Legislatura LI - Año II - Período Comisión Permanente - Fecha 19810407 - Número de Diario 15
(L51A2PcpN015F19810407.xml)Núm. Diario:15ENCABEZADO
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA COMISIÓN PERMANENTE
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
"LI" LEGISLATURA
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921
AÑO II México, D. F., martes 7 de abril de 1981 TOMO II. - NUM. 15
SESIÓN SOLEMNE
SUMARIO
APERTURA ..
MOTIVOS DE LA SESIÓN
La Presidencia informa que de conformidad con el Acuerdo del día 2 de los corrientes, se celebra esta sesión para recibir al señor Presidente de la República de Venezuela y designa una Comisión para que, en su oportunidad, introduzca al Salón al distinguido visitante
COMITIVA
La Secretaría da lectura a los nombres de los integrantes de la Comitiva Oficial que acompaña al señor doctor Luis Herrera Campins, presentes ya en el Salón
BIENVENIDA
Una vez que el Presidente de Venezuela hace su arribo, la Presidencia, a nombre de la Comisión Permanente, le da cordial bienvenida .
MENSAJE
A continuación el señor doctor Luis Herrera Campins, Presidente de Venezuela, dirige un mensaje y expresa las buenas relaciones que existen entre México y Venezuela .
AGRADECIMIENTO
La Presidencia agradece el mensaje del Presidente de Venezuela y reitera el saludo para el pueblo de Venezuela y las cordiales expresiones para el señor Presidente Luis Herrera Campins. La misma Comisión que introdujo al Jefe de Estado de Venezuela lo acompaña al retirarse
ACTA
Se da lectura y se aprueba el Acta de esta sesión. Se levanta la sesión solemne.
DEBATE
PRESIDENCIA DEL C. SENADOR JOAQUÍN GAMBOA PASCOE
(Asistencia de 26 ciudadanos legisladores.)
APERTURA
- El C. presidente (a las 12:45 horas): Se abre la sesión
MOTIVOS DE LA SESIÓN
El C. Presidente: En cumplimiento del Acuerdo dictado en la sesión del 2 de abril, se abre la sesión solemne de la Comisión Permanente de la Quincuagésima Primera Legislatura del Congreso de la Unión. Se designa en comisión para que esperen el arribo de nuestro distinguido invitado, el Presidente de la República de Venezuela, señor doctor Luis Herrera Campins, a las puertas del Recinto, y lo acompañan a este Salón de Sesiones, a los siguientes ciudadanos legisladores:
senador Blas Chumacero Sánchez, diputado Rafael Cervantes Acuña, senador Rafael Minor Franco y diputado Jorge Flores Vizcarra.
Se les ruega cumplan oportunamente su cometido.
Se declara un receso en espera del señor doctor Luis Herrera Campins, Presidente de la República de Venezuela.
(Receso.)
El C. Presidente: Se reanuda la sesión.
En breve hará su arribo el Presidente de la República de Venezuela, señor doctor Luis Herrera Campins. Sírvase la Secretaría dar a conocer los nombres de las personas que integran la comitiva oficial que ya se encuentran en este Salón de Sesiones.
COMITIVA
El C. secretario Ismael Orozco Loreto: Nos hacen el honor de acompañarnos en esta sesión, los integrantes de la comitiva oficial del señor Presidente de la República de Venezuela:
"Doctor José Alberto Zambrano Velazco, ministro de Relaciones Exteriores (aplausos).
General de División Tomás Abreu Rescanieri, ministro de la Defensa (aplausos).
Doctor Humberto Calderón Berti, ministro de Energía y Minas (aplausos).
Señor Luis Pastori, ministro de Estado para la Cultura (aplausos).
Doctora Mercedes Pulido de Briceño, ministro de Estado para la Participación de la Mujer (aplausos).
Doctor Rafael José Neri, embajador de Venezuela en México (aplausos). Senador Edecio La Riva Araujo, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara del Senado (aplausos).
Diputado Marcos Falcón Briceño, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados (aplausos).
Diputado Andrés Eloy Blanco Iturbe, miembro de la Comisión Política Exterior de la Cámara de Diputados (aplausos).
Doctor René De Sola, magistrado de la Corte Suprema de Justicia (aplausos). Doctor Manuel Pérez Guerrero, asesor de la Presidencia de la República (aplausos).
Embajador Walter H. Brandt, director general del Protocolo (aplausos).
General de División Iván Moros Ghersy, jefe de la Casa Militar (aplausos).
General de Brigada R. Rafael Alfonso Ravard, presidente de Petróleos de Venezuela
(aplausos).
Doctor Jaime Gómez Mora, presidente del Instituto de los Seguros Sociales (aplausos).
Embajador César Rendón Lovera
(aplausos).
Doctor Elías López Ortega, presidente de Venezolana Internacional de Aviación"
(aplausos).
- El mismo C. Secretario: Se encuentra a las puertas del recinto el señor doctor Luis Herrera Campins, Presidente de la República de Venezuela. Se ruega a los presentes ponerse de pie (aplausos).
BIENVENIDA
El C. Presidente: "Señor doctor Luis Herrera Campins, Presidente de la República de Venezuela; distinguidos miembros de la comitiva del señor Presidente Herrera Campins; honorables miembros del Cuerpo Diplomático; señor licenciado Agustín Téllez Cruces, presidente de la honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación; señor licenciado Luis M. Farías, presidente de la Gran Comisión de la honorable Cámara de Diputados; señor presidente del Partido Revolucionario Institucional y miembros de su Comité Ejecutivo; señores representantes de los Partidos de oposición; señoras y señores diputados y senadores;
Señoras y señores:
A nombre de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, tengo la satisfacción de expresar a usted nuestros saludos y cordial bienvenida, señor Presidente Luis Herrera Campins (aplausos).
En las importantes reuniones que celebra con el Presidente López Portillo, estamos ciertos de que no sólo hay la fácil comunicación que da la identidad del lenguaje, sino afinidad en los propósitos para preservar los altos valores de la libertad y la justicia.
Los esfuerzos y sacrificios de América Latina para su desarrollo, los obstáculos que requiere superar para alcanzar independencia económica y, por qué no decirlo, para rechazar los propósitos imperialistas que buscan sumisión política o económica, son sin duda tareas comunes de realización permanente, para Venezuela y México.
Ambos hemos sufrido la explotación y el abuso en nuestros recursos naturales; sentido en carne propia los efectos desastrosos de las empresas transnacionales que exprimen a los débiles, ofreciendo falsos espejismos de un desarrollo y progreso que sólo enriquecen la bolsa ajena y sumergen a los pobres en mayor pobreza y dependencia.
Por razones naturales, tenemos vocación común para defender el ejercicio pleno de los derechos soberanos de cada nación, el respeto a nuestra autodeterminación y el rechazo a cualquier forma de intervención extranjera por sutil que sea en el afán de interferir nuestra libre forma de ser.
América Latina vive momentos difíciles; las acechanzas de la opresión, el quebranto a la democracia y el intervencionismo, la amenazan gravemente. Lamentablemente ante estos peligros no actuamos con la debida solidaridad, lo que nos hace más vulnerables y dificulta el logro de las realizaciones a que aspiramos. Ese equívoco comportamiento permite que el antagonismo en el área latina, se ahonde y llegue al ataque y aun al enfrentamiento armado.
La supervivencia de algunos gobiernos de imposición y el quebranto a la democracia se sigue presenciando ante los oídos sordos de muchos, que así creen practicar, con un falso concepto, el manejo de las relaciones internacionales, olvidando que es nuestro deber primordial reclamar que no hayan interferencias externas, para que cada pueblo resuelva libre y democráticamente la forma de gobierno que a sus intereses convenga.
(Aplausos.)
Se impone, pues, aunar la acción y fomentar la unidad que propicie y promueva el desarrollo de cada país y la cohesión de América Latina en consonancia con el espíritu anfictiónico de Simón Bolívar.
Venezuela y México, con sus reconocidos avances, no pueden considerarse naciones cabalmente desarrolladas, sino afortunadas por contar con importantes recursos petroleros, que brindan amplias opciones para consumar la industrialización y hacer que afiancen su desarrollo y autonomía económica y les permitan crear riquezas y distribución con justicia social.
Pero no podemos conformarnos con esas perspectivas, es necesaria la cooperación y el soporte para que el desenvolvimiento no sea privativo, sino general en el área iberoamericana. Solidaridad internacional que debe ser con las más amplias intenciones, sin pretender
falsos liderazgos, ni aspirar a honores o supremacías cuando lo que se quiere prohijar es una relación de interdependencia. Es decir, y valga el término, la cooperación debe ser con humildad, para satisfacer el bien por el bien mismo. Apoyar la realización de países hermanos, sin recovecos ni resquemores, sin subordinaciones o dependencias del país favorecido. Si queremos ser libres y vencer cualquier embate del exterior, es indispensable entender que los latinoamericanos debemos y tenemos que estar unidos.
(Aplausos.)
A pocos días de distancia hemos tenido dolorosas muestras de la ola de violencia y de rencor que azota al mundo. Presenciamos incluso el tremendo espectáculo de que manos irresponsables, fanáticas, obsecadas o qué sé yo como calificarlas, intentaron el magnicidio, afortunadamente frustrado, en la persona del Presidente de los Estados Unidos de América.
Pero esta negativa actitud no es aislada, el terrorismo se multiplica, se cultiva el imperio de la fuerza y no la prevalencia del derecho, eligiendo caminos falsos para asegurar un mejor destino para la humanidad.
Por nuestra parte, con todas las posibilidades de nuestras fuerzas, estamos obligados a no permitir proliferen estas tendencias y a luchar por un espíritu de conciliación, de respeto a la ley, al orden y las instituciones. Nuestro comportamiento debe ser enérgicamente responsable ante toda instancia de provocación, amenaza y crimen.
En otro orden de ideas; las tecnologías avanzadas se niegan u ofrecen a precios estratosféricos a los pueblos en desarrollo, que se ven hipotecados por su empleo, no obstante que en ocasiones son anticuadas para la época actual.
El petróleo ya no es el gran solucionador para el progreso general, su escasez y carestía lo han vuelto un tirano para los países que carecen de ese energético o de suficientes recursos, o financiamientos para solventar su adquisición.
Decíamos que afortunadamente Venezuela y México cuentan con abundante potencial de hidrocarburos. Corresponde a ellos, a nosotros, cuidar sus recursos para asegurar autonomía económica nacionalista, aplicando debidamente la riqueza que de ellos proviene, para impulsar nuestro crecimiento, sin elevar más la espiral inflacionaria.
El petróleo, debe animar un sentimiento de solidaridad internacional. Pasando de las buenas intenciones, para concretar ese sentimiento, México y Venezuela, en su Declaración Conjunta y en el Programa de Cooperación Energética para Centroamérica y el Caribe, que signaron en San José de Costa Rica en 1980, pusieron el petróleo al alcance de naciones hermanas, en condiciones de precio y crédito inusitadas. Por eso en este foro estimamos de estricta justicia reconocer la conducta ejemplar de solidaridad, de usted, señor Presidente Herrera Campins y del Presidente López Portillo.
Hablar, prometer, es fácil, lo difícil es cumplir y, en el caso se está haciendo lo difícil:
auxiliar al desarrollo iberoamericano sin ventajas ni pretensiones egoístas.
Es decir, realizar la toma de posiciones en la justicia y la equidad para América Latina, que tanto necesita de esa vital ayuda. Por ser ese el significado y la intención de México y Venezuela, este Congreso, con satisfacción expresa su total apoyo al ejemplar compromiso de San José de Costa Rica.
José López Portillo, en 1979, propuso ante la ONU un Plan Mundial de Energéticos que se condensa en hacer del petróleo una responsabilidad compartida para la humanidad; en que países productores y consumidores, industrializados y subdesarrollados, fijen bases realistas que los comprometan al consumo racional del petróleo en el mundo. Y en allegar ese energético en condiciones económicas favorables y de manera prioritaria a las naciones débiles, para que los hidrocarburos queden a su alcance.
Este noble Plan de complementa con la obligación de buscar nuevas fuentes de energía para que el petróleo no encadene a la humanidad, ni la sometan al capricho de los poderosos que lo tengan.
Esa intención surge nuevamente en el compromiso de San José de Costa Rica, cuando consigna la urgencia por encontrar nuevas fuentes supletorias de energías y ofrece estímulos para tales propósitos. México y Venezuela se han comprometido a abastecer de petróleo a naciones de Centroamérica y el Caribe, otorgándoles créditos por el 30% de sus respectivas facturas petroleras con un plazo de 5 años y una tasa de interés anual del 4%, pero aún yendo más adelante, ofrecen otra opción más generosa, la de que esos créditos se podrán convertir en otros hasta 20 años con una tasa de interés anual del 2%, si los recursos derivados de ellos, se destinan a proyector prioritarios de desarrollo económico, en particular a aquellos relacionados a abrir nuevas fuentes y formas de energía.
Como usted bien lo sabe, señor Presidente, México se esfuerza, en consolidar su crecimiento autonomía económica. Lo hace siempre con apego al orden jurídico y a las instituciones. En el orden interno, con fidelidad a su propia ideología surgida de la Revolución Mexicana. En el trato internacional, con respeto a los principios de derecho, que sustentan la soberanía plena, la autodeterminación, la no intervención y la solución pacífica de los conflictos.
Nuestra nación perfecciona su democracia con la reforma política que se abre al pluralismo, legitima la disidencia y da participación a la oposición en la responsabilidad de gobierno.
Esta tarea prioritaria del Régimen, su política de energéticos y lograr autosuficiencia en la producción de alimentos para satisfacer las
necesidades internas y elevar los niveles de vida del campesinado. Queremos y estamos creando riqueza no como un fin, sino como el medio para que las aspiraciones se transformen en realidades para todos los mexicanos.
Hay confianza en un futuro mejor. Afianzamos el presente. Nos preocupa aprovechar, racionalmente la oportunidad que brindan las perspectivas de la riqueza energética antes apuntada. Todo dentro del más estricto concepto de justicia y libertad, para que la persona no sólo sea libre de creer, de expresarse, de pensar o de transitar por la República, sino esté protegida con garantías sociales que le aseguren empleo, comida, sustento, educación, seguridad social.
Señor Presidente:
Me he permitido recibir a usted con estos comentarios, que contienen postulados que identifican a Venezuela y a México, en los valores supremos de su soberanía y para el justo y equitativo trato en la convivencia internacional.
De la buena fe que norma el tenor de sus pláticas con el Presidente López Portillo, habrán de surgir fortalecidos los fraternos lazos que unen a nuestros pueblos.
Atentamente pido a usted, señor Presidente, sea el autorizado conducto para que el pueblo de Venezuela reciba el afecto y la solidaridad de los mexicanos. Para usted, señor, nuestros mejores votos por la realización de su Gobierno y por su bienestar personal" (aplausos).
MENSAJE
El C. Presidente: Esta Presidencia concede el uso de la palabra al Presidente de la República de Venezuela, señor doctor Luis Herrera Campins.
- El doctor Luis Herrera Campins: Señor Presidente; señores parlamentarios; señores representantes de los partidos políticos; distinguidos invitados señoras y señores:
"Traigo la voz amiga del pueblo y del Gobierno de Venezuela, sin halagos retóricos. Prefiero el estilo directo y sencillo, que destaca con vigor lo que quiere decir y reduce a lo indispensable el circunstancial modo de comunicar el mensaje. Gracias, colegas parlamentarios, por esta honrosa invitación que merece mi mejor reconocimiento.
Nuestros dos pueblos son los mayores productores de petróleo de la Subregión Centroamericana y del Caribe. Hemos concertado esfuerzos de cooperación con el propósito de aliviar las necesidades energéticas y de estimular las posibilidades financieras para el desarrollo de las naciones humanas, con las cuales nos unen poderes nexos geográficos, histórico - culturales y económicos. La labranza del futuro es una empresa común.
México y Venezuela somos de plena y prístina estirpe latinoamericana.
Mantenemos un alto aprecio por la democracia y por la libertad. Ambos creemos en la necesidad de una solidaridad activa con nuestros hermanos del Continente y del Tercer Mundo. Nos preocupa el destino de toda la Humanidad, pero especialmente el porvenir de los pueblos en desarrollo.
Un reforzamiento de nuestros vínculos envuelve consecuencias y proyecciones de enorme alcance y trascendencia para nuestros dos países, para nuestra región, para nuestro hemisferio, para el mundo en desarrollo y también, ¿por que no decirlo?, por la comunidad internacional.
Grandes dimensiones posee el campo de nuestra actividad conjunta. Va mucho más allá del mutuo regocijo del encuentro eventual o de un florido intercambio de palabras sobre nuestras afinidades y tradiciones. Tampoco debe circunscribirse a simples esfuerzos por equilibrar e incrementar nuestro intercambio comercial. Todo eso debemos hacerlo y lo haremos, pero hay mucho más. La historia y las circunstancias proporcionan el punto de apoyo a la palanca de nuestra voluntad, coraje y eficacia, a la transformación y al ascenso de nuestros pueblos con sentido de armonía, para que el progreso sea causa y efecto de la libertad y de la paz.
Siempre ha habido una colaboración recíproca entre nuestros países a la hora de luchar contra la dominación o la intervención extranjeras o contra las tiranías domésticas. Ya lo reconocía el Padre Libertador Simón Bolívar cuando en circunstancias muy difíciles para nuestra América que aspiraba a la emancipación, escribió en su célebre y profética Carta de Jamaica (1815): ' a pesar de todo, los mexicanos serán libres, porque han alcanzado el partido de la patria, con la resolución de vengar a sus pasados, o seguirlos al sepulcro'.
Años más tarde (11 de agosto de 1826), consumada la independencia de nuestros pueblos, y consultada la opinión sobre las facilidades para constituir una "liga federal" o una "liga militar", el mismo Bolívar escribió a los ministros diplomáticos de la Gran Colombia (don Pedro Gual y General Pedro Briceño Méndez): "ya que los mexicanos quieren una liga militar, yo soy de opinión de que la formemos entre Colombia, Guatemala y México, que son los únicos estados que temen ataques por parte del Norte". El ejército no debía bajar de 25 mil hombres y la escuadra de 30 buques de guerra de diversos tipos. La alianza tendrá por objeto: "1o. defender cualquier parte de nuestras costas que sea atacada por los españoles o nuestros enemigos; 2o. expedicionar contra la Habana y Puerto Rico; 3o. marchar a España con mayores fuerzas después de las tomas de Puerto Rico y Cuba, si para entonces no quieren la paz los españoles".
Con estas citas históricas quiero poner de presente que nuestras naciones han pensado siempre en un trabajo común para grandes empresas, que si ayer fueron las de guerra, buenas para consolidar y completar el proceso de la Independencia Continental para salir de la condición de colonias y vivir como repúblicas soberanas, hoy tienen otro campo de
acción, otras perspectivas y otros instrumentos, pero con la misma voluntad solidaria de hacer obra perdurable y trascendente.
No es menos difícil la presente coyuntura histórica. Hemos defendido en los organismos internacionales el derecho a la autodeterminación de los pueblos y el rechazo de toda intervención que atente contra la soberanía de las naciones, cuando no a su propia supervivencia como Estados. Hoy son muy sutiles y fuertes las presiones que afectan a la autodeterminación, aunque pasen inadvertidas para la gente común.
Nuestra defensa del derecho a la autodeterminación es una manifestación más de nuestra defensa de la propia identidad latinoamericana. Quien defiende la identidad propia, respeta la identidad ajena.
Por eso, nuestra defensa de la autodeterminación se extiende a todas las latitudes y se opone a todas las formas de dominación, abiertas o disimuladas. Venezuela orienta su política exterior por los siempre vigentes principios de la doctrina bolivariana. América Latina debe tomar conciencia de su responsabilidad ante la Historia. Esa responsabilidad ha de traducirse en presencia activa, creadora y dinámica. Hemos hecho historia y estamos obligados a seguir haciéndola.
Venezuela ha desarrollado una consecuente, constructiva, positiva y coherente política de cooperación regional en coincidencia con México.
El Programa de Cooperación Energética suscrito entre México y Venezuela para los países de Centroamérica y del Caribe se puede calificar como ejemplo de solidaridad internacional y modelo de acción frente a responsabilidades comunes. Debe ser apenas un comienzo.
Debemos profundizarlo. Las realidades de Centroamérica y del Caribe nos obligan a una concepción audaz de nuestro papel como elementos estabilizadores en un área de interés común.
Existen inmensas posibilidades de cooperación en las más variadas áreas. Estas posibilidades se potencian si México y Venezuela exploran la posibilidad de una actuación conjunta.
Vivimos en un mundo convulsionado por la celeridad de los cambios en los patrones de comportamiento de las naciones y de los individuos. La estructura de las relaciones internacionales muestra síntomas de una crisis con rasgos diferentes de las ocurridas en el pasado. Se plantea un reto a la imaginación de aquellos que creemos que la indefensión de los oprimidos no puede ser patente de corso para que los poderosos impongan el clima propicio para la agresión, la violencia y, por tanto, la injusticia. La economía mundial presenta síntomas preocupantes de una grave disfuncionalidad que se traducen en la aparición de los más variados fenómenos negativos: hambre, inflación, crisis energética y monetaria, susceptibles de convertirse en traumas sociales y políticos de extrema gravedad.
De manera sospechosa se calla que sus causas últimas radican en la injusticia y en la falta de equidad que han caracterizado las relaciones internacionales. Asistimos impotentes al estancamiento de todo el proceso de negociaciones globales y a la desaparición de los resultados esperanzadores, aun cuando insuficientes, sobre derecho del mar, la reforma del sistema monetario internacional y el desarme.
El injusto modelo de desarrollo basado en la transferencia permanente de recursos reales desde la periferia, muestra síntomas de profundización. La competencia entre las transnacionales por la hegemonía del futuro engendra necesidades de una reindustrialización que se ampara en el proteccionismo y en el monopolio tecnológico. Aparece un bilateralismo dirigido a la consolidación de imperios capaces de garantizar mercados cautivos y materias primas baratas y seguras.
Estas tendencias implican la utilización de mecanismos tradicionales en la búsqueda de un esquema de dominación mucho más eficiente y, en este sentido, totalmente nuevo.
El proceso de reindustrialización supone altas tasas de acumulación que se pretende hacernos pagar. Alertamos sobre el acelerado proceso de deterioro de los términos de intercambio del mundo en desarrollo que visualizamos para un futuro inmediato. Denunciamos que este proceso amenaza con diluir los escuálidos frutos del redespliegue industrial operado durante las últimas décadas, compromete el desarrollo industrial alcanzado y pareciera cerrar las puertas a cualquier industrialización futura del Tercer Mundo.
Los intentos para encontrar soluciones parecen empantanados en un diálogo inconcluso que se ha convertido en fuente de creciente frustración.
Todo esto configura una situación ante la cual nadie debería permanecer impasible. Ni México ni Venezuela lo han sido.
Ni la discusión política Este - Oeste, ni el diálogo económico Norte - Sur han servido de acicate para el logro concreto de soluciones concertadas.
El empeño de profundizar y expandir el proceso educativo y la investigación tecnocientífica debe conducirnos primero a preparar recursos humanos para saber recibir, utilizar y asimilar la tecnología que se nos transfiera y para echar a andar por los caminos creadores de las nuevas tecnologías para romper el monopolio de las grandes invenciones que detentan con celo los países industrializados.
(Aplausos).
Podemos hacer bastante en organismo de integración y cooperación como el SELA y la ALADI; o en el campo financiero; o en el intercambio de experiencias y tecnologías en áreas de interés común como la petrolera y la siderúrgica.
El camino de una mayor solidaridad nos inspirará la imaginación de nuevas ideas y posibilidades para la realización de audaces iniciativas conjuntas que alcancen también lo cultural, lo humano y lo político, como necesarios ingredientes para cambios cualitativos en la naturaleza de nuestra relación.
Un mayor entendimiento entre nosotros provocará la proyección de nuestra acción hacia afuera, para reflejarse, en primer lugar, en el ámbito inmediato de nuestra presencia geoeconómica y política.
Pero el marco de nuestra acción no puede ni debe limitarse el área de Centroamérica y del Caribe, ni siquiera al más amplio de América Latina. Queremos preservar la identidad latinoamericana. Estamos consientes de que esta lucha adquiere dimensiones universales, alentadas por la constante y resuelta búsqueda de un Nuevo Orden Económico y Político Internacional, que servirá de apoyo fundamental para la América Latina, para el área del Caribe y Centroamérica y para México y Venezuela. En el Bien Común Universal está nuestro propio bien.
La iniciativa del Presidente López Portillo para celebrar en la capital mexicana una Conferencia Cumbre de Mandatarios de países en desarrollo e industrializados contribuirá a una mejor comprensión de la inescapable y creciente realidad de interdependencia entre el Norte y el Sur. La captación de esta verdad en el Norte generaría la determinación política que hasta el momento ha faltado para superar con visión y firmeza la crisis estructural de la economía mundial. Solo la vía del mutuo entendimiento produciría una genuina negociación, en donde la voluntad política de una parte dé lugar a igual determinación en la otra, en función del interés recíproco, equitativo y justo, que se traduzca en un verdadero impulso hacia un Nuevo Orden Internacional. De no ser así, si seguimos acumulando fracaso tras fracaso, se generaría un creciente escepticismo de impredecibles consecuencias. No se concibe en nuestro mundo, cada vez más interdependiente, que el Norte pueda visualizar con confianza en el futuro, mientras éste no sea también promisorio para el Sur. La suerte es común, y es la del hombre.
En el contexto de la cooperación económica entre países de desarrollo, celebraremos en Venezuela, el mes próximo, una Conferencia de Alto Nivel del Grupo de los 77, para adoptar programas y proyectos en materias como agricultura y alimentación, energía y materias primas, tecnología e industrialización, comercio y finanzas, con el objeto de acelerar la transición del plano conceptual a una etapa de medidas de orden práctico para fortalecer la unidad y solidaridad de los países en desarrollo y permitir, mediante su acción organizada, una efectiva y verdadera participación en la toma de decisiones que afectan la economía mundial.
Estas acciones de cooperación entre países en desarrollo, de las cuales nuestra nación es pionera, van en definitiva a potenciar nuestras posibilidades de convencimiento y negociación con el mundo industrializado, contribuyendo a la vez a revitalizar la concertación Norte - Sur con inmensas posibilidades de buen éxito.
La universalidad de las soluciones que buscamos en el campo económico a los graves problemas del desarrollo y la independencia, tiene idéntico paralelismo en el orden de las soluciones políticas. La solución económica está siempre vinculada a la decisión política y a la voluntad política.
América Latina necesita tener una presencia unitaria en el campo internacional. Ser una voz en coro, colectiva y potente.
Esa presencia unitaria debe abarcar, sin exclusiones, a todos los países latinoamericanos.
Lamentamos que alguno se haya apartado de la ruta latinoamericana para adherirse a la política de bloques.
La coordinación y armonización de la política exterior de los estados latinoamericanos no debe concebirse como un intento de política bloquista de férrea rigidez. Las posiciones asumidas en conjunto poseen más fuerza que las declaraciones unilaterales de cada gobierno en forma aislada.
Dos tareas inmediatas enfrenta la estrategia global de política exterior latinoamericana. Dos tareas vinculadas a la posición de América Latina como región, frente a los desafíos impostergables de la actual situación política mundial.
La primera, hace referencia al Nuevo Diálogo Hemisférico. En este Continente conviven dos regiones: la América Latina y los Estados Unidos de América. No podemos esperar sin más que el gobierno norteamericano defina cuál será su posición hemisférica para señalar, como reacción a posteriori, nuestro asentamiento o nuestra discrepancia.
Una respuesta así surgida carecería de la vitalidad esencial que implica la afirmación de la propia identidad.
La madurez, la seriedad, la sensatez y el realismo de los estadistas latinoamericanos deben plantear, con sentido positivo y urgente, los parámetros que, en nuestro criterio, deben servir de cauce a unas relaciones interamericanas fundadas en el respeto, la justicia, la cooperación y la paz. Existen dos precedentes importantes para la concreción de esta primera tarea. Me refiero al Concenso de Viña del Mar, del cual fue portavoz ante el Gobierno de los Estados Unidos de América el entonces Canciller de Chile, Gabriel Valdez, en la década de los 60s.; y a la Conferencia de Tlatelolco, en la primera mitad de los 70s., en cuya génesis y desarrollo fructífero tuvieron destacada participación los Cancilleres de México y Venezuela, Rabasa y Calvaini.
La dinámica acción de las Cancillerías latinoamericanas debe dar vida, en este inicio de los años 80s., a la propuesta de América Latina para el Nuevo Diálogo Hemisférico, aspirando a que la misma norme unas relaciones necesarias y no siempre fáciles en una década que se percibe mucho más crítica que las precedentes.
La segunda gran tarea debe ser preservar enérgicamente a este Continente de toda incidencia nefasta de la política de bloques, para que siga siendo reserva de la paz y refugio de la esperanza.
América Latina debe rechazar, como una acción contra sí misma, todo intento de torcer la ruta latinoamericana soberana de nuestros pueblos.
La armónica posición que sostengamos en el seno de los organismos internacionales, contra cualquier expresión imperial de los superpoderes hegemónicos, es un soporte sólido a la estrategia encaminada a salvaguardar nuestra propia soberanía y dignidad.
No es sólo la condenación de los abominables atentados que en otros Continentes los imperialismos realizan contra el desarrollo independiente, libre, autónomo y pacífico de otros pueblos, como lograremos el éxito de la segunda tarea que he mencionado.
El esfuerzo común reclama además, el planteamiento sincero, realista, audaz y claro de nuevas fórmulas tendentes a la justa reordenación del orden económico internacional, con la plena conciencia de que dicha meta es sólo una parte del objetivo que deseamos: el desarrollo democrático de la comunidad internacional.
No es fácil actuar en las circunstancias actuales, cuando hondos problemas sacuden y convulsionan algunas regiones. No se puede abandonar a Nicaragua, para la cual debe haber mano amiga para su reconstrucción material y económica y para abrir paso al ambiente pluralista, característica de las sociedades democráticas.
Ni aislar a El Salvador, que espera gesto amistoso que le permita alcanzar las bondades de la paz perdida y que lo ayude a encontrar el rumbo de una apertura democrática que, proscritas la violencia y el terrorismo de cualquier signo, empuje y estimule un proceso de cambios sociales que superen las estructuras de las mineralizadas oligarquías feudales.
Señor Presidente,
Honorables parlamentarios:
He hablado ante ustedes con el acento franco de quien se siente en todos los Congresos libres del mundo como en su propia casa. El Parlamento ha sido, en mi vida política, una escuela sin par de convivencia y de servicio.
Poco haríamos los Jefes de Estado sin el respaldo auténtico de nuestros pueblos. La Representación Nacional, como gran foro para la legislación, el control de la administración y el debate político - en sus dos grandes vertientes: la legítima discrepancia y la patriótica convergencia - , es elemento insustituible e insoslayable para construir la esperanza del pueblo.
Una grande pasión latinoamericana debe inspirar nuestras batallas por la paz, por la libertad y por la justicia, es decir, por la dignidad personal del hombre contemporáneo.
Muchas gracias. Muy amables" (aplausos).
AGRADECIMIENTO
El C. Presidente: Señor Presidente: La Comisión Permanente del honorable Congreso de la Unión, agradece el mensaje que ha tenido a bien dirigirnos en esta sesión solemne.
Al despedirlo, reiteramos nuestros deseos porque sus pláticas con el señor Presidente López Portillo culminen con éxito en sus propósitos. Hacemos patente nuevamente nuestras cordiales expresiones para el pueblo de Venezuela y para usted en lo personal, señor Presidente (aplausos).
Se suplica a los señores legisladores comisionados acompañen al señor Presidente Luis Herrera Campins al retirarse de esta Sala (aplausos).
- El C. secretario Ismael Orozco Loreto:
Señor Presidente, se han agotado los asuntos en cartera de la sesión solemne. Se va a dar lectura del acta de esta sesión.
ACTA
- El mismo C. Secretario:
"Acta de la sesión solemne efectuada por la Comisión Permanente de la Quincuagésima Primera Legislatura de H. Congreso de la Unión, el día siete de abril de mil novecientos ochenta y uno.
Presidencia del ciudadano senador Joaquín Gamboa Pascoe.
En la Ciudad de México, a las doce horas y cuarenta y cinco minutos del martes siete de abril de mil novecientos ochenta y uno, con asistencia de veinticinco ciudadanos legisladores, la Presidencia declaró abierta la sesión.
La propia Presidencia manifestó que, en cumplimiento del Acuerdo tomado en sesión del día dos de abril próximo pasado, se celebra esta sesión solemne para recibir al señor Luis Herrera Campins, Presidente de la República de Venezuela, quien realiza una visita de Estado a nuestro país. Se designa en comisión para que lo acompañen al interior del salón a su arribo a esta Cámara a los ciudadanos legisladores: senador Blas Chumacero Sánchez, diputado Rafael Cervantes Acuña, senador Rafael Minor Franco y diputado Jorge Flores Vizcarra.
Se declaró un receso en espera del señor Presidente de la República de Venezuela.
Se reanudó la sesión. La Secretaría, por instrucciones de la Presidencia, dio lectura a los nombres de los integrantes de la comitiva oficial del señor Luis Herrera Campins, ya presentes en el recinto, doctor José Alberto Zambrano Velazco, ministro de Relaciones Exteriores; general de división Tomás Abreu Rescanieri, ministro de la Defensa; doctor Humberto Calderón Berti, ministro de Energía y Minas; señor Luis Pastori, ministro de Estado para la Cultura; doctora Mercedes Pulido de Briceño, ministro de Estado para la Participación de la Mujer; doctor Rafael José Neri, embajador de Venezuela en México; senador Edecio La Riva Araujo, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara del Senado; diputado Marcos Falcón Briceño, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados; diputado Andrés Eloy Blanco Iturbe, miembro de la
Comisión Política Exterior de la Cámara de Diputados; doctor René De Sola, magistrado de la Corte Suprema de Justicia; doctor Manuel Pérez Guerrero, asesor de la Presidencia de la República; embajador Walter H. Brandt, director general del Protocolo; general de división Iván Moros Ghersy, jefe de la Casa Militar; general de brigada R. Rafael Alfonso Ravard, presidente de Petróleos de Venezuela; doctor Jaime Gómez Mora, presidente del Instituto de los Seguros Sociales; embajador César Rendón Lovera y doctor Elías López Ortega, presidente de Venezuela Internacional de Aviación.
Una vez que el señor Luis Herrera Campins hizo acto de presencia acompañado de la Comisión designada para el efecto, ocupó un lugar en el presídium.
El Presidente de la Comisión Permanente del honorable Congreso de la Unión, le dio cordial bienvenida y citó las afinidades de México y las de la República de Venezuela. Mencionó, entre otros conceptos, la política que sobre el petróleo ha destacado el licenciado José López Portillo, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
En seguida, el señor Luis Herrera Campins agradeció los conceptos de la Presidencia y dio lectura a un mensaje en que expresó su ideología y puntos de vista relevantes acerca de las relaciones de México y Venezuela.
La Presidencia agradeció el mensaje del señor Herrera Campins y manifestó sus deseos porque las pláticas con el señor Presidente López Portillo culminen con éxito en sus propósitos.
La misma Comisión que introdujo al distinguido visitante lo acompañó al retirarse del salón." Está a discusión el acta. Por no haber quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba... Aprobada.
- El C. Presidente (a las 14:00 horas): Se levanta la sesión solemne y se cita a sesión ordinaria a los integrantes de la Comisión Permanente del honorable Congreso de la Unión, para el próximo martes 14 de abril, a las once horas.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y
"DIARIO DE LOS DEBATES"