Legislatura XLVI - Año I - Período Ordinario - Fecha 19640904 - Número de Diario 16
(L46A1P1oN016F19640904.xml)Núm. Diario:16ENCABEZADO
MÉXICO, D.F., VIERNES 4 DE SEPTIEMBRE DE 1964
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.
AÑO I. PERIODO ORDINARIO XLVI LEGISLATURA TOMO I.- NUMERO 16
SESIÓN
DE LA
H. CÁMARA DE DIPUTADOS
EFECTUADA EL DÍA 4
DE SEPTIEMBRE DE 1964
SUMARIO
I. Se abre la sesión. Se da lectura a la Orden del Día. Se lee y aprueba el acta de la sesión anterior.
II. Se turnan a las comisiones respectivas las solicitudes siguientes: de pensión, para la señora María Isabel Limón Hernández viuda de Castañón, y de permiso, para que el C. Miguel Angel Cordera pueda aceptar y usar una condecoración que le fue otorgada por el gobierno de Perú, y para que la C. Leonor Amelia Gamboa Soto pueda desempeñar un cargo en la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, en esta Capital......
III. Proposición, de la Gran Comisión, para que sea la propia Gran Comisión la que dictamine sobre la elección de Presidente de la República, que tuvo verificativo el día 5 de julio pasado. Se aprueba....
IV. Invitación de la Diputación Permanente del Congreso del Estado de Guerrero, para asistir a la sesión solemne que, para conmemorar el CLI aniversario del Primer Congreso de Anáhuac, tendrá lugar el próximo día 13 en la ciudad de Chilpancingo, Gro. Se designa comisión......
V. Invitación, de la Dirección General de Acción Social del Departamento del Distrito Federal, para asistir al acto que, en ocasión del CXVII aniversario de la Batalla del Molino del Rey y Casa Mata, tendrá verificativo el próximo día 8 en el Molino del Rey, y para el acto que, en ocasión del CXVII aniversario del sacrificio de los Niños Héroes de Chapultepec, tendrá lugar el día 13 del corriente, ante el monumento erigido a su memoria. Se designan las respectivas comisiones......
VI. Para comentar diversos aspectos del sexto y último informe, que el ciudadano Presidente de la República, licenciado Adolfo López Mateos, rindiera el pasado 1o. de septiembre ante esta Representación Nacional, hacen uso de la palabra los CC. diputados Manuel Zárate Aquino, Pedro Reyes Velázquez, Marciano González Villarreal y Vicente Lombardo Toledano.
Se levanta la sesión.....
DEBATE
Presidencia del
C. MANUEL GURRÍA ORDOÑEZ
(Asistencia de 179 ciudadanos diputados.)
I
- El C. Presidente (a las 12:30 horas): Se abre la sesión.
- El C. secretario González Sáenz, Leopoldo (leyendo):
"Orden del día.
4 de septiembre de 1964.
Acta de la sesión anterior.
Oficios, de la Secretaría de Gobernación, transcribiendo otros, por los que se solicitan: la C. María Isabel Limón Hernández Vda. de Castañón, pensión; el C. Miguel Ángel Cordera, el permiso constitucional necesario para aceptar y usar condecoración otorgada por gobierno extranjero, y la C. Leonor Amalia Gamboa Soto, permiso para poder aceptar empleo en la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica.
Oficio, de la Gran Comisión.
Invitación, de la Diputación Permanente de la Legislatura del Estado de Guerrero a la sesión solemne que, en ocasión del CLI aniversario del histórico Primer Congreso de Anáhuac, habrá de efectuarse en la ciudad de Chilpancingo. Gro.
La Dirección General de Acción Social del Departamento del D. F., invita a esta H. Cámara de Diputados al acto que, en ocasión del CXVII aniversario de la Batalla del Molino del Rey y Casa Mata, tendrá verificativo el próximo día 8 de septiembre en la loma del Molino del Rey.
Invitación, de la Dirección de Acción Social del Departamento del D. F., para el acto solemne que, en ocasión del CXVII aniversario del sacrificio de los Niños Héroes de Chapultepec, tendrá verificativo el próximo día 13 de septiembre ante su Monumento.
Oradores comentando el VI y último informe de gobierno del C. Presidente de la República." "Acta de la sesión celebrada por la Cámara de Diputados del XLVI Congreso de la Unión el día dos de septiembre de mil novecientos sesenta y cuatro.
Presidencia del C. Manuel Gurría Ordóñez.
En la ciudad de México, a las trece horas y treinta minutos, del miércoles dos de septiembre de mil novecientos sesenta y cuatro, se abre la sesión, con asistencia de ciento noventa y cuatro ciudadanos diputados, según consta en la lista que, previamente, pasa la Secretaría.
Lectura de la Orden del Día y del acta de la sesión anterior, celebrada el día de ayer, que, sin debate, es aprobada en votación económica.
De acuerdo con el artículo 72 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General, la Presidencia, por conducto de la Secretaría, declara, con base en los escritos presentados por las diputaciones de las diferentes entidades federativas que a continuación se mencionan, que son miembros de la Gran Comisión de esta H. Cámara de Diputados los siguientes ciudadanos: Chiapas, Abraham Aguilar Paniagua; Nuevo León, Alfonso Martínez Domínguez; Zacatecas, Pedro Ruiz González; Veracruz, Pastor Murguía González; Nayarit, Eugenio Cárdenas Andrade; Tabasco, Manuel Gurría Ordóñez; Yucatán, Fabio Espinosa; Colima, Mario Llerenas Ochoa; Campeche; Carlos Pérez Cámara; Sonora Faustino Félix Serna; Estado de México, Guillermo Molina Reyes; Distrito Federal, Antonio Martínez Manautou; Michoacán, Enrique López Naranjo; Hidalgo, Heberto Malo Paulín; Tamaulipas, Lauro Rendón Valdez; San Luis Potosí, Miguel Gascón Hernández; Jalisco, Raúl Alvarez Gutiérrez; Querétaro, Arturo Guerrero Ortiz; Guerrero Vicente Fuentes Díaz; Quintana Roo, Luz María Zaleta: Territorio Baja California, Alberto Alvarado Arámburo; Aguascalientes, Augusto G. Villanueva: Tlaxcala, Tulio Hernández Gómez; Morelos, Gonzalo Pastrana Castro; Sinaloa, Francisco Alarcón Fregoso; Oaxaca, Jesús Torres Márquez; Coahuila, Tomás Algaba; Baja California, José Luis Noriega; Guanajuato, Luis Dantón Rodríguez; Durango, Braulio Meraz Nevárez.
La Presidencia, a través de la Secretaría, invita a los miembros de la Gran Comisión para que pasen al Salón Verde de esta Cámara de Diputados y presenten sus proposiciones para Presidente y Secretario de la misma y, asimismo, sus proposiciones para las Comisiones Permanentes y Especiales de esta Cámara. Al mismo tiempo se decreta un receso, durante el tiempo que sea necesario, para dar cumplimiento al artículo 73 del Reglamento.
Al reanudarse la sesión hace uso de la palabra el C. Jorge Garabito Martínez, para referirse a los artículos del Reglamento y de la Constitución relacionados con la elección de miembros de la Gran Comisión, y afirma que no se cumplieron, solicitando se haga constar su protesta.
Habla el C. Tulio Hernández Gómez, quien aclara que no se ha violado ningún precepto, ya que los diputados de cada entidad, por mayoría, designaron quién los ha de representar ante la Gran Comisión.
La Secretaría da cuenta a la Asamblea con un oficio, suscrito por los integrantes de la Gran Comisión, que contiene dos puntos de acuerdo: el primero declara que es Presidente de dicha Gran Comisión de la Cámara de Diputados del XLVI Congreso de la Unión, el C. Alfonso Martínez Domínguez y, el segundo, que es Secretario de la misma, el C. Vicente Fuentes Díaz.
Para dar cumplimiento a los artículos 65, 66 y 71 del Reglamento, la Gran Comisión, en uso de la facultad que le confiere el artículo 74 del propio ordenamiento, propone a la honorable Asamblea el siguiente personal para integrar las comisiones permanentes y especiales de esta Cámara.
(Aquí las comisiones integradas por la totalidad de los ciudadanos diputados.) La Asamblea en votación económica aprueba la proposición.
Oficio, de los CC. secretarios de la Comisión Permanente de la XLV Legislatura, remitiendo los asuntos que fueron reservados para conocimiento de esta Cámara de Diputados. Túrnese a las Comisiones que corresponda.
Oficio, suscrito por los mismos CC. secretarios de la Comisión Permanente, al que acompañan los expedientes de los asuntos que fueron recibidos de la Cámara de Diputados del XLV Congreso de la Unión al clausurar su último período de sesiones. Túrnense los expedientes a las Comisiones que corresponda.
Oficio, de la Secretaría de Gobernación, al que se acompañan las observaciones que el Ejecutivo de la Unión hace a la Ley de Vías Generales de Comunicación y Medios de Transporte. Recibo, a las Comisiones Unidas, 1a, y 2a de Vías Generales de Comunicación y de Estudios Legislativos e imprímase.
Oficio, de la misma Secretaría de Gobernación, al que acompaña las observaciones que el Ejecutivo de la Unión hace el decreto de reformas y adiciones a la Ley General de Bienes Nacionales. Recibo, a las Comisiones Unidas de Bienes y Recursos Nacionales y de Estudios Legislativos, e imprímase.
La Asamblea, en cumplimiento de lo dispuesto por el párrafo tercero de la base 4a. de la fracción VI del artículo 73 de la Constitución de la República, aprueba, en votaciones económicas sucesivas, los nombramientos hechos por el C. Presidente de la República en favor de los CC. licenciados Rafael Ojeda Guerra, Leopoldo Ortega Lozano y Leopoldo Aguilar Carvajal, como magistrados, numerario, supernumerario e interino, respectivamente, del Tribunal Superior de Justicia del Distrito y Territorios Federales.
Invitación, del Congreso del Estado de México, a la lectura del primer informe de gobierno del C. licenciado Juan Fernández Albarrán, gobernador constitucional del Estado, que tendrá lugar el próximo día 5 del actual en la ciudad de Toluca.
Se designa, en comisión, para asistir a este acto, a los ciudadanos diputados: Guillermo Molina Reyes, Enedino Ramón Macedo, Fluvio Vista Altamirano, Leopoldo González Sáenz, Raúl Legaspi Donis y Luis Priego Ortiz.
Invitación, del C. licenciado Ernesto P. Uruchurtu, jefe del Departamento del Distrito Federal, a la inauguración que hará el C. Presidente de la República, el próximo día cuatro, de obras realizadas por el propio Departamento del Distrito Federal.
Para representar a esta Cámara de Diputados se nombra, en comisión, a los ciudadanos diputados: Gonzalo Martínez Corbalá, Jorge Garabito Martínez, Felipe Gómez Mont, Marciano González Villarreal, Rafael Estrada Villa, Emilio Gandarilla Avilés, Everardo Gámiz Fernández, Arturo López Portillo, Manuel Contreras Carrillo y Martha Andrade de Del Rosal.
La Presidencia, en cumplimiento de los artículos 110, fracción III de la Ley Federal Electoral y 3o. del decreto número 310 del año 1904, propone a los ciudadanos diputados Fluvio Vista Altamirano, Miguel Covián Pérez y, Miguel Osorio Marbán para integrar la Comisión Escrutadora que conocerá de la elección de senadores del Distrito Federal.
En votación económica la Asamblea aprueba la proposición.
Después de haber sido votada, favorablemente, la anterior proposición, el ciudadano diputado Felipe Gómez Mont propone una nueva comisión escrutadora, la que, en votación económica se rechaza por haber sido presentada fuera de tiempo.
Escrito, del Oficial Mayor de la Cámara de Diputados, al que se acompaña la documentación relativa a la elección de senadores del Distrito Federal celebrada el pasado 5 de julio. A la Comisión escrutadora que acaba de designarse.
Oficio, suscrito por el C. Oficial Mayor de esta Cámara, remitiendo la documentación correspondiente a la elección de Presidente de la República celebrada el día 5 de julio del año en curso. Túrnese la documentación a la Gran Comisión.
A las quince horas y treinta minutos se levanta la sesión y se cita para el viernes cuatro del actual, a las once horas, sesión en la que habrá de comentarse el VI Informe Presidencial." Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.
II
- El mismo C. Secretario (leyendo):
"Estados Unidos Mexicanos.- Poder Ejecutivo Federal.- Secretaría de Gobernación.- México, D. F.
CC. Secretarios del H. Congreso de la Unión.- Presentes.
La señora María Isabel Limón Hernández viuda de Castañón se ha dirigido al C. Presidente de la República, con fecha 25 de julio próximo pasado, manifestando lo siguiente:
"La suscrita María Isabel Limón Hernández, con domicilio en la calle de Hornedo número 415 de esta ciudad, con mi carácter de viuda del extinto Samuel Castañón Vázquez, diputado constituyente 1916-1917, ante esa dependencia a su muy digno cargo solicita lo siguiente: en virtud de que, con fecha 20 de junio de 1959, falleció mi esposo el señor Samuel Castañón Vázquez, dejándome cuatro hijos, que hubo durante los diez años que duramos casados, y como actualmente mi situación económica es precaria, me permito suplicar a usted, señor Presidente de la República, que si no existe inconveniente alguno gire sus respetables órdenes con objeto de que me sea concedida la Pensión a que creo tener derecho. Permitiéndome hacer la respetuosa aclaración en el sentido de que obra en mi poder la documentación necesaria para la comprobación de lo antes expuesto. Esperando su resolución favorable en este caso, y agradeciéndole de antemano lo que a bien tenga hacer en mi favor, me es grato quedar de usted...
Lo que transcribo a ustedes para su conocimiento y fines procedentes, reiterándoles mi atención.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
México, D. F., a 2 de septiembre de 1964.- Por Ac. del C. Subsecretario, encargado del Despacho, el Oficial Mayor, licenciado Noé Palomares." Recibo, y a la Comisión de Puntos Constitucionales en turno.
"Estados Unidos Mexicanos.- Poder Ejecutivo Federal.- México, D. F.- Secretaría de Gobernación.
CC. Secretarios del H. Congreso de la Unión.- Presentes.
La Secretaría de Relaciones Exteriores se dirigió a ésta, de Gobernación, con fecha 5 de agosto próximo pasado, manifestando lo siguiente:
"Ruego a usted, muy atentamente, se sirva solicitar, de la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión, el permiso a que se refiere la fracción III, apartado B, del artículo 37 de la Constitución Política, para que el C. licenciado Miguel Ángel Cordera pueda aceptar y usar, sin perder la ciudadanía mexicana, la condecoración de la Orden del Sol de Perú que, en el grado de Gran Oficial, le confirió el gobierno del aludido país."
Hago del conocimiento de ustedes lo anterior para los fines legales procedentes, reiterándoles mi consideración atenta.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
México, D. F., a 2 de septiembre de 1964.- Por Ac. del C. Subsecretario, encargado del Despacho, el Oficial Mayor, licenciado Noé Palomares." recibo, y a la Comisión de Puntos Constitucionales en turno.
"Estados Unidos Mexicanos.- Poder Ejecutivo Federal.- México, D. F.- Secretaría de Gobernación.
CC. Secretarios del H. Congreso de la Unión.- Presentes.
Para conocimiento de ustedes y fines legales procedentes, a continuación les transcribo oficio que la Secretaría de Relaciones Exteriores dirigió a ésta, de Gobernación, con fecha 11 de agosto próximo pasado:
"Ruego a usted, muy atentamente, se sirva solicitar de la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión el permiso a que se refiere la fracción II, apartado B, del artículo 37 de la Constitución Política, para que la C. Leonor Amelia Gamboa Soto, sin perder la ciudadanía mexicana, pueda aceptar el empleo de auxiliar de contabilidad en la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica. Para los efectos correspondientes con el presente se servirá usted encontrar el acta de nacimiento de la C. Gamboa Soto.'
Al comunicar a ustedes lo anterior les acompaño con el presente el acta de nacimiento a que se hace referencia.
Reitero a ustedes mi atención.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
México, D. F., a 2 de septiembre de 1964.- Por Ac. del C. Subsecretario, encargado del Despacho, el Oficial Mayor, licenciado Noé Palomares." Recibo, y a la Comisión de Puntos Constitucionales en turno.
III
- El C. secretario Meraz Nevárez, Braulio (leyendo):
"CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados.- Presentes.
En la sesión celebrada el 2 del corriente por esta H. Cámara fueron turnados a la Gran Comisión los expedientes que remitieron los Comités Distritales Electorales, relativos a la elección de Presidente de la República, que tuvo verificativo el 5 de julio último.
Tomando en consideración:
a) Lo establecido por el decreto número 31 de mayo de 1904.
b) Los precedentes establecidos.
c) Que la propia Gran Comisión está integrada por un representante de cada una de las diputaciones de la totalidad de las entidades federativas del país, y d) Con fundamento en los artículos 74 y 78 del Reglamento Interior del Congreso General.
Se acordó someter a la consideración de la H. Cámara la proposición de que sea la Gran Comisión la que formule el dictamen correspondiente.
Por lo tanto, rogamos a ustedes someter dicho acuerdo a la consideración de la H. Asamblea en la próxima sesión.
Atentamente.
México, D. F., a 3 de septiembre de 1964.- El Presidente, Alfonso Martínez Domínguez.- El Secretario, Vicente Fuentes Díaz."
En votación económica se pregunta a la Asamblea si aprueba la proposición anterior. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo. Aprobada.
IV
El C. secretario González Sáenz, Leopoldo: (leyendo):
"Estados Unidos Mexicanos.- Gobierno del Estado Libre y Soberano de Guerrero.- Poder Legislativo.
Chilpancingo, Gro., 20 de agosto de 1964.
C. Presidente del H. Congreso de la Unión, H. Cámara de Diputados.- México, D. F.
La Diputación Permanente de la H. XLIV Legislatura Constitucional del Estado Libre y Soberano de Guerrero tiene el honor de invitar a usted a la sesión solemne, que se llevará a cabo en el interior del templo de Santa María de la Asunción, de esta Capital, a las 20.00 horas del día 13 de septiembre próximo, con motivo del CLI aniversario de la constitución del histórico 'Primer Congreso de Anáhuac', instalado en esa parroquia por el generalísimo don José María Morelos y Pavón.
Esta H. Diputación Permanente se permite, además, rogar a esa Representación sea servida designar un orador para que intervenga en acto tan solemne, dando a conocer, oportunamente, el nombre de éste.
Seguros de su asistencia aprovechamos la oportunidad para reiterarle nuestra consideración atenta y distinguida.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
Diputado Presidente de la Comisión Permanente, Raúl Fernández Galena.- Martín Hernández, D. S."
Se designa, en comisión, para asistir a este acto, a los siguientes diputados: ingeniero Francisco Andraca Malda, Arnulfo Vázquez Trujillo, licenciado Miguel Osorio Marbán y profesor Fabio Espinosa Granados.
V
- El mismo C. Secretario (leyendo):
"La Dirección General de Acción Social del Departamento del D. F. invita a esta H. Cámara de Diputados al acto que, en ocasión del CXVII aniversario de la Batalla del Molino del Rey y Casa Mata, tendrá verificativo el próximo día 8 de septiembre, en la loma del Molino del Rey." Se designa, en comisión, para asistir a este acto, a los CC. diputados Jaime López Peimbert, Emilio Gandarilla, Hilda Anderson y Alberto Alvarado Arámburo. La Presidencia ha designado la siguiente comisión de diputados, que asistirá el día 8 del actual al aniversario del Molino del Rey: general Marciano González, Vicente Lombardo Toledano, Antonio Martínez Manautou, profesora Martha Andrade de Del Rosal, ingeniero Jorge Ricaud Rothiot y secretario Braulio Meraz Nevárez.
La Secretaría se permite informar a la Presidencia que se han agotado los asuntos en cartera de la Orden del Día.
VI
El C. Zárate Aquino, Manuel: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Manuel Zárate Aquino.
El C. Zárate Aquino, Manuel: Ciudadano Presidente. Ciudadanos diputados:
"José María Morelos y Pavón, hace más de siglo y medio, después de haber logrado la instalación de un Congreso, y de haber reconocido en él la suprema representación popular, puso su espada al servicio de la nación allí representada y, en ejemplar actitud cívica, no solamente se declaró su siervo sino que, con ofrenda de su sangre y de su vida, trazó el marco de relaciones en que habrían de desenvolverse hasta nuestros días los Poderes Legislativo y Ejecutivo de México.
El día primero de este mes, en este mismo recinto, vimos comparecer al Presidente Adolfo López Mateos, genuino mandatario del pueblo, para cumplir la norma constitucional de informar acerca del estado que guarda la administración pública del país.
Necesitamos señalar que su conducta fue más allá de la modalidad protocolaria.
El Presidente, más humano mientras más austero, más grande mientras más humilde, confirmó la tradición republicana y sacudió la conciencia nacional.
Gobernar a México en esta época no es solamente administrar los negocios públicos; es, esencialmente, comprender y realizar las aspiraciones del pueblo interpretarlo siempre en sus múltiples anhelos, con la honda sensibilidad que fusiona al gobernante con la colectividad. Esta difícil tarea, en México, el generoso pueblo y su Presidente la han logrado de manera ejemplar.
En nuestro país para estar a la altura del pueblo, si se quiere ser buen Presidente, no basta con ostentar la investidura constitucional. Se requiere ser, además, ideológico del pueblo. López Mateos tiene esta categoría.
El ha sintetizado nuestra Historia en los siguientes términos: "México, en su dramático peregrinar por los caminos de la Historia, ha disfrutado de pocos, breves períodos de paz constructiva. Antes de la conquista ibérica, la crónica es de permanentes luchas internas; luego, trescientos años de coloniaje.
Conquistada la Independencia, un siglo trágico de guerras fratricidas, de invasiones extranjeras, de dictadura. Hecha la Revolución armada y consolidada en el Poder por su eficacia gubernativa, no es sino desde hace seis lustros que el país goza de una paz institucional firmemente asentada sobre la libertad y la justicia que establece y garantiza las leyes que el pueblo se ha dado desde su sabia Constitución de 1917.'
El Presidente, inspirado en nuestra Historia, y aleccionado por la experiencia de nuestro devenir nacional, pudo en seis años de Gobierno dar vigor y lozanía nuevos a los principios de la Constitución y a la doctrina de la Revolución Mexicana, reiterando que en ellas tenemos nuestro propio camino para alcanzar nuestras propias metas. Por ello, afirmamos que el mensaje de López Mateos al pueblo de México constituye un inestimable legado político.
Los principios constitucionales y el programa de la Revolución, en sus términos actuales, se expresan en fórmulas de progreso, de justicia social, unidad nacional y paz, que el Presidente ha repetido sin descanso y llevado a la práctica con ejemplar decisión y acierto universalmente reconocidos.
En el informe que acabamos de escuchar se encuentran fundidos, entrelazados, el aspecto propiamente ilustrativo, o sea la exposición de hechos, datos y cifras sobre la obra de gobierno, y la parte doctrinal o teórica que aparece, al mismo tiempo, como el fundamento y la inspiración de la actividad gubernamental. Este doble carácter del informe es muy significativo: demuestra que, quien informa, es un gobernante con clara y amplia concepción de la realidad nacional e internacional, inspirado en un conjunto de principios sólidamente estructurados.
El documento es, en consecuencia, armónica conjunción de principios y de realizaciones que obedecen a una idea madura y elevada de las perspectivas del desarrollo nacional.
En nuestros días, la Revolución Mexicana, lejos de enunciados puramente declarativos, se desarrolla, en la paz y con el acuerdo de las fuerzas decisivas e la nación, como una revolución económica, social, política y cultural que tiende, ante todo, al aumento y a la diversificación de las fuerzas productivas del país, a la elevación de todas las capacidades colectivas e individuales de los mexicanos y, al mismo tiempo, a la mejor distribución de la riqueza, y del trabajo de nuestros compatriotas.
López Mateos, con la palabra y con la acción gubernativa, ha destruido el falso dilema que ciertos círculos plantearon al oponer indebidamente el desarrollo económico a la justicia social.
El Presidente ha demostrado que el desarrollo material y la justicia social no se excluyen, sino que, por el contrario, se completan y apoyan mutuamente, en un solo proceso de enriquecimiento y transformación justiciera de la sociedad mexicana.
Esta orientación corresponde al sentido más profundo de la Revolución Mexicana, su sentido humanista, pues, como lo afirmó lúcidamente López Mateos, "para nosotros las instituciones sociales, culturales y políticas, nacionales e internacionales, son para bien del hombre, para concurrir a la realización de la persona humana y no a su avasallamiento o frustración".
Y reiteró su pensamiento: "El hombre, el pueblo, no son un medio para cumplir los fines del Estado, sino todo lo contrario, es el Estado un medio para cumplir los altos fines del hombre y del pueblo."
El humanismo de la Revolución Mexicana, el humanismo que López Mateos convirtió en práctica impostergable de su Gobierno, no es el humanismo especulativo ni el de las declaraciones solemnes desprovistas de contenido real sino el humanismo militante que tiende a crear las condiciones en las que pueda fundarse, en verdad, la elevación y la dignificación de la persona humana.
La Revolución y concretamente López Mateos, han trabajado ardorosa y certeramente por la dignidad de la persona humana al través de una obra que, por amplia y conocida, sería prolijo enumerar.
Bajo la presidencia de López Mateos la política interior y la política exterior de México se han desenvuelto con unidad y congruencia. Porque deseamos la justicia, el bienestar y la paz para nuestro pueblo, deseamos también esos dones de la vida civilizada para el mundo entero.
Esta es la doctrina trascendental y a la vez sencilla en que se funda nuestra política internacional. Una política que se abre paso, serenamente, en el torbellino de las rivalidades y de los conflictos de nuestra época. Frente a los signos del odio, frente a las amenazas de la catástrofe total, levantamos la Bandera de la razón, del Derecho, del respeto mutuo y del entendimiento fecundo entre todos los pueblos que habitan este planeta.
Con esta doctrina, López Mateos ha sabido erguirse, vamos a decirlo, como un apóstol -sí-, como un apóstol de la paz; pero también, y sobre todo, como un organizador de la paz.
Recomendamos a todos los mexicanos -y también a los extranjeros- la lectura reflexiva, meditada, del capítulo final del informe, mensaje político del Presidente que está a punto de concluir su gestión. Hay en ese mensaje una lección señera, como si en un breve espacio hubiera podido condensarse toda la experiencia de un gobernante que es también, en todo caso, la experiencia de la Revolución Mexicana.
Allí hay conceptos que son una llamada de atención para todos los sectores progresistas del país.
"Triunfaron -dice López Mateos- los candidatos de la tendencia revolucionaria mexicana. Con su victoria se han acrecentado las obligaciones de todos los sectores que creen y luchan por el progreso y por la justicia social; de los hombres que han actuado en diversas fases de la Revolución; de las nuevas generaciones que han recibido su legado; de los dirigentes sociales que trabajan por el mejoramiento de sus sectores; de los profesores e intelectuales que influyen sobre las conciencias nacionales; de los que creen en un México perfectible y lo quieren más justo y más venturoso para todos.
En la medida en que la tendencia revolucionaria es y ha sido la que origina y fortalece la estabilidad nacional, aumenta su
responsabilidad para sostener y mejorar la unidad de los mexicanos."
Los miembros de la mayoría parlamentaria, agrupados bajo las banderas del Partido Revolucionario Institucional, recojamos este llamado a la responsabilidad, que procede de un ciudadano ejemplarmente responsable y patriota. Entendamos bien que, puesto que la Revolución es la formadora del México nuevo, del México que está en camino hacia su definitiva grandeza, a los revolucionarios, a los hombres del progreso, nos corresponde la obligación vital e insoslayable de mantener la estabilidad nacional, y fortalecer la unidad de los mexicanos para que el país pueda proseguir, a paso aún más acelerado, por el camino de su libertad y su plena suficiencia, en despliegue indeclinable de su mejores energías.
Consideramos que México está en vías de superar la etapa del político improvisado y sin principios. A este respecto, la doctrina de López Mateos se sintetiza en estas palabras suyas: "Me esforcé, desde mi campaña electoral y durante todos los días de mi gobierno, en ser absolutamente veraz con el pueblo, honesto en la palabra empeñada, honesto en la conducta, honesto en el diálogo ininterrumpido con la ciudadanía. Nunca me aparté de los caminos y metas de la Revolución Mexicana; por el contrario, hice más expeditos los unos y más accesibles las otras.
Nunca hice una promesa que no esté ya cumplida." (Aplausos.) Justamente eso es lo que exige el pueblo mexicano de sus gobernantes: capacidad firmeza en las convicciones y honestidad.
Dentro de esta línea de conducta que señala el Presidente, afirmamos que las conquistas de nuestras grandes revoluciones nacionales y populares son irreversibles. Con espíritu de unión, con voluntad inquebrantable de independencia, con decisión de armonía y respeto para las ideas de todos los mexicanos, confirmamos que, en el régimen de López Mateos, se abre definitivamente el camino a un México en donde, "sin fanatismo contra los fanatismos y con tolerancia para tenaces intolerancias", sabremos salvaguardar la paz y la armonía interiores al amparo de la Constitución y de este recinto parlamentario, como del suelo entero de la patria, habremos de hacer, por excelencia, el ámbito de la libertad para hablar, pensar y debatir. El mexicano, por el solo hecho de serlo, tiene garantizado, irrestrictamente, el ejercicio de estos derechos.
El Presidente dio la bienvenida a los diputados de partido que representan, en número considerable y de manera eminente, diferentes corrientes de opinión nacional. Le fue dable a López Mateos promover una trascendental reforma electoral y asistir, en este Congreso, a su aplicación inicial. Nosotros tenemos plena confianza en el patriotismo de los diputados de los otros partidos. Sabemos que habrán de trabajar, como nosotros, por el bienestar del pueblo mexicano.
En resumen, la diputación mayoritaria en la XLVI Legislatura de la Cámara de Diputados, al hacer el comentario objetivo del último Informe rendido por López Mateos, reafirma su fe en los destinos de México, desde el punto de vista nacional e internacional, porque sabe que el pueblo mexicano sigue decidido a mantenerse en el cauce de su Revolución, y porque el mismo pueblo sabe ya seleccionar mejor a los hombres capaces de convertir su doctrina en tangible realidad.
Jamás, en la historia del país, se había tributado a gobernante alguno la apoteótica ovación que nosotros, representantes del pueblo, otorgamos al hombre que ha regido los destinos de México en los últimos seis años.
Nuestro aplauso tuvo la particularidad de que ya antes la había tributado el pueblo, calurosamente, en todos los ámbitos del país.
Más allá de nuestras fronteras, los pueblos amantes de la paz, los hombres que pugnan porque las relaciones entre las naciones tengan como única base la observancia del Derecho, seguramente también aplauden al hombre que supo guiar a su pueblo por el camino que conduce a la exaltación de los derechos humanos, a la convivencia respetuosa y a la dignidad internacional.
No he hablado ni he analizado las realizaciones materiales, concretas, a que se refiere el Informe, ni he citado cifras, datos o estadísticas; su importancia y magnitud están a la vista. He querido referirme a lo que es más importante: a la nueva filosofía para gobernar en la que el hombre, su espíritu, sus derechos, su dignidad, son lo primero, están por encima de los demás.
México es un pueblo de fina sensibilidad.
Mucho antes de escuchar el último Informe de López Mateos, ya había emitido su fallo inapelable al que él, humildemente, acaba de someterse.
Ese fallo, capítulo de nuestra Historia que las generaciones venideras lo verán con pasión, es el más encomioso que pueda emitir un pueblo agradecido.
Ese fallo se manifestó en el respaldo que tuvo López Mateos en todo momento, cuando paseó con gallardía nuestra Bandera y llevó nuestro pensamiento por todos los Continentes; ese fallo se manifestó, elocuente, cuando López Mateos reivindicó nuestra industria eléctrica; ese fallo ha sido expresado por medio de la entusiasta adhesión que México ha dado a sus gestiones venturosas para ampliar los horizontes de la patria, en múltiples aspectos, con la reincorporación de El Chamizal; ese fallo se expresó, vigorosamente, cuando el pueblo supo, todos los días y a cada hora, que López Mateos mantenía incólume la soberanía nacional; ese fallo no solamente lo emitieron los que pueden disfrutar de agua potable, luz eléctrica y mejores condiciones de vida en el hogar; los jóvenes que han recibido educación técnica y universitaria; ese fallo ya lo emitieron los niños que, jubilosos, se dirigen día a día a la escuela llevando bajo el brazo el libro de texto que la Revolución y Adolfo López Mateos han puesto en sus manos; (aplausos) lo han emitido también tres millones de niños que -en el futuro-, ya convertidos en ciudadanos, no podrán olvidar que recibieron de la Revolución, bajo el generoso auspicio de la profesora Eva Sámano de López Mateos, (aplausos) diariamente, un desayuno, obra de justicia social.
Terminada su guardia, señor Presidente, sus hermanos los campesinos, los obreros, los profesionales, las mujeres, los jóvenes, los niños, todos los mexicanos, orgullosamente, lo esperamos en nuestras filas con los brazos abiertos." (Aplausos.)
El C. Reyes Velázquez, Pedro: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Reyes Velázquez.
El C. Reyes Velázquez, Pedro: Señor Presidente de la Cámara. Honorable Cámara de Diputados:
"Por mi conducto, Acción Nacional presenta a la opinión pública, desde esta tribuna, algunas consideraciones sobre el sexto informe presidencial rendido el día 1o del corriente al H. Congreso de la Unión.
Dadas las limitaciones reglamentarias y las impuestas por la brevedad del tiempo transcurrido entre la rendición del Informe y esta fecha, sólo consideramos las cuestiones que a nuestro juicio revisten un mayor interés, sin perjuicio de comentar posteriormente otros aspectos del Informe.
1. Acción Nacional participó activamente en la campaña para la renovación de Poderes Federales, con el fin de promover la participación y el interés de los ciudadanos en los diversos aspectos de la vida nacional, y para tratar de llevar a sus candidatos, mediante el voto, a integrarse en las responsabilidades del Poder.
Acción Nacional hubiera participado en la campaña, con o sin la reforma electoral de por medio, porque era deber de nuestro partido hacerlo, para cumplir con las finalidades propias de todo partido político. Nuestros actos y procedimientos, como lo reconoce el Informe, estuvieron apegados a la ley y a normas de respeto hacia nuestros contrincantes.
Defendimos los casos electorales que consideramos justo defender. Hicimos notar los vicios e irregularidades electorales, donde sinceramente creímos que los hubo, realizando la defensa, no sólo por razones de justicia, sino para buscar que los ciudadanos, los partidos y el Gobierno, conjuntamente eviten, para bien de México, que en lo sucesivo vuelvan a presentarse tales irregularidades.
La presentación de los distintos partidos en esta Cámara, está ya decidida inapelablemente. Por nuestra parte, trabajaremos, como esperamos que todos trabajen, por el bien de la comunidad. Pero disentimos profundamente del Informe, cuando señala que la representación en esta Cámara es proporcional a todas las opiniones de las diversas corrientes políticas de la Nación.
Las votaciones en múltiples casos señalan lo contrario. Las razones de esta divergencia, fueron claramente expresadas en las diversas etapas del Colegio Electoral, y admiten otras consideraciones adicionales que no es el momento de ampliar y que habremos de señalar en breve.
Nuestra representación se encuentra respaldada ampliamente por la votación reconocida en favor de los candidatos de Acción Nacional, que consideramos que es y debe ser el único criterio objetivo para cuantificar y proporcionar la representación correspondiente no sólo a los distritos electorales, sino a las opiniones de las diversas corrientes políticas de la nación.
2. El esfuerzo realizado para el Gobierno y la prestación de servicios en el Distrito Federal es de reconocerse.
El problema nacional que requiere del esfuerzo común, detener la hipertrofia de la capital que se traduce alarmantemente en un centralismo y en un desequilibrio político, económico y social entre la ciudad de México y la provincia, desequilibrio que preocupa a todos los sectores del país, públicos y privados.
La prosperidad y el desarrollo de la gran ciudad -aparente en muchos aspectos- contrasta con el estancamiento de muchas zonas situadas a unos cuantos kilómetros de distancia.
Debemos buscar para el país un desarrollo menos desigualmente repartido y más humano. Hay millones de mexicanos que no se conforman con vegetar mientras oyen hablar de la prosperidad de la Capital de la República y de las grandes ciudades de provincia.
No ignoramos, ciertamente, que la concentración urbana es fenómeno ineludible Pero señalamos la necesidad de promover una política demográfica y un desarrollo económico que permitan crear zonas de actividad humana geográficamente equilibradas.
Debe procurarse que la Federación, que fue el pariente pobre de los Estados al iniciarse nuestra vida independiente, devuelva facultades e ingresos a los Estados y Municipios, para propiciar un crecimiento armonioso del país, ahora perturbado por la macrocefalia capitalina, que si en aspectos determinados puede ser un atractivo turístico, desequilibra el desarrollo nacional, con perjuicio para todos.
El progresivo centralismo, que en parte, sobre bases jurídicas, pero más por vías de hecho se vive en México, debe cesar para dejar el paso a un federalismo auténtico, y a una vida municipal autónoma y suficiente, que México requiere para realizar un desarrollo armónico y estable en lo económico y en lo político.
3. Creemos firmemente que la inmensa mayoría del pueblo de México tiene bien arraigada la convicción de que el país debe crecer por los caminos del esfuerzo común y la justicia social. La estabilidad nacional que todos deseamos y debemos procurar, no obedece a un concepto estático y sólo puede fundarse en una paz que no sea resultado ni de la fuerza del poder político ni de la conservación de situaciones creadas, que bajo el pretexto de acumular recursos para el futuro, pretenden privar a los hombres de hoy de lo necesario para el desarrollo de sus capacidades físicas y espirituales.
Tenemos conciencia de la grave obligación de preparar para los mexicanos de mañana, un México mejor porque sea más justo, más libre y más suficiente que el que nos ha tocado en suerte vivir.
No limitamos la realización de la justicia social, al campo de las relaciones obreropatronales. La justicia social, que tiene horizontes más amplios, sólo se alcanzará con el establecimiento de condiciones de convivencia que permitan al hombre gozar de oportunidades necesarias para su desarrollo integral.
No consideramos que la promoción y el cumplimiento de la justicia social dependan solamente de la autoridad del Estado o de grupos sociales o políticos determinados. Implantarla en las relaciones de la convivencia, es tarea que depende de un esfuerzo común. Los mexicanos de Acción Nacional, dentro y fuera del Congreso, estamos y estaremos, como hemos estado, en favor de toda medida -venga de donde viniere- que sin detrimento de las libertades humanas y de los derechos políticos vaya encaminada a la realización de la justicia social.
El venturoso aumento demográfico que confronta el país, que es promesa de potencialidad y capacidades humanas para la tarea común, requiere desde
ahora un especial esfuerzo para la creación de nuevas fuentes de trabajo.
Nos enfrentamos todos a una dolorosa realidad: la carencia de fuentes de trabajo para las nuevas generaciones y la desocupación de hombres de edad madura, aptos aún para ayudar al desarrollo del país y para bastarse a sí mismos. Nos enfrentamos todos a la realidad cada día mayor del desempleo y del subempleo, de la falta y escasez de viviendas, de la insalubridad, de la penuria de agua, de la insuficiencia y la regresión escolar, de la miseria en el campo, de la inmoralidad administrativa en los negocios públicos y privados, de la limitación de la seguridad social y de tantos tantos problemas humanos, que exigen soluciones al margen de criterios políticos y que no es hoy ocasión para analizar detenidamente, pero ante cuya presencia no queremos mostrarnos ajenos o desentendidos. Para esta tarea que es común a todos porque es tarea que a todos compete como hombres y como mexicanos, Acción Nacional está presente.
4. Estamos conformes con que la paz en la escuela es la paz de México, pero pensamos que la paz y la concordia no pueden ser fruto de la uniformación impositiva de criterios, sino resultado de la libre unión de voluntades en propósitos comunes.
Nada es más sano ni más fuerte que un pueblo unido, pero a condición de que la unidad sea lograda por un movimiento íntimo del espíritu mediante la libre transmisión de las verdades sentidas y amadas.
Sin fanatismos ni intolerancias propugnamos la libertad de enseñanza, y reiteramos lo que en ocasión similar se expuso por Acción Nacional en esta tribuna. Hacer Accesible la enseñanza básica y los bienes de la cultura al mayor número de mexicanos, es imperativo de justicia social. Por ello nos satisface que como principio, la partida mayor del Presupuesto se destine a la educación.
Dar acceso a la enseñanza a todos los mexicanos, es tarea urgente que requiere el esfuerzo y la colaboración de toda la nación. El diálogo entre mexicanos, en torno al problema educativo, que lamentablemente se mantiene planteado en términos polémicos de apariencia irreductible, habrá de producir insospechados frutos en beneficio del pueblo de México.
Presentamos los principios de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, en materia educativa, como puerta que se abre a una solución humana y digna del problema. Estos principios pueden servir para zanjar en definitiva los problemas de la educación en México y para promoverla y proyectarla sobre bases de libertad, en beneficio del pueblo y con la cooperación de todas las fuerzas vivas del país.
En concordancia con esos principios, hemos pedido ya la modificación al sistema vigente de libros de texto, no en cuanto a su gratuidad, sino para quitarles el carácter de únicos y obligatorios. El ejercicio de la libertad de enseñanza, no es incompatible con la urgencia de hacer accesible la misma a todos los mexicanos. Por el contrario, su reconocimiento en función de los derechos humanos, servirá eficazmente para la promoción de medidas eficaces tendientes a lograr tal acceso en el menor tiempo, y para mantenerlo abierto al ritmo que el crecimiento de nuestra población requiera.
Mantenemos nuestra fe en la capacidad humana de los mexicanos, para superar este problema, sin menoscabo de los derechos de la persona, de la familia y de las funciones del Estado.
Deseamos señalar dos circunstancias que se derivan del propio Informe y que son testimonio de la magnitud del problema educativo.
Sobre una natalidad calculada en un millón trescientos mil niños anualmente, que ha sido superada desde el año de 1960, puede asegurarse que en 1964, llegarán a la edad de cuatro años, novecientos noventa y cinco mil quinientos seis niños, deducidos los que por desgracia han muerto conforme a los índices de 64.6 al millar que presenta el Informe.
A la edad de 5 años llegan a las mismas condiciones, 931,097 niños, y ambos grupos, que suman 1,926,603, debieran disfrutar del jardín de niños.
El Informe señala que para ellos existen 181,000 lugares, por lo que es patente hoy la falta de jardines de niños, con 1.750,000 plazas aproximadamente.
A la edad de 6 años y sobre las mismas bases, llegarán en este año 871,000 niños, que requieren atención de 17,500 profesores aproximadamente por año, además de los ya existentes. De acuerdo con el Informe, en el sexenio se han titulado 4,894 profesores por año, requiriéndose, por tanto, 12,500 profesores más.
Esta situación podría aliviarse aumentando los estímulos a los profesores que deseen trabajar en los medios rurales, en vista de que hay muchos que están desocupados, porque sólo desean prestar servicios en las ciudades.
5. Al comentar la Diputación de Acción Nacional ante la XLV Legislatura lo relativo al problema de la vivienda popular, expuso la conveniencia de que las actividades del Estado no se concretaran a la construcción de viviendas, sino que el agobiante y creciente problema de la falta de habitación tratara de solucionarse procurando que las construcciones realizadas para este fin, tanto por los particulares como por el Estado, pudieran ser adquiridas por quienes las habitan, en condiciones justas.
Nos complace que en el Informe se anuncie que esta política redundará en beneficio de la seguridad y tranquilidad de muchas familias mexicanas, esté ya en marcha en las unidades de San Juan de Aragón y Nonoalco- Tlatelolco, esperamos que la misma se siga en las distintas unidades construidas por el Estado y por organismos públicos, y que al recuperarse las inversiones realizadas con motivo de las ventas, su producto sea destinado a la construcción de nuevas viviendas.
Es satisfactorio también que los sistemas financieros del país hayan sido reformados para canalizar mayores recursos al fomento de la vivienda popular.
La carencia cada día mayor de viviendas, como consecuencia del incremento demográfico, representa un grave problema humano, cuya solución, que no podrá alcanzarse a corto plazo, requiere desde ahora la atención constante y creciente del Estado y de todos los sectores del país. Acción Nacional apoyará las medidas tendientes a lograr el ideal de que toda familia mexicana, pueda resolver en condiciones de justicia, libertad y seguridad, su problema de habitación.
6. Reconocemos como provechosa para el país la política que en materia de trabajo ha seguido el Estado, de buscar el avenimiento voluntario de las partes en los conflictos de trabajo, sin menoscabo del derecho de huelga.
Son alentadores para el país, los datos que el Informe señala, sobre las primeras experiencias referentes al reparto de utilidades de las empresas, entre los trabajadores, por el que tanto luchó Acción Nacional, a fin de que se convirtiera en realidad la disposición constitucional al respecto.
El reparto de utilidades, es para nosotros un primer paso en la transformación de la empresa, estructurada no como simple instrumento económico y jurídico en manos de un capital -público o privado- que crea fuentes de ocupación, sino como una auténtica comunidad de vida y de trabajo, en la que todos colaboren con lo que puedan aportar -inteligencia, mano de obra o dinero- sobre bases de responsabilidad, justicia, respeto y solidaridad, con vista a concebir la empresa como unidad de convivencia, y como un paso previo para el acceso de los trabajadores, considerados como personas, no como miembros de una clase privilegiada que dirija al Estado a la cogestión y a la copropiedad de las empresas.
Esta participación, reiteramos, no debe ser pretexto para mantener salarios injustos o insuficientes.
Coincidimos todos en la preocupación sobre el problema del campo, tal vez uno de los más trascendentales que habremos de estudiar en esta Legislatura.
Estamos de acuerdo en que el problema del campo no se resuelva solamente con el reparto de tierra, que consideramos, como siempre hemos considerado, como una situación irreversible dentro de la vida política, económica y social de México.
Ante la realidad de tierras y aguas que no podrán multiplicarse por razones naturales, y también frente a la realidad del crecimiento de la población rural, tendremos la obligación de buscar, no sólo las fórmulas jurídicas abstractas que mantengan las instituciones actuales, sino la forma de traducir esta compleja realidad del campo mexicano, en disposiciones legales que la concilien con la seguridad, la suficiencia y la libertad del hombre del campo.
Sentimos sus requerimientos actuales e inaplazables. Queremos para él, tierra, capacitación, crédito, ayuda técnica y protección económica para su esfuerzo logrado y para su esfuerzo cuando lo hacen estéril los infortunios de la naturaleza; pero buscamos todo esto para él, con libertad y suficiencia.
Pugnaremos porque la definición jurídica y económica del ejido y de las propiedades comunales de los pueblos, cuando en el caso de éstas se requiera, se orienten hacia un cooperativismo manejado por los campesinos con libertad, fuera de los controles políticos del Estado.
Pugnaremos porque la pequeña propiedad auténtica se respete, para que la seguridad jurídica traiga aparejada una mayor productividad en beneficio de todos.
Estamos seguros que con buena voluntad y con los ojos puestos en la realidad de México, hemos de encontrar junto con todos ustedes, para el campesino, fórmulas concretas de vida, que cerrando toda posibilidad al latifundio y sin caer en la atomización de la tierra, le permitan vivir con libertad, suficiencia y decoro, dentro de un régimen de vida que frente a los requerimientos vitales, haga a un lado, con toda honradez, cualquier criterio preconcebido en su misión política.
Pensamos que debe revisarse la política de colonización, para que sin que la misma sirva como sirvió para el mantenimiento simulado de latifundios, dé oportunidad al desarrollo de la auténtica pequeña propiedad, que es propósito constitucional, y a la implantación de sistemas cooperativos y asociativos en la explotación de la tierra, que libremente manejen los campesinos, fuera, insistimos, de cualquier control político de los hombres de campo.
7. Reconocemos como positivos los esfuerzos realizados para dar a México el lugar que le corresponde dentro de la comunidad internacional.
Nos satisface la terminación del conflicto de El Chamizal, que independientemente de las cuestiones y modalidades convenidas para darle fin, representa, ante todo, el reconocimiento de la justicia y el derecho de México. Por cuanto al problema del Valle de Mexicali, pensamos que a México le asiste completa razón para exigir aguas vírgenes del Río Colorado, y que las soluciones de tipo transitorio que se proponen por los norteamericanos, deben entenderse sin menoscabo de los derechos de México, cuya violación ha puesto en peligro la existencia misma de una zona extensa del territorio nacional, a la cual se han causado ya daños irreparables, o de costosísima reparación.
México debe mantener su exigencia, para que Estados Unidos cumpla con el Tratado de Aguas, mediante la entrega de la cuota anual que se asigna a nuestro país, de agua que no tenga un porcentaje mayor de salinidad, que el que tienen las aguas vírgenes del Río Colorado.
Estamos conformes con los principios que informan la política internacional del Gobierno de México, aun cuando en ocasiones hayamos disentido de la aplicación de los mismos, como en el caso de Cuba contra Venezuela. Tales principios, en las relaciones políticas y económicas con otros países, permiten la participación de México en la convivencia universal, sobre bases de justicia, amistad y decoro.
8. La mexicanización de la minería, las realizaciones en materia de turismo, marina, industria eléctrica, petróleo, petroquímica, ferrocarriles, salubridad y asistencia, materias culturales, y muy especialmente las que corresponden a la salubridad y asistencia, no quedan ignoradas por nosotros.
Simplemente, la brevedad del tiempo nos impidió hacer comentario en esta ocasión sobre lo hecho, y sobre lo que hay por realizar.
Coincidimos en que las instituciones sociales, culturales y políticas, nacionales e internacionales, son para el bien del hombre, para concurrir a la realización, plena de la persona humana y no para su avasallamiento o frustración.
Los hombres y los pueblos, convenimos, no son medios para cumplir los fines del Estado, sino el Estado medio para cumplir los fines del hombre y del pueblo.
A la luz de estos principios, que Acción Nacional ha sostenido desde su fundación, y mediante la
aplicación de los mismos a todas las contingencias de nuestra vida nacional e internacional, creemos posible la realización de una tarea común.
Esta presencia de Acción Nacional en la tribuna de la Cámara, no ha tenido como finalidad la de agotar el análisis de la política del Régimen que está por terminar. Simplemente hemos deseado expresar nuestros puntos de vista sobre algunas de las cuestiones fundamentales del Informe, como señala la presencia activa en esta hora de la política de México.
El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Marciano González.
El C. González Villarreal, Marciano: Señor Presidente, señores congresistas, respetable auditorio: hay una palabra que condensa la vida, dice un escritor sudamericano, y la llena toda: el deber. Y qué hay para el hombre de pensamiento al cual las multitudes se habitúan a escuchar la de hablar claro; y yo, señoras y señores, vengo a hablar claro.
Hay muchas cosas que pudieran decirse, pero confieso que éste no es el momento más oportuno, pero ya llegará en esa largueza de los acontecimientos.
En ese rosario de necesidades, tendremos oportunidad de volcar aquí, quizá con la mejor, con las más nobles de las intenciones, todo lo que por el bien de la Patria tengamos que hacer cumpliendo con nuestro deber.
El asesinato de Luis XVI y de los girondinos abrió las puertas carcomidas a la República de 93.
El asesinato de Madero y Pino Suárez trajo consigo como consecuencia digna de este pueblo, no de rebeldes, sino de valientes, la Revolución Constitucionalista que encabezara aquel hombre don Venustiano Carranza, de quien se dice la Historia lo reconoce, y los justos así lo aprecian, de que era tan grande como Fosión, porque nunca se le vio reír ni llorar. Su pensamiento es su alma, serenamente, que estaba puesta al servicio a la integridad de la dignidad de la Patria.
La Revolución Constitucionalista trajo aquí, a un lugar como éste, a este mismo, la Convención Militar en la cual se devolvía a don Venustiano Carranza su categoría de Primer Jefe. El vino a reintegrarla, pero minutos después, cuando se pensó en lo que aquello significaba, dejando la Revolución sin jefatura, volvimos aquí para reintegrarle el Poder que momentáneamente se le había quitado. Después, vino la Convención de Aguascalientes y de aquellos señores ya la Historia se ha ocupado largamente, por más que sobre ella, que sobre la Revolución Mexicana se haya escrito mucho, y de lo mucho que se ha escrito, hay diferencias que apenan, entristecen Porque la Historia, señores, debe describirse con verdad, cristalinamente; los pensamientos deben no de rehuír, sino ser como mares tranquilos, donde la verdad impere y domine las conciencias.
Como consecuencia, señores, se integró la 27 Legislatura; en ella tuve el gusto de actuar, y recuerdo con tristeza por el largo tiempo transcurrido, por la injusticia del olvido, del tiempo a aquellos oradores que honraron la palestra, de aquellas polémicas tribunalicias, donde se admiraban no sólo el patriotismo, sino la inteligencia puesta al servicio, sanamente, de la Patria.
Y recuerdo aquel verbo inagotable, fustigante, helénico, de Chucho Urueta, aquella polémica analítica, incomparable, de Luis Cabrera, aquel verbo quieto que tenía en ocasiones tormentas en su vocabulario, a Badillo, aquel hombre, todo endereza a pesar de su pequeñez de cuerpo y su grandeza de alma; a García Vigil y a muchos, a muchos otros, y aquel florilegio que murió joven defendiendo el antirreeleccionismo de Martínez de Escobar y muchos otros, que es pecado para mí no mencionarlos, pero la limitación del tiempo, la improvisación del acto que se me ha encomendado para hablar en nombre del PARM, del Partido de la Revolución, me limita, pero ya habrá oportunidad para analizar todas estas cosas que amigos y enemigos, que defensores del Gobierno, que impugnadores de su obra y demás, tenga que venir a volver a volcar aquí, llena de la más noble, de la más perfecta de las intenciones y a esos invitamos, a esos invito en nombre del PARM, a discutir serenamente, a hacer a un lado la pasión y la demencia, a no esgrimir cuchillo cortante de insulto, pero no menoscabar tampoco la supremacía del Derecho.
Y serán bienvenidos todos los que en la contienda participen. Los hombres de la Revolución no pueden negar lo que ha sido una conquista de él porque, señores forzosamente tenemos que hablar de la Revolución por más que sea una palabra gastada como brocal de la noria, a donde han ido a beber los enemigos, a los que hay que recordarles que todavía en el aspecto sagrado de la defensa de la Patria somos capaces de todo lo que exija México, señores, que es nuestra Patria amada.
Que no se han agotado ni nuestro vigor ni nuestra palabra y será mañana, Dios no lo quiera, flamígera espada que corte todo lo que sea necesario cortar para el bien de la nacionalidad mexicana.
La creación de la personalidad según la expresión conceptuosa de Ferguson es la creación de uno por sí mismo y consiste en sacar de nuestro cuerpo y de nuestra conciencia, más todavía de lo que contienen cuerpo y conciencia. Esto es lo que ha hecho López Mateos, ha sacado no precisamente de su casi agotado cuerpo, lo que en su espíritu todavía sobrevive: intención, poderosa, fuerzas incontrastables para trabajar, y como ha trabajado, todo el mundo lo reconoce, porque el hombre se ve extenuado por trabajar como ha trabajado por su Patria.
Es modelar nuestra vida interior, según el ideal. Así pues, el secreto de la vida de López Mateos ha estado en su vida misma, en la plenitud de su actividad orgánica, intelectual y espiritual y su sorprendente éxito ha sido su fervor para servir a la Patria venerablemente. Su obra tiene la jerarquía que le da la importancia y la eficacia, más que su valor mismo.
Condenar esa floración de crítica que carece de fidelidad a la razón donde no advierte la frontera de lo permitido y de lo posible, quiere vivir; quiero decir, es vivir en una atmósfera larvada por la pasión, por el agravio, porque falsea el juicio el hombre. López Mateos alienta la calidad de la vida de nuestros humildes, la hizo más amplia, más profunda y más alegre.
Disciplinó el entrenamiento de la voluntad al trabajo, el concepto y las responsabilidades al verdadero ciudadano, es una ciencia que tiene la experiencia de la vida y conoce la ciencia del hombre. Todo ello, señores, habla de la capacitación; es grandilocuente en él todo lo que se ha realizado.
Analizar o mencionar cada una de
las cuentas de ese rosario que no tiene fin por las obras realizadas, sería negar, señores, y allí están mis interrogaciones: vías férreas, escuelas y, sobre todo esto, que tanto se necesita con un imperio que es fuerza que aprieta, que es fuerza que acogota las conciencias y las voces.
Proporcionalmente se ha hecho mucho en esa materia de viviendas populares.
Allí están a los ojos de la razón y la verdad esos edificios que se levantan como una interrogación al cielo, diciendo: "Si no fueras tan alto allí llegaríamos para dar acojo y nido tibio a nuestro pueblo que bien lo necesita"
¿Que quedan muchas cosas por hacer? Es verdad. Pero yo pregunto a los que ayer fueron federalistas y hoy son centralistas: "¿Qué hicieron por él, qué hicieron por este pueblo?" Se ha tratado de solucionar, si no todos, la mayor parte de los problemas de ese pueblo. Y no ha habido en verdad, ¿por qué no decirlo?, pero hay que juzgar sin pasión, sin la vehemencia y sin la inquina que da precisamente el ocupar las bardas del otro lado y gritar: "No hay Gobierno de la Revolución que en verdad, juzgándolo con un juicio de benevolencia, se haya portado mal. Todos los Gobiernos de la Revolución han correspondido a la esperanza del pueblo". ¿Que han dejado algunos problemas? El siguiente viene a resolverlos.
Y así los problemas que dejó hoy López Mateos podrán ser resueltos mañana por los que empapados del ideal, esa sagrada cruz que todos reverentemente con nuestra conciencia imploramos, tendrán que resolverse, y nosotros estamos aquí para ayudar a esa resolución.
Todos los hombres y todos los Gobiernos que han pasado por México, lo han hecho tolerantes, benévolamente bien, porque no ha habido uno solo que vaya en contra de los intereses de ese pueblo, porque todos ellos, todos los Gobiernos lo han amado; todos ellos han sacrificado horas de descanso, minutos de quietud, para entregarse en cuerpo y alma al bienestar del pueblo, y, señores, mucho se ha logrado.
¿Que quedan problemas por resolver? Ya lo creo. No se tomó Zamora en una hora.
La magnitud de las necesidades es tanta que no alcanzaría todavía una ni dos administraciones posteriores para que queden resueltos todos esos problemas de ingentísima, de imperiosa necesidad. Y a eso señores entraremos muy pronto. Y pueden creer que nosotros, los hombres de la Revolución, tendremos cariñosamente nuestras manos tibias en buena intención y en nobleza de propósitos.
Aquí puede haber diferencia de ideas, pero no hay pugna de individuos; aquí la nacionalidad es una, fuerte y grande, digna y patriótica. Y precisamente por esa grandeza y ese patriotismo es que tendemos la mano con calor y amistad.
Los Gobiernos no quieren favor para que se les juzgue, Pero quieren que se ponga en ese juzgar la sensatez que reclama y la posibilidad que no siempre se ha tenido, las cuestiones económicas y, en alguna ocasión, las múltiples necesidades de que he hablado antes.
¿Qué cosas ha olvidado López Mateos? Posiblemente aquí, mañana o pasado, tengamos que hablar de esas necesidades, y quizá nosotros seamos una de las voces que venga a fijarlas; pero por hoy y refiriéndonos precisamente a su mensaje, a su Informe, podemos decir tácitamente, poniendo la mano sobre el corazón, que él humanamente ha hecho lo que era posible en las circunstancias en que gobernó. Ninguno, nadie hubiera podido hacer más de lo que él hizo.
Hombre que agotó su vigor, que en su rostro lleva el estrago, causado por las horas de insomnio; quizás por las privaciones de alimentos; quizás, por la falta de ese gran reparador que se llama sueño; quizás por todo eso, señores, todo eso, abónenlo y pónganlo señores en el debe de las circunstancias y considérese que ha sido un patriota.
Su obra de él, ahí queda para ver quién la supera. Podía aguantar, como el príncipe en las gradas del cadalso, que aguanta para decir: "ahí está para quien lo honre, como yo lo honré".
Esos hombres, señores, pasan meteóricamente. La Revolución no tuvo tiempo de prepararlos con toda la amplitud, con todos los conocimientos necesarios.
En los Gobiernos de México todos han demostrado capacidad y habilidad para escoger a sus colaboradores y todos, en verdad, en este país tan disímbolo, en este país carente de todas las posibilidades, porque nada del bien fue fecundo para realizarlo, porque todo se opuso a esas realizaciones; no tenemos en verdad, señores, más crítica que hacer que esas minucias, que esas habladurías, que ese rastrear, como rastrea el animal rabioso al individuo que ha de morder, y muerde la crítica pública hasta aquellas cosas que no tienen importancia; pero el espíritu sereno, el sensato, el que mida las cosas con el metro de la razón y de la justicia, tiene que reconocer que López Mateos lo ha hecho bien y que merece el bien de la Patria.
(Aplausos.)
He dicho en alguna época, en alguna ocasión y hoy lo repito, tenemos en la historia de México hombres que deben ser consagrados. Ni el tiempo ni las pasiones han podido destruirlos. Yo quiero para ellos, desde el inicio de aquel gran hombre a quien le quemaron los pies: "te quemaron el alma, héroe de granito, pero no dirán tus caritativos verdugos que exhalaste una queja o pediste tregua para soportar tanta ignominia y tanta crueldad".
De ahí arranca la grandeza de nuestros hombres. Si la de aquél que treboló la bandera, y en el cual se cebaron sus enemigos haciendolo caminar, cruelmente, despiadadamente, descalzo, abiertas las plantas de los pies y sangrando: San Cristóbal Ecatepec. Y esas cosas no se pueden olvidar.
Lo mismo la de aquellos que defendieron a México en la Reforma; la del indio de Guelatao, la del Cristo de la Reforma. Yo pediría que nos pongamos en pie cuando se mencione al indio de Guelatao: a Benito Juárez. (Aplausos.) Porque fue grande para magnificar la parte impura que había en el alma de los demás y para magnificar la de aquellos que merecían esas magnificencias, y fue grande para sobrellevar en la tristeza y en el abandono del extranjero, la trágica expiación de la grandeza de su Patria.
De esos hombres, para esos hombres, yo querría, señores, y para aquellos que siguieron a Madero y a Carranza, así como alguno otro se me olvida, estatuas de renovada vida, palpitantes, que vivieran eternamente y que nos hablaran, como dicen que hablaban las piedras milenarias cuando el sol las calentaba con su tibieza. Que hablaran o cantaran como dicen que cantaban o canta el bautisterio de Piza, cuando manos sagradas o manos jóvenes tocaban sus teclas divinas. Para ésos yo quisiera toda la reverencia, y entre esos hombres yo colocaría a muchos
revolucionarios, sin dejar de ocupar su puesto al que ha dado su vida por la Patria, y está dispuesto a luchar todavía con vehemencia y con calor. Su obra, pues, reclama justicia. Es lo único que venimos a pedir al glosar su obra, y que nos bañemos en ese encaje que forman las olas de la pasión, como se forma precisamente en el azotar de las corrientes de los mares embravecidos.
Démosle lo que realmente merece, que si algún día pródigamente se le otorgara algo que no merezca, seríamos los primeros en condenarlo. Queremos justicia, y en nombre de esa justicia y de esa fe y de esa esperanza, estamos aquí.
Por la justicia de México, por la dignidad de la Patria portémonos como tenemos la obligación de portarnos, hasta levantar con toda dignidad, enarbolarla, abrirla a todos los vientos, extenderla orgullosamente, esa bandera tricolor en donde campea entre resplandores de esmeraldas, ópalos y rubíes, el águila caudal de los emperadores aztecas, posada sobre el nopal legendario que es el histórico blasón de la nacionalidad mexicana. (Aplausos.
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Vicente Lombardo Toledano.
El C. Lombardo Toledano, Vicente: Señor Presidente, señoras y señores diputados: no sin emoción abordo esta tribuna que ocupé la última vez hace 40 años como diputado de la clase obrera, porque al despedirnos los que integramos esa asamblea, realizamos un examen crítico de la obra cumplida por la administración pública.
Hoy, al regresar a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, mis primeras palabras conciernen, como aquéllas, al examen de la obra cumplida en este sexenio por el actual Presidente de la República.
No he de analizar la obra cabal y completa de Adolfo López Mateos, porque el tema, el objetivo de esta sesión solemne se refiere sólo al juicio del último Informe del Jefe del Gobierno. Tiempo habrá, y lo habrá de hacer también mi partido, para llevar a cabo un examen objetivo, justiciero, real de la obra cumplida por el Jefe del Estado.
He de referirme, en consecuencia, sólo al Informe, pero es menester para encuadrarlo históricamente, recordar que las causas del progreso de un país son, fundamentalmente, el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y la forma en la riqueza se distribuye entre los componentes de la sociedad.
Por esta causa, en la primera gran etapa de la Historia de nuestro país, el objetivo fundamental del pueblo fue el de lograr la Independencia de la Nación, porque en una colonia no pueden desarrollarse las fuerzas productivas, no pueden distribuirse los productos de un modo justiciero, ni tampoco pueden caminar, vigorosas y libres, las instituciones sociales, ni florecer la cultura.
Lograda la Independencia de la Nación, el pueblo se propuso otras metas. Para aumentar las fuerzas de la producción económica y para poder distribuir la riqueza de una manera equitativa o para iniciar el camino de la justicia distributiva, era indispensable organizar jurídica y políticamente a la nación, ya libre, creando el Estado, pero otorgándole la categoría de única autoridad legítima en el país.
Por esta causa, el objetivo en la segunda gran jornada de nuestra Historia, fue la creación de la República, y el fortalecimiento del Estado como la única autoridad de la nación, liquidando toda clase de corporaciones y privándolas de sus privilegios, fueros y bienes que había acumulado en el curso del tiempo.
Nación independiente, régimen republicano, Estado como autoridad no sólo suprema, sino exclusiva de la vida pública, fueron los resultados de largos años de lucha, primero durante los once de la guerra de Independencia; después en la etapa dramática y convulsa de los 35 años que corren de 1821 hasta la Revolución de Ayutla, y después en la etapa siguiente, cuando las leyes de Reforma dan fisonomía definitiva a nuestro país.
Pero como no fue posible que la Revolución de Independencia ni la de Reforma alcanzaran todos los anhelos del pueblo mexicano y las contradicciones internas de nuestra vida pública, fueron acumulando injusticias, limitando las posibilidades del crecimiento material de nuestro país y también la manera de ser independiente frente al extranjero, en 1910, otra vez estalló un movimiento de tanta profundidad como los anteriores movimientos populares.
Ya victoriosa la Revolución en 1917, se propone revisar todo el pasado, y surge de la Nueva Carta Magna una nueva estructura jurídica y política para México; una nueva idea de las relaciones entre los particulares y el Estado, y una tesis, nueva también, respecto de las funciones del Estado. Esta Revolución es la que todavía vivimos, y dentro de cuyo cuadro histórico debemos juzgar el Informe del presidente Adolfo López Mateos.
He revisado otra vez; he leído con atención el Informe que escuchamos apenas hace unas horas, y con el fin de examinar su contenido más valioso, he de ceñirme, en cuanto a mis consideraciones, a los aspectos que me parecen de mayor trascendencia.
El juicio histórico que el Presidente de la República tiene acerca de nuestra evolución, el desarrollo de las fuerzas productivas logrado en este sexenio, la forma en que se han llevado a cabo las relaciones de producción.
A este respecto, las prestaciones sociales y los servicios públicos; la vida democrática, la educación y la cultura; las relaciones internacionales y la perspectiva de México.
No he de repetir, por supuesto, el texto del Informe en ninguno de estos breves capítulos; pero sí he de hacer ver la mayor significación que tienen.
El Presidente de la República dice, hablando de nuestro pasado y de nuestro desarrollo histórico, que después de los tres siglos del régimen colonial, el anterior a la actual centuria fue también una etapa llena de guerras, de invasiones extranjeras que hicieron muy difícil disfrutar de la paz sin la cual no es posible construir nada perdurable; y que sólo apenas hace seis lustros, es cuando el país goza de paz interior, de paz institucional. ¿Por qué? Porque el pueblo se levanta contra el régimen de una dictadura personal muy prolongada, y encontró el camino de su ser y también de su hacer.
Por este motivo, afirmó el Presidente, dentro de esa ruta, afirma: "Emprendimos con audacia pero
con meditada planeación de recursos y de metas, tareas que en otras épocas hubieran parecido muy ambiciosas.
Sin embargo, realizada la tarea que nos impusimos -concluye-, debemos aceptar que lo hecho es punto de partida para mejores logros."
Ahora bien, ¿de qué manera se han desarrollado las fuerzas de la producción en estos seis años? El gran problema de nosotros, los mexicanos, es - todos lo saben - la desproporción entre el desarrollo demográfico y el crecimiento de las fuerzas productivas.
Hasta hace poco tiempo había un desnivel evidente entre el aumento de población y la producción económica que significaba satisfacción de bienes, de necesidades e impulso para el desarrollo general.
El Presidente afirma que en este sexenio, se ha logrado ya mantener un coeficiente de desarrollo superior al del incremento demográfico. Esta afirmación es no sólo importante sino al mismo tiempo veraz. ¿Obras sólo de estos 6 años exclusivamente, labor del actual Presidente de la República? Sí y no; ningún gobierno cuando acierta es el creador de la Historia, es siempre el resultado de esfuerzos anteriores y en materia de desenvolvimiento económico hay que ir hacia atrás, desde la administración de Obregón, que fue el primer aplicador fiel de la Nueva Carta Magna; las bases trazadas por el Presidente Calles, en materia económica y de progreso material y social, y recordar también la obra de los que siguieron, de los que hicieron obra positiva, pero es incuestionable que en este sexenio, como nunca, se pudo impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas, porque también en estos años que van a concluir con el actual de la Revolución Mexicana, llegue a perfilar con precisión, que será indudablemente permanente, las tareas del Poder Público frente a los grandes problemas del pueblo y de la nación.
Decir, como algunos han afirmado, que hace muchos períodos presidenciales, a raíz de la promulgación de la Carta Magna de 1917 se previó el desarrollo de México y se trazó el cauce por el cual caminamos hoy, no corresponde a la verdad histórica, y eso no es en detrimento de nadie, sino que un país con la estructura del nuestro, con los apremios internos y exteriores por los que ha pasado, tuvo que enfrentarse a hechos concretos también, y resolverlos. Quien dio el rumbo general del desarrollo económico fue precisamente nuestra característica de país semifeudal y esclavista hasta 1910, y nuestro carácter de país colonial todavía hasta ahora.
Es, sin embargo, en estos años, cuando el Estado precisa su carácter, sus tareas, y las lleva a cabo con decisión. Por eso ha podido lograrse un ritmo del desarrollo económico superior al ritmo del desarrollo demográfico. El Informe dice que el alza del promedio del crecimiento nacional será en el presente año del 7%. Este es un índice de una gran significación si se compara con el índice que guardan las demás naciones de La América Latina, que por desgracia para sus pueblos y para su cabal soberanía no ha logrado siquiera equiparar el crecimiento económico con el desarrollo demográfico. El Informe agrega: "el producto nacional bruto en 58 fue de 66,000 millones de pesos; en el presente año de 64 será de 90,630 millones". Resultado del desarrollo de la producción económica en todos sus aspectos de la Reforma Agraria, ante todo considerado como simple argumento del mercado interior, sin necesidad de tocar sus aspectos políticos y humanos; resultado del desarrollo de la industria, pero principalmente a juicio nuestro, resultado de la intervención del Estado en la economía nacional, abandonando definitivamente la vieja tesis liberal del siglo pasado. El paso de México es productor directo, coordinador de las fuerzas económicas, impulsor de la producción, administrador de los servicios, educador, y, al mismo tiempo, el defensor de la soberanía nacional hacia adentro y hacia afuera. Si el Estado en México hubiese adoptado esta conducta no arbitraria ni caprichosa porque se desprende de los mandatos, de los imperios contenidos en la Constitución de 1917 que nos rige, si se hubiesen mantenido los principios del liberalismo en todos los aspectos de la vida pública, es incuestionable que ni habrían crecido las fuerzas productivas al ritmo que tienen, ni el país se hubiese desenvuelto en los aspectos fundamentales de su existencia.
Esta es la causa de que haya empezado a resolverse esa disparidad entre la población que aumenta y los bienes que no crecen al mismo ritmo. Por eso también el Estado ha podido llevar a cabo una inversión de más de 28 mil millones y logrado una recaudación fiscal de más de 40 mil millones de pesos. En el sexenio, la inversión pública fue de 65 mil millones, es decir, 131.7% más que en el ejercicio anterior y la recaudación fiscal creció en 83% en el lapso señalado.
Esas inversiones, y es otro aspecto importante de la vida económica y por lo tanto social de nuestro país, han tenido también un nuevo destino. 74% a obras de desarrollo económico y 26% a obras de beneficio social; es decir, que la inversión pública ya abandonó la tradición de inversiones improductivas en buena parte ornamentales en cuanto a servicios públicos y otros aspectos que no aumentaban la riqueza, sino que empobrecían al país a cambio de oropeles y de formas ficticias de la vida social.
Esta es la causa, asimismo, de que en el terreno del aumento de las fuerzas productivas se hayan logrado incorporar en estos seis años más de 364 mil hectáreas al cultivo; es la causa, de igual modo, del resultado de las obras de irrigación de las nuevas presas, de la grande y de la pequeña irrigación; es el producto del crecimiento de la producción agropecuaria, que sólo ella casi duplica la tasa del crecimiento demográfico; y es el motivo de que haya aumentado considerablemente el rendimiento nacional de la tierra.
Pero la Reforma Agraria no ha concluido; se entregaron, según el Informe, 16 millones de hectáreas a los ejidatarios, más de la tercera parte de las tierras repartidas en 44 años. El Informe afirma que se repartirá hasta el último palmo de tierra que no reúna los requisitos estrictamente jurídicos que amparan a la pequeña propiedad.
Sobre el particular, habría que decir mucho en relación con la Reforma Agraria y la manera de concebirla; pero lo que importa en este aspecto del examen que llevo a cabo, es señalar sólo el aspecto del crecimiento de la producción. ¿Qué fenómeno está
ocurriendo en nuestro país? ¿Por qué nos han visitado en un lapso muy breve personas ilustres algunas, otras destacados jefes de los gobiernos extranjeros? Porque se ha dado el hecho de una expansión de la economía de nuestro país.
Cuando el general Charles de Gaulle visitó México hace algunos meses, yo leí un artículo en una revista, de un escritor conocido que decía de muy buena fe y aun exaltado: "Llega con el Presidente de Francia la dulce Francia, la Francia eterna del pensamiento alado." Y siguió discurriendo en el estilo ya muerto de nuestros abuelos y padres.
¡No! El general Charles Gaulle vino a comprar y a vender, como la Reina de Holanda, como el Príncipe de Japón; como vendrán mañana otros jefes de Estado, porque estamos pasando por un momento del "boom" como dirían los economistas, de expansión económica en la agricultura, en la industria, en los servicios; pero este "boom" se debe a la intervención del Estado como dije ya, en el proceso económico.
La libre concurrencia en un país como el nuestro, sin capitales nacionales, padeciendo durante mucho tiempo la sangría del dinero que exportan las empresas extranjeras establecidas en nuestras tierras, jamás habría podido emprender las grandes reformas a la estructura económica y al camino del Estado.
Hace medio siglo la industria básica todavía estaba en manos del capital extranjero, comenzando por la industria energética, el petróleo, la electricidad, el carbón y por la industria básica fundamental de toda industria manufacturera, el fierro y el acero. Hoy no, casi todas las ramas fundamentales de la industria están en manos del Estado y algunas de ellas las comparten los mexicanos.
Sin eso habría sido imposible este "boom" económico al que todos acuden para vender desde muy lejos, desde muy cerca.
La electricidad aumentó considerablemente después de la nacionalización; no digamos el petróleo, que en su mayoría hasta 38, era materia de exportación. Pero además hemos entrado a una nueva etapa el petróleo; ya no es sólo una industria para lubricantes y combustibles; hemos desarrollado el de la petroquímica.
Hasta hace poco tiempo se podía medir la importancia económica de un país, sabiendo qué número de lingotes de acero producían cada año. Hoy la medida es otra.
¿Cuál es la producción de la Petroquímica? Esa es, y ya hemos entrado en ella. Las empresas mineras han cambiado de orientación en cierta forma, y sobre esta base de la industria pesada, en manos del Estado, se han tenido que desenvolver las industrias productoras de bienes, de uso y de consumo, y los servicios, ante todo las comunicaciones, los telégrafos, los teléfonos, las telecomunicaciones y las carreteras, en un país como el nuestro montañoso, sin vías fluviales navegables, con desiertos extensos, la obra de la comunicación interior era fundamental.
Los ferrocarriles no bastaban, fueron pensados, creados y financiados, principalmente por los capitales privados de Norteamérica, como apéndice de la gran red ferroviaria de su país; para poder exportarse los minerales y otros productos, sin una red de carreteras de tipo nuevo hubiera sido imposible el desarrollo agrícola e industrial, y por lo tanto el intercambio interior.
La obra realizada en este sexenio es de una enorme trascendencia en cuanto a caminos modernos toca, y las vías férreas no crecidas en la misma proporción, se han modernizado y empiezan a crearse las vías transversales, sin las cuales jamas se podrá crear un sistema de comunicaciones y transportes.
La obra del Ferrocarril del Pacífico, honra a nuestros ingenieros, y a los trabajadores que la llevaron a cabo; es decir; en este sexenio las fuerzas productivas han crecido por un proceso natural de acumulación de una serie de medidas positivas en el pasado. Pero, si antes la nacionalización, el proceso de nacionalización de la economía existió, fue en hechos esporádicos y concretos. Mentira que se haya, al nacionalizar algunas fuentes de la producción, formulado implícitamente un programa de largo alcance.
Yo, que he vivido durante medio siglo la vida de mi país, y que he participado en ella como un soldado raso del ejército del pueblo, sé muy bien que eso no es verdad. Fue necesario nacionalizar a los ferrocarriles porque estaban destruidos totalmente, y porque había que pagar a empresas extranjeras deudas contraídas o impuestas. Fue necesario nacionalizar el petróleo porque la nación no habría podido tolerar un reto a su soberanía por una bola de aventureros.
Fue menester aplicar la reforma agraria dándole una denotación mayor que la primera, para que las tierras ricas también estuvieran en manos de los campesinos, y no solamente las áridas.
Toda la nacionalización en el pasado fue un acto concreto impuesto por la necesidad. Pero hasta hoy precisamente, por toda la experiencia rica del pasado inmediato, es cuando hay una tesis real, clara, firme, precisa, acerca del desarrollo económico y del papel preponderante que debe tener en ese movimiento el Estado Mexicano. Las fuerzas productivas en este sexenio son la garantía única para que, prosiguiendo en esa ruta, nuestro país pueda alcanzar sus metas fundamentales, como nación, y nuestro pueblo los objetivos que hace mucho tiempo está persiguiendo.
Pero ahora veamos el otro aspecto: ¿De qué manera se distribuye la riqueza nacional? Porque bien dice el Presidente: "La producción no es un fin en sí, sino un medio". Y todos los que hemos luchado por beneficiar a nuestro pueblo, por levantar todos los órdenes de su vida material y espiritual, lo hemos afirmado sin cesar. El Presidente dice esta frase certera: "Algunos de mala fe afirman que en el proceso del desarrollo, deben limitarse las conquistas obreras y estancarse el progreso social para la formación de capitales."
"Esta tesis -agrega- es contraria a la Revolución Mexicana." Correcto; justo, desde el punto de vista de la teoría económica y desde el punto de vista de la práctica propia y ajena, porque hay dos maneras de desenvolver a un país: o bien elevando el nivel de vida de su pueblo, con sacrificio de la Independencia nacional - no quiero citar nombres de países para no ofender a nadie, o hay también la otra forma, la de aumentar las fuerzas productivas e inclusive llegar casi hasta la soberanía plena nacional, a costa del sacrificio de las masas populares, explotándolas.
Pero,
las dos posiciones son falsas, y, por lo tanto, injustas. Ni se debe elevar el nivel de vida con mengua de la soberanía nacional, ni se puede tampoco mantener la independencia nacional sacrificando al pueblo que todo lo hace.
Es posible el crecimiento de la producción emparejado a una distribución menos injusta de la riqueza. El informe, a este respecto, da algunas cifras de interés: los precios aumentaron sólo el 14% en el sexenio, y los sueldos y salarios se elevaron a 96.7%.
Independientemente de examinar las cifras como tales, el hecho es que fue posible el desarrollo económico sin que se llevara a cabo la carrera infernal de que los salarios van atrás de los precios y pierden en el esfuerzo de un modo invariable. Esto fue posible por lo dicho antes, y también por la intervención del Estado en el mercado interior de compra de cosechas, venta de las mismas a precios fijos, y otras razones, principalmente por las medidas tendientes a aumentar los salarios y los recursos de las masas de las grandes mayorías.
En este capítulo, el Presidente mencionó el reparto de utilidades a los trabajadores. Yo me opuse sistemáticamente, desde el año de 1920, a que se aplicara el artículo 123 en su parte relativa a las utilidades de las empresas, sin meditación, porque esta institución del reparto de las utilidades, fue incorporada en el artículo 123 de la nueva Carta Magna por un grupo de Constituyentes de 1916, que se inspiraron en la legislación europea, particularmente en la belga y la francesa, en los momentos en que los gobiernos de aquellos países trataban de tener la simpatía, el apoyo de las masas trabajadoras para la guerra mundial que se aproximaba, o en pleno combate con el enemigo, y además, porque había la intención - vale la pena leer el Diario de los Debates del Congreso Constituyente - había la intención de que el reparto de utilidades debería, con el tiempo y con sus consecuencias, reemplazar a la lucha de clases. Por esos motivos, los que hemos participado muchos años en la dirección del movimiento obrero, nos opusimos al reparto de utilidades.
El actual Presidente López Mateos le ha dado una variante al problema: parte de las ganancias de las empresas, a los trabajadores; parte para reinversión y parte para otro destino, aumentando en los ingresos del fisco; pero no hubo en la intención de la Ley - y así lo dice en su exposición de motivos - la vieja intención de creer que el reparto de utilidades va a acabar con la lucha de clases, porque eso es infantil y acusa ignorancia. La lucha de clases no es una creación diabólica de los trabajadores; no es una institución comunista no es ninguna de las cosas que le atribuyen; y como no se puede defender la lucha de clases porque es una tesis económica y política; y no una corporación, es necesario decir que tal como nosotros la interpretamos, tiene el valor de aumentar los sueldos, los salarios, los ingresos de los trabajadores y nada más.
Ni la lucha de clases se va a suprimir, porque es un fenómeno creado por el sistema capitalista de producción que no se muere por decreto ni se extingue por leyes, sino hasta que muera el régimen que ha engendrado la lucha de clases; ni menos puede llegar a las teorías novísimas de que el capital se volvió humanitario; de que ya no es el régimen capitalista el lobo feroz; que han reflexionado sus beneficiarios y que ahora se han vuelto buenas personas y aun han surgido de su corazón una actitud paternal y fraternal para todos.
No, el capitalismo popular que las grandes empresas norteamericanas difundieron por todo el mundo, es una falacia. Aquí sólo la Compañía de Teléfonos y no sé qué otra empresa venden acciones, comenzando por los empleados y obreros, para que sean socios de las empresas. Llegará el día en que habrá más socios individuales que los fundadores de la empresa; nada más que esos socios, a la hora del reparto de las ganancias, juntos, no representan ni una parte pequeña de la mayoría que sigue conservando el control y por lo tanto, repartiendo las cosas de una manera exclusivamente en su beneficio. El reparto de utilidades es útil; se agrega a los salarios como el aguinaldo de fin de año que ya se conquistó por la clase trabajadora desde hace mucho; como otras prestaciones; pero al considerar las relaciones de producción, es decir, la forma en que la producción se distribuye, hay que tomar en cuenta no estrictamente el salario, sino el conjunto de servicios que aumentan no sólo el salario a la postre, sino la vida humana; que suprimen enfermedades; que hacen que el ser humano rinda más y pueda alcanzar los beneficios de la civilización.
Es un orgullo para México, y lo declaro abiertamente, que hayamos llegado, en cuanto al promedio de la vida, a los sesenta y cuatro años punto seis por ciento, que es el índice de la vida humana en los Estados Unidos, en el Canadá, en la Gran Bretaña y en los países de mayor desarrollo industrial, social, cultural y económico del mundo. Ya no somos en esta materia país en vía de desarrollo, sino un país plenamente desarrollado.
Cuando se piensa que todavía hace poco tiempo la vida humana tenía un nivel tan bajo como promedio; que la mortalidad general era también muy alta; que la infantil era tremendamente dramática, y que hoy, gracias a los servicios sanitarios de salubridad, de asistencia múltiples, de agua potable, alcantarillado, luz eléctrica, etc., haya bajado tanto la mortalidad, equivale, simplemente, a duplicar la población de México. Si hace unos años teníamos treinta y cinco millones de habitantes, había que descontar los que morían prematuramente, y si hoy que tenemos cuarenta millones de habitantes hay que aumentar a esos cuarenta millones los que van a prolongar su existencia todavía por mucho tiempo. Esta es la ecuación para calcular los resultados de esta
obra.
El Seguro Social, los centros de seguridad social que van a las provincias; el ISSSTE, que ha ampliado sus compensaciones y que ya incluye el seguro de vida; el INPI, que todo el mundo ha aplaudido aquí y fuera de México, tomándolo inclusive como experiencia, con su maravilloso ejército de voluntarios en toda la República los ciudadanos prenatales, la alimentación de los lactantes; el propósito de cuidar también de la salud de la primera infancia y aún de la adolescencia; todo eso, a más del aumento de los salarios y de otras condiciones, han hecho menos injusto el reparto de la riqueza nacional.
La Revolución Mexicana se había caracterizado, hasta hace poco tiempo, por haber logrado cuatro reformas a la estructura económica y política de nuestro país: la reforma a la estructura jurídica; la reforma agraria, la reforma social y la reforma económica con las atribuciones del Estado ya comentadas, pero evidentemente nuestro país se hallaba en un gran atraso desde el punto de vista político y civil. Otras naciones, mucho más pequeñas que la nuestra, hace tiempo alcanzaron un sistema político electoral avanzado, democrático. Era indispensable llevar a cabo la Reforma también política y, concretamente, una reforma al sistema electoral. El Partido Popular Socialista, desde que nació en el año de 1948, imprimió en su programa esta demanda: un nuevo sistema electoral basado en la representación proporcional, un padrón electoral infalsificable, intervención mayor de los partidos políticos nacionales en todo el proceso electoral y en la calificación también de los sufragios. ¿La Reforma hecha a la Constitución, que permite la elección de diputados de partido, es la reforma que nosotros propusimos? No, por ello seguiremos luchando, por la representación proporcional completa. Pero es un paso de una importancia histórica el hecho de haber establecido este sistema mixto, como lo llaman en el decreto que lo fincó, de diputados de distrito y diputados de partido. Esta es la quinta reforma que se realiza dentro del proceso de la Revolución Mexicana. El Informe del Presidente, saluda la presencia de los diputados de partido, porque ningún gobierno, afirma, puede trabajar con denodada eficacia por dicho tiempo, sin la crítica y la vigilancia constante. Y agrega después este párrafo en su documento, que tiene una dedicatoria muy concreta para el Jefe de Acción Nacional, para el Jefe del Partido Auténtico de la Revolución y para el Jefe del Partido Popular Socialista: "La presencia de diputados de partido, de quienes han sido jefes nacionales en sus organizaciones políticas, precisamente en dos de las tendencias que se presentan más diversas y opuestas hace que aumente la confianza en la actuación parlamentaria de sus grupos", y dice adelante: "El país reconoce en ellos, yo el primero, las virtudes ciudadanas de quienes han sabido luchar por sus ideas dentro de los términos que las leyes establecen, manteniendo sus principios ideológicos en la lucha electoral, ampliando el panorama dentro del cual la ciudadanía concurrió a escoger hombres y su programa".
Yo recojo estas palabras del Jefe del Gobierno. Por lo que mi partido, el Partido Popular Socialista está aquí en la Cámara de Diputados, como una fuerza de construcción, como una fuerza positiva, como una fuerza que quiere ayudar a la edificación de un México nuevo que todavía no hemos levantado del todo. Claro, todo arquitecto para poder construir demuele lo que estorba, y eso ha hecho la Revolución Mexicana: liquidar el pasado que debía morir y levantar sobre sus ruinas el México de hoy. Esa es nuestra actitud: constructores, y por lo tanto destructores, y por lo tanto constructores, según se quiera. Aquí estamos para construir.
La presencia en esta Asamblea de representantes de las corrientes de opinión que existen en México, yo la llamaría una de las formas de la coexistencia pacífica, porque no sólo en el ámbito internacional han de coincidir como coinciden, sin acudir a las armas ni a la violencia de ningún tipo los diversos regímenes sociales. En el ámbito de nuestro país la coexistencia de ideas y de programas y de propósitos distintos es signo de salud y de vida democrática. ¿Quién de nosotros tiene razón? ¿Qué partido tiene razón? Por hoy no creo que haya ningún partido de los que están aquí, suficientemente vanidoso, jactancioso, para decirnos: "la razón totalmente nos corresponde a nosotros". ¿No es verdad?
La razón la dará la Historia, es decir, la razón la dará la práctica, los resultados de la actitud del pensamiento, del programa y de la línea de estrategia y táctica que se emplea. (Aplausos.)
¿Qué esto de la coexistencia pacífica de las diversas corrientes de opinión merman el desarrollo de la democracia? No, al contrario, la impulsa. La impulsa porque por primera vez después de muchos años aquí, a un alto nivel - me imagino y así lo quiero -, vamos a confrontar nuestras opiniones. Nos hemos lanzado un reto todos, cada partido a los demás, a ver cuál de los partidos acierta mejor a dar soluciones para los problemas de México. Esa es la competencia, no puede ser de otro modo, y en esa lucha no habrá un vencedor ni vencido; el único que va a beneficiarse con un debate de esta naturaleza es el pueblo mexicano y nuestro país. Pero es indispensable la paz, sin ella nada se puede hacer, ni siquiera planear, ni a corto ni a largo plazo.
El Presidente dice que la paz que disfrutamos es no sólo la ausencia de convulsiones, sino paz activa; yo la llamaría, en contraste de la paz de sepulcro de la época de Porfirio Díaz, una paz revolucionaria, porque la paz de hoy es paz creada por la Revolución y, por lo tanto, es una paz activa, creadora, militante, entusiasta, vigorosa, que ve al presente en función del futuro. Y dentro de la vida democrática hay que tomar en cuenta todas las reformas a la Carta Magna para aumentar el poder del Estado, para insistir en el desarrollo de las fuerzas productivas; para aumentar los seguros, los salarios, los servicios de todo tipo; de esta manera la democracia mexicana aumenta su contenido y no sólo su extensión. Quizá algunos pregunten:
"Bueno, ¿por fin, Lombardo qué es, y su Partido? Aplauden la democracia y quieren el socialismo. ¿Qué son?" Es fácil explicarlo. La democracia, democrática como burguesa, válgase la expresión, en México, en las condiciones históricas actuales por las que vive ¿es una democracia revolucionaria, o no?
Yo afirmo: ¡Sí es una democracia revolucionaria! ¿Por qué? Porque permite a las clases sociales y a sus partidos organizarse, exponer sus ideas y defender sus intereses dentro de las instituciones y fuera de ellas.
Esta democracia, con las limitaciones naturales del régimen jurídico y económico en que se apoya, va a seguir superándose. Me dio un gran placer y a mis compañeros de partido y, aunque lo expresé brevemente, ahora lo confirmo, conocer las reformas que sufrió la "Declaración de Principios" del Partido Revolucionario Institucional en su última Convención.
"Aspiramos -dice- a una nueva sociedad." En buena hora. Eso quiere decir que la sociedad de hoy debe ser reformada, superada.
Nosotros también aspiramos a una nueva sociedad y supongo que los diputados de Acción Nacional, interpretando a su partido, también aspiran a una sociedad mejor que la de hoy y también los diputados del Partido Auténtico de la Revolución. ¿En qué consistirá esa nueva sociedad? Allí vamos a diferir.
Una vez me dijo un joven, brillante de muy buena fe, estudioso, muy católico:
"Sí, estamos de acuerdo. Ustedes quieren una sociedad nueva, socialista, sí. Nosotros igual. La diferencia consiste en que nosotros queremos una democracia cristiana y ustedes una democracia marxista."
Le corregí el término porque era impropio debido a su ignorancia de la teoría. Pero es verdad. No hay quien no aspire a una nueva sociedad más grande, más justa, más libre que la de hoy. ¿Pero cuál es el camino para llegar a ella?
El camino de ampliar constantemente la democracia surgida de la Revolución de 1910. Esa es la trascendencia de la reforma a la Constitución y de la presencia de los diputados de partido en esta Asamblea. (Aplausos)
Pero no bastaría tampoco el desarrollo de las fuerzas productivas, por impetuoso que fuese, ni una forma menos injusta de repartir o distribuir la riqueza producida. Es necesario que el pueblo intervenga en el gobierno de su destino. Y perdón otra vez por la frase, pero es correcta. No es solamente lo anterior, sino es todo.
Hemos comprobado que nuestro pueblo tiene interés en gobernarse a sí mismo, pero no sabe todavía cómo; ni hemos creado los instrumentos para que pueda hacerlo de un modo completo. Vivimos todavía en una etapa de transición, venciendo obstáculos de todo carácter. Claro que hubo irregularidades en la elección del 5 de julio; las hubo antes, las habrá en menor escala después, pero no solamente eso, nuestro pueblo no sabe votar. Aquí en la ciudad de México, a gentes de la clase media se les invalidaron muchos votos por no saber cruzar siquiera con un lápiz el escudo de un partido.
Cuando yo pienso que don Francisco I. Madero fue recibido por la población de la ciudad de México como nadie hasta hoy en la Historia, excepto cuando llegó Benito Juárez, triunfador de los franceses a la Capital, con júbilo enorme, febril, desbordado. Y a la hora en que fue candidato, de acuerdo con la ley, para Presidente de la República, salió electo con 60 mil votos en toda la República. Ese hecho demuestra la incongruencia entre el método electoral y al mismo tiempo la realidad política. Saludables, por lo tanto, la educación en todos sus niveles, sobre todo en la primaria y en las escuelas secundarias, que son las dos escuelas democráticas.
Educar, llevar el alfabeto y las nociones fundamentales de la cultura a las masas y en esa tarea es necesario reconocerlo, ningún Gobierno ha dejado de mantener la finalidad de multiplicar las escuelas y los maestros.
El informe del Presidente es impresionante. Sólo los hechos demuestran la magnitud de la tarea cumplida: una aula cada dos horas. 114 millones de libros de texto. Se multiplican los estudiantes de las escuelas técnicas, serán los que construyan con más rapidez el México, al que todos aspiramos, sin que eso signifique que los profesionales y aún los investigadores de las Universidades no tengan ese o mayor, porque aun las Universidades se transforman.
Ya no son, ni mucho menos, las viejas casas de estudio, con las profesiones individualistas o liberales del pasado. Que el Gobierno toma a su mando la educación e imponga su criterio, siempre ha sido así.
Las tribus indígenas de nuestro país tenían también su Secretaría de Educación, que se llamaba de otro modo por supuesto: El Calmecac, tenía por objeto instruir. No había nacido el Estado porque no existía siquiera la propiedad privada en las tribus, pero los jefes de las tribus tenían su aparato educativo. Quizá ya no sea más justa la expresión. ¿Con qué fin? Con el fin de preparar los cuadros de la tribu en todos los aspectos de su lucha y para evitar que la tribu se disgregara.
Durante los 300 años de la Colonia, el gobierno, el Estado - Iglesia de la Nueva España, impuso su criterio educativo. Durante la República, su primera etapa, triunfaron los liberales y trataron de imponer su criterio también y no fue sino hasta más tarde cuando se logró. No hay Estado, nunca, en ningún país del mundo, en la etapa de la Historia Universal, que haya dejado libertad para formar las conciencias. Todos, absolutamente todos los regímenes sociales, no importa, a partir de la esclavitud hasta hoy, han educado y es natural que lo hagan.
Libertad de enseñanza equivale a libertad de comercio, a libertad de producción, a la no intervención del Estado, a saltar al siglo pasado. Todo el individuo, y el Estado vigilante, sólo coordinador. Una especie de tutor amistoso.
¡Ah, nuestro país todavía viviría la barbarie si no hubiera ocurrido la Revolución Mexicana, y su pueblo vivía en la más grande y tremenda de las desesperaciones!
En este sexenio también se ha puesto énfasis a recordar la cultura de nuestro país. Un país que no cuida su patrimonio espiritual no puede seguir adelante. Teotihuacán. Hay que aplaudir la reconstrucción de esa pequeña parte, nada más que se ha logrado. Tenemos un pasado glorioso, enorme, desde ese punto de vista, porque ya los hispanistas - ortodoxos, en nuestra época, son ridículos, como los indigenistas - ortodoxos también lo son.
Nuestro pueblo no es español ni indígena, es mexicano es nuevo, con una mentalidad mexicana formada a través de los años, pero nuestras raíces profundas están aquí, en Tula, en Xochicalco, en Teotihuacán, en el sureste, en Uxmal, en fin. Y López Mateos distrajo -según algunos - mucho dinero para reconstruir Teotihuacán. Y también las obras del virreinato; ojalá se logren reconstruir los palacios de la vieja ciudad de México. No sólo por razón de interés legítimo; es una inversión que traerá nuevas inversiones, divisas del exterior. El turismo es un poco molesto desde el punto de vista, digamos moral, por aspectos que tiene y que no quiero mencionar, pero desde el punto de vista financiero es muy útil. Es cierto. (Aplausos.)
Imaginen, señoras y señores diputados, lo que será cuando se reconstruya nuestra vieja ciudad de México, la colonial. Esa calle de la Moneda, una de las más hermosas del mundo, es comparable a la mejor calle que pueda haber en Italia; superior a las calles de España. Y esos monumentos, palacios en sí, son
producto de México; son un prodigio. España volcó su genio aquí, y nuestros indios les pusieron su sello propio. Tenemos, pues, el pasado indígena y el colonial.
Por ahí alguien dijo que no se invierta dinero en éso, cuando que es el patrimonio espiritual de México, y no solamente debemos conservarlo, sino lucirlo, rehabilitarlo, levantarlo, etc. Es una forma de cultivar a nuestro pueblo.
El índice de los analfabetos ha bajado mucho. Esperamos que en unos años más ya se habrá concluido.
Por último, la política internacional. El Presidente da cuenta de su política internacional. Pero hay una cosa que yo desearía subrayar un poco: no puede haber una política exterior justa si no hay una política interior justa; de tal manera que tampoco pueda haber una política interior justa que no se refleje afuera. Hasta hace poco tiempo la política internacional de nuestro país era sólo defensiva. Hubo un período, el primero de la Revolución triunfante, en que los gobernantes de nuestro país no pudieron resistir a las presiones del norte, e hicieron concesiones que en otras circunstancias no habrían hecho. Pero es hasta hoy, cuando por el crecimiento de la producción económica, de los servicios, de la diversificación de vías del pueblo, la educación, la conciencia nacional más robusta, podemos llevar a cabo una política exterior ya no defensiva. El mérito histórico de López Mateos, entre otros, a este respecto consiste en que por primera vez en la historia de nuestro país ha llevado a México por el mundo entero, lo ha proyectado por el mundo entero. (Aplausos.) Y, por supuesto, han servido los dos principios históricos para asentar esta política de proyección de nuestro país hacia afuera: no intervención y autodeterminación. Ha sido sistemáticamente y ante cualquier cambio. Que cae un gobierno constitucional de un país de la América Latina por un golpe de Estado, auténticamente propio o inspirado. No importa. No es México el que va a juzgar porque no tiene derecho a decir si es bueno o malo el gobierno.
Tenemos relaciones con los pueblos, no sólo con los gobiernos. Además, lo que podemos hacer es decir: "Nuestro representante diplomático se ausenta". Pero frente a todo conflicto, el principio de no intervención. Este es un principio anticolonialista, antiimperialista.
Recuerden los años largos en que no podía haber un gobierno estable en México sin la venta de Washington... ¿Cuándo llegará el reconocimiento de los Estados Unidos? Y hasta que no llegaba reconocimiento, no había paz ni tranquilidad; los gobiernos eran inestables. Ahora no tenemos que esperar la venia de nadie; pero tampoco queremos entrometernos en lo que no nos importa. Para algunos no les gusta el régimen social de Cuba. Bueno, pues derríbenlo; pero México no puede decir si es bueno o malo. Simplemente es el régimen que el pueblo se ha dado. Mantenemos nuestras relaciones con él. Que cada pueblo se autodetermine. Es el caso de Belice, a que el Presidente se refiere también. Claro, México reclamaba o tenía derechos, y se dejaron postergados. Guatemala también, y los alega; pero hace cien años; en una centuria muchas cosas han ocurrido desde entonces. Ese pueblo de infelices, creció; se identificó, adquirió conciencia de los suyo y ahora reclama su independencia, su autodeterminación, que es también a la no intervención.
Estos principios tienen una meta: ¿Cuál? El progreso para cada pueblo dentro de un ambiente de paz. Por eso, en materia de política internacional, el Gobierno ha aceptado y aun solicitado créditos de afuera. ¿Malo? Hay nacionalistas que dicen: no, con nuestros propios recursos vamos a desarrollarnos.
Esto es una ingenuidad, una ilusión. Yo he dicho: a condición de que no haya condiciones políticas, hay que aceptar dinero de todas partes, del cielo y del infierno, de Japón y de Alemania, de China y de Alaska; de Canadá y de Argentina) de todas partes. ¿Por qué? Porque no bastan nuestros recursos financieros. ¿Qué suerte han corrido esas inversiones o esos créditos? Electricidad industria de transformación, industria petrolera, obras públicas, ferrocarriles, fomento agropecuario, etc. ¿Consecuencias? Ya pasamos el período de que éramos sólo un país exportador de minerales y de materias primas, y comprobador de maquinaria y de bienes productivos, y ahora han bajado nuestras compras de este tipo al extranjero, al aumentar nuestras ventas y consecuentemente nuestra balanza comercial está menos desequilibrada; el comercio es un vehículo de paz internacional, afirma el Presidente López Mateos, y es cierto. Principios invariables. Por eso el voto de México en la OEA que ha recibido el respaldo de todos, absolutamente, los mexicanos, según creo, de todas las clases, sectores, opinión, credo, y el aplauso del mundo, del mundo limpio y sano. Esta política internacional se ha realizado hoy, porque somos un país ya independiente; no del todo; pero con una soberanía que nosotros integraremos en muy poco tiempo de una manera definitiva.
¿Cuál es la perspectiva cuando el Presidente López Mateos concluya? El dice: el trabajo del pueblo, coordinado, ha logrado, en nuestra etapa, que nuestra nación sea una nación más respetada; más libre y mejor definida en el seno de las naciones. Es verdad, pero ¿por qué? En la medida en que la tendencia revolucionaria es y ha sido la que origina y fortalece la estabilidad nacional, afirma el presidente, aumenta la responsabilidad de la Revolución, por sostener y mantener la unidad de los mexicanos.
Nosotros, mi partido, el Partido Popular Socialista, desde su origen, preconiza como línea estratégica y táctica, la unidad de todos los patriotas y de los hombres y mujeres de pensamiento democrático, independientemente de sus discrepancias ideológicas, de sus interese distintos y de otros motivos, porque en un país como el nuestro que apenas se levanta de la postración, el Gobierno no pude ser autosuficiente para alcanzar sus metas. Es menester que se unan todos los patriotas, todos. Eso no quiere decir que se anulen o que se renuncie a la lucha de intereses propios de clase o de partido.
Es posible la unidad dentro de la diversidad y aun la unidad dentro de la contradicción. Ese es nuestro punto de vista. Y afirma después: si el pueblo en las recientes elecciones votó mayoritariamente por la Revolución Mexicana, serán sus postulados y su programa los que sigan alimentando la vida nacional. Es indudable. Nadie puede apartar a México del camino de la Revolución, no sólo por la fortaleza de los
revolucionarios, sino porque la Revolución se renueva constantemente; se señala a sí misma nuevas metas.
Hablar hoy de la Reforma Agraria como finalidad de la Revolución, es un anacronismo, como lo es hablar de los derechos de la clase obrera y del derecho público que hay que respetar simplemente, como sería insensato que dijésemos que uno de los postulados de la Revolución Mexicana es el reconocimiento del principio de que la soberanía radica en el pueblo. Eso fue en la época de Morelos frente a la concepción monarquista de la vida. No, las finalidades de la Revolución son otras hoy, y mañana serán distintas a las de hoy. Lo cierto es que el camino de la Revolución no acaba nunca. Y nosotros, que queremos el socialismo. ¿por qué apoyamos la Revolución Mexicana? Porque es la fuerza viva del pueblo, y su pensamiento, su luz, la que ha abierto el camino. Y como sabemos que ese camino no se para, no se extingue, no concluye, y que cada vez es más fácil de recorrer, sabemos, en consecuencia, que la Revolución alcanzará metas no previstas y que sus consecuencias finales serán no el capitalismo, no, porque por las leyes del desarrollo del sistema de la producción capitalista, todo sistema capitalista, en cuanto llega a cierto punto de su evolución, cae en la formación de monopolios, en el dominio de los monopolios financieros o de las expansiones de los capitalistas; estos pueblos están atrasados.
Yo creo que nadie en México pensará que la finalidad de la Revolución Mexicana es que nuestro país entre en la etapa del imperialismo para fregar, perdónese la palabra muy castiza, y explotar a los vecinos menos desarrollados que nosotros. No, mantener una revolución y la sostenemos porque es una cosa viva, actuante, que crece, que se nota en sí misma, que mejora sus ideas, sus pensamientos; esta unidad de los patriotas, de los que quieren el bien de nuestro país, el mejoramiento de nuestro pueblo, la soberanía íntegra de la nación, es la única salvaguardia de nuestra Independencia, en todos los aspectos que tiene.
Somos una país de 40 millones de habitantes que produce lo que el pueblo necesita, en la alimentación, en el vestido, en la vivienda; mañana producirá en otros aspectos de la vida, ya estamos en esa ruta, y se va a lograr pronto. Por esa razón, el Presidente lo sabe y dice: "Yo querría que hiciéramos un trato en un acto colectivo, una promesa, que nos empeñemos en consolidar nuestra unión nacional y destinemos todo nuestro esfuerzo para hacer que la justicia social y la prosperidad alcancen a todos los mexicanos. El Partido Popular Socialista, señor Presidente, pasó lista de presente a este llamamiento de usted para hoy y para mañana.
(Aplausos.)
El Presidente se despide de nuestro pueblo y se reintegra con sus hermanos. En realidad ni se despide del pueblo ni se reintegra; nadie que ha servido al pueblo está lejos de él; nadie que ha vivido para el pueblo puede volver a él. Vivió en el pueblo, para el pueblo y por el pueblo, según la afirmación lincolniana que nunca se realizó en la gran potencia del Norte. Es cierto que los hombres son frutos de la Historia, pero también los hombres hacen su propia historia. En cada período de desarrollo histórico los pueblos crean sus jefes, pero también es verdad que el factor personal cuenta mucho, qué pocos grandes hombres ha habido aquí y en otras partes de la tierra. Yo que he tenido el privilegio de vivir muchos años y, como ven ustedes, por lo menos muy inquieto y muy indagador y viajando, conozco a todos los hombres importantes de este mundo de hoy; muy pocos resisten la cercanía. El factor humano es importantísimo, no hay sociedad sin guía, sin guías de tipo superior. Eso no es el culto de la personalidad, eso es el reconocimiento elemental de los resortes profundos de la Historia. López Mateos, Adolfo López Mateos, es uno de los grandes de la Historia de México y de la vida contemporánea del mundo. Larga vida a Adolfo López Mateos. (Aplausos.)
El C. Presidente (a las 15.30 horas): Se levanta la sesión y se cita para el próximo martes 8 a las 11 horas.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y
"DIARIO DE LOS DEBATES"