Legislatura XXXVI - Año I - Período Ordinario - Fecha 19341011 - Número de Diario 18
(L36A1P1oN018F19341011.xml)Núm. Diario:18ENCABEZADO
MÉXICO, D. F., JUEVES 11 DE OCTUBRE DE 1934
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921
AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXXVI LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 18
SESIÓN SOLEMNE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA 11 DE OCTUBRE DE 1934
SUMARIO
1. - Se abre la sesión solemne. La Presidencia designa a los CC. Diputados Lara César A. e Ignacio Gamiochipi, para que hagan guardia de honor al lado del retrato de Mártir C. Senador Belisario Domínguez, que se encuentra al pie de la tribuna parlamentaria. Se concede la palabra al C. Diputado Marín R. Gustavo quien hace la apología del Ilustre desaparecido. El C. Gómez Maganda informa de la comisión que se le confirió. Se lee y se aprueba el acta de la presente sesión, levantándose ésta.
DEBATE
Presidencia del C. CARLOS REAL
(Asistencia de 92 ciudadanos representantes.)
El C. Presidente (a las 12.3): Se abre la sesión solemne.
Se nombra en comisión a los CC. Diputados Cesar A. Lara e Ignacio Gamiochipi para que hagan guardia al lado el retrato de Mártir de la Revolución, C. Senador Belisario Domínguez. Tiene la palabra el C. Diputado Gustavo Marín R.
El C. Marín R., Gustavo: Ciudadanos diputados:
Revivimos en la memoria de la Patria, el recuerdo de uno de sus hijos que en su anhelo de hacerla surgir libre y humana, supo caer, segado por la cobarde tiranía.
Vigésimo primer aniversario del crimen que quiso acallar los grandes gritos que nacían de la conciencia nacional, pidiendo por la boca del mártir doctor Domínguez, la estabilidad de la libertades, y en esta ocasión la Representación Popular, aduna la gloria del Héroe que conmemora agradecida y entusiasta, en esta solemne ceremonia, con el eterno anatema a los tiranos que ayunos de vergüenza y de valor, se revolcaron en el cieno de la ignominia y en el justificado desprecio de la conciencia colectiva.
Juzgar la personalidad moral, ciudadana y política del que fuera alto exponente de lo que debe ser el hombre en su intrínseca acepción y el ejemplo brincado al país y al mundo de lo que en verdad es el alma mexicana, no será motivo de este homenaje solamente quiero, a este propósito, recordar que el Senador Belisario Domínguez seguirá siendo un ejemplo, en los distintos de su actuación, y para los que le conocimos en su vida sencilla y humilde que como profesional de la provincia llevaba, lo hemos tributado, traspasado los linderos de la admiración y el respeto, una leal veneración.
Pero el gran gesto de consciente sacrificio que Belisario Domínguez ofrendará en holocausto de la Patria, de la libertad, del honor cívico, ¿qué significación tiene ante la Historia y frente a los destinos de la nación mexicana?
Pensamos que quizá estos acontecimientos carecerían de sentido, si no contribuyeran a modelar el perfil, definitivo de la Patria, a sentar ejemplo de gallardía nacional, para emulación de las futuras generaciones, y las ceremonias de esta índole sólo encontrarían su razón en el místico recuerdo infecundo que no hace palpitar la savia vigorosa de los hombres de hoy, incubados en el tumulto portentoso del siglo.
De ahí, que la memoria del Héroe que motiva el digno ceremonial de este acto , nos sirva para reafirmar ante el criterio nacional, que el pensamiento revolucionario es uno en la trayectoria histórica del tiempo, y que como ayer, hoy y mañana, el levantado pensamiento que anima el movimiento innovador estará siempre alerta, derrocando tiranías, conmoviendo inercias, extirpando prejuicios y conformando constantemente el espíritu libre de una Patria Mexicana mejor.
Que la memoria del Héroe nos sirva en esta ocasión para construir sobre su recuerdo la más categórica afirmación de nuestra conducta parlamentaria de constante vigilia a los grandes intereses nacionales, y que frente a las convulsiones del pensamiento agónico del pasado, la joven y nueva legislatura del presente, sepa levantar, consciente de su responsabilidad histórica, la guillotina moral que decapite la tiranía dogmática del error, para elevar enhiesta y luminosa, la antorcha de las igualdades sociales y humanas.
Aprovechamos el gesto del hombre - símbolo, que firme en su entereza fustigó lacayos con las
disciplinas de su valor, aprovechamos el gesto único e insólito de que con la fuerza de su verbo demolió pedestales de asesinos y tiranos ante la pasmada admiración de las almas mediocres que soportaban las cadenas de la ignominia, para que, haciendo escuchar la voz de este Parlamento dentro y fuera de los confines de México, hagamos saber que somos dignos herederos de todos aquellos que han ofrendado su sangre en aras de las causas libertarias, y de los que en gigantesco intento de formar una armónica estructura social a base de conceptos más amplios y normas igualitarias, han laborado para la derrota del atraso en sus fatídicas y multiformes expresiones.
En ocasión propicia, ciudadanos diputados, para definir frente al sector de la juventud desorientada, que es aquí en el recinto sagrado de esta Representación Nacional, en donde en medio del tributo a nuestros grandes hombres, dentro de la apoteósis de veneración que guardamos a nuestros héroes, cincelamos el porvenir de la Raza; y que, auscultando las grandes palpitaciones del corazón de la Patria, sin importarnos los estremecimientos de los que consideraron acabados sus héroes en Querétaro, sin parar mientes en los alaridos históricos de la clientela de confesionario, sin interesarnos el gemido infantil de los que avizoran el porvenir nacional en el repliegue de una nefanda casulla, esta Legislatura seguirá firmemente plasmado en realidades tangibles, sin dar un paso atrás, los anhelos de los grandes conglomerados nacionales.
La tierra abandonada con sangre de hombres como Belisario Domínguez tiene que dar sus frutos, y el heróico gesto del que ennobleció con su muerte toda una etapa de nuestra historia, nos servirá de Norte, nos servirá de guía para seguir llevando airosamente y con honor, el nombre de nuestros próceres.
El obscuro período de nuestra Historia en que correspondió actuar al Senador Domínguez se ilumina, en el recorrer del tiempo, con la silueta del ilustre desaparecido, y mientras corra en la sangre de los mexicanos la herencia de nobleza que nos legaron nuestros progenitores, siempre habrá voces vigorosas, que haciéndose oír desde la altura enriscada del valor la cúpula gigante de la serenidad, clamen por la liberación del hombre, pero la excelsitud que corresponde a la mujer, por la constante protección al niño, por el amparo a la miseria, por humanizar la vida lastimosa y miserable de nuestros hermanos autóctonos, por la transformación de los sistemas y métodos faltos de sentido de confraternidad que estatuyeron las generaciones del pasado; y al mismo tiempo que se enfoca la idea doctrinaria del perfeccionamiento social que persigue nuestra Revolución, se proclamará también, no la concupiscencia de la libertad, no el libertinaje ni la prostitución del sentido abstracto y filosófico de la palabra, como quiere el clero y la reacción, en su decantada libertad de cátedra, que haría caer en sus garras el porvenir de nuestra joven República; no la libertad económica que haría la irredención de todos los asalariados del México nuevo; no la libertad de la propiedad que seguiría ahogando al hombre del trabajo, el que procede y da vida a múltiples parásitos; decía, se proclamará siempre la angustia libertad que limita la agresividad del fuerte, el abuso del poderoso, el egoísmo del preparado; la libertad que enseña la cooperación con el semejante, que inhibe el egoísmo como fuerza impulsora universal, la que mata a la envidia como pasión demoledora del concepto elevado y supremo de igualdad, la que frena la innoble y desmedida ambición, la libertad que, frente a los inmensos conflictos de los intereses creados por la forma individualista del ayer, pugna para fincar en la solidaridad mutua del agradecimiento deseado para la República.
La posición de Belisario Domínguez en las páginas de la Historia nacional, representada una cúspide tan elevada, que llega a ser, en el sentido de su género, única; porque, para comprender la magnífica expresión de su sacrificio, la altura espiritual del hecho, la envergadura supervaronil de su carácter y la diafanidad de su intención, es necesario conocer la gestación de su pensamiento, y arrebujado en el manto de la verdad serena, meditar hondamente para encontrar el sello de aquella suprema resolución dictada en el afán de un ejemplar patriotismo que, hecho perdón de lucha en el discurrir del tiempo, lo han venido recogiendo las generaciones de hoy, y sirviéndoles de fuente que inspira y crea, por doquier se escuchan palabras de admonición a la cobardía, verbos que lapidan despotismos, gestos que acuchillan opresiones, y dentro de este esfuerzo supremo que conmueve el asombroso devenir de México, la Revolución hecha Estado, guía a los hombres del mañana hacia las rutas luminosas del desmoronamiento del edificio social pasado y del presente.
Coincide la alta expresión de admiración y de respeto que el pueblo mexicano tributa al Héroe, con el hecho extraordinario de venirse hablando de perdonar la mano ejecutora que la vindicta pública señalo como cómplice del dipsómano usurpador y asesino; pero si cierto es que el perdón dignifica y eleva, engrandece y sublimiza, y es virtud que engendran las almas generosas y nobles, también lo es que el clamor de protesta que eternamente se levantará de todos los sectores públicos por los macabros asesinatos de Domínguez, Rendón, Gurrión, Alardín, y por el derramamiento, jamás justificado, de sangre mexicana, por la sola causa de sostenerse el ebrio en el Poder, constituirá una barrera que impida magnanimidad para los copartícipes del crimen de lesa patria, y el Parlamento de mil novecientos treinta y cuatro, resultando de la voluntad revolucionaria de México, pide ante los hombres públicos, ante la majestad augusta de la justicia, que no se mancille, por la flexibilidad de una ley, el gesto apostólico de los que cayeron bajo el puñal artero de la usurpación; aparte de poder aducir razones políticas que son de inmensa trascendencia en el equilibrio nacional, y razones revolucionarias que fijan y norman la actuación de los individuos en el armónico desenvolvimiento de nuestra era.
Confirmamos en este instante solemne, el baldón a los traidores de la patria; levantamos otra vez nuestra airada palabra de protesta en contra de los esbirros que trocaron la dignidad y el honor en posturas miserables de reptiles, y al mismo tiempo
que lanzamos el anatema al Crimen hecho Poder en ese entonces, vayan eternamente repercutiendo sobre el inmenso dorso de nuestras cordilleras y en la quietud bucólica de nuestras campiñas, los ecos de gloria perenne que agiganten en el infinito los relieves inmortales de Belisario Domínguez....! ( Aplausos nutridos).
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Diputado Gómez Maganda para informar de la comisión que se le confirió.
El C. Gómez Maganda Alejandro: Honorable Asamblea: La comisión designada para ir a ofrecer en la tumba del patricio Belisario Domínguez una ofrenda floral a nombre de esta Cámara de Diputados, da parte, por mi conducto, de haber cumplido esta honrosa misión, para la cual esta Honorable Asamblea se sirvió designarme.
- El C. Secretario Quiroga (leyendo):
"Acta de la sesión solemne celebrada por la Cámara de Diputados del XXXVI Congreso de la Unión, el día once de octubre de mil novecientos treinta y cuatro.
"Presidencia del C. Carlos Real.
"En la ciudad de México, a las doce horas y tres minutos del jueves once de octubre de mil novecientos treinta y cuatro, con asistencia de noventa y dos ciudadanos diputados, se abre esta Sesión Solemne, que se efectúa de conformidad con el acuerdo tomado por esta propia Asamblea el día tres de los corrientes y para honrar la memoria del Mártir de la Revolución, Senador Belisario Domínguez.
"La presidencia designa a los CC. César A. Lara e Ignacio Gamiochipi para que hagan guardia al lado del retrato del desaparecido, que se encuentra colocado al pie de la tribuna parlamentaria.
"El C. Diputado Gustavo Marín R., pronuncia un discurso para recordar el sacrificio del Doctor Domínguez, y enaltecer las virtudes ciudadanas de este mártir de las reivindicaciones sociales.
"El C. Diputado Gómez Maganda informa de la comisión que lo fue conferida para depositar una corona en la tumba del Senador Domínguez.
"Se lee la presente acta."
Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.
El C. Presidente (a las 12.35): Se levanta la sesión solemne, y se cita a sesión pública, para el próximo martes dieciséis, a la diecisiete horas.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"
El Director, Jefe de la Oficina,
JOAQUÍN Z. VALADEZ