Legislatura XLIX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19731019 - Número de Diario 30

(L49A1P1oN030F19731019.xml)Núm. Diario:30

ENCABEZADO

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS XLIX LEGISLATURA

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO I México, D. F., Viernes 19 de Octubre de 1973 TOMO I. - NÚM. 30

SESIÓN SOLEMNE

SUMARIO

Apertura

Se abre la sesión solemne en homenaje del Presidente Lázaro Cárdenas, en ocasión al tercer aniversario de su fallecimiento

Invitados

La Presidencia informa que se encuentran en el salón la señora Alicia Cárdenas Solórzano e ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijos del homenajeado; señores Antonio J. Bermúdez e Ignacio García Téllez, funcionarios del régimen cardenista; el C. Cándido Avilés, diputado al Constituyente de Querétaro. Posteriormente anuncia la presidencia del C. ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, Embajador de México en la República de Chile

Homenaje

Hacen uso de la palabra los CC. diputados Octavio Peña Torres, Ezequiel Rodríguez Arcos, Ernesto Báez Lozano y Fedro Guillén Castañón

Agradecimiento

El C. Presidente, a nombre de la XLIX Legislatura del H. Congreso de la Unión, agradece la presencia de los representantes del Senado de la República, encabezados por el profesor Enrique Olivares Santana y Germán Corona del Rosal, y demás invitados a este homenaje

Acta

Lectura y aprobación del acta de la presente sesión solemne. Se levanta la sesión

DEBATE

PRESIDENCIA DEL C. ARNOLDO VILLARREAL ZERTUCHE

(Asistencia de 175 ciudadanos diputados.)

APERTURA

- El C. Presidente (a las 12:00 horas): Se abre la sesión solemne en esta Cámara de Diputados de la XLIX Legislatura al honorable Congreso de la Unión, para rendir homenaje a la memoria del C. general Lázaro Cárdenas en el III aniversario de su muerte, para dar cumplimiento al acuerdo aprobado el 16 de los corrientes.

INVITADOS

- El C. Presidente:

Deseo informar a esta asamblea que se encuentran presentes en este recinto señora Alicia Cárdenas Solórzano y el señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, hijos del señor general Lázaro Cárdenas. (Aplausos.)

También nos acompañan distinguidos ex colaboradores del general Lázaro Cárdenas, don Antonio J. Bermúdez, ex director de Petróleos Mexicanos y el señor licenciado Ignacio García Téllez, ex secretario de Trabajo. (Aplausos.)

Es un honor para esta Cámara también contar con la presencia de un distinguido constituyente, el señor Cándido Avilés, diputado constituyente. (Aplausos.)

HOMENAJE

Esta Presidencia se permite informar que harán uso de la palabra los siguientes ciudadanos diputados: Octavio Peña Torres, Ezequiel Rodríguez Arcos, Ernesto Báez Lozano y Fedro Guillén Castañón.

Tiene la palabra el ciudadano diputado Octavio Peña Torres.

El C. Octavio Peña Torres: Señor Presidente; compañeros diputados; señores senadores; señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas; señoras y señores:

Es cierto que la dimensión espiritual de los hombres y el tamaño de su obra social puede aquilatarse mejor a la distancia; cuando ya se han apagado las pasiones, cuando ya no quedan rescoldos del fuego que fue necesario encender para trastocar la esencia misma de nuestra estructura comunitaria; es más fácil evaluar la significación y la grandeza histórica de un hombre cuando ya se ha operado la desaparición física de las generaciones a las que les tocó vivir en el escenario de los hechos que se analizan.

Sin embargo, hacer la apología y la remembranza de la vida y de la obra de Lázaro Cárdenas, a sólo tres años de su deceso, cuando todavía viven muchos de sus simpatizantes y de sus detractores, no entraña mayor controversia por la estatura gigantesca de este hombre. Podrá haber en el mundo, en México o en este mismo recinto, quienes no compartan su ideología política, o quienes tengan reservas respecto a la estrategia que él empleó para lograr los objetivos sociales que el pueblo le había encomendado; pero estoy seguro que no habrá nadie que con honradez y con autoridad moral se atreva a negar que la resultante de su vida y de su actuación política, sitúan a Lázaro Cárdenas en la historia contemporánea, como estadista excelso, como patriota intachable y como un gran reformador social. (Aplausos.)

Lázaro Cárdenas dedicó su tiempo y su vida misma al servicio de las causas grandes de este país; por eso su figura y su memoria han adquirido proporciones trascendentes.

Para redimir al campesino, al obrero y a todas las gentes pobres de México, de sus necesidades económicas y para integrarlos a un desarrollo social, Cárdenas no apeló a la conciencia de los poderosos para que éstos ejercieran la caridad como medida que aliviara transitoriamente la angustia social, tal como lo predicaban las enseñanzas escolásticas de la Edad Media.

Todo lo contrario. Acorde con su formación revolucionaria y su postura de dirigente de pensamiento avanzado, estableció las normas jurídicas y los basamentos de la infraestructura económica y de la paz social indispensable para garantizar a los mexicanos un mayor nivel de bienestar, de justicia y de dignidad.

A Cárdenas tocó hacer realidad muchos de los postulados libertarios y de justicia social esgrimidos durante la etapa armada. Toda su gestión gubernamental está estructurada por importantes hechos de interés colectivo; acontecimientos sociales que surgen del empuje revolucionario, a los que concurre combativo y organizado el movimiento obrero de México. A mejorar las condiciones de vida de los campesinos dedicó muchas de sus atenciones y a ellos entregó también gran parte de la tierra cultivable del país, mediante la reforma agraria.

La expropiación de las empresas petroleras, además de representar un acto de soberanía indiscutible, trajo como consecuencia el fortalecimiento extraordinario de la economía nacional.

Lázaro Cárdenas es uno de los arquitectos más grandes de la Revolución Mexicana. Dejó físicamente de existir hace tres años, para engrosar la historia universal como uno de los grandes benefactores de la humanidad.

Al morir Cárdenas el pueblo de México le ha construido en su corazón un pedestal tan alto y tan respetable, como los erigidos a Morelos y a Juárez. Estos tres próceres, ya lo expresamos en Jiquilpan, el veinte de noviembre de mil novecientos setenta, a sólo treinta y un días de su fallecimiento, son arquetipos de la misma historia, atlantes de la misma estructura revolucionaria que el pueblo empezó a construir en mil ochocientos diez, ubicados estratégicamente en el tiempo para salvaguardar sus instituciones. Porque la Revolución Mexicana es una desde que el Cura Hidalgo encendió en Dolores la Tea de la Libertad. En sus tres episodios substanciales, el pueblo se ha buscado ahincadamente su destino en la historia y cuantas veces le ha tocado caer, se ha levantado vigoroso, cada vez con más conciencia de su esfuerzo y del sentido de su lucha, venciendo siempre los obstáculos que puedan estorbar el advenimiento de la justicia social en todos sus órdenes.

A Morelos, a Juárez y a Cárdenas, los une y los identifica la similitud de su lucha y la justicia de su causa; a ellos les ha tocado protagonizar los capítulos más brillantes del acontecer y los tres, con igual entrega y denuedo, cumplieron en su momento histórico el encargo supremo de la patria.

Cárdenas fue fiel intérprete del ideario más sublime y grandioso de su pueblo y sin renunciar a sus principios supo sortear todos los obstáculos que a su obra antepusieron los enemigos de México. Ni su condición de guerrero, ni su rango de estadista lograron insensibilizar su corazón, el cual estuvo siempre abierto para las cosas más bellas y nobles. Hizo del patriotismo una religión, su amor entrañable a México lo mantuvo siempre respetuoso de su idiosincrasia y de sus tradiciones. Puso al servicio de sus coterráneos lo mejor de su voluntad y de su esfuerzo, su obra representa la victoria de la razón y la justicia. Con sus actos tendió siempre a despertar en el pueblo la conciencia de sus derechos. Surgió como otros muchos de esta época convulsa y pasa a la historia como uno de los hombres más esclarecidos que esta tierra haya producido.

Cuando observamos los altibajos dolorosos de la historia mundial y vemos cómo las armas cierran el paso a los legítimos anhelos de todo un pueblo, a los reclamos del obrero y del campesino para satifacer su hambre. Cuando observamos con honda preocupación cómo se levantan hogueras con los productos de la cultura humana y que las fábricas son destruidas y los obreros caen víctimas de la metralla, como aconteció recientemente en Chile. El nombre de Cárdenas se actualiza y resplandece en el mundo y México vuelve a ser el país amoroso que recoge, valerosa y abnegadamente, a los perseguidos y exiliados de siempre.

Cárdenas supo ser soldado y general patriota, como tantos militares ameritados que venturosamente han existido y existen en este país. Si no estuviera presente Cárdenas en la conciencia nacional, con su amor y lealtad a México, responderían por él, Ignacio Zaragoza, Jesús González Ortega, Heriberto Jara y Francisco J. Mújica.

Esta es la tradición gloriosa del Ejército Mexicano, y su lealtad a toda prueba ha sido, es y será siempre baluarte indestructible de las instituciones nacionales, de las luchas populares, de nuestra independencia y la autodeterminación política que México practica hacia todos los pueblos, por ello, en justo reconocimiento a

su patriotismo, en nuestro recinto parlamentario han quedado inscritas en letras de oro la expresiones "Heroico Colegio Militar" y "Heroica Escuela Naval".

Los hombres en cuya personalidad se condensan virtudes de orden social y por lo mismo, estuvieron llamados a jugar un importante papel histórico, no desaparecen del quehacer social sólo por haber concluido su ciclo de vida. Todos sabemos, como lo afirma un gran pensador contemporáneo, que las generaciones muertas gobiernan sobre la conciencia y los actos de los vivos. Y esto mismo acontece con la historia de cada pueblo, donde la experiencia, las tradiciones, las peculiaridades de su cultura y sus hombres, suelen conjugarse en indicadores felices de avance social. Tal aconteció en la época del general Cárdenas y así sucede ahora con Luis Echeverría, que lleva la dirección de la nave del país con pleno respeto a su idiosincrasia y a sus leyes y guiado por el ejemplo de sus héroes caracterizándolo como al conductor que México necesita en estos días; y lo anterior, no es materia de declaraciones: está en los hechos y en la conciencia de los trabajadores y de los campesinos; está en la realidad nacional, cuando a medida que transcurre su gestión desinteresada y patriótica, el calor popular robustece y se mantiene firmemente unido en torno a su ejecutoria revolucionaria. Hace apenas dos días, escuchamos su exhortación en el Estado de Colima, llamando a la ciudadanía y a los hombres de México a plantear los problemas dentro de las condiciones jurídicas, sociales y políticas que se han creado para ello.

En estos días en que el gobierno de México revisa por completo la panorámica nacional para aplicar a ésta las mejores soluciones; se tornan más claros y apremiantes los objetivos de justicia social, por los que históricamente ha luchado el pueblo mexicano. En esta hora en que se recuerda la figura histórica del general Lázaro Cárdenas del Río, "General de América" como lo llamara el chileno Pablo Neruda. En este momento en que la honorable Cámara de Diputados en sesión solemne recuerda con interés los altos merecimientos del gran estadista, es propicio también llamar a la conciencia nacional, para alertarla y convocarla a la vigilancia colectiva, patriótica y revolucionaria en contra de las provocaciones de grupos de criminales, de grupos sectarios, que esgrimiendo diversas y supuestas banderas políticas, desembocan en una misma resultante social, contraria a los intereses populares y nacionalistas. (Aplausos.)

Luis Echeverría gobierna para los mexicanos de hoy, asumiendo íntegramente y con pasión inconmensurable la alta responsabilidad que el pueblo le confirmó, imprimiendo a cada acto gubernamental la orientación y la profundidad social que la función pública implica. Construye con sentido patriótico una etapa más de la pirámide de nuestra historia, a que tan acertadamente se refirió en la sesión pasada, el señor Secretario de Gobernación, para que las nuevas generaciones disfruten, en forma más equitativa, de los bienes materiales y culturales que son patrimonio de la nación entera. Porque creemos que si legalmente no existen privilegios para nadie, ha llegado la hora de acabar con los privilegios que de hecho existan.

El gobierno de la República dentro del marco jurídico vigente y teniendo como fundamento y razón de sus actos la Carta Magna, está operando los cambios que la estructura comunitaria demanda, para acercarnos más en la realidad a los postulados de justicia, de libertad y de bienestar que nuestras leyes consagran.

Quienes participamos en la función pública y - nos entusiasma con toda sinceridad - los cambios sociales que desde su alta investidura propicia el Presidente de la República con su certera dirección política, tenemos que corresponder a ese esfuerzo con imaginación y determinación ilimitadas en nuestra actuación.

Compañeros diputados:

México debe permanecer vigilante para preservar el libre ejercicio de la democracia y del progreso y para que el viento del obscurantismo y la reacción no apague nunca la antorcha ideológica que Cárdenas nos entrega. Si su ejemplo es emulado por las generaciones actuales y futuras, si su acción siendo faro de meditación y de aliento, los mexicanos tendremos asegurados nuestro destino dentro de los límites de la más alta dignidad social. Y esto para Cárdenas, será el mayor homenaje que el pueblo pueda tributarle. (Muchas gracias.) (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Ezequiel Rodríguez Arcos.

- El C. Ezequiel Rodríguez Arcos:

Señoras y señores diputados; señoras y señores invitados.

Los hombres se miden por la magnitud de sus obras y la sabiduría de sus pensamientos, las que para un juicio histórico deben ser examinadas dentro del contexto social, tiempo y espacio en que se dieron, porque de otra manera se puede caer en la sobrevaloración o en la menorvalía deformando la personalidad del hombre y desnaturalizándolo con un subjetivismo tendencioso y carente de todo valor histórico.

El pueblo de México, como todos los pueblos de la tierra, ha sido el principal actor en la lucha larga, perseverante y llena de obstáculos por alcanzar la cabal independencia de nuestra nación.

En el curso de estas luchas, el propio pueblo, que es fuente de fuerza y sabiduría, ha forjado a sus héroes, estadistas y conductores, y el mérito de estos personajes de excepción ha estribado esencialmente en que identificados con las aspiraciones populares supieron ser fieles intérpretes para hacerlos avanzar en sus grandes crisis históricas.

De este planteamiento inferimos que los constructores de nuestra nación, son carne y sangre del pueblo, lo mismo que de sus ideales que los forjaron, y ellos, contra todas las vicisitudes e infortunios al acaudillar sus causas justas, transmitiéronles a la vez su sabiduría.

Es por esto que los pueblos que honran y respetan a quienes los forjaron no sólo perduran, sino que prevalecen y afirman su personalidad en el transcurso del tiempo.

Nuestra nación se ha integrado a lo largo de una lucha permanente por alcanzar su plena autonomía e independencia. Hombres de vanguardia la han conducido para avanzar hacia este objetivo histórico. Ellos son los auténticos héroes del pueblo mexicano, cuya vida y obra sólo tienen el sentido y significado mejor del paradigma para las fuerzas que luchan por el progreso y la independencia del país aun no alcanzada con plenitud. De ahí que no pueden ser considerados como grandes hombres quienes se hayan opuesto al avance y progreso independiente de la nación impregnado a la vez de un anhelo de justicia social.

A la estirpe de grandes mexicanos así descritos pertenece Lázaro Cárdenas, a quien en reconocimiento a su dimensión nacional e internacional, la Cámara de Diputados rinde en esta mañana encendido y emocionado homenaje con motivo del tercer aniversario de su doloroso fallecimiento.

Fue un auténtico hijo del pueblo que en sus años juveniles se incorpora a la lucha revolucionaria participando en varias acciones de armas, e inmerso en este proceso violento pero necesario para quebrar el brazo armado de la dictadura después del asesinato del Presidente Madero, es donde comienzan a conformarse las ideas esenciales que serán rectoras en el curso de toda su vida, predominando en ellas la lucha por la soberanía política y económica presente y futura de la nación y la distribución más justa de la riqueza pública para satisfacer las necesidades y dar bienestar a las grandes masas populares.

Estas cualidades, dentro del marco y las contradicciones entre factores políticos de aquella época, permitieron que las fuerzas de la izquierda de su Partido, el P. N. R. lo postularan como candidato a la Presidencia de la República por el sexenio 1934-1940. Hizo una campaña apoyada en un programa realista, en un Plan llamado Sexenal, que no era sino el compromiso que adquiría frente al pueblo de llevarlo a cabo si el voto lo favorecía. En su amplio recorrido por toda la nación habló a las masas con sencillez y verdad diciéndoles qué pensaba, sin tomar en cuenta otra opinión que no fuera la de la clase trabajadora y los campesinos. Impulsar la Reforma Agraria, ampliar y democratizar la enseñanza, aplicar la Constitución con sentido revolucionario, vigencia real de los derechos de los trabajadores con el compromiso también, de ampliarlos e incrementar el desarrollo del país fueron algunas de sus consignas y sus pronunciamientos que lo ligarían aún más de manera definitiva al pueblo. Si anteriormente se había incorporado a la lucha armada convencido de que el régimen de injusticia debía concluir, su llegada a la Primera Magistratura de la Nación, apoyado en el pueblo, le proporcionaba la oportunidad de cumplir con su arraigada ideología y convicción revolucionarias.

Con el Presidente Lázaro Cárdenas en Palacio Nacional a partir del 1o. de diciembre de 1934, la Revolución iba a tomar un nuevo impulso para profundizarse con el afán de hacer realidad demandas no satisfechas y a precisar otras nuevas.

Y desde ahí como mandatario y ejecutor de sus decisiones que arrancaban de un programa de gobierno muy meditado, Cárdenas en el campo político interno y externo tuvo que librar duras batallas quizá de mayor trascendencia a las sostenidas en la línea de fuego por el triunfo de la Revolución Constitucionalista.

Dentro de esta etapa fecunda de la Revolución Mexicana impulsa la educación en todos sus niveles, frente al auge de una escuela confesional y el uso de planes y métodos que determinaban el desenvolvimiento del individuo sin conexión con la vida de la comunidad y la proliferación de profesionistas de carreras liberales sin sentido de responsabilidad social; todo este impulso, todo ello consecuente con el desarrollo de la misma acción revolucionaria. La Escuela Rural Mexicana, señores diputados, alcanzó su plenitud sirviendo de apoyo a la Revolución, para formar la conciencia y la fisonomía de nuestro pueblo. (Aplausos.)

A este esfuerzo no escapa ningún nivel educativo. La enseñanza preescolar y primaria, la enseñanza agrícola, la educación secundaria con sus internados mixtos para hijos de trabajadores, escuelas nocturnas primarias y secundarias, también para trabajadores, las escuelas de arte, de educación física, normales rurales, todas se multiplicaron por el ámbito nacional, pero siempre pensando que de su servicio quienes esencialmente deberían disfrutar fueran los hijos de los campesinos, de los obreros y de los maestros rurales.

Se magnifica este plausible esfuerzo con la organización del sistema escolar de educación técnica para impulsar la formación de cuadros en las carreras técnicas industriales, según las necesidades y los planes del propio gobierno.

Este esfuerzo cristaliza con la creación del Instituto Politécnico Nacional (aplausos) donde una enseñanza teórica y práctica, sería la condición para precisar el comportamiento de los alumnos a fin de ubicarse debidamente en las actividades más sentidas para deducir a posteriori la carrera u oficio a que más convenía dedicarse.

¿Qué concepción tuvo a este respecto tan ilustre desaparecido? Escuchémoslo, éste fue su pensamiento: "A veces se ha pretendido capacitar a los hijos de los proletariados para que también ellos se beneficien de la cultura superior; pero entonces el precedente asume aspectos trágicos; cada obrero que pasa a formar parte de las filas universitarias, no es por lo general el líder que lleva cultura y orientación a los suyos, sino el nombre que les vuelve la espalda y se entrega sin escrúpulos a la burguesía. En estas condiciones, cada hijo de obrero que penetra a las escuelas de educación superior, es un líder en potencia que pierde el sindicato o la organización campesina, y un

técnico más que irá a rendirse al servicio de los poseedores. La crema del proletariado pasa a ser virtud de este fenómeno, festín rico para el gusto de la burguesía".

Es con Cárdenas cuando el latifundismo recibe el golpe más demoledor. El reparto de la tierra casi frenado en los años anteriores al inicio de su período presidencial era una urgencia inaplazable dadas las contradicciones cada vez más agudas entre los intereses de los grandes terratenientes en su mayoría extranjeros y los campesinos sin tierra. Cárdenas emprendió la obra con toda decisión. Percibió con claridad que el reparto de la tierra daría bases reales a los campesinos para vivir un poco mejor, a la vez que los beneficiados quedaban integrados a un mercado de carácter nacional. Vigorosamente impulsó la Reforma Agraria desde entonces con sentido integral, ya que con el Ejido llegó la escuela, la irrigación para mejorar y acrecentar la producción agrícola, las carreteras, el crédito ejidal y a auténticos pequeños agricultores y otros servicios para mejorar la salud del pueblo y abatir el alto índice de mortalidad y morbilidad.

Aplica la Carta Magna con el sentido nacionalista y democrático que le imprimió el Constituyente de 1917 y nacionaliza las riquezas naturales del país, entre éstas, el petróleo, después de una lucha que sin salir del marco jurídico libró contra las empresas imperialistas apoyado por todo el pueblo, incluyendo a un amplio sector de la burguesía nacionalista.

Con este acontecimiento de la Expropiación Petrolera la economía mexicana fuertemente dominada por los monopolios extranjeros da un paso firme en su liberación, iniciándose la lucha por un desarrollo industrial independiente.

La magnitud de este acto se aprecia si lo sopesamos como el primer hecho económico antiimperialista de carácter nacionalista de un país subdesarrollado, tendiente al rescate real y efectivo de un recurso natural básico. Es por ello que su ejemplo no sólo sacude la conciencia nacional, sino que sus repercusiones se detectan internacionalmente. Dentro de los prolegómenos de la segunda guerra mundial y la amenaza del fascismo, con el Presidente Cárdenas se afirma y precisa la política exterior de México, y frente a los que hablan y presionan para que el país se retire de la Liga de las Naciones, en vista de que el mundo está preñado de conflictos sostiene que el "Criterio de que el ingreso a la Sociedad de Naciones ha sido uno de los más brillantes triunfos diplomáticos de nuestra Cancillería". Agrega: "La posición internacional que ha alcanzado México, indiscutiblemente la ha resentido el gobierno de los Estados Unidos".

Esta firme posición internacional, tuvo que haberle inspirado basado en su profunda convicción, la ayuda moral, política y material que en defensa del derecho de todos los pueblos a su independencia, su autodeterminación y la inviolabilidad de su vida interna, prestara su gobierno a naciones como Abisinia y España cuando sus pueblos se debatían en una lucha desigual y sangrienta contra el nazifascismo por mantener la vigencia de sus instituciones.

En la aplicación de esta política internacional siempre tuvo en mente los peligros representados por la penetración imperialista de los Estados Unidos a través de su política del llamado "Destino Americano" que la historia aún no lejana enseña que no es más que el fortalecimiento de Norteamérica a expensas de la soberanía en todas sus formas de las repúblicas latinoamericanas.

Por estos antecedentes y su convicción patriótica, al despedirse de quien lo sustituyó en el mando del Poder Ejecutivo, entregó a éste un documento de un gran significado histórico. En él escribió entonces: "Aumentar por todos los medios posibles la población de México, es un deber que nos impone la imperiosa necesidad de proteger la integridad de nuestro territorio frente a la expansión que vendrá del norte si sigue despoblado el país. La amenaza existe sobre los territorios norte y sur de Baja California" - sentenciada -.

Fue esta misma preocupación la que lo llevó, en parte, una vez que México votó su participación en la guerra contra el nazifascismo, a ocupar el alto puesto de la Comandancia Militar de la Región para preservar nuestra Península noroccidental de la penetración imperialista del norte.

Sus seis años de gobierno constituyen una etapa histórica de gran auge revolucionario en todos los órdenes.

Las inversiones directas se redujeron y aunque la deuda exterior creció, esto no se debió por nuevos préstamos; puesto que no los hubo, sino el crecimiento fue a consecuencia de la política de expropiaciones y de nacionalizaciones que sentó las bases para ampliar el sector estatal en nuestra economía.

Este período de ascenso y de progreso fue obstaculizado, desde luego, por los enemigos de la Revolución, dentro de una aguda lucha de clases, que es como se hace la historia.

De su arraigada ideología y profunda pasión razonada por la causa que encarnaba, dejó testimonios de firmeza. La oligarquía que nacía ya poderosa aunque no con la fuerza económica que hoy detenta, lo desafió varias veces amenazando llevar al país al caos tratando de estorbar la aplicación de su programa revolucionario. Pero a la agresión de esta clase patronal retadora e insolente de Monterrey, con ramificaciones en La Laguna, León, Distrito Federal, Puebla, Yucatán; Cárdenas, apoyado en el pueblo y en la clase obrera, dio una lección de independencia, decisión y patriotismo. Acusó sin ambages a este sector empresarial reaccionario de que lo que realmente buscaba era intervenir en la vida política del país, en las organizaciones obreras y paralizar la marcha y el cumplimiento de las Leyes y del programa revolucionario. Los denunció como agentes de la verdadera agitación, cargo que ellos imputaban audazmente a su gobierno acusándolo de comunista y los conminó con aquella sentencia que siempre debe estar vigente en la conciencia de todos los revolucionarios y que

nunca debe perder su frescura; les dijo: "Los empresarios que se sientan fatigados por la lucha social, pueden entregar sus industrias a los obreros o al gobierno. Eso será patriótico; el paro no". (Aplausos.)

Combatieron a Cárdenas en la aplicación de su programa, los enemigos internos y externos de nuestro desarrollo histórico con independencia, como el imperialismo, particularmente el norteamericano, la burguesía feudal, la burguesía integrada por industriales comerciantes y banqueros ligados directamente o indirectamente a los monopolios del exterior, las fuerzas tradicionales de la derecha imbuidas de fanatismo religioso y tradicionalismo feudal; pero a pesar de estos obstáculos, Cárdenas avanzó porque siempre tuvo una confianza profunda en el pueblo y en su clase trabajadora y en recibir de ellos su inspiración y la fuerza que necesitaba para realizar su trascendental obra gubernativa.

Su convicción sobre el valor de esta simbiosis social entre hombre y pueblo, así lo dejó anotado: "La única forma de enseñar y servir a las masas - dijo - es convirtiéndose en discípulo de ellas. El mayor bien para el mayor número de personas es el criterio de la verdad".

Representando los intereses de las clases sociales que siempre combatieron a Cárdenas, nacieron los partidos La Unión Nacional Sinarquista y de Acción Nacional, como instrumentos políticos. El hecho fue importante porque desde la Reforma ni la iglesia ni los conservadores se habían organizado formalmente como partido político. Es objetivo afirmar que ambos instrumentos nacieron con un sello contrarrevolucionario; en lo externo seguramente pensando que el triunfo del nazifascismo llevaría a esta doctrina a dominar el mundo y que las diversiones de Hitler que avanzaban arrasando todo por Europa, pronto llegaría a nuestra patria, lo que les permitiría tomar el poder; y en lo interno, para combatir todo el proceso revolucionario alentado e impulsado desde Palacio Nacional.

El ideólogo del Partido de Acción Nacional justifica su fundación para "oponerse a sus tonterías antirrevolucionarias - las de Cárdenas - que no han hecho sino retrasar la evolución del país en el sentido del mejoramiento para los sectores de población que más lo necesitan".

Para este partido la expropiación petrolera, el reparto de la tierra, la nacionalización de los ferrocarriles, el impulso a la educación no fueron sino tonterías antirrevolucionarias". (Voces desde las curules): Mentira. (Frase de un dialecto.)

El C. Presidente: Silencio a los señores diputados.

El C. diputado Rodríguez Arcos: ¿Cómo explicarnos que dentro de un mundo prácticamente en guerra y nuestro país sometido a presiones externas e internas de todo tipo haya podido avanzar en su lucha secular por alcanzar su independencia impregnada de un anhelo profundo de justicia social?

La respuesta está, señores diputados, en la estrecha unidad que caracterizó al movimiento obrero mexicano, su alianza con los campesinos y demás fuerzas progresistas. Sin esa unidad la Revolución habría sido paralizada y los intentos de Golpe de Estado contra el gobierno, como siempre con el apoyo de las fuerzas reaccionarias, sobre todo después de la expropiación petrolera, se hubiera coronado con el éxito.

Pero por primera vez entonces, en la vida de México el Jefe del gobierno y la dirección de la clase obrera organizada y conducida por Vicente Lombardo Toledano, coincidieron en la realización de los objetivos inmediatos de nuestra Revolución. Aquélla apoyó con independencia absoluta respecto del Poder Público todos los actos revolucionarios del Presidente Cárdenas y le propuso pasos nuevos y avanzados en el impulso de la Revolución.

Hoy, señores diputados, este camino sigue siendo justo y válido, sobre todo cuando desde Palacio Nacional también es alentada la lucha por las mejores tradiciones de nuestro pueblo, pensando en la independencia política de México, en su soberanía económica y en el bienestar social de las amplias masas populares.

Cárdenas a lo largo de su vida pública, siempre fue un luchador social, un combatiente no sólo por la solución justa de los problemas de México, sino de todos los pueblos del mundo.

Fue un esforzado luchador por la paz, antiimperialista cabal. Por su obra y por su pensamiento que recogemos con gratitud, la diputación del Partido Popular Socialista le rinde desde la tribuna más alta del pueblo de México, cálido homenaje en el tercer aniversario de su fallecimiento. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Nos acompaña en esta sesión el ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, Embajador de México en la República de Chile, quien ha hecho un gran honor a su calidad de representante del gobierno mexicano. (Aplausos.)

Continúa en el uso de la palabra el ciudadano diputado Ernesto Báez Lozano.

El C. Ernesto Báez Lozano: Con el respeto a la Presidencia de esta Cámara. Distinguidos hijos del señor general Lázaro Cárdenas. Estimados miembros del senado de la República. Honorable Cámara de Diputados Distinguidas damas y caballeros.

Subo a esta tribuna profundamente emocionado para rendir un homenaje al general Lázaro Cárdenas, con motivo del tercer aniversario de su fallecimiento.

Es curioso que la vida del general Lázaro Cárdenas quede íntimamente relacionada a dos grandes revolucionarios: a don Venustiano Carranza y al general Plutarco Elías Calles, porque justamente, algo que ha pasado inadvertido es que cuando el general Cárdenas cumplía veinticinco años, ese día murió don Venustiano Carranza, el 21 de mayo de 1920.

Lázaro Cárdenas había nacido el 21 de mayo de 1895. Y cómo es el destino para dar estas significaciones en la vida de los hombres. Muere precisamente cuando se cumplen 25 años de

la muerte del general Plutarco Elías Calles. Cómo el destino unió a estos tres revolucionarios importantísimos de nuestra historia: don Venustiano Carranza, Lázaro Cárdenas y Elías Calles.

Yo quiero referirme al primer contacto que tuve con el general Lázaro Cárdenas. Era yo un joven, un muchacho de 13 años, y recuerdo perfectamente aquel miércoles 18 de mayo de 1938, cuando íbamos a la secundaria un grupo de dos o tres compañeros míos, a medio día oímos los silbatos de los ferrocarriles que al pasar por la Plaza de Armas de mi ciudad de San Luis Potosí, preguntamos: ¿A qué se debe que los silbatos de los ferrocarriles suenen como si estuvieran recibiendo a alguien muy importante?" Y alguien me contestó: "Efectivamente, acaba de llegar el general Lázaro Cárdenas".

Entonces, la curiosidad propia de aquel joven nos hizo correr a donde vimos una multitud que venía del fondo de la calle, que en aquella época se llamaba de Jiménez, y ahora es Manuel José Othón, y vimos que venía el general Lázaro Cárdenas acompañado de trabajadores, de obreros, de campesinos, de la gente del pueblo, y lo vimos venir y nos acercamos a él. Entonces, le acompañamos hasta la puerta del Palacio de Gobierno, y parece que lo veo en estos momentos cuando venía con su traje gris claro, su sombrero que siempre usaba, sus ojos claros verdes, aquel pequeño bigote, y venía acompañado del pueblo de San Luis, y entró al Palacio para darnos una muestra de acción valiente, revolucionaria de gran hombría, porque en aquel momento pasaba la nación por un período muy importante: eran justamente dos meses de la Expropiación Petrolera; el 18 de mayo; dos meses de uno de los actos más trascendentales y de más importancia en el presente siglo.

Yo recuerdo también cuando junto con mi padre estábamos ansiosos de escuchar aquel mensaje que pronunció el general Lázaro Cárdenas en la noche del viernes 18 de marzo cuando dijo a la nación en un mensaje histórico lo que había decidido su gobierno: la expropiación del petróleo. En aquel momento no entendí, no comprendí debidamente la trascendencia y la importancia de aquel acto; ahora reconozco que aquella actitud del general Lázaro Cárdenas fue una de las acciones más importantes de la historia del presente siglo en México, porque gracias a la personalidad del general Cárdenas, México en aquél momento dio un ejemplo de lo que era una gran nación, una nación consciente y responsable de lo que es su dignidad y su soberanía con la expropiación petrolera. Por eso esa fecha quedará siempre grabada en la historia del presente siglo en México. Y ése fue el primer contacto que tuve, sin darme cuenta de la trascendencia del personaje. Después el estudio, la meditación, el conocimiento de su obra me ha hecho ser profundamente, íntimamente, admirador de la figura del general Lázaro Cárdenas. Que ha tenido enemigos, efectivamente. Los grandes hombres, la estatura de los grandes hombres, su personalidad no se mide por la estatura de sus amigos, se mide por la estatura de sus enemigos. (Aplausos.) Y se ha escrito y se seguirán escribiendo no folletos, sino libros contra Cárdenas, ¿por qué?, por su grandeza. Si el año pasado en que conmemoramos el centenario de Benito Juárez, uno de los hombres más luminosos de nuestra historia, todavía hubo algunos que escribieron contra él, contra Benito Juárez, que yo he sostenido una cosa muy subjetiva que junto con Cuauhtémoc, con Morelos, Juárez, Zapata y Cárdenas, han sido los cinco mexicanos cuya trascendencia y cuya vida han dado prestigio en el mundo entero a México. (Aplausos.)

La obra del general Cárdenas, ya es en estos momentos, analizarla, es un recuerdo de hace 3 años cuando murió, pero no la estamos valorando en 3 años, en realidad, son 33 años, 30 como ex Presidente y los 3 después de su muerte, y de esos 33 años cómo se agiganta la figura del general Lázaro Cárdenas. Yo he sostenido, y lo digo sinceramente, que hay políticos que su vida pública son como dos líneas convergentes que al pasar de los años terminan en un punto más, en la historia significan un nombre y entre paréntesis, en una fecha. Otros, su vida son como dos líneas paralelas, siempre iguales y muy pocos, sus vidas son como líneas divergentes que pasando los años, se logra su estatura, como esas inmensas montañas que cuando nos acercamos a ellas, más grandes y más grandiosas nos parecen.

Cuando en una triste tarde del lunes 19 de octubre de 1970 supe la muerte del general Cárdenas, pensé: ¿quiénes irán a velar sus restos? Me imaginé como por un milagro cuatro antorchas gigantescas; como si por un milagro verdadero el Popocatépetl, el Iztaccihuatl, el Aconcagua y el Chimborazo; cuatro mentes de nuestra América, esa noche hubieran hecho erupción y estuvieran iluminando el cadáver del general Lázaro Cárdenas. (Aplausos.)

Y pensé: ¿Cuál es la América que está llorando a Cárdenas? y dije en mi interior, y lo repito ahora, es la misma América que hace menos de dos meses lloró a Salvador Allende (aplausos); la América que cantó Rubén Darío, cuando dijo entre otros de sus hermosos versos:

"...Mas la América nuestra, que tenía poetas Desde los viejos tiempos de Netzahualcóyotl, Que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,

Que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió: Que desde los remotos momentos de su vida Vive la luz, de fuego, de perfume, de amor, La América del grande Moctezuma, del Inca. La América en que dijo en noble Cuauhtémoc: "Yo no estoy en un lecho de rosas"...

¡Esa fue la América que lloró a Lázaro Cárdenas! y es la América que lloró a Sandino; y es la América que está llorando a Salvador Allende. (Aplausos.)

Pero una conmemoración como la de hoy, para que tenga pleno sentido, para que tenga cabal significación, creo yo que debe

proyectarse al presente y al futuro porque el paso del tiempo es un fenómeno natural, serán 3 años, el próximo serán 4, pero debemos proyectar siempre una conmemoración y la proyectamos en los actuales momentos porque estamos viviendo, señores diputados, un tiempo parecido al del general Lázaro Cárdenas. Y cuando la expropiación petrolera en 1938, hubo una reacción del pueblo, una reacción de unidad, una reacción conmovedora de todo el pueblo de México hacia su Presidente. ¡Cómo deseamos que ahora hubiese esa reacción también a un Presidente como es el licenciado Luis Echeverría, que lleva en su sangre los mismos ideales y los mismos sentimientos hacia el pueblo del general Lázaro Cárdenas! ¡Cómo desearíamos que esos malos mexicanos - no malos mexicanos, está mal empleado el término -, esos delincuentes y esos asesinos que cometen sus actos, no van en contra solamente de las leyes, van en contra del país y en una frase que pronunció en San Luis Potosí un 10 de junio de 1863 al día siguiente de su arribo el Presidente Benito Juárez pronunció una de las más hermosas frases: "contra la patria nunca tendremos razón", y efectivamente, esos delincuentes, esos asesinos están contra la patria y por eso no tienen razón. (Aplausos.)

En ese mensaje de Benito Juárez, tan hermoso, tan bello, al final hace un llamado que le salió profundamente de su corazón,, repite en varias ocasiones la palabra "unámonos unámonos, unámonos", tres ocasiones lo dice, porque sólo un pueblo unido puede hacer una patria grande y sólo un pueblo unido, pero no en palabras, mucho se dice: hay que unirnos, unirnos ¿en qué?, unirnos en la acción, en los propósitos, en las metas, en los esfuerzos, en el trabajo, unirnos con el Presidente de la República para salir de estos momentos difíciles en que se encuentra nuestra patria, y que necesita la acción y la unión de todos con nuestro trabajo, con nuestro esfuerzo y con nuestro sacrificio.

Cómo tengo presente la valentía del general Cárdenas, cómo la comprendí después, cuando lo vi llegar en aquel momento de valentía a San Luis Potosí: llegó con el licenciado Ignacio García Téllez, Secretario de Gobernación, y con su último amigo y Secretario Particular, recientemente desaparecido y que también allí tuve la oportunidad de conocer, el licenciado Luis I. Rodríguez, con el general Nuñez y unos cuantos ayudantes. Llegó a San Luis Potosí, entró por la puerta principal y ni siquiera esperó al Gobernador del Estado, don Mateo Hernández Nieto, sino que le vimos inmediatamente subir al balcón, no al central, sino a un balcón lateral, con un mensaje en que atacaba al general Cedillo, en la guardia del propio general Cedillo. Parece ser que el licenciado García Téllez le había dicho en el tren presidencial, que el Tren Olivo: "señor, vamos a la boca del lobo", pero la valentía, la acción, la pasión con que se entregaba el general Cárdenas, comprendió que era la lección que se le debería dar a esa aventura más que asonada del general Cedillo. El general Cedillo creyó que podría luchar contra un gobierno construido como lo era el del general Cárdenas, pero no tenía ni siquiera idea realmente, de la estatura y la grandeza del general Cárdenas.

Sin embargo, cuando el general Cárdenas se enteró el 12 de enero de 1939 que había muerto el general Cedillo, lo sintió profundamente, porque era un hombre ante todo humano, un hombre que quería acabar la revolución cedillista sin sangre. Por eso fue a ese lugar y a ese Estado que se había sublevado después de la explotación petrolera, con el apoyo de las compañías y de la reacción retrógrada de aquella época que la apoyaba, para ver si fuera posible que volviesen los capitales extranjeros a dominar esta industria básica en nuestro país; pero yo estoy seguro que el general Cárdenas tenía el convencimiento pleno de la razón de su acción, y que los años le han dado todo derecho, porque él pensó como un filósofo famoso que resume en una frase muy sencilla toda su filosofía "la razón termina por tener razón". Y efectivamente, 35 años después de la expropiación petrolera, cómo nos damos cuenta, lo que no se daban cuenta en aquella época, la razón del general Lázaro Cárdenas.

Y decía hace un momento, que debemos proyectar estos aniversarios; debemos proyectar al futuro. El Presidente actual, y lo digo con pleno convencimiento no como un halago, que no es mi costumbre, ni aceptaría él jamás. Lo digo plenamente convencido, el Presidente actual, que se ha entregado de lleno a las labores de México, y que ha dado un ejemplo de un trabajo fecundo, de una entrega total aun a costa de su salud, ha seguido en tantas ocasiones los caminos del general Lázaro Cárdenas.

Cómo me conmoví, y lo recuerdo, cuando la primera ocasión que fue a San Luis Potosí el Presidente Echeverría. Fue un sábado 24 de abril - lo tengo muy presente - de 1971, porque ese día se cumplían lo 50 años del hermosísimo poema que el tanto quiere y tanto admira: Suave Patria. Cuando menos es la fecha que tiene indicada y que escribió López Velarde: 24 de abril de 1921. Se cumplían ese día 50 años del poema Suave Patria, que es como un hermosísimo retablo de la vida de la provincia y de la capital de México.

Fue a San Luis Potosí el Presidente Echeverría. No visitó la capital. Directamente se fue a una de la zonas más pobres, más tristes, pero al mismo tiempo más necesitadas de San Luis: al altiplano. Y lo vimos en Matehuala, y al día siguiente lo acompañamos a un lugar desértico que solamente en algunas ocasiones se humedece la tierra con las lágrimas de sus hijos, cuando ve la impotencia de resolver sus problemas y dar alimento a sus hijos: en Villa de Guadalupe. Ahí estuvo el Presidente Echeverría. Y posteriormente, unos cuantos meses, el martes 13 de julio, regreso a San Luis Potosí, pero regresó como cuando el Presidente Cárdenas salía a visitar los ejidos y los pueblos, sin ningún aparato de Jefe de Estado, sin honores de ninguna especie. Llegó, ¿para qué? Para acompañar a aquellos pobres campesinos que estaban padeciendo en aquel momento la encefalitis equina. Y lo tengo tan presente porque llegó en su autobús. Cuando nos bajamos del autobús, en un entronque para ir a un

ejido, para ir a un ejido de San Francisco, y al Presidente lo vi profundamente conmovido y recordé en aquel momento al general Cárdenas; lo vi conmovido cuando vio un caballo que daba vueltas por la enfermedad, estaba dando vueltas para terminar en la muerte, y los sueños de aquel animal, llorando se conmovieron también profundamente cuando vieron que cerca de él estaba el Jefe de Estado; y caminamos varios kilómetros en aquel camino de tierra, en aquel surco propiamente y llegamos al ejido de San Francisco y comprendí la grandeza del Presidente Echeverría cuando allá estuvo comiendo con los pobres campesinos, con la gente más necesitada, como un Lázaro Cárdenas que así lo hacía, qué otro Presidente además del general Lázaro Cárdenas y del Presidente Echeverría han recorrido todos los rincones del país, han recorrido todas las poblaciones, aún las más necesitadas y las más pobres, y a propósito va a las más necesitadas y a las más pobres a llevarles un consuelo, a llevarles un mensaje. También me conmovió, para que vean ustedes la trascendencia que tiene el general Cárdenas en la familia de Echeverría. Recién cuando tomó posesión el Presidente Echeverría, en una entrevista que le hicieron a su distinguida esposa, María Esther Zuno de Echeverría, un periodista le preguntó: Señora ¿cuál es el acontecimiento político que tiene usted mayor grabado en su corazón? Y de inmediato le contestó doña María Esther. El acontecimiento que tengo grabado en mi corazón antes de mi matrimonio con Luis Echeverría fue cuando joven, fui a una manifestación tumultuosa el 23 de marzo de 1938 para demostrarle el apoyo del pueblo mexicano al general Lázaro Cárdenas por la expropiación petrolera (aplausos); detalle que me conmovió profundamente. Por eso en esta ocasión que conmemoramos este aniversario, es motivo para meditar y reflexionar en lo que todos debemos hacer, y en lo que todos debemos cooperar con el gobierno de la República en un momento tan difícil como el que actualmente se atraviesa.

Quiero terminar con esta reflexión: cuando hace 3 años supe que en la tarde de la muerte del general Lázaro Cárdenas quise concebir un pensamiento que resumiese la vida del general o que fue una especie de resumen de lo que podría ser esa vida noble y generosa del general Lázaro Cárdenas. Cuando supe que lo iban a enterrar en el Monumento de la Revolución pensé yo y dije: El general Lázaro Cárdenas fue un profundamente enamorado de su país; un profundamente enamorado de su familia; y de su pueblo, de los campesinos, de los trabajadores, de las gentes más pobres y menesterosas. Y entonces me acordé de aquellos versos hermosísimos de un clásico español que podían perfectamente ponerse en la tumba del general Cárdenas, porque al pasar de los años se irán a convertir estos venerables restos - como los de todos nosotros - en cenizas y en polvo.

"...Su cuerpo dejarán, no su cuidado; Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado."

Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Fedro Guillén Castañón.

El C. Fedro Guillén Castañón: Señor Presidente; amigos senadores y diputados; familiares del ilustre general Lázaro Cárdenas.

En alguna tarde del Valle, tuve la oportunidad de acercarme a la casa del señor general Lázaro Cárdenas para obsequiarle un modesto trabajo que yo había publicado en tono a la noble figura de Román Rolán, el llamado Príncipe de la Paz de la Primera Guerra Mundial. Yo lo explicaba al señor general con una enorme inocencia de mi parte, quién era Román Rolán, él, con aquella ecuanimidad de todas las horas de su vida me escuchó, volteó a ver el mueble de su estudio, se puso de pie mientras yo pensaba, redoblaba mi inocencia, si el señor general Cárdenas tendría algún antecedente de Román Rolán; lo digo con entera franqueza, y la hermosa lección del señor general, para la suficiencia, permítaseme llamarla así, para la suficiencia universitaria que yo padecía, fue que detrás de un retrato de Román Rolán estaba dedicado, al expropiador del petróleo en México, así era él, todo sencillez, como si ese rostro terroso que tenía, de esos ojos abrasados por esa especie de fiebre del hombre que siente su destino ligado al de su patria, dentro de esa impasibilidad aparente que ya se señalaba en el Benemérito, había en Lázaro Cárdenas un ademán, como que si él, con plena sencillez, estuviera diciéndole a uno que parecía no darse cuenta que era un hombre que estaba ya en la historia de México.

Bastarán mis queridos amigos, a la hora futura cuando se olvidan las querellas y las cóleras, bastarán dos o tres rasgos, dos o tres anécdotas, dos o tres recuerdos, para que el nombre, Lázaro Cárdenas, sea venerado. Bastará que el hombre sencillo de pueblo, a los pocos días de haber tomado posesión de la presidencia, en un rasgo eminentemente de sabor popular, eminentemente de sabor republicano, y en contra de las tradiciones imperialistas, dijera: "Yo no puedo vivir en el Castillo de Chapultepec" donde otrora - no lo dijo así pero todos lo sabemos - se organizó aquella corte y aquel Imperio - por los que algunos todavía suspiran - (aplausos), pensando con el poeta que todo tiempo pasado fue mejor.

El señor general Cárdenas se fue a vivir a la colonia Guadalupe Inn a casa de su hermano, mientras organizaban la residencia presidencial de los Pinos.

Bastará también recordar en esta hora de concordia nacional - quisiera subrayarlo - dentro del respeto que debemos mantener a todas las ideas y que es una de las tesis de Luis Echeverría, el diálogo civilizado, la tolerancia a todas las ideas, el cambio de opiniones o de principios para enfocar el pasado y el presente, quisiera pensar que en esa hora futura de concordia nacional, que se hace en parte por las figuras graníticas que son las que sustentan nuestra nacionalidad; las anécdotas personales del valor temerario de Lázaro Cárdenas. Su llegada a San Luis Potosí que recordaba

nuestro amigo. Tal vez él no quiso recordar, tal vez él no quiso traerlo a cuenta, pero el general Cárdenas fue a San Luis Potosí; no era una rebelión nada más de un general rebelde; era una rebelión fomentada por los intereses imperialistas que se habían querido satisfacer con la expropiación petrolera de marzo de 1938. Un rasgo históricamente tan importante para México, casi me atrevo a decirlo, como la independencia política del siglo pasado.

Y en un momento que ustedes, algunos de ustedes recuerdan - los más jóvenes todavía no - México no contaba con técnicos petroleros: México tenía un bloqueo de los grandes imperios. Y dentro del mismo seno de la patria aun hombres que en otra etapa habían estado con la Revolución, en ese instante clave de 38, dudaron del paso porque era efectivamente uno de los pasos radicales y esenciales de la historia política y económica de México.

Ya que se ha recordado cierto empecinamiento de sectores clericales y el clero no es la religión que todos respetamos o debemos de respetar, yo quiero abonar un rasgo positivo de ese hermosísimo marco de 38. Es posible que haya sido el inicio, el antecedente, o por lo menos fue la vez primera en que la Iglesia católica como institución, sintió el llamado patriótico de Lázaro Cárdenas y gran parte de la proyección popular de esta medida definitiva en el país. Todos sabemos la trascendencia y la influencia moral que tienen los guías religiosos en el pueblo, fue en ese tiempo como un jefe de la iglesia de Michoacán cuyo recuerdo yo lo lleno de cariño por este rasgo, que lanzó un pastoral apoyando la expropiación petrolera, justicia al que la merece. (Aplausos.)

Se ha hablado brillantemente del estadista organizador del sector obrero, del apasionado poli - indígena, del soberano que dio un tinte a la política internacional de dignidad histórica, la actitud de Isidro Fabela que recordábamos una mañana no muy lejana desde esta tribuna, el delegado del general Presidente en la Liga de las Naciones era consecuencia de la dignidad de la política nacional, un hombre que estaba acelerado el período revolucionario dentro de México no podría ser indiferente a los ataques del imperio; y la primera protesta internacional de México fue por el ataque a Finlandia, siguió la de Etiopía, la de Austria, la de China y dejo en último lugar, por ser el primer lugar que ocupa en mi corazón de mexicano republicano el caso de España; el caso de España que sujeto estrictamente a los tratados de la Liga de las Naciones inspirada por un romántico liberal, Wilson, de los Estados Unidos, Isidro Fabela representando al mensaje de ese México que no era, ni es, ni quiere ser un país poderoso militarmente, pero sí con autoridad moral suficiente para defender la paz y el derecho en el mundo, defendió en un instante, en tal forma el caso de la República Española, que no era atacada por la rebelión del cuartel solamente, sino por el fascismo organizado, como lo señaló el maestro Fabela como una advertencia histórica y luego, cuando republicanos españoles eran maltratados en Francia, cuando fueron puestos en campos de concentración, ¿qué hizo el gobierno de México a través de esa directriz nacida de un Presidente humanista y generoso? ¿Que hizo? Lo recordaba yo el otro día en la tierra de Michoacán, abrió una escuela para los niños huérfanos de España. Y quisiera recordar si hiciera falta señalar el humanismo de Isidro Fabela, gran mexicano, que él en lo personal, al entrar a un campo de concentración de niños huérfanos, adoptó a dos niños españoles que luego fueron mexicanos y que murieron ya en ésta, en esta noble tierra de México. Esa, amigos míos, fue la política internacional de un hombre sin pasiones; yo recordaba también la vez anterior que tuve la honra de hablar desde esta tribuna, cómo oponiéndose a un criterio público crecido, el propio Presidente le abrió las puertas a León Trotsky, cuyas ideas pueden ser discutidas, cuyas ideas deben ser discutidas por los que no tememos a las ideas, pero que era - indudablemente - uno de los talentos más preclaros de su generación.

Trotsky vino a México ¿por qué? Por esa política que afortunadamente había practicado Venustiano Carranza en la doctrina Carranza, cuando intervenciones anteriores, quisieron también golpear el cuerpo adolorido de la patria; y está presente hoy - y es muy grato señalarlo - esa política sin facciones, esa política que quiere que México sea la patria de todos los perseguidos del mundo, según lo dijo brillantemente, hace unos días en esta tribuna, el Secretario Moya Palencia; al universalizar el texto de la Ley de Población, para que México ya no sólo reciba a perseguidos latinoamericanos, sino en este mundo de hoy, de guerras, de guerras y de odios, de guerras que arman las grandes potencias a trasmano de otros países, de cuartelazos, de quemas de libros del más grande poeta de nuestro tiempo, México da una respuesta humanista al mundo y dice, en esta nueva ley: Aquí está esta tierra para todos los perseguidos del mundo. (Aplausos.)

El nombre de Lázaro Cárdenas, es un debe ser un nombre de unidad, no de desunión, respeto a las ideas de todos como un principio elemental de civilización, pero creo que al recordar a Cárdenas debemos pensar en que hombres como él y como Juárez, nos unen y éste es un instante de unidad, respetando como respetamos todas las ideas, participando en la invitación presidencial que me parece que es un rasgo de civilizado, de oír a todos y hablar de todos, de escuchar a todos, sin acudir a los argumentos de las películas de los Altos de Jalisco, donde una escuadra dirime la mesa de debates. Pienso en Lázaro Cárdenas y quisiera creer que, amigos míos de Acción Nacional, tienen que reconocer algo de él, porque cuando un hombre tiene esa estatura, está más allá de las pequeñas discrepancias, cuando un hombre como él nos está diciendo algo que recordaba el otro día Carlos Sansores Pérez con un sentido objetivo de la política, cuando recordaba cómo al morir Cárdenas ha venido creciendo, quisiéramos a los pesimistas, a los medrosos para los que no

comprenden que son los regímenes renovadores los que hacen temblar un poco las conciencias ciudadanas, quisiéramos decirles cómo estaba el país de agitado en tiempos de Lázaro Cárdenas.

Pero aquel capitán no se echó atrás, aquel capitán salió adelante con sus conquistas agrarias, obreras, petroleras e indigenistas. Aquel capitán, casi impasible, nos está recordando que las épocas críticas son las épocas cuando se está trabajando. Ladran, se dijo en el libro clásico, señal que cabalgamos. (Aplausos.)

Fue difícil la época histórica de 29 a 40. Es probablemente uno de los trechos más episódicos de la Historia Universal. Crecían en Europa los adalides funestos de las teorías racistas, que tenían sus doctores, sus filósofos y sus verdugos. En el mundo la amenaza del fascismo en este trecho hacía vibrar precisamente la noble cúpula de la Liga de las Naciones.

La insolencia nazi - fascista no respetaba el derecho y se burlaban de él, y en esto fue donde México sentó una cátedra histórica, en ese tiempo, cuando los dictadores latinoamericanos sacaron de debajo de sus lechos bien ametrallados, sus pieles de ovejas, para comenzar al lado de un cristianismo entre comillas. En este trecho, los progresos sociales como los de México en la época cardenista, tuvieron luego un sambenito que ha tenido mucho éxito: el de bolcheviques se dijo antes, y después, comunista, como una acusación, como una difamación. Y los que así lo dicen, nunca han tenido en sus manos un texto de Carlos Marx, cuya tesis puede y debe ser discutida, pero que jamás estamos contra ese capricho de encasquillar al hombre, de encasquillar al pensador por lo que dice, para así ganar los países que internacionalmente se aprovechan de esas metamorfosis.

Yo quisiera recordar para ilustrar esta etapa, amigos míos, yo quisiera recordar como un síntoma de universalidad mexicana, que así como admiro a Lázaro Cárdenas apasionadamente, he admirado en sus cosas estelares a un mexicano lo más opuesto a él: José Vasconcelos, pero que tuvo un instante estelar en la historia, y que en ese trecho que estoy señalando, encandilado por esa falsa imagen de herir el mundo entre comunistas y cristianos, Vasconcelos fue uno de los graves equivocados. Y después del momento grande del Secretario de Educación Pública, después de haber sido uno de los maestros indudables de toda una generación americana, advino, ¿en qué? Advino en un hombre que creía ver comunismo y comunismo y comunismo en todo, repitiendo un poco esa falacia que sigue teniendo éxito, y que a veces hace que los hombres libres se vean condenados por las fuerzas de los imperios que manejan estas cosas, como manejan las guerras, y como ahora se maneja hasta el Premio Nobel.

Cómo no iba a ser un época de confusión ideológica, si los dos grandes maestros de España, indudablemente los que han tenido más influencia en el idioma en este siglo, Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset, cayeron en el mismo pecado. Don Miguel el Grande, don Miguel el de Salamanca no supo entender a la República, que era una República creada por humanistas. Ortega, que no sólo tenía uno de los estilos literarios más seductores del idioma, sino que era un conferenciante de primera fila en Europa, murió casi olvidado, murió como no debe morir nunca un maestro, sin discípulos.

En esta etapa, amigos míos, difícil para México y para el mundo, en esa etapa en la que el fetiche de la raza superior proclamara por este vesánico que quemó a todos los miembros de una noble raza por el solo hecho, por el delito de que son de una raza, según él, no era superior, en ese tiempo Lázaro Cárdenas tenazmente, valientemente, apasionadamente estuvo trabajando todos los días, desde que se levantaba por las mañanas, desde que a veces con un sentido del humor recóndito que tenía, buscaba de hacer citas presidenciales a las 6 de la mañana, con los diciembres inclementes de México, hasta la hora en que se metía entre el pueblo solo, a veces con el doctor Castillo Nájera, a veces con nuestro admirado amigo, a veces con alguno de sus ayudantes o se sentaba ante los indígenas como se sientan ellos y a comer lo que ellos comen, pero no para que lo retratara algún fotógrafo como suelen hacerlo quienes se aprovechan de estas cosas (aplausos) porque se ha recordado en el instante en que Lázaro Cárdenas hacía sentir esa comunicación enigmática para el indígena, que es históricamente desconfiado porque lo han engañado por siglos, cuando él creaba ese hilo de oro de su generosidad, de su silencio, de su largo silencio oyendo peticiones y peticiones en los caminos, en los pueblos más apartados, cuando en esa instante en México empezaba a crecer el apelativo cariñoso de su pueblo para él, aquí muy cerca, en la vecindad de México, había un dictador de cuyo nombre no quiero acordarme, que había prohibido que los indígenas desfilaran por la calle principal de la ciudad, porque no eran ornamento para el turista. Ese apelativo amigos míos, que es de lo más hermoso que ha creado el pueblo de México; que viene en la tradición de un gran trabajador social del siglo pasado o del siglo antepasado, ese apelativo que es la voz y la lágrima y el corazón del pueblo, es ya histórico, ustedes lo saben: "Tata Lázaro". (Aplausos.)

Fue un gran expresidente y no sólo un gran Presidente. Supo del difícil equilibrio histórico de ser en un instante la figura central de un país y de no aprovecharse de eso, con una delicadeza ejemplar y humanista. Y supo ser el gestor un poco anónimo del indígena, un poco anónimo porque no se anunciaba, porque llegaba a los lugares sin arcos triunfales y a veces recordando sus días mejores, tenía la dicha de dormir bajo un árbol, en esa comunicación de hombre y naturaleza que es la que da el vigor a los hombres del pueblo. Supo crecer silenciosa y discretamente su figura no sólo con actitudes nacionales sino internacionales; fue un abanderado de la paz internacional,

cuando hubo revoluciones en Latinoamérica cualquiera que fuera su signo ideológico, el general Cárdenas estuvo presente en la hora de la celebración de estas revoluciones. Cuando se hizo el tribunal para juzgar los crímenes de la guerra más injusta de todas: la de Vietnam, Bertrand Russell el gran filósofo, el gran joven de 90 y tantos años de Inglaterra, porque esa sí es juventud la de pelear contra la injusticia y contra la guerra, Bertrand Russell como ustedes recordarán que había ganado el Premio Nobel también, invitó al señor general Cárdenas al lado de Jean Paul Sartre y de otros distinguidos hombres del universo, para ese tribunal de Vietnam. Entonces yo pregunto: ahora que es tan caprichosa la concesión del Premio Nobel, que ya no se da a los que han dado su vida por la paz como Schwaitzer o como Luther King sino que se da a los grandes negociadores de la guerra (aplausos), cómo no haber pensado si la circunstancia histórica hubiera sido diferente, cómo no haber pensado en Lázaro Cárdenas para el Premio Nobel de la Paz. (Aplausos.)

Su imagen, que los mexicanos sin facciones, aunque sí con principios, llevamos en el corazón, nos emociona profundamente y será un privilegio que contaremos a nuestro nietos, haber tenido el honor de estar con Lázaro Cárdenas.

Iremos tal vez un día a España, para bajar al héroe de su estatua, como pedía Andrés Eloy Blanco, recordado la otra mañana por Mario Moya Palencia, y qué grato que un Secretario de Estado en un acto oficial recuerde al gran poeta mexicano, "hay que hacer que los héroes se bajen de sus caballos" - decía Andrés Eloy - , en ese discurso magistral cuando nos trajo el Simón Bolívar que está en la glorieta de Chapultepec. Así sentimos a Cárdenas, cerca de nosotros, en esta hora, que si tiene crisis, que si tiene maniáticos, que si tiene gentes que creen que con aplicar la pena de muerte se paralizan las corrientes históricas reaccionarias o de anarquismo, en esta hora en que si hay algún temblor cívico en México, es porque el que ha llegado a Presidente ha querido que este país tiemble y no siga en la inercia... (aplausos), al lado de él, al lado de su figura que repito debe ser de unidad del pueblo en este momento, de unidad de todos los sectores, como es la de Juárez, como es la de Cuauhtémoc, como es la de Morelos, como es la de Zapata, como dijo muy bien el compañero, como puede ser la de otros ilustres mexicanos, cada cual dentro de su heroísmo y dentro de su instante histórico, al lado de Lázaro Cárdenas como un símbolo de esa unidad que es la que compete a todo mexicano que ame a su país.

Yo quiero colocar la figura de Plutarco Elías Calles, olvidadas discrepancias del ayer, unido por la historia, unido por la efemérides en la muerte, alentado por el mismo amor a México, creador de instituciones en este país, el nombre de Lázaro Cárdenas, unido al de Plutarco Elías Calles, lo dejamos aquí en esta tribuna como una garantía de los que han luchado por este país, para decirle a Luis Echeverría, que en esta Cámara, que en este país, en este pueblo, en estos campos, en los talleres, en los hogares, puede caber la discrepancia, y él mismo ha invitado a que se manifieste públicamente, valientemente esa discrepancia; a que se manifieste valiente y públicamente, no con gritos, los gritos están en contra de la inteligencia.

Y creemos que junto a la pasión juvenil que respetamos, pasión juvenil que ojalá se oriente serena y maduramente a favor de México, aunque pensemos posiblemente en forma diferente, yo lo quiero invitar a usted, como símbolo de un joven de México, que estudie un poco la historia de Lázaro Cárdenas; que sienta la obra de Lázaro Cárdenas; que tiene todo el derecho a tener alguna discrepancia en esto o en aquello. En lo que no se tiene derecho - y lo recordaba mi amigo diputado de San Luis Potosí - , en lo que no se tiene derecho, y lo decimos para terminar invocándolo a favor de la lucha diaria y gallarda de Echeverría, es estar contra México. Gracias. (Aplausos.)

AGRADECIMIENTO

El C. Presidente: Los diputados de la XLIX legislatura del Congreso de la Unión agradecemos profundamente la presencia en esta sesión solemne de los representantes del Senado de la República, encabezados por el señor profesor Enrique Olivares Santana y el senador Germán del Rosal. (Aplausos.)

Asimismo agradecemos la presencia del señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y de la señora Alicia Cárdenas Solórzano. (Aplausos.)

El C. embajador Martínez Corbalá y demás distinguidos invitados que nos han hecho con su presencia, el honor de acompañarnos. (Aplausos.)

El C. secretario Jesús Elías Piña: Se va a dar lectura al acta de la presente sesión.

ACTA

- El mismo C. Secretario:

"Acta de la sesión solemne celebrada por la Cámara de Diputados de la XLIX legislatura del H. Congreso de la Unión, el viernes diecinueve de octubre de mil novecientos setenta y tres.

Presidencia del C. Arnoldo Villarreal Zertuche.

Con la misma asistencia de la sesión pública inmediata anterior, se abre la sesión solemne con el exclusivo objeto de rendir homenaje al C. general Lázaro Cárdenas, ex Presidente de la República, en el tercer aniversario de su fallecimiento.

La Presidencia informa a la asamblea que se encuentran en el salón los distinguidos invitados de honor: señor Alicia Cárdenas Solórzano; señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas hijos del general Lázaro Cárdenas; asimismo los CC. Antonio J. Bermúdez, exdirector de

Petróleos Mexicanos y licenciado Ignacio García Téllez, es secretario de Trabajo, colaboradores de homenajeado.

También se encuentra en el salón el distinguido diputado al Congreso de 1917, señor Cándido Avilés y el ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, embajador de los Estados Unidos Mexicanos ante la República de Chile.

A continuación hacen uso de la palabra para rendir homenaje al señor general Lázaro Cárdenas, los ciudadanos diputados Octavio Peña Torres, Ezequiel Rodríguez Arcos, Ernesto Báez Lozano y Fedro Guillen Castañon. La Presidencia agradece la presencia de los distinguidos invitados así como de los representantes del H. Senado de la República que, encabezados por el señor Enrique Olivares Santana, Presidente de la Gran Comisión de la H. Colegisladora y del senador Germán Corona del Rosal, Presidente de la misma, que con su presencia contribuyeron a dar realce a esta sesión solemne.

Esta a discusión el acta... No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica, se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo... Aprobada.

- El C. Presidente (a las 14:00 horas): Se levanta la sesión solemne.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"