Legislatura XLI - Año I - Período Ordinario - Fecha 19490913 - Número de Diario 16
(L41A1P1oN016F19490913.xml)Núm. Diario:16ENCABEZADO
MÉXICO, D. F., MARTES 13 DE SEPTIEMBRE DE 1949
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos. el 21 de
septiembre de 1921.
AÑO I. PERIODO ORDINARIO XLI LEGISLATURA TOMO I.- NÚM. 16
SESIÓN SOLEMNE
DE LA
CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA 13
DE SEPTIEMBRE DE 1949
SUMARIO
1.- Se abre la sesión. Se da lectura a la iniciativa en cumplimiento de la cual se celebra esta sesión.
2.- Oficio de la Cámara de Senadores por el cual se da a conocer los nombres de los oradores designados para las sesiones solemnes citadas para el día de hoy y de mañana.
3.- Hacen uso de la palabra, refiriéndose a la conmemoración de este día, los ciudadanos senador Adolfo López Mateos y diputado Caritino Maldonado.
4.- Se lee y aprueba el acta de esta sesión. Se levanta la misma.
DEBATE
Presidencia del
C. ARMANDO DEL CASTILLO FRANCO
(Asistencia de 80 ciudadanos diputados).
El C. Presidente (a las 13.04 horas): Se abre esta sesión solemne que tiene lugar de conformidad con un acuerdo de la Cámara de Diputados, de 10 de noviembre de 1948, a que se va a dar lectura.
- El C. secretario Turrent Artigas Francisco (leyendo):
"Diario de los Debates" de la Cámara de Diputados del 10 de noviembre de 1948.
"CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.
"El suscrito, diputado en ejercicio, por el digno conducto de ustedes se permite presentar ante la H. Cámara de Diputados, la siguiente proposición: La vida constitucional de México se desarrolla a través de los hechos históricos que forman la evolución del pueblo, sin que ese aspecto esencial de la organización política de nuestro país haya sido objeto de la atención que merece. Sobre la esencia constitucional domina el simple relato histórico, quedando en segundo término la materia concreta que indica el pensamiento de los constructores de México como nación políticamente organizada.
"Las primeras manifestaciones de esa organización aparecieron antes de que se consumara la Independencia nacional. En efecto, en los fragores de la lucha contra la dominación española, tras la muerte lamentable de los heroicos iniciadores del movimiento insurgente, se puso de manifiesto un esbozo de gobierno, en la Junta de Zitácuaro integrada por don Ignacio López Rayón, don José María Liceaga y don Sixto Verduzco, en agosto de 1811. A este hecho, más importante como antecedente que por sus consecuencias en la vida pública, siguió otro de mayor trascendencia, inspirado por el genio creador de Morelos que si fue grande como militar no lo es menos por su pensamiento de reformador social y de político eminente: el Primer Congreso de Anáhuac que inauguró sus trabajos en Chilpancingo, el 13 de septiembre de 1813. Este Primer Congreso fija el punto de partida de nuestra historia constitucional; ante él expuso Morelos su escrito titulado "Sentimientos de la Nación", cuyo texto avanzado tiene trascendencia actual, siendo la consecuencia legislativa de esa Asamblea política la constitución de Apatzingán, que se promulgó el 22 de octubre de 1814 elaborada en un año de funciones errantes bajo la constante persecución de las tropas virreinales.
"Es importante para la determinación de la trayectoria constitucional mexicana, seguir hasta nuestros días la evolución del pensamiento concreto en esta rama fundamental del derecho patrio, no sólo como acervo jurídico que entraña la vida orgánica de la nación, sino como medio de fortalecer nuestras tradiciones, rindiendo al mismo tiempo homenaje a quienes han aportado su esfuerzo en esas empresas históricas.
"Para tales efectos, estimo adecuado objetivizar con el mayor acopio que fuere posible dicha trayectoria constitucional, reuniendo los textos originales que puedan encontrarse o las copias auténticas que los substituyan, para instalarlos con decoro y respeto en el recinto de la Cámara de Diputados, juntamente con el material iconográfico y otras reliquias que en conjunto forme el "Museo de la Constitución Mexicana".
"Por conductos autorizados, el C. general Baltasar Leyva Mancilla, Gobernador del Estado de Guerrero, ha hecho el ofrecimiento de obsequiar una gran placa de bronce que contenga el texto de los "Sentimientos de la Nación", expuestos por Morelos, para que sea colocada, en su caso en el lugar donde se instale la capilla de nuestra Carta Magna, de que acaba de hablarse.
"Por otra parte, dada la importancia expuesta sobre el primer Congreso de Anáhuac, creemos que contribuye con eficacia a la realización de los propósitos analizados, conmemorar dignamente la fecha en que inició sus labores dicha Asamblea legislativa, con la celebración anual de una sesión solemne de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
"Hay la circunstancia de que esa sesión solemne, en caso de ser aprobada esta proposición, se efectuará por primera vez en el año de 1949, en que el Estado de Guerrero cumple cien años como entidad federativa de los Estados Unidos Mexicanos, estando tan próxima la fecha en que se conmemora el Primer Congreso de Anáhuac, 13 de septiembre, de la del centenario referido, 27 de octubre, que la sesión solemne que propongo, podría considerarse como el número inicial de los festejos con que el Estado de Guerrero habrá de solemnizar el hecho de su erección política como parte integrante de nuestra patria.
"Por lo anterior, solicito con todo respeto de la H. Cámara de Diputados que, con dispensa de trámites, se aprueben los siguientes puntos de acuerdo:
"Primero. La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión celebrará cada año, el 13 de septiembre, una sesión solemne, para conmemorar la inauguración del Primer Congreso de Anáhuac instalado en Chilpancingo, Gro., el año de 1813.
"Segundo. Nómbrese una comisión integrada por cinco ciudadanos, diputados que se encargue de gestionar la reunión de los textos constitucionales, material iconográfico y demás reliquias históricas relativas al desarrollo político de los Estados Unidos Mexicanos, para que se depositen en lugar adecuado del recinto de la Cámara de Diputados, donde deba instalarse el Museo de la Constitución mexicana.
"Tercero. Colóquese en lugar conveniente del Museo de la Constitución mexicana, la placa ofrecida por el C. general Baltasar Leyva Mancilla, Gobernador del Estado de Guerrero, con el texto del documento que con el título de "Sentimientos de la Nación", envió el generalísimo don José María Morelos y Pavón al Primer Congreso de la Anáhuac.
"Respetuosamente.
"México, D. F., a 10 de noviembre de 1948.- Diputado, Alejandro Gómez Maganda".
- El mismo C. Secretario (leyendo):
"Estados Unidos Mexicanos.- Cámara de Senadores.- México, D. F.
"C. licenciado Alejandro Gómez Maganda.- Oficial Mayor de la H. Cámara de Diputados.
"En contestación al atento de usted del 10 del actual, me permito informarle que la Directiva de esta H. Cámara de Senadores, designó como oradores para las sesiones solemnes que tendrán lugar los días 13 y 14, a los ciudadanos senadores licenciados Adolfo López Mateos y Fernando López Arias, respectivamente.
"Reitero a usted las seguridades de mi especial consideración.
"México, D. F., a 12 de septiembre de 1949.- El Oficial Mayor, Gonzalo Aguilar F".- De enterado.
El C. Presidente: Tiene la palabra el orador designado por la Cámara de Senadores, ciudadano senador Adolfo López Mateos.
El C. López Mateos Adolfo: Señor Presidente:
El señor Presidente de la Cámara de Senadores me ha comunicado hoy la grata difícil comisión de decir unas palabras en nombre del Senado de la República en esta solemne conmemoración. Pido pues, a vosotros, señores diputados, la benevolencia de vuestra atención a la parvedad de mis palabras.
Señores diputados, señores senadores: Afirma Gregorio Marañon que cuando en torno de una idea nace, crece y se forma una emoción viva, se engendra un ideal. Y el ideal es, por su esencia misma emotiva, energético; empuja hacia la acción - y a menudo hacia la acción heroica - a quienes, apasionados en él y por él, existen para realizarle, viven para hacerle tangible o mueren en la demanda de alcanzarle.
"De muy antiguo, la idea de la libertad ha engendrado en los hombres y en los pueblos de todas las latitudes, el ideal de la libertad. Muchos de los mejores de los hombres han vivido para él o han muerto por él.
Los pueblos, en la gesta concreta por conservar o alcanzar la libertad, han vivido sus momentos estelares. Así la Atenas de Temístocles: así aquella Lusitania de Viriato; así la Hispana heroica de Pelayo y Covadonga o la España dos veces heroica de Daoiz y de Velarde, si derrotada en Monteleón, vencedora en Bailén. Así señores, esta América nuestra, esta América que desde que nació a la historia contemporánea, nació en lucha por su libertad; la de San Martín el Generoso, que para llevar la libertad a sus hermanos, cruzó por el espinazo indescriptible de Los Andes; la de Bolívar, la de Bolívar el Señor de la Victoria, aquél tan consubstanciado con el ideal de la libertad que lo encarna por entero, y de él recibe el apellido que le otorgó la gloria: el de Libertador. Esta América nuestra, la de Morelos, ha pasado toda la historia de su vida independiente, después de conquistada su libertad y hasta nuestros días, en franca brega por mantenerla y conservarla.
"Al comenzar la segunda década del siglo pasado, múltiples pueblos, luchaban por la libertad: en la Península Ibérica el pueblo español luchaba contra las huestes napoleónicas en nombre de su libertad, y aquí, en Anáhuac, el pueblo mexicano
luchaba contra las huestes españolas, también en nombre de la libertad, porque aquel pueblo que allá peleaba por la libertad, aquí combatía contra ella. Pero de esa lucha del pueblo español contra Napoleón, México derivó importantes, vitales, trascendentes enseñanzas. De la Constitución de 1812, de Cádiz, aprendió que los pueblos tienen el derecho de dictar sus propias leyes y de darse la forma de gobierno que les convenga; aprendió que tienen también la libertad y el derecho de cambiar sus instituciones cuando lo consideren conveniente, y aprendió que ningún país ni ningún pueblo tienen el derecho de sojuzgar a otro.
Ya en esas propias Cortes de Cádiz, la voz que podríamos llamar mexicanísima, de Ramos Arizpe, había clamado en contra de la división de castas, había clamado en contra de una organización social que establecía diferencias entre los hombres; había luchado, y luchado orgullosa y virilmente, por quitar los prejuicios de raza, justificadores entonces de los imperialismos; había luchado por hacer que en la ley constitutiva, por primera vez en la historia del Derecho contemporáneo, se establecieran principios que afirmaran en forma indubitable y categórica, que a pesar de la forma del cráneo o del ángulo facial o del color del pelo, los hombres son iguales en obligaciones y en garantías ante la ley. (Aplausos).
He aquí, señores, las ideas fundamentales que inspiraron a Morelos para convocar el Congreso de Chilpancingo, en el que, sumada a nuevos delegados la junta trashumante de Gobierno de Zitácuaro, se hiciera una Convención de los representantes de las provincias libertadas, para que se diera una Constitución, una ley orgánica constitutiva que hiciera de estas tierras de Anáhuac una nación libre y soberana.
Por primera vez Morelos fijó, en forma indubitable, que México, que Anáhuac, que América, repudia el dominio español; que no reconoce ni acepta sujeción alguna de ningún otro país de la tierra y que debe constituirse en país libre y soberano.
El 13 de septiembre de 1813, en el "venturoso pueblo de Chilpancingo", se reunió este Congreso y el 14 de pronunciaba Morelos su célebre discurso, del que habían de derivarse el Acta de Declaración de Independencia de la Nación Mexicana y la Constitución de Apatzingán de 1814.
Al releer, señores, este prodigioso, por humano, discuros de Morelos, no podemos menos de estremecernos hasta la medula misma de nuestro ser. Con qué hondura, con qué fervor, con qué patriotismo, enfoca los problemas de la patria; con qué amor, con qué ternura recuerda a los caídos en la lucha; con qué fe, con que fe inquebrantable cree en los destinos de México.
Llegaba Morelos todavía acongojado por la pérdida de sus compañeros, y dice de ellos: "algunas veces les faltó todo, menos el propósito de servir a la Patria: tuvieron que mendigar el pan en la cabaña miserable de los pastores y que enjugar sus labios en el agua inmunda de las cisternas". Parece que hablaba, señores, de sí mismo. Ese Morelos había recorrido de pelea en pelea la geografía de México, inspirado por su genio patriótico que lo mismo guiaba su espada victoriosa -que iba abriendo a tajos la libertad de la patria -, que guiaba su pluma para asentar los 23 puntos presentados para redactar la Constitución, en los que se contienen, por primera vez, en forma organizada y de Derecho, las garantías sociales de que ahora estamos orgullosos. (Aplausos)
De esos 23 puntos en los que se propone la forma de organizar a la Nación y al Gobierno con su separación de Poderes, las normas sobre extranjeros y las normas sobre impuestos; de esos 23 puntos, es, sin duda alguna, el punto 12, el que encierra una mayor trascendencia. En él pide Morelos al Congreso que: "como la buena ley debe ser superior a todo hombre, las que ese Congreso dicte, deben ser de tal naturaleza que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia y eleven el salario, el jornal del pobre, para hacerlo que pueda liberarse de la ignorancia y del hurto". (Aplausos)
Maravilla, señores, que haya habido quien, en 1813, pudiera hablar de esa manera. Ya Morelos en instrucciones dadas a sus jefes subalternos les ordenaba que repartieran, entre los campesinos pobres, las haciendas que excedieran de 8 lenguas.
Morelos, que había nacido de la entraña de su pueblo, que estaba profundamente enraizado en él, profesaba las ideas políticas, liberales de su tiempo; pero era un venturoso precursor de las ideas sociales y llegó a la medula, a la entraña misma de los problemas nacionales; pues si se pretendía dar una organización republicana y democrática a estas tierras que iban conquistando su libertad, no podía establecerse ninguna democracia en donde las condiciones sociales, en donde las diferencias económicas y sociales eran de tal manera abismáticas, entre la opulencia de los unos y la miseria de los otros, que no eran posible, sobre esa base de desigualdades, fincar una unión nacional verdadera.
A ciento y tantos años de distancia, como los constituyentes de Querétaro, hombres también del pueblo, recogieron las ideas políticas de Morelos, los constituyentes de 1917 recogieron las ideas sociales de Morelos. El es, desde el Congreso de Chilpancingo, el creador en nuestro Derecho Constitucional.
México ha sido un país pródigo en hombres beneméritos; pero si tratáramos de encontrar uno con cuyo sólo nombre se pudieran evocar las luchas y las desgracias de la patria, la gloria y la tragedias que México ha vivido, nadie podría compararse con Morelos; él resume nuestra fuerza vital inquebrantable de labrar nuestros destinos mejores; él padeció en su carne la adversidad de las luchas; él padeció en su carne la adversidad de los soles de fuego y de noches inclementísimas; él padeció el hambre, la sed y la derrota, pero supo también del triunfo y de la gloria. El encarna para nosotros la imagen misma de la patria. (Aplausos)
Hace unos días, señores diputados, señores senadores, hace unos días, en este mismo recinto, al que concurrimos como miembros del Poder Legislativo de una nación libre y soberana, escuchábamos de los labios del Primer Magistrado de la Nación el Informe de las magníficas realizaciones del último
ejercicio administrativo. Y debemos meditar, debemos pensar cómo estamos gozando de paz, cómo vivimos en un régimen de Derecho, disfrutando de plenas libertades; cómo somos respetados por todos los países de la tierra y cómo luchamos cada día para vencer la naturaleza, en beneficio del hombre; debemos tener presente, siempre, que si estas circunstancias actuales son felices, es porque ha habido hombres que, en brega por alcanzar el ideal de la libertad, nos han legado instituciones libres; como eso genio que se llamó José María Morelos que abrió destinos luminosos a la patria. (Aplausos)
Que floten siempre aquí, señores, en este Congreso de México, sus palabras y que nos inspiren para seguir dictando leyes que sean superiores a todos los hombres, que muevan a patriotismo y a constancia en el logro del bien común. (Aplausos)
El C. Presidente: Tiene la palabra el orador designado por la Cámara de Diputados.
El C. Maldonado Caritino: Honorable Representación Nacional:
Cuentan las historias, que en la tierra del Sur, el pendón de las libertades patrias se sostuvo incólume, hasta plantarse airoso en la misma mansión de los Virreyes.
Y no necesitamos voltear muchas páginas, para encontrar a los intrépidos Galeana, a los magnánimos Bravo y a los incorruptibles Guerrero, para sentirnos, como ellos, inmensos en el deseo de servir a nuestra patria.
Desde que allá, en Dolores, un bronce lanzó a los cuatro vientos el grito de protesta de miles de oprimidos, toda la esclavizada Nueva España sintió el espasmo de una vida mejor.
Hidalgo y sus capitanes, imbuídos en las corrientes de su época, pensaron, sí, en la Independencia de México, pero con las inclinaciones a otra dependencia. Esto, no obstante, no amengua su arrojo libertario.
El alma de aquélla empresa temeraria, soñó y pensó y quiso redimir a su pueblo y, gigante de su epopeya, se lanzó a la lucha. ¿Su contenido? ¿Su filosofía? ¿Su bandera? Sólo esto: La Libertad.
Pero como todos los movimientos sociales, como todas la convulsiones humanas, el estremecimiento nacional que agrupara a miles de harapientos desde Dolores hasta Chihuahua, había de cuajar, no sólo en acción resuelta y decidida, sino en pensamiento y en idea.
Los iniciadores de nuestro gran movimiento, cayeron, porque habían de caer; porque es ley natural que cuando una chispa brota, si encuentra combustible, se hace llama, hoguera, combustión.
Así, los suelos de la patria se incendiaron. Y de esa llama inmensa surgió la idea, el pensamiento creador y recio y fecundo que no se acaba en una trinchera ni se elimina con un máuser, sino aquel que, recogiendo el anhelo y el ansia infinita de todo un pueblo, se plasma en leyes, en códigos o en articulados de pensadores o de genios que fueron líneas armoniosas del bienestar humano.
La Europa dominadora y culta, nunca sospechó siquiera que en nuestra tierra de indios, hubiera un hombre capaz de asombrar al mundo entero con su interpretación maravillosa de los Derechos del Hombre.
"La indulgencia mexicana, dejó de ser un simple movimiento de rebeldía, para convertirse en todo un programa social; para ser paradigma de libertades humanas y para ser, en fin, bellísima visión de justicia y de reivindicaciones proletarias.
¿Que quién fue el visionario inmenso? ¿Que quién quiso y pudo modelar aquella cosa informe? Un hombre; un solo hombre, tan grande como pequeño, tan excelso como humilde.
¿Paradoja? ¡No! ¡Verdad! ¡Morelos! El cura don José María Morelos y Pavón. El hasta entonces ignorado párroco de Carácuaro, que al recibir de Hidalgo la herencia sagrada de la Independencia, entraba por las rutas brillantes de la gloria a los nimbos excelsos de la inmortalidad.
Ciento treinta y seis años han transcurrido, desde que las brisas surianas acariciaron la mente inquieta y pensadora de aquél que a sí mismo se llamara el Siervo de la Nación, a cuya vera se agruparon por excepcional y única elección, los representantes, primero de la entonces provincia de Tecpan, señor licenciado don José Manuel de Herrera, por Oaxaca don José María Murguía, y por designación del Generalísimo, los diputados: licenciado don Ignacio López Rayón, por Guadalajara; doctor don José Sixto Verduzco, por Michoacán; don José María Liceaga, por Guanajuato; licenciado don Andrés Quintana Roo, por Puebla; licenciado Carlos María Bustamante, por México, y don José María Coss, por Veracruz, así como el secretario de aquella memorable reunión, don Cornelio Ortiz de Zárate.
Ciento treinta y seis años hace que a los cuatro puntos cardinales se lanzaron aquellas palabras: "La América es libre e independiente, etc".
Hagamos, compañeros diputados de esta Cuadragésima primera Legislatura, una evocación del Primer Congreso de Anáhuac y transformemos, imaginariamente, este recinto parlamentario en aquella hoy historia ciudad de Chilpancingo, en donde todavía flota, trama y palpita el espíritu de nuestros primeros legisladores de quienes no sentimos émulos y merecedores, en gracia a nuestros deseos de servir a nuestro pueblo.
Quien haya leído, ya no la Historia de México, sino siquiera las referencias de sus hombres y de sus caudillos, seguramente que se habrá anegado en el piélago infinito de sus luminosidades.
En esta ocasión, en que por vez primera se celebra en esta residencia parlamentaria una sesión tan solemne, rememorativa de aquella de 1813, es necesario que el pensamiento de Morelos y de sus legisladores primeros, nos inunden con su luz, que nos sintamos engrandecidos con la fuerza de su alma, y que seamos como él y como ellos, únicos en el pensamiento y en la acción para servir mejor a nuestros conterráneos.
Va a cumplirse un año en que un representante de mi terruño, un antecesor mío, el C. Alejandro Gómez Maganda, trajo hata la soberanía de esta Cámara federal la proposición de que, al igual que
se acostumbra en mi provincia, se efectuara aquí una sesión de Congreso, simbólica y rememorativa de aquella en que naciera para el Anáhuac y para todo el Continente Latinoamericano el sol de su libertad: entonces aprobóse aquella iniciativa, y hoy, por primera vez en la historia del Parlamento mexicano, tócame en suerte verte mi frase pobre e incolora, pero ferviente y cálida para aquel que, en sus "razonamientos" y en sus "sentimientos a la nación", expusiera, no ya las razones de la liberación de su pueblo por quien murió, sino la Libertad de América y del mundo.
Sería prolijo analizar en esta vez el contenido ideológico, moral y social de aquellos documentos que Morelos legara a la posteridad; pero ellos nos dicen de aquel genio que, como soldado - El gran Corso, el que se creía dueño del mundo, Napoleón Bonaparte-, deseaba sólo tres de la talla del mexicano para dominar el mundo.
Como legislador, investíguese cuál es la ley mejor que la que en una simple acta contiene todo un cuerpo de doctrina, y aparte de ser para muchos, un solo rompedor de cadenas, fue, y esto es lo enorme, lo insospechado, lo inconcebible: un visionario. A Emiliano Zapata, a Venustiano Carranza, a toda la Revolución mexicana, se adelantó el pensamiento de este hombre quien decretó primero, en otras palabras, que "la tierra debe ser de quien la trabaja".
Sería prolijo, insisto, desmenuzar toda la obra de José María Morelos y Pavón; pero hemos de recurrir ya no a lo que nos dicen las historias sino al palpitar de nuestro corazón, hagamos que la lámpara votiva de nuestra creencia, permanezca encendida, como flama inapagable de nuestra fe en el porvenir, sacudiendo el sentimiento de la provincia y de la patria entera. Una entidad, la mía, Guerrero, que está llegando a su primer centenario, rinde parias a los hombre que forjaron la gran patria mexicana.
Si las cumbres de mi tierra fueron baluarte de nuestras luchas libertarias, nuestra esencia y nuestro ser, se diluyen en el ser y en la esencia de nuestra patria, para conjugarse en este solo pensamiento: México, con Miguel Alemán, grande para el porvenir". (Aplausos).
- El C. secretario Suárez Ocaña Rafael (leyendo):
"Acta de la sesión solemne celebrada por la Cámara de Diputados del XLI Congreso de la Unión, el día trece de septiembre de mil novecientos cuarenta y nueve, para conmemorar la inauguración del Primer Congreso de Anáhuac.
"Presidencia del C. Armando del Castillo Franco.
"En la ciudad de México, a las trece horas y cuatro minutos del martes trece de mil novecientos cuarenta y nueve, se abre la sesión solemne con la asistencia de ochenta ciudadanos diputados, según declaró la Secretaría después de haber pasado lista.
"Concurren a esta sesión solemne miembros de la H, Cámara de Senadores, representantes del Poder Ejecutivo y de agrupaciones, previamente invitados.
"La Secretaría da lectura a la iniciativa aprobada por esta Cámara el día diez de noviembre de mil novecientos cuarenta y ocho, en cumplimiento de la cual se celebra esta sesión solemne.
"Oficio de la Cámara de Senadores, dándose a conocer a los oradores nombrados por dicha Cámara para las sesiones solemnes que hoy y mañana se celebran.
"Hacen uso de la palabra, para referirse al acontecimiento que se conmemora, los CC. senador Adolfo López Mateos, a nombre del Senador, y diputado Caritino Maldonado, por la Cámara de Diputados.
"Se lee la presente acta".
Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.
El C. Presidente (a las 13.37 horas): Se levanta la sesión y se cita para mañana a las 12.00 horas a sesión solemne.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y
"DIARIO DE LOS DEBATES"