Legislatura XLVII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19680906 - Número de Diario 5
(L47A2P1oN005F19680906.xml)Núm. Diario:5ENCABEZADO
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
XLVII LEGISLATURA
Registrado como artículo de 2a clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921.
AÑO II MÉXICO, D. F., VIERNES 6 DE SEPTIEMBRE DE 1968 TOMO II. - NÚMERO 5
SESIÓN ESPECIAL
SUMARIO
Apertura
De la sesión especial celebrada por la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, con el exclusivo objeto de analizar el Cuarto Informe de Gobierno de C. licenciado Gustavo Díaz Ordaz, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, rendido ante la Representación Nacional, el día primero de septiembre del año en curso
Intervenciones
Del C. Adrián Tiburcio González, del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana
Del C. Manuel González Hinojosa, del Partido Acción Nacional
Del C. Ezequiel Rodríguez Arcos, del Partido Popular Socialista
Del C. Renaldo Guzmán Orozco, del Partido Revolucionario Institucional. Se levanta la sesión
DEBATE
PRESIDENCIA DEL C. JOSÉ DE LAS FUENTES RODRÍGUEZ
(Asistencia de 168 ciudadanos diputados.)
- El C. presidente (a las 12:05 horas): Se abre la sesión.
El C. presidente: Me permito informar a la honorable asamblea que han solicitado a esta presidencia el uso de la palabra, para comentar el IV Informe de Gobierno rendido por el ciudadano licenciado Gustavo Díaz Ordaz, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, los siguientes diputados: Adrián Tiburcio González, Manuel González Hinojosa, Ezequiel Rodríguez Arcos y Renaldo Guzmán Orozco. En tal virtud, se concede la palabra al C. diputado Adrián Tiburcio González.
- El C. Tiburcio González, Adrián:
"Señor presidente, señores diputados:
Mi partido, me ha distinguido, para que en su nombre y en el de mis compañeros de Cámara, haga un resumen del Informe que rindió ante el honorable Congreso el señor Presidente de la República. Ante todo, solicito de vosotros vuestra venia, perdonando los yerros que seguramente tendrá esta disertación, solicitando que me concedan la gracia abusando de la hidalguía y benevolencia que caracteriza a todos ustedes para conseguir ese perdón y tal parece que lo estoy consiguiendo porque flota el aire en este recinto que acaricia mis mejillas.
Hacer un resumen del contenido del Informe anual, para después valorarlo, es una modalidad que ha adquirido carta de naturalización en la Cámara de Diputados, a manera de un comentario en el que los partidos oponentes del que retiene el poder, tenemos la oportunidad de exponer -fuera de un protocolo rígido, como antes lo hizo el presidente de la propia Cámara José de las Fuentes Rodríguez - nuestra opinión sobre los actos de gobierno en el período que acaba de transcurrir.
Es el libre juego de los partidos en la política de la nación lo que permite, no una crítica acerba que desde todo punto de vista sería considerada inoperante, sino el enjuiciamiento respetuoso y ponderado de los actos del Poder Ejecutivo de la Unión, la hacemos con el ánimo de construir, frente a frente, los partidos que tienen vida legal reconocida y para definir opiniones.
Mi partido: el Auténtico de la Revolución Mexicana, considera que es una oportunidad que otorga sólo una sistema democrático, de la que aquí hacemos uso y que -ventilar las opiniones diversas -, para el efecto de encontrar soluciones creativas a los problemas de la República, es un acto razonable; así pues, al referirme -como debo hacerlo - a la gestión del Presidente Díaz Ordaz, lo haré con el comedimiento correspondiente a quien - en una elección por demás pura, limpia - supo polarizar el consentimiento de la gran mayoría de los electores de la nación. Mi personal admiración por la obra del estadista, queda necesariamente escondida - pero no negada -, para dar paso al discernimiento de lo que contuvo en mencionado Informe.
Lisa y llanamente dicho, estimo que el año de labores en las que se empeñó el Presidente, fue fecundo, pleno de realizaciones con las que la nación va forjando, paso a paso, el futuro de bienestar que por ahora sólo advertimos; es un callado hacer de todos los días, firme en la decisión con la que el pueblo, trabaja bajo la guía de uno de los gobernantes más dinámicos y equilibrados que
haya dado México: No desmaya en el propósito, no ceja para conseguir las metas que se programó y tesoneramente persigue la realización cabal de todo aquello que prometió al pueblo; vigor que pone, el carácter admirable con el que acomete toda obra, aunque aparezca como por encima de las posibilidades, infunde seguridad en sus colaboradores y anima al propio pueblo, que responde a su conductor con ejemplar laboriosidad.
Lo que hemos progresado en un año, aumentando la producción de bienes que ya va alcanzando la solución de las necesidades nacionales quedó pormenorizado en cifras dadas a conocer a la República por medio de su Informe: que nuestra economía crece rítmica y acompasadamente, no es un hecho que esté sujeto a discusión, es -por lo contrario - una realidad concluyente de tanta veracidad que por lo que nos debemos preocupar ahora, es ajustarla a sus propios límites y no envanecernos, ni dejarnos guiar por aquellos que nos loan sin tasa ni medida.
Hoy es cuando debemos ser más sensatos que nunca; el ejemplo de austera sinceridad que nos dio el Presidente de la República, al rendir cuenta al Congreso respecto del cuarto año de labores de su gobierno, informando del estado que guardan los asuntos públicos de la nación, es una pauta segura.
Hay un proceso de desarrollo en el que vamos escalando con seguridad, las distintas etapas del mismo y por lo tanto, carecemos todavía de la holgura que sólo vendrá después. Prosperidad y abundancia, son aún cosas del futuro, cercano si se quiere, pero que -al fin y al cabo - está en lo por venir, siempre que trabajemos los mexicanos con entereza de quienes saben, que con un esfuerzo sostenido, venceremos a los enemigos tradicionales: el hambre, la ignorancia y, en suma, a la pobreza.
No debemos ofuscarnos, menos aún, desalentarnos por una deformación de nuestras realidades; todavía somos una nación pobre que lucha con denuedo para forjar su desarrollo económico. De lo que carecemos se puede formar una lista que sobrepasa al renglón de las necesidades ya satisfechas; no estamos en la abundancia que muchos necios suponen y se vuelven lenguas, exagerando como vulgarmente suele decirse, de quien habla más de los que es cuerdo hacerlo, cuando lo indicado sería que comprendiéramos la fase de la evolución económica, en la que por ahora nos hallamos colocados y procediéramos en consonancia con las exigencias actuales. Ni desesperanzas, ni falsas alegrías, sino confianza en nuestro poder de realización, así como urgencia de unirnos para lograr metas que nos son comunes; entereza para labrar sin descanso nuestro propio destino.
Recordemos que sólo la extraordinaria habilidad del hombre que conduce a la República, pudo hacer posible que México sorteara todas las dificultades, sin demérito de proseguir su desarrollo, a las que el mundo se enfrentó al devalorarse la moneda inglesa; las exigencias por la convertibilidad del dólar norteamericano en oro y el compromiso de la nación para mantener el precio de este metal y la libre disposición del mismo, fueron satisfechas, con el consiguiente beneplácito y creciente confianza internacional en la estabilidad de nuestra propia moneda, comprobándose que el manejo de las finanzas de México, reúne la doble condición de habilidad y honestidad, dejando bien sentado el prestigio que el gobierno del Presidente Díaz Ordaz, tiene ya en los círculos extranjeros.
Las reservas en divisas extranjeras han seguido en constante aumento, propiciando una rítmica importación de lo que es indispensable para lograr el desarrollo, sin romper el equilibrio que debe guardar la balanza de pagos, de tal manera que nuestras exportaciones sobrepasen, si no un desahogo excesivo, sí lo suficiente, a las importaciones; hay margen para variaciones imprevisibles o sorpresivas, no se marcha sino con la debida cautela, porque un mundo cambiante como es el de la actualidad podría volvernos de revés, dando el traste con cuanto hemos hecho a través de no pocos sacrificios.
La ponderación es manifiesta en la política hacendaria que ha impreso a su gobierno el Presidente Díaz Ordaz, y el éxito de su colaborador más inmediato en estos asuntos, el secretario de Hacienda licenciado Antonio Ortiz Mena, fue plenamente reconocido en su Informe, por el primer Magistrado de la Nación. También los aciertos del director general de nuestra más importante empresa de carácter nacional - Petróleos Mexicanos - fueron objeto de una especial mención en el Informe; lo puso de relieve para confirmar - según nuestra particular opinión - cuánta es la trascendencia que en la vida de la nación tienen los recursos minerales citados y que una atinada administración de los mismos, da incuestionables impulsos a nuestra economía, acelerando el desarrollo en este campo de la actividad humana. La mención de la Administración de Petróleos no fue pues, sino un acto de justicia, reconociendo la capacidad y la diligencia en la acción.
Muchos otros lo son, en igual medida que los señalados; pero sería prolijo si me refiriera a cada uno de ellos y desvirtuaría el propósito de comentar, en lo general, el referido Informe. Me atendré, mejor, a ir entresacando del mismo, lo que a mi juicio es más relevado, sin dejar de hacer la salvedad que antes consigné.
Dicho está que nuestro desarrollo en lo social, a consecuencias de lo poco que hemos logrado en el aspecto particular de lo meramente económico, no es - ni por mucho que deseáramos aumentar el tamaño de lo que es al realidad - sino incipiente; esto no es sólo un concepto de nuestro partido, más bien expresado, resulta ser la operación justa, que los entendidos en estas cuestiones de la Sociología, en relación con la Economía Política, tienen de lo que es hoy la verdad del proceso evolutivo de la nación. La opinión fue compartida en su Informe, por el propio Presidente de la República, quien no gusta de las ambigüedades y por su honestidad mental, merece un grandioso aplauso que rubrique la aceptación del hecho en sí.
Del aludido desarrollo social al que calificamos de incipiente, derivan los desajustes de los distintos grupos humanos con los que se integra la comunidad; aquellos de los que ciertamente tienen el privilegio de instruirse con entera libertad, en los centros de Educación Superior, han venido sufriendo las consecuencias del estado de evolución social por el que pasamos todos los habitantes de la República. Se afirma, y con razón, que si
entendieran bien la situación real por la que hoy atraviesa la nación, convendrían - cuando menos en esto: no somos un país rico, pero hacemos posible - por ser justo que la juventud que lo merezca, se le colme de medios para que se capacite en los citados centros de Educación Superior.
Pero, ¿ qué es lo que han hecho las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México con el subsidio siempre "in crecendo" que el pueblo les entrega por conducto de su gobierno ? De años acá, la Universidad entrega a la República profesionistas en número siempre mucho menor en relación a los inscritos; las personas serias que han examinado los problemas universitarios de México, dudan de la cabal capacitación de nuestros profesionistas y, lo que de cierto se ha comprobado, es una deserción escolar alarmante.
Hay plétora de estudiantes en las aulas universitarias, víctimas de una improvisación, donde debiera campear la más rigurosa planeación científica y también técnica; pero la Universidad es Autónoma y como tal sus autoridades disponen de la rentabilidad de su patrimonio, así como del subsidio con el que la apoya la nación por conducto de su gobierno; en las aulas donde debiera haber un máximo de cincuenta estudiantes, recibiendo cátedra de un profesor titular de la misma, auxiliado por un asistente de ella, doscientos alumnos, y en ocasiones más, se apretujan sin el menor respeto para ellos y sus maestros; pasar lista de presentes resulta todo un problema y el catedrático ni siquiera llega a identificar con seguridad a sus alumnos, menos enseñarles sus conocimientos, y en suma, su labor de orientador de la juventud, queda definitivamente marginada.
Ante esa realidad, lo que debería asombrarnos es que una parte considerable de ellos no repruebe en sus exámenes, desertando después, o se vuelva un fósil universitario que adquiere la peor de las costumbres, porque, frustrado vive engañándose y engañando a los demás; si la Universidad tiene más alumnos de los que vulgarmente se les conoce como destripados, sobrepasando éstos al número de los regulares, nadie debe extrañarse de que los sucesos recientes hayan tenido lugar en esta misma capital de la República, porque ya antes, cuando aún no se registraba una sublevación estudiantil fuera de los recintos universitarios, en ellos, o mejor dicho, dentro de los mismos recintos, fueron capaces de secuestrar a su propio rector y en un acto insólito en los anales históricos de la Universidad, lo obligaron a renunciar a su cargo, amagándolo de muerte como sólo podrían haberlo hecho los rufianes. Las turbas multitudinarias encanallecen a sus mismos componentes y es mejor siempre salirles al paso antes de que los acontecimientos nos embarren de oprobio y uso de las fuerzas para restablecer el orden público.
Reconociendo que el sistema de Educación no llena la función a la que debe servir - de modo tan amplio como se deseara - el Presidente pidió que sea reestructurado a fondo y si mal no interpretamos su requerimiento, mi partido supone que en estrecha concordancia con la autonomía de la Universidad debemos los legisladores velar por los derechos de todos y ver que la Universidad y el Instituto Politécnico Nacional -al que también el Presidente propone su autonomía - integren un solo sistema y no rebasen sus posibilidades presupuestarias.
Es ciertamente lesivo para la nación, que los más altos centros educativos se conviertan en refugio de los demagogos profesionales y sean ellos los que perviertan a sus propios discípulos, empleando los esfuerzos del pueblo para modelar una juventud que va a atacar en sus cimientos a la República.
Si permitimos que aquellos que han equivocado la noble función del magisterio, prosperen, estamos cavando la tumba de las instituciones democráticas que creó la Revolución; debemos desenmascarar a quienes están agazapados, supuesto que si bien es cierto que tales especímenes humanos, guardan forma de alimañas, no menos verdadero es el hecho de que también se han convertido en fieras de la sociedad y la atacan con tanta saña, como grande es el rencor que produjo su frustración.
En manos de ellos la Universidad ha ido de más a menos, ahogándose en el sobrecupo de sus aulas y no lo han hecho sin saber lo que hacían -por inocente error - sino en persecución del fin supremo de todo anarquista, que es la disolución de la sociedad presente, minando el concepto de autoridad. Debemos entender que aún no somos una nación rica y que por lo tanto, sería preferible que formásemos menos profesionistas con la más alta capacitación académica posible, que propiciar la graduación de mediocres y el gran número de estudiantes que fracasan.
Alegaron aquellos que creen encontrar una represión ilegítima por la manifestación de sus ideas, que tanto el gobierno del Presidente Miguel Alemán que legalizó el concepto jurídico de delito de Disolución Social, como los otros posteriores a él, que lo han mantenido, han venido cometiendo desacatos a la Constitución en su capítulo de las Garantías Individuales; son las mismas personas a las que antes me he referido, calificándolas de demagogos incrustados en la Universidad. Tienen miedo de ver contenida su actividad, en los cauces de por sí estrechos, de una Ley Penal; desean una libérrima acción, cuyos actos particulares no sean punibles, aun a pesar de que estos vayan contra la estructura jurídica que nos permite hacer uso de las libertades que aseguran las garantías constitucionales. Convencieron a los propios estudiantes universitarios y del Instituto Politécnico que participaron en los sucesos de abierta rebeldía, de los que antes hice mención, para que fueran sus voceros y de esta manera congraciarse con la opinión pública. De los jóvenes nunca podríamos pensar, aviesas y encubiertas intenciones.
El Presidente de la República en su Informe, no eludió el examen de la reclamación; el Primer Magistrado de la Nación está obligado moralmente, a no pensar mal de nadie ni a prejuzgar las peticiones, menos las de los jóvenes universitarios unidos a los del Instituto Politécnico. Somos nosotros los miembros del Congreso de la Unión quienes debemos llamar a una encuesta de carácter nacional, para que con la ayuda de los expertos en la ciencia del derecho, se precise la legitimidad constitucional del delito debatido. De este asunto tenemos la satisfacción los miembros de mi partido de haber comprobado que la Gran Comisión de esta H. Cámara, ha tomado las providencias para que llegue a buen término lo que ha sugerido el ciudadano Presidente de la República, para escuchar la voz del pueblo en torno a tan interesante tema.
Una vez más vimos confirmada la invariable tesis mexicana de respeto absoluto a la voluntad de los demás pueblos para darse la forma de vida y estructura política que deseen.
Nos sentimos todos - de ello estoy seguro - hondamente impresionados cuando el señor Presidente de la República dijo con voz vibrante de emoción: "A los checoslovacos, y sólo a los checoslovacos corresponde decidir acerca de su forma de gobierno, y en general sobre su futuro, sin interferencia alguna, directa o indirecta, abierta u oculta, que provenga del exterior."
Por todo lo expuesto, mi partido desea desde esta elevada Tribuna de la Nación, felicitar al señor Presidente Díaz Ordaz por su mensaje lleno de hondura, de calor humano y sentido de responsabilidad. Muchas gracias (aplausos)."
El C. presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Manuel González Hinojosa.
- El C. González Hinojosa, Manuel:
"Señor presidente, señores diputados:
Al comentar el IV Informe Presidencial, Acción Nacional no pretende agotar todos los temas en él abordados. Simplemente se concreta a expresar su opinión sobre algunas cuestiones que juzga de particular interés nacional.
En el capítulo de política interior, el Presidente informó que se celebraron elecciones municipales en catorce estados, de diputados en trece y de gobernadores en seis.
En algunas de esas elecciones, los candidatos de Acción Nacional obtuvieron mayoría de votos, y sin embargo fueron desconocidos sus triunfos. Este desconocimiento constituye un lamentable retroceso en la evolución política del país, afecta profundamente las instituciones democráticas y el régimen de derecho de la nación, produce inseguridad y descontento y mina muy gravemente el prestigio de la autoridad.
Aun cuando en el informe se omite toda consideración al respecto, en otra parte del documento se habla de la democracia, los partidos políticos y los procesos electorales.
Es verdad que en el perfeccionamiento de nuestra democracia tienen una función primordial y una grave responsabilidad los partidos políticos nacionales; pero no se puede pasar por alto que los partidos minoritarios, y en especial el que representa la oposición, si hasta ahora no han asumido a plenitud su función y cumplido su responsabilidad en tan esencial tarea, se ha debido a los numerosos y en muchos casos insuperables obstáculos con que insiste en tratar de paralizarlos el partido mayoritario, que se ostenta y actúa como partido oficial y, peor aún, como partido - gobierno, lo que equivale a decir partido antidemocrático, que sólo tolera la oposición en cuanto no pone en peligro su monopolio político. Un partido genuinamente democrático, cede ante el opositor cuando éste, por voluntad del pueblo expresada en elecciones honradas, lo supera. Una disposición tal, jamás la ha tenido en México el partido oficial.
También es verdad que es obligación de todos los partidos, no sólo del mayoritario, esforzarse en el progreso cívico, lo cual muy mal se compagina con el mantenimiento de sistemas de afiliación forzada de obreros, campesinos y empleados públicos, control de electores, falsificaciones, robos e imposiciones de leyes de excepción expedidas para despojar de legítimos triunfos a la oposición. Esos procedimientos usuales del partido - gobierno, sólo sirven para desalentar a los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos y para fortalecer un monopolio que es característico de autocracias y no de regímenes democráticos, entre los cuales se pretende ubicar el sistema mexicano.
Coincidimos en que la libre discusión de las ideas, por contrapuestas que ellas sean no sólo no entorpece el progreso de la nación, sino que lo acelera y enriquece, pues es muy cierto que sólo teme a otras ideas quien desconfía de las propias. ¿ Por qué, entonces, esa política de puertas cerradas y de desconocimiento de triunfos legítimos, que es la forma más burda de cerrar el acceso al poder a la oposición y de negarse a una integración pluralista y democrática del gobierno ?
Dice el Presidente que habiendo medios para hacer oposición legal, no hay razón v lida para realizar oposición ilegal o subversiva. Exacto. Sólo habría que aclarar que cuando el partido - gobierno cambia a su arbitrio la ley para impedir actividades lícitas de la oposición o para despojarla de victorias inobjetables, como sucedió en Baja California, incurre en formas tiránicas del poder que incitan a los ciudadanos a recurrir a otras formas ajenas al ejercicio pacífico de sus derechos a través de los partidos políticos. Y en tal supuesto, el subversivo no es el pueblo sino quien a tales extremos lo orilla.
Por otra parte, la realidad demuestra que de nada sirve que haya medios para hacer oposición legal, pues ni se respetan ni mucho menos se intenta mejorarlos y nada se logra con agotarlos. A la oposición parece no querérsele dejar más opción que el sometimiento o la rebeldía; pero Acción Nacional ha roto el dilema, porque ni se somete ni se rebela, sino que mantiene, apoyado cada día más por el pueblo, su exigencia de respeto a la ley y de reformas a fondo del sistema político.
Afirma el Presidente que "los casos de excepción de procesos electorales en que hemos demostrado inmadurez o hemos retrocedido cívicamente, no destruye la regla general de que son muchos los hechos positivos y pocos los negativos, en el camino de nuestra consolidación democrática". Desgraciadamente para México, este juicio no corresponde a la realidad, pues aparte de que el partido - gobierno controla todos los organismos encargados de la preparación, vigilancia y calificación de las elecciones, no pueden considerarse `casos de excepción' los retrocesos políticos ocurridos en cinco estados durante los últimos seis meses, y que culminaron en el desconocimiento de triunfos electorales de candidatos de Acción Nacional.
El subdesarrollo político en que sigue el país, ciertamente no es atribuible a los partidos minoritarios, obstaculizados para participar en todos los procesos electorales, a nivel municipal, estatal o federal, sino fundamentalmente a la acción perturbadora del gobierno y su partido, que en verdad parecen empeñados en alejar a los ciudadanos, definitivamente, de las casillas electorales.
El Presidente dijo que `no hay mexicano insignificante en la tarea de forjar el futuro de la Nación' y que es `bienvenida toda inconformidad que se produzca al calor del eterno anhelo de renovación y de justicia'. De acuerdo; pero la
realidad prueba que para el grupo en el poder sí hay mexicanos insignificantes a los cuales se niega, incluso, hasta la sola posibilidad de estar inspirados en esa inconformidad producida por el "eterno anhelo de renovación y de justicia", como se negó a millares y millares de ciudadanos en Baja California, Chihuahua, Michoacán, Durango y Guanajuato, al violarse pública y ostentosamente su voluntad expresada en votos.
Coincide Acción Nacional en la definición del diálogo y de las condiciones necesarias para que sea positivo, expresada por el Presidente. Pero considera que debe complementarse: el diálogo que tiene como función esencial que las partes conozcan sus respectivos puntos de vista, con ánimo de entenderse respecto a sus coincidencias y respetar sus fundadas discrepancias, es muy valioso en sí mismo, es privilegio de seres humanos cultos, pero no es todo: si el diálogo no se traduce en normas de conducta congruentes, resulta inútil.
Estamos de acuerdo, por ejemplo, en la necesidad de dar vigencia a las instituciones democráticas y en que debe de haber limpieza electoral. El gobierno en más de una ocasión ha ofrecido depurar procedimientos electorales y el pueblo ha creído y participa en las elecciones, pero con demasiada frecuencia comprueba la violenta contradicción entre los ofrecimientos y la realidad. Se amañan las elecciones, el sufragio no es efectivo, no se da curso a las instancias legales, se amenaza y se calumnia, se reprimen y atropellan los derechos ciudadanos; se pide la intervención de autoridades superiores y no sólo nada resuelven, sino que hasta niegan la audiencia.
Es este caso se encuentran las recientes elecciones de Baja California, en las que Acción Nacional demostró haber ganado con muy amplios márgenes, superando todas las ventajas del partido - gobierno, en seis de nueve distritos y en los municipios de Mexicali y Tijuana. Sólo fue reconocido el triunfo en un distrito y se anularon, ilegalmente, las elecciones municipales ganadas. No ha sido posible corregir este atropello por ninguno de los medios lícitos, estando pendiente de resolver la instancia interpuesta ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Pasando a otra materia, en múltiples ocasiones se ha señalado que se acelera la ejecución del programa agrario y que está por terminarse el reparto de tierras; asimismo públicamente, en los últimos años, la imposibilidad de dotar a todas las personas capacitadas que han solicitado tierras y las dificultades para realizar una Reforma Agraria Integral.
En realidad, el problema del campo sigue presentando en México aspectos muy graves:
Actualmente la población rural es aproximadamente de 22 millones, equivalente a un poco menos del 50 porciento de la población total. La población ejidal está ubicada en alrededor de 20,000 núcleos, donde residen unos 2.200,000 ejidatarios, que con sus familiares suman 8.000,000 de habitantes. El resto de la población rural, integrada por comunidades agrarias, pequeños propietarios y jornaleros, suman en números redondos 7.000,000, que poseen cuando menos 1.250,000 predios menores de 100 hectáreas y aproximadamente 100,000 predios de 100 o más hectáreas según el censo de 1960, datos que en 1968, seguramente acusarán una mayor subdivisión de la tierra no ejidal. Alrededor del 33 por ciento de la población no podrá ser dotada, por falta de tierras útiles.
La distribución de la tierra en las condiciones descritas, revela por una parte la extinción casi total de los latifundios y, por la otra, la existencia de un minifundios ejidal y no ejidal notoriamente adverso a la explotación y aprovechamiento eficaz de los recursos renovables.
La situación económica de la población rural, es sumamente precaria, como se ve por estos datos censales de 1960, el 46 por ciento tenía ingresos mensuales inferiores a 300 pesos, con promedio ponderado de 168 pesos; el 39 por ciento, de 300 a 750 pesos, con promedio de 459; el 9 por ciento, arriba de 750 pesos, y un 6 por ciento no tenía ningún ingreso.
El gobierno ha iniciado actividades tendientes a robustecer la economía de la población rural - y vale destacar en este aspecto el programa, técnicamente bien elaborado, de pequeña irrigación -, pero en general la acción gubernamental ha sido lenta e insuficiente, en relación con las apremiantes necesidades del país.
Es evidente la necesidad de revisar la política agraria y darle una sólida orientación, para canalizar el esfuerzo de todos los mexicanos a la solución de este angustioso problema. Debe pensarse en la modificación de su estructura jurídica y formularse un plan de desarrollo por zonas, que permita, fundamentalmente, disminuir la población dedicada a actividades agropecuarias, de modo que los ejidatarios, comuneros y minifundistas que sigan dedicados a la explotación del campo lo puedan hacer en forma más productiva, para lograr su liberación económica, social y política, y que los que abandonen el campo lo hagan con la seguridad de empleo en otras fuentes de producción.
Es urgente, además, hallar formas jurídicas simples y eficaces de asociación de ejidatarios, comuneros y minifundistas, para contrarrestar los nocivos efectos del minifundio.
La canalización de créditos de los sectores público y privado al campo no ser efectiva, mientras no aumente la productividad individual o colectiva de los campesinos, y tampoco ser posible un aumento considerable de inversiones destinadas a obras indispensables de infraestructuras o para capital de trabajo, si no se opera esa reestructuración de la política agraria y de sus instituciones jurídicas.
Por último, es necesario fortalecer y dar plena seguridad jurídica a la pequeña propiedad inafectable, pues de 1.350,000 predios no ejidales registrados en 1960, según datos de 1967, sólo tienen certificado de inafectabilidad 126,000. La pequeña propiedad inafectable es base de sustentación de una economía agrícola independiente y robusta.
A los datos macroscópicos del problema consignados a grandes rasgos en los párrafos precedentes, han de agregarse otros de suma importancia, como son los relativos a las carencias educativas en el medio rural, la falta de técnicos y prácticos experimentados, la falta de comunicaciones, que presenta aspectos positivamente desalentadores: de los 88,300 centros de población rural consignados en los censos de 1960, sólo estaban comunicados 10.370.
A la imperiosa necesidad de que todos los mexicanos participemos en la resolución del problema del campo, sólo se sigue oponiendo el tabú de una reforma agraria esgrimida por el gobierno como uno más de sus monopolios.
El Informe hace referencia a la actividad económica y al desarrollo, a propósito de diversos temas y en distintos capítulos. Los datos concretos son insuficientes, a veces confusos o imprecisos y faltan datos comparativos. Naturalmente, en algunos aspectos el Informe ser complementado con la cuenta pública, pero es deseable una mejor estructura de la materia económica, recapitulado referencias dispersas.
El incremento del producto nacional bruto superó en 2.9 por ciento el incremento de la población, superando también el mínimo fijado en Punta del Este. Sin embargo, aunque ha continuado nuestro desarrollo, no han aumentado su ritmo y la superación de su tasa mínima no debe satisfacernos en un año de estímulos económicos extraordinarios.
El Informe precisa que la economía de los países de América Latina tuvo evolución poco satisfactoria. Es un hecho que si el ritmo de crecimiento de países como el nuestro, está muy lejos de igualar el de países altamente industrializados. Ha seguido creciendo la distancia que separa a las naciones ricas de las pobres, y la tendencia actual agravar esta injusta situación. Es cada vez más urgente la modificación sustancial de las estructuras económicas mundiales, y son plausibles y deben continuarse los esfuerzos del gobierno de México a este respecto, particularmente por lo que toca a la creación y fortalecimiento de los mercados y organismos latinoamericanos, pero también urge una revisión sincera y a fondo de nuestra política económica.
Según el Informe, el valor de nuestras exportaciones en 1967 se redujo y en cambio aumentó el de las importaciones. De acuerdo con datos del Banco de Comercio Exterior, el déficit en la balanza de pagos en cuenta corriente es del orden de 6,000 millones de pesos. El Informe asegura que en 1968 ha habido recuperación en nuestras exportaciones de ganadería y de industrias extractivas y de transformación, pero no menciona la recuperación global ni la situación de las importaciones para comparar.
El Informe expresa que la deuda pública del Gobierno Federal es de 42,393 millones de pesos, lo que significa que aumentó en más de 5,000 millones respecto a la de 1966. La deuda externa del sector Público a un año a más de plazo - no se alude a los créditos con vencimientos menores - es de 2,176 millones de Dls., 300 millones más que la de 1966. Tampoco se menciona el importe del servicio de la deuda exterior, que para este año se calcula en más de 7,000 millones de pesos. Es correcto que el financiamiento externo sea complementario de los recursos internos y que se procure su diversificación y su inversión en actividades altamente productivas; pero los datos presentados no permiten el conocimiento real de la situación financiera del país.
El ingreso del Gobierno Federal fue de 23,183 millones de pesos y sus gastos de 27,379 millones, con un déficit de 4,196 millones. La proyectada reforma administrativa debe apresurarse para que, como lo dice el Informe, los recursos humanos y materiales del Estado se utilicen con el máximo de la eficiencia posible.
La reforma administrativa es particularmente urgente tratándose de organismos descentralizados y empresas de participación estatal, pues a pesar del control financiero éstas tuvieron erogaciones por 38,318 millones de pesos e ingresos por 35,639 millones, lo que arroja un déficit de 2,639 millones de pesos.
El déficit total del sector público fue de 6,835 millones de pesos. En estas condiciones, es laudable el esfuerzo por reducir el costo de las instalaciones olímpicas y por recuperar parte importante de la inversión.
La situación de la balanza de pagos y el déficit presupuestal, deben superarse para mantener la estabilidad del peso, que ha contribuido al prestigio de México y a su progreso.
La distribución de la inversión pública para 1968, es satisfactoria y a este respecto indica el Informe que los trabajos de planeación permanentes y los sistemas con que se formulan, están en constante revisión que se elabora ya el programa coordinado de acción del sector público para el período 1971-75 que, atendiendo a sus resultados, servir para orientar la política que impulse el desarrollo. Este programa debe ser conocido por el Congreso de la Unión, y resulta indispensable modificar el actual sistema de presupuestos anuales, para adecuarlos al programa de desarrollo general.
El Informe reconoce que es aún muy injusta la distribución del ingreso nacional, situación que se agrava porque el incremento de ese ingreso apenas supera las metas mínimas. Este fenómeno debe preocuparnos, puesto que según estudios recientes, hay una tendencia a la reducción de la clase media, de empleados y obreros, consecuencia del encarecimiento de los artículos que consume.
Urge replantear la política proteccionista de la industria nacional, que ha tenido como consecuencia el encarecimiento, frecuentemente injustificado, de muchos productos. Hay casos en los que el encarecimiento de la manufactura local es de cinco o diez veces mayor que el importe de salarios y materias primas. En casos así, los aranceles sirven de cómplices a los especuladores y dañan al consumidor.
Al mismo tiempo, es necesario pensar en nuevas formas de redistribución del ingreso que, sin lesionar el estímulo de las ganancias legítimas, establezcan las bases para una economía más generosa y más humana para las grandes mayorías.
Es de hacer notar la ausencia, en el Informe, de datos relativos a la inversión extranjera en México, que durante el ejercicio ha sido tema para más de un pronunciamiento oficial y privado.
El movimiento promovido y sostenido por estudiantes, con motivaciones propias o incitados y capitalizados por fuerzas que aun después del Informe siguen indefinidas, ha rebasado los límites estudiantiles y pugna por metas sociales y políticas.
Consideramos que no basta la calidad estudiantil de la mayor parte de los participantes en un movimiento, para atribuir a éste naturaleza universitaria o politécnica definida. Es evidente que ha faltado la formulación de metas estrictamente estudiantiles y, por consiguiente, la subordinación del movimiento en sus diversos aspectos a tales fines. El objetivo político preeminente del
movimiento señala, por una parte, la importancia que tienen en la conciencia estudiantil los factores políticos en todos los campos de la vida nacional y, por la otra, la convicción de que las instituciones y los medios políticos establecidos por nuestra Constitución, no sirven para gestionar la solución de los problemas que, con mayor o menor profundidad, inquietan al estudiantado. Concepción errónea, porque no son las instituciones y los medios políticos institucionales los que han fallado, sino los encargados de velar por su vigencia y eficacia.
Se ha políticado a la Universidad, en el sentido de subordinarla parcialmente a intereses y proyectos de determinados políticos, que creen encontrar en el estudiantado el apoyo y el personal necesarios para realizar planes particulares o partidistas. El respaldo que algunos maestros y algunos grupos estudiantiles prestan a tales ambiciones políticas, explica en parte la inquietud de los estudiantes y señala la necesidad de llevar el respeto a la autonomía universitaria, hasta la eliminación de esta forma de corrupción de las instituciones estudiantiles.
En las metas oficiales del movimiento, no se ha insistido con suficiente vigor en la reforma de la educación y de las instituciones de enseñanza que, de acuerdo con las exigencias de la autonomía académica, administrativa, legislativa y moral, compete a los miembros de las comunidades escolares.
Las exigencias del movimiento estudiantil, que fueron evolucionando rápidamente hacia planteamientos medularmente políticos, y hacia la violencia atizada por una serie de circunstancias, ponen de manifiesto ante todo, las consecuencias de un sistema político y social incapaz de dar confianza a los ciudadanos, y menos a los jóvenes, en la vigencia práctica de la democracia, en la eficacia real de los caminos legales y pacíficos y en la autenticidad de las instituciones educativas y ocupacionales. Además, los excesos en la represión por parte de la policía y el ejército, en los casos extremos a que se dejaron llegar los inicialmente intrascendentes desórdenes estudiantiles, no puedan subsanar la grave ausencia de autoridad y de prestigio moral de un régimen.
La decisión de mantenerse en el poder como sea y contra quien sea, con apariencias legales o sin ellas, puede infundir miedo y paralizar manifestaciones violentas, pero por sí sola ni merece, ni puede lograr el respeto y la adhesión moral de las conciencias.
Es más fácil oponer una resistencia violenta a la violencia, que hacer valer la autoridad moral del gobierno, la cual tendría que haberse conquistado con hechos positivos de respeto a las instituciones democráticas y de apego firme al derecho y a la justicia. La verdadera democracia no es ni puede ser el simple predominio del fuerte sobre el débil, sino la convivencia ordenada que se basa en el respeto a la dignidad de las personas, a la autoridad y los procedimientos legales, cuya eficacia conste verdaderamente a la conciencia de los ciudadanos.
Por lo demás, no se presentó en el Informe un análisis completo del movimiento estudiantil en sus diversas etapas, de manera que el pueblo todo pudiera fundar un criterio. Siguen oscuros su origen, sus directores efectivos, sus fuentes de financiamiento y las metas que persigue a corto y a largo plazo. Las autoridades hablaron inicialmente de que se, trataba de una `conjura comunista contra México'. Es preciso que se deslinde la responsabilidad de quienes efectivamente quieren dañar a México, para distinguirlos de la inmensa mayoría de los estudiantes y ciudadanos que participan en las manifestaciones de protesta y persigan metas necesarias.
La reiteración del propósito de promover el reconocimiento legal de la ciudadanía a los 18 años, debe servir como oportunidad para reformar leyes y procedimientos electorales, para que la actividad política de los jóvenes no desemboque, a más temprana edad, en la desilusion, el cinismo o la violencia. Mantener una ordenada, una permanente exigencia de hacer eficaz la estructura democrática teórica, establecida por la Constitución, es luchar por hacer realidad las más nobles aspiraciones de los mexicanos. Y en esta tarea urge la presencia renovadora y din mica de la juventud.
Toca a las autoridades universitarias y políticas encauzar a la juventud, en estos momentos de inquietud, abriéndose al dialogo sincero y humano, comprensivo y civilizado, y sin la presión de las armas ni la presión de la violencia, para en primer término deslindar los problemas netamente educativos de los políticos, y en segundo término demostrar que los cauces del derecho son eficaces y que el gobierno se propone seguirlos y, si es necesario, como lo apuntó el Presidente en el Informe, mejorarlos totalmente.
Un sincero esfuerzo por comprender las auténticas inquietudes juveniles, distinguiéndolas de la conspiración, la subversión y la rebelión patrocinadas por fuerzas ajenas a los centros educativos, sería un firme estímulo a la juventud para que abandone intentos negativos o destructores y encuentre sus propios medios legítimos de actividad y persiga metas valiosas para la comunidad de que forman parte.
Juzgar globalmente el problema y hacer general el juicio condenatorio contra todo descontento, es sumar o empujar a causas innobles a muchos jóvenes, que conocen y quieren otras opciones de mayor altura.
En su Informe, el señor Presidente reconoció - y esto quizá es lo más valioso del documento y el fruto trascendente del movimiento estudiantil - la necesidad urgente de realizar una reforma educativa a fondo, y convocó a todos los mexicanos a ese esfuerzo. Celebramos sin reticencias esta buena disposición. Acción Nacional ha pedido incansablemente la revisión del sistema educativo y su reforma, sin haber sido hasta ahora escuchado. Como en otras materias de suma trascendencia, prevaleció el criterio partidista y dogmático de los que han pretendido enseñorarse no sólo del poder, sino hasta de las conciencias.
Por supuesto, la educación ha de tender sinceramente a la formación integral de los educandos, sin deformaciones cientificistas reconociendo plenamente la libertad para elegir el tipo de educación que los padres quieran dar a sus hijos, de acuerdo con los sistemas pedagógicos más adecuados a los distintos niveles de la enseñanza, y a través de profesores moral y técnicamente preparados.
Acción Nacional, al comentar en los anteriores términos algunos aspectos del IV Informe
Presidencial, rubrica su siempre firme propósito de dejar un testimonio de su profundo interés en todo lo que alguna manera afecta la vida de esta patria a todos común (aplausos).
El C. Presidente: Se concede la palabra al ciudadano diputado Ezequiel Rodríguez Arcos.
- El C. Rodríguez Arcos, Ezequiel:
Señor Presidente.
Señoras y señores diputados:
Por mandato de la Dirección Nacional de mi Partido - El Partido Popular Socialista - su Fracción Parlamentaria, por mi conducto, quiere expresar su opinión sobre algunos de los capítulos más importantes del IV Informe del Presidente de la República, licenciado Gustavo Díaz Ordaz, presentado al Congreso de la Unión el primero de septiembre.
Es imposible ahora analizar punto por punto la parte relativa al desarrollo económico de nuestro país, a los problemas del campo y a la política internacional de México. Todos ellos merecen juicios serenos y profundos, y habrá oportunidad para hacerlos en el curso de la labor de la XLVII Legislatura del Congreso, de la cual formamos parte.
Es muy satisfactorio para todos los sectores de la sociedad mexicana, que luchan por desarrollar a nuestro país con independencia del extranjero, por aumentar sus fuerzas productivas y por abrir nuevas plazas de trabajo para miles de mexicanos que carecen de ocupación, las afirmaciones del Ejecutivo, principalmente éstas: el fortalecimiento del sector público; las reformas que necesita la Administración; el ejercicio de la facultad que el Estado le corresponde en el proceso de la economía, de acuerdo con la Constitución de la República; el éxito de la industria petrolera nacionalizada, base del crecimiento económico ulterior, a partir de 1938; la defensa de nuestros precios de exportación y de los precios de nuestras importaciones; la orientación de la producción agropecuaria; la necesidad de liquidar los latifundios; la intervención del Estado en la industria forestal: la labor de la CONASUPO que contribuye a elevar el nivel de vida de las masas rurales; la obra de los bancos del Estado para llevar crédito a las masas rurales más contribuir al mantenimiento de la paz internacional; la realización de los juegos Olímpicos, compromiso de la nación ante el mundo entero, que es también repudio a la discriminación racial y un paso en favor de la paz internacional.
Estas afirmaciones rotundas del Presidente de la República, que significan que no habrá pasos atrás en el camino por el movimiento revolucionario de nuestro país, haciendo del Estado el factor decisivo en nuestro crecimiento, son de una importancia extraordinaria, y el Partido Popular Socialista las aplaude sin reservas.
Aumentar la producción de la electricidad; buscar nuevas reservas para el petróleo ante el consumo creciente; el hallazgo de hidrocarburos de nuevos Estados de la República; la explotación de los recursos petrolíferos en la Plataforma Continental; el impulso a la petroquímica básicas y secundaria; el plan de diez años para el aumento de la electricidad, que representa ya, además de su enorme significación económica, servicios sociales para sus trabajadores; la substitución del petróleo por carbón para la industria energética; la defensa de nuestros recursos minerales no renovables; el crecimiento de la red de carreteras modernas y de las comunicaciones; la extensión cada día mayor de los servicios de salubridad y asistencia; la obra de la educación popular; la ampliación del mar territorial a 12 millas de distancia de la costa. Todo esto, más interés de mantener firme el peso mexicano, le dan al Informe del Presidente el carácter de un programa que rebasa los límites de este sexenio. Y esto es importante, porque la continuidad de la obra constructiva es la mejor para seguir adelante.
El Presidente de la República se ha referido de un modo extenso a los conflictos que han ocurrido en la capital de la República en los últimos meses. El tono amistoso y polémico, al mismo tiempo, que ha empleado; su deseo de que el conflicto concluya de una manera positiva para el pueblo y para la nación, es un augurio de que esta cuestión puede ser resuelta en muy poco tiempo.
El respeto a la autonomía universitaria, reiterada una vez más en el Informe, es una demostración de la preocupación sincera del Jefe del gobierno porque las instituciones superiores de la enseñanza, de la formación profesional, de la investigación científica y de la cultura cuenten con todos los recursos necesarios para cumplir con su alta tarea.
Nadie en nuestro país, independientemente de las ideas políticas que sustente, puede levantarse en contra de la libertad académica, de la organización interna y de la facultad de nombrar y remover a los catedráticos de acuerdo con los reglamentos vigentes, porque sólo en un clima de independencia puede florecer la enseñanza y se puede realizar la preparación de los nuevos cuadros, que dentro o fuera del Estado en pocos años se encontrarán al frente de los destinos de México.
El Informe del Presidente plantea la cuestión relativa a la autonomía del Instituto Politécnico Nacional. Este asunto ser motivo de consulta; pero desde hoy el partido Popular Socialista plantea una interrogación: si al Estado le corresponde, como su principal impulsor, el desarrollo de la economía nacional; si se crean constantemente organismos descentralizados de servicios públicos, que han llegado a ser los pilares sobre los cuales descansa el desarrollo contemporáneo de México: ¿ no corresponde también al Estado formar los obreros calificados, los técnicos medios y los técnicos de tipo superior para ponerlos en concordancia con el desarrollo económico ? ¿ No sería altamente perjudicial que los intereses privados pudieran manejar la formación de los técnicos en todos los niveles al margen de las normas de nuestro desarrollo ? Habrá ocasión, sin duda, para que la diputación del Partido Popular Socialista exponga ampliamente su opinión a este respecto.
El Partido Popular Socialista faltaría a su convicción de servir al movimiento revolucionario de nuestro país si no expusiera con toda franqueza sus preocupaciones en cuanto a la situación política por la que atravesamos. El año próximo de 1969 es el último para que el Presidente Gustavo Díaz Ordaz realice las obras materiales, sociales y políticas que habrán de dar cima a su labor. Porque el siguientete, el de 1970, ser un año de luchas políticas intensas y el de la sucesión presidencial. Quienes crean que resuelto el conflicto estudiantil volveremos a la tranquilidad de que nuestra patria disfrutaba antes de ese conflicto, se equivocan.
Cuando afirmábamos en el Manifiesto del PPS, del 6 de agosto, que existe una conjura contra México, señalábamos un peligro real y no ficticio. Algunos de los hechos recientes lo confirman.
Los enemigos de adentro y de afuera de nuestro país, en la medida en que se acerque el término constitucional del mandato del Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, aumentarán su labor subversiva. Hoy aprovechan el conflicto estudiantil. Mañana, ser otro conflicto o una serie de pretextos cualesquiera para tratar de capitalizarlos y crear una atmósfera de tensión que tenga como propósito no sólo levantarle obstáculos a la obra del Jefe del gobierno, sino principalmente hacer difícil el cambio de los poderes.
No se ataca al Presidente Gustavo Díaz Ordaz por lo negativo que tenga la obra que ha realizado, sino por lo positivo que ha hecho. Las fuerzas reaccionarias de adentro y de afuera tratarán de que la obra v lida del actual Presidente de la República se rectifique. A lo que aspiran las fuerzas contrarrevolucionarias, no importa el nombre que ostenten, es, por lo menos, a que el futuro Presidente de la República sea un individuo que llegue a transacciones previas o posteriores con los adversarios de nuestro desarrollo histórico independiente, y a que el gobierno rectifique la política internacional propia que ha merecido el respeto de todos los países del mundo.
Hoy son rumores perjudiciales; atropellos incalificables y cobardes a los particulares y a los vehículos que transportan a trabajadores. Pero mañana se intentarán actos semejantes o más peligrosos todavía. Llevar a nuestro país a la anarquía; sembrar el terror; crear un ambiente de inseguridad en la que peligre la vida, el honor y los bienes de los mexicanos; desprestigiar a México ante el extranjero; todo esto está en juego.
Que el régimen actual que prevalece en nuestro país, como lo afirma el Presidente de la República en su Informe, debe reformarse, es incuestionable. El Partido Popular Socialista mira al pasado para aprender las experiencias de nuestro pueblo. Lucha en la actualidad por contribuir al desarrollo autónomo de nuestro país; pero mira al futuro. No oculta que desea el advenimiento del socialismo ¿ Cómo ? Por la vía creada por la Revolución Mexicana.
Es muy fácil pronunciarse en contra de todo lo que existe sin señalar un camino concreto para alcanzar estadios superiores del desarrollo. Pero la historia no comienza cada seis años ni cada año ni cada mes ni cada día. La muestra comenzó en 1810, como nación independiente, y desde entonces, sin solución de continuidad, con esfuerzos, enormes de su pueblo, con sacrificios heroicos y colectivos, ha seguido su ascenso. Toda inconformidad, a juicio del Partido Popular Socialista; toda protesta, toda oposición, deben ir aparejadas de formas para reemplazar lo negativo por lo positivo. De otra manera, la crítica es estéril, porque se destruye para construir en el acto algo mejor; pero sabiendo en qué consiste lo nuevo y cómo hay que lograrlo.
Es verdad que cada generación es una nueva promoción humana, diferente a las anteriores. Y que lo mismo en México que en los demás países de la tierra la juventud, de un modo inconsciente o instintivo, se hace eco de las inconformidades populares; pero debe precisar cuándo y de qué modo han de producirse los saltos en el proceso histórico, saltos de cantidad a calidad. Porque la política es una ciencia y no una aventura.
Pero, además, porque ningún sector social, por importante que sea, como los intelectuales y los jóvenes, se puede atribuir la dirección del proceso humano. Para el Partido Popular Socialista es la clase obrera, con sus aliados lógicos -los campesinos, los intelectuales y los jóvenes -, la única que puede hacer los grandes cambios que nuestro país necesita.
Aplaudimos por esa razón la ciudadanía a los 18 años de edad, demanda que el PPS ha sostenido desde que nació hace veinte años. Antes sostuvimos el voto para la mujer. Cuando el Código Penal fue reformado en sus artículos 145 y 145 bis, dándole un sentido contrario al que tuvo como ley de emergencia durante la Segunda Guerra Mundial, luchamos solos durante largos años. No nos proponíamos, ni hoy tampoco, dejar al Estado expuesto a propósitos de conquista o de subversión providentes del extranjero. Nuestra repulsa para esos preceptos provenía de que su redacción atenta no sólo contra las normas del derecho público, sino contra las garantías que establece la Carta Magna como base y objeto de las instituciones sociales.
Es honrado decir que el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, en los cuatro años que han corrido de su Administración, nunca ha aplicado el delito llamado de disolución social a ninguna persona. Hay que corregir su texto para ponerlo en concordancia con las normas supremas de la vida política y jurídica de la nación. También en concordancia con estas normas supremas deben ser resueltos los casos de los presos políticos.
Estamos de acuerdo en que la oposición debe ser legal y que no debe ser insurreccional. Porque sólo una revolución puede cambiar el orden establecido para reemplazar a la clase social que gobierna por una clase social más avanzada. Pero en las condiciones actuales de nuestro país ese momento no ha llegado. No existen ni condiciones objetivas ni subjetivas para una revolución.
Por eso el Partido Popular Socialista se ha pronunciado en numerosas ocasiones contra todo intento de guerra civil, que no podría concluir con una victoria de las fuerzas de la izquierda en esta hora, sino al revés: con un triunfo de las fuerzas rectificadoras de la Revolución Mexicana.
El Partido Popular Socialista, ante estos peligros reales y no imaginarios, llama la atención a todas las fuerzas patrióticas, democráticas y revolucionarias de nuestro país para cerrar filas y hacer imposible los propósitos de las fuerzas contrarrevolucionarias.
Se ha hecho eso en el pasado en condiciones difíciles con un éxito muy grande. Los patriotas, los partidarios de la vida democrática, los revolucionarios de México no deben confiar, sino vivir vigilantes y en lucha común cada uno de ellos, por conducto de los organismos políticos a los que pertenezcan. Pero todos juntos.
Si la clase obrera. Si los campesinos. Si los maestros de escuela. Si los trabajadores del Estado. Si los profesionistas y técnicos. Si los estudiantes y los jóvenes que trabajan. Si los intelectuales y artistas capaces de vibrar en servicio del futuro de esta hora de transición histórica se juntan. Si le cierran las puertas a los elementos contrarrevolucionarios, nuestro país podrá continuar su marcha ascendente.
Esta no es la hora de cerrar los ojos ante el porvenir inmediato y al futuro lejano. Es tiempo de abrirlos muy bien. Dentro de unos días llegar el momento para examinar el desarrollo de México y proponer medidas para acelerarlo. También para contribuir a la reforma educativa. Para impulsar la Reforma Agraria y tomar medidas audaces para elevar el nivel de vida de las masas rústicas. Y para hacer posible la ampliación de la educación del pueblo. Pero el momento es el de proseguir nuestro camino, el camino mexicano, oyendo al mundo y sintiéndolo como parte que de él somos.
El Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, presentó un Informe extraordinario por su honradez, por su valentía, por su comprensión de los grandes problemas de nuestra patria y del mundo. Sólo los obcecados, los que manejan la ilusión o los que se dejan llevar por las fuerzas ocultas que mueven la antipatria, pueden escatimar al jefe del gobierno estos calificativos.
El Partido Popular Socialista es un partido de la oposición. Pero no de la oposición por la oposición, como lo hemos dicho sin cansancio, porque una actitud así no tiene sentido. Está en la oposición contra el régimen social que prevalece y quiere contribuir a cambiarlo por otro mejor. Posee una línea estratégica y t ctica que todos conocen y que surge de nuestra situación de país todavía peligrosamente influido por las fuerzas del imperialismo norteamericano. Los imbéciles nos llaman partido apéndice del gobierno. Pero nosotros sabemos muy bien que somos factor del advenimiento de un sistema de vida en el que haya desaparecido la explotación del hombre.
Llamamos a la unidad de los únicos que pueden seguir construyendo una patria mejor. A la unidad de los limpios, no de los que medran en el poder; de los que luchan con pasión por ideales superiores a sus intereses individuales. De todos los que trabajan por la paz del mundo, sin la cual nada es posible, no sólo construir, ni siquiera plantear el mañana.
El Partido Popular Socialista mira con optimismo lo que está delante de nosotros, a condición de la unidad de los mejores mexicanos. Los miembros del Partido Popular Socialista pertenecemos a los mexicanos de este tiempo y del futuro de nuestra patria y del mundo." (Aplausos.)
El C. Presidente: Se concede la palabra al ciudadano diputado doctor Renaldo Guzmán Orozco.
- El C. Guzmán Orozco, Renaldo:
Ciudadanos diputados:
El día 1o de septiembre tuvimos ocasión de escuchar, por medio de las palabras presidenciales, los resultados del esfuerzo nacional en el último año. Los hechos y los objetivos alcanzados respaldan un balance particularmente positivo y dan pie a la multiplicación de las tareas que exige el continuado desarrollo del país, con la fe, la firmeza y la generosidad que el pueblo dedica a la conquista de su propio bienestar, a la consolidación de las instituciones que él mismo se dio, amparado en sus derechos y en la justicia de su causa.
México ha crecido, indudablemente. El fruto del trabajo del Ejecutivo Federal al servicio de los intereses populares y al de la colectividad nacional son el testimonio más contundente de que, antes que cualquier otra circunstancia y a pesar de las contingencias que se presenten, el país está dispuesto a seguir adelante, con la esperanza cierta, que sólo dan las realidades alcanzadas, para seguir construyendo, para defender el sentido justiciero de la vida y para afianzar el porvenir que ha de tocar al quehacer de las nuevas generaciones.
Con franqueza extraordinaria, propia de su carácter, oímos al ciudadano Presidente de la República señalar metas cumplidas, nuevas ambiciones, imperiosas necesidades por satisfacer viejos problemas que aún no están resueltos y problemas actuales cuya resonancia escucha y comprende y ante los cuales, con decisión inequívoca, se explica y enfrenta con el único propósito de cumplir con su deber y de servir no a un sector determinado sino a la nación en su conjunto.
Bastaría observar lo que ocurre en otros países en vías de desarrollo - inclusive en algunos países hermanos de la América Latina - para apreciar las dificultades crecientes que se presentan para mantener una tasa socialmente conveniente en el crecimiento económico. La eficacia de las políticas de desarrollo está a prueba en todas partes. Cada hijo nuevo en cada familia obliga a mayores gastos y exige nuevos ingresos. Se acrecienta la demanda de trabajo y se hacen más patentes las urgencias de cambio social y de nivel de vida. Existe un mecanismo francamente perceptible de necesidades que crean a su vez otras necesidades de distinto rango y de diverso anhelo y, entre nosotros los mexicanos, sacrificados tantas veces en el curso de nuestra historia, esta voluntad de progreso, de bienestar, de libertad y de justicia social, adquiere una particular significación.
No obstante las contingencias internacionales de los doce últimos meses. A pesar de que nuestros mercados del exterior retribuyen menos nuestro trabajo y hacemos frente a la elevación de los precios de todo lo que tenemos que adquirir fuera del territorio para impulsar el desarrollo del país, el producto nacional bruto, en términos reales, creció en 6.4% en 1967, con un margen superior en 2.9% al incremento de la población. Más alto en 1.4% a la tasa fijada como meta en Punta del Este para las naciones latinoamericanas y en demasía, también, del objetivo que se fijó, durante su campaña presidencial, el ciudadano Gustavo Díaz Ordaz.
La Revolución de 1910 pronto hizo comprender que el ideal de las palabras, la nobleza de los principios, el remedio a las necesidades concretas, sólo se obtiene con recursos. Crear primero la riqueza para poder distribuirla después, implica contar con hombres capaces y con medios materiales suficientes para lograrla. No basta, de ninguna manera, con declarar que el pueblo deba ser libre, como sería impropio hablar de democracia sin ciudadanos y como resultaría absurdo construir un humanismo sobre esclavos. Cuando nuestra revolución se inició, se dio el mercado contraste de tener muy poco, necesitándolo todo. Quizá ésta es la mejor explicación de la explosión social que la originó, de la injusticia en que nació nuestra aspiración a la justicia y de la voluntad de nuestro pueblo de forjar su propia liberación.
Quién ignora, ciudadanos diputados, que el ascenso de México ha sido conseguido paso a paso, y que, en ocasiones, la intromisión de los intereses antinacionales, internos, obligó a hacer lenta nuestra marcha. Pero siempre ha acontecido - y esto es la mejor garantía en lo futuro - que ante la presión de ambiciones estériles ha
prevalecido la fuerza de los principio que son norma suprema de nuestra vida: nuestra vocación por la libertad y nuestra invicta pasión por la independencia y la justicia.
Definir derechos. Hacer imperantes las leyes. Establecer y convenir las responsabilidades individuales y colectivas; armonizar las inestabilidades transitorias con un destino que a nadie, en singular, pertenece, como lo expone el Presidente Díaz Ordaz en su informe, son el fruto, ardua y afanosamente obtenido, de la solidaridad nacional.
No ha existido, en consecuencia, tregua alguna. Ante peligros constantes, de mayor o menor significación, hemos vivido. No en vano estamos habituados a la lucha y todo lo que México tiene en su haber social, humano y material, así lo ha conseguido. Cada cifra escueta del Informe Presidencial es un resultado venturoso de esa lucha. Un paso adelante. Una batalla que se gana a las carencias y a las privaciones populares.
La estabilidad de nuestra moneda traduce la eficacia de la política económica del Ejecutivo Federal y se cimenta en la tenacidad de un trabajo compartido por los sectores productivos del país. Al ver la suerte que han sufrido otras monedas de países en estadios muy superiores de desarrollo, se comprenderán las tendencias negativas a que México ha tenido que hacer frente, y si se ha podido seguir adelante, entre otras razones, es porque se ha seguido una conducta que toma en cuenta las posibilidades reales y a ellas se limita. Se ha ido disponiendo de lo que se tiene, sin caer en la ilusión de disponer de lo que aún no se produce o aún no se posee. El propósito es el de avanzar con solidez y concertar la acción del gobierno con las posibilidades económicas que están sanamente a su alcance, a fin de que el bienestar que es factible extender, sea permanente y no transitorio.
Los esfuerzos del trabajo urbano y los del campo han sido más productivos, y por tanto, más remuneradores. A su vez, los significativos aumentos de la producción industrial y agropecuaria, revelan la amplitud de horizontes del camino elegido. La acción coordinada del sector público y de la iniciativa privada, así como la de la pequeña propiedad agrícola y el sector ejidal, permitió netos y muy importantes resultados.
Además, en apoyo del progreso general, en el presente año la inversión pública aprobada alcanza la cifra de 25 mil 500 millones de pesos. De ello, expresó el Presidente de la República, se destina el 24.6% a obras de beneficio social, el 38.4% al desarrollo de las industrias del sector público, el 23.5% a transportes y comunicaciones, el 12% al fomento agropecuario y pesquero y sólo 1.5% a equipos e instalaciones para administración y defensa.
Para los diputados del Partido Revolucionario Institucional adquiere un especial significado la forma abierta y clara con que fue expuesta por el Presidente Días Ordaz la Acción Agraria del Gobierno Federal. Es manifiesto el propósito de terminar, en cuanto sea posible, el reparto de la tierra disponible -incluida la de latifundios que en diversas formas se ocultan o intentan resurgir- al mismo tiempo se amplían los recursos que el desarrollo agrícola exige para continuar la promoción eficaz de la transformación de la vida en el campo, verdadera meta de la Reforma Agraria Integral.
La justicia social a los campesinos es la tarea fundamental del régimen y debe ser preocupación de los trabajadores del país, por convergencia de propósitos y designios; de los profesionales y estudiantes por convicción natural de los sectores financieros, bancarios y comerciales del país entero, porque de la ventura o desventura de los hombres del campo dependen la realización de las aspiraciones de un pueblo que no se resigna, que no declina, que no transige y que no renuncia a la vida a que todo hombre tiene el derecho de vivir y la obligación de crear.
Si así no fuera: ¿en dónde se inspiraría nuestra política exterior, fiel desde el principio, a la justicia y al derecho? ¿Qué valor tendrían las vidas sacrificadas, los heroísmos y las privaciones, la miseria y el despojo impuestos y nunca consentidos?
La conducta internacional de México ha sido siempre definida aunque la circunstancia histórica traduzca de uno a otro tiempo, diversos acontecimientos. El Presidente Días Ordaz, fiel al pueblo que sirve, así nos lo manifiesta. Como hoy Checoslovaquia y ayer Cuba, el respeto a la voluntad de los pueblos y de las soberanías nacionales, fue y será nuestra norma indeclinable (aplausos.)
Con particular beneplácito tomamos nota del texto del informe presidencial, cuando asienta que el 28 de octubre de 1967 se efectuó la entrega física de la parte de El Chamizal que corresponde a nuestro país (aplausos), reconociendo nosotros en ella la solución pacífica de una controversia entre dos pueblos y dos gobiernos amigos y vecinos.
Igualmente reconocemos toda la importancia de la decisión presidencial al firmar el decreto que declara mar territorial la parte del Golfo de California que se encuentra al norte de la cadena de islas formada por las de Tiburón, San Esteban y San Lorenzo, aprobando el dictamen de la Comisión Intersecretarial, específicamente constituida al efecto, que propuso la aplicación del sistema de 'líneas de base', reconocido en la convención sobre mar territorial y zona contigua, incorporado a la Legislación de México, y con fundamento en la fracción V del artículo 42 constitucional.
La significación del Decreto aludido adquiere su completo valor cuando el Ejecutivo Federal declaró que, si a pesar de ser mero ejercicio de nuestra soberanía, fuere impugnada la decisión de México, el gobierno se esforzaría por defenderla con la razón y el derecho, ya que es justa y acorde con los principio del derecho internacional los preceptos de la citada convención y los precedentes en la materia (aplausos).
Al hablar del perfeccionamiento de nuestra democracia, el ciudadano Presidente de la República manifestó que los diversos pasos que han conducido a dar una mayor participación en la cosa pública a las corrientes políticas que difieren del modo de pensar del gobierno, son frutos de la madurez que va alcanzando el pueblo y que la Revolución ha tenido el acierto de recolectar. A este propósito -agregó- que, 'los casos de excepción, en que hemos demostrado inmadurez o hemos retrocedido, no destruyen la validez de la regla general: -precisando- son muchos los hechos positivos y pocos los negativos'.
Tiene razón el Presidente de la República.
Cuando la oposición ha obtenido triunfos limpios, se les han reconocido, como lo comprueban entre
otros los casos de Mérida y Hermosillo (aplausos). Cuando como país que avanza en la democracia, surgen incidentes y problemas que aparentemente contradicen el progreso democrático lo cierto es que la responsabilidad es de los partidos contendientes, que no encauzan debidamente a sus partidarios y sus actitudes, y que, con esto, provocan situaciones irregulares.
En Tijuana y Mexicali, donde hubo anulación de las elecciones, nosotros creemos que la oposición llevó la responsabilidad en tales hechos (aplausos), pero podríamos pasarnos horas y días discutiendo, echándonos la culpa unos a otros, sin que llegásemos a ponernos de acuerdo. Estimamos que lo importante es que los partidos reconozcan sus errores y que sobre sus intereses particulares en un caso determinado, contribuyan al perfeccionamiento de la democracia y al progreso de nuestra país (aplausos).
Señores diputados: El Partido Revolucionario Institucional no ha rehuido, no rehuye, ni rehuirá discutir con todo detenimiento, con todo detalle y con toda profundidad éste o cualquier otro punto que deseen los otros partidos políticos en el país (aplausos).
Pero los diputados de mi partido pensamos que una sesión dedicada a comentar el Informe Presidencial no es el momento oportuno para entrar a discutir situaciones aisladas, electorales o de cualquier otra índole (aplausos).
Posteriormente, cuando sea oportuno, en alguna sesión ordinaria, como antes dije, discutiremos éste o cualquier otro punto que los demás partidos deseen (aplausos).
Esta sesión no es de debate. Sin embargo, hay un punto que no puedo dejar pasar por alto. En buena parte los alegatos del Partido Acción Nacional sobre el caso electoral de Baja California se basan fundamentalmente en un supuesto triunfo electoral que nunca obtuvieron (aplausos).
Pacifista, conciliador, respetuoso del derecho ajeno, hospitalario, México está listo a recibir, en misión de confraternidad, a los deportistas que vendrán a competir en los Juegos de la XIX Olimpiada. Las obras materiales están ya listas para entrar en operación en la fecha inaugural. La complejidad de los servicios que exigió la necesidad de preparar y organizar, también está cumplida y cumplirá asimismo el pueblo de México solidario de los anhelos, de los pueblos del mundo, en una convivencia internacional que excluya las amenazas, destrucciones, la angustia, la intolerancia, el predominio y la opresión.
Concordia y paz son los lemas de los XIX Juegos Olímpicos. Comprensión y entendimiento es lo que piden los pueblos del mundo.
Entre nosotros se dispone a entrar a la escena nacional, la tercera generación después de 1910. Diferencias entre una y otra generación. En principio, toda generación es fiel a ella misma, sin intereses que la liguen juzga y prejuzga, deambula en una zona en que la voluntad y la decisión parecen estar al alcance de la mano. Presiente ser la posibilidad más espontánea y sincera que imagina resolverlo todo.
Pero cada nueva generación debe tener presente esta simple evidencia el joven con el tiempo trabaja por el joven del mañana. El hijo de hoy se esfuerza por el hijo que nacerá más tarde. Así fue ayer, así es hoy y así será en lo futuro.
La esperanza de renovación está en la juventud. De su amplitud de miras y de la generosidad de su esfuerzo depende el que el ahora de cualquier circunstancia histórica fructifique en el mañana.
Tal es la cuestión. ¿Por qué entonces el problema actual en la capital del país? ¿Por qué una intransigencia que se rebela a la razón elemental, y evade lo que pretende hacer y exige lo que no está dispuesto a cumplir? Evidentemente, existe no más de una explicación para este caso: otros intereses que no son los de los estudiantes, en curiosa coincidencia o contubernio, como lo expresó el Presidente de la República, han sido creadores de la situación. La injuria y la calumnia no son propios de la juventud. El falseamiento radical de los hechos tiene otros orígenes y busca obscuramente espúreos resultados.
A los que no acabamos de entender a aquellas personas que tienen dos varas y dos medidas para juzgar los hechos: un criterio cuando en sus oficinas elogian y aun comparten las decisiones oficiales; y otro (aplausos), distinto, cuando en el café o en la cátedra critican esas decisiones. No negamos la libertad de opinión; sólo consideramos indigna la doble postura.
¡Manos fuera de los jóvenes!: es lo que la juventud misma acabará por gritar. Combatir a fondo las instituciones; combatir al pueblo en el más alto mandatario que el mismo pueblo eligió, combatir a México, manchar su prestigio, honesto y tenazmente alcanzando es lo que pretenden ocultar quienes instigan, criminalmente a la juventud, quienes la traicionan; y nos traicionan; quienes hablan de represión sangrienta, quienes ponen en antipatriótico entredicho el deber de mantener la paz pública, de hacer prevalecer el orden legal dictado por el pueblo a través de sus representantes.
¡Nefasta equivocación! Insensata y criminal propalación de falsedades y escarnios. No es la autonomía respetada escrupulosamente por el gobierno. No es la libertad de la cátedra, la libertad de pensar, de exponer, de discutir, de criticar, de censurar, lo que está en juego. No se atacan las instituciones pero a fondo se va contra ellas. Hacia allá se envenena la entereza de los jóvenes estudiantes. Dicen querer el diálogo, que siempre postergan, siempre nuevas condiciones, ahora en panavisión, mañana en un estadio, imponiendo domicilios arbitrarios a los funcionarios públicos, circunstancias extralegales al derecho de petición constitucional... (aplausos).
A los estudiantes los han engañado pero sufrirán la más dura repulsa quienes lo han hecho.
Una tras otra circunstancia, el ciudadano Presidente de la República reveló en su informe, esta situación. Dijo con la pasión de su fe democrática, que estaban las puertas abiertas para el diálogo con los estudiantes. El mismo dio los primeros, fundamentales pasos, para destruir las barreras de los contubernios, las fuerzas extrañas a los intereses de México; reiteró sus convicciones de universitarios, de Presidente universitario. Comprende a los jóvenes, teniendo presentes no sólo a los estudiantes, sino a los jóvenes obreros, a los jóvenes campesinos, a los jóvenes artesanos, a los jóvenes proletarios, a los jóvenes de esta hora que pueden imaginar mejores soluciones de las que trabajosamente, en un contexto
internacional difícil y a menudo adverso, ha sido dable realizar.
No habrá conspiraciones que prosperen para separar a la auténtica juventud del Presidente de la República (aplausos); para enajenar a la juventud, entraña, esperanza y realidad del futuro de México.
Anticipándose a un diálogo, el Presidente de la República dejó citado, como el verdadero fondo del problema la urgencia de una profunda reforma educacional, problema que, precisó, no sólo es de México, puesto que la crisis de la educación es mundial.
No soslayó el primer mandatario del país, las enormes dificultades de tamaña empresa, ya que los avances de la ciencia y de la técnica -argumentó- son vertiginosos. Por otra parte, adujo, la filosofía y la política caminan rezagadas respecto de la ciencia y de la tecnología y no alcanzan a explicar al joven los modernos 'porques' ni a organizar debidamente la sociedad en que viven.
Desde la elevada tribuna de la representación nacional, el Presidente Díaz Ordaz, convocó a los mexicanos a la más noble de las misiones: 'la de buscar y encontrar las rutas que han de recorrer nuestros hijos; rutas que los conduzcan a metas ciertas y valiosas: rutas seguras que puedan ser transitadas con libertad y responsabilidad, para lograr la más grande de las satisfacciones: el haber aportado el propio impulso a la marcha acelerada de la patria.
La responsabilidad de esta reforma educacional deben compartirla el gobierno, los estudiantes, los profesionales, los técnicos y los intelectuales. Esta debe ser en el momento, la más importante bandera de los jóvenes por las perspectivas que plantea. Los jóvenes deben luchar por una educación que no sólo los capacite técnica y científicamente en las disciplinas escogidas, sino que también los enseñe a conocer y a comprender nuestros problemas, nuestras realidades y nuestras limitaciones. El joven debe luchar por una educación que lo vincule cada vez más al pueblo.
En esta tarea los intelectuales y los profesionales por su preparación, por sus conocimientos, por su capacidad, tienen una importante participación.
Un nuevo campo de acción espera a los jóvenes mexicanos a quienes el Presidente de la República desea abrir las puertas de la ciudadanía, porque tiene en ellos confianza cabal de su aportación, positiva, limpia y generosa al bienestar y a la justicia social que labra esforzadamente en la paz y en la concordia, el pueblo mexicano.
Los diputados del Partido Revolucionario Institucional acogimos la iniciativa presidencial en torno a la discusión sobre los artículos 145 y 145 bis del Código Penal.
Ya la Gran Comisión propuso que se abran próximamente una serie de audiencias para escuchar las voces de las personas autorizadas, para oir la opinión de los partidos políticos, la fundamentación que deseen exponer los peticionarios y todas aquellas manifestaciones que sobre el caso deseen expresar las organizaciones de cualquier índole.
Una vez cerrado el período de audiencias para la libre manifestación de las opiniones, solicitaremos, en su oportunidad, que en esta honorable Cámara se abra un debate sobre la cuestión para que manifiesten sus puntos de vista los ciudadanos diputados de los diversos partidos políticos aquí representados y se decida en consecuencia.
Debemos tener en cuenta que el Poder Legislativo concede audiencia para escuchar opiniones pero, no entabla debate sino entre los propios legisladores, quienes tienen la responsabilidad constitucional de la elaboración de las leyes (aplausos).
Los ciudadanos diputados del Partido Revolucionario Institucional, me han encomendado expresar que, decididamente, estamos con el Presidente de la República (aplausos), por lo que la institución presidencial representa en el bienestar y en el progreso del país porque el Presidente de México es el único funcionario electo por todos los mexicanos; porque es el representante máximo de la nación dentro y fuera de la patria. Estamos con Gustavo Díaz Ordaz porque en su actuación acata y defiende las leyes emanadas del Congreso de la Unión; porque vemos en él no sólo al candidato triunfante de nuestro partido, sino al Presidente que gobierna para todos los mexicanos; porque reconocemos la nobleza de su conducta, su anhelo fervoroso de servicio y por el sentido humano con que ha respondido, generoso e incólume a la injuria y a la calumnia; porque ha manifestado sin temor al menor equívoco que hará uso de sus facultades constitucionales, en la medida en que las circunstancias lo hagan necesario, para preservar el imperio de la ley, del orden y la paz en la República." (Aplausos.)
El C. secretario Hernández Partida, Leopoldo: "Acta de la sesión especial efectuada por la Cámara de Diputados del XLVII Congreso de la Unión, el día seis de septiembre de mil novecientos sesenta y ocho.
Presidencia del C. José de las Fuentes Rodríguez.
En la ciudad de México, a las doce horas y cinco minutos del viernes seis de septiembre de mil novecientos sesenta y ocho, se abre la sesión especial con asistencia de ciento sesenta y ocho ciudadanos legisladores, misma de la sesión pública inmediata anterior.
La Presidencia manifiesta a la Asamblea que la sesión se celebra con el exclusivo objeto de analizar el cuarto Informe de Gobierno del C. licenciado Gustavo Díaz Ordaz, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, rendido ante el honorable Congreso de la Unión, el día primero de septiembre del presente año. A continuación hace uso de la palabra, sucesivamente, los siguientes ciudadanos diputados:
Adrián Tiburcio González, por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana; Manuel González Hinojosa, por el Partido Acción Nacional; Ezequiel Rodríguez Arcos, por el Partido Popular Socialista, y Renaldo Guzmán Orozco, por el Partido Revolucionario Institucional.
A las catorce horas se levanta la sesión especial y nuevamente se cita para el martes diez del actual, a las diez horas, a sesión pública."
Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica, se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo. Aprobada.
El C. presidente (a las 14 horas): Se levanta la sesión especial y nuevamente se cita a la sesión pública que tendrá lugar el próximo martes 10 de los corrientes a las 10 horas.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y
"DIARIO DE LOS DEBATES"