Legislatura XXXI - Año II - Período Ordinario - Fecha 19251023 - Número de Diario 33

(L31A2P1oN033F19251023.xml)Núm. Diario:33

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 23 DE OCTUBRE DE 1925

DIARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II.- PERÍODO ORDINARIO XXXI LEGISLATURA TOMO.- NÚMERO 33

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 23 DE OCTUBRE DE 1925

SUMARIO

Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del C. AGUSTÍN AGUIRRE GARZA

Asistencia de 137 ciudadanos diputados).

El C. presidente, a las 17.12: se abre la sesión Cámara de Diputados. - El C. secretario Cerisola, leyendo:

Acta de la sesión de la Cámara de Diputados Congreso de la Unión, celebrada el día veintidós de octubre de mil novecientos veinticinco.

'Presidencia del C. Agustín Aguirre Garza.

'En la ciudad de México, a las doce horas y diez minutos del jueves veintidós de octubre de mil novecientos veinticinco, se abrió la sesión, con la asistencia de ciento treinta y cuatro ciudadanos diputados.

"Se aprobó el acta de la sesión celebrada el día anterior.

"Continuó la discusión, en lo particular, del proyecto de Ley del Trabajo.

"La comisión retiró, para su reforma, el artículo 56.

Se puso a debate el capítulo VI, y a invitación la Secretaría, se apartaron, para su discusión, los artículos 66, 68, 69, 70 y 71, reservándose los derechos para su votación.

"Hablaron en contra del artículo 66 los CC. Borja y Portales y a nombre de la comisión el C. Treviño. Los dictaminadores retiraron la fracción II del artículo, para modificarla.

Se puso a discusión el artículo 68, previa una reforma que le hizo la comisión.

"El C. Cruz C. Contreras habló en contra y en protesta de sus objeciones, se reformó el artículo, reservándose para su votación.

"Presidencia del C. Pedro C. Rodríguez.

"Impugnaron el artículo 69 los CC. Cruz C. Contreras y Benjamín Méndez. Por la comisión habló en pro el C. Treviño y otra vez en contra el C. Contreras, quien interpeló al C. Méndez.

"A las trece horas y veinte minutos se suspendió la sesión, quedando en el uso de la palabra el C. Contreras.

"Presidencia del C. Agustín Aguirre Garza.

"Se reanudó la sesión a las diez y siete horas y quince minutos, con asistencia de ciento treinta y ocho ciudadanos diputados.

Los CC. Pedro C. Rodríguez y Portales hicieron mociones de orden para que no se diera cuenta con documentos y continuara desde luego el debate sobre la Ley del Trabajo. A este respecto hizo una aclaración la Presidencia.

"Se dio cuenta con un dictamen de la 2a. Sección Instructora del Gran Jurado, acerca del expediente que envió el juez 6o. de lo Penal, relativo al homicidio perpetrado por el C. diputado Wenceslao Macip en la persona del C. diputado Marino Pérez.- Se cita a la Cámara a sesión de Gran Jurado para el día siguiente, a las diez y seis horas, comuníquese a quien corresponda.

"Prosiguió la discusión de la Ley del Trabajo, continuando en el uso de la palabra, en contra del artículo 69, el C. Cruz C. Contreras, a quien interrumpieron mociones de orden de los CC. Borja, Anzures y Portales. El C. Contreras profirió frases que se estimaron injuriosas para la Asamblea, y que retiró a moción del C. Pedro C. Rodríguez y a invitación de la Presidencia.

"El C. Portales habló en pro del artículo a debate, y el C. Villaseñor Mejía, por la razón que expuso, renunció al uso de la palabra en contra.

"El C. Fabila, inscrito en pro, se refirió a la forma en que la Cámara estaba discutiendo la Ley del Trabajo, interrumpiéndole una moción de orden del C. Henshaw.

"Hablaron en contra y en pro, respectivamente, los CC. López Sorcini y Cerisola.

"Suficientemente discutido el artículo 69, se reservó para su votación.

"Se puso a debate el artículo 70.

"El C. Cruz C. Contreras habló en contra, interrumpiéndole mociones de orden de los CC. Orozco, Zentella y Trujillo Espinosa, e interpelando a la comisión, por la que contestó el C. Treviño.

"A las diez y ocho horas y veinte minutos se levantó la sesión." Está discusión. No habiendo quien haga uso

de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.

El C. presidente, a las 17.15: Se levanta la sesión, para pasar a sesión de Gran Jurado.

SESIÓN DE GRAN JURADO DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 23 DE OCTUBRE DE 1925

SUMARIO

1.- La Cámara de Diputados se erige en Gran Jurado. Lectura de las constancias procesales formuladas por el juez 6o. de lo Penal y del dictamen correspondiente, por el que se declara que ha lugar a proceder en contra del C. diputado Wenceslao Macip. Usa de la palabra el acusado. A debate el dictamen, se suspende la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. AGUSTÍN AGUIRRE GARZA

(Asistencia: La misma de la sesión anterior).

El C. presidente, a las 17.15: La Cámara de Diputados se erige en Gran Jurado para conocer del dictamen de la 2a. Comisión Instructora del Gran Jurado, del que se dio cuenta ayer.

El C. secretario Cerisola: por orden de la Presidencia, la Secretaría va a dar lectura a algunos de los artículos de la Ley de 6 de junio de 1896.

"Ley reglamentaria de los artículos 104 y 105 de la Constitución Federal.

"Capítulo I.

"Responsabilidades y fuero constitucional de los altos funcionarios federales.

"Artículo 1o. Los diputados, los senadores, los magistrados de la Suprema Corte de Justicia y los secretarios del Despacho, son responsables por los delitos comunes que cometan durante el tiempo de sus respectivos encargos, y por los delitos, faltas u omisiones oficiales en que incurran en el ejercicio de esos mismos encargos.

"Artículo 14. De cualquiera manera que se ocurra a la Cámara de Diputados, cuando se trate de proceder contra algún funcionario que goce de fuero constitucional, bien sea por acusación o denuncia, en su caso, de particulares, a porque el interesado solicite la declaración de inmunidad, por seguírsele causa ante juez incompetente, o porque una autoridad cualquiera dé noticia de estar instruyendo averiguación que afecte a algún alto funcionario, los secretarios dar n cuenta inmediatamente con el oficio o instancia respectiva, en sesión secreta.

"Artículo 15. Dada cuenta a la Cámara popular, el presidente de ella mandará pasar los documentos respectivos a la Sección Instructora que corresponda, la que producir su dictamen dentro de quince días, a no ser que, encontrándose algunas dificultades, la Sección lo haga saber así a la Cámara y ésta conceda mayor tiempo.

"Artículo 16. En dichos casos, las secciones instructoras manifestarán en sus dictámenes si el hecho que al alto funcionario se atribuye está o no calificado por las leyes como delito; si la existencia de éste está justificada; si existen presunciones o datos suficientes, a juicio de la Sección, para creer racionalmente que el funcionario acusado puede ser el autor del hecho criminoso, y por último, si por razón de la época en que el delito se cometió y de las funciones públicas de la persona de que se trata, goza o no de fuero constitucional; debiendo terminar con algunas de las proposiciones de que hablan los artículos siguientes, según sea el caso.

"Artículo 17. Las secciones instructoras tendrán la facultad de hacer comparecer al acusador y al acusado, para examinarlos sobre los hechos relativos a la acusación, y la de practicar las diligencias que estimen conducentes para obtener la comprobación de las circunstancias a que se refiere el artículo anterior.

"Artículo 18. Si los requisitos y circunstancias antes referidos, aparecieren probados en el expediente instructivo, la proposición final se redactará así:

"Ha lugar a proceder contra N. N. por tal delito, de que se le acusa."

"Artículo 21. En los demás casos de delito común, las secciones instructoras producirán sus dictámenes en vista de los documentos que se hubieren remitido a la Cámara por el acusador o denunciante, o por la autoridad que pidiere la consignación de algún alto funcionario.

"Artículo 22. Dada cuenta del dictamen correspondiente, el presidente de la Cámara de Diputados anunciará a ésta que debe erigirse en Gran Jurado al siguiente día haciéndolo saber al acusado y el acusador. si lo hubiere. Si el acusado estuviese fuera del lugar de su residencia del Congreso, pero no del país, ni prófugo, aquel funcionario fijará prudencialmente el día en que este acto deba verificarse, a fin de que el acusado tenga el tiempo necesario para comparecer.

"El acusado podrá nombrar uno o dos defensores, si así le conviniere, haciendo saber su nombramiento por oficio al Gran Jurado, el mismo día de su celebración.

"Artículo 23. Llegando este día, aprobada el acta de la sesión anterior, previa declaración del presidente, la Cámara se erigirá en Gran Jurado, y se leerá todo el expediente. Después, se conceder la palabra al acusador, y luego al acusado o a su defensor o defensores, si hubieren concurrido. Retiradas todas esas personas, se pondrá el dictamen a discusión, tanto en lo general como en lo particular, procediéndose en seguida a votar, por mayoría absoluta, la proposición final del mismo dictamen.

"Artículo 24. Si se declarare que ha lugar a proceder contra el acusado, por el mismo hecho

quedará separado de su encargo, y sujeto a la acción de los tribunales comunes. En caso negativo, no habrá lugar a procedimiento ulterior."

Un sello que dice: "Juzgado Sexto de lo Penal.- México, D. F.- Estados Unidos Mexicanos.- Número 2,009.

"H. Cámara de Diputados.- Presente.

"En este Juzgado de mi cargo se instruyes la averiguación con motivo del homicidio de que fue víctima el C. diputado al Congreso de la Unión, licenciado Marino Pérez.

"De las diligencias practicadas hasta ahora, aparecen datos que hacen presumir la responsabilidad como autor del expresado delito de homicidio, del C. diputado Wenceslao Macip, quien según las mismas diligencias, actualmente se encuentra desempeñando su cargo, y, por tanto, goza del fuero que le conceden los artículos 108 y 109 de la Constitución General de la República.

"En atención de lo expuesto ; me dirijo a esa H. Cámara, permitiéndome acompañar copia certificada de todas las diligencias practicadas hasta la fecha, en la averiguación a que me he referido, para los efectos a que hubiere lugar, con relación al C. diputado Wenceslao Macip, de acuerdo con los artículos 108 y 109 de la Constitución General de la República.

"Protesto a esa H. Cámara de Diputados las seguridades de mi atenta consideración y respeto.

"Sufragio Efectivo. No reelección.- México, a 10 de septiembre de 1925.- Juan Correa Nieto."

- El C. secretario Romo, leyendo:

"Copia certificada de la causa número 609/25 que se instruye en el Juzgado Sexto de lo Penal, en averiguación del delito del homicidio perpetrado en la persona del diputado al Congreso de la Unión, licenciado Marino Pérez. - México, a 10 de septiembre de 1925.

Al margen un sello que dice: "Juzgado Sexto de lo Penal.- México, D. F. - Estados Unidos Mexicanos."

"El ciudadano licenciado José M. de la Hoz Chabert, primer secretario del Juzgado Sexto de lo Penal, de esta capital, certificada:

"Que en la causa número 609/25 que se instruye en averiguación del delito de homicidio perpetrado en la persona del licenciado Marino Pérez, obran las siguientes constancias que a la letra dicen:

"Al margen una cruz roja.- Asociación Mexicana de la Cruz Roja.- Hospital. -Teléfonos.- Mexicana, 62-65 rojo.- Ericsson, 58-10.- Al centro.- 20.45.- Marino Pérez n/o. presenta: estado de Shock ; dos heridas por proyectil de arma de fuego con orificios de entrada como de siete milímetros, situados: uno, en el segundo espacio intercostal derecho, y otro, en el quinto espacio intercostal del mismo lado, ambas sobre la línea mamaria y cuyos proyectiles alojados, respectivamente, en la pared posterior del tórax, a nivel del octavo espacio intercostal derecho un poco adentro de la línea auxiliar posterior, y el segundo, alojado en el flanco derecho. Ambas penetraron a la cavidad toráxica y la segunda probablemente penetró también en la cavidad abdominal. Clasificación probable: estas lesiones son de las que ponen en peligro la vida - México, septiembre 3 de 1925.- E. P. de G.- Una firma ilegible.- Hospital. 529. - C. comisario de la tercera Demarcación de Policía.- Acta de Comisaría. "Al margen un sello con el escudo nacional, que dice: Inspección General de Policía del Distrito Federal. - México.- Estados Unidos Mexicanos.- Tercera Demarcación.- Acta número 1,576. - Lesiones, artículo 529.- Al centro.- En la ciudad de México, Distrito Federal, a las diez y nueve horas, treinta minutos del día tres de septiembre de mil novecientos veinticinco, se hace constar que ha dicha hora se recibió aviso telefónico, dado por un individuo que no quiso dar su nombre, el que manifestó que en las calles de Belisario Domínguez y callejón de Cincuenta Y Siete, se encontraba un individuo herido por arma de fuego, por lo que violentamente se trasladó el subscrito con el personal médico a la casa número once de la calle de Belisario Domínguez, en la cual se encuentra la Escuela Libre de Música y donde la portera , de nombre Paula Torres, dijo haber ocurrido los hechos, no encontrándose ya el lesionado por haberlo recogido la ambulancia de la Cruz Roja, ni el heridor, por haber sido conducido a esta Demarcación por los gendarmes números ochocientos seis y ochocientos uno, de nombres Juan Guerra Ortiz y Guadalupe Martínez, respectivamente. Por investigaciones hechas en el lugar de los sucesos, practicadas por el subscrito, se supo que el lesionado era el diputado al Congreso de la Unión, licenciado Marino Pérez, y el heridor, el diputado Wenceslao Macip, y que dichos individuos penetraron al zaguán de la casa ya citada y que inmediatamente después se oyeron cinco disparos por arma de fuego, disparos que oyó la portera Paula Torres desde el interior de la casa, pero sin precisar quién o quienes los habían hecho. Practicada una minuciosa investigación en el cubo del zaguán de la casa aludida, se encontraron tres impactos, dos proyectiles y una camisa de bala. Los proyectiles deformados se encontraron en el piso del cubo del zaguán a tres metros aproximadamente de la puerta y cerca de la pared poniente, habiendo quedado marcado y protegido con papel sellado dicho lugar y un impacto en el piso del cuarto de estudio que comunica al cubo del zaguán por una puerta que está en el piso como a cincuenta centímetros del dintel de la puerta, habiendo quedado dicho impacto marcado y protegido de la misma manera. Se investigó, además, sin poder encontrar a la persona que lo dijo, que el lesionado había salido de la casa número once corriendo y gritando "cobarde, asesino" y haber caído momentos después en la banqueta de la misma acera como a veinte pasos del zaguán mencionado. Se supo también que el señor Lorenzo R. Félix, proveedor general del Gobierno del Distrito, había presenciado estos últimos hechos y que a bordo de su automóvil intervino y ayudó a la detención del heridor. Se hace constar que a las veinte horas, los gendarmes ochocientos uno y ochocientos seis, presentaron al que dijo llamarse Wenceslao Macip y ser diputado al Congreso de la Unión, comprobándolo con una credencial expedida por esa Cámara, como el heridor del diputado licenciado Marino Pérez, entregando una pistola Colt, calibre treinta y ocho especial, número ochocientos cincuenta y dos mil ochocientos ochenta y ocho, con cinco cartuchos quemados y uno útil, pero marcado, manifestando ser el heridor.

Habiendo dicho en un principio el citado diputado Macip, que estaba dispuesto a declarar en el acta que se procedía a levantar en esos momentos, posteriormente manifestó no desearlo, y que hacía valer su fuero para retirarse de esta oficina, como lo efectuó inmediatamente. Procediéndose después a trasladarse al Hospital de la Cruz Roja Mexicana, que era en donde se encontraba el lesionado licenciado Marino Pérez, a fin de tomarle su declaración, y el que, interrogado que fue, dijo llamarse Marino Pérez, ser originario del Estado de Puebla, de veintiocho años de edad, casado, licenciado y diputado, con domicilio en la calle de la República de Uruguay número diez y siete, y expuso: Que hoy, como a las siete y tres cuartos de la noche, salió de la Cámara de Diputados, con dirección a su domicilio, y que ya estando en la puerta de la citada Cámara, oyó que lo llamaban, volteando a fin de saber quién era el que le hablaba, y vió que el que lo llamaba era el diputado Wenceslao Macip, el que le dirigió la palabra y le dijo que le hiciera el favor de acompañarlo, lo que el dicente aceptó y yéndose entonces caminando por las calles de Allende y platicando amigablemente, y que después de haber caminado dos o tres cuadras de la Cámara, y en una calle que no conoce, intempestivamente, y sin mediar ni una palabra de por medio, Macip saco su pistola y sin poderlo remediar y le iba a disparar, cuando lo noto el dicente y violentamente le cogió el brazo, por lo que Macip, al disparar el primer tiro no le tocó, pero que después el forcejeo que hubo entre los dos, el que habla cayó al suelo, y entonces Macip, viéndolo tirado, le disparó no sabe cuántos tiros, y ocasionándole las lesiones que presenta y acto continuo echó a correr, que es todo lo que tiene que decir, haciendo constar que todo lo que paso, según cree él, en virtud de haber visto su disgusto, fue una proposición que hizo en la Cámara de Diputados en la sesión que tuvieron hoy, con referencia al asunto de Atlixco; así como también que al ir caminando con Macip, noto que dos individuos que no pudo fijarse quienes eran, los seguían, por lo que sospecha, Macip tenía premeditado lo que hizo, ratificó expuesto previa lectura y no firmó por no poderlo hacer.

"Presente en esta oficina, a continuación, el gendarme número ochocientos uno dijo llamarse J. Guadalupe Martínez, ser originario de Guadalajara, Estado de Jalisco, de veintisiete años de edad, casado, empleado, con domicilio en el callejón de San Juan de Dios, número veintidós, interior diez y siete, y expuso: Que hoy, como a las diez y nueve horas, y cincuenta minutos de la noche, estando de crucero en las calles de Cuba y Allende, cuando vino un individuo y le dijo que había un individuo herido en la calle de Belisario Domínguez, número once, el cual era diputado, y que lo había lesionado otro diputado, tirándole de balazos, por lo que procedió el que habla a ir a dicho lugar y a hacer la aprehensión del heridor, por lo que consiguió en la calle de Allende, entre las calles de Belisario Domínguez y Cuba, bajándolo de un auto de alquiler, en donde ya iba y procediendo inmediatamente a desarmarlo y en seguida a traerlo a esta oficina, lo que hizo, pero con mucho trabajo, con ayuda del gendarme número ochocientos seis, que fue el que le dio auxilio, en virtud de que alrededor del que habla y del diputado heridor se encontraba una multitud de gente, que pedía la muerte de dicho individuo y se lo querían quitar al que habla, a fin de lincharlo, habiéndole pegado un individuo con un cajón en la cabeza, sin poderlo remediar y, a la vez, rompiéndole el saco por los jalones que le daban en momento en que una mano que salió de entre la multitud con un cuchillo, le quería pegar, por lo que el dicente se vió precisado a cortar cartucho, a fin de que se retirara la gente y le dejaran de pegar al individuo que llevaba, prestándole ayuda en esto el gendarme número setecientos noventa y cinco, y después ya presentándolo a esta oficina; que es todo lo que tiene que decir, ratificando lo expuesto, previa lectura y firmando al margen.

"Se hace constar que el licenciado Marino Pérez portaba arma, pero de la cual no hizo uso, en virtud de tener todos sus cartuchos intactos, de lo que se da fe haber visto, siendo su pistola, marca Colt, calibre treinta y ocho especial El subscrito, en vista de lo que antecede, determinó dar cuenta con las presentes diligencias al ciudadano Agente del Ministerio Público en turno, para lo que a bien tenga determinar; se hace constar que el señor diputado y licenciado Marino Pérez se encuentra encamado en el hospital de la Cruz Roja, presentando con las presentes diligencias una pistola Colt, treinta y ocho especial, número doscientos cincuenta y dos mil, ochocientos ochenta y ocho, así como dos proyectiles y una camisa de proyectil; dicha arma pertenece al diputado Macip. Fueron testigos de asistencia los empleados de esta oficina, quienes para constancia firman en unión del subscrito.- Doy fe.- El C. comisario del primer turno, una firma ilegible.- Felipe E. Romero.- Daniel Zavala.- Rubricas.- Al margen: Guadalupe Martínez.- Rúbrica. "Consignación.- Se consigna al ciudadano juez 6o. Penal, pidiendo se abra la averiguación.- Con noticias de la C. Roja.- México, 4 de septiembre de 1925.- Una firma ilegible. "Auto inicial.- México, a cuatro de septiembre de mil novecientos veinticinco.- Por recibida el acta que antecede, a las diez horas quince minutos del día de su consignación; tómese razón en el libro de gobierno; dése aviso al superior de la incoación del procedimiento, y al Ministerio Público la intervención legal que corresponda, y practíquense las averiguaciones conducentes al esclarecimiento de los hechos. Lo decretó y firmó el licenciado Juan Correa Nieto, juez 6o. de lo Penal. Doy fe.- Juan Correa Nieto. - José M. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.

"Razón.- A continuación se dio aviso al superior de la incoación del procedimiento y se tomó razón en el libro de gobierno, bajo la partida número seiscientos nueve. Conste.- Una rúbrica. "Notificación.- Luego, notificado el Ministerio Público del auto interior, dijo: lo oye, y firmó. Doy fe.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbrica.- Al margen: R. H. y Hernández.- Rúbrica.

"Fe del cadáver.- En la misma fecha se constituyó el personal del Juzgado, con objeto de dar fe del cadáver relacionado con esta causa, en el hospital de la Cruz Roja, dando fe el Juzgado de que en el anfiteatro del mismo establecimiento y sobre una plancha se encuentra el cadáver de un hombre bien

constituído, de complexión robusta, moreno, con el pelo y bigote escaso, negros, ojos cafés, que mide un metro sesenta y cinco centímetros de largo, por noventa y seis centímetros de circunferencia toráxica, sin señas particulares y presentando dos heridas al parecer hechas por proyectil de arma de fuego y situadas, una, en el segundo espacio intercostal derecho, y la otra, en el mismo lado y a la altura del quinto espacio intercostal, ambas en la región mamaria derecha, sin presentar orificios de salida; boca grande, labios gruesos, nariz recta, cejas negras y espesas, frente ancha, barba rasurada y aparenta tener unos treinta años, aproximadamente, y estando presentes los señores general Reinaldo Nuncio y diputado Samuel R. Malpica, dijeron, previa protesta para producirse con verdad: que el cadáver que tiene a la vista corresponde al señor diputado y licenciado que en vida llevó el nombre de Marino Pérez, y agregó el primero por sus generales, llamarse como se ha escrito, ser originario de Saltillo, Coahuila, con domicilio en la calle de Roma, veinte, Tacuba, Distrito Federal, soltero y de treinta y cinco años de edad; y el segundo, llamarse como se ha escrito, ser originario de Atlixco, Puebla, con domicilio en Medinas cuarenta y cinco, soltero, diputado al Congreso de la Unión, y de treinta y siete años de edad. Ratificaron lo expuesto, leído que les fue, y firmaron al margen, levantándose la presente para constancia, que se cierra al día.- Doy fe.- Correa Nieto.- J. M. de la Hoz Chabort.- Rúbricas.- Al margen: S. R. Malpica.- Rúbrica.- Una firma que no se entiende.

"Razón.- En seguida se libraron las órdenes respectivas para que se practique la autopsia al cadáver, para que sea inhumado y para que se levante el acta de defunción. Conste.- Una rúbrica.

"Declara el diputado Alfredo Ortega Martínez.- En el mismo día compareció espontáneamente el diputado al Congreso de la Unión señor Alfredo Ortega Martínez, y protestado que fue en forma para que se produzca con verdad y advertido de las penas en que incurre si no lo verifica, dio por sus generales las siguientes: llamarse como queda escrito, ser originario de Tepeaca, Puebla, con domicilio en Uruguay, diez y siete, casado, militar con licencia y de treinta y seis años de edad. Examinado como corresponde, declaró: que el día de ayer, tres de septiembre, salió el que habla, en unión del licenciado Marino Pérez, representante del décimo distrito electoral del Estado de Puebla (Tehuacán), de la Cámara de Diputados, en donde se celebraba sesión, la cual abandonaron a invitación del declarante, por encontrarse muy cansado; que en la escalinata de la propia Cámara fueron alcanzados por el diputado Wenceslao Macip, quien dirigiéndose al licenciado Pérez, le dijo que deseaba tener una aclaración con él a solas, contestando el licenciado Pérez que estaba a sus órdenes, y como el propio licenciado Pérez se diera cuenta de que Macip salía acompañado de algunas personas, invitó al segundo a que tomaran un automóvil y solos ambos se fueran a arreglar sus diferencias; pero Macip no hizo aprecio a dicha indicación y entonces el mismo Macip, dirigiéndose a un individuo al que llamó coronel, le dijo; "oye, coronel, acompáñame, te necesito", acercándose dicho individuo en el acto, y como el declarante viera que ya se iba con ellos, intervino llamando al coronel y diciéndole que los dejara, para que arreglaran sus cuestiones libremente, y para que así lo hicieran, el que habla procuró entretener al aludido coronel, mientras los diputados Pérez y Macip se alejaban solos, a pie, por las calles de Allende; que todo esto sucedía como a las siete y media de la noche, más o menos, y como el que habla permaneció algún tiempo en el lugar de referencia luchando con el coronel citado, quien porfiaba en irse y el exponente en evitarlo, se pudo percatar este último de que abajo de la escalera y a su espalda, se encontraban dos individuos sospechosos, que le dirigían miradas desafiantes, todo lo cual le trajo al convencimiento al deponente de que allí se había fraguado un plan entre varios, probablemente para asesinar al aludido diputado Pérez; que atento a lo anterior, y estando cerca del que declara, el ex mayor Emilio Sánchez, de una manera disimulada, para que no se dieran cuenta ni el coronel ni los otros sujetos, le indicó al mayor que siguiera al diputado Pérez y lo cuidara, a lo cual obedeció, alejándose todos, sin que el exponente le conste más de vista acerca de estos hechos; que posteriormente, como a las ocho de la noche, aproximadamente, se enteró de que habían matado a un diputado, y en vista de los antecedentes que tenía, presumió que se trataba de alguno de los señores Pérez o Macip, y como recibiera informes falsos acerca del lugar en que habían acaecido los hechos, hasta las diez de la noche se le ocurrió ir a la Cruz Roja y allí supo que el muerto había sido el licenciado Pérez, quien todavía estaba vivo y con el que no habló; que acerca del origen del disgusto, solamente sabe que en la sesión celebrada en el Congreso en el mismo día, Macip dirigió algunas frases injuriosas al licenciado Pérez, quien las contestó en igual forma, cosa que no presenció el que habla, por encontrarse en esos momentos fuera del recinto parlamentario, pero lo supo por voces sueltas. Ratificó lo expuesto, leído que le fue, y firmó al margen: Alfredo Ortega.- Rúbricas.

"Declara el señor Emilio Sánchez.- En seguida compareció también voluntariamente el señor Emilio Sánchez, quien fue protestado en forma para producirse con verdad, y advertido de las penas en que incurre si no lo verifica, dio por sus generales las siguientes: llamarse como se ha escrito, ser originario de San Bartolo Naucalpan, Estado de México, con domicilio en Belisario Domínguez, diez y siete, domicilio que es transitorio, pues radica en Puebla en la casa número dos de San Jerónimo, soltero, comerciante y de treinta y dos años de edad. Examinado como corresponde, declaró: que el día de ayer, como a las siete y treinta minutos de la noche, llegó el que habla a la Cámara de Diputados, con objeto de ver al general José María Sánchez, pero como en esos momentos salía el señor diputado Alfredo Ortega Martínez y el licenciado Marino Pérez, al primero le preguntó por el mismo general Sánchez, manifestándole que ya se había retirado; que por esta circunstancia, el que habla, acompañado de los señores diputados a que se ha referido, comenzó a descender la escalinata, pero apenas habían bajado unos tres escalones, cuando fueron alcanzados por el diputado Wenceslao Macip, quien dirigiéndose al licenciado Pérez, le dijo que lo acompañara a arreglar su

asunto o cosa parecida, contestando el licenciado que estaba a sus órdenes en donde gustara, y le propuso que tomaran un coche para irse solos, invitación que no aceptó Macip, quien llamó a un individuo diciéndole coronel, interviniendo en esto el diputado Ortega Martínez, quien manifestó que los dejara arreglar su asunto solos y, al efecto, el propio diputado Ortega Martínez se separó unos pasos con el coronel; que como el primero se diera cuenta de que los diputados Pérez y Macip se retiraban seguidos por tres individuos sospechosos, le hizo una seña al que habla para que no perdiera de vista al licenciado Pérez, y al efecto se fue en su seguimiento a una distancia como de metro y medio, dándose cuenta de que caminaban uno al lado del otro sin decir palabra, siempre seguidos por los tres individuos de referencia, de los cuales dos de ellos se desaparecieron al llegar a la esquina de Medinas; que el licenciado Pérez y Macip seguidos por el que habla, quien siempre conservaba la misma distancia, y más atrás por el individuo que había quedado, continuaron por la calle de Allende hasta llegar a la de Belisario Domínguez, torciendo a la izquierda con dirección a la Mariscala, llevando la acera el licenciado Pérez, y al llegar a la altura de la casa número once de Belisario Domínguez, en la que se encuentra una escuela y cuyo zaguán estaba abierto, el declarante vió perfectamente que Macip daba un empujón al licenciado Pérez hacia adentro del cubo del zaguán, a la vez que violentamente sacaba una pistola y diciendo "aquí nada más"; y que todavía pudo ver que el licenciado Pérez se abalanzaba sobre Macip y sujetándole ambas manos forcejeaba con él, pero en estos momentos el individuo que lo seguía y otro que salió no sabe de dónde, viendo que el que habla se aprestaba a separar a ambos diputados, sacando las pistolas respectivamente, al que habla le dijeron que si se movía, allí se moría, y por esta circunstancia el declarante no pudo acudir en auxilio del licenciado Pérez, el cual, forcejeando con Macip, se había introducido más adentro de la casa en cuestión, y por tanto ya no lo podía ver, pero inmediatamente se oyó un golpe como de alguien que se cae, y acto continuo, cuatro detonaciones seguidas, saliendo inmediatamente a la calle y en son de fuga, el diputado Macip, quien aún llevaba empuñada la pistola, oyéndose en esos momentos otra detonación, sin saber quién dispararía; que como el licenciado Pérez saliera tambaleándose, tanto Macip como los dos individuos que amenazaban al que habla, huyeron, acudiendo el declarante a auxiliar al licenciado Pérez, quien le dijo: "me ha asesinado este cobarde", y acto continuo, se desplomó en brazos del que habla, el cual lo tuvo dentro de un zaguán de la casa contigua, mientras llegó la Cruz Roja por él; que hace constar que el licenciado Pérez portaba pistola; pero cuando salió tambaleándose después de las cuatro detonaciones a que se ha referido, no lo llevaba en la mano, sino dentro del carcaj, y tan no hizo uso de ella, que en la Comisaría se dio fe de que conservaba todos los cartuchos útiles y, por último, que hasta después supo que el origen del disgusto había sido por frases descompuestas que mutuamente, Pérez y Macip, se habían dirigido en la sesión que se celebró el mismo día. Ratificó lo expuesto, leído que le fue, y firmó al margen.- Se cerró el acta. Doy fe.- Correa Nieto.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.- Al margen.- E. Sánchez.- Rúbrica.

"Razón.- En cinco de septiembre se recibió y agrega el certificado de autopsia de Marino Pérez. Conste. Una rúbrica.- Certificado.- Al margen un sello con el escudo nacional, que dice: Estados Unidos Mexicanos.- Dirección del Servicio Médico Legal.- Distrito Federal.- Al centro.- Los subscritos, peritos médicolegistas, por disposición del ciudadano juez Sexto Penal, nos presentamos hoy en el hospital de la Cruz Roja, con el objeto de practicar la necropsia del que fue Marino Pérez, relacionado con el acta 1,577, de la tercera comisaría.- El resultado fue el siguiente: - El cadáver correspondía a un hombre como de veintiocho años de edad, que medía ciento sesenta y siete centímetros de longitud, noventa y tres de perímetro toráxico y ochenta y ocho de abdominal.- Presenta al exterior: una herida por proyectil de arma de fuego con orificio de entrada de un centímetro de diámetro y escara concéntrica de un milímetro (rodeado de zona equimótica de seis milímetros) situada en la región pectoral derecha, sobre el segundo espacio intercostal y a ocho centímetros de la línea media esternal. Otra herida por proyectil de arma de fuego, con orificio de entrada de once milímetros de diámetro y escara excéntrica superior de cinco milímetros, en la misma región que la anterior, sobre el quinto cartílago costal derecho, y cuatro centímetros de la línea media anterior. Hematoma de diez centímetros de diámetro en la región costal inferior derecha, sobre la línea axilar posterior. Zona equimótica de diez centímetros en el flanco derecho, inmediatamente arriba de la cresta ilíaca. Laparotomía subcostal derecha, de diez y siete centímetros de longitud, paralela al borde costal, suturada en sus dos tercios anteriores con seda y abierta en su tercio posterior para canalizar la cavidad peritoneal, con derivación inferior de nueve centímetros, hacia el flanco.- Abiertas las cavidades, encontramos: en la craneana, el encéfalo pálido; en la toráxica y abdominal, todas las vísceras pálidas, el corazón vacío, el estómago y la vejiga también vacíos; que el proyectil que produjo la primera herida descrita, siguió una dirección de adelante atrás, de arriba abajo, y de izquierda a derecha, interesó las partes blandas extratoráxicas, penetró a la cavidad por el tercer espacio intercostal derecho, lesionó los lóbulos superior y medio del pulmón correspondiente, el diafragma, el hígado, el peritóneo parietal del flanco derecho, y se alojó en los músculos de esta región, de donde fue extraído por el cirujano que lo operó en la Cruz Roja (según información de esta institución); que el proyectil que produjo la segunda herida descrita, siguió una dirección de adelante atrás, ligeramente de arriba abajo y también ligeramente de izquierda a derecha, interesó las partes blandas extratoráxicas, el quinto cartílago costal derecho, las pleuras y el lóbulo inferior del pulmón correspondiente, el diafragma, el hígado, nuevamente el diafragma, otra vez el lóbulo inferior del pulmón derecho, fracturó la porción posterior de la novena costilla de este lado y se alojó en los músculos de la pared toráxica, al nivel del hematoma descrito al exterior; se extrajo y se remite adjunto. Las

vísceras no mencionadas especialmente, no presentaban alteración macroscópica sensible. Encontramos hematórax derecho de un litro.- Conclusión: Marino Pérez falleció a consecuencia de las dos heridas por proyectil de un arma de fuego descritas (penetrantes de tórax y vientre), lesiones que juntas y separadas son mortales y que por sí solas y directamente produjeron la muerte.- México, a cuatro de septiembre de mil novecientos veinticinco.- A Lozano Garza.- E. Marín.- Rúbricas.

"Razón.- En la misma fecha, igualmente se recibió, relacionado con el certificado de autopsia, un proyectil de acero, calibre treinta y ocho, extraído del cadáver de Marino Pérez.- Conste.- Una rúbrica.

"Auto.- México, cinco de septiembre de mil novecientos veinticinco.- Procédase a practicar una inspección ocular en el lugar de los hechos que se averiguan, señalándose para dicha diligencia las diez y seis horas del día siete actual. Notifíquese. Lo decretó y firmó el señor juez.- Doy fe.- Correa Nieto.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.

"Notificación.- En la misma fecha; notificando el señor agente del Ministerio Público, dijo: lo oyó y firmó.- Doy fe.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbrica.- Al margen: R. H. y Hernández.- Rúbrica.

"Razón.- En la misma fecha se libraron citas de comparecencia para el día siete, a las diez de la mañana, a los gendarmes 801 ochocientos uno 806 ochocientos seis y al señor Félix Lorenzo N. Conste.- Una rúbrica.

"Descripción.- En la misma fecha, cinco de septiembre, se recibió, procedente del Ministerio Público, una pistola Colt, pavonada, negra, calibre treinta y ocho de goma, número 252,888 doscientos cincuenta y dos mil ochocientos ochenta y ocho, con cinco cartuchos quemados y uno útil picado, dos balas de plomo sin camisa, de acero, aplastadas, y una camisa de bala, también aplastada, todo lo cual el Juzgado da fe tenerlo a la vista, asentándose para constancia. Se cerró el acta.- Doy fe.- Correa Nieto.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.

"Razón.- En la misma fecha se recibió y agrega el oficio doscientos veinticuatro, de la Cruz Roja, con un proyectil, calibre treinta y ocho especial, que según dicho oficio fue extraído del cuerpo del licenciado Marino Pérez. Conste.- Una rúbrica. "Oficio 224 de la Cruz Roja.- Al margen el sello de la Cruz Roja.- Oficio número 224.- Al centro un membrete que dice: José M. Argüelles.- Médico cirujano.- Facultad de México.- Tengo la honra de informar a usted que el señor diputado licenciado don Marino Pérez, quien ingresó la noche del tres de los corrientes a curarse de las lesiones que fueron clasificadas y calificadas en el certificado de lesiones que con igual fecha se remitió a la 3a. Demarcación de Policía, falleció en el hospital que la Asociación Mexicana de la Cruz Roja tiene establecido en la 2a. calle de San Jerónimo, número 14, a las veinticuatro horas de ese mismo día tres, habiendo sido operado por el señor doctor Julián Villarreal, director del establecimiento, quien le hizo: laparotomía subcostal derecha, anestesia local con novocaína al 2 y al 1 por ciento, al llegar al peritoneo, se comenzó con anestesia general (éter), excitándose demasiado el enfermo; se continuó con cloroformo, volviendo después a darse éter; hecha la exploración de las vísceras abdominales al nivel indicado, se encontró una antigua lesión del epiplón (epiploítis crónica), adherida con franjas de color ascendente: se destruyen estas adherencias, notándose la salida de sangre de una hemorragia intraperitoneal; se descubre el borde anterior del hígado, que está desgarrado; se amplía la incisión hacia abajo y hacia atrás (pared abdominal), a fin de poner al descubierto la cara inferior del hígado, que se encuentra, así como la superior, unidas por las desgarraduras, en la que cabe toda la mano (explosión del hígado); se canaliza la cavidad peritoneal con un tubo; se extrae el proyectil de la extremidad inferior interna y posterior de la incisión abdominal y se sutura ésta con hilo temporalmente perdido y la piel con sujete de seda. Adjunto a usted el proyectil a que hago referencia.- Protesto a usted mi atenta consideración.- Caridad y patriotismo.- México, D. F., a los cinco días del mes de septiembre de mil novecientos veinticinco.- El administrador general, José M. Argüelles.- Rúbrica.- Al ciudadano licenciado juez Sexto de lo Penal.

"Declara Paula Torres.- En siete de septiembre, presente ante el señor juez la señora portera de la casa número once de la calle de Belisario Domínguez, fue protestada en forma para que se produzca con verdad, y advertida de las penas en que incurre si no la verifica, dio por sus generales las siguientes: llamarse Paula Torres, ser originaria de San Luis de la Paz, Estado de Guanajuato, con domicilio en la casa antes mencionada, de la que es portera, casada, dedicada a los quehaceres de su casa, y de treinta y seis años de edad. Examinada al tenor de la cita que le resulta, contestó a las preguntas que se le hicieron: que el jueves tres del actual se encontraba la declarante en el interior de la pieza que le sirve de domicilio, perteneciente a la casa número once de la calle de Belisario Domínguez, en donde se encuentra establecida la Escuela Libre de Música, y como a eso de las siete de la noche, más o menos, cuando oyó cuatro detonaciones de arma de fuego, y como dichas detonaciones se oyeron en el cubo del zaguán de la casa antes mencionada, temerosa de que le sucediera algo, no salió a informarse de qué se trataba, sino hasta pasado algún rato, dándose cuenta de que en el cubo del zaguán y casi en el quicio de la puerta, había dos manchas de sangre, y al asomarse para la calle vió que en la banqueta del mismo lado y a unos cuantos pasos, había una bola de gente que rodeaban, según decían, a un señor que estaba herido, sin saber la que declara quién lo heriría; que la declarante únicamente oyó cuatro detonaciones producidas en el cubo del zaguán de la casa mencionada y no oyó después de éstas otra más en la calle; que es lo único que sabe sobre este asunto. Ratificó lo expuesto, leído que le fue, y no firmó por decir no saber hacerlo.

"Declara Lorenzo R. Félix.- En seguida, presente el señor Lorenzo R. Félix, a quien previamente se le citó, fue protestado en forma para que se produzca con verdad, y advertido de las penas en que incurre si no la verifica, dio por sus generales las siguientes: llamarse como se ha escrito, ser

originario de Quiriego, distrito de Alamos, Estado de Sonora, con domicilio en San Pedro de los Pinos, calle veinticuatro, número trece, empleado, casado y de cuarenta y cinco años de edad. Examinado como corresponde, declaró: que el jueves tres del actual, como a las siete y cuarto o siete y media más o menos, pasaba el que declara por las calles de Belisario Domínguez, con dirección al centro, pues iba a la Cámara de Diputados, cuando a la altura de una escuela que se encuentra en dichas calles y que hasta después ha sabido es la Escuela Libre de Música, oyó varias detonaciones de arma de fuego, sin poder precisar su número, dándose cuenta de que en la banqueta del mismo lado de la escuela mencionada se encontraba tambaleándose un individuo, oyendo en esos momentos claramente la palabra "cobarde", sin poder precisar quién la pronunciaría; que más adelante, a unos cuantos pasos, caminaba con aire preocupado un individuo de anteojos, según le parece, obscuros, el cual, acercándose al automóvil en que viajaba el que habla y que se encontraba detenido por el tráfico, sin poder precisar con exactitud el lugar, subió al estribo de dicho automóvil, y al darse cuenta de que iba ocupado por el que habla, descendió de él, subiendo a un fordcito que se encontraba inmediato; que presumiendo el que habla, por lo que había visto y por lo que decía la gente, de que había sido herida una persona, presumió que aquel individuo era el heridor, que trataba de huir, por lo que ordenó al chauffeur que guiaba el coche del que habla, atravesara dicho automóvil delante de aquél que había ocupado el individuo mencionado, para impedir en esta forma que caminara y, al mismo tiempo, el que habla descendió de su automóvil, llegando en esos momentos la policía, a la cual le mostró el desconocido una cartera, sabiendo el que habla hasta más tarde que se trataba de un diputado; que el que habla, viendo que a pesar de que había ordenado al chauffeur del automóvil que ocupó el desconocido de que no caminara, pretendía hacerlo, dijo a los gendarmes que también a dicho chauffeur lo presentaran en la comisaría; que no puede precisar, por no haberse fijado en detalles, si el individuo a que se ha referido llevaría o no pistola, cosa que tampoco puede asegurar por lo que se refiere al que se tambaleaba en la banqueta. Ratifico lo expuesto, leído que le fue, y firmó al margen.- L. R. Félix.- Rúbrica.

"Declara J. Guadalupe Martínez.- En seguida, presente previa cita, el gendarme número 801, Guadalupe Martínez, fue protestado en forma para que se produzca con verdad, y advertido de las penas en que incurre si no lo verifica, dio por sus generales las mismas que constan en el acta de Comisaría. Leída que le fue su declaración que rindió en la Comisaría, dijo: que la ratifica en todas sus partes, por contener la verdad, y agregó: que debido a la premura del tiempo de que disponía, no pudo recoger datos acerca del individuo que le avisó del herido que se encontraba en la calle de Belisario Domínguez, y que debido también a la gran cantidad de gente que trataba de linchar al señor que señalaba como heridor, y que inmediatamente que trató de aprehenderlo, supo que era diputado, porque éste se identificó con él y que se llama Wenceslao Macip, no pudo aprehender y presentar a los que lo agredieron, pues como ya se asienta en el acta de Comisaría, sólo estaba auxiliado de un gendarme más; que detuvo al diputado heridor casi en la esquina que forman las calles de Belisario Domínguez y Allende, debido a que un señor que iba en otro automóvil, se atravesó al automóvil que el dicente seguía; que después de esto, condujo al diputado a la Comisaría, habiéndole recogido la pistola, y cesó su intervención en estos asuntos. Ratificó lo expuesto, leído que le fue, y firmó al margen.- Guadalupe Martínez - Rúbrica.

"Declara el gendarme Juan Guerra Ortiz, número 806.- Luego, presente previa cita, el gendarme Juan Guerra Ortiz, número 806, previos los requisitos de ley, dio por sus generales las siguientes: llamarse como se ha escrito, ser originario de Cuerámaro, Guanajuato, empleado, soltero y de veinticuatro años de edad, teniendo su domicilio en la segunda calle de Alemania, número cincuenta y cinco, prolongación de las calles de Guerrero. Examinado al tenor de la cita que le resulta, dijo: que el tres de los corrientes, como a eso de las diez y nueve y cincuenta minutos, estando haciendo su servicio en el crucero que forman las calles de Belisario Domínguez y Allende, cuando se le presentaron tres individuos, cuyas señas no puede dar, y quienes le dijeron que fuera a la calle del Cincuenta y Siete, que por allí cerca dos individuos habían matado a otro, que uno de ellos le había disparado tres balazos, siendo uno al viento y que el otro le había disparado dos balazos con pistola escuadra treinta y dos, quienes también le informaron que el acompañante del heridor ayudó a éste a tirar al otro que estaba herido y que ya estaba en el suelo, fue cuando le hizo los disparos, siendo éstos, tres, como antes dice más uno que se fue en la lucha que tuvo el heridor con el herido, agregando a éstos un intento más que hizo el heridor, pero en el que el cartucho falló; que todo esto se lo refirieron los tres individuos que le avisaron de lo sucedido, quienes parecían como papeleros o boleros; que estando oyendo a estos individuos el declarante, vió que venía una multitud tras otros dos, que venían corriendo, y que por lo que él se supuso, como porque los tres individuos que le hablaban le dijeron que esos dos eran heridores, salió al encuentro de ellos para detenerlos, estando ya en esta operación acompañado del gendarme ochocientos uno; que la aprehensión del heridor se llevó a cabo frente al hotel Lux, que está en la calle de Allende; que también le consta que la multitud trataba de linchar al heridor y que vió cómo un individuo con un puñal trataba de herir al que ya entonces sabía era diputado; que el gendarme ochocientos uno fue quien desarmó al diputado y lo condujo a la Comisaría y que ya el declarante no supo más. Ratificó lo expuesto, leído que fue, y firmó al margen.- Juan Guerra Ortiz.- Rúbrica.

"Razón.- En la misma fecha, se recibe y agregan una carta firmada por W. Macip. - Se cerró el acta. - Doy fe.- Correa Nieto.- J. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.

"Carta.- Un membrete con el escudo nacional.- Estados Unidos Mexicanos.- Congreso de la Unión.- Correspondencia particular de los ciudadanos diputados.- México, D. F.- Al ciudadano juez Sexto de lo Penal.- Wenceslao Macip, con

domicilio en la casa número 137 ciento treinta y siete de la calle de Jalapa, de esta ciudad, a usted con toda atención, manifiesto: que con esta fecha me he informado en uno de los diarios que se editan en esta capital, que el expediente abierto con motivo del penoso incidente surgido entre el señor Marino Pérez y el subscrito, se pasará al señor agente del Ministerio Público, licenciado Hernández y Hernández, para que este abogado, comprobada la existencia del delito, pida al juez del conocimiento se dirija a la honorable Cámara de Diputados pidiendo mi desafuero como diputado al Congreso de la Unión; y que no me he presentado al Juzgado a declarar, esperando hacerlo ante el Gran Jurado de la Cámara; sobre este particular, me permito aclarar que siempre he estado dispuesto a no entorpecer la acción de la justicia, atendiendo, además, cualquier llamado o cita que resulte en la averiguación que se practica por el Juzgado que es a su digno cargo, sin ampararme en el fuero constitucional del que me hallo investido. Sírvase usted tener por hecha esta manifestación para todos los efectos legales a que haya lugar.- Protesto a usted mi atenta y distinguida consideración.- México, D. F., 5 de septiembre de 1925.- E. Macip.- Rúbrica.

"Inspección ocular.- En siete de septiembre, a la hora señalada para la diligencia de la inspección ocular, se constituyó el personal del Juzgado en la casa número once de la calle de Belisario Domínguez, asociado del ciudadano agente del Ministerio Público, dando fe el Juzgado de que el cubo del zaguán de dicha casa, cuya entrada ve al Norte, mide cinco metros ochenta y un centímetros de largo, por dos metros setenta y seis centímetros de ancho, dando fe el Juzgado de que al fondo y a una distancia de la pared Poniente, de treinta y tres y treinta y ocho centímetros, respectivamente, y de un metro cincuenta centímetros y uno cuarenta centímetros de la línea en donde termina dicho cubo, se encuentran marcados con tinta y sellados por la Comisaría, los lugares de donde fueron recogidas dos balas, que ya fueron consignadas por el Ministerio Público, dando fe, igualmente, el Juzgado, que en dicho lugar y aun cuando la Comisaría en el acta que levantó asienta que en dicho lugar existen dos impactos, no hay huella ninguna de ellos, encontrándose únicamente, como ya se dijo antes, marcadas con tinta, los lugares de donde fueron recogidas las dos balas de referencia; igualmente se da fe de que en la pared Oriente y a dos metros sesenta y siete centímetros de la puerta de entrada, hay una puerta cuya abertura mide un metro cinco centímetros, la que da entrada a un cuarto completamente cerrado y con una ventana enrejada que da a la calle, y en cuyo piso, que es de duela corriente y a una distancia de ochenta y tres centímetros, tomada de la parte de afuera del sardinel hacia adentro, existe un impacto hecho, al parecer, por proyectil de arma de fuego, el cual no fue encontrado, por haber atravesado el piso; tirada una línea recta del extremo Norte del sardinel de dicha puerta hacia dentro del cuarto, se vió que dicho impacto se encuentra a una distancia de dicha línea, de veinticinco centímetros. Habiéndose colocado un lápiz, siguiendo la trayectoria del proyectil y dentro del impacto, se vió que el mencionado lápiz, forma con el plano del piso un ángulo de cuarenta y cinco grados, aproximadamente. Habiéndose buscado minuciosamente, tanto en el cubo del zaguán como en el cuarto a que se ha hecho referencia, en pisos, paredes y techos, no se encontraron ningunas otras huellas. Únicamente en la hoja del zaguán que se encuentra colocada sobre la pared Poniente, y que abierta en su totalidad ve al Oriente, se encuentra una huella, al parecer hecha por "rozón de bala", a una altura del suelo de ocho centímetros y de una distancia de la parte de afuera de la pared hacia la calle, de veinticinco centímetros; dicha huella mide tres centímetros de largo por dos de ancho, dando fe, igualmente, el Juzgado, que a una distancia de setenta y ocho centímetros, tomada de la pared Poniente hacia el Oriente, y de noventa y cinco centímetros tomada del extremo del dintel del zaguán hacia el Sur, se encuentra una mancha, al parecer, de sangre. Estando presentes las que dijeron llamarse M. Concepción Hernández y María Martínez, quienes, según dijeron, estuvieron presentes en la portería de la casa el día de los hechos, el señor juez ordenó se procediera a examinarlas, y estando presente la primera, fue protestada en forma para que se produzca con verdad y advertida de las penas en que incurre el que no lo verifica, dio por sus generales las siguientes: llamarse como se ha escrito, ser originaria de Empalme de González, con domicilio en la casa en que se encuentra el Juzgado, dedicada a los quehaceres domésticos, soltera y de diez y siete años de edad. Examinada como corresponde, declaró: que el día tres del actual, como a las siete y media de la noche, más o menos, se encontraba la que declara en la portería de la casa, en donde se encuentra, cuando intempestivamente se oyeron cuatro detonaciones de arma de fuego, muy fuertes, y tan cerca de la portería, que desde luego supuso eran en el cubo del zaguán, por lo que no salió desde luego a ver de qué se trataba, sino hasta pasado un rato, dándose entonces cuenta de que en la calle había una bola de gente y decían que una persona estaba herida, sin saber la que declara quién sería ella; que no oyó más que cuatro detonaciones e ignora si después de ellas, en la calle, harían otro disparo, pues no lo oyó; que es todo lo que sabe sobre este asunto. Ratificó lo expuesto, leído que le fue, y no firmó, por decir no saber hacerlo.

A continuación, presente ante el señor juez la testigo María Martínez, previos los requisitos de ley dio por sus generales las siguientes: llamarse como se ha escrito, ser originaria de Villa Reyes, San Luis Potosí, con domicilio en la casa en que se encuentra, casada, dedicada a los quehaceres domésticos, y diez y siete años de edad. Examinada como corresponde, declaro: Que el día tres del actual, se encontraba en la portería de esta casa, como a las siete y media de la noche, cuando se oyeron cuatro detonaciones de arma de fuego muy fuertes, en el cubo del zaguán, y temerosa de que le sucediera algo, no salió, sino hasta pasado un rato, en unión de M. Concepción Fernández, que ahí se encontraba, y al salir a la calle, vió una bola de gente en la banqueta y decían que estaba herido un señor, pero la declarante no lo vió, ni supo quién sería; que antes de las detonaciones, no oyó voces

de personas que se disgustaran ni tampoco el ruido producido por alguien que se cayera al suelo; que después de dichas cuatro detonaciones, tampoco oyó otras más en la calle; que cuando sucedieron estos hechos el zaguán se encontraba abierto de par en par y lo mismo estaba el cuarto que se encuentra a la mitad del cubo del zaguán, pues aún había clases en la escuela y estaba tocando al piano arriba. Ratificó lo expuesto, leído que le fue, y no firmó por decir no saber hacerlo. Con lo que concluyó la diligencia, levantándose la presente, que firmó al margen el Ministerio Público y agregándose un croquis del cubo del zaguán y cuarto anexo con la colocación de impactos y lugares de donde fueron recogidos los proyectiles. Se cerró el acta. Doy fe.- Correa Nieto.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.- Al margen.- R. H. Hernández.- Rúbrica.

"Razón.- En ocho de septiembre, se recibió y agrega el oficio doscientos treinta y uno de la Cruz Roja.- Conste.- Una rúbrica.- Oficio 231.- Al margen con sello de la Cruz Roja.- Oficio número 231.- Al centro un membrete, que dice: José M. Argüelles.- Médico cirujano.- Facultad de México.- Cumplimentando sus órdenes recibidas en telefonema en el día de hoy, se remiten por separado a ese Juzgado de su digno cargo, la pistola y objetos de ropa que pertenecieron al señor diputado Marino Pérez, con la relación que sigue: Una pistola Colt Police, calibre 38, número 251,798, con cinco cartuchos útiles en el cilindro y un alojamiento vacío, cacha de concha, carcaj y cinturón de cuero bordado con iniciales F. O., conteniendo once cartuchos útiles en la canana.- Un flux de casimir color gris, compuesto de pantalón, saco y chaleco, la primera pieza lleva sus tirantes.- Una camisa de rayas rojas con dos perforaciones.- Un calzoncillo. El saco, así como el chaleco, presentan perforaciones, correspondientes a los orificios de entrada de los proyectiles que causaron la muerte al señor diputado Lic. Pérez.- Obran en esta Administración algunos objetos que llevaba en los bolsillos, como: su cartera, botón de diputado, pluma fuente, etc., etc., así como su calzado y calcetines, objetos que ser n enviados a ese Juzgado si así lo ordena.- He de agradecer de ustedes se sirvan ordenar se me acuse el recibo de estilo.- Protesto a usted mi atenta consideración.- Caridad y Patriotismo.- México, a los siete días del mes de septiembre de mil novecientos veinticinco.- El administrador general, José M. Argüelles.- Rúbrica.- Al C. Lic. juez Sexto de lo Penal.- Palacio de Belén.- Presente.

"Descripción.- En la misma fecha el Juzgado da fe de tener a la vista relacionados con el oficio a que se refiere la razón anterior, una pistola Colt, treinta y ocho especial, pavonada negra, cacha de concha, con número de matrícula doscientos cincuenta y un mil setecientos noventa y ocho, teniendo en la parte superior del cilindro, gatillo, llamador y arco del mismo, pelusa y polvo, con cinco cartuchos útiles y un alojamiento del cilindro, vacío; una canana con once cartuchos treinta y ocho especial, útiles; un carcaj de cuero bordado en blanco y con las iniciales F. O.; un saco de casimir gris topo con listas azul, rojo y morado, teniendo sobre una de las bolsas interiores, "M. P.", teniendo del lado derecho a la altura de la región mamaria del mismo lado, un agujero que atraviesa al otro lado y otros dos por el interior y a la misma altura que no atraviesa, uno a cada lado del primero, y a una distancia de éste, como de centímetro y medio, más o menos; en dicho lugar, por el interior y hacia abajo, el saco se encuentra manchado de sangre; igualmente se da fe tener a la vista un chaleco del mismo casimir del saco, presentando al lado derecho y a una altura de la bolsa superior de pecho de doce centímetros y medio, un agujero que atraviesa hasta el interior y otro agujero a la altura del primer botón y a una distancia de seis centímetros, que también atraviesa a la parte interior, encontrándose dicho chaleco por el lado derecho, y tanto por la parte exterior como en la interior, manchado de sangre; se da fe también de tener a la vista un pantalón del mismo casimir, que tiene varias manchas de sangre en la pierna derecha por la parte interior; unos tirantes que en la parte que corresponde al pecho del lado derecho, se encuentran manchados de sangre; una camisa blanca con rayas rojas, teniendo del lado derecho, y a la altura de los agujeros que presenta el chaleco, dos agujeros que pasan al otro lado, encontrándose la mencionada camisa manchada de sangre en la parte derecha y a la altura de dichos agujeros. Por último, el Juzgado da fe de tener a la vista una camiseta de lana con dos agujeros a la altura de las que presenta el chaleco, sin encontrarse dicha camiseta manchada de sangre, por haber sido lavada, al parecer, recientemente, así como unos calzoncillos sin huellas de sangre. Lo que se asienta para constancia, levantándose la presente y cerrándose el acta. Doy fe.- Correa Nieto.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.

"Razón.- En ocho de septiembre se recibió y agrega un pedimento del Ministerio Público.- Conste.- Una rúbrica.

"Pedimento.- Ciudadano juez: Estando comprobado el cuerpo del delito de homicidio en este proceso, y apareciendo como presunto responsable el diputado Wenceslao Macip, con fundamento en los artículos 105 del Código de Procedimientos Penales y 16, 108 y 109 de la Constitución Federal, pido a usted se sierva solicitar de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el desafuero del citado diputado Wenceslao Macip; remitiendo, al efecto, copia autorizada de lo actuado.- México, 8 de septiembre de mil novecientos veinticinco.- R. H. y Hernández.- Rúbrica.

"Auto.- México, septiembre ocho de mil novecientos veinticinco.- Visto el pedimento del agente del Ministerio Público de esta fecha, y resultando: que el cuerpo del delito de homicidio, previsto por el artículo 540 del Código Penal, y perpetrado en la persona del diputado al Congreso de la Unión, licenciado Marino Pérez, quedó comprobado, de acuerdo con el artículo 88 del Código de Procedimientos Penales, con la fe judicial del cadáver, la identificación del mismo cadáver hecha por los señores general Reinaldo Nuncio y diputado Samuel R. Malpica, y con el certificado de autopsia expedido por dos médicos legistas; que de las diligencias practicadas hasta ahora, y por las declaraciones de los señores diputado Alfredo

Ortega Martínez, y exmayor Emilio Sánchez, y del occiso, aparece como presunto responsable del delito de homicidio, motivo de la averiguación, el señor Wenceslao Macip; que, como se desprende de las mismas declaraciones, el señor Wenceslao Macip es diputado al Congreso de la Unión, en funciones, y considerando: que para poder proceder en contra del diputado Wenceslao Macip, se requiere que previamente sea desaforado por la H. Cámara de Diputados, con fundamento en los artículos 108 y 109 de la Constitución General de la República, líbrese atento oficio a la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, acompañando copia certificada de todo lo actuado en este proceso, a efecto de que dicha H. Cámara resuelva si ha lugar a proceder en contra del diputado Wenceslao Macip por el delito de homicidio de que se le acusa. Lo resolvió y firmó el licenciado Juan Correa Nieto, juez Sexto de lo Penal.- Doy fe.- Juan Correa Nieto.- José M. de la Hoz Chabert.- Rúbricas.

"Notificación.- En seguida, notificado el Ministerio Público, dijo: lo oye y firmó. Doy fe.- J. M. de la Hoz Chabert.- Rúbrica.- Al margen.- R. H. y Hernández.- Rúbrica.

"Y en cumplimiento de lo mandado en auto de fecha ocho del actual, expido la presente copia certificada, en siete fojas útiles y para remitirse a la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, a los diez días del mes de septiembre de mil novecientos veinticinco.-J. M. de la Hoz Chabert."

"2a. Sección Instructora del Gran Jurado.

"H. Asamblea:

"A la 2a. Sección instructora del Gran Jurado fue turnado, para su estudio y resolución, el expediente relativo a las diligencias practicadas por el Juzgado Sexto de lo Penal de esta capital, en averiguación en el delito de homicidio perpetrado en la persona del diputado al Congreso de la Unión, Marino Pérez, y del cual aparece como presunto responsable el diputado Wenceslao Macip.

"Esta Sección Instructora del Gran Jurado, después de haber estudiado con todo detenimiento las constancias que aparecen en el expediente relativo, de tomar en cuenta todas las circunstancias que mediaron en el caso que se le consulta, tomando en cuenta las declaraciones del occiso, la del inculpado, así como la de todos los testigos que declararon en el caso: tomando en cuenta también los principios de moralidad y justicia que deben normar los actos de esta H. Cámara, y no estimando que el fuero constitucional de que gozan los señores diputados deba considerarse como una patente de impunidad para los delitos cometidos contra todo principio de justicia y moralidad, ha llegado a la conclusión de que el diputado Wenceslao Macip puede ser responsable del delito de homicidio cometido en la persona del diputado Marino Pérez; y, en esa virtud, se permite, con fundamento en los artículos 108 y 109 de la Constitución general de la República, así como los 540 y 88 del Código Penal y Procedimientos Penales, respectivamente, someten a la consideración de vuestra soberanía la siguiente declaratoria:

"Ha lugar a proceder en contra del diputado Wenceslao Macip, por el delito de homicidio en la persona del C. diputado Marino Pérez."

"Sala de Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F., a 9 de octubre de 1925.- A. Fuentes B. Fernando Martín del campo.- Julio Esponda.- David Orozco, secretario."

El C. presidente: Tiene la palabra el acusado.

El C. Martínez de Escobar: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Martínez de Escobar.

El C. Martínez de Escobar: Aunque aparentemente quizá piensen muchos compañeros...(Voces: ¡Tribuna! ¡Tribuna!) no voy hacer ninguna defensa, voy a hacer nada más una observación. El artículo 23 de la ley de la materia, o sea la de 6 de junio de 1896, dice a la letra: "Llegado este día- supone que se dio lectura al dictamen en la sesión anterior, como correctamente se hizo ayer, aunque no se leyera el dictamen , pero se citó a sesión de Gran Jurado, hoy -, previa declaración del presidente, la Cámara se erigirá en Gran Jurado, y se leerá todo el expediente. Después, se concederá la palabra al acusador, y luego al acusado y a su defensor o defensores, si hubieren concurrido."

Y yo pregunto a esta Asamblea: ¿Quién es el acusador en este juicio? ¿Es la sociedad? Si es la sociedad, por tratarse de un delito del orden común, que se persigue de oficio, la sociedad está encarnada en el agente del Ministerio público. El agente del ministerio público, en mi concepto - Aunque éste es un caso extraordinario, excepcional, puesto que creo que hace muchísimos años no se ha tratado ningún caso semejante en esta Cámara -, en mi concepto, el agente del Ministerio Público debería estar presente en esta sesión, y debería tener acceso...(Murmullos), si señores, a esta Cámara . (Aplausos. Murmullos). Esto es indudable que así debiera ser, pues no vamos ahora a hacer aquella distinción de los viejos abogados de la época del viejo Derecho, de que tengo que estar hablando en materia de instrucción. Ahora, el artículo 2o. de la Ley del Ministerio Público y el 20 ó 21 de la Constitución general de la República, claramente dicen que se necesita acusación del agente del Ministerio Público para poder proceder contra el acusado. Entonces no queda más que esto, compañeros, que es lo que a mí se me ocurre, ya que las cosas están en esta forma. Yo me alegro infinito de que esta Asamblea trate este asunto; yo sé que la Cámara, toda ella, sin distinción, sin matices de bloques, procederá con toda serenidad, con todo buen juicio, con todo razonamiento, sin que se obscurezca la conciencia por la pasión política; lo sé perfectamente bien porque conozco la honradez de todos los diputados de esta Asamblea. En consecuencia, si el agente del Ministerio Público no tiene acceso a esta Cámara, porque no se le citó o porque se cree que no tendría derecho, conforme al Derecho viejo, que tenemos que irlo reformando conforme a los conceptos ideológicos de la criminología moderna, en este caso que se constituya en acusadora la Comisión Instructora del Gran Jurado; pero que claramente se diga que la Comisión Instructora hace aquí veces de agente del Ministerio Público. (Voces: ¡No!) Compañeros, no vean ustedes - y se los manifiesto con todo afecto, con todo cariño -, no vean ustedes en mí a un diputado que no forma

parte de la mayoría; vamos a suponer que fueran el señor Sánchez Pineda o Filiberto Gómez los acusados, en vez del compañero Macip; por mi honor les protesto que habría hecho la misma observación y habría subido a la tribuna en defensa de ellos, si hubiera llegado a verificarse sesión de Gran Jurado en su contra. Yo al diputado Macip apenas si el día de los acontecimientos lo conocí y con él he cruzado tres o cuatro palabras, de cinco días acá. Pero si no hay Ministerio Público que acuse, porque realmente esta es una verdadera acusación - yo lo demostraré en el curso de los debates -, que entonces la Comisión Instructora del Gran Jurado se constituya en Ministerio Público. Más aún, voy hablar con el corazón en los labios, con la mano puesta en el corazón y el corazón en la conciencia: creo que la Comisión del Gran Jurado, integrada por dignos representantes, entre los cuales se encuentran el diputado Amado Fuentes B. y el diputado Méndez , creo que han hecho bien; no estoy haciendo crítica contra Fuentes B.; quizás yo habría hecho lo mismo, ellos están desempeñando su papel, su misión; quizá con una conciencia más amplia habrían podido realizar un dictamen en sentido contrario; ¡quién sabe! yo no conozco bien las diligencias y, en consecuencia, no tengo por qué dudar de la honorabilidad de los miembros de la comisión; me inclino a creer que está bien su dictamen, ellos han hecho bien; pero desde el momento en que no hay Ministerio Público, yo pido que de una manera sincera los compañeros miembros de la Comisión Instructora del Gran Jurado realmente deben desempeñar su papel, que en este caso es el del Ministerio Público, si se me permite la frase....(Voces: ¡No!) Sí, señores, y la Cámara de Diputados viene a ser un jurado político que va a resolver en vista del juicio que se establece en este tribunal entre el acusador y el acusado y entre el acusador y los defensores del acusado. De otra manera no puede haber comparación de ideas, comparación de declaraciones, comparación de las diversas diligencias establecidas. En consecuencia, o viene aquí el agente del Ministerio Público, que debió haber presentado claramente su capítulo de conclusiones acusatorias, o la Comisión Instructora del Gran Jurado es la que debe subir a la tribuna para que se nos explique la razón de ser de su dictamen; no es un ataque a la comisión; respecto a la comisión, y desgrano un aplauso en loor de ella porque, seguramente, con toda conciencia ha dictaminado, luego, nosotros veremos si tuvo razón o no. Suplico a la comisión, pues, que no vea ninguna actitud hostil en contra de ella; lo único que pido, es que el primero hable la comisión, ya que no puede venir el Ministerio Público, para que después se dé la palabra al acusado, de acuerdo con el artículo 23 de la Ley de 6 de junio de 1896.(Murmullos).

El C. Rueda Magro: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rueda Magro.

El C. Rueda Magro: Según el artículo 21 de la Constitución, no se puede incoar un proceso si no existe previamente la acusación del Ministerio Público. En consecuencia, sin previa acusación del Ministerio Público no se puede incoar el proceso, porque solamente la Comisión del Gran Jurado tiene que dictaminar si procede o no procede la acusación, pero no constituirse en Ministerio Público violando la Constitución general de la República.

El C. Caloca: Pido la palabra. Compañero Martínez de Escobar: debo advertir a usted que existe esta circunstancia de Derecho: tanto los miembros que instruyen el proceso sobre el asunto del diputado Macip, como todos los diputados, forman el juez en estos momentos; en consecuencia, no pueden ser agentes del Ministerio Público, porque se fundiría las dos personas: el agentes del Ministerio Público y el juez. En consecuencia, no procede lo que propone el compañero Martínez de Escobar, es decir, la comisión no puede convertirse en acusadora, porque también son diputados, y junto con nosotros, son los jueces que tienen que resolver. En consecuencia aquí tiene que venir al agente del Ministerio Público, como representante de la sociedad. (Murmullos. Voces).

El C. Nucamendi: Pido la palabra. El agente del Ministerio Público.... (Murmullos. Voces).

El C. presidente: Se suplica a los ciudadanos diputados se sirvan ocupar sus curules.

El C. Nucamendi: El agente del Ministerio Público ha cumplido con su deber, es decir, ha ejercitado su derecho. (Voces: ¡No se oye! ¡Tribuna! ¡Tribuna!) Nadie está subiendo a la tribuna (Murmullos). El agente del Ministerio Público ha cumplido con su deber pidiendo, por conducto del juez 6o. de lo Penal, que es el que tiene conocimientos de la causa, que se pida el desafuero del diputado Macip a la Cámara de Diputados. (Murmullos).

El C. Rueda Magro: Pido la palabra para una aclaración, señor presidente. Ha faltado el Ministerio Público.

El C. Nucamendi: Precisamente, se necesita el desafuero del diputado Macip para que se inicie el procedimiento contra él. (Murmullos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra.

El C. Rueda Magro: Previa debió haber sido la acusación del Ministerio Público. (Murmullos. Voces. Campanilla). No conoce el compañero la Ley del Ministerio Público.

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra.

El C. Fuentes B. Amado: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene la palabra la comisión.

El C. Fuentes B. Amado: En nombre de la comisión....

El C. Delhumeau: Pido la palabra para una interpelación. (Murmullos). Es una interpelación que servir de base....(Murmullos. Voces. Campanilla).

El C. Fuentes Amado B.: Señores compañeros: Yo suplico a ustedes tomemos este asunto y lo veamos con toda serenidad, viendo que nuestra misión no es una misión de acusadores, porque no nos hemos constituído en acusadores; sencillamente, se nos ha pasado un dictamen y, como comisión técnica, hemos hecho nuestro dictamen a nuestro juicio y a nuestra conciencia, viendo exclusivamente la parte legal del asunto. La Comisión Instructora del Gran Jurado que ha dictaminado en este caso, como ya les he dicho, exclusivamente ha tomado en cuenta los puntos legales, ha tomado en cuenta las bases mismas que tomó el juez al pedir a esta Cámara el desafuero del compañero Macip. La

Comisión Instructora del Gran Jurado ha procedido en esta forma, porque creemos sinceramente que era como se debía proceder, porque no podría hacerse de otra manera. Y creo que ha tenido razón al producir su dictamen, porque la Constitución, en su artículo 109, previene que en este caso la comisión debe hacer su dictamen sin necesidad de que haya Ministerio Público y sin necesidad de que ése presente la parte acusadora; basta con un pedimento de la autoridad judicial para que este dictamen pueda producirse. Ese es el criterio que ha seguido la comisión. Por lo demás, la comisión tiene perfecto convencimiento de que para producir el dictamen no es necesaria la acusación del Ministerio Público ni la presencia del mismo, al lugar de la comisión; basta, como digo, el pedimento del ciudadano juez 6o.. de lo penal. Además del pedimento hecho por el ciudadano juez 6o.. de lo penal, la comisión tuvo en cuenta el pedimento del Ministerio Público, quien previamente lo hizo en el juzgado, que es donde corresponde hacerlo y que obra en el expediente. En esa virtud, quiero que ustedes se fijen que en este caso no ha habido precipitación ni interés de ninguna especie por parte de la comisión; exclusivamente hemos querido cumplir con nuestro deber, y esperamos que la honorable Cámara sea la que resuelva este asunto.

El C. Rueda Magro: ¿Moción de orden! Suplico a la Presidencia se sirva mandar leer el artículo 2o. de la Ley Orgánica del Ministerio Público del Orden Común. (Murmullos, Campanilla). Aquí está Dice:

"Toda querella por delitos o faltas de la competencia de los tribunales del orden común y toda consignación que se haga por las autoridades que tengan conocimiento de una infracción penal, se hará precisamente al Ministerio Público, para que éste, recogiendo con toda prontitud y eficacia los datos necesarios para la comprobación del cuerpo del delito y determinación de los responsables de él, formule desde luego la acusación correspondiente, pidiendo la aprehensión de los culpables, si no hubieren sido detenidos en flagrante delito...."

En consecuencia, como este artículo está de acuerdo con el artículo 21 constitucional, no hay base para seguir procediendo.(Murmullos, Voces).

El C. Fuentes B. Amado: Señores compañeros:

Voy a contestar el punto a que se refiere el compañero Rueda Magro. En estos momentos no estamos siguiendo el proceso del compañero Macip. (Murmullos Voces: ¿Sí! ¿Sí!) En estos momentos estamos resolviendo, más que otra cosa, una situación política. El juez, el Juzgado 6o. de lo Penal se encargará oportunamente de seguir el proceso y para que el Juzgado siga conociendo de este proceso, efectivamente se necesita el pedimento del ciudadano agente del Ministerio Público; pero para que nosotros pudiéramos hacer nuestro dictamen en esta Cámara, no necesitamos absolutamente del agente del Ministerio Público. Es una aclaración que yo quería hacer.

El C. Von Borstel: Pido la palabra.

El C. Villaseñor Mejía: Pido la palabra. (Murmullos).

El C. García Carranza: ¡Moción de orden!

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano García Carranza.

El C. García Carranza: Señores diputados: No parece sino que se trata, con ardides de leguleyos de mala ley (Aplausos), de retardar que se haga aquí algo en lo que la Representación Nacional tiene verdadero interés en hacer. Dicen los señores, que pretenden confundir el procedimiento que debemos seguir para erigirnos en Gran Jurado, procedimiento que se sigue en un Juzgado de lo Penal, que se necesita el pedimento de la parte acusadora. Ese pedimento a que se refieren ellos puesto que pretenden escuchará la voz del Ministro Público, está en el expediente a que ha dado lectura la Secretaría. Por otra parte, la ley es terminante: al artículo 23 de la Ley de 3 de noviembre de 1870 y de 6 de junio de 1896, dice categóricamente:

"Llegado este día - El día en que se erija la Cámara de Gran Jurado -, aprobada el acta de la sesión anterior, previa declaración del presidente, la Cámara se erigir en Gran Jurado y se leer todo el expediente. Después, se conceder la palabra al acusador (Voces: ¿Dónde está el acusador?) y luego el acusado y a su defensor o defensores, si hubieran concurrido."

La ley establece previamente que no es necesario que concurra el acusador, puesto que lo dice: si hubieran concurrido, si el acusador está presente, la Presidencia de la Cámara debe conceder la palabra al acusador, después al acusado o defensores y, por último, pasar a discutir el dictamen. Suplico a la Presidencia que se ajuste a lo que se dice la ley, y evite que se esté perdiendo el tiempo en este asunto, cuya resolución interesa a la Representación Nacional, para que se pongan las cosas en donde deben ponerse.

El C. Villaseñor Mejía: Pido la palabra para pedir la lectura de documentos.

El C. Esponda Julio: Pido la palabra, soy miembro de la comisión. - El C. presidente: Tiene la palabra la comisión.

El C. Esponda: He pedido la palabra... (Voces: ¡Tribuna!)

El C. presidente: La Presidencia manifiesta a la Asamblea que si no guardan la serenidad y compostura debidas, se verá obligada a levantar la sesión.

El C. Esponda: He pedido la palabra para referirme a lo dicho por el compañero Martínez de Escobar. El artículo 23 es claro, es terminante y es preciso. Nada de extraño tendría que la Asamblea viniera el agente del Ministerio Público, único acusador, y vinieran los defensores que nombrara el compañero a quien se hace responsable del delito que se atribuye, que bien pueden ser también miembros ajenos a la Asamblea. Probablemente, como no hay antecedentes sobre este particular, ha caído de sorpresa y nos llama la atención que se pida que venga el representante de la sociedad que es el único que puede llevar la voz de la acusación o de la defensa, porque únicamente lo que hace es acusar o defender, cuando se trata de los derechos de la sociedad. En este concepto, como no hay antecedentes, entiendo que la Cámara debe citar al agente del Ministerio Público adscrito al Juzgado, y el compañero Macip debe nombrar sus defensores dentro de los miembros de la Cámara o fuera de ella. Ese es el espíritu del artículo 23. La comisión no hace el papel de acusadora; la comisión

hace el papel de tribunal y no vamos a confundir un tribunal, que al mismo tiempo acuse, señores, porque entonces, ¿dónde se ha visto que se pueda ser juez y parte en un proceso? (Aplausos). ¿Es decir, que aquí, en el Congreso de la Unión, se van a admitir anomalías que no se admiten ni en los lugares más bárbaros? Eso es imposible concebirlo, y la comisión no está dispuesta a aceptar el papel de acusadora. (Aplausos).

El C. Von Borstel: Pido la palabra. Señores compañeros, en esta Asamblea entiendo que la mayoría estamos dispuestos a votar a conciencia este dictamen que va en contra de un compañero. Todos los datos que puedan proporcionarse a la Asamblea son pocos, puesto que va a discutirse sobre alguien que es para nosotros estimado y querido, como lo era también el occiso. Debemos tener toda clase de datos y toda clase de detalles. ¿Por qué, pues, no romper los viejos moldes y oponernos a que venga el agente del Ministerio Público? Yo creo que toda la luz que pueda acarrear a este asunto el señor agente del Ministerio Público, servir para los que queremos -alejando la politiquería de este asunto -, votar a conciencia, servirá para orientarnos y para que podamos dar un voto que de veras sea consciente y que se respete por la sociedad. (Murmullos).

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Macip.

El C. Díaz Soto y Gama: Yo había pedido la palabra antes.

El C. Macip: Señores diputados:

Yo pienso que es inútil....(Voces: ¡Tribuna!) Es para una aclaración nada más. Yo creo que resulta inútil la presencia del señor agente del Ministerio Público en este lugar porque todo lo que podría decir está en el expediente...(Murmullos).

El C. Díaz Soto y Gama: Compañeros: (Voces: ¡Tribuna!) Es muy sencillo. Yo creo, como algún compañero ha dicho, que no se trata de un proceso, no es un proceso, no es un proceso, la ley lo dice terminantemente: el proceso lo esta haciendo el juez. Nosotros venimos aquí a resolver lo que en derecho se llama una cuestión prejudicial. La acusación existe en el expediente; el trámite de recibir la declaración del acusado, también existe en el expediente, ante el juez. Aquí se trata de una simple consignación, y nosotros tenemos que cumplir con el trámite muy sencillo de resolver si ha lugar o no a proceder. (Aplausos). A este extremo: si nosotros resolvemos que no ha lugar a proceder, ello no obsta para que, terminado el período del fuero del compañero Macip, la autoridad común siga el proceso. De manera que yo creo que no es absolutamente necesario que venga el Ministerio Público; yo creo que por decoro de la Cámara debemos entrar inmediatamente al debate, porque hay que decirlo claro: no está en el banquillo del acusado el diputado Macip, sino todos los diputados revolucionarios acusados por la opinión reaccionaria.

El C. Martínez de Escobar: Pido la palabra.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Martínez de Escobar: Voy a ser muy breve, señores diputados; muy breve, para hacer una pequeñisima aclaración en relación con esta materia de desafuero de funcionarios de la Federación.

La Constitución General de la República, la de 1917, sabiamente, doctamente, hizo una distinción, hizo una clasificación en el procedimiento en relación con los delitos de los funcionarios de la Federación o los asimilados a los funcionarios de la Federación, como son los diputados locales cuando se trata de delitos oficiales, y los gobernadores de los Estados, y los funcionarios propiamente dichos de la Federación; y declara terminantemente la Constitución de 1917, derogando la Constitución de 57, que cuando se trate de delitos oficiales cometidos por los funcionarios de la Federación, entonces la Cámara de Diputados, sin previas diligencias, instruidas ante juzgados del orden común o del orden federal, la Cámara de Diputados, por acusación directa ante ella y haciendo las veces de procurador de justicia, se constituya en acusadora ante el Senado de la República. En estos casos, la Cámara de Diputados hace veces de Ministerio Público o de procurador de Justicia. Sabiamente lo hizo la Constitución, con objeto de que no se reunieran en una misma entidad los dos elementos: juez y acusador. ¿Quién, en un delito del orden oficial, acusa? ¿Quién, el Ministerio Público? No, no es el Ministerio Público del orden común o del orden federal; es la Cámara de Diputados, en vista de las diligencias practicadas ante la misma Cámara, y en virtud de las diligencias que haya practicado la Comisión Especial - no del Gran Jurado -, que se designe al efecto. Perfectamente bien explicado está este asunto en la Constitución de la República; pero cuando se trata de delitos del orden común, ¿realmente tiene razón el compañero Soto y Gama cuando dice que es sólo un trámite de mera consignación? No, compañero; no es un trámite de mera consignación, no puede serlo. Indudablemente que no lo es, porque si fuera un trámite de mera consignación, ¿qué tenían que ver las autoridades del orden común para que vayan a declarar ante ellas al acusador y los testigos, como se ha hecho en este caso? Si fuera un mero trámite, bastaría con que la Cámara, teniendo conocimiento del delito que se perpetró en la persona del diputado Marino Pérez, por el compañero Macip, para que la Cámara, en vista de ese conocimiento íntimo y con la acusación o la denuncia que hiciera cualquier individuo que tiene acción popular para ello, hubiera consignado el caso a las autoridades del orden común. No; la ley quiere, la ley necesita que se practiquen diligencias en este caso ante el juez del orden común, para que en vista de esas diligencias la Comisión del Gran Jurado de la Cámara de Diputados, que conforme al artículo 24 ó 25 de la misma ley que se ha citado tiene facultad para citar al acusado y tomarle su declaración, para practicar todas las diligencias que se necesiten, para formar su conciencia en vista del sentido de las declaraciones y decir si ha lugar o no a proceder; sepan ustedes que cuando la Cámara de Diputados declare que ha lugar a proceder, indudablemente que no es la resolución definitiva respecto a la responsabilidad del consignado, pero sí es un procedimiento que las autoridades del orden común tienen que tomar muy en cuenta, y puede decirse que

es el 90 por ciento de la responsabilidad probada ante la conciencia de un jurado, de la persona o funcionario a quien se acusa. No es un mero trámite de consignación; para ello no habría necesidad más que de recibir la acusación o no acusación, sino la denuncia, y pasarla inmediatamente a la autoridad judicial. En consecuencia, yo insisto en que se necesita la parte acusadora en este caso; como cuando se trata de delitos oficiales, en que la Cámara de Diputados es la acusadora ante el Senado, aquí se necesita la parte acusadora. ¿Quién es la parte acusadora? Nadie ha acusado; entonces, no hay acusación y no hay base de procedimiento, compañeros. (Aplausos. Murmullos).

El C. Siurob: Pido la palabra.

El C. Díaz Soto y Gama: Pedí una lectura, compañeros.

El C. secretario Romo: Artículo 109 de la Constitución general de la República:

"Si el delito fuere común, la Cámara de Diputados, erigida en Gran Jurado, declarará por mayoría absoluta de votos del número total de miembros que la formen, si ha o no lugar a proceder contra el acusado.

"En caso negativo, no habrá lugar a ningún procedimiento ulterior; pero tal declaración no será obstáculo para que la acusación continúe su curso, cuando el acusado haya dejado de tener fuero, pues la resolución de la Cámara no prejuzga absolutamente los fundamentos de la acusación.

"En caso afirmativo, el acusado queda, por el mismo hecho, separado de su encargo y sujeto desde luego a la acción de los tribunales comunes, a menos que se trate del presidente de la República, pues en tal caso, sólo habrá lugar a acusarlo ante la Cámara de Senadores, como si se tratare de un delito oficial."

El C. presidente: No habiendo acusador acreditado ante la Cámara de Diputados, erigida en estos momentos en Gran Jurado, tiene la palabra el acusado, diputado Macip, en cumplimiento del artículo 23 de la Ley de 6 de julio.

El C. Macip: Señores diputados: Quiero en estos momentos solemnes y trascendentales para mí -solemnes por el profundo respeto que me merece el tribunal que me juzga, y trascendentales, porque en ellos va a decidirse si soy o no responsable de un delito -; (Voces: ¡No!) quiero decía, llamar en mi apoyo toda la serenidad de que sea capaz; colocarme en un plano elevado de serenidad donde desaparezcan todos los odios y todos los rencores que agitan nuestro espíritu con las pasiones políticas. Así, pues, señores compañeros, quiero ver en la Cámara un augusto tribunal que va a juzgarme, y en cada uno de vosotros, no al compañero a quien pueda inspirarle simpatía o antipatía por mi actuación insignificante - digámoslo de paso -, en esta Cámara y en política en general sino que quiero ver en cada uno de vosotros a un juez severo, pero ecuánime, que viendo serenamente en su conciencia los hechos, dé un fallo justiciero.

Voy a permitirme, señores diputados, haceros una relación sucinta y breve de los acontecimientos del día 3 de septiembre, que han dado origen a este Gran Jurado. Quiero antes advertir, como consta en el expediente, que voluntariamente me presente a declarar al Juzgado sexto de lo Penal, que tiene conocimiento del caso, y el señor juez sexto penal me manifestó que no podía tomarme ninguna declaración, porque eso implicaría seguir un procedimiento en mi contra y gozaba yo de fuero constitucional. Hice las declaraciones a la prensa y lo que dije en esas declaraciones lo voy a repetir en esta tribuna.

El día 3 de septiembre del año actual asistí a la sesión de esta Cámara. Se trataba algún asunto del Estado de Puebla. El extinto, señor Marino Pérez, subió a la tribuna y atacó al señor general Barbosa; yo le reproché su actitud al atacar al señor general Barbosa, porque para mí, señores, la gratitud es uno de los sentimientos que más ennoblecen al corazón humano, y me podía mucho que un amigo a quien se le debían favores fuera atacado y se le viniera a ultrajar cuando ya no se necesitaba de él. Yo quiero que la Secretaría dé lectura a la parte relativa del DIARIO DE LOS DEBATES donde se relata este incidente.

El C. secretario Romo: DIARIO DE LOS DEBATES correspondiente al jueves 3 de septiembre de 1925. En la parte relativa, en uso de la palabra el diputado Marino Pérez, dice:

"Cacique es Barbosa y cacique es Montes, que ni entiende siquiera el principio social, ni entiende siquiera la vida de hombre civilizado. (Una Voz: ¿Y los Moro? Felicito a usted por defender a los Moro, representantes de la reacción en Puebla.

"De cualquier manera, señores, diez o quince mil obreros de Orizaba, han protestado ante el gobernador Tirado, de Puebla, por los crímenes que Barbosa viene sucesivamente cometiendo en personas que prestaron los más eminentes servicios a la revolución, y Tirado....

"- El C. Macip, interrumpiendo: Barbosa, el protector de usted....

"- El C. Pérez Marino: Sí protector....

"- El C. Macip: Protector de usted. (Campanilla).

"- El C. presidente: se suplica al diputado Macip no interrumpa al orador.

"- El C. Pérez Marino: Yo no discuto con hombres de sexo dudoso. (Murmullos).

"- El C. Macip: Barbosa le dio a usted el pan mucho tiempo y le paga usted con esta canallada. ¡Es usted un canalla! (Murmullos. Voces. Campanilla).

"- El C. presidente: Se suplica al orador que retire esa palabra, porque no está permitido decir en la Cámara de Diputados palabras injuriosas.

"- El C. Pérez Marino: Retiro la palabra y dejo el hecho. (Murmullos).

"- El C. Macip, dirigiéndose al C. Pérez Marino: La palabra no la repite usted allá afuera.

"- El C. Pérez Marino: En cualquier terreno...

¡En cualquier terreno!

"- El C. Macip: Estoy cansado de conocerlo."

El C. Macip: Los que hayáis estado presentes en la sesión del 3 de septiembre, señores diputados, bien podéis reconstruir esta escena en vuestra imaginación, y bien podéis también imaginaros cuál es la situación de un individuo, de un hombre, de un macho -porque soy macho completo -, a quien se

insulta en plena Cámara, ante la Representación Nacional, ante la faz de la República; vosotros pesad por un momento cuál es el estado de ánimo del injuriado. Ahora, señores, sólo quiero relatar lo que aconteció desde que salimos de la Cámara: en la escalinata invité al señor Marino Pérez para que me dispensara una palabra. Ya un poco serenado, yo llevaba el firme propósito de exigirle, de manera enérgica, una reparación a la ofensa que me había inferido, bien desde la tribuna de la Cámara, bien por las columnas de la prensa. El señor Marino Pérez iba acompañado del señor Ortega Martínez y del señor Emilio Sánchez. Textualmente le dije: "señor Pérez, quiero que me dispense usted una palabra, pero solo", porque yo también, señores, iba solo. En esos momentos un coronel del Ejército Federal, un militar pundonoroso y digno, como podrá comprobarse por su hoja de servicios, y un amigo mío, a quien sinceramente estimo y cultivo con frecuencia, me dijo, al pie de la escalinata: "tengo un asunto urgente que tratar contigo". Yo ya sabía cuál era el asunto que iba a tratar el señor coronel Molina Urcid. Generalmente, acostumbra esperarme a la salida de la Cámara, y yo lo busco en la Secretaría de Guerra para que juguemos al billar. Contesté al señor coronel que era más urgente el asunto con la persona a quien hablaba. El me pregunto: "¿de qué se trata? Le dije: "es un disgusto". Entonces el señor coronel Molina, dirigiéndose al señor Marino Pérez, le dijo: "yo no tengo el honor de conocer a usted, pero soy amigo de Macip; usted también trae a sus amigos. Creo que entre ustedes hay un disgusto, y con la intervención de los amigos de usted y la mía, podría quedar solucionado el caso de una manera satisfactoria y amistosa". El señor Marino Pérez respondió textualmente: "yo no acostumbro que nadie se inmiscuya en mis asuntos". Entonces el señor coronel Molina le manifestó que hacía bien en que nadie se inmiscuyera en sus asuntos, que no tenía el honor de conocerlo y que oficiosamente había intervenido. Entonces se quedó platicando con el señor Ortega Martínez, y el señor Marino Pérez y yo bajamos por la escalinata. Es inexacto que el señor Marino Pérez me haya invitado a que tomáramos un automóvil.

Yo mismo lo buscaba, porque en esos momentos llovía -vosotros lo recordaréis, señores diputados, porque hasta los estados de la atmósfera quedan grabados en la conciencia en momentos trascendentales que se recuerdan más tarde -. Caminamos al acaso las dos calles de Allende y dimos vuelta, también al acaso, por la calle de Belisario Domínguez. Es lo más natural, señores, que los que van a arreglar un asunto de esa naturaleza, busquen un lugar donde el tráfico no sea intenso, tanto de coches como de peatones. Es inexacto, también, señores diputados, que hayamos ido platicando amistosamente el señor Marino Pérez y yo. Para mí es venerable la memoria de todo ser que desaparece, pero en este caso tengo que decir que hasta antes de morir, mintió; que hasta antes de morir, me calumnió.

No cruzamos una sola palabra en el trayecto, y vosotros debéis suponerlo así. ¿Creéis, acaso, señores diputados - alguno de vosotros, cada uno de vosotros reflexione en su conciencia -, si se os dirige un insulto semejante, o si vosotros lo dirigís a alguien creéis que sea posible, creéis que sea lógico, creéis que sea natural que se pueda ir del brazo platicando amigablemente, como quien os invita a tomar una copa? (Voces: ¡No!) Es una cosa absurda, señores. Llegamos a un lugar que no recuerdo yo ni cual fue, y le dije: "Señor Pérez: yo le exijo a usted una reparación a la ofensa que me ha hecho dentro de la Cámara." El extinto señor Marino Pérez, en vez de ofrecerme la reparación o negármela en ciertos términos, me repitió la injuria con mayor crudeza, con una crudeza que no pudo reproducir en esta Cámara, porque respeto demasiado el lugar en que me encuentro, pero ya vosotros la podéis imaginar; conocéis el lenguaje que usan los Carreros y conocéis también lo que me dijo, en ciertos términos, desde esta tribuna. El me repitió crudamente la ofensa, y esto, señores, lo demuestra también el hecho de que cuando el presidente de la Cámara instaba al señor Marino Pérez para que retirara su ofensa, para que retirara esas palabras injuriosas, siquiera fuera por respeto a la Cámara, el señor Marino Pérez no sólo no retiro las palabras, sino que me ofendió más crudamente todavía: "Retiro la palabra y dejo el hecho." Estas palabras, señores, son más ofensivas tal vez o tan ofensivas como las que anteriormente me dirigió. Bien, señores diputados; llegamos al lugar donde acontecieron los sucesos y donde yo vi más despejada la calle, exigí al señor Marino Pérez que me prometiera una reparación desde esta tribuna; le dije que me prometiera una reparación desde esta tribuna por la ofensa que me había inferido. El señor Marino Pérez la repitió con mayor crudeza, y no sólo la repitió con mayor crudeza, sino que me dio un revés en el pecho, que me internó en el cubo de un zaguán. Podéis suponeros que yo no iba a meterme a una casa extraña para reñir con un individuo; lo más lógico es reñir en la calle, en cualquier lugar que esté más o menos apartado. Al golpe de él, que era mucho más fuerte que yo - y esto podéis comprobarlo por el dictamen de los médicos que lo atendieron cuando estaba herido -, era un individuo que hacía gimnasia todos los días, que jugaba base y basket - ball diariamente; también podéis comprender que no era un ser débil a quien yo podría atacar de cualquier manera. Como os decía, señores, retrocedí hasta el cubo del zaguán a ese impulso, y entonces sí, os confieso -¡la cosa más natural!- eché mano a la pistola, porque voy a ser sincero con vosotros: también hice un gran esfuerzo de voluntad; como llevaba algo de miedo, que es de todos los humanos y, además, había el antecedente de que él desde esta tribuna había hecho ademán de sacar la pistola.... (Voces: ¡Sí es cierto! y hasta uno de los señores diputados, no se quién.... (Voces: ¡Torregrosa!) le detuvo el brazo. Bien, señores; él, dándome un revés, me hizo retroceder hasta el cubo del zaguán; hizo ademán de sacar la pistola y, a la vez con una mano se me abalanzó y me tomó la mano en que tenía el revólver. Yo no sabía si él iba a sacar o no su pistola; en esos momentos debéis comprender que me habían dado un nuevo latigazo en pleno rostro, ya solo, y había el antecedente de que se me había fustigado, también injustamente ante la Representación Nacional; entonces, no sé

cómo, en el forcejeo salió un tiro de mi pistola, salió un tiro y quedamos a cierta distancia el señor Marino Pérez y yo. Entonces disparé toda la carga, no sé cuántos tiros disparé; yo seguí después por la calle jalando el llamador como un loco, y ví que no salían tiros, que lo que tenía en la mano ya no era una arma ni ofensiva ni defensiva. Después, todos habéis oído: si este hecho hubiera sido premeditado, hubiera tratado de escapar; tenía yo a un metro de distancia un callejón oscuro por donde nadie transita, el callejón de cincuenta y siete y, señores diputados, con la pistola en la mano me he venido por toda la calle, por los mismos lugares que habíamos recorrido he regresado, he pasado por donde había más gente, más tráfico, donde podían verme todos, donde podían inculparme, donde podían hasta lincharme; si hubiera llevado la más pequeña intención de hacer un daño de esa naturaleza, habría previsto la fuga, porque el que premedita un crimen premedita también la fuga.

Ahora, señores, respecto a los testigos, voy a pedir que la Secretaría dé lectura a dos documentos. Uno de ellos se refiere al proceso que no sé yo si aún tenga pendiente el señor diputado Ortega Martínez, el cual está acusado, inmiscuido o algo así, en los asesinatos de los hermanos Moro, acaecidos en Puebla el 14 de febrero de 1922.

El C. secretario Romo: Al margen un sello que dice: "Tribunal Superior de Justicia.- Estado de Puebla.- Secretaría.- 1a. Sala.- Estados Unidos Mexicanos.

"El ciudadano licenciado Cecilio Baltazar, secretario de la Primera Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado,

"Certifica:

"Que en el tomo número 11 once del proceso número 73 setenta y tres, iniciado el 14 catorce de febrero de 1922 mil novecientos veintidós, en averiguación de la muerte de los señores doctor Fernando y Alfonso Moro, en contra de Arturo Camarillo y socios, obra una resolución que en lo conducente dice:

"En Puebla de Zaragoza, a tres de agosto de 1923 mil novecientos veintitrés, el ciudadano licenciado José Manuel Isla, juez segundo de lo criminal de este municipio, actuando con su secretario, dijo: Vista la presenta causa, marcada con el número 44, iniciada con fecha 14 del mes de febrero del año de 1922 mil novecientos veintidós, por este Juzgado segundo de lo Criminal, y enseguida hasta su término por este mismo juzgado, primeramente, contra Félix Alonso, originario de San Salvador Chachapa, distrito de Tecali, de este Estado, casado, agricultor, de 32 treinta y dos años de edad; y Porfirio Mancilla, originario de Molcaxac, Tepeji, de este Estado, soltero, agricultor, de 25 años de edad; y, con posterioridad, contra Arturo Camarillo, originario de San Juan Ixcaquixtla, Tepexi, de este Estado, vecino de esta ciudad, desempeñando el cargo de inspector general de policía, de 40 cuarenta años de edad; Miguel Ortega, originario del pueblo de la Magdalena, municipio de Tepeaca, de este Estado, casado, militar, de 33 treinta y tres años de edad; Julio Sánchez, originario de Chachapa, Amozoc, de este Estado, soltero, empleado de la policía reservada, de 22 veintidós años de edad; Nicanor Mendicuti, originario de Mérida, Yucatán, empleado de la policía especial, soltero, militar, de 29 veintinueve años de edad; Angel Carpintero, originario de Huahuatlauca, Tepexi, de este Estado, casado, carnicero, de 25 veinticinco años de edad; Alfredo Ortega Martínez, originario y vecino de esta ciudad, casado, militar, de 33 treinta y tres años de edad; y Leoncio Cabañas, originario de Jalapa, Veracruz, vecino de esta ciudad, desempeñando el cargo de comandante de la policía de la gendarmería de a pie, casado, militar, de 33 treinta y tres años de edad. Vistas las diligencias que forman la presente instrucción; conclusiones acusatorias formuladas por el Ministerio Público; alegaciones de la defensa, y cuanto más debió verse y en consideración tomarse."

"Un sello que dice: "Tribunal Superior de Justicia.- Estado de Puebla. -Secretaría.- 1a. Sala.- Estados Unidos Mexicanos.

"El C. licenciado Cecilio Baltazar, secretario de la 1a. Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado,

Certifica:

"Que en el toca de casación al proceso número 73 (setenta y tres), de 1922 (mil novecientos veintidós), instruido en el Juzgado segundo de lo Criminal de este municipio contra Arturo Camarillo y socios, por el delito de homicidio calificado, perpetrado en las personas del doctor Fernando Moro y hermano Alfonso, obran, entre otras, las constancias siguientes:

"Honorable 1a. Sala del Tribunal Superior.- Alfredo Ortega Martínez, en el toca a la casación interpuesta contra la sentencia dictada por el ciudadano juez segundo de lo criminal, en el proceso instruido ante él por la muerte de los hermanos Fernando y Alfonso Moro, atacando la resolución que se me notificó el día de hoy y con apoyo en la fracción IX del artículo 20 constitucional, nombro como mi defensor en esa instancia al señor licenciado don Marino Pérez, que despacha en la casa número cinco de la antigua calle de Zárate, y aceptando el nombramiento, firma conmigo. Espero se sirva esa honorable Sala tenerlo por nombrado y le protesto mis más atentos respetos.- Puebla de Zaragoza, a treinta y uno de agosto de mil novecientos veintitrés.- Alfredo Ortega M.- Marino Pérez."- Rúbricas.

"Hago constar que en 12 (doce) de septiembre del año en curso se presentaron en esta oficina los señores licenciados Zenón R. Cordero y Marino Pérez, a expresar que aceptan la defensa que se les confiere y protestan cumplir fielmente.- Z. R. Cordero.- Joaquín E. Jiménez.- Marino Pérez."- Rúbricas.

"En cumplimiento de lo mandado, en resolución de esta fecha, pongo el presente en Puebla de Zaragoza, a los ocho días del mes de septiembre de mil novecientos veinticinco."

El C. Ortega Martínez: Pido la palabra para una aclaración. Pido la palabra para que me diga el señor Macip si la lectura de esos documentos la ha mandado que se hiciese para que se me exhiba como partícipe en un delito que se cometió en Puebla en esa fecha, o sencillamente para demostrar que era yo conocido del licenciado Marino Pérez. Si es para lo primero, recuerde usted, y todo Puebla lo sabe perfectamente bien, que se me ha seguido un proceso político y que no he tenido

responsabilidad ninguna en los asuntos de los hermanos Moro; tan es así, que se falló la sentencia absolviéndome posteriormente; pero políticamente también se ha tratado de nulificar esta sentencia de casación para nulificarme, y he recurrido a la justicia federal y se me ha concedido la suspensión y el día 16 se me concedió un amparo. Si es por lo que toca a la amistad que cree usted demostrar, de mí con el señor Marino Pérez, yo no me opongo a eso: yo tenía amistad con él, pero también debo participarle que eso no obsta para que yo me produzca con verdad.

El C. Macip: Yo, señores diputados, jamás he acostumbrado ni redactar anónimos como algunas personas que los redactan de oficio, ni exhibir a nadie públicamente. He querido que se lea este documento para que ustedes se den cuenta de que el señor Ortega Martínez, uno de los testigos de cargo, fue defensor del señor licenciado Marino Pérez, nada más para eso.

El C. Ortega Martínez: Yo no declaré en contra de usted.

El C. Díaz Soto y Gama: Pido la palabra para una aclaración. ¿Por qué se está permitiendo que el acusado, que está ejerciendo el derecho más sagrado que tiene un hombre, que es el de la defensa, sea interrumpido a cada momento por ese señor?

El C. presidente: Se le ha concedido la palabra con permiso del orador.

El C. Macip: Aquí está otro documento en el que consta que el señor Emilio Sánchez, otro de mis testigos de cargo, fue empleado del Ayuntamiento de Puebla en la época en que el señor José María Sánchez era gobernador de aquel Estado. Yo quiero hacer estas aclaraciones únicamente para defenderme. He anunciado, señores, que en estos momentos quiero colocarme en un plano superior de serenidad y borrar todas las diferencias de partido. Yo en todos vosotros veo a los representantes populares, inclusive en el señor Ortega Martínez; para mi basta que sea una verdad que el señor Ortega Martínez represente un distrito del Estado de Puebla, para que merezca mi respeto y consideración como representante popular. Pues bien, señores; estos dos testigos ya todos comprenden que obran bajo la influencia de la pasión política. Yo no censuro esto, es muy humano, y todos los humanos somos débiles, y quiero que en vuestros conciencias quede esto bien grabado. Os decía, señores diputados, que en el momento que el señor Marino Pérez me detenía la mano, en el forcejeo se disparó un tiro y que después disparé los demás sin saber cómo. Yo os juro por los más sagrado que tenemos todos los hombres, por mi honor que he defendido, que no creía yo que el señor Marino Pérez no sacara la pistola; que no sé si sacó la pistola y ese señor su amigo se la acomodó nuevamente en el carcaj, porque algo de eso me dijeron a mí, pero no me hago responsable de eso; no quiero afirmarlo. Esto, señores, me lo dijo el señor diputado Gonzalo E. González, que está en Puebla y que lamento profundamente que no esté en estos momentos en la Cámara. Me lo dijo porque él salía de la Cámara también y al oír las declaraciones corrió al lugar donde las oyó y se encontró al señor Marino Pérez moribundo en los brazos del señor Emilio Sánchez, y me ha referido el señor González, a quien puedo creer, que le estaban acomodando la pistola; pero repito, no me hago responsable de eso y por eso mismo ante el juez lo declaré, únicamente lo relato aquí como incidente. Ya sabéis, señores diputados, cómo ocurrieron los acontecimientos el 3 de septiembre. Repito que en esta honorable Cámara, por la cual siento profundo respeto, no veo más que un tribunal augusto para juzgarme, y en cada uno de vosotros, señores diputados, quiero ver, haciendo a un lado toda la antipatía que pueda inspirarles a algunos mi humilde personalidad y toda la simpatía que bondadosamente me dispensan otros, haciendo abstracción de esos sentimientos, quiero ver en vosotros, en cada uno de vosotros, jueces serenos, ecuánimes y severos, pero justicieros. Pesad en vuestras conciencias estos hechos; Pensad que cuando se tiene madre, pensad que cuando se tiene hijos, que cuando se tiene el orgullo de tener un nombre que nadie ha manchado, es algo muy duro que le digan a uno que no es hombre; es la injuria más infame que pueda dirigírsele a un hombre que lo es de veras. (Aplausos). Hay injurias, señores diputados, que son verdaderamente imbéciles como son aquellas que llaman "recuerdos de familia", esa es una injuria que yo pasaría desapercibida, de la que yo exigiría una reparación en cierta forma, pero nada más, porque aquí hay que ver que en la generalidad la injuria más grave, la que no puede tolerarse y ni en la generalidad se acostumbra esa, ni en las clases más incultas del pueblo, ni entre los individuos carentes de educación y carentes de todo respeto a lo que les rodea, se acostumbra dirigir injurias como la que a mí se me dirigió desde esta tribuna. Pensad que no podría un individuo a quien se le hubiera dirigido esa injuria, a un hombre que verdaderamente lo fuera y que recordara con cariño el nombre que le legaron sus antepasados, no podría presentarse a su casa, adonde lleva el pan cada día, porque aquel pan estaba manchado de cieno (Aplausos). Por ese solo hecho comprended cuál es el estado de ánimo en que yo me encontraba cuando acontecieron estos hechos, y así, pensando serenamente en vuestras conciencias todo lo que os he relatado, como jueces ecuánimes y serenos, juzgadme, juzgadme, señores, con la convicción de que cualquiera que sea vuestro fallo, no quedará en mí ningún rencor, no quedará en mí ningún odio ni ninguna animadversión.

Quiero hacer esta aclaración: cuando la prensa me atacaba de manera injusta cambiando la opinión en momentos aciagos para mí, en que yo no tenía el suficiente dinero para pagar a la prensa,...(Aplausos). Porque yo , señores diputados, quise hacer esto: despojarme del fuero de que disfruto y entregarme a las autoridades del fuero común para que un juez, un jurado, para que alguien autorizado dijera: es inocente, ha obrado en defensa de su vida que peligraba, ha obrado e defensa de su honor, que estaba mancillado. Y, señores diputados, os repito, yo no asumí esa actitud por una sola consideración, os lo puedo asegurar por mi honor: yo creí que podría creerse en esta Cámara, porque como se han dejado tantas causas pendientes -yo no

quiero mirar para atrás-, si algún día tenía que empezar a moralizarse la Cámara, y ese día es hoy, y se empieza por mí, pues ¡que importa! seré el primero y la justicia dirá lo demás. Y os digo que me detuvo esta sola consideración: puede creerse que yo eludí despectivamente la acción del primer Tribunal que debe juzgarme, de un tribunal que para mí es respetable, por vuestro fallo. Si declaráis que no ha lugar a proceder, seguiré con vosotros desarrollando una labor tal vez nula, insignificante, pero acompañada de entusiasmo y de la mejor buena fe; si no, la justicia dirá la última palabra. De todos modos, repito, no quiero, que me anime ningún sentimiento de odio, ningún sentimiento de animadversión para vosotros. Así, señores diputados, fallad en este caso. (Aplausos).

El C. presidente: De acuerdo con el artículo 23 de la ley relativa, se suplica al ciudadano Macip que abandone el salón, para poner a discusión el dictamen.

(El C. diputado Macip abandona el salón).

El C. Villaseñor Mejía: Pido la palabra para una moción de orden.

El C. presidente: Tiene usted la palabra.

El C. Villaseñor Mejía: Ciudadanos diputados:

La ley que para este caso está invocando esta honorable Representación, es la Ley de 6 de junio de 1896, sobre la responsabilidad de los altos funcionarios de la República, y esta ley es reglamentaria del artículo constitucional, del decreto de 13 de noviembre de 1874, que reforma el artículo 104 de la Constitución, y en el artículo 104 de la Constitución, reformado por el decreto expresado, o sea del 13 de noviembre de 1874, cuyo texto voy a permitirme pedir que lea la Secretaría, se verá desde luego que con fundamento en ese precepto, el acusado, una persona que tiene que asistir al Gran Jurado de esta Representación Nacional, la misma decía la última palabra sobre el particular, y era necesario que se llevaran a cabo todos los requisitos que establece la ley que se invoca, y en esta vez creo yo, señores, que como el artículo 109 constitucional vigente, que es el mismo 104 de la Constitución de 57, dice que el acto que aquí se declara no prejuzga sobre la responsabilidad del acusado, no me parece que el compañero Macip deba abandonar el salón, porque el precepto contenido en el artículo 109 de la Constitución vigente es distinto al 104 reformado de la Constitución de 57.

- El C. secretario Romo, leyendo:

"Artículo 104. Si el delito fuere común, el Congreso, erigido en Gran Jurado, declarará, a mayoría absoluta de votos, si ha o no lugar a proceder contra el acusado. En caso negativo, no habrá lugar a ningún procedimiento ulterior. En el afirmativo, el acusado queda, por el mismo hecho, separado de su encargo y sujeto a la acción de los tribunales comunes."

El artículo 104 reformado, dice: "Si el delito fuere común, la Cámara de Representantes, erigida en Gran Jurado, declarará a mayoría absoluta de votos, si ha o no lugar a proceder contra el acusado. En caso negativo, no habrá lugar a ningún procedimiento ulterior. En el afirmativo, el acusado queda, por el mismo hecho, separado de su encargado y sujeto a la acción de los tribunales comunes."

El C. Villaseñor Mejía: Señores representantes:

Como se ve por el artículo que se acaba de leer, cuando se juzgaba en Gran Jurado a un representante del pueblo, la Cámara tenía que decir sobre el particular algo que era definitivo, consistente en que se declaraba que no había delito que perseguir. Ningún tribunal podía después proceder en contra del acusado; por eso que ustedes ven, los formulismos que establece la ley y las exigencias del compañero Martínez de Escobar invocando una ley que no está en relación, que no se compadece con el artículo 109 vigente, que es el que ahora puede servirnos de base para juzgar al compañero Macip; y si el artículo 109 de la Constitución de 17 no es igual al que sirvió de norma para reglamentar la responsabilidad de los altos tribunales, ¿por qué en el presente caso se invoca esta ley que no se compadece con el artículo vigente, haciendo que se separe de aquí al compañero Macip, cuando no vamos a decir la última palabra sobre el particular? Nosotros, si desaforamos al compañero Macip, tendrá que responder, cuando deje de tener fuero, ante los tribunales del orden común, puesto que la acción criminal no prescribe por el hecho de que no se le juzgue desde luego. Por tal motivo, compañeros, yo creo que el señor diputado Macip no debe abandonar el salón, porque la ley que se invoca no debe de servirnos de norma, porque no es reglamentaria del artículo 109 de la Constitución, sino del 104 de la Constitución de 57, reformado. Así pues mi proposición es esta: quiero que se consulte a la honorable Asamblea si dados los argumentos presentados por mi, el compañero Macip debe o no abandonar el salón. Pido a la Presidencia que consulte a la Asamblea si acepta mi proposición.

El C. presidente: La Presidencia hace la aclaración de que el artículo 109 de la Constitución de 17 está en vigor, y la Ley que se está aplicando en este caso, que es de 6 de junio de 1896, también está en vigor en cuanto no se oponga a las disposiciones de la Constitución; por lo demás, la Presidencia suplica a la Secretaría se sirva leer el artículo 58, que establece que por ningún motivo se suprimirá ningún trámite de los establecidos por la ley.

- El C. secretario Romo, leyendo:

"Artículo 58. En ningún caso, ni por ningún motivo, podrá dispensarse trámite alguno de los establecidos en esta ley."

El C. Delhumeau: Pido la palabra para una interpelación. ¿No cree la Presidencia que el artículo que se ha aplicado en este caso se refiere a un acusado que siendo funcionario público acusado por delitos del orden común, pero que no tenga el carácter de diputado, porque en este caso entiendo que el compañero Macip tiene derecho de permanecer en el salón, no con el carácter de acusado, sino con el carácter de diputado en funciones?

El C. presidente: La Presidencia, contestando la interpelación del ciudadano diputado Delhumeau, advierte que el artículo 23 que se está aplicando en este momento no hace ninguna distinción de ninguna

especie y, en consecuencia, el ciudadano Macip, siendo funcionario público o no, es acusado y, por lo tanto, debe aplicársele el artículo 23.

El C. Mancisidor: Con seguridad que si el ciudadano Macip no fuera diputado, no estaríamos tratando este caso aquí. (Siseos)

El C. presidente: Tiene la palabra en contra el ciudadano Henshaw.

El C. Henshaw: Señores diputados:

Tengo la firme convicción de que en la conciencia de ustedes está el hecho de que no vamos a hacer una excepción en el diputado Macip. Aclaro, como aclaró el compañero Martínez de Escobar, que apenas si conocí hoy al diputado Macip y si recuerdo al occiso Pérez; así, pues, al venir a esta tribuna, no me unen ni con el desaparecido ni con el homicida, ningunos otros lazos que los de camaradería que existen en esta Asamblea. Vengo a invocar el espíritu de solidaridad que debe unirnos en un caso como éste, en que vamos a fallar contra un compañero que, probablemente, sea víctima de alguna intriga política, de algún movimiento para nulificarlo y que por desgracia haya caído en él.

Todavía vibra en el ambiente de esta Asamblea el borlote lanzado por el diputado Pérez a Macip, e incendia todavía las conciencias e indigna y asquea por su contacto. Se nos acaba de leer aquí por la Secretaría la forma terrible, la forma irritante en que Marino Pérez insultó a Macip. Cuando un hombre que tiene el corazón bien puesto se siente insultado frente a una Asamblea, que es la representación Nacional, es decir, que es la nación entera; cuando un hombre siente un insulto de la magnitud del lanzado por Pérez contra Macip, lavar la ofensa con sangre no es un derecho, es una obligación. No vengo aquí a hacer el panegírico del crimen; tampoco me encuentro influenciado por las teorías de los duelistas; en mi mente no existen las palabras vigorosas y candentes de Colombey o de Berguer de San Tomás en pro del duelo; no, aquí viene a hablar la voz del hombre sano, la voz del que se siente que en un caso como el de Macip, obraría exactamente en la forma que lo hizo Macip. Apasionado como soy de la justicia y reverente como soy de la igualdad, de una de esas tres palabras que la revolución del 89 levantó como bandera de fuego en las jornadas sangrientas más terribles que registra la historia del mundo; apasionado como soy de una de estas tres garantías que ofrecía el Ejército de Guerrero y de Iturbide en su bandera trigarante; creyente como soy de que la igualdad es la base de la libertad y de la fraternidad, vengo a esta tribuna a invocar igualdad y un poco también de justicia en pro del compañero Macip. Todos ustedes saben que en el Archivo de la Cámara de Diputados duermen, unas mucho tiempo y otras poco, peticiones de diferentes juzgados para desaforar a hombres que han cometido -compañeros nuestros actuales y que han dejado de serlo - crímenes parecidos al de Macip. Pregunto yo: ¿por qué ironía del destino se puso en primer término la acusación contra Macip, la petición de desafuero de Macip, el golpe contra Macip, que en la conciencia de todos y cada uno de ustedes está el hecho de que obró como debían obrar ustedes, cuando existen otros casos similares que lo han antecedido y a los cuales benévolamente se les ha echado tierra? Vengo, pues, a levantar mi voz para pedir que, si se procede contra Macip, que si somos unilaterales y juzgamos a Macip culpable, cuando solamente hizo lo que debió haber hecho, usemos la misma medida en los casos similares y tengamos una sola pesa y un solo rasero; y que, si convirtiéndonos en instrumento político, vamos a satisfacer esto que pudiera ser muy bien maquinación en que cayó Macip, lo digamos con toda franqueza, sin ambages; pero en ese caso, señores, Temis, siendo ciega, tendrá que cubrirse pudorosamente los ojos. (Aplausos. Siseos).

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Caloca Lauro G.

El C. Díaz Soto y Gama: Para moción de orden, señor presidente. ¿No hay pro? Si hay pro, el pro debe alternarse con el contra.

El C. presidente: No hay pro.

El C. Fuentes B. Amado: La comisión desea hacer una aclaración. Es una aclaración la que la comisión desea hacer, compañeros, porque el compañero Henshaw envolvió en su discurso la idea de que la comisión pudo haber tomado en cuenta cuestiones políticas para hacer este dictamen. Quiero hacer esta declaración, y una categórica declaración, para que los compañeros sepan y tengan en la conciencia el que la comisión a la que tengo el honor de pertenecer, no ha tenido absolutamente en cuenta cuestiones políticas para dictaminar en este caso. Exclusivamente ha pasado esto, señores; si no se han dictaminado los otros, la comisión a que tengo el honor de pertenecer no tiene que responder una sola palabra sobre el particular, porque no es a ella a la que ha tocado cada uno de estos asuntos. La comisión, sencillamente, se ha concretado a cumplir con su deber, desahogando todos los expedientes que tiene en cartera, y si los casos anteriores hubieran estado en manos de esta comisión, ustedes deben tener la seguridad de que ya a estas horas estarían dictaminados estos expedientes.

El C. presidente: Habiendo cedido el diputado Caloca la palabra al ciudadano Soto y Gama, tiene la palabra el ciudadano Soto y Gama.

El C. Díaz Soto y Gama: compañeros:

El caso este actual, tiene una inmensa significación, y la reacción, siempre mañosa y artera, está, seguramente, pendiente de la torpeza que por culpa de un bloque mal dirigido, se está a punto de cometer; digo por culpa de un bloque mal dirigido, porque yo sé que contra toda justicia, contra toda razón, contra todo sentido común, contra todo principio de serenidad, se han atrevido los directores de un bloque, del Bloque Socialista Parlamentario a llevar esta asunto al seno del bloque, y yo pregunto: ¿es racional que en el seno de un bloque, a puerta cerrada y sin oír al acusado, se tomen resoluciones que tienden a poner a un hombre bajo la acción de la justicia? Yo creo que no, y como a mí me han expresado varios componentes de ese bloque, componentes jóvenes, perfectamente sanos y no maleados.... (Voces: ¡Nombres!) Sería torpe, primeramente, y, después, sería indigno; la respuesta se cae de los labios, no quiero convertirme en delator, porque me lo confiaron el la intimidad, y no soy tan torpe para revelar esos nombres. Podría decirlos y veríamos que muchos de los componentes del mismo bloque, no están de acuerdo en que se cometa la infamia, se cometa la torpeza de torcer sus

conciencias nada más por un acuerdo tomado a puerta cerrada, de ese mismo bloque. Llamo la atención no sólo de la Cámara, sino del país entero, para que se vea hasta dónde conduce el sistema de bloques y para que se vea hasta dónde es inmoral esa forma de bloques. En otros términos, yo creo que estos momentos son los de crisis para el sistema de bloques, porque con este sistema sale sobrando la Representación Nacional. Una mayoría, dirigida por un grupo de hombres hábiles y audaces, acuerda, en lugar cerrado, una resolución, y ya se viene aquí con el concepto y con el compromiso de votar en determinado sentido; ¿entonces, para qué los debates, para qué las discusiones en la Cámara, para que en la Cámara cualesquiera que sean las razones que se aduzcan allí, el criterio esté no formado, sino forzado en el sentido que dictaron los dictadores de ese bloque. De manera que yo quiero que esta asunto sirva para iniciar (Aplausos), sirva , entre otras cosas -porque va a servir para muchas cosas -, sirva para iniciar la crisis moral del sistema corrompido, inmoral, antidemocrático y anticonstitucional de los bloques. (Aplausos). Y esa crisis vendrá, porque a pesar de que muchos hombres, por desgracia, en esta Cámara y fuera de ella, no tienen fe en las ideas morales y no creen en la moral ni en la fuerza de las ideas, y no creen que las ideas tienen en sí una enorme fuerza creadora, las ideas a pesar del escepticismo de esos hombres hacen su juego y su efecto, y las ideas son más que la fuerza bruta y más que las componendas más o menos bochornosas de los hombres, políticos o no, y, sobre todo, las ideas morales son las que rigen el mundo. Es triste tener que recordarlo en esta época, pero hay que recordarlo, ante la bancarrota de los principios.

Después de este preámbulo necesario, entro al asunto. El asunto, moralmente, es muy sencillo, moralmente se resuelve, no con preceptos de códigos no con argumentaciones de abogados o de leguleyos: el asunto se resuelve exclusivamente con este precepto, el más viejo y el más nuevo, el principio invocado por todos los moralistas, el principio básico que sintetiza toda la moral: "Haz a otros lo que quieras que te hagan a tí, pero no hagas a otros lo que no quieras para tí". Y yo pregunto: ¿quién de ustedes, quién de los compañeros que se sientan en esas curules, quién de los mexicanos quiere para sí que se le sujete al tormento moral increíble de que se le injurie brutalmente, de que se le haga una imputación que equivale a la muerte civil, esa imputación en público, en plena Representación Nacional, y después se le quiera convertir en hembra y después se le diga que no sabe defender su honor? (Aplausos). Yo no se si habrá otro país del mundo en que los hombres deban renunciar a su hombría para rechazar injurias; no lo sé, ni me importa; pero sé, para consuelo mío y de los mexicanos, que en México todo hombre sabe defender su honor. (Aplausos). ¡Y eso de que por un acuerdo de bloque se quiera obligar a los diputados a que obliguen a sus compañeros, porque son de otro bloque, a que no defiendan su honor! ¡ Ese es el colmo de las necedades y de las tonterías! Yo quiero anunciar desde ahora y lo repetiré en el curso de mi discurso, que la situación a que se quiere reducir al diputado es la siguiente: sencillamente, quieren dejarnos tres salidas para nosotros los diputados escarnecidos a diario, para nosotros los diputados convertidos en el ludibrio de la gente, por culpa de los ataques sistemáticos de la reacción; se nos quiere poner en uno de estos tres extremos: uno, dejarnos insultar; otro, dejarnos matar, o bien si nos defendemos matando al injuriador, entonces ser desaforados. ¿Para qué? ¿Para honrar el prestigio de la Cámara? No. para servir de cebo a los apetitos de la reacción. (Aplausos). Yo digo: en los momentos en que se avecinan tormentas en esta Cámara, en los momentos en que se inicia la lucha municipal, que levanta tantas pasiones, cuando se ha iniciado a pesar de la reacción y contra la voluntad de ella la discusión alrededor de las candidaturas en las elecciones presidenciales; en los momentos en que se avecina la lucha por la Comisión Permanente que va a decidir, y lo sabemos bien todos los diputados, del resultado de las elecciones presidenciales, y por eso, porque lo sentimos los que sostenemos determinada candidatura, por eso no hemos sido tan torpes de esperar a que pase este periodo, porque sabemos que en este período y de la Comisión Permanente que aquí se gane o pierda, depende del resultado definitivo de las elecciones presidenciales; porque sabemos que en México las elecciones se anticipan desde el primer día del período anterior, y lo digo con pruebas: el general Calles empezó a sostener su candidatura desde el primer día del período de Obregón. (Siseos. Aplausos). Y aquí están muchos "peleceanos" que les consta que para poder triunfar en esa candidatura hubo necesidad de que los dos partidos, el Cooperatista, que entonces sostenía a Calles, y el Peleceano, que no lo sostenía, entablaron una lucha a muerte para ganarse la Comisión Permanente del primer período, exactamente lo que vamos a tener que hacer ahora. De manera que nosotros nos estamos haciendo guajes, nos estamos haciendo tontos, y más todavía, el grupo de Morones ha empezado a trabajar la candidatura de Morones desde el primer día en que tomó posesión de la presidencia el general Calles. Creía la reacción, que simpatiza más con Morones que con Obregón, que nosotros los obregonistas íbamos a ser tan inocentes de permitir que el señor Morones nos ganara la delantera con dos o tres años, y que nosotros, por respeto a la opinión de la Representación Nacional y que no se dijera que era prematura la agitación electoral, viniéramos a trabajar el último año la candidatura de Obregón, cuando tuviéramos perdida esta Cámara y la siguiente; no somos tan tontos. (Risas. Aplausos). Señores de la reacción y compañeros de esta Cámara, nosotros tenemos que ganar esta Cámara y los contrarios tendrán que ganar esta Cámara, porque la Cámara decidirá las elecciones presidenciales, así como la Permanente del próximo año. Y después de esto que la reacción me llame cínico y que diga que he llegado al colmo del impudor, cuando a lo que no he llegado es al colmo de la imbecilidad, como ella hubiera querido. (Risas. Aplausos). Pues bien, señores; en estos momentos en que la campaña presidencial se ha iniciado y se ha iniciado deliberadamente por los agraristas, por nosotros, porque nosotros los agraristas tenemos interés supremo en que no entre

al Poder un enemigo del agrarismo, como lo ha demostrado serlo Morones; en los momentos en que se van a levantar tempestades, en que van a estallar tormentas y que van a venir grupos armados a la tribunas, en los momentos en que se va a iniciar una serie de insultos ente los diputados de uno y otro grupo, ¿vamos a consentir nosotros los agraristas y nuestros aliados en general, los obregonistas, que a la salida de esta Cámara se nos insulte y se nos deje y que no echemos mano a nuestras pistolas porque aquí en la Cámara la mayoría nos desafuera? No somos tan tontos, compañeros, ¡y a eso se nos quiere sujetar!: a dejarnos insultar, a dejarnos matar; si matamos en defensa del honor, se nos desafuera para no estorbar al grupo contrario. De manera que aquí podemos decir que venimos a defender, la inviolabilidad de la opinión del diputado los intereses de grupo, los intereses de partido, y los sabremos defender, y por eso, aunque se quiera hacer creer que queremos crear la impunidad, votaremos en contra de este asunto y lo ganaremos, estamos absolutamente seguros.

Ahora vamos a estudiar el asunto un poco más legalmente o más jurídicamente o más moralmente, como se quiera. Para esto tendré que leer dos pequeños párrafos de uno de los artículos del Código Penal, artículo que se refiere a las excluyentes de responsabilidad, a las circunstancias que destruyen la culpabilidad, circunstancias que excluyen la responsabilidad criminal:

"Circunstancias que excluyen la responsabilidad criminal."

"8a. Obrar el acusado en defensa de su persona, de su honor, o de sus bienes, o de la persona, honor o bienes de otro, repeliendo una agresión actual, inminente, violenta y sin derecho; a no ser que el acusador pruebe que intervino alguna de las circunstancias siguientes:

"I. Que el agredido provocó la agresión dando causa inmediata y suficiente para ella." No es el caso.

"II. Que previó la agresión y pudo fácilmente evitarla por otros medios legales." No es el caso.

"III. Que no hubo necesidad racional del medio empleado en la defensa." Ya estudiaremos el punto.

"IV. Que el daño que iba a causar el agresor era fácilmente reparable después por medios legales, o era notoriamente de poca importancia comparado con el que causó la defensa." Ya estudiaremos detenidamente este punto, y luego el siguiente.

"10. Quebrantarla violentado por una fuerza moral, si ésta produce temor fundado e irresistible de un mal inminente y grave en la persona del infractor."

De manera que hay dos circunstancias excluyentes de responsabilidad, que pueden alegarse o juntas o separadas; la de legítima defensa del honor, la de obrar violentado por una fuerza moral que produce un temor fundado o irresistible de un mal inminente o grave en la persona del infractor. Vamos a ver si la legítima defensa tiene los caracteres que marca la ley. Desde luego, empiezo yo por decir que no se trata en el caso de una simple injuria; el acusado, el ofendido o el interesado nos dijo muy bien; no es este el caso de una insolencia vulgar, de una insolencia de carretonero, de un "recuerdo de familia", como dijo pintorescamente el compañero Macip, una de esas frases, una de esas interjecciones que no están en los diccionarios, pero que todos los mexicanos conocemos que se emplea en contra de nosotros en momentos de indignación; esas frases son vulgares y no encierran más que un desahogo pasional. Aquí no hubo esto, aquí hubo la imputación concreta de un hecho deshonroso, y tan es así, que él dijo: retiro la palabra, pero dejo el fondo, el hecho, la acusación concreta de la falta, de la violación al sexo. Y vamos a analizar brevemente, como si fuéramos nosotros Macip -porque yo quiero que en este proceso, que en este preludio de proceso, cada uno se ponga en el caso de Macip -; vamos a analizar brevemente cuáles son, cuáles eran los efectos de la imputación que se hacía a Macip, de no ser hombre, de ser un individuo de sexo dudoso; vamos a analizar estos efectos ante la familia, ante las personas del sexo femenino y ante todos los hombres. Más o menos todos los hombres necesitamos favores del sexo femenino, de una u otra especie, ya sea un halago, ya sea una sonrisa, o las nupcias solemnes contraídas a la vista de la sociedad u otros favores que no se necesitan nombrar y que no pueden avergonzar a los varones. Luego, tercero, los efectos ante el sexo masculino. ¿qué hubiera sido de Macip, si Macip no se conduce en la forma en que se condujo? Primero, el desprecio de la propia familia, su propia madre, sus hermanos, los que de él reciben el pan. ¿Qué dirían de él, como Macip me lo ha dicho a mí? "Nosotros creíamos que el responsable de la situación de la familia era un hombre, y vamos a ver que no es ni hombre ni mujer, es un vulgar "41", es decir, un aborto de la sociedad. La propia madre, que más quiere al hombre, la propia madre se avergonzaría de haber dado la vida a un ser así. ¿Y los hermanos varones, y las hermanas hembras? Y luego, ¿qué, Macip no tiene el derecho que tenemos todos, si era soltero, como entonces lo era, de pretender a una señorita con fin perfectamente lícito y honrado; no tenía derecho de aspirar a la formación de un hogar? ¿Y qué señorita, qué mujer sería capaz de volver a cambiar siquiera palabra con un hombre que no era hombre? Sus noviazgos presentes o futuros, sus relaciones amorosas con una señorita quedaban vedadas, es decir, el amor vedado para este hombre. Y no es exageración, es evidente: ¿qué mujer en México acepta a un "41"? (Risas). Yo no sé si en Italia, donde dicen - no me consta -, que el vicio está extendido, se tolera esto; pero yo sí sé que aquí en México, en la alta sociedad, en la aristocracia, que no es muy escrupulosa en esa materia, una dama altísima, en aquel entonces, se divorció ruidosamente de su esposo, porque su esposo, muy conocido en los círculos aristocráticos y emparentado con muy altos, altísimos personajes, padecía de ese vicio de olvidar la hombría. De manera que es evidente que quedaba ese hombre muerto civilmente ante el sexo femenino. ¿Debía defenderse o no defenderse? Y ante los varones, comenzando por sus compañeros de Cámara, en qué concepto hubiera quedado Macip? ¿Quién de éstos lo hubiera estimado? En la conciencia de todos nosotros, en el momento del incidente bullía este pensamiento: este

hombre es un cobarde, es un ser despreciable cuando no mata a este hombre que lo ha ultrajado tan cobardemente y, lo que es peor, no sólo quedaba en el concepto de cobarde en nuestro espíritu, sino que quedaba la duda arraigada poderosamente de que al no hacerse justicia, al no tomar por su mano la reparación, era porque el ultraje era verdadero. ¿No es así? Evidentemente. ¿De manera que qué salida le quedaba a ese hombre? Y yo pido una cosa como base de la apreciación moral, de la convicción moral que ustedes se deben formar, porque no hay que olvidar que este no es un jurado vulgar, sino un gran jurado, un jurado político, o más bien dicho, un jurado moral de honor. Aquí no tenemos que basarnos en pruebas morales, sino en la convicción moral; la convicción moral, señores, se viene a basar sobre este examen, sobre este análisis que pido a ustedes se haga. Yo ruego a ustedes se fijen en esto: en este terrible periodo de tortura moral que Macip, que se sentaba en esos lugares cerca de la tribuna en que estaba el que lo insultaba, tuvo que soportar. Yo quiero que ustedes se fijen en el proceso moral terrible que debe haberse desarrollado en el fondo del corazón de ese hombre, en su cerebro, desde el momento en que recibió la injuria hasta que salió a la calle a reclamar al ofensor. ¡Una tempestad en un cráneo! como dice Victor Hugo en uno de sus mejores capítulos. ¿Qué pensaba? ¿Me repudiará mi familia? No seré hombre para nadie, en todas partes que vaya, a un baile, a un salón, a una tertulia, a una kermes, al salir a la calle, al cruzar la acera de enfrente, todos me señalarán con el dedo diciendo: ese es un cobarde, y de más a más, es un "41". Esto era nada menos, señores, que su muerte civil. ¡Peor que la muerte moral! ¿Quién de ustedes quiere verse en ese caso de recibir una injuria aquí en la Cámara, ante el tribunal, ante quien se acude y se le prohibe el derecho de defensa del honor de un hombre? ¿Qué el honor de un hombre se ultraja en la misma forma que se ultraja el honor de una mujer? ¿Creen ustedes que el caso de violación, de estupro o de rapto de un hombre, es el que ha previsto el Código Penal? (Risas. Aplausos). Ni tampoco ha previsto el Código Penal el caso de atentados al pudor. Los casos que tiene que haber previsto el Código no pueden haber sido otros más que los ultrajes al honor de la familia, el adulterio, los ultrajes al honor del hombre. ¿Como? Pues haciéndole una imputación que le produzca, como dice el Código Penal temor fundado o irresistible de un mal inminente o grave en la persona del infractor. ¿O qué, se nos quiere condenar a los mexicanos, porque así lo quiere la reacción, a que el honor nuestro, exacerbado por el temperamento mestizo, por el temperamento tropical en muchos casos, a que prescindamos del honor los mexicanos? ¿Los mexicanos, que carecemos de otras muchas virtudes; los mexicanos, en quienes está tan desarrollada, por desgracia, la falta de honradez en el manejo de fondos, sobre todo si son fondos públicos; los mexicanos en quienes el impudor político ha hecho tan grandes estragos en todos los tiempos; los mexicanos, en quienes la corrupción de la administración de justicia es notoria y tremenda; los mexicanos, que cometen todos los crímenes diariamente sin ser diputados, sin ser agraristas, porque llenos están los anales y llenas están las crónicas periodísticas de que se realizan en esta capital entre ciudadanos que ni son diputados, ni tienen fuero, ni son agraristas y, sin embargo, estos crímenes se cometen a diario? En una palabra, en México, donde la moralidad es tan baja, ¿se le va a quitar al mexicano lo único que tiene de especial y de respetable en su temperamento: el respeto de su carácter de macho? ¿Vamos a renunciar a nuestros antecedentes raciales de despreciar la vida, que en el mexicano es proverbial, que en los campos de batalla lo lleva al heroísmo? ¿Vamos a querer que el mexicano se convierta en un ser despreciable que tolere todos los ultrajes, porque, fíjense ustedes que esto formará escuela; en lo sucesivo rechazar una injuria de esa naturaleza en la forma que la rechazó este hombre, deja de ser un derecho para convertirse en un delito; siendo así que, como decía el compañero Henshaw, es una obligación? Yo quiero que se fije en esto la Cámara: que la triste condición a que se quiere sujetar al mexicano y a que se quiere sujetar al diputado - y yo establezco un contraste que someto a la consideración de la reacción, de las gentes que en la reacción todavía conservan una conciencia moral clara -: ¿por qué a las mujeres, por qué a las hembras bravas se les permite renunciar a los atributos de su feminidad y para defenderlas lleva la reacción a sus mejores y más labiosos oradores escogidos expresamente: Querido Moheno unas veces, José María Lozano, otras, García Naranjo en ocasiones? ¿Por qué a las hembras bravas se les permite portarse como machos y se quiere que el macho se porte como hembra? (Aplausos). Esta es una verdad innegable y yo apelo a la moralidad de la prensa metropolitana, en la cual hay elementos buenos y elementos malos, para que poniéndose la mano en el corazón establezcan el contraste ellos mismos y digan si hay igualdad, si hay el mismo criterio en las crónicas periodísticas que ensalzan hasta las nubes a las prostitutas, a las mujeres galantes que va a defender Moheno en los jurados; esas crónicas periodísticas que, como dice algún escritor revolucionario que voy a leer en estos momentos; defienden a la mujer galante que mata, no por vengar su honra, que no tiene, sino por satisfacer pasiones vulgares, que la defienden más que al artista, más que al filántropo, que me digan si hay igualdad de conducta en enaltecer el vicio de la mujer corrompiéndola más, porque se está estableciendo el principio que hace escuela, de que una mujer, y lo vemos en los periódicos todos los días, que las mujeres que se ven abandonadas matan después al seductor, porque las mujeres saben que gozan de impunidad y con esto estamos acabando con los atributos propios de la mujer, y, en cambio, al hombre, al diputado, al luchador, al político, al hombre que tiene la obligación de exacerbar su virilidad, puesto que está en plena lucha, a este hombre quiere la reacción que se le insulte en la tribuna y luego que no pueda reclamar en la vía pública al ofensor. Yo no comprendo que eso, absolutamente, pueda ser honrado y correcto y quiero leer un artículo atingente de un revolucionario bastante moderado, pero bastante inteligente, en que reprocha a la prensa esa su conducta. Yo diré que

debemos reprochar la reacción esa conducta al estar mandando sus mejores oradores para corromper a la mujer mexicana y autorizarla a que se vuelva criminal (Aplausos), es el mayor crimen que se puede cometer en un país. La mujer mexicana se está convirtiendo en una mujer criminal, bravía, peor que aquellas mujeres que se nos contaba de España, que llevan la navaja debajo de la media. Ya nuestras mujeres ya casi no son mujeres; es para dar miedo quizás. (Risas). Y no el miedo físico, el miedo moral de comprender que vamos al abismo. ¿Qué no han visto ustedes crónicas de una madre, que es lo más alto de la concepción moral, madre, que es más que los dioses, como decía Goethe, una madre que asesinó a su esposo en presencia de su hijo de cuatro años? ¿que, eso no horroriza? ¿Qué, eso no nos hace temblar? ¿Quién es el culpable de todo eso? ¡Querido Moheno y el montón de oradores reaccionarios que van a defender a esas mujeres! (Aplausos). ¡Porque si eso hubiera pasado una vez, tendría disculpa; pero todas las veces, en todos los nombres de mujeres galantes figura el cínico, así, el cínico de Querido Moheno, que no conforme con haberse manchado con el crimen del huertismo, todavía así quiere mancharse con su complicidad en todos los crímenes de las mujeres prostitutas de la ciudad de México! (Aplausos). ¡Eso es escandaloso! ¡Y cómo la prensa recoge eso con avidez! ¡Y cómo la prensa defiende a esas mujeres y cómo ataca a los diputados! Yo explicare por qué se ataca a los diputados: porque son la fuerza renovadora, porque son la fuerza que no transige, porque son la fuerza que empuja a los gobiernos. ¡Por eso se ataca a los diputados! Y voy a leer esto serenamente para que no se crea que es pasión: un artículo escrito en el gabinete, un artículo de un revolucionario moderno y sensato, un artículo del licenciado Alfonso Teja Zabre, publicado el 16 de octubre, el 16 del actual, que se llama: "La rehabilitación del jurado popular". Dice este hombre:

"Con excepción, por supuesto, de las pobres hembras maltratadas y apenas cubiertas con el pobre rebozo, que por cruda irrisión en este siglo de igualdad y democracia, sufren la humillante suerte de los parias y soportan todo el peso de la ley, porque no tienen la feminidad decorativa y perfumada de la galantería. Puede asegurarse que a los pocos días de una absolución escandalosa, los mismos jurados que se conmovieron ante una homicida de bandera azul, enviarán serenamente a presidio por ocho años a la hembra que cruzó el rostro de su amante brutal, en una borrachera."

¿Y es culpa del jurado? ¡No! ¡Es la culpa de los oradores de la reacción! Esa sí es culpa: pervertir la moral pública. Culpa es, y enorme culpa, no defender la revolución como la hacemos aquí con enorme sacrificio; porque es sacrificio seguramente atacar al capital, porque es sacrificio perder el porvenir como abogado, como médico, como ingeniero, como industrial; eso sí es sacrificio, que ninguno de esos pequeños reaccionarios, de esos miserables reaccionarios, vendidos eternamente al oro, saben hacer ni conciben siquiera que se haga.

"....se ha llegado en ocasiones al libertinaje y al desorden, con perjuicio de la respetabilidad de la curia y obedeciendo a la presión de las pandillas que ocupan el salón de jurados en los días de ruido". Y dice como causa de esto: "El mismo inflamamiento de la publicidad y el vocerío de los aplausos o las desaprobaciones impiden analizar el asunto a conciencia. Y la cuestión no es de pura retórica, de alardes oratorios y de dialéctica combativa. Los problemas del Jurado Popular están mucho más adentro, y las absoluciones escandalosas tienen una causa mucho más honda y más grave."

Pero vaya usted a hablar de moral a la reacción, que no tiene moral otra que la persecución del oro por todos los medios. Y yo quiero ahora entrar a lo que considero la base de mi defensa, a la defensa del diputado revolucionario. ¿Por qué se ataca a los revolucionarios de México, a los de la Cámara general, que es la verdaderamente revolucionaria? ¿Por qué se les convierte en objeto de ludibrio y de desprecio, por qué se ha emprendido sistemática labor contra ellos? Voy a procurar analizarlo, porque creo que después de habérsenos atacado durante ocho años, desde 1917 hasta 1925, alguna vez se había de levantar una voz en autodefensa nuestra. Se nos ataca, en primer lugar, por envidia; voy a explicarlo: la envidia, compañeros, es uno de los factores morales más fuertes para mover a los hombres y a las multitudes. La envidia consiste en esto: ganamos mil pesos al mes, mientras algunos empleados de mayores aspiraciones quizá que nosotros, de mayores pretensiones sociales y que quisieran ser aristócratas, ganan trescientos, cuatrocientos o quinientos pesos. Hay envidia, envidia justificada, seguramente; justificada, porque trabajamos poco y ganamos mucho, pero es envidia. Después explicaré por qué debemos ganar mucho, pero por lo pronto hay la envidia, y la envidia es un factor tan fuerte, que un autor que escribe sobre socialismo, Mermáis, analizando profundamente el asunto, no desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista psicológico, dice que, en su concepto, la envidia es la pasión más fuerte para promover el socialismo. Y es evidente: serán socialistas por idealismo en uno por ciento, el dos, el tres; los demás, son socialistas por envidia, por una envidia justificada, de que otros hombres posean más que ellos, trabajando menos, pero, en todo caso, envidia. De manera que esa envidia sorda, cruel, del empleado que se mata en el trabajo para no poder tener el automóvil que el diputado puede comprarse con más o menos sacrificio, o puede alquilarse cuando quiere ir de verbena o quiere ir de paseo, ese factor de la envidia es uno de los que han movido esa grita constante contra los diputados; grita que se escucha en todas partes, lo mismo en los lugares respetables, que en las casas "non sanctas". Es algo que ya debe ser estudiado por esta Cámara. Después vienen otros factores: los abusos del fuero. Evidentemente que ha habido abusos del fuero en algunas ocasiones, pero esos abusos son precisamente los que en esta Cámara no se trata de castigar; el verdadero abuso no se trata de castigar, y esto, que no es abuso del fuero, sino que es el uso de un derecho o el cumplimiento de una obligación, es lo que se trata de castigar. Abusos del fuero hábilmente explotados, porque no se necesita ser muy listo para comprender que la habilidad de

la reacción, la técnica de la reacción, no sólo con relación a México, en el caso concreto del ataque al diputado, sino en el mundo entero y con relación a todos los problemas sociales, consiste en esto, y lo saben los periodistas: Explotar el detalle. Se le toma un detalle, se le agranda, se le aumenta, se le desvirtúa, y de ese detalle, después resulta un ataque sistemático. Leí yo en Barbusse cosas como ésta: un grupo de anarquistas, en los principios de la revolución rusa, cometió un atentado, un incendio de dos o tres casas de ricos, en alguna población de Rusia, y la prensa europea tomó el hecho de esta manera: los soviets, los bolcheviques, siendo así que los anarquistas forman otra facción, habían sido los culpables; los soviets han quemado manzanas enteras de la ciudad tal, sea Moscú, por ejemplo, De manera que el abuso del fuero se desvirtúa, se falsifica y se aumenta; pero, en cambio, no se toma en cuenta que esta criminalidad de la Cámara es bien pequeña, si se le compara con la criminalidad que se está desarrollando en la ciudad de México. ¿Quién no tiene que escandalizarse de la criminalidad de esta ciudad, y no sólo de esta ciudad, sino de todas las ciudades del mundo? ¿Qué han dicho los congresos, los de educación, con relación a la criminalidad del Estado de Nueva York? Este es el resultado de una serie de causas económicas, evidentemente, y morales. La creencia religiosa de nuestros mayores no ha sido substituida por una creencia moral equivalente, de moral; faltan los frenos morales; pero se ataca exclusivamente a los diputados, y a los ministros, sobre todo si son de Hacienda, que tienen dinero, se les defiende. (Aplausos. Risas.) Se atreve a decir el parte de la prensa diaria - diré quién, " El Universal"- que como se atacó a su vida privada..... ¡bonita vida privada la que se arrastra en automóviles, la que se conduce a los teatros, la que se externa en frente al cuerpo diplomático, frente a familias metropolitanas, frente a toda la Representación Nacional, diputados y senadores; frente al presidente de la República y a todo su Gabinete, con más el Estado Mayor Presidencial, lujosamente ataviado, cosa que la reacción debe tener en cuenta: lo decoroso del atavío! (Risas.). Lo mismo que el atavío de las damas que vinieron aquí. Y frente a todos esos factores sociales, respetables, ese ministro, cuya vida privada debe ser impecable y no atacada, ese ministro dirigía eróticas miradas a una de las tribunas. ¡Bonita vida privada! (Risas. Aplausos.).Y todavía esa prensa decía que si se hubiere hablado de malos manejos del señor ministro, que entonces sí se le hubiera atacado. Y yo no podía hablar ese día, porque apenas dije que había coyotaje de parte del señor ministro, uno me gritaba un caso y el de más allá otro, y ya no sabía que hacer. Si nos ponemos a indagar lo que pasa en esa Secretaría de Hacienda, con ese montón de ingenieros reaccionarios apoyados por Pam, sería cosa de dar vergüenza ...(Voces: ¡Schiaffino!) Schiaffino y socios, toda la pandilla de ingenieros reaccionarios(Risas.) pero como esos hombres no son diputados y son reaccionarios o claudicantes de la revolución, que es peor, o traidores a la revolución, porque en lugar de representar fuerza renovadora, van hacia atrás, es decir, se convirtieron a la reacción. La reacción les abre los brazos, esperan, además, canongías, prebendas, una parte quizá en los coyotajes que sabemos nosotros; de manera que no es prueba de moralidad de la prensa atacar a los diputados, es mentira; por fortuna, hay radio, y aunque la prensa no diga nada mañana, lo dirá el radio, y con eso me conformo. (Risas.) Es decir, a propósito del radio, en los progresos de la humanidad, los materiales, que sólo han servido para injusticias y para infamias, para establecer la desigualdad económica, empiezan a servirá para algo que para la reacción es despreciable, que no vale nada, pero para nosotros sí los que conservamos el culto de la idea, sí vale algo para la difusión de la verdad, para la difusión de la verdad, para el conocimiento de la justicia social revolucionaria; que esto se oiga por radio, porque de otra manera nunca lo hubiera oído la reacción. Ahí se habla de esto: se habla de pesos, de aventuras amorosas, de éxitos galantes, de trajes bien llevados, de dónde se compran las mejores camisas, etcétera; pero nunca se habla de verdad y de justicia y, mucho menos, de justicia social. De manera que esto del radio servirá para que la justicia social se vaya imponiendo, a pesar de los otros medios de que la reacción dispone para su publicidad.

Por supuesto, no me extraña que la reacción intrigara para quitar el radio de la Cámara; pero mientras tanto haya radio, yo he de tener el gusto de darle a la reacción una respuesta, no criminosa, no manchada de sangre, sino viril y justiciera; una respuesta por los millones de ataques que nos dedica a los diputados revolucionarios. Y quiero llegar al último punto, a la principal causa por la cual ataca la reacción a los diputados revolucionarios: ¿por qué no ataca al Senado? Porque el Senado está con ellos. (Risas. Aplausos.). ¿Cuándo se ha atacado al Senado? ¡Con que cariño paternal se le excusan sus debilidades! ¡Con qué habilidad se tuercen sus errores! ¡Con qué gusto la más pequeña necedad que allí se dice - porque allí generalmente sólo se dicen necedades -. (Risas. Aplausos), con qué gusto se hincha la necedad y se le adorna, y lo que se dijo en un castellano desastroso, resulta traducido a un lenguaje que inspiraría quizá vergüenza a Cervantes! (Risas). No se ataca a los senadores, ¡Qué se va a atacar! No se ataca a los ministros claudicantes, ¡qué va! Se ataca a los "cínicos" que se han atrevido a proclamar a Obregón. ¿Por qué? Porque Obregón sí ha cumplido lealmente con los principios de la revolución. Vamos a ver en qué consiste el papel de los diputados de esta Cámara dentro de la revolución que se está desarrollando - porque sigue desarrollándose "Excelsior" dice con mayúsculas que la revolución ceso, y todos sabemos lo gritan los hechos, lo gritan los repartos de tierras a diario que la revolución social en México no habrá acabado sino hasta que se reparta el último ejido y se conceda la última ampliación justa de ejidos. (Aplausos). Se necesita una ignorancia supina o una suprema mala fe para creer que un cambio social tan importante como la transformación del régimen de la propiedad territorial, lo que en todas partes ha producido los mayores trastornos y los más sangrientos incidentes, en

México, país nuevo y joven, país de más a más tropical, vaya a desarrollarse en sana paz. ¿A quién se le ocurre eso? Pues es natural que una opresión de siglos ocasione, tenga que ocasionar estallidos formidables. ¡Si antes es bueno nuestro pueblo! ¡Antes esta revolución no se ha desarrollado con los caracteres formidables de la revolución francesa! En la misma Inglaterra, la prensa, otro progreso de las ideas modernas y otro progreso de las mejoras materiales, sí, la misma prensa con tal de venderse, "Excelsior" mismo se ve obligado a publicar la noticia de que Lloyd George, el que dirigió al mundo como político, la eminencia más grande de la política europea ha reconocido que la única forma de hacer algo práctico en favor de su país es levantar la bandera agraria. Y Lloyd George, el gran político, hasta por política reconoce que es necesaria esa bandera: la bandera agraria. Porque ya la bandera laborista está muy deslucida y muy manchada, allá como aquí (Aplausos). Lo único serio y trascendental que representa un cambio social, es el cambio de dueño de la tierra, que pase del poder de unos cuantos, de los oligarcas, de los acaparadores, a los muchos, a los desposeídos, y el mismo "Excelsior", que tendrá que ver el cotejo mañana, como "El Universal" y "El Demócrata", de sus crónicas, que aunque sean dadas íntegras por sus reporteros, quizá sean mutiladas; "Excélsior", "El Universal" y "El Demócrata", que tendrán que ver mañana la comparación que haga la metrópoli entre sus crónicas mutiladas y deficientes y las impresiones, las versiones directas de mi voz y de la voz de todos los revolucionarios que transmite el radio, la misma reacción tiene que rendirse también ante el progreso, ¿Por qué?, porque si no publica los artículos de los grandes pensamientos, de los que llevan las ideas nuevas, ¿a qué se tendría que quedar reducido? ¿A los artículos de Moheno y García Naranjo? ¿Cree la prensa reaccionaria que esto motiva la venta de sus periódicos? No, esos artículos los leen con gusto los quinientos u ochocientos rezagados que hay en la capital de la República (Risas); pero lo que lee la gente con gusto, la inmensa masa de consumidores, lo que produce la gran venta de esos periódicos es la crónica parlamentaria, donde se expresa el principio nuevo, donde hablan los "locos" y los "agitadores", los que enarbolan la bandera de lo novedoso contra la bandera de lo caduco. ¿pues qué, creen que si se estuviera hablando todos los días en la prensa de democracia como la de don Porfirio y de dictadura benévola, creen que se venderían esos periódicos? ¿Creen que no es soso ya, que no es aburrido García Naranjo? ¿Creen que no aburría ya Bulnes repitiendo sus mismas paradojas envejecidas? Pues bien; la prensa necesita acudir Lloyd George, la prensa necesita acudir Nieto, a reserva de que se venga después a atacar a Nieto; necesita recurrir al pensamiento nuevo para venderse. De manera que por mercantilismo la prensa se ve obligada a transmitir algo que forma parte, como el radio, de lo nuevo, de lo moderno, de lo progresista. Y vuelvo a apartarme de mi punto, pero no me bajo de la tribuna sin tocarlo, (Aplausos. Risas). porque, ¿Cuál es el papel de los diputados, de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión en esta revolución social. ¿Cuál es su papel en una revolución que se está llevando a cabo pacíficamente, en plena paz, que es el mérito de esta revolución, cuando paso el fragor del combate? ¿Cuál es su papel? Pues es muy sencillo: si ustedes me permiten compararé al Gobierno, al Gobierno de todos los países del mundo - El nuestro, o cualquiera, el más adelantado o el más atrasado - con un barco grande o chico en medio de un lago; para mí ese es el Gobierno: ¡El lago está tranquilo?, el Gobierno no se mueve, el Gobierno no tiene fuerza propia, recibe impulsos; que se establezca una corriente en ese lago y el barco aquel comenzará a moverse. ¿La corriente es retardataria, la corriente es hacia atrás?, el barco retrocede ¿la corriente es de impulso hacia adelante?, el barco avanza; y si la corriente de atrás es muy fuerte, debe ser muy fuerte la corriente hacia adelante. De ahí que nosotros los agitadores tengamos el gusto de tener que extremar la nota, porque si no extremamos la nota, nuestro impulso queda completamente destruido por el impulso gigantesco de la reacción. De manera que nosotros representamos el impulso hacia adelante; ¿por qué el Gobierno no puede tener el impulso hacia adelante? Porque es inerte por naturaleza. ¿Qué es lo que piensa el gobernante al llegar al Poder? Dos cosas: la conservación y el aumento de su poder, primero, y después la conservación y el aumento del brillo de su poder, de la magnificencia de ese poder, del boato, digamos, de ese poder. Todo gobernante, absolutamente todo, quiere que se diga de él que hizo las mejores obras públicas que se han realizado en el país, que se han hecho los mejores caminos, que se han construído las mejores presas, que se han fundado los mejores Bancos, las más hermosas escuelas, etcétera, etcétera, y para eso, si no hay la fuerza renovadora, el Gobierno insensiblemente, aunque no lo quiera, tiene que volver los ojos al capital, y cuando nos encontremos frente a frente no sólo del capital interior, sino del exterior, ¡y qué capital, compañeros, el norteamericano, el que tiene el cetro financiero del mundo....!

El C. Siurob: La Anti - Rusia.

El C. Díaz Soto y Gama: La Anti - Rusia, dice muy bien el compañero; ¿qué capital y qué nación, los Estados Unidos, la nación que venció en la guerra europea, la que dirige los destinos del mundo en lo internacional, en lo político, en lo económico, en lo financiero, ¿ser fuerte o no el empuje hacia atrás que imprima la plutocracia americana? Evidentemente que sí. ¿Y el empuje de la reacción nuestra, que se defiende contra lo que ella llama el despojo de los latifundios, será verdad? ¡Pues ya lo creo que sí! ¿De quién es la prensa? ¿De la revolución? ¡No! El Gobierno no ha tenido ni la habilidad ni la energía de hacer que la prensa sea suya.....

El C. Campillo Seyde, interrumpiendo: ¿"El Demócrata" sí!

El C. Díaz Soto y Gama, continuando: "El Demócrata" es un periódico bastante tibio que no convence a nadie, compañero, a nadie. (Risas). Francamente, entre los tres periódicos, yo prefiero a "Excélsior", porque "Excélsior" es franca y absolutamente reaccionario. ( Risas ). ¿Es

honradamente reaccionario! (Risas. Aplausos.). En cambio, " El Universal" es cobardemente reaccionario e hipócritamente semirrevolucionario. (Risas. Aplausos). ¡Yo a "Excélsior" lo veo con gusto, porque yo veo claro en "Excélsior" el programa que debe seguir el "Partido Agrarista": "Excélsior" dice una cosa y el resultado es seguro, inevitable! (Aplausos). Por supuesto, yo generalmente me tomo el trabajo de hacer mi análisis previo, lo tengo hecho; pero cuando veo que mi análisis coincide con la contraprueba que da la tesis sostenida por "Excélsior", yo me siento feliz. De manera que ahora que yo veo el alboroto de "Excélsior", de Querido Moheno y del hipócrita de "El Universal", con todas sus letras, el hipócrita del "Universal"- aunque no me publique crónica mañana; me tiene sin cuidado, al fin que hay radio y ya tendrá "El Universal" que dar una disculpa a sus lectores de por que destruyó la crónica al compañero Quiroz y se la aventó al cesto de los papeles inútiles, como hizo con las otras crónicas del pobre compañero -; ¡lástima de trabajo! (Aplausos. Risas); de manera que cuando yo he visto la alharaca que han hecho con esto de Obregón, yo francamente me he puesto quizá orgulloso, y he dicho para mí: !la primera que se me hace, una pica en Flandes la he puesto! Porque si "Excélsior" es antirreeleccionistas, yo soy reeleccionista; y si la antireelección, se ha vuelto reaccionaria, pues, hombre, quiero decir que la revolución tiene que volverse reeleccionista, porque, evidentemente, ¿quién va a creer a "Excélsior" hablando de reelección? ¿Quién va a creer que nos está haciendo un servicio el de llamarnos al orden a los revolucionarios? Es una mentira.

Ahora, respecto de la reelección, yo quiero aprovecharme de este último día de radio. (Aplausos). Voy a explicar lo que es la reelección. Para nosotros los que perseguimos una finalidad económica, con es la agrarista; para los agraristas como para los socialistas de buena fe de todos los matices, la finalidad económica es evidentemente el punto objetivo a que debemos tener. Los medios políticos, como su palabra lo dice, son simples medios; si nos sirven, los aceptamos, si no, los rechazamos; de manera que aunque me llame cínico Querido Moheno, que entre paréntesis me hace un gran honor, porque el llamarme cínico, quiere decir que soy sincero.... (Risas). Nosotros los agraristas, como tenemos al frente nuestra finalidad económica, cuando la reelección nos sirve para la finalidad económica, porque lleve al poder a un hombre que ha demostrado ser agrarista, somos reeleccionistas; pero cuando no nos conviniera la reelección de Obregón o de otro, entonces seremos antirreeleccionistas. ¡Eso es perfectamente claro! Si no es la política la que domina a la acción económica, la acción económica es la domina a la acción política. ¿Cómo vamos a sacrificar el fin al medio? Tenemos que subordinar el medio al fin. ¡Es evidente! ¿Es así que para nosotros Obregón es el hombre que ya cumplió durante cuatro años? Luego nos conviene llevarlo al poder, y lo llevaremos. ¿Por qué? Porque del mismo que modo los agraristas, sumados al Ejército Federal, llevamos al poder a Calles, del mismo modo, aunque le pese a la reacción, y a otros compañeros, llevaremos al poder a Obregón. (Aplausos. Murmullos). Porque en este país, compañeros, no hay que hacernos tantas ilusiones, no hay más que dos fuerzas propiamente tales: los campesinos y el Ejército. La gente de la ciudad tiene su presupuesto demasiado reducido, demasiado contraído, demasiado forzado, para que pueda pensar en una aventura revolucionaria. ¿Ustedes conciben a Morones al frente de una revolución? (Risas). Los obreros, los compañeros obreros, ¿cómo van a dejar a sus familias en la miseria, cuando la miseria significa para la familia del obrero el hecho de que el obrero se aleje de su casa una semana? Cómo el obrero va a estar fuera de su casa los seis u ocho meses que dure una revolución? ¡Evidentemente que no! De manera que la fuerza para una revolución la dan los revolucionarios; de manera que si agraristas y Ejército Federal están de acuerdo en su inmensa mayoría en traer al poder a Obregón, porque ya lo conocen, ¡qué revolución va a haber! ¿Quién la hace? (Aplausos. Murmullos). Al contrario, con el otro sistema de los pequeños candidatos, sí surgiría inevitablemente la revolución, y lo voy a demostrar. Supongamos que se borra a Obregón porque triunfa la opinión reaccionaria, la tesis reaccionaria de "Excélsior", de Juan Sánchez Azcona, de los "maderistas", de Querido Moheno y de todos los que se han vuelto ahora unos antirreeleccionistas fervorosos, sinceros, inmaculados; supongamos que triunfe esa tesis y que no pueda reelegirse a Obregón, ¿qué candidatos quedan? Los voy a dar; en política mexicana se usa mucho el secreto y la reserva y yo, que soy político mexicano, pero moderno, no tengo secretos ni reservas. Los candidatos que surgirán desapareciendo de la escena política Obregón, son éstos: los agraristas se fijarían, evidentemente, en uno de estos tres candidatos: De Negri, aunque mañana le de un cólico a "Excélsior"; De Negri, uno; Tejeda, dos; Valenzuela, otro; se dividirán los tres agraristas en tres candidatos. El Ejército escogería, seguramente, entre cuatro candidatos, es casi seguro: Serrano, Arnulfo Gómez, Eugenio Martínez y Amaro; cuando menos, cuatro. El laborismo.... ¡Morones! La Crom, o digo, el Partido Laborista, porque si no se enoja el Partido Laborista y si no se enoja la Crom, o no se quién se enojará, el Partido Laborista es fijaría en Morones, y entonces, ¿por qué es el disgusto de la reacción en que venga a resolver la situación Obregón?

Porque entonces la reacción tendría una hermosísima oportunidad, que no le daremos los agraristas por cierto, de meter un octavo o noveno candidato, y entonces la revolución tendría ocho partidos. Ustedes comprenden si la revolución podría sostener un frente único a la reacción, y entonces ésta lanzaría como candidato al secretario del arzobispo Orozco y Jiménez. (Risas); sería un candidato, no sé cuál, ese u otro (Voces: ¡Rabasa!) Ese, sería Emilio Rabasa, por ejemplo, o puede ser que el formidable orador Moheno, yo no sé quién, pero ella sí, la reacción, con toda seguridad, escogiendo bien o lo más mal posible, la reacción tendría un sólo candidato contra siete u ocho de la revolución. Esa es la oportunidad que espera "Excélsior", es la oportunidad que espera Querido Moheno, y no se la

daremos seguramente. De manera que la única manera de sumar todos esos candidatos, con excepción de Morones, que sueña con la Presidencia - sueño vago e irrealizable -, con excepción de Morones, todos los demás se sumarían en Obregón. ¿Por qué De Negri iba a luchar contra el Ejército? No. ¿Los agraristas vamos a ser tan torpes de querer luchar contra el Ejército cuando no se necesita? Ese es el problema, lo volveré a repetir: queremos evitarle a nuestro país una revolución, porque vendría la revolución si los agraristas tomaran un candidato y el Ejército otro. Por eso nosotros, aunque no se comprenda nuestro patriotismo, queremos evitar ese choque entre las dos fuerzas revolucionarias de México, entre el Ejército y los agraristas, y tomamos el candidato único que puede sumar los dos elementos, en vez de dividirlos; y el único candidato, aunque se mueran de coraje los reaccionarios y los "moronistas", el único candidato con el cual coinciden desde ahora la voluntad de todos los ejércitos y de todos los soldados de México, es Alvaro Obregón. (Aplausos en las galerías). ¡Mañana que la prensa me ataque, que diga que yo volví esto un mitin; me tiene sin cuidado! Ya dije lo que tenía que decir: dije que a los diputados se nos ataca por que somos fuerza renovadora, y de tal manera es cierto, que toda la poderosa organización de la Crom y todas las esperanzas de la reacción se han bamboleado -óiganlo bien todos los compañeros - con un simple discurso, con un pobre discurso, con palabras, palabras y palabras de un loco, de un zapatista, del desgraciado de Soto y Gama. (Risas. Aplausos).

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Romo.

El C. Romo: Me permito hacer la aclaración al señor Soto y Gama, que la instalación de radio de la Cámara, que se debe a la Secretaría de Educación Pública, no se va a acabar ni hoy ni mañana, sino que durará todo el período.

El C. presidente: Tiene la palabra en pro del dictamen, el diputado Torregrosa.

El C. Torregrosa: El gobernante que no se preocupa de la salud pública, no es tal. Faltaría yo a mis principios y a mis convicciones de socialista si no levantara mi voz enérgicamente en contra de los principios sofísticos y perversos del compañero Soto y Gama. (Siseos. Aplausos). El legislador que gozando de la confianza de sus comitentes viene a ocupar un puesto en esta Representación, tiene el compromiso solemne de atacar las inmoralidades de los miembros de su raza, tiene la obligación sagrada de elevar el nivel moral de esa raza y con hombría, con conciencia, hacer lo posible por extirpar las lacras que pesan sobre ese pueblo. (Aplausos). Deseamos sincera y virilmente cambiar a los adoradores de Hiutzilopoxtli, a los que antes han alabado a Soto y Gama en congresos agrarios, cuando con máximas cristianas conmovía a sus admiradores. La ley que nos predica Soto y Gama no es ley radical, progresista, sino ley mosaica, porque la ley mosaica fue la del ojo por ojo y diente por diente. La actitud del compañero Soto y Gama no es socialista, no es justa, no es organizadora, no es bienintencionada, porque una sociedad en donde cada elemento y, sobre todo, sus legisladores, una calumnia, una falta, la limpian con una falta mayor, introduce anarquía, introduce desorden, y si ese sistema quiere Soto y Gama, alguna vez que llegara a ostentarse candidato a la Presidencia de la República, ¡pobre porvenir le esperaría a nuestro país! (Aplausos). Compañeros, ¿creen ustedes moral, creen ustedes viril el hacerse justicia por su propia mano? (Voces: ¡Sí! ¡En ciertos casos, sí!) ¿Creen ustedes moral, compañeros, que a un insulto que condenamos nosotros, porque me cabe la alta satisfacción de que estaba yo a la vera del finado Marino Pérez, y cuando Marino Pérez intentó sacar el revólver, con toda energía le empuñe la mano, le llamé la atención y le dije: "¡Eso no es de hombres!" Y cuando Padilla, con mucha calma y con mucha certeza le dijo: "Retire usted esas palabras", yo le dije al oído: "Es de caballeros y de hombres retirar una ofensa que le hace daño a usted."

El C. Durón González, interrumpiendo: ¡Pero no la retiró!

El C. Torregrosa, continuando: Hizo mal; yo no excuso la falta de Marino Pérez; yo lo que digo, compañeros, es que hay una sentencia muy notable por lo verídica, por lo noble de ella: "Dos errores nunca justifican una cosa." (Siseos. Murmullos).

El C. presidente: Se previene a los asistentes a las galerías que no tienen derecho a participar en los debates.

El C. Torregrosa, continuando: Nuestra raza, nuestro pueblo, valiente de por sí, necesita que sus directores lo encaucen. Todos nosotros, como decía bien Soto y Gama, tenemos pasiones africanas; debemos, compañero Soto y Gama, como directores de este pueblo, procurar dar el ejemplo y evitar la violencia. Dicen algunos compañeros, inconscientemente - no cabe duda -, que sí justifican la justicia por mano propia. ¡Y acabamos de nombrar jueces y acabamos de nombrar magistrados! (Aplausos ruidosos). Tenemos la obligación, por el decoro nacional, compañeros - y no me refiero sólo al caso Macip -, tenemos la obligación, sin hacer caso a la reacción, que la considero criminal porque muchas veces asesina, porque muchas veces cohecha; les habla a ustedes un humilde socialista, imperfecto, con miles de defectos, pero con la intención y el deseo de ser mejor y de que el medio que lo rodea sea mejor; necesitamos, compañeros, corregir nuestros yerros. No voy a ver lo que hacen los sajones y otras razas, no. ¿Cuándo, compañeros, en nuestros hechos, en nuestra experiencia, no nos hemos arrepentido de la veces que hemos dado rienda suelta a nuestras pasiones? ¿No es cierto que es de más hombres y de más caballeros saberse contener y exigir las reparaciones por las vías que tenemos? Es lo normal, es lo caballeroso. En estos tiempos, en que se predica el Derecho Internacional; en estos tiempos, en que la misma Rusia, el grito de Rusia y de todos los socialistas sinceros, es una exclamación de rabia y de protesta contra la tiranía, contra la violencia, contra la guerra, el principio de Anselmo: sangre vertiste, sangre tengo que verter; ¿tú me insultas? ¡Pues te mato!.... ¡País de cafres, país de anarquistas! Necesitamos más calma y más conciencia. Y el compañero Soto y Gama, que en su fuero íntimo es cristiano, porque así lo ha dicho, que en su fuero íntimo ha venerado las palabras de aquel

gran predicador del sermón de la montaña, al compañero Soto y Gama le digo que reflexione; tiene un deber más grande que nosotros, tiene la experiencia, los años, y, como buen padre de familia, como buen esposo, debe exigir a esta Asamblea el que se proceda con toda energía y con todo respeto a la misma patria. Hay una escena en el caso de Marino Pérez, que no se me olvida, compañeros; les hablo a ustedes no como diputado, sino como hombre, como mexicano: cuando venimos a velar el cuerpo de Marino Pérez, todo hombre, con el corazón bien puesto y la cabeza normal, contemplaba una escena terrible, que yo quisiera traer a todos los compañeros diputados para que se les presentara en los momentos de violencia. Estaba en un sofá la pobre viuda, con la huerfanita de ocho a diez años; lloraba la madre, e inconscientemente la niña le decía: "¿Mamá, por qué lloras?" Y ví a compañeros valientes, machos, como dicen ustedes, muy machos, con los ojos empañados de lágrimas, y decía yo: una ofensa, la ofensa es ligera, explicable, compañeros, porque aquí se han dicho muchas cosas, al mismo Soto y Gama y a Manrique, explicable porque un insulto trae otro, muy mal hecho, pero así se hace. Pues bien; pongamos, compañeros -y yo apelo a los sentimientos nobles de ustedes -, pongamos en una balanza, en un lado, el insulto del macho, la exigencia del egoísta por su penacho, por ese penacho que nos lleva a la revolución, por ese penacho que nos hace discutir, ser respetuosos de las ideas de los contrarios, y en el otro, la sangre que vamos a verter! Veía yo a la viuda y a la huerfanita. ¡Ingratitudes de la política!

Al llegar pregunté si había alguno inscrito en pro: yo no pensaba hablar, creí que de la diputación de Puebla iba a encontrar a alguno inscrito en pro, y ví con pena que ni un solo diputado de Puebla se había inscrito para defender este caso; ni uno solo. Así es que era muy lógico pensar, es muy lógico pensar, que la pobre viuda de Marino Pérez, que la pobre huérfana de Marino Pérez cuenta hoy con muy pocos amigos. Y es esto, digo yo: ¿vale la pena hacer huérfanos, vale la pena hacer viudas por esa egolatría? Yo conozco a Soto y Gama y, en el fondo de su corazón, Soto y Gama no es criminal, no es malvado, y no puede aceptar esto. (Aplausos).

El C. Caloca, interrumpiendo: ¿Me permite una interpelación, compañero?

El C. Torregrosa: Con todo gusto.

El C. Caloca: Compañero:

Yo sé que está usted hablando con toda sinceridad y está usted hablando de una víctima que causó a usted una pena muy honda. ¿Usted cree que en estos momentos no hay una madre que está pendiente de la situación de su hijo? ¿No cree que están unas hermanas y unos hermanos pendientes de la situación de un individuo? Más aún: ¿no sabe usted que está pendiente una novia, de la suerte de un individuo que ha sido atacado de "joto"? (Siseos). ¿No sabe usted -y debo advertirle esta cosa - que donde hay la misma razón debe haber la misma justicia? (Murmullos).

El C. Torregrosa: Voy a contestarle, compañero Caloca.

El C. Caloca: Se lo digo con toda sinceridad.

El C. Torregrosa: ¿Sabe usted que tengo presente en mi sinceridad, que no sólo una madre, sino un millón de madres de mexicanos, y millares de hijos, están pendientes de la actitud de los legisladores y que aquéllas les van a decir a éstos: "Para nada sirve la policía, para nada sirven los tribunales, para nada sirven las leyes, porque los mismos diputados dicen: hazte justicia por propia mano"? (Aplausos ruidosos). Eso es lo que no quiero, compañero. (Aplausos). Y las madres católicas, y las madres protestantes, y las madres socialistas, les dirán a sus hijos, en lugar de enseñarles el respeto a su prójimo, respeto al camarada, respeto al compañero, les dirán: "¡ten buena puntería y madrúgale!" Esa es la verdad. (Aplausos ruidosos). Compañeros mexicanos: por el honor de nuestra patria, por el honor de nuestra raza, por aquellos principios de hombría verdad que nos legara un Nicolás Bravo, que ante el asesinato de su padre, no ante el escupitajo de un insulto, no ante un insulto tan pequeño, sino ante el asesinato de su padre, dijo: voy a vengarme de los gachupines -de los gachupines, como dice Soto y Gama -. ¡Gachupines, en nombre de la sangre de mi padre, yo os perdono! Eso es México, ese es el mexicano que vale. (Aplausos).

Estos señores nos hablan de que nos desliguemos de la cosa política, y lo primero que hacen es meter este asunto en la cloaca política. (Aplausos). ¡Por respeto a nuestro carácter de diputados, por que no es insultando a Juan ni a Pedro como se defiende la dignidad del diputado; por respeto a las tradiciones más bellas de nuestra raza, compañeros, yo pido un ejemplo, un consuelo para las madres que quieren que los mexicanos vivan no como lobos, sino como hermanos! (Aplausos).

El C. Sánchez José María: Para una aclaración, señor presidente.

El C. presidente, a las 20.40: Se suspende la sesión de Gran Jurado, para reanudarla el lunes a las diez y seis horas, y se cita para el propio lunes a sesión de Cámara, a las once horas.