Legislatura XLII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19521203 - Número de Diario 36
(L42A1P1oN036F19521203.xml)Núm. Diario:36ENCABEZADO
MÉXICO, D.F., MIÉRCOLES 3 DE DICIEMBRE DE 1952
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.
AÑO I. - PERÍODO ORDINARIO XLII LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 36
SESIÓN SOLEMNE DE CONGRESO GENERAL
EFECTUADA EL DÍA 3 DE DICIEMBRE DE 1952
SUMARIO
1. - Se abre la sesión de Congreso General. La Secretaría hace la presentación de las Misiones Diplomáticas que visitan el país.
2. - Hacen uso de la palabra el ciudadano senador Pedro de Alba, dando la bienvenida a los visitantes y hablan después de el excelentísimo señor senador Walter Sansaricq, de Haití; el excelentisímo señor Nereu Ramos, Presidente de la Cámara de Diputados de Brasil; el excelentísimo señor senador Richard M. Nixon, Vicepresidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica y el excelentísimo señor José María Peralta y Salazar, Presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador. El ciudadano diputado Jorge Ferretis hace uso de la palabra en relación al homenaje que se rinde a los visitantes.
3. - Se lee y aprueba sin discusión ni observación alguna el acta de la presente sesión y se levanta ésta.
DEBATE
Presidencia del
C. GUILLERMO CORSSEN LUNA
(Asistencia de 137 ciudadanos diputados y 55 ciudadanos senadores).
El C. Presidente (a las 11.45 horas): Se abre la sesión solemne del Congreso General, en el honor de los legisladores de los países amigos que nos visitan
. - El C. secretario Bustillo Carrillo Antonio: Por acuerdo de la Presidencia se va hacer la presentación de las Misiones Diplomáticas que nos visitan, así como de los siguientes señores legisladores: excelentísimo señor senador Richard M. Nixon, Vicepresidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica (aplausos): de El Salvador, excelentísimo señor José María Peralta Salazar, Presidente de la Asamblea Legislativa, (aplausos); excelentísimo señor diputado René Cardona Dardano (aplausos); de Brasil, excelentísimo señor doctor Nereu Ramos, Presidente de la Cámara de Diputados (aplausos); de Uruguay, excelentísimo señor doctor Alfeo Brum, Presidente del Senado y de la Asamblea Nacional (aplausos), excelentísimo señor doctor Raúl Gaudin, diputado nacional (aplausos); excelentísimo señor arquitecto Juan Eduardo Fabini, diputado nacional (aplausos); de Nicaragua, excelentísimo señor doctor Lorenzo Guerrero, Vicepresidente del Congreso Nacional en ejercicio de la Presidencia del Poder Legislativo (aplausos); de Ecuador, excelentísimo señor doctor Rafael Arízaga Vega, Presidente de la Cámara de Diputados (aplausos), excelentísimo señor Alfredo Pérez Chiriboga, senador de la República (aplausos); de Tailandia, S.A.R Van Marthayakon, Presidente de la Asamblea (aplausos);de Guatemala, excelentísimo señor licenciado Heriberto Robles Alvarado, Segundo Vicepresidente del Congreso de la República (aplausos), excelentísimo señor José Luis de León, diputado al Congreso (aplausos), excelentísimo señor profesor Oscar Jiménez de León diputado al Congreso (aplausos); de Haití, excelentísimo señor Walter Sansaricq, senador de la República (aplausos); de España, excelentísimo señor Felix Gordón Ordás, Presidente del Congreso de Ministros (aplausos), excelentísimo señor Bernardo Giner de los Ríos, diputado a Cortes (aplausos), excelentísimo señor Alvaro de Albornoz y Limiñana, diputado a Cortes (aplausos), excelentísimo señor José Giral Pereira, diputado a Cortes (aplausos), excelentísimo señor doctor Juan Negrín López, diputado a Cortes (aplausos); excelentísimo señor Antonio Valao Oñate, diputado a Cortes (aplausos), excelentísimo señor Enrique de Francisco, diputado a Cortes (aplausos); de Francia, excelentísimo señor Pierre Schneiter, diputado de la Asamblea Nacional (aplausos); de Perú, excelentísimo señor doctor y diputado Augusto C. Peñalosa (aplausos); de Estados Unidos de Norteamérica, excelentísimo señor Joseph Holp, diputado por California (aplausos), excelentísimo señor Ken Regan, senador por Texas (aplausos), excelentísimo señor Barry M. Coldwater, senador por Arizona (aplausos); de Colombia, excelentísimo señor Bernardo González Bernal, Vicepresidente del Senado (aplausos), excelentísimo señor senador Carlos Antonio Lis y señores diputados Aníbal Vallejo Alvarez, Pablo Patiño Bernal y Luis Parra Bolívar (aplausos); de
Panamá, excelentísimo señor José Daniel Crespo, Presidente de la Asamblea (aplausos), excelentísimo señor Aquilino Boyd, diputado (aplausos), excelentísimo señor Ernesto Estentos, diputado (Aplausos)
El C. Presidente: Tiene la palabra el señor senador y doctor Pedro de Alba.
El C. De Alba Pedro: "Señor Presidente del Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos, distinguidos visitantes, honorables senadores y diputados: Es este un día de noble y profundo regocijo para nosotros; en esta fecha recibimos a los legisladores extranjeros que formaran parte de las delegaciones de países amigos que han honrado con su presencia el acto de trasmisión del Poder Ejecutivo en nuestro país.
Señores senadores y diputados de las Misiones Especiales: Os recibimos en este paraninfo bajo cuya cúpula se han oído las voces de los legisladores mexicanos de nuestro tiempo. Como podéis ver, se han inscrito con letras de oro en los aplanados de estos muros, los nombres de los Padres de nuestra Patria y de los creadores de nuestra nacionalidad. No existe en nuestra tierra mansión más venerada y respetable esta; en sus bóvedas encuentran eco los anhelos de todos los ciudadanos de México y en su ambiente se respira el aire propicio a la germinación de las altas ideas que han forjado nuestra personalidad histórica. Podemos afirmar que al saludaros lo hacemos no sólo en nombre de los aquí presentes, sino en el de todos nuestros compatriotas, ya que esta representación nacional interpreta la auténtica expresión de simpatía de todo el pueblo de México que os dice por nuestro conducto: bienvenidos a las tierras del antiguo Anáhuac. (Aplausos).
Distinguidos visitantes y amigos nuestros: si pasáis la vista por los "paneaux" de este peristilo y por los frisos que se extienden de uno a otro capitel de sus columnas, iréis leyendo los nombres de los héroes mayores de México. La tradición heroica de nuestro país es poderoso aglutinante de nuestras voluntades y sirve de estímulo para nuestro pensamiento. Quienes aquí deliberan y discuten. sienten que pesa sobre sus hombros una responsabilidad y un compromiso, porque con sus actos y sus pensamientos deben honrar la memoria de los héroes y mártires de nuestra historia. (Aplausos).
Si nos hiciéreis el honor de una larga permanencia en México, os llevaríamos a los lugares consagrados por nuestras leyendas y a los campos fecundados por la sangre de aquellos que ofrendaron sus vidas por darnos independencia, libertad y decoro ciudadano. Desde don Miguel Hidalgo, el paternal varón de cabellera cana que proclama el decreto de abolición de la esclavitud en toda la América y don Benito Juarez, al inflexible y austero indio zapoteca, que defendiera la integridad del Continente contra la codicia atrabiliaria de imperios extranjeros, hasta el rudo e iluminado, jinete de las montañas del Sur, Emiliano Zapata símbolo del general aguerrido y del soldado anónimo que hablara de tierra y libertad, encontraréis en todos ellos, junto al espíritu de abnegación y sacrificio, el noble impulso de dignidad humana y el afán infatigable por conquistar el reinado de la justicia social. (Aplausos). Aquellos hombres ejemplares, con la audacia de sus pensamientos y la lumbre de sus convicciones fueron precursores o militantes de la Revolución mexicana.
Señores diputados y senadores que nos honráis con vuestra visita: los nombres que figuran en esta lista de honor que tenéis a la vista pertenecen a los inspiradores de la doctrina de la legislación mexicana que en el último análisis consiste en el decidido empeño de romper la inicua estructura social que pesó sobre nuestra Patria en el pasado y en destruir las reliquias del coloniaje económico que subsisten. Este gran movimiento tiene raíces muy lejanas y fisonomía substancial que viene desde tiempos muy remotos.
La Independencia, la Reforma y la Revolución, por las que México ha luchado y sufrido, son indivisibles, se apoyaran una en la otra, se complementan, se sostienen recíprocamente y por eso las consideramos como base de nuestra unión patriótica y marca y estilo de nuestra personalidad histórica.
Personalidad fundida en dolor, sacrificio y esperanza. La trayectoria vital de México es como una fecunda lección de los tiempos.
Nuestro propio dolor nos ha hecho sensibles para entender los sufrimientos ajenos. Esa experiencia de los siglos es la que inspiró la política de paz internacional del señor Presidente, don Miguel Alemán; esa política apoyada en el sentir de nuestro pueblo que postula el buen entendimiento con todos los hombres de buena voluntad del planeta, ha sido sostenida por hombres que llevan las cicatrices de graves heridas y han visto de cerca los estragos de sus guerras de emancipación y de reforma.
Nuestro hombre común y corriente está dotado de un espíritu de simpatía para quienes como él han tenido que librar rudas batallas por la conquista de su autonomía.
La política internacional de nuestros últimos gobiernos ha llevado un mensaje de concordia a la tribuna de las Naciones Unidas y de los Estados americanos y ha invitado a que se resuelvan pacíficamente las controversias enconadas; esa actitud ha correspondido al sentir de nuestros compatriotas. En medio de confusiones y de airadas disputas, México ha tratado de apaciguar los espíritus y de mantener la confianza en los organismos internacionales encargados de salvaguardar la Paz del Mundo.
Los mexicanos sabemos que nuestras ideas son las mismas que sostienen y alimentan los países que dignamente representáis y por eso nos es muy grato exaltarlas en esta solemne ceremonia. Vuestra presencia en el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos es un acto de amistad internacional y de coordinación de voluntades para bien de la armonía y de la Paz entre todos los pueblos de la Tierra (Aplausos).
El espíritu de sacrificio es otro de los rasgos de la personalidad histórica de México. Sacrificio callado y estoico, revelador de virtudes humildes y de resistencia a la adversidad. Esas virtudes recatadas no son pasivas e inertes; nuestro pueblo es dueño de una dinámica interior y alimenta la certidumbre de que con la plena vigencia de las reformas sociales que sostiene la Revolución mexicana, sus males serán remediados.
Se palpa en la vida de México un afán de superación y mejoramiento; hasta los habitantes de las más remotas y desoladoras regiones piden diariamente no sólo el pan y el agua para su beneficio material, sino las luces de la enseñanza y los estímulos de la Cultura para la elevación del espíritu. A despecho de reveses y calamidades, el mexicano no ha perdido su confianza en sí mismo. En esta hora cenital en que se ha transmitido el Poder Ejecutivo de la Nación, entona un canto de esperanza, reconoce lo que por él se ha hecho y confía en que su nuevo Gobierno será fiel a los ideales de la Revolución; estos momentos son como el anuncio de saludables realizaciones futuras.
Os decía que la epopeya histórica de México está galvanizada por la esperanza. Vosotros, nuestros distinguidos huéspedes y amigos que asistís a esta transmisión del Poder Ejecutivo de México, nos acompañáis en el comienzo de una nueva etapa constitucional. Habéis llegado a nuestro país con el mensaje de simpatía de nuestros puebles y gobiernos y nosotros los recogemos con fraternal y entrañable gratitud. (Aplausos).
México es crisol en que se funden los más heterogéneos metales; un denominador común de esa alquimia del destino es el anhelo vigilante por la integración de una patria grande, próspera y unida; después de siglos de lucha contra la opresión, aspiramos a que se fortalezca cada día más los vínculos fraternales entre nosotros mismos, con nuestros vecinos de este Continente y nuestros semejantes de lejanas latitudes.
El pueblo de México está inflamado por la mística de la justicia social y por el culto de la belleza y de la armonía. El florecimiento de las artes plásticas, de las bellas letras y del pensamiento científico y filosófico no se desarrolla en cámaras herméticas ni es producto de invernaderos. Se proyecta y se realiza en plena calle y a la luz de día y así se establece una corriente propicia entre la creación del pueblo y la del artista, del filósofo y del hombre de ciencia. La fidelidad a la fisonomía popular opera en todas las direcciones del pensamiento mexicano.
Vuestra compañía en esta hora de esperanza será para nosotros fuente de fortaleza. Habéis presenciado el acto de investidura del nuevo Presidente de México, el ciudadano Adolfo Ruiz Cortines, que es un hombre desprendido de la masa anónima, que participa del pensamiento de su pueblo y conoce por experiencia las necesidades de su gente: (aplausos) como él mismo lo ha dicho, no defraudará las esperanzas de su pueblo. (Aplausos). Una nueva mística de rectitud, de austeridad y limpieza ha inflamado sus palabras y estamos ciertos de que con sus actos dará vida a la clásica sentencia de "impartir el mayor bien para el mayor número". La inmensa mayoría del pueblo mexicano que lo ha elegido tendrá que ser beneficiado por la aplicación de la regla de oro que él se ha impuesto, de gobernar con los más aptos y honorables para bien de los más necesitados y desvalidos. (Aplausos).
Distinguidos huéspedes y colegas nuestros: os he hablado en nombre de la Cámara de Senadores de la República mexicana; perdonadme si en vez de unas breves frases protocolarias me he extendido en una fatigosa exposición. He hecho un esfuerzo por interpretar el sentir de mis compañeros de Cámara que están poseídos de un noble empeño de servir a sus representados.
Germinan en los miembros de los tres Poderes que integran el Gobierno de México, altos propósitos de ayudar a su pueblo; al esbozarlos ante vosotros, sé muy bien que recibirán la simpatía de los legisladores que han sido testigos de esta gran jornada democrática.
Vosotros que habeis hecho un largo viaje para estar en México en esta hora que trae consigo la promesa de realizaciones fecundadas para el futuro, llevad a vuestros pueblos el testimonio de cordialidad del nuestro y el aprecio de todos los componentes de nuestro Gobierno, justamente con los sentimientos de compañerismos e imperecedera amistad de los miembros de este Congreso de la Unión de México.
Salud, bienestar y alegría para vuestros compatriotas y para vosotros os deseamos en esta jornada solemne de afirmación de la amistad internacional, haciendo votos porque sea un signo perdurable de paz, de armonía y de fraternidad. (Aplausos nutridos).
El C. Presidente: El excelentísimo señor Walter Sansarieq, de la República de Haití, tiene la palabra.
(El señor Sansarieq, expresa en francés su discurso).
El C. secretario Bustillos Carrillo Antonio: Vamos a escuchar a continuación al señor doctor Roberto Casellas, funcionario de la Secretaría de Relaciones, se servirá traducir el discurso del señor Walter Sansarieq, que acabamos de escuchar.
- El señor Sanasarieq Walter (traducción al español): señor Presidente del Congreso señores diputados, señores senadores: me habeis llenado de una gran satisfacción al invitarme de una manera tan amable a asistir y a tomar la palabra esta mañana en la sesión solemne de este honorable Congreso de la Unión. El recibimiento caluroso y simpático de que he sido objeto en esta sesión memorable me estimula y me honra; mi gratitud es profunda; me considero entre los más reconfortantes momentos de mi vida, durante estos minutos en vuestra augusta compañía. He seguido siempre con un vivo interés las actividades democráticas de vuestra alta Asamblea, así como la evolución metódica de vuestro país de ensueño y de encanto; creedme que guardaré un recuerdo inolvidable de mi grata estancia en México.
El viernes pasado pisé con entusiasmo la tierra heroica que fecunda aún la sangre rica de
vuestros gloriosos antepasados: Hidalgo y Morelos, los promotores del movimiento que produjo la Independencia de la nación mexicana. Yo amaba de mucho antes esta tierra querida de fervientes patriotas por la seducción y la variedad de su historia nacional, antes de que me fuera dado conocer la; tierra de viejas civilizaciones, México nos ha dado la medida de su genio en la arquitectura prehispánica, en la estructura de la época colonial y en el maravilloso desarrollo, de su pintura moderna. Yo había soñado conocer esta tierra y en mi imaginación de niño, los nombres misteriosos de Anáhuac, de Yucatán, aquéllos de las antiguas tribus que los poblaron: mayas, toltecas y aztecas que ejercieron una profunda influencia.
Ahora mi deseo se ha realizado, constato que estaba muy por debajo de la realidad. Cuando yo me vaya veré pasar constantemente bajo mis ojos maravilladas como una visión encantada, las noches mexicanas de poesía. De esto me acordaré siempre.
Vuestro país se distingue aún por la nobleza de los sentimientos de muchos de sus hijos ilustres cuya reputación hecha en prestigio y honestidad sobrepasa las fronteras de nuestro Continente. Ayer todavía, portavoz de los sentimientos pacíficos del pueblo mexicano, su excelencia el señor Miguel Alemán Valdés, enviaba a la Asamblea general de las Naciones Unidas, su plan tendiente a encontrar una solución honorable en la sangrienta guerra de Corea
. Las cualidades de corazón y de espíritu que señalan a este ilustre ciudadano se manifiesta todavía en las grandes obras con que ha dotado a su país.
¿Cómo no admirar la Ciudad Universitaria, obra única en su género y que señala la grande preocupación de México por conservar sus valores intelectuales en el lugar que les corresponde en la vida nacional?
Estad seguros, señores, de que nada de lo que ennoblece a vuestro país nos deja indiferentes. Estamos siempre dispuestos a aplaudir el éxito de vuestra gran nación que se apega a las tradiciones del valor propio de la libertad y de la Independencia.
Su excelencia, don Adolfo Ruiz Cortines, el insigne sucesor del Presidente Miguel Alemán, se interna ya como una guía luminosa en el sentimiento y entusiasmo popular que le valdrá el reconocimiento de sus conciudadanos. Las buenas relaciones que existen desde siempre entre nuestros dos pueblos, compenetrados de un mismo ideal de justicia social, de ayuda mutua, tanto en lo moral como en lo material, se mantendrán para perpetuarse en el tiempo y en el espacio.
La política fructífera de buena vecindad concebida en Montevideo en el año de 1933 por Franklin Delano Roosevelt invita a los 21 Estados del Continente americano a unirse en el amor fraternal que es la base de la paz mundial y que es indispensable para el bienestar de la Humanidad.
El panamericanismo - este fermento de concordia - es nuestra salvaguardia mutua. Trabajemos sin descanso por su expansión; trabajemos en la paz para que nuestro planeta no se vuelva un infierno.
En el mar Caribe, nuestro progresista presidente señor Paul E. Magloire ha soñado siempre en un Haití próspero y grande, y trabaja con todas sus fuerzas por este objetivo. No cesa de predicar la unión y la concordia, el amor y la justicia para todos. El más hermoso hijo de la justicia es la libertad. Estos dos grandes conceptos son los más importantes valores de la Humanidad. Aquél que lleva encima este doble amor, vivirá como el águila y el cóndor en la cima.
Luchemos siempre porque la justicia no perezca; luchemos por que reine como soberano en medio de un mundo desarticulado al igual que los vestigios de la Roma antigua, guardianes celosos del fuego sagrado, vigilemos por que no perezca; elevemos nuestros corazones hasta ella y, con el mismo fervor que las almas elegidas que con toque de gracia se elevan hacia Dios en la oración, hagamos la justicia más hermosa, más pura y más santa por nuestro culto a su vida eterna, y el cielo entonces visitará la tierra. (Aplausos).
El C. Presidente: Tiene la palabra el excelentísimo señor Nereu Ramos, Presidente de la Cámara de Diputados de Brasil.
- El excelentísimo señor Nereu Ramos (traducción al español del portugués): Honorable Asamblea: el Presidente Getulio Vargas, cuya política exterior se viene caracterizando por una larga y lúcida comprensión de importancia política y económica que, para el mundo sobre todo para el Continente tiene una unidad cada vez más íntima y estrecha de las Américas, queriendo expresar de manera inconfundible su alto aprecio a los Estados Unidos Mexicanos, confió al Presidente de la Cámara de Diputados la honrosísima misión de representarlo así como a la Nación Brasileira a los actos solemnes de toma de Posesión del nuevo Presidente de la República, don Adolfo Ruiz Cortines haciéndole presente sus más cordiales saludos para que México durante su Gobierno prospere y se engrandezca mucho más para felicidad de su noble pueblo.
Parécele al eminente Presidente de mi país que una nación como la vuestra, que ha declarado en su Carta Magna que "una Nación Democrática es apenas una estructura Jurídica y un régimen Político, si no funda su sistema de vida en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo", sería grato sentir, a través de la voz de un legítimo representante del pueblo, que tal como aquí tiene la Cámara de Diputados su más viva, más incisiva y más permanente expresión democrática, la claridad de pensamiento y la expansión del alma brasileira en relación con vuestro admirable país de este pueblo que con una energía y una varonilidad de un pasado inquieto y áspero afirma siempre a su fuerte cualidades raciales y a sus ansias incontrovertibles de libertad y de independencia marcados con la sangre de tantos héroes. (Aplausos).
Ese es el verdadero sentido, la razón determinante de nuestra presencia en esta espléndida y magnifica metrópoli del Presidente de la Cámara Popular de Brasil acompañado de brillante y selecta Delegación la Nación brasileira viene acompañada con mayor interés y la mejor atención a
vuestra intrépida y decidida marcha hacia el frente; los surcos vigorosos de vuestro desenvolvimiento económico; vuestras desveladas preocupaciones de asistencia social; las fuertes transformaciones que ustedes se van imponiendo a los postulados de justicia social con el sentido de mejoría de las condiciones de vida de las clases menos favorecidas; las límpidas manifestaciones de vuestra cultura que en todos los sectores se van desenvolviendo y que nítidamente se exhibe en la despierta y valiosa productividad intelectual de los hombres de pensamiento y de ciencia que refulge una originalidad, una expresión de nuestro arte y un brillo de nuestra prensa libre y combatida.
(Aplausos)
El índice por sí mismo revelador del fecundo período administrativo en la magnífica e imponente Ciudad Universitaria que reviste de invulgar prestigio a vuestra bella capital, al mismo tiempo que asegura a las generaciones futuras la perfección moral y espiritual indispensables a los pueblos que quieren fijar en el tiempo una trayectoria de su destinación histórica.
Bien se ha dispuesto en vuestra Constitución que "una educación armónicamente a todas las facultades del ser humano para fomentar el amor a la patria y a la conciencia de solidaridad internacional, la Independencia y la Justicia", (Aplausos).
Nación que para educación y para la cultura prepara a sus hombres del mañana con una clarividencia y la seguridad con que lo venís haciendo, es una nación que puede encararse con tranquilidad y confianza al futuro cierto de que el esfuezo de las generaciones que le sucederán truinfarán en la continuidad del progreso siempre creciente de la patria, que todos queremos libre, grande y soberana. (Aplausos )
Este momento histórico es para mí de gran transcendencia porque la convivencia personal de nosotros como delegados es la consecuencia de la igualdad de principios del Poder Legislativo de mi país que animan a los demás Poderes Legislativos de nuestras Repúblicas hermanas, y seguramente que por más pequeño que parezca el esfuerzo de comprensión Continental que cada país aporte en esta hora, será, a no dudarlo, un fuerte eslabón para la unión de todos los pueblos aquí representados, porque nuestras democracias constituidas en Poder emanan del pueblo; y en esta hora de torturas por que atraviesa el mundo, nuestros cuerpos legislativos recogen con más acierto todos los clamores y esperanzas de justicia social que exige el mundo para que no haya esos predominios ni esas desigualdades económicas y sociales que son en algunas partes de la tierra una marcha para nuestra civilización (aplausos). De allí que nuestros legisladores deben tener alertas no solamente los sentidos sino abierta el alma para comprender esos clamores y esas necesidades para que con conciencia cívica despierta sepan cumplir con sus responsabilidades, satisfaciendo las necesidades de los pueblos; y sólo así, respondiendo a las esperanzas que los pueblos han depositado en sus representantes, será como se realice una efectiva democracia.
Apreciando en todo su valor nuestra Delegación de Brasil las muestras de progresos que ha alcanzado México en estos últimos años tanto en lo espiritual como en lo económico y en lo social y tomando en consideración las apreciaciones de la opinión pública expresadas por la prensa con relación a las grandes obras que de interés colectivo han realizado los Poderes Públicos de México, a la vez que el adelanto demostrado también por la iniciativa privada, desde esta alta tribuna me es honroso expresar a todos los señores representantes del Parlamento mexicano, en nombre de mis colegas de Brasil que el gran pueblo de México está construyendo con su propio esfuerzo una gran nación; (aplausos) y todavía más están ellos, mis compañeros de Delegación, seguros de ese progreso que está realizándose, cuando ven que ambos países, Brasil y México como los demás países de este Continente, están resolviendo problemas semejantes en beneficio de sus nacionales con el acervo de experiencias iguales que todos esos países han vivido.
Señores congresistas: En nombre de Brasil y de su Cámara de Diputados os damos un saludo efusivo y hacemos votos por que continuéis trabajando fecunda e inteligentemente por el engrandecimiento de nuestra noble patria que deseamos verla feliz en un ambiente de libertad, de paz social y de justicia.
(Aplausos nutridos)
El C. Presidente: Vamos a escuchar al excelentisímo señor Richard Nixon, Vicepresidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica.
- El excelentisímo señor Richard N. Nixon (traducción al español del inglés): Señor Presidente. Distinguidos miembros del Senado y de la Cámara de Diputados. Damas y caballeros: Es un gran privilegio par mí visitar México en esta ocasión histórica y traer a ustedes los saludos del pueblos de los Estados Unidos, de los miembros de nuestra Cámara y Senado, y de nuestro recientemente electo Presidente, Dwight Einsenhower. (Aplausos)
Aprecio particularmente esta oportunidad de dirigirme a ustedes en esta ocasión, por haber servido tanto como miembro de la Cámara como en el Senado de mi país. Me siento a la vez altamente honrado por venir de mi Estado natal, California, para encontrarme presente en estos eventos inaugúrales de un nuevo régimen; un Estado que debe tanto de su progreso y de su cultura al espléndido pueblo de origen mexicano que ha llegado a ser integrante de nuestro Estado.
Deseo tomar esta oportunidad para felicitar a la administración saliente y al pueblo de México, por el gran progreso que ha sido hecho durante los últimos años.
Visité México hace doce años: el adelanto que ha sido efectuado desde entonces, es casi increíble. Ayer tuve la oportunidad de recorrer la magnífica carretera a Cuernavaca y conocer vuestra Ciudad Universitaria. Son estas dos obras verdaderas representativas del progreso que se ha alcanzado. Yo se que este progreso ha sido posible gracias a la preponderante posición que México ha alcanzado debido a su Presidente y sus legisladores.
He quedado altamente impresionado, también, por los eventos inaugúrales y por el discurso de gran visión social pronunciado por vuestro gran Presidente Ruiz Cortines (aplausos) por el
magnífico desfile militar y la belleza del festival en el Lago de Chapultepec, así como por esta histórica ocasión de hoy en el Parlamento de México.
Cuando tuve el gran honor y privilegio de entrevistar al señor Presidente Ruiz Cortines ayer, le hice presente un mensaje del Presidente electo Eisenhower, que tiene como uno de los principales objetivos de la nueva administración de los Estados Unidos el desarrollar las relaciones más amistosas que sean posibles entre los Estados Unidos y México, lo mismo que con otras Repúblicas americanas. (Aplausos)
El Presidente electo, Eisenhower, reconoce que tales relaciones son esenciales si queremos desarrollar un programa que conducirá a la paz en todo el mundo.
México y los Estados Unidos un ejemplo vívido del principio de que la paz es posible entre los pueblos de buena voluntad; y tan es así, que en muchos años nuestras fronteras han estado libres y hemos resuelto nuestras diferencias en conferencias y no en campos de batalla.
Estoy seguro que ustedes se unirán a mí cuando yo digo que el mayor objetivo de nuestras políticas en ambos países deberá ser el desarrollo de una acción que hará cierto que la magnífica juventud que vimos marchando el lunes en el desfile militar, no tendrá nunca qué luchar en las batallas para las cuales está tan bien preparada. (Aplausos)
Seáme permitido extender en cada uno de ustedes una invitación personal para visitar la Cámara y el Senado de los Estados Unidos cuando por alguna razón puedan desplazarse a Washigton; será entonces para nosotros una gran distinción poder devolver a ustedes las cortesías que nos han tenido en esta ocasión. (Aplausos)
El C. Presidente: Tiene la palabra el excelentísimo señor José María Peralta Salazar. Presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador.
- El señor Peralta Salazar José María (de El Salvador): "Honorable señor Presidente. Honorable Asamblea: Este corto lapso de mi vida, en el que me ha tocado el alto honor de ser decano de 54 Misiones Diplomáticas a cual más ilustres, es, no lo dudéis, algo para mí tan significativo e importante que no lo olvidaré jamás: llego a la más intensa emoción en este instante de categoría sin paralelo, en que nombre de mis gentiles colegas legisladores de lengua española aquí presentes, doy las gracias al cuadragésimo segundo Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos por su exquisita cortesía y deferencia de invitarnos a vivir estos minutos memorables.
Al igual que los hombres, los pueblos viven períodos de transcendencia profunda que culmina en momentos estelares; y esos momentos sólo los tienen los conglomerados de almas y vidas, como este grande México, después de cruentas luchas y dolorosas vicisitudes para llegar a la consolidación de un ideal y es entonces cuando se pueden decir con la conciencia limpia, las siguientes frases: "Es un mundo controlado por la amenaza de catástrofes no imaginadas, México, ha asumido, como siempre lo han hecho regímenes revolucionarios, una actitud ejemplar que debe continuar. Su vigorosa repulsión a cualquier forma de hegemonía externa; su inquebrantable respeto al derecho que todo pueblo tiene a darse las normas que mejor le acomoden; su innata simpatía para los débiles y los oprimidos; su ausencia absoluta de prejuicios raciales; se aversión congénita todas las injusticias; su acendrada devoción a la causa de la paz y, por encima de todo, su amor indomable a la libertad, le han permitido ocupar un sitio de honor entre los paladines de esas causas". (Aplausos)
Estos conceptos de don Adolfo Ruiz Cortines, ratificados en todas sus letras y en forma gallarda por el heroico pueblo mexicano, fueron, en la solemne ceremonia del día 1o. de diciembre de 1952, confirmados plenamente por 57 países amigos que, reconociendo las altas virtudes cívicas de los herederos de la nobleza y valor aztecas, y sin dudar ni en mínima parte del contenido de esas brillantes palabras, participamos llenos de júbilo en la culminación de una nueva etapa de la gran revolución mexicana, que ha sido, es y seguirá siendo fanal fulgurante y democrático para todos aquellos pueblos que, sin menoscabo de la dignidad de hombre y reconociendo que el interés general priva sobre el interés particular, persiguen una legítima justicia social, única barrera contra la demagogia y el fanatismo y por lo mismo baluarte que se opone a las pasiones sórdidas y destructoras. (Aplausos).
Es motivo de inmenso orgullo para mí reconocer en el seno de un Congreso ilustre que habrá de desarrollar y defender los postulados magníficos que se escribieron en Querétaro, que estos postulados continúan dando pautas luminosas a los legisladores de otras latitudes de la inmensa América. Es honroso decir desde esta histórica tribuna que cuando México, en holocausto a su fe en un porvenir libre de toda clase de cadenas, sacrificó numerosas vidas de sus pobladores, muchas de ellas alma pura y elevado pensamiento, estaba fertilizando no sólo el suelo mexicano sino a todo un Continente, pues la sangre de los mexicanos ha sido, es y será abono fecundo para la hombría, el patriotismo, la amistad y la democracia americana. (Aplausos)
Yo creo que muchos pueblos de América, entre los que se encuentra el salvadoreño que está ligado a México por tradicional e imperecedero afecto, han recogido bastante de las experiencias político sociales mexicanas. En mi patria, gracias a una revolución democrática, a un partido con miras revolucionarias y a la unificación de valores, a una Carta Magna nacida al calor de una libertad revolucionaria, se lleva a cabo hoy, paulatinamente, con firmeza, sin alardes y con sumo cuidado de no destruir la economía nacional, un programa de superación total de todas las clases trabajadoras, ya que siendo para El Salvador la mayor fortuna los brazos de sus laboriosos habitantes, habrá de fructificar en mayor riqueza y en una mejor y más armónica convivencia. El Salvador, gracias también a sus principios constitucionales y a los hombres que los aplican, ha tendido a su mano franca y leal a todos sus amigos, tratando de cooperar en el avenimiento de las naciones, y satisface decir que su mano fue acogida con entusiasmo y
fraternal cariño por los hermanos de Centroamérica, México y demás familia Panamericana. Consecuente con esta política de acercamiento entre los pueblos, la Asamblea Legislativa de El Salvador ha mantenido estrechas relaciones con todos los Congresos hermanos de Centroamérica, contribuyendo de esta manera al mejor conocimiento de las aspiraciones de esos pueblos y por ende al afianzamiento de la solidaridad del Istmo.
Es un remanso en el torbellino de la época, un oasis en el árido bregar de la inquietud humana, encontrarnos reunidos los representantes de la mayoría de Gobiernos del mundo, en una ocasión como esta; si las circunstancias en que nos juntáramos fuera siempre como ahora, para rendir homenaje a la amistad, a la cultura y a la voluntad de un pueblo, no tendríamos jamás amargos desengaños ni discrepancias hondas. Mas, como desdichadamente algunas veces impulsados por el egoísmo llegamos a sustentar intransigentemente puntos de vista opuestos, forzosamente han surgido obstáculos que han impedido el buen entendimiento entre las naciones. En buscar ese entendimiento México ha sido un adalid, y por ello hispanoamérica primero y después gran parte del mundo acogieron con beneplácito y apoyaron la idea que buscaba premiar a todo un gran pueblo y a toda una política comprensiva y humanitaria, en la figura de uno de sus más grandes hombres y directores que interpretó fielmente estas ansias de armonía, de tranquilidad y bienestar de hombres y sociedades.
(Aplausos)
Dignos depositarios de la soberanía mexicana. Honorables senadores y diputados visitantes y amigos: En medio del espíritu democrático de esta grandiosa y hospitalaria tierra mexicana, me es altamente grato y honorífico ofreceros en nombre de mi República y su Gobierno un saludo efusivo y lleno de admiración y simpatía, así como los votos por la felicidad de la humanidad entera y especialmente de todos los mexicanos, desde su Primer Magistrado y sus grandes figuras políticas e intelectuales, hasta el humilde batallador del agro y del taller. (Aplausos).
El C. Presidente: El señor diputado Jorge Ferretis, de esta honorable Cámara, tiene la palabra en relación al homenaje que se rinde a las Misiones Diplomáticas visitantes.
El C. Ferretis Jorge: Honorable Asamblea, honorables legisladores extranjeros: motivo de honra es para este Soberano Congreso de la Unión la visita de ustedes, dignos representantes de otros pueblos amigos. Nos imprimen honda satisfacción las cordiales apreciaciones que le acabamos de escuchar, y esta sesión solemne es, para sus naciones, un acto de reverencia mexicana.
Estamos en un país donde todos los adjetivos pueden encontrar acomodo, en tierras calificables de ruines y otras de pródigas, con todas las calidades intermedias; con habitantes que son desde analfabetos hasta sapientísimo, con una intermedia multiplicación de escuelas elementales y superiores, colegios, academias y universidades, que ahora culminan en nuestra grande y airosa Ciudad Universitaria.
Si a la fecha existen países donde las realizaciones parecen volverse cautelosas, en el nuestro galopan las perspectivas, entre un barajamiento de altitudes y latitudes que abren nuestra geografía como un muestrario de clima; entre un pueblo multicoloro y multiesperanzado, para que cuya mentalidad todo es posible. En tan disímiles circunstancias y con los factores humanos más heterogéneos, nuestro gobierno republicano, democrático y federal, creó esta unidad política, este Estado mexicano que, a pesar de naturales pugnas y vaivenes interiores, ha mantenido y ampliado sus características liberales desde hace más de un siglo.
Respecto a nuestra cultura, desacertadamente se nos critica, por ejemplo, que no conservamos limpio el idioma que nos imprimió la Conquista. Lejos estamos de renegar de este legado; pero si lo más intransigentes puristas reflexionasen humana y cuerdamente, tendría que aceptar verdades tan inapelables como éstas: un lenguaje no es estático, y sólo adquiere calidad definitiva cuando entra en condición de lengua muerta. Mientras es instrumento de generaciones vivas, su evolución es constante, y además, son inevitables los matices que le dan los distintos territorios y épocas.
Ya no evolucionará nuestro lenguaje con estricta sujeción a cada giro de ultramar; pero consideren los académicos que en Europa misma, Roma impuso un latín que era el más perfecto de entonces. Aquellos países lo adoptaron, pero según regiones, lo transformaron, disgregándolo después en dialectos e idiomas por todo aquel Continente.
Como es el resto del mundo, el factor predominante de progreso en México ha sido este acelerado aumento de población. En el año de 1852, el país tenía 7.661,919 habitantes, y en 1952, se le calculan más de 27 millones.
Ello apenas aproxímase a un promedio de 14 habitantes por kilómetro cuadrado y, sin embargo, esta escasa densidad no habría podido lograse si la realización de grandes obras, porque nuestra superficie territorial era casi tan grande como inútil para la agricultura. Las progresivas consecuciones se han logrado así: hasta 1930, en obras de irrigación se gastaron más de 12 millones de pesos, y para 1950, dicha cifra saltó a más de 262 millones. Lo anterior explica que, aun cuando en la actualidad no se consigne todavía descartada la pobreza de algunos sectores de nuestra población, antes de la Revolución, sencillamente, hubiera sido imposible que subsistiera el número a que tan vertiginosamente hemos llegado.
Políticamente, en este territorio convienen sectas aisladas o bandos numerosos, con ideas conservadoras a la derecha o radicales a la izquierda, y aún las más extrañas gozan de libre expresión, con la sola taxativa de que quienes las sustentan no alteren el orden público. Ciertos observadores perciben una exagerada tolerancia oficial. Algunos oposicionistas suelen convertir la libertad en furioso libertinaje y poseídos de éste no sólo atacan sino insultan a instituciones y a mandatarios, cuya investidura a exige máximo respeto. Aunque irregular, esa tolerancia no sólo ha existido entre nosotros, sino está explicada en una frase del Primer Magistrado de la Nación. Desde su protesta como
candidato a la Presidencia en 1951, y repitiéndolo ahora como se repite un credo, en el rito político de su exaltación al Poder, don Adolfo Ruiz Cortines ha dicho: "...estoy cierto de que menores males causan a la República el abuso de libertades ciudadanas, que el más moderado ejercicio de una dictadura",. (Aplausos).
Lo anterior es, en mi concepto, la filosofía más fraterna y comprensiva inspirada en nuestro pueblo y la más audaz en boca de un mandatario.
Todos los conjuntos humanos producen los acontecimientos y las figuras que necesitan, y lo que necesitan de verdad, es lo que merecen. En cualquier país donde el amor a la libertad llega a ser un impulso colectivo, estarán presentes los hombres adecuados para personificar las actitudes y los sacrificios necesarios; pero a la inversa, por vibrante que fuese un propagandista social y que predicase a muchedumbres propicias al vejamen y a la indolencia, tal predicador resultaría para ellas un ser extraño. Quizá las molestasen y quizá prefiriesen borrar hasta su sombra.
Nosotros no queremos un pueblo desdeñoso. Queremos mayorías devotas de sus figuras egregias; que sepan venerar a sus guías y dejarse iluminar con sus ejemplos. Lo importante es que las necesidades populares adquieran categórica expresión, y habrán de satisfacerse, con o sin gestores.
Nuestra Revolución de 1910 estalló contra un tirano, y natural es que para impedir hipotéticas tiranías, imprimiera su "No Reelección" como remate de lema. Este precepto puede sacrificar servidores, mandatarios plenos de experiencia y energías, a quienes está vedado un segundo período ejecutivo.
Pero el espíritu de la ley prefiere sacrificar eso, a condición de prevenir que en el mando se perpetúen jefes que anquilosen a colectividades inexpertas. Y aquí cabe comentar el caballeroso temple con que los tres últimos Presidentes constitucionales hicieron honor a este lema. Esos ilustres: Cárdenas, Avila Camacho y Alemán, no sólo se ufanaron de su actuación presidencial, sino se ufanan de no interferir las normas administrativas de sus sucesores. Recogen de nuestro mundo político su propia influencia, como si para no estorbar el propósito evolucionista creasen otro deber muy suyo: el de ser leales ex presidentes, es decir, leales a su fe revolucionaria con sus renovadores principios. (Aplausos).
Cuando América ni aún llamábase así, de polo a polo tuvo inmensa superficie baldía. Las soledades han sido siempre lo contrario de las civilizaciones, más admirables estas últimas, cuando mayores contingentes han aglomerado.
También los derechos afirman su ejercicio cuando al contacto de los hombres es más estrecho, pues aun el derecho a la soledad, para ser derecho, necesitaría que quien le ejerciese tuviera de quien aislarse. De otra, suerte, en lugar de facultad, resultaría condena. Un individuo en gradual absolutismo por soledad, iría perdiendo su importancia a medida que perdiese a sus semejantes, y en un supuesto extremo, acabaría por perder hasta el biológico derecho de reproducirse.
En México hemos visto aumentar cada día este número de quienes nos interesamos no sólo por nuestros individuales y nacionales derechos, sino también por los internacionales. Nos confortan los aspectos de una legislación que en este terreno, no sólo hemos proclamado sino que nos ha movido a ejecutar las más justicieras resoluciones, en favor de pueblos en derrota.
Excelentísimos señores miembros de otros Poderes Legislativos: como la más sincera ofrenda cívica de esta Cámara de Diputados, ponemos en manos de ustedes esta súplica: llevar a sus naciones nuestros cordial saludo y nuestros mejores votos por su prosperidad. Llevarles también esta reiterada declaración de que México ha aprendido a estar en pie para la defensa de los pueblos débiles, pues además de ser los únicos que la necesitan, así queremos contribuir a la supervivencia de las democracias. (Aplausos)
- El C. secretario Bustillos Carrillo Antonio (leyendo):
"Acta de la Sesión Solemne celebrada por el Congreso de la Unión, el día tres de diciembre de mil novecientos cincuenta y dos, en honor de los legisladores extranjeros que visitan el país.
"Presidencia del C. Guillermo Corssen Luna.
"En la Ciudad de México, a las once horas cuarenta y cinco minutos del miércoles tres de diciembre de mil novecientos cincuenta y dos, se abre la Sesión Solemne de Congreso General con asistencia de ciento treinta y siete ciudadanos diputados y 55 ciudadanos senadores, según declaró la Secretaria después de haber pasado lista.
Concurren a esta Sesión Solemne que se celebra en honor de los legisladores extranjeros que visitan a México con motivo del cambio del Ejecutivo Federal, los siguientes señores legisladores: excelentísimo señor senador Richard N. Nixon, Vicepresidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica; de El Salvador, excelentísimo señor José María Peralta Salazar, Presidente de la Asamblea Legislativa; excelentísimo señor diputado René Cardona Dardano; de Brasil, excelentísimo señor doctor Nereu Ramos, Presidente de la Cámara de Diputados; de Uruguay, excelentísimo señor doctor Alfeo Brum, Presidente del Senado y de la Asamblea Nacional; excelentísimo señor doctor Raúl Gaudín, diputado nacional; excelentísimo señor arquitecto Juan Eduardo Fabini, diputado nacional; de Nicaragua, excelentísimo señor doctor Lorenzo Guerrero, Vicepresidente del Congreso Nacional en ejercicio de la Presidencia del Poder Legislativo; de Ecuador, excelentisímo señor doctor Rafael Arízaga Vega, Presidente de la Cámara de Diputados; excelentísimo señor Alfredo Pérez Chiriboga, senador de la República; de Tailandia, S. A. R. Van Marthayakon, Presidente de la Asamblea; de Guatemala, excelentísimo señor licenciado Heriberto Robles Alvarado, Segundo Vicepresidente del Congreso de la República; excelentísimo señor José Luis de León, diputado al Congreso; excelentísimo señor profesor Oscar Jiménez de León, diputado al Congreso; de Haití, excelentísimo señor Walter Sansaricq senador de la República; de España,
excelentísimo señor Félix Gordón Ordás, Presidente del Consejo de Ministros; excelentísimo señor Bernardo Giner de los Ríos, diputado a Cortes; excelentísimo señor Alvaro de Albornoz y Limiñana, diputado a Cortes; excelentísimo señor José Giral Pereira, diputado a Cortes; excelentísimo señor doctor Juan Negrín López, diputado a Cortes; excelentísimo señor Antonio Valao Oñate, diputado a Cortes; excelentísimo señor Enrique de Francisco, diputado a Cortes; de Francia, excelentísimo señor Pierre Schneiter, diputado de la Asamblea Nacional; de Perú, excelentísimo señor doctor y diputado Augusto C. Peñaloza; de Estados Unidos, excelentísimo señor diputado Joseph Holp, diputado por California: excelentísimo señor Ken Regan, senador por Texas: excelentísimo señor Harry M. Goldwater, senador por Arizona; de Colombia, excelentísimo señor Bernardo González Bernal, Vicepresidente del Senado; excelentísimo señor senador Carlos Antonio Lis y señores diputados Aníbal Vallejo Alvarez, Pablo Patiño Bernal y Luis Parra Bolívar; de Panamá, excelentísimo señor José Daniel Crespo, Presidente de la Asamblea; excelentísimo señor Aquilino Boyd, diputado; excelentísimo señor Ernesto Estentos, diputado.
Hace uso de la palabra el senador Pedro de Alba, dando la bienvenida a los visitantes y hablan después el senador Walter Sansaricq, de Haití, en francés; el señor doctor y diputado Nereu Ramos, de Brasil, en portugués; el excelentísimo señor senador Richard N. Nixon, Vicepresidente electo de los Estados Unidos, en inglés, y el señor José María Peralta Salazar, de El Salvador, en español. Los discursos en idiomas extranjeros son traducidos al español.
"El señor diputado Jorge Ferretis hace uso de la palabra en relación al homenaje que se rinde a los visitantes.
"Se lee la presente acta.
- El mismo C. Secretario: Se designa una comisión integrada por los ciudadanos senadores Jacinto Treviño, Pedro de Alba, Antonio Mediz Bolio y diputados, Juan Manuel Terán, Rodolfo Echeverría y Rafael Carranza Hernández para que tengan a bien, a nombre de este Congreso, de acompañar a nuestros ilustres visitantes. Al mismo tiempo, suplicamos a todos los miembros de este Congreso General, la amabilidad de ponerse de pie para despedir las Misiones Diplomáticas. (Se efectúan las recomendaciones de la Presidencia).
El C. Presidente: (A las 13.20 horas): Se levanta la sesión de Congreso General y se cita para sesión de Cámara ordinaria, el día de mañana a las 12 horas
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"