Legislatura XL - Año II - Período Ordinario - Fecha 19471126 - Número de Diario 27

(L40A2P1oN027F19471126.xml)Núm. Diario:27

ENCABEZADO

MÉXICO, D. F., MIÉRCOLES 26 DE NOVIEMBRE DE 1947

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.

Director de la Imprenta, Lic. Román Tena. Director del Diario de los Debates, J. Antonio Moll.

AÑO II. - PERIODO ORDINARIO XL LEGISLATURA TOMO I. - NUMERO 27

SESIÓN SOLEMNE

DEL

XL CONGRESO DE LA UNIÓN

EFECTUADA EL DÍA 26

DE NOVIEMBRE DE 1947

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. El C. Presidente del Congreso hace la declaratoria de que esta sesión solemne se celebra en honor de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y da la bienvenida a los señores delegados.

2. - Hacen uso de la palabra, en representación del Senado y de la Cámara de Diputados, los ciudadanos Adolfo López Mateos y Armando Arteaga Santoyo. Asimismo, en representación de la Organización de las Naciones Unidas, hace uso de la palabra el señor doctor Paul Rivet.

3. - Se lee y aprueba el acta de la presente sesión, levantándose ésta.

DEBATE

Presidencia del

C. FRANCISCO NUÑEZ CHÁVEZ

1

(Asistencia de 100 ciudadanos diputados y 31 ciudadanos senadores).

El C. Presidente (a las 13.30 horas): Se abre la sesión.

Honorables señores delegados :

Por acuerdo de las Honorables Cámaras de Senadores y de Diputados, que integran el Congreso de la Unión, de la República Mexicana, se celebra esta sesión solemne en honor de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Se encuentra, por tanto, íntegramente representado en este salón, el pueblo mexicano y en su nombre doy a ustedes una cordial bienvenida y les hago presentes nuestros votos más fervientes, para que la Segunda Conferencia que ahora se celebra en nuestro país, tenga el éxito más halagador en beneficio de la Paz, organizada bajo un sistema democrático.

Me es, por lo mismo, muy honroso saludarlos con mi representación de Presidente del Congreso de la Unión.

Se abre la sesión. Tiene la palabra el señor senador Adolfo López Mateos, en representación de la Cámara de Senadores.

El C. López Mateos Adolfo: Señores Presidentes; señoras y señores: De todos los puntos cardinales, de todos los rumbos que señalan los pétalos supuestos de la Rosa de los Vientos, hombres y mujeres ilustres, los de pensar más claro, los de saber más hondo, los de más noble actuar, se han congregado ahora en tierras de México, en la alta meseta del Anáhuac, para deliberar sobre aspectos fundamentales de lo humano: la educación, la ciencia, la cultura.

Ya habéis sido recibidos, señores delegados a la II Conferencia de la UNESCO, con la voz de bienvenida sincera, cordial, mexicana, del pueblo, a través de sus autoridades y a través también de la voz autorizada y muy representativa del señor Presidente Alemán. Pero el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos no podía dejar de sumarse en forma especial, propia y concreta, al júbilo de un pueblo que sabe, como la humanidad entera, de la importancia de vuestra misión, y que también como la humanidad, piensa que quizás en la angustia de la hora, en la crisis de valores que nos cerca y nos agobia, en el aire de tormenta que vive el mundo, la esperanza sólo pueda fincarse en el resultado de vuestro esfuerzos para señalar caminos firmes, rectos, que hagan posible el logro en un futuro que anhelamos próximo, de una convivencia humana en que la pobreza y la ignorancia y la injusticia no sean sino espectros de una etapa concluída y definitivamente superada en la historia del mundo. (Aplausos).

Señores delegados: Habéis visitado recientemente el valle de Teotihuacán, en que monumentales vestigios dan testimonios de una cultura muerta. La historia nos enseña que esa cultura periclitó por descomposición social interna muchos lustros antes del contacto de América con el Occidente impetuoso y conquistador. De ello debemos derivar un ejemplo: ya Aristóteles apuntaba la posibilidad de que la obra de la cultura se hubiera perdido

varias veces; y la pluma ática también en la distancia, del maestro Anatole France, actualizó, dramatizada la sospecha del filósofo de Estagira.

En veces, en el correr del río del tiempo, la humanidad ha sentido el agobio de crisis de valores y ha vuelto su mirada al pasado remoto, queriendo en un retorno a la mítica edad de oro o a la "vuelta a la naturaleza" de Rousseau, encontrar la solución a sus crisis.

Muchas veces pensó la humanidad en un probable fin del mundo y tornó sus ojos al pasado, queriendo prender su esperanza en ese pasado que, por la perspectiva de los siglos, se miraba luminoso. Pero la humanidad ahora sabe que no puede fincar su esperanza sino en el futuro, y en función del presente; en la creación actual de valores, axiopeya la más peraltada condición colectiva del actual humano y la que le es más particular y propiamente suya.

No es ni con mucho optimista el diagnóstico de nuestro tiempo. En ello coinciden lo mismo el análisis del filósofo que la opinión del hombre de la calle. Se hizo la guerra para ganar la paz, y la paz se sabe transitoria y precaria. El constante dominar del hombre a la naturaleza y la tremenda acumulación de fuerza que esto le proporciona, los medios de destrucción incontrastables que la humanidad posee, la utilización defectuosa de lo que Mannheim llama las técnicas sociales, las contradicciones internas de los grupos humanos y sus antítesis externas hacen que en el mundo soplen vientos de pesimismo y de tormenta.

Ya hace muchos años que Juan Bautista de Alberdi, el jurista sutil, afirmaba que preguntar si la guerra podría ser proscrita por las naciones era como preguntar si la humanidad sería capaz de civilizarse. Y hoy, a más de medio siglo de Alberdi, esta pregunta se actualiza angustiosamente y los ojos del hombre se vuelven a la Organización de las Naciones Unidas y en ella fijan su mirada en vosotros, señores delegados de la UNESCO en espera de respuesta. Se sabe que no podréis cambiar el espíritu del mundo en el breve correr de un corto lapso; pero se espera de vosotros que atinéis a señalar caminos, a descubrir los medios, a peraltar los fines; se espera de vosotros, señores, que seaís capaces de crear con una educación para la paz, una paz auténtica y perdurable, (Aplausos).

He allí vuestra titánica tarea. Que el ambiente de México sea propicio para esa labor. Alfonso Reyes, tan universal y tan nuestro, pone como epígrafe de uno de sus libros más hermosos, "Visión de Anáhuac" esta frase de Esquilo: "Estamos en la región más transparente del aire". Y así es, señores delegados; estáis en esta alta meseta de Anáhuac, en la región más transparente del aire; no lo enturbian ni el vaho del odio ni el polvo del despotismo ni las cenizas del resentimiento ni la niebla espesa de una ambición agresiva. Estamos en la región más transparente del aire. (Aplausos).

Este es, señores delegados, el recinto oficial de la Cámara de Representantes del pueblo de México, un país libre, independiente, democrático. Aquí, sobre los muros, en letras de oro, están los nombres y las cifras de nuestros hombres y nuestras fechas más gloriosas. Ellos representan la historia de México, la historia de este pueblo, que ha sido una doble lucha, la lucha por ser, por hallarse a sí mismo, por integrarse como una nacionalidad, por ser un pueblo independiente y libre, y la lucha por conquistar, día a día, mejores condiciones de vida y de cultura para los menos favorecidos por el destino.

Hemos, pues, perseguido la satisfacción de tres necesidades supremas: la económica, la jurídica, la intelectual; y hemos plasmado en nuestra Carta Magna los postulados que rigen nuestra vida, libertad, justicia, democracia.

Somos, pues, en el conglomerado humano, factores de cooperación y de cordialidad.

Ha sido de siempre un ideal americano el de la libre unión de los pueblos libres para el bien común. La voz de Bolívar resuena todavía y el eco sonoro de su grito sigue inspirando nuestro anhelo de una anfictionía de países hermanos en la raza o en el ideal.

Quizá de los sectores que cubren la organización de las Naciones Unidas ninguno más entrañable para el pueblo de México que el que representa la UNESCO, porque los postulados básicos que ella persigue: educación, ciencia, cultura, son los desiderata que han animado al pueblo de México desde que, según el decir galano de Ignacio Ramírez, nuestros antiguos, lejanos antepasados indios, empujaron sus instituciones hasta la república, su poesía hasta la epopeya, su culto pagano al dios desconocido de Netzahualcóyotl, hasta levantarle pirámides de adoración. Y su ciencia, hasta encerrar los días del año en un círculo de pórfido, desde cuyo centro el sacerdote revelaba la misteriosa expedición del Sol por el Zodíaco.

Señores: México, México que ama tanto la paz como el saber; México, que no querría que nunca hubiera el peligro de que pudiera perderse el acervo de la sabiduría, se une con las naciones que saben que sonó la hora de hacer un esfuerzo universal por que fructifique, grane y perdure la espiga de oro de la sabiduría; por que no se pierda ese acervo de los valores culturales, que son los que hacen que el hombre sea hombre; que son los que hacen que la Humanidad escape de los cuadros sinópticos de la clasificación zoológica.

Señores delegados: el Senado de la República en esta sesión solemne os recibe como a los heraldos del futuro que sois; de ese futuro que anhelamos muy próximo, en que puedan superarse las crisis que agobian y oprimen a la vida presente; como heraldos de ese futuro luminoso que pueda brindar a las manos descarnadas del hombre sólidos asideros en bienes perdurables y firmes y claras metas de acción en valores indiscutibles.

Señores delegados: cuando termine aquí vuestra misión y tornéis por los rumbos que señalan los pétalos supuestos de la Rosa de los Vientos, a los países de donde habéis venido, llevad la certeza de que vuestra estancia nos ha sido doblemente apreciada: por vuestra misión y por vosotros mismos; y llevad la convicción de que aquí, bajo el cielo

azul de México, en la alta meseta del Anáhuac, hay un pueblo que, bajo el gobierno de un hombre joven, civilizado, justo, está haciendo su parte por la paz y la cultura del mundo.(aplausos).

El C. presidente: Tiene la palabra el señor diputado Armando Arteaga Santoyo en representación de la Cámara de Diputados.

El C. Arteaga y Santoyo Armando: Señores delegados, señores senadores, señores diputados: La Cámara de Diputados al Congreso de los Estados Unidos Mexicanos me ha dado la honrosa comisión de saludar a ustedes cordialmente y de agradecerles su concurrencia a esta sesión solemne, testimonio de la simpatía y el interés que las labores de la UNESCO despierta en la Representación Nacional.

Los nombres que con áureos destellos iluminan estos muros, simbolizan algunos de los fastos más gloriosos de nuestra historia e inspiran las tareas de los diputados mexicanos, como han inspirado siempre la marcha de la nación. ¿ Cuáles fueron los móviles esenciales de su conducta pública, en que todos coincidieron para merecer el reverente altar que todo mexicano le hemos dedicado en nuestro corazón ? Todos estos muertos ilustres, ejemplos siempre vivos para nosotros desde Miguel Hidalgo hasta Belisario Domínguez, lucharon con denuedo por nuestra independencia exterior y nuestra libertad interior; por las formas democráticas de gobierno; por la proscripción de la miseria y la ignorancia; por la abolición de los perjuicios raciales; por la convivencia pacífica de las naciones. Lucharon, en fin, contra toda forma de iniquidad social, política, económica, religiosa o racial.

Lucharon también por obtener para todos los mexicanos, sin excepción, la misma oportunidad de acceso a la cultura en todas sus manifestaciones. Algunos de ellos, como José María Morelos, como Benito Juárez, como Ignacio Altamirano, tuvieron que descifrar por sí mismos, encadenados a la más dura miseria material, el misterio elemental del alfabeto; otros fueron capaces de destacarse en las ciencias y en las artes; pero todos ellos reconocieron el poder redentor de la cultura. Así Madero dejó correr sus lágrimas , sobre su banda de Presidente de la República, ante el cadáver de Justo Sierra, Montaña de sabiduría y de bondad en nuestra geografía espiritual. Así Carranza, encabezó a toda la nación para dar sepultura al cuerpo de Amado Nervo, cumbre de la paz y de serenidad en la poesía mexicana.

Comprenderéis ahora, señores delegados, por qué el pueblo mexicano se interesa en vuestras tareas, cuya esencia consiste en levantar sobre la desolación, la angustia y la incertidumbre de nuestro tiempo, un mundo por el que nosotros los mexicanos hemos luchado, en triunfo o en derrota, a través de toda nuestra historia: en proponer para toda la humanidad principios que siempre han tenido pleno vigor para nosotros y a los cuales hemos entregado nuestro sudor, nuestras lágrimas y nuestra sangre.

México, como vosotros, abriga la convicción de que la educación constituye un instrumento seguro y eficaz par lograr la paz y la concordia entre los hombres y entre los pueblos, pues, en efecto la guerra no empieza con el diálogo apocalíptico de los cañones sino en la intimidad de las conciencias envenenadas. Esta postura exige que los sistemas de educación dejen de satisfacer puntos de vista nacionales exclusivamente Julián Huxley, ilustre y generosa inteligencia a quien tanto debe la UNESCO, ha dicho con acierto que "es necesario tener al mismo tiempo un punto de vista internacional, una conciencia mundial en la que puedan encajar nuestros sentimientos e ideas nacionales, aunque éstos sigan teniendo la mayor importancia". Compartiendo estas ideas el Gobierno de la nación, por conducto de su Delegado a la Conferencia de Londres en 1945, señor Torres Bodet, señaló como finalidades de la educación las de "suprimir los recelos y los rencores, dominar el odio, estimular la solidaridad humana, compensar el ejercicio de la inteligencia pura con la práctica y la estimación del trabajo manual; ahondar en la formación del ciudadano, el sentido de que ninguna ciudadanía ha de exaltarse por encima de ninguna de las obligaciones sociales de la equidad universal y hacer, en suma, de toda educación nacional respetuosa de las aspiraciones, de las costumbres y de la autenticidad de la patria una base de apoyo para la cooperación internacional en la independencia y en la justicia".

Por eso también, como recientemente lo expresó ante vosotros nuestro Secretario de Educación Pública, señor licenciado Gual Vidal, "existe una esencial coincidencia objetiva entre los fines de nuestro artículo tercero constitucional y los del artículo primero de la Constitución de la UNESCO: la libertad y la democracia entendidas como médula de la gran tarea moral y educativa por excelencia, esto es, la continua exaltación progresiva de la persona humana".

El hombre de paz, de concordia y de trabajo que la educación así orientada nos entregue, y su natural, fecunda y armoniosa presencia en el ámbito mexicano, fue invocada por nuestro Primer Magistrado, licenciado Miguel Alemán, desde la tribuna del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica con estas palabras memorables: "Ese hombre es el que desean las democracias y es el que deseamos nosotros, los mexicanos. Toda nuestra historia ha sido un combate contra la necesidad, contra el despotismo y contra la intervención de los poderosos. Contra el despotismo colonial, organizamos nuestra Independencia en los días de Hidalgo y Morelos. Contra la codicia de Europa, en la reforma, se levantaron, junto con Juárez, las fuerzas más intrépidas del país. Y contra el prolongado sistema de autoridad personal que frustró a los humildes muchas de las expectativas de la Independencia y de la Reforma, los hombres de 1910 iniciaron nuestra Revolución".

Esta fe siempre renovada, esta indómita esperanza de México en la cultura, ofreció al mundo recientes magníficos ejemplos, precisamente en los días en que todas las latitudes de la tierra trepidaban de muerte y de exterminio en la lucha gigantesca de la libertad contra la servidumbre, del espíritu contra la fuerza. Así, mientras otros hombres sufrían tormentos dantescos en Pearl Harbor, Normandía, Hiroshima y Nagasaki, en México se

establecía el Observatorio Astro - físico de Tonanzintla, la Comisión Impulsora de la Investigación Científica, el Colegio de México, la Campaña Alfabetizante y el Programa Federal de Construcción de Escuelas.

Pero para apreciar en su justo valor y significado esta fidelidad de México a la cultura, precisa recordar qué violentas y qué contradictorias han sido las etapas de la nuestra.

Cuando el descubrimiento completó casi la geografía del planeta, varias culturas habían traspuesto ya su cenit en el contorno mexicano. El cataclismo de la Conquista mudo de golpe hacia occidente el centro vital de la cultura. La Colonia creyó haber soterrado para siempre, bajo las grandes construcciones del espíritu hispánico, la corriente original. Pero como la suplantación mecánica de las culturas es en el fondo una contradicción insuperable, pues cada una está fatalmente condicionada por el paisaje físico y espiritual en que nace y se desenvuelve, o declina; cada vez se hizo más patente la diversidad entre aquellos dos sistemas de hábitos, normas y valores.

La antinomia debía, venturosamente, resolverse. En los frutos del árbol español logró finalmente trasmutarse la savia indígena que le subía de sus raíces. La Independencia marca la iniciación de un proceso de conciliación que, en sus mismos orígenes, y después en la Reforma, se perturba y complica de manera extraordinaria con la irrupción de ideas e instituciones ajenas y desconocidas, cuya adopción planteaba, angustiosa e inaplazablemente, nuestra organización política. Este proceso continúa, iluminado por los incendios de las intervenciones extranjeras y las guerras civiles, hasta los días actuales, impulsando por espíritus selectos y vigilantes, con ansia cada vez más consciente y cada día más eficaz, de entregar al mundo una cultura profunda vital, auténticamente mexicana que, arrancando del Chilam Balam de Chumayel, se continúa en Sahagún, Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón, Fernández de Lizardi, Ignacio Ramírez, Altamirano, Justo Sierra, Antonio Caso, Vasconcelos, González Martínez, Mariano Azuela; y culmina en esta constelación que es como el signo cardinal de su zodiaco: David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco.

Es verdad que grandes masas de nuestra población aun permanecen ajenas a los más elementales beneficios de la educación; pero la revolución Mexicana se esfuerza incansablemente por arrancarlas no sólo de la ignorancia, sino de la miseria, de la inseguridad y de la insalubridad. La Escuela Rural, como vosotros lo habéis reconocido, es un acierto indiscutible, que autoriza grandes esperanzas en la pronta participación activa de todo el pueblo en nuestros movimientos culturales. Nosotros la consideramos, además una de las múltiples evidencias del sentido liberador y humanista que caracteriza a nuestro movimiento social. Su creación, sus tendencias, los resultados que nos entrega, cada vez más amplios y más claros, y las manifestaciones actuales de nuestra cultura prueban la inmarcesible vitalidad de la Revolución, su identidad con el alma popular, y la más pura compensación a los sacrificios que la hicieron triunfar.

El pueblo mexicano, por conducto de su Gobierno, os ha ofrecido ya todo el acervo de su inteligencia y de sus sensibilidad para que sirva a la causa de la concordia universal, pues estima que la UNESCO es una de las instituciones creadas para liquidar la deuda imprescriptible que tenemos con los millones de hombres que empaparon con su sangre la vastedad de nuestro planeta. Si no queremos que aquel cruento y fabuloso sacrificio resulte atrozmente inútil, debemos entregarnos, con la misma decisión, con el mismo heroísmo con que ellos sucumbieron, a la creación de un mundo nuevo cuya paz no esté a merced ni de los opresores ni de los sectarios ni de los ambiciosos.

Alfonso Reyes, a quien me complazco en citar como lo hizo mi antecesor en el uso de la palabra, uno de nuestros más claros espíritus, ha propuesto la tónica de nuestra conducta: "No dejemos -dice- que la desesperanza nos invada porque entonces habrá llegado la hora de entregar nuestra morada mortal a la dirección de otro animal mejor dotado. No permitamos que el porvenir quede entregado a la desesperación y a la violencia, fuerzas negativas que pronto acabarían con los hombres. Hay que predicar -por encima de todas las disidencias teológicas en cuanto a la proyección sobrenatural de la vida humana - algo como una religión terrestre que nos despierte al sentido ético de nuestra misión natural".

Señores delegados: como representantes de un pueblo que no concibe la vida sin la libertad; la libertad sin la justicia; la justicia sin la igualdad, os reiteremos nuestra adhesión sin reservas y nuestra esperanza inconmovible. (aplausos).

- El señor Presidente: Tiene la palabra el señor Paul Rivet, delegado de Francia ante la UNESCO.

- El señor Paul Rivet: ( delegado de Francia ante la UNESCO): Señor Presidente; honorables miembros del Congreso Nacional Mexicano; señoras y señores: En nombre de la Segunda Asamblea de la UNESCO, tengo el gran honor de expresaros los más vivos agradecimientos de los miembros de dicha Asamblea, por la acogida cariñosa que le reservaron el Gobierno y el pueblo mexicanos. Al recibirnos hoy en el recinto oficial de los mandatarios del Poder Legislativo, habéis querido añadir a todas las manifestaciones inolvidables que marcaron las semanas pasadas en vuestra patria un acto oficial de alta trascendencia, cuya significación no escapa a ninguno de nosotros.

Acogidos con profunda amistad por todas las capas de la población, guardaremos todos un recuerdo imperecedero de nuestra permanencia en vuestro admirable país. Trabajamos sin descanso durante un mes entero para establecer las bases de la unión fecunda de todos los pueblos en un ideal de paz y de compresión mutua. Contactos personales entre hombres animados por la misma buena voluntad, venidos de los más lejanos países, han demostrado que las diferencias de lengua, de costumbres, de raza, no son obstáculos para la armonía en las ideas fundamentales, cuando al egoísmo

del espíritu nacionalista se sustituye un espíritu verdaderamente humano.

Durante un mes, hemos aprendido a pensar y a obrar como miembros de la humanidad entera, convencidos de que los problemas que se imponen al mundo de hoy, no tienen ya solución nacional, sino solución internacional, y que los intereses particulares de cada país, quedarán satisfechos cuando los de la comunidad universal hayan recibido su justa satisfacción.

El ambiente no podía ser más propicio para realizar esta comunión de pensamientos, como el que nos brindo vuestra patria.

País donde todas las opiniones pueden expresarse con toda libertad, donde todas las razas tienen los mismos derechos, se desarrollan y se mezclan sin el menor perjuicio, país donde los núcleos indígenas encuentran la protección inteligente de sus antiguos Conquistadores para participar de todas las ventajas de la civilización, incorporándose así a la nación sin que nadie intente apresurar por la fuerza esta fusión necesaria ni destruir las civilizaciones autóctonas; país donde el gobierno y cada ciudadano han comprendido que la base de un pueblo y la conciencia misma de su desarrollo reside en la difusión de la cultura y del conocimiento.

Hemos gozado del clima incomparable de vuestro cielo, hemos admirado las bellezas tan variadas que una naturaleza pródiga os ha dispensado, hemos ponderado los esfuerzos múltiples que habéis realizado para aprovechar, en bien de todos, esas riquezas naturales; hemos visto cómo se pueden asociar las concepciones más modernas de la civilización y el respeto de un pasado admirable que atestigua un conjunto extraordinario de edificios y de obras de arte, cuya grandeza, y cuya belleza pueden competir con las más famosas del mundo antiguo.

México no ha dado la impresión profunda de un pueblo en marcha, de un pueblo en movimiento hacia un porvenir grandioso, asociado en su dinamismo, el conocimiento de los adelantos de la técnica más moderna y el culto de un humanismo esclarecido y fervoroso, la voluntad de progreso en todas las fases del pensamientos y el culto de sus más antiguas tradiciones.

Al expresaros desde esta tribuna oficial estos sentimientos unánimes de los Delegados del mundo entero, reunidos en vuestra patria, y agradecidos por todas las atenciones que les brindaron vuestros compatriotas, desde el humilde campesino hasta los miembros de la élite intelectual, política y social, he cumplido con un deber singularmente agradable.

Siento no haber podido encontrar palabras dignas de los sentimientos que son animan a todos. Pero tengo la seguridad de que todos vosotros comprenderéis que un homenaje como el que os acabo de rendir en nombre de mis colegas de la UNESCO, vale más por su sinceridad que por la excelencia de su expresión. (Aplausos nutridos y prolongados).

- El C. secretario Aguirre Delgado Jesús (leyendo):

"Acta de la Sesión Solemne de Congreso General celebrada el día veintiséis de noviembre de mil novecientos cuarenta y siete, en honor de los HH. Delegados de la UNESCO.

"Presidencia del C. Francisco Núñez Chávez.

"En la Ciudad de México, a las trece horas y treinta minutos del miércoles veintiséis de noviembre de mil novecientos cuarenta y siete, reunidos en el Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados cien ciudadanos diputados y treinta y nueve ciudadanos senadores, según consta en las listas previamente pasó la Secretaría, se abre la sesión solemne de Congreso General que se celebra en honor de los HH. Delegados de la UNESCO.

"Asisten a esta sesión los Delegados en cuyo honor tiene lugar este acto y a quienes da la bienvenida el Presidente del Congreso, C. Diputado Francisco Núñez Chávez.

"Pronuncian discursos alusivos los CC. Adolfo López Mateos, a nombre de la Cámara de Senadores, y Armando Arteaga Santoyo a nombre de la de Diputados.

"La Presidencia concede la palabra al señor profesor Paul Rivet, Director del Museo del Hombre de París, quien hace uso de ella a nombre de los señores Delegados en cuyo honor se efectúa esta sesión.

"Se lee la presente acta".

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.

El C. Presidente (A las 14.45 horas): Se levanta la sesión y se cita para el próximo viernes a las doce horas.