Legislatura L - Año III - Período Ordinario - Fecha 19780906 - Número de Diario 6

(L50A3P1oN006F19780906.xml)Núm. Diario:6

ENCABEZADO

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS

DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

"L" LEGISLATURA

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO III México D. F., Miércoles 6 de Septiembre de 1978 TOMO III. - NÚM. 6

SUMARIO

Apertura.

Orden del Día.

Acta de la sesión anterior. Se prueba.

Análisis del Informe Presidencial

Para hacer comentarios sobre los aspectos sociales, particularmente en materia de trabajo y educación, hacen uso de la palabra los CC. diputados Víctor Manuel Carrasco. Manuel Hernández Alvarado, Jacinto Guadalupe Silva Flores y Jorge Efrén Domínguez Ramírez.

Orden del Día

Se da lectura al Orden del Día de la sesión próxima. Se levanta la sesión

DEBATE

PRESIDENCIA DEL C. RODOLFO GONZÁLEZ GUEVARA

(Asistencia de 173 ciudadanos diputados.)

APERTURA

- El C. Presidente (A las 11:20 horas): Se abre la sesión.

ORDEN DEL DÍA

- El C. prosecretario Héctor González Lárraga:

"Tercer Período Ordinario de Sesiones.

"L" Legislatura.

Orden del Día

6 de septiembre de 1978.

Lectura del acta de la sesión anterior.

Análisis del Segundo Informe Presidencial."

ACTA DE LA SESIÓN ANTERIOR

- El mismo C. prosecretario:

"Acta de la Sesión de la Cámara de Diputados de la Quincuagésima Legislatura del H. Congreso de la Unión, efectuada el día cinco de septiembre de mil novecientos setenta y ocho.

Presidencia del C. Rodolfo González Guevara.

En la ciudad de México, a las once horas y veinticinco minutos del martes cinco de septiembre del mil novecientos setenta y ocho, la Presidencia declara abierta la sesión una vez que la Secretaría manifiesta una asistencia de ciento setenta y seis ciudadanos diputados.

Lectura del Orden del Día.

Sin discusión se aprueba al Acta de la sesión anterior llevada a cabo el día de ayer.

La Presidencia manifiesta a la Asamblea que, de conformidad con la proposición de la Gran Comisión de esta Cámara, aprobada el día de ayer, las sesiones de los días 5, 6, 7, y 8 de los corrientes, estarán destinadas al análisis del Segundo Informe del C. Presidente de la República, licenciado José López Portillo, rendido el día primero del actual. Asimismo informa que en la sesión de esta fecha, se analizarán los aspectos económicos del mencionado Informe Presidencial.

A continuación, para hacer comentarios sobre el particular y exponer sus puntos de vista, hacen uso de la palabra los CC. diputados Pedro González Azcuaga, Guillermo Carlos de Carcer Ballescá. Gustavo Salinas Iñiguez, Sergio Lujambio Rafols, Héctor Ramírez Cuéllar y Jesús Puente Leyva.

Terminada la intervención de los oradores, se da lectura al Orden del Día de la sesión próxima.

A las catorce horas y veinte minutos se levanta la sesión y se cita para la que tendrá lugar el día de mañana, a las once horas."

Está a discusión el acta... No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba... Aprobada.

ANÁLISIS DEL INFORME

PRESIDENCIAL

Esta Presidencia hace del conocimiento de la honorable Asamblea que, conforme al

Acuerdo tomado en la sesión del día 4 de este mes, la sesión de hoy estará dedicada a continuar el examen detallado, minucioso, del II. Informe de Gobierno del ciudadano Presidente de la República.

El análisis de hoy comprenderá los aspectos sociales del Informe, particularmente en materia de trabajo y educativo.

Se han registrado para tomar parte de este análisis, los ciudadanos diputados Víctor Manuel Carrasco, Manuel Hernández Alvarado, Jacinto Guadalupe Silva Flores y Jorge Efrén Domínguez Ramírez.

Se concede el uso de la palabra al ciudadano diputado Víctor Manuel Carrasco.

El C. Víctor Manuel Carrasco: Señor Presidente, ciudadanos diputados:

La Fracción Parlamentaria del Partido Popular Socialista, en esta intervención desea expresar algunos juicios acerca de dos de los más importantes aspectos del II Informe de Gobierno del Presidente López Portillo.

Para ello, sustenta este criterio: Cada Informe Presidencial en México, es un importante documento político que da cuenta de la condición de la administración Pública, pero que también presenta consecuencias y señala proyecciones, de las cuales depende su valor histórico.

Si lo informado no se encauza al futuro, señalando las metas por alcanzar, perdería su trascendencia, pero si por el contrario eslabona los hechos con los proyectos y abre perspectivas, deja de ser un simple balance de lo realizado para hacer un examen y es un documento de valor político y vehículo de un mensaje para el pueblo.

La fracción parlamentaria del Partido Popular Socialista considera que uno de los capítulos más importantes del Segundo Informe Presidencial, lo constituye el que se refiere a la política laboral, partiendo de la consideración de que al dirigirse al pueblo a través de la representación nacional, se dirige a un pueblo que como el nuestro, es un pueblo formado esencialmente por trabajadores para el cual los gobiernos emanados de la Revolución, deben ejercer una esencial función tutelar de ahí la tarea señalada en el Informe, de revisar la estructura del sistema en el desequilibrio entre los llamados factores de la producción, cuya agudeza apunta en contra de la clase trabajadora, arrojándola a la miseria, a la enfermedad, a la ignorancia, a la injusticia y hasta la marginación.

La primera consecuencia correcta de este hecho, es el grave y apremiante problema del desempleo y subempleo que pone a prueba de manera definitiva la capacidad del sistema, la disyuntiva crucial de si es o no capaz "de asegurar al pueblo mexicano, en edad y disposición de trabajar, un empleo substancialmente útil", ya que como lo afirma el Informe, "garantizar el derecho al trabajo básico entre los derechos humanos, obliga a una acción concentrada de todos los sectores sociales económicos, para generar más empleos, capacitar a los trabajadores, adecuar los sistemas de precios a los factores de la producción, orientar los gastos sociales y adaptar el avance tecnológico a nuestras necesidades."

El propósito concreto es, proporcionar el empleo remunerado a las personas que lo demanden, disminuyendo la tasa de desempleo abierto.

El Informe menciona que se ha instalado la Comisión Consultiva del Empleo y se ha formulado un programa Nacional de Empleos. Ante la profundidad del problema y la dramática perspectiva que presenta, formulamos votos, porque el cumplimiento de sus objetivos, mediante la coordinación de todas las posibilidades, y de todos los medios, sea para superar el problema del desempleo y del subempleo y culminar esta aspiración de la clase trabajadora, que en el Informe presidencial formula certeramente:

"Queremos que haya trabajo socialmente productivo para todos, y que todo el que lo pretenda esté capacitado para trabajar; que asegure alimento suficiente; viviendas dignas; acceso a la educación y a la cultura; participación en los sistemas de seguridad social; recreación y bienestar." En una palabra, para la clase trabajadora, es la aspiración de dignificar el trabajo como actividad suprema del ser humano, pero que el sistema capitalista, al hacer la explotación, lo ha llevado a la degradación y a una condición enajenante.

Los diversos problemas del trabajo se relacionan íntimamente con el problema de los salarios, en el cual se ha roto el axioma de que todo salario debe ser suficiente para proporcionar la oportunidad de una vida sana y digna para el trabajador y sus familias. La pérdida del valor del salario, obedece a varios factores: varios de estirpe estructural, pero uno de ellos es de elevación de los precios en los artículos de consumo necesario. Se establece la llamada carrera de precios y de los salarios, que sólo se detiene con medidas eficaces para detener los precios y no limitando la elevación de los salarios y menos, cuando en el desequilibrio de los factores de la producción, la parte en notoria desventaja, es la clase trabajadora, que es la verdadera generadora de la riqueza.

El Informe señala el hecho de la autolimitación de los trabajadores en sus demandas salariales; que como una actitud de valor ético frente a la crisis económica, no dio los resultados esperados, frente a la soberbia patronal, y que creemos, será una valiosa experiencia para los dirigentes de la clase obrera, para la conciencia de clases de los propios trabajadores y para la comprensión cabal de la lucha de clases. Por su parte, el Partido Popular Social ha reiterado su línea política de que los aumentos necesarios a los salarios, no son factores de profundización de la crisis económica, sino en todo caso, una de sus consecuencias obligadas. Por ello es evidente la importancia de la política de aumento de salarios de que da cuentas el Segundo Informe de Gobierno. Los incrementos en los salarios mínimos, las

revisiones salariales anuales, y las generales de la contratación colectiva, el aumento a los trabajadores al Servicio del Estado y a las Fuerzas Armadas y los aumentos a las pensiones y a los haberes de retiro y, de igual manera, las medidas de protección al salario para impedir que siga perdiendo su poder adquisitivo, presentadas por incremento a diversas prestaciones.

Respecto al derecho a la capacitación y al adiestramiento para el trabajo, hemos expresado nuestras opiniones en esta tribuna por lo que hoy, sólo reiteramos nuestro punto de vista en la necesidad de establecer una relación firme de continuidad entre la capacitación para el trabajo y los diferentes niveles de la educación técnica nacional.

Hemos advertido en el Informe que se han tomado las medidas para dar cumplimiento a las reformas al artículo 123 Constitucional y a la Ley Federal del Trabajo en esta materia, expresando: "Sólo respetando al derecho; sólo cumpliéndolo y haciéndolo cumplir, pueden equilibrarse los factores de la producción. No aceptaremos desviaciones de la ley y la aplicaremos con rigor," con base en la convicción de que "elevar la productividad implica mejorar y aumentar la capacidad y la instrucción de los trabajadores."

De la misma manera, cumplir y hacer cumplir la ley, tanto en materia de seguridad e higiene del trabajo como en la desconcentración territorial de los tribunales del trabajo, significan expresiones positivas en la política laboral. En respecto a la autonomía sindical y al derecho de huelga, son los puntuales decisivos de toda política laboral, frente a las cuales las simulaciones constituyen las desviaciones más negativas y dañosas para la clase trabajadora. Son dos conquistas de las más valiosas de la clase obrera, producto de sus luchas históricas, garantizarlas significa retomar el camino trazado por la Revolución.

Considerar que la huelga no produce desequilibrios o conflictos, sino que es el resultado de ellos. Una huelga señala la existencia de un desequilibrio, de un problema, de un desajuste existente que es necesario resolver, y en un país con un gran desequilibrio entre los factores de la producción, en el que la legislación del trabajo tiene carácter tutelar para la clase económicamente más débil, la represión está totalmente contraindicada, y en cambio su solución a favor de los trabajadores, significa la solución de un desajuste.

En la historia de México las etapas en las cuales han estallado mayor número de huelgas, han sido aquellas de mayor auge revolucionario. Pero para la cristalización de una política laboral positiva, el factor fundamental será siempre la unidad firme y combativa de la clase obrera y su organización, sin ellas, los resultados se mediatizan, se minimizan.

En las etapas en las que se ha realizado la unidad de la clase obreras, se han logrado las conquistas más valiosas, las luchas del pueblo han culminado metas más efectivas, y los avances de la nación han sido más firmes.

El Partido Popular Socialista reitera su insistencia en la unidad del movimiento obrero para que su conciencia de clase y su militancia lo lleven a encabezar las demandas populares.

El segundo informe presidencial también señala esa necesidad, pues un régimen revolucionario necesita el apoyo, el respaldo de una clase trabajadora unida y militante.

Todas las medidas tomadas para combatir la crisis y el desempleo, para cimentar una política salarial, para superar las prestaciones, para hacer respetar el derecho de huelga, el derecho al trabajo, a la capacitación, etc., sólo tendrán sus mejores resultados con el apoyo de una clase obrera unida militante con conciencia de clase y de su misión histórica.

En las medidas que urge implantar para abreviar los efectos de la crisis, el segundo informe de gobierno abre las posibilidades para desarrollar el sistema cooperativo, como una de las medidas de las que cabe esperar buenos resultados.

Creemos que en nuestro país no hemos desarrollado las cooperativas con toda su propiedad y todas sus posibilidades, pues pese a sus naturales limitaciones dentro del sistema, puede abrir amplias perspectivas para lo cual, es obvio que se hace necesaria una nueva legislación que impulse el fomento y evolución de cooperativas, no sólo de cooperativas de consumo sino también de cooperativas de distribución y hasta cooperativas de producción.

En las condiciones actuales, "Otorgarles estímulo, apoyo económico y financiero" como lo dice el informe, puede abrir el amplio campo de sus posibilidades.

En este aspecto laboral del informe del Presidente López Portillo, la fracción parlamentaria del Partido Popular Socialista le expresa su voto de reconocimiento por la actitud de su gobierno frente a los problemas de los trabajadores mexicanos en el extranjero, llamados "indocumentados".

"La política de México sobre este particular, dice el informe, es clara; seguiremos sosteniendo que son hombres en busca de empleo, no delincuentes, y con total independencia de su situación migratoria, debe reconocérseles y respetárseles tanto sus derechos laborales como sus derechos humanos".

En otro aspecto del II informe de Gobierno acerca de la cual la Fracción Parlamentaria del Partido Popular Socialista en esta intervención desea expresar sus opiniones, es el que se refiere al desarrollo y a la evolución del Sistema Educativo Nacional.

El Informe expresa que en este año se celebrará en México el Año Internacional del Niño, y que se ha constituido la Comisión Nacional respectiva, que realiza los preparativos de acuerdo con los lineamientos de servicios básicos en beneficio de la niñez que ha establecido la UNICEF, y ante este hecho, el Informe presenta los dos aspectos definitivos de la educación nacional.

Por un lado, los datos positivos: Hay avances en el Sistema Educativo Nacional; a él se destinan recursos de 74 mil millones de pesos; se da atención educativa a más del 25% de la población; a 17 1/2 millones de niños y jóvenes en el sistema Educativo Nacional, pero al mismo tiempo, expresa que existen 2 millones de niños que van a quedar sin oportunidad de asistir a la escuela primaria, 7 millones analfabetas adultos, 13 millones que no terminaron la educación primaria, un millón de habitantes que desconocen el español, y doscientos mil jóvenes que al cumplir 15 años no aprenderán a leer.

Estos datos negativos indican, indudablemente, que no hemos superado la herencia que en materia educativa recibió la Revolución Mexicana. Ya sabemos que fue el analfabetismo, la insuficiencia de la capacidad escolar, que se produce también el ausentismo y la deserción escolar, la reprobación, la educación indígena de los núcleos indígenas abandonados, el fanatismo como freno educativo y la falta de maestros.

Para resolver estos problemas es para lo que el Informe ha presentado la ejecución del Plan Nacional de Educación y de sus programas, en los cuales destaca la atención a los grupos marginados, la posibilidad de ofrecer en corto tiempo educación primaria para toda la población y, desde luego, incluido aquí el Programa de la Educación de Adultos; la formación de maestros, las carreras técnicas de nivel medio, un programa para la racionalización de los recursos para educación superior, otro programa para la descentralización de las actividades de la Secretaría de Educación Pública, la modernización de los sistemas administrativos y el mejoramiento del sistema de enseñanza y aprendizaje en los grupos marginados.

Y para ello, fundamentalmente, se ha establecido el Programa de Educación para Todos, cuyos objetivos son; aunar los esfuerzos para que este programa sea en realidad, una respuesta de responsabilidad social frente a la problemática educativa.

Reducir en dos a cuatro años la desigualdad educativa que tiene como propósito igualar por la educación a los desiguales. Educar a todos los niños para iniciar y culminar la educación primaria, castellanizar a los indígenas que no hablan el español y el fomento del bilingüismo.

Otro de los datos positivos en materia educativa, es que el programa nacional para la educación a los grupos marginados que ya se ha mencionado, ha sido, no obstante que sus recursos son suficientes para cumplirlo, se le ha asignado un estímulo de mil millones de pesos adicionales, para alcanzar las metas previstas para el año de 1980 y si enjuiciamos los propósitos, los objetivos de este plan de educación para todos, habremos de advertir que coinciden exactamente con las aspiraciones que construyó, que elaboró la Revolución Mexicana, para resolver la problemática educativa con la que se enfrentó al triunfo de ésta.

El informe también señala, que la calidad de la educación debe elevarse y para ello, elevar la calidad de la educación, en todos los niveles, es necesario que se aumente el nivel académico, la eficiencia formadora de la escuela mexicana, mediante el incremento de recursos didácticos suficientes, de revisión continua y progresiva de los planes y programas de estudio, de la adoptación de nuevos métodos y procedimientos pedagógicos y didácticos, y la utilización educativa de los medios modernos de la comunicación.

La Fracción Parlamentaria del P.P.S., desea subrayar su opinión en lo que respecta a la parte del informe en la que se aborda el problema de la superación del magisterio nacional, como una de las realizaciones más positivas, que estaban en proyecto y que ahora se inicia.

El Informe comunica que iniciará sus actividades la Universidad Pedagógica Nacional, sabemos que esta ha sido una aspiración del magisterio nacional para fincar, para cimentar y para elevar la superación profesional y para señalar su campo en el panorama de los conocimientos científicos y técnicos. El Partido Popular Socialista considera que la Universidad Pedagógica Nacional, debe ser una institución que sea cúspide del sistema educativo en el aspecto de la educación normal y también una cúspide en el quehacer educativo. Una institución que sea la encargada de la conducción técnica de la educación, que sea también la encargada de hacer la integración de la pedagogía mexicana y que no adquiera características por simple extensión. Debe ser una institución ligada al Magisterio, ligada a sus problemas profesionales, ligada a su fuente de trabajo, a los requerimientos de la educación nacional y a sus problemas cotidianos; debe ser una institución de alta calidad científica y académica que sea el asiento de la investigación pedagógica y de la experimentación educativa; que realice actividades que brinden oportunidad de superación y de avance a todo el magisterio nacional y que no obstante, llegue a todo él, en toda su ubicación geográfica. Y para ello, también hemos de destacar que tendrá influencia en las actividades que el Informe señala relativas a la cultura y a la recreación; pensamos que todas las actividades destinadas a actos actuales y actos de recreación, deben ir evolucionando, las actividades culturales, la recreación y la orientación para el uso del tiempo libre, deben tener siempre una orientación educativa y creemos en la posibilidad que se abre, de que cumplirán con el papel educativo de la sociedad, al formularse un programa de educación permanente.

El Informe Presidencial frente a la problemática educativa da una respuesta: una educación democrática para todos los niveles.

Para el Partido Popular Socialista una educación popular democrática es la que reúne los siguientes postulados:

Una educación democrática para el pueblo debe ser una educación para todos, que otorgue el derecho a la educación que tiene todo ser humano durante toda su vida; puesto que toda la vida está vigente la capacidad de aprender y enseñar, y es esa la esencia de la gratuidad y de la obligación de la educación básica, que señala el Artículo 3o. Constitucional.

Proporcionar la posibilidad de desarrollo completo de su personalidad, sin otra limitación que sus aptitudes, es una función de justicia social que evita que la educación sea un elemento de discriminación, un elemento que sea un privilegio para unos y sea limitante para otros, una educación para gentes de recursos y una educación para gentes sin recursos.

La educación para todos debe salvar la actitud o la tendencia discriminatoria de la educación.

La educación democrática debe superar su calidad progresivamente; la educación democrática debe planificarse científicamente; la educación democrática debe establecer el funcionamiento democrático de todas las instituciones educativas, la educación democrática debe ser una educación científica acorde con los adelantos contemporáneos de la ciencia y de la técnica; la educación democrática debe contener un equilibrio entre la preparación tecnológica y la formación humanista; la educación democrática es una educación para el trabajo, para la producción y para el desarrollo; la educación democrática es una educación para los cambios sociales, la educación democrática debe ser una educación para la paz, para la convivencia pacífica de todos los hombres; la educación democrática debe ser una educación con justicia social, para evitar sus frustraciones, si se analiza el hecho de proporcionar la oportunidad de dar educación, con gran esfuerzo, para todos los escolares, y advertir la existencia de problemas como la deserción, como el ausentismo y como el analfabetismo.

Entonces nos hace reparar en que hay otras causas para estos fenómenos, que no es sólo la falta de escuelas, proporcionar escuelas que después están vacías nos está avisando, de que en la niñez hacen falta factores de asistencia social, para que el producto escolar sea el que todos esperamos.

Como lo señala el segundo informe de gobierno, de la solución a la problemática educativa, dependerá en gran parte la perspectiva histórica de México." Muchas gracias.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Manuel Hernández Alvarado.

El C. Manuel Hernández Alvarado: Señor Presidente:

Honorable Asamblea:

La diputación del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana al analizar el aspecto social obrero del Segundo Informe de Gobierno del Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, lo ha hecho tomando en cuenta que dentro de la planeación nacional nos encontramos en los dos primeros años que han sido dedicados a superar la grave crisis, crisis que no sólo es de México sino del mundo entero.

Partiendo de lo anterior, consideramos que es imposible que en estas circunstancias y en un breve tiempo, el añejo, grave y preocupante problema del desempleo. fuera a desaparecer como por arte de magia; no obstante lo anterior, podemos calificar de muy positivo el avance del movimiento obrerista durante los anteriores 12 meses. Nuestro Presidente demandó la participación y el apoyo de todos, entre otras cosas, para evitar que el trabajo se encontrara en desventaja frente al capital. En los momentos más graves de la crisis, se propuso moderar el aumento de salarios para aliviar la parte de la inflación que pudiera imputarse a su desproporción; los obreros mexicanos respondieron con actitud solidaria, sumando, además de su esfuerzo, su sacrificio para llevar adelante y con éxito la Alianza para Producción. Por ello, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, reconoce la cooperación y valiosa participación de los obreros de México para superar la crisis.

Si todos hubiéramos participado como los obreros de México, la crisis ya tuviera tiempo en las páginas de nuestra Historia.

El ejemplo de solidaridad de los obreros mexicanos, se reflejó en la Comisión de los Salarios Mínimos, que fijó a partir de enero del presente año, un aumento por hombre y por jornada entre $9.00 y $13.50. La resolución fue armoniosa y aceptada por unanimidad por autoridades, obreros y empresarios.

El obrero mexicano para hacer frente a sus obligaciones cuenta solamente con el producto de su trabajo, en el salario, de él derivan vivienda, vestido, alimentación, salud, esparcimiento, educación de los hijos. Es justo y legítimo que su salario sea incrementado.

Si el señor Presidente de conformidad con las posibilidades del Erario, en justo reconocimiento al esfuerzo de los trabajadores al servicio del Estado y de las fuerzas armadas, concedió un aumento del 12% a los sueldos presupuestales de los empleados federales, con importe hasta 15 mil pesos mensuales y uno de 1,800 por mes a los mayores de esa cifra.

Un incremento en el aguinaldo anual a 40 días, que deberán cubrirse 20 en el mes de diciembre y 20 en el mes siguiente. Un aumento en la suma asegurada en cada caso, sin costo para el trabajador, el seguro colectivo de vida de $100 mil, $200 mil y $300 mil.

Así mismo para contribuir a la mejoría del personal federal civil y militar retirado, las pensiones y haberes de retiro se incrementaron de la siguiente manera, hasta $5 mil mensuales cuando menos el 12% y en $600.00 por mes las mayores de esa cantidad.

Tomando en cuenta lo anterior y además que el Estado no es una empresa mercantil, aunque algunos gobernadores piensan lo contrario; que

no busca lucro; que su finalidad es la de prestar servicios; esperamos que los empresarios que sí tienen una actitud lucrativa y que buscan la acumulación de la riqueza, puedan duplicar la oferta de incremento del 12% a los salarios. Si los empresarios desean seguir acumulando riquezas, qué mejor manera de repartirlas que por medio del trabajo.

Honda preocupación del señor Presidente, lo es el proteger el valor adquisitivo del salario, por ello, se otorgaron créditos por $5,700 millones de pesos, para formar sociedades cooperativas de consumo y tiendas sindicales.

La riqueza sólo puede ser repartida legítimamente, por medio del trabajo, para ello se instaló el pasado mes de mayo, la Comisión Consultiva del Empleo, que busca asegurarle a todo mexicano en edad y disposición de trabajar un empleo socialmente útil. Estamos seguros que con ello y el apoyo de todos los sectores sociales y económicos, se incrementará considerablemente la creación de empleos que tanto necesitamos.

Un grave avance entre las garantías individuales de los obreros, lo constituye sin duda alguna, las reformas constitucionales aprobadas por este Congreso de la Unión. Primero a la fracción III del Apartado A, del artículo 123 y en el período extraordinario de sesiones, celebrado este año, a nuestra Ley Federal del Trabajo, por ello, se cuenta ya con el derecho a recibir capacitación y adiestramiento, con obligación a cargo de la empresa y para vigilar su eficaz cumplimiento, se establecieron en cada empresa, comisiones mixtas. Estamos seguros de que los obreros mexicanos sabrán aprovechar estas garantías que serán sin ligar a dudas, productoras de mejores salarios en beneficio de sus familias.

El derecho de huelga es considerado como revolucionario instrumento de reivindicación social, medio legal de defensa de los derechos colectivos laborales, conquista irrenunciable de los obreros; estamos seguros de que los obreros mexicanos sabrán ejercer con la ley de una manera responsable, el derecho de huelga.

Durante el período que nos ocupa, se revisaron los contratos - ley de las industrias federales de la radio y la televisión, con incrementos en salarios de 7% y 15%, en 3 días el aguinaldo y en 30% la prima de vacaciones. En la industria de la lana se aumentó en $16.00 el salario por jornada legal de trabajo; en la industria del hule, se aumentaron salarios entre el 9 y el 12% en la textil, el 12% de aumento en el salario, un día más de descanso obligatorio con goce de sueldo. El aguinaldo de 15 a 20 días y las empresas entregarán una cantidad anual de 14% sobre el total de la raya ordinaria para el Fondo del Ahorro.

En la industria de la seda y fibras artificiales, se instaló la Comisión Revisora de Contrato y no habiendo llegado a un acuerdo, el día 12 de febrero estalló la huelga, Esta huelga terminó el 4 de marzo del presente año mediante convenio en el cual se logró un aumento salarial del 14.28% en los segundos y terceros turnos y $23.00 diarios en salario general y un 1% en el Fondo de Ahorro.

Lo anterior es un ejemplo de un derecho usado legal y responsablemente por los obreros mexicanos.

Se adicionó el artículo 123 Constitucional en su fracción XXXI quedando comprendidos dentro de la competencia de las autoridades federales, las ramas industriales siguientes: calera, madera, vidriera y tabacalera.

Se federalizó también la aplicación de normas en materia de seguridad e higiene.

Todo lo anterior marca una exacta aplicación de las normas laborales, en forma expedita y para generalizar se crearon en los Estados de la República juntas especiales de la Federal de Conciliación y Arbitraje y Procuradurías Auxiliares Foráneas, llegando la justicia federal laboral en forma oportuna y eficaz a los lugares en que se presenta el conflicto.

La política de México sobre los obreros mexicanos que laboran en el extranjero, sigue siendo firme y clara, seguiremos sosteniendo que son hombres en busca de empleo, no delincuentes y deben reconocérseles tanto sus derechos laborales como sus derechos humanos.

De gran importancia para el obrero mexicano es el programa de la regularización de la tenencia urbana y su seguridad jurídica, porque para el padre de familia responsable no existe mayor satisfacción que al dirigirse a su trabajo dejar a su familia con vivienda, alimentos y abrigo seguro. Esperamos que este programa siga también a los Estados, que la regularización sea nacional y para todos los obreros de México.

Considerando todo lo anterior podemos afirmar con certeza y realidad, que no obstante las circunstancias, el movimiento obrero mexicano ha cumplido con su patria y sigue adelante construyendo un México más grande, más libre y más justo, que será sin lugar a dudas motivo de orgullo para nuestros hijos, que serán los ciudadanos de México." Muchas gracias.

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Jacinto Guadalupe Silva Flores.

El C. Jacinto Guadalupe Silva Flores: Señor Presidente, señoras y señores diputados:

El trabajo, derecho natural y por lógica y consecuencia simultánea al derecho a la vida, sin trabajo el derecho a la vida se nulifica, se estrangula, se deforma. Digámoslo con palabras de Efraín González Luna.

La preocupación, el afán y la angustia de la incipiente madurez del que empieza a trabajar, cargando sobre sus hombros la responsabilidad de una familia, la alegría indescriptible de sabernos la fuerza, la seguridad, la protección, el alimento y la esperanza de la esposa y de los hijos, por fin con qué abrazo de ternura inefable se cierra la aventura deslumbrante, se completa el ciclo de la vida laboriosa del hombre cuando el hijo toma en sus brazos la cansada ancianidad del padre y lo sostiene.

El trabajo, riqueza social acumulada, vida y esperanza de la persona y la sociedad. El

trabajo que es alegría y es amor y dolor y que es sin duda alguna dimensión histórica del hombre y de la sociedad.

Junto a esta realidad viva, qué pequeña y qué falsa aparece la sombría concepción del trabajo como castigo y como esclavitud humana.

No es, no puede ser, no debe ser el trabajo en México, pesada cadena que se lleve a rastras y mucho menos, explotación inicua.

En el Informe rendido ante esta Cámara, ante el Congreso, por el Presidente de la República, se afirma:

"Los derechos de la mayoría son fundamentales, son fundamento democrático que rige el sindicalismo". Sin embargo, frente a conflictos intergremiales que promueven minorías aguerridas, con frecuencia se olvida el ejercicio sindical.

"De impedirse que las mayorías atropellen a las minorías pero igualmente debe evitarse la acción inversa; el derecho de huelga como la titularidad de los contratos es de las mayorías, pero es derecho de cada quien que nadie debe coartar el libre acceso al centro de trabajo; no debemos confundir el derecho de las minorías con el derecho de huelga, - y agrega - todas las aspiraciones de los trabajadores deben ser conducidas dentro del orden legal; ni los individuos ni las minorías pueden hacer justicia por propia mano. Sería regresar a la obscuridad de las cavernas, tendríamos que aprender de nuevo y a costos ya pagados, la razón y la utilidad de la seguridad jurídica".

Señores diputados, yo me pregunto sin el menor propósito polémico, si no es atropellar a las minorías, el establecimiento en estatutos y ordenamientos internos de agrupaciones campesinas y de trabajadores, la obligación de afiliarse al partido oficial.

Yo pediría, desde esta tribuna, estando absoluta y totalmente de acuerdo con el trozo del informe antes, ante ustedes, del Presidente de la República, yo me permitiría pedir al propio Presidente de la República, para que haya congruencia en las afirmaciones, que ya que Acción Nacional que ha demandado históricamente en varias ocasiones la necesidad imperiosa de la democratización sindical, digo, ya que Acción Nacional ha presentado varias iniciativas al respecto, no se le han aprobado, que a él, al Presidente de la República, que sí se le aprueban las iniciativas, mande una para que no se siga violando la Constitución General de la República, para que no se atropelle el derecho de las minorías. Estamos de acuerdo: la titularidad de los contratos pertenece y corresponde establecerlos, firmarlos y contratarlos, a las mayorías. Es derecho de las mayorías lanzar a la huelga al centro de trabajo a la huelga al centro de trabajo, pero tiene que ser en un Estado democrático, derecho de las minorías a no ser atropelladas al disentir de las mayorías.

El artículo 4o. y 5o. de la Constitución General de la República, consagran este derecho con absoluta amplitud y en estas condiciones no significa estar pagando todos los días los costos que se suponen ya pagados, quebrantando la seguridad jurídica al violar todos los días abierta y públicamente, la norma jurídica fundamental, la Constitución General de la República.

La vieja demanda de Acción Nacional seguirá proclamándose, seguiremos luchando hasta en tanto no se cancele el viejo vicio de la afiliación masiva.

En orden al trabajo, en este tiempo donde el propio Informe señala que estamos en crisis; que ya estamos saliendo de ella, yo quisiera hacer un señalamiento muy concreto y muy rápido: el costo de la crisis, el cheque sin fondos, lo tuvo que pagar el cheque sin fondos que giró, la alta burguesía nacional, lo tuvo que pagar la clase trabajadora del campo y de la ciudad.

¿Cómo le podríamos llamar a esto, si el trabajo es acumulación de riqueza social, si el trabajador no es el derecho de alzarse con todo lo que se puede y con todo lo que se quiere, si el trabajo no constituye patente de impunidad para levantarse con todas las utilidades posibles, cómo le podríamos llamar a la actitud empavorecida, correlona, de tantos y tantos empresarios y capitalistas mexicanos?

Le podríamos llamar traición a la sociedad, podríamos calificar esta actitud de antipatriótica, vamos a quedarnos un poco más abajo, para que no se llamen satanizados, son simplemente gente que al sacar el dinero del país que pertenece a la sociedad, porque ya está dicho, somos dueños de lo que necesitamos, lo demás está a cargo, en funciones administrativas, pertenece a todos. Y al sustraer esta riqueza que era de México, aunque haya estado en unas manos, se ha robado a la sociedad, se robó el futuro del trabajo, se robó el sudor de los campesinos y de los obreros, del profesionista y del empleado, del burócrata y del empleado privado. Esto no tiene otro calificativo que el de ladrones.

¿Quién de ellos, cuando hablan de que también han estado sufriendo, del poder económico, ha tenido que comer menos como tuvo que comer menos toda la clase campesina y trabajadora?

¿Quién de ellos canceló la vida de dilapidación y derroche que siempre han llevado? ¿Quién de ellos limitó viajes al extranjero aunque el dólar se hubiera duplicado en su valor? ¿Quién de ellos sintió como sintió el campesino y el obrero de México, cómo tenía que reducir el tráfico, limitado de por sí alimento de sus hijos y de la esposa? ¿Quién de ellos padeció pobreza y llegó a la miseria del desempleo, del subempleo, de la limosna?

¿Qué no es esto propiciador de una vida delictiva cada vez más numerosa?

A título de qué se espantan quienes han arrastrado con la riqueza de la sociedad, de que haya más delitos, de que haya más robos, porque un hombre, un ser humano no puede comer. Como quisiéramos que entendieran, pero no entenderán. Se quejan de que el Estado interviene cada vez más en la economía pero

no son capaces de invertir todo lo que tienen que es patrimonio de la sociedad.

Necesitamos en serio cancelar posibilidades de que esto vuelva a pasar. No más robos de la riqueza social; no más beneficios unipersonales de grupos prepotentes.

Y he de decir, señoras y señores diputados, algo sobre educación. Siendo sumamente graves los déficits educacionales, el analfabetismo creciente, la falta de oportunidades de cultura, especialmente para las grandes mayorías de México, yo quisiera en esta ocasión y con motivo del Informe del Presidente de la República, hacer un llamado, pedir a ustedes y a toda la opinión pública, que nos fijáramos en lo que está pasando en México.

Tanto la educación pública, como la educación privada, antidemocráticamente ha transformado las aulas en trincheras de combates ideológicos.

El actual tema acuñado por el actual sexenio, el lema "Educación, derecho de todos", ¿para qué? ¿Qué es lo que estamos viendo en la sociedad? ¿Qué es lo que estamos contemplando como hechos reales y concretos?

Todos ustedes, igual que yo, hemos ido, por ejemplo, a esas colonias, cuando a mí me ha tocado alguna que otra, llamadas burguesas, a tratar de hacer campaña y nos encontramos en general con una respuesta para mí sumamente lastimosa, especialmente del profesional mexicano.

No digo que todos, pero muchos sí; no generalizo porque sería indebido. Contestan la llamada para que participen en la vía pública de México, que todos los políticos somos unos ladrones, que ellos no tienen el menor interés de participar en la vida política de México, que ellos ya hicieron su nicho, su casa, donde se juntan con los compadres y los amigos, cada ocho días se ponen sus buenas papalinas o medianas papalinas y lo demás de la sociedad no les interesa, que ellos tienen suficiente para seguir viviendo una vida así y están contentos.

Señoras y señores diputados.

Estas actitudes son en gran medida fruto de la educación que se ha impartido en México. Las instituciones de cultura, especialmente las superiores, han educado con un sentido utilitarista de la vida. Será, si se quiere, un papel, un pergamino, título profesional que abre las puertas al enriquecimiento personal y mientras más fácil y rápido se haga, mejor. Sentido de servicio, ver por los demás, luchar por los demás, contemplar dificultades del otro como si fueran más personales, no. Para enriquecerse, si entre los pies tienen que llevar a terceros, se los llevan; no importa se los llevan. Esto lo vuelvo a decir con toda claridad, es producto tanto de la educación pública como de la educación privada.

Que no vayamos a agarrar, a tomar esto con un sentido faccioso, es de la sociedad la que está siendo dañada, asaltos, robos, secuestros, asesinatos, escaparates pornográficos en los puestos de periódico en la fama más infame y antisocial en cada esquina de la ciudad de México y de la República Mexicana, daño serio a la sociedad.

¿Qué sociedad queremos para el futuro? ¿Sociedad de homosexuales? ¿Sociedad de drogadictos? ¿Es algún secreto para alguno de ustedes que en las secundarias de México se consumen drogas? ¡Se cohabita entre los alumnos? ¡Qué sociedad queremos para las generaciones futuras? ¿Qué responsabilidad ante ellos vamos a tomar frente a esta degeneración paulatina de una sociedad deseducada? Educación para todos, ¿Para qué? ¿Para producir, no es cierto que la mayor parte, altísimo porcentaje, casi todos ellos, asaltantes, asesinos, secuestradores, etc., son precisamente muchachos ya de profesional o de preparatoria?

No, los secuestros y los asesinatos no se han dado, salvo por rareza, por gente del pueblo, por gente inculta, por albañiles o trabajadores, por campesinos, no, los que han delinquido en este sentido son gente que tienen ya o bachillerato o varios años de estudios profesionales. ¿Por qué?

¿No sería necesario que en una vigorosa actitud todas las comunidades humanas en México, llámense partidos políticos, sindicatos, centrales campesinas, asociaciones de padres de familia, nos uniéramos para ver en serio ¿qué está pasando con la sociedad mexicana?

¿Qué no esa facilidad con que se ofrece dinero al funcionario público para lograr el contrato y esa facilidad con que también muchas veces se acepta, dar al funcionario público la mordida para otorgar el contrato, no son fruto de la educación o deseducación de México?

Si somos responsables debemos intentar en serio, aquí y ahora, por nuestro nombre, por nuestros hijos, por las generaciones futuras, detener esta degeneración social, que quién sabe, de seguir así, a dónde conducirá a México.

Yo así se los pido.

Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Jorge Efrén Domínguez Ramírez.

- El C. Jorge Efrén Domínguez Ramírez:

Con su venia, señor Presidente; honorable Soberanía: He solicitado hacer uso de la palabra en esta Asamblea, a efecto de realizar, junto con esta representación nacional y en los términos a que se refiera el ciudadano Presidente del Congreso de la Unión, el pasado día primero de este mes, un análisis y comentarios de las cuestiones sociales más relevantes del Segundo Informe de Gobierno del Jefe del Estado.

El primer aspecto relevante que a mi juicio merece elevarse a la consideración de ustedes, es el de la estructura y composición del conjunto de los textos. Todos, seguramente habrán podido constatar de manera directa el celo y el escrúpulo informativo que caracterizan a los diversos documentos que, de

manera unitaria, integran este Segundo Informe de Gobierno del Presidente López Portillo.

En efecto, el Ejecutivo Federal optó por vez primera al menos que lo recuerde desde el primero de sus informes, por intentar un óptimo cumplimiento de su obligación constitucional mediante la presentación y entrega al Congreso de la Unión de un documento básico - ya tradicional - para ser expuesto oralmente, ante los legisladores de la nación. Y, además, varios documentos complementarios cuyo contenido y valor informativos para el análisis de la obra de gobierno no tienen, en verdad, precedentes.

Esta documentación da testimonio de un esfuerzo extraordinario por conducir a través de la mayor racionalidad posible, las decisiones de la Administración Pública.

Es así como el propio titular del Ejecutivo, cumplimenta y enaltece ahora el derecho de los mexicanos a la información. Esto es importante, sin duda. Pero, además, debieron de concurrir necesariamente en la ponderación de un informe de gobierno, dos criterios esenciales de evaluación: por una parte el que está configurado por la magnitud y urgencia de los problemas básicos del país o, lo que es su equivalente, por las grandes prioridades nacionales. En segundo término, aquel que queda constituido por el conjunto de los compromisos políticos expresados por el Gobierno de la República y particularmente por el Jefe del Estado, con el pueblo.

Así, reviste importancia referir de manera sucinta y otros. Realizar, en suma un análisis de congruencia entre los pronunciamientos y los hechos. En todo caso, acometer este empeño con la seriedad de nuestra investidura es un grave ejercicio de responsabilidad, que exige la consignación objetiva y cierta de los hechos, los datos y la información de ese documento. Su examen y glosa, especialmente los referidos a los grandes asuntos sociales, debe vincularse de manera indispensable al del contexto económico - político que ha definido, durante los años inmediatos - y en particular en los últimos dos - a la vida de la República.

Y ésta, la vida nacional, ha estado presidida durante estos largos meses por el combate del Gobierno, de los factores productivos y de las fuerzas sociales, en contra de la crisis económica.

La lucha ardua y angustiosa por la recuperación de la economía ha sido y seguirá siendo por varios meses más, el signo de México durante este período.

Así, cualquier intento de análisis que disocie el tratamiento del desarrollo social del país, de la comprensión previa y cabal de esa coyuntura económica, será un juicio parcial, irreflexivo o tendencioso. Porque ésta impuso al país desde el inicio de la gestión del Ejecutivo, el imperativo político de atender, de las múltiples demandas y necesidades del país, perentoriamente, lo más urgente, lo vital, lo condicionante de todo lo demás.

El reordenamiento de la economía pasó a ser durante estos meses, aunque transitoriamente, también lo más importante.

Pero al mismo tiempo, cuán revelador resultaba ahora, examinando en lo profundo, el documento político que nos ocupa, sobre la votación auténtica de este régimen de gobierno. Porque, en efecto, al partir del análisis de la crisis de conciencia que estremeció al país en 1968 para concluir ese examen íntimo de la sociedad mexicana, en la conciencia de la crisis económica y social provocada por nuestro propio crecimiento y atizada desde afuera por las implicaciones desastrosas de los desórdenes económicos y monetarios de las hegemonías imperiales, el Presidente de la República conforma, en rigor, un gran razonamiento, una impresionante sucesión de hechos, de datos fundamentales argumentos y tesis que al pasar la revista histórica de estos dos últimos años y del pasado reciente de México desde 1928, constituyen sin duda alguna, un formidable argumento que concluye vigorosa y enfáticamente en el rescate total de los más grandes propósitos y los objetivos sociales primigenios de la Revolución y de las demandas públicas de bienestar más imperativas de nuestros días.

Además de los decisivos pronunciamientos que en este sentido formula el Presidente, en la parte final de su texto principal, su informe complementario reafirma con absoluta claridad los altos propósitos sociales más genuinos del régimen.

El objeto de las etapas que van de 1976 a 1980, es preciso, categórico: lograr el inicio del crecimiento acelerado, para realizar en el país un cambio cualitativo. Se reafirma así, la finalidad indiscutible de los esfuerzos del desarrollo y, por lo tanto, el compromiso ineludible del Gobierno consiste en garantizar el desarrollo social. La meta es preparar al advenimiento de la nueva sociedad: aquella en la que, efectivamente, finalmente, los frutos de la expansión económica, de la riqueza producida con el concurso de todos, habrá de repartirse con equidad y con justicia dentro de la libertad.

El Presidente está consciente de que no puede ser otro el destino de la Nación y ha asumido el compromiso de conducirla paulatina pero inexorablemente a su encuentro.

El Informe que ahora examinamos se sitúa, en rigor, dentro del primero de los tres períodos históricos bianuales en que el Gobierno actual quedó comprendido, desde su inicio, a realizar su programa nacional. En efecto, es la etapa de la difícil superación de los obstáculos más severos de la coyuntura crítica de 1976, la que define, enmarca y limita, todas las posibilidades de acción del poder público. El tránsito por esta etapa crítica, nos impuso a todos los mexicanos y particularmente al gobierno, los más severos constreñimientos que obligaron a la necesidad

de importantes reivindicaciones sociales, e hizo imperativa la adopción de fuertes medidas de austeridad. El régimen, así, se ve impedido a reformar, para esta etapa, la tabla de sus prioridades, reajustar las variables económicas después del impacto devaluatorio, con atención urgente de la traba fundamental del desequilibrio de la balanza de pagos; asegurar, a como diera lugar, el abasto de alimentos, y desarrollo aceleradamente la capacidad exportadora de energéticos, como el pilar de la recuperación y reducir al mínimo posible los deterioros en los niveles del bienestar social alcanzado por las clases populares, han sido, en suma, durante estos meses, los centros de concurrencia necesarios de los mayores y más significados esfuerzos del gobierno. Y para lograr con esa estrategia los resultados buscados, fue indispensable ponerla en ejecución dentro de un marco de auténtica y eficaz solidaridad social, de participación decisiva, y de corresponsabilidad. Los trabajadores de México dieron de todo ello pruebas ejemplares y testimonios patrióticos. La sociedad entera les es deudora de la salvaguarda de nuestra institucionalidad, del retorno de la confianza y de las nuevas perspectivas promisorias que ahora podemos vislumbrar.

Pero vulnerados por la crisis, los elementales intereses sociales, concitar las voluntades de la mayoría, obtener el concurso de los pudientes, amalgamar unas con el otro, pedir - y obtener - más paciencia aún de lo que se había pedido perdón, no ha sido nada fácil. Por el contrario, ha constituido el angustioso desafío cotidiano del conductor de la nación durante todos estos meses que han precedido a su comparecencia ante esta Representación.

Pero el pueblo mexicano, bravío como es, noblemente entrega su confianza y deposita la conducción de su destino en la hombría de bien de los dirigentes visionarios y de los estadistas lúcidos y talentosos. López Portillo ha sido ser, ciertamente, uno de ellos.

Superado lo más urgente, lo imperativo de la coyuntura, el Jefe del Ejecutivo apresta a su gobierno para atender ahora lo trascendente, lo en verdad más importante, el bienestar social del pueblo de México.

Pero al decir esto y, sobre todo, al aceptarlo todos, cuán frecuentemente los profesionales de la denuncia y los voceros del autodesdén nacional, por su parte, pretenden ignorar la dinámica social y el movimiento de la historia. Los impacientes fingen padecer amnesia, parecen no tener presente que el México de 1900, el de 1910, el de 28 y el de 1978, no sólo son cualitativamente distintos, sino cada vez mucho más complejos y, sobre todo más, mucho más grandes.

Catorce millones de mexicanos son los espectadores y los actores de la gran revolución de principio del siglo. Veinte millones los que entre los años 40s y 50s, asisten al despertar de la nación a la vida industrial. Hoy, casi 70 millones iniciarán previsiblemente hacia 1980, una era de relativas abundancias y, dentro de escasos veinte años, cuando los más pequeños de nuestros hijos transiten por la universidad, una nación de más de 110 millones de habitantes accederá al segundo milenio de la historia de Occidente y a la consolidación de la nueva sociedad de justicia, equidad y libertad plenas. Durante estos años, el desafío de México han sido los propios mexicanos.

En 1958, a fines de la década e los 50s., López Portillo asevera que éramos un pueblo dos veces más grande que el que inició el movimiento armado. Dentro de unos cuantos años, seremos cinco veces más. ¡Qué cambios tan formidables! ¡qué enormes desafíos para nuestra capacidad de autogobernarnos!, ¡qué formidable multiplicación de demandas materiales, sociales, culturales y políticas ha experimentado este país en un plazo tan breve de su historia!, y también, al vernos todos unidos, bajo la égida de las instituciones que nos legó la Revolución, ¡cuánto se agiganta la grandeza del pueblo mexicano! Antier apenas, junto con nuestros niños y jóvenes y a pesar de la insatisfacción de muchos, más de 17 millones de alumnos entraron a la escuela que la Revolución ha construido; 17 millones, sí, casi tres millones más de personas, de las que constituían la Nación entera, al inicio de esta centuria. Por ésta y otras pruebas irrefutables de nuestra enorme vocación de progreso, rechazamos a los profetas del desastre y reafirmamos nuestra adhesión a los principios que desde 1910 han permitido construir paso a paso, la patria nueva.

Pero si bien, nuestros logros en muchos aspectos son impresionantes, la multiplicación de nuestras demandas sociales correlativas al aumento de nuestra población, lo es en rigor aún más. A pesar de nuestros enormes esfuerzos, 23 millones de mexicanos están subeducados y quedan por lo tanto, marginados de los mejores frutos de nuestro desarrollo. Unos, porque no logran todavía su acceso a las escuelas primarias; otros, porque siendo ya jóvenes o adultos son aún analfabetos; muchos, la gran mayoría de ellos, porque aunque la iniciaron, no concluyeron su educación elemental y otros más, porque están aislados por su monolingüismo. Este, el de la educación, es precisamente uno de los más formidables retos e imperativos que dentro del programa global del Presidente es de las que él denomina, las cuestiones importantes; ¡y vaya que si lo es! Esta enorme reivindicación social es la que lo obliga a comprometerse desde su mensaje en la protesta de la Primera Magistratura, a conceder a la educación la categoría del primer servicio al que debe obligarse el Estado Mexicano. Este gran reclamo social es el que define sus grandes planteamientos programáticos de Gobierno y dentro del Plan Nacional de Educación como el programa de educación para todos en el que, como se ha informado, se han concretado el empeño de su cabal realización, los más

amplios recursos posibles de la administración pública y los mejores esfuerzos de todos los sectores sociales.

Pero México es y seguirá siendo durante muchos años más todavía, un país de jóvenes y de niños. Poco más del 50% de los mexicanos tienen 15 años para abajo y el 70%, no más de 30 años, ellos son, en su conjunto, nuestros recursos humanos potenciales más valiosos, en su correcto desarrollo finca la sociedad sus mejores esperanzas. Por ello, asegurarles una óptima salud es prerrequisito de todo bienestar social. Nuestra población, como lo refieren los datos complementarios del Informe, se acrece con 1.800,000 mexicanos por año, 214 nuevos habitantes por hora. De ahí que el 65% de las mayores urgencias de la salud nacional estén dadas por el binomio madre - hijo y por las mujeres fértiles.

Pero además de la educación y la salud, es en la vivienda, en el reordenamiento de los núcleos de la población, en el suministro de los servicios públicos urbanos y semiurbanos, y de manera decisiva y crítica en las crecientes demandas de empleo y de seguridad social, en donde concurren las reivindicaciones sociales más esenciales de la colectividad. Encontrar un nuevo equilibrio entre la ciudad y el campo, para aliviar la grotesca macrocefalia de unas cuantas urbes en las que se condensa la mayor parte de la población en un país donde ya más del sesenta por ciento de sus habitantes se concentran en asentamientos citadinos; construir, prácticamente de inmediato cerca de 3 millones de moradas decentes y decorosas y asegurar agua potable, drenaje, transporte, comunicaciones y los servicios esenciales para la vida en común de tantos mexicanos, son los reclamos ya indiferibles del futuro inmediato; constituyen los apremios angustiosos del gobierno.

Pero el Presidente está cierto, con una lucidez extraordinaria - que le reconocerá la historia - de que ninguno de esos imperativos será realizable en plenitud y a ningún precio si antes no se resuelve lo esencial, es decir, el aseguramiento de la posibilidad de trabajar para todo mexicano en edad y con aptitud para hacerlo. Y paradójicamente padecemos la exacerbación del problema del empleo a causa de la extrema juventud de nuestra población. Hace 25 años, con aproximadamente 20 millones de habitantes, el problema de la falta de oportunidades de trabajo, la subocupación a la cesantía prolongada no constituían, en rigor, problemas mayúsculos; de hecho, poco más de la tercera parte de los mexicanos, el 33%, trabajaban regularmente. Hoy, con 67 millones, se estima que la población económicamente activa representa apenas el 27 por ciento del total. Es decir, con una población que se ha más que triplicado, la base laboral de sustentación del país se ha reducido en términos relativos.

Antes, un trabajador mexicano tenía que sostener a si mismo y a dos o tres dependientes suyos más. Hoy, cuando padecemos el lacerante desempleo y la carencia de oportunidades suficientes de ocupación, cerca del 50 por ciento de los 19 millones que constituye la población con capacidad de trabajo, está afectada por la ocupación o la cesantía y se reduce así prácticamente el contingente de nuestra mano de obra, de nuestra fuerza de trabajo ocupada regular y productivamente y retribuida con justicia, a aproximadamente, unos diez millones de trabajadores.

Sobre ellos gravita así injustamente el mayor peso del desarrollo social. Los demás, absolutamente en contra de su voluntad, y aún más de su angustiosa necesidad, se debaten apenas en la subsistencia.

Así cada trabajador del campo o de la ciudad adecuadamente empleado sobrelleva entonces - vista la cuestión de una perspectiva global - , la carga de su propia subsistencia y la de 5 compatriotas más.

Aquí, justamente aquí, se condensa con una crudeza extraordinaria el problema social verdaderamente crucial de la nación.

Es aquí donde el Presidente López Portillo nos convoca urgentemente, severamente a asumir la conciencia plena de nuestra crisis.

Independientemente de extremismos ideológicos, creo que nadie podrá cuestionar que el trabajo es la única fuente de la riqueza legítima, y el solo recurso infalible para la realización integra de los mexicanos como hombres y como ciudadanos.

Exclusivamente en nuestro trabajo podemos fincar el porvenir sólido de la Nación. Sin trabajo, no hay riqueza, no es viable la civilización, es imposible la justicia y la libertad es inalcanzable.

Por eso, México tiene que convertirse, quiere transformarse, le urge absolutamente, realizarse como un país de trabajadores, esto es, de hombres verdaderos y no de parias miserables.

Al constatar entonces desde 1976 tan impresionante magnitud de carencias, problemas insoslayables e imperativos, y al asumir el Gobierno de la República José López Portillo formuló entonces sus mayores compromisos con el pueblo de México para sacar al país de su postración y conducirlo en su continuidad histórica hacia su porvenir inmediato, proponiendo en suma a la nación, entre otras, las siguientes grandes decisiones:

Alimentar a nuestro pueblo; organizar a la sociedad para dar empleo a todas las capacidades laborales y capacitar también a todas las posibilidades para su empleo; fortalecer el derecho al trabajo; enriquecer y respetar el derecho al trabajo; asegurar a la educación el rango prioritario entre los servicios que el Estado otorga; centrar el impulso del desarrollo en la satisfacción de las necesidades básicas de la población; alcanzar, siquiera, niveles mínimos de bienestar en alimentación, salud y educación; organizarnos y reorganizarnos todos a partir y a pesar de la crisis, para que los niveles mínimos de vida y dignidad alcancen también para todos; realizar estos propósitos sin socavar los derechos de los trabajadores, sino antes extenderlos, y respetar las expectativas legítimas de

los empresarios, obtener excedentes para seguir creciendo, crear la riqueza por la capacidad de nuestro propio trabajo, constituir una alianza popular nacional y democrática para la producción que conciliase los objetivos del desarrollo y la justicia con los intereses específicos de los factores de la economía. Centrar en la política de utilidades precios, salarios y fiscos, las únicas posibilidades ciertas de evitar el deterioro en la distribución del ingreso y controlar, así, las presiones inflacionarias; para promover la solidaridad, alentar e institucionalizar la participación en la vida política en todas las coincidencias, y también de todas las disidencias responsables - aun las del Pan - y otorgar vigencia plena al derecho a la información, propuso una reforma política; luego, abandonar las consideraciones de la economía ficción, y hacer por encima de intereses de facción o de sector una tregua inteligente para recuperar la serenidad, y reencontrar el rumbo, una tregua de reencuentro y de reconciliación. Por último, con la humildad y con la grandeza de quien se sabe servidor de la nación, demandó solidaridad a todos, y participación decisiva y responsable; solicitó tiempo y el pueblo se lo concedió.

El país aceptó las alternativas de su programa, y por esa vía hemos transitado con seguridad y con confianza. Hoy, con el balance que formula esta soberanía hacemos un alto en el camino para evaluar lo realizado y avisorar, serenos, los años por venir.

López Portillo, ha asumido ahora la decisión, como en este recinto lo manifestara, de concertar y condensar todos estos esfuerzos en una Reforma Económica que, impulsada decididamente por el sector obrero y por todos los trabajadores de México, habrá de transformarse finalmente en la gran Reforma Social de nuestro tiempo, para la realización de los grandes propósitos del proyecto de nación que los mexicanos aspiramos a constituir.

Pero, ¿cuál es finalmente, el significado profundo y más concreto de este informe a la Nación, que hoy analizamos en sus aspectos sociales más relevantes?

En primer lugar, el de constituir un excepcional esfuerzo de congruencia, porque si López Portillo exhorta a la Nación a alterar su conciencia de la crisis por la que hemos atravesado, es él quien primero ha asumido en plenitud y con brillantez verdaderamente extraordinaria, esa conciencia. Desde esta perspectiva, este segundo Informe de Gobierno no es sólo la explicación de esa toma de conciencia, sino que lo más importante, lo crucial de hecho, es la toma de posición del Presidente de la República para ejercer su liderazgo nacional, para resignar al gobierno y a la sociedad en su conjunto los genuinos propósitos y las altas finalidades del desarrollo para asegurar así el acceso irreversible de México al bienestar social.

En las circunstancias que han prevalecido el Informe del Presidente no podía ser, menos aún no debía ser, un recuento de minucias o una danza alegre de cifras triunfalistas. ¡No! tenía que ser el refrendo de su compromiso originario como hombre de partido y como mandatario, con los mejores anhelos y las más grandes causas de su pueblo.

Y eso es lo que en todo rigor político vino a hacer aquí, precisamente ante Vuestra Soberanía, José López Portillo.

Honorable Asamblea:

Ha transcurrido un año en el que, en medio de todos estos problemas y tesis, tantos y tan graves problemas y limitaciones y algunos, por hoy quizá modestos pero muy sólidos avances, la República ha logrado consolidar su supervivencia como nación libre, independiente y unida. Este hecho por si mismo, tiene tan alto valor político y democrático que bastaría para justificar él sólo, la obra del gobierno que analizamos. Acaso los desnacionalizados y los extremistas de todo signo podría escatimarle este reconocimiento.

Pero instalados en el realismo y la veracidad a que el Jefe del Estado nos ha convocado, es menester reconocer con él que este plazo no pudimos avanzar en la redistribución de la riqueza, ni encontraron trabajo todos los que lo reclamaron y en el que, además, por los efectos de la crisis se agudizaron ciertas desigualdades. Tampoco los innegables logros de la recuperación del sistema económico se han hecho ya tangibles con evidencia suficiente, en la mesa y en la casa de los obreros y campesinos; ellos, los trabajadores y sus hijos, perciben y resisten aún, la agobiante carga de su sacrificio que, no por responsable y consentida, aminora el malestar de sus carencias. Por eso, justamente por éso, el Presidente abandera el primero, sus ingentes demandas. Ya pasó el tiempo de posponer sus afanes de justicia; el Gobierno ha asumido en plenitud la reforma económica propuesta por el movimiento obrero y se decide ahora a emprender, bajo el signo de la Reforma Social, la transformación del Estado en una auténtica sociedad de bienestar.

Revalorado el trabajo como el instrumento de cambio más formidable de que dispone nuestra Revolución, el guía de las situaciones nacionales se apresta a incorporar para siempre en el edificio monumental de nuestras garantías sociales de la Constitución. Así, este último período de sesiones, con el que en esta Legislatura tendremos la señalada distinción de cerrar una de las etapas más fecundas de la vida política, tendremos el privilegiado honor, cuando se discuta y vote este proyecto de Ley, de marcar un nuevo parteaguas de nuestra evolución nacional, aquél que habrá de definir para siempre la redención de nuestro pueblo, Los trabajadores invitaron apenas hace una semana al Presidente de México a pasar a la historia, como el hombre que resolvió la crisis y venció a la injusticia. El primero de septiembre de 1978, José López Portillo aquí frente a vosotros, inició su tránsito hacia los anales de la posteridad.

Enfrentamos con él, todos, desde ahora, los desafíos estelares de la construcción de una nueva sociedad. Muchas gracias." (Aplausos.)

El C. secretario Abelardo Carrillo Zavala: Señor Presidente, se va a dar lectura al Orden del Día de la próxima sesión.

ORDEN DEL DÍA

"Tercer Periódo Ordinario de Sesiones.

"L" Legislatura.

Orden del Día

7 de septiembre de 1978

Lectura del acta de la sesión anterior.

Análisis del Segundo Informe Presidencial."

El C. Presidente: (a las 13:15 horas): Se levanta la sesión. Se cita para la siguiente que tendrá lugar el día de mañana, jueves 7 de este mes de septiembre, a las once horas.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y

"DIARIO DE LOS DEBATES"