Legislatura XXXIV - Año II - Período Ordinario - Fecha 19311103 - Número de Diario 18
(L34A2P1oN018F19311103.xml)Núm. Diario:18ENCABEZADO
MÉXICO, MARTES 3 DE NOVIEMBRE DE 1931
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.
AÑO II. - PERÍODO ORDINARIO XXXIV LEGISLATURA TOMO III. - NÚMERO 18.
SESIÓN DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA 3 DE NOVIEMBRE DE 1931
SUMARIO
1. - Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.
2. - Cartera
3. - Recibe primera lectura, se le dispensa la segunda, reservándose para discutirse el primer día hábil, un dictamen de la 3a. Comisión de Guerra, que consulta proyecto de Decreto por el que se pensiona a la señora Guadalupe Montoya viuda de Elenes.
4. - Se le dispensa la segunda lectura y quedando a discusión el primer día hábil, a un dictamen de la 1a. Comisión de Justicia, que consulta Iniciativa de Ley del Notariado para el Distrito y Territorios Federales.
5. - Se concede la palabra para hechos al C. Soto Peimbert Enrique.
6. - Recibe primera lectura una iniciativa del C. Diputado Ojeda Carlos Darío, que consulta proyecto de Ley por el que se declara obligatoria la enseñanza agrícola elemental en los Planteles de Educación Primaria del Distrito y Territorios Federales, y que se excite a las Legislaturas de los Estados a formular leyes similares. Se concede la palabra al C. Ojeda para fundar su iniciativa. El C. Rodríguez Guillermo hace uso de la palabra para una aclaración y para hechos. Se dispensa la segunda lectura a dicha Iniciativa, se admite a discusión y pasa a la Comisión de Educación Pública en turno. Se levanta la sesión.
DEBATE
Presidencia del C. Miguel A. Salazar
(Asistencia de 79 ciudadanos diputados.)
El C. Presidente (a las 12.40): Se abre la sesión.
- El C. Secretario Orozco (leyendo):
"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados de la XXXIV Legislatura del Congreso de la Unión, el día treinta de octubre de mil novecientos treinta y uno.
"Presidencia del C. Salvador López Moreno.
"En la Ciudad de México, a las doce horas y cincuenta y siete minutos del viernes treinta de octubre de mil novecientos treinta y uno, con asistencia de setenta y nueve ciudadanos diputados, se abrió la sesión.
"Se aprobó el acta de la anterior, que tuvo lugar el día veintisiete de este mes.
"Cartera:
"El C. Jorge Meixueiro, en mensaje fechado en San Carlos Yautepec, Oax., solicita se le conceda una nueva licencia por un mes, con goce de dietas.
"Dispensados los trámites, la Asamblea aprobó esta solicitud, en votación económica.
"La Legislatura del Estado de Guerrero, solicita se declaren días de fiesta y de luto nacionales, respectivamente, los en que nació y murió el C. General Emiliano Zapata; que se forme un Comité Central pro - Emiliano Zapata; que se pida a todas las autoridades y ejidatarios de la República que contribuyan pecuniariamente para comprar el casco de la hacienda de Chinameca y el terreno suficiente para erigir en ese lugar una estatua al jefe del Ejército Libertador del Sur y que los restos del mismo sean trasladados de la ciudad de Cuautla para colocarlos al pie del propio monumento. - Recibo, y a la Comisión de Gobernación en turno.
"La Legislatura del Estado de Guanajuato, comunica la forma en que quedó integrada su nueva Mesa Directiva. - De enterado.
"El Ejecutivo de la Unión, remite una iniciativa por la que se autoriza al Departamento del Distrito Federal para correr en su contabilidad del año de 1929 los asientos de cierre respectivos, referentes a la ampliación de la suma de ... ..$1.673,803.43 de su Presupuesto de Egresos del mismo año. - Recibo, y a la Comisión de Hacienda en turno.
"El mismo trámite recayó a los oficios del C. Presidente de la República, con los que se remite una Iniciativa tendiente a perfeccionar las diversas reducciones y ampliaciones del Presupuesto de Egresos vigente, del Departamento del Distrito Federal en el Ramo de Obras Públicas, y el detalle de la distribución de la ampliación que, por la suma $1.751,200.00 se hizo a diversas partidas
del Presupuesto de Egresos del Departamento del Distrito Federal en vigor.
"La H. Suprema Corte de Justicia de la Nación, remite su presupuesto de Egresos para el ejercicio fiscal de 1932. - Recibo, y a la Sección del Poder Judicial de la Comisión de Presupuestos y Cuenta.
"La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, comunica que en lo sucesivo solamente se podrán expedir órdenes de pasaje con derecho al cincuenta por ciento de descuento sobre su importe, cuando el valor de los mismos pasajes deba ser cargado a alguna de las partidas previstas en el Presupuesto. - Recibo, y a la Sección del Poder Legislativo de la Comisión de Presupuestos y Cuenta.
"El C. Adolfo M. Azueta, en representación de la señora Josefa Abad Viuda de Azueta, solicita sea ratificado el proyecto de decreto aprobado por el Congreso de la Unión, por el que se dispensa a la citada señora de los documentos necesarios para justificar su identidad con el extinto Contralmirante Manuel Azueta, y pueda cobrar la pensión que el propio Congreso le concedió. - Recibo, y a la Comisión que tiene antecedentes.
"La Liga Central de Comunidades Agrarias de la República, remite la solicitud que hace la señora Albina Moreno para que se le pensione por los servicios que prestó a la Revolución su finado esposo el General Vicente Aranda. - Recibo, y a la Comisión de Peticiones en turno.
"La misma agrupación, solicita se conceda una pensión a la señora Francisca Cueto, por los servicios que prestó a la Revolución del Sur su finado esposo el C. Lucas Olivares. - Recibo, y a la Comisión de Peticiones en turno.
"El Presidente de la Unión Local de Conductores, Maquinistas, Garroteros y Fogoneros de Villa Frontera, Coah., protesta por el fallo dictado por la Junta de Conciliación anulando el artículo 1169 del contrato de trabajo que tienen celebrado los mismos ferrocarrileros. - Recibo, transcríbase al Ejecutivo y túrnese a la Comisión que tiene antecedentes.
"La Comisión formada por los CC. Lázaro González, Pantaleón González, Teodoro G. Celis, José Lozano y Antonio Moncayo, a nombre de los trenistas de Monterrey, N. L., piden se examine el laudo dictado por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje firmado por el C. Licenciado Aquiles Cruz, con fecha 17 de este mes. - Recibo, transcríbase al Ejecutivo y túrnese a la Comisión que tiene antecedentes.
"El C. Guilebaldo Damián, pide garantías para las vidas de los campesinos del pueblo de Ajuchitlán, Estado de Guerrero. - Recibo, y transcríbase al Ejecutivo.
"Puestos a discusión, sucesivamente, sin que nadie usara de la palabra se reservaron para su votación cuatro dictámenes: uno de la Primera Comisión de Puntos Constitucionales y tres de la Tercera Comisión de Guerra, que contienen proyectos de decretos por los que, respectivamente,
"Se concede permiso al C. Doctor Ulises Valdés, para que, sin menoscabo de su ciudadanía mexicana, acepte y use la condecoración de Comendador de la Orden del Mérito Nacional "Carlos J. Finlay", que el Gobierno Cubano tuvo a bien conferirle;
"se concede una pensión de ocho pesos diarios a la señora Guadalupe Villada viuda de Peña, por los servicios que prestó a la Patria el C. General José Vicente Villada, padre de la beneficiaria;
"se ratifica el decreto que expidió el H. Congreso General con anterioridad, por el que se concede a la señora Mariana Piña viuda de Ceballos una pensión de tres pesos sesenta centavos diarios, por los servicios que prestó al Ejército el C. Mayor de Infantería Manuel Ceballos Piña, muerto en campaña, hijo de la interesada, en la inteligencia de que esta pensión la pagará íntegramente la Tesorería General de la Nación mientras la interesada no cambie su actual estado civil, y
"se concede a la señorita Manuela Hernández, una pensión de cien pesos mensuales, por los servicios que prestó a la Revolución su extinto hermano, el Capitán 1o. maquinista militar José Hernández, en la inteligencia de que la pensión será íntegramente pagada por la Tesorería General de la Nación mientras la beneficiada no cambie su actual estado civil.
"Recogida la votación nominal sobre los proyectos de decretos anteriores, resultaron aprobados por unanimidad de ochenta votos. Pasan al Ejecutivo y al Senado, según corresponda, para sus efectos constitucionales.
"A debate el dictamen de la Primera Comisión de Hacienda, sobre la Iniciativa que envió el C. Presidente de la República, tendiente a que se le otorguen facultades extraordinarias para reformar la Ley Aduanal vigente, no hubo quien usara de la palabra y se aprobó, en lo general, por unanimidad de ochenta votos.
"A discusión, sucesivamente, los dos artículos de que se compone el proyecto de decreto con que termina el dictamen de referencia, tampoco hubo quien usara de la palabra y el mencionado proyecto de decreto se aprobó en lo particular, también por unanimidad de ochenta votos, en los términos siguientes:
"Artículo 1o. Se faculta al Ejecutivo de la Unión para reformar la Ley Aduanal vigente.
"Artículo 2o. El Ejecutivo dará cuenta al H. Congreso de la Unión, en el próximo período ordinario de sesiones, del uso que haya hecho de las facultades que le concede la presente ley."
"Para sus efectos constitucionales, pasa este expediente al Senado.
"Se procedió a la elección de Mesa Directiva para el próximo mes de noviembre y resultaron designados, por unanimidad de ochenta y dos votos, para Presidente: C. Sebastián Allende, y para Vicepresidente, los CC. Miguel A. Salazar y Homero Margalli G.
"La Secretaría hizo la declaratoria acostumbrada.
"A las trece horas y treinta y cinco minutos se levantó la sesión."
El C. Secretario Orozco David: Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta se si aprueba. Los que estén por la afirmativa se servirán manifestarlo. Aprobada.
- El mismo C. Secretario (leyendo):
"La Legislatura del Estado de Michoacán, comunica que apoya la iniciativa de la de Morelos, por la que se pide que al rectificarse el trazo de las carreteras nacionales, no se deje en aislamiento a los pequeños poblados." - Recibo, y transcríbase al Ejecutivo.
"La Legislatura del Estado de Querétaro, hace suya la iniciativa por la que se declara "Día del Campesino Nacional", el 20 de noviembre de cada año." - Recibo, y a sus antecedentes.
"El C. Coronel Roberto Fierro, comunica que con fecha 2 del mes en curso se encargó del Poder Ejecutivo del Estado de Chihuahua, por designación que en su favor hizo la Legislatura local." - De enterado con satisfacción. (Aplausos.)
"El C. Constantino Esteva, comunica que con fecha 28 de octubre último se hizo cargo interinamente del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca." - De enterado.
"El Tribunal Superior de Justicia del Estado de Nayarit, participa que con fecha 23 de octubre último falleció el C. Licenciado Ignacio Alcaraz Morales, Magistrado propietario de ese mismo Tribuna." - De enterado con sentimiento.
"El C. Licenciado Antonio García Esteves, comunica que con fecha 27 de octubre último se hizo cargo del puesto de Magistrado único del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Nayarit." - De enterado.
- El mismo C. Secretario (leyendo):
"3a. Comisión de Guerra.
"Honorable Asamblea:
"Por acuerdo de esta H. Cámara, se turnó a la 3a. Comisión de Guerra que suscribe, la solicitud que hace la señora Guadalupe Montoya viuda de Elenes para que se le conceda una pensión por los servicios que prestó a la Patria su extinto esposo, el C. Coronel Gumersindo Elenes.
"La Comisión ha estudiado la hoja de servicios del Coronel Elenes y por ella ha visto que prestó muy eminentes servicios a la Patria en épocas aciagas para ésta, combatiendo al lado de los republicanos en las más brillantes acciones de guerra que entonces se libraron en defensas de nuestra soberanía.
"En mérito a lo anterior creemos de justicia se conceda a su viuda una pensión que le permita atender a sus más ingentes necesidades, para lo cual tenemos el honor de someter a la consideración de Vuestra Soberanía el siguiente proyecto de decreto:
"Artículo único. Se concede a la señora Guadalupe Montoya viuda de Elenes, una pensión de $5.00 diarios por los servicios que prestó a la Patria su finado esposo C. Coronel Gumersindo Elenes. Esta pensión será íntegramente pagada mientras la beneficiaria no cambie su actual estado civil."
"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F., a 29 de octubre de 1931. - M. Jasso. - César A. Rojas."
De primera lectura. Se pregunta a la Asamblea si se le dispensa la segunda. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura. A discusión el primer día hábil.
- El mismo C. Secretario:
En votación económica se pregunta a la Asamblea se si dispensa la segunda lectura al Proyecto de Ley del Notariado, en virtud de que se ha impreso y repartido ya entre los compañeros. Los que estén por la afirmativa se servirán manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura. A discusión el primer día hábil.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Soto Peimbert.
El C. Soto Peimbert: Señores compañeros: Porque el espíritu de la Revolución se refugió en las Cámaras, según declaración tácita de nuestro Jefe, el general Calles, estamos obligados a ser receptores del sentir y del pensar en los asuntos que a la Revolución atañen. No nos casamos con nuestras ideas ni con nuestras obras; creemos que el entusiasmo, la dedicación, la energía que nosotros pusimos para dictar la Ley del Trabajo, no fueron bastantes para hacer de ella una obra perfecta. Estamos por eso obligados, como dije en un principio, a ser los receptores del sentir y del pensar de aquellos a quienes afecta la Ley para, en su caso, promover las modificaciones a que dé lugar en su aplicación. Va cobrando caracteres de clamor público la tergiversación que se hace al espíritu que informa los artículos más esenciales de ella. Ahora son unos gremios, mañana son otros, pero por todas partes el clamor va cobrando fuerza y llegará un momento en que, si nosotros no sabemos encauzar las aspiraciones de estos gremios, se desbordarán e inundarán actividades que quisiéramos nosotros preservar de esas inundaciones. El caso concreto que quiero presentar a la consideración de ustedes, es el siguiente: Las compañías poderosas, aquellas que tienen en sus ganancias dinero suficiente para hacer ver las cosas con el cristal que mejor cuadra a sus intereses, promueven en cada caso al margen de la Ley - porque no estar en ella tergiversar sus conceptos - reajustes, ya sea en el personal,
en las condiciones económicas reinantes en la empresa; promueven en otros casos modificaciones al contrato colectivo de trabajo, y en cuantos otros dilatan los juicios para que la situación proletaria en que queden los trabajadores los obligue a ceder. No desconozco que no corresponde a la Cámara de Diputados seguir paso a paso la secuela legal de los Procedimientos de los cuales se desenvuelven estas cuestiones; pero como en un principio dije: "porque el espíritu de la Revolución se ha refugiado en las Cámaras", estamos nosotros obligados a recoger todas esas enseñanzas para formar el acervo en que informemos nuestro criterio para promover las reformas necesarias en el articulado de la Ley.
Una de las empresas extranjeras que mayores beneficios levanta en nuestro suelo, la "Colgate - Palmolive - Peet Co.", está cometiendo en los actuales momentos uno de los atentados más flagrantes al espíritu que ha informado a los legisladores al dictar la Ley del Trabajo. Es incuestionable que cuando una empresa pide el reajuste de personal por mala situación económica, el artículo y el capítulo relativo a reajustes en esos casos se imbuyó en este pensamiento único: permitir a la empresa, cuando hubiese comprobado su mal estado económico, el recortar personal; pero nunca quiso, no podía haber querido, porque el espíritu que lo informa es eminentemente humano el que las condiciones económicas de esa empresa afectasen, hasta llevar a la indigencia, a los empleados despedidos. Es incuestionable que el legislador pensó al dictar este artículo, que es necesario, que era asunto de bienestar social el que los empleados despedidos, el que los trabajadores afectados al cesar en sus empleos, al suplantarlos en sus trabajos, no quedaron abandonados, sino que se les retribuyera con tres meses de salario. Las empresas recurren al subterfugio de otorgar una fianza más amplia que el importe de la indemnización de tres meses, para ir después a las Juntas chanchulleando y prolongando los juicios, y obligando a los trabajadores a ceder lo que en legítimo derecho les pertenece. No seré yo quien pretenda modificar esa secuela con un simple discurso desde la más alta tribuna de la República; pero sí quiero, fundándome en principios bien claros de sociología, dar la voz de alerta a la Revolución entera y decirle que es preciso encauzar esas aspiraciones proletarias por senderos, por encauces de justicia. Cuando no se sabe escuchar el clamor público, cuando se cede a la voz del tintineo del oro, entonces se está en el principio de la más tremenda de las vorágines. Nosotros estamos obligados, y yo invito cordialmente a todos los gremios organizados de trabajadores a que nos den a conocer las deficiencias que encuentren en la aplicación de la Ley del Trabajo, para ir formando el acervo en que informemos las reformas que propongamos a ese mismo articulado. Quiero dar la voz de alerta a los sinceros y a los entusiastas; a los que cuando se dictó la Ley no la dictaron pensando en los beneficios que podrían derivarse por el "teje maneje" de su aplicación, sino que la dictaron pensando en un mañana mejor para la Patria y soñando en la reivindicación verdadera de las clases proletarias.
Señores compañeros: Excúseme si he venido a turbar la tranquilidad que todos quisieran que reinara en momentos en que parece que la crisis política se acabó. No quisiera yo que mi voz viniese a significar en manera alguna ni siquiera un subrayado a esa intención de serenidad; pero creo, y también pienso, que interpreto el creer de ustedes, que la paz no es más que la lucha dentro del orden; que la vida es lucha, y que si nosotros no buscamos esa paz, vamos camino a los sepulcros blanqueados. (Aplausos.)
- El C. secretario Orozco (leyendo):
"¡El hombre que labró por primera vez la tierra, señaló al mundo el tipo de trabajo honrado!"
C. T. MORO.
"Honorable Asamblea:
"Está en la conciencia de todo buen revolucionario, que uno de los más altos postulados de la Revolución Mexicana es sin duda alguna el pugnar por la reivindicación económica, intelectual y moral de las clases campesinas, que tan esforzadamente han contribuído al triunfo y consolidación de los principios que norman nuestro gran movimiento social; pero si bastante se ha logrado en pro de su reivindicación intelectual y económica, como lo demuestran siete mil escuelas rurales diseminadas por todos los ámbitos del suelo patrio, y más de siete millones de hectáreas de tierra repartidas a esos mismos campesinos, en cambio, moralmente, poco se ha conseguido para dignificar el rango del campesino, para enaltecer como se merece el trabajo agrícola, proclamándolo como la más honrosa, la más noble y saludable profesión a que pudiera dedicar el hombre sus actividades; y convencidos de esa verdad irrefutable, debemos inculcar en la conciencia y en el corazón de las generaciones futuras el santo amor a la tierra para que, reintegrándose a ella, vayan a aumentar las huestes de esa brava legión que, cotidianamente y de sol a sol, riega el surco con el sudor de su frente.
"Cuando pensamos en nuestro vasto territorio, dotado de todos los climas, cruzado por caudalosos ríos susceptibles de irrigarlo ampliamente y poblado por un ochenta por ciento de campesinos, se impone a nuestra mente la categórica verdad de que la futura grandeza de México radica en la Agricultura, y esta verdad se afirma plenamente si contemplamos cómo nuestra incipiente industria, al romperse siquiera sea ligeramente el equilibrio de la ley de la oferta y la demanda, languidece al grado de que después de rebasar el consumo nacional, se estanca por efecto de la sobreproducción, y se ve obligada a pignorar sus productos a precios irrisorios, tanto por falta de mercados, como por incapacidad para competir con la formidable industria del país abastecedor mundial: la vecina República del Norte; allí están para atestiguarlo nuestras industrias azucareras, minera y la de hilados y tejidos, para no mencionar otras, con la circunstancia
de que esa languidez y estancamiento de nuestra industria arrojan, como pesado lastre, fuerte contingente de obreros sin trabajo.
"Es, pues, en la Agricultura donde radica la inmediata salvación y la grandeza y bienestar futuros de nuestra Patria, y en esa virtud, mientras nuestra incipiente industria se organiza y desarrolla, precisa intensificar, modernizándola, la producción agrícola de materias primas para la exportación, ya que éstas, por no ser efectos elaborados, indudablemente que su venta y salida para los mercados extranjeros serán más fáciles; pero para realizar esta urgente necesidad inmediata, hay que volver la vista al campo, hay que derivar hacia él el interés de todas las clases sociales: de los proletarios, de la clase media y de la clase capitalista; de los proletarios, para que lleven a la tierra las energías de tantos obreros sin trabajo; de la clase media, arrancándola de su vida burócrata, para que vaya con su esfuerzo e inteligencia a fecundar los campos, y de la clase capitalista, para que despojándose de su egoísmo ancestral, deje la especulación judáica de la hipoteca y de la usura, y ponga su cultura y abra sus arcas cooperando con el campesino, segura de que en esa lógica actitud hallará tranquilidad de conciencia y pingües utilidades.
Muy árdua y tenaz habrá de ser la labor que la Revolución tenga que emprender para conseguir la conversión de todas esas fuerzas vivas al amor y al cultivo de la madre tierra, pues esto requiere promover una fuerte agitación en la conciencia colectiva, provocar una revolución en la actual ideología burguesa, a fin de arraigar poderosamente el ideal agrario en la psicología nacional; pero para eso ante todo hay que principiar, como antes se dijo, para dignificar en todas las formas y por todos los medios posibles la profesión de agricultor; exaltarle como la más noble, como la más saludable, como la más necesaria y productiva, y proclamar a la Agricultura como la madre de todas las industrias, fuente inagotable de toda la riqueza y base firme e inconmovible sobre la que habrá de asentarse la grandeza y bienestar económicos de los pueblos. Ahora bien, para conquistar esta dignificación de la profesión agrícola, habrá que principiar por destruir todos los obstáculos que se oponen a su realización, arrancando antes que todo de la mente vulgar tantos torpes prejuicios hijos de una arcaica educación colonial que aún perdura, que hace a la clase burguesa juzgar con injusto desdén la profesión de agricultor.
"Educadas todavía estas generaciones nuestras dentro de una ética colonial y reaccionaria, no hemos sabido comprender ni la belleza, ni la conveniencia de la labor del sembrador, pues a pesar de los adelantos que en materia científica y social se vierten actualmente en los planteles educacionales, aún resta mucho del vicio educativo de la vieja Colonia, en la que se inculcaban como supremas aspiraciones para el individuo de mediana posición social, la conquista de cualquiera de estas tres profesiones: graduarse licenciado, hacerse militar u ordenarse sacerdote; y si la Revolución ha malogrado la conveniencia de esta última profesión, por haberle disminuído sus prebendas; si en el Ejército de la Revolución no caben ya los aventureros y soldados de fortuna, propios de otros tiempos de asonadas y cuartelazos, aún perdura la vieja tendencia de adquirir una profesión titulada, al grado de que es tal el número de individuos que año por año se gradúan en las escuelas universitarias, que irremisiblemente nos está llevando a un proletariado de profesionales.
"No es necesario recurrir a las estadísticas para ver que tenemos plétora de abogados, médicos, dentistas, cirujanos, etcétera, que se agrupan en las grandes capitales y se estorban en el ejercicio de sus actividades; y sólo excluyendo de entre los profesionales a los ingenieros, por considerar que es la única de las profesiones liberales que económicamente es productiva y que su número no basta aún para la obra reconstructiva de la Patria; en cambio para nuestro nervio vital, para nuestra riqueza máxima, la Agricultura, que necesita del esfuerzo del más noble profesional, - El agricultor -, ha sido abandonada por la mayoría de la juventud ciudadana, que no ha sabido comprender ni la honorabilidad, ni la conveniencia que entraña tan noble ocupación. Son pocos, pero muy dignos de encomio, los jóvenes mexicanos que ingresan a las escuelas agrícolas; pero más pocos aún los que después de terminados sus estudios van prácticamente a aplicar sus conocimientos en el trabajo de la tierra.
"Ahora bien, si el deber de la Revolución es reivindicar la profesión del agricultor; si arduo, pero indispensable es destruir todos los prejuicios que deprimen ante el concepto de las clases acomodadas el ejercicio de tan digna ocupación; si plausible labor de redención es formar "conciencia agrícola" en todos los espíritus para encauzar las energías de la mayoría de los hombres hacia el cultivo de la tierra, labor eminentemente patriótica, será, y es indudablemente un gran deber nuestro, que esa "conciencia agrícola" se inculque en las futuras generaciones, ya que en manos de ellas estarán los destinos de la Patria. Por eso toca a nosotros inclinar a las generaciones venideras hacia los campos, procurando que comprendan y palpen prácticamente sus ventajas e induciendo su vocación a consagrar su inteligencia y sus energías al cultivo de la tierra. Es necesario llevar a los campos a hombres convenientemente preparados con una cultura superior, a fin de que unan sus esfuerzos al de las masas campesinas, y para el efecto debe ponerse al hombre, desde niño, en contacto directo con la tierra. Tal educación debe comenzar desde el kindergarten y continuar durante toda la instrucción primaria.
"Tocará a los técnicos establecer los métodos más adecuados y el orden que habrá de seguirse en dichos estudios elementales, y por tanto, a nosotros sólo nos bastará esbozar los puntos capitales del programa: que se enseñen al pequeñuelo los elementos fundamentales necesarios para la vida orgánica de las plantas: tierra, aire, agua, sol; puede inculcársele prácticamente el proceso de la germinación ocupándolo en la labor augusta del sembrador, haciendo que desde su entrada a las aulas plante un arbolillo e inicie cultivos rudimentarios adecuados, y labre en forma progresiva una pequeña parcela que deberá cuidar obligatoriamente
durante su vida de colegial. Este programa podrá irse ampliando hasta explicársele con mayor extensión y conocimiento la práctica de los cultivos intensivos, las modernas aplicaciones de la ciencia a la agricultura y demostrándole prácticamente cómo un simple grano debidamente cultivado se convierte en la espiga que generosamente devuelve el ciento por uno. Se pondrá especial cuidado de fomentar en el niño el gusto por tan relevante labor, y para hacer la enseñanza eminentemente práctica, se dotará a las escuelas de un pequeño terreno o, en su defecto, se aprovecharán los lotes urbanos vacíos y ociosos mientras no los utilicen sus propietarios, los parques públicos o los campos comunales para desarrollar programas apropiados. Asimismo, inculcaráse a los escolares, desde la infancia, el respeto y amor al árbol para que mañana sean ellos los que estimulen y realicen la reforestación de nuestros devastados bosques.
"Para mayor abundamiento, conviene recordar siempre que todo problema social debe ser considerado como problema económico, y que nuestro problema agrario no es estrictamente económico, sino educacional también, pues es de sobra conocida la falta de preparación de las clases campesinas para la moderna técnica agrícola, que exige educación previa como pudiera demostrarse con múltiples ejemplos.
"La humanidad, por ley natural, desde su infancia fue eminentemente agricultora, y si lo sigue siendo es porque para el trabajo del hombre resulta la más noble, la más fiel, la más remuneradora, la menos aleatoria de todas las modalidades de vida; díganlo si no el petróleo, la minería, los ferrocarriles, la navegación, etcétera, que pasado su auge y víctimas de la competencia o mejoramiento técnico de actividades similares, los hombres del campo que ilusionados por una mejor retribución habían llevado su esfuerzo a esas industrias, las abandonan y retornan a fecundar nuevamente el terrón para disfrutar de los beneficios que ofrece la agricultura, y cuántos recibirán cuando sepan tener sus campos nitrificados y su maquinaria completa.
"Cuando la Revolución haya realizado esta trascendental obra educadora, cuando haya podido forjar la "conciencia agrícola" en las actuales generaciones y la haya inculcado en el alma de las generaciones por venir; cuando haya llevado al campo todos sus beneficios, podremos contemplar el fenómeno inverso que hoy por hoy se opera en nuestro país: en lugar del movimiento centrípeto de las masas campesinas que abandonan el campo se refugian en las ciudades en pos de una mayor cultura de que están sedientas y de un mayor confort a que tienen derecho, se observará un movimiento centrífugo de las masas citadinas, de los hombres sonámbulos, grises y enfermizos de las ciudades, que emigrarán hacia el campo en busca de mayor bienestar económico y aun de esa quietud y tranquilidad de conciencia que ofrecen las actividades rurales tan llenas de belleza y color.
"Seguramente que estamos lejos de suponer que la realización de este proyecto habrá de ser la suprema panacea que conduzca a la salvación de nuestra Patria, y que unánimemente con espontaneidad todos vayan a la tierra; pero sí en los educandos quedará grabada la enseñanza necesaria y la vocación suficiente para poder optar por la carrera agrícola haciendo de cada escolar un individuo útil al país. La salvación de la Patria radica en la realización integral de todos los nobles ideales que palpitan en el seno de nuestra gran revolución social; pero sí abrigamos la creencia de que la práctica realización de este programa que hoy proponemos, contribuirá en mucho a la prosperidad de nuestro país; e inspirados en esa convicción y a la vez convencidos de que es deber nuestro completar la obra agraria de la Revolución, que al repartir y poner las tierras en manos de los campesinos lo ha hecho para su reivindicación y como base de su futuro bienestar moral y económico, y buscando como consecuencia el progreso de la nación; es por todos esos motivos que me permito someter al ilustrado criterio de esta respetable Cámara, el siguiente Proyecto de Ley:
"Artículo 1o. Se declara obligatoria la enseñanza agrícola elemental en los planteles de educación primaria del Distrito Federal y Territorios.
"Artículo 2o. La Secretaría de Educación Pública reglamentará los métodos de esta enseñanza dentro de los planteles de estudios respectivos.
"Artículo 3o. Excítese a las Legislaturas de los Estados a formular leyes similares.
"Salón de Sesiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. - México, D. F., a 3 de octubre de 1931. - Diputado Carlos Darío Ojeda."
El C. Secretario Orozco: De primera lectura. (Voces: ¡Que la funde!)
El C. Ojeda Carlos Darío: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Ojeda.
El C. Ojeda: Señores diputados. Me he atrevido a presentar ante esta Asamblea de revolucionarios un proyecto que viene a complementar, o por lo menos quiere complementar una de las obras, uno de los puntales más gloriosos de la Revolución: el reparto de las tierras a los campesinos, la dignificación de los hombres del campo; la dignificación, estímulo y emancipación social y económica de todos aquellos individuos que cotidianamente están regando el surco, de donde ha surgido, compañeros, esa escasa producción que apenas si basta para sus necesidades.
Parece que en esta Asamblea, señores compañeros, hay todavía elementos que no están de acuerdo con una proposición que tiende a desvirtuar la vocación de las generaciones futuras, que tiende a despertar la conciencia agrícola de todos los hombres, en todos los escolares mexicanos, para hacer que estos individuos mañana sean hombres útiles al país.
Espero que el destino que hagan sus señorías del modesto proyecto que me he permitido presentar, surja el viejo entusiasmo revolucionario para hacer obra de Patria, y espero con verdadera ansiedad que las argumentaciones en contra nos vengan a demostrar que el camino que yo me permito señalar no es un camino recto hacia la prosperidad del país.
Debo comenzar, para fundar este proyecto, por decir que ya en México existe suficiente luz, existe suficiente verdad acerca de la realidad en que vivimos.
La vieja patraña reaccionaria que barrió la Revolución, quizá para siempre, esa vieja patraña que decía que México era el país maravilloso en donde brotaban solas las espigas; en donde no se necesitaba trabajar la tierra, por su fertilidad y su abundancia; donde no se necesitaba que el hombre empleara sino un leve movimiento para hacer que germinaran esas semillas depositadas en la tierra, ha sido barrida por completo y ha sido olvidada quizá, porque la ciencia se ha abierto paso. La Revolución vino a acabar con esas falsas teorías. Se nos decía que México era el país especialmente para, sin esfuerzo alguno, como decía antes, recibir el tributo de la madre tierra; y la Revolución ha venido a confirmar que en México escasamente se produce una tercera parte de lo que se consume. Nuestro clima - está perfectamente comprobado - es un clima funesto para nuestra agricultura, porque en las escasas hectáreas de tierra cultivable en la Mesa Central, todos nuestros agricultores viven de lo que se llama la agricultura de temporal. Por lo tanto, hemos formado una nacionalidad débil, hay que decir esto sin que parezca una blasfemia, puesto que es una cosa positivamente cierta. Estamos en un período embrionario y por eso la Revolución es grande, porque quiero transformar esa debilidad en fuerza, quiere hacer de México una nación respetable, una nación que pueda equipararse a las más poderosas, a las más prósperas de las que existen en el mundo. Hemos vivido, y lo sabemos todos, en medio de extremas privaciones; nuestros campesinos han sido considerados - y generalmente por los hombres de la reacción, por los hombres conservadores -, no como hombres; han sido considerados como una mula, con un poco de forma humana; consideraron a esos individuos como los responsables de que México no produjera lo que debía producir; se dijo que el indio era incapaz para hacer que México floreciera. No tiene la culpa el indio; no tiene la culpa el campesino, no: la tiene nuestro mal servicio de irrigación, nuestro mal servicio se presas; nuestras obras hidráulicas son deficientes. Por eso debemos admirar, más que en cualquiera otro de sus aspectos, la obra del hombre que supo tomar la responsabilidad de un programa de carreteras y presas, dándose cuenta de que la salvación de la agricultura mexicana radica exclusivamente en la irrigación y en el fomento de la agricultura intensiva. Ese hombre, que con tanto valor, como con todos los problemas con que se ha enfrentado, abordó este problema, fue el señor general Plutarco Elías Calles. El fue el primero que trazó en México el verdadero camino para que México surgiera poderoso como una nación fuerte. ¡Es más grande el general Calles, en mi concepto, en este aspecto, que en cualquiera otro de los grandes éxitos que tiene alcanzados el revolucionario de Sonora!
Sabemos que México, después de la desforestación habida y aparte de ser víctima del malestar económico de la crisis general, ha sufrido años de horrorosas sequías o años de torrenteras espantosas que causan inundaciones por doquiera. Nosotros sabemos que en México hay paz, hay buenos sentimientos, hay alegría de vivir, hay generosidad y optimismo en los años buenos de la agricultura. Es un hecho muy conocido que cuando hay un año bueno, cuando hay cosecha, por dondequiera se respira un ambiente de optimismo, se consiguen los productos a precios irrisorios; pero, en cambio, cuando vienen los años negros de lucha, cuando no sabemos cómo solucionar nuestro problema de hambre, entonces se engendra ese viejo malestar atávico y se palpa la angustia y hay fermentos de motín y de revolución por dondequiera. No ha habido un solo mexicano que no se haya sentido patriota para no querer curar el mal de raíz, y por eso digo, y vuelvo a repetirlo la obra del general Calles en el aspecto de irrigación, en el aspecto de construcción de obras hidráulicas, en el aspecto más fuerte de las facetas de ese hombre que tenemos nosotros en Anzures.
Debemos comprender que este problema es eminentemente educacional aparte de ser económico. El problema del campo es educacional, porque se necesita preparar otra generación u otras generaciones para que vayan al campo a sumar su esfuerzo con el proletariado rural; necesitamos que vayan generaciones con una cultura superior, con conocimientos de lo que es la nitrificación de la tierra, que conozcan los diferentes sistemas del maquinismo eléctrico moderno, en fin, todos los sistemas relativos, para cambiar el viejo, el desastroso, el improductivo sistema de la agricultura extensiva, que ha venido a dar el traste con nuestras tierras, que de fecundas que eran se han transformado, se han agotado. Consúltense las estadísticas y se verá el pavoroso fracaso, el descenso de nuestra agricultura, así declaren lo contrario los más optimistas que quieran engatusar a las masas proletarias. Debemos preparar a las generaciones y nada mejor que prepararlas desde la escuela, modelar su alma desde el kindergarten, hacer que el pequeñuelo se compenetre de qué cosa es la madre tierra, la bendecida madre hacia donde regresan todos los hombres. Debe el pequeñuelo ver cómo surge de la semilla una planta y cómo se realiza el verdadero milagro, de recibir cien espigas por una. Que se vea la conveniencia de eso y que progresivamente, mientras vayan pasando los años, vaya este niño adquiriendo conocimientos tales, que cuando salga de la escuela elemental ya esté preparado para dedicarse al campo si tiene la vocación suficiente o si no, para que sea un ciudadano más que deje por lo menos el rastro de un arbolillo plantado para nuestro México. Yo quiero, señores compañeros, que tengan ustedes en cuenta que nuestro porvenir está en la tierra, que nuestro porvenir está en hacer que nuestros agricultores se transformen en agricultores técnicos y que se pueda despertar en las generaciones del mañana la vocación, la preparación suficiente para hacerlas útiles a nuestra tierra. El proletario debe ir a la tierra, porque estamos viendo que nuestras industrias arrojan un excedente de trabajo; nuestras industrias están enfermas; nosotros sabemos que apenas se establece un ligero desnivel entre la oferta y la demanda, inmediatamente un lastre de obreros sin trabajo viene a poner en verdaderos aprietos la economía nacional. Si esos hombres tuvieran
preparación, irían a los campos y, como los proletarios, la mesocracia debe también acudir allí, porque la inteligentísima clase media que hay aquí en México, en la única capacitada para confraternizar con el campesino y llevarle sus luces, su cultura y su preparación agrícola; y el hombre de capital que se educa en la escuela, debe también llevar el contingente de sus arcas, haciendo así, entonces, de México, un país más humano en donde exista más fraternidad, y entonces así comprenderemos que el porvenir de México está en la tierra, porque ésta será la única que pueda calmar el hambre ancestral que han venido sufriendo nuestras clases proletarias. Aquí en México, desgraciadamente, han pasado gobiernos dejando rastros sangrientos, hasta que vino la Revolución, hasta que vino nuestro gran movimiento social, y ha comenzado a hacer que los problemas sociales se establezcan, se aclaren, se disciernan y resuelvan dentro de las formas científicas y humanas. ¿Qué queremos para la clase del campo? Reforzarla. ¿Qué queremos nosotros? Hacer que las generaciones de mañana sean con predilección cultas clases campesinas, porque debemos ver esto en el aspecto más terrible que tiene, porque estamos enfermos de titulaje; estamos artos de universitarios; nosotros tenemos un excedente tan grande de doctores, de licenciados, de dentistas, de cirujanos, que todos ellos se atropellan en sus labores en la ciudad, y debemos forzosamente evitar que se forme un nuevo proletariado improductivo para México; el proletariado de los profesionistas. Yo no he incluído a los ingenieros en esa enumeración, porque considero que dentro de las clases laborantes, dentro de los hombres que trabajan en los números y en el campo, son los únicos, los ingenieros, los que dan un verdadero coeficiente de producción; son los únicos que pueden considerarse como necesarios en esta época de construcción. Hay demasiados hombres con título, y muy pocos que vayan al campo. Ya debemos los revolucionarios acabar con el principio de que un título es el mejor escudo en la vida. El mejor título es el que la Revolución forme: el título de profesionistas del campo, de profesionista de la agricultura. ¿Por qué vamos a seguir la huella de los conquistadores en su forma de educación colonial y reaccionaria, cuando no existían más que tres caminos para la juventud: el de ordenarse sacerdote, el de hacerse militar o el de togarse licenciado y magistrado? ¿Por qué vamos a seguir fomentando esa angustiosa situación? ¿Qué no estamos viendo que cada profesionista necesita cubrir un alto presupuesto para su familia y su representación social?
Estamos viendo que nos estamos congestionando materialmente de profesionistas; ¿luego qué cosa debemos hacer? Indicar la senda a las generaciones revolucionarias de mañana, llevarlas al campo, fomentar su vocación y despertar en ellas el sentimiento de ser útiles a la colectividad.
El C. Rodríguez Guillermo: Para una interpelación, luego que termine el orador.
El C. Ojeda: Quiero que el compañero Rodríguez me haga la interpelación aprovechando mi estancia en la tribuna.
El C. Rodríguez: Quiero ser un poco largo.
El C. Ojeda: Si nuestra misión de revolucionarios es continuar y complementar la obra revolucionaria del reparto de tierras; si nuestro deber es cumplir ese programa, que nos hemos impuesto, de hacer que la tierra produzca; si la misión de la Revolución, al entregar al campesino su pedazo de tierra, fue la de procurar que se emancipara económica y moralmente, debemos insistir, debemos hacer que todos los hombres de buena voluntad vayan al campo. Se me dirá que por qué no hablo de preparar individuos aptos para nuestra industria; es misión que ya ha sido tomada por la Secretaría del Ramo, para eso se han establecido las escuelas técnicas industriales que están preparando al hombre en el campo de la industria. Insistir en formar más obreros cuando no existe demanda de esos trabajadores, sería en mi concepto una cosa anticientífica y antieconómica. Debemos despertar en los niños la conciencia agrícola; queremos que los viejos prejuicios coloniales se transformen; queremos que ya no exista la mentalidad de los viejos universitarios, sino la mentalidad de los hombres que vienen con conocimiento de causa a cultivar los campos y a hacer a la nación poderosa a través de la agricultura.
¡Regresar a la tierra!, es el grito. Toca a los técnicos de la Secretaría correspondiente establecer los programas respectivos, mientras todos nos afanamos porque todas las escuelas tengan un pedazo de tierra que cultivar. Si en la capital existe alguna dificultad, allí tenemos los lotes urbanos vacíos, allí tenemos los jardines públicos y las tierras comunales. ¡Quiera la buena suerte, quiera el esfuerzo de todos los hombres, de todos los mexicanos, hacer que en un futuro próximo México pueda emancipar a la clase menesterosa, como lo prometiera la Revolución! Solamente en el campo está nuestra esperanza, solamente en el campo está nuestra salvación, y por tanto, con todo nuestro esfuerzo de revolucionarios debemos tender nuestra vista, nuestras energías, todo nuestro entusiasmo hacia el campo y los campesinos, porque, entre todas, esa es la labor que podemos realizar. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Rodríguez.
El C. Barocio García Amel: No está a discusión.
El C. Rodríguez Guillermo: Lamento la impaciencia de mi estimado amigo Amel Barocio y le ruego que tenga la bondad de escucharme, voy a ser muy breve.
El C. Barocio García Amel: A su tiempo, compañero; por eso tenemos Reglamento.
El C. Rodríguez Guillermo: Voy a ser muy breve. Puede creer el compañero Amel Barocio que no me anima un espíritu de contradicción, sino, al contrario, el aprovechar el tiempo ...
El C. Bátiz Juan de Dios (interrumpiendo): Estás perdiendo el tiempo. No hay sobre qué discutir; no hay dictamen.
El C. Secretario Orozco: Por acuerdo de la Presidencia, la Secretaría aclara que el trámite que se le dio a la proposición del compañero Carlos Darío Ojeda fue "de primera lectura." La propia Presidencia, por conducto de la Secretaría, consulta a la Asamblea, en votación económica, si se dispensa
la segunda lectura para que pase a Comisión. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. En votación económica se consulta a la Asamblea si se admite a discusión. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se admite a discusión. Pasa a la Comisión de Educación en turno. (Aplausos.)
El C. Rodríguez Guillermo: Pido la palabra para hechos.
El C. Presidente: Para hechos tiene la palabra el ciudadano Rodríguez.
El C. Rodríguez Guillermo: Bastante mal hemos aprovechado el tiempo, para no ocuparnos de algo que interesa a todo el pueblo de México. La prensa ha dado cuenta de que entre las reducciones indispensables que piensa hacer el Gobierno, señala la alarmantísima de reducir ocho millones de pesos en la educación general de la República. Esto es alarmante, porque una de las obligaciones fundamentales del diputado es estudiar los Presupuestos para hacer que el dinero que el pueblo paga con tantos sacrificios, se reparta y se invierta en la mejor forma posible. Nosotros, si somos observadores, no podremos negar que si algo hay deficiente en México es la educación. Yo quisiera que el diputado más descreído me acompañara a cualquiera de las escuelas del Distrito Federal, y se daría cuenta de cómo cualquier alumno del quinto o del sexto año ni siquiera sabe hacer una carta correctamente; ni siquiera sabe las cuatro reglas de la aritmética, y éstas son cosas que deben remediarse. Si la educación en México es deficiente, se debe a la anarquía que existe en los programas educacionales; se debe a que tanto se ha pensado innovar los sistemas de enseñanza, que se han descuidado asuntos fundamentales en la instrucción, que son indispensables a cualquier hombre. Por esa razón ...
El C. Chávez: ¡Moción de orden!
El C. Rodríguez (continuando): Por esa razón yo quería hacer al margen de este asunto algunas consideraciones, señalando que antes de pretender...
El C. Chávez: ¡Está violándose el Reglamento! ¡Moción de orden!
El C. Rodríguez (continuando): ...que los niños del Distrito Federal pierdan su tiempo aprendiendo la agricultura en los jardines o en las alamedas, aprendan con mayor empeño lo que sí es necesario que aprendan: leer ... (Murmullos. Campanilla.)
El C. Ojeda: ¡Una aclaración!
El C. Rodríguez (continuando: ...hacer cuentas y otros enseñanzas que sí son indispensables para la vida del hombre en cualquiera actividad a que se dedique.
El C. Ojeda Darío: ¿Me permite una aclaración? Nada más quiero hacer una aclaración sobre lo que está usted diciendo.
El C. Rodríguez: Un momento. Yo reconozco la buena intención que tiene el compañero Ojeda de favorecer a los campesinos ...
El C. Ojeda: Yo quiero hacer una pregunta ...
El C. Rodríguez: Pero a los campesinos se les favorece aumentando las escuelas rurales; la agricultura de México se favorece creando verdaderos profesionistas que sepan cultivar científicamente la tierra ...
El C. Ojeda: De eso se trata.
El C. Rodríguez: México necesita aumentar su producción técnicamente, pero eso no se logrará haciendo que los niños del Distrito Federal, muchos de los cuales carecen de educación por falta de locales y de maestros, pierdan su tiempo yendo a los jardines a aprender agricultura. Para esas enseñanzas hay en la República una gran extensión de tierra donde más fácilmente pueden acostumbrarse a cobrar cariño al campo ...
El C. Ojeda: ¿Me permite una aclaración, compañero?
El C. Rodríguez: Yo quise decir estas cosas para provocar el interés de ustedes, porque sí hay cosas en qué pensar, cosas que discutir, y nosotros dejamos pasar indiferentes los días ...
El C. Ojeda: ¿Qué prefiere el compañero Rodríguez, saber hacer las cuatro reglas de la aritmética o saber sembrar para poder comer?
El C. Rodríguez: Ya dije que soy el primero en reconocer la buena intención del compañero Ojeda, pero tal vez su entusiasmo lo lleva a señalar algo que no puede ser. Pero ya que la Asamblea, por lo mucho tal vez que se ha trabajado en estos días, no quiere discutir, yo me retiro de esta tribuna reservándome para exponer mis razones en su oportunidad.
El C. Presidente (a las 13.40): Se levanta la sesión y se cita para el jueves a las diez y seis horas.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"
Director, Jefe de la Oficina, JOAQUÍN Z. VALADEZ.