Legislatura LIII - Año II - Período Ordinario - Fecha 19861202 - Número de Diario 35

(L53A2P1oN035F19861202.xml)Núm. Diario:35

ENCABEZADO

LIII LEGISLATURA

DIARIO DE LOS DEBATES

DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración de Correos, el 21 de septiembre de 1921

AÑO II México, D. F., martes 2 de diciembre de 1986 NÚM. 35

SESIÓN SOLEMNE

SUMARIO

SUMARIO

APERTURA

La presidencia declara abierta la sesión para conmemorar el cincuentenario de la fundación del Instituto Politécnico Nacional, en cumplimiento al acuerdo aprobado por esta Cámara el 28 de octubre último.

INVITADOS

El C. presidente anuncia la presencia del C. licenciado Miguel González Avelar, secretario de Educación Pública; del C. licenciado Raúl Talán Ramírez, director del IPN; del C. senador Antonio Padilla Segura, representante de la Colegisladora y de varias personalidades.

CONMEMORACIÓN

Hacen consideraciones en torno a la fundación del Instituto Politécnico Nacional, en su cincuentenario, los CC. Salvador Reyes Quintero, Eduardo Turati Alvarez, Eraclio Zepeda Ramos, Juan de Dios Colli Mas, José Angel Aguirre Romero, Heberto Castillo Martínez, Héctor Calderón Hermosa, Efraín Calvo Zarco, Gabriela Guerrero Oliveros y Miguel Osorio Marbán. La presidencia agradece la presencia de los invitados.

ACTA

Se aprueba el acta de la presente sesión. Se levanta la sesión.

DEBATE

PRESIDENCIA DEL C. REYES RODOLFO FLORES ZARAGOZA

(Asistencia de 300 ciudadanos diputados.)

APERTURA

El C. Presidente (a las 11:05 horas): - Se abre la sesión solemne para conmemorar el 50 Aniversario de la Fundación del Instituto Politécnico Nacional en cumplimiento de acuerdo aprobado por esta Asamblea el 28 de octubre próximo pasado.

INVITADOS

El mismo C. presidente: - Se encuentran en el Salón de Protocolo los CC. licenciados Miguel González Avelar, secretario de Educación Pública y el doctor Raúl Talán Ramírez, director del Instituto Politécnico Nacional.

Se designa en comisión para que los introduzcan a los siguientes diputados:

Salvador Robles Quintero, Gabriela Rivero Oliveros, Alfonso Godínez López y Jesús Siller Rojas.

A quien se ruega cumplan su cometido.

Nos honran con su presencia los CC. licenciados Miguel González Avelar, secretario de Educación Pública, el C. senador Antonio

Padilla Segura en representación de la H. Cámara de Senadores, el doctor Raúl Talán Ramírez Director del Instituto Politécnico Nacional, los CC. doctor Rafael Velasco y doctor Manuel Ortega, subsecretarios de Educación Pública, el doctor Héctor Mayagoitia Domínguez, director del CONACYT, el profesor Antonio Jaimes Aguilar, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el doctor Jorge Gerstls Valenzuela, director de CONALEP, el licenciado Leoncio Lara Sáenz, oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública.

Distinguidos exdirectores del Instituto Politécnico Nacional, como el ingeniero Juan Manuel Ramírez Carazo, el doctor Rodolfo Hernández Corzo, el ingeniero Eugenio Méndez Docurro, el ingeniero Manuel Zorrilla Carcaño, el ingeniero Manuel Garza Caballero, el licenciado Julio Camelo, coordinador general de delegaciones de la propia Secretaría, el ingeniero Fernando de Garay Arenas, director general de Aeroméxico, la licenciada Lourdes Martínez, Directora general de Cossies, el licenciado Fructuoso López Cárdenas, Delegado del Departamento del Distrito Federal en Coyoacán. Así como distinguidas personalidades de la comunidad científica, tecnológica y educativa del país, y un grupo de distinguidos fundadores, egresados, maestros alumnos y trabajadores del IPN.

Bienvenidos sean a esta sesión solemne.

CONMEMORACIÓN

El C. Presidente: - Han solicitado el uso de la palabra para conmemorar el 50 Aniversario de la Fundación del Instituto Politécnico Nacional, los siguientes ciudadanos diputados: por el PRI , Salvador Robles Quintero; por el PAN, Eduardo Turati Alvarez; por el PSUM, Eraclio Zepeda Ramos; por el PDM, Juan de Dios Colli Mas; por el PST, José Angel Guerrero Romero; por el PMT, Eduardo Valle Espinosa; por el PARM, Héctor Calderón Hermosa; por el PRT, Efraín Calvo Zarco; por el PPS, Gabriela Guerrero Oliveros y por la Comisión de Educación de esta Cámara de Diputados, Miguel Osorio Marbán.

En consecuencia tiene la palabra el C. diputado Salvador Robles Quintero.

El C. Salvador Reyes Quintero: - Señores senadores comisionados especialmente para esta sesión solemne, compañeras y compañeros politécnicos:

Celebramos hoy el 50 aniversario de creación del Instituto Politécnico Nacional. Homenaje a la institución, a sus fundadores y a sus continuadores, evaluación y análisis de sus logros y reiteración de sus compromisos originales, así como de una voluntad persistente de superación al servicio de la nación, eso creo yo, debe ser el sentido de esta sesión solemne promovida atinadamente por el PPS y apoyada entusiasmadamente por la mayoría parlamentaria del PRI y por otras fracciones partidarias.

Obra revolucionaria por excelencia, institución de servicio a las mejores causas de México y a la defensa de la soberanía nacional: centro educativo noble y democrático de raíz popular y nacionalista, formador de jóvenes para el desarrollo nacional independiente, nuestra máxima institución técnica es, en lo académico, orgullo de México y de los mexicanos.

Y rectora de la educación tecnológica del país. El Politécnico ha sido y sigue siendo cauce, vanguardia y almácigo de centros de enseñanza e investigación tecnológica en toda República.

Al celebrar hoy su 50 aniversario, rendimos homenaje a sus fundadores, homenaje al presidente visionario de los mexicanos que gobernó al país con patriotismo ejemplar y rectitud sobrada; que orientó su obra de gobierno al beneficio de las clases populares y que afianzó el despegue de la obra revolucionaria mediante el cumplimiento de los compromisos de la Revolución con su pueblo: el general Lázaro Cárdenas.

Homenaje también al ejemplar servidor público, brazo ejecutor de la nacionalización de la enseñanza superior dentro del proyecto de educación popular de la Revolución, fundador del IPN: ingeniero Juan de Dios Bátiz. Hoy, los recordamos agradecidos y reafirmamos una vez más nuestro reconocimiento a la magna obra, al fervoroso patriotismo y a la visión creadora con que desarrollaron su labor al servicio de México.

Recordamos también, emocionados, a los viejos maestros y a los precursores que aportaron su experiencia y vocación para perfilar el rumbo y la presencia del Politécnico como una fuerza lanzada hacia el futuro. Recordamos también, a los inquietos estudiantes de origen humilde y a los esforzados trabajadores no docentes que entendieron su tiempo y que supieron vincular la función del Politécnico con el desarrollo social y político, con las luchas de nuestro pueblo y con la posibilidad transformadora y dialéctica de la realidad, a través de la técnica y de la educación.

Homenaje justo también, a aquellos gobiernos revolucionarios que rompieron la barrera de los prejuicios y de las incomprensiones y que entendieron al Politécnico para apoyarlo con férrea decisión ejecutiva y continuar así la obra de sus fundadores. Merecido homenaje asimismo al gobierno actual del Presidente Miguel de la Madrid y a su Secretario de Educación Pública cuyo respaldo y amistad al Politécnico y a todas las escuelas técnicas del país son ejemplares.

Lejos está nuestra institución de su humilde origen - 15 prevocacionales, 3 vocacionales, 5 profesionales que resultan de ensamblar y unir escuelas que venían del luminoso siglo XIX mexicano y un exiguo presupuesto de apenas 4 millones de pesos, en 1936 - ; hoy el Politécnico es una formidable institución educativa que vive una de sus mejores épocas, con más de 30 escuelas entre superiores y vocacionales, 41 licenciaturas, 37 maestrías, 11 doctorados, 400 proyectos de investigación tecnológica ligados al sector productivo, y un presupuesto de más de 53,000 millones de pesos, aprobados por esta Cámara para el año actual.

Egresaran 20 mil pasantes por año y en toda su existencia en el nivel superior, ha entregado al país 132 mil egresados de licenciaturas, sin contar a los del nivel medio superior y los de postgrado. Como signo de los tiempos que corren, están inscritos 185 mil alumnos, dan clases 10,500 maestros; que son atendidos por 8,500 empleados no docentes y reciben ayuda económica 14,000 becarios de escasos recursos pero con buena escolaridad.

El Politécnico ya no está solo. Por decisión superior ahora está acompañado por más de 4,200 escuelas técnicas en todo el país y sigue siendo vanguardia en el esfuerzo para que estas instituciones técnicas hermanas operen complementariamente, se apoyen mutuamente, se influyan recíprocamente, para que conectadas y vinculadas constituyan un todo orgánico y lleguen a ser como lo quería el maestro Reyes Heroles, un continente y no un archipiélago.

El Politécnico en sus funciones, está en el punto de convergencia de la política de educación popular y democrática y de la política de ciencia y tecnología nacionalistas. Por ello, el gobierno federal cumple su propósito de dar prioridad a la educación técnica nacional en todos sus tipos y grados y en paralelo apoya al desarrollo científico y tecnológico.

El Politécnico es la institución que sirve de paradigma para la formación de los técnicos a todos los niveles que requieren los sectores económicos público, social y privado; por eso, impulsa por todos los medios con mayores recursos, sus programas de grado, y especialización, así como sus esfuerzos para la constante superación de sus planes y programas de estudio e investigación, en especial, la organización y equipamiento de sus bibliotecas, laboratorios y talleres, básicos para que el país no quede relegado en las tecnologías de punta y en la investigación científica. La inversión intelectual en el Politécnico y en todas las escuelas tecnológicas es y sigue siendo un objetivo de máxima prioridad en el gasto educativo.

Al hablar del Politécnico es oportuno mencionar que estamos en una época prodigiosa de cambios en que el saber científico y tecnológico ha aumentado enormemente su potencia transformadora y creadora; hasta el punto que la propia humanidad retrocede asustada ante los riesgos y peligros generados por los avances científicos todavía sin ningún control racional completo. Por eso, un ilustre maestro mexicano reiteraba: "ciencia sin conciencia es la ruina del espíritu humano y son los científicos y los maestros, al sembrar la ciencia y la tecnología aplicadas, los que tienen que cuidar también la conciencia para salvar al hombre de su propia capacidad transformadora" y agregaba: "Si la interdependencia y el intercambio tecnológico entre las naciones son inevitables, esto no supone aceptar hegemonías ni subordinaciones, por eso, México necesita disponer de una tecnología propia para poder intercambiarla con otras naciones", y en estas tareas, el Politécnico tiene una función y un espacio de la máxima importancia.

Ante estos dramáticos cambios tecnológicos y sociales y no obstante que el Politécnico vive una de sus mejores épocas, aun así, requiere una vitalización y redefinición constante de sus funciones educativas y sociales. Está en la lógica además de un gobierno revolucionario ir siempre hacia adelante. Reclama con urgencia vincular aun más la docencia, la investigación y los proyectos al desarrollo nacional, los requerimientos de la realidad nacional. Estimular la investigación aplicada y la excelencia académica en los centros de docencia media y superior y reafirmar el prestigio de sus enseñanzas a través de la mejoría de la calidad de su educación, del combate efectivo a la reprobación y deserción escolares, de un desarrollo acelerado en las técnicas de computación, del fortalecimiento de los servicios de documentación e información técnica, de la promoción de una mejor imagen institucional, de la modernización y simplificación administrativa, de la reordenación de sus unidades de enseñanzas y centros de investigación, así como de la ampliación de sus espacios deportivos, artísticos, culturales, recreativos y también asistenciales para el mejor cumplimiento de sus fines y hacer así más efectivo el servicio social de pasante y egresados.

La comunidad politécnica conscientemente ha rehusado, señoras y señores, la posibilidad de la autonomía, porque considera necesario y conveniente que el Politécnico siga estrechamente ligado a la naturaleza, a las funciones y a los fines del estado mexicano, producto de nuestra Revolución nacional, que tutela el interés de los individuos y a la par el de los grupos sociales y de la sociedad en su conjunto.

Desde sus orígenes hasta ahora, el Politécnico ha sido la institución de educación superior del Estado concebida como palanca de la igualdad educativa, de la capilaridad social, de

la democracia educativa y del desarrollo independiente y nacionalista de nuestro país. De ello, todos sus egresados estamos orgullosos y así queremos que continúe.

Tres retos decisivos del México actual, entre otros, sacuden directamente la conciencia politécnica: la dependencia tecnológica y financiera de nuestro país, los compromisos derivados de la entrada de México al GATT que exigirán normas de calidad y precios competitivos y el reto de hacer efectiva la reconversión industrial que implica modernización, automatización e integración en los procesos industriales así como una gestión empresarial de la más alta calidad y del más probado nacionalismo. La salida de estos retos sólo se podrá obtener de un Politécnico engrandecido ahora y en el próximo futuro.

Estamos seguros que nuestra institución saldrá adelante, lo prueba su récord de aportaciones a la ciencia internacional en biología molecular, electrónica, en fuentes alternas de energía, en equipos para exploración y explotación petrolera, en telecomunicaciones, en industrias metalmecánicas, en industrias de la construcción. En igual forma y con esta garantía deberá implantarse su reforzamiento como determinante para la fabricación en lo técnico y en gran escala de máquinas herramientas y de bienes de capital para avanzar en sus investigaciones y proyectos relacionados con la industria alimentaria y agroindustrial sobre todo. Lo prueba también, sus aportaciones a la industria petrolera, petroquímica, eléctrica y obras de infraestructura en el pasado inmediato que en alguna ocasión hicieron exclamar satisfecho al propio general Cárdenas, creador del Politécnico: "No hay lugar alguno del territorio nacional en donde no exista la huella bienhechora de los politécnicos".

Señoras y señores diputados:

En épocas de grandes cambios, de aguda crisis y de renovación nacional la mayoría parlamentaria cree que resulta indispensable revalorar el papel social de todas las instituciones educativas y del Politécnico en especial dentro de la estrategia general de desarrollo y desde esta perspectiva, el Politécnico está obligado a manejar un nuevo enfoque moderno y visionario para entrar con firmeza e intrepidez al siglo XXI y poder cumplir orgullosamente como ahora su segundo cincuentenario con una visión adelantada del futuro. Necesita dar el salto en lo educativo y en la investigación desde la primera y la segunda revolución industriales que ya es pasado, al futuro que ya nos alcanzo para entender y asimilar las fuerzas poderosas, y, en parte, todavía desconocidas que mueven a la ciencia y a la tecnología y que inevitablemente cambian a la economía, la cultura, la sociedad, las artes y a la misma vida política, requiere entonces entrever los grandes horizontes y los nuevos proyectos y perspectivas de la sociedad y de los individuos con sus anhelos, con sus esperanzas y con sus retos y también con sus temores.

En este aniversario, termino con una frase valorativa y estimulante reciente del Secretario de Educación, licenciado Miguel González Avelar:" Al participar en otro acto de celebración del cincuenta aniversario el Politécnico, en su primer cincuentenario entrega buenas cuentas a la nación y se mantiene tan abierto a los vientos de la renovación como celoso de preservar sus tradiciones. Fiel a su espejo diario y el corazón puesto en el porvenir." Muchas gracias. (Aplausos,)

El C. Presidente: - Tiene la palabra el C. diputado Eduardo Turati Alvarez.

El C. Eduardo Turati Alvarez: - Ciudadano presidente de la H. Cámara de Diputados, señores diputados de esta LIII Legislatura, señores profesores, alumnos, ex alumnos, personajes distinguidos egresados del Instituto Politécnico Nacional, autoridades de la Secretaría de Educación Pública. Invitados especiales, bienvenidos todos.

Hoy conmemoramos el cincuentenario de esta dignísima institución de educación superior que es el Instituto Politécnico Nacional, para referirnos a ello, es necesario comprender que todos los efectos tienen sus causas cercanas y remotas y para ello es imprescindible revisar nuestra historia, saber el ¿por qué, somos y por qué somos de hoy en día?, y es que el carácter educativo parece en la humanidad desde los tiempos más remotos en ese sentido la educación tecnológica que hoy nos ocupa se considera como primigenia, porque corresponde a la necesidad vital del hombre de construir instrumentos de lucha contra los elementos. El hacer y el saber hacer, es pivote del desarrollo de los pueblos que en la época moderna nos han llevado a no sólo luchar contra los elementos de la naturaleza, sino inclusive transformar a ésta y utilizarla en beneficio de la humanidad, todos los pueblos han dejado muestra de estos avances. Los testimonios aun vigentes en nuestras ricas zonas arqueológicas, nos maravillan con los restos de aquellas edificaciones monumentales, el uso de pilotes en su cimentación, la distribución de espacios, sus conocimientos de ingeniería, urbanismo, arquitectura, escultura, etcétera, el dominio del agua demostraron la construcción de acueductos, transporte fluvial, y muy especialmente en nuestro caso mexicano, la construcción de parcelas, de tierra cultivable. Las chinampas.

En la época prehispánica, en que los habitantes de esta porción de nuestra América, forjaron grandes culturas, nos maravillan sus

conocimientos científicos y los niveles que alcanzaron las matemáticas, la astronomía, la medición del tiempo, la explotación de minerales, el uso de colorantes vegetales y animales en la industria textil, etcétera, estas son tan sólo algunas muestras de que el desarrollo de los pueblos va aparejado al desarrollo de la cultura humanística y tecnológica.

A partir de la época virreinal de la fusión de dos razas y dos culturas, surgen las nuevas estructuras; fundamento de nuestra nacionalidad, basadas en el mestizaje, la lengua, la religión y la cultura. El desarrollo de la cultura y de la técnica que echaban los cimientos de nuestra nacionalidad, incorporando a los nuevos ciudadanos a la civilización occidental, fueron puestos primero, por los misioneros. Fray Pedro de Gente, Motolonía, don Vasco de Quiroga y tantos y tantos más. Y más tarde de ellos, por los sucesivos gobiernos.

Merece especial señalamiento en este sentido la labor sensibilizadora de Tata Vasco, quien mediante la enseñanza de las artesanías y el desarrollo de habilidades técnicas, civilizó como padre amoroso a los habitantes de la meseta tarasca; organizándolos en comunidades especializadas, en una técnica cada una distinta, haciéndolos entre ellos, interdependientes y solidarios.

300 años de época virreinal que hicieron de la Nueva España, el foco cultural más importante del nuevo mundo, no pueden soslayarse. La real y pontificia Universidad de México, la introducción de la imprenta, la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, donde se desarrolló el arte lapidario empleado en técnicas para la construcción; donde se formaban tanto agrimensores y maestros de obra, como técnicos en arquitectura.

Pero fue, con la fundación del Real Seminario de Minería lo que marca sin lugar a dudas la institucionalización de la enseñanza tecnológica y científica de México.

Con el paso de los años asistimos a la decadencia colonial y la revolución de independencia y las sucesivas revoluciones, que durante la mayor parte del siglo XIX, sacudieron el territorio patrio, clima bélico de persistentes asonadas, levantamientos y luchas fratricidas y contra imperialismos extranjeros, que destruyen gran parte de aquella riqueza patria.

Durante tantos lustros de permanente inestabilidad, no dejaron sin embargo, de existir intentos para crear instituciones que en algo promovieron el desarrollo nacional. Como la creación de la escuela de agricultura en 1843. En 1853, la escuela veterinaria, la escuela de comercio y administración en 1845. Todas ellas, precursoras de la educación tecnológica actual.

Las raíces de la enseñanza industrial, se remontan a 1856 en que el Presidente Comonfort, crea la Escuela Nacional de Artes y Oficios, la que restablecida en 1868 por el Presidente Juárez, se le asignó el Convento de San Lorenzo, donde permaneció hasta 1959. La que el 1916, se transformó en Escuela Práctica de Ingenieros Mecánicos y Electricistas, (EPIME), después en Escuela de Ingenieros Mecánicos y Electricistas EIME; y desde 1932, en la gloriosa Escuela Superior de Ingenieros Mecánicos y Electricistas, ESIME. Cuando fue trasladada a Zacatenco y siendo desde la fundación ésta, del Politécnico Nacional, columna vertebral de la institución. Anteriormente, la ESIME, al Politécnico ha sido sin embargo, un baluarte de la institución.

Como todo efecto tiene su causa, no podemos tampoco desconocer los antecedentes que en el México prehispánico, el virreinal y el independiente, precedieron el concepto actual de educación tecnológica.

Durante el porfiriato, también se mantuvieron algunas escuelas formadas en el transcurso del siglo XIX. Y se crearon nuevas, como la Escuela Práctica de Maquinistas, agregada a la Escuela Nacional de Artes y Oficios para varones y varias escuelas comerciales. Expidió también el acuerdo, que creaba la Escuela Nacional de Medicina Homeopática, en 1895.

Ya en la etapa revolucionaria en 1916, Venustiano Carranza crea la Escuela Nacional de Industrias Químicas, para dar succión a las necesidades de nuestra incipiente industrialización.

Un gran paso fue dado cuando Venustiano Carranza y Félix Palavicini, transformaron en 1916, la Escuela Nacional de Arte y Oficios, en EPIME; pero fue sin embargo, para 1920, bajo la presidencia de Alvaro Obregón y el impulso creador del maestro de América, José Vasconcelos, cuando se sentaron las bases de la estructura educativa nacional.

Creada la Secretaría de Educación Pública, la visión genial, de Vasconcelos, constituye en su seno por primera vez el Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial, lo que significaba que tal enseñanza ya adquiría personalidad propia dentro de la estructura educativa oficial y a raíz de ella se desencadenaron acciones sucesivas.

La EPIME, se transforma en EINE, la Escuela Técnica de Maestros Constructores, inició labores en 1922, el Instituto Técnico Industrial, destinado a formar obreros calificados y elementos técnicos en 1923, abría sus

puertas.

Fue en la célebre comparecencia, ante la Cámara de Diputados del maestro Vasconcelos en diciembre de 1922, cuando se jugó el destino de la educación tecnológica del país.

Habiéndose presentado Vasconcelos a defender el presupuesto que requería la Secretaría de Educación Pública para 1923 y ante la oposición de algunos diputados para la fundación de la Escuela de Ferrocarrileros, a la que querían negar el presupuesto, José Vasconcelos se enfrentó a ellos, y a final de cuentas logró la aprobación del presupuesto, por 133 votos a favor y sólo 10 votos en contra.

Los trabajos de construcción de la Escuela de Ferrocarrileros, ya estaban en ese momento empezados y posteriormente se agregaron la Escuela de Electricistas y la Escuela de Artes para hombres, constituyendo todo ello el llamado Instituto Técnico Industrial, ubicado de manera tal vez profética en la Colonia Santo Tomás. El maestro de América, fue así dándole las bases jurídicas y su lugar a la Educación Técnica Industrial. El precursor y el profeta que anunciara la venida y pronta aparición, unos años después del Instituto Politécnico Nacional.

De hecho, adelantándose 14 años, lo echó a andar en los mismos terrenos de Santo Tomás, en que habría de nacer de manera extraoficial, unos cuantos años después. Durante esos años se fueron formando los primeros técnicos especializados bajo la dirección del ingeniero Wilfrido Massieu. Al funcionar el instituto se identificó con las siglas ITI y al correr de los años se convierte en el importante IPN de hoy, del que muy rara vez se habla, de que su origen se remonta a la época en que Vasconcelos se inició y dirigió la enseñanza nacional.

La mutación vino años después, en que los egresados se fueron incorporando a las tareas docentes y a los puestos directivos en la educación técnica de la Secretaría de Educación Pública, tales como Luis Enrique Herro, el ingeniero Carlos Vallejo Martínez, etcétera. Los que entre muchos otros fueron poniendo las bases para la fundación del Instituto Politécnico Nacional, tal como hoy lo conocemos.

Fue en 1934, cuando el entonces senador electo para el sexenio 1934 - 40, Juan de Dios Bátiz originario de Sinaloa y amigo personal del Presidente Cárdenas, enamorado de la idea de fundar el Instituto Politécnico Nacional, dijo del general Cárdenas, aquella famosa anécdota: "El general Cárdenas al iniciar su gobierno me invitó a ser su Secretario de Educación, pero mi respuesta fue, - mira Lázaro te agradezco el honor, pero prefiero volver al departamento de Enseñanza Técnica si tu me apoyas a fundar el Politécnico - ".

En el Plan Sexenal de la campaña del general Cárdenas en materia educativa, el plan precisaba en el punto cuarto lo siguiente:

Cuarto: Sobre las enseñanzas de tipo universitario destinadas a preparar profesionistas liberales, deberá darse preferencia a capacitar al hombre para utilizar y transformar los productos de la naturaleza, a fin de mejorar las condiciones del pueblo de vida, de condiciones de vida del pueblo, mexicano.

Su plan lo cumplió, con Juan de Dios Bátiz, el grupo que más participó en la estructuración general del Politécnico, estaba integrado por Wilfrido Massieu, Ernesto Flores Baca, Diorio Bantunez, José .................. y Armando Cuspineda Milar, a quienes por lo mismo se considera y muy legalmente como cofundadores del Politécnico Nacional.

El Presidente Cárdenas aceptó no nombrar al senador Juan de Dios Bátiz subsecretario de Educación Pública, y a cambio apoyarlo para la fundación del Politécnico y así entre ambos se realizó el proyecto.

El presidente aportó la voluntad política y Bátiz, pensamiento y acción, echaron entre ambos a andar el proyecto hacia fines de 1936.

Hoy, señores, conmemoramos los 50 años de que empezó a funcionar el Instituto Politécnico Nacional, dependiente de la voluntad del Ejecutivo Nacional, se creó sin decreto, sin ceremonia, el único rastro encontrado en cuanto a su existencia oficial, es la asignación en el presupuesto de egresos de la nación de 1937, de una plaza destinada a un director del Instituto Politécnico Nacional. Fue hasta 1938 cuando se expidió el primer reglamento para la organización y funcionamiento de los consejos técnicos; empezó el Instituto Politécnico Nacional con las siguientes Escuelas:

En el Distrito Federal 5 prevocacionales, 4 vocacionales, 1 Escuela de Costura y Confección, una Escuela de Trabajadoras Sociales y Enseñanza Doméstica, una Escuela Superior de Comercio y Administración, una Escuela Federal de Industrias Textiles No. 2, la Escuela Nacional de Medicina Homeopática, la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura y la Escuela Superior de Ingenieros Mecánicos Electricistas; 11 escuelas prevocacionales foráneas y una Escuela Federal de Industrias Textiles en Río Blanco.

A 50 años de distancia, todos somos partícipes de los beneficios que ha reportado a la nación mexicana, el Instituto Politécnico Nacional. Los egresados de por lo menos dos

generaciones, han sido factor de progreso en este medio siglo, tal como lo definiera su subdirector Allende Peñuelas, en el régimen del Presidente Ávila Camacho, hacemos propias sus palabras: él decía el Instituto Politécnico Nacional no puede considerarse como la obra de una persona, de un grupo o de un solo gobierno, es sencillamente la obra del pueblo mexicano, la necesidad materializada de una exigencia nacional, como obra debe ser vista con cariño por todos los mexicanos, como institución debe ser honrada y respetada."

La irrigación, los transportes, las obras públicas y privadas, las carreteras, la industria eléctrica, las comunicaciones, la salud pública y en general la industria ligera y pesada, han recibido el impulso de los jóvenes técnicos. Nosotros añadimos que sin todo ello no se explica el progreso nacional.

Por ello no basta tan sólo verla con cariño, honrarla y respetarla, es necesario cuidarla y apoyarla, es necesario darle los medios para su mayor desenvolvimiento, las crisis desde su fundación, como en toda institución viva se han sucedido periódicamente en los diferentes periodos. En estas épocas han brillado éxitos intensos y se han padecido baches en comprensiones de propios y extraños.

Se han sucedido diversas leyes orgánicas y su crecimiento y expansión a otras zonas de la ciudad, como Zacatenco, bajo la dirección de directores visionarios la han llevado a momentos estelares, se han creado y se han sucedido momentos estupendos, como la creación del Canal 11, los avances en educación técnica regional y las distintas mutaciones, para adecuar las fases de educación prevocacional, vocacional, superior y postgrado, que han llevado a la institución a cambios continuos y que le han extendido a todo el territorio nacional, creando una infraestructura educativa tecnológica, de la que todavía se esperan mayores frutos.

En 1964, bajo la dirección de Educación Pública del licenciado Agustín Yáñez, se festejó el Cincuentenario de la ESIME, en la memoria del titular de la SEP, en el se informa que en la educación primaria se implantó el sistema de aprender haciendo y el método de aprender produciendo, fue el adoptado para las escuelas secundarias y técnicas de nivel medio.

Lo que a partir de ese momento, se aplicó de manera más estricta en las escuelas tecnológicas, industriales, agropecuarias, comerciales y de artesanías, marcando así las pautas para las modificaciones realizadas en la época del licenciado Echeverría Alvarez, con la creación de los Centros de Estudios Científicos y Tecnológicos, los CECYTS, a partir de 1971.

Los conceptos de desarrollo económico, político y cultural vertidos por el licenciado Fernando Solana, cuando este conducía la Secretaría de Educación Pública, resultan de una vigencia absoluta hoy en día, que nos debe hacer reflexionar sobre la viabilidad del sistema de enseñanza de tecnología actual.

Hoy en día, en que se hace imprescindible para la supervivencia nacional la llamada reconverción industrial, es necesario también señores, replantear la orientación de la educación tecnológica. Si bien ésta fue factor de desarrollo en 50 años, es necesario analizar con honestidad si los logros, que de suyo fueron buenos tal vez pudieran sin embargo, haber sido mejores.

Un estudio de costos comparativos, por alumnos en escuelas dependientes de diferentes instituciones, y del sistema Politécnico, nos muestran que estos últimos, en algunos casos son casi el doble que en otras instituciones, lo que indica que hay que revisar los niveles la eficiencia de la educación tecnológica en México, tal vez replantearlo, por otro lado de manera similar el estudio autocrítico practicado recientemente en la UNAM, se hace urgente y necesario en el Politécnico un estudio correspondiente.

El futuro de México es claro, la reconversión industrial, de toda la planta productiva nacional, es indispensable y es urgente, cobran vigencias las palabras del maestro Vasconcelos pronunciadas en 1921 al fundarse la Secretaría de Educación Pública, en que estableció además de las escuelas de educación primaria, ninguna son tan importantes como las escuelas técnicas pues, si las primeras son fundamentales para la cultura general de un país, las segundas son sin duda las que hacen el engrandecimiento nacional, mejorando las condiciones económicas de los individuos, y por ende de las sociedades. La educación técnica transforma a los individuos en unidades sociales que contribuyen a la producción: como un homenaje a dos generaciones de mexicanos forjados en las aulas del Politécnico, como reconocimiento a la madurez de la misma institución como una necesidad apremiante para llevar a cumplir al Politécnico, de manera integral su servicio a toda la comunidad.

Considero, que se hace necesario el otorgar al Instituto Nacional, la autonomía, propia de las grandes instituciones de educación superior, es necesario que proyecte su función a toda la sociedad, sin restringirse únicamente al ámbito de las decisiones que salen de la perspectiva exclusiva de gobierno.

Es necesario, que la planta magisterial se organice, por, y para su institución, es de justicia y de gran conveniencia, para el desarrollo nacional que la institución politécnica, se proyecte a toda la sociedad salvando los límites de las olas directrices gubernamentales, y que en un abrazo de todos los

mexicanos, muestren una nueva cara a toda la nación, de manera universal y haciendo estratos superiores de servicio a toda la comunidad mediante el ejercicio de la autonomía de su propia gestión al servicio de la patria.

Considero, señores, que el mayor homenaje que le podríamos rendir a esta institución, orgullo de todos los mexicanos, a los prohombres que la fundaron y a los egresados que han contribuido al engrandecimiento nacional, será el empezar elaborar desde ya el estatuto que le otorgue en un futuro próximo, la autonomía a tan digna institución. (Aplausos.)

El C. Presidente: - Tiene la palabra el C. diputado Eraclio Zepeda.

El C. Eraclio Zepeda Ramos: - Señor secretario de Educación, señores invitados, señores funcionarios, maestros y profesores del Instituto Politécnico Nacional, jóvenes estudiantes y egresados de esta escuela tan querida y heroica del Instituto Politécnico Nacional.

Compañeras y compañeros diputados: como muchas cosas grandes de la patria, el nombre del general Cárdenas, está sonando siempre en las aulas del Politécnico, fue él el gran Presidente, el gran patriota, el hombre que avizoró claramente la necesidad de forjar cuadros técnicos, cuadros científicos, con un profundo sentido de clase, venían días difíciles, venían momentos culminantes, críticos para la historia del México, de la escuela politécnica heredera de tantos esfuerzos técnicos anteriores, heredera de todos los mejores ingenieros surgidos de México, esa escuela iba a aportar los cuadros necesarios para la gran pelea por delante.

La nacionalización petrolera hubiera tenido serias dificultades sin la presencia del Politécnico, la capacitación rápida de obreros, el surgimiento de técnicos patriotas, el surgimiento de una ciencia al servicio de la patria, esto se le debe en gran medida al Instituto Politécnico Nacional, por eso la iniciativa de los compañeros del Partido Popular Socialista tuvo de inmediato una acogida generosa y cariñosa por todos los grupos parlamentarios de esta Cámara y la presencia de ustedes, jóvenes alumnos, es hoy para nosotros una fiesta, porque fiesta es para la patria el 50 aniversario del Instituto Politécnico Nacional.

Los días que vendrán serán también difíciles, tendremos que esforzarnos para una tecnología nuestra, para una tecnología al servicio de la patria, para una tecnología que no dependa de técnicas ajenas, nosotros, tenemos que pensar con nuestra propia cabeza que la reconversión industrial no signifique despidos masivos de obreros que la reconversión industrial esté al servicio del pueblo de México, necesitamos también prepararnos audazmente en las grandes peleas sociales, técnicas, científicas por venir; y todo esto, en un profundo sentido de amor a la patria, porque los técnicos del Instituto Politécnico Nacional han sido y serán siempre fervorosos defensores de la paz mundial, luchadores en contra de la guerra, sembradores de casas nuevas, el día de hoy junto con el gran reconocimiento que la historia del Politécnico ha sabido ir subiendo ladrillo a ladrillo para formar su casa, quiero recordar también a los heroicos politécnicos que en 1968 cayeron víctimas del tirano, ellos juntos, a los heroicos muchachos universitarios sembraron para siempre la amistad indestructible entre las dos grandes instituciones educativas.

En los triunfos por venir, queridos compañeros, que estén siempre presentes los recuerdos de los caídos, a ellos también conmemoramos hoy. Gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: - Tiene la palabra el C. diputado Juan de Dios Colli Mas.

El C. Juan de Dios Colli Mas: - Con su permiso, señor presidente; compañeros diputados, jóvenes del Instituto Politécnico Nacional, que hoy nos acompañan.

Conmemoramos hoy, 50 años de que el general Lázaro Cárdenas preocupado por lograr la independencia tecnológica del país decide crear un sistema que logre el organizar la experiencia educativa y técnica en función de una filosofía de la educación; el general Lázaro Cárdenas, consciente de la necesidad de impulsar el desarrollo económico y social del país, sabe que para lograrlo es necesario crear cuadros técnicos desde las aulas para capacitar al pueblo de México en los avances tecnológicos necesarios para la industrialización del país.

La creación del Instituto Politécnico Nacional, representa el resultado de la evolución de la enseñanza técnica en el país, no podemos establecer a partir de cuándo surge en México la educación técnica, sin embargo, podemos mencionar entre sus antecedentes más importantes el Real Seminario de Minería, fundado en 1762, en el cual se establecieron las carreras de ingeniero de minas, enseñador e ingeniero topógrafo; la Escuela de Agricultura creada por Antonio López de Santa Anna, con decreto del 2 de octubre de 1843; Escuela Federal del Comercio, fundada bajo la presidencia de Joaquín Herrera en 1845, antecedentes de la Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico Nacional.

Juárez, da gran impulso a la enseñanza técnica en el país, al consolidar en 1867 la Escuela Nacional de Artes y Oficios,

instituto que representa el antecedente de la Escuela Superior de Mecánica y Eléctrica del Instituto Politécnico Nacional.

Expide también, la Ley de Educación Orgánica, que reúne el esfuerzo de muchos ideólogos liberales para lograr la sistematización clara de la educación técnica en México.

En 1916, surge la Escuela Práctica de Ingenieros, Mecánicos y Electricistas, hoy Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del Instituto Politécnico Nacional, esos son algunos de los esfuerzos anteriores a la fundación del IPN, que buscan organizar la educación técnica en México.

Pero no es, sino hasta 1932 que surge la idea de integrar y estructurar un sistema de enseñanza técnica, proyecto en el cual sobresalen tres personas, el licenciado Narciso Bassols, Secretario de Educación Pública, el ingeniero Luis Enrique Herro, jefe del Departamento de Enseñanza Técnica y Comercial y el ingeniero Carlos Vallejo Márquez, subjefe del mismo Departamento, surge entonces la definición del concepto de escuela politécnica con sus características pedagógicas y orgánicas como la base funcional del sistema.

El esfuerzo de estos tres hombres, sienta las bases para que en 1936 se integre el IPN, fruto de la voluntad de acción de dos hombres Lázaro Cárdenas y Juan de Dios Bátiz, a partir de entonces el único reto es crecer, reto que se ha enfrentado con eficacia, el IPN no es ahora el único instituto en el cual se imparte enseñanza técnica en el país, sin embargo, ha sido la institución que ha representando el medio para que los jóvenes de las clases populares de México, encuentren un camino de superación económica y social a la par que contribuyen al engrandecimiento del país.

Señores diputados: quiero terminar esta intervención recordando algunos conceptos vertidos por Jaime Torres Bodet en la conmemoración del 25 aniversario de la Fundación del Instituto Politécnico Nacional, decía Jaime Torres Bodet "los pueblos y los hombres no deben limitarse a enaltecer con palabras las fechas memorables, la mejor manera de celebrar una iniciativa feliz, consiste en inaugurar una nueva obra, se asocia así a la elección del pasado y el estímulo del presente y sobre ambos se afianza nuestro futuro.

Jóvenes politécnicos que hoy nos acompañan, la mejor forma en la cual podemos celebrar el 50 aniversario de la fundación del Instituto Politécnico Nacional, es renovando esfuerzos para elevar el nivel educativo en el área técnica del país y logrando así estrechar cada día más la brecha tecnológica que separa a México de las naciones desarrolladas. Vivimos momentos difíciles en nuestra patria, sin embargo, estas dificultades no deben intimidarnos, sino por el contrario debe de ser un estímulo para seguir luchando por nuestra soberanía, para que este homenaje al Instituto Politécnico Nacional sea como dijera Torres Bodet, un homenaje a sus fundadores y un testimonio de persistencia a la voluntad de superación que es el mejor indicio de la vitalidad de un país y de una política educativa. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. Presidente: - Tiene la palabra el C. diputado José Angel Aguirre Romero.

El C. diputado José Angel Aguirre Romero: - Señor presidente, compañeras diputadas, compañeros diputados, por mi conducto la fracción parlamentaria del Partido Socialista de los Trabajadores, se une al homenaje que hoy estamos rindiendo en esta sesión solemne al glorioso Instituto Politécnico Nacional, en ocasión de estarse celebrando sus primeros 50 años de su fructífera labor, por bien de toda la Nación mexicana.

En nuestro partido, valoramos muy alto el papel jugado hasta ahora por el Instituto Politécnico Nacional, por su importante contribución al desarrollo nacional independiente y tenemos sobradas esperanzas de que para el futuro inmediato una aportación, su aportación será todavía más relevante, nacido formalmente en 1937 durante la administración patriótica y nacionalista del general Lázaro Cárdenas, con la particular participación de los ingenieros Juan de Dios Bátiz, Wilfrido Massieu culminó un proceso iniciado desde años atrás destinado a impulsar la ya para entonces indispensable educación técnica, por eso en su formación se tomó en cuenta a las instituciones de ese carácter ya existentes: el Instituto Técnico Industrial, la escuela Nacional de Constructores y la escuela de Ingeniería y Mecánicos Electricistas.

La creación del Instituto Politécnico Nacional, es una prueba palpable de la preocupación del Presidente Cárdenas, de proporcionar la educación que capacite al individuo para el rescate de la riqueza nacional en beneficio del pueblo: el sistema de becas, el internado y los comedores de estudiantes, nos muestran con claridad el sentido popular que el Presidente Cárdenas le imprimió a la educación al hacerla accesible a los hijos de los obreros y campesinos, la creación del Instituto Politécnico Nacional, no fue ninguna improvisación sino la culminación de una serie de esfuerzos encaminados a encontrar procedimientos más certeros para organizar un verdadero sistema de enseñanza industrial.

Las escuelas dependientes del Politécnico han dignificado el trabajo físico que antes era despreciado, sistematizando la enseñanza en

una forma científica; Luis Enrique Herro, jefe del departamento de Enseñanza Técnica Industrial y Comercial, aceleró la concepción de un sistema educativo con Preparatoria Técnica y Escuelas Superiores especializadas en diversos campos tecnológicos y a Juan de Dios Bátiz por acuerdo del Presidente Cárdenas le tocó el honor y la responsabilidad de ser el primer director general. Los impugnadores de la obra educativa del Presidente Cárdenas, se apresuraron a decir que la creación del Politécnico obedecía a una represalia contra la Universidad, nada más falso, las funciones del instituto correspondían a una necesidad nacional muy por encima de un propósito bastardo, la creación del Instituto Politécnico Nacional fue en verdad oportuna y respondió a los propósitos de Cárdenas en favor de las masas populares y el progreso nacional, durante sus 50 años de vida, las escuelas del Instituto Politécnico Nacional han egresado miles de profesionistas cuya importancia social y económica es cada vez más grande en la vida moderna.

Con una gran visión, quienes fundaron el Instituto Politécnico Nacional, pensaron en las nuevas necesidades sociales y en la nueva orientación política del estado mexicano, ejemplos de la formación de profesionistas del Estado, son las carreras de Bacteriólogo y Médico Rural: otra proyección que se le dio al Instituto Politécnico desde su fundación fue la de atender el desarrollo de la industrialización del país, sin esta característica no estaríamos ahora pensando en la modernización de la planta industrial de México, le incumbe también al Instituto Politécnico Nacional ejercer la rectoría de la educación técnica en todo el país y la fundación de Institutos Tecnológicos en los estados que impartan educación técnica en todos sus niveles actualmente, casi todos los estados en la República cuentan cuando menos con uno, y hay estados que tienen tres o más. La obra educativa de Lázaro Cárdenas es mucho más amplia a sus intenciones y sentidos de clases, se debe la creación en toda la república de las escuelas de artes y oficios con internado, a él se debe también la formación del Departamento de Asuntos Indígenas en 1936, el cual a su vez formó un sistema que incluía escuelas primarias con internado y actividades de mejoramiento y defensa de las comunidades indígenas, los Centros de Educación Indígena fueron reorganizados como escuelas vocacionales de agricultura para indígenas de las que habría 29 en 1940, bien equipadas y provistas de tierras.

Al fundamentar la creación de estos centros educativos indígenas el Presidente Cárdenas dijo: Al indígena deben reconocérsele derechos de hombre ciudadano y de trabajador porque es miembro de nuestras comunidades activas, como individuo de una clase social partícipe, en la tarea colectiva de la producción. Cárdenas ganaría el tratamiento de Tata Lázaro, entre los indios. El presidente Cárdenas creó también el Consejo Nacional de la Educación Superior y la investigación científica y con ese motivo expresó lo siguiente: Por una parte México padece de un profesionalismo exagerado, deforme que opera como fuerza disolvente, mientras por la otra simultáneamente es uno de los países más necesitados del concurso creador y civilizador de las ciencias y luego agrega, la reforma educativa ha de suprimir radicalmente el monopolio y privilegio de las clases acomodadas, deberá estructurarse el sistema educativo en forma de que todas las oportunidades de educación superior quedan para provecho de las clases trabajadoras del país, que todas las oportunidades de la cultura se pongan al alcance de los obreros y campesinos, dando así un verdadero sentido de clase a la educación socialista, por lo anteriormente expuesto no es casual que el Presidente Cárdenas haya propiciado y apoyado la creación de la Universidad Obrera para resolver la necesidad imperiosa de preparación de los trabajadores, ni nos extraña tampoco, el que se combinaran los elementos de las escuelas normales rurales y centrales agrícolas para formar las escuelas regionales campesinas que atenderían la enseñanza agrícola y la formación de maestros rurales en estas escuelas que contaban con internados, en estas escuelas que contaban con internados los alumnos recibían capacitación técnica y agrícola como campesinos y la capacitación técnica pedagógica para ser maestros, en 1934 había 10 escuelas con 900 alumnos y en 1940 había 33 escuelas con 4,116 alumnos, estas escuelas estuvieron impregnadas de un sentido social muy identificado con su finalidad ya que la mayor parte de sus componentes eran de origen campesino, e iban a volver a las comunidades rurales convertidos en maestros como así sucedió, finalmente las escuelas regionales campesinas se convirtieron en normas rurales destinadas solamente a preparar maestros, las misiones culturales que fueron importantes avanzadas de la educación rural preparando maestros y abriendo su paso a las comunidades, también cubrieron una etapa difícil en la propaganda de educación socialista, pero precisamente por servir de vanguardia fueron muy atacadas por el clero, los caciques y los elementos reaccionarios cumplida su finalidad fueron disueltas en 1938. Esas unidades volantes que venían de la época heroica de la educación rural. El gobierno de Cárdenas fundó además el Instituto de Antropología e Historia y la Casa de España y el Colegio de México.

El Instituto Politécnico Nacional, nació en una época sumamente trascendente para la vida del país, cuando en medio de una tensión social sin precedentes con activa movilización de las masas obreras, campesinas, capas medias, etcétera, culminaban las profundas transformaciones económicas sociales planteadas por los sectores más avanzados durante la

Revolución armada de 1910 - 17, fue una época en donde se vislumbró la posibilidad real de impulsar un desarrollo nacional, propio, independiente por una vía profundamente no capitalista, en donde los intereses obreros y campesinos ocupaban el centro de la escena nacional.

Medidas tales como la Reforma Agraria y la organización colectiva en la vía de la mayor parte de los ejidos la nacionalización de los ferrocarriles y la entrega inicial a una administración obrera, la expropiación petrolera y las limitaciones nacionales impuestos a la explotación de este vital recurso natural no renovable, la organización de cientos de cooperativas en fábricas abandonadas por sus dueños o quebradas por malos manejos administrativos, etcétera. Abrían efectivamente la posibilidad a una vida no capitalista de desarrollo por primera vez, no sólo en la historia de México, sino en la historia de todos los países más o menos similares al nuestro. Ahora resulta claro que en el medio de una situación internacional muy critica, en víspera de la Segunda Guerra Mundial nuestro pueblo fue capaz de despegar, de desplegar esfuerzos heroicos para superar una dura crisis económica interna para una vía de desarrollo profundamente revolucionaria, avanzada, democrática, llevada hasta sus últimas consecuencias por los postulados sociales de la Constitución de 1917.

Nosotros no estamos de acuerdo con la evolución que ha tomado el Instituto Politécnico Nacional, y hacemos votos por los principios que inspiraron su fundación, se lleven a la práctica.

En la misma medida que la sociedad mexicana, fue impulsada a un desarrollo capitalista por los gobiernos postcardenistas esos primeros ideales de los alumnos y los maestros fundadores fueron perdiéndose poco a poco, por eso ésta nuestra afirmación para nosotros los miembros del Partido Socialista de los Trabajadores, Lázaro Cárdenas, Presidente de 1934 no es el mismo Lázaro Cárdenas Presidente de 1940 ni el mismo de 1970, cuando desaparece físicamente su lucha hacia favor de los indios, de los obreros, de los campesinos, de los maestros, por la expropiación petrolera, por el sindicalismo, por su lucha en contra del imperialismo, de la reacción interna y en apoyo de los pueblos que luchan por su liberación lo transformaron radicalmente, pero lo trasformaron convirtiéndolo en un gigante. Lázaro Cárdenas quiere decir para nosotros nacionalismo revolucionario, quiere decir también lucha antiimperialista significa también internacionalismo proletario, y solidaridad con los pueblos que luchan por su liberación. Expreso también, para nosotros la lucha por la paz, por la autodeterminación de los pueblos, el deseo de que el hombre sea hermano, amigo y camarada del hombre, de que ningún hombre esclavice a otro hombre de que ningún pueblo domine a otro pueblo. Muchas gracias. (Aplausos.)

EL C. Presidente: - Tiene la palabra el C. diputado Heberto Castillo Martínez, del Partido Mexicano de los Trabajadores.

El C. Heberto Castillo Martínez: - Compatriotas, jóvenes estudiantes, del Instituto Politécnico Nacional.

Esta fecha es trascendente para México, porque conmemoramos en estos días la puesta de marcha de un gran proyecto para crear técnicos en México, que puedan satisfacer las necesidades de nuestra patria.

El general Lázaro Cárdenas, en el Plan Sexenal que plantea cuando compite por la Presidencia de la República, precisa con mucha claridad, la aspiración que tenía en este sentido, decía ahí en el Plan Sexenal lo siguiente citó: "sobre las enseñanzas de tipo universitario, destinadas a preparar profesionistas liberales, debería darse preferencia a las enseñanzas técnicas, que tiendan a capacitar al hombre para utilizar y transformar los productos de la naturaleza, a fin de mejorar las condiciones materiales de vida del pueblo mexicano".

Este proyecto ha avanzado con el paso del tiempo con sus altas y bajas, ahora el Instituto Politécnico Nacional - como ya se ha dicho aquí - , está acompañado por un conjunto grande de instituciones de enseñanza media y superior, que propone adoptar a nuestra patria de técnicos que comprendan, que misión fundamental es garantizar las condiciones de sobrevivencia del pueblo de México, de la mayoría del pueblo de México.

Un profundo sentido nacionalista en la política que se dio en aquellos años de 1934 a 1940, impulsó, el desarrollo en México de la ingeniería. Lázaro Cárdenas sin haber ido a una escuela secundaria fue un gran estadista, pero también fue un gran técnico, tuve la oportunidad de conocerle como ingeniero civil y de cooperar con él en algunos proyectos y sin haber cursado matemáticas superiores, por su gran visión, por su amor a nuestro pueblo y a nuestra patria, también yo podría afirmar que fue un gran ingeniero, uno de los más grandes ingenieros que ha habido en México en este siglo.

Quien quiera que camine por el país y quien quiera que recorra su último proyecto la Cuenca de Balsas, podrá entender que ahí estuvo la mano no sólo de un estadista, sino de un gran proyectista, de un gran ingeniero.

Pienso que a veces podemos suplir la falta de capacidad técnica, la falta de conocimientos científicos universitarios o politécnicos, con el deseo de escudriñar la naturaleza y de poner nuestra capacidad al servicio de este pueblo que surge en esta patria.

Por ello recordamos con emoción, con un gran afecto en ese forjador del Instituto Político Nacional, a ese hombre de bien también que fue Juan de Dios Bátiz, hacedor directo del proyecto, tenemos ahora como estudiosos de los problemas que vive nuestra patria, de los problemas sociales, de nuestros problemas económicos, de los problemas geográficos, de los problemas ecológicos, tenemos que entender y proponer cada vez más a los jóvenes que desarrollemos quizá una nueva ingeniería esa ingeniería, que no solamente se preocupe por conocer las cualidades de la materia, de los materiales, de las materias primas, que no se preocupen solamente por escudriñar y encontrar, descubrir las leyes que rigen a la naturaleza, sino también que escudriñemos las necesidades que tiene el pueblo de México, el ser humano. Que aspiremos todos ingenieros industriales, ingenieros civiles, ingenieros mecánicos, electricistas, sociólogos, topógrafos, que aspiremos a ser ingenieros sociales para que podamos aprovechar ese material que es el más valioso de nuestra patria, el ser humano.

Que la tecnología en México se desarrolle en función de esta preocupación, servir a la mayoría que se desarrolle con una máxima que podría afirmarse puede orientar la ingeniería social, y es suprimir los privilegios donde quiera que los haya. Es suprimir a los privilegiados, dondequiera que los haya. el único privilegio que podemos nosotros defender es el que deben gozar los niños incapaces de bastarse ellos mismos, y el privilegio de los ancianos y de los inválidos. El proyecto del Politécnico Nacional, tenemos que decirlo, se ha abandonado en parte, aquel proyecto origina, ¿y en qué se ha abandonado? En que el Politécnico surge para dar oportunidad a los hijos del pueblo, de los obreros, de los campesinos, para que se formen como técnicos, como profesionistas y por ello se desarrollan también planes de becas, todavía hará unos 30 años, había lugares en donde los estudiantes de escasos recursos llegaban a prepararse, porque lo difícil - lo saben los jóvenes que están aquí y lo sabemos todos - , lo difícil no es inscribirse a la Universidad o al Politécnico, lo difícil es sostenerse para estudiar. Y hay muchachos en el campo, campesinos, obreros, que con su capacidad intelectual merece la oportunidad para estudiar y no la podrán hacer si no somos capaces de implementar un plan que permita a los hijos de los obreros y de los campesinos, como lo hizo Cárdenas en su tiempo, acceder a las universidades y al Politécnico.

No podremos decir que esto va bien, cuando por ejemplo el sentido elitista en la educación se mantiene, pero con un sentido elitista - yo diría incorrecto - , porque la educación necesariamente lo es, y la formación de profesionales tiene que escoger, tiene que seleccionar capacidades, pero ahora las selecciones en base a las capacidades económicas de nuestro pueblo y nadie puede afirmar que el hijo de un campesino por muy humilde que sea es menos inteligente que el hijo de un magnate, por muy rico que sea. La naturaleza todavía produce seres inteligentes en vientres muy pobres y en vientres muy ricos, y las inteligencias son diferentes, son distintas, ahí es donde tenemos que escoger, ahí es donde tenemos que seleccionar, pero así como no se puede construir un edificio resistente si usamos migajón, si usamos polvorón, tampoco se puede construir un grupo de técnicos, de profesionistas, de científicos, si la materia prima que empleamos no es adecuada, y la materia prima para producir universitarios, politécnicos, para producir profesionistas, artistas, políticos, economistas, ingenieros, la materia prima es el ser humano y habría que seleccionarlo desde los más capaces, no importando su condición social, y teniendo el estado, asumiendo el estado la obligación de arropar, de proteger y de impulsar a los niños más capaces, y establecer capacidades distintas; unos estudian matemáticas, otros literatura, otros filosofía, otros política, - qué sé yo - pero ahí esta la clave del futuro de nuestra patria, que aprovechemos con mayor eficiencia las capacidades intelectuales de que está dotado este gran pueblo nuestro de México.

Por ello, yo quisiera hacer un llamado a todos los que tuvimos el privilegio de ir a las escuelas de enseñanza media y superior, a todos los que en algún tiempo hemos servido desde las aulas a la Universidad o al Politécnico, para que aportemos un granito de arena en este esfuerzo por hacer que en México se acabe con el elitismo de clase para ir a las escuelas de educación media y superior, para que puedan llegar a ella los mejor dotados, los hijos de los obreros, los hijos de los campesinos, y por qué no los hijos de los empresarios, pero no por el hecho de que tengan dinero para pagar su instrucción sino porque tengan la capacidad suficiente para desarrollar esta necesidad de nuestra patria de técnicos y profesionistas.

Ahora hay que decirlo en 1986, no hay recursos suficientes para educar y para enseñar,, el Instituto Politécnico Nacional, tiene un presupuesto por alumno cinco veces inferior al presupuesto por alumno que tiene la Universidad y el presupuesto correspondiente al Politécnico es muy inferior y la Universidad es más grande.

Tenemos que entender que la mejor inversión de México es la educación, tenemos que entender que el mayor deudor de México no es el fondo monetario internacional ni Japón ni Estados Unidos, el mayor acreedor del Gobierno de México es el pueblo de México, a el que hay que pagarle, si pudiéramos pagarle con cultura, con educación con formación sería la mejor manera de intervenir nuestros esfuerzos, por ello queremos señalar que estas conmemoraciones hay que recordar los

adelantos, yo recuerdo con emoción que el Politécnico que no fue mi casa de estudios me recibió como maestro durante muchos años, que ahí incluso, en la División de Estudios Superiores, se estableció una materia, como una materia a estudiar que era la teoría que he desarrollado sobre la teoría de las estructuras, ahí se estudio durante 4 años, desgraciadamente, ,en 1968 fui expulsado del Sindicato y del Politécnico por ser indigno del politécnico por mi participación en el movimiento estudiantil popular de 1968 y a cambio de eso recibí el, mayor honor en mi vida, haber ido a la cárcel por defender con los muchachos estudiantes de 1968, las libertades democráticas del pueblo. En el Politécnico por primera vez se estableció el Centro Nacional de Cálculo, por cierto ,lo dirigía un exdiputado que ayer tomó posesión como Gobernador de Aguascalientes, Miguel Angel Barberena.

Y ahí por primera vez también, un universitario como yo que era profesor de la Universidad como yo, pudo ,trabajar con las computadoras electrónicas que apenas se iniciaba, ha sido pionero el Politécnico en muchas de las cosas, y con gran indignación yo recuerdo que algunas veces me opuse a las pugnas que había entre el, Politécnico y la Universidad, cuando ,los juegos de fútbol Americano porque les decía yo a los compañeros universitarios cuando nos ganaba el Politécnico que lo hizo varias veces, muchas veces, les decía yo, en la cancha hay que ganarles jugando mejor y sirviendo a México hay que ganarles estudiando mejor. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. presidente: - Tiene la palabra, el C. diputado Héctor Calderón, Hermosa, del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana.

El C. Héctor Calderón Hermosa: - C. presidente de esta honorable Cámara de Diputados, ciudadanos senadores, ciudadano secretario de Educación Pública, distinguidos invitados de honor, ,compañeras y compañeros.

A estas alturas indudablemente se reiteran ya muchos conceptos por convergencia, puesto que estamos plenamente identificados con la trayectoria del Instituto Politécnico Nacional al cual muchos hemos tenido el privilegio de servir también, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, hace acto de presencia en esta sesión solemne para felicitar a la nación transcurrido desde que fue fundado, como sabemos ese importante hecho, la fundación se concretó sin que fuese precedido por la expedición de un decreto presidencial, ni por los actos formales previos que definiesen no solamente su legalidad, sino también su estructura y funcionamiento, era tan evidente y necesaria la existencia de una institución que capacitase a las nuevas generaciones de jóvenes mexicanos para construir el México moderno pujante y autónomo que nos hizo falta para darle el primer soplo de vida otra cosa que la voluntad de ese gran Presidente Lázaro Cárdenas y el entusiasmo de mexicanos patriotas y visionarios como el ingeniero Juan de Dios Bátiz Paredes y los ilustres hombres que secundaron en este empeño.

El marco jurídico vino después con el decreto del 2 de septiembre de 1938, que le dio vigencia al reglamento para la organización y funcionamiento de los consejos técnicos que actuarían en el seno del instituto y los posteriores decretos de 1940, que le otorgaron legalidad y carácter profesional a las carreras impartidas por las diversas escuelas que ya funcionaban de hecho, aunque aún no lo hiciesen de derecho.

Hasta 1944 se expidió el primer reglamento provisional del IPN y en 1949 su primera ley orgánica, este hecho insólito para una institución educativa tan importante es prueba palpable de la urgente e inaplazable necesidad el país tenía de contar con técnicos profesionales para iniciar su vigorosa transformación a partir de la etapa preindustrial y semifeudal y hacia el modelo de nación moderna y progresista que postuló como meta la Revolución Mexicana.

La comprensión clara de que no era posible cancelar el atraso tecnológico secular de nuestro país tradicionalmente proveedor de materias primas, sin antes crear la base humana de técnicos en todas las ramas de la producción, ha sido el concepto subyacente de todos los esfuerzos que se han hecho en nuestro país para abrirle a la juventud los causes de una educación técnica, comprometida profundamente con el propósito nacional de alcanzar el más alto grado de autosuficiencia y soberanía.

Las escuelas de Artes y Oficios existieron como ya ha sido señalado de tiempos coloniales, pero su propósito no fue entonces el de apoyar a nuestras aspiraciones como país independientes, sino el de explotar con mayor provecho la excelente mano de obra de un pueblo, que a través de los siglos, ha dado pruebas palpables de su habilidad e inspiración artística.

Con Juárez, en cambio, la educación técnica encuentra su verdadero propósito y por ello debemos reconocer en la reorganización de la Escuela Nacional de Artes y Oficios y su instalación en edificio propio, el antecedente histórico de todos los esfuerzos posteriores que se hicieron para abrir en México el camino de un desarrollo tecnológico nacionalista e independiente.

La Revolución mexicana consolidó y reafirmó el papel importantísimo de la enseñanza técnica como instrumento de liberación y de progreso nacional.

Animados por sus profundas convicciones revolucionarias, destacaron impulsores de esta rama de la enseñanza, son tantos que para dejar algunos de ellos, sin mencionar prefiero no mencionar especificamente a ninguno de ellos, pero es evidente que los gobiernos surgidos de la Revolución, han apoyado e impulsado a la educación técnica en todas las etapas de su desarrollo en México, sin pretender hacer una crónica de tales acciones, conviene mencionar la fundación en 1922, de la Escuela Técnica de Constructores, antecedentes de la actual Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura.

Al crearse en 1936 el Instituto Politécnico Nacional, agrupó algunas de las escuelas profesionales ya existentes, entre ellas la de Comercio y Administración, la de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, la de Ingeniería Textil, la de Medicina Homeopática, la de Ingeniería y Arquitectura, la de Ciencias Biológicas que se formó teniendo como base la Escuela de Bacteriología de la Universidad Obrera Gabino Barrera, que dirigía el licenciado Vicente Lombardo Toledano.

Mención especial amerita la participación de los ingenieros petroleros egresados del politécnico en el desarrollo de esa industria nacional, a partir de la expropiación.

La expansión ininterrumpida, del Instituto Politécnico Nacional desde su nacimiento le ha llevado hasta abarcar horizontalmente las ramas de la ingeniería, las ciencias medicobiológicas y las ciencias sociales, y verticalmente los niveles prevocacionales, vocacionales, profesionales, y de posgrado de investigación; al mismo tiempo creció su vinculación, con el sector productivo y su extensión a todo el ámbito nacional, a través de los centros interdisciplinarios y unidades de enseñanza y de investigación; partiendo pues, de la base del Instituto Politécnico Nacional, se ha formado todo un sistema tecnológico en el país, comprendiendo una red de institutos tecnológicos regionales, centros de bachillerato, tecnológico y escuelas secundarias técnicas.

Es esta, toda una estructura tecnológica nacional, con la cuenta el país para cimentar firmemente su progreso económico y social, la importancia de esta gran institución, nos mueve a los miembros del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, a expresar en esta ocasión nuestra más ferviente felicitación por el aniversario que cumple y nuestra admiración y agradecimiento a la legión de mexicanos patriotas que dedicaron sus vidas a la noble y transcendental tarea de consolidar los cimientos para el desarrollo libre y autónomo, del México de hoy.

En el panorama que vivimos actualmente, y ante la reconversión de nuestra planta productiva, el Instituto Politécnico Nacional, desempeña una función todavía más importante que la que cumplió en el pasado, no solamente en la mexicanización de tecnología extranjera, sino en el desarrollo de la que surja del ingenio y dedicación de los propios mexicanos.

El reto es que México se incorpore al mercado mundial, por los caminos que le abre su propio adelanto tecnológico, en lugar de que tenga que hacerlo imponiéndose dependencias desnacionalizantes. Confiamos en que el espíritu patriótico, que inspiró a Lázaro Cárdenas a fundar, el Instituto Politécnico Nacional, prevalecerá en todos los mexicanos y nos ayudará para encontrar las fórmulas que pongan a salvo los principios eternos de libertad, igual y justicia que son aspiración permanente del pueblo mexicano. Muchas gracias. (Aplausos)

El C. presidente: - Tiene la palabra el C. diputado Efraín Calvo Zarco, del Partido Revolucionario de los Trabajadores.

El C. Efraín Calvo Zarco: - Señoras y señores diputados, autoridades que nos acompañan, compañeras y compañeros de nuestra comunidad politécnica.

Es una verdad indudable, que las sociedades crean; grandes obras al calor de trascendentes acontecimientos, pero también es conocido el caso, en que los proyectos monumentales no alcanzan a realizarse, a menos a plenitud al agotarse la vitalidad social que les dio origen.

Este es el caso del Instituto Politécnico Nacional, el IPN nació en momentos de importantes definiciones, se vivía la época en la que se estaba tratando de crear la infraestructura necesaria, para lograr un desarrollo distinto al que nos había precedido, así, se accedía por fin a la demanda central de la masa campesina, lo referente al reparto de tierra, se sentaban las bases para la elevación del nivel de vida en el campo, y la liberación de la relación de la producción en el mismo, cuestión que redundaría en la aplicación del mercado interno, y la consecución de mano de obra barata y expedita para la industria en crecimiento.

La industria nacional, también estaba en una encrucijada, se peleaba en esos momentos, por arrancar a las potencias imperialistas, por lo menos parte importante del sofocante control, que ejercía sobre el conjunto de la economía; de tal forma, el país estaba cruzando por las rachas expropiatorias que cimbraban política y económicamente a toda la nación mexicana, era obvio el que entonces, la necesidad de realizar esfuerzos, integran en el conjunto del país, para poder emerger triunfantes ante el reto que constituía en tomar la responsabilidad directa de importantes industrias nacionalizadas al calor de esta oleada que hemos mencionado.

Era también, de primerísimo orden entender que el nuevo sector nacionalizado serviría como una palanca para posteriores avances; que iban a requerir también, una educación de importantes estructuras sociales rezagadas, de entre todas, la de la educación era de las determinantes en esa época, hoy hace ya 50 años. En esta materia por supuesto, no se partía de cero, ahí estaba ya la Universidad Nacional Autónoma de México, desde hacía muchos tiempo, y con los años se habían ido conformando una serie de escuelas e institutos de carácter científico y técnico en todo el país, se necesitaba sin embargo, reorientar los esfuerzos realizados en una nueva dimensión, era importante por ejemplo, hacer acopio de toda la enseñanza tecnológicacional, con objeto de que la misma se normara por un solo organismo, cuestión que le permitiría al país de aquellos años racionalizar su desarrollo adecuándolo a las nuevas necesidades.

Hay que mencionar que el nuevo proyecto no podía estar alejado de los vientos sociales que soplaban en aquel entonces, ellos indicaban que el esfuerzo principal se estaba concentrando en los obreros y los campesinos quienes movilizados masivamente eran los protagonistas de todo lo nuevo que se estaba creando, por esa razón, la reorientación educativa que se proyectaba con objeto de satisfacer las necesidades de mano de obra calificada técnicamente para hacerse cargo de las nuevas empresas nacionalizadas, debía constar también con la participación prioritaria de las clases explotadas y oprimidas del país. Era impensable este enorme esfuerzo sin la participación central como impulsores y beneficiarios de los obreros y de los campesinos.

Estas fueron las fuentes que dieron origen al Instituto Politécnico Nacional, y que les dieron desde el principio, un carácter y una orientación sumamente especiales. Los objetivos del Politécnico estaban ligados originalmente a las mejores causas nacionales de la época, se trataba de crear los cuadros técnicos capaces de ser impulsores de un desarrollo industrial propio y se concedía el proyecto como rector de todo el desarrollo tecnológico que se suscitaba en adelante en el país. Además se definía al IPN, como un proyecto popular y como tal permitía el acceso de los hijos de obreros y campesinos a los nuevos centros escolares, para que no fuera una quimera la visión de Lázaro Cárdenas, arquitecto central del proyecto inaugurara la política de apoyos en becas y tornados y demás, para aquellos alumnos cuyos escasos recursos, les habían imposibilitado el acceso a la educación superior en otras instancias.

De esta manera el Instituto Politécnico Nacional surge el calor de las luchas nacionalistas y populares más importantes de la historia del país en lo que va de este siglo, no es casual que el Politécnico estuviera estrechamente ligado a pesar de su extrema juventud a la expropiación petrolera, a la nacionalización de los ferrocarriles y de la industria eléctrica y tampoco es casual que esas gestas hayan dejado una profunda huella en el proyecto de la institución.

Más tarde, sin embargo, las cosas fueron cambiando, los gobiernos que siguieron al cardenista, centraron su objetivo principal en controlar el movimiento popular que amenazaba desbordar a cada paso los marcos del sistema. Se crearon entonces los mecanismos de control semicorporativos de obreros y campesinos que todavía padecemos, se reprimió y se sumó la movilización y la disidencia, se buscó la domesticación de la fuerza popular; al lograrse este objetivo, una vez calmados los ánimos, hubo el clima propicio para comenzar a revisar e incluso revertir importantes conquistas logradas con anterioridad y, así como la entrega de tierras a los campesinos empezó a perder su sentido original, así como la orientación de la industria nacionalizada se tergiversó para beneficiar a industriales y comerciantes el Politécnico comenzó a sufrir también transformaciones.

Durante el régimen de Ávila Camacho por ejemplo, conoce su primer sercenamiento, cuando se les desincorpora las prevocacionales foráneas, más tarde durante los regímenes de Miguel Alemán y Ruiz Cortines se le arrancaron los institutos tecnológicos regionales que se había venido creando al amparo y con la ayuda de la institución politécnica para pasar a conformar una nueva entidad de la enseñanza tecnológica distintas del IPN, comenzaba el proceso de limitación que impediría que el IPN se transformara precisamente en eso un Instituto Politécnico Nacional.

Las protestas estudiantiles que se presentaron en la década de los cincuentas fue causa directa de las limitaciones impuestas al proyecto de la institución fueron reprimidas violentamente y fueron aprovechadas por las autoridades del gobierno para quitar más terreno al Politécnico, de esta forma desapareció el internado en 1956, como se recordará el internado era el principal intento por incorporar hijos de obreros y campesinos de escasos recursos a la educación y constituía uno de los principales pilares con el objetivo de hacer una institución popular indispensable para las clases empobrecidas y no se cuenta con recursos de este tipo. Durante el régimen de López Mateos y como producto de la renovada necesidad de técnicos para el desarrollo de la industria el IPN, reconoció, conoció un repunte relativo, pero limitado, que por lo demás fue anulado en gran parte por el rencoroso dictador de fines de los sesentas, Gustavo Díaz Ordaz, quien fue el impulsor de la desincorporación de las prevocacionales urbanas del IPN, que habían sido responsables de parte de la frescura del movimiento estudiantil de 1968, que contó con la participación de miles de jóvenes de esas escuelas, con

Luis Echeverría Alvarez empezó un nuevo ascenso de la educación tecnológica, ligado a las orientaciones centrales de ese gobierno, significadas por sus intentos por sustituir importaciones y desarrollar ciertas ramas de la industria, sin embargo, ello no redundó en un desarrollo histórico del IPN, el gobierno tenía miedo a una mayor manifestación de la institución y aunque apoyó y desarrolló al IPN ello fue menor medida que otros desarrollos tecnológicos a los que paradójicamente el IPN había ayudado a crear.

Esta misma orientación se seguiría durante el régimen de José López Portillo, quien ya no pensó en el IPN cuando se trata de crear escuelas técnicas intermediarias, alternativas a una educación superior que muchos ya no podrían conducir, en vez de ello proliferación centros de desarrollo tecnológico, agropecuarios y se desarrolló como nunca el esfuerzo de la iniciativa privada en este terreno, como ha sido el caso de los tecnológicos de Monterrey y muchas otras instituciones privadas en 1979, finalmente se crea el CONALEP, y aquí llegamos al México de hoy, un México herido que padece una estructura esencialmente injusta y una economía construida sobre las bases de errores y desatinos subordinada, dependiente y frágil.

Que distancia hay de ese México de la época cardenista que se planteaba construir y transformar instituciones teniendo por delante un futuro por lo menos prometedor, hoy vivimos a la defensiva, buscamos alternativas que impidan el hundimiento de nuestra nación, entres las grandes ideas entre comillas, que se le han ocurrido para salir del atolladero, está aquella para corregir las desviaciones de la economía nacional, cómo, pues impulsando el desarrollo de las industrias no petroleras con objeto de acrecentar sus exportaciones y así allegarse de recursos para seguir pagando la monstruosa deuda que nos agobia y si algo sobra, volver a crecer.

Independientemente de los resultados de esta estrategia, dudosa para nosotros, en la medida en que está sentada sobre la base de mayores endeudamientos, hay una cosa cierta, será necesaria para esa orientación la modernización de la rezagada planta industrial, sin esa no se puede lograr competitividad alguna de los productos que se piensan exportar.

En este contexto era de esperarse que se contemplara la nueva orientación de manera global, porque si uno quiere construir una carreta primero tiene que tener la idea de sus realización, luego los materiales y finalmente los caballos, aquí sin embargo, actúo de manera distinta, porque cuál es uno de los requisitos indispensables para un desarrollo de la industria que sea verdaderamente nacional, no es el caso el impulso de la educación y la investigación técnica, lo es; máxime cuando es de todos sabido que las metrópolis imperialistas destinan grandes cantidades de sus recursos nacionales a la investigación y a la ciencia, si se pretende un desarrollo industrial mexicano lo menos que puede hacerse es pensar cómo construir mejores instrumentos que nos permitan por lo menos comenzar a competir con la tecnología extranjera, de otra manera cualquier desarrollo y modernización o reconversión o como se le quiera denominar estará denominada por el capital y la tecnología extranjera y no apuntará más que a una mayor dependencia, sorprendentemente al gobierno no se le a ocurrido que esta sea una prioridad del tamaño que se requiere, en vez de crecer los presupuestos para educación han decrecido en términos reales, durante todo este sexenio, ya sabemos lo que esto ha provocado, en la Universidad por ejemplo, el Rector Carpizo halló la situación financiera de la UNAM, tan crítica que comenzó a plantear la elevación de las cuotas para resolver en parte el problema.

Hoy por falta de recursos, no hay otra salida, al conflicto de reducir el número de estudiantes, para lo cual ha propuesto una serie de medidas que han encontrando el rechazo popular de los estudiantes. Pero no sólo se ha reducido el presupuesto de la Universidad, sino el de la educación en términos reales, también el Politécnico, supuesto rector del desarrollo tecnológico, se ha reducido en varios órdenes.

En primer término ha disminuido de manera alarmante la cantidad de recursos destinados a la investigación e infraestructura de la enseñanza, pues el 90% de los fondos del IPN, se usan para el pago de los servicios personales, esto es, salarios, prestaciones, etcétera, el 90%.

Si algún gobierno se ha caracterizado por voltear a nuestra institución, es éste, pues el presupuesto ejercido por el IPN, bajó en términos reales un 15% entre 1980 y 1985, se suponía que la presente administración e Instituciones como IPN deberían jugar un papel fundamental, sobre todo por lo que ya dijimos de la reconversión industrial, se suponía que el IPN debería haber sido sacado de su ostracismo que se remota ya varios años atrás y que deberá hacer conocido un nuevo repunte, que si bien, tal vez no hubiera alcanzado para recuperar el proyecto original, entendido esto como una institución popular y nacional, por lo menos sí hubiera significado una ascensible mejoría, en vez de ello el IPN juega un papel cada vez menos importante para la vida nacional en 1980,contó con un presupuesto que ejercía el 0.13 del producto interno bruto, mientras que hoy absorbe el escasísimo 0.1%, de producto interno de la nación. Y esto pudiera parecer que es inverosímil, pero significa en pesos lo siguiente: en 1980 1096.304 millones de pesos y en 1985, 932.275 millones de pesos.

Claro, esta realidad, ante esta realidad afloran los problemas de la institución del total de profesores politécnicos, sólo 5 se dedican

a la investigación y ese porcentaje en relación al alumnado no alcanza siquiera el 1%. La mayoría de las instalaciones, talleres y laboratorios de todas las escuelas, están sumamente deteriorados, además la deserción es muy grande, sobre todo al nivel de los trimestres segundo y tercero del bachillerato, porque el politécnico no tiene capacidad para apoyar con recursos a hijos de obreros y campesinos pobres, que no pueden sufragar carreras largas para sus hijos, ni siquiera las becas pueden pelear esta realidad, pues le son regateadas a la institución por el Gobierno Federal y las mismas van totalmente rezagadas en relación a la inflación, además de que son demasiado pocas. Que poco queda del espíritu original del Instituto Politécnico Nacional.

Hay grandes vicios en la docencia politécnica, producto de la escasez de financiamiento, los cursos de regularización de profesores son mínimos y mal planeados, y si bien, se han revisado los salarios del personal docente, los mismos siguen siendo insuficientes, porque campea el chambismo en el instituto y por donde se hace casi imposible generar una mayor profesionalización de los educadores. Los atractivos que ofrece el Politécnico a los profesores son prácticamente nulos, pues la política de estímulos en los hechos, es casi prácticamente inexistente, ello provoca que muchos de los mejores elementos del instituto se vayan al extranjero o a otras instituciones de educación, en donde las oportunidades de desarrollo personal son mejores. Y aun para los profesores que en un gran esfuerzo pugna por mantenerse en su instituto, no hay muchas oportunidades de desarrollo, no sólo porque en el Politécnico se padece de vergonzosa situación del compadrazgo en gran escala, el vicio que no reconoce capacidad sin influencias, sino porque el profesor no tiene la infraestructura necesaria para aportar sus conocimientos a la institución. En efecto la obra editorial del IPN es demasiado magra, y el apoyo para materiales didácticos no alcanza para mucho. Otra gran lacra que nuestro Politécnico no ha podido erradicar, es la del porrismo, la práctica de utilizar a jóvenes estudiantes por determinados grupos para que golpeen a la disidencia y acallen a los descontentos.

El IPN está congelado, como lo muestra el hecho de que en 10 años no se han creado carreras nuevas en la institución. O peor aun que no se han reformado ni un solo programa de estudios de todas las carreras, como va a competir así el Instituto Politécnico Nacional con la tecnología extranjera, cómo va a poder cumplir entonces un papel nacionalista y popular, ese es el regalo del gobierno al Politécnico en sus 50 años, esta amarga realidad, y cuando hablamos de competir no se vaya a pensar que hablamos de la simple defensa de la camiseta eso sería una vanalidad sin sentido alguno, absurda por donde se le quiera ver, no, cuando hablamos de competir estamos hablando en un sentido genético, pues, ni el Politécnico ni la Universidad ni aún los Conalep, Cecits, Cecats y demás están en condiciones de desarrollar tecnología propia en la cual asentar el desarrollo nacional que promete el gobierno mexicano, señores y señoras diputados, compañeros de la comunidad politécnica y autoridades de nos acompañan: Así, así no se puede caminar mas que como los cangrejos, urge cambiar de raíz esta penosa situación de nuestras instituciones educativas, como la que hemos descrito en el caso del IPN, no es recortando a la UNAM o al IPN, como vamos a mejorar es sustancialmente el estado en que se encuentran estas instituciones, tampoco debemos caer en el fácil recurso de tomar medidas de aparente superación académica como las que se han tratado de instrumentar en la UNAM, y que se plantea también incorporar al Instituto Politécnico Nacional y que en la práctica no llevan más que al adelgazamiento de las matrículas y al supuesto alivio de la difícil situación de las instituciones. Esta puerta falsa ya está probando sus limitaciones, en la UNAM, donde ha encontrado un amplio y masivo rechazo de decenas de miles de estudiantes.

Si se pretende imponer en el Politécnico encontrará muy probablemente la misma respuesta, en lugar de tomar medidas técnicas de supuesta superación académica que no apuntan a la solución del problema de fondo de la educación, mejor habría que ir a nuestras raíces politécnicas para buscar opciones y combinarlas con otras experiencias, que bueno sería que por ejemplo: se rescatara el concepto popular original del Politécnico y se extendiera a todo el sistema de educación superior, que bueno fuera que se implantara un esquema de apoyo a los estudiantes de menores recursos que podrían ir desde el mejor, mejores y más becas, hasta comedores gratuitos e incluso la reimplantación de casas de estudiantes e internados totalmente sufragados por el Estado.

El hecho,.. (Aplausos), el hecho de que el estudiantado tuviera mínimamente resuelto su problema de subsistencia, si que elevaría la calidad de la enseñanza y no medidas que pretenden expulsar a los de menores recursos para convertir así la educación superior en el lugar de acceso de una élite, que bueno fuera también, por otra parte, que el Instituto Politécnico Nacional, reorientará su enseñanza para servir realmente al pueblo y no como es actualmente en muchos casos que está el servicio de una serie de burgueses, ladrones, mezquinos que no reinvierten en nuestro país. (Aplausos).

Por otra parte, si se está pensando en un desarrollo industrial fundamental porqué solo

se está planeando aumentar substancialmente la inversión pública directa y no el presupuesto de las instituciones de la educación en general pero sobre todo las de educación superior, sin recursos suficientes para el Politécnico y otras instituciones, la reconversión o modernización industrial nacionalista es una quimera, una verdadera transformación del IPN, que le permita recuperar su proyecto original como auténtico rector de la economía de la educación tecnológica a nivel nacional que le posibilite formar cuadros que requiere un desarrollo industrial real, que le permita la excelencia académica y una formación integral, técnica y cultural de profesores y alumnos, no será posible mientras se sigan saboteando los enormes esfuerzos de la comunidad politécnica, al ahorcar a la institución desde el punto de vista financiero, estamos convencidos de que si hay otra vía para el desarrollo y subsistencia de la institución, porque aún con todos los ataques de que ha sido víctima, a pesar de todos los estrenamientos a su proyecto original, el Poli sigue siendo y seguirá siendo uno de los principales pilares de la educación superior en México. (Aplausos.)

Será necesario, empezar un esfuerzo fundamental para reestructurar la institución, democratizarla, contemplando todas las posibilidades incluida la de la autonomía, será necesario limpiar de vicios a nuestra institución y reestructurar todo el objetivo y la filosofía del Instituto Politécnico Nacional con objeto de que recobre su sentido original sin embargo, para este esfuerzo titánico, se debe de complementar con recursos financieros, señoras y señores, no se pueden construir castillos en el aire. Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. presidente: - Tiene la palabra la C. diputada Gabriela Guerrero Oliveros, del Partido Popular Socialista.

La C. Gabriela Guerrero Oliveros: - Señor presidente, señoras y señores diputados, distinguidos invitados, queridos politécnicos. Con profunda emoción y orgullo abordo en esta oportunidad a nombre de la Fracción parlamentaria de mi partido, el Partido Popular Socialista, la más elevada tribuna de la patria, porque se trata de conmemorar en esta sesión solemne de la Cámara de Diputados, la más auténtica representación del pueblo, el L aniversario de mi querida casa de estudios, el Instituto Politécnico Nacional.

Una institución educativa se valora no sólo por sus escuelas, laboratorios y talleres, por magníficos que éstos sean, o por sus planes de estudio, programas y maestros que aspire a formar estudiantes a nivel de excelencia, sino también, y ésto es lo más importante, por la doctrina y la ideología en al que se precisan con claridad sus objetivos y el papel que desempeñan en el desarrollo de un país.

Si para hacer un Balance de la vida del Instituto Politécnico Nacional y trazar su perspectiva, no miramos ni analizamos su pasado, para encontrar las razones que le dieron origen y precisar su vinculación con las luchas históricas de nuestro pueblo, podría parecer entonces que el Politécnico surgió de una manera caprichosa, en un momento circunstancial de la vida del país.

El Instituto Politécnico Nacional y la educación técnica revolucionaria que lo nutre, hunden sus raíces hasta el siglo pasado y se sitúan en el año 1867, como uno de los factores primarios de la restauración de la República, después de que el pueblo mexicano en armas, bajo la guía luminosa de Benito Juárez, venciera en el campo de batalla, primero a los conservadores y después a la intervención extranjera, echándose a cuestas el gran Patricio, la consolidación de la nación y su fortalecimiento en lo político, en lo económico y en lo cultural.

De esa manera, si el país aspiraba a una senda amplía de progreso, tendría que trasformar, entre otras cosas, el instrumento formador por excelencia de la cultura, que es la escuela, para crear un tipo de educación correspondiente a la nueva estructura que se estaba construyendo para el desarrollo económico del país.

La antigua escuela, incluido en ella el Real Seminario de Minería, fundado por los peninsulares en 1762 para explotar aún más la riqueza de nuestro territorio, al que algunos pretenden ubicar como el primer paso hacia esta nueva forma de educación, provenía de la concepción política, económica y cultural de la Colonia y no correspondía en lo absoluto a las nuevas condiciones creadas en el país. La educación colonial no estaba fundada en la enseñanza correspondiente alcanzada en la misma época en otros países, y no estaba orientada a desarrollar los elementos de la nación que estaban presentes ya entonces, de un modo potencial y que llegaron a plasmarse después de la Revolución de Independencia. No era, pues, la enseñanza nacional en el sentido estricto del término y todavía medio siglo después, en el momento que fijamos como punto de partida de la educación técnica, la educación no lograda elevarse a la categoría de instrumento impulsor de los elementos de la nación, sino impulsor de los elementos de la nación, sino que arrastraba consigo, muchos de los vicios viejos de la educación colonial.

El Gobierno de Juárez, al triunfo de la República, se encontró, entonces, ante la necesidad de crear un sistema educativo distinto, en contraposición al sistema predominante. La tarea la emprendió a todos los niveles desde la primeras letras, hasta la educación superior. una de las realizaciones más fecundas de aquel período de ascenso de la

Revolución de Reforma, fue en la creación de un conjunto de escuelas de artes de oficios, entre ellas la Escuela de Artes de Oficios para varones, que impartían un nuevo tipo de educación, orientada al desarrollo de la economía nacional que atendía, claro está, a las formas de producción predominante, pero estaba abierta la enseñanza de las disciplinas científicas y a sus aplicaciones técnicas. En este sentido, la Escuela de Artes y oficios para Varones fue todo un símbolo al ubicarse en la que fuera Convento de San Lorenzo, asiendo de la vieja educación (hoy el número 38 de la calle de Allende), e incluir en sus programas disciplinas básicas como la aritmética, el álgebra, la geometría y la trigonometría. Esta puede considerarse como la simiente, el origen de las escuelas técnicas como la Escuelas de Ingenieros Mecánicos y Electricistas, que constituyó, en su momento, junto con otras, la columna vertebral del Instituto Politécnico Nacional.

Sin duda alguna, en la historia de la educación mexicana no existe ejemplo mejor de una institución educativa, que haya reflejado del modo más fiel las transformaciones del país en lo económico y en lo social, que la creada por Juárez y fortalecida y desarrollada por el General Lázaro Cárdenas, que, siguiendo muy de cerca estas transformaciones, establecía carreras técnicas necesarias para la industria y en general a la economía del país en un momento dado, y en ocasiones adelantándose a las perspectivas de avance industrial, incluía en sus planes de estudio, programas y carreras que no representaban una necesidad imperiosa en aquel instante, pero, en cambio, abrían una posibilidad de aplicación en el futuro inmediato, llegando así a ser un factor importante en la creación de las condiciones requeridas para el avance posterior de la industria.

Después de la dictadura de Porfirio Díaz, etapa durante la cual se produjo notorio rezago es el proceso del liberalismo económico iniciado por Juárez, cayéndose en un nuevo latifundismo improductivo, en un régimen semifeudal, y en la entrega de nuestras mejores riquezas naturales al capital extranjero, que para explotarlas mejor, implantó e impulso, con técnicos y tecnología ajenos, los más avanzados medios como son: el telégrafo, los ferrocarriles, la electricidad y los instrumentos de explotación, perforación y explotación petroleras, se produjo una nueva etapa de la revolución, la Revolución Mexicana de 1910, que pretendía, como las dos anteriores, romper la estructura económica que ahogaba el país, buscando cauces nuevos para alcanzar los tres objetivos presentes, durante todo el proceso de la nación desde la Independencia: la elevación del nivel de vida del pueblo, la ampliación de su vida democrática y la conquista de la independencia cabal y completa de México. "Apenas concluida la etapa armada, y otra vez en la Reforma, al iniciar la restauración del país en sus tres aspectos esenciales del desarrollo; el político, el económico y el cultural, las fuerzas avanzadas y revolucionarias complementaron la exigencia de resolver el problema de la educación y la cultura de forma tal, que respondiera a las nuevas necesidades y aspiraciones populares; pero en esta vez, lo que tenía que hacer era elevar de rango la obra que inicio Juárez y que se había debilitado, aun cuando sin extinguirse durante el Porfiriato; la enseñanza técnica, que para entonces contaba con seis escuelas industriales, dos de comercio y cuatro de artes y oficios. "así fue que en el año de 1916, el jefe constitucionalista Venustiano Carranza, pequeño burgués rural que por su formación intelectual aspiraba a construir en México moderno, elevó de rango la vieja escuela de Artes y oficios para Varones, transformándola en Escuela Práctica de Ingenieros Mecánicos Electricistas. Un año más tarde, la Constitución de 1917, con sus artículos 3o., 27, 123 y 130 se convierte en la más avanzada de las constituciones del mundo de su tiempo, al plasmar en un cuerpo jurídico el carácter antiimperialista, nacionalista popular y democrático de la Revolución.

A ningún estudioso del proceso histórico de la educación técnica en México, puede extrañar entonces, que fuera la clase obrera, organizada ya en la primera de sus grandes centrales, la Confederación Regional Obrera Mexicana, la que se preocupaba o profundidad con el nuevo tipo de enseñanza que respondiera esos principios revolucionarios contenidos en la Constitución, la enseñanza técnica, y correspondiera a quien ya se proyectara como ideólogo genial y pensador profundo, el maestro Vicente Lombardo Toledano, entonces Presidente de la Comisión de Educación de esta central, darle, por primera vez, sustentación teórica en la sexta convención de esta organización, efectuada en noviembre de 1942, en Cuidada Juárez, Chihuahua. Días antes, en 1o. de septiembre de 1924, el Presidente de la República, general Alvaro Obregón, en su último informe de gobierno, explicaba que se había declarado obligatoria la enseñanza industrial "a fin de tener la capacidad técnica indispensable para explotar ventajosamente las riquezas del país y procurar hacer de México un productor de artículos manufacturados, en vez de ser como ahora sucede - afirmaba - importador de muchas manufacturas para las que se utilizan nuestras materias primas."

En su tesis, el maestro Vicente Lombardo Toledano sostenía que la educación técnica se había generalizado en todos los países del mundo al grado de considerarla como la educación verdadera, supuesto que da las armas para vivir produciendo bienes reales.

Más adelante, afirmaba que la preparación técnica de los obreros no sólo significa su

emancipación espiritual y económica, sino la única posibilidad de que alguna vez las organizaciones mismas de trabajadores puedan, por su propio esfuerzo, dirigir empresas en las que trabajen, sin temor a fracasos por falta de conocimientos en economía industrial, Inútil es decir, expresaba el maestro, que la educación técnica de que se habla, es la relativa a los centros fabriles que requieren empleo de grandes maquinarias y, por su naturaleza misma, ya sea en el campo o en la ciudad, imprimen condiciones semejantes de vida y organización para todos los individuos que los constituyen.

Ciertamente, observaba premonitoriamente el maestro Lombardo, estas escuelas deberán establecerse en lugares cercanos a las grandes industrias establecidas o en los sitios en donde un estudio inteligente y previo los señale como focos futuros de grandes industrias o de importancia económica general.

Puede decirse, terminó expresando en su tesis el maestro Lombardo Toledano, que estas escuelas deben preparar el ejército industrial, desde el último operario hasta el director de la empresa. Sólo así podrá exigirse en lo futuro a las negociaciones, extranjeras y nacionales, el empleo, preferente de operarios mexicanos, cuando la competencia pueda establecerse con ventaja por nuestros compañeros, frente a la capacidad de cualesquiera de los trabajadores de otros países.

Dicho esto, señoras y señores diputados, en el año de 1924, adquiere el carácter de toda una sustentación teórica respecto a lo que el Instituto Politécnico Nacional debería ser, y constituyen un revés para todos aquellos que, por mezquindad, resentimiento o interés de clases, pretenden ocultar la aportación que el maestro Vicente Lombardo Toledano hizo en la teoría y posteriormente en la práctica para la fundación y desarrollo de esta nuestra querida institución.

1924, entonces, fue, como 1867 antes y 1936 después, un hito en la historia de la educación técnica en México, ya que, además de los hechos antes señalados, en aquel año, el general Alvaro Obregón fundó, en los terrenos del viejo Casco de Santo Tomás, el Instituto Técnico Industrial, el ITI, que constó con una inscripción inicial de 61 alumnos para alcanzar dos años después, la cantidad de 1,546.

Posteriormente, en el año de 1933, en su afán de sustentar en la ciencia el desarrollo de la cultura en México y de abrir carreras de tipo nuevo en las instituciones de estudios superiores, al maestro Lombardo Toledano llevó al Congreso de las Universidades en la ciudad de Xalapa, una trascendental iniciativa para incorporar estas instituciones a la etapa de construcción revolucionaria, que después de un prolongado debate teórico, fue aprobada por absoluta mayoría, pero derrotada después, mediante la expulsión por el uso de la fuerza, del seno de la Universidad no sólo del maestro Lombardo Toledano, sino de otros insignes universitarios y distinguidos hombres de ciencia y profesores entre los que se encontraba el joven catedrático y destacados biólogo Leopoldo Ancona, quien hoy nos honra con su presencia en esta sala.

Uniendo la teoría a la práctica, este selecto grupo de universitarios, encabezado por el doctor Vicente Lombardo Toledano, crea en 1934 la Universidad Gabino Barrera, con escuelas de nuevo tipo, tales como la Escuela de Ingeniería Municipal, y la de Bacteriología. Esta última escuela, después de múltiples vicisitudes, por impulso del mismo maestro Lombardo Toledano, se integran a la Universidad Obrera de México y después pasa a formar parte del naciente Instituto Politécnico Nacional, bajo la dirección de su creador y más entusiasta impulsor, el ingeniero Juan de Dios Bátiz, sin que para ello mediara de decreto alguno, sino únicamente la autorización para incrementar el presupuesto del Departamento de Enseñanza Técnica Industrial y Comercial , de la Secretaría de Educación Pública, del cual era el jefe el ingeniero Bátiz con motivo de su integración.

De esta manera señoras y señores diputados, el Instituto Politécnico Nacional fue forjado en la teoría y en la práctica, por maestros normalistas, por ingenieros militares y por universitarios que supieron serlo, tales como el Ingeniero Wilfrido Massieu, el general e ingeniero Miguel Bernard, el destacado hombre de ciencia Guillermo Haro, el ingeniero Carlos Vallejo Márquez, la profesora René Rodríguez de la Rosa, el profesor Diódoro Antúnez, el maestro Vicente Lombardo Toledano, y por supuesto el general e ingeniero Juan de Dios Bátiz.

Desde su fundación hasta la fecha, las aportaciones del Instituto Politécnico Nacional al desarrollo de México en todos los ámbitos de su vida económica, política y cultural son suficientemente conocidas, reconocidas y valoradas por todos. En esta misma sesión solemne, estas aportaciones se han ponderado, al mismo tiempo que se han puesto de relieve sus luchas y su éxitos así como sus carencias y sus limitaciones.

A lo largo de estos 50 años, y a partir del Instituto Politécnico Nacional, se ha generado en toda la República, un número creciente de escuelas e institutos tecnológicos que cubren más del centenar de carreras profesionales derivadas de las necesidades industriales todo un sistema de enseñanza técnica, con el Instituto Politécnico Nacional como su verdadero y efectivo rector.

Sin embargo, señoras y señores diputados, sí ha sido importante hablar de la historia de

la educación técnica y del Instituto Politécnico Nacional, más lo es todavía hacerlo de lo que deben ser para los años venideros. Por ellos, no podemos dejar de señalar que vivimos una etapa peculiar del desarrollo social, en la que, como nunca antes, se plantean interrogantes, que nos llenan de inquietud, respecto del porvenir de la humanidad, ya que el hombre ha adquirido la capacidad de aniquilar la vida en la Tierra, pero también la de hacerla florecer como solamente cabía en la imaginación de los grandes poetas.

Es así cuando intentamos dirigir nuestra mirada al futuro para precisar el camino que han de seguir el pueblo y sus instituciones en su constante lucha por una vida mejor, nos vemos obligados a caracterizar lo esencial de nuestro tiempo y la dirección principal de los procesos para que las decisiones que se han de tomar, se sustenten en bases objetivas y sean factor de progreso, no de retroceso social.

A la manera como aconteció en los umbrales de la ciencia moderna, que rompió con el régimen feudal y abrió el caudaloso cauce de una revolución industrial que todo lo transformó, los teóricos atentos a los cambios científicos de ahora y a lo nuevo que surge en la vida social, han coincidido en calificar como una revolución científico - técnica a las transformaciones radicales que se operan no sólo en la ciencia y la técnica, sino también en la producción y aún en la vida cultural.

El calificativo de revolución científico - técnica es justo porque cuantitativa y cualitativamente los cambios que se están produciendo y se habrán de producir en el mundo, son cada vez más profundos, más amplios y están adquiriendo grandes proporciones.

Esto es así porque la actual revolución en la ciencia, que tuvo su arranque a principios de nuestro siglo, se ha fundido en un todo único, con las revoluciones en la técnica, que se generan en cascada a partir de los años cuarenta. La interacción ciencia - técnica - producción se refuerza y adquiere un nuevo nivel, disminuyendo el tiempo entre la generación de la idea científica y su aplicación en la producción, expandiéndose la ciencia a las esferas de la administración y organización de la producción. Se transforman radicalmente los objetos de trabajo y los instrumentos y medios de producción y cambian por tanto el carácter y contenido del trabajo al convertirse la producción, de simple proceso laboral en verdadero proceso científico, lo cual eleva las exigencias de instrucción general y técnica de los trabajadores. La información, señoras y señores diputados, adquieren nivel de actividad científica en relación con el control y organización de la producción social. Se entra de lleno al campo de la cibernética, la sistemática y el hombre rebasa los estrechos límites de la Tierra e investiga el Cosmos, y desde ahí, desde el mejor punto de observación, el hombre investiga a la tierra misma.

De esta manera, vemos, como expresión profunda de estos cambios, que la función social de la ciencia ha pasado de ser base de la cultura y fuente de mejoramiento de la técnica y la tecnología, a fuerza productiva directa; que hemos llegado a la Era de creación de materiales sintéticos con propiedades nuevas y muchas veces muy superiores a las de los naturales; que la fuerza del hombre se ha magnificado con nuevas y portentosas fuerzas de energía; que la producción dejar de ser objeto directo de la actividad del hombre; que la capacidad de análisis y cálculo de éste, se agiganta con el empleo de las máquinas; y que la dirección y administración de la producción se realiza ya en forma científica.

Por supuesto, señoras y señores diputados, que este proceso no ha surgido espontáneamente, sino como resultado del progreso social y también de las revoluciones que se operaron antes por separado en las ciencias naturales y en la técnica, las cuales a su vez, sólo han sido posibles porque ese progreso social ha creado las condiciones propicias para su desarrollo impetuoso.

Sin embargo, una vez que ha entrado de lleno en el escenario de la historia, la revolución científico - técnica se transforma en motor que acelera vertiginosamente el desarrollo social, y establece las premisas materiales y técnicas para superar el contraste entre el trabajo intelectual y el físico, entre las esferas de los conocimientos tecnológicos y los de la producción, y las diferencias substanciales entre el campo y la ciudad.

Esta revolución científico - técnica ¡hacia dónde se orienta hoy? se orienta hacia el descubrimiento y la utilización de nuevos tipos de energía; hacia la creación y empleo de nuevos materiales con propiedades prefijadas; hacia la autorización integral de la producción y el empleo de los robots industriales; hacia el dominio de la luz para múltiples propósitos técnicos, hacia el perfeccionamiento de las computadoras, a las que se les dejan las funciones lógicas elementales del hombre; hacia la biotecnología y la ingeniería genética, a través del conocimiento de las leyes de la herencia; hacia la conquista del Cosmos para el conocimiento y cuidado global de las riquezas de nuestro planeta.

Las consecuencias, de esta revolución en los países desarrollados, escenario principal de este proceso peculiar de nuestro tiempo, son múltiples y variadas, en dependencias del sistema social y los intereses de clase predominante. En los países socialistas se le está transformando, conscientemente en instrumento fundamental para la aceleración planificada del desarrollo social y para la emulación pacifica

con el capitalismo. En cambio, en el campo capitalista, es un medio para llevar la carrera armamentista, a una fase cualitativamente nueva, y una arma que los monopolios transnacionales están empleando en su gigantesca batalla por la hegemonía y por el control de los mercados internacionales. Es decir, en el primer caso, la revolución científico - técnica está sirviendo a los intereses del presente y sobre todo del porvenir, en cambio, en el segundo, se le emplea para el objetivo del conservar el pasado.

Si este es, señoras y señores, el escenario de la ciencia y la tecnología en el mundo que nos ha tocado vivir, cabe preguntarnos ¿qué efectos y consecuencias se producen por la revolución científica - técnica en los países en vías de desarrollo como el nuestro, y qué papel debe desempeñar en ellos la ahora más necesaria e indispensable educación técnica?

En el caso de México, señoras y señores, que depende económica y tecnológicamente, en alto grado, de los monopolios transnacionales y sufre las agresiones del imperialismo, particularmente del norteamericano y actualmente del Japones, las consecuencias de causa a efecto por las aplicación de la revolución científico - técnica en los Estados Unidos, que ellos denominan revolución industrial debido al interés que tienen de que no se adviertan los cambios revolucionarios que producen en otros ámbitos, no se ha hecho esperar: además de una drástica disminución en la demanda y en los precios de nuestras materias primas y un aumento creciente de los precios de los productos manufacturados que importamos, pretenden imponernos una estructura de país maquilador, a pretexto de abrir fuentes de trabajo y transferirnos tecnología. Lo que realmente tratan de hacer, señoras y señores, es aprovechar la mano de obra barata y las facilidades fiscales que se les otorgan en México, para realizar las fases de producción que no pueden ser automatizadas o que aún no les resulta económicamente ventajoso hacerlo así, poniéndonos como ejemplos deslumbrados a Corea del Sur, a Taiwán y a Hong Kong, que, en la práctica, como todos sabemos, son verdaderas colonias norteamericanas.

La otra consecuencia peligrosa de la automatización de las plantas de los Estados Unidos y otros países capitalistas altamente desarrollados, es la de que, intentando para México una llamada revolución industrial, pretenden hacernos receptores de sus plantas de desecho, para ilusionarnos con una falsa modernización y evitar que realicemos esfuerzos reales para disminuir la brecha que nos separa de un verdadero avance tecnológico.

Es así, señoras y señores, que México enfrenta el más grave desafió en sus 7 décadas de vida revolucionaria, o sea incorpora la revolución científico - técnica, en la medida de sus posibilidades y en función de sus objetivos, y da un nuevo salto hacia el progreso independiente, o sucumbe como nación soberana, víctima de los monopolios transnacionales, que con la falsa tesis de incorporarnos a aquella revolución por la vía de la revolución industrial, nos pretenden obligar a transformarnos en país maquilador, a comprarles las tecnologías y plantas industriales que ya están siendo obsoletas en sus países de origen, o vendiéndonos equipo de alta tecnología que sólo podemos usar, operar o mantener, con el pueril engaño de que estos pasos tienden a incorporar a México a la tecnología de vanguardia. Tales son los casos que todos conocemos, de los satélites Morelos y de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde.

El problema que tenemos enfrente, señoras y señores diputados, es entonces similar al que tuvo Benito Juárez con los hombres de la reforma en 1867 ante la necesidad de romper definitivamente, con los resabios del régimen colonial y entrar de lleno a la etapa de liberalismo, o al que en 1936 tuvo frente a si Lázaro Cárdenas cuando debió abrir de par en par las puertas al surgimiento del sector estatal de la economía por la vía de las expropiaciones y las nacionalizaciones, abandonando el liberalismo clásico y la economía de mercado; etapas ambas en la que mucho tuvo que ver, y así fue comprendido entonces, un nuevo sistema educativo, que fue precisamente en 1867 el inicio de la educación técnica y, con base en ella, en 1936, el Instituto Politécnico Nacional.

Ahora, señoras y señores, que en el campo de la economía, aun cuando no se quiera o se le pretenda ocultar, pugnar por predominar en el país tres fuerzas definidas: las grandes empresas transnacionales y las inversiones extranjeras., el débil sector privado profundamente penetrado por el capital extranjero, y el sector estatal de la economía, que ha sido el verdadero motor de nuestro desarrollo y al que se pretende adelgazar para facilitar el camino a un ya, imposible liberalismo económico impulsado desde el exterior, es necesario saber cómo, sobre la base de que tipo de educación podemos incorporarnos, de manera oportuna, a la revolución científico - técnica, a fin de superar nuestro atraso tecnológico y cerrar la brecha que nos separa de los países mas adelantados.

Nuestra experiencia nos enseña que no es por la vía de los monopolios y las empresas transnacionales por la que podemos avanzar hacia nuestra independencia económica y tecnológica, pues su interés es precisamente el contrario, el de supeditarnos permanentemente, cambiando la estructura económica y aun política que ha aportado el pueblo con sus revoluciones y su sangre.

Tampoco podemos apoyarnos en la empresa privada nacional, tal como lo pretenden algunas autoridades y funcionarios de diferentes niveles del propio Instituto Politécnico Nacional, pues además de su debilidad económica la burguesía que la dirige tiene una mentalidad semicolonial, que la hace aspirar a la máxima ganancia con el mínimo esfuerzo, que le nulifica su capacidad para actuar en funciones del futuro. Su actitud tradicional de indiferencia hacia la ciencia nacional, es muestra elocuente de esta incapacidad.

De manera, señoras y señores, que México no tiene alternativa. Debe hacer el esfuerzo de incorporarse al proceso de aceleración de la vida social, por el camino que su historia le ha trazado y con los instrumentos e instituciones que el pueblo ha forjado en sus luchas revolucionarias; el sector estatal de la economía y el Sistema Nacional de Educación Técnica, encabezado por el Instituto Politécnico Nacional.

¿Podemos nosotros, puede México incorporarse a la revolución científico - técnica, y apoyarse en ésta para alcanzar sus objetivos históricos?

El Partido Popular Socialista afirma que sí, que sí tenemos capacidad probada para tal empresa que la historia deparó a esta generación de mexicanos. Esta firma convicción se nutre de nuestro conocimiento de que en el Instituto Politécnico Nacional laboran destacados hombres de ciencia que en México y en extranjero dan lustre a su país y a su alma mater, por su trabajo o por los frutos de éste, o que han sido objeto de premios en reconocimiento al innegable valor de sus aportaciones creadoras a la ciencia y a la técnica, muchos de los cuales nos distinguen con su presencia en esta sesión solemne con la que la Cámara de Diputados honra al Instituto Politécnico Nacional, uno de los mejores frutos de la Revolución Mexicana, en ocasión del 50 aniversario de su fundación.

Pero no sólo es por esto, sino fundamentalmente, porque México tiene las condiciones objetivas para esta tarea: por un lado, el sector estatal de la economía, factor y base de nuestro desarrollo contemporáneo, y por el otro, un amplio sistema educativo del mismo Estado, coronado por decenas de instituciones de educación superior y de investigación científica que cubren todo el territorio nacional, de entre las cuales el Instituto Politécnico Nacional, tiene el lugar de mayor responsabilidad, reconocido jurídicamente al otorgársele el papel de rector del ya vigoroso sistema de educación tecnológica.

¿Qué es entonces lo que debemos hacer?

A juicio del Partido Popular Socialista, en primer lugar, se debe reconocer que la técnica y la tecnología sólo se desarrollan en estrecha vinculación con la producción y los servicios, es decir, que no son una cuestión ni abstracta ni especulativa. En otras palabras, sólo comenzaremos a andar el camino del desarrollo tecnológico cuando las empresas y organismos estatales decidan satisfacer sus urgentes necesidades de modernización, productividad y calidad por esfuerzo y camino propios, en lugar de recurrir al fácil pero ya inútil expediente de la importación de plantas y equipos industriales.

Si por una política equivocada, no se deciden las empresas estatales a emprender este camino, o lo que es peor, el imperialismo logra su objetivo de destruir el sector estatal de la economía, ya podríamos dar por cancelada la perspectiva de nuestro desarrollo tecnológico con sentido revolucionario.

En segundo lugar, se debe dar el paso avanzado de integrar un verdadero sistema de ciencia - técnica - producción, en el que cada uno de los eslabones que lo integran, desempeñe una función precisa y determinada, en sincronía y dependencia mutua con los otros eslabones, todo bajo el estímulo y motor de un objetivo común, que debe ser el desarrollo económico independiente de la nación.

La base señoras y señores diputados está dada. Contamos con la planta industrial de las empresas estatales, aún suficientemente amplia; con un vasto y experimentado sistema educativo nacional del estado y con un sector de investigación científica que se fortalece todos los días. Los que nos falta y urge integrar, es el eslabón de la técnica elevada, casi inexistente ahora, sin el cual no será posible la integración del sistema ciencia - técnica - producción ni factor determinante del desarrollo de las fuerzas productivas.

Este paso revolucionario, en el terreno de los hechos concretos, significa la creación de los laboratorios industriales y de los institutos de investigación tecnológica, en función de las necesidades presentes y previsibles de las empresas del estado y del aprovechamiento racional de nuestros recursos naturales.

En tercer lugar, para darle orientación y coherencia y hacer vigente el sistema como tal, urge crear un organismo estatal con carácter ejecutivo, que podría ser el actual Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología, a condición de eliminar sus fallas y darle nuevo rumbo y contenido, para que se encargue de impulsar estos centros de desarrollo tecnológico, y también urge otro organismo, que podría ser la Academia de Ciencias de México, cuya iniciativa, con visión histórica, hiciera suya esta Cámara de Diputados durante la XLVI Legislatura, para que organice la actividad de los hombres de ciencia, sirva de interlocutor válido en el necesario y permanente diálogo de los trabajadores de

la ciencia con el poder público, y sea la encargada de dar orientación y estímulo a la investigación científica en el país.

En este ya urgente sistema de ciencia - técnica - producción, le corresponde un papel de excepción al Sistema Nacional de Enseñanza Técnica y en particular Instituto Politécnico Nacional, que dio origen a los institutos tecnológicos regionales que integran este sistema.

Hablamos señoras y señores diputados, principalmente de las instituciones de carácter tecnológico, no por olvido de que existen otras, numerosas y respetables, que por decisión propia, tienen el status de autónomas, sino por el convencimiento de que esta situación jurídica, les impide, a pesar de su esfuerzo de elevar su calidad a rango de excelencia, fijarse objetivos en función de la lucha de esta etapa por la independencia nacional, y de que la autonomía es contradictoria con su integración en un sistema en el que, por necesidad, deben trabajar en función de intereses nacionales y concretos.

El papel de excepción que corresponde desempeñar el Instituto Politécnico Nacional y a las otras instituciones de educación superior que dependen en forma directa del estado, en el sistema ciencia - técnica - producción, reside en el hecho de que sus escuelas y centros se debe desarrollar en la investigación fundamental, la investigación aplicada y los proyectos de vanguardia, todo ello en estrecha relación de colaboración con el sector de los laboratorios industriales estatales

Y no sólo por esto, sino porque debe ser la base de sustentación del sistema al formar las futuras generaciones de nuevos técnicos y científicos que se requieren.

Para el Instituto Politécnico Nacional pueda responder a esta nueva tarea revolucionaria que corresponde a la etapa que vivimos, muchas cosas habrá que cambiar.

Una de éstas es la actividad estrecha que fuerzas del poder público han tenido con este magnifico fruto de las luchas del pueblo mexicano, las más de las veces que falta de visión, y quizá en otras representar intereses contrarios a la nación, actitud estrecha no sólo por lo ínfimo del presupuesto que se le asigna al Politécnico año con año, sino por la forma tortuosa como debe ejercerlo, que lo convierte, para todas sus tareas y particularmente para la investigación científica, en un lastre, en lugar de ser medio de organización planificación y estímulo de esta importante y dinámica actividad.

Otra; es la de abrir con amplitud nuevamente, como en su origen las puertas de sus aulas a los hijos de obreros, los campesinos, los soldados, los maestros y de todos los hombres que viven de su esfuerzo personal, con un sistema nacional de becas que les garantice su permanencia en la institución y el máximo desarrollo de sus capacidades intelectuales.

Por supuesto que no es eso todo lo que habría que hacer. También se requieren cambios intercambios internos tanto jurídica como estructural y organizativamente, para transformar, desde su base hasta la cúpula y en lo que sea menester, todos los planes y programas de estudio, los talleres y los laboratorios, para elevar la calidad académica de los maestros y los alumnos, para organizar las carreras profesionales del futuro.

Pero estamos completamente seguros de que la comunidad de investigadores y maestros del Instituto Politécnico Nacional tiene la capacidad y la pasión para hacer todos los cambios, por radicales que sean, a fin de que el politécnico precise una estrategia adecuada de fomentos de la ciencia y la tecnología, tomando en cuenta que en la ciencia, como en ninguna otra esfera de la actividad, todo depende de la selección, de la preparación y de la organización del trabajo de los investigadores, cuya característica principal es su talento creador, que hoy sólo puede dar frutos sobre la base de la más rigurosa preparación científica.

Con justificada satisfacción, señoras y señores diputados, podemos constatar que en esta tarea de avance hacia la alta investigación científica y tecnológica de trascendencia histórica, el Instituto Politécnico Nacional no partirá de cero, puesto que ya, a pesar de sus escasos recursos, incursiona exitosamente en algunos campos de la tecnología de vanguardia, tales como el de la microelectrónica, el de los láseres, el de las nuevas aleaciones el de la biotecnología, el de la biología molecular, el de la inmunología, y otras más.

Estas son, señoras y señores diputados, señoras y señoras invitados, las tareas que al Instituto Politécnico Nacional le corresponden en esta etapa de nuestra historia.

Demos estos pasos revolucionarios, audaces pero objetivos. Estructuremos el sistema ciencia - técnica - producción. Organicemos las instituciones que se requieren para implementarlo. Apoyemos al Instituto Politécnico Nacional para que cumpla cabalmente con la función fundamental que le corresponde en este sistema.

Esta sería la forma en la que el sector revolucionario de México incorporaría al país a la etapa de la Revolución Científico - Técnica. Este sería el proyecto que opondríamos a los internos del imperialismo, de emplear los frutos de la ciencia y de la técnica para hacernos retroceder en nuestras conquistas históricas y sujetarnos por tiempo indeterminado a su dominio.

Adoptemos juntas, todas las fuerzas progresistas y democráticas, estas medidas y demos la oportunidad a nuestra juventud, a nosotros maestros a nuestros investigadores, a nuestros trabajadores, de poner la técnica al servicio de la patria y ayudar, en estos tiempos de crisis y de grandes retos, a construir, con el aporte de su talento creador, esa patria con la que hemos soñado, formada por hombres sanos, preparados, alejados del temor y de la inseguridad, para que puedan disfrutar de todos los bienes de la civilización y de la cultura que la humanidad ha forjado en milenios de ascenso.

Larga y fecunda vida para el Instituto Politécnico Nacional.

Muchas gracias. (Aplausos.)

El C. presidente: - Tiene la palabra el C. diputado Miguel Osorio Marbán de la Comisión de Educación de esta Cámara de Diputados.

El C. Miguel Osorio Marbán: - Señor presidente, señoras y señores diputados: Qué importante que la juventud politécnica asista a este justo, merecido homenaje y que estén aquí los consejos escolares de todas y cada una de las escuelas del Politécnico.

La Cámara de Diputados les da la bienvenida a los jóvenes y está consciente que la sabia nueva, alentará y alimentará a esta formidable casa de estudios superiores, defendida y apasionadamente sostenida por el pueblo mexicano.

Qué satisfactorio para la mayoría parlamentaria poder apreciar las tesis aquí vertidas, al través de las intervenciones de los ciudadanos diputados, y contar que la obra creadora de instituciones y leyes de la Revolución Mexicana, ser reconocida casi unánimemente, el Instituto Politécnico Nacional merece, en consecuencia otro reconocimiento; al construir punto de unidad en la concepción de su desarrollo y de su tarea cumplida.

Compañeros diputados, al triunfo del pueblo actor y participe en el hacer de nuestra revolución y de nuestra ley suprema, los mexicanos decidimos transitar por el camino del nacionalismo revolucionario, nacionalismo que es esencia en la vida y conducta de México; que impulsa nuestras posibilidades para aprovechar recursos y capacidades y trabajar por construir una sociedad mejor que la actual, en donde todos disfrutemos de bienes con libertad, dignidad y justicia.

El pueblo creador de nuestro destino no se ha equivocado y ha estructurado desde entonces formas de gobierno e instituciones que responden a sus reclamos y a sus ideales; la educación popular ha constituido el anhelo más serio de los hombres y mujeres de México, porque durante siglos estuvo sujeta a una concepción equivocada de la existencia del mundo y de la vida y porque a partir de nuestra época independiente, tuvimos primero que edificar la República Democrática representativa y federal, para después avanzar con seguridad y elevar hacia planos superiores en la formación del hombre.

Los esfuerzos realizados en el siglo pasado y en la primera década del actual, no rindieron los frutos que se esperaban y en 1910 estábamos sumidos en la obscuridad de la ignorancia; por eso, durante la contienda armada reclamamos nuestro claro, definitivo, inalienable derecho a la educación popular y a la cultura; en esa época, el 92% de la población del país era analfabeta, con tan sólo una población de 15 millones de habitantes; esos analfabetas, fueron los que arriesgaron y dieron la vida por el cambio social, cuánta razón tenía, lucharon por que sus hijos accedieran a instrumentos que terminaran con el aherrojo, la expoliación y la explotación del hombre; por la obra fundamental de los primeros gobiernos de la Revolución, en 1930 iban a las escuelas 1 millón 400 mil mexicanos, que en este tiempo no podían imaginar el 1896 en que uno de cada tres compatriotas en un país de 80 millones, están inscritos en las aulas y conforman la hazaña y la fisonomía de un pueblo que considera como su raíz y razón la formación y estructura de sus nuevas generaciones; en ese entonces, laboraban en nuestro territorio 33 mil maestros, hoy 470 mil de ellos, se responsabilizan con acendrada lealtad a México del proceso educativo, contábamos con 11 mil escuelas primarias, número que en la actualidad se eleva a 76 mil 600; impartían la enseñanza 8 escuelas secundarias en tanto que ahora funcionan 16 mil 600.

La Revolución triunfante tuvo primero que estabilizar el mando político, nuestra gesta libertaria fue popular, democrática, antifeudal de vanguardia y antiimperialista y sin lugar a dudas eminentemente social, ya que por encima de derechos individuales reclamó las facultades de los grupos para disfrutar plenamente de la riqueza nacional e impulsar el desarrollo de la economía y de la sociedad.

Nuestra Revolución no desenvocó, hay que decirlo y en esto es ejemplar, en una dictadura personal o de grupo, sino en una constitución modelo, que ordenó al gobierno que de ella emanaba aplicar de inmediato los preceptos más avanzados que recogieron las aspiraciones sensibles de nuestro pueblo; el disfrute de mínimos de bienestar para todos los mexicanos, el aprovechamiento de nuestros recursos naturales y de la defensa de nuestra soberanía e independencia, la entrega de la tierra, los derechos de los trabajadores, la separación total y definitiva de la iglesia y el estado, la educación democrática y laica, eran

imperativos que había que cumplir, y cumplir ya, si no se quería que las fuerzas de la revancha y del retroceso, volvieran por sus fueros y desvirtuaran el triunfo legítimo de nuestro movimiento social.

La educación popular, se dio primero a la inmensa tarea de cumplir con el quehacer revolucionario, de entregar a todos gratuitamente la instrucción primaria, de descorrer el velo del analfabetismo, y llevar la enseñanza de la lectura - escritura hasta los más apartados lugares de la patria mexicana, los comités de educación, las brigadas culturales, los comités de padres de familia y la heroica legión de maestros rurales formaron la corriente que mereciera el reconocimiento del mundo y de que John Denley expresara, que como pedagogo, no tenía nada que criticar y menos qué ofrecer a la extraordinaria experiencia gestada en México surgida de las entrañas de su pueblo y alentada por gigantes, que como maestros, daban el ejemplo universal de lo que se puede hacer cuando se tiene la decisión de implantar una educación democrática y revolucionaria.

Con raigambre en nuestra historia y alentar en nuestra historia y alentadas por nuestro pueblo, al ritmo que se extendió la primera enseñanza, comenzaron la surgir las escuelas técnicas como consecuencias de reclamos de la industria que se desarrollaba; la transformación social y política que propició la Revolución, impulsó el desarrollo de la enseñanza técnica.

En 1916, alentada por el Régimen del Presidente Carranza, se crean e instrumentan: la Escuela Práctica de Ingenieros Mecánicos y Electricistas; la Escuela de Comercio y Administración, la Escuela Nacional de Industria Químicas, en el Régimen del Presidente Obregón, la Escuela Técnica de Maestros Constructores, el Instituto Técnico Industrial, en Centro Industrial Nocturno para Obreros y la Escuela Técnica Comercial de Tacubaya, así como las escuelas Centrales Agrícolas; en el período de Abelardo Rodríguez, las Escuelas Federales de Industrias Textiles, la Universidad "Gabino Barrera", y en ella, la Escuela de Bacteriología.

En el año de 1932, bajo la iniciativa del secretario de educación, Narciso Bassols y de Luis Enrique Herro, se conforma el proyecto para integrar y estructurar un sistema de este tipo de enseñanza. El maestro Herro afirmaba: "la enseñanza técnica debe corresponder a formas económicas que le demanda la vida industrial, éstas formas están en continuo proceso de cambio, cuyo sentido debe ser elemento de nuestra educación para que se ajuste a las necesidades presentes y futuras, ya que las formas de organización en la producción y su cambio, engendran las técnicas que se requieren y a las que nosotros debemos atender, señalaba como necesaria, la fundación de una institución politécnica cuya columna vertebral sería la escuela preparatoria técnica, y su coronamiento las escuelas especializadas de altos estudios.

La paz, social que propició el régimen de la revolución, hizo posible que surgieran las primeras grandes industrias, que requerían de profesionales y técnicos especializados. México avizoró oportunamente, la necesidad de formar hombres que aceptaran el reto de un crecimiento demográfico que avanzaba a un ritmo sin precedente, y de una industria que alentaba por las condiciones existentes, se expedía y se establecía, a lo largo del país.

Al arribar el presidente Cárdenas al poder, el problema educativo, se vuelve central en los objetivos de su gobierno. No sólo en lo que toca a la calidad y orientación en la enseñanza, y a las posibilidades de difundirse lo más ampliamente posible, para abatir el lacerante analfabetismo, sino para promover el cumplimiento del plan sexenal, por lo que se fija primero la obligación de destinar a la educación pública, mínimos presupuestales, que en su sexenio, van del 15 al 20% del total; se obliga a la fundación de 12 mil escuelas rurales, y a vigilar que patrones industriales y agrícolas, sostuvieran las escuelas primarias, conforme lo ordenaba el artículo 123 constitucional. Se impulsan las escuelas "hijos del ejercito", las escuelas normales rurales y los internados para hijos de trabajadores. Y a desde su gira electoral, Cárdenas afirmaba: "la educación superior deberá abandonar sus orientaciones en favor de las profesiones liberales para hacerse evidentemente técnica". Comprendía muy bien que el requerimiento y la necesidad de nuestros campos y de las industrias establecidas, de técnicos debidamente capacitados que sustituyeran a 100 mil extranjeros, y que en ese tiempo controlaban un 99% de las industrias extractivas y un 60% de las transformación, para su régimen era imperativo el que hombres emergidos de las grandes mayorías nacionales, poseyeran los conocimientos necesarios para conducirlas al usufructo de la riqueza nacional.

Señalaba el expropiador la obligatoriedad de que le enseñanza técnica, afirmara la conciencia de clase de los trabajadores, e hiciera que estos fueran útiles a sus organizaciones, en vez de desvincularse de sus hermanos, y constituir una casta de privilegiados por la cultura.

No es extrañó pues, que cumpliendo lo señalado por el plan sexenal de su partido, y producto de su estructura y firme convicción, se haya propuesto reunir la experiencia de lo que hasta entonces había sido la enseñanza técnica y encomendar a un grupo de vigorosas personalidades, el concebir la organización y fundación, de una institución nacional, encargada de este tipo de educación.

El maestro Juan de Dios Bátiz, cabeza del grupo, fue invitado oportunamente, a formar parte del gabinete de Lázaro Cárdenas, pero en decisión que enaltece su espíritu generoso, declinó tal honor y aceptó la jefatura del departamento de enseñanza de la Secretaria de Educación, con la promesa del presidente, de apoyarlo, en la fundación de la Institución Nacional concedida.

El pensamiento y la instrumentación de Bassols y Luis Enrique Herro, sirvieron de base a quienes tuvieron la más relevante participación en la integración del Instituto, Gonzalo Vázquez Vela, Miguel Bernard, Wilfrido Massieu, Ernesto Flores Veca, Carlos Vallejo Márquez y Armando Cuspinera al lado del maestro Juan de Dios Bátiz, a ellos nuestro reconocimiento, fueron precursores, ideólogos y vanguardistas en la formación de lo que nuestro pueblo considera y llama, y nosotros con el glorioso Instituto Politécnico Nacional. (Aplausos.)

Nuestro pueblo es singular en el hacer de la historia y de la cultura, y así como inesperadamente inició la lucha armada por la independencia nacional, así en la fundación del politécnico no existió decreto, o ley o plan que le diera vida, simplemente concebido, por sus arquitectos, comenzó a trabajar como piedra angular en la decisión de lograr la independencia económica de la nación mexicana. Hoy recordamos la creación del instituto hace 50 años y rendimos emocionado homenaje a sus fundadores, maestros y alumnos; todos ellos, como lo anunció el Presidente Cárdenas, hijos de obreros y campesinos y de una clase media de escasos recursos, que lograron hacer realidad el que la enseñanza técnica encontrara el camino de suprema realización a través de un centro educativo, identificado con las necesidades del pueblo trabajador del campo y de la ciudad. En su último informe, Cárdenas afirmó que el Instituto estaba llamado a impulsar nuestra economía y la explotación científica de nuestros recursos naturales, que el papel de la institución en la vida educativa y productiva de México, era de enorme trascendencias y que debiera ser la que mejor respondiera a las necesidades nacionales en la vigorosa transformación del país. No obstante no olvidamos que desde el punto de vista social, uno de los objetivos que guiaron a su régimen, fue garantizar el acceso al instituto de los hijos de obreros, campesinos, empleados públicos y trabajadores de la enseñanza para garantizar su democratización por la emoción social de sus integrantes, en su inmensa mayoría carentes de recursos y a quienes la Revolución apoyó con servicios asistenciales y un amplio sistema de becas. El instituto surgió hace 50 años con 28 escuelas; hoy el sistema nacional de educación tecnológica, ha fructificado en todo el país, y cuenta con 4.858 instituciones de capacitación para el trabajo, tecnológicas, industrias, agropecuarias, forestales, pesqueras y comerciales, escuelas de bachillerato, nivel medio, profesional y de especialidades. El IPN labora el 38 centro con escuelas y unidades; 52 carreras 41 licenciaturas, 38 especialidades, 68 maestrías y 14 doctorados, su población escolar es de 185,000 estudiantes, el instituto contrariamente a quienes utilizan la falacia o el insulto para calificarlo el 58% de sus educandos son hijos de padres con salario mínimo, o de empleados y el 42% tiene su origen en la clase media de escasos recursos; 14, 000 estudiantes están becados, y sus becas se ajustan a las variaciones del salario mínimo; 12,000 maestros están dedicados a la investigación; se ha hecho de servicio social, mística y sentido de una tarea comprometida; el Instituto, en lo que toca a su presupuesto, en 1980 tenía asignados 5,643 millones de pesos, para 1986, 53,047 millones, no sólo para cubrir tareas primordiales, sino como claro soporte de proyectos de investigación; en 1987, el presupuesto contempla 90,000 millones de pesos, es decir, ha crecido 16 veces en 6 años.

El gobierno revolucionario en los últimos años, ha estado atento para que el Politécnico cumpla su misión, esta casa de estudios, plena de dignidad y de proyección para México, conserva con acendrada honestidad su postura de vanguardia, profundamente nacionalista y antiimperialista y es resguardo natural de nuestra independencia científica y tecnológica.

El Instituto, contribuye a través del proceso educativo, a la transformación de la sociedad en un sentido democrático, y de progresos social, para lograr la justa distribución de los bienes materiales y culturales dentro de un régimen de igualdad y libertad: consolida a través de la educación, la independencia económica y cultural, para alcanzar el progreso social de México.

Los legisladores de la Comisión Pluripartidista de Educación Pública de la Cámara de Diputados, tuvimos el honor de visitar a la institución, observar que sus objetivos educativos, científicos, sociales y culturales, son claros y que su compromiso sigue siendo el de servir sin tregua ni pausa, a los requerimientos del país, de ahí que nos dirijamos a la comunidad politécnica, y rindamos nuestro homenaje sincero, entusiasta, vehemente y pleno de respeto y veneración para esta casa de estudios, formadora de los técnicos de la patria que vivimos y de la del futuro, vanguardia de la Revolución Mexicana y de la educación progresista de la nación.

Compañeros diputados: en los últimos 50 años, el pueblo de México ha considerado al instituto como algo muy cercano a sus propio ser, de ahí que lo apoye con decisión, en las tareas que realiza como la más alta y calificada institución técnica de la República; si los

mexicanos hemos comprendido que la servidumbre y el pionaje, el abandono y la injusticia el aislamiento y la ignorancia, la insalubridad y la pobreza, la jornada inhumana, el salario insuficiente y la injusta distribución de la riqueza, fueron y siguen siendo los mayores enemigos del progreso nacional, y que contra esos enemigos la lucha ha sido y es permanente, que frente a ellos no puede haber tregua, componendas, ni capitulaciones, pues de su liquidación depende la grandeza y el acceso a la superación de México, los mexicanos podemos estar seguros, de que las mujeres y hombres formados en el Instituto Politécnico Nacional, o integrantes de él, realiza el mejor de los esfuerzos para abatir a estos enemigos y lograr la grandeza de la nación.

En 50 años de vida, el Instituto Politécnico, ha entregado a México, a distinguidos y valiosos profesionistas que han contribuido en nuestro desarrollo industrial y agrícola.

Esos 50 años al servicio de la educación, nos han permitido fortalecer la convicción de que México, debe estar abierto como hasta ahora a toda corriente científica y renovadora, del mundo, que nuestro país no es coto, sino tierra fecunda, abierta a la esperanza, que el hombre ha creado en el planeta para su liberación, por el camino de la ciencia y el conocimiento.

La Cámara de Diputados, se honra en recibir en su recinto a quienes dirigen la educación nacional y técnica, encabezados por el C. secretario don Miguel González Avelar, y el señor doctor Raúl Talán y sus colaboradores, a los señores exdirectores Héctor Mayagoitia Domínguez, Manuel Garza Caballero, Rodolfo Hernández Corzo, Manuel Zorrilla, José Hertz Valenzuela, José Antonio Padilla Segura, Eugenio Méndez Docurro y José Antonio Ramírez Caraza, así como a destacados profesionistas, técnicos y científicos, egresados del Instituto, a sus alumnos y a sus trabajadores cuya vida fecunda ha propiciado el camino luminoso del México de nuestros días, bienvenidos todos a esta Casa del Pueblo de México. (Aplausos.)

El Instituto Politécnico Nacional que la revolución mexicana consagro a la juventud de nuestro país, para cultivar su patriotismo con las armas, del conocimiento, de la ciencia y la tecnología y entrega a México, los mejores frutos de su talento, de su trabajo y se vocación por la libertad , la creación del Instituto Politécnico Nacional por el contenido humanista, social y político que le dieron vida, es por excelencia voluntad permanente de superar rezagos científicos y técnicos, renovación y cambio a tiempo y con audacia para estar a la altura de los adelantos, logrados por el hombre para bien, la vida y la convivencia pacífica entre todas las naciones del mundo.

En la aventura fecundada y apasionante del hombre, por conocer las leyes de la naturaleza, para lograr que la ciencia eleve la jerarquía superior de los seres humanos, el Instituto Politécnico Nacional, es ya camino de luz, horizonte cultural abierto a los afanes creativos de la juventud mexicana.

El Instituto Politécnico Nacional es por lo mismo, testimonio elocuente de respeto y devoción a los valores superiores, de la razón de la inteligencia y del trabajo, porque son la herramienta que tenemos a nuestro alcance, para disfrutar en todo tiempo, la riqueza más valiosa y permanente de México, el conocimiento y la imaginación que demanda la realización de nuestros más altos destinos. La Revolución Mexicana, crea y organiza el Instituto Politécnico Nacional, para formar a los profesionales, de la ciencia y de la técnica, encargados de borrar el abismo de sombras de atraso y de ignorancia, que heredó nuestro país para disfrute insultante de unos cuantos beneficiarios y de la industria y del poder nacionales y extranjeros.

A cincuenta años de su fundación, el Instituto Politécnico Nacional, sigue siendo bandera y rumbo, exigente y compromiso para todos los mexicanos; especialmente demanda para la juventud, de ser cada vez más, cultivadora de la verdad y del esfuerzo, estudiosa de la naturaleza, trabajadora moderna de la ciencia y de la técnica humanista en los quehaceres culturales de nuestro tiempo, luchadora en fin, que trabaje para la vida y no para la muerte, para la libertad en la paz con justicia, para el entendimiento y la fraternidad entre todos los pueblos del planeta.

Compañeros diputados, el Instituto Politécnico Nacional ha contribuido a construir la historia de nuestra patria, sigue escribiéndola todos los días, se responsabiliza de ella; los integrantes de esta LIII Legislatura saludamos este aniversario, como uno de los extraordinarios triunfos de pueblo trabajador y de la Revolución Mexicano. Estamos ciertos de que esta institución seguirá cumpliendo con el objetivo fundamental, que concibieron sus fundadores, la técnica al servicio de la patria, agregaríamos, sin concesiones para los enemigos de México, sin que mengüe en nada nuestra lucha por nuestra cabal independencia, por la soberanía de la nación, (Aplausos.)

El C. presidente: - Agradecemos profundamente, la presencia en esta sesión, del ciudadano secretario de Educación, Miguel González Avelar y del señor doctor Raúl Talán Ramírez, director del Instituto Politécnico Nacional; así como el distinguido grupo de fundadores, egresados, maestros, alumnos y trabajadores del instituto politécnico nacional.

Ruego a la comisión designada al principio de esta sesión, se sirva acompañar a nuestros distinguidos invitados, en el momento que deseen retirarse de este recinto.(Aplausos.)

ACTA

El C. secretario Antonio Melgar Aranda: - Se va a dar lectura al acta de esta sesión solemne.

«Acta de la sesión solemne de la cámara de diputados de la Quincuagésima Tercera Legislatura del H. Congreso de la Unión, efectuada el día dos de diciembre de mil novecientos ochenta y seis.

Presidencia del C. Reyes Rodolfo Flores Zaragoza

En la ciudad de México, a las once horas y cinco minutos del martes dos de diciembre de mil novecientos ochenta y seis, la presidencia declara abierta la sesión una vez que la secretaría manifiesta una asistencia de trescientos ciudadanos diputados, para conmemorar el cincuentenario de la fundación del Instituto Politécnico Nacional, en cumplimiento al acuerdo aprobado el 28 de octubre próximo pasado.

La presidencia anuncia que se encuentran en el salón de protocolo, el L. Miguel González Avelar, secretario de Educación Pública y el C. licenciado Raúl Talán Ramírez, director del Instituto Politécnico Nacional.

Designa en comisión para que los introduzcan el recinto parlamentario, a los CC. Salvador Robles Quintero, Gabriela Rivero Oliveros, Alfonso Godínez López y Jesús Siller Rojas, quienes cumplen con su cometido. Continúa la presidencia informando de la presencia del C. senador Antonio Padilla Segura, representante de la H. Colegisladora; de los CC. doctores Rafael Velazco y Manuel Ortega, subsecretarios de Educación Pública; del C. doctor Manuel Mayagoitia Domínguez, director de la CONACYT; del profesor Antonio Jaimes Aguilar, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, del doctor Jorge Gerstis Valenzuela, director de CONALEP; del licenciado Leoncio Lara Sáenz, Oficial Mayor de Educación Pública, de los distinguidos ex directores del Instituto Politécnico Nacional, ingeniero Juan Manuel Ramírez Carazo, doctor Rodolfo Hernández Corzo, ingeniero Eugenio Méndez Docurro, ingeniero Manuel Zorrilla Carcaño, ingeniero Manuel Garza Caballero y otras personalidades.

Acto seguido uso de la palabra para hacer consideraciones en torno al acontecimiento, motivo de esta sesión solemne, los CC. Salvador Reyes Quintero, Eduardo Turati Alvarez, Eraclio Zepeda Ramos, Juan de Dios Colli Mas, José Angel Aguirre Romero, Heberto Castillo Martínez, Héctor Calderón, Hermosa, Efraín Zarco, Gabriela Guerrero Oliveros y Miguel Osorio Marbán.

La presidencia agradece la presencia de invitados a esta sesión, así como la asistencia fundadores, egresados, maestros, alumnos y trabajadores del Instituto Politécnico Nacional y ruega a la comisión designada para tal fin, acompañe a los invitados al abandonar el salón.»

Está a discusión el acta. No habiendo quien haga uso de la palabra votación económica, se pregunta si se aprueba... Aprobada, señor presidente.

El C. presidente (a las 14:20 horas): - Se levanta la sesión solemne.

TAQUIGRAFÍA PARLAMENTARIA

DIARIO DE LOS DEBATES