Legislatura XLV - Año III - Período Comisión Permanente - Fecha 19640211 - Número de Diario 51
(L45A3PcpN051F19640211.xml)Núm. Diario:51ENCABEZADO
MÉXICO, D.F., MARTES 11 DE FEBRERO DE 1964
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a clase en la Administración Local de Correos. el 21 de septiembre de 1921
AÑO III. - PERÍODO ORDINARIO XLV LEGISLATURA TOMO I. - NÚMERO 51
SESIÓN EXTRAORDINARIA
DE LA
H. COMISIÓN PERMANENTE.
EFECTUADA EL DÍA 11
DE FEBRERO DE 1964
SUMARIO
1.- Se abre la sesión extraordinaria. Se recibe e introduce al Salón de Sesiones la Misión Parlamentaria Francesa.
2.- El C. Presidente de la Comisión Permanente da la bienvenida a los distinguidos visitantes que llegan acompañados del señor Raymond Offroy, Embajador de Francia en México. Hacen uso de la palabra el C. diputado Joaquín Gamboa Pascoe y el C. diputado Joaquín Gamboa Pascoe y el señor Jean Paul Pelewski que preside la Misión Parlamentaria, refiriéndose los dos oradores a los puntos m s destacados de la historia de ambos países y sus anhelos por la concordia entre los pueblos y la justicia social entre los hombres.
3.- Invitación de la Presidencia a los miembros de la Comisión Permanente para asistir al banquete que se ofrece a los distinguidos visitantes.
4.- Lectura y aprobación del acta de la presente sesión, levantándose ésta.
DEBATE
Presidencia del C.
ALFREDO RUISECO AVELLANEDA
(Asistencia de 17 ciudadanos representantes.)
El C. Presidente (a las 12.50 horas): Se abre la sesión extraordinaria, que tiene por objeto recibir a la Misión Parlamentaria de la Asamblea Nacional Francesa, que nos visita. Integran esta Comisión los señores Jean Paul Palewski, Robert Bisson, Roger Fosse, Naral Cerneau y Jean Louis Thomas.
Se designa, en comisión, para recibirlos, a los señores diputados Rodolfo García Pérez y doctor Pío Ortega Grapáin, y senador y general José María Tapia Freyding.
Les ruego pasar a la antesala a recibir a los señores de la Misión y, al mismo tiempo, para introducirlos al Salón de Sesiones.
(La Comisión cumple su cometido.)
El C. Presidente: CC. diputados y senadores: Es una satisfacción, muy relevante y muy particular, para la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, recibir en nuestro seno a la Misión Parlamentaria de la Asamblea Nacional de Francia.
Esta Misión viene a cumplir un grato deber de amistad y de intercambio espiritual con nuestra patria. Para los miembros del Congreso Mexicano es muy satisfactorio expresarles nuestra bienvenida, y declararlos, dentro de esta sesión, nuestros huéspedes de honor.
Tiene la palabra el C. diputado Joaquín Gamboa Pascoe con el objeto de brindarles un saludo, muy afectuoso, a nuestros ilustrados huéspedes.
El C. Joaquín Gamboa, Pascoe: Ciudadanos diputados miembros de la Delegación Parlamentaria de la Asamblea Nacional Francesa:
"La relación y el trato entre los pueblos es el modo m s puro objetivo y eficaz para fincar y fortalecer sus lazos de afecto y de confianza. Con ese claro sentido se inicia ahora, con la visita de ustedes, que mucho nos honra, la primera etapa del Comité Franco - Mexicano de Asuntos Parlamentarios; nueva faceta de consecuencias, que se antojan extraordinarias, en la viejas relaciones de amistad entre Francia y México, ya que es indudable que de ese contacto brotar mayor vinculación social, económica, cultural, artística, y de toda índole positiva entre nuestros países.
México es fiel admirador del fulgurante trazo con que Francia señala su curso en la historia de la Humanidad.
En su convulsión reorganizadora de 1789, renovando sistemas políticos y económicos, encontramos un motivo m s de influencia para la lucha de independencia que México inicio en 1810.
Su antiquísima civilización, que se remonta a los celtas, es de raigambres profundas y generosas, ante las cuales ningún pueblo puede permanecer ignorante. A su gloriosa historia aúna esplendor en la ciencia, en la literatura y en el arte, valores todos que difícilmente concurren con la distinción y prosapia que encuadra el señorío de la Francia Inmortal.
Pero Francia es tan antigua como joven; a los laureles del pasado suma su renacimiento actual. Después de las vicisitudes de la Segunda Guerra Mundial y de los aciagos días siguientes resurge, en forma casi milagrosa, como prueba inequívoca de la fortaleza indestructible del espíritu francés.
Razón mayor de afinidad entre nuestros países es su acrisolada devoción a las libertades y derechos
del hombre, y a la justicia, como norma de convivencia social.
México es un pueblo cuya historia se tramonta a la penumbra de los siglos; vestigios del pasado han dejado muestras de su avanzada cultura indígena, que acredita su prestancia a los ojos de propios y extraños, con manifestaciones como las contempladas por ustedes, hace apenas unos días, en Yucatán; las majestuosas ruinas mayas de Uxmal y Chichénltz; o como las no menos extraordinarias mixtecas y zapotecas de Montealbán Mixtla, en Oaxaca, o las de Teotihuacán, que se yerguen a pocos kilómetros de esta Capital.
Pero México es eminentemente actual, se ha construido en una secuencia libertaria formada por tres grandes etapas o capítulos, en que se encuadra su historia moderna: La Independencia, la Reforma y la Revolución.
La Independencia, que se inicia en 1810 con Hidalgo y Morelos, en que sacudimos el yugo de un coloniaje hispano de trescientos años, fue abolida la esclavitud y la servidumbre y sentamos las primeras bases de justicia social.
La Reforma, emprendida por uno de los m s grandes prohombres mexicanos, Benito Juárez, llamado con justicia el Benemérito de las Américas, en que nuestra condición de pueblo rebelde a toda opresión, nos llevó a una nueva lucha para alcanzar las libertades que conforman la dignidad humana: la libertad de pensar, de expresarse, de reunión, de escribir, de creer y de criticar aun a los depositarios del poder público.
Juárez, símbolo de tenacidad y patriotismo, dejaría también huella impercedera de nuestra intransigencia, hasta el sacrificio, contra todo lo que afecta nuestras libertades como pueblo y nuestra autonomía como nación.
La Revolución de 1910 se inicia guiada por Madero, como el movimiento de mayor contenido social de nuestra historia, para renovar y reorganizar sistemas políticos y sociales caducos y deformados: para hacer de la democracia una auténtica forma de gobierno; para fincar, definitivamente, a la justicia social, como la única fórmula aceptable para la vida en común de la mexicanidad.
La Revolución se convirtió en ley, en 1917, al nacer la Constitución General de la República. Ella ha dado al campesino la Reforma Agraria, que se afronta por el Gobierno con carácter de integral; de tal manera que además de la destrucción del latifundio y del m s amplio reparto de tierras, se proporcione al hombre del campo los elementos de la técnica y créditos oportunos y suficientes que aseguren el éxito de su liberación, que viene logrando paulatinamente.
Los trabajadores han elevado sus niveles de vida en forma muy considerable, con avanzada seguridad social y leyes protectoras que les reconocen derechos fundamentales como los de asociación, de contratación colectiva, de participación en las utilidades y el de huelga. Este último, vigoroso instrumento de lucha, que con su sola existencia legal ha logrado, en el curso del tiempo, hacer innecesario su empleo en el mayor de los casos, para resolver diferencias laborales. Podemos decir que en México las naturales divergencias entre capital y trabajo se enfocan en plan de altura y se deducen y resuelven dentro de los cauces de la Ley.
Todos los ciudadanos disfrutamos de libertad sin mixtificaciones, y nos empeñamos en crear a un pueblo m s capaz y preparado en la ciencia, en la técnica y en la práctica, que aproveche sus recursos y jerarquice el uso de ellos para la satisfacción de sus propias necesidades y para los reclamos del progreso nacional.
Amamos la paz y la concordia entre las naciones. Creemos, apasionadamente, que nadie tiene derecho a interferir o lesionar la soberanía de los pueblos, ni pretender participar en las determinaciones que éste adopte para forjar su propio destino.
En la voz de nuestro Presidente, el Lic. Adolfo López Mateos, en quien el pueblo no sólo tiene depositado el poder público sino toda su confianza y cariño, hemos expresado, en tribunas como la de su país, nuestra convicción de que la justicia, el respecto y el trato equitativo, son los únicos valores que crean confianza en la Humanidad y rechazamos a quien confunde el destino histórico del hombre y se empecina en que éste estribe en su propia exterminación.
Somos un pueblo en pleno desarrollo, que tiene su propia ideología, que es la de la Revolución. Ella esta acorde con nuestra idiosincrasia; con ella venimos creando, en cincuenta años, una patria nueva; con un pueblo que, confiado en su porvenir, va labrando su emancipación y progreso. No requerimos, en consecuencia, de otros adoctrinamientos cualquiera que sea su naturaleza.
Sabiendo que ustedes forman parte del Comité de Finanzas de la Asamblea Nacional Francesa, me permitiré comentar, también, algunos de nuestros datos de desarrollo industrial y económico, que pudieran ser de interés para una mejor visión general.
De 19.7 millones de personas en 1940, nuestra población aumentó a 34.9 millones en 1960. La tasa anual de crecimiento subió a 2.3% en 1930, a 3.4% en 1960, situándose, consecuentemente, entre las m s altas del mundo.
Para hacer frente a los excedentes de mano de obra, que genera este acelerado crecimiento demográfico, y proporcionar mejores oportunidades a los trabajadores localizados en regiones de baja productividad, el Gobierno ha otorgado la más alta prioridad al desarrollo industrial del país. El éxito de esta tendencia se aprecia en que el número de personas ocupadas en el sector industrial se elevó de 747,000 en 1940 a 2.147,983 en 1960, consignando un incremento de 187%.
El Gobierno ha adoptado amplias medidas de fomento industrial, como son, entre otras muchas: su política arancelaria, promoviendo las mayores exportaciones de productos lo m s elaborado posible, en lugar de materias primas; fijando medidas de protección a industrias, en proceso de maduración; con medidas selectivas, como los permisos previos para importar y exportar, y, los cupos y las prohibiciones; la Ley de Fomento de Industrias Nuevas y Necesarias, que concede exención o reducción de impuestos por un periodo de 10 años a industrias básicas, de 7 años a las semibásicas y de 5 a las secundarias. También para fines de promoción industrial el Gobierno señaló campos específicos de inversión en que se otorga atención preferente a las ramas automotriz, petroquímica, siderúrgica, maquinaria y equipo eléctrico, papel y alimenticias.
Para mayo del año pasado se habían iniciado, o concluído, doscientos proyectos, que suponen una inversión total aproximada de 600,147 millones de pesos dentro del programa intitulado. Posibilidades para la Promoción Industrial de México.
En la rama de la industria automotriz, en los proyectos de fabricación de motores y ensamble de vehículos, se calcula una inversión total de 2,000 a 2,500 millones de pesos, que dará ocupación a 15,000 obreros, con la supresión obvia de importaciones de esa naturaleza.
Respecto a la industria petroquímica, que puede ser desarrollada por la iniciativa privada, es decir, la que utiliza las materias primas, cuya obtención se realiza sólo con capital del Estado, se autorizaron proyectos cuya inversión conjunta asciende a m s de 200 millones de pesos, para campos tan importantes como la caprolactama, detergentes no iónicos y anhídrido fatálico.
En la industria siderúrgica se han realizado estudios que avizoran su crecimiento acelerado, encontrándose, en este caso, el acero común, los especiales y los productos laminados.
México ha incrementado su política crediticia y disfruta de gran prestigio de solvencia en el orden internacional.
La inversión extranjera, encuadrada dentro de nuestras leyes, ajustada a las normas y privilegios que nuestra legislación establece para la inversión, es decir, sin pretensiones de un trato especial por su origen externo, es recibida, cordialmente, con las amplias perspectivas que ofrece una nación en pleno desarrollo, como la nuestra.
Señores diputados: En este bosquejo social, económico y político de nuestro país, que tan altamente honrado está de su visita, de ninguna manera pretendemos dejarnos llevar por un absurdo engreimiento nacionalista; deseamos, simplemente, mostrar aspectos de nuestro ser y modo de ser para una mejor y m s pronta identificación entre nosotros.
Además, no podríamos concluir sin expresar a ustedes que estamos prestos para recibir, con todos los honores y patentizarle el afecto del pueblo mexicano, al gran héroe de la resistencia y ahora distinguido Presidente de la República Francesa, excelentísimo señor general Charles de Gaulle. A quien, con el ánimo más cordial, esperamos poder corresponder las múltiples muestras de afecto y solidaridad dispensadas al señor Presidente licenciado Adolfo López Mateos y al pueblo de México, cuando nuestro primer Mandatario visitó a su gran país el año próximo pasado.
Estamos seguros de que acontecimientos como el presente hermanan m s a nuestras naciones, para que juntas trabajen por la concordia entre los pueblos y por el amor y la justicia social entre los hombres.
Sean ustedes, una vez m s, bienvenidos, señores diputados. Deseamos tengan la m s feliz estancia en México, que los recibe con los brazos abiertos y permítanos que, por su digno y autorizado conducto, enviemos un saludo cariñoso al admirable pueblo francés." (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el honorable Presidente de la Misión Parlamentaria de la Asamblea Nacional Francesa, señor Jean Paul Palewski (Aplausos.)
- El señor Palewski, Jean Paul (traducción de la C. diputada María Guadalupe Rivera Marín): Señor Presidente. Estimados compañeros, señoras y señores: ante todo debo agradecer al estimado colega que acaba de hacer uso de la palabra el cuadro que nos ha presentado sobre México, un pueblo que tiene una magnífica voluntad para defender la libertad y hacer prevalecer, entre todos los hombres, la fraternidad.
Francia, después de haber pasado por dos guerras mundiales, tiene la enorme voluntad de hacer de su país una patria próspera, ordenada y congruente con el desarrollo del mundo.
Después de que el señor Charles de Gaulle, el gran liberador de nuestro país, volvió a tomar en sus manos el Gobierno, hemos tenido una nueva Constitución, más adecuada a los intereses de la Francia moderna, con nuevas perspectivas para el país y nuevos proyectos de desarrollo para el mismo. La Constitución francesa, adaptada a las nuevas necesidades del país y a las del mundo moderno, ha establecido la posibilidad para el Poder Ejecutivo, de gobernar; para el Poder Legislativo, de hacer la ley, estableciendo en equilibrio entre ambos poderes y haciendo imposible que se provoque un fenómeno dictatorial, dando libertad a todos los componentes del pueblo francés para hacer oír su palabra y sus deseos. Mediante esta libertad se han restablecido las finanzas francesas; se ha elevado el nivel de vida de la población, y el equilibrio económico ha permitido un desarrollo al Gobierno y a la Industria, que se maneja a través de un plan controlado y que se va modificando constantemente.
Sin embargo, estamos nosotros seguros de que no todo esto de debe al plan establecido y a la voluntad que hemos tenido de cumplirlo, sino a la voluntad del pueblo francés por el trabajar y hacer cumplir ese pacto.
Esta situación, a la que hemos llegado, nos ha impuesto una situación que debe llevarse más allá de las fronteras de nuestra nación.
El mundo del mañana debe ser, indiscutiblemente, internacional, sea de los múltiples factores de carácter geográfico; o bien, sea por los planes mundiales que se deben llevar a cabo para resolver los problemas m s difíciles de la Humanidad, como son el control de las materias primas y, sobre todo, la elevación del nivel de vida de todos los pueblos de la tierra.
Yo creo que, sobre estos asuntos, la Francia, en el Continente Europeo, en México, y en el Continente Americano, tienen un papel importantísimo que realizar.
La unión en la política y la conjugación de nuestros esfuerzos deber n dar como resultado la realización de los propósitos que han sido explicados.
Es, por todo esto, colegas mexicanos, que les doy a ustedes, de nueva cuenta, las gracias, por habernos recibido, a nosotros, representantes del pueblo francés, con esta recepción tan calurosa.
Deseo hacerles saber, nuevamente, que ha sido el deseo del pueblo francés salir de sus fronteras para hacer llegar la unión hasta este pueblo al que tanto lo han unido la Historia y la Cultura, para que prevalezca en la tierra la igualdad entre los hombres y la fraternidad m s profunda entre los pueblos. (Aplausos.)
El C. Presidente: Ciudadanos diputados y senadores: se suspende la sesión extraordinaria en que hemos tenido el honor de recibir a la Misión Parlamentaria de la Asamblea Nacional Francesa, para pasar a una plática particular entre el Comité Mexicano y la Misión Parlamentaria Francesa.
Se ruega a los ciudadanos senadores y diputados se sirvan acompañarnos en esta plática y, además, me permito hacerles invitación cordial, con ruego muy especial de la Comisión Permanente, para que se sirvan asistir a la comida que ofrece la Comisión Permanente del Congreso de la Unión a nuestros distinguidos huéspedes, en el hotel "María Isabel", dentro de breves momentos.
El C. secretario Román Celis, Carlos (leyendo): "Acta de la sesión extraordinaria celebrada por la Comisión Permanente del XLV Congreso de la Unión el día once de febrero de mil novecientos sesenta y cuatro.
Presidencia del C.
diputado Alfredo Ruiseco Avellaneda.
En la ciudad de México, a las doce horas y cincuenta minutos, del martes once de febrero de mil novecientos sesenta y cuatro, se abre la sesión extraordinaria, con asistencia de diecisiete ciudadanos representantes, según consta en la lista que previamente pasó la Secretaría y con el exclusivo objeto de recibir a la Misión Parlamentaria de la Asamblea Nacional Francesa, que se encuentra de visita en nuestro país.
Encontrándose a las puertas del Salón la Misión Parlamentaria mencionada, presidida por el señor Jean Paul Palewski, se designa, en comisión, para que la introduzca, a los ciudadanos diputados Rodolfo García Pérez, senador José María Tapia Freyding y diputado Pío Ortega Grapáin.
El C. Alfredo Ruiseco Avellaneda, Presidente de la H. Comisión Permanente, da la bienvenida a los distinguidos visitantes, que llegan acompañados del señor Raymond Offroy, embajador de Francia en México.
A continuación hace uso de la palabra el C. diputado Joaquín Gamboa Pascoe, quien, después, de saludar a los Parlamentarios franceses, se refiere a los movimientos de Independencia, Reforma y Revolución de nuestro país, así como a las coincidencias entre México y Francia; a la importancia de la visita que, próximamente, realizar el señor Presidente de la República Francesa, excelentísimo señor general Charles de Gaulle, y termina expresando que esta clase de acontecimientos hermanan m s a nuestras naciones, para que juntas trabajen por la concordia entre los pueblos y por el amor y la justicia social entre los hombres.
También hace uso de la palabra el señor Jean Paul Palewski y traduce la C. diputada María Guadalupe Rivera Marín. Después de agradecer las palabras del orador se refiere al mundo del mañana, en el que Francia y México tiene un importante papel que realizar y finaliza manifestando que ha sido el deseo del pueblo francés salir de sus fronteras para hacer llegar la unión hasta este pueblo, al que tanto lo han unido la Historia y la Cultura, para que prevalezca en la tierra la igualdad entre los hombres y la fraternidad m s profunda entre los pueblos.
Previa invitación de la Presidencia a los ciudadanos senadores y diputados al banquete que la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión ofrece a los distinguidos visitantes, se levanta la sesión, siendo las trece horas y cuarenta minutos.
Se da lectura a la presente acta".
Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.
El C. Presidente (a las 13.40 horas): Se levanta la sesión.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"