Legislatura LII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19821201 - Número de Diario 45
(L52A1P1oN045F19821201.xml)Núm. Diario:45ENCABEZADO
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CAMARA DE DIPUTADOS
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
"LII" LEGISLATURA
Registrado como art¡culo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921
AÑO I México, D. F., miércoles 1o. de diciembre de 1982 TOMO I Nún. 45
SESIÓN DE CONGRESO GENERAL
TRANSMISION DEL PODER
EJECUTIVO
SUMARIO
APERTURA
COMISIONES PROTOCOLARIAS
Se da lectura de las diferentes comisiones designadas para esta ocasión
ACUERDO DEL CONGRESO
DE LA UNIÓN
Después de un receso, se da lectura al acuerdo de ambas Cámaras, relativo a que durante el mensaje que dirigirá el C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente electo de México, no se llevarán a cabo manifestaciones externas de solidaridad, adhesión o apoyo, sino al final. Se extiende el acuerdo a invitados y asistentes
PROTESTA DE LEY
Una vez que el C. licenciado José López Portillo, presidente de la república hace su aparición y se le rinden los honores de ordenanza, hace acto de presencia el C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos. Rinde la protesta de ley
MENSAJE A LA NACIÓN
Una vez que el licenciado José López Portillo hace entrega de la Banda Presidencial al C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, se la coloca por sí mismo, dirige un mensaje a la Representación Nacional y al pueblo de México. Acto seguido, previos los honores a su alta investidura el C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, se retira del recinto acompañado del C. José López Portillo y de las Comisiones designadas para el efecto
ACTA
Se da lectura al Acta de la presente sesión. Se levanta la sesión
DEBATE
PRESIDENCIA DEL C. DIP. MARIANO PIÑA OLAYA
(Asistencia de 398 ciudadanos diputados y 63 ciudadanos senadores)
APERTURA
- El C. Presidente (a las 9:30 horas): Se abre la sesión del Congreso General.
COMISIONES PROTOCOLARIAS
El C. Presidente: Sírvase la Secretaría dar lectura a la lista de los ciudadanos diputados y
senadores que integran las Comisiones Protocolarias designadas para esta ocasión.
El C. secretario Everardo Gámiz Fernández: Por instrucciones de la Presidencia, se va a proceder a dar lectura a la lista de los ciudadanos diputados y senadores que integran las Comisiones Protocolarias designadas para esta ocasión.
Para acompañar al ciudadano licenciado José López Portillo, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, de su residencia al Palacio Legislativo, a los siguientes ciudadanos legisladores: diputados Juan José Osorio Palacios, Francisco Calderón Ortiz, José Carreño Carlón, Salvador Castañeda O'Connor, Luis Garfias Magaña, David Lomelí Contreras, Adrián Mayoral Bracamontes, Mariano López Ramos, Sergio Quiróz Miranda. Senadores: Roberto Casillas Hernández, Alfonso Garzón Santibañez, Francisco José Madero González, Guadalupe Gómez Maganda de Anaya, Raúl Caballero Escamilla, Manuel Villafuerte Mijangos.
Para recibir en el pórtico del Palacio Legislativo al C. licenciado José López Portillo, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a los CC. legisladores diputados Silverio R. Alvaro, Irma Cué de Duarte, José Luis Caballero Cárdenas, Daniel Balanzario Díaz, Marco Antonio Fragoso Fragoso, Manuel Osante López, Ricardo Antonio Gobela Autrey, Samuel Meléndrez Luévano, María de Jesús Orta Mata, Alfredo Reyes Contreras y Antonio Vélez Torres.
A los CC. senadores Antonio Martínez Báez, Salvador Barragán Camacho, Javier Ahumada Tavilla, Guillermo Mercado Romero, Héctor Jarquín Hernández, Andrés Henestrosa Morales.
Para acompañar del Palacio Legislativo al Palacio Nacional y, más tarde, a su residencia al C. licenciado José López Portillo, a los siguientes CC. legisladores: diputado Víctor Cervera Pacheco, Francisco Galindo Musa, Rafael Aguilar Talamantes, Juan Alberto Campos Vega, Guillermo Pacheco Pulido , Francisco Javier González Garza, Carlos Jiménez Macías, Raymundo León Osuna y José Dolores López Domínguez.
A los CC. senadores Agustín Téllez Cruces, Abraham Martínez Rivero, Gonzalo Pastrana Castro, Filiberto Vigueras Lázaro, Armando Trasviña Preiro.
Para acompañar al C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, presidente electo de México, de su residencia al palacio Legislativo, a los siguientes CC. legisladores: diputados Enrique Soto Izquierdo, José Luis Lamadrid Sauza, Mari Vargas Saldaña, Iván García Solís, Víctor González Avelar, Ignacio Moreno Garduño, Luis J. Prieto, Héctor Ramírez Cuéllar y Baltasar Ignacio Valadez Montoya.
Senadores: Adolfo Lugo Verduzco, José Ramírez Gamero, Américo Villarreal Guerra, Hugo B. Margáin, Yolanda Sentíes de Ballesteros y Alfonso Zeigbe Salem.
Para recibir a las puertas del Palacio Legislativo al C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente Electo de México, a los siguientes CC. legisladores: diputados Enrique Fernández Martínez, Luz Lajous de Madrazo, Rafael Armenta Ortiz, Heriberto Batres García, José Augusto García Lizama, Ernesto Luque Feregrino, Alfonso Méndez Ramírez, Antonio Ortega Martínez, Francisco Ortíz Mendoza, Raúl Roa Carvajal, Eulalio Ramen Valladolid y Guillermo Dávila Martínez.
Senadores: Raúl Castellano Jiménez, Raúl Salinas Lozano, Ernesto Millán Escalante, José Socorro Salcido Gómez, Alberto Villanueva Sansores, Manuel Ramos Gurrión.
Para acompañar del Palacio Legislativo al Palacio Nacional, al C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a los siguientes CC. Legisladores: diputados: Humberto Lugo Gil, Luis Dantón Rodríguez, Bernardo Bátiz Vázquez, Rolando Córdera Campos, Raúl López García, Jesús Luján Gutiérrez, David Orozco Romo Y Jorge Cid Sotelo.
Senadores: Miguel González Avelar, Arturo Romo Gutiérrez, Luis José Dorantes Segovia, Heladio Ramírez López, José Antonio Padilla Segura y Rafael Cervantes Acuña.
Para acompañar al C. Presidente de la República, del Palacio Nacional a su residencia, a los siguientes CC. legisladores: diputado Humberto Lugo Gil, senador Miguel González Avelar.
Para recibir y atender a las señoras esposas de los CC. licenciado José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado, a los siguientes CC. legisladores: diputados: Alicia Perla Sánchez Lazcano, María Elisa Alvarado de Jiménez, Viterbo Cortés Lobato, Oralia Cutiño Ruiz, Martha Chávez Padrón, César Humberto González Magallón, Julieta Guevara Bautista, Bertha Lenia Hernández de Rubalcaba, Jesús Lazcano Ochoa, Norma López Cano y Aveleyra, Xóchitl Elena Llarena de Guillén, Armida Martínez Valdez, Emma Medina Valtierra, Angélica Paulín Posada, Ofelia Ramírez Sánchez, Tina Ruiz de León, Dulce María Sauri Riancho, María Isabel Serdán Alvarez, Aidé Eréndira Villalobos Rivera, Senadoras: Irma Esther Hoyos de Navarrete y María del Carmen Márquez de Romero Aceves.
El C. Presidente: Esta Presidencia ruega a las Comisiones Protocolarias, designadas por cada una de las Cámaras, se sirvan dar cumplimiento a su cometido.
Se declara un receso en espera de los CC. Presidente de la República licenciado José
López Portillo y del Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Miguel de la Madrid Hurtado.
Se ruega a los presentes permanezcan en sus respectivos lugares.
(Receso 0:25 horas.)
ACUERDO DEL CONGRESO
DE LA UNIÓN
- El C. Presidente (a las 10:55 horas): Se reanuda la sesión.
La Cámara de Diputados y la de senadores aprobaron los siguientes Puntos de Acuerdo:
"Primero. Si durante la lectura del mensaje que dirigirá a la Nación el C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado en esta sesión del Congreso de la Unión, en que rendirá su protesta como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos para el periodo 1982- 1988, se produjera el deseo de llevar a cabo manifestaciones externas de solidaridad, adhesión o apoyo, sírvanse los señores legisladores hacerlo al final.
Segundo: Se extiende este Acuerdo a los invitados y asistentes."
Se ruega a todos cumplir con este Acuerdo del H. Congreso de la Unión.
PROTESTA DE LEY
(Entrada al Salón de Sesiones del C. licenciado José López Portillo.) (Aplausos.)
(Honores.)
(Entrada al Salón de Sesiones del C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado.) (Aplausos.)
El C. Presidente: De conformidad con el Decreto de la H. Cámara de Diputados publicado en el Dario Oficial el 10 de septiembre de 1982, y en los términos establecidos por el artículo 87 de la Constitución General de la República, el C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado va a presentar la protesta como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Se agradecerá a los ciudadanos diputados, senadores y demás asistentes, se sirvan poner de pie.
El C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado: "Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanan, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande. (Aplausos.)
MENSAJE A LA NACIÓN
El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
- El C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos:
"Honorable Congreso de la Unión:
Mexicanos:
He protestado ante ustedes guardar y hacer guardar la Constitución y la leyes de la República, ejercer con lealtad y patriotismo el cargo que el pueblo me ha conferido; y mirar en todo por el bien y la prosperidad de la Unión. Esta protesta no es mero formulismo; es la más elevada declaración de un compromiso político, legal y moral que asumo ante el pueblo de México.
Apegado a estos imperativos, haré de la Presidencia de la República, el instrumento de dirección y servicio que diseñó el Constituyente para conducir a la Nación hacia las metas que ha definido el único autor legítimo de nuestra historia; el pueblo mexicano.
Gobernaré con la constitución y con las leyes. Gobernaré para los objetivos superiores que consignan. Gobernaré para preservar y fortalecer la independencia nacional; proteger y acrecentar el disfrute de las libertades individuales y colectivas; para enriquecer la vida democrática en lo político, lo económico y lo cultural; para procurar la convivencia fraternal y armónica de todos los mexicanos. Gobernaré para preservar y afianzar la paz de la República.
Gobernaré en el marco del Estado de Derecho. Mi gobierno actuará sometido a la ley. Respetaré y haré respetar el régimen jurídico nacido de la Revolución Mexicana. Ese es el camino para encauzar la convivencia libre y el trabajo social para la justicia. Creo firmemente que no hay derecho contra el derecho y que en la medida en que se obedezcan las leyes, menos se tendrá que obedecer a los hombres.
Nuestro Estado de Derecho, por mandato del Constituyente de 1917, es un estado fuerte. La fortaleza estatal garantiza la unidad de la Nación, asegura nuestra independencia y permite cumplir con el mandato de transformación social. El Estado mexicano es fuerte, no porque se imponga arbitrariamente, sino porque cuenta con el consenso de las mayorías. Preservaremos su fortaleza, pues no hay posibilidad de justicia en el estado débil, ni estado fuerte sin libertad o con injusticia. Nos haremos más fuertes en el Derecho, la libertad y la justicia que son nuestra razón.
Gobernaré conforme al mandato que recibí en las urnas electorales. Busqué hacer de las elecciones un auténtico plebiscito ideológico y programático. Hice, para ello, de mi recorrido electoral, una intensa consulta popular.
Profundicé en los sentimientos de la Nación para
exponer, a partir de ellos, tesis y objetivos. El pueblo votó por una plataforma detallada y concreta, en las elecciones más concurridas de nuestra historia, Recibí así un claro mandato al que habré de ajustar mis actos de gobierno.
Estos son los fundamentos del gobierno que hoy inicio por la voluntad nacional.
No habremos de plantear nuevas doctrinas, porque tenemos la que legítima nuestra historia, la que ha sostenido el consenso nacional ante todo género de circunstancias, la que apoyó el pueblo el 4 de julio. Mi compromiso ideológico es con la Revolución Mexicana.
Emprendemos hoy un nuevo capítulo de la historia de México. Lo hacemos en la trayectoria de los movimientos populares que nos dan impulso y rumbo; la Independencia, la Reforma y la Revolución. Nos sustentaremos en las aportaciones de cada etapa, de cada esfuerzo sexenal y, desde luego, en los avances alcanzados bajo la dirección de José López Portillo. A su gobierno le debemos múltiples realizaciones; en fortalecimiento del principio federal; un gran empuje a la actividad económica y el empleo; avances destacados en energía y alimentos; incrementos significativos en educación y seguridad social; apoyo a los marginados; la reforma política; la reforma administrativa las etapas básicas del Sistema Nacional de Planeación; la reafirmación de la rectoría del Estado; la nacionalización de la banca; un periodo de amplias libertades, y una política internacional activa y digna. Mi reconocimiento y aprecio al esfuerzo y a la obra de José López Portillo. (Aplausos.)
Al iniciar esta nueva etapa, es preciso reconocer y apreciar el patrimonio que hemos construido los mexicanos.
Contamos con una extensa infraestructura; una importante planta industrial; la cuarta reserva petrolera del mundo e instalaciones extractivas de primera magnitud; pesqueros y mineros; amplios recursos agropecuarios, forestales, pesqueros y mineros; un gran potencial turístico. Medios y vías de comunicación integran al país. Tenemos sistemas educativos, de salud y de seguridad sociales, cuadros administrativos y culturales, trabajadores responsables y diestros empresarios nacionalistas, y un régimen de libertades cimentadas en un básico consenso popular. Mucho hemos logrado gracias al esfuerzo de todos los mexicanos.
Por otro lado, estoy consciente de que asumo el Gobierno de la República en horas difíciles.
México se encuentra en una grave crisis. Sufrimos una inflación que casi alcanza este año el cien por ciento; un déficit sin precedentes del sector público la alimenta agudamente y se carece de ahorro para financiar su propia inversión; el rezago de las tarifas y los precios públicos pone a las empresas del Estado en situación precaria encubre ineficiencias y subsidia a grupos de altos ingresos; el debilitamiento en la dinámica de los sectores productivos nos ha colocado en crecimiento cero.
El ingreso de divisas al sistema financiero se ha paralizado, salvo las provenientes de la exportación del petróleo y algunos otros productos del sector público y de sus créditos. Tenemos una deuda externa pública y privada que alcanza una proporción desmesurada, cuyo servicio impone una carga excesiva al presupuesto y a la balanza de pagos y desplaza recursos de la inversión productiva y los gastos sociales. La recaudación fiscal se ha debilitado acentuando su inequidad. El crédito externo se ha reducido drásticamente y se han demeritado el ahorro interno y la inversión. En estas circunstancias, están seriamente amenazados la planta productiva y el empleo. Confrontamos así el más alto desempleo abierto de los últimos años.
Los mexicanos de menores ingresos tienen crecientes dificultades para satisfacer necesidades mínimas de subsistencia.
La crisis se manifiesta en expresiones de desconfianza y pesimismo en las capacidades del país para solventar sus requerimientos inmediatos; en el surgimiento de la discordia entre clases y grupos; en la enconada búsqueda de culpables; en recíprocas y crecientes recriminaciones; en sentimientos de abandono, desánimo y exacerbación de egoísmos individuales o sectarios, tendencias que corroen la solidaridad indispensable para la vida en común y el esfuerzo colectivo.
Se ha difundido un clima propicio para que los enemigos del sistema, construido con singular empeño democrático por el pueblo, se apresuren a condenarlo indiscriminadamente y fomentan dudas sobre nuestro rumbo histórico.
Este es el panorama nacional. Apuntamos los activos y avances, en contraste con pasivos y dificultades, para mantener una perspectiva realista, sin catastrofismos pero tampoco con ingenuidad ante las graves circunstancias.
Encaramos dificultades, serias dificultades, pero no somos una nación vencida y sin recursos.
La crisis se ubica en un contexto internacional de incertidumbre y temor; una profunda recesión está en ciernes. Hay guerras comerciales, incluso entre aliados; proteccionismo disfrazado de libre cambismo. Altas tasas de interés, el desplome en los precios de las materias primas y el alza en los productos industriales, ello produce la insolvencia de numerosos países. Al desorden económico mundial se añade la inestabilidad política, la carrera armamentista, la lucha de potencias por ampliar zonas de influencia. Nunca en tiempos recientes habíamos visto tan lejana la concordia internacional.
Vivimos una situación de emergencia. No es tiempo de titubeos ni de querellas; es hora de definiciones y responsabilidades. No nos abandonaremos a la inercia.
La situación es intolerable. No permitiré que la Patria se nos deshaga entre las manos. Vamos a actuar con decisión y firmeza.
Integrando el esfuerzo colectivo en un gran movimiento de solidaridad nacional, México saldrá adelante. En esta hora, más que nunca, los mexicanos hemos podido palpar y constatar que, por encima de los intereses particulares, están los intereses de la República y el destino del país. Ese es el sentimiento nacional que tenemos que convertir, a partir de hoy, en acciones decididas y enérgicas.
Pongo en marcha un Programa Inmediato de Reordenación Económica cuyos objetivos centrales son combatir a fondo la inflación, proteger el empleo y recuperar las bases de un desarrollo dinámico, sostenido, justo y eficiente.
Los detalles y procedimientos serán anunciados en el curso del primer mes de gobierno. Nos pondremos a trabajar desde luego. El tamaño del esfuerzo corresponderá a la severidad de la crisis.
Estos son los diez puntos programáticos:
Primero. Disminución del crecimiento del gasto público. Propondré un presupuesto austero con ajuste estricto a los recursos financieros disponibles, que preserve los servicios públicos al nivel indispensable, conserve la prioridad necesaria a programas de operación e inversión prioritaria, atienda al cumplimiento de los pagos de la deuda contraída y contenga el crecimiento del gasto corriente para aumentar el ahorro público.
Segundo. Protección al empleo. Promoveré programas especiales de trabajo productivo y socialmente útil en las zonas rurales más deprimidas y en las áreas urbanas marginadas. Dentro de la austeridad, reorientaremos los recursos de inversión a obras generadoras de ocupación de mano de obra; ajustaremos los programas intensivos de capital. Para proteger el empleo existente, promoveremos un programa selectivo de apoyo en la planta industrial con énfasis en la empresa mediana y pequeña que sea intrínsecamente sana, a través de crédito oportuno, prioridad en el acceso a divisas, asesoría técnica, demanda organizada y estimulada por las compras del sector público.
Los empresarios responsables y nacionalistas, que son la mayoría, merecerán de mi gobierno respeto a sus derechos legítimos y estímulos a las tareas que realicen en bien de los intereses de la mayoría del pueblo mexicano.
El empleo es el valor fundamental a proteger. Pediremos a los factores de la producción moderación y responsabilidad en sus negociaciones para temperar salarios y utilidades. Definiremos con precisión la canasta básica de consumo popular y reforzaremos el control riguroso, efectivo y honesto de los precios de los productos que la integran, para proteger el poder adquisitivo de las familias trabajadoras del campo y la ciudad; los subsidios serán reorientados y racionalizados con este propósito, para conciliar, en la justicia, el interés del consumidor y el aliento a la producción.
Tercero. Continuación de las obras en proceso con un criterio de selectividad. Daremos un ritmo mayor a las inversiones de producción prioritaria e inmediata, disminuiremos las que no sean indispensables y cancelaremos proyectos cuando sea evidente su carácter suntuario, baja prioridad o errónea programación.
Cuarto. Reforzamiento de las normas que aseguren disciplina, adecuada programación, eficiencia y escrupulosa honradez en la ejecución del gasto público autorizado. La responsabilidad financiera será criterio primordial para vigilar y evaluar el desempeño de los funcionarios públicos.
Reglamentaremos estrictamente el ejercicio de las erogaciones presupuestales para evitar dispendio, desperdicio o corrupción.
Quinto: Protección y estímulo a los programas de producción, importación y distribución de alimentos básicos para la alimentación del pueblo.
Combatiremos a la especulación en este sector. Mejoraremos y racionalizaremos la intervención del Estado en la producción, procesamiento, distribución y consumo de la alimentación popular para que los recursos utilizados beneficien realmente a los sectores que se desea proteger.
Sexto. Aumento de los ingresos públicos para frenar el desmedido crecimiento del déficit y el consecuente aumento desproporcionado de la deuda pública.
Promoveré desde luego una reforma fiscal para avanzar en la equidad de los impuestos directos, dar uniformidad a los impuestos indirectos y revisar los niveles ficticios de los renglones no tributarios. La reforma fiscal persigue también mayor recaudación con el propósito de dar bases más sanas al financiamiento del gasto público. Avanzaremos en la administración tributaria.
Revisaremos los estímulos fiscales para que apoyen producción y empleo y alienten sanamente las exportaciones.
Por necesidad ineludible, incrementaremos los precios y tarifas de los bienes y servicios que produce el sector público, con aumentos mayores para aquellos que consumen los grupos sociales de más altos ingresos relativos. El que más tenga, que más pague; así lo exige una fundamental justicia. Simultáneamente exigiremos a los administradores y pediremos a los trabajadores de las empresas públicas compromisos explícitos de eficacia y productividad. Esta debe ser su contribución a la
indispensable reordenación económica en la que debemos comprometernos todos los mexicanos. Tenemos que asumir la realidad: No podemos tolerar la quiebra de nuestras empresas públicas, patrimonio fundamental de la Nación.
Séptimo. Canalización del crédito a las prioridades del desarrollo nacional, evitando especulación o desviación de recursos a financiamientos no justificados para la producción, procesamiento, distribución y consumo de los bienes y servicios que requieren los consumos mayoritarios y el interés de la Nación.
Vigilaremos que la banca nacionalizada actúe con eficacia y honradez. El crédito y el ahorro interno se fincan en la confianza. El Estado mexicano sabrá responder a su responsabilidad mediante el manejo honesto y eficiente de la banca nacional. No permitiré la rapacidad, ni el uso del crédito bancario con propósitos de promoción política de sus funcionarios, ni la operación bancaria para afectar derechos de sus clientes. Rechazo el populismo financiero. Ofreceremos rendimientos atractivos al ahorrador, seguridad en el manejo de los recursos del público y productividad y eficiencia en el servicio bancario para no elevar, injustificadamente, el costo del crédito.
La nacionalización de la banca es irreversible. Reestructuraremos las instituciones de crédito de tal manera que se asegure el control efectivo de la Nación a través del estado. Propiciaremos nuevas e imaginativas fórmulas para evitar su burocratización, de tal manera, que los ahorradores, los acreditados y la sociedad toda - obreros, campesinos, empresarios- tengan una participación adecuada en el manejo, e inclusive en el patrimonio de esas instituciones. Nacionalizar no es estatizar. La banca nacionalizada debe ser del pueblo y no de una nueva minoría de dirigentes.
Octavo. Reivindicación del mercado cambiario bajo la autoridad y soberanía monetaria del Estado. Ajustaremos los mecanismos del control de cambios para llegar a un sistema realista y funcional, que reconozca la realidad de operación de la economía mexicana. Nos proponemos recuperar el mercado cambiario para el sistema financiero nacional y mantener un tipo de cambio realista que aliente al exportador y propicie la captación de divisas necesarias para el abastecimiento de bienes y servicios de la planta productiva.
Eliminaremos subsidios cambiarios irracionales que afectan la salud de las finanzas públicas. Mantendremos un control estricto sobre las importaciones y racionalizaremos gradualmente la protección a los diferentes sectores para eliminar ganancias indebidas que inciden negativamente en el bienestar de los consumidores y lograr así una mayor integración industrial y competitividad para nuestros productos. Trabajaremos para restablecer condiciones objetivas que arraiguen en México el ahorro interno y eviten las fugas de recursos financieros.
Noveno. Reestructuración de la Administración Pública Federal para que actúe con eficacia y agilidad. Aprovecharemos lo mucho que se ha logrado, rectificaremos lo que no ha funcionado, haremos las innovaciones indispensables.
Sujetaremos el aparato público a la previsión, el orden y a la más estricta responsabilidad de los funcionarios.
Décimo. Actuaremos bajo el principio de rectoría del Estado y dentro del régimen de economía mixta que consagra la Constitución General de la República.
Para afirmar estos principios y dar claridad y certidumbre al rumbo que seguiremos, pondré a consideración del Constituyente Permanente una iniciativa de reformas y adiciones de contenido económico a la Constitución de la República.
Esta iniciativa se propone, a partir de los principios vigentes en esta materia y de la voluntad popular expresada el 4 de julio, reiterar y fortalecer la responsabilidad del Estado para regir y promover el desarrollo nacional; reafirmar y precisar la coexistencia armónica y corresponsable de los sectores público, privado y social en nuestro sistema económico; ratificar las libertades económicas, sujetas al interés social, y establecer, a nivel constitucional, un sistema de planeación democrática para el desarrollo.
La actividad del Estado y de los particulares en la economía - sean éstos del sector social o del privado- deben contar con un marco jurídico claro que establezca el equilibrio adecuado entre las atribuciones del Estado y las libertades y derechos de los particulares. Esta necesaria armonía debe estar normada por el nacionalismo, la libertad, la democracia y la justicia social.
Con este programa de diez puntos, iniciaremos nuestra respuesta a la crisis.
Todos los mexicanos tenemos que concurrir en este gran esfuerzo nacional, conscientes de que no hay ayuda externa ni solución mágica que lo supla.
Recuperación tomará tiempo, los próximos dos años. Los primeros meses del gobierno serán arduos y difíciles.
La austeridad es obligada; vigilaremos que se cumpla, y que la distribución de su carga sea equitativa.
Gobernaré contra la crisis, pero también lo haré, simultáneamente, para instrumentar la plataforma sexenal que ordenó el electorado, al aprobar con su voto las siete tesis sintetizadoras, producto de la consulta popular. Haremos de cada una de ellas un haz de políticas efectivas para fincar, desde ahora, la sociedad definida por las mayorías nacionales. Estos
compromisos de campaña orientaran la acción del gobierno y el trabajo del Sistema Nacional de Planeación Democrática.
NACIONALISMO REVOLUCIONARIO
El nacionalismo revolucionario determinará mi conducta. Es la ideología que sintetiza nuestra voluntad histórica de constituirnos en una vigorosa comunidad política, económica y social; es la conciencia de nuestra identidad y proyección colectiva. El nacionalismo revolucionario manifiesta la lealtad a nuestras tradiciones y costumbres, el apego al suelo donde nacimos, al sentido de nuestra historia; arraiga en una convicción democrática, fundamenta el poder transformador de la Nación a través del Estado, impone la obligación de superar todo lo que vulnera nuestra independencia política o económica.
El nacionalismo revolucionario es la fuerza unificadora substancial de los mexicanos para conseguir los objetivos populares. Me empeñaré en fortalecerlo; preservaré su carácter transformador y afirmaré su proyección a la justicia social.
El nacionalismo revolucionario, como proyecto nacional, subsiste y se fortalece en la conciencia de las nuevas generaciones. La educación es el instrumento de la Nación para afirmarse. Por mandato constitucional, la educación pública difunde y arraiga las actitudes democráticas, los propósitos igualitarios, el orgullo y la defensa de la independencia nacional. Atenderemos enfáticamente la calidad de la educación; propiciaremos el acceso de las clases populares a los niveles educativos superiores y organizaremos una permanente y vigorosas campaña alfabetizadora. Más y mejor educación para todos es una exigencia de la independencia cultural, tecnológica y económica de México.
El nacionalismo revolucionario se fundamenta en la cultura. La impulsaremos en su dimensión nacional y regional para su preservación y enriquecimiento.
Haremos de nuestra cultura un instrumento de liberación individual y colectiva. La protegeremos frente a los embates de la colonización. Fomentaremos la libertad creativa y el disfrute popular de los valores culturales.
Reforzaremos el conocimiento de nuestra historia y el culto a los símbolos de la Patria. Con apego estricto a nuestras leyes, se orientará el empleo de los medios de comunicación social para estos elevados fines.
La política exterior de México es síntesis e instrumento de nuestro nacionalismo revolucionario. La afirmación de nuestra identidad nos permite el encuentro con otras identidades; nuestros valores de independencia, libertad democracia y justicia, se proyectan al exterior, en el respeto al pluralismo ideológico y en la demanda de un nuevo orden internacional.
Mantendremos, sin pretensión de liderazgos, sin dogmatismos a las condiciones históricas, o falsos pragmatismos sin ruta ni destino, una política de principios, nuestros principios, conscientes de su limitación en un mundo de exasperados intereses egoístas, de inseguridad económica paralizante, pero conscientes también de que su permanente reiteración, con diplomacia firme y negociadora, actuará en defensa de nuestros valores y objetivos y los de otras naciones que buscan su desarrollo en la independencia y la libertad.
Seguiremos sosteniendo, con indeclinable convicción, la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de los conflictos, la igualdad jurídica de los Estados, el desarme para la preservación de la paz y la cooperación internacional equitativa y eficiente.
El aislamiento no es sólo anacrónico, sino imposible. La cooperación entre pueblos libres es el único camino para la paz en un mundo interdependiente.
Con una mejor coordinación interna de nuestras acciones y estrategias, participaremos en los foros internacionales y en las acciones bilaterales, para la mayor efectividad de nuestros objetivos y principios.
Trabajaremos por la reconstrucción de la seguridad mundial económica y política, el fortalecimiento de las instituciones internacionales ahora debilitadas; por la paz y el desarme; por la solidaridad con las mejores causas del mundo en desarrollo; por fomentar relaciones respetuosas y justas con nuestros vecinos y el fortalecimiento de la hermandad latinoamericana; por la solución justa y pacífica de las tensiones centroamericanas, con respeto a sus soberanías y apoyo a su desarrollo. Consolidaremos el vínculo entre política interna y política externa, porque nos proponemos un mayor acceso a los beneficios de la cooperación internacional y servir por sobre todo al supremo interés nacional.
Para fortalecer el Pacto Federal, invito respetuosamente al Senado de la República a conferirle el mayor dinamismo a sus facultades en materia de política exterior.
Asumo, con legítimo orgullo, el mando supremo de las Fuerzas Armadas, instituciones fundamentales, de probada lealtad y patriotismo, eficiencia e indiscutible profesionalismo. De profunda raíz popular, con apego irrestricto al orden jurídico y decidida convicción nacionalista y revolucionaria, el país tiene en las Fuerzas Armadas la mayor garantía de su soberanía y defensa nacionales. Me empeñaré en proporcionales, al límite de las posibilidades, los medios para que cumplan con la enaltecida misión que la Constitución les asigna y aseguren a sus miembros y sus familias el nivel de
vida que se demanda para el resto de la población. Habré de impartir órdenes para que las Fuerzas Armadas, con apego a su disciplina interna, participen, en su área de competencia, en la definición del Plan Nacional de Desarrollo.
DEMOCRATIZACIÓN INTEGRAL
Estamos comprometidos a trabajar por la democratización integral que define nuestra Constitución. Fortaleceremos la división de Poderes, el federalismo y el municipio libre. Respetaremos el pluralismo y todas las formas de asociación política, y atenderemos a la opinión pública, y a sus medios, en responsabilidad y libertad.
No nos limitaremos al perfeccionamiento electoral; fomentaremos la democracia en todos los ámbitos de la vida social; en las comunidades, barrios, sindicatos, ligas y asociaciones políticas; auspiciaremos la organización de productores y consumidores y el diálogo entre sindicatos y empresas, para fomentar la productividad y establecer mejores bases para la redistribución del ingreso.
Mantendremos permanentemente la consulta popular. Convocaré a un debate público para analizar el estado que guarda el proceso de la reforma política, la función e integración del Senado de la República, la participación ciudadana en el gobierno del Distrito Federal y la reforma judicial. Fortaleceremos los sistemas de información a la Nación de la marcha del Estado. Mantendré viva y dinámica la democracia en México.
SOCIEDAD IGUALITARIA
La sociedad igualitaria es demanda original, es demanda permanente de la Revolución Mexicana. La desigualdad social sigue siendo uno de los más graves problemas de México.
La lucha por la igualdad es acción dinámica para lograr la equidad en los procesos productivos y distributivos, para ampliar las capacidades y las oportunidades. Rechazo al populismo que cede ante lo inmediato y hace retroceder a la sociedad. Lucharemos contra la desigualdad de manera realista, permanente y duradera.
Buscaremos, con renovada voluntad, la equidad; cada grupo y cada individuo debe aportar según su capacidad para dar a cada quien lo que le corresponde. Fortaleceremos a los más débiles mediante su capacitación, sin falsos paternalismo y sin demagogia. Revisaremos todos los instrumentos de política económica y social, atendiendo a su impacto distributivo. Cuidaremos de la eficacia del gasto social, evitando tratamientos especiales que incidan en injusticias. Con todos los medios a nuestro alcance, haremos frente a la desigualdad más grave del país, la que se dé entre el campo y la ciudad.
Tendremos como preocupación fundamental la satisfacción de necesidades básicas del pueblo: alimentación, vivienda, educación, cultura, recreación y deporte. Elevaremos el derecho a la salud a rango constitucional, para dar base a un sólido e integrado sistema nacional de salud: daremos prioridad a la medicina preventiva, particularmente en las zonas rurales y urbanas marginadas. Atacaremos el problema de la vivienda en todos sus frentes: reservas territoriales; reorganización administrativa, nuevas tecnologías, financiamiento y apoyo a la autoconstrucción. En alimentación daremos la más alta prioridad a las políticas de producción y abasto, con énfasis en su adecuada planeación, eficaz ejecución y equidad para productores, distribuidores y consumidores.
Lucharemos desde hoy contra la desigualdad, pero en este renglón, como en todos, he de ser sincero con los mexicanos. Mientras subsista la crisis, no podemos avanzar cuantitativamente en el proceso de justicia social; el peligro inmediato está en el deterioro que la agrava día con día. Frenar la crisis, frenar este deterioro, es el primer paso; lo haremos con equidad en el peso de los costos e impulsando los cambios cualitativos que nos sirvan de apoyo firme para avanzar más rápidamente hacia la sociedad igualitaria, en cuanto nos sea posible.
RENOVACIÓN MORAL
La renovación moral de la sociedad será compromiso y norma de conducta permanente de mi gobierno. Aspiro a inducir con el ejemplo del gobierno, empezando con el mío, el compromiso de todos los mexicanos, de todos y cada uno de los sectores, de todos los gremios, para fortalecer nuestros valores.
La guía fundamental de esta renovación será el Derecho, síntesis de la moral social, de la moral republicana, democrática y revolucionaria que hemos venido formando los mexicanos. Actualizaremos las bases constitucionales de la responsabilidad de los servidores públicos y promoveremos una nueva ley sobre la materia y reformas y adiciones a la legislación penal y civil, introduciremos nuevas formas sobre la gestión pública para prevenir, detectar corregir y, en su caso, sancionar conductas inmorales de los funcionarios y empleados públicos.
Promoveré sistemas que acaben con las compensaciones al margen de la ley y den transparencia a los ingresos de los funcionarios gubernamentales; regularé las prestaciones a que éstos tienen derecho y prohibiré el uso de bienes y servicios públicos para fines ajenos a
su cargo. Evitaremos negocios ilícitos en los contratos de obra o servicio público, en las compras de gobierno y sus empresas. No permitiré que se usen los fondos públicos para la promoción política personal de los funcionarios.
Impediremos aprovechamiento ilegítimos con la nómina oficial; perseguiremos las conductas ilícitas en el otorgamiento de autorizaciones, permisos, licencias y concesiones; en la inspección y vigilancia de leyes y reglamentos. Insisto: no es compatible servir en puestos públicos y simultáneamente operar negocios cuya actividad se funde en relaciones económicas con el gobierno. Esta dualidad es inmoral. O se gobierna o se hace negocios. Los puestos públicos no deben ser botín de nadie. (Aplausos.)
Perfeccionaremos los sistemas de administración de recursos del Estado y fortaleceremos los sistemas de control y vigilancia de la administración pública.
Para cumplir con el propósito de que el gobierno de la República se constituya en patrón de conducta, promoveré la creación de la Contraloría General de la Federación, con rango de Secretaría de Estado, para sistematizar y fortalecer las diversas facultades de fiscalización, control y evaluación de la administración pública. Usaremos con vigor y decisión este nuevo instrumento.
Espero una actitud dinámica y vigilante de la Cámara de Diputados y de su Contaduría Mayor de Hacienda, respecto a los programas y presupuestos del Ejecutivo Federal.
La renovación moral de la sociedad es reto de todos los mexicanos. No podemos permitir que la nación se debilite y decaiga; nuestros problemas son tan graves, que sólo con una moral renovada lograremos vencerlos. El pueblo mexicano es profundamente moral, y me exige que persiga toda forma de corrupción. Así lo haré. Gobernaré con el ejemplo.
El pueblo debe contar con los medios para hacer valer frente al gobierno sus legítimos intereses. Doy intrucciones en este momento al Procurador General de la República para que convoque audiencias públicas con el fin de recabar opiniones que permitan elaborar iniciativas de ley y promover acciones para proveer a la sociedad de un mejor sistema de administración de justicia y de seguridad pública.
Moralizaremos y modernizaremos a las policías federales y del Distrito Federal.
Es este un reclamo popular en todo el país tenemos que actuar pronto. Las policías deben ser garantía de seguridad y tranquilidad ciudadana y no causa de su quebrantamiento. Buscaremos la celebración de convenios con los Estados para apoyarlos en tareas similares. EL pueblo tiene derecho a la seguridad personal y familiar. Vigilaremos que así sea.
DESCENTRALIZACIÓN DE
LA VIDA NACIONAL
Impulsaremos la descentralización de la vida nacional. Es imposible concebir la vitalidad de la República sin la cabal participación de las entidades federativas, en la definición y ejecución de las tareas que exige el desarrollo nacional. Lucharemos contra el centralismo que agobia e inhibe energías y acciones profundas.
Haciendo mío un reclamo nacional, he decidido promover la transferencia a los gobiernos locales de la educación preescolar, primaria, secundaria y normal que la federación imparte en todo el país, así como los recursos financieros correspondientes.
Fundadas razones de orden pedagógico, académico y administrativo aconsejan volver hoy al esquema educativo original de la Constitución de 1917, en el cual la responsabilidad de la enseñanza básica correspondía a los gobiernos locales y municipales. La federación conservará las funciones rectoras y de evaluación, que ejercerá a través de la Secretaría de Educación Pública. Los derechos laborales del magisterio y su autonomía sindical serán respetados escrupulosamente.
Invito respetuosamente a los gobernadores de los Estados a participar con decisión y entusiasmo en esta nueva jornada de fortalecimiento de entidades federativas. La vigencia del federalismo es tarea de todos, no sólo de las instancias federales. Sé que contamos con su valioso apoyo.
Invito al magisterio nacional, luchador incansable en las tareas de transformación nacionalista, a colaborar en este movimiento de acusada descentralización. La nación saldrá fortalecida.
La descentralización de la vida nacional se apoyará en el vigor e iniciativa de la provincia. Descentralizaremos los servicios de salud pública para acercarlos a sus beneficiarios. Propondremos de inmediato a los gobiernos locales la celebración de acuerdo para que se hagan cargo de programas en otras áreas. Revisaremos el esquema de distribución de competencias para llegar a una mejor división de atribuciones entre los tres órdenes de gobierno.
Avanzaremos en la consolidación del municipio libre; la autonomía política depende de la suficiencia económica. Iniciaremos reformas al artículo 115 de la Constitución de la República, proponiendo al Constituyente Permanente la asignación de fuentes de ingresos propias e intocables para los municipios, con el fin de que puedan atender los servicios públicos que les son propios. Cumpliremos así una demanda generalizada en la consulta popular.
Llegó el momento de establecer las condiciones para que los Estados y los municipios dependan menos de las participaciones federales y más de su esfuerzo fiscal propio. En fecha próxima invitaremos a las autoridades fiscales en todo el país a diseñar juntos un nuevo esquema de distribución de competencias en la materia.
Uno de los grandes retos a la descentralización es el crecimiento intolerable de la Ciudad de México y de su zona metropolitana. Es necesario actuar con medidas enérgicas que restrinjan el crecimiento acelerado del área, ofreciendo otras opciones de asentamientos. Protegeremos la calidad de la vida en nuestra capital, que sufre por su crecimiento macrocefálico, graves deterioros que tenemos que combatir. Atención especial merecerá el grave problema del transporte.
DESARROLLO, EMPLEO Y
COMBATE A LA INFLACIÓN
El pueblo se declaró en favor de una estrategia de desarrollo, empleo y combate a la inflación. Las medidas enunciadas en los diez puntos, se inspiran en estos objetivos. Paralelamente a esas políticas inmediatas, realizaremos otras que atiendan y propicien los cambios estructurales que requieren nuestra economía. Atacaremos las fallas: ahorro interno insuficiente, baja productividad, escasa competitividad de nuestros productos en el exterior, desigualdad social. Lo haremos con acciones profundas y perseverantes.
Atenderemos prioritariamente al campesino mexicano. Diversificaremos las oportunidades de empleo impulsando la agroindustria. Aprovecharemos racionalmente los productos de la agricultura, bosques, ganadería y pesca. Daremos certidumbre a la tenencia de la tierra; fortaleceremos a las zonas de temporal y llevaremos la planeación al campo. Nos proponemos un desarrollo social más amplio en el agromexicano.
Democratizaremos, modernizaremos y haremos eficiente a las entidades administrativas encargadas del agro. Combatiremos sin cuartel todos los fenómenos de corrupción que esquilman al campesino mexicano. Impulsaremos en el campo producción y justicia.
Los energéticos son parte inalienable del patrimonio de la Nación. Seguiremos apoyándonos en el petróleo para continuar el camino del desarrollo, cuidando su racional aprovechamiento en beneficio de las presentes y futuras generaciones, sin considerar al petróleo como panacea que nos ahorre el esfuerzo en los demás aspectos de nuestro desarrollo. Atenderé, con especial esmero, la planeación adecuada y operación eficiente y honesta de nuestra industria petrolera, pilar fundamental de nuestro nacionalismo económico. Con idéntico criterio cuidaremos de nuestra industria eléctrica.
Modernizaremos la planta industrial paraestatal, privada y social, con firmes criterios de elevada productividad que eviten dispendios, incorporen cambios tecnológicos y mantengan las prioridades nacionales. La inestabilidad económica internacional nos exige, si queremos mantener a México como país soberano y viable, fortalecer nuestro mercado interno y, además, insertarnos con eficacia en las corrientes mundiales del comercio. Necesitamos realizar una auténtica revolución tecnológica y de productividad. No regatearemos esfuerzos en esta inaplazable transformación.
Atenderemos el problema ecológico y la preservación del medio ambiente, para mejorar la calidad de la vida, proteger al hombre y los recursos naturales. Reforzaremos la conciencia ecológica nacional, requisito para la defensa de nuestro medio ambiente.
No sólo gobernaré frente a la adversidad de hoy. Conozco las necesidades mediatas e inmediatas de mis compatriotas; gobernaré con decisión para un futuro de bienestar para los mexicanos. Trabajaremos para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Cuidemos y engrandezcamos la patria que queremos para ellos. Lo podemos y lo debemos hacer.
PLANEACIÓN DEMOCRÁTICA
Un sistema político incapaz de articular permanentemente las demandas sociales está condenado al fracaso. La acción del Estado precisa de la planeación como producto coherente de los propósitos, deseos y expectativas de la mayoría de la sociedad. Los planes, para ser democráticos, deben incorporar la vitalidad y la participación creativa de la sociedad civil y suscitar la participación entusiasta y fructífera de todos los mexicanos en las grandes tareas nacionales, que no pueden ser obra sólo del Gobierno.
En los próximos días remitiré a este honorable Congreso una iniciativa de ley que defina el Sistema Nacional de Planeación Democrática. Integraremos con ella a nuestro sistema de economía mixta a las entidades federativas y a los municipios, con el respeto a soberanías e intereses regionales, para fortalecer la acción conjunta de la nación. Institucionalizaremos un proceso permanente de consulta popular que adapte el plan a las cambiantes condiciones y establezca el cotejo permanente de los funcionarios públicos con la opinión de sus mandantes.
Esta iniciativa parte del principio constitucional de la rectoría del Estado. Las instancias gubernamentales no pueden abdicar de las responsabilidades ni del mandato específico que les otorgó el pueblo. Con esa base, proponemos los mecanismos para la atención a las
opiniones de sectores, organizaciones y población en general y su eficiente participación en las decisiones programadas. Bajo este esquema, presentaré al país, en el mes de mayo próximo, el Plan Nacional de Desarrollo 1983- 1988.
Honorable Congreso de la Unión.
Mexicanos:
Demando de todos los mexicanos esfuerzo arduo y responsabilidad solidaria. Las condiciones económicas del país nos impondrán, en el corto plazo, grandes sacrificios. Pero atenderemos las necesidades básicas de la población, sanearemos la economía, cumpliremos nuestros compromisos externos y mantendremos inexorablemente el funcionamiento libre y democrático de la sociedad y del Estado.
No puedo ofrecer, para el futuro inmediato, transformaciones cuantitativas importantes ni la mejoría súbita de la situación. Para superar la crisis, debemos trabajar, producir y ahorrar con mayor intensidad y calidad que nunca. Pero en ese marco de severas limitaciones, nos proponemos realizar los cambios que habrán de transformar profundamente a la Nación. Este es el reto y esa será la victoria.
No superaremos la crisis aspirando a regresar al estado anterior a ella. No se justificaría el esfuerzo, ni el sacrificio, ni lo aceptaría el pueblo. Vamos a construir una etapa diferente y mejor de nuestra historia.
No superaremos la crisis sólo con pagar consecuencias; así, la haríamos recurrente. Superaremos la crisis conjurando las causas que la produjeron, efectuando los cambios cualitativos que nos lleven a una nueva sociedad.
Tenemos con qué hacerlos: principios, instituciones, voluntad política, en un país grande y bien dotado de recursos naturales y apego irreductible a la patria que tanto amamos.
Haremos cambios cualitativos a nuestra vida democrática. Transitemos con decisión y sin temor hacia niveles superiores de participación popular. El Estado es la sociedad organizada. no forma separada de su contenido. No estatizaremos a la sociedad, ello sería totalitarismo. Buscaremos cambios que lleven toda la vitalidad y creatividad de la sociedad civil a las estructuras estatales, y desde el Estado, con respeto a la libertad y con el compromiso indeclinable de la justicia, impulsaremos el desarrollo integral de la sociedad y los individuos. Hemos avanzado en la democracia política; propongámonos ahora hacerlo más en la democracia social, para abatir las barreras de participación limitada, y de las formas sin sociedad. No más Estado solamente sino más sociedad integrada al Estado. La prioridad es el hombre.
Impulsaremos cambios en las conductas. Renovaremos la moral social. Usaré de toda mi autoridad. Haré cumplir a todos y cada uno de mis colaboradores con los más elevados niveles de honestidad pública. En esto no habrá transacción ni tolerancia. Nueva leyes y una indeclinable voluntad cívica, que fomentaremos con todos los medios de comunicación y educación sociales, será el fundamental guardián de la moral pública de gobernantes y gobernados.
Fomentaremos el sentido y el valor del trabajo, la disciplina, la perseverancia, el ahorro, la responsabilidad cívica, la conciencia de un presente solidario y un destino común, el aprecio a lo nuestro, el orgullo de ser mexicanos, el amor a la Patria. No son éstos sólo conceptos o frases; son las conductas que nos han permitido ser y las conductas que tenemos que acendrar si queremos convertirnos finalmente en una nación próspera en todos los órdenes y capaz de asegurar para todos independencia, libertad y justicia.
Restableceremos la confianza en México y en nosotros mismos. Frente a las difíciles circunstancias que nos aqueja, restauremos la confianza fundada en la certidumbre, de cada individuo y cada grupo, en sus derechos inviolables y en la conciencia de sus graves responsabilidades. Respetuosos de ambos valores, cada uno de nosotros es capaz de hacer su tarea, porque esa es la convicción general.
Frente a la historia, afirmaremos con vigor la confianza en la grandeza nacional y en nuestro futuro indestructibles. Bástenos recordar que hemos forjado una nación de hombres libres, a partir de una estructura de dominación colonial y castas oprimidas; que hemos forjado una sociedad en desarrollo, frente a todo tipo de asechanzas, en el seno de una geografía adversa y una sociedad pobre; bástenos reconocer que somos respetados en el mundo entero como pueblo original e independiente. Saldremos adelante reafirmando la confianza en México.
Como Presidente de la República, haré mi parte hasta el límite de mis capacidades y con plena conciencia del deber supremo de servir a la Nación. Hablaré con la verdad. Diré al pueblo lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. Diré lo que se haya logrado, diré aquello en lo que se haya fallado y el por qué de cada falla, exigiendo responsabilidades y reconociendo los límites que nos imponga las circunstancias.
Gobernaré con realismo, apegado a los principios. Realismo en el análisis y en el diseño de políticas practicables para ampliar los márgenes de la acción. Gobernaré con imaginación, pero evitaré la fantasía.
Gobernaré para todos los mexicanos. El interés de cada uno será mi guía y su derecho el
límite de mi autoridad. Lo haré sin olvidar mi compromiso indestructible con las mayorías nacionales; los campesinos, los obreros y las clases medias que me apoyaron con su voto. Lo haré con la fuerza popular de un movimiento revolucionario que estableció, junto a los derechos sociales, las libertades individuales y el pluralismo político y social, que con esa misma fuerza popular, que es democrática y libertaria, haremos respetar. Lo haré con la fuerza de las mujeres y los hombres de México. Lo haré con la vitalidad y el idealismo de los jóvenes.
Vamos hoy, compatriotas, a emprender la tarea de la recuperación nacional, todos de pie, con entusiasmo y vigor, dispuestos todos a los sacrificios que nos exige el momento, dispuestos a la generosidad, al patriotismo, dispuestos todos a continuar la hazaña de México; del México de ayer pleno de heroísmo del México de mañana, rico en posibilidades; la de nuestro México, el México de siempre.
¡VIVA MÉXICO!(Aplausos.)
(Previos honores a su alta investidura al C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, se retira acompañado por el licenciado José López Portillo y las comisiones designadas para el efecto.)
ACTA
El C. secretario Everardo Gámiz Fernández: Se va a dar lectura al acta de esta sesión de Congreso General.
"Acta de la sesión de Congreso General de la Quincuagésima Segunda Legislatura del H. Congreso de la Unión, efectuada el día primero de diciembre de mil novecientos ochenta y dos.
Presidencia del C. Mariano Piña Olaya.
En la ciudad de México, a las 9:30 horas del miércoles primero de diciembre de mil novecientos ochenta y dos, con asistencia de trescientos noventa y ocho ciudadanos diputados y sesenta y tres ciudadanos senadores, la Presidencia declara abierta la sesión de Congreso General, con el exclusivo objeto de llevar a cabo la ceremonia de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
Por instrucciones de la presidencia, la Secretaría da lectura a la lista de los ciudadanos diputados y senadores que integran las Comisiones protocolarias designadas para dicha ceremonia.
Después de un breve receso, hace acto de presencia el C. licenciado José López Portillo, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a quien se le rinde los honores de ordenanza.
Momentos después se presenta el C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente Electo de la República Mexicana.
En seguida, puestos de pie todos los presentes, el C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, de conformidad con el Decreto aprobado por la Cámara de Diputados y publicado en el Diario Oficial de la Federación, el día 10 de septiembre del año en curso y en los términos establecidos por el artículo 87 de la Constitución General de la República, presta la protesta siguiente:
"Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las Leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande."
A continuación el C. licenciado José López Portillo Pacheco se quita la Banda Presidencial y la entrega al C. Presidente del H. Congreso de la Unión, el que a su vez la deposita en manos del C. licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, quien por sí mismo se la coloca.
Acto seguido el Primer Magistrado de la Nación, dirige un mensaje a todo el pueblo de México.
Previos los honores a su alta investidura, el licenciado Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente de la República, se retira del recinto acompañado del C. Licenciado José López Portillo, y de las Comisiones asignadas para el efecto.
Está a discusión el acta...No habiendo quien haga uso de la palabra, en votación económica se pregunta si se aprueba...Aprobada, señor Presidente.
- El C. Presidente (a las 12:15 horas): Se levanta la Sesión de Congreso General.
TAQUIGRAFIA PARLAMENTARIA Y
DIARIO DE LOS DEBATES