Si el
Presidente fuera un demócrata, él mismo hubiera propuesto la consulta popular, en lugar
de presentar el paradigma de la privatización como un objetivo nacional, que en realidad
nunca lo ha sido.
Legisladores integrantes del Congreso de la Unión; ciudadanas y ciudadanos...
Tengo todavía un minuto, según la cuenta del Presidente.
Convocamos a que en las sesiones ordinarias que hoy se inician, se apruebe la mayor
cantidad posible de los muchos proyectos que han sido presentados por los legisladores
federales. Si el Senado sigue siendo usado como Cámara de rechazos, el pueblo sabrá
quiénes son los culpables.
Convocamos por tanto a la convergencia legislativa más amplia posible, incluso en materia
del Presupuesto de Egresos para el año 2000. Sigue siendo un propósito político
republicano y democrático, que el Congreso se eleve como Poder de Estado, que se ejerza a
plenitud la representación popular...
El Presidente
del Congreso: |
Termine, señor diputado, ha terminado
su tiempo.
El diputado
Pablo Gómez Alvarez: |
Estoy terminando, señor Presidente.
Que se expidan las leyes que el país necesita y que la rama ejecutiva del poder sea
sometida al control de los legisladores.
Hagamos de la lucha parlamentaria un instrumento a la democracia, no nos dejemos vencer
por el viejo régimen político con su conservadurismo y su corrupción. Levantemos la
mira y anticipemos, con nuestra acción, el Congreso que México siempre ha querido tener.
Muchas gracias.
El Presidente
del Congreso: |
Tiene la palabra el senador Sami David
David.
El
sendor Sami David David: |
Gracias. Con su venia, señor Presidente
del Congreso; señoras y señores miembros del Poder Legislativo Federal; señoras y
señores servidores públicos de los poderes Ejecutivo y Judicial; señoras y señores:
Al iniciarse el tercer periodo de sesiones ordinarias, último de esta legislatura, nos
disponemos a transitar el nuevo milenio con una democracia más fortalecida. La pluralidad
de que gozamos hoy es una muestra fehaciente del decidido avance logrado por todos los
mexicanos.
México requiere fortalecer sus instituciones con la iniciativa y el voto de la sociedad y
la actitud positiva de sus fuerzas políticas. El pueblo ha sustentado la diversidad que
disfrutamos, y con el sufragio nos entregó la responsabilidad de representarlo.
El país requiere mirar hacia adelante, con visión estratégica, no agotarse en la
contingencia, en la presión de corto plazo. La intensa actividad política nos exige
definir prioridades, marcar las coordenadas, para que ni los intereses de grupo ni las
inercias del acontecer cotidiano suplanten lo que tiene que ser un ejercicio de amplio
debate y de altura de miras.
Cada vez son mayores los acontecimientos que configuran un escenario diferente, más
esperanzador, sobre las posibilidades de afirmar nuestra convivencia civilizada; de
orientar el ánimo y las energías humanas hacia la paz, la libertad y la justicia.
En nuestro país la sociedad se encuentra comprometida a fondo con su tiempo, que es
también el tiempo del mundo, en un proyecto de renovación y de cambio. Conservando lo
esencial de nuestras raíces, buscamos estar a la altura de los muy variados desafíos en
curso.
La voluntad de la transformación que tiene la sociedad mexicana, ha sido invariablemente
una constante integrada por nuestras instituciones políticas.
Ni el Ejecutivo de hoy corresponde al paternalismo de ayer ni tampoco nuestro partido es
el mismo que surgió en 1929.
Vivimos un proceso de transición política, con apego al estado de derecho y con la
voluntad manifiesta del Gobierno de la República de contribuir, por la vía del diálogo
y la negociación, de continuar edificando una nueva etapa del desarrollo político
mexicano.
Los nuevos tiempos exigen y demandan madurez, responsabilidad, conciencia y enorme
sensibilidad para fortalecer los valores de la sociedad.
Nuestro compromiso es dignificar la política, como un espacio idóneo para dirimir
controversias, resolver diferencias, equilibrar tensiones.
La mayor expresión de pluralidad y de convivencia social, es el respeto y la tolerancia.
Hay entre nosotros suficiente espacio para la autocrítica y la negociación interna.
Negarlo supone no sólo inmadurez o ignorancia.
La democracia forma parte esencial de la agenda para la afirmación de nuestra soberanía,
en la medida que nuestra lucha política se traduzca en discrepancia civilizada y no en
querella aniquilante.
No se trata sólo de un imperativo legal, sino de un elevado mandato de ética política.
A ello están comprometidas todas las fuerzas democráticas y no hay excepción que valga.
La democracia no se construye por el solo hecho de invocarla. El avance democrático
impone a todos los partidos, a todas las fuerzas políticas, responsabilidades que no es
válido eludir.
El pueblo de México quiere consolidación democrática sin fractura social. La democracia
no se perfecciona invalidando los mecanismos de que ésta dispone para enraizarse. No se
puede fortalecer aquello que se contribuye a destruir y se renueva lo que se desprestigia
sin fundamento. La democracia no puede tomarse como pretexto para dividir a los mexicanos.
No faltan quienes anuncian el inminente fin de nuestro ascenso político. Invierten más
tiempo en augurar nuestro fracaso que en construir su propio principio sobre bases
sólidas.
Nuestro partido no es proyecto nacido al calor de las coyunturas electorales ni quiere ser
amalgama de siglas que con estrategias de corto plazo aparente una fuerza de la que en
realidad carece.
Las legisladoras y los legisladores del PRI estamos empeñados en fortalecer el régimen
de partidos políticos en la nación.
La sociedad reclama partidos políticos fuertes, con apego a principios, transparentes,
leales a la nación. No admite la simulación o el engaño.
Nosotros propugnamos por una modernización política que signifique cambiar para
responder mejor a las demandas ciudadanas.
Lo que haya que renovar hagámoslo a través de la concertación de voluntades.
La política debe de ser, por encima de todo, voluntad para pactar las transformaciones.
Actuaremos con responsabilidad, pero exigiremos que los demás asuman la que les
corresponde.
La concordia entre los mexicanos se logra porque creemos en la fuerza de las ideas y en el
diálogo y en el respeto mutuo.
Buscamos soluciones viables en todos los niveles, fundadas en el derecho.
Por ello, frente a la problemática universitaria, que tanto nos duele, postulamos el
cumplimiento y el compromiso de la relación respetuosa que se necesita entre educandos y
autoridades, y reiteramos nuestro absoluto respeto a la autonomía.
Asimismo, en Chiapas y sobre Chiapas, reafirmamos el compromiso de que Gobierno, sociedad
y partidos políticos, sigamos privile giando el anhelo de atender la justicia social, a
fin de generar confianza y las nuevas condiciones para retomar el diálogo.
Nuestra unidad nacional se basa en el orgullo patriótico y también en la inconformidad,
en la vocación de paz y también en el combate democratizador. En el reconocimiento de lo
que hemos alcanzado y también en la conciencia de nuestras
insuficiencias, en el apego a la nación como un todo y también en el respeto a la
diversidad y autonomía de los estados como partes entrañables de la República.
Señoras y señores: en este intenso proceso democrático contamos con el liderazgo del
presidente Zedillo y con su empeño por recuperar para la institución presidencial,
dignidad, decoro, firmeza y alto sentido de responsabilidad.
El amplio periodo de reformas, de claro contenido democrático y de enorme aliento
histórico, es el empeño en marcha de la moder nidad y en este empeño solidario es la
contribución más importante de un gobierno que trabaja para que el país llegue viable y
vencedor a la batalla del Siglo XXI.
Llegar viables sí, para resguardarla y merecer la soberanía; llegar vencedor para
alcanzar y extender la justicia; llegar sin que la travesía nos desfigure o nos
disminuya, sin que el viento del cambio nos borre o nos aplaste. Ese es nuestro reto y de
su tamaño es la magnitud de nuestra imaginación y nuestra fortaleza.
Toda tarea de gobierno, toda tarea política está dirigida en primer lugar a mejorar el
nivel de vida de las mujeres y los hombres y la de los pueblos; si no se cumple con esta
finalidad, todo lo demás es accesorio. Tenemos que reconocer que hay problemas
ancestrales que no se pueden resolver en un día, pero no pode mos quedarnos paralizados
cuando éstos hacen crisis. No hay tiempo para la inmovilidad, no podemos dejar de ver la
pobreza en el campo, el rezago en la atención a las demandas de nuestros indígenas o el
gran problema ecológico.
Propugnamos por un desarrollo económico con equidad y justicia, las perspectivas de la
economía mexicana son alentadoras, han sido atendidos los factores que provocaron
inestabilidad en el pasado y la economía cuenta hoy con bases sólidas para crecer de
manera sostenida y estable en los próximos años. Con base en esa orientación, hemos
logrado acuerdos importantes para la buena marcha de las finanzas públicas, la
prevención y castigo del delito, el fortalecimiento del sistema de control de la gestión
pública y en forma relevante la modernización de las normas de organización del Poder
Legislativo de la Unión.
Asimismo, la descentralización del poder sin menoscabo del Estado Nacional, el auténtico
federalismo y el nuevo municipio más allá de lo estrictamente fiscal.
Señoras y señores: los desafíos que México enfrenta exigen un Poder Legislativo eficaz
y propositivo, para ello es imprescindible que los partidos que lo integren actúen con
voluntad decidida y con ética política; ética y práctica política no significa que
debamos anular las diferencias en aras de una falsa uniformidad; negociar no significa
traicionar; ceder no significa aplicar. Acuerdo por acuerdo, pongamos sobre la mesa las
aportaciones de cada quien y cumplamos los compromisos. Tenemos por delante un año de
trabajo que deberá ser fructífero para bien de la nación.
Son muchos los temas que requieren atención inmediata y acuerdos políticos que la
nación exige, prontitud y calma.
Que este periodo de sesiones que hoy inauguramos sea fuente de reformas útiles y
necesarias, es la exigencia de la sociedad. ¡Cumplamos!
Muchas gracias.
RECESO
El Presidente
del Congreso
(a las 18:47 horas): |
Se declara un receso en espera del
señor Presidente de la República.
(Receso.)
(A las 19:05 horas) Se reanuda la sesión.
Se ruega a todos los presentes pasen a ocupar sus lugares.
Se invita a los presentes a escuchar el Himno Nacional.
(Himno Nacional.)
19, 20 y 21
V INFORME DE GOBIERNO
El Presidente
del Congreso: |
Tiene la palabra el señor Ernesto
Zedillo Ponce de León, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
El Presidente de
los Estados Unidos
Mexicanos, Ernesto Zedillo Ponce de León: |
Señoras y señores diputados y
senadores del honorable Congreso de la Unión; señor Presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación; mexicanas y mexicanos:
Me permito entregar a la Presidencia de este Congreso, un informe escrito sobre el estado
general que guarda la administración pública del país.
He cumplido así con lo que ordena el artículo 69 de la Constitución de la República.
No pretenderé exponer en esta tribuna, el contenido del informe presentado por escrito.
Sé que durante los próximos días las señoras y los señores legisladores habrán de
analizar ese informe exhaustivamente.
Al igual que en años anteriores, los funcionarios de la Administración Pública Federal
estarán a disposición de ambas cámaras para abundar o precisar sobre el documento que
he entregado.
En vez de leer o resumir aquí el informe escrito, aprovecharé el alto honor que
significa asistir a la apertura de sesiones del Congreso de la Unión para expresar
algunas consideraciones sobre el avance social, económico y político de la nación.
Cada día los mexicanos trabajamos muy duro para que nuestros hijos tengan mejores
condiciones de vida que nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros mismos. Los mexicanos
sabemos que nada puede sustituir al esfuerzo de cada persona, de cada familia, de cada
comunidad; pero también sabemos que ese esfuerzo debe ser apoyado por el Gobierno en
aquellos aspectos que corresponden a la acción del Estado. Con toda razón la gente
espera que el Estado promueva oportunidades equitativas para la superación y el bienestar
de todos; que el Estado provea buenos servicios básicos; que el Estado brinde seguridad.
Trabajar para esto, que es el sentido social más profundo del Estado, ha sido el objetivo
más importante de este Gobierno. Hemos trabajado con plena conciencia de que debemos
enfrentar carencias y rezagos acumulados durante muchas décadas y a veces siglos; hemos
trabajado conscientes también de que el crecimiento de la población ha impuesto retos
enormes. Nada más en los últimos 30 años, nuestra población se ha duplicado. En 1970
eramos 48 millones, en el año 2000 seremos 100 millones.
Además hay más de 10 millones de mexicanos que viven dispersos en localidades de menos
de 500 habitantes cada una. Esto significa que ha sido particularmente difícil llevar
servicios básicos a estos mexicanos, atenderlos como es debido e incorporarlos a los
avances del resto del país.
La distancia que separa a esos mexicanos de los niveles de vida de los demás, es mayor en
la medida en que cada generación naturalmente tiene demandas más y más altas.
En la educación, por ejemplo hace 70 años, la gran cruzada era por la alfabetización.
En 1970 en que la escolaridad promedio en el país era ya de tres años cuatro meses, la
meta era la primaria completa, hoy que la escolaridad promedio es de siete años, siete
meses, la meta de nueve años ya es insuficiente.
El tamaño y la complejidad de los retos ha sido el mayor estímulo del Gobierno para
hacer el mayor esfuerzo, sobre todo porque la atención de muchas demandas requiere gran
perseverancia, el camino es largo y se recorre paso a paso.
La gente sabe que falta a la verdad quien ofrezca resolver los problemas de un día para
otro, lo que sí podemos hacer es seguir sumando el esfuerzo de cada uno, para que todos
estemos un poco mejor cada día. Por eso este Gobierno dedica la mayor parte de sus
recursos humanos y económicos a los servicios básicos y a los apoyos que la gente más
necesita.
La inmensa mayoría de quienes trabajan para el Estado, son maestros, médicos y
enfermeras. De igual modo y no obstante las dificultades económicas, cada año de este
Gobierno hemos aumentado los recursos públicos destinados a la gente.
Hoy estamos dedicando al gasto social el 60% del presupuesto programable, ésta es la
proporción más alta en la historia de México, hace 10 años esa proporción era 36% y
hace 15 años era 28%.
Porque la gente demanda más y mejor educación, para tener más y mejores oportunidades
de superación y bienestar, a ella dedicamos la mayor parte del gasto social, 25 centavos
de cada peso que programa gastar el Gobierno son para educación, la educación ha sido y
seguirá siendo una prioridad indiscutible para este Gobierno.
Esto hace posible que hoy casi uno de cada tres mexicanos estén en la escuela. Los
mexicanos queremos que haya escuela para todos los niños y jóvenes y que ingresen a
ellas mejor preparados, para aprender y para convivir.
Hoy nueve de cada 10 niñas y niños que entran a la primaria, ya cursaron antes al menos
un año de preescolar. Hoy también nueve de cada 10 años, entre seis y 14 años de edad
están estudiando la primaria, un total de 14.7 millones.
Más del 90% de los mexicanos de 15 años de edad ya completaron su primaria, lo que es un
avance significativo con respecto a 1995, en que esa proporción era menor a 84%.
Pero no basta con la primaria, por eso este Gobierno ha hecho un esfuerzo especial, para
que más mexicanos estudien la secundaria, como es su derecho. Hoy más de 5 millones 260
mil jóvenes están en la secundaria, 770 mil más que en 1994.
El impulso no se detiene ahí, a medida que más jóvenes ingresan a la secundaria, son
más los que siguen hasta la educación superior, por lo pronto más de 2 millones 860 mil
mexicanos están cursando educación media superior, medio millón más que en 1994.
Los jóvenes demandan más y mejores opciones de estudios superiores y tecnológicos. Hace
cinco años había en el país 120 institutos tecnológicos superiores, hoy contamos con
171. Hace cinco años había siete universidades tecnológicas, hoy contamos con 38.
Gracias a este esfuerzo ahora 2 millones de alumnos están estudiando educación superior,
520 mil más que en 1994.
Con muchísima razón la gente ya no se conforma sólo con que haya escuelas para sus
hijos, la gente quiere calidad. Tiene toda la razón; vivimos en un mundo más y más
exigente y el sentido de ir a la escuela es aprender para poder vivir mejor. Por eso en
este Gobierno se ha hecho un gran esfuerzo para elevar la calidad en todos los niveles
educativos. En primaria se ha completado la renovación de los planes de estudio; también
se ha completado la renovación de los libros de texto gratuitos. Para este año escolar
se distribuyeron 173 millones de ejemplares; 62 millones más que en 1994.
Además, se ha restituido la enseñanza sistemática de materias, para que los niños y
los jóvenes conozcan y aprecien nuestra historia y sus deberes cívicos y se han
establecido materias para inculcarles responsabilidad hacia la naturaleza y hacia su
propia vida.
En la secundaria también hemos realizado una renovación completa de los planes de
estudio. Por primera vez con la concurrencia de las entidades federativas se están
distribuyendo gratuitamente libros de texto para secundaria. Comenzamos este esfuerzo hace
apenas dos años y 90% de los alumnos de las secundarias públicas ya los reciben en este
ciclo escolar.
La clave para una educación de calidad está en tener buenos maestros; los maestros
necesitan buenos apoyos para prepararse y actualizarse. El Gobierno está impulsando una
reforma integral a la educación normal y está haciendo una inversión sin precedente en
la infraestructura para la preparación y la capacitación permanente del magisterio
nacional.
Más maestros que nunca antes están tomando cursos de actualización y están
participando en análisis y discusiones sobre planes de estudio y métodos de enseñanza.
Más maestros que nunca antes están recibiendo más apoyos que nunca antes de libros,
materiales didácticos, acceso a bibliotecas especializadas, televisión educativa y
equipos de cómputo.
Lograr la calidad que queremos toma tiempo, pero ese esfuerzo empieza a dar sus
primeros resultados. Después de muchos años de deterioro, contamos con las primeras
evidencias empíricas de que los alumnos ya están adquiriendo y utilizando mejores
conocimientos señaladamente en materias como español y matemáticas.
El esfuerzo por la calidad debe llegar a todos los niveles educativos, por eso para apoyar
a las universidades públicas, este Gobierno ha puesto en marcha programas especiales que
alientan la formación y especialización del profesorado, que otorgan estímulos
económicos a las labores docentes y que promueven la modernización de las instalaciones,
los sistemas de información y el equipo para la investigación.
Ampliar la cobertura e impulsar la calidad de la educación no es suficiente para hacer
efectivo el derecho a la educación de todos los niños mexicanos. Debemos reconocer que
en México muchos niños se han quedado sin las oportunidades que brinda la educación, no
por falta de escuela sino por falta de nutrición, de salud y por la pobreza de sus
padres. Pocas cosas son más tristes que ver a un niño o a una niña que abandonan la
escuela por una enfermedad o que dejan de estudiar porque sus padres los necesitan para
que ayuden con el gasto.
Para que esto deje de ocurrir, este Gobierno ha venido aplicando programas especiales que
evitan que las niñas queden marginadas de la escuela, que impiden que la mala nutrición
y el hambre condenen a niños sin recursos a quedar en desventaja para toda su vida y que
hacen más difícil que abandonen la escuela antes de terminarla.
Hoy, con la concurrencia de estados y municipios, cada día 4.5 millones de niños reciben
desayunos escolares, tres veces más que en 1994.
Hoy, 4.2 millones de niños de primarias rurales, incluidas todas las indígenas, reciben
gratuitamente útiles escolares y materiales didácticos elaborados especialmente para
ellos. Hoy, más de 3 millones de alumnos de educación básica reciben becas, cinco veces
más que en 1994.
Sin embargo, cada uno de estos apoyos por sí mismos, no asegura que los niños más
necesitados puedan permanecer en la escuela y aprovecharla. En muchos casos se requiere
atender integralmente todos los aspectos que pueden truncar la educación de estos niños.
Para eso, se está aplicando el Programa Nacional de Educación, Salud y Alimentación, el
Progresa.
El Progresa proporciona a las familias más pobres una beca para que cada hija o hijo
cursen la primaria y la secundaria y la condiciona a que asistan a la escuela y a que
reciban atención médica. Además se otorga un apoyo en efectivo a cada familia. Las
becas y los apoyos son para evitar que los niños en vez de estudiar, indebidamente
trabajen. Adicionalmente, el Progresa entrega complementos nutritivos para los niños más
pequeños y las madres en lactancia.
Con el Progresa, muchos niños que nunca habían recibido atención médica, ya la
reciben; muchos niños que habían abandonado la escuela han regresado a ella; muchos
niños de familias donde nadie había terminado la primaria o la secundaria, ahora las
completarán. Esos niños tendrán las oportunidades que sus padres y sus hermanos mayores
no han tenido.
Adicionalmente, gracias al contacto con las instituciones y a la atención médica, muchas
madres de familia ahora cuidan mejor de su salud; muchas madres de familia están
encontrando con el apoyo económico que reciben, aun siendo modesto, encuentran que les
sirve como base para mejorar sus actividades productivas o iniciar otras.
El Progresa comenzó a aplicarse apenas hace dos años; este mes llegaremos a la meta que
nos fijamos para fines de este año, de atender a 2.3 millones de familias. Ahora nuestra
meta, para el inicio del año 2000, es atender a 2.6 millones de familias.
La salud, es condición básica para el progreso y para la tranquilidad de las personas y
familias. Por eso este Gobierno ha hecho un gran esfuerzo por atender mejor la salud de la
gente. En esta administración, el ramo de presupuesto que ha tenido mayor crecimiento,
70% en términos reales, es el de los servicios de salud. Gracias a esta inversión, el
próximo año lograremos que todos los mexicanos tengan acceso al paquete básico de salud
en hospitales, clínicas, centros de salud o unidades móviles.
22, 23 y 24
El paquete básico previene y atiende los
males más extendidos y frecuentes en México. En los pasados cinco años se ha logrado
incorporar a los servicios básicos de salud, a 16 millones de personas; la mitad de ellos
nacieron en ese lapso. Los otros ocho millones que habitan en las zonas más pobres del
país, habían estado marginados por completo de las instituciones de salud. Se trata no
sólo de combatir la enfermedad y la zozobra que provoca en las familias, sino también de
prevenirlas; el 98% de los niños menores de cinco años, ya reciben vacunas para prevenir
12 enfermedades. Hasta hace pocos años, las vacunas que se aplicaban protegían sólo
contra seis. Esta acción, evita cada año la muerte o discapacidad de miles de niños por
polio, meningitis u otras enfermedades.
Durante los pasados cinco años, el Gobierno ha construido 156 nuevos hospitales, uno cada
12 días y 2 mil 800 centros de salud y consultorios, uno y medio por día. Además, ha
incorporado a las labores a 45 mil nuevos médicos y enfermeras para mejorar la calidad de
la atención.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, contiene el patrimonio colectivo que protege la
salud y las pensiones de retiro de la mitad de los mexicanos. Hace cinco años ese
patrimonio se encontraba en grave riesgo; los servicios médicos eran insuficientes por
falta de inversión y mantenimiento; escaseaban las medicinas y los materiales de
curación; las pensiones ya no podrián cubrirse con el presupuesto y sin acciones
oportunas, habrían dejado de pagarse.
La angustia y la irritación se extendían entre los derechohabientes, la quiebra del
instituto ya no era sólo una amenaza, sino una realidad inminente. El Gobierno de la
República no podía permitir el colapso de la institución más importante del patrimonio
social de los trabajadores mexicanos.
Pudimos optar por tomar sólo medidas superficiales y trasladar el problema a la siguiente
administración federal, lo que habría hecho más profundo el deterioro. Pero actuar así
habría sido un acto irresponsable con los trabajadores del país. En cambio, este
Gobierno propuso una profunda reforma a la seguridad social, que fue aprobada por el
Congreso de la Unión.
Como resultado de la reforma el Gobierno Federal absorbió el enorme pasivo para el pago
de pensiones e incrementó su aportación regular para que disminuyeran las aportaciones
de los trabajadores. Comprometimos recursos públicos de éste y de los próximos
gobiernos para rescatar a la seguridad social.
Hoy el Instituto Mexicano del Seguro Social, está creciendo; está llevando a cabo el
programa de inversiones más grande de su historia. Los ramos que protegen la salud están
logrando excedentes para una sana y estable operación futura. Las pensiones de quienes
habían adquirido ese derecho, están garantizadas y se pagan puntualmente. Un nuevo
sistema de ahorro y retiro más justo y productivo protege ahora a 14.8 millones de
trabajadores. Los hechos acreditan la justicia y la oportunidad del rescate de la
seguridad social por el Estado mexicano. Los mexicanos que viven y trabajan en las
ciudades, tres cuartas partes de la población del país, reclaman mejores servicios y
oportunidades para una vida digna, el Gobierno trabaja para atenderlos, en los últimos
cinco años 8.3 millones más de mexicanos han comenzado por primera vez, a recibir el
servicio de agua potable y 10.5 millones más el de drenaje y alcantarillado. La energía
eléctrica llega hoy al 95% de los hogares.
Por otra parte, medio millón de familias han recibido las escrituras de sus lotes en
colonias populares regularizadas y 2.1 millones han obtenido financiamiento para adquirir
o mejorar su casa o departamento. En noviembre pasado el Infonavit asumió el compromiso
de financiar la construcción de 200 mil viviendas en 18 meses; el objetivo más ambicioso
que se haya fijado esa institución.
Para atender eficazmente a las colonias populares y procurar un mejor desarrollo urbano,
promovimos un profundo cambio congruente con el nuevo federalismo que impulsamos. Muchas
de las responsabilidades y los recursos que antes eran ejercidos por el Gobierno Federal,
han sido transferidos a los gobiernos de los estados y los municipios. No sólo eso, se
han incrementado los recursos: en 1997 se transfirieron a los municipios 8 mil millones de
pesos, en este año serán más de 25 mil.
Hoy, tres cuartas partes del presupuesto que manejaba la Secretaría de
Desarrollo Social, se operan en esta nueva modalidad, el nuevo federalismo en la
provisión de servicios básicos es un ejercicio democrático que atiende las demandas de
la gente con seriedad, sin personalismos y sin afanes de lucro político.
Por muchos años hemos hablado de la crisis que afecta al campo mexicano y que impide a
las mujeres y los hombres del campo, que su esfuerzo reciba la retribución justa. Por
eso, este Gobierno ha venido aplicando una estrategia integral para corregir las
restricciones estructurales del sector rural.
Estamos saliendo de la prolongada crisis del campo mexicano, lo estamos logrando al abatir
la incertidumbre y la indefinición agrarias...
El Presidente
del Congreso: |
Permítame, señor Presidente.
Esta Presidencia ruega a los señores
legisladores guardar silencio para escuchar el informe del Presidente de los Estados
Unidos Mexicanos.
Continúe, señor Presidente.
El Presidente de
los Estados Unidos
Mexicanos, Ernesto Zedillo Ponce de León: |
Lo estamos logrando al abatir la
incertidumbre y la indefinición agrarias, al promover el crecimiento y la
diversificación de la producción agropecuaria y al impulsar el desarrollo social a
partir del combate a la pobreza extrema.
En lo fundamental, la disputa por la tierra, 20 mil ejidos y comunidades, cerca del 70% de
los que existen en el país, ya cuentan con los títulos y certificados que reconocen y
precisan su propiedad y sus derechos.
La titulación previene conflictos y enfrentamientos estériles que frenan el desarrollo
productivo, arriesgan el ingreso y retardan el bienestar. La certeza y la claridad en los
derechos de propiedad sustentan una nueva convivencia pacífica, plural y democrática en
el campo.
Los campesinos están resueltos a aumentar la producción agropecuaria y elevar el
rendimiento de sus tierras.
El Gobierno respalda su esfuerzo facilitando la adquisición de maquinaria y equipo de
trabajo, el uso de semillas y pies de cría y llevándoles asistencia técnica de calidad.
Con la Alianza para el Campo se apoyan hasta con 45% las inversiones directas de los
productores para elevar la productividad. Cada año Procampo, está entregando un pago en
efectivo que garantiza un ingreso mínimo a 2.9 millones de productores que siembran 14
millones de hectáreas de cultivos básicos.
Con este apoyo los campesinos adquieren insumos y se protegen de variaciones en los
precios.
A través del Programa de Apoyo a la Comercialización se están compensando las
desventajas que afectan a los productores agrícolas, para que puedan recibir ingresos
superiores a los referentes internacionales sin afectar a los consumidores.
Poco a poco en esta administración se ha venido recuperando la dinámica del crecimiento
agropecuario que, pese a condiciones climáticas adversas, ya supera en promedio al
incremento de la población.
Por otra parte, el avance en las exportaciones agropecuarias refleja la transformación
productiva que está generando la inversión.
La pobreza rural conforma un círculo vicioso complejo y resistente.
Quienes la sufren demandan que superemos la injusticia histórica que los separa de los
demás mexicanos y los margina del progreso y del bienestar.
El Gobierno está respondiendo a esta demanda con una visión de largo plazo, que no sólo
atiende los síntomas sino que ataca las causas de la pobreza con constancia y decisión.
Los pobres del campo exijen oportunidades de progreso para alcanzarlo con su propio
esfuerzo.
De ahí que en las zonas rurales marginadas estemos concentrando los esfuerzos para
ampliar la cobertura educativa y de salud. De ahí también que el Progresa, llegue ya a
cuatro de cada cinco familias rurales afectadas por pobreza extrema y que el crédito a la
palabra llegue a casi 550 mil productores de autoconsumo.
Adicionalmente, se ha incrementado el apoyo a las empresas sociales y los fondos
indígenas, se ha ampliado el sistema de abasto rural y se ha reorganizado la atención a
las regiones prioritarias con altos índices de marginación.
Además, se están ofreciendo empleos estacionales para abrir y mantener caminos, así
como para construir obras de beneficio colectivo que eleven los rendimientos de la
producción.
Cada año los programas de empleo temporal ofrecen 1 millón de puestos de trabajo, 370
mil más que hace cuatro años. Estos programas tienen un doble efecto en las familias y
comunidades que significan salarios y también más y mejor infraestructura.
Con toda razón las mujeres demandan que se les atienda con la eficacia y la calidad con
que ellas contribuyen a la vida social, política y cultural del país.
El Gobierno, en el caso de las mujeres que viven y trabajan en el campo, les está
respondiendo con acciones específicas para su salud y su educación, con programas de
combate a la pobreza y de apoyo productivo. La incorporación de las familias al Progresa
se hace a través de las mujeres, para asegurar que los apoyos realmente agreguen recursos
al hogar.
Para prevenir la deserción escolar de las niñas, que tiende a ser lamentablemente más
alta que entre los niños, las becas que ellas reciben son mayores. En los cinco años de
esta administración se ha otorgado financiamiento a más de 20 mil proyectos de empresas
de mujeres. Más de 700 mil familias campesinas han recibido apoyo para la producción de
traspatio que realizan las mujeres.
Cuando el medio ambiente se deteriora, la calidad de vida de todos también se deteriora.
Más y más mexicanos, sobre todo entre los jóvenes, exigen vigorosamente que trabajemos
para restaurar la armonía en nuestra relación con la naturaleza. Esa tarea rebasa el
compromiso de las personas o de los grupos voluntarios.
Por eso, este Gobierno ha hecho del cuidado de los recursos naturales una parte esencial y
novedosa de la política social. En esta administración se han realizado acciones de
protección en 37 millones de hectáreas de bosques, selvas y áreas de diversidad
biológica, casi la quinta parte de nuestro territorio. Hemos sembrado 1 mil millones de
árboles y se ha comenzado a elevar la eficacia en el combate a los incendios forestales.
En la medida en que la gente, muchas veces en pobreza, comparte el espacio y los recursos
que debemos cuidar, debemos conjugar justicia, conservación y desarrollo sustentable. Los
mexicanos estamos avanzando como nunca frente a uno de los retos más grandes y complejos
de nuestro tiempo.
Dos desastres de gran magnitud: el huracán "Paulina", que azotó las costas de
Guerrero y Oaxaca en octubre de 1997; y las lluvias torrenciales en la costa de Chiapas en
septiembre de 1998, que provocaron desbordamientos catastróficos, pusieron
dramáticamente de relieve las consecuencias de abusar de los recursos naturales. Las
acciones y los programas de emergencia para enfrentar esos desastres requirieron de
grandes esfuerzos y elevados costos para rescatar personas, evitar epidemias, superar la
escasez de agua y alimentos, así como para reponer la vivienda y la infraestructura
destruidas.
Con el esfuerzo y la solidaridad de los mexicanos conseguimos esos objetivos. La
disposición de un fondo presupuestal para contingencias, aprobado por la Cámara de
Diputados...
El Presidente
del Congreso: |
Permítame, señor Presidente.
Con toda la atención y respeto que merece nuestra investidura, esta Presidencia hace un
llamado y una invitación a todos los compañeros legisladores para que no rompamos con el
protocolo republicano, característico de la tradición parlamentaria que hemos observado
durante años.
Continúe usted, señor Presidente.
25, 26 y 27
El Presidente de
los Estados Unidos
Mexicanos, Ernesto Zedillo Ponce de León: |
La disposición de un fondo presupuestal
para contingencias, aprobado por la Cámara de Diputados ha permitido afrontar las
emergencias sin mermar los recursos de inversión social...
El Presidente
del Congreso: |
Permítame, señor Presidente; señor
diputado:
Se le informa a usted que esta sesión se conduce en cumplimiento a lo dispuesto por los
artículos 69 constitucional, 5o., 7o. y 8o. de la Ley Orgánica del Congreso General y el
189 de su Reglamento.
No procede el uso de la voz y yo lo invito a reservar sus observaciones para las sesiones
en que habrá de analizarse el informe que hoy día es de nuestro conocimiento.
Señor senador: la disposición extrema y expresa del artículo 8o. señala claramente
para qué está reunido el Congreso General el día de hoy.
Puede usted continuar, señor Presidente.
El Presidente de
los Estados Unidos
Mexicanos, Ernesto Zedillo Ponce de León: |
Gracias, señor diputado.
Frente a los desastres y de manera muy especial en el caso de la costa de Chiapas se
evitaron pérdidas humanas incalculables, gracias a la participación leal, oportuna y
eficaz de nuestras fuerzas armadas.
La gran capacidad del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada de México en las tareas de
protección civil se demostró, una vez más, cuando el huracán "Mitch" golpeó
a nuestros hermanos de Centroamérica, apenas unos cuantos días después de las
inundaciones en Chiapas.
El Gobierno de la República captó el sentimiento solidario de los mexicanos y envió
personal de nuestras fuerzas armadas y de otras dependencias federales con auxilio y
apoyo. Merecidamente todos recibieron en esos países hermanos un gran reconocimiento a su
labor, disciplina y sacrificio.
En nuestra extendida y quebrada geografía las comunicaciones son una demanda fundamental
para el progreso y las oportunidades.
La producción y el abasto, el acceso a los servicios básicos y hasta la atención de
emergencias mejoran si se cuenta con caminos.
En los cinco años de esta administración las carreteras construidas o ampliadas suman 6
mil kilómetros. Además de la construcción de 1 mil 600 kilómetros de nuevos caminos
rurales, cada año se conservan y mantienen 62 mil kilómetros con el trabajo de los
campesinos que los transitan y aprovechan.
Contar con un empleo digno es indispensable para salir adelante en la vida a partir del
esfuerzo propio. Por eso este Gobierno ha trabajado para que existan condiciones generales
y particulares que estimulen la creación de nuevas y mejores fuentes de empleo.
Debimos partir de una situación muy difícil, pues el impacto social más doloroso de la
emergencia económica que se desató a fines de 1994 se dio precisamente en el empleo,
entonces muchos puestos de trabajo fueron cancelados, llegando en agosto de 1995 a una
tasa de desempleo abierto de 7.6% de la población económicamente activa, la más alta
desde que fue creada esta estadística en 1987.
Por las mismas razones el número de asegurados permanentes en el Seguro Social disminuyó
en casi medio millón durante los primeros siete meses de aquel año. Afortunadamente esta
triste situación comenzó a aliviarse más pronto de lo que muchos previeron. En este mes
se cumplen cuatro años de una expansión prácticamente sostenida en el nivel de empleo.
Gracias a ello, el pasado mes de julio se registró una tasa de desempleo abierto de
2.26%; ésta es la tasa más baja desde diciembre de 1992 y es la menor que se haya
registrado para cualquier mes de julio.
De igual modo, el número de asegurados permanentes en el Seguro Social alcanzó su
máximo histórico el pasado julio, al registrar poco más de 10 millones 411 mil
trabajadores.
Esto significa que a partir del inicio de la recuperación del empleo, hace cuatro años,
se ha logrado aumentar en más de 2 millones el número de asegurados permanentes en el
IMSS.
La positiva evolución del empleo se ha apoyado en las condiciones generales de la
economía, así como en un esfuerzo sin precedente en materia de capacitación para
trabajadores, tanto empleados como en busca de empleo.
Además de procurar las condiciones para que haya buenas oportunidades de superación y
bienestar, la gente espera que el Estado le brinde seguridad pública y justicia. Con gran
pesar reconozco que el Estado aún no ha cumplido esta demanda de los mexicanos y hablo
del Estado en su acepción más amplia, pues en materia de seguridad pública somos
claramente corresponsables los tres poderes de la Unión y los tres órdenes de gobierno.
De hecho, más del 90% de los delitos que se cometen son del fuero común y perseguirlos
es responsabilidad de los gobiernos estatales.
Por todas partes he escuchado los testimonios de dolor e indignación de muchísimos
mexicanos que han sufrido por causa de la criminalidad y la inseguridad pública. La
ciudadanía tiene razón en dolerse, tiene razón en indignarse, tiene razón en estar
molesta con las autoridades. Estamos viviendo todavía las consecuencias de problemas muy
graves que dejamos que se acumularan por muchos años. Hemos tenido que enfrentar
tenazmente problemas como leyes insuficientes, instituciones obsoletas y además
penetradas por la delincuencia y la corrupción, carencia de recursos y de buenos
programas.
Ante la gravedad de estos problemas, el Gobierno de la República de ningún modo se ha
quedado con los brazos cruzados. Lo primero que tenía que hacerse para poder responderle
a la gente era emprender profundas reformas a la Constitución y a las leyes del país.
Sólo con nuevas leyes podíamos empezar a combatir a los delincuentes de hoy con
eficacia. Por eso, he enviado progresivamente a consideración de este Congreso diversas
iniciativas, debido a la complejidad jurídica y social que implican dichas reformas su
examen y aprobación naturalmente han tomado tiempo, las más recientes fueron promulgadas
en junio pasado.
Gracias a esta labor legislativa ahora estamos, apenas ahora, estamos empezando a trabajar
con leyes más adecuadas para enfrentar a la delincuencia, esta labor legislativa se
refleja en que en los pasados cinco años se han realizado cinco reformas
constitucionales, 64 reformas a códigos y ordenamientos y se han emitido 11 nuevas leyes
que tienen que ver con seguridad pública y justicia.
Con las nuevas leyes ahora podemos esperar de nuestras instituciones resultados que antes
no podían cumplir; antes, el Poder Judicial de la Federación no tenía total
independencia, no contaba con todos los medios indispensables para procurar la estricta
imparcialidad, la honradez y el creciente profesionalismo de sus jueces y magistrados,
ahora la ley se los proporciona con claridad.
Antes no contábamos con leyes adecuadas para perseguir y castigar la delincuencia
organizada ni en lavado de dinero, ahora tenemos esas leyes; antes, las leyes eran muy
permisivas con quienes poseían, usaban y traficaban con armas prohibidas, ahora la ley
trata con más rigor a quienes lo hacen y sobre todo a quienes las utilizan para
delinquir.
Antes de las reformas, era muy difícil detener, consignar y castigar a quien cometía un
delito, ahora podemos hacerlo; antes, los criminales podían abusar de la facilidad que
les daba la ley para obtener su libertad provisional y seguir delinquiendo en las calles,
ahora es mucho más difícil que lo logren.
Antes, la ley no castigaba suficientemente delitos violentos como el asalto a mano armada,
la violación, el secuestro y el homicidio, ahora las sentencias aplicables responden más
justamente a la gravedad de estos crímenes.
Antes, la ley era absurdamente suave con delitos que dañaban el ahorro y el patrimonio de
los mexicanos, de eso se aprovechan para evadir la justicia quienes defraudaron a
instituciones financieras, ahora quienes abusen de los demás así recibirán penas
severas como lo merecen.
Antes, incluso la propia Constitución en sus disposiciones laborales, hacía casi
imposible depurar los cuerpos de policía y separar a los agentes corruptos o incapaces,
ahora podemos hacerlo. Por eso hemos empezado la más profunda depuración que se haya
hecho en nuestros cuerpos de policía y procuración de justicia; a la vez, hemos
comenzado a evaluar sistemáticamente a los policías judiciales, los agentes del
Ministerio Público y los peritos.
Antes, no existían bases legales que obligaran a los gobiernos Federal, estatales y
municipales a trabajar coordinadamente contra la delincuencia, ahora tenemos esas bases.
Comenzamos a utilizarla para intercambiar información sobre bandas organizadas,
delincuentes y sus formas de actuar, para realizar mejores investigaciones, para poder
perseguir a los criminales en todo el país, para evitar que policías que son perseguidos
por aprovechar su cargo para cometer fechorías en un Estado, aparezcan en otro Estado
haciendo lo mismo, para integrar mejores acusaciones y que los delincuentes no queden en
libertad por falta de pruebas.
Antes, los recursos presupuestales para seguridad pública y justicia eran mucho muy
escasos y se gastaban sin una estrategia integral. Ahora, estamos destinando a la
seguridad pública y a la justicia más recursos que nunca en nuestra historia. Este año
los gobiernos Federal y estatales, están invirtiendo 9 mil millones de pesos en seguridad
pública; esta cifra es más del doble en términos reales de la invertida el año pasado
y cerca del triple de la de 1997, además, casi el 70% de esos recursos están siendo
ejercidos por los estados y municipios a cambio de que apliquen programas precisos de
depuración de sus procuradurías y policías, de capacitación y adiestramiento de sus
agentes, de modernización del equipo con que cuentan.
A su vez, el Gobierno Federal también está fortaleciendo sus cuerpos de seguridad. Se ha
creado la Policía Federal Preventiva, con nuevos mecanismos de selección, entrenamiento
y control para detectar y evitar que le infiltren malos elementos.
Sé bien que en seguridad pública estamos muy lejos de donde hemos ofrecido estar y mucho
más lejos de donde quisiéramos estar, pero muy pronto empezaremos a ganar la batalla a
la delincuencia; muy pronto empezaremos a revertir la tendencia de criminalidad e
inseguridad que hemos padecido estos años...
El Presidente
del Congreso: |
Permítame, señor Presidente; señor
senador:
Tenga la bondad de sentarse y le ruego que no violemos el espíritu de esta sesión y que
mantengamos el orden necesario para escuchar al ciudadano Presidente de la República en
este mensaje.
El llamado es a la Asamblea al orden y a la compostura para continuar con el informe de
Gobierno...
Tenga la bondad de sentarse, señor senador...
Se les ruega guardar silencio y tener respeto.
Tenga la bondad de sentarse, señor senador y le hago un llamado con toda atención y
respeto que merece nuestra investidura y esta Presidencia le llama y le invita para que
guarde compostura y no rompamos con el protocolo republicano característico de la
tradición parlamentaria que hemos observado.
El Presidente de
los Estados Unidos
Mexicanos, Ernesto Zedillo Ponce de León: |
Tengo confianza en que lograremos buenos
resultados, en especial si los tres poderes de la Unión y los tres órdenes de gobierno
perseveramos con firmeza y ahínco en las tareas que hemos emprendido.
Como Presidente de la República, mi mayor dedicación es trabajar por las oportunidades
de los mexicanos de hoy y de mañana.
Sé muy bien, y la gente me lo dice todos los días, que hacen falta más empleos y
mejores salarios; todos sabemos que es necesario invertir más en educación y en salud,
en todos los servicios básicos, en carreteras y caminos.
Todos sabemos que hace falta ir más de prisa, ir más a fondo contra la pobreza que azota
a millones de mexicanos en el campo y en las ciudades; todos sabemos que debemos combatir
mejor la inseguridad y la delincuencia.
Por todo esto, por el bienestar, la seguridad y la prosperidad de los mexicanos, es por lo
que necesitamos una economía nacional fuerte, sana en crecimiento; una economía capaz de
darnos los recursos que para todo esto nos hacen falta.
28, 29 y 30
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