Legislatura L - Año II - Período Ordinario - Fecha 19771122 - Número de Diario 34

(L50A2P1oN034F19771122.xml)Núm. Diario:34

ENCABEZADO

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

"L" LEGISLATURA

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO II México, D. F., Martes 22 de Noviembre de 1977 TOMO II. - NÚM. 34

SUMARIO

SUMARIO

Apertura

Orden del Día

Acta de la sesión anterior. Se aprueba

DICTAMEN A DISCUSIÓN

Cuenta Pública de 1976

Proyecto de Decreto relativo a las Cuentas de la Hacienda Pública de la Federación y del Departamento del Distrito Federal, por el ejercicio fiscal de 1976. Se dispensa la segunda lectura

A discusión en lo general, usan de la palabra, en contra el C. Jorge Garabito Martínez; en pro el C. Julio Zamora Bátiz; en contra el C. Ramón Garcilita Partida; en pro los CC. Jorge Efrén Domínguez Ramírez, Armando Labra Manjarrez, Marcela Lombardo de Gutiérrez y Enrique Alvarez del Castillo; por segunda ocasión, el C. Garabito Martínez; para refutarlo, hablan los CC. Labra Manjarrez y Alvarez del Castillo. Se declara un receso

Se reanuda la sesión.

A discusión en lo general la Cuenta de la Hacienda Pública de la Federación. Intervienen en contra el C. Guillermo de Carcer Ballescá; en pro la C. Carlota Vargas de Montemayor; en contra el C. Francisco Pedraza Villarreal; en pro los CC. Esteban Mario Garaiz, Héctor Ramírez Cuéllar y José Antonio Zorrilla Pérez

Orden del Día

Se da lectura al Orden del Día de la sesión siguiente. Se levanta la sesión

DEBATE

PRESIDENCIA DEL C. PORFIRIO CORTES SILVA

(Asistencia de 175 ciudadanos diputados.)

APERTURA

- El C. Presidente (a las 10:25 horas): Se abre la sesión.

ORDEN DEL DÍA

- El C. prosecretario Reynaldo Dueñas Villaseñor:

"Segundo Período Ordinario de Sesiones. 'L' Legislatura.

Orden del Día

22 de noviembre de 1977.

Lectura del acta de la sesión anterior.

Dictamen a discusión

De la Comisión de Prepuestos y Cuenta relativo a las Cuentas de la Hacienda Pública Federal y del Distrito Federal.

ACTA DE LA SESIÓN ANTERIOR

- El mismo C. Prosecretario:

"Acta de la Sesión de la Cámara de Diputados de la Quincuagésima Legislatura del H. Congreso de la Unión, efectuada el día veintiuno de noviembre de mil novecientos setenta y siete.

Presidencia del C. Victor Manzanilla Schaffer.

En la ciudad de México, a las diez horas y treinta minutos del lunes veintiuno de noviembre de mil novecientos setenta y siete, con asistencia de ciento cuarenta ciudadanos diputados, la Presidencia declara abierta la sesión.

Lectura del Orden del Día.

Sin discusión se aprueba el Acta de la sesión anterior, llevada a cabo el día diecisiete de los corrientes.

Se da cuenta de los documentos en cartera: La Presidencia designa las siguientes comisiones para que, en representación de la Cámara de Diputados asistan a los actos que a continuación se mencionan:

Al 55 aniversario luctuoso del Precursor de la Revolución Mexicana, Ricardo Flores

Magón, el día 22 del actual, en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Civil de Dolores, de esta capital, a los CC. diputados Jesús Martínez Gortari y Secretaria Lucía Betanzos de Bay.

Al 66 aniversario de la Promulgación del Plan de Ayala, que tendrá verificativo el próximo lunes 28 del presente, ante la estatua que evoca la memoria del General Emiliano Zapata, en la Glorieta de Huipulco, ubicada en la Calzada de Tlalpan de esta ciudad de México, a los CC. diputados Hugo Roberto Castro Aranda, Humberto Serrano López, Filomeno López Rea y Héctor Ximénez González.

A la sesión solemne que tendrá verificativo el día 30 del mes en curso, en la que el C. licenciado Rafael Hernández Ochoa, Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz, rendirá el tercer informe de su gestión administrativa, a los CC. diputados Pericles Namorado Urrutia, Pastor Murguía González y Miguel Portela Cruz.

El C. Román Ramírez Contreras, presenta y da lectura a una Iniciativa suscrita por la Diputación del Partido Popular Socialista, tendiente a reformar los artículos 65,66 y 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. A las Comisiones unidas de Puntos Constitucionales en turno, y de Estudios Legislativos e imprímase.

La H. Cámara de Senadores remite la Minuta proyecto de Decreto, que concede permiso a la C. Guillermina Sánchez Meza de Solís Ogarrio, para que pueda aceptar y usar la condecoración que le confiere el Gobierno del Reino de España. Recibo y a la Comisión de Permisos Constitucionales.

Cinco dictámenes con sendos proyectos de Decreto, emitidos por la Comisión de Permisos Constitucionales, que conceden permiso al C. Germán Trejo Zozaya, para que acepte y use la condecoración de la Orden al Mérito en grado de Venera; al C. Enrique Arellano, la Medalla de la Orden al Mérito; al C. Miguel Abad Hernández, la Orden al Mérito; y a los CC. Gustavo Raúl Contreras y Ernesto Castro Ruiz, la Medalla de la Orden al Mérito, que les confiere el Gobierno de la República Federal de Alemania. Primera lectura.

A proposición de la Presidencia, la Asamblea en votación económica dispensa el trámite de segunda lectura a los dictámenes anteriores.

A discusión los proyectos de Decreto, no habiendo quien haga uso de la palabra , en votación nominal se aprueban por unanimidad de ciento cuarenta y dos votos. Pasan al Senado para sus efectos constitucionales.

La Comisión de Presupuestos y Cuenta, presenta un dictamen que concluye con proyectos de Decreto, relacionado con las Cuentas de la Hacienda Pública de la Federación, y del Departamento del Distrito Federal, correspondientes al ejercicio fiscal de 1976. Primera lectura.

Agotados los asuntos en cartera, se da lectura el Orden del Día de la sesión siguiente.

A las catorce horas y cuarenta y cinco minutos se levanta la sesión y se cita para la que tendrá lugar el día de mañana, veintidós de noviembre, a las diez horas."

Está a discusión el Acta. No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica, se pregunta si se aprueba... Aprobada.

DICTAMEN A DISCUSIÓN Cuentas Públicas de 1976

El C. Presidente: El siguiente asunto en el Orden del Día, es la segunda lectura del dictamen relativo a las Cuentas de la Hacienda Pública Federal y del Distrito Federal. De acuerdo con la proposición aprobada por la Asamblea en la sesión del 17 de los corrientes, debe procederse a la discusión en lo general. En vista de que el dictamen que nos ocupa ha sido ya impreso y distribuido entre los ciudadanos diputados, sírvase la Secretaría consultar a la Asamblea si se dispensa la segunda lectura.

El C. secretario Héctor Ximénez González: Por instrucciones de la Presidencia, en votación económica, se consulta a la Asamblea si se dispensa la segunda lectura. Los que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo.

Dispensada la segunda lectura.

Está a discusión el dictamen en lo general.

El C. Presidente: Se abre el registro de oradores.

Se va a dar lectura a los nombres de los diputados inscritos, primero para hablar en contra, que son: Jorge Garabito Martínez y Ramón Garcilita Martínez. En pro: Julio Zamora Bátiz, Jorge Efrén Domínguez Ramírez, Armando Labra Manjarrez, Marcela Lombardo de Gutiérrez y Enrique Alvarez del Castillo.

Ruego a los señores diputados que si la Presidencia incurrió en una omisión, se la hagan notar.

Tiene la palabra el C. diputado Jorge Garabito Martínez, en contra.

El C. Jorge Garabito Martínez: Señor Presidente; señoras y señores diputados; señoras y señores: Vamos a someter al juicio crítico, formalmente , el dictamen emitido por las Comisiones en relación con la Cuenta Pública Federal de 1976, pero en el fondo el objeto del examen es la Cuenta misma. El propio documento que contiene el envío de la Cuenta, hace alusión no sólo a la Cuenta de 1976 sino a todo el sexenio; en múltiples ocasiones hace referencia a los años anteriores, de tal manera que el propio documento da base para enjuiciar no sólo la cuenta Pública de 1976, sino el ejercicio total del sexenio. Más aún, el dictamen emitido por las comisiones hace referencia no sólo al sexenio sino al pasado inmediato. Esto me autoriza para, a mi vez, al enjuiciar la Cuenta Pública de 1976, hacer algunas referencias al sexenio y al pasado inmediato.

Debo reconocer dos cosas: primero, el muy loable esfuerzo realizado por los integrantes de la comisión para tratar, tratar de justificar un

dictamen aprobatorio haciendo un esfuerzo extraordinario para buscar en los acontecimientos internacionales una explicación que tratara de justificar los acontecimientos nacionales, y en el pasado inmediato, da una concatenación lo más lógico posible para tratar de fundamentar la justificación a las cuentas de 1976.

Es loable, porque significó un esfuerzo extraordinario.

El segundo aspecto es que esto representa una demostración de solidaridad revolucionaria, y yo sí quiero que de una vez vayamos puntualizando algunos de los conceptos, porque continuamente oímos hablar de revolución, de los gobiernos revolucionarios, de la obra realizada por la Revolución, del pensamiento revolucionario de las autoridades; lo escuchamos ayer, anteayer, en el pasado inmediato siempre hemos escuchado hablar de Revolución, de revolucionarismo, y en unos minutos, volveremos a escuchar encendidos discursos sobre el revolucionarismo en nuestras actuales autoridades, pero resulta que tenemos que ponernos de acuerdo, porque en esta Cámara, todos somos revolucionarios, todos, pero hablamos de revoluciones distintas, y no sabemos a qué revolución nos estamos refiriendo en un momento dado.

Cuando aquí, es esta Tribuna, se viene a hablar de revolución, de la obra revolucionaria realizada antes del régimen de Echeverría, del revolucionarismo del sexenio pasado, y del ideal revolucionario actual, a mí me entran profundas dudas sobre a qué se están refiriendo los oradores que mencionan estas palabras.

¿Están pensando, como yo muchas veces, en los hermanos Flores Magón, en Aquiles Serdán, en el Plan de San Luis, en la insurgencia armada de Madero, en la Revolución Constitucionalista de Venustiano Carranza?

Yo soy un revolucionario que clama porque esas metas ni siquiera se han empezado a poner en práctica. Si se refieren a esta Revolución, más valdría guardar silencio, porque esta Revolución es una nave que no ha tocado puerto en mucho tiempo. ¿O quiénes hablan de revolución se refieren a la Revolución Ideológica, a la que no es un medio para llegar a una meta, sino a la que es un fin en sí misma? ¿A la revolución que en sí misma encuentra los detonantes para seguir existiendo? ¿A la Revolución por la Revolución misma?

Mucho cuidado, esto es trotskismo puro: una doctrina tan falsa como la que pregona la violencia por la violencia misma en el moderno anarquismo de Herbert Marcusse, que fue uno de los detonantes del mayo sangriento de 1968 en Europa y que tanto se mencionó aquí como antecedente del sangriento octubre de 1968 en México.

Vamos a ponernos de acuerdo sobre lo que es la Revolución, porque en México se han desarrollado esfuerzos inauditos durante 60 años, para que las metas revolucionarias lleguen a tener vigencia, y los regímenes revolucionarios se han esforzado durante 60 años en aplastar estas metas, estos ideales, estos anhelos del pueblo mexicano.

Claro que vamos a votar en contra del Dictamen que aprueba la Cuenta Pública. Bastarían simplemente dos datos objetivos para votar en contra: el endeudamiento por 123,000 millones de pesos sin autorización del Congreso y no déficit de más de 100,000 millones de pesos sin explicación posible. Pero estos datos van a ser objeto de un estudio más minucioso en esta tribuna. En este momento estamos haciendo solamente consideraciones en lo general acerca de la Cuenta Pública y del sexenio y del pasado inmediato.

En este devenir de los últimos años, concretamente a partir de 1940, en que ya se definió un modelo de desarrollo perfectamente claro, un modelo de desarrollo económico con líneas perfectamente establecidas, en que estamos todos de acuerdo que uno de los datos esenciales de ese modelo de desarrollo escogido fue la contracción del salario real y algunos economistas sostienen que otro dato fue la contención del recurso fiscal; yo digo que la contención del recurso fiscal, la contracción de los recursos fiscales no fue, no han sido un dato expresamente buscado por los responsables del desarrollo económico, sino simplemente como resultado de la ineficacia de la burocracia en México.

A partir de 1940 a esta fecha, México ha pendulado del tecnicismo, de la tecnocracia, de los regímenes seudorrevolucionarios que manejan la economía de acuerdo con determinadas técnicas pero que en definitiva solamente son cancelaciones de las libertades, pendula hacia el populismo en un afán demagógico simplemente de supuesto reparto de la riqueza social. Así vemos cómo México camina de la tecnocracia de Miguel Alemán al populismo de López Mateos, a la tecnocracia de Díaz Ordaz y al populismo estallante de Luis Echeverría.

El populismo caracterizado fundamentalmente por la demagogia, ha desencadenado muchos males en todos los países en que se han puesto en práctica; en todos ellos, excepción de México en estos momentos, el populismo ha desembocado en la dictadura militar. Y en México, el populismo del sexenio pasado, nos colocó al borde inmediato de la dictadura militar.

Las características fundamentales del régimen pasado, fueron un crecimiento extraordinario de una burocracia inepta.

En 1971, lo destinado a servicios personales fueron 11 mil millones de pesos; en 1972, trece mil; 1973, 17 mil; en 1974, 22 mil; en 1975, 32 mil; en 1976, 46 mil; en consecuencia, de 1971 a 1972, creció un 24%; de 1972 a 1973, creció en un 27%; de 1973 a 1974, creció en un 33%; de 1974 a 1975, creció un 43%; y de 1975 a 1976, un 41%; de 1971 a 1976, creció 419%.

Esto fue una burocracia que resultó una carga pesada para el Estado Mexicano, porque crecer la burocracia por crecerla, por simple afán populista de encontrar en la

burocracia uno de los cauces de reparto de riquezas social, es falso.

Esto conduce a simplemente manejar el gobierno fuera de los programas, de nada sirvieron los programas elaborados durante seis años. Se presenta al Congreso un programa, el Congreso lo aprueba y la realización se va sin orden, sin norma ninguna, durante estos seis años no se gobernó a base de programas, sino a base de transferencias, transferencias para todo, transferencias del sector público al sector paraestatal, del Gobierno al sector paraestatal.

Transferencias de una Secretaría a otra Secretaría, de nada sirvieron los programas, en seis años de transferencias del gobierno a los organismos y empresas paraestatales, fueron 56 mil millones de pesos. Transferencias de una Secretarías a otras en relación al comercio, la industria, exportación e importación sumaron 37 mil millones de pesos. Otras transferencias - ese es el rubro - otras transferencias 127,683 millones de pesos, esa es forma de gobierno, ese es programa gubernamental, total 220 mil 780 millones de pesos.

Las transferencias se explican y se justifican, cuando son precisamente la realización de un programa de justicia social, que recauda impuestos y los transfiere a las clases menesterosas a través de servicios, a través de ocupación, a través de empleo, a través de actividad económica, pero ¿esto se logró en el régimen pasado? Absolutamente no.

No solamente no se logró, sino se malograron las mejores intenciones, los mejores propósitos; los proyectos óptimos se vinieron abajo.

Burocracia gigantesca, cancerosa, que tuvo como característica la ineptitud. Tres botones de muestra: primero, INFONAVIT, uno de los más hermosos proyectos de viabilidad nacional.

INFONAVIT, la expresión de la solidaridad social de los empleadores y los trabajadores para empujar por el camino correcto uno de los problemas más graves actualmente: el de la falta de habitaciones. No era la solución total ni única, pero era una solución orientada en el camino adecuado. Cien mil habitaciones en el primer año, ciento veinte en el segundo año, y así en ritmo progresivo hasta llegar a constituir por este camino una de las soluciones viables al angustioso problema de la habitación en México. 2,300 millones de pesos como aportación de los trabajadores, más 2,500 millones de pesos que el gobierno federal puso a disposición de INFONAVIT, manejados con habilidad, son honradez, con eficacia, se pretendía impulsar no solamente la resolución del problema habitacional sino a la economía misma y se llegó a decir: el INFONAVIT en México, como institutos similares en otros países, llegará a representar de un 1 a un 2% en el crecimiento del producto interno bruto. De manera que si el crecimiento histórico venía siendo el 7, a través del INFONAVIT podríamos llegar al 8 y al 9%. Nosotros aplaudimos con entusiasmo el proyecto y lo aprobamos. ¿Y cuál fue el resultado? Que el dinero se manejó con ineficacia, con inescrupulosidad; que lejos de impulsar la solución de un problema sólo impulsó la inflación, produjo el alza de los materiales, la escasez de los terrenos y al cabo de seis años, cuando debieran haberse construido ya 700,000 casas, apenas vamos rasguñando el primer ciento. es decir, que la ineficacia retrasó en seis años el principio de una solución.

Segundo botón de muestra: la industria del azúcar, que en México, tradicionalmente venía siendo uno de los renglones más importantes de nuestro comercio exterior, que al revisar los informes del Banco de México encontrábamos con que nuestras exportaciones de azúcar estaban en primerísimo lugar dentro de los ingresos percibidos por el país, durante el régimen pasado desapareció del primero lugar, desapareció de las exportaciones y pasó a las importaciones. Hemos tenido que comprar azúcar al extranjero. Y en esto del azúcar no puedo dejar de decir que se dan la mano en la ineficacia y en la ineptitud el sector público y el sector privado. Cuando analiza uno el funcionamiento de los ingenios, no sabe uno quién es más inepto y más corrupto, si las malas administraciones de los ingenios que están en poder del Estado o las pésimas administraciones que están en poder de la iniciativa privada y que de consuno se han confabulado para quebrantar uno de los renglones más importantes de la economía de México.

Y por último, como botón importante, Las Truchas. Un proyecto viable, un proyecto importante, un proyecto que venía, en teoría, a resolver un requerimiento del desarrollo , del crecimiento del país: nuestra industria siderúrgica. Se proyectó a un costo de 10 mil millones de pesos y el costo real fue más del doble, 20 mil millones de pesos nos cuesta SICARTSA. ¡Pero cómo es posible, con simple sentido común, que un proyecto tan importante se ponga en manos de quien no conoce estas cosas! Porque México gastó muchos millones de pesos en que una persona aprendiera a hacer presas y de ahí le entrega una cantidad fabulosa de dinero para que este señor aprenda a hacer acero. Claro que ahora, después de 6 años, ya este señor nos habla de acero, ya aprendió, al cabo de 6 años y 20 mil millones de pesos. Esta es ineptitud pura.

Y el populismo del régimen pasado se olvidó de los intereses nacionales y se dedicó a la agitación, a la agitación pura, a la agitación por la agitación, a la agitación estéril.

Hace un año, hace un año en esta tribuna, agentes del echeverrismo que todavía están sentados en estas curules, vinieron, por instrucciones de arriba, por instrucciones de Echeverría, vinieron todavía a crear agitación, a acusar bajo acta levantada y presentada en la Procuraduría, a uno de los más importantes miembros de la iniciativa privada. Simplemente agitando, buscando problemas al siguiente sexenio y los invasores del campo, que gozaban fuero y que lo siguen gozando, que solamente quebrantaron la economía. La

conclusión lógica, era la corrupción. Burocracia inepta, agitación estéril, corrupción, corrupción. La moral como el agua, baja de arriba y si la corrupción se encuentra en los altos niveles, todo el aparato administrativo se corrompe. No quiero ahondar demasiado, corrupción, basta una muestra, un nombre: FONAFE, que quiere decir mucho y para el México actual y la historia de mañana, FONAFE quiere decir corrupción.

Este es un panorama rapidísimo del por qué no estamos de acuerdo con un dictamen que aprueba las Cuentas de 1976 y al mismo tiempo aprueba todo el sexenio pasado, haciendo una relación al pasado inmediato para justificar este dictamen. Quiero cerrar por último, una muy breve reflexión: ¿Cuál fue, cuál es el costo para el país de este experimento? El costo social, ¿en qué se traduce el costo social de esta agitación del sexenio pasado? Se traduce en inflación. Se traduce en carestía, se traduce en desempleo. Este es el verdadero costo social de la agitación pasada.

Desempleo, el más alto en la historia de México. Hace unos días escuchamos aquí que el desempleo real era de dos millones de mexicanos, y el subempleo, de más de ocho millones de mexicanos.

Yo disiento, porque el desempleo real es mucho mayor; el desempleo real en el campo y en la industria, está muy cerca de los cuatro millones de mexicanos, y el subempleo nos lleva mucho más allá del 60% de la fuerza total del trabajo. Debemos encarar estas realidades con serenidad, con ecuanimidad. Esta es la situación.

No podemos aprobar un Dictamen que justifica estos desvíos, que justifica estas desviaciones que tanto cuestan al pueblo de México, y solamente debemos buscar en el trabajo cotidiano, en el esfuerzo, en el alejamiento de la demagogia, en el alejamiento de la inútil y estéril agitación, en el trabajo real, el porvenir de México. Muchas gracias. (Aplausos.)"

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al ciudadano diputado Julio Zamora Bátiz.

El C. Julio Zamora Bátiz: Con su venia, señor Presidente.

Honorable Asamblea:

Vengo a esta alta Tribuna a hablar, con mucho orgullo, en favor del dictamen; porque efectivamente es un dictamen que analiza con cuidado, con objetividad, con realismo, lo que ha venido sucediendo en nuestro país, lo que ha provocado la acción del sector público y el resultado financiero, numérico de esa acción.

El señor diputado Garabito ha subrayado que el dictamen muestra solidaridad revolucionaria. Sí la muestra; porque quienes pertenecemos al sector revolucionario de este país, hemos adoptado las grandes decisiones económicas que han motivado el avance y el progreso que vive nuestra patria, pese a todas las oposiciones, y pese a todas las presiones de quienes se empeñan en mantenernos en el estancamiento.

La columna vertebral de la continuidad revolucionaria, la razón de 17 millones de votos que avalaron en la última elección a esta corriente revolucionaria, está precisamente en la continuidad de esa acción económica y social del Gobierno de la Revolución.

La obra de la Revolución, compañero Garabito, está a la vista: está en la infraestructura, está en la educación, está en la salubridad, está en las grandes obras de comunicación; está en todo lo que se ha hecho en México en los últimos 60 años, porque la Revolución recibió de los grandes intereses transnacionales y burgueses, un país empobrecido, y todo lo que hemos hecho, lo han hecho los gobiernos de la Revolución.

No tenemos que ponernos de acuerdo, compañero Garabito, sobre lo que es Revolución. El Partido Revolucionario Institucional sí sabe la que es Revolución; lo que no sabemos es qué hacen hablando de Revolución quienes nunca han actuado revolucionariamente, ni en este recinto, ni fuera de él. (Aplausos.)

Y la Revolución Mexicana sigue su marcha, precisamente porque no estamos satisfechos, porque lo alcanzado no es suficiente para las metas de justicia social que nos hemos trazado, porque la tasa de desarrollo de la población exige cada vez mayor esfuerzo de todos los mexicanos, y ese esfuerzo está guiado por los gobiernos electos por el pueblo, bajo el programa del Partido de la Revolución.

En México, y lo dice muy claro el Plan de Gobierno de mi Partido, el responsable del desarrollo es el Estado, como depositario y guardián de una soberanía que radica en el pueblo. La acción la hacemos todos, pero la conducción corresponde legítimamente al Gobierno que nos representa.

La Cuenta Pública que hoy empezamos a analizar, es el reflejo de los ingresos y los egresos del Estado y por ello refleja la situación de una parte de la actividad nacional. Hoy debemos examinar, en función de lo que se ha logrado, si el gasto se justifica. No pretendo entrar en el examen de detalle numérico; la constante superación de los métodos de examen de la Cuenta Pública, el mejoramiento de los dictámenes sucesivos, son muestra de que hay un esfuerzo continuo en la materia, conocemos las limitaciones que hay y estamos empeñados en superarlos.

Hasta 1963 se efectuaba meramente un acto de mecánica contable; de 1964 a 1973 se empezaron a analizar en los dictámenes las circunstancias económicas que implicaban los gastos del Gobierno y, a partir de 1973, esta honorable Cámara ha ido profundizado en el análisis hasta emitir opiniones. Este es, compañeros diputados, el último análisis que se realiza bajo el dictado del artículo 65 Constitucional: revisar la Cuenta Pública, investigar si el gasto está de acuerdo con el Presupuesto, examinar exactitud y justificación del gasto y determinar las responsabilidades a que hubiere lugar.

A partir de 1977, la Cuenta de ese año tendrá que tomar en consideración la existencia de programas y la necesidad de comparar el

cumplimiento de los objetivos propuestos en esos programas con la acción del Gobierno. Pero en este momento, tenemos que establecer claramente que hay tres etapas en la revisión de la Cuenta Pública que compete al Congreso de la Unión: la revisión inicial de los estados presentados por el Gobierno para ver si satisfacen los elementos de análisis contable - y eso es un proceso que ya realizó la Contaduría Mayor de Hacienda y al cual se ha referido un dictamen que entregó la Comisión Inspectora.

La segunda parte, la que estamos hoy haciendo, es el examen del destino de los fondos según las prioridades de la política económica y de los resultados que de ello se han obtenido.

Sí existen en algunos de los manejos faltas de concordancia, de detalle, eso competerá a la Contaduría Mayor de Hacienda fijarlo, a través de la glosa, del análisis detallado del cual nos tiene que informar, de acuerdo también con disposición expresa legal, en el transcurso de un año.

El compañero Garabito señaló que se había realizado un extraordinario esfuerzo por ligar las condiciones internacionales a las nacionales a manera de justificación de la Cuenta. No es una justificación de la Cuenta, sino que es una explicación de la realidad en lo que vive nuestro país; la inflación que padece el mundo, es un fenómeno que no reconoce fronteras, que se ha transmitido de un país a otro, y es necesario, tal como dijera José López Portillo, explicar cómo se produjo este fenómeno; cuáles son los factores externos que influyen en nuestro país; cuáles son los factores internos de que tenemos que responsabilizarnos, para demostrar que la inflación es un fenómeno universal.

Esta década es el fracaso del sistema de Bretón Woods. En 1960, se inició la crisis, cuando se empezaron a elevar los precios de los productos de los países industrializados, cuando se contrajeron los precios de las materias primas y se aceleró el crecimiento de la brecha tecnológica entre países avanzados y países en desarrollo. Esto, en términos muy sintéticos, se puede resumir diciendo que resultó en un incremento de la dependencia de los países en desarrollo, dependencia que se refleja con toda claridad en el aumento de la deuda externa de estos países, fenómeno que no es privativo de México, fenómeno que aparece en todas las latitudes de globo, evidenciando única y exclusivamente, la existencia de un inequitativo reparto de la riqueza en el mundo, reflejando el dominio del mundo de ciertos sectores sobre otros.

En 1970, se aceleró el proceso de inflación.

Se vio un nuevo fenómeno en las economías desarrolladas, la inflación con recesión. Esto y una serie de crisis en la producción de alimentos y la elevación de los precios del petróleo motivó la existencia de una crisis monetaria; crisis monetaria que significó un encarecimiento total de las importaciones de los países en vías de desarrollo, tanto de las importaciones de bienes y servicios, cuanto de las importaciones del capital necesario para financiar su desarrollo.

No existe país en el mundo que esté empeñado en un proceso de desarrollo, que pueda autofinanciar ese proceso; todos requieren de la importación de capitales, por vía directa - o sean las inversiones privadas - o a través de créditos gubernamentales, que se denominan inversiones indirectas.

Pero en la crisis general, la elevación de precios, el alza de las tasas de interés, significó también un deterioro de la situación de los propios países desarrollados, que a manera de defensa, emprendieron una guerra comercial, cerrando sus mercados, tratando de penetrar otros mercados, en fin, provocando un proteccionismo que también daña a los países en vías de desarrollo, porque les limita la posibilidad de exportar.

Estas son las razones que originaron una deuda externa creciente en todos los países del globo, y este es el marco en el que vive la economía mexicana, y este es el marco que presiona sobre todos los aspectos de la economía mexicana.

No podemos explicar la situación del México de hoy, en función de unos pocos años; no es resultado de cinco, o de seis, o diez años la situación que vive nuestro país. La situación que refleja la Cuenta Pública del año de 1976, es el resultado de una evolución que se inició antes de la 2a. Guerra Mundial, pero que se acentuó especialmente al término de ésta.

Entre 1940 y 1960 la agricultura en México fue el sustento del desarrollo; del campo vinieron las materias primas para la industria, del campo vinieron las exportaciones que permitieron financiar la industrialización, del campo vinieron los alimentos más baratos para el pueblo.

¿Qué había en todo esto? Había una política de inversión del sector público en el campo, que llevó a esas áreas hasta el 20% de la inversión total nacional. En la medida que ha descendido la inversión en el campo, ante la ingente necesidad de atender inversiones de infraestructura en otras áreas y de atender, sobre todo, los cuantiosos gastos de orden social que implica el crecimiento de la población, ha bajado la inversión en el campo y se ha contraído la oferta del campo, se han disminuido nuestras exportaciones, y hemos llegado a la situación en que la balanza comercial resulta un peso para nuestro desarrollo.

La carga fiscal efectivamente es baja. Pero es baja porque quienes tienen capitales presionan para que no se eleve esta tasa, porque con la complicidad de muchos profesionistas, malos mexicanos, la evasión es la generalidad y no la excepción. Por eso tenemos carga fiscal baja y por eso el Estado no cuenta con los recursos necesarios para desarrollar adecuadamente sus objetivos, y por ello tiene que endeudarse. Además, el gobierno, durante muchos años, para fomentar la industrialización, para fortalecer la acción del sector privado, sacrificó a los organismos y empresas del Estado, manteniendo niveles muy bajos en los

precios de los servicios de los artículos que producen sus empresas.

Esto generó una industria sobreprotegida; una industria que desgraciadamente no supo aprovechar las oportunidades que se le dieron y no es competitiva. Una industria que está acostumbrada a vivir en el invernadero, que no tiene agresividad para proceder a aprovechar las oportunidades que las negociaciones que realiza el gobierno le abren en nuevos campos de acción. Este es el sistema que José López Portillo afirmó "cumplió su papel histórico, que resolvió problemas", pero que, como el propio Presidente López Portillo ha señalado, "fue creando, por el aplazamiento de decisiones, otros problemas", y esos otros problemas son los que con continuidad revolucionaria, con solidez programática, se están enfrentando en este momento.

El déficit comercial no es sólo consecuencia de la baja relativa de la producción del campo, ni de la presión de precios internacionales descendentes.

Para que tengan ustedes una idea de lo que significa ese marco internacional en el que se mueve la economía de nuestro país, quisiera señalar que un centavo que baje la onza de plomo, en la cotización internacional, significa una pérdida de dos millones de dólares para nuestro país.

Y durante los últimos años, de 1970 a la fecha, ha habido muy claras y sistemáticas maniobras para empujar a la baja ese tipo de artículos.

Frente al déficit comercial y a la necesidad de continuar invirtiendo para que no se paralizara el desarrollo, sin contar el Estado con los necesarios ingresos fiscales, ante una retracción de la inversión privada que se muestra en todas las estadísticas, no sólo nacionales, sino internacionales, ¿cuál podría ser el resultado, sino una baja de la actividad económica?

Y esa baja de la actividad económica tenía que ser combatida, y fue combatida, por la acción del Estado. Porque el Estado subsidió a los exportadores, porque facilitó con todos los apoyos financieros y con la creación de infraestructura la industrialización, porque mantuvo esa carga fiscal apenas modificada de año en año, de manera que hubiera un aliciente para la inversión.

Porque se mantuvieron tasas de ganancias elevadas e incluso tasas de rendimiento de inversión financiera que no tienen parangón en ningún Estado del mundo, sin embargo, la respuesta no fue adecuada de parte de los inversionistas. Entonces el Estado mexicano, durante este período de crisis que vivió el mundo, que se reflejó necesariamente en México, y que implicó bajas en la producción agrícola de todo el mundo - y por tanto una alza en el costo de los alimentos que habríamos de importar - tuvo que realizar gastos para mantener el empleo, gastos para mantener la actividad económica en funciones.

No es problema la deuda, no es problema haber llegado, como citó el compañero Garabito, a 123 mil millones de pesos de deuda; el problema es el uso que se hace de los fondos que se consiguen con esa deuda; el uso ha sido positivo; se ha utilizado el financiamiento para invertir en infraestructura y para invertir en la producción.

Haber retrasado la inversión en el sector eléctrico, haber pospuesto la inversión en el sector de fertilizantes o en el sector del acero, hubiera sido contraer la actividad económica y encarecer para el futuro la producción más alta de estas muy necesarias actividades. También es necesario subrayar que cuando se inició el período al que se refiere esta Cuenta que estamos examinando, cuando se inició 1976, el gobierno seguía haciendo esfuerzos seguía haciendo estos esfuerzos que hemos reseñado y que se detallan en esta Cuenta y en otros dictámenes de años anteriores; la presión internacional continuaba y faltaba la inversión privada y con ello la capacidad de acción del país se restringía. El país podía haber optado por una política fácil; podía haber decidido el Estado contraer su gasto y atenerse, para satisfacción de quienes ven en la igualdad del debe y el haber la solución de todo; podía haber adoptado una política de astringencia. Pero, como señaló uno de los dirigentes de mi partido: "una política de astringencia, de reducción discriminada del gasto público y de congelación de los salarios nominales, para que se reduzcan los salarios reales, conduciría al estancamiento, al desempleo, e incrementaría la subocupación".

Eso es lo que ha querido evitar el Estado mexicano; por eso es que ha desarrollado un esfuerzo de inversión muy grande.

Y ¿cómo ha respondido algún sector de la iniciativa privada?

Sacando 4 mil millones de dólares que han ido a financiar la actividad de Estados Unidos, a poner en ese país miles de millones de pesos que se podrían haber invertido en nuestra patria. Eso es presión política, eso es una acción en contra de la economía del país y no una colaboración al esfuerzo que todos tenemos que realizar.

Los técnicos, diputado Garabito, no cancelan libertades; los técnicos proponen opciones y el Estado mexicano dejó tantas libertades que tuvo que afrontar este sabotaje económico, cuantificado brevemente en estos 4 mil millones de dólares que se fueron. Es esta acción, es la falta de solidaridad, es el conjunto de todas las medidas que se fueron realizando y es el conjunto de todos los efectos de la acción internacional, lo que llevó en 1976 a reconocer la necesidad de cambiar la paridad monetaria. Porque se estaba subsidiando con la tasa de cambio a los exportadores de capital, se estaba subsidiando con la tasa de cambio a quienes gastan - y gastaban mucho más en ese entonces - en elementos de lujo, en artículos superfluos de importación. Por eso José López Portillo afirmó: "está acabado por sus contradicciones un patrón de crecimiento que agotó su último tabú con la devaluación. Un regreso a las reglas que anteriormente aprobaron su aceptación, no puede ser ahora la solución para México". Y no es la

solución para México y por eso se tomó la medida viril de poner al peso en su cotización real.

No hay cancelación de libertades, señor Garabito, ni hubo ninguna posibilidad de dictadura militar en México en 1976, como no la hay desde hace muchos años. El Instituto Armando es respetuoso de su función y de las normas legales. Hubo sí, un intento de golpe de Estado por quienes ejercieron las presiones políticas y las presiones económicas , con las que trataron de hacer que el Gobierno sirviera a sus intereses y no a los intereses de la nación. Eso fue lo que sucedió en 76. (Aplausos.)

No voy a entrar al detalle de cifras que se manejaron hace un momento en la tribuna, simplemente quisiera señalar que no veo por qué los servidores públicos, al igual que los obreros y al igual que los campesinos, no van a tener un aumento en sus percepciones. ¿Cómo quieren que vivan entonces los trabajadores de México en todas sus manifestaciones de actividad? ¿Cómo van a vivir esos trabajadores, si los empresarios desencadenaron un alza continuada y sistemática de precios? Esos precios que también el Ejecutivo tenía que pagar; que también el Gobierno tenía que cubrir, para adquirir los bienes que necesita para su ejercicio. En mucho del aumento del gasto del sector público en el ramo de administración, está implicado el aumento sistemático de los precios que provocaron ciertos sectores de la iniciativa privada. Se ha dicho que se abusó de las transferencias. Yo creo que pocas veces se ha explicado con tanto detalle en un Dictamen el uso y la razón de esas transferencias. Ahí están, en las páginas 23 ó 24, los cuadros que detallan el por qué de esas trasferencias. Y muchas de las transferencias a que se refirió Jorge Garabito, son motivadas por la necesidad de todavía tener que soportar precios bajos en muchas de las actividades del sector público; porque a pesar de que se ha emprendido una sana política de poner al día los precios de los bienes y servicios del Estado, no llegamos todavía a los niveles en que esos precios sean completamente reales y aún hay que ejercer cierto apoyo para esta función.

Respecto a otras manifestaciones, sólo puedo decir que juzgar la acción pública al nivel del rumor, del "se dice", del "por ahí se cree", ha sido siempre estrategia de la reacción.

Nosotros esperamos, en todo caso, que exista una formalización de esas afirmaciones ante quien competente está, de acuerdo con las leyes, para conocer esos rumores y esas afirmaciones si hubiere alguna validez y algún respaldo serio para ellas.

Me preguntaría, ¿por qué si en el INFONAVIT existe una amplia representación del sector empresarial, esta representación ha sido tan complaciente con los malos manejos a que se refirió el compañero Garabito? ¿Por qué no han manifestado ahí los miembros de Acción Nacional su inconformidad? No quiero que después digan que Acción Nacional no es el partido de los empresarios. Quiero recordar que hace aproximadamente un año, su vocero oficial se quejó públicamente, está en los periódicos, que ya no tenían suficiente apoyo financiero de los empresarios y de los banqueros que, tradicionalmente, habían sido quienes respaldaban su actividad.

Son esos empresarios y esos banqueros los que también forman parte del INFONAVIT y podrían haber manifestado su inconformidad y haberla fundado.

Estamos examinando un documento descarnado; la Comisión en ningún momento trató de engañar a esta Asamblea, y por tanto de engañarse a sí misma en el análisis; no hay una sola línea en ese texto que no haya sido cuidadosamente preparada, con una sola guía: analizar con verdad y expresar esa verdad para conocimiento de todos.

Creemos, como lo afirma el Proyecto de Decreto, que el uso de los fondos está justificado; el detalle corresponde al procedimiento de glosa que he de seguir a este acto que hoy realizamos. Pero si queremos señalar enfáticamente que no ha de variar el Estado, el Gobierno Revolucionario, en su línea de continuidad; que estamos ciertos de que el momento difícil que ha vivido la economía de nuestro país, va a ser solucionado con la acción prioritaria del Gobierno y con la guía del Gobierno, y que en esa acción, en esa acción conducida por instituciones emanadas de un proceso revolucionario, la lucha contra la inflación y contra todos los fenómenos que ella acarrea, no va a descansar en la comisión de injusticias a los débiles. Va a fundarse en el esfuerzo de todos, porque sabemos que la única manera de salir de este proceso, es producir. Pero si se reprime el gasto del sector público, el país se frena, y, como dijo José López Portillo, viene la atonía, viene la recesión, viene el estancamiento.

Nuestro país no puede correr ese riesgo; este país no puede estancarse, estancarse es retroceder, es aumentar la distancia entre las carencias y sus soluciones; hasta donde del Gobierno dependa, este país no se va a estancar. Muchas gracias. (Aplausos).

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al ciudadano diputado Ramón Garcilita Partida.

El C. Ramón Garcilita Partida: Señor Presidente; honorable Asamblea.

Este debate de la Cuenta Pública que es tan importante, tratándose del aspecto general, debe centrarse en el núcleo vital del que partió la Comisión de Presupuestos y Cuenta para emitir el dictamen y que debe también en este debate ser el punto de partida a través del cual le vamos a informar al pueblo de la manera en que se manejó su dinero, explicándole las razones de sus carencias, del alto costo de la vida, del éxodo de campesinos hacia los Estados Unidos y de la acción del Gobierno Federal apara aumentar cada vez la contribución para cubrir el gasto público. Debe plantearse en términos muy claros las cuestiones económicas que son en sí difíciles y muchas veces áridas. Pero no debemos despreciar los principios económicos por el solo hecho de ser difíciles de entender, ya que son rectores en la economía de un país; por ejemplo: todo desarrollo o todo retroceso

indudablemente que pueden obedecer a estos factores: "La acción de los ciudadanos y la conducta de sus dirigentes".

Por eso, es importante encuadrar el examen de Dictamen de la Cuenta Pública, sobre sus fundamentos reales precedidos de las verdades económicas y con un análisis objetivo, sereno, de la inversión del gasto público, así como de los resultados obtenidos por ese gasto.

Quiero centrar para que el diputado que a continuación vaya a hacer el uso de la palabra en pro del Dictamen, sentar muy claramente mi tesis, tesis por la cual la diputación de Acción Nacional justifique su voto en contra. Es la siguiente: "La Comisión de Presupuestos y Cuenta al examinar y analizar la Cuenta Pública correspondiente al ejercicio fiscal de 1976, no lo ha hecho tomando en consideración que en el ejercicio del Gasto Público, no se cumplieron con los objetivos contenidos en la Exposición de Motivos del Proyecto del Presupuesto, ampliados y analizados por el Secretario de Hacienda y Crédito Público en su comparecencia a esta Cámara. Ni se sujetó para el examen y análisis, aun cuando se afirme en el dictamen, a las normas constitucionales. Esto, señores de la Comisión, es la tesis central, y que debe ser el punto en que radique, precisamente, la controversia en la discusión del Gasto Público.

Sí hay que partir también de este principio constitucional:

Queda a nuestra organización política, nuestra filosofía democrática, nuestra organización constitucional, el Ejecutivo en la acción de la aplicación del gasto, en su política de administración, en su política de rector de la economía debe ajustarse al presupuesto de Egresos tal y como fuese aprobada por la representación nacional.

Y uno de los requerimientos constitucionales es la justificación de las partidas que se gastan. No vamos a entrar en detalle en lo general, a cuestiones contables que indudablemente son de la competencia de la Contaduría Mayor de Hacienda, sino vamos a examinar la justificación del crecido gasto público que se ejerció en 1976, para ver si responde o no, si está o no de acuerdo con el compromiso contraído por el Ejecutivo con la Cámara de Diputados.

La Cámara de Diputados tiene esa facultad importantísima que no debemos despreciar, que debemos aprovechar, si es realmente que queremos cumplir con nuestras funciones que nos corresponden como representantes del pueblo.

Aprobar el gasto público, cuando se nos presente un programa de gobierno perfectamente bien jerarquizado, un programa de gobierno basado en las necesidades y en el conocimiento real de las posibilidades del país, de sus recursos naturales, de su fuerza de trabajo.

Y cuando la Cámara aprueba el Presupuesto de Egresos, a la vez aprueba la Ley de Ingresos, que es precisamente la fuente de recursos monetarios que tendrá a su cargo el Ejecutivo Federal, para poder desarrollar toda la acción contenida en el Programa del Presupuesto, tal como fue aprobado, por la Cámara de Diputados.

Y este sistema nuestro, del control constitucional del gasto público, es tan importante que recuerden ustedes, señores diputados, que la disposición del 126 constitucional prohibe que se haga algún gasto que no esté previsto en el presupuesto. Así es que hay una correlación perfectamente coherente entre ingresos y egresos, entre los ingresos tal como son aprobados por la Cámara de Diputados, y los egresos tal como fueren aprobados en el proyecto y bajo las motivaciones políticas que el ejecutivo debe fundar precisamente su acción del gasto público.

Al hacer este análisis, debo mencionar que precisamente los fundamentos del presupuesto de egresos, en su exposición de motivos del Ejecutivo fueron los siguientes:

"Proporcionar al erario los recursos indispensables que requiere el financiamiento del gasto público, para que la política hacendaria responda a los objetos de mediano y largo plazo de nuestra economía, y que se adapte a las situaciones de coyuntura para preservar el desarrollo económico y social sostenido del país; impulsar tal desarrollo mediante el gasto público - subrayo este objetivo - impulsar tal desarrollo mediante el gasto público; corregir desequilibrios atenuando desigualdades y promoviendo un desarrollo económico más justo y equitativo. El esfuerzo principal es el efectuado en el sector agropecuario, a fin de que recupere la importancia que le corresponde como proveedor de alimentos y materias primas, como fuente, todavía insustituible, de exportaciones y fundamentalmente como un medio de empleo en la mayor parte de la población."

"El proyecto del presupuesto se caracteriza por darle preferencia a la terminación de las obras y programas en proceso, disminuyendo al mínimo la iniciación de nuevos proyectos."

Estos son precisamente los principales objetivos fundamentales que sirvieron para que la Cámara de Diputados aprobara el Presupuesto para 1976.

Posteriormente estos mismos objetivos fueron ampliados y explicados en la comparecencia del señor Secretario de Hacienda y Crédito Público. En su comparecencia destacó las siguientes ideas:

"Dos consideraciones fundamentales orientan toda la acción del Poder Público en México: la primera, consiste en la necesidad de fortalecer la solidaridad nacional como requisito insustituible para la existencia y funcionamiento del sistema federal. La segunda, se refiere al imperativo de perfeccionar la democracia para fincar toda autoridad política que se ejerce por delegación y en nombre del pueblo, de acuerdo con los sistemas normativos que nos rigen. La voluntad popular es la única base firme para una integración armónica de la comunidad entera. Sólo en la solidaridad nacional y en el ejercicio democrático, puede haber convergencia fecunda de pensamientos, propósitos, y esfuerzos".

El señor Secretario de Hacienda clamó la necesidad de fortalecer la solidaridad nacional. Desgraciadamente este clamor cayó en la nada,

cayó en el vacío, porque si hay un hecho qué destacar y de reprobar en el sexenio echeverrista, fue precisamente ese afán de enfrentamiento de clases sociales, particularmente entre capital y trabajo; se dio a la tarea de crear un clima de inseguridad y de alarma que destrozó el ahorro nacional, por lo que aquellos ahorradores que habían logrado reunir una cantidad como producto de su sacrificio y de su trabajo, optaron por llevarlas desgraciadamente hacia los Estados Unidos.

Esto no fue, señor diputado Zamora Bátiz, el producto ni de presiones internacionales, ni de un intento de desestabilizar el Estado; no estoy defendiendo esa conducta, la estoy explicando, y no encontramos otra explicación, precisamente que en ese ambiente de inseguridad y de violencia que se fomentó en el sexenio echeverrista cuyas consecuencias impactaron destruyendo el sistema económico y deteriorando el aparato monetario.

¿Cómo pudo progresar nuestra economía? ¿Cómo pudo haber conjugación de pensamientos, de esfuerzos y de acciones cuando el mismo encargado del Poder Ejecutivo estaba minando la solidaridad nacional, cuando la estaba destruyendo y llevando a las condiciones más bajas del desastre?

Esta es una de las razones por lo que afirmé al principio de mi intervención de que el progreso económico de un país es el producto de la conducta de sus ciudadanos y la conducta de sus dirigentes.

Y en este aspecto, la conducta de los dirigentes merece toda reprobación. ¿Por qué? Porque precisamente no hizo ningún esfuerzo para establecer una verdadera unidad nacional.

Ahora en que el aspecto cambia y que se habla de una alianza para el progreso, qué difícil va a ser volver a infundirle confianza al pueblo cuando sufrió en su carne propia el aumento de los precios en la miseria en que vive, en el destrozo del campo, y todas las desviaciones del sexenio echeverrista.

La Comisión de Presupuesto y Cuenta pasó por alto cuál es la verdadera causa del desequilibrio económico; indudablemente estudió y analizó, y así lo dice el documento enviado por el Ejecutivo y en ese documento el mismo Ejecutivo habla de que en 1976 el producto interno bruto fue o registró un incremento alrededor del 2%, el más bajo de toda la historia contemporánea de México, y en el mismo documento el Ejecutivo desglosó el producto bruto interno y habla de que en el sector agropecuario se obtuvo un rendimiento del 2.1%, en el industrial del 2.3%, en el comercio 1.5%, comunicaciones y transportes 6.5%, gobierno 8.5%. ¿Qué refleja esto? Una disminución tremenda, un desplome de la producción nacional. ¿Vamos a achacar este desplome a las presiones inflacionarias del exterior? ¡No! ¿vamos a achacar este desplome a la fuga de 4,800 y tantos millones de dólares que fueron depositados en los Estados Unidos? Ya expliqué cuál fue la causa. ¿Dónde está el motivo, dónde está la causa? Señores, la causa es la siguiente; el desastre de nuestra economía se debe al déficit presupuestario que alcanzó el más alto nivel en 1976, a $78,845 millones. En efecto, durante el sexenio que estamos comentando a partir del primer año, el gobierno comenzó a gastar más de sus ingresos y ese gasto fue aumentado cada vez más y más hasta llegar al nivel más alto que se registra también en la historia del México contemporáneo.

El argumento de la Comisión podrá decir: es que hubo una contracción en la inversión del sector privado; se fugaron capitales, egoístamente los hombres de negocios no quisieron invertir, prefirieron mejor sacarle un rendimiento a su capital en la colocación de las mil formas que hay.

No, y precisamente en este punto no estoy de acuerdo con la Comisión dictaminadora cuando en su dictamen habla de que el gasto público no puede ser objeto de ataque porque hay otros factores que han influido en la economía, y no, señores. Si es cierto que México, durante 1976 principalmente, no pudo sustraerse a las presiones inflacionarias por un fenómeno mundial, no pudo sustraerse a los desequilibrios económicos con los Estados Unidos, que es nuestro primer cliente, pero si la economía hubiera sido manejada con prudencia, con verdadero tacto; si en lugar de agitar y de hacer que una clase social con otra luchara y se destruyeran, se hubiera realizado una política de verdadera unidad nacional para conjugar esfuerzos, pensamientos y acción, señores diputados, nuestra economía hubiera podido resistir las presiones del exterior.

Pero precisamente a que el gobierno durante los 6 años se excedió del presupuesto y que no solamente se limitó a gastos los recursos sanos, normales, de que dispone el Estado para su financiamiento hacendario, es claro que al no contar con más dinero, no tenía otros recursos más que estos: el endeudamiento y el aumento de la circulación monetaria y señor diputado Zamora Bátiz, usted sabe, como economista, que el aumento de la circulación monetaria, cuando no hay bienes de producción que lo respalde, eso se llama inflación. Y el fenómeno inflacionario es la causa directa, primaria, principal del alto costo de la vida. Así es que tenemos nosotros que decirle al pueblo con toda claridad, si ahora los artículos de primera necesidad han escaseado y han encarecido, no hay otra razón más que la acción criminal, la acción equivocada del Gobierno Federal en el sexenio pasado, que, con un afán de gastar sin programa, sin proyectos submadurados, sino creando organismos paraestatales, y fideicomisos, se desviaban, tenían que transferirse precisamente para poder sostener a estos organismos los pocos recursos con que contaba el Estado. Esa es la causa de la actual miseria y de la actual carestía de la vida.

Hay cifras que debo consignar en términos generales para hacer un muestreo del sobregiro del Gobierno Federal, de lo que el Gobierno Federal tuvo como déficit: en 1971, 283,300 millones de pesos; en 1972, 37,900 millones de pesos; en 1973, 65,900 millones; en 1974, 75,100 millones; en 1975, 130 mil millones; en

1976 - datos aproximados del Banco de México, 168,700 millones de pesos, la cifra más alta.

La deuda externa, la otra posibilidad de financiamiento, alcanzó hasta ahora la cifra de 806,406 millones de pesos, y el medio circulante, lo que provocó inflación, en 1971, habría 53,060, y en 1975, 118,900 millones de pesos. Así es que México está en una constante espiral inflacionaria, espiral inflacionaria provocada por el Gobierno culpable, el Gobierno responsable.

En estas condiciones realmente tuvo razón el diputado Garabito. Es admirable toda la serie de elucubraciones y equilibrios que tuvo que hacer la Comisión de Presupuesto y Cuenta para poder presentar un dictamen que sirviera para que los señores diputados aprobaran el presupuesto, o la Cuenta Pública, más bien dicho, de 1976.

El otro punto de mi tesis, es que la Comisión, al proceder al examen de la Cuenta Pública, no se sujetó a los requerimientos constitucionales , como son la justificación, la exactitud, y , sobre todo, una conclusión muy importante : exigir responsabilidad.

Creo que está perfectamente bien claro, con los argumentos del diputado Garabito, con los argumentos que he expuesto, de que el Ejecutivo Federal en 1976, se excedió en el ejercicio del gasto público, fuera de los lineamientos que fueron aprobados por esta Representación Nacional.

La inexactitud, indudablemente existe, y que es el motivo precisamente de que la Contaduría Mayor de Hacienda la ponga claro; pero viene el tercer requerimiento constitucional: la responsabilidad.

¿Qué los señores de la Comisión, olvidaron que como corolario inmediato del examen de la Cuenta Pública, que no es un panorama halagador, sino que es un panorama precisamente de pobreza, de disminución de recursos, de endeudamiento, del desequilibrio de la balanza de pagos, no encontraron quién es responsable de este desastre de nuestra economía?

Señores, yo me siento con la obligación, y en la conciencia de diputado, pedir a la Presidencia que se ordene sacar la versión de todas las intervenciones de la discusión de la Cuenta Pública, para que sean remitidas a la Procuraduría General de la Nación, y que ésta, emprenda verdaderamente una acción de investigación para que se castigue a los responsables de los destrozos de nuestra economía.

Creo que esta es una postura que debemos nosotros adoptar, que si no la adoptamos, el pueblo nos puede exigir también responsabilidades, porque ya está en la opinión pública, y ha sido objeto de comentarios y de artículos, todas estas pústulas de corrupción en que se ha manifestado todo lo podrido que había en el subsuelo del sexenio echeverrista.

Termino, señores, para excitar que se exijan responsabilidades y que estas responsabilidades sean efectivas. Dejémonos ya de pensar en que el Servicio Exterior es el cesot de los desperdicios de la política de México. (Aplausos.)

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al diputado Jorge Efrén Domínguez Ramírez, del Partido Revolucionario Institucional.

El C. Jorge Efrén Domínguez Ramírez: Con su venia, señor Presidente.

Honorable Asamblea:

Después de escuchar paciente y atentamente todas las supuestas impugnaciones, críticas y planteamientos que ha tenido a bien formular el Partido Acción Nacional, uno se quedaría pensando francamente si es que acaso tan ilustres representantes de esa corriente política de la oposición creen en verdad todo lo que están diciendo.

Acaso se nos plantea un dilema de pensar si realmente son ingenuos o si son lo suficientemente audaces como para que con cifras, con documentos y textos a la mano, pretendan embaucar a la Asamblea en su conjunto para hacerles caer en sus planteamientos y falacias.

El señor diputado Garabito haciendo recurso a una fórmula muy socorrida, empezaba su intervención casi haciendo una advertencia, precisamente como para que no se actuase en consecuencia por parte de nosotros.

"Vamos a escuchar acto seguido una serie de intervenciones sobre la Revolución Mexicana".

¿Es que acaso se trata con esa advertencia, de demonizar por anticipado a los planteamientos en rigor revolucionario que la mayoría de nosotros sostenemos? O, ¿Simplemente es una estratagema para impedir que salgan a la luz las verdades que están implícitas en el examen de esta Cuenta Pública?

Se preguntaba a qué se refieren los llamados revolucionarios cuando se habla de la tan traída y llevada "Revolución", a los Flores Magón, Madero, Carranza, al Plan de San Luis Potosí, ¡por supuesto que sí, señor diputado! ¡Y a todas las ideas que están implícitas en los planteamientos de estos hombres! Hablar de ellos de ninguna manera, como se dijo aquí, es sostener una tesis trotskysta, por que los planteamientos de la Revolución, que en términos muy breves podríamos resumir en el sentido de que hemos venido pugnando por mantener un régimen de libertades individuales, compatible con un régimen de libertades sociales, con el instauramiento y el funcionamiento eficaz de un régimen de economía mixta, con la existencia de un régimen de propiedad privada, con un conjunto de derechos que respetan y salvaguardan esa propiedad, pero que también son compatibles con una serie de derechos fundamentales al pueblo de México en materia de propiedad social. En fin, en lo básico, si así pudiéramos resumir los grandes planteamientos de la Revolución Mexicana, si estamos hablando de esa Revolución y yo pienso que si el señor Trotsky casualmente, dentro de ese mundo de ciencia ficción o de política ficción, en el que parece moverse Acción Nacional, casualmente reviviera, pues, aquel Trotsky que propuso el esquema de la vía violenta para la consecución del poder, la revolución armada, permanentemente y mundial, la

exportación de la revolución a todas partes, además el trastocamiento del mundo mediante esas acciones violentas para imponer la dictadura del proletariado, creo que simplemente de oír la forma y manera en que se deforman a propósito sus principales tesis, se volvería a morir.

Por otra parte, nos decían los representantes de Acción Nacional, que hay un endeudamiento injustificable, del orden de 123 mil millones de pesos y un déficit de más de 138 mil millones.

Y que no comprenden cómo es posible que esto haya sucedido, que en rigor palabras más, palabras menos, tal fue el planteamiento del señor diputado del PAN que habló en primer turno, la base fiscal de México es lo suficientemente amplia, poderosa para garantizar por sí sola, que al Estado se le alleguen todos los recursos que son indispensables para su correcto funcionamiento. Evidentemente esto no refleja más que un desconocimiento de lo que son las cifras reales con las cuales se está moviendo la economía mexicana.

Si echamos un vistazo a uno de los cuadros, uno de los primeros que contiene el dictamen, que está en la página 16, nos damos cuenta de que en 1976, los ingresos tributarios del Gobierno Federal, es decir el conjunto de impuestos que recaba la Federación fue del orden de 173 mil millones de pesos. Esto nos da, comparándolo con lo que sería el equivalente del ingreso nacional, aproximadamente un porcentaje de un 13%, quizá un 14%.

¿Cuáles son los porcentajes del ingreso nacional, que se dedican en países realmente capaces de promover su economía a altas velocidades como son los países industrializados, qué porcentaje representa el conjunto de gravámenes fiscales del ingreso nacional en Suecia, en Estados Unidos, en Alemania, en Francia o inclusive en algún otro país de América Latina? No tan lejano a los nuestros, 25, 30, 35%. Así sí baila mi hija con el señor. Así sí habría una base fiscal suficiente para promover con recursos propios el desarrollo nacional, pero precisamente una de las herencias de etapas históricas que los regímenes de la Revolución han tenido que cumplir, para poder promover, para poder impulsar a esta iniciativa privada a que invierta, ha sido un precio que es precisamente el de sostener cada vez más difícilmente un precario régimen de ingresos fiscales. Entonces, es prudente poner atención a este tipo de aseveraciones, para no confundirnos con argumentos que parecen convincentes pero que en rigor carecen de una base de sustentación suficientemente sólida en términos técnicos.

Otra aseveración inadmisible: "el movimiento pendular de la economía y de la política mexicana", como si esto fuese una cuestión de cambiarse una camisa cada seis años.

No.

Posiblemente, claro, no se les puede exigir mayor y mejor conocimiento de las auténticas corrientes y doctrinas de la Revolución Mexicana a personas que no han militado en ella y que más bien la han combatido.

Claro. No.

La Revolución Mexicana es un proceso ideológicamente coherente, pero que se realiza a través de etapas sucesivas. Evidentemente, al inicio de la Revolución, el problema fundamental de este país era lograr por lo menos la paz nacional. Lograda la paz nacional, conjugadas las fuerzas armadas que estaban en pugna, las diversas corrientes que trataban de ser hegemónicas, viene una segunda etapa en donde se trata precisamente de crear las instituciones que más adelante asegurasen el desarrollo nacional. Comienza entonces un largo período en el que se tratan de impulsar diversas actividades económicas. En primer lugar, aquellas que eran absolutamente imprescindibles para la marcha de la nación; en primer lugar, proceder mediante todos los instrumentos jurídicos, políticos, administrativos y organizativos a la entrega de la tierra a quienes habían luchado por ella, pero no olvidemos que cuando se inicia la Revolución, este país tenía 15 millones de habitantes y cuando terminó tenía 14 porque un millón se murió en el transcurso de los diez años que duró aproximadamente la fase violenta de la Revolución.

Y ahora, señores diputados de Acción Nacional, estamos en vísperas de acceder a una población de 70 millones de habitantes.

Obviamente que nuestra Revolución va cambiando sus estrategias, va cambiando eventualmente sus mecánicas operativas, va cambiando sus marcos institucionales y aun jurídicos, por que es una Revolución en marcha, que se va adecuando a las necesidades de cada momento histórico y que va reaccionando a través precisamente de los instrumentos de gobierno de que dispone para actuar en consecuencia. No es que nos cambiemos de camisa, como socialistas y otra vez abiertos defensores de las corrientes capitalistas.

Dicho lo anterior, esperando que sea comprendido el por qué en cada período que define una administración gubernamental es necesario revisar lo realizado y, si procede, corregir las metas o readecuarlas, hay otra aseveración que tampoco puede quedar en el aire, porque está directamente vinculada con el asunto que nos congrega en esta mañana.

Se ha manejado aquí, abusivamente diría yo, la cifra de que la burocracia del aparato gubernamental ha crecido en 419 por ciento.

Claro, si este tipo de cifras las dejamos volar y se van por ahí y salen en los medios de difusión, pues se puede inducir a la opinión pública a pensar que efectivamente, en 1976 existían 4 veces más burócratas que los que existían en 1970.

Esta es la afirmación que está implícita, es decir, hemos construido un dinosaurio prácticamente con la administración pública, central y descentralizada.

Ya lo decía aquí el señor licenciado Zamora Bátiz nuevamente: o esto es un resultado de la confusión, o resultado definitivamente de la mala fe.

Una cosa es que se haya incrementado en el porcentaje que se ha señalado el conjunto de recursos canalizados al sostenimiento de la burocracia y otra muy distinta que el número

de sus elementos se haya incrementado en esa misma proporción.

Hacia 1970, señor diputado Garabito, se iniciaron esfuerzos por realizar lo que sería el segundo censo de recursos humanos del Gobierno Federal.

Nos tocó en suerte de alguna manera estar asociados a ese esfuerzo del gobierno, precisamente para determinar con precisión el contingente de sus servidores.

Las cifras de aquel entonces andaban aproximadamente en 700 mil u 800 mil servidores públicos en su conjunto. Finalmente, hacia 1974 o 1975 se pudo realizar, ya en firme, el censo de recursos humanos del Gobierno Federal, que arrojó aproximadamente un millón de trabajadores que prestan sus servicios tanto en el ámbito central como en el paraestatal.

En todo caso, inclusive con la mejor intención de aceptar su tesis, a lo más que pudiéramos llegar es que en ese lapso el incremento de efectivos de la burocracia fue de aproximadamente 20%; 20% que contrasta mucho con el 419 que el señor diputado de Acción Nacional quisiera endilgarnos y que, por otra parte, se explica en función, efectivamente, de ese crecimiento de la burocracia, pero no de esa burocracia en los términos peyorativos y despectivos, como si fuéramos las personas que alguna vez hubiésemos trabajado allí un conjunto simplemente de parásitos. No, más de la mitad de ese incremento está dado por el aumento de plazas docentes y otro tanto, precisamente por requerimientos adicionales para la correcta administración del aparato público y de sus ideales, pero lo que es más importante, una fracción muy significativa de ese incremento, se debe precisamente a los ajustes imprescindibles que en sus remuneraciones fue necesario dar al conjunto de servidores públicos, porque debe quedar bien claro, los trabajadores al servicio del Estado realizan una función tan digna, tan competente y tan necesaria como la que puede realizar cualquiera otra persona, inclusive un diputado de la oposición. (Aplausos.)

No pueden, por lo tanto, catalogarse y ser tratados como trabajadores de segunda o de tercera categoría, concurren con su esfuerzo a guiar la nación, a hacer funcionar sus empresas, a agilizar los trámites, a proporcionar servicios que requiere para su funcionamiento normal el Estado Mexicano.

Por otra parte, en relación con otra impugnación, en el sentido de que en 1976 el Gobierno de la República no operó con programas, sino con transferencias, me parece de toda justicia, porque es además un hecho absolutamente objetivo recalcar que posiblemente hoy, en esta ocasión, con este dictamen, como nunca se ha hecho un transparente análisis, una clara explicación del origen y del destino de esas transferencias.

La naturaleza de estos recursos son precisamente la de ser un conjunto que se canaliza para el fomento y el desarrollo de diversas actividades que están perfectamente señaladas en cada uno de los rubros en que fueron utilizadas, explicada su naturaleza si fueron transferencias corrientes o fueron transferencias de capital. Y se explica con, diría yo, lujo de detalles, el por qué una cantidad muy importante de ese rubro aparece precisamente en esta ocasión, digamos, crecido, en lo que en otras condiciones hubiera podido ser una máxima. Precisamente porque gran parte de esos recursos se destinaron para ayudar de manera emergente a diversos organismos y empresas descentralizadas y de participación estatal y, en otras ocasiones, para respaldar a dichas instituciones con motivo de los quebrantos cambiarios que sufrieron en muchos casos por efecto de la devaluación.

Se ha utilizado, por otra parte, un concepto muy caro a la oposición, el concepto del populismo del régimen pasado que se dedicó a la agitación. Así le llaman, así le han llamado siempre, en todas partes, en México, aquí, en el resto de América Latina, a las medidas radicales de gobierno tendientes a llevar a sus consecuencias finales los procesos imprescindibles de reforma que requiere un cuerpo social en evolución.

No está demás que nos detengamos en esto.

Sabemos muy bien a lo que quiso referirse el representante de Acción Nacional, pero en esta misma tribuna, el Presidente de la República refrendó, lo sabemos todos y estamos satisfechos de ello, que la reforma agraria habría de seguir y seguirá en su realización hasta sus consecuencias finales.

En cuanto a otra aseveración a la que es importante venir a sus encuentro, cabría referirnos a ésta que se hizo sobre el costo social del régimen pasado: desempleo, inflación, recesión. Se nos ha dicho que los niveles de desempleo, si no tomé nota mal de las observaciones del señor diputado Garabito, fueron más o menos los siguientes: el subempleo afecta al 60% de la población de los trabajadores y el desempleo abierto a 4 millones de trabajadores. Si el desempleo abierto es de 4 millones de trabajadores y por otra parte tenemos una población económicamente activa, lo que en términos generales se conoce como el grueso de los trabajadores registrados censalmente como tales, que son 18 millones aproximadamente, y si efectivamente el 60% de ellos están afectados gravemente de subempleo, pues tendríamos que el 60% de 18 millones son aproximadamente 11 millones, más 4 millones de desempleados abiertos, pues, señores, estaríamos verdaderamente, definitivamente, en un país difícil de entender, en el que no más de 3 millones de trabajadores serían capaces de dar de comer a sí mismos y al resto de 60 millones de mexicanos.

Evidentemente, es de nueva cuenta un manejo alegre y tal vez irresponsable y descuidado de las cifras.

Efectivamente, padecemos desempleo; efectivamente padecemos subempleo y todo esto es resultado de un conjunto de acciones que aquí se han venido a explicar de las cuales todos, de alguna u otra manera, pero particularmente algunos más que otros; aquellos que no están dentro del régimen de la República; son mucho más directamente responsables que los otros

y efectivamente el desempleo es un problema grave, la censantía y la subocupación, pero no es necesario recurrir a este tipo de manejo artificioso de las cifras, para echar lodo sobre un trabajo que como el dictamen que hoy examinamos ha sido hecho con esmero, cuidado y responsabilidad.

Vendríamos en seguida, porque es indispensable, a mi juicio, ir aclarando estos diversos puntos, al encuentro también de un conjunto de aseveraciones hace un momento formuladas por el señor diputado Garcilita Partida.

Yo me atrevería a decir que estoy totalmente de acuerdo con él, nada más que al revés, completamente al revés, es decir, tenemos que hacer un análisis sereno y objetivo del gasto y de sus resultados, pero, dicho lo anterior, y habiendo hecho el señor diputado Garcilita Partida una serie de planteamientos también, muy bien construidos, por cierto, pero llenos de sofismas, nos quiere llevar a la conclusión de que la Comisión de Presupuesto y Cuenta no ha tomado, no ha hecho aprecio debidamente de que el gasto no se sujetó a los objetivos de la exposición de motivos y sobre ese particular nos recuerda cuáles fueron en la exposición de motivos del Proyecto de Presupuesto de Egresos de 1976, las metas que se estaba fijando en ese momento el Gobierno Federal.

En primer lugar, una muy importante y cuyo análisis, inclusive, cabría detenerse un poco más adelante:

Proporcionar al Erario los ingresos necesarios para promover el desarrollo económico y social del país.

¿Con qué finalidad?

Evidentemente, a efectos de que el Erario en ningún momento llegase a estar carente de los recursos indispensables para garantizar la marcha de la nación; para que en ningún momento estuviera frente a la emergencia de no saber qué hacer por falta de recursos; precisamente para evitar que la Economía Nacional y todo lo que con el Gasto Público está implicado, cayese en el colapso y en el letargo, a causa del conjunto de las circunstancias que se conjugaron el año próximo pasado.

En segundo lugar, uno de los más importantes: Impulsar el desarrollo mediante el gasto público; corregir desequilibrios; atenuar desigualdades y promover la equidad social.

Pues estos son, precisamente, si es que se ha tomado el cuidado y el tiempo de leer el documento que se nos ha presentado a examen, estos son precisamente los objetivos que procuró llevar hasta sus últimas consecuencias el gasto ejercido en 1976, a pesar de todas las contingencias adversas, a pesar de la irresponsabilidad de muchas personas que sólo tienen intereses, que no tienen patria o que no tienen amigos pero que sólo tienen capital.

¿Por qué decimos esto?

Bueno, se ocupa también el señor diputado Garcilita, de hacernos un recordatorio respecto de lo que era la estructura de ese gasto aprobado.

En la página 49 del dictamen sujeto a discusión, se dice a la letra lo siguiente: pág. 49: "Esta representación autorizó al Ejecutivo a aplicar su gasto en los siguientes renglones prioritarios: Industrial 30.1%; Desarrollo Social 22.3%; Administración, Defensa y Poderes, 19%; Agropecuario 18.2%; Transportes y Comunicaciones 10.1%; Turismo 0.3%". Acto seguido en la línea inmediata inferior se dice exactamente lo siguiente: "Son estas precisamente las prioridades observadas en el ejercicio".

En efecto, fueron el Sector Industrial y el Desarrollo Social, 31.8% y 21.1% del total respectivamente, los que recibieron, en el ejercicio, atención prioritaria de la Administración Federal, seguidos por los Sectores de Administración, Defensa y Poderes con 18.9%; agropecuario 16%; transportes y comunicaciones 8.76% y turismo 0.3%. Tales hechos - se agrega -, denotan el grado de avance que el Sector Público ha alcanzado en los procedimientos de programación de su actividad económica. Es decir, efectivamente hubo un trastocamiento interno de las cantidades absolutas designadas a cada uno de estos rubros, pero si el presupuesto es fundamentalmente una intención de asignación de recursos por prioridades y en este caso estamos haciendo un análisis de esa asignación de recursos por prioridades sectoriales, evidentemente a pesar de todos los ajustes internos, el presupuesto ejercido se ajustó precisamente a las prioridades que vuestra honorable soberanía tuvo a bien aprobar cuando hizo lo conducente con el proyecto de Ley de Egresos de la Federación. De manera que, una vez más, queda de manifiesto el manejo y las ligerezas que esto implica de las cifras cuando se viene a tribuna a tratar de atacar lo inatacable.

Hay otra aseveración harto delicada, deseaba explicar el señor diputado Garcilita Partida que la falta de confianza fue precisamente lo que explicó esta salida, esta estampida de más de 4,000 millones de dólares.

¿Cuál es el argumento que da?: ¿Pero, qué otra cosa podían hacer estos señores, los dueños del capital, los dueños legítimos del capital? ¿Qué podían hacer frente a los problemas que estaba viviendo la sociedad nacional en su conjunto? ¿Qué podían hacer si veían amenazados sus intereses? ¿Qué podían hacer si veían que de un momento a otro sus negocios, según ellos, se iban a derrumbar? ¡Ah, son precisamente los voceros de esa corriente quienes nos vienen a hablar más adelante de unidad nacional!

Es el Estado Revolucionario Mexicano, el que, a través del Partido Revolucionario Institucional, está al frente del Gobierno, y propugna la noción, la aceptación y el comportamiento político consecuente con un estado nacional unitario, que, a diferencia de los señores dueños del capital, sí piensa en la solidaridad nacional.

Tiene razón el diputado Garcilita Partida, el capital no tiene amigos, ni patria, ni solidaridad, sólo tiene y sólo busca intereses, claro. (Aplausos.) Y, precisamente fue a buscar mejores horizontes por esos intereses. Esta no es una aseveración gratuita de un miembro de la

representación nacional. Si hay alguien que tiene la necesidad y la obligación de estar perfectamente informado de lo que sucede en el país, de los móviles de los diversos intereses en pugna, es el Jefe de la Nación, quien, por ese sólo hecho, al menos, por ser Jefe de la Nación, es el digno de todo crédito.

Me permito recordar a aquellos que hacen la defensa obligada de los señores del capital irresponsables y que también los hay nacionalistas, que también los hay solidarios; me permito recordar a aquellos que suelen volar cual "golondrinas" en cuanto se agita un poco el árbol, pues, en esta misma tribuna, el Jefe del Estado Mexicano declaró: "La obligación del Estado a invertir, se vio restringida por su incapacidad para financiar, pues no captaba suficientes recursos internos para ello. Acudió al endeudamiento externo, hasta que el mismo sistema financiero y las condiciones de su propio desastre lo limitaron, el ahorro disponible para inversión se redujo y con ello la oportunidad de que se hiciera la inversión privada.

"Los dueños del dinero lo comprometieron en las actividades que les ofrecían menos riesgos, especulación y rentismo o lo sacaron masivamente del país, hacia donde todavía admiten capital, pero ya no trabajadores". Esto fue dicho por el Presidente de la República, en su comparecencia el 1o. de septiembre próximo pasado.

Lo que quiere decir que efectivamente las cosas son como las estamos informando. Por otra parte se ha indicado aquí que la Comisión de Presupuesto y Cuenta, pasó por alto la verdadera causa del exceso del gasto, de las diferencias y del endeudamiento.

¿A quién se debe echar la culpa de este desplome? ¿Acaso al destino del gasto?

La corriente de la oposición nos indica, que el agente causal de este desplome, fue precisamente el déficit presupuestario. No invirtamos las cosas, eso es precisamente al revés, esta aseveración es tan temeraria - y perdonen ustedes la expresión tan reaccionaria, justamente como aquella - que se manejó en los momentos más difíciles de la crisis inflacionaria, cuando ésta empezaba a surgir y en que era indispensable hacer un ajuste de salarios y de precios.

Cuántas veces, desde diferentes foros, se acusó al sector obrero de ser el causante de la exacerbación de la inflación, pero está históricamente comprobado, que fue precisamente el aumento de los precios, lo que orilló al movimiento obrero a solicitar y a exigir una compensación del poder de compra perdida, mediante una elevación de salario. No es ni podemos admitir, y menos los diputados del sector obrero, que hayan sido los indispensables ajustes en su capacidad de compra los que motivaron a los que han estado exacerbando la crisis inflacionaria. Son ellos, y se dice en el dictamen, son los trabajadores, quienes han resentido más directamente y han llevado sobre sus espaldas la carga mayor de este aumento inmoderado en los precios.

Lo que sucede es que las cosas son bastante complejas, pero debemos de tener la suficiente capacidad analítica para conocer y leer en profundidad los exámenes hechos en este documento. De no haberse dado el incremento en el gasto público, de no haber reactivado a como diera lugar la economía, a efecto de evitar un colapso mayor, a efecto de evitar no solamente que el país dejara de crecer, sino que inclusive en su economía, en su conjunto, decreciera, para ello fue indispensable promover el gasto público y recurrir, como fue necesario, a la búsqueda de recursos en el ámbito internacional.

Decía hace un momento que estamos de acuerdo en que se haga un análisis severo, objetivo, riguroso, verídico, de la cuenta pública.

¿Cuál es en realidad la naturaleza de este debate? Se trata, en rigor, de examinar el comportamiento de la cuenta pública en función de lo que han sido los constreñimientos y las circunstancias particulares del año 1976; se trata de dar una explicación real y profunda de las condiciones concretas de la economía internacional y de sus repercusiones en el ámbito nacional y de ver la manera en que operó el gasto público en México y de llevar adelante un debate en el que el peso específico del gasto público destaque precisamente como el instrumento que 1976 fue el instrumento por excelencia para ir al encuentro de las soluciones que reclamaba la economía nacional.

Por otra parte, es imprescindible también tener en mente un hecho fundamental de economía pública; un país en desarrollo, un país que tiene estructuralmente hablando una débil base fiscal, un país que infortunadamente no ha logrado tener todavía un desarrollo de su sector externo tan dinámico como para garantizarle, precisamente por la venta de sus exportaciones, el conjunto de recursos indispensables para promover su propio financiamiento del desarrollo, tiene necesariamente, de manera permanente además, que tener finanzas públicas deficitarias, por la sencilla razón de que es indispensable complementar los recursos escasos normalmente del interior, con las facilidades y disponibilidades de capital existentes allende sus fronteras.

De esta manera, no pensamos de ninguna forma que sea la cuenta pública, ni que sea el gasto público, en estas condiciones de dependencia y de subdesarrollo, el villano de la película, ni tampoco el héroe del film. Se trata de hacer un análisis de las condiciones en que fue necesario ejercitar un gasto por los montos que se han señalado y las maneras y formas de financiarlo.

Los objetivos de este gasto público han quedado suficientemente esclarecidos. Para quienes como los señores diputados que se han tomado la molestia y el tiempo de analizar en profundidad el dictamen que rinde la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, creo que quedan claros, suficientemente, los diversos propósitos tanto de ese déficit, tanto como de la colocación de la deuda, cuanto de la forma y manera de financiarlo.

En primer lugar, en cuanto se refiere a los objetivos de dicho gasto, ya se ha dicho que

en términos globales por cuanto se refiere a su composición sectorial, el Gobierno Federal ejerció las sumas que están consignadas, de conformidad con las prioridades originalmente asignadas, pero, además, si fue necesario recurrir, como se indica en el dictamen, de manera emergente a financiamientos no previstos, ello fue porque la sociedad mexicana, porque el Gobierno de la República como representante legítimo de la nación, tiene un conjunto de responsabilidades políticas e imperativos sociales, de los cuales de ninguna manera le es lícito ni permisible apartarse o caer en su insatisfacción.

Hay un conjunto de diversos preceptos constitucionales que establecen garantías sociales para los cuales es indispensable erogar sumas cuantiosas para su cabal vigilancia, para su cabal realización.

Los compromisos en materia de alimentación; los compromisos, los enormes compromisos sociales en materia de educación, de salud, de justicia y aun de protección y defensa, no esperan a ver si por la buena voluntad de aquellos que manejan los sectores privados de la economía, puede incrementarse de un día para otro la base fiscal; son requerimientos urgentes que hay que atender. No es posible parar de un día para otro la construcción de hospitales, no es posible de un día para otro parar la construcción de escuelas, no es posible salir siempre y a cada momento con una negativa ante todas aquellas comunidades que exigen perentoriamente para sus hijos uno, o dos, o tres maestros, no es posible parar este conjunto de movimientos de inercia social, de demandas sociales imperativas que están presionando a cada momento en el gobierno de la República; éste tiene la responsabilidad, como se dice precisamente en la Exposición de Motivos de la Ley de Egresos de 1976, que ver por allegarse los recursos necesarios para satisfacer en su oportunidad, en su momento y con la amplitud y suficiencia necesarias, las demandas sociales; se requiere también garantizar a través del gasto público la institucionalización de un sistema de economía mixta, equilibrar los factores de la producción, proteger a la población de hechos económicos negativos, imprevisibles, en fin, orientar y regir la actividad económica en su conjunto; encauzar la producción hacia los bienes social y nacionalmente necesarios y encima garantizar por esta vía la satisfacción de las necesidades de las mayorías. Este es, en rigor, el conjunto de razones políticas, de razones de peso, de razones de Estado, que justifican con amplitud suficiente el hecho de que el Gobierno de la República haya tenido que recurrir, por falta de solidaridad de muchos otros sectores, al financiamiento externo y aquí podríamos decir quizás, parafraseando a Napoleón: que a muchos de nuestros empresarios desde Wall Street, San Francisco o Houston, cuatro mil millones de dólares os contemplan.

¿Cuál es la naturaleza entonces de este endeudamiento? ¿En qué reside en verdad el cuestionamiento que eventualmente pueda hacerse de él?

No se puede estar citando alegres, de que si hoy fueron tantos millones y el año próximo fueron tantos más y después tantos más.

Que duda cabe que el país está endeudando, qué duda cabe que tenemos sobre estas generaciones y todavía las subsecuentes un gran peso que afrontar para saldar estos compromisos internos y con el exterior, pero si somos consecuentes con la tesis del señor diputado Garcilita, de que "el capital solamente tiene interés" pudiéramos llegar por esta vía inclusive a un razonamiento que pudiera parecer paradógico pero que por lo menos incita y orilla a la meditación

Este capital que ha llegado a México, que hemos adquirido por medio de los financiamientos, por medio de las colocaciones de deuda, por medio de los empréstitos que se han logrado tanto en México como, en una medida considerable, en el exterior, es tan cuantioso, yo me pregunto si, finalmente, ello no revela que, a diferencia de muchas gentes del interior del país, otras muchas del exterior y también nacionales revelan tener una confianza en el régimen de la República lo suficientemente grande, sólida, como para saber que colocar o canalizar sus recursos de capital hacia el financiamiento del desarrollo de México es sin duda alguna una, si no la mejor de las inversiones que pueden hacer.

El C. Presidente: Se recuerda al orador que le quedan 5 minutos de su tiempo.

El C. Jorge Efrén Domínguez: Voy a concluir, señor Presidente.

Evidentemente, el endeudamiento no es deseable para nadie, es un recurso que en muchas ocasiones no solamente es necesario, sino indispensable.

¿Dónde está el daño? ¿En su volumen? El daño está en comprobar si efectivamente existe la suficiente capacidad de pago para afrontar esos compromisos. Eventualmente el daño que sufrimos reside en que en ocasiones y últimamente quizá con más frecuencia, no es posible mas que aceptar las condiciones que del exterior nos son impuestas para poder recibir los influjos de capital necesarios.

La deuda en materia presupuestal, la tienen todos los países del mundo. Como diría algún ideólogo de nuestro Partido, deudas las tienen todos los países, inclusive los Estados Unidos, pero hay diversos tipos de deudores: deudores pobres, deudores insolventes o deudores ricos y también hay deudas para avanzar, hay deudas para empobrecerse, hay deudas para derrochar y también hay deudas para reprimir. Yo creo que, efectivamente, no podemos desconocer que México tiene un fuerte compromiso con su endeudamiento, pero que, afortunadamente dentro de esta clasificación de países que se endeudan, somos un país pobre, pero muy solvente.

Por último y como gran explicación final a mi juicio, de las circunstancias que están implícitas en el examen de esta Cuenta Pública, cabría recordar lo que el propio presidente López Portillo mencionaba en este

recinto, cuando hacía el análisis de las circunstancias en que le tocó empezar a gobernar:

"Teníamos, hace algunos años, y posiblemente el Occidente en su conjunto, estabilidad política; estabilidad de precios; estabilidad de salarios y estabilidad cambiaria. Después de la crisis monetaria internacional; después de la crisis económica mundial; después de la recesión originada por las potencias hegemónicas, México, que no está aislado del resto del mundo, solamente se ha quedado ahora (y no pienso que es más que suficiente) solo, afortunadamente, con su política, con su estabilidad política."

"Digo que afortunadamente , por que con estabilidad política y confianza en las Instituciones, podremos seguir adelante."

Podríamos decir con él, que nos ha quedado la estabilidad política y en ella, pese a los quejidos apocalípticos, los lamentos catastrofistas, las gesticulaciones demagógicas y los disparos extremistas que exportaron capitales o solidaridad a otros sistemas, seguimos actuando y construyendo el país conforme a los valores y principios que nos unen. No nos vamos a hundir, ni nos vamos a derrumbar; cada día amanecerá y seguiremos el camino con paso firme. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al diputado Armando Labra Manjarrez, del Partido Acción Nacional.

El C. Armando Labra Manjarrez: Con su venia señor Presidente.

Yo quisiera referirme al marco más amplio de consideraciones en torno a lo que hoy nos reúne en debate.

Quisiera hacerlo por que fundamentalmente, la tesis del diputado Garcilita, y la falta de tesis del diputado Garabito, en alguna medida tienen una pequeña cortina de humo a la realidad nacional, que debe tomarse en cuenta para explicar la Cuenta Pública de 1976.

Creo que es muy importante considerar que los resultados de la Economía en 1976, son la expresión económica y política de un modelo agotado, de una estrategia de crecimiento que ya se terminó.

En este contexto, la Cuenta Pública que hoy analizamos es un efecto de ese agotamiento. El Gasto Público también lo es, y es un error atribuir al gasto público por sí mismo y a su expresión la Cuenta Pública, el rendimiento general de la economía. Sabemos perfectamente bien que no es el Sector Público el único componente de nuestro sistema económico.

Quizás vale la pena retomar la Cuenta Pública como hilo conductor para apreciar por qué se agotó el modelo de crecimiento, por qué se agotó la política económica de ese modelo para una consideración que yo considero elemental: para no recaer en ella, toda vez que no hemos logrado superar los problemas fundamentales de la economía, de la sociedad y la política de nuestro país.

En esta discusión creo que debemos también evitar, no debemos recaer, pienso yo, en la crítica anecdótica, como tampoco en la defensa a ultranza respecto del ejercicio de los dineros públicos. El modelo agotado en nuestro país se refiere no solamente a la economía, se refiere a la sociedad, se refiere a la política, y se refieren estos tres elementos en términos de que no hemos podido alcanzar un crecimiento sostenido del producto, no hemos logrado un reparto equitativo de la riqueza social, no hemos logrado todavía avanzar rápidamente hacia una democracia participativa; por eso, en este mismo Congreso se diseñó, se aprobó un intento de Reforma Política, para democratizar el sistema, democratización que debemos entender necesaria también en el ámbito de la economía y en el ámbito de la sociedad en su conjunto, porque no hemos logrado todavía el beneficio popular al cual el sistema espontáneamente no tiende.

El agotamiento del modelo de crecimiento en lo económico, se refleja en tasas decrecientes del producto interno bruto y de la productividad de todos los factores; se manifiesta también en un incremento del desequilibrio externo; se manifiesta en tasas de inflación sin precedente. En lo social, el agotamiento del modelo se manifiesta en tasas crecientes de desempleo y subempleo; eso no lo podemos negar. Se manifiesta también en una concentración creciente del ingreso y la riqueza del campo a las ciudades, de las mayorías a las minorías, del sector trabajo al sector capital. Se manifiesta socialmente también este agotamiento, en la marginación creciente de núcleos importantes de la población. En lo político se ha manifestado este agotamiento en la insuficiente participación consciente de las masas en los procesos políticos de este país y eso explica también por qué nos estemos adentrando en un proceso de reforma política.

Se agotó, se agota todavía, el modelo, porque en suma se trata de un tipo de crecimiento capitalista basado en la inversión privada como sustento del sistema, esto lo estamos viendo dramáticamente en 1976, pero lo vemos desde antes, lo vemos desde principios de los 70, lo estamos viendo hoy mismo. Creo que a fin de cuentas se agota una pequeña ecuación que sostenía que el ahorro privado equivale a la inversión productiva. Desde mediados de los años 60, no recientemente, se ha venido abriendo una brecha entre el ahorro privado y la inversión productiva, de suerte que no ha habido tal destrozo del ahorro, que menciona el diputado Garcilita. Lo que no ha sido posible para el sistema, es garantizar que ese ahorro fluya hacia inversiones social y económicamente productivas para atender los requerimientos del país. Esto, creo que es grave, porque si consideramos que en nuestro país el 88% de la inversión productiva es privada y no hay un mecanismo de autogeneración espontánea que permita reproducir esa inversión, debemos entonces hacer un replanteamiento de la política económica general y en particular de la política económica del Estado a fin de garantizar los objetivos sociales económicos y políticos que todos buscamos para el bienestar mayoritario. En estas circunstancias, creo que es muy importante entender que un país

capitalista como el nuestro, es difícil argumentar, como lo hacía algún compañero de Acción Nacional, en tender un conflicto real entre el capital y el Estado. En una sociedad como la nuestra, el Estado es el soporte del sistema jurídico - político; el Estado es el mediador de la lucha de clases; el Estado es el apoyo a los propietarios de los medios de producción, en eso no nos podemos engañar.

Pero a pesar de ello el capital, objetivamente, por razones no esotéricas sino muy concretas en términos de crecimiento, de la tasa real de ganancia, el capital no genera mecanismos autónomos para su regeneración espontánea. Esperar a que ello suceda como ya lo hemos hecho durante muchos años, como lo están haciendo más de 8 millones de mexicanos subempleados y desempleados es históricamente inútil.

Hoy y siempre no ha habido desarrollo capitalista en un estado económico y políticamente poderoso; más aún hoy, cuando las deficiencias propias del sistema exigen que alguien imprima la racionalidad que el propio sistema ya no tiene, que ya no genera. Por eso es muy criticable tratar de establecer una camisa de fuerza para el gasto público, llevándonos a contener el único elemento que pueda apuntalar el crecimiento económico y el desarrollo social y económico en nuestro país. Caemos en un liberalismo libresco que nunca se ha dado en términos de contener al Estado para que las fuerzas del mercado resuelvan las contradicciones fundamentales del sistema.

Por ello interviene el Estado, y sin esta intervención estatal, languidece el capital y languidece todo el sistema. ¿Qué hubiera pasado, se preguntaba el diputado Jorge Efren Domínguez, si en 1970, en 1976, antes, y en los años que vengan, no interviene la inversión pública? No habría habido posibilidad de garantizar un nivel mínimo de empleo como se logró con el gasto público en años pasados; de no haber dado el gasto público, como se dio, no hubiéramos alcanzado siquiera el 2% del crecimiento del producto interno bruto.

No hubiéramos, tampoco podido contener la tasa de desempleo, ni contener un decaimiento mayor de la economía. Por eso, es realmente aberrante la afirmación de que el gasto público, "el Gobierno" en general, es el causante de la inflación, como mencionaba el diputado Garcilita Partida.

En el caso de México la inflación obedece concretamente a la reducción de la inversión pública y privada, porque se reduce la oferta frente a una demanda creciente y eso presiona los precios al alza. No es el gasto público, ni estas expresiones monetarias que manejaba el diputado Partida, lo que explica la inflación en México. Hay que ser muy objetivos: la moderación a la que se refería el diputado Garcilita Partida, equivale a recesión a mayor desempleo, a mayor inflación.

Lo que a fin de cuentas importaba, no es el monto del gasto público, sino su destino, a que se dedica ese gasto público.

Si algo se puede criticar en años pasados en torno al gasto público, es que no fue suficiente; que no se elevó en la medida necesaria para garantizar el crecimiento sosteniendo de la economía y sus beneficios sociales.

Esto nos lleva a considerar algo elemental: ¿Quien puede en estas circunstancias, aportar lo más urgente y escaso a la economía y a la sociedad de nuestro país? Lo más urgente y lo más escaso son los empleos, alimentos y divisas y sin duda no hay un mecanismo, que espontáneamente atienda estos requerimientos sociales de gran urgencia y en esta urgencia, convergemos todos.

Pensamos que a estas alturas, el único elemento capaz de capitalizar al país y hacer crecer a la economía, atendiendo estos tres elementos básicos de gran escasez son las empresas estatales social y económicamente productivas, que permitan ampliar la demanda, que permitan desconcentrar el ingreso, redistribuido, y estimular a todos los componentes de la economía. Creo que debemos entender esto para no recaer en un esquema de política económica de freno y arranque de la inversión pública, porque ello sí determina grandes ineficiencias y le da un carácter errático e insuficiente al gasto público.

Tenemos que entender esto para que, cuando hablemos de austeridad en el gasto público, no hablemos de contraer el gasto público, sino de gastar mejor tanto los recursos públicos como privados. Necesitamos tener esto en mente para apreciar, - y hay que insistir en ello -, en sus fines, no en sus montos, el destino de los recursos públicos.

El proceso económico y social que desemboca en 1976, en la cuenta pública que estamos analizando, y que aún nos sigue la huella, evidencia que no podemos proseguir por la senda de la contracción del salario, del ingreso fiscal - no por ineficiencias administrativas, es una política deliberada, diputado Garabito - y tampoco podemos proseguir la contracción de la inversión pública, porque con ello no se evita la inflación, lo estamos viendo; aumenta el desempleo, también lo estamos viendo; se contrae el mercado, se desalienta el capital y el propio Estado aminora sus apoyos económicos y políticos para sortear la crisis.

Del acontecer económico, político y social en lo que va de la década, se han desprendido las prioridades de empleo y producción que ha establecido la actual administración como metas de política económica; estas metas que siempre han sido válidas, no las hemos alcanzado cuando el Estado participa sólo compensatoriamente respecto a los demás factores de la economía.

Creo que debemos tener presente la lección de los últimos años para interpretar objetivamente la economía política y la dimensión real y limitada, hasta ahora, del gasto público en la economía.

También debemos tener esto presente para apuntalar una política económica para el empleo y la producción como vías para un desarrollo democrático, popular e independiente,

que no tenemos ni tendremos si retomamos las limitaciones que han constreñido a la acción del sector público, como único signo de defensa del interés popular con el que se comprometió el régimen de la Revolución desde 1917 y que evidentemente no hemos satisfecho.

Estas consideraciones generales, creo pueden aportar algo para enjuiciar y evaluar la dimensión de la Cuenta Pública, del gasto público que aquí estamos analizando.

Yo propongo a la Asamblea que aprobemos el dictamen porque es un documento objetivo, que no justifica pero sí explica las causas reales, internacionales e internas, de un ejercicio presupuestal que obedece a una dinámica sumamente compleja.

Yo creo debemos dar cabida a la aprobación del Dictamen, pero más importante aún, habremos de tener presente que debemos, aquí, empezar a concebir una política económica de auténtico desarrollo económico, social, político, de beneficio popular en los siguientes documentos que habremos de enfrentar como son el Presupuesto y las Leyes de Ingresos para 1978, y no perder de vista que en 1976 estamos evaluando un proceso del sistema capitalista, no de una tal o cual administración. Creo que ese es el marco de referencia más importante que debemos tomar en cuenta, y consecuentemente yo reitero la sugerencia a la Asamblea de que se apruebe el dictamen. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra la diputada Marcela Lombardo, del Partido Popular Socialista.

- La C. Marcela Lombardo de Gutiérrez: Señor Presidente. Honorable Asamblea:

Todos los años cuando se hace el estudio del dictamen de la Cuenta Pública, escuchamos las opiniones de las diferentes corrientes políticas e intereses económicos aquí representados por los partidos políticos que integran esta Asamblea.

Por esta razón, no es de extrañar que un representante del Partido de la derecha venga aquí a pretender cubrirse, cubrir su derrota, tomando la bandera de quienes los han derrotado desde muchos años.

Por esta razón, nosotros, los representantes del Partido Popular Socialista, al dar nuestra opinión, pensamos que los nuevos ordenamientos legales aprobados por esta Legislatura en diciembre de 1976, han dado lugar a que se inicie un nuevo método de trabajo para analizar la situación financiera del país y mayores cambios positivos, esperamos que habrá, en el análisis de la cuenta del año próximo, por las reformas recientemente aprobadas a los artículos 65 y 74 de la Constitución.

En nuestra opinión el informe presentado por la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, es positivo porque en el planteamiento general destaca la importancia que tiene el fortalecimiento de las funciones del Congreso de la Unión en materia hacendaria, para que éste no solamente analice si los gastos realizados correspondieron al Presupuesto aquí aprobado, sino para que analice las finanzas de la Nación con sentido político; estamos de acuerdo en que debemos perfeccionar cada vez más el procedimiento establecido y esperamos que esta Asamblea Nacional reciba en un futuro próximo, muy próximo, esperamos informes trimestrales para poder seguir la Cuenta de cerca, los cambios y las variaciones que ha sufrido la actividad más importante de la vida económica del país y hacer así el estudio y análisis de la Cuenta Pública, examinando los aspectos esenciales de ésta y la repercusión que ha tenido en la vida económica, haciendo el juicio valorativo que corresponde.

Siempre hemos pensado que lo importante, lo trascendente en el análisis de la Cuenta Pública, no es el proceso contable, el examen de ingresos y egresos, la revisión numérica y técnica de los mismos, actividad que ya realizó la Contaduría, sino el examen acerca de la finalidad del Gasto, si fue la correcta, si realmente logró su objetivo y si realizó con sentido patriótico.

Es verdad que, como lo dice el planteamiento general del dictamen, la Cuenta Pública es un efecto y no una causa de los ingresos del Estado, pero el análisis correcto de la Cuenta Pública puede convertirse en causa de la situación económica y reflejando en su momento, la política económica aplicada, ya que el manejo tanto de los ingresos como del gasto, son los instrumentos más importantes con los que cuenta el Estado para su actividad, al modificar el comportamiento de las variables de la economía, frenándolas o estimulándolas.

Para expresar una opinión acerca de la Cuenta Pública es necesario conocer cuál era la situación económica mundial durante el período que examinamos; situar a México en el contexto mundial, ya que en nuestra economía, por ser una nación en desarrollo, pero dependiente, se reflejan y repercuten los problemas económicos que actualmente se producen en el sistema capitalista del cual formamos parte.

En la crisis económica mundial existen múltiples factores que influyen de manera determinante en nuestra economía; precisamente por esa razón y por esa situación de dependencia económica respecto del imperialismo y principalmente de la economía de Estados Unidos.

Podemos afirmar que sí existe una situación bonancible en Estados Unidos, se experimenta una reanimación económica en nuestro país; si existen o se producen crisis como actualmente sucede en México llegamos a una situación económica de recesión, como la que estamos padeciendo. Estamos de acuerdo, y siempre lo hemos manifestado así, que el Estado debe invertir en forma creciente en la economía, pero en forma determinante; el Estado debe dirigir la economía y no solamente ser un actor de equilibrio. Únicamente el Estado, mediante su fortalecimiento económico, puede dirigir la economía hacia la producción de bienes social y nacionalmente necesarios, con la tendencia a una cada vez mayor independencia del extranjero. Por esta razón la Cuenta es un

indicador de la situación que guarda el Estado en la dirección de la economía en un período determinado.

La Revolución Mexicana, y por tanto el régimen constitucional surgido de ésta, otorga al Estado la dirección de la economía, las demás fuerzas económicas que participan en la producción, deben ser complementarias y en ningún momento debe permitírseles ejercer presión sobre el Estado, es éste quien debe definir cuál es su papel y decidir en qué renglones o actividades deben intervenir las demás fuerzas que participan en la producción.

En la medida en que el Estado invierta más en la producción y de manera orientada en esa proporción aumentará o crecerá el proceso de desarrollo independiente.

La Revolución Mexicana ha progresado precisamente porque tiene en sus manos las ramas básicas de la economía; porque se han nacionalizado las fundamentales, pero todavía se deben multiplicar más las industrias y los servicios públicos. El Estado debe invertir en la creación y desarrollo de la industria básica y en la industria de transformación, porque actualmente la iniciativa privada y las trasnacionales, las inversiones extranjeras se han ido apoderando de ésta última, de la industria de transformación, como lo es la alimentaria, la industria farmacéutica y muchas más. De esta situación se deriva que además de que se apropian del valor agregado, generado por los trabajadores, manipulan los precios de los productos de primera necesidad.

En un sistema capitalista como en el que vivimos, de eso estamos ciertos, la iniciativa privada debe invertir, pero solamente en algunas ramas de la producción, complementado, como decíamos, y auxiliando al Estado, que debe continuar con la nacionalización de la economía, propiciando la creación de mayor número de empleos.

Esto no quiere decir que las inversiones privadas no tengan responsabilidad alguna; también la tienen, puesto que deben participar, si no son agentes del imperialismo, en el proceso de independencia económica. La iniciativa privada debe ser consciente que si participa aliándose al Estado, tiene una perspectiva histórica y patriótica, además de asegurar su supervivencia, porque en nuestro país, aún hay muchas cosas por hacer, muchas ramas en donde invertir.

Si no lo hace así, y se entrega al imperialismo, se está destruyendo a sí misma de manera paulatina; y aunque las condiciones históricas creadas por el movimiento revolucionario en México, hacen diferente nuestro escenario, basta ver lo que ha acontecido con la Iniciativa Privada en Chile, que se alió a las transnacionales para derrocar al Presidente Allende, convirtiéndose en traidores a su patria, y cómplices del asesinato del Presidente mártir.

Actualmente, el Gobernador fascista no sólo ha regresado lo que el Gobierno de la Unidad Popular había nacionalizado, sino que las inversiones extranjeras están desplazando a la iniciativa privada chilena y ésta se encuentra ahora en franca oposición al Gobierno al que antes apoyó.

La vía de México es desarrollar la Revolución Mexicana en su política económica, acelerar el capitalismo de Estado, no es la vía capitalista clásica, ni mucho menos la economía de "libre competencia", ya que no corresponde a la etapa actual de desarrollo; esa época atrasada y negativa quedó atrás hace mucho tiempo, ya que creer que se puede seguir en la etapa de la libre empresa cuando el capitalismo ha llegado a la enorme concentración de capitales en monopolios y empresas trasnacionales, es verdaderamente una ilusión.

Precisamente el período de la Cuenta 1976 que analizamos, nos demuestra que son varios factores los que nos explican la situación económica nacional. Como lo expresa el Dictamen, falta de producción, desigualdad en la distribución del producto de la riqueza; contracción de la inversión privada , insuficiente ingreso fiscal, una balanza comercial deficitaria; todo esto nos ha llevado a una mayor dependencia del exterior, situación derivada del llamado Modelo de "desarrollo estabilizador" de las dos últimas décadas, que nos condujo finalmente, a la situación de estancamiento con inflación en la que ahora nos encontramos.

Dentro de este contexto, se perdió el dinamismo de la economía; son los años recesionarios de 71, 74 y 75 en los que hace crisis el modelo de desarrollo adoptado desde años atrás, como ya lo han reconocido algunos de nuestros compañeros economistas; el Gobierno se ve en la necesidad de hacer frente a las crecientes necesidades sociales, tomando una serie de medidas compensatorias de la situación de recesión, agudizada, como decíamos, por la contracción de la inversión privada; entre esas medidas destaca el aumento del gasto del Gobierno, viéndose además en la necesidad de recurrir a fuentes de financiamiento interno y principalmente del exterior. De ahí que la situación se haya agudizado y aún más, el desequilibrio de nuestra balanza, esa es la razón de que se haya agudizado más la situación de desequilibrio de nuestra balanza de pagos.

Es, dentro de esta situación, que se inicia la administración anterior, en la que se da mayor impulso a la inversión pública en la agricultura y en la industria para tratar de resolver la declinación del crecimiento del producto, se impulsa la exportación, se impide que disminuya la presencia y la influencia de las empresas del Estado y se crean algunos organismos encargados de elevar el bienestar social.

Sin embargo, las medidas de política económica tomadas en el sexenio pasado, no fueron suficientes para contrarrestar la tendencia a la disminución de la inversión privada y del ritmo de crecimiento de la economía y elevar el nivel de vida de la clase trabajadora. Por eso se llegó a una situación de crisis en la que hubo que devaluar la moneda ante la constante inflación y disminución del producto en detrimento de la gran mayoría de la población trabajadora.

En los países capitalistas altamente desarrollados se recrudecieron los problemas y surgieron otros; Estados Unidos de manera especial, se encuentra viviendo una crisis muy aguda, la desocupación se eleva al 8% de la fuerza del trabajo, su balanza comercial deficitaria crece en grandes proporciones; la carrera armamentista trata de ser una salida desesperada a sus graves problemas. El dólar deja de ser la moneda fuerte que había sido, se devalúa, porque sus reservas en oro se reducen.

Esa situación de crisis tuvo un impacto y repercusión tremendas en la dependiente economía mexicana, porque nuestro comercio con el exterior, depende en 70% del mercado norteamericano. Y nuestra balanza comercial con Estados Unidos se elevó en 1976 a más de 2,700 millones de dólares.

De las inversiones extranjeras en México, el 80% es de compañías yanquis que tienen invertido el 70% en la industria, y el 81% en el comercio, ejerciendo una creciente monopolización que descapitaliza a nuestro país, por concepto de las utilidades que obtienen, además de esa descapitalización se saquea a nuestra economía por conducto de los pagos que se hacen por la tecnología.

Las oscilaciones del valor del dólar como medio de pagos, redujeron el intercambio comercial al exterior, repercutiendo negativamente en nuestro volumen de producción en la industria de exportación, dando lugar al aumento del desempleo. Todo esto dio como resultado que se redujera el ritmo de crecimiento de la economía, el producto interno bruto bajó al 2% en 1976.

Ante esa situación se tomaron medidas para evitar que la crisis nos golpeara todavía más, siendo una de ellas la de aumentar el gasto, se trató de aprovechar la inflación mundial fortaleciendo la economía estatal en inversiones en las ramas fundamentales para acelerar un desarrollo independiente. Estas son las que pueden ayudar a nuestro desarrollo independiente, como son: El petróleo, la electricidad, el acero y minería.

La devaluación de nuestra moneda, en lugar de abrir el camino de la recuperación, precisamente por nuestra dependencia y por las consecuencias de ésta, ha frenado el crecimiento de nuestra economía, se han generado enormes desequilibrios en la balanza de pagos, en cuenta corriente y capital y hemos llegado al mayor endeudamiento con Estados Unidos.

Por la misma causa el pago de los servicios de la deuda externa, o sea los intereses y amortizaciones, se incrementaron notablemente.

La falta de inversión se tuvo que compensar con un fuerte aumento de los créditos al exterior, que se solicitaron a las tradicionales fuentes de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional, cuyas exigencias persiguen la finalidad de retener a los países dependientes en el sistema Economía Capitalista, como proveedores de materias primas y poder intensificar su explotación, extrayendo enormes ganancias de los monopolios, que encubren sus propósitos de evitar el fortalecimiento del sector Estatal de la Economía de países como el nuestro.

La situación que se presenta en el gasto que examinamos, nos lleva nuevamente a reiterar nuestra opinión que pudo haberse reducido la situación de recesión en que se encuentra nuestra economía, si se hubieran tomado medidas, como la de evitar la salida de fuertes sumas de utilidades de las empresas de capital extranjero, que son las prósperas, porque muchas de las medianas y pequeñas industrias nacionales, están en quiebra. Es inaplazable el control de cambios para evitar también el saqueo de capitales por parte de los mexicanos antinacionales, que actúan traicionando a su patria, se ha dicho, que las cantidades que salieron son de 4 mil millones de dólares, otros han dicho que son 6 mil millones de dólares.

Pero también, bajo el supuesto real, que hayan salido del país, 10 mil millones de dólares, según información dada en los Estados Unidos desde el año pasado, de los cuales se afirma que ha regresado una mínima parte, México tendría una capacidad, si se invirtiera ese dinero, de crear cerca de dos millones de empleos, considerando una inversión de cien mil pesos por cada uno de ellos. ¿Quién podría afirmar que esto es una actitud antinacional, antipatriótica y de presión política? Por ello mismo, resulta inexplicable que se persista en mantener la libertad de cambios.

También se debe nacionalizar el crédito privado; es decir, el dinero ahorrado que es del pueblo, para canalizarlo a la agricultura, que decreció notablemente y fue insuficiente para cubrir las necesidades de la población cada vez más creciente. La agricultura debe verse con un plan general, planificarla con la ayuda de la ciencia y de la técnica, proporcionando crédito oportuno para que tenga como finalidad producir para satisfacer el mercado interno y no producir para la exportación.

El Estado también debe diversificar nuestro comercio exterior, que actualmente nos ata a las necesidades de Estados Unidos.

Se deben buscar nuevas fuentes de financiamiento, fundamentalmente en el campo socialista que los proporciona en condiciones de mutuo beneficio y no exigen obligaciones para obtener una línea de crédito.

La reforma fiscal a fondo es fundamental y la situación no solamente es propicia, sino que la está exigiendo, para que el Estado aumente su disponibilidad de recursos sin tener que recurrir continuamente al endeudamiento; situación que permitiría desarrollar las fuerzas productivas de México con sus propios recursos económicos.

El análisis de la Cuenta Pública que estudiamos, nos conduce a la evidencia de la necesidad de tomar estas medidas, ya inaplazables, impulsando las transformaciones económicas y sociales que respondan a los intereses de las masas populares.

Solamente así, podremos consolidar la economía nacional, acelerar el ritmo de

crecimiento económico y ampliar el mercado interno, para cambiar la situación semicolonial en la que todavía vivimos y poder alcanzar plenamente nuestra independencia económica. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al diputado Enrique Alvarez del Castillo del Partido Revolucionario Institucional.

El C. Enrique Alvarez del Castillo: Señor Presidente; ciudadanos diputados. Comparecemos en este debate sobre la Cuenta Publica de 1976, con el ánimo de revisarla y examinarla.

Tenemos plena conciencia de la libertad de juicio y de expresión de nuestros compañeros diputados, y así nos la merecen.

Sin embargo, tenemos conciencia de lo trascendente y también de lo insuficiente, de lo parcial de lo vacío y hasta de lo inocuo.

Sabemos y creemos que la política en tanto aprovecha al mejor gobierno de la nación, cumple su finalidad especial, pero rechazamos abiertamente el aprovechamiento de la política para sembrar la confusión y la alarma con el escándalo, que siempre es inherente a la sin razón y a la demagogia.

Examinar la Cuenta Anual, evaluar sus resultados, señalar defectos y correcciones, es una de las funciones trascendentes políticas de esta Cámara de Diputados; pero ese examen, esa revisión debe siempre tener como referencia una tesis, una tesis de fondo que permita explicaciones suficientes en el actuar del Estado en materia de gasto público. De ninguna manera podemos admitir que sea la Cuenta Pública ocasión para pretender demostrar con argumentos o sinrazones, con cuestiones de tipo excepcional o meramente circunstancial, que el fracaso de la Administración Pública Federal es un hecho, menos podemos nosotros admitir que sea la Cuenta Pública en sí misma, ocasión para pretender afirmar livianamente que los principios de nuestro Partido Revolucionario Institucional se han deteriorado, o inclusive que los Gobiernos de la Revolución han recibido una derrota, una derrota plena; estos gobiernos que al través de la historia de los últimos años han estado siempre llenos de necesidades y de gastos, de presiones internas y externas, de rebeldías de muy diferente tipo, siempre han sabido responder con eficiencia al momento de su coyuntura, siempre han podido superar estas situaciones pese a que muchos quieran cubrirlos de sal convirtiéndose en una especie de nuevos hombres de Guerrero Negro.

Fue causa y lucha de la Revolución reestructurar un estado de derecho perdido y es tesis fundamental de nuestro partido fortalecer ese estado de derecho, lograr que todos vivamos en el cumplimiento de la Constitución, en la satisfacción de leyes y reglamentos para obtener certidumbre jurídica, seguridad en nuestra vida social.

El estado de derecho es la base del orden, pero su cumplimiento no sólo por parte de gobernantes, sino también de gobernados, es base de la política nacional y es una idea que hemos nosotros de propiciar siempre y nunca alejarse de ella.

Dentro de la Constitución que nos rige podemos nosotros avanzar revolucionariamente en la modificación y adecuación de nuestras instituciones; no requerimos de circunstancias o tesis ajenas para lograr ese progreso constante en beneficio de nuestra sociedad, de nuestras clases desprotegidas, principalmente, y de la justicia social. Por ello, ha sido preocupación de la Comisión de Presupuesto y Cuenta, cumplir puntualmente con las disposiciones de la Constitución y con las disposiciones de las leyes consecuentes.

Es tesis también de nuestro partido y fue motivo de lucha de nuestro Movimiento Revolucionario, afianzar la intervención del Estado en el fenómeno económico. Hemos de recordar que este principio universal tuvo su origen en la lucha de clases, en las reivindicaciones de los trabajadores durante el siglo XIX frente a un Estado inerte, frente a un Estado gendarme, y se logró de esta manera que el Estado interviniera para corregir injusticias y para restablecer una igualdad jurídica descompuesta por la desigualdad económica. Pero esta tesis que tiene el fundamento íntimo de una intensa filosofía social; de un intenso sentido moral de justicia; del cumplimiento del más sagrado deber de todos los hombres que es procurar la dignidad y el respeto de todos y cada uno, de los demás y no simplemente reducirse a su propia individualidad. Este fundamento de la tesis se transforma radicalmente durante este siglo y motiva que el Estado no sólo deba intervenir para el restablecimiento de la igualdad jurídica y económica entre quienes subordinan fuerza de trabajo y quienes la aprovechan, sino también para extenderse, extrapolarse, a la protección de todos aquellos que están proletarizados por el sistema económico que los rige.

El Partido de la Revolución siempre ha considerado fundamental esta intervención del Estado, porque es la intervención del Estado, base para alcanzar libertad y democracia social. Es un valor supremo de la política del Partido Revolucionario Institucional.

Fue por ello, motivo y razón de la Comisión de Presupuesto y Cuenta no simplemente referir la estructura del gasto, el análisis contable, financiero, y las consecuencias que del mismo hemos desprendido en el año de 1976, que, evidentemente, no son halagüeñas, ni debemos felicitarnos, pero que tampoco nos han de conducir al fatalismo y a la crítica absurda e inmoderada sobre un sistema que ha soportado este trance.

La Cuenta Pública quisimos fundamentarla en una tesis, en una tesis que nos permitiera, a la vez, explicar causas políticas y causas económicas del hacer del Estado. Y no nos desprendimos en ningún momento de la autocrítica revolucionaria, que es base reconocer errores y deficiencias para no repetirlos y para corregirlos la oportunidad que al efecto, se brinda al Estado, se brinda a los Poderes de la Unión.

Creemos nosotros que la Cuenta Pública habría, o había que desmitificarla. Había que

concluir con esa proyección que se pretendió darle en algún tiempo de que es en función de la Cuenta. Es en función de la expresión del Gasto, del Gasto Público exclusivamente, donde habríamos de encontrar la causa de todos los males.

No es de ninguna manera la verdad. Cierto que el Estado interviene en la Economía. Cierto que el Estado, y se ha dicho como frase, es rector del destino económico del país, pero más que rector, es orientador, si se quiere entender que rector simple y sencillamente define políticas y traza lineamientos para dirigir y para hacer toda una economía nacional en un ambiente de libertad, porque de lo contrario, no habríamos de identificar al Estado como rector de la economía, sino como dictador de la misma, y eso es contrario a nuestras más caras esencias.

De ahí entonces, que la tesis en lo fundamental, corresponde a la responsabilidad que todos compartimos en un régimen democrático; en un régimen que reconoce la propiedad privada; que reconoce la libertad de industria y de comercio; que quiere salvar a como dé lugar las libertades individuales del hombre, pero entendidas en un contexto de solidaridad social. Nosotros quisimos hacer ver, en el fenómeno actual, la Cuenta Pública y no sólo habíamos de examinar la acción del Estado, la economía pública, sino lo que es la economía nacional, sino lo que es la acción de todos en materia de trabajo y de producción, y de que cómo, dentro de la Cuenta Pública, se refleja todo ese fenómeno; pero, indudablemente que la responsabilidad no es exclusiva de los gobiernos de la Revolución, ni exclusiva de un gobierno determinado, es una responsabilidad de todos puesto que de otra manera negaríamos el sistema democrático en que vivimos; y por ello, hemos nosotros determinado en la historia, determinado en la secuencia de los hechos, que no son todos propios, que hay circunstancias que nos presionan y que no vienen de la nación, que hay también hechos fortuitos que forzan conductas de coyuntura para salvar valores quizá mayores que un endeudamiento cualquiera; hemos nosotros tenido que recurrir principalmente, en un aspecto, al examen de las incidencias internacionales innegables en este mundo de correlación en que vivimos, porque cerrarnos exclusivamente en un provincionalismo como fuera, el solo examen de la de la circunstancia de México, seríamos ciegos ante la realidad universal que vivimos en el mundo actual. Por ello no podemos de ninguna manera, sería absurdo, negar que hemos luchado desde la independencia misma precisamente contra el fenómeno de la dependencia que en un momento dado fue política, que si en otro momento dado fue política, que si en otro momento fue ideológica en función de concepciones religiosas, que si se convirtió y es actualmente en una dependencia de carácter económico, principalmente frente a un vecino con frontera de 3,000 kilómetros y base de nuestro comercio exterior, habría que ver qué es lo que ocurrió con el vecino. Cómo fue deteriorándose su propia economía, cómo tuvo que tomar medidas que a la vez que le permitían superar su propia crisis, también superaban y fortalecían su sistema de expansionismo y de imperialismo económico. Debemos ver que todo ese fenómeno que vivió el mundo y que vive todavía de recesión, de inflación, de crisis monetaria, pero a la vez dentro de los países desarrollados de fortalecimiento de sus estructuras de poder, tuvo innegable trascendencia en nosotros.

Ya mis compañeros lo han dicho con toda amplitud, y han detallado cuáles son las consecuencias y los efectos de esta crisis de tipo internacional, y en cuanto a lo nacional, también tuvimos que examinar no sólo la acción del Estado con sus desviaciones explicadas por los demás o sus defectos que no son de ahora, tuvimos que ver también cómo la rigidez de nuestra inversión productiva, pudo contraer la oferta de productos y presionar sobre los precios, cómo se llegó al deterioro constante de nuestra moneda y a la crisis de una paridad falsa, desde hace algunos años, y cómo todos esos factores, tanto en lo internacional como en lo nacional, no solamente incidieron en la economía pública, sino también en la economía del sector privado, porque no sólo hay que demonizarlos por causas inherentes a una mala mexicanidad, sino explicar también que tuvieron causas de fondo para hacerlo. Hay que ser justos y hay que estudiar las cosas.

La retracción operó sobre todo en México, no sobre el México estatal exclusivamente, y de ahí que para nosotros la constante elevación del gasto que hemos contemplado, desde hace algunos años a la fecha, sea indispensable para compensar tanto la crisis de producción, como también para compensar el escape de capitales por razones que obedecieron al rumor, a la desconfianza y al escándalo.

Esa elevación del Gasto Público tiene un sentido netamente revolucionario; se plantea el gobierno ¿qué puede ocurrir si no se trabaja en seguir construyendo una infraestructura, qué puede ocurrir cuando ya no responden los factores naturales de la producción de México?, es indispensable la elevación del gasto para seguir adelante con los programas y para la realización de una justicia social indispensable que corrija inequidad y miseria.

Todo esto en la valorización de las tesis de un partido que las tiene y la sostiene, y que ha venido resolviendo los problemas de México con la eficacia que la coyuntura permite.

Creemos nosotros que hemos cumplido suficientemente, tanto con las disposiciones constitucionales y legales como también con la confrontación de presupuesto contra gasto. Hemos escuchado dentro de las objeciones u observaciones, críticas parciales, que la causa pobre de nuestra situación actual habría de ser un enfrentamiento de clases, habría de ser responsabilidad de los gobiernos de la Revolución.

Hemos visto que esa causa no corresponde a una tesis, que explique el fondo del problema. Solamente nos hemos encontrado con dos críticas que pudiéramos decir son considerables,

en cuanto a consideración en sí misma. Por una parte, incumplimiento de las disposiciones de la Constitución o de las Leyes; en realidad si se lee con detenimiento el dictamen y se conocen las disposiciones, encontramos que la Comisión se sujetó estrictamente a las mismas, no sólo hizo confrontación de ingreso y gasto, justificó con tesis la Cuenta Pública, pero además se refirió en concreto la situación que se apuntaba por el diputado Garcilita, y lo que es más, ha propuesto un artículo expreso sobre ese problema, precisamente en el ánimo de cumplir puntualmente Constitución y Ley.

Porque es cierto que no es a la Contaduría de la Federación o de la Nación, como se expresó, a quién habría que encomendar una labor de investigación, para consignar responsabilidades por parte de esta Cámara de Diputados. Es nuestro organismo técnico propio, la Contaduría Mayor de Hacienda, quien debe y tendrá que glosar las cuentas para de ahí derivar y plantear a nosotros en su informe el fincamiento de las responsabilidades existentes, en el inicio del próximo período de sesiones.

Pero de ninguna manera - y esta crítica sí la niego rotundamente -, habría de ser la propia Comisión de Presupuesto y Cuenta quien fincara responsabilidades porque no está dentro de sus facultades, dentro de su ejercicio, ni puede, en el momento en que produjo el dictamen, hacer ese fincamiento de responsabilidades porque no cuenta con la glosa de la Contaduría Mayor de Hacienda.

Creemos también que habría que descartar la inaplicación por parte de la Comisión de Presupuesto y Cuenta, del artículo 124 de la Constitución, puesto que ya mucho se ha discutido en anteriores ocasiones, el qué, como y por qué nosotros conferimos en cumplimiento de la fracción VIII del artículo 73 de la Constitución, facultades al Ejecutivo para contraer endeudamientos que después, y como es el caso, ha venido a justificar en la Cuenta Pública, y que hemos justificado además, con las informaciones, con las investigaciones realizadas por la propia Comisión de Presupuesto y Cuenta. Que no asusten los ceros. Habría que acordarse que en la coyuntura, el Ejecutivo tuvo que superar un proceso devaluatorio necesario.

Por otra parte, imputar a la Comisión de Presupuesto y Cuenta que no realizó una confrontación entre el presupuesto aprobado por nosotros en el año antepasado (no fue por nosotros, perdón), y el gasto realizado, es injusto, y además, creo que irreflexivo, puesto que si se han leído como motivos del presupuesto planteado para el año de 76, que habría este presupuesto de cumplir y responder a los objetivos de la economía, y que se adaptara a situaciones de coyuntura, de coyuntura que impulsara el desarrollo mediante el gasto público y que promoviera que ese desarrollo fuera más justo y equitativo, creo que los hechos y lo que refleja la cuenta, permiten demostrar que efectivamente el presupuesto se adaptó a los objetivos de una economía variable como la que se vivió en el año de 1976 y pudo superar la coyuntura sin daños a las personas, sino simple y sencillamente con un endeudamiento que nos obliga a pensar en el futuro, en un futuro de trabajo y de producción, y además, pudo el Ejecutivo desarrollar infraestructura mediante el gasto público y tuvo especial preocupación porque ese desarrollo fuera más justo y equitativo entre los mexicanos.

Pienso que si hemos nosotros de continuar fortaleciendo el Estado de derecho, si hemos de entender la intervención del Estado, si hemos nosotros, diputados del Partido de la Revolución, de realizar una autocrítica constructiva y corregir nuestros defectos, no debemos asustarnos por la crisis, debemos superarla, no debemos formar parte de equipos de medrosos, inconforme y desalentados.

Nuestro Partido está formado por clases, por las clases populares, por las clases proletarizadas y nuestro Partido tiene, y los componentes de nuestro Partido también, una plena conciencia de la explotación del gran capital internacional, de los monopolios nacionales o internacionales, del agio y de los intermediarios y especuladores y contra ellos está constantemente luchando por obtener cada vez más la posibilidad de una vida en absoluta libertad.

Nuestro Partido, en la Revolución, considerada ésta como un proceso vivo, no sujeto a dogmas, no sujeto a condiciones absolutamente estratificadas, tiene siempre un pensamiento propio que le permite ir renovándose dentro de las realidades de México para el efecto de responder a ellas y obtener un México cada vez más libertario, justiciero y democrático. Se han ido ampliando como es natural, todas estas tendencias y teorías revolucionarias y a ellas nuestro partido nunca ha sido sordo sino por el contrario, las aprovecha, pero las aprovecha en lo que valen dentro de la nación, dentro de un genuino proceso de nuestro propio desarrollo; sin hacer, por otra parte, importación de ideas o de proyectos que no corresponden a nuestra realidad sociológica, a nuestra realidad política, a nuestra manera de ser mexicana. Creemos nosotros que debemos empeñarnos en construir cada vez una sociedad mejor, estamos convencidos que frente a todos aquellos que están dispuestos a sacrificar en aras de la justicia social las libertades esenciales del individuo, no es posible aceptar, en una contradicción dialéctica, que se sacrifique la justicia social en razón de los derechos individuales. En un caso, sujetaríamos el hombre a la colectividad, en el otro caso, sujetaríamos, en un retroceso fatal de la historia, a la sociedad, a lo social, a las garantías de los hombres que no disponen sino de su fuerza de trabajo, a los hombres desprotegidos, a la explotación de los hombres que gozan de las libertades individuales en formas absolutas e irrestrictas. Creemos nosotros que solamente se pueden entender los derechos individuales en función del cumplimiento de la justicia social, y que si queremos obtener la justicia social ha de ser dentro de una sociedad formada

por hombres libres y para hombres libres; de otra manera, no se justificaría el esfuerzo que realizan los gobiernos de la Revolución, y es toda esta trascendencia, es todo este estratum, todo este fondo el que debe estar siempre presente cuando se examina cualquier acción de Estado y no simplemente contabilizarla y deformarla, para el efecto de obtener resultados políticos inmediatos que en nada justifican la acción de un Partido ni mucho menos de una sociedad mexicana.

No toleramos en forma alguna haber comparecido en este acto a pedir la aprobación de una cuenta sujetando a los gobiernos de la Revolución a un banquillo de acusados sin causa, a un enjuiciamiento absurdo por excepción, por detalle, por problemas que son humanos, que todos entendemos; y debemos reunirnos para fortalecernos y para superarnos en un constante movimiento de avance hacia la libertad, hacia la democracia y hacia la justicia. Muchas gracias.

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra, en segundo turno, al diputado Jorge Garabito, del PAN.

El C. Jorge Garabito: Señor Presidente, señoras y señores diputados, señoras y señores: Procuraré ser breve en este segundo turno, pero sí quiero dejar claro que desde que conocimos el turno de oradores inscritos, se vio claramente la estrategia. Subieron a esta tribuna los señores diputados Zamora Bátiz, Jorge Efrén Domínguez y Armando Labra, que son fundamentalmente economistas de reconocido prestigio. Para rematar, estaba inscrito el diputado Alvarez del Castillo, que sabe hablar de economía, pero que fundamentalmente es jurisconsulto, entonces la estrategia era bien clara: tender una cortina de humo sobre los problemas económicos para acallar el problema constitucional fundamental. Pero infortunadamente en el curso del debate se cometieron algunas ligerezas, hubo algunas expresiones ligeras y algunas desviaciones que no puedo dejar de pasar en alto, porque el que calla otorga y no quiero que se tome como un asentimiento mío del Partido Acción Nacional al que pertenezco, ni de los diputados que están aquí presentes de este Partido, sobre afirmaciones que se hicieron en esta tribuna.

Rápidamente para no cansar la atención de ustedes y porque entrar en mucho detalle sería caer en la trampa de la cortina de humo que pretende tenderse.

El diputado Zamora Bátiz, hizo alusión al referirse al INFONAVIT, a las fallas gravísimas del INFONAVIT que fueron señaladas aquí, hizo una alusión a que dentro del INFONAVIT está el sector empresarial y que de acuerdo con una publicación que se hizo el año pasado, el sector empresarial pues había brindado apoyo al Partido Acción Nacional. Efectivamente, hace un año se publicó en algún diario, algún diario de los que circulan en la capital, unas declaraciones atribuidas al señor Gerardo Medina, que es la persona autorizada por el Partido Acción Nacional para hacer declaraciones oficiales, en el sentido de que los grupos empresariales habían retirado su apoyo a Acción Nacional y ésto había ocasionado algún tipo de crisis económica.

Estas declaraciones, quiero que quede perfectamente puntualizado, estas declaraciones son falsas, definitivamente falsas. Se le reclamó al periodista que hizo estas declaraciones, y ofreció hacer la rectificación correspondiente, cosa que no cumplió, pero, rápidamente, también quiero aprovechar, porque se vino a decir aquí que Acción Nacional era la expresión o el vocero del capitalismo, y esto es una ligereza también inaceptable, jamás, jamás Acción Nacional ha aceptado ser conducto de expresión de una opinión de tipo capitalista, por el contrario, muy por el contrario, desde un principio. Acción Nacional ha sentado sus tesis perfectamente establecidas. No estamos de acuerdo con el capitalismo, y nunca hemos sido ni seremos jamás expresión del capitalismo, y no estamos de acuerdo, porque hay una diferencia tajante, fundamental, ideológica, doctrinal, entre los principios que sustentamos , y el capitalismo.

Nosotros pensamos que el capital es solamente una parte que contribuye a la elaboración del producto, que es una parte de la organización empresarial que debe ser una comunidad humana.

Los capitalistas piensan que el producto es propiedad de ellos. Diferimos, definitivamente, y combatiremos siempre, pero que quede esto bien claro: jamás hemos sostenido las tesis capitalistas, no somos voceros del capitalismo.

Al referirme a la burocracia, el diputado Domínguez desvió o tergiversó las expresiones que yo pronuncié porque yo me referí al crecimiento exagerado del presupuesto destinado a los servicios personales, que crecieron 419%, pero a propósito de esto, quiero dejar sentado muy claramente que nosotros establecemos una distinción muy clara entre burocracia y trabajadores del Estado.

Trabajadores del Estado son merecedores de nuestro respeto. El trabajador que está en su escritorio cumpliendo una misión esencial para el funcionamiento del país mismo, un trabajador que no solamente merece nuestro respeto y nuestro apoyo, sino que consideramos que está mal retribuido y que no se toma en consideración, verdaderamente en la importancia de la labor que desarrollan, pero, ¿van a decirme ustedes que el presupuesto que creció 419% en 6 años es para retribuir las labores de los empleados públicos? Lo niego; la burocracia es una organización que se ha venido desarticulando, desnaturalizando y desviando de sus fines naturales; no es lo mismo el trabajador que cumple con su jornada y que sobre sus espaldas cae el desenvolvimiento de las actividades del Estado, que el aviador que solamente va a firmar para cobrar un dinero que no ha merecido , y es en esta desviación en donde se cuela la mayor parte del presupuesto crecido 419% en 6 años.

Verdadera sorpresa me causó la intervención del diputado Armando Labra, porque se inscribió en pro y habló en contra. Yo respeto mucho las opiniones económicas de Armando Labra, con las que coincido en gran parte, sobre todo cuando se hace la crítica del Capitalismo estoy totalmente de acuerdo con él, y así lo he manifestado, y aquí, en la expresión muy atinada que ha hecho, podría yo decir que la suscribo totalmente, con una aclaración: las tasas fiscales, la contracción fiscal, no ha sido un efecto definitivamente buscado, sino un defecto, defecto del sistema fiscal.

Nadie puede afirmar que las tasas fiscales en México sean bajas, por el contrario, las tasas fiscales de México son tan altas, y aún en unos casos son más altas que las de los países desarrollados. Pero ¿por qué el Estado no recauda las cantidades qué otros países recaudan con igual elevación de tasas o con tasas un poco más bajas? Por defecto en el sistema fiscal; porque la recaudación se basa exclusivamente en los causantes cautivos y es reconocido el grave problema de la evasión fiscal; si la evasión fiscal es una causa exactamente buscada, yo no la justificaría. Estoy totalmente de acuerdo con el diputado Labra en que el modelo de desarrollo estabilizador que se inició en 1940 ha sido liquidado, esta es una verdad que no necesita mayores consideraciones, y que el régimen pasado fue el liquidador de ese modelo de desarrollo, modelo de desarrollo injusto a todas luces, modelo de desarrollo que solamente acumuló en unos cuantos y repartió miseria en las mayorías. Que el régimen pasado liquidó el modelo de desarrollo estabilizador, es cierto; pero no lo sustituyó con nada; y, además, pretendió y dijo que iba a ser otra cosa; desde un principio los mensajes del Ejecutivo en el sexenio pasado fueron señalando que se pretendía el crecimiento y el desarrollo de México, si desde un principio dicho: "voy a liquidar el modelo de desarrollo estabilizador iniciado en 1940", hubiéramos sabido a qué atenernos, pero dijo que iba a impulsar el país, que iba a impulsar la repartición de la riqueza, que iba a impulsar hacia arriba las clases marginadas y nada de esto hizo. Muy brevemente, a mí no me interesa en lo absoluto que si Trotsky renaciera; volviera a morirse simplemente porque tergiversan sus ideas; me preocupa fundamentalmente que si Emiliano Zapata pudiera salir de su tumba dijera: ¿A estas alturas todavía no terminan con el reparto del campo? Eso me preocupa. En fin, el diputado Enrique Alvarez del Castillo vino a hablarnos de economía y como dijo el diputado Labra, son explicaciones, pero no justificaciones.

Se evade, se elude aquí el problema fundamental que es constitucional como lo expresó perfecta y claramente el diputado Garcilita.

Quiero reiterar la lectura del artículo 73 de la Constitución, fracción VIII, que dice: "El Congreso tiene facultades - fracción VIII, señores diputados - para dar bases sobre las cuales el ejecutivo puede celebrar empréstitos sobre el crédito de la nación, para aprobar esos mismos empréstitos y para reconocer y mandar pagar la deuda nacional". Bien, señores diputados, las bases para las cuales el Ejecutivo puede celebrar empréstitos, fueron dadas en el mes de diciembre de 1975 en términos absolutamente claros: "Se autoriza al Ejecutivo a contratar empréstitos por la cantidad de 83 mil 232 millones de pesos". Estas son las bases que el Congreso dio al Ejecutivo para la contratación de empréstitos.

¿Qué fue lo que el Ejecutivo hizo?

Contrató empréstitos por 123 mil 557 millones de pesos; es decir, realizó una desviación de la autorización dada por el Congreso de un 48.4%, y yo quiero, señores diputados, reclamo, señores diputados, que expliquen en qué momento el Congreso autorizó al Ejecutivo para contratar el excedente de los empréstitos que el Ejecutivo contrató, pues, estos empréstitos fueron contratados sin autorización, por arriba de las facultades del Congreso, y todas las explicaciones de los señores congresistas que vienen a esta tribuna, dicen: "Con un criterio revolucionario, debe entenderse que está bien hecha la inversión, la contratación de empréstitos porque el gasto público así lo requería".

Todas esas son explicaciones, lo que yo quiero que me digan cuándo el Congreso en uso de sus facultades autorizó al Ejecutivo a realizar estos préstamos por arriba de lo autorizado en 1975.

¿O qué acaso la Constitución que es el verdadero producto de la Revolución, la Revolución que tuvo como consecuencia precisamente la estructuración de un orden jurídico que se limita a sí mismo?; la Constitución es el resultado de la Revolución Mexicana y en la Constitución están establecidas precisamente, las limitaciones y las normas en que deben sujetarse todas las autoridades, el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial.

¿Cuándo, en qué momento, el Congreso autorizó al Ejecutivo esta desviación de la autorización de contratación de empréstitos? ¿O qué acaso se justifica la violación de nuestra Constitución por el hecho de la aplicación del gasto?, ¿esta aplicación del gasto hecha inconstitucionalmente vino a determinar que el país accediera al mejor de los Méxicos posibles? ¿Estamos en el mejor de los Méxicos posibles, cuando la violación constitucional nos hizo retraer el crecimiento cuando el desarrollo de la economía fue inferior al crecimiento de la población? ¿Este es el mejor de los Méxicos posibles con desempleo, con inflación, con miseria para todo el pueblo de México?, de ninguna manera. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Armando Labra.

El C. Armando Labra Manjarrez: Con su venia señor Presidente. Yo realmente lamento que interprete el diputado Garabito que se le ha tendido una cortina de humo, yo siento que la cortina de humo está ahí desde hace mucho tiempo. Porque la falta de tesis para

interpretar lo que aquí se está discutiendo, solamente se explica en una carencia absoluta de identidad ideológica con ningún principio o con ninguna política.

Creo que detrás de esta cortina de humo, que no le permite al diputado Garabito, ver qué es lo que sucede, hay una pequeña historia. Todos sabemos el origen del PAN, y el PAN surgió como un organismo de la burguesía nacional, para oponer una tesis reaccionaria a la política del Presidente Lázaro Cárdenas.

En efecto, la operación del Partido Acción Nacional como expresión de la burguesía, fue ineficiente, lo sigue siendo. Por eso la burguesía ha organizado otro mecanismo para presionar las decisiones públicas en este país. La burguesía ya no necesita del PAN; la burguesía no utiliza al PAN. Por eso quizás este lamento del diputado Garabito respecto al capitalismo nacional, porque en efecto, ya no lo representa, pero tampoco representan a nada. (Aplausos.)

Quizá sería más prudente y más inteligente que la propia burguesía organizara un partido político que lo represente auténticamente, y que se siente aquí con nosotros a discutir, con una representación real, las tesis que tienen que oponer al desarrollo nacional en nuestro país. Pienso yo que actualmente los componentes de Acción Nacional son profesionales, sin tesis ideológica, que se nutren de una crítica anecdótica, sin sistema, sin ideología del acontecer nacional. Creo que eso es lamentable para el sistema político nacional.

Quisiera hacer una referencia muy breve, nada más, de algunas apreciaciones técnicas que hizo el diputado Garabito, en términos de las tasas fiscales que recaen sobre el causante en nuestro país. Dice el diputado Garabito que al efecto las tasas son muy altas y que si no se recauda es por ineficiencia en la administración fiscal. Yo quiero insistir en mi tesis de que la carga fiscal real, reducida en nuestro país, obedece a una estrategia de capitalización. En efecto, la carga fiscal formal, las tasas impositivas son altas en nuestro país. Sin embargo, hay una serie de conceptos deducibles de la carga fiscal real que reduce la captación deliberadamente, para estimular la formación de capital. Sin duda, también hay un grave deficiente por lo que se refiere a la evasión fiscal, pero esta evasión fiscal también es un estímulo al causante, si se puede llamar de alguna forma, que no refleja tanta ineficiencia como lasitud para permitir la mayor posibilidad de capitalizar a tales causantes.

De otra parte si en efecto, si bien entiendo, el diputado Garabito hace un juicio hacia una política redistributiva de beneficio popular que no se logró. En efecto, creo que todos estamos de acuerdo en que no se ha logrado una política en efecto redistributiva y eso lo hemos señalado en la Tribuna y lo señala el propio Dictamen de tal suerte que, yo también agradezco el apoyo que dio el diputado Garabito a esta argumentación. Pero sin duda, no es con este tipo de estridencias, sin ideología, como vamos a poner soluciones para el desarrollo popular y democrático de nuestro país.

Pienso que el diputado Garabito es por sí mismo todo un partido político, con matices socialistas, zapatistas, anticapitalistas, capitalistas, panistas y anarquistas. Esta es una conjunción realmente extraordinaria que sin duda muchos políticos del mundo le envidiarían. Muchas gracias.

El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Alvarez del Castillo, del Partido Revolucionario Institucional.

El C. Enrique Alvarez del Castillo: Señor Presidente. Compañeros diputados:

Nuevamente en esta ocasión, aun cuando de manera un tanto circunstancial, el señor diputado Garabito suscita un tema históricamente debatido en esta Cámara, y que todavía en el año pasado tuvimos la oportunidad de examinar con mayor profundidad.

Esto es, ¿cuál es el fundamento constitucional del endeudamiento?

Desde luego, la fracción octava del artículo 73 establece las normas generales, o la norma decisiva y general, por virtud de la que para contraer empréstitos el Ejecutivo requiere la autorización del Congreso de la Unión, salvo el caso de propósitos de regulación monetaria.

Hemos dicho y hemos sostenido en esta tribuna, con gran énfasis, que esta facultad otorgada por el artículo 73 en su fracción octava, debe entenderse y debe aplicarse dentro del contexto moderno que una economía saltante obliga a la acción administrativa del Estado.

Pero no solamente esa razón de fondo, en la aplicación no gramatical, sino en la aplicación del sentido de la disposición constitucional existe; la propia disposición constitucional faculta al Congreso para otorgarle al Ejecutivo la posibilidad de contraer empréstitos y después, tanto la Ley de Ingresos en su artículo 2o., aprobada por esta Cámara de Diputados en el ejercicio del último período de la Legislatura 49, en el año de 75, como la Ley del Presupuesto, el Presupuesto de Egresos aprobado exclusivamente por la propia Cámara de Diputados, previnieron la posibilidad y la facultad para que el Poder Ejecutivo contrajera empréstitos si las coyunturas, las circunstancias así lo obligaban durante el ejercicio y fuera de las cantidades que el propio Presupuesto pudiera señalar; porque de otra manera, y lo hemos dicho y lo repetimos, tendríamos nosotros que ignorar las posibilidades de imprevisión, las posibilidades en que solamente, como lo dijimos alguna vez, trayendo un profeta en ancas, el Poder Ejecutivo pudiera dilucidar de antemano para solicitar al centavo los pesos que habría de necesitar durante su acción administrativa del año consecuente. Por ello, jurídicamente y en los términos de la fracción 8a. del artículo 73 y en cumplimiento del artículo 2o. de la Ley de Ingresos, del artículo 3o. del Presupuesto de Egresos, pero principalmente de la Ley de Ingresos, el Ejecutivo contrae empréstitos por encima del prefijado por el Congreso de la Unión y claro está, con los requisitos que la propia Ley señala, por virtud de los que queda obligado a rendir cuenta exacta del uso

de esa facultad, sin que de ninguna manera pueda dejar en este caso de justificar en qué utilizó los préstamos, en qué utilizó el dinero excedente por el que se obligó en ejercicio de la función que le otorgó la Cámara. Creo que jurídicamente la situación no es discutible, pero por lo demás, en la Ley General de la Deuda Pública que en el año pasado nosotros aprobamos, se establecen requisitos adicionales dentro de las posibilidades fácticas, reales del ejercicio de la facultad de contraer empréstitos, propia del Congreso y que se deriva hacia el Poder Ejecutivo, por virtud de los que éste queda obligado no sólo a justificar en la cuenta pública el empleo de esa facultad y el uso del empréstito, sino que, además, - y así lo impusimos nosotros - queda obligado el Ejecutivo a informar trimestralmente a la Cámara de Diputados y a la Cámara de Senadores sobre la evolución de la deuda y de sus movimientos de tipo financiero.

Creo, pues, que tanto en cuanto a la posibilidad jurídica como por cuanto a la necesidad de hecho, a la necesidad que impone la vida actual, el Ejecutivo goza de esta facultad y el Congreso la otorga sin que ocurra ninguna violación de tipo constitucional o legal.

Por otra parte, yo quisiera aprovechar para contestar una pregunta que se hacía el diputado Garabito. ¿Cuál es - nos decía - el México que queremos construir o qué podemos o podremos construir? Y la respuesta para nosotros, los hombres que estamos y militamos en el Partido de la Revolución, es sumamente clara. Es el México que beneficie, que su acción se dedique a restablecer la equidad social, a proteger a las grandes mayorías populares. Ese es el México que los gobiernos de la Revolución y su Partido, debemos y podemos construir. Es ese México que ha de beneficiar a aquellos que en su sistema democrático, que quiere respetar todavía las libertades individuales, requiere para que logremos salir victoriosos de una lucha en la cual va de por medio el pueblo, va de por medio el pueblo trabajador, aquel que sólo cuenta con la fuerza de sus manos para subsistir. Es ese México, ese México popular, al que la Revolución, al que su Partido y al que nuestros gobiernos, deben responder ante todo, sacrificando y obligando a aquellos que son beneficiarios de la estructura democrática, económica, que requerimos y que tenemos y que sostenemos, y que están obligados a responder, porque de otra manera, no se justifica la acción revolucionaria de un Partido de clases, de clases heterogéneas de campesinos, de trabajadores, de pequeños profesionales e industriales. Es ese México al que queremos servir y para ello tenemos tesis, nos sustentamos en tesis y no en críticas, cuando ya las tesis, que respondieron a un grado, no responden a un presente. Reestructúrense como nos reestructuraremos todos, en beneficio de México. Gracias.

El C. Presidente: En vista de lo avanzado de la hora, la Presidencia declara un receso.

La sesión se reanudará a las 17:00 horas. Cinco de la tarde en punto y en ella se discutirá la Cuenta Pública del Gobierno Federal.

El C. secretario Reynaldo Dueñas Villaseñor: Señor Presidente:

Esta Secretaría se permite informar que hay una asistencia de 161 ciudadanos diputados. Hay quórum.

El C. Presidente: En tal virtud, se reanuda la sesión (a las 17:20 horas.)

Está a discusión la Cuenta Pública del Gobierno Federal en lo general, conforme a lo que se aprobó anteriormente.

Por lo tanto, se abre el registro de oradores.

(Registro de oradores.)

Esta Presidencia se permite leer la lista de los oradores inscritos:

En contra, por el Partido de Acción Nacional, Guillermo Carlos de Carcer Ballescá y Francisco Pedraza Villarreal.

En pro, del Partido Revolucionario Institucional, Carlota Vargas de Montemayor, Esteban Mario García, José Antonio Zorrilla Pérez; Jorge Efrén Domínguez Ramírez, y del Partido Popular Socialista, Héctor Ramírez Cuéllar.

Se concede el uso de la palabra al diputado Guillermo Carlos de Carcer Ballescá, del Partido de Acción Nacional.

El C. Guillermo Carlos de Carcer Ballescá: Señor Presidente, señores diputados:

En la sesión de hoy en la mañana, escuchamos a los representantes de los distintos partidos, hablar acera de la Cuenta Pública en su concepto general.

Ahora nos toca abordar esa Cuenta desde el punto de vista del Gobierno Federal.

Por supuesto, que sabemos de antemano que los diputados de la mayoría y de los partidos que siempre se adhieren a ellos o a ella, utilizarán los argumentos para defender a como dé lugar el Dictamen, porque esa defensa representa la propia defensa del sistema y de los intereses conquistados.

Los diputados de Acción Nacional seguiremos esgrimiendo argumentos constitucionales y seguiremos defendiendo los intereses del pueblo que aquí representamos.

Para desarrollar una opinión relacionada con la Cuenta Pública en su capítulo del Gobierno Federal, es necesario hacer consideraciones de tipo general. La Cuenta que hoy examinamos se refiere al año de 1976, año que refleja el último de un sexenio cuya culminación se alcanza con la devaluación de nuestra moneda. No se puede dejar de observar la Cuenta Pública de 1976 sin considerar los factores que, unidos, presionaron y fueron causa de la decisión de devaluar la moneda. Estas causas se han expresado a lo largo de un año en múltiples ocasiones y desde diferentes puntos de vista; causas económicas principalmente, pero muchas de ellas productos de decisiones políticas que agravaron los problemas y que se creyó contar con todo el tiempo suficiente para regresar al cauce y aplicar la decisión técnica o social.

Cierto es que la situación mundial es factor a considerar, pero también lo es, y muy principalmente, el déficit presupuestal acumulado que propició un endeudamiento

mayor y la circulación de dinero que provocó una gran inflación.

Esto observado junto con la restricción del crecimiento de la economía y el descenso dramático de la producción agropecuaria; el Estado aferrado a un modelo de producción industrial con un gasto cada vez más elevado, creando organismos y empresas, muchas de ellas sin planeación y con gran derroche de recursos, alentando la política de subsidio sin una reforma fiscal a fondo que debe fundarse en un enriquecimiento general del país, a través de la producción, que dé como resultado una adecuada distribución de la riqueza y, por otro lado, el retraimiento de la inversión privada, siendo la empresa como generadora de utilidades para el grupo de accionistas y no sentirla como empresa, con un fin preeminentemente social.

Todo este panorama económico, hizo crisis en una devaluación que se llenó de alabanzas y que se quiso proyectar a la derivación en una especie de mejoras que se alcanzarían a corto plazo.

Se ha querido minimizar las causas profundas de la devaluación; crisis de un modelo de desarrollo, de un sistema, de un sexenio, con efectos, con impactos muy fuertes en la operación del Gobierno Federal, de las empresas y organismos paraestatales y, por supuesto, en el pueblo de México.

No sólo el asalariado, sino principalmente el no asalariado, el campesino, el desempleado. No podemos, por tanto, al analizar la cuenta del Gobierno Federal, perder de vista la realidad económica de México y la crisis que se manifestó con la devaluación no podemos olvidar que este panorama fue agravado cuando muchos inversionistas expatriaron gran cantidad de dinero, agudizándose la situación que padece el país.

Dentro de este marco general se debe analizar la Cuenta Pública del Gobierno Federal.

Para que un presupuesto sirva, debe sustentarse, entre otras bases, en la planeación, en la elaboración de programas, basados en la experiencia de años anteriores, analizando tendencias, por ejemplo, de aumento de salarios, precios, deterioro económico, etc., para que efectivamente pueda servir como una herramienta de planeación y punto de arranque para el desarrollo de programas y actividades.

El presupuesto debe tener objetivos de prioridad, cantidades asignadas a áreas, etc.; debe ser flexible pero cumplirse con control y racionalidad. Se admiten desviaciones porque no es rígido, algunos aumentos y disminuciones debidos a imprevistos o situaciones contingentes. Pero el presupuesto o sirve como base de toda una acción posterior o simplemente sale sobrando, esto último le ocurre a los presupuestos gubernamentales en México, cuyas desviaciones son tan importantes que no guardan relación alguna con la realidad del gasto y que se justifican diciendo que tienen la autorización de los Secretarios respectivos o del Presidente de la República, pero que el congreso ha aprobado algo muy distinto a lo que se ha hecho, se ha ingresado o se ha gastado.

Tanto los ingresos como los gastos totales del Gobierno Federal que hoy examinamos, exceden a lo presupuestado. En los ingresos 8 mil millones en los propios, 1,329 millones en los de capital y 40 mil millones en la colocación de deuda, es decir un 4%, un 147% y un 48% más, respectivamente.

En los egresos la amortización de la deuda fue inferior en 14 mil millones de pesos a lo estimado, se amortizaron 10 millones de los 24 mil que preveía el presupuesto. Los gastos corrientes fueron de 173 mil millones y los de capital 91 mil millones y se excedió sobre el presupuesto el 30% y 14%, respectivamente.

Analizando por conceptos el Gobierno Federal, tenemos que, dentro del rubro del capítulo de ingreso, los ordinarios sumaron 163 mil millones, 57% del total de ingresos federales, el resto fue dinero prestado o sea 123 mil millones de pesos, el 43%. Por cada peso de ingreso, 57 centavos de ingreso propio y 43 centavos con dinero ajeno. Si lo comparamos con 1975 los ingresos ordinarios representaron el 62% y en 1974 el 78% con relación al ingreso total, de donde se deduce que en 1976 disminuyeron en porcentaje los ingresos ordinarios y aumentaron los ingresos por financiamiento. Claro está que si la comparación se basa en pesos recaudados, en 1976 se recaudaron 30 mil millones más que en 1975, pero también hubo ingresos por deuda por 53 mil millones más a 75, 48% más de lo autorizado para el año de 1976.

Por lo que se refiere a lo recaudado por concepto de impuestos, el impuesto sobre la renta sigue representando el mayor ingreso. Eso creemos debido no tanto a la campaña de orientación y difusión fiscal que impactará en los causantes, sino a un mayor control de auditoría y revisión que dio lugar a mejor recaudación y principalmente a la progresividad de la tarifa.

Acción Nacional insiste en la necesidad de que todos los mexicanos cubran sus impuestos en forma equitativa y proporcional y que no sólo sean los causantes cautivos, los registrados en el Registro Federal de Causantes, quienes cubran sus impuestos y sean los sujetos a revisión, en los que cae el peso de la recaudación, dejando a un lado a aquellos que de una u otra forma evaden o burlan al fisco; que se aplique la ley en forma uniforme, que también los funcionarios paguemos de acuerdo con nuestras percepciones que percibimos.

Por otra parte, no hay que olvidar que este aumento se debe a que las tarifas del impuesto sobre la renta son progresivas, y que con el deterioro económico que significa mayor esfuerzo, salarios y honorarios, aplicándose la tarifa original de 1964, ésta da como resultado que un sueldo que se percibía en 1964 y el que se percibe ahora con los aumentos habidos, sea gravado por la tarifa progresiva cuatro veces más en proporción. Es decir, el impuesto sobre la renta recauda más pero se descuenta mucho más en proporción al empleado, al profesionista y a la misma empresa por seguir en vigor tasas que no estaban pensadas para operar en situaciones de crisis inflacionarias como

las presentes. Es necesario por tanto que se actualicen dichas tarifas.

Si examinamos los ingresos por impuestos sobre producción y comercio, observamos que disminuyeron en lo estimado en un 12%, lo que nos refleja la baja en la actividad comercial y de producción. Casi representan la misma cantidad ingresada en la cuenta del año de 1975, a pesar de que con la inflación y la devaluación los precios han subido.

La industria creció en 1976 en un 2.3% en comparación con el bajo, con el ridículo crecimiento que ya se había hecho realidad en 75 de un 4.7%. Esa baja de producción hizo necesario adoptar por parte del Gobierno los términos de la Alianza para la Producción en que unidos esfuerzos de todos los sectores con compromisos aceptados, se pretende mejorar la situación. Fue tal el desorden económico del sexenio anterior que había que aceptarlo como se hizo en el Informe del pasado primero de septiembre y proponer un camino urgente de cooperación y de solidaridad para superar la crisis.

El impuesto al petróleo y derivados fue menor en un 4.7% sobre lo estimado, casi igual al recaudado en el año de 1975 y por concepto de aguas envasadas y refrescos, la recaudación fue menor en 1,180 millones y en cerveza en 664 millones a pesar del aumento de precios de algunos de estos productos.

Hay que apuntar también dentro de los recursos naturales una captación menor en el ramo de minería de 400 millones, la minería también decayó a niveles lamentables.

En cuanto a los ingresos provenientes del Impuesto sobre Ingresos Mercantiles, fueron mayores debido principalmente al aumento de precios. Según informes del Banco de México, en los primeros 8 meses de 1976 la tasa del incremento mensual del índice nacional de precio al consumidor y la de precios al mayoreo en la Ciudad de México, sugieren tendencias similares a las observadas en el año de 1975.

Fue a partir de septiembre ante el cambio de paridad del peso, a los aumentos salariales del mes de octubre y la presencia de factores ampliamente especulativos, cuando se registran incrementos mensuales erráticos y muy elevados.

Los precios al mayoreo en la Ciudad de México aumentaron en un 45.9 por ciento, de diciembre de 1975, a diciembre de 1976.

En el año anterior el aumento había sido de 13.4 por ciento.

Estos datos del Banco de México nos dan una idea de la situación imperante en el año que examinamos y de las repercusiones brutales que significaron para la población de México, aunque en la Cuenta Pública en el dictamen sólo se nos llama la atención sobre una mayor recaudación sobre ingresos mercantiles con relación a lo presupuestado y con relación al año anterior de 1975. Siguiendo con los ingresos ordinarios, los provenientes de la importación fueron menores al 15% y los de exportación menores en un 78% a los estimados, esto, producto de una menor importación, sobre todo en los últimos cuatro meses del año de 76 y por otro lado en una disminución muy importante en las exportaciones. Reducción de los ingresos presupuestados por impuestos en las exportaciones, que se dice en el dictamen "se compensará en lo futuro a causa de los incentivos que apoya nuestro comercio exterior, algunos de los cuales provienen de la propia devaluación", según los indicadores económicos del Banco de México, en 1977 el aumento de las exportaciones es muy lento y no se ve que haya respondido a los planes trazados, por lo que no creemos que este renglón tan importante aumente a corto plazo, debiendo dar mayores facilidades a la exportación para atraer divisas al país.

El aumento a las exportaciones es vital para salir del problema económico actual, pero requiere de producción y seguridad en el campo y de inversión tanto pública como privada y de un cambio fundamental, profundo, en las estructuras económicas, sociales y principalmente políticas.

Para completar el renglón de ingresos, el gobierno había programado un endeudamiento para 1976 de 83 mil millones de pesos y lo hizo por 123 mil millones o sea un 48% más.

Si comparamos el endeudamiento del gobierno en 1971, éste fue de 10 mil millones, contra un endeudamiento de 123,000 de 1976, vemos que el financiamiento creció 11 veces más que en 1971, mientras que la recaudación por ingresos corrientes aumentaba de 1971, por 44,000 millones, a 163,000 millones de ingresos propios en 1976, esto es, apenas 3 veces. En otras palabras, el Gobierno fue endeudándose en mayor porcentaje año con año a pesar de aumentar sus ingresos corrientes, sin guardar proporción entre los recursos propios y los recursos externos.

En el capítulo referente a egresos del Gobierno Federal, el total presupuestado fue de 237,000 millones y el ejercido 274,000; 37,000 millones más (15%).

Dentro de la clasificación administrativa del gasto, las desviaciones más importantes se localizan en las erogaciones adicionales presupuestadas en 75,000 millones y ejercidas por 103,000. Estas erogaciones especiales se entiende que corresponden a asignaciones para cubrir las emergencias que no pudieron comprenderse en los capítulos respectivos.

En el año de 1975 la desviación fue de sólo un 5%; la explicación del aumento se debe, en parte, a los pasivos que el Gobierno asumió por el impacto devaluatorio en Nacional Financiera, Financiera Nacional Azucarera, Fideicomiso del Azúcar, Banco Nacional de Fomento Cooperativo, Somex, Banobras y Banrural, por un total de 37,000 millones, o sea que en sólo 7 empresas gubernamentales la pérdida cambiaria representó 37 mil millones de pesos.

Las inversiones financieras presupuestadas en 23 mil millones, se ejercieron por 30 mil millones, un 33% más, este dinero se utilizó para aportar capital a Ayotla, 37 millones; al Fideicomiso Bahía de Banderas 97 millones; al Fideicomiso Habitacional y de Desarrollo Turístico en Acapulco, por 10 millones; a la Comisión Federal de Electricidad, 508; a NAFINSA,

180; otros: 21 millones a la CFE para sufragar gastos por la devaluación; a Banobras, 1,133 millones; para préstamo al Departamento del Distrito Federal y por quebrantos en fideicomisos, 1,089 millones; 1,500 a la Asociación Hipotecaria Mexicana, para pago de pasivos e intereses; a CONASUPO 250 y al Fideicomiso del Azúcar, 1,577. Con estos ejemplos podemos deducir que parte de los egresos en este ramo de inversiones financieras, son entregas para cubrir los efectos de la devaluación o préstamos como en el caso de los 1,133 al Distrito Federal o entregas para quebrantos de fideicomisos por 1,089 millones

Es indispensable que en la presentación de las partidas y rubros que integran la Cuenta, se proporcione análisis completo y se clasifique con mejor técnica y detalle el gasto, siguiendo criterios de concordancia y no utilizando rubros tan generales como el de "Erogaciones Especiales", para incluir en ellas un porcentaje muy importante del gasto.

Por otra parte, esta Cámara de Diputados, debe conocer con mayor detalle las operaciones de los muchos fideicomisos creados por el Gobierno. No es posible considerar y dar por bueno una cantidad como la comentada, de 1,089 millones, que el Gobierno otorga por quebrantos, cuando no se conoce el estado que guardan estos fideicomisos, que entre los casi 850 organismos y empresas del sector gubernamental suman 197 y a los cuales se canalizan cuantiosos recursos humanos, técnicos y económicos por parte del Estado.

En el rubro de Secretaria de Estado, la de Obras Públicas tuvo un aumento sobre el Presupuesto de 1,203 millones, donde encontramos 57 entregados para cubrir diferencias cambiarias por la devaluación.

En el ramo de Educación, estaban presupuestados 37 mil millones y se ejercieron 42,000 mil. Esto se explica como en muchos otros ramos por el aumento de sueldos que sumaron 1,475, por incremento de subsidios a escuelas y Universidades, por el aumento de plazas, la construcción del Colegio de Bachilleres y 30 millones de subsidio para el Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, A.C., para cubrir sus gastos de operación, cantidad no presupuestada a la que se debería añadir el costo de la construcción del inmueble, el terreno, el amueblado y la decoración, cantidad que desconocemos en total, pero que debe sumar varios millones de pesos más, para obra que no funciona y que le ha restado recursos a la posibilidad de educación de más mexicanos.

Pero hay otras partidas que el dictamen no comenta a las que consideramos importante referirnos.

El poder Legislativo tenía asignado un presupuesto de 163 millones de pesos y ejerció 516 millones. 353 más de lo presupuestado, que representa una desviación del 216 por ciento.

La Cuenta sólo dice que se le dio a nuevos programas, pero no se explica en qué consistieron, lo que es lo mismo, en qué se utilizó tal cantidad. Nos parece que, sobre todo en lo que se refiere al Poder Legislativo, deberíamos conocer el destino del gasto para justificarlo.

Esto debió haber sido informado por la Contaduría Mayor de Hacienda y por la Comisión de Presupuesto y Cuenta, para integrarlo dentro del Dictamen.

Asimismo, la Presidencia de la República tenía asignado un presupuesto de 172 millones y ejerció 455,283 millones más (164 %), a lo autorizado por esta Cámara de más, que se explican, fueron canalizados a través de subsidios y a fomentos culturales y sociales; entendemos que existen las dependencias creadas dentro de la Administración Pública con funciones específicas determinadas para por ellas canalizar los fondos, pero el hecho que se incluyan estas entregas dentro del rubro de la Presidencia de la República, da lugar a pensar que fueron cantidades entregadas directamente por el titular del Poder Ejecutivo, probablemente en las giras, como gesto paternalista y populista, sin planeación ni control.

Dentro de la clasificación económica del gasto, un renglón muy importante lo representan las transferencias que el Gobierno Federal otorga y que se entienden como ayudas a subsidios, no como inversiones de capital, sino como gasto social. Esas transferencia gravan al Gobierno Federal y repercuten en su situación financiera, mientras que, por otra parte, en las empresas y organismos que las reciben, les sirven para mejorar su propia situación financiera, dándose el caso de que algunas que tienen pérdidas antes del subsidio o de la transferencia, después de ésta arrojan una supuesta utilidad.

Los subsidios y ayudas debe entregarlos el Gobierno a aquellas empresas u organismos que cumplan auténticamente una labor social, para auxiliarlas o impulsarlas, pero no debe ser pretexto o solución para cubrir pérdidas o deficiencias en el manejo de las mismas o entregas para cubrir gastos improductivos fuera de planes o autorizaciones, con lo que se fomenta la deshonestidad y la corrupción.

Las empresas deben operar con mayor eficiencia como condición básica de una mejor y más sana operación del Gobierno Federal. Dentro de estas transferencias corrientes a organismos y empresas sujetas a control presupuestal, destaca la entrega a CONASUPO por 3 mil millones, un 121% más de lo presupuestado y de las que se canalizaron a instituciones, la más importante fue la entrega al Banco Nacional de Crédito Rural por 17 mil millones, 132% más de lo presupuestado, que fue el impacto de la devaluación que asumió el Gobierno.

En el área de transferencia de capital que efectuó el Gobierno Federal, las más importantes desviaciones sobre lo presupuestado las encontramos en el Instituto Nacional Indigenista, de 38 millones presupuestados, a 250 ejercido, un 558% más; en las Juntas de Mejoras Materiales, de 78 millones a 185 ejecutado, un 137% de más, y en los subsidios a Estados y Territorios (tenemos entendido que ya no existían territorios), de 7 millones previsto, a 360 ejercido, 5,043% más a lo presupuestado.

Estas desviaciones aparentemente no tienen importancia por el monto de la partida, porque estamos acostumbrados a manejar y oír miles de millones; también se le resta importancia cuando sólo se dicen decenas o cientos de millones, aunque el porcentaje se muy considerable.

La variación a la que hacemos referencia en las transferencias de capitales a Estados y Municipios, debía indicarse hacia cuáles Estados se canalizó, con qué criterios y por qué monto, para conocer y razonar la justificación del gasto.

Dentro del rubro de inversiones financieras del Gobierno Federal a los organismos y empresas sujetas al control presupuestal destaca: a CONASUPO 250 millones ejercidos y ninguna partida presupuestal, siendo, por otro lado, Siderúrgica Lázaro Cárdenas, con un presupuesto asignado de 1,939 millones que no fue ejercido, suponemos que por decidirse posteriormente que no se iniciara la segunda etapa de la siderúrgica, pero que sí es cierto que esta empresa representa un alto costo actualmente entre los gastos de la Administración Pública.

En el capítulo relativo a Deuda Pública, merece una especial atención, puesto que para financiar el déficit presupuestal, la tendencia general del Gobierno ha sido el endeudamiento y la emisión de dinero.

En 1971, el déficit financiero fue de 6 mil millones en 1972; de 17 mil millones, en 1973; de 27 mil, en 1974; de 34 mil millones, en 1975 y en 1976, de 101 mil millones; es decir, el sexenio anterior empezó con un déficit de 6 mil millones y terminó con 101 mil millones, esto sin tomar en cuenta la acumulación de los déficit durante seis años.

Esto obligó a una mayor colocación de deuda, principios del sexenio de 71 a 72, el endeudamiento gubernamental se elevó en un 100% con relación al año anterior de 10 mil a 22 mil millones. Conservando después un promedio de 45% por año hasta representar en 1976 un aumento del 75% con relación al año de 1975. Este aumento de 75% incluye los pasivos asumidos por el gobierno provenientes de instituciones de crédito y otros organismos que sumaban 38 mil millones, lo que disminuiría la deuda a 85 mil y significaría por tanto un aumento de endeudamiento con relación al año de 1975, de un 21% en lugar de un 75%, pero nosotros creemos que esto es sólo cuestión de presentación, en realidad la deuda del gobierno no es sólo la que presenta su propio movimiento, sino los avales, asunción de pasivos, transferencias de capitales, etc., que realiza no sólo con los organismos y empresas sujetas a control presupuestal, sino con todos aquellos organismos, registrados en la Administración Pública paraestatal y que desconocemos su operación y estados financieros y que puede presentarse de distintas formas o canalizarse de distintas maneras, pero que al fin de cuentas deben cubrirse por administración pública, a través de empresas, organismos Estados o por el propio Gobierno Federal.

Como el propio dictamen lo dice, por primera vez en años el saldo de la cuenta corriente del Gobierno Federal deja de ser favorable para convertirse en factor de agravamiento del déficit financiero. En 1975, el gasto creció en 43%, mientras que en el ingreso en 40%. En 1976 el gasto creció en 39%, mientras que el ingreso en sólo 23%.

Como se puede observar, la diferencia en el crecimiento es fuertemente marcado y superior en el gasto, lo que agravó el déficit presupuestal. La deuda neta presupuestada para 1976 estaba considerada en 58,000 millones y se ejerció por 113,000, y un 94% más de lo previsto, 55 mil millones más.

Si se compara con los años anteriores, este endeudamiento neto es casi igual a la suma de los endeudamientos netos de 1972 a 1975 inclusive; el total de la deuda pública consolidada en 1976, se incrementó de 153,000 millones, un 71% más de lo presupuestado. De esta cantidad, 38,000 está representado por los pasivos asumidos por el Gobierno y 40,000 por ajustes de los pasivos del propio Gobierno, como causa del cambio de paridad en la moneda, es decir, de acuerdo con los datos de la cuenta pública, al gobierno le costó la devaluación solamente por aumento de pasivos por el cambio de paridad, 78,000 millones de pesos, cantidad parecida a la suma de endeudamiento neto de los años 71, 72, 73 y parte de 1974.

Esto es el impacto devaluatorio. La propia cuenta informa que el saldo de la deuda a 1976, por 370,000 millones, correspondiente al Gobierno Federal, esto por supuesto sin incluir lo que representa la deuda del resto del sector público.

Servicio de la Deuda

Se presupuestaron 45 millones y se ejercieron 39,000 millones, un 14% menos, pero este resultado es debido a la falta de criterio consistente en la contabilización de los adeudos de ejercicios fiscales que no se registran cuando se contratan, sino que se consideran como adeudos de ejercicios anteriores. Si no pagara el Gobierno la deuda o la redocumentara, no le prestarían más. Por lo tanto se ve en la necesidad de cubrir el servicio aunque las amortizaciones no se ajusten a lo presupuestado.

Nosotros consideramos que la contabilización de los adeudos de ejercicios fiscales anteriores son un vicio arrastrado al no cumplirse el principio de contabilidad, de contabilizar las pérdidas cuando se conocen y las utilidades cuando se realizan. En el presupuesto sí se contemplan como datos del ejercicio, pero en la Cuenta Pública no se incluyen sino hasta cuando se pagan. De esta forma no coinciden determinados rubros al establecer comparaciones entre lo presupuestado y lo objetivo y por tanto las desviaciones son engañosas.

Es necesario que con los criterios que se adopten, se presenten dentro de la Cuenta Pública los gastos efectivos que afecten a un año específico.

Aquí se ha dicho en la mañana por uno de los oradores que subieron a la tribuna, que no es problema la deuda, que problema es el uso que se hace y que el uso ha sido positivo para invertir en infraestructura, etc. Y nosotros pensamos ¿ cómo se explica que a pesar de la alta deuda, de las transferencias a empresas, no se haya generado mayor progreso; no hayan sido generadores de empleo, de mejoras económicas?

¿Cuál uso positivo de la deuda que nos ha llevado a una crisis económica que hoy comentamos y padecemos?

¿Cómo se dice que la deuda es positiva, cuando la mayoría de los organismos y empresas no pueden responder a sus compromisos y operaciones y cuando también la mayoría tiene como resultado pérdida y necesidad de subsidio?

Esto no es aplicación correcta de la deuda. Esto es desorden económico y una gran responsabilidad.

Como conclusiones a este examen de la Cuenta Pública del Gobierno correspondiente a 1976, apunto las siguientes:

Entre las causas que influyeron en mayor grado en la crisis económica en México, está el creciente gasto público, no compensado con ingresos propios que determinó un creciente déficit presupuestal que se cubrió con endeudamiento tal vez mayor y con gran aumento en la circulación del dinero, lo que determinó mayor inflación, situación que acompañada de otros factores se tradujo en la devaluación que impacto fuertemente en la operación del Gobierno Federal y por ende en todo el pueblo de México.

Segundo: La Cuenta Pública muestra grandes variaciones entre lo aprobado y lo presupuestado y lo ejercido, lo mismo en ingresos como en egresos, tanto en las operaciones corrientes como en las de capital.

Tercero: El Gobierno ha acogido deudas de empresas y organismos, principalmente de instituciones de crédito, que han agravado el resultado de esta Cuenta, ante la imposibilidad de que esto responda por sí solo de las responsabilidades que contrata o acepta, bien sea por ineficiencia, por gastos excesivos o por otras razones que debieron comentarse en el dictamen.

Cuarto: El Gobierno sigue sirviendo en mucho como puente para transferencias, no siempre a empresas u organismos con fines sociales, sino para compensar las pérdidas o resultados negativos de las empresas paraestatales.

Quinto: El sexenio anterior proliferaron la constitución de fideicomisos que llegaron casi a 200 y de los cuales poca o ninguna información se tiene si no es por los escándalos y deshonestidad que de algunos se ha hecho público.

Es necesario que se anexe a la Cuenta, información de la operación de esto y que se explique el por qué, por ejemplo, de la entrega de los 1,089 millones del Gobierno por quebranto financiero.

El C. Presidente: Se recuerda al orador que le quedan 5 minutos de su tiempo.

El C. diputado Guillermo Carlos de Carcer: En un minuto termino.

6o. No se puede aprobar el dictamen, en suma, cuando los ingresos y egresos excedieron al presupuesto, cuando las amortizaciones de la deuda son menores a lo autorizado, cuando se agudiza la tendencia marcada año con año de mayor déficit presupuestal y cuando falta explicación en muchos renglones donde se diluyen millones de pesos y no se delimitan responsabilidades.

Está bien que el Gobierno actual busque solución, pero debe investigarse las responsabilidades a que haya lugar y castigar a quienes resulten culpables para restablecer la confianza, el orden jurídico y se cumpla con la Constitución. Muchas gracias.(Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra la diputada Carlota Vargas de Montemayor, del PRI.

-La C. Carlota Vargas de Montemayor: Señor Presidente, H. Asamblea:

El diputado De Carcer en esta ocasión se sirvió repetirnos los datos consignados en el dictamen. Un dictamen en el que hemos justificado su destino de las variaciones en el gasto y el que dejamos a la Contaduría Mayor de Hacienda para su comprobación.

Sentimos que el punto de vista del diputado de Carcer, para juzgar la Cuenta Pública es miope. Es un punto de vista que revela un profundo desconocimiento de la realidad histórica y presente de nuestro país y revela profundo desconocimiento también del papel que juega el Gobierno en nuestra economía.

Desde 1810, con Hidalgo, empezó México a luchar por su independencia política económica; por su independencia política económica. Hay una serie de fechas: 1821, 1857, 1910, 1917, 1938, cada una de ellas indica un paso que ha tenido que seguir nuestro pueblo. En 1821 no se consumó nuestra independencia política, sólo empezamos el camino para llegar a esa independencia porque sabemos que mientras no consigamos nuestra independencia económica, jamás nuestra soberanía será total. Todos los Gobiernos Revolucionarios, emanados de nuestro Partido la han encaminado paso a paso, poco a poco.

Nos encontramos en este momento con que nuestra economía todavía es dependiente. No hemos logrado tener los recursos propios suficientes para lograr nuestro avance. Nuestra base fiscal es aún débil. Tenemos un gran desempleo. Tenemos una mala distribución del ingreso. Somos deficitarios en nuestro comercio exterior. Podemos seguir enumerando uno, dos, tres, muchos de los males que aquejan actualmente a nuestra economía, todavía. Como vemos en esta Cuenta, nuestro Gobierno sufre grandes déficits financieros y serios endeudamientos. Esto es por sus características de país en proceso de desarrollo, de subdesarrollo y lo que además lo hace muy susceptible a los movimientos internacionales.

No somos un pueblo desarrollado, somos un pueblo en proceso de desarrollo, somos un pueblo en busca de su independencia política y por eso en busca de su independencia económica.

Efectivamente, como decía el diputado Garabito hoy por la mañana, la Revolución no ha

llegado a su meta, no es este aún el México que queremos. Sin embargo, nosotros no crecemos en milagros ni crecemos en la generación espontánea. En 1810 hubiera sido imposible que México naciera política y económicamente independiente con todos sus problemas económicos resueltos por decreto; pero nosotros no perdemos de vista lo esencial, ni nos aferramos a lo superfluo dándole matices escandalosos, y esto, a propósito de lo que hoy en la mañana denunciaban la agitación y que no hacen más que provocarla, manejando cifras sin el menor sentido de responsabilidad.

Tenemos la vista fija en lo que nos falta por recorrer, pero reconocemos el esfuerzo hecho en lo que ya hemos andado.

Hay una muy buena costumbre que nos sería muy recomendable seguir: levantarnos, mirar de frente y en lugar de lamentarnos por todo lo que no tenemos o por lo que tenemos y no nos gusta, empezar a hacer una revisión de los que sí tenemos, de lo que hemos logrado del camino que hemos andado.

Si decía hoy en la mañana, por ejemplo, que el INFONAVIT es ineficiente; a lo mejor es cierto; cuando menos no es tan eficiente como desearíamos.

Se dice a menudo que el Seguro Social presta mala atención a los derechohabientes. Yo en lo personal creo que es más bueno de lo que se dice, me consta.

Decimos también, y lo oímos todos nosotros, que no hay suficientes aulas, que no hay suficientes maestros, que tenemos que amontonar a los niños en aulas con 100 de ellos.

Todo esto, y mucho más, es verdad; es verdad , y a la vez es un problema esto puede significar algo muy positivo: El hecho de que nosotros podamos criticar a esas Instituciones, significa que existen, significa que hace unos cuantos años, sólo los hijos de las familias privilegiadas tenían acceso a la educación, y con esto, a salir de la situación en la que se encontraban ahora, en aulas con cien niños amontonados quizá, pero están los hijos de la mayoría de los mexicanos.

Significa que aunque tengamos que esperar tres días en el Seguro Social para que nos den cita, antes, hace unos cuantos años, las gentes humildes podían esperar no tres días, semanas y meses, y se les morían sus hijos, y no había posibilidad alguna de que obtuvieran atención médica.

Significa que con todas sus deficiencias, ahora los obreros, las clases necesitadas, tienen posibilidades, esperanzas cuando menos, de tener una vivienda. Entonces, qué bueno que podamos criticar a todas estas instituciones.

Significa que existen, significa que hemos avanzado, significa que no nos hemos estancado.

¿No se advierte aquí el camino hacia el progreso? ¿No se advierte en estos botones de muestra, como se decía hoy en la mañana, la obra de los Gobiernos Revolucionarios? ¿Serán estos casos que, insisto, son sólo botones de muestra aplastar las metas de la Revolución? Definitivamente, yo no lo creo.

Hablando de la corrupción y de la ineficiencia, es verdad que existen, de nuevo son parte de nuestro subdesarrollo. Es lamentable y hay que seguirla combatiendo todos, y en todas partes donde exista, que no sólo es en el Gobierno, porque para erradicarla, es necesaria la acción de todos los mexicanos.

Estamos conscientes de que la corrupción es como uno de los principales obstáculos que tenemos en el camino del progreso y la justicia pero en la corrupción entran dos partes: el corrompido y el que corrompe. Es necesario acabar con los dos.

El proceso de desarrollo, el proceso que ha tenido nuestro país, nuestros gobiernos revolucionarios por andar en este camino que nos lleve hacia la total independencia económica, para poder lograr esa independencia política, también lo podemos advertir en nuestro campo de acción. Hace un momento el diputado. De Carcer hacía una aseveración que no es cierta cuando hablaba de los presupuestos: decía que los presupuestos no tienen ninguna relación, con lo que realmente se ejerce. Aquí, insisto, podemos ver nuevamente el camino que hemos andado.

En los últimos años, más bien, antes de 1971, las diferencias, la brecha entre lo presupuestado y lo ejercido, era por lo general superior al 80%; para el 72 bajó el 41%; en el 73 el 14.4%; 74, 19%; 75, 2.6% 76, 15.6%, vemos que en este año volvió a aumentar, y en el Dictamen explicamos ampliamente las razones de esta viariación o, de este aumento en el presupuesto.

Sin embargo, no puede dejar de verse el esfuerzo que se ha hecho para hacer cada año mejores revisiones presupuestales, dentro de lo razonable claro, ya que no ha sido posible conseguir una bola mágica, pero por otro lado, tampoco compartimos la idea de tener un presupuesto inflexible porque sería francamente irracional. Afortunadamente el compañero De Carcer está de acuerdo en que los presupuestos no deben ser inflexibles.

Por ejemplo, si como secuela de la devaluadación, las empresas del gobierno sufren quebrantos financieros, igual que las empresas privadas, ¿ vamos a dejarlas quebrar, vamos a dejarlas que desaparezcan, aun cuando socialmente sean útiles?

Si como motivo de la inflación el poder adquisitivo de nuestros trabajadores ha estado disminuyendo, ¿ vamos a discriminarlos, vamos a permitir que mientras el resto de los trabajadores logra aumentos en sus ingresos, que le permiten reponerse de estas pérdidas, insisto, vamos a discriminar a los trabajadores del gobierno por no salirnos del presupuesto? Si hay posibilidades, como ha sucedido en los últimos años de aumentar los ingresos ordinarios del gobierno, ¿los vamos a rechazar?. pues ya aprobamos que los ingresos iban a ser X y ya dijimos.

Hacemos en el Dictamen un análisis de las variaciones del Gasto, el diputado De Cacer aclaró muchas de éstas; y también queremos aclarar de paso, aunque ya lo hizo en la

mañana el diputado Jorge Efrén Domínguez que no es verdad que se haya apartado el Ejecutivo de las prioridades expuestas en el Presupuesto de Egresos para 1976. Y le decimos ahora al diputado De Carcer, a toda la Cámara, que dadas las circunstancias, estas variaciones estaban justificadas, y es por eso que nosotros, los diputados del PRI, pedimos que se apruebe la Cuenta. Estas variaciones han sido detalladas, el compañero De Carcer, decidió leer muchas de ellas, y desafortunadamente leyó aquellas en donde se revelan algunas situaciones que no necesariamente estamos de acuerdo con ellas, pero las más son hechos plenamente justificados. ¿ Cómo lo podemos ver? Si analizamos que el 62% de estas variaciones, de estas variaciones que fueron de 45 mil 180 millones de pesos; el 62% se debió al ramo de erogaciones adicionales. La variación se explica claramente porque fue en función de los quebrantos financieros de las empresas, de las instituciones nacionales y mixtas de crédito que hizo el Gobierno Federal, teniendo la autoridad para hacerlo, que debe de hacerlo además.

Se explican que las inversiones financieras, que se llevan un 17% de esta variación; la educación un 11%, no repito los rubros, ya están detallados, y podemos ver que muchos de ellos se deben al aumento extraordinario en los salarios de septiembre, otros son creación de nuevas plazas necesarias para cubrir nuestras necesidades de la educación.

Obras Públicas, Salubridad, estos cinco renglones se llevan el 92% de la variación bruta presupuestada, que está explicada con bastante detalle en el dictamen, en donde no tratamos de ocultar nada, aun aquellos casos que pudieran ser criticados en un momento dado. Creo que se trató en todo momento de ser objetivo y en su mayor parte de estas variaciones plenamente justificadas, por el hecho de la devaluación y de los aumentos en sueldos, costos y aumentos de plazas y obras en salud.

Simple y sencillamente por lo que respecta a la salud y la educación, podemos decir que el papel de la salud pública, y todo lo que se gaste de más en ella es importante porque se trata de proporcionar hasta donde los recursos lo disponen, igualdad de oportunidades a todos los mexicanos en el aspecto tan fundamental de la vida como es la salud y que de otra forma surgiría la grave discriminación que impone los contrastes en su poder adquisitivo y en este país aún existen graves contrastes.

Justificamos los gastos en educación, porque sabemos que la educación es la solución de fondo para todos los problemas, a nuestra salud, a nuestra vivienda, a nuestro empleo.

Queremos explicar aquí también que aunque aparentemente hay una baja en la proporción, no en el absoluto, sino en la proporción en que se aumentó el gasto en el sector agropecuario. Pero hay que ver que gran parte de los gastos que se hacen en exceso en los sectores de educación y de salud, son en realidad beneficios para el sector agropecuario, porque es tan importante proveer a los campesinos de maquinaria y fertilizantes, como de educación y de salud, esto es lo que muchos llaman inversión en capital humano.

No obstante que sentimos que la mayor parte de la variación del gasto, está plenamente justificado- insisto la mayor parte- creemos que es necesaria una mayor planeación de las actividades económicas del Estado. La reforma administrativa recién aprobada, es un paso más en ese camino. Organizar al gobierno para organizar al país. En el gasto del 77, vemos los resultados ya de una orientación programática; es un avance más en este camino hacia la independencia política y económica del país.

Aplaudimos cada mejora y reconocemos cada error. Esto no quiere decir, cuando reconocemos cada error, que todo lo anterior haya estado mal hecho. Se hizo lo mejor que se pudo en cada circunstancia pero somos un país y lo decimos que vamos hacia adelante. Ojalá y en el próximo sexenio se logren avances substanciales sobre el actual . A eso nosotros le llamamos progreso.

Hablamos en el dictamen del déficit financiero. Efectivamente el déficit financiero en que incurrió el gobierno fue muy elevado: 101,863 millones, 74% superior al presupuestado. El financiamiento deficitario del desarrollo en sí no es cosa que nos asuste; es algo común en países en proceso de desarrollo como el nuestro. Países que tienen que cumplir su compromiso con el pueblo, de darle educación, salud, y crear la infraestructura necesaria, entre otras cosas, para ayudar a crear más empleos para elevar el nivel de vida.

Los ingresos ordinarios del gobierno no son suficientes, en parte por la ineficiencia en la recaudación, en parte también por falta de responsabilidad de la ciudadanía, y en parte porque aunque los ingresos han ido creciendo paulatinamente, nuestro sistema fiscal aún no es suficientemente bueno. Sin embargo . Esta es otra de las circunstancias de nuestro subdesarrollo, y además es una cosa que paulatinamente hemos ido mejorando.

Decíamos que el financiamiento deficitario en sí no nos asusta, y no viene del pasado sexenio. El financiamiento deficitario en México se empezó a practicar desde mucho antes, como en la mayor parte, insisto, de los países en nuestra situación, desde Lázaro Cárdenas, y gracias en parte a este financiamiento deficitario, somos dueños de nuestro petróleo, de nuestra energía eléctrica y de muchas otras cosas más que con nuestros ingresos ordinarios nunca hubieramos sido capaces de conseguir. Sin embargo, todo es cuestión de grado. Consideramos que el déficit financiero del 76 es bastante serio tanto en su monto como en su variación a lo presupuestado. No nos sentimos alegres ni satisfechos con esto; sin embargo, nuestra obligación es ver si está justificado o no el que este déficit haya llegado a esta cuantía.

En el 76 convergieron varias circunstancias como la devaluación y la inflación que simple y sencillamente no permitieron otra salida. No era el déficit que nosotros hubiéramos

deseado, pero no había otra salida. Nosotros admiramos, pero no podemos tener el gran poder de abstracción de algunos compañeros diputados para sentir que somos un planeta independiente y que no nos afectan las circunstancias, ni nos interesan las circunstancias de otros países; nos afectan, porque somos un país dependiente; nos afectan, porque nuestro comercio depende en una parte muy importante de nuestro vecino y sin embargo, además. de ninguna manera podíamos dejar de interesarnos el la situación internacional. Decimos que entendemos la situación del déficit financiero y que no es lo que hubiéramos deseado y quisiéramos aclarar que de no haber sido por la contingencia de la devaluación no hubiéramos sufrido este desahorro en la cuenta corriente que por primera vez se presenta en el gasto del Gobierno Federal.

Si ustedes examinan el Dictamen en la página 12, vemos que de no haber sido por la circunstancia de la devaluación, la cuenta corriente hubiera registrado un superávit de 24,558 millones de pesos.

De haber sido esto así, el déficit financiero hubiera sido de 36,962 millones, superior en 11% al presupuestado.

Lo aclaramos, insisto, por decir que no nos gusta que nos preocupa, seriamente la cantidad a la que llegó el déficit, pero insisto en esto porque aclara la razón por la cual se fue de este tamaño, y porque nosotros no podemos aceptar que el Gobierno es culpable ni de la inflación ni de la devaluación .

Seríamos muy miopes si así lo dijéramos, o lo creyéramos.

A pesar de que creemos en el financiamiento deficitario, sí reconocemos también que sería conveniente buscar que el Gobierno se financiara cada vez más y en mayor proporción con recursos propios.

Por último, nada más quisiera aclarar que he sentido que algunos compañeros diputados no han entendido lo que es la Cuenta Pública y lo que es el papel del Gobierno dentro de la economía.

El Gobierno es el rector de la economía, marca las directrices pero forma sólo uno de los factores que participan en ella, el resto somos nosotros, el resto somos todos los demás mexicanos llámese iniciativa privada o como se le quiera llamar. Entonces, para sacar al país de la situación en que estamos tenemos que trabajar todos, por otro lado, la Cuenta Pública, ya lo aclaraba el diputado Alvarez del Castillo, refleja los resultados de una acción, no la causa de todos los problemas que padece nuestro país. Muchas gracias ( Aplausos.)

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al diputado Francisco Pedraza Villarreal del Partido Acción Nacional.

El C. Francisco Pedraza Villarreal: Señor Presidente; señores diputados:

En el examen de la Cuenta Pública del Gobierno Federal, los diputados del PAN deseamos señalar algunos puntos de vista que nos parecen suficientes para pedir desde esta Tribuna que no sea aprobado el dictamen de la Cuenta Pública del Gobierno Federal del año de 1976. Venimos a impugnar el dictamen que nos presenta la Comisión de Presupuesto y de esta Cámara, porque no existe en el mismo los requisitos mínimos de objetividad, condición indispensable cuando se trata se hacer un análisis serio de la manera en que se ejercitó un presupuesto de Gobierno.

Como se afirma en el dictamen, éste es histórico, más no por las razones, aducidas en el mismo, sino porque contempla la situación económica del país en el año de 1976, año en que hace crisis un sistema económico - político, que nos ha llevado al desastre que hoy contemplamos.

A pesar de las reiteradas observaciones manifestadas desde esta misma tribuna en el sentido de hacer de esta Legislatura un cuerpo colegiado que aporte soluciones al pueblo, teniendo una actuación crítica y autocrítica de su propia labor y de la desarrollada por los otros poderes de la Unión en especial del Ejecutivo, a pesar de que el propio dictamen señala que ha sido elaborado en forma crítica, tenemos que señalar que esta función crítica y autocrítica no existe. Este dictamen, que pretenciosamente se nos presenta como el que abre una nueva etapa, en realidad no es sino un documento similar al que cada año se presenta y que no pretende orta cosa que justificar las acciones del Poder Ejecutivo.

Si no hacemos un análisis del dictamen no encontramos señalamientos importantes de las fallas de nuestro sistema económico ni tampoco se considera siquiera la posibilidad de que existan responsables del mal uso de los dineros del pueblo a los cuales se les puedan aplicar las leyes respectivas. A lo más que llega el dictamen es a la afirmación textual siguiente: "En todo caso, los errores o los problemas de que son responsables el Sector Público o el Sector Privado o ambos a la vez, deben corregirse si son susceptibles de corrección; o servir de experiencia si son irreversibles". Estas palabras reflejan el enfoque con que está elaborado el dictamen, desconociendo la responsabilidad que implica aprobar una cuenta pública; refleja, por otro lado, una personal concepción acerca de lo que es el poder político, concepción que es compartida con el régimen.

En efecto hacer el análisis de la cuenta pública solamente buscando corregir lo que puede hacerlo y sacar experiencias para el futuro de los errores irreversibles, contradice la letra y sobre todo el espíritu del texto constitucional, respecto a lo que debe ser el estudio y la aprobación de la Cuenta Pública.

Tal parece que la Comisión encargada de elaborar el dictamen desconoce que uno de los efectos más importantes de la aprobación de la Cuenta Pública es liberar de cualquier responsabilidad a los funcionarios del Ejecutivo que tuviera bajo su responsabilidad manejar los dineros del pueblo; tal parece que se olvida que el Poder Legislativo, mediante el análisis de la cuenta Pública, realiza la importantísima función de ser vigilante celoso de la actuación del Poder Ejecutivo; parece ser por último, que la Comisión no se da cuenta de que proponer la aprobación

de la Cuenta Pública del año 1976, significa convertir a los integrantes de esta Legislatura, en solidarios de aquellos que abusando de su posición como miembros del Ejecutivo, se han enriquecido en forma ilegítima, en detrimento de la economía de todo el pueblo de México. En conclusión, el enfoque con que está elaborado el dictamen, lo descalifica pues la Cuenta Pública por su propia definición, no puede reducirse el estudio de los errores, del pasado, para corregirlos o para sacar experiencias , cuando el mal ya es irreversible. Por estas razones, el dictamen no es crítico; por lo mismo, la actuación de la Cámara, si lo aprueba, no será autocrítica, simplemente se convertirá, una vez más, en la instancia encargada de justificar a un Poder Ejecutivo que no conoce control alguno de sus acciones.

Decíamos también, que el enfoque con que está elaborado el dictamen, refleja una personal concepción del poder político, concepción que comparte, tanto el régimen en su conjunto, como los miembros que integran la Comisión elaborada del dictamen en lo particular.

Un documento como el que se nos presenta, está dando por supuesto, que en México el poder no reconoce límites a su acción. En efecto, al hacer nulos los controles constitucionales previstos, caemos en la cuenta de que el Poder Ejecutivo en nuestro país, no concibe la existencia de límites de ninguna especie. Los miembros del Poder Ejecutivo, pueden entonces estar tranquilos, sus errores y sus faltas de probidad sólo serán analizados por un Poder Legislativo, que nunca les exigiría cuentas, sino que a lo más advertirá a la nación de los errores, para ver si aún es posible corregirlos, y en caso de que el daño sea irreversible, le señalará al pueblo que tome debida nota de la experiencia para que en el futuro no se vuelva a repetir.

Concepción del poder propia de un país subdesarrollado en lo político, concepción del poder del gobernante que no reconoce límites éticos o legales a su actuación, concepción del poder en última instancia que se puede explicar por el divorcio existe entre los gobernantes y el pueblo gobernado.

Esta concepción del poder político que no reconoce límites de ninguna especie a su actividad, es producto de un régimen que niega la democracia con los hechos por más que con la palabra le rinde homenaje.

Resulta claro que si el gobernante se siente ligado al pueblo, reconocerá que su acción tiene como límite natural el bien común del grupo social, en cambio cuando el gobernante carece de legitimidad democrática, al no deberle nada al pueblo, no sentirá ninguna responsabilidad hacia él. En todo caso ajustará acción a los deseos o consignas de las personas o grupos que le dieron el poder.

Esta noción del poder político es la que predomina en nuestro medio mexicano y esa es la concepción del poder político que manifiestan tener los miembros que han elaborado el dictamen, porque Acción Nacional no concibe de esta manera el poder, porque Acción Nacional piensa que el pueblo tiene derecho a ser servido por el gobernante y exigirle cuentas de su función y a demandar que se aplique la ley correspondiente contra los que desvían los dineros del pueblo, venimos a pedir a esta Cámara que no aprueben el dictamen ya que es precisamente lo que espera de nosotros el pueblo de México.

Pasando a otro tema relativo a la afirmación del dictamen en el sentido de tratarse de una Cuenta Pública y de un dictamen histórico, manifestamos que en verdad esta Cuenta Pública es histórica, pues nos muestra la situación de desastre económico a que ha sido conducido el pueblo de México por los Gobiernos de la Revolución .

Por tal razón, esta Cuenta es histórica, no por razones que pretende hacer valer la Comisión.

Esta Cuenta Pública refleja la crisis que con palabras se pretende menospreciar o negar, pero que tácitamente se reconoce.

Esta Cuenta Pública es el resultado lógico de un sistema político que durante 60 años ha fomentado la falta de democracia, provocando que en la actualidad tengamos un pueblo cansado de esperar.

Estos gobiernos tienen en lo que podíamos llamar su pasivo de responsabilidades, el haber hecho desaparecer casi al máximo la esperanza política de los mexicanos.

La crisis que hoy soporta el pueblo de México, es resultado lógico de un sistema político que durante muchos años ha propiciado la corrupción en todos los niveles. Los ejemplos deseducativos que a diario constata el pueblo, producen un efecto multiplicador de signo negativo.

El gobernante sin autoridad moral provoca que muchos sectores de la Sociedad se dediquen al lucro individual, sin importar el daño social que se cause a otros sectores del pueblo.

La falta de solidaridad social que caracteriza a nuestro país, es consecuencia lógica de la ausencia de democracia y de la corrupción que necesariamente la acompaña.

El Dictamen debería reconocer estas causas internas, y hacernos afrontar responsabilidades.

El Dictamen tendría que decirnos que los resultados de esta Cuenta Pública del Gobierno Federal son consecuencia natural del abandono del sector agropecuario, que ha sido manejado con criterios políticos y que esto ha ocasionado que el nivel de productividad en este sector se haya derrumbado hasta los niveles donde hoy se encuentra; el Dictamen debería señalar que el desastre que afrontamos es producto de una mal entendida industrialización del país. La sobreprotección que ha provocado que seamos incapaces de subsistir importaciones, ha tenido como efecto que nuestra economía sea cada más dependiente del exterior, al mismo tiempo que nuestras exportaciones no pueden competir en cantidad, calidad y precio con los demás productos del mercado internacional.

Asimismo el Dictamen nos debería señalar que la crisis económica que culminó con la devaluación del peso, es la consecuencia natural del gasto público excesivo de nuestros gobiernos, gasto que no ha tenido una contrapartida de eficiencia en las inversiones, lo cual ha provocado que todos los gobiernos operen con un déficit presupuestal que nos ha orillado a un endeudamiento externo sin procedente. En tal virtud, nuestro país se ha ido empobreciendo al grado de que no es difícil prever el estallido violento de sectores del pueblo que no tienen oportunidades de educación, empleo y en general de acceso a los bienes materiales que existen en nuestra sociedad.

En este sentido, tienen mucho más valor que las afirmaciones del Dictamen algunas ideas de López Portillo quien en Yucatán, acaba de reconocer que los Gobiernos Revolucionarios se han mostrado ineficientes aunque postulen como norma de su acción la justicia pues estas proclamas, acompañadas de ineficiencia, de lo único que han sido capaces es de repartir la miseria.

También nos debería decir el Dictamen que nuestros problemas actuales son fruto de un régimen que nunca se planteó en serio una auténtica reforma fiscal, lo cual nos presenta hoy en día, como un país con una demanda interna insolvente y con enormes desigualdades en cuanto a la distribución del ingreso.

El desarrollismo o etapa del desarrollo estabilizador, que hoy en día todo el mundo condena, es en realidad el reconocimiento del fracaso económico de los Gobierno de la Revolución y por más que se proclame un cambio de sistema al llamado del "desarrollo compartido" se les olvida a nuestros gobernantes sus propias afirmaciones en torno a la llamada Unidad Revolucionaria, pues todos conocemos los casos de los que pregonan un rompimiento con el pasado, pasado del cual fueron piezas fundamentales. No hay tal rompimiento con el pasado; los mismos esquemas equivocados continúan existiendo hoy con distinto nombre; no existe tal rompimiento con el pasado existe un continuismo en los esquemas y en los hombres que los aplican.

Todas las anteriores razones, el Dictamen debería advertirnos del caos que se vislumbra, de seguir existiendo en México un Ejecutivo con poderes ilimitados y se ha aprobado, en algunos casos como rector de la economía.

Para finalizar, el PAN retira su llamado a los miembros de esta Legislatura para que no se apruebe el Dictamen todos conocemos por un lado, las denuncias de malos manejos de fondos, de algunos miembros del régimen anterior, por otro lado ahora todos conocemos la actitud con que fue elaborado el dictamen.

La misma con la que han sido elaborados todos los dictámenes de años anteriores, que lo único que hacen es solidarizar al Congreso con aquellos miembros del Ejecutivo que no presentaron cuentas claras. Todo lo anterior nos hace descalificar el presente dictamen.

La diputación del PAN, señala al pueblo de México que no hay razón para estar optimistas respecto a nuestro futuro, algunos datos de nuestra realidad inmediata, aquí nos lo indican nuestra realidad inmediata, aquél nos lo indican en primer lugar el Gobierno promueve la Reforma Política, misma que no abre causes valederos para la participación política del pueblo de México, como ya lo afirmamos en su momento.

Por otro lado la gran iniciativa privada del país ha demostrado su incapacidad de solidaridad social, prefiriendo no exponer el dinero sacándolo del país o manteniéndolo improductivo.

La iniciativa privada tampoco ofrece una alternativa esperanzadora, para el sector privado del país representado en el consejo coordinador empresarial. Tal parece que la situación actual en nada les preocupa; que la ineficacia, la falta de honradez tradicionales en nuestro medio debemos olvidar, pues tenemos petróleos y según declaración reciente, con este recurso natural podríamos ser capaces de pagar toda nuestra deuda externa. Actitudes de este tipo sólo van a provocar que en el futuro, México tengan que soportar ineficiencia y corrupción, por el hecho de haber olvidado que éstas existían y por haber hechos nada para desterrar estos factores negativos de nuestra vida política.

Una última razón que tenemos para decirle al pueblo que no tenga mayores esperanzas en el futuro de este país es que este dictamen va a ser aprobado. Con el fin de no concluir esta intervención en un tono pesimista, señalamos a pueblo que la única razón para tener esperanza en el futuro de este país, existe en la voluntad de cada uno de los mexicanos y que se actualizará esa esperanza en el momento en que se decidan a participar en la vida pública, convencidos de que México no se va a salvar sin el esfuerzo de los mexicanos, a pesar de que sigamos encontrando petróleo. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el diputado Esteban Mario Garaiz, del Partido Revolucionario Institucional.

El C. Esteban Mario Garaiz: Señor Presidente. Parecería que para algunos de los oradores de la mañana, México era un país próspero, al que una burocracia inflada, infeliz, irresponsable, inepta y corrupta ha dejado en el caos económico y social, devorando cancerosamente la Cuenta Pública.

Para otro de los diputados oradores de la mañana, es el gobierno, y nada más que el gobierno, el responsable de la inflación y la crisis financiera de 1976

. El responsable, señor diputado Garcilita, de tener que asumir los quebrantos de las instituciones financieras nacionales. con motivo de la devaluación, por 26 millones de pesos, que representan, señor diputado De Carcer, la cuarta parte de los cuatro mil millones de dólares; y sumado incluso el quebranto del Banco Rural, 37 mil millones, representan menos de la mitad

de esos cuatro mil millones de dólares que la patriótica iniciativa privada retiró de la economía nacional posiblemente para que la producción pudiera funcionar adecuadamente.

No, señores diputados de Acción Nacional; la Comisión Dictaminadora no desembaraza al poder ejecutivo de la responsabilidad de dirigir y orientar la economía nacional, transfiriendo la culpa de la crisis a la estructura económico internacional; no señores, la culpa no la tiene nadie; y, por cierto, no me explico como el señor diputado Pedraza, que me antecedió en el uso de la palabra, osa decir que este país ha ido avanzando en una dependencia cada vez mayor; tampoco me explico cómo al objetar el dictamen se atreve a decir que corresponde a la Comisión de Cuenta Pública la glosa y la comprobación de estos gastos. Creo que el dictamen, además de breve es lo suficientemente claro.

La causa señores, está en nuestra terrible dependencia congénita; nacimos como país colonialmente ligado al mercado mundial, económicamente dependiente de los centros hegemónicos; nacimos, señor Pedraza, subindustrializados y con una estructura agraria señorial, ineficaz e injusta; y no es éste un pecado original para el que haya un bautizo que remedie nuestros males de inmediato y de una vez por todas; es una dependencia que ha requerido y requerirá del esfuerzo tesonero de varias y de muchas generaciones. El país, al momento de la independencia política, independencia formal, y también incluso al momento del centenario de esa independencia era una gran hacienda parafeudal al lado de una gran mina, una gran mina que sacaba íntegro el mineral de las entrañas de nuestro suelo hacia el exterior, primero metales preciosos, cien años después minerales industriales; y el fruto de esta sangría en casi nada beneficiaba al pueblo de México, o servía para crear estructura económica autónoma.

Poco antes de la insurgencia Alejandro de Humboldt hacía notar la gran disponibilidad de ingresos en el país. Decía textualemnte: "La casta de los blancos es ella casi sola la que posee grandes riquezas, las cuales por desgracia están repartidas aún con mayor desigualdad en México que en la capitanía general de Caracas, la Habana o el Perú". En Caracas los más ricos jefes de familia tienen cosa de 10 mil pesos de renta; en Lima hay pocos que junten arriba de cuatro mil pesos de renta anual; por el contrario - decía Humboldt -" en nueva España hay sujetos que sin poseer minas juntan un renta anual de 200,000 pesos fuertes".

México, señores, es un país en proceso de liberación; no somos sólo países pobres somos, al mismo tiempo, países dependientes. El subdesarrollo existe; es una realidad dolorosa y vital consecuencia de nuestro pasado. A librarnos de él, o dicho en forma positiva, a crecer digamos e independientes, deben estar dirigidos nuestros esfuerzos. El imperialismo no es un demonio a quien echarle la culpa a todos nuestros males para desentendernos de nuestra responsabilidad; es una realidad objetiva que tenemos que enfrentar con entereza y decisión. No peleamos contra nadie, peleamos por nuestra liberación. (Aplausos.)

En 1910 tres grandes líneas ferroviarias existían en el país, como gigantesca infraestructura de drenaje. Partían de los centros mineros del país hacia la frontera con los Estados Unidos de Norteamérica. Por esos mismos ferrocarriles avanzó el movimiento armado de la Revolución Mexicana del norte al centro. Mucho ha cambiado en esa estructura ferrocarrilera, como mucho ha cambiado en la estructura económica del país, aunque no todo.

Hoy los ferrocarriles permiten el transporte de materiales de baja densidad económica lo que estimula el desarrollo regional, e incluso facilitan el transporte de personas en zonas todavía poco comunicadas. Sin embargo, hay que reconocer que todavía por ellos siguen saliendo, muy a pesar nuestro, recursos minerales no renovables; y es que no es fácil superar las limitaciones originales.

Señor Diputado Pedraza, perdóneme, no puedo coincidir con su tesis.

Los gobiernos emanados de la Revolución, de 1920 a la fecha, han creado, por citar sólo algunas cosas, Comisión Nacional de Irrigación, con toda una estructura que es la base de la agricultura tecnificada hoy en el país; han creado carreteras y vías de comunicación. Se ha constituido el Banco de México y la Nacional Financiera, que sirve para captar recursos financieros internos y externos para el desarrollo nacional. Han creado el crédito agropecuario y la asistencia técnica al campo, con todas las limitaciones que se quieran. Se han repartido las tierras, también con todas las limitaciones que se quieran y aún concediendo que es una medida incompleta, de reforma agraria. Se ha nacionalizado el petróleo, y hoy más que nunca, nos damos cuenta de la visión de aquel gran hombre. Se ha nacionalizado la electricidad. Se ha creado un importante desarrollo siderúrgico, con quebrantos financieros reconocidos, pero ahí está, y algún día la historia tendrá que hacer justicia a quien con una gran decisión política se lanzó a la constitución de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas -Las Truchas.

Se han formado los Institutos de Seguridad social, de la Vivienda Popular. Se ha creado una industria petroquímica, todavía hoy corta, todavía nos vemos en la necesidad de tener que exportar gas, que a su vez nos va a permitir, ahora sí, financiar nuestro desarrollo petroquímico. Se ha constituido una considerable, importante industria de fertilizantes, que sirven para poder tecnificar nuestra agricultura; para poder alimentar nuestro pueblo, y se ha creado también un sistema impositivo que si no es todo lo eficaz que quisiéramos, es en este momento, un instrumento del desarrollo nacional.

Debería yo hacer incapié en las transferencias del gobierno federal hacia otras instituciones, pero considero, señor diputado Garabito, que no nos llevaría muy lejos. Gravan, como usted sabe, los gastos del gobierno federal y sus

finanzas, pero sirven para dinamizar a otras entidades. Si no pensáramos, por ejemplo, que PEMEX ha recibido de cuenta corriente parte de estas transferencias -y menciono sólo una institución de desarrollo como ejemplo de las numerosas empresas constituidas por el Estado-, perdóneseme la irreverencia, con apenas el "enganche", y después nos atrevemos a acusar, sabiendo que nacieron casi con un pasivo equivalente al activo, de que tienen números rojos, sabiendo que de su ejercicio, sabiendo que de sus utilidades brutas, tiene que salir gran parte de su propia capitalización, de esa capitalización que no existió en un principio.

Y esta es la historia repetida de muchas paraestatales.

No tendría caso, creo, insistir en el argumento de que una buena parte de esas transferencias, 31,034 millones de pesos, fueron inversiones financieras como aportaciones de gobierno federal al patrimonio de estas instituciones, para sufragar gastos extraordinarios ocasionados por la devaluación. Entre estas instituciones están Ferrocarriles Nacionales, la Comisión Federal de Electricidad, CONASUPO, que tuvo que comprar subsistencias populares en el extranjero a un mucho mayor precio, y otras.

Durante 30 años nuestro deseo por lograr la independencia económica del país -y que esto quede bien claro, que fue nuestro deseo por lograr la independencia económica del país - nos llevó a un esfuerzo de industrialización a base del esquema de sustitución de importaciones, dando preferencia a los sectores urbanos a la industria y al comercio.

La política de desarrollo estabilizador, nos llevó a que mientras los precios de manufacturas y servicios seguían creciendo, los precios del campo, los precios de los productos agropecuarios, seguían prácticamente congelados porque, se decía, eran subsistencias populares.

¿Qué ocurría con estas subsistencias populares?

El campesino subsidiaba al trabajador de la ciudad, y el trabajador de la ciudad, al no reclamar mayores salarios, subsidia al gran empresario, al gran capital nacional.

En resumen una cadena de subsidios, una cadena de explotación, una cadena que nos estaba llevando a estrangular la gallina de los huevos de oro.

Lo mismo ocurriá con el petróleo, con la electricidad, con el transporte ferroviario y con otros elementos básicos producidos por las empresas paraestatales; así nos sorprendió el año de 1970, con la urgente necesidad de importar fuertes volúmenes de granos y de petróleo; el campesino se había desesperado al no tener precio remunerativo por sus cosechas, y había abandonado sus tierras rumbo a la ciudad, o rumbo al norte; PEMEX, igual que el campo, estaba descapitalizado y sin capacidad de exploración. Recuerden ustedes que estuvimos durante un tiempo grave, importando 65 mil barriles diarios. Esa sangría enorme, sólo porque había una Empresa del Estado insuficiente capitalizada. No había dinero para exploración, señores.

Urgía, pues, un nuevo enfoque en la política de desarrollo, y se tomó la decisión política, señor diputado Garabito, que irritó a la pequeña burguesía urbana, ustedes, lo deben recordar muy bien, la misma pequeña burguesía, la misma clase media decadente que con su visión miope de interés clasista, muchas veces no alcanza a comprender que su beneficio está ligado al desarrollo y bienestar de obreros y campesinos.

Hoy en la mañana, señor diputado Garabito, usted reconoció que la Administración pasada, cuya Cuenta revisamos hoy, acabó con el modelo de desarrollo estabilizador. ¿No lo substituyó con nada? La primera medida que ustedes deben recordar, la primera medida impopular entre los grupos citadinos, entre las amas de casa de la ciudad, defendidas en esta tribuna con mucho calor en otras ocasiones; la primera medida impopular que tomó este régimen fue la del alza del precio de azúcar.

Quienes vivíamos en esa época en tierras tropicales, sabemos cuánta sangre, cuánto sudor, cuánta explotación, y esto no es demagogia señor diputado Garabito, esto es realidad; cuánta explotación escondía ese precio bajo de la subsistencia popular.

Se aumentaron los precios del campo, se destacaron; se aumentaron los precios de los hidrocarburos: otro gran grito de la clase media señorita, que tiene coche para moverse, que quiere seguir teniendo gasolina subsidiada. Hoy exportamos; estamos en capacidad, sabemos que estamos en capacidad de exportar petróleo.

El régimen pasado planteó e inició una reorientación brusca del rumbo en la estrategia global del desarrollo; no la estrategia misma, que sigue siendo la de lograr un desarrollo independiente, equilibrado, justo y democrático; esa estrategia permanece, señor diputado Garabito.

No ha hecho crisis, no ha hecho crisis el sistema político económico, señor diputado Pedraza; de ninguna manera. Solamente ha llegado el momento de cambiar de rumbo en la táctica de nuestro desarrollo nacional; ese cambio de rumbo se debe ir a fortalecer ahora al campo y a las empresas de propiedad de la nación

Lamentablemente el desatamiento, el desatascamiento de los precios internos coincidió con la crisis financiera, internacional, y al proceso inflacionario interno que esto produjo, se sumó el proceso inflacionario internacional. Además, ustedes saben que esto no es cambio de un día para otro; las estructuras económicas de un país no se pueden cambiar de golpe y porrazo. Se ha agotado el modelo y es necesario hoy lanzarnos a un desarrollo compartido, compartido geográficamente, compartido sectorialmente, compartido clasistamente. Luchamos por un desarrollo nacional, equilibrado; no queremos más en México regiones prósperas al lado de regiones miserables; no queremos más una agricultura descapitalizada y mal

remunerada frente a una industria subsidiada y un comercio voraz y acaparador, cuando no ineficaz; no queremos que el esfuerzo de las manos y el sudor de la frente de los trabajadores, sean exportados por quienes detentan los medios de producción y luego se llevan el fruto del esfuerzo nacional al extranjero. Por eso es necesario, señor diputado, que el gobierno cumpla su papel a través del gasto público; y luego no quieren que el gobierno no lleve la vanguardia en la política económica, aun cuando esto signifique una Cuenta Pública deficitaria.

La diferencia entre la intervención de Armando Labra y la suya, de Armando Labra en pro del dictamen, la diferencia entre la intervención de Carlota Vargas y la suya, es la diferencia entre la autocrítica constructiva y la denigración anecdótica.(Aplausos.)

Si dentro del esquema del desarrollo estabilizador, han sido los campesinos el sector explotado, pero integrado al proceso económico, los no asalariados, que son 3 millones de familias, todas miembros de mi sector, el Sector Popular del Partido Revolucionario Institucional; 3 millones de jefes de familia no asalariados, desocupados o subocupados, que las empresas privadas que operan dentro de nuestro régimen de economía mixta no han podido absorber ofreciéndoles empleos productivos; 3 millones de mexicanos dedicados a tareas casi siempre a nivel de subempleo o de desempleo mal disimulado, como son: vendedores ambulantes, vendedores de lotería, comerciantes de artículos varios usados, pepenadores, fotógrafos ambulantes, boleros, voceadores, sastres de ropa usada, artistas de la vía pública, vendedores de globos, de chicles, organilleros, músicos de la calle, aboneros, costureras de maquila, toqueros; sí señores, toqueros; existe una Asociación de Toqueros del Distrito Federal, afiliada a nuestra Confederación Nacional de Organizaciones Populares.

Todos estos mexicanos igual que nosotros, que tienen derecho a un empleo productivo, señor diputado Garabito, a un empleo productivo y que no lo tienen porque no pueden, porque la iniciativa privada no ha podido responder, con eficacia a la tarea que se le ha encomendado en este régimen de economía mixta, junto con otros muchos como cuidadores de coches y lavadores, etc.

Si la burguesía nacional por timidez, por cobardía o por sabotaje, se retira de la inversión productiva y generadora de empleos, se retira de la verdadera iniciativa privada, el gobierno seguirá ganando terreno en la estructura productiva de país. No sólo como emergente y substituto, si no como auténtico rector e impulsor decidido del desarrollo nacional equilibrado. Muchas gracias.(Aplausos.)"

El C. Presidente: Tiene la palabra el licenciado diputado Héctor Ramírez Cuéllar, del PPS.

El C. Héctor Ramírez Cuéllar: Señor Presidente; compañeros diputados.

Debo reconocer que quienes nos inscribimos en pro del dictamen de la Cuenta Pública, tenemos un ambiente adverso en los medios de comunicación masiva; este ambiente adverso, se ha consolidado y fortalecido desde hace un año, en que sobre todo en la televisión mexicana se ha procedido a un enjuiciamiento profundo de la obra de Echeverría.

Algunos consideran que mencionar el nombre de Echeverría, es un pecado, yo lo menciono en esta tribuna.

¡ Cuán justificada es nuestra petición para que haya dos períodos ordinarios de sesiones en la Cámara de Diputados, para discutir a profundidad los problemas económicos de México, y particularmente el asunto de la Cuenta Pública!

Hace apenas unas horas recibimos el dictamen de la Comisión y ya estamos discutiéndolo, cuán justificada es nuestra observación y nuestra demanda, en el sentido de que la Cámara de Diputados, avance cada vez más en la participación, en la elaboración de la política económica del Gobierno Federal.

Nosotros consideramos por razones simplemente de métodos, por razones de carácter explicativo, que la obra del Presidente Echeverría, como la obra de cualquier Presidente de México, tiene que examinarse en el marco de la situación internacional si de verdad queremos hacer un análisis científico, serio y responsable, no para justificar los errores o las insuficiencias del gobierno mexicano en turno, sino para hacer un apego a la realidad del mundo contemporáneo. El hecho evidente de que México es un país, eslabón del sistema capitalista internacional y que en consecuencia la crisis general de ese sistema tendría que reflejarse en forma evidente y clara en nuestro país, no para justificar a Echeverría de lo malo que hizo, sino para entender en qué condiciones generales, internacionales, se desarrolló el sexenio anterior, porque como dicen Carlos Marx y Federico Engels, la realidad económica de la sociedad está regida por leyes naturales, y en muchas ocasiones, esa realidad económica se impone con dramático realismo, incluso contra la actitud patriótica de muchos gobernantes; lo que cuenta en política no es tanto la actitud subjetiva que tenga el Presidente de la República, sino el grado de correlación de fuerzas a nivel internacional y a nivel nacional que existen para desarrollar y para profundizar esa política.

Pensar que un Jefe de Estado, en medio de esta crisis económica general del sistema capitalista, pueda hacer una política distinta a la que marca esta crisis, es una ilusión y es una utopía. La realidad internacional y la realidad nacional se imponen con dramático realismo. Algunos afirman que Echeverría llevó a México al caos, y que López Portillo lo está sacando. Ninguna de las afirmaciones es correcta.

La obra económica de Echeverría en 1976 no es sino resultado de la acumulación de un proceso económico internacional y nacional que se venía gestando desde 1968, y que culminó con los datos económicos que presenta en forma dramática la Comisión, y que todos reconocemos.

Es decir, a partir de 1968, las contradicciones económicas, sociales y políticas de México se exacerbaron y se profundizaron.

La lucha de clases en nuestro país también se amplió y se vigorizó. Los acontecimientos de aquellos años nos demuestran que el desarrollo económico del país estaba siendo totalmente insuficiente para cubrir las necesidades del pueblo de México, y que esta insuficiencia en la producción industrial y agrícola tenía efectos en la participación política del pueblo de México. Uno de los méritos del Presidente Echeverría fue el haber profundizado la lucha de clases en nuestro país, y paradójicamente fue el haber llevado a la clase empresarial el desarrollo de su conciencia clasista; en el sexenio pasado la oligarquía reaccionaria de México dejó de utilizar al Partido Acción Nacional como un único instrumento político y organizó el Consejo Coordinador Empresarial; paradójicamente la obra de Echeverría, la política contraria a la oligarquía reaccionaria, motivó que por la primera vez los empresarios cobraran conciencia clara de su posición en la sociedad mexicana y de que se organizaran en una agrupación distinta a la que tenían hasta hoy, conservando al Partido Acción Nacional como un instrumento político más y reviviendo al sinarquismo por la vía del Partido Demócrata Mexicano. A nosotros no nos interesan los análisis contables y estadísticos que algunos diputados han pretendido hacer en esta tribuna, nosotros consideramos que para hacer un análisis científico de la vida de México, nuestra Cámara debe examinar las tendenciales generales de los fenómenos sociales; el rumbo general del país para valorar en qué medida política económica que aquí discutimos y aprobamos, se enmarcara dentro de los principios de la Revolución Mexicana o no se enmarca dentro de estos principios, algunos pretenden decir, incluso algunos de ellos que fueron fervientes partidarios de Presidente Echeverría, que ocuparon cargos públicos como algunos gobernadores y funcionarios públicos, que el gobierno de Echeverría fue el peor gobierno de la Historia de México, y no es así esos funcionarios públicos, esos gobernadores que durante un período cayeron en una actitud de respeto casi religioso al Presidente de la República, ahora lo critican, ahora lo denostan en las páginas de la prensa burguesa y utilizan a la TV mercantil de nuestro país, para combatir al gobierno que ayer defendían o que por lo menos callaban lo que hoy denuncian.

La oligarquía reaccionaria de nuestro país utilizó dos recursos, dos armas, para combatir al gobierno del Presidente Echeverría: una, el arma de la agresión psicológica contra el pueblo. Yo quisiera recordarles a ustedes, compañeros diputados, cómo hace un año precisamente, en los propios pasillos de esta Cámara de Diputados, se escuchó el rumor de un eventual golpe de Estado en nuestro país. Y efectivamente, desde meses antes al mes de noviembre, sectores profundamente reaccionarios de la oligarquía, como el patrón del diputado Jorge Garabito, el señor Andrés Marcelo Garza Sada, hicieron reuniones de carácter conspirativo. (Aplausos.) Quiero recordar la reunión de Chipingue, en Nuevo León, en la que trazaron un plan a corto y a largo plazo acusando a Echeverría de allendista, de comunista y de querer llevar al país a un gobierno socialista. ¡Qué bueno fuera que eso se hubiese presentado! ¡Qué bueno fuera que Echeverría hubiese tenido convicciones Marxista- Leninistas! Pero no puede ser, porque Echeverría, por encima de todo representó los intereses de una clase o de un conjunto de clases de la sociedad.

Y la otra arma fue la arma de la agresión económica contra el pueblo. En 1976 la clase empresarial elevó los precios por razones de carácter político; es decir, debemos desenmascarar a esos grupos financieros y hacer ver que en gran medida la inflación desatada el año pasado se debió no a razones económicas, sino a profundas razones políticas. El arma sicológica a la cual se prestó la televisión comercial de nuestro país, algunos órganos de la prensa burguesa que derramaron por todo el territorio nacional, calumnias, rumores, para crear un clima de lo que llamaron de desconfianza, inestabilidad y de intranquilidad. Si el Presidente Lázaro Cárdenas hubiese tenido miedo a crear un clima de intranquilidad durante su gobierno, no se hubiese expropiado el petróleo.

La obra de Echeverría tuvo que generar un clima de incertidumbre y de intranquilidad, porque estaban afectándose poderosos intereses que durante 40 años, permanecieron intocables. Acaso una de las limitaciones más importantes, del gobierno de Echeverría fue el no haber ido lo suficientemente lejos afectando esos intereses oligárquicos, consolidados desde hace 40 años, y que hoy son un retranca para nuestro desarrollo.

Nosotros consideramos que Echeverría no profundizó una política esencialmente anti oligárnica; simplemente lo planteó cuando aprobamos el año pasado algunos impuestos a los artículos suntuarios. Pero Echeverría no promovió la Reforma Fiscal, y en lugar de eso recurrió al creciente endeudamiento externo, es decir, ante la incapacidad histórica del gobierno de Echeverría para afectar los intereses de los grandes empresarios. Para efectuar, para reducir las enormes utilidades y las ganancias de la oligarquía nacional y del capital extranjero; ante esa incapacidad histórica, para dar un paso de ese tipo, Echeverría prefirió el camino del endeudamiento externo, para poder cubrir el financiamiento de nuestro desarrollo.

El Partido Acción Nacional, ha hecho críticas que ya esperábamos y que habíamos leído en algunas revistas de corte reaccionario; en algunos periódicos de derecha en nuestro país, pero sabemos, pero pensábamos que utilizarían aquí el lenguaje de la corriente del diputado Garabito, porque en el Partido Acción Nacional, en esta Cámara se han reflejado dos corrientes, una, la corriente fascista, de los viejos panistas trasnochados, que representaría el diputado Jacinto Guadalupe Silva, la corriente fascista del PAN, y otra una corriente moderna, que tiene un mínimo de inteligencia, para cambiar

de táctica y para observar que los acontecimientos del mundo y de México han cambiado, y que es necesario adecuar la vieja ideología del PAN a los nuevos cambios operados.

Yo quisiera leer algunas declaraciones de banqueros, de defensores del Fondo Monetario Internacional que comprueban la similitud de puntos de vista entre esta corriente internacional y las opiniones expresadas el día de hoy. El 30 de abril, el señor Milton Friedman, ideólogo del Fondo Monetario Internacional, declaró "hay una solo manera de combatir la inflación y es la de no imprimir tanta moneda"; el diputado Garcilita: "La inflación siempre y donde quiera la hace el gobierno al imprimir demasiada modena", igualmente, según Friedman, para poder combatir la inflación debe reducirse el presupuesto, es decir, este debe estar equilibrado y debe gravarse el consumo y no el ahorro.

El señor Witrich, Presidente de Cámara Americana de Comercio, o sea el representante de las empresas yanquis en nuestro país, dijo el 30 de enero: " Las últimas semanas de la administración saliente, se caracterizan por una falta total de credibilidad". "A partir del 1o. de diciembre, casi inmediatamente, la atmósfera de alarma y de incertidumbre dio paso a la confianza y al optimismo".

Dijo además. "que las causas de la devaluación han sido el endeudamiento externo y el deterioro de la competencia a el exterior". Varios diputados de Acción Nacional.

El 15 de marzo, el Director del Sistema Bancos de Comercio, Manuel Espinoza Iglesias, dijo: "Con prudencia en el gasto público, con moderación en las exigencias salariales y con entusiasmo para incrementar la inversión y el ahorro, no hay duda de que el país podrá solucionar los problemas que enfrenta".

El 20 de julio, el señor Jorge Sánchez Mejorada, Presidente del Consejo Coordinador Empresarial dijo que: "la inversión en obras públicas había sido una de las causas de la inflación". Otro diputado de Acción Nacional.

El 2 de abril, el banquero Agustín F. Legorreta declaro "que las causas de la devaluación habían sido el gasto social en actividades productivas, por encima de las disponibilidades reales, es decir, el sobregiro".

Si nosotros examinamos estas declaraciones con la argumentación expuesta hoy por el Partido Acción Nacional, encontramos una gran similitud en sus puntos de vista, pero yo quisiera aclarar más esta situación. El Fondo Monetario Internacional ha impuesto a algunos países, distintas restricciones, que van dentro de la tónica de la explicación económica que ha dado el Partido Acción Nacional.

Para Italia, el Fondo Monetario Internacional impone, no propone, impone el control del déficit presupuestal, evitar la expansión del gasto público. A Portugal, le obliga a vender 400 empresas del Estado a los particulares; devaluar la moneda, reducir el gasto público, aplicar una política realista de precios, y vender el oro portugués. A Argentina, hacer ajustes salariales, rechazar el presupuesto deficitario, y eliminar los controles de precios. A Perú devaluar la moneda, alzar los precios de los comestibles, recortar el presupuesto, despedir a los trabajadores. A Turquía, devaluar la moneda, contraer el gasto público. A México, reducir el gasto público, limitar el endeudamiento externo, y congelar los salarios, es decir, aquí se dibuja una política general impuesta por los grandes círculos del poder económico en el mundo capitalista.

Por ello, cuán ridículos son los argumentos de quienes proclaman en un país como el nuestro, que tengamos un presupuesto austero y equilibrado. Ningún país capitalista lo tiene, porque no lo puede tener. Sólo ese privilegio del equilibrio presupuestal, lo tienen los países socialistas.

¿Cómo es posible que un país como el nuestro, que tiene tantas necesidades económicas y sociales, lo obliguemos a tener un presupuesto equilibrado, y aún, un presupuesto austero? Por eso, la extraordinaria visión de Echeverría de ejercer un gasto público cada vez más amplio, y por eso nuestra crítica al hecho de que este año se esté ejerciendo un presupuesto de acuerdo con los dictados del Fondo Monetario Internacional. Echeverría con esa expansión del presupuesto, lo enmarcó dentro del proceso inflacionario que vivía el mundo capitalista y que vivía México, pero por lo menos los aumentos salariales del Gobierno anterior, contribuyeron a paliar, a disminuir los efectos graves de la devaluación y de la inflación; pero ahora, con la congelación de los salarios, la inflación que vivió Echeverría se ha complicado con otra palabra " inflación con recesión:. es decir, ahora vivimos bajo una etapa de inflación con recesión.

se han aumentado los ingresos y los egresos del Gobierno, y dice el dictamen muy claramente: "el presupuesto se ha excedido en todas sus partes". Esto es cierto, sin embargo aún sigue siendo profundamente injusta la estructura tributaria de nuestro país; aún siguen pagando más los trabajadores que los empresarios y los capitalistas; no es cierto que la tasa fiscal en México sea elevada, es de las más bajas del mundo, incluso de las más bajas de ciertos países subdesarrollados.

Cuando algunos militantes de la derecha claman que se ha roto la tranquilidad, la paz social y la desconfianza, pretenden justificar, como de una manera absurda lo pretendió hacer aquí el diputado Garcilita, al justificar la salida de capitales observada el año pasado. La salida de capitales no tiene ninguna justificación, porque en México por desgracia los capitales viven en un paraíso fiscal; difícilmente podrían encontrar en otro país del mundo las condiciones fiscales adecuadas para tener las utilidades que obtienen en México, es decir, les damos protección industrial, les damos fletes baratos, combustible casi regalado, y aún así se van de nuestro país. No es posible aceptar ninguna justificación.

Ahora mismo, cuando López Portillo pretende aplicar una política económica más agresiva

y radical, le dicen que se detenga porque rompería la paz, la tranquilidad, y entonces no vendrían los capitales y que, en consecuencia, podría caer su Gobierno en la misma situación del Presidente Echeverría. Ahora se esgrimen estas palabras para poder bloquear cualquier acción económica radical del Presidente actual.

La inversión privada en nuestro país de hecho no existió en el sexenio pasado, y no existió por razones de cálculo político, pues se trataba de hacer quebrar a Echeverría y de conducir al país a un enfrentamiento, incluso a una guerra civil. Esto se agravó con algunos aspectos avanzados de la política exterior de Echeverría, entre ellos: el apoyo al pueblo chileno, el haber roto relaciones con la Junta Fascista de Pinochet, el haber reconocido a la República Popular China, el haber atacado violentamenete al sionismo en las Naciones Unidas, y el haber apoyado la noble causa de pueblo palestino. Estas acciones internacionales, contribuyeron a que el imperialismo y sus aliados nacionales formularan toda una política de desestabilización contra el Presidente, acusándolo de allendista, además, la justa y patriótica política de asilo a los perseguidos políticos, a los que consideró que eran comunistas infiltrados del Gobierno de Echeverría; es decir, esta audaz y avanzada política exterior, que debe seguir, provocó fuertes presiones a nuestro país. Que se sobregiro el presupuesto federal, es cierto; pero si no hubiese sobregirado el presupuesto federal, la situación económica del país sería más dramática de lo que es aún; y si no se hubiesen atendido los requerimientos financieros de PEMEX, de CFE y de otras empresas, la situación económica del país sería mucho más difícil de la actual.

¿Qué querían los tecnócratas del Partido Acción Nacional, ante la retracción de la inversión privada? ¿Que Echeverría se cruzara de brazos y nos enviara a esta Cámara un presupuesto austero? Sería verdaderamente criminal en esas condiciones la retracción del sector público, aplicar una política similar a la del sector privado; por eso Echeverría aplicó una política justa. Claro a nosotros no nos satisface el nivel del endeudamiento externo del país.

No somos enemigos de que México concerte créditos en el exterior, pero consideramos que el financiamiento fundamental de nuestro país, debe estar ligado a los recursos nacionales que genera el pueblo de México y utilizar los recursos externos en forma complementaria.

Consideramos que el endeudamiento externo, que asciende a 22 mil millones de dólares, no puede ser un substituto de la no realización de una Reforma Fiscal; por eso cada mes de diciembre nosotros esperamos en la Cámara de Diputados, más impuestos progresivos al capital, más agresividad contra las utilidades de los empresarios nacionales y extranjeros, sólo de esa manera podemos combatir desde su raíz el endeudamiento externo.

¿Por qué el Fondo Monetario Internacional, ahora de está alarmado del crecimiento de la deuda externa de los países en desarrollo? Primero, nos endeudó imponiéndonos condiciones políticas, onerosas, otorgándonos créditos duros y atados y ahora los dirigentes de la banca mundial, ven que es de tal magnitud la deuda del Tercer Mundo, que expresan una gran preocupación, pero en el fondo de todo esto, esta el temor de que en el mundo se decrete una huelga de pagos, de que algunos gobiernos se declaren insolventes, y haya una huelga general de pagos al Fondo Monetario Internacional y a la Banca Privada Internacional, lo que implicaría la destrucción, la autodestrucción de esas propias entidades financieras.

¿Desde cuándo, por razones patrióticas se nos limita en el endeudamiento externo, desde cuándo el Fondo Monetario Internacional, se preocupa por nuestra economía? Es decir, ellos están preocupados en el fondo, en que esto pudiera crear una situación de destrucción de esas propias entidades financieras.

Aumentó el circulante monetario durante el Gobierno anterior y, esto es cierto; ciertamente cualquier inversión genera un cierto nivel de inflación, pero de ninguna manera el circulante monetario es la causa de la inflación. Esa es una tesis falsa. El circulante monetario, cuando después de un cierto período económico propicia el fortalecimiento del mercado nacional y el aumento de la capacidad adquisitiva de los trabajadores; produce efectos más positivos que negativos. ¿Cómo es posible que se consideren inflacionarias la inversiones en materia petrolera, en la petroquímica, en el acero, en la minería, en la agricultura? ¡De ninguna manera!; esas inversiones no tienen ningún efecto de carácter inflacionario, porque si bien es cierto que su plazo de recuperación es a mediano y a largo plazo, en esta dimensión del tiempo esas erogaciones financieras van a contribuir al fortalecimiento de esas empresas estatales.

Nuestro Partido considera que la devaluación del peso fue una decisión que no podemos compartir, que no compartimos, porque una decisión de este tipo afectó profundamente a las grandes masas de nuestro pueblo. Afectó el poder financiero de muchas empresas, y a algunas las llevó a una situación muy complicada. Además, la devaluación implicó la destrucción de una gran parte de nuestra riqueza pública. Sin compartir, sin aceptar la devaluación de nuestra moneda, consideramos que desde 1968 la depreciación interna de nuestro peso iba aumentando paulatinamente. En 1971 el dólar tuvo la primera devaluación, en 1973 la segunda. De 1971 a 1973 casi todas las monedas europeas se devaluaron, exepto el marco alemán. ¿Qué esperaban los señores de Acción Nacional que le pasara a nuestro peso? Lo que le pasó, evidentemente, porque el peso mexicano, el valor de una moneda, representa en el fondo, el poder económico de esa nación. En esta lucha monetaria, sólo la República Federal Alemana logró tener éxito en el cambio de la paridad.

El C. Presidente: Se recuerda al orador que le quedan cinco minutos de su tiempo reglamentario.

El C. Héctor Jiménez Cuéllar: ¿Que la corrupción existió durante el Gobierno de Echeverría? Esto es claro. Hay muchos ejemplos de ello, como el funcionamiento de FONAFE.

Quizás una de las grandes fallas de Echeverría fue el echo de que no hubo vigilancia revolucionaria.

En el interés de abrir nuevos caminos para México, la administración pública careció de vigilancia revolucionaria, pero la corrupción es un fenómeno inherente al sistema capitalista.

No sé por qué se escandalizan los diputados de Acción Nacional de la corrupción administrativa, que siempre ha existido, y que existió particularmente durante el Gobierno de Miguel Alemán.

Si hay corrupción en Petróleos Mexicanos, en la Comisión Federal de Electricidad, pero, ¿qué debemos hacer? Que la clase obrera participe en la dirección de las empresas a efecto de que se fortalezca esta vigilancia revolucionaria.

A los funcionarios corruptos y deshonestos hay que meterlos a la cárcel; hay que enjuiciarlos, pero la obra de las empresas estatales no debe detenerse, por la corrupción de un breve grupo de funcionarios en el FONAFE no puede echarse a perder la idea vigente de la necesidad de industrializar los productos del campo; por la culpa de un grupo de funcionarios que traicionaron a Echeverría y a la Revolución Mexicana y que no sólo cometieron un grave delito sino que le dieron armas al Partido de la derecha para que viniera a esta tribuna, que es lo más grave de esta situación; cuando hay corrupción la derecha tiene la posibilidad de decir que las empresas estatales son ineficientes; los corruptos deben ser objeto de las sanciones que marca la Ley pero las empresas del Estado deben seguir fortaleciéndose y mejorándose. Es muy sospechoso que el diputado Garabito haya aquí firmado que los campesinos de Sonora eran unos invasores; no diputado Garabito, los campesinos de Sonora eran campesinos solicitantes de tierras que habían luchado desde hacía muchos años; hacía más de 30 años que habíamos denunciado la existencia de latifundios en el Estado de Sonora; realmente la acción agraria de Sonora es de las más grandes, de las más luminosas del Gobierno de Echeverría, y los campesinos de ese Estado no son invasores sino campesinos que reclaman un derecho: también es muy sospechoso que aquí haya defendido a Andrés Marcelo Garza Sada de aquel juicio político que le hicimos en la Cámara de Diputado; por desgracia aquel juicio sólo fue de carácter político, pero estoy seguro que Marcelo Garza Sada incurrió en graves delitos de conspiración contra la patria y sin embargo no lo pudimos consignar.

En síntesis señores diputados, a superar los errores del pasado, a encarcelar a los corruptos y a los traidores, pero a avanzar, a progresar por el camino del desarrollo independiente y democrático del país; avanzar en el fortalecimiento del sector estatal de la economía. y en el fortalecimiento de nuestra lucha por un México mejor. Ese es el camino que nos dejó Echeverría en todo caso, Muchas gracias.(Aplausos)

El C. Presidente: Se concede la palabra al diputado José Antonio Zorrilla Pérez, del PRI.

El C. José Antonio Zorrilla Pérez: Con su venia, señor Presidente. Honorable Asamblea:

Antes de tratar mi tema quisiera hacer una cordial aclaración a nuestros amigos de la prensa y a los asistentes en virtud de que el día de hoy, en un periódico de la tarde, se ha deslizado una deplorable confusión, involuntaria seguramente, al referirse al debate de hoy en la mañana en el cual se afirma que el señor diputado Garabito expresó que el expresidente Echeverría dispuso de 141,000 millones.

Aquí tenemos el periódico.

Y dice que los utilizó en servicios personales. Seguramente es una confusión porque en ninguna parte de las intervenciones del señor diputado Garabito se hizo mención a esos términos.

Aquí tenemos las versiones taquigráficas de la intervención del compañero Garabito y él se refirió a los gastos de todo el sexenio; a los servicios personales, pero cabe aclarar que esta partida así se llama, se trata de los gastos de toda la burocracia, no que el señor expresidente Echeverría, haya dispuesto de 141 mil millones para cosas personales.

Nosotros respetamos a los señores periodistas, por la valiosa colaboración que prestan en su labor informativa, pero creemos que esta cuestión es de interés público y les recomendamos respetuosamente, que pongan todo el cuidado para informar de hechos importantes.

El pueblo de México tiene derecho a una información veraz.

Y el profesional del periodismo tiene una responsabilidad muy importante.

Ojalá el derecho a la información que acabamos de elevar al rango constitucional, sea ejercido con el mayor cuidado en beneficio del pueblo de México. (Aplausos.)

Ahora voy a referirme al tema que estaba en debate.

Al revisar el dictamen elaborado por la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, en la parte relativa al Gobierno Federal, especialmente acerca de los ingresos, encontramos que estos ascendieron a la cantidad de 286 mil 649 millones de pesos. De ellos 163 192 o sea el 56.9%, correspondieron a los ingresos ordinarios corrientes y de capital y el resto 123 557 millones de pesos, el 43.1%, se obtuvo por la vía del financiamiento. Este presupuesto de ingresos ejercido, se incrementó en 38 742 millones de pesos respecto al presupuestado. Los ingresos corrientes se incrementaron de 153 775 millones de pesos, a 160 873 millones de pesos. Representando un incremento absoluto de 7088, lo que significó un aumento del 4.6% Por otra parte. los ingresos de capital ejercido fueron de 2,229 millones contra los 900

presupuestados, lo que arrojó un incremento de 1,329 millones, 147.7% en términos relativos.

Los 123,557 millones o sea el 43.1 de los ingresos totales del Gobierno Federal, se lograron a través de financiamientos y aunque únicamente se presupuestaron 83,232 millones, por el aumento del gasto público que se incrementó a una tasa mayor que la de los ingresos, se tuvo que recurrir a financiamientos adicionales por 40,325 millones de pesos, 48.4 más de lo presupuestado.

No considero en este momento indispensable repetir las cifras que integran los conceptos sino únicamente los necesarios para demostrar la injusticia del sistema tributario mexicano, tanto en su estructura interna como en lo que hace a la participación del Gobierno en el producto nacional bruto.

Al comparar las cifras de países tanto desarrollados como en vías de desarrollo, resulta que el Gobierno de Suecia participa del producto nacional bruto con un 43 por ciento, Francia 38, la República Federal Alemana 35, Gran Bretaña 35, Canadá 32, Estados Unidos de América 32, Japón 21, Colombia 16, Nigeria 9.5 y México el 7%.

Aunque estos datos de los Anuarios Internacionales corresponden a años anteriores, en el caso particular de México la carga tributaria para 1976 únicamente alcanza el 10.29% y este incremento se logró pese a la notoria inelasticidad de nuestro sistema tributario.

Para confirmar más fehacientemente esta tesis de injusta estructura del sistema impositivo, procederemos a analizar los ingresos tributarios de 1976.

El monto total de impuestos recaudados en 1976 fue de 150,778 millones de pesos representando apenas el 52.6% del total de los ingresos del Gobierno Federal, pero de éstos, únicamente 66,046 corresponden al Impuesto sobre la Renta representando sólo el 23% de los ingresos totales.

En el renglón de ingresos de personas físicas, se alcanzó un monto de 32,062 millones, 48% del impuesto sobre la renta, de éste, 2,638 millones de pesos, el 2%, correspondió a productos del trabajo y únicamente el 17% a rendimientos de capital. El ingreso global de las empresas, permitió una recaudación de sólo 33 068 millones de pesos, que representan el 50% del impuesto sobre la renta.

La deficiencia del sistema tributario es evidente.

En el impuesto sobre la renta a las empresas, hubo un crecimiento neto de 858.1 entre 1965 y 1976, y el de personas físicas, de 1221%, lo que quiere decir que debido a la estructura impositiva, las personas físicas han visto aumentados sus gravámenes en mayor proporción que las empresas.

Ello agrava el problema de la inequitativa distribución de la riqueza: Los que ganan menos, pagan más.

Consideramos que para el sano desarrollo de la economía nacional, es necesario que las obras de infraestructura, las de carácter social, se realicen con una mayor proporción de recursos propios, ésto únicamente se logrará con la implementación de una reforma fiscal, que cubra los siguientes objetivos:

Primero: Permitir al Gobierno los recursos suficientes para mantener e incrementar su papel dinamizador de la economía mexicana, sin que tenga que recurrir a gastos inflacionarios a un exceso de endeudamiento interno y externo.

Segundo: Que esta reforma fiscal le permita lograr una mayor equidad en la estructura tributaria, para mejorar la distribución del ingreso, guardando una relación adecuada entre los impuestos y los impuestos indirectos. Tercero: Encauzar la política económica nacional, mediante una política impositiva flexible, capaz de adecuarse a los requerimientos de la economía internacional.

Con motivo de haber seguido una política económica de inmovilidad en las cargas fiscales y de los precios de los productos básicos de alimentación popular, en las décadas de los 50 y 60s, disminuyó la presión política y social inmediata de la población, para la escasez de los ingresos derivados de nuestra deficiente estructura impositiva, obligó al Gobierno Federal a incrementar la deuda interna y externa.

Por su parte, el Gobierno anterior se preocupo por los productos energéticos, que requieren de una mayor productividad de los recursos económicos y humanos, y aumentan la exigencia de la justicia remunerativa de los factores productivos.

El pasado debe servir de lección provechosa; capitalizando la existencia, redoblando el esfuerzo para disminuir la recurrencia al endeudamiento exagerado, financiando con recursos propios nuestro desarrollo. Para ello es evidente que debe mejorar la estructura inequitativa del financiamiento, liberando los productos del trabajo y redoblando la vigilancia que evite la evasión fiscal de las personas físicas y de las empresas.

Contamos con una infraestructura para la producción: debemos reforzar los mecanismos impositivos para mejorar los ingresos gubernamentales que se derivan del incremento productivo, a efecto de que los beneficios tengan las repercusiones sociales que la Revolución Mexicana exige, mediante los dispositivos legales que aseguren una mejor distribución de la riqueza en un ambiente de libertad y justicia.

Necesitamos convencernos y convencer a nuestro pueblo de que ello no será posible sin la participación ordenada de todos, en un consenso general arbitrado por una reforma fiscal que modifique el desnivel de la carga existente.

El mayor incremento registrado en el gasto público respecto al ingreso ejercido, se explica en función de las facultades irrenunciables de orientador, encauzador, activador de la economía y del desarrollo político y social que la Constitución y la Ley de Atribuciones en materia económica otorga al Estado Mexicano en nuestro sistema de economía mixta.

El Gobierno no puede cerrarse a las necesidades populares al actuar, en consecuencia, se gasta lo que se debe aunque se deba lo que se gaste.

Esta política no siempre ha sido comprendida por algunos sectores beligerantemente críticos hacia la participación del Estado en la economía. Para estas mentalidades, el recurso de endeudamiento, apalancamiento financiero , es una medida sana y normal en algunas actividades productivas pero satanizan a los técnicos revolucionarios que incorporan y manejan este recurso en beneficio del Estado y las mayorías populares; desean una política de austeridad en los ingresos gubernamentales, para luego justificar un gobierno económicamente débil, sin capacidad financiera para actuar en el campo de las necesidades económicas sociales, maximizan los errores, las desviaciones y las insuficiencias naturales de todo proceso político y social realizado por hombres falibles, para desquiciar el consenso popular en cada proceso electoral que ratifica su confianza y apoyo a los regímenes emanados de la Revolución; ocultan porque aquí les conviene que en última instancia la capacidad de endeudamiento esta limitada por la capacidad de pago del solicitante.

Los organismos internacionales de crédito que nos han financiado, conjuntamente con la estructura interna, han reiterado su confianza en la capacidad que el gobierno y el pueblo de México, tienen para cumplir sus compromisos contraídos.

Conviene recordarles que el análisis de la Cuenta Publica que ahora nos ocupa, no es sólo el análisis frío y descarnado de un estado contable es eso y algo más, mucho más. Es el examen de lo que todo pueblo y gobierno, campesinos, obreros intelectuales, empresarios, profesionistas libres, empleados públicos, etc, hemos hecho en beneficio de nuestro país, en las actividades cotidianas.

Significa un examen de conciencia para reconocer nuestros aciertos y nuestros errores, para insistir en lo que hemos hecho bien y en lo que debemos hacer mejor. Es preocuparse por nuestro pasado inmediato para situarnos en el presente y adelantar en el porvenir. Es contemplar nuestro avance anual en la lucha por la autodeterminación de nuestro pueblo, el avance de la justicia social, la preservación de las libertades consagradas por nuestros sistema; es, en suma, la contemplación de que año con año hacemos de nuestro esfuerzo por construir un México mejor, más justo, más digno, más solidario porque es más dependiente de sí mismo. Por eso, al señalar los defectos de nuestra estructura impositiva, la hacemos con la mayor honestidad intelectual y política, proponiendo de paso las soluciones viables.

No podemos caer en la contaminación ideológica propiciada por los terroristas políticos de ambos extremos. Con sereno realismo, planteamos la necesidad de una reforma fiscal justa, que grave más equitativamente a los sectores privilegiados y a los evasores y permita disminuir la pesada carga del sector trabajo.

Aquí está la razón del crecimiento de nuestra deuda: la injusta estructura fiscal impide que el gobierno de la República satisfaga con recursos propios e internos las crecientes demandas de un pueblo en explosivo crecimiento y con reivindicaciones crecientes.

Si queremos evitar nuevos endeudamientos para satisfacer los impostergables requerimientos sociales, habremos de modificar de común acuerdo la injusta carga fiscal.

Ese es el reto a que nos enfrentamos los representantes populares. Es el momento de mirar hacia atrás sin ira para encontrar con optimismo el porvenir.

Nuestros representados al igual que nuestros hijos esperan soluciones, salidas factibles a la trampa del subdesarrollo y no recriminaciones impotentes estériles.

Nuestro esfuerzo ha de orientarse hacia la elaboración de instrumentos jurídicos que permitan a nuestra población, principalmente a los grupos marginados, una existencia más digna.

De esta tribuna hacemos un llamado de sincera amistad a quienes confundidos se hicieron eco de rumores infundados, que pretendían minar las bases del Estado Mexicano, a que recobren la confianza en nuestras instituciones, el tiempo ha demostrado que la campaña de rumores orquestada por grupos privilegiados que sentían lesionados sus intereses ante las demandas de un pueblo en marcha eran sólo eso, los hechos, los resultados están a la vista, México sigue y seguirá en pie, seguimos navegando todos en el mismo barco, comprometidos en una labor de dignificación de la lucha política e ideológica normal, en una sociedad pluralista a construir un México mejor para todos. Muchas gracias. (Aplausos.)"

El C. Presidente: Se concede el uso de la palabra al diputado Jorge Efrén Domínguez Ramírez del Partido Revolucionario Institucional.

El C. Jorge Efrén Domínguez Ramírez: Señor Presidente, no quiero hacer uso de mi primer turno, le ruego en todo caso reservarme para el segundo. Gracias.

El C. prosecretario Reynaldo Dueñas Villaseñor: Señor Presidente, se han agotado los asuntos de cartera. Se va a dar lectura al Orden del Día de la próxima sesión.

ORDEN DEL DÍA

- El mismo C. Prosecretario:

"Segundo Período Ordinario de Sesiones. `L' Legislatura.

Orden del Día

23 de noviembre de 1977. Lectura del acta de la sesión anterior.

Dictamen a discusión.

De la Comisión de Presupuesto y Cuenta relativa a las Cuentas de la Hacienda Pública y del Distrito Federal."

- El C. Presidente (a las 20:10 horas): Se levanta la sesión y se cita para la próxima que tendrá lugar el día de mañana a la diez horas en punto, la que dedicará al examen Sectorial del Sector Público, Organismos Descentralizados y Empresas del Estado correspondientes a cada Sector.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y "DIARIO DE LOS DEBATES"