Legislatura XXXI - Año I - Período Ordinario - Fecha 19241006 - Número de Diario 26
(L31A1P1oN026F19241006.xml)Núm. Diario:26ENCABEZADO
MÉXICO, LUNES 6 DE OCTUBRE DE 1924
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.
AÑO I.- PERIODO ORDINARIO XXXI LEGISLATURA TOMO 1.- NÚMERO 26
SESIÓN
DE LA
CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA 6
DE OCTUBRE DE 1924
SUMARIO
1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.
2.- Cartera. Telegrama del Ejecutivo de la Unión en que informa sobre la queja relativa a los periodistas Esperón y Zepeda; de enterado. Se concede licencia a los CC. diputados Otero y Castro Celestino.
3.- Se declara de urgente resolución y se aprueba el proyecto de ley de indulto enviada por el Senado; pasa al Ejecutivo para los efectos legales.
4.- Sin debate es aprobada una proposición del C. Vásquez Genaro V., y otros ciudadanos diputados, tendiente a que se dé un voto de simpatía a la Suprema Corte de justicia de la Nación.
5.- Usan de la palabra para hechos varios ciudadanos diputados. Se levanta la sesión.
DEBATE
Presidencia del
C. GENARO V. VÁSQUEZ
(Asistencia de 134 ciudadanos diputados.)
El C. presidente, a las 17.15: Se abre la sesión.
- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:
"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día dos de octubre de mil novecientos veinticuatro.
"Presidencia del C. Genaro V. Vásquez.
"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y ocho minutos del jueves dos de octubre de mil novecientos veinticuatro, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y tres ciudadanos diputados.
"Fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día anterior.
"El C. Guillermo Según rindió la protesta de ley como diputado suplente por el 6o. distrito electoral del Estado de Durango.
"Se dio cuenta con los siguientes asuntos:
"La Cámara de Senadores remite el expediente que contiene el proyecto de decreto aprobado por esta Cámara, por el que se jubila al C. Luis G. Portillo.- Recibo, y a la 2a. Comisión de Hacienda.
"Telegrama del ciudadano presidente de la República, en que inserta notas de la Cámara Nacional de Comercio de Piedras Negras, Coahuila, y de la Secretaria de Gobernación, relativas a la construcción del puente internacional sobre al Río Bravo, entre las ciudades de Piedras Negras y Eagle Pass, Texas.- A la comisión que tiene antecedentes.
"Los CC. Durón González y Siurob usaron de la palabra para referirse a este asunto, el primero, como presidente de la 1a. Comisión de Comunicaciones.
"Cablegrama del presidente del Reichstag, Alemania, contestando el que le dirigió el presidente de esta H. Cámara para participarle la declaratoria hecha en favor del C. Plutarco Elías Calles, como presidente de la República.- A su expediente.
"Telegrama de VIllahermosa, Tabasco, en que se participa la elección de presidente y vicepresidente para el mes en curso, del Congreso de ese Estado. - De enterado.
"Telegrama de Tampico, Tamaulipas, en que el C. Pedro Romero participa que las organizaciones políticas de esa región pertenecientes al Partido Socialista, acordaron expulsar de su seno al C. Candelario Garza, gobernador de ese Estado, por las razones que en el mismo telegrama se mencionan.- Recibo.
"Minuta de la 1a. Comisión de Corrección de Estilo, relativa al proyecto de decreto por el que se declara día de fiesta nacional el diez de octubre del año en curso, en conmemoración del aniversario de la Constitución de 1824.
"Se aprobó sin debate y pasa el proyecto al Ejecutivo para sus efectos constitucionales.
"Se puso a discusión, en lo particular, el proyecto de Ley de Plagas. No hubo quien hiciera uso de la palabra y todos sus artículos se aprobaron en un solo acto por unanimidad de ciento cuarenta votos, pasando al Senado para los efectos constitucionales correspondientes.
"Se nombró en comisión para que lo llevaran a aquella Cámara, a los CC. Gilberto Fabila, Juan B. Salazar, Juan Aguilar Ficachi, Adolfo Arias, Jesús Z. Nucamendi y prosecretario Alfonso Ramírez.
"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó una solicitud de licencia del C. Gregorio Garza Salinas, por diez días, con goce de dietas.
"El C. Constantino Llaca pidió que se diera
cuenta con otra solicitud de licencia, por él presentada que obraba en la cartera.
"Sin debate se aprobó un dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones, que propone se diga a los vecinos del pueblo de Amayuca, Morelos, en respuesta a su solicitud referente a que se erija una nueva municipalidad con los pueblos de Amitcingo, Chalcacingo y Amayuca, que este asunto es de la competencia de los poderes locales.
"Se dio cuenta con una adición al proyecto de Ley de Plagas, que momentos antes se había aprobado subscrita por el C. José Siurob.
"Su autor la fundó y el C. Gilberto Fabila la impugnó.
El C. Juan B. Salazar usó de la palabra para aclaraciones.
La Secretaría leyó el artículo 123 del Reglamento y en seguida la Cámara acordó no admitir a discusión la adición del C. Siurob, teniéndose por desechada.
"Se aprobó sin discusión el dictamen de la 1a. Comisión de Peticiones, que resuelve se diga al gerente de la Sociedad Cooperativa del Maestro, de la ciudad de puebla, que esta Cámara no está autorizada para conceder la exención de contribuciones que solicita.
"El C. Constantino Llaca insistió en su petición, citando el artículo 32 reglamentario, que se leyó, y en seguida se dio cuenta con la solicitud de licencia que hace, por tiempo indefinido, a fin de hacerse cargo de la Secretaría General de Gobierno de Querétaro.
"Fue dispensada de trámites, después de que su autor la fundó y el C. Siurob la apoyó. Para resolver sobre ella, varios diputados solicitaron votación nominal, la que produjo setenta votos de la negativa contra cuarenta y dos de la afirmativa. En consecuencia, se había desintegrado el quórum.
"La Secretaría leyó el artículo 52 del reglamento y el segundo párrafo del 63 de la Constitución, así como un acuerdo de la Presidencia, relacionado con estos preceptos.
"A las diez y ocho y cuarenta minutos se levantó la sesión y se citó para las diez y seis horas del día siguiente."
Está el acta a discusión.
No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo.
Aprobada.
- El C. secretario Rueda Magro, leyendo:
"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México.- Estado Unidos Mexicanos.- Sección 1a.- Número 60.
"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.
"Para que se sirvan hacerlo del conocimiento de esa H. Cámara, tenemos el honor de participar a ustedes que en sesión celebrada ayer por esta Cámara, resultaron electos, para funcionar durante el presente mes, como presidente: C. Victorio E. Góngora, y vicepresidentes: CC. Pedro González y José María Mora.
"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.
"México, octubre 1o. de 1924.- M. Hernández Galván, S. S.- L. G. Monzón, S. S." - De enterado.
Telegrama procedente de: "México, Palacio Nacional, 3 de octubre de 1924.
"Secretarios de la H. Cámara de Diputados:
"S P H 194. En días pasados, una comisión de ciudadanos diputados presentóse a este Ejecutivo informándome que esa H. Cámara comisionó los objeto pedir protección a esta Presidencia para periodistas Esperón y Zepeda, expresando que esa H. Cámara tenía deseos obrase con toda justicia y energía en este caso, para que prensa disfrutara de mayores garantías en Distrito Norte Baja California. A dicha comisión informósele que diligentemente recabábanse datos relacionados con penoso incidente, para dictar medidas procedieran ,y hoy transcribo, para conocimiento esa H. Cámara, un mensaje que acabo recibir, firmado por diputados señor Luis León: "Ayer en la tarde se acercaron a mí la liga de Periodistas Regionales de Mexicali y Caléxico, representada por los señores Juan B. Hernández, director de "Mercurio"; Heriberto Villarino, director de "El Artículo 123"; Francisco B. Escobar, director de "Evolución"; Salvador Casillas, director de "El Malcriado"; Billi Silver, director de "The Rouder", periódico escrito en inglés en está, y José S. Castillo, director de "El Regional" y presidente de la Liga, así como Facundo I. Bernal, corresponsal del "Diario Hispanoamericano", de San Diego, Cal., y los corresponsales de los periódicos de México, "Excelsior", "Universal" y "Demócrata", así como corresponsales periódicos regionales, como "Gaceta de Guaymas", "Demócrata Mazatleco" y "El internacional" de El Paso. Todos ellos vinieron a suplicarme que les sirviera de intermediario para explicarle la situación que ellos guardan este Distrito, y la actitud que han acordado asumir con respecto al incidente de los señores Esperón y Zepeda. Dicen que dichos señores nunca fueron admitidos en la Liga Regional de periodistas, por no considerarlos como tales, pues sus procedimientos de inmoralidad y chantage chocaban con los principios de dicha Liga; no solamente pretendían explotar con el pasquín "El Monitor" al Gobierno de este Distrito, sino al comercio y a los particulares, a quienes insultaban en caso que no accedieran aceptarles vales y cheques o a proporcionarles algunas cantidades de dinero. Por tal motivo, nunca la Liga los consideró como periodistas, y cuando ocurrieron los acontecimientos que usted conoce, la Liga de Periodistas no ocurrió en su defensa, ni se ha sentido solidaria de ellos, sino al contrario, ha hecho la defensa del gobernador, general Rodríguez, indicada por ataques injustificados de estos individuos. La misma prensa americana ha tomado idéntica actitud, por tratarse de individuos que se han hecho odiar en esta región por la inmoralidad de sus procedimientos. La liga Regional de Periodistas quiere también del conocimiento de usted y de la prensa del país en general, por estimarlo un acto de estricta justicia, que en este Distrito gozan de toda clase de garantías los periodistas, y en las oficinas de Gobierno son tratados con toda caballerosidad y se les
proporcionan todos los datos que solicitan cualquiera que sea su color político; que es mentira que reina aquí el terror, pues, como dijo un comerciante, el terror lo tienen impuesto Esperón y Zepeda entre particulares y comerciantes, pues constantemente estaban intranquilos esperando que les llegara su turno de recibir ataques e insultos; a mayor abundamiento, tan tienen garantías para transitar libremente por Mexicali, que ayer nada menos paso Esperón a la Tesorería del Gobierno del Distrito a cobrar su decena como intérprete de uno de los juzgados, de acuerdo con recibo que se elevó juntamente con la documentación que recibirán los señores diputados. Presente mensaje ya transcríbolo a diputados Yépez Solórzano y Romeo Ortega, para ténganlo presente en debate que se abrirá sobre este asunto Cámara Diputados, cumpliendo con deseos de la Liga Regional de Periodistas de Mexicali y Caléxico, y envió a usted estos informes, saludándolo." - Afectuosamente, presidente República, A. Obregón" - De enterado
El C. Yépez Solórzano: Pido la palabra. Señores compañeros:
Siendo uno de los que han venido luchando, desde el principio de mi actuación política, por el respeto absoluto a la prensa, y habiendo sido sorprendida la honorable Asamblea por las falsas informaciones del diputado Covarrubias, cabe a mi deber exponer a ustedes, sintéticamente, cuál ha sido la maniobra y cuál el objetivo del diputado Covarrubias al atacar la personalidad del revolucionario y hombre respetuoso a las instituciones y a los principios de la revolución, general Abelardo L. Rodríguez. Hago la aclaración con objeto de que por parte de la mayoría parlamentaria o el Bloque Socialista Confederado, no haya ninguna aclaración más tarde, de que esta gestión y mis palabras son enteramente desligadas de la actuación de dicho bloque, de la misma manera que lo ha sido la actuación de diputado Covarrubias, que pertenece a ese bloque, como yo también; y en estas condiciones, desligado de esa política, vengo a exponer a ustedes la verdad que hay sobre este hecho.
Desde luego, tengo en mi poder una fotografía de un recibo que suplico a la Secretaría se sirva leer.
- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:
"Duplicado.- Comprobante número 9,191.- Partida número 3,706.- Bueno por $1,000.00, oro nacional.- Comprobante de Glosa número 14,357.
"Recibí de la tesorería General del Gobierno del Distrito, la cantidad de $1,000.00, un mil pesos, oro nacional, como anticipo a cuenta de trabajos de imprenta.
"Mexicali, Baja California, diciembre 6 de 1923. - Por la imprenta de "El monitor", A. Covarrubias, gerente.- Visto bueno, el oficial mayor, (una firma ilegible).
"Páguese con cargo a la partida número (ilegible) del Presupuesto de Egresos vigente.- El secretario general de Gobierno (una firma ilegible).
"Recibí la suma de Dls. 500.00, quinientos dólares, en pago del presente recibo.- A. Covarrubias."
El C. Yépez Solórzano: Esta firma y esta ministración se hicieron a favor del hermano del señor Covarrubias. Más tarde la misma empresa periodística, que regentea el diputado Covarrubias, que fue la que enderezó todos los ataques al señor Abelardo L. Rodríguez, volvió a insistir en nuevos subsidios, y en septiembre 30 de 1924, todavía el Gobierno del Distrito Norte de la Baja California hacía ministraciones a la empresa periodística que más tarde lo atacaba. Suplico a la Secretaría dé lectura a este documento.
- El C. secretario Valádez Ramírez, leyendo:
"Recibí de la Tesorería General del Distrito, la cantidad de $100.00 cien pesos, que como sueldos me corresponden en mi calidad de perito del idioma inglés, adscripto a los juzgados de este partido judicial del Distrito Norte, correspondientes a la segunda y tercera decenas del presente mes.
"Mexicali, Baja California, septiembre 30 de 1924.- José Esperón.- Revisado. Con cargo a la partida 155.- Ramo de Justicia.- El jefe de revisión, Palacio.- Conforme, el contador cajero, G. Macalpin.- Páguese. El tesorero general." - Un sello que dice: "Tesorería General del Distrito Norte de la Baja California.- Mexicali. Pagado.- Septiembre 30 de 1924".
El C. Yépez Solórzano: Esto, señores compañeros, demuestra que, en efecto, no había tales periodistas, ni había tales cargos fundados contra el general y gobernador del Distrito Norte de la Baja California, Abelardo L. Rodríguez; lo único que en el fondo existía era la falta de ministración de todas estas subvenciones, que ya con una exigencia verdaderamente agresiva pedían estos señores, que los califico yo de chantagistas al Gobierno del Distrito Norte de la Baja California. Tenemos aquí en nuestro poder - y el compañero Romeo Ortega terminar esta información - los periódicos y toda una documentación completa sobre la verdadera personalidad, tanto del diputado Covarrubias como de sus maniobras. Yo recuerdo que cuando la discusión de su credencial, el diputado Covarrubias vino a esta tribuna a exponer alguna tesis en defensa de su caso que hoy, más tarde, hemos podido comprobar han sido absolutamente falsas y dolorosas. Quiero en esta vez que quede sentado un principio dentro del seno del Parlamento para ir desenmascarando uno a uno a los impostores que han venido aquí a sorprender la buena fe y los verdaderos anhelos de mejoramiento que hay en el seno de esta Asamblea. El diputado Covarrubias cuando hizo la defensa de su caso, nos decía:
"Así caí en la Baja California, bajo la férula de Cantú; allí, donde para vivir se necesitaba ir a saludarlo reverentemente; allí, donde no había piedra que se moviera, y allí, en donde desde el primero hasta el último campesino, desde el niño al momento de nacer, tenían que gritar vivas a Cantú; y allí, compañero Siurob, éste que os habla, y creédmelo, porque lo digo con la mano puesta en el corazón, jamás grité vivas a Cantú..."
Y aquí en estos documentos tenemos los antecedentes de la labor periodística que desarrolló el diputado Covarrubias en la Baja California, en donde está todo complicado absolutamente con la sucia política de Cantú. Hay aquí en toda la colección de periódicos que tenemos en nuestro poder elogios al juego, al "tecolote", a todas esas instituciones de vicio que prohijaba Cantú. Tenemos también aquí en nuestro poder la copia
certificada del proceso que se siguió al diputado Covarrubias por haber faltado a su palabra de honor al abandonar el territorio americano, en donde tenía un juicio pendiente y toda la documentación sobre el particular obra en nuestro poder. Quiero que esta documentación quede incluída en el DIARIO DE DEBATES para que quede definida de una vez por todas la personalidad del diputado Covarrubias.
No quiero seguir cansando a la Asamblea, y únicamente he venido a cumplir aquí un deber de compañero y correligionario, no extendiéndome ni deseando profundizarme en este asunto, en vista de que el compañero Covarrubias no se encuentra presente en el salón, y ojal y más tarde pudiera llegar para ampliar estos datos y que se forme la Asamblea un verdadero juicio sobre este asunto. (Voces: ¡Ahí viene!)
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Ortega Romeo.
El C. Ortega Romeo: Señores diputados:
Siento realmente que el compañero Covarrubias no esté presente en esta Asamblea. Las cosas que van a decirse aquí y los documentos que van a leerse le llegan tan a lo hondo a mi estimado amigo el señor Covarrubias, que sería una puñalada de pícaro probablemente el no esgrimirlos frente a frente de él, que con toda gallardía ha sostenido un criterio falaz, probablemente mentiroso y doloso.
El C. Nucamendi, interrumpiendo: ¿Me permite usted una interpelación?
El C. Ortega Romeo: Después, compañero. Debo hacer esta aclaración...
El C. Nucamendi: ¿Me permite usted una interpelación, con permiso de la Presidencia?
El C. Ortega Romeo: Después que termine.
El C. Nucamendi: Un momentito nada más.
El C. Ortega Romeo, continuando: Compañero, le suplico que no sea desesperado. Hay tiempo. (Murmullos.)
En este caso, compañeros, la Cámara de Diputados, con una precipitación muy especial, nombró una comisión oficial de su seno para que fuera a entrevistar al señor presidente de la República, a preguntarle y a exigirle que cumpliera con su deber. El señor presidente de la República... (Murmullos.) La mayoría parlamentaria y la Cámara de Diputados, por lo tanto - porque yo, miembro de la mayoría, me considero responsable de los actos de esa mayoría y no culpo a la minoría de los actos de esa mayoría... (Murmullos.) de manera que yo llamo a la Cámara de Diputados -, interpeló al señor presidente de la República; se nombró una comisión oficial; va ahí, nos viene a rendir un informe que queda con una interrogación; el señor presidente de la República dice: "No tengo datos suficientes, pero tan pronto los tenga, los ministraré a la Cámara". El presidente tiene ya esos datos, que son muy poco favorables para Covarrubias, y como antes que los intereses de bloque, antes que los intereses de partido, antes que los intereses de facción está la verdad, yo creo que es mi obligación primera y constante en esta tribuna decir siempre la verdad, caiga el que caiga, o moleste a quien moleste. Por lo tanto, compañero, siento que no esté Covarrubias, y suplico a la Presidencia de la Cámara, que al final de la sesión, si está presente el diputado Covarrubias, me conceda la palabra para ir demostrado punto por punto que los hechos que se han consignado en esta tribuna no son más que el producto de una pasión política no satisfecha por él, y más que pasión política, una pasión económica que no pudo saciar Abelardo Rodríguez, aunque había tratado de saciarlo, porque se convenció de que no era ni útil, ni justo, ni decente, ni moral saciar esa pasión económica de individuos que, diciéndose periodistas, sólo eran faceadores de una hoja impresa en el lado americano.
El C. Lorandi: ¡¡Al sonoro rugir del cañón!!
El C. Ortega Romeo: Ruego al señor diputado Lorandi que ya que vino otra vez a esta Legislatura, sea un poco serio cuando se trata del prestigio de un hombre tan respetable como el general Obregón, y de un revolucionario como Abelardo Rodríguez, a quien también el diputado Lorandi debe rendir parias en lo que se refiere a su actuación.
El C. Nucamendi: No quería yo sino suplicar que se esperara a que estuviera presente en la Asamblea el diputado Covarrubias, para que él mismo oyera los cargos. (Voces: ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!)
El C. Ortega Romeo: Como eso, más que interpelación, es un consejo, se lo agradezco, compañero.
El C. secretario Rueda Magro: Telegrama procedente de: "Tizapán el Alto, Jalisco; vía Ocotlán, Jalisco, 2 de Octubre de 1924.
"Diputado Francisco D. Flores.
"Cámara de Diputados.
"Club Liberal Obrero "Ramón Corona", Comunidad y Ayuntamiento, manifestación ordenada, recorrió población celebrando declaratoria XXXI Legislatura federal ser presidente constitucional República Mexicana, general Calles. Se vitoreó presidente electo y Gobierno Salúdolo. - E. Vásquez." - A su expediente.
"Honorable Asamblea:
"Atentamente suplico a ustedes se sirvan concederme, con dispensa de todo trámite, una licencia limitada sin goce de sueldo, para separarme del cargo de diputado propietario por el 18 distrito de Guanajuato, llamando en mi lugar al suplente respectivo, C. Arturo Ducoing.
"Anticipo a ustedes las debidas gracias, y les protesto las seguridades de mi consideración.- México, D. F., 3 de octubre de 1924.- Lucas Contreras."
En votación económica se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. No se dispensan los trámites.
"Ciudadano presidente de la H. Cámara de Diputados.- México, D. F.
"Atentamente, y con dispensa de trámites, solicito de esa H. Asamblea me conceda, con goce de
sueldo, una licencia de veinte días, para el restablecimiento de mi salud, según certificado médico que adjunto.
"Protesto a usted las seguridades de mi distinguida consideración.- Sufragio Efectivo. No Reelección.- Octubre 6 de 1924.- Dip. Jesús Otero."
Se consulta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites.
Está a discusión. ¿No hay quien haga uso de la palabra? En votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se concede la licencia.
"Honorable Asamblea:
"Para atender enfermedades de familia, solicito, con toda atención, se me conceda una licencia de diez días, con goce de dietas.
"Suplico se dispensen los trámites.
"México, D. F., octubre 6 de 1924.- Diputado Celestino Castro."
En votación económica se consulta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Dispensados. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Concedida.
"La Legislatura del Estado de Guanajuato apoya en todas sus partes la iniciativa tendiente a restringir la inmigración China."- A su expediente.
"El Congreso del Estado de Guerrero comunique con fecha 1o. de septiembre abrió el segundo período de sesiones de su segundo año de ejercicio."- De enterado.
Telegrama procedente de: "Ciudad Bravo, Guerrero, 4 de octubre de 1924.
"Diputados secretarios del Congreso de la Unión.
"Suyo antier; esta H. Legislatura permítese proponer candidato magistrado Suprema Corte Justicia Nación al ciudadano licenciado Rosendo C. Heredia, suplicándole tómese en consideración.- Atentamente.- Diputado secretario, A. G. Castañeda.- Diputado secretario, L. M. Martínez."- Resérvese para el Congreso General.
Telegrama procedente de: "Querétaro, Queretaro., 3 de octubre de 1924.
"Presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
"Recibí telegrama dirigióme nombre Bloque Confederado e hícelo conocimiento Legislatura. A nombre ésta felicitámosle por declaratoria favorable general Plutarco Elías Calles. Hacemos fervientes votos feliz Gobierno del electo, quien seguramente dar cumplimiento su programa gobernando constitucionalmente.- Afectuosamente. - Diputado presidente. Francisco Parra.- Diputado secretario, Otilio Tujo.- Diputado secretario, A. Cabrera."- A su expediente.
Telegrama procedente de: "San Luis Potosí, S. L. P., 5 de octubre de 1924.
"Secretario H. Cámara Diputado Congreso de la Unión.
"Este Congreso sesión ayer designó mayoría absoluta votos licenciado César Córdova candidato ministro propietario Suprema Corte Justicia Nación, substitución licenciado Victoriano Pimentel. - Atentamente.- Diputado secretarios Congreso Estado: Pedro A. Contreras.- F. Alvarez."- Resérvese para el Congreso General.
Telegrama procedente de: "Culiacán, Sinaloa, 30 de septiembre de 1924.
"Diputados secretarios Cámara Diputados Congreso de la Unión.
"Con fundamento artículo 96 y 98 Constitución general, esta Cámara, por unanimidad sus miembros proponen como candidato magistrado Suprema Corte Justicia C. licenciado Carlos G. Echeverría, substitución extinto Victoriano Pimentel; suplicamos participarlo a H. Cámara.- Diputados secretarios: Eufemio Osuna. - Joaquín Guerra." - Recibo y resérvese para el Congreso General.
Telegrama procedente de: "Merida, Yucatán, el 2 de octubre de 1924.
"Presidente Cámara de Diputados Congreso de la Unión.
"Esta Cámara sesión plena esta fecha acordó dirigir ustedes atento mensaje para hacer conocimiento de los ciudadanos diputados nuestra más sincera congratulación por triunfo definitivo general Calles y más aún por actitud digna representantes al unificar con sólo noble pensamiento de laborar bien y prosperidad patria.- Atentamente. - D. P., A. Solís.- D. S., Gonzalo D. Peniche. - D. S., Edmundo Bolio.- A su expediente.
Telegrama procedente de: "Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1o. de octubre de 1924.
"Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
"Oficial mayor Congreso Estado comunícame que cumpliendo artículo primero Reglamento interior, ha registrado hasta hoy credenciales diputados propietarios expedidas por colegios electorales legalmente instalados en cabecera distrito 2o., 5o., 7o., 8o., 9o., 10, 12 y 15 favor CC. Arsenio Narváez G., Juan F. Cerzo, Sinar Corzo, José P. Blanco, licenciado Mariano Aguilar, Alberto Rojas, licenciado Herminio Solís, Víctor Manuel Fernández y Belisario Borrás.- Respetuosamente.- Gobernador
constitucional interino, profesor Martín Paredes."- De enterado.
"El gobernador del Estado de Durango transcribe un telegrama de la Secretaría de Gobernación, relacionado con el reconocimiento que el Poder Ejecutivo hizo del Gobierno legítimo de aquel Estado."- Recibo.
Telegrama procedente de: "Ciudad Victoria, Tamaulipas, 5 de octubre de 1924.
"Secretarios de la H. Cámara de Diputados.
"He sido informado de que Comité municipal de Tampico, dependiente Partido, Socialista Fronterizo este Estado, acordó dirigirse a esa H. Cámara objeto hacer conocer imputaciones ha publicado prensa esa capital. Si esto es cierto es cierto, como justa aclaración permítome manifestar que individuos regentean Comité mencionado fueron empleados esta Administración, pero destituídos comprobado malos manejos. Esta es la razón por la que han constituídose enemigos sistemáticos Gobierno. Puedo asegurar con inmensa mayoría pueblo Estado que ni uno solo de los Cargos háceme encierra verdad, pues es absolutamente inexacto que con permiso del Gobierno haya establecimientos de expendios de drogas heroicas, como tampoco casas de juego; que estos centros de vicio cuando existen, son con carácter clandestino y perseguidos constantemente por las autoridades. Ya me dirijo H. Cámara Senadores para que si a bien lo tiene nombre comisión especial que pase este Estado a investigar lo que haya de cierto en cada uno de los cargos impútenseme. La política de la Administración que presido, es de absoluta honradez y de atención constante para todos los servicios públicos y para todas las clases sociales. Las agrupaciones obreras organizadas, así como el pueblo trabajador han recibido de este Gobierno decidido apoyo y ayuda. Sírvanse hacerlo conocer a esa H. Asamblea protestando mi respeto. Salúdolos afectuosamente.- El gobernador provisional del Estado, Candelario Garza."- Recibo.
"El C. José María Iturralde comunica que con fecha 26 de septiembre volvió a encargarse del despacho del Poder Ejecutivo del Estado de Yucatán." - De enterado.
"El C. licenciado Antonio Gual García comunica que con fecha 26 de septiembre cesó en el cargo de gobernador interino del Estado de Yucatán, quedando al frente de la Secretaría General del propio Gobierno." - De enterado.
Se procede a recoger la votación nominal pendiente con motivo de la solicitud de licencia del ciudadano Llaca. Se suplica a los ciudadanos prosecretarios se sirvan auxiliar a la Secretaría.(Murmullos.) Por haber sido retirada la solicitud de licencia del ciudadano Llaca, no se toma votación.
- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:
"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. - México. -Estados Unidos Mexicanos.- Sección 2a. - Número 23.
"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.
"Para los efectos constitucionales tenemos el honor de remitir a esa H. Cámara el proyecto de remitir a esa H. Cámara el proyecto de ley aprobado por el Senado, relativo a la facultad que otorga al Ejecutivo Federal para conceder indultos y conmutación de pena a los reos federales y militares y a los del orden común en el Distrito Federal y Territorios, en conmemoración del primer centenario de la toma de posesión del primer presidente de la República, don Guadalupe Victoria.
"Reiteramos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.
"México, 3 de octubre de 1924.-M. Hernández Galván, S. S.- L. G. Monzón, S. S."
"Minuta.- Proyecto de ley.
"Artículo 1o. Se faculta al Ejecutivo Federal para conceder las gracias de indulto y de conmutación de pena a los reos federales y militares y a los del orden común del Distrito Federal y Territorios en los casos de los artículos siguientes:
"Artículo 2o. Se conceder á indulto:
"I. A los que el día 10 de octubre de 1924 estén cumpliendo, por virtud de sentencia ejecutoria, una pena que no exceda de once meses de arresto o de reclusión en establecimiento de corrección penal;
"II. A los que en la misma fecha hayan sufrido, por virtud de sentencia ejecutoria, la tercera parte de la pena a que fueron condenados, si fuere de prisión ordinaria que no exceda de seis años o de reclusión en establecimiento de corrección penal que exceda de once meses;
"III. A los que en la misma fecha hayan sufrido, a virtud de sentencia ejecutoria, las dos quintas partes de la pena a que fueron condenados, si fuere de prisión extraordinaria o que exceda de seis años;
"IV. A los sentenciados por delito de culpa, siempre que haya sentencia ejecutoria, cualquiera que haya sido la pena impuesta, y
"V. A los condenados en sentencia ejecutoria por delitos políticos, cualquiera que sea la pena que se les haya impuesto.
"Artículo 3o. A los que el 10 de octubre de 1924 estén condenados, por sentencia ejecutoria, a la pena capital, les ser conmutada ésta por la de prisión extraordinaria.
"Artículo 4o. El indulto y la conmutación a que se refieren los artículos anteriores, sólo se concederán a los reos que no estén considerados como reincidentes en la sentencia ejecutoria respectiva, y siempre que comprueben haber observado buena conducta.
"Artículo 5o. Se exceptúan de las gracias de indulto y de conmutación de pena, los reos de que trata el artículo 112 de la Constitución General de la República.
"Artículo 6o. Si los reos del orden civil que estén gozando de las gracias que se concede en esta ley, reincidieren dentro de los términos del artículo 29 del Código Penal, se les aplicar n las penas del artículo 217 del propio Código, aumentadas en una tercera parte, Igual aumento se hará a los reos militares que reincidieren en las mismas circunstancias, cuando haya motivos para castigarlos como reincidentes, según los artículos 29, 30, 31 y 217 del Código Penal Militar.
"Artículo 7o. Esta ley se cumplirá por el Ejecutivo federal girando las órdenes correspondientes por conducto de la Secretaría de Gobernación, cuando se trate de reos federales o del orden común del Distrito Federal y Territorios, y por conducto de la Secretaría de Guerra y Marina, cuando se trate de reos militares; teniendo siempre a la vista la sentencia ejecutoria respectiva, en cada caso, y el informe que rinda el jefe de la correspondiente prisión sobre el tiempo exacto que haya extinguido el reo.
"Artículo 8o. Los reos que deseen gozar de los beneficios que concede esta ley y queden comprendido en ella, dirigir n sus ocursos a la respectiva Secretaría de Estado.
"Artículo 9o. Los individuos que el 10 de octubre estuvieren procesados por diversos delitos y en cuyas causas no se hubiere dictado sentencia, a pensar de haber transcurrido el tiempo que para la instrucción de proceso marca la fracción VIII del artículo 20 de la Constitución, tendrán derecho a los beneficios de esta ley en los mismos términos que los sentenciados, tan luego como estén a disposición del Poder Ejecutivo.
"Transitorios.
"Artículo 1o. La Secretaría de Gobernación formar desde luego lista de los reos que, de acuerdo con las sentencias ejecutorias respectivas que obren en su poder y con los informes que recabe de los jefes de prisión correspondientes, puedan gozar de los beneficios a que alude el artículo 1o. El Gobierno del Distrito Federal formar , en términos semejantes, listas de los presos que estén en condiciones de gozar de los mismos beneficios y remitir oportunamente dicha lista a la Secretaría de Gobernación. La Secretaría de Gobernación consultar con el Ejecutivo la declaratoria de libertad en favor de dichos reos para que ésta sea hecha precisamente el día 10 de octubre del año en curso.
"Artículo 2o. La Secretaría de Guerra y Marina formar , a su vez, una lista de reos que estén en condiciones de recibir los beneficios de esta ley y consultar el acuerdo relativo con el Ejecutivo federal, a efecto de que se haga la declaratoria de libertad precisamente el citado día 10 de octubre.
"Salón de Sesiones de la Cámara de Senadores. - México, octubre 2 de 1924.- Victorio E. Góngora, S. P.- L. G. Monzón, S. S. - M. Hernández Galván, S. S."
De acuerdo con los términos del proyecto de ley, en votación económica se consulta si el asunto es de urgente y obvia resolución. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Es de urgente y obvia resolución. Está a discusión en lo general. Los ciudadanos diputados que deseen hacer uso de la palabra sírvanse pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación nominal se va a preguntar si ha lugar a votar. Por la afirmativa.
El C. secretario Rueda Magro: Por la negativa.
(Se recoge la votación.)
El C. secretario Valadez Ramírez: Se declara que ha lugar a votar en lo general, por unanimidad de ciento treinta y nueve votos. A discusión en lo particular. Los ciudadanos que deseen hacer uso de la palabra, se servirán pasar a inscribirse. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si ha lugar a votar. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Ha lugar a votar. Se procede a recoger la votación nominal. Por la afirmativa.
El C. secretario Rueda Magro: Por la negativa.
(Se recoge la votación.)
- El mismo C. secretario: Aprobado el proyecto de ley por unanimidad de ciento treinta y ocho votos. Pasa al Ejecutivo para los efectos legales.
- El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo:
"H. Asamblea:
"La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en una de sus últimas sesiones, pronunció seis sentencias, reconociendo la personalidad de las juntas de Conciliación y Arbitraje, con lo cual se establece jurisprudencia, que mucho habrá de servir para garantizar los derechos de los trabajadores.
"En todo el país es ya vulgar la poca seriedad en que se tuvieron los fallos de las juntas de Conciliación, tanto porque los reaccionarios recurrieron a multitud de maniobras jurídicas para burlar los fallos que favorecían a los trabajadores, como porque no habiendo reglamentación que marque las atribuciones de estos tribunales de Trabajo, muchos jueces de distrito concedieron amparos.
"La conducta revolucionaria de la Suprema Corte es digna de aplauso.
"La Cámara no tiene facultad legal para dar votos de censura, confianza, simpatía, etcétera; pero en nuestra calidad de diputados somos producto de la voluntad nacional, y, en tal concepto, con un amplio criterio revolucionario podemos criticar, censurar y aprobar los actos de los otros poderes.
"En consecuencia, teniendo en cuenta la conducta de la Suprema Corte, me permito someter a vuestra consideración el siguiente acuerdo:
"Dese un voto de simpatía a la Suprema Corte de Justicia de la Nación con motivo de las sentencias que pronunció reconociendo la legalidad de los actos a las juntas de Conciliación y Arbitraje."
"Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados.- México, D. F., 6 de octubre de 1924.- Genaro V. Vásquez.- Francisco López Cortés.- J. Castillo Larrañaga.- A. Valadez Ramírez.- M. Rueda Magro."
En votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobado.
El C. Veraza y Rubio: Pido la palabra para hechos.
Ciudadanos diputados:
Por primera vez en esta tribuna, ante esta Representación Nacional, vengo a protestar de la manera más viril y enérgica contra las imputaciones verdaderamente calumniosas contra las aseveraciones falaces lanzadas a mansalva por el doctor Siurob en la sesión que tuvo lugar el jueves de la semana pasada, en contra de los diputados locales que integran la XXVI Legislatura constitucional del Estado de Querétaro, con motivo de la licencia presentada por el estimable compañero Llaca para desempeñar el cargo de secretario de Gobierno de aquella Entidad Federativa queretana. El ciudadano Siurob aseveró ante esta representación Nacional que la Legislatura de Querétaro es netamente reaccionaria y netamente espuria.
El C. Siurob: Sí, es cierto.
El C. Veraza y Rubio: Pues nada más falaz, como voy a demostrarlo a usted.
El C. Siurob: ¡Qué va a demostrar usted!
El C. Veraza y Rubio: Hágame favor de no interrumpirme. Tiene usted demasiado tiempo para venir a esta tribuna a constestarme. Si la diputación de Querétaro ha nombrado a un hombre verdaderamente representativo de las tendencias socialistas, a un hombre completamente identificado con los obreros y campesinos del Estado de Querétaro, a un hombre ideal, netamente revolucionario, como aquí en esta tribuna ha venido a declararlo el compañero Siurob y el compañero Constantino Llaca, indudablemente que a esta Legislatura queretana por ningún concepto se le puede tildar de reaccionario, desde el momento en que ha expendido la Ley Agraria y la Ley del Trabajo, que son leyes verdaderamente avanzadas, como las más avanzadas que hayan decretado las legislaturas de los Estados. Para aseverar esto, compañero Siurob, basta este sencillo hecho: en abril del presente año el general Plutarco Elías Calles, verdadero representativo de las tendencias revolucionarias, se sirvió concurrir a esa convención, y entre los tópicos a que se convocaba, se citaba el hecho de presentar reformas a las leyes Agraria y del Trabajo. Allí concurrieron los compañeros Morones, y Soto y Gama; era una oportunidad que se les presentaba para hacer reformas a esas leyes Agraria y del Trabajo, y tengan ustedes entendido, compañeros, que ninguna reforma se presentó de verdadera importancia con relación a las leyes Agraria y del Trabajo. Esas leyes vienen a demostrar que el Estado de Querétaro se amolda, se acomoda verdaderamente a las exigencias del proletariado queretano. La Legislatura queretana no puede ser espuria. ¿Cómo puede llamarse espuria a la Legislatura queretana, desde el momento en que ha sido reconocida por el presidente de la República, desde el momento en que ha sido reconocida por el Senado de la República, ha sido reconocida por esta alta Representación Nacional, ha sido reconocida por el señor general Plutarco Elías Calles, ha sido reconocida por la Suprema Corte y por todos los gobernadores de los Estados? Pero faltaba, señores diputados, que el ciudadano Siurob le diera su aprobación a esa Legislatura. ¿Sabéis por qué el ciudadano Siurob ataca a esa Legislatura de reaccionaria y de espuria? Porque esa Legislatura no es amiga del doctor Siurob, porque el doctor Siurob en Querétaro ha clasificado a los elementos políticos en dos grandes grupos: en elementos reaccionarios y elementos revolucionarios. El llama reaccionarios a sus enemigos y revolucionarios a sus amigos. A este propósito, señores diputados, referiré a ustedes palabras textuales del integérrimo revolucionario general Calles. Cuando una comisión de la Legislatura de Querétaro de presentó ante él, diciéndole que el doctor Siurob en mítines públicos atacaba a esa Legislatura como espuria y como reaccionaria, ¿sabéis lo que contestó el general Calles? Que no tomáramos en cuenta al doctor Siurob; "le hacéis mucho favor en tomarlo en cuenta"; y, al efecto voy a procurar perfilar ante ustedes, bosquejar ante ustedes, el carácter del doctor Siurob.
Había un político irlandés que en los momentos en que se iniciaba la campaña política presidencial en Estados Unidos, se presentó allí, y teniendo conocimiento el Partido Demócrata que estaba presente entre ellos, van y le solicitan todo su contingente político y le piden la ayuda necesaria para procurar que aquel elemento político de alta personalidad se sirviera prestarle toda su ayuda. El político irlandés les contestó: por ningún concepto puedo estar con ustedes, porque yo siempre en contra. Teniendo conocimiento de ese hecho, el Partido Republicano dice: Nada más fácil y nada más cuerdo que no estando con los elementos políticos democráticos, tenga que estar con nosotros, los elementos políticos republicanos, y recibieron de él la misma contestación, idéntica contestación: No puedo estar con ustedes, porque yo siempre en contra.
Se presentó después el Partido Progresista, que se separó del Partido Republicano que había formado Roosevelt, y dice: Nada más cuerdo que esté con nosotros. Y respondió idénticamente, por ningún motivo, porque yo siempre en contra. He ahí la personalidad del doctor Siurob: siempre está en contra de todos los gobiernos, y me llama la atención que por primera vez esté en favor del señor general Obregón. Yo, compañeros, podré demostrar a ustedes que Siurob ha estado siempre en favor de la reacción, porque la planilla que lo postulaba hace dos años, en esa planilla figuran varios Caballeros de Colón. El doctor Siurob, después de terminar la sesión del jueves de la semana próxima anterior, decía a un grupo de compañeros y amigos de la Cámara: "he ahí el ciudadano Veraza y Rubio, Tránsfuga de todos los partidos". Yo vengo a demostrarle al ciudadano Siurob que miente completamente, porque yo siempre he estado afiliado al Partido Liberal, hoy convertido en Partido Socialista, partido de ideas avanzadas en el Estado de Querétaro. El tránsfuga de todos los partidos es Siurob, porque ayer fue maderista, y después, a los cuantos meses, se convirtió en regidor huertista; los documentos obran en poder del licenciado Padilla, que lamento que no esté en estos momentos en esta Representación Nacional para poder interpelarlo y para demostrarles que fue regidor huertista. El día 5 de mayo de 1914 pronunció un discurso vehementísimo celebrando todos los vicios, todas las infamias del nefasto tirano Victoriano Huerta y celebrada verdaderamente la bota férrea
de Chicarro. Posteriormente fue carrancista y después se convirtió en anticarrancista; ayer fue enemigo acérrimo del general Calles, de quien dijo que preparaba toda la máquina administrativa para imponer su personalidad como presidente de los Estados Unidos Mexicanos y que en México se consumaría la imposición más descarada que los anales de su historia haya registrado; fue obregonista. después se convirtió en antiobregonista y hoy se revela partidario de los estimables compañeros Soto y Gama y Morones y en aquella época, compañeros, él celebraba como un verdugo, en su periódico independiente de Jalpan, que por las manos de ustedes pasaba todo el oro de la nación, a costa de los sacrificios de la sangre del pueblo mexicano, para imponer al general Plutarco Elías Calles; él decía, ciudadano Morones y ciudadanos Soto y Gama, que por manos de ustedes pasaba todo el oro nacional y que en las manos de ustedes se convertía aquel oro en palacios, en piedras preciosas, en alhajas, en orgías; eso ya consta en su periódico y, sin embargo, hoy, compañeros, les da un estrecho abrazo diciéndose laborista y agrarista. Usted recuerda, compañero Morones, que si no ha sido por el quite con que usted salió a la palestra en favor de Siurob, en la convención a que me he referido, en abril de este año estando presente el general Plutarco Elías Calles, hubieran descubierto los obreros de las fábricas de Hércules todas las lacras, todas las ignominias de que es capaz el doctor Siurob en Querétaro. Si usted no ha estado al quite, tengo entendido, compañero Morones, que se hubiera usted completamente convencido de lo que es el doctor Siurob. Ya recordar usted que con una ingenuidad que admiro en usted, invitaba al doctor Siurob para que diera de su peculio quinientos pesos, que a los obreros de las fábricas de Hércules todavía no se los da. Usted fue el primero en inscribirse en esa lista con quinientos pesos a favor de los obreros, porque conoce los horrores que puede producir una huelga de obreros, porque usted es un elemento verdaderamente representativo de los obreros. (Una voz: ¡Son blancos!) No, compañero, no son blancos, no puedo comparar al doctor Siurob con el señor Morones. Yo me admiro verdaderamente de un elemento representativo de las clases proletarias, como de Martínez de Escobar, a quien yo me empeñare dentro del Bloque Confederado al cual pertenezco, para que se respete su triunfo, por que este elemento es muy valioso. Yo sé que el doctor Siurob me va atacar de reaccionario, prototipo de los reaccionarios en Querétaro y poco me importa, señores; los tiempos vendrán a aclarar paradas y sabremos quién será el verdadero representativo de las clases proletarias, si usted que no más en los momentos de lucha política, en el momento en que usted va a solicitar el voto de los ciudadanos de Querétaro, va usted a presentarse como elemento revolucionario. No, compañero Siurob, es necesario que aquí se aclaré, en esta Representación Nacional, quiénes son los verdaderos revolucionarios. Usted con brazos cree que va a conquistar el voto; no, compañero Siurob, en esa forma no se conquista; se conquista con hechos, con obras. Dice el compañero Siurob: los diputados locales son verdaderamente odiados. Yo invito a esta Representación Nacional para que nombre una comisión que se vaya a dar cuenta de la situación que prevalece en Querétaro....
El C. Siurob, interrumpiendo: ¡Que vaya!
El C. Veraza y Rubio, continuando: Yo invito a los ciudadanos Morones y Soto y Gama, verdaderos representativos de las clases obreras y campesinas, para que se vayan a dar cuenta del desastre espantoso que ha sufrido Querétaro con la nefasta, con la mil veces nefasta administración de Joaquín de la Peña, un hombre que ha robado los intereses del Estado en ciento y tantos mil pesos. El compañero Siurob, el compañero Constantino Llaca, íntimo amigo mío, ha manifestado en esta tribuna que el general Malo Juvera es verdadero representativo de la revolución, y ese funcionario ha declarado en un discurso pronunciado el 16 de septiembre del presente año - en la inteligencia de que lo dice terminantemente -, que el ciudadano Joaquín de la Peña ha estafado al Estado con ciento ochenta y tantos mil pesos en seis meses. ¿Esos son representativos laboristas? No, compañero, mi dignidad de hombre honrado se rebela ante estas actitudes, ante esta conducta verdaderamente infame, verdaderamente en contra de lo intereses del proletariado queretano. El diputado Siurob - como decía a ustedes - manifestaba que los diputados locales eran odiados. No, señor, ya he manifestado a ustedes que esos diputados gozan de las simpatías del pueblo, porque han sido legítimamente impuestos por la voluntad popular. Sólo hay dos, un diputado del doctor Siurob, Jesús María Malagón; sí compañero, (Dirigiéndose al C. Siurob.) está usted de acuerdo y tiene razón en rebelarse en contra de un elemento verdaderamente traidor, verdaderamente nefasto; ese es el motivo por el que se le odia en Querétaro; porque es un elemento traidor en contra de usted; y Daniel Rivera, que es un elemento inconsciente, me llama la atención que haya llegado a esta Representación; pero yo protesto ante ustedes contra la aseveración de Siurob en contra de Rafael Monroy, a quien tituló de asesino, porque es elemento incapaz absolutamente, no digo de cometer un asesinato ni cosa que lo valga, pero ni de cometer el más insignificante crimen; es un elemento enemigo de usted, pero incapaz de cometer la más insignificante falta. Es un elemento probo, verdaderamente consciente, verdaderamente honrado. Ya veo su aquiescencia de usted, compañero, usted sufrió un error, compañero Siurob; usted me lo confiesa; usted, doctor Siurob, debe tener la persuasión íntima de que usted no puede ser por ningún concepto gobernador del Estado de Querétaro. No, compañero, nosotros los queretanos conocemos verdaderamente todos los desmanes cometidos por usted en el Estado de Guanajuato; aquí está la diputación de Guanajuato. El estimable compañero y amigo, Constantino Llaca, me decía hace días: No, yo estoy convencido de que Siurob es bueno para venir a representar aquí un grupo de políticos en esta Representación Nacional, pero nunca para ser gobernador de Querétaro. Si nosotros los guanajuatenses conocemos perfectamente bien todos los desmanes cometidos por el doctor Siurob. Yo preguntaría a esa diputación de Guanajuato: ¿Es posible, diputación de Guanajuato, verdaderos representantes, genuinos representantes de Guanajuato, que permitieran ustedes
que un solo día presidieran el Estado de Guanajuato, el Gobierno de ese Estado, el doctor Siurob? No, compañeros, el compañero Arroyo Ch. y el intelectual García Téllez me están concediendo la razón. ¿Cómo es posible que ustedes acepten que por un solo momento vaya el doctor Siurob a representar a su digno Estado un solo día? No, compañero Siurob; usted debe estar perfectamente persuadido de que no debe seguir desempeñando el papel ridículo de un eterno Zuñiga y Miranda en el Estado de Querétaro. (Aplausos.)
El C. Siurob: Honorable Asamblea:
Causa profunda indignación ver que un reaccionario de la talla del que acaba de subir a esta tribuna, traidor, no una sino, varias decenas de veces a todos los ideales, a todos los principios, al abolengo de su propia familia, a todo lo que debía ser sagrado para un hombre, que haya venido a esta tribuna a hablar de manera tan desenfadada, tan tonta y tan falta de tino en favor de la reacción en el Estado de Querétaro. Compañeros, todo el mundo sabe, en toda la República es perfectamente conocido el hecho de que la diputación, que la pseudodiputación que se encuentra actualmente diz que legislando en Querétaro, fue obra de la mistificación más grande, fue obra del aplastamiento de las libertades del sufragio y de todas las libertades del Estado de Querétaro. En los archivos de esta Cámara, en los correspondientes a las comisiones del Gran Jurado, existe toda una documentación que demuestra que estos sujetos, inclusive Veraza, hicieron todos los papeles para aplastar al pueblo queretano, hicieron el papel de denunciante, de esbirros, siendo ellos diz que diputados locales. ¿Sabéis de este Veraza y Rubio cuál fue la actitud que lo demarcó como esbirro característico? Cuando el 19 de agosto llevó las armas que asesinaron al pueblo queretano....
El C. Veraza y Rubio: Miente usted completamente.
El C. Siurob: Yo le demostraré a usted quién es el que miente.
El C. Veraza y Rubio: Yo le demostré a usted que miente.
El C. Siurob: Pido al ciudadano Ildefonso de la peña que se sirva decir si es cierto o no lo que digo.
El C. De la Peña Ildefonso: Sí, es verdad que es un asesino y un traidor.
El C. Veraza y Rubio: ¿Qué puede usted decir, si es usted hermano del gobernador de Querétaro, del ladrón de Querétaro?
El C. Siurob: Este individuo el día en que el pueblo de Querétaro sabía que iba yo a llegar a Querétaro, se congregó toda la masa formada por los obreros de "El Hércules", formada por los campesinos de todos los alrededores, los campesinos de las congregaciones y precisamente con el objeto de asesinarme y asesinar el mayor número posible de mis compañeros, acudieron a la estación los esbirros que acompañaban a este ciudadano, es decir, toda la reacción, porque todo el mundo sabe en Querétaro que Veraza significa la reacción; en los momentos en que suponían que yo llegaba en aquel tren, cosa que era una noticia falsa publicada por ellos mismos con objeto de asesinar a mis compañeros, este ciudadano llevaba las armas para que asesinaran, como lo hicieron en efecto, ha los ciudadanos queretanos; fueron diez y siete heridos y seis muertos los que se produjeron en aquella ocasión y el proletariado de Querétaro recuerda con profunda indignación aquellos asesinatos cometidos a mansalva, valiéndose de la fuerza que estaba a las órdenes de estos bandoleros políticos. ¿No es verdad que usted fue haciendo el papel de esbirro a Tequisquiapan en compañía de treinta y cinco bribones, entre los cuales se encontraban los diputados al Congreso local, a pretender arrancarme por la fuerza mi candidatura?
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: No es cierto.
El C. Siurob, continuando: Invito a los compañeros a confirmar. Desgraciadamente no hay más que un representante del Estado, el compañero De la Peña, pero existen otros, como el compañero Llaca, que sabe lo que estoy diciendo es verdad.
El C. Llaca: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Llaca: Yo no desearía intervenir en este pequeño debate de política de campanario. (Risas.) He sido viejo compañero del general Siurob desde el año de 1910 y siento por él la más alta estimación; pero desde mi asiento rogué al compañero deje de tocar estos asuntos. Precisamente cuando quería yo ir a Querétaro, pretendía llevar algo de paz, algo de concordia entre los elementos queretanos dispersos, divididos y mil veces traicionados. No parece sino que sobre mi pobre Estado se cierne, ya no digo la sombra de los traidores ajusticiados en el Cerro de las Campanas por la República, sino que se ha abatido allí algo peor: la sombra maléfica de aquel Miguel López, de aquel famoso coronel que traicionó a los traidores. Señores representantes: hemos visto los queretanos ausentes de nuestro Estado que los compañeros revolucionarios de allá se asesinan, se traicionan, se persiguen. Yo ruego a mi distinguido compañero Siurob, que si en algo me estima, deje de seguir arrojando fango sobre Querétaro, que haya paz por un momento siquiera, ya que nuestro Estado muy abatido, muy perjudicado, necesitaba calma: está enfermo de política, y de política mala. (Aplausos.)
El C. Siurob: Yo le suplico que conteste en forma categórica lo que le he preguntado.
El C. Llaca: ¿Me permite contestar? En forma categórica tengo que decir que eso es cierto, que eso es público, señores.
El C. Siurob: Continuando en el uso de la palabra, no permito que me interrumpa usted de ninguna manera.
El C. Veraza y Rubio: Pido la palabra.
El C. Siurob: Voy a demostrar la última traición de este sujeto: viene postulado por los elementos desgraciadamente laboristas del Estado de Querétaro, y sin embargo de que venía como candidato laborista y de que jugó como laborista ¿dígame usted si es o no verdad, compañero, de que jugó como laborista?
El C. Gutiérrez José F.: Sí es verdad.
El C. Siurob: Habéis visto cómo traicionó a sus ideales, porque estando dentro del elemento coligado se paso al Bloque Confederado; por lo tanto, merece vuestro desprecio, así como el
nuestro. ¿Por qué? Porque un individuo que traiciona sus ideales y sus principios, no es acreedor más al desprecio público.
El C. Veraza y Rubio: ¿Y Huerta?
El C. Siurob: Ahora, compañeros, sí es verdad que dentro de la Legislatura local se encuentran asesinos, y ahí está Parra. Parra acaba de asesinar a dos personas en el pueblo de Pedro Escobedo, y también está Monroy, Que asesinó a dos personas. Estos sujetos dicen que han hecho, y yo interpelo al ciudadano Soto y Gama para que diga qué clase de leyes revolucionarias hicieron en Querétaro bajo los auspicios del Gobernador De la Peña y del Partido Laborista local. Hubo un Congreso Obrero de lineamientos sociales. En ese Congreso se habló sobre las leyes principales que interesaban al Estado de Querétaro. En ese congreso estuvo presente el compañero Soto y Gama y a él le constará que allí se atacó a los diputados locales - de los cuales formaba parte este sujeto - por el hecho de que las leyes que habían dado eran leyes favorables exclusivamente para los latifundistas, leyes dadas únicamente en favor de los industriales. ¿Es verdad, ciudadano Soto y Gama, que aquellas leyes pugnan en lo absoluto con la revolución? Yo le suplico conteste.
El C. Díaz Soto y Gama: Me consta, como a todo el país, que Truchuelo fue un instrumento de los industriales. ¿Quién ignora eso? ¿Quién ignora que Truchuelo y la Legislatura queretana estuvieron asquerosamente vendidos a los hacendados? Absolutamente nadie. Esa ley Agraria no sirve para nada, es una ley con la cual es imposible que se llegue a repartir algo, todo era excepciones para el reparto de tierras: el hacendado que plantaba árboles, etcétera, etcétera; esa ley es una burla para el pueblo queretano. Esto también es público y notorio, como decía el compañero Llaca.
El C. Siurob: ¿Sabéis cuál era el límite que se marcaba a un latifundio? dos mil ¿hectáreas! Bueno, pues allí en ese Congreso hicieron estos señores un papel ridículo y una señorita muy distinguida como intelectual la señorita Esperanza Bringas, que estaba como delegada en aquella junta, los increpaba poniéndolos en vergüenza y en ridículo porque ni siquiera pudieron defenderse; allí se encontraba una reunión de alcornoques (Risas.) que no supieron ni siquiera contestar las interpelaciones que se les hacían. Para poder llegar al lugar en que se encontraban, cuando se vino la revolución, ¿sabéis como pudieron sentarse allí? Por medio del asesinato. Truchuelo asesinó a treinta y tantos queretanos y consta en la lista, en los archivos de los compañeros que ignoraban la Comisión del Gran Jurado en la Cámara pasada, allí consta en el archivo cómo fueron asesinados algunos compañeros, y voy a citar nombres: César Ledezma fue asesinado en Cadereyta por el presidente municipal, contratado por algunos esbirros de Truchuelo. Pacheco, un infeliz anciano que había sido el que había conseguido los ejidos para el pueblo de Colón, siendo yo el diputado por ese distrito, fue asesinado, sacado de su casa y conducido hasta la cárcel en medio de los ultrajes que le prodigaba en las calles toda aquella soldadesca desenfrenada a las órdenes de estos sujetos. ¿Quién no recuerda que durante el tiempo que estuvo el truchuelismo en el Estado de Querétaro, se convirtió en bandolerismo de encrucijada, en bandolerismo político, en que nadie tenía garantías, que los ciudadanos eran sacados de sus casas y eran azotados en la vía pública? No se podía publicar un periódico o cualquier papel de propaganda, pues era arrancado por las manos de los esbirros. ¿Quién no se acuerda que durante el tiempo que estuvieron en privanza no se entregó un solo ejido, que fueron pisoteadas las aspiraciones de los pueblos? Yo interpelo al compañero Morones. (Voces: ¡No está!) Dentro de un momento volver el compañero Morones y lo interpelaré para que diga si es verdad que durante el tiempo que estos hombres tuvieron encumbrado a José María Truchuelo, no pudo haber ni un solo sindicato, porque el único que había era el de los obreros de la fábrica de Hércules y lo persiguieron hasta aniquilarlo y no fue posible que se consolidara ningún sindicato.
El C. Altamirano: Esto lo sabe todo el mundo.
El C. Siurob: Yo interpelo al compañero José Gutiérrez para que diga si es verdad o si le consta que durante el tiempo que estuvo José María Truchuelo no pudo haber ningún sindicato en la fábrica de Hércules.
El C. Gutiérrez José F.: Me consta.
El C. Siurob: Ya véis, compañeros, frente a las palabras mendaces de un hombre a todas luces servil, se encuentran las palabras de representantes viriles del pueblo que están aquí acreditando la verdad de las cosas; pero he aquí lo que paso para que estos hombres se colocaran dentro del callismo. Ellos venían con credenciales para la convención delahuertista.
El C. Veraza y Rubio: No es verdad.
El C. Siurob: Sí es verdad, ustedes venían con credenciales para la convención delahuertista; pero una vez que llegaron aquí se presentaron con el licenciado Colunga y le dijeron que si sería conveniente que fueran a la convención delahuertista y entonces el licenciado Colunga les dijo que podrán hacer lo que gustaran; naturalmente, ya sabía que allí estaban los enemigos del Gobierno; y entonces por servilismo cambiaron de orientación: dijeron que se hacían callistas. El hermano de este señor era uno de los delegados de la Comisión Local Agraria, y como delegado de la Comisión Local Agraria se vendió a los hacendados; nunca entregó un solo ejido, y él mismo es autor del asesinato de uno se sus peones en una hacienda que tienen éstos, se llama La Navaja; son latifundistas, poseen la hacienda de La Navaja y son representantes de los elementos de la reacción. ¿Quién no sabe, compañeros, que en el Estado de Querétaro han transcurrido ya varios lustros en que una serie de imposiciones consecutivas, indignas y viles han venido realizándose en contra de la voluntad de aquel pueblo? El Partido Laborista, el Partido Liberal Constitucionalista y todos los elementos libertarios de la ciudad de Querétaro y el resto del Estado, han hecho esfuerzos inauditos, desesperados, para sacudirse a la reacción, y el mismo presidente de la República acusó a José María Truchuelo ante esta Cámara precisamente por las violaciones, por los ultrajes y por las infamias cometidos contra aquel pueblo. Yo quisiera que hubiérais presenciado el espectáculo vergonzoso cuando me
encontraba en Tequixquiapan, cuando comenzaba mi gira de propaganda: cuando me encontraba en el hotel se me presentaron repentinamente treinta y cinco individuos armados, ridículamente armados porque eran individuos que nunca habían empuñado un arma en los momentos en que se necesitó cuando la grande revolución, y estos sujetos, ridículamente armados, entre los cuales se encontraba este individuo, iban a amagarme, pretendiendo amedrentarme. Yo les dije que colectivamente no podía batirme con todos ellos, pero que sí uno por uno estaba dispuesto a servirlos. Al ver que los desafiaba, lo que hicieron fue pretender pedirme mi renuncia al Gobierno del Estado. Me negué yo rotundamente, porque malamente podía yo renunciar lo que ni siquiera se me había propuesto; y en ese momento dejaron a los esbirros allí, porque ni siquiera se atrevieron a enfrentarse conmigo, habiendo este rasgo de cobardía infinita: uno o dos de ellos que estaban en la pieza donde yo me encontraba, les decían a los de afuera: "vengan a acompañarnos porque estamos solos", y eran dos o tres para mí solo. No existe libertad en el Estado de Querétaro que no hayan violado ni pisoteado lo individuos que encabezaban este sujeto que se llama Veraza. Su señor suegro y su consejero áulico, don José María Calvo, era un individuo a quien le decían el Casto José en Querétaro, precisamente porque ha sido uno de los que se han mezclado en todo lo que significa clero y reacción. Cuando llegaban las compañías de teatro, don José María Calvo era el primero que recomendaba que no fueran las familias decentes porque iba Esperanza Iris o María Conesa....
El C. Altamirano: Aquí ha de andar ahora.
El C. Siurob: Aquí debe andar precisamente con motivo del Congreso Eucarístico. Se dicen libertarios: ¡cuándo empuño siquiera la espada libertaria, cuándo habló en favor de las libertades del pueblo? Si este sujeto siempre ha vivido una vida rastrera y vil, como viven los reaccionarios de provincia; siempre ven el sol que nace. ¿Por qué adula al compañero Soto y Gama y a Morones, si los ha traicionado y se cansa de hablar de ellos en todas partes, si ha sido de los individuos que los han desprestigiado allá?...
El C. Veraza y Rubio: ¡No es cierto, miente usted!
El C. Siurob: Compañeros, voy a defenderme de algunos cargos que me ha lanzado este corifeo de la reacción. En primer lugar dice que yo soy reaccionario. De eso se ríe toda la Asamblea; reaccionario cuando en 1910 fui de los pocos estudiantes que levantaron la bandera en favor del señor Madero. Reaccionario, cuando en compañía de José Vasconcelos, de Ramírez Garrido, de Antonio Villarreal, con una multitud de hombres de verdadero valer, me enfrenté a los tiranos cuando.... (Voces: ¡De eso no hables!) Claro, de eso no hay que hablar, señores. ¿Quién no sabe en Querétaro y en Guanajuato que yo dí las primeras tierras de la revolución? Yo interpelo a la diputación de Guanajuato para que diga si es o no verdad que siendo yo gobernador del Estado se entregaron allí las primeras tierras para los pueblos. Allí está García Téllez que no me dejar mentir. Y luego se me viene atacando porque en la época de la revolución desterré reaccionarios y los expolié! ¿Sí es verdad que los castigué duramente, es cierto, y siento no haberlos desterrado! Pero que Veraza y Rubio me cite el nombre de un solo individuo a quien yo haya asesinado en Querétaro....
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: ¿Muchos hombres, compañero!
El C. Siurob, continuando: ¿Nombres!
El C. Veraza y Rubio: Ya tendré oportunidad de mencionar algunos; fueron obreros que usted asesinó de la manera más vil!
El C. Siurob: ¿Nombres!
El C. Veraza y Rubio: No puede recordarlos en este momento, pero los diré a su tiempo.
El C. Siurob: Ninguno en el Estado de Querétaro. Ahora bien, señores, vamos continuando. En el Estado de Querétaro había una reacción tremenda y yo me ví obligado a desterrar a los frailes extranjeros, me ví obligado a castigar a los latifundistas y a imponer préstamos forzosos a los terratenientes. Todo esto lo hice en cumplimiento de mis deberes, y si estuviera actualmente en ese mismo caso, lo volvería a hacer, aunque me atacaran los serviles, aunque me atacara toda la reacción. (Aplausos.) En el Estado de Guanajuato hice lo mismo, y si en el Estado de Guanajuato me ví obligado a emplear más torturas combatiendo muchas veces contra la reacción con las armas en la mano, fue porque me obligaba a ello un ley: la Ley del 25 de enero dictada por el primer jefe don Venustiano Carranza; pero juro por mi honor que yo nunca sacrifiqué a nadie con miras bastardas ni personalistas; que si alguna vez tuve que firmar alguna sentencia de muerte, lo hice porque había encontrado a aquel individuo con las armas en la mano, o porque conspiraba contra la noble causa que yo en esos momentos defendía. Pero allí están los hijos de Guanajuato, allí está el proletariado de Guanajuato, el elemento minero de Guanajuato que todavía me considera como su amigo, que todavía me invita a defender la causa de su libertad; allí están los compañeros de Guanajuato a través de tres legislaturas, en que ninguno se ha atrevido a atacarme por las causas que me ataca este vil reaccionario. (Risas). No sólo, la primera diputación de Guanajuato, cuando el Congreso Constituyente - tengo el comprobante firmado por todos ellos - afirmó que mi labor allí fue honesta y fue revolucionaria; y luego, todos los legisladores de Guanajuato, así como los gobernantes, legítimos o ilegítimos, que han desfilado por esta tribuna, nunca se han atrevido, ninguno de ellos se ha atrevido a hacerme este cargo que usted formula. La actuación de usted dentro del Confederado tiene por objeto inclinar a este partido contra las libertades de Querétaro, pero afortunadamente ahí se encuentran otros compañeros como Amaya, como Nieto, que sabrán hacer que el Confederado nunca se desoriente en la cuestión del Estado de Querétaro. (Voces: ¡Ya! ¡Ya!) Después afirmó usted que los obreros de Hércules son mis enemigos. Es un hecho absolutamente falso. Los obreros de Hércules me dieron su voto y por ellos estoy aquí; han estado identificados conmigo siempre, porque cuando se fundó la Casa del Pueblo, yo la fui a fundar a Hércules; porque cuando han tenido dificultades con la fábrica, yo he estado a su lado y los he acompañado siempre; porque
cuando se disolvieron los sindicatos, yo protesté y no usted, que entonces estaba metido en su casa detrás de las enaguas, ya que era la época de la revolución. Actualmente, compañeros, pretenden de nuevo inclinar al Estado de Querétaro hacia la reacción, y el portavoz de la reacción allí es este sujeto.
El C. Veraza y Rubio: Por eso eligieron a Malo Juvera.
El C. Siurob: Ustedes creyeron que lo harían claudicar con suma facilidad; en todo caso, tenían contra Malo Juvera el arma de la Legislatura espuria que todavía pesa sobre la cabeza de Malo Juvera para obligarlo a que reaccione. Pues bien, señores, el único obstáculo para las libertades queretanas es esa vil Legislatura a que se ha referido este sujeto. Mientras esta Legislatura no desaparezca, el Estado de Querétaro no se verá libre de los peores pulpos que están chupando el jugo de su sangre. No es verdad que el general Calles considere como dignos a estos sujetos. Ante el compañero, y delante del mismo compañero Ildefonso de la Peña, el señor general Calles se ha expresado en el sentido de que considera esto como un mal necesario, puesto que fueron reconocidos por el general Obregón en aquel momento, por necesidades políticas, estos viles reaccionarios que hoy se encuentran dizque legislando en mi Estado natal; entre ellos se encuentra uno que pretende ser diputado, que pretende entrar a esta Asamblea y que se llama Trinidad Obregón; Trinidad Obregón era un esbirro, un policía secreto; estaba al servicio de la reacción, y al servicio de la reacción siguió todo el tiempo. Ahora hay que decir que estos individuos fueron impuestos; este sujeto fue impuesto, entró aquí por la gatera, no tuvo de ninguna manera los votos del pueblo queretano..
- El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo. ¡Como usted!
El C. Siurob, continuando: Ya lo dirán los pueblos. Los pueblos, señores, los pueblos que nunca se equivocan, porque si es verdad que yo nunca he estado en absoluto acuerdo con todos los gobiernos, por la sencilla razón de que siempre he sido un espíritu rebelde, un espíritu independiente, un espíritu libre, un espíritu que nunca ha tenido miedo de decir la verdad, porque yo no creo que ningún Gobierno sea impecable, porque yo no creo que ningún Gobierno sea absolutamente el ideal para los ideales populares, sí es verdad eso, pero siempre he tenido yo la confianza de los pueblos; yo nunca he sido candidato de imposición, yo nunca he sido candidato de consigna, yo nunca he sido candidato de los partidos oficiales; yo he venido aquí y he entrado a este recinto siempre contra las mayorías y contra las mayorías, no callándome la boca, sino hablando aun antes de que se me apruebe la credencial. Allí está el caso de la XXVIII Legislatura, en que algunos compañeros de entonces pueden atestiguar aquí que yo en aquel tiempo ataqué a las mayorías antes de que me aprobaran mi credencial; aquí hay compañeros que recuerdan cuando hace dos años, en la época de Prieto Laurens, ataqué el famoso dictamen global aun antes de que se me aprobara mi credencial, y aquí hay compañeros a quienes interpelo para que me digan si es o no verdad lo que estoy afirmando. Compañero Soto y Gama: ¿es usted testigo de que yo ataqué a la mayoría en aquella ocasión?
El C. Díaz Soto y Gama: Sí.
El C. Lorandi: Soto y Gama no estuvo en la XXVIII Legislatura.
El C. Siurob: El compañero Soto y Gama estuvo en la XXX Legislatura y a él le consta que yo ataqué en aquel tiempo a Prieto Laurens y a aquella Legislatura por la sanción de los dictámenes globales, infames, indignos.
Las leyes todas que se han dictado en el Estado de Querétaro por estos sujetos son las más reaccionarias, como lo voy a comprobar después viniendo a esta tribuna y exhibiéndolas una por una en los que tienen de reaccionarias tan pronto como pueda adquirir dichas leyes, porque como son unos papeluchos infames, nunca me he preocupado por adquirir esa legislación inicua. En el Estado de Querétaro, como decía hace pocos días, los trabajadores del campo y de las ciudades están ganando doce centavos y un cuarterón de maíz, y este sujeto es el que nos explota....
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: ¡No es cierto! ¡Tenga usted entendido que la Ley del Trabajo fija cuarenta centavos diarios como mínimum!
El C. Siurob, continuando: Allí todavía se exigen condiciones inicuas; allí no existe la jornada de ocho horas de trabajo, sino que se trabaja hasta doce horas....
El C. Veraza y Rubio: ¡Qué barbaridad! (Desorden.)
El C. Siurob: Aquellos inicuos hacendados de mi Estado cobran a los humildes trabajadores hasta el agua y la leña; les cobran "pisajes" por las humildes chozas en que sustentan sus hogares. En ninguna parte hay una explotación tan infame de los trabajadores del campo, y en cuanto a los trabajadores de las ciudades, los compañeros laboristas son testigos de la manera cómo se ha ultrajado a los compañeros de "Hércules". A los compañeros de "Hércules" se les han llegado a quitar hasta las casas, se les prohibe tener un local del cual puedan disponer para su sindicato. Porque nosotros hemos defendido a los obreros, porque nosotros hemos empuñado las armas - yo las empuñe en el Estado de Querétaro y allí combatí contra la reacción, como puede atestiguarlo el digno jefe de operaciones en el Valle de México, general Martínez, a cuyo lado combatimos contra la reacción en aquellos momentos, en San Juan del Río, en un combate que duró doce horas, contra un enemigo cuatro veces superior en número.... (Voces: ¡Allí estaba Veraza!) Qué iba a estar: estaba detrás de las enaguas, estaba escondido en aquel tiempo; en aquellos momentos sólo se ocupaba de comer tranquilamente en el hogar; sólo de ocupaba de rezar el rosario. (Risas. Aplausos.)
El C. Veraza y Rubio: ¡Mentiroso!
El C. Siurob, continuando: En la época de la revolución ninguno de estos sujetos asomaba las narices por ninguna parte; a la hora de la cargada, en el momento del festín, en el momento del triunfo, cuando se mistifica la voluntad de los pueblos cuando se ultraja el respeto a los ideales, cuando los mismos ideales aparecen mistificados por los conculcadores, entonces es cuando
vienen apareciendo estos hombres que nunca tuvieron un rasgo noble, que nunca tuvieron un rasgo de desinterés, que nunca defendieron ningún derecho, que nunca defendieron ningún principio, que sólo se ocuparon de vegetar miserablemente corrompiendo sus pobres almas en un ambiente de reacción en el cual se encenegaban con gusto; estos hombres entonces es cuando surgen para venir a postularse diz que en nombre de los pueblos, para venir a solicitar el apoyo y el auxilio de las masas, para venir a mendigar el apoyo del Partido Laborista por conducto del compañero De la Peña....
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: ¡No es cierto!
El C. Siurob, continuando: ...para lograr que los conservaran en el Poder. Ahora se quejan de que el general De la Peña robó. Y si el general De la Peña robó, ¿para qué lo eligieron?
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: Porque no lo conocíamos.
El C. Altamirano: Si no lo conocían, ¿por qué lo eligieron?
El C. Veraza y Rubio: El general Calles estuvo de acuerdo.... (Desorden.)
El C. Siurob, continuando: Ahora se quejan de que De la Peña robó. En primer lugar, usted necesita comprobarlo. ¿Sabéis lo que hicieron? Le dijeron que sí lo nombrarían, pero a condición de que les diera dos curules, pactando sobre la voluntad popular; y así, pactando sobre la voluntad popular, fue cómo entraron a esta Cámara, por la gatera, por la puerta falsa, por el excusado. Yo nunca estuve de acuerdo con este procedimiento, aun cuando en él hubieran tomado parte mis compañeros. ¿Por qué? Porque yo no podía estar conforme con estos acuerdos; porque yo no podía estar conforme con que se pactara sobre la voluntad popular. Yo invito a los compañeros, sean del Coligado o del Confederado, para que vayan a Querétaro y presencien cuál es el desprestigio de estos hombres y hasta qué grado de abyección, de ignominia, llegan. Ellos mismos se han traicionado unos a otros. Expulsaron del Congreso, formándoles unos falsos jurados, a cuatro de sus compañeros y luego que los expulsaron seguían cobrando las dietas de aquellos individuos y robándose el dinero que les pertenecía dentro de la Cámara local....
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: ¡No es cierto, usted debe demostrarlo!
El C. Siurob, continuando: Aquí está el compañero De la Peña que puede decirlo....
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: ¡Usted miente! Expulsamos a esos individuos por delahuertistas, por traidores al Gobierno. (Desorden.)
El C. Siurob, continuando: Este sujeto estaba de acuerdo con Francisco Ramírez Luque para empuñar las armas en el Estado de Querétaro contra la revolución, pero tan pronto como vino a la capital de la República y se cercioró de cuál era la cargada, entonces se inclinó del lado del general Calles. Pero vais a saber de un espectáculo vergonzoso: Cuando una hermana de Ramírez Luque se cercioró de que estos sujetos habían traicionado a su hermano, una vez, encontrándose cerca de la Jefatura de la Guarnición....
El C. presidente: La Presidencia se permite atentamente rogar al compañero Siurob ponga algo de serenidad en este debate, que es poco edificante para la respetabilidad de la Cámara....- (Aplausos.) No desconoce la Presidencia el derecho que tiene el ciudadano Siurob, de defenderse; pero le ruega con toda atención que ponga serenidad a la discusión, para evitar este debate, en el que sin ningún orden están tomando participación diferentes oradores.
El C. Siurob, continuando: El que habla no cree haber incurrido en la censura de la Presidencia, porque primero hizo uso de la palabra, en lenguaje ofensivo para el que habla, el representante de la reacción, Veraza y Rubio. ¿Por qué no se llamó al orden a Veraza y Rubio? Ahora lo que estoy relatando son hechos verídicos. Cuando la hermana de Ramírez Luque se convenció de que este sujeto había traicionado a su propio hermano, en la propia Jefatura de la Guarnición de la Plaza le dio una bofetada en plena cara....
El C. Veraza y Rubio, interrumpiendo: Es usted un hablador y un mentiroso. Yo reto a usted de hombre a hombre. Yo suplico a usted, señor presidente, que llame al orden a Siurob: es un hablador y un bellaco. (Campanilla.)
El C. presidente: Sírvase usted, ciudadano Veraza y Rubio, no interrumpir al orador, porque no se le ha concedido la palabra. (Campanilla.)
El C. Veraza y Rubio, dirigiéndose el ciudadano Siurob: ¡Usted es un hablador y un mentecato!
El C. Siurob, continuando: Por allí os formaréis un concepto de lo que vale este sujeto, de en qué límites de infamia y de ignominia se ha colocado. ¡Qué crédito van a tener sus palabras si han sido desmentidas una a una por representantes honorables del pueblo, como los compañeros laboristas, como el compañero Soto y Gama, como el mismo compañero Llaca y el compañero de la Peña! Todos los representantes que hay aquí del Estado de Querétaro, y todas las personas que él ha citado como testigos, se han vuelto en su contra: todos han atestiguado lo contrario de lo que él ha afirmado. ¿Qué crédito puede merecer en el futuro la veracidad de un hombre que ha venido aquí con miles de infamias y de mentiras? ¡Que yo fui huertista! Señores: ¡si yo me lancé a la lucha en aquel entonces! ¡Si yo fui una de las víctimas! ¡Si yo, en tiempo del Gobierno "huertista" estuve preso cinco veces! ¡Si en aquel tiempo estuve amenazado de ser fusilado! ¡Si hay testigos en todas partes de que yo fui llamado a la presidencia del Gobierno "huertista" y se me preguntó por qué estaba yo en contra de aquel Gobierno, y yo dije que porque no podía ser partidario de aquella administración! Si a todo el mundo le consta que me trajeron a presencia de Urrutia y no me mandó asesinar por que había sido mi maestro como médico - yo fui discípulo de Urrutia, como médico - y el doctor Urrutia, cuando me trajeron aquí agarrotado amarrado de los brazos, al ministro de Gobernación, me interpeló diciéndome: "Pero hombre, Siurob, ¿por qué me da usted estos trabajos? El secretario de la Guerra, Blanquet, ya van cinco veces que lo pide a usted, porque ya materialmente no se le aguanta en Querétaro.¿ Por qué está usted haciendo
esa labor subversiva? ¿ Por qué hace usted estas cosa?" Maestro - le dije -, a usted no le puedo mentir, ni tampoco quiero mentirle: porque no soy yo amigo de la actual administración". Entonces Urrutia me dijo: "¿Pero es posible que esto venga usted a decírselo al ministro de Gobernación de Victoriano Huerta?" "Señor - le dije -, ¿me autoriza usted para decirle estas palabras? El hecho que usted haya sido mi maestro, hace que por el respeto que le tengo no pueda mentirle, sino que le diga la verdad"; Y así viene a decirme que fui huertista! Huertistas ellos, que fueron a quemarme mi casa en aquellos tiempos, a saquear mi consultorio, a robarme lo que tenía, aconsejados por el clero. Ustedes sacaron las cosas de mi hogar, las alfombras y todo lo que había, y después de poner todo en mitad de la calle, hicieron un auto de fe con ello, tan sólo porque yo había protestado defender los ideales de la revolución. Pero estos desvergonzados vienen ahora a fingirse revolucionarios, porque ya se perdió el concepto de esta palabra, porque ahora cualquiera "pepena cohetes" de la revolución, se quiere llamar revolucionario, y no es justo que los revolucionarios toleren que hombres así nos vengan a hablar de principios, de hidalguía y de caballerosidad, cuando no han hecho más que traicionar todos los principios. ¿Que yo ataqué a Venustiano Carranza ? Es verdad, porque se había vuelto contra la revolución, porque había guillotinado la labor agraria, porque por medio de aquel famoso decreto prohibió las posesiones provisionales para los pueblos; y yo en esta tribuna - y ahí están los Diarios de los Debates que no me dejarán mentir - ataqué a Carranza porque había vuelto las espaldas a la revolución. Ahí está el compañero Lorandi que estuvo en esa Legislatura y que puede decir si esto es verdad.
El C. Lorandi: Estoy enteramente de acuerdo con usted que haya atacado al señor Carranza, es cierto; lo hizo usted con toda virilidad, pero sin razón.
El C. Siurob, continuando: El compañero, en aquella época, pertenecía al bloque de la mayoría y todavía defiende el caso. Hace bien, es su papel; pero yo estoy en el mío. Interpelo a los revolucionarios para que digan si tuve o no razón y si no es cierto que allá, de los campos zapatistas, me vino la felicitación del propio general Zapata y del propio Soto y Gama por haber tomado aquella actitud viril cuando confesé en este tribunal que tenían razón los elementos del Sur. Y que se diga en esta Cámara qué labor revolucionaria se ha hecho en que no haya estado yo trabajando, aunque sea humildemente. Que diga Soto y Gama si no durante seis meses estuvimos defendiendo en esta tribuna la Ley de Ejidos que está en vigor; y que nos atacaba día a día la prensa, nos atacaba la reacción y se cebaban sobre nosotros los enemigos de la reforma agraria! Y aun al proyecto que nos mandó el general Obregón tuvimos que enmendarle algunas cosas para ponerlo de acuerdo con nuestras ideas, y el propio general Obregón nos dio la razón después! Y, sin embargo, ahora resulto yo reaccionario y este conculcador resulta una blanca paloma! ¿Pero cuál es el objeto que se persigue? Sí, juzgadme el hombre más vil, el hombre más despreciable, pero he pugnado por las libertades de mi Estado, he pugnado por las libertades de la República; y todavía creed que yo no tengo absolutamente ningún mérito, porque no quiero tenerlo, yo ambiciono una cosa: que se me tenga en cuenta únicamente, porque siempre hablo con sinceridad, porque siempre digo la verdad, porque defiendo las libertades de mi Estado como defiendo las libertades de cualquier otro Estado de la República, como he defendido las libertades de Yucatán cuando Cabrera, de acuerdo con Carranza, pretendía aplastarlas aniquilando sus ferrocarriles; como defendí las libertades de Puebla cuando se encontraron también conculcadas durante los pasados regímenes. Así también defiendo las de mi propio Estado, con un poco de más calor, con una poca de más vehemencia, porque vosotros me perdonaréis, y desde luego, si he dicho alguna palabra injuriosa, os ruego que me perdonéis: no he hecho si no defender las libertades públicas de mi Estado contra los hombres indignos por que aprovechándose de una curul que usurpan, que mendigaron, que les arrojaron como hueso, vienen aquí dentro de esta Asamblea a pretender hacerse valer como hombres de principios, como hombres de acción, como hombres de progreso, para mi Estado. Yo invito a los compañeros todos para que, en adelante, juzguen de este sujeto mentiroso y conculcador conforme se merece; a que cada vez que venga a esta tribuna sepan que viene en la persona de él algo peor que el obispo de Querétaro, algo peor que el latifundista más gordo y más opulento y más conculcador, porque aquellos siquiera no engañan. El obispo confiesa sus principios y hace ostentación de ellos; pero estos individuos con capa de revolucionarios, vienen a sorprender a los revolucionarios, se cuelan dentro de la revolución para usurpar los principios y mistificar las ideas; estos hombres merecen sólo nuestro más profundo y absoluto desprecio, como merecen también el de todos los pueblos de la República. Al mismo Bloque Confederado lo invito para que - si como lo dice y lo ha jurado, seguir los ideales de la revolución - no haga caso ha este conculcador que solamente por servilismo se ha ido a meter dentro del grupo confederado. Ahí tiene representativos del Estado de Querétaro en las personas de los compañeros Nieto y Anaya, que pueden decirles la verdad sobre la cuestión de Querétaro, pero no escuchen jamás como voz autorizada a un representativo de la reacción dentro de esta Asamblea. Invito a los compañeros laboristas para que digan si es o no verdad que Veraza y Rubio los ha traicionado; invito al compañero José Gutiérrez para que diga si es o no verdad que los ha traicionado.
- El C. Gutiérrez José F., asiente con un movimiento la cabeza.
El C. Siurob: Ya veis, pues, cómo tengo razón al llamarle traidor; pero no traidor a secas, sino empedernido, consumado, traidor por abolengo, traidor por idiosincrasia, traidor por satisfacción! Es de esos hombres que se satisfacen traicionando a alguien; es de esos hombres que no están contentos, sino que se sienten orgullosos mientras más traiciones cometen; que eso es un galardón que se colocan en el pecho y con todos esos galardones de ignominia van atravesando su pobre vida para mengua de los pueblos. Señores: Ayudadme a entonar un cántico a las libertades de mi Estado, que al fin se
verán libres de los conculcadores ! Ayudadme a proseguir la labor que ya emprendí en el Estado, cuando en compañía del ciudadano Llaca fundé los primeros clubes liberales, él en Cadereyta y yo en Querétaro. ¿Es cierto o no, compañero Llaca?
El C. Llaca: ¡Sí, es cierto!
El C. Siurob, continuando: Ya veréis cómo todos los compañeros que se respetan me darán la razón. Venga usted aquí a interpelarlos, ciudadano Veraza y Rubio; pregúnteles si es verdad lo que está diciendo y verá cómo lo desmienten rotundamente, porque usted no merece otra cosa sino que lo desmientan en todas partes.
Concluyo, compañeros; perdonadme que haya sido un poco largo, pero era necesario poner los puntos sobre las íes y que la Representación Nacional supiera de qué lado está la reacción y de qué lado está la revolución. En Querétaro se encuentra actualmente al frente de los destinos del Estado el compañero Malo Juvera : es un compañero revolucionario, pero fuerza es confesar que no es todo enérgico y todo lo radical que nosotros quisiéramos, y pudiera ser que si estos hombres siguen a su lado, lo inclinaran a la reacción; pero es muy probable que el compañero Llaca vaya a colaborar a su lado, y si vuelve a solicitar una licencia, yo pido a la Asamblea que se la conceda, porque el compañero Llaca es revolucionario y es necesario que los revolucionarios vayan a darse fuerza unos con otros, porque si aquel hombre ha sido revolucionario y honrado - soy el primero en confesar que ha sido honrado -, en cambio no lo creo suficientemente radical para aquel Estado. ¿Por qué? Porque allí la reacción tiene muchas mañas, porque allí la reacción se vale de muchos infames procedimientos, porque así como dije que había que acorazar al general Calles contra las asechanzas de la reacción, así también digo que hay que acorazar al compañero Malo Juvera contra las asechanzas de la reacción queretana. Por eso, compañeros, yo os suplico que en adelante déis a cada quien el lugar que les corresponda. De todos los cargos que se me hagan, yo estoy dispuesto a justificarme ante vosotros, con la justicia, con el derecho, con la verdad, porque nadie, ni todo el oro que tienen los paniaguados de usted, ni todas las influencias que tienen sus hombres terratenientes, ni todo el valimiento de que se ufanan los obispos, ni toda la fuerza de la reacción, bastarán para mistificar dentro de este recinto la verdad, ni en lo que concierne a las libertades de mi Estado, ni en lo que concierne a la humilde personalidad de José Siurob, que si ha sido eterno rebelde, también ha sido eterno y sincero amigo de las clases trabajadoras. (Aplausos.)
El C. Veraza y Rubio: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Covarrubias.
El C. Covarrubias : He pedido la palabra para hacer tres breves aclaraciones. La primera, para darle al compañero Nucamendi, aquí presente, mis agradecimientos por su gentileza al llamar la atención de los compañeros Romeo Ortega y Yépez Solórzano acerca de mi ausencia; la segunda, para decir a los compañeros Yépez Solórzano y Ortega que estoy presente y dispuesto a rechazar las imputaciones de que me he presentado con falsía, de que me he producido con dolo o mala fe, tal como ellos asentaron, agregando también que había tratado de impresionar a la Asamblea. Después de esto, compañeros Romeo Ortega, estoy a la disposición de usted.
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Romeo Ortega.
El C. Ortega Romeo: Señores diputados:
Yo fui el primero que indiqué que no estando presente el compañero de bloque de Cámara, Covarrubias, no era oportuno insistir en la defensa de otro amigo mío revolucionario, el general Abelardo Rodríguez. El compañero Covarrubias, un poco violento, pretende desvirtuar los hechos que hemos tratado de presentar ante esta Cámara.
El C. Covarrubias, interrumpiendo: Protestar por ello no es desvirtuarlos.
El C. Ortega Romeo, continuando: La protesta, en la forma en que lo hace usted, es un comienzo de defensa cuando no se conocen los hechos. Yo soy el primero que desea que estos hechos los conozca la Representación Nacional única y exclusivamente bajo el aspecto político que su señoría, por violencia, le dio al hacer en sesión pública de esta Cámara cargos al gobernador del Distrito Norte de la Baja California, al haber solicitado que esta Cámara enviase una comisión al Ejecutivo para que informara qué había de cierto en los atropellos de que usted se quejaba. Estos son los hechos que el compañero Covarrubias conoce mejor que yo; el compañero Covarrubias sabe muy bien que el presidente de la República lo emplazó para que cuando hiciera las averiguaciones del caso justificara o no aquellos ataques. El señor presidente de la República ha enviado a esta Cámara telegrama que dirigió al diputado Luis León, después de haber hecho las investigaciones que este último creyó pertinentes, y nosotros, cumpliendo con un deber ante dos amigos, el uno Covarrubias, y el otro Abelardo Rodríguez, nos hemos colocado en un papel que sólo tiene este único interés: decir la verdad, sin pretender lastimar a aquel que por su actuación política como diputado, y por su actuación política en el Distrito Norte de la Baja California, está sujeto a todas las censuras y a todas las manifestaciones de encomio que su labor, buena o mala, traiga para consigo mismo. Deseo únicamente ser lo suficientemente sereno para exponer estos documentos, en la inteligencia de que el compañero Covarrubias, que usó esta tribuna para pedir que fuese esa comisión, que el compañero Covarrubias en su fuero interno sabe que esa comisión al cumplir su cometido recibió del presidente Obregón la promesa de hacer verdad, y que el compañero Covarrubias sabe que el general Obregón es recto, sereno, juicioso, enérgico y dice las cosas tal como son y opina de las personas tal como estas personas son, sin ambages ni rodeos, sabe el compañero Covarrubias que en aquella ocasión recordó cosas que yo no pretendo en lo absoluto recordar en estos momentos, porque creo yo que el compañero Covarrubias debe, dentro del Bloque Confederado, hacer todas las aclaraciones que crea pertinentes para poder levantarse un poco en la opinión; decir si estos documentos y estas pruebas que se van a exhibir son ciertos, o los cree verídicos. Siento realmente que la Cámara de Diputados venga a conocer de estas cosas que, como muy bien decía el compañero Llaca, son política
de campanario. Realmente es descender mucho en nivel, pero no es culpa de nosotros el que se nos traiga a un terreno que han escogido los interesados. Nosotros no podemos hacer nuestros los pleitos ajenos; nosotros no podemos hacer nuestros esos pleitos y esas cosas, pero sí debemos decir la verdad y defender al amigo ausente cuando ese amigo ausente, además de la amistad personal, tiene méritos indiscutibles ante la revolución y ante los ideales nuestros. Los compañeros revolucionarios debían saber que al presentar ante la opinión pública a estos hombres como unos ogros o unos monstruos, no hacemos más que desprestigiar a los hombres de la revolución, a los que han ayudado con su sangre y con su esfuerzo para que nosotros cómodamente vengamos a decirnos diariamente algunas groserías, mientras la opinión está esperando que hagamos algo útil, algo práctico. Así pues, compañero Covarrubias pido a usted mil excusas en el terreno de la amistad. Hasta aquí ha hablado solamente el amigo; ahora va a hablar el diputado.
El señor Covarrubias se quejaba en días pasados, en representación de dos amigos de él y compañeros de trabajo en la Baja California, directores de periódicos, de los cuales es propietario el compañero Covarrubias, de que en virtud de una actitud viril y enérgica de estos señores periodistas, en virtud de una defensa de los intereses del Distrito Norte, habían sido atropellados, habían sido golpeados, en fin, se les había tratado como en los peores tiempos de la dictadura. El compañero Covarrubias con ardor y cariño hizo esta defensa; y nos pintaba a los señores Esperón y Zepeda como unos mártires del caciquismo de Abelardo Rodríguez. Oíamos aquello, y realmente la primera impresión fue de disgusto, porque siempre es doloroso que dos periodistas que se supone directores de la opinión, encauzadores de los intereses generales, defensores de todo lo que sea noble y bueno, se viertan atropellados, no digo por un gobernador de Distrito Norte de la Baja California, sino por cualquiera autoridad que pretendiera acallar con golpes la verdad que ellos decían con letra de imprenta y con tinta; pero, oh sorpresa, compañeros diputados: las investigaciones se han hecho; el presidente de la República, que no tiene otro empeño que cumplir con su deber; el presidente de la República, que no necesita de comisiones de la Cámara ni de otro poder para que se lo obligue a cumplir con su obligación, que siempre ha sabido cumplir, acucioso en este caso porque era el Poder Legislativo, la Cámara de Diputados, la que oficialmente le pedía su intervención - y tengo entendido que pedía hasta la consignación, el castigo de los responsables de estos atentados -, ha mandado practicar minuciosamente las investigaciones. Y era lógico, primero, saber quiénes son los pacientes de ese delito monstruoso, quiénes son estos señores periodistas, quiénes son estos paladines y cuál ha sido el escudo lastimado por el gobernador del Distrito Norte de la Baja California. Y sigue la sorpresa, señores diputados: los compañeros empleados del señor Covarrubias en los periódicos, no eran sino única y exclusivamente vendedores de hojas impresas al servicio del que mejor pagase; denigradores de aquel que no pagaba esos servicios, para después conquistar con el dinero la amistad o enemistad del poderoso. los señores tenían un contrato con el Gobierno del Distrito Norte de la Baja California, y esto lo digo porque el compañero von Bórstel, cuando el señor diputado Yépez hablaba, decía: "Tan inmoral es el que da el dinero, como el que lo recibe". Tiene mucha razón, compañero; pero el Gobierno del Distrito Norte, probablemente para ayudar al periódico del señor Covarrubias, concreto con su administrador - hermano del señor Covarrubias - un contrato en virtud del cual por quinientos dólares se obligaba a publicar determinados avisos del Gobierno del Distrito Norte. De manera que este era un contrato lícito de prestación de servicios, pagados, cumplidos y recibidos. Se leyó ya en esta tribuna el documento autorizado por la Tesorería, en que se dice: "mil pesos mexicanos por la inserción de los avisos de este Gobierno de Distrito Norte de la Baja California. Recibido a cuenta". Lo afirma el hermano de Covarrubias. "Quinientos dólares". Muy bien . Los señores periodistas se equivocaron: no publicaban los avisos, seguramente por equivocación; creyeron que aquello, que era un contrato de prestación de servicios, había sido una d diva del gobernador del Distrito Norte. El gobernador del Distrito Norte les exigió que continuaran publicando aquello; pidieron más dinero, no se les dio, empezaron a calentarse las pasiones, aquellas pasiones que perfectamente explotadas en una hoja o en un periódico provocan más o menos actitud en el carácter, falta de serenidad en los juicios y, al final, lo que se ha producido aquí. Los señores periodistas se encargaban de atacar rudamente al gobernador del Distrito Norte, no obstante que días antes lo defendían y decían que era un gobernante magnífico, un gobernante lleno de entusiasmos y de deseos por el bienestar del Distrito. No quedó aquí la cosa, y esto creo de mi deber puntualizarlo. Por periodista debe entenderse aquella persona que, si trabaja en un diario, debe recoger la opinión diaria de una población o de una nación para trasmitirla a todo el pueblo, con el único objeto de que la conozcan y se orienten. Periodista es aquel individuo que, más apto para transmitir las ideas y para defenderlas, usa las columnas de un periódico para que sean conocidas sus ideas, sean conocidas también todas aquellas buenas y malas obras de gobiernos, de hombres públicos, de hombres de ciencia, con el objeto de ir formando opinión y con el objeto de ir traduciendo en beneficio general las ideas que de ellos proviene. Periodista también es aquel que sin ser un individuo que trabaja en periódicos diarios, trabaja también defendiendo una idea especial de él para hacer propaganda de ella, para admitir discusión en el terreno científico, para ir sentando principios generales que vengan, dentro de la ciencia, a determinar la evolución en el pensamiento humano; eso es periodista, aunque no sea de nuestro partido, aunque no esté de acuerdo con nosotros: propugna por una idea, la da a conocer, la defiende con calor, con documentos, tiene discusión, etcétera. ¿ Pero periodista es aquel que se vale de una imprenta, de tinta y papel, única y exclusivamente para vomitar denuestos, injurias,
o única y exclusivamente para alabar a aquel que sabe pagar con toda religiosidad el halago y todo aquello que viene a hacer unas personalidades infladas dentro de la política, dentro del arte o dentro de la ciencia ? ¿Periodista es aquel que está única y exclusivamente a sueldo del que puede pagar, para que lo defienda en sus ambiciones, en sus crímenes, en sus necedades? En ese caso, compañeros, no podemos considerar como periodistas a los individuos que se dedican a hacer esto. Podrá decirse que estos señores periodistas del Distrito Norte de la Baja California tuvieron razón, como periodistas, de defenderse. La prensa de la capital tomó por solidaridad, con todo empeño, una actitud enérgica y decidida, porque es la defensa de un principio, de un ideal: la libertad de la prensa, la libertad del pensamiento; pero yo creo que los señores periodistas de México, los representantes de los periódicos aquí, se habrán extrañado de haber tomado la defensa de un caso que sus compañeros, los periodistas del Distrito Norte de la Baja California y los periodistas del lado americano, han tomado como suyo, pero no en el sentido de defender a estos señores, sino expulsándolos, porque no los han considerado como periodistas, sino únicamente como individuos que manejaban el chantaje con más o menos habilidad, no desde hace seis u ocho meses, sino desde la época de Cantú, desde la época de "El Tecolote", desde la época en que la revolución de Agua Prieta mandó un gobernador y ellos alababan a uno y a otro; alababan el juego o lo denigraban, según les convenía. Estos no pueden ser periodistas en ninguna parte. Siento que el nombre del compañero Covarrubias esté unido a esto; siento que en esta tribuna se digan estas cosas que debimos haberlas dicho en el seno del bloque; pero no tiene remedio. El compañero Covarrubias ha perdido la intervención de la Cámara; la Cámara le ha prestado su interpretación y nosotros tenemos la obligación de decir la verdad, por dolorosa que sea, aun cuando se trate de un amigo. El lo desea también, su cara me lo dice; de manera que más tranquilo estoy con exponer la verdad.
Presidencia del
C. RAFAEL ALVAREZ Y ALVAREZ
El C. Covarrubias, interrumpiendo: Adelante, compañero.
El C. Ortega Romeo, continuando: Sí, compañero. Hace un momento se leyó o se iba a leer, pero no se hizo porque no estaba presente el compañero Covarrubias, algún artículo publicado por estos periódicos que él regentea como dueño o accionista; yo no sé cuál es la situación financiera de él en estas publicaciones. En este artículo se llega a la conclusión clara y precisa de que no había sino una inquina personal en contra del gobernador del Distrito Norte de la Baja California; se leen también en ese artículo o en ese periódico algunos discursos pronunciados por el compañero Covarrubias cuando el coronel Cantú gobernaba el Distrito Norte de la Baja California y tenía que salir por el nombramiento de un señor Almada. En el periódico de él aquel entonces se publicaba la crónica de una manifestación estruendosa y popular que se hacía a Cantú como representativo, no solamente intereses del Distrito Norte, sino de la nacionalidad mexicana, que peligraba por la vecindad con los Estados Unidos, por la influencia de Caléxico sobre Mexicali y toda la Baja California. En aquel entonces el periódico "El Monitor" y los demás periódicos de la época publicaron la crónica del discurso del compañero Covarrubias defendiendo una idea. Quiero suponer que tenía razón, porque estaba convencido de esos ideales, pero después, inmediatamente, cambió de orientación, cambió de forma; atacó a uno, defendió a otro, se echó sobre Lugo, sobre el Ayuntamiento, provocó disturbios allí, y tan pronto se afirmó una situación más o menos aparente, cambió la orientación del periódico y vuelve con los primeros a quienes había atacado. Yo no sé - jamás he sido periodista ni director de periódico - cómo hará un director de periódico para cambiar de criterio con tanta facilidad; no sé cómo puede concebirse que una idea que se va a estampar en letras de molde que debe ser noble y respetable, se cambie con tanta facilidad; debe ser esfuerzo sobrehumano de un cerebro que hoy dice una cosa y mañana dice lo contrario. (Murmullos.) Así pues, ante esa situación yo he querido sondear en todos estos periódicos que se me han entregado y que son periódicos aun del lado americano, y veo en concreto que en todos ellos la opinión periodística de la Baja California y del lado americano está en contra de la labor desarrollada por los periódicos del compañero Covarrubias. Los corresponsales de los diarios de México, "Excelsior" y "El Universal", asistieron a la junta de periodistas del Distrito Norte y pidieran la expulsión de estos individuos, o mejor dicho, no expulsión, porque nunca habían estado en el seno de la asociación de periodistas, sino aclararon que estos señores jamás habían sido reconocidos como periodistas, porque se habían dedicado desde tiempo atrás a una labor de chantage y de inmoralidad. ¿Por qué? Porque no consideraban que las hojas que publicaban estos señores se tomaran como un verdadero periódico orientador de opinión en aquellos lugares. Así pues, la acusación que presentó el compañero Covarrubias sin asegurar los hechos - no culpaba a nadie, pedía que se averiguara -, la acusación que presentó contra el gobernador del Distrito Norte de la Baja California viene a resultar algo muy especial, algo que habiéndose pretendido inflar por el vehemente discurso del compañero Covarrubias.... Pues él se enoja porque digo dolosamente; probablemente no haya sido dolosamente, sino con el interés del individuo que pretende representar todavía aquí al Distrito Norte de la Baja California, o que cree en conciencia que lo representa, trataba de demostrar que aquel Distrito era un caos y que él y los suyos eran unos mártires. Esa acusación cae por su peso, desde luego, por la condición de esos individuos que se creían pacientes de aquel delito. La condición de estos individuos dista mucho de la condición noble del periodista honesto, conductor de opiniones y decidir de verdades. La conducta de estos señores ha quedado completamente descalificada aun a los ojos del presidente de la República,
porque única y exclusivamente se ha convencido de que son chantagistas profesionales, chantagistas que aprovechan única y exclusivamente la situación en que se encuentra ese Distrito Norte, lugar donde todos los individuos que llegan van únicamente a medrar; donde todos los individuos, periodistas o no, se convierten en gambusinos; donde la moral muchas veces se pierde. En estas condiciones dista mucho el asunto que nos ocupa de merecer la importancia que se le ha dado elevándolo a la categoría de problema nacional, para decir que es un problema difícil, que la libertad de imprenta se ha conculcado y todas esas cosas más o menos banales que se nos han dicho. Así pues, como ustedes ven, el compañero Covarrubias, probablemente exaltado por defender los intereses que había dejado en manos de hombres muy poco honestos, ha cometido la torpeza de traer a esta Representación Nacional un problema que no lo es y haber logrado que esta Cámara, sin derecho de ninguna clase, pretenda exigir al Ejecutivo que cumpla con ciertas obligaciones cuando no se sabe siquiera dónde está la obligación que él tenía. Se ve perfectamente que ésta Cámara, al enviar esa comisión, de buena fe, como yo lo supongo, así como de buena fe supongo la gestión de Covarrubias, ha cometido esta Cámara un enorme error, porque ha hecho que en el DIARIO DE LOS DEBATES se asienten hechos que se relacionan con individuos que distan mucho de merecer que la Representación Nacional ocupe más de dos minutos en sus personas, porque para la prensa de aquellas regiones que tiene alguna representación, que representa real y efectivamente la opinión de aquellos lugares, están descalificados por su base, porque esta prensa los considera como unos chantagistas profesionales. No quiero ahondar el problema para leer algunos documentos relacionados con la personalidad del compañero Covarrubias, porque nobleza obliga y nobleza al obligarme en este caso, es aclararlo en el seno del Bloque para que después....
El C. Covarrubias, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación, compañero?
El C. Ortega Romeo: Con mucho gusto.
El C. Covarrubias: Con permiso de la Presidencia. Precisamente por la nobleza que se alega, yo pido a su señoría que se sirva dar lectura a esos documentos.
El C. Ortega Romeo: Ruego al compañero Yépez se sirva proporcionarme el periódico en que consta la acusación del compañero Covarrubias. Estando autorizado por el compañero Covarrubias, no tengo inconveniente en que se le dé lectura. El discurso a que me refería, pronunciado por el compañero Covarrubias en la manifestación, dice así. Es corto. El periódico tiene fecha 12 de junio de 1920:: "El señor Ricardo Covarrubias habló también expresando su sentir personal arrebatador por el conjunto emotivo que allí se había dado cita." - Es manifestación hecha en honor del coronel Cantú -. "Habló del entusiasmo que es comunicativo y de la sinceridad de los presentes al tributar al gobernante del Distrito Norte las pruebas de su agradecimiento por la difícil gestión que había tomado a su cargo. Se refirió a tres de las principales conquistas llevadas a cabo por la gestión administrativa del señor coronel Cantú:...."
Debo advertir que el coronel Cantú se negaba a entregar el Gobierno al designado por los hombres del Plan de Agua Prieta; se obstinaba en continuar como gobernador del Distrito Norte de la Baja California. "....a la formación del Distrito Norte de la Baja California como ciudad de México respetable y de valía; al intento de liberación del Distrito Norte del país que nos es vecino, que es el que ahora nos alimenta y consume nuestros productos y, por último, a las más grandes de las conquistas del Gobierno del señor coronel Cantú, según, dijo, el afianzamiento del pabellón mexicano en este suelo en el que por espacio de tantos años han estado al asedio filibusteros y ambiciosos, malos mexicanos, cruzadores y antipatriotas que han procurado traficar con este girón de patria como si se tratara de una prenda de ropavejero." Estos ambiciosos eran los del Plan de Agua Prieta.
El C. Covarrubias, interrumpiendo: No es así.
El C. Ortega Romeo, continuando: Entonces, si no es eso, con todo gusto rectifico. Creo que el compañero Henshaw estaba por allá. ¿A qué ambición se refería, compañero Henshaw? ¿Cómo entendió usted este asunto? Con permiso de la Presidencia.
El C. Henshaw: El otro día me interpeló el compañero Covarrubias sobre el asunto, entonces creí de buena fe que su actitud obedecía a un deseo de reivindicación que él intentaba respecto de aquel girón de territorio nacional. Como dije en aquella vez, el Distrito Norte de la Baja California, por sus condiciones geográficas y por las condiciones de moralidad que allí imperan, es un bochorno nacional. Yo creí que el compañero Covarrubias, basándose en eso, vendría aquí a proponernos que tomáramos las medidas necesarias para sanear aquella región. Pero no fue así, sino que trajo, pudiera decirse, una maquinación innoble en contra del Ejecutivo, atacando indebidamente y sin fundamento al general Abelardo Rodríguez. Yo conozco la actuación del general Rodríguez porque tengo parientes en aquella región, con los cuales estoy en continuo contacto, en continua comunicación.
El discurso a que se refirió el compañero Romeo Ortega, tuve oportunidad de escucharlo. La ceremonia se efectuó en Mexicali, con motivo de que el señor Baldomero Almada fue designado por el entonces presidente de la República, don Adolfo de la Huerta, para recibir el Gobierno del Distrito Norte, del coronel Esteban Cantú. El coronel Cantú había constituído allí un Estado libre y soberano, un Estado chico, geográficamente independiente del resto de la República y se negó a entregar el poder, y en esa negativa lo secundaron muy oportunamente el hoy diputado Ricardo Covarrubias, el periódico "La Vanguardia", que en compañía del licenciado Héctor González dirigía para elogiar a Cantú, una hoja laudatoria de Cantú y de algunos otros elementos que había en el Distrito Norte de la Baja California, entre otros, un señor don Francisco Bórquez, que era fugitivo de la justicia del Estado de Sonora. Como digo antes, la maniobra innoble del diputado Covarrubias no me extraña. El año pasado era un perfecto "delahuertista" y cuando fue necesario hacerse "callista", con muchas dificultades hubimos de lograrlo. Yo interpelo al compañero Manlio Fabio Altamirano,
quien tuvo oportunidad de sondear el estado de ánimo político del diputado Covarrubias a este respecto; él puede decir con toda sinceridad y con toda la fuerza que le da la convicción, que es un callista de oportunidad. Nunca, ni por pienso, ha sido revolucionario; es el tipo de reaccionario que viste el traje de revolucionario y que viene a mistificar a esta tribuna. Así es que yo, en este caso, estoy contra el diputado Covarrubias, una vez que he descubierto esta inquina innoble en que se ha metido. La vez pasada, cuando creí que se trataba de hacer algo por el Distrito Norte de la Baja California, algo sano algo en pro de la moralidad de aquel girón del Distrito Norte, entonces estuve con él; pero ahora que me he dado cuenta de la trascendencia de su maniobra, estoy contra él y lo exhibo como debe exhibirse a todo aquel que mistifica. Este es el tipo de Villavicencio y Toscana, que visten el traje de revolucionario, siendo perfectamente reaccionarios y luego vienen a decirnos: "Y tú, Morones, y tú, Soto y Gama, ¿qué han hecho? ¿qué les debe la revolución? ¿qué les debe la patria?" Y ellos se sienten pontífices y se sienten fuertes, mistificando. Me voy a referir al discursito ese. En él trató de demostrarle a don Baldomero Almada, designado por el presidente en aquel entonces, Adolfo de la Huerta, que el coronel Cantú era queridísimo por el pueblo, porque estaba allí un don Luis Martínez y muchos otros políticos tránsfugas de Chihuahua, de Sonora y de muchas otras regiones, maytorenistas muchos de ellos, y esos eran los que le hacían claque, porra y ambiente al coronel Cantú. Casi toda la población del Distrito Norte no fueron más que refugiados políticos, reaccionarios que iban huyendo de la quema revolucionaria, y esos eran a los que elogiaba el diputado Covarrubias y en nombre de ellos era como hablaba. Dijo el otro día - me acuerdo en este momento - que él estuvo trabajando en el camino municipal de Ensenada y que allí había organizado a los obreros. Eso es mentira. Lástima que no esté aquí el compañero para que le dé a usted el mentís que se merece. Usted no organizó nada, usted se dedicó a explotar a Cantú, como quiso explotar ahora a Abelardo Rodríguez. Eso me consta a mí, usted sabe que me consta. En aquella época yo era enemigo de Cantú y me daba cuenta de todo, pero quise callármelo, no quise exhibir a usted, porque creí que el impulso de usted era sano y era noble.
El C. Covarrubias: Debió usted haberlo dicho.
El C. Henshaw: No quise hacerlo; pero ya digo que usted es el perfecto tipo del seminarista, del hombre que viene a hablar de la revolución cuando nunca la ha sentido ni ha sabido de ella. Usted fue delahuertista el año pasado.
El C. Covarrubias: Está usted hablando de memoria.
El C. Henshaw: En noviembre del año pasado....
El C. Covarrubias: Lea usted el DIARIO DE LOS DEBATES.
El C. Henshaw: Yo le instaba entonces a que se uniera a la mayoría que necesitábamos los callistas, y usted me decía que era necesario sondear el ambiente, que había que asegurarse, eso me dijo usted textualmente. Así es que creo haber contestado la interpelación de usted, compañero.
El C. Ortega Romeo, continuando: Gracias, compañero. Continúo el discurso. "Habló de la sorpresa que les causara a estos ambiciosos la presencia del señor coronel Cantú, que los desorganizó, unió en la región a la familia mexicana y ha hecho que tremole por siempre en el cielo local el pabellón tricolor. En últimas palabras, dijo el orador que el coronel Cantú se había colocado en el pecho de los ciudadanos que gobierna, que allí estaba y que allí estaría, aun cuando no pudiera, por toda su vida, estar gobernando los intereses que hoy tiene a su cuidado."
Y después el compañero Covarrubias, pasado el tiempo, el sábado 29 de agosto de 1924, nos decía aquí en esta Cámara: "así caí en la Baja California bajo la férula de Cantú." Siento mucho todo esto, créanme los señores diputados que para mí es amargo estar diciendo esto, pero hay que decirlo. Ruego a la Secretaría se sirva dar lectura a este documento.
El C. secretario Valadez Ramírez, leyendo: "El Regional" semanario libre y de combate.- Mexicali, Baja California, sábado 2 de julio de 1923.
"Copia certificada del proceso del diputado Covarrubias.
"En la Corte de Justicia de la población de Heber, condado de Imperial, Estado de California.
"El pueblo del Estado de California, quejoso, contra Ricardo Covarrubias, acusado.
"Queja de José María Rosas, acusando de difamación criminal.- Cometida en Caléxico, condado Imperial, California.
"Juez de distrito, abogado del quejoso.
"Ault y Anderson, abogado del acusado.
"Alfred Blaisdell, asesor de los testigos del querellante.
"Extracto de los registros.- Mayo 24.- Queja presentada y se libra orden de arresto.
"Orden de arresto devuelta y presentada mostrando que Fred M. Eliott arrestó debidamente a Ricardo Covarrubias, el prisionero de que se trata.
"El prisionero es arrestado en Caléxico, California, y traído de la cárcel de ciudad de Caléxico y entregado por el condestable, y se hicieron los procedimientos siguientes:
"Los abogados Ault y Anderson comparecieron por el prisionero acusado, renunciando los acostumbrados procedimientos preliminares y pidiendo que se fijase una garantía y fianza y que se le permitiera a Covarrubias ir bajo su propio reconocimiento mientras daba dicha fianza. Después representaron que otro encarcelamiento en la cárcel de ciudad causaría molestias al acusado, quien era abundantemente capaz de dar y daría una fianza apropiada; que también el acusado era un diputado o miembro del Congreso en México, y no estaba en posición de quebrantar su palabra de honor o reconocimiento, y que ellos, como sus abogados, garantizaban su recomparecencia si se le permitía ir sin fianza por esta noche (siendo como las 10.30 p. m. y demasiado tarde para el acusado localizar a su fiador o hacer cualesquiera arreglos).
"Pareciéndole al Juzgado que no había peligro de que quebrantase su obligación firmada..."
El C. Covarrubias, interrumpiendo: ¿Obligación qué?
- El C. secretario Valadez Ramírez, continuando:
".... su obligación firmada por la razón de que sería urgido por su asesor y también urgieron que no había deseo de herir en manera alguna a un cuerpo legislativo ni a un oficial de una amistosa República hermana, se ordenó que se permitiera al prisionero ir bajo su propia obligación firmada y comparecer ante mí a las 2 p. m. del día 25 de mayo de 1923, en mi oficina en la expresada población de Heber, California, en cuyo tiempo se daría una fianza por la cantidad de $2.000.00 u otra cantidad menor que se determinara.
"Mayo 25.- Hoy, a las 2 p. m. comparecieron los abogados del acusado, manifestando que éste no podía comparecer y pidiendo una prórroga de tiempo. El asunto quedó en suspenso de tiempo en tiempo durante en resto del día, sin la comparecencia del acusado.
"Mayo 27.- Al continuar la ausencia del acusado y la falta en dar la fianza, los abogados del acusado presentaron la manifestación siguiente:
"En la Corte de Justicia de la población de Heber, condado de Imperial, Estado de California:
"El pueblo del Estado de California, quejoso, contra Ricardo Covarrubias, acusado.
"Llegan los señores Ault y Anderson, abogados del arriba mencionado acusado, y declaran ante la Corte como sigue:
"Que el acusado Ricardo Covarrubias, voluntariamente y sin motivo alguno, ha quebrantado su palabra de honor y su propio reconocimiento al no comparecer a las 3 p. m. ante la Corte arriba nombrada, el 25 de mayo de 1923, para dar la fianza y garantía. Que en la noche anterior, al tiempo de su comparecencia ante la Corte, cuando fue arrestado y en custodia del condestable, ante dicho Juzgado prometió fielmente al subscripto, así como a la Corte, que si era salvado de más encarcelamiento y arresto por la noche, regresaría al día siguiente, como se dice antes, y daría la fianza que, según manifestó, era abundantemente capaz de dar y la cual creía que podía conseguir por la razón de que es diputado o miembro del Congreso por Mexicali, Baja California, México, y tiene una alta posición en los círculos políticos de la vecina y amiga República y no tendría la menor dificultad en ello. Que nosotros urgimos a la Corte para que fuera benigna hacia el acusado, por la razón de que, además de lo que precede, creíamos plenamente que un miembro del Congreso de la adyacente República amiga no podía posiblemente fallar en un asunto de honor personal, y que al dejar ir al acusado bajo su propio reconocimiento, no sería más que una marca de respeto al cuerpo legislativo mismo y, por consiguiente, a la República de México, y en lo cual nos apoyó vuestra honorabilidad.
"Con este motivo manifestamos también que desde la libertad del prisionero, lo hemos visto repetidamente en Mexicali, México, y le hemos urgido para que cumpla con su palabra y comparezca ante usted y dé la fianza necesaria, pero a lo cual se muestra omiso, falla y se rehusa, sin negarnos que al hacerlo así nos está poniendo en dificultades, así como a él mismo, sin pretender tener una excusa válida. Nosotros sentimos nuestra comparecencia en este caso; pero hemos obrado con la más alta buena fe, no obstante que entonces creímos plenamente en la palabra de nuestro cliente y en que la cumpliría.- Ault & Anderson, abogados del acusado.
"Mayo 28.- Apareciendo que el acusado Ricardo Covarrubias con todo propósito se está ocultando de la jurisdicción de esta Corte y que es ahora un fugitivo de la justicia, por la presente se expide una segunda orden de arresto en contra de él, que ser entregada al acusado por cualquier oficial de paz cuando se encuentre dentro de la jurisdicción de este Juzgado.- Newton H. Hudson, juez de paz.
"Estado de California.- Condado de Imperial.- En la Corte de Justicia, ante Newton H. Hudson, juez de paz, población de Heber, condado de Imperial, California.
"Por la presente certifico que lo anterior es un extracto fiel y verdadero de los procedimientos en la demanda arriba intitulada en mi Juzgado, según aparece por mi registro en volumen I, páginas 62 y 63 del mismo.
"Fechado hoy, a 29 de mayo de 1923.- Newton H. Hudson, juez de paz.
El C. Ortega Romeo: Ya ven ustedes, señores diputados, que el ambiente no era nada favorable al compañero Covarrubias; él asegura: "la justicia de los Estados Unidos, y más la justicia de condado, es injusticia; comete demasiadas violaciones y yo no podría tener la seguridad, al volver al lado americano, de que se me hiciera justicia"; sin embargo, en el caso - todo es doloroso, pero hay que decirlo -, ofendió a su representación, porque habiendo orden para presentarse, hasta sus mismos abogados que lo defendían tuvieron que comparecer ante el tribunal y decir: "nos arrepentimos de haber comparecido y de haber dicho que este señor volvería; no ha cumplido y ha faltado a su palabra." En esas condiciones, tanto "El Monitor" como "El Eco del Distrito Norte", han quedado en una opinión bastante triste en todos los centros de la Baja California y del lado americano. Tan es así, que tan pronto la prensa de la ciudad de México dio la noticia de la petición del compañero Covarrubias ante esta Asamblea, tan pronto se vio que la prensa tomaba la defensa de estos señores periodistas o pseudo periodistas, los mismos periódicos americanos, entre ellos "The Rounder", de fecha 20 de septiembre de 1924, decía en sus columnas lo que van ustedes a oír traducido.
"Los rudos ataques que han sido dirigidos contra el gobernador, general Rodríguez, por ese infame papelucho "El Monitor", vil engendro de Covarrubias, han llamado la atención de muchos ciudadanos americanos dignos residentes en el Valle Imperial, quienes se encuentran asombrados de que semana tras semana se repitan esos ataques contra el Gobierno de Baja California, que también afectan a México."
El C. Covarrubias, interrumpiendo: ¿Pero quién lo dice?
El C. Ortega Romeo: Yo no sé. Es un periódico que se llama "The Rounder".
El C. Covarrubias: Sí, yo le voy a decir a usted qué es ese periódico.
El C. Ortega Romeo, continuando: "Esos
ciudadanos americanos han otorgado su aprobación a las órdenes del jefe de policía, Hardwick, quien impidió que circulase ese periódico en Caléxico el domingo pasado y están más que satisfechos de que las autoridades mexicanas hayan impedido la entrada a este país de ese vil papel.
"Covarrubias y su pandilla en "El Monitor" son verdaderos asesinos de reputaciones y reptiles que se arrastran para causar daño a mansalva. Han hallado albergue al otro lado de la línea divisoria, en territorio americano, por medio de la falsedad, y ya es tiempo de que se les arroje de allí de un puntapié o que se les envíe a la cárcel.
"The Rounder" es de opinión que los americanos residentes al otro lado de la frontera, los cuales desean vivamente el progreso de México, para cuyo pueblo abrigan los mejores deseos y que forman la inmensa mayoría de nuestros compatriotas, ya se han dado perfecta cuenta de la calaña a que pertenecen los que publican "El Monitor". Bajo ese concepto, creemos que las autoridades federales americanas deban tomar cartas en el asunto y proceder en contra de esos agitadores, conforme a las leyes de inmigración, por fomentar disensiones en territorio americano contra una nación amiga.
"The Rounder" cree firmemente que así sucederá, porque ha sido informado por numerosos y respetables ciudadanos americanos que no sólo son de la misma opinión, sino que ya se disponen a dar los pasos necesarios en el sentido indicado.
"Dad un puntapié a esa pandilla, señores, y libráos de un maloliente montón de basura; que la mayoría del pueblo indignado de Mexicali se apresurar a evitarse de la peste por medio de la fumigación adecuada."
Continúan otros artículos y luego viene el "Calexico Chronicle" -¿así se llama? -, que con fecha 15 de septiembre del año en curso, dice:
"La edición de "El Monitor", correspondiente al sábado, y que contiene un malévolo ataque contra el gobernador Rodríguez, fue confiscada por las autoridades mexicanas en los momentos de que trataban de introducirse los ejemplares por la línea divisoria, habiéndose negado a los voceadores el permiso de venderlos en las calles de Mexicali.
"El domingo en la mañana , Mr. Joe Hardwick, jefe de la policía de Caléxico, atraído por las voces de los papeleros, y una vez que se hubo enterado de la traducción de los artículos del periódico, se dirigió a las oficinas de "El Monitor" y allí hizo saber a sus editores que dicha publicación contenía pasajes obscenos y alusiones indecentes, cuya propagación no sería permitida por las calles de Caléxico.
"Agregó que había notificado a los publicistas de "El Monitor", que deberían desde luego enviar un empleado para que recogiese los ejemplares de manos de los papeleros, así como también de los expendios establecidos, para que una vez devueltos a las oficinas del periódico, fueran destruídos o archivados, sin hacer nueva tentativa de hacerlos circular por la ciudad.
"Se tiene entendido que se harán esfuerzos tendientes a suprimir completamente "El Monitor", pues en concepto de los funcionarios públicos, esa publicación constantemente se ocupa de provocar desórdenes y disensiones entre los habitantes de Mexicali.
"Hoy hizo declaraciones el gobernador Rodríguez en el sentido de que durante la administración del licenciado Lugo, los editores de "El Monitor" solicitaron y obtuvieron préstamos de consideración de la Tesorería del Distrito, con cuyos fondos, según expresaron, se proponían saldar cuentas que adeudaba su imprenta. Que el gobernador Lugo accedió gustoso a prestar el dinero solicitado; pero que cuando los periodistas empezaron a pedir más fondos cuando se les ocurría, sus demandas fueron rechazadas. Esa negativa, agregó el general Rodríguez, dio lugar a que se lanzaran venenosos ataques contra el licenciado Lugo, hasta que cesó en su cargo.
"Continuó diciendo el actual gobernador, que también él había recibido solicitudes de dinero, desde la fecha que se hizo cargo del Gobierno y Comandancia Militar, por parte de "El Monitor", y que por espacio de algunos meses le fueron suministradas a dicho periódico cantidades que ascienden a más de $1,000.00. La relativa facilidad con que fueron obtenidas dichas sumas, dio margen a nuevas demandas por cantidades mayores; pero en vista de que no parecían tener fin, el gobernador rehusó autorizar las subsecuentes, cosa que provocó las iras de "El Monitor", en cuyas columnas comenzaron a aparecer ataques violentos contra su administración, que subieron de tono hasta culminar en el ataque que la semana pasada sufrieron José Esperón, editor de "El Monitor", y Cayetano Zepeda, editor de "El Eco del Distrito Norte".
"Tanto el señor gobernador Rodríguez como el secretario, señor Murúa Martínez, aseguran que en este caso se trata de un verdadero chantage, y que no tienen pensado someterse a las demandas de los publicistas, dándoles dinero para que cesen sus insultos. Si hay manera de suprimir tales publicaciones, se llevará a efecto; pero por lo que hace a Mexicali, no se permitirá la circulación de "El Monitor" hasta que cambie de táctica, limitándose a tratar los asuntos con corrección y decencia.
"El jefe de policía, Hardwick, declaró esta mañana que por ningún motivo se permitirá la salida, de los talleres, del periódico mexicano, cuando contenga alusiones indecentes u obscenas en contra del gobernador o cualquier otro funcionario, y que cualquier tentativa de los periodistas en ese sentido sería reprimida con el mismo rigor que lo fue en el reciente caso de "El Monitor".
Como ustedes ven, la prensa de los Estados Unidos, de distintos matices, señala el hecho como escandaloso, señala el hecho como peligroso para la estabilidad de aquellos lugares, señala el hecho como inmoral. Las autoridades americanas, al enterarse del contenido de esos periódicos, los suprimen, considerando que no es prudente que esas palabras obscenas de "El Monitor" fuesen leídas al distribuirse este periódico en el lado americano. Los periodistas dicen que no tienen nada que ver con estos buenos señores y que no los han considerado nunca como periodistas; por tanto, ¿dónde está la ofensa enorme a la libertad de imprenta, que ha sido el argumento esgrimido por el
diputado Covarrubias para obligar a esta Cámara a que se exigiera del gobernador del Distrito Norte cumpliera con sus obligaciones dando garantías a los que escriben? En este caso probablemente se ha cometido un error al pedir datos que, lejos de demostrar que es una labor edificante la que se ha hecho, vienen a demostrar que hay algo que no debíamos saber ni conocer. Sin embargo, el deber nos obliga a demostrar única y exclusivamente lo que opinan, tanto el Distrito Norte de la Baja California como los pueblos americanos del otro lado de la República en lo que se refiere al caso escandaloso que se ha presentado aquí como el tipo clásico de violación a la libertad de imprenta, cuando sólo es una simple demostración de que hay individuos que se dedican a cometer chantage y que ya no pueden hacerlo porque el gobernador se negó a mantener una hoja que no tiene absolutamente ningún interés ni prestigio.
He cumplido con un deber para con el general Rodríguez, para con la misma Representación Nacional y también para con el señor presidente de la República, que deseaba grandemente hacer luz en este caso, y estoy dispuesto a continuar exponiendo algunos otros datos, si es que el compañero Covarrubias lo desea. Siento que la Asamblea esté cansada y que sea un poquillo tarde, si no estaría resuelto a leer estos fárragos de papeles y vendría a demostrar que la prensa toda de aquella región, no solamente no reconoce como árbitros a esos señores, sino que niega, sino que recusa todo esto con que explotan las letras de imprenta y la tinta en provecho de sus propios intereses.
El C. Covarrubias: Pido la palabra.
El C. presidente: Tiene usted la palabra.
El C. Covarrubias: ¡Cuán fácil, señores diputados, es pretender acallar la voz de la verdad que pide justicia y cuán fácil es pretender acallarla cuando se tiene en sí toda la fuerza, todo el dinero y hasta ese decantado prestigio revolucionario que alegan algunos señores generales, por el hecho de haber matado mucho! Y esto que vengo aquí a asentar, es producto exclusivo de que mi voz se ha levantado en este recinto pidiendo justicia, justicia, justicia a secas para dos periodistas vejados, escarnecidos e injustamente vilipendiados.
¡Qué fácil, señores representantes, es hacer aparecer a un periodista como tipo del chantagista de oficio, y qué fácil, señores, es intentar impresionar a una Asamblea de hombres honrados, apartándola de una causa de justicia y de justicia a secas, de justicia palmaria, que es lo único que se pide en este caso, con el fin de que dos verdaderos mártires de un soldadón tengan la justa, la elemental, la lógica, la más clara de las frases de ayuda en su tribulación!
¿Qué por algún casual he venido yo aquí a pretender que este asunto sea un asunto personal? ¿Por qué se pretende acallar esa voz de justicia que se levanta aquí en esta Asamblea y que por mi boca se implora y se pide y se exige a los altos funcionarios del país, pretendiendo decir: el que lo pide es un desautorizado; el diputado Covarrubias faltó a su palabra de honor en Caléxico, luego el diputado Covarrubias no tiene derecho a pedir justicia para dos periodistas vejados y escarnecidos?
Abelardo Rodríguez la noche del día 11 del mes pasado mandó llamar, por conducto de sus ayudantes a su presencia, a los periodistas José Esperón y Cayetano Zepeda. El señor gobernador en persona los abofeteó, los cañoneó y los pateó.
El C. Yépez Solórzano: ¡No es cierto!
El C. Covarrubias: Yo, señor compañero Yépez, sé que se ha tratado de preparar la coartada. Se dice que Alfonso Pelegrín es el autor de este asunto; pero tengo la convicción absoluta, y lamento que el compañero Puig y Casauranc no esté aquí en estos momentos, de que hasta el presidente de la República sabe que el autor del atentado es Abelardo L. Rodríguez. Y yo no digo que el presidente lo ha dicho, pero yo digo que a los que fuimos a ver en comisión al presidente de la República, nos dejó entrever que sabía que el autor del atentado era Abelardo L. Rodríguez.... (Voces: Diga usted lo que le dijo el presidente.) Lo digo y lo repito: el presidente de la República dijo lo que ha venido a decir Ortega, esto es, que el diputado Covarrubias no tiene derecho a pedir justicia, porque el diputado Covarrubias faltó a su palabra de honor en Hibert. Esto no es privativo de lo otro, y así con toda energía seguiré pidiendo aquí que se haga la luz en ese fárrago de calumnias levantadas en mi contra por el gobernador Lugo, con el fin de que se vea hasta dónde la maldad del entonces gobernador del Distrito Norte de la Baja California intentó impresionar a las altas autoridades del país para presentarme como el autor de atentados, como el autor de escándalos, como el autor de innumerables calamidades que se cernían sobre el Distrito Norte para salir él blanco y puro, ilesa palomita, de aquella situación. Pero no, esa luz tendrá que hacerse indiscutiblemente, porque no tendría yo la avilantez de presentarme en esta tribuna ante todos vosotros si yo en realidad hubiera violado un compromiso de honor. Y yo, siguiendo en esta campaña, siguiendo en esta tendencia, solazándome en batir a todos aquellos que en mi contra levanten el monumento, el coco de que falté a mi palabra de honor en Hibert, seguiré en esta tribuna pidiendo y exigiendo las pruebas de esa aseveración. Ya hemos oído en las pruebas que leyó el diputado Ortega que no fue el diputado Ricardo Covarrubias el que empeñó su palabra de honor, sino unos abogados los que dijeron: "respondemos de que Ricardo Covarrubias se presentará". Y ya ven que cambia mucho la faz del incidente. Pero no quiero quitar el tiempo a la Asamblea en estos momentos con mi asunto personal; yo sigo pidiendo justicia para los periodistas Esperón y Zepeda, vejados en la noche del 11 de septiembre próximo pasado por el general y gobernador del Distrito Norte de la Baja California, Abelardo L. Rodríguez. Se trata de probar que son chantagistas. ¿Cómo son chantagistas?
El C. Yépez Solórzano: Aquí está este recibo de José Esperón.
El C. Covarrubias: Un momento. ¿Cómo es chantagista José Esperón? Y en estos momentos, en el palco de la prensa está uno de los compañeros que conoce y sabe quién es José Esperón. Es un hombre que perdió una mano en la revolución,
es un hombre que perdió una pierna en la revolución; que posee el idioma inglés y el español relativamente bien; que va al Distrito Norte y como hombre honorable, el Supremo Tribunal de Justicia lo emplea como traductor. Y hay que ver que el Supremo Tribunal de Justicia no tiene como jefe al gobernador del Distrito Norte de la Baja California, sino que el Tribunal de Justicia está nombrado por esta Cámara y no tiene otro superior jerárquico que el Supremo Tribunal de Justicia del Distrito Federal para el caso de responsabilidades por medio del famoso consejo de los doce y la Suprema Corte de Justicia. Y el Supremo Tribunal de Justicia emplea a José Esperón y le paga cincuenta dólares mensuales o cinco dólares diarios (Murmullos.) o cien, si ustedes quieren....
El C. Carpio Manuel, interrumpiendo: ¿Me permite usted una interpelación?
El C. Covarrubias, continuando: En este instante. ¡Y esto es demostración de que José Esperón es un petardista! José Esperón sirve al Tribunal de Justicia del Distrito Norte de la Baja California en calidad de traductor, presta sus servicios, devenga sus servicios; ¡luego es petardista! Luego a José Esperón no hay que hacerle justicia ¡es chantagista de oficio!
José Cayetano Zepeda no tiene el mismo cargo, porque José Cayetano Zepeda no firma ningún recibo, no ha presentado ninguna nota de petición, de dádiva de fondos; pero José Cayetano Zepeda ¡es otro petardista! ¡Es otro periodista chantagista!
Y ya lo sabéis, señores periodistas, como ya lo sabéis todos vosotros en esta Representación Nacional: para un chantagista no hay justicia ni hay garantías individuales ni hay satisfacción siquiera de las primeras autoridades de una entidad federativa. Un chantagista, compañeros de la prensa, es un hombre fuera de la ley, y a un chantagista hay que meterlo en la Patagonia o en el Polo Norte; a un chantagista no hay que darle ley ni garantías de ninguna clase, porque no las tiene. Eso es lo que yo he venido a levantar aquí, esa es la voz que he venido aquí a levantar, voz de justicia que se trata de ahogar. ¡Y en qué forma se trata de ahogar esta justicia!
No parece sino que al haber colocado la acusación candente, la acusación clara y definitiva sobre uno de los altos militares del país, como lo es el general Abelardo L. Rodríguez, hemos lesionado a todo el engranaje administrativo o al Ejército quizás. Y no es así. Yo a Abelardo L. Rodríguez le concedo méritos revolucionarios; mal haría yo en no reconocérselos, desde el momento en que los he visto. En ese "Monitor" tan vilipendiado en esta tribuna en estos momentos, ese "Monitor" que por espacio de cinco años ha vivido su vida de miseria y ha ido adelante pese a quien pese, sin haber jamás faltado a sus compromisos de revolucionario y sin haber faltado a sus verdaderas convicciones; ese "Monitor" que tiene cinco años de vida y que no le debe absolutamente nada a nadie, ese "Monitor" es en estos momentos el órgano del chantage de la Baja California, ¿y quién lo dice? "The Rounder", el periódico de William Clay Silver, el periódico.... ¡me callo el adjetivo! de vividor de mujeres. ¿Y cuáles son los órganos periodísticos que en estos momentos subvenciona, eso sí, y paga el señor gobernador del Distrito Norte de la Baja California? "El Hispano Americano", el periódico de que es dueño el asesino de Abraham González, el mártir de la revolución: ese es el periódico que subvenciona la fuerza viva, la fuerza latente del Gobierno revolucionario de Abelardo L. Rodríguez. ¿Y qué otro periódico lo dice? "Mercurio", del que es el director Juan Bernández, y algunos de los sonorenses que están aquí recordarán que Bernández se salvó del patíbulo en virtud de que la aristocracia de Hermosillo pidió del entonces coronel Obregón o del gobernador Maytorena que no fusilaran a aquellos individuos que habían combatido al lado de Pedro Ojeda en la defensa de Naco y Cananea. ¿Y qué otro periódico lo dice? Ese periódico se titula "El 123", periódico que tiene a lo sumo 10 números de vida, nacido por el oro de la tesorería del Gobierno del Distrito Norte y que dirige Heriberto Vicarino, ¡ese sí chantagista de oficio! ¡ese sí canalla en toda la extensión de la palabra, que trató de engatuzar a un millonario americano vendiéndole la Isla de Clipperton con el dicho de que él era entonces teniente de la Federación y jefe de la guarnición de la isla que trataba de venderle! Llegando a San Francisco el incauto americano se encontró con que no era posible que el teniente aquel, jefe de la guarnición de la isla pudiera enajenarla, porque estaba de por medio la soberanía nacional y entonces no hubo trato. Estos son los periodistas de la Baja California que constituyen la liga periodística de la misma región. (Voces: "El Regional".) "El Regional es un periódico de José S. Castillo, un tamaulipeco, nativo de Brownsville, que también está en estos momentos exclusivamente bajo la paga, bajo el oro del gobernador del Distrito Norte.
- El C. Yépez Solórzano, interrumpiendo:¿ Y "El Mercurio?"
El C. Covarrubias, continuando: Ya lo dije, periódico de Juan Bernández. Ahora diga usted, compañero, cuando una voz de justicia se alza no solamente implora y pide, sino que exige justicia, allí viene el monumento de calumnias, allí viene el fardo de infamias, allí viene la bola de nieve que va engrosándose con el fin de acallar aquella manifestación, aquella petición absolutamente sincera, completamente clara. Yo no puedo salir ileso de este debate. Yo, Ricardo Covarrubias, como todos los humanos y como todos los mortales, tengo mis inmensas lacras; lo dije anteriormente, repitiendo la frase de Jesús: el que esté limpio de toda culpa, que tire la primera piedra. (Murmullos.) Pero cuán pocos, compañero Altamirano, se pueden alzar en esta tribuna, absolutamente seguros de sus palabras y absolutamente seguro de sus convicciones con la mano puesta en el corazón, diciendo la verdad y absolutamente la verdad.
El C. Altamirano, interrumpiendo: Muy pocos compañeros.
El C. Covarrubias, Continuando: Yo no estoy en esta tribuna intentando engañar a nadie. Desde el primer día, compañeros, desde el primer instante viene a esta tribuna a pedir justicia, nada más que justicia. Yo no dije que fuéramos nosotros contra Abelardo L. Rodríguez: yo no dije que fuéramos nosotros contra los esbirros que sostienen a
Abelardo L. Rodríguez; yo no dije que fuéramos a hacer una nueva San Bartolomé en el Distrito Norte; yo lo que dije es que pedía justicia para dos periodistas vejados. ¿Y en qué forma se hace justicia? ¿En qué forma se procede a hacer justicia? Denigrando a las víctimas, con el fin de que se callen.
¡No, no enmudeceremos así, pese a todos los que intentan querer que nosotros callemos ¡Con absoluta virilidad seguiré pidiendo, en esta tribuna, justicia para dos periodistas vejados y escarnecidos! Usted, compañero Ortega, compañero Yépez Solórzano, en razón de las pruebas que Abelardo Rodríguez les ha enviado, aseguran que esos periodistas son chantagistas. Aun cuando fueran chantagistas, debe haber ley para ellos, y esa ley no ha brillado en el Distrito Norte de la Baja California.
Así es, en esa forma es como vengo a defender yo este punto. Yo no intento, como dije antes, que Ricardo Covarrubias salga ileso de este debate. ¿Qué, si me hundo, si acaso saco justicia para dos periodistas vejados, y que, también, si la defensa del caso Portales me ha echado la enemistad del compañero Henshaw?
De cualquier modo, compañeros, seguiré sosteniendo la verdad y los fueros de mi conciencia; seguiré aquí levantándome sobre todas las calumnias y sobre todas las intrigas y seguiré pidiendo, lo mismo a la Representación Nacional que al presidente de la República, justicia para dos periodistas vejados y escarnecidos.
He publicado en "El Gráfico" el retrato de Cayetano Zepeda, inicua y vilmente cañoneado por el señor general Rodríguez....
El C. Yépez Solórzano, interrumpiendo: Fue una riña callejera.
El C. Covarrubias, continuando: ¡Fue una riña callejera! Muy bien, compañero, ¡una riña callejera en donde el gobernador, por conducto de su ayudante, mandó llamar a las diez de la noche a un inválido y a un muchacho para que comparecieran ante él y al estar frente a él los befó, los escarneció, en el momento en que estaba acompañado de veinte individuos que le cuidaban la espalda! ¡A eso se le llama riña callejera! Muy bien, pues aunque sea riña callejera, el retrato de Zepeda presenta una cicatriz que perennemente dirá a la faz de la República que Abelardo L. Rodríguez fue el autor de un atentado infame; y Zepeda con su cicatriz y con su dolor está en estos momentos en calidad de expatriado en los Estados Unidos de América. ¿Por qué no se le permite cruzar la línea divisoria a José Esperón? ¿Por qué el gobernador del Distrito Norte está prohibiendo que salga en Mexicali el periódico? Porque allí hay un taller donde "El Eco del Distrito Norte" se publica.
¿Dónde está la libertad de imprenta? ¿Dónde están las garantías para los periodistas? ¿Dónde está la justicia para los pobres víctimas? ¡Y a esos se les llama chantajistas, canallas, chantagistas de oficio! ¡Qué fácil, señores, es cuando se tiene el poder, cuando se tiene el oro, almacenar pruebas y más pruebas con el fin de acallar la voz que pide únicamente justicia! Ahora, es cierto, compañero Ortega; Estaban Cantú, con todas sus lacras; Esteban Cantú, reaccionario; Estaban Cantú, gobernador del Distrito Norte de la Baja California, tiene una enorme virtud que nunca he callado, que siempre he dicho y que siempre repetiré: Esteban Cantú salvó a la Baja California del filibusterismo en los días en que el centro de la República convulsionaba en la lucha entre villistas y carrancistas. Esteban Cantú levantó en alto el pabellón tricolor y Estaban Cantú salvó para México, durante siete años, el Distrito Norte de la Baja California, lo hizo mexicano, defendió a los mexicanos y plantó allí muy alto el pabellón mexicano. ¡Por qué lo he de negar? Siempre lo digo, siempre lo he repetido y jamás mi boca ha mentido. Estaban Cantú salvó a la Baja California en los días en que el filibusterismo acechaba sobre la Baja California y pretendía apoderarse de ella. ¿Qué hubiera sido del Distrito Norte de la Baja California sin patriotismo de Cantú? ¿Que Cantú tenía allí un cacicazgo? También lo he dicho, y también he dicho que Cantú organizó una manifestación en su honor y que esa manifestación, que tuvo la idea de ser una manifestación de simpatía para con él, fue una manifestación monstruosa, una manifestación que la vio toda la Baja California.
No quiero decir que Ricardo Covarrubias hubiera querido que Esteban Cantú se perpetuara en el Distrito Norte. Eso lo digo en las últimas frases de mi discurso, y el mismo señor Baldomero Almada, el aludido Baldomero Almada, el lesionado don Baldomero Almada, tiene para mi todavía franca, absoluta y leal amistad. Lo he encontrado todavía en mi viaje de junio último en que crucé el territorio americano, desde El Paso hasta Caléxico y desde Caléxico hasta Tijuana; lo encontré de compañero de viaje en el pullman donde yo iba, en el famoso "Flyer" transcontinental de Nueva Orleans a San Francisco. El señor Almada, todavía recordando aquello, me decía: Créame, ¡qué niño era yo en política cuando me presente al Distrito Norte de la Baja California a pretender que Esteban Cantú me entregara el Poder!
Baldomero Almada tiene en mí también un verdadero amigo, un leal amigo. Yo, en aquel momento, tomé la palabra en aquella manifestación, y mis palabras de entonces las repito hoy: pero no con la interpretación que el compañero Ortega da al párrafo que comenta, sino con lógica, con clara interpretación.
Esteban Cantú batió al filibusterismo; Esteban Cantú hizo que la Baja California no cayera en manos de los americanos; Esteban Cantú fue un verdadero patriota; hay que reconocerle ese mérito a Esteban Cantú, a pesar de todas sus lacras de reaccionario.
El C. Zincúnegui Tercero, interrumpiendo: A Carranza...
El C. Covarrubias: A Carranza no, compañero.
El C. Lorandi: ¿ Por qué no, hombre?
El C. Yépez Solórzano: ¿Y a De la Huerta? (Campanilla.)
El C. Covarrubias, continuando: En el caso de la Baja California todos recordaréis que cuando en 1911 entró el filibusterismo, que llevaba la bandera del magonismo, cuando entraron Stanley y Morris y tantos otros, la Baja California tuvo como salvador al entonces coronel Celso Vega y al teniente Guerrero, que después cayera con el grado de teniente coronel cerca de San Miguel el Alto, en el
Estado de Jalisco. Pero después cuando se organizaba nuevamente la intervención americana, cuando ya no era la bandera magonista la que pretendía apoderarse de la Baja California, sino que eran exclusivamente los aliados de Morris y de Stanley, verdaderos prófugos de la justicia internacional, que pretendían apoderarse de aquel Territorio, entonces fue Esteban Cantú el que salvó aquella región, y cuando en la Convención, en sus funciones de Convención Soberana envió allá a un gobernador militar, Esteban Cantú vio con reticencia la presencia de aquel individuo que iba exclusivamente a lucrar, y en un momento dado, cuando este individuo, presa de pánico abandonó el Distrito Norte de la Baja California, Esteban Cantú quedó de autoridad autónoma, sin reconocer a nadie, sin tener superior jerárquico, y Esteban Cantú se sintió mexicano y afianzó el pabellón tricolor en el Distrito Norte de la Baja California. He ahí un mérito que nunca he negado a Cantú. No soy apologista y ni siquiera he sido su amigo.
El C. Henshaw, interrumpiendo: ¿Y lo del Camino Nacional?
El C. Covarrubias: Compañero Henshaw, yo no fui al Camino Nacional empleado por Cantú, fui al Camino Nacional como cualquier otro, como puede ir cualquiera que va allí, con el sudor de su rostro a ganar la soldada, la paga. Me precio, compañero Henshaw, de haber sido allí, en el Distrito Norte, uno de los primeros que organizaron el Partido Benito Juárez, que dio la primera manifestación cívica en el Distrito Norte de la Baja California, en tal forma al grado que Cantú temblara. Esto no es mentira, pruebas hablan. El diputado Henshaw de memoria dijo que yo en "La Vanguardia" sostuve el régimen de Cantú en contra de Almada; ¡Qué pobre de noticias está Henshaw! "La Vanguardia", compañero, se acabó con el número en que relataba el viaje del compañero Pastor Rouaix al Distrito Norte de la Baja California, o séase un año antes de que se presentara Almada. Yo en "La Vanguardia" era un tipógrafo y a honra lo tengo; nadie de los que entonces vivieron la vida del Distrito Norte de la Baja California podrá desmentirme. Yo ganaba allí mi vida material, como pudo haberla ganado cualquier otro. Y si yo entiendo alguna cosa de tipografía y si yo me he levantado de tipógrafo a la posición en que estoy, lo tengo a mucha honra. De suerte que no hay aquí el incienso ni la nota adulatoria eterna para Cantú. Cuando Cantú salió de allí, sentí verdadero regocijo en mi corazón y lo sentí de manera tan franca, tan clara, tan intensa, que "El Monitor" fue el primero que dio la bienvenida a las tropas del general Abelardo L. Rodríguez y precisamente en los días...
El C. Altamirano, interrumpiendo: ¿Por qué no lo dijiste antes?
El C. Covarrubias, continuando: Un momento, compañero Altamirano, todo tiene su aclaración. En los días en que se presentó Abelardo L. Rodríguez en la Baja California, "El Monitor" era el único periódico mexicano que se escribía en español en aquella región. "El Monitor" ha formado en el Distrito Norte de la Baja California el espíritu de nuestros nacionales de lectura a los periódicos en español y perdone la petulancia el compañero, pero es exacto.
El C. Henshaw, interrumpiendo: ¿"Y El Hispanoamericano"?
El C. Covarrubias: El "Hispanoamericano" era semanario entonces de San Diego, dirigido....
El C. Yépez Solórzano: ¿Y "Mercurio"?
El C. Covarrubias, continuando: ... dirigido por Limón, por el mismo Limón, por el odiado Limón, por el asesino de Abraham González. Después, compañeros, ya que el relato se está haciendo un poco largo, pero que veo que algunos compañeros tienen interés en que lo siga diciendo a ustedes, diré que tras de "El Monitor" salió "El Eco del Distrito Norte", el segundo periódico del Distrito, el periódico que ha venido luchando sistemáticamente en contra de todas las administraciones municipales inmorales.
No podrán ni el compañero Yépez Solórzano ni el compañero Ortega presentar en esta tribuna un periódico en donde se denigre a Abelardo L. Rodríguez, excepción de un número, el del sábado 12 ó 13 de septiembre, no me recuerdo qué fecha, periódico posterior a las patadas, al escarnio que hizo Abelardo L. Rodríguez en el director de "El Monitor, en el inválido director de "El Monitor". Y es claro. ¿Cómo queréis vosotros, cómo quieren sus señorías que conteste un periódico, un órgano de la opinión pública a las patadas del gobernador y comandante militar de un Territorio? ¿Contestará con flores? ¿Contestará con frases laudatorias? Contestó en forma enérgica, como tienen que contestarse esas cosas, condenando y maldiciendo al autor del canallesco atentado cometido. Y esto no es para nosotros ninguna infamia, es absoluta justicia, contestamos golpe por golpe, y como débiles, no pudimos contestar a Abelardo Rodríguez bofetada por bofetada; pero sí contestamos a Abelardo Rodríguez en la forma en que podíamos. Entonces el señor general Rodríguez vio al comandante de policía de Caléxico, y el señor comandante de policía de Caléxico declaró que el periódico no podría circular en Caléxico, en virtud de que atacaba al Gobierno de una nación amiga. Y la Aduana de Mexicali, siendo más papista que el papa, prohibió a "El Monitor" cruzar la línea divisoria. A los chiquitines, a los voceadores, los agarraba el inspector general de policía, los subía a un automóvil y les arrebataba y les rompía los periódicos. Después, los directores de los periódicos fueron conducidos al hospital. ¿Y sabéis, ciudadanos, en qué forma se les puso en libertad por acuerdo del ciudadano presidente municipal? "Se deja en libertad a los ciudadanos José Esperón y Cayetano Zepeda, en virtud de que esta Presidencia Municipal ha acordado condonarles la multa a que se han hecho acreedores."
El C. Yépez Solórzano, interrumpiendo: ¿Están desterrados compañero?
El C. Covarrubias: Sí, compañero, imposibilitados...
El C. Yépez Solórzano: Pues mire usted...
El C. Covarrubias: Sí, ya lo sé, compañero; tengo telegramas...
El C. Yépez Solórzano: Mire usted: el 30 de septiembre.....(Campanilla.)
El C. Covarrubias, continuando: No se canse,
compañero. El compañero Fernando González Madrid, de Quintana Roo, y el compañero Quevedo, de Aguascalientes, me hicieron el servicio de poner un telegrama al gobernador Rodríguez pidiendo garantías para los periodistas vejados; y la contestación, claro está, fue ésta: "los periodistas tienen las mismas garantías que tiene cualquier otro ciudadano en este distrito", ¡Ya los sabemos! ¿Pero ustedes pueden creer que después de un atentado cometido por el gobernador en persona, habrá quien crea que a esos periodistas vejados, escarnecidos, se les puedan impartir garantías en el Distrito? Y mire usted, compañero Yépez, no diga usted que habla la pasión, usted ha visto que los ataques personales no han logrado ni un solo momento cambiar la línea de conducta que he pensado seguir en esta tribuna: petición de garantías para dos periodistas víctimas. Compañeros de la prensa, ya sabéis que cuando no se hace justicia a un periódico, se dice que está escrito por chantagistas. El general Rodríguez tiene dos pesas y dos medidas: una para los periodistas "bien", según él los califica, y la otra para los periodistas chantagistas, según él también califica. El mismo es juez y parte; él califica y él otorga. Ahora quisiera, por ejemplo, preguntarle al compañero Cuervo, que conoce el Distrito Norte de la Baja California, porque estuvo allí mucho tiempo, ¿recuerda usted haber leído en el Distrito Norte algún periódico en español durante su estancia en ese lugar?
El C. Cuervo: Pido la palabra. Viví en El Álamo, Baja California, trabajando en la mayor parte de las minas de ese mineral, y en más de dos años que viví allí, nunca leí un periódico en español. Esa es la verdad.
El C. Covarrubias: Muchas gracias. Aquí tenéis vosotros una prueba clara de lo que significa el nacimiento del periódico "El Monitor", que en enero de 1920 nació a la vida pública, no por cierto bajo mi dirección; yo tomé la dirección de "El Monitor" alrededor del mes de junio de 1920 y desde entonces, lamento no tener aquí una colección del periódico con el fin de que se vea si "El Monitor" ha sido un periódico que haya mistificado la revolución como atrevidamente lo asentó el diputado Henshaw, o si "El Monitor" ha llevado una línea de conducta inquebrantable, absoluta, categórica, clara y bien trazada. "El Monitor" jamás a transigido con la reacción capitalista de la Baja California; ha defendido exclusivamente los fueros de los mexicanos en la región y "El Monitor" ha levantado también la necesidad de una colonización intensa, de una colonización clara y completa para el Distrito Norte de la Baja California. Jamás nos arrepentiremos de esta labor. Repito: ¿el señor presidente de la República cree que con el hecho de que Abelardo L. Rodríguez haya presentado ante él pruebas concluyentes - nótese bien, en que yo, sin conceder, puedo en estos momentos suponer que las pruebas del señor presidente de la República son concluyentes, en el sentido de que los periodistas Esperón y Zepeda son chantagistas -, cree el señor presidente de la República que con las pruebas de estos dos periodistas son chantagistas, se les debe levantar las garantías individuales? ¿Cree el señor presidente de la República que un hombre que ha sido vejado por la primera autoridad de la Entidad federativa, donde vive, no tiene derecho a seguir pidiendo justicia? Y porque al que en estos momentos habla se viene aquí a presentar como un violador de la palabra de honor en Hibert, California, ¿ya por eso no tiene derecho a pedir que se haga justicia? Yo, repito, señores: mientras no se haga justicia, mientras las brujas sigan soplando al oído del señor presidente de la República en este caso, ¿la libertad de imprenta quedará absolutamente satisfecha con las pruebas que Abelardo Rodríguez le ha presentado? Yo seguiré diciendo en esta tribuna que en el Distrito Norte de la Baja California no hay libertad de imprenta y que el representante del señor presidente de la República allá conculca las garantías individuales. Que quede mi acusación latente en esta tribuna; que todos los compañeros diputados sepan perfectamente que pido justicia para dos periodistas vejados por la primera autoridad del Distrito Norte de la Baja California, y que si mi petición de justicia se desoye y si a esta petición de justicia no se le hace caso, y si a esta petición que nace de mi corazón y de mi conciencia se le pone la cortapisa del denuesto personal o de la nota denigratoria, que tengan todos ustedes la convicción de que pasaré adelante sobre todas esas trabas, que pasaré adelante sobre todas esas murallas, que ante mí se colocan, y que mi voz de justicia seguirá en este recinto tremolando y tremolado eternamente como un canto que venga a daros la convicción profunda de que no puede pasar desapercibida una violación tan flagrante a la libertad del pensamiento, por un hombre que se dice revolucionario - dije y asenté en esta tribuna que el general Rodríguez violaba la libertad del pensamiento y que al violar la libertad de pensamiento, el general Rodríguez se hacía reo de lesa civilización -. Mientras el general Rodríguez no quiera confesar su error, mientras el general Rodríguez no de justa reparación a quien ha vilipendiado y vejado tan inicuamente, el señor general Rodríguez quedará en el pecho de todos los revolucionarios honrados como un individuo que no satisface verdaderamente las aspiraciones y las conquistas de la revolución. Y ahora, compañeros, para concluir con este asunto, ¿queréis una prueba palmaria, categórica, de lo que hace el oro de Abelardo Rodríguez, si no el oro de Abelardo Rodríguez, el oro del Gobierno del Distrito Norte de la Baja California, o el oro de los amigos del General Rodríguez? Recordad lo que aconteció en los periódicos de la mañana al día siguiente de que en esta tribuna hice denuncia de los hechos monstruosos. "Excélsior", el periódico de la vida nacional; "Excélsior", que se llama muchas veces paladín de las libertades del pensamiento, "Excélsior" calló la nota relativa a mi acusación, y a pesar de que "El Demócrata" la publicaba en primera plana, diciendo que había habido una sesión interesante, en la Cámara de Diputados, y "El Universal", con lujo de detalles hacía punto claro en cada uno de los conceptos aquí vertidos, "Excelsior" escondía en octava plana, en un entrefilet perdido, una nota donde decía: "Asuntos de poca importancia y desahogos personales". ¡Desahogos personales! Es natural, mi voz es
débil, lucho contra un elemento poderoso que tiene todo: dinero, entorchados, poder, influencia, grandes amigos; sin embargo, mi voz seguirá levantándose pidiendo justicia para ese inválido director de "El Monitor", para ese que entregó su sangre a la revolución y le dio dos de sus miembros, y para ese muchacho que con cicatrices perennes dirá de la barbarie, del escarnio, de la falta de justicia, del que debería de impartir justicia en el Distrito Norte de la Baja California. Y que sigan aduciéndose en contra de Ricardo Covarrubias todas las pruebas que se quieran, que siga intentándose acallar por medio de campañas incidentales y falaces la petición de justicia que sigo formulando, el canto vibratorio de justicia que, estentóreo, quisiera que llegara al corazón de cada uno de vosotros y que os dijera la necesidad de acudir en auxilio de dos periodistas víctimas de la libertad de criterio. Y es falso y es mentira, compañero Romeo Ortega, y yo llamo aquí y reto, no hoy, sino eternamente, a que se traiga un periódico en donde antes del jueves 11 de septiembre de 1924, "El Monitor" haya atacado de hecho, de palabra, insidiosamente, entre líneas, la personalidad revolucionaria de Abelardo Rodríguez, la personalidad revolucionaria del gobernador del Distrito Norte de la Baja California.
Y no se venga a decir aquí que son mil pesos, que son quinientos dólares los que han acallado eternamente el criterio de "El Monitor". No, yo quisiera así, sucintamente, que el compañero Yépez Solórzano explicara a la Asamblea este enigma. ¿Cree el compañero Yépez Solórzano que esos quinientos dólares, que esos mil pesos del recibo que mi hermano firmó, son producto de un contrato o son producto de una dádiva? Atentamente le ruego que conteste.
El C. Yépez Solórzano: El texto del recibo dice, y es el que contesta:
"Recibí de la Tesorería General del Gobierno del Distrito la cantidad de $1,000.00 (un mil pesos) oro nacional, como anticipo a cuenta de trabajos de imprenta."
El C. Covarrubias: Perfectamente. Y lo ha oído la Asamblea: a cuenta de trabajos de imprenta. ¿Que se llama esto?
El C. Yépez Solórzano: La fórmula, compañero.
El C. Covarrubias: ¡Una fórmula! Perfectamente, compañero, según su criterio es una fórmula; entonces, compañero, con absoluta convicción, yo, revolucionario, yo, en caso de usted, yo, con esa convicción, pediría que se consignara a los tribunales a Abelardo L. Rodríguez por despilfarrador de los fondos públicos.
Eso sí es categórico y concluyente. Si un gobernante tiene la manga tan ancha para regalar quinientos dólares a cualquier periodista que se presente ante él, ese gobernador es responsable de despilfarro, de violar la ley que tiene la obligación de cumplir y hacer cumplir; ese individuo invierte los fondos del pueblo en dádivas, en canonjías, en regalos, y ese individuo es reo indiscutiblemente. No, compañero Yépez Solórzano; la libertad de imprenta no se compra con quinientos dólares, la libertad de imprenta es imposible que llegue a comprarla ni el oro de todo el mundo; y tenga usted la convicción de que no son quinientos dólares los que podrían comprar el criterio de "El Monitor". Pobremente, escasamente, créame usted que esa negociación elementalísima cuesta un promedio mensual de cuatro mil dólares en su sostenimiento. ¿Y sabe usted en qué forma lucha ese periódico para salir y cubrir sus cuatro mil dólares? Del modo siguiente: en "El Monitor" no hay un parásito, todos trabajamos; el que más o el que menos, es tipógrafo, linotipista, prensista, etcétera, y algún día demostraré al compañero Yépez que el que en estos momentos habla tiene a grande honra, lo mismo poner un pliego en una prensa Ponny, que arreglar una Chandler o levantar una forma, y esa es la enseñanza que he dejado a los que han colaborado conmigo en aquella publicación. ¡Allí no hay chantagistas!
El C. Yépez Solórzano: ¡Sólo traductores de inglés!
El C. Covarrubias: Perfectamente, y a mucha honra; eso demuestra que no hay chantagistas, ya que el Poder Judicial de la Baja California estimó conveniente utilizar los servicios que en inglés y en español podía prestar el señor Esperón. Así, compañeros, ya que tanto os he cansado, y ya que veis el dolo y la artimaña con que se pretende acallar la voz de la justicia, creedme que me asiste la razón. Soy débil ante un enemigo formidable, he tenido la avilantez de tocar a uno de los más altos generales del Ejército Nacional, no en su prestigio de general, revolucionario, sino en la forma en que como gobernante actúa despiadadamente en aquel apartado rincón del país; si por esto se pretende lanzar en contra mía todas las calumnias, las desafió; si por esto en mi contra se desatan todos los denuestos, ved con que serenidad los recibo y con qué serenidad los rechazo y que vengan todas las calumnias sucesivas. Ya inocente Lugo planeó la calumnia de la palabra de honor, ahora Abelardo Rodríguez planea la calumnia del chantagismo de sus víctimas; también se alzará otra calumnia más y en la misma forma y con la misma fuerza y decisión rechazaré la nueva, como he rechazado las anteriores. Un día llegará en que pruebe con los mismos documentos que traen mis acusadores, que son falsos todos sus cargos; Ricardo Covarrubias jamás ha mentido y jamás ha violado su palabra; si mis abogados en Hibert se comprometieron a que me presentara, eso no quiere decir que Ricardo Covarrubias no hubiera brincado la línea divisoria a deshoras de la noche y se hubiera escapado de los atropellos de que era víctima. La palabra de honor, ciudadanos, para quienes tenemos un alto concepto de lo que es el honor, significa que se empeña en condiciones de absoluta igualdad, en condiciones de honor, en condiciones francas de honor. Para que una palabra de honor se empeñe, es imposible que pueda existir como base el atropello, el atropello del que yo fui víctima, y mentiras que hubieran sido consideraciones a un alto funcionario del Poder Legislativo de un país amigo. Esa es la nota incidiosa, canallesca, impresionante; esa es la nota de que se valió Inocente Lugo para mal impresionar al ciudadano presidente de la República, general Obregón. No, si a mí se me hubieran
guardado las consideraciones de un alto miembro del Parlamento mexicano, no se me hubiera atropellado a las diez y media de la noche, en los momentos en que salía de un cine, tras de visitar - visitar, óiganlo bien los compañeros Altamirano y Yépez Solórzano - la ciudad norteamericana de Caléxico; y yo, que siempre he vivido en Mexicali o que en aquella época vivía en Mexicali con domicilio fijo en Mexicali, yo, que en aquella época era presidente y jefe del Partido Cooperatista Nacional en la Baja California y sostenía la campaña antiluguista, porque Lugo es ratero, porque Lugo es ladrón, yo no podía faltar a mis compromisos de jefe de partido permitiendo que Inocente Lugo, canallescamente me mandara aprehender a las diez y media de la noche, y no por la acusación presentada en el pueblo de Caléxico, sino en el pueblo de Hibert, según lo leyó el secretario Valadez Ramírez, en el pueblo de Hibert, que dista ocho millas, alrededor de tres leguas del pueblo de Caléxico; y allí, a deshoras de la noche, como en encrucijadas, se me atrapó por un sherif y se me llevó allí. ¿Y sabéis quién era el acusador? Allí lo dice, José María Rosas; José María Rosas, regidor del Ayuntamiento de Mexicali; José María Rosas, vecino de Mexicali; José María Rosas con todos sus intereses en Mexicali. ¿Y sabéis por que era la acusación? Porque en "El Monitor", el periódico ese de que soy accionista y no propietario, compañero Ortega, en "El Monitor", que yo no dirigía, sino periódico que dirigía Enrique Pérez Rul, se publicó una carta mía escrita en Mexicali, dirigida a Enrique Pérez Rul, en donde hacía yo unas apreciaciones, un poco o un mucho contundentes, en contra de José María Rosas. Ese es el origen de la acusación. De suerte es que un descalificado en Estados Unidos, me acusa en Estados Unidos, pero no en el pueblo vecino, sino en un pueblo que dista tres leguas. Yo voy al cine en compañía de una familia, prefiriendo el cine americano porque es mejor que el cine del lado mexicano, según todos los que conocen la frontera lo saben, y en el momento en que yo, que vivo en Mexicali, que soy vecino accidentalísimo, de que voy al cine en compañía de una familia, se me aprehende y se me lleva a Hibert, y entonces mi abogado dice: Déjenlo dormir, mañana se presentará y satisfará una fianza de dos mil dólares, dos mil dólares que se me imponen como se impuso al gordo Arbuckle en razón del asesinato de Virginia Rappe; de suerte que a mí, que era un escarnecido de esa justicia que se vende, se me ponía en parangón con el asesino Fatty Arbuckle, y así todavía mis abogados se empeñan en que al día siguiente me presente y le fuera a dar a Inocente Lugo una satisfacción y a mi partido la pena de que quede acéfalo mi partido y el golpe dado moralmente, no materialmente, al jefe del partido de la oposición. Si cincuenta veces me encuentro en ese caso, cincuenta veces procedo lo mismo y levantaré la voz y la cara eternamente, pidiendo que me escupa la cara aquel que dijera que he violado mi palabra de honor. ¡Qué palabra de honor pudiera empeñarse en semejantes casos! ¡Malditas las palabras de honor que pudieran empeñarse en tales ocasiones y menguados aquellos que abandonan su partido con el fin de entregarse al atropello del país vecino! (Aplausos.) Ese es el coco, ciudadanos. Cuantas veces Ricardo Covarrubias levante la voz de defensa, se dirá: Ricardo Covarrubias el que violó su palabra de honor en Hibert; si hoy, por ejemplo, levanto la voz para los periodistas, ya se dice: los periodistas chantagistas de oficio, así se acallará la voz de la justicia; pero latiendo en el corazón de todos los hombres honrados, en el pecho de todos los hombres probos de esta Asamblea, existirá la convicción profunda de que mientras no se haga justicia a los periodistas del Distrito Norte de la Baja California, el Gobierno del general Obregón tiene una deuda para con la libertad del pensamiento. Y ahora, ciudadanos diputados, que tanto os he cansado y que tan bondadosos habéis sido escuchándome, creedme, yo no tengo ningún rencor, yo no tengo la petulancia de valer o de querer o de intentar ser algo más que representante fiel de mis representados, creedme que no me anima ninguna pasión bastarda, ni ninguna pasión torpe; que la calumnia de mis enemigos también se ha cebado sobre mí intentado hacerme aparecer como candidato al Gobierno del Distrito Norte de la Baja California; ¿Y cómo, ciudadanos representantes, puedo yo ser candidato al Gobierno del Distrito Norte de la Baja California, si el puesto de gobernador del Territorio se concede única y exclusivamente a todas aquellas personas que tienen la confianza del presidente de la República? ¿Creéis vosotros que sería yo tan torpe, que sería yo tan iluso, que sería tan tonto verdaderamente para intentar hacer campaña pro - gubernatura del Distrito Norte de la Baja California? ¿Me creéis que yo sea de aquellos individuos que creen que destruyendo es la única manera de construir una personalidad? ¿No sabéis, como lo sabe hasta un niño de escuela y como creo también saberlo, que destruir es imposible que logre acabar con la causa? Yo he atacado en el Distrito Norte sistemáticamente el comercio de las drogas heroicas, y lo seguiré atacando.
El C. Yépez Solórzano, interrumpiendo: Aquí hay un editorial elogiándolo en "El Tecolote".
El C. Covarrubias: Ya tendrá usted tiempo de leerlo.
El C. Zincúnegui Tercero: Yo no hay quórum.
El C. Covarrubias: continuando: Lo sé, compañero; voy a concluir. Seguiré atacándolo, a pesar de todo. Si Abelardo Rodríguez cree que destruyendo a "El Monitor" y levantando la calumnia de Jerome Bassity va a conseguir que se acalle la opinión pública del Distrito, falta a su convicción, y falta de talento es la que tiene Abelardo Rodríguez. Abelardo Rodríguez podrá acabar con la libertad de pensamiento en la Baja California; sin embargo, seguiré condenando al comercio de drogas heroicas, seguiré condenando la explotación de vicios en la Baja California y seguiré sosteniendo que en la Baja California en estos momentos por los que atravesamos, no hay libertad, no hay justicia. Prueba única podrá darse en este sentido: que se permita la circulación de "El Monitor", que se den garantías a los periodistas vilipendiados y escarnecidos; mientras eso no ocurra, que se levanten las calumnias que se quiera: la deuda está pendiente. (Aplausos.)
El C. presidente: La Secretaría va a dar lectura a la lista de los ciudadanos diputados que faltaron hoy; lista que será turnada a la Tesorería para los efectos que correspondan y publicada en el DIARIO DE LOS DEBATES.
El C. secretario Valadez Ramírez: "Aguirre Jesús M., Alvarez Treviño Alfredo, Anaya Ramón, Antuna Alejandro, Arroyo Ch. Agustín, Cravioto Alberto, Flores Peña Telesforo, Irigoyen Mariano, Martínez Pedro M., Mijangos Benjamín, Nochebuena Juvencio, Portes Gil Emilio, Reyes Márquez Ricardo, Rodríguez Guillermo, Sánchez de Cima Luis, Zorraquín Benito."
El C. Presidente, a las 21.07: Se levanta la sesión y se cita para mañana a las diez y seis horas.