Legislatura LII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19820907 - Número de Diario 19
(L52A1P1oN019F19820907.xml)Núm. Diario:19ENCABEZADO
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CAMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
"LII" LEGISLATURA
Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921
AÑO I México, D. F; martes 7 de septiembre de 1982 TOMO I. NUM. 19
SUMARIO
APERTURA
ORDEN DEL DÍA
ACTA DE LA SESIÓN ANTERIOR
SE APRUEBA
INVITACIÓN
A la sesión solemne en la que el C. licenciado J. Guadalupe Cervantes Corona, Gobernador de Zacatecas, rendirá su Segundo Informe de gobierno. Se designa comisión
NOMBRAMIENTOS DE
FUNCIONARIOS DEL SENADO
La Cámara de Senadores comunica la designación de su Oficial Mayor y Tesorero. De enterado
INFORMES DE LABORES
De las Secretarías de Comunicaciones y Transportes y de Patrimonio y Fomento Industrial, correspondientes a labores desarrolladas durante un año. Se reservan para consulta
OFICIOS DE LA SECRETARIA
DE GOBERNACIÓN
CONDECORACIÓN
Solicitud de permiso para que el C. Daniel Rubín de la Borbolla, pueda aceptar y usar la que le confiere el gobierno del Ecuador. Se turna a comisión
PRESTACIÓN DE SERVICIOS
Solicitud de permiso para que los CC. María E. Gómez Cárdenas, Librado Contreras Rodríguez, Juan F. José Cerna Penichet, María de los Angeles Aguirre Rubio y Rosalinda Manzur Badra, puedan prestar servicios en la Embajada y Consulados de los Estados Unidos en México. Se turna a Comisión
ANÁLISIS DEL INFORME
PRESIDENCIAL
POLÍTICA ECONÓMICA
Hacen comentarios al Sexto Informe del C. licenciado José López Portillo, sobre política económica, los CC. Raúl López García del PST; Héctor Ramírez Cuéllar del PPS; David Orozco Romo del PDM; Rolando Cordera Campos del PSUM; Juan José Hinojosa del PAN y Manuel Cavazos Lerma del PRI
ORDEN DEL DÍA
De la sesión próxima. Se levanta la sesión
DEBATE
PRESIDENCIA DEL C. HUMBERTO LUGO GIL
(Asistencia de 369 ciudadanos diputados)
APERTURA
- El C. Presidente (a las 10:30 horas): Se abre la sesión
ORDEN DEL DÍA
- El C. secretario Everardo Gámiz Fernández:
"Primer periodo ordinario de sesiones. LII Legislatura.
Orden del Día
7 de septiembre de 1982.
Lectura del acta de la sesión anterior.
El Congreso del Estado de Zacatecas, invita a la sesión solemne en la que el Gobernador Constitucional del Estado, licenciado J. Guadalupe Cervantes Corona, rendirá su segundo informe sobre el estado general que guarda la administración pública, la que tendrá lugar el próximo 8 del actual.
Comunicación de la Cámara de Senadores
En los términos del Artículo 93 constitucional, las Secretarías de Comunicaciones y Transportes y de Patrimonio y Fomento Industrial, remiten el informe de labores correspondiente al período comprendido del 1o. de septiembre de 1981 al 31 de agosto de 1982.
Oficios de la Secretaría de Gobernación
Por el que se solicita el permiso constitucional necesario para el C. doctor Daniel Rubín de la Borbolla, pueda aceptar y usar la condecoración que le confiere el gobierno de Ecuador.
Por el que se solicita el permiso constitucional necesario para que los CC. María Esther Gómez Cárdenas, Librado Contreras Rodríguez, Juan Francisco José Serna Penichet, María de los Angeles Aguirre Rubio y Rosalinda Manzur Badra, puedan prestar sus servicios de carácter administrativo en la Embajada y Consulados de los Estados Unidos de América en México.
Análisis del Sexto Informe
Presidencial."
ACTA DE LA SESIÓN ANTERIOR
- El mismo C. Secretario:
"Acta de la sesión de la Cámara de Diputados de la Quincuagésima Segunda Legislatura del H. Congreso de la Unión, efectuada el día seis de septiembre de mil novecientos ochenta y dos.
Presidencia del C. Humberto Lugo Gil
En la ciudad de México, a las diez horas y treinta minutos del lunes seis de septiembre de mil novecientos ochenta y dos, la Presidencia declara abierta la sesión una vez que la Secretaría manifiesta una asistencia de trescientos cincuenta ciudadanos diputados.
Lectura del Orden del Día.
Sin discusión se aprueba el acta de la sesión anterior llevada a cabo el día tres de los corrientes.
Se da cuenta con los documentos en cartera: El Departamento del Distrito Federal suscribe atenta invitación al acto cívico que, con motivo del 135 aniversario de la Acción de Armas del Molino del Rey, se llevará a cabo el día 8 del actual frente al monumento erigido a la memoria de los héroes de aquella histórica jornada, en la Loma del Molino del Rey.
Para asistir a dicho acto con la representación de este cuerpo legislativo, la Presidencia designa en Comisión a los CC. diputados Miguel Angel Morado Garrido, José Parcero López, Gustavo Arturo Vicencio Acevedo, Crescencio Morales Orozco, Jesús Lazcano Ochoa, César Humberto González Magallón y Margarito Benítez Durán.
El C. Presidente de la República, por conducto de la Secretaría de Gobernación, remite la Iniciativa de Ley que reforma el párrafo segundo de la fracción IV del Artículo 74 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Recibo y a las Comisiones Unidas de Gobernación y Puntos Constitucionales, y de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública, e imprímase.
El C. licenciado Arturo Suárez Luna, Oficial Mayor de la H. Cámara de Diputados, signa un oficio al que se acompaña el inventario relativo a la documentación correspondiente a la elección de Presidente de la República, celebrada el día 4 de julio del año en curso. Túrnese a la Gran Comisión.
Los CC. Secretarios de la Comisión Permanente de la Quincuagésima Primera Legislatura del H. Congreso de la Unión remiten, para los efectos del Artículo 113 de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, los documentos que a continuación se mencionan:
Iniciativa de Ley que Reforma el Artículo 132 fracción segunda, de la Ley Federal del Trabajo, presentada por el C. diputado Octavio Rafael Bueno Trujillo. Túrnese a la Comisión de Trabajo, e imprímase.
Las Cuentas de la Hacienda Pública Federal y del Departamento del Distrito Federal, correspondientes al ejercicio fiscal de 1981. Túrnese a la Comisión de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública.
Iniciativa de Decreto enviada por el C. Presidente de la República, que reforma el segundo párrafo de la fracción II del Artículo 124 de la Ley de Amparo. Túrnese a la Comisión de Justicia, e imprímase.
Los CC. Secretarios del Colegio Electoral suscriben un oficio por el que dan a conocer
los Puntos Resolutivos aprobados en la décima segunda sesión del Colegio Electoral, de fecha 27 de agosto próximo pasado, por los que se declaran nulas las elecciones celebradas el día 4 de julio del presente año, en el vigésimo noveno distrito electoral federal del Estado de México. Túrnese a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales.
Los propios CC. Secretarios del Colegio Electoral, comunican que en la sesión del 28 de agosto anterior, se aprobó la proposición presentada por los CC. Mario Vargas Saldaña, Manuel Osante López, Enrique Soto Izquierdo y Martha Chávez Padrón, integrantes de la Primera Comisión dictaminadora, a fin de que, sin prejuzgar sobre la validez de los comicios, quede aplazada para la fecha que determine la Quincuagésima Segunda Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, la calificación de los casos correspondientes a los distritos electorales; Quinto de Guerrero, con cabecera en Tlapa de Comonfort; Segundo de Chihuahua, con cabecera en Hidalgo del Parral y Segundo de Sonora, con cabecera en Hermosillo. Túrnese a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales.
Previa solicitud y autorización de la Presidencia, hace uso de la palabra el C. Daniel Angel Sánchez Pérez, quien, a nombre del grupo parlamentario del Partido Socialista Unificado de México, presenta y da lectura a una iniciativa con proyecto de decreto, tendiente a adicionar el Código Penal para el Distrito Federal en materia común y en toda la República para los delitos de la competencia de los Tribunales Federales, con un Artículo 254- Bis. Túrnese a la Comisión de Justicia, e imprímase.
La Presidencia manifiesta a la Asamblea que, con fundamento en el Artículo 8o párrafo tercero, de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, la sesión de hoy, estará destinada al análisis del Sexto Informe rendido por el C. Presidente de la República, licenciado José López Portillo, en lo relativo a política interna.
Para tal efecto, se han registrado ciudadanos diputados de los distintos partidos políticos que integran esta legislatura, a los que la propia Presidencia da lectura de sus nombres.
A continuación, hacen uso de la tribuna los ciudadanos diputados Rafael Aguilar Talamantes del Partido Socialista de los Trabajadores, Juan Gualberto Campos Vega del Partido Popular Socialista. Baltazar Ignacio Valadez Montoya del Partido Demócrata Mexicano. José Encarnación Pérez Gaytán del Partido Socialista Unificado de México. Roger Cicero Machinney del Partido Acción Nacional, y José Carreño Carlón del Partido Revolucionario Institucional.
Agotados los asuntos en cartera se da lectura al Orden de Día de la próxima sesión.
A las quince horas y diez minutos se levanta la sesión y se cita para la que tendrá lugar el día de mañana, martes siete de septiembre, a las diez horas.
Está a discusión el acta... No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba... Aprobado, señor Presidente.
INVITACIÓN
- La C. secretaría Hilda Anderson Nevárez:
"C. licenciado diputado Humberto Lugo Gil, Presidente de la Cámara de Diputados.- Presente.
La LII Legislatura Constitucional del Estado libre y soberano de Zacatecas, tiene el honor de invitar a usted a la sesión solemne de apertura de su tercer período ordinario de sesiones, que tendrá lugar el día 8 de septiembre, a las 11 horas en el Cine Rex de esta ciudad capital declarado recinto oficial, donde el C. licenciado J. Guadalupe Cervantes Corona, Gobernador Constitucional del Estado rendirá su segundo informe sobre el estado general que guarda la administración pública.
Agradecemos a usted su amable asistencia.
Zacatecas, Zac., septiembre de 1982."
El C. Presidente: Para asistir a este acto en representación de esta H. Cámara, se designa a los siguientes ciudadanos diputados: Genaro Borrego Estrada, Antonio Herrera Bocardo, Raúl López García, Roberto Castillo Aguilar, José Dolores López, Jesús Ortiz Herrera y Ana María Maldonado Pinedo.
NOMBRAMIENTOS DE FUNCIONARIOS DEL SENADO
- El C. secretario Everardo Gámiz Fernández:
"CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.- Presentes.
Para conocimiento de esa H. Colegisladora, tenemos el honor de comunicar a ustedes que en sesión pública ordinaria celebrada en esta fecha, rindieron la protesta de ley, como Oficial Mayor y Tesorero de esta H. Cámara de Senadores, los señores licenciado Jorge Moreno Collado y C.P. Miguel Tanjian Bernal, en virtud de las renuncias de sus cargos, presentadas por los CC. licenciados Alberto Briceño Ruiz y Arturo Martínez Cáceres, respectivamente.
Reiteramos a ustedes en esta oportunidad las seguridades de nuestra consideración atenta y distinguida.
México, D. F., 3 de septiembre de 1982.- Fernando Mendoza Contreras, S. S.- Alfonso Zegbe Sanen, S. S."
- Trámite: De enterado.
INFORMES DE LABORES
- La C. secretaría Hilda Anderson Nevárez:
"Escudo Nacional.- Secretaría de Comunicaciones y Transportes.- México, D. F., 1o. de septiembre de 1982.
H. Congreso de la Unión.- Presente.
En cumplimiento a lo dispuesto en el Artículo 93 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, me es grato dar cuenta al H. Congreso de la Unión, mediante este informe anual, que va del 1o. de septiembre de 1981 al 31 de agosto de 1982, del estado que guardan los asuntos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que tuvo a bien encomendarme el C. Presidente de la República.
Reitero al honorable Congreso las seguridades de mi más alta y distinguida consideración.
Atentamente.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
El Secretario, licenciado Emilio Mújica Montoya."
- Trámite: Recibo y resérvese en el Archivo para consulta de los ciudadanos diputados.
- El C. secretario Everardo Gámiz:
"Escudo Nacional.- Secretaría de Patrimonio y Fomento Industrial.- México, D. F., 26 de agosto de 1982.
H. Congreso de la Unión.- Presente.
En los términos del Artículo 93 constitucional, doy cuenta a ese H. Congreso de la Unión, del estado que guardan los asuntos que competen a esta Dependencia del Ejecutivo a mi cargo, durante el período comprendido entre el 1o. de septiembre de 1981 y el 31 de agosto del presente año.
Atentamente.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
El Secretario, licenciado José Andrés de Oteyza."
- Trámite: Recibo y resérvese en el Archivo para consulta de los ciudadanos diputados.
OFICIOS DE LA SECRETARIA
DE GOBERNACIÓN
CONDECORACIÓN
- La C. secretaria Hilda Anderson Nevárez:
"Escudo Nacional.- Estados Unidos Mexicanos.- Poder Ejecutivo Federal.- México, D. F.- Secretaría de Gobernación.
CC. Secretarios de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión.- Presentes.
A continuación transcribo a ustedes, para su conocimiento y fines legales procedentes, la atenta nota que el doctor Daniel Rubín de la Borbolla, dirigió al suscrito:
"El embajador del Ecuador, acreditado ante la Secretaría de Relaciones de México, me ha notificado, que su gobierno me ha concedido la condecoración al mérito cultural, de la clase, que me será impuesta próximamente. A efecto de cumplir con las normas legales establecidas, solicito de la Secretaría de Gobernación, a su muy digno cargo, el permiso correspondiente, con dispensa de trámite, para hacer uso de dicha distinción."
Reitero a ustedes en esta oportunidad las seguridades de mi consideración distinguida.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
México, D. F., a 2 de septiembre de 1982.
"Año del general Vicente Guerrero.
El Secretario, profesor Enrique Olivares Santana."
- Trámite: Recibo y a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales.
PRESTACIÓN DE SERVICIOS
- El C. secretario Everardo Gámiz Fernández:
"Escudo Nacional.- Estados Unidos Mexicanos.- Poder Ejecutivo Federal.- México, D. F.- Secretaría de Gobernación.
CC. Secretarios de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión.- Presentes.
Para conocimiento de ustedes y fines legales procedentes, a continuación les transcribo oficio que la Secretaría de Relaciones Exteriores dirigió a ésta de Gobernación, con fecha 19 de agosto próximo pasado, enviándoles además con el presente el anexo que en el mismo se menciona:
"Mucho agradeceré a usted tenga a bien solicitar al H. Congreso de la Unión, el permiso a que se refiere la fracción II, apartado B, del Artículo 37 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para que las personas cuya lista se proporciona a continuación, puedan prestar sus servicios en la Embajada y Consulados de los Estados Unidos de América en México. La nacionalidad mexicana de dichas personas se ve acreditada por las fotocopias en sus respectivas actas de nacimiento que se remiten anexos al presente oficio.
Nombre: C. María Esther Gómez Cárdenas. Puesto: Secretaria. Lugar de trabajo: Embajada de E.U.A. en México.
Nombre: C. Librado Contreras Rodríguez. Puesto: Empleado. Lugar de trabajo: Embajada de E.U.A. en México.
Nombre: C. Juan Francisco José Serna Penichet. Puesto: Empleado. Lugar de trabajo: Embajada de E.U.A. en México.
Nombre: C. María de los Angeles Aguirre Rubio. Puesto: Asistente Consular.
Lugar de trabajo: Consulado general de los E.U.A. en Cd. Juárez, Chih.
Nombre: C. Rosalinda Manzur Badra. Puesto: Secretaria. Lugar de trabajo: Consulado general de los E.U.A. en Monterrey, N.L.
Reitero a ustedes en esta oportunidad las seguridades de mi consideración distinguida.
Sufragio Efectivo. No Reelección.
México, D.F., a 2 de septiembre de 1982.
'Año del general Vicente Guerrero.'
El Secretario, profesor Enrique Olivares Santana."
- Trámite: Recibo y a la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales.
ANÁLISIS DEL INFORME
PRESIDENCIAL
POLÍTICA ECONÓMICA
El C. Presidente: Con fundamento en el Artículo 8o. párrafo de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, la sesión de hoy estará destinada al análisis del Sexto Informe rendido por el licenciado José López Portillo, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, sobre política económica.
Se han registrado para tal efecto, los siguientes ciudadanos diputados: Del PST Raúl López García; del PPS, Héctor Ramírez Cuéllar; del PDM, David Orozco Romo; del PSUM, Rolando Cordera Campos; del PAN, Juan José Hinojosa; y del PRI, Manuel Cavazos Lerma.
En tal virtud, se concede el uso de la palabra al C. diputado Raúl López García.
El C. Raúl López García: Señor Presidente;
Compañeros diputados:
Corresponde desde el punto de vista del Partido Socialista de los Trabajadores, hacer una serie de análisis acerca de los aspectos económicos del VI Informe del Presidente López Portillo.
Yo creo, porque es una postura que las fuerzas revolucionarias siempre asumimos ante los acontecimientos de la vida nacional, que nosotros tenemos que abordar los aspectos del análisis económico del informe presidencial con una postura fundamentalmente crítica que puede ayudarnos a localizar con toda precisión los aspectos de esa política económica frente a los cuales los intereses de los trabajadores deben manifestar con toda firmeza y con todo vigor sus discrepancias.
En primer lugar todos recordamos que en diciembre de 1976 en el marco de aguda confrontación política entre las fuerzas de la iniciativa privada y el grupo gobernante, asume el poder de la Nación el Presidente López Portillo. En aquel momento él hace un llamado que se denominó de la tregua en virtud de las serias dificultades que en ese momento estaba atravesando la Nación.
Expresadas también en fuertes presiones del imperialismo norteamericano unidos a la acción desestabilizadora de la iniciativa privada que no había dudado en ningún momento en tener una actitud antinacional, lesiva a los intereses de nuestro país.
En ese sentido el imperialismo norteamericano y sus aliados internos de la gran burguesía mexicana, pretendían objetivos políticos muy claros para lesionar el futuro desarrollo de nuestro país. Sencillamente el imperialismo norteamericano se había fijado la utilización del arma de los alimentos como un instrumento para debilitar y golpear la soberanía de la nación, tratando también de imponer un modelo sustentado en la expoliación del petróleo llevando al país al canje de alimentos por petróleo. Ese es a nuestro juicio, junto con las duras presiones del Fondo Monetario Internacional en ese momento, el marco en el que el gobierno del Presidente López Portillo asume su mandato constitucional. Es por esta razón que básicamente el gobierno mexicano formula un proyecto nacional de independencia, de soberanía, señalando dos prioridades básicas y fundamentales: la producción de alimentos y el desarrollo de los energéticos. Como sustento y pilar fundamental para propiciar la modernización de la industria nacional, hacerla competitiva para poder seguir financiando el desarrollo de nuestro país; sin embargo en este sentido, esas intenciones totalmente justas, positivas e importantes, se llevaron adelante desde nuestro punto de vista con una postura que nuevamente, bajo las presiones del Fondo Monetario Internacional y de esta iniciativa privada desestabilizadora que se expresó en una tesis que fue parte de la propia campaña del presidente López Portillo, de "la solución, somos todos"; es decir, se llamó nuevamente a esas fuerzas antinacionales desestabilizadoras de la economía, a ser parte del proyecto histórico de la nación; y eso cuando nosotros sabemos con toda claridad que la contradicción principal que determina el desarrollo histórico de nuestro país, es la contradicción que existe entre el imperialismo y la nación. En ese sentido, la política de la
Alianza para la Producción que se instrumenta en 1977, que pone énfasis en el aspecto de la alianza del gobierno con los sectores privados y empresariales para orientar la producción de alimentos básicos, a nuestro juicio, definitivamente se hace sobre la base de una política económica, que se orienta fundamentalmente a tratar nuevamente de sostener lo que ya la historia había venido demostrando, como fue el desarrollo estabilizador, que no era posible contar con esas fuerzas económicas, para sacar adelante el desarrollo económico de nuestro país.
En ese mismo momento también, las presiones intensivas están orientadas hacia limitar el papel rector del Estado en la economía. ¿A través de qué instrumento? A través de la retracción del gasto público.
Creo que todos recordamos perfectamente la discusión que, incluso en el gabinete económico de López Portillo se da en ese momento, entre el señor Secretario de Hacienda y el señor Secretario de Programación y Presupuesto, cuando choca la política monetarista con la tesis de utilizar el gasto público como un instrumento del Estado mexicano para orientar la política económica de la nación.
En ese sentido el Presidente de la República plantea tres períodos fundamentales; el período de la recuperación, el período de la consolidación, y, finalmente, el período del crecimiento acelerado.
Y para el financiamiento de este proyecto de desarrollo económico finalmente se acude a dos instrumentos básicos y fundamentales, que son: el petróleo y la deuda pública. Del 76 al 82 en el sexenio se ha cuadruplicado. Aquí hemos escuchado, en el propio Informe, que la orientación de este adeudamiento del sector público ha sido básicamente orientado al desarrollo de la industria petrolera, de la industria petroquímica, que ha sido uno de los ejes fundamentales para traer recursos económicos para la nación.
En este sentido la política económica que se instrumenta, al postular la Alianza para la Producción, al volver a llamar a ese sector antinacional que definitivamente había demostrado una postura de estar totalmente en contra de los intereses de la nación, posibilita el que nuevamente durante los 5 años subsecuentes y a un costo político y económico muy serio, se deje el proyecto de la clase más lúcida de la nación, que es la clase obrera, postergando y sin ser considerado como una alternativa con la reforma económica para sacar adelante los intereses de nuestro país. Incluso la clase obrera, las fuerzas populares de nuestra nación, con un profundo sentido patriótico, con un profundo sentido consecuente y responsable, de responsabilidad política, prefieren postergar sus demandas económicas para efecto de que esta política de desarrollo nacional marche, y en ese sentido la reforma económica propuesta por el movimiento obrero, con importantísimas medidas, definitivamente es postergada cuando todos nosotros sabemos que ahí se concentran un conjunto de aspectos, de tesis, de situaciones para modificar el rumbo histórico de la nación y hacerlo acorde a los intereses de las grandes mayorías del país.
Eso se traduce también en serie de aspectos concretos: El sector social de la economía, que es un sector que nosotros debemos de propiciar, de proteger, de ampliar, porque representa la expresión concreta de la alianza histórica del estado con las fuerzas más importantes de la nación, los obreros y los campesinos, no es considerada como parte fundamental del proyecto de política económica que se instrumenta en nuestro país.
Es por esas razones que nosotros tenemos que ser profundamente autocríticos, críticos, mejor dicho, porque definitivamente la situación y el modelo de desarrollo económico que quiere enfrentar dos prioridades fundamentales, la de los alimentos y del desarrollo de la industria petrolera, se hace nuevamente sobre la base de fundamentarlo en el apoyo a la iniciativa privada, a la gran burguesía, que finalmente, a lo largo de los 5 años, vuelve a demostrar su conducta antinacional, su conducta antipatriótica y a ponerse con toda claridad, como lo hizo en el 76, del lado de las fuerzas del imperialismo norteamericano, y por lo tanto esa iniciativa privada, usufructuadora y gananciosa del desarrollo económico de los últimos 40 años, definitivamente no puede ser considerada parte del programa del desarrollo histórico de la nación mexicana. Es una fuerza antinacional que sirve a los intereses del imperialismo norteamericano.
La situación junto a esta actitud también en los últimos 12 meses se ha dado una intensiva acción política, diplomática, financiera y militar del imperialismo norteamericano para detener la marcha de los pueblos en el mundo.
Quién no sabe que uno de los aspectos de la crisis financiera es producto del encarecimiento de las tasas de interés que han hecho los poderosos financieros norteamericanos y que con eso están lesionando las economías como la nuestra y las economías de muchos países en el mundo.
Asimismo, en ese sentido nosotros consideramos, por lo tanto, que es imprescindible que del proyecto de desarrollo histórico de la nación, ahora que el día de ayer comentamos con mucha profundidad las implicaciones y las consecuencias políticas que ha tenido para reimprimirle la iniciativa histórica a la nación, la nacionalización de la banca, el que el Estado mexicano reasuma su papel rector de la economía y considere como parte de su
proyecto fundamental el programa de reforma económica del movimiento obrero.
Sabemos que aquí, en el aspecto de la política económica va a haber una seria discusión, una seria discusión acerca del significado que tiene el gasto público como instrumento del Estado para poder orientar el sentido y el desarrollo nacional. No dudamos, por ejemplo, que el PDM, que el propio PAN, vengan aquí a la tribuna, como ayer lo hicieron, a descalificar lo que es una facultad del Estado mexicano, producto del origen que tiene en nuestro país.
El Estado mexicano debe reasumir su papel rector en la economía, orientar el proyecto de desarrollo de la nación y, por lo tanto, definitivamente, llevar adelante, en apoyo con las masas populares, la reconstrucción nacional de nuestro país.
No concordamos ayer con el eufemismo que utilizó el diputado Carreño para menospreciar la tesis de un gobierno democrático de reconstrucción nacional porque sencillamente sería desconocer, por ejemplo, que frente a la acción depredadora de la banca privada que lesionó el aparato productivo al orientarlo no al consumo nacional sino a satisfacer determinadas pautas y niveles de ingreso, necesitamos definitivamente, para reasumir el proyecto histórico de la nación, la total reconstrucción de la planta productiva para hacerla acorde a los intereses nacionales.
Igualmente, no podemos nosotros desconocer que en el caso del campo mexicano, por ejemplo, con el instrumento que se denomina Ley de Fomento Agropecuario, se ha abierto de par en par, con el Artículo 32, la posibilidad política, la posibilidad en serio de que la propiedad social que es una conquista histórica de las masas campesinas de nuestro país, de que el ejido y la comunidad sean arrasadas por el capital privado al permitirse la asociación en el Artículo 32 del documento agropecuario, de esos supuestos pequeños propietarios que no son más que latifundistas disfrazados y de esa manera avasallar el desarrollo de la propiedad social en el campo mexicano.
En ese sentido, también no podemos nosotros desconocer que muchas áreas de la economía están superpenetradas por el capital extranjero. ¿Cuál va a ser la actitud frente al capital extranjero? ¿vamos a seguir permitiendo que domine áreas tan importantes como la alimenticia, como otras tan importantes como la de implementos agrícolas? Nosotros pensamos por esa razón que la reconstrucción nacional es una cuestión básica y fundamental que ahora, con el instrumento de la banca nacionalizada, las fuerzas nacionales y populares debemos de llevar adelante.
Otro de los aspectos que a nuestro juicio expresan claramente esta situación que hemos comentado al principio, es que al acudir a las dos palancas, la exportación de la producción petrolera y el endeudamiento público, se dejó de lado la instrumentación de algo que durante muchos años las clases populares de nuestro país han venido demandando y es el que el Estado, en el uso de sus facultades, se acopie de recursos financieros a través de una reforma fiscal que grave profundamente por la vía de los impuestos directos, las utilidades del gran capital, que en todo esto, al final de cuentas, ha seguido siendo el ganón de la economía en nuestro país.
Porque no podemos nosotros aquí dejar de lado el gran sacrificio que significó para las clases populares, para la clase obrera, el postergar demandas de tipo salarial, el postergar reivindicaciones económicas en aras de que la Nación saliera adelante y de que este proyecto pudiera definitivamente materializarse en el vigor de la economía, en la fuerza económica de la nación, para poder salir adelante.
En síntesis, la opinión del Partido Socialista de los Trabajadores es que localizando tal como lo hizo el señor Presidente de la República, no es posible que volvamos a caer en el error político de pensar que quienes el primero de septiembre fueron calificados como desnacionalizados, antipatrióticos, puedan nuevamente formar parte del proyecto de desarrollo económico de la nación, que no es sino expresión del proyecto contenido de desarrollo nacional independiente, soberano y justo que nuestro pueblo conquistó en la Revolución de 1910 y 17.
Y ayer escuchamos importantes tesis, importantes señalamientos que marcan la posibilidad política de que el grupo gobernante reasuma la ofensiva política, siga como rector de la economía, con una economía petrolera fuerte, pero que ahora se hace imprescindible el que se tomen medidas importantes como la reforma fiscal, como la limitación al capital extranjero, como el desarrollo amplísimo y poderoso del sector social de la economía, que representan los trabajadores en alianza con el estado, para que ahora sí tengamos la garantía fundamental de que este país no va a ser cancelado en el desarrollo que conviene a los intereses mayoritarios de nuestro pueblo.
Necesitamos que en el próximo período una política que se sustente en el apoyo mayoritario de la clase obrera, de los campesinos, para fortalecer el sector social de la economía, limitar la penetración del capital extranjero, reorientar la planta productiva del país para hacerla acorde a los intereses nacionales.
Y, compañeros diputados, yo creo que estamos ante una gran oportunidad histórica, porque tenemos los recursos del petróleo nacionalizado, tenemos los recursos ahora de la banca nacionalizada, y porque tenemos organizada y
firme a la clase más lúcida de la nación que es la clase obrera. Muchas gracias. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. diputado Héctor Ramírez Cuéllar.
El C. Héctor Ramírez Cuéllar: Señor Presidente;
Señores diputados:
Ayer fracasó la campaña para que los ahorradores retiraran de los bancos privados sus recursos financieros, como una manifestación de protesta por las medidas del señor Presidente de la República anunciadas el 1o. de septiembre.
Ayer las actividades bancarias se desarrollaron normalmente.
Para mañana miércoles distintas agrupaciones patronales, sobre todo de los grupos financieros de Monterrey, han convocado a un paro nacional de carácter patronal. Pero este paro ni siquiera tiene el respaldo total de los intereses afectados. Hay fisuras: hay divisiones en el interior de la burguesía que nos hacen pensar que este paro no tendrá la proyección nacional que quienes lo han proyectado quisieran que tuviera. Sin embargo, consideramos que los obreros en el caso de producirse este paro, deben tomar las instalaciones fabriles y comerciales y cancelar aquellos servicios concesionados por el Estado. Esta lucha que hoy tiene su culminación con la nacionalización de la banca privada y con la implantación del control de cambios, es una larga lucha del pueblo mexicano, de sus organizaciones sindicales y campesinas, de sus partidos democráticos, por lograr que la Nación mexicana, que el Estado mexicano tuviera los recursos financieros fundamentales para promover su desarrollo. Esta lucha se inicia propiamente durante el Gobierno del General Plutarco Elías Calles al crear el Banco Central con objeto de regular y canalizar el crédito y de atender lo referente al funcionamiento del sistema bancario privado. ¿Por qué surge el Banco de México? Surge porque en el año de 1862 en que aparece el primer banco comercial del país, el Banco de Londres y México aparece un elemento fundamental de la banca privada mexicana, su liga estrecha con el capital extranjero, su íntima relación con las inversiones extranjeras, ya que como todos sabemos, el Banco de Londres y México surge como una sucursal de la banca londinense y de las inversiones británicas ubicadas en nuestro país. A partir de ese momento la banca privada se desarrolla, íntimamente asociada con el capital extranjero. y con el capital nacional.
En 1978 la Cámara de Diputados aprobó una serie de reformas a la Ley de la materia con el objeto de crear las instituciones de banca múltiple. Estas reformas provocaron un sensible fortalecimiento de estas instituciones financieras, provocaron el fortalecimiento, la modernización y la concentración bancaria que a partir de 1978 se desarrollara de una manera extraordinaria. Sin embargo, para que la Cámara de Diputados y el sector democrático de ésta, pueda valorar en sus justos términos la nacionalización de la banca, conviene plantear en qué condiciones se desarrollaba hasta antes del primero de septiembre la política económica del Estado; porque para el Partido Popular Socialista, las medidas anunciadas el primero de septiembre no son un acto súbito, voluntarista o personalista del Presidente de la República, no constituyen una decisión mágica, sino forman parte de un proceso que de una manera muy rápida se aceleró en los últimos meses en nuestro país.
El gobierno del Presidente José López Portillo se propuso, como aquí se ha recordado, tres objetivos de carácter estratégico: 1. La recuperación de la economía, después de la crisis de 1976; 2. La consolidación de los frutos de esa superación; y 3. El desarrollo acelerado de la economía nacional.
Debemos reconocer si hemos de ser honestos y objetivos, que el Presidente López Portillo logró plenamente el primer objetivo, la recuperación de la economía que se registra en 1977 y en 1978. Se superan los problemas coyunturales del año de 1976 y nuevamente la economía nacional recupera su ritmo dinámico, pero ahora, a un ritmo mucho más elevado que en el pasado inmediato. El producto nacional bruto se eleva considerablemente hasta tener la cifra extraordinaria de crecimiento del 8% anual. Se incrementa la generación de empleos, se fortalece la capacidad financiera del sector público, y en 24 meses la economía nacional entra a un proceso de reanimación en todas sus actividades productivas. Sin embargo, deseamos señalar que la recuperación económica se fundamentó en 3 factores fundamentales: El primero, la explotación y exportación masiva de petróleo y de gas hacia los Estados Unidos, que hizo que el país tuviera, de pronto, grandes volúmenes de divisas financieras como no había tenido ni soñado el Estado mexicano contemporáneo.
De pronto llegaron al país enormes cantidades de divisas que ascendieron hasta 12 mil millones de dólares, y el estado se fortaleció desde el punto de vista financiero. Una gran parte de esas divisas se canalizaron hacia sectores estratégicos de la economía, fundamentalmente hacia el sector petrolero, eléctrico y del acero. Pero lo más grave al enfocar esta política de recuperación, fue la política de restricción a los salarios de los trabajadores, y la congelación de los precios de garantía de los productos del campo. Como complemento, se otorgó un estímulo excesivo al capital privado, que aumentó sus utilidades como nunca en la historia moderna del
país. Es decir, se aplicó una concepción típicamente capitalista, abatiendo los consumos populares, limitando los salarios y logrando un aumento considerable en la tasa de ganancia de las grandes empresas. Fueron los años en que las grandes empresas obtuvieron utilidades en la bolsa de valores hasta del 60% anual. Coincidió esa etapa con un mercado petrolero favorable a nuestro país y a todos los países petroleros.
En México fue el período de la administración del grupo de Jorge Díaz Serrano, que empezó a manipular los sentimientos nacionalistas del pueblo sobre la base de encontrar enormes yacimientos petroleros. Curiosamente, esa manipulación del nacionalismo por parte del grupo de Díaz Serrano coincidía con los informes de la Rand Corporation y de la CÍA sobre los recursos energéticos encontrados en el subsuelo mexicano.
Sin embargo, debemos señalar que empezó el germen de la destrucción de esta etapa económica. El sector público, el gobierno perdió la disciplina necesaria en la importación de maquinaria y equipo, se elevó considerablemente nuestro déficit comercial, nuestro déficit en balanza de pagos y esto provocó que llegaran a nuestro país enormes volúmenes de productos importados, pero no solamente de bienes productivos. Debemos reconocerlo y señalarlo, sino también de bienes de carácter suntuario y de artículos de lujo. México vivió un auge financiero relativo en lo que pronto un pequeño grupo de la burguesía del Estado y la Burguesía industrial y comercial empezaron a usufructuar los recursos financieros obtenidos por el petróleo. Calculamos que aproximadamente el 40% de los recursos petroleros, recursos que eran de la nación, recursos que eran del pueblo, fueron transferidos a la burguesía industrial, comercial y bancaria y de esta manera empezó a perderse la perspectiva para la política económica del Presidente José López Portillo.
En aquellos años, la burguesía exigió, presionó, manipuló y finalmente logró usufructuar una gran parte de esos recursos económicos, de esta manera asistimos a lo que el Partido Popular Socialista ha considerado como una política profundamente equivocada del gobierno de José López Portillo.
En qué consistió esta política? ¿Por qué la combate el Partido Popular Socialista? Esta política consistió en otorgar apoyos y estímulos nunca vistos en la historia moderna del país, a la burguesía industrial y comercial exenciones de impuestos, permisos de importación, estímulos financieros, permisos de todo tipo para comprar maquinaria y en general, una política de entrega de los recursos nacionales y populares a diversos sectores de la burguesía nacional. Esto provocó que durante los años de 1981 y 1982, asistiéramos a un fortalecimiento peligroso de ese sector económico de la Nación y que una gran parte de la posibilidad del Estado para financiar su desarrollo se perdiera, ya que una gran parte de esos recursos se entregaban al sector privado por la vía del subsidio.
Hubo un profundo error de los responsables de la política petrolera: en junio de 1981 el grupo de Jorge Díaz Serrano hizo una gira por Europa y ya en ese momento había indicios muy claros de la transformación del mercado petrolero; ya en ese momento las revistas especializadas en la materia afirmaban que los grandes países capitalistas estaban acaparando grandes reservas estratégicas de petróleo, y sin embargo los directores de la empresa petrolera no tuvieron la sensibilidad suficiente para entender que en el mercado petrolero había cambiado, y ahora estaba entrando a una fase de dominio por parte de los países capitalistas industrializados, y en consecuencia que el desplome de los precios del crudo era algo inevitable.
Si eso lo sabíamos los que no somos especialistas en materia petrolera, si eso lo sabíamos los que leemos algunas revistas serias de carácter científico, por qué la dirección petrolera no cobró conciencia y por el contrario, se decidió a finales de 1981, a aumentar la aportación de México a las reservas estratégicas de los Estados Unidos, contribuyendo de esa manera a desquiciar el mercado petrolero y a desplomar el precio del crudo.
Sin embargo, a pesar de todo, el gobierno mantuvo una actitud extraordinariamente benévola frente al ejercicio de ciertas libertades económicas propias del régimen capitalista.
En primer lugar, un respeto irrestricto a la libertad cambiaría. Recordemos que el ex director del Banco de México Miguel Mancera Aguayo, había publicado un documento en el cual condenaba cualquier política de control de cambios e insistía exactamente en la misma política tradicional, la de la libertad de cambios.
En enero de 1982 antes de la devaluación, el Partido Popular Socialista y otros partidos ya estaban denunciando la fuga de capitales hacia los Estados Unidos; ya aparecía con gran virulencia el fenómeno de la dolarización en una gran parte de la actividad económica del país y sin embargo, el Gobierno Federal mantuvo a toda costa el ejercicio de la libertad cambiaría y de la libertad de los capitales para salir del país. Después de la devaluación del 15 de febrero, el Gobierno Federal no toma ninguna medida importante para cancelar el procesos vicioso inflación devaluación inflación. Solamente se toman medidas de carácter monetarista, de carácter estrictamente capitalista sin ir al fondo de lo que estaba
oculto en la devaluación del 15 de febrero. A eso debemos agregar que continuaba la fuga de capitales, que continuaba la especulación financiera y continuaba el atesoramiento de la divisa norteamericana.
México llegó a niveles verdaderamente escandalosos. La divisa norteamericana que debe servir fundamentalmente como medio de pago internacional, llegó a convertirse en México, en un instrumento de enriquecimiento súbito por parte de una breve minoría.
El gobierno dejó a la libre flotación la moneda y al hacerlo dejó a merced de la banca privada fijar la nueva paridad. Porque debemos reconocer que cuando el gobierno dice que la moneda se deja al libre juego de la oferta y la demanda, se está dejando a la decisión de los grandes grupos industriales y financieros del país que son los que finalmente impusieron la paridad. La devaluación, las dos devaluaciones tuvieron un alto costo económico y también un alto costo político. Desde el punto de vista económico, el estado empezó a entrar a un proceso acelerado de debilitamiento, había un estado fuerte; sin embargo, el Gobierno mostraba claros signos de debilidad, de complacencia y de tolerancia con respecto a la burguesía, la figura del Presidente de la República se desprestigió, se deterioró, y la burguesía comenzó a exigir más y más y cada día más. Una política hábil se fue tejiendo en torno a la figura del Presidente; por un lado, se le adulaba, se le exaltaba llamándolo el constructor del México moderno; y por el otro, cuando el Gobierno tomaba alguna decisión contraria a la burguesía, era atacado, el Presidente estuvo acorralado por los grupos de presión de este país, especialmente por la burguesía, había una situación paradójica; México estado fuerte, estado rector de la economía y Presidente que daba signos de clara debilidad política y de claro abandono de la política del nacionalismo revolucionario.
El movimiento obrero estaba pasivo, estaba aletargado y solamente se escuchaba la crítica de los partidos de la clase obrera; sin embargo, en este proceso debemos señalar el papel que jugó la banca privada porque de la comprensión de éste podremos entender a cabalidad el porque de la nacionalización de estas instituciones.
A partir de 1978 los diputados del Partido Popular Socialista cuando se discutía la banca múltiple, planteamos nuestra preocupación respecto de que la banca múltiple iba a generar un acelerado proceso de concentración bancaria y efectivamente así ocurrió.
De 1978 a esta fecha la concentración bancaria indica que en cuatro grandes bancos se ubica el 65% de los recursos que el pueblo ha depositado, los bancos regionales, los bancos pequeños, comenzaron a desaparecer, fueron absorbidos o incorporados por los grandes bancos.
Y nos encontramos en un plazo muy breve con una poderosa concentración bancaria, no conocida en el país. Además la banca se modernizó en virtud de que ahora la banca prestaba todos los servicios en una sola institución, ya no era la banca especializada del pasado sino que ahora se prestaban todos los servicios múltiples que la banca prestaba hasta el primero de septiembre.
Por otro lado. aumentó la rentabilidad de los banqueros, como nunca en el pasado las utilidades de la banca aumentaron considerablemente.
Otro fenómeno acelerado fue la relación entre el capital bancario y el capital industrial, ese fenómeno nosotros lo habíamos advertido en 1978. Sin embargo, no se tomó ninguna medida para frenarlo, se permitió, en ese año, que las sociedades financieras tuvieran hasta el 25% de las inversiones en una empresa industrial, es decir, la Banca Múltiple fue legitimando la ubicación de los banqueros en la industria, así llegamos a una asociación, a un ensamblamiento entre la banca y la industria. Bancomer, tenía inversiones o controlaba total o parcialmente: Laminera Frisco, Fábricas de Papel Loreto y Peña Pobre, Cervecería Moctezuma, Palacio de Hierro, Industrial Minera de México, Tubos de Acero, Cigarrera la Moderna, Kimberly Clark, Puerto de Liverpool y Aurrera.
Banamex, controlaba total o parcialmente: Condumex, IEM, Industrias Nacobre, Celanese Mexicana, Negromex, Unión Carbide, Indetel, Compañía Mexicana de Aviación y Reinos Aluminio.
Se había probado, en aquella época, que las sociedades financieras también sólo tuvieran derecho al 15% de las acciones, con el objeto, decían los autores de aquella iniciativa, de que la banca no controlara la industria, sin embargo, éste no fue ningún impedimento, ya que, por ejemplo, Banamex, con el 21% de las acciones, controló la Presidencia de Unión Carbide; Banamex, con el 10% de las acciones, controló la Vicepresidencia de Celanese Mexicana; Bancomer, con el 15%, controló la Presidencia del Puerto de Liverpool; Banamex con el 10% de las acciones, dominó la Presidencia de Fundidora Monterrey: Es decir, con una cantidad no considerable de acciones, y en virtud de distintos mecanismos que los contadores de Acción Nacional conocen perfectamente bien, se controlaron presidencias y vicepresidencias de consejos de administración de importantes empresas, es decir, se aceleró el proceso de concentración monopólica. Las principales empresas privadas, las 10 más importantes, fueron penetradas por la banca privada, observándose el siguiente mecanismo: por un lado, las empresas privadas ocuparon
cargos de dirección en la banca y, al contrario, como complemento, la banca incrustó a elementos de sus consejos de administración en las empresas. Es decir, se dio un ensamblamiento creciente entre el capital bancario y el capital de la industria privada.
Pero debemos señalar también que los accionistas de la banca realmente no hicieron ninguna aportación productiva considerable, por eso el término que el Presidente utilizara para la banca, el término de parásitos, es objetivamente válido. Por ejemplo, los accionistas de BANCOMER apenas aportan el 3.8%; los accionistas de BANAMEX aportan apenas el 4.1%; los accionistas de COMERMEX aportan el 2.7%, es decir, se había formado un breve grupo de la burguesía bancaria apenas constituido por 500 familias que manejando aportaciones ridículas, insignificantes, operaban enormes volúmenes de capital, casi hasta el 1o. de septiembre, por un monto de 3 billones de pesos, es decir, estábamos ante un acelerado proceso.
El servicio bancario de concentración del poder financiero en manos de 500 familias. El servicio bancario que era una concesión del Estado, un servicio administrativo de intermediación simplemente, se convirtió en el negocio más grande que pueda hacer un capitalista en nuestro país. Por eso los banqueros decían: vivimos en el paraíso bajo el gobierno de José López Portillo, porque nunca en la historia de la banca habían tenido las enormes utilidades ellos y sus empresas.
El servicio de intermediación bancaria se volvió extraordinariamente rentable sumamente caro y finalmente se revirtió en contra de los intereses nacionales y populares. Tan sólo Bancomer y Banamex concentraron el 78% de las utilidades de todo el sistema bancario privado; otros bancos también observaron un auge sin precedentes extraordinario, el Banco del Atlántico, por ejemplo, tuvo el año pasado utilidades por 345 millones de pesos y en dos años aumentó su capital en un 52%. Al igual que con Bancomer, Banamex, Serfín y Comermex, que eran cabezas de consorcios industriales, también el Banco del Atlántico encabezó un sector industrial, el sector de la industria de la construcción, participando o controlando acciones en la Erickson, Tamsa, Tolteca. Grupo ICA y General de Gas.
Otro banco que también se erigió en cabeza de un consorcio industrial fue Banpaís, que fue un instrumento subsidiario del Grupo Vitro, que se encarga de la fabricación de vidrio y de todos los insumos correspondientes. Ese banco prestó fundamentalmente recursos a Cipsa, Alfa, el Banco de Cédulas Hipotecarias, también observó un aumento en sus capitales de 61%, y se colocó entre las instituciones financieras con mayor utilidad al año.
La Banca Cremi se convirtió en el prestador del grupo industrial Peñoles; la Banca Confía incrementó sus recursos en un 167%, y sus utilidades en un 123%, es decir, de 1978 hasta el informe presidencial, se estaba operando el carácter selectivo del crédito, de los bancos hacia unas cuantas empresas; se otorgaban créditos a las empresas en las cuales los banqueros tenían acciones o inversión; eran los llamados clientes favoritos de la banca privada, y por el otro lado se hizo prácticamente nugatorio el acceso del crédito a la pequeña y a la mediana industria y prohibitivo para los particulares.
Debemos recordar que los préstamos hipotecarios prácticamente se elevaron hasta un 60%, terminándose la posibilidad de financiar por ejemplo los programas de vivienda popular, es decir, se había concentrado el crédito en poder de unas cuantas empresas, desafortunadamente, o afortunadamente ahora las más importantes del país, y ya para el informe presidencial la industria privada giraba en torno de la banca y no al contrario como debería ser los más sano en un país capitalista.
La industria privada operaba en función de las directivas de la banca, perdiendo un gran poder de autonomía como sector propio de la economía.
Pero la otra función que la banca tuvo en estos años, fue la de servir de vehículo de salida de capitales, ya que con la reglamentación aprobada en 1978, se permitió la llamada internacionalización de la banca privada. Es decir, se pusieron en marcha modernos mecanismos administrativos y se abrieron sucursales bancarias en las principales ciudades del mundo capitalista. Se hizo más expedita la fuga de capitales, ya que bastaba con un simple telex, bastaba con simple telegrama para que se hicieran depósitos de mexicanos en el extranjero. Es decir, se industrializó la fuga de capitales.
Si antes era necesario sustraer físicamente los capitales del país, ahora se requería un simple aviso y los capitales abandonaban nuestra patria. Este proceso de modernización capitalista, como era lógico, lo aprovecharon empresarios, políticos, que empezaron a sacar capitales utilizando estos mecanismos de evasión. Y así llegamos a las cifras que el Presidente de la República diera el 1o. de septiembre
Dijo el Presidente: "... Han salido del país en términos generales, aproximadamente 50 mil millones de dólares en lo que va, en los tres años últimos." Es decir, una gran parte de la riqueza petrolera del país que entró por las arcas de la nación, salió por el otro lado de la banca privada.
Una gran parte de los recursos del pueblo mexicano, se perdieron y salieron al extranjero de una manera antinacional y criminal. Pero lo más grave fue que la banca privada comenzó a absorber grandes volúmenes
divisa norteamericana. Si nosotros vemos los indicadores económicos de enero de este año, veremos cómo aumentó considerablemente la captación bancaria en moneda norteamericana y aumentó porque se permitió la apertura de cuentas de ahorro en dólares, porque se permitió que se hicieran inversiones bancarias en dólares, porque se permitió que la banca prestara en dólares, es decir, la banca privada comenzó primero, a atesorar enormes volúmenes de las divisas norteamericanas, ya atesorados en enero comenzó el proceso de especulación con divisas y de dolarización intensificada con esas divisas.
Estábamos ante un hecho verdaderamente grave, la banca era la institución que había dado el golpe definitivo a la estabilidad de la moneda nacional con esas acciones de tipo especulativo, pero debemos ir mucho más allá, las reservas del Banco de México, dinero que es del pueblo de México, salió del país y llegamos a tener en un momento crítico, sólo 1,500 millones de dólares en reservas del pueblo mexicano habían sido no obstante que México había tenido ingresos extraordinarios hasta por 15,000 millones de dólares en los años del auge petrolero; es decir, las reservas carcomidas, habían sido sustraídas por esos instrumentos de intermediación y de voracidad extrema. Y aquí creo que encontramos la causa de la nacionalización de la banca, es decir, si el gobierno federal no toma las medidas que tomó el sustento material de la burguesía estatal hubiera estado en grave peligro por el erosionamiento de las reservas del Banco de México, estaban casi vacías las arcas nacionales y de esta manera se lograba un objetivo estratégico para la derecha. Debilitar a la burguesía estatal, que perdió fuerza de negociación frente a la burguesía industrial por un lado, y frente al imperialismo por el otro, lo que el Presidente decía: los grupos de presión tenían acorralado al Estado, pero no cabe duda que dentro de la burguesía estatal hay sectores conscientes del peligro que esto significa, conscientes de la necesidad de tomar una medida profunda, ante el peligro de que la iniciativa privada pudiera compartir el poder político del Estado.
Si el gobierno de López Portillo ya les había otorgado extraordinarias facilidades económicas, el siguiente paso era solicitar la incrustación en el gabinete del próximo gobierno de elementos directamente vinculados de la iniciativa privada. Es decir, había que dar el salto a la captura del poder político del Estado desplazando al sector progresista de la burguesía estatal Pero las medidas del primero de septiembre significan por un lado, un reagrupamiento de las fuerzas internas del Estado, una toma de conciencia del peligro a que se estaba conduciendo a la nación y la necesidad de tomar una medida que modificara radicalmente la correlación de fuerzas desfavorables hasta la noche del 31 de agosto.
Había que introducir un cambio de cantidad y de calidad en esa correlación de fuerzas, con el objeto de que el Estado rompiera las ataduras, rectificara la política económica y echara por la borda, ahora sí para siempre, los tabúes de la libertad cambiaría, los tabúes de la libertad de capitales y la política de
entrega y abandono que se estuvo aplicando.
Había que tomar una decisión que hiciera recuperar al Estado mexicano su poder económico que había perdido en los últimos años; la inversión del Estado había bajado hasta el 48% de la inversión total, y aunque el Estado seguía siendo el rector de la economía, se encontraba menoscabada esa rectoría, se encontraba debilitada, mermada, infiltrada, y el gobierno decidió tomar una delantera considerable en materia económica, dando las medidas que ya conocemos. Además, había que fortalecer el carácter de la institución de la Presidencia de la República, en virtud del sensible deterioro que había experimentado, y de que la iniciativa política pasara de manos de la burguesía a manos del sector progresista de la burguesía estatal; había que convertir en derrota el triunfo electoral de la derecha el 4 de julio; había que revertir el avance del PAN y del sinarquismo, a favor de un cambio económico y político de carácter estructural, y así fue, así sucedió.
Ahora estamos ante una situación totalmente diferente a la ya explicada. En primer lugar, el Estado, en virtud del decreto, expropia acciones e inversiones en más de cien empresas privadas, sobre todo en las 10 empresas privadas más importantes del país, no sólo canaliza el crédito hacia las actividades productivas, sino lo más importante es que también nacionaliza un conjunto de empresas, algunas de carácter estratégico y otras no, pero se abre la posibilidad de que el sector estatal de la economía se fortalezca, con su incorporación a él, de una gran cantidad de compañías privadas, las cuales ya he señalado en su oportunidad.
Después, el gobierno ha dicho que no pretende quedarse con esas empresas.
Nosotros, los diputados del Partido Socialista, consideramos que dentro de estas empresas, de estas 100 empresas, hay una buena cantidad de ellas que son fundamentales para el desarrollo del país, que incluso son de carácter estratégico y, por lo tanto, el Estado debe mantener el control de esas empresas en base al decreto correspondiente.
En cuanto a las empresas no estratégicas, en cuanto a aquellas, sobre todo de tipo comercial, pensamos que deben venderse a los trabajadores, que deben venderse al público en general, porque esas empresas no tienen importancia en la vida económica del país.
Por fortuna, la dirección de la banca estatal se ha asignando a un hombre de pensamiento avanzado y democrático, al licenciado Tello Macías que tuvo la valentía desconocida muchas veces en el gobierno- de que al renunciar a su cargo en el pasado expresara su discrepancia por la política económica seguida por el Presidente López Portillo. Ahora, un hombre del campo democrático como Tello Macías, está dirigiendo este proceso de organización de ajuste, de reforma y pensamos que está en muy buenas manos.
Sin embargo, no todo es perfecto hasta este momento. Dentro de la lista de directores de los sectores bancarios desafortunadamente aparecen nombres de funcionarios públicos que en el pasado se identificaron como hombres ligados a la iniciativa privada, por ejemplo, el licenciado Antonio Carrillo Flores, que siempre ha sido un fiel servidor del sector privado nacional y extranjero y que ahora tiene la dirección de una rama del sector bancario.
Y hay también por ahí otros, banqueros que se quedaron a ocupar cargos decisivos en la banca estatizada que, a juicio del PPS deben salir porque necesitamos, además de nacionalizar la banca, democratizar su funcionamiento, es decir, que la banca no quede en manos de los banqueros tradicionales, de que el Estado debe crear los banqueros con mentalidad moderna, ajustada a las tesis del nacionalismo revolucionario, crear la generación de banqueros del Estado mexicano y no pedirlos prestados a la iniciativa privada.
Pero además, estamos ante el hecho de que por primera vez los trabajadores bancarios, podrán asegurar su derecho a la organización sindical, derecho que les había sido negado, sobre todo por la prepotencia de los banqueros; ahora los bancarios podrán sindicalizarse, pero no solamente eso, sino que deberán participar en la conducción de la banca estatal, deberán tener injerencia en los planes, en los proyectos y en los órganos decisorios de la banca del Estado, con el objeto de que la clase obrera tenga acceso a esta actividad importante.
Por todo esto, el Partido Popular Socialista se congratula de que hayamos obtenido una victoria de carácter histórico, nosotros queremos rendir un homenaje a Vicente Lombardo Toledano (aplausos) que desde 1948 estuvo demandando en la primera fila del combate, primero, la nacionalización del crédito y después de la nacionalización de la banca privada. Lombardo Toledano fue el hombre que con el pensamiento más claro, señalara la importancia histórica que tiene la política de nacionalización de nuestro país, que es señalar el rumbo de la patria hacia su liberación y hacia la autonomía financiera.
Muerto Lombardo Toledano, esa lucha ha continuado, porque durante muchos años el Partido Popular Socialista fue el único partido que luchó por estas demandas, mientras otros partidos se perdían en los vericuetos del capital monopolista de Estado o se perdían en la subordinación del poder público, nosotros insistíamos una y otra vez en que los recursos de la banca fueran propiedad del Estado para que éste los canalizara hacia actividades productivas.
Pero sería una actitud incorrecta de nuestra parte, que un partido se adjudicara esta victoria; esta victoria es de todas las fuerzas democráticas y progresistas de país; es un gran parte del movimiento obrero que en el año de 73 planteara también con energía por la primera vez, después de haber abandonado el programa de la CTM, que planteara la estatización de la banca privada, que planteara el programa de reforma económica en la CTM y en el Congreso del Trabajo.
Ahora, hasta la derecha ya no ataca con la furia del pasado; ahora hasta las fuerzas conservadoras tradicionales, cubrían el lenguaje en esta tribuna, cuidan los términos aunque en el fondo son fuerzas también profundamente afectadas por esta medida. Ellos esperaban que a la política de concesiones económicas fuera complementaria la política de concesiones políticas, sin embargo, a partir del primero de septiembre cambia la correlación de fuerzas, y ahora tenemos o retomamos la iniciativa histórica, las fuerzas democráticas y damos un golpe, si no de muerte, si decisivo a los sectores ligados a la burguesía que están aquí en la Cámara de Diputados. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. David Orozco Romo.
El C. David Orozco Romo: Señor Presidente;
Compañeros diputados:
Opinión pública a la que llegue este mensaje.
Buenas tardes. Y ya nos dieron las buenas tardes con los anteriores oradores.
Espero que no nos den las buenas noches. Pero el tema lo requiere y es de importancia y yo también me voy a prolongar un poco, tal vez no tanto, trataré de ser breve.
Primero los previos indispensables. No se trata de hacer un juicio definitivo en el aspecto económico sobre el sexenio de López Portillo. Nos falta el tiempo, la debida perspectiva histórica para hacer ese juicio que puede ser negativo, que puede ser positivo o puede ser mixto.
Hacemos los juicios de las cosas que están implicadas en presente económico y en nuestro futuro inmediato. Aun con el riesgo de la precariedad y que el tiempo lo rectifique o los
adecúe. Es lo dramático de las circunstancias en lo que estamos implicados sobre lo que el Partido Demócrata Mexicano se va a pronunciar. Especialmente sobre la medida de la nacionalización de la banca y del diagnóstico que le procedió. En ello, y ya hemos anunciado en la prensa habrá discrepancia, y disconformidades.
Sin embargo, vengo a esta tribuna sin ningún temor; sin temor para mí persona o mis bienes o temor para represalias para el partido. Efectivamente, en este sexenio el campo de la libertad de expresión se ha ensanchado y la posibilidad de la disidencia lícita, también se ha ensanchado, con sus prietos en el arroz, con su garbanzo, más bien su haba negra grandota, que es el caso de opinión pública, pero en definitiva se han ensanchado y podemos hablar y discrepar sin temor. Y esto, parafraseando el estilo del Informe Presidencial y sin ironías, en un logro, y conforme a este logro vengo a expresar los puntos de vista de mi partido. Una aclaración, ningún pedemista tiene una acción o ha tenido acciones en los bancos, ninguno ha ocupado una categoría de funcionario medio para arriba, ninguno, ha patrocinado los negocios jurídicos de los bancos, si venimos aquí, no es porque chillemos por la suerte de Espinosa Iglesias o de Legorreta, sino porque nos preocupa la suerte que vayan a tener los sectores populares, las amas de casa (aplausos.), en el mercado y los trabajadores en su empleo. Es más, ni el PDM como partido, ni la Unión Nacional Sinarquista que propicio el nacimiento de Partido Demócrata, nunca han recibido un solo centavo de estos señores.
Políticamente, como gremio, nos eran antipáticos, nos caían gordos por su actitud de ser oposicionistas encarnizados y más encarnizados que nosotros con el jaibol en la mano en sus reuniones privadas y ser colaboracionistas y aliados del sistema en sus convenciones de Acapulco y en sus reuniones públicas. (Aplausos.)
Hago otra aclaración porque se va a tocar el tema, de que se dice que los del PDM, estamos en contra de la rectoría económica del Estado, haciendo la analogía con los rectores de la Universidad, pensamos que debe haber rectores en los centros de estudio, pero que el rector no se debe convertir en maestro, en personal administrativo, en conserje y en estudiante, o sea el capitalismo monopólico de estado y pensamos que el rector debe ser inteligente y nos negamos cuando el rector es ignorante, es flojo, es incapaz o es rapaz. Este es nuestro punto sobre la rectoría económica del Estado.
Discrepamos del diagnóstico que dio la medicina y la operación y discrepamos de las medidas curativas. En el Diagnóstico no se cuestionan cifras, efectivamente los datos sobre crecimiento económico durante el sexenio Lopezportillista, aun con los reparos que se puedan poner sobre la metodología de las nuevas cuentas y si se resta el margen de maquillaje que pudieran sospechar los suspicaces, de todas manera resultan notorios, impresionantes, lo mismo que los índices de crecimiento de empleo.
No vamos a negar lo innegable, simplemente vamos a añadir cómo se produjeron en que además de la riqueza real producida por el petróleo, por las medidas de sensatez económicas, este crecimiento se dio en un entorno indubitable de endeudamiento externo, de inflación, de disparidad inflacionaria y de subsidios.
Y todos ellos, como se explicará, propiciaban un periplo de ascenso y luego de descenso Una subida gloriosa y luego una caída estrepitosa. Un ciclo como la serpiente que se muerde la cola inevitable.
Vayamos al primer factor; endeudamiento externo. Indubitable creció al inicio del sexenio de 19,660 millones a un estimado de 56 mil millones de dólares o de 60 mil millones, según las estimaciones en 1982. Es un hecho indubitable.
Ahora bien, si como se dijo en el Informe es injusto nada más contemplar el "debe" sin contemplar el "haber", también es inadecuado contemplar el "haber" sin contemplar el "debe". Y en las cifras de crecimiento económico, está implicado ese endeudamiento, esa riqueza que nos vino del extranjero, y cualquier persona sensata que el patrimonio de una persona, de una empresa o de una nación, está formada por sus activos, lo que tenemos, por lo que hemos cedido, menos lo que debemos, y lo que ha entrado en forma de deuda, forzosamente, tiene que salir, se tiene que pagar, y pagar con intereses. Y esto es una de las causas de nuestra situación presente de nuestra crisis.
Este crecimiento también se dio en un contorno de inflación; el alza general, notoria y constante de los precios, producida por la emisión abundante de dinero para sufragar los déficit del gasto público, a su vez producidos por los déficit de las empresas paraestatales.
Se dirá que somos monetaristas, pero no se necesita ser discípulo de Fredman para ver en los precios una relación moneda mercancía, tal mercancía cuesta tanto, y la influencia que el dinero tiene en los precios. Y se discutirán estas cifras pero están confesadas. El índice inflacionario, Banco de México, informes; crecimiento de la base monetaria, Banco de México; déficit presupuestal, informes, cuentas, presupuestos, cuentas públicas.
Simplemente se trata de enlazar causas con efectos. Y en efecto, la inflación sí es un estimulante económico, si produce a corto plazo un crecimiento de la producción y de los empleos, como la
zanahoria en el palo y el conejo móvil en la competencia de galgos hacen mover al burro y galopar al galgo. El productor, con el incentivo de los altos precios que produce la abundancia de dinero, aumenta su capacidad instalada. produce más y contrata más personal. El Estado, también con mayores recursos en su presupuesto, inicia más obras y contrata más gente en las obras y mucha más en los escritorios.
Por cierto, hablando de este crecimiento del empleo, los burócratas federales crecieron en un porcentaje, tiene un porcentaje de crecimiento tres veces mayor que el porcentaje de crecimiento del sector manufacturero.
Sin embargo, el burro al final se cansa y el galgo se agota y la inflación, como usurero implacable, pasa la factura al pueblo, una factura cara que debe pagar. Lo que los economistas llaman la curva de Phillips, que si bien se produce un crecimiento de los empleos en la inflación, cuando se producen los reajustes necesarios el crecimiento es el mismo que si hubiera sido una inflación de cero, dejando, sí, una cauda de tensiones sociales, de rencores, de inconformidades y de riqueza social desbaratada.
La nueva riqueza que se produce en la inflación no es una riqueza que se cree exnihilo (?), como decían los escolásticos afirmativamente, de la creación que se cree de la nada, y que aquí se habló de que efectivamente las empresas obtuvieron grandes ganancias, pero de dónde las obtuvieron. Las obtuvieron del sacrificio de los ahorradores a quienes las tasas de interés inicialmente implementadas eran menores que la pérdida del valor del dinero. Los ahorradores los subsidiaron.
Aumentaron sus ganancias por el sacrificio obrero, en conjunto se estima que los salarios bajaron en relación, su aumento en relación al aumento del costo de la vida, en un 20%, sus ganancias vinieron del subsidio de sus insumos que pagó toda la sociedad y que repetidamente se les ha reprochado, y de una disparidad cambiaría, de una paridad cambiaría sostenida artificialmente que les permitía comprar sus bienes de importación baratos, y por los tanto, ensanchar su capacidad productiva y crear nuevos impuestos. Pero todas estas cosas eran artificiales, intereses que percibían los créditos baratos se tuvieron que reajustar cuando los ahorradores se dieron cuenta que estaban sacrificando su dinero y les tuvieron que alzar las tasas de interés para que no ahorraran fuera y entonces los empresarios subieron créditos más altos; el reajuste obrero ya no podía seguir así y varios de los integrantes de esta Cámara, del sector obrero, aquí clamaron y gritaron y vino un reajuste salarial y los subsidios que tienen que reajustarse porque son como una cobija chica si se tapa uno destapa al otro, como el hoyo que se cava para tapar otro, se tuvieron que reajustar porque el más perjudicado o el más descobijado jala a su vez la cobija y destapa al subsidiado y así se tuvieron que subir la electricidad y los energéticos y la disparidad cambiaría sostenida artificialmente tuvo que ajustarse y entonces los empresarios quedaron con deudas en dólares. El paraíso se disipó, sus ganancias al reponer inventarios a precios ya inflados se deshicieron, fue como una figura proyectada en humo de cigarro, como el castillo de arena que en la mañana deshace el mar.
Y ahora hay fábricas que tienden a cerrar hay despedidos, hay reajustes, y el Secretario de Hacienda nos lo ha anunciado dramáticamente que habrá más.
Se tenía que cumplir el círculo. Siempre viene el reajuste en la economía ficción, un reajuste siempre dramático y traumático, es como el búmerang que se lanza con la mano y se recibe con hematomas en la cabeza; es como la liga que se estira y retorna en forma de golpe doloroso, es como el avispero que se le corre de su panal y retorna irritado y vengativo.
Se tenía que cumplir después de la gloria, del ascenso, la caída de la estaflación, estancamiento con inflación, como ha sucedido en todas las economías que le han hecho caso a Keynes, como sucedió en el paralelo sexenio echeverrista que si hubiera un Plutarco de la economía podría escribir las vidas paralelas; tenía que suceder, y el ciclo se cumplió.
A éste añadió la situación internacional, no lo negamos, la depresión mundial, la recesión en los países industrializados, la baja de los precios de los principales productos que exportamos, pero eso lo debemos calibrar en las dimensiones de nuestra economía.
Nuestra economía no es una economía de las llamada abiertas que los viejos maestros llamaban circulatoria por reciclar las importaciones y exportaciones, sino sin ser totalmente cerrada está poco abierta al mercado internacional, de tal manera que en una economía abierta los efectos internacionales son más dramáticos, más definitivos, y en una economía no tan abierta vertida hacia el consumo interno los efectos son menores.
Así el porcentaje de las exportaciones en 1975 respecto al PIB, al producto interno bruto, fueron del 7.7 en 1975, y en 1981 del 12.5 frente a Venezuela, cuya participación en el producto interno bruto de las exportaciones fue en 1975 del 32% y en 1979 del 29.2 o de un país no petrolero, Corea, que en 1975 fue del 27.6 y en 1980, del 35.7. En ese contorno debemos juzgar los efectos internacionales sobre nuestra economía. Y estamos en donde estamos. Nos han saqueado los dólares; nos han dejado sin dólares. Es la expresión que más oímos y que más sentimos. Es cierto; se los llevaron los sacadólares, según las cifras del
Informe que se debe afinar, ciertamente. Pero también salieron en 1981, cuando por efecto de la sobrevaluación del peso, de la disparidad cambiaría, se dificultaron nuestras exportaciones y se subsidiaron las importaciones, aumentando el saldo negativo de la balanza comercial y por lo tanto de la balanza de pagos, cuando por la misma razón nuestra balanza turística casi queda en cero a finales de 1981 y con saldos negativos en el primer trimestre de 1982, porque a los mexicanos les salía más barato viajar a Disneylandia que a Cancún; y a los gringos ir a Europa que venir a visitar las pirámides.
Y también se fueron en los 600 millones de dólares con que ayudamos a Centroamérica y se fueron 6 mil millones en el pago de los servicios de la deuda externa, o sea de los intereses en 1981. Y se estima que se irán 10 mil millones para pago de servicios en 1982, con un flujo negativo de 3 mil millones. Se nos han ido las divisas porque aumentaron ciertamente las tasas internacionales en los mercados mundiales de dinero. Pero también porque aumentaron el volumen de la deuda externa y en los últimos momentos se dolarizó de alguna manera nuestra economía, era el tema de conversación, de análisis de debate, pero cabe la pregunta ¿Por qué se dolarizó nuestra economía? Hay un fenómeno en los ahorradores muy humano que es buscar seguridad; nuestros abuelos hacían sus entierros. Actualmente lo que los economistas llaman cualquier ahorrador, busca un signo de valor para su dinero y no lo encontraron ni en el peso que se hacía chiquito cada vez como el del anuncio comercial, ni lo encontraron en la bolsa de valores cuyos índices bajaron consecutivamente durante un término mayor de dos años y no lo encontraron en los préstamos por dólares, etc., y el único signo que se encontraba de valor para resguardar su dinero, desgraciadamente era el dólar, justificado o no, pero tal era la imagen sicológica que se creó a veces con frenesí. También había el deseo de especulación, también había el deseo de ganancia, pero así es la humanidad, yo no creo en la perspicacia de aquél que a los 40, a los 50 o 60 años descubre que en el hombre hay pecado original o que no ha leído al maestro Maquiavelo para conocer todos los aspectos negros de la realidad humana; con ellos tratamos, con ellos se debe de gobernar, con las sombras y con las luces de los seres humanos y pretender gobernar con santos es una mala manera de gobernar (aplausos); y algunos, hubo el fenómeno de la dolarización y compraron maxdólares, pero también hubo fugas de capitales ¿por qué se fueron?, ¿fue para hacer grandes negocios?, algunos empresarios hicieron algún fraccionamiento cerca de Houston, algún negocito complementario ¿no?, era por seguridad para tener un paracaídas; no conozco todas las motivaciones, no los trato mucho, humanamente la mayoría está más cerca de ellos, tratan más, van a sus mismas fiestas, las mismas vacaciones, conocerá sus motivaciones, pero es lógico que una de ellas era la de seguridad.
Lastimoso, pero cierto.
Y entonces nuestra crisis en parte fue debida a los sacadólares, no lo negamos hay que ver cuál es la causa de la causa, por qué existieron los sacadólares. Y son dos: la debilidad orgánica de nuestro peso y el fenómeno de la desconfianza.
Si nuestro peso fuera fuerte, si nuestro peso conservara su valor, no habría la dolarización, posiblemente en otras economías menos sanas que la nuestra habría el fenómeno de la pesización o cualquier otro neologismo, una incorrección gramatical, pero más fácil de pronunciar, que anunciara el mismo fenómeno. Y la desconfianza tanto, la desconfianza que los economistas llaman de las expectativas truncadas como la desconfianza de tipo político o las declaraciones contradictorias, o tal vez pueden alegar que tenían premoniciones y anticipos, por lo que luego sucedió con los mexdólares. Pero el fenómeno es así.
Y entonces en cualquier proyecto de recuperación económica además de complementar los elementos dinámicos de nuestro crecimiento y de nuestra expansión, se deben ver esos dos factores: fortalecer el peso y restaurar la confianza. Hasta aquí el diagnóstico. Y vienen los sacadólares que se los llevan por los bancos.
Habrá que precisar que en esto de los bancos se aplica el proverbio popular de que "tanto tiene la culpa el indio como quien lo hizo compadre". Los bancos se organizan como oligopolios, hacia más de 30 años que no se daba una concesión bancaria, cambiaban de nombre, se fusionaban, establecían sucursales, pero era un pequeño grupo, sí, una oligarquía, un oligopolio, un monopolio de pocos. Todas sus operaciones en ellas se podía aplicar el dicho de San Agustín respecto a la providencia, de que no se movía una hoja sin que lo decidiera la Comisión Nacional Bancaria, con un giro de los que mandaba cobraba 40 pesos, todos los bancos, y sus 4 pesos de IVA; cada operación de crédito era autorizada, sus mecanismos fundamentales eran autorizados por las autoridades. Y sí a través de ellos se fueron los dólares de los bancos privados, de la banca mixta, de la banca oficial, porque un giro al extranjero no tenía distinto color si fuera expedido por el Banco de Comercio, que por Somex o Nacional Financiera, ¿por qué se permitieron esos mecanismos? (aplausos). Y entonces podemos concluir que si salieron los dólares, tanto fue por el sector privado, como el sector externo, entonces fueron a la limón, y que en el funcionamiento de la banca el
Estado fue corresponsable, fue corresponsable hasta el último minuto, y si se siguiera la lógica de que hay que expropiar a los responsables, también habría que expropiar al Estado (aplausos), lo cual es un absurdo. Y sí diferimos en la medicina, el mal es cierto, pero ahí se imponía la microcirugía, en el consultorio que implica el control de cambios momentáneo y transitorio por todas las razones que las mismas autoridades hacendarias han dado, pero no la macrocirugía para quitar un barro, que implico la estatización de la banca.
¿Y por qué nos disgusta la expropiación de la banca? No es por Espinoza Iglesias que ayer fue arrear la bandera de la nacionalización, los banqueros, frente a todos los diagnósticos tremendistas que aquí se han pronunciado, no están haciendo una conspiración, están haciendo antesala, tal vez ahorita en estos momentos, o pidiendo audiencia para que les paguen lo mejor posible, lo más rápido posible y en el plazo más corto posible.
No, por lo que afecta a toda nuestra nación y a los sectores humildes. En primer lugar, la estatización de la banca aumenta un fenómeno de ida hacia el socialismo, sí por socialismo se entiende que los medios de producción están en manos del Estado, y así tenemos algunos indicadores. La relación gasto público, para 1982, según el presupuesto publicado por la revista Comercio Exterior, representaría el 43.4 el PIB y según el presupuesto estimado representaría el 62% del PIB. Entre paréntesis, en esto de los presupuestos, la falta de cálculo que produce la inflación se ha revertido contra el Estado y en el presupuesto de 1982 puede pronunciarse la frase que el locutor radiofónico de nuestra infancia que contaba historias tenebrosas decía: nadie supo, nadie sabe, nadie sabrá cuál es su monto hasta pasados varios meses de 1983 porque el gasto público no se puede calcular por que constantemente vienen los aumentos de precios que produce la misma inflación.
Y así sé que no son parámetros totalmente que en el pedir nada más están los productos finales y en el gasto público se suman productos finales y productos intermedios, pero si se les ve históricamente, es muy significativo pues en 1976 ocupaba 35.1 y 24.6 en 1970. Y si se compara esta magnitud con lo que sucede en otras latitudes, por ejemplo, que en Francia en 1975 representaba el 23.3 - mucho menor en 1980 el 21.8 - claro, antes de Miterrand, pero con todas las reformas que ha hecho no creo que lo haya elevado al 45%. En Suecia, en la socialista Suecia en 1975 era el 29.8 y en 1980 era el 35.7; en Brasil en 1975, 9.4 claro ahí son capitalistas, 1979 9.; Noruega socialista en 1975, 23.8.
Pero si no bastan estos parámetros hay que hacer una enumeración de las actividades que están en manos exclusivas del Estado, ferrocarriles, electricidad, petróleo, etc., tantas, que entonces si nos dan las buenas noches, 900 empresas paraestatales.
Este es un asunto a debate, observen la actitud y han observado cómo cuando se anunció la estatización de la banca nuestros compañeros del PPS, el PST y del PSUM, saltaban de gozo y andaban como niños con juguete nuevo de alegría, como aquí en la tribuna han elogiado esta expropiación, cada quien según su lenguaje, los paliomarxistas de oportunidad y jerónimos, a su estilo, los marxistas un poco más inteligentes o mucho más inteligentes del PSUM, vienen aquí y nos dicen: esto no es socialismo, y sí, en Marx que escribió tanto, se pueden encontrar muchas contradicciones y frases en que dice que el capitalismo de Estado no es el socialismo, que los medios de producción en manos de la clase burguesa es una concentración mayor, que el socialismo sólo se dará cuando la clase obrera conquiste el poder, pero habrá que ver que también dice tanto Marx como su alter ego Engel, que los medios de producción en manos del Estado facilitan la tarea de la clase obrera cuando tome el poder y ver el contexto en que escribió Marx, en que para Marx no era socialista cualquiera que no comulgara exactamente con sus líneas, altamente polémico contra Lasalle, etc., etc., y que negaba el socialismo, el capitalismo de Estado enmarcado en Alemania.
Pero también ve eso como un camino y en el manifiesto comunista nos dice expresamente, como uno de los medios, cuando el proletariado tome el poder, la centralización del crédito en manos del Estado por medio de un banco nacional con capital del Estado, y monopolio exclusivo.
Creo frente a este fenómeno de concentración del poder económico y del poder político, es objeto del regocijo de alguno de los compañeros del PSUM, que sí coarta las libertades, y quiero leerles este párrafo; "Quiero, y es una conclusión de mi temperamento afirmarlo así ante la nación: el debate está abierto, la conciencia nacional tiene que resolverse y mantenemos la vigencia de la propiedad privada y su función social. Si seguimos entendiendo al Estado como entidad que tiene un gobierno nacional o suprimimos propiedad privada y convertimos el Estado nacional en un Estado de clases, con todas sus consecuencias dictatoriales." Esta frase es del licenciado José López Portillo en la cuarta reunión de la República. Claro, después dice que acepta todas las formas de propiedad y habla sobre la economía mixta, pero claro, que con los compañeros priístas, a menos que hayan cambiado de ideología, estarán de acuerdo en que el
socialismo, que el Estado de clases, es un Estado dictatorial, y que en la medida en que nos acerquemos a ese modelo habremos perdido libertad.
No digo yo que estamos en el socialismo, sino que allá vamos; no digo yo que sea un Estado socialista, sino medio socialista.
Y porque ello va contra nuestro proyecto de justicia social basado en que todos seamos propietarios, estamos en desacuerdo con esas fórmulas monopólicas que convierten al Estado en un solo propietario.
Además, porque la banca como estatal, no puede funcionar aún cuando esté manejada por banqueros suizos. Vean ustedes como el Banco de México, banco central, banco regulador, se convierte en banco total. ¿Cómo va a conciliar esas medidas? ¿Qué política de asignación de créditos va a seguir? ¿Cuándo se va a autoprestar? Y si el cajero al mismo tiempo tiene mala situación económica, piensen cuál va a ser el monto de ese autopréstamo; a qué ramas los va a dedicar, a qué necesidades lo va a dedicar, cuando el crédito se aleja del mercado natural del dinero. Y piensen, el Banco de México, en manos de la clase política mexicana, con todas sus luces y todas sus sombras, que no me dedico a reseñar para que no nos den las buenas noches; sobre todo las sombras. Pero ya que es una medida tomada, irreversible, se ha dicho. Y los del Partido Demócrata Mexicano como realistas, sabemos que ésta no es la oportunidad para combatirla. Entre otras cosas porque no hay elecciones y será dentro de poco menos de tres años cuando planteemos nuestras plataformas en las cuales está contemplada la privatización de las empresas sociales que no cumplan una función social, para que entren al sector privado y sean accionistas de ellas los trabajadores, los empleados, etc., cumpliendo su función social. En otro esquema y en otra disyuntiva.
"A lo hecho pecho." "Palo dado ni Dios lo quita." Ya tenemos una banca estatizada. Entonces, ¿qué es lo que se impone? Entre una banca burócrata que va a quedar mal hecha, que va a funcionar mal; a no tener banca, es preferible quedarse con esa banca, y fortalecerla, que funcione bien. En primer lugar que funcione ajena a los criterios políticos; que funcione profesionalmente con las reglas técnicas de cualquier banco; que funcione sin ningún populismo, sin ninguna demagogia. Con reglas técnica de los bancos. Sí puede haber renglones de interés social, pero entonces se deben separar esos cajones y los demás ser de acuerdo con los cálculos actuariales, con la contabilidad, con los costos de cualquier banca. Y eso debe empezar por la selección, por la coactuación de su personal. Que no se convierta la banca nacional en un paraíso ocupacional, dado que su dirigente es progresista, etc., de economistas marxistas o el premio de la tómbola, el premio segundo, a aquel que no logró un lugar en el gabinete y en un (aplausos) nivel más bajo, la consolación para quien no alcanzó una gubernatura o a nivel sucursal, mandar ahí a mi cuñado para que no tenga que mantener a los sobrinos. Tiene que actuar profesionalmente y se tiene que reforzar, no es falso que haya campañas para retirar ahorros, los que estamos conscientes del fenómeno sabemos que una campaña de esa medida aceleraría el socialismo, vendrían contramedidas; congelación de cuentas, cierre de fábricas, incautaciones, etc., es nuestro patrimonio, ahí está nuestro crédito y además no creo personalmente que nuestro dinero esté inseguro, tiene otros defectos, la erosión va a ser gradual, burocrática, etc., pero los 30,000 pesos que tengo en mi cuenta de cheques pues ahí van a quedar y este mes me los voy a gastar religiosamente y cuando me lleguen nuevos ingresos los voy a depositar y no por presumir de patriotismo que por otra parte podría tener, sino por sentido común, está más seguro en el banco que en el colchón de mi casa (aplausos) y espero que otros sigan el mismo proceso.
Y la confianza, un elemento que nos llevó a la crisis quiérase o no, que nos llevó al desfalco y hay que recuperar esa confianza; hay rumores, rumores malvados, rumores idiotas, rumores infundados, pero también hay clamores y hay favores, y a pesar del fácil ripio hay una conexión semántica, los rumores están alimentados de clamores y de favores, y la gente que empieza a correr rumores, es que tiene esos temores, principalmente de tipo patrimonial, son los que más han corrido, que me van a quitar mi casa, que van a congelar mis cuentas, etc., ¿por qué esos temores? parte por la retórica que se ha desatado. Se ha dicho lo de la nacionalización de la banca es un hito histórico, es el primer paso y entonces el productor dice ¿y cuál va a ser el segundo? ¿qué me van a quitar? y entonces se debe recuperar la confianza que ya no se despoje a los mexicanos de su propiedad sin razón, que se les deje trabajar y que el ingreso se distribuya justamente, pero a cada quien según su esfuerzo que no se le quite según razones políticas.
Y en esta etapa de recuperación no hay que establecer dicotomías mariqueras de los que se van, de los que se quedan, de los que están conformes con la medida y de los que están inconformes. Todos somos mexicanos. Que no se vaya creando en el futuro inmediato una sociedad en lucha de expropiadores políticos no productivos y de expropiados productivos. (Aplausos.)
Se ha repetido en la retórica que a los inconformes se les aplastará, se les arrasará, se les triturará. Y aquellas frases que tienen que ver
con el aplastamiento y la expulsión. Tienen el poder político y el poder es obvio, nos pueden aplastar, pero su victoria sería su derrota, su frustración, su vergüenza, porque habrían aplastado a mexicanos como ellos, que estamos con México también como ellos. (Aplausos.)
Frente a la situación se impone restablecer la alianza para la producción, es un lema político, pero válido, lo mismo para López Portillo, que Lamadrid o el próximo presidente demócrata. ¿Por qué? Porque la sociedad es una alianza, es un convivir de todos hacia el bien común y en la producción también se debe reflejar esa alianza. Pero una alianza que no sea como la que lleva en la cuerda el animal, ni el matrimonio bien avenido en que el marido le pega a la mujer y ésta está conforme, o al revés con esto del feminismo. Sino una alianza real entre hombres libres, cada quien según su función, y cada quién según justicia. Si tenemos que construir un México de este estado desastroso que nos encontramos, todos tenemos que trabajar, y no puede construirse con vencedores y vencidos, sin un entorno en que todos seamos vencedores. Muchas gracias. (Aplausos.)
El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Rolando Cordera Campos.
El C. Rolando Cordera Campos: Señor Presidente;
Compañeras y compañeros diputados:
Ni en sentido figurado, ni mucho menos en un sentido real, yo podría decir ahora que esta es la hora de los economistas, por fortuna no lo es; tampoco es la hora de confrontar en lenguaje vulgar malas teorías económicas; creo que tampoco es el tiempo de las zoologías fantásticas, como tampoco lo es el de confundir la sencillez con la puerilidad.
Todos decimos, al iniciar nuestras intervenciones, de una y otra manera, que es la hora de la nación, y creo que hay que hacer un esfuerzo por, si en efecto lo pensamos, estar a la altura de esta afirmación inicial.
El miércoles 1o. de septiembre, igual que todo el país, esta Legislatura conoció los decretos presidenciales para nacionalizar la banca y establecer un completo control de cambios. Son ambas medidas complementarias tendientes a reivindicar el interés de la nación por encima de los intereses particulares que habían comprometido las finanzas, la economía y, por qué no decirlo, el futuro independiente y soberano de los mexicanos.
Hemos dicho ya, queremos reiterarlo en este foro, que se trata de una decisión histórica, cuyo retraso hubiera agravado más las difíciles condiciones por las que atraviesa nuestro país. Al nacionalizar la banca, se dio cumplimiento a una justa y antigua demanda de las fuerzas democráticas y de la nación en su conjunto. Sólo una visión estrecha y limitada puede regatear el mérito que cabe al Presidente López Portillo al decretar la nacionalización de la banca privada concesionada e imponer el control de cambios general. Con esto se ha cerrado un ciclo, el del predominio abierto del capital financiero sobre la vida económica y se abre una nueva etapa, la que posibilita romper definitivamente con una forma de crecimiento injusta y desigual que nos ha conducido a la más grave crisis de nuestra historia.
Por primera vez en varias décadas, a pesar de las enormes dificultades que opone la crisis internacional, México está en condiciones de reorientar su economía en el sentido que marca la historia y exige el presente. Esto es, México puede formular un nuevo proyecto nacional fundado en la Constitución General de la República y ajustado a las circunstancias que la realidad contemporánea y el propio desarrollo social plantean.
Es hora de cambios y es tiempo de decisiones. De lo que hagamos o dejemos de hacer hoy, de nuestra conducta ante los problemas nacionales depende como nunca el futuro inmediato de México. Hay, es cierto, un sentimiento de urgencia nacional, una grave inconformidad en el pueblo. Hay voces propiciatorias de males mayores que sólo tendrán éxito si somos incapaces de avanzar hacia una nueva alternativa que ponga en el centro de las preocupaciones la forma de resolver los problemas de las grandes mayorías, en la dirección de construir un país más justo y democrático, más independiente y soberano.
Los trabajadores, antes que ninguna otra fuerza social, han resentido las consecuencias del predominio del capital financiero sobre el conjunto de las actividades productivas. Detrás de cada cierre de fábrica, detrás de los aumentos de precios, detrás del despojo de la tierra a los campesinos, detrás del monopolio del suelo y de la vivienda, están los intereses confabulados de un pequeño grupo de grandes capitalistas nacionales y extranjeros, burócratas enriquecidos y corruptos concentrados, hasta el 1o. de septiembre, en la banca privada. Por eso los trabajadores han sido los primeros en solidarizarse con las medidas anunciadas en el informe presidencial, manifestando su disposición para velar por su justa y cabal aplicación.
Sabemos que el poder acumulado por los grupos financieros no se elimina por decreto; los especuladores viven y se reproducen incluso en el aparato estatal, se apoyan en los medios masivos de difusión y en última instancia responden a los intereses de los monopolios transnacionales.
No sería extraño, entonces, que prosiguieran y se intensificaran las campañas que tienden a confundir, a desestabilizar a la
nación. La derecha ha probado ya su incapacidad histórica para representar los intereses generales del país, pero también ha demostrado su empecinamiento para defender a toda costa sus intereses particulares. Es previsible, en consecuencia, que dichos sectores intenten sabotear sus intereses particulares; es previsible en consecuencia, que dichos sectores intenten sabotear y desnaturalizar desde ahora las medidas adoptadas. Ninguna de las fuerzas populares puede mantenerse pasivo y al margen en estos momentos; el movimiento obrero especialmente, tiene una gran responsabilidad en la defensa y la ampliación de las medidas que estamos comentando; los trabajadores bancarios son quienes están más directamente involucrados en la cuestión financiera y hoy encaran una doble tarea, defender sus propios derechos y salvaguardar el interés general en el funcionamiento de la banca; los trabajadores bancarios son hoy los ojos de la nación. Pobre reconocimiento se hace a esta responsabilidad primordial de los trabajadores bancarios, responsabilidad asumida ya por muchos de ellos, al ubicarlos autoritariamente en un régimen laboral restrictivo contrario al espíritu original del Constituyente.
Nacionalizar la banca, poner a la nación de cara al futuro y en el rumbo de estadios superiores de organización social y económica y acto seguido someter a los trabajadores de la banca a una tutela jurídica que coarta sus derechos sindicales básicos, es, digámoslo tajantemente, una incongruencia, incongruente con la enorme decisión política que la enmarca, incongruente también con la realidad de nuestro desarrollo social, en particular con el nivel actual de las fuerzas del trabajo, como lo han puesto de manifiesto de manera destacada los trabajadores de la salud y sobre todo los trabajadores de la educación. Pronto serán los propios trabajadores de la banca nacionalizada los que muestren la caducidad irreversible de esta normatividad laboral estrecha, que no muestra otra cosa que la obstinación ciega por parte de los grupos gobernantes en mantener formas de control político y social incompatibles con las nuevas relaciones sociales y políticas que definen el México de hoy, y abiertamente ajenas, opuestas, a una evolución democrática efectiva.
Para enfrentar este tiempo de crisis cercana en todo el mundo a la catástrofe, es claro que no basta la sola decisión de nacionalizar la banca; para cumplir con esta medida y para darle el sentido que requiere el país, es necesario acompañarla de otras decisiones capaces de fortalecerla y apuntalarla. Entre otros requerimientos es imprescindible que los recursos que el Estado tenga como resultado de la nacionalización bancaria, sirvan para reorientar la planta productiva del país, para detener el desempleo y aumentar los puestos de trabajo, se requiere inclusive en el marco de la austeridad a la que se ve obligado hoy el país, incrementar las inversiones productivas, fundamentalmente en bienes de capital y bienes- salario, y, por supuesto, resulta imperativo que de ninguna manera se descuide el gasto social.
Conviene recordar al respecto, que los activos incorporados al patrimonio nacional el pasado 1o. de septiembre, involucran un vasto complejo de intereses y potencialidades productivas que van desde luego más allá de la simple actividad bancaria.
La participación de la banca en la propiedad y el control de numerosas empresas productivas y de servicios, es ya claramente del más estricto e indiscutible interés nacional y no debe ser tratada como una simple cuestión financiera, cuya utilización dependa de cálculos parciales o unilaterales.
Es por ello imprescindible que se informe de manera precisa y exhaustiva a este respecto, y que las decisiones que se vayan a tomar en este sentido, sean el producto de la más amplia discusión pública.
No se trata ciertamente, como suele decirse, de que el Estado, sin más, se quede con todo. La expansión y administración del sector público es ya un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de una burocracia sin control prepotente y presa de las más groseras inclinaciones patriomonialistas. Pero resultaría peor el ceder en bloque palancas importantes sobre el conjunto de la economía nacional a grupos de propietarios que no se han distinguido ni por su identificación con los intereses nacionales, ni por su interés en una auténtica expansión productiva.
La disposición de las acciones de empresas que estaban en manos de la banca privada, debe por tanto ser sometida a criterios vinculados con prioridades de orden nacional y popular y con una visión de largo alcance, de otra manera se estará echando por la borda irresponsablemente una posibilidad material de gran envergadura para llevar a efecto una integración real de la economía nacional sustentada en un sector público productivo cuya ampliación no tiene por qué cancelar una mayor eficiencia y una más creativa articulación.
Al nacionalizarse por vía de la expropiación a la banca mexicana, se puso bajo el control del Estado a un esquema de poder y relaciones económicas y financieras que no puede separarse o desagregarse de manera artificial y simplista. Se pondría en juego la coherencia misma del coloso financiero del que ahora dispone la nación para reorientar su desarrollo.
Examinará con rigor y detalle la lista de estas empresas en perspectiva de una necesaria y urgente reorganización y saneamiento del
sector público productivo, es materia que corresponde directamente a esta Cámara de Diputados. Es la hora precisa para introducir cambios de fondo en todo el sector nacionalizado de la economía.
Para reorientar la finalidad actual de la empresa pública cancelando su exclusivo carácter subsidiario de la privada eliminando la corrupción, el contratismo que la propicia y tantos otros vicios que la desacreditan a los ojos de los mexicanos. Esta reorientación de la actividad económica supone en general, hacer más eficiente la intervención del Estado en la economía, asunto en el cual parecen coincidir los expertos y la opinión pública. Sin embargo, es imposible combatir la corrupción, el burocratismo, la desconfianza y aún la desmoralización, si a la propuesta de renovación moral, no se añade una clara perspectiva democrática capaz de convocar la solidaridad de la mayoría de los mexicanos. Esta perspectiva debe y puede, convertirse en un programa nacional viable.
El programa nacional resumen la convergencia de los intereses de la mayoría en un acuerdo de alcance histórico: elevar las condiciones de vida de los que tienen menos, propiciando el desarrollo social a partir de un plan racional de aprovechamiento de los recursos humanos y naturales, con el fin superior de mantener la soberanía nacional. Este programa, dirigido a resolver carencias, seguramente exigirá sacrificios reducir o posponer el consumo, incluso el de algunas capas de asalariados en apoyo de una profunda política de reformas que defiendan la economía popular, la planta productiva que está en peligro, la integridad física y moral del país.
Un programa nacional de profundas reformas sociales articuladas en un plan nacional diseñado con la participación activa y amplia de los propios interesados en beneficio de la mayoría, es un programa que parte de la clase obrera e involucra directa e intensamente al conjunto de los trabajadores del campo y de la ciudad. Porque sólo así, a partir de un consenso de esta naturaleza, será factible plantear una subordinación voluntaria, de la satisfacción de reivindicaciones inmediatas, al interés de una masa enorme que carece hoy de los mínimos indispensables. Sólo así se podrá realmente aspirar a imponer a las minorías privilegiadas, una efectiva política de reconstrucción nacional, en la que la austeridad impuesta por la naturaleza internacional de la crisis, empiece por las ganancias, el consumo dispendioso y la imitación vulgar. Esta reorientación de la economía, que hoy podemos iniciar a partir de la nacionalización de la banca, debe ir acompañada también de una serie de medidas tendientes a fortalecer la democracia en nuestro país.
No se trata solamente de reiterar un enunciado general y mucho menos plantear buenos deseos, sino de recoger una exigencia actual insoslayable, de la sociedad mexicana.
La nuestra es una sociedad cada vez más compleja, diversificada y plural. El proceso histórico ha cristalizado en una formación social profundamente desigual; de región a región en las distintas ramas de la producción, entre los diferentes estancamientos sociales encontramos un mosaico sumamente desigual cuyas partes conforman el México de hoy. Ninguno de estos Méxicos debe ser subordinado, el centralismo exacerbado no debe aplastar las manifestaciones políticas regionales, la industria no tiene por qué subordinar a la agricultura, la cultura dominante no tiene por qué dejar a un lado las manifestaciones culturales minoritarias, el Poder Ejecutivo no debe ser más el que se imponga en todo tiempo y lugar a los otros poderes. La desigualdad y la pluralidad hoy contenidas en la sociedad mexicana, deben expresarse y para ello la única fórmula es la de la democracia, democracia que quiere decir participación en todos los niveles y espacios. Lo hemos dicho pero es necesario reiterarlo, la voluntad popular para que llegue a ser una expresión constante y consistente y no sólo un recurso del poder, debe expresarse desde las organizaciones sociales hasta el Estado; desde el sindicato elegido, la escuela, el barrio, hasta el municipio; el Congreso y la gestión de gobierno. La sociedad mexicana no puede seguir siendo una entidad subordinada a los designios de un poder ejecutivo que con frecuencia quiere parecer y llega a resultar omnipotente y omnipresente; por el contrario, México exige hoy, si se quiere marchar por un rumbo nacional, popular y democrático, que obreros, campesinos, indígenas, capas medias, mujeres e intelectuales pueden expresar sus aspiraciones en forma abierta y decidida; somos una sociedad madura que no puede vivir bajo el tutelaje estatal, somos una sociedad con una larga tradición de lucha para forjarse un destino digno, por lo cual no debe temer que las voces populares se escuchen en todos los foros. Si se quiere seguir por la senda que hoy abren la nacionalización de la banca y el control general de cambios, es imprescindible recuperar la iniciativa política de la mayoría.
Ninguna voluntad individual, por poderosa que ésta sea, puede modelar un país, menos aún si se desea una nación justa y democrática; la historia de las naciones solamente se forja con participación y ello solamente puede darse en un marco que garantice el quehacer democrático. El respaldo a las medidas anunciadas por el Ejecutivo Federal no puede hacer de lado la necesidad de examinar ese lado oscuro mencionado por el Presidente en su Informe. Primero, porque se trata de un ejercicio crítico, al que no podemos renunciar, si
queremos en verdad buscar las causas más profundas de la crisis que vivimos.
Segundo, porque algunas de las fuerzas sociales de los grupos, de los individuos, incluso, que estuvieron involucrados en el diseño y en la ejecución de la estrategia económica realmente aplicada en estos años y se beneficiaron de ella, están muy lejos de asumir la autocrítica presidencial y se agazapan en la transición de poderes, con vistas a reaparecer triunfales en el nuevo gobierno.
Si queremos que nuestra sociedad viva en la claridad, urge un examen del pasado que ilumine nuestro complicado presente, el propio Presidente López Portillo, indicó algunos de los rasgos sobresalientes de la situación económica que nuestro país ha padecido en los últimos meses. El "claro oscuro" presentado en el informe resulta elocuente, en un mundo de crisis generalizada, México resultó doblemente afectado por las presiones del mercado internacional y por las dificultades domésticas. Al mismo tiempo que creció el aparato productivo y pudieron realizarse proyectos sociales importantes, en su conjunto la economía tuvo que llegar a un franco estancamiento, a un desplome que no puede imputarse solamente a las condiciones impuestas por la crisis internacional, sino la insistencia en una política económica desgastada e ineficaz.
Nadie puede olvidar que la economía nacional estaba cada vez más a la deriva, el gobierno no había puesto en práctica mecanismos para defender con eficacia las finanzas y la economía toda del país. Lejos de ello solamente se habían establecido políticas e instrumentos que rápidamente conformaron un panorama contradictorio que terminó en el frenesí especulativo que protagonizaron destacados sectores de la sociedad mexicana.
Se buscaba que el petróleo funcionara como un soporte temporal para reencausar a la economía, sacarla de la postración y darle una nueva dinámica autosostenida. Pero se inició con tardanza la atención masiva al campo, se le sometió a todo tipo de manipulaciones burocráticas, se le impuso un marco jurídico campesino resumido en la Ley de Fomento Agropecuario y nadie puede asegurar hoy que en efecto, la autosuficiencia descanse en bases sólidas y no precarias, mucho menos que la existencia de los más pobres del campo, que son la mayoría se haya modificado favorablemente, de manera irreversible.
Se pretendía una nueva industrialización, pero se dejó prácticamente intocada a una estructura financiera opuesta de modo integral a dicho propósito. Se dio libre curso al desmantelamiento del sistema de control y protección de la industria interna y se abandonó toda vigilancia de la inversión extranjera que se incrementó sin que privara ninguna orientación estatal consistente con los planes de industrialización.
La diversificación de la estructura productiva así, se mantuvo limitada en extremo; se conservó el predominio de la industria elitista y monopólica, y el carácter dependiente del desarrollo se reprodujo y enraizó a todo lo largo de la planta productiva.
Contra lo declarado, la línea dominante en el combate a la inflación, consistió en la contención de los salarios y el congelamiento de los precios de los bienes y servicios que produce el sector público.
Como se pudo comprobar, ninguno de estos instrumentos tiene efectos positivos más allá de las apariencias de un breve plazo.
Comprimir los salarios se traduce en la práctica, en el sometimiento casi exclusivo de los salarios mínimos, lo que lleva a acentuar la estratificación de los asalariados, a deformar todavía más el mercado interno, y al deterioro de la existencia social de grandes capas de trabajadores, pero no a reducir las presiones inflacionarias.
Mantener inmovilizados los precios de los bienes públicos, significa un deterioro mayor en las finanzas públicas; conlleva distorsiones considerables en el sistema financiero, en tanto que el traslado de enormes recursos al sector privado, como ha sucedió en el sector energético, aumenta sin duda sus ganancias, pero en nada contribuyó a la reducción de la inflación.
Una política de este tipo, además, propicia, cuando hace crisis, como lo hemos vivido, aumentos espasmódicos de precios de los bienes y servicios en cuestión, lo cual en un ambiente donde privan las expectativas inflacionarias, redoblan las presiones para el alza de los precios en medida desproporcionada a los aumentos reales de costo que los incrementos originales implican.
La política de minidevaluación y el alza en las tasas de interés, con el propósito de impedir la dolarización y la fuga de capitales, y para sostener y aumentar la captación de recursos para la banca, no logró más que agravar las expectativas de devaluación con nuevas fugas de capitales y nueva dolarización.
La inflación y la especulación crecieron a la par, llevando las finanzas nacionales a un callejón donde la única salida fueron las devaluaciones de febrero y de agosto del presente año.
Se insiste en que nuestra economía no está petrolizada, pero desgraciadamente, los hechos se encargaron de confirmar lo contrario.
La política económica oficial buscó jugar todo a la posibilidad de que el precio del petróleo siguiera subiendo en el mercado internacional. A partir de ese esquema, se
buscaba proseguir con el financiamiento petrolizado del gasto público, sin realizarse ningún intento de reforma fiscal, en tanto que la fuga de capitales proseguía y se incrementaba. Con la caída en el precio internacional del petróleo, el país tuvo que acudir nuevamente a la deuda externa masiva, pero este refuerzo a las finanzas públicas no podía continuar por mucho tiempo.
Para 1982, el gasto público presupuestado fue inferior en términos reales al ejercido en 1981, y la caída real fue aún mayor con al reducción presupuestal decidida en febrero de este año. De nuevo en las últimas semanas se tuvo que acudir al financiamiento externo con la contratación de nuevos y onerosos créditos.
Se puede argumentar que no había más solución ante la descapitalización del país. Pero no se explica por qué no se adoptaron medidas preventivas que impidieran la especulación y la privatización de la economía. La política financiera y antinflacionaria adoptada y sus efectos sobre el déficit externo y las finanzas públicas habían conformado un cuadro que remató en la recesión, la inflación, el desempleo y el agravamiento de la vulnerabilidad nacional frente al exterior.
Vale la pena, a estas alturas, precisar, aunque sea de paso, algunas cuestiones relativas al petróleo y su utilización. Vivimos y viviremos bajo su signo y debe seguir siendo una de nuestras preocupaciones fundamentales. Desde nuestro punto de vista es correcto y fue correcto emplear, o intentar hacerlo, los recursos provenientes del petróleo para impulsar el desarrollo nacional, a condición, claro está, de que ese desarrollo sea verdaderamente nacional, es decir, más independiente y en beneficio claramente de los trabajadores y del pueblo. Sin embargo, esto no puede querer decir que sea correcto producir y vender cualquier cantidad de petróleo que pueda emplearse en el desarrollo económico nacional. Ello es especialmente claro en épocas como la actual, en las que hay una saturación del mercado petrolero internacional o sea que la producción exportable es mayor que la demanda en los países importadores.
La OPEP, al ver los efectos de la saturación del mercado internacional del mismo, ha acordado reducciones en la producción de petróleo. México también lo hizo así por unos meses, cuando no tuvo clientes suficientes y cuando el mercado se contrajo al mínimo, pero en los últimos meses se ha exportado un promedio de un millón 700 mil barriles de petróleo diarios, rebasando las predicciones del programa de energía y se habla de subir todavía más el volumen a exportar. Es más, tenemos la famosa venta anticipadamente cubierta por el gobierno de los Estados Unidos, de crudo de la más alta calidad con que contamos, en grandes volúmenes. No se ha dado versión oficial del precio de venta; sólo se dice que se fijará conforme a las condiciones del mercado. Sin embargo, el anticipo cubre un precio menor que el vigente y existe un hecho que no puede pasarse por alto: cables internacionales transcritos en la prensa nacional nos informan que el pasado 30 de agosto un diario argelino semioficial, calificado publica un artículo de primera plana, atribuido a un alto funcionario de ese país, el artículo intitulado "El caso mexicano" dice que el contrato para vender más de un millón de barriles diarios a los Estados Unidos durante un año, prevé un precio más bajo de 6 dólares por debajo de la cotización de la OPEP. En el artículo se dice también que esa fue una de las condiciones del fondo Monetario Internacional y de grupos financieros privados, para dar a México un plazo de 90 días para el pago del vencimiento de la deuda externa; se agrega que las presiones sobre México son parte de una estrategia coherente encaminada a debilitar la oposición de la OPEP, en vísperas de la Reunión de Toronto, del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
No ha habido hasta el momento ningún desmentido de las autoridades mexicanas a tal respecto, en todo caso, de ser ciertas las afirmaciones que transcribimos, el daño para México será doble, por un lado malbaratamos nuestro principal producto de exportación contribuyendo a un descenso todavía mayor de precios, pero por otro, al esquirolear la política de restringir producción de exportación y de no bajar precios de la OPEP, nuestro país pierde campo de acción en lo internacional.
Es claro que el VI Informe de Gobierno implica un viraje en la política económica de tal manera importante, que puede ser un punto de arranque para una política consistente con las medidas anunciadas el 1o. de septiembre en materia de exportación petrolera y de deuda exterior.
Ha sido tal la repercusión internacional de la nacionalización de la banca en México, que ello puede dar credibilidad a un cambio en estos campos tan ligados con esa medida, pero desde nuestro punto de vista esta moneda que es la única moneda dura con la que contamos, sigue en el aire.
No se trata, queremos insistir, de una crisis pasajera porque sus causas no fueron transitorias, se trató esencialmente de la crisis de una forma de crecimiento, de la crisis del esquema de desarrollo establecido desde hace muchos años para este país y que consistía en favorecer discriminadamente a los grandes capitalistas en el endeudamiento creciente y en la privatización general de la economía, en un proceso que repuntalaba en el sacrificio de los salarios
y en mayores privaciones para los trabajadores.
En este proceso, el Estado perdió cada vez mayor influencia en el conjunto de la economía, al grado de que su capacidad de financiamiento, excepto por el petróleo, llegó a depender de la banca privada e internacional. Se ha insistido en que a pesar de la crisis, la estructura económica está intacta, desde nuestra perspectiva este es un elemento central de la crisis y no algo que deba verse como un logro, porque de lo que se trataba inicialmente en el discurso de los planes del gobierno, era de modificar tal estructura, diversificándola, dándole una mayor integración interna hasta llegar a una economía diferente, capaz de satisfacer las necesidades de la mayoría, de proveerla de empleos permanentes y de servir de soporte efectivo al ejercicio de la soberanía nacional.
Con el petróleo se cayó en la ilusión de que, sin cambios, se podía tener un crecimiento sostenido, de que se podía crecer con base en la simple adhesión, cuando lo que se requería era de una real y rápida transformación de la estructura y de la política.
Los números muestran, en efecto, que hablar de una petrolización total de la economía es simplista; lo que parece innegable es que los sueños, las ilusiones y muchas decisiones, sí se petrolizaron y siguieron la suerte de los precios del petróleo.
El completo control de cambios y la nacionalización de la banca puede significar la posibilidad de un nuevo desarrollo para este país; un desarrollo que recupere el proyecto constitucional soslayado hace muchos años, y que establece prioridades sociales y el fortalecimiento del estado como rector de la economía. Un nuevo desarrollo donde las empresas públicas sean precisamente eso, donde dejen de ser feudos, aisladas unas de las otras para estar sometidas a un plan rector que señale prioridades y programas de desarrollo.
Las empresas públicas deben estar sometidas a vigilancia popular, y en esa vigilancia deben desempeñar un papel fundamental los trabajadores que laboran en ellas. Se requiere una profunda reorganización de dichas empresas, modificando consejos de administración ineficientes, integrados a menudo por personas sin la calificación necesaria para el área donde su opinión debiera ser enterada y decisiva y dirigida también con frecuencia, por funcionarios que no invierten todo su interés en estas tareas.
Estamos por un nuevo desarrollo económico donde existan espacios y garantías suficientes para las pequeñas y medianas empresas que deben funcionar con criterios de interés público ciertamente, pero que también deben contar con seguridades para recibir una utilidad decorosa y suficiente.
Estamos por una nueva economía donde el gasto público sea controlado socialmente, y en donde en esta misión el Poder Legislativo asuma cabalmente la responsabilidad y atribuciones que tiene formalmente pero que nunca se llegan a cumplir.
No es posible que el Poder Legislativo reciba, revise y apruebe en unos cuantos días, un presupuesto que llega ya a ser trillonario.
La discusión del presupuesto se ha convertido en una mera formalidad; estamos por la adopción de mecanismos que aseguren una revisión detallada con tiempo suficiente, y en todo momento, de las finanzas nacionales y su distribución.
Estamos por una economía donde haya cabida para que todas las fuerzas productivas coadyuven en el desarrollo nacional, donde el fortalecimiento y la reorganización del transporte, el desarrollo de una nueva sociedad rural, la explotación racional de nuestros energéticos en el sector estatal de la industria, se fortalezcan armónicamente en un proceso de planeación democrática. Estamos por una economía con criterios populares y capaz de transformar la paz de este país. Hemos sancionado y aplaudido la decisión del Poder Ejecutivo para nacionalizar la Banca. Pero está probado que la gestión económica nacional no puede depender de un solo individuo. Por eso insistimos en la necesidad urgentísima ya, de emprender un profundo proceso de democratización en las decisiones que competen a la orientación de nuestra economía.
Somos un país pionero. En 1938, México dio ejemplo al resto del mundo con la nacionalización de nuestros recursos petroleros. En 82, estamos en posibilidad de emprender la difícil pero posible salvación de la economía y el esperado fortalecimiento de la Nación, a partir de las posibilidades que abre la recuperación para la Nación misma, de los recursos financieros que antes eran usufructuados por unas cuantas manos.
Este país pionero, su pueblo, es capaz de caminar junto con sus dirigentes hacia una economía y una sociedad diferente. La reorganización de la Banca puede ser el nuevo eje de este desarrollo económico y social. Puede ser el eje de una nueva revolución industrial, donde el desarrollo sea posible a partir de prioridades nacionales y con instrumento poderoso que ahora tiene el Estado, al contar con recursos financieros que antes no tenía.
La Banca debe reorganizarse con eficiencia y modernidad. No con esa falsa modernidad que para los banqueros privados significaba solamente remozar sus edificios y oficinas con tan poca eficiencia como mal gusto. El lujo, el dispendio, la ostentación, fueron la idea de modernidad que tuvo la banca privada. El Estado y el pueblo pueden ahora avanzar hacia
una banca automáticamente moderna ligada a los intereses nacionales y comprometida en la recuperación de la economía popular. Ahora es posible que el financiamiento bancario se organice a partir de los requerimientos sociales sin que los criterios para su otorgamiento sean las excesivas garantías colaterales con las que cuenta el beneficiario del financiamiento.
La posibilidad de contar con crédito barato para el cual la mejor garantía debe ser la capacidad y disponibilidad de trabajo junto con la rentabilidad propia del proyecto mismo, pueden dar un nuevo y fundamental aliento al desarrollo de la industria nacional y también de las pequeñas y medianas industrias que tienen todo el derecho y todas las facultades para fortalecerse en esta nueva situación. Esta nueva revolución industrial que ahora es posible para México, no podría prosperar sin la participación de la mayoría.
Ahora más que nunca desarrollo económico y fortalecimiento de la democracia, democratización en la gestión y la discusión en los más diversos ámbitos de la economía, así como crecimiento y democratización de las organizaciones sociales son ejes complementarios de un mismo proceso popular, soberano y nacional. Hemos tenido que recordar, cuando iniciamos el Colegio Electoral, a los representantes del Gobierno, en este mismo recinto, que la legitimidad no le viene al Estado Mexicano de los resultados electorales, ni mucho menos de las probadas irregularidades que en él subsisten, sino de su capacidad para introducir reformas, venciendo inclusive el peso muerto de una legalidad secundaria que sacrifica el espíritu de la Constitución. Nuestra desventaja al parecer es haberlo planteado desde la minoría parlamentaria; hoy, cuando las circunstancias confirman que nuestros planteamientos correspondían a los intereses nacionales, admítase al menos, que es deseable y posible otra política, otros caminos para resolver los gravísimos problemas que la situación nos plantea con urgencia.
El pueblo mexicano sabrá entender con generosidad a los gobernantes que, actuando de buena fe, cometieron errores; pero no perdonará a quienes teniendo la posibilidad de corregirlos no lo hicieron, a quienes callan por indiferencia o complicidad, a quienes piensan que la historia, la nación misma, son palabras huecas de un solo e infinito discurso, vacío, en el que nada cambia.
Ante los decretos anunciados por el Presidente, aplaudimos junto con el pueblo, que a pesar de la retórica y la falsificación, entiende su verdadero sentido, pero nos negamos a sacrificar la crítica, la lucha diaria por el cumplimiento cabal de metas democráticas en favor de los que sólo ven el acto de autoridad y lo aplauden.
Hace exactamente 12 años, el General Lázaro Cárdenas, a quien se le rinde ahora justificado homenaje, escribió en sus apuntes: "El Gobierno posee instrumentos eficaces y legítimos para canalizar útilmente la riqueza acumulada y promover el progreso económico con justicia.
Para ello bastaría, afirmaba el General Cárdenas, decretar una reforma fiscal profunda que hiciera recaer una proporción considerable del costo del desarrollo sobre los sectores adinerados y nacionalizar la banca, para encauzar los recursos que haya menester a la producción industrial, agropecuaria y forestal, planificada; en el respeto a las leyes que protegen las riquezas naturales y las garantías de los derechos sociales, considerando las necesidades internas del país y su población, así como las de la exportación.
Compañeras y compañeros diputados. Señor Presidente. La cuestión es de si seremos capaces hoy de impulsar esa política sin satanizar a quien la exija, respetando sin temores ni persecuciones, a quienes con legitimidad y honestidad la objeten o incluso se oponga a ella cabalmente.
Ese es el reto de nuestra hora. Muchas gracias.
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano diputado Juan José Hinojosa.
El C. Juan José Hinojosa: Con su venia, Señor Presidente.
Dice la sabiduría popular que hay tres cosas que al hombre le pueden suceder y ninguna es buena: decir torear el último toro, bailar con la más fea o decir el último discurso. Y me toca a mí el último, que establece dentro de la afirmación de la sabiduría popular, coincidencias y discrepancias, en el México plural que deseamos edificar. Quiero advertir de manera especial a don David Orozco, que el esquema de mi discurso que brillantemente desarrolló. No pido disculpas, porque al fin de cuentas coincidir con mexicanos ilustres, que luchan y hacen de la vida entrega y pasión para edificar un México en la medida de sus deseos, sueños y esperanzas, más que pedir disculpa es honrarse mutuamente. Por lo tanto, no cambio ni una coma ni un punto el esquema, si en algunos casos reincido será para bien y para subrayar datos que son esenciales en el análisis de la política económica, en los marcos del VI Informe Presidencial.
Ya pasó la pirotecnia, a casi una semana de distancia se van apagando las luces de bengala, ya los ecos jubilosos de las campanas de Catedral, ya las reuniones multitudinarias, ya las planas enteras, vacías de mensaje, y densas de salamería, ya el consenso de la información que arrolla y resulta implacable, quedaron atrás. Hoy retomamos el hilo del calendario, y volvemos al 31 de agosto, lo que ha acontecido, la nacionalización estatización o
expropiación de la banca, matices de semántica, no modifica el estado de la crisis al 31 de agosto de 1982. La inflación acumulada el 31 de agosto es irreversible y sigue siendo de 39%. Todavía el Banco de México no publica los resultados de la inflación en agosto, se estima en 8% en forma conservadora que acumularán 47% en 8 meses y amenazan, si bien nos va, con un 20 adicional que nos llevará a la cifra sin precedente de 67%.
La deuda externa no ha disminuido. Durante el mes de septiembre todos los datos de información confluyen a pensar que se incrementa. El déficit presupuestal no disminuye; tal y como está previsto, este año se gastará, a pasos constantes, más que el año pasado. Y todos estos datos deben permanecer presentes más allá de la densa cortina de humo que se pretende levantar para olvidar. Y es necesario tenerlos presentes para entender el entorno económico en los marcos del Informe Presidencial.
Hay ciertos datos que se incorporan insistentemente al Informe. Queda la sensación de que se pretende aislar el año de 1982 de los 5 años anteriores. Deja la impresión de que la crisis azotó súbitamente, que surgió como los vendavales, sin previo aviso y arrasó. Se da a la fuga de capitales, al fin de cuentas soporte la decisión espectacular, un peso específico excepcional. Y hay que entender que los 3 datos no pueden ser aceptados como datos aislados. 1982, en el calendario, en el acontecer de la vida nacional, es el sexto año de un gobierno, atado, con ataduras idénticas a las ataduras frente al calendario, a una secuencia de actitud, administración, filosofía y estrategia realizada con el Ejecutivo Federal.
Las luces ámbar estaban encendidas, la crisis no surgió como los vendavales, intempestiva e inesperadamente, durante los seis años del dato especial que ensombreció la vida económica y tuvo sentido de amenaza, fue la inflación.
En 77, 20.7; en 78, disminuye a 16.2; en 79 vuelve a manifestar su amenaza virulenta para llegar a 20%; el 80, 29.8; el 81, 28.7; y el 82 tal vez 70 o 75%
Y no fue la inflación un dato que sorprendiera al gobierno, el gobierno decidió el crecimiento con inflación, lo determinó como esquema y estrategia del desarrollo económico; el II Informe de Gobierno del Presidente, es una defensa apasionada del crecimiento con inflación, se acuña entonces la frase: inflación o desastre; posteriormente, el mismo Presidente, al inaugurar una planta de Fertimex en junio de 1980, ratifica la decisión del gobierno de manejar la economía nacional en los riesgos de la inflación, la consolidación del proceso industrial, afirmaba el Presidente en 1980 y la modernización del país, tienen como costo la imposibilidad de controlar satisfactoriamente la inflación, pero es un paso necesario si no se quiere detener la marcha y estancarnos en la inmobilidad.
Hace tres o cuatro años el país vivía una crisis definida por la inflación con estancamiento, pero en lugar de acalambrarnos, quedarnos inactivos y asustados como ratones, decidimos lanzar adelante al país y hacer todo lo necesario para modernizarlo. Esto requirió inversión que se canalizó durante años, es decir, se obtuvo dinero para activar económicamente a la sociedad.
Pero la inflación es riesgo; crecimiento con inflación, ha fracasado en otras latitudes de la geografía. El gobierno quiso mantener la actitud y contagiarla de que era capaz de administrar los riesgos implicados en la inflación y mantener un desarrollo espectacular.
Y los primeros años nos fue bien. En 77 crecimos 3.4; entre 78 y el 81 los crecimientos anduvieron entre los ochos y los nueves por cientos, según la contabilidad del Banco de México o de la Secretaría de Programación y Presupuesto, y el último, en 1982, el crecimiento será cero si bien nos va.
Hay polémicas; todavía en diciembre de 1981 el Secretario de Programación y Presupuesto afirmaba en esta tribuna, en su comparecencia ante la Cámara de Diputados, que el crecimiento andaría entre 7.5 y 8%. Posteriormente, el Secretario del Patrimonio y Fomento Industrial, hablaba de repetir el 8%.
El Presidente, en abril afirmaba que andaríamos cerca del 4%, y hoy se espera como crecimiento cero, lo que evidencia que el 82 no se puede aislar de los cinco años anteriores; atado en el calendario como en el diseño y estrategia de política económica establecida e implementada por el gobierno, evidencia que si el crecimiento de este año es cero como se espera, o si queremos para evitar polémicas innecesarias, y ponernos optimistas un 1%, el crecimiento promedio del sexenio será de un 6%. En 1960- 65, crecimos 7.1; del 65 al 70, crecimos 6.9; del 71 al 76, crecimos 5; del 77 al 82, crecemos en promedio 6%. Y la terrible pregunta que angustia, proyectada hacia el futuro, es, si valió la pena el sobrecalentamiento de la economía con todos sus riesgos y sus problemas, para terminar en el freno y arranque que nos lleva en el desenlace al estancamiento con inflación. Desenlace dramático y terrible de una inflación de 70% frente a un estancamiento que congela el desarrollo y desespera y aniquila y destruye los mejores sueños y las mejores esperanzas; ahorro y patrimonio, vida y destino de todos los mexicanos.
La inflación entre sus riesgos está la comparación con la economía, en el caso de México, de Estados Unidos, que es nuestro tiempo es más importante, nuestro proveer mayor, y
nuestro banquero como peso específico más grande en nuestras transacciones de endeudamiento externo. Este año mientras nosotros tendremos una inflación de 70%, en Estados Unidos, con todos los terribles problemas de desempleo, cito el dato estadístico aislado, ya quisiéramos analizar nuestros problemas para meternos a analizar los problemas ajenos, será apenas de 8%. Y esta diferencia entre la inflación interna y la inflación con el país cliente, proveedor y banquero cuyo peso específico en los tres casos anda muy cerca del 70% presiona fatalmente sobre la paridad, pero en la paridad las luces estaban encendidas; en febrero, en septiembre del 76, después de la crisis de agosto, se estabiliza en 19.80; en febrero del 82, estaba en 27; en julio reciente, 49.50; en agosto 5,70; en agosto 31, 110 y hoy por decreto, por decreto, vuelve a 70. El gobierno, en la administración de los riesgos de la inflación, frente al abismo que se iba haciendo cada vez más profundo entre la inflación externa y la inflación interna, acudió a un desmayado y temeroso deslizamiento que deterioró la paridad, sometió la ortodoxia económica, al riesgo, costo o criterio político; en la misma medida en que mantuvo una paridad de artificio, en la misma destruyó la posibilidad de exportación no petrolera; y determinó que él petróleo en 1981 representara el 77% de nuestras exportaciones totales.
No es cierto, como insistentemente se ha deslizado que las exportaciones no petroleras disminuyeron en virtud de la falta de capacidad audacia o inteligencia de los exportadores, disminuyeron porque una paridad artificial sometimiento de la ortodoxia económica al riesgo o costo político destruyeron la posibilidad de exportar, como destruyeron la posibilidad de que la balanza en turismo y transacciones fronterizas, que había sido tradicionalmente ingrediente esencial para compensar la balanza de cuenta corriente, se fuera extinguiendo hasta llegar en el año 81 apenas sumados los dos conceptos a 300 millones de pesos.
La presión sobre la paridad determinó la presión sobre la deuda externa que fue creciendo en forma amenazante, sombría, terrible. Mientras en 1975 el sector público tenía un adeudo de 13,712 millones de dólares, sector público sólo, para 1976 tenía 19 mil; para 1979, 29 mil, para 1981, 47 mil y para 1982, 60 mil millones de dólares. Y todavía hoy buscamos, en desesperación, nuevos préstamos para poder establecer razonables equilibrios entre lo que tenemos y lo que debemos.
La cuenta corriente que en 1975 arrojaba un déficit de 4,400 millones de dólares, en 1981 arrojó un déficit de 11,704.
Todos estos datos fueron luces preventivas que oportunamente se encendieron. No es exacto que la inflación, la deuda externa, la paridad, en síntesis, la crisis agobiante que hoy nos azota y aniquila haya sido como los vendavales, accidente que surge en un instante. La crisis venía apuntándose desde cuatro años antes y faltó al gobierno audacia, imaginación, decisión para aceptar los llamados de la prudencia que hacía la ortodoxia económica, se prefirió en muchas ocasiones, el discurso brillante, a veces con acentos de epopeya, a la rectificación profunda, inteligente, ortodoxa, que hubiera evitado el desencadenamiento de la crisis. Es también cuestionable que la fuga de capitales, esto que en el anécdota se llama "sacadólares", es inexacto que la fuga de capitales haya sido el elemento determinante de la crisis, tuvo su peso. El Presidente afirma en el VI Informe que comentamos, que las cuentas, bancarias de los mexicanos en el exterior, se tienen pistas en el sentido de que ascienden a 14 mil millones de dólares; que los enganches y abonos de bienes inmuebles adquiridos por mexicanos en los Estados Unidos, ascienden a 8 mil 500, y que en 2 o 3 años nos saquearon, en frase apasionada, 22 mil millones de dólares. Hay entre estos datos y los datos de Banco de México, una seria discrepancia. La fuga de capitales se registra en el renglón de la balanza de pagos, denominada "errores y omisiones".
En 1975, el renglón de errores y omisiones ascendía, en déficit, a 851 millones. El 76, año de la crisis anterior, la que fue calificada insistentemente durante el sexenio como la más profunda en la historia del país, crisis de la que se afirmó los precios crecían en un mes, lo que antes crecían en un año. Errores y omisiones subió a 2 mil 454. En 1977 y 78 cuando la corriente de confianza entre Estado y ciudadanía era vigorosa, cuando la inflación registra en el sexenio sus niveles inferiores, cuando gobernantes y gobernados nos manejamos en la lucidez iluminante del diálogo inteligente, errores y omisiones, desciende el 77 a 101 millones y el 78 a 18 millones, los más bajos registrados en la historia del país, y determinan, para nuestra reflexión, cómo el factor confianza, diálogo, tranquilidad, ausencia de campanas de catedral que se lanzan a los vientos para la zalamería oportunista, cómo cuando la confianza tiene solidez y vigor, el dinero se queda en México. Ya en 1980 la fuga de capitales asciende a 1960; en 1981 a 5,504. Desde 1980 la luz ambar estaba encendida, exigía de la inteligencia, de la serenidad, de la imaginación, del oficio de la gobernación, del oficio de la gobernación, exigía la rectificación inmediata, inteligente, oportuna.
Ese era el instante, pero se siguió sometiendo, se siguió sometiendo la ortodoxia económica al riesgo o al costo político.
La suma de las fugas de capital, según los datos del Banco de México, que de ninguna manera implican que en su totalidad
correspondan a fuga de capitales porque está contaminada por otros ajustes, pero la suma total de 3 años asciende a 8,169 millones de pesos que no concuerdan, tendrá su explicación. Criticar no es satanizar, discrepar no es caer en el maniqueísmo aldeano y pueblerino de que quien conmigo no recoge, desparrama; (aplausos) puede haber explicación pero según el Banco de México, la fuga de capitales fue de 8,169 millones de pesos y según el Informe fue de 22,000 millones de dólares.
Se critica además a los mexdólares, lo que se llama la dolarización de la economía, no fue ilegal, la luz ámbar estaba encendida, lo que el oficio de la gobernación aconsejaba, realizados con espíritu ecuménico y con audacia iluminada era evitarlo, se evitaba mediante una rectificación a fondo de la paridad; decía don Antonio Carrillo Flores, cuando era Secretario de Hacienda, las devaluaciones no se decretan, simplemente se reconocen, y el gobierno no la quiso reconocer, convirtió en un país como el nuestro, donde todos los artículos subían al impulso del viento de una inflación virulenta, dejó un sólo artículo barato en México y ese artículo barato fue el dólar norteamericano mediante el temor de admitir y establecer en los niveles de la ortodoxia la paridad real que correspondía al peso frente al dólar. No era problema de discursos, no era problema de frases, no era problema de buenos y sabios consejos a los mexicanos, si le convierte en el extranjero el paraíso para gastar, porque es más barato comprar en extranjero con un dólar barato que comprar en México acosado por la inflación, si al turismo extranjero por la terrible inflación interna frente a una paridad que no se modifica se le convierte en paraíso Europa, y aquí el dólar le rinde menos, podemos encontrar el inventario más fértil de los adjetivos, pero la realidad es qué faltó la audacia para establecer la paridad correcta en los niveles de la ortodoxia económica. (Aplausos.)
Hoy la crisis está intacta; es cierto, hemos tenido la densa cortina de humo de expropiación de los bancos, pero los datos de la crisis no la han cambiado; ahí están, permanecen.
Debemos hablar de los marcos de la convicción personal, jamás vergonzante, plural, que discrepa y busca coincidir; de nuestra opinión sobre la expropiación de los bancos.
Decía el presidente Díaz Ordaz, en frase penetrante y aguda: "Los ricos se defienden solos", y la sabiduría popular establece y advierte y aconseja, el riesgo de la respuesta de "no me defiendas". No vamos a caer en la moda de echar leña sobre el árbol caído; nosotros creemos que en la medida en que el estado incrementa el área de su participación en la economía, en la medida que limita al hombre la posibilidad individual de realizar su destino, aniquila su imaginación, en esa medida se está apartando de la función rectora del estado. Creemos en el estado como rector de la economía, lo rechazamos como dueño y administrador de la economía, porque de la expropiación de los bienes se puede pasar a la expropiación de las conciencias y al aniquilamiento de la libertad.
Allá los banqueros, que se defiendan solos. Acá los mexicanos, reafirmando en búsqueda plural de consenso, en la discrepancia, la exigencia y quien gobierna, mayoría que no debe ser sólo frase épica de Colegio Electoral, sino terrible responsabilidad en el manejo de los negocios del Estado.
Los mexicanos exigimos la definición del diseño de país que queremos ser.
Exigimos que se establezca sin coqueteos ideológicos, sin concesiones oportunistas, sin medidas dramáticas, la definición del México que queremos ser, para en él contribuir en generosidad iluminada y en voluntad resuelta, a su edificación.
Queda otro dato la reflexión, para la angustia. Eso, el acto de poder. Se ha expropiado la Banca, por decisión personal. Hombre solitario de palacio, en la soledad de mi despacho. Ambas frases entre comillas, por corresponder a dos presidentes de este país. Se ha tomado una decisión sin consulta. Pueden los abogados afirmar que de acuerdo con la Constitución, el acto es legal. Pero debemos recorrer esa sabiduría de la Constitución y del Constituyente, que nunca dos poderes se reúnan en unas solas manos. No hubo consulta, ni al Congreso; existe el caso reciente de Francia, el Partido Socialista en alianza con el Partido Comunista Francés, postulan a Miterrand e incluyen en la plataforma electoral la nacionalización de la banca y de cada cien franceses, 51 se pronuncian en favor de la alianza de socialistas y comunistas, 51 se pronuncian en favor de Miterrand y Miterrand Presidente, realiza lo que en su plataforma electoral incorporó como esquema de país, como decisión de partido, y ningún francés se llamó engañado, son los riesgos de la democracia.
La expropiación de la banca realizada en el final del sexenio, coincide apenas a 6 semanas de distancia, con el término de una elección; el Partido Revolucionario Institucional no incorporó a su plataforma electoral la nacionalización de la banca y quedó por ahí escondida en alguno de los párrafos de sus planes, no destacó por lo menos la nacionalización de la banca como postulado electoral; se habló, sí, de renovación moral de la sociedad, se habló de nacionalismo revolucionario, se habló de una sociedad más igualitaria, pero no se habló e inclusive hay datos de discursos procedentes del vértice donde expresamente se
afirma la economía mixta la convivencia inteligente y ordenada de la banca mixta y privada; es grave que un solo hombre, por sí y ante sí, tome decisiones de esta magnitud; es grave porque aletea en la decisión que se ha desoído la sabiduría de la Constitución y del Constituyente, pueblo que se erige en legislador, para dar a los mexicanos el marco de la convivencia. Es grave porque estamos promoviendo y estimulando, en contra de lo que la Constitución aconseja en sabiduría que dos poderes se reúnan en uno.
Voy a terminar, quiero señalar, que según lo advierte la sabiduría popular, agua pasada no mueve molino. Yo comparto la opinión del diputado David Orozco, la decisión es irreversible, pero la vida, la vida personal, es ojos, corazón, voluntad, inteligencia, frente al horizonte. Lo pasado apenas si es residual que enriquece la experiencia, para en última instancia no ser animal que se tropieza dos veces con la misma piedra.
De lo que estamos hablando y esto debe quedar para la reflexión, más allá del aturdimiento de las palabras o de los apoyos, más allá de los discursos de ocasión. Para el diálogo entre el hombre y la conciencia, para la búsqueda en la inteligencia iluminada del consenso en la pluralidad. La urgencia y la necesidad de que en este país el Congreso rescate su majestad de poder, para que sea lo que la Constitución y el Constituyente quisieron que fuera en las viejas y ortodoxas definiciones democráticas freno y contrapeso del Poder Ejecutivo. Iniciamos con ese sentido esperanzador de lo que se inicia; iniciamos con ese concepto de cuna que se mece con ternura y esperanza, porque de ahí ha de surgir un hombre que nos perpetue en la sangre, en el nombre, en la convicción iniciamos con sentido de aurora, una legislatura. El primer dato que se presenta, no para el debate, ayer lo decía estupendamente el diputado del PSUM, Encarnación Pérez, esto es un inventario de monólogos. Iniciamos haciendo un examen del Informe Presidencial, y el dato central, más allá del triunfalismo, el dato central es restablecer ese párrafo maravilloso de la Constitución, que nunca dos poderes se pongan en unas solas manos, que ésta sea la reflexión para los próximos tres años, que en este inicio de la LII Legislatura, la mayoría, entienda que discrepar no es satanizar, entienda que en las democracias, los partidarios en el congreso discrepan del presidente y le prestan el mejor de los servicios, y en la discrepancia con el presidente, prestan al pueblo toda la majestad del poder puesta al servicio de los electores. Que no sea esta Legislatura otra vez debate para el divertimiento entre las mayorías y las minorías cuyo desenlace fatal es el número sobre la búsqueda de consenso. Que la gran lección, más allá de todo lo que se ha dicho y se ha hecho en los últimos 8 días, que la gran lección sea el rescate del Poder Legislativo al servicio del pueblo mexicano. Muchas gracias.
(Aplausos.)
El C. Presidente: Tomando en consideración que han transcurrido las 4 horas reglamentarias de esta sesión, la Presidencia, con fundamento en lo dispuesto por el artículo 34 de la Ley Orgánica de esta Cámara, y a fin de concluir los asuntos pendientes en cartera, acuerda prorrogar el lapso correspondiente hasta la conclusión del orden del día.
Tiene la palabra el C. Manuel Cavazos Lerma.
El C. Manuel Cavazos Lerma: Señor Presidente;
H. Asamblea:
El VI Informe de Gobierno del Presidente López Portillo es un balance de su obra al frente de los destinos de la nación mexicana; es un cuadro de claroscuros, de luces y sombras, de activos y pasivos, de logros y de fallas, de aciertos y errores. De este cuadro nos corresponde analizar el aspecto económico. Sin embargo, no podemos ignorar que una obra de gobierno está orientada, está dirigida, está enmarcada en un proyecto nacional, que surge de nuestra Constitución, que recopila lo mejor de la historia de México, que recoge las aspiraciones y los anhelos de las mayorías, que es factible, que es viable, que es realista por que nació en México, de mexicanos y en beneficio de los mexicanos. Justicia, libertad, independencia, democracia, nacionalismo revolucionario y rectoría del Estado son tesis fundamentales de este proyecto. Por otra parte, el análisis objetivo de la obra de un gobierno exige no perder la perspectiva histórica ni confundir el corto con el mediano y largo plazos, ni la coyuntura con la estructura, ni lo rígido con lo flexible, ni lo estático con lo dinámico, ni la elección entre un bien y un mal con la elección de un mal menor, ni la comparación de situaciones reales con la comparación de lo real con lo ideal. Exige también, no olvidarnos del contexto internacional, ni de los vasos comunicantes entre lo socioeconómico y lo político. Tener esto en mente, evita interpretaciones erróneas o amañadas que no han sido escasas en este foro. Así por ejemplo, hemos escuchado hasta la saciedad, que en México vivimos una crisis económica y política que "no tiene precedente" en el período postrevolucionario, cuando esta crisis no es ni la pálida sombra de la situación política y económica vivida durante los años de la gran depresión mundial (1929- 32), en ese tiempo, México sorteó momentos políticos difíciles y enfrentó una caída en su actividad productiva de 6.3% en 1930 y de 14.9% en
1932. Fue tan severa esta depresión que hasta 1936 recuperamos el nivel de producción que se tenía en 1926; es decir, como si hubiéramos vivido 10 años de estancamiento económico.
Tomar en cuenta las consideraciones preliminares señaladas evitaría también que se juzgara la obra de un gobierno, sólo por los resultados económicos, descuidando los avances políticos y sociales, o lo que es peor, que los acontecimientos económicos de 6 meses sirvieran para juzgar 6 años de gobierno.
Hechas estas aclaraciones, conviene destacar, como se señaló reiteradamente ayer y el día de hoy, que lo más sobresaliente del VI Informe de Gobierno, fueron los Decretos que nacionalizan la Banca Privada y que establecen un control generalizado de cambios. Sin embargo, la trascendencia de estas medidas y su justificación se entiende mejor si se analiza el lado oscuro del panorama y luego su parte luminosa, señalando los logros que se pusieron en peligro y que se intentan rescatar mediante las históricas medidas.
La crisis interna es un reflejo, en buena parte, de una crisis económica que afecta a todos los países del mundo, tanto a los del norte como a los del sur, tanto a los del este como a los del oeste, tanto a los que tienen petróleo como a los que no lo tienen.
México no vive en una isla y por lo tanto la crisis del exterior, sobre todo la del país vecino, nos afectan de manera importante. Esto no es nuevo, sufrimos la crisis mundial de 1927, la gran depresión internacional de 1929- 32 la recesión de 1937, los ajustes de postguerra que provocaron devaluaciones masivas de 1948- 49, los ajustes de la guerra de Corea en 1953 que incidieron en la devaluación de 1954, las recesiones de 57- 58, de 60- 61, y 1969- 70, y el ajuste a las modificaciones en el precio de los energéticos en 1974- 75, y 79- 81 que deprimieron la actividad económica mundial. Las consecuencias de estas crisis en la economía nacional son por todos reconocidas, excepto por aquellos de mentalidad "parroquial", incapaces o practicantes de economía de servilleta.
La crisis económica internacional se agudizó a partir de 1979. Los países industrializados pasaron de crecer al 4% en 1978, a 1.2% en 1981, los países socialistas que crecieron al 4.5% en 1978, lo hicieron al 1.5% en 1981, y los países petroleros redujeron su tasa de crecimiento del 1.8% al 4.5%. Esta recesión aguda, ha estado acompañada de inflación, de desempleo, de un volumen raquítico de comercio internacional, de desequilibrios en las balanzas de pagos, de severas fluctuaciones cambiarías, de dramáticas fluctuaciones en los precios de las materias primas, de cambios en las políticas proteccionistas sobre todo las de dumping o de prácticas desleales al comercio exterior.
Señalamos estos hechos, no con el propósito de refugiarnos o consolarnos en el mal de muchos - como ayer se dijera en esta tribuna- sino porque no podemos desligar a México de sus relaciones con el exterior, y para mantener en su debida proporción el gigantesco esfuerzo que representó crecer a más del 8% anual durante cuatro años, y precisamente en la parte más aguda de la crisis, y ante esta crisis internacional, sólo superada en magnitud, aunque no en duración, por la gran depresión mundial de 1929- 32, México no permaneció a la deriva, no quiso asumir la actitud conservadora de posponer su crecimiento y su desarrollo en espera de inciertos tiempos mejores. México no anduvo a la deriva, porque tiene un proyecto nacional que lo guía; porque el compromiso con las mayorías exigía el seguimiento de una estrategia de desarrollo que diera prioridad a la creación de empleos y a la provisión del mínimo de bienestar en educación, salud, nutrición, alimentación, vivienda. Contaba para ello, con un instrumento que le permita sortear la crisis internacional: el petróleo. Y lo utilizó con audacia y asumió el riesgo y creció y generó empleos como nunca, hasta la caída del precio del petróleo a mediados de 81, así como la reducción en la cantidad exportada, no sólo redujeron los ingresos en divisas, sino que reforzaron otros efectos de la crisis externa, como la caída del precio y del volumen exportado de otros productos primarios.
La disminución de las exportaciones manufactureras por el crecimiento de la demanda interna, por las políticas proteccionistas del exterior y por nuestra mayor inflación nacional.
Hacer análisis del sector externo, aislando sólo las exportaciones con respecto al Producto Interno, como lo hicieron el representante del PDM, no analizar las exportaciones sólo por la diferencial de inflación con el Exterior, olvidando cambios estructurales, crecimiento en la demanda agregada y también políticas proteccionistas y prácticas desleales, son análisis simplistas que no aceptamos. Son análisis simplistas obsesionadas en destacar sólo la parte oscura del panorama.
No sólo las exportaciones anduvieron mal, el aumento inusitado de las exportaciones originado por el rápido crecimiento de la demanda nacional, por las prácticas de dumping y crecimiento diferencial de inflación con el exterior, deterioró la balanza comercial, lo que junto con el aumento en las tasas de interés, elevó considerablemente el servicio de la deuda externa, provocó en consecuencia, un déficit sustancial en nuestra cuenta corriente, que tuvo que financiarse con créditos del exterior, conseguidos a mayores tasas de interés
para no abandonar la estrategia que daba prioridad al empleo. Además, asunto comúnmente descuidado al escuchar interpretaciones de la situación externa, todos los modelos econométricos de todos los países del mundo, fallaron en pronosticar la crisis. Por ejemplo, veían un repunte en la actividad económica a partir de 82 y esperábamos que eso impulsara nuestras exportaciones, pero como todos sabemos, no se dio, y no sólo no se dio, los pronósticos siguen corrigiéndose día con día. Hace 3 meses se nos informaba que la economía de los países industrializados crecería al 8%. Hace apenas unos cuantos días se nos informa que la tasa de crecimiento, cuando mucho llegará al 3%. Hacer planeación democrática, en esta situación de incertidumbre internacional es difícil, por eso nuestros planes son flexibles y cuando quiera criticarse el sistema nacional de planeación y no un solo plan, que se vean los considerandos, que se vea la presentación, que se analice y se estudie bien el papel que juega la flexibilidad en los pronósticos. Entonces las críticas y las afirmaciones serían menos ligeras; entonces podríamos hacer ejercicios tendientes a abandonar esta aritmética económica que aquí nos han recetado.
Pero no sólo fallaron los pronósticos de todos los modelos, además creció la diferencial de inflación con el exterior debido sobre todo al freno drástico en la economía norteamericana que evolucionara a tasas negativas durante 1982. Adicionalmente se redujo la oferta de crédito externo por la dramática caída en el superávit de los países exportadores de petróleo (de 80,000 a 4,000 millones de dólares) y por los problemas de pago de la deuda externa de muchos países tanto del área capitalista como del área socialista.
Esta situación se aceleró por el surgimiento de expectativas devaluatorias fomentadas por la infundada aritmética económica que hoy hemos escuchado con insistencia, dando como resultado la fuerte salida de divisas que orilló al retiro del Banco de México del mercado cambiario el 17 de febrero y no el 15 como aquí se decía, dando también origen al programa de ajuste del 25 de abril y posteriormente, al establecimiento de un mercado dual de cambios el cinco de agosto y un mercado cambiario triple el 17 del mismo mes, y dando lugar también a la nacionalización de la banca y al control generalizado de cambios el primero de septiembre de este año.
Los efectos internos de la crisis externa también afectaron la reforma de algunos instrumentos de política económica que no pudieron manejarse en la forma deseada. Tal es el caso de la política de comercio exterior, que buscó sustituir gradualmente el arancel por el permiso previo de importación, medida que se puso en práctica para racionalizar las importaciones, mediante la reducción del diferencial entre los aranceles. Y esto no implica ni la reducción en las tarifas de importación para desmantelar el aparato productivo, ni fue un acto preparatorio de la entrada de México al GATT, como aquí dolosamente se ha afirmado. Asimismo, se inició un proceso de reforma fiscal, que no se minimice no se trató sólo, como aquí se dijo de la implantación del IVA, porque en primer lugar no se trató de una implantación, sino de una sustitución de un impuesto indirecto por otro impuesto indirecto, salió el de Ingresos Mercantiles y entró en vigencia el Impuesto al Valor Agregado.
Pero no sólo eso también hubo medidas de desgravación a los grupos de menores ingresos, modificaciones en las deducciones y en las tarifas para hacer más progresivo el Impuesto sobre la Renta, medidas de indexación en las tarifas, racionalización en los impuestos especiales y en el régimen de productos, derechos y aprovechamientos; se aprobó la Ley de Valoración Aduanera, se fortaleció la coordinación entre Federación y Estados y se destinaron mayores recursos a las entidades federativas.
Esto dista mucho del panorama simplista, dolosamente manejado, que aquí se planteó sobre los cambios fiscales.
A estos problemas habría que añadir otros, ya que nuestro Partido reconoce, hoy más que nunca, en un proceso de participación y de consulta popular, que no tiene precedente, la necesidad de la autocrítica, para corregir errores y desviaciones y marchar al ritmo de los tiempos.
Por eso se reconoce que aún existen rezagos sociales que satisfacer, que no está satisfecho con lo avances logrados en materia de educación, alimentación, nutrición, vivienda, salud y seguridad social. Se admite que aún falta mucho por hacer en materia de distribución del ingreso, tanto en el aspecto personal, como sectorial, como regional, como factorial. Y se acepta que la reforma política es un proceso perfectible que tenemos que mejorar. Por eso se han formulado como tesis fundamentales que orientarán el programa de gobierno del próximo presidente de México, la democratización integral y el avance hacia una sociedad más igualitaria, mediante el nacionalismo revolucionario.
También se ha reconocido que existe corrupción pública y privada, y se ha aceptado como demanda política insoslayable, por eso se ha postulado la renovación moral de la sociedad, que va más allá de la lucha contra la corrupción, que la incluye pero que no la agota.
Se reconoce también que existen ineficiencias en la asignación de recursos, inflación déficit en el sector público y en la balanza de pagos, cuellos de botella, desempleo abierto y disfrazado, y por eso se ha propuesto una
estrategia de desarrollo, empleo y combate a la inflación.
También se reconoce que existe concentración en la actividad económica y en la población en unos cuantos polos de desarrollo, y que aún subsiste una buena dosis de soberbia centralista en la toma de decisiones. De aquí que se busque la descentralización de la vida nacional. También se reconoce que el sistema nacional de planeación recientemente creado, tiene que perfeccionarse, tiene que perfecionarse, tiene que mejorar los mecanismos de participación, de instrumentación, de concentración, de inducción, y tiene que afinar los instrumentos de pronósticos de la actividad económica, de ahí que se busque fortalecer la planeación democrática, postulados básicos del Partido Revolucionario Institucional.
El reconocimiento de estos pasivos, así como la crisis de los últimos meses y la histórica decisión de nacionalizar la banca, no deben minimizar la obra realizada por el gobierno de la Revolución durante los últimos seis años, y que constituyen la parte luminosa del panorama que analizamos.
Crecer al 8% durante 4 años en un mundo sumergido en la recesión y en el desempleo, no es un logro desdeñable, y menos lo es cuando tomamos en cuenta que se trata de un crecimiento cualitativamente diferente, que se entienda bien; no se mantuvo la estructura productiva, se cambió sustancialmente, el análisis objetivo de las cifras así lo revelan. Se creció en respuesta a una estrategia definida, surgida de nuestro proyecto nacional y del diagnóstico de la situación coyuntural y estructural de la economía al iniciarse este sexenio. Se creció para crear más de 4 millones de empleos, reduciendo la tasa de desempleo abierto del 8 al 4.5% y aumentando el ingreso y la capacitación de los trabajadores; se creció para orientar la estructura productiva hacia los bienes social y nacionalmente necesarios; se creció para asegurar los mínimos de bienestar en salud y seguridad social; en educación, en alimentación, en nutrición y en vivienda, y con estos logros se contribuyó a mejorar la distribución personal del ingreso. Se creció para diversificar la estructura productiva reduciendo la vulnerabilidad de todo el sistema económico. Se creció para cambiar la distribución geográfica de la actividad productiva y de la población; se creció para democratizar el sistema político y fortalecer el federalismo. Y con estos logros físicos y humanos se vigorizó nuestra Independencia Nacional.
Así se superó el tradicional divorcio entre crecimiento y distribución y en el informe y sus anexos se ilustra este hecho con multitud de cifras. Estas revelan que se multiplicó nuestra infraestructura y que todos y cada uno de los sectores productivos se vieron fortalecidos, sobre todo la producción de sectores no tradicionales cuya escasa o nula producción nos obligaba a importar, aumentando así la integración y la diversificación de la planta industrial.
Las reservas probadas pasaron de 6,630 millones de barriles en 1976 a 72,800 millones, por lo que México, pasó del décimo octavo al cuarto lugar en este renglón.
La producción de petróleo aumentó de 800 mil barriles diarios en 76 a 2,800 millones en 82. Las exportaciones de hidrocarburos pasaron de prácticamente nada a 1,500 millones de barriles diarios.
La producción de gas se duplicó.
En petroquímica la capacidad aumentó de 4 millones de toneladas en 76 a 14 millones en este año.
Se duplicó la oferta de la rama eléctrica y se cubrieron dos terceras partes en la población rural. Además se diversificaron las fuentes de generación.
Creció en 50% la comercialización de fertilizantes y está por triplicarse la capacidad instalada.
Se aumentó en 50% la producción de acero.
Los programas de fomento a la industria manufacturera han hecho que el 52% de la nueva inversión en ese sector se destine a agroindustria, bienes de capital e insumos de bienes estratégicos como cemento y acero. Esto permite la integración del aparato productivo y mejorar su nivel tecnológico.
Se amplió y se modernizó el sistema de comunicaciones y transportes.
Se amplió la infraestructura de telecomunicaciones.
El turismo, la oferta de hospedaje pasó de 192 mil a 250 mil cuartos.
Se logró la autosuficiencia en maíz, frijol, arroz y trigo acabando así con la dependencia alimentaria.
Riesgosa para nuestra autonomía económica y política, ahora el país cuenta con la reserva de granos más elevada de su historia.
La frontera agrícola se amplió en 3,350 millones de hectáreas, la mayor superficie abierta al cultivo durante un sexenio en la historia de México. El esfuerzo de producción agrícola fue integral, mejorando satisfactoriamente el ingreso de los campesinos y superando el estancamiento del sector agropecuario.
Como se aprecia, el crecimiento no es uniforme, distamos mucho entonces de haber mantenido la estructura productiva.
En cuanto a los logros sociales, que constituyen también una parte sobresaliente del panorama luminoso de la obra de López Portillo, ayer se destacaron las cifras más importantes. Sin embargo, conviene aclarar que no se vale comparar lo ideal con lo existente (como se
hizo ayer), puesto que nunca se propuso acabar con los rezagos sociales. Como dice el Informe "el objetivo era marcar la dirección que permitiera a México eliminar el desempleo y la marginación" pues resulta obvio "que no era posible transformar y modernizar en seis años la estructura socio económica de una nación".
Escuchamos panorama sombrío por cierto, encuentra en estas medidas una plena justificación: control de cambios evitará de aquí en adelante que la diferencial de inflación se traduzca ahora en presiones sobre los capitales y sobre el tipo de cambio.
Queremos reiterar que esa aritmética económica conocida como la teoría de la paridad del poder de compra con varios siglos de antigüedad, famosa en los años veintes, es válida sólo en ciertas condiciones, y sólo si esas condiciones se cumplen, es válida sólo en muy largos plazos. Pero hay quienes se esfuerzan por crear condiciones negativas a partir de medias verdades. Estas dos medidas, la nacionalización de la banca privada y el establecimiento del control de cambios generalizado, complementarias entre sí, no tiene la misma importancia ni deben situarse en la misma dimensión para no perder el sentido de las proporciones.
La nacionalización es una medida irreversible de profunda significación en el fortalecimiento del Estado.
Ayer se habló con detalle de los fundamentos políticos y jurídicos de la nacionalización, pero conviene recalcar que vivimos en un Estado de derecho al que la Constitución le confiere el papel de promover la integración nacional, garantizar la independencia política y consumar la economía conforme a normas dictadas por el pueblo. El Estado mexicano nació de una revolución democrática, social, nacionalista, agraria, popular y antiimperialista, y se constituyó como el Estado de la nación, no de una clase social minoritaria.
El Estado mexicano sigue fiel a su origen revolucionario y al proyecto nacional que surge de la revolución de la Constitución, por eso el Estado mexicano se ha mantenido siempre como rector del proceso de desarrollo nacional, reservándose los sectores estratégicos e interviniendo ahí donde por riesgo, temor o ineficiencia del sector privado, se ha requerido el apoyo y la participación del sector público.
Las decisiones del Estado se apegan a nuestra Constitución, que es ley suprema y al mismo tiempo programa de cambio social, de transformación revolucionaria. En ella, los derechos de los individuos, los derechos sociales y los derechos de la nación, se integran de una manera tal que garantizan libertad para el hombre, justicia para el pueblo e independencia para la nación.
La decisión de nacionalizar a la banca, no significa una modificación de nuestro proyecto nacional, ni un viraje hacia extremismos, sino que se inscribe cabalmente en nuestro sistema de economía mixta, donde el Estado tiene la responsabilidad explícita, de conducir el esfuerzo social preservando las libertades individuales sin más límite que el respeto al derecho de los demás y sobre todo al supremo interés de la nación.
La decisión trascendental de nacionalizar la banca rescató para el Estado instrumentos adicionales de política económica que lo fortalecen y que facilitan el cumplimieto de sus metas. Los ahorros de la sociedad ahora podrán orientarse hacia el fortalecimiento de los sectores prioritarios en lugar de ser desviados hacia el rentismo, el ausentismo, la especulación o hacia las empresas industriales y comerciales que estaban vinculadas a los bancos privados buscando la maximización de utilidades de grupo, que no necesariamente coinciden con los intereses de la nación.
Además, se facilitará la integración plena del sistema financiero, lo que permitirá incrementar su eficiencia y reducir costos de operación. Contra esto se argumenta, con ese peculiar razonamiento de las mentalidades, aldeanas que piensan que vivimos en una isla, que tal integración reduce la competencia y por lo tanto provoca ineficiencia. Para quienes razonan así y para quienes sólo ven en el Estado ineficiencia y corrupción, conviene recordarles que el sector bancario tiene economías de escalas naturales. Que vivimos en una economía vinculada al exterior y sujeta a la competencia internacional. Y que el Estado ha probado ser un administrador eficiente de instituciones bancarias, como Banco Mexicano Somex y Nafinsa Banco Internacional. También conviene recordar que el Banco Somex y el Banco Internacional pasaron a manos del Estado precisamente por ineficiencias del sector privado. Adicionalmente, mencionaremos que los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana, fieles al principio de la rectoría del Estado, han promovido una serie de instituciones crediticias para hacer realidades los fines de nuestro proyecto nacional. Tal es el caso del Banco de México creado en 1925, y reforzado en 1932, enmedio de la peor crisis política y económica que ha sufrido nuestro país. Tal es el caso del Banco Agrícola creado en la época de Calles y el Banco Ejidal creado por el gobierno de Lázaro Cárdenas, ahora fusionados en Banrural: tal es el caso de Nafinsa fundado en tiempos de Abelardo L. Rodríguez, así como una serie de fondos orientados al fomento específicos como son FIRA para el sector agrícola, Fomex para las exportaciones: Fonatur para el turismo, Fogain para la pequeña y mediana industria, que son
ejemplo de honestidad, de eficiencia y de equidad en el manejo del sistema financiero mexicano. (Aplausos.)
La nacionalización de la banca es un triunfo de la nación, no es una acción revanchista contra ningún grupo, ni una conquista sectaria o partidista, por eso ha tenido un apoyo vigoroso por parte del pueblo, como lo prueban las manifestaciones multitudinarias en el Zócalo y en los diferentes Estados de la República, así como la reacción entusiasta, respetuosa y ordenada del público en los Bancos el día de ayer, acabando de tajo con los temores infundados de un posible pánico financiero. Este apoyo popular, fomentado por nuestro partido, que prueban una vez más su capacidad de movilización de masas, obliga a encauzar la política crediticia con un sentido democrático y más orientada hacia los objetivos de nuestro proyecto nacional. Así lo demuestran las nuevas políticas dadas a conocer por el Banco de México. La nueva política financiera a que da origen la nacionalización de la banca, aún no se ha perfilado de manera cabal, por lo que los miembros de nuestro partido se están movilizando para recoger inquietudes y propuestas que puedan contribuir a mejorar el diseño de dicha política en sus aspectos de estabilización, de asignación de recursos y de mejoramiento en la eficiencia y en la equidad del sistema financiero.
Corresponde a todos nosotros hacer fructificar esta trascendente decisión. Conviene destacar en este sentido que los trabajadores de la banca nacionalizada tienen ante sí el inmenso privilegio y la grave responsabilidad de trabajar para que esa decisión rinda frutos generosos, que no se convierta en una fuente de ineficiencia y de corrupción, como esperan las fuerzas retrógradas del país, sino que se convierta en un paradigma de los que el Estado puede hacer para cumplir los objetivos del pueblo. Muchas gracias.
(Aplausos.)
El C. secretario Everardo Gámiz Fernández: Señor Presidente, se han agotado los asuntos en cartera.
Se va a dar lectura al Orden del día de la próxima sesión.
ORDEN DEL DÍA
- El mismo C. Secretario:
"Primer periodo ordinario de sesiones.
LII Legislatura.
Orden del Día.
8 de septiembre de 1982.
Lectura del acta de la sesión anterior.
Comunicaciones de los Congresos de los Estados de Chiapas, Guerrero y Nayarit. Análisis del sexto informe presidencial".
- El C. Presidente (a las 15:15 horas): Se levanta la sesión y se cita para la que tendrá lugar mañana miércoles 8 de septiembre, a las diez horas.
TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA Y
"DIARIO DE LOS DEBATES"