Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, LXIV Legislatura
Versión estenográfica de la sesión de Congreso General del sábado 1 de
diciembre de 2018, en la que el ciudadano Andrés Manuel López Obrador,
presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, prestará protesta constitucional

Apertura de la sesión

Lectura de los resolutivos del Bando Solemne

Designación de comisiones protocolarias

Posicionamiento de los grupos parlamentarios

Senador Raúl Bolaños Cacho Cué, PVEM

Senador Miguel Ángel Mancera Espinosa, PRD

Senadora Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre, PT

Diputado Fernando Luis Manzanilla Prieto, PES

Senador Clemente Castañeda Hoeflich, PMC

Diputado Rene Juárez Cisneros, PRI

Senador Mauricio Kuri González, PAN

Diputado Mario Delgado Carrillo, Morena

Receso

Protesta del ciudadano Andrés Manuel López Obrador como presidente de los Estados Unidos Mexicanos

Mensaje a la nación del presidente constitucional

Entonación del Himno Nacional

Acta de la sesión

Clausura de la sesión


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Pido a la Secretaría de la honorable Cámara de Senadores, haga del conocimiento de esta Presidencia, el resultado del registro de asistencia de senadoras y senadores.

La secretaria senadora Antares Guadalupe Vázquez Alatorre: Señor presidente, con base en el registro previo de asistencia de la Secretaría, están presentes 110 ciudadanas senadoras y ciudadanos senadores.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Pido a la Secretaría, haga del conocimiento de esta Presidencia, el resultado de registro de diputadas y diputados.

El secretario diputado Héctor René Cruz Aparicio: Se informa a la Presidencia que existen registrados previamente 448 diputadas y diputados. Hay quórum de Congreso General, señor presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo (09:07 horas): Se abre la sesión de Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos.

El secretario diputado Héctor René Cruz Aparicio: Se invita a todos los presentes a ponerse de pie.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, con la facultad conferida en el artículo 74, fracción I, de la Constitución Política, expidió el Bando Solemne el 6 de septiembre de 2018, mismo que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 7 del mismo mes y año. Pido a la Secretaría dé lectura a los resolutivos.

La secretaria diputada Karla Yuritzi Almazán Burgos: Sí, señor presidente.

Primero. El candidato que obtuvo la mayoría de los votos en la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de acuerdo con el cómputo final hecho por esta Sala Superior, es el ciudadano Andrés Manuel López Obrador, postulado por la coalición Juntos Haremos Historia, integrada por los partidos Morena, del Trabajo y Encuentro Social.

Segundo. Es válida la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

Tercero. El ciudadano Andrés Manuel López Obrador satisface los requisitos de elegibilidad establecidos en los artículos 82 y 83 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que se declara presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos al ciudadano Andrés Manuel López Obrador para que desempeñe el cargo del primero de diciembre del año 2018 al 30 de septiembre del año 2024.

Cuarto. Se ordena expedir la constancia de mayoría y validez al ciudadano Presidente Electo.

Cúmplase. Es cuanto, señor presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Solicito a la Secretaría dar lectura al primer párrafo del artículo 87 constitucional.

La secretaria diputada Ana Gabriela Guevara Espinoza: Doy lectura al artículo 87.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Perdón. Pueden tomar asiento, señoras y señores legisladores.

La secretaria diputada Ana Gabriela Guevara Espinoza: Artículo 87. El Presidente, al tomar posesión de su cargo prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquel, la siguiente protesta: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande”. Es cuanto, presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Proceda la Secretaría a dar cuenta de las comisiones protocolarias para su oportuno cometido.

La secretaria senadora Antares Guadalupe Vázquez Alatorre: Para recibir a las puertas del Palacio Legislativo al ciudadano Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, y acompañarlo a la tribuna del recinto, invitamos a los siguientes legisladores: diputados Mario Delgado Carrillo, Reyna Celeste Ascencio Ortega, Alfredo Villegas Arreola, Fabiola Loya Hernández, Irasema del Carmen Buenfil Díaz, Armando Reyes Ledesma, José Ricardo Gallardo Cardona y Jorge Emilio González Martínez. Y a las y los senadores Ifigenia Martínez Hernández, Ricardo Monreal Ávila, Gina Andrea Cruz Blackledge, Ángel García Yáñez, Patricia Mercado, Sasil De León Villard, Cora Cecilia Pinedo Alonso, María Leonor Noyola Cervantes y Gabriela Benavides Cobos.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Continúe la Secretaría.

La secretaria diputada María Sara Rocha Medina: Para recibir a las puertas del Palacio Legislativo al ciudadano Enrique Peña Nieto, presidente de los Estados Unidos Mexicanos y acompañarlo a la tribuna del recinto, a los siguientes legisladores, si son tan amables: Sebastián Aguilera Brenes, Ernesto Javier Nemer Alvarez, Jacobo David Cheja Alfaro, Francisco Javier Saldivar Camacho, Gerardo Fernández Noroña, Lilia Villafuerte Zavala, Arturo Escobar y Vega. Los senadores Delfina Gómez Álvarez, Nadia Navarro Acevedo, Manuel Añorve Baños, Juan Quiñones Ruiz, Katya Elizabeth Ávila Vázquez, Alejandra del Carmen León Gastélum, Antonio García Conejo, y la senadora Alejandra Lagunes Soto Ruiz. Es cuanto, diputado presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Por favor, cualquier error que haya habido es fácil subsanar. Esta Presidencia invita a los legisladores integrantes de las comisiones protocolarias procedan, en su oportunidad, a cumplir con su cometido.

El siguiente punto del orden del día... Ah, ¿no las han leído? Perdón. Nada más se había leído una comisión, porque hubo aquí una aclaración de quien debiera anunciarlas. Todo en esta sesión resulta importante. Continúe la Secretaría.

La secretaria diputada Carmen Julieta Macías Rábago: Sí, presidente.

Para acompañar al ciudadano Enrique Peña Nieto a retirarse del recinto, a los siguientes legisladoras y legisladores.

Diputados: Miroslava Carrillo Martínez, Frinné Azuara Yarzábal, Cynthia Iliana López Castro, Jacobo David Cheja Alfaro, Carolina García Aguilar, Margarita García, Héctor Serrano Cortes, Jorge Emilio González.

Senadores: Freyda Marybel Villegas Canché, Indira de Jesús Rosales San Román, Eruviel Ávila Villegas, Juan Quiñonez Ruiz, Elvia Marcela Mora Arellano, Juan Manuel Fócil Pérez y Eduardo Enrique Murat Hinojosa. Es cuanto.

La senadora Nancy de la Sierra Arámburo: Para acompañar al presidente de los Estados Unidos Mexicanos, ciudadano Andrés Manuel López Obrador, a retirarse del recinto citaremos a los siguientes legisladores.

Diputados y diputadas: Tatiana Clouthier Carrillo, Irma Juan Carlos, Fabiola Loya Hernández, Javier Julián Castañeda Pomposo, Hildelisa González Morales, Verónica Beatriz Juárez Piña y Arturo Escobar y Vega.

Senadores: Ifigenia Martínez Hernández, Ricardo Monreal Ávila, Marco Antonio Gama Basarte, Mario Zamora Gastelum, Patricia Mercado, Eunice Renata Romo Molina, Geovanna Bañuelos de la Torre, Ma. Leonor Noyola Cervantes y Rogelio Israel Zamora Guzmán. Es cuanto, presidente.

La secretaria diputada Mariana Dunyasca García Rojas: Para recibir a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se convoca a los siguientes legisladores: diputada Sandra Paola González Castañeda, diputada Mariana Rodríguez Mier y Terán, diputada Carmen Julia Prudencio González, diputada Esmeralda de los Ángeles Moreno Medina, diputado Silvano Garay Ulloa, diputado Teófilo Manuel García Corpus, diputado Marco Antonio Gómez Alcantar.  Es cuanto, diputado presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Muchas gracias.

(Las comisiones cumplen su encargo)

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: El siguiente punto del orden del día es la intervención de las y los legisladores que hablarán en nombre de los grupos parlamentarios, y tendrán la palabra hasta por diez minutos.

La diputada Ana Lucía Riojas Martínez (desde la curul): Presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Estamos en sesión solemne, señores. Tiene la palabra el senador Raúl Bolaños Cacho Cué, del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, hasta por diez minutos.

La diputada Ana Lucía Riojas Martínez (desde la curul): Presidente, no nos censure.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: ¿A quién están censurando? Estamos en una sesión solemne y todos los partidos van a tener voz. Por favor, continúa la sesión. Tiene la palabra el senador Raúl Bolaños Cacho, del Grupo del Partido Verde Ecologista de México, hasta por diez minutos.

El senador Raúl Bolaños Cacho Cué: Con su venia, señor presidente. Honorable Congreso de la Unión, distinguidos mandatarios de nuestras naciones amigas, excelentísimos representantes de gobiernos aliados, hermanas y hermanos mexicanos.

Hoy es un día para enmarcarlo en la historia, 120 millones de mexicanas y mexicanos caminaremos por un nuevo rumbo, 120 millones de historias de vida distintas daremos un giro hacia una nueva ruta. Un nuevo destino, seguramente mejor para todos y eso hay que celebrarlo. Nuestro respeto y nuestro reconocimiento al presidente López Obrador.

Llegó el día de la unidad para México. Llegó el momento de construir un México nuevo para todos. Un país de avanzada en unión con todas las fuerzas políticas que representan la esperanza del cambio para cada mexicana y mexicano, para cada hogar en lo más recóndito de la sierra, de la selva, de la costa o de la ciudad. Para cada paisano que se encuentra fuera de nuestra tierra.

Hoy la realidad política nos obliga a dejar de ser testigos del rumbo del país, para convertirnos en parte activa de la transformación de la Republica, y todos estamos llamados a trabajar en ello.

México está por entrar de lleno a una nueva etapa, donde la democracia debe ser el más importante factor de cambio. No será una tarea fácil, como no lo ha sido nunca para un nuevo gobierno, pero debemos estar preparados ya para vivir la historia, para vivir el proceso de crecimiento y de maduración de nuestra sociedad.

Estamos listos para la transformación de México. Y que quede claro: nuestra responsabilidad como legisladores, como empresarios, como estudiantes, como amas de casa, como trabajadores y como ciudadanos mexicanos es parte fundamental de esta democracia y del buen gobierno que pretendemos hacer valer.

Esta unidad, a la que convocamos desde el Partido Verde, incluye reconocer lo que se hizo bien durante la administración saliente, durante la cual se alcanzó una estabilidad económica que nos permite mantenernos como una economía sólida, con 78 por ciento más contribuyentes que hace 6 años y una deuda pública manejable.

Se generaron más de 4 millones de empleos formales al ritmo de 800 mil por año. Se logró que los ojos del mundo voltearan a ver a México como un país emergente, seguro para invertir, ejemplo en Latinoamérica y en el mundo, y con la mayor inversión extranjera en nuestra historia. Esto y mucho más se obtuvo gracias a la ardua labor del presidente Enrique Peña Nieto.

Por supuesto, quedan temas pendientes por resolver y debemos entregar buenas cuentas a México, de lado y apoyando siempre al nuevo gobierno. Nuestro reconocimiento al presidente Enrique Peña Nieto por su entrega, su esfuerzo y compromiso con México. Será la historia la que evaluará al tiempo el buen trabajo de su administración.

Es tiempo de actuar en unidad en beneficio del país, de los que vivimos en el sur, pero también unidos a los que viven en el norte, en el Bajío, en el centro, en unidad con nuestro medio ambiente.

Debemos escuchar a cada mexicana y mexicano para que construyamos una sola voz, clara y fuerte, solamente en favor de México. Dejemos ya a un lado el ustedes y el nosotros y vamos a poner a México al centro.

Ya lo dijo nuestro valeroso insurgente Vicente Guerrero: La patria es primero, y hoy más que nunca tenemos la obligación de anteponer el interés de la nación ante cualquier interés personal. Este gobierno que inicia, así como todos nosotros, debemos de convertirnos en ejemplo de respeto y atención a todos los sectores de nuestra sociedad, porque somos un solo México.

En el Partido Verde tenemos claro que la transformación de México requiere unidad y organización, respeto y cuidado a nuestro medio ambiente, es lo único que logrará un cambio verdadero para nuestro país.

Por ello es preciso sumar voluntades a favor del proyecto que hoy postula el gobierno entrante y que resulta en el beneficio de todos los mexicanos. Todos los funcionarios electos hicimos un compromiso con la ciudadanía, con cada familia mexicana, con nosotros mismos, pero sobre todo con el país entero.

Protestamos cumplir nuestra labor y tenemos el mismo objetivo: Lograr un cambio verdadero para nuestro país y no hay otra forma de hacerlo que, con la suma de esfuerzos, sin importar colores, posturas políticas ni intereses personales. La unión de todas las fuerzas políticas es la fuerza de México.

Si algo compartimos hoy los mexicanos es un deseo generalizado de que nuestro país se convierta en un mejor lugar para nuestros hijos, de mayores oportunidades para quienes se preparan en nuestras universidades, de consideración para nuestros abuelos que lo dieron todo por nosotros y de respeto para todos, incluido el medio ambiente.

Está en nuestras manos la oportunidad histórica de lograrlo y seguramente encontraremos retos, dificultades en el camino, pero también vendrán los éxitos. Si cada uno de nosotros aceptamos y asumimos la responsabilidad que nos corresponde, comenzaremos la construcción de los nuevos cimientos de este nuevo México.

Es una nueva etapa para nuestro país y todos somos motor para fortalecer el Estado de derecho, fomentar el buen gobierno, reforzar la participación ciudadana libre y convertirnos en un factor de cambio positivo para nuestro México.

En el Partido Verde, como la gran mayoría de los mexicanos, creemos en el compromiso y trascendencia del programa de gobierno del presidente López Obrador. Es por ello que respaldamos sus proyectos de arranque. Sí al tren maya, sí al tren transístmico, sí a los programas prioritarios y sí a una agenda en favor de nuestro medio ambiente.

Estamos convencidos que es la hora del sureste mexicano. Es el momento para unirnos hacia el mismo rumbo de prosperidad y desarrollo del bajío y del norte de México. Es la hora de la unidad para avanzar, la unidad para progresar. Es la hora de lograr la transformación.

Llegó el tiempo para superar los rezagos y el olvido. El tiempo para hacerle justicia a nuestros pueblos originarios, a nuestros ancestros, para impulsar las causas sociales, el cuidado de nuestro entorno natural, el respeto a la equidad de género y a los derechos humanos. Llegó el tiempo de México.

Nuestra sociedad nos demanda una política de acercamiento al ciudadano, a sus problemas, a sus necesidades. No podemos desperdiciar esta gran oportunidad para lograr la prosperidad que cada mexicano se merece. Está en nuestras manos conseguirlo y también está en nuestras manos consolidar esta cuarta transformación que el nuevo gobierno propone para nuestra nación.

Para lograrla es imprescindible seguir el ejemplo de quienes con altura de miras fueron artífices de las tres primeras transformaciones. Necesitamos el espíritu conciliador de Agustín de Iturbide, quien colocó en primera instancia los intereses de la nación sobre sus intereses personales para afianzar la Independencia de México. Él comprendió que es la unidad la que nos hace grandes. No somos ustedes y nosotros. Todos somos México.

Es imperativo estar a la altura de Benito Juárez, el gigante de Guelatao, quien con su espíritu republicano hizo de la ley su espada y su escudo para anteponer siempre los intereses de la nación respetando siembre nuestra soberanía y la soberanía de las entidades federativas. Al margen de la ley, nada. Por encima de la ley, nadie.

Debemos tener la entereza de Francisco I. Madero, el apóstol de la democracia, quien postuló que el poder público no puede tener otro origen ni otra base que la voluntad nacional. Esa voluntad nacional que con una votación histórica escogió a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. Y esa voluntad nacional a la cual no podemos permitirnos decepcionar.

Hermanas y hermanos mexicanos, distinguidos amigos, señor presidente. Reitero ante ustedes nuestro compromiso de trabajo y unidad a favor de todos. En el Partido Verde estamos listos para avanzar con lo que a México le haga bien.

Hagamos de esta transformación, unidos, la fortaleza de México en el mundo, que para dar ejemplo, nos eligieron los ciudadanos. Señor presidente, cuenta con nosotros, y que viva México.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Gracias, señor senador.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Tiene la palabra el senador Miguel Ángel Mancera Espinosa, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, hasta por diez minutos.

El senador Miguel Ángel Mancera Espinosa: Con su venia, presidente. Honorable Congreso de la Unión, el día de hoy tengo la honrosa responsabilidad de dirigirme a ustedes para fijar la posición del Partido de la Revolución Democrática, de cara al inicio de un nuevo gobierno para México.

Ninguno de nosotros somos ajenos al hecho de que las elecciones del primero de julio dejaron claro, dejaron muy claro que México exige un cambio en muchas de las formas de interacción entre el pueblo y su gobierno, en la manera de atender las necesidades de la gente, en los mecanismos de diálogo de quienes detentan el poder en las y los ciudadanos.

De igual forma tenemos claridad de la alta expectativa que todo el pueblo de México tiene respecto de todo el trabajo que se ha planteado desde la campaña, y que, por supuesto, esperamos se vea reflejado en las nuevas políticas públicas.

Es reiterada la exigencia para terminar con la violencia, con la corrupción, con la impunidad, con la pobreza, así como también para acabar con las grandes brechas de desigualdad de las que se duele nuestro país.

Bienvenido el cambio ofrecido en reiteradas ocasiones por la nueva presidencia de la República. El PRD nunca, bajo ninguna circunstancia, será obstáculo del cambio que se ha propuesto para el bienestar de nuestros compatriotas. Por ello ha luchado históricamente. Muchos de los legisladores y legisladoras que hoy están aquí, son testigos de esa historia.

Todas y todos queremos que el presidente de México trabaje por la bonanza del país, queremos y hacemos votos también para que esta, nuestra República Mexicana, se fortalezca con toda su dignidad y soberanía internamente y frente al mundo que hoy de manera especial, nos observa con motivo de este solemne acto.

Es una República, es esa misma República la que espera, la que exige, la que reitera el respeto a sus leyes, que se le dé fuerza, que se realcen sus instituciones y que se muestre un país cuestionado y con rumbo claro al desarrollo.

En estricta congruencia con lo anterior, las fracciones parlamentarias del PRD, con la legítima representación ciudadana, le decimos y reiteramos al presidente de la República, que esperamos se cumplan todas y cada una de las promesas de campaña para el bienestar de la gente de nuestro país.

El primer de julio se hizo un llamado a la reconciliación nacional. Todas y todos aprobamos esa actitud. Si esa reconciliación implica el reconocimiento de la pluralidad política, la participación incluyente de todos los partidos, el respeto a la legalidad, entonces, señor presidente, lo llamamos a que se convierta en el guardián de ello, que, como presidente de la República Mexicana en funciones, no permita que se lleven a cabo actos que no tengan asidero constitucional legal o normativo.

Tal y como usted lo ha afirmado, es necesario, es indispensable que, en su gobierno, en este gobierno que inicia, todo se haga dentro de la ley, nada fuera de ella. Es indispensable que los llamados súper delegados respeten el federalismo.

El PRD ratifica su determinación de defender la legalidad, de defender la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y de combatir con firmeza todo intento de actuación contra la ley.

En el PRD no regateamos la legitimación que deriva de más de 30 millones de votos. Pero hoy le toca al gobierno entrante trabajar para todos, para todas. También para los más de 26 millones de mexicanas y mexicanos que votaron por otras opciones políticas, y para los más de 33 millones que se abstuvieron de asistir a las urnas.

En el PRD estamos de acuerdo en avanzar en la democracia participativa, la democracia directa por supuesto, cumpliendo con las leyes, dando fuerza a las instituciones y respetando a las minorías, pues de lo contrario la sombra caería directamente sobre la libertad y sobre la justicia.

Como presidente de la República tendrá una gran concentración de poder, dada la mayoría ganada en el Congreso de la Unión, es indiscutible, así como en 19 legislaturas locales. Es una condición favorable para erradicar corrupción, impunidad y luchar contra la violencia y la pobreza. Eso esperamos de este nuevo gobierno, eso esperamos de su conducción, evitando a toda costa caer en el abuso del poder.

Señor presidente, dado que el trabajo a favor de México es responsabilidad de todas y de todos, el PRD también espera de usted que en la tarea de fortalecer el federalismo, en esa tarea inequívoca de conducción de nuestro país, se convoque a los gobernadores de los estados, a los presidentes municipales y a los alcaldes a un diálogo nacional para revisar precisamente nuestro Pacto Federal, en especial revisar el federalismo fiscal, cambiar los porcentajes de distribución del presupuesto federal signado a los estados y municipios, pasando del 80-20 que hoy rige, al 75-25 que daría una nota clarísima de equidad para todos y para todas.

El PRD afirma que la pobreza y la desigualdad solo se podrán resolver con empleos y salarios dignos, por ello también esperamos, señor presidente, trabajar en un nuevo modelo de desarrollo que supere el neoliberalismo, un modelo basado en salarios competitivos que sirvan de palanca al desarrollo económico y al crecimiento sostenido.

Esta política se podrá consolidar impulsando la economía social, programas sociales especiales para micro, pequeñas y medianas empresas urbanas y rurales, incluidas cooperativas, ejidos y comunidades indígenas.

Por ello exigimos que se den las instrucciones necesarias para aplicar un incremento de 100 por ciento al salario mínimo actual, para que a partir del primero de enero de 2019 sea de 176 pesos. De una vez por todas, señor presidente, pasemos del salario mínimo al salario digno para México.

También queremos ofrecerle todo nuestro apoyo, nuestros votos, nuestro compromiso de trabajo en las tareas necesarias, a fin de que se cumpla con la promesa de bajar el precio de las gasolinas, el diésel, el gas doméstico.

Hoy el gobierno entrante tiene de inicio la posibilidad real de eliminar el Impuesto Especial a la Producción y los Servicios de los energéticos de la Ley Federal de Ingresos. Apoyamos el fortalecimiento del Estado como factor de desarrollo sustentable, con una justa distribución de la riqueza. Por ello su gobierno debe apoyar una reforma fiscal progresiva, para lograr que el pago de impuestos sea realmente justo. Que pague más quien más tenga.

Los integrantes de las fracciones parlamentarias del PRD reafirmamos, desde todos nuestros espacios de representación ciudadana, el compromiso de trabajar a favor de la gobernabilidad democrática de México, del fortalecimiento del federalismo.

Abogaremos por el fortalecimiento de la pluralidad social y política, el respeto a las leyes, a la libertad de expresión. Impulsaremos la construcción de policías capacitadas en todo el país, para que se permita el retiro gradual de nuestras Fuerzas Armadas de las funciones de seguridad pública. Seguiremos impulsando la autonomía de todas las fiscalías y, por supuesto, apoyando en lo necesario para que en breve plazo bajen los precios de la gasolina, como ya lo hemos mencionado. Reafirmamos nuestro apoyo en favor de una República democrática federal, en paz.

Le deseamos mucho éxito, señor presidente, que le vaya bien, que siga México en la ruta del bienestar, del desarrollo para seguir diciendo con el orgullo de siempre: Que viva México.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Gracias, señor senador.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Tiene la palabra la senadora Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre, del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo, hasta por diez minutos.

La senadora Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre: Con la venia de la Presidencia. Compañeras y compañeros legisladores, pueblo de México. Benito Juárez sentenció: La democracia es el destino de la humanidad, la libertad su brazo indestructible. En plena libertad y con paso firme hacia la democracia queremos comenzar expresando la inmensa dicha que el Partido del Trabajo comparte con la mayoría de los mexicanos.

Hoy comienza la cuarta transformación de la República. Hoy la insurgencia ciudadana optó por un cambio de rumbo, por una revolución pacífica. La insurgencia de los más de 30 millones de mexicanos que salieron a votar el pasado primero de julio hizo posible este triunfo, que cimbrará por siempre en nuestra historia y en la vida democrática de México y de la patria grande, nuestra América.

Ese respaldo mayoritario, expresado en las urnas, es cimiento de un nuevo proyecto de nación con futuro. Este no es solo un cambio de gobierno, este es un cambio completo de régimen político, no será una época de cambios, sino un cambio de época.

La lucha del Partido del Trabajo ha estado encaminada a lograr una transformación nacional y profunda. Tenemos claro que Andrés Manuel López Obrador ha venido encabezando el proceso de dicha transformación. Por eso, junto con el pueblo hemos caminado a su lado desde el año 2000 y en el Partido del Trabajo nos sentimos muy orgullosos de ser el único instituto político que postuló a Andrés Manuel López Obrador en tres ocasiones a la Presidencia de la República. Lo logramos México. Lo logramos compañeros.

En este andar, entre derrotas y victorias compartidas, hemos siempre coincidido en la visión de que nuestro país requiere con urgencia una cuarta transformación. Seremos su apoyo, gobernaremos con él y asumiremos las responsabilidades y acciones que nos correspondan y cuando se cometan acciones alejadas de los intereses más sentidos de la mayoría de la población, el Partido del Trabajo seguirá haciendo su aportación a través de la crítica constructiva. La verdad libera, fortalece. La mentira o el silencio someten, debilitan hasta las mejores causas. Nuestra lucha es a favor de un nuevo paradigma que traiga bienestar a este amado pueblo de México, por el bien de todos, primero los pobres.

Nuestro país está fracturado en su estructura, corrompido hasta lo más profundo. Nos hemos convertido no solo en un Estado fallido, nos hemos convertido en Estado que le falló a los mexicanos. Por ello, el cambio tendrá que ser producto de una efectiva participación ciudadana y de un proyecto alternativo de nación.

La situación que vive el país nos impone grandes retos. La política económica debe virar hacia un nuevo rumbo de desarrollo, sustentando en la creación de una industria nacional fuerte, tecnológicamente competitiva, que genere riqueza en todos los rincones del país.

Vamos a recuperar y reconstruir la industria energética y petroquímica. Seremos soberanos y dejaremos de vender petróleo barato y de comprar gasolina cara.

Una nueva política económica que encare los problemas estructurales, así como las prácticas especulativas del sector financiero que nos tienen potencialmente al borde de una nueva crisis. Solo de esta manera acabaremos realmente con la pobreza.

Compañeras y compañeros legisladores, resulta dolorosa la medida en que la corrupción se ha arraigado e institucionalizado en nuestro país. La corrupción galopante y el mal uso de los recursos públicos laceran y hunden a nuestra nación. No nos equivoquemos, vamos a terminar con la impunidad, los ladrones en el gobierno y la eliminación de privilegios se instalarán como política de Estado, así como ya lo hemos hecho con la austeridad republicana.

Viene una nueva manera de hacer política en nuestro país, la gente será parte de ella, la gente tendrá identidad con el nuevo gobierno, con su gobierno.

El Partido del Trabajo refrenda su convicción en torno a la necesidad de que nuestro país avance hacia un modelo de democracia popular, participativa, donde la ciudadanía sea la principal protagonista de la vida pública de nuestro país.

Caminaremos en dirección a un federalismo eficiente y democrático, de división de Poderes, pero sobre todo de unidad nacional, con todo el poder al pueblo.

Es urgente e impostergable una separación del poder económico del poder político. Hay que pasar de la mano invisible del mercado a la mano visible del Estado democrático de derecho. Solo habrá seguridad pública si hay seguridad económica.

Compañeras y compañeros legisladores, la ignorancia es la causa de la injusticia y la educación es la mejor aliada de la justicia. El Partido del Trabajo ha propuesto una reforma al artículo 3o. constitucional para fundamentar la educación en la dignidad humana y que la educación permita a los jóvenes nutrirse dentro de nuestra cultura y nuestra cosmovisión.

Para rescatar a nuestros niños el Partido del Trabajo tiene un plan central: la universalización de la educación infantil temprana. Con este proyecto el Partido del Trabajo ha demostrado que esta debe ser la base de un nuevo modelo educativo. Y que no queda duda, vamos a cancelar la mal llamada reforma educativa.

El gran problema de México no es solo la pobreza, es sobre todo la desigualdad y la concentración de la riqueza en las manos de una minoría rapaz. Por lo anterior, el Partido del Trabajo seguirá del lado de los 70 millones de pobres que nos hereda el sistema.

Nuestro reto será saldar las deudas históricas que tenemos con los pueblos originarios, con las mujeres, con las personas con discapacidad, con las personas que tienen que trabajar dos o tres jornadas diariamente, con quienes piensan diferente. Con la población de la tercera edad que no tiene acceso a una pensión ni a una vejez digna, con los campesinos, con los migrantes, con los desplazados.

Será la manifestación explícita de que todos estos sectores que acabo de mencionar tengan acceso a una vida digna. En este nuevo escenario la paridad de género ha llegado para quedarse y nosotras seremos las más firmes impulsoras de esta nueva realidad.

También debemos decir que nuestras relaciones con las naciones del mundo se basarán en el respeto a la soberanía, la solidaridad, la no injerencia y el derecho a la autodeterminación de los pueblos.

Hoy, México debe retomar su papel de referente internacional y de vanguardia en el respeto de los derechos humanos. Aprovecho para darles una bienvenida a todos nuestros invitados. Todos son bienvenidos a nuestro país. Gracias por acompañarnos.

Esta transformación representa una transición. Transición frente a los intereses de unos cuantos, inevitablemente significará una confrontación política e ideológica, lo que requerirá templanza, cautela, tolerancia, paciencia y respeto por la parte del pueblo mexicano y de todos nosotros.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Muchas gracias.

La senadora Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre: El Partido del Trabajo enarbola el proyecto histórico de la izquierda mexicana. No tenemos duda de que tenemos con Andrés Manuel, el mejor presidente de México. Hoy inicia el amanecer de un cambio de época. Hoy se cristaliza la más gigantesca victoria de la izquierda en nuestro país.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Por favor.

La diputada Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre: Insisto, no tendremos duda, vendrán días de felicidad popular. Es un honor caminar al lado de los mexicanos que lucharon junto con nosotros por una transformación. Es un honor, estar con Obrador. Muchas gracias, compañeras y compañeros.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Muchas gracias.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Tiene la palabra, el senador Clemente Castañeda, del Grupo Parlamentario Movimiento Ciudadano. Perdón. El diputado Fernando Luis Manzanilla, del Grupo Parlamentario del Partido Encuentro Social.

El diputado Fernando Luis Manzanilla Prieto: Con la venia de la Presidencia. Compañeras y compañeros legisladores. Señoras y señores invitados. Esta mañana en la que acudimos a la renovación del Ejecutivo de la Unión, es el día idóneo para dejar atrás la división, el encono y la discordia. Hoy debe ser el día del encuentro social y el inicio de la reconciliación de la unidad y la cohesión nacionales.

A nombre de los Grupos Parlamentarios de Encuentro Social en las Cámaras de Diputados y Senadores, acudo a expresar nuestra postura ante el inicio de una nueva administración que representa un cambio de rumbo y que cuenta con el respaldo de millones de mexicanos. Decíamos ayer y lo reiteramos hoy, otro México es posible. Hagámoslo nosotros.

Hacemos nuestro el llamado ciudadano, así como el puntual compromiso del presidente López Obrador para que nuestro país se transforme, renazca, se regenere y resurja con inclusión, con honestidad, con orden, con justicia y estabilidad.

Nuestras bancadas serán la expresión de la cuarta transformación que se conducirá con una visión de aprecio, respeto y defensa de la vida y de la dignidad de la persona humana y los valores cívicos, éticos, espirituales y familiares que a la vez nos han proporcionado identidad por siglos, hoy día dan sustento y fuerza a la sociedad mexicana, a la que reconocemos como heterogénea y diversa.

Nuestra aportación al debate nacional para que las personas, familias y comunidades vivan mejor parte de la irrestricta observancia y protección de nuestro régimen de libertades, los derechos individuales y la felicidad de los mexicanos como fin último del Estado.

Creemos en, y defenderemos, la división de poderes y los pesos y contrapesos del poder, así como el federalismo y la independencia de las instituciones autónomas y reguladoras del ejercicio del poder. No creemos ni postulamos aquella idea de la lucha de clases, sino de un encuentro de clases, un encuentro social.

Queremos que el Estado sea un promotor de las libertades civiles y económicas de los ciudadanos. Apostamos por un gobierno fuerte pero esbelto, ágil, eficaz, eficiente y sin trabas, así como por una vivencia de la justicia sustentada en el respeto a las instituciones y a las leyes.

En consecuencia, la agenda de nuestros grupos parlamentarios se puede describir a partir de tres ejes que en nuestro entendimiento deben de ser parte de un nuevo contrato social.

Primero. Estado de derecho, seguridad y justicia.

Segundo. Economía, empleo y desarrollo sostenible, y

Tercero. Transparencia, honestidad y combate a la corrupción.

En materia de Estado de derecho, seguridad y justicia, sabemos que para los mexicanos la inseguridad es el problema más urgente a resolver. Todos merecemos transitar, laborar y desarrollarnos en paz y con la certidumbre de que nuestra vida, nuestra libertad, nuestro patrimonio, estén garantizados por instituciones fuertes y un Estado de derecho que se respeta y se hace respetar.

Acompañaremos todo esfuerzo del Estado mexicano que permita profesionalizar y fortalecer los cuerpos de seguridad ciudadana con capacitación, equipamiento e inteligencia. En consecuencia, apoyamos plenamente el Plan Nacional de Paz y Seguridad, en especial la creación de la Guardia Nacional.

En México se acatará la ley y se defenderán los derechos y las libertades civiles, qué bueno que así vaya a ser y qué bueno que así fuera también en otras latitudes de nuestro continente. Por ello desde esta tribuna les decimos a nuestros hermanos latinoamericanos que padecen la falta de democracia en sus países: fuerza y persistencia. Estoy seguro que mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas del pluralismo y la libertad.

Aquí también deberá de ser una realidad duradera, un México con orden y justicia sí es posible.

En materia de economía, empleo y desarrollo sostenible, queremos un Estado impulsor que sea motor, que facilite y que no lastre la capacidad de los emprendedores para generar riqueza y empleos desde la indispensable figura de la libre empresa.

Creemos en el libre mercado y en la competencia, así como en la desregulación económica, pero más importante, pensamos que para que México crezca, es fundamental fortalecer el mercado interno, el consumo y el rescate de la clase media. No es malo ver hacia afuera, pero ya es momento de voltear primero hacia adentro.

Buscamos privilegiar la libertad y la capacidad de iniciativa de las personas y vamos a fomentar las políticas públicas que promuevan el emprendimiento, en específico, nuestro foco estará en la promoción, la creación y la persistencia de las micro y pequeñas empresas.

No entendemos tampoco la existencia de lo público a costa de lo privado, y sabemos que no puede haber crecimiento económico sin la participación de la iniciativa privada. Asimismo, entendemos el desarrollo económico siempre y cuando este sea equilibrado y sostenible.

Por tal razón, los grupos parlamentarios de Encuentro Social seremos ese vital vínculo entre la cuarta transformación y los sectores productivos del país. Un México próspero con emprendedores, más empleos y oportunidades para todos los mexicanos sí es posible.

En materia de transparencia, honestidad y combate a la corrupción sostenemos que, acabar con la corrupción fue uno de los principales reclamos, si no el principal, de todos los mexicanos que votaron el primero de julio. Asumimos con gran compromiso ese mandato.

La historia nos ha demostrado que la impunidad incentiva la deshonestidad y la corrupción de los servidores públicos. Por ello, predicar con el buen ejemplo desde la política, como lo ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador toda su vida, es un elemento fundamental para reorientar el comportamiento social hacia la honestidad y la transparencia.

Necesariamente la rendición de cuentas y el combate a la corrupción deberán estar, además sustentados en un marco institucional y jurídico, sólido y robusto.

En este contexto somos partidarios y convencidos de preservar la autonomía y promover el fortalecimiento legal e institucional del Sistema Nacional Anticorrupción, gran logro del trabajo coordinador entre la sociedad civil organizada, autoridades, académicos y legisladores que merece ser consolidado. Un México honesto y sin corrupción también es posible.

Honorable asamblea, distinguidos invitados, efectivamente estamos en la hora cero de la cuarta transformación, y vivimos una oportunidad única para promover y devolvernos la paz, el bienestar y la seguridad con cero tolerancia a la corrupción, y así concretar el renacimiento mexicano con la fuerza de los valores que nos dan unidad y cohesión social como una nación verdaderamente independiente.

Los electores optaron por un cambio en la forma de hacer política, confiaron para conducir los destinos de la nación los próximos seis años en Andrés Manuel López Obrador. El presidente concitó la esperanza de personas y familias para vivir más dignamente, conoció las historias del espíritu de las luchas incansables y contra todas las adversidades que comparten y viven diariamente muchísimos mexicanos.

No podemos fallarles ni traicionar la confianza de los millones de personas que dijeron hasta aquí. No se puede sostener una casa que está divida contra sí mismo. Por ello vamos a promover con la templanza y mediante el diálogo edificante, la restitución de nuestro tejido social, y reiteramos nuestra convocatoria para dejar atrás la división y construir una verdadera unidad nacional.

Nuestro cometido, el de todos nosotros, todos los que aquí estamos, debe ser unificar al pueblo de México. Sostenemos que el aprecio por la pluralidad de ideas y la diversidad de posiciones, incluidas las divergentes, habrán de enriquecer el debate y serán piedra angular de nuestra verdadera y finalmente real transición a la democracia, lo anterior mediante leyes y políticas públicas que consignen los compromisos en lo económico, en lo político, en lo comunitario de un nuevo contrato social que incluya a todos los sectores y a todos los actores. Ese es y será nuestro reto fundacional.

Estamos listos para avanzar por el camino del desarrollo justo, sostenido e incluyente que el presidente López Obrador ha postulado durante años para transitar en unidad hacia un mismo objetivo. Unámonos y logremos la prosperidad de la causa y la casa de todos, México. Si imaginamos un México libre, justo y próspero y lo construimos juntos, haremos historia. Hagámoslo nosotros. Es cuanto.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Muchas gracias, señor diputado.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Tiene la palabra el senador Clemente Castañeda, del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano.

El senador Clemente Castañeda Hoeflich: Con el permiso de la Presidencia. Honorable Congreso de la Unión, mexicanas y mexicanos.

Los nuevos comienzos abren siempre la posibilidad de construir un mejor presente para darle rumbo al porvenir. Más aún si tomamos en cuenta que la nación se encuentra profundamente lastimada por un régimen que le falló a los mexicanos.

No obstante, hoy México vive un clima de crispación y de confrontación. Hoy a México le faltan puntos de encuentro. Estamos convencidos que en nada abona a la reconciliación nacional hablar desde el pedestal de la superioridad moral, alimentando dicotomías entre vencedores y vencidos, entre buenos y malos.

Me pregunto, como lo haría Rosario Castellanos si estuviera con nosotros, ¿qué nos falta parar ser enteros? Quizá nos falta recordar que aquí, en este Congreso de la Unión están representadas todas las personas, tanto los que votaron por el presidente y su partido, como las que no lo hicieron, las que eligieron una opción distinta. Nos falta recordar que en una democracia cuentan e importan todos los votos, cuentan e importan todas las voces, incluidas las de las desilusionadas, las de las escépticas, las de las críticas y las de las que piensan diferente.

Justamente por esa razón la oposición tiene responsabilidades cruciales en la vida democrática. Ser en contrapeso que defienda los derechos y el equilibrio institucional. Dignificar el pluralismo político. Preservar nuestra democracia, y protegerla de quienes creen que a partir de su condición de mayoría pueden apoderarse de las instituciones públicas.

Por ello el día de hoy vale la pena preguntarnos cuál es el papel de este Parlamento en nuestra nueva realidad. Muchos estamos convencidos que el papel del Congreso de la Unión es el de enaltecer a México, es el de dignificar la división de Poderes y buscar puntos de encuentro, a pesar de nuestras sanas y legítimas diferencias.

El Poder Legislativo no puede ser una ventanilla de trámites, no es una oficina para atender los asuntos y los encargos del presidente, es la representación de todos los mexicanos, donde se resume la pluralidad de la nación, donde se encuentra la diversidad de intereses e identidades del país, donde están representadas las minorías y donde tenemos la obligación de tomar decisiones que nos incluyan y nos representen a todas y a todos.

El Poder Legislativo mexicano no puede olvidar estas premisas, sea quien sea la mayoría y sea quien sea el presidente, y por eso nos preocupan algunas decisiones y acciones inminentes, o incluso consumadas, como las amenazas al Pacto Federal y a la división de Poderes, a través de las reformas impuestas por la mayoría legislativa; la negativa de garantizar una fiscalía independiente; la puesta en marcha de consultas a modo y, en suma, lo que pareciera ser un proyecto de restauración de un régimen centralista, de concentración del poder y de partido dominante, o peor aún, el país de un solo hombre.

Giovanni Sartori decía que quien habla de la regla de la mayoría, sin hablar de los derechos de las minorías, no promueve la democracia, sino que la sepulta.

Por eso hoy y siempre, el Poder Legislativo debe asumir su papel de contrapeso al Poder Ejecutivo. Hoy y siempre, el Poder Legislativo debe combatir cualquier proyecto de restauración de un régimen de concentración excesiva del poder. Hoy y siempre, el Poder Legislativo debe dignificar el derecho a la diferencia y el derecho al disenso.

Por ello, de frente a los mexicanos, Movimiento Ciudadano le dice respetuosamente al próximo presidente de la República y a la nación que nuestras convicciones están firmes y puestas al servicio de México.

Porque creemos en la democracia, pero no aceptamos la democracia dirigida, la que solo aparenta respetar al pueblo para manipularlo. Tampoco aceptamos la democracia de turnos, la que busca sustituir a una oligarquía por otra.

Creemos en la inteligencia multiplicada del pueblo mexicano por cada uno de sus individuos. Creemos en el equilibrio de poderes, porque quien ejerce el poder en un soliloquio está condenado a perderse en el laberinto y cuando de ese poder depende la vida democrática lo que está en riesgo es el presente y el futuro de México.

No aceptamos la concentración del poder ni el paternalismo ni ningún proyecto de restauración de un régimen presidencialista de mediados del siglo pasado, que ya le falló a México.

Creemos en la rendición de cuentas, en la transparencia, en el diálogo republicano y en el potencial del pluralismo político y de respeto a nuestras diferencias. Creemos en el federalismo, porque no queremos regresar ni a un pasado colonial ni a un pasado de control político centralizado.

No aceptamos que los estados y municipios se subordinen ante las órdenes del presidente ni de nadie más. El mandato de los gobiernos estatales y municipales viene de los ciudadanos y solo ante ellos es responsable.

Por eso queremos estados que sean fuertes, por su desempeño, por su compromiso democrático, por su capacidad para resolver los problemas públicos y por su empeño para transformar la realidad de sus comunidades.

Lo decimos con claridad, en el Pacto Federal los gobiernos estatales y municipales no son espectadores subordinados, son protagonistas de la transformación nacional. Creemos en el municipio libre de intermediarios políticos, libre de poderes fácticos, libre de ataduras burocráticas, libre de aparatos partidistas.

Los municipios han de ser, en esta nueva etapa del país, el verdadero gobierno de los ciudadanos y por ello es nuestra convicción defenderlos y fortalecerlos, porque es desde lo local donde empiezan los grandes cambios políticos del país.

Creemos en la paz pero no en la pacificación forzada, no en la paz de los sepulcros y las fosas, no en la paz ficticia impuesta por el predominio armado del más fuerte que nos ha llevado a una guerra interminable.

Creemos, recordando a Juárez, en la paz edificada en el respeto al derecho ajeno. Creemos en los derechos humanos como uno de los pilares civilizatorios y estamos convencidos que la guerra no hace la paz.

Queremos instituciones civiles de seguridad fuertes, dignas y leales, coordinadas en los tres órdenes de gobierno y no más, nunca más una guerra entre quienes portan uniforme o visten de civiles.

Creemos en el derecho a la verdad y a la justicia, porque la mayor violencia está en la impunidad. No aceptamos que se pretenda ocultar esta realidad a golpe de palabras o amnistías selectivas. La impartición de justicia en México no sirve y es obligación de todos los poderes públicos reconstruirla.

El sistema no funciona por la corrupción y es obligación de todos combatirla y castigarla sin perdón y sin olvido.

Creemos en la igualdad, en todas las formas de igualdad, pero no aceptamos que en nombre de la desigualdad se quiera construir un nuevo aparato de poder, manipulando a los más pobres con dinero público, porque repartir dinero sin modificar las condiciones que generan la pobreza es eternizarla.

También creemos en la separación de poderes, el político y el económico, pero el principio debe ser universal y no selectivo. Y por ello, no aceptamos una nueva selección caprichosa de las elites. En efecto, hay que acabar con el capitalismo de compadres, que no es lo mismo que simplemente cambiar de compadres.

Creemos en las libertades porque México es un país plural, diverso y heterogéneo que jamás habrá de conformarse con una sola voz. Porque México es un país de minorías excluidas y agraviadas que exigen ser escuchadas, donde no estén sujetas por decreto a una sola moral, donde sus derechos ganados no se consulten sino que se defiendan.

Por todo ello creemos en los ciudadanos libres. Nosotros no fraseamos al pueblo en singular, porque tan autoritario es quien dice el Estado soy yo, como quien piensa que el pueblo es él. El pueblo somos muchos, somos todos, todos los que votaron por la opción mayoritaria y los que votaron por otras alternativas.

En el México de hoy el pueblo debe pronunciarse en plural, con igualdad entre hombres y mujeres y en clave democrática, porque México también es Leona Vicario, porque México también es Sor Juana Inés de la Cruz, porque México también es Josefa Ortíz de Domínguez.

Por eso, compañeras y compañeros legisladores, volviendo a Rosario Castellanos, al próximo presidente y a su nueva mayoría les decimos: mira a tu alrededor, hay otra, siempre hay otra.


Nosotros creemos en el movimiento de los ciudadanos, quienes son portadores de valores y de ideas y de causas. Creemos en la conciencia y en la dignidad ciudadana y no en quienes se asumen como los portavoces únicos de las y los mexicanos.

Estas son las convicciones que Movimiento Ciudadano ha puesto y seguirá poniendo al servicio de México.

En esta nueva etapa de la historia refrendamos nuestro compromiso, nuestra lealtad con los ciudadanos. Refrendamos estas convicciones y con ello seremos la oposición que México necesita.

Al presidente de la República, y con esto concluyo, le damos la bienvenida a este recinto parlamentario y hacemos votos para que México vea hacia adelante y no hacia atrás. Hacemos votos para transformar el Estado mexicano, pero no para reconstruir un pasado con tintes peligrosamente autoritarios.

El reto no es menor, implica construir un nuevo régimen, sin permitir que las ruinas del anterior nos arrastren al pasado. Implica ejercer el poder sin permitir que la soberbia nos aleje del interés común, pero, sobre todo, implica encontrarnos, escucharnos y honrar el compromiso...

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Señor diputado.

El senador Clemente Castañeda Hoeflich: ...y el amor que todos tenemos por México. Muchas gracias.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Gracias, señor diputado.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Tiene la palabra el diputado Rene Juárez Cisneros, del Partido Revolucionario Institucional. Tiene la palabra el diputado Rene Juárez Cisneros.

El diputado Rene Juárez Cisneros: Con su venia, diputado presidente. Señoras y señores, honorable Congreso de la Unión, hoy, primero de diciembre, inicia un gran reto, pero también una gran oportunidad para México.

Hoy nos convoca la ley y la democracia, por ello es tiempo de decidir, decidir entre la inclusión y la descalificación, entre la democracia o la dictadura, y entre el respeto a la ley o la violación del Estado de derecho. Entre el fortalecimiento de las instituciones o el resquebrajamiento del Estado. Entre mirar hacia las nuevas generaciones o trabajar para las próximas elecciones. Es tiempo, pues, de dejar de pensar en la reelección y pensar en la nación.

A partir de hoy el nuevo gobierno ya no tendrá excusas de a quien derivar responsabilidades y culpas. El pasado primero de julio quedó demostrado que México cuenta con instituciones sólidas que garantizan nuestra vida democrática.

Desde nuestro partido, el Revolucionario Institucional, saludamos el inicio del licenciado Alejandro... Andrés Manuel López Obrador, que sea para bien de nuestra patria. Pero que nadie se confunda, nunca estaremos de rodillas o actuando indignamente ante el poder. Habremos de levantar la voz cuántas veces sea necesario, con energía y determinación, con la fuerza de la razón, con la fuerza de los argumentos.

La visión de gobierno se acota irremediablemente con la realidad, qué bueno que el presidente decidió no regresar a sus cuarteles a nuestras Fuerzas Armadas, orgullo de las y los mexicanos. Sin ellas no se entendería la gobernabilidad, la seguridad, la estabilidad y la paz en México.

Desde aquí les expresamos nuestro reconocimiento, respeto y respaldo. Trabajaremos para generarles un marco jurídico que les dé certeza y certidumbre en el desempeño de las tareas de seguridad pública.

Las Fuerzas Armadas deben regresar paulatinamente a sus cuarteles, militarizar no es la solución. La Policía Federal, es un cuerpo de élite y con el respaldo del nuevo gobierno puede ser de gran contribución, no la menospreciemos.

Por otro lado, qué malo que se pervirtiera instrumento fundamental de la democracia participativa, la consulta popular y también un grave error que se haya cancelado el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.

México vive hoy un nuevo modelo de gobierno, no obstante, el triunfo incuestionable, 30 millones de votos no hacen infalible a nadie. Gobernar es atender lo diverso, aproximar lo distante y conciliar la diferencia, las y los mexicanos esperamos que la conducción del nuevo gobierno se haga responsable y democráticamente, impulsando la inclusión y desterrando actitudes totalitarias. Se gobierna para todos o no se gobierna.

En la construcción de un México mejor todos debemos tener cabida, a menos que desde el poder se cancelen las opciones de participación. La obcecación conduce a lo autoritario. Este Congreso debe garantizar el equilibrio de poderes, debe evitar que la fuerza del Ejecutivo devore a los otros poderes.

Amigas y amigos, el gobernante tiene obligación de decidir, por eso la disyuntiva del hombre de Estado entre administrar o transformar. En política hay valores insalvables que cuando el hombre de poder está en la cúspide adquieren enorme relevancia la lealtad, la gratitud y la congruencia. Pero cuando los tiempos implacables de política alcanzan al hombre de poder, cuando concluyen y se agotan, entonces adquieren una dimensión insospechada.

Por eso, asumiendo la responsabilidad de lo que expreso y en congruencia con lo que he sido a lo largo de mi vida, reitero y manifiesto mi profundo reconocimiento al expresidente Enrique Peña Nieto, al amigo y al hombre. Que sea la historia la que juzgue al hombre de Estado y no la diatriba y la descalificación irresponsable de algunos que sólo saben destruir impregnados de amargura, rencor y odio. México demanda la reconciliación y la paz. Toca al gobierno impulsarlas desterrando el menosprecio y la arrogancia hacia quienes no piensan igual que él.

Nuestros grupos parlamentarios en el Congreso de la Unión tenemos muy claro nuestro papel. Nos constituimos en una fuerza política opositora comprometida con México, digna, crítica, vigilante y congruente con nuestros principios ideológicos.

Enarbolaremos causas y esperanzas de los que menos tienen. Defenderemos los derechos sociales de las minorías. Vigilaremos el respeto de los derechos humanos sobre todo de las mujeres y de nuestras niñas y niños. Defenderemos nuestras instituciones que a lo largo de los años le han dado sentido y rumbo cierto al esfuerzo de las y los mexicanos.

El gobierno que se instala hoy no empieza de cero. No olvidemos que la voluntad jamás será más importante que la institucionalidad. Cuidaremos que no se continúe dilapidando la confianza y la certidumbre en nuestro país para garantizar inversión, empleo y estabilidad.

Como partido hemos aprendido de nuestros errores y aciertos. Hoy la nueva realidad política nos obliga a volver al origen. La defensa de las causas populares. Los verdaderos priistas estamos decididos a reencontrarnos y a reagruparnos para competir por la Presidencia de México.

Que no quede duda, México no es ni puede ser un país de caudillos. El mandato popular fue para acrecentar y consolidar la vida democrática, no para retroceder. Cuidemos no caer en la tentación y el discurso demagógico vano y frívolo de la complacencia.

El populismo conlleva pobreza y anarquía. Eso no lo queremos para México. Gobernar para la popularidad conduce al extravío. El país no se conduce con ocurrencias, arrebatos ni caprichos.

La ignorancia de la ley no es excusa para su cumplimiento. Se requiere que desde la diversidad construyamos la unidad que México demanda.

Es tiempo de construir y contribuir para darle viabilidad a la nación. Por ello es impostergable construir una gran alianza a favor de México y que contenga, cuando menos, siete puntos de convergencia claros e irrefutables.

Uno. No aceptemos retrocesos en el federalismo mexicano, no permitamos que se vulnere la soberanía de los estados y de los municipios. Coordinación sí, subordinación no.

Dos. No admitamos que se castigue a los estados y municipios en el Presupuesto del próximo año.

Tres. Defendamos que no se afecte presupuestalmente al campo y a los campesinos.

Cuatro. No permitamos el avasallamiento de un poder sobre otros poderes, y exijamos el cumplimiento irrestricto de la ley.

Cinco. Defendamos la independencia de los órganos autónomos para consolidar un Estado moderno y transparente.

Seis. Evitemos que la política social se convierta en una perversidad a través del reparto indiscriminado de dinero a través de los súper delegados, que no son otra cosa que una incubadora de candidatos para las próximas elecciones, y

Siete. Hagamos todo lo necesario para consolidar un sistema educativo de calidad que le sirva a México, que le sirva a las y los mexicanos.

Señoras y señores, reconozcamos que después de la elección, México quedó dividido y confrontado. Hay un México agraviado por la miseria y la desigualdad, hay un México ofendido, lastimado por la violencia y la impunidad.

Cuando se trata de construir un mejor país, no hay contribución desdeñable. La democracia exige que se respeten todas las voces y todos los derechos se resguarden cuando somos minoría. México demanda seguir trabajando por la grandeza de nuestra patria.

En el PRI actuaremos si mezquindad. No seremos estorbo ni dique para el nuevo gobierno. Queremos que tenga éxito por el bien de México. No chantajeamos a nadie ni pedimos compasión ni privilegio, lo que exigimos es una relación sustentada en el respeto y en la dignidad, pero a esas voces que nos convocan a que nos acostumbremos a la nueva forma de gobernar les decimos: no. Por principios, convicción y congruencia no podemos acostumbrarnos a la violación sistemática de la ley...

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Señor diputado, su tiempo se ha acabado.

El diputado René Juárez Cisneros: Concluyo. La violación a la soberanía de los estados. Recordemos que el Pacto Federal es acuerdo de igualdad.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Silencio. Orden en la sala.

El diputado René Juárez Cisneros: ... no podemos acostumbrarnos a vivir en la incertidumbre, al me canso ganso, al menosprecio y a la ofensa y menos...

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Señor diputado, le ruego termine su elocución.

El diputado René Juárez Cisneros: ...nuestra dignidad con respeto a su investidura.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Ya, por favor, termine su elocución.

El diputado René Juárez Cisneros: Le decimos: no, así no, señor presidente. Muchas gracias.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Por favor, orden en la sala. Orden en la sala.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Tiene la palabra el senador Mauricio Kuri González, del Grupo Parlamentario de Acción Nacional.

Por favor, por favor diputado, ha habido orden en la sala. Les ruego escuchen con respeto a los representantes de los grupos parlamentarios. Ya estoy poniendo orden, va a hablar el orador, por favor.

El senador Mauricio Kuri González: Con su venia, señor presidente. Honorable Congreso de la Unión, mexicanas y mexicanos, México atestigua hoy el inicio de una nueva era, una era que debe simultáneamente cambiar, preservar y reafirmar, acortar las desigualdades que nos dividen y cerrar las brechas que nos separan. Preservar los fundamentos de un nuevo sistema que la sociedad ha ido construyendo a lo largo de las últimas décadas, que se significa por la plenitud democrática, la libertad en su más amplia expresión, el federalismo y la división de poderes, y reafirmar la unidad y la soberanía nacional.

Se constituyen en este acto los poderes públicos del país recordándonos lo que somos; una República democrática y representativa, en donde el voto de la sociedad define su rumbo. Los cimientos de este acto provienen del constitucionalismo mexicano, expresión jurídica de la voluntad popular.

Nuestros principios como nación, por lo mismo, ni son negociables ni son renunciables. Quienes aquí nos reunimos lo hacemos como producto de la voluntad popular, representamos así los sentimientos de la nación. No hay en este recinto distinciones ni jerarquías, provenimos de una misma legitimidad y respondemos a una misma legalidad.

Quedó atrás en México la era del poder absoluto, intolerante, avasallante, la era del país de un solo hombre, la subordinación de los poderes públicos al designio personal. Hoy nos debatimos entre la esperanza del cambio y la preocupación que generan las diferentes versiones sobre cómo lograrlo.

No hay popularidad que se erija por encima de las instituciones. La convivencia de la República se deposita en la voluntad de la sociedad, en la fortaleza del interés público, en el imperio de la ley, en el actuar responsable y entusiasta de la autoridad.

Nadie cuestiona la imperiosa necesidad de contar con gobiernos honestos y competentes, así como con ciudadanos responsables y participativos.  En la construcción de este nuevo espacio público ha sido central el protagonismo del Partido Acción Nacional. Nuestro origen coincide con este nuevo tiempo mexicano, la pureza de la convicción democrática sobre el peso agobiante de la autoridad; la fuerza de la razón por encima de la razón de la fuerza, el hecho de nacer siendo una opción ciudadana que promueve el bien común.

Nacimos siendo una alternativa democrática y firme a un poder desmesurado. Hoy, hoy sabremos oponernos con absoluta determinación a todo aquello que lastime el interés público y a la sociedad mexicana, pero hoy somos también autoridad. Gobernamos 12 entidades y casi 500 municipios. Representamos un poder coadyuvante.

Sabremos ser una fuerza política responsable y sensata, firme y gallarda, dialogante y demandante, que propone y que acuerda.

La tercera alternancia del siglo nos recuerda que la sociedad vota para avanzar, jamás para retroceder, que la democracia implica saber ganar y saber perder, que las mayorías nunca son permanentes. Debemos emprender una nueva construcción nacional, sin atropellamientos ni resentimientos, sin odios. Y antes que nada y por encima de todo, debemos velar por la unidad de los mexicanos, por su seguridad y por su bienestar.

Nos alertan los tiempos recientes sobre el ímpetu, el sentido y la racionalidad del cambio. Alerta la tentación de someter la ley a la visión personal, a la ideología o al capricho. Consterna la posibilidad de querer convertir a la moral en Constitución o a la Constitución en un compendio de credos privados. No somos detractores del cambio, sino postulantes de una reforma con sensatez.

En la historia de la humanidad ni el Estado omnipresente ni el mercado indiferente han sido capaces de generar un progreso incluyente y sostenible. Acción Nacional luchará por instaurar en la República un progreso responsable, que no pretenda intercambiar becas por votos, que no ofrezca regalar lo que el esfuerzo de cada mexicano debe lograr. Un progreso responsable que genere oportunidades para todos, empezando por quienes menos tienen, que fortalezca a las instituciones y consolide la separación de Poderes.

Un cambio solo es útil a la sociedad si tiene no solo origen, sino destino, y se persiguen los mejores fines, pero respetando los medios, si se preserva la política de la concordia.

Debemos construir juntos la igualdad que nos reclaman con toda justificación los mexicanos más necesitados, entendiendo que la verdadera equidad proviene de la educación que desata el talento y de la salud que lo nutre. Igualdad primero de oportunidades hacia el porvenir, igualdad que se logre generando riqueza y no distribuyendo pobreza, igualdad para el bien común. Para lograrlo debemos preservar la confianza en el país y multiplicar los recursos, las ideas y los proyectos a través del concurso del sector social y del sector privado.

La omnipresencia del Estado no es la solución, es el problema. Cuando se da, devasta la libertad, la prosperidad, la concordia, Venezuela es un botón de muestra y reiteramos que México, México no será el próximo Venezuela.

Desde aquí refrendamos nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, les decimos: no tengan duda, la libertad, la libertad volverá. En México no descansaremos hasta ofrecer a cada hogar la posibilidad de vivir en paz y de disfrutar el resultado de su trabajo.

Demandamos terminar con la impunidad y la corrupción que lastima e insistimos, el indulto jamás será la vía, hay que castigar y hay que prevenir. El crimen sin castigo invita siempre a su repetición, para ello debemos tener una nueva autoridad y un nuevo ejercicio de poder.

Una autoridad democrática, auditable, responsable que escuche cuando tenga que escuchar y que decida cuando corresponda. Una autoridad que asuma los costos de gobernar, que no se refugie en la comodidad de una consulta a modo.

Convocamos a la nación a emprender, sin exclusiones, una genuina transformación nacional para extraer lo mejor de nuestra historia. No permitamos que la fascinación por lo pasado cancele la posibilidad de llegar al futuro.

En México no hay espacio para la centralización ni para la supresión de libertades. En México no hay cabida para la reinstalación del virreinato ni mucho menos para la supresión del adversario. La apertura política es, precisamente, lo que ha permitido el acto que hoy nos reúne.

Reencontremos las mejores causas de la historia. Rescatemos el espíritu libertario de Los Sentimientos de la Nación. Refrendamos el apego a la ley que inspiró a la reforma, el principio máximo de la Revolución Mexicana: Sufragio efectivo, no reelección. Y encontremos en nuestras diferencias legítimas, nuestras fortalezas inagotables.

Es la hora, para decirlo en palabras de Carlos Abascal, de los demócratas valientes, decididos, generosos y conscientes que los próximos seis años demandarán mucha pasión, mucha inteligencia y mucha determinación para defender a México. Es cuanto, señor presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Muchas gracias.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Tiene la palabra el diputado Mario Delgado Carrillo, del Grupo Parlamentario de Morena.

El diputado Mario Delgado Carrillo: Con su venia, señor presidente. Compañeras y compañeros diputados, senadores. Estimados invitados nacionales y extranjeros, sean ustedes bienvenidos al honorable Congreso de la Unión, la legislatura de la paridad.

Bienvenidos y bienvenidas a nuestro país y a esta ceremonia histórica del nacimiento de una nueva democracia en el mundo.

Es un gran honor para mí poderme dirigir a ustedes a nombre del Movimiento de Regeneración Nacional.

Quiero empezar por hacer un reconocimiento al gobierno saliente, encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto, por el acuerdo comercial firmado ayer con Estados Unidos y Canadá.

El viento de la esperanza recorre el país entero, esa esperanza que tiene el corazón de todos los mexicanos, que alimenta ese fuego interno, ese coraje, esa convicción de que nuestro país merece un mejor destino en la historia de todas las naciones.

Esa esperanza a la que le bastaron diez horas para consumar una de las gestas más memorables de nuestra patria. El primero de julio presenciamos una movilización cívica sin precedentes en nuestra democracia. A las 156 mil 792 urnas ubicadas en todo el territorio nacional acudieron más de 56 millones y medio de mexicanos y mexicanas para enfrentar, con boleta en mano, su destino.

Dos segundos nos tomó cruzar la boleta, dos segundos para crear en ese instante, ese momento estelar de valentía y dignidad que marcará el rumbo del país para siempre: la revolución pacífica de las urnas.

Hoy honramos también el legado de lucha de nuestros ancestros, a todos los mártires, a las víctimas, a quienes han dado su vida por forjar nuestra patria. Llevamos en nuestra sangre su voluntad indómita, esa que nos ha unido a lo largo de la historia para nacer como país independiente de la mano de Hidalgo y Morelos, para transformarnos en la reforma con Juárez, para ser una revolución por el sufragio efectivo con Madero y ahora para llevar a cabo esta cuarta transformación bajo el liderazgo de un hombre que le bastó ser decente para ser revolucionario: Andrés Manuel López Obrador.

Eso es lo que hoy nos trae aquí, es el triunfo de la gente, es tu victoria, es la de todos. Por eso esta ceremonia representa más que la transmisión de Poderes, es el fin de un régimen autoritario, corrupto e injusto, y el nacimiento de una nueva democracia. Es la inauguración del gobierno del pueblo y para el pueblo.

Celebremos todos, porque todos ganamos. Nos hemos demostrado que podemos dirimir nuestras diferencias de manera pacífica. En una democracia no hay ganadores ni perdedores definitivos. Nos necesitamos todos porque la única manera de enfrentar responsablemente los enormes retos del país es que lo hagamos juntos y de la mano de los ciudadanos.

Los desastres de gobiernos anteriores no tienen por qué ser el fracaso de la nación. El hambre y el frío de un niño en la Tarahumara es resultado de una política ineficaz y clientelar. El miedo de las mujeres a salir a las calles para ir al trabajo es la claudicación de la justicia.

La espera de los enfermos por hospitales inconclusos o por medicinas que no llegan es la cara más dura de una corrupción que mata. La angustia del desempleado, del trabajador al que cada vez le alcanza para menos. Es el fracaso de un modelo económico que excluye y empobrece a la mayoría. El dolor de las madres que desgarran sus manos en la tierra de las fosas clandestinas, es la mayor de las injusticias y el aciago triunfo de la impunidad. A pesar de tanta oscuridad nos hemos descubierto abrazados unos a otros para evitar que se nos diluyan nuestros sueños entre las manos.

La cuarta transformación es la victoria de una voluntad transformadora para recuperar el desarrollo nacional, consolidar una República democrática, ampliar la participación social, lograr la justicia y abolir los privilegios.

Que los adultos mayores tengan garantizada la dignidad en su vejez. Que los niños y niñas estén sanos, asistan a aulas dignas y los guíen maestros comprometidos. Que todos los jóvenes tengan un lugar en las escuelas, becas para seguir estudiando y encuentren puertas abiertas a oportunidades productivas.

Que los campesinos tengan créditos y garantías para ver germinar su tierra marchita. Que las mujeres sean respetadas, empoderadas y la igualdad sea la norma. Que termine el olvido de los pueblos originarios y les regresemos su dignidad. Que la justicia destierre a la impunidad, la fraternidad al individualismo salvaje y que por el bien de todos siempre primero los pobres.

Necesitamos un nuevo espíritu en el servicio público, donde se tenga claro que la satisfacción de servir a los demás no tiene precio y se renuncie a los privilegios, donde la austeridad republicana sea la regla de una administración sin despilfarro, que cuide y transparente cada peso de los contribuyentes. El Estado de derecho no puede seguir siendo un estado de excepción, ni el poder público una fuente de abuso e impunidad protegida por fueros.

En la cuarta transformación el gobierno manda obedeciendo al pueblo, que participa de manera permanente bajo reglas claras en las decisiones más importantes de la nación. Es tiempo de poner fin a la guerra que nos ha convertido en un país de muertos y apostarle con toda nuestra fuerza y talento a la construcción de la paz.

Nos toca ser audaces para dotar constitucional y materialmente al país de una organización policial moderna que permite regresar las armas de la guerra a los cuarteles. Una institución diseñada con una misión clara, una mística cívica y una preparación permanente en el auxilio a la comunidad y el respeto a los derechos humanos. La apuesta por la paz nos obliga a nunca olvidar que este es fruto de la justicia y el bienestar.

Tenemos un presidente con la mayor convicción democrática en los últimos años. El único que pide la eliminación del fuero después de haber sido injustamente desaforado. El único que después de haber sufrido el fraude electoral funda un movimiento, un partido para luchar por la Presidencia bajo las reglas de la democracia.

La separación del poder político del poder económico a unos cuantos les genera incertidumbre, pero es la resistencia de los ganadores de siempre a enfrentar nuevas reglas del juego alejadas de la corrupción y el compadrazgo.

Una economía sin corrupción representa un atractivo mayor para las inversiones, incentiva la innovación y la incorporación de nuevos jugadores en competencia. Una democracia participativa con economía de libre mercado es el mejor diseño institucional posible para las inversiones de largo aliento.

El Presupuesto de Egresos de 2019 lo prepara el equipo económico bajo los mismos principios que utilizó el presidente López Obrado cuando gobernó esta Ciudad. Austeridad, bajo endeudamiento, no aumento de impuestos y no gastar lo que no se tiene.

Un gobierno austero y eficaz, mayor inversión en la gente y en infraestructura, un Estado de derecho pelo y un país en paz y sin corrupción, es la fórmula del gobierno entrante que se inaugura para el desarrollo económico. Y de eso se trata la curta transformación, de aumentar el bienestar de todos y atrevernos a alcanzar la felicidad.

Lo quiero decir muy claramente. El gobierno no puede solo. Necesitamos mantener la esperanza en acción, la gente que vigila, que acompaña, que decide, que se organiza, que forma redes y se comunica, que multiplica los momentos que se vuelven estelares hasta que nos convirtamos en una verdadera democracia participativa. Para lograr el cambio verdadero debemos estar todos juntos todos los días en la lucha por hacer patria.

El mandato de las urnas nos incluye a todos, por eso me dirijo a ustedes, compañeras y compañeros de otras fracciones, con humildad y mirándolos a los ojos. Vamos a escucharnos, especialmente donde no coincidamos para construir juntos en la diferencia.

Honremos el nombre de la patria que nos heredaron nuestros padres...

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Señor diputado, por favor.

El diputado Mario Delgado Carrillo: ...fundadores: Estados Unidos Mexicanos. Celebremos el triunfo de los ciudadanos que lograron lo impensable.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Por favor, diputado.

El diputado Mario Delgado Carrillo: Alcancemos lo imposible. No renunciemos nunca a la esperanza que nos sostiene. Es un honor estar con Obrador.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Señor diputado, su tiempo ha concluido.

El diputado Mario Delgado Carrillo: Termino. Es el tiempo del cambio verdadero, es la hora de la democracia auténtica. No mentir, no robar, no traicionar. No les vamos a fallar. Que vivan los ciudadanos del primero de julio, que viva la cuarta transformación nacional y que viva, que viva, que viva México.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Les ruego a las ciudadanas diputadas y diputados, senadoras y senadores que tomen su asiento porque tengo que hacer una salutación a los invitados.

El Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos se honra con la presencia de distinguidos compatriotas, hombres y mujeres, porque esta es la primera legislatura paritaria en la historia de México.

Saludamos también a la representación de los países amigos y a todos quienes nos escuchan en otras latitudes, nuestro cabal agradecimiento.

Se ha dicho que este acto no es sólo una transmisión de poderes, sino un evento excepcional en la trayectoria de México. La restauración de la democracia y la reanudación del pacto social.

Iniciamos hoy un esfuerzo compartido para la transformación del país que no puede ser obra... Perdón, perdón, perdón, no sé cuál es, cuál es el problema. ¿Cómo?  No, ese es un debate posterior, es parte del protocolo. Ustedes... Quería decir, es legal e indicado el saludo a los invitados. Son dos párrafos. No tengo ningún problema, se los envío por internet, pero estén enterados, al margen de su cólera, que es protocolario desde hace muchísimos años, y eran solo dos párrafos que no pudieron tolerar. Yo no les he faltado al respeto. Ustedes están faltando al respeto. Por favor.

Voy a repetir, si dejan hablar. No pueden dar la imagen de un partido salvaje. Estoy hablando en tanto de presidente del Congreso.

Déjelo así, no oirán lo que iba a decir, que es que el triunfo es de todos y la responsabilidad de todos, desde luego, un triunfo del pueblo de México. Ya se los dije en pocas palabras. Sírvanse sentarse.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo (10:54 horas): Se declara un receso en espera del ciudadano Enrique Peña Nieto y del presidente de los Estados Unidos Mexicanos, ciudadano Andrés Manuel López Obrador.

(Receso)

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo (11:03 horas): Se reanuda la sesión. Se invita a los presentes a ocupar sus lugares. Ruego a diputados y diputados, senadoras y senadores, tomar sus lugares. Se ruega a las diputadas y diputados que vuelvan a sus lugares para continuar esta ceremonia solemne.

De conformidad con lo que establece el artículo 87 constitucional, el presidente, al tomar posesión de su cargo rendirá la protesta como presidente de la República, ante el Congreso de la Unión.

(Intercambio de la Banda Presidencial)

El presidente electo Andrés Manuel López Obrador: Honorable Congreso, pueblo de México. Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República que el pueblo me ha conferido de manera democrática, mirando en todo por el bien y la prosperidad de la unión. Y así no lo hiciere, que la nación me lo demande.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: El presidente de los Estados Unidos Mexicanos dirigirá un mensaje a la nación.

El presidente de los Estados Unidos Mexicanos Andrés Manuel López Obrador: Diputadas y diputados. Senadoras, senadores, autoridades locales y federales. Invitadas e invitados del extranjero. Licenciado Enrique Peña Nieto, le agradezco sus atenciones. Pero, sobre todo, le reconozco el hecho de no haber intervenido, como lo hicieron otros presidentes, en las pasadas elecciones presidenciales.

Hemos padecido ya ese atropello antidemocrático y valoramos el que el presidente en funciones respete la voluntad del pueblo. Por eso, muchas gracias, licenciado Peña Nieto.

Amigas y amigos, por mandato del pueblo iniciamos hoy la cuarta transformación política de México, puede parecer pretencioso o exagerado, pero hoy no solo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político.

A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical, porque se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México.

Si definimos en pocas palabras las tres grandes transformaciones de nuestra historia, podríamos resumir que en la Independencia se luchó por abolir la esclavitud y alcanzar la soberanía nacional, en la reforma por el predominio del poder civil y por la restauración de la República. Y en la Revolución nuestro pueblo y sus extraordinarios dirigentes lucharon por la justicia y por la democracia.

Ahora, nosotros queremos convertir la honestidad y la fraternidad en forma de vida y de gobierno. No se trata de un asunto retórico o propagandístico, estos postulados se sustentan en la convicción de que la crisis de México se originó, no solo por el fracaso del modelo económico neoliberal aplicado en los últimos 36 años, sino también por el predominio en este periodo de la más inmunda corrupción pública y privada.

En otras palabras, como lo hemos repetido durante muchos años, nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo.

Esa es la causa principal de la desigualdad económica y social, y también de la inseguridad y de la violencia que padecemos.

En cuanto a la ineficiencia del modelo económico neoliberal, baste decir que ni siquiera en términos cuantitativos ha dado buenos resultados. Recuérdese que luego de la etapa violenta de la Revolución, desde los años treinta, hasta los setenta del siglo pasado, es decir, durante 40 años, la economía de México creció a una tasa promedio anual del 5 por ciento.

Y durante ese mismo periodo, en dos sexenios consecutivos, de 1958 a 1970, cuando fue ministro de Hacienda Antonio Ortíz Mena, la economía del país no solo creció al 6 por ciento anual sino que este avance se obtuvo sin inflación y sin incremento de la deuda pública. Por cierto, Ortíz Mena no era economista sino abogado.

Posteriormente hubo 2 gobiernos, de 1970 a 1982, en que la economía también creció a una tasa del 6 por ciento anual pero con graves desequilibrios macroeconómicos, es decir, con inflación y endeudamiento.

En cuanto a la política económica aplicada durante el periodo neoliberal, de 1983 a la fecha, ha sido la más ineficiente en la historia moderna de México. En este tiempo la economía ha crecido en 2 por ciento anual, y tanto por ello como por la tremenda concentración del ingreso en pocas manos, se ha empobrecido a la mayoría de la población hasta llevarla a buscarse la vida en la informalidad, a emigrar masivamente del territorio nacional o a tomar el camino de las conductas antisociales.

Lo digo con realismo y sin prejuicios ideológicos: la política económica neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país. Por ejemplo, la reforma energética, que nos dijeron que vendría a salvarnos solo ha significado la caída en la producción de petróleo y el aumento desmedido en los precios de las gasolinas, el gas y la electricidad.

Cuando se aprobó la reforma energética hace 4 años se afirmó que se iba a conseguir inversión extranjera a raudales, como nunca. El resultado es que apenas llegaron 760 millones de dólares de capital foráneo, lo que únicamente representa el 1.9 por ciento de la incipiente inversión pública realizada por Pemex en el mismo periodo, y apenas en 0.7 por ciento de la inversión prometida.

En los considerandos de las leyes aprobadas en ese entonces se aseguraba que en ese año íbamos a estar produciendo 3 millones de barriles diarios, y la realidad es que estamos extrayendo solo 1 millón 763 mil, 1 millón 763 mil barriles diarios. Es decir, 41 por ciento menos de lo estimado y con tendencia a la baja.

Es tan grave el daño causado al sector energético nacional durante el neoliberalismo, que no solo somos el país petrolero que más gasolinas importa en el mundo, sino que ahora ya estamos comprando petróleo crudo para abastecer a las únicas seis refinerías que apenas sobreviven, téngase en cuenta que precisamente desde hace 40 años no se construye una nueva refinería en el país.

Aquí agrego otros saldos de la política económica neoliberal o neoporfirista. De México es originario el maíz, esa planta bendita y somos la nación que más importa maíz en el mundo. Antes del neoliberalismo producíamos y éramos autosuficientes en gasolinas, diesel, gas, energía eléctrica. Ahora compramos más de la mitad de lo que consumimos de estos insumos.

En este periodo el poder adquisitivo del salario mínimo se ha deteriorado en 60 por ciento y el salario de los mexicanos es de los más bajos del planeta. Tenemos el doble de enfermos de diabetes en comparación con países de América Latina. Durante el periodo neoliberal nos convertimos en el segundo país del mundo con mayor migración. Viven y trabajan en Estados Unidos, 24 millones de mexicanos. Y por lo que hace a la violencia, estamos en los primeros lugares del mundo.

Según la última medición de Transparencia Internacional ocupamos el lugar 135 en comparación con 176 países evaluados. Ocupamos el lugar 135 en corrupción, entre 176 países evaluados y pasamos a ese sitio luego de estar en el lugar 59 en el 2000, subir al 70 en el 2006, escalar al 106 en el 2012 y llegar en 2017 a la vergonzosa posición en que nos encontramos.

Por eso insisto. El distintivo del neoliberalismo es la corrupción. Suena fuerte, pero privatización ha sido en México sinónimo de corrupción. Desgraciadamente casi siempre ha existido este mal en nuestro país, pero lo sucedido durante el periodo neoliberal no tiene precedente en estos tiempos que el sistema en su conjunto ha operado para la corrupción. El poder político y el poder económico se han alimentado y nutrido mutuamente y se ha implantado como modus operandi el robo de los bienes del pueblo y de las riquezas de la nación.

En la época de la llamada, o del llamado desarrollo estabilizador, o compartido, que va de los años 30 a los 70 del siglo pasado, los gobernantes no se atrevieron a privatizar las tierras ejidales, los bosques, las playas, los ferrocarriles, las telecomunicaciones, las minas, la industria eléctrica ni mucho menos a enajenar el petróleo, pero en estas últimas tres décadas las máximas autoridades se han dedicado, como en el Porfiriato, a concesionar el territorio y a transferir empresas y bienes públicos, e incluso funciones del Estado a particulares nacionales y extranjeros.

No se trata, como antes, de actos delictivos individuales, o de una red de complicidades para hacer negocios al amparo del gobierno. En el periodo neoliberal la corrupción se convirtió en la principal función del poder político, por eso si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno, respondo: acabar con la corrupción y con la impunidad.

Pero al contrario de lo que pudiera suponerse, esta nueva etapa la vamos a iniciar sin perseguir a nadie porque no apostamos al circo ni a la simulación.

Queremos regenerar, de verdad, la vida pública de México. Además, siendo honestos, como lo somos, si abrimos expedientes dejaríamos de limitarnos a buscar chivos expiatorios, como se ha hecho siempre, y tendríamos que empezar con los de mero arriba, tanto del sector público como del sector privado.

No habría juzgados ni cárceles suficientes, y lo más delicado, lo más serio, meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación, y ello nos llevaría a consumir tiempo, energía y recursos que necesitamos para emprender la regeneración verdadera y radical de la vida pública de México, la construcción de una nueva patria, la reactivación económica y la pacificación del país.

Estamos ante un asunto político de Estado, y como tal debemos enfrentarlo. Mi postura al respecto la definí con toda claridad desde la campaña. Dije que no es mi fuerte la venganza, y que si bien no olvido, sí soy partidario del perdón y la indulgencia.

Además, y esto es muy importante, creo precisamente que en el terreno de la justicia se pueden castigar los errores del pasado, pero lo fundamental es evitar los delitos del porvenir.

En consecuencia, propongo al pueblo de México que pongamos un punto final a esta horrible historia y mejor empecemos de nuevo, en otras palabras, que no haya persecución a los funcionarios del pasado, y que las autoridades encargadas desahoguen en absoluta libertad...

Que las autoridades encargadas desahoguen en absoluta libertad los asuntos pendientes, por cierto, hoy se constituye una comisión de la verdad para castigar los abusos de autoridad, para atender el caso de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa.

Que se castigue a los que resulten responsables, pero que la Presidencia se abstenga de solicitar investigaciones en contra de los que han ocupado cargos públicos o se hayan dedicado a hacer negocios al amparo del poder durante el período neoliberal.

Desde mi punto de vista, en las actuales circunstancias es más severa y eficaz la condena al régimen neoliberal, dejar en claro su manifiesto fracaso y su evidente corrupción, y hacer todo lo que podamos para abolir el régimen neoliberal y someter a procesos judiciales o a juicios sumarios a sus personeros, quienes a fin de cuentas no dejan de ser menores ante la esperanza de todo un pueblo y la fortaleza de una nación como la nuestra.

Pero de cualquier manera, como en todos los asuntos de trascendencia para la vida pública del país, yo defenderé con libertad y argumentos mi postura del punto final y de pensar y trabajar hacia el porvenir, pero la ciudadanía tendrá la última palabra, porque todos estos asuntos se van a consultar a los ciudadanos.

También aclaro que si se acepta mi propuesta de mantener al margen de este asunto al Poder Ejecutivo, tal determinación se aplicará para los de antes y para los que se van, no para nosotros, quienes mantendremos en alto el ideal y la práctica de la honestidad. Empiezo por informar que hemos promovido una ley para convertir la corrupción en delito grave, que aunque parezca increíble no lo era.

Con apego a mis convicciones y en uso de mis facultades, me comprometo a no robar y a no permitir que nadie se aproveche de su cargo o posición para sustraer bienes del erario o hacer negocios al amparo del poder público.

Esto aplica para amigos, aplica para compañeros de lucha y familiares.

Dejo en claro que si mis seres queridos, mi esposa o mis hijos, cometen un delito, deberán ser juzgados como cualquier otro ciudadano. Solo respondo por mi hijo Jesús, por ser menor de edad.

En cuanto a mi persona, he promovido desde hace años la reforma al artículo 108 de la Constitución para eliminar la impunidad y los fueros de los altos funcionarios públicos, empezando por el presidente de la República, quien ahora, según la iniciativa de ley que hoy, este día, estoy enviando al Senado, podrá ser el presidente de la República juzgado como cualquier ciudadano por el delito que sea, aun estando en funciones.

Un buen juez por la casa empieza. Pondremos orden en la cúpula del poder, porque la corrupción se promueve y se practica fundamentalmente desde lo alto hacia los niveles inferiores. Es decir, vamos a limpiar al gobierno de corrupción de arriba para abajo, como se limpian las escaleras.

El otro distintivo del nuevo gobierno será la separación del poder económico del poder político. El gobierno ya no será un simple facilitador para el saqueo, como ha venido sucediendo. Ya el gobierno no va a ser un comité al servicio de una minoría rapaz. Representará a ricos y pobres, creyentes y libres pensadores, y a todas las mexicanas y mexicanos, al margen de ideologías, orientación sexual, cultura, idioma, lugar de origen, nivel educativo, o posición socioeconómica. Habrá un auténtico Estado de derecho, tal como lo resume la frase de nuestros liberales del siglo XIX, al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie.

También transitaremos hacia una verdadera democracia, se acabará la vergonzosa tradición de fraudes electorales. Las elecciones serán limpias y libres y quien utilice recursos públicos o privados para comprar votos y traficar con la pobreza de la gente o el que utilice el presupuesto para favorecer a candidatos o partidos, irá a la cárcel sin derecho a fianza.

El combate a la corrupción y la austeridad nos permitirá liberar suficientes fondos, más de lo que imaginamos, mucho más, para impulsar el desarrollo de México. Con esta fórmula sencilla de acabar con la corrupción y de llevar a la práctica la austeridad republicana, no habrá necesidad de incrementar impuestos en términos reales, y ese es un compromiso que estoy haciendo, ni aumentarán los precios de los combustibles más allá de la inflación.

Ahora resulta que los que aumentaron el precio a las gasolinas están pidiendo que baje. Hago el compromiso responsable, que pronto, muy pronto, cuando terminemos la refinería que vamos a construir en México y se rehabiliten seis refinerías, va a bajar el precio de la gasolina y de todos los combustibles.

Tampoco, que se oiga bien y que se oiga lejos, tampoco vamos a endeudar al país.

Cuando terminó el sexenio del presidente Fox la deuda pública –esto no se sabe, pero no está de más recordarlo– era de 1.7 billones. Cuando dejó el gobierno Calderón, la deuda aumentó a 5.2 billones, más de 200 por ciento. Y en esos dos sexenios fue cuando se recibió más dinero por la venta de petróleo al extranjero y todo se derrochó o se fue por el caño de la corrupción.

Ahora la deuda es de 10 billones. Nada más para pagar el servicio de esa enorme deuda tenemos que destinar del presupuesto del año próximo alrededor de 800 mil millones de pesos. Por eso, ya no va a aumentar la deuda pública. Ese es nuestro compromiso.

No gastaremos más de lo que ingrese a la hacienda pública. Se respetarán los contratos suscritos por los gobiernos anteriores, pero ya no habrá más corrupción ni influyentismo en negociaciones con empresas particulares.

Me comprometo, y soy hombre de palabra, a que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras y se crearán condiciones hasta para obtener buenos rendimientos, porque en México habrá honestidad, Estado de derecho, reglas claras, crecimiento económico y habrá confianza.

Reitero también que se respetará la autonomía del Banco de México. Estamos elaborando el presupuesto del año próximo y gracias a los ahorros que obtendremos con el combate a la corrupción y con la aplicación de las medidas de austeridad, se incrementará la inversión pública para rescatar la industria petrolera y la industria eléctrica.

Vamos a impulsar proyectos productivos con inversión pública y privada, nacional y extranjera. Estos proyectos se crearán como cortinas de desarrollo de sur a norte del país, para retener a los mexicanos en sus lugares de origen. Queremos que la migración sea optativa, no obligatoria. Vamos a lograr que los mexicanos tengan trabajo, prosperen y sean felices donde nacieron, donde están sus familiares, sus costumbres y sus culturas.

Por ello, se construirá el tren maya, se sembrarán un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables en el Sur-Sureste. Se rehabilitarán, como ya lo expresé, las refinerías existentes y haremos una nueva refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, para dejar de comprar la gasolina en el extranjero.

En el Istmo de Tehuantepec se promoverá la creación de una vía férrea para un tren de contenedores de carga y se ampliarán los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, para comunicar en menos tiempo a los países de Asia con la costa este de Estados Unidos.

En este corredor habrá energía eléctrica y gas a precios bajos, así como subsidios fiscales para la instalación de fábricas y la creación de empleos.

En tres años estará funcionando –me canso, ganso–, además del actual, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, con dos pistas adicionales en la Base Aérea de Santa Lucía.

Asimismo, desde el primero de enero próximo entrará en vigor la zona libre a lo largo de los 3 mil 180 kilómetros de frontera con Estados Unidos. Esta franja de 25 kilómetros de ancho se convertirá en la zona libre más grande del mundo. Allí se cobrará lo mismo de impuestos y costarán igual los energéticos que en California, en Arizona, Nuevo México y Texas, de la Unión Americana.

En otras palabras, en esta franja.... El día primero de enero. En otras palabras, en esta franja se reducirá el IVA del 16 al 8 por ciento. El impuesto sobre la renta bajará al 20 por ciento. La gasolina, el gas y la electricidad costarán menos que en el resto del país y se aumentará al doble el salario mínimo.

Esta será la última cortina de desarrollo para retener con trabajo y bienestar a nuestros compatriotas en el territorio nacional. En cuanto al bienestar de nuestro pueblo el plan es combatir la pobreza y la marginación como nunca se ha hecho en la historia.

Hoy presento formalmente a este Congreso reformas constitucionales, proyectos de reforma a la Constitución, para establecer el estado de bienestar y garantizar el derecho del pueblo a la salud, la educación y a la seguridad social.

Haremos a un lado la hipocresía neoliberal. El Estado se ocupará de disminuir las desigualdades sociales, no se seguirá desplazando a la justicia social de la agenda del gobierno. No se condenará a quienes nacen pobres a morir pobres. Todos los seres humanos tienen derecho a vivir y ser felices, es inhumano utilizar al gobierno para defender intereses particulares y desvanecerlo cuando se trata de proteger el beneficio de las mayorías. No es lícito, no es jugar limpio defender la facultad del Estado para rescatar instituciones financieras en quiebra y considerarlo una carga cuando se busca promover el bienestar de los más necesitados.

Es pertinente, pues, exponer con toda claridad que vamos a atender y a respetar a todos. Que vamos a gobernar para todos, pero que le vamos a dar preferencia a los vulnerables y a los desposeídos. Por el bien de todos, primero los pobres.

Nuestra consigna de siempre es, a partir de hoy, principio de gobierno. Enumero algunas acciones.

Se cancelará la mal llamada reforma educativa. Se creará el Instituto Nacional para la Atención de los Pueblos Indígenas. Iniciará de inmediato el programa de atención médica y medicamentos gratuitos en las zonas marginadas del país y se volverá universal en todo el país este programa de atención médica y medicamentos gratuitos, a la mitad del sexenio. Es mi compromiso.

Los aumentos al salario mínimo no volverán a fijarse por debajo de la inflación como llegó a suceder en el periodo neoliberal. En 2 millones 300 mil jóvenes serán contratados para trabajar como aprendices en talleres, empresas, comercios y diversas labores productivas o sociales, y se les pagará un salario mientras se van capacitando de 3 mil 600 pesos mensuales. Ya no va a haber ni-nis. No se va a dar la espalda a los jóvenes ni se les va a ofender llamándoles de esa manera, porque no es culpa de ellos que no tengan oportunidad de trabajo y de estudio.

Se otorgarán 10 millones de becas a estudiantes en todos los niveles de escolaridad, se crearán 100 universidades públicas, se fomentará el deporte y las actividades artísticas, la ciencia y la tecnología.

La pensión a los adultos mayores, que fue una creación de nuestro movimiento, el programa de la pensión a los adultos mayores aumentará, esa pensión, al doble, y tendrá carácter universal. Es decir, también van a recibir este apoyo los jubilados, pensionados del ISSSTE y del Seguro.

Un millón de personas con discapacidad o con capacidades diferentes tendrán una pensión igual que la de los adultos mayores.

Se atenderá de inmediato a los damnificados por los sismos, se otorgarán créditos a la palabra a agricultores, ganaderos, pescadores, a dueños de talleres, a los artesanos, a pequeños comerciantes, a empresarios.

Se ayudará a productores del campo con subsidios y precios de garantía, y se venderá a precio justo una canasta de alimentos básicos para combatir la desnutrición y el hambre.

Es importante precisar que los destinatarios de estos programas recibirán lo que les corresponde de manera directa, personalizada, sin intermediarios, con el propósito de que no haya manipulación de los apoyos con fines electorales, y que lleguen a sus beneficiarios completos estos apoyos, sin moches ni comisiones indebidas.

También vamos a evitar afectaciones al medio ambiente. Aprovecho para reiterar que no se permitirá el fracking ni transgénicos.

Como se comprenderá la necesidad de emprender estas y otras acciones explica y justifica el plan de austeridad republicana al que nos hemos comprometido, y que, dicho sea de paso, no significa, como se piensa en otros países, un mero conjunto de ajustes en el gasto productivo y social del presupuesto. Aquí lo entendemos no solo como un asunto administrativo, sino como una política de principios, toda vez que implica terminar con los privilegios de la alta burocracia. Juárez decía que los funcionarios debían aprender a vivir en la justa medianía, y nosotros sostenemos que no puede haber gobierno rico, con pueblo pobre.

Por eso, bajarán los sueldos de los altos funcionarios públicos. Ya se aprobó esa ley en este Congreso, en esta legislatura. Van a bajar los sueldos de los de arriba, porque van a aumentar los sueldos de los de abajo.

Ya no habrá servicio médico privado para los altos funcionarios públicos. Se destinaban 5 mil millones de pesos nada más para el pago de la atención de servicios médicos a los altos funcionarios públicos.

Ya no habrá cajas de ahorro especial para los altos funcionarios públicos. Ya no hay, ya se aprobó esa ley.

Nadie podrá viajar en aviones o helicópteros privados a expensas del dinero público. Desde el lunes próximo se pondrá en venta el avión presidencial y toda la flotilla de aviones y helicópteros para uso de altos funcionarios.

El presidente de la República ganará el 40 por ciento de lo que recibía el presidente saliente.

No habrá compras de vehículos para funcionarios, ser reducirá en 50 por ciento el gasto de publicidad del gobierno.

Se van a disminuir las unidades administrativas en el país y no habrá oficinas del gobierno en el extranjero, salvo por supuesto, las embajadas y los consulados.

Los 8 mil elementos del Estado Mayor que se destinaban a cuidar al presidente y los 3 mil 200 agentes de Gobernación, hasta ayer dedicados al espionaje, pasarán a formar parte de la Guardia Nacional.

No viviré en Los Pinos y esa residencia oficial ya se abrió, desde hoy, al público y se integrará al bosque de Chapultepec para convertirse en uno de los espacios más grandes e interesantes del mundo para el arte y la cultura.

Otro cambio importante será el de la creación de la Guardia Nacional, si lo autoriza el pueblo y el Poder Legislativo, para enfrentar el grave problema de la inseguridad y de la violencia que padecemos. Esto significa replantear el papel de las Fuerzas Armadas ante la inoperancia de las corporaciones policiales.

Es indispensable aceptar que la Policía Federal creada hace 20 años para suplir la labor de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia, es en la actualidad un agrupamiento de apenas 20 mil efectivos, que carecen de disciplina, capacitación y profesionalismo.

En cuanto a los agentes ministeriales y los cuerpos policiales estatales y municipales, se debe reconocer, sin generalizar, que muchos están movidos por la corrupción y no por el deber del servicio público, y que su descomposición los pone bajo el dominio de la delincuencia. El ciudadano mexicano en la actualidad está en estado de indefensión. No tenemos policías para cuidar a los ciudadanos.

Siempre he pensado que ante el problema de la inseguridad  lo pertinente es atender las causas que originan la violencia, y así lo haremos, pero ante la ineficiencia de las corporaciones policiales y el grave aumento de homicidios, robos, secuestros, feminicidios y otros crímenes, estoy solicitando al Congreso, con carácter urgente, la aprobación de una reforma constitucional que nos permita crear, con la integración de la Policía Militar, la Policía Naval y la Policía Federal, una Guardia Nacional para realizar funciones de seguridad pública, con pleno respeto a los derechos humanos.

Sé que es un tema polémico, pero tengo la obligación de expresar mi punto de vista con realismo y argumentos.

Las Fuerzas Armadas están entre las mejores instituciones de México. El Ejército Mexicano se constituyó en 1913 para enfrentar al gobierno usurpador de Victoriano Huerta. Se trata de un Ejército revolucionario, surgido del pueblo y que desde entonces ha experimentado pocos quiebres en su unidad y disciplina.

La última rebelión militar fue la del general Saturnino Cedillo, en 1938-1939 y nunca el Ejército Mexicano ha dado un golpe de Estado a una autoridad civil. Su lealtad al gobierno y su falta de ambición por el poder económico y político tiene en buena medida su explicación, entre otros factores, en que el Ejército Mexicano no es un agrupamiento elitista, sino que siempre se ha nutrido del pueblo raso. El soldado es pueblo uniformado.

Ciertamente no todos los militares han ostentado comportamientos intachables y tampoco debe omitirse el hecho de que el Ejército ha participado en actos de represión por órdenes de autoridades civiles. Pero en nuestros institutos castrenses no se han formado minorías corrompidas, como sucede en otros ámbitos del poder, y a diferencia de lo que ocurre en otros países, en México no se sabe de militares que formen parte de la oligarquía. Además, es un hecho que el Ejército cuenta con respaldo de la opinión pública, es una institución que a lo largo de su historia ha mantenido su profesionalismo y ha sido eficaz, sin duda, en tareas de auxilio a la población en casos de desastre, en terremotos, inundaciones, huracanes, y ha prestado otros servicios a la comunidad.

Las Fuerzas Armadas han hecho escuelas, tienen universidades, centros de investigación, poseen disciplina y espíritu de cuerpo, han mantenido su vocación nacionalista, y esto es muy importante, y nunca han estado subordinadas a ninguna hegemonía o fuerza extranjera.

Lo mismo puede decirse de la Secretaría de Marina, téngase en cuenta que esta dependencia se creó en 1940, cuando la original Secretaría de Guerra y Marina se dividió en dos instituciones.

Así pues, el Ejército y la Marina pueden ser previa preparación y capacitación para el respeto de los derechos humanos, y mediante la aplicación de protocolos para el uso de la fuerza, las instituciones fundamentales para garantizar la seguridad nacional, la seguridad interior y la seguridad pública.

Agrego que el Plan de Paz y Seguridad incluye la creación de 266 coordinaciones territoriales en el país. Todos los días desde las seis de la mañana voy a presidir, en Palacio Nacional, la reunión del Gabinete de Seguridad, en la cual recibiremos el parte o reporte de lo sucedido en las últimas 24 horas y tomaremos las medidas necesarias.

Añado que según nuestras leyes el titular del Poder Ejecutivo es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas y reafirmo el compromiso de que el presidente de México nunca dará la orden de reprimir al pueblo ni será cómplice o encubridor de eventuales violaciones a los derechos humanos.

En materia de política exterior nos apegaremos a los principios constitucionales de no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y cooperación para el desarrollo.

Mantendremos buenas relaciones con todos los pueblos y gobiernos del mundo, por eso agradezco la presencia del señor Michael Pence, vicepresidente de los Estados Unidos y a su señora esposa, Karen Pence.

Y quiero destacar que, desde el día primero de julio, desde el día de mi elección, he recibido un trato respetuoso del presidente Donald Trump, a quien agradezco que en plan de amistad haya enviado a esta ceremonia a su hija Ivanka.

La misma atención he recibido del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Con ellos, con los dos mandatarios, con el presidente de Estados Unidos y con el primer ministro de Canadá estoy hablando para ir más allá del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y lograr un acuerdo de inversión entre empresas y gobiernos de las tres naciones, para impulsar el desarrollo de los países centroamericanos y también del nuestro. Y enfrentar de esta forma, y no con medidas coercitivas, el fenómeno migratorio.

Me da mucho gusto contar con la presencia de presidentes de América latina y del Caribe. México no dejará de pensar en Simón Bolívar y en José Martí, quienes junto con Benito Juárez siguen guiando con sus ejemplos de patriotismo el camino a seguir de pueblos y de dirigentes políticos.

Gracias por estar aquí, Jimmy Morales Cabrera, presidente de la República vecina de Guatemala. Juan Orlando Hernández Alvarado, presidente de la República de Honduras y su señora esposa, Ana García. Óscar Samuel Ortiz Ascencio, vicepresidente de la República del Salvador. Colville Young, gobernador general también de nuestra vecina República de Belice. Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la hermana República de Cuba.

Danilo Medina Sánchez, presidente de la República Dominicana. Jovenel Moïse, presidente de la República de Haití. Iván Duque Márquez, presidente de la República de Colombia. Nicolás Maduro Moros, presidente de la República bolivariana de Venezuela. Lenín Moreno Garcés, amigo Lenín, presidente de la República de Ecuador y su señora esposa Rocío González. Amigo Evo Morales, presidente del estado plurinacional de Bolivia. Martín Vizcarra Cornejo, presidente de la República del Perú.

Agradezco la presencia de Julie Payette, gobernadora general de Canadá. Brahim Ghali, presidente de la República Árabe Democrática Saharaui. De Kim Yong-nam, presidente de la República de la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea. Shen Yueyue, vicepresidenta de la Asamblea Popular China.

También agradezco, por los lazos de historia, de cultura, que nos unen, la presencia de Felipe VI, rey de España. Del primer ministro António Costa, de la República portuguesa. De Eugene Philip Rhuggenaath, primer ministro y ministro de asuntos generales de Curazao. Ana Birchall, viceprimera ministra de Rumania. De Lucía Topolansky, vicepresidenta de la República Oriental del Uruguay. De Gabriela Michetti, vicepresidenta de la República de Argentina. De Hugo Velázquez, vicepresidente de la República del Paraguay y su señora esposa, Lourdes Samaniego. De Claudia Dobles Camargo, primera dama de la República de Costa Rica.

Agradezco a muchos representantes de los organismos internacionales, de gobernadores, de autoridades, de varios países. Están aquí amigos entrañables como Miguel Ángel Revilla, presidente del gobierno de Cantabria y su señora esposa, Aurora Díaz. Está nuestro amigo, Jeremy Corbyn, miembro del Parlamento del Reino Unido, dirigente del Partido Laborista.

Está también un embajador de la poesía y de la congruencia, Silvio Rodríguez, y su esposa, Niurka González.

Amigas y amigos, llegué a la Presidencia de la República después de muchos años de lucha personal y colectiva. Aquí recuerdo a los que iniciaron este movimiento, a los que sembraron lo que ahora nosotros estamos cosechando. Dirigentes sociales, políticos, muchos que se nos adelantaron, pero fueron los precursores de esta lucha, de este movimiento. Nunca los vamos a olvidar.

Llegamos después de muchos años, y en mi caso, como en la mayoría de los que forman parte de este gran movimiento, sin dejar la dignidad en el camino, manteniendo en alto nuestros ideales, nuestros principios. En mi caso particularmente, también en el de muchos otros, mujeres y hombres, mi honestidad, que es lo que estimo más importante en mi vida.

Estoy preparado para no fallarle a mi pueblo. Ahora que venía para acá, se emparejó un joven en bicicleta y me dijo: Tú no tienes derecho a fallarnos. Y ese es el compromiso que tengo con el pueblo: No tengo derecho a fallar.

Nada material me interesa ni me importa la parafernalia del poder. Siempre he pensado que el poder debe ejercerse con sabiduría y humildad, y que sólo adquiere sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás.

Estoy consciente de la gran expectativa que existe entre los mexicanos, y el desafío que significa enfrentar los grandes y graves problemas nacionales, pero soy optimista y creo que vamos a salir bien, vamos a enfrentar bien los grandes y graves problemas nacionales porque creo en el pueblo y en su cultura, la cultura del pueblo, de nuestro pueblo, las culturas de México que siempre han sido nuestras salvadoras.

Con nuestras culturas hemos enfrentado epidemias, terremotos, inundaciones, hambrunas, invasiones, guerras civiles, crisis económicas, epidemias, malos gobiernos y otras calamidades, y siempre hemos resurgido con dignidad y con orgullo.

La herencia de civilizaciones nos ha forjado como un pueblo tenaz, combativo, luchón, emprendedor, honesto, con una excepcional idiosincrasia de fraternidad, de amor al prójimo, de verdadera solidaridad.

Nuestro pueblo no es flojo, no es perezoso, no es indolente, por el contrario, es de las sociedades más trabajadoras del mundo, y ahí está el ejemplo de nuestros paisanos migrantes que por necesidad han ido a ganarse la vida a Estados Unidos y ahora están enviando a sus familiares 30 mil millones de dólares anuales.

Esas remesas son la principal fuente de ingresos de nuestro país y el dinero de mayor beneficio social que recibimos del extranjero.

México no es el cuerno de la abundancia que su silueta en el mapa pareciera evocar, pero aun así tenemos muchos recursos naturales: agua, petróleo, gas, yacimientos minerales, vientos, sol, playas, contamos con bosques y selvas, con buenas tierras para la producción agropecuaria y forestal, y somos de los países con mayor biodiversidad en el mundo.

Por eso estoy optimista, creo que ya estamos logrando, se está iniciando y ya vamos en el camino de lograr el renacimiento de México, que nos vamos a convertir en una potencia económica y, sobre todo, en un país modelo que habrá de demostrar al mundo que acabar con la corrupción es posible, y así lo haremos, porque de esa manera construiremos una sociedad más justa, democrática, fraterna y siempre alegre.

Son tres cosas las que necesitamos para enfrentar la crisis de México y dos de ellas están aseguradas de antemano. Lo reitero, un pueblo trabajador y suficientes riquezas naturales. Pronto, muy pronto, tendremos lo tercero, un buen gobierno, y en ese compromiso empeño mi honor y mi palabra.

Gobernaré con entrega total a la causa pública, dedicaré todo mi tiempo, mi imaginación, mi esfuerzo a recoger los sentimientos y a cumplir con las demandas de la gente. Actuaré sin odios, no le haré mal a nadie, respetaré las libertades, apostaré siempre a la reconciliación y buscaré que entre todos y por el camino de la concordia, logremos la cuarta transformación de la vida pública de México.

Por último, así como soy juarista y cardenista, también soy maderista y partidario del sufragio efectivo y de la no reelección.

Trabajaré 16 horas diarias para dejar en seis años muy avanzada la obra de transformación, haré cuanto pueda para obstaculizar las regresiones en las que conservadores y corruptos estarán empeñados.

Por eso aplicaremos rápido, muy rápido, los cambios políticos y sociales para que si en el futuro nuestros adversarios, que no nuestros enemigos, nos vencen, les cueste mucho trabajo dar marcha atrás a lo que ya habremos de conseguir. Como dirían los liberales del siglo XIX, los liberales mexicanos, que no sea fácil retrogradar.

Pero también dejo en claro que bajo ninguna circunstancia habré de reelegirme, por el contrario, me someteré a la revocación del mandato porque deseo que el pueblo siempre tenga las riendas del poder en sus manos. En dos años y medio habrá una consulta y se les preguntará a los ciudadanos si quieren que el presidente de la República se mantenga en el cargo o que pida licencia, porque el pueblo pone y el pueblo quita, y es el único soberano al que debo sumisión y obediencia.

Acepto el reto y les invito a participar para celebrar juntas y juntos, el esplendor y la grandeza futura de nuestro querido México. Gracias de todo corazón. Que viva México. Viva México. Viva México.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Se pide a los presentes ponerse de pie para entonar el Himno Nacional.

(Himno Nacional Mexicano)

Se pide a la comisión designada para acompañar al ciudadano Enrique Peña Nieto, cumpla con su encargo.

Se pide a la comisión designada para acompañar al presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador a retirarse de este recinto, cumpla con su cometido.

(Las comisiones cumplen su encargo)

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Solicite a la asamblea, en votación económica, si autoriza que el acta de esta sesión se dé por leída y aprobada.

La secretaria senadora Verónica Delgadillo García: En votación económica se pregunta a la asamblea si se autoriza que el acta de esta sesión se dé por leída y aprobada. Las y los legisladores que estén por la afirmativa sírvanse manifestarlo (votación). Las y los legisladores que estén por la negativa sírvanse manifestarlo (votación). Mayoría por la afirmativa, señor presidente.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo: Aprobada el acta por una abrumadora mayoría. Publíquese en la Gaceta Parlamentaria y en el Diario de los Debates.

El presidente diputado Porfirio Muñoz Ledo (12:51 horas): Se levanta la sesión de Congreso General, y se cita a sesión de Cámara de Diputados el próximo martes 4 de diciembre a las 11 horas. Muchas gracias.

---o0o---