Legislatura XLVI - Año I - Período Ordinario - Fecha 19640908 - Número de Diario 18
(L46A1P1oN018F19640908.xml)Núm. Diario:18Colegio Electoral
ENCABEZADO
MÉXICO, D. F., MARTES 8 DE SEPTIEMBRE DE 1964
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.
AÑO I.- PERIODO ORDINARIO XLVI LEGISLATURA TOMO I.- NUMERO 18
SESIÓN DE COLEGIO ELECTORAL
CELEBRADA POR LA
H. CÁMARA DE DIPUTADOS
EL DIA 8 DE SEPTIEMBRE DE 1964
SUMARIO
I. Se abre la sesión. Dictamen de la Gran Comisión acerca de las elecciones de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, celebrada el día 5 de julio último, que contiene un proyecto de decreto en el que se declaran válidas las elecciones para Presidente de la República, efectuadas el día 5 de julio del presente año, y Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos para el período que comienza el 1o. de diciembre de 1964 y termina el 30 de noviembre de 1970, el C. GUSTAVO DIAZ ORDAZ, quien se presentará ante el Congreso de la Unión el 1o. de diciembre del año en curso a otorgar la protesta de ley. Publíquese y promúlguese por bando solemne en toda la República. En la discusión en lo general del dictamen, pronuncian discursos, en apoyo del mismo, los CC. diputados Jorge Ricaud Rothiot, Juan Barragán Rodríguez, Abraham Aguilar Paniagua, Jorge Cruickshank García y Vicente Fuentes Díaz. Por unanimidad de votos se aprueba el dictamen en lo general. Sin discusión en lo particular, por unanimidad de votos, se aprueba en este sentido. La Presidencia hace la declaratoria correspondiente. Pasa el proyecto de decreto al Ejecutivo para efectos constitucionales ........
II. Se designan comisiones para participar de la declaratoria de esta H. Cámara acerca de la elección presidencial, al C. Presidente de la República, al C. licenciado Gustavo Díaz Ordaz, al H. Senado de la República y a la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación
III. Se lee y aprueba el acta de la presente sesión, levantándose ésta.
DEBATE
Presidencia del
C. MANUEL GURRÍA ORDOÑEZ
( La misma asistencia de la sesión pública anterior. )
I
El C. Presidente ( a las 12.00 horas ): La Cámara de Diputados se erige en Colegio Electoral para conocer el dictamen de la Gran Comisión acerca de las elecciones de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, celebradas el día 5 de julio último.
El C. secretario Meraz Nevárez, Braulio: Se va a dar cuenta del dictamen de la Gran Comisión, relacionado con la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos:
"Gran Comisión.
Honorable Asamblea:
El artículo 74, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los artículos 126 y 133 de la Ley Electoral Federal, confieren facultades a la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, para calificar la elección de Presidente de la República. En cumplimiento a dichas disposiciones legales y de acuerdo también con los ordenamientos que reglamentan el despacho de los negocios de la propia Cámara, fueron turnados a la Gran Comisión que suscribe, la documentación y los paquetes relacionados con la elección constitucional respectiva que tuvo lugar el 5 de julio del presente año.
La revisión y estudio cuidadoso de los documentos y de los expedientes remitidos por los Comités Distritales electorales llevaron a esta Gran Comisión al conocimiento pleno de que la preparación, desarrollo y vigilancia del proceso electoral, se ajustaron a las prescripciones de la Ley Electoral vigente, y en consecuencia considera disponer de los elementos de juicio suficientes para formular el presente dictamen.
Es de afirmarse que el acto democrático del 5 de julio señala un avance extraordinario y decisivo para realizar, mantener y perfeccionar la doctrina, las leyes y las instituciones republicanas.
La Gran Comisión considera que la generosidad y patriotismo de los mexicanos, que sus anhelos de libertad, de justicia social y de democracia, se concretan en los preceptos de la Constitución Federal de la República, en la que se encuentran las raíces de esta elección sin precedentes, de la que es principal forjador, justo es reconocerlo y proclamarlo, el pueblo mexicano.
El Gobierno de la República, que preside el C. Adolfo López Mateos, en cumplimiento de las leyes del país y atento a su credo democrático, otorgó toda clase de garantías a los partidos, a los candidatos y al pueblo en general, para el pleno ejercicio de sus derechos cívicos, en un clima de confianza y libertad.
El pueblo ha sido testigo y actor de este proceso electoral, por lo tanto, sabe que la participación de los partidos políticos nacionales, legalmente constituidos, fue más organizada; que sus doctrinas, idearios y programas de acción fueron mejor definidos al amparo de la libertad irrestricta en sus actividades; que la actuación de los organismos electorales se ajustó al mandato de nuestras leyes y que los electores pudieron votar en una atmósfera de paz, de tranquilidad social y de libertad.
El notable aumento de electores, su interés y entusiasmo en este acto eleccionario; tiene su origen, fundamentalmente, en la estabilidad social y política y en el desarrollo económico que México ha alcanzado en los últimos treinta años, muy especialmente en el actual sexenio de Gobierno, que lo ha estimulado y sostenido con firmeza y dignidad. El progreso ascendente en todos los órganos determina la confianza del pueblo en sus instituciones, en el régimen que lo gobierna, organiza y encauza, convencido que dentro de la paz, del orden, de la libertad y del trabajo es posible continuar ese camino.
Nuestra democracia, entendida como la convivencia armónica de todos, es el factor primordial del avance cívico alcanzado por el pueblo mexicano. Debe consignarse en este dictamen que la reforma a los artículos 54 y 63 de la Constitución General de la República, a iniciativa del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, C. Adolfo López Mateos, estimuló concomitantemente el mayor interés ciudadano en la elección de Presidente de la República.
Un fruto más hemos de consignar en el esfuerzo común por lograr la mayor limpieza de los comicios. En esta ocasión ninguna de las etapas del proceso electoral influyó negativamente en la vida nacional. Pueblo y Gobierno mantuvieron y acrecentaron sus diarios esfuerzos en el aspecto social y económico para el desenvolvimiento normal de las actividades nacionales. En un mundo contradictorio y convulso, como el que vivimos, la paz social, la confianza pública y el progreso sin desviaciones que hemos alcanzado, son galardones de los que tenemos que enorgullecernos todos los mexicanos.
En la elección presidencial participaron los partidos: Auténtico de la Revolución Mexicana, Acción Nacional, Revolucionario Institucional y Popular Socialista. Conforme a la ley acreditaron oportunamente sus representantes ante los organismos electorales: Comisión Federal Electoral, las Comisiones Locales, los Comités Distritales y las Mesas Directivas de las casillas electorales.
Las candidaturas registradas fueron: la del C. José González Torres, postulado por el Partido Acción Nacional y la del C. Gustavo Díaz Ordaz, postulado por el Partido Revolucionario Institucional y con posterioridad por los partidos Popular Socialista y Auténtico de la Revolución Mexicana.
Partidos y candidatos, en una ejemplar demostración de madurez cívica, coadyuvaron con los organismos electorales, compartiendo la responsabilidad del cumplimiento de las leyes en materia electoral, y al culminar la elección del 5 de julio, el Partido Acción Nacional y su candidato a la Presidencia de la República, C. José González Torres, reconocieron públicamente, en actitud singular, digna de elogio, que no alcanzaron mayoría de votos en los comicios.
El número de ciudadanos inscritos en el Registro Nacional de Electores que de 13 589 594 que fueron 7 399 368 hombres y 6 190 296 mujeres, que en comparación con el de 10 443 465 inscritos en 1958, significa un incremento superior a la tasa del crecimiento demográfico.
Los 178 Comités Distritales Electorales funcionaron y ajustaron su actuación en los términos del artículo 20 de la Ley Federal Electoral y en su totalidad cumplieron su función computadora el día 12 de julio, revisando las actas de escrutinio de la votación emitida el domingo anterior y formulando las del cómputo total de cada distrito.
La firma de los representantes de los partidos políticos nacionales y de los candidatos en la gran mayoría de los documentos electorales, muy especialmente en las computaciones distritales, es sin duda uno de los hechos más notorios de la legalidad de esta elección.
Del contenido de las 178 actas de cómputos totales de la votación en los distritos electorales, resulta que los candidatos a Presidente de la República alcanzaron la siguiente votación en las elecciones del domingo 5 de julio:
C. Gustavo Díaz Ordaz: por el PRI: 8 262 393; por el PPS: 62 368; por el PARM: 43 685; lo que hace un total de votos de 8 368 446; C. José González Torres, candidato del Partido Acción Nacional, 1 034 337 votos, y 19 412 votos emitidos a favor de candidatos no registrados.
La anterior conclusión es producto de la revisión y estudio de documentos y paquetes electorales, llevada a cabo por esta Gran Comisión en acatamiento de las disposiciones legales ya citadas y resumen las votaciones por entidades federativas en las siguientes cifras:
Gustavo José
Estados: Díaz González
Ordaz Torres
Aguascalientes 67 221 6 459
Baja California 142 714 38 760
Baja California (T) 25 996 850
Campeche 56 701 2 396
Coahuila 247 926 17 500
Colima 34 216 4 960
Chiapas 330 416 3 702
Chihuahua 219 026 59 190
Distrito Federal 1 061 859 356 550
Durango 207 192 23 002
Guanajuato 332 961 85 290
Guerrero 384 948 12 100
Hidalgo 337 161 5 603
Jalisco 511 816 76 320
México 462 172 41 690
Michoacán 334 962 54 500
Gustavo José
Estados: Díaz González Ordaz Torres
Morelos 110 694 6 802
Nayarit 71 192 6 508
Nuevo León 221 611 41 368
Oaxaca 429 996 14 950
Puebla 520 611 35 299
Querétaro 101 996 9 725
Quintana Roo 16 926 598
San Luis Potosí 258 162 23 757
Sinaloa 210 262 4 126
Sonora 156 261 2 601
Tabasco 147 124 990
Tamaulipas 290 924 10 502
Tlaxcala 101 202 1 610
Veracruz 660 917 21 816
Yucatán 174 16 28 914
Zacatecas 139 120 35 899
Por lo expuesto, la Gran Comisión que suscribe tiene el honor de informar a este H. Colegio Electoral de la XLVI Legislatura, con base en el estudio del proceso electoral analizado, que incluye todas las fases del mismo hasta la computación de los votos verificada en los Comités Dist ritales Electorales, que la elección de Presidente de la República efectuada el domingo 5 de julio de 1964 se realizó con estricto apego a lo dispuesto por la Constitución General de la República, y la Ley Electora l Federal y de conformidad con los principios democráticos y las aspiraciones políticas del pueblo mexicano, satisfaciendo en consecuencia todos los requisitos de plena legitimidad y capacitándonos para declarar la validez de la propia elección y reconocer que el C. Gustavo Díaz Ordaz obtuvo mayoría de los votos emitidos por la ciudadanía mexicana.
En consecuencia, la Gran Comisión somete a la elevada consideración de vuestra soberanía el siguiente
proyecto de decreto:
La Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, en el ejercicio de la facultad que le concede la fracción I, del artículo 74 de la Constitución General, declara:
Artículo 1o. Son válidas las elecciones para Presidente de la República celebradas el día 5 de julio del presente año.
Artículo 2o. Es presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, para el período que comienza el primero de diciembre de 1964 y termina el treinta de noviembre de 1970, el C. Gustavo Díaz Ordaz. (Ovación prolongada, puestos en pie todos los presentes.)
Artículo 3o. De conformidad con lo dispuesto por el artículo 87 constitucional, el Presidente electo, C. Gustavo Díaz Ordaz, se presentará ante el Congreso de la Unión a otorgar la protesta de ley el primero de diciembre del año en curso.
Artículo 4o. Publíquese y promúlguese por bando solemne en toda la República.
Sala de Comisiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
México, D. F., a 8 de septiembre de 1964.- La Gran Comisión: el Presidente, Alfonso Martínez Domínguez; el Secretario, Vicente Fuentes Díaz; Aguascalientes, Augusto G. Villanueva; Baja California, José Luis Noriega; Baja California (Territorio), Alberto Alvarado Arámburo; Campeche, Carlos Pérez Cámara; Coahuila, Tomás Algaba; Colima, Mario Llerenas Ochoa; Chiapas, Abraham Aguilar Paniagua; Chihuahua, Raúl A. Lezama G.; Distrito Federal, Antonio Martínez Manautou; Durango, Braulio Meraz Nevárez; Guanajuato, Luis Dantón Rodríguez; Guerrero, Vicente Fuentes Díaz; Hidalgo, Heberto Malo Paulín; Jalisco, Raúl Alvarez Gutiérrez; México, Guillermo Molina Reyes; Michoacán, Enrique López Naranjo; Morelos, Gonzalo Pastrana Castro; Nayarit, Eugenio Cárdenas Andrade; Nuevo León, Alfonso, Martínez Domínguez; Oaxaca, Jesús Torres Márquez; Puebla. Enrique Marín Retif; Querétaro, Arturo Guerrero Ortiz; Quintana Roo (Territorio), Luz María Zaleta; San Luis Potosí, Miguel Gascón Hernández; Sinaloa, Francisco Alarcón Fregoso; Sonora, Faustino Félix Serna; Tabasco, Manuel Gurría Ordóñez; Tamaulipas, Lauro Rendón Valdez; Tlaxcala, Tulio Hernández Gómez; Veracruz, Pastor Murguía González; Yucatán, Fabio Espinosa; Zacatecas, Pedro Luis González."
Está a discusión el dictamen, en lo general.
El C. Ricaud Rothiot, Jorge: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Ricaud Rothiot.
El C. Ricaud Rothiot, Jorge: "Señor Presidente; señores diputados: En nombre de la diputación del Partido Acción Nacional expreso que la misma votará en forma aprobatoria por los puntos resolutivos del dictamen. Acción Nacional considera oportuno y sano dejar constancia, ante esta Cámara, de las razones que expresaron tanto mi Partido como el candidato a la Presidencia, licenciado José González Torres, en relación con el resultado de la elección presidencial, en declaraciones que dio a conocer a la prensa nacional el día 11 de julio próximo pasado, las cuales son las siguientes; la del Comité Ejecutivo Nacional del Partido: "Por los informes recibidos, Acción Nacional reconoce que su candidato a la Presidencia de la República, licenciado José González Torres, no alcanzó la mayoría en las elecciones presidenciales del día 5 de julio en curso.
No obstante los resultados adversos que en la elección presidencial arroja el cómputo de sufragios emitidos, Acción Nacional considera satisfactorio el aumento en el número de votos a favor de su candidato, que también representa un aumento en los porcentajes de votación obtenidos en elecciones anteriores.
Acción Nacional señala también, como alentador, el hecho de que el número y el porcentaje de votos emitidos a favor de sus candidatos a diputados y senadores haya aumentado en forma considerable.
Por ello da las gracias a todos aquellos que con su voto apoyaron la tesis, programas y candidatos de Acción Nacional, y a los muchos miles de ciudadanos que, con total desinterés y alto espíritu cívico, ocuparon un lugar en las casillas electorales como representantes del PAN o de sus candidatos. Hacemos una grata y especial mención de las mujeres que con tanta dignidad y eficacia han ocupado su lugar en las tareas políticas de México, y de lo jóvenes que por primera vez acudieron a votar y a representar a nuestro Partido.
Señalamos el hecho deplorable de que el mínimo de garantías de que en general gozaron los
ciudadanos para emitir su voto en el Distrito Federal, no haya existido en gran parte de los distritos de provincia.
Acción Nacional defenderá, en las distintas etapas del proceso electoral, todos aquellos casos del Distrito Federal o de los Estados, en que la elección para diputados y senadores deba decidirse a favor de sus candidatos. Las autoridades electorales conocen perfectamente donde hubo irregularidades graves, que influyeron en los resultados aparentes de la votación y esperamos que con justicia las corrijan, para que, en fin de cuentas, el voto libre del pueblo sea respetado, tal como fue realmente emitido.
No obstante, la situación desventajosa e injusta que la oposición confronta en México frente al partido del Gobierno, Acción Nacional participó en estas elecciones porque considera que la lucha por las libertades políticas para modificar el régimen electoral vigente, implica, además de mantener como actitud invariable la exigencia de reformas electorales y de supresión de prácticas viciosas, la necesidad de hacer resaltar en los comicios los vicios e irregularidades de que todavía adolecen, y por considerar que integrar el poder, con las posibilidades que dicho sistema nos permite, es ocupar uno de los lugares que nos corresponden, para luchar por la democracia en México.
Seguiremos luchando infatigablemente:
Para que las informaciones políticas en México sean verídicas, imparciales y equitativas.
Para que desaparezca cualquier tipo de presión que vicie la voluntad de los votantes.
Para que deje de haber en México un partido oficial y sostenido política y económicamente por el Gobierno.
Para que la bandera nacional deje de ser distintivo electoral de un partido.
Para que la preparación, realización y calificación de las elecciones se haga en forma objetiva y justa por organismos imparciales.
Para que el compromiso que el Gobierno ha reconocido tener, de levantar y mantener en forma eficaz y permanente el Registro Nacional de Electores, se realice de inmediato.
Y para que en todo el país se goce de un mínimo de garantías que permitan expresar con entera libertad la voluntad ciudadana y reconocer sin reticencias los resultados electorales.
En esta tarea por la renovación política y social de México, en la que estamos comprometidos todos los mexicanos, Acción Nacional está cumpliendo con su deber. El PAN está seguro que sus miembros redoblarán esfuerzos para continuar los trabajos encaminados a la difusión de sus principios, idearios y programas, a la organización de sus cuadros y al aumento de su membrecía."
(Firmado por el licenciado Adolfo Christlieb Ibarrola, Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN.)
En seguida la declaración del licenciado José González Torres, candidato a la Presidencia:
"Hago mías las declaraciones que con esta fecha ha formulado mi partido sobre los resultados de la elección presidencial.
Ambos candidatos manifestamos reiteradamente que de llegar a la Presidencia de la República gobernaríamos para todos los mexicanos.
En nombre de México pido al señor licenciado Gustavo Díaz Ordaz cumpla dicha promesa durante su gestión, que deseo se realice para bien de la patria, con respeto a los derechos humanos y a las libertades políticas de todos los mexicanos.
Como lo prometí públicamente, en el curso de la campaña, seguiré al servicio del pueblo en Acción Nacional, hasta lograr la plena implantación de un régimen democrático; donde el ejercicio de la libertad sea un hecho y la justicia social sea una realidad.
Haber llevado el mensaje libertario de Acción Nacional a todos los rincones de México, proclamando los valores del espíritu, haber sacudido numerosas conciencias y obtenido la adhesión y el voto libre de muchos compatriotas que a menudo superaron presiones y amenazas, fue para mí honroso y satisfactorio.
Expreso públicamente mi agradecimiento a todos los ciudadanos que de cualquier modo me secundaron durante la campaña, especialmente a quienes, con su colaboración personal o su cooperación económica, la hicieron posible, y los exhorto a que sigamos unidos en Acción Nacional para el logro de los altos ideales que nos movieron a realizar tan noble empresa."
(Firmado por el licenciado José González Torres.)
Acción Nacional ha señalado, con espíritu positivo y con esperanza de que se modifiquen situaciones políticas y electorales que considere indispensable superar, que tenemos confianza en que un análisis justo, objetivo y sereno de las disposiciones electorales vigentes y de la realidad nacional, tendrá que llevar a esta Legislatura a reformar básicamente sistemas en los cuales hay mucho que puede y debe reformarse para bien de México.
El C. Barragán Rodríguez: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Juan Barragán Rodríguez.
El C. Barragán Rodríguez, Juan: "CC. diputados y diputadas: Espectáculo grandioso para la nación y asaz emotivo para los hombres de la Revolución, el que acabamos de presenciar en este recinto de la honorable Cámara de Diputados, al escuchar y aprobar, por partidos: el Revolucionario Institucional, Acción Nacional, el Socialista y el Auténtico, el dictamen de la Gran Comisión que preside el C. diputado don Alfonso Martínez Domínguez, declarando que, de acuerdo con el artículo 74 de nuestra Constitución, son facultades exclusivas de la Cámara de Diputados erigirse en Colegio Electoral para ejercer las atribuciones que la ley le señala respecto a la elección de Presidente de la República, de donde resulta que es Presidente constitucional de la Nación el C. licenciado don Gustavo Díaz Ordaz, por aclamación casi unánime de la ciudadanía de la Nación Mexicana.
Y digo emotivo para los hombres de la Revolución, por coincidir esta solemne ceremonia con el año victorioso del Ejército Constitucionalista que jefaturaba el patricio don Venustiano Carranza, al ocupar el último reducto del Ejército Federal, la capital de la República, e inaugurarse en este cincuentenario del triunfo de la Revolución Constitucionalista el Gobierno que presidirá el C. licenciado Díaz Ordaz.
Porque como lo expresara un ex Presidente cuando dijo: 'del heroico Ejército Constitucionalista deriva nuestro Ejército Nacional, orgullo de México, firme sostén de las instituciones patrias, formado al principio por la veteranía armada y que cuenta hoy con una generación de técnicos militares, conscientes de su espíritu democrático y de que son legatarios del honor de México. Hacienda de Guadalupe, 26 de marzo de 1953. Adolfo Ruiz Cortines'.
Un paréntesis breve. En efecto, no bien se adueño Victoriano Huerta del Poder Ejecutivo de la Nación, su régimen manchado con la sangre generosa de Madero, el señor Carranza, en su carácter de Gobernador Constitucional del Estado de Coahuila, 'desde las alturas de la Ley', junto con desconocer este régimen de traición, de crimen y de sangre, enarbola resuelto y valeroso, con el carácter de Primer Jefe, la bandera y la flamígera espada del memorable Plan de Guadalupe.
Así principió el señor Carranza su gloriosa carrera de caudillo. Y en escasos quince meses, a la cabeza del pueblo en armas, poniendo a prueba la calidad de su metal y la virtud de su poder, tras una no interrumpida serie de sucesivos y épicos encuentros, vence y despedaza al enemigo, epilogando su desastre con la fuga del usurpador y sancionando su derrota con el completo y radical licenciamiento del ejército federal, que faltando a sus deberes le sirviera de sostén.
Y tal como lo había prometido el Primer Jefe, en su memorable discurso de Hermosillo, el día 24 de septiembre de 1913, cuando dijo: "sepa el pueblo de México que terminada la lucha armada a que convoca el Plan de Guadalupe, tendrá que principiar formidable y majestuosa, la lucha social, la lucha de clases, queramos o no queramos nosotros mismos y opónganse las fuerzas que se opongan. Las nuevas ideas sociales tendrán que imponerse en nuestras masas. Y no es sólo repartir las tierras, es algo más grande y más sagrado: es, establecer la justicia social, buscar la igualdad, la desaparición de los poderosos para establecer el equilibrio de la conciencia nacional" .
Defendiendo estos sagrados ideales quedaron estampados en la Carta de Querétaro, escrita con la sangre noble y generosa de más de medio millón de abnegados y heroicos soldados del pueblo, que sucumbieron en aras de la libertad y de la justicia social.
Así nació el actual ejército que tiene como Jefe Supremo al Presidente de la República y el sostén de las instituciones nacionales y defensor de la patria.
Ahora bien, las simpatías de nuestro partido hacia la personalidad del entonces secretario de Gobernación, licenciado Díaz Ordaz, nacieron en el mes de junio de 1963, cuando este egregio ciudadano tomó especial empeño en sacar del olvido la gloriosa figura de uno de los grandes soldados y agraristas de nuestra Revolución Constitucionalista, como es el general Lucio Blanco, quien llevó a cabo el primer reparto de tierras en Matamoros, Tamps., el día 30 de agosto de 1913. Y después, ya en su jira electoral hizo merecido elogio de otros dos grandes soldados de la Revolución: Francisco Murgía y Matías Ramos, ambos de Zacatecas, como lo expresó en su histórico discurso de Valparaíso, cuando dijo: Observo en los zacatecanos virtudes esenciales como el arrojo y el denuedo, la decisión de un Matías Ramos, que no usa la dinamita para estallar minerales, sino para derribar la opresión: y una virtud suprema, 'la lealtad', que caracteriza a quien hoy en la mañana fue llamado maestro de la 'legalidad, el general Francisco Murguía.'
En efecto, la única divisa del soldado de México es lealtad a la patria y a sus instituciones nacionales, de las que dio pruebas fehacientes el 'bravo entre los bravos y leal entre los leales, Francisco Murguía'.
Ahora bien, pocos días después de haber sido designado candidato presidencial el licenciado Díaz Ordaz, por el Partido Revolucionario Institucional, por el Partido Socialista Popular y por el Partido Auténtico, declaré en el 'Universal' que siendo el licenciado Díaz Ordaz candidato de los cuatro grandes de la Revolución: el Presidente López Mateos, don Lázaro Cárdenas, don Adolfo Ruiz Cortines y el inmaculado de la Revolución, don Heriberto Jara, estaba asegurada la unidad revolucionaria y que Díaz Ordaz triunfaría por aplastante mayoría de votos en las elecciones del 5 de julio, como así aconteció.
Después durante sus grandiosas jiras al dar a conocer su verdadera ideología revolucionaria, apegada a nuestra gloriosa Carta Magna de Querétaro y a sostener la doctrina internacional de la Revolución, sería la mayor garantía del éxito de la campaña electoral.
Y cuando a su arribo a la cuna de la Revolución, Coahuila de Zaragoza, se expresó así: 'Pueblo de Coahuila, desde este lugar que inmortalizó don Venustiano Carranza el día que con su pequeña hueste campesina retó al pretorianismo para trazar los caminos de la Revolución, saludo con fervor de mexicano al esforzado pueblo coahuilense. ' Después de mencionar su jira electoral que tuvo el acierto de principiar -sigue diciendo - 'por el lugar de la campiña guanajuatense en que un varón insigne, maestro y filósofo, cambió los menesteres del sacerdocio por los mosquetes de la libertad; más tarde caminé por las tierras michoacanas donde se templó el genio heroico de Morelos. En la sierra de Ixtlán me conmovió la sombra vigorosa del forjador de la nacionalidad: Benito Juárez, y hoy detengo el paso por este suelo venerable de los caudillos de la Revolución' y prosigue: `El azaroso pasado nos enseña cómo la lucha para conquistar mejores horizontes no admite desmayos ni capitulaciones. Cada meta alcanzada, lejos de ser un fin ha sido punto de partida para decidir nuevas tareas, por eso en la Independencia se presiente ya la Reforma, del mismo modo que en ésta palpita el germen de la Revolución: José María Morelos, Benito Juárez y Venustiano Carranza, recogerían lo válido del pasado para fraguar el porvenir.'
¡Qué manera tan magistral y filosófica de colocar en el mismo altar de la Patria a los tres grandes: Morelos, Juárez y Carranza!
Con esta ideología de la Independencia, Reforma y Revolución se confirma el entusiasmo nacional que despertara la candidatura del licenciado Díaz Ordaz y por eso los que tuvimos el honor y la suerte de estar al lado de uno de estos egregios varones,
estamos obligados y orgullosos de significarle nuestra adhesión porque sabe hablar con el corazón y con el pensamiento pagando un merecido tributo a los excelsos patricios que realizaron fecundas y gloriosas etapas en beneficio de las clases menesterosas y llevar a nuestra patria al lugar que hoy se le reconoce y admira en todos los países donde impera la democracia y la justicia social.
Vuelvo a repetir por último estas otras magníficas frases del candidato Díaz Ordaz: 'Hemos de hacerlo con decisión y con coraje, pensando que no podemos sentirnos satisfechos del progreso que alcanzamos en otros órdenes, entre tanto subsiste un lugar social y económico como este: la miseria y la aridez en la clase campesina de nuestro territorio.' Se refería a la zona desértica del norte de San Luis Potosí y Zacatecas. Añadió: 'Todo ello, debe estimularnos a proseguir las tareas de la Revolución, con el espíritu original con que la emprendieron los dos egregios coahuilenses: Madero y Carranza.' 'De ellos quiero destacar la unánime lección que dieron como mandatarios del pueblo: la lección de ecuanimidad, de honradez, de respeto, a la investidura popular y al derecho y dignidad de los ciudadanos.'
Así hablaba y así pensaba el entonces candidato Díaz Ordaz y así sabrá cumplirlo al ocupar la Presidencia de la República. (Aplausos.)
El C. Aguilar Paniagua, Abraham: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Aguilar Paniagua.
El C. Aguilar Paniagua, Abraham: "Respetable Colegio Electoral de la XLVI Legislatura. Distinguido público: hemos escuchado el histórico dictamen que rinde la Gran Comisión, declarando Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos al ciudadano Gustavo Díaz Ordaz.
De acuerdo con el artículo 74 de la Constitución General de la República, es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados, erigirse en Colegio Electoral para ejercer las atribuciones que la ley señala respecto a la elección de Presidente de la República.
Por su parte, el artículo 126 de la Ley Electoral Federal ordena: 'La Cámara de Diputados, al recibir los expedientes que remitan los Comités Distritales Electorales, relativos a la elección de Presidente de la República, hará la calificación y el cómputo total de los votos emitidos en el país, ajustándose a las prescripciones de la ley y en su caso, declarará electo Presidente al ciudadano que haya obtenido mayoría de votos. Su resolución será definitiva e inatacable.'
El dictamen ha hecho un análisis cuidadoso de cada una de las disposiciones legales, hace una justa calificación del proceso electoral y el cómputo total de los votos emitidos de los cuales resulta que la inmensa mayoría del pueblo mexicano votó por el ciudadano Gustavo Díaz Ordaz, para Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, en forma tan abrumadora y entusiasta, que no ofrece ninguna duda u objeción.
El dictamen que somete la Gran Comisión a vuestra soberanía debe ser aprobado. Para todos los bienes de la nación y con nuestros mayores aplausos.
Pero existen numerosas circunstancias que no podemos dejar de señalar, porque así deben quedar registradas en el gran libro de la Historia de México.
El pasado 5 de julio fue una espléndida jornada cívica y popular, en la que el cuerpo electoral mexicano depositó su voto en las urnas electorales con devoción, entusiasmo y esperanza, como quedó registrado en las informaciones nacionales y extranjeras.
¿Cuáles son las causas que provocaron este magno acontecimiento democrático, de una proyección tan notable? Y al mismo tiempo, ¿cuáles los hechos sobresalientes del proceso electoral que vivió México?
En primer lugar la superación cívica de nuestro pueblo, que demostró una vez más su plena capacidad para asumir la responsabilidad de la elección de sus representantes. Consciente plenamente de sus deberes cívicos, el pueblo mexicano acudió a las urnas no sólo a votar, sino también a testimoniar su devoción a las instituciones revolucionarias. (Aplausos.)
En segundo lugar al notable acierto del Partido Revolucionario Institucional, al nominar de entre sus miembros a aquel a quien es más capaz e idóneo para empuñar la bandera de la Revolución, para cristalizar los anhelos de nuestro pueblo y para enfrentarse a los magnos problemas del porvenir. El acierto de nuestro partido se reflejó en la total adhesión del pueblo mexicano al candidato de las mayorías C. Gustavo Díaz Ordaz. (Aplausos.)
La indiscutible personalidad política de quien asumirá la Presidencia de la República quedó demostrada en sus diálogos con el pueblo. Cada día que transcurría en su recorrido nacional pudo comprobar con complacencia la tranquilidad y la seguridad de la nación. La Revolución una vez más no se equivocaba en sus juicios y encontró al hombre que las circunstancias futuras nos están demandando.
No se podía exigir más de un hombre que cifra su orgullo en ser mexicano, se declara un luchador por las nobles tradiciones de nuestro pueblo y señala el programa que a su juicio deben seguir las instituciones nacionales. Ni un solo momento dejó de presentar los problemas y posibles soluciones, con una cruda franqueza, sin ocultar la gravedad de ellos y sin tratar se soslayarlos. Al pueblo no se le puede hablar más que con la verdad, sin tratar de sembrar falsas ilusiones, que luego en todo caso, no harían sino provocar desalientos estériles.
El epílogo del proceso electoral, que se cierra el 5 de julio, se debe en mucho a la participación magnífica de la mujer mexicana.
Al reconocerle a la mujer obligaciones y derechos ciudadanos idénticos al hombre, su participación en la vida nacional cobra cada día más brillantez y prometedores perfiles. Ha llevado al campo de la política, sus atributos de tacto, dulzura, abnegación y constancia, elevando el tono de nuestras luchas electorales.
Si la mujer es el símbolo del hogar, si es el hogar el primer altar de la patria y si la patria es el hogar común de todos los mexicanos, rindamos un fervoroso homenaje al esfuerzo cívico de las mujeres mexicanas, ciudadanas de la patria, que en la última etapa electoral de la campaña que acaba de efectuarse
pusieron su mejor esfuerzo y contribuyeron eficazmente a hacer de esa función cívica un acto ejemplar para el pueblo de México. Si hemos de aspirar a un gran futuro, será sin duda por las virtudes que las mujeres de México enseñen a sus hijos en el hogar, por ser donde se conserva lo mejor de nuestra tradición, de nuestra patria.
La intervención de la juventud mexicana en esta justa electoral debe señalarse con especial relieve, pues ella imprimió, entre otras cosas, mayor pureza en el sufragio y mayor nobleza en la conducta. Siendo como es la juventud, el factor más determinante del futuro y la que inexorablemente ha de regir los destinos nacionales, y ha de asumir a su hora y sin precipitaciones las riendas de la nación, le hacemos un nuevo llamado para que, con renovados esfuerzos y con altura de miras, trate siempre de superarse, con profunda convicción patriótica, sin desvincularse nunca de los intereses y de los anhelos populares, ya que sólo así podrá responder a la gran esperanza que la nación entera tiene en sus futuros constructores. Pero volvamos al hombre.
Gustavo Díaz Ordaz ante el pueblo mexicano hizo fe de su sentir revolucionario. Emocionados le escuchamos más de una vez sus palabras sinceras: Soy un hombre que nació en la Revolución y a ella se debe y que trata ahora de lograr el privilegio de ser su abanderado. Y todos los que amamos a la Revolución y a sus grandes figuras sentimos que en Díaz Ordaz estaba el hombre que la nación reclamaba para su felicidad.
Y el análisis que formuló de las realidades de la nación fueron enjuiciadas bajo el más severo criterio revolucionario. De esta manera la Revolución aseguraba su continuidad, su esfuerzo de superación y sus nobles ideales tomaban la frescura juvenil de las nuevas causas del pueblo. La Revolución Mexicana continúa su cambio hasta que no haya un analfabeto, un desnutrido, un enfermo o un hombre que carezca de lo más elemental. Sólo la voluntad acendrada de espíritu revolucionario puede abatir las grandes carencias de la masa desposeída.
El pueblo escuchó con respetuosa consideración la fe de su futuro Primer Mandatario en el progreso incontenible de México. Era una puerta abierta a la esperanza de un pueblo que había sacrificado más de un millón de hombres en su Revolución para implantar un ambicioso programa de reformas sociales, desde los problemas rurales hasta las más graves cuestiones de la economía nacional y los consiguientes problemas del mundo internacional.
Durante largos meses Gustavo Díaz Ordaz ha recorrido todo el territorio nacional. Su campaña fue un constante diálogo con todas las clases sociales para percatarse de sus necesidades y de los problemas más apremiantes que las dominan.
Con notable serenidad y austera actuación recogió el sentir de las masas campesinas y obreras, compartió con ellas momentos de fraternal camaradería y comprobó que el problema del campo es el más angustiosamente grave en el horizonte político, social y económico de México. En el mismo ejido, con las comunidades rurales, con los pequeños propietarios, penetró en la complejidad del problema agrario. En su dialogo con el campesino le hizo ver que no era a través de una demagogia irresponsable como se lograban abatir sus grandes carencias. Sólo una colaboración franca y decidida entre el Gobierno y la masa campesina podía facilitar la elevación de su capacidad económica, de su índice productivo.
Con notable acierto definió lo que a su juicio es la reforma agraria integral, hizo observar que ella no supone exclusivamente la dotación o reparto de la tierra. Es un problema muy complejo, que requiere la adopción de una serie de medidas. Cuidar el ejido y la pequeña propiedad es asegurar las dos grandes creaciones de la Revolución.
Y un compromiso leal y justo quedó sellado: el principal problema del nuevo Gobierno que se iniciará en breve será el de las metas aún insatisfechas de la Reforma Agraria.
Hemos visto, afirmó Gustavo Díaz Ordaz, que la Reforma Agraria o es integral o no es Reforma Agraria.
Estos son unos cuantos rasgos de la vida cultural del hombre que será en breve nuestro guía, el que tendrá la responsabilidad de conducir la nave de la nación, lo mismo en las etapas tranquilas del trabajo cotidiano nacional que en los vendavales del mundo internacional.
Llegará a la Presidencia de la República bajo la inspiración de su pueblo y con el fervor de pasadas tradiciones. Por su lugar de origen, el Estado de Puebla, es cuna de nobles patricios, de gestas singulares y de un patriótico sentimiento colectivo; por el lugar de nacimiento de sus padres, el Estado de Oaxaca, es nada menos que la cuna de Benito Juárez, la tierra que da a México sus grandes presidentes y podemos conjeturar en Díaz Ordaz que aquellas tierras generosas de Puebla y Oaxaca nos darán otro estadista ejemplar, que cifra la mejor de sus aspiraciones en que su fuerza moral radica en el cumplimiento de sus deberes. (Aplausos.)
La patria se construye todos los días y no hay momento que deba desperdiciarse, porque ello no sería sino dilatar, atrasar o dificultar la redención que nuestro pueblo espera. Pero de nada servirían nuestros esfuerzos si ellos no estuvieran alentados por los generosos ideales de la justicia social. "La lucha por la justicia social es un móvil fundamental de la Historia de México. Acercarnos a ella hasta su cabal obtención es mandato imperativo de la Revolución Mexicana, luchar por la libertad es la más pura esencia y vocación del mexicano."
México iniciará una nueva era en su desarrollo institucional a partir del próximo primero de diciembre. Un nuevo estilo en la forma de gobernar, nuevos sentimientos de lealtad a la nación que continúa el noble esfuerzo de los gobiernos revolucionarios, pero cada uno de ellos imprimiéndole su propia personalidad y su propio sentido de la vida.
La señal del destino es: un franco y leal llamado a la unidad nacional. No hay más que dos caminos: el de la patria y el de la antipatria; que cada mexicano escoja el camino del decoro y el deber para ser útil a México. Son inmensos los problemas, pero también es inmensa la voluntad del mexicano para libertarse de ellos.
Nadie tiene fueros contra México, dijo ayer el candidato Díaz Ordaz, y el candidato electo seguirá afirmando "la justicia social, que tiende a la
distribución equitativa de la riqueza y a la supresión de los abusos, impone a todos la obligación de concurrir a la creación de la abundancia nacional.
Y estos conceptos del futuro Presidente ,con los cuales concluyo mis palabras:
"Saludo a todos los mexicanos, sin distinción de opinión ni de situación económica y social, pues todos somos solidarios del interés de la patria, que aquí nos congrega. Sólo la unidad, la concordia, la tolerancia, el respeto mutuo y la correcta sujeción a la ley, darán a la gran familia mexicana la pujanza indispensable para cumplir su grandioso destino." (Aplausos.)
El C. Cruickshank García, Jorge: Pido la palabra.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Jorge Cruickshank García.
El C. Cruickshank García, Jorge: Señor Presidente. Señoras y señores diputados: Dentro del proceso electoral en nuestra patria, a partir de la Revolución se ha operado siempre una selección de los hombres, de los candidatos que deben ocupar la Presidencia de la República.
Cuando la Revolución aún se manifestaba en acciones de armas y no existían los partidos políticos; los jefes militares, ligados al pueblo, eran los que decidían la sucesión presidencial, seleccionando dentro de ellos a los jefes de mayor personalidad.
Cuando se sustituyó a Venustiano Carranza fueron los jefes militares los que decidieron la elección del general Alvaro Obregón para que gobernara a México en el período de 1920-1924. En esta ocasión se operó indudablemente una selección dentro del proceso de la lucha revolucionaria.
El general Plutarco Elías Calles llegó a la Presidencia de la República evidentemente después de que los principales jefes militares de aquella época se pusieron de acuerdo; pero, a su vez, contó con el apoyo de los principales núcleos de la clase obrera y campesina.
Al nacer el Partido Nacional Revolucionario, en el tiempo del licenciado Emilio Portes Gil, también surgieron varios aspirantes a la candidatura presidencial y se realizó la selección del hombre que debía ser nominado por ese partido como su candidato a la Presidencia.
Cuando muere asesinado el general Alvaro Obregón se plantea un problema para las fuerzas políticas revolucionarias del país, que llevan a la Presidencia de la República al licenciado Emilio Portes Gil.
Después del régimen provisional de Portes Gil, el Partido Nacional Revolucionario selecciona de sus elementos al general ingeniero Pascual Ortiz Rubio, hombre de nuestro movimiento social, a quien no se ha juzgado serenamente y sobre quien se han vertido algunas apreciaciones injustas.
El movimiento vasconcelista, que surge en aquella época, no era un movimiento revolucionario sino una actitud de oposición contra Ortiz Rubio y contra el general Calles y su obra.
Llegado el año de 1934 las mejores fuerzas, las más orientadas del PNR hicieron posible la candidatura del general Lázaro Cárdenas, quien fue apoyado durante su campaña presidencial por las más importantes organizaciones de masas del pueblo mexicano.
Siempre ha operado la selección de los mejores hombres dentro de la corriente revolucionaria, o la hicieron los principales jefes militares de ésta, o los agrupamientos sociales ligados a ellos; hasta que surgen a la lucha electoral los partidos políticos y empiezan a trabajar como fuerzas que orientan y dirigen las luchas del pueblo.
Así, al llegar el año de 1958 los diferentes partidos de la corriente revolucionaria apoyamos la candidatura del Partido Revolucionario Institucional, representada por el licenciado Adolfo López Mateos. Formando así una coalición de partidos democráticos.
En esta elección, realizada el 5 de julio próximo pasado, el señor licenciado Gustavo Díaz Ordaz fue el candidato de las principales fuerzas democráticas y patrióticas, que dirigidas por los tres partidos que apoyaron su candidatura, el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Popular Socialista y el Partido Auténtico de la Revolución, lo llevaron limpiamente a una victoria indiscutible.
Porque si hubo quejas de algunos partidos en cuanto a la elección de diputados y senadores, en lo que se refiere a la del Presidente de la República, todos han reconocido, hasta el Partido Acción Nacional, que el triunfo popular correspondió al licenciado Díaz Ordaz.
El proceso de selección que empezó en un grupo de los jefes militares de la Revolución, ahora es un proceso institucional que realizan los partidos políticos.
Gustavo Díaz Ordaz fue el candidato de los mexicanos agrupados en los partidos democráticos, quieren dar un nuevo impulso a la Revolución.
El triunfo de Díaz Ordaz es el triunfo del pueblo, un triunfo de la Revolución Mexicana.
Porque el pueblo de nuestra patria está convencido que no hay otro camino para México que el camino de la Revolución, como lo afirmara el Presidente López Mateos en su último informe. Y el ideario del presidente electo de México, Gustavo Díaz Ordaz, expuesto con claridad y crudeza en su gira como candidato, nos asegura que éste será su camino como conductor de los destinos de México." (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Vicente Fuentes Díaz
El C. Fuentes Díaz, Vicente: Señor Presidente, señores diputados: En el breve lapso que tiene de constituida esta asamblea, desde que nos reunimos sus integrantes para iniciar el Colegio Electoral, ha realizado, hasta hoy, con el que hoy estamos llevando a cabo, actos de indudable trascendencia. Primero fueron las juntas preparatorias realizadas en un ambiente de absoluta libertad para quienes participaron en ellas desde esta tribuna, bajo un nuevo signo y con el empeño generalizado de superar los aspectos negativos que asambleas semejantes tuvieron en el pasado; después fue la declaratoria de los diputados de partido, un paso importantísimo en nuestra vida democrática y que ha dejado complacida a la verdadera opinión nacional; después la oportunidad de escuchar ese histórico documento que fue el Informe del Presidente Adolfo López Mateos; en seguida, el comentario que los partidos aquí representados, desde su peculiar posición,
hicieron de ese mismo documento y en el que tuvo perfiles singulares el análisis profundo y justiciero que hizo de dicho Informe la tendencia progresista de esta Asamblea, como yo no recuerdo que se hubiese hecho de muchos años a la fecha; y hoy el acto trascendental de hacer la calificación y la declaratoria de Presidente electo de la República.
Todo esto ha sido posible porque iniciamos una nueva etapa en la vida política de México, en consonancia con el avance democrático del país, con la extraordinaria calidad de nuestro pueblo, con la hora trascendental de la historia en que vivimos, y con la orientación con el grupo que le ha dado a la nación el Presidente López Mateos.
Cada seis años esta Cámara se erige, como hoy, en Colegio Electoral para realizar un acto similar al de hoy; pero lo que hoy realizamos cobra un especial significado porque si ya hubo un enorme interés público en la integración de la nueva Cámara, por las nuevas modalidades que ésta habrá de tener, es lógico que se haya avivado, todavía más, en la conciencia de los mexicanos el interés respecto de la persona que ha de gobernar al país en los próximos seis años y también en relación con su obra de gobierno. Y no me refiero a quienes se dedican a la cábala, a la especulación que quieren hacer, afán adivinatorio a los intentos sibilinos, aquello que pretendiendo ser una apreciación objetiva de lo que ha de ser el próximo gobierno, no es sino un afán interesado de adivinación.
Me refiero al pueblo, a nuestro pueblo, que hoy, como hace seis años, como hace doce, como siempre que se aproxima la trasmisión del Poder Ejecutivo siente un interés y una preocupación profunda de esto, respecto de la orientación del rumbo, de la marcha que ha de tener la nueva administración.
En esta ocasión el pueblo tiene plena confianza en que el próximo Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, y hablo en este tono porque estoy plenamente seguro que la Asamblea aprobará el dictamen leído, servirá conforme a los ideales de la Revolución Mexicana, los intereses y las exigencias del pueblo mismo y de la nación en su conjunto. Conocemos a Gustavo Díaz Ordaz, no sólo por el ideario que expuso en el curso de su campaña, por el diálogo que sostuvo con el pueblo, por la forma en que enfocó los problemas del país en las juntas de programación, lo que ya hubiese sido suficiente para conocer la calidad de cualquier político, sino por su larga ejecutoria de hombre público, desde los cargos más modestos hasta los más elevados que ha ejercido, por su limpieza, por sus ideales democráticos y, sobre todo, por la congruencia de su conducta y por la fiel correspondencia de sus actos con su pensamiento.
Como ejemplo del pensamiento revolucionario de Díaz Ordaz y como una prueba fehaciente de que en la campaña electoral no tuvo necesidad, como candidato, de improvisar un conjunto de ideas, deseo citar un concepto suyo pronunciado el 20 de noviembre de 1960, en un acto conmemorativo del aniversario de la Revolución: "No es necesario el intentar -dijo- la apología de las ideas revolucionarias, porque son ya el más preciado patrimonio político de la nación. Las fuerzas que suelen oponerse o que intentan frenar el movimiento revolucionario son simples aglutinaciones de contados intereses egoístas; ataques aislados sin coherencia los hay, provienen generalmente de quienes sufren con los aciertos y están tan ocupados, quejándose de las carencias, que ya no les quedan fuerzas para cooperar en el trabajo de beneficio común.
La Revolución Mexicana - siguió diciendo - lucha incansablemente para brindar a todos idénticas oportunidades, se empeña en defender a los pobres contra los ricos, a los débiles frente a los poderosos, por amparar, aun a sus más encarnizados enemigos, con el más amplio manto de libertades y garantías; por fortalecer los vínculos de la cordialidad interior y por vivir en paz con todas las naciones del mundo."
Así hablaba Gustavo Díaz Ordaz en noviembre de 1960, antes de ser candidato a la Presidencia de la República. Creo que es difícil, señores diputados, en tan pocas palabras, como él lo ha hecho, como él lo hizo en esa ocasión, y sobre todo en un lenguaje tan claro y tan sencillo, definir la esencia de la Revolución Mexicana.
Pero hay otro factor que garantiza la continuidad de la Revolución Mexicana bajo la próxima Presidencia de Díaz Ordaz: es la voluntad del pueblo demostrada en 54 años de vida del movimiento revolucionario. ¡Cuántos intentos, señores diputados, y fallidos todos ellos, no se han realizado desde entonces para desplazar a la Revolución del Poder, o al menos para reducir o anular su influencia en la orientación de la vida nacional! A veces, por medio del voto; en otras ocasiones, por intentonas subversivas, más o menos disimuladas o abiertas. ¡Cuántas toneladas de tinta y de papel se han gastado en propaganda para urdir patrañas en contra de la Revolución! ¡Cuántos sabios o seudosabios, desde sus cómodos gabinetes de estudio o desde el observatorio de su necedad, se han exprimido el cerebro para inventar teorías y forjas retorcidos argumentos en el intento de desacreditar a la Revolución, y con la esperanza de que con sus tesis alambicadas podrían deslumbrar al pueblo y desorientarlo! ¡Y qué equivocados han estado, precisamente porque no conocen al pueblo! Ese se ha mantenido fiel a los principios de la Revolución Mexicana porque ha encontrado en ellos las normas válidas para construir mejor su destino, para vivir con dignidad y con decoro, y para crear la patria soberana, que han anhelado quienes de un modo u otro han puesto, han sacrificado lo mejor de sí mismos en la fragua en donde se está forjando la nación.
En las últimas elecciones, el pueblo refrendó su consciente adhesión a los principios de la Revolución Mexicana, votando por Gustavo Díaz Ordaz. Todos fuimos testigos de ello; todos lo han reconocido. Lo dicen las cifras de la votación; lo dice la tranquilidad con que ha seguido viviendo el pueblo y con que ha seguido desenvolviéndose el ritmo de la vida nacional, sin contratiempos ni desasosiegos dentro de las instituciones creadas por la propia Revolución. Lo dijo la voz más autorizada de México: el Presidente Adolfo López Mateos (aplausos), cuando expresó desde esta tribuna que en los últimos comicios habían triunfado los candidatos de la tendencia revolucionaria, y que la Revolución Mexicana, su ideario y su programa seguirían orientando la vida nacional.
Sí, señor Presidente López Mateos: la Revolución seguirá organizando y rigiendo la vida del país desde el Palacio Nacional en los próximos seis años, con Gustavo Díaz Ordaz, como Presidente de la República; y que no se hagan ilusiones, que no sueñen; que no deliren quienes crean que el pueblo y Gustavo Díaz Ordaz podrían apartarse un ápice de ella en algún momento. (Aplausos.)
Ha reconocido el triunfo de Gustavo Díaz Ordaz, hablando de que su propio candidato no alcanzó la mayoría de votos, el partido que le fue antagónico en elecciones, según el documento que fue dado a conocer a la prensa en su oportunidad y que ha sido reproducido en esta ocasión.
Sólo queríamos hacer un brevísimo comentario acerca de ese escrito: no consideramos congruente que por un lado se reconozca el triunfo de Gustavo Díaz Ordaz, se considere que el resultado de la elección en favor suyo ha sido inobjetable y, por el otro, se impugne el proceso electoral en su conjunto, porque son dos partes consubstanciales, porque no se pueden separar una de la otro. Si el resultado ha sido inobjetable y veraz, el proceso mismo ha tenido también las mismas características. Que no se trate de regatearle al pueblo, que es el que ha hecho la elección en todo su proceso, el enorme mérito de haber participado en ella en diversas formas, porque no es justo, señores diputados, que si nosotros, que si los partidos políticos han convocado al pueblo, a acudir a la justa electoral que está ya por concluir; que si los campesinos y los obreros y todos los mexicanos acudieron a cumplir con su deber, manchemos ahora y pongamos en duda el concurso entusiasta y generoso de ese pueblo que acudió a cumplir con su obligación cívica. (Aplausos.)
Se repite, en ese mismo documento, el uso de los tres colores de nuestra bandera en el escudo de nuestro partido, colores adoptados desde que nació nuestra organización en 1929, con el nombre de Partido Nacional Revolucionario; pero yo quisiera decir que la verdadera mexicanidad de nuestro partido no está, en última instancia, en los colores de su escudo, sino en su ideario, en su programa y en sus principios.
Sin que esto implique chauvinismo, y que si el pueblo votó como ha votado por nuestro partido no es por los tres colores que ostenta nuestro emblema, sino por los principios que nuestro partido le ofrece al pueblo de México.
Igualmente, deseo hacer una brevísima referencia a la afirmación relativa al sostenimiento de nuestro partido. Nosotros ó no nos ponemos a investigar cómo se sostienen otros partidos, porque es cuestión de su régimen interno; pero lo que sí deseo afirmar es que, en última instancia, es el voto, es el pueblo, con sus votos, el que sostiene un partido, y que si un partido vive y triunfa y se desarrolla en la vida nacional, es por la justeza de sus principios y no por otras razones. (Aplausos.)
Gustavo Díaz Ordaz va a abrir una nueva etapa en la vida política de México y en el manejo de los asuntos del Estado, entre otras razones, por su lenguaje claro, preciso, tajante a veces, de una crudeza que puede molestar el oído de los cortesanos, pero que hará reflexionar siempre a los hombres sensatos de que es preferible usar ese vocabulario. No se andará él con medias tintas: hablará siempre con el lenguaje de la verdad, lo cual es muy saludable y muy necesario en nuestro país.
Díaz Ordaz es un hombre que prefiere perder un posible adherente personal por hablarle con un lenguaje descarnado, de la verdad, que ganarlo a base de usar el lenguaje mentiroso y adulterino de los simuladores. (Aplausos.) Entre otras razones, por esa característica suya, él pudo ganar la voluntad del pueblo, antes y en el curso de las elecciones de este pueblo nuestro que está ya cansado de la terminología ambigua de ciertos políticos, y que está deseoso de que se le digan las cosas con franqueza.
Con este lenguaje, y con otros atributos, estamos seguros, de que Gustavo Díaz Ordaz, si no liquidará definitivamente - porque eso es imposible, sobre todo en los límites de un sexenio -, sí va a quebrantar profundamente la demagogia ahí donde la demagogia aparezca; la simulación, donde ésta aflore, la inmoralidad política y administrativa, la oficial y la privada; porque las hay de las dos, y las dos son tan perjuiciosas y dañinas igualmente para la nación, ahí donde unas y otras surjan, y porque va también a demoler, en gran parte, la concupiscencia que desmoraliza a nuestro pueblo y va a acabar con otras cosas negativas de la vida nacional.
En su visita a Guelatao, Díaz Ordaz, en unas palabras que más que el tono de un discurso político tuvieron el fervor de una oración cívica, dijo, entre otros, este concepto, que yo quiero repetir aquí, para quienes no lo conozcan y para que lo recuerden los desmemoriados y que va a ser pauta indeclinable, inevitable, de su Gobierno. Dijo así Díaz Ordaz: "No se puede ser grande y hacer cada vez un festín de la vida. O se es grande, en cuyo caso la vida se entrega a la grandeza, o se es siervo de la simulación, de los carnavales."
Esta es una frase, señores diputados, que ha quedado inscrita, que debe quedar inscrita con letras de fuego, en la conciencia de la nación, porque seguramente va a ser norma del próximo gobierno el de Gustavo Díaz Ordaz. (Aplausos.)
Hay otro hecho que nos inspira una gran confianza respecto del próximo gobierno el de la ampliación del régimen democrático de la reforma electoral que ha entrado en vigor; porque la política va dejando de ser, cada día más, preocupación, interés y deseos de unos cuantos para convertirse en instrumentos de sectores cada vez mayoritarios por la participación más activa de las mujeres y de los hombres que están imprimiéndole a la vida política cambios no solamente cuantitativos, sino cualitativos; porque al crecer, como está creciendo también, y a todos nos consta, el sector que piensa, que discierne políticamente, vamos a tener en el futuro una opinión pública más vigorosa, más amplia, más vigilante y más crítica.
Para nosotros es muy importante la opinión de Díaz Ordaz sobre el sentido genuino que nuestro país debe tener en la política y sobre el juego democrático de los partidos políticos. Acerca de lo primero, en una declaración que hizo el 16 de octubre de 1961, dijo que: "El ejercicio sano de la política no estorba, sino que estimula el progreso del país"; pero que la actividad politiquera, y esto es una advertencia que muchos no deben olvidar, sí
causa grave daño a la nación; y sobre lo segundo, sobre la exigencia y sobre la participación de los diversos partidos políticos, expresó en esa misma fecha lo siguiente; dijo así: "Para el desarrollo político del país no es conveniente que exista un solo partido realmente fuerte, tampoco que se formen muchos, pero sí los necesarios para el progreso de nuestra democracia; en nuestro medio ha crecido el Partido de la Revolución, que no debe fraccionarse, pero sí sería de desear el que otros partidos también se fortalecieran. Nadie que tenga discernimiento político o simplemente que sea un hombre cuerdo, podrá dudar de lo justo y razonable de esta tesis de Díaz Ordaz. Por eso es pueril el empeño de quienes quieren reducir la vida política a solamente dos partidos, a solamente dos fuerzas.
En el siglo pasado y en parte del presente, debatieron efectivamente en el ámbito nacional exclusivamente dos fuerzas, porque este hecho arrancaba de una vieja tradición nacida en los inicios de nuestra vida independiente por el desarrollo incipiente del país y porque no habiendo verdaderos partidos políticos, sino movimientos políticos que son distintos, las distintas, las diversas opiniones, tenían necesariamente que fundarse en esas dos voces, pero a últimas fechas la sociedad mexicana ha crecido, se ha transformado, se ha enriquecido, y es absurdo pretender que solamente se escuchen en su seno dos voces, más absurdo y grotesco todavía que se escuche una sola voz.
La vida política del país y el sistema parlamentario no pueden constar de solamente dos o tres fuerzas porque ello reduciría la vida democrática del país. ¡Qué bueno que Gustavo Díaz Ordaz tenga acerca de este problema una idea clara y justa, porque ello augura que la reforma electoral y el desarrollo democrático de México seguirán su camino con el mismo alto espíritu que les ha infundido el Presidente Adolfo López Mateos! (Aplausos.)
Hay otros hechos en la vida nacional que nos hacen ver, no solamente con optimismo, sino con júbilo, el futuro inmediato de la nación. Uno de ellos es de que el funcionario público no pueda llevar una vida de molicie, de descanso, de pasividad y estamos seguros que Gustavo Díaz Ordaz, con su ejemplo de laboriosidad y de servicio, será el principal y será el primero en marcar el camino y la pauta en esta ruta que la nación ha anhelado durante tanto tiempo.
Díaz Ordaz ha prometido ser el Presidente de todos los mexicanos y seguramente así será. Esta concepción suya del ejercicio del poder responde a un imperativo de nuestra realidad, a un mandato de la Constitución y también a una tesis de la Revolución Mexicana. A estas alturas, cuando la nación reclama el esfuerzo de todos sus hijos para vencer los obstáculos de todo tipo, internos y externos, que se interponen en su camino, el gobierno no puede ni debe ser un gobierno faccioso, no lo ha sido durante el régimen de la Revolución, durante los últimos años de la Revolución, no puede ser el gobierno de unos cuantos, porque, como principio, como motor del desarrollo nacional, reduciría la zona de su influencia en el empeño de coordinar, de un modo planificado, el concurso y la actividad de las distintas fuerzas nacionales y, además porque si hiciera caso omiso de ciertos sectores sería injusto, se apartaría de la Constitución, porque ésta rige para todos los mexicanos y no estaría cumpliendo con uno de los principios de la Revolución Mexicana, que se hizo para amparar a todos los sectores de la población, incluso para algunos que le sean adversos, como lo dijo el propio licenciado Díaz Ordaz en el discurso de su protesta como candidato de nuestro partido, pero esto no quiere decir que el próximo gobierno, el gobierno de Díaz Ordaz, va a cerrar los ojos ante las profundas desigualdades que agobian a los mexicanos y, en aras de un ideal de igualitarismo, que resultaría inconcebible en nuestra época, aplicar la misma política social para todos los sectores. ¡No, evidentemente que no! Y Gustavo Díaz Ordaz, entiende, por fortuna, perfectamente bien, este problema: su pensamiento al respecto lo ha definido cuando dijo: "Que la Revolución Mexicana tiene que defender a los pobres, porque los ricos se defienden solos." (Aplausos.)
A cada quien, pues, dentro de las normas constitucionales y con los principios de la Revolución, va a procurar Gustavo Díaz Ordaz darle lo suyo, procurarle lo que necesita y lo que merece. Gustavo Díaz Ordaz será el Presidente de todos los mexicanos, pero no gobernará con una especie de eclecticismo político, sino con los ideales bien definidos de mexicano, consagrados, la mayoría de ellos, en la Constitución General de la República y con un sentido muy justo y muy claro del desarrollo de nuestro país. ¿Qué podríamos decir, señores diputados, de Díaz Ordaz como persona? Es un hombre austero, preparado, honesto, con una rectitud sin límites, infatigable en el trabajo, con una inmensa vocación de servicio, profundamente convencido de los ideales de la Revolución y, sobre todo, con las características de un hombre de su tiempo, de esta época en la que hay que marchar de acuerdo con la Historia.
Pero, dentro de la sobriedad de su carácter y de su energía para aplicar la ley, existe en el fondo un hombre profundamente humano que entiende y siente las grandezas y las pequeñeces de sus semejantes, que sabe compartir con el pueblo sus alegrías y sus dolores, que es una de las más grandes y verdaderas cualidades de todo verdadero estadista.
Para Díaz Ordaz el pueblo no es algo abstracto, no es un simple inventario de problemas y de necesidades producidos en números ni en cifras; no es tampoco un mero concepto sociológico, sino también un conglomerado formado de hombres de carne y hueso como él, sujetos a las múltiples vicisitudes de la existencia humana. Y es así, cómo Díaz Ordaz - yo estoy plenamente seguro de ello -, será inflexible para consignar a un funcionario prevaricador, será también lo suficientemente sensible para enjugar una lágrima o para llevar esperanza a un corazón desahuciado, y no es la actitud de un sentimentalista blandengue, sino de un hombre profundamente humano y todo ello sin mengua de los principios.
Dije que es un hombre de esta época que sabe cuál es el mundo en que vivimos y las obligaciones que todos tenemos ante la Humanidad de nuestro tiempo. Quiero reproducir unas breves frases de ese mismo extraordinario discurso que pronunció el 20 de noviembre de 1960:
"Sería suicida pretender encerrarnos -dijo- en los límites nacionales y tratar de alejarnos del mundo que nos rodea; aunque quisiéramos no podríamos hacerlo.
Del exterior llegarían imperiosos los llamados de la solidaridad humana y no podríamos desoírlos, a riesgo de morirnos de asco y vergüenza, porque de las páginas de nuestra Historia, fluyen incontenibles ideales de redención y libertad, que alientan en el mundo entero, y porque la causa primera de nuestra existencia es precisamente la libertad."
Como estadista de la Revolución Mexicana, Díaz Ordaz, y esto es otro signo promisorio para el futuro que el pueblo siente con enorme esperanza. como todos nosotros, fue la propia Revolución la que le dio la idea clara, madura, congruente, realista de nuestros problemas, de las líneas de nuestro desarrollo nacional y de nuestro orden.
Podría yo hacer a este respecto muchas citas de su pensamiento y de su ideario, pero yo no deseo prolongar esta intervención; sólo deseo recordar un concepto suyo, expresado en su tono tajante y claro, cuando reconoció que la reforma agraria, que el problema agrario es el más grave y angustioso de México, y después de explicar lo que debe ser la reforma agraria expresó ya, a título de una definición general, que ésta debe ser integral, porque de lo contrario ni es reforma ni es revolucionaria ni valdría la pena intentarla y estaríamos engañando a los campesinos ofreciéndoles otras cosas.
Díaz Ordaz, en su campaña política se empeñó en acudir a todos los sitios de nuestra Historia, a todos los lugares del territorio de la patria donde se ha escrito una página luminosa de nuestra historia, una página perdurable de nuestros héroes nacionales y se empeño, se esforzó también, por recordar el pensamiento de nuestros héroes. El mismo explicó las razones de su conducta. Dijo que "acudía a esos sitios y evocaba el pensamiento de nuestros próceres porque quería recoger ahí mayor inspiración, mayor fortaleza, mayor templanza para poder afrontar las responsabilidades que ya tenía con el pueblo en su condición de candidato y las que más tarde podrían devenirle, si el pueblo lo llevara - como lo va a llevar - a la Primera Magistratura del país". Y qué bueno que así lo haya hecho, porque para el pueblo, la historia, nuestra Historia, no es el conocimiento frío o más o menos erudito de los hechos que han configurado nuestro pasado, es algo más, el pueblo ve en nuestra Historia una legación viva, revitalizada todos los días, y desea que quienes nos dedicamos a la vida pública aprovechemos y apliquemos esa lección diaria de nuestra conducta. Y es también la Historia, para nuestro pueblo, una voz de orden, un mandato que quien desee gobernar a este país no puede desoír ni desobedecer.
Por eso, por ese sentido aleccionador de nuestra Historia, que late en la conciencia popular ante el problema de la sucesión gubernamental, que se nos plantea cada seis años, el pueblo de México quiere que todos los presidentes de la República sean como Benito Juárez (aplausos), que sepan, que sepan, como él, tener reciedumbre de carácter; que sepan, como él tener amor, tener fe en el pueblo que sepan, como él la supo tener, una visión clara y profunda del porvenir, y que sepan, sobre todo, defender a la patria en momentos aciagos, como la supo hacer Juárez, frente a sus enemigos de afuera y frente a los traidores de adentro. (Aplausos.)
Estamos a menos de tres meses de distancia de la transmisión del Poder Ejecutivo. Díaz Ordaz va abrir un nuevo capítulo de nuestra Historia al frente de un pueblo pujante, en pleno ascenso, cada día mejor organizado, y con una idea clara de cuál es su camino en la Historia; y al frente también de una nación, de un pueblo vigoroso, cada día más despierto, más vigilante, que desea marchar siempre hacia adelante, y que sabe también cuál es su camino y cuáles son sus metas.
Muy pronto va a recibir Gustavo Díaz Ordaz, de Adolfo López Mateos, la banda tricolor; la misma banda que ha cruzado el pecho de Benito Juárez, de Lerdo de Tejada, de Madero, de Carranza, de Obregón, y de todos los grandes conductores de México. Y va también a recibir, de manos de Adolfo López Mateos, la bandera de la Revolución Mexicana. Tenemos la plena seguridad, y todo el pueblo abriga la esperanza, de que Díaz Ordaz sabrá portar la una con supremo decoro, y de que sabrá enarbolar la otra, la bandera de la Revolución, con firmeza inquebrantable.
Que así sea, y así será para bien de México, de la patria y de todos sus hijos.
El C. secretario González Sáenz, Leopoldo: Por acuerdo de la Presidencia se consulta a la Asamblea, en votación económica, si se considera suficientemente discutido en lo general el proyecto de decreto que califica la elección presidencial del mes de julio del presente año. Los que estén de acuerdo sírvanse manifestarlo. Suficientemente discutido.
Se va a proceder a recoger la votación nominal, en lo general, para lo cual se ruega a los señores diputados que individualmente, y poniéndose sucesivamente de pie, expresen el sentido de su voto por la afirmativa o por la negativa, según el caso, como lo manda el Reglamento. Por la afirmativa.
El C. secretario Martínez Corbalá, Gonzalo: Por la negativa.
(Votación.)
El C. secretario González Sáenz, Leopoldo: ¿Falta algún ciudadano diputado de votar por la afirmativa?
El C. secretario Martínez Corbalá, Gonzalo: ¿Falta algún ciudadano diputado de votar por la negativa?
Se procede a recoger la votación de la Mesa.
(Votación.)
El C. secretario González Sáenz, Leopoldo: Fue aprobado el proyecto de decreto, en lo general, por unanimidad de 201 votos.
Está a discusión el proyecto de decreto en lo particular. Se va a dar lectura a cada uno de los 4 artículos que integran el proyecto de decreto para ponerlos en seguida, sucesivamente, a discusión.
"Artículo 1o. Son válidas las elecciones para Presidente de la República, celebradas el día 5 de julio del presente año."
Está discusión el artículo 1o. del decreto. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para la votación nominal.
"Artículo 2o. Es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, para el período que
comienza el 1o. de diciembre de 1964 y termina el treinta de noviembre de 1970, el C. Gustavo Díaz Ordaz."
Está a discusión el artículo 2. No habiendo quien haga uso de la palabra se reserva para la votación nominal.
"Artículo 3o. De conformidad con lo dispuesto, por el artículo 87 constitucional, el Presidente electo C. Gustavo Díaz Ordaz, se presentará ante el Congreso de la Unión, a otorgar la protesta de ley el 1o. de diciembre del año en curso."
Está a discusión el artículo 3o. No habiendo quien haga uso de la palabra, se reserva para la votación nominal.
"Artículo 4o. Publíquese y promúlguese por bando solemne en toda la República."
Está a discusión el artículo 4o. No habiendo quien haga uso de la palabra, se va a proceder a recoger la votación nominal; en lo particular, en la misma forma que se hizo para la votación general. Por la afirmativa.
El C. secretario Martínez Corbalá, Gonzalo: Por la negativa.
(Votación.)
El C. secretario González Sáenz, Leopoldo: ¿Falta algún ciudadano diputado de votar por la afirmativa?
El C. secretario Martínez Corbalá, Gonzalo: ¿Falta algún ciudadano diputado de votar por la negativa?
Se procede a recoger la votación de la Mesa.
(Votación.)
El C. secretario González Sáenz, Leopoldo: Por unanimidad de 201 votos fue aprobado en lo particular el proyecto de decreto. Pasa al ejecutivo para efectos constitucionales. Se invita a la honorable Asamblea y a todos los presentes a ponerse de pie.
- El C. Presidente:" La Cámara de Diputados del XLVI Congreso de la Unión, en uso de la facultad que le otorgan la fracción I del artículo 74 de la Constitución General, y el 126 de la Ley Federal Electoral, declara: "Es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, para el período que comienza el primero de diciembre de 1964, y termina el 30 de noviembre de 1970, el ciudadano Gustavo Díaz Ordaz." (Aplausos.)
II
El C. secretario Martínez Corbalá, Gonzalo: Se han designado las siguientes comisiones para participar esta declaratoria de la Cámara de Diputados, al C. Presidente de la República, los ciudadanos diputados:
"Luis Dantón Rodríguez, Abraham Aguilar Paniagua, María Zaleta de Elsner, Jacinto López, Juan Barragán, Felipe Gómez Mont y Secretario, Braulio Meraz Nevárez.
Comisión para participar al candidato electo: los integrantes de la gran Comisión: Secretaria diputada Diana Torres Ariceaga; igualmente se invita a todos los CC. diputados y senadores para incorporarse a la Gran Comisión.
Comisión para participar a la H. Cámara de Senadores: los CC. diputados Jorge Rubén Huerta, Raúl H. Lezama, Guillermo Molina Reyes, Celia Gallardo y Secretario, Leopoldo González Sáenz.
Comisión para participar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación: los CC. diputados Lauro Rendón Valdez, Pastor Murguía, Faustino Félix, Fidelia Sánchez de Mendiburu, Jorge Avila Blancas y Secretario, Gonzalo Martínez Corbalá."
III
- La C. secretaria Torres Ariceaga, Diana: Se va a dar lectura al acta de la sesión de Colegio Electoral celebrada por la Cámara de Diputados el día 8 de septiembre de 1964.
"Acta de la sesión de Colegio Electoral celebrada por la Cámara de Diputados del XLVI Congreso de la Unión, el día ocho de septiembre de mil novecientos sesenta y cuatro.
Presidencia del C. Manuel Gurría Ordóñez.
En la ciudad de México, a las doce horas del martes ocho de septiembre de mil novecientos sesenta y cuatro, con la misma asistencia de la sesión pública que acaba de celebrarse, se erige la Cámara de Diputados en Colegio Electoral, para conocer de Dictamen de la Gran Comisión acerca de las elecciones de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, celebradas el día cinco de julio último.
La Secretaría da lectura al dictamen de Gran Comisión que en su parte resolutiva contiene el siguiente proyecto de decreto:
"La Cámara de Diputados del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, en ejercicio de la facultad que le concede la fracción I, del artículo 74 de la Constitución Federal, declara:
Artículo primero. Son válidas las elecciones para Presidente de la República efectuadas el día cinco de julio del presente año.
Artículo segundo. Es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, para el período que comienza el primero de diciembre de mil novecientos sesenta y cuatro y termina el treinta de noviembre de mil novecientos setenta, el ciudadano Gustavo Díaz Ordaz.
Artículo tercero. De conformidad con lo dispuesto por el artículo 87 constitucional, el Presidente electo, ciudadano Gustavo Díaz Ordaz, se presentará ante el Congreso de la Unión, el primero de diciembre del año en curso, a otorgar la protesta de ley.
Artículo cuarto. Publíquese y promúlguese por bando solemne en toda la República."
Puesto a discusión el dictamen, en lo general, pronuncian discursos en apoyo del dictamen, los CC. Jorge Ricaud Rothiot, Juan Barragán Rodríguez, Abraham Aguilar Paniagua, Jorge Cruickshank García y Vicente Fuentes Díaz.
Se procedió a la votación nominal del dictamen, en lo general, resultando aprobados por unanimidad de 201 votos.
A discusión en lo particular el proyecto de decreto que consulta el dictamen. No habiendo quien haga uso de la palabra en un solo acto en votación nominal, se aprueban los cuatro artículos de que consta el proyecto por unanimidad de 201 votos.
Puestos de pie los ciudadanos diputados y los concurrentes a esta sesión, el C. Presidente hace la siguiente declaratoria:
"La Cámara de Diputados del XLVI Congreso de la Unión, en uso de la facultad que le otorgan la
fracción I del artículo 74 de la Constitución y el artículo 126 de la Ley Electoral Federal, declara: Es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos para el período que comienza el primero de diciembre de mil novecientos sesenta y cuatro y termina el treinta de noviembre de mil novecientos setenta, el C. Gustavo Díaz Ordaz."
La Secretaría declara que pasa el proyecto de decreto al Ejecutivo para efectos constitucionales.
Se designan comisiones para participar de la declaratoria de esta H. Cámara acerca de la elección presidencial, al C. Presidente de la República, al C. Gustavo Díaz Ordaz, al H. Senado de la República y a la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación.
A las 14.20 horas, se levanta la sesión."
Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, se pregunta, en votación económica, si se aprueba. Los que estén de acuerdo, sírvanse manifestarlo. Aprobada.
El C. Presidente (a las 14.20 horas): Se levanta la sesión y se cita para sesión de Cámara el próximo viernes 11 a las 11 horas.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y
"DIARIO DE LOS DEBATES"