Legislatura XXXII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19261231 - Número de Diario 50

(L32A1P1oN050F19261231.xml)Núm. Diario:50

ENCABEZADO

MÉXICO, VIERNES 31 DE DICIEMBRE DE 1926

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXXII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 50

SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADO EL DÍA 31 DE DICIEMBRE DE 1926

SUMARIO

1. - Abierta la sesión, se lee y aprueba el acta de la anterior.

2. - Proposición de los CC. Manuel H. Ruiz y Francisco de Valle, a fin de que los miembros de la Cámara puedan desempeñar, durante el receso, cargos y comisiones de la Federación y de los Estados; aprobada. Se presenta una comisión del Senado que participa la clausura de esa Cámara. Dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda, que pensiona a la señora Petra Arrioja, viuda de Lerdo de Tejada; aprobado; al Ejecutivo.

3. - En su turno, ocupa la tribuna para hechos los CC. Alejandro Cerisola, Eulalio Martínez, Antonio Díaz Soto y Gama y Elías F. Hurtado. Se lee y aprueba el acta de la presente sesión y se levanta ésta.

DEBATE

Presidencia del C. EDUARDO C. LOUSTAUNAU

(Asistencia del 166 CC. diputados.)

El C. presidente, a las 17.40: Se abre la sesión.

- El C. secretario Romo, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día treinta de diciembre de mil novecientos veintiséis.

"Presidencia del C. Eduardo C. Loustaunau.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y cuarenta minutos del jueves treinta de diciembre de mil novecientos veintiséis, se abrió la sesión , con asistencia de ciento ochenta y cuatro ciudadanos diputados.

"Fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día anterior.

"Se procedió a la elección de los ciudadanos diputados que deben formar parte de la Comisión Permanente que actuará en el próximo receso del H. Congreso de la Unión y por doscientos treinta y cinco votos triunfó la planilla formada por los CC. Francisco Valle, Rafael V. Balderrama, Ernesto Prieto, Pedro Alvarez, Melchor García, Guillermo R. Miller, Alfredo Romo, Armando P. Arroyo, Efraín Pineda, Pablo Baranda, Joaquín Lórenz, Juan E. Azuara, Juan Rincón, Francisco J. González y Ricardo Treviño.

"Se hizo la declaratoria correspondiente.

"La Presidencia designó las siguientes comisiones:

"Para comunicar a la Cámara de Senadores que mañana a las diez y siete horas se celebrará la sesión de clausura del actual período de sesiones del congreso de la Unión, CC. Nicolás Pérez, Francisco A. Rivera, Valentín Aguilar, Juan Morales, Bernardo R. Hasvach y secretario Melchor Ortega.

"Para participar al Ejecutivo de la Unión que mañana a las diez y siete horas el Congreso General cierra su período ordinario de sesiones, CC. José Santos Alonso, Gabriel Macías, Rafael Cruz, Humberto Barros, Luis Sánchez Mejorada y secretario Alfredo Romo.

"Para dar el mismo aviso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, CC. José Aguilar y Maya, Alfonso Francisco Ramírez, Austreberto Muratalla Torres, Víctor Rendón, Benito Juárez Ochoa y secretario Luis Torregrosa.

"Dióse cuenta con los siguientes documentos:

"Oficio del Senado, con el que remite un proyecto de reformas a la base segunda , fracción VI del artículo 73 de la constitución General de la República. - Recibo, y a las comisiones unidas, 2a. de Puntos Constitucionales y 2a. de Gobernación.

"Oficio del Senado, al que acompaña una iniciativa de reformas al artículo 37 de la Constitución general. - Recibo, y a la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales.

"Oficio del Senado, enviando un proyecto de decreto por el que se aumenta a seis pesos diarios la pensión de que disfruta la señora Petra Arriaga viuda de Lerdo de Tejada. - Recibo, y a la 1a. Comisión de Hacienda.

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, con el que remite una iniciativa del ciudadano presidente de la República sobre reformas a los artículos 74, 117, 118, 121 y 131 de la Constitución general de la República. - Recibo, a las comisiones unidas 1a. de Puntos Constitucionales y 1a. de Hacienda, e imprímase.

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, al que acompaña el ejemplar del "Diario Oficial", en que aparece la ley de Migración expedida por el Ejecutivo federal en uso de la facultad que le confirió el Congreso de la Unión para reformar la Ley de Inmigración de 22 de diciembre de 1908. - Recibo, y a la 1a. Comisión de Gobernación.

"Oficio de la Secretaría de Gobernación, con el que remite otro número del "Diario Oficial", en que aparece un decreto expedido por el ciudadano Presidente de la República, en uso de la facultad que le concedió el Congreso de la Unión para reformar la Ley de Beneficencia Privada para el Distrito y Territorios Federales, de 23 de agosto de 1904. - Recibo, y a la 2a. Comisión de Gobernación.

"Ocurso de la señora Elena Blanco viuda de Revueltas, con el que envía documentos relacionados con la solicitud de pensión que tiene presentada por los servicios que prestó a la patria su extinto padre el general Miguel Blanco. - a la 2a. Comisión de Guerra.

"Proyecto de decreto subscrito por el C. Juan de Dios Avellaneda y hecho suyo por numerosos ciudadanos diputados, en virtud del cual se autoriza al Ejecutivo de la Unión para crear una Escuela civil de Aeronáutica, con el personal de empleados y gasto que aparecen en un escrito que al mismo proyecto se acompaña.

"Se le dispensaron los trámites y sin debate se reservó para su votación.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Guerra, que consulta un proyecto de decreto por el que se concede una pensión de cinco pesos diarios a la señora Elena Blanco viuda de Revueltas. - Primera lectura.

"Se dispensó al proyecto la segunda lectura y sin debate de reservó para su votación.

"En un solo acto fueron aprobados los dos proyectos reservados, por unanimidad de ciento cuarenta y cinco votos. - Pasan al Ejecutivo y al Senado, para los efectos constitucionales, respectivamente.

"Para hechos, usaron de la palabra los CC. Ricardo Treviño, Vicente Lombardo Toledano y Juan Lozano, refiriéndose a la demora que en el Senado ha sufrido la expedición de iniciativas de ley aprobadas ya por esta H. Cámara.

"A las veinte horas y quince minutos se levantó la sesión y se citó para el día siguiente, a las diez y seis horas, a sesión de Cámara de Diputados y a las diez y siete horas a sesión de clausura del Congreso."

Está a discusión el acta. En votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.

- El mismo C. secretario, leyendo:

"H. Asamblea:

"Los que subscribimos, diputados en ejercicio a esta XXXII Legislatura de la Unión, tomando en cuenta los procedentes establecidos por las anteriores Legislaturas al concluir sus períodos ordinarios de sesiones, ante vuestra soberanía pedimos, con dispensa de todo trámite, la aprobación de los siguientes puntos de acuerdo:

"Primero. Se faculta a los miembros de esta H. Cámara para desempeñar, durante el receso, cargos y comisiones del Ejecutivo Federal, de los Estados, del Poder Judicial de la Federación, o de los Estados, con obligación de dar aviso, en cada caso. a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.

"Segundo. En el caso de que el cargo que se desempeñe fueron de elección popular, se considerará por esta circunstancia que se opta por el puesto de más reciente elección, perdiéndose, por tanto, el carácter de diputado."

"Salón de sesiones de la H. Cámara de Diputados del congreso de la Unión. - México, D.F., 28 de diciembre de 1926. - M. H. Ruiz. - F. de Valle."

En votación económica se pregunta si se aprueba. Aprobado.

El C. presidente: Estando a las puertas del salón una comisión de la Cámara de Senadores, se suplica a los señores diputados Santos Alonso, Azuara José, Antonio M. García. Luis Márquez y secretario Cerisola, que se sirvan introducirlos al salón.

El C. Carpio Manuel, presidente de la comisión del Senado: Señores diputados:

El Senado de la República nos ha hecho el honor de comisionarnos para venir a manifestar a usted que con esa fecha ha clausurado la Cámara colegisladora el primer período de sus sesiones del presente ejercicio; y al hacerlo así, desea el Senado hacer presente a esta Cámara muy honorable, los deseos de que nuestras conjuntas labores en lo que se refiere a sostener el nacionalismo y la altísima labor de patriotismo que el señor general Calles está desarrollando en defensa de los ideales de la nación, siga en compacto grupo de entusiasmo y que en cualquier evento en que nos veamos, las dos Cámaras respalden al Ejecutivo en su brava actitud ante la situación internacional. (Aplausos.)

El C. presidente: Esta Cámara se ha enterado con satisfacción de que la honorable Cámara de Senadores clausuró hoy su período ordinario de sesiones y retorna ese fraternal saludo.

- El C. secretario Romo, leyendo:

"1a. Comisión de Hacienda.

"H. Asamblea:

"La H. Cámara colegisladora remitió a esta de Diputados el expediente con el proyecto de decreto relativo al aumento de pensión de la señora Petra Arriaga viuda de Lerdo de Tejada, asunto que, por acuerdo de vuestra soberanía, fue turnado, para su estudio y dictamen, a la subscrita comisión

"Por los datos contenidos en la solicitud de la interesada, nos hemos enterado de que la peticionaria es nieta del licenciado Ponciano Arriaga, quien fue miembro del congreso Constituyente de 1857, y, además, como liberal prominente, prestó muy importantes servicios a la nación de suerte que por estas consideraciones, que son las mismas hechas por la H. Cámara de Senadores, los subcritos, no tenemos inconveniente en apoyar el dictamen que ya emitió la Cámara colegisladora, y rogamos a ustedes tengan a bien aprobar el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se concede a la señora Petra Arriaga viuda de Lerdo de Tejada, un aumento en la pensión de los dos pesos que actualmente disfruta, elevándola hasta seis pesos diarios, que percibirá íntegramente mientras no cambie de estado."

"Sala de comisiones de la H. Cámara de Diputados del congreso de la Unión. - México, D.F., a 31 de diciembre de 1926. - Enrique L. Soto. - Max. Cenobio Robles. - Luis Díaz." - Primera lectura.

En votación económica se pregunta a la Asamblea si se dispensa la segunda lectura, Dispensada. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se procede a recoger la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. secretario Cerisola: Por la negativa.

(Votación.)

El C. secretario Romo: Fue aprobado por unanimidad de 164 votos. Pasa al Ejecutivo para sus efectos.

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Alejandro Cerisola, para hechos.

El C. Cerisola: Estimados compañeros:

Plugo al destino que el día de hoy, último del año de 1926, fuera día de gloria para el pueblo y el Gobierno mexicanos, y de oprobio y de vergüenza para los enemigos de México. Hoy quedó demostrado plenamente ante el mundo entero, que nuestro querido México es un país soberano. El escudo de nuestra bandera se reafirma en símbolo; el águila altanera que encontraran en la roca nuestros antepasados los aztecas, representará en los sucesivo a la soberanía nacional que ha sabido ahogar entre sus garras al reptil inmundo de las bastardas ambiciones de los dueños del oro. Por eso ahora, más que nunca, debemos ufanarnos de nuestro escudo simbólico. México, el país hospitalario por excelencia, el país de leyenda, ha conquistado hoy un puesto definitivo entre los pueblos soberanos de la tierra al defender, hasta salvarlo, su sagrado derecho de darse la legislación interior que mejor le convenga. (Aplausos nutridos.) A pesar del innoble, del enorme esfuerzo de los cuatro enemigos de México y de su Gobierno, que cual otros tantos jinetes del Apocalipsis se han lanzado furiosos contra ese sagrado derecho, el Gobierno Mexicano, encabezado por Plutarco Elías Calles, con férrea entereza, con inquebrantable patriotismo lo ha defendido y lo ha salvado de todas las maquinaciones, de todas las intrigas, de todas las bajezas, de todas las infamias, y lo han salvado limpio y brillante para ostentarlo con orgullo ante el mundo entero, probando así que la fuerza que presta la justicia, que la fuerza que nos da la razón y la verdad a los débiles, es más poderosa que la fuerza del oro corruptor. (Aplausos.) Las leyes reglamentarias de nuestro artículo 27 constitucional en lo relativo a tierra y a petróleo, que el Congreso mexicano expidiera en uso de su soberanía, están intactas y quedarán en pie gracias a la heroica defensa que de ellas ha hecho el Ejecutivo de la Unión, que con fe de iluminado, con entereza de espartano y con patriotismo de verdadero mexicano, ha sabido oponer al derecho de la fuerza , la fuerza incontrastable del derecho y la justicia.

El día de hoy expira el plazo para someterse a le ley, y por eso digo que el día de hoy es día de gloria para México y su Gobierno, que sin alardes, sin destemplanzas, sin baladronadas, pero también sin titubeos ni vacilaciones, ha defendido su dignidad contra los ataques de sus cuatro enemigos; y ya que los enumero, permítaseme que los señale, que los nombre. Es el primero el capital norteamericano, principalmente el de los petroleros, que torvos malvados, sin escrúpulo ninguno, con ambición sin límites, quieren seguir explotando inicuamente una de nuestras principales fuentes de riqueza sin dejar siquiera una migaja para el país que las posee y que debía de disfrutarlas...(Una voz: ¡Elemento ladrón!) Estos ambiciosos sin conciencia y sin moral, sin más fin que acumular dólares sobre dólares, usando de los más tortuosos, de los más desleales procedimientos en contra de México, país que los ha colmado de beneficios, de privilegios y de oro, han logrado hacer su aliado al otro enemigo de México, al departamento de Estado del Gobierno americano, a míster Kellogg, que, cegado por la pasión, ha llegado al extremo, según la prensa americana, de citar a los representantes de los periódicos americanos, y por conducto de su secretario, míster Olds, lanzarles la descabellada, la absurda noticia de que México, el pobre México, el débil México, con su comunismo que, no me cansaré de repetir, nunca ha existido, invadía Centro y Sudamérica y amenazaba destruir las defensas americanas del Canal de Panamá. Tan ridícula invención, tan ridícula calumnia fue ruidosamente comentada por toda la prensa americana, y felizmente, produjo mucho más daño a su inventor que a nuestro gobierno calumniado. ¿El Departamento de Estado Americano habrá tratado, al lanzar esta especie, exclusivamente de perjudicar a México, preparando la opinión en su contra, creyendo que iba a hacer comulgar a sus compatriotas con ruedas de molino? ¿O habrá tratado de ocultar o disminuir el escándalo que tenía que producirse en Norteamérica al saberse la noticia del reconocimiento, por parte del Gobierno americano, del Gobierno de Nicaragua, fruto de un cuartelazo condenado por al misma Casa Blanca? ¿Habrá tratado, repito, de ocultar este escándalo con un escándalo mayor como el que hubiera producido la noticia dada acerca de México, la estupenda noticia, de haberse creído así? Quizá los dos fines perseguía míster Kellogg., aunque es más de creerse en el primero, es decir, que lo hacía con el exclusivo objeto de perjudicar a México, y digo esto, porque míster Kellogg ha demostrado que no es un hombre de grandes escrúpulos: a un senador americano que pidió que se dijera al Senado cuál era la situación de Washington respecto a Nicaragua, declaraba Míster Kellogg que el Departamento de Estado no pretendía ni pretenderá intervenir en los asuntos interiores de otros países , y al mismo tiempo que hacía esta declaración se verificaba en Nicaragua el incalificable desembarque de las fuerzas americanas, desembarque llevado a cabo para sostener en el Poder a Díaz, al hombre más indigno, al hombre más bellaco de la historia contemporánea: (Aplausos ruidosos.) Díaz, el hombre que oficialmente calumnia al Gobierno mexicano porque el

Gobierno mexicano, siguiendo la inflexible norma de conducta que se ha trazado, de respetar los derechos de los pueblos, reconoció al doctor Sacasa, representante del Ejecutivo legítimo, derrocado por el cuartelazo de Chamorro; al hombre que ha tenido la avilantez de pedir sollozante, para conservarse en el Poder, que su propia patria fuera hollada por fuerzas extranjeras. ¿Seguirá el señor Kellogg en su política en contra de México, a pesar de la opinión norteamericana francamente manifestada contraria a tal política? Esperemos que no, esperemos que rectifique su error (y si es de buena fe, tendrá que hacerlo) desoyendo los pérfidos consejos de los petroleros y desechando las intrigas del tercer enemigo de México, el Clero apostólico romano de los Estado Unidos, que continúa en su infecunda campaña con calumniosas encíclicas de literatura barata, en que campean estas expresiones de "inmolación de vírgenes", "mártires del Cristianismo" y muchas comparaciones Calígula y Nerón; obra que aún dura porque los petroleros americanos la fomentan, porque los petroleros americanos se alían con todos los enemigos de México; porque a estos magnates del dólar no les conviene que México sea, como de hecho es, un país soberano; porque a estos petroleros americanos no les conviene que México progrese en su ideas de justicia y libertad humanas y de protección al oprimido. Por eso los petroleros americanos se alían como todos los enemigos de México y por eso están alentando a los políticos fracasados mexicanos que, en vez de ir a ocultar su vergüenza en el país vecino con el trabajo honesto, hacen alarde, hacen ostentación de su desvergüenza y de su falta de patriotismo publicando declaraciones, poniéndose del lado del Departamento Americano, censurado nuestra legislación, como el tal Capistrán Garza. Por eso hablan del respeto al derecho de propiedad y a las conciencias, como el eunuco Adolfo de la Huerta. Estos políticos fracasados y algunos más, forman el cuarto enemigo de México; y si los cito, a pesar de su insignificancia, no es porque yo crea que sean capaces de hacer, de obrar directamente perjudicando a México, pues sabemos que son incapaces de todo, sino porque la tristísima opinión que tiene que formarse los norteamericanos de esos traidores, puede extenderse a todos los mexicanos y confundirnos con ellos. ¡No, y mil veces no! Deben saber el pueblo y el Gobierno norteamericanos, que el pueblo mexicano tiene hondamente arraigado el santo amor a la patria y que sabe y sabrá defender su dignidad, y está dispuesto a rubricar con su sangre estas últimas palabras, si a ello se viere obligado! Este patriotismo mexicano, cuya más alta manifestación la ha dado el presidente de la República, Plutarco Elías Calles, con su brillante, con su serena defensa de la soberanía nacional al sostener las leyes atacadas, este patriotismo, repito, es el que ha hecho que hoy, día último del año de 1926, sea día de gloria para México; y yo, mexicano como todos ustedes, siento esa gloria y me enorgullezco de ella; y pido que todos nosotros, para que se vea en el mundo entero que la gallarda, que la firme actitud del presidente Calles está respaldada por todo el pueblo mexicano, pido a la Representación Nacional que, puestos de pie, demostremos nuestra aprobación a la patriótica política internacional de nuestro actual presidente. (La Asamblea, de pie, tributa clamoroso y largo aplauso en honor del Presidente de la República.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Gutiérrez José F. (Voces: ¡Martínez Eulalio!) Tiene la palabra el ciudadano diputado Martínez Eulalio.

El C. Martínez Eulalio: Camaradas:

En esta hora, en que se hace indispensable, en que es menester que los hombres de entereza, que los hombres de valor hagan presente su protesta ante el mundo por los acontecimientos de Nicaragua, más bien dicho, por la intromisión del Gobierno de los Estados Unidos en los asuntos interiores de aquel país, yo vengo a esta tribuna, a la tribuna del pueblo, como dijera en alguna ocasión el camarada Díaz Soto y Gama, vengo aquí a elevar mi voz de protesta en contra de esa invasión norteamericana en los países débiles de idioma latino que, por considerarlos debilitados, trata el coloso del Norte, de ensañarse en esos pueblos débiles.

Vengo, interpretando el sentir de los trabajadores de la República, interpretando el sentir del grupo laborista de esta Cámara, interpretando también el sentir de algunos de los compañeros senadores, cuyo resultado no sé cuál sería cuando ellos trataron en una de sus últimas asambleas este asunto; vengo a tratar esta cuestión, aunque sea someramente, porque es necesario que en esta hora en que se hace un balance general de los acontecimientos, de los hechos que los capitalistas norteamericanos están desarrollando en contra de los pueblos débiles, como han pretendido hacerlo en México, vengo, repito, camaradas, a hacer presente a la Representación Nacional mi protesta no solamente como representante del pueblo, sino mi protesta como obrero, mi protesta como hombre, mi protesta como mexicano. Para ninguno de ustedes es desconocido que el pueblo nicaragüense en estos momentos se debate en una lucha en la que, imitándonos en 1923, cuando luchaba la revolución en contra de la reacción, defendida o encabezada por Adolfo de la Huerta, como una ironía del destino, en Nicaragua surge otra figura, la figura de Adolfo Díaz, comparada en México con la figura de Adolfo de la Huerta. Y el Gobierno norteamericano, naturalmente, defendiendo a la reacción; los capitalistas norteamericanos influenciando a su Gobierno, están tratando en Nicaragua de arrebatar al pueblo las pocas conquistas revolucionarias que ha logrado a costa de muchos sacrificios, y por esta razón el Gobierno de la Casa Blanca está apoyando al reaccionario Adolfo Díaz. Pero los pueblos, como México, libres; los pueblos, como México, que pueden lanzar su grito de protesta, que pueden gritar a voz en cuello y ante el mundo entero que no es de justicia invadir un pueblo débil o un país débil, es menester que todos unan su protesta a todo ese sinnúmero de revolucionarios que en una o en otra forma han hecho causa común con los revolucionarios nicaragüenses, defendiendo la soberanía de aquella nación. es mentira, como han dicho algunos mal intencionados, que los trabajadores

mexicanos y el Gobierno mexicano principalmente estén tratando de fomentar la revolución de Nicaragua, queriendo establecer en Nicaragua el bolcheviquismo que dicen hemos establecido en México. El movimiento obrero mexicano, el movimiento obrero representado por la CROM, como a ustedes consta, como a todos los trabajadores consta, como consta a todos los que están cerca de este movimiento obrero, no tiene absolutamente nada de bolchevique: nuestro movimiento obrero no está influenciado por ningún otro grupo, como se ha dado en decir, por los comunistas rusos. Y una prueba de ello es que cuando yo estuve como agregado obrero en aquel país, cuando yo tuve el honor y la suerte de representar al movimiento obrero mexicano en Rusia, al regresar a México, al rendir mi informe en la VII Convención, manifesté a los compañeros que sí era necesario establecer nuestras relaciones de fraternidad, pero que, en honor a la verdad, era muy poco lo que había que copiar, si cabe la palabra, del movimiento obrero establecido en Rusia, porque nosotros habíamos conseguido, dentro de nuestro radio de acción, cosas más aventajadas que los obreros rusos no han establecido; en consecuencia, de ahí vino una protesta de los obreros rusos pretendiendo decir o pretendiendo hacer creer a los trabajadores de México que no se había interpretado fielmente su organización, y que, hasta cierto punto, el movimiento obrero mexicano estaba un tanto distanciado de ellos. Si es así, si en aquella ocasión se hizo patente ante todo el pueblo trabajador de México que no teníamos ninguna liga, sino la de amistad como trabajadores, como obreros, con los elementos rusos, ¿ahora por qué se trata de calumniar al movimiento obrero mexicano de que simpatiza con los revolucionarios nicaragüenses, sencillamente por establecer en Nicaragua un bolcheviquismo imitando al de México? ¡Mentira que tratemos de eso! Nuestra simpatía hacia el movimiento obrero nicaragüense se debe a que son los elementos obreros, a que son los elementos trabajadores, a que es el elemento revolucionario el que está luchando en contra de la reacción, en contra de los conservadores, en contra de los enemigos del progreso.

Por esta razón, para concluir, repito ante esta Representación Nacional, invitando a ustedes a que se hagan eco de mis palabras, que es menester que los hombres de fe, que los hombres de voluntad, que los hombres de valor unan su protesta a la de los elementos revolucionarios que no han visto con ojos serenos la intromisión de los capitalistas norteamericanos, haciendo desembarcar a los marinos de la Casa Blanca, a los marinos de los Estados Unidos en playas o en tierras extranjeras, como es Nicaragua. En consecuencia, invito a esta Representación a que acepte mi protesta y una su voz a la mía para protestar en contra de estos hechos incalificables, ya que por la razón única de ser fuertes los Estados Unidos, están invadiendo a un país que debe ser respetable por todos conceptos. (Aplausos.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Díaz Soto y Gama. (Aplausos.)

El C. Díaz Soto y Gama: Creo, compañeros, que efectivamente haríamos mal si antes de cerrar este período de sesiones no cumpliéramos con el deber de protestar firme y enérgicamente contra la nueva aplicación, contra la nueva y cínica aplicación de la ya de suyo desprestigiada "diplomacia del dólar". Porque no se trata en este caso de una tendencia del pueblo norteamericano, no se trata de un acto salido espontáneamente de las masas trabajadoras, no se trata de un acto de la soberanía norteamericana que, empujada por su instinto, fuera a atacar a un país por razones que ella sintiera de peso; se trata de un pequeño grupo de piratas del dinero, se trata de la plutocracia norteamericana , se trata de la minoría del pueblo norteamericano, de lo que menos vale en Norteamérica: de los petroleros de los grandes ricos, de los grandes banqueros , que son los que están empujando esta diplomacia. Y llamo a ésta "nueva y cínica aplicación de esta diplomacia", porque antes de ahora esa diplomacia se encubría con formas protocolarias, con formas diplomáticas, con tratados; se reducía a intrigas, pero no había llegado a lo cínico, al culminamiento de lo cínico, a la cumbre del cinismo, como es este acto de fuerza bruta prestada a un tirano para impedir que el pueblo de Nicaragua tenga un Gobierno legítimo. Esta intromisión brutal y tonta - principalmente tonta -, de un Gobierno fuerte en los asuntos interiores de un país débil, es lo que ya raya en el colmo, como he dicho, del cinismo, en el colmo de la falta de vergüenza. ¿Pues qué los nietos, los sucesores de Washington y de Lincoln, dos grandes libertadores con que se honra el Continente, los hombres que hasta aquí siempre en América habían representado la causa de la libertad, los hombres que en 67 estuvieron del lado de México contra la intervención francesa, los descendientes, vuelvo a decir, de Washington y de Lincoln quieren ser convertidos por obra de un grupo de plutócratas en los sostenedores de las peores tiranías en todo Centro y en todo Sudamérica? ¿Se concibe este absurdo? ¿A eso fueron a la guerra mundial los norteamericanos? ¿A eso fueron a sacrificar su vida millares de norteamericanos, valientemente llevados por su entusiasmo y atraídos por aquella pomposa promesa de respeto a las nacionalidades débiles? ¿Hay concordancia entre la actitud de entonces, la actitud tradicional de los hombres que vienen de esa cepa, de Washington y de Lincoln, actitud ratificada cuando la guerra mundial, y la actual actitud con Nicaragua? ¿Es de creerse que esta actitud esté respaldada por todo el pueblo norteamericano? ¡Evidentemente que no! Y por eso yo quiero protestar; vengo a protestar en este caso exclusivamente contra los hombres que detrás de las bambalinas están dirigiendo infamemente los destinos de un pueblo que no merece ser arrastrado a esa intriga; vengo a protestar contra los hombres del dólar, contra los directores de la diplomacia del dólar.

Quiero establecer una distinción, y debo establecerla, porque hemos visto, por ejemplo, que los obreros norteamericanos no respaldan la actitud de su Gobierno en este caso. Debemos hacer esta distinción, porque es preciso que en el siglo XX dial desastrosamente llevó al mundo a una hecalas cosas se vean claras, y ya que la guerra muntombe

por los intereses que en último caso están viendo que fueron financieros, intereses que se reducían a la dispuesta de mercados, no es justo que en este caso se agraven, se enconen las dificultades entre dos países o mejor dicho, entre las dos mitades de un continente - porque con México tiene que estar toda la América Latina -, simplemente por intrigas petroleras. Es necesario precisar esto, y frente al entusiasmo, y junto al entusiasmo, poner un poco de análisis: ¿cómo se llamaría una guerra con México, traída por causa de Nicaragua o por la causa del petróleo? ¡La guerra del petróleo, seguramente! ¿Y no será esa una afrenta, un aprobio que cayera sobre la frente del pueblo norteamericano? ¿El pueblo norteamericano podrá llegar a eso? ¡evidentemente que no! Por eso yo analizo, en medio de la indignación que producen estos hechos, y veo con gusto, por la norma que nos puede dar la prensa norteamericana , que la opinión norteamericana no respalda al gobierno, De manera que nuestra protesta debe ser contra un gobierno que no responde, que no interpreta de ningún modo el sentir de su pueblo. O qué, ¿la democracia norteamericana ha fallado por completo? ¿La democracia norteamericana, que se basa en soberanía, va a ser engañada por el grupo de políticos directores que están al frente de ella? No lo concibo. Por eso nuestra protesta debe ser contra la invasión, en el santuario de una democracia, de los intereses pérfidos y bastardos del oro Esa guerra de Nicaragua no es más que la guerra del oro, del oro contra el derecho, del oro contra la justicia; y la misma tendría que ser la guerra - que no creo que venga, por supuesto - entre México y Estados Unidos; pero si veo ese fantasma, es porque tengo que preguntarme, con algún periódico de mi país; ¿se tratará de provocar un nuevo Maine? Y la pregunta cabe así como interrogación dolorosa y pavorosa, porque basta ver lo que se hizo en el caso de Nicaragua, y que analizaba brevemente el compañero Cerisola: en el caso de Nicaragua México no había intervenido; en el caso de Nicaragua no había por qué embarrar, digamos así, a México, y, sin embargo, se quiso ligar arteramente el caso de Nicaragua con el caso del petróleo; y se hizo más: un asunto baladí, un asunto que se limitaba aparentemente a la intriga de Díaz, el esbirro de los Estados Unidos, se quiso convertir en cuestión de Estado, haciendo que un enviado de la Secretará de Estado norteamericano llamase a los representantes de la presa para hacer que ellos envolvieran el asunto en un caos de tinieblas, en un caso de intriga y apareciera México empujando a Nicaragua a una guerra, y México, a su vez, como una dependencia o como una agencia del Gobierno soviet. ¿En todo esto no puede verse algo insidioso? ¿No tiene uno el derecho de basar en esto una pregunta? ¿Se trata de provocar un nuevo Maine? De manera que si la situación es delicada, debemos estudiarla y hacer que la estudie el pueblo norteamericano, y debemos decir al pueblo norteamericano que México, que su Gobierno está defendiendo lo más santo que tienen un gobierno y un pueblo: su soberanía. "A tí, pueblo norteamericano, te están engañando tus mandantes". De manera que nuestra protesta es contra los petroleros, contra los grandes banqueros, contra los hombres que están detrás del Gobierno de los Estados Unidos, y no podemos ni tenemos el derecho de lanzar una protesta contra el pueblo norteamericano, que está protestando, al igual que nosotros, por conducto de sus periódicos. De manera que nuestra protesta tiene que ser contra la infame diplomacia del dólar; de manera que nuestra protesta tiene que ser contra la intriga de los petroleros, y nuestra actitud tiene que ser ésta: nosotros, en vez de provocar , estamos explicando, como se explica en pleno siglo XX, nuestra actitud claramente definida y recta basada en leyes nuestras, basada en la justicia nuestra, y no provocamos ni tomamos actitudes insolentes, pero sí advertimos una cosa: la situación del 47, como decía yo el otro día en esta tribuna, no es la situación de 1926. Entonces el pueblo mexicano no tenía formada plenamente su nacionalidad, había diferencias, había traidores; y hoy en el pueblo mexicano - vuelvo a decirlo - creo que los traidores se limitarían a un pequeñísimo grupo: quizá los grandes dignatarios del Clero, los grandes ricos de México; pero yo sé que todo el pueblo mexicano, inclusive los católicos, sobre todo los hombres del campo, las masas campesinas toda la clase media consciente, todo el pueblo mexicano, como un solo hombre, sabrá morir, dar su vida, caer en la raya; pero nunca consentirá, absolutamente, que en nombre de la fuerza se atropelle su derecho de pueblo débil, pero pueblo digno que tiene una historia, y que siempre ha sabido hacer respetar esa historia y hacer respetar su derecho. (Aplausos estruendosos.) Si por algo es México respetado y respetable en la América, es porque ha sabido cumplir su papel de vanguardia . El destino ha querido que esté más cerca que nadie del coloso del Norte; el destino quiso, también, que la Alianza Tripartita, en la época del poderío máximo de Francia se arrojara sobre él, y entonces México, despedazado por la guerra civil, sangrante, exhausto, miserable, no vaciló un minuto y puso a sus indios, sus bravos indios de Zacapoaxtla, sus indios melenudos y de guarache y otros descalzos, frente a las huestes de Magenta y Solferino; y no hubo entonces un solo mexicano patriota que vacilara. Y entonces en Puebla, en un gesto heroico, Zaragoza, nuestro modesto general, detuvo a las águilas vencedoras de Francia; y si entonces no vaciló, y si no vaciló en el 47, y si no vaciló contra el poder de España en la lucha por la Independencia; si siempre ha sabido ser quijote y heroico; si lo que tiene de bueno de la sangre española es el quijotismo; si lo que tiene de grande de la raza azteca es Cuauhtémoc con su penacho augusto, México otra vez, una vez más más, fundirá lo gallardo, lo altivo de la raza española con lo estoico y lo sufrido, la magníficamente sufridor de la raza azteca que sabe luchar con las cacerolas vacías, que sabe luchar con "totopo", que sabe luchar muriéndose de hambre, que sabe luchar desmayándose de hambre, como se desmayó en la Angostura, y humillaremos aquí, si es preciso, el orgullo sajón y demostraremos que frente al dinero del sajón hay una cosa grande: ¡la abnegación y la fe del pueblo mexicano! (Aplausos estruendosos.)

Los mexicanos no sabemos hacer negocios; somos malos para hacer negocios; no sabemos dirigir

industrias; somos malos para las industrias; nos vencen en el comercio; pero los mexicanos tenemos una cosa: un desprecio enorme, un desprecio gigantesco, un desprecio épico por la vida, y el mexicano tendrá todos los defectos, pero el mexicano siempre sabe morir. (Aplausos.) El mexicano nunca se ha espantado ante la muerte, y cualquier mexicano que siente serlo no vacila ante el pelotón de ejecución, mucho menos si ese pelotón de ejecución está mandado por el invasor de su patria. (Aplausos.) Y nosotros los mexicanos, sabremos morir y sabremos demostrar que la raza mestiza, que la raza mezclada, es tan brava o es más brava que la raza de Cuauhtémoc, y es tan brava o es más brava que la raza de Pelayo. Y en este caso yo soy capaz de abrazarme con el español, y mano a mano con el español, como todos nosotros, iremos, mestizos, españoles e indios, a disputar orgullosamente nuestro pendón tricolor a los zarpazos que os tiren las águilas del Norte! (Aplausos estruendosos.) Eso puestos ya en el terreno de la tragedia, pero creo que la tragedia no vendrá, porque sigo teniendo fe en el pueblo norteamericano, en el pueblo americano trabajador. Yo desconozco, como pueblo, al hombre harto de pesos; para mí tan traidor es allá el petrolero que arrastra a su país a una infamia, como traidor es, acá el hombre que en otro tiempo trajo a Maximiliano y que ahora quizá suspira porque se agraven las dificultades internacionales. El hombre cuyo corazón está corroído por el oro, ya no es hombre, ya depende de algo más bajo, más vil: la materia, el oro; yo no considero a eso como pueblo, pero sí creo que los trabajadores de los Estados Unidos, los hombres avanzados de Estados Unidos, los hombres que verdaderamente piensan con su cerebro, repudian tanto como nosotros y tienen tanto asco como nosotros a las intrigas de los petroleros y de los banqueros. Yo creo que Wall Street es tan odiado y despreciado por el pueblo de Estados Unidos, como lo es entre nosotros. De manera que fuera de la tragedia - que no creo que venga - nosotros tenemos que decir al pueblo norteamericano: Pueblo norteamericano, exige que tu Gobierno sepa prestigiar a su pueblo; exige que tu Gobierno respalde las promesas que hizo en la guerra mundial, y haz que tu Gobierno respete en México lo que tiene de grande: su derecho, su justicia, su dignidad, su vergüenza! (Aplausos nutridos y prolongados. Abrazos al orador.)

El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano Hurtado Elías F.

El C. Hurtado: Una coincidencia feliz reúne en esta fecha memorable, en el recinto de la Representación Nacional, a la más alta representación de la patria: a diputados y senadores.

Nos hemos reunido, queridos compañeros, para cumplir con una fórmula constitucional, pero antes de dar por terminadas las labores que se nos han encomendado es indispensable, es preciso que elevemos nuestra voz unánimemente para condenar de una vez por todas esa política de amenazas, esa constante agitación que viene produciendo, no sólo en el pueblo de México, sino en los pueblos de toda la América Indolatina la política del dólar, de que tanto aquí se ha hablado.

Si la revolución mexicana no fuese ya bastante disculpada por el derramamiento de sangre de quince años de lucha que ha venido produciendo en el pueblo mexicano por el mejoramiento que al mismo pueblo trajo en el orden social y económico, bastaría con el galardón más grande que hoy puede inscribirse en sus páginas, para que esa revolución quedara consagrada para siempre. El galardón más grande que la revolución mexicana puede ostentar desde hoy, es el de haber producido, con tan grande esfuerzo, la nacionalidad mexicana, y es el de haber sabido defenderla a trueque de cualquier sacrificio.

El día de hoy, que para muchos significaría la derrota de la revolución, el retroceso del derecho que a México le asiste para gobernarse por sí mismo, sin tutelas extrañas; el día de hoy, que muchos esperaron con impaciencia para ver si esa fuerte figura que personifica a la revolución en el Gobierno, Plutarco Elías Calles, se mantenía firme, a pesar de todas las amenazas y se mantenía en su puesto, digno, adonde ha sabido llevarlo el pueblo mexicano, o claudicaba; el día de hoy, que para la historia de México será la consagración definitiva de la revolución y de sus derechos, ha sido para nosotros, como ya lo dijo el compañero Cerisola, un día de Gloria, un día de verdadera satisfacción, porque el presidente Calles, y con el presidente Calles la Representación Nacional, y con nosotros el pueblo entero, están de pie para demostrar al mundo que antes que todo, que antes que dar un paso hacia atrás, debe mantenerse incólume la soberanía de la patria. (Aplausos.)

El compañero Soto y Gama ya ha iniciado perfectamente bien, ya ha deslindado los campos en la lucha: un puñado de magnates del dólar, sin patria, judíos de todas las naciones, poseedores de inmensas riquezas extraídas de todos los confines de la tierra, amasadas con el sudor de todos los pueblos del universo, pretende que dentro de nuestra soberanía impere la soberanía de ellos, impere su capricho. La riqueza de México, donde han vinculado capitales que creen que son privilegiados frente a los de las demás naciones, puesto que solamente Yanquilandia es la que se ha atrevido a no respetar las leyes; la riqueza de estos magnates de Wall Street ha sufrido el más rotundo fracaso frente a la fuerza, frente a la virilidad del pueblo mexicano, representado por el presidente Calles. No se trata de que los pueblos de Norteamérica y de México estén frente a frente dispuestos a pelear; no se trata de una guerra de razas, no se trata de la liberación de una nación oprimida, porque México hace muchos años levantó su penacho glorioso de libertad y está más que nunca de pie. Se trata, en este caso, de sojuzgar los derechos que con su sangre adquirió en quince años de lucha el pueblo mexicano; se trata de que las reivindicaciones de la patria que trajo en sus banderas inscritas la revolución, quieren ser sojuzgadas, cometidas al capricho del dólar por ese puñado de magnates que no quieren, que no estiman tampoco al pueblo americano, porque he repetido que no tienen patria ni tienen conciencia. El pueblo de los Estados Unidos, representado dignamente por la American Federation of Labor, ya ha manifestado

rotundamente por la prensa su resolución de no respaldar jamás, de no estar nunca con la política del dólar. Y como viene vinculada la política petrolera con la política internacional que vienen siguiendo México y Estados Unidos paralelamente, pero llevando dos ideales muy distintos: el ideal revolucionario y nacionalista, y el del imperialismo yanqui, si ideal puede llamarse; ya han manifestado los trabajadores americanos, por su más respetable órgano, que es la American Federation of Labor, que están y estarán siempre con el pueblo mexicano en la defensa de sus intereses, que están y estarán siempre con la república débil, humilde, pero gloriosa ya, porque ha tenido un gesto viril ante el representante liberal de Nicaragua; que están y estarán en cada momento con el pueblo mexicano. Y es indudable que si las maquinaciones de Wall Street llegaran mañana o pasado a arrastrarnos a una contienda armada, no contaría el Gobierno americano, no contarían los magnates americanos con un solo hombre de los trabajadores de Estados Unidos, porque no saben esos hombres ir nunca contra el derecho de gentes, contra un derecho respetable, como es el derecho que asiste a México; y así como ayer la American Federation of Labor ha lanzado ya el guante y ha manifestado cuáles son sus sentimientos en esta lucha titánica que están desarrollando los norteamericanos en contra de México, así también el trabajador mexicano, más fuerte que nunca, más consciente de sus obligaciones, sabrá responder, sabrá detener esa ola avasalladora de imperialismo de Estados Unidos.

Una pequeña piedrecita, que significará el sacrificio de México para responder de lo que las naciones indo - latinas han puesto como salvaguardia de su honor, mañana, esa pequeña piedrecita, en el camino prepotente, en el camino impetuoso del imperialismo yanqui, serán los trabajadores mexicanos, que unidos en un solo haz, unidos con todo entusiasmo para defender a la patria que ayer formaron con su sangre, en medio de la revolución, para defender lo que crearon para ellos mismos, su nacionalidad y su soberanía, unidos todos los trabajadores mexicanos en la nueva campaña, en la nueva lucha, estarán de pie Los batallones rojos que ayer regaron por toda la República su sangre para conquistar una patria, para conquistar un mejoramiento colectivo en su patria, estarán de pie, señores diputados; los batallones rojos, señor presidente de la República, señores diputados y senadores, irán más nutridos que nunca, con más empeño y con más fe que nunca en el triunfo para defender lo que ayer conquistaron con su sangre y hoy quiere arrebatarles el imperialismo yanqui, que tendrá que morder el polvo en México, porque aquí se acabará ese orgullo para siempre. ¡Los batallones rojos, señores, y con ellos nosotros , iremos hasta el sacrificio, pero defenderemos siempre a México! (Aplausos.)

- El C. secretario Romo, leyendo:

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el día treinta y uno de diciembre de mil novecientos veintiséis

"Presidencia del C. Eduardo C. Loustaunau.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y cuarenta minutos del viernes treinta y uno de diciembre de mil novecientos veintiséis, se abrió la sesión, con asistencia de ciento sesenta y seis ciudadanos diputados.

"Fue aprobada el acta de la sesión celebrada el día anterior.

"Con dispensa de trámites y sin debate se aprobó una proposición subscrita por los CC. Manuel H. Ruiz y Francisco de Valle, concebida en los siguientes términos:

"Primero. Se faculta a los miembros de esta H. Cámara para desempeñar, durante el receso, cargos o omisiones del Ejecutivo federal, de los Estados, del Poder Judicial de la Federación o de los de los Estados, con obligación de dar aviso, en cada caso, a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.

"Segundo. En el caso de que el cargo que se desempeñe fuere de elección popular, se considerará por esta circunstancia que se opta por el puesto de más reciente elección, perdiéndose, por tanto, el carácter de diputado."

"Se recibió a una comisión del Senado. Usó de la palabra el C. senador Carpio, para dar aviso de que la Cámara colegisladora había dado por terminadas sus labores del período ordinario de sesiones, que estaba por clausurarse. El presidente de la Asamblea contestó al senado Carpio.

"Se dio cuenta con el dictamen de la 1a. Comisión de Hacienda que termina con un proyecto de decreto por el que se concede a la señora Petra Arriaga viuda de Lerdo de Tejada un aumento en la pensión que actualmente disfruta, elevándola a seis pesos diarios. - Primera lectura.

"En votación económica y sin debate se aprobó el proyecto por unanimidad de ciento sesenta y cuatro votos pasa el Ejecutivo par sus efectos constitucionales.

"Usaron de la palabra, para hechos, los CC. Cerisola, Eulalio Martínez, Díaz Soto y Gama y Elías F. Hurtado, refiriéndose a la situación internacional. Durante el discurso del C. Cerisola, la Asamblea, a invitación del orador, se puso en pie para demostrar su adhesión al ciudadano presidente de la República.

"A las diez y ocho horas y veinticinco minutos se levantó la sesión para abrir en su oportunidad la de Congreso General.

"Se leyó la presente acta".

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Aprobada.

El C. presidente, a las 18.25: Se levanta la sesión de Cámara de Diputados para abrir en su oportunidad la sesión de Congreso General.

SESIÓN DE CLAUSURA DEL CONGRESO GENERAL

EFECTUADA EL DÍA 31 DE DICIEMBRE DE 1926

SUMARIO

Se abre la sesión. El ciudadano presidente declara que el Congreso de la Unión clausura hoy su primer periodo

sesiones ordinarias. Es leída y aprobada el acta de la presente sesión. Se levanta ésta.

DEBATE

Presidencia del C. EDUARDO C. LOUSTAUNAU

(Asistencia de 166 ciudadanos diputados y 43 ciudadanos senadores.)

El C. presidente, a las 18.40: Se abre la sesión de Congreso General.

El C. secretario Cerisola: Se suplica ponerse de pié.

El C. presidente: "El XXXII Congreso de los Estados Unidos Mexicanos cierra hoy, 31 de diciembre de 1926, el período ordinario de sesiones de su primer año de ejercicio".

- El C. secretario Cerisola, leyendo:

"Acta de la sesión de clausura, celebrada por el Congreso de la Unión el día 31 de diciembre de 1926.

"Presidencia del C. Eduardo C. Loustaunau.

"En la ciudad de México, a las 18 horas y 40 minutos del viernes 31 de diciembre de 1926, se abrió la sesión, con asistencia de 166 ciudadanos diputados y 43 ciudadanos senadores.

"El ciudadano presidente del Congreso hizo la siguiente declaratoria:

"El XXXII Congreso de los Estados Unidos mexicanos cierra hoy, 31 de diciembre de 1926, el período ordinario de sesiones de su primer año de ejercicio."

"Se leyó la presente acta"

Están a discusión el acta. No habiendo quien la impugne, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo Aprobada.

El C. presidente, a las 18.43: Se levanta la sesión de Congreso General.