Legislatura XXX - Año II - Período Ordinario - Fecha 19231210 - Número de Diario 31

(L30A2P1oN031F19231210.xml)Núm. Diario:31

ENCABEZADO

MÉXICO, LUNES 10 DE DICIEMBRE DE 1923

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II.- PERÍODO ORDINARIO XXX LEGISLATURA TOMO III.- NÚMERO 31

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 10 DE DICIEMBRE DE 1923

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Cartera. El C. diputado Azueta comunica estar detenido por autoridades militares. Se nombra una comisión que gestione la libertad del referido ciudadano diputado.

3.- Es discutida y aprobada una proposición suscrita por varios ciudadanos diputados, a fin de que se llame a los suplentes de los CC. representantes Alvarez del Castillo, Montero Villar, Gómez José F., Castillo Tapia, Prieto Laurens, Villanueva Garza José, Aguado, Basáñez, Fernández Guillermo, Sepúlveda y Vizcarra Rubén.

4.- El C. diputado Puig y Casauranc José Manuel, informa acerca de la comisión que se le confirió. Se levanta la sesión .

DEBATE

Presidencia del

C. TORREGROSA LUIS

(Asistencia de 131 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 18.10: Se abre la sesión.

- El C. secretario Puig y Casauranc, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día ocho de diciembre de mil novecientos veintitrés.

"Presidencia del C. Candelario Garza.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y cincuenta minutos del sábado ocho de diciembre de mil novecientos veintitrés, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y un ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente paso el C. secretario Puig y Casauranc, y que presidió el C. Candelario Garza aceptando la invitación que, de acuerdo con el artículo 18 reglamentario, le hizo la Secretaría.

"Fue aprobada el acta de la sesión anterior, celebrada el día cinco del mes próximo pasado.

"Se dio cuenta con dos solicitudes de licencia de los CC. Marcos Esmerio y Aurelio Manrique, la del primero hasta el treinta y uno de este mes y la del último hasta por veinte días, ambas sin goce de dietas, debiéndose llamar en consecuencia a los suplentes. Merecieron la aprobación de la Asamblea sin debate y previa dispensa de trámites.

"La Presidencia pidió a los cronistas de la prensa que tomaran nota de la aclaración que hizo, relacionada con la existencia de quórum en esta sesión.

"Con las formalidades de costumbre rindieron la protesta de ley los CC. Ignacio Morales, Ramón F. Hernández y Arturo Nava, suplentes, respectivamente de los CC. Marcos Esmerio, Aurelio Manrique y Arturo Martínez Adame, por los distritos electorales primero de Nayarit, primero de San Luis Potosí y quinto de Guerrero.

"La Secretaría, por orden de la Presidencia, dio lectura a los nombres de los ciudadanos diputados presentes, a fin de comprobar el quórum.

"El C. Morones propuso se permitiera al público el acceso a las galerías y la Presidencia accedió.

"Se hizo la elección de presidente y vicepresidentes para el mes en curso y obtuvo el triunfo para el primer cargo, por mayoría de ciento treinta y un votos, el C. Luis Torregrosa y para los segundos, por mayoría de ciento treinta y dos votos, los CC. Carlos Cuervo y José Siurob. El C. Apolonio R. Guzmán obtuvo un voto para presidente y en las ánforas, además, se encontró una cédula en blanco.

"Hecha la declaratoria respectiva, los electos tomaron posesión de sus cargos.

"Presidencia del C. Luis Torregrosa.

"La Asamblea aprobó, con dispensa de trámites y sin debate, una solicitud de licencia del C. diputado Celerino Luviano, por veinte días, con goce de dietas, en virtud de encontrarse enfermo, lo que comprobó con el certificado médico al que pidió se diera lectura.

"Se dio cuenta también con un proyecto del Ejecutivo por el que solicita la suspensión por el término de seis meses, de las garantías individuales que otorgan los artículos 13 y 20, salvo sus fracciones IV y VII, del capítulo I de la Constitución general de la República, en los Estados de Jalisco y Veracruz y en los demás lugares donde se verifiquen movimientos rebeldes, previo decreto del propio Ejecutivo; y para que se le concedan facultades extraordinarias en los ramos de Hacienda, Guerra y Gobernación, hasta la reunión del próximo Congreso, al que dará cuenta del uso que haya

hecho de esta autorización dentro del primer mes del período ordinario de sesiones.

"Considerando este proyecto de urgente resolución, se puso a discusión en lo general.

"Hablaron en contra, oponiéndose a la aprobación de la suspensión de las garantías individuales, los CC. Luis Espinosa y José Manuel Puig y Casauranc, y en pro usaron de la palabra los CC. Arroyo Ch. y Bautista. El C. Luis L. León hizo una moción de orden.

"Presidencia del C. Carlos Cuervo.

"El C. Francisco Escudero contestó alusiones personales que le había hecho el C. Luis Espinosa y se opuso también a la suspensión de garantías individuales.

"Presidencia del C. Luis Torregrosa.

"Agotada la discusión, se declaró con lugar a votar en lo general el proyecto por ciento treinta y un votos de la afirmativa contra uno de la negativa del C. Luis Espinosa.

"Abierto el debate en lo general, la Asamblea acordó, después de una proposición que sobre el particular hizo el C. Arroyo Ch., se retiraran los artículos 1o. a 4o., que se refieren a la suspensión de las garantías individuales.

"El artículo 5o. y el transitorio del proyecto no dieron lugar a debate y se aprobaron en un solo acto por unanimidad de ciento treinta y dos votos. Paso al Senado para los efectos constitucionales y se nombró en comisión para llevarlo a la Cámara colegisladora a los CC. Castellanos, Robledo, Ramírez Corzo, Martínez Rendón, Cantón y secretario Medrano.

"El proyecto aprobado quedó concebido en estos términos:

"Artículo único. Se conceden al Ejecutivo federal facultades extraordinarias en los ramos de Hacienda, Guerra y Gobernación, hasta la reunión del próximo Congreso, al que dará cuenta del uso que haya hecho de esta autorización dentro del primer mes del período ordinario de sesiones.

"Transitorio. Esta ley entrará en vigor desde el día de su publicación."

"Se dio cuenta, por último, con una proposición del ciudadano presidente de la Cámara, que dice:

"En vista de las condiciones que prevalecen en el país y con apoyo en el artículo 66 constitucional, invítese a la H. Cámara colegisladora para que se proceda desde luego al nombramiento de los miembros de la Cámara de Senadores que formarán parte de la Comisión Permanente y asista aquel Alto Cuerpo el lunes próximo a sesión de Congreso General para clausurar el periodo ordinario de sesiones. Solicítese atentamente la conformidad de la H. Cámara colegisladora nombrándose una comisión que explique detalladamente los motivos que originan este acuerdo. Solicito dispensa de todo trámite."

"Puesta a discusión, previa dispensa de trámites, el C. José Manuel Puig y Casauranc hizo una aclaración que solicitó el C. Siurob.

"En seguida la proposición fue aprobada y se nombró en comisión para cumplimentarla ante el Senado a los CC. Morones, Campillo Seyde, Vázquez Jenaro, Silva Joaquín, Bautista y secretario Fabila.

"La Presidencia pidió a las diputaciones de Nayarit, Colima y Querétaro, que nombraran sus representantes en la Gran Comisión y agregó que se cumplirían los preceptos constitucionales respecto de los diputados faltistas.

"A las diez y nueve horas se levantó la sesión y se citó para las once horas del lunes 10 de los corrientes."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por afirmativa, sírvanse a manifestarlo. Aprobada el acta.

El C. Espinosa Luis: Señor presidente, pido la palabra.

El C. presidente: ¿Con qué objetó?

El C. Espinosa Luis: Para suplicar a la Asamblea que tenga la bondad de apoyarme en el sentido de que se nombre una comisión que haga las gestiones urgentes del caso para conseguir la libertad del ciudadano diputado Azueta (Voces: ¡Ya está libre!) que se encuentra detenido. Si ya está libre, entonces mi proposición no tiene objeto.

El C Puig y Casauranc José Manuel: Que se lea el telegrama de Azueta.

El C secretario Puig y Casauranc: Telegrama procedente de: "Ixmiquilpan, Hidalgo, vía Pachuca, 9 de diciembre de 1923.

"Presidente Cámara de Diputados.

"Estoy detenido por autoridades militares, no obstante haberme identificado como diputado, que débense respetar fueros; ruégole comunicarlo Congreso. Atentamente.- Diputado, A. M. Azueta."

(Voces: ¡Trámite!) El acuerdo es que se nombre una comisión para conseguir que el diputado Azueta sea puesto en libertad. (Aplausos.) La Presidencia nombra en comisión a los ciudadanos diputados Puig y Casaurane José Manuel, José F. Gutiérrez, Enrique Soto y secretario Fabila para que cumplimente el acuerdo relativo al ciudadano diputado Azueta, y salgan inmediatamente a cumplir su cometido.

El C. Castellanos Ángel: Señor presidente: Si se va la comisión que se ha acabado de nombrar a desempeñar su cometido, seguramente que se descompletará, el quórum. (Voces: ¡Que no se vayan!)

El C. presidente: Se manifiesta al ciudadano Castellanos que la Cámara se constituye en sesión permanente mientras esta comisión desempeña su cometido y mientras el Senado nos comunica si está de acuerdo en reunirse para efectuar la clausura del Congreso en su período ordinario.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"H. Asamblea:

"Considerando la actitud tomada por los CC. diputados J. M. Alvarez del Castillo, M. Montero Villar, J. F. Gómez, G. Castillo Tapia, J. Prieto Laurens, J. Villanueva Gárza, I. Aguado, Rubén Basáñez, Aurelio Sepúlveda, Guillermo Fernández, Rubén Vizcarra y M. Castillo Nájera, quienes se encuentran en los campos rebeldes, y, por tanto, no

podrán concurrir a las sesiones que celebra esta Cámara, proponemos el siguiente acuerdo económico:

"Con dispensa de todo trámite, llámese a los suplementos de los CC. diputados Alvarez del Castillo , Montero Villar, J. F. Gómez, G. Castillo Tapia, J. Prieto Laurens, J. Villanueva Garza, I. Aguado, Rubén Basáñez, Guillermo Fernández, M. Castillo Nájera, Aurelio Sepúlveda y Rubén Vizcarra."

"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. México, 10 de diciembre de 1923.- Luis L. León.- J. Pérez Gil y O.- Doctor Carlos Puig y Casauranc.- A. R. Guzmán. - Justo A. Santa Anna.- A. Campillo Seyde."

Se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Dispensados. Está a discusión.

El C. Espinosa Luis: Pido la palabra en contra.

El C. Pérez Taylor: Pido la palabra para una aclaración.

- El C. León Luis L. En pro, señor presidente.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa Luis.

El C. Espinosa Luis: Ciudadanos representantes: Recojo la frase del señor diputado Luis León, que me señala como agente de los levantados en armas, dentro de esta Asamblea. Debo decirle al compañero León, que yo jamás he asumido actitudes ambiguas; no cuadran con mi carácter ni están de acuerdo con mis antecedentes. Debo recordarle que cuando el general Obregón estaba en pugna abierta con Venustiano Carranza por la imposición de Ignacio Bonillas, yo no serví de instrumento a nadie , sino que de una manera franca leal, pública y abierta fui de los primeros en engrosar las filas del obregonismo y en hacer honor a mis convicciones de revolucionario; y yo entiendo, ciudadanos representantes, que quien se presenta ante vosotros con estos antecedentes, tiene derecho a que se le respete y no a que se le calumnie juzgándole de una manera tan ligera.

Vengo ciudadanos representantes, a invocar la ley fuera de todo partidarismo; yo señalaré de manera terminante que se viola el Reglamento del Congreso al solicitar en esta fecha que sean llamados los suplentes de los diputados propietarios que se enumeran en esta proposición.

A mí me merece, compañero Campillo Seyde, todo respeto la actitud de los compañeros que se encuentran en la revolución, porque están en ella de una manera franca y abierta, no solamente asumiendo la responsabilidad y desafiando el peligro, sino dándonos un ejemplo a muchos de los que nos encontramos aquí; y usted, que es general, debía estar en las filas del Ejército que sostiene al Gobierno.

El C. Campillo Seyde, interrumpiendo: ¡No estoy porque el partido no me lo permite!

El C. presidente: Se suplica a los ciudadanos no entablen diálogos.

El C. Altamirano Manlio Fabio: ¿Me permite el ciudadano Espinosa una aclaración? Con permiso de la Presidencia. Como compañero Campillo Seyde es veracruzano y se le acaba de decir que siendo general debería estar ya frente Veracruz, yo, en nombre de muchos compañeros, en nombre de todos los callistas de la Cámara de Diputados, hago constar que a ninguno de nosotros se nos ha permitido, por exigirlo así las condiciones políticas del momento, ir a ocupar el lugar que, esté seguro el compañero Espinosa, sabremos ocupar en el campo de la lucha; tan pronto como las circunstancias políticas lo permitan, verá como sí vamos sin ambajes, sin estar diciendo que somos que no somos, a ocupar nuestro lugar en el campo de la lucha armada.(Aplausos.)

El C. Espinosa Luis: Este incidente, completamente personal, carece de toda importancia; lo único que exijo es respeto para todos aquellos que profesen ideas opuestas a las nuestras, ya que ellos, los contrarios, también, en idéntico caso, estarían obligados a respetar a los que no piensan como ellos.

Precisamente ayer exponía un caso semejante censurado al licenciado Escudero por que no sabe sostener sus antecedentes de reaccionario porfirista y corralista. A este propósito recuerdo a hombres venerables, reaccionarios de buena cepa, que vinieron, no una, sino cien veces a honrar a esta tribuna, a decir que habían sido reaccionarios y que tenían el honor de seguirlo siendo; entre otros recuerdo al señor ingeniero don Norberto Domínguez.

Esto es señores, lo que yo exijo de los compañeros; respeto a las ideas contrarias y honor a las propias convicciones. (Murmullos.) Puede estar seguro el compañero León, por la aclaración que he hecho, que mis palabras son completamente sinceras. Lo que pasa es que yo no tengo compromisos con ningún grupo político; que no siento ni estoy obligado a sentir las pasiones de los que están dentro de los grupos; que soy ajeno a las maquinaciones y a los procedimientos de los grupos; que a mí no me ciegan ni me impulsan los intereses de los de la huertistas ni de los callista arrebañados. Mi filiación callista es muy personal, sin compromisos con el grupo. (Voces: ¡Ah! ¡Ah!)

¿Y qué, señores, no merece respeto mi actitud de hombre libre? ¿Qué, porque no soy un arrebañado merezco esos soeces ¡ahs!? No, señores; no confundamos las cosas. Yo no puedo estar con vosotros y sabéis muy bien por qué: Porque en vuestro grupo, según dije en una sesión, hay muchos elementos que no sólo son reaccionarios, sino contrarrevolucionarios,felicistas y exhuertistas; vosotros sabéis, tan bien como yo, quiénes son; es un escrúpulo nimio y tonto, si queréis, pero esto es lo que no me ha hecho estar codo con codo con vosotros, a pesar de que en el fondo pueda coincidir con vosotros.

El C. Salcedo, interrumpiendo: Entonces vamos a formar un partido angelitos.

El C. Espinosa Luis, continuando: Ya lo he dicho irónicamente alguna vez: yo soy partido, porra y líder.

En el reglamento del Congreso, continuando, que es una ley para nosotros, existe un artículo que expresamente dice que sólo podrá llamarse a los diputados suplentes cuando hayan pasado diez días sin que se presenten a la Cámara los diputados propietarios.

El C. Morones: ¿Me permite una interpelación el compañero?

El C. Espinosa Luis: Sí, señor.

El C. Morones: ¿Cuál cree - siguiendo la tesis de ajustarse al Reglamento -, cuál cree que

pudiera ser la actitud de esta Cámara si en alguno de los combates pudiera darse el caso de que fuera hecho prisionero el ciudadano Prieto Laurens e invocara el fuero, cuál sería la actitud de esta Legislatura, cuál sería la actitud de esta Cámara?

El C. Espinosa Luis: Compañero, es tan violenta la pregunta, que francamente no me siento capacitado....(Murmullos.) para contestarla. Pero voy a contestarle con otro caso, con el caso Azueta: no tengo motivos para dudar de que Azueta se haya ido a la revolución, pero entiendo que por un derecho de elemental justicia no puede condenarse a nadie mientras no haya consumado un delito, porque la ley no autoriza este procedimiento. Yo pienso que el general y diputado Azueta, prisionero en estos momentos y para quien habéis aceptado que se nombre una comisión que vaya a gestionar su libertad, una vez libre, tiene derecho a venir a sentarse en su curul. Este es el caso, señores, completamente práctico, que me obliga a venir a demostrar ante vosotros que debemos esperar, que no debemos ser tan impacientes, ya que si estos señores se han ido a la revolución, es muy difícil que vengan antes de diez días.

¿A qué, pues, festinar este procedimiento que no es más que una violación de la ley? Todo puede hacerse dentro de la arbitrariedad, señores representantes, pero creo que nosotros no debemos recurrir a estos procedimientos que desprestigian hasta las causas más nobles. ¿Qué perdemos nosotros con esperar los diez días que señala la ley para llamar a los suplentes? Absolutamente nada, Vengo, pues, a invocar el respeto a la ley y no a hacer la defensa de los rebeldes, porqué el día que no esté conforme con este Gobierno, puede estar seguro el compañero Luis León que iré a ocupar mi puesto en el lugar que me corresponda.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Para una aclaración pido la palabra, Señores diputados: El ciudadano Espinosa ha dicho en la sesión pasada, y ahora lo repite, que los diputados Prieto Laurens y demás compañeros de él están en la revolución...

El C. Espinosa Luis: No, yo no he dicho eso; yo no he dicho tal cosa, yo no sé dónde están.

El C. Altamirano Manlio Fabio: El señor Espinosa nos ha dicho, nos ha hablado de la revolución y se refirió con ellos a la revuelta de Veracruz. Yo quiero hacer constar aquí ante los compañeros diputados y ante la prensa seria de la República, que los que están en Veracruz, por los antecedentes políticos, por los antecedentes de Prieto Laurens atacando al agrarismo en San Luis y el mismo de la Huerta atacando al agrarismo en su base fundamental en sus declaraciones últimas, no son la revolución, sino exactamente el partido contrario, el partido de la reacción, que llevan la bandera del fascismo, que han enarbolado la bandera de Mussolini y de Primo de Rivera y que quieren imitar Sánchez, De la Huerta y todos los que los secundan.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Siurob.

El C. Siurob: Señores diputados...

El C. Morones: Pido la palabra para una interpelación a la Presidencia.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Morones: Para pedir que se dé orden a la fuerza pública con objeto de que se permita la entrada al público a las galerías, porque es necesario que se dé cuenta de los trabajos que estamos realizando para clausurar el período ordinario de sesiones. Pido a la Presidencia se sirva consultar a la Asamblea si ratifica el acuerdo pasado. (Voces: ¡Que se quite la guardia!)

El C. presidente: La Presidencia ya da las órdenes correspondientes.

El C. Siurob: Señores diputados:

Quizá yo soy uno de los más indicados precisamente para venir a esta tribuna en estos momentos difíciles para el país, en que se trata de rectificar algunos de los errores en que ha incurrido el estimable compañero Espinosa, cuando ha calificado cosas y hechos, y se ha referido a las circunstancias actuales y de momento; digo que quizá yo soy el más indicado, por esta razón : porque vosotros sabéis la lucha reciente que acabo de sostener en el Estado de Querétaro, y vosotros sabéis que, quizá de una manera equivocada, el Ejecutivo no me ha dado la razón.

Todos estáis convencidos de que fue un error el que se cometió al haber aceptado como buenas las elecciones en favor del individuo que está usurpando aquel puesto en el Estado de Querétaro. De manera que yo sería el más indicado en estos momentos para adoptar una actitud contraria al Gobierno del general Obregón, por la sencilla razón de que no puede decirse que esté satisfecho de la actuación del Gobierno en lo que se relaciona con el caso de Querétaro; y sin embargo, yo vengo a defender precisamente al Gobierno y la actitud que el Gobierno asume en estos momentos contra los ataques velados que le ha lanzado el estimable compañero Espinosa.

El C. Espinosa Luis, interrumpiendo: No he lanzado ninguno.

El C. Siurob, continuando: Usted lanzó este ataque, compañero. Dijo usted que si sumamos los errores, y sumamos las obras consumadas por el Gobierno, se carga la balanza del lado de los errores, y eso no es verdad, en mi concepto; usted es libre de pensar como lo crea conveniente, pero yo voy a demostrar que no es cierto, y estoy en mi derecho. El Gobierno del general Obregón puede haber cometido muchos errores, pero los dos grandes lineamientos de la revolución, la educación pública y la labor agrarista y obrerista que debe realizar un Gobierno revolucionario, las ha hecho el Gobierno del general Obregón y sólo esas dos cosas bastan para borrar de la conciencia pública los errores que pueda tener durante su actuación. (Aplausos.) Cuando menos en el concepto de todo hombre que se estime como revolucionario. (Aplausos.) ¿Qué cosa es lo que la revolución venía preconizando desde los principios de los levantamientos en pro del pueblo mexicano? Escuelas para los campesinos y bienestar para ellos. El único bienestar que hemos podido darles y que está en nuestras leyes, es por medio de la labor ejidal, que no es más que la resurrección de la labor de la época de los virreyes, justificada por los abusos de los grandes terratenientes. Esto lo ha hecho ampliamente, sin reticencias, sin vacilaciones, sin componendas de ninguna especie el Gobierno del general Obregón; y no sólo eso, sino que también algo

que la misma Constitución dice: cumplir aquello relativo al reparto de las aguas a los pueblos y algo más que la Constitución no dice y que ha cumplido el general Obregón, y es la parte que se refiere a autorizar por medio de una ley a todos los ciudadanos de la República para que puedan posesionarse de los terrenos nacionales, acabando con el primer latifundista, que es el Estado, y no sólo eso, sino la labor educacional: ningún Gobierno- esto lo sabe bien el compañero Espinosa - Había gastado las cantidades tan considerables como ha gastado el Gobierno del general Obregón en instrucción Pública.

Pero vamos todavía a la cuestión política: en la cuestión política el general Obregón no hace muy poco dijo: la imposición, si es que existe, la harán los gobernadores, pero no yo. Los hechos, señor compañero Espinosa, demuestran, estaban demostrando precisamente que eran los gobernadores los que estaban consumando la imposición, y no precisamente en favor de Calles, sino que los más impacientes, los más desatentados por su actitud, los que pasaban sobre los principios, sobre toda cuestión de libertad de sufragio, eran los que estaban pugnando precisamente por don Adolfo de la Huerta.

Y yo tengo las pruebas aquí, las tengo en la bolsa, tengo cartas del Estado de Querétaro por las que se ve que la vida se había hecho imposible en aquella Entidad federativa, digo, para los hombres de la revolución y para los ciudadanos honrados de aquel Estado. Señores compañeros, allí a todo individuo que llevaba un botón del general Calles se le arrancaba por los esbirros de las autoridades, y de la paredes donde se fijaba la propaganda era arrancada por los empleados del Gobierno o por las autoridades municipales. Se tergiversaban las cuestiones electorales de los municipios y se imponía con mano férrea, con mano dura, a todas aquellas a quienes se olía siquiera que no podían tener una actuación revolucionaria; a los obreros se incitó de acuerdo con los propietarios de la fábrica de Hércules, para que se cerrara la fábrica, y estaba precisamente en momentos de clausurarse aquella fábrica con el objeto de que los obreros se quedaran sin trabajo.

Pasan de cien las personas perseguidas con procesos falsos, con recriminaciones por los delitos más diversos tan sólo porque habían hecho profesión de fe callista. Y esto mismo pasaba en el Estado de Querétaro, y aquí están las cartas que lo testifican; no creo que sea necesario leerlas, pero sí las voy a mostrar terminado este mi pequeño discurso al compañero Espinosa. Esto mismo se estaba realizando en Tamaulipas, en Puebla, en Nayarit. ¿Quién no recuerda lo que en Nayarit han estado consumando, compañero? ¿No sabe usted que allí han asesinado a cientos de campesinos, y que esa labor se hacía precisamente en nombre del latifundismo, en contra de las ideas agraristas, en contra de las ideas laboristas? ¿Contra quien iba esta labor si no contra la candidatura del general Calles, que surgió entre las protestas de toda la burguesía, entre las protestas de toda la reacción, entre las protestas de todos los enemigos de las clases trabajadoras, y que iba tomando aliento y que iba tomando aliento y que iba tomando cuerpo a medida que las clases trabajadoras se daban cuenta de cuál era la actitud de aquel candidato?

Nadie tiene derecho de decir que se trataba de imponerse esta candidatura, desde el momento en que contaba con el apoyo de estas clases trabajadoras y, por lo tanto, no necesitaba ni del apoyo del Gobierno ni del auxilio del Gobierno, sino que se bastaba a sí misma apoyada en los elementos revolucionarios del país. Usted lo sabe bien, compañero, y hágame el favor de tomarse de tomarse la molestia de ir a la Presidencia de la República para que vea usted el sinnúmero de ofrecimientos de campesinos legítimos, de obreros legítimos, de la clase trabajadora y de la clase media, adictos todos a la candidatura del general Calles, que ofrecen en estos momentos su contingente para empuñar las armas y combatir a la reacción.

Por si no bastara, ahí tiene usted el caso de lo que acaba de hacerse en Veracruz: asesinar a Herón Proal y asesinar a cinco compañeros de los líderes obreros. ¿Y qué se ha hecho allá en Guadalajara? Coger presos a todos los compañeros que iban a una convención agrarista.

¿Qué con esto no basta para demostrar a toda la República cuáles son las tendencias de estos conculcadores? Y si no bastare esto, está antes la actitud del señor general Guadalupe Sánchez en el Estado de Veracruz, conminando en todas las formas posibles a los líderes agraristas, sirviendo de cómplice y y tapadera de los latifundistas, para que se les asesinara, aliándose con ellos, formando ligas con latifundistas e incitándolos para que entraran a una lucha contra los trabajadores; ¿y quién no conoce aquella exposición de su credo político que hizo recién salido de la Secretaría de Guerra el señor general Estrada? Recuerde usted de qué manera tan franca y abierta repugnaba con el criterio agrarista, repugnaba con la entrega de ejidos; ¿por qué lo hacía? pues sencillamente porque ya no se sentía contento dentro del molde constitucional, porque quería que las cosas volvieran como estaban atrás, lo que quería era que las cosas volvieran como estaban antes, y a los que quieren que vuelvan las cosas a como estaban antes se les llama, en todo lugar, reaccionarios; y por eso decimos que son reaccionarios, porque no se contentan con las cosas como están en la actualidad, no se contentan con las cosas como están legalmente impresas en la Constitución de 1917, sino que quieren que vayan las cosas como estaban en la Constitución de 57. Y lo mismo ha preconizado el señor De la Huerta, que ha dicho que a los terratenientes se les debieran tomar sus tierras precisamente por el valor comercial, y vea usted lo que dice la Constitución de la República: dice que deben tomarse por valor fiscal más un diez por ciento. Si él quería modificar la Constitución de la República, ¿por qué no lo hizo por los medios pacíficos? Porque comprendía que necesitaba empuñar las armas para derrocar algo que está aceptado por la conciencia nacional. Y por eso se llama cuartelazo, eso se llama contrarrevolución y no revolución como usted la llama, compañero sin duda con buena fe, pero equivocado en los términos. Señor compañero: lo que en toda la República debemos apoyar los revolucionarios, es que este país no podrá nunca llegar a ser una gran nación mientras

no se borren las desigualdades educacional y racial, y para borrar esta desigualdad de clases tan hondas y terribles que constituyen en favor de la reacción un poderoso lastre, un lastre continuo que impide el avance de nuestra civilización, es preciso que dediquemos todas las actividades del país a los principales problemas existentes en México: el tocante a la educación y el tocante a la creación de la nueva propiedad en las manos de los proletarios, para que los ayude a salir del íntimo nivel social en que se encuentran colocados. Pues bien, esto que es una necesidad imperiosa, esto es a lo que ellos se oponen. ¿Por qué? Porque no quieren admitir lo que para nosotros es en lo absoluto no sólo un principio, sino un apotegma, algo tan claro y tan evidente como la luz del día, y es que esos hombres a quienes se les ha pagado durante tantos años, durante generaciones enteras un jornal tan bajo, tienen perfecto derecho a recibir hoy la compensación: propiedad, riqueza en cualquier forma, en tierras, en fábricas que se intervengan para los trabajadores entren en esas fábricas, y que no sólo se les admita como simples trabajadores, sino también como copartícipes de aquel bien; y es supremamente injusto que a los que aparentemente se les despoja de esas tierras, se les quiera pagar por el valor comercial, porque a ese valor comercial hay que rebajarle la tara, el coeficiente de explotación que lleva en sí aquella propiedad en parte usurpada y conseguida con el fruto de los sacrificios y por la explotación de las clases trabajadoras. (Voces: ¡Y lo que han defraudado al Fisco!) Todo lo que han defraudado al Fisco durante generaciones enteras; todo lo que han explotado a los trabajadores; todo lo que han predominado en la política del país de una manera absolutamente indebida, aprovechándose de los privilegios del capital, es necesario que ahora o lo ceden patrióticamente, o se los arrancamos de las manos dando esas tierras a los trabajadores. Y a todo lo que esté en contra de esos principios, y a todo el que repugne con esa labor, tenemos que llamarlo reaccionario, porque el que quiere que vuelvan las cosas no a como están, que no sólo quieren que se conserven como están, sino que quieren que vuelvan a como estaban antes, a éstos, compañero, que parece que se han ido francamente a la revuelta, debemos declarar que ipso facto han perdido su carácter de diputados por el simple hecho de que se han declarado absolutamente rebeldes.

¿La rebeldía no es un delito, la rebeldía contra un Gobierno constituído no constituye un delito penado por las leyes, que justifica en absoluto nuestra resolución para despojarlos del fuero constitucional y para que caigan bajo la sanción de las leyes del país? ¿Que es una falta de compañerismo? No hay compañerismo cuando se trata precisamente de los altos intereses nacionales. A lo que debíamos aspirar todos dentro de esta Representación Nacional es a que el presidente de la República, a quien no le bastan para reprimir a los rebeldes las facultades que tiene, las tenga amplísimas, que se convierta en verdadero dictador, como lo hacían en Roma, en donde el mismo pueblo forjaba a los dictadores para los momentos difíciles. (Aplauso.)

¿Qué vamos a estar tolerando que continuamente se encuentre el país en manos de los malos militares que abusan del Poder que les ha confiado el país, para ir en contra del pueblo? Ahora presenciaremos un espectáculo inusitado en México: antes los soldados federales eran los que iban en contra del pueblo, eran los que iban a aplastar todo intento de rebelión: y hoy es el pueblo el que al lado de los soldados leales se levanta contra los soldados infidente para ir a castigar su infidencia y su traición. Y dentro de esa labor tenemos que ayudar al Ejecutivo. Yo estaba de acuerdo en que se aprobara la iniciativa como había sido mandada por el Ejecutivo, por que yo creo que en estos momentos no debemos restarle absolutamente ningún poder al Ejecutivo de la Unión para que siente el precedente de que ninguna contarrevolución apoyada por un cuartelazo y de origen reaccionario pueda triunfar en adelante en nuestro país. (Aplauso.) Yo sostengo con toda la energía de mi corazón estos principios, yo estoy perfectamente convencido, porque lo he visto en mi Estado natal, que la reacción estaba imperando al amparo del delahuertismo; que allí la reacción descarnada, despótica, sin hipocresía, saliendo a la luz, era la que estaba imperando. A los campesinos, ¿no advierte usted que en los Estados en que todos estos señores imperaban no se les habían dado ejidos, no habían habido ninguna actitud en favor de las clase trabajadoras, que se oponían al avance de esas ideas? Que se siente el precedente de que en México no pueden progresar estos Musolinis; en un pueblo nuevo, joven en un pueblo que necesita ir adelante, en un pueblo que viene de dos razas esencialmente autócratas, que por un milagro de energías y de clarividencias de nuestra raza afortunadamente no somos partidarios de gobiernos despóticos, que no pueden sentar aquí la planta los Musolini ni los Primo de Rivera. Que se demuestre que al que quiera levantar esta bandera tendrá que serle arrebatada por el pueblo, en la cólera suprema de los pueblos que tratan de ir siempre adelante y nunca ir para atras.

Yo apoyo esta moción porque aquí se trata de hombres conscientes, porque aquí se trata de hombres a quienes se les explico ampliamente que se convencieran por sus propios ojos de que ellos eran los representativos de la reacción y, sin embargo, comprendiéndolo se fueron de aquel lado. Yo votó por esta iniciativa porque la sangre de los proletarios también necesita un castigo esa sangre que se ha derramado. ¿Qué haremos con los proletarios cuando nos digan: la sangre de Herón Proal se vertió, la sangre de los líderes de Orizaba también cayó y, sin embargo estos hombres conscientes que debían saber de qué lado están sus deberes y de qué lado están sus obligaciones, a estos hombres se les respeta y tienen fuero y tienen derecho a rozarse con los hombres de bien y tienen derecho hasta para salpicar con el lodo de sus carruajes los rostros de esos humildes proletarios que anhelan en su pecho verdadera libertad para su país? (Aplausos.) Compañero Espinosa, aquí no se trata de callismo ni de nada de esto, puesto que el general Calles ha suspendido su candidatura, y si esto continúa, indudablemente que no trataremos para nada del asunto electoral ni de ninguna cuestión de partidarismo personalista, mientras perdure la

actual situación en que se encuentra el país. Ya los rebeldes ni esa sombra de bandera tienen. desde el momento en que se ha retirado en absoluto de la política nacional toda cuestión verdaderamente política electoral del momento No; aquí es la cuestión de principios, en el fondo, la que se está ventilando; aquí son los grandes intereses que siempre han jugado en este país: la reacción de un lado y la revolución del otro. Y sepan los reaccionarios que si continúan en su abierta pugna contra el Gobierno, tendremos que recurrir a medidas todavía más radicales de las que ellos pensaban que íbamos a implantar, porque habrá que combatirlos con armas cien veces más energías a fin de que sientan todo el peso de las energías populares. [Aplausos.]

"Compañero Espinosa: usted ha sido revolucionario y no hay derecho, compañero para que usted todavía venga a defender tímidamente a estos hombres de la reacción; sin duda usted lo hace por un espíritu de conmiseración muy suyo ; puede usted hacerlo también... pues... no encuentro ningún otra razón francamente.

Nosotros aceptamos aquí, compañero, si usted quiere hacer el papel de defender, lo que sea justo y lo que sea honesto; pero llamando a cada cosa por su nombre, llamando a la traición, traición; al cuartelazo, cuartelazo; a la contrarrevolución, contrarrevolución, y a lo que sea honrado, honrado; y a lo que sea labor de pícaros, como labor de pícaros.

Nosotros queremos un freno ciertamente para no dejarnos llevar por los instintos partidaristas aunque ya no los tenemos; ya no tenemos más partidos que el de la revolución; y, por tanto, compañero, permítame usted que cariñosamente, con el afecto sincero que le tengo, me permita llamarle la atención sobre el hecho de que no llame usted revolución a lo que estos hombres están haciendo, ni venga usted tampoco a defender a hombres que han faltado a sus principios y que han faltado a sus deberes para con su país.

Por esta razón defiendo y seguiré defendiendo en esta tribuna las facultades amplísimas extraordinarias y la suspensión de garantías en manos del Ejecutivo, para que pueda hacer frente a la contrarrevolución; y por esto vengo también a abogar por que a estos compañeros se les quite el fuero que el pueblo les había dado, puesto que están ejercitándolo para ir en contra de los sagrados intereses del propio pueblo mexicano. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Pérez Taylor para una aclaración.

El C. Pérez Taylor: La aclaración consiste en lo siguiente: (Voces: ¡Tribuna!) Para indicar a los firmantes de la proposición, que el diputado Castillo Nájera se encuentra aquí en la ciudad de México y que, por tanto, no puede figurar en esa lista.

El C. secretario Puig y Casauranc: Como uno de los firmantes de esa proposición manifestó al ciudadano Pérez Taylor, ya ha sido borrado el nombre del ciudadano Castillo Nájera, que por un error se incluyó en esta lista.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Espinosa en contra.

El C. Espinosa Luis: Empiezo por manifestar a la Asamblea que tengo mucho gusto en hacer presente mi papel en esta tribuna. Quiero ser, si no el regulador, cuando menos y hasta cierto punto, el freno de tanta pasión desbordada y el que en una forma modestísima, pero sincera, pugne por todo aquello que crea justo, sin desatender, naturalmente, los deberes del compañerismo. Yo creo que es un ensañamiento el venir a pedir que cesen en sus funciones de representantes aquellos compañeros que se encuentran en el bando contrario...

El C. Siurob: En la lucha armada.

El C. Espinosa Luis: Entiendo que los deseos del compañero Siurob no están apoyados ni por antecedentes, ni por la ley, ni por el compañerismo que debe distinguirnos.

Así como en este momento yo hago un esfuerzo para que no se les niegue la investidura de representantes populares a los diputados que se encuentran en Veracruz, según la versión del compañero Siurob, en caso contrario, en el de que él y otros compañeros estuvieran en el campo rebelde, pugnaría también porque no fuesen despojados ni de su representación ni de su fuero. (Voces: ¡Gracias!)

Creo, ciudadanos representantes, que éste es un criterio ecuánime y completamente apegado a la ley. Hecha esta aclaración de mi conducta en la tribuna, la que seguiré de una manera invariable, sin que esto dé lugar a sospechas insidiosas, paso, ciudadanos representantes, a hacer algunas consideraciones, procurando llevar a vuestra conciencia que no debemos en este caso obrar con espíritu de partidarismo, sino levantar muy en alto el sentimiento de la fraternidad.

El C. Siurob: ¿Me permite una aclaración el compañero? La aclaración consiste en esto: nosotros no los despojamos del carácter de representantes, llamamos a los suplentes porque no están actuando aquí y porque es muy conveniente que haya aquí la representación de esos distritos.

El C. Espinosa Luis: Recojo vuestras palabras. La Constitución, ciudadanos representantes, que para nosotros es una ley respetable e inviolable, supuesto que al protestar desempeñar nuestras funciones hemos jurado en forma solemne cumplirla y hacerla cumplir, nos manda en el artículo 63, proceder en estos casos en la siguiente forma:

"Las Cámaras no pueden abrir sus sesiones ni ejercer su cargo sin la concurrencia, en la de Senadores, de las dos terceras partes, y en la de Diputados, de más de la mitad del número total de sus miembros; pero los presentes de una y otra deberán reunirse el día señalado por la ley y compeler a los ausentes a que concurran dentro de los treinta días siguientes, con la advertencia de que si no lo hiciesen, entenderá por ese sólo hecho que no aceptan su encargo, llamándose luego a los suplentes, los que deberán presentarse en un plazo igual, y si tampoco lo hiciesen, se declarará vacante el puesto y se convocará a nuevas elecciones."

Y el artículo reglamentario relativo, el 52, dice:

"Cuando un miembro de la Cámara deje de asistir a las sesiones durante diez días consecutivos sin causa justificada, la Secretaría hará que se publique el nombre del faltista en el Diario Oficial,

y esta publicación seguirá haciéndose mientras continuare la falta."

Recuerdo también que hay otro artículo que no encuentro en estos momentos, que dice que podrá llamarse al suplente después de diez días de no presentarse el propietario, artículo que está en contraposición con el espíritu del artículo constitucional que acabo de leer y que concede un margen de treinta días para respetar la voluntad del urgido como representante, para que diga si acepta o no, presentándose a la Asamblea.

Ahora bien, ciudadanos representantes. Yo apelo a vuestra honradez y a vuestro compañerismo. ¿Qué no hemos visto que de los doscientos sesenta representantes que constituyen esta Asamblea, en el mayor número de las sesiones apenas si se ha conseguido un quórum de ciento cincuenta representantes como máximum, anotándose una resta, una falta de ciento diez ciudadanos representantes no por un día, no por diez días ni por un mes, sin hasta por un período entero? ¿Quién de vosotros, ciudadanos representantes, se ha levantado entonces, a pedir, a exigir el cumplimiento de la ley llamando a esos ciudadanos o pretendiendo que se les despoje de la representación que tiene? (Voces: ¡No es el mismo caso!) Porque entonces, compañeros, no rugía en vuestras almas la pasión política que ruge en estos instantes. (Murmullos.)

El C. Guzmán Apolonio R: ¿Me permite usted una interpelación? Con permiso de la Presidencia. ¿Cómo juzga usted la actitud del diputado Vizcarra en que desconoce las funciones de esta Cámara, de una mayoría que existe en realidad y manifiesta públicamente que trasladará el Congreso a otro lugar de la República? ¿No considera usted que estamos, la revolución, los verdaderos revolucionarios, dándole los golpes a los sediciosos? ¿Por qué viene usted, entonces, de una manera que podemos nosotros sospechar de usted, a defender a esos sediciosos? (Aplausos.) ¿Por qué, compañero, titulándose usted agrarista y amante de los laborantes está usted también veladamente defendiendo a todos los retrógrados? ¿No cree usted que merecen todo nuestro desdén y castigo, conforme a estas mismas leyes que usted está invocando y que nosotros queremos aplicarlas, para salir usted airosamente en la defensa de esos compañeros?

El C. Espinosa Luis: Señores compañeros:

Mi presencia en esta tribuna es la respuesta más elocuente que debo dar a su señoría el diputado Guzmán. El compañero Siurob, tan querido para el que habla por nuestra hermandad en luchas pasadas, por nuestra responsabilidad política, por nuestras campañas parlamentarias, viene en esta ocasión a poner una nota borrosa sobre su actuación brillante de la XXIX legislatura. Cuando de una manera enérgica se esbozó hace tres años el movimiento ruso en México, líderes como Morones, Soto y Gama, Gasca, Manlio Fabio Altamirano, Tejeda y no recuerdo quiénes otros, hicieron un movimiento reformista, obrerista mejor dicho, en la República, que llamó la atención por el radicalismo que le envolvía, y entonces se trajo la tendencia hasta esta Cámara, cuando Soto y Gama, en sesión memorable defendió la socialización de la tierra, cuando nosotros los que militábamos en las filas del Pélece sosteniamos el criterio de la propiedad individual.

En aquella ocasión el impulsivismo, el espíritu sectario hizo que muchos ciudadanos, arrastrados por sus líderes, vinieran a esta Representación Nacional y enarbolaran precisamente sobre esta tribuna la bandera rojinegra, arrojando a muchos de nuestros compañeros. Querido doctor Siurob, en la Asamblea, yo tuve el honor de permanecer en mi puesto.

Entonces, señores representantes, el Pélece, mayoría dominante, pensando o creyendo sentir el anhelo nacional, formó una conciencia colectiva opuesta entre los suyos y en uno o dos manifiestos, que no sólo eran enérgicos sino también viriles, se le dijo al Ejecutivo y a la nación que el grupo, que la mayoría parlamentaria reprobaba la labor bolchevique, se calificó entonces, de los líderes que he citado y que se encontraban respaldados por el Gobierno de la República.

Estoy haciendo una ligera rememoración sobre algo que ha pasado y que atañe muy directamente a Siurob, y lo hago para demostrar cómo se contradice en este caso, Claro, ¡yo quiero tanto a Siurob porque lo considero un revolucionario genuino y honrado! (Risas.) y creo que Siurob no es un fósil, no es un Escudero que a los cincuenta años daba un color para negarlo trece años después; Siurob es todavía un hombre joven y dentro de la línea recta que ha seguido en su camino revolucionario, se rectifica de una manera honrada y pública; y por eso merece mis respetos. Pero, de cualquiera manera, he querido recordar este hecho, para decirle que quién sabe si no mañana comprendamos que no estuvimos hoy en lo cierto, así como ayer, cuando atacaba la aspiración bolchevique, no estaba en lo justo.

No es una retractación, yo pienso que es una rectificación, de Siurob; y temo que su señoría pueda rectificarse dentro de dos o tres años, pretendiendo violar la ley -la Constitución y el Reglamento de la Cámara - que en estos instantes yo vengo de manera tan torpe y tan modesta pero tan entusiasta a defender.

Yo no puedo, ciudadanos representantes, como parte integrante del Gobierno, consentir en que se le haga descender de su alta categoría de gobierno constituído legalmente, a gobierno de facción. El Gobierno del general Obregón es un gobierno que marcha, que ha marchado y que está obligado por sus antecedentes a seguir marchando dentro de los carriles de la ley, aunque no se haya apegado siempre a ella. Yo estoy con Siurob. El ciudadano presidente de la República, en su obra como funcionario, ha hecho una labor que está de acuerdo con sus antecedentes: pero la ha hecho -y lo digo con la honradez que me caracteriza - solo por lo que hace a los postulados socialistas; pero cuán lejos ha estado de cumplir con sus promesas políticas....

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¡Pero nos basta con el socialismo!

El C. Espinosa Luis, continuando: Vamos a hacer un poco de análisis, compañero. (Voces: ¡Uh! ¡Uh!) Obregón ha cumplido las promesas hechas al pueblo por lo que hace a su protección a las clases laborantes, por lo que hace a sus esfuerzos para resolver el problema agrario, por lo que hace

a su entusiasmo para resolver el problema educacional. En una palabra, para levantar el nivel moral, intelectual y material de la patria; pero en cambio, ciudadanos representantes, lo hemos visto seguir una política zizagueante en los acontecimientos interiores del país. El mismo Siurob lo ha venido a gritar no en una, sino yo no sé en cuántas ocasiones, desde esta tribuna. Lo que pasa, señores representantes, es que nuestros intereses políticos y regionalistas nos mueven a contradecirnos continuamente y yo podría decirles a muchos compañeros que ahora se solidarizan de una manera incondicional con el Ejecutivo, que en muchas ocasiones lo han atacado desde esta tribuna, nada más por que no ha satisfecho sus ambiciones o sus intereses personales o regionalistas.

Yo mismo, ciudadanos representantes, tal vez adolezco de ese pecado, a pesar de que mi conciencia me dice que estoy en lo justo, y que mi resentimiento es fundado, por la cuestión de ayuntamientos de Chiapas que todos vosotros conocéis, donde el pueblo ganó 42 ayuntamientos de los 57 que forman el Estado. Con aquel motivo se hizo una revolución. Se hizo para sostener aquel triunfo democrático y ese movimiento, que contó al principio con la simpatía del Gobierno federal, fue después rudamente combatido por las fuerzas federales obedeciendo instrucciones del Gobierno de la República ¿y todo para qué, ciudadanos representantes? Para llevar una amargura y un desengaño más al sufrido pueblo de Chiapas y dar todo el apoyo de que es capaz el Gobierno del Centro a un sultanzuelo, que durante seis años corrió cobardemente por los ámbitos de mi Estado natal, tremolando la fatídica bandera felicista.

Esto, señores, yo lo he juzgado siempre como un error político del señor presidente de la República; y como éste, señores representantes, podría señalar otros muchos; pero no quiero en estos instantes hacer labor del crítico, como lo dije en la sesión de antes de ayer; es claro que la obra del Ejecutivo tiene mucho bueno y mucho malo. Y yo decía: el Gobierno ha cometido muchos errores; y, al decir "el gobierno", incluyo a vosotros y me incluyo yo mismo, ya que formo parte de él....

El C. Altamirano Manlio Fabio, interrumpiendo: ¡Para una interpelación!

El C. Espinosa Luis, continuando: Ahora, ciudadanos representantes, yo no discuto la situación del Gobierno en relación con la actitud de los rebeldes. Yo sé, señores, que en el fondo de todo esto y no hay más que -palpitando de una manera trágica y sangrante - intereses que danzan al rededor de la campaña presidencial. (Una voz: ¡Ya no hay campaña presidencial!) Así pienso yo, compañero Siurob....

El C. Campillo Seyde, interrumpiendo: Cada quien ha tomado ya su lugar.

El C. Espinosa Luis, continuando: Es natural, ciudadanos representantes, que los que nos hemos mantenido alejados de los intereses de grupo; que los que hemos ido con el candidato a decirle francamente nuestra manera de pensar y de sentir, veamos las cosas de un modo distinto y las juzguemos de un modo distinto también.

Yo siempre creí, ciudadanos representantes, que el nombre más significado por sus antecedentes, por su personalidad moral, política y revolucionaria, por su fuerza de acción personal para llegar a la Presidencia, era el señor general don Plutarco Elías Calles y creí también no ahora, sino hace seis meses, que la personalidad robusta, que la más fuerte y la más vigorosa caería por tierra si el Gobierno siguiendo viejos y perniciosos antecedentes, pretendía ya no imponer de una manera descarada sino ayudar aunque fuera ligeramente a esa personalidad fuerte.

Entonces, ciudadanos representantes, se quiso hacer un movimiento democrático en todo el país y el que habla, amigo personal del gobernador de Durango, quiso ayudarlo en aquella empresa que no sólo juzgaba conveniente sino altamente patriótica.

Muchos de vosotros recordaréis que el general Jesús Agustín Castro tuvo el propósito de reunir en la capital de la República una convención nacional en la que estuvieran representados los revolucionarios de 10 y de 13 de todo el país y que de esa convención, en la que se deliberaría libremente, saliera el candidato a la Presidencia de la República. A esa idea salvadora se le veía entonces y se le pueden ver todavía estas grandes ventajas: Que el candidato que surgiera de aquella convención nacional y genuinamente revolucionaria, sería un candidato que no tendría el lastre de la reacción, que no tendría compromisos con grupos enemigos y que, libre de todos ellos, podría llegar a hacer una amplia, una fecunda obra revolucionaria. Se pensaba también que con esta forma de señalar al hombre que rigiera los destinos del país, se conseguía alejarlo de la mácula de candidato de imposición y hacer una pacífica transmisión del poder.

El general Jesús Agustín Castro, que es un hombre de inteligencia sutilísima entreveía desde entonces que la opinión pública podía muy bien en una forma capciosa, señalar a un candidato como candidato oficial; y él pensaba con muy buen juicio: El General Obregón que es un hombre honrado, que es un hombre relativamente joven y que es un hombre de antecedentes revolucionarios limpios no permitirá que su gobierno imponga a ningún candidato a la Presidencia de la República; pero el general Obregón no podrá impedir que algunos de sus colaboradores sí se dediquen a hacer propaganda imposicionista desde sus respectivos ministerios; y entonces la opinión pública, el pueblo, no diría nunca que aquellas colaboradores del Ejecutivo hacían imposición por su cuenta, sino que eran los instrumentos del Ejecutivo, esto es, del jefe Obregón.

Y, señores, los que creemos que aquellos pensamientos eran y continúan siendo el reflejo de un evangelio político nacional, estábamos con Jesús Agustín Castro, secundándolo en aquel entonces; pero vimos con tristeza que el primero en enfocarle sus cañones de intriga para destruir aquella idea luminosa, fue el entonces subsecretario de Gobernación, Gilberto Valenzuela, encargado de la Secretaría de Gobernación.

Después, ciudadanos representantes... (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) Ya voy a terminar. Después, la opinión ha venido, sin que lo queramos, diciendo que el general Calles cuenta con la ayuda del Gobierno;

y nosotros, que hemos repetido que Calles no necesita de la ayuda del Gobierno, ya no podremos arrancar de esa conciencia nacional la creencia de que el general Calles cuenta, cuando menos, con la simpatía oficial; y el enemigo más grande que tiene esta candidatura es el Gobierno mismo, porque Calles no necesita, ni necesitará probablemente de ayuda oficial de ninguna naturaleza, para sacar avante su candidatura, ya que ésta está en la conciencia y en el corazón del pueblo.

Y los que tenemos este criterio y estamos apartados de todo sectarismo, venimos a deciros: la obra honrada, noble y prestigiada es la de respaldar la ley, la de sostener al Gobierno de la República dentro de su alta categoría de Gobierno constituído y por esto pongo mi esfuerzo para que el Gobierno no descienda a la categoría de facción, valiéndose de los procedimientos que vosotros queréis utilizar ahora y que son atentatorios, porque la ley no nos autoriza a despojar de su personalidad de representantes a nuestros compañeros que se encuentran en Veracruz o en cualquiera otra parte.

Termino, compañeros, manifestados que yo he venido a cumplir con los dictados de mi conciencia y no a servir de instrumento a nadie; y que cuando yo esté de acuerdo con vuestros procedimientos, de una manera espontánea os ayudaré, aun cuando no lo necesitéis, y si no estoy de acuerdo con ellos, vendré a combatiros con la misma energía que lo hago en esta ocasión.

El C. Siurob: Para una aclaración.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Para una interpelación.

El C. presidente: Tiene la palabra el diputado Altamirano.

El C. Altamirano Manlio Fabio: Quiero aclararle al diputado Espinosa que el fuero constitucional es especialmente para que los señores diputados en funciones tengan amplísima libertad para emitir sus opiniones, sin tener encima una espada de Dámocles; pero los que han ido a enarbolar la bandera de la reacción en Veracruz, ni están en funciones de diputados y están combatiendo precisamente al Gobierno revolucionario del general Obregón. (Aplausos.)

El C. Siurob: Señores: Las aclaraciones que yo quiero hacer son las siguientes: El compañero Espinosa dice que atribuye la actitud de las facciones al caso electoral y el mismo general Estrada lo contradice cuando en el manifiesto que lanza dice que él no toma las armas por ningún caso electoral, sino contra el Ejecutivo de la República, y hace mal el compañero Espinosa en no conocer este manifiesto, porque le importaría conocerlo. Ese es el primer punto de rectificación. El segundo: dice que porque yo en aquella época me opuse a la actitud de los agraristas y laboristas, es porque repugnaban con aquella actitud, y no es verdad: es porque creía que en aquellos momentos no era sincero, porque creí que esta era una arma solamente política en manos de los trabajadores; y tan es verdad lo que estoy diciendo, que cuando entraron los trabajadores, yo, estando en la tribuna, les dirigí la palabra y les pregunté si habían venido a que se ensalzara la personalidad de Isaac Arriaga, ya lo había hecho; si habían venido a que se discutieran las leyes agrarias, ya Soto y Gama y el que habla habíamos levantado la bandera de esas leyes; y tercero: si habían venido a discutir la ley del trabajo, ya la habíamos discutido. De manera que lo que hice no fue repugnar su actitud, sino satisfacer ampliamente el objeto que los había traído. Esas dos rectificaciones quiero hacer para que vea el compañero que yo no me rectifico ahora: lo mismo que entonces dije, fue lo mismo que ahora sostengo: que lo único que me podía distanciar del Partido Laborista, al que ya pertenecía desde entonces como fundador en Querétaro, fue la alianza con los cooperatistas, porque sabiendo que los cooperatistas eran reaccionarios, no me sentía bien con éstos y me distancié; pero siempre hemos marchado de acuerdo en la política local y en todas.

El C. León Luis L: Señores diputados:

Quiero acudir al llamado a la serenidad que me hacía el compañero Espinosa y poner un freno a la pasión política. No voy a hacer un discurso, sino que expondré escuetamente los hechos lo más claramente que pueda. Como una rectificación a la infidencia de Veracruz, se hablaba de la imposición, y el compañero Espinosa y yo que la combatimos enérgicamente en las filas del obregonismo, en contra del Gobierno del extinto presidente Carranza, sabemos las características de una imposición, sabemos lo que en la realidad, lo que en la materialidad de los hechos entraña una imposición. Los elementos militares se muestran incidentes contra una imposición, contra un Gobierno imposicionista cuando la corriente popular ha luchado impotente para derribar el Gobierno imposicionista. Recuerde el compañero Espinosa cómo el Gobierno imposicionista de Venustiano Carranza cambiaba a los jefes de corporación por esbirros adictos; recuerde cómo desbarataba las corporaciones y las refundía en otros de jefes de su absoluta confianza; recuerde cómo tenía policía militar especial para amedrentar en sus manifestaciones a los obregonistas y para estorbar a sus líderes. En esta campaña que apenas se iniciaba, todo el mundo, no la voz de la calle, nosotros mismos gritábamos: Sánchez se va a rebelar en Veracruz, Estrada en Jalisco; y fue tan respetuoso el general Obregón, que no ha tocado un solo oficial de los cuerpos de Sánchez, que no ha movilizado un solo contingente de las fuerzas de Estrada, ¿Por qué? porque prefirió batirlos como traidores, a darles bandera de infidentes que luchaban contra una imposición. ¿Dónde están los cuerpos de esbirros que organizó este Gobierno para atropellar a los partidarios del señor de la Huerta? ¿Dónde están los atropellados? Hay que buscarlos en la imaginación calenturienta, hubo que cohechar a los miembros corrompidos del Ejército para demostrarse que se iba a asesinar a esas inocentes palomitas. (Aplausos.) El Gobierno imposicionista gastó torrentes de oro de la nación, lo hizo de las arcas de la nación y se los dio a un Montes que, según sus antecedentes, es ahora delahuertista; y a un Marciano González que, según sus antecedentes, es ahora delahuertista; pero si de las arcas nacionales ha salido dinero, ha salido dinero para hacer propaganda política, fue precisamente por la traición de De la Huerta, salió de las arcas nacionales para

hacer propaganda por la candidatura del que entonces se negaba a ser candidato, pero que ya la preparaba, faltando a sus deberes de amigo y revolucionario. (Aplausos.) Si, pues, no existe esa bandera, si es un cuartelazo preparado por la reacción que pudo corromper a Guadalupe Sánchez, que supo inflar la vanidad de Estrada, que supo alentar la egolatría de De la Huerta, no es entonces un movimiento revolucionario, es una contrarrevolución, es una contrarrevolución de soldados corrompidos. Y si compañeros nuestros de Cámara han ido a engrosar esas filas, ¿Por qué venir aquí a defenderlos con la ley, si lo primero que han hecho pedazos es la ley? (Aplausos.)

La ley los ampara, la ley que han violado, que han hecho mil pedazos, que han hecho mil girones, la ley que han hecho garras; ¿cómo querer que los ampare esa ley, si desde el momento en que por mandato de esa ley suprema tienen una misión del pueblo que cumplir, al violar la ley tácitamente han renunciado a su puesto? (Aplausos.) Eso en cuanto a la tesis constitucional; en cuanto a la tesis política, debo decirle al compañero Espinosa que si yo me referí a ella fue por lo que él dijo aquí; pero la tesis política en estos momentos no existe: Ya la campaña presidencial ha terminado; existe sólo un hecho que está en la conciencia de todos, así como en la conciencia de la reacción mexicana: el hecho de que por una parte, una fracción infidente del Ejército, una parte de miembros pervertidos de la revolución enarbolan la bandera reaccionaria encabezados por don Adolfo de la Huerta, y de la otra parte el Gobierno de la República representado por el general Alvaro Obregón enarbolando la bandera revolucionaria con todos los revolucionarios que sin tibiezas ni debilidades estamos dispuestos a apoyarlo. (Aplausos.) Ya no hay Calles ni callistas, ahora sólo existe para nosotros un candidato de imposición, un ser que vamos a imponer, que es el Supremo Gobierno de la República, por encima de todas las concupiscencias de los reaccionarios. Esa es la imposición que estamos decididos a llevar efecto y queremos que nos oiga claramente la reacción: Esa es la imposición que estamos decididos a hacer y, sobre todo, por las armas. (Aplausos.) Suponiendo, sin conceder, porque yo soy el menos autorizado para insultar o para pretender siquiera hacerles tal cargo a los verdaderos bravos y leales soldados formados por la revolución; pero suponiendo, sin conceder que las tres cuartas partes del Ejército de la República fueran infidentes, nuestra causa triunfaría porque seguiría la revolución que anunciaba el general Calles en sus clarividentes declaraciones: una revolución caótica, anárquica, sin líderes, sin generales; pero una revolución que irá a acabar indudablemente con todos los lastres de la revolución mexicana. Si a alguien en este momento le conviene apoyar al Gobierno de la República, si a alguien le conviene que el Gobierno del general Obregón se establezca sobre sólidas bases y apague para siempre los cuartelazos y las infidencias, es a la reacción mexicana, a los grandes intereses capitalistas, ¿por qué? porque con nuestra revolución organizada, consciente, así vamos a lesionar menos sus intereses que con revolución caótica, salvaje, que podría venir con el triunfo de los infidentes. (Aplausos.) Compañero Espinosa, yo, como usted, sé también sentir respeto para las opiniones contrarias, yo respeto también a los reaccionarios decididos y conscientes que exponen sin ambajes sus opiniones; si los compañeros que se encuentran en el campo rebelde estuvieran aquí en el debate con nosotros, todo mi respeto para ellos; pero al descender al terreno a que han ido, han hecho labor criminal, y ya no son dignos de respeto. ¿Qué acaso está uno autorizado para destruir los grandes intereses de la República? ¿Qué acaso está uno autorizado para destrozar violentamente la labor que penosamente ha venido organizando la revolución, de reconstrucción del país? Y porque son reos no solamente de esta Cámara, reos no sólo de la Constitución, sino reos contra la nación, contra la tranquilidad de las conciencias, contra la paz que se iba imponiendo, por eso yo votaré por esa iniciativa. Por lo demás, compañeros, nosotros estamos tranquilos, somos de raza revolucionaria y la raza revolucionaria nunca ha pedido, pero tampoco nunca ha dado cuartel. Nosotros estamos seguros, absolutamente seguros de nuestro triunfo: podrán destruirnos, pero los hombres somos los efímeros, los principios son los inmortales; quizás el sol que ilumine la victoria de la revolución a través de la República no la verán nuestros ojos, pero la revolución triunfará; y Alvaro Obregón, a pesar de sus errores, podría caer, pero estaría salvado porque había enarbolado la bandera revolucionaria. Si el general Obregón llegara a caer, si por una fatalidad del Destino cayera truncado para siempre, la posteridad lo encontraría, como al héroe antiguo: con el puñal florentino de la traición clavado en el pecho, pero llevando en su mano de hombre -la única que le queda, porque la otra se la arrebató la gloria -, la bandera de la revolución! (Aplausos nutridos.)

El C. secretario Puig y Casauranc: Se consulta a la Asamblea si está suficientemente discutido el asunto. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Suficientemente discutido. Se pregunta a la Asamblea si se aprueba la moción de que se llame a los suplentes de los diputados: Alvarez del Castillo, Montero Villar, J. F. Gómez, G. Castillo Tapia, J. Prieto Laurens, J. Villanueva Garza, I. Aguado, Rubén Basañez, Guillermo Fernández, Aurelio Sepúlveda y Rubén Vizcarra. aprobada.

El C. Puig y Casauranc José Manuel: Señores diputados: Cumplimentando la comisión que nos confirió la Cámara para tomar informes respecto al señor diputado Azueta, se telegrafió avisando que había sido aprehendido en Ixmiquilpan. Nos informó el secretario de Gobernación que la primera noticia que tuvo de este asunto fue por la prensa, y que hoy en la tarde recibió un mensaje de la señora esposa del compañero Azueta comunicándole la aprehensión de este diputado en Ixmiquilpan, e inmediatamente ha hecho que por todos los conductos de que dispone la Secretaría de Gobernación se recojan los informes y que cuando los tenga serán comunicados a esta honorable Cámara.

La comisión quiso ir aún más allá por tratarse del ruego de una atribulada señora, y aun cuando no es conducto oficial la jefatura de la Guarnición de la Plaza, se presentó en las oficinas a conferenciar con el general Gómez y éste nos manifestó que hasta estos instantes no tiene ninguna corporación dependiente de su mando noticias de la aprehensión del diputado Azueta; que ha leído la noticia en los periódicos de la capital y que si llegaran a tropas de su mando, daría los informes a la Cámara de Diputados por conducto de la Secretaría de Gobernación.

El C. secretario Puig y Casauranc: La Secretaría, por orden de la Presidencia va a dar lectura el artículo 64 de la Constitución. "Los diputados y senadores que no concurran a una sesión, sin causa justificada o sin permiso del presidente de la Cámara respectiva, no tendrán derecho a la dieta correspondiente al día en que falten."

Y en cumplimento de este artículo se pasará lista de los individuos faltantes a la Tesorería del Congreso. (Aplausos.)

El C. presidente, a las 19.30: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez y seis horas.