Legislatura XXXV - Año I - Período Ordinario - Fecha 19321003 - Número de Diario 17

(L35A1P1oN017F19321003.xml)Núm. Diario:17

ENCABEZADO

MÉXICO, D. F. LUNES 3 DE OCTUBRE DE 1932

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO I.-PERÍODO ORDINARIO XXXV LEGISLATURA TOMO I.-NÚMERO 17

SESIÓN

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 3

DE OCTUBRE DE 1932

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Lectura y aprobación del acta de la anterior.

2.- Pasa a las Comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. Agraria, una nota que el ciudadano Presidente de la República envía por conducto de la Secretaría de Gobernación, por medio de la cual el propio Primer Magistrado da cuenta al Congreso de la Unión del uso que hizo de las facultades extraordinarias que le fueron concedidas por Decreto de 21 de enero del año en curso, para expedir la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios y Empleados Agrarios, y propone la derogación de dicha Ley, y sugiere que se proceda a discutir una nueva.

3.- La Secretaría de la Cámara, presenta un Estado que manifiesta el movimiento de expedientes habido en las diversas Comisiones de la Cámara durante el mes de septiembre último. Insértese en el DIARIO DE LOS DEBATES.

4.- Cartera.

5.- Reciben primera lectura y se les dispensa la segunda para discutirse el primer día hábil, cinco dictámenes de la 2a. Comisión de Relaciones Exteriores, que consultan proyectos de Decreto por los que, respectivamente, conceden permiso constitucional a los ciudadanos Trinidad E. Lacayo, Rafael Heredia Reyes, Pablo Salas y López, Donaciano Echavarría y Bernardo Zetina, jr.

6.- Se aprueban sin discusión cinco dictámenes, cuatro de la 1a. Comisión de Peticiones y uno de la 2a., que consultan diversos acuerdos económicos.

7.- Dictamen de la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales, que consulta Proyecto de Adición al artículo 45 de la Constitución General de la República. A discusión. El ciudadano López Cárdenas, hace observaciones al dictamen y en esa virtud la Comisión pide permiso para retirarlo. Se concede el permiso.

8.- Sin discusión se aprueban tres dictámenes de la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales, que consultan Proyectos de Decreto por los que, respectivamente, se dispensa a las señoritas Josefina y Francisca Memije Galeana la presentación de documentos, a efecto de que puedan percibir la pensión que les concedió el Congreso de la Unión, y se concede permiso constitucional a los ciudadanos Pedro Mercado y Manuel S. Iglesias. Pasan al Senado y al Ejecutivo, respectivamente, para los efectos de ley.

9.- La Secretaría da lectura a dos telegramas procedentes de esta ciudad y de Guadalajara, Jal., signado, respectivamente, por los ciudadanos Jesús Yurén en representación de la Federación Sindical de Trabajadores del Distrito Federal, y J. Jesús González Gallo, como Presidente del Comité de Estado del Partido Nacional Revolucionario en Jalisco, en los que manifiestan que respaldan la actitud asumida por el Primer Magistrado de la Nación con motivo de la Encíclica "Acerba Animi". Se concede la palabra a los ciudadanos Mijares V. Manuel, Padilla Ezequiel, Trigo Octavio M. y Pérez Arce Enrique, para hablar al margen de este asunto. La Secretaría, a petición del ciudadano Dávila José María, da lectura a una proposición suscrita por la Diputación del Distrito Federal, a efecto de que se nombre una Comisión que se dirija al ciudadano Presidente de la República y le pida la inmediata expulsión del país del Delegado Apostólico. Se dispensan los trámites. A discusión. Los ciudadanos Diputados Dávila José María, Bremauntz Alberto, León Luis L. y Negrón Pérez Mario, apoyan la solicitud y se aprueba que la Cámara en masa vaya ante el ciudadano Presidente de la República a pedir la expulsión que se indica.

10.- Dictamen de las Comisiones unidas 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. Agraria, que consulta proyecto de Decreto, por el que se deroga la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios y Empleados Agrarios, expedida por el Ejecutivo Federal en uso de las facultades que le fueron concedidas por el Congreso de la Unión. Se considera el asunto de urgente y obvia resolución. A discusión. Se aprueba y pasa al Senado para los efectos de ley. Se levanta la sesión.

DEBATE

Presidencia del

C. JUAN C. PEÑA

(Asistencia de 98 ciudadanos diputados.)

El C. Presidente (a las 17.35): Se abre la sesión.

- El C. Secretario Ortega Lamberto (leyendo):

"Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados de la XXXV Legislatura del Congreso de la Unión, el día treinta de septiembre de mil novecientos treinta y dos.

"Presidencia del C. Flavio Pérez Gasga. "En la ciudad de México, a las diez y siete horas y treinta y seis minutos del viernes treinta de septiembre de mil novecientos treinta y dos, se abrió la sesión con asistencia de noventa y cuatro ciudadanos diputados, según consta en la lista que previamente pasó el Secretario González Herrejón.

"Sin discusión fue aprobado el acta de la sesión anterior celebrada el 28 de los corrientes.

"Se dio cuenta con los siguientes documentos en cartera:

"La Secretaría de Gobernación, remite la iniciativa del Ejecutivo, por la que se crea el Departamento Autónomo del Trabajo y se reorganiza la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, bajo el nombre de Secretaría de la Economía Nacional.

-Recibo, a las Comisiones unidas de Puntos Constitucionales y Gobernación en turno, e imprímase.

"La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, pide se rectifique el acuerdo económico aprobado por esta Cámara con fecha 23 de diciembre de 1931, por el que se declara que es ilegal la circular número 21-4-186, expedida por la misma Secretaría, declarando en suspenso la franquicia concedida a las Sociedades Cooperativas por el artículo 86 de la Ley sobre la materia.- Recibo, y a las Comisiones unidas Primera de Puntos Constitucionales y Primera de Hacienda.

"La Secretaría de Gobernación, transcribe un oficio de la Dirección Nacional de Caminos, en el que participa la rescisión del contrato celebrado con la Compañía "Rohl", para la construcción del tramo Tamazunchale - Linares, del camino México - Nuevo Laredo.- Recibo, y a la Comisión que tiene antecedentes.

"La Legislatura del Estado de Querétaro, pide la expedición de un decreto por el que se ordene el traslado de los restos del C. Venustiano Carranza del lugar en que se encuentran, a la Rotonda de los Hombres Ilustres. Hacen suya esta iniciativa numerosos ciudadanos diputados.- Recibo, y a la Comisión de Gobernación en turno.

"El Congreso del Estado de Michoacán da a conocer los nombres de las personas designadas como magistrados del Supremo Tribunal de Justicia de esa Entidad para el período constitucional de 1932 a 1936.- De enterado.

"El ciudadano Gobernador del Estado de Michoacán participa que designó Oficial Mayor de la Secretaría General de Gobierno al C. licenciado Victoriano Anguiano.- De enterado.

"El ciudadano Gobernador del Estado de Michoacán participa que designó Oficial Mayor de la Secretaría General de Gobierno al C. licenciado Victoriano Anguiano.- De enterado.

"El C. general Benigno Serrato comunica que con fecha 16 de los corrientes se hizo cargo del Poder Ejecutivo del Estado de Michoacán, por haber resultado electo Gobernador Constitucional para el cuatrienio que terminará en 1936.- De enterado.

"Previa dispensa de trámites y sin discusión, la Asamblea concedió licencia, con goce de dietas, por diez días, al C. diputado Octavio M. Trigo, por diez días a partir del 3 del entrante, al C. diputado Marcos Jiménez y por veinte días, al C. diputado Ponciano Guzmán.

"La señorita Felipa Cruz Victoria y Flores solicita se aumente la pensión de que viene disfrutando como bisnieta del general don Guadalupe Victoria.- Recibo, y a la Comisión de Peticiones en turno.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales por el que se concede permiso al C. Manuel S. Iglesias para que acepte y use la condecoración de la Orden Nacional del Mérito "Carlos J. Finlay", que le fue conferida por el Gobierno de la República de Cuba.- Primera lectura, en votación económica se le dispensó la segunda y quedó a discusión el primer día hábil.

"Dictamen de la misma Comisión por el que se otorga al C. mayor Pedro Mercado el permiso necesario para que acepte y use la condecoración de "Oficial de la Legión de Honor" que le fue conferida por el Gobierno francés.- Los mismos trámites que el anterior.

"Dictamen de la 2a. Comisión de Puntos Constitucionales por el que se dispensa a las señoritas Josefina y Francisca Memije Galeana el requisito de la presentación de los documentos que acrediten su parentesco con el C. don Hermenegildo Galeana.- Primera lectura, en forma económica le fue dispensada la segunda, y quedó a discusión el primer día hábil.

"Se le dio segunda lectura al proyecto presentado por la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales por el que se adiciona el artículo 45 de la Constitución General de la República en el sentido de que las islas y los cayos adyacentes situados desde la Bahía de la Ascensión al litoral Norte del Mar Caribe quedan sujetas a la jurisdicción del Estado de Yucatán y su extensión superficial se considerará comprendida dentro de los límites de dicha Entidad, y los islotes y cayos adyacentes situados desde la Bahía de la Ascensión hacia el Sur del Mar Caribe, quedan sujetos a la jurisdicción del Estado de Campeche.

"En votaciones económicas sucesivas y sin debate fueron aprobados cuatro dictámenes de la 2a. Comisión de Peticiones por lo que se turnan a la Comisión de Puntos Constitucionales que corresponda la solicitud presentada por el Partido Nacional Antirreleccionista; a la correspondiente Comisión de Guerra la solicitud de pensión de la señorita Teresa Canseco y Alvarez; se dice a los vecinos del Barrio de la Peña Pobre, de la ciudad de Hidalgo del Parral, Chih., que dirijan su petición al Ejecutivo, y se manden archivar, por no haber satisfecho los requisitos que exige la ley, los expedientes que contienen las solicitudes de pensión del C. Nicolás Villarreal, de la señorita Luisa Montes de Oca viuda de Cueto, de la señorita Inés Mireles Valdés, de la

señorita Adela Malda y de la señorita Aurora Pinzón y Ramírez.

"La Asamblea otorgó su aprobación por unanimidad de noventa y cuatro votos a los siguientes proyectos de decreto que fueron votados en un solo acto en virtud de que ninguno de ellos dio lugar a discusión:

"Al presentado por la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales por el que se concede permiso al C. Abel R. Pérez para que acepte y use la condecoración de la "Orden Nacional de Isabel la Católica", con la categoría de Comendador con Placa, que le fue otorgada por el Gobierno español;

"al que concede al C. Guillermo Forsbach el permiso constitucional necesario para aceptar y desempeñar el cargo de Cónsul Honorario de la República de Honduras en el puerto de Veracruz, que fue presentado por la 1a. Comisión de Relaciones Exteriores, y

"al de la 1a. Comisión de Puntos Constitucionales por el que se otorga permiso al C. Roberto A. Dorantes y Aguilar para que preste sus servicios al Consulado General de España en la República.

"Los tres proyectos anteriores fueron enviados al Senado, para sus efectos constitucionales.

"En seguida la Secretaría, por acuerdo de la Presidencia, dio lectura al artículo 16 del Reglamento y de conformidad con su contenido se procedió a la elección de Presidente y Vicepresidente de esta Cámara para el próximo mes de octubre, habiendo resultado electos, por unanimidad de noventa y tres votos, para desempeñar el primer puesto el C. Juan C. Peña, para los segundos los CC. Mario Negrón Pérez y José Rivera. Se hizo la declaratoria de rigor.

"El C. Jasso informó a la Asamblea que el C. diputado Santos Alonso se encuentra enfermo y fueron designados por la Presidencia para visitarlo los CC. Melgar, y Jasso y el Secretario Arriola.

"A las diez y ocho horas y treinta y seis minutos se levantó la sesión para pasar a secreta."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada el acta.

- El mismo C. Secretario (leyendo):

"Poder Ejecutivo Federal.- Secretaría de Gobernación.- México, D. F.

"Ciudadanos Secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.

"Para los efectos legales del caso, tengo la honra en enviar a ustedes la adjunta nota del ciudadano Presidente de la República, por medio de la cual el propio Primer Magistrado da cuenta al H. Congreso de la Unión del uso que hizo de las facultades extraordinarias que le fueron concedidas por Decreto de 21 de enero del año en curso, para expedir la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios y Empleados Agrarios, e inicia, de conformidad con la fracción I del artículo 71 de la Constitución General de la República, la derogación del Ordenamiento aludido, fundándose para ello en las razones expuestas en la nota de referencia.

"Reitero a ustedes las expresiones de mi atenta y distinguida consideración.

Sufragio Efectivo. No Reelección.- México, 1o. de octubre de 1932.- El Subsecretario Encargado del Despacho, Eduardo Vasconcelos."

"Estados Unidos Mexicanos.- Presidencia de la República.- México, D. F.

"A los ciudadanos Secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.

"El Ejecutivo Federal, en uso de las facultades que le fueron concedidas por el H. Congreso de la Unión el día 21 de enero del año en curso, expidió el 26 de agosto anterior la Ley de Responsabilidades en vigor el día 15 de septiembre, y que establece las sanciones para los funcionarios que, de conformidad con la Ley de 6 de enero de 1915, y el artículo 27 constitucional, intervienen en la tramitación y resolución de los expedientes agrarios.

"La citada Ley ha provocado malestar e incertidumbre entre los campesinos, porque su artículo 3o. Transitorio concede el plazo de treinta días para que se resuelvan, entreguen y remitan los expedientes e informes que no hubieren sido concluidos dentro del plazo establecido por la Ley de Restitución y Dotación de Tierras y Aguas. La incertidumbre y zozobra a que me he referido, provienen principalmente de que se ha supuesto que las disposiciones de la Ley de Responsabilidades tienden a resolver en forma definitiva el problema agrario, evitando que con posterioridad al 15 del actual se presenten a tramitación y resolución nuevas solicitudes de restitución y dotación de ejidos.

"El Ejecutivo ahora a mi cargo, ha estudiado con todo detenimiento las disposiciones de la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios y Empleados Agrarios, y encuentra que sus disposiciones no se ajustan a la realidad y necesidades del problema, y en su propósito de llevar a efecto las disposiciones constitucionales sobre restitución y dotación de tierras a los pueblos, de calmar la incertidumbre y zozobra que se ha provocado entre los campesinos del país, estima pertinente solicitar del H. Congreso de la Unión la derogación de la citada Ley, sin perjuicio de que las Cámaras procedan desde luego a la expedición de una nueva que satisfaga las necesidades actuales de este problema, y que venga a constituir el complemento necesario de las disposiciones relacionadas con la tramitación de los expedientes agrarios, a efecto de que los funcionarios que en ella intervengan, puedan ser responsables de sus actos.

"El Ejecutivo de la Unión, al dar cuenta al H. Congreso de las facultades que se le concedieron el 21 de enero del año en curso, se permite proponer a las HH. Cámaras, la derogación de la citada Ley de Responsabilidades de Funcionarios y Empleados Agrarios, sugiriendo, al mismo tiempo, la conveniencia de que desde luego se proceda a discutir una nueva que reglamente esta situación.

"Reitero a ustedes mi atenta consideración.

"Sufragio Efectivo. No Reelección.- Palacio Nacional.- 1o. de octubre de 1932.- El Presidente Substituto Constitucional, A. L. Rodríguez."-

Recibo, y a las Comisiones unidas, 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. Agraria.

(Aplausos.)

El C. Bremauntz: Pido la palabra para solicitar la dispensa de trámites.

El C. Presidente: En esta misma sesión va a rendirse el dictamen, compañero.

- El mismo C. Secretario (leyendo):

"En cumplimiento de la fracción VI del artículo 27 del Reglamento Interior del Congreso, la Secretaría presenta un Estado que expresa el movimiento de expedientes habido en las diversas Comisiones de esta H. Cámara, durante el mes de septiembre último."- Insértese en el DIARIO DE LOS DEBATES.

"ESTADO que manifiesta el número de expedientes tramitados durante el mes de septiembre de 1932, por las Comisiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Dar doble click con el ratón para ver imagen

Dar doble click con el ratón para ver imagen

"México, D. F, a 3 de octubre de 1932.- Lamberto Ortega.- Manuel F. Ochoa."

- El mismo C. Secretario (leyendo):

"El C. General Juan Domínguez comunica que en virtud del nombramiento extendido a su favor por el ciudadano Presidente de la República, con fecha 20 del mes próximo pasado se hizo cargo del Gobierno del Territorio Sur de la Baja California." - De enterado.

"A los ciudadanos Secretarios de la Cámara de Diputados.- Presentes.

"En debida contestación a su atento oficio número 1099, de fecha 20 de septiembre del mes próximo pasado, tengo la honra de comunicar a ustedes haber desempeñado, con toda puntualidad, la comisión que en unión de los ciudadanos Diputados Alberto Bremauntz, Antonio Arellano, Cosme Mier y Riva Palacio y Cipriano Arriola me fue conferida, para ir a la ciudad de Cuautla, Morelos, con motivo del aniversario de don José María Morelos y Pavón.

"Reitero a ustedes las seguridades de mi atenta y distinguida consideración.

"México, D. F, a 3 de octubre de 1932.- Ingeniero Angel Barrios."- De enterado.

"El ciudadano Gobernador Substituto del Territorio Sur de la Baja California, envía copia del ocurso que varios vecinos de La Paz, dirigieron al ciudadano Presidente de la República, pidiendo drenaje y agua potable para esa ciudad."- Recibo, y a las Comisiones de Peticiones en turno.

"La Federación General Obrera del Ramo Textil, apoyada por la Segunda Convención de la Asociación Mexicana de Trabajadores de la Industria Textil, solicita que en el Presupuesto de Egresos para el próximo año desaparezcan en el Ramo de la Secretaría de Educación Pública, las partidas referentes a Escuelas Técnicas y se destinen a la

creación de una Escuela Nacional de Industrias Textiles."- Recibo, y a la Comisión de Peticiones en turno.

Telegrama procedente de: "Oaxaca, Oax., 2 de octubre de 1932.

"CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados al Congreso de la Unión.- México, D. F.

"Enterado por prensa, de iniciativa presentada por Diputación Queretana, sentido restos Gran Reformador Venustiano Carranza trasládense Rotonda Hombres Ilustres, como hijo genuino Revolución., permítome hacer notar esa Soberanía que debe respetarse última voluntad Insigne Caudillo, quien haciendo honor cumplido noble causa defendimos en campos de batalla, quiso descansar confundido entre los desheredados. Así, pues, sus veneradas cenizas deben continuar al abrigo amoroso de la modesta tierra que con ternura y orgullo las cobija. Carranza no necesita ir al sitio que preténdese, para que día a día su luminosa figura cobre mayor brillo.- Con toda consideración.- Coronel, Leyendo A. Sánchez Salazar."- Recibo, y a la Comisión que tiene antecedentes.

"La señora Petra Arriaga viuda de Lerdo de Tejada, solicita se le aumente la pensión de que Tejada, solicita se le aumente la pensión de que disfruta como nieta de don Ponciano Arriaga."- Recibo, y a la Comisión de Peticiones en turno.

- El mismo C. Secretario (leyendo):

"2a. Comisión de Relaciones Exteriores.

"Honorable Asamblea:

"Para su estudio y dictamen, fue turnado por acuerdo de Vuestra Soberanía, a la suscrita Comisión de Relaciones Exteriores, el expediente formado con la solicitud enviada por el C. Trinidad E. Lacayo, a fin de que se le otorgue el permiso constitucional necesario para aceptar y desempeñar el cargo de Cónsul Honorario de Nicaragua, en las ciudades de Manila, Islas Filipinas, y Hong Kong, China.

"Al hacer el estudio correspondiente, la Comisión encontró la solicitud aludida dentro de las disposiciones legales y por lo tanto opina que debe accederse a los deseos del peticionario, por lo que tiene el honor de someter a la consideración y aprobación vuestra, el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se concede permiso al C. Trinidad E. Lacayo para que, sin que pierda su calidad de ciudadano mexicano, acepte y desempeñe el cargo de Cónsul de Nicaragua, en las ciudades de Manila, Islas Filipinas, y Hong Kong, China."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 26 de septiembre de 1932.- Armando R. Pareyón.- Enrique Liekens."

De primera lectura. En votación económica se pregunta a la Asamblea si se despensa la segunda. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se dispensa la segunda lectura. A discusión el primer día hábil.

"2a. Comisión de Relaciones Exteriores.

"Honorable Asamblea:

"Vuestra Soberanía acordó turnar a la suscrita Comisión de Relaciones Exteriores, para su estudio y dictamen, el expediente que contiene la solicitud formulada por el C. Rafael Herendia Reyes, a fin de que el Congreso de la Unión le conceda el permiso constitucional necesario para que libremente pueda aceptar el nombramiento de Cónsul ad - honórem de la República de El Salvador, y desempeñar las funciones correspondientes, en la ciudad de Tapachula, Estado de Chiapas.

"La Comisión, juzga que no hay inconveniente en que se conceda al C. Heredia lo que pide, por encontrarse el interesado dentro de las disposiciones legales, y en esa virtud, ha formulado el siguiente proyecto de decreto, el cual tiene el honor de someter a la consideración y aprobación vuestra:

"Artículo único. Se concede permiso al C. Rafael Herendia Reyes para que, sin que pierda su calidad de ciudadano mexicano, acepte y desempeñe el cargo de Cónsul ad - honórem de la República de El Salvador, en la ciudad de Tapachula, Chis., que le ha conferido el Gobierno de aquel país."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 26 de septiembre de 1932.- Armando R. Pareyón.- Enrique Liekens."

De primera lectura. Se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si dispensa la segunda lectura para que se discuta el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Dispensada. A discusión el primer día hábil.

"2a. Comisión de Relaciones Exteriores.

"Honorable Asamblea:

"A la suscrita Comisión de Relaciones Exteriores, tocó en turno conocer del expediente relativo a la solicitud, que por conducto de la Secretaría de Relaciones Exteriores, envió el C. Pablo Salas y López.

"En dicha solicitud, y en acatamiento a lo que previene la fracción II del artículo 37 de nuestra Ley Fundamental, el interesado pide el permiso constitucional necesario para aceptar libremente el cargo de Cónsul ad - honorem de la República de Colombia, en la ciudad de Monterrey, Estado de Nuevo León.

"No encontrando la Comisión inconveniente en acceder a lo pedido por el C. Salas, viene ante Vuestra Soberanía a pedir su voto aprobatorio para el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se concede permiso al C. Pablo Salas y López para que, sin que pierda su calidad

de ciudadano mexicano, acepte y desempeñe el cargo de Cónsul ad - honorem de la República de Colombia, en la ciudad de Monterrey, N. L., que le confirió el Gobierno del citado país."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 26 de septiembre de 1932.- Armando R. Pareyón.- Enrique Liekens."

Se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si dispensa la segunda lectura, para que se discuta el primer día hábil. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Dispensado. A discusión el primer día hábil.

"2a. Comisión de Relaciones Exteriores.

"Honorable Asamblea:

"Por acuerdo de Vuestra Soberanía fue turnado a la 2a. Comisión de Relaciones Exteriores que suscribe, para su estudio, el expediente relativo a la solicitud enviada por el C. Donaciano Echavarría, quien pide el permiso constitucional necesario para aceptar y desempeñar el cargo de Vicecónsul Ad honórem de la República de Colombia, en la ciudad de Nuevo Laredo, Tams., por nombramiento que en su favor tuvo a bien hacer el Gobierno de aquella República.

"Al hacer el estudio de rigor, la Comisión encontró en forma legal la petición del C. Echavarría y por este motivo opina que debe accederse a sus deseos y así tiene el honor de proponerlo a la H. Asamblea pidiendo su voto aprobatorio para el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se concede permiso al C. Donaciano Echavarría para que, sin que pierda su calidad de ciudadano mexicano, acepte y desempeñe el cargo de Vicecónsul ad - honórem de la República de Colombia, en la ciudad de Nuevo Laredo, Estado de Tamaulipas, que le ha conferido el Gobierno del citado país.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 28 de septiembre de 1932.- Armando R. Pareyón.- Enrique Liekens."

Se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si dispensa la segunda lectura. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Dispensada. A discusión el primer día hábil.

"2a. Comisión de Relaciones Exteriores.

"Honorable Asamblea:

"En atenta comunicación, el C. Bernardo Zetina, jr., participa que el Gobierno de la República de Panamá se ha servido designarlo Vicecónsul Honorario de ese país, en esta capital y pide se le conceda el permiso constitucional necesario para la aceptación y desempeño del cargo de referencia.

"A esta 2a. Comisión de Relaciones Exteriores, tocó en turno conocer del asunto antes mencionado, y no habiendo encontrado impedimento legal alguno que se oponga a la petición del C. Zetina, se permite el honor de someter a la consideración y aprobación de la H. Asamblea, el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se concede permiso al C. Bernardo Zetina, jr., para que, sin que pierda su calidad de ciudadano mexicano, acepte y desempeñe el cargo de Vicecónsul Honorario de la República de Panamá, en esta capital, que le ha sido conferido por el Gobierno del citado país.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 26 de septiembre de 1932.- Armando R. Pareyón.- Enrique Liekens."

Se pregunta a la Asamblea, en votación económica, si se dispensa la segunda lectura. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Dispensada. A discusión el primer día hábil.

- El mismo C. Secretario (leyendo):

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"El ocurso que con fecha 13 de este mes, presentaron ante esta H. Cámara varios vecinos de San Antonio Conyuca, Distrito de Otumba, Méx., en el que se quejan en contra de los habitantes del pueblo de San Felipe Zacatepec, del mismo Estado, quienes, patrocinados por el Jefe de la Zona, quieren imponerse para quitarles sus autoridades, fue turnado para su estudio y dictamen, por acuerdo de Vuestra Soberanía, a la 1a. Comisión de Peticiones que suscribe.

"Como el asunto de que se trata no corresponde resolverlo a esta H. Representación Nacional, esta Comisión opina que los quejosos deban dirigirse al Ejecutivo, para que puedan ser debidamente atendidos.

"Por esta razón, se permite proponer a la H. Asamblea, conceda su aprobación al siguiente acuerdo económico:

"No siendo facultad de esta H. Cámara resolver sobre lo que solicitan los vecinos del pueblo de San Antonio Coayuca. Distrito de Otumba, Méx., dígaseles que se dirijan al Ejecutivo.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 29 de septiembre de 1932.- Manuel F. Ochoa.- Carlos González Herrejón."

Está a discusión el dictamen. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobado.

"2a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"El ocurso que con fecha 5 de este mes enviaron los maquinistas y fogoneros extras que prestan sus servicios en la línea del Ferrocarril Mexicano, en Orizaba, Ver., pidiendo que esta H. Cámara intervenga a fin de que no se lleve a cabo la reducción de trabajadores que la Empresa pretende realizar, fue turnado a la Comisión de Peticiones que suscribe, por acuerdo de Vuestra Soberanía.

"Hecho el estudio correspondiente de esta solicitud, encontramos que el asunto a que se refieren, es

de la competencia de las Comisiones de Trabajo y Previsión Social, por cuyo motivo opinamos que se turne a una de ellas para su correspondiente solución.

"Con este objeto, tenemos el honor de presentar a Vuestra Soberanía, para su aprobación, el siguiente acuerdo económico:

"Pase a la Comisión de Trabajo y Previsión Social que corresponda, la solicitud de los ciudadanos maquinistas y fogoneros extras de la línea del Ferrocarril Mexicano en Orizaba, Ver.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 28 de septiembre de 1932.- Cipriano Arriola.- Lamberto Ortega."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobado.

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"Vuestra Soberanía tuvo a bien turnar a esta 1a. Comisión de Peticiones, para su correspondiente estudio, el ocurso que con fecha 8 de este mes presentaron los CC. S. Reyes, A. G. Treviño y otros firmantes, para solicitar que esta H. Cámara suprima, cuanto antes, el Departamento de Contraloría.

"Los suscritos, después de examinar debidamente esta solicitud, opinan que por ser el asunto a que se contrae de la incumbencia de las Comisiones de Puntos Constitucionales y de Gobernación, se haga del conocimiento de las que estén en turno, para que resuelvan lo conducente.

"Por esta razón se permiten presentar ante la ilustrada consideración y deliberación de esta H. Cámara, para su aprobación, el siguiente acuerdo económico:

"Pase a las Comisiones unidas de Puntos Constitucionales y de Gobernación que corresponda, la solicitud que presentan los CC. S. Reyes, A. G. Treviño y demás firmantes."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 29 de septiembre de 1932.- Manuel F. Ochoa.- Carlos González Herrejón."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobado.

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"La señora Petra J. viuda de Pope, con fecha 31 de agosto último, se dirigió a esta H. Representación Nacional solicitando pensión, en virtud de los servicios que durante más de once años prestó a la Administración Pública, su extinto esposo, el C. Ramón Pope.

"La Comisión que suscribe, a quien por acuerdo de Vuestra Soberanía se turnó el expediente relativo, después de examinarlo con atención, encontró todos los documentos de conformidad con lo que marca la Ley, por lo que creo pertinente se haga del conocimiento de la Comisión de Hacienda en turno, para su debida resolución.

"Así se permite proponerle a la H. Asamblea, en el siguiente acuerdo económico

"Pase a la Comisión de Hacienda en turno, la solicitud de pensión de la señora Petra J. viuda de Pope."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 29 de septiembre de 1932.- Manuel F. Ochoa.- Carlos González Herrejón."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta a la Asamblea si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobado.

"1a. Comisión de Peticiones.

"H. Asamblea:

"Por acuerdo de Vuestra Soberanía, la 1a. Comisión de Peticiones que suscribe, recibió el memorial que enviaron los habitantes del pueblo de San Antonio Coayuca, Distrito de Otumba, Estado de México, solicitando que esta H. Cámara les preste las debidas garantías, a fin de que los vecinos del pueblo de San Felipe Zacatepec no sigan despojándolos de sus propiedades.

"Del examen que la Comisión hizo al citado memorial, encontró que el asunto a que se contrae, no es de la incumbencia de esta H. Cámara, por lo que es de parecer que se manifieste así a los solicitantes, con objeto de que se dirijan al Ejecutivo, que es quien puede solucionar sus dificultades.

"En tal virtud, tiene el honor de presentar ante Vuestra Soberanía, para su aprobación, el siguiente acuerdo económico:

"Dígase a los representantes del pueblo de San Antonio Coayuca, del Distrito de Otumba, Méx., que no siendo de la incumbencia de la Cámara resolver sobre su solicitud, se dirijan al Ejecutivo de la Unión."

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 29 de septiembre de 1932.- Manuel F. Ochoa.- Carlos González Herrejón."

El C. Secretario Ortega: Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobado.

- El mismo C. Secretario (leyendo):

"1a. Comisión de Puntos Constitucionales.

"Honorable Asamblea:

"Vuestra Soberanía acordó turnar a esta 1a. Comisión de Puntos Constitucionales, para su estudio y dictamen, el expediente formado con la iniciativa del Ejecutivo de la Unión, en la que propone la edición al artículo 45 constitucional, a fin de dejar establecida la jurisdicción en que

deben quedar comprendidas las islas y cayos adyacentes que se encuentren situados en los litorales Norte y Sur del Mar Caribe, punto importante éste que se omitió al expedirse el Decreto por el cual se suprimió el Territorio de Quintana Roo, al que pertenecían esas fracciones del territorio nacional.

"La iniciativa en cuestión ha sido estudiada con todo detenimiento por la Comisión, y en virtud de que encuentra justificadas las razones en que el Ejecutivo Federal apoya la iniciativa de que se trate, ha formulado el siguiente proyecto de adición al artículo 45 constitucional, el que se permite el honor de someter a la deliberación y aprobación vuestra.

"Proyecto de Adición al Artículo 45 de la Constitución General de la República.

"Artículo único. Se adiciona el artículo 45 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los siguientes términos:

"Artículo 45............................................................................................................ .................................................................................................................................

. "Las islas de Cozumel, Cancún, Mujeres, Blanca, Contoy, Holbox y los cayos adyacentes situados desde la Bahía de la Ascensión al litoral Norte del Mar Caribe, partiendo del paralelo 19o 35', quedan sujetas a la jurisdicción del Estado de Yucatán y su extensión superficial se considerará comprendida dentro de los límites de dicha Entidad Federativa.

"Los islotes y cayos adyacentes situados desde la Bahía de la Ascensión hacia el Sur del Mar Caribe, partiendo del paralelo 19o 35', quedan sujetos a la jurisdicción del Estado de Campeche.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 21 de septiembre de 1932.- Ezequiel Padilla.- Manuel Rueda Magro.- Melchor Ortega."

El C. Secretario Ortega: Está a discusión.

El C. López Cárdenas: Pido la palabra.

El C. Presidente: Tiene usted la palabra.

El C. López Cárdenas: Dos cuestiones quiero tratar a la H. Asamblea acerca de este decreto que se proyecta: una que puede clasificarse como de forma, y es puramente formal, y, la otra que sí es de fondo.

En el decreto que se estudia se propone adicionar el artículo 45 de la Constitución, estableciendo que determinadas islas corresponden o quedan sujetas a la jurisdicción del Estado de Yucatán, y otras, que también se mencionan, quedan sujetas a la jurisdicción del Estado de Campeche.

En el artículo 48 constitucional se establece que todas las islas de los litorales de la República, con una sola excepción, que no es ésta, corresponden a la jurisdicción federal.

Por consiguiente, yo propongo que para que no exista esta contradicción entre los dos preceptos constitucionales - el 48 y el 45 que se propone adicionar-, se haga también a continuación del 48, la aclaración correspondiente, o la reforma correspondiente: decir que, quedan también exceptuadas de la jurisdicción federal estas islas que ahora pasan a la jurisdicción de los Estados de Yucatán y Campeche.

El artículo 48 dice:

"Artículo 48. Las islas de ambos mares que pertenezcan al Territorio Nacional dependerán directamente del Gobierno de la Federación, con excepción de aquellas sobre las que hasta la fecha hayan ejercido jurisdicción los Estados."

Es decir, hasta la fecha de la Constitución.

Por consiguiente, según este procedimiento legal, todas las islas, absolutamente, con la sola excepción de aquellas que a la fecha de la Constitución se consideraban incluidas a la jurisdicción de los Estados, son exclusivamente de la jurisdicción federal. De modo que propongo que se haga esta adición.

El otro punto es éste: cuando se adicionó el artículo 45 la vez pasada, dividiendo el Territorio de Quintana Roo entre los estados de Yucatán y Campeche, se estableció que los impuestos adeudados en el Territorio de Quintana Roo se cobrarían por la Federación, pero que los servicios públicos que se adeudaban en ese Territorio serían pagados por los Estados. Esta disposición me parece notoriamente injusta. Es, en otros términos, esto: lo que se me debe, yo lo cobro; pero lo que yo debo, ustedes lo pagan. Por eso yo propongo que se establezca que la Federación cobrará los impuestos adeudados en este lugar, pero que también ella pagará las deudas que hubiese contraído. O de otra manera: si Yucatán y Campeche van a pagar los servicios públicos adeudados, que ellos cobren entonces las contribuciones que se adeudan.

El C. Presidente: Tiene la palabra la Comisión.

El C. Secretario Ortega: La Comisión ha pedido permiso para retirar el dictamen y estudiar las observaciones hechas por el compañero López Cárdenas. ¿Se permite a la Comisión retirar el dictamen? Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se permite.

- El C. C. Secretario (leyendo):

"2a. Comisión de Puntos Constitucionales.

"Honorable Asamblea:

"La suscrita Comisión de Puntos Constitucionales recibió, para su estudio y dictamen, el expediente formado con un proyecto de decreto aprobado por la Cámara colegisladora, por el cual se dispensa a las señoritas Josefina y Francisca Memije Galeana, del requisito de presentar los documentos que acrediten su parentesco con el Héroe Insurgente don Hermenegildo Galeana.

"Estimando la Comisión justificados los motivos que tuvo el Senado para aprobar el proyecto de decreto aludido, los suscritos hacen suyo en todas sus partes el dictamen rendido por la Comisión respectiva de la Cámara de Senadores, por lo que se permite el honor de someter a la aprobación de Vuestra Soberanía, el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se dispensa a las señoritas Josefina y Francisca Memije Galeana, el requisito de la presentación de los documentos que acrediten su parentesco con el C. don Hermenegildo Galeana, para que puedan recibir la pensión que les

concedió el Congreso de la Unión y que ya fue publicada en el "Diario Oficial" de la Federación, número 31, de fecha 8 de diciembre de 1930.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 22 de septiembre de 1932.- Eugenio Méndez Aguirre.- Ernesto Martínez Macias."

El C. Secretario Ortega: Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación nominal.

"2a. Comisión de Puntos Constitucionales.

"Honorable Asamblea:

"A la suscrita Comisión de Puntos Constitucionales fue turnado, para su estudio y dictamen, el expediente relativo a la solicitud que, por conducto de la Secretaría de Gobernación, envió el C. Mayor de Caballería del Ejército Nacional, Pedro Mercado, a fin de que el Congreso de la Unión le otorgue el permiso constitucional necesario para aceptar y usar libremente la condecoración de "Oficial de la Legión de Honor", que le fue conferida por el Gobierno de la República Francesa.

"Encontrando la Comisión que la solicitud de referencia está comprendida en lo que previene la fracción II del artículo 37 de nuestra Ley Fundamental, es de opinión que debe concederse al C. Mercado el permiso que pide, y así tiene el honor de proponerlo a la H. Asamblea, sometiendo a su aprobación el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se concede permiso al C. mayor de Caballería del Ejército Nacional, Pedro Mercado, para que, sin que pierda su calidad de ciudadano mexicano, acepte y use la condecoración de "Oficial de la Legión de Honor", que le fue conferida por el Gobierno francés.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 22 de septiembre de 1932.- Eugenio Méndez Aguirre.- Ernesto Martínez Macías."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación nominal.

"2a. Comisión de Puntos Constitucionales.

"Honorable Asamblea:

"El C. Manuel S. Iglesias se ha dirigido a esta H. Cámara en solicitud del permiso constitucional necesario para aceptar y usar la condecoración de la Orden Nacional del Mérito "Carlos J. Finlay", que le fue otorgada por el Gobierno cubano.

"Tocó en turno a la suscrita Comisión de Puntos Constitucionales, conocer del expediente relativo a esa solicitud y habiendo hecho su estudio, cree que no hay motivo para negar al C. Iglesias lo que pide y en esa virtud ha formulado el siguiente proyecto de decreto, el que se permite el honor de someter a vuestra aprobación.

"Artículo único. Se concede permiso al C. Manuel S. Iglesias para que, sin que pierda su calidad de ciudadano mexicano, acepte y use la condecoración de la Orden Nacional del Mérito "Caros J. Finlay", que le fue conferida por el Gobierno de la República de Cuba.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 22 de septiembre de 1932.- Eugenio Méndez Aguirre.- Ernesto Martínez Macías."

Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para su votación nominal.

Se va a proceder a recoger la votación nominal de los tres proyectos antes leídos.

Por la afirmativa.

El C. Secretario Arriola: Por la negativa.

(Votación.)

El C. Secretario Ortega: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? ¿Falta algún ciudadano diputado por votar? Se procede a la votación de la Mesa.

Por unanimidad de ciento ocho votos fueron aprobados los proyectos consultados.

Pasan al Senado y al Ejecutivo, respectivamente, para los efectos de ley.

- El mismo C. Secretario (leyendo):

Telegrama procedente de: "México, D. F., 3 de octubre de 1932.

"Ciudadano Presidente de la H. Cámara de Diputados.- Ciudad.

"En sesión efectuará esa H. Cámara Diputados, objeto tratar asunto Encíclica "Acerba Animi", rogámosle haga presente obreros representados por Federación Sindical Trabajadores D. F., respaldan decididamente actitud asumida por Primer Magistrado Nación, con motivo declaraciones al respecto, y exhorta a representantes populares, procedan enérgicamente presente caso, sabiendo anticipadamente, cuentan con respaldo clases trabajadoras.- Fraternalmente sus órdenes.- Colón 14, ciudad.- Por Federación Sindical Trabajadores D. F.- Secretario General, Jesús Yurén."- De enterado con satisfacción.

Telegrama procedente de: "Guadalajara, Jal., 3 octubre 1932.

"Presidente Cámara de Diputados, México, D. F.

"Por prensa hoy enteróse Comité Estado Partido Nacional Revolucionario en Jalisco declaraciones señor Presidente sobre "Encíclica Acerba Animi", Papa Jefe Iglesia Católica Romana. Misma prensa informa Cámara usted preside respaldará señor Presidente por lo que permitimonos felicitarlos rogándole tome nota este Comité abunda ideas Primer Magistrado al que respaldará en todo tiempo.- Atentamente.- Presidente, J. Jesús González Gallo."- De enterado con satisfacción.

El C. Mijares V. Manuel: Pido la palabra para hablar al margen de este asunto.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Mijares.

El C. Mijares: Ciudadanos diputados: Antes de entrar al fondo de esta cuestión, es conveniente hablar algo acerca de como se han venido desarrollando los acontecimientos.

El viernes de la pasada semana llegó a esta capital un cable anunciando que en Europa había sido

publicada la encíclica papal en la cual se atacaba de una manera enérgica al Gobierno de nuestra República, encíclica en donde se afirma que el Gobierno de México no supo cumplir compromisos adquiridos con los representantes del clero católico romano en el país; encíclica que algunos de los compañeros, o la mayoría, conoce, y en la que se hace la apología de todos aquellos que se esforzaron en sostener la malvada revuelta cristera que tanta sangre costó al pueblo de México, y en la cual tácitamente, por boca del Papa, se declara el clero católico responsable de aquella lucha y sostenedor de la misma. En la encíclica a que me refiero se dice al pueblo católico que no vaya a las armas, que respete las disposiciones legales; pero que siga trabajando con todo entusiasmo con objeto de ganarse a la juventud, a fin de cambiar, en la primera oportunidad, el estado de cosas que prevalece en nuestro país.

Pues bien, señores, esos elementos de la prensa se dieron, desde luego que recibieron la copia a que me refiero, a la tarea de investigar cómo caería entre los elementos del Gobierno de nuestro país la publicación del documento papal; y por boca de un revolucionario integro, pudieron saber que el Gobierno de México no sólo no veía con malos ojos la publicación de esa encíclica, sino que tendría gusto en que se hiciera, con el objeto de que el pueblo de México viera cuán injustificados eran los ataques del Jefe de la Iglesia Católica. Al día siguiente esperábamos que la prensa de esta capital publicara algo relacionado con la encíclica; pero nuestra sorpresa fue grande cuando vimos que la mayor parte de los órganos periodísticos se callaron la boca, se "comieron" la noticia, como tan gráficamente dijo alguno de nuestros compañeros.

Más tarde se tuvo conocimiento de que el "Osservatore Romano", el órgano del Vaticano, hacia comentarios, favorables naturalmente, a la encíclica, manifestando que era algo que ya se necesitaba, porque en México, se estaban cometiendo excesos como los que se cometen con el clero en Rusia.

Se publicaron también las declaraciones que a la Unión Press hizo el compañero León; pero la prensa mexicana, en su mayoría, prosiguió callada. Cuando tuvimos conocimiento de la encíclica, algunos interpretamos, como el compañero León, que se trataba, por parte del Papa, de desviar la opinión pública fija en el proceso que se sigue al Padre Jiménez, con motivo del asesinato del General Obregón, y, además, con el objeto de que no se siguieran haciendo las investigaciones correspondientes. Otros, como yo, pensamos que esto no era sino un eslabón de la cadena que ha venido formando desde hace mucho tiempo el clero romano: esa inveterada costumbre de que, tan luego como vienen nuevos elementos al Gobierno, cuando cambian algunos funcionarios, se hacen peticiones, quizá con el objeto de lograr algo. Casi siempre que se han renovado las Cámaras, el clero hace peticiones en su favor, y ahora, al cambiar de Presidente de la República, el clero - creímos - hacía un nuevo intento con el fin de alcanzar algo en su provecho, o, más bien, daba la voz de alerta o la voz de alarma, con el objeto de que, habiendo venido al Gobierno un elemento de perfiles radicales como el General Abelardo Rodríguez -un revolucionario convencido y un obregonista por todos bien conocido también-, no fuéramos a llegar nosotros a extremos más grandes que a los que llegamos con la reglamentación del artículo 130, porque ellos consideran como extremos, a lo que hemos llegado nosotros. Por lo mismo, no nos causó mucha extrañeza esta conducta; pero lo que sí nos llamó la atención grandemente, lo que sí nos hizo fijar más nuestros ojos en el asunto, fue el hecho de que la mayor parte de la prensa de México quedara callada. Nosotros interpretamos entonces, y con derecho, que tal parece que se estaba formando una especie de conspiración con los siguientes objetos: primero, dejar que se nos atacara fuera de México, sin que tuviera conocimiento el pueblo mexicano de esos ataques, para que impunemente siguiera la propaganda en nuestra contra; segundo, evitar que el pueblo de México tuviera conocimiento de esos hechos para que mañana, cuando nosotros atacásemos al clero, aparecer ellos, los del clero, como víctimas de nosotros, como que nosotros éramos los provocadores y como que ellos eran los mártires; y tercero, como el deseo de guardar en silencio esta encíclica para facilitar ambiente a los clericales, a fin de que siguiera formando su plan, a fin de que siguieran arreglando las cosas de tal manera que nosotros no pudiéramos hacerlas abortar, y estar en condiciones el día menos pensado de ensangrentar el suelo mexicano.

Seguramente que los elementos de la prensa van a decir que si no publicaron la encíclica, fue en virtud de que consideraron que era inoportuna y como algo que venía a alterar la tranquilidad en el pueblo de México, ahora que con un Gobierno fuerte todos nos dedicamos a trabajar; pero los periódicos de México excepción de "El Nacional", que sí habló sobre este asunto, podían haber, hecho una labor más patriótica si hubiesen publicado la Encíclica y hubiesen hecho comentarios acerca de ella, afirmando que era inoportuna y que el pueblo de México, más que dedicarse a alterar el orden público, debería dedicarse a trabajar, como lo está haciendo en estos momentos.

Esto, señores, es lo que nos ha hecho pensar en que el asunto es muy grave y que, efectivamente, hay el deseo de seguir tramando conspiraciones en la sombra con el objeto de alterar la paz pública y subvertir el orden de cosas actual, porque los curas no están conformes con él.

Tenemos derecho, señores, a pensar que se trata de una cuestión de esta naturaleza, porque los antecedentes del clero católico nos dan derecho a creerlo así; los antecedentes del clero católico vienen a reafirmar en nosotros la creencia de que si se trata de un caso verdaderamente criminal; se trata de evitar que el pueblo mexicano siga trabajando como hasta ahora, y se procura subvertir, como dije antes, las instituciones revolucionarias establecidas.

¿Qué, señores, no nos da derecho a pensar que la alteración del orden público en México para el clero romano es "peccata minuta", cuando tenemos,

como dije antes, antecedentes que nos afirman en esta creencia? ¿Qué no fue el clero romano el que en 1322, con Juan XXII, papa romano, declaró herética e irreligiosa la propaganda del "mínimo y dulce Francisco de Asís", que dijera Rubén Darío, cuando llamaba a la modestia y a la pobreza, según las doctrinas de Cristo? ¿No fueron los del clero romano los que en 1184, en el Concilio de Verona, echaron los cimientos de la Inquisición española? ¿No fueron los que persiguieron a Tirso de Molina, a Fray Luis de León, a Alonso Miguel, y a tantos otros hombres que han pretendido descorrer el velo de todas esas mentiras en que se apoya la Iglesia Católica? ¿No fue el clero romano el que sostuvo la creación y fomentó la orden de los dominicos, que se encargó de perseguir y llevar al sacrificio a muchos individuos, por considerarlos como enemigos de la Iglesia Católica? ¿No sostuvo el clero romano a Tomás Torquemada, que durante su dominio de diez y ocho años llevó a cerca de doscientos mil víctimas al patíbulo? En fin, señores, ¿el clero romano no tuvo como uno de sus capitanes, como uno de sus jefes, como uno de sus defensores a Ignacio de Loyola, el creador de la Compañía de Jesús, el que ensangrentó el mundo, el que inventó el "acua tofana" para envenenar a sus enemigos y que creó la "mónita secreta", que no es otra cosa que el procedimiento secreto para apoderarse de las viudas ricas y de los jóvenes inexpertos, a fin de obligarlos a que les sirvan de instrumentos para cometer sus crímenes, algo así como preparó a Toral y a todos los que lo siguieron el asesinato del General Obregón?

¿No fue el clero romano, compañeros, el que ha inventado una serie de patrañas, con el objeto de embrutecer más al pueblo? ¿No inventó ese clero, no hace mucho tiempo, el "purgatorio" y tantas y tantas otras cosas? ¿No creó las indulgencias con el objeto de que por dinero se purificaran las almas, por más que los individuos hubiesen cometido los crímenes más grandes? ¿No fueron los curas los que tasaron a quince carlines, a diez y ocho o diez carlines, la salvación del individuo que mataba a su padre, que violaba una doncella o asesinaba a su hijo? ¿No fueron ellos lo que vinieron aliados con la Intervención Francesa a dominar al pueblo mexicano? ¿No fueron los creadores de las cruzadas que ensangrentaron Europa? ¿Y no son ellos los que, a últimas fechas, crearon y fomentaron la revolución cristera que costó tanta sangre al pueblo de México?

¿Por qué, pues, extrañarnos de que en esta ocasión no traten también de conspirar y de ensangrentar el suelo de México?

Para ellos, compañeros, esto es "peccata minuta"; esto es una cosa que no tiene importancia para ellos, pero que nosotros sí debemos tomar en cuenta con el objeto de estar preparados.

Debemos tomar nuestro camino. No es posible, compañeros, que el clero marche con el Gobierno de México, porque las tendencias del clero católico, así mexicanos como extranjeros, son absolutamente distintas de las tendencias del Gobierno Mexicano.

El clero católico quisiera que las leyes se dictaran sobre la base, sobre la teoría vieja de que hay que tomar en cuenta la costumbre, la tradición y a Dios, porque en esta forma el Gobierno se vería precisado, cada vez que quisiera dictar una ley, a consultar a los representantes de Cristo sobre la tierra, y en esas condiciones estaría siempre maniatado.

El clero romano sigue haciendo hincapié en que tiene derecho para educar a la juventud, y esto, señores, con el objeto a cumplir las disposiciones del Papa, en el sentido de apoderarse del espíritu de los jóvenes para subvertir, para cambiar el estado de cosas en un país como el nuestro, absolutamente revolucionario. El clero romano quisiera, señores, que se le considerara como un órgano, como una corporación de derecho público, con las características que tienen esas corporaciones: una protección penal y un derecho a imposiciones, es decir, compañeros, ellos con el derecho de imponer ciertas obligaciones, ya fueran contributivas o de otra naturaleza, al pueblo, y el Gobierno obligado a hacer cumplir esas disposiciones; algo así como retrotraernos a los tiempos de los diezmos y primicias, algo así como retrotraernos al siglo XVI, en que había cinco millones de zánganos que vivían del pueblo y que pertenecían a la clerecía romana en Francia. Todo esto quiere el clero, compañeros, y no es posible que nosotros y que nuestro Gobierno marchemos nunca por el mismo camino; son absolutamente distintos los caminos. El Gobierno revolucionario de México se creó con la obligación, con el papel esencial de evitar la explotación del pueblo mexicano, así espiritual como física y económicamente. Y estos señores tienden a la explotación espiritual y a la explotación económica del pueblo mexicano.

Si pues, las dos tendencias son diferentes ¿cómo el pueblo mexicano va a estar de acuerdo con el clero romano?

¿Cómo es posible que vayamos a tomar en cuenta lo que ellos piden; lo que en su encíclica quiere el Papa romano?

¿Qué ha hecho, compañeros, el Presidente de la República ante esta situación? Pensar como nosotros, y obrar, porque es un hombre de acción. El Presidente de la República Mexicana ha contestado a la encíclica manifestando que él está dispuesto a castigar, con mano enérgica, a cualquier individuo que pretenda alterar el orden de cosas en México. (Aplausos nutridos.) Que está dispuesto, no desde ahora, compañeros, sino desde que tomó la carabina en defensa del movimiento libertario de México, a cumplir con los postulados de nuestra Revolución. (Aplausos.)

En esta vez, compañeros, el C. Presidente de la República ha venido a reafirmar la protesta que hizo en este recinto cuando tomó posesión de su cargo como Presidente de la República.

¿Y qué habremos de hacer nosotros, los representativos del elemento revolucionario de México? Habremos de decirle al señor Presidente que estamos con él para respaldar sus declaraciones y para ir al terreno en que se nos llame, a fin de salvar a la República. (Aplausos ruidosos.)

Cabe hacer, compañeros, en esta tribuna elogió a los hombres que de tiempo atrás se han

venido preocupando porque la Revolución tenga un órgano periodístico que venga a defender una de las barricadas. Debemos hacer un elogio a los hombres que formaron y que han fomentado y seguirán fomentando el periódico "El Nacional". (Aplausos y voces: ¡Arriba "El Nacional"!)

En esta vez, compañeros, cuando la prensa, la mayor parte de la prensa de la República se callaba, "El Nacional Revolucionario" fue el clarín que llamó a los revolucionarios de México a defender su bandera. (Aplausos y voces: ¡Viva León!) Compañeros diputados: Visitaba una vez José II de Alemania la catedral que tenían establecida en Roma los jesuitas; lo seguía de cerca el cardenal Reggi, General entonces de la Compañía de Jesús. De pronto el monarca fijó sus ojos en una estatuilla hecha de marfil y cubierta de pedrería, una estatuilla de Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los jesuitas. Y el monarca pensó en la cantidad que habría costado aquella estatuilla, aquella obra de arte y en todo lo que habrían hecho los jesuitas para apoderarse de ella. Reggi, adivinando el pensamiento del monarca, se acercó a él y le dijo: "Señor, está comprada con las limosnas de los amigos de la Orden, de los amigos de la Compañía. Y le atajó el emperador: "No, decid mejor, con las ganancias de las Indias."

Compañeros: en esta ocasión, cuando el Papa romano nos lanza una encíclica como una amenaza, pretendiendo desviar la atención del mundo de los progresos que está obteniendo el pueblo mexicano; en esta ocasión en que se insulta a nuestro país por parte del más alto representativo de la Iglesia, la Revolución mexicana deberá contestar, parodiando al Emperador José II, cuando replicaba a Riggi: "No, decid mejor que protestáis y estáis inconformes, porque han disminuido mucho las limosnas que de tiempo atrás recibíais de nuestro país, y porque ya son menos, muchas menos, las ovejas que quieren ser guiadas por vuestros falsos pastores."(Aplausos nutridos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano licenciado Padilla. (Aplausos.)

El C. Padilla Ezequiel: Señores diputados: Permitidme que en estos momentos evoque uno de los cuadros más impresionantes de la vieja Roma. Me parece mirar la espléndida explanada de San Pedro y, sobre ella, levantarse la inmensa mole de su catedral. En el interior, densas columnas de gigantescos mármoles blancos, de mármoles de todos colores, oros y bronces. Se diría estar en el santuario pagano más espléndido que ha creado la imaginación de los hombres. Allí no se siente el trasunto del humilde establo de Belén: más bien se piensa en aquellas orgías anacreónticas de Julio II o de León X, decoradas con la galanura de los pintores paganos, para llenar de gracia y encanto las crónicas papales de su tiempo. Y coronando la espléndida cúpula de San Pedro, se advierten las cresterías de los muros envejecidos y seculares de las mansiones vaticanas. Allí, en una de esas estancias señoriales, la figura de Pío XI pasea con su túnica blanca y allí fue donde escribió su encíclica "Acerba Animi", encíclica que tiene por objeto alentar, impulsar, mover al fratricidio al pueblo de México.

Suena a blasfemia la sola enunciación de esta terrible verdad; pero no podía esperarse otra cosa de aquellos hombres que están sobre el asiento de los Borgia, que en cada encíclica parece que hay algo de esos hombres trágicos y que es verdad que existe la ponzoña pontificia. La encíclica fue hecha especialmente para un momento culminante en México, como es el que vivimos; una hora de grande optimismo, de inmensa fe, de grande confianza. En todos los centros, en todos los órdenes de acción, alrededor del nuevo Presidente de la República hay el anhelo del trabajo, el férvido entusiasmo de la reconstrucción. Y entonces Pío XI siente que aquello le estorba. No es la paz, como sería de presumirse; no es el bienestar de un pueblo el que desea. Eso es lo que molesta a sus pensamientos; eso es lo que hace daño a sus consideraciones: es necesario hacer renacer el desorden, es necesario abatir otra vez sobre esta región mexicana el fratricidio, y la sangre y la devastación, y por esa razón podemos afirmar que la encíclica "Acerba Animi" está efectivamente escrita con amargura, con honda amargura.

Pero no es la honda amargura de Jesús en el Huerto de los Olivos: es la amargura que está llena también de bilis; es la amargura que surge de una ambición insatisfecha; es la amargura que arranca de la avaricia amarillenta que mira cómo se van retirando las mesnadas de creyentes.

"El Pontífice está mirando -él, que cree tan poco en los milagros del Evangelio- un verdadero milagro: el de rebaños de ovejas que, de pronto, se transmutan en hombres libres, en conciencias rebeldes que en todas partes del mundo, y especialmente en México, están protestando para que las conciencias no se prostituyan y para que las energías de los humildes no sigan explotándose. (Aplausos.)

No cabe duda, señores diputados, de que en esta hora difícil, en esta hora de crisis, en esta hora de miseria universal, y, especialmente en México, en esta hora de hombres sin trabajo que están encontrando el nuevo sendero, que reciben realmente con un anhelo profundo el nuevo optimismo que en oleadas baña la conciencia nacional, era de esperarse, sobre todo de esas alturas en donde pretenden hacer flamear las páginas del Evangelio, una voz de paz, una voz de tranquilidad, una voz de concordia. Y, sin embargo, hemos oído todo lo contrario; tal parece que esa figura blanca de Pío XI estaba en ese instante enfrente del pavoroso problema de la Iglesia: apartaba sus ojos con horror de la Rusia soviética; miraba a la España, a la que consideraba como la joya más brillante de su tiara, cómo se desgajaba de la corona; estaba sintiendo que por todas partes se destacaba la verdad; de que donde quiera que a través de la historia, el hombre, en la ruda marcha hacia la conquista de su bienestar, ha querido dar un paso hacia adelante, ha encontrado una sotana, y especialmente en España y en México, que le ha dicho: "Detente! Ha estado mirando, efectivamente, cómo en España, cómo en México, cómo en la misma Italia, cómo en la misma vieja ciudad de Roma, la voz de los Papas ya no era la voz mirífica que hacía detener a todos los anhelos ansiosos de marcha, y entonces empezó a sentirse profundamente conmovido, amargado, como dice su encíclica, y entonces no vaciló

en hacer un alarde de fuerzas, en llamar a la violencia, al odio, una vez más. Sería necesario decirle a Pío XI: Aún los creyentes de México están recordando los campos ensangrentados; tú llamas mártires a los que han caído defendiendo un estandarte cristero; pero aquí la Revolución está de pie y llama mártires a los soldados que han ido a enfrentarse a un estandarte de esa especia, para sostener los postulados gloriosos de la Revolución Mexicana. (Aplausos nutridos.)

Es cierto, señores: en este instante, y sobre todo después de que se conozcan estos discursos de la Cámara, los hombres de bien, los hombres que están en el hogar esperando que suene la hora del trabajo y de la redención; todos aquellos que tienen fe en la construcción de México, sentirán una profunda decepción, verán esta agitación como algo nefasto en esta hora en que todos los clarines del oportunismo sonaban en la República; pero será necesario advertirles que esta agitación vino de allá; del Vaticano vino el desafío; será necesario advertirles que el trastorno de esta quietud se levanta de aquella región de San Pedro.

Y es necesario decirles también que habló el Papa en su encíclica, en una hora en que todo es elevación en México, porque hemos estado hablando de vida institucional en una forma sincera, efectiva, de hecho; vida institucional, de instituciones avanzadas, porque sólo así tiene valor esta promesa, en una hora en que estamos defendiendo la Ley, que es la garantía para todos; en una hora en que se habla de perdón, y se está propugnando por una ley de amnistía; en una hora en que en todos los círculos se siente esa labor de orden absoluto; en ese momento es cuando llega la voz del desorden la voz de la imprudencia, la voz del fratricidio, la voz de la guerra civil.

¿Y de quién viene? De Pío XI. Es necesario advertirlo, sobre todo a los creyentes de buena fe. Yo me podría delante de ellos, como alguna vez lo hice en el jurado de Toral, con una protesta que llegara hasta el fondo de sus corazones, y les diría: "Pongan ustedes atención a lo que significa la voz que llega de Pío XI. El está diciéndonos a todos que esta no es hora de paz, sino hora de guerra; que esta no es hora de claudicaciones, sino otra vez de levantar el estandarte de la disidencia, de la protesta; es decir, desde la altura del Vaticano Pío XI levanta, como aquí lo hizo el Padre Jiménez, para bendecir la pistola asesina de Toral, el hisopo con su mano papal para bañar de bendiciones las armas de Caín. (Aplausos nutridos y prolongados.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Octavio M. Trigo.

El C. Trigo: Honorable Asamblea: Nada, seguramente, habría que agregar después de haber escuchado las palabras concisas, al mismo tiempo que elegantes, del tribuno Ezequiel Padilla. Sin embargo, en esta ocasión debemos dejar sentada aquí una verdad incontrovertible: no es la Revolución mexicana, no son los hombres de la Revolución mexicana los que lanzan desde aquí un alarido de jacobinismo, provocando a aquellos que se llaman o dicen llamarse fieles; es la voz del Vaticano la que, inconscientemente, provoca esta Revolución, lanza un reto a la cara de ella y somos nosotros quienes recogemos el reto para devolverlo a su vez y pasar lista de presente en los momentos de lucha, adondequiera que se nos lleve. (Aplausos.)

Si el dulce y untuoso Señor Bergeret, de aquella tradición de Anatole France, el único, viniera, habría, al leer esta Encíclica "Acerba Animi", de reírse burlonamente, suavemente, pero con una honda y profunda ironía. Miren ustedes señores, que venir el Vaticano a hablar de libertades públicas, él, que siempre fue el aliado de todas las expoliaciones, de todos los gestos brutales para ahogar las libertades del pueblo en sangre; él, que desde que nacimos a la vida independiente, llevados de la mano por Agustín de Iturbide, no nos dejó reafirmar de una vez por todas nuestra nacionalidad; ese mismo clero, que después se ha enfrentado con nuestro gran Juárez y nos ha ensangrentado con largos años de lucha; ese clero, al que hemos encontrado después al lado de las tropas invasoras; ese mismo clero que en los momentos angustiosos en que el pueblo de México luchaba por derribar una tiranía, se convertía en el cómplice, en el ayudante, en la fuerza más formidable sobre que esa tiranía descansaba; ese clero, cuyo representativo en México -no se me ocultaba- no hacía ni siquiera materia de disimulo su amistad con el dipsómano Victoriano Huerta; es maravilloso que sea la voz del Vaticano la que venga a decir que son las leyes de México las que conculcan las libertades del pueblo mexicano. ¡Faltaba sólo eso ¡El tirano convertido ahora en libertador! (Aplausos.)

Hace dos años, cuando en esta misma Cámara se trataba de responder a otro reto del clero mexicano, alguien decía, con un gesto de desprecio bien explicable por cierto, que era indecoroso que en el año de 1929 ó 1930 se quisiera retrotraer a las luchas religiosas de 1562. Pues bien, señores, este milagro lo quiere hacer el Sumo Pontífice de la religión católica; quiere que volvamos a los tiempos de las luchas religiosas, que deberían haber pasado para siempre, que deberían pasar para siempre, por una razón fundamental: porque después de la Revolución Francesa, los hombres han aprendido algo que no sabían antes: han aprendido que cada hombre es libre, porque lleva dentro de sí el gérmen de esa libertad. No existe el derecho divino: no hay más derecho divino que la inteligencia y la voluntad de cada individuo. (Aplausos.)

Ya no son los tiempos de Gregorio XIII ni de Sixto V, ni el Papa actual es de la envergadura de aquellos papas. La Iglesia, que en aquel entonces, después de la vida licenciosa que provocó la Reforma, sufrió momentáneamente una transformación que la convirtió en algo digno de aprecio y de respeto en aquel tiempo, ha retrogradado. La Iglesia Católica piensa que la humanidad no evoluciona y que, por tanto, ella tampoco debe evolucionar.

Ya nos decía aquí, hace un momento, el señor licenciado Padilla, que la figura del actual Pontífice se aleja, no obstante la veste blanca que la cubre, de la humildad del Divino Rabí de Galilea. Y,

efectivamente, es cierto. Del "

pax vobis" de Jesús de Nazareth a la predicación de la guerra civil del que se dice su representante en la tierra, hay una enorme diferencia, tan grande como que tras el postulado de amor, de caridad y de perdón, viene el postulado de odio, de persecución y de exterminio, que parece ser la eterna bandera, la eterna enseña del Vaticano.

Sin embargo, señores diputados - y esto voy a decirlo con profunda pena -, en esto que ocurre tenemos gran parte de culpa los hombres de la Revolución. Yo me recuerdo que hace algún tiempo, a raíz de la Guerra Europea, cayó en mis manos un libro que se llamaba "Los Sacerdotes en la Guerra." Después de leerlo me sentí profundamente conmovido y pensé: el clero de México no se parece absolutamente al clero de Francia; y, ampliando más mi pensamiento, me decía: el clero de México es único, no se parece al clero de ninguna parte del mundo. Pues Bien, señores, rectifico: el clero de México se parece al clero de todas partes. (Risas.) Es algo que ha entendido que el sacerdocio es la explotación; que en vez de ser guía de conciencias debe ser acaparamiento de riquezas y de goces materiales; que el sacerdocio debe ser, en vez de luz que guíe, obscurantismo que suma definitivamente en la sombra.

Sentado esto, habría que ver cuál debe ser la actitud, el papel de la Revolución y de sus hombres, frente al clero de México.

Yo he sostenido desde hace tiempo esta tesis: al clero de México, o hay que dejarlo o hay que acabarlo. ¿Cualquiera de estas dos cosas! (Aplausos ruidosos.)

Si no hemos de tener valor para enfrentarnos abiertamente al conflicto hasta llegar a su resolución definitiva, cueste lo que cueste, dejémoslo en paz, soportemos todas sus injurias, soportemos las calumnias que ya en esta encíclica nos lanza el Sumo Pontífice a los cuatro vientos del mundo. Aquí nos dice que ya apela, que ya ocurre a los Gobiernos extranjeros denunciando los actos inmorales de las leyes de México. Si no hemos de tener energía para enfrentarnos a ellos, asumamos la pasividad del rebaño que ante la pedrisca huye; pero si aún nos sentimos hombres, si aún estamos obligados a cumplir con los postulados de la Revolución, si aún hemos de sentir todas las infamias que sobre este pobre pueblo de México se han amontonado por espacio de siglos y las cuales ha cobijado ampliamente el clero, ¿entonces vamos abiertamente a luchar contra él hasta sumirlo de una vez en la obediencia definitiva! (Aplausos.)

Veamos qué es lo que la Revolución ha hecho frente al clero: la Constitución de 17, al llevar a ella, más bien dicho, al cristalizar en ella los postulados de la Revolución, se limitó a decir: la instrucción será laica, esto es, en buen romance: la instrucción se apartará de toda idea religiosa. ¿Pero es que es eso sólo lo que quiso el Constituyente y los hombres de la Revolución? ¿O es que propugnaron porque en México se estableciera el laicismo, esto es, conseguir la independencia de los hombres de toda idea de presión religiosa? Yo creo que fue esto último lo que se pretendió, lo que se quiso y lo que, en una forma embrionaria, se llevó a la Constitución de 17. Si exceptuamos esta obra del Constituyente y vamos después a analizar la obra de la Revolución dentro del Gobierno, nos encontramos con que, aparte el mandamiento constitucional, nada absolutamente se ha hecho por establecer el laicismo en la República.

Frente a las actividades del clero, que desarrolla una acción que le llama "católica", acción que llega al hogar, acción que llega a la juventud, acción que llega a todas las capas sociales, los hombres de la Revolución nos limitamos esporádicamente a venir a decir aquí tres o cuatro cosas, y no volvemos a ocuparnos jamás del asunto. (Aplausos.)

Pues bien, señores diputados, si es que queremos efectivamente resolver este problema, debemos no dejarlo de la mano, pues hay que recordar que el pueblo de México tiene una gran virtud, que puede caer en vicio también: la virtud del entusiasmo. Somos entusiastas; nos enfervoricemos con mucha rapidez, pero después de que pasa el momento del entusiasmo, caemos en una apatía absoluta; no nos volvemos a ocupar de aquello que provocó en un momento dado el entusiasmo nuestro. Así en la otra ocasión, en ésta y en las subsiguientes, si en esta ocasión no tratamos de resolver esta cuestión de una buena vez.

Por fortuna tenemos órgano para hacerlo ahora. Así como el clero de México sostiene bajo bases absolutamente enemigas una acción católica, el Partido Nacional Revolucionario, órgano orientador de la Revolución, debe mantener una acción revolucionaria constante, acción revolucionaria constante que esté frente a frente a la acción católica desarrollada por el clero. Si el clero va a la escuela, que vaya a la escuela la Revolución; pero integralmente, no solamente con textos que se limiten a no hablar de religión. Si el clero va hacia la juventud, que vaya hacia la juventud la Revolución; si el clero llega al hogar, que llegue también al hogar la Revolución. Esto es, concretamente: ¡frente a la acción católica, la acción revolucionaria! (Aplausos nutridos.)

Yo he abominado siempre de todo gesto destemplado que pueda violentar a las conciencias. Demasiado celoso de la mía propia, me inspiran profundo respeto las de los demás. Pero es que si tengo derecho a pensar como individuo, la Revolución, y yo como parte integrante de ella, tengo obligación de pensar que sobre la Revolución no puede haber nada en México. Es que estamos obligados a lograrlo íntegramente: la Revolución - ya lo dije alguna vez - no es un hecho transitorio en nuestra vida, es una idea puesta en marcha, y una idea puesta en marcha vale más que un ejército, por muy poderoso que el ejército sea, porque no la detiene nadie, ¡ni Dios!

Si la Revolución, pues, es una idea; si es algo que quizá no ha podido alcanzar todos sus objetivos, de momento, ¿no tenemos acaso la obligación de cuidar por la pureza de esos mismos postulados, y la obligación también de que el programa de esa propia Revolución se desarrolle íntegra y absolutamente?

Vamos pues, señores diputados - y yo os invito a ello -, a hacer algo más práctico que a decir discursos desde aquí: a pedirle respetuosamente al

Presidente del Partido Nacional Revolucionario, que con nosotros se organice la acción revolucionaria para enfrentarnos a la acción católica mexicana. ( Aplausos ruidosos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Diputado Enrique Pérez Arce.

El C. Pérez Arce Enrique: Se levanta mi ánimo, señores diputados; se reconforta mi conciencia y mi espíritu al contemplar esta Cámara en la jornada parlamentaria de hoy. Al ver el cuadro que presenta este recinto con una pléyade de representantes genuinos abajo y de representantes de la opinión pública arriba (Aplausos en las tribunas), me arraigo en la creencia honrada y fiel de que existe un verdadero Congreso en la República; me afirmo en la idea de que sí tiene Parlamento la Revolución, de que tiene un Congreso de representantes libres, conscientes y llenos de valentía, a un grado tal que, cuando se perfila un peligro serio para la patria, que cuando asoma un verdadero riesgo para la nacionalidad, olvidándonos de todas nuestras pequeñas diferencias domésticas, de nuestras pequeñas discrepancias de criterio íntimo, juntamos todos los corazones en un solo corazón, asociamos todas las voluntades en una sola voluntad y fundimos todas nuestras almas en una sola alma: en el alma gloriosa, en el alma inmortal, en el alma grande y única de la Revolución mexicana. (Aplausos.)

Es cosa que se siente, compañeros; flota aquí, en este momento, en esta sala, un sentimiento cálido de indignación y de protesta. La atmósfera está cargada de rencores; el ambiente está lleno de patrióticas iras. Y es que el eterno enemigo de nuestras libertades; es que el negro fantasma de nuestra historia; es que el ogro trágico de nuestra vida nacional, despojándose una vez más de su figura de oveja, afilando sus colmillos de hiena, y sacando sus garras sanguinarias y crueles; es que el enemigo eterno de México, aquél que excomulgó a Hidalgo porque lanzó en dolores el grito épico y divino de nuestra Independencia; aquél que degradó y sacrificó a Morelos porque subido en sus montañas defendía la libertad de su patria; aquél que fomentó, que estimuló una invasión extranjera aquí, porque había un Juárez que llevaba en su puño broncíneo, en su puño indígena y glorioso, como un haz de relámpagos y de rayos olímpicos, las Leyes de Reforma y las leyes gestoras de nuestra libertad; porque aquel enemigo que más tarde acribilló a balazos infamemente, despiadadamente, católicamente, a un guerrero glorioso de la patria, a un ciudadano ilustre de nuestro país, a un inmenso mexicano, a aquel excelso mutilado que se llamó Alvaro Obregón (Aplausos y voces: ¡Viva Obregón!); ese enemigo infatigable y constante de nuestras instituciones, que todavía ahora trata de estorbar la acción social, gigantesca y gloriosa que está llevando adelante México bajo el patrocinio de un hombre también muy grande y que se está destacando en la vida contemporánea de la humanidad, no solamente como preclaro, insigne y glorioso dentro de los límites de su país, sino también dentro de los límites de los continentes, ese hombre a que me refiero es el General Plutarco Elías Calles (Aplausos); porque ese enemigo, en fin, una vez más, como tengo dicho, quiere llenar de dolor y de sangre, quiere llenar de luto y de lágrimas la vieja tierra de Anáhuac, de este Anáhuac que ya, como lo dijo el compañero Trigo, debe de una vez por todas, con firmeza, en forma radical, en forma decisiva y valiente, acabar con ese implacable enemigo, con ese implacable enemigo que es el clero católico, el clero romano, que a través de todas las edades, que a través de todos los tiempos, ha sido el símbolo de todas las tiranías, el símbolo de todas las presiones, la bandera de todos los fanatismos, y el cual viene otra vez a México a remover viejos odios y a querer ensangrentar nuevamente este suelo que constituye para nosotros el motivo de todos nuestros esfuerzos y que tenemos del derecho y la obligación de defender en todos los campos, y con todas las armas, y por cuyo motivo, si en esta vez es preciso volver de nuevo a los campos de batalla, iremos a ellos, pero siempre dispuestos a preferir la muerte a la esclavitud y a la vergüenza. (Aplausos ruidosos.)

Por estas razones, señores diputados, yo vengo aquí a apoyar, a respaldar la tesis expuesta por el compañero Trigo, es decir, a proclamar que es indispensable, que es urgente acometer una acción política definitiva y valiente.

Tenemos la obligación, como representantes genuinos del pueblo mexicano, de indicar desde esa tribuna altísima cuáles son nuestros pensamientos, cuáles son nuestras orientaciones, cuáles son las indicaciones que tenemos que hacer a nuestros propios representados. Es menester en estos momentos solidarizarnos de una manera absoluta con las declaraciones de nuestro dignísimo Primer Magistrado, el señor general Abelardo L. Rodríguez; es preciso, compañeros, asumir esta responsabilidad y entrar de lleno y de una manera inmediata en la ejecución de la acción política que resolvamos llevar adelante. Yo pienso que lo que debe de hacerse es expulsar como elementos nocivos, expulsar como elementos perniciosos a todos los clérigos que actualmente viven en el país. (Aplausos.) Y vengo a sostener una tesis que considero nueva: yo vengo a sostener aquí que todos los clérigos, a pesar de que hayan nacido en México, y a pesar de que sean hijos de padres mexicanos, todos los clérigos, conforme a nuestras leyes y conforme a nuestra Constitución, son extranjeros. (Aplausos y Murmullos.) Y si la Asamblea me dispensa dos minutos de atención, me voy a permitir leer algunas disposiciones de la Constitución Política del Vaticano, unos cuantos preceptos que tienden a demostrar que el Vaticano es un Estado soberano, un país, una entidad internacional, porque tiene su soberano, tiene sus leyes propias, tiene su territorio propio, tiene sus milicias propias, tiene su bandera, tiene su moneda; a fin, reúne todas las características que hacen del Vaticano una entidad internacional, un estado y un país.

Esta señores (la muestra), es la Constitución vigente del Vaticano, promulgada por Su Santidad el Papa (Risas) ...-Esta es la forma en que se le denomina, ustedes lo saben, y por eso le digo así-, promulgada en el año de 29:

"Pío XI. Por nuestra propia voluntad y con todo conocimiento, en la plenitud de nuestra soberana

autoridad, hemos ordenado y ordenamos lo que sigue para ser observado como ley del Estado:

"I. El soberano Pontífice, soberano del Estado de la ciudad del Vaticano, tiene la plenitud de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial."

Luego está probado, está demostrado, que el Vaticano es un país.

"Está reservado al soberano pontífice la representación del Estado del Vaticano frente a los Estados extranjeros, por medio del Ministerio de Estado, para la conclusión de Tratados y para las relaciones diplomáticas."

"El soberano pontífice, en tanto que gobierne al Estado de la Ciudad de Vaticano, se reserva con la exclusión de los artículos precedentes el derecho de hacer al gobernador del Estado delegado especial de sus poderes legislativos."

Habla de países extranjeros, los que no son del Vaticano.

"Independientemente de esta delegación expresa, el gobernador, en tanto que gobierne la Ciudad del Vaticano, tiene facultad de hacer reglamentos y ordenanzas para la ejecución de las leyes, sin poder, sin embargo, derogar estas leyes o dar dispensa de su observación.

"El gobernador debe, a menos de una decisión contraria subordinar el dictamen del consejero general del Estado al ejercicio del poder legislativo que le está delegado.

"El ejercicio del poder ejecutivo es delegado al gobernador del Estado, bajo las reservas establecidas en los artículos precedentes 2, 3, y 4.

"Son excluídos de esta delegación los actos reservados al soberano pontífice y los que quiera juzgar él mismo en particular.

"El gobernador del Estado es nombrado y revocado por el soberano pontífice, ante quien es directa y exclusivamente responsable.

"El Cuerpo de gendarmería pontificial depende directamente del gobernador, el que puede pedir, llegado el caso, la asistencia de la Guardia Suiza a todos los fines de seguridad y policía."

Con esto está demostrado que tiene su milicia y tiene su policía.

"El poder judicial en materia civil, en el caso que no esté establecida la competencia del juez único, o en materia penal cuando se trate de juzgar delitos, es ejercicio ordinariamente por un Tribunal de primera instancia y por el Tribunal eclesiástico (Sacra Romana), como instancia de apelación, salvo la posibilidad de recurrir al Supremo Tribunal eclesiástico (Supremo Tribunal de la Segnatura.)"

Tiene pues, sus autoridades judiciales, sus tribunales.

"La bandera de la Ciudad del Vaticano está compuesta de dos partes: la una, amarilla, adherente al asta, y la otra, blanca, que lleva la tiara con las llaves, según el modelo que figura anexo a la presente ley.

"Las armas se componen de la tiara y de las llaves, como el modelo que figura en el anexo B de la presente ley."

Tiene también, pues, su bandera.

"Son ciudadanos de la Ciudad Del Vaticano:... Aquí viene una enumeración larga... "Los cardenales, que tienen su residencia en la ciudad misma o en Roma."

"Los que tengan residencia permanente en la Ciudad del Vaticano, etcétera, etcétera."

Luego pues, tienen también sus ciudadanos.

Finalmente voy a leer este otro precepto que dice:

"Por nuestra propia voluntad, en la plenitud de nuestra soberana autoridad, hemos ordenado y ordenamos lo que sigue, para ser observado como ley en el Estado:

"El Estado de la Ciudad del Vaticano tendrá su moneda propia."

Tienen también, pues, su moneda propia.

He leído estos preceptos de la Constitución del Vaticano, para demostrar que el Vaticano constituye un país, un estado, y, por consiguiente, todos los clérigos caen bajo la sanción del artículo 37 constitucional, que dice así:

"Artículo 37. La calidad de ciudadano se pierde:

I. Por naturalización en país extranjero;

"II. Por servir oficialmente al Gobierno de otro país, o admitir de él condecoraciones, títulos o funciones, sin previa licencia del Congreso Federal, exceptuando los títulos literarios, científicos y humanitarios, que pueden aceptarse libremente, y

"III. Por comprometerse en cualquiera forma, ante ministros de algún culto, o ante cualquiera otra persona, a no observar la presente Constitución o las leyes que de ella emanen."

Todos están comprometidos con el Papa.

Creo que he demostrado, señores compañeros, que los clérigos no son ciudadanos mexicanos, sino extranjeros. Y pregunto yo: ¿Por qué si la acción política de la Revolución, en su aspecto nacionalista, ha ido contra los chinos, porque explotan a las clases industriales y comerciales del país; por qué si la Revolución en su sector nacionalista a ido también contra el judío, por considerarlo elemento perjudicial para los intereses sociales mexicanos, por qué no también esta acción nacionalista se endereza de una manera valiente, decidida e inmediata contra todos los clérigos, que no pueden considerarse sino como extranjeros perniciosos también? (Aplausos.)

La Revolución - este es mi sentir y este es mi pensar - no va contra el dogma, no va contra la doctrina, ni va contra los cristianos de buena fe; respeta todas las creencias. Pero yo creo que las exigencias de la humanidad, que las exigencias sociales contemporáneas reclaman que las religiones se refugien en los hogares. La religión en los hogares será una cosa intocable y respetada por todos. Y creo yo también que los creyentes de buena fe, que los cristianos sinceros, en esta ocasión van a abrir ya los ojos y van a ser los primero en promover una protesta contra la acción arbitraria, contra la acción tendenciosa, contra la acción dolosa e infame de las altas jerarquías del Vaticano, y creo yo también que está próximo el día, señores, en que todos estos elementos creyentes de buena fe, que no debemos negar que existen dentro del conglomerado nacional, que todos estos elementos algún día van a desechar de sus conciencias a todos estos fariseos, a todos estos impostores, como Jesucristo, aquel sublime predicador de Galilea que pasó por

la vida regando el bien con sus parábolas socialistas, como Jesucristo - digo - hace veinte siglos echó del templo con su látigo de fuego a todos los mercaderes. (Aplausos nutridos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado José María Dávila.

El C. Dávila José María: Señores diputados: Ante todo voy a suplicar a la Presidencia, ya que vengo a esta tribuna representando a mis compañeros los diputados por el Distrito Federal, que se sirva dar lectura, por conducto de la Secretaría, a la proposición que la mencionada Diputación presenta en este momento.

- El C. Secretario Ochoa (leyendo):

"H. Asamblea:

"Los suscritos, diputados al Congreso de la Unión por el Distrito Federal, hemos visto con profundo desagrado los ataques torpes, dolosos e injustificados, que el Gobierno del Estado Papal dirige al nuestro en la virulenta encíclica titulada "Acerba Animi", de que se está tratando en esta solemne sesión.

"Aunque disfrazadas, son perceptibles para todos los revolucionarios de visión, las aviesas miras del clero romano que pretende en vano atraer sobre nuestro Gobierno fuerte y prestigiado, las iras del público extranjero, mal informado por las noticias que el mismo Vaticano proporciona.

"Constituyendo esta actitud de una entidad extranjera una franca muestra de hostilidad y teniendo en cuenta que, contra todas nuestras disposiciones legales, existe en esta capital un representante del Papa, a quien se llama " Delegado Apostólico", que debe responder por la actitud mencionada y a quien puede comprobarse además que ha venido violando la Ley de Cultos, pedimos a Vuestra Soberanía se sirva nombrar una comisión que se dirija al ciudadano Presidente de la República y le pida, en nombre del pueblo que representamos, la inmediata expulsión del país del citado "Delegado Apostólico", como extranjero pernicioso, en uso de las facultades que concede el artículo 33 de nuestra Constitución Política.

"Sala de Sesiones del H. Congreso de la Unión.- México, a 3 de octubre de 1932 .- Diputados José María Dávila.- José Morales Hesse.- Lamberto Ortega.- Luis L. León.- Ismael Salas.- José Torres H.-Ismael M. Lozano.- Thómas Robinson.- Vicente L. Benéitez.- Cosme Mier y Riva Palacio y Samuel Villarreal, jr."

(Aplausos ruidosos.)

Se pregunta a la Asamblea si dispensa los trámites a esta proposición. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Dispensados. Está a discusión. Continúa en el uso de la palabra el ciudadano Dávila.

El C. Dávila: No puede ser más plausible, compañeros diputados, la actitud de la diputación que represento, viniendo a dar una muestra de congruencia, una muestra de solidaridad con lo que la pasada diputación por el Distrito Federal -a la que no pertenecí, por cuyo motivo hago ahora elogios de ella- hizo en la Legislatura pasada, reglamentando el artículo 130 constitucional con la expedición de la Ley de Cultos para este Distrito, y enfrentándose valientemente, en una ciudad de más de un millón de habitantes, en un nido de curas como es esta metrópoli; enfrentándose, digo, con el grave problema de provocar escándalos y aun dificultades, y dar una ley tan radical, una ley tan bien pensada como aquélla que fijó un sacerdote por cada cincuenta mil habitantes en el Distrito Federal. Y después de hacer ese elogio, quiero manifestar la indignación que la nación siente en estos momentos ante la audacia del Vaticano, que en momentos en que la paz está lograda, en momentos en que nos sentamos ante la mesa de la cordialidad y de la unión para buscar la restauración de nuestra patria, viene con esta encíclica papal como con batería de cañones oxidados a enfocarse sobre nuestro México y a provocar el exacerbamiento de los ánimos de aquellos espíritus pusilánimes, de aquellos que todavía piensan en el poder espiritual del Papa. Ladra el chacal a quien hemos perdonado la vida, porque en vez de matarlo como merecía, solamente lo atamos con una ligera cadena, y aún le estamos dando de comer con la explotación que hace de los templos, con la tolerancia de su presencia en nuestro pueblo y en nuestras ciudades. Intenta resucitar la hidra de siete cabezas que no ha podido ser muerta todavía por los mazazos de la Revolución; intenta resucitar el fantasmón de esa teoría religiosa que concibe un ser sobrenatural sobre nosotros, en la tierra, y que es el más absurdo de los seres, la más torpe personalidad, la más inconcebible de las tolerancias humanas: el Vaticano.

He de decir, sustentando la tesis que hace un momento desarrolló en esta tribuna el compañero Pérez Arce, que hay un estado extranjero, una nación terrenal, libre y soberana, dotada de tres poderes -aunque los asuma una sola persona-, constituído no como la Ciudad de Dios de que nos habla San Agustín, sino como cualquier país burgués, con ejército, con tesoro, con cuerpo diplomático, con legislación: en fin, con todas las características que constituyen sobre el planeta que se llama Tierra, lo que también se denomina un Estado.

Viene un Estado -digo- cuya independencia ha sido ya reconocida por Italia y por otros muchos países europeos, a dar una muestra de hostilidad manifiesta para México, a dar una muestra de desprecio para sus leyes, y de odio para su Gobierno. ¿Qué haríamos nosotros si otra nación que no fuera el Vaticano se portara en la misma forma? ¿Qué haríamos, si cualquiera de los países, " verbi gratia", de Centro América, lanzara un decreto de su Congreso en el que nos pusiera como nos pone el Papa en su encíclica, refiriéndose a los ciudadanos de su país que habitaran en el nuestro? El Derecho Internacional, es decir, las nociones más elementales de él, sólo sugieren dos caminos: o el de pedir la reparación del año y la injuria, como la pidieron los Estados Unidos en verano cuando los lamentables sucesos de Tampico, en 1914, o declarar la guerra. Y en este caso, compañeros diputados, en este dilema, sólo podemos optar por al segunda parte: ¡por la guerra! (Aplausos.) Una guerra especial, con caracteres distintos de las otras, sin gases asfixiantes, sin trincheras, sin obuses y sin cañones de gran alcance; pero con muchas otras armas que podemos

esgrimir. Una guerra que debe empezar por considerar como personas "non gratas", como extranjeros perniciosos, como bien lo decía el compañero Pérez Arce, a todos los curas, obispos y arzobispos residentes en la República. ( Aplausos.)

Una guerra que corrija nuestros defectos de legislación en forma tal, que podamos deportar inmediatamente a esos sátrapas, a esos zánganos de nuestro pueblo; una guerra de mañas contra mañas; una guerra de labor educativa que vaya llevando la luz de la razón, la luz de la verdad, a las Escuelas, no sólo con el laicismo, como también ha dicho el compañero Trigo, sino con la Escuela Racional, con la escuela de la verdad. (Aplausos.) En fin, compañeros, luz y más luz en las conciencias, contra la oscuridad de las sotanas, con las que cubren nuestros niños.

Ellos también quisieran la guerra, pero al estilo antiguo; quisieran ver a Godofredo de Bouillon, a Ricardo Corazón de León, a Luis el Santo, a todos aquellos esforzados varones que con el pesado mandoble entre ambas manos se lanzaban a la conquista de la Tierra Santa, venir también a la nuestra; ya me imagino a Monseñor Ruiz, al Chamula de Orozco y Jiménez (Risas), al famoso prolífico y polígamo Padre Cornejo, tan conocido en el Estado de Jalisco; al torvo asesino Jiménez y a todos ellos, con la armadura puesta, calado el casco, la lanza en ristre y la adarga en la siniestra, viniendo a apoderarse de los santos sepulcros de Monte Albán para llevarse nuestras joyas, nuestro oro y nuestras conciencias! (Aplausos nutridos.)

Paréceme verlos venir como iban los caballeros a las cruzadas: a saquear, a asesinar, a violar mujeres y a incendiar las ciudades, en nombre del humilde, del modesto Crucificado. Y ellos le llamarían a esta guerra santa, como llamamos nosotros a la nuestra guerra santa; santa y muy santa porque es la guerra de la verdad contra la mentira, la guerra de la razón contra al absurdo; santa, porque es el fin máximo de nuestra Revolución, la única y verdadera manera de redimir al pueblo.

Es una cantinela vieja al decir que el pueblo mexicano es católico, apostólico y romano y que, por lo tanto, tiene derecho, por componer las mayorías, a que sean respetadas sus creencias y que sus hijos sean educados dentro del medio católico, apostólico, romano y a que se tolere y se permita en todas sus formas una religión exótica e inadecuada que trajeron los conquistadores como medio de conquistar nuestro país.

Esta es una mentira, es una incomprensión absoluta, es un absurdo rotundo. Al pueblo mexicano podemos dividirlo en dos clases, excluyendo de antemano a la aristócrata, por no merecerme más que el escupitajo del desprecio. (Risas y aplausos.) Al pueblo mexicano podemos dividirlo en dos grandes categorías: en la liberal, compuesta por aquellos que hemos militado en la Revolución, por aquellos que forman los grupos agraristas, por aquellos que pertenecen a los Sindicatos Obreros, y por algunos intelectuales en gran parte; y la otra categoría, la idólatra, compuesta por los analfabetas, por los subnormales, por algunos pueblos indígenas, a donde no ha podido llegar la escuela, y los fanáticos por interés, pero éstos, compañeros Diputados, por ningún motivo pueden llamarse católicos, ni apostólicos, ni romanos: son tal y como eran los toltecas, los chichimecas y los aztecas: pura, lisa y llanamente idólatras. Y es muy fácil comprobar mi aserto: Los indígenas de un pueblo que se llame San Antonio, son enemigos ancestrales de los del vecino pueblo que se llame San Juan o San Pedro. ¿Y por qué? Porque éstos adoran a San Pedro y a San Juan, y aquéllos a San Antonio. De esta suerte hay entre los indígenas rencores, odios y hasta combates. ¿Es esto la religión católica? ¿O es, como yo digo, la simple idolatría del icono, que para ellos es lo que para muchos viene a ser, por ejemplo, el amuleto del número 13, o como cualquier otro de los símbolos de tántas supersticiones que existen en la humanidad? ¡Claro que esto es!

Recuerdo en estos momentos, como nueva comprobación a lo que estoy diciendo, una anécdota de la revuelta cristera, anécdota que se repitió infinitas veces y que demuestra claramente cuál es la idea que de los santos tiene nuestro pueblo. Es ésta: En algunos de los combates cristeros no faltaba el cura o el sacristán, que, animando a sus grupos, los hacían entrar al zafarrancho al grito de ¡Viva Cristo Rey! Y nuestros soldados, los del Gobierno o los grupos agraristas que servían al Gobierno y que no entendían perfectamente bien cuál era la verdadera razón del levantamiento de los cristeros, contestaban: "Tizne a su madre Cristo Rey y Viva la Virgen de Guadalupe!" (Risas.) ¿No es ésta una demostración absoluta de la incongruencia, de la ignorancia en que vive ese pueblo? (Aplausos.)

Y si, como creo, hemos probado dos verdades absolutas: la primera, que el Estado Papal es una Nación extranjera, y en el momento enemiga declarada de la nuestra; y segunda, que nuestro pueblo no es católico, ni apostólico ni romano, ¿por qué seguimos tolerando las mafias ensotanadas? ¿Por qué toleramos que se infiltre en la niñez el veneno de la educación religiosa y aun de la laica, que es en la actualidad uno de los aliados más fuertes del cura? ¿Por qué toleramos la peste del dogma y de los ritos, y la presencia de nuestros enemigos en nuestro medio, en nuestras casas, en todos los lugares que frecuentamos? Pero hay que ahondar más, no conformarnos con venir aquí a la tribuna a pronunciar discursos rojos y a formular leyes jacobinas, porque ésta no es la solución del problema; la solución del problema está en nuestro comportamiento personal fuera de esta Cámara. ¿Por qué permitir la influencia del cura en las familias? ¿Por qué sellar a nuestros hijos con el ignominioso baldón del bautismo, que es la señal de la esclavitud hacia el Papado? ¿Por qué tolerar que las esposas y las hijas vayan a contribuir al engrandecimiento de la Iglesia con las limosnas, con los donativos, con la solicitud de los sacramentos y hasta con la antiestética exhibición de los iconos y de las figuras de Cristo en las mismas recámaras de muchos de los que se dicen

liberales? ¿Por qué permitir que el clero siga practicando el famoso "derecho de pernada" en las sacristías y en los confesonarios? Y más aún, aunque duela, compañeros: ¿Por qué llegar hasta el ignominioso hecho de preñar a las mujeres, no para dar hijos a la Patria, sino sólo para poder hacer compadre de pila a un Señor Magnate?

Afortunadamente la nación evoluciona por sí sola, a pesar de las claudicaciones y a pesar de la imbecilidad de muchos; la nave de nuestra Patria sigue surcando el tormentoso mar, porque va guiada por manos firmes. Afortunadamente, señores Diputados, nosotros nos hemos fijado en el timonel, y el piloto, que son el timonel y el piloto que deberíamos haber escogido hace mucho tiempo: el timonel, fuerte, de enérgica y sagaz mirada, de oído atento, que lleva la rueda, sin escuchar, como Ulises, el canto de las sirenas, y sin amedrentarse por las fábulas de los dragones y de las sirenas marinas; el timonel, que escucha atento también lo que el piloto observa desde lo más alto del palo mayor, ese timonel es nuestro actual Presidente de la República, el señor general Abelardo L. Rodríguez, y ese piloto que lleva el catalejo de su experiencia administrativa, que lleva el barómetro de su patriotismo y el mapa de su talento para ir señalando el sendero, para ir marcando la ruta de nuestra nave en el proceloso mar y llevarla de seguro al puerto del progreso, ya sabéis quién es: el señor general Plutarco Elías Calles. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Alberto Bremauntz.

El C. Bremauntz: Señores diputados: No vengo a producir un discurso, porque entiendo que la Asamblea está ya fatigada de oír el tema (Voces: ¡No!), de oír el tema, no de tratar el tema. Estamos cansados de oír, en los mítines políticos y en todas las asambleas que con motivo de las campañas electorales se celebraron en los distintos pueblos de la República. Y el clero no se asusta con esto; el clero no se asusta porque ya se ha dicho hace unos momentos, que cuando se le ataca con discursos, se queda sonriendo y burlando de los revolucionarios.

Yo vengo únicamente a hacer tres peticiones desde esta tribuna, tanto a la H. Asamblea como al Partido Nacional Revolucionario, porque es necesario que obremos ya de una manera efectiva; es necesario que rectifiquemos el error que se ha cometido en el pasado.

En primer lugar deseo que el Partido Nacional Revolucionario y la Cámara de Diputados se avoquen a modificar el artículo 3o. de la Constitución; pero que se modifique cuanto antes, que no quede este deseo únicamente en buenas intenciones, ni se diga que se va a hacer una acción revolucionaria en contra del clero. La mejor manera de arrasar a la clerigada no es otra que quitar de sus manos a la niñez, quitar la enseñanza de sus manos y afianzar por la Revolución a la juventud que hasta ahora ha estado saliendo desorientada completamente de las escuelas oficiales primarias.

Desgraciadamente en el Congreso Constituyente, el grupo de radicales que encabezaron el general Francisco J. Mújica y algunos otros cuyos nombres no recuerdo (Una voz: ¿Monzón!), fracasaron en sus intentos al establecer una educación socialista en el artículo 3o. de nuestra Constitución. Pero ahora es el momento de responder en esta forma, que herirá al clero en el corazón; en esta forma, que de una manera efectiva hará que la obra revolucionaria tenga resultados prácticos.

El laicismo no ha dado ningún resultado; hay que confesarlo con franqueza. Bajo el amparo del laicismo, el clero ha difundido escuelas particulares, ha propagado sus doctrinas y está formando una nueva generación que, tarde o temprano, vendrá a provocar otra revolución en la República.

Yo pido, pues, que el artículo 3o. constitucional sea reformado cuanto antes, en el sentido de la teoría racionalista o de la socialista. (Murmullos.)

Dentro de las mismas filas del Gobierno - hay que hablar con franqueza - y aprovechando la pasividad de los revolucionarios, se han colado muchos clérigos. (Aplausos.) Y vengo a pedir desde esta tribuna que, de acuerdo con el señor general Rodríguez, Presidente de la República, a quien a nombre de la Diputación michoacana me permito felicitar por sus viriles declaraciones, que de acuerdo con el Presidente de la República - digo - se nombre un comité de salud pública (Aplausos y voces: ¡Bravo!) para sacar de los puestos de la Administración a todos los Caballeros de Colón; (Aplausos) para sacar de todas las esferas de la Revolución, para quitar la careta de revolucionarios a todos aquellos que con ese disfraz se suman a nuestras filas para hacernos mayores perjuicios que los mismos curas, (Aplausos y voces: ¡Muy bien!) que los mismos reaccionarios que siquiera tienen la franqueza y la virilidad de decir el partido a que pertenecen.

Igualmente, pido al Partido Nacional Revolucionario y a esta Cámara que se dirijan a las Legislaturas de los Estados y los Gobernadores de los mismos, que no hayan reglamentado el artículo 130 constitucional, para que lo hagan cuanto antes.

Es necesario, señores, que la Nación mexicana lleve una política uniforme; que no suceda que mientras en algunos Estados como Michoacán, Veracruz, Tabasco, etc., se hace una labor revolucionaria anticlerical, en otros, cuyos nombres no cito, pero que ustedes conocen perfectamente, se esté protegiendo a los curas (Voces: ¡Puebla! ¡Puebla!) y estén siendo el refugio de todos los elementos reaccionarios que por el azote de la Revolución se ven obligados a salir de las entidades que primeramente cité.

Es necesario que llevemos una política uniforme en este asunto, y sólo el Partido Nacional Revolucionario puede hacerlo, porque bajo las banderas del mismo estamos todos los revolucionarios. Pero no solamente a esos Estados quiero referirme. También quiero referirme a algunos de los Estados que han reglamentado el artículo 130 constitucional, que han expedido sus leyes reglamentarias de cultos, pero en los cuales algunos autoridades se han hecho sordas. En el Distrito Federal, según me dicen, se ha reglamentado el artículo 130, y, sin embargo, no está el número de sacerdotes que debe estar, sino que ejercen más. (Aplausos.) Esta es una violación a la ley. Si en esa forma vamos

nosotros a hacer obra anticlerical en beneficio de las masas; si pronunciando solamente discursos, si dando leyes que no vamos a cumplir creemos nosotros hacer una labor revolucionaria, estamos equivocados, señores. Por eso pido desde esta tribuna que se lleven a la práctica, que se pongan a discusión en el seno del Bloque o en la forma que se estime conveniente, las proposiciones que se hagan, y que no se eche en el cesto de los papeles viejos, como se acostumbra, para hablar sólo de anticlericalismo, para comer curas (Una voz: ¡Sin digerirlos!) Sin ningún efecto práctico; porque estos momentos deben ser de acción, no únicamente servirnos de ellos para venir a hacer una "pose" en la tribuna para pronunciar discursos que no significan nada para el cura, ni para nosotros tampoco con sólo decirlos. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Luis L. León.

El C. León: (Aplausos y voces: ¡Arriba León!) Señores Diputados... (Desde la tribuna derecha un asistente grita: ¡Viva el Papa!, suscitándose a esa voz un desorden entre los ocupantes de la propia tribuna. El autor de la voz va a ser sacado de su lugar cuando principia el orador. Varios diputados piden que no sea detenido y que continúe en la tribuna.)

Pido garantías a la Presidencia de la Cámara para el cristero que se ha introducido a la galería. (Aplausos.) Y pido garantías, porque sé que nuestra palabra serena y honrada, si es un creyente de buena fe, lo convencerá de nuestro patriotismo; y si es un obcecado, para que venga a mostrar aquí con su actitud, ante ustedes, representantes del pueblo, ante vosotras, masas populares, que la causa del Vaticano sólo se defiende con bajas pasiones y con miopes pensamientos que ciegan la inteligencia y la razón de los hombres. ( Aplausos nutridos.)

Dura tarea es para mí, compañeros, pretender despertar la atención de esta Asamblea con el humilde prestigio de mi palabra, ya que torrentes de elocuencia revolucionaria se han vertido desde aquí por nobles y viriles compañeros. Casi me toca el papel de resumir el debate, y voy a intentarlo.

El compañero representante de Coahuila que vino a iniciar este debate, nos decía, con su voz serena y fuerte, cuáles son los antecedentes de este problema, los antecedentes de la situación que estamos analizando. Y conviene repetirlos y desmenuzarlos.

Los enemigos nuestros, los siervos fieles al Vaticano y a Roma, dirán que esta sesión fue solamente un desahogo jacobino de los revolucionarios, un desbordamiento de nuestras pasiones, y contestamos la encíclica del "Alma Triste" del Papa, con el alma ardiente de la Revolución (Aplausos.)

Para muchos países extranjeros será inexplicable esta nuestra actitud, porque no conocen ni nuestro pasado ni el pasado del clericalismo en México; ni nuestros problemas de antes, ni nuestros problemas de ahora; pero es lógica esta actitud de la Revolución mexicana. Durante veinte años ha luchado la Revolución mexicana por establecer un régimen de libertad y de garantías fundado en la democracia, es decir, en el apoyo y el respaldo de las grandes masas; pero un régimen que al mismo tiempo que establece instituciones contenidas en nuestro Código Máximo, contiene una profunda reforma social y económica. Y cada vez que ese régimen revolucionario se perfila en la historia de México, como se perfila en los momentos actuales, es el clero, el viejo enemigo de las libertades mexicanas, el que viene a agitar con sus desavenencias y desafíos una vida tranquila que puede llevar al país al progreso.

Es posible que el clero haya tenido poco aprecio por las leyes de México hasta los primeros días de septiembre de este año; tal vez confiaba en que podría tener suficientes influencias cerca de los responsables de la situación, para impedir que las leyes revolucionarias de México, que delimiten sus funciones, fueran cumplidas: pero apenas la Representación Nacional o la renuncia del ingeniero Pascual Ortiz Rubio, lleva a la Presidencia de la República a un Abelardo Rodríguez, hombre de carácter firme y de inconfundibles convicciones revolucionarias (Aplausos nutridos), el clero de México, dirigiéndose a Roma, suscita nuevamente la agitación y pretende otra vez agitar al país y ensangrentarlo, si es posible conseguir todavía en las masas fanáticas soldados para Cristo Rey. (Aplausos.)

Tenía razón el compañero Padilla. Cuando se inaugura el régimen del presidente actual, el general Rodríguez, y se ve que se forma alrededor de él un ambiente de fraternidad y de unificación en los espíritus mexicanos; cuando se ve que las viejas e históricas facciones en que se ha dividido la Revolución se juntan y se unifican para formar un solo ejército al pie de la vieja bandera revolucionaria; cuando se ve que aún los intereses conservadores, otrora enemigos irreconciliables nuestros, se someten resignados a las disposiciones legales y ofrecen su cooperación y ayuda para venir en auxilio de esta República nuestra, tan herida por la crisis económica actual; cuando se ve que todos los factores son de optimismo y de progreso y de ansia infinita de trabajo y de reconstrucción, viene entonces el desafío a la guerra, viene la palabra del odio y la discordia de parte del Vaticano, porque no puede permitir que triunfe la Revolución en México. (Aplausos.)

¿Entonces por qué van a asombrarse los representantes de la reacción de este desbordamiento tumultuoso de la oratoria revolucionaria? No tendrá nadie derecho a asombrarse mañana por las proposiciones radicales que aquí han hecho los distintos oradores que han ocupado esta tribuna. Es que la Revolución ya tiene experiencia y es que ellos deben obtenerla.

El país estaba tranquilo; se inauguraba con el régimen del general Calles una era de progreso y de paz; la férrea voluntad de Plutarco Elías Calles, dedicado al trabajo administrativo, había logrado, en menos de un año, juntar setenta millones de pesos para fundar el Banco de México y organizar la vida administrativa de México sobre bases de disciplina y de orden. Y entonces vino el problema cristero, vino la rebelión cristera, para que no pudiera triunfar definitivamente la Revolución, la administración de Plutarco Elías Calles.

Dominada la rebelión cristera en los campos de batalla; dominada en las conciencias y en la

opinión del país, la Revolución, que comprendía que el enemigo se mantenía latente, sin estar vencido, echaba mano del más recio de sus caudillos para encomendarle la sucesión presidencial, e íbamos a buscar a su retiro al general Alvaro Obregón para volverlo a enfrentar contra la Reacción, enarbolando la bandera de la Revolución Mexicana. (Aplausos.)

Y el clero mexicano, director de la asonada cristera, no pudiendo inflar entre los revolucionarios claudicantes sino a dos pobres jefes del Ejército revolucionario que cayeron víctimas de su ambición y de su impotencia, vió con ojos pasmados que las masas todas de la República, campesinas y obreras, y la clase media liberada de las ciudades, aclamaba en masa como el futuro mandatario de México a Alvaro Obregón! (Aplausos.) Alvaro Obregón llegaba nuevamente a la Presidencia, traído por la voluntad nacional, con el cúmulo su experiencia de estadista, con la serenidad que dan los años; iba a partir, ya no del tumultuoso movimiento de 1920, mezcla de todas las facciones, pasiones y ambiciones humanas; iba a partir, en su nueva Administración, del firme cimiento que había echado a la vida institucional de la República el Gobierno y la Administración de Plutarco Elías Calles; era la promesa de un triunfo legítimo y seguro de la reconstrucción nacional, mediante los procedimientos revolucionarios. ¿Y el clero no lo podía permitir! Pero no pudiendo agitar nuevamente la rebelión cristera, que estaba exhausta en las filas rebeldes, ocurrió al crimen y al asesinato, y con la pistola de Toral, bendecida por el Padre Jiménez, quiso matar en su cuna un triunfo legítimo y seguro de la Revolución Mexicana. (Aplausos ruidosos.)

Vino el interinato del licenciado Portes Gil - y esto es necesario precisarlo hoy mismo, porque ahora se encuentra aquí el licenciado Portes Gil y tiene un puesto de responsabilidad pública, no como la otra vez que discutimos este asunto en la prensa, allá por el mes de diciembre; ahora puede contestar claramente aquellas insinuaciones perversas de los clérigos, que dan a entender, entre frases vagas, y sin comprometerse, que el licenciado Portes Gil firmó un compromiso con el clero, lo que es una mentira. (Aplausos ruidosos.)

Dos cosas impedían a Portes Gil cualquier compromiso con el clero: primero, su falta de capacidad para hacerlo, como representativo del pueblo mexicano, como Jefe del Ejecutivo Nacional; su carencia de facultades constitucionales para pactar con un poder extranjero que nunca hemos reconocido, y todos nosotros sabemos que el licenciado Portes Gil, durante su interinato, siempre fue respetuoso de la ley. No podemos, pues, creer que la haya violado para pactar con un enemigo de la Revolución. (Aplausos.) La otra cosa, el otro obstáculo que le impedía a Portes Gil pactar con el clero, son sus profundas, honradas y firmes convicciones revolucionarias. (Aplausos.) Así es que todas esas perversas insinuaciones de que México ha faltado a la palabra empeñada, son absolutamente falsas. ¡Ah! Si el clero tuviera un convenio firmado con un revolucionario mexicano, tiempo le habría faltado para exhibirlo a través del mundo, en la publicación de todos los periódicos de la tierra! El licenciado Portes Gil se limitó a hacer declaraciones en su papel de Presidente, reafirmando constantemente lo que afirmó el Gobierno del señor General Calles durante todo el período de su administración: que el conflicto era del clero, porque no quería someterse a las disposiciones de la ley; que tan pronto como los clérigos se sometieran a las prescripciones de esa ley, el conflicto cesaría inmediatamente.

Nadie, ni el Presidente de la República, puede hablar de jerarquías, como se habla en la encíclica. Las bases constitucionales nuestras no reconocen ninguna jerarquía. Para nosotros, ellos y los protestantes, y los mahometanos y todos, son clérigos, hombres que ejercen una profesión, que deben registrarse, que deben someterse a las disposiciones legales de nuestro país.

Pero lo grave de la situación creada, no es exclusivamente la encíclica: lo grave es que tenga ciertos ecos sinuosos ya, dentro de nuestro país.

Decía el compañero representante de Coahuila, que el viernes por la tarde nos trajo el cable un resumen de la encíclica del Pío XI. Esa noche se consultó la opinión de alguna persona conocedora del criterio del Gobierno y se autorizó desde luego su publicación. Sólo el periódico "El Nacional" publicó los párrafos que nos transcribió la United Press, de aquella encíclica. Al que habla se le pidieron algunas declaraciones para el extranjero, y las dio.

Al día siguiente llegaban por el cable dos comentarios a mis declaraciones, y otro cable de la ciudad del Vaticano transcribiendo en resumen el editorial de "El Observatorio Romano", periódico oficioso del Vaticano, transcribiendo, digo, el editorial de ese periódico, lleno de elogios para la actitud de Pío XI. Decía que Pío XI había alcanzado aquella altura maravillosa que su antecesor Pío IX alcanzó defendiendo a los católicos de Polonia, de Polonia destruída por la conquista, de Polonia sometida a dos potencias imperialistas.

Yo no sé qué similitud pueda tener en esa airosa defensa a los católicos mexicanos, a quienes nadie persigue.

Tampoco se publicaron. Solamente "El Nacional" los publicó. Y si ustedes examinan con cuidado la prensa de hoy, se verá que en un periódico de la mañana, ya comprometidos por la publicación de las declaraciones del señor Presidente de la República, con un retardo de dos días se publican otros párrafos de la encíclica, precisamente aquellos que no tienen veneno para el Gobierno de México, precisamente aquellos que pueden hacernos creer que la encíclica no ataca ni a nuestros gobernantes, ni a nuestras instituciones, ni a nuestras leyes.

Esta conspiración, que llamó admirablemente bien el compañero representante de Coahuila, "la conspiración del silencio", nos demuestra que hay un poder que todavía se hace sentir en la prensa que se llama independiente, y ese poder es el clero. (Aplausos ruidosos.)

Creo que todos ustedes, compañeros, como yo, cuando pasamos por esa puerta y llegamos a este Salón, nos despojamos de todas nuestras pequeñeces, de todas nuestras mezquindades, de todas

nuestras pasiones y de todos nuestros pequeños intereses, para venir a ser aquí únicamente los representantes de los grandes intereses nacionales, de los intereses revolucionarios. (Aplausos.)

Quiero decir que hoy, más que nunca, me he despojado al entrar por la puerta de este salón, de todas las pequeñas pasiones, de todas las mezquindades y de todos los intereses que pudiera tener como Director de nuestro periódico, para venir a valerme de esta tribuna para una infame e injustificada competencia periodística; pero los hechos son muy claros.

La prensa de la capital no ha querido publicar la encíclica. Mijares se preguntaba, y con razón ¿qué fines se persiguen? ¿qué acaso se persigue que corra vilipendiado el nombre de México por todo el haz de la tierra, mientras lo ignoran los mexicanos y no pueden defenderse? ¿o se quiere que cuando el Gobierno de la República, como lo ha hecho hoy admirablemente el Presidente Rodríguez, conteste a las calumnias del Papado, el pueblo mexicano que desconoce la encíclica crea que es injustificada nuestra actitud, que es apasionada y que somos nosotros los provocadores y no el Papa?

Por eso era necesario que hoy la voz de la Representación Nacional se elevara y a través del radio y a través del periódico de la Revolución llegue a la conciencia del pueblo mexicano la situación verdadera, el ataque injustificado, inoportuno y artero que el Papado hace al Gobierno de la Revolución. ( Aplausos nutridos.)

Pero si de todas mis pequeñas pasiones me he podido despojar al entrar por esa puerta, alguna cosa me he traído de lo que tengo pegado en la calle y en la vida, y desgraciadamente esa cosa es la suspicacia. Y como soy un suspicaz, quiero dejar volar mi imaginación en aras de esa suspicacia. ¿Qué acaso no es significativo que días antes de esa encíclica que ataca los ordenamientos de las leyes mexicanas, al Gobierno y a la Revolución del país; que glorifica el último movimiento cristero y que hace aparecer al Gobierno de la República como un criminal perseguidor de fanáticos y de creyentes; qué acaso ha venido sola al mundo? ¿No existe el hecho de que se le quiso preparar ambiente?

¿No leyeron ustedes acaso las crónicas del famoso Congreso Jurídico? ¿No asistimos hoy, como en un milagro increíble, olvidado ya en el lento discurrir de los siglos, a la conversión de un nuevo Pablo de Tarso, mañana canonizado en la Iglesia Mexicana con el nombre de "Beato Soto y Gama."? (Aplausos ruidosos. Risas.)

¿No acaso vimos en esa atmósfera reaccionaria, provocada también por uno de los directores de un periódico, de la prensa que calla la encíclica, de la prensa que calla sus comentarios, que quiere ocultar al pueblo mexicano el verdadero alcance del ataque del Papa a nuestras instituciones; no acaso en esa atmósfera reaccionaria, no vemos triunfar como la victoria más alta, como la faena cumbre de la tarde, aquel discurso formidable de Soto y Gama, en que los estudiantes clericales lo sacaron en hombros como a un matador de toros? ¿No acaso vimos que se clausuró con esa sesión cumbre el Congreso Jurídico para dejar en los espíritus apocados el resquemor de que la nación no vive sus instituciones porque están conculcadas por los revolucionarios y el Gobierno, y que, en cambio, la mayoría de los sabios jurisconsultos sostenía las doctrinas del Crucificado a la manera de Roma? ¿No podría ser esto una preparación de atmósfera - sigo con mi suspicacia - para que pudieran embonar en la conciencia pública estos nuevos ataques del Papado, estos nuevos ataques de la encíclica cuyo nombre latino no quiero repetir, pero que más o menos se antoja el de una letra muy conocida entre nosotros, "Marchita el alma...", y que para no perder su tonalidad podría aplicársele la música de "Una furtiva lágrima..."? (Risas y Aplausos nutridos.)

La pasión revolucionaria ha encendido en nuestros corazones la convicción profunda que hemos alentado siempre como revolucionarios, de que la reacción enemiga declarada y constante de todo movimiento innovador en México, viene el clero; y tal vez, exagerando esa pasión, podamos ver, llevados por la suspicacia de que hablaba hace un momento, movimientos que no existen, corrientes que no se han formado, peligros que se desvanecen.

De todas maneras, era necesario que el país supiera que ante una provocación tan injustificada, tan inoportuna, cuando el Presidente de la República, austeramente, cumpliendo con su deber, protestaba por la ofensa y se proponía castigarla, no se encontraba solo, y la Representación Nacional estaba con él para apoyarlo y para solidarizarse con su actitud.

pero fuera de esto, que no puede tener otra significación que una significación política, es conveniente analizar, para que se sepa en el mundo, en ese mundo donde pretende, en ese público mundial donde pretende colocarnos el Papa, por qué es nuestra actitud siempre de lucha y de defensa y de desconfianza ante el clero mexicano.

El defensor de la liga, de los intereses religiosos de los Estados Unidos que me hizo el honor de referirse a mis declaraciones, tiene un nombre que suena a irlandés, y si es así, debe ser un creyente de buena fe, porque en Irlanda la fe católica va unida al deseo de independencia y de libertad; pero si, a pesar de su acento irlandés y de su nombre de William, por el apellido es italiano como parece, entonces voy perdiendo ya el respeto a mi contrincante, porque si es italiano y de Roma, debe ser un farsante, porque en Roma esa religión es solamente un signo de explotación, porque en Roma esa religión sirve solamente para explotar con las peregrinaciones que van a ver al Pontífice, porque en Roma esa religión no puede infundir ningún respecto a ningún espíritu fuerte, firme y honorable. (Aplausos.) Si es un irlandés, quiero decirle que él no conoce los antecedentes del clero en México; que él no conoce las raíces profundas el problema clerical en nuestro país.

Ya los oradores que me precedieron en el uso de la palabra, unos refiriéndose a una fecha, otros a otra época de nuestra historia, más o menos reconstruyeron, más o menos aludieron a los daños y a los males que ha causado a la vida libre de México el poder clerical. Si en la colonia fue instrumento de dominio y de tiranía para someter al

pueblo de la Nueva España como provincia para la España antigua, en nuestra vida independiente, en todos los movimientos conservadores y reaccionarios, en todos los movimientos negadores de la libertad y del progreso, ha sido siempre el clero el aliado de las fuerzas reaccionarias, ha sido el clero el aliado de las fuerzas conservadoras.

Hace años, en una controversia que sostuvimos los revolucionarios con algunos elementos clericales en el Teatro Iris, se analizó ampliamente esta cuestión. Entonces yo presenté una amplia documentación de cómo el clero se había también opuesto constantemente a los movimientos revolucionarios de nuestro país, de 1910 a la fecha. Y es que el clero de México no puede ser comprendido en los Estados Unidos, y es que el clero de México -y en esto disiento de la opinión del Licenciado Trigo- no es igual al clero de otras partes; el clero de México se distingue por su ignorancia, por su falta de cultura. El clero de México, mientras el mundo marcha y avanza por el sendero del progreso, se ha quedado retardado y sueña en una regresión imposible. El clero de México ni siquiera comprende ni conoce el movimiento social que conmueve a la humanidad. El clero de México ignora aún el movimiento de la muchedumbre, de las ovejas que se le van y que debía defender como su única razón de existir y como único pretexto que tiene para su dominación temporal; el clero de México ha dejado que se marchen esas ovejas y que se le separen, porque se ha aliado con los intereses explotadores del pueblo mexicano. El clero de México, en la cuestión agraria, se ha aliado con el hacendado; el clero mexicano, en la cuestión industrial, está aliado con el burgués, y por eso no puede, como el clero de Bélgica o como el de otros países; decir que defiende a los humildes; el clero de México sólo defiende a los grandes intereses de los grandes explotadores de México. (Aplausos nutridos.)

Por eso cuando nuestro ex - compañero el beato Soto y Gama hablaba de Cristo, yo me preguntaba a qué Cristo se refería. ¿Se refería al Cristo del hacendado, al Cristo que predicó por boca de sus sacerdotes en esta tierra, que había que someterse a la explotación del latifundista? ¿Se refería al Cristo que predicó el sometimiento de los pobres a la explotación de los ricos; ¿Al Cristo de los industriales de Orizaba, que decía en las capillas o en las iglesias de las fábricas, que el pueblo debía someterse a la explotación de las doce horas y al salario de los cincuenta centavos? ¿A qué Cristo se refería? ¡Pudiera ser que al Cristo de las grandes tragedias zapatistas, a aquel que contempló con una sonrisa de satisfacción las hecatombes de La Cima y Ticumán! Pudiera ser también que se refiriera al Cristo que, según el decir de los periódicos, fue a presidir las honras fúnebres en memoria de don Porfirio Díaz... Yo no encuentro, realmente, a qué Cristo se refería Soto y Gama, a quien si he llamado "beato" es porque grandes son sus pecados. No podrá llegar a santo. (Aplausos y risas.)

Por lo demás, las proposiciones que se han hecho en esta tribuna, podemos resumirlas de la siguiente manera: primero, la Cámara de Diputados se solidariza con la actitud del señor Presidente de la República, ante el conflicto que pretende crear el Vaticano; (Aplausos) segundo: una comisión de la Cámara de Diputados se acercará al Ejecutivo para que pida la expulsión del señor Ruiz y Flores, que se dice todavía hoy, en una declaración publicada en la prensa de la tarde, representante del poder que insulta a México (Aplausos); y tercero: la encíclica ha servido para reafirmar más nuestra fe revolucionaria, ha servido para venir a decir a los eternos enemigos de la Revolución y de la libertad en México, a los clericales, que estamos en pie, siempre dispuestos a contender con ellos en cualquier terreno. Se nos dirá que nos hemos desbordado jacobinamente pidiendo radicalismos imposibles; pero es necesario que vaya comprendiendo lo que la experiencia les está diciendo.

Nosotros hemos sido magnánimos y aun perdonamos muchas veces, como decía el compañero Dávila; pero cada vez que nos planteen un nuevo problema, iremos a un terreno más radical y cobraremos todas las pérdidas de la Revolución con nuevos avances y con nuevas conquistas.

Yo me imagino que el país debe rechazar indignado esta provocación injustificada, inútil e imbécil - perdóneseme la palabra -, de Roma, (Aplausos.) En el momento en que, como decía Padilla, todos nos congregamos en derredor del señor Presidente de la República y de este Gobierno, para reconstruir el país, viene el Papa Romano a querer dividir a la familia mexicana y a agitarla. Yo creo que los verdaderos, que los honrados católicos, deben rechazar esa maquinación, porque es una verdadera traición a la patria mexicana. ( Aplausos.)

Y hemos venido también a demostrar que si a ellos la pasión los mueve, a nosotros la emoción nos eleva; que si ellos tienen la fe católica, nosotros tenemos la fe revolucionaria (Aplausos.)

Soto y Gama decía en el Congreso Jurídico: "Yo creo en la religión revelada; y creo en la revelación."

Nosotros también, mexicanos y apasionados, creemos en la revelación; pero no tenemos una imaginación tan larga para creer en esa revelación a través de los siglos lejanos y en unas tierras de Asia. Nosotros creemos en la revelación de nuestros destinos, animados por espíritus que aquí han existido y vivido; y si en estos momentos la revelación nos conmoviera y elevara como en un arrebato místico, vendrían a vivir y a conversar con nosotros los espíritus de esos grandes hombres (Señala los nombres de los héroes, inscritos en el muro), y ellos nos revelarían el verdadero camino a seguir. (Aplausos nutridos.) La revelación nos llega a materializar esos espíritus que nos hablan, como a ellos les hablaron los santos y como a ellos les gritaron su destino los profetas. Nosotros vemos en nuestra revelación que se levantan los antecesores nuestros, porque nosotros no negamos la Historia ni a los que nos dieron el ser y de los que seremos puente para las generaciones futuras; vemos que se levantan aquí los insurgentes para decirnos cómo el clero de México, en nombre de la religión, se opuso a la Independencia de este país; vemos que se levantan los hombres asombrosos del 57, diciéndonos cómo el clero de México se opuso a las libertades de este país diciéndonos cómo el

clero de México se opuso a las libertades de este país. Nosotros podemos desflorar toda esa epopeya gloriosa de los "chinacos" luchando contra la Intervención Francesa, "chinacos" que vienen a gritarnos que luchemos contra el poder que, traicionando a su patria, fue a mendigarle un emperador al extranjero! (Aplausos nutridos.)

Y más tarde, ya más cerca de nosotros, viene también la revelación de nuestros grandes destinos, y tenemos nosotros también nuestros apóstoles y nuestros mártires y nuestros profetas, y vemos la figura luminosa de Madero, soñando en una democracia y en la bondad repartida a través de la República, y soñando en la liberación del pueblo mexicano. (Aplausos.)

Y esa figura de Madero, rediviva al golpe de nuestra emoción, revolucionaria, nos señala, nos revela, como quiere decir Soto y Gama, que los asesinos de Madero estaban concitados con el clero de México. (Aplausos.) Ya más cerca, casi en nuestros días, se levanta la figura austera de Venustiano Carranza, para decirnos que uno de los grandes elementos con que contó Huerta para derribar el régimen constitucional de la República y luchar contra las huestes del Constitucionalismo, fue el clero de México (Aplausos.) Y aún más cerca todavía, ya en nuestros días, se yergue magnífica, alta y fuerte la figura de Alvaro Obregón (Aplausos), y tal parece que no queriendo que el secreto del destino de México se lo trague la tierra en Huatabampo, hace surgir como flor de una nueva cosecha el índice de su única mano, de la única que le quedara en vida, porque la otra se la había arrancado la gloria, para decirnos: "El clero, mi asesino, es el enemigo de la Revolución. " ( Aplausos nutridos.)

Y eso es lo que queremos que sepa el mundo. Ahora que corre a través de los rotativos de todo el mundo, por todas las latitudes, esta encíclica injusta e inoportuna, es lo que queremos que sepa el universo entero.

Tal vez en otros países el clero nunca ha sido un poder político; pero aquí en México, siempre, a nombre del poder espiritual, ha peleado por la dominación, por el poder temporal, por el poder político.

Por eso es, señores, que nosotros somos consecuentes con nuestros antecesores, con nuestras convicciones, ahora que venimos a gritar desde esta tribuna que estamos con el Ejecutivo dispuestos a ir a cualquier terreno para defender las conquistas revolucionarias en contra de los eternos enemigos de las libertades mexicanas. (Aplausos ruidosos.)

Para terminar, señores compañeros, yo propongo que, en lugar de nombrar una comisión que se acerque al señor Presidente de la República a decirle que estamos con él, vayamos todos en masa (Voces: ¡Sí, todos! Aplausos) a protestarle al Ejecutivo que, obedientes a nuestra convicción revolucionaria, estamos dispuestos a combatir a nuestro eterno enemigo en cualquier terreno. La Revolución mexicana se afianza cada día más en los sectores material y espiritual, ha conquistado fuerzas que antaño le eran enemigas. El clero desafía ahora pobremente con fuerzas muy mermadas, a este Poder. Nosotros triunfaremos, nosotros venceremos. La fe, la fe revolucionaria, la fe que inflama nuestros corazones y que levanta los pueblos, ya no existe en los pechos y en las aras vacías de esos cultos muertos: la fe revolucionaria, la fe que construye, la fe que derriba montañas y eleva pueblos y hace provenir, esa fe la tiene la Revolución! (Aplausos ruidosos y prolongados.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Mario Negrón Pérez.

El C. Negrón Pérez: Señores diputados. La hora es avanzada, el Congreso está fatigado (Voces: ¡No!); pero yo siento el alma lo extraordinario de la hora, lo cansado del Congreso, porque si hay asunto que merece especial atención, es este asunto en que debemos definir de una vez para siempre nuestra actitud como revolucionarios.

Hemos escuchado con la atención que se merece el discurso profundamente elocuente y profundamente revolucionario del ingeniero León, discurso a la altura de su reputación. Le hemos escuchado con tal y tan grande atención, que hemos meditado en el deber altísimo que tenemos como legisladores y como revolucionarios, de recoger el guante que el Pontífice Romano lanza al Gobierno de México y a sus sagradas instituciones; pero antes de continuar, permitidme asentar una aseveración: el partido radical de México, al que pertenecemos y al que pertenecemos siempre, de acuerdo con el espíritu del siglo, ha dicho ha mucho tiempo que el Vaticano es un panteón inmenso de los dioses caídos, y un inmenso cementerio de las ideas muertas. (Aplausos.)

Al margen de este asunto el ejecutivo Federal hizo declaraciones categóricas, declaraciones que esta Cámara revolucionaria respalda con su palabra y con sus hechos. El Ejecutivo Federal asentó una verdad indiscutible: que México, como pueblo libre e independiente, es dueño de su soberanía y puede darse las leyes que le convengan, y no tolerará, ni puede tolerar, la intromisión de un poder extraño que venga a agitar el país.

Por consiguiente, y como una consecuencia lógica, la encíclica Papal, el juicio que el Pontífice Romano hace de nuestra legislación, su intromisión en los asuntos interiores de México, es una intromisión maquiavélica, y malévola y criminal, indigna de la persona que se dice Representante de Dios en la tierra.

Pero dejando estas consideraciones generales, y pasando a otras consideraciones más profundas, diremos que en esta tribuna, en un discurso de elocuencia y de doctrina, se ha dicho que las ideas vegetan en sangre humana, y esta terrible ley de sangre y de dolor, exige que los hombres mueran para que los ideales vivan.

La Revolución tuvo sus mártires y sus héroes. Nos lo dicen Práxedes Guerrero, Aquiles Serdán, Bonillas y tantos otros que cristalizaron en su sangre el ideal revolucionario.

Ahora bien, decidme: ¿El ideal religioso en nuestro medio ha tenido acaso sus mártires y sus héroes? No los conozco ni los veo; pero lo que sí veo es al clero católico en maquinaciones criminales para provocar conflictos a nuestro país; pero lo que sí vemos es al alto clero católico enseñando a

su grey para desobedecer las leyes del país; pero lo que sí vemos es el alto clero católico armando el brazo de un fanático para asestar en el pecho o en el corazón del General Obregón el puñal asesino. Pero, como dijera Vargas Vila. El Shylock clerical no puede cobrar el kilo de carne que quería, porque se encontró con que el corazón del General Obregón no era el corazón de un hombre, sino el de un pueblo: era el corazón de México.(Aplausos.) Y ya nunca más podrá el clero levantar sus negros pendones, porque ya han aparecido por todos los horizontes las auroras de la libertad, puesto que lo ha vencido no sólo una fracción, no sólo un partido, no sólo el tenaz entusiasmo de nuestro pueblo, sino algo más poderoso todavía: el impulso de las ideas, la ley del progreso y nuestro espíritu inmortal de libertad y democracia. (Aplausos.)

insólita e inexplicable parece la actitud papal al resolverse en el lodazal de palabras con que califica nuestra Constitución, Constitución que arranca del 57, de aquellos grandes hombres, de aquellos grandes constituyentes que promulgaron las leyes de Reforma. Y al decir esto, viene a mi memoria un coro de sombras ilustres: Benito Juárez, Guillermo Prieto y tantos otros que comprendieron que había que rescatar el alma nacional que los despotismos anteriores habían vendido al Vaticano; comprendieron que el fanatismo era lo que embrutecía a nuestro pueblo, que en aquel entonces, por fanático y por ignaro, prefería su secta a su patria, imitando a aquel rey español que se llamó Felipe II, de quien cuentan las crónicas que antes de comenzar la batalla de Flandes, se hincó ante un crucifijo a orar, diciendo: "Perezcan esos Estados; perezcan todos aquellos bienes recibidos de mis abuelos; perezcan todos aquellos pueblos que junté a mi inmenso imperio, antes que consentir en que en ellos haya un hereje que no te adore, Señor, como te adoro yo!" Palabras terribles que son del pasado, señores compañeros. ¡Cuánto han cambiado hoy las ideas y las palabras!

Ya la Revolución ha liberado la conciencia y ha desarraigado el fanatismo, y en cambio ha procurado reanimar la llama generosa de una idea, idea que es el alma de nuestra patria, la idea de nuestra idolatrada nacionalidad; pero he de decir en esta tribuna - el Clero lo sabe; lo sabe perfectamente el Papa -, que no fue la Revolución la que de sí, por propio fundamento, sin historia, se declaró enemigo de la clerigada; no fue la Revolución la que levantó sus fórmulas rojas y señaló las casullas y sobrepellices como las alas de una cofradía maldita y peligrosa para los hombres; no fue la Revolución la que sin verdad y sin antecedentes declaró sectarista la ciencia de los curatos; no: fue Torquemada, con Ignacio de Loyola, desde los cadalsos de la Inquisición; fueron los papas libertinos de la Roma turbulenta; fueron los curas ampones y ventrudos que violaron doncellas; fueron las hostias benditas y los rezos y sufragios puestos a precio ridículo; fueron las casas curales, repletas de viandas, mientras los fieles hacía penitencia para quedar linfáticos; fueron las artimañas del clero las que hicieron que los revolucionarios surgiéramos infranqueables y enérgicos poniendo coto a sus desmanes. No fue la Revolución, pues, sin antecedentes la que se declaró enemiga del Clero; no: fue el resultado de ese contubernio del clero y los ricos contra el pobre. ¿Qué tiene ahora que decir, entonces, el Clero, de la Revolución?

Por eso, camaradas, desde esta tribuna yo sostengo lo que sostenía brillantemente el ingeniero León: la teocracia es la culpable de todos los males que nos han aquejado desde la Independencia hasta nuestros días. ¡Oh, mil veces maldita teocracia! No le bastó con sacrificar a Hidalgo, el varón fuerte y laborioso, a Morelos el vidente, a Mina el heroico; no le bastó con habernos separado del mundo moderno asemejándonos al personaje simbólico de Calderón, que envidiaba la libertad del pez en el agua, ciertamente mayor que la nuestra. No le bastó con habernos sometido a aquel despotismo que por espacio de treinta años estuvo machacando a las generaciones humildes. No contento con esta teocracia, fomentó ese odio de unos partidos contra otros, los cuales se combatían con la calumnia, la injuria y el extermino; no contento con eso, encendió la guerra civil que taladró nuestros campos e incendió nuestros hogares.

Esa causa de la teocracia y del Clero, - cien veces vencido y nunca resignado -, pierde en estos instantes sus últimos reductos, al ver que el elemento revolucionario de México se agrupa definitivamente para formar el partido más grande que registra nuestra historia: el Partido Nacional Revolucionario, que ha fundado la etapa institucional y que está llevando a nuestro México por el camino de la paz orgánica, fundamentándola sobre la base firme e inconmovible del cumplimiento integral de la justicia.

Compañeros, para terminar quiero recordaros aquel pasaje de la Biblia en el cual se lee que a los tres días de enterrado Cristo, María Magdalena y varias mujeres de Jerusalén fueron al sepulcro de Cristo y lo encontraron vacío. Apenáronse de no encontrar el cadáver de Cristo, cuando un ángel hermosísimo, un mancebo, según dice la leyenda, les dijo que Cristo no estaba allí, que Cristo había resucitado; milagro en el que no podían creer.

Las mujeres ciegas, fanáticas, de Jerusalén, buscando a Cristo en el sepulcro de piedra, nos recuerdan a los clericales, a los retrógrados. Sí, compañeros, ellos buscan el cadáver de Cristo donde no está: en los crímenes de la Inquisición, en las cadenas de los esclavos, cuando que Cristo ha resucitado en la libertad, en el agrarismo, en el progreso. Cristo está en la obra de Obregón, en la obra de Carrillo Puerto, en la obra de Hidalgo. Dondequiera que se rompa la cadena de un esclavo y se luche por la verdad y por la justicia, allí está Cristo y allí está la obra de la Revolución! (Aplausos nutridos.)

Compañeros diputados: Respaldemos con nuestra actitud viril las declaraciones del Ejecutivo; no nos importe la gritería de los filisteos. Sigamos legislando para bien del pueblo mexicano, dando una vez más sobre los pórticos mugrientos de las mentiras apostólicas el aldabonazo anunciatriz de que hay manos que llegan a romper los muros que son obstáculo para ofrecer al pueblo el cielo de su definitiva liberación. (Aplausos ruidosos.)

El C. Secretario Ortega: Por disposición de la

Presidencia, se pregunta a la Asamblea si se considera el asunto suficientemente discutido.(Voces: ¡Sí! ¡Sí!) En votación económica se consulta si se aprueba la proposición hecha por el ciudadano diputado León, en el sentido de que la Cámara se traslade en masa a ver al jefe del Ejecutivo y significarle que lo respalda en su actuación. (Voces: ¡Sí! ¡Sí!) Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada la proposición. (Aplausos.)

- El mismo C. Secretario: Para entrevistar al ciudadano Presidente de la República y pedirle la expulsión del Delegado Apostólico, se nombra en Comisión...(Voces: ¡Todos! ¡Todos!)

Entonces, respaldando la proposición formulada por la diputación del Distrito Federal, al entrevistar al ciudadano Presidente de la República se le hará la petición de que se expulse al Delegado Apostólico.

La Presidencia ordena que se reúnan los ciudadanos diputados mañana, a la diez, horas en este Salón, para ir a entrevistar al ciudadano Presidente de la República (Murmullos.)

El C. Morales Heses: Pido a la Presidencia se sirva designar al compañero León para que él, a nombre de la Cámara, lleve la palabra ante el señor Presidente de la República.

El C. Secretario Ortega: Se hace la aclaración de que la Presidencia había designado ya al ciudadano ingeniero León para que haga uso de la palabra en representación de la Cámara. (Voces: ¡Muy bien! Aplausos.)

- El C. Secretario Ortega (leyendo):

"Comisiones Unidas 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. de Agraria.

"Honorable Asamblea:

"A las suscritas Comisiones 2a. de Puntos Constitucionales y 1a. Agraria, se turnó la solicitud del ciudadano Presidente de la República pidiendo la derogación de la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios y Empleados Agrarios, que el anterior encargado del Poder Ejecutivo expidió con fecha 26 de agosto anterior en curso de las facultades que le fueron concedidas por el H. Congreso de la Unión, el 21 de enero de este mismo año.

Las suscritos, estudiaron con todo detenimiento las consideraciones en que el ciudadano Presidente apoya su demanda y tuvieron además a la vista los memoriales de la H. Legislatura del Estado de Veracruz del Comité Central Ejecutivo de la Liga de Comunidades Agrarias de Veracruz, así como el formulado por la Liga Nacional Campesina Ursulo Galván; memoriales que aparecen apoyados por la HH. Legislaturas de los Estados de San Luis Potosí y Chihuahua, y además por el Sindicato de Oficios Varios de la ciudad de Jalapa. Efectivamente, como lo asienta en su nota el ciudadano Presidente de la República, la ley de que se trata ha venido a sembrar una justa inquietud entre las organizaciones campesinas de la República que se considera justificada por el texto de algunos de los artículos del Ordenamiento en cuestión, que visiblemente se percibe fueron redactadas sin tomar en cuenta las situaciones prácticas y de hecho porque en la actualidad atraviesa el problema agrario que puede considerarse como esencial de la economía patria. Obsérvese en la ley de que se viene hablando, la tendencia de aplicar a los funcionarios de los Estados en los que con más empeño y acuciosidad se está cumpliendo con los modernos postulados de la Revolución; y percíbase también que trata de aplicarse una misma medida para Entidades Federativas del más alto censo y para los Estados de la República menos poblados, circunstancia que natural y lógicamente incluye inequidad.

"Por ello las suscritas Comisiones estiman fundado el memorial del ciudadano Presidente de la República; y recorriendo la necesidad y la urgencia de que esta H. Cámara expida una verdadera y justa ley de Responsabilidades a los Funcionarios y Empleados Agrarios; vienen a someter a la aprobación de Vuestra Honorabilidad, el siguiente proyecto de decreto:

"Artículo único. Se deroga la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios y Empleados Agrarios que con fecha 26 de agosto próximo pasado expidió el Ejecutivo Federal en uso de las facultades que le fueron concedidas por el H. Congreso de la Unión el día 21 de enero del año en curso.

"Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- México, D. F., a 3 de octubre de 1932. Eugenio Méndez Aguirre.- Ernesto Martínez Macías.- Luis L. León.- Angel Barrios.- Alejandro Antuna López.- Carolino Anaya."

Por disposición de la Presidencia se consulta a la Asamblea si se considera este asunto de urgente y obvia resolución. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Se declara de urgente y obvia resolución. Está a discusión. No habiendo quien haga uso de la palabra, se va a proceder a recoger la votación nominal. Por la afirmativa.

El C. Secretario Arriola: Por la negativa.

(Votación.)

El C. Secretario Ortega: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar?

El C. Secretario Arriola: ¿Falta algún ciudadano diputado por votar?

El C. Secretario Ortega: Se procede a recoger la votación de la Mesa.

(Votación.)

Por unanimidad de noventa y ocho votos fue el proyecto de ley de que deroga la Ley de Responsabilidades de Funcionarios y Empleados Agrarios. Pasa al Senado para sus efectos constitucionales.

Se recuerda a los compañeros diputados que la cita para acudir a entrevistar al señor Presidente de la República en este salón, mañana, a las diez horas .

El C. Presidente: Y la de Cámara, para nueva sesión, pasado mañana a las diez y seis. Se levanta la sesión.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"

El Director, Jefe de la Oficina,

JOAQUIN Z. VALADEZ.