Legislatura LV - Año III - Período Ordinario - Fecha 19931116 - Número de Diario 7
(L55A3P1oN007F19931116.xml)Núm. Diario: 7
LV LEGISLATURA
PODER LEGISLATIVO FEDERAL
DIARIO DE LOS DEBATES
DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Correspondiente al Primer Período del Tercer Año de Ejercicio
PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS
Diputado Hugo Andrés Araujo de la Torre
PALACIO LEGISLATIVO
DIRECTOR DEL DIARIO DE LOS DEBATES
Héctor de Antuñano y LORA
AÑO III México, D.F., martes 16 de noviembre de 1993 No. 7
SESIÓN SOLEMNE
ASISTENCIA
SESIÓN SOLEMNE
Convocada para develar en el muro de honor de la Cámara de Diputados, el nombre de Vicente Lombardo Toledano.
HONORES A LA BANDERA
INVITADOS
ORADORES
Se concede el uso de la palabra a los diputados:
Jaime Olivares Pedro
Cuauhtémoc Amezcua Dromundo
Jorge Torres Castillo
Miguel Osorio Marbán
Israel González Arreguín
Juan Sigfrido Millán Lizárraga
DEVELACIÓN
HIMNO NACIONAL
Presidencia del diputado Martín Tavira Urióstegui
ASISTENCIA
El Presidente:
Ruego a la Secretaría haga del conocimiento de esta Presidencia el resultado del cómputo de asistencia del registro de firmas de los diputados.
La secretaria María Cristina Hermosillo Ramírez:
Se informa a la Presidencia que existen registrados previamente 326 diputados. Por lo tanto hay quórum.
SESIÓN SOLEMNE
El Presidente (a las 11.08 horas):
Se abre la sesión solemne.
HONORES A LA BANDERA
El Presidente:
Señores diputados; distinguidos invitados:
En cumplimiento del decreto aprobado en la sesión del 11 de noviembre, se inicia esta sesión solemne convocada para develar en el muro de honor de esta Cámara de Diputados, el nombre de Vicente Lombardo Toledano, con los honores a la bandera.
INVITADOS
El Presidente:
Asisten a esta sesión distinguidos invitados, entre los que se encuentran: el licenciado José Patrocinio González Blanco Garrido, secretario de Gobernación; el licenciado Ernesto Zedillo Ponce de León, secretario de Educación Pública; el licenciado Arsenio Farell Cubillas, secretario de Trabajo y Previsión Social; representantes de la colegisladora, senadores: Enrique Cárdenas González y Germán Sierra Sánchez; representante Juan José Osorio Palacios, presidente de la Comisión de Gobierno de la Segunda Asamblea de Representantes del Distrito Federal; licenciado Manuel Bartlett Díaz, gobernador constitucional del Estado de Puebla; licenciado Ausencio Chávez Cruz, gobernador del Estado de Michoacán; ciudadano Fidel Velázquez Sánchez, secretario general de la Confederación Nacional de Trabajadores de México; ciudadano Oscar Jofre Velázquez, director del Instituto Politécnico Nacional; maestras Marcela y Adriana Lombardo, hijas del maestro Vicente Lombardo Toledano; profesor Indalecio Sayago Herrera, secretario general de la Dirección Nacional del Partido Popular Socialista.
ORADORES
El Presidente:
Tiene la palabra el diputado Jaime Olivares Pedro, para referirse al dictamen que dio origen a esta sesión solemne.
El diputado Jaime Olivares Pedro:
Con su permiso, señor Presidente; señor licenciado Patrocinio González Garrido, secretario de Gobernación; señor licenciado Ernesto Zedillo Ponce, secretario de Educación Pública; licenciado Arsenio Farell Cubillas, secretario del Trabajo; señor licenciado Manuel Bartlett Díaz, gobernador del Estado de Puebla; licenciado Ausencio Chávez Hernández, gobernador del Estado de Michoacán; señor licenciado Juan José Osorio Palacios, presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal; señor Fidel Velázquez Sánchez, Secretario General de la CTM; señoras y señores legisladores; distinguidos invitados:
"Me felicito mucho, señores compañeros, de ocupar la tribuna de esta Cámara por la primera vez en mi vida". Con estas palabras, pronunciadas el 3 de noviembre de 1925, el diputado federal Vicente Lombardo Toledano, representante del distrito electoral con cabecera en Teziutlán, Puebla, inició una brillante actuación parlamentaria.
Hoy, casi 70 años después, es para mí un honor representar en esta legislatura al mismo distrito y ocupar la misma tribuna para rendirle homenaje.
La Comisión de Régimen, Reglamento y Prácticas Parlamentarias, responsable de dictaminar sobre la iniciativa que concluyó en el decreto al que hoy damos cumplimiento, encontró que son muchos y muy meritorios los servicios que
prestó a la patria el ciudadano Vicente Lombardo Toledano, y en un extenso y fundamentado documento expuso una visión panorámica de su obra.
A continuación y por su importancia, me permitiré leer algunos fragmentos de la parte final de ese documento:
"Honrar a un mexicano ilustre es testimonio de que hemos avanzado en el campo de la democracia, que somos capaces de desechar dogmatismos y sectarismos, y que en el régimen democrático mexicano hay vasos comunicantes que dan solidez al pluralismo y posibilidades ciertas de hacer de nuestras coincidencias factores de unidad y de acuerdo.
Este homenaje, a los 25 años de su muerte, lo honra a él y honra a la República. La inscripción de su nombre en el recinto de nuestra Cámara nos recordará permanentemente su obra imperecedera, pero ante todo, nos advertirá con nitidez que ante la grandeza de un mexicano no existen diferencias tan pronunciadas que no puedan superarse, ni reticencias que no se sumen al reconocimiento general.
Es juicio de esta comisión que el nombre de Vicente Lombardo Toledano en las columnas de nuestro recinto será factor de orgullo común y de consenso nacional".
Con base en lo que acabo de leer, esta legislatura decretó se inscribiera en el muro de honor de este recinto el nombre de Vicente Lombardo Toledano. Nombre que desde hace muchos años lleva una calle de Teziutlán y por lo cual los teziutlecos nos sentimos hoy particularmente orgullosos.
Hombre de ideas y de ideales, Lombardo fue un revolucionario que amó profundamente a su país y tuvo la capacidad de mirar al exterior sin quitar la vista de su pueblo.
La pluralidad política que hoy vivimos estoy seguro que hubiera complacido a mi ilustre paisano, cuyos compromisos fueron con la nación, con la ciudadanía, con la democracia y con él mismo, en ese orden.
La nueva cultura política que practica la conciliación y no la intolerancia, la prudencia sin renunciar a las convicciones y la política apasiona da sin resentimientos, se la debemos a luchadores como Lombardo Toledano y a quienes hoy han sabido llevarla a la práctica en el liberalismo social, una doctrina revolucionaria moderna que aglutina los postulados del movimiento liberal mexicano del siglo pasado y la ideología social del presente.
La lista de nombres inscritos en letras de oro en estos muros es ya larga, pero seguirá creciendo porque, para fortuna nuestra, sigue habiendo hombres que como Vicente Lombardo Toledano, aman profundamente a su país y tienen la capacidad de mirar al exterior sin quitar la vista de su pueblo.
En 1966 el diputado Lombardo tuvo el privilegio de participar desde esta tribuna en una ceremonia similar a la de hoy: "Si no hemos de continuar - dijo entonces - y si la revolución de independencia no se liga a la de la reforma y la de la reforma a la de hoy, ¿para qué juntos los nombres?".
Y agregó: " Los que pensamos que la armonía es conveniente a condición de que no se mueran los principios, tenemos que sentirnos muy orgullosos de que por fin la memoria de Francisco Villa aliente, aunque sea por unas horas, este recinto, que debe vibrar mentalmente de emoción y de promesa de construir un México nuevo a impulsos de la revolución, que no ha terminado".
¡A mi paisano Vicente Lombardo Toledano quiero asegurarle hoy que la revolución no ha terminado, que sigue viva en el liberalismo social construyendo un México nuevo, en armonía, sin alterar los principios y que nos sentimos muy orgullosos de que su memoria aliente hoy este recinto! Muchas gracias.
El Presidente:
Harán uso de la palabra en esta sesión solemne los siguientes diputados: Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, Jorge Torres Castillo, Miguel Osorio Marbán, Israel González Arreguín y Juan Millán Lizárraga.
En consecuencia, rogamos la participación del diputado Cuautémoc Amezcua Dromundo.
El diputado Cuauhtémoc Amezcua Dromundo:
Compañero Presidente; distinguidas personalidades que contribuyen a dar relevancia a esta sesión solemne, de la representación popular; compañeras y compañeros legisladores:
A golpes de historia se hacen las personalidades, a golpes de personalidades se hace la historia
también. Una de las leyes del desarrollo social se expresa en el surgimiento de hombres excepcionales que enriquecen la vida, la ciencia, la cultura y contribuyen a darle rumbo a los pueblos cuando éstos se deciden a ascender hacia los cambios progresivos, hacia nuevas formas de existencia, cuando le roban al universo el fuego de la historia para ampliar los caminos de la libertad y de la elevación humanas.
La experiencia de siglos y milenios de historia demuestra que los hombres montan el escenario de su drama, pero dentro de una realidad que ya encontraron, en medio de un paisaje dado por la naturaleza y en una urdimbre social que tejieron generaciones precedentes. Por eso es válida la tesis de Vicente Lombardo Toledano, cuando afirma que: "los hombres hacen la historia, pero la historia hace a su vez a los hombres".
La relación entre la vida y el hombre es siempre relación recíproca, acción de la vida sobre el hombre y del hombre sobre la vida; no hay hombres fuera de su tiempo, ni hay épocas de importancia sin hombres que expresen y traten de realizar los ideales de su tiempo.
Por eso, cuando las personalidades eminentes saben calibrar la realidad y el tiempo, son capaces de emprender transformaciones y cruzar con éxito el maremagnum de dificultades a que siempre se enfrentan los pueblos en su devenir y en sus ímpetus de avance, esta práxis humana enfrentada siempre a la dureza de la vida material, a estructuras sociales dadas, hace brotar la sabiduría, el conocimiento científico, las tradiciones, las ideas de todo carácter; en suma, la cultura colectiva que le han de servir al hombre para proyectar su destino, luchar y vencer.
Cuando en el seno de la sociedad aparecieron los conceptos de lo mío y lo tuyo, porque había surgido el desgajamiento de la sociedad humana, también vinieron a la luz ideas y teorías diferentes y se inició la historia del choque ideológico entre los que pretenden el cambio hacia adelante en las relaciones sociales, para romper cadenas de sujeción, y los que se empeñan en mantenerlos o retrotraerlos; nació entonces y persiste hasta hoy, la lucha de clases.
En el devenir de la humanidad, casi siempre trágico, empapado de congojas, pero también de optimismos y trascendentales avances, conviene mejor hablar de generaciones históricas: la que liquidó la esclavitud, la que destruyó el feudalismo y la que emprendió la hazaña de buscar y construir nuevas rutas que nos lleven a concluir para siempre con la explotación de unos hombres contra sus semejantes y con la lucha de unos seres humanos contra otros; tratándose de México, el maestro Lombardo Toledano solía hablar también de generaciones históricas, la que hizo la revolución de Independencia, la que forjó la Reforma, la que comenzó e hizo triunfar la Revolución de 1910 - 1917 y la que emprendió la tarea de construir el país, prosiguiendo el proceso revolucionario pero ya sin el fragor de los combates sangrientos; a esta última generación pertenece el líder del proletariado.
Cuando sonaron los primeros disparos y el incendio se propagó por los campos y las ciudades de México, se perfiló en el horizonte la nueva etapa, entonces el joven teziutleco empezó a pensar en México, la Revolución lo envolvió y le dio el rumbo de su pensamiento y de su lucha; podemos afirmar que desde 1917 Lombardo fue un hombre de la Revolución, por la Revolución y para la Revolución. Parafraseando al poeta Mayakovski, cuyo centenario se celebra este año, diríamos que al pensar en la Revolución mexicana también pensamos en Vicente Lombardo Toledano, como uno de los grandes arquitectos de la nación, con apego fiel al proyecto de la gesta de 1910 - 1917.
Aristóteles dijo que el hombre solo adquiría plenitud en el Estado, por eso era un ser eminentemente político. Nosotros diríamos que el político se agiganta cuando adquiere la dimensión de estadista, cuando piensa cómo ha de ser el nuevo estado, un estado revolucionario y se enfrenta a todas las contingencias para levantarlo.
Toda revolución siempre plantea el problema del estado, porque quiere un nuevo instrumento, un nuevo poder que haga polvo las viejas estructuras sociales y construya una nueva organización social y un nuevo derecho. Por eso, en todos los documentos trascendentales de la historia las tesis sobre el estado que se proyecta, forman la doctrina central.
Cada generación histórica piensa políticamente, porque tiene su propio proyecto de estado, por eso cada generación tiene sus estadistas. En México las generaciones revolucionarias forjaron también a sus propios estadistas: Hidalgo y Morelos en la Independencia; Juárez y Ocampo en la Reforma; Carranza, Zapata, Villa y varios constituyentes de 1917, como Mújica, Jara y otros en la Revolución mexicana.
José María Morelos y Pavón fue el primer estadista de la patria, porque fue el más eminente y el que sentó las bases imperecederas de la República. La soberanía y la independencia
plenas de la nación, las libertades del hombre y los trazos esenciales de lo que serían después los derechos sociales de la clase trabajadora; su pensamiento de estadista quedó en el documento político y jurídico más importante de la historia de México: Los Sentimientos de la Nación.
Se ha dicho que no hubo un pensamiento uniforme dentro de la Revolución mexicana, pero no debe olvidarse que el pensamiento colectivo de la lucha social se estampó en la Constitución de 1917, porque fueron las fuerzas decisivas del pueblo las que influyeron para que surgiera una nueva carta política que recogiera las reivindicaciones campesinas y obreras y las propias de la Revolución y de la nación mexicana, que combatía por rescatar sus riquezas y por erradicar el neocolonialismo económico que la sometía.
La generación que tiene la misión de guiar al país por el camino trazado por la Revolución mexicana después de la victoria, también tiene sus eminentes estadistas.
Vicente Lombardo Toledano no tuvo el poder del Estado en sus manos, pero es el pensador y luchador social que mayores aportes ha hecho tanto en el terreno de la práctica, como en el campo de la teoría, para que las fuerzas avanzadas de la nación determinen cuáles deben ser los rasgos característicos y cuáles los objetivos del Estado en la etapa contemporánea.
Tampoco podemos olvidar que el ilustre poblano tuvo bajo su dirección al conjunto de las fuerzas que hicieron posibles múltiples y decisivas historias de la nación, contra el imperialismo y que el núcleo central de esas fuerzas lo constituyó la clase obrera y que los fundamentos teóricos de esas victorias los dio la ideología de la clase obrera. Tesis válidas hoy mismo, sobre lo que debía ser el Estado mexicano, expresadas por Lombardo Toledano en 1963, son éstas:
"Empiezan a forjarse ya con gran claridad una serie de ideas para que nuestro país pueda pasar a la etapa de la democracia liberal, de la etapa de la democracia liberal - decía el maestro -, a la democracia de los partidos políticos afines y especialmente a la alianza de las fuerzas democráticas, sin la cual no puede haber ni programa permanente para el desarrollo de México, ni política interna constructiva ni política exterior autónoma.
El progreso de la democracia en México - seguía diciendo Lombardo Toledano - tiene que abarcar no sólo al Poder Legislativo, sino al Poder Ejecutivo también. El Estado ha nacionalizado los recursos naturales del territorio, algunas de las actividades productivas y los más importantes servicios públicos, siguiendo un camino certero impuesto por la dinámica del movimiento revolucionario, pero ha llegado el momento para nacionalizar el Estado seguía diciendo Lombardo Toledano, integrando el Gobierno con los más capaces elementos representativos de los sectores democráticos de la nación."
Nacionalizar el Estado para Lombardo Toledano era ponerlo de un modo real y estricto al servicio de la nación. En lugar de un gabinete presidencial con amigos del Presidente, debe integrarse el Poder Ejecutivo con cuadros provenientes de sectores deseosos de hacer progresar a México con independencia, de ampliar el sistema democrático y de elevar el nivel de vida de las mayorías, decía el maestro.
Un industrial dedicado a la producción que haya demostrado su capacidad profesional y su deseo de engrandecer al país; un agricultor auténtico, no latifundista ni ligado a las fuerzas regresivas; un comerciante que haya probado con hechos su convicción de que es necesario actuar en el comercio interior y difundir el mercado internacional de México; un elemento representativo de la clase obrera por su ideología, su preparación personal y su limpieza de conducta; uno o varios cuadros dentro del sector de los técnicos, de tipo superior; un alto exponente de la cultura, para elevar la educación en todos sus niveles, que sería como el padre espiritual del pueblo mexicano.
Una o varias personas dedicadas a la investigación científica; una o varias mujeres que representarían a la mitad de los electores de nuestro país; uno o varios jefes de las fuerzas armadas, con noción clara de la labor patriótica que deben desempeñar en apoyo del pueblo y del movimiento revolucionarios, y varios secretarios de Estado sin cartera, ligados a los partidos y fuerzas determinantes de la sociedad, harían un gobierno de tipo nuevo y transformarían a la democracia liberal del pasado, en una democracia nacional.
Y el pensador marxista remataba su tesis sobre la democracia nacional, con este pensamiento estrictamente válido hoy en día: "Es incuestionable que sólo con la participación permanente, responsable y entusiasta de los elementos más representativos de las fuerzas patrióticas y avanzadas, se puede gobernar sin riesgos y sin dificultades, que no pueden ser resueltas por la sola acción gubernativa. La hora ha llegado para proceder así y levantar todavía más alto el prestigio de México en el escenario del mundo."
Señores legisladores; distinguidos invitados; compañeros y amigos:
Refiriéndose a Leonardo da Vinci, Vicente Lombardo Toledano expresó: "porque los hombres excepcionales son eternos, constituyen el tesoro más preciado de la humanidad y con su obra alientan, de manera perenne, a las generaciones sucesivas de todos los pueblos". El ilustre teziutleco vivió por México y para México. Su pasión por la vida fue su optimismo por vivir al servicio de los demás, de los que menos tienen, de los que sufren por su pobreza y por su ignorancia.
Su nombre en los muros del recinto parlamentario es un perenne recordatorio de la vigencia de la lucha de clases, de la justicia que asiste a los explotados en su combate legítimo por acabar con esa situación de iniquidad social, de la elevada responsabilidad de las fuerzas progresistas de luchar sin descanso por construir una patria plenamente independiente y soberana y un pueblo sano, vigoroso y dueño absoluto de su destino.
Su nombre en los muros de honor de este elevado recinto del pueblo, alentará en los legisladores deseos de abrevar en su pensamiento lúcido y de ponerlo al servicio de las mejores causas de México.
Con Vicente Lombardo Toledano, por la primera vez un dirigente obrero recibe esta alta distinción. La clase obrera está de fiesta. Las fuerzas revolucionarias, progresistas y avanzadas, están de fiesta. La patria está de fiesta. Su lúcido pensamiento alumbrará el camino del porvenir de México. ¡Viva México!
El Presidente:
Tiene la palabra el diputado Jorge Torres Castillo.
El diputado Jorge Torres Castillo:
Señor Presidente; distinguidos invitados; compañeras y compañeros diputados:
Sólo los talentos privilegiados y los sentimientos generosos, pueden pasar de lo inmanente a lo trascendente, del yo al nosotros, del individualismo incompartible al hombre social que comparte su ser con la comunidad familiar, la sociedad, el Estado, la humanidad, y lo hace con la convicción de que sólo así se edifican los pueblos ejemplares. Es el caso de Vicente Lombardo Toledano, que con su incansable actividad de sembrador social, supo depositar la semilla de los trascendente en el México de nuestro siglo.
Es el positivismo filosófico y científico, en el que se sustentaba el quehacer de la sociedad mexicana de fines del Siglo XIX, ámbito en el que nace a la vida nuestro homenajeado; es el tiempo del gobierno de Porfirio Díaz y del grupo de los científicos, tiempo de la dictadura que impone al país una política económica de dominación, de privilegios, de concesiones y de estímulos especiales en la búsqueda de un desarrollo limitativo, ignorando el sacrificio y la miseria de la inmensa mayoría de los mexicanos.
Cumplía sus 14 años cuando su conciencia cívica, social y política despierta abruptamente al estallar, en su natal Estado de Puebla, la revolución maderista de 1910.
A partir de ese momento se manifiestan sus ricas potencialidades intelectuales en el estudio social, jurídico y filosófico de México, y sus grandes inquietudes y pasión para incidir activamente en la realidad de su patria.
Polemista y polémico, como todo revolucionario, Lombardo Toledano acredita servicios eminentes al país en múltiples campos de la acción y del pensamiento.
En la educación, como creador y director de instituciones de educación media superior y superior; como impulsor de la sindicalización del magisterio y como maestro de la juventud y de los trabajadores.
En la cultura, es formidable su obra, que se plasma en libros, ensayos, artículos, conferencias y discursos.
En la filosofía, son notables sus aportes, baste recordar su célebre polémica con Antonio Caso y sus brillantes participaciones en la mesa redonda de los marxistas mexicanos, intervenciones ambas en donde encontramos muchas reflexiones aún vigentes.
En la teoría política se distingue como pionero y promotor del marxismo, desde la perspectiva de México y Latinoamérica.
En el periodismo y la tribuna, la Hemeroteca Nacional conserva su prolífica producción y el Diario de los Debates de esta Cámara, su fecunda participación parlamentaria.
Lombardo Toledano estructura su pensamiento en el materialismo dialéctico y desde ahí plantea
los grandes problemas de su tiempo. Así, su visión histórica lo confirma al sostener que la Constitución de 1917 es la primera gran reivindicación, porque libera al país de la influencia extranjera, lo que significó el retorno del dominio de la nación sobre todas las riquezas físicas del país.
Que los latifundios deben desaparecer y debe entregarse la tierra a las comunidades campesinas; que la propiedad no es un atributo congénito al individuo; si la nación es la que tiene el dominio de todas las riquezas, la propiedad privada existe sólo porque la nación ha querido dar en concesión a los particulares el aprovechamiento de determinados recursos; que la Constitución de 1917 reconoce la existencia y los derechos de la clase obrera que el Estado debe de proteger; que para el funcionamiento del Estado, ya no como el estado liberal del Siglo XIX, que de simple observador de las transacciones de los individuos, pasó a ser el interventor y el impulsor de las fuerzas económicas.
La posrevolución sirve al maestro, al jurista y al filósofo, como espléndido escenario al servicio del vigoroso político que subyace en el joven Lombardo.
Su preocupación fundamental fue liberar al hombre de sus ataduras, sobre todo de aquellas que por su ignorancia lo hacen presa fácil de quienes con su saber trafican con las conciencias del pueblo.
Actúa con vehemencia como jurista y filósofo al servicio de los trabajadores; sobre todas sus vocaciones predomina la vocación política que con sus diversas investiduras conforman el rostro de un hombre forjado en el humanismo social, en el liderazgo popular, en el nacionalismo y en la lucha por un verdadero tránsito a la democracia.
Como destacado marxista que fue, Vicente Lombardo Toledano sabía que no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria, y que la teoría sin su concreción en la práxis, es un ejercicio estéril.
Por ello, y como expresión de congruencia personal, Lombardo Toledano como intelectual es indisoluble del hombre de acción. Inicia su actuación política como pionero del sindicalismo burocrático, en Puebla y en Veracruz, organizando y dirigiendo huelgas magisteriales, en una época en que se consideraba imposible e ilegal la sindicalización de los empleados públicos. Estos fueron los primeros pasos de su larga carrera como organizador, dirigente y teórico de la clase obrera.
Una de las etapas más interesantes en la vida de México y en el desempeño de este hombre singular, es sin duda la del gobierno de Plutarco Elías Calles, quien frente a la crisis económica de 1929 asume una política que significó para la clase obrera disminución de salarios, desempleo y carestía de la vida; para los campesimos, más explotación y más miseria; para el Estado, la reducción de los gastos en la administración pública, y para los capitalistas extranjeros, nuevas empresas industriales.
Esto es, el peso de la crisis económica, como ahora, se hizo recaer en los trabajadores del campo y de la ciudad.
Mientras tanto, Lombardo trabaja en la organización obrera, a pesar de las persecuciones y de las asechanzas del Gobierno. Con su activismo encauza la lucha obrera y con su tenacidad permanente construye los cimientos del movimiento obrero nacional, que van a culminar en el gobierno de Lázaro Cárdenas, que reivindica los derechos sociales de los trabajadores y de los campesinos.
La participación política de Lombardo cubre poco más de medio siglo de la vida nacional. Su primer discurso parlamentario lo pronunció el 3 de noviembre de 1925, y el último el 28 de diciembre de 1966.
Es relevante su acción reestructuradora del movimiento obrero mexicano. Su participación en los trabajos del Frente Popular y del Partido Nacional Revolucionario, agrupamiento del que se desprende para fundar el Partido Popular, del que fuera candidato a la Presidencia de la República y que más tarde se convirtiría en el hoy Partido Popular Socialista.
Todo esto sin considerar su amplia participación política internacional contra el fascismo y el imperialismo y en pro de la paz y del socialismo.
Un justo homenaje el día de hoy, la consideración crítica desde una perspectiva revolucionaria de los profundos cambios en la realidad internacional. Sobre todo reafirmar el compromiso de todas las fuerzas y corrientes democráticas y progresistas, para construir aquí y ahora una gran alianza democrática, que empieza con la derogación de la ley abusiva en materia de alianzas electorales, que impusieron el Gobierno y el
partido oficial, y quienes convalidaron una decisión que atenta contra derechos políticos fundamentales y es contraria a la modernización política que tiene lugar en nuestros días.
Son incontables las acciones, las luchas ejemplares de este hombre, cuyo nombre queda inscrito desde hoy en este recinto, que debe servir como palestra deliberante del Estado mexicano; responsable de la elaboración de leyes justas para el caminar esforzado del pueblo, a quien Lombardo sirviera en la conquista de sus grandes objetivos: libertades reales para las personas, derechos sociales para los grupos mayoritarios, derechos democráticos para la ciudadanía, independencia plena para la nación y, finalmente, la defensa superior y prioritaria de la soberanía de los intereses y recursos del país.
Recordar a Vicente Lombardo Toledano en la Cámara de Diputados, es recordarle al gobernante que la razón de ser de su función política es el pueblo mexicano y que los valores trascendentales de México, jamás pertenecerán a un hombre o a un grupo, por muy poderoso que parezca. Porque es a México a quien pertenecen hombres y grupos y no a la inversa.
La confluencia de todos los intereses sólo puede ser posible, cuando son por y para la patria y no para unos cuantos. Muchas gracias.
El Presidente:
Tiene la palabra el diputado Miguel Osorio Marbán.
El diputado Miguel Osorio Marbán:
Señor Presidente; diputada María de los Angeles Moreno, Presidenta de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados; senadores Germán Sierra y Enrique Cárdenas González, representantes del honorable Senado de la República; secretarios de Estado Patrocinio González Garrido, Ernesto Zedillo y Arsenio Farell; gobernadores Manuel Bartlett Díaz y Ausencio Chávez; Profesor Juan José Osorio Palacios, presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal; Querido compañero Fidel Velázquez, secretario general de la CTM y miembros del comité ejecutivo de esa central; compañeros de la dirección nacional del Partido Popular Socialista, encabezados por su secretario general, Indalecio Sayago; compañera Elba Esther Gordillo, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; compañero Oscar Jofre, director del Instituto Politécnico Nacional; compañeras Marcela y Adriana Lombardo; señoras y señores diputados; compañeras y compañeros que nos honran con su presencia en las tribunas de esta Cámara:
La LV Legislatura de la Cámara de Diputados se honra al honrar en este acto donde se ejemplifica la voz de la República, al ciudadano Vicente Lombardo Toledano, voz señera y sustancial en la conciencia de la nación. Venimos a rendir homenaje a quien se empeñó en vivir para la patria, en entregarle sin reservas los mejores frutos de su acción y de su pensamiento, en enriquecer nuestra personalidad histórica para hacer más amplio el camino de nuestra revolución y nuestra democracia, al amparo de la libertad, el progreso apoyado en la justicia y la cultura sustentada en las aspiraciones supremas de los mexicanos.
Vicente Lombardo Toledano creyó en la jerarquía superior del hombre, en la discusión respetable y apasionada de las ideas, en los valores insustituibles de la razón y del derecho, y por eso postuló y defendió como fórmula de paz la convivencia entre todos los hombres y entre todas las naciones del mundo.
Asistimos a esta ceremonia cívica para afirmar que en nuestros quehaceres históricos, vive y alienta la lección imperecedera de lealtad a la patria, de quien en su vida pública libró con su pueblo las etapas más esforzadas y claras, para mantener a México soberano, libre e independiente.
Fue su voluntad precisa y firme, estudiar las corrientes del pensamiento universal, defender con pasión su propia ideología sin olvidar un solo instante que todo debe estar subordinado a enriquecer la personalidad histórica de México: los rasgos singulares de sus más altos destinos.
Comentar su obra no es tarea fácil. Lombardo fue maestro, filósofo, antropólogo, parlamentario polémico y victorioso, orador combativo y lúcido, político excepcional, periodista reconocido, dirigente obrero singular y, fundamentalmente, un formador de cuadros políticos de nuestra nación comprometidos con la esencia de México, con su personalidad como pueblo.
Lombardo afirmaba que América continuaba siendo el continente de la esperanza, porque en esta parte del mundo y con relevancia en México, se han librado las batallas más importantes por la independencia de los pueblos, por su
soberanía, por su libertad, por su bienestar. Esta es la tierra, decía, que han guiado los mejores hombres, producto de sus pueblos, en espera de su liberación final.
Del pueblo, supo que sus esperanzas, exigencias y reclamos, las entrega en las manos de quien mejor lo interpreta. Sólo quien merece su confianza, puede enarbolar sus más sentidas banderas.
Es cierto, apuntaba, que ningún ser humano nace por su propio designio, pero cuando forma parte del escenario de la Tierra, está obligado a justificar su existencia con su pensamiento y con sus obras; de otra suerte, vivirá y morirá sin saber para qué vino al mundo, y porque un día tendrá que desaparecer con la misma inconsciencia de las hojas que brotan en la primavera y ya secas se desprenden del árbol al llegar el otoño.
Yo soy, decía, de los que creen que el hombre, por ser racional, el único dentro de las especies dotadas de vida, puede conocer la naturaleza que lo rodea, el sitio que en su seno ocupa y actuar sobre ella, como efecto que se convierte en causa y produce nuevos hechos imprevisibles. Pensar es saber y saber es transformar el mundo y la vida, cambiar la realidad por otra mejor y en esto, en esta facultad afirmaba, estriba su grandeza.
Tenía razón Lombardo al afirmar: "Si la tierra de mi país hablara, hablaría este lenguaje mío porque yo se lo robé a la tierra. Si mi pueblo pudiera hablar a coro, diría estas palabras, porque no nacieron de mi entendimiento, sino de su pensamiento colectivo".
Y agregaba: "Llamo a todos los mexicanos para que contribuyan a una nueva etapa de ascenso de la Revolución mexicana, que es la única fuerza capaz de construir un México independiente y moderno".
Fue un educador extraordinario. En su juventud funda con sus compañeros de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, el "Club de Lectores", y en 1916 la "Sociedad de Conferencias y Conciertos", más tarde reconocida como la de los "Siete Sabios".
Secretario general de la Liga de Profesores del Distrito Federal, secretario de la Universidad Popular Mexicana, director de la Escuela Nacional Preparatoria, de la Escuela de Verano para Extranjeros, y de la Escuela Central de Artes Plásticas.
Fundador y director de la Escuela Preparatoria "Gabino Barreda", más tarde universidad del mismo nombre, y fundador de la Universidad Obrera de México.
Militante obrero, a él ha de tocar con destacados luchadores de su clase, intervenir en la formación de la CROM, la CROM depurada, la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, la Confederación de Trabajadores de México, la UGOCM.
Desde sus primeras incursiones como militante del sindicato magisterial, planteó a los obreros la necesidad de formar ligas de resistencia; de luchar por el contrato colectivo de trabajo; de que la clase obrera interviniera en la dirección de las empresas y desarrollara su acción múltiple.
Fue también fundador y secretario general de la CEPAL y vicepresidente de la Federación Sindical Mundial.
Desde la dirección de la CTM, se constituyó en pilar fundamental en la expropiación petrolera, acto sin precedente en la defensa de nuestra independencia y de nuestra soberanía.
En su momento, fue formidable antifascista en contra de los sueños imperiales del Eje Tokio - Roma - Berlín, y comprendió que el imperialismo en cualquiera de su formas, es el enemigo más enconado de los pueblos en desarrollo. Su acción internacional en ese sentido, se escribe como página de honor en la historia del hombre.
En la XLVI Legislatura, tuve el honor de ser su compañero y conformar con él y con don Adolfo Christlieb Ibarrola, don Manuel Zárate Aquino y don Fabio Vista Altamirano, la Comisión de Puntos Constitucionales. Ahí aprendí a respetarlo y a quererlo más. El propuso en esa legislatura, que la radio y la televisión transmitieran las sesiones de esa Cámara, la construcción de un nuevo Palacio Legislativo, reformas profundas a la ley electoral, un nuevo capítulo sobre economía nacional en la Constitución y la supresión del delito de disolución social, entre otras iniciativas; la mayoría de ellas han tenido debída respuesta.
El confiaba en el futuro. En este Parlamento hablaba de la necesidad del diálogo entre las distintas fuerzas políticas del país, porque decía que dialogar no quiere decir olvidar principios, ni ideas, ni posturas propias. "Todos los partidos afirmaba estamos inconformes con la sociedad en que vivimos. Dialoguemos con honestidad decía y pensemos que la nueva
sociedad que concebiremos, será otra distinta a la de hoy y del debate pueden salir ideas fundamentales sobre la misma".
Y al despedirse de la Cámara de Diputados en 1967, afirmaba: "No volveremos más a ocupar esta tribuna. Pero nos encontraremos por los largos caminos que surcan la patria. Todos en busca de un nuevo México que yo deseo vehementemente que lo encontremos en común como patriotas y como hombres de nuestro tiempo".
Este es, señoras y señores, el México que estamos tratando de construir ahora todos los mexicanos. No el estático del neoliberalismo enterrado por la historia, ni el de los burocratismos que impidieron el desarrollo normal...
No el de los burocratismos que impidieron el desarrollo normal de los pueblos. Trabajamos por un México esencialmente soberano, democrático y justo, en donde en igualdad de oportunidades todos puedan disfrutar la grandeza de la patria nuestra, la de nuestros próceres y la que habrán de reclamar en justicia también nuestros hijos.
Lombardo decía: "Surgirá un nuevo humanismo con la posibilidad de hacer del hombre la base y el objeto de la filosofía, de la ciencia, del arte, de la cultura". Pero como afirmaba: "Este humanismo no será venturosamente como el humanismo del pasado. El humanismo que estará ante nosotros, será un humanismo concreto, que se refiere a todos los seres humanos, a los más humildes e ignorantes y a los que han logrado mejores condiciones de existencia o una elevación espiritual y un refinamiento envidiable en su vida. El humanismo que estará ante nosotros señalaba Lombardo será un humanismo que tratará de hacer de todos los hombres seres con acceso real y no hipotético, a los beneficios de la civilización y de la cultura".
La Cámara de Diputados rinde hoy homenaje a uno de los humanistas más extraordinarios que ha producido la nación mexicana, al maestro que creía que en los periodos de grandes crisis históricas como la que vivimos actualmente, la existencia sin grandes ideales y sin pasión encendida como llama para alcanzarlos, es una traición a la vida. Afirmaba: "Nuestros ideales se resumen en el empeño de darle al hombre la posibilidad de su plenitud, porque como dijo Sófocles, por numerosas que sean las maravillas del mundo, la primera de todas es el hombre ". Y como legado a todas las generaciones, en esta tribuna nacional expresaba:
"Vencer los obstáculos de la vida cotidiana, abrir horizontes cuando los prejuicios acorralan a la inteligencia, derrumbar los regímenes sociales que dividen a los hombres en grupos enemigos, organizarse en contra de todas las formas de tiranía, de opresión, de ausencia de libertad; lanzar la mirada y tender el brazo por encima de las fronteras, hasta identificar el pensamiento de cada pueblo con el de los otros y el de cada individuo con el de todos los de la especie, han sido siempre los actos más valiosos, las jornadas más brillantes del espíritu humano."
Y agregaba:
"El universo no concluirá y seguirá siendo el mismo y al propio tiempo no siendo lo que fue, porque la naturaleza es imperecedera y no hay espacios sin materia ni materia sin movimiento. Los seres humanos en lo individual mueren y continuarán desapareciendo, y otros llegarán a sustituirlos. Pero si lo fundamental es su pensamiento, el hombre es inmortal, porque las obras de su inteligencia perdurarán para siempre, llevadas como tea ardiente y luminosa, por las generaciones que se sucederán las unas a las otras, en una carrera interminable y victoriosa."
Todos somos transitorios, afirmaba, para el devenir del universo y del mundo; pero no la historia forjada por millones y millones de individuos con su voluntad de sus ideas. En eso estriba la eternidad y la grandeza del hombre.
Vicente Lombardo Toledano, al referirse al ilustre ex presidente Adolfo López Mateos, que en su Sexto Informe de Gobierno declaraba que cumplida su guardia se reintegraba con su pueblo para confundirse con sus hermanos, decía:
"Nadie que ha vivido para el pueblo puede volver a él, y usted lo ha hecho. Se vive en el pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Es cierto que los hombres son fruto de la historia, pero también los hombres hacen su propia historia."
En cada período de desarrollo histórico, los pueblos crean sus jefes; pero también es verdad que el factor personal cuenta mucho, que pocos grandes hombres ha habido aquí y en otras partes de la Tierra. El factor humano es importantísimo. No hay sociedad sin guía, sin guía de tipo superior. Esto es el reconocimiento, señalaba, a los resortes profundos de la historia.
¡Y yo, con sus propias palabras y con la representación de mi partido, el Partido Revolucionario Institucional, afirmo que Vicente Lombardo Toledano es uno de los grandes de la
historia de México, de los grandes de nuestra vida contemporánea! Muchas gracias.
El Presidente:
Tiene la palabra el diputado Israel González Arreguín.
El diputado Israel González Arreguín:
Con el permiso de la Presidencia; compañera María de los Angeles Moreno Uriegas, Presidenta de la Gran Comisión; licenciado Patrocinio González Blanco Garrido, Secretario de Gobernación; licenciado Ernesto Zedillo Ponce de León, Secretario de Educación Pública; licenciado Arsenio Farell Cubillas, Secretario de Trabajo y Previsión Social; representante Juan José Osorio Palacios, presidente de la Comisión de Gobierno de la Segunda Asamblea de Representantes del Distrito Federal; compañeros senadores presentes; licenciado Manuel Bartlett Díaz, gobernador Constitucional del Estado de Puebla; licenciado Ausencio Chávez Hernández, gobernador del Estado de Michoacán; compañero Indalecio Sayago Herrera, secretario general del Partido Popular Socialista; compañero Rafael Aguilar Talamantes, Presidente del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional; ciudadano Fidel Velázquez Sánchez, secretario general de la Confederación de Trabajadores de México; compañera maestra Elba Esther Gordillo, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; ciudadano Oscar Jofre Velázquez, director del Instituto Politécnico Nacional; señoras Marcela y Adriana Lombardo, hijas de Vicente Lombardo Toledano:
Para reconocer la figura señera de Vicente Lombardo Toledano y otorgar su apoyo entusiasta a la incorporación de su nombre en este recinto legislativo, el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional no hará una semblanza biográfica tradicional, hacerlo sería desafortunado y contrario al ejemplo mismo del ciudadano del mundo, que por accidente nació en Teziutlán, Puebla, el 16 de julio de 1894. ¡Sería recordar a un muerto y no a un personaje vivo entre nosotros en su obra y en su pensamiento!
Vicente Lombardo Toledano refleja varias síntesis extraordinarias. En él se conjugan las fusiones del liberalismo universal y criollo con el socialismo marxista; se vinculan las enseñanzas de la resistencia nacional antiimperialista y el internacionalismo solidario, del hombre abierto con generosidad a la cultura y al mismo tiempo, por su pasión a la causa del pueblo, del científico vigoroso y del hombre comprometido con las causas de justicia social.
Este dirigente ha sido considerado desde la década de los 30 como el marxista mexicano, la principal figura de la izquierda, entendiendo a esta categoría en el sentido más amplio.
Desde nacionalistas marxistas a integrantes del llamado sector nacional revolucionario, pocos como él han aportado a la divulgación del socialismo teórico marxista en México. Pero un rasgo singular de su contribución en este ámbito consistió en eslabonar las luchas seculares del pueblo mexicano con su independencia y libertad, con una estrategia de cambio democrático de fondo.
De él se heredó lo que se denominó más adelante la ideología de la Revolución mexicana. Todo un rumbo histórico planteado estratégicamente. Una propuesta filosófico - política emparentada con lo que Reyes Heroles llamó liberalismo radical, que le sirvió de plataforma de principios nacionales y que engarzó a las estrategias socialistas mundiales, principalmente de variantes europeas.
De esta imbricación originaria surgió su conocida propuesta de Vía Mexicana al Socialismo. El principal aporte de lo fundamental, de la obra de Vicente Lombardo Toledano, fue su naturaleza creativa y antidogmática. Esto fue posible porque en él las partes integrantes y las fuentes históricas de su pensamiento encontramos sólidas raíces del liberalismo avanzado, entremezcladas con ideas socialistas vinculadas al modelo soviético.
Pero conviene decirlo claro, para que se entienda mejor: Vicente Lombardo Toledano defendió, entremezcladas las raíces socialistas y fue un incomprendido en su tiempo. De ahí que no pocas veces haya sido víctima de la incomprensión doméstica y del exterior. De otra manera, ¿cómo podría explicarse que los vaticanos y las curias de distintas latitudes le hubiesen temido y denostado al mismo tiempo?
Por ello, nos interesa realzar a Vicente Lombardo Toledano en su perfil creativo y heterodoxo.
Se registrará aquí, en los muros de ésta, la más alta tribuna de la patria, el nombre del ilustre mexicano junto a otros patricios, al lado de quienes nos dieron nación: Hidalgo, Morelos, Mina, Guerrero y fray Servando Teresa de Mier; ahí,
cerca de cientos de revolucionarios, muy cerca de quienes protegieron la nación frente a las asechanzas de los imperios, junto al nombre del insigne oaxaqueño Juárez, junto a Ocampo, Zaragoza, Degollado, los Niños Héroes de Chapultepec y otros insignes mexicanos; frente a quienes sentaron las bases de un México moderno, con propósitos de progreso y justicia social, junto a Madero y Carranza, junto a Villa y Zapata.
Las letras de Vicente Lombardo Toledano estarán frente a las de un gran mexicano que por su gestión presidencial en la posrevolución está registrado frente a nosotros, general Lázaro Cárdenas del Río; no podría ser de otro modo, porque ambos marcharon juntos en el mismo propósito: convertir a México en un país verdaderamente independiente, soberano, moderno y justo.
Rememorar a Lombardo es igualmente registrar la obra del general Lázaro Cárdenas del Río, no para evocar epopeyas pasadas, sino para nutrirnos de la savia histórica que nos permita acometer los desafíos del presente y el porvenir.
Una gran conseja común de Lombardo Toledano y el general Cárdenas es que siempre lucharon por unir al pueblo, siempre concibieron a la organización del pueblo trabajador como la mejor arma para defender a la nación, para enfrentar al fascismo, para combatir a las fuerzas reaccionarias, para tener éxito en las contiendas reivindicativas y para conseguir la felicidad del pueblo.
¡Ni Lombardo ni Cárdenas fueron demagogos!; su pasión por el pueblo fue siempre real, nunca se dio en ellos la estridencia y la simulación para alcanzar el apoyo ocasional del pueblo, ¡nunca comprometieron el interés nacional para buscar fines aviesos!, ¡jamás pretendieron que en una sola batalla se podía derrotar a los enemigos seculares y coyunturales del pueblo trabajador!; siempre concibieron a la lucha popular como una estrategia de largo plazo, fincada en estrategias y tácticas inmediatas, la concibieron en un planteamiento programático máximo y mínimo, constantemente impulsaron la unidad nacional y la unidad del pueblo, la justificaron en toda ocasión por los problemas y por los enemigos poderosos que había que enfrentar.
Cárdenas y Lombardo fueron animosos partidarios de la modernidad, ambos sentaron las bases de un México que más adelante avanzaría en la industrialización y urbanización progresiva; no vieron en el progreso industrial una lacra, tampoco un fin en sí mismo; si era necesario llegar a convenios nacionales para avanzar en tales derroteros, jamás vacilaron, nunca les importó que los criticaran los partidarios bucólicos de los caciques del pasado.
Cárdenas y Lombardo fueron siempre personalidades creativas de su tiempo, la fuerza imaginativa de ambos desbordó los cercos restringidos de corrientes próximas a ellos.
Así, mientras Calles en algunos momentos, cuando se le impuso su faceta más retrógrada, más conservadora, se opone a la organización del pueblo, el general Lázaro Cárdenas por su parte la alentó, la institucionalidad y estabilidad política no reñía, en opinión del insigne michoacano, con la participación popular ni con la organización seria del pueblo.
Por su parte, el socialismo de Vicente Lombardo Toledano nunca fue del agrado de la curia y el episcopado local, ni del socialismo oficial. Siempre se le tildó de propuesta reformista y social demócrata, nunca le importó, continuó avante.
Desde la salida de la CROM, Vicente Lombardo esbozó una línea de unidad de la izquierda para derivar de la Revolución Mexicana, una propuesta estratégica que desembocara en el socialismo; los ejemplos nos sobran, lo vemos en la formación de la Confederación de Trabajadores de México, en la mesa de los marxistas mexicanos de los años 40 con Narciso Bassols, Víctor Manuel Villaseñor, José Revueltas y otros ilustres intelectuales; en la lucha contra el alemanismo, en el Movimiento de Liberación Nacional; en el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional siempre hemos valorado esa línea estratégica socialista de Vicente Lombardo Toledano.
Nuestra propuesta de vía constitucional al socialismo es un botón de muestra, un reconocimiento de que el socialismo mexicano debe ser una continuidad de otras luchas del pueblo mexicano por su independencia, libertad, progreso y justicia social. En la originalidad del pensamiento socialista de Vicente Lombardo Toledano, reside su fuerza; su gran aporte fue lo que otros nunca pudieron avanzar en la misma medida, mexicanizar el socialismo marxista.
Otra enseñanza histórica de Vicente Lombardo y el general Lázaro Cárdenas, es que el progreso económico sin justicia social sólo recuerda la modernización porfiriana. El hecho de que ambos eran partidarios del desarrollo de las fuerzas productivas no significó respaldar a modelos de crecimiento económico antinacionales y
plutocráticos; el crecimiento productivo de la modernidad debería, en su opinión, acompañarse de la estabilidad económica y de la mejor distribución de la riqueza; es un simplismo querer definir a Lombardo Toledano como el ideólogo y al general Cárdenas como el organizador del pueblo, es una expresión limitada porque en ambos encontramos idénticas cualidades.
Convendría interrogarnos, ¿o acaso VLT no fue el organizador de las masas obreras de la CROM, de la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, del Comité de Defensa Proletaria, de la Confederación de Trabajadores de México y de la UGOCM?; por otro lado nos preguntamos, ¿cómo justipreciamos el pensamiento del General Lázaro Cárdenas del Río cuando define un rumbo de la Revolución mexicana que culmine en la felicidad de la nación y del pueblo?,
Desde esa perspectiva Lombardo es obrero y Cárdenas es ideólogo, pero debe quedar claro que ambos son hombres preclaros de los que todos los que amamos a México, debemos aprender que los dos sintetizan el tercer personaje histórico, ausente en el mensaje Presidencial del Quinto Informe Presidencial del día 1o. de noviembre, resume, el general Cárdenas del Río y Vicente Lombardo Toledano, la defensa de la soberanía e independencia nacional en el progreso económico y la justicia social.
Compañeras y compañeros legisladores, vivimos tiempos complejos, momentos de transición económica y política, muy pronto la incipiente democracia representativa deberá elegir a sus poderes representativos, la nación podría verse sometida a graves presiones internas y externas si el Tratado de Libre Comercio no fuera ratificado. En los años de la crisis y del ajuste estabilizador se han sacrificado, en éstos, los intereses del pueblo trabajador y de las capas medias, son tiempos ideales para reformadores con imaginación, momentos para personalidades de la talla de Vicente Lombardo Toledano, ahí está el reto.
Lombardo Toledano conceptualizó y definió un proyecto de nación propio para la comunidad mexicana, un proyecto basado en el análisis de las condiciones mexicanas y en la persecución fiel de los intereses populares. Su proyecto se fundaba en un desarrollo equilibrado de la inversión pública, privada y social. A su parecer, el Estado debía aceptar la obligación de regular el desarrollo del país en estricta consonancia con el derecho a la soberanía y seguridad nacional y en respeto a la no interferencia internacional.
Su concepción se adelantaba a las teorías del desarrollo social o estado benefactor que posteriormente florecieron en todo el mundo. Precisamente muchas de sus ideas, algunas veces incomprendidas, fueron retomadas en la construcción del México propio de la década de los 40, pero con sesgos contrarios a los intereses populares.
Lombardo impulsó la idea constitucional de regulación estatal y de la economía mixta, fue partidario de la propiedad estatal y social, pero la comprendió siempre como propiedad del pueblo y la nación y no de la burocracia política en turno. Criticó, hay que decirlo claro, la corrupción gubernamental y el manejo que se dio a la intervención estatal para beneficio de los grupos económicos más poderosos, una prueba de ello es su combate al alemanismo y a los gobiernos subsecuentes de cuño semejante.
El afán justiciero del hombre cuyo nombre se incorpora hoy en este recinto legislativo, nunca se convirtió en un pretexto para generar la desazón o la desunión entre el pueblo mexicano, por el contrario, en su pensamiento siempre emanó el optimismo de construir un México mejor.
Vicente Lombardo Toledano conoció como pocos, los grandes problemas nacionales, esto nunca lo llevó a la impaciencia irresponsable; entendió que en nuestro país no había una auténtica democracia, pero también nos enseñó a no pocas generaciones, que la reconstrucción nacional, democrática, era una tarea exclusiva de los mexicanos, nunca se confundió en la lucha, siempre distinguió a los aliados de los adversarios foráneos y criollos.
Permítanme reiterar una cita de Vicente Lombardo Toledano, una de las máximas referidas el 7 de junio de 1934 en El Universal: "El peor error, decía Vicente Lombardo Toledado en que puede incurrir un revolucionario, es el creer que forzosamente durante su vida personal debe realizar el ideal por el que se lucha; no se olvide que el hombre es sólo el acelerador del destino histórico, y que lo mismo se comete un desatino contra su causa regateando su acción renovadora, que pretendiendo precipitar inútilmente los hechos que han de venir más tarde".
De Lombardo Toledano aprendieron los gobernantes y desde luego, los opositores de la izquierda socialista. La derecha, sus adversarios de otros signos ideológicos, mantuvieron en lo fundamental un respeto a esta egregia personalidad. Fue igualmente admirado en las corrientes progresistas de América Latina y Europa.
El Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional se complace, porque al reconocer a Vicente Lombardo Toledano, los mexicanos demostramos adelantos de pluralidad y tolerancia política, ideológico - política de los partidos nacionales representados en esta LV Legislatura. Reafirmamos que nuestros legítimos intereses de partido no nos obnubilan para reconocer a un mexicano ilustre y apasionado por los intereses de la nación y del pueblo trabajador. Muchas gracias.
El Presidente:
Tiene la palabra el diputado Juan Millán Lizárraga.
El diputado Juan Sigfrido Millán Lizárraga:
Señor Presidente; compañeras, compañeros diputados; señoras, y señores:
Es arrojada en verdad la tarea de lograr el reflejo en el espacio de un discurso, de la vida, la obra y la visión de un mexicano de las proporciones de Vicente Lombardo Toledano, sin duda alguna uno de los mexicanos más esclarecidos de nuestro siglo, como si toda la sed de universalidad de un pueblo pudiera sintetizarse en su pensamiento y en su preocupación por los destinos nacionales.
De esta cantera estaba hecho aquél a quien las juventudes denominaron el maestro Lombardo.
Se producen en nuestra conciencia, en espontáneo remanso de ideas, todas las inquietudes, las interrogantes, los apuntes creativos que se derivan de un mexicano universal y de su vida apasionada, cabalgando en el ojo del ciclón de nuestra historia del presente siglo.
Es tan desproporcionada, repito, la tarea de hacer un balance de esa existencia, de encontrar las raíces de su formación, de profundizar en su experiencia, de lograr desentrañar el vuelo de su mensaje, y en fin, de entender los frutos y la suma de su obra, porque ese mexicano fue filósofo militante, fue educador de masas y generaciones; además, fue orador encendido, instalado por derecho propio en la tribuna de la República, y también fue escritor polémico y sabio, supo visualizar el presente y el futuro de Latinoamérica, como antes lo hiciera Martí y como lo profetizara Bolívar.
Entendió la raíz de México como parte de América Latina, y desde esta perspectiva, fue un gran político cuyo aliento habrá de palpitar por mucho tiempo en la vida de México.
La obra más trascendente de Lombardo Toledano, quizá haya sido su aportación para impulsar, en momentos graves de la historia del país, la organización de la clase trabajadora, la fundación de la Confederación de Trabajadores de México y su aportación para ayudar a construir, junto a otros sindicalistas visionarios, un moderno y avanzado movimiento obrero.
La concepción política de Lombardo es muy amplia, pues visualiza la relación del obrerismo con las demás clases trabajadores, particularmente con el campesinado y con las clases medias emergentes impulsoras de la cultura de México y educadoras de las nuevas generaciones.
Esta perspectiva se hizo más profunda y define con singular claridad la relación del movimiento obrero y sindicalista, con el nuevo Estado surgido de la Revolución mexicana, porque existe una fusión trascendente en la sociedad mexicana y es la fusión de los intereses históricos de las mayorías trabajadoras, con la preservación y defensa de un Estado democrático, signándose una alianza de la clase obrera con los gobiernos de vocación revolucionaria, y Lombardo creyó profundamente en esta alianza, porque de ella péndula el destino de México y el contenido y la visión de nuestras instituciones.
¿De dónde obtuvo este mexicano ese conocimiento? De su experiencia como profundo estudioso de los fenómenos sociales y de la ciencia política. Veamos en esquema muy breve el horizonte de la clase obrera que Lombardo analizó y vivió en el presente siglo:
Desde sus primeros orígenes en el siglo pasado y su transformación en fuerza emergente, el movimiento obrero puso de manifiesto su contenido avanzado y su trascendencia para todo el ámbito de la vida social, económica y política de México. Se produce una confluencia histórica de ninguna duda. La lucha del obrerismo junto a todas las demás clases sociales que conformaron el movimiento armado de 1910 hasta su triunfo total. Desde entonces se origina ese amplio expectro de fuerzas nacionalistas que hacen posible la estabilidad política de México y la existencia y renovación del Estado democrático.
El programa del Partido Liberal Mexicano de Flores Magón, Sarabia, Villarreal, Ribera y Bustamante, en 1906, comprende 52 puntos donde se plantean los problemas básicos de la República. Por ello ese documento contempla
el derrocamiento de la dictadura porfiriana, la democratización del sistema político, el reconocimiento del movimiento obreros con sus conquistas básicas y la liberación del peonaje, al suprimir las tiendas de raya semiesclavistas.
En 1906 los mineros del Cobre en Cananea fusionan sus objetivos de clase emergente con las reivindicaciones de la nación, al enfrentarse al intervencionismo político y económico del exterior. Poco después estallan los movimientos textiles de Puebla, Tlaxcala y Veracruz. Como se sabe, ambos movimientos fueron sofocados por la barbarie de la dictadura.
En 1908 la Liga de Trabajadores Ferrocarrileros desisten de su movimiento de huelga, porque el Gobierno amenazó con darles el trato de conspiradores. En 1909 los textileros de Tizapán fueron desterrados y enganchados como semiesclavos a causa de una huelga también histórica.
En 1916 la Federación de Sindicatos del Distrito Federal decreta uno de los movimientos de huelga más recios sucedido en lo que se ha llamado el período preconstitucional. En esa ocasión, electricistas, tranviarios y restauranteros, recibieron la aplicación de la Ley del 25 de enero de 1862, contra los traidores a la patria, y por lo tanto se decreta para los huelguistas la pena de muerte, incluyendo cárcel a sus familiares.
Esta dureza del régimen preconstitucional estaba inspirada en una esencia restauradora del porfiriato, pues en diversas instancias del poder, imperaban todavía los agentes de la dictadura.
El Congreso Constituyente de 1917 fue integrado con mayoría de hombres que tenían viva la pasión transformadora del proceso armado y cortaron los intentos restauradores; dieron vigencia a los preceptos de ley que preservan los derechos de la clase trabajadora universalmente reconocidos.
Estos son pues algunos de los hechos que fueron integrando la concepción histórico - política de Vicente Lombardo Toledano, hasta convertirse en constructor del movimiento obrero durante el Gobierno del general Lázaro Cárdenas, en momentos de gran perturbación mundial y de profundos peligros para México y su reciente Revolución.
Vicente Lombardo Toledano no sólo supo entender el fenómeno social de la clase obrera, sino que partiendo de este basamento logró dirigir su acción política en defensa de la Revolución y del país, descubriendo su proyección en la pluralidad latinoamericana donde los pueblos de origen común tienen los mismos reclamos de libertad, progreso social y paz continental. Así están descritos los destinos de la clase trabajadora junto a los destinos de nuestras naciones.
Lombardo tocó hasta su último fondo esta realidad y la desdobla en su dinámica de constructor y luchador social. Transcurre 1934, el mundo de los traumas de la gran crisis mundial de 19291933; el sofisticado aparato de propaganda de los centros imperiales no logra difuminar en la mirada del mundo el perfil apocalíptico cabalgando entre dos guerras mundiales.
La crisis entró a México; la depresión económica se transforma en crisis política. Algunos caudillos de la Revolución titubean en el espacio transformador de este movimiento.
El sistema político - económico - social caminaba con dudas, se había destruido la dictadura, pero el "espinazo" económico del sistema semifeudal y dependiente del porfiriato seguía intacto.
El pueblo de México aún no tenía la certeza de que el costo del proceso armado hubiera cristalizado en frutos de justicia y bienestar social.
La crisis aceleró la definición política de las fuerzas sociales de México. Era el momento de transigir o de avanzar por la ruta programática y transformadora de la Constitución de 1917. La República encontró al hombre y al líder para ese momento: el general Lázaro Cárdenas. El se decidió por acelerar los programas, aún tambaleantes, de la Revolución Mexicana.
Había que abrirse paso en la selva creciente del fascismo, resistir los apetitos de los imperios interesados en la utopía de instaurar un mero coloniaje a partir de la revisión de zonas hegemónicas.
La reacción interior y exterior, como siempre en la historia del país, unifica sus ambiciones sobre la riqueza nacional; se desbridan las maniobras y la propaganda contra las instituciones, atizada por centros imperiales. Creyeron que era el momento de aniquilar el avance parcial de la Revolución e intentaron encajonar al Gobierno de la República en una línea derechista proempresarial, abiertamente contrarrevolucionaria.
El presidente Cárdenas se traslada a Monterrey para contestar a la punta de lanza de la reacción de entonces. Define sin retórica la política del estado revolucionario y se decide a cumplirla;
se impulsa la formación de un amplio espectro de poder político, antes desconocido en la sociedad mexicana, el cual unido al Gobierno Nacional, enfrentan las intentonas de la reacción empresarial.
En ese cruce de fuerzas y definiciones, nace la Confederación de Trabajadores de México, con Vicente Lombardo Toledano, como primer secretario general. El movimiento obrero entra en una etapa de madurez, desde entonces su organización mayor ha estado vinculada a los más caros intereses de la República y del pueblo de México.
Compañeras y compañeros diputados; señoras y señores. Entendemos que el país ya no es el mismo de la década de los 30; sabemos que el perfil de nuestros problemas se ha modificado; que su apreciación requiere de un esfuerzo adicional. Para nuevos problemas otras soluciones, en un mundo diferente con una correlación de fuerzas distintas.
Pero también hemos aprendido la experiencia de un gran mexicano como Lombardo, y lo que ha significado la coalición de fuerzas sociales con el movimiento obrero. Esa experiencia debe de ser lección permanente de que el Zócalo histórico de México no ha cambiado, que el Estado, de vocación transformadora, precisa de un amplio espectro de sectores sociales que le den fuerza a su acción.
Aquí cabe la referencia a un aspecto más de la visión de Lombardo, quien al participar de la redacción y firma del pacto de 1945 entre la CTM y los industriales nacionalistas, apuntó con sorprendente acierto la conveniencia de establecer acuerdos entre los sectores productivos para elevar la competitividad de la economía mexicana y los ingresos de los trabajadores, para no rezagarnos en lo que desde entonces consideró Lombardo un bloque económico que incluiría a Estados Unidos y Canadá. Quedó registrado en la historia ese documento del 7 de abril de 1945.
Por todo lo que significa para la historia este gran mexicano y su paso ejemplar, forjador de generaciones, es una enorme satisfacción participar en esta tribuna de la nación, en representación de los diputados del sector obrero y de manera especial de la Confederación de Trabajadores de México, en el merecido reconocimiento que hoy otorgar esta legislatura a Vicente Lombardo Toledado.
Finalmente, permítaseme cerrar esta intervención intentando sintetizar la visión política del maestro Lombardo, en frases por él tantas veces pronunciadas, y que aún están vivas en nuestro presente y en nuestros afanes: "La paz al mundo"; "El sustento en el trabajo al pueblo"; "La democracia a las naciones". Muchas gracias.
DEVELACION
El Presidente:
Se ruega a la presidenta de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, diputada María de los Angeles Moreno Uriegas; a los representantes de la colegisladora, senadores Germán Sierra Sánchez y Enrique Cárdenas González; a los coordinadores de las fracciones parlamentarias representados en esta Cámara de Diputados; al licenciado José Patrocinio González Blanco Garrido, secretario de Gobernación; al doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, secretario de Educación Pública; al licenciado Arsenio Farell Cubillas, secretario de Trabajo y Previsión Social; al licenciado Manuel Bartlett Díaz, gobernador constitucional del Estado de Puebla; al licenciado Ausencio Chávez Cruz, gobernador Constitucional del Estado de Michoacán; a la profesora Elba Esther Gordillo, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; a las maestras Marcela y Adriana Lombardo, hijas de don Vicente Lombardo Toledano, y a los diputados Miguel González Avelar y Rodolfo Becerril Straffon, secretarios de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados; al diputado Juan Moisés Calleja, nos hagan el honor de develar el nombre de Vicente Lombardo Toledado, que ha sido inscrito en el muro de honor de este recinto.
Se suplica a las personas que han sido mencionadas pasen al estrado para esta finalidad.
HIMNO NACIONAL
El Presidente:
Ahora procederemos a entonar el Himno Nacional, el cual será interpretado por la Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina.
Agradecemos la presencia y participación de todos nuestros distinguidos invitados.
(A las 13.05 horas) Se levanta la sesión solemne. Se ruega a los diputados permanecer en sus lugares, para iniciar la sesión ordinaria.
NOTAS
Siglas y abreviaturas incluidas en esta edición:
CEPAL Comisión Económica para América Latina
CROM Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos
CTM Confederación de Trabajadores de México
UGOCM Unión General de Obreros y Campesinos de México
VLT Vicente Lombardo Toledano