Legislatura XXXVIII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19401204 - Número de Diario 35

(L38A1P1oN035F19401204.xml)Núm. Diario:35

ENCABEZADO

MÉXICO, D.F., MIÉRCOLES 4 DE DICIEMBRE DE 1940

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XXXVIII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 35

SESIÓN DE CONGRESO GENERAL

EFECTUADA EL DÍA 4 DE DICIEMBRE DE 1940

SUMARIO

1. - Se abre la sesión solemne de Congreso General, en honor de los señores Embajadores y Ministros designados en misión especial por los Gobiernos Extranjeros para asistir al acto de transmisión del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos mexicanos.

2. - Son introducidos al Salón de Sesiones los miembros de las Misiones Extranjeras acompañados de las Comisiones nombradas con anterioridad para este efecto.

3. - Hacen uso de la palabra, sucesivamente, el C. Diputado José Gómez Esparza, en representación de la Cámara de Diputados; el C. Senador Enrique Estrada, a nombre de la Cámara de Senadores; el señor Manuel Hidalgo Plaza, Embajador de la República de Chile; el señor Maury Maverick, Alcalde de la ciudad de San Antonio Texas, E.U.A.; el señor Sol Bloom, Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de Norteamérica; el señor Senador norteamericano Dennis Chávez y el señor Henry A. Wallece, Vicepresidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica y Embajador Extraordinario de su país ante el Gobierno Mexicano, quienes pronuncian discursos alusivos al acto.

4. - Se retiran los miembros de las Misiones Diplomáticas, acompañados de las Comisiones nombradas al efecto. Se lee y aprueba el acta de la presente sesión, levantándose ésta.

DEBATE

Presidencia del

C. JESÚS U. MOLINA

(Asistencia de 137 ciudadanos y 45 ciudadanos senadores).

- El C. Presidente (a las 17:55): Se abre la sesión solemne de Congreso General.

El C. Secretario Gil Preciado Juan: La Presidencia suplica a los ciudadanos que no sean diputados o senadores en ejercicio, abandonen el salón.

La Presidencia nombra en comisión a los ciudadanos Diputados Emilio Roldán, Alejandro Carrillo, Alfonso Corona del Rosal, Leobardo Reynoso, Cesar Cervantes y Hugo Pedro González, para recibir en el pórtico de este recinto a las Misiones y Ministros Plenipotenciarios acreditados en nuestro país. Igualmente comisiona a los ciudadanos Diputados Bernardo Aguirre, Mario Lazo, Rafael Otero y Gama, Juvencio Nochebuena, Manuel Solórzano Soto y Rubén Figueroa, con objeto de que acompañen a las mismas personas al abandonar este recinto una vez que haya terminado esta sesión solemne.

El C. Presidente: Se concede un receso de quince minutos para esperar a los ciudadanos diplomáticos y enviados especiales.

(Receso. Son introducidas al salón las misiones diplomáticas).

El C. Presidente: Se reanuda la sesión solemne en honor de los señores diplomáticos y enviados especiales a la toma de posesión del ciudadano General de División Manuel Ávila Camacho, Presidente de la República.

Tiene la palabra el C. Diputado José Gómez Esparza en nombre de la honorable Cámara de Diputados.

El C. Gómez Esparza José: Excelentísimos señores Embajadores: Honorables Senadores: Señoras: Señores:

Estamos viviendo en este país hondos capítulos de la vida institucional de la República.

Son los solemnes momentos en que un gran Patricio Mexicano, el General Lázaro Cárdenas, ha terminado su mandato presidencial, dejando tras de sí una estela luminosa esplendentemente marcada en la Historia de la Revolución.

Son los instantes en que, cubierto con el blanco manto de la Democracia, un ciudadano ilustre, pleno de patriotismo y de virtud, el General Manuel Ávila Camacho, ha sido electo Presidente de la República. (Aplausos).

Y es en el clímax de estos acontecimientos, cuando hoy el Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos plenamente se honra con vuestra presencia, Excelentísimos señores Embajadores, en este nuestro recinto parlamentario.

Desde esta tribuna, que significa el eco más alto de la Representación Nacional, que tanto enaltecieron con la inspiración de su verbo y la alteza de su pensamiento las más autorizadas voces de mi país, recibid, Excelentísimos señores, la más cordial bienvenida que os envía sincera el pueblo entero de México. Aceptadla como el homenaje augusto que os tributa una nación que tiene recorrido un largo y cruento camino en busca de la libertad y en pro de la democracia.

Deseamos vivamente que vuestra estancia en este suelo sirva para afianzar la amistad, que felizmente hemos tenido con todos los pueblos latinoamericanos y las naciones de los demás continentes, así como también para unir una vez más al noble Pabellón de las Estrellas y de las Barras, con el tricolor emblema de la República Mexicana.(Aplausos).

Ojalá que vuestra permanencia en México sirva también para daros aunque sea noción somera, de la enorme mutación social que está experimentando un pueblo cuyos aborígenes vivieron largos siglos como siervos durante la dominación colonial; no conocieron su liberación después de la independencia; siguieron atados a la esclavitud durante la dictadura porfiriana; y sólo comenzaron a vislumbrar el horizonte de su bienestar al amanecer glorioso del año de 1910.

Al iniciarse ahí el movimiento vindicativo mexicano, la Revolución tuvo, en múltiples de sus fases, tragedias sólo comparables a la fantasía titánica de Esquilo y dramas tan sólo concebidos por el genio divinamente fatídico del Dante; pero dramas y tragedias que encerraban en el fondo de su pavura el anhelo infinito de un pueblo, al pretender arrancar de las manos de un dictador la pertenencia de sus derechos y a sus principios más cruelmente conculcados.

Esta es, Excelentísimos señores Embajadores, la inmanente justicia que asistió desde sus comienzos al postulado de la Revolución Mexicana.

Su primera etapa fue de orden eminentemente político; luchar por el derrocamiento de un régimen presidencial, convertido en aquel entonces en trono de oropel y en cortes de brillo y plata.

El voto popular, constantemente violado, constituía una de las formas más sangrientas de nuestra ciudadanía, y por ello los venerables iniciadores de aquella fuerte cruzada inscribieron en sus pendones el noble signo de combate: "Sufragio Efectivo. No Reelección".

Fue la época romántica de nuestra causa, el idealismo electoral coronaba el pináculo excelso de la ambición más cara de los hombres de aquellos tiempos.

Después, y en el transcurso de dos décadas y media, la Revolución comprendió que no debía dedicar sus energías exclusivamente a defender el respeto del sufragio; pues no se puede concebir una democracia, en cerebros sin ilustración aunque sea rudimentaria; en hombres organizados que con paupérrimos salarios, tenían que doblegar sus convicciones ante la crueldad del amo que les pagaba y en campesinos que no eran dueños siquiera del techo que piadosamente los cubría de las inclemencias del cielo.

Y en este ambiente, la Revolución se lanza en forma definitiva al campo de la acción social, abordando el problema de los latifundios, los derechos del obrero, la educación de las masas analfabetas del país y el ingreso a la civilización de la sufrida raza de nuestros indios.

Los Gobiernos que sucedieron a don Francisco I. Madero trabajaron con más o menos entusiasmo, pretendiendo solucionar asuntos tan importantes, pero a decir verdad, y juzgando ya el pasado como un hecho que a la historia pertenece, no fue sino hasta este último sexenio cuando un conductor de multitudes, con recio perfil de apóstol, el General Lázaro Cárdenas, ha dado el más vigoroso impulso al temario de la Revolución Mexicana. (Aplausos).

Y así llegamos a aquellos días en que se verifica la elección más democrática y por excelencia ejemplar: la elección que designó al General Manuel Ávila Camacho como Primer Magistrado de éste nuestro país.

Debiendo agregar que al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, General de División Manuel Ávila Camacho, no lo llevó al poder ninguna falacia electoral, sino el clamor vibrante y magnífico que brotara espontánea y sincero del alma popular de la República.(Aplausos).

Es por esto que el General Manuel Ávila Camacho será un Presidente para todos sin distinción de credos políticos ni religiosos; su gobierno tendrá la significación de un gobierno eminentemente nacional, donde impere la justicia y se imponga la moral. Para él no existirán vencedores ni vencidos, sino únicamente mexicanos que conviertan a su nación en un laboratorio fecundo de trabajo para el engrandecimiento creciente de esta tierra mexicana. Bajo la égida del gobierno del señor General Ávila Camacho, quedarán abatidos todos aquellos pendones que signifiquen ideas contrarias a nuestro medio, para izar en su lugar y en lo más alto de los mástiles de la nave de su gobierno, la única bandera que podemos enarbolar, la que está por encima de todas las ideas, la que está por encima de la filosofía y del pensamiento de la idea contraria a nuestra nacionalidad y a nuestra tierra; la bandera santa de nuestra patria.(Aplausos).

México y su Presidente fervientemente desean la paz del mundo y condenan la guerra que está minando a la humanidad.

Dice un fuerte pensador mexicano, don Felix F. Palavicini, que las tiranías son entidades secularmente belicosas, porque su emblema es la fuerza; pero cuando pierden a los soldados que la sostienen, se desprenden sin remedio hasta el fondo del desastre.

Son, pues, los ejércitos los pedestales más firmes para entronizar a los dictadores.

Pero si en los países demócratas se permite la constante propaganda contra la defensa nacional y, consiguientemente, contra su instituto armado, esto

es sencillamente entregarse a los tiranos, no es salvar a la democracia .

De suerte que cuando los agitadores de profesión y más que ellos los demagogos, combaten a los ejércitos de los países demócratas, están haciendo la preparación del campo para el advenimiento de una nueva tiranía.

Las democracias necesitan forzosamente de un ejercito que defienda sus instituciones.

Es por ello que México no ha visto jamás en los ejércitos de América masas agresivas de combate, sino fuertes atalayas de defensa que sabrán resistir en todo tiempo los embates del destino, haciendo respetar su profundo espíritu demócrata, que forma la esencia misma de nuestra soberanía continental.

Y en esta hora de angustia y desesperanza en que la contienda de Europa está llenando de luto a multitud de hogares de combatientes, y en esta austera sesión en que para la fortuna histórica de mi país están reunidos aquí embajadores de treinta y una naciones amigas nuestras, me permito, con toda emoción y en nombre del Parlamento Mexicano, elevar nuestra voz junto con la vuestra, Excelentísimos Señores Embajadores, en favor de la Paz Universal, evocando la memoria de esos paladines anónimos de las democracias del mundo, que enarbolando el estandarte de la libertad entre el fragor del combate, han caído arrogantes y soberbios, con el cuerpo acribillado por las balas y el espíritu alucinado por la victoria, teniendo el aire del campo de batalla como único aliento de su vida, y la soledad impenetrable y muda como único testigo de su muerte.(Aplausos).

México les envía su pleitesía mas excelsa y el homenaje sublime de su eterna admiración.

Señores embajadores: Que lleguéis con felicidad a vuestras naciones, es el mejor deseo de esta tierra mexicana. (Aplausos).

El C. Presidente: Tiene la palabra, en nombre de la H. Cámara de Senadores, el ciudadano General y Senador Enrique Estrada.

El C. Senador Enrique Estrada: Excelentísimos señores Embajadores y Representantes extranjeros: Nuestro deseo satisfecho de veros hoy en el recinto de nuestro Congreso tiene un significado especial: esta es la representación del pueblo de México. Queremos que captéis fielmente el sentir real, la sinceridad de este momento y que os dignéis transmitir en su viva expresión como un mensaje fraternal de este pueblo a los pueblos hermanos que representáis aquí, porque sabemos que sois valores auténticos, representativos reales de vuestros pueblos. Uno de vosotros, el señor Wallace, conserva viva la emoción de las manifestaciones de su pueblo al conferirle una alta investidura en su patria. Seáis bienvenidos.

Apreciamos vuestra actitud de comprensión ante el drama mexicano de treinta años, para crear nuestra democracia y una efectiva justicia social.(Aplausos). Vuestra presencia nos conforta y aviva nuestra fe. Asistís a la culminación de un proceso democrático que significa la afirmación de nuestras tendencias. Ciertamente nos falta la cooperación directa de Cárdenas: pero tenemos ya la dirección de Ávila Camacho. El primero es despedido con gratitud y respeto por su pueblo y el segundo le da su cooperación y confianza para cumplir con su misión en el interior y responder a la solidaridad continental.

Ante vuestra presencia nuestro pueblo se pregunta: ¿Por qué la representación de estos hombres tiene ahora un sentido real distinto del convencional de la diplomacia? Es que por primera vez surge una conciencia continental respecto al espíritu de nuestros pueblos y la estructura de nuestras nacionalidades, sobre los mismos principios de libertad y de justicia, tanto individuales como nacionales, cuyo, valor, por contraste con los novísimos de otros continentes se destacan salvadores pero también amenazados.

El mundo extraamericano debe entender que las naciones de América creen:

En los gobiernos emanados de la voluntad popular.

En el mantenimiento de libertades colectivas e individuales.

En el respecto a la soberanía de las naciones, sin distingos por su fuerza material.

En que el concepto de superioridad de raza es injusto y ofensivo.

En que la comprensión y la cooperación son factores positivos que deben substituir en definitiva al negativo de la agresión brutal, para resolver los problemas internacionales.

Más allá de nuestras fronteras oceánicas el Continente Americano debe aparecer como una gran patria, dispuesta a defender sus principios de libertad, igualdad y fraternidad, aplicados tanto a individuos como a naciones.

No pretende México, como lo dijo nuestro actual Presidente, estar organizando militarmente, ni lo haría nunca con fines de agresión. Odiamos la guerra, pero nos preparamos a ella y la afrontaremos con apasionamiento en defensa del Continente Americano, sin menoscabo de nuestra soberanía.(Aplausos).

En la tragedia de Europa hemos escogido el campo de nuestra simpatía, pero no el de nuestro odio. Por igual sentimos el drama de los pueblos inglés, alemán, francés o español. Todos ellos han contribuido a la cultura americana, que sentimos nuestra. Reconocemos tener esa deuda y la pagaremos creando una América unida y fuerte, que sea un inexpugnable baluarte de la civilización occidental y de la libertad humana.

Debemos unirnos a la herencia de Washington, Bolívar e Hidalgo, y que no haya poder humano que la destruya.

Confiamos en que de hoy en adelante desaparezca de nuestras fronteras la rigidez de los prejuicios y que surjan los derechos precursores de una ciudadanía continental.

Señores Representantes Extranjeros: Elevad a vuestros pueblos este mensaje de fraternidad y solidaridad del pueblo de México. (Aplausos).

El C. Presidente: Hará uso de la palabra el Excelentísimo señor Manuel Hidalgo Plaza, Embajador de la República de Chile. (aplausos).

- El Excelentísimo señor Manuel Hidalgo Plaza: Señores diputados: Una circunstancia especialísima, la de estar indispuesto nuestro decano, me impone

la obligación de contestar estos dos magníficos discursos que habéis escuchado. Lo haré acogiéndome a la exquisita benevolencia vuestra y porque sé que me encuentro en un Parlamento de un pueblo que, como lo han expresado sus representantes, afirma que la expresión más soberana de él es la que viene de sus propias entrañas y el representante de Chile en esta ocasión representa a su pueblo, viene desde las masas humildes, de la clase trabajadora, hasta llegar al honroso cargo de poder en este momento contestar estas piezas oratorias que hemos escuchado. (Aplausos).

En nombre del Cuerpo Diplomático nos asociamos con la intensidad que podemos sentir, los que aspiramos a que en América haya una democracia, abandonando un poco los conceptos un tanto rígidos de la igualdad ante la Ley, para afirmar que la democracia, en sus entrañas más íntimas y profundas, descansa ante la igualdad de la vida. México en esta ocasión representa la avanzada de afirmar que en América la forma de transmitir por el poder es la que nosotros venimos a presenciar en este momento de fiesta de la democracia americana, y a asociarnos en el instante en que deja el poder un hombre de la figura de Cárdenas.(Aplausos). A los que han soñado, a los que han afirmado enfáticamente que en las democracias latinoamericanas no surgen figuras excelsas, podemos decirles nosotros y vosotros los mexicanos, que tenéis una figura que ha escrito la más espléndida página de vuestra Historia, con otra que viene a sucederle y que espera y que esperamos los representantes de los pueblos amigos que afirme esta gran jornada de progreso, de civilización y de cultura, que significa incorporar a un pueblo a todas sus conquistas no sólo políticas, sino económicas, porque la democracia que se expresa afirmando que el pueblo es soberano y lo enclava en la cruz del hambre, es una democracia fingida y mentirosa.(aplausos nutridos y prolongados).

Las democracias nuestras, las democracias de América, empiezan a orientarse en esta concepción de que no es una élite, que no es un grupo reducido de la sociedad quien dirige a la nación; que es el concurso de todos los hombres, que es la herencia magnífica del pueblo griego que, para afirmar su concepto de democracia, se reunía a juzgar a sus hombres para llevarlos a la primera magistratura, que salía a designar en las justas de sus contiendas olímpicas a sus grandes poetas. Afirmamos que en América queremos trasplantar este ideal democrático en medio de una civilización que agoniza en la más espantosa de las tragedias que haya visto el mundo.(Aplausos).

¿Por qué esta asociación? ¿Por qué la concurrencia de treinta y un delegados de pueblos que vienen a asociarse a nuestra fiesta? Se trata de decir qué pasa en esta ocasión: ¿Una fiesta fastuosa de oro o de oropeles? ¡No! Asistimos a la fiesta en que un pueblo delega en un ciudadano el derecho de gobernar confiado en que este hombre responderá ampliamente a las aspiraciones de bien y de justicia social del pueblo mexicano.(Aplausos).

A cuantos nos han acusado en el pasado por nuestra inexperiencia política, porque no hemos sabido gobernarnos con la tranquilidad que los pueblos viejos lo hacían, podemos en esta ocasión decirles ante el mundo que nos negaba el derecho a gobernarnos consciente y realmente, que los pueblos como México, como la Argentina, como Bolivia, como Cuba, como Chile, como todos los países que forman la América Latina y como todos los representantes que aquí han concurrido, que la fiesta de la democracia es la fiesta de la afirmación de la nacionalidad, porque cuando un pueblo tiene conciencia para elegir a sus representantes, ese pueblo irá a cualquier sacrificio por mantener la fórmula de gobernarse a sí mismo antes que alguien pretenda por cualquier causa, por predestinación, enseñorearse en su pueblo. Los pueblos que saben darse gobierno se perpetuarán en la historia y serán ejemplo para los países que en un momento dado olvidan que la mejor forma de gobernarse es delegando el poder y no admitiendo, que se lo impongan. Para mí la fórmula que vosotros habéis impuesto, la que impone en estos momentos América, es la fórmula del porvenir. Por eso, cuando un orador distinguido decía aquí que las democracias deben tener ejército, yo creo que es inevitable tenerlo, pero las democracias tienen esta inmensa falange, este inmenso ejército de los obreros que en un momento dado sabrán abandonar la herramienta para empuñar el fusil en defensa de su democracia y en defensa de su país.(Aplausos).

Esta solemne fiesta de un pueblo libre que nos invita a congregarnos para participar con él en esta justa de la libertad, deseo que trascienda las fronteras de América, que llegue hasta la agitada y trágica Europa y le diga con el ejemplo nuestro que los pueblos pueden vivir perfectamente en unidad y en comunión de fronteras; pero, para alcanzarlo, es necesario comprender que hay fórmulas económicas que lo impiden y que en América tenemos nosotros que resolverlas. No son fórmulas políticas las que destruyen a Europa; es el deseo inmerecido de que unos pueblos vivan a costa de otros.

Demos nosotros el ejemplo de que los países poderosos, fuertes económicamente, pueden vivir en perfecta sociedad con los países débiles . Y si esto no es posible, si la convivencia económica en América no es una realidad, nuestra fraternidad es simplemente una dicción gramatical falta de todo sentido. (Aplausos). Necesitamos, en el concurso de los países americanos, que los que hayan alcanzado una mayor situación económica, contribuyan a afianzar las conquistas económicas de sus hermanos menores, sin lo cual no hay posibilidad de fraternidad internacional. Es menester que nos convenzamos de que hemos luchado un siglo por realizar el pensamiento de Bolívar y que no son problemas políticos los que nos dividen, puesto que nuestros países tienen parecidas formas de gobierno que son las fronteras económicas las que no nos han permitido realizar el ideal del genio colombiano, y es necesario que nosotros, después de una larga experiencia, busquemos la solución, tratemos de encontrar una fórmula económica que nos una, porque el día que nosotros hayamos barrido con las fronteras económicas de las diversas nacionalidades, la solución del problema político de la unidad continental efectiva será una perfecta realidad. (Aplausos).

Señores diputados: Yo quiero, en nombre del cuerpo diplomático, elevar en este momento nuestra más profunda admiración por vuestra manera de resolver vuestros problemas políticos, por vuestra manera de manejar la democracia y ojalá que los pueblos del Continente, siguiendo vuestras fórmulas, encuentren la solución interna de sus problemas sociales y un día esta América pueda vivir unida bajo la orquestación plena de todas las libertades.(Aplausos prolongados).

El C. Presidente : Hará uso de la palabra el señor Maury Maverick, Alcalde de San Antonio Texas.

- Mr. Maverick Maury: Mr. Chairman, gentlemen: It is unfortunate tha I do not speak spanish when I have the chance of addressing to you, but I come from a city where a hundred thousand people of mexican extratión live, and so I know and have near myfeelings the mexicans problems.(Aplausos).

I Speak individually, not representing my country, but I want to bring to you the most cordialmessage of friendship. Tre festivities we have seen in every parts of your nation on the inauguration of this new goverment, were very beautiful. I control, on coming back to my country, to my city, to have the priviladge of taking with me this friendsip which you have extended to our American people. (Aplausos).

In my opinion the friendship of my country and of México and Latín American countries is now stablished.It has come the time to cooperate on the political and economical groun for the Western Hemisphere.

(Versión castellano del C. Diputado Alejandro Carrillo)

"Señores: Siento profundamente no poder hablar español; pero conozco y tengo muy cerca de mis sentimientos los problemas de los mexicanos en virtud de que vengo de una ciudad en donde existe un gran número de ellos, con los cuales convivo diariamente.(Aplausos).

"Hablo de un modo individual y no en representación oficial; pero quiero entender a ustedes el más cordial mensaje de amistad. Las fiestas que se han realizado en esta ciudad con motivo de la toma de posesión han sido realmente bellas. Yo espero, al regresar a mi país y a mi ciudad, poder tener el privilegio de llevar conmigo mismo el espíritu de amistad y de fraternidad que he podido recoger entre ustedes.(Aplausos)

"En mi opinión, la amistad que existe entre México y los Estados Unidos se encuentra ya bien establecida. Ahora corresponde a nosotros iniciar nuestra lucha en el terreno de la acción: es indispensable que principiemos a cooperar en el terreno político y en el terreno económico.

- El mismo Mr. Maverick Maury (continuando su discurso en castellano):

Tenemos muchos grandes hombres que lo son tanto en un país como en el otro. (Aplausos) Nosotros tenemos a Jorge Washington pero ustedes tienen a Miguel Hidalgo.(Señalando el nombre de don Miguel Hidalgo y Costilla, Aplausos nutridos y prolongados). Nosotros tenemos a Abraham Lincoln, pero ustedes tienen al gran Patricio Benito Juárez. (Aplausos). Y también ustedes tienen a Cárdenas y yo tengo mi Presidente Franklin D. Roosevelt (Aplausos nutridos). Yo también tengo mi Vicepresidente Henry Wallace. (Aplausos nutridos y voces: ¡Viva Wallace!)

Muchas gracias. Yo quiero paz para todas las américas. (Aplausos).Y yo digo: ¡Viva mi patria!. ¡Viva México!, Vivan las américas y viva la libertad! (Aplausos nutridos).

El C. Presidente: Va a hacer uso de la palabra el señor Sol Bloom, Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Estados Unidos de América.

- Mr. Sol Bloom: Mr. Charman, Ministers, Senators and Delegates: It is indeed a great pleasure the privilege extended to me and our Delegates of the United States, to be seated in the House of Representatives of this country.

When I arrived to this House some persons asked me to address a few words to the Delegates and Reremarck: that at last my happiness was complet, remark: that at lase my happiness was complete, because I have been in your beautiful city for five days, during which nobody asked me to say some kind of a speech So, now I am happy You can imagine what is a congressman without speaking! (Aplausos.)

Mr. President: As I was hearing the great speeches made here this afternoon, my mind took me back to other part of this world, and I thought that what we have done or said here, not only interests us, but the entire woorld. All the countries in the earth are deeply interest in what we are doing here, they are looking to us because we are showing to the world today that we can meet in harmony to device means and ways for a better understanding in order to live with the same harmony, with the same justice that we are living in this Hemisphere.

I am sure that you can imagine the difference existing from this meeting to those held in other parts of the world, as we have the purpose of showing the world with this great example, what the countries of this hemisphere can do. (Aplausos.)

Mr. President: I am awfully sorry that I can not understand spanish. My first visit to your country was fifty two years ago and now that I came back to asist to the ceremonies of the inauguration of General Avila Camacho as President, I could realize the great progress that has been made.

I could not understand General Avila Camachos speech, but I forsaw the greatness of his concepts and after, when I read it at least six times,I could fully apreciate that it is a document of singular importance, of enormous and it is my opinion that this speech should he translated in all the languages of the world to be distributed emong all the peoples of the earth, so tha they may know the thoughts of a great statesman.

Mr. President: To show exacthy what I met, this is a translation of the spanish of the speech made by the President. After the ceremonies I went all along to different parts of the city and I looked in the faces of your people and I saw the happiness.

I heard the opinions of many people and I was wondering whether it would be possible to find in other parts of the world so much happiness in the faces of the people as I found here on ocasión of their listening the words delivered by their new President.

This is a paragraph of the President's address to wich I want specially to refer over and over again so that you may realize what I really mean:

We have to unite our efforts to cooperate from the bottom of four hearts in order to harmonize that we are casting our destiny under the same flag. I ask with all the strengh of my soul to the mexican people, to all mexican patriots to unite and to through away all intolerance and all sterile hates in this cruzade of constructive fraternity and of national greatness.(Aplausos).

I am sure that the first speaker this afternoom referred to this paragraph of your President's address, because this sentence will pass to the history of the people of your country, of my country and of all other countries, not only of this hemisphere, but to the people of the entire world. In this speech he made reference to twenty different subjects; he addressed to the farmers, to the laborers. All of the words of your President on being realized will bring happiness not only to your people but to all the peoples of the world.(Aplausos).

Mr. President: I know that I am taking time on refering to the subjeets outlined in these speech, and I want to say that the hig work started by the President of this great country will stand for ever and will be the path showing to all the peoples of the world the light of love, truth and happiness. (Aplausos).

I thank you.

(Versión castellana del C. Diputado Alejandro Carrillo):

Señores: Es para mí un gran placer y más que placer un gran privilegio el formar parte de la delegación de los Estados Unidos de Norteamérica y de encontrarme con los señores delegados de mi país en el Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos. Hace unos breves momentos, cuando llegué a este recinto parlamentario, algunas personas que me pidieron que dirigiera unas cuantas palabras a los señores representantes y enviados extraordinarios aquí congregados, y debo decir a ustedes que entonces me sentí completamente feliz, porque hace cinco días que estaba en esta bella ciudad de ustedes y hasta la fecha nadie me había pedido que hablara, y ustedes saben lo que es un diputado que no está constantemente hablando.(Aplausos nutridos).

Señor Presidente: Al escuchar los discursos que se han pronunciado esta tarde, mi espíritu me llevó a otros lugares del planeta y pensé que lo que aquí se hace en estos solemnes momentos, no solamente nos interesa a nosotros, sino que interesa profundamente a todos los pueblos de la tierra que tienen su mirada fija en lo que estamos realizando en este recinto: demostramos ante el mundo entero que podemos reunirnos hombres de diversos países en perfecta armonía, con el propósito de entendernos mejor. Yo estoy seguro, pues, que esta reunión, que no se parece a las reuniones que se verifican en otros lugares de la tierra, habrá de ser un bello ejemplo de lo que los pueblos de este hemisferio pueden hacer. (Aplausos nutridos).

¡Siento profundamente no hablar español! Cuando visité vuestro país, lo hice hace cincuenta y dos años, y cuando regresé a concurrir a la ceremonia de la toma de posesión, no me di cuenta del formidable discurso, no pude entender el magnífico discurso que pronunciara el señor Presidente Ávila Camacho. Lo aplaudí porque presentí lo grandioso de sus conceptos; pero después, cuando lo he leído ya en su traducción y lo he leído lo menos seis veces - , me he dado cuenta de que es un documento de singular importancia, de enorme trascendencia y soy de opinión que este discurso debe traducirse a todos los idiomas y debe distribuirse a todos los países del mundo para que los hombres de esos pueblos conozcan el pensamiento de un gran estadista. (Aplausos nutridos).

Señor Presidente: Tengo en mi poder la traducción de inglés del discurso pronunciado por el señor Presidente Ávila Camacho.

Quiero decir que al concluir la ceremonia de la toma de posesión, visite la ciudad por todos los rumbos; escuché opiniones de toda clase de personas y tengo la impresión de que la opinión que yo tengo es una opinión que comparten conmigo muchas de las gentes que viven en este país, y al escuchar esas opiniones me preguntaba a mí mismo: ¿Será posible que en otros países del mundo puedan observarse las caras de satisfacción que tienen las gentes en México al escuchar las palabras pronunciadas por su nuevo mandatario ? El párrafo en el que yo quiero hacer hincapié es el siguiente: "Tenemos que unir nuestros esfuerzos para cooperar desde el fondo de nuestros corazones, para armonizar los sentimientos con los que estamos forjando nuestro destino bajo una misma bandera. Yo pido con todas las fuerzas de mi espíritu a todo el pueblo mexicano, a todos los patriotas mexicanos, que se unan y que lancen fuera de sí toda la intolerancia, todos los odios estériles, en esta cruzada de fraternidad constructiva y de grandeza nacional". (Aplausos nutridos). Tengo la seguridad de que fue este uno de los párrafos al que se refirió de un modo preferente el orador que primero hizo uso de la palabra desde esta tribuna. Pensamos nosotros como piensa el General Ávila Camacho; él ha expresado el punto de vista que servirá para hacer historia al pueblo de México y al pueblo de los Estados Unidos y a los pueblos todos del mundo. Tengo la seguridad de que en este discurso en que trató, además de este tema importantísimo, veinte o más temas de igual trascendencia, ha señalado una serie de puntos fundamentales que, de ser cumplidos, de ser realizados, habrán de traer la felicidad para todos los hombres del mundo. (Aplausos nutridos).

Terminaré a la mayor brevedad posible. Quiero solamente decir, para concluir, que iniciada la tarea que ha anunciado el señor General Ávila Camacho, mucho habrá de lograrse. Habrán de pasar a la historia monumentos, habrán de destruirse obras materiales; pero la obra que él ha preconizado en su discurso perdurará, será inmortal. Yo tengo la seguridad de que las palabras del señor

Presidente Ávila Camacho constituirán un faro que alumbrará el camino a los otros pueblos para señalarles la ruta del amor, de la verdad y de la felicidad (Aplausos nutridos y prolongados).

El C. Presidente: Hará uso de la palabra el Senador Dennis Chávez, de origen mexicano.

-Mr. Dennis Chávez, Senador por Nuevo México: Honorable Congreso de los Estados Unidos Mexicanos: Respetables diplomáticos, embajadores de diversos países, que están en estos momentos pagando homenaje a la voz del pueblo mexicano, representado por el nuevo Presidente, el General Manuel Ávila Camacho, y también usando las palabras del más grande humanitario, de aquella persona que representa la libertad humana, el Presidente de mi Patria, Roosevelt, "My Friends".(Aplausos).

Como dijo el señor que me presentó a ustedes, yo soy de origen español y mexicano; pero me presento ante ustedes como americano de Estados Unidos, por la gracia de Dios y nada más.

Los míos han hecho en tiempos pasados todo lo que un ser humano puede hacer como sujeto de virreinado español, como ciudadano del pueblo mexicano, y ahorita haciendo lo mejor que podemos, como buenos americanos en Estados Unidos.

Me presento ante ustedes de esta manera y, reconociendo vuestra inteligencia, comprendo que aceptarán mis humildes frases, aunque sean en el mal español, en el intento con que yo sé que serán aceptadas; vienen del alma; yo soy amigo de México y del pueblo mexicano.

Siendo mis antepasados españoles y mexicanos, conociendo la libertad fundada en Estados Unidos por Washington y los demás; sabiendo bien la libertad que Hidalgo quería, puedo apreciar la tristeza, los esfuerzos y los deseos del pueblo mexicano que ama la libertad. Yo sé que hay esperanza, yo sé que hay por qué tener regocijo y tener esperanza de que en poco tiempo la libertad del pueblo mexicano, el avance económico, el progreso social y el progreso político, serán una cosa real en México. Eso es lo que espero.

Hace dos o tres días que tenían en México otro Presidente. Espero que interpreten debidamente lo que deseo expresar. No pretendo tomar parte en la política de cualquier país fuera de Estados Unidos; pero sí, como ser humano, creo que tengo derecho de creer en ciertas cosas, tengo derecho de opinar si tal o cual persona está haciendo bien a su país. Hace tres o cuatro días rendía yo respeto, como oficial americano, como ciudadano particular, a una persona que yo creo fue gran Presidente de la República Mexicana, el General Cárdenas, (aplausos) y ahora quiero expresar el mismo respeto, la misma admiración que le tenía yo al Presidente, al ciudadano Lázaro Cárdenas. (Aplausos). Pero en los asuntos políticos de los países, el pueblo mexicano ha hablado, y eso nada más se debe tener en la mente. El pueblo mexicano ha dicho: el General Manuel Ávila Camacho es el Presidente.(Aplausos). Con todo el respeto que puede tener una persona que conoce las propiedades y las decencias entre pueblos cristianos, entre pueblos que entienden los derechos ajenos, con todo el respeto que le tengo yo al Presidente, admiro más el hecho del pueblo mexicano que eligió a Ávila Camacho Presidente de la República. (Aplausos). Este asunto de personalidad en aquellas personas que creen en derechos de los pueblos, de gentes, no es más, en mi poquito español, que incidental. Roosevelt representa una idea; Camacho representa una idea: uno, el pueblo americano, otro, el pueblo mexicano. (Aplausos)

Yo sé que expreso los sentimientos de mis compañeros americanos que se hallan presentes: le deseamos a México, le deseamos al pueblo mexicano, le deseamos al señor Presidente de la República, le deseamos al Congreso Nacional éxito de lo mejor que haya, de lo mejor que quiera Dios. Gracias. (Aplausos nutridos).

El C. Presidente: Hará uso de la palabra Mister Wallace, Excelentísimo señor Vicepresidente electo de los Estados Unidos de Norte América.(Aplausos nutridos).

- Mr. Henry Wallace: Señor Presidente, señores miembros de la honorable Cámara de Diputados, señores Senadores, vuestras Excelencias:

Es para mí un gran placer dirigirme al distinguido cuerpo legislativo de la gran República de México. Estoy convencido de que el supremo pensamiento de ustedes, como acontece en todas las democracias, es el de mantener vivientes los principios fundamentales que mejor sirvan a los intereses de esta gran República.

Durante los últimos siete años he tenido la oportunidad de estar en contacto con el Congreso de vuestra República hermana del norte. De esta asociación he llegado a la conclusión de que un representante popular tiene que enfrentarse a muchos problemas a fin de determinar el camino conveniente para la realización de su programa legislativa. Por lo tanto, vuestra responsabilidad es ciertamente ilimitada y lleva en sí una gran oportunidad de servir a vuestro pueblo.

Como estudiante de las actividades del gobierno, siempre me ha interesado profundamente vuestro país, ya que ocupa tan importante posición en los asuntos de este hemisferio. Vuestro país ha hecho grandes progresos y su historia tiene el privilegio de grabarse en la mente. Habéis producido numerosos hombres de gran capacidad. Vuestro suelo, vuestros minerales y vuestro clima únicamente pueden ser apreciados en toda su amplitud por aquel que ha tenido el privilegio de visitar este encantador país, un país de un pasado grandioso y de un futuro aún más prometedor. Vuestros recursos naturales son extensísimos, pero el don más valioso de México es el corazón noble y amistoso de su pueblo.(Aplausos nutridos).

La fortuna de visitaros personalmente me ha dado una comprensión más profunda de la fuerza fundamental del verdadero México. La cortesía de los mexicanos, su gran simpatía y, sobre todo, sus aspiraciones de mejoría hacia sus hijos, se graban indefectiblemente en el ánimo del visitante. He quedado profundamente impresionado con aquellos que cultivan el suelo y constituyen uno de los sectores por los que trabajáis, y no dudo que este Honorable Congreso hará máximos esfuerzos por servirles. Todo cuanto pueda fortalecerles por medio de la educación, por medio de preparación agrícola, y por medio de préstamos a bajo rédito,

será reembolsado por ellos mismos con un aumento de producción y de felicidad, bases sobre las cuales se levanta una nación poderosa. (Aplausos.) Deseo expresaros mi más alto agradecimiento por los fervientes tributos que el señor Presidente de la República, General don Manuel Ávila Camacho y vosotros habeís hecho al espíritu del Panamericananismo.

El ideal más elevado para los habitantes de este hemisferio, es el Panamericanismo. Sin esta solidaridad hemisférica jamás podremos tener seguridad de paz, y sin la paz nunca podremos trabajar ordenadamente por esa prosperidad en la agricultura, en el trabajo y en el comercio, que ciertamente es nuestro mayor anhelo.

En esta solemne ocasión ha sido para mi un gran placer el haberme asociado a los distinguidos representantes de numerosas naciones, quienes han venido desde los más apartados rincones de la tierra a desearles bienestar. Los considero amigos a quienes espero volver a ver en Washington. Nunca habrá demasiadas reuniones de hombres de buena voluntad.

Gobierno y pueblo mexicano. Permitidme agradeceros nuevamente vuestras múltiples cortesías y estad seguros de que esta visita quedará para siempre grabada en mi corazón.(Aplausos nutridos y efusivos.)

(Entre aplausos y aclamaciones de la Asamblea, se retiran las misiones extranjeras acompañadas por las comisiones parlamentarias respectivas.)

- El C. Secretario Gil Preciado Juan (leyendo):

"Acta de la sesión solemne celebrada por el XXXVIII Congreso de la Unión, el día cuatro de diciembre de mil novecientos cuarenta.

"Presidencia del C. Jesús U. Molina.

"En la ciudad de México, a las diez y siete horas y cincuenta y cinco minutos del miércoles cuatro de diciembre de mil novecientos cuarenta, reunidos en el Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados ciento treinta y siete ciudadanos diputados y cuarenta y cinco ciudadanos senadores, se abre esta Sesión Solemne que celebra el Congreso de la Unión en honor de los señores Embajadores y Ministros designados en misión especial por los Gobiernos Extranjeros para asistir al acto de transmisión del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos Mexicanos que se realizó el día primero del mes en curso.

" La comisión de ciudadanos representantes, designada con anterioridad, introduce al Salón de Sesiones a los miembros de las Misiones Extranjeras, quienes toman asiento en las curules que para el efecto les son señaladas.

"El C. Diputado José Gómez Esparza, en representación de la Cámara de que forma parte, da la bienvenida a los visitantes ante los que expone los principios que ha sustentado la Revolución Mexicana, y el C. Senador Enrique Estrada, a nombre de la Cámara de Senadores, expresa sus mejores deseos para los pueblos que representan los diplomáticos aquí presentes.

"En seguida se concede la palabra al señor Miguel Hidalgo Plaza, Embajador de la República de Chile, quien en nombre del Cuerpo Diplomático agradece los conceptos vertidos por los anteriores oradores y hace un elogio de la democracia mexicana.

"El señor Maury Maverick, Alcalde de la ciudad de San Antonio, Texas, E.U.A., expone en la tribuna sus sentimientos de amistad para el pueblo de México, y acto continuo el representante norteamericano Sol Bloom, Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de su país, expresa su simpatía para el espíritu cívico del pueblo mexicano que elevó a la Primera Magistratura de la Nación al C. General Manuel Ávila Camacho, así como su admiración para este mandatario.

"Usa de la palabra el Senador Norteamericano Dennis Chávez quien reitera su amistad para nuestra patria.

"A continuación aborda la tribuna el señor Henry A. Wallace, Vicepresidente electo de los Estados Unidos de Norte América y Embajador Extraordinario de su país, y pronuncia un discurso en el que agradece las atenciones de que ha sido objeto durante su estancia en México y expresa los cordiales sentimientos de su pueblo para el nuestro.

"Se retiran los miembros de las Misiones Diplomáticas acompañados por los ciudadanos diputados que los introdujeron al salón.

"Se lee la presente acta."

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, se servirán indicarlo. Aprobada.

El C. Presidente: Se levanta la sesión de Congreso General, y se cita a los ciudadanos diputados para el viernes a las once horas.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"

El Director, Jefe de la Oficina, JOAQUÍN Z. VALADEZ.