Legislatura XLIX - Año I - Período Ordinario - Fecha 19731030 - Número de Diario 34

(L49A1P1oN034F19731030.xml)Núm. Diario:34

ENCABEZADO

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

XLIX LEGISLATURA

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO I México, D. F., Martes 30 de Octubre de 1973 TOMO I.- NÚM. 34

SESIÓN SOLEMNE

SUMARIO

Apertura

Se abre la sesión solemne en homenaje a don Francisco I. Madero, en el primer centenario de su natalicio

Invitados

Prócer de la Revolución Mexicana; diputados al Congreso Constituyente de 1917; representantes de los partidos políticos, organizaciones obreras, populares y femeniles, invitados expresamente a la sesión solemne

Homenaje

Para rendir homenaje al Mártir de la Democracia hacen uso de la palabra los ciudadanos diputados: Rafael Tristán López, Héctor González García, Héctor Guillermo Valencia Mallorquín, Javier Heredia Talavera y Francisco Rodríguez Ortiz

Agradecimiento

La Presidencia, a nombre de los diputados de la XLIX Legislatura del H. Congreso de la Unión, agradece su presencia en el salón a los distinguidos invitados y, en general, a todos los asistentes que, con su presencia, contribuyeron a dar realce a la ceremonia. Finaliza expresando que la Representación Nacional se une al homenaje que los Tres Poderes de la Unión rinden a don Francisco I. Madero

Acta

Lectura y aprobación del Acta de la presente sesión. Se levanta la sesión solemne

DEBATE

PRESIDENCIA DE LA C. CONCEPCIÓN RIVERA CENTENO

(Asistencia de 160 ciudadanos diputados.)

APERTURA

- La C. Presidenta: (a las 12:35 horas): Se abre la sesión solemne de esta Cámara, de la XLIX Legislatura al H. Congreso de la Unión, para conmemorar el centenario del nacimiento de Francisco I. Madero. En cumplimiento al Acuerdo aprobado el 25 de los corrientes.

INVITADOS

- La misma C. Presidenta: Nos honran con su presencia los siguientes familiares del Prócer de la Revolución Mexicana: Dora Madero de Rivera (aplausos), Alejandro Madero de Sierra (aplausos), ingeniero Raúl Madero González (aplausos), señorita Patricia Madero Beldán (aplausos), Carolina Madero Viuda de Garza Nieto (aplausos), Lucila Garza Madero de Madero (aplausos), Gabriel Madero Ramos (aplausos), Pedro Treviño Madero (aplausos).

Homenaje

- La misma C. Presidenta:

Esta Presidencia se permite informar que harán uso de la palabra los siguientes ciudadanos diputados: Rafael Tristán López, Héctor González García, Héctor Guillermo Valencia Mallorquín, Javier Heredia Talavera y Francisco Rodríguez Ortiz.

Tiene el uso de la palabra el diputado Rafael Tristán López.

- El C. Rafael Tristán López:

Señora Presidenta.

Al conmemorarse el centenario del natalicio del apóstol don Francisco I. Madero, quiero dejar cabal constancia de nuestro profundo reconocimiento para aquel luchador infatigable, que ve la primera luz un día como hoy y muere cobardemente asesinado en una callejuela de esta capital en 1913. Vida breve la suya, casi cuarenta años, pero pletórica de obra en beneficio del país y de la Revolución misma.

Los hombres predestinados, como las estrellas, aparecen en el firmamento en la noche de los pueblos y quedan allí para servir de La Presidencia informa que se encuentran en el salón, familiares del guía.

Madero es estrella de primera magnitud que continúa iluminado a la patria después de las oscuras sombras del porfiriato.

Por sobre tachas y cargos, por sobre la pasión del elogio y la del denuesto; por sobre las flaquezas mismas, surge radiosa y magnífica la figura de un hombre, grande patricio de la democracia de México, símbolo eterno y sublime, monolítico paladín de las libertades humanas de todos los tiempos. Joven aún, inició el peregrinar en pos de la libertad, mismo que no habría de terminar ni con su propia vida. El paisaje amado de la niñez quedaba atrás. Los amigos de sus primeros años, sus afectos todos de pronto se convertían en un pasado fugaz con el cual rompía para siempre. Y sintiendo en la cabeza y en el corazón la opresión ignominiosa de que era víctima el pueblo; vivía su primer peregrinar, que era también su primera búsqueda afanosa de la libertad. ¿Intuición, vocación o predestinamiento del hombre sublime?

No podría decirlo, sólo se que sin amparo, se lanzó en su reto inicial a la adversidad.

La epopeya de Madero no comienza cuando Bernardo Reyes deja acéfala la inconformidad popular. Ya en 1905 al igual que Miguel de Unamuno en otras circunstancias Madero prefirió la verdad en guerra y no la mentira en paz, al organizar en San Pedro de las Colonias el Partido Democrático Independiente con José María Hernández, Toribio de los Santos y otros destacados luchadores. El Demócrata y El Mosco fueron los órganos periodísticos del naciente movimiento de claras tendencias democráticas.

Juan Sarabia distinguido revolucionario potosino y los hermanos Flores Magón, reciben la ayuda de Madero en 1905 para trasladarse a San Luis Missouri y desde ahí proyectar su acción progresista que habría de culminar con la elaboración del trascendente programa del Partido Liberal Mexicano, incuestionable antecedente de nuestra Carta Magna.

Así el sentir de nuestro apóstol y guía de la insurgencia revolucionaria, sintetiza su pensamiento en su libro La Sucesión Presidencial, y sus páginas ven la luz en el momento en que la nación exigía nuevas ideas y nuevos caminos. Cuando circuló la sucesión presidencial en 1910, su autor ya no se pertenecía así mismo, sino a su pueblo. Su destino se había ligado aún más, a partir de ese momento, a la vida de millones de compatriotas ofendidos y humillados por la dictadura política, por el industrial extranjero o el aristócrata afrancesado. Y en 1910 en una luminosa mañana de abril, el apóstol se convierte en caudillo. La Convención Nacional Independiente de los Partidos Nacionales Antireeleccionista y Nacionalista Democrático; lo postulan candidato a la Presidencia. Símbolo de libertad y justicia, despertaba odio y temor en el déspota. Le acusaron y vilipendiaron, "según nos relatan sus biógrafos Alfonso Taracena y Gabriel Ferrer; apresado fue conducido a las mazmorras donde habría de concebir el Plan de San Luis en la capital potosina.

Pero el Plan de San Luis nos decía el señor licenciado Oscar Villegas; por sí solo hubiera carecido de fuerza histórica para provocar la transformación social de México, si antes, desde fines del siglo pasado, no hubieran existido hombres que reclamaran su libertad a la tiranía. La magia del Plan de San Luis, su magnetismo para obtener el sacrificio de miles de mexicanos, su potencia carismática para buscar la rendición del pueblo, no son únicamente frutos de la fuerza de sus tendencias o de la precisión de sus argumentos políticos, la fortaleza histórica del Plan de San Luis, deviene de una larga lucha que miles de compatriotas había realizado desde hacía muchos años.

El Plan de San Luis fue el puente que comunicó la teoría con la práctica revolucionaria por eso, cuando en la actualidad contemplamos cómo la violencia se ejerce en la oscuridad del anonimato o se blande como principio y fin político, no podemos, menos que condenarla porque esta nace del rencor y del odio y viene de la frustración enfermiza de sus ejecutores. La violencia revolucionaria, no se escuda en la cobardía, es humanista por excelencia, es una respuesta a la agresión del poder que no ha sabido respetar ni los derechos ni la vida de los ciudadanos.

El derecho a la Revolución es un derecho innato del hombre, que se justifica cuando existen determinadas condiciones objetivas y subjetivas en la historia de cualquier pueblo. Por eso los brotes de violencia criminal de la hora actual, no podemos reconocerlos como caminos revolucionarios, porque las condiciones históricas que vivimos no justifican que el pueblo tome las armas y se decida a caminar por los trágicos senderos de la guerra fratricida.

En 1911, Madero inicia su breve pero revolucionaria estancia en el poder, y como prueba evidente de que el Sufragio Efectivo y la No Reelección no fueron los únicos móviles de su lucha; crea la Primera Comisión Nacional Agraria, cuya finalidad esencial consistió en otorgar créditos agrícolas y fraccionar tierras para los campesinos, enviando para el efecto delegados a los Estados de Guerrero, San Luis Potosí, Michoacán y Baja California. Bajo el maderismo según Ferrer de Mendiolea; se redujeron las horas de trabajo de labor en las fábricas, se organizó la Oficina Nacional del Trabajo, se firmaron los convenios entre industriales y obreros para fijar tarifas mínimas de salarios, jornadas de trabajo, pago de indemnizaciones, etc.

A Madero corresponde el mérito de haber establecido las escuelas rudimentarias, antecedente de la escuela rural mexicana. Defendió patrióticamente el caso del Chamizal, restauró la personalidad jurídica de los ayuntamientos y respetó la soberanía de los Poderes Legislativo y Judicial.

Mas sin embargo la traición del chacal Victoriano Huerta se avecinaba y el cuartelazo no se hizo esperar; es esta una de las páginas más negras de las que el pretorianismo insolente, la ambición y la falta de respeto a las instituciones hayan escrito en nuestra historia. Don Francisco I. Madero y don José María Pino Suárez fueron asesinados el 22 de febrero de 1913.

Un crimen múltiple y repugnante había sido cometido. Palabras pronunciadas por el jefe de

nuestro partido al saberse del reciente golpe militar de la hermana República de Chile, y que puede aplicarse a los acontecimientos de la Decena Trágica, múltiple porque se había violado la legalidad.

Se había atentado contra la democracia, se había negado la voluntad mayoritaria de un pueblo, se había intentado obstruir un camino para construir una nueva sociedad, en que el hombre en la justicia y la libertad alcance su plena dignidad.

Repugnante porque sus autores han regado la sangre de sus hermanos, porque han usado armas dadas por un pueblo en contra de ese pueblo, porque la traición a la ley había sido acompañada por la traición a un hombre que, con singular decoro y nobleza, llevó la investidura que su pueblo y la ley le habían conferido.

Nuestro actual ejército surgió cuando, a un golpe de estado, la sociedad mexicana respondió con un contragolpe de la Nación, de la propia sociedad. Sus orígenes configuran su destino, de su vinculación al pueblo a su causa, extrae líneas de conducta, metas qué perseguir, confluyendo con el pueblo mismo, en nuestras instituciones. Rodear y apoyar al jefe nato de nuestras instituciones, fortalecer la institución presidencial, para así fortalecer todas las instituciones de México. Afianzar la unidad revolucionaria y mediante las coincidencias en lo esencial, y el acuerdo en lo fundamental, que no excluya diferencias básicas sobre la organización de la sociedad, pero que excluye el recurrir a la violencia y los intentos por romper el orden jurídico y nuestro estado de derecho.

Para aumentar su dimensión histórica como patriota excelso, Madero necesitaba la sanción del martirio, y desde ese momento fue mayor su gloria, que como símbolo del esfuerzo democrático le inmortaliza en los anales de la historia de la Patria. Por ello, con la constitución como bandera y el gobierno revolucionario de Luis Echeverría como guía; podemos afirmar que estamos soñando, luchando y trabajando, por hacer una patria grande, próspera y feliz. Que cada día, cada hora y cada instante la ciudadanía vive y palpita con la realidad del México nuevo, que nuestros afanes están presentes en el agro, en la fábrica, en el laboratorio o en el aula. Que nuestro ideal supremo es el bien de la patria, y que por ese ideal estamos dispuestos a seguir el ejemplo magnífico de nuestros ilustres antecesores. (Aplausos.)

- La C. Presidente: Tiene el uso de la palabra el diputado Héctor González García.

El C. Héctor González García: Presidencia de esta asamblea, muy distinguidos, compañeros diputados, señoras y señores: Como diputado y como simple ciudadano, he aceptado el honor y el deber de participar en este acto, precisamente el día en que se conmemoran cien años del natalicio de aquél, que con toda justicia ha sido llamado el apóstol de la democracia, y que aun hoy es todavía, también, símbolo vigente del anhelo democrático aún insatisfecho del pueblo mexicano: Francisco I. Madero.

Como parte del natural proceso histórico, el México de hoy es consecuencia natural del México de ayer. Y de aquél México, por la persona de Madero, hemos recibido los mexicanos de hoy, la semilla de una inquietud política que mueve los espíritus generosos, un vivo interés por los asuntos de su patria, y que empuja a las voluntades de los ciudadanos independientes, hacia una participación democrática y efectiva en el gobierno de la nación.

Toca a las generaciones de hoy y mañana, analizar y comprender la Revolución de 1910. Madero, como hombre, es indiscutible que cometió errores, este principio con toda sinceridad debemos aceptarlo aunque no me proponga por hoy analizar. Pero para su tiempo, para el tiempo que ha transcurrido y para cuantos años aún por transcurrir, Madero es indiscutiblemente el espíritu grande del gran acierto.

Madero tuvo razón, Madero aún hoy sigue teniendo razón.

México gemía bajo el peso de una dictadura política enquistada en el poder, que se escudaba en el anterior prestigio militar del general Profirió Díaz y en el señuelo de un progreso condicionado y de una paz que no era otra que la de los sepulcros.

Era el México de una aristocracia egoísta, y explotadora inmisericorde del pueblo y que ocultaba al dictador las miserias de éste, envolviéndole en condecoraciones y distrayéndole con homenajes y manifestaciones de apoyo a su favor.

Madero se ha educado en otras latitudes, ha conocido otras sociedades donde todos los hombres se miran de frente, todos ellos llevan una vida decorosa y tienen ante la ley una misma y digna calidad de ciudadanos.

Espíritu cristiano, rebelde, generoso y sensible, Madero se duele de la triste realidad de su país y abandona las labores propias de su posición, estudia y mejora algunas técnicas de cultivo, incluyendo un cultivo que se consideró interesante para su tiempo, sobre un mejor aprovechamiento equitativo de las aguas del Río Nazas entre los agricultores ribereños.

Desarrolla labor social entre los obreros y campesinos de su lugar, promueve la educación otorgando becas a algunos jóvenes empeñosos, fundando la Escuela Comercial de San Pedro de las Colonias.

Para 1904 interviene ya directamente en la política de su Estado natal. Colabora con "El Demócrata", órgano del partido político a que pertenece.

Y en él vierte su caudal de su inquietud y nos habla de derechos humanos, del ejercicio libre y efectivo y de la libertad política.

Posteriormente en su histórico libro de la sucesión presidencial analiza valiosamente la situación política del país; en ese tiempo, y con este libro se presenta ya ante el pueblo como un verdadero líder, avanzado, nacionalista, democrático y liberal.

En la campaña política que lo lleva a recorrer el país, al haber aceptado su candidatura Presidencial, Madero entrega al pueblo de México el mensaje que lo hace acreedor indiscutible al título de apóstol de la democracia. Por

primera vez en nuestra historia, un candidato presidencial que no ha participado en guerra alguna, que no ha ocupado puesto en el gobierno y que no tiene otro mérito que el grande e insólito de un enorme espíritu ciudadano, sacude la conciencia de los mexicanos y nos hace ver que podemos y debemos darnos nuestras propias autoridades.

Madero inicia así su gran obra, levanta la bandera que lo ha hecho caudillo y gigante de nuestra historia, la del Sufragio Efectivo No Reelección y que nos entregó en la Revolución política de 1910.

Como todo gran personaje, Madero ha sido en muchas ocasiones duramente criticado; en ocasiones por su firme convicción democrática, en otras por no haber incluido en su programa de gobierno, reformas de contenido social. Con la serena perspectiva de los años éstas críticas se antojan más, productos de pasiones sectarias o de obsesiones doctrinarias que de un justo y de un sereno análisis de sus verdaderos propósitos.

Otros luchadores, quizá más capaces que él, también combatieron a la dictadura y no lo lograron.

Madero sí lo logró, porque Madero entendió - y supo y señaló - cuál era la médula del problema. Madero concibe en la Revolución política del ejercicio efectivo del sufragio, como la forma eficaz y legítima para que el pueblo se dé sus propios gobernantes que verdaderamente le sirvan; y realice así el pueblo mismo por su directa participación en el gobierno, la revolución social y la revolución política que le haga cabal justicia. Es decir, una revolución social y una revolución económica que se deriven de una verdadera y justa revolución política.

Madero no fue nunca partidario de una revolución social y económica condicionada a la voluntad y a los intereses de la clase gobernante y que el pueblo tuviese que recibir como pago o soborno a su sumisión política y a su conformidad.

Cuando Madero dio al pueblo lo que por derecho le correspondía, jamás permitió que se le manifestara la gratitud de éste, en costosas y artificiales concentraciones de apoyo.

Madero fue congruente en su política internacional, con su política en el campo interno del país; la misma dignidad y derecho que supo rescatar para los ciudadanos mexicanos, la hizo valer para el país en el campo internacional.

- Dice el licenciado Vasconcelos - el Embajador de los Estados Unidos (Henry Lane Wilson), encontró en Madero todo un carácter; donde Profirió Díaz y sus Ministros decían que sí a toda petición del poderoso, Madero se alzaba como un auténtico Presidente de un pueblo soberano.

Las humanas incomprensiones, los naturales resentimientos, las pasiones que se desbordan y las ambiciones desmedidas que se despiertan en los corazones perversos, durante los procesos políticos de cambio por una de las traiciones más negras que registran las páginas de la Historia Universal, llevaron a Madero a la gloria del martirio.

Madero nos deja como herencia una gran lección, el ejemplo singular de una verdadera convicción democrática, vivida primero como simple, sencillo y entusiasta ciudadano y como probo, legítimo y digno gobernante después, convicción predicada y vivida apasionadamente hasta el holocausto.

Este sacrificio parece haber sido inútil. A 60 años de distancia, es legítimo y tiene actualidad, que el pueblo burlado levante todavía la bandera del Sufragio Efectivo igual que en 1910.

He participado en este acto, permítaseme que simplemente le llame así, para decir que la memoria de Madero es tan grande, que no requiere de costosos monumentos o de discursos más o menos almibarados. La sangre de Madero reclama el auténtico homenaje que dista mucho de habérsele tributado pues aún se le siente palpitar con coraje en las venas de los compatriotas engañados de Tulancingo, Compostela, Tehuacán, Córdoba, Tomatlán y muchos otros lugares del país. (Aplausos.)

Cuando las elecciones en México sean limpias, cuando sean limpias todas las elecciones que se llevan a cabo en el país, cuando el voto del ciudadano mexicano, todos los votos libres de mexicanos que se emiten en todo lo ancho del país, incluyendo el del más modesto y humilde ciudadano en el último rincón de la patria, cuando esos votos sean cabalmente respetados por el gobierno, ¡Entonces, Francisco I. Madero, este gobierno y este pueblo te habrán rendido el homenaje que verdaderamente te corresponde! (Aplausos.)

- La C. Presidenta: Tiene el uso de la palabra el ciudadano diputado Héctor Guillermo Valencia Mallorquín.

El C. Héctor Guillermo Valencia Mallorquín: Honorable Presidencia, ciudadanos diputados: En la Piedra del Sol o Calendario Azteca, en su círculo cuarto se encuentran comprendidos los nacimientos de mexicanos ilustres en ciclos de 52 años. En la segunda sección del plumaje de Quetzalcóatl se advierte la obra de los hombres nacidos en México también en ciclos de 52 años. Se advierte también que dichas predicciones arrancan el génesis hasta el año de 1999 de acuerdo con los datos cronométricos de la cultura náhuatl.

Madero, apóstol de la democracia, tiene ya un sitio en la conciencia de los pueblos de todo el mundo.

Señores diputados: la democracia y Francisco I. Madero es la encarnación del espíritu y la aspiración de un pueblo; Madero como persona, pudo haber tenido todos los errores, pero como ciudadano, como revolucionario de su época, Francisco I. Madero cumplió fielmente con las aspiraciones de un pueblo subyugado, esquilmado y explotado por una dictadura.

Madero, es cierto, procedente de una familia de abolengo en el norte del país, renunció a las comodidades económicas cuando sintió el acicate - vamos a llamarle así - de la lucha revolucionaria del Partido Liberal Mexicano.

Pero, no tan sólo eso; el hambre y la miseria, la insalubridad, la injusticia, encontraron en Madero la chispa redentora. Y Madero supo interpretar la secuencia de penalidades del país.

Así lo manifiesta su libro, así lo manifiesta su recorrido por el país, y así lo manifiesta 1973, a un siglo de haberse iniciado el numen de este loable mexicano.

Pero, ¿qué es la democracia?, señores. Aristóteles hace 25 siglos decía, que los quehaceres públicos participan en todo para que reciban todos los beneficios; que no haya sectarismos, que no haya privilegios, y Profirió Díaz, con el partido de los científicos, se encontraba burlando las garantías de millones de mexicanos.

Pero en la actualidad, realmente tuvo sentido la lucha de Madero. Nuestro partido, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, acepta la lucha de Francisco I. Madero, y honra desde esta tribuna al gobierno revolucionario de López Mateos, quien permitió la participación de minorías en la Cámara de Diputados, al aceptar la reforma constitucional para que hubiese diputados de partido.

Es la democracia en nuestros días, la interpretación firme de un pluripartidismo; de un pluripartidismo práctico, porque sentimos que deben terminarse los privilegios, que no deben existir jamás los grupos minoritarios, económicamente fuertes que eviten el destino de todos los mexicanos, pero queremos y demandamos un pluripartidismo en la vida real, cotidianamente, que se cumpla.

Que los gobiernos municipales logrados por gobiernos emanados de la Revolución sean aceptados en la jurisdicción administrativa por los gobiernos estatales. No queremos la postergación, ello es el pluripartidismo práctico. No queremos también una democracia, no tan solo en la vida política, una democracia de carácter económico, administrativa, social cultural y en todos los ámbitos de la conducta humana.

Una democracia nacional. Una democracia latinoamericana, y en el mundo también una democracia. Auspiciamos con la ideología del joven, como lo hizo Madero en su tiempo, que las naciones del mundo comprenden en sí en qué consiste la convivencia universal.

Nosotros jóvenes estamos de pie en la lucha del Tercer Mundo y queremos asimismo que la democracia internacional sea la bandera del nuevo Francisco I. Madero. Queremos que en México, el único de los países que ha mantenido un gobierno democrático y que lamenta el cuartelazo de Pinochet, como lamentó también el cuartelazo de Huerta , ambos auspiciados por el gobierno norteamericano. Queremos que se perpetúen los canales democráticos en la vía política, en la vía económica, porque ni allí, en las inversiones pueden haber grupos privilegiados. La economía es de todos, que todos reciban los beneficios de la reinversión económica.

Señores diputados: Francisco I. Madero realmente un hombre adelantado a su época había mencionado la frase de Sufragio Efectivo y No Reelección de un profundo sentido filosófico, "Sufragio Efectivo", la validez y el respeto al voto. Creemos que es la llave para romper candados, pero más aún, Francisco I. Madero había instalado el primer peldaño por el cual el Gobierno de la República habría de caminar agigantándose por el camino de la Constitución.

A la muerte de Madero, pero otro prócer, otro prohombre, Venustiano Carranza levanta la voz de la patria, levanta la inquietud del pueblo, y revive la Revolución y se lanza también a la conquista de los derechos Constitucionales, y en 1917 quedan plasmadas las aspiraciones justas de un pueblo batallador, de un pueblo que se había detenido un minuto, pero que se había incorporado para una eternidad.

La etapa constitucionalista marca para México la reivindicación, la negación a los cuartelazos clásicos y le dice: "Que la voz de la ley, está por encima de la voz de las armas".

Coahuilenses los dos. El Varón de Cuatro Ciénegas que regresa a la República, una tranquilidad leal y otorga una Constitución; pero recordemos también que la democracia, la democracia en sí como presupuesto filosófico no solamente encuentra en personas la única institución, hay un pueblo mexicano que ha batallado con la ley, hay un pueblo mexicano que ha llevado artículos y que ese mismo método ha encajado en el presente histórico de México; es el pueblo de México en el presente histórico de México. Es el pueblo de México con su voluntad, con su espíritu quien ha hecho posible que México en sí, reine la democracia y que en un aspecto de democracia fina, de democracia respetable, honramos a los hombres, pero antes, digamos aquello que hizo el Apóstol, el prohombre mexicano, Mexicanos: Cuando la ley del voto llegue a la conciencia nacional, ninguna dictadura, ninguna autoritarismo podrá detener la marcha de un pueblo descalzo, hambriento, pero que después fomentará el incremento económico. Y aquí nuestro Partido Auténtico, protesta y reprueba los golpes de que es objeto la democracia mundial; el 90% de los pueblos latinoamericanos; en España y recientemente en Chile y hacemos votos porque la conciencia mundial admita en el concepto de la democracia y en la práctica de este derecho, la única fórmula para llegar a una conquista viril, justa de los derechos mundiales y en forma concreta, a los derechos individuales.

Señores diputados: hablar de Madero y la democracia, es hablar de un gobierno pluripartidista mexicano; es hablar también de una oportunidad y quehaceres nacionales. Nosotros pensamos que Madero y el pueblo de México tuvieron mucha razón y que somos nosotros los indicados para llevar adelante los trabajos políticos más allá de lo que dijera Madero; democracia y ley, sufragio efectivo, no reelección. Señores, entonces, no nos hemos entregado a una manifestación, nos hemos entregado a un compromiso que, como mexicanos , tenemos no con Madero, no con Carranza, sino que estamos completamente comprometidos a llevar adelante la ideología revolucionaria de 1910, de 1917, decir que en México, ante esta tribuna, la democracia nacional es el pan de cada día en que los mexicanos están abasteciendo sus necesidades primarias. Muchas Gracias. (Aplausos.)

- La C. Presidenta: Tiene el uso de la palabra el ciudadano diputado Javier Heredia Talavera.

El C. Javier Heredia Talavera: Presidencia de esta Cámara. Señoras y señores diputados. Distinguidos visitantes.

Los pueblos hacen la historia y forjan a los hombres que necesitan para avanzar hacia estadios superiores de la vida social.

No deja de ser simbólico que a un año de muerto el defensor de la integridad nacional en contra de la intervención Francesa, licenciado Benito Juárez, nazca Francisco I. Madero, un mexicano insigne que años más tarde habría de ofrendar su vida en aras de la democracia, la justicia y la independencia de la patria de Hidalgo.

Francisco I. Madero fue hijo de ricos hacendados, cursa sus estudios en Europa y Estados Unidos de América, fue estudiante de altas calificaciones no sólo en economía política, sino en matemáticas, geografía comercial, Código Civil, legislación de presupuestos y otras materias. En París, Francia, visitó la Cámara de Diputados y escucha atento los debates políticos, soñando que así será alguna vez en su patria.

Cinco años después, Francisco I. Madero regresa a México y contempla y siente en toda su magnitud el drama de México, porque había conocido países que construían el capitalismo y eso le permitía adquirir plena conciencia de la esclavitud, el terror y la ignominia en que el dictador Profirió Díaz tenía sumida a la patria de Hidalgo. Se convencía que solamente quedaba un camino al pueblo de México y éste no era otro que la lucha armada. El aparato dictatorial estaba organizado sobre la base de una severísima centralización, porque los 27 gobernadores, 295 jueces políticos, 1,798 presidentes municipales, 4,574 jueces y miembros de las legislaturas de los Estados dependían de las órdenes y el capricho del dictador Profirió Díaz.

La Iglesia católica, principal terrateniente, el imperialismo norteamericano e inglés y el ejército de esta constituían las columnas de apoyo al dictador. Profirió Díaz se aseguraba la lealtad de generales y altos funcionarios otorgándoles latifundios, concesiones industriales y comerciales, los designaba gobernadores, jefes políticos. Su guardia personal, compuesta de asesinos profesionales, lo libraban de sus adversarios políticos, el régimen se ensañaba de odio en contra de los obreros y de los campesinos, la dictadura se caracterizaba por la corrupción, el soborno y el peculado; la vanidad más abyecta privaba en diputados y senadores, jueces y la prensa. Las fuerzas democráticas nacionalistas anti-imperialistas con Francisco I. Madero, Emiliano Carranza y Francisco Villa, con ellos triunfa la Revolución. Y en 1911, Madero gana las elecciones, resultado de un plebiscito apoteótico y fue entonces cuando la Revolución empieza a vivir sus días de definiciones más claras y precisas, las fuerzas latifundista, el clero político, el imperialismo yanqui y los militares traidores instigados por el embajador de los Estados Unidos en México Mexicanos, Henry Lane Wilson, fraguan el siniestro plan que culmina con el asesinato del Presidente Madero y Pino Suárez.

Actor principal: el usurpador Victoriano Huerta. El sacrificio del pueblo y su guía, Francisco I. Madero, no fue estéril. Los asesinos del Mártir de la Democracia no contaron con que las ideas nunca se asesinan. El pueblo, con Carranza, Villa y Zapata, toman Palacio Nacional, derrotando a Huerta y a su lacayos.

Después, el Presidente Carranza convoca a un Congreso Constituyente para reformar la Constitución y dar forma jurídica a los anhelos y aspiraciones del pueblo de México, porque desde el asesinato de Madero, todos los planes y decretos constituyen la ideología inicial de la Revolución Mexicana. Por eso se puede afirmar que la Revolución fue el estallido de un largo proceso de acumulamiento de inconformidades populares, y de un prolongado examen crítico de los problemas nacionales.

Y también, que la Revolución iniciada por el Mártir de la Democracia, fue un movimiento político armado que se propuso destruir la estructura económica, política y social de México, para hacerlos pasar, evidentemente, a estados superiores de la vida social.

Fue una revolución democrática, antifeudal y antiimperialista; fue una revolución técnicamente calificada, democrático - burguesa, pero muy a diferencia de las revoluciones de ese género realizadas en Europa y América del Norte, durante los siglos 18 y 19, porque nuestra Revolución se produjo en un país semicolonial al lado de la potencia capitalista más grande de la historia, y en el período del imperialismo, que en resumen, sin mencionar otros hechos, es solamente elemental afirmar que gracias a ella, México dejó de ser un país atrasado, esclavista y feudal, que ha llegado al período del capitalismo, con características sui generis, y que continúa luchando por su plena liberación económica, respecto a los asesinos de Madero y Pino Suárez, el imperialismo yanqui.

Señores diputados: Somos actores activos en esta etapa histórica que por suerte nos toca vivir, en un mundo en que las fuerzas de la muerte, de la opresión, de la sujeción colonial matan y oprimen a los pueblos que luchan por su libertad, por su liberación definitiva y su dignidad. Pero afortunadamente el imperialismo no decide ya los destinos del mundo, los deciden los pueblos que construyen un mundo desconocido en el pasado, donde es cosa de la historia la explotación del hombre por el hombre.

Aceptemos el reto de la historia y sin autosuficiencia vanidosa, construyamos un México nuevo y llevemos la Revolución Mexicana hasta sus últimas consecuencias.

Que los ideales de Madero, Villa y Zapata con Flores Magón plasmados en la Carta Magna, para derrotar definitivamente a los enemigos del pueblo de México.

La Revolución iniciada por Francisco I. Madero, por su propia naturaleza, es un

movimiento que ha tenido avances, es lo que consideramos como sus aspectos positivos, la que en términos generales ha sacado a nuestro país del atraso secular y ha abierto las perspectivas para seguir luchando a fin de que México alcance su cabal independencia, amplíe su régimen democrático, lleve bienestar a las grandes masas populares.

Es una Revolución que se dio y continúa su proceso cercada por el imperialismo, fuerza económica que a lo largo de su propio proceso la ha deformado, esto explica que no obstante sus aspectos positivos, contemplemos aún que existe la penetración económica y física del imperialismo y continúe en la pobreza, en la insalubridad y en la incultura. La riqueza creada por la clase trabajadora en la ciudad y en el campo se acumula en unas cuantas manos y se viola flagrantemente el artículo 3o. de la Carta Magna, y el artículo 27 de nuestra Constitución recordemos que ha sido deformado para otorgar derecho de amparo a los terratenientes y dificultando la entrega de la tierra a los campesinos de México.

A cien años del nacimiento de Francisco I. Madero y a sesenta de su vil asesinato, su muerte constituye para los verdaderos revolucionarios un signo de moral política y una dura conciencia nacional independiente.

El recuerdo de la tarea cumplida por Madero, es el acicate para las luchas presentes y futuras del pueblo y está dispuesto a dar en contra de sus opresores, porque no está dispuesto ni jamás tolerará la instauración de dictaduras impuestas por el imperialismo yanqui, como en la hermana República de Chile, en que el fascismo militar y alcahuete del imperialismo asesinó a otro mártir de la democracia.

En el tiempo y en el espacio mártires de la democracia, Francisco I. Madero y Salvador Allende, asesinos los militares traidores y el imperialismo norteamericano. Muchas gracias. (Aplausos.)

- La C. Presidenta: Tiene el uso de la palabra el C. diputado Francisco Rodríguez Ortiz.

El C. Francisco Rodríguez Ortiz: Compañera Presidente de esta H. Cámara; señores diputados; muy respetables asistentes: Hoy hace cien años nació en la antigua Hacienda del Rosario de Parra de la Fuente, Coahuila, Francisco I. Madero, quien más tarde llegaría a convertirse, por méritos propios, y para gloria de nuestra patria en el paladín de las libertades políticas, en el mártir de la democracia. Hijo del opulento matrimonio compuesto por Francisco I. Madero y Mercedes González, nuestro ilustre homenajeado, habría de abandonar joven aún todas las comodidades y los lujos que su posición le brindaba, para abrazar con vehemencia y con apasionada entrega la noble causa de luchar hasta la muerte por el triunfo de la democracia, por el respeto irrestricto a la voluntad del pueblo de México y a sus leyes, tan villanamente burladas y pisoteadas durante 30 largos años por la bota dictatorial y sanguinaria del general Profirió Díaz.

Madero aprende las primeras letras en el lugar de su nacimiento y para 1865 a la edad de 12 años ingresa al colegio jesuita de San Juan en la ciudad de Saltillo, Coahuila, posteriormente, Madero realiza estudios en Baltimore, Estados Unidos; luego, en el Elíseo de Versalles y en la Escuela de Altos Estudios Comerciales en Francia, donde obtiene su título; de ahí, pasa a la Universidad de San Francisco, California, E. U., donde aprende y perfecciona su inglés; y aproximadamente a la edad de 20 años regresa a México para establecerse en la Ciudad de San Pedro de las Colonias, Coah., donde administra con gran éxito las propiedades agrícolas de su familia, poniendo en práctica de inmediato una serie de experiencias y conocimientos que había adquirido durante sus viajes y que habría de contribuir notablemente más tarde al aumento de la producción en el cultivo algodonero y en otros no menos importantes en toda la Comarca Lagunera de Coahuila y de Durango.

Madero fue un hombre desprovisto por completo del egoísmo y de las poses pedantes y ridículas que a veces suelen ser comunes en algunas personas. Conquistando de inmediato - junto con su respetable esposa, la señora Sarita Pérez de Madero - el afecto y el cariño de todos los habitantes de la región de San Pedro Coah., seguramente por el trato justo que daban a sus propios trabajadores proporcionándoles habitaciones higiénicas y salarios remunerativos; por los numerosos grupos de niños pobres que a diario recibía y alimentaba en su casa; por su labor personal de asistencia médica gratuita a los humildes peones que le permitían además satisfacer su afición a la homeopatía; por los estudios que realizó e imprimió en un folleto sobre la construcción de una gran presa que almacenara y permitiera la mejor distribución del agua demostrando con ello su preocupación por el mejoramiento de la región; por haber fundado el Colegio de San Pedro de las Colonias; por tantos jóvenes de escasos recursos económicos a los que alentó y ayudó con becas para continuar y terminar estudios en diversas partes del país; por las escuelas que abrió y sostuvo, pero sobre todo, debe considerarse que Madero se supo ganar la simpatía y el afecto de sus coterráneos por su gran sencillez, por su dedicación al trabajo, por su verticalidad de hombre libre y por su admirable y ya advertido amor a la patria, desde la epidermis hasta los huesos.

Sin embargo, Madero comprendió que su destino histórico no habría de limitarse a la práctica de la agricultura y la filantropía y que éste señalaba la imperiosa necesidad de realizar algo más trascendental para la patria, en momentos en que ésta se encontraba herida de muerte por la odiosa dictadura de Profirió Díaz, que ahogaba en sangre hasta las más mínimas expresiones de la libertad y de la voluntad popular, como aconteció entre otros casos en Cananea, Son., donde los miembros del Club Unión Liberal y Humanidad, solicitaron de la Cananea Copper Co., mejores salarios y condiciones de vida más decorosas y lo que recibieron, fue una lluvia de balas y la cárcel

para sus líderes, en las dantescas mazmorras de San Juan de Ulúa.

O en Río Blanco, Ver., en donde el Gran Círculo de Obreros Libres promovió una huelga y fue reprimido de manera tan brutal, que después de la desigual batalla fueron tantos los cadáveres de las víctimas, que hubo necesidad de llevarlos en Ferrocarril a Veracruz y arrojarlos al mar.

O en Tlacotalpan del mismo Estado, en donde se rebeló la tripulación oficial del barco "Libertad", y la respuesta del dictador Profirió Díaz al Gobernador en turno fue la siguiente: "Aprehendidos in fraganti, mátalos en caliente".

Las compañías deslindadoras habían concentrado la tierra en manos de unas cuantas familias privilegiadas que vivían en los palacetes de Reforma o en el extranjero, que mediante el odioso sistema de las "tiendas de raya" explotaban a los peones, los embrutecían con alcohol y violaban a cuantas doncellas podían.

En los caminos reales de México, era frecuente encontrarse con los cadáveres de campesinos rebeldes, colgados de los mezquites para escarmiento de los demás, o devorados por buitres y zopilotes.

En fin, éstas eran entre otras las condiciones reales que prevalecían en el país, gracias al gobierno del general Profirió Díaz, a quien la gente rica, decente y educada de aquella época, perteneciente al voto de los científicos, llamaba pomposamente "El Héroe de la Paz".

Don Francisco I. Madero, dotado de una gran sensibilidad revolucionaria, enarbola entonces las banderas de la democracia y la justicia social, formando en el año de 1905 en unión de un grupo de amigos, el Partido Democrático Independiente, publicando el Semanario "El Demócrata", en donde aparece su primer artículo titulado "Vox Populi, Vox Dei".

Madero sufrió al principio algunos pequeños descalabros, pero siguió desplegando su actividad política con gran entusiasmo, ensanchando su radio de acción y su espíritu de hombre libre, pasando así, en sucesivas etapas, por la publicación de su libro "La Sucesión Presidencial de 1910".

La formación del primer club antirreeleccionista en San Pedro, Coahuila con su lema "Sufragio Efectivo. No Reelección".

La Gran Convención del Partido Nacional Antirreeleccionista del 15 de abril de 1910, sus famosas y dramáticas tres giras por el interior de la República alentando la voluntad popular a la lucha por la democracia y la justicia social. Su designación como candidato a la Presidencia de la República, su encarcelamiento en la ciudad de Monterrey y luego en San Luis Potosí, su fuga a los Estados Unidos, su regreso al estallar la Revolución el 20 de noviembre de 1910, su lucha al lado del pueblo hasta la renuncia del general Profirió Díaz el 25 de mayo de 1911, su apoteótico regreso de Ciudad Juárez, Chihuahua, a la capital de país para participar en las elecciones del 15 de octubre y, por fin, su triunfo y toma de posesión el 6 de noviembre de 1911 como el primer Presidente revolucionario en el país.

Pero cuando todo era júbilo y fervor revolucionario, cuando una nueva esperanza de libertad y de justicia resplandecía para el pueblo de México, la sucia trama de los inconformes, los traidores de siempre, de los científicos, de los miembros del Partidos Conservador, la maquiavélica intervención de un grupo de elementos pertenecientes al ejército pretoriano de la dictadura, asesinaron cobardemente el 22 de febrero de 1913 al Presidente de la República, don Francisco I. Madero, y al Vicepresidente, don José María Pino Suárez, en medio del clamor general del pueblo de México y de países amigos como Cuba, Chile y Japón, sirviéndose para tal efecto del chacal y borracho consuetudinario general Victoriano Huerta.

Hoy, a 100 años de distancia del natalicio del Presidente Mártir, aún continúan agazapados por ahí, algunos enemigos de la libertad y de la justicia social, quienes todavía no alcanzan a comprender las gigantescas dimensiones de la obra de hombres de la talla moral y patriótica de don Francisco I. Madero; críticos y sabios de gabinete, divorciados de la historia y del diario acontecer del pueblo en su más pura esencia, malos mexicanos que se sorprenden o que pretenden cuando alguien que también es grande y que también es sembrador de inquietudes y precursor de su tiempo como el Presidente de México, el licenciado Luis Echeverría, trata de conjuntar esfuerzos y voluntades para equilibrar con justicia las tremendas desigualdades económicas que aún subsisten en nuestra patria. (Aplausos.)

Señores diputados: Yo siento que don Francisco I. Madero no ha muerto, y que desde su etérea morada nos reclama la multiplicación de nuestro cotidiano esfuerzo, para acelerar nuestro desarrollo dentro de un nuevo estilo de vida en la libertad y en la justicia, en la dignidad y en la concordia, con todos los hombres de la tierra. (Aplausos.)

AGRADECIMIENTO

- La C. Presidenta: Los diputados de la XLIX Legislatura del H. Congreso de la Unión, agradecemos la presencia de los diputados constituyentes Julían Adame, Cándido Avilés, Antonio Gutiérrez. Y de los familiares de don Francisco I. Madero: Dora Madero de Rivera, Alejandro Madero, ingeniero Raúl Madero González, Patricia Madero Belén Carolina Madero viuda de Garza, Lucila Madero, Gabriela Madero Ramos.

Asimismo, se agradece la presencia de los miembros de la Casa de Coahuila, A. C., a los representantes de los partidos políticos, organizaciones obreras, campesinas, populares y femeniles. Y, además, a los distinguidos asistentes que han contribuido a darle realce a esta sesión solemne.

La Cámara de Diputados agradece la presencia de tan distinguidos invitados y se une fervorosamente al homenaje nacional que el día de hoy, a cien años de su natalicio, le rinden los Tres Poderes de la Unión, a don Francisco I. Madero.

ACTA

- El C. Secretario José Luis Escobar Herrera:

Acta de la sesión solemne celebrada por la Cámara de Diputados de la XLIX Legislatura del H. Congreso de la Unión, el día treinta de octubre de mil novecientos setenta y tres.

Presidencia de la C. Concepción Rivera Centeno.

En la ciudad de México, a las doce horas y treinta y cinco minutos del martes treinta de octubre de mil novecientos setenta y tres, con una asistencia de ciento sesenta ciudadanos diputados, se abre la sesión solemne, con el exclusivo objeto de rendir homenaje a don Francisco I. Madero, en el primer centenario de su natalicio, de conformidad con el acuerdo aprobado por la Cámara de Diputados en la sesión efectuada el día veinticinco de los corrientes.

La Presidencia anuncia que honra con su presencia a la asamblea, los familiares del prócer de la Revolución Mexicana que a continuación se mencionan: Dora Madero de Rivera, Alejandro Madero de Sierra, ingeniero Raúl Madero González, señorita Patricia Madero Beldán, Carolina Madero viuda de Garza Nieto, Lucila Garza Madero de Madero, Gabriel Madero Ramos y Pedro Treviño Madero.

A continuación hace uso de la palabra sucesivamente, los ciudadanos diputados: Rafael Tristán López, Héctor González García, Héctor Guillermo Valencia Mallorquín, Javier Heredia Talavera y Francisco Rodríguez Ortiz.

Al finalizar las intervenciones, la Presidencia, a nombre de los ciudadanos diputados de la XLIX Legislatura del H. Congreso de la Unión, agradece la presencia de los CC. Julían Adame Alatorre, Cándido Avilés y Antonio Gutiérrez, diputados al Congreso Constituyente de Querétaro; de igual manera a los familiares del Prócer de la Revolución; de los miembros de la Casa de Coahuila, A. C.; de los representantes de los Partidos Políticos, Organizaciones Obreras, Campesinas, Populares y Femeniles: de los distinguidos invitados y en general de todos los asistentes, que con su presencia contribuyeron a dar realce a la sesión solemne. Concluye manifestado que la Representación Nacional se une al homenaje que el día de hoy a cien años de distancia rinden los Tres Poderes de la Unión a don Francisco I. Madero.

Está a discusión el acta... No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica, se pregunta si se aprueba. Los que estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo... Aprobada.

- La C. Presidenta (a las 13:55): Se levanta la sesión solemne y se reanuda la ordinaria.

EL OFICIAL MAYOR,

Lic. Daniel Magaña Méndez