Legislatura XXXI - Año II - Período Ordinario - Fecha 19251005 - Número de Diario 20

(L31A2P1oN020F19251005.xml)Núm. Diario:20

ENCABEZADO

MÉXICO, LUNES 5 DE OCTUBRE DE 1925

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II.- PERÍODO ORDINARIO XXXI LEGISLATURA TOMO II.- NÚMERO 20

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 5 DE OCTUBRE DE 1925

SUMARIO

1.- Abierta la sesión, es leída y aprobada el acta de la anterior.

2.- Cartera. La Cámara de Senadores remite el proyecto de decreto por el que se pensiona a la señorita Felipa Cruz Victoria, y el proyecto de ley por el que se erige en pueblo la congregación de Tijuana, B. C.; se turnan aquél, a la 1a. Comisión de Hacienda, y éste a la 1a. de Gobernación. Se concede licencia a CC. diputados Gonzalo E. González y Veraza y Rubio. El C. diputado José María Sánchez presenta un proyecto de ley que reglamenta el artículo 123 constitucional; primera lectura, e imprímase.

3.- Memorial de los maestros de escuela del Distrito Federal, apoyados por numerosos ciudadanos diputados, en que solicitan la tramitación de la ley de jubilación de maestros federales, devuelta por el Ejecutivo de la Unión; a las Comisiones 1a. de Hacienda y la 1a. de Educación, que tienen antecedentes.

4.- Proyecto de reformas al artículo 83 constitucional, presentado por los CC. diputados Miguel Yépez Solórzano y Gonzalo N. Santos; primera lectura e imprímase. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. AGUSTIN AGUIRRE GARZA.

(Asistencia de 139 ciudadanos diputados.)

El C. presidente, a las 17.15: Se abre la sesión.

- El C. prosecretario Calles, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día dos de octubre de mil novecientos veinticinco.

"Presidencia del C. Agustín Aguirre Garza.

"En la ciudad de México, a las diez y siete hora y diez minutos del viernes dos de octubre de mil novecientos veinticinco, se abrió la sesión con asistencia de ciento treinta y cinco ciudadanos diputados.

"Aprobada el acta de la sesión celebrada el día anterior, se dio cuenta con la cartera:

"Cablegrama de Washington, E. U. A., en que el C. diputado Ezequiel Padilla participa haberse inaugurado la Conferencia Interparlamentaria.- De enterado.

"Estado que manifiesta el número de expedientes tramitados durante el mes de septiembre por las comisiones de esta H. Cámara.- Insértese en el DIARIO DE LOS DEBATES.

"Solicitud de licencia por diez días, con goce de dietas, del C. Valderrábano, por causa de enfermedad.

"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó, nombrándose en comisión para visitar a dicho representante a los CC. Rouaix y Nochebuena.

"Proposición de numerosos ciudadanos diputados, relativa a que se otorgue una pensión a la señora María B. viuda de Magón y a su pequeño hijo Ricardo.- A la 1a. Comisión de Hacienda.

"Solicitud de pensión de la señora Altagracia García viuda de Gómez.- A la 1a. Comisión de Peticiones.

"Proposición de los ciudadanos diputados por el Estado de Hidalgo, referente a que se nombre una comisión de tres diputados que se traslade a aquella Entidad y haga una investigación acerca de los hechos que en la misma proposición se menciona, dando cuenta del resultado de ella al ciudadano presidente de la República, para que cesen los males que se denuncian.

"Se aprobó con dispensa de trámites y sin debate, nombrándose en comisión a los CC. Meníndez, Martínez Rojas y Fernández Martínez.

"Continuó la discusión, en lo particular, del Proyecto de Ley Reglamentaria del artículo 123 constitucional.

"Se consultó a la Asamblea si estaba suficientemente discutido el artículo 8o., reformado por la comisión, y resolvió negativamente.

"El C. Díaz Soto y Gama sugirió adiciones al mismo precepto, las que la comisión, por conducto del C. Treviño, manifestó que aceptaría al final del debate.

"Se leyó un Capítulo sobre el Contrato Colectivo, firmado por los CC. Villaseñor Mejía y Valadez Ramírez.

"El C. López Sorcini habló en contra del artículo 8o., el que fue retirado por la comisión, con anuencia de la Cámara, para reformarlo nuevamente.

"El artículo 9o. se reservó sin debate para su votación.

"Presidencia del C. Pedro C. Rodríguez.

"A discusión el artículo 10, el C. Medrano habló en contra, interrumpiéndole aclaraciones de los CC. Treviño y Neguib Simón. El C. Gonzalo González usó de la palabra a nombre de la comisión y

contestó interpelaciones del C. Valencia. El C. López Sorcini propuso una reforma, que la comisión aceptó.

"Presidencia del C. Agustín Aguirre Garza.

"El C. José María Sánchez se refirió a la Ley del Trabajo expedida en el Estado de Puebla, interrumpiendo una aclaración del C. Gonzalo González.

"La Comisión retiró el artículo 10 y lo presentó reformado.

"El C. Gonzalo González contestó una pregunta que hizo el C. Guillermo Rodríguez a la comisión. En pro hablaron los CC. Caloca y Orozco, interrumpiendo al primero una interpelación del citado C. Guillermo Rodríguez.

"El artículo 10 se estimó suficientemente discutido y se reservó para su votación.

"El artículo 11 fue retirado por la comisión para reformarlo.

"A consideración de la Cámara el artículo 12, propusieron reformas los CC. Aguilar y Maya y Caloca. El C. Guillermo Rodríguez habló en contra e interpeló al C. Martín Torres. El C. Treviño contestó una pregunta que dirigió a la comisión al C. Ramón Martínez y el C. Orozco hizo aclaraciones. El artículo se retiró para su reforma.

"Se presentó modificado el artículo 11, y sin debate se reservó para su votación.

"Acerca del artículo 13, el C. Neguib Simón contestó una pregunta del C. Ramón Martínez, reservándose el precepto.

"La comisión presentó reformado el artículo 12, que se reservó para su votación.

"A las diez y nueve horas y cincuenta minutos se levantó la sesión."

Está discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.- México.- Estados Unidos Mexicanos.- Sección Primera.- Número 586. A.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.

"Para que se sirvan hacerlo en conocimiento de esa H. Cámara, tenemos el honor de participar a ustedes que en sesión celebrada ayer por esta Cámara de Senadores, resultaron electos, para funcionar durante el presente mes, como presidente: C. José Ortiz Rodríguez, y vicepresidente: CC. Atanasio Carrillo y Alejandro Martínez Ugarte.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"México, D.F., a 1o. de octubre de 1925.-J. M. Mora, S. S.- M. Gutiérrez de Velasco, S. S."- De enterado.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.- México.- Estados Unidos Mexicanos.- Sección Segunda.- Número 240.

"Ciudadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.

"Para los efectos constitucionales, tenemos el honor de enviar a ustedes el expediente con la minuta del proyecto de decreto por el cual se concede a la señorita Felipa Cruz Victoria una pensión de cinco pesos diarios, como recompensa a los servicios que prestó a la nación el C. general don Guadalupe Victoria.

"Reiteramos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"México, a 2 de octubre de 1925.-J. M. Mora, S. S.- M. Gutiérrez de Velasco, S. S."- Recibo, y a la 1a. Comisión de Hacienda.

"Cámara de Senadores del Congreso de la Unión. -México.- Estados Unidos Mexicanos.- Sección Primera.- Número 590.

"Cuidadanos secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.

"Tenemos la honra de remitir a ustedes, para los efectos constitucionales, en 105 fojas útiles, el expediente con la minuta del proyecto de ley por el que se erige en pueblo la congregación de Tijuana, municipalidad de Ensenada, correspondiente al Distrito Norte de la Baja California.

"Protestamos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"México, D. F., a 3 de octubre de 1925.-J. M. Mora, S. S.- M. G. de Velasco, S. S."- Recibo, y a la 1a. Comisión de Gobernación.

"H. Asamblea:

"Gonzalo E. González, diputado por el 17 distrito electoral del Estado de Puebla, ante vuestra soberanía, de la manera más atenta y respetuosa, solicita licencia por dos meses, con goce de dietas, para atender su salud muy quebrantada, según lo comprueba con el certificado que adjunta y que pide se le dé lectura, a fin de justificar su petición.

"Pido para esta solicitud dispensa de todo trámite.

"Protesto mi consideración.

"México, a 5 de octubre de 1925.- Gonzalo E. González."

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se concede la licencia. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Concedida.

"Ciudadanos secretarios de la XXXI Legislatura de la Unión.- Presentes.

"He de merecer a ustedes sean muy servidos de dar cuenta en la sesión de hoy con la siguiente solicitud:

"Habiendo recibido el día de hoy carta de entrega inmediata y telegrama en que se comunica

que la señora mi madre se encuentra gravemente enferma, pido a los ciudadanos representantes se sirvan, con dispensa de trámites concederme una licencia por diez días, con goce de sueldo.

"Protesto a ustedes las seguridades de mi muy atenta y distinguida consideración.

"Sufragio Efectivo. No Reelección.- México, a 5 de octubre de 1925.- Diputado por el 1er. distrito de Querétaro, José Veraza y Rubio.

En votación económica se pregunta si se dispensan los trámites. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se dispensan los trámites. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.

Cablegrama procedente de: "Washington, E. U. A., a 3 de octubre de 1925.

"Presidente Cámara de Diputados.- Cámara de Diputados.- México.

"En tercera sesión celebróse hoy, Delegación mexicana presentó formal solicitud admisión Unión Interparlamentaria, que fue recibida con satisfacción por la Mesa Directiva. Seguramente será aceptada, dando ello México decanato entre todos países latinoamericanos, por ser el primer grupo será aceptado seno dicha Unión.- Secretario Delegación, diputado Pedro Merla."- De enterado con satisfacción.

"El C. Diputado José María Sánchez presenta un proyecto de Ley del Trabajo que reglamenta el artículo 123 constitucional, para el Distrito Federal y Territorios."- Primera lectura, e imprímase.

- El mismo C. prosecretario, leyendo:

"Ciudadanos mexicanos de la Cámara de Diputados.- Presentes.

"A fines del período presidencial pasado, esa H. Cámara tuvo a bien aprobar un proyecto de Ley de Jubilaciones para los maestros federales, proyecto que paso en seguida a la Cámara colegisladora, siendo aprobado igualmente en esa última y enviado al Ejecutivo para su promulgación.

"El Ejecutivo de la Unión, en uso de las facultades que le da Constitución federal de la República, objetó esa ley aprobada por ambas Cámaras y la devolvió con sus observaciones a la Cámara de su origen, en momentos en que ya la XXX Legislatura clausuraba sus sesiones y se encontraba de hecho incapacitada para reconsiderar aquel proyecto de ley.

"En estas condiciones, quedó sin resolverse uno de los problemas de mayor trascendencia en cuanto a legislación se refiere, como lo es la expedición de una ley que a la vez que garantice los intereses de la clase del magisterio nacional, haga posible la renovación de los gastados elementos de ese mismo gremio, que por fuerza de la intensa labor que desarrollan, se incapacitan para el servicio, con harta frecuencia, de un modo prematuro.

"En 1916, el encargado del Poder Ejecutivo expidió, en uso de las facultades extraordinarias de que estaba investido, unas bases de jubilación que se pusieron en vigor no obstante carecer de los requisitos indispensables para ser consideradas como una ley; y a partir de esa fecha se concedió jubilación a varios maestros, con lo cual se logró renovar en parte los elementos del magisterio, sin lesionar los intereses de quienes habían consagrado su vida a la enseñanza.

"La falta de una minuciosa reglamentación dio lugar a que se otorgaran jubilaciones no del todo justificadas, y con el loable propósito de impedir el abuso, en épocas posteriores se hicieron reformas a las bases de 1916, reduciendo así los casos de jubilación a un mínimum que ponía a cubierto los intereses del Fisco, ya que, de echo sólo se tomaban en cuenta, para jubilar a los maestros con cargo a la Federación, los servicios prestados en establecimientos federales.

"En estas condiciones, el número de agraciados disminuyó notablemente, pero subsistía la posibilidad de conceder su retiro en condiciones de poder vivir, a los maestros que tuviesen de 25 a 30 años de servicios, tiempo suficiente para agotar a cualquier individuo, por resistente que se le suponga, que haya consagrado su vida a la enseñanza.

"Así las cosas, y en vista de que los diversos decretos relativos a jubilaciones no tenían el carácter de leyes, sino de simples acuerdos del Ejecutivo, éste, invocando las facultades extraordinarias que tiene en el ramo de Hacienda, con fecha 17 de agosto próximo pasado expidió la Ley General de Pensiones Civiles de Retiro, en la cual quedan comprendidos, todos los empleados civiles de la administración incluyendo a los maestros de escuela.

"Esta ley, por muchos motivos digna de elogios incurre en el error de equipar al maestro de escuela con todos los demás empleados de la Administración, colocándolo en condiciones tales, que la renovación del magisterio se hará imposible, y con ello se resentirá muy profundamente el servicio de la educación.

"En efecto; las labores del maestro de escuela, por su naturaleza misma, exigen de quien las desempeña, una labor intensa y una constante renovación de ideas, lo cual no se consigue sino a base de estudio no interrumpido, que produce un cansancio prematuro y frecuentemente incapacidad física y mental para el desempeño de sus labores. Si en estas condiciones el maestro no tiene manera de obtener su retiro, la necesidad lo obligará a permanecer en un empleo que él mismo sabe que ya no desempeña con eficiencia, y el Estado se verá obligado a soportar este lastre de maestros agotados y ya inútiles, que están incapacitados física y mentalmente para desempeñar una labor tan altamente constructiva como lo es la educación; pero que tienen derecho a la vida y, en consecuencia, no se les puede separar de un empleo al que han consagrado sus mejores años, sin asegurarles un modo honesto y decente de vivir.

"El maestro, constructor del alma del pueblo, necesita ser siempre un hombre de ideales y de energías; estar constantemente renovando su

espíritu con las ideas más avanzadas; y esto no se compadece con la situación de individuos agotados por el cansancio, candidatos a la tuberculosis y a la neurastenia, que, incapacitados para luchar para sí mismos, menos lo estarán para despertar entusiasmo a la juventud, y para formar el carácter de los futuros ciudadanos.

"En los actuales momentos de la historia de la educación en México, se trata de implantar en nuestras escuelas la enseñanza a base de actividad, a fin de preparar una generación de jóvenes luchadores, que tengan un cerebro potente para pensar, un corazón noble para sentir y manos hábiles para obrar, y este desiderátum no podrá lograrse en tanto que la educación esté encomendada a individuos que, por efecto de la fatiga, de las decepciones y de las dolencias físicas, carecen de ese fuego divino que se llama el ideal, y del entusiasmo que contagia.

"Las consideraciones que anteceden hacen ver con la luz meridiana que es una necesidad urgente expedir una ley de jubilaciones exclusivamente para los maestros de escuela, en que se prevean las condiciones especiales de estos servidores de la nación, quienes, a semejanza de la clase militar, consagran su vida y sus energías a la reconstrucción de la patria, y tienen derecho a que se les asegure una vejez sin zozobras ni penalidades.

"En virtud de lo expuesto, los subscriptos, maestros de escuela en ejercicio y en representación de todo el gremio, nos permitimos suplicar a esa H. Cámara se sirva estudiar nuevamente el proyecto de Ley de Jubilaciones para los Maestros Federales, que, con observaciones, devolvió el Ejecutivo, y remitirlo a éste para su promulgación.

"México, septiembre 11 de 1925.- Por la Asociación Nacional de Maestros Normalistas: Secretario general, A. López Ibarra.- Leopoldo Pardavell.- Por la Liga Nacional de Maestros, Gildardo F. Avilés.- Por la Unión Nacional de Profesores de Grupo, presidente, A. Romero.- Secretario, Teodoro Carrión Cortés.- Vocal, Rafael Sandoval M.- Por la Sociedad de Directores de Escuelas Primarias Oficiales en el Distrito Federal, Marciano E. León.- H. Esperanza.- Secretario general, Agustín Segura.

"Hacemos nuestra la presente solicitud: Jesús Romero Flores.- Profesor Juan B. Salazar.- Daniel L. Barrera.- J. M. Castro.- Federico Medrano V.- J. M. Gutiérrez.- Francisco Olivares.- José Aguilar y Maya.- D. Alarcón.- P. R. Valencia.- Camerino Campos.- Alberto Cravioto.- R. Monroy.- José L. Galván.- J. de D. Bátiz.- Mariano García.- A. J. Valenzuela.- J. Valdovinos Garza.- J. A. Guerra .-Cayetano Andrade.- Jesús Romero Flores.- A. Ducoing.- A. Alvarez Treviño.- Victoriano Flores.- Enrique Jacob.- José de la Peña.- J. M. Díaz.- S. Hernández.- A. Díaz Soto y Gama.- Lauro G. Caloca.- J. P. Camacho.- Isaac Velásquez.- Jezaur Pérez.- Rodrigo Gómez.- V. Lorandi.- J. Silva.- A. Vásquez del Mercado.- Manuel López.- Francisco Z. Moreno.- Manuel Riveros."- A las comisiones 1a. de Hacienda y 1o. de Educación, que tienen antecedentes.

El C. Salazar Juan B.: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Ramírez Alfonso F.

El C. Ramírez Alfonso F.: Señores diputados:

Unos instantes voy nada más a distraer la atención de ustedes. Quiero hablar en contra del trámite, toda vez que se trata de un asunto que desde antiguo no se encuentra dictaminado y está transcurriendo el tiempo sin que se satisfaga a la opinión, sin que se venga a llenar una necesidad de verdadera trascendencia, porque estamos viendo que los profesores reclaman que esta situación angustiosa para ellos se resuelva cuanto antes; yo me inscribo en contra del trámite y pido que se modifique en el sentido de que se fije a la comisión un término perentorio para que cuanto antes presente su dictamen y sea discutida esta ley. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Salazar Juan B.

El C. Salazar Juan B.: Honorable Asamblea:

La Secretaría acaba de dar lectura a la solicitud que hace el profesorado del Distrito Federal en representación de todas las agrupaciones magisteriales de la República, pidiendo que la ley que existe en esta Cámara, devuelta ya por el Ejecutivo con observaciones, entre a discusión, se aprueben esas observaciones o se reprueben, y se devuelva al Ejecutivo para que la promulgue.

. Parece mentira, ciudadanos diputados, que en momentos en que hay un rejuvenecimiento en las viejas y caducas ideas; en momentos en que la conciencia nacional despierta; en momentos en que se están dando leyes generosas para los obreros, es decir, para las clases; leyes generosas para los campesinos, a fin de que la vida venga otra vez del campo a la ciudad, a fin de que estas viejas y caducas sociedades sientan la savia del campo y la savia nueva del obrero para renovar las sociedades que por largas dictaduras tenían anestesiado su sistema nervioso; decía yo, pues, que parece mentira que en estos momentos en que ya no se hacen leyes - ¡oídlo bien - para todos, en que ya no se hacen leyes abstractas, sino que se hacen leyes para los gremios, para los grupos, según las actividades sociales a que pertenecen - porque esa es la verdadera legislación: No dar a todos igual, sino conforme a sus actividades sociales y la importancia que tengan ellas en la sociedad -; decía que parece mentira que se acabe de promulgar una ley que posterga al benemérito grupo de maestros de la República. (Aplausos estruendosos). Una ley en la que se exceptúa a los militares, una ley en la que se exceptúa a la policía, una ley en la que se exceptúa a los empleados aduanales y cae la espada sobre el pobre maestro, porque el pobre maestro no puede levantarse. (Aplausos). Porque el maestro hace revoluciones, pero las hace en el banquillo de la escuela, hace revoluciones y las hace en el alma de los niños mexicanos.(Aplausos). ¿Hasta cuándo - decía Ocampo -, hasta cuándo - y hoy hay que gritarlo muy alto - se preferiría más al hombre que mata que al hombre que enseña? ¿Hasta cuándo, señores diputados, hasta cuándo la espada estará sobre la pluma, hasta cuándo la cabeza con el casco, sobre la cabeza que piensa? (Aplausos).

La ley inicua que acaba de darse coloca a los maestros en situación sumamente difícil. Da al maestro de escuela, para poderse retirar, el uno

y medio por ciento aplicado al término medio del sueldo que haya ganado durante cinco años. Y no sólo, señores, algo más doloroso: ¡Puede retirarse a los sesenta años! Es decir, cuando el pobre maestro es un ser inservible, cuando ya es un bagazo, algo que se consumió en el trabajo y en banquillo de la escuela, entonces es cuando se le quiere jubilar. Si nosotros aplicamos esto a los modestísimos sueldos que tienen los maestros actualmente, porque, por ejemplo, hay maestros - y esto es vergonzoso para la revolución, y lo digo muy alto -, hay maestros que tienen cuatro pesos diarios y maestros que ganan dos pesos diarios; (Voces: ¡Sí es cierto!) si a estos sueldos miserables se les va a descontar el tanto por ciento, resulta que un maestro de escuela queda en la categoría inferior a la de un mozo de cordel. (Aplausos). Si como término de comparación tomamos el sueldo que tiene un ayudante, que fluctúa entre cuatro y siete pesos, y tomamos como término medio cuatro pesos, pues decía yo que hay unos que tienen hasta dos pesos; si aplicamos el uno y medio por ciento en cinco años a los cuatro pesos, resultan seis centavos diarios, multiplicados por treinta años que exige la ley, serían un peso ochenta centavos de pensión. ¡Debería enrojecerse la República cuando tuviera maestros pensionados con un peso ochenta centavos diarios! (Aplausos estruendosos).

Todo el mundo sabe, señores diputados, todo él sabe que en esta revolución los maestros de escuela tomaron una participación activísima, y Bulnes, desde las columnas de los diarios de la República, siempre decía: "Esta revolución la hizo el criterio del maestro de escuela." ¡Gloriosa acusación para los maestros de escuela! (Aplausos estruendosos). En esta Cámara se encuentra un grupo respetabilísimo de maestros y estoy seguro, señores, de que con todo entusiasmo, con todo cariño, acordándonos de que si hoy venimos a calentar una curul - hace poco estábamos sentados en un banquillo de escuela...- (Aplausos), formaremos un solo grupo, invitando a todos los bloques de todos los colores, a fin de que, apoyando esta solicitud, la ley entre a discusión en el menor tiempo posible y se envíe desde luego al Ejecutivo. El trámite de la Mesa fue: "A comisión", y como este asunto debe estudiarlo la Comisión de Hacienda (Una voz: ¡Y la de Instrucción Pública!), demos nosotros un plazo improrrogable de ocho días para que esa comisión rinda dictamen y desde luego entremos a discutirlo. En las democracias como la nuestra nada importa el triunfo militar, nada importa el triunfo de los generales, si antes no se hace, señores diputados, la revolución por medio del libro, del arado y de la pluma. Si nosotros abandonamos a ese gremio de luchadores, a los encargados de cristalizar, de hacer efectiva la ideología revolucionaria, habremos perdido el tiempo inútilmente y gastado sangre generosa que debió utilizarse. Los maestros de escuela, actualmente no son los maestros de escuela que piensa la comisión que redactó esa Ley de Pensiones; no son los maestros que enseñaban a leer y escribir, y acaso a contar; no, señores, el maestro actualmente es el que debe coger el arado para roturar la tierra, es el que debe enseñar las pequeñas industrias, y es, en suma, el que debe encauzar las actividades sociales del niño para hacerlo vivir y no para hacerlo un lírico, un soñador o simplemente un hombre de libros. No, señores; ¿Y cómo es posible que un hombre a los sesenta años pueda ser maestro? ¡No! Abramos las vitrinas de la jubilación al hombre cuando esté cansado intelectualmente, pero no que cuando sea una momia humana vamos a jubilarlo. Así es, pues, que yo pido respetuosamente a esta honorable Asamblea, en nombre del profesorado de la República, que apoye la instancia que traigo a fin de que la comisión rinda en el tiempo indicado su dictamen: Ocho días improrrogables.

Los maestros recogen la bandera ideológica de las revoluciones y van por la vida de escuelita en escuelita, de pueblo en pueblo; son los que sí hacen verdadera labor social. Los griegos celebraban la fiesta de las lampadaforias consagrada a Prometeo. Desde el Cerámico salía una lírica cabalgata hacia Coloma. El primer joven, el primer doncel, en brioso caballo, llevaba una tea encendida. Si los vientos de la vida la apagaban, la entregaba al segundo. Si el segundo veía dolorosamente que se apagaba su antorcha, la entregaba al tercero, y así hasta el último. El más afortunado, el que lograba llevarla encendida, la entregaba al dios, en el altar, al dios que había robado la luz al cielo. Esa es la labor de los maestros. Ellos van ignorados por la vida, llevando su antorcha. Si otra generación más apta que la nuestra apaga esa antorcha, que toque a las generaciones que vienen entregar en el altar de la patria, encendida eternamente, la antorcha de la luz. (Aplausos).

El C. presidente: Para informar, en nombre de la Comisión de Hacienda, tiene la palabra el ciudadano Zavaleta Rufino.

El C. Zavaleta Rufino: Señores diputados:

Como miembro de la 1a. Comisión de Hacienda, creo de mi deber informar que, efectivamente, existe en poder no sólo de la Comisión de Hacienda el expediente de que se trata, sino también en el poder de la 1a. Comisión de Instrucción Pública. Existe en poder de las dos comisiones unidas. Y, señores, me dirijo especialmente al profesorado: No he tenido el honor de ser maestro, ni de estar en el banquillo escolar; pero siento y sufro con el maestro. Sé que es el mentor de la niñez, el porvenir de la patria, y por ello, como miembro de la Comisión de Hacienda, ofrezco, bajo mi palabra de honor, y como miembro de esta Cámara que, por lo que respecta a la Comisión de Hacienda, este expediente estará dictaminado en el término de cuatro días. (Aplausos estruendosos). Aprovecho esta oportunidad para suplicar al compañero Salazar, que felizmente es presidente de la Comisión de Instrucción Pública, ponga también su contingente y su buena voluntad en este sentido, porque, repito, son las dos comisiones unidas - que presiden el señor Salazar y el que habla - las que tendrán que dictaminar sobre el particular. (Aplausos. Voces: ¡Ahora, Caloca!)

El C. secretario Santos: La Secretaría aclara que, conforme al Reglamento, pueden hablar dos oradores en pro y dos en contra; como no hay contra, se pregunta a la Asamblea... (Voces: ¡En contra va a hablar Caloca! Campanilla. Aplausos en las galerías).

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Caloca.

El C. Caloca: Señores diputados: (Aplausos. Voces: ¡Un cuento!) Es para mí un acto, una obligación de justicia social, venir a tratar este asunto con más amplitud, porque en el fondo, tal parece que si nosotros nos oponemos, no es difícil que se crea que nos oponemos al Ejecutivo, ya que han promulgado una ley que ha entrado en vigor desde el 1o. de octubre, es decir, desde el presente mes.

El C. Villaseñor Mejía, interrumpiendo: ¡No tuvo facultades!

El C. Caloca, continuando: Pero ustedes no saben en estos momentos la ansiedad que hay en todo ese grupo. A través de los maestros están todos los padres de familia de la capital de la República, deseosos de resolver una situación económica, la cual pesa sobre ellos como una especie de espada de Damocles. Esta Ley General de Pensiones Civiles de Retiro, es para ellos nada menos que un tiro por la espalda, así por detrás. (Aplausos). Y el hecho es éste: Hay que hacer una especie de análisis para esos profesores, a quienes indiscutiblemente tenemos la obligación de defender, y es el siguiente: Los maestros de escuela generalmente empiezan a trabajar a los diez y ocho años, con un sueldo de dos pesos, y por ese camino tenebroso, lleno de accidentes, llegan, después de veinticinco o treinta años, a ser directores de escuela, con el pomposo y ridículo sueldo de nueve pesos. ¡Imagínense ustedes qué ridículo para este país! ¿Quién no conoce que una taquígrafa en nuestro país, con seis años elementales, dos de estudios, unas medias de seda, dos coloretes, y unos labios pintados se gana siete y ocho pesos?(Risas. Aplausos). Y por eso es justo, señores, venir a defenderlo, más aún aquí. La Ley no es discutible; claro que sus redactores se inspiraron en las legislaciones que en estos momentos están vigentes en los pueblos civilizados, como Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos; pero ved qué países. Allí se come jamón, allí se come.... ¡bueno! ustedes saben; allí, señores, indiscutiblemente que el hombre a los sesenta años está fuerte, está robusto, es capaz de todo; pero en este país, donde estamos a base de frijoles.... (Risas. Aplausos).

El C. Santos Gonzalo N., interrumpiendo: ¡A base de mole de olla!

El C. Caloca, continuando: Suplico a la Presidencia ponga en orden al señor secretario Santos, que me está interrumpiendo. (Risas. Campanilla). De manera, señores diputados, que empieza el maestro a las diez y ocho años su carrera, y ustedes comprenderán que a los cuarenta, si los maestros no están ciegos, estarán tísicos, o, cuando menos, flacos. (Risas). Llega el hambre y entonces se tiran bajo de un tranvía. Hay la siguiente circunstancia muy especial: se trata de hacer reajustes, vamos contra el maestro; Se trata de hacer economías, vamos contra el maestro; se trata de cesar, vamos contra el maestro; se trata de echarles cargas encima, vamos contra el maestro; y se trata de que bailen y de que haya fandango en el Estadio, pues ¡que vengan los maestros! (Aplausos estruendosos. Voces: ¿Y ahora no hay cuento?) Claro que esta ley hubiese sido muy buena si de antemano se hubiera creado el servicio civil, porque entonces, paralelamente, estas dos leyes hubieran creado la garantía y a la vez la obligación de que, llegada la decrepitud, el individuo pudiera pedir su retiro forzoso; pero crear una ley donde no tiene ninguna garantía el empleado, ¿qué va a ser de sus economías, si en el primer vaivén político lo despachan a la calle? Y lo más curioso de la ley es esto: Que una vez separado pierde todo lo que ha puesto. ¡Bonita esperanza la del que va a ser jubilado! (Risas Aplausos). Pero hay otro artículo más curioso: El que crea facultades potestativas a los secretarios de Estado, a los magistrados, a los jueces de circuito, a los jueces de distrito, a los gendarmes, a los fiscales, a todo el mundo, hasta a los técnicos; pero al maestro no, y parece mentira, señores, que un gendarme en este país valga más que un maestro. Yo recuerdo que cuando volvía Togo, después de vencer en la guerra ruso japonesa, al llegar a su país le preguntaron al gran general: "¿Qué honor quiere usted que le hagamos?" Y él contestó: "Maestro de pueblo de mi tierra." Pero aquí, pues, quizá hubiera pedido una hacienda, o yo no sé qué cosa. (Risas). De manera que nosotros hemos olvidado hasta la última personalidad del maestro, y entiéndase que no vengo en estos momentos a elogiarlo, no; los maestros bien saben lo que pesan en la vida pública, porque están rodeados más que de halagos, de miserias. De manera que esta situación para ellos no es más que una especie de segunda prueba, donde nosotros, si no tenemos valor civil para resolverla con ecuanimidad y con valentía, ellos habrán recibido el quinto, el décimo o el vigésimo golpe; en fin, que a golpes están hechos estos pobres. De manera que yo pido a ustedes y a la comisión atentamente que emplee el menor tiempo posible para resolver este asunto, porque debo advertir a ustedes que dentro de diez días ellos habrán recibido el primer golpe en sus decenas. (Murmullos). De lo contrario no tendrá defensa ninguna este hecho y los dejaremos a expensas de una ley que, con todo ritualismo, con toda esa especie imperativa, dirá: "Ya está promulgada, ya no hay remedio," y eso de "ya no hay remedio," es tanto como convertir la defensa del maestro en una especie de saqueo oficial. En consecuencia, yo pido a ustedes los de la comisión que antes de los cuatro días se presenten los dictámenes con objeto de que sepan a qué atenerse. (Aplausos). Debo decir a ustedes que al pedir esto no me parece un imposible, supuesto que existe en la Cámara un proyecto de ley aprobado por el Senado y aprobado por esta Cámara, mandado al Ejecutivo, quien lo devolvió con las observaciones del caso y en la inteligencia de que, tengo entendido, esa ley con las mismas observaciones hechas por el Ejecutivo es más provechosa que ésta que acaba de dictar el mismo Ejecutivo en uso de las facultades extraordinarias. (Voces: ¡Un cuento! ¡Un cuento!) No se presta, no quiero hacer que ese asunto que es para mí un poco delicado y por que debo advertir que en esos momentos.... (Aplausos. Voces: ¡Un cuento!) No puedo, como digo a ustedes, hacer en estos momentos una especie de ligereza en este acto, porque para mí es sagrado el maestro, tanto que debo recordarles aquellos grandes versos que dijo uno de los grandes poetas:

Cansado, muy cansado va el profeta por la caliente arena del camino, señalando al sediento peregrino el sendero que asciende hacia la meta.

Vedlo forjado el alma del poeta, y buscar, como el bardo florentino, la mente que refleja lo divino y el brazo que cultiva la violeta.

¿Lo veis? Es el soldado del progreso que combate en las lides del saber; es algo superior, amor o beso, que dice a la niñez: Ser o no ser, y marcha y marcha a cuestas con el peso que impone al hombre el bíblico deber.

¡Y qué verso, señores! ¡Marcha con el peso que impone el bíblico deber! Es decir, con el sudor de tu frente comerás. De manera que nosotros con los mil por cabeza es justo que tengamos la conciencia de tener un algo de seriedad, no en mis palabras, porque muchos han querido encontrar poca seriedad en mis palabras, pero eso no está más que al alcance de los mediocres, porque Coloca está bienintencionado, aunque lo crean malintencionado. (Aplausos).

El C. presidente: Tiene la palabra en pro el ciudadano Zincúnegui Tercero.

El C. Zingúnegui Tercero: Señores representantes:

Nada de lo que se diga en esta tribuna en apoyo del glorioso maestro de escuela resultará inútil, porque todos nosotros sabemos la trascendencia que para la patria mexicana reviste ese baluarte de sacrificios ignorados, de estoicismo, que a través de los tiempos viene fecundando el alma nacional y que a través de gloriosas páginas de sacrificios rubrica con el sacrificio de toda su vida la educación del pueblo. Esta Asamblea que ha perdido muchos horas en discusiones inútiles y bizantinas, hace muy bien en estos momentos en rendir pleitesía a ese grupo de heroicos maestros que vienen hoy aquí a pedir una poca de justicia, porque demuestra en esa forma que el sentimiento nacional, que las crepitaciones del alma popular comienzan a sintetizarse en un supremo anhelo, en una aspiración de encauzarlas por el verdadero terreno, por el verdadero sendero: La educación de las masas populares, que será uno de los factores más interesantes para que México encauce positivamente, no sólo dentro del terreno de la evolución, sino dentro del terreno de la revolución comprensiva. Mientras en México, señores, el presupuesto de Guerra supere al presupuesto de Educación Pública, no tendremos derecho a decir que estamos haciendo patria. (Aplausos). Mientras en México el humilde maestro de escuela vaya a morir ignorado en un rincón obscuro de una casucha infecta; mientras el maestro de escuela vaya a apurar todas las heces del dolor, como el sublime Maestro lleno de desolación, lleno de desesperanzas y desengaños, no tendremos derecho a decir que estamos haciendo patria. México - es necesarios, señores, que se entienda bien de hoy para siempre -, México está llamando a muy grandes destinos y si esta Cámara a base de revolucionarismo se ha preocupado por dictar leyes que protejan al obrero, leyes que protejan al campesino, debe tener en cuenta, debe tomar en consideración el altísimo papel del maestro, que es el encauzador de todas esas corrientes, de todas esas aspiraciones que son la guía, que son la luz, que son el saber a que nos llevan los humildes maestros de escuela.

El maestro de escuela, señores, maestro en cuyo loor se han escrito muchas bellas páginas, pero en favor del cual no se ha hecho prácticamente nada, viene hoy ante la Representación Nacional por medio de este abigarrado conjunto, por medio de este grupo que viene a significarnos sus anhelos, a pedir que la Representación Nacional, que tiene el deber y la obligación de velar por los destinos de la patria, haga algo y algo efectivo favor de ese cuerpo abnegado que es, por decirlo así, el abanderado de todas las civilizaciones, no con discursos líricos, no con programas más o menos tendenciosos, sino por medio de leyes efectivas, leyes que garanticen para el futuro por lo menos el derecho a la vida que tiene ese grupo. (Aplausos). La ley monstruosa - permítaseme el término - enviada por el Ejecutivo, es un golpe, un golpe de maza dado en el cerebro de la revolución. (Aplausos nutridos). Es tanto como pretender lanzar a la lucha, a una lucha atlética, a un individuo agotado orgánicamente; ir a lanzar a la lucha a ese enorme coloso que se llama la ignorancia, el analfabetismo, contra un individuo anémico, desorganizado, sin fuerzas para poder resistir el primer embate. Y, señores, si nosotros vamos a querer tener en México una instrucción a base de hambre, a base de miserias, a base de sacrificios, vamos por muy mal camino. Si la Cámara pretende seguir un derrotero verdaderamente revolucionario, entrar dentro del movimiento mundial en el cual enarbola como una bandera el saber, el saber que tiene en sus manos levantado como antorcha el maestro de escuela, imitemos a los grandes países de la tierra. Cuando yo recorría Estados Unidos en una peregrinación de placer, a través de esas enormes y escarpadas serranías en las cuales parece que ha desaparecido la vida humana, me encontraba en lo alto de los picachos bellísimos edificios que mi ignorancia confundía con grandes palacios, y algunos de los compañeros que iban conmigo me decían: A esto debe Estados Unidos su grandeza; este edificio que usted cree un gran palacio, es una escuela, una escuela que cuenta con todas las comodidades de los centros más poblados. A las escuelas y a las carreteras deben los Estados Unidos su progreso; y, efectivamente, señores, en Estados Unidos el maestro de escuela es lo que debe ser, lo que debería ser y lo que deberá ser entre nosotros en lo futuro: Un apóstol que puede resolver todas sus necesidades, que puede llenar todas las exigencias de la vida diaria y que no se ve obligado a llegar demacrado, sintiendo en el alma la eterna desesperanza de la vida, de la lucha inicua, de todo lo que le rodea, e ir a tener que sentarse a ese banquillo del maestro de escuela - que más se me antoja el banquillo de los acusados -, quizá muchas veces en ayunas, para ir a emprender con todo calor, con toda energía y con altruismo el glorioso principio de la enseñanza. (Aplausos). Puesto que hemos resuelto hacer revolución ideológica dentro del Poder Legislativo, yo creo, y

para mí es una gloriosa satisfacción, ver la unanimidad con que toda esta Representación Nacional aprueba las tendencias generosas hacia el grupo de maestros que hoy viene a visitarnos, maestros que recordamos todos nosotros porque aún en el fondo de nuestros corazones llevamos esas gloriosas páginas de la juventud, cuando íbamos pequeñitos a aprender la luz, a aprender el saber, a aprender la ciencia en torno de las cabezas venerables.

Todos nosotros los que hemos vivido las gloriosas páginas de Zolá, los que recordamos esas novelas de dolor, de tristeza y de miseria, que afortunadamente van pasando para siempre del magisterio mexicano, todos nosotros, el grupo de diputados de la XXXI Legislatura en masa os ofrece que se os hará justicia. (Aplausos). Os ofrece que la revolución sabrá responder a las necesidades de la patria moderna. (Aplausos nutridos).

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Hurtado Elías F.

El C. Hurtado: Propiamente no ha habido, señores diputados, contra en este asunto, ni podría haberlo porque esta Cámara, estoy seguro de ello, se encuentra constituida por hombres que reconocen el gran valor moral, la gran fuerza social que representan los maestros en todo el conglomerado de nuestra patria. Si hemos venido a hablar en contra algunos de los que nos hemos inscrito para tratar este asunto, ha sido porque tenemos el empeño de que por esta vez siquiera las comisiones dictaminadoras cumplan con lo que les prescribe el artículo 86 del Reglamento. El artículo de referencia marca un límite de quince días para que las comisiones presenten dictamen; y entiendo que cuando menos en la presente Legislatura no ha sido posible obtener espontáneamente de una comisión que presente un dictamen dentro de ese término. El clamor que se levanta en este recinto, el clamor que vienen a presentarnos enérgica, pero respetuosamente, los maestros de escuela, debe encontrar eco en nosotros y debemos rogarles, debemos de exigirles, si hay necesidad, a las comisiones, que en el perentorio plazo de los quince días que marca el Reglamento dictaminen... (Voces: ¡No! ¡No!) No me opongo entonces a limitarlas a los ocho días que marcaba Caloca. (Voces: ¡Cuatro, cuatro!) Ni a los cuatro del compañero Zavaleta. Nosotros querríamos que si esto no tuviese tal trascendencia, se le dispensaran los trámites y se discutiese hoy mismo, compañeros.... (Aplausos). Y no por obtener un aplauso de las galerías, respetables para nosotros, vayamos a festinar la expedición de esta ley, y hagamos algo en que mañana no tengamos que recibir una nueva censura de los profesores porque hayamos hecho algo malo.

El C. Caloca: ¿Me permite una aclaración?

El C. Hurtado: Con mucho gusto.

El C. Caloca: Debo informar a usted que el proyecto de ley que se pretende aprobar está estudiado por la Cámara y por el Senado y enviado a la Presidencia, quien nos la regresó con las observaciones del caso. En consecuencia, como nosotros vamos a legislar en beneficio de ellos, no creo que se necesiten quince días, sino cuatro, y más bien dicho, yo entiendo que en veinticuatro horas puede resolverse este asunto. (Aplausos estruendosos. Voces en las galerías. ¡Viva Caloca!)

El C. Hurtado: No ignoraba, compañero Caloca, la aclaración que se ha servido hacerme, porque ya consta en el DIARIO DE LOS DEBATES en su discurso; pero he de repetir y lo repetiré nuevamente, que es preferible hacer una ley definitivamente buena para que no nos la regresen; que ya no tendría derecho el presidente en esta ocasión, pero para que no fueran mañana los profesores quienes nos la censuraran. Yo creo, compañero Caloca, que en los cuatro días que se han marcado en esta tribuna debe de traerse a discusión el punto; pero no sólo, sino que exijamos a las comisiones que cumplan y que nos exijamos también nosotros cumplir con nuestro deber discutiendo este dictamen. (Aplausos). Existen numerosas leyes durmiendo en la cartera y, sin embargo de esto, no basta que las comisiones cumplan, porque entonces es la Cámara, es la Representación la que no les presta toda la atención debida. Hoy nos sentimos, como ayer cuando los obreros venían a acosarnos para la Ley del Trabajo, nos sentimos abochornados, apenados por haber dado ocasión a que el Ejecutivo, indudablemente sin deseo de lesionar a los profesores, puesto que a la cabeza de él se encuentra un maestro como ellos; pero con el desconocimiento increíble de la situación de ellos, haya expedido una ley que no los beneficia. No hagamos más discursos aquí, desentendámonos de este aplauso de aliento y propongámonos con la mano puesta en el corazón obtener el aplauso merezcamos si damos cima al anhelo de los profesores, expidiendo antes de ocho días una ley que beneficie a todos. (Aplausos).

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Villaseñor Mejía.

El C. Villaseñor Mejía: Ciudadanos diputados:

No se necesita ya ningún argumento para justificar la tendencia muy loable del profesorado mexicano viniendo a esta Representación a pedir, como alguien ya dijo, una poca de justicia; pero lamento muy sinceramente que otros oradores hayan tenido la oportunidad de hablar cuando esta honorable Asamblea no estaba todavía cansada de un debate que si bien es cierto es hermoso, no caben discusiones, cuando los oradores del contra, queriendo darse una oportunidad, han tenido que inscribirse en ese sentido, pero han sido los defensores más grandes que ha tenido la iniciativa de los maestros de escuela.

Únicamente vengo aquí a hacer algunas breves aclaraciones sobre el asunto que se discute y desde luego lamento no estar de acuerdo con el señor diputado Elías F. Hurtado, que quería culpar al Ejecutivo de la Unión de algo que se me antoja como una ignorancia y lo recriminó creyendo que por ser maestro de escuela ha cometido un error al dar una ley como la que acaba de darse. Bien sabido es por todos la gran labor que el presidente de la República tiene en sus manos y que la resolución de los asuntos que él resuelve siempre la confía a comisiones. Yo vengo aquí en contra de las comisiones que el Ejecutivo ha tenido que nombrar para dictar una ley tan absurda como la Ley de Pensiones para los Maestros. Nadie ha venido a ocuparse de algo también trascendental; se

defiende a los maestros de escuela y al defenderlos a ellos creo que se me defiende a mí, porque soy un humilde maestro de escuela y a gran honor tengo el serlo, pero espero la oportunidad de que esta Asamblea se ocupe del grupo de empleados civiles a quienes también comprende la ley, y si aquí se ha venido a defender con ardor a los maestros de escuela, yo en su oportunidad defenderé a los empleados civiles, a quienes comprende también esta ley. (Aplausos). Vengo aquí a decir que la comisión de que el Ejecutivo se valiera para expedir esta ley, no ha estado en lo justo, porque esa ley se basa en algo que no tiene razón de ser; se ha ido a buscar a los archivos de las compañías de seguros los argumentos en que la ley se funda. En esta Ley de Jubilaciones se pone o se impone para el maestro de escuela que más años tiene de trabajo, una cuota mayor que para los empleados jóvenes, sin tomar en cuenta, señores, que no es lo mismo una compañía de seguros, que el compromiso que la nación tiene con los que la sirven. El que comienza a servir a la nación lo hace con muchos años de anticipación, y una compañía de seguros cuando entra en tratos con una persona que se asegura, comienza a tener relaciones con ella en el momento en que se hace la solicitud, y, por lo mismo, la base es injusta porque al maestro de escuela que ha trabajado tantos años, se le imponen mayores gabelas. Es cierto que la compañía de seguros tiene el derecho de asegurar, puesto que el fin de la vida es más próximo para aquel que ha vivido más años, una cuota mayor, una prima mayor; pero el Gobierno no tuvo el derecho de proceder en igual forma. No vengo aquí a justificar la tendencia, justa como dije al principio, de los maestros de escuela: Soy maestro de escuela y lo único que lamento es que no me hubiera tocado el primer turno para haber hablado con más extensión; pero esta honorable Asamblea está cansada y he visto yo con satisfacción que nadie ha venido a hablar en contra de los propósitos del maestro de escuela. Solamente me permito recordarles que el Japón premió a sus héroes haciéndolos maestros de escuela, y también, señores, quiero que no se olvide que en esta vez las comisiones de que el Ejecutivo se ha valido no han estado en lo justo, y os excito para que, como se ha dicho aquí, en el menor tiempo posible se resuelva este importante problema, y si ahora se resuelve en favor de los maestros, mañana se resuelva en favor de los empleados civiles. (Aplausos).

- El C. secretario Santos, leyendo:

"H. Asamblea:

"El subscrito, diputado al Congreso de la Unión por el 13 distrito electoral del Estado de Oaxaca, a vuestra ilustrada consideración propone:

"Que, en acatamiento a los dictados de la opinión pública y en vista de la trascendencia del asunto en sí, se excite a la comisión respectiva para que, a la brevedad posible, dictamine acerca del proyecto de Ley de Pensiones enviado por el Ejecutivo, a fin de que cuanto antes se presente para su discusión.

"México, D. F., 5 de octubre de 1925.- Alfonso F. Ramírez."

El C. Zavaleta: Pido la palabra en contra. Sólo pedí la palabra en contra para manifestar que ya no es necesaria la iniciativa. (Campanilla).

El C. presidente: No tiene la palabra el diputado Zavaleta.

El C. secretario Santos: Se pregunta si se toma en consideración. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. No se toma en consideración. Se pregunta a la Asamblea si se aprueba el trámite de la Mesa con las adiciones respectivas. (Voces: ¿Cuáles son?) Que en cuatro días de plazo. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobado. (Aplausos).

- El mismo C. secretario, leyendo:

"Los CC. diputados Miguel Yépez Solórzano y Gonzalo N. Santos presentan un proyecto de reforma al artículo 83 de la Constitución, relativa a que el ciudadano presidente de la República dure en su encargo seis años y nunca pueda ser reelecto." -Primera lectura, e imprímase.

(El texto del proyecto de referencia es como sigue):

H.H. secretarios de la H. Cámara de Diputados.

Señores:

Con la renovación del Poder Ejecutivo estatuida por nuestra Carta fundamental, aparecen en el panorama social mexicano agitaciones y disturbios que conmueven profundamente la vida económica, social y política de la nación; estos fenómenos, que son consecuencia directa, natural y necesaria del régimen democrático que inspira los gobiernos republicanos, se perfilan trágicos y amenazadores a nuestro país la resultante agobiadora es el estancamiento de la evolución que en todos los órdenes pretendemos realizar para que las instituciones y las costumbres respondan a las agudas exigencias de nuestros destinos y permitan el libre desenvolvimiento de nuestra personalidad de Estado soberano con derechos y deberes en el concierto internacional; ante cada renovación del Poder Ejecutivo el estupor se apodera de los hombres y las negociaciones y se posponen proyectos y abortan las iniciativas de más fecundo interés para la República.

La última rebelión, que causó graves trastornos a la economía nacional, demostrando esto con claras estadísticas, no fue algo esporádico en la historia del país, sino la consecuencia lamentablemente repetida de nuestra falta de preparación cívica.

Algunos malos elementos, siempre atentos al medro personal, olvidan, en su afán de realizar ambiciones insanas, los más sagrados intereses de la República y que por ello se resuelven a concertar transacciones sobre la sangre y los sacrificios de nuestro pueblo, no permiten que el encargado del Poder Ejecutivo realice en los cuatro años de su mandato, los proyectos que haya concebido para beneficio de la colectividad; desde el primer año de Gobierno y cuando el jefe del Ejecutivo apenas emprende una labor de organización, ya provocan agitaciones prematuras que se agudizan y toman cuerpo en los años siguientes hasta resolverse en contiendas armadas o agitaciones peligrosas, pero

que de todas maneras impiden la marcha normal de la Administración.

En tales condiciones y considerando que la magna obra que está realizando el actual presidente de la República sólo ha sido factible por la preparación que el expresidente don Alvaro Obregón realizara con mano hábil y patriótica precisamente para que al sucesor le fuera dable dictar disposiciones como las que ahora encaminan al país hacia una franca reconstrucción con materiales nuevos y una ideología patriótica y encomiable

. Consideramos necesario abordar en forma valiente y decidida la resolución del problema que tan gravemente nos afecta y que despeje el horizonte del país, que ansiosamente es escrutado por todos los mexicanos.

La forma que nosotros creemos indispensable para conjurar en lo posible los trastornos apuntados, es la ampliación del término para el ejercicio del Poder Ejecutivo; dos resultados fundamentales y benéficos advertimos en esta forma que proponemos: La de hacer posible el desarrollo total del programa que se ha propuesto el actual presidente, general Calles, y el de permitir a la conciencia pública el formar criterio sobre los quilates de los hombres que se destaquen en la vida política nacional y hacer posible la transmisión pacífica del Poder, porque se impongan los méritos y cualidades de los ciudadanos que señale la opinión pública.

El partido de la revolución, que es el más fuerte porque a su ideología emancipadora aduna los cruentos sacrificios de un pueblo a lo largo de tres lustros, necesita la preparación de ciudadanos que, empapados de sus principios, realicen los postulados fundamentales inscritos en su bandera, sin necesidad de forjar personalidades artificiales que pudieran, por su mediocridad, traicionar las esperanzas del pueblo o resultar sin la talla necesaria para el difícil Gobierno de la República.

Al efecto, sometemos a la consideración de vuestra soberanía el siguiente proyecto de reforma al artículo 83 de nuestra Carta magna:

Artículo 83. El presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de diciembre, durará en él seis años y nunca podrá ser reelecto.

Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados, 2 de octubre de 1925.- Diputado por el 7o. distrito electoral de la ciudad de México, Miguel Yépez Solórzano.- Diputado por el 10 distrito de San Luis Potosí, Gonzalo N. Santos

. - El C. presidente, a las 18.20: Se levanta la sesión pública para pasar a secreta.