Legislatura XXXVI - Año II - Período Ordinario - Fecha 19350905 - Número de Diario 5

(L36A2P1oN005F19350905.xml)Núm. Diario:5

ENCABEZADO

MÉXICO, D. F., JUEVES 5 DE SEPTIEMBRE DE 1935

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II.- PERIODO ORDINARIO XXXVI LEGISLATURA TOMO II.- NÚMERO 5

SESIÓN SOLEMNE

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 5

DE SEPTIEMBRE DE 1935

SUMARIO

1.- Se abre la sesión. Son introducidos al Salón los restos del C. Profesor Basilio Vadillo y depositados al pie de la tribuna parlamentaria, y hacen guardia ante dichos restos varios ciudadanos diputados y las comisiones nombradas al efecto. Se concede la palabra al ciudadano Ortega Romeo, quien hace el panegírico del ilustre revolucionario. Los restos son acompañados hasta el vestíbulo de la Cámara por varios ciudadanos representantes. Se lee y aprueba el acta de la presente sesión, levantándose ésta.

DEBATE

Presidencia del

C. GILBERTO BOSQUES

-

(Asistencia de 98 ciudadanos diputados).

El C. Presidente (a las 11): Se abre la sesión solemne.

Se concede la palabra al ciudadano Diputado Romeo Ortega.

El C. Ortega Romeo: Señores diputados, señoras y señores: la Cámara de Diputados, cumpliendo con su sagrado deber, tiene en estos momentos que rendir un homenaje a uno de los hombres más prestigiados de la Revolución, que en no lejanos días diera prestigio con su talento y su hombradía al Poder Legislativo.

Basilio Vadillo, que puede clasificarse entre lo precursores de la Revolución, vivió su juventud conociendo y sintiendo las miserias de las clases desheredadas; y siempre siguiendo la línea de conducta que desde su juventud se trazara, no se apartó ni un ápice de aquellas miserias; y cuando la Revolución triunfante lo trajo a ocupar una de las curules de esta Representación Nacional, recuerdo yo, que muchas veces asistí en las galerías a las sesiones de Cámara, que su palabra diáfana, su energía indomable, su honradez constante y su revolucionarismo puro, vinieron a hacer tronar esta tribuna en beneficio de las clases desheredadas y en beneficio de los principios, no de una revolución política, que era la que en aquel entonces se iniciaba, sino que echó los cimientos, con su verbo fecundo de maestro entre maestros, echó los cimientos, decía yo, de la verdadera revolución social que hoy se cristaliza en los postulados constitucionales y en las leyes que rigen al país.

Basilio Vadillo siempre en esta tribuna dijo la verdad; y si como diputado fue respetado constantemente, como representante de nuestro país en el extranjero, siempre supo enarbolar la bandera mexicana sin aceptar las mentiras de una diplomacia artificial, sino aceptando, como siempre lo hizo, la verdad de su conciencia, que era una sola línea recta: la verdad de su patria, que era la patria de los desheredados, su talento, su honradez, su virtud, que supo practicarla desde su juventud enseñando a los niños pobres y sintiendo las tragedias de aquellos campesinos que iban a forjar su alma bajo la dirección de la mano sabia del maestro, y en el extranjero también Vadillo supo, siempre serio, sereno, sincero, representar al alma mexicana, sin importarle situaciones geográficas, ni latitudes lejanas. Supo ser mexicano en Rusia, supo ser revolucionario en Noruega, y en Montevideo, donde tuve el honor de convivir con él en la Séptima Conferencia Pan Americana, era uno de nuestros ministros que, humilde y sencillo, brillaba, en el Cuerpo Diplomático por su verdad, su sinceridad y por su real y efectivo mexicanismo sin estridencias.

La Cámara de Diputados hubiese faltado a un sagrado deber, si no cobijara, aunque fuera por unos momentos, los restos de este hombre que, cuando líder entre los maestros por una causa noble como la Revolución, supo enfrentarse; talento privilegiado como escritor, supo escribir siempre con valor y con verdad; hombre, constantemente hombre, siguiendo las normas de la única profesión, como dijera Rodó, que existe, que es la profesión de ser hombre, viene ahora en los momentos en que la Representación Nacional tiene en sus manos problemas tan serios para el país, viene ahora si bien es cierto, muerto, a reconfortarnos con su ejemplo.

Señores diputados: Ojalá y de estos escaños salieran una y mil veces las preciosas palabras de

verdad y de honradez que dijera, muchas veces también, el compañero Basilio Vadillo. Que su recuerdo viva siempre entre nosotros. La patria y la Revolución siempre tendrán una corona que depositar sobre sus restos. Y si mañana o pasado alguien quisiera tomar el ejemplo, puede volver la cara hacia el recuerdo de Vadillo, que encontrará línea recta, conciencia clara, verdad pura y honradez indiscutible.

(Puesta la Asamblea de pie, son retirados los restos del C. Profesor Basilio Vadillo, acompañados de las comisiones nombradas al efecto).

- El C. Secretario Fernández Manero Víctor (leyendo):

"Acta de la sesión solemne celebrada por la Cámara de Diputados del XXXVI Congreso de la Unión, el día cinco de septiembre de mil novecientos treinta y cinco.

"Presidencia del C. Gilberto Bosques.

"En la ciudad de México, a las once horas del jueves cinco de septiembre de mil novecientos treinta y cinco, con asistencia de noventa y ocho ciudadanos diputados se abre esta sesión solemne que se efectúa para honrar la memoria del insigne revolucionario, Profesor Basilio Vadillo.

"En el salón se encuentra instalado el féretro que contiene los restos del ilustre desaparecido, al que forman guardia ciudadanos diputados y representantes de diversos sectores revolucionarios del país.

"El C. Diputado Romeo Ortega pronuncia un discurso en el que hace el panegírico del extinto C. Vadillo.

"Se lee la presente acta."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se consulta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

El C. Presidente (a las 11.20): Se levanta la sesión solemne.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y

"DIARIO DE LOS DEBATES

El Director, Jefe de la Oficina,

JOAQUIN Z. VALADEZ.