Legislatura XLI - Año II - Período Ordinario - Fecha 19501012 - Número de Diario 12

(L41A2P1oN012F19501012.xml)Núm. Diario:12

ENCABEZADO

MÉXICO, D. F., JUEVES 12 DE OCTUBRE DE 1950

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos el 21 de septiembre de 1921.

AÑO II. PERÍODO ORDINARIO XLI LEGISLATURA TOMO I. - NÚM. 12

SESIÓN SOLEMNE DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS

EFECTUADA EL DÍA 12 DE OCTUBRE DE 1950

SUMARIO

1. - Se abre la sesión. Oficio del Senado designando orador para esta sesión.

2. - Hacen uso de la palabra el ciudadano senador Adelor D. Sala y el ciudadano diputado Mario S. Colorado Iris. Se lee y aprueba el acta de la presente sesión. Se levanta ésta.

DEBATE

Presidencia del

C. TITO ORTEGA SÁNCHEZ

(Asistencia de 83 ciudadanos diputados).

El C. Presidente (a las 12.30 horas): Se abre esta sesión solemne.

El C. secretario Vázquez Pallares Natalio: Por orden de la Presidencia se va a dar lectura a un oficio del Senado:

"Estados Unidos Mexicanos. - Cámara de Senadores. - México, D. F.

"CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. - Presentes.

"En contestación a la atenta comunicación de ustedes del 6 del actual, nos permitimos manifestarles que agradeciendo su invitación a la sesión solemne que esa colegisladora celebra el próximo 12 del corriente con motivo del Día de la Raza, los componentes del Senado de la República asistirán gustosos a dicha sesión solemne; habiéndose designado para hablar en nombre de esta Cámara, al C. senador Adelor D. Sala.

"Reiteramos a ustedes las seguridades de nuestra atenta y distinguida consideración.

"México, D. F., a 10 de octubre de 1950. - Melitón de la Mora, S. S. - Eduardo Luque Loyola, S. S.". - A sus antecedentes.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano senador Adelor D. Sala.

- El C. senador Sala Adelor D. (leyendo):

"Señor presidente. Señores diputados. Señores senadores: Los acontecimientos para alcanzar su pleno sentido histórico, no han menester de ser valorados en su magnitud, o en otros términos, valen sólo - moralmente se entiende - por sus efectos, por las consecuencias de orden social que les siguen.

"Un vuelo de pájaros imprimió rumbo distinto al curso de una de las grandes aventuras del siglo XV. Las carabelas de Colón - es observación de Rodó- cambiaron su derrota por este suceso ocurrido en la rutinaria marcha de las naves. Y la cambiaron por la explicable ansiedad de pisar tierra después de tan largo viaje. Así, se deslizaron al encuentro de la pequeña isla que el 12 de octubre de 1492 nació para la Historia.

"En el principio fueron las especias..." Con esta afirmación abre Zweig la portada de la vida de Magallanes, el tenaz explorador portugués - también al servicio de España - quien, el primero, surcó el grande océano en busca del camino que Colón habían oteado también en el horizonte del Atlántico, para llegar a la tierra de las especias, a las legendarias Molucas.

"La imaginación de los hombre que vivieron en las postrimerías del siglo XV vive encendida con las leyendas del Oriente. España y Portugal, en una competencia de titanes, lanzan sus naves a los mares, conducidas por férreos caracteres que se formaron a golpes de infortunio, con el fin de arrancar sus secretos al mundo desconocido. España gana la partida. Mejor dicho, Isabel de Castilla, por antonomasia, la Católica. Con visión de estadista, la gran mujer aprecia la magnitud del proyecto que la deslumbra por lo original y la seduce por lo atrevido. Se contagia de la fe del marino genovés, del visionario atormentado por la idea que le entusiasma la obsesión que no ceja.

"Cierto que en la hazaña cuenta también la ambición. ¡Pero qué grande hombre no la tiene? ¡Qué proeza en la Historia no se sustenta en una ambición? La gloria, el mundo, el poder, la salvación del alma, el servicio de Dios ¡no son acaso ambiciones generosas y no pueden, acaso también, ser heroicas? La ambición es acicate, inquietud, impaciencia, y por ello precisamente da ímpetu a los hombres.

Y así, Isabel y Colón suman sus fuerzas, funden sus ambiciones y surge lo inesperado: un continente con sus enormes promesas. Porque los destinos humanos recorren senderos ocultos que al genio corresponde descubrir. Y muchas veces los grandes propósitos resultan equivocaciones que cambian la faz de la Historia.

"Colón, el místico, agobiado por los dolores del cuerpo y por penas del alma, muere como vivió: soñando, aferrado a la idea, a su idea de que había llegado a las Indias.

"El florentino Vespucio, el práctico, sin proponérselo así, al acaso, revela en sus cartas que estas tierras descubiertas por el místico eran un Mundus Novus, un Nuevo Mundo. Vespucio completa a Colón: el primero descubre; el segundo da relieve al descubrimiento. Y aquí, de nuevo, influye en la epopéyica acción el error humano. Américo aporta la palabra sonora, adecuada a la joven tierra para el mundo de entonces, joven para el porvenir, amplía para la dicha, generosa para la libertad: América. De un modesto colegio, en ignorado pueblecito Saint - Dié, Ducado de Lorena en los Vosgos, surge a guisa de propuesta, acertada por la unción clarividente, pero errónea por la apreciación de los hechos en que se funda: nada menos que las cartas, las cuatro navegaciones de Vespucio. El colegio, ignorante del descubrimiento de Colón y de su trascendencia - estamos en los tiempos de la incomunicación - atribuye la hazaña al florentino, y, en consecuencia, propone que estas tierras lleven el nombre de América. Y cuaja la idea. Las cosas suceden de este modo por la voluntad de las gentes. Y es que lo espontáneo y sencillo arraiga hondo en el corazón de los hombres.

"Y una raza del Viejo Mundo transfunde su sangre en el Nuevo: costumbres, idioma, civilización en general, se transplantan a este lado del mar; y de la fusión de dos razas, la hispana y la nativa, surge el mestizaje, cimiento que ya adquiriendo perfiles propios con ideales creadores, con voluntad de dominio, y esta nueva raza que Vasconcelos llamara cósmica, se afirma y crece vigorosa al amparo de la libertad, y el amor al trabajo y el culto a la independencia le revelan el principio de la soberanía.

"Quisieron todos nuestros pueblos, ya que tenían solar propio, ocupar su sitio en el concierto de las naciones, y la tenacidad les dio el triunfo. Quieren que este Nuevo Mundo, esta América nuestra se libre de la pesadilla de la miseria y trabajan para lograrlo.

"Formamos una comunidad de pueblos, con los mismos antecedentes históricos que han fraternizado en el sufrimiento y afrontado los mismos problemas. Cada patria tiene sus héroes que la forjaron. Sin embargo, a todos los recordamos con amor a la hora de venerarlos y en la hora de las tribulaciones.

"Unámonos, cada vez más, pueblos de América; que este día, el Día de la Raza, sirva para fortalecer nuestros vínculos. Renovemos nuestros propósitos de ser mejores para alcanzar más pronto el glorioso destino que la historia nos ha reservado". (Aplausos).

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Mario S. Colorado Iris.

El C. Colorado Iris Mario: Señores diputados. Señores senadores. Señoras. Señores: Voy a referirme a un hecho, a un acontecimiento, quizá el más trascendental de la historia de la Humanidad en el orden material, económico, social y político, de consecuencias inimaginables para los hombres de la época en que se verificó el descubrimiento de América.

Si Cristóbal Colón fue, según la concepción en boga, el que cerró las puertas de la Edad Media para inaugurar un nuevo mundo y una nueva época, el momento en que las tres viejas carabelas salieron del puerto español hacia lo desconocido, es quizá uno de los momentos más memorables de la historia universal.

Sería preciso revivir con la mentalidad de las gentes de la época aquella hazaña para apreciarla en toda su magnitud y poderla entender. Sería preciso limpiarnos la mirada interior y librarnos de los conceptos y de todo lo conocido por nosotros, para poder entender la grandiosidad y el prodigio de aquella hazaña.

Para nosotros el Nuevo Mundo en un concepto geográfico. Para los hombres de fines del siglo XV, era un concepto supersticioso y religioso. No era posible que aquellos hombres comprendieran - como nosotros comprendemos - lo que había más allá de las columnas de Hércules. No podemos imaginar aquella hazaña. No es comparable con la hazaña realizada en los siglos XIX Y XX: la exploración del África, la exploración del Polo Sur, la exploración del Polo Norte, los vuelos trasatlánticos, porque estas hazañas se han hecho dentro de una tradición científica, apoyándose en conocidas leyes naturales; pero para Colón y los que la acompañaban todo era desconocido. Desconocían la forma del mundo, la extensión la tierra, la eficacia de los recursos de que disponían. Se embarcaban hacia lo desconocido. Cuando ellos se lanzaron en los barquichuelos, en el océano, en una latitud que ellos eran los primeros en aventurarse, no tenían idea del resultado, no habían ninguna meta segura, y eso era lo espantoso, lo que miraban y lo que vivían. Estaban en las terribles fronteras de la vida y de la muerte.

El curso de los días era pavoroso y cada legua que recorrían aumentaba el pavor y el pánico; pero se necesitaba la fe, la fe inquebrantable del visionario, para poder dar cima a aquella empresa.

Colón tenía la fe que lo guiaba; Colón fue el visionario llamado por el destino para la realización de la hazaña. Su vida es, a semejanza de una leyenda medioeval; surgió de la nada; se encumbró de la nada para llegar a ser gran almirante de España, cuando era un aventurero advenedizo italiano. Pero tenía el genio que lo guiaba.

Siete años de brillo y de poderío los paga con su repetida caída y la humillación sin ejemplo, para luego recobrar débilmente la prosperidad y al fin morir casi olvidado y solitario.

Destino prodigioso del genio como prodigiosa es también su hazaña, fue España la que ejecutó la obra; fue de España, no sólo la de apoyar la empresa de Colón, sino la consumación de la exploración

de la conquista y incorporación de las islas y del Continente a la civilización europea. Y no fue por azar que España llevara a cabo esta empresa porque para su consumación se necesitaba el empuje de aquella raza que salió victoriosa de la guerra de la reconquista contra los moros; se necesitaba la fe cristiana y la resolución heroica y caballeresca de los castellanos y se necesitaba, sobre todo, lo que le da grandeza a la hazaña, que no fue precisamente la renuncia a los lazos que unían a los que la llevaron a cabo, ni el abandono del mundo habitual y familiar, sino la evocación de lo venidero, la evocación del porvenir, la evocación de lo inexistente aún.

Pensamiento también profundo de Don Quijote debía ser, pues la raza que tuviera como ideal a Don Quijote, sería la que llevara a cabo esta inmensa hazaña, este prodigio.

México, mejor dicho la América entra a la historia universal como una accesión a la cultura más sabia, más vieja de Europa, la cultura latina, entramos o ingresamos a la civilización bajo el estandarte de Castilla que a su vez lo heredó de Roma, pero que lo superó con la cristiandad.

A España debemos la cultura, a España debemos nuestra religión; pero también a las razas indígenas debemos la sangre que corre por nuestras venas y que se mezcló con la de los conquistadores, o mejor dicho, con la de los colonizadores, y a ellos también debemos el suelo en que vivimos y nos desarrollamos, y de la fusión de esas dos razas ha salido una raza nueva, con ideales nuevos, con nuevas aspiraciones, distinta de la raza española, distinta de las razas autóctonas. A España debemos el actual concepto de la nacionalidad. Veneramos a los héroes indígenas, veneramos a Cuauhtémoc, porque él es una de las raíces de nuestra nacionalidad, porque es un símbolo de entereza, de patriotismo y de estoicismo de la raza; pero también tenemos el deber de venerar a nuestros antepasados los españoles, porque ellos también, generosamente, nos dieron cultura, religión y su sangre.

Cuatro siglos y medio, después de esta hazaña, América se yergue liberada del tutelaje de Europa, soberana, y veintiún repúblicas democráticas se lanzan al izar sus pabellones gloriosos, defendiendo sus ideales, defendiendo la libertad, defendiendo la dignidad del hombre contra las corrientes que pretendan subyugarlas o que pretendan imponerles sus principios, sus ideas, si no están de acuerdo con nuestra idiosincrasia:

En 1947 Thiers, el tercer Presidente de la República francesa, profetizó: Rusia es un país semisalvaje, es un país joven y fuerte y Europa, temprano o tarde, tendrá que tomarla en cuenta, porque es una juventud. Los pueblos de América son otra juventud enfervorecida que se desarrollarán y, tarde o temprano, decía Thiers, estas dos juventudes se enfrentarán en una lucha de masas, en una luchas titánica. Ojalá la profecía de Thiers no se cumpla; ojalá sea posible que todavía los pueblos de toda la tierra puedan vivir en paz, cada quien respetando sus ideas, las ideas de los demás.

Esperamos que los países de América puedan conservar su libertad dentro de las ideas democráticas y que Rusia continúe con sus ideas comunistas, pero respetando a los pueblos libres de América. Nuestro deber, nuestra aspiración es que podamos continuar hasta ahora ascendiendo en un afán de superación de ideales, para que todos los hombres de buena voluntad puedan vivir en paz en el mundo. (Aplausos).

El C. secretario Sánchez Gutiérrez Edmundo: (leyendo):

"Acta de la sesión solemne celebrada por la Cámara de Diputados del XLI Congreso de la Unión, el día doce de octubre de mil novecientos cincuenta.

"Presidencia del C. Tito Ortega.

"En la ciudad de México, a las doce horas y treinta minutos del jueves doce de octubre de mil novecientos cincuenta, se abre la sesión solemne con asistencia de ochenta y tres ciudadanos diputados, según declaró la Secretaría después de haber pasado lista.

"Concurren a esta sesión solemne que se celebra con motivo del "Día de la Raza", miembros de la H. Cámara de Senadores, de la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Cuerpo Diplomático y de agrupaciones invitadas previamente.

"Oficio del Senado agradeciendo la invitación para esta sesión solemne y designando al C. senado Adelor D. Sala como orador en representación de esa Cámara. A sus antecedentes.

"Hacen uso de la palabra, para referirse al motivo de esta sesión solemne, los CC. Adelor D. Sala, en representación de la H. Cámara de Senadores y Mario S. Colorado Iris, a nombre de esta H. Cámara de Diputados.

"Se lee la presente acta".

Por disposición de la Presidencia se pone a discusión la presente acta. En vista de que ningún ciudadano diputado hace uso de la palabra, se pregunta, en votación económica, si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.

El C. Presidente (a las 12.55 horas): Se levanta esta sesión solemne y se cita a los señores diputados para el próximo martes 17 a las 12 horas.

TAQUIGRAFIA PARLAMENTARIA Y

"DIARIO DE LOS DEBATES"