob!) Al compañero Siurob no le conviene escuchar esto. Yo le suplico que me escuche. Pues bien, ya véis que al diputado Siurob no le interesa la contestación concreta, razonable, serena, de esos cargos injustos y calumniosos. Voy adelante. Dice el doctor Siurob que a mí se me vio recorrer la República con porras viajeras para derrocar gobernadores. Voy a concretar los lugares, los días, los meses casi, en que estuve yo una vez en Puebla y otra en Monterrey. Y aquí están los testigos, que no pueden ser parciales a mí. Yo fuí a Puebla cuando la Legislatura a que pertenecíais vosotros, compañero Bautista, compañero Macip, había desaforado, o estaba por desaforar al ciudadano José María Sánchez, que entonces había sido cómplice o autor intelectual de delitos incalificables. ¿Es cierto o no?

- El C. Bautista: Ya estaba desaforado Sánchez cuando llegó su señoría.

- El C. Prieto Laurens: Llegué el día de la sesión.

- El C. Bautista: Ya estaba desaforado cuando llegó usted allá.

- El C. Prieto Laurens: No; se le desaforó el día de mi llegada.

Quiero que conteste su señoría el compañero Gálvez, que está presente y quien puede decir si es cierto que cuando llegué en esos momentos citaban a sesión, se reunían y bajo la Presidencia de no recuerdo qué diputado, que también está en esta representación Nacional, se reunieron después que llegó el tren en que llegamos nosotros, se reunieron los diputados y desaforaron a Sánchez. ¿Es cierto?

- El C. Gálvez: Es verdad. Nos fuimos los dos juntos a san Marcos.

- El C. Bautista: El compañero Prieto no se fijó en mi contestación. Mi contestación revela que él no tuvo ninguna intervención en el asunto. Llegó usted, señor Prieto Laurens, cuando celebrábamos la sesión, cuando llegó el telegrama del juez de distrito ya estaba desaforado Sánchez.

- El C. Prieto Laurens: Yo quería apegarme estrictamente a la verdad, precisando matemáticamente hasta la hora de nuestra llegada, que coincidió con la sesión de la Legislatura de San Marcos. ¿Cuál era la porra viajera que dijera usted, señor Siurob? ¡Qué deleznable es vuestro cargo! Fue la Legislatura poblana la que entonces defendió los fueros de su Estado, como la actual los defiende, la que desaforó a Sánchez con sobrada razón. ¿Queréis defender a Sánchez, acaso? ¿Queréis defender a Juan M. García? La Legislatura de Nuevo León también se reunió para deliberar y hacer cargos concretos al gobernador García, y aquí está el compañero Francisco Garza, que es testigo de la actitud que asumí yo, y aquí están Martínez Rendón y González y González, los honrados representantes de aquel Estado, que no me dejarán mentir. ¿A qué fuí yo? A unir mi esfuerzo personal del Partido Cooperatista con el partido de ellos que no podían celebrar sus sesiones. ¿Es verdad, compañero, que Juan M. García atropelló a vosotros no dejando que se celebraran reuniones en el Partido Socialista Republicano de que sois miembros?

- El C. Martínez Rendón: Es cierto. (Aplausos.)

- El C. Prieto Laurens: Con eso me basta.

- El C. Martínez Rendón: Efectivamente; el compañero Prieto Laurens asistió con nosotros a la organización de ese partido y asistió también a la sesión que se celebró en la Legislatura local con motivo del movimiento que hubo en contra de García; por eso nosotros, honrados representantes de Nuevo León, según nos llama el señor Prieto Laurens, no concebimos cómo este señor últimamente quiere defender al señor Rafael Pérez, a quien han apoyado precisamente los que ayer estuvieron en contra del pueblo de Nuevo León.

- El C. Prieto Laurens: Ese ya es otro asunto. (Voces: ¡Ah!)

- El C. Martínez Rendón: Precisamente entre los que no protestaron absolutamente por las iniquidades de García, hay diputados que han llegado a figurar hasta en la Diputación Permanente, que es la que ha hecho todos los chanchullos de Nuevo León.

- El C. Prieto Laurens: Bueno; pero categóricamente, señores representantes. En estos momentos no interesa la política de Nuevo León. (Voces: ¡Si! ¡Si! Desorden.) En estos momentos el cargo del doctor Siurob es otro; es necesario que usted sea honrado y me diga: ¿Fuí con alguna porra viajera, o fuí solo, a Monterrey?

- El C. Martínez Rendón: Ya he declarado que fue usted solo y que nos acompañó.

- El C. Prieto Laurens: Con eso me basta.

- El C. González y González: Pido la palabra.

- El C. Prieto Laurens: En seguida, compañero. Los diputados de Nuevo León son testigos de que la Legislatura de ese Estado en uso de un derecho, la Legislatura - óigalo bien el doctor Siurob, no ninguna porra.....-

- El C. Siurob, interrumpiendo: El Ejecutivo.

- El C. Prieto Laurens, continuando: Pues allá hágales usted el cargo a los compañeros de Nuevo león. La legislatura del Estado de Nuevo León se reunió y desaforó a Juan M. García, entre otras cosas por atropellos a los mismos diputados: secuestró en el Palacio de Gobierno a un diputado que hoy es enemigo político de usted, pero que entonces estaba con ustedes. Todos esos asentamientos de cabeza del compañero Martínez Rendón son suficientes para demostrar lo deleznable, lo falso, lo calumnioso de los cargos del doctor Siurob. (Aplausos.) Pero no le basta al doctor Siurob que Cuervo, que Portes Gil, que otros representantes como Martínez Rendón, Garza y todos los demás estén dando pruebas de que lo que digo es la verdad; ¡No le basta al doctor Siurob! Le sobran argucias para venir nuevamente a la tribuna a decir que somos culpables; que nosotros hemos sembrado estos vientos y que vamos a recoger la cosecha de la imposición. Nosotros tenemos nuestra conciencia tranquila. (Risas. Voces: ¡Si! ¡Si!) Nosotros estamos

seguros de que hemos defendido a la revolución. (Murmullos.) Pues es claro: En Puebla y en Nuevo León hemos defendido los fueros de la justicia, de la revolución, atropellados y manchados por José María Sánchez y Juan M. García, ambos peleceanos y cómplices vuestros. Además, no es una revelación ni es nada nuevo el recordar que en esta misma Representación Nacional tuvimos espectáculos bochornosos de parte de vuestros líderes que traían las porras del Ayuntamiento y que entonces lo comprobamos, no con vociferaciones, ni con gritos: con documentos, con un documento que recogí de la Presidencia, que venía dirigido por el jefe de Limpia, repito, y dirigido al presidente de vuestra Cámara, peleceano, en que le decía que estaban listos en la tribuna mil individuos para insultarlos y hasta para agredirnos. Estas son pruebas, ¿y acaso olvidan ustedes los chanchullos cometidos en las elecciones municipales por vuestros líderes peleceanos y el arrebato y robo de ánforas que hicieron vuestros líderes y vos mismo en la sexta Demarcación? ¿Cómo de esto no hacéis referencia? Existen actas, no hablo de memoria, existen actas de Policía en que se consigna que varios diputados peleceanos arrebataron, robaron ánforas, y podré decir nombres, podré repetir lo que ya he dicho en esta tribuna en defensa de la libertad del sufragio. Y Portes Gil entonces fue víctima de vosotros, ya no es amigo mío en política, pero me merece respeto personal y no podrá negar que los líderes peleceanos robaron ánforas amenazando a los instaladores y haciendo chanchullos brutales en el distrito en que él era candidato, así como en todos los demás, contra el compañero Roque González Garza, que no está presente, y todos los demás que fueron víctimas entonces. Yo devuelvo la frase vuestra por pasiva, compañero Siurob, y os pruebo que vosotros hicisteis imposición brutal y descarada, que trajisteis las bayonetas, no digo a las tribunas, al exterior de la Cámara, si no que vuestras bayonetas, vuestros esbirros llegaron hasta los escaños parlamentarios con escarnio de esta Representación Nacional, con escarnio de nuestra dignidad; entonces opusimos nuestros pechos en aquella puerta de enfrente a los esbirros peleceanos. Todos estos hechos prueban parlamentariamente el diputado Siurob no tiene derecho a lanzar cargo alguno, que Siurob está herido, que el diputado Siurob después de fracasar en Querétaro quiere venir aquí a desahogar su despecho lanzando cargos contra nosotros. (Aplausos. Siseos.)

- El C. Morones: Pido la palabra.

- El C. Siurob: Pido la palabra para alusiones personales.

- El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Soto y Gama.

- El C. Siurob: Moción de orden, señor presidente. Mi moción de orden consiste en lo siguiente: usted ha sentado el precedente en este mismo período de sesiones, de que a toda persona que pida la palabra para alusiones personales, se le conceda inmediatamente que acaba de hacer uso de la palabra el orador. Esto se encuentra sancionado por el artículo 101 del Reglamento de Debates. Así es que con autorización del Reglamento de Debates y del precedente de debates que su señoría ha sentado, lo mismo que su antecesor el señor diputado Fernández, pido a usted el uso de la palabra para contestar alusiones personales.

- El C. presidente: La Presidencia tiene la pena de no poder acceder a lo solicitado por su señoría, por no ser alusiones personales las que se le han dirigido.

- El C. Siurob: ¡Cómo no!

- El C. Díaz Soto y Gama: Para una verdadera moción de orden. Hace cuatro días, como le consta a la Asamblea y al público que asiste a estas sesiones, he querido hacer uso de la palabra y no me ha sido posible. Yo pido, para transar esto, que la Presidencia pregunte a la Asamblea si yo debo hacer uso de la palabra. (Voces: ¡Si! ¡Si!)

- El C. Siurob: Señores diputados: conste que por respeto a la Asamblea.....

- El C. Espinosa Luis: Para una moción de orden.

- El C. secretario Puig y Casauranc: La Secretaría, por orden de la Presidencia, consulta a la Asamblea si debe hablar el ciudadano diputado Soto y Gama. (Voces: ¡Si! ¡Si!) Tiene la palabra el ciudadano Díaz Soto y Gama.

- El C. Siurob: No hay mayoría. Reclamo la votación.

- El C. secretario Puig y Casauranc: La Asamblea ha manifestado que debe hablar el ciudadano Díaz Soto y Gama. (Aplausos.)

- El C. Siurob: protesto contra la parcialidad de la Asamblea. (Risas.)

- El C. Díaz Soto y Gama: Tengo verdadero gusto, señores diputados, de hablar quizá por primera vez en la mayor parte de este período, en un ambiente de serenidad. Creo que lo trascendental de las cuestiones que se debaten, que la cuestión fundamental que se debate, de la sucesión presidencial. lo trascendental de estas cuestiones para nuestro país ameritan realmente esa seriedad y esa cordura. ¿Qué los mexicanos jamás podremos oír razones? ¿Jamás podremos demostrar al mundo que somos capaces de un régimen democrático? Si somos capaces, demostrémoslo en este momento en que el mundo entero está fijo sobre nosotros. Hay dos casos torales para la humanidad: Rusia y México, México y Rusia. Vamos a ver si el ensayo democrático y social que se ha hecho en nuestro país es algo digno de ser tomado en consideración por las otras naciones del mundo que nos observan; de manera que vamos a procurar sentar un precedente de cordura, vuelvo a decir, de seriedad, de serenidad en esta Asamblea. Es muy fácil ahogar las cuestiones bajo el cúmulo de detalles, bajo el aluvión de pormenores a que se han dedicado, no diré que sólo el señor Prieto Laurens, sino también el compañero Siurob y otros más. Uno de los defectos de nuestra mentalidad característica y perfectamente capacitada para todo lo que sea verbosidad, para todo lo que sea análisis excesivo, uno de los defectos, una de las deficiencias de nuestra mentalidad es la de ser incapaces de síntesis. Como los mexicanos somos poco capaces de síntesis, nos perdemos con una facilidad maravillosa en el detalle y después no sabemos con qué carta quedarnos. Veamos si es posible hacer una síntesis, primero, de la cuestión política; después, de la cuestión social que entraña la cuestión presidencial. La síntesis de la cuestión política la presentan

los señores delahuertistas en este sentido: se trata de efectuar una imposición por parte del Gobierno de Obregón. Nosotros los callistas devolvemos la oración por pasiva y decimos: la imposición, quien la ha estado preparando a espaldas del presidente y con ayuda de todos los fondos de la nación, ha sido don Adolfo de la Huerta. Eso es todo. (Aplausos. Gritos.) El presidente Obregón creyó que de la Huerta no tenía ambiciones personales y se confió, y de la Huerta, abusando de la confianza del presidente, no hizo otra cosa durante los tres años que estuvo al frente de la Secretaría de Hacienda que prepararse el terreno para ser presidente de la República por la puerta falsa...

- El C. Aguado: Nombrando a dos hermanos de usted propagandistas.

- El C. Díaz Soto y Gama: Todo se contestará. De manera que, como se ve, es necesario que la nación conozca nuestros argumentos, puesto que pacientemente hemos estado oyendo durante tres sesiones consecutivas el ataque de imposición contra el presidente Obregón. ¿Creen los señores delahuertistas que nos asustan o nos alarma que ellos, en uso de su derecho, vengan atacar al presidente de la República de imposición? No; pero exigimos a nuestra vez que los señores delahuertistas no se alarmen ni se asusten de que contestemos con un argumento análogo. Vamos a ir analizando después de esta síntesis cómo ha venido haciendo la imposición don Adolfo de la Huerta. Lo primero que hizo fue alentar al Partido Cooperatista para ser su verdadero jefe, el jefe visible es el señor Prieto; el jefe visible; el jefe real, el hombre que está detrás del trono, el jefe real es don Adolfo de la Huerta. (Voces: ¡Jesús Garza!) Don Adolfo es culpable junto con el señor Prieto y el Cooperatista, de todos los actos de preparación de la imposición. (Burlas.) Acto de preparación de la imposición llamo yo, evidentemente, a la imposición de Ramírez Luque por medio de Truchuelo en Querétaro. (Aplausos.) Acto de preparación de la imposición llamo yo a la política que se ha seguido, protectora de los intereses reaccionarios, a la vista de todo el mundo. En Veracruz, para hacer que Guadalupe Sánchez con toda la reacción, desde los dueños de casas españolas y terminando con los latifundistas del Estado, se ha estado desarrollando presión a ciencia y paciencia del Partido Cooperatista contra el Gobierno revolucionario de Tejeda, y a tal grado se vio que esto era un acto de preparación de los señores delahuertistas, que el señor Prieto, siendo presidente de la Cámara, utilizó esta Cámara y su carácter de presidente, faltando a la neutralidad que ese caracter le imponía, para lanzar uno de los ataques más fuertes y más injustificados que se han lanzado al presidente Obregón queriendo que en nombre de una Cámara que no le había dado poder para representarla, destruir la política de Tejeda para que viniera el triunfo de la reacción encabezada por Guadalupe Sánchez. (Voces: ¡Sánchez es revolucionario!) Vamos a analizar; estamos analizando. Acto de preparación de la imposición, sumamente trascendental que consideraba el señor De la Huerta decisivo, fue el acto de la imposición del señor Prieto en San Luis por medio de "porras viajeras". (Protestas. Aplausos.) Llamo a esto acto decisivo y trascendental, porque el mismo señor De la Huerta lo confesó al fundar su renuncia en esta forma: "Ese hecho no lo puedo yo permitir; eso de que se desconozca a mi amigo Prieto, el que se desconozca el triunfo del Cooperatista en San Luis Potosí, porque eso lo considero como un ataque a mi persona. (Voces de protesta. Aplausos.) Toda la ciudad de México, toda la prensa de la ciudad de México y toda la República Mexicana sabe - y no lo ha ocultado el señor De la Huerta y sí lo han gritado en todos los tonos los editoriales de los periódicos, entre otros "Excélsior" - que el motivo de la separación del señor De la Huerta fue el desconocimiento del señor Prieto como gobernador de San Luis. ¿Se quiere una prueba de que el señor De la Huerta estaba preparando su imposición? Pues hay otra prueba más clara que todo esto. (Una voz: ¿Y tus dos hermanos empleados?) Ruego a los que me hablan de que tengo dos hermanos, empleados supernumerarios, que me escuchen con calma porque con esto me quieren detener. La prueba fundamental, toral, inequívoca de que el señor De la Huerta estaba preparando su entrada a la Presidencia por la puerta falsa de la Secretaría de Hacienda, es ésta: la existencia que acusa el informe del señor Pani - que en este punto no ha sido objetado - de una partida de diez millones de pesos para empleados supernumerarios, que van ustedes a ver cómo los califica el informe. Estamos analizando algo que interesa vitalmente al país y es necesario ir cuidadosa y acusiosamente al fondo. (Voces: ¿Qué periódico es?) El informe de Pani. (Voces: Es falso.)

Algunas dependencias del Gobierno, dice el informe de Pani textualmente:

"...algunas dependencias del Gobierno, después de cubrir enteramente la planta autorizada de funcionarios y empleados y traspasando los límites que marca la ley, han inflado las nóminas con nombres de individuos, en su generalidad, innecesarios y muchos de ellos sin desempeñar más funciones que las de cobrar puntualmente sus decenas, hasta el punto de agotar y exceder las partidas glosables y producir aparte de los otros males que se derivan de tal práctica, un estorbo muy grande para la deseada nivelación de los presupuestos. Baste recordar, de paso, que se estima en cerca de diez millones de pesos anuales el costo de los empleados supernumerarios y comisionados especiales nombrados hasta ahora en diversas secretarías y departamentos del Ejecutivo federal y que de dicha suma corresponde a la sola Secretaría de Hacienda y Crédito pública no menos de seis millones de pesos, es decir, el sesenta por ciento de la indebida erogación total."

Si a esto se agrega este sesenta por ciento, lo que corresponde a la Secretaría de Industria y Comercio, que ha estado en manos de otro delahuertista convicto y confeso, el señor don Miguel Alessio Robles, se ver que los fondos de la nación sí han servido para preparar, a espaldas del presidente de la República, la imposición financiera del señor De la Huerta. (Aplausos.) Todo el mundo sabe, por otra parte, que "El Universal" fue comprado... (Desorden.) Todo el mundo sabe que "El Universal" fue comprado por una compañía en la cual figura como accionista principal el señor López Figueroa, que es considerado por

todos como el causahabiente o representante del señor don Adolfo de la Huerta. Así se explica la innoble parcialidad, la visible, la tontamente no encubierta parcialidad de "El Universal" a favor del señor De la Huerta. Eso es público y notorio, y todo el mundo sabe que detrás del testaferro Lanz Duret está la figura de López Figueroa, es decir, la figura del señor De la Huerta. (Aplausos en la tribuna izquierda.) El señor De la Huerta empleó este procedimiento: fingirse indignado cuantas veces se le decía que iba a ser candidato, y con ese disimulo impedir que absolutamente se dudase de él; pero el resultado ha sido que ha estado engañando tres años al presidente de la República y tres años al pueblo mexicano. Porque el señor de la Huerta desde el principio, desde que probó el Poder, desde que tuvo la satisfacción de saborear el Poder en el interinato, concibió el deseo de ser presidente de la República. Demostración al canto: la forma en que apoyó al Cooperatista, la forma en que cuidaba de la adhesión del Partido Cooperatista. Yo, acostumbrado a luchar en política, no me explicaba, como nadie se lo explicaba en México, cuál era la verdadera fuerza de ese partido; tempestades venían, escándalos parlamentarios, escisiones y choques formidables entre los dos grupos, y luego una mano invisible los volvía a la concordia. Y esa mano, como sabe ahora todo el mundo, era la de don Adolfo de la Huerta, que cuidaba del Partido Cooperatista. (Aplausos en las tribunas izquierdas.) No quiero, señores, cansar más la atención de la Asamblea, puesto que este punto político ser un punto sobre el cual los callistas tendremos que volver una y muchas veces, o sea cuantas veces nos provoquen los compañeros delahuertistas a este debate político. Nosotros preferiríamos, evidentemente, que esta acción de propaganda de nuestra candidatura, de las dos candidaturas opuestas, mejor dicho, se hiciera fuera del Parlamento. Yo recojo aquellas frases atingentes de Puig y Casauranc cuando dijo: nosotros hemos de evitar que esta Cámara quiera convertirse, por medio de su mayoría, en un instrumento de imposición De la Huerta. Pero, supuesto que la situación del Cooperatista es otra, puesto que no se siente respaldada por las masas de fuera, de obreros y campesinos... (Una voz: ¡Por la nación entera!) natural es, y casi justo, relativamente justo en política que él, el partido, débil en el exterior, que no cuenta con la mayoría de votos ni del obrero ni del campesino ni del revolucionario de la clase media, venga a quererse salvar por medio de la actuación parlamentaria. Es perfectamente explicable; pero ya que ellos, los señores delahuertistas, nos empujan a que aquí en esta tribuna contestemos ataque por ataque, golpe por golpe, argumento por argumento, tendremos que utilizar esta tribuna, lo que no debería ser en buena democracia, ya que ellos la utilizan; pero vuelvo a decir que ser empujados por los señores delahuertistas, no porque nosotros lo queramos; pero ya que ellos sean propuesto que este debate político quede perpetuamente abierto, nosotros tendremos que volver una y muchas veces sobre esto; esto será empujado por ellos, no porque nosotros lo queramos. Quiere decir que puesto que ellos sean propuesto que este debate político sobre la sucesión presidencial quede abierto perpetuamente, nosotros tendremos que volver una y muchas veces sobre este y otros tópicos.

Quiero entrar, puesto que para nosotros es lo más interesante, a la síntesis social. Vamos a deslindar campos, como decía el señor Prieto y como lo quiere la opinión. Oía yo al compañero Siurob aquí algo que yo también traía en mi caletre. La revolución es una e indivisible; esto que ahora quiere hacerse valer, es la misma revolución que en 1910 triunfó contra Porfirio Díaz, es la misma revolución que luchó contra Huerta, después triunfó contra Carranza, la misma que hoy, por medio de Calles, su hombre representativo, trata de consolidarse. (Aplausos. Siseos.)

- El C. Vizcarra Rubén. interrumpiendo: Señor Soto y Gama: ¿Me permite una aclaración?

- El C. Díaz Soto y Gama: Estoy llegando al punto toral de mi discurso. Después, compañero; yo le ruego tenga la atención de dejarme hablar. Vea usted el juicio mío de análisis. Yo quiero cumplir con mi palabra de no lanzar la menor ofensa ni de salirme del tono expositivo más difícil, menos propenso a los aplausos; pero más debido en estas condiciones. Yo lanzo cargos políticos sobre muchos políticos y ahora quiero entrar a la cuestión social. Decía que la misma revolución de 910,914 y de 1921 trata hoy de consolidarse y se consolidar evidentemente por medio del triunfo de Calles, el hombre netamente revolucionario. (Aplausos. Protestas.) Aquí quiero, para deslindar campos, (Siguen los aplausos y las protestas.) aquí quiero, señores diputados, para deslindar campos y definir matices, basarme en una confesión que se le escapó al órgano reaccionario por esencia, a "Excélsior". A un observador, a un neutral en nuestros dos grupos, a un individuo que si acaso tendrá preferencia, indiscutiblemente ser por el señor De la Huerta, nunca por el señor general Plutarco Elías Calles; me refiero, como todos han comprendido, a "Excélsior", el periódico netamente reaccionario. Vamos a ver lo que decía "Excélsior" el 13 de septiembre de 1923. Decía:

"El señor general Calles tiene un programa y un partido: todos sabemos cuáles son. Buenos o malos aquél y este, representan un grupo nada despreciable de nuestro pueblo; pero ese partido y ese programa no son indudablemente los de todos los mexicanos..." Fijarse bien, compañeros. "...Hay en esta sociedad aspiraciones contrarias, ideales diferentes, intereses opuestos a los del callismo..."

Es así que el callismo representa los intereses de las clases trabajadoras, luego los intereses opuestos, (Una voz: ¡Es falsa la premisa!) luego los intereses opuestos al callismo, a que se refiere el articulista, no pueden ser otros que los intereses creados, es decir, los intereses capitalistas. (Aplausos.)

"...y los hombres que los alientas también tienen derecho a conquistarlos y afianzarlos en el Poder público..."

¿Por qué no? También los intereses creados tienen derecho a defenderse y apoyarse en el primer partido que se les presenta adelante, es evidente.

"O qué, ¿no resultaría tiránico e inmoral que volviésemos a la situación de siempre, a la que

divide a la sociedad mexicana en dos grupos, uno que oprime y esclaviza y el otro que sufre y protesta tímidamente?"

Luego viene el segundo párrafo más claro que el anterior:

"Si por obra de circunstancias complejas, el general Calles y el señor De la Huerta encarnan dos aspiraciones diferentes dentro de la revolución, es patriótico y necesario que la revolución se liquide...."

Fijarse en la palabra que tendré el gusto de comentar: "....Que la revolución se liquide en la forma que pida y ordene el pueblo mexicano, ya sea entregándose a la extrema izquierda, representada por el general Calles ya replegándose prudentemente hacia la renovación evolutiva y constructora que con tanta habilidad y energía realiza el señor De la Huerta."

Quiero, como ustedes ven, manifestar que el articulista vio claro, puesto que en este momento los gritos opuestos hacen eco a las palabras del articulista. Los dos partidos se definen, se defienden y se sienten heridos en las frases de "Excelsior"; quiere decir que "Excelsior" tiene mucho de razón quizá, toda la razón. Quiero comentar dos de los conceptos. "Es necesario que la revolución se liquide. . . . . "

¿No les huele esto, compañeros un poco a fascismo, a rectificación de programas ? ¿No está aquí envuelto algo que claramente quiere decir: Que la revolución rectifique su programa? ¿No es eso lo que se insinuó a Calles: Que era preciso que rectificara su programa radical? ¿No hubo un editorial de "El Universal" que decía: El radicalismo producirá la reacción? ¿No también, calumniosamente, el mismo "Universal" inventó de su caletre una supuesta junta o conciliábulo de agraristas, entre los cuales hacía figurar a Luis Cabrera, a Pastor Rouaix, a Molina Enríquez y al que habla, junta que sólo ha existido en la imaginación del editorialista, y en la cual junta el informante, o el reportero, aseguró que nosotros tratábamos de rectificar el programa agrario de la revolución, cosa que jamás haremos nosotros porque no somos traidores al agrarismo ¿No en todo esto se ve la tendencia de la reacción a hacer que la revolución dé un paso atrás - y aquí subrayo la segunda frase -, replegándose prudentemente? ¿No quiere decir esto fascismo? Yo estoy enteramente seguro de una enorme verdad que me decía, hace que estas palabras del compañero Siurob, viejo revolucionario ve claro en estas cosas: ¿Sabe usted, compañero, lo que ha engendrado la revolución? A ver compañero, me contestaba: ¿Sabe usted dónde está la génesis del delahuertismo? Está en el odio del ejido, en el odio del sindicato, en el odio a las sociedades de resistencia: Allí está la génesis del delahuertismo! (Aplausos en la tribuna izquierda. Una voz: ¿Y los locos dónde deben estar?) Demostración al canto: Voy a demostrar que estas palabras del compañero Siurob, viejo revolucionario, son el evangelio, son el credo. Refiriéndome a la cuestión agraria, porque en materia agraria mientras el general Calles perfectamente dice: "El programa ejidal de la revolución es mi programa, y primero que nada me dedicaré a dar ejidos," ¿Por qué en cambio los líderes delahuertistas, con el señor Rama Aquilino y el señor Gandarilla a la cabeza, quieren desviar el curso de la revolución haciendo que el programa ejidal se convierta en un programa muy dudoso de fraccionamiento de latifundios, secundado en esto la táctica de Raúl Madero, de Roque Estrada y de todos los vacilantes en materia de criterio revolucionario? ¿Por qué? Por esto: Porque en el conjunto de las mejores tierras, las más feraces, escogidas por los pueblos en su marcha histórica cerca de las corrientes de agua o en los lugares más apropiados para que pueda existir una copiosa población, un centro poblado y, sin embargo, hoy los gobernadores quieren valerse de la Ley de Fraccionamiento de Latifundios, patrocinado por todos los falsos agraristas, para confundir al Gobierno revolucionario. Los falsos agraristas, los agraristas vacilantes, quieren consciente o inconscientemente, torpe o inteligentemente -yo no me meto con sus inteligencias ni con sus conciencias, yo señalo el hecho - los falsos agraristas o, mejor dicho, los latifundistas desearían poderse confundir con el Gobierno, o con los secretarios de Gobierno, o con jefes de departamento de tierras o con el presidente de cualquiera local agraria para que las tierras que se den en fraccionamiento en lugar de estar en los lugares feraces, cerca de los pueblos circunvecinos, estén a ochenta leguas de distancia de los caminos o en un lugar despoblado y aislado. Es lo que no permitirá el agrarismo ni la revolución, representados por Calles, su genuino representativo. (Aplausos.) Vamos a otro asunto toral para el país , toral para todo el que se interese por las cuestiones revolucionarias.

En el ensayo de reforma social que se ha hecho en Veracruz ¿Es o no un ensayo digno de ser apoyado? (Voces: ¡No! ¡No!) Es lo que yo quería: Un ¡No! Claro; todos aquellos individuos que no quieren la regeneración leal del trabajador, se asustan con la crisis de transformación. (Aplausos.) Lo que pasa en Veracruz es perfectamente claro para cualquier individuo que tenga mediano criterio sociológico; lo que pasa en Veracruz es esto: Una serie de causas eslabonadas unas a otras, una serie de transformaciones que demuestran esto, señores - y hay que gritarlo muy recio y muy alto y a todos los vientos -, esto: Que la revolución no ha terminado en México, que la revolución sigue realizándose y abriéndose paso poco a poco, a pesar de todas las resistencias: Estamos en plena revolución, es decir, en plena crisis de transformación; y el que se asusta con estas crisis naturalmente no es revolucionario, es un individuo que se replega prudentemente hacia la sabia evolución constructiva.... (Aplausos.) Hay todavía más: Entre el "fascismo" de Mussolini en Italia y el "cooperatismo de De la Huerta en México, hay todavía otro punto de contacto: La formación de "bandas"- aquí se llaman "porras" -, que con lujo de violencia han querido imponerse por el miedo, la intimidación o por la violencia a los hombres fuertes o débiles de la revolución, con una sola diferencia: Que los casos son inversos. En Italia la reacción, desgraciadamente, por un momento fue más fuerte que la revolución; y aquí en México es lo contrario: La revolución es inmensamente, enormemente más fuerte que la reacción. (Aplausos.) De manera

que el ensayo, la tendencia regresiva en México se ha equivocado; no es el caso de Italia: Allí sí se ha podido imponer Mussolini, que es todo un señor Mussolini, por dos razones: Primera, porque la reacción es fuerte; segunda, porque Mussolini es hombre talentoso y casi es genial, ¿Y qué resulta? Que se nos esta queriendo imponer un fascismo o un mussolinismo sin Mussolini (Aplausos.) Así veo yo la situación, no hay más. Por lo mismo a todos los que creen con el señor Prieto que la revolución necesita de un golpe de mano, le contesto: No, señor Prieto; no, señores delahuertistas; (Desorden.) No, señor Prieto; no, señores delahuertistas; la revolución está suficientemente fuerte, tiene suficientemente afianzadas las riendas del Gobierno, está suficientemente apoyada por las verdaderas fuerzas efectivas del país.

El C. Prieto Laurens: Por el Gobierno, ya lo dijo usted.

El C. Díaz Soto y Gama: Del campo y de la ciudad, que son suficientemente conscientes. Es de tal manera dueña de la situación, que no necesita de nueva revolución para consolidarse, no necesita más que de esta crisis para consolidarse y se consolidará y, en cambio, la reacción, la reacción, que no tiene ni el poder y que creyó tenerlo, justamente....(Gritos desorden.) justamente la reacción o la revolución tibia, con la revolución vacilante, claudicante, la revolución que quiero transacciones y regresiones y pasos atrás, esa reacción que ha motivado un estentóreo y lógico ¡Viva de la Huerta! en las tribunas, esa reacción es la que necesita de un golpe de mano; pero ese golpe de mano le fallar (Vivas. Mueras.) porque una de dos: O falta decisión o sus líderes.. (Campanilla. Una voz en las galerías: ¡Abajo los hijos de Morones!) porque, una de dos: O faltará decisión a sus líderes para ampararse en la contrarrevolución que sesión a sesión nos viene anunciando, o bien esa famosa contrarrevolución se reducirá a la ridícula asonada de unos cuantos que serán debidamente castigados por la revolución a que hace poco se refería el compañero Morones. (Aplausos.)

El C. Vizcarra Rubén: Señor presidente: Para una interpelación al ciudadano Soto y Gama, pido la palabra.

El C. Rama: Para una interpelación, señor presidente (Voces: ¡Que hable Vizcarra!)

El C. Vizcarra Rubén: Una interpelación al señor Soto y Gama señor presidente.

El C. Rama: ¡Para una interpelación!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Siurob.

El C. Rama: ¿Admite la interpelación el señor Soto y Gama?

El C. Vizcarra Rubén: Señor presidente: Estoy pidiendo hacer una interpelación.

El C. Rama: ¡Moción de orden! Es práctica reglamentaria, y ruego al compañero Siurob que en este caso, me apoye, que las interpelaciones se hagan al terminar el orador. Yo creo que el compañero tiene bastante valor civil para contestar esta interpelación. Ruego al compañero Siurob ya que siempre me he portado con él con caballerosidad, que me permita hacer esta interpelación.

El C. presidente: La Presidencia se permite manifestar a su señoría que están inscriptos para interpelaciones los ciudadanos Siurob, Guzmán en el primer turno.

El C. Arroyo Ch: Moción de orden. El reglamento previene que las aclaraciones, la contestación de alusiones personales se haga después de terminado el debate. Estoy inscripto en pro del trámite, haga favor de concederme la palabra después seguirán los oradores.

El C. presidente: Los señores Siurob, y Soto y Gama no se han inscripto sino para interpelar al orador que acaba de hacer uso de la palabra; en consecuencia después hablará su señoría.

El C. Siurob: Señores diputados, desgraciadamente... (Escándalo.) Desgraciadamente.

El C. presidente: La policía debe cumplir la orden que se les ha dado de desalojar a los escandalosos de cualquier bando que sean.

El C. Siurob: Señores diputados: Desgraciadamente la nueva reacción de empeña en que los hombres independientes vengamos a esta tribuna a decir unas cuantas verdades que les duelen y les escuecen. No hace mucho tiempo el ciudadano Prieto Laurens, al venir a contestarme, ponía por testigos de sus aseveraciones a puros diputados de los cuales unos fueron coautores de los hechos sobre los que atestiguaban, y ¡Como no habían de decir que sí, si habían sido coautores!, y a otros diputados que son traidores al "Pélece". Ustedes saben señores, cómo se formó esta Legislatura. No necesito decirlo, puesto que el mismo Prieto Laurens ha venido a esta tribuna a decir que hay diputados que no tienen vergüenza, porque han entrado por medio de los dictámenes globales.

El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: ¡Yo no he dicho eso!

El C. Siurob, continuando: Usted se los reprochaba, compañero.

El C. Prieto Laurens: Al contrario: Defendí los dictámenes globales.

El C. Guzmán Martín Luis: ¡Claro!

El C. Siurob: Sí, se los echó en cara, compañero; usted les decía: "Usted no tiene derecho a hablar, porque entró en los globales."

El C. Prieto Laurens: No, señor, defendí los dictámenes globales.

El C. Siurob: ¡Cómo tiene audacia el ciudadano Prieto Laurens para venir a negar aquí lo que consta en el DIARIO DE LOS DEBATES!

El C. Prieto Laurens: ¡Muéstrelo usted!

El C. Siurob: Pues bien, señores diputados, y en general, pueblo mexicano; yo no niego que haya representantes muy honorables; pero, ¿Os da idea de la bajeza moral a que hemos llegado, el hecho de que firman un telegrama de adhesión al general Calles ciento y tantos diputados, y no habían pasado todavía... (Desorden en las galerías. Campanilla.)

El C. presidente: Debe la policía aprehender a los escandalosos.

El C. Siurob: Decía que os podía dar una idea de la bajeza moral a que hemos llegado, que hombres a quienes se llama aquí conscientes, ciudadanos dignos y representativos, firmaron un telegrama con ciento y tantas firmas en favor del general Calles, y a los veinte y tantos días se echaron para atrás el sesenta por ciento y ahora al poco tiempo

volvieron a cambiar con la mayor facilidad. ¿Qué juicio os formáis de una Representación Nacional en donde hay hombres que cambian rápidamente chaqueta? (Aplausos. Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) Si quiero citar los nombres de todos los traidores, unos al P. L. C. y otros a su palabra, necesitaría mandar pasar lista y estoy seguro que el ochenta por ciento es traidor. (Voces: ¡Nombres!) Usted los sabe bien, compañero Prieto. Hace usted muy bien en sonreír y mire usted, compañero, el testigo que usted me citara de que no fue usted a desposeer a un gobernador legítimo de Nuevo León, no es un testigo de confianza, porque fue coautor de usted. Usted mismo lo dijo.

El C. Martínez Rendón: Nosotros organizamos una confederación Revolucionaria.

El C. Siurob: Ya lo sé no me interrumpa, no le permito que me interrumpa. Un momento, señores. (Desorden. Campanilla.) En favor de estos ciudadanos fue ese chanchullo y, por tanto, ninguna razón tiene en aprobarlo; están en su papel. Ahora voy a decir otro cargo que lanzó aquí el señor Prieto: Dijo que el presidente del Pélece había traído aquí bayonetas.

El C. Prieto Laurens: Es verdad.

El C. Siurob: Pero usted no dice por qué las trajo: Porque usted y la turba de individuos que vinieron a asaltar el Poder Legislativo tenían gente armada hasta en los sótanos de esta Cámara.

El C. Prieto Laurens: Porque era necesario protegerlos.

El C. Siurob: Y ahora, señores quiero hacer una rectificación al señor Soto y Gama. Mis palabras fueron absolutamente exactas: Considero que dentro del partido Liberal Constitucionalista, del grupo de que estoy más distanciado, es del grupo delahuertista, porque es la reacción pura. (Aplausos.) Pero también debo aclarar yo distingo entre la personalidad de don Adolfo de la Huerta y su partido. Don Adolfo de la Huerta yo no puedo negar que sea revolucionario. (Aplausos.) Tendrán sus lacras; tiene, indudablemente, sus defectos; yo mismo quizá, me vea obligado a hablar de ellos en esta tribuna; pero lo que digo es que don Adolfo de la Huerta, aquella especie de Cordero Pascual que mantuvo intactos sus blancos vellocinos a través de los horrores del período preconstitucional, está en vísperas de ser arrebatado, raptado por el carro de panteras y tigres, y no por cierto, señores, no con los sentimientos benévolos de la edad de oro, sino dispuestos a devorar a la República en favor de sus propias ambiciones. (Una voz: ¡Ya estará, Cordero Pascual!) Ese es don Adolfo. (Otra voz: ¿Y el machetero Calles?) Sí, al general Calles se le puede imputar su carácter seco y duro, quizá hasta brutal en algunas ocasiones; pero no se le puede restar que es el único candidato, que se ha atrevido a sacar la mano y hasta la espada, si es necesario, en favor de los obreros. (Gritos. Protestas. Aplausos.) Porque don Adolfo, de la Huerta, aceptando su candidatura, no ha ratificado en todas sus partes aquella misma energía primitiva para defender a la revolución. (Voces: ¡Ya lo hará !) Yo comprendo que lo va a hacer ahora; yo estoy perfectamente seguro que lo hará.

El C. Prieto Laurens: Es rojo, no es amarillo como Calles.

El C. Siurob: El único mérito que yo he reconocido hasta estos momentos y con toda justicia y que la nación lo ha presenciado, correspondiente al general Calles, es indudable y efectivamente que es el único candidato a la Presidencia de la República que se ha querido poner sin ambajes y sin cortapisas del lado de las clases trabajadoras. (Aplausos.) Se achaca al general Calles la imposición. Pues bien, los hechos dirán de qué lado está la imposición (Aplausos.); pero por ahora diré esto: Que el general Calles no necesita de la imposición para triunfar.

El C. Aranzábel: ¿Entonces por qué la hacen?

El C. Siurob: Yo lo invito desde esta tribuna para.... (Voces: ¿A quién?) A Calles. (Risas.) Yo lo invito desde esta tribuna, porque el P. L. C. todavía no lanza candidato ni sé cuál ser el candidato del P. L. C. (Voces: ¡Madero!) Aún no se verifica la Convención del Partido Liberal Constitucionalista que tendrá que verificarse el 25 de noviembre; mientras este hecho no se verifique, no habrá ningún candidato de este partido; pero yo invito desde ahora al general Calles para que podamos considerarlo dentro del propio "Pélece" para que declare terminantemente que ni necesita, ni desea, ni ambiciona que lo imponga el general Obregón. Yo lo invito no sólo a esto, sino a que él sea el primero que denuncie los actos parciales de las autoridades, aunque sean sus partidarias, que vayan contra la libertad del sufragio. (Vivas a los candidatos.) Corroborando lo dicho por el compañero Soto, suplico al pueblo mexicano que se fije en una coincidencia curiosa: Casi al mismo tiempo se ponían de acuerdo varios gobernantes, que son delahuertistas, para declarar sus odios a los ejidos: El señor Prieto Laurens que en San Luis Potosí dijo: "Mejor que no haya ejidos".

El C. Prieto Laurens: No es cierto.

El C. Siurob: Lo dijo la prensa. (Voces: ¡Al contrario!) ¿Sabéis cómo quería Prieto Laurens los ejidos? De una manera muy sencilla: Como aquel ranchero que llamó una vez al cura del lugar y le dijo: Usted tiene que dar la contribución de una parte de bueyes para la erección del templo a San Fulano. Entonces, estando presentes allí varios de los que iban a contribuir, dijo: "Que se haga la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre". En el mismo caso está el señor Prieto. El señor Prieto quería los ejidos, pero que se verificaran sólo en Río Verde, en las personas de los partidarios de Manrique. (Voces: ¡En los hacendados!)

El C. Prieto Laurens: Porque estoy de acuerdo con Soto y Gama, en que hay que empezar por la parte más feraz del Estado.

El C. Siurob: Otro gobernador delahuertista que se declara en contra del ejido, el ciudadano López de Lara; otro gobernador delahuertista que se declara contra el ejido, Manjarrez. (Voces: ¡Huy! ¡Huy!) Casi....

El C. Castillo Tapia: Son rasgos de audacia, doctor.

El C. Siurob: Es sumamente sospechoso que en estos momentos el ciudadano Manjarrez nombre presidente de la Comisión Local Agraria cometiendo un acto de nepotismo, a un pariente suyo, que

también se llama Manjarrez, y se suspenda la labor ejidal.

El C. Prieto Laurens: ¿Y Carrillo Puerto? ¿Y la numerosa familia de Carrillo Puerto, qué pasa?

El C. Siurob: También son nepotistas. Termino, compañeros....

El C. Bosques: Una interpelación. Dos palabras solamente.

El C. Siurob: Las pocas veces que puedo venir a las tribunas se me restringen por la parcialidad de los señores presidentes de la Cámara, y todavía se me quiere quitar el tiempo, interpelándome. ¡Díganme ustedes si lo consentiré!

El C. Vizcarra Rubén: ¡No, Cordero Pascual! (Risas.)

El C. Siurob, continuando: Termino, señores, interpelando al señor presidente de la Cámara, porque no he tenido otra oportunidad para interpelarlo, a fin de que me diga si todavía tiene obligación de venir el ciudadano Pani para interpelarlo.

El C. presidente: Sí tiene obligación de venir, porque no está agotada la lista de los oradores que se inscribieron para interpelarlo; pero esta Presidencia ignora hasta qué punto el ciudadano Pani está dispuesto a cumplir con esta obligación. (Voces: ¡Se fue a El Fuerte! ¡A fortificarse!)

El C. Siurob: En esta sesión no ha habido oportunidad de llamar al ciudadano Pani para que venga a las sesiones, pero el objeto mío al venir a esta tribuna, fue éste: Creo que existen cosas importantes que motivan el que se siga interpelando al ciudadano secretario de Hacienda en esta tribuna parlamentaria....

El C. Prieto Laurens, interrumpiendo: ¿A propósito del atropello de Puebla? ¡Es lo que está a discusión! (Risas.)

El C. Siurob, continuando: Creo, señores, que no debe impedirá ningún grupo de la Cámara en el que se haga esta clase de interpelaciones. (Voces: ¡Nadie!)

El C. Vizcarra Rubén: ¡Y que venga Colunga después!

El C. Siurob: Me reservo para cuando se presente aquí el ciudadano secretario de Hacienda y emplazo al público metropolitano para que esté pendiente de las interpelaciones que haré al propio secretario del ramo, y en las que se va a probar alguna de estas dos cosas: O que el presidente de la República ha faltado en absoluto a la verdad y a su deber, o que el señor de la Huerta ha sido el autor de la bancarrota moral y material de que habla el presidente de la República. Mientras tanto, unas cuantas palabras al pueblo mexicano: El pueblo mexicano se encuentra en estos momentos ante el mismo problema de hace años, el problema de elegir una nueva dictadura, porque no otra cosa es nombrar en este país un presidente de la República....

El C. Vizcarra Rubén: En esto tienes razón, chaparrito estamos de acuerdo.

El C. Siurob: Ningún partido político, con excepción del P. L. C., (Voces: ¡Ah!) han tratado de evitar a la República el hecho de que esté gobernada por una dictadura; pero ya que nuestro negro destino así lo quiere, de que la República mexicana tenga que estar gobernada por una dictadura, yo le pido al pueblo mexicano que entre una dictadura reaccionaria y una dictadura revolucionaria, escoja la revolucionaria y no la reaccionaria. (Aplausos.)

El C. Guzmán Martín Luis: Señores diputados: He pedido la palabra.... (Escándalo.) he solicitado el uso de la palabra para dirigir al compañero Soto y Gama una interpelación con motivo del discurso que pronunció hace poco. Naturalmente que al interpelarlo yo no voy a imitar a mi estimado amigo el compañero Siurob, que le enciende una vela al diablo y otra a Dios, (Risas.) Porque si los oídos no me han fallado, y podrían fallarme, porque al estar sentado allí tenía a mi izquierda al suplente de Manlio Fabio Altamirano, que es tranquilo, y a mi espalda, inexplicablemente, al mismo Manlio, que es ruidoso, podría suceder que no hubiese escuchado bien; pero si no oí mal, creo que el doctor Siurob ha dicho que a él le parece muy bien De la Huerta, porque es muy revolucionario, (Voces: ¡No! ¡No!) y que le parece muy bien el general Calles ya sacó la mano y aun la espada para decir cuál es su situación. (Voces: ¡No! ¡No! ¡Sí! ¡Sí!) Y también, si mal no oí, el compañero Siurob dijo del grupo callista, al que defiende muy mal, que estaba formado por ciento veinticinco individuos que firmaron hace seis meses un pacto, del cual sesenta por ciento chaqueteó y ahora a vuelto a chaquetear. Eso dijo Siurob; de suerte que el sesenta de ciento veinticinco, deben ser alrededor de setenta chaqueteros, que, al decir Siurob, están del lado de los callistas. (Aplausos.) Pero esto no es lo que me interesa, lo que me interesa es aquella parte de los testigos del licenciado Soto y Gama, relativamente a la imposición. Y me interesa, compañeros, porque yo a estos asuntos traigo la menor cantidad posible de pasiones y me empeño por poner la mayor suma posible de raciocinio. Yo no tengo odios políticos; yo no deseo el aniquilamiento para una persona que opine de modo diverso al que opino yo. A mí me parece muy respetable el compañero Díaz Soto y Gama, me lo ha parecido siempre, y ahora por el hecho de que opine de modo diverso en la cuestión presidencial, no me parece menos respetable, me parece respetabilísimo, quizá me parezca más respetable por esto, y lo que digo de Díaz Soto lo digo de Morones, de Gutiérrez y de todos aquellos que como se cultiva una planta de invernadero, han venido cultivando la candidatura del señor general Calles para la Presidencia de la República desde hace tres años; están en su sitio, ellos no han faltado a nada, ellos no han traicionado a nadie, ellos no han chaqueteado absolutamente y por esto lo mismo en el triunfo que en la derrota, estaré siempre frente a ellos, creyendo que son personas dignas de toda mi consideración. (Aplausos.) Ahora, para personas de otra naturaleza como mi estimado contrincante el señor Portes Gil, que en una ocasión vino a esta tribuna, que se atrevió en una ocasión a venir a esta tribuna a calumniarme y que así como me calumnió entonces siendo miembro del grupo parlamentario que pertenecía al partido del que él era el presidente, así ahora olvidándose de que fue presidente de ese partido, de que dirigió bien o mal muchas de las actividades de ese partido, ahora viene y ataca al partido y a

los miembros del partido; para esas personas, lo declaro sin pasión y sin odio, para esas personas jamás tendré ninguna consideración. (Aplausos.) Yo no puedo creer en la sinceridad de un hombre que viene a esta tribuna y que habla del manto inmaculado de De la Huerta cuando estaba a punto de ser subsecretario de Hacienda; me refiero al compañero León y siento que no se encuentre aquí, puesto que de él hablo. No puedo creer en su sinceridad, cuando a los tres o cuatro meses le pone telegramas al señor De la Huerta diciéndole justamente lo contrario de lo que asienta.

El C. Guzmán Apolonio R.: ¿Cuando estuvo con el general Iturbe?

El C. Guzmán Martín Luis: Yo, compañero Apolonio Guzmán, soy de las pocas gentes que pueden acordarse de todo lo que han hecho, porque nunca he tenido la ocasión de variar mi conducta, ni de avergonzarme de lo que hice. Yo, compañero, lleva usted mi nombre, jamás, óigalo usted bien -y tengo diez años de estar en política -, yo jamás he chaqueteado. (Aplausos.) Yo he estado siempre al lado de mis amigos, y sepa usted, compañero Apolonio Guzmán, ya que me habla usted del caso del general Iturbe, y si conserva usted amistad con él, si tiene usted modo de hacer llegar a su oído esto, sería bueno que se informara de si le digo mentira. Le voy a explicar esto que es muy sencillo: Yo me encontraba en Nueva York cuando estalló el movimiento de Agua Prieta, yo estaba en Nueva York, y yo he hecho un viaje precipitado desde Nueva York para llegar a Mazatlán, donde estaba el general Iturbe. Y sepa su señoría que yo llegué a Mazatlán el 9 de mayo, y en los archivos del general Obregón está un radiograma que yo le puse una hora después de mi llegada a Mazatlán, diciéndole que el general Iturbe sólo por una equivocación había asumido hasta ese momento, el de mi llegada, la actitud que usted me reprocha. Esto, compañero Apolonio Guzmán, a reserva de que usted lo ratifique, le aseguro bajo mi palabra de honor que es verdad.

El C. González y González: Pido la palabra para una interpelación.

El C. Guzmán Martín Luis: Compañero González, un momento, estoy retardando al compañero Arroyo Ch., que con mucha justicia se queja desde hace media hora de no hacer uso de la palabra....

El C. González y González: Una interpelación.

El C. Guzmán Martín Luis: Le suplico me dispense, pero el compañero Arroyo Ch....

El C. González y González: Ha tocado usted a un amigo personal y quiero preguntar a su señoría si la amistad personal impone a los amigos la obligación de seguir el mismo criterio político, porque he visto a muchos de vosotros hace apenas un mes, apenas un mes si acaso estar visitando al general Calles protestándole amistad personal, y ahora están con el señor De la Huerta.... (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) Hay muchos... (Voces: ¡Nombres! ¡Nombres!) para no citar más nombres: El señor Prieto Laurens.

El C. Guzmán Martín Luis: Ignoro quiénes habrán sido los diputados a quién usted se refiere, pero yo por mí sé decirle a usted que no creo que la amistad personal sea por ningún motivo una traba para que uno siga las orientaciones que uno quiera en política.... (Murmullos. Campanilla. Desorden.) Yo no le censuro al señor León que sea callista puede usted consultarlo en el DIARIO DE LOS DEBATES; lo que yo le censuro al señor León es que haya primero alabado por su honradez al señor De la Huerta y que posteriormente lo haya censurado, esto es lo que yo censuro al señor León. (Murmullos. Campanilla.)

Volviendo al tema de la imposición del compañero Díaz Soto y Gama, él es un espíritu sutil, es un hombre capaz de hacer una serie de malabares con el pensamiento con el objeto de demostrar lo indemostrable y prueba de esa tendencia suya, prueba de ese procedimiento suyo, de esa habilidad suya que yo le aplaudo, quizá la envidie, prueba de eso es esta rueda de molino con que quiere el señor Soto y Gama hacernos comulgar; de que el señor De la Huerta es candidato de la imposición. Eso es infantil....(Gritos en las galerías.) no puede ser otra cosa....

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: ¡La imposición financiera!

El C. Guzmán Martín Luis: La imposición que existe es la imposición política en todas sus fases, compañero, y la imposición, las imposiciones se preparan y son imposiciones, son imposiciones cuando se hacen; una imposición que se prepara y no se hace no es una imposición. (Murmullos. Campanilla.) De manera que es absurdo decir que hace tres años se viene preparando una imposición que no ha llegado a ser, pero esto lo hago nada más para aceptar el argumento en forma momentánea. No hay tal preparativo de imposición por parte del señor De la Huerta, y le voy a demostrar a su señoría que no lo hay, y que, en cambio, sí hay un proceso vivo, que está viviendo, de que se está haciendo imposición de parte del general Calles. (Voces: ¡Pruebas!) Van las pruebas. Las pruebas son éstas. (Gritos en las galerías. Campanilla.)

Es absolutamente indiscutible que la candidatura del señor general Calles, a quien yo todavía no le he lanzado un solo ataque personal, contra el cual yo no he tenido ninguna manifestación pasional es indiscutible que esa candidatura goza de la simpatía oficial; absolutamente. El grupo callista de la Cámara está a partir un piñón con el señor Pani, cuando el señor Pani es interpelado por cargos que se le han hecho al señor De la Huerta. (Voces: ¡Y Colunga!) Colunga, todas las Secretarías de Estado. El señor Colunga es, y ha demostrado serlo, callista. Diciendo que la misión de los funcionarios públicos es no hacer política, en las declaraciones que hizo a la prensa con ese motivo hizo política acusando a Manjarrez. Y el licenciado Colunga, que es callista, es ministro de Gobernación.

El señor general Aarón Sáenz, subsecretario encargado del Despacho de la cartera de Relaciones Exteriores, persona muy estimable, amigo mío, es furibundo callista. El señor general Serrano, secretario de la Guerra, es callista, y ha hecho propaganda callista en la República. (Gritos en las galerías. Campanilla.) Don Amado Aguirre, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, es callista y ha hecho y sigue haciendo labor de propaganda callista a través de los empleados de su Secretaría en toda la República. El señor Denegri

está reconocido por su actividad constante, por su actividad diaria, como un callista de hueso colorado, y es ministro de Agricultura y Fomento. El señor Valenzuela, que renunció a la Secretaría de Gobernación por su proximidad al señor general Calles, estuvo en un tris de ser ministro de Industria y Comercio; pero se le revocó el nombramiento. El señor Hinojosa, director general de Correos, aquel a quien se le ha lanzado aquí el cargo de violar la correspondencia y de quien se dice que el Ejecutivo cuenta con todo el dinero necesario para comprar diputados y tener la mayoría, es callista. El señor Montero, director de Telégrafos, el mismo que da las órdenes para que no se pasen los mensajes de prensa que llevan noticias favorables para el señor De la Huerta y el mismo que a los diputados delahuertistas les cobraba los mensajes mientras que a los callistas les pasaba los mensajes con la prerrogativa de que gozamos los diputados; es callista. (Voces: ¡Pruebas! ¡Pruebas!) El secretario particular del presidente de la República, es el yerno del general Calles. En el Establecimiento Fabriles y Militares todavía se deja sentir la acción del señor Morones, que es uno de los más valerosos y más respetables partidarios con que ha contado el candidato.... (Voces: ¡Los ferrocarriles!) El señor Ocaranza Llano, gerente de los ferrocarriles, el mismo que puso a disposición de vosotros cuarenta trenes para traer aquellas chusmas para la manifestación callista.... (Gritos en las galerías. Campanilla. Voces: ¡Fue el pueblo! ¡Fue el pueblo!) El pueblo tiene muchas maneras de presentarse, pero eso no quiere decir que lo que vimos desfilar por esas calles no hayan sido chusmas traídas de los Estados circunvecinos.... (Gritos en las galerías. Campanilla.) Y todavía la nación , la nación entera está esperando que el señor Ocaranza Llano, jefe de los ferrocarriles, explique fundado en qué dio aquella orden para los auditores de los famosos cuarenta trenes para que no cobraran los pasajes de los manifestantes...(Voces: ¡No es cierto! Gritos. Campanilla. Voces: ¡Para que hicieran rebaja!) Todavía la nación está esperando la explicación de Ocaranza Llano, que Ocaranza Llano dijera por qué dio órdenes a los auditores para que por ningún concepto se apearan los manifestantes, si bien les dijo que cobraran el cincuenta por ciento del pasaje, pero por supuesto que no se les cobró nada. (Gritos. Desorden. Campanilla.)

El C. Ortega Romeo: ¿Me permite usted una interpelación?

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Ortega Romeo.

El C. Ortega Romeo: Puedo informar a su señoría que está equivocado, creo yo que de buena fe. Esos trenes y esos pasajes están apagados.... (Gritos en las galerías. Campanilla.)

El C. Prieto Laurens: Con los dineros de la nación.

El C. Ortega Romeo: Todavía en estos momentos está una cuenta en los ferrocarriles a mi nombre personal....(Voces: ¡Ahí está!)

El C. Guzmán Martín Luis: ¡Ah! ¿Está pendiente? Entonces está demostrando lo que yo digo.

El C. Ortega Romeo: No hemos podido pagarla. (Murmullos.) Debo advertir al compañero Martín Luis Guzmán que yo firmé un contrato de excursión, (Murmullos.) el mismo contrato de excursión que íbamos a firmar también, señor Prieto Laurens....

El C. Prieto Laurens: ¿Cuándo?

El C. Ortega Romeo: Cuando la Convención Cooperatista. ¿Se acuerda usted, compañero Prieto Laurens, que nos dieron facilidades?

El C. Prieto Laurens: ¿Cuándo? ¿Cuándo?

El C. Ortega Romeo: No estaba usted aquí; estaba algún otro compañero.

El C. Prieto Laurens: A nadie le fían en los ferrocarriles más que a los callistas. (Aplausos. Siseos.)

El C. Ortega Romeo: Lo garantizan a usted con un depósito de mil pesos, que nos iban a facilitar. En este caso, compañero Guzmán, a nadie se ha engañado; se van a pagar y se han pagado la mayor parte. Más le digo a su señoría: El tren más numeroso, que es el de Xico, no pertenece a las líneas Nacionales, y tuve que pagarlo a las once de la noche para que pudiera venir. Si usted cree en mi verdad, y en mi honradez, le suplico que las acepte.

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. Guzmán Martín Luis: Un momento.

El C. Díaz Soto y Gama: Sobre lo mismo de usted, compañero. Usted pidió la palabra para interpelarme y estoy esperando la interpelación.

El C. Guzmán Martín Luis: Allá va la interpelación. Yo creo, naturalmente, porque siempre estoy dispuesto a creer lo que se dice en tono de sinceridad, lo que dice el compañero Romeo Ortega; pero justamente lo que dice es la demostración de lo que digo. Eso de que paguen los pasajes mañana o de que paguen una parte, en vista de todo lo que se ha dicho aquí, lo menos que hemos hecho en favor de los Ferrocarriles es que se recaude ese dinero a posteriori; pero que había trenes a disposición de los señores callistas, es indudable. Y hay que fijarse en esto: En ningún país, absolutamente en ninguno, existe una organización rigurosa en todos sus procedimientos, que la ferrocarrilera, y en ningún país debería de serlo más que en éste, en donde se abusa tanto de los ferrocarriles, y en donde están quebrados. De modo que es verdaderamente sorprendente que los auditores reciban las órdenes a que he hecho mención, y que en muchos trenes ni siquiera podían hacer el recuento de las personas embarcadas, y que a una agrupación política existente, a la menos responsable en materia económica que existe en el mundo, a la menos solvente que hay aquí y en cualquier parte a una agrupación política se le fíen, así como quiera trenes y más trenes para traer manifestaciones! ¡Cuarenta trenes con una fianza de mil pesos! (Gritos. Protestas. Campanilla.)

Y ya que he hablado del mundo oficial con relación a la candidatura del señor general Calles, quiero referirme un poco al mundo no oficial, pero que también es un signo indiscutible de la enfermedad que estamos señalando: Absolutamente todo el sonorismo de la capital de la República, todo el sonorismo burocrático, con contadísimas excepciones, es callista; en cambio todo el pueblo de

Sonora, todos los que han venido a ser gerentes de comisiones monetarias ni tener canonjías de mil pesos en secretarías de Estado, todos los que se quedaron allá son delahuertistas. (Aplausos. Siseos.) Los obreros de Guaymas, los obreros de Cananea, los obreros de Hermosillo, los obreros de Pilares, todos, absolutamente todos en estos momentos a una sola voz gritan en toda partes: ¡Viva de la Huerta! (Voces en las galerías: ¡Viva De la Huerta! ¡Viva Calles! Campanilla.) En cambio, todos los holgados sonorenses que pasan las veladas, que pasan distrayendo las horas en el Club Sonora - Sinaloa, gritan ¡Viva Calles! (Voces en las galerías: ¡Viva Calles! Desorden. Campanilla.) Es decir, que el sonorismo revolucionario, el que hizo en Sonora la revolución, no los pulpos que vinieron detrás de Obregón a chupar la sangre... (Aplausos. Siseos. Campanilla.) a cuyo producto no habían contribuído, aquellos están con el verdadero candidato popular, con el que ha sido revolucionario. (Aplausos estruendosos. Gritos. Voces: ¡Viva De la Huerta! ¡Viva Calles!. Campanilla.) El que hizo durante su interato la labor obrerista más intensa que conoce la República Mexicana. (Aplausos estruendosos. Siseos. Voces: ¡Viva De la Huerta! ¡Viva Calles! Campanilla) Allí están los ferrocarriles que lo digan.

El C. Morones: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Morones: Le suplico atentamente al compañero Guzmán tenga la bondad de decirme con qué elementos fue fundado el periódico "El Mundo" (Aplausos en las galerías. Gritos Campanilla.) Tengo entendido que el periódico "El Mundo" fue fundado con ayuda muy eficaz del señor De la Huerta. (Voces: ¡Sí! ¡Sí!) Sin embargo, con objeto de dejar perfectamente esclarecida esta cuestión, me permito interpelar a su señoría primero acerca de las causas, de las circunstancias que determinaron la fundación del periódico "El Mundo"; después si sabe, como periodista que es, cómo se formó la agencia de informaciones Trens, tantas veces mencionada en esta Cámara, tantas veces señalada por los diputados delahuertistas como víctima de un atropello incalificable, apoyados en la libertad del pensamiento que debe caracterizar -nadie lo pone en tela de juicio - las manifestaciones del periodismo. Porque tengo entendido que el señor Julio Trens recibía un subsidio de la Secretaría de Hacienda. Obran en mi poder los comprobantes, o sean recibos firmados por el señor Trens, de cantidades que mensualmente percibía de la Secretaría de Hacienda. Ruego a la Secretaría que para continuar mi interpelación, dé lectura a estos recibos. (Aplausos en las galerías. Siseos. Campanilla.)

- El secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"Recibí de la Secretaría Particular de Hacienda, por conducto del señor Eduardo Moneda, la cantidad de $300.00 (trescientos pesos), para gastos de una comisión que se me ha conferido.

"México septiembre 23 de 1922.- Julio Trens."

El C. Morones: Como el señor Julio Trens no solamente recibía trescientos pesos como director o propietario de la agencia de información que lleva su nombre, no solamente recibía o recibió esta cantidad de trescientos pesos por una sola vez, sino que mensualmente se le entregaba esa cantidad por órdenes directas del señor De la Huerta, giradas a un compañero nuestro, empleado de la Secretaría de Hacienda... (Murmullos.) Me da el señor Aguado tema para apoyar las interpelaciones que estoy haciendo al señor Martín Luis Guzmán. El señor De la Huerta ordenó que se entregara al compañero Moneda, Miembro del Partido Laborista Mexicano, una cantidad mensual con el objeto de que al recibo de órdenes parecida a está, se les dieran como subsidio a varios periodistas, a varios reporteros, a numerosos cómicos, etcétera... (Aplausos. Siseos. Murmullos. Campanilla.)

El C. Aguado, interrumpiendo: La Impresora costó sesenta mil pesos o más. (Desorden.)

El C. Morones, continuando: Tiene mucha razón el ciudadano López Aguado, que me interpela. Ruego al exayudante del presidente Carranza, le ruego que tenga la bondad de tener calma...

El C. Aguado, interrumpiendo: ¡Y a mucha honra!

El C. Morones, continuando: ...Le ruego que tenga la bondad de tener calma, ya que en estos momentos estamos presentando documentos para demostrar, para tratar de aclarar lo que había en los manejos verificados por el señor De la Huerta.

El C. Aguado: Yo aseguro al exagente confidencial del presidente don Venustiano Carranza, (Aplausos. Siseos.) que guardaré serenidad. Ya traere las pruebas. (Murmullos.)

El C. Morones, dirigiéndose al C. Prieto Laurens: ¡Usted, hombre, fue a traer escobas a Nueva York cuando estaba en el Ayuntamiento!

El C. Prieto Laurens: Sí, señor; comisionado por el Ayuntamiento legítimo de la ciudad de México. (Murmullos.)

El C. Morones: Yo creo que con gritos no se prueba nada. Presentamos documentos que prueban lo que se refiere a la prensa que usted considera libre; cómo vivía y por qué el señor De la Huerta protegía a estas gentes para que fuera preparando, por medio de informes en toda la República, su imposición, su verdadera imposición. (Aplausos. Siseos. Gritos en las galerías. Campanilla) Para no hacer perder el tiempo a su señoría, simplemente le ruego que me diga, repitiendo mis interpelaciones, con qué recursos se inició, se fundó "El Mundo", con qué recursos pecuniarios ha contado, y cómo se explica que el señor Julio Trens, siendo un periodista independiente, haya recibido un sueldo que estaba fijado en diez pesos diarios por acuerdo expreso del ciudadano Adolfo de la Huerta.

El C. Guzmán Martín Luis: Señores diputados: Precisa... (Desorden completo. Campanilla. Incidente entre los ciudadanos diputados Morones y Espinosa y Elenes.)

El C. Espinosa y Elenes: ¡Pido la palabra para una moción de orden! (Continúa el desorden.) ¡Pido la palabra para una moción de orden! ¡Pido la palabra para una moción de orden!

El C. presidente: Tiene la palabra para una moción de orden el ciudadano Espinosa y Elenes. (Continúa el desorden.)

El C. Espinosa y Elenes: ¡Pido la palabra para una moción de orden! ¡Para una moción de orden! Ignoro por qué razón, (Continúa el desorden.) Ignoro por qué razón el ciudadano Morones... (Continúa el desorden.) ignoro por que razón el ciudadano Morones me ha increpado insultándome soezmente. Yo estoy dispuesto a responderle en cualquier terreno al ciudadano Morones, porque soy tan hombre como él y desde luego, si insiste en su ofensa personal a mí; pero debo de declararle que yo no le dirigí ningún insulto ni lo increpé duramente. Yo le pregunté, cuando pasaba por allí, por qué el ciudadano De la Huerta había entregado ese dinero por conducto de Moneda, por conducto de ese tercero, y usted se dirigió a mí en una forma soez y no estoy dispuesto a tolerarla, ciudadano Morones, porque soy hombre... (Gritos Protestas. Campanilla) Estoy a sus órdenes.

El C. presidente: Los asistentes a las galerías se servirán desalojar el salón, (Gritos: ¡No! ¡No! Aplausos. Campanilla.)

El C. Morones: Permitame la Presidencia hacer una aclaración.

El C. presidente: Y las personas que han invadido el salón sin ser diputados, se servirán igualmente desalojarlo. Se suspende la sesión mientras se cumple la disposición de la Presidencia. (Gritos en las galerías: ¡No! ¡No! ¡No! Desorden. Campanilla.)

El C. Morones: Pido la palabra. He sido interpelado.

El C. presidente: No hay sesión. (Gritos.) Ha sido suspendida la sesión.

El C. Díaz Soto y Gama: Moción de orden.

El C. presidente: No hay sesión. (Gritos en la galerías.)

El C. secretario Puig y Casauranc: La Secretaría, por orden de la Presidencia, ordena a la policía que haga desalojar inmediatamente todas las galerías. (Gritos: ¡No! ¡No! Desorden. Son desalojadas las galerías.)

El C. presidente: Se reanuda la sesión. Tiene la palabra el ciudadano Morones.

El C. Morones: Ciudadanos representantes:...

El C. Guzmán Martín Luis: Moción de orden. Compañero, perdóneme usted...

El C. Espinosa y Elenes: ¡Moción de orden, señor presidente! Ciudadano Morones: Está usted obligado a darme una reparación aquí mismo, una explicación si usted quiere. Usted me ofendió (Voces: ¡Orden! ¡Orden!) y yo no tolero que ninguno me atropelle, ciudadano Morones.

El C. Morones: Pido la palabra. Al bajar de la tribuna oí un insulto en el sitio donde estaba el señor; he vuelto rápidamente y lo he increpado a él acremente, duramente. El ciudadano que subió a la tribuna ha declarado que él no había tomado ninguna participación en el insulto que me fue lanzado por alguien... (Voces: ¡Fue de las galerías!) Cumple a mi deber de hombre honrado hacer constar que así como no estoy dispuesto a permitir que nadie me insulte, si la persona a quien he aludido no ha tomado, como lo ha declarado, participación en este insulto, no tengo inconveniente, como cumple a un caballero, en retirar las palabras vertidas por mí, y dejarlas en pie para aquél que cobarde y arteramente no ha salido a la palestra, quien quiera que éste sea. (Aplausos.)

El C. Guzmán Martín Luis: Antes de continuar me permito hacer notar al señor presidente de la Asamblea que en las dos puertas de los pasillos que están enfrente, continúan instaladas personas que no pertenecen a la Cámara de Diputados, y que ahí también hay, me refiero a todas las personas que están en el Salón de Diputados sin tener ese carácter, yo pido que la orden sea general para todos y que salgan todos.

El C. presidente: Se ordena a la policía que desaloje inmediatamente a todas aquellas personas que no sean diputados ni periodistas.

El C. Salcedo: Para una moción de orden..... (Desorden. Campanilla.)

El C. Guzmán Martín Luis: Continúo, compañero Salcedo , que ya he esperado media hora por interrupciones y ya no estoy dispuesto a tolerar que se me interrumpa más.

El C. Salcedo: No se han salido las personas que están en el salón que está atrás de la Presidencia y que no son diputados.

El C. presidente: La Presidencia ordena al intendente de la Cámara que identifique a los cronistas.

El C. Guzmán Martín Luis: Continúo en el uso de la palabra. Señores diputados: Es necesario que el desorden que se provocó en el último momento y con las interpelaciones del señor diputado Luis N. Morones, no desvíen el curso del pensamiento de los que me escuchan del lugar adonde había llegado a esto: A que el sonorismo oficial y el sonorisimo no oficial estaban con el señor general Calles y en contra del señor de la Huerta, lo cual es su signo absoluto, indispensable de imposición.

El C. Peraza: ¿Me permite una aclaración para orientar? Lo que acaba de mencionar el compañero Martín Luis Guzmán estoy dispuesto a probarlo poniendo mañana un mensaje a la Unión de Cananea, donde está la matriz de veintidós organizaciones obreras rojas, de que esas todas apoyan al señor De la Huerta, como también probar a ustedes que el presidente del Club Callista de Sonora es el reaccionario, es el enemigo de la revolución más furibundo que tenemos, que es el suegro del hijo Rodolfo del general Calles, señor Lacy. Es lo que estoy dispuesto a probar: Que todos los obreros de Sonora están con el señor De la Huerta, y los reaccionarios con el general Calles.

El C. Guzmán Martín Luis: Continúo en el uso de la palabra.

El C. González y González: ¿Me permite una aclaración?

El C. Guzmán Martín Luis: Compañero González: Ahora sí siento verdadera repugnancia a que se me siga interrumpiendo....

El C. González y González: ¡El yerno del hijo del general Calles! (Voces: ¡El suegro!)....

El C. Guzmán Martín Luis: Bueno, eso pregúnteselo usted. En cuanto a las interpelaciones del compañero Morones en lo que se refieren al señor Trens, ruego al compañero González y a los compañeros que conversan en el pasillo que me escuchen. A mi no me consta por documentos de primera mano lo que se refiere a la Agencia Trens;

sin embargo, estoy enterado: Efectivamente, la Agencia Trens estuvo recibiendo algunas sumas de dinero del Gobierno, no sé si por conducto del señor Moneda tan sólo o por conducto del señor Moneda y alguien más, porque adquirió la obligación cuando "El Heraldo" era propiedad del señor general Serrano, de suministrar a este periódico, sin costo ninguno, un servicio cablegráfico que costaba ciento cincuenta pesos diarios. (Voces: ¡Y de Jesús Garza!) Probablemente también sería de Jesús Garza; yo sabía que era de Serrano.

En cuanto a las preguntas que me hace el compañero Morones relativas a "El Mundo", espero que él y la Asamblea sabrán entender perfectamente estas palabras: Compañero Morones, es un negocio. Como negocio comprenderá usted que yo que soy el gerente de él, cometería por una parte quizá un error, y por otra parte una falta a la confianza depositada en mí por los accionistas del periódico si viniera yo a hacer una descripción de cuál es el origen de todos los fondos que a ese periódico han servido para constituirse. Pero como una cosa no quita la otra, como el señor Morones tiene abiertas las puertas de todas las secretarías, tiene abiertas las puertas de la Presidencia de la República y, naturalmente, la puerta de la Secretaría de Hacienda, yo le aseguro que él, por suponer que ese periódico puede haberse hecho, en todo o en parte, con dinero del Gobierno, puede informarse en las distintas secretarías de Estado, y esos informes venir a revelarlos aquí, y aquello que él venga a revelar, en la parte que sea cierta, si es que puede ser cierta, le aseguro que yo, con toda caballerosidad, le diré que es verdad. (Murmullos.) Pero volvamos a la imposición....

El C. Díaz Soto y Gama: A la interpelación.

El C. Guzmán Martín Luis: A la interpelación a que dio lugar la imposición, la teoría novísima de la imposición adelantada, que el diputado Díaz y Soto y Gama vino a construir aquí. El dato en que se basa el señor Díaz Soto y Gama para decir que hubo una especie de imposición previa por parte del señor De la Huerta, es aquel lunar que tiene el informe de mi estimado amigo el señor Pani, porque el informe del señor ingeniero Pani fue perfecto en cuanto a su exposición para no hacerlo político. En todas sus partes no había un sólo resquicio por donde se pudiera imaginar, suponer o confirmar que ese informe tuviera una inspiración política; no hubo más que uno: En decir en aquella parte que leyó Soto y Gama que de los diez millones gastados en empleados supernumerarios, el sesenta por ciento correspondía a la Secretaría de Hacienda; con excepción de ese desliz político, que en realidad yo que conozco al señor Pani no creo que hay sido un desliz, sino una simple afirmación, con excepción de eso, en el informe no había nada político; como dije en otra ocasión, toda la política de la circular del presidente eran las palabras del presidente colocadas como una apostilla al final del informe. Bien; ese sesenta por ciento de los diez millones a que se refirió el ciudadano Soto y Gama, son sumas gastadas en empleados supernumerarios y mi interpelación, ciudadano Soto y Gama, es ésta: ¿Sabe su señoría cuánto por ciento de los empleados de Hacienda son recomendados del presidente de la República y recomendados del señor ahora exsecretario de Gobernación, Plutarco Elías Calles, y del señor don Adolfo de la Huerta? Los tres formaban el triángulo político que llegó a la ciudad de México lleno de compromisos después del triunfo de Agua Prieta. Cada uno por su parte contribuyó al triunfo de Agua Prieta y llegó a México a satisfacer aspiraciones de partidarios y compromisos de partidarios; no era fácil en todas las secretarías hacer lo que se podía hacer en Hacienda y es claro que el señor De la Huerta satisfizo una gran parte de los compromisos suyos personales en la Secretaría de Hacienda, y es también claro, patente y muy racional y ve usted que lo digo con toda calma, sin por eso lanzar acusación a nadie, porque jamás he acusado a nadie del desequilibrio entre los ingresos y los egresos, yo creo que el error está en buscar maldad en el desequilibrio, la verdad es que el desequilibrio no acusa maldad ni del señor presidente, ni del secretario de Hacienda, era un desequilibrio al que necesariamente se tenía que tender, que irse tendiendo; no crean los señores diputados que vamos a parar en los treinta y siete millones a pesar de la gestión muy ilustrada y muy enérgica del señor Pani. Ya hablan por ahí de que ciertos secretarios de Estado están gestionando que no cesen a todos los empleados de globales; ya que se está demostrando que hay muchos que no se pueden cesar; pero, en fin, yo no acuso a nadie del desequilibrio; pero lo que sí sé es que ni esos seis millones de pesos que se gastarán, en el supuesto de que se siguiera gastando lo gastado hasta el fin de este año, hay un gran porcentaje de recomendados directos del señor presidente de la República; otro gran porcentaje de recomendados directos del señor general Plutarco Elías Calles, que también trajo compromisos, y otra parte del señor De la Huerta. Y los datos personales que yo tengo, me hacen creer que justamente el porcentaje menor, es el que le toca al señor De la huerta. Esos son mis informes.

El C. Díaz Soto y Gama: Está por demostrarse.

El C. Guzmán Martín Luis: Está por demostrarse; y los datos que tengo son tan interesantes como éste.

No ha habido en el Gobierno del general Obregón un ministro más renuente a hacer servicios que el señor ingeniero Alberto J. Pani. El señor ingeniero Laberto J. Pani es un hombre frío; no entiende de políticas ni de compromiso ni de servicios a amigos; él cree que debe plegarse siempre a las necesidades del departamento que está a su cargo. Esto tuve oportunidad de saberlo porque durante muchos meses fui secretario particular suyo, y en ese tiempo conté absolutamente con toda su confianza.

En la Secretaría de Relaciones Exteriores no ha habido durante la gestión del señor Pani más que tres empleados supernumerarios con cargo a partidas globales, sólo tres, con sendos sueldos de mil pesos, que no hacen más que cobrar el sueldo; y estos tres empleados que gozan de este sueldo mensual, los tres - y el señor Pani cuando venga aquí podrá ratificarlo, porque es un hombre que dice siempre la verdad -, esos tres son recomendados del señor presidente de la República, y son: El señor Baldomero Almada, con mil pesos mensuales;

el señor Juan Sánchez Azcona, enconado enemigo del señor De la Huerta, con mil pesos mensuales, y el señor Alfredo Caturegli. (Murmullos.) De suerte que si en la Secretaría de Relaciones, una secretaría que tiene un presupuesto exiguo, porque así lo pidió el mismo secretario, donde no hay grandes partidas para gastos extraordinarios, ni hay gastos secretos, donde todo marcha y marchaba como un reloj, si allí, a pesar del dique de la personalidad enérgica del señor Pani, que no tiene compromisos de ninguna especie, a pesar de eso había allí, se gastaban allí alrededor de cuarenta y cinco mil pesos anuales en empleados supernumerarios, hay que pensar los que ocurriría en la Secretaría de Hacienda en donde, indudablemente, el señor De la Huerta sí tenía que satisfacer compromisos porque es un político, fundamentalmente un político y adonde naturalmente el general Calles tenía que volcar aquella parte de compromisos que él no podía satisfacer, porque no le bastaba el presupuesto de la Secretaría de Gobernación y adonde sin duda el presidente de la República también volcó sus compromisos personales; de suerte que es totalmente injusto y por lo tanto deleznable el cargo que en ese informe se denuncia al venir a decir que el señor De la Huerta gastó seis millones de pesos en recomendados suyos. No es verdad, esos seis millones se gastaban en recomendados de las tres figuras salientes de la revolución y había en la Secretaría de Hacienda más de cincuenta personas que cobraban mensualmente, sin hacer nada, mil pesos; estaba don Aurelio Torres, recomendado del presidente de la República; un señor Iñigo, que hizo servicios de policía al presidente de la República y que ahora me parece que es jefe de la Policía Judicial, y así había otros muchos más; de suerte que mi interpelación al compañero Soto y Gama en eso estriba: Si para hacer su cargo se informó previamente de cuánto de esa suma puede asignarse como responsabilidad al señor De la Huerta, que para mi no es responsabilidad, cuánto a Calles y cuánto a Obregón. (Aplausos. Siseos. Campanillas.)

El C. Díaz Soto y Gama: En el mismo tono del compañero Guzmán voy a contestar: No es cierto que mi cargo relativo a la imposición financiera que preparaba el señor De la Huerta y que fracasó por infinidad de razones, pero que fracasó al fin, se reduzca exclusivamente a esa partida de seis millones con cargo a Hacienda que acusa el informe del ministro de Hacienda. Yo presente un cúmulo de pruebas y el compañero elude, él sí sutilmente, el conjunto de las pruebas y tomó una de ellas. Desde luego respecto de la prueba que él ataca, no procede con una contraprueba, sino que dice que sospecha que en esos seis millones, X cantidad corresponde al presidente de la República, X cantidad por recomendados del ministro de Gobernación y el resto de Hacienda. ¿En esta forma hipotética se puede contestar un cargo tan grave como el que resulta a un ministro de Hacienda, de hacer política? ¿El señor presidente de la República al encomendarle a la Secretaría de Hacienda al señor De la Huerta creyó que ponía en ella a un político que preparaba su candidatura? ¿Lo aceptó como político o como encargado de Hacienda para administrar las fianzas? La deslealtad política del señor De la Huerta consiste en ocultar su ansia presidencial y en satisfacerla a espaldas del presidente, bien sea por medio del presupuesto o bien sea por medio del Partido Cooperatista, que hasta hace muy poco tuvo una mayoría aplastante en esa Cámara; fíjese el compañero que el conjunto de los cargos es grave.

El apoyaba al Cooperatista; él se declaró, se descubrió, mejor dicho, como jefe del Cooperatista en el incidente de San Luis; es el cargo más grave: El de haber renunciado a la Secretaría de Hacienda, cargo financiero, por un asunto político relativo o un partido que él quiso apoyar y que él quiso sostener, y que él quiso respaldar, y que él estuvo respaldando. Allí se hizo la luz en ese momento; allí fue donde se descubrió la responsabilidad del señor De la Huerta, y un hombre que de tal manera se preocupa por un partido, al extremo de renunciar y al extremo de romper con el mejor de sus amigos, el señor Obregón, es de creerse que utilizara la Secretaría de Hacienda, como de hecho la utilizó, para obtener, para ganarse un ejército de empleados, de empleados aparentes, de empleados honrados con canonjías, a título de lealtad política, que es el cargo, canonjías a título de adhesión política, porque a mi se me ha hecho el cargo tonto de que dos de mis hermanos eran empleados supernumerarios; pero a mí el señor De la Huerta no me dijo: Vamos celebrando un contrato a la romana, un contrato mercantil: "Yo te doy para que tu me des; yo te doy este empleo para tu hermano, siempre que tu me vendas tu conciencia de hombre revolucionario y te comprometas a trabajar por mi". No me dijo eso; de manera es que a mi no me mancha eso: Don Adolfo de la Huerta hizo ese favor a mi hermano y yo se lo agradezco; pero don Adolfo de la Huerta me engañó a mi como engañó a todo el Partido Agrarista cuando al decirle nosotros repetidas veces: "Señor, la reacción dice que entre usted y Calles hay diferencias. ¿Es esto cierto?" Y lanzando una sarcástica, una sonora y estrepitosa carcajada, nos dijo: "¡Já! ¡Já! ¡Já! ¡Qué va! Los autorizo a ustedes para desmentir esto. Han venido hasta mi la reacción y el Clero a proponerme mi candidatura y los he rechazado". Y luego le dijo a Rodrigo Gómez "¿Usted es amigo de Soto y Gama?" "Sí, señor", dijo Rodrigo. "¿Y usted sería capaz de traicionar a su amigo?" "Nunca", dijo Rodrigo. Esto es textual, compañero Guzmán; por eso yo estoy autorizado a atacar al señor de la Huerta, no obstante haber sido mi amigo, por ese engaño. Nos dijo: "Prefiero yo también, como usted, pegarme un balazo antes que ser desleal a Calles". (Murmullos. Aplausos. Siseos.) Esto es enteramente textual.

De manera que este hombre que al presidente le hacía creer que no hacía política en Hacienda, a nosotros sus amigos nos autorizaba para que siguiéramos trabajando por el candidato Calles. Este hombre autorizaba, a espaldas del presidente - la frase es dura, pero exacta -, los fondos de Hacienda para hacer propaganda a su favor. Le voy a presentar un caso que me consta: Un señor Ford, pariente del señor de la Huerta, jefe de Hacienda en Cuernavaca, estuvo haciendo constantemente propaganda, abusando de la oficina, a

favor de su pariente Adolfo de la Huerta y se rumora mucho en público que una gran cantidad de cooperatistas, diputados o no, recibían sobresueldos de Hacienda.

El C. Guzmán Martín Luis: Están con ustedes ahora.

El C. Díaz Soto y Gama: No lo sé. Por eso precisé que lo que sabía lo decía, estoy hablando a pecho descubierto, como hombre honrado, por eso digo: Es malísimo que un ministro de Hacienda se despoje de su carácter de administrador de fondos públicos para convertirse en político y la confesión que se le ha escapado al señor Martín Luis Guzmán confirma mi cargo; él dice: El señor De la huerta es político y eminentemente político; pues allí está la culpa, allí está el crimen político del señor De la Huerta de no haberse descargado, desprendido de su cargo de político una vez que fue puesto allí con un cargo de confianza por el presidente Obregón, que no lo puso allí para que utilizara ese cargo para su candidatura, y tanto perjudica la política a la administración, que el principal cargo que le resulta al señor De la Huerta es este: Haberse empeñado contra la resistencia del presidente de la República a que pasara precipitadamente, que precipitadamente fuera aprobado el convenio Lamont - De la Huerta, fíjese usted en el cargo que no va a poder contestar, compañero, no obstante que el ciudadano De la Huerta sabía que puesto que hay un desequilibrio original inicial y permanente en nuestros presupuestos, no era cuerdo, no era prudente, no era legítimo - me atrevería a decir que no era honrado - comprometer al país en nuevos sacrificios, mientras supiera él que ese desequilibrio debía continuar. Por eso es grave el cargo que le resulta al señor De la Huerta: Con un presupuesto quebrado aceptar nuevos compromisos para la nación, por eso he precisado la responsabilidad principal del señor De la Huerta en el convenio Lamont - De la Huerta; fue arrojar sobre el país compromisos que no estaba seguro de que fueran satisfechos; de allí la expresión del Presidente Obregón, adolorido: Bancarrota moral; porque el presidente Obregón le precisó: ¿estás tú seguro, tienes la seguridad absoluta, matemática, de que se van a conseguir los cincuenta millones de pesos para el Banco de Emisión a fin de restaurar el crédito del país, y a la vez otros cincuenta millones que, aplicados en forma de irrigación a la agricultura, aumentaría los recursos naturales del país y, por lo mismo, las contribuciones? Y el señor De la Huerta contestó: "Sí tengo la seguridad", Y Obregón, con su brazo único, recalcaba, aseguraba: "¡Seguridad! ¡Fíjate bien lo que quiere decir seguridad!" Y don Adolfo de la Huerta aseguró que se tenía esa firmeza de los cien millones de pesos y luego sólo se han conseguido, como todos sabemos, diez millones. La décima parte de lo que dijo a Obregón! ¿Por qué es éste un cargo para De la Huerta? Porque si De la Huerta no hubiera sido político, no se hubiera preocupado tanto por la seguridad de su persona y hubiera aceptado las indicaciones de Obregón; pero como era ya político y soñaba con un triunfo oropelesco que le sirviera de base para escalar la Presidencia, prevalecía en el señor De la Huerta, en este caso, el político sobre el administrador; el político interesado, sobre el hombre de confianza, sobre el hombre desinteresado, sobre el colaborador absolutamente leal que buscaba el presidente. Ya ve usted cómo no es tan pura la conducta de un hombre que toma un cargo de confianza y después se convierte en político que utiliza o maneja esos fondos, o contrae compromisos, "Con propósitos políticos perfectamente interesados descuidando el bien general. En otros términos: Un hombre que estaba encargado de buscar el bien general y de atender las finanzas, sacrifica el bien general en un caso tan grave como un convenio internacional, a su interés personal, ese hombre es digno de los reproches más serios, compañero. De manera que yo le suplico que tome el cargo en su conjunto y no el de detalle, puesto que ni usted ni yo podemos decir cuánto de los seis millones corresponde a la Secretaría de Hacienda y cuánto a otras secretarías. Es mejor reservar esto para cuando venga el señor Pani a informar y podamos citar el detalle; pero no venga usted con una hipótesis a contestar algo que es interesantísimo: Seis millones destinados a empleados que no trabajan!...

El C. Guzmán Martín Luis: ¡No de dicho eso!

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Usted no lo dice, pero yo me sospecho que algo de esos seis millones le toca a Hacienda. Lo sabe usted, pero no lo puede precisar. Yo, con el mismo derecho que el compañero, puedo decir que de esos seis millones corresponden cuatro al ministro de Hacienda; con el mismo derecho que el compañero puede decir cinco o seis... De manera que usted no ha podido destruir mis cargos; allí está el andamiaje de los cargos.

El C. Guzmán Martín Luis: No había andamiaje, compañero, como no lo hay tampoco ahora. La argumentación es especiosa, es débil, es debilísima, porque su señoría, en un descuido -porque fue un descuido - acaba de lavar de toda mancha al señor de la Huerta. Dice su señoría: "El señor De la Huerta cuando colocó a mis hermanitos..." (Risas.) No, a mi hermano... (Voces: ¡Dos! ¡Dos!) Perfectamente. Para el caso es igual, lo mismo es uno - confirma usted más mi actitud - que mil.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: Lo mismo es uno que dos.

El C. Guzmán Martín Luis, continuando: Desconozco las aptitudes del hermano de usted, pero creo que el señor De la Huerta cuando lo colocó lo hizo por Antonio Díaz Soto y Gama y no por fulano Soto y Gama; lo colocó para hacerle un servicio a Antonio Díaz Soto y Gama, y el señor De la Huerta no hizo pacto político con el señor Antonio Díaz Soto y Gama ni éste lo hubiera tolerado, imposible. Si el señor Soto y Gama en su caso personal tiene la prueba de que no hubo pacto, ¿Con qué derecho supone que pudo haberlo en alguno otro caso? (Aplausos.) Hay en esta Cámara más de cien diputados que con toda seguridad deben haber hablado con el señor De la Huerta sobre la cuestión presidencial y los desafío para que se levanten y digan si alguna vez, antes de sus declaraciones últimas, dijo que aceptaría ser postulado para presidente de la República.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: Permítame la palabra.

El C. Guzmán Martín Luis, continuando: No, señor. Y si a sus amigos, vamos, si a mí que me considero uno de sus más íntimos amigos jamás me dijo otra cosa sino que había que trabajar por el general Calles, ¿Con qué derecho si no es haciendo un abuso de ideología se puede asegurar que a otra persona pudo haberle dicho cosa distinta? Mientras el ciudadano Soto y Gama no traiga en cuerpo una persona a quien le haya dicho: "Te coloco a tu hermano con tal de que hagas política en mi favor", no hay derecho a afirmar lo contrario. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: Voy a contestar. Sin hipótesis.

El C. Guzmán Martín Luis, continuando: No hago hipótesis, usted las hace. He dicho que tengo conocimiento de que esa partida se ha gastado en sueldos de empleados en vista de las recomendaciones del triángulo de Sonora. No hago hipótesis, la hipótesis viene de parte de su señoría que fundándose nada más en guarismo ha sacado una conclusión política de la que yo con conocimiento político he sacado otra.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: Voy a contestar.

El C. Guzmán Martín Luis, continuando: Todavía no. Con la misma razón con que puede decir que el señor De la Huerta hacía propaganda electoral, se diría que la hacía el general Calles y que le hace el general Obregón. Si el hecho de satisfacer compromisos políticos supone que se hace una campaña electoral, más la ha hecho el presidente de la República y más el general Calles, que han satisfecho más compromisos que el señor De la Huerta; esa es la verdad. Aquí voy a contar una cosa, y está el señor Morones que va a decir si digo la verdad. Y vuelvo a "El Mundo": Cuando se instaló esta Legislatura, yo apoyé con todas mis fuerzas al señor Malváez, como diputado por el 5o. distrito. El contrincante de Malváez era el señor Yúdico. El caso de Yúdico fue la piedra de toque que dio lugar al rompimiento entre "laboristas" y "cooperatistas". Yo jamás me atreveré a decir que entonces hacía propaganda electoral presidencial el general Calles, por un hecho que me consta y, sin embargo, el hecho es más elocuente que todos los que pueda citar el señor Díaz Soto y Gama en medio de sus múltiples palabras que en el fondo no dicen nada. Porque yo ataqué y a Yúdico, por que yo apoyé a Malváez aquí y en mi periódico, recibí una comunicación - que tengo en mi poder y puedo exhibirla - firmada por el general Plutarco Elías Calles, en la que me decía: "El señor Ezequiel Salcedo pasa a las oficinas de "El Mundo" a hacer inventario y a recoger todas las máquinas con que se hace ese periódico. (Voces: ¡Qué tal! ¿Qué hay de eso?) Y está el compañero Salcedo. Es claro que dirá que es verdad, porque si no lo dice, yo enseño el documento. (Voces: ¡Está anonadado!) Naturalmente yo le contesté al señor Salcedo y al general que yo quería que me dijeran de qué cosas había de ser el inventario, porque lo que estaba allí, si no era mio, era de bancos; que quería que me dijeran que cosa era lo que debía entregar. Hasta la fecha no he entregado nada. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Para contestar la interpelación.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rama (Desorden.)

El C. Rama: Me debe usted una interpelación, ciudadano Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama, interrumpiendo: A su tiempo, compañero.

El C. Rama: ... Y exhorto a su caballerosidad...

El C. Díaz Soto y Gama: Quiero contestar al compañero Guzmán (Campanilla.)

El C. Rama: ....Para que se me permita hacerla, dándo de este pie....

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra para contestar la interpelación. (Desorden. Campanilla.)

El C. Rama, continuando: ....Que al contestarme pueda contestar también al señor Guzmán.

El C. Arroyo Ch.: Moción de orden, señor presidente.

El C. presidente: No hay desorden.

El C. Díaz Soto y Gama: No quiero que se me junten dos deudas: Tengo la de usted y la del compañero Guzmán.

El C. presidente: La Presidencia no puede, reglamentariamente, conceder la palabra al señor diputado Díaz Soto y Gama si no lo permite el ciudadano Guzmán.

El C. Díaz Soto y Gama: ¡Pero si fui interpelado!

El C. Guzmán Martín Luis: Yo me doy por contestado. Lo que dije al final no fueron sino consideraciones que hice al margen de la respuesta a la interpelación.

El C. Rama: Usted es demasiado hábil para englobar las dos contestaciones.

El C. presidente : El ciudadano Soto y Gama puede contestar todo después.

El C. Arroyo Ch.: Moción de orden. Tenga la amabilidad la Presidencia de decirme si me va a dejar hablar o no conforme al Reglamento. Su señoría se ha manifestado parcial. Siempre que hay uno de vuestros grupos que ha pedido la palabra, se le ha dejado hablar; en cambio a mí no, a pesar de que hace una hora que me inscribí. Se ha sentado el precedente de que se admiten interpelaciones cuando las acepta el interpelado....

El C. Rama: El ciudadano Soto y Gama me prometió aceptar mis interpelaciones.

El C. Díaz Soto y Gama: ¿Una o dos?

El C. presidente: La Presidencia rechaza enérgicamente el cargo de parcial. El ciudadano Arroyo Ch. está inscripto en el tercer turno del pro.

El C. Arroyo Ch.: Pero ya van cuatro oradores.

El C. Rama: A toda la Asamblea le consta que hace dos horas me inscribí.

El C. Covarrubias: Verdadera moción de orden. Muy atentamente me permito hacer del conocimiento de la Mesa que el ciudadano Martín Luis Guzmán usó de la palabra con el fin de hacer una interpelación; el ciudadano Soto y Gama contestó la interpelación. El señor Martín Luis Guzmán hizo uso enseguida de la palabra con el fin de hacer un comentario, algo que no me explico por qué la Mesa permitió. Si la Mesa concedió la palabra al compañero Guzmán fuera del Reglamento, creo que por equidad debiera concederse la palabra al ciudadano Díaz Soto y Gama antes de que el ciudadano Rama hiciera uso de la palabra.

El C. Rama: Yo lo acepto.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Díaz Soto y Gama: La contestación mía a la pregunta del compañero Guzmán, Martín Luis, que sí fue interpelación: "¿ Con que derecho supone usted en nosotros el ánimo que no encuentra en usted?" Con esto, compañero, con los hechos: Con qué yo no me he considerado obligado a sostener ni he sostenido, al Señor de la Huerta; y en cambio el grupo "cooperatista", como grupo político, aceptó servicios políticos del señor de la Huerta para correspondérselos con otro servicio político: apoyarlo para la Presidencia (voces: ¡No es verdad!) La sola propuesta del compañero Guzmán de que sí es político y eminentemente político el ministro de Hacienda, llegada al caso de San Luis y al apoyo prestado al "Cooperatista", demuestran perfectamente contrato político: Doy para que me des. " Yo te apoyo a tí, Partido Cooperatista, con la condición de que tú me saques avante el convenio Lamont - De la Huerta", Servicio por el cual declara el señor de la Huerta que está y estará eternamente agradecido al Partido Cooperatista. Es un cambio de servicios Sí. El Señor de la Huerta es político y prestó esa clase de servicios - propagandistas y empleados supernumerarios -, al Partido Cooperatista, no desinteresadamente, sino para que el Cooperatista, por lealtad política lo apoyara, como lo está apoyando, a la Presidencia de la República; en otros términos: el contrato que existe, tácito, político, entre el señor De la Huerta y el Partido Cooperatista que lo sostiene, es éste: " Yo te apoyaré en todo, hasta renunciar por el caso de San Luis, que te afecta; pero tu, en cambio, me apoyarás a mí". Está en pie el contrato, y la demostración de que está en pie ese contrato, es que el señor De la Huerta apoya al "Cooperatista" y el "Cooperatista" apoya al señor De la Huerta. Está claro.

El C. Rama: Señores diputados:

Yo, que a pesar de esta enorme oleada de pasiones me sigo sintiendo amigo de todos y tengo el afecto que siempre tuve para mis compañeros de Cámara, me creo, en nombre de esa amistad y de ese afecto, con derecho a hablaros, en brevísimas palabras por cierto, de una manera serena.

Del campo enemigo, señores diputados, del antiguo campo, hubo para mí dos hombres admirables - con toda honradez lo declaro -, y esos dos hombres admirables fueron, el uno, Díaz Soto y Gama, y el otro, Aurelio Manrique. Desgraciadamente, señores diputados, he tenido que cambiar ese criterio por lo que hace a uno de ellos. A pesar de mi intensa amistad con Jorge Prieto, a pesar de ser un resuelto partidario suyo, sigo admirando a Aurelio Manrique.

El C. Prieto Laurens: ¡ Yo también lo admiro !

El C. Rama: Mejor, y me felicito. Y lo sigo admirando porque aquí en la atalaya de la idea que dijera el compañero Morones, que desde hace tres días es para mí muy respetable, nunca lo he visto claudicar, nunca lo he visto recurrir a argucias pérfidas que lo son, no porque nos van a engañar a nosotros que de sobra tenemos elementos para saber la verdad, sino porque van a engañar al pueblo.

Usted no tiene derecho, ciudadano Díaz Soto y Gama, si es un agrarista sincero y honrado, a atacar por celos la ley que presentó la diputación de Durango, y la mejor prueba para ello es la siguiente: ¿Usted cree que Rodrigo Gómez sea leal a usted? Me contesto por usted: Indudablemente que sí. ¿Usted lo cree revolucionario? También sí. ¿Usted lo cree agrarista? También sí. Pues la firma de Rodrigo Gómez está estampada en esa iniciativa de ley. Ven ustedes cómo es muy fácil venir a grabar en el DIARIO DE LOS DEBATES palabras que van a engañar al pueblo, haciendo creer a esos pobres hombres que no tienen el discernimiento bastante para saber la verdad, que el sistema ejidal es el único revolucionario. No tiene usted razón, señor Soto y Gama, para atacar ese proyecto eminentemente revolucionario, porque el sistema de repartimiento de latifundios no excluye ni se opone al sistema ejidal, cuando mucho lo completa. Usted cuando le conviene es abogado, cuando le conviene es historiador y cuando le conviene también se atiene a los números, sin que esto obste para que cinco minutos después se declare un escéptico de las matemáticas, un escéptico de la estadística y truene en contra de los leguleyos. ¡ Esa es la verdad ! Y admiro a Manrique, porque combatiendo las tesis m s difíciles siempre ha estado dentro del terreno de la más absoluta verdad: A Manrique nunca le he visto una chicana, nunca le he visto una argucia; por eso a él sí lo creo un verdadero defensor del pueblo. El compañero Soto y Gama ha venido a asentar en esta ocasión que el sistema de repartimiento de latifundios es reaccionario....

El C. Fabila, interrumpiendo: ¡ Fraccionamiento !

El C. Rama: Yo creo que repartimiento.... diré lo que dijo el otro día un compañero: " ¡ Que me perdone el señor académico ...! Fraccionamiento de latifundios señores compañeros. ¿ Y saben ustedes por qué incurrí en ese error? Porque me hizo recordar el sistema arcaico de la legislación española en que se llamaban repartimientos...

El C. Fabila, interrumpiendo: ¿ Y en la Constitución como se llaman, compañero?

EL C. Rama, continuando:....Me hizo recordar el sistema arcaico de la legislación española en donde se llamaban repartimientos; eso es lo que he dicho. El señor diputado Díaz Soto y Gama vino a sostener un anacronismo: vino a decir que la pequeña propiedad, consecuencia del fraccionamiento de latifundios, era una teoría, un sistema retardatario. Y yo me permito preguntar al compañero Soto y Gama qué sistema se usó en toda la época feudal, si no fue el sistema de propiedad mancomunada, y es más: Qué sistema de propiedad se usó en Roma, en la antigua Roma. Ya ve usted que la propiedad mancomunada es más anacrónica y más retardataria que el fraccionamiento de latifundios. No tengo interés es hacer esto un debate político. Mi interpelación en concreto consiste en esto: En que diga el señor Soto y Gama si con toda honradez, si sus ulteriores fines políticos electorales del momento, él declara - y es una interpelación que tal vez por el momento no signifique nada, pero significar para el futuro -, que es enemigo del fraccionamiento de latifundios. Que lo declare con toda honradez. Esa es mi interpelación en concreto. Y si cree que Rodrigo Gómez.... y le

voy a anticipar esta idea: Rodrigo Gómez es viejo (Risas) y, en consecuencia, marrullero. Por lo tanto no se va a dejar sorprender por nosotros que somos mucho más jóvenes que él - le cierro a usted la salida de las sorpresas. ¿ Cree usted que Rodrigo Gómez al estampar su firma en esa ley dejó de ser revolucionario, dejó de ser agrarista, u obró inconscientemente? Yo suplico al señor Soto y Gama que me conteste esa interpelación, pero antes quiero hacer esta brevísima aclaración: He sostenido que usted tiene un criterio unilateral, que usted cree que toda la revolución consiste en repartir ejidos. Recuerde usted cuando se discutió la ley del Petróleo, que entonces defendió a los capitalistas en contra de la comisión, y si usted no lo recuerda, le traeré mañana el DIARIO DE LOS DEBATES de la XXIX Legislatura; usted defendió al capital y atacó el sistema de Carranza en lo que hace al Petróleo.

El C. Díaz Soto y Gama: Sigo atacándolo.

El C. Rama: Entonces, a confesión de parte no tengo que insistir. En esa ocasión defendió usted a los capitalistas en contra de los intereses del pueblo.

El C. Díaz Soto y Gama: Vea usted bien el DIARIO DE LOS DEBATES.

El C. Rama: Lo he consultado y estoy seguro de lo que digo. Mi interpelación en concreto es la siguiente: Quiero que con franqueza me diga usted si es enemigo del fraccionamiento de latifundios y si este fraccionamiento excluye los ejidos que nunca hemos atacado ni atacaremos.

EL C. Díaz Soto y Gama: Comprenda usted, compañero, como he dicho muchas veces, que por torpe que uno sea, cuando se está dale que dale y machaca que machaca sobre una sola cuestión, se debe conocer algo de eso. Usted sabe perfectamente que en un tiempo creíamos los revolucionarios que el fraccionamiento de latifundios por los gobiernos de los Estados era cosa hacedera; pero después los hechos nos han demostrado, hecho histórico, que el fraccionamiento de latifundios ha sido un fracaso lamentable en el Estado de Zacatecas, como lo sabe todo el mundo. ¿Sabe usted porqué?. Entre otras cosas porque el fraccionamiento de latifundios invade la zona ejidal; es peligro; los dos sistemas entran en contraposición en la zona que está alrededor de los ejidos, y usted sabe que es muy peligroso para la revolución esto, que es lo que temen muchos campesinos de Durango.( Voces: ¿Quienes?) Diré quien lo teme, un líder agrarista completamente del pueblo, que usted conoce, Isidro Flores. ¿Quiere usted que le de una carta de Isidro Flores, de Durango, para que le diga lo que a mí me ha dicho de palabra, sobre que es lo que temen los campesinos conscientes de Durango?. Que como ha sucedido en Zacatecas, los gobernadores, los secretarios de Gobierno, los políticos de los Estados hagan esta maniobra: Enfrentar a los tenedores de parcelas procedentes de una repartición de ejidos, con los peones disfrazados de pequeños propietarios a quienes simuladamente los hacendados darán tierras con el propósito de enfrentarles como enemigos a los poseedores de parcelas ejidales. En esta forma ha sucedido en Durango, en alguna parte, y en Zacatecas. Le dice el hacendado al peón:" Te voy a dar disimuladamente, fingidamente, una parcela; pero te la voy a dar en la zona del ejido. Ya sabes que esto es simulado y al tiempo de la cosecha vienen a mí las tres cuartas partes o la mitad; pero tú, por lo pronto le quitas su posesión al dueño de la parcela.¿ Cree usted que eso no es peligroso para la revolución?

El C. Rama, interrumpiendo: Se prevé en la ley.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Le voy a demostrar a usted que el fraccionamiento de latifundios no alarma a los hacendados. Abra usted cualquier página de "Omega" y en ese periódico defienden el fraccionamiento de latifundios y atacan el ejido. Y ve usted a Raúl Madero, hacendado de la familia Madero, reaccionaria, que dice que el fraccionamiento de latifundios es reaccionario. Y Roque Estrada, individuo que no podrá usted negar que es enemigo de la revolución, Roque Estrada, que defendió contra las confiscaciones e intervenciones a los enemigos de la revolución, Roque Estrada el conocido abogado de los enemigos de le revolución y de los hacendados, Roque Estrada truena contra el ejido....

El C. Rama, interrumpiendo: Yo no trueno contra el ejido ¡ Protesto !

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Está usted diciendo que el ejido es rancio, que es una retrogradación a los tiempos de Roma. El ejido tiene su fuerza, compañero...

El C. Rama, interrumpiendo: No he dicho eso.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: El ejido defiende más la pequeña propiedad; el ejido es una fortaleza, porque todo un pueblo de quinientos o mil habitantes, mancomunadamente defiende sus derechos contra un hacendado, y en cambio, al pequeño propietario se lo come el hacendado. Vuelvo a repetir lo que he repetido quinientas veces.¡ Ya se le olvidó a usted el fracaso de las Leyes de Reforma de Juárez, por el hecho de haber destruído, de haber quitado el ejido y abandonado al pequeño propietario en la lucha contra el latifundista? ¿Quiere usted que nosotros vayamos a hacer lo mismo? El hecho de que los hacendado todos, los propietarios, representados en el caso en cuestión por Raúl Madero y Roque Estrada, y en la prensa por "Omega" y por "Excélsior", truenen contra el ejido, está demostrado el peligro del fraccionamiento de latifundios.

El C. Rama, interrumpiendo: Yo quiero las dos cosas.

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: Todo revolucionario consciente pide dos cosas: La reglamentación de las leyes del trabajo y la federalización de la Ley de Latifundios. Todo zapatista - aquí hay muchos miembros de la Convención está, por ejemplo, González y González; aquí est Reynoso Díaz; aquí está también el compañero Bolaños -, todos recuerdan esto: El general Zapata se opuso terminantemente a un acuerdo de la Convención, y lo desconoció porque la Convención atribuyó a los gobiernos de los Estados jurisdicción para fraccionar latifundios. Comprendió que los gobernadores y su círculo, que ellos, que los gobernadores y sus legislaturas eran influenciables perfectamente por los hacendados que no tendrían la fuerza de resistencia que tendría el

Congreso de la Unión y el presidente de la República; y Zapata dijo: "Nunca jamás aceptaré yo ese precepto de la Convención de que el asunto agrario quede en manos de los gobiernos de los Estados." Y me remito a un caso histórico y hay aquí varios compañeros que pueden decir que ha sido un fracaso el fraccionamiento de latifundio en Zacatecas, y puesto que ha sido un fracaso en Zacatecas, no queremos que se repita en otras partes. Ahora le voy a contestar para que vea que no soy sofista y que reniego de mis ideas: El general Calles opina exactamente lo mismo que yo y como opinan los agraristas consientes de esta Cámara. Vea usted su discurso del Teatro Iris:

"Yo abogo y lucho porque se cumpla el programa ejidal de la revolución, porque es la reivindicación del derecho a la vida de los pueblos. Satisfecha esta necesidad...." vea usted el orden, primero el programa ejidal, después el fraccionamiento de los latifundios como segundo paso. Satisfecha esta necesidad que no está satisfecha aún. ¿Cuántos ejidos se han dado, qué porcentaje? Si acaso el quince por ciento. De manera que una vez se acabe de desarrollar ese programa, entonces sí podremos afrontar el problema de los latifundios. Vuelvo a leer: "Satisfecha esta necesidad, el fraccionamiento de los latifundios que no hayan sido afectados y que constituyen por su extensión y por su sistema de cultivo un monopolio de la tierra, deber hacerse por procedimientos evolutivos, ampliamente estudiados y meditados, que tengan como respaldo un sistema firme de crédito agrícola y la organización cooperativa de los campesinos."

Se reparte un latifundio en las condiciones que saben repartir los hacendados de acuerdo con los gobernadores, a gran distancia de los caminos, en tierras poco cultivables, donde falta riego, falta agua; se pierde la cosecha y aquellos infelices hombres vuelven a ser esclavos por conducto de la usura del hacendado. Por eso el general Calles no quiere imponer esos sacrificios y opina que primero se debe establecer el crédito, se debe establecer el cooperatismo y, evidentemente, la irrigación. De manera que vea usted cómo nosotros vamos paso a paso. Jure usted que en estos momentos perjudicaría a muchos peones el fraccionamiento de latifundios, porque sepa usted también que en algunas leyes de los Estados se da opción al propietario para que él designe la ubicación del fraccionamiento; y naturalmente que él designa los lugares menos convenientes para el cultivo y él se reserva lo mejor. ¿Usted cree que por un lado la gran propiedad contra la pequeña y por otro lado la tierra mala contra la buena, puedan sostener una competencia? ¿No cree usted que sea esto peligroso? De manera que no he sido yo, absolutamente, el que ha prevaricado; al contrario, los hechos nos obligan a ponernos en guardia contra esa visible y sospechosa tendencia de los latifundistas a destruir la tendencia de la política ejidal y a ampararse contra esa política en una fraccionamiento de latifundio que vuelva a calificar de peligroso. (Voces: ¡No hay quórum!) - El C. Rama: Como lo comprobaré con muchos miles de firmas de campesinos del Estado de Durango, todos los campesinos de ese Estado quieren el fraccionamiento de latifundios en contra de las teorías que ha presentado el señor Díaz Soto y Gama. - El C. presidente, a las 22.30: Siendo visible la falta de quórum, se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez y seis.