Por otra
parte, en nuestro partido tenemos la convicción de que la estabilidad económica dentro
de un régimen genuinamente democrático, es un factor de extrema importancia para
promover el ahorro y estimular la productividad, elementos claves para la creación
del mayor bienestar. Así, tenemos la convicción de que es al gobierno a quien le
corresponde establecer las condiciones para que dicho bienestar quede también debidamente
compartido, acortando así la enorme brecha entre los que tienen todo y los que nada
tienen.
Es lamentable ver como, señor Secretario, con tal de retener el poder, han venido
aplicando políticas económicas electoreras que vez tras vez han llevado al país a
graves crisis financieras, con gastos exorbitantes electorales y con rompimientos bruscos
de la paridad, acompañados por una inflación desbordada, cuantiosísimas fugas de
capital y un consecuente empobrecimiento de la población.
Así les sucedió en 1976,1982,1987 y 1994. No cabe duda, han sido ustedes tercamente
reincidentes.
Ha quedado plenamente demostrado que su régimen y su partido han sido completamente
incapaces de mantener la estabilidad. Generando tan graves desigualdades y perturbaciones
económicas, ¿cómo pueden entonces, aspirar ustedes a elevar el bienestar de la
sociedad?
A su gobierno y partido se les ha acabado la imaginación, la sensibilidad y con ello el
sentimiento de humanidad y así señor Secretario, en mi opinión, se les ha acabo el
tiempo.
Qué trágico es, no obstante que sus últimos momentos le estén costando tanta miseria y
hambre al pueblo mexicano.
Durante los últimos sexenios, ¿qué le ha dejado su gobierno a nuestra vejada nación?
Una inflación flagelante, una creciente desigualdad social y una deplorable distribución
de la riqueza, que para colmo, con ustedes no parece tener solución y en esta
retrospección ¿Qué es lo que tenemos a la vista? Un sistema hegemónico autoritario y
represivo, que al haber perdido el derrotero va dejando atrás un rastro de miseria.
Más de 40 millones atrapados en la pobreza, hasta hoy, sin esperanza y de éstos más de
las dos terceras partes, trágicamente inmersos en la pobreza extrema. Bandazo tras
bandazo con el manejo de las finanzas desde Los Pinos y frente a un Congreso de la Unión
que fue servil y complaciente, el Ejecutivo Federal es responsable, porque nunca supo
darle un cauce estable a la energía creativa de una esforzada sociedad, porque propició
la mengua del espíritu de trabajo y del ahorro, porque ha ahuyentado al capital, porque
ha dilapidado los cuantiosos ingresos petroleros, porque estimuló la dolorosa emigración
de nuestros compatriotas, quienes se han visto obligados a aportarle, pero a otra nación.
En este entorno, ¿cree usted, señor Secretario, que vamos a poder lograr un vigoroso
crecimiento del bienestar de la población?
Explíquele usted por este conducto a la nación, señor Secretario, explíquele usted al
que se ha encontrado atrapado por décadas en la pobreza extrema, el por qué su sistema
no lo ha sabido rescatar. Explíquele el por qué con ustedes, habría de albergar la
esperanza de conseguir incrementar su bienestar.
Concluyo, señor Presidente.
Su sistema, señor Secretario, no tiene remedio. Se acerca el tiempo de sustituirlo por
uno que anteponga al hombre sobre la economía que establezca un orden generoso que
propicie que con la colaboración de todos podamos generar un bienestar cuantioso y
justamente compartido.
Tenemos recursos, señor Secretario; con un nuevo y legítimo gobierno y con un Congreso
de la Unión genuinamente plural, habremos de armonizar eficazmente dichos recursos para
así lograr el mayor bienestar de la nación.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El secretario de Hacienda y Crédito Público,
José Angel Gurría Treviño |
Señor diputado Sada, una de las razones
por las cuales efectivamente hay que poner al hombre en el centro de la atención de los
programas de gobierno, es precisamente porque estamos convencidos de que particularmente
en el caso de los más vulnerables, claramente no se puede dejar todo al mercado y tampoco
se sirve mejor al hombre poniendo todo en manos del Estado.
En Europa se habla hoy de una tercera vía, en
México esa tercera vía se empezó a practicar desde 1917 y la hemos venido practicando
con distintas expresiones y distintas formas; pero hoy, dentro del presupuesto que ustedes
mismos autorizaron para el año de 1999, con razón se dijo que el gasto social dentro del
presupuesto programable sería cuando menos del 60% efectivamente, porque debería poderse
aumentar las dos cantidades: tanto el tamaño del gasto programable, como la proporción
del gasto social dentro del mismo, porque las necesidades son enormes y porque están
todavía en una gran medida insatisfechas.
Habría que reconocer, señor diputado, cuando se refiere usted al tema del centralismo y
del federalismo, que como mencioné yo inicialmente y como es conocido, nunca los estados
y los municipios habían recibido tantos recursos de tan distinta naturaleza.
Y en una forma prevista ya desde los primeros días del año calendario, de manera
quincenal o mensual, dependiendo de los fondos de que se trate y dependiendo de si los
recursos van al Estado o finalmente son parte de los fondos municipales. Se sabe ya la
fecha en que se deben recibir y se programa y se calendariza el gasto en esa medida y como
se ha dicho aquí con frecuencia, pues ya implica esto que el gasto de estados y
municipios sea alrededor de 1.45, 1.50, por cada peso que eroga la Federación, cuando la
proporción era exactamente a la inversa hasta hace pocos años.
Efectivamente en este proceso de federalización, en este proceso de descentralización
del gasto, habría que avanzar no sólo en términos de los montos, pero sí también en
términos de la eficiencia con la que se aplica el gasto y de la complementación entre
los tres niveles de gobierno.
Claramente ante un aumento en un plazo muy corto, de los ingresos que reciben de todos los
municipios, la gran preocupación es asegurar que se apliquen bien esos recursos; que
complementen el mandato legal de que se actualicen los catastros para poder cobrar sobre
una base más parecida a la base comercial y que así se complementen los ingresos de los
municipios con otra fuente y que se haga lo propio también con el uso y saneamiento del
agua,
Y que por otro lado, recordará usted que en la propuesta fiscal del año pasado se
planteó la posibilidad de que los estados pudiesen aplicar un gravamen sobre consumo a
nivel local que fue rechazado por esta soberanía y que claramente hubiese contribuido a
una mayor autonomía fiscal de estados y municipios, en la medida en que hoy hay una muy
alta dependencia de las dos fuentes tradicionales: una, las participaciones y la otra
nueva, las aportaciones.
Quisiera hacer una referencia señor diputado, porque ya he hecho varias a la cuestión
del costo del saneamiento financiero. Pero una referencia al punto que usted mencionó
sobre la información en el caso de Banca Unión y de los fideicomisos. Mire, yo estuve
revisando las minutas de una reunión que tuvimos en comisiones el 21 de febrero, Ricardo
García Sainz, fue el primero que mencionó, aunque en el contexto de toda su
presentación de manera rápida digamos, el asunto de la posibilidad de hacer una
auditoría al Fobaproa. Cuando entramos en un intercambio sobre este tema el diputado
Fauzi Hamdan y su servidor, coincidimos en que sería altamente útil, constructivo y que
daría no sólo a los legisladores sino a la sociedad, tranquilidad el hecho de que se
hiciera efectivamente como había sugerido hacía algunos minutos el diputado García
Sainz, una auditoría al Fobaproa. En ese momento yo comprometi el apoyo, la cooperación
de la Federación para poder llevar a cabo este trabajo. Los señores diputados la
llevaron a cabo en la forma ya conocida, a través de la Comisión de Vigilancia y de un
universo enorme de cientos de miles de millones en un caso. Existe efectivamente diputado
Sada, una diferencia de carácter jurídico estrictamente, no en cuanto al espíritu, no
en cuanto a la intención, como ya demostró, de cooperar ampliamente para poder divulgar
plenamente toda la información que tuvo que ver con el saneamiento financiero.
Como lo comuniqué a ustedes por escrito en su momento, de hecho en dos ocasiones, tanto
el interventor, como la Comisión Bancaria, como el propio Procurador Fiscal de la
Federación, criterios después confirmados por la Secretaría de Gobernación en su
respuesta a la carta de la CRICP, confirman que efectivamente tenemos una diferencia
jurídica en esta materia y se ha manifestado ahora con la intención
de la Cámara de Diputados de dirigirse a la
Suprema Corte de Justicia.
Esto es un derecho, en términos de los procesos legales del país, que se está
ejerciendo por las partes con apego estrictamente a derecho. Veremos entonces, dependiendo
del trámite que decidan los señores legisladores darle a este diferendo y eventualmente
de la decisión que al respecto se defina, la cual obviamente, de ser el caso,
acataríamos plenamente.
Pero lo que quiero decirle, diputado, es que éste ha sido un caso de una diferencia de
carácter jurídico, estrictamente jurídico, porque los servidores públicos somos los
primeros que tenemos que cumplir y hacer cumplir la ley; en el contexto de un esfuerzo muy
grande, para poder terminar el procedimiento de auditorías y para poder seguir adelante
con la mecánica, era indispensable esto, de la actuación de mi parte.
Termino con un comentario sobre el asunto de los problemas que hemos tenido en materia de
crisis sexenales, señor diputado. Es muy claro que, dada la caída en el nivel de vida,
la caída en los salarios reales, la caída en el nivel absoluto y relativo de empleo y
dada la caída en las relaciones sociales del país, el deterioro en las mismas, que se
genera de este tipo de crisis, la conclusión, aunque parezca de Perogrullo, es que hay
que evitarlas a toda costa.
Creemos que se han creado ahora condiciones para poderlo hacer precisamente por el
esfuerzo que se ha hecho en estos últimos años, en los dos años últimos en particular,
aun en condiciones de enorme dificultad en el contexto del exterior.
Un marco de estabilidad permite generar empleos y esto a su vez permite una mejor
distribución del ingreso y protección social.
Por otro lado, el gasto público, dedicado en su mayoría a lo social, complementa esta
acción.
Gracias.
Para hacer uso de su derecho a réplica
y hasta por cinco minutos, tiene la palabra el diputado Rogelio Sada Zambrano.
El diputado Rogelio Sada Zambrano: |
Señor Presidente; señor Secretario:
Dado tantas caídas, no es difícil prever que el sistema caída, y creo que la caída del
sistema pronto podremos festejarla los mexicanos.
Me parece que reiteradamente hemos venido escuchando los mexicanos como todo apunta a que
pronto pueda haber una gran mejoría. Estamos ya frente a un gran amanecer.
Hemos visto como sexenalmente tenemos tropiezo tras tropiezo, como si estas crisis nos
viniesen de fuera y no fuesen generadas por malos gobiernos.
Si comparamos el desarrollo de nuestra patria contra el desarrollo de los países que hoy
se encuentran en la avanzada y comparamos la relación hace 30 años con la actual, vemos
cómo gradualmente, frente al mundo, por el pésimo manejo de gobierno que ha tenido
nuestro país, los mexicanos nos hemos venido empobreciendo.
Y esta caída responde a la total confusión en cómo conducir al país y voy a procurar,
al hacer esta aseveración, sustentarla haciendo un breve análisis de las tesis que han
sustentado los sexenios anteriores.
Tenemos a un Echeverría populista, arbitrario e incapaz. Un López Portillo
despilfarrador, autoritario y expropiador. Un De la Madrid inflacionista, gris y represor.
Así, podríamos continuar analizando a un Salinas... Reyezuelo, perverso y embaucador.
Hasta llegar al presente momento: un Zedillo ciertamente torpe en el arranque,
economicista y hasta hoy carente de sentido político.
Con estos bandazos, señor Secretario, no es posible mantener un derrotero que lleve al
crecimiento del bienestar de nuestra población.
139,140 Y 141
El caso del Banca Unión ejemplifica lo que
recientemente está pasando en la nación, cuando, ya ha intervenido Banca Unión emplea
fondos del banco para apoyar la campaña de Zedillo. Cuando por esa razón y todas
las demás de los préstamos complacientes que se dieron simuladamente para entregar
finalmente fondos a las campañas del PRI, fueron desviados y hoy pesan sobre la
población de México que los tiene que, en este momento, absorber como deuda pública,
por la negativa de que se le entre a fondo a este asunto y que paguen la culpa quienes
fueron en este sentido coludidos.
El IPAB tiene también, la obligación de continuar con la investigación profunda de los
70 mil millones de pesos que fueron detectados con irregularidades y no cejaremos hasta
ver que se aclare con precisión cuál irregularidad y cuál delito ha habido en esos
fondos, que se antoja fueron desviados para aplicaciones no lícitas.
Hablaré de los recursos a los municipios. Es cierto, ha habido un incremento a los
municipios y esto ha sido, señor Secretario, debido a la tesis subsidiaria de Acción
Nacional que cree en el federalismo. Seguiremos en esta vía tratando también de reforzar
a las entidades estatales.
Descentralizar no es lo mismo que desconcentrar. Nosotros creemos en que la economía
tiene que desarrollarse del ciudadano hacia el municipio: menos municipio es lo que hasta
hoy se ha venido construyendo; queremos menos Gobierno Federal y más gobierno estatal;
más gobierno estatal y más municipio y al final de todo: más participación ciudadana,
que es el eje central del crecimiento de cualquier país.
Tiene la palabra el diputado Alfonso
Ramírez Cuéllar.
El diputado Alfonso Ramírez Cúellar: |
Señor Secretario de Hacienda; señoras
y señores diputados:
El día de ayer los cuatro precandidatos del PRI a la presidencia de la República
llegaron prácticamente a una conclusión: el proyecto y la política económica es
errónea y ha fracasado para llevar el bienestar social.
Hablaron de un México de profunda miseria, de pobres no atendidos, de un campo
abandonado, de carencia de empleos y bajos salarios. Hablaron de un México distinto,
diametralmente opuesto, al que sólo unos días antes había dibujado en este recinto el
presidente Zedillo.
Su oferta fue el cambio y condenaron la socarrona continuidad promovida por el Ejecutivo
Federal. Fueron cómplices y hoy se arrepienten, al menos eso dijeron.
Lo que ayer vivimos es un hecho inédito: ¡ya nadie apoya la política económica del
presidente Ernesto Zedillo! ¡Ya nadie la apoya, ni siquiera los partidarios, los miembros
del partido del Presidente!
Señor Secretario: si usted fuera precandidato a la presidencia ¿llegaría a las mismas
conclusiones? ¿Propondría el cambio o se mantendría en el continuismo? Esa es una
pregunta que quiero hacerle.
El presidente Zedillo prácticamente ha concluido su mandato: ¡se va sin cumplir la
promesa de la reforma fiscal! Lo pudo hacer, pero sus prioridades fueron otras: las de la
coyuntura, las del corto plazo. No se trata sólo del incumplimiento de tal propuesta,
sino de un hecho más grave que refleja la presión excesiva de un peligroso proceso de
debilitamiento del Estado para cumplir a plenitud con el mandato constitucional en el
ámbito de la educación, la salud, la vivienda, la inversión y el fortalecimiento de la
infraestructura productiva.
El Estado, y más aún en nuestro país, sólo podrá cumplir si tiene fuentes sólidas y
diversas de ingreso. Posponer la reforma fiscal tiene una consecuencia: acabar con Pemex,
acabar con el petróleo de México, escogiendo el fácil camino de profundizar su
bancarrota, reduciendo su eficiencia, aumentando las importaciones de petrolíferos,
agotando las reservas, negándole la modernización y la autosuficiencia mediante el uso
pleno de sus ingresos y su inversión.
La reforma fiscal es un reclamo impostergable, porque los ingresos tributarios no
petroleros han disminuido su participación en el producto interno bruto del 9.6% que era
en el los años ochenta a sólo 7.8% en 1998, además de que la recaudación se concentra
en los sectores medios y asalariados, priorizando los impuestos regresivos por encima de
los distributivos, tolerando la transferencia de grandes sumas que los bancos deberían de
pagar como impuesto y en muchos casos permitiendo la elusión y la evasión fiscal.
La debilidad para cobrar impuestos refleja no sólo la ineficiencia administrativa, sino
también y sobre todo, el deterioro y el rompimiento de la relación de confianza de los
ciudadanos hacia el Gobierno, por la ausencia de mecanismos reales de vigilancia y de
rendición de cuentas y por la trágica experiencia de que los recursos públicos se
asumen muchas veces como botín de grupos o para beneficio del Partido Revolucionario
Institucional.
La debilidad estatal en el cumplimiento de su responsabilidad social, es también
premeditada y alevosa. Los recortes al gasto público en 1998 y 1999 de casi 30 mil
millones de pesos, se dirigieron para afectar la inversión en Comisión Federal, en
Pemex, en la Comisión Nacional del Agua, los servicios de salud y en los subsidios a la
leche y la tortilla, en la promoción del empleo y en la creación de infraestructura.
Parafraseando aquellos versos de nuestra tradición podemos decir: "el señor
Zedillo, Presidente, con calidad sin igual mandó a hacer este hospital y primero hizo a
los pobres; el señor Zedillo genera pobres para luego llevarles caridad, aunque sea sólo
a algunos".
Durante 1998, a través del Progresa, se atendió sólo al 40% de la población en extrema
pobreza. El resto no tienen caridad y se requieren 14 mil millones de pesos para cubrir
este rezago.
Para la salud de las finanzas, según dijeron, se sacrificó la salud de la población,
recortando 18% de lo destinado y aun cuando 3.4 millones de mexicanos carecen de algún
tipo de cobertura, la antigüedad de los equipos médicos del IMSS o del ISSSTE es de 22
años promedio, cuando su vida útil es de 10 años.
El doctor Zedillo entrega malas cuentas: una disminución considerable del ingreso per
capita y donde los salarios registran en términos reales mínimos históricos, sin
esperanza de aumentar su poder de compra. Zedillo entrega 40 millones de pobres al nuevo
milenio esperando caridad.
La prioridad del sexenio han sido los bancos. Lo irónico es que el Ejecutivo Federal
pasará a la historia como el Presidente que más apoyó a los banqueros y concluirá su
mandato prácticamente sin bancos, sin instituciones financieras promotoras del
desarrollo. Será un sexenio perdido en términos de financiamiento bancario y de
promoción del ahorro.
El costo del quebranto bancario es inmenso, no sólo el fiscal, sino quizá más grave
también el económico; es un verdadero atraco, casi 100 mil millones de dólares entre la
banca privada y la de desarrollo. Pero esto aún no termina, no sabemos cuánto tardará
en anunciarse los nuevos incrementos.
Los bancos siguen descapitalizados, maquillan cifras transfiriendo el pago de impuestos y
ahora exigiendo y requiriendo aún más: entre 7 mil y 10 mil millones de dólares
adicionales para su estabilización. Señor Secretario: ¿de dónde saldrán estos
recursos para la capitalización de los bancos ante la resistencia y la desconfianza de
los inversionistas extranjeros?
La cifra que da el IPAB contempla el hecho de que se ha echado en saco roto los 70 mil
millones de créditos reportables que vienen en el informe del auditor contratado por la
Cámara de Diputados; el quebranto no sólo y fundamentalmente fue un asunto de pillos,
fue producto de un sistema de privilegios y también de abusos, de complicidades, de
relajamiento premeditado de la supervisión y la vigilancia, un sistema que sólo podía
funcionar y extenderse con el beneplácito, la tolerancia, el estímulo, la protección
del poder y también del Presidente de la República.
Lo que hoy se persigue es la miserable cantidad de 6 mil 700 millones de pesos de
créditos ilegales, nada se compara, 90 mil millones de dólares y solamente persiguen 6
mil 700 millones de pesos, no hay un solo condenado porque los señores de la Comisión
Nacional Bancaria presentan a destiempo las denuncias, porque no se acreditan su
personalidad, porque interponen las denuncias cuando el delito ha prescrito y la mayoría
de los casos los señores están recibiendo los amparos de la justicia federal para
vergüenza de la autoridad financiera y también para vergüenza de la nación.
Por eso los responsables del funcionamiento
del sistema siguen en sus puestos provocando nuevas tropelías, como la que se presenta en
las uniones de crédito y en las sociedades de ahorro y préstamo, como en el caso del
"Arbolito" y "Unicreer" que a partir de la omisión o la complicidad
de la autoridad bancaria han despojado a miles de mexicanos.
Muchas gracias.
En el uso de la palabra, el señor
Secretario.
El secretario de Hacienda y CréditoPúblico
José Angel Gurría Treviño |
Señor diputado, creo que cuando uno ve
el presupuesto tanto el que propuso el Ejecutivo como el que fue finalmente aprobado, que
no eran muy diferentes, vemos que cuando casi dos tercios del mismo se dedican a atender
los temas sociales más acuciantes, más urgentes que esta preocupación suya por el
combate a la pobreza, el desempleo y la atención a la salud y la educación, es
plenamente compartida por el Ejecutivo dentro del límite que permite una posición fiscal
responsable.
Es muy claro que la pobreza no es un fenómeno que surgió en nuestro país en los
últimos años, pero es claro también que la estrategia para combatirla por primera vez
en la historia moderna del país se hace de manera integral, nunca se había planteado en
un solo paquete de apoyo, que se realiza por cierto a través de las madres de familia,
que se incorporan simultáneamente a los temas de educación, de salud y de alimentación
y nunca se había ido al fondo del problema de la deserción escolar, de niños sobre todo
de niñas que no asisten a la educación primaria o que seguramente no pasan de la
educación primaria a la secundaria, en virtud de que son reclamadas por sus propias
familias para complementar los ingresos.
De manera que se está atendiendo al tema de la pobreza de manera integral, pero, además,
se está planteando en un contexto en el cual no se deja a la mano invisible del mercado,
claramente hay un beneficio que trae el mantener con estabilidad, generación de empleos y
los beneficios que vienen con ellos pero desde hace un momento, en otra intervención
decía yo claramente, que el Gobierno reconoce su responsabilidad de llegar a los más
vulnerables porque no hay más, no hay ninguna otra instancia en ningún otro vehículo a
través del cual se pueda llegar.
No se puede privatizar la atención a los más vulnerables en las regiones más apartadas.
Pero dice usted que solamente llega a la mitad de la población en estado de pobreza
extrema, tiene usted razón, diputado; el programa se inició hace apenas dos años y es
muy notable el hecho de que en dos años ya tengamos mecanismos en el campo, sobre todo
porque la mayor parte de los más pobres de los pobres en México están en el campo y ya
tengamos una cobertura que cuyo ritmo ha dependido fundamentalmente de la capacidad para
identificar y para poder montar mecanismos de operación de los cuales no se abuse y que
no se usen, por cierto, para ningún otro propósito que no sea el beneficio de las
familias que lo reciben.
Quisiera hacer alusión ahora a su referencia sobre la reforma fiscal. Efectivamente,
tenemos en 1999 un nivel de gasto programable que es el más bajo de la historia del
país, 15.2% y 15.3% del PIB y efectivamente para poder seguir fortaleciendo las finanzas
públicas y para poderle dar capacidad al Estado mexicano, para hacerle frente a estas
necesidades a las que usted aludió y que estamos totalmente de acuerdo que existen, se
necesita fortalecer las finanzas públicas; se necesita fortalecer los ingresos del sector
público.
En 1998 nos fue dicho por todas las fracciones parlamentarias y por todas las cámaras y
por todos nuestros interlocutores, que si se intentaba un planteamiento de reforma fiscal
integral en ese momento, en virtud de que el tema del Fobaproa no había sido resuelto, se
podía generar una controversia en donde se incorporaran estos dos temas inclusive a la
discusión del presupuesto y finalmente no fuese ni eficiente ni oportuno ni se lograsen
aprobar estas iniciativas.
142,143 y 144
El Estado entonces, efectivamente después de
recibir todas estas señales, difirió la iniciativa, con objeto de que se pudiera
plantear en algún momento más oportuno, pero se tomaron algunas decisiones, recordará
usted, señor diputado, que fortalecieron los ingresos, el tema de la eliminación de la
deducción inmediata y el acotamiento del proceso de consolidación fiscal, más algunos
otros del fortalecimiento de los ingresos que permitieron que en 1999 vayamos a tener buen
orden fiscal.
Pero claramente, por eso dije en mi presentación, que en el momento en que lo ordene esta
soberanía, estamos a las órdenes de ustedes, con objeto de trabajar en este tema.
Entendemos que hay tiempos mejores que otros pero claramente los trabajos de preparación
pueden hacerse con toda la oportunidad.
Quiero comentarle, señor diputado, que en cuanto a los apoyos que se dieron a los
sectores como salud, como educación, como subsidios nutricionales precisamente para
abatir el tema de la pobreza, se dieron en un contexto, insisto, de caída del gasto
programable y de aumento en términos reales de estos rubros y por cierto en el caso del
Seguro Social que usted mencionaba, 1999 será el año de mayor inversión del Seguro
Social basado en un convenio de desempeño que va generando una cada vez mayor
independencia para el uso de los recursos y menor consulta con el Gobierno Federal.
Quisiera decirle, por otro lado, porque usted me hizo una pregunta muy puntual, ¿de
dónde van a salir los nuevos recursos de la capitalización de los bancos? Es una
pregunta importante, señor diputado y quisiera comentarle lo siguiente: hemos hecho ya
del conocimiento de la Comisión Nacional Bancaria, del Banco de México, del IPAB, a
través de seis o siete juntas de trabajo, que nos interesaría que muy pronto, y de hecho
ya a través de estos esfuerzos en los próximos días, demos a conocer lo que sería un
nuevo régimen de capitalización, nuevas reglas de capitalización de creación de
reservas de valuación de activos y éstas, que ya han sido discutidas con los bancos que
serán objeto de la propia regulación y que pretenden acercarnos hacia las mejores
prácticas internacionales en esta materia; mejorar la calidad del capital, no sólo la
cantidad. Hoy el capital tiene demasiados impuestos diferidos, demasiadas obligaciones
subordinadas. Todo esto, señor diputado, será abordado y está ya generando que los
bancos, por ejemplo, el segundo banco más grande de México hace pocos días anunció un
cambio de su estructura y el hecho de que va a vender una filial, una aseguradora, para
capitalizar al banco.
Es decir, ya los bancos están viendo un marco regulatorio, en donde, si no es
capitalizando claramente no van a poder crecer, no van a poder aprovechar las
oportunidades de negocios y van a perder cuota de mercado. Este es precisamente el
objetivo de esta regulación y de esta supervisión y del hecho de que los bancos sean
quienes busquen su propio capital para crecer. También por eso se cambió la ley, para
permitir que hubiera, de ser necesario o de ser conveniente, inversión extranjera en los
bancos más grandes.
Le quisiera hacer muy brevemente el comentario, señor diputado, de que hay en trámite
139 procesos penales contra 202 empleados y funcionarios, de ellos, 127 altos funcionarios
de los bancos, algunos lamentablemente caminando por las calles por diferentes razones;
otros exiliados y otros en la cárcel, pero que de ninguna manera porque son los más
noticiosos, son los únicos, precisamente, porque al intervenir las instituciones
financieras se empezó el proceso de castigar a los culpables.
Gracias.
Diputado Ramírez Cuéllar, ¿desea hacer uso de su derecho a réplica?
Tiene la palabra el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar.
El diputado Alfonso Ramírez Cúellar: |
Señor Secretario:
Usted dice que por primera vez en la historia moderna de este país hay un programa para
combatir la pobreza. En el sexenio pasado había el programa de Solidaridad; hoy lo
desconocen, pero yo quiero decirle que el Zedillo de hoy puede ser el Salinas del mañana.
Se requiere que se hagan responsables de todo lo que hicieron; su sexenio no empieza
después de la crisis. Son ustedes responsables también de la crisis de 1994 y 1995.
Pero quisiera hablar del otro Fobaproa, del de la banca de desarrollo, que tiene un
quebranto
de aproximadamente 10 mil millones de dólares: 22 mil de Nafinsa; lo del Banco de
Comercio Exterior lo destinado para el café por esta institución, el costo de la
liquidación y la quiebra del Banco de Comercio Interior, los casi 11 mil millones de
pesos del quebranto del Banrural, los quebrantos del Banco del Ejército y también lo que
aún no se le suma, los quebrantos de Banobras. Sumémosle el quebranto de la banca
privada, cerca de 80 mil millones de dólares y el quebranto de la banca de desarrollo,
cerca de 10 mil millones de dólares.
Y ¿saben cuánto se persigue?, 6 mil 700 millones de pesos a pillos de la banca privada y
2 mil millones de pesos a pillos de la banca de desarrollo.
Por 100 mil millones de dólares los pillos se robaron alrededor de 8 mil millones de
pesos.
Y quiero aceptar con usted que ha girado denuncias contra 139 personas, pero los jueces
federales han dicho que las denuncias se presentaron a destiempo, que se presentaron
cuando había prescrito el delito, que no documentaban el quebranto, que no acreditaban su
personalidad jurídica, que actuaban como abogados huisacheros para permitir que el Poder
Judicial les otorgara el amparo y se impusiera la impunidad como forma de gobierno para
que al rato nos demos cuenta, como sucede en la actualidad, que no hay un solo condenado.
Hay gente en cárcel ganando amparos, ganando amparos o por la colusión del Poder
Judicial o por la ineficiencia, la complicidad de los representantes de la Comisión
Nacional Bancaria, cuyo reclamo de esta legislatura es la exigencia inmediata de su
destitución.
Señor Secretario, cuando vino el Presidente, habló de que el campo había salido de la
crisis. A lo mejor se refería a otro país o a un país imaginario.
Vaya usted a Sinaloa, a Sonora, a Chihuahua, vaya a Tabasco, vaya absolutamente a toda la
República, el campo no es sujeto de crédito, no hay financiamiento, la política de
puertas abiertas, que han establecido con los socios comerciales, no solamente ha
provocado la descapitalización, sino una competencia totalmente desventajosa. Las bodegas
están llenas de granos sin posibilidad de comercialización porque los precios están por
los suelos. No vengan a decir que la crisis del campo se ha solucionado porque a los
campesinos los hemos mandado de mojados al otro lado. Eso no es serio y eso no es posible
que se venga a decir aquí en esta tribuna.
Muchas gracias.
Tiene la palabra el diputado Dionisio
Alfredo Meade García de León.
El diputado
Dionisio Alfredo Meade yGarcía
de León: |
Con su venia, señor Presidente;
honorable Asamblea; señor Secretario:
La conducción de la política económica, por su complejidad, exige un gran esfuerzo de
seriedad y responsabilidad.
El análisis del informe presidencial nos ubica en la situación económica por la que
atraviesa el país y destaca las principales acciones adoptadas por la administración
para hacer frente a la coyuntura reciente.
Pero México no se ha hecho en un día, el análisis de un periodo es una convención que
en ocasiones hace abstracción de las largas y profundas causales que explican el México
actual. Esa convención acota también el periodo en el que la acción del Gobierno actual
se ha desempeñado y a cuyas circunstancias, particularmente complejas, ha debido hacer
frente.
Podríamos dar respuesta a cada una de las observaciones que los diferentes grupos
parlamentarios han venido haciendo hasta ahora, en lo que más parece un concurso de
descalificaciones y adjetivos. Pero agotar nuestro tiempo en pretender argumentar contra
una lógica que no descansa en la objetividad del análisis, sino en el pronunciamiento
preestablecido nos parece un desperdicio de tiempo y ejercicio inútil.
En cambio, al hacer uso de esta alta tribuna, aprovecharemos para hablar a toda la
sociedad, que con razón quiere entender qué pasa con la economía y cuál es su
situación concreta frente a esa evolución.
A todos preocupan las dificultades a las que se enfrenta el país, nunca se han soslayado,
son
precisamente las que animan la definición e instrumentación de la política económica.
Es el enorme desafío conciliar lo que se quiere hacer, inclusive lo que se tiene que
hacer con lo que se puede hacer.
A fines de 1994 se inició la crisis económica más severa que México ha enfrentado en
la época moderna, coincidió con el inicio de la actual administración. El presidente
Zedillo la afrontó con responsabilidad y decisión. A enfrentar la emergencia orientó su
estrategia. Al aplicarse un severo programa de ajuste se escuchó en esta misma tribuna un
discurso opositor profetizando que no volveríamos a crecer, que habíamos comprometido
nuestra riqueza petrolera con las garantías del crédito externo que ya se pagó y que se
había hipotecado el futuro nacional.
La realidad se ha encargado de desmentir este discurso.
Para lograrlo, se han adoptado medidas que no han sido ni sencillas ni con frecuencia
populares, se han asumido en el ejercicio de la responsabilidad que demanda la acción de
Gobierno, contrasta con la actitud populista a que se ha tenido que hacer frente mientras
se remontaban los aspectos más graves de la crisis.
Ante la caída del precio de petróleo, hemos tenido que oponernos a la propuesta
irresponsable de elevar el déficit público, ése sí inflacionario y ése sí generador
de endeudamiento nacional.
Ante la evidente insuficiencia de recursos tributarios, aquí hemos debatido la propuesta
de que disminuyan los impuestos.
No fuimos nosotros los que detuvimos la reforma fiscal. Es obvio que para adoptar estas
medidas se ha considerado el interés nacional y las realidades del mundo global en que
vivimos. Son exigencias a las que no se pueden desconocer por un simple voluntarismo
opositor.
Hay que ver lo que nos ha costado, díganlo si no los pequeños y medianos empresarios, la
proclama de que se "acostumbren los mercados a nuestros tiempos", que tanto le
gusta proclamar a la oposición.
La presentación del reciente informe, da cuenta de la recuperación del crecimiento. A
partir de la profunda crisis se eslabona un cuarto año de crecimiento y hay bases firmes
para que sea del 5% en el año 2000.
La última vez que conseguimos articular varios años de crecimiento, fue a finales de los
años setenta, con porcentajes espectaculares pero teniendo como contrapartida elevados
déficit público cuyas magnitudes y repercusiones propiciaron años de estancamiento, de
evaluaciones y espirales inflacionarias.
Es la diferencia con nuestra estructura productiva actual, que refleja modificaciones
importantes con retos trascendentes, es cierto, pero con avances incuestionables. La
inversión privada constituye el 80% de la inversión. Tenemos una estructura económica
diversificada y las exportaciones se multiplican.
El objetivo es asegurar que prevalezcan con las finanzas sanas, un financiamiento sano,
que las exigencias de recursos públicos ni generen el efecto perverso de desplazar los
recursos disponibles para canalizar la inversión privada ni presionen las tazas al
competir con la obtención de recursos escasos ni acudan al endeudamiento desmedido que en
su tiempo generó un crecimiento efímero, pero cuyas consecuencias de largo plazo fueron
ominosas.
Corolario de una política fiscal sana, es una política monetaria con la que sea
congruente, prudentes acciones restrictivas han contribuido a ordenar el funcionamiento
del mercado cambiario. Hoy más bien hay preocupación por la apreciación del peso, que
hace un año estaba arriba de 10 pesos.
Si estos elementos no funcionaran bien, sería imposible la evolución adecuada de la
economía. No hay una mística de la economía macro, hay responsabilidad para cimentar
bases para el crecimiento.
Es por cierto, lo mismo que defienden miembros de la oposición y algunos de sus
precandidatos, pero no aquí, sino cuando utilizan su otro discurso en sus frecuentes
viajes en los que procuran obtener el apoyo de la comunidad económica internacional.
145,146 Y 147
Es la misma lógica del rescate bancario, su
instrumentación fue esencial para preservar al sistema de pagos del país.
Hoy lamentamos que la intermediación financiera se haya reducido, pero habría que
preguntarnos cuáles serían las consecuencias para la actividad productiva, de haber
permitido la quiebra del sistema bancario y la evaporación del ahorro de los mexicanos.
La profundidad de la crisis se habría multiplicado y estaríamos lejos de poder hablar de
crecimiento y recuperación.
Compañeros diputados: la estrategia aplicada a pesar de discrepancias da muestra de
avance que tienen que subrayarse. Retomamos el sendero de crecimiento y hay bases firmes
para hacerlo duradero.
Tras la profundidad de la crisis se recupera el empleo; los salarios, su variable más
afectada empiezan a recuperarse de manera incipiente pero sostenida. Prácticamente todos
los sectores de la actividad productiva evolucionan en forma favorable.
Las exportaciones nacionales con su impacto en la producción y en el empleo bien
remunerado, multiplican la presencia de los productos de México en todos los mercados del
exterior.
No espantamos a la inversión extranjera, como aquí se ha dicho, es México el segundo
receptor de inversión extranjera y no participa de manera mayoritaria en la expansión de
la actividad productiva que hoy tenemos.
Para protección de los salarios, la inflación, que no está desbocada, sigue a la baja y
el peso evoluciona de manera ordenada.
La inversión pública no es ya la fuente principal de la actividad económica, pero en
cambio los recursos públicos se reorientan a donde deben canalizarse, a mayores
participaciones y con la creación de las aportaciones a estados y municipios. Pero lo
más importante, se canalizan de manera decidida a atender el gasto social.
Cuando la crisis fue más profunda y cayó nuestro producto nacional, subió el porcentaje
de gasto social; cuando recuperó el nivel de crecimiento, el porcentaje destinado al
gasto social nuevamente creció en proporción superior.
Hoy se destina el 60% del gasto programable, a finalidades de carácter social, el más
alto históricamente, frente al más bajo presupuesto histórico.
Esto se traduce precisamente en mejores indicadores para mejorar las condiciones del
hombre en salud, alimentación y educación.
Esta es la realidad que los hechos del informe hacen evidentes. En el lenguaje
presidencial reflejan el resultado de trabajo cotidiano y persistente de los mexicanos,
pero no entraña el discurso de oropel de algunos iluminados que ofrecen cambiar la
realidad de un día a otro a cambio de cuentas de papel.
Señor Secretario, se acerca el término de la actual administración. El Gobierno ha
ofrecido un cambio sin sobresaltos sexenales. ¿Qué seguridad tenemos los mexicanos de
que habremos de llegar al año 2000 en un marco de estabilidad y crecimiento, con empleo
creciente y mejor remunerado?
Por sus respuestas, señor Secretario, muchas gracias.
Adelante, señor Secretario de Hacienda.
El secretario de Hacienda y CréditoPúblico,
José Angel Gurría Treviño |
Diputado Meade: como hemos escuchado ya
en varias de las intervenciones previas, el espectro de una crisis sexenal depende
fundamentalmente del hecho de que se han dado otras en el pasado. Hemos comentado en
muchos foros que parecería que pasó alguna gitana y nos echó alguna maldición y que
ésa es la lógica con la cual se dice ahora: "habrá crisis". Pero ni pasó la
gitana ni nos echó una maldición, sino que en cada cambio sexenal hubo razones objetivas
por las cuales hubo una crisis y la forma de evitar una crisis hacia adelante, no es
resignarse a que como hay cambio de gobierno habría crisis, sino analizar si los temas
que dieron lugar a crisis en el pasado están ya resueltos o cuáles nuevas razones o
nuevas fuentes de inestabilidad podrían haber surgido, que debamos abordar.
¿Cuáles fueron esas pocas razones por las cuales en los cambios sexenales anteriores
hubo problemas?
En primer lugar, faltó disciplina fiscal y en la medida en que faltó disciplina fiscal,
subieron los deficit, subió la deuda y se generó déficit de la cuenta corriente, al
estimularse la demanda agregada al aumentar las importaciones y nos obligó, eso, a que
nos endeudáramos en dólares para cubrir ese déficit de la cuenta corriente.
Hoy, ustedes son testigos y son quienes han autorizado al gobierno a que el déficit
máximo de 1998 fuese 1.25 aún en presencia de fenómenos hostiles y difíciles como la
caída del precio del petróleo y son quienes autorizaron para que en 1999, en noviembre,
cuando estaba más bajo el precio del petróleo, de todos modos autorizaron que fuese 1.25
el déficit de 1999.
De manera que la disciplina fiscal, además del Ejecutivo surge del Legislativo, surge de
la opinión pública, surge de los analistas y surge de los mercados, podemos entonces
decir: el tema de la disciplina fiscal ha sido abordado y no será motivo, no será fuente
de nuevas crisis.
Dependíamos, hasta no hace mucho tiempo solamente de la exportación petrolera, en 1986
cuando el petróleo cayó a niveles, que por cierto en términos reales no fueron tan
pronunciados como los que vimos hace pocos meses, se creo una crisis de carácter
nacional, una crisis de deuda, una crisis de pagos, una crisis de reservas, unas crisis de
actividad económica, en virtud de que se había caído el petroleo.
Ahora se cayó el petróleo en términos reales más bajo que en 1986 y la economía
creció un 4.8%, de manera que ya dejamos atrás la dependencia de las exportaciones en el
petróleo y también del crecimiento de la economía, pero habría que reconocer que
seguimos teniendo una dependencia excesiva en el petróleo en lo que se refiere a los
impuestos, a los ingresos fiscales.
Una tercera razón por la cual tuvimos crisis en el pasado y si hubiera que decir: ¿por
qué hubo la crisis de 1994-1995?, ¿una sola razón de la crisis de 1994-1995? Una sola.
Porque se cayó el ahorro al nivel más bajo y porque hubo que traer entonces del
exterior, que cuando hubo un problema político en México en 1994, en ese momento
salieron hacia su lugar de origen junto con los ahorros de los mexicanos.
Por eso la importancia de que se haya recuperado el nivel del ahorro, para que ya seamos
en mayor medida autosuficientes, para poder invertir ese 25% del PIB que necesitamos para
crecer, para entre el 4% y 5%, para generar entre 800 mil ó 1 millón de empleos al año.
Esa es una tercera razón que se ha superado, porque ya se aprobó la Ley del Seguro
Social, ya están funcionando las Afore, ya está funcionando un mecanismo nuevo de ahorro
en el país.
Fuimos un país sobreendeudado y hoy somos un país que no sólo tiene un nivel de deuda
manejable, sino que además el pago de dicha deuda está esparcido a lo largo de varias
décadas y no tenemos una presión inmoderada como fue en el pasado. En 1994 teníamos
reservas de 5 mil millones de dólares y vencimientos en los siguientes 12 meses de 50 mil
millones de dólares, hoy tenemos a disposición 50 mil millones de dólares y
vencimientos de menos de 5 mil, una diferencia abismal que debe darnos tranquilidad, que
debe darnos confianza en el tránsito sexenal.
Y finalmente, señores diputados, señor diputado Meade, el régimen cambiario era de tipo
de cambio fijo y varias veces incurrimos en el endeudamiento externo para reforzar las
reservas, para reforzar el tipo de cambio y terminamos con la devaluación, la inflación
que se provoca después de una devaluación, con la deuda y sin reservas, porque teníamos
un esquema cambiario rígido que no se ajustaba con los cambios en el entorno
internacional. Hoy, tenemos una reserva internacional que es la más alta de la historia y
al mismo tiempo estamos financiando la cuenta corriente con flujos sobre todo de
inversión extranjera directa y el régimen cambiario permite que la moneda se aprecie o
deprecie, dependiente de la percepción que haya sobre la economía mexicana. Hoy el peso
está fuerte porque hay una percepción favorable y confianza en la economía mexicana.
Esas son las cinco razones por las cuales
tuvimos problemas en el pasado, diputado
Meade y creo que las cinco se han abordado de manera razonable como para poder decir: por
estas razones no habría ya base para una crisis de cambio de administración.
Pero yo agregaría dos, diputado, que se han planteado ahora con nueva fuerza y que
habría que atender y seguir atendiendo para evitar no sólo en este tránsito sexenal,
sino en lo sucesivo, problemas fiscales: uno es efectivamente el fortalecimiento de manera
permanente de los ingresos fiscales, para no depender tanto del petróleo y en segundo
lugar para poder estimular de manera más directa la inversión, el empleo y el ahorro,
gravando como sucede en todas las economías modernas, con los ajustes del caso para
evitar impactos en los grupos más vulnerables, más el consumo y menos la inversión y el
ahorro.
En segundo lugar, el tema de los bancos, diputado, el fortalecimiento del sistema
financiero y bancario se vuelve fundamental. Ahí estamos trabajando en cuatro vertientes:
a través del IPAB, a través de las leyes nuevas del marco de negocios, Ley de
Garantías, Ley de Quiebras, a través de nuevas regulaciones y a través del esfuerzo de
los propios bancos para capitalizarse.
Debo decirle, diputado, que estos esfuerzos y esta percepción de que no habrá crisis de
fin de sexenio en esta ocasión, por estas medidas y por estas decisiones, es compartida
por los agentes económicos nacionales y extranjeros, e inclusive ha sido motivo de un
mejoramiento de la calidad crediticia de México que le va a permitir captar recursos más
baratos y abrirle la puerta a muchos de los deudores que hasta ahora no han tenido acceso
al crédito internacional.
Ciertamente mucho que hacer, ciertamente implica que tenemos que tener la guardia alta,
como decía yo, en todos estos temas de manera permanente, pero éstas serían las bases
por las cuales hemos dicho y creo que podemos seguir diciendo, señor diputado, que
tenemos confianza, que tenemos razones objetivas para afirmar que no tendremos una crisis
de fin de sexenio.
Gracias.
Para hacer uso de su derecho a réplica
y hasta por cinco minutos, tiene la palabra el diputado Dionisio Meade García de León.
El diputado Dionisio
Alfredo Meade y García
de León: |
Muchas gracias, señor Secretario:
Agradecemos mucho su presentación; escuchamos con atención y con interés las razones
que fundamentan el que no se presente una nueva crisis sexenal, contra lo que muchos
profetas del desastre querrían haber escuchado.
Vemos con satisfacción que se avanza tras la crisis más severa que se ha enfrentado en
el país. Nos preocupa asegurar que se avance por un buen rumbo, porque los dolorosos
rezagos que enfrentamos nos han venido afectando mucho y requerimos certeza, requerimos
seguridad de que avanzaremos por el camino adecuado.
El esfuerzo está dando resultados. Hay crecimiento y lo hay sobre bases sanas. Hoy
financiamos principalmente con ahorro interno la expansión de nuestra economía; hoy
principalmente la inversión privada estimula la actividad económica.
Hay que ver las recesiones en otros países, asiáticos o latinoamericanos, que no
mantuvieron en orden sus finanzas o que no tuvieron la decisión para enfrentar sus crisis
financieras. Detrás del crecimiento hay nuevas posibilidades de empleo, el más alto
histórico, de acuerdo al Seguro Social, con la más reducida tasa de desempleo. Es el
elemento esencial de la recuperación. Las familias quieren asegurar su sustento y
lograrlo sin la zozobra de perder su trabajo al día siguiente o ver que se deteriora su
salario.
No es posible elevar sus niveles por decreto. Cuando así se hizo, las consecuencias
resultaron mucho peores: se perdió el aumento y se perdió el empleo. Hoy avanzamos, se
consolida la actividad productiva, se avanza en la lucha contra la fragilidad del sistema
financiero.
148,149
Y 150
La educación avanza, 30 millones de
mexicanos, uno de cada tres, están cursando algún ciclo escolar. Es la
reserva de capacitación que México está sembrando.
Los indicadores de salud, también evolucionan favorablemente. El 98% de los niños
mexicanos se está vacunando para prevenir 12 enfermedades.
Con el Progresa, por primera vez llegan recursos públicos a millones de familias que
nunca antes habían accedido a programas de alimentación, salud y educación.
La seguridad social es más eficaz.
Un nuevo sistema pensionario que protege el ingreso de los jubilados junto a la
inflación, al mismo tiempo genera un importante volumen de recursos que aumenta nuestro
ahorro interno. Mientras los recursos públicos se han disminuido, se elevan los montos
destinados a estados y municipios en proporciones sin precedentes: de 78 centavos por cada
peso en 1994 a 1.50 por cada peso en este año, lo que se traduce en nuevas oportunidades
a nivel regional.
Señor Secretario, compañeros diputados: a través de decisiones de este congreso hemos
perfeccionado la normatividad aplicable al sector financiero. Hay nuevas leyes para
proteger el ahorro bancario, para la defensa de los usuarios de los servicios financieros,
para contar con un marco más eficaz para atacar a los delincuentes de cuello blanco, en
cuya causa hay que encontrar la insatisfacción en la búsqueda de justicia en relación a
estos delitos. Este nuevo marco jurídico es una expresión que la sociedad debe tomar en
cuenta de que en este congreso, sus grupos más responsables, han podido disentir a veces
profundamente, sin bloquear el avance al mismo tiempo que se encuentran soluciones
legislativas, aun cuando prevalezcan algunos protagonistas de la ruptura cuyo mayor
interés parece ser oponerse o negar cualquier avance institucional del país.
Tenga la seguridad, señor Secretario, de que continuaremos con todo el esfuerzo en
nuestro grupo parlamentario para avanzar en el proceso legislativo que tenemos enfrente.
Asumiremos con responsabilidad el trabajo vinculado a la definición del Programa
Económico para el año 2000. Tenemos enfrente, también lo sabemos, el tema de garantías
y el de quiebras.
Sepan quienes nos están observando y siguen con interés nuestro debate, porque quieren
la certidumbre de su ingreso y empleo, que nada nos detendrá en nuestro empeño por
consolidar, de cara al Siglo XXI, un más promisorio futuro nacional.
No podemos, no permitiremos esta vez una crisis sexenal.
Muchas gracias.
SEGUNDO TURNO DE ANALISIS
Para el segundo turno de preguntas en
los términos de los incisos b, c y d, por 10 minutos con derecho a réplica por cinco
minutos, se han inscrito los siguientes diputados:
El grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, declina su intervención;
cediendo su espacio el Partido del Trabajo al diputado Marcelo Ebrard Casaubón; por el
Partido Acción Nacional, Juan Bueno Torio; por el Partido de la Revolución Democrática,
Ricardo García Sainz Lavista y por el Partido Revolucionario Institucional, Charbel Jorge
Estefan Chidiac.
Tiene la palabra el diputado Marcelo Ebrard Casaubón.
El diputado Marcelo Luis Ebrard Casaubón: |
Con su venia, señor Presidente;
compañeras y compañeros diputados:
En primer término, agradezco al Partido del Trabajo la oportunidad que hoy me da para
hacer uso de esta tribuna.
Señor Secretario, en el mensaje con motivo de su V Informe de Gobierno, el doctor Zedillo
se aventuró a intentar un balance de los cinco largos años de su administración. En
él, en ese intento, destacaron las ausencias. Grandes temas nacionales como el desastre
bancario fueron presa del escapismo del Presidente, método que utiliza con
frecuencia para evitar la discusión de los asuntos que son incómodos y de aquellas
decisiones de su gobierno que constituyen errores evidentes. Así cada año las ausencias
han ido creciendo y el escapismo se ha tornado en el estilo de este Gobierno.
Por contraste, en lo que hace a la conducción de las finanzas públicas, el Presidente la
catalogó como el timbre de orgullo de su administración. Prácticamente afirmó que el
año entrante no se vivirá en México otra crisis recurrente como las ocurridas en los
últimos años y que el próximo presidente de México no tendrá que dedicar sus primeros
años a resolver una crisis económica heredada. ¡Ojalá así sea!
Hoy nos viene usted a decir lo mismo. En resumen, sostiene usted que los indicadores
económicos son positivos y las finanzas públicas mexicanas son sanas. Pero señor
Secretario, no, no es cierto el promisorio panorama que nos presenta oculta la verdad de
nuestras finanzas públicas; basta con revisar algunas cifras para mostrar el verdadero
rostro de la conducción económica en estos años.
El producto interno bruto entre l995 y 1998, registró un escaso crecimiento de 2.5%,
mientras que la población total del país creció en 5 millones de mexicanos; es decir
6%. ¿Cómo estar tan satisfechos con el crecimiento, si el producto ha crecido mucho
menos que lo que crece nuestra población? Eso significa necesariamente desempleo y
reducción de los niveles de bienestar. ¿Qué no el presidente Zedillo ofreció un
millón de empleos al año?
A propósito de la recuperación que según usted ya se aprecia en los bolsillos de los
mexicanos, baste comparar esa afirmación con la información publicada por el OCDE, que
registra una caída del salario real en México de más del 20% en tan sólo cuatro años.
¿Qué no fue Zedillo el que se comprometió a buscar el bienestar para la familia como
objetivo primordial de su administración?
Y, señor Secretario, tan solo en el periodo transcurrido en esta administración
¿cuántos millones de mexicanos en pobreza extrema se han sumado a las cifras ya de por
sí aterradoras de nuestra desigualdad?
Todo ello es evidente; ahí están las cifras oficiales y de organismos internacionales.
Pero si tiene usted alguna duda consulte usted a cualquiera de los aspirantes de su
partido, el PRI, hasta el oficial, que el día de ayer coincidieron en que México está
sumergido en la pobreza, la inseguridad, el desempleo y la corrupción. Coincidieron en
que la creciente desigualdad en la distribución del ingreso es el origen de la
delincuencia sin freno que azota a todo el país.
No dieron mérito alguno en la conducción económica como para defenderla. Incluso se
vieron precisados a tomar prestadas las críticas de las oposiciones al modelo económico
y sus desastrosos resultados.
Es tal la situación de la mayoría de la población, son tales los errores en la
conducción de la economía, es tal la incompetencia de este Gobierno, que el propio PRI
tuvo que sumarse ayer, por la puerta de atrás, a la demanda de cambio que representan los
partidos de oposición para la contienda del año 2000.
Por si todo lo dicho fuese poco, el gasto público ha ido descendiendo de manera
consistente como proporción de nuestro producto interno bruto, mientras que las
necesidades se multiplican por el aumento de la población y por el cambio en su perfil de
demanda.
En 1999 tenemos el gasto público más pequeño de los últimos 30 años, 20 puntos
porcentuales menor al gasto que teníamos en 1982, sólo que con una población mayor en
30 millones de mexicanos.
La caída del gasto muestra una profunda crisis fiscal del Estado mexicano y no el
resultado de una conducción disciplinada y eficaz. Esa crisis fiscal ha sido llevada a su
extremo por este Gobierno, a partir de sus decisiones contrarias al interés de la
sociedad mexicana.
¿Cuáles van a ser las cuentas que van ustedes a dejar al próximo presidente cuando tome
la conducción del país en diciembre del año 2000? El legado serán finanzas públicas a
punto del desplome y compromisos que dejan al próximo gobierno atado de manos.
El legado zedillista está envuelto en cifras macroeconómicas de tasas de inflación a la
baja que cuidadosamente ocultan la magnitud de la crisis fiscal que se ha ido
construyendo por esta administración.
Simplemente veamos el crecimiento de la deuda pública. Como resultado de las decisiones
adoptadas para el rescate bancario y los apoyos canalizados por conducto del Fobaproa y
que ahora será a través del IPAB, el erario público tendrá que hacerse cargo de una
deuda equivalente a más del triple del total de la deuda nacional contraída hasta 1994.
Y se dirá seguramente que no había de otra cuando, de acuerdo al reporte del auditor que
esta Cámara contrató, precisamente es que sí había otra posibilidad, que sí había
manera de reducir el costo para los contribuyentes.
La privatización bancaria, como dice el auditor, se hizo mal. Posteriormente no existió
supervisión sobre los bancos. El rescate se hizo tarde y de manera sobresaliente, el
Gobierno tomó la decisión de cargar al contribuyente un costo enorme que pudo haber sido
menor si se hubiese resuelto, por parte del Gobierno, cobrar a los grandes deudores que
poseen capitales y bienes para cubrir razonablemente sus deudas, pero que no lo hicieron.
Había otras opciones, pero el Gobierno escogió ir contra los contribuyentes.
Todavía en estos días pretende el Gobierno asumir el rescate de Bancrecer, banco en el
que, a pesar de que se detectaron irregularidades por 9 mil 200 millones de pesos en la
auditoría, se quiere cargar al contribuyente más de 100 mil millones de pesos, con todo
e irregularidades incluidas. Todo ello vía el famoso IPAB. Es decir, se van a gastar en
el banco con uno de los más altos índices de irregularidad, el equivalente a casi el
total de los ingresos obtenidos por la privatización bancaria de la administración
anterior.
Otro caso del atraco que se ha llevado a cabo contra la sociedad es lo ocurrido en
Serfín, banco consentido del Gobierno y sujeto privilegiado del esquema rescate bancario
y aún así en quiebra, con un costo adicional enorme para el contribuyente.
Si sumamos la deuda del Gobierno Federal, que equivale a 27 puntos porcentuales del
producto interno bruto y el costo del rescate bancario, que asciende hasta el momento a 20
puntos del producto interno bruto, la deuda de los mexicanos al término de esta
administración será de más de 47 puntos del producto interno bruto.
La lógica de esta administración ha sido la de usar al fisco como si fueran recursos
ilimitados y sin rendirle cuentas a nadie. El costo fiscal del Fobaproa se ha incrementado
en un 300% en tan solo cuatro años. En total, si sumamos los compromisos que esta
administración ha asumido como deuda del rescate carretero, que asciende a 79 mil
millones, el rescate a la banca de desarrollo, que sumará 100 mil millones de pesos y los
vencimientos entre el año 2003 y 2005 por cerca de 4 mil millones de dólares contenidos
en el blindaje financiero, si sumamos estos compromisos, más el rescate bancario,
tendremos las cuentas que va a heredar esta administración y que son el índice, la
fotografía, la radiografía del fracaso de la conducción de las finanzas públicas de
este Gobierno.
¿Puede haber acaso una muestra más contundente que el dejarle a la próxima
administración una presión de más de 5.5 puntos del producto interno bruto por estas
decisiones? ¿Podría haber un dato más evidente, además de la caída en el ingreso real
que mencioné, que el multiplicar la deuda de México por más del doble?
A mi modo de ver, por esa razón ayer los cuatro aspirantes del PRI también se sumaron a
la censura a la política de esta administración.
En resumen, el índice de deuda es el índice del fracaso del Gobierno del presidente
Zedillo.
Señor Secretario, tiene usted la
palabra.
El secretario de Hacienda y Crédito Público,
José Angel Gurría Treviño: |
Señor diputado Ebrard:
En los mensajes políticos de cada uno de los informes presidenciales, que no en los
documentos que se entregan para cumplir con la obligación legal, escogen los mandatarios
aquellos temas que les parecen a ellos que son de mayor relevancia en sus recorridos por
toda la República, no solamente en los temas que se discuten aquí en la capital.
Pero habría qué decir que el año pasado, cuando el tema del saneamiento financiero fue
motivo de gran interés y gran discusión, usted recordará que fue abordado de manera muy
amplia por el jefe del Ejecutivo.
El hecho de que se quiera volver a discutir los mismos temas, pues muy claramente nosotros
estamos en la mejor disposición, pero me parece que no sería justo para el resto de la
población pedirle al señor Presidente que esté cada año discutiendo los temas que le
interesan a un grupo reducido de personas.
En segundo lugar, quisiera decirle a usted que el producto per capita en dólares entre
1995 y 1999 aumentó de 3 mil 148 a 4 mil 656. Simplemente como un dato, porque se
menciona con frecuencia esta medida respecto de cómo va la economía.
Le aclaré al diputado Cantú y seguramente usted no había llegado todavía, que cuando
se toma el promedio del crecimiento en la forma en que lo hizo usted, incluyendo la caída
del producto en el primer año después de la crisis, muy claramente llega uno a
conclusiones equivocadas. Pero recordará usted que el crecimiento de 1996 fue del 5.1%,
el de 1997 del 6.8%, el de 1998 del 4.8% y el de 1999 previsiblemente de 3%, el del año
2000 de 5%. Todos invariablemente por encima del crecimiento de la población.
De manera, señor diputado, que su segunda afirmación también no resultaría del todo
afortunada, porque no refleja la realidad si uno no hace la consideración necesaria por
la caída del producto de más del 6% del año de 1995.
En tercer lugar, señor diputado, le confirmaría, le repetiría, porque también ya lo
habíamos mencionado, que se crearon cerca de 800 mil empleos en 1998 y se han creado
hasta fines de agosto de 1999, 500 mil empleos. La dinámica de julio, por ejemplo, fue
muy importante se crearon más de 106 mil empleos entre el sector de permanentes y
temporales en la economía formal. Sigue creándose empleo y las expectativas de
crecimiento para los segundos dos trimestres de 1999 son favorables y pretenderíamos pues
una cifra cuando menos parecida a la del año que viene en esta materia.
Los salarios reales, también le había yo comentado al diputado Cantú y a otros señores
legisladores, no sé si estaba usted aquí en ese momento, señor diputado, efectivamente
han caído al grado de que apenas este año estarían recuperando el nivel real de 1994.
Hemos dicho que esto es una realidad dolorosa y que la única forma de revertirla es,
precisamente, ir generando cada vez más empleos y que el salario real, como ha sucedido
ya en estas últimas fechas de estabilidad, vaya recuperándose, es decir, que las
negociaciones contractuales, como estamos viendo en las distintas compañías que están
cerrando sus contratos laborales anuales, sean superiores a la inflación esperada y que
en la medida en que, como en el año de 1999, se dé la inflación prevista, claramente
haya una recuperación de los salarios reales.
De manera que reconociendo que estamos apenas recuperando los niveles reales de 1994,
claramente lo que se ve muy claro es que la forma de poder seguir avanzando en esto es
seguir perseverando en las medidas que se han tomado hasta ahora.
Hay un comentario de carácter más general que quisiera hacer respecto de su
intervención, señor diputado Ebrard. Con frecuencia se usan marbetes o etiquetas para
definir una política o un modelo, pero la verdad es que si vemos los contenidos de las
políticas que están practicándose en todos los países del mundo con algunos énfasis
diferentes, veremos que en todas partes hay una gran preocupación por la disciplina
fiscal, que en todos los países se evita el endeudamiento porque éste da lugar... Los
déficits dan lugar a endeudamiento y a inflación, que todos los países del mundo y más
un país como el nuestro con nuestra posición geográfica y la importancia absoluta de su
economía, de su población y sobre todo de su capacidad de exportación, están
insertándose cada vez más en las corrientes internacionales de comercio y de
financiamiento y beneficiándonos, en el caso nuestro, de las mismas en la medida en que
hemos pasado a ser uno de los exportadores más importantes del mundo: 11 mil millones de
dólares al mes y esto a su vez ha ayudado no sólo a recuperarnos de la crisis, sino a
crear empleos permanentes bien remunerados.
El sector exportador es un sector que tiene los niveles reales de salarios más altos.
Y esta respuesta ante la globalización es general, se hace en Asia, se hace en toda
151,152,153 Y 154
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